Créditos

    El Culto A Cthulhu: Una Novela de Obsesión Lovecraftiana

    Obra Original The Cthulhu Cult: A Novel of Lovecraftian Obsession (Copyright © 2010 de Rick Dakan. CC-BY-NC-ND)

    www.rickdakan.com

    Traducción y Edición: Artifacs, junio 2020.

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    Diseño de Portada: Artifacs, imagen tomada de Safari Wallpaper.

Licencia Creative Commons

    Muchísimas gracias a Rick Dakan por autorizar esta tradución al español y por compartir con el mundo este eBook El Culto A Cthulhu: Una Novela de Obsesión Lovecraftiana bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

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Sobre Rick Dakan

    Vive, escribe y enseña en Sarasota, Florida, su hogar y ciudad natal. Actualmente enseña escritura creativa y la historia del arte de los videojuegos en la Facultad de Arte y Diseño de Ringling.

    Nacido en 1972, creció en Florida antes de asistir a la Universidad Americana de Washington DC (donde estudió un BA en Historia) y luego en la Universidad Estatal de Ohio (donde no consiguió un MA en Historia). Fue en aquellos descoloridos y fríos años de Ohio de mediados de los años 90 cuando empezó a escribir para ganarse la vida.

    Y no ha parado desde entonces.

    Durante los siguientes años rascó de una recompensante, si bien poco lucrativa, vida escribiendo juegos de rol para numerosas líneas de productos, Incluyendo: Wraith: El Olvido, Kult, Conspiracy X, Deadlands, Vampiro: La Mascarada y Dragones y Mazmorras.

    En el 2000 se le ocurrió una idea para un juego online que eventualmente llegó a ser el famoso City of Heroes del 2004. En equipo con un amigo de toda la vida, Michael Lewis, y una pandilla de paisanos con talento, se mudó a San Jose, California, y ayudó a fundar Cryptic Studios. Tres años después, sus socios le despidieron, pero aquello no le detuvo de seguir trabajando en el juego y escribir y publicar una serie de doce cómics basados en el mismo.

    Escribió su primera novela, Geek Mafia, publicada en 2006, seguida de sus secuelas Geek Mafia: Mile Zero en 2008 y Geek Mafia: Black Hat Blues en 2009. Su cuarta novela, The Cthulhu Cult: A Novel of Lovecraftian Obsession, se publicó en 2010.

    Escribe una columna semanal sobre videojuegos para la página web Pop Matters donde también copresenta el Podcast Moving Pixels. En 2010, completó su Master en Buenas Artes en Escritura Creativa mediante el Taller de Escritura Ranier en la Universidad Luterana del Pacífico. Continuó para fundar y trabajar como director de diseño de juegos para Mob Rules Game.

    Desde 2013 ha trabajado como escritor y constructor de niveles para Blue Mammoth Games.

    Puedes descubrir más sobre Rick en www.rickdakan.com

Otras Novelas Traducidas

    • Trilogía G33K MAFIA 1: Geek Mafia

    • Trilogía G33K MAFIA 2: Milla Cero

    • Trilogía G33K MAFIA 3: El Blues del Black Hat

EL CULTO A CTHULHU

Una Novela de Obsesión Lovecraftiana

por

Rick Dakan

Capítulo 1

    “Pese a ser un longevo devoto de extraños cuentos e inquietantes historias, nunca se me ocurrió que el verdadero; desgarrador de vida, y algunos podrían decir que blasfemo; horror daría alguna vez un vuelco a mi propia vida como lo hizo en la primavera de 2007. Y en cuanto a lo que aconteció a mis amigos Shelby Tyree y Conrad Laughton, ese es un destino que ningún augurio u oráculo podría haber previsto. Me considero afortunado de haber escapado de aquella fatídica temporada con mi mente y mi cuerpo relativamente intactos; aunque las cicatrices, tanto psíquicas como físicas; permanecen prominentes hasta el día de hoy y mi vida se halla alterada para siempre de su curso previo".

    Así, creo yo, es como Lovecraft podría haber comenzado mi historia y, habiéndola vivido, ahora puedo ver por qué. A veces, el único modo de protegerte de haberla jodido terrible y horripilantemente es esconderte tras una laberíntica presa de palabras y oraciones y confiar en que las terribles verdades salgan gota a gota en lugar de en una furiosa inundación. Demasiada verdad a la vez puede destrozar mentes frágiles y empeorar mucho más las cosas en lugar de mejorarlas un poco. Y yo quiero que las cosas mejoren, si es que eso es posible, así que comenzaré en la entrada del laberinto y espero ser lo bastante valiente para continuar hasta el desagradable y brutal centro. Para mí y para Conrad y Shelby, las cosas empezaron a ir mal en la vieja casa de la bahía con lo que fue, en aquellos inocentes días, una de las experiencias más inquietantes de mi vida.

    La casa del Paseo del Punto del Indio era una anomalía económica. Construida en la década de 1920 y con añadidos de las décadas posteriores, siempre estaba al borde de la ruina total pese a encontrarse sobre una parcela costera de un millón de dólares «ensandwichada» entre casas multimillonarias en la Bahía de Sarasota. Solo una interminable sucesión de presentes y antiguos estudiantes ​​de New College evitaba que la casa cayera en completa decrepitud, y sus chapuceros arreglos y carpintería de aficionado tendían a entrar más en el estilo artístico experimental, que en algo similar a las técnicas arquitectónicas tradicionales. Sin aire acondicionado y con cinco dormitorios, a veces ocupados por hasta ocho, nueve o incluso diez residentes, la casa siempre era una abarrotada y calurosa guarida de actividad. La mayoría de los residentes eran estudiantes porque nadie era lo bastante aventurero o pobre para enfrentarse al calor de Florida en espacios cerrados con tanta gente. Los que se quedaban después de la graduación tendían a ser de los que conservaban las curiosidades y pasiones de sus años de estudiante hasta la edad adulta, y de estos no había nadie que hubiera vivido en la casa más tiempo que mi viejo amigo del instituto, Shelby Tyree.

    Podría sonar extraño oír que todos aquellos días oscuros comenzaron en una fiesta, pero aquella no era una típica soirée de verano. Aquello era uno de los eventos de Shelby, y estos siempre tenían más de espectáculo que de celebración. Las fiestas en la casa honraban eventos antiguos o inusuales. A lo largo de los años, yo había asistido a una fiesta de cumpleaños para Karl Marx, a una fiesta de disfraces para Ronald Reagan y a más de un festejo Saturnal.

    Aquella fiesta en particular parecía casi mundana en comparación: una celebración del Solsticio de Verano. Yo llevaba bastante tiempo sin estar en una de las fiestas de Shelby.

    Con mis treinta y tantos años, a menudo encontraba la presencia de estudiantes universitarios borrachos más molesta que atractiva. Pero nuestro amigo en común, Conrad, me había pedido que asistiera, y después de una semana camelándome, yo cedí al final. De todos modos necesitaba salir de casa y alejarme del ordenador (mi escritura se estaba volviendo rancia y predecible, y mi editor no fue tímido al señalar este hecho). Una escapada nocturna podría venirme bien.

    Escuchamos los tambores a una manzana de distancia, que era el lugar más cercano que pudimos encontrar con plaza de aparcamiento. Ante mi insistencia, los dos nos habíamos detenido en un nuevo restaurante en el centro para lo que habíamos esperado que fuese una comida rápida. El lento servicio y la excelente comida hizo que cuando llegáramos a casa de Shelby, sintiéndonos pesados y un poco borrachos de buen Rioja español, fuesen casi las 11:00 p.m. El lugar ya estaba abarrotado y seguimos a un trío de mujeres jóvenes con faldas de vuelo y holgados tops por el Paseo del Punto del Indio hacia la música. A Conrad, casado desde hacía ocho años, le gustaba vivir vicariamente a través de mí como su mejor y más soltero amigo. Me dio un codazo y ambos observamos con enorme aprecio cómo las atractivas jóvenes caminaban delante de nosotros. Yo no es que estimara mis probabilidades de seducir a ninguna de ellas en mucho más de cero (principalmente porque dudaba de poder invocar el coraje para intentarlo), pero era una agradable distracción mientras deambulábamos por la calle.

    Los coches aparcados se amontonaban junto y alrededor del camino de entrada, apiñándose bajo el oscuro dosel de ramas de árbol que se arqueaba encima de la entrada. Yo podía ver la casa más allá de los coches, con velas centelleando en cada ventana y un tenue fulgor naranja que emanaba desde el extremo más alejado. Conrad y yo nos abrimos camino atravesando la docena de vehículos y nos dirigimos a la puerta principal. Las tres mujeres decidieron evitar la casa y rodearon el lateral hacia el patio trasero, donde estaba toda la verdadera acción. Pero nosotros teníamos cerveza y vino que dejar en la cocina, así que Conrad y yo cruzamos la puerta principal, que estaba abierta de par en par a la noche.

    Un descamisado y muy tatuado hombre estaba doblado ante la puerta abierta de la nevera para sacar una enorme sandía del compartimento congelador de abajo. Su cuerpo brillaba de sudor y, cuando se giró hacia nosotros, nos mostró una sonrisa de dos caras: una era su media sonrisa de torcidos dientes naturales y la otra del cornudo demonio tatuado en el pecho. Él era más viejo de lo que yo esperaba cuando lo vi por detrás, de unos cuarenta años, con el profundo bronceado y la musculatura tallada en madera de alguien que pasa largas horas en el exterior trabajando con las manos.

    "Menuda fiesta, ¿eh?" nos dijo, sus dientes torcidos destellaron a la luz de las velas.

    "Acabamos de llegar", dijo Conrad. “Pero parece que sí. Hemos traído cerveza".

    “¡Bien por ti, hombre! Déjame ayudarte con eso." Movió la sandía al mostrador de la cocina y, tras unos torpes movimientos, tomó los dos paquetes de seis y los separó para hacerles sitio en la abarrotada nevera.

    "¿Eres amigo de Shelby?" Le pregunté.

    "¿Quién?" preguntó el hombre tatuado mientras embutía las botellas de cerveza en los rincones disponibles.

    “Shelby, el tío que ha montado la fiesta".

    "No, yo solo iba andando y oí el ruido". Se enderezó y giró hacia mí, usando la hebilla del cinturón para quitar la chapa de una botella que se había guardado para él. “Luego vi un bomboncito dirigiéndose aquí y decidí seguirla. Mierda, vaya sorpresa cuando fui a la parte de atrás." Echó un trago de cerveza. "Deberías ir a ver lo que hay allí". Echó la mano al bolsillo y sacó una navaja angustiosamente grande, la cual abrió con un movimiento de muñeca. Yo di un paso atrás mientras él agitaba el chisme en mi dirección general y, de pronto, hundió la cuchilla en la carne de la sandía sobre el mostrador.

    "¿Queréis un poco de melón de negrata?" preguntó.

    "No", le dije dando otro paso atrás. "Acabamos de comer".

    “Bueno, gusto en conoceros. ¡Disfrutad de la fiesta!" dijo el tatuado antes de dar media vuelta y caminar hacia la parte trasera de la casa.

    "¿Quién demonios es ese tío?" Preguntó Conrad ciñéndose el cuello de la camisa y mirando al hombre. "Probablemente deberíamos hablar con Shelby sobre él".

    "Sí", coincidí, respirando profundamente para tratar de calmarme un poco. No estaba lo bastante borracho para que un extraño me sacara navajas en la cara.

    Tras tomarnos unos minutos para dejar que el tipo se fuera sin nosotros, seguimos el camino del navajero por el pasillo de la cocina que conducía al patio trasero. Miré a mi izquierda y, a la parpadeante luz de las velas de la sala de estar, pude ver varios grupitos de personas descansando en los sofás cubiertos de mantas y en el suelo de alfombra persa. Un olor a incienso flotaba de la habitación, mezclado con silenciosos murmullos y al menos un gemido de placer de la pequeña multitud. Pude ver a una mujer en topless y largo pelo tendida boca abajo sobre una alfombra. Un hombre bien musculoso con solo unos holgados calzones estaba a horcajadas sobre la espalda de la mujer y le hundía profundamente las manos en los músculos de los hombros. Continuamos por el pasillo, decorado con pinturas abstractas seleccionadas de exposiciones del departamento de arte durante la última década, y luego pasamos por la puerta de la habitación de Shelby, la cual estaba cerrada y, si él era inteligente, cerrada con llave. El sonido de los tambores nos atrajo hasta que pude ver la brillante hoguera ardiendo en el patio trasero. Cuando salimos al corazón de la fiesta, examiné a la multitud en una cautelosa búsqueda del navajero, pero había tanto para ver que apenas podía asimilarlo todo.

    El patio trasero de Shelby se extendía cincuenta metros hacia la oscuridad, más allá de la cual yo sabía que había una playita junto a la bahía. Un gran ficus, que se alzaba de un cúmulo de densos helechos a mi izquierda, dominaba la escena. Tenía docenas de farolillos chinos de papel rojo colgando de sus tentaculares ramas y raíces. Ya antes de la época de Shelby, los estudiantes residentes de la casa habían cavado un gran agujero para el fuego en el centro del césped, y ahora ardía una gran hoguera en el centro del hoyo, las llamas llegaban a metro y medio de altura y liberaban una corriente de chispas como luciérnagas hacia el cielo nocturno.

    Yo había esperado encontrar un anillo de percusionistas rodeando el hoyo, como solía ser el caso cuando Shelby montaba un círculo de percusión, pero en este caso los músicos se habían agrupado todos en un área en el lado opuesto del hoyo frente al ficus. Solo había cuatro músicos, pero eran tan buenos como era posible serlo, tocando un complicado y grave ritmo que llenaba cada rincón y sombra del patio con un batido ineludible. Yo podía ver otras cincuenta personas quizá, la mayoría de ellas en edad universitaria o en la veintena, con unos pocos paisanos mayores aquí y allá.

    Pero todos estos detalles solo dejaron una fugaz impresión en mi subconsciente. Los bailarines ocupaban toda la otra parte de mi atención. Había cinco, dos hombres y tres mujeres, girando alrededor del fuego central, desnudos. Se movían con una fácil gracia en una danza que parecía altamente coreografiada debido a sus intrincados movimientos, pero que tenía la energía y la pasión puras de la espontaneidad. El baile era clamorosamente erótico, y los participantes se frotaban unos contra otros durante unas breves y lujuriosas tentadas antes darse la espalda con un giro y un encogerse de hombros, solo para volver a enparejarse con uno de los otros. Ambos hombres tenían erecciones prominentes y las tres mujeres les prestaban tanta atención a estas como a los cuerpos de cada prójimo. Era una escena chocante y, debo admitir, excitante que encontré más que un poco embarazosa. Más aún al darme cuenta de que uno de los dos bailarines era mi viejo amigo de la infancia Shelby. Su cabello rubio tierra hasta los hombros estaba liberado de su coleta usual y él torcía y contorsionaba su ágil cuerpo de nadador al ritmo de la música. Su polla sobresalía larga y dura de una espesa mata de vello púbico de color claro y, en un truco de luz, parecía casi como si fuese una parte del famoso tatuaje de serpiente que le subía por la longitud de la pierna desde el tobillo hasta la cadera.

    "No sé si quería ver esto", dijo Conrad, aunque cuando le miré de soslayo, su mirada permanecía fija en el espectáculo con inquebrantable atención.

    Yo volví a mirar también, diciendo: "Aunque hay otras vistas que no me importa contemplar en absoluto". Las tres mujeres eran cada una bastante atractivas y jóvenes. Chicas universitarias, yo estaba seguro.

    "Es como si las chicas se volvieran locas en la ciudad hippie", dijo Conrad. "Ojalá tuviéramos una cámara".

    “A Lauren le encantaría”.

    "Lauren probablemente disfrutaría viéndolo tanto como tú y yo, pero me echaría la bronca por no obtener formularios de consentimiento firmados de todos ellos primero", dijo Conrad apartando la mirada de la escena para sonreírme.

    "Lástima que ella no haya podido venir a verlo por..." Comencé a decir y luego me detuve, mi oración quedó olvidada cuando la erótica escena alrededor del fuego pasó de sugerente a explícita. Esa vista bien podría haber superado incluso los liberales límites de la esposa de Conrad.

    "Maldición..." dijo Conrad, la punta de su lengua recorría sus dientes frontales. "¿En qué demonios nos hemos metido?"

    Dos de las mujeres habían parado de bailar del todo y estaban de pie en un fuerte abrazo, besándose profundamente y pasando manos sobre cuerpos sudorosos mientras sus caderas se balanceaban una contra la otra al ritmo de la música. El baile giratorio de Shelby lo puso en órbita alrededor de la entrelazada pareja y, después de unos rápidos círculos, se unió presionándose en la parte posterior de la más alta de las dos y deslizando las manos por sus cuerpos.

    Parecían apreciar la atención. Frente a la hoguera, los dos danzantes restantes también se habían encontrado el uno al otro, y el hombre estaba arrodillado ante la mujer, empujando su rostro entre sus piernas mientras ella pasaba sus dedos por sus rastas rubias. Yo nunca había visto a dos personas teniendo sexo delante de mí (descontando monitores de ordenador y pantallas de TV), y no digamos ya cinco. A pesar de la creciente vergüenza, no era algo de lo que pudiera (o quisiera) apartar la mirada.

    Conrad y yo nos quedamos observando durante más de un rato o dos o tres. Las cervezas se nos calentaban en las manos mientras que algunos de los otros asistentes a la fiesta comenzaron a seguir las indirectas de los bailarines. Pude ver camisas siendo sacadas sobre las cabezas y faldas que se desenrollaban y caían al suelo en varios lugares alrededor del fuego. Me moví incómodo donde estaba de pie y busqué un lugar para sentarme y esconder los signos de excitación que mi cuerpo estaba traicionando.

    "Deberíamos haber llegado antes", dijo Conrad con un codazo. "Podrías haber encontrado una amiga para ti".

    "Soy un poco viejo para esta panda", dije, aunque me pregunté si Conrad no tenía razón y ahora deseaba no habernos demorado durante la cena.

    "Treinta y cinco no es tan viejo". Me lanzó un guasón gancho en el hombro. "Además, eso no parece detener a Shelby".

    "Hay toda clase de cosas que no detienen a Shelby que me detienen a mí". Me sentía cálido y ruborizado y tal vez incluso ligeramente mareado por la sobreestimulación.

    "A ti y a mí", coincidió Conrad tomando un trago de su cerveza y observando a una de las mujeres acariciar el cuerpo de Shelby. "Tampoco es que no me cambiara por él al instante en este momento si no estuviera casado. Maldición... "

    Encontramos un lugar en un banco de piedra bajo el ficus después de que una amorosa pareja, demasiado tímida para el exhibicionismo pero demasiado cachonda para esperar, lo abandonó y desapareció por el otro lado de la casa. Shelby y sus compañeros bailarines habían cambiado de posición y de parejas mientras habíamos estado reubicándonos, y los percusionistas estaban tocando un ritmo aún más furioso.

    A pocos metros a nuestra izquierda, una mujer que vestía solo lo que parecía la parte de abajo de un traje de baño, o posiblemente unas bragas, bailaba con un estilo que clasifiqué como balinés, con las muñecas flexionadas y los codos sobresaliendo de una forma que haría que yo y la mayoría pareciéramos torpes, pero que en ella quedaban elegantes y seductores. Nos pilló a los dos mirando y nos lanzó una sonrisa coqueta. Conrad le devolvió la sonrisa y asintió. Yo también logré sonreír y evité apartar la vista por la vergüenza de haber sido pillado espiando. Tampoco es que aquello fuese espiar. No en esta fiesta.

    Ella se acercó serpenteando hacia nosotros, con la cabeza oscilando entre los brazos levantados al ritmo de la música, aún sonriendo, aún en topless. Conrad le hizo señas y le dijo algo que no pude oír por los tambores. Ella se inclinó para acercarle la oreja a la boca. Escuchó y luego dio una carcajada. Se acercó más a Conrad, casi frotándose con él. Él se echó hacia atrás para sugerir que evitaba el contacto sin que de ninguna manera evitara nada en realidad. Luego ella se estaba frotando en él y él le susurró al oído una vez más con la lengua sobresaliendo, pero sin llegar a lamerle el lóbulo de la oreja. Ella se giró y me sonrió. Luego comenzó a moverse en mi dirección.

    Ahora era mi turno de inclinarme hacia atrás, abriendo más las piernas mientras ella se movía entre ellas, bailando ese hipnótico balanceo de patrón balinés nuevamente. Eran bragas, verde oscuro, sin encaje. Sentí un cálido aliento de cerveza en el oído.

    "De nada", dijo Conrad. Y yo se lo agradecí silenciosamente. Si aquello hubiera ocurrido en los viejos tiempos, con él aún soltero, no estaría ocurriendo. Pero él había colgado las espuelas (con cierto arrepentimiento, sin duda) y lo único que le quedaba era hacer de mi compañero de escuadrón ocasional. Aunque eso nunca había funcionado tan bien para mí antes.

    Ni de cerca tan bien. La mujer estaba cerca ahora, sus sonrientes ojos me miraban de arriba abajo y solo volvieron a mirar a Conrad una vez. No habíamos llegado demasiado tarde después de todo, al parecer.

    Me preguntaba lo lejos que llegarían las cosas cuando Conrad me agarró con fuerza de la muñeca. "¿Qué está pasando ahí?" preguntó señalando hacia el fuego. Yo vi el destello de un movimiento que era decididamente no erótico. Un cuerpo cayendo al suelo demasiado rápido en las sombras. Cuando vi la destrozada y parcialmente comida sandía en el suelo cerca del origen del movimiento, me puse en pie de un salto para ver mejor. Mi nueva amiga pensaría que yo me estaba preparando para unirme a ella, porque se giró hacia las sombras con una mano haciéndome señas, pero yo estaba concentrado en lo que estaba sucediendo por allí.

    "Creo que eso es..." comencé a decir, pero Conrad estaba muy por delante de mí, ya se abría paso entre copulantes cuerpos hacia el otro lado del fuego. Yo le seguí de cerca.

    Cuando rodeamos el fuego, vi un destello de luz reflejada en la oscuridad bajo una palmera donde dos o tres figuras se movían en las sombras.

    Conrad saltó hacia delante ante el destello, esprintando los siete u ocho metros hasta la base del árbol, donde desapareció en las sombras. Tras un momento de perpleja sorpresa, le perseguí justo cuando empezaron los chillidos.

    Era el navajero de la cocina, quien ahora estaba, navaja en mano, sentado a horcajadas sobre una joven medio desnuda. La chica parecía asustada, pero tenía un trapo sucio o un calcetín en la boca que le impedía gritar para pedir ayuda. Conrad estaba ya sobre ellos dos, pero no se había acercado a menos de la distancia de un brazo del hombre, sin duda temiendo la navaja tanto como yo. Miré a mi alrededor, pero todos los que estaban cerca estaban demasiado atrapados en su propia carnalidad para darse cuenta de lo que estaba pasando.

    "Píllate una para ti", le gruñó el hombre a Conrad.

    "Venga, hombre, déjala en paz", dijo Conrad con voz más tranquila que la que yo tendría. "Déjala en paz, pírate y no llamaremos a la poli".

    "No hay razón para eso", dijo el hombre, mirando hacia abajo y sonriendo a la mujer. “A ella le gusta. Nadie se está haciendo daño aquí." Los ojos suplicantes y la temblorosa cabeza de su víctima decían lo contrario.

    “Que la dejes en paz. Y no tendremos que llamar a la policía... " Yo capté la indirecta de Conrad esta vez, comencé a alejarme del trío y saqué el móvil del bolsillo.

    "Si alguien llama a la poli", balbuceó el navajero, "a alguien le gusta que le rajen".

    "Nadie va a llamar a la poli", le tranquilizó Conrad. "Solo tienes que..."

    “Oh, sé lo que tengo que hacer. Tengo que conseguirme un conejito de universitaria aquí mismo. Eso es lo que tengo que hacer".

    Yo tenía el teléfono fuera ahora e iba a marcar el 911 cuando sentí una mano en mi muñeca.

    Era Shelby, desnudo, de pie a mi lado. "Yo me encargo de esto", me susurró al oído.

    Shelby, aún con una erección como una tabla y liderando el camino, continuó avanzando dejándome atrás y caminó directamente hacia donde el navajero sujetaba a la chica. Tanto Conrad como el aspirante a violador le miraron sorprendidos.

    "¿Qué coño? Sácame la jodida polla de la cara antes de que te raje... " comenzó a decir el hombre antes de que la mano derecha de Shelby, azotando con un poderoso golpe, le arrancara la navaja de la mano, enviándola hacia la oscuridad. Antes de que el desarmado hombre pudiera expresar algo más que sorpresa, Shelby lo placó, sacando al bastardo de encima de la mujer y rodando por la hierba más allá. Ella le apartó a patadas cuando el navajero cayó, arrancando partes de hierba mientras se alejaba de la refriega y se ponía en pie.

    Se oyó ruido de pelea y Shelby maniobró de alguna manera su cuerpo, desnudo y tonificado por el yoga, detrás del otro hombre y le hundió una profunda presa en el cuello. El hombre gorjeaba y se asfixiaba, arañando el antebrazo de Shelby y luego, cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpió, el tipo se desmayó. Shelby aplicó la sumisión durante unos segundos más, solo por si acaso, y luego salió de debajo del hombre y lo dejó colapsar al suelo como un saco.

    Conrad se acercó deprisa hacia la joven. Ella había escupido la mordaza y estaba sollozando y maldiciendo al "jodido bastardo comemierda" que había intentado violarla. Conrad se quitó la camisa y se la ofreció para que se tapara y ella la aceptó con un lacrimoso asentimiento. Yo volví a mirar a Shelby; quien, para mi sorpresa, seguía con una furiosa erección, y lo vi de pie sobre el violador.

    Yo estaba a punto de intentar encontrar la navaja en la oscuridad cuando me llamó. "Rick", dijo. "Necesito tu cinturón".

    "¿Por qué?"

    "Para atarlo".

    "Um, claro". Empecé a quitarme el cinturón de cuero negro. "¿Quieres que llame a la poli ahora?" Pregunté mientras se lo entregaba.

    "No quiero", dijo él agachándose y rodando al hombre inconsciente sobre el estómago. Tirando de sus manos hacia detrás de la espalda. "No puede haber polis aquí ahora mismo. Mira a tu alrededor, hombre".

    Miré a mi alrededor y, a pesar de toda la conmoción que habíamos causado, nadie parecía prestarnos atención. Las dos parejas junto al fuego seguían... bueno, emparejadas, y más allá vi a otros grupos de dos, tres y cuatro haciendo lo mismo. Y aquellos que no lo estaban se pasaban canutos y pipas que yo sabía que probablemente contenían marijuana de alta calidad. Y no sería raro que también se consumiera hongos alucinógenos, quizá algo de LSD.

    Los polis tendrían abundantes arrestos donde elegir si querían.

    "Podríamos despejar a todo el mundo primero", sugerí.

    "O podríamos ocuparnos nosotros mismos", dijo Shelby poniéndose de pie.

    "¿Ocuparnos, cómo?" Pregunté, incómodo como el infierno ante la idea. Esto no era una pequeña pelea o un altercado entre borrachos. Estábamos hablando de intento de violación. O algo peor.

    "Déjame pensar un minuto", dijo Shelby. Miró hacia donde Conrad aún estaba consolando a la mujer, quien ahora llevaba su camisa. "Tengo que hablar con ella, asegurarme de que está tranqui. Tú vigila a este mamón, ¿vale?"

    Me puse de pie y vi como él se acercaba y relevaba a Conrad de sus reconfortantes deberes. La chica parecía conocer, o al menos reconocer, a Shelby y parecía muy dispuesta a hablar con él. Shelby se inclinó hacia Conrad y le susurró algo al oído. Conrad se levantó y se retiró hasta donde yo estaba haciendo guardia sobre el navajero.

    "¿Está ella bien?" Le pregunté.

    “Creo que sí. Espero que sí. Solo llevaba con ella un minuto o menos cuando llegamos y frustramos el plan. Está bastante conmocionada, pero él no tuvo tiempo de lastimarla, gracias a Dios ". Conrad miró al atacante y le dio un punterazo en las costillas. "¿La poli está en camino?"

    "Shelby quiere mantenerlos al margen, lo cual parece..."

    "¡Una jodida locura!" chilló Conrad, pero los tambores sofocaron su voz. “¿Cómo no vamos a llamar a la policía? ¡Este tío es una jodida amenaza, un violador! "

    "Creo que teme lo que les sucederá a sus otros invitados". Moví una mano hacia el resto de la fiesta. "Y a él, con todas las drogas, el sexo y demás".

    Conrad miró a su alrededor. "Ya, claro, es una lástima. Todos estos críos universitarios, hippies sacándose las bolas y todo palotes, no es muy importante en comparación con ver a un tipo así entre rejas".

    Yo coincidí con él, pero ninguno de los dos se movió para llamar al 911 con nuestros móviles. En lugar de eso, permanecimos en un silencio ardiente y enojado, nuestra mirada se movía entre Shelby y la chica, quienes estaban en medio de una seria conversación, y hacia el resto de lo que solo podía describirse en este momento como una orgía. Sentí una punzada de arrepentimiento por no haber participado en mi primera orgía real y, durante un melancólico momento, me pregunté cómo se llamaba mi amiga bailarina balinesa.

    La mujer que habíamos ayudado a salvar estaba enojada, sus brazos cortaban arcos en la noche, pero Shelby pareció calmarla. Después de unos cinco minutos, una voluptuosa, pero completamente vestida, morena apareció al lado de la víctima en respuesta a la llamada de Shelby. Ella escoltó a la víctima de rostro sombrío hacia la casa mientras Shelby se nos acercaba.

    "Sigue marmota, ¿eh?" preguntó Shelby señalando con la barbilla hacia el navajero. "Eso es una sorpresa. Debe de ir ciego de algo".

    “Tenemos que llamar a la policía”, insistió Conrad.

    "Eso depende de Genevieve", dijo Shelby con voz calmada y tranquila. "Ella es quien fue atacada y ahora mismo está de acuerdo en que nos ocupemos nosotros".

    "¿Y qué demonios podemos hacer nosotros al respecto?" Conrad se movió hacia Shelby con la cara agresivamente cerca.

    “Cuando digo nosotros, me refiero a mí y a mis compañeros de casa”. Shelby avanzó un paso también y cuando su pene rozó la cadera de Conrad, Conrad retrocedió sorprendido. "No hace falta que os metáis en esto."

    "Estamos metidos", dijo Conrad, aunque retrocedió otro paso.

    "La habéis salvado y ella os lo agradece. Yo os lo agradezco. Pero ahora tenéis que dejarme que me ocupe de esto, ¿de acuerdo? He acordado con Gen el castigo. Es amiga mía y no quiere que la poli arruine esta celebración más que yo. Dejadlo estar, ¿de acuerdo? Ya no es problema vuestro".

    Conrad estaba a punto de decir algo, pero otros dos hombres se acercaron a nuestro pequeño grupo en la oscuridad. Reconocí a uno de ellos como el compañero danzante del fuego de Shelby. Iba desnudo, como Shelby, y aunque su erección al menos había disminuido cuando se quitó un condón y lo echó al fuego, obviamente se había divertido. El otro hombre; un tipo corpulento con brazos y pecho de culturista y una panza cervecera; vestía pantalones cortos y una camiseta sin mangas. Shelby se hizo a un lado para darles acceso al navajero y estos se agacharon para recogerlo.

    "¿Adónde lo lleváis?" Pregunté.

    "Dentro", respondió Shelby. Luego, a los dos hombres, les dijo: «Arriba, en la habitación libre. Echad a quien la esté usando". Después de que los dos se llevaran a su cautivo, Shelby se giró hacia nosotros.

    "¿Qué vais a hacer con él?" Exigió Conrad.

    "Voy a hacer que Benji le tatúe «VIOLADOR» con letras de quince centímetros en el estómago y en el culo", dijo Shelby con una maliciosa sonrisa.

    "No, en serio, ¿qué vais...?"

    "No, en serio", interrumpió Shelby. "Eso es exactamente lo que vamos a hacer".

    "No puedes..."

    "Eso es lo que es, ¿no? Un violador. O al menos quiere serlo. Y ahora todos lo sabrán".

    Miré a Shelby allí de pie, con los ojos desorbitados, su pene aún sorprendentemente erecto, y me di cuenta de que ciertamente iba colocado de algo y no estaba para ser tratado lógicamente. La adrenalina del baile, el sexo y la pelea lo habían llevado a las alturas de la emoción, mezclándose con cualquier otra sustancia que hubiera ingerido, hasta producir una especie de manía en él. Puede que él sonara fríamente lógico, pero por dentro yo sospechaba que su cerebro ardía con impulsos y pensamientos incoherentes.

    "Quizá deberíamos irnos", le dije a Conrad. Él giró hacia mí y se me quedó mirando sorprendido.

    "¿Por qué, Rick?" preguntó Shelby. "Apenas has tenido la oportunidad de unirte a la diversión. Conozco al menos dos o tres jóvencitas a las que les encantaría pasar un rato con un hombre de letras como tú. Contigo también, Conrad, suponiendo que Lauren te haya dado permiso para jugar".

    Conrad fulminó a Shelby con la mirada, dio la vuelta y se dirigió hacia la casa. "Voy a confirmar que la chica está bien y luego me voy", dijo él.

    "Tú mismo", dijo Shelby con una sonrisa. "¿Y tú, Rick? ¿Estás seguro de que no vas a unirte a nosotros? "

    Miré a los cuerpos entrelazados a mi alrededor y vi a una mujer cabalgar a un hombre que se balanceaba bajo ella mientras un segundo hombre le chupaba el seno izquierdo. "No... creo que no". Di la vuelta y seguí a Conrad al interior de la casa. Miré atrás justo antes de cruzar la puerta trasera y vi que Shelby ya había regresado con las dos mujeres que había dejado antes, como si nada hubiera pasado. Negué con la cabeza, asombrado, y entré en la casa.

Capítulo 2

    Sarasota vira de un lado a otro entre aires cosmopolitas y sensibilidades de pueblos pequeños. Rico, mayormente jubilado y más bien republicano, es un lugar conservador. Pero también se enorgullece de su escena artística, sus teatros, sus galerías y sus museos. Aunque muy pocos filos artísticos logran cortar algo y todo comportamiento de lo más salaz y escandaloso ocurre tras puertas bien cerradas. Somos más que bastante grandes para que aquellos que lo desean vivan en anónima privacidad, pero lo bastante pequeños para que cuando un evento impactante irrumpa en la conciencia pública, no necesite ser demasiado terrible para encontrar un lugar en las portadas.

    En la fiesta de Shelby, Genevieve nos había dicho a mí y a Conrad que estaba de acuerdo con "dejar que Shelby se encargue de las cosas". Ella cambió de idea a la sobria luz de la mañana. Dos días después de esa noche, Conrad llamó. Le había contado a su esposa Lauren lo que había sucedido, y al ser ella la antigua Fiscal del Estado, había preguntado por el juzgado si había alguna noticia. Resultó que, instada por su compañera de cuarto y sus amigos, Gen había ido a la policía y presentado una denuncia formal contra el hombre. Esto llevó a la policía a interrogar a Shelby sobre su participación en el intento de violación y sobre la fiesta en general. Shelby les proporcionó una descripción del hombre, afirmando que hasta donde él sabía, el atacante era un vagabundo sin hogar. La policía no parecía saber nada sobre el castigo que Shelby y sus compañeros de casa podrían haber infligido al hombre. Conrad me dijo que había pasado por la casa del Paseo del Punto del Indio el día después de enterarse, pero que Shelby no estaba allí y ninguno de los otros residentes quiso dejarle entrar. Yo llamé a Shelby para ver cómo estaba, pero nadie contestaba el teléfono, y él no tenía contestador automático ni buzón de voz.

    Todo podría haber terminado allí si el violador fustrado no se hubiera emborrachado o drogado más tarde esa semana y no se hubiera entregado inadvertidamente. Según el informe policial, entró tambaleante en una comisaría exigiendo presentar una denuncia contra los responsables de haberle noqueado y tatuado. Luego se había levantado la camisa, bajado los pantalones y revelado los tatuajes de "VIOLADOR". Aunque los tatuajes no habían formado parte de la descripción que figuraba en el boletín policial, los oficiales de guardia reconocieron al hombre como un violador buscado y lo pusieron bajo arresto de inmediato.

    Fue solo después de que Genevieve (quien permaneció sin nombre en los artículos, por supuesto) identificara al hombre como su asaltante y presentara una declaración jurada sobre lo que ella había visto esa noche, que el asunto comenzó a ganar notoriedad en la prensa local.

    Uno de los investigadores filtró los sórdidos detalles de la orgía impulsada por drogas a un periodista, quien preguntó por ahí y descubrió que la casa era bastante notoria por su desenfreno, especialmente entre los grupos de la universidad y la escuela de arte. Una mirada retrospectiva a los últimos años mostró numerosos informes policiales de quejas de ruido y arrestos por embriaguez y desorden asociados con la casa. Ni siquiera entonces la historia podría haber tenido mucho en forma de piernas hasta que el intrépido reportero hurgó en la propiedad de la casa y descubrió que pertenecía al esposo de un comisionado del condado (originalmente pensado como un hogar de retiro para él y su primera esposa, ahora una languideciente propiedad de inversión).

    “CASA DE COMISIONADO ESCENA DE VIOLACIÓN EN FIESTAS SEXUALES”, gritaba el titular en la portada. Fue suficiente para que yo comprara un ejemplar al pasar andando junto a la máquina de periódicos camino al gimnasio esa mañana. El artículo relataba los acontecimientos de aquella noche tal y como los había experimentado yo mismo, hasta los supuestos tatuajes de Shelby y sus amigos. De nuevo, llamé a Shelby, pero ni Conrad ni yo pudimos ponernos en contacto con él.

    El drama legal se desarrolló en los tribunales y en los periódicos durante las siguientes semanas. El violador se declaró culpable de agresión y el comisionado echó a Shelby y a todos de la casa y la puso en el mercado a un precio con descuento. Se consideraron cargos, pero nunca se presentaron contra Shelby, quien había contratado a una talentosa y joven abogada para defenderlo y luego se había retirado a una ubicación desconocida. Cuando varios traficantes de hierba locales fueron arrestados una semana más tarde, Conrad me dijo que, según Lauren, el rumor por el juzgado era que Shelby los había entregado a cambio de cancelar la investigación en su contra.

    Y así sin más, Shelby desapareció. Sin un adiós para mí o para Conrad ni para cualquiera de sus otros conocidos. Shelby desapareció de Sarasota. La ciudad se había alzado contra él en plena (y a veces falsa) indignación. ¡Pensar que tales depredaciones tienen lugar en nuestra ciudad! ¡En un barrio tan bonito! ¡En la casa de un comisionado! Tampoco es que estuvieran enfadados sin razón o fuesen demasiado mojigatos al hacerlo. Aquello había sido un desagradable y feo asunto, pero Shelby no había intentado violar a nadie. Él la había salvado (bueno, también la habíamos salvado nosotros, pero Conrad y yo quedamos benditamente fuera de la historia). Estoy seguro de que en la mente de Shelby eso parecía monstruosamente injusto, y tal vez lo era, pero si hubiera jugado según las reglas de la ciudad en lugar de las suyas, las cosas podrían haber sido muy diferentes para él y, como resultó, para todos nosotros.

    Conrad y yo hablábamos de aquella extraña noche de vez en cuando en los meses que siguieron, cuando el resto de Sarasota había pasado a otras historias y otros escándalos, bromeando sobre cuando Conrad tuvo que explicar a su esposa por qué y cómo había perdido su camisa esa noche y preguntándonos qué habría sido del bueno de Shelby.

    Una tarde un año después, yo estaba esperando a que Conrad se uniera a mí para nuestra cena semanal, nuestro momento para ponernos al día y conversar sobre los eventos de la semana anterior. A veces Lauren se unía a nosotros, a veces no. Últimamente ella había venido cada vez menos y yo me preguntaba si tal vez había hecho yo algo para ofenderla o, como era más probable, si estaba harta de oírnos contar las mismas viejas historias una y otra vez mientras ella picaba de su plato de salmón. Aunque a Conrad no parecía importarle y a menudo me decía que en realidad solo se divertía en nuestras noches cuando podía soltarse y ser él mismo. Esta noche, Conrad había elegido el restaurante, un local cubano nuevo que olía delicioso y ofrecía un ambiente cálido y familiar. Mi estómago ya estaba refunfuñando por algunos frijoles negros y plátanos fritos. Conrad llegaba característicamente cinco minutos tarde, tiempo suficiente para que yo estuviera a la mitad de mi primera copa de vino. Él venía directamente del trabajo, o algo relacionado con el trabajo, como mostrar una casa. Él era agente inmobiliario y desde que el mercado había estado de capa caída y él había dejado marchar a su asistente, siempre estaba con prisas haciendo algo. Con su monogramada camisa de vestir azul con puños franceses y pantalón oscuro (sin duda había dejado la corbata en el coche) me hizo sentir bastante desaliñado, a pesar de que mi camiseta y mis vaqueros eran más «de rigeur» para la clientela del Noches de Havana.

    "Lo siento, llego tarde", dijo Conrad, como siempre.

    "No, qué va", respondí yo, también como siempre.

    "¿Ya has visto el menú?" me preguntó.

    "Ya he pedido. Tú comes tripa".

    "En realidad me gusta la tripa", dijo Conrad mientras miraba el menú.

    “Lo que te gusta es la trucha. La tripa es el intestino".

    "Ya lo sé", hizo una pausa mientras leía el menú. "Aunque la trucha suena bien..."

    "No tienen trucha. Hay tilapia. Y, por supuesto, tripa".

    Al final pidió pollo asado y yo cerdo. La conversación giró desde las películas, la televisión y la política local hacia las reformas en curso que él y su esposa estaban haciendo en su casa. No es que no necesitara reformas. Era una gran casa antigua de estilo español en el atractivo vecindario de Laurel Park, y Conrad había pagado generosamente por ella a pesar de su deteriorado estado. Definitivamente necesitaba una reforma importante desde el día uno.

    Otra historia sobre el extraño servicio al cliente de Home Depot dio un giro inesperado cuando Conrad dijo: "¡Nunca adivinarías a quién vi en la cola de pago!"

    "¿A quién?"

    "A Shelby", dijo él sonriendo.

    "Y una mierda. ¿En serio?"

    "En serio. Estábamos en la cola para pagar algunas lámparas nuevas que vamos a probar en la habitación de invitados y miré y allí estaba, haciendo cola intentando entender el sistema de autopago".

    "Guao. ¿Hablaste con él?”

    "No paré de intentar llamar su atención, ya sabes, mirando hacia otro lado y luego mirando atrás y esperando a que me mirara. No me miró, así que terminé llamándolo cuando se dirigía hacia la puerta. No creo que me hubiera reconocido al principio siquiera. Lauren se quedó en la cola para pagar y yo fui a hablar con él, y no fue hasta que estuve muy cerca que se le encendió la bombilla y notó que era yo".

    "Bueno, ¿y cómo le va?" Le pregunté. "¿Está viviendo aquí otra vez?"

    “Parece estar bien. Se ha cortado el pelo. Ha engordado un poco. Más saludable. Rellenito, ya sabes. Ya no es todo piel y huesos. Y definitivamente se ha mudado aquí. Él y su nueva novia han comprado una casa juntos".

    “¿Novia? ¿Shelby Tyree está siendo domesticado de verdad?" Que hubiera vuelto a la ciudad sin ponerse en contacto con nosotros no me sorprendía. Los pensamientos de Shelby rara vez se desviaban demasiado de sí mismo y de lo que estuviese haciendo en ese momento; aunque, cuando estabas en la misma habitación que él, se concentraba en cada una de tus palabras y atendía cada uno de tus pensamientos. Lo que me sorprendió era que pudiera haberse establecido con solo una chica.

    "Bueno, eso no lo sé. Ella no parece del tipo domesticadora".

    "¿Cómo es ella?"

    "No me di cuenta de que estaban juntos al principio, pero debería haberlo adivinado. Ella es totalmente su tipo. Delgada, afroamericana, con estas rastas cortas y apretadas. Llevaba un ajustado top negro y vaqueros con pintura por todas partes. Su nombre es Kym y tiene un poco de acento. Bahameño tal vez. Con cosas en las orejas, de esas como para agrandar el agujero. Pendientes no, sino más bien tapones... "

    "Sé lo que dices. No sé cómo se llaman, pero no son tapones para los oídos".

    “Pues tenía de eso. Ojos bonitos. Parecía bastante simpática." Conrad comió un poco más de pollo y echó un trago de sangría. "Y parecía más sorprendida que Shelby o yo de habernos topado el uno con el otro".

    “¿Le echaste una bronca por no habernos llamado antes de marcharse? ¿O por no decirnos siquiera por qué se fue?”

    "Traté de preguntar, pero él cambió de tema y no quise presionarlo. Hablamos sobre todo de la casa que habían comprado. Está al salir de la interestatal. Dijo que está en dos acres y medio de parcela y la obtuvieron en una subasta de impuestos por un precio estupendo, pero que necesitaba muchas obras. Tenían un montón de pintura en el coche y me dijo que estaban rehaciendo todo el interior".

    "¿Cuánto le costó la casa?" Le dije preguntándome cómo Shelby; que nunca había tenido un verdadero trabajo en su vida, que yo supiera; podía permitirse una propiedad en Sarasota, y mucho menos dos acres y medio. Yo tenía un empleo remunerado y no podía permitirme comprar mi propia casa si esta saliera hoy al mercado.

    "No le pregunté", dijo Conrad, pero yo no era tonto. Ningún agente inmobiliario puede resistirse a saber cuánto vale la casa de un amigo.

    Le señalé meneando el dedo y sonriendo. "Sé que fuiste a casa y lo buscaste en Internet".

    "Uno punto dos millones".

    “¡Jesús! ¿Cómo demonios...?"

    Conrad suspiró y se recostó en la silla. “En realidad es un muy buen precio por lo que obtuvieron. Según el listado, son cinco dormitorios más una suite de invitados adjunta. Ojalá hubiera estado yo en esa subasta".

    "Aún así, ¿de dónde sacó el dinero?"

    "No creo que se pueda saber. La casa está tanto a su nombre como a nombre de una compañía de Nueva York, pero te apuesto diez pavos a que el dinero es de Kym".

    "Ahhhh, Shelby se ha convertido en una dulce mamasita".

    "O la familia de ella tiene dinero tal vez". Conrad se encogió de hombros. “Ella parecía bastante joven para haber ganado su primer millón. Sobre todo porque me dijo que era una «etnógrafa freelance», lo que sea que eso signifique".

    "Entonces los hábitos de Shelby no han cambiado demasiado. Aún le gustan jóvenes e inteligentes".

    "Bueno, ella no es universitaria. Estaría ya en sus veintilargos, supongo. Aunque sí parecía inteligente".

    "Eso es un paso en la dirección correcta, al menos", dije. Me gustaba la idea de que Shelby se estableciera en un modo de vida más normal, como lo había hecho Conrad. “¿Te dio su número? Quiero llamarle".

    "Dijo que no tiene teléfono. Ninguno de los dos tiene móvil y todavía no han puesto servicio de línea fija en la casa".

    "No hemos sabido nada de él en todo el tiempo que estuvo fuera, tal vez se ha habituado a no hablar con nosotros".

    "Excepto ese correo electrónico que me envió", corrigió Conrad.

    "¿Qué correo electrónico?" Le pregunté. Nunca me había hablado de eso.

    “Ese que me envió el verano pasado. Si te lo enseñé."

    "Creo que no me lo has enseñado", dije buscando en mi memoria cualquier pista de un mensaje de Shelby.

    "Quizá no. Lo recordarías. Te lo enviaré cuando llegue a casa. No puedo creer que no te lo haya enseñado".

    "¿Cuándo fue eso?"

    "El verano pasado", repitió Conrad. "Pero estoy seguro de haber..."

    "Debió de haber sido cuando yo estaba en Alemania trabajando en el libro de los hackers", le dije cuando me di cuenta. "Estaba demasiado consciente de la seguridad como para revisar mi correo electrónico cerca de todos esos espacios hácker, y cuando volví sé que ignoré sin más un montón de correos que se habían acumulado".

    "Eso lo explicaría", dijo Conrad terminándose el pollo. "Lo desenterraré y te lo enviaré de nuevo. Te vas a reir, estoy seguro. Es muy extraño".

    Pasamos a otros temas, incluida la diferencia (o carencia de ella) entre el flan bueno y el flan malo. Conrad se fue a casa con su esposa y yo paseé por el centro durante una hora o así antes de volver a mi ordenador. Revisé mis viejos correos electrónicos y no encontré nada de Shelby con fecha posterior a su partida.

    Había un montón antes de su partida, por supuesto: cientos de enlaces aleatorios a cosas extrañas que él había encontrado en la Web o invitaciones a fiestas o simplemente divagaciones y diatribas generales sobre el estado del mundo. Shelby era un poderoso, efusivo y talentoso (aunque indisciplinada) escritor, y fue un placer releer algunos de esos viejos mensajes. Desde que lo conocí en la escuela, Shelby había mirado el mundo desde un punto de vista diferente, deleitándose con lo extraño y lo misterioso. Tenía una memoria enciclopédica para la música indie (solo pre 1993) y las películas de culto (solo pre 1983), y podía memorizar diálogos y letras después de solo una o dos audiciones. También le encantaban los comics y los videojuegos casi tanto como a Conrad y a mí. Eran estos lados más geek de nuestras personalidades los que nos unía a los tres.

    Él y yo nos conocimos en su primer día en la escuela secundaria cuando vio mi magullada y castigada copia de la segunda novela gráfica de Elfquest sobresaliendo de mi Trapper Keeper. Me la arrancó de las manos de tan emocionado que estaba. Él había leído el primer libro pero no había podido encontrar la segunda parte, y se estaba muriendo por continuar la historia. Estuve de acuerdo con cierta alarma en que lo leyera durante el almuerzo, pero solo bajo mi estrecha supervisión. Me dio las gracias y luego me dio las gracias de nuevo obsequiándome con su batido de leche con chocolate para que yo disfrutara mientras él leía el cómic. Shelby pasaba las páginas, en la media hora que teníamos, corriendo para llegar al final. Tal vez tenía miedo de que yo cambiara de opinión y se lo quitara. Al día siguiente traje el libro tres y dejé que se lo llevara a casa toda la noche.

    Él fue parte del grupo entonces, la pequeña camarilla que se estaba juntando ese año y se perseveraría en el instituto y, en algunos casos, más allá. Conrad llegó a la escuela al año siguiente, uniéndose a mí, a Shelby, a Paul y a Greg en nuestro cuerpo friqui de aficionados a los juegos y geeks de los comics. Pero la familia de Shelby lo tenía bien amarrado fuera de la escuela, por lo que la mayor parte del tiempo que pasábamos juntos era durante el almuerzo, el recreo o el robado entre clases. Llenamos páginas de cuadernos con notas escritas durante la clase que consistían en pequeños y extraños juegos de palabras que jugábamos, como contar una historia una palabra a la vez pasando la hoja mientras la atención del maestro permanecía en otra parte. Paul y Shelby eran los mejores en este juego, siempre añadiendo palabras inesperadas como "tintinabulación" que eran particularmente difíciles de seguir para el resto de nosotros.

    Era irónico que Shelby, tan cortado en pedazos por las reglas de su familia, fuese el único de nosotros que nunca terminara saliendo de Sarasota más de unos pocos meses cada vez. Shelby tardó siete años en graduarse en New College, la universidad pública de cuatro años clasificada a nivel nacional (como toda literatura promocional para la escuela le recuerda a uno «ad nauseum») aquí en la ciudad. Incluso con la reputación de la escuela de estudios independientes y programas de grado de diseño propio, esto se consideraba mucho tiempo. Pero los viajes a la India, Perú y Australia, y el verano después de los «Grateful Dead» en lo que resultó ser su última gira antes de que Jerry muriera, consumieron el tiempo. Mi propio pedregoso viaje por la universidad parecía fácil y directo en comparación, y el tiro directo de Conrad a través del Inglés en la «U de F» hasta el MBA en la «USF» como agente inmobiliario fue tan predecible como el cambio de las estaciones, incluso su breve e infructuosa incursión en la radio. Aun así, cuando Shelby, Conrad y yo nos juntábamos, las diferencias se desvanecían y éramos las mismas tres personas de siempre que hablaban de juegos, chicas, política y filosofía de diez centavos.

    Sonreí con aprecio al repasar una de las diatribas de Shelby contra la Guerra en Irak de 2004. Ese título de filosofía de siete años le había impartido al menos unas formidables habilidades de razonamiento lógico. Él enviaba estos "sermones", como él los llamaba, a decenas de personas en su lista de amigos. Una idea se me ocurrió en ese momento y comencé a buscar en mi carpeta de correo basura. Yo uso «Thunderbird» como programa de correo electrónico y lo guardo todo, incluso toda la basura. Soy un poco anal cuando se trata de descartar cualquier tipo de información, como atestiguan las diecisiete estanterías extendidas por mi casa. Ordené por nombre primero y no encontré nada de Shelby, pero luego ordené por fecha en busca del momento en que estuve en Alemania y allí estaba: un correo electrónico de alguien llamado S.T. NEMO: la S y la T eran tanto una abreviatura para "santo" como las iniciales de Shelby, y Nemo significaba "nadie". Santo Nadie. Eso sonaba a Shelby seguro.

    El mensaje era parte de un correo electrónico masivo de un Cc Ciego desde una cuenta de Hotmail que no reconocí. No es de extrañar que mis filtros de spam lo hubieran absorbido. Me pregunté a quién más podría haberlo enviado Shelby además de mí y de Conrad. Estaba seguro de que nunca lo había visto antes porque, como Conrad había sugerido, el contenido era bastante memorable:

    He estado vagando por las colinas. No las colinas que tienen ojos, te advierto, sino solo las agrestes y escarpadas laderas de Nueva Inglaterra. Ni degenerados mutantes ni montañeros asesinos me amenazan, ni sirena. No a mí. Tampoco a ninún otro, desafortunadamente. Para ser honesto, es aburrido como una jodida mierda vagar por estas colinas solo. Llevo lejos de todos vosotros algún tiempo y supongo que la mejor manera de explicar el porqué es hablaros sobre el sueño que tuve la otra noche, aquí en los solitarios bosques de Nueva Inglaterra.

    Soñé con una gran ciudad junto al mar. Directamente sacada de Nostradamus, sea dicho. Una ciudad junto al mar con un lugar para ti y para mí. Una metrópolis acuática vieja, decrépita, degenerada, despreciada y denigrada, donde viejos pescadores de manos callosas salían en sus barcos put put put antes del amanecer y regresaban cada tarde con la bodega llena de cefalópodos atados con nudos y listos para subastar en el mercado. Y cada tarde, mientras se ponía el sol, todos bajábamos a la costa (sí, sí, yo también estaba allí) y presentábamos nuestras pujas, como en eBay, para conseguir las mejores y más frescas capturas tentaculares del día. Personalmente yo favorecía al pulpo mientras que mi mejor mitad iba por la sepia. También había otras cosas allí, por supuesto. Cosas oníricas con demasiados tentáculos que se hacían demasiado grandes e inteligentes para que alguien como yo los friese en una sartén. ¿Quién va a comerse un tentáculo parlante de todos modos? Se mastican demasiado.

    Y todas las noches nos llevábamos nuestras capturas una vez que llegaban las ofertas finales y los acechadores de última hora habían mostrado sus verdaderas intenciones fiduciarias. La mayoría de las noches salía yo con lo justo; que era, por definición, lo único que realmente necesitaba. Pero antes de poder llegar a casa tenía que correr por el pasillo de castigo de malhumorados brujos que tenían un par de cosas que decirme sobre la mejor manera de asar, freír o hervir mis apéndices viscosos. Mi bolsa de pies de molusco. Ellos gritaban y chillaban, y la única forma de acallarlos era tomar un tentáculo, agarrarlos por la nuca. Agarrar a esos despreciables hombres locos de espumeantes fauces. Agarrarlos con la mano izquierda y un tentáculo con la derecha y empujar esa derecha lo más hondo posible dentro de sus agujeros de urraca (¡cuidado con los dientes!). Hacer que se comieran sus palabras. Crudas. Y yo siempre tenía lo justo. Lo justo para callarlos a todos y no tener que oírles chillar y chillar mientras yo cortaba cuidadosamente mi único y restante (e invariablemente el más pequeño) tentáculo. Un fino corte con un afilado afilado afilado cuchillo de acero. Cortado en cubos. ¿Es de ahí de donde viene la palabra cortado en cubitos (como en: «alea iacta est significa cortar»)?

    De cortar en cubitos. Tengo que buscarlo o envíame tü un correo electrónico si lo sabes. Recojo los cubos con pinzas uno a uno y los planto cuidadosamente en el centro de una maceta llena de agar. A cinco centímetros de profundidad, ni más ni menos. Y luego duermo sobre ello. Cuando despierto ha surgido el brote del tentáculo. Una pequeña ventosa que se agita en la maceta, a solo unos centímetros de altura. Pero Dios, cómo crecen. Más rápido que la mala hierba.

    Y ahora tengo un jardín en mi casa en la antigua ciudad costera. Un jardín de tentáculos que llenan casi todos los espacios libres, y charlan unos con otros .

    A veces cantan.

    ¿Es raro que tenga este sueño como... todas las noches? Bueno, todas las noches de esta semana. Desde que llegué a estas colinas de Nueva Inglaterra y comencé a dormir bajo las estrellas. Joder, odio acampar. Ojalá tuviera algo de dinero.

    Vale, la bibliotecaria me está mirando raro. Creo que he estado hablando solo. Voy a ver si el comedor de beneficencia ya está abierto.

    Tómatelo con calma, Shelby.

    Shelby nunca había escrito algo así antes de irse. Sus correos electrónicos normales siempre divagaban, pero nunca con este gusto por los sueños y lo surreal. De hecho, me alegré de haberlo perdido cuando lo había enviado en su día, ya que las líneas al final sobre comedores sociales y la necesidad de dinero me habrían preocupado por mi viejo amigo.

    El resto de las tonterías sobre los sueños y los jardines de tentáculos me habrían resbalado como un balbuceo ininteligible, como hizo esa noche cuando leí el mensaje por primera vez. Desde entonces, lo he leído una y otra vez buscando alguna explicación sobre cómo podría haber comenzado la transformación de Shelby, y hay abundantes pistas ahí, pero nada definitivo.

    Yo sabía que Shelby tenía a la familia del lado paterno (el lado con el que aún se hablaba) en el Noreste en alguna parte. Connecticut, si no me fallaba la memoria. Supuse que podría haberse quedado con ellos en ese momento, aunque él nunca había hablado muy bien de ellos. Supuse que tal vez había buscado refugio con ellos y había encontrado toda la experiencia demasiado increíblemente burguesa y aburrida para sus insaciables gustos. Una semana en el bosque podría haber sido todo lo que podía permitirse como vía de escape. Lo imaginé tropezando con una biblioteca pública rural, apestando por días de caminatas sin ducha, sentado a uno de los ordenadores libres y creando una nueva cuenta de Hotmail en lugar de dejar sus datos personales en aquella máquina pública.

    Tal vez la entrometida bibliotecaria le espiara por encima del hombro y viese alguna pista de su chiflada historia onírica. Estoy seguro de que Shelby disfrutó cada segundo de ser el espectáculo del día (o de la semana) en la biblioteca.

    Por impulso, decidí disparar a ciegas y responder al correo electrónico de Shelby. Le dije que había oído que estaba de vuelta en la ciudad y que le iba bien, y que me encantaría verle algún día para ponernos al día. Lo envié por Internet y me fui a la cama. Sin soñar, que yo recuerde.

Capítulo 3

    No recibí un correo electrónico de Shelby y, después de una semana, había dejado de preguntarme si alguna vez lo recibiría. Otras preocupaciones, como cumplir con la fecha límite de mi editor y mantener mi blog actualizado, ocuparon mi tiempo y energía. Estaba trabajando en un nuevo libro de no ficción sobre empresas anarquistas en todo el país. Había terminado toda mi investigación un mes atrás, pero me estaba resultado difícil convertir los hechos en algún tipo de narrativa convincente que alguien, aparte de un izquierdista como yo, quisiera leer. Estaba yendo lento. Como solía ser el caso con mi trabajo de no ficción, la investigación era muchísimo más divertida que la escritura, y las palabras llegaban lentanente. Deseaba haber pasado más tiempo de la semana tomando notas en la compañía editorial anarquista en Oakland y menos tiempo bebiendo e intentando reunir coraje para coquetear con chicas punky diez años más jóvenes que yo.

    Así que fue una distracción más que bienvenida encontrar una carta de Shelby en el buzón: una carta real, en vivo, en un cremoso sobre apergaminado con un maravilloso peso. No tenía remite, pero tenía un matasellos de Sarasota-Manatee. Lo abrí y encontré una única hoja de papel a juego en el interior, llena de grandes y fluidas letras cursivas negras:

    Estimado Rick,

    Espero que esta carta te encuentre bien. Como estoy seguro que Conrad te ha dicho, he regresado, esta vez para siempre, creo. Las cosas han cambiado bastante para mí desde la última vez que hablamos. Algunos desarrollos bastante interesantes. Mi futuro permanece embrionario por el momento, pero todas las señales apuntan a una abundante cosecha de sueños cumplidos. Si tienes algo de tiempo y estás dispuesto, quiero calentarte la oreja sobre un asunto o dos que podrías encontrar interesantes. Estaré en el Parque Arlington al mediodía del día dieciséis. Junto al estanque de los patos. Espero verte allí.

    Sangre y besos, Shelby.

    P.D: ¿Qué recuerdas sobre H.P. Lovecraft?

    Volví a leer la carta una segunda vez y luego una tercera, buscando en vano alguna dirección de retorno o número de teléfono con el que poder confirmar mi asistencia. Al parecer Shelby no quería que yo pudiera entrar en contacto con él directamente, sino que quería reunirse en un parque en un plazo de dos días. Parecía a la vez arcaico y presuntuoso sugerir una cita y no ofrecerme la oportunidad de revisar mi agenda para ver si yo estaba libre. Pero, por supuesto, yo estaba libre y, como escritor que trabajaba desde casa, tenía un horario tan flexible como uno podía tener.

    Tuve que llamar a Conrad de inmediato y contarle lo de la carta. Los dos nos reímos brevemente sobre lo extraño de todo ello y nos preguntamos qué estaba tramando Shelby. Esa noche, Conrad me llamó a su vez y comenzamos a ver que las cartas manuscritas y las reuniones preestablecidas parecían haberse convertido en el nuevo movimiento característico de Shelby.

    "Yo también he recibido una carta hoy", dijo él tan pronto como contesté al teléfono. "Quiere que nos veamos bajo uno de los pabellones de la playa al anochecer este domingo".

    "¿Cerca del círculo de tambores?" Le pregunté. Todos los domingos un gran grupo de percusionistas, bailarines y espectadores se reunían en la Playa de la Media Luna a la puesta de sol. Lo que había comenzado como un pequeño plan, casi sagrado para algunos comprometidos y talentosos percusionistas, se había convertido a lo largo de la década en una atracción turística/espectáculo ad-hoc y una especie de punto de recogida de gente rara. Yo no había estado allí en años.

    "Ya, raro ¿eh?" dijo Conrad. "La última vez oí que Shelby odiaba en lo que aquello se había convertido, ¿recuerdas que él ayudó a comenzar el círculo original?".

    “O al menos él afirmaba que lo había hecho. ¿Te dijo de qué quería hablar?”

    “No mucho. La mayor parte de la carta es sobre reunirse y ponerse al día, aunque en la P.D. me preguntó si sabía de algunos buenos espacios de almacén para alquilar".

    “¿Espacios de almacén?”

    "Sí. Quizá esa casa o apartamento que él y su nueva dama están arreglando es demasiado pequeña para todas sus cosas o algo así. Aunque le llevaré una lista, ¿por qué no? " Conrad hizo una pausa, su voz a la deriva. “Este mercado está lento ahora mismo. Me estoy muriendo ahí fuera".

    "No te estás muriendo", dije con lo que esperaba que fuese una sonrisa alentadora.

    "No, no lo estoy. Pero está lento, lento, léeento".

    "Suerte que estés casado con una abogada rica y con éxito", le dije repitiendo una chanza leve que le había dado a Conrad mil veces.

    "Mejor que estar casado con un teclado", respondió Conrad usando una de sus respuestas estándar que yo también había escuchado mil veces. "Bueno, ¿vas a ir a verle al parque?"

    “Por supuesto. Me muero por saber qué demonios ha estado haciendo".

    "Llámame en cuanto hayas terminado. Quiero saber todos los detalles".

    "Naturalmente", dije. "Lo mismo te digo".

    "¿Qué hay de eso de Lovecraft que te preguntó?" Preguntó Conrad. "¿Recuerdas algo además de lo que aprendiste jugando el juego La Llamada de Cthulhu en el instituto?" Conrad había formado parte de nuestro grupo de juego con Greg y Paul en aquel entonces, junto con Shelby.

    "No recuerdo gran cosa, pero voy a repasar el tema antes de verle el viernes".

    "Bueno, entonces sabré dónde encontrarte durante las próximas cuarenta y ocho horas. Delante del ordenador, buscando toda referencia a Lovecraft que puedas encontrar en Internet".

    "Eso suena casi correcto", admití.

    "¿No estarán celosos tus sujetos anarquistas?" Bromeó Conrad, sin duda sospechando que yo estaba atrasado en mi libro.

    "Probablemente, pero haré que Cthulhu se los coma si se vuelven demasiado pesados".

    Yo no había leído nada de H.P. Lovecraft en años y años. Escritor de horror de la década de 1920, Lovecraft no había tenido mucho éxito en su día, pero en las décadas posteriores había desarrollado bastante culto entre los aficionados al horror y a la ciencia ficción. Yo estuve expuesto a su obra por primera vez cuando iba al instituto y compré algunas miniaturas de plomo de Grenadier Games basadas en monstruos de las historias de Lovecraft.

    Eran tan diferentes a los monstruos estándar de Dragones y Mazmorras a los que estaba acostumbrado. Los compré sin saber siquiera con qué juego iban. Dentro había una octavilla para pedir algo llamado La Llamada de Cthulhu y convencí a mis padres para que me dejaran pedir una copia por correo. Cuando por fin llegó la caja seis u ocho semanas después se la mostré a mi familia y mi papá me sorprendió al reconocer el nombre de Lovecraft.

    Al final resultó que, mi padre tenía un amigo que lo había conectado con Lovecraft cuando iban a la escuela de derecho juntos. Me llevó al armario de la planta baja donde mis padres guardaban todos sus viejos libros de bolsillo (nuestra casa tenía estanterías en todas partes cuando era niño, toda una familia de grandes lectores) y sacó cuatro libros de bolsillo amarillos y delgados, metidos allí entre el viejo John Le Carre y la masiva colección de misterios de Nero Wolfe de mi madre. El primero de arriba tenía una de las imágenes más sorprendentes que yo había visto en la portada de un libro: una fotografía de primer plano de un cráneo humano que mostraba solo el área alrededor de la cuenca de un ojo. Junto a la cavidad nasal vacía y rodeada de descolorido hueso blanco estaba lo que parecía ser un ojo azul real y vivo. En retrospectiva, sé que debía de haber sido un ojo de cristal, pero en aquel momento recuerdo haber estado sorprendido e incluso algo horrorizado por la imagen, el ojo parecía tan realista. Debajo del horror ocular, en espeluznantes letras verdes y amarillas, estaba el título del libro: La Tumba de H.P. Lovecraft. Llevé ese y los otros libros a mi habitación y los dejé a un lado por un tiempo, más interesado ​​en el nuevo juego que acababa de llegar.

    El juego La Llamada de Cthulhu intentaba capturar la esencia de las historias de horror de Lovecraft, particularmente aquellas que giraban en torno a un panteón de dioses antiguos, alienígenas y demonios conocidos como los Mitos de Cthulhu. Con sus extrañas formas tentaculadas, a veces informes, y psicología y motivos completamente inhumanos, los monstruos de los Mitos de Cthulhu debían ser temidos más que combatidos, huir de ellos en lugar de enfrentarlos. Los escenarios del juego giraban en torno a resolver misterios, desentrañar secretos y lentamente (o a veces rápidamente) volverse loco, en lugar de buscar mazmorras y conseguir tesoros. Ofrecía un entorno mucho más intenso y convincente para un juego de rol y, una vez más, los monstruos eran súper geniales. La Llamada de Cthulhu (o Tulu como lo llamábamos) pronto se convirtió en el juego de rol dominante que mis amigos y yo jugamos durante varios años de nuestro tiempo de juego antes de pasar a otros juegos, como TORG y Rolemaster, y eventualmente ir por caminos separados a la universidad. Yo no había pensado mucho en Lovecraft desde entonces, aunque me había encontrado cada vez más a menudo con aficionados, películas y libros inspirados en su obra en los últimos años. El viejo escritor de horror de pulpa parecía estar regresando.

    En cuanto a los libros de bolsillo amarillentos y quebradizos que mi padre me había dado, en realidad nunca leí muchas de las historias de Lovecraft. Eran demasiado densas, demasiado prolijas, demasiado extrañas para mi sensibilidad adolescente. Leí algunos de los relatos más famosos y me divertían más cuando aparecían en ellos los locos monstruos con tentáculos que conocía del juego. El lenguaje de Lovecraft se construía sobre la atmósfera y los detalles de una manera que solo más tarde llegué a apreciar por su brillantez y evocación, pero en aquel momento me sentía más conmovido por las estadísticas definitorias y las ilustraciones detalladas de los libros de juego que por el verdadero material de origen. Quizá era demasiado difícil para un feliz chico de clase media de un pueblo costero de Florida visualizar de verdad las decrépitas comunidades de Nueva Inglaterra que Lovecraft presentaba como escenas de gran parte de su horror. O tal vez era que yo aún no había experimentado nada aterrador y más allá de mi comprensión, y carecía de la imaginación para dejar que mi mente se aturdiera ante la terrible perspectiva de la existencia que el horror de Lovecraft presentaba. Me convertí en un experto en los Mitos de Cthulhu sin haber leído gran cosa de la propia obra del creador.

    Volviendo a Lovecraft ahora, dos décadas después, recurrí a Google para empezar. «HP Lovecraft» produjo un millón y medio de resultados. De modo que sí, había algunas personas ahí fuera prestándole atención. Comencé en la parte superior, con hplovecraft.com, que resultó ser un sitio reflexivo, bien organizado pero simple, mantenido por una combinación de aficionados y verdaderos académicos de Lovecraft. Los enlaces de ese sitio me enviaron a otras páginas web, incluida una para el antiguo juego de rol La Llamada de Cthulhu, que no solo se seguía imprimiendo sino que parecía estar fortaleciéndose y publicando nuevo material. Había enlaces a otros sitios de admiradores como YogSothoth.com y el sitio web La Orden Esóterica de Dagón e incluso a una banda de rock que interpretaba música inspirada en Lovecraft. Volé a través de los enlaces, marcando sitio tras sitio para poder volver y mirarlos más tarde si quería.

    La admiración e incluso la atención académica que la gente le prestaba a Lovecraft y a los Mitos de Cthulhu en general me sorprendió. ¿Era Lovecraft de verdad tan bueno? Yo tenía que volver y comprobarlo de nuevo.

    Lo que más me sorprendió era la cantidad de material excéntrico y humorístico que había crecido en torno a una de las creaciones más famosas de Lovecraft: el propio Cthulhu. El gran dios Cthulhu es un monstruo del tamaño de un edificio con cabeza de calamar, alas de dragón y una grasienta forma bípeda. Él es la cara con tentáculos de los Mitos de Cthulhu y, como tal, ha recibido mucha atención. Además de los juguetes y miniaturas de Cthulhu, también había animales de peluche para los niños, zapatillas de peluche, adornos para árboles de Navidad e incluso un juego de carreras Cthulhu 500 inspirado en NASCAR. Cualquier misterio y horror que la visión del monstruo de Lovecraft podría haber poseído alguna vez parecían muy disminuidos por esta transición de temible dios primigenio a ícono friqui de la cultura pop. Eché unas risas con algunos de los chistes, pero mi interés pronto comenzó a disminuir y me pregunté qué había hecho a Shelby tan interesado en Lovecraft y Cthulhu después de todos estos años.

    El Parque Arlington es una extensa área recreativa del vecindario en el centro de la ciudad, no muy lejos del antiguo sitio de la Escuela para Superdotados Vista del Pinar donde Shelby, Conrad y yo nos conocimos. El estanque de los patos, que una vez fue el lugar de un épico juego de capturar la bandera en mi juventud, estaba tal como yo lo recordaba: un cuerpo ovoide de agua enmarcado de hierba de unos veinte metros de largo con un puente de madera dividiéndolo por el medio. Me senté en uno de los bancos cercanos y esperé a Shelby, el ardiente sol de Florida me daba en la cabeza recién afeitada. Raramente paso mucho tiempo en los parques al mediodía y pensé que debería haber traído un sombrero o algún protector solar. Me iba a quemar con el sol si él no aparecía pronto.

    Yo tenía a la vista ambos caminos que entraban en el área abierta alrededor del estanque de los patos, así que me sorprendió cuando dos firmes manos me agarraron por los hombros por detrás.

    Sobresaltado, me zafé del agarre encogiendo los hombros instintivamente y me girere para ver a Shelby de pie detrás de mí. Se había cortado su pelo largo y se lo había teñido de negro, así que me tomó medio segundo adicional reconocerlo. Me puse en pie con una sonrisa en el rostro y le abracé, diciéndole: “¡Ey, hombre! Me alegro de verte." Nos abrazamos y noté que, en adición al corte de pelo, había ganado volumen un poco, aumentando un poco de peso y con mucho músculo. Llevaba una camiseta negra y vaqueros con botas de trabajo salpicadas de pintura.

    "Me alegro de verte también, Rick", dijo Shelby. "Ha pasado tiempo".

    Hice un gesto hacia el banco. "¿Quieres sentarte?"

    "Probemos el sendero natural a través del bosque. Salgamos de la intensa luz del sol y las miradas indiscretas", sugirió Shelby, y comenzamos a caminar por el sendero de asfalto hacia el bosque.

    "Bueno", le dije caminando un poco más rápido que mi ritmo normal para seguir las largas y relajadas zancadas de Shelby. "Cuenta qué está pasando. Conrad me dijo que estás viviendo con alguien".

    Él sonrió, una genuina sonrisa de «Shelby está feliz por algo» que se extendió por toda su cara. “Con más de una persona. Pero tú te refieres a Kym. Sí, ella es muy especial. Nuestro vínculo es fuerte y hemos entrelazado nuestros destinos".

    "¿Es ese el modo hippie de decir que estás casado?" Pregunté emocionado.

    "No. Es solo la verdad. Nuestros destinos ahora están unidos entre sí. Menos mal que nos gusta pasar tiempo juntos porque ya no tenemos muchas opciones al respecto".

    "¿Está embarazada?" Pregunté, nada sorprendido de que las formas amorosas de Shelby se hubieran puesto a su nivel.

    “Espero que no. No, no es nada de eso. Es... " Meció la cabeza de lado a lado, como sopesando la elección de palabras. "Es complicado. Vamos a dejarlo así de momento".

    "Vale". Aquella evasión no me desconcertó. Era Shelby siendo Shelby y yo estaba acostumbrado, especialmente cuando se trataba sobre su vida amorosa. En el instituto él había sido el primero de nosotros en comenzar a tener citas, pero nunca había contado gran cosa sobre los detalles de sus muchas y variadas novias. Mayormente había tenido citas fuera de nuestro pequeño círculo escolar, y ninguna chica parecía estar presente durante más de unas pocas semanas. Era una tendencia que había continuado hasta la edad adulta. Shelby siempre parecía tener una mujer a su lado cuando quería una (o dos, o tres), pero nunca permanecía con nadie durante mucho tiempo. Ya era hora de que por fin encontrara a alguien con quien establecerse, pensé yo.

    Mientras caminábamos hacia la fresca sombra bajo los árboles, le puse al día sobre mis últimos proyectos de escritura. Él pareció particularmente interesado en la comunidad anarquista intencional de la Virginia rural donde yo había pasado una semana durante mis investigaciones, y me hizo una serie de preguntas sobre cómo estaban organizados y qué arreglos legales habían hecho al formar la comuna.

    "Parece que será un libro interesante", dijo Shelby después de que yo hubiera respondido todas sus preguntas.

    "Eso creo, y espero que el puñado de personas que lo lean lo crean de verdad también. Solo quiero terminar de escribir la maldita historia en este momento. Pero basta de mi extravagante rollo anarquista, ¿a qué te dedicas estos días? "

    "He estado investigando mucho por mi cuenta, de hecho", dijo él.

    “¿Vas a escribir un libro?”

    "Quizá en algún momento, pero ese no es mi objetivo principal. No. He estado investigando en busca del significado de la vida".

    Me reí. "¿No lo estamos todos? ¿Cómo va tu búsqueda? "

    "Bien".

    “¿Encontraste alguno?”

    "Nop".

    "¿Pero la búsqueda va bien?"

    Shelby sonrió. “La búsqueda ha terminado. No he encontrado ningún significado".

    "Eso es bastante nihilista, ¿no? ¿Has estado leyendo a Sartre otra vez?”

    "Lovecraft", respondió con voz grave y seria.

    Le miré fijamente durante un momento y luego me reí. "¿En serio?"

    "En serio".

    “¿Tu búsqueda de significado terminó con un escritor de horror de pulpa de los años veinte?”

    Shelby dejó de caminar y se volvió para mirarme. "Era un hombre brillante", dijo con tono ahora serio, como un profesor dirigiéndose a su clase. "Un profeta en muchos sentidos, aunque él nunca habría pensado en sí mismo con tales términos. Pero un profeta pienso yo que fue. Él veía el mundo... el universo... tal como es. Entendía nuestro lugar en él. Su escritura revela verdades más horribles sobre la existencia de las que él habría admitido, incluso a sí mismo".

    “¿Descubriste todo eso en las historias de Cthulhu?”

    “No solo en la ficción. En las cartas también. Lovecraft era un feroz corresponsal: escribió cientos de miles de cartas, muchas de las cuales contienen algunas de sus deducciones más poderosas".

    "Ja. Eso son un montón de cartas”, dije con un ligero sarcasmo en mi tono.

    "Él tenía mucho que decir".

    “Supongo que sí. ¿Qué te ha llevado a Lovecraft otra vez después de todos estos años?”

    "¿Después de todos estos años?" preguntó.

    "Ya sabes, desde que solíamos jugar al juego de rol La Llamada de Cthulhu en el pasado".

    "Tú puede que no lo recuerdes, pero en realidad yo no llegué a jugar a juegos de rol con vosotros cuando estabáis con Tulu. Creo que ya os habías cansado de él para cuando yo me compré el coche". Él sonreía ahora, pero en nuestra adolescencia yo recordaba lo frustrado que él había estado por las restricciones que su familia le imponía.

    La madre de Shelby era joven cuando lo tuvo, y ella era genial. Si hubiera dependido de ella, Shelby probablemente podría haber hecho lo que hubiera querido de niño. Pero en realidad no dependía de ella. Su padre solo era un elemento fijo en su vida durante las vacaciones de verano en Connecticut; Shelby y su madre vivían bajo el auspicio y dominación de sus abuelos maternos. Estos tenían opiniones bastante estrictas sobre lo que era y lo que no era apropiado para un joven. En retrospectiva, puedo ver ahora que, en su mayor parte, sus decisiones fueron para bien. Shelby necesitaba algún tipo de disciplina en su vida. Por alguna razón, a la abuela de Shelby se le ocurrió la idea de que Dragones y Mazmorras lo convertiría en un adorador del diablo y se lo prohibió estrictamente. Shelby culpó a un reportaje que hizo el programa Sesenta Minutos. En cuanto ella se enteró de que nosotros jugábamos a eso durante las pijamadas los fines de semana, ya no permitió que Shelby viniera a ninguna de nuestras casas.

    Él podía salir, podía ir a la playa, podía ir a los bailes de la escuela, todos podíamos ir al centro comercial, pero no podíamos pasar la noche con D&M (y, por supuesto, nada de beber, drogas, sexo ni nada de las otras cosas prohibidas a los adolescentes en todas partes).

    Shelby lograba encontrar modos de sortear la mayoría de las restricciones que le imponían, pero como la mayoría de nuestros juegos tenían lugar el sábado por la noche en la sala de recreo de Greg, él tenía que vivirlo con nosotros al recontarle nuestras historias durante el almuerzo en la escuela entre semana. Y puedo decir con toda honestidad que él encontraba eso tan interesante como sonaba. Cuando finalmente tuvo algo de libertad con su propio coche, comenzó a jugar con nosotros en ocasiones, pero siempre era esporádico, algo que hacer cuando no quería ir a una cita un sábado por la noche.

    "Me encontré con los escritos de la época oscura de Lovecraft después de abandonar la ciudad", dijo Shelby. "Y te lo aseguro, fue una época oscura. Él estaba solo para lo que estaba de humor: densa, extraña y correosa escritura que te envuelve el cerebro y te penetra por los poros. No me da vergüenza admitir que yo estaba bastante deprimido después de aquel lío. Y tú me conoces. Enfrentado a un desafío, me sumerjo en él de cabeza e intento salir de él luchando. Así que decidí leer la mierda más deprimente que pude encontrar pensando que eso pondría mi vida en perspectiva".

    Aunque la descripción de sí mismo como alguien que se enfrenta a los problemas de cara no coincidía con el Shelby que yo conocía, su decisión de tratar la depresión con más depresión sonaba exactamente a algo típico de él. Algo así como beber para salir de una resaca o salir de los problemas de chicas follando con otras chicas.

    "Y los escritos de Lovecraft recompensan cada vez más atención. Yo estaba cabreado con esta ciudad por lo que me había pasado. Me culpaban a mí, ¿sabes? Pero llegué a darme cuenta de que es la naturaleza de la humanidad reaccionar así a las cosas que les hacen sentirse incómodos. Entierran las cabezas en la arena cuando se enfrentan a la enormidad del universo y nuestro fugaz lugar en él. Esta ciudad no pudo evitar reaccionar ante mí de la manera que lo hizo. Está en su ADN y yo debería haberlo esperado".

    "¿Y por qué regresaste?" Pregunté.

    Casi como si hubiera estado esperando la pregunta, la respuesta salió de su lengua con facilidad ensayada. "Una persona refleja fuertemente su entorno y hace lo que puede por fundar sus elementos de incidencia y color en un transfondo vital con el que tiene una profunda relación asentada". Shelby sonrió. "Lovecraft dijo eso sobre Providence, y para mí es cierto sobre Sarasota: el suelo y el aire están en mi sangre y estructura celular. Si voy a dejar mi huella en el universo, será aquí, en la somnolienta Sarasota conservadora. Sorprenderé a la ciudad y el grito que esta ciudad hará al despertar por fin de su estupor se escuchará en todo el mundo".

    Yo me quedé mirándole durante un momento. Sentí el equivalente conversacional de un latigazo. Era como si otra persona se hubiera apoderado del cuerpo de Shelby para soltar aquel discurso.

    "¿De qué demonios estás hablando?" Le pregunté.

    “Lo que queremos lo podemos hacer sobre nosotros; y lo que no queremos lo podemos barrer", fue su respuesta, como si eso de alguna manera respondiera a mi pregunta.

    "¿Otra cita de Lovecraft?" Pregunté tratando de ponerme al día con lo que fuese que estaba diciendo. "¿Es este el tipo de cosas en las que has encontrado significado?"

    "Esa última parte era del relato Él. Uno que me gusta mucho, aunque no es tan popular como las historias de los Mitos". Shelby sonrió. “Y lo de antes sobre una persona que refleja su entorno es de una carta que Lovecraft escribió a un joven admirador suyo, Donald Wandrei. Pero hay otra cita de Él que últimamente ha sido mi inspiración particular: «Pensé en el vacío y en el horror de la realidad, y me preparé audazmente para seguir lo que fuese adonde pudiera ser guiado»". Eso resume bastante bien mi filosofía sobre el viaje de la vida en estos días".

    "Cosas oscuras", dije, y así era. Shelby no parecía deprimido en absoluto, pero yo ahora sospechaba de su técnica única para tratar la depresión con más depresión. "¿Va todo bien?"

    “Nunca he estado mejor. Aunque hay más de unos pocos desafíos por delante. Hablando de eso, necesito tu ayuda con algo. Tú tienes cuenta en eBay, ¿verdad?”

    "Claro", dije. "No la uso mucho, pero tengo una. ¿Por qué?

    "Necesito tu ayuda para encontrar y comprar algunos libros online", buscó en su bolsillo de atrás y sacó un sobre blanco doblado. "¿Te va bien si te doy el dinero ahora y haces una oferta por mí y lleves todo eso?"

    "¿Por qué no puedes hacerlo tú mismo?" Le pregunté. No me importaba hacerle el favor. Bueno, no me importaba mucho, pero no podía entender por qué necesitaba mi ayuda para algo tan trivial.

    "No tenemos Internet en casa ahora mismo y tengo un poco de prisa".

    "Si quieres que te preste un ordenador portátil con tarjeta inalámbrica o algo así, tengo uno de repuesto. Funciona con Linux pero puedes hacer todo eso online con él... "

    "Hay más", dijo Shelby interrumpiendo. "Preferiría no estar directamente asociado con la compra. No quiero que haya nada que conduzca hasta mí".

    "¿Qué demonios vas a comprar?"

    “Solo algunos libros. Nada ilegal. Estoy buscando algunas primeras ediciones de Arkham House de los libros de Lovecraft y, si es posible, algunos originales de las revistas en las que apareció su obra originalmente, como Weird Tales. Hay una lista dentro del sobre con lo que estoy buscando".

    Lo abrí y lo encontré lleno de billetes de cien dólares junto con una hoja doblada del mismo papel de alta calidad en el que había escrito su carta. "Jesús, ¿cuánto hay aquí?"

    "Hay tres mil", dijo Shelby. "Probablemente no sea suficiente, pero puedo conseguirte más si lo necesitas".

    "¿Es esto una especie de evasión fiscal?" Le pregunté. "¿Intentas ocultar el dinero que gastas?" Tampoco es que yo tuviera ningún problema con ello, pero fue la única explicación que se me ocurrió.

    “No, no, nada de eso. Es que es mejor... mejor para mí y para Kym... que nadie sepa que estamos coleccionando textos así. No queremos hacer sonar ninguna alarma".

    “¿Sonar las alarmas de quién?”

    “De otros coleccionistas. Podrían intentar subir los precios o comprarlos para evitar que aumentemos nuestras propias colecciones. Los fanáticos de Lovecraft, como cualquier fanático, pueden ser penosamente acaparadores".

    Me metí el sobre en el bolsillo. En realidad no me creí la historia, pero no era la primera vez en mi vida que hacía un favor un poco extraño para Shelby. Un incidente relacionado con llevar un vestido y una peluca púrpura para uno de sus proyectos de arte escolar saltó a mi mente como mucho más extraño. "Haré lo que pueda por ti. ¿Está tu número en la hoja de papel?”

    "Todavía no tenemos teléfono", dijo Shelby. "Me pondré en contacto contigo la próxima semana y veré si ha habido suerte. De veras que aprecio tu ayuda. Pero tengo que irme ahora. Aún hay muchos recados que hacer hoy".

    Nos abrazamos de nuevo. "Genial que hayas vuelto", le dije. "Tendrás que salir a cenar conmigo y Conrad una noche para que todos podamos ponernos al día juntos".

    "Me gustaría. A ver si hago tiempo en mi agenda algún día. Hasta entonces, cualquier ayuda que me puedas brindar con los libros es excelente. Y, por favor, no dejes que nadie sepa que los estás comprando en mi nombre".

    "Claro", dije observando mientras él entraba caminando en el bosque. ¿Qué diablos estaba tramando?, me pregunté, y volví por el sendero hacia la luz del sol y mi coche.

Capítulo 4

    Ese domingo por la noche estaba yo tumbado en mi sofá jugando al Call of Duty: Modern Warfare en la Xbox Live, mi predeterminada actividad «aburrida con nada mejor que hacer». Nunca me ponía los auriculares que te permitían hablar con los otros jugadores; no estaba allí en busca de contacto humano, solo por el juego; así que no tuve problemas para escuchar a alguien llamando la puerta. Esperaba que el juego no hubiera estado demasiado alto para mi vecino Joe, pero al mirar por la mirilla vi que era Conrad. Parecía un poco desaliñado y muy emocionado cuando pasó deprisa junto a mí al abrir la puerta de casa.

    "¡Menuda jodida noche!" dijo sonando y pareciendo agitado y agotado, como alguien que hubiera evitado por los pelos un terrible accidente de tráfico y estuviera sorprendido y feliz de seguir de una pieza.

    "Entra", le respondí, pero Conrad ya estaba desapareciendo dentro de la cocina. Lo seguí y vi como se servía un vaso de agua de la jarra de dos litros que guardo en la nevera. "¿Qué está pasando?"

    "Acabo de cenar en casa de Shelby".

    "¿En la casa de verdad?" Yo estaba un poco celoso. Siempre había sido más íntimo de Shelby que Conrad. Su amistad había sido uno de los actos de equilibrio más delicados del grupo. Como grupo de jóvenes geek, todos nos llevábamos muy bien, pero Conrad y Shelby tenían personalidades enfrentadas. Shelby a menudo interpretaba al payaso, atraía la atención y eso a veces sacaba a Conrad de los nervios. A veces nos sacaba de los nervios a todos. Pero, por lo general, a Conrad se le daba bien tomarle el pelo a Shelby de una manera alegre que lo calmaba y, a falta de una mejor frase, lo ponía en su sitio. No de una manera cruel, eso sí, pero tampoco de una manera amable y amorosa. Eran bromas en plan amigos echando una risas con amigos, como hacen los chicos (y los hombres). Pero los dos nunca quedaban a solas. Yo podía ir a ver una película con uno o con los dos, pero ellos nunca iban juntos sin mí, Paul o Greg. Creo que no había animosidad, solo que a ninguno de ellos se les habría ocurrido. Por eso me sorprendió que hubiera invitado a Conrad a cenar a su nueva casa, mientras que lo único que había conseguido yo había sido un paseo por el parque.

    "Pensé que os ibáis a encontrar en la playa".

    “Así fue, pero inmediatamente me invitó a ir a su casa. No parecía muy contento por la forma en que el círculo de tambores se había convertido en un circo desde la última vez que fue. Así que los dos nos subimos a mi coche y fuimos a cenar a su casa".

    Conduje a Conrad hacia la sala de estar y hacia una de las grandes y cómodas sillas mientras yo volvía a sentarme en el sofá. "Bueno, ¿y cómo es?"

    "Una cosa es segura, es grande. No grande como una mansión o algo así, sino más bien como en extensión. Supongo que ha habido adiciones a lo largo de los años. Desde el exterior parece una casa suburbana normal construida en la década de 1980. Solo una planta, pero con muchos metros cuadrados. Probablemente 450 metros cuadrados en total, aunque no lo vi todo. Hay una piscina y un enorme garaje que puede contener dos camionetas grandes, pero eso está a un lado. Lo más impresionante es que la casa se encuentra sobre dos acres y medio y hay una cerca de madera de tres metros de altura alrededor de toda la propiedad, por lo que desde la carretera no se puede ver nada más que la parte superior de la casa. Incluso hay una alta puerta de madera en la cerca. Y la cosa es que estoy bastante seguro de que Shelby y Kym colocaron la cerca cuando compraron el lugar: la madera es completamente nueva y los soportes son recientes". Conrad se enorgullecía de su capacidad para evaluar bienes inmuebles de un vistazo.

    "Jesús", dije. "Eso es un gran paso desde el Paseo del Punto del Indio".

    "Lo sé, ¡y él es el dueño! Me mata haberme perdido este negocio. Yo podría remodelar esa casa en pocos meses y obtener ganancias. Incluso en este mercado. A menos que el interior sea una zona de desastre total, supongo. Y podría serlo. No pude ver el interior. Aún así, ¿cómo es que Shelby siempre tiene suerte con negocios como este?"

    "¿Quieres una bebida además del agua?" Le pregunté. Conrad parecía un poco acalorado, despeinado y con un brillo fino y aceitoso en la piel que sugería que había estado sudando recientemente.

    "No, aún estoy bastante alterado por el hachis que tomamos en casa de Shelby..."

    "Ahh, la verdadera razón por la que has venido aquí antes de ir a casa con Lauren".

    "Sí, sí", dijo riendo. “Pero escucha esta mierda, hombre. Tengo que contarte lo que ocurrió. De modo que salimos en coche de allí, ¿vale? No sé cómo llegó él a la playa en primer lugar. Tal vez Kym o uno de los otros le dejaron allí o algo así. Luego llegamos allí y... "

    "Espera", le interrumpí. "¿Qué otros?" Shelby había mencionado que vivía con múltiples personas cuando nos encontramos.

    "Ya llegaré a eso, espera. Entonces llegamos allí, ¿vale?, y nos detenemos frente a la puerta de madera. Toco el claxon porque él me lo pide, y un minuto después, un tipo de dentro nos abre. Conduzco por el camino de grava, que se curva a la izquierda y corre paralelo hasta delante de la casa. Ya hay cinco o seis coches estacionados en el césped en el camino de entrada frente a la puerta principal, y me detengo junto a un viejo y destartalado Toyota Land Cruiser. Cuando salimos del coche oigo música proveniente de algún lugar, como de una radio o un estéreo. En lugar de entrar, Shelby me lleva por un lado pasando un montón de robles que protegen totalmente la casa de los vecinos. Hay montones de madera cuidadosamente apilados y ladrillos y otras cosas de construcción bajo las lonas y tenemos que abrirnos paso a través de todo eso. Así que salgo y veo a media docena de personas cavando en la tierra a unos veinte metros de distancia. Están trabajando en lo que parece un jardín. Todavía hace un poco de calor y llevan pantalones cortos en su mayor parte, sin camisas. A medida que nos acercamos, reconozco del Home Depot que uno de ellos es Kym. Ella se da vuelta y saluda y se acerca. Lleva solo unos pantalones cortos de mezclilla y nada más, exhibiendo las tetas como si no fuera gran cosa. Es una mujer muy guapa y tiene ese acento africano-caribeño tan sexy. Yo hice todo lo que pude para no mirar mientras decía hola. Me concentré en el tatuaje que ella tiene en la cadera izquierda. Es muy simple y se parece a la rama de un pino o algo así, muy sencillo, una línea en ángulo que sube de izquierda a derecha con cinco líneas como ramas que salen de los lados en ángulo. Pero incluso entonces tuve que dejar de mirar el tatuaje porque sus pantalones cortos estaban tan bajos que podía ver la parte superior de su pubis y me puse nervioso. No debería haber estado demasiado conmocionado."

    "Es de Shelby de quien estamos hablando. ¿Con cuántas mujeres desnudas lo he visto holgazaneando?"

    “Pero había algo diferente en ello. Tal vez fuese que estaba medio desnuda y haciendo trabajos de jardinería en lugar de estar de fiesta. No sé. A ninguno de los otros chicos parecía importarle, ciertamente. Tampoco es que yo llegara a hablar mucho con ellos. Solo capté algunos de sus nombres, los que se quedaron a cenar. Había cinco, y todos tenían esas pintas de hippie universitario, ¿sabes? Barbas desaliñadas en algunos, rastas medio trenzadas en otros. Mayormente muy delgados y algo pálidos, con piercings y falsos tatuajes celtas o tribales en los brazos. Uno de ellos era una chica, aunque al principio yo no estaba seguro porque estaba más plana que una tortilla y tenía axilas peludas. Obviamente, todos habían estado trabajando en la creación del jardín durante un tiempo, a juzgar por la cantidad de tierra y sudor que llevaban encima."

    “El caso es que Shelby me los presentó a todos y me sentí bastante fuera de lugar con mis lindos pantalones cortos de lino y mi camisa Tommy Bahama. Kym les dijo a todos que era hora de terminar el día y todos hicieron una especie de abrazo grupal, como un equipo de fútbol. Kym dijo algunas palabras raras y guturales, como un canto, y todos las repitieron después. Como un rezo o algo así. Yo estaba allí de pie con Shelby. Le eché un vistazo y él tenía esa sonrisilla en su rostro, como un padre orgulloso, ¿sabes? Tres de los otros, incluida la otra chica, se despidieron. Eso nos dejó a mí, a Shelby, a Kym y a dos de los hippies; que se llamaban Ash y Oliver."

    "Oliver era un tipo callado, no creo que llegara a decir una docena de palabras en toda la noche, pero Ash hablaba más. Más comprometido. No tanto como Shelby, que dominó la conversación durante el resto de la noche. Eso ciertamente no ha cambiado en él, aunque Kym parece poder rivalizar con él cuando quiere. Los cinco caminamos hacia la parte trasera de la casa y había una larga mesa de madera bajo un enorme roble".

    "Y no era comprada en una tienda. Era un gran chusco de madera sostenido por patas como troncos de árbol... de hecho lo eran, con corteza y todo. Parecía un poco cutre desde la distancia, pero una vez que nos sentamos pude ver que en realidad estaba bastante bien hecha. Nos sentamos en unos taburetitos que no eran muy cómodos."

    “Ash y Oliver entraron en la casa mientras Kym, Shelby y yo nos sentamos y comenzamos a conversar. Kym me hizo muchas buenas preguntas sobre cómo era Shelby cuando éramos niños, y Shelby y yo contamos algunas historias divertidas. Incluso hablamos de cómo solíamos jugar a Dragones y Mazmorras y todos esos juegos de friquis a todas horas. Parecía particularmente interesada en ese juego de La Llamada de Cthulhu, el mismo del que tú y Shelby hablasteis. Yo no recordaba muchos detalles sobre el juego, solo que los personajes de todo el mundo siempre se volvían locos o morían al final, lo cual ella pensó que era algo divertido. Entonces Oliver vuelve con una gran jarra de vidrio, ¿sabes?, como una jarra de sidra. Y está llena de cerveza. Shelby hacía la cerveza él mismo y yo estaba un poco inseguro al respecto, pero en realidad estaba muy buena. Fuerte y oscura, como una de esas cervezas belgas que siempre bebes. No tengo idea cuando ha aprendido Shelby a hacer cerveza, pero estaba buena. Tal vez dijo «la hacemos» ahora que lo pienso. Así que supongo que Kym o uno de los otros podrían haber estado detrás de ello. El caso es que un poco más tarde los dos tíos vuelven a salir y esta vez traen un montón de comida. Era una especie de comida india, toda vegetariana con frijoles al curry, espinacas y queso y un pan plano. Me sorprendió que me gustara, pues no estaba demasiado picante, pero la cerveza hacía que todo supiera mejor. Era un poco rara pero sabrosa, y la compañía era buena. Ash era bastante divertido en la mesa, y debes recordar que Kym seguía sin camisa, así que eso aumentó la emoción, aunque supongo que yo me acostumbré bastante rápido."

    “Pero noté algo extraño mientras comíamos. No eran como un grupo de amigos cenando juntos. Para mí, Kym y Shelby lo era, pero capté un rollo completamente diferente de los otros dos. En primer lugar, Ash claramente estaba haciendo todo lo posible para impresionar a Shelby y a Kym. Y tanto él como Oliver estaban pendientes de cada una de sus palabras. ¿Sabes a lo que me recordó? Era como salir a cenar con uno de tus profesores en la universidad. ¿Alguna vez has hecho eso? Esto tenía la misma vibración. Todos amigables y relajados, pero los estudiantes están intentando presumir si pueden, y aun así absorben algo al mismo tiempo. Parecía eso exactamente".

    Al escuchar la historia de Conrad, pensé que tal vez Shelby por fin había encontrado a los estudiantes que siempre había deseado. Durante su largo camino por la universidad, su objetivo declarado había sido convertirse en profesor de filosofía. ¿Qué más se hacía con un título de filosofía de todos modos? Había bromeado diciendo que quería hacerlo por el trabajo fácil y la oportunidad de seducir a las otras profesoras, pero siempre sospeché que si podía saltar directamente de estudiante a profesor titular, él aprovecharía la oportunidad. Era saltar por todos los aros académicos establecidos entre esos dos puntos con lo que Shelby (y yo para el caso) nunca podría lidiar. De modo que si algunos hombres y mujeres jóvenes con ojos de ciervo querían admirar a Shelby como algún tipo de maestro, no me sorprendería en absoluto.

    "Pero fue después de la cena que las cosas se pusieron realmente interesantes", dijo Conrad. Me incliné hacia adelante, ansioso por escuchar lo que había sucedido después. Conrad se reclinó en su asiento y hizo una pausa dramática mientras tomaba un largo sorbo de agua.

    “Todo comenzó con las trufas de hachís. Del tipo chocolate, no de las que desentierran los cerdos. Sí, trufas caseras con un poco de hachís de una calidad de pegarte una hostia y llevarte al espacio. Tampoco es que Shelby lo mencionara hasta que yo ya había mordido una, aunque para ser justos supongo que yo podría haberla escupido, pero sabía tan bien. Sorprendentemente bien. Así que cada uno de nosotros tomamos unas cuantas y trajeron otra jarra de cerveza y todo se volvió muy suelto y amigable, ¿sabes a qué me refiero? En este momento yo necesitaba echar una súper meada, así que pedí usar el baño. También, por supuesto, quería echar un vistazo dentro de la casa. Pero Shelby señaló hacia los densos arbustos junto a la línea de la cerca y dijo que podíamos mear allí. Se unió a mi. Cuando volvimos a la mesa, Kym estaba tendida encima. Se había quitado el resto de la ropa y estaba allí como tomando el sol. Supongo que estaba tomando la luna, aunque solo unos pocos puntos de luz de luna atravesaban las ramas de los árboles. Los otros dos muchachos habían desaparecido. Me sorprendió bastante, te lo aseguro. Shelby ni siquiera pareció darse cuenta. Solo siguió hablando de cosas durante un rato. Luego fue a buscar una de las últimas trufas, la sostuvo entre los dientes y se inclinó hacia Kym y la besó, ya sabes, dándole de comer la trufa en el proceso. Les pregunté si querían que les diera algo de privacidad y ambos se rieron y dijeron que no. Shelby volvió a sentarse y yo también, a su lado. Kym se levantó de la mesa y se marchó hacia la oscuridad sin decir una palabra."

    "Es toda una mujer, le dije, y Shelby me dijo que yo no tenía idea.

    “Entonces le pregunté sobre sus planes ahora que había regresado. ¿Iba a buscar trabajo? Él dejaba de lado toda conversación sobre trabajo o dinero. Me dijo que tenía planes más importantes y comenzó a hablar de Sócrates y de las academias griegas y de Lovecraft."

    "Y luego siguió hablando de muchas cosas que en realidad no entendí. El hachís se estaba fortaleciendo en este momento y estoy convencido de que él ni siquiera hablaba en inglés algunas veces. Recuerdo que hablaba sobre liderar a las personas o guiarlas o mostrarles el camino. Sobre ser profesor de algo. Y esas personas que había conocido, Oliver y Ash y los demás, eran sus alumnos. No, alumnos no. ¿Seguidores? No... acólitos. Los llamó sus acólitos. Como si él fuese una especie de sacerdote o gurú".

    "Shelby me dijo que había encontrado el significado de la vida en Lovecraft", le dije yo a Conrad. “O, para ser precisos, dijo que la vida no tiene ningún significado. Que ese Lovecraft fue una especie de profeta del nihilismo".

    “Eso me suena familiar. Creo que me dijo algo similar”, dijo Conrad. “Pero tienes que escuchar lo que pasó después. Esta es la parte que casi me hizo cagarme encima, estuve tan asustado".

    "¿Asustado?"

    "Joder, sí, asustado", Conrad tomó un trago de agua. "Estoy sentado a la mesa con Shelby y él sigue y sigue hablando de lo cósmico y lo insignificante, y yo sigo un poco zonzo por el hachís y me quedo mirando una de las velas en la mesa. Y luego miro a Shelby porque ha dicho algo interesante. Algo sobre comprar una iglesia, tal vez. Entonces le miro bien, y ahora está completamente negro a nuestro alrededor. Ya ni siquiera puedo ver la luna debajo del árbol y la casa no tiene luces ni nada. Todo negro, ¿vale? Y luego, a mitad de la frase, mientras intenta decirme algo, se oye el sonido de una bofetada húmeda y, de repente, hay un tentáculo envolviendo el cuerpo de Shelby. Como alrededor de su pecho. Sale como un látigo de la oscuridad, le hace una especie de lazo y él grita. Y entonces yo grito."

    “Y, de repente, Shelby es arrancado de su taburete y desaparece en la oscuridad. Me puse en pie y comencé a retroceder y mirar a mi alrededor. Se oye un ruido ahora, ¿vale?, como una flauta o algo así. Muy lejos. Y oigo a Shelby gruñir o jadear en la oscuridad. Le llamo por su nombre y no escucho nada, así que grito de nuevo. Nada. Entonces saco el móvil ¿vale? Y lo abro, lo enciendo y lo uso como una linterna. Pero solo se ilumina unos metros delante de mí, así que tengo que moverme hacia donde oigo los gemidos de Shelby. Joder, nunca me había asustado tanto que yo recuerde. Y doy un paso, luego otro. Simplemente avanzo un poco y pregunto a Shelby si está bien."

    "La luz capta sus pies primero y luego la levanto bruscamente y hay una forma oscura encima de Shelby, un poco aplastada contra él, asfixiándolo parece y me lleva un segundo darme cuenta de lo que estoy viendo. Es Kym, que está vestida con medias negras y tiene a Shelby atado con una especie de cordón o soga. ¡Joder, y están besándose como demonios y cuando la luz mi teléfono los ilumina... ¡se giran sin más y empiezan a reir! Entran en la histeria. Y, por supuesto, yo también empiezo a reírme. Eventualmente se levantan del suelo y todos volvemos a la mesa. No estoy seguro, pero creo que Kym solo estaba bromeando con Shelby y conmigo. Todo el asunto de «atar con un tentáculo» parece una de sus cosas extrañas".

    "Te refieres a la cuerda, ¿verdad? Pensaste que era... "

    “Algún tipo de cuerda de tentáculo. La habían hecho ellos, es como de látex y espuma. Me la enseñaron. Tiene como cinco metros de largo y casi dos centímetros de grosor, pero el extremo se ensancha en una almohadilla, como en un calamar gigante, ¿sabes? Es una especie de pegador. Empapan el extremo en una sustancia pegajosa y queda todo viscoso y se adhiere a la gente".

    "¿Kym dijo algo sobre por qué había hecho eso? ¿No parecía Shelby enojado de que ella lo hubiera arrancado del asiento? " Le pregunté.

    “No, nada enojado en absoluto. Como he dicho, todos nos reímos de ello. Fue algo así como un momento extraño e inesperado de casa encantada o algo así. Pero la adrenalina del susto me quitó totalmente el ciego y se estaba haciendo tarde, así que después de unos minutos presenté mis excusas y me levanté para irme. Para ser honesto, estaba un poco cabreado en este punto. Es decir, ¿asustar a alguien así yendo de hachís? Eso no es precisamente genial. Kym me dio un abrazo de despedida y luego Shelby me acompañó hasta el coche. Y al final él también me pidió un favor, tal como hizo contigo."

    "Tal vez pensó que como él y yo no éramos tan cercanos como vosotros dos, necesitaba emborracharme y drogarme primero o algo así, no sé. Pero cuando me subo al coche, me pregunta si puedo negociar un acuerdo para alquilar un espacio de almacén en algún lugar de la ciudad. Él ya sabe lo que quiere, solo piensa que obtendría un mejor trato si yo lo negocio por él".

    "¿Para qué lo quiere?"

    "No me lo dijo. Solo dijo que quería alquilar un gran almacén vacío durante un mes más o menos. «Cuanto más metros cuadrados, mejor; cuanto más miserable, mejor». Esas fueron sus palabras. Y yo tenía un par de lugares elegidos como posibilidades".

    "Parece que está planeando una fiesta o algo así", le dije recordando algunas veladas «rave» que Shelby había ayudado a organizar en los años 90.

    "Eso es probable. Me dijo que me pagaría una comisión y tampoco es que yo esté nadando en otras ofertas en este momento, así que le dije que se lo buscaría".

    "Parece que nos tiene a los dos haciendo el trabajo sucio", miré el reloj del decodificador TiVo y vi que eran las 11:51. “Hablando de eso, necesito conectarme online y subir la última oferta. Me pidió que le consiguiera algunas cosas en eBay".

    "Es cierto", dijo Conrad. “Mencionaste algo de eso. Habiendo estado en su casa, no me sorprende. Ni siquiera estoy seguro de que tenga electricidad allí, y mucho menos acceso a Internet".

    Ambos nos pusimos en pie y saqué a Conrad de la sala de estar hacia la parte delantera de mi apartamento. "Gracias por dejarme pasar a ponerme un poco más sobrio antes de volver a casa con Lauren".

    "No hay problema", le dije. "La vida es un poco más interesante cuando Shelby está en la ciudad, ¿no?"

    "A veces es mucho más interesante", dijo Conrad. "Y eso no siempre es algo bueno. Toda la noche me ha vuelto loco de una manera seria".

    "Ese podría ser el hachís hablando".

    "Quizá, sí. Pero también es Shelby. Shelby y Kym juntos. Es como si juntos no fueran el doble de extraños, sino cuatro veces. Cuatro veces más intenso".

    Me despedí y vi a Conrad cruzar el estacionamiento hacia su coche, juzgándolo lo bastante sobrio (esperaba yo) para conducir. Cerré la puerta con llave y subí las escaleras para ver la subasta que debía terminar en unos minutos.

    Para cuando yo había llegado a casa después de nuestra tarde en el parque, la tonta paranoia de Shelby sobre coleccionistas rivales había comenzado a crecer en mí, así que creé una nueva cuenta de eBay no asociada con mi nombre real. Elegí «Lovecrafanático», que parecía describir en qué se había convertido Shelby. En cuanto a su lista, era bastante ambiciosa. Contenía cincuenta artículos, incluidas las primeras ediciones de las colecciones originales de Arkham House de las historias de Lovecraft junto con una gran cantidad de números de Weird Tales y otras revistas de pulpa de los años 20 y 30. Solo había unos pocos de estos últimos en Ebay, pero parecían andar por unos 200 dólares cada uno, así que hice ofertas en los tres, incluida la edición de febrero de 1936 de Astounding Stories que tenía una ilustración de portada dedicada por primera vez a En Las Montañas de la Locura de Lovecraft. También había un artículo para la subasta que, aunque no estaba exactamente en la lista de libros de Shelby, estaba bastante seguro de que él querría. Era un manuscrito firmado de uno de los poemas de Lovecraft, Desesperación, firmado por el hombre mismo. La oferta había comenzado en mil dólares y una persona había hecho una oferta.

    Yo tenía el astuto plan de intentar ganar la subasta en el último segundo, que era a la medianoche esa noche. Solo había otra oferta para el manuscrito de Desesperación la última vez que lo había revisado. Sin embargo, las cosas habían estado movidas desde entonces, con dos postores yendo y viniendo. El precio había subido rápidamente a 1.750 dólares en la última hora más o menos, pero parecía que el postor original había expulsado del campo a su rival. Con solo unos minutos, pujé por 1.800. Un momento después, la puja llegó a 1.850. Me di cuenta demasiado tarde que el otro tipo probablemente tenía una oferta de reserva máxima configurada y que el ordenador volvería a pujar hasta que alcanzara un límite preestablecido. Con el tiempo acabando, decidí ir a por ello. Supuse que su reserva sería de 2.000 dólares, apostando por la tendencia humana hacia los números redondos y bonitos. Ofrecí 2.050 del dinero de Shelby y pulsé enviar en el último segundo. Me sentí seguro.

    Cuando actualicé la página para ver los resultados finales, me sorprendió ver que mi oponente había ganado con una oferta de 2.100. "¡Mierda!" Grité a la pared de mi oficina. Estaba atrapado en la emoción de las pujas y odié perder. Aunque me tranquilicé pronto. Después de todo, el manuscrito ni siquiera estaba en la lista de Shelby y había muchas cosas que podía comprar sin tener que pujar a los vendedores de libros usados ​​en Intercambio de Libros Americanos. Estuve buscando un poco online sin pensar en los enlaces de Digg, y revisé mis cuentas de correo electrónico (había cuatro) por última vez antes de dar por cocluída la noche.

    Mezclado con el correo basura encontré un correo electrónico en mi cuenta de eBay de alguien que se hacía llamar Calvin Sinclair, con respecto a la reciente subasta de eBay:

    Estimado Lovecrafanático,

    Bien peleado. Casi me superó al final. Lamento haberle ganado el premio, pero soy un poco Lovecrafanático también. También soy un poco distribuidor de parafernalia lovecraftiana. A medida que he ido mejorado mi colección a lo largo de los años, tengo varias obras duplicadas, incluidas varias primeras ediciónes de Arkham House y numerosos números de Weird Tales. Por supuesto, no me separaré de ninguno de mis materiales autografiados, pero si está usted interesado en otros títulos, estoy seguro de que podríamos llegar a un acuerdo. Siempre me complace mantener correspondencia con otros aficionados del caballero de Providence.

    Saludos, Calvin Sinclair.

    Regresé a eBay y miré el perfil del vendedor de la persona que había ganado la subasta, que usaba el muy gracioso o no apodo de «sinslair». De todos modos, él era un prolífico usuario de eBay y tenía una calificación de retroalimentación positiva del 95 por ciento de las cosas que había subastado, que en su mayoría eran viejas revistas de pulpa de los años 20 y 30. El tipo parecía legítimo, así que le envié un correo electrónico con una copia de la lista de Shelby. Si él podía conseguirme todo eso de una vez, mucho mejor. Sintiéndome bien con este plan y sin tener idea de quién era realmente Calvin Sinclair, me fui a la cama sin una preocupación en la cabeza.

Capítulo 5

    La casa de Conrad y Lauren en Laurel Park siempre me daba una punzada de resentimiento cuando iba allí. Cuando la ciudad estaba en crecimiento y el centro de Sarasota era un páramo, este era un mal barrio. No me permitían pasar la noche en la casa del único amigo que tenía que vivía allí. Cuando abandoné la escuela de posgrado y me mudé de vuelta a casa, el barrio estaba en pleno desarrollo y yo había alquilado una ruinosa casa en la calle Roble que estaba a poca distancia de la vida nocturna de la calle Principal. Pero yo alquilaba y alquilaba, posponiendo la compra de casa, aún cuando mi arrendador me daba la oportunidad. Luego, el auge llegó y una inversión que habría estirado pero no roto mis recursos se disparó a la estratosfera más allá de mis posibilidades. Fue en ese auge inmobiliario de finales de los 90 que Conrad comenzó a cubrir sus apuestas sobre su deseo de una carrera en la radio y obtuvo la licencia de agente inmobiliario. Y una vez que vendió su primera casa, a solo tres manzanas de donde yo había estado alquilando, e hizo su primera comisión, más de lo que yo ganaba en un año como luchador escritor independiente, dejó atrás los sueños de DJ por los bienes raíces y, eventualmente, por Lauren.

    Ella era una abogada en la pista rápida para asociarse en una empresa del centro de tamaño mediano y había conocido a Conrad durante un acuerdo inmobiliario cinco años atrás. Aunque el centro había sido caro durante varios años cuando se casaron, ambos decidieron comprar una casa donde quisieran vivir de verdad, en lugar de celebrar una gran boda o una lujosa luna de miel. Dos años más tarde aún la estaban arreglando, pero estaba llegando y, hasta en este mercado a la baja, la casa valía el doble de lo que habían pagado (o eso me aseguraba Conrad). Finalmente me hice lo bastante inteligente como para comprar mi propia casa un par de años más tarde, pero para entonces un apartamento al sur de la ciudad en el barrio más genérico era lo único que podía permitirme. Una cosa que había aprendido de Conrad era que el asunto de las propiedades parecía tratar sobre las oportunidades perdidas y lo bien que las manejabas. Conrad no las manejaba muy bien, lo que lo mantenía hacia adelante buscando nuevas. Yo me había resignado a mi destino de vivir en un apartamento, e incluso me gustaba.

    Lauren abrió la puerta cuando llamé al timbre todavía con la blusa color crema y los pantalones azul marino que obviamente había usado para trabajar ese día. Me sonrió cuando le entregué una botella de vino y me dio un abrazo. "Hola, Rick", dijo ella. "Me alegra verte." Echó un rápido vistazo detrás de mí. "¿No te dijo Conrad que podrías traer una cita?"

    "No funcionó. No hicimos clic", le dije. Y no lo habíamos hecho. La noche anterior había sido otra noche desperdiciada en una reunión mediada por Pareja.com. "Resultó que ella era una republicana en el armario".

    "Bueno", dijo Lauren, "probablemente sea igual de bien entonces. La conversación en la cena podría haber sido incómoda."

    "Confía en mí, lo fue". La seguí al interior a través de la raramente usada gran sala hacia la cocina abierta y el comedor donde Conrad estaba salteando espinacas en una sartén. A Conrad y Lauren les encantaba la comida y les encantaba cocinar, y el hecho de que aún pudieran mantenerse en tan buena forma me volvía loco a veces. Yo tengo un cuerpo grande, musculoso por naturaleza, y a menudo se me describe como una presencia intimidante, pero tengo un centro blando que nunca parece desaparecer, sin importar cuántas sentadillas haga (y no hago muchas), y subo de peso con facilidad.

    Yo servía el vino mientras Lauren y Conrad colocaban la comida que habían preparado. Trucha asada al horno con una deliciosa salsa de vino blanco servida sobre espinacas con lentejas picantes. Aquello estaba, como siempre, delicioso, y Conrad y yo no tuvimos miedo de repetir mientras hablábamos. Lauren estuvo involucrada en una demanda contra la ciudad por un problema de zonificación que había salido en todos los periódicos durante la semana pasada, así que la presioné para obtener información al respecto. El abogado que representaba a la ciudad había ido a la escuela de leyes con ella, y ella bromeó diciendo que sería una incómoda reunión de clase después de que él leyera algunas de las citas de elección que ella le había dado a un periodista ese día.

    “Hablando de reuniones”, dijo Lauren, “tienes que ayudarme a convencer a Conrad de que vaya a la tuya”.

    "Tendrás que convencerme a mí primero", dije.

    "¿Ves?", intervino Conrad. "Rick tampoco quiere ir".

    "¿Por qué no?"

    "No hay nadie que quiera ver que vaya a estar allí. Ninguno de mis viejos amigos va a volver a Sarasota y los que viven aquí los veo todo lo que quiero de todos modos".

    "Además, se celebra en la Mesa del Chef y no es barato", dijo Conrad.

    "Tú has gastado más dinero en lugares peores saliendo a cenar con Rick", señaló Lauren. "Y creo que sería divertido ver a todos tus viejos amigos del instituto quince años después".

    "Recuerdas de que éramos friquis totales, ¿no?" Preguntó Conrad. "No siempre fui el suave, moderno y sofisticado agente inmobiliario que soy hoy".

    “¿Te has vuelto hoy moderno y sofisticado? Oh, cariño, qué orgullosa estoy de ti." bromeó Lauren. Ella se giró hacia mí. "Tal vez haya una antigua llama de la escuela secundaria con la que podrías reavivar algo. Un poco de sexo en plan «hagámoslo como en los viejos tiempos»".

    "Todas mis antigua llamas están casadas la última vez que lo comprobé", dije. Eso parecía cierto para muchas de mis ex. Tuve una serie de cuatro relaciones serias donde cada mujer se casó con la siguiente persona con la que salieron después de mí. Era casi suficiente para darle a un chico un complejo de algún tipo. En cuanto a las exllamas de la escuela secundaria, ese era un conjunto muy limitado: Cara McMillan, Kelli Hartshorn y Lisa Carlotti. Solo Lisa duró más de unas pocas semanas. Yo había perdido la noción de todas ellas a lo largo de los años, pero asumía que estaban bien y verdaderamente bien comprometidas.

    "¿Qué pasa con Shelby?" preguntó Lauren. "¿Él va?"

    "Si Shelby va, lo consideraré", dijo Conrad. "Me gustaría ver cómo reaccionan ante él y Kym".

    “Pensé que Kym era un perfecto encanto”, dijo Lauren, sorprendiéndome cuando agregó: “Almorcé con ella y Shelby ayer. Era un poco extraña, pero bastante agradable. Kym es muy divertida".

    “¿Vosotros tres almorzasteis juntos? ¿Por qué?" Le pregunté. Genial, Shelby había invitado a Lauren a almorzar y a mí aún no me lo había pedido.

    “Fue por negocios en realidad. Yo podía haberlo pagado todo, pero Shelby cogió la cuenta. Lo cual es bueno, porque fue una gran factura".

    "¿Qué tipo de negocio?"

    "Shelby quiere comenzar una iglesia", dijo Conrad. "¿Puedes creerlo?"

    "¿Una iglesia?" Me pregunté en voz alta. "¿Por qué demonios...?"

    "Si tuviera que adivinar", dijo Lauren, "es una especie de evasión de impuestos o algo así, aunque esa no es la razón que me dio, por supuesto. Es muy inteligente ese amigo vuestro. Dice todas las cosas correctas".

    "¿Cuál fue su razón?"

    "¡Cómo!, para difundir la fe, por supuesto", respondió Lauren sonriendo antes de dar un sorbo de vino. "Aunque cuál es su fe exactamente, todavía no lo tengo claro. Definitivamente no es ningún tipo de iglesia que mis padres reconocerían. Ciertamente no es cristiana".

    "La llama la Iglesia de la Sabiduría Espacial", dijo Conrad.

    "No", corrigió Lauren, "es Sabiduría Estrellada. La Iglesia de la Sabiduría Estrellada".

    Esto hizo sonar algunas distantes campanas en mi memoria, y estaba bastante seguro de que era una referencia a Lovecraft. Resolví buscarlo más tarde. "¿Y qué va a predicar en la iglesia?"

    “Fue lo bastante considerado como para no aburrirme con demasiados detalles. Yo estaba harta de ese asunto de la escuela dominical. En general, me pareció que era una especie de mambo yambo de la Nueva Era al estilo unitario sobre la inmensidad del universo y nuestro pequeño lugar en él y cómo todos estamos conectados o algo así. Sinceramente, no estaba prestando demasiada atención a los detalles. Me estaba atiborrando de sushi".

    "Atiborrarse de sushi no suena a la Lauren que conozco y amo", bromeó Conrad señalando el plato de comida de Lauren a medio comer. Lauren era muy ligera para comer, como testimoniaba su delgado cuerpo.

    "Lo sé, ¿verdad? Pero fue como si acabara de entrar en la fiesta. Estábamos en el restaurante Utamaru y Shelby no dejaba de pedir más y más, nada de arroz, solo pescado crudo y pulpo. ¿Se llama sashimi cuando lo sirven de esa manera? Y luego un par de botellas grandes de sake helado. Yo solo lo había tomado caliente, pero estaba bastante bueno frío. Mejor, creo. Él y Kym comían como si hubieran estado ayunando durante una semana y no dejaban de poner estos deliciosos trozos de pescado en mi plato y yo no dejaba de comérmelos. Supongo que cuando comes pescado crudo, tarda uno un tiempo en llenarse sin el arroz, porque yo seguía comiendo y comiendo".

    "Anoche se saltó la cena", dijo Conrad. "Quiso dislocarme los huesos cuando llegó a casa".

    Lauren le arrojó la servilleta y le disparó una mirada juguetona, pero sucia. "Cállate".

    "Es cierto", me insistió Conrad. "Deben de haber comido algunas ostras allí en alguna parte".

    “De hecho, las comimos,” dijo Lauren. "Pero EL CASO ES QUE, como estaba diciendo, teníamos una montaña de comida y principalmente ellos dos contaron historias sobre cómo se conocieron y qué habían estado haciendo estos últimos diez meses más o menos".

    “Espera a escuchar esto”, dijo Conrad. "Por mi parte, no me lo creo".

    “Se conocieron en Providence. Shelby al parecer se había escapado para quedarse con un primo que vivía allí arriba, pero los dos tuvieron una pelea por algo, así que tuvo que encontrar una habitación en una «casa fracaso». Así lo dijo él, no yo. «Casa Fracaso». Y estaba pasando los días deambulando por la ciudad y pensando en la vida o algo así y termina en un cementerio".

    “¿Un cementerio en Providence?”, dije yo. "Déjame adivinar, estaba buscando dónde está enterrado H.P. Lovecraft".

    "¿Cómo lo sabes?" Preguntó Lauren sonando sorprendida.

    "Shelby está flipado por Lovecraft estos días".

    “Shelby y Kym, querrás decir,” dijo Lauren. “Por la forma en que él me contó la historia, se rindió de intentar encontrar la tumba y decidió tirarle los trastos a la bella mujer que vio parada a unos cientos de metros de distancia. Era Kym, por supuesto, y sin duda ya habrás descubierto dónde estaba ella parada".

    "La tumba de Lovecraft".

    "La tumba de Lovecraft", confirmó Lauren. “Allí de pie con una copia de uno de sus libros en la mano. Me dijeron qué historia estaba leyendo, pero se me ha olvidado. ¿Algo sobre una casa tal vez? El caso es que se cayeron bien de inmediato, justo allí y en ese momento. Kym me dijo que nunca había conocido a nadie como Shelby y que después de quince minutos con él sabía que nunca iba dejarlo marchar. Shelby dice que él sintió exactamente lo mismo por ella. Cada uno de ellos bromeó afirmando que el otro le había lanzado un hechizo de amor".

    "Supongo que eso es muy bonito", dije. En realidad yo pensaba que era muy bonito. "Espero que la gente se enamore encima de mi tumba algún día".

    "Tú y Shelby tenéis un sentido muy raro de lo bonito”, dijo Conrad. “Todos esos juegos de horror alteraron vuestro sentido de lo romántico. Quiero decir, Jesús, la forma en que vosotros dos os obsesionasteis con El Cuervo... "

    "Yo era joven", le dije riéndome. "¡No daba para más!"

    “Venga ya, cariño, eso era algo bonito”, dijo Lauren. “Y parece haber funcionado para ellos. Aparentemente, Kym solo estaba en la ciudad para el fin de semana y regresaba a Brooklyn esa noche. Se detuvieron en la habitación de Shelby el tiempo suficiente para empacar sus maletas y él volvió con ella".

    "¿Alguna pista de dónde viene su dinero?" Pregunté, aún asumiendo que Kym pagaba la casa y todo lo demás, ya que Shelby ciertamente no tenía dinero.

    “Traté de profundizar un poco en eso. El dinero tiene que venir de algún lado, pero ambos evitaron hábilmente mis cuestiones, y yo fui demasiado educada para preguntar. Cuando le pregunté a Kym a qué se dedicaba, me dijo que era escultora. A menos que sea la reencarnación de Rodin, no puedo imaginar que haya sacado el dinero de ahí".

    "¿Y estamos seguros de que el dinero es de ella, no de él?" Pregunté.

    "Debe de serlo", dijo Conrad. “¿Puedes creer la suerte que tiene? Por fin se establece con alguien y resulta que está forrada. Demonios, tal vez eso es lo que Shelby estuvo esperando todo el tiempo. Y ahora va a empezar una iglesia, lo cual tiene que ser una excelente manera de ganar dinero libre de impuestos si funciona. Si funciona, siendo un gran «si» en este caso".

    “Bueno”, dijo Lauren. "No parecían muy preocupados por el dinero en el almuerzo o cuando les dije cuánto cobro por hora. Probablemente podrían hacer el papeleo para convertirse en una iglesia mucho más barato con alguien menos conocido. Yo se lo dije, pero Shelby insistió en que quería mantenerlo todo en la familia, por así decirlo".

    "¿Qué se necesita para comenzar una iglesia, por cierto?" Le pregunté. La idea nunca se me había ocurrido, al ser una persona tan irreligiosa como uno podía encontrar, pero ahora que me estaba acostumbrando a la idea de que Shelby lo iba a hacer, todo estaba empezando a encajar. Como por qué Conrad había pensado que las otras personas que vivían en la casa de Shelby lo trataban como una especie de gurú. Parecía que eso era exactamente lo que él quería ser para ellos. Eran sus acólitos y él podía predicarles su filosofía inspirada en Lovecraft como sacerdote. A diferencia de la casa en el Paseo del Punto del Indio, donde solo era el compañero de cuarto más viejo del grupo, aquí se estaba erigiendo como el hombre al mando, el líder al que todos admiraban.

    O me imaginaba yo que eso es lo que él debía de haber pensado. Yo mismo tenía dificultades para ver a quién apelaría esta nueva religión.

    "Yo nunca antes había establecido una iglesia, así que hice que uno de los asistentes legales lo investigara cuando regresé a la oficina", dijo Lauren. "Resulta que es bastante fácil o bastante complicado, dependiendo de a quién le preguntes. Algunos, principalmente las iglesias, sostienen que las iglesias están automáticamente exentas de impuestos y no tienen que presentar ningún documento especial ante Hacienda. Como abogada, yo no lo recomendaría. Si el estado tiene documentación relacionada con algo que quieres hacer, es mucho menos complicado si completas dicha documentación. Entonces, lo básico que se debe hacer es solicitar el estado 501c3 como organización religiosa y luego puedes operar como una organización sin fines de lucro y las personas pueden enviarte donaciones deducibles de impuestos. Pero hay una trampa. Si haces eso, entonces no puedes tomar una posición sobre ningún tipo de asunto político directamente, específicamente en las elecciones. No puedes apoyar directamente a un candidato o cosas por el estilo. Muchas iglesias se han estado metiendo en problemas por esto últimamente".

    "¿Y solo hay que archivar la documentación y ya eres una iglesia?" Pregunté.

    "No subestimes el papeleo. Hay muchísimo: presupuestos, documentos legales de organización, detalles sobre las actividades y programas planificados del grupo, etc. Después de todo eso, Hacienda aún tiene que aprobar tu estado, y eso puede tardar seis meses a menos que lo aceleres. Y solo puedes hacerlo si estás tratando de ayudar con un poco de alivio por desastre, como después de un huracán, o si estás a punto de recibir una gran donación de dinero que abarcará la mayor parte de tu presupuesto anual y necesitas que la donación sea deducible de impuestos. No estoy segura de cuán serios son sobre el financiamiento de su iglesia o lo que realmente planean hacer, pero voy a aconsejar a Shelby y a Kym que reclamen la gran donación. A menos que quieran buscar algún desastre con el que ayudar”.

    "Entonces, ¿crees que tienen una muy buena oportunidad?" Preguntó Conrad. "¿De verdad podrán comenzar una iglesia así sin más?" Chasqueó los dedos.

    "No veo por qué no. Las personas forman organizaciones sin fines de lucro e iglesias a todas horas. No veo que tengan ningún problema con eso".

    “Dile lo del coche”, le dijo Conrad. "Lo de la suburban".

    "Oh, venga ya, ni siquiera estoy segura..." dijo Lauren.

    "Tienes que oír esto. Esto es muy raro. Ella camina con ellos de vuelta al parking de allí, ¿vale? Y llegan primero al coche de Shelby y Kym... "

    "Es un Toyota Land Cruiser de lo más antiguo", continuó Lauren. “Ruinoso, rayado y abollado. Nos detenemos y nos despedimos y noto que su suburban se balancea un poco hacia adelante y hacia atrás, solo un poco. Rodando hacia adelante y hacia atrás sobre los neumáticos lo justo para darme cuenta. Les pregunté si tenían un perro allí dentro o algo así."

    “Ambos se rieron y me preguntaron por qué preguntaba eso. En este punto, el coche dejó de moverse y yo no estaba segura de qué decir. Murmuré algo sobre pensar haber visto que la cosa se movía. Luego todos lo miramos durante unos segundos y me sentí como tonta. Yo me río y termino con las despedidas. Shelby abre la puerta del pasajero para entrar y escucho una especie de sonido amortiguado, tal vez como un gruñido, pero no un gruñido en realidad. No puedo describirlo, y hay un extraño olor dulce y empalagoso que sale del coche. No pude evitarlo y pregunté qué era ese olor. Shelby afirmó que era solo incienso, pero yo no veo cómo podían conducir con un olor así tan fuerte. Así que yo seguí caminando hacia mi coche, pero miré por encima del hombro cuando los escuché salir. Conducía Kym, y pude ver a Shelby a través de la ventanilla trasera y estaba hacia atrás sobre el asiento: debía de estar de rodillas en el asiento delantero y estaba trasteando con algo en la parte posterior. No sé el qué".

    "¿No es raro?" Preguntó Conrad. "Shelby siempre ha odiado las mascotas".

    "No es tan raro", dijo Lauren. "Estoy segura de que estaban avergonzados de haber encerrado a su perro en el coche. Estaba en un aparcamiento a la sombra en un día fresco, por lo que el perro no estaba en peligro real, pero ya sabes que la gente tiene la idea de encerrar al perro en un automóvil. Esa suburban suya es más grande que algunos apartamentos en los que vivían mis amigos cuando estábamos en Columbia".

    "Sigo creyendo que es raro", dijo Conrad.

    "Tal vez el extraño incienso sea algo holístico para ayudar a Shelby con su alergia a las mascotas", sugerí, aunque eso tampoco sonaba muy cierto.

    No llegamos a ninguna conclusión esa noche sobre qué o quién podría haber estado en la suburban ni de dónde provenía el olor. Más tarde, por supuesto, estos pequeños hechos parecerían pistas importantes sobre lo que Shelby realmente estaba haciendo, y Conrad lamentaría que no hubiéramos visto las señales de advertencia en ese momento.

    Pero en aquel momento nuestra conversación vagó a otros temas mientras comíamos pastel y bebíamos café. Regresé a casa agradablemente lleno alrededor de las 10:00 p.m., agradecí a mis amigos por la comida y prometí una vez más que algún día los llevaría a mi casa a cenar.

    Mientras conducía a casa me pregunté por centésima vez por qué Shelby aún no me había invitado a su nueva casa ni me había presentado a Kym. Ni siquiera tenía su número de teléfono todavía (ni Conrad tampoco). Pero tenía la dirección que Conrad me había dado y sabía que el primero de los libros que le había comprado por Internet llegaría pronto, así que tendría la excusa perfecta para pasarme por allí sin avisar. Tal vez yo también tuviera la oportunidad de presenciar algo de este extraño comportamiento del que Conrad y Lauren me habían estado hablando.

Capítulo 6

    El chico de FedEx siempre tiene dificultades para encontrar mi casa dentro del ilógico diseño de mi urbanización de apartamentos. Me había olvidado de decirle a Sinclair que pusiera la letra del edificio en su etiqueta de correo, de modo que el repartidor tuvo que llamarme para que le guiara. Le recibí en la puerta y firmé por una caja grande, más grande de lo que yo había pensado. Dejé la caja sobre la mesa del comedor y usé un cuchillo de carne de la cocina para cortar la capa de cinta de doble grosor que la sellaba.

    Salieron flotando los cacahuetes de embalaje cuando la abrí, y tuve que escarbar entre ellos para encontrar los libros y las revistas. Cada ejemplar estaba «ensandwichado» entre dos láminas de cartón recortadas (para que fueran un poco más grandes que el libro en sí) y luego envuelto en plástico de burbujas y más cinta adhesiva. Tardé cerca de media hora sacarlos todos cortando el embalaje con cuidado, pero me sentía más que confiado de que los libros no habían sufrido ningún daño durante el envío. No era de extrañar que Sinclair tuviera una calificación de aprobación tan alta en eBay.

    Los libros más caros y preciados eran dos colecciones de la primera edición de Arkham House de la obra de Lovecraft (la primera vez que sus historias se habían recopilado en forma de libro): El Extraño y Otros de 1939 y Al Otro Lado de la Barrera del Sueño de 1943. Yo había pagado un poco más de 1.000 dólares del dinero de Shelby por cada uno de estos dos libros, y sabía que Sinclair me estaba haciendo de verdad un trato decente a ese precio. No estaban en perfecto estado de ninguna manera, pero el desgaste era mínimo y principalmente en los bordes. Los hojeé cuidadosamente, respirando profundamente el olor a libro antiguo. No quería dárselos a Shelby ahora que los tenía en la mano. La edad y la rareza de ellos me atrajeron. Abrí El Extraño, el primero de los dos, que contenía muchas de las historias más famosas de Lovecraft, y comencé a leer el primer relato del libro: Dagón.

    Dagón es uno de los primeros relatos de Lovecraft, publicado originalmente en 1917. Con solo unas pocas páginas de extensión, es una encapsulación perfecta de muchos de los aspectos que hacen que la ficción de Lovecraft sea tan única y convincente. Un narrador sin nombre escapa de la captura de un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial y termina a la deriva en el océano. Después de días sin ver tierra ni otros barcos, se desmaya y tiene sueños perturbadores, solo para despertar y encontrarse en una contínua llanura de barro aparentemente interminable llena de criaturas marinas muertas. Supone que la tierra debe de haber sido levantada por alguna actividad volcánica y se dispone a encontrar dónde termina. Se encuentra con una gran grieta abisal a la luz de la luna y, obligado por la curiosidad, desciende a sus profundidades. Allí, a la luz de la luna, ve un monolito imponente, obviamente construido por manos inteligentes. El edificio de piedra está lleno de extraños jeroglíficos e imágenes de criaturas mitad hombre, mitad pez. Sabiendo que estas tallas deben de haber estado bajo el agua hasta la reciente agitación, él comienza a perder la noción de la realidad. Pero justo cuando se consuela a sí mismo con la idea que las criaturas marinas probablemente sean los antiguos dioses de una tribu perdida, aparece el monstruo: una gigantesca criatura marina bípeda que envuelve el monolito con brazos colosales y aúlla a la luna. Llevado a la locura por la visión, el narrador huye hacia la noche y regresa a su bote donde se desmaya. Despierta mucho después en un hospital, después de haber sido encontrado en el mar y rescatado. Pero ahora está obsesionado con lo que ha visto, más aún porque sabe que nadie le creerá nunca. Y así, cuando el suministro de su morfina que le duerme la mente se termina y la locura toma el control, sabemos que pronto se quitará la vida.

    Me llevó unos cinco minutos leerlo, diez a lo sumo, pero la historia mantuvo enganchada mi imaginación. Aquí estaba el primer sabor temprano de las criaturas marinas que jugarían un papel tan destacado en la obra maestra posterior de Lovecraft: La Sombra Sobre Innsmouth. Y aquí también estaba el brillo de la imaginación macabra de Lovecraft: los indicios de una antigua civilización submarina de criaturas marinas que la humanidad nunca había conocido; el enorme monstruo alucinante que trasciende la escala humana y la comprensión; el impulso del narrador por aprender más, aunque le cueste la cordura. Y luego está el hecho simple y más básico del verdadero horror de la historia: el monstruo Dagón ni siquiera toma en cuenta de que el narrador está allí. Ciertamente no lo persigue. Y, sin embargo, destruye por completo la mente del hombre y, en última instancia, su vida, solo por el mero hecho de su existencia. Solo saber que existe ese monstruoso behemoth en el mundo asegura que el narrador nunca volverá a dormir bien. Esa es la verdad del horror de Lovecraft: una vez que te das cuenta de lo aterrador que es realmente el universo, no puedes evitar volverte loco.

    Yo no tuve todas estas ideas en ese momento mientras estaba sentado a la mesa del comedor. Solo sabía que la historia era más poderosa y convincente de lo que yo recordaba de Lovecraft durante mi primer encuentro con él inspirado en los juegos. Nunca había leído Dagón antes, aunque sabía exactamente lo que era en términos de juego: «uno de los dioses alienígenas menores, un sirviente de Cthulhu, progenitor de los Profundos».

    No es el tipo de monstruo que aparece en el gran final de un juego, sino tal vez una desagradable amenaza para subir la apuesta alrededor del punto medio. Fue una sensación extraña ver al viejo monstruo a través de lo que para mí eran nuevos ojos, pero en realidad era la visión original de Lovecraft. Pasé del libro a una de las historias más famosas, La llamada de Cthulhu. Yo lo había leído este cuando jugábamos el juego que este había inspirado, pero en realidad solo recordaba la escena final con el Gran Cthulhu levantándose con el «hedor de un millar de tumbas abiertas» (una frase que se me había quedado depués de todos estos años). Pero antes de que pudiera comenzar, sonó el teléfono. El identificador de llamadas mostraba un número bloqueado, pero descolgué de todos modos pensando que podría ser una llamada de un amigo mío de PI en Nueva York que siempre llamaba de forma anónima.

    "¿Puedo hablar con el Sr. Dakan, por favor?" preguntó la voz al otro extremo de la línea con tonos precisos, ligeramente nasales. Había pronunciado mi apellido correctamente (rima con beicon), por lo que dudaba que fuera un teleoperador.

    "Soy yo", dije.

    "¡Hola! Quien llama es Calvin Sinclair. Le vendí unas obras de Lovecraft".

    "Sí, por supuesto", le dije sorprendido. "Acabo de recibirlas hace un rato".

    "Maravilloso, maravilloso", dijo Sinclair sonando aliviado. "Vi en la página web de Federal Express que se las habían entregado, pero quería llamar y asegurarme de que era usted quien había firmado por ellas".

    “El mismo. Gracias por comprobar. Hiciste un trabajo increíblemente minucioso al empacarlos para su envío".

    “Son libros raros e importantes. Deben ser preservados y mimados como tales. Espero que no haya daños. Por supuesto, fue difícil separarme de ellos, pero tengo versiones ligeramente mejor conservadas de todas esas obras, y necesito financiar mi pequeño pasatiempo de alguna manera. Estoy seguro de que sabe a qué me refiero. ¿Lleva mucho tiempo coleccionando parafernalia lovecraftiana?”

    "En realidad son para un amigo".

    "Ya veo", dijo con voz normal, aunque inferí cierta decepción. Probablemente había estado deseando hablar con un compañero entusiasta.

    "Pero me siento tentado a quedármelos", dije con un tono ligero. “Estos libros son increíbles. Acababa de leer Dagón justo antes de que llamaras".

    “Un excelente lugar para comenzar”, dijo Sinclair sonando complacido. "¿No ha leído nada de Lovecraft antes?"

    "Sí, pero hace mucho tiempo. Mi amigo... " Iba a decir el nombre de Shelby y me detuve, recordando que él quería permanecer en el anonimato por alguna razón. "Me ha vuelto a interesar. Yo jugaba al juego en el instituto, ya sabes, el juego de rol La Llamada de Cthulhu.”

    "Estoy al corriente de él, por supuesto, aunque nunca he participado. Eché un vistazo a uno de sus volúmenes en una librería una vez, pero me interesó poco. Aunque le doy crédito a la propia editorial, Chaosium, ¿no es así? Han hecho mucho por mantener vivo el legado de Lovecraft e imprimieron una gran cantidad de material auxiliar de los Mitos en sus antologías de relatos".

    "Tendré que revisar algunas de ellas", dije haciendo una nota mental para hacerlo.

    “A su debido tiempo, por supuesto. Por ahora debe concentrarse en la obra de Lovecraft. Los relatos en El Extranjero y Otros son un excelente comienzo, incluyen la mayoría de los logros más importantes de Lovecraft. ¿Puedo preguntar cuánto tiempo le ha llevado leer Dagón? "

    Sentí que había entrado en una clase de inglés y que me ponían una tarea de repente. "No sé, diez minutos más o menos."

    "Sé que es un relato corto, pero la obra de Lovecraft merece ser saboreada. Pase un tiempo con cada oración y deje que su visión cubra la de usted. Intente oler el olor a pescado muerto en esa isla interminable e imagine el horror del mismísimo Dagón apareciendo bajo una luna gibosa".

    "Um, vale, gracias por el consejo".

    "Podría agregar que si bien elogio a Chaosium y a otros por difundir un conocimiento general de Lovecraft a un público más amplio, este tipo de cosas atraen a cierto tipo de entusiastas que no son muy serios en absoluto".

    “¿Coleccionistas no serios, quieres decir?”

    “No exactamente. Pueden tomarse muy en serio su colección, lo que, para ser sincero, me irrita aún más porque no toman en serio su erudición. Ven la obra de Lovecraft como una colección de cuentos baratos sobre monstruos con tentáculos".

    "Bueno, ya, ¿y no es eso lo que son? Quiero decir, claro, son cuentos baratos muy buenos sobre monstruos con tentáculos, pero ¿no es ese su atractivo? Ciertamente lo era para mí cuando era más joven".

    "Supongo que algunos comparten su punto de vista, pero hay mucho más en Lovecraft que eso. No creo que cosas como ese juego sean de muy buen gusto, y estoy seguro de que Lovecraft se habría horrorizado al ver algunas de las innumerables formas en que su visión se ha pervertido".

    Yo no tenía ninguna respuesta a eso y me sentí extrañamente castigado por mis propios gustos juveniles y mi incapacidad para ver a Lovecraft como un genio literario. "Entonces ¿supongo que tú eres un serio erudito de su obra?" Pregunté.

    "Me gusta pensar que sí, así es", respondió con un toque de orgullo. "Estoy trabajando en una biografía de Lovecraft en este momento, de hecho".

    "¿En serio?" Como escritor, conozco a muchas personas que afirman que están trabajando en un libro, lo que generalmente significa que tienen una idea para un libro en su cabeza que les gustaría ver mágicamente en papel de alguna manera.

    “Bueno, El H.P. Lovecraft: Una Vida de S.T. Joshi es un buen trabajo, por supuesto, pero yo creo que sufre un poco de los prejuicios y parcialidad ateos de Joshi. Cubre todos los detalles de la vida de Lovecraft con impresionante detalle, pero pasa por alto algunos aspectos importantes de los demonios internos de Lovecraft y la importancia espiritual de las obras en sí. ¿Ha leído muchos ensayos sobre Lovecraft?"

    "No. En realidad no", dije, luego me detuve, pensando que tal vez este erudito de Lovecraft podría darme una idea de la nueva obsesión de Shelby. "Pero estoy interesado en aprender más".

    Sinclair tomó mi muestra de interés y saltó sobre ella con el orgullo y entusiasmo de un experto devoto que difunde las grandes verdades de su campo de elección.

    “Hay muchas escuelas de pensamiento sobre Lovecraft y su trabajo, por supuesto, como con cualquier otro gran maestro en las artes. Yo intento tener una mente abierta a todos los diferentes enfoques. Creo que es importante escuchar todas las posibles interpretaciones e ideas antes de emitir un juicio final. Me ha llevado años de estudio y reflexión llegar al punto en el que estoy hoy".

    Procedió a enumerarme varias obras académicas diferentes; algunas de las cuales, como el ensayo del novelista francés Michel Houellebecq, quien me gustaba mucho; sonaban bastante interesantes. Sentí ese momento de leve vértigo que siempre siento cuando se abre ante mí un nuevo tema que despierta mi curiosidad: las huecas fauces de la ignorancia que quiero llenar, pero sé que probablemente nunca tendré el tiempo o la energía de explorar como merece, y lo que generalmente me lleva a comprar un montón de libros de los estantes, todos con los primeros capítulos sin leer.

    "¿Puedo preguntar, es tu amigo un coleccionista serio?"

    “Sí, creo que sí. Ciertamente es muy serio sobre Lovecraft. Es prácticamente de lo único que habla estos días".

    Sinclair soltó una educada risita. “Conozco la sensación. Algunos de mis conocidos ponen los ojos en blanco cuando empiezo con una historia de Lovecraft u otra, aunque he convencido a muchos de ellos de mi punto de vista".

    "Puedo hacerme una idea".

    “Primero descubrí su obra mientras estaba en el seminario, de entre todos los lugares. Al principio fue solo una distracción de los rigores académicos de mis estudios, pero pronto las historias del caballero de Providence comenzaron a ocupar un lugar cada vez más importante en mis pensamientos. En un momento en realidad los dejé por la Cuaresma. Por supuesto yo nunca fui ordenado. Mi interés siempre fue más académico que evangélico. Me convertí en profesor de teología durante algún tiempo, aunque ahora estoy muy retirado de ese tipo de academia. La pequeña torre de marfil de mi pequeña librería de libros raros y de segunda mano aquí en Providence es la única almena que necesito ya. Me especializo en antigua pulpa de las décadas de 1920 y 1930, aunque, por supuesto, me ocupo de todo tipo de libros raros. En mi búsqueda de obras originales de Lovecraft me encuentro con muchas otras. Me he convertido en un pequeño nexo de información bastante significativo para las diversas facciones de coleccionistas. Me considero una parte neutral en sus diversas rivalidades y disputas".

    “¿Qué quieres decir? ¿Qué tipo de rivalidades y disputas puede haber entre los coleccionistas de viejas revistas de pulpa?

    "Oh, los pequeños celos y resentimientos habituales que brotan cada vez que tienes una pequeña comunidad de personas apasionadas por algo", dijo con una cadencia larga y perezosa. "Estoy seguro de que ha experimentado este tipo de cosas".

    "Creo que sí," dije pensando en algunas de las personas que había conocido en varias convenciones de ciencia ficción y comics. ¿Y sobre qué discuten? ¿Sobre quién ganaría en una pelea entre Godzilla y Cthulhu o algo así?”

    Sinclair se echó a reír. "No, no, nada de eso, estoy seguro. Asuntos más esotéricos. El significado de las obra de Lovecraft, las fuentes de su inspiración. Sabemos por sus cartas que los sueños de Lovecraft inspiraron muchas de sus historias, incluyendo Dagón. Esa parte en la que el narrador se abre camino a través del barro de regreso a su bote es parte de uno de los sueños de Lovecraft. También se descomponen en líneas cosmológicas. Una facción se aferra a los escritos antirreligiosos y antisupersticiosos de Lovecraft y encuentra sus obras totalmente en consonancia con las doctrinas del materialismo. Otros creen que Lovecraft tenía una idea real del cosmos, e incluso de otras dimensiones, y que sus historias contienen información real codificada en forma de metáforas de horror de pulpa. Aún otros insisten en que Lovecraft era un recipiente involuntario para las fuerzas externas que se comunicaban con él a través de sus sueños. Sin embargo, otra facción enfatiza su papel como progenitor de la ciencia ficción moderna y encuentra advertencias sobre los abusos de la ciencia industrial enloquecida en su obra. Y estas son solo las posiciones más populares. Como he dicho, yo no tomo partido per se. Colecciono parafernalia lovecraftiana y admiro mucho al hombre y su obra. Veo méritos y defectos en muchos de los argumentos, pero sobre todo me gusta mantenerme en contacto con el latir de las cosas". Hizo una pausa un momento y me pregunté si tal vez se había dado cuenta de cuánto tiempo habíamos estado hablando, aunque esta charla sobre facciones me pareció algo intrigante. "¿Cree que su amigo encaja en alguna de estas categorías?"

    Yo me pregunté lo mismo. Shelby parecía haber encontrado cierto significado en la obra de Lovecraft y me imaginé que debía haber tenido cierta exposición a estas diversas facciones y sus ideas. Era posible que estas fueran las personas que él no quería que supieran acerca de los libros que estaba coleccionando. Aunque quizá no. Yo ni siquiera estaba seguro de que Shelby tuviera acceso a Internet. O tal vez Kym fuese parte de uno de esos grupos.

    "No lo sé", le dije a Sinclair. "No ha entrado nunca en detalles".

    “Ah, bueno. En cualquier caso, espero que aprecie las obras que me compró usted en su nombre, y estaré atento a cualquiera del resto de artículos de la lista que me envió. Asegúrese de contactar conmigo si tiene algún problema. Y, por favor, pase mi información de contacto a su amigo en caso de que alguna vez quiera tratar conmigo directamente".

    "Claro, no hay problema", dije, aunque yo seguía reflexionando sobre la posible postura ideológica de Shelby en el Gran Debate online sobre Lovecraft. Entonces se me ocurrió que había algo con lo que Sinclair podría ayudarme después de todo. "En realidad, ¿puedo hacerte una pregunta rápida?"

    "Por supuesto", dijo.

    "¿Sabes a qué podría referirse Sabiduría Estrellada?" Le pregunté. El nombre se me había quedado en la cabeza cuando salí de casa de Conrad y Lauren la otra noche, y todavía no me había molestado en buscarlo para averiguar de qué historia de Lovecraft Shelby lo había cribado.

    Hubo un largo momento de silencio en el otro extremo. "¿Por qué?" respondió Sinclair finalmente.

    Su brusquedad repentina me puso un poco paranoico, así que dije: "Lo oí el otro día y pensé que era una referencia a Lovecraft de algún tipo".

    "Lo es, lo es", dijo. "Es una referencia a una iglesia corrupta en El Morador de las Tinieblas, uno de los últimos relatos de Lovecraft".

    "¿Una iglesia?" Pregunté, no me sorprendió en absoluto que Shelby lo hubiera elegido para el nombre de su propia iglesia.

    “Sí, pero no una iglesia cristiana. Una secta oscura y peligrosa dedicada a la adoración de los Grandes Primigenios. ¿Dónde ha oído la referencia?" me preguntó, tal vez un poco ansioso por una respuesta.

    "No estoy seguro", mentí. Debió de haber adivinado que era de mi «amigo», pero yo no quería revelar ninguno de los secretos de Shelby. "Probablemente en algún lugar de Internet mientras buscaba cosas de Lovecraft".

    "Sí", dijo Sinclair. "Eso, por supuesto, tiene perfecto sentido".

    "Bueno, tengo que irme", le dije, no queriendo tener que mentirle más de lo necesario. “Quiero pasar más tiempo leyendo estos libros antes de entregarlos. Gracias por toda tu ayuda".

    “Un placer. Y tómese su tiempo con ellos. Me lo agradecerá más tarde".

    Después de colgar, me tomé un momento para recuperar el aliento mental y escribir algunas de las cosas que Sinclair había mencionado durante nuestra conversación. Siempre me entusiasma aprender de los expertos, especialmente en pequeñas áreas nicho de conocimiento. Estaría bien tener a Sinclair como contacto, especialmente si Shelby aún quería que le comprara libros y me diera más dinero para hacerlo. En tal caso Sinclair probablemente podría resolverme el trabajo. Miré el El Extranjero y Otros por largo rato, examinando la descolorida cubierta azul y blanca y preguntándome cuántas otras personas lo habían leído y quién había comprado el volumen por primera vez.

    Esa noche, me llevé el libro a la cama, teniendo cuidado de no dañar ninguna de las amarillentas páginas ni rasgar aún más la ajada sobrecubierta. Pasé a algunas de las historias que más recordaba de mis días de juego en la escuela secundaria, comenzando con La Llamada de Cthulhu y pasando a El Horror de Dunwich. Me quedé dormido a las pocas páginas del segundo relato, uno de los pocos que recordaba muy bien, principalmente porque había una cursi versión en película protagonizada por Dean Stockwell y Sandra Dee que yo había visto un par de veces en VHS.

    Me desperté al día siguiente con el aporreo a mi puerta (aún no tengo timbre) y luché por encontrar las gafas mientras me arrastraba fuera de la cama. Eran las 8:14 a.m., un poco temprano para FedEx, pero esperaba un paquete de uno de mis editores y no quería tener que ir al depósito para recogerlo después de las 5:00. Bajé corriendo las escaleras solo con mi ropa interior y una camiseta y abrí la puerta más fuerte de lo necesario, casi golpeándola contra la pared. No era FedEx. Era Shelby, en chándal y con una vieja mochila colgada al hombro.

    "Buenos días, Rick", dijo con una sonrisa. "¿Te he despertado?"

    "Un poquito, sí", le dije acompañándolo dentro.

    La mirada de Shelby se fijó de inmediato en el paquete abierto en la mesa de mi comedor y en la pila de Weird Tales y otros libros que le había comprado. "Están aquí...", dijo con voz apagada mientras recogía la copia de Al Otro Lado de la Barrera del Sueño. Acarició la tapa durante un momento, luego se giró hacia mí y exigió saber, "¿Dónde está El Extraño?"

    Retrocedí mentalmente por lo afilado de su tono. "Está arriba", le dije. "Voy a buscarlo".

    Me tomé mi tiempo para llevarle el libro, deteniéndome para usar el baño primero. Ni una palabra de agradecimiento de su parte, y yo no aprecio que la gente sea cortante conmigo, mucho menos cuando me han despertado de un sueño profundo. Encontré el libro en el suelo junto a la cama y se lo llevé. Vi que él ya había guardado en la mochila las otras revistas y libros y me estaba esperando junto a las escaleras. Shelby llevaba con aquella mochila al menos una década y, durante su etapa de ir en bicicleta a todas partes a finales de su veintena, siempre la llevaba con él, a veces llena de octavillas para guateques o fiestas «rave», otras con toda la ropa y los efectos personales que se llevaba en viajes por carretera de tres semanas. Verlo con su última obsesión dentro la mochila, me hizo preguntarme lo serio que iba con esto de Lovecraft.

    Le entregué el libro. Me entristeció ver el libro partir, aunque había pedido las versiones baratas de los libros de bolsillo de Lovecraft y esperaba que llegaran en cualquier momento para poder ponerme al día a mi propio ritmo. "Aquí está. Primera edición, Arkham House. He gastado todo el dinero que me diste, así que... "

    "Hay más", dijo Shelby, señalando con la cabeza hacia la mesa del comedor donde había otro grueso sobre. Él no quitaba los ojos del libro y lo examinó cuidadosamente, incluso con reverencia. Lo abrió y comenzó a leer desde una página aparentemente aleatoria.

    "Me he puesto en contacto con un coleccionista serio..." dije después de unos incómodos momentos de verlo leer.

    Esta declaración hizo que Shelby interrumpiera su lectura del libro. "No le mencionarías mi nombre, ¿verdad?" preguntó.

    “No, no, por supuesto que no. Pero es una buen fuente y probablemente pueda usarla para conseguir la mayoría del resto de las cosas de tu lista".

    “Si tienes que hacerlo... Aunque si puedes, utiliza tantas fuentes diferentes como sea posible, ya sabes."

    "No, no lo sé en realidad. ¿A qué viene todo ese secreto, por cierto? "

    "Ladrones, amigo mío", dijo Shelby con una sonrisa. "No quiero que vengan ladrones en busca de un buen botín". No me creí esta explicación ni por un instante y su sonrisa me decía que él tampoco. Pero antes de que pudiera presionar sobre el tema, me preguntó: "Bueno, ¿quieres unirte?"

    “¿Unirme a qué? ¿A tu iglesia?" Le di la espalda y recogí un poco de errante material de embalaje de la mesa del comedor.

    "Supongo que Conrad y Lauren te lo han contado". Shelby se acercó a mí y pasó la mano por la mesa de cristal.

    Me giré y le miré a los ojos. "No saben gran cosa".

    Él sonrió y me guiñó un ojo. “Nadie de fuera lo sabe. Por eso tienes que unirte".

    “Bueno, renuncié a las iglesias hace mucho tiempo, Shelby. ¿Qué hace que la tuya sea tan especial? "

    "Para empezar, no somos una iglesia en realidad. Somos algo diferente". Su pecho se hinchó un poco, arqueó las cejas. "Una experiencia. Un movimiento. Una educación. Hacemos las mismas preguntas que todas las otras iglesias, pero a diferencia de todas las demás, nosotros no tenemos miedo de las respuestas. No le tememos a la verdad".

    "Creo que paso", le dije. A mí todo eso me sonaba a mambo yambo pretencioso. "No te ofendas, hombre, pero te conozco demasiado tiempo para verte como una fuente de verdad sobre el universo". Las palabras salieron más duras de lo que yo había pretendido. Yo estaba mayormente de broma con él, aunque también estaba un poco molesto por haber sido despertado y por su evasiva general sobre los detalles.

    Se acercó a mí, su rostro a solo unos centímetros del mío. “Yo no, Lovecraft. Yo solo soy el intérprete de las verdades que él vio. Y hay muchas personas que me ven como un conducto hacia la verdad, y habrá muchos más por venir". Me di cuenta de que él estaba un poco molesto conmigo, aunque alguien que lo conociera menos que yo podría no haberlo captado. "Te estoy ofreciendo la oportunidad de ayudar de verdad a construir algo con esto".

    Di un paso atrás y me volví hacia la cocina para tirar los plásticos que había recogido de la mesa. “¿Construir qué? ¿Qué estás haciendo exactamente? " Le dije por encima del hombro.

    "Estamos sacudiendo el mundo, Rick. Comenzando en Sarasota, estamos preparando el escenario en la mente de las personas para el futuro. Les estamos mostrando un camino de aterradora verdad desencadenada".

    "¿Y qué tiene eso de divertido?" Exclamé desde la cocina.

    "Es divertido en todas las formas posibles, confía en mí. Esta ciudad, este mundo, no está listo para lo que tengo que mostrar más de lo que estaba listo cuando Lovecraft escribió sobre ello en los años 20, pero se acabó la espera. Las estrellas tienen razón. El momento es ahora".

    Yo había escuchado versiones de este discurso de Shelby más de una vez. Pero antes se había tratado de comprar tierras en Costa Rica y antes de eso de hacer un documental sobre la construcción de un velero con piezas recicladas.

    Regresé al comedor y me detuve a unos dos metros de él. "En este momento no", dije, y vi la decepción arrastrarse detrás de sus ojos y quedarse allí. "Tengo muchas cosas que hacer. Si quieres te ayudaré con lo de Internet, pero hay demasiado en mi plato ahora mismo".

    Shelby se encogió de hombros como diciendo que no era gran cosa. Y tal vez no lo fuese. Si de verdad él quería que yo me uniera, imaginé que me conocía lo suficiente como para darse cuenta de que no me dejaría influir por un vago postureo evangélico. "Gracias de nuevo por toda su ayuda en esto", dijo levantando los libros en la mochila como si no hubiéramos estado hablando de la iglesia en absoluto. "De veras que lo aprecio. Te invitaré a un par de copas en la reunión".

    "¿Vas a ir?"

    "Oh, sí. Oh, ya lo creo. ¿Tú no? "

    "Creo que probablemente iré", dije, aunque solo fuera para ver cómo reaccionaba el resto de mi clase ante él.

    Después de que él se marchara, me quedé allí por un momento reuniendo mi ingenio y, por primera vez, me pregunté cómo se había enterado él en primer lugar de que los libros habían llegado. Yo no se lo había dicho. No podría haberlo hecho pues aún no tenía su número de teléfono.

    Me acerqué a la mesa del comedor y miré dentro del grueso sobre. Me llevó un minuto contarlo todo, pero había otros 5.000 dólares allí, todo en billetes de cien junto con otra lista. Más libros, incluyendo obras de otros autores además de Lovecraft. Prometí asegurarme de decirle en la reunión que si quería que yo siguiera haciendo esto, tendría que llamarme primero antes de venir a despertarme la próxima vez. También decidí que hasta que me diera una verdadera razón para hacer lo contrario, intentaría ahorrarme mucho tiempo y ver si Sinclair podría ayudarme con la nueva lista.

Capítulo 7

    Yo había ido a una pequeña escuela imán en Sarasota, o "escuela para superdotados", como les gustaba llamarnos a los «brainiacs» en mis días. Siempre había pensado que era extraño que el nombre de un villano de Superman relativamente oscuro, Braniac, se entendiera como una especie de insulto que otros niños te lanzaban cuando les decías a qué escuela ibas. ¿Conocían ellos la referencia? Probablemente no. Nuestra cosecha particular de brainiacs del sesenta y ocho se había graduado en la escuela secundaria dieciséis años antes (nadie había organizado las cosas a tiempo para la tradicional reunión número quince) y el tiempo y el desgaste implicaban que solo un tercio de nosotros podíamos y/o estábamos dispuestos a presentarnos a la reunión en sí. Con un número tan pequeño para acomodar, incluso con los cónyuges y otras personas importantes, los organizadores pudieron elegir con libertad un lugar más acogedor que la cafetería o el gimnasio de nuestra «alma mater». La cena de reunión (en oposición al picnic de reunión amigable para los niños que se realizaría al día siguiente) era en un exclusivo restaurante, llamado La Mesa del Chef, que tenía una gran área salón y excelente comida y martinis, todo muy popular entre el conjunto yuppie que yo me esfuerzo tanto por evitar aquí en la ciudad (los yuppies de Sarasota son su propia tenaz raza de ricachones de cuarenta y cincuenta y tantos en lugar de algo particularmente joven o urbano). Pero ese viernes por la noche teníamos el local para nosotros solos, al menos hasta las 10:00 p.m., y la comida era realmente buena.

    Yo llevaba una camiseta y pantalón negro y una camisa azul de manga corta con estampado floral blanco sin abotonar, pensando que iba un poco a la moda y, al menos según mis estándares, bien vestido. Es decir, mi camisa tenía botones de verdad, aunque yo no los estuviera usando. La mayoría del resto de mis compañeros de clase no parecía tener mi mismo sentido de la moda: llevaban abrigos, corbatas y vestidos de fiesta en su mayor parte, y aunque uno o dos de mis antiguos cerebritos iban en vaqueros y polos, me sentí decididamente mal vestido, pero hice todo lo posible para que no me importara demasiado.

    Julie Kraswolski, la alumna que había hecho todo el trabajo duro de organizar este evento, estaba sentada justo al entrar por la puerta, tras una mesa llena de etiquetas con los nombres. Había una multitud reunida a su alrededor mientras las personas buscaban sus propios nombres y miraban quién más iba a aparecer. Yo eché un vistazo a la lista, recordando el comentario de Lauren sobre entrar en contacto con antiguas llamas. Había dos en la lista. Kelli Hartshorn era ahora Kelli Weintraub. Sin embargo, Cara McMillan también estaba allí, apellido de soltera y todo. Me pregunté qué habría estado haciendo ella. Le agradecí a Julie haber organizado todo esto mientras miraba los nombres. Recogí el mío y vi que ni Conrad ni Shelby habían llegado todavía. Pegándome con una palmada en el pecho la pegatina, me di la vuelta para encontrar la barra.

    Al mirar a mi alrededor, vi que mis compañeros de clase se dividían en dos categorías distintas: aquellos que apenas habían cambiado un poco y aquellos que apenas eran reconocibles. El aumento de peso y la pérdida de cabello explicaban gran parte de la confusión, seguido del vello facial. Yo mismo, con mi cabeza afeitada y perilla y un cuerpo mucho más grande y robusto que durante el instituto, estaba claramente entre los irreconocibles, y tenía que presentarme a las personas que no podían ubicar mi cara y hacían doble toma al leer mi nombre en la etiqueta. Me encontré con algunos viejos conocidos y agotaba mi vaso de whisky constantemente mientras escuchaba historias sobre empleos de gestión de medios en grandes empresas y los nacimientos de los pequeños «munchkins» que sin duda eran bastante inteligentes y lindos. No es que aquello no fuera interesante; lo era: solo ver que diferentes personas habían resultado ser lo que yo esperaba ya valía el precio de la entrada, y estaba seguro de que ellos sentían lo mismo hacía mí. Tratar de explicar mi ecléctica carrera de escritor en revistas, páginas web y ahora temas de contracultura de no ficción siempre había sido un desafío, ya que mi carrera profesional no encajaba perfectamente en las ideas preconcebidas de la mayoría de la gente sobre lo que hace un escritor.

    Había entrado al baño un minuto después de escuchar a Kevin West explicar su investigación como profesor de bioquímica en la Noroeste. Me lavé las manos y me eché un poco de agua en la cara y la cabeza (tenía que limpiar el cuero cabelludo afeitado). Hablar con Kevin siempre era interesante, pero al igual que en el instituto, me hacía sentir profundamente estúpido cuando se trataba de asuntos científicos y matemáticos. Cuando llegué al baño, mis compañeros de clase se habían extendido por el restaurante en pequeños grupos de conversación de cuatro o cinco. Cuando salí, vi que todos se habían desplazado hacia el centro de la sala. No como si se hubieran apresurado para ver algo importante o emocionante, sino más bien como si hubiera un extraño atractor que ejerciera un tirón gravitatorio en la atención de todo el mundo.

    Atraído por la atención de todos los demás, di un paso adelante para ver qué era lo que resultaba ser tan interesante.

    Shelby y Kym estaban en el centro del grupo de personas, y pude escuchar su ligera y contagiosa risa desde el otro lado de la sala mientras me acercaba a ellos. Tuve que deslizarme hacia un lado, buscando un espacio entre la multitud y la barra, para verlos bien. Kym iba llamativa pero discreta, con un vestido de verano verde marino sencillo y ajustado que fluía muy por debajo de la rodilla, pero también exponía gran cantidad de su piel oscura y tonificada en los hombros y la generosa línea del cuello. De hecho, ella era tan bonita y de aspecto exótico como la había descrito Conrad; pero era, como siempre, Shelby quien estaba recibiendo toda la atención. Él llevaba un traje oscuro a medida con rayas verdes. Yo ni siquiera sabía que hacían trajes con rayas verdes. Llevaba una camisa púrpura iridiscente y una especie de "corbata" que en realidad era una colección de hilos verdes colgando hacia abajo, casi como una cortina de cuentas en miniatura. Se me ocurrió, en mi estado mental lovecraftiano, que probablemente pretendían representar tentáculos.

    Pero no era la corbata ni el traje lo que le convertía en el centro de atención, era la historia que estaba contando. Aunque yo había entrado en la conversación a la mitad, reconocí de qué estaba hablando porque también era en parte mi historia. Estaba hablando de aquella fiesta en el Paseo del Punto del Indio y de los problemas legales que le habían impulsado a salir de la ciudad, sobre el comisionado y el hombre con la navaja y el sexo y las drogas y todo lo demás. Shelby debía de haber sabido que todos aquí se estarían preguntando si lo que habían leído en los periódicos o escuchado de sus padres era cierto.

    En lugar de dejar el asunto como un elefante ignorado en una habitación, al parecer él había abrazado su sórdido pasado y parecía estar en camino de convertir todo el asunto en un ejemplo de chispeante conversación para un cóctel. Todos nos reímos por su imitación del carraspeante juez y algunos de los demás se quedaron boquiabiertos cuando Shelby entró en detalles sobre el desarme del trastornado aguafiestas.

    "Vi que Rick y Conrad habían arrinconado a este loco junto a una palmera y me apresuré hacia allí, desnudo como el día en que nací".

    "¿Desnudo?" preguntó una mujer en el círculo a quien no reconocí, probablemente la esposa de un compañero de clase.

    "Bueno", dijo con un guiño. “Era una de esas fiestas. Desnudez, baile, vino, un poco de loca mandanga. Ya sabes, una buena fiesta." Eso los hizo reír apreciativamente. "Así que yo me acerco a este aguafiestas y le digo:" Ey, ¿qué problema hay, hombre? ¿A qué viene ese drama?" Shelby esbozó una avergonzada sonrisa digna de un actor de teatro. “Ya lo sé, bastante cutre ¿verdad? Pero él se lanza sobre mí con la navaja y, bueno, mi subconsciente simplemente tomó el control, sabía mejor que yo lo que había que hacer a continuación."

    "El tiempo pareció ralentizarse cuando él vino hacia mí y yo solo sonreí y me hice a un lado. Juro que fue como en los dibujos animados. Yo solo saqué el pie, como Bugs Bunny o algo así, y el tipo tropieza con él. Cae en el aire en una hermosa zumbullida de cisne, suelta la navaja y aterriza con la cara. ¡Bam!" Shelby chocó ambas manos para enfatizar. “¡La gran y clásica panzada! Y el aguafiestas queda fuera de combate, así sin más".

    “Y luego qué pasó”, preguntó otra persona de la multitud. Yo me pregunté lo mismo. No era así como recordaba que habían transcurrido las cosas. Ni siquiera estaba cerca. Pero la verdadera historia era mucho más fea y no era el tipo de cosas que compartes en una reunión de viejos compañeros de clase que ahora son extraños. Me guardé la verdad y observé a Shelby, el hábil disimulador, en acción. Noté que él había cambiado la realidad del violador ebrio con una navaja por un "aguafiestas" mucho más benigno.

    "¿Te suena eso bien a ti?" Me susurró una voz al oído.

    Sorprendido, retrocedí ante el aliento caliente y me volví para ver a Conrad. Él se había colado detrás de mí mientras yo estaba atrapado en el relato de Shelby. Vi a Lauren tras él en la mesa de registro, recogiendo las etiquetas con sus nombres. "Ey, Conrad", le dije estrechándole la mano. Vi que él había pensado llevar traje también. ¿Es que había algún memorándum que yo me había perdido en alguna parte? "No, Shelby está haciendo girar su propia versión de la historia".

    "Bueno, parece que se la están tragando entera", dijo Conrad. "Se los está ganando, ¿no?"

    "Ya se los ha ganado", respondí.

    "Está tergiversando. Lo está convirtiendo en una anécdota divertida. Menosprecia lo que sucedió ”, dijo Conrad. La rigidez en sus labios, una especie de medio movimiento, era señal inequívoca de que estaba enojado de verdad.

    “Parece que eso te cabrea mucho”.

    "Me cabrea. Es como si él nunca hubiera hecho nada malo. Está saliendo de rositas. Huir en desgracia ahora es un chiste".

    “¿Qué otra cosa esperas que haga? Eso es en lo único que cualquiera aquí habría estado pensando. El elefante en la habitación cernido sobre cada conversación que él tuviera esta noche".

    “Que asuma la responsabilidad. O que deje el tema en paz. Que se lo tome en serio. Si no puede hacerle frente, pues tal vez no debería haber venido".

    "No hablas en serio".

    "No. Sí. Me alegro de verle, claro. Es mi amigo. Pero nunca paga el precio por sus acciones, ¿verdad? Supongo que esta es la primera vez en mi vida adulta que no se hace responsable de algo en lo que yo estuve involucrado, por eso me ofende personalmente".

    Lauren se unió a nosotros en ese momento, y todos nos alejamos del discurso de Shelby y llamamos al camarero para tomar una ronda de copas. Lauren y yo charlamos sobre trivialidades, sobre todo cuestiones de política local como de costumbre, mientras que Conrad se quedaba mirando a Shelby en acción. Después de diez minutos más o menos, Shelby terminó su historia y la sonriente multitud volvió a formar camarillas más pequeñas. Me di cuenta de que Kym y Shelby también se separaban, cada uno de ellos fue a entablar sus propias conversaciones con otros asistentes a la fiesta. Conrad y Lauren comenzaron a hacer rondas también, poniéndose al día con muchas de las mismas personas con las que yo había pasado la última hora charlando. Tuve una conversación con Kevin, que había estudiado urbanismo en el área de Boston. Le pregunté si alguna vez había leído El Modelo de Pickman de Lovecraft, donde salían ghouls que vivían en las alcantarillas y subterráneos de la ciudad, pero no lo había leído. Sin embargo, me contó algunas cosas interesantes sobre la neurología de los bigotes de rata antes de excusarse para hablar con Peter Collins al otro lado de la sala.

    Luego Shelby llegó hasta nosotros, habiendo recorrido la sala en el sentido horario. Cuando dijo hola, miré a Kym, aún recorriendo la sala en sentido antihorario, pero enfrascada en una conversación con Julie Kraswolski.

    "Ey, chicos", dijo Shelby con una sonrisa. "Como en los viejos tiempos, ¿eh?"

    "No es como en los viejos tiempos", dijo Conrad. "Aunque Rick sigue aquí sin novia".

    "¡Ja!" Respondí riéndome, por fuera al menos.

    Shelby continuó, reconociendo la broma con una breve sonrisa. "Estoy seguro de que ambos me habéis oído relatar una versión de nuestro pasado compartido que contiene poca semejanza a lo que recordáis".

    "Noté que te habías tomado ciertas libertades", dijo Conrad.

    "Espero que no te importe. Prácticamente las primeras palabras que salieron de la boca de Chris Hewitt fueron una queja sobre que yo haría que nos echaran a todos del restaurante. Necesitaba tranquilizar a todo el mundo acerca de mi pequeño y sórdido pasado, de lo contrario, eso es en lo único que pensarían cuando hablaran conmigo".

    "Tu secreto está a salvo con nosotros", dijo Conrad. Creo que probablemente alivió un poco su indignación porque el engreído y bocazas de Chris Hewitt al parecer había instigado la versión revisada de Shelby. Desinflar su odio me pareció una buena y justa causa.

    Shelby levantó ambos brazos y nos dio una palmada en el hombro a Conrad y a mí. "Sé que lo es." Hizo una pausa, mirándonos a ambos con ojos intensamente exploradores. "Me alegro tanto de volver a veros a los dos. Juntos. Los tres, ¿eh?”

    "Más tu nueva y encantadora amiga y dama", le dije. "Aún no la conozco".

    "¡Es cierto! Qué desconsiderado de mi parte. Ven, os voy a presentar".

    Seguí a Shelby hasta donde Kym y Julie estaban hablando, Conrad nos siguió detrás. Formaban una extraña pareja: Kym, alta y ágil en su vestido fluido, Julie más baja y más gruesa en su combinación de falda y chaqueta, más apropiada para el negocio. Pero parecían profundamente involucradas en una conversación sobre algo, y cuando nos acercamos, me sorprendió oírlas hablar en lo que me pareció árabe. Kym pronunciaba lentamente una palabra y Julie la corregía. Ambas se reían mientras Kym tropezaba con una palabra antes de acertar por fin. Solo entonces se dieron cuenta de que Shelby, Conrad y yo estábamos allí de pie.

    Kym se giró hacia Shelby y le dijo: "Julie también ha estudiado árabe. Mucho más que yo".

    "Trabajé como asesora en el negocio petrolífero durante cinco años", explicó Julie. "Viví en Dubai y Arabia Saudita antes de regresar aquí cuando nació Seth". Luego, a Kym, “Aunque lo estabas haciendo muy bien. Solo necesitas un poco de práctica".

    "Estoy aprendiendo a leerlo principalmente, no a hablarlo, así que no tengo mucha experiencia con el árabe conversacional", nos explicó Kym a Conrad y a mí.

    "¿Por qué estás estudiando árabe?" Preguntó Conrad.

    "Estoy completamente fascinada por los relatos y la historia. Los antiguos manuscritos y polvorientos libros viejos hacen que me lata la sangre. Y todo es siempre mejor en la lengua original". La propia lengua de Kym asomó al decir esto, humedeciendo los labios.

    Shelby deslizó su brazo alrededor de su cintura y la acercó a su lado. "Ella tiene cabeza para los idiomas extranjeros. Yo no tengo esperanzas con nada que no sea inglés, pero mi dulce Kym aquí presente es una políglota natural".

    ¿Cómo podría mi primer pensamiento, al escuchar todo esto, no ser sobre el Necronomicón?

    El fabulado Al Azif, escrito por el árabe loco Abdul Al-Hazred, que aparece tan prominentemente en las historias de Lovecraft. Quise preguntarle a Kym si por eso estaba aprendiendo árabe, pero no pude encontrar una manera de hacerlo que no sonara tonta o insultante. ¿Por qué iba a aprender nadie verdadero árabe para leer un libro que nunca había existido de verdad? Luego Shelby rompió mi línea de pensamiento al presentarme por fin. "Kym, quiero que conozcas a uno de mis más viejos amigos, Rick Dakan".

    Kym extendió la mano y yo la estreché. "Es agradable por fin poner un cuerpo a todas las historias que Shelby me ha contado sobre ti", dijo ella. Su agarre era firme y frío, sus manos un poco ásperas.

    “Es estupendo conocerte por fin también”.

    "Rick nos ha ayudado con nuestras recientes adquisiciones", dijo Shelby.

    "Lo recuerdo", dijo Kym. “Muchas gracias por eso también, Rick. Estamos muy satisfechos con ellas".

    “Bueno”, dijo Conrad, “¿ya os habéis instalado en la nueva casa? ¿Electricidad, teléfono y todo eso conectado?”

    "Estamos en ello", dijo Kym. "Tendremos que invitaros a los dos a cenar pronto otra vez".

    "Sin duda", dijo Shelby. "Recordaremos los viejos tiempos donde podamos ser nosotros mismos y no preocuparnos de ofender la sensibilidad de los demás". Echó un vistazo alrededor de la sala con un gesto significativo hacia la esquina donde Chris Hewitt estaba charlando sobre lo que fuese.

    "Traeré a Lauren", dijo Conrad. "Para que no nos volvamos demasiado locos, ¿de acuerdo?"

    "Haré lo mejor que pueda", dijo Shelby. "Pero no prometo nada".

    "Y estáis avisados", agregó Kym. "La definición de Shelby de «no demasiado loco» puede ser muy diferente de la vuestra o la mía. Bueno, al menos de la vuestra." Shelby dio una fuerte carcajada ante su comentario y el resto de nosotros nos reímos cortésmente. Recordando la descripción de Conrad de su última comida con ambos, me sentí tanto repelido como intrigado por la idea de experimentar yo mismo su hospitalidad en algún momento.

    Julie, que había estado allí observando la conversación que se desarrollaba a su alrededor, aprovechó la breve e incómoda pausa para tomar el mando. Mirando su reloj, dijo: "Ya es hora de que sirvan la cena. Probablemente deberíamos encontrar nuestros asientos".

    Había tres mesas largas, cada una con capacidad para una docena de personas. Shelby y Kym estaban en la primera mesa, junto con Julie y su esposo e incluso Chris Hewitt y su esposa, a quienes Shelby parecía mantener puntillosos durante la comida. Yo me encontraba con Lauren y Conrad en la mesa más alejada, que solo tenía llena unos tres cuartos. Sentada en el otro extremo de nosotros había una mujer cuyo vestido azul yo había visto por el rabillo del ojo varias veces en la última media hora, pero sobre el que no me había concentrado mucho mientras Shelby y Kym habían dominado mi atención.

    Incluso cuando me senté, pensé que al principio era la esposa de un compañero de clase. El cabello era diferente, el cuerpo no era tan delgado como en la escuela, sino que estaba relleno agradablemente. Pero la risa era la misma, y ​​también la sonrisa. Era Cara McMillan.

    Cara había sido mi primer beso y mi primer enamoramiento serio en el instituto. Vale, no fue del todo un beso y ella lo había hecho por total capricho. Ambos solíamos pasar el rato juntos en la sala de estudio en mi primer año, donde ella y yo éramos especialmente hábiles evitando hacer algo parecido a estudiar. Una vez le mencioné que yo nunca había besado a una chica. Entonces ella se inclinó hacia adelante y me besó, solo para poder ser la primera. Eso fue todo para mí en el departamento romántico de primer año, pero Cara y yo estuvimos saliendo brevemente en mi último año. Solo duró un par de semanas antes de que ambos decidiéramos que no estaba funcionando. Es decir, yo pensaba que ella no estaba muy interesada en mí, así que yo fingí no estar muy interesado en ella, y así nos alejamos mutuamente. Luego, ella y Conrad habían salido un período de tiempo igualmente breve, aunque creo que fue el constante juicio de culpabilidad que yo le hacía a Conrad por haber cazado furtivamente a «mi ex» lo que envenenó aquella relación.

    Los chavales son tan tontos sobre esa mierda.

    "¡Cara!" Dije a lo largo de la mesa. "Ni siquiera te he visto entrar".

    “¿Rick? ¡Dios mío, no te he reconocido! ¿Cómo estás?" Parecía genuinamente complacida de verme y yo estaba sorprendentemente feliz de verla. Yo no me había olvidado de ella, de ese leve flechazo que yo había eclipsado después con otros mortificantes enredos románticos desde entonces. Pero ahora que ella estaba a cuatro asientos de distancia en la mesa, estaba emocionado. Ella estaba genial y parecía la persona vivaz e interesante que yo recordaba del instituto. Yo ahora estaba mucho menos interesado en Shelby y en todos los demás en la reunión y mucho más curioso sobre lo que ella había estado haciendo todos estos años. Pero antes de que pudiéramos pasar por algunas cortesías introductorias más, los platos comenzaron a llegar, nuevas personas se sentaron y gritar por la mesa hubiera sido grosero.

    Después del plato principal, Julie y algunos de los otros organizadores se levantaron para decir unas palabras de agradecimiento y brindar por nuestra amada clase de 1990. Luego, cuando los camareros comenzaron a poner trozos de tarta de queso frente a nosotros, Julie dijo que otra persona quería decir algunas palabras rápidas. Hizo un gesto a su izquierda y Shelby se puso en pie a su lado. Su cara parecía un poco sonrojada, como si hubiera bebido más de su cuenta del vino, y su corbata de tentáculos estaba torcida.

    “Solo tenía un par de cosas que quería decir. En primer lugar, creo que es maravilloso y conmovedor que todos nos hayamos convertido en personas tan sorprendentes e interesantes. Personas que realmente han cumplido las promesas de nuestra juventud y expresado todo el potencial de nuestros prodigiosos intelectos. ¡Aquí están los más inteligentes de la sala! " Levantó su vaso y, tras un momento, también lo hicieron todos los demás.

    La verdad era que, y todos aquí lo sabían, muy pocos de nosotros habíamos estado a la altura de todo nuestro potencial o justificado realmente todas las promesas de nuestros prodigiosos intelectos. Sí, en general nos había ido bien, pero nadie en esta sala estaba cambiando el mundo. Yo no podría haber sido la única persona en la sala que se preguntaba si Shelby se estaba burlando de nosotros.

    "A continuación, si puedo ser un poco egoísta, me gustaría invitaros a todos a un par de fiestas. En primer lugar, después de la encantadora cena de esta noche, Kym y yo nos dirigimos al piso de arriba en el Club Palmetto y estáis todos invitados. A las copas invito yo." Este anuncio recibió ruidos de aprobación y Shelby sonrió. “Pero mi verdadero anuncio es la segunda fiesta, que se celebrará el 23 de marzo. El evento es la inauguración de una galería que se llevará a cabo en un lugar especial preparado solo para la ocasión y con obras de arte de todo el mundo. Estoy seguro de que veréis más al respecto pronto, a medida que corramos la voz en las próximas semanas, pero os animo a todos a venir como mis invitados ". Metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó una pila de tarjetas de visita negras y satinadas, desplegándolas como un mago que muestra su baraja de los trucos. "Dejaré esto aquí y acudid a mí para más información si estáis interesados, así que, por favor, preguntad. No puedo contaros muchos de los detalles sobre la exposición, excepto prometeros que lo pasaréis bastante bien. Y con esa intención, brindemos. ¡Por los buenos tiempos!"

    Todos levantamos nuestras copas una vez más y bebimos con el brindis de Shelby. Él se sentó y la mayoría de nosotros nos zambullimos en la tarta de queso, pero Conrad y yo parecimos tener la misma idea al mismo tiempo. Nos pusimos en pie y fuimos a la mesa de Shelby para ver estas tarjetas. Shelby asintió cuando nos acercamos y nos ofreció dos de las invitaciones negras. En un lado estaba la runa o símbolo de aspecto de rama que coincidía con la descripción de Conrad del tatuaje de Kym. Era de color rojo oscuro. Di la vuelta a la tarjeta y, en letras rojas a juego, vi lo siguiente: «EL CULTO A CTHULHU: Una Celebración de Iconografía Primigenia, 23 de marzo, 8:00 p.m. 1600 58th Street».

    "¿El Culto a Cthulhu?" le dijo Conrad a Shelby. "¿De qué se va todo esto? ¿Algo relacionado con tu iglesia?”

    Los labios de Shelby se curvaron en una especie de sonrisa burlona. "Se trata del futuro, mis amigos. El Culto a Cthulhu es el futuro".

    En otras circunstancias, yo no habría ido al Club Palmetto esa noche. Conrad y Lauren no fueron. Chris Hewitt sí. Yo estaba cansado y más borracho de lo que estaba acostumbrado. Pero luego vi que Cara iba a ir. Además, Shelby y Kym tenían una limusina. Allí estaba esta, estacionada frente al restaurante, casi bloqueando la calle y causando un cuello de botella en el tráfico de la Avenida Hillview, y Cara estaba entrando en la puerta que Shelby mantenía abierta para ella. Yo mandé un rápido adieu a Conrad y Lauren y me deslicé junto a Shelby, quien sonrió, me dio una palmada en la espalda y entró justo después que yo.

    Fue un viaje de diez minutos, un lado de mí presionado contra la pierna de Shelby, el otro a solo unos centímetros de la de Cara. Kym se sentó en la parte de atrás como una reina presidiendo la corte y sirvió champán mientras sacaba historias de los otros pasajeros sobre los días de escuela. Cara y yo nos pusimos al día un poco más, conversamos trivialmente un poco.

    Ella había sido maestra de arte de secundaria en Michigan, pero ahora, por razones que permanecieron sin explicación, ya no lo era. Estaba, para mi decepción, casada, pero no mencionó nunca el nombre de su esposo. ¿Por qué no había venido él? No podía ser molestado. ¿A qué se dedica? Compraventa de cosas que nadie quiere. ¿Quieres un poco más de champán? ¡Vaya, si!. Yo también. Kym nos sirvió a los dos.

    El Club Palmetto es una institución de la calle Principal, dos plantas de ladrillo y vidrio y paneles de madera saturados de humo. Había sido mi lugar de reunión habitual cuando yo tenía veintitantos años, cuando mi amigo Randy vertía malta con hielo y pesada mano en la barra de escaleras arriba y nunca me cobraba más de once dólares por toda la noche. Recientemente se le había dado un cambio de imagen a nivel superficial y cambiado la administración, por lo que ya casi nunca iba. La música siempre había sido ruidosa abajo, donde tocaba la banda en directo, pero la nueva configuración parecía igual de ruidosa arriba entre los sofás con respaldo alto y las desgastadas mesas de billar. Shelby había reservado la habitación semiprivada, pero dada nuestra llegada tardía, ya estaba llena de clientes habituales. A Shelby no pareció importarle en absoluto. Él y Kym repartieron tarjetas del Culto a Cthulhu e invitaron a bebidas a todo el que lo pedía. Yo enganché dos vasos para Cara y para mí mientras ella acechaba un rincón tranquilo para que «continuáramos poniéndonos al día».

    Le hablé mucho sobre mí. Conté historias sobre anarquistas y hackers e investigadores privados: todos mis grandes éxitos, y yo parecía mantener su atención embelesada mientras le gritaba por encima de la música. Pedimos otra ronda de bebidas. Ella preguntó y yo le hablé sobre los desafíos y las recompensas de ser escritor y trabajar desde casa y cumplir con una fecha límite. Ella pidió la siguiente ronda y, cuando la puse al tanto sobre lo que había sucedido de verdad en la fiesta de Shelby y sobre su nueva y extraña fascinación por H.P. Lovecraft, ella también pidió la siguiente. Yo fui educado y también me interesé por sus historias, pero toda pregunta que yo hacía sobre ella era desviada. No, desviada no. Aplastada de lleno en el suelo. Primero, los hechos sobre su vida en Michigan eran «demasiado aburridos». Unos tragos después eran «demasiado deprimentes». Al final de la noche, eran «un puto desastre». Finalmente capté el mensaje y dejé de preguntar y justo entonces ella me besó. No una rápida inclinación como fue mi primera clase de beso. Aquello fue una lengua empapada en vodka bajándome por la garganta mientras sus brazos alrededor de mi cuello me atraían hacia ella. Nos succionamos el uno al otro por un tiempo benditamente largo, mi mano izquierda acariciaba su muslo bajo el vestido y sus dedos reptaban por mi espalda. Parecía tan hambrienta y canina como yo y aquello era muy excitante. Ni siquiera me sentía muy bien: estábamos posicionados torpemente y la multitud me empujó el codo dos veces y ella me mordió la punta de la lengua una vez y, en realidad, yo necesitaba orinar. Pero fue tan emocionante, tan inesperado, tan nada de lo que me pasaba a mí en los bares.

    "Vale", dijo ella por fin. "Deberíamos parar".

    Yo respondí besándola de nuevo. Y fue otro largo y tentante beso sin aliento antes de que ella repitiera: "Yo debería parar".

    "¿Quieres salir de aquí?" Le pregunté. "Ya casi es hora de cerrar".

    Ella asintió. Vale, ¿cómo maniobrar esto? Mi coche estaba en el restaurante. Miré a mi alrededor y no vi ninguna señal de Shelby o Kym. ¿Se había ido la limusina?

    Habría taxis esperando en la esquina de abajo. Mi casa no estaba lejos. Tampoco su hotel. Yo aún necesitaba orinar.

    "Deberíamos irnos", dijo ella, y yo la besé de nuevo.

    "Vale", dije. "Déjame correr al baño".

    Ella asintió y me besó. Me arreglé un poco, contuve el aliento mientras me movía a través de la multitud cada vez más pequeña hacia el baño. Todo parecía bien y correcto y yo no pensé ni un momento en su esposo sin nombre todo el tiempo que estuve en el baño. Ella, al parecer, sí. Cuando regresé, se había ido. Yo no entré en pánico del todo, pero miré por la sala con movimientos de cuello rápidos y breves. Incluso volví a los baños y pregunté a una mujer en la barra para ver si ella estaba allí. Ella no estaba. Abajo seguía lleno, la banda seguía tocando. Ninguna señal de ella. Luego, al otro lado de la barra y a través de la puerta principal abierta, la vi entrando en la limusina de Shelby mientras él le sostenía la puerta. Me abrí paso a través de la pista de baile, sabiendo que, por supuesto, me esperarían. Y, por supuesto, no me esperaron. La limusina ya estaba fuera de vista antes de que yo saliera y me preguntara por un momento si la había visto siquiera. Volví en taxi a casa.

Capítulo 8

    Cara me había dado su correo electrónico y número de teléfono móvil y dejé mensajes en ambos, pero a la luz fría del día, no puedo decir que me sorprendiera que ella no me devolviera la llamada. Estaba casada, después de todo, y estábamos borrachos. Había sido, por pervertir una frase, un desliz de lengua. Por muy excitado que yo hubiera estado en ese momento, tampoco es que aquello hubiera tenido mucho futuro. Yo no quería mudarme a Michigan. No quería tener una relación a larga distancia. Y supongo que hubiera sido más que incómodo formar parte de la ruptura de lo que parecía ser un matrimonio bastante infeliz. Yo solo quería hacerle saber que la entendía y que no había resentimientos. Ella podía estar sintiendose avergonzada y no querer que yo se lo recordara. Estas, al menos, eran todas las cosas que yo me decía a mí mismo.

    Yo tenía un artículo que terminar y revisiones sobre el libro anarquista sobre el que había comenzado a trabajar.

    No fue hasta el final de la tarde siguiente que salí por la puerta principal, arrastrándome al gimnasio calle abajo para hacer algo de ejercicio. Encontré un sobre manila pegado a mi puerta con mi nombre. Lo despegué y miré dentro, descubriendo un giro postal por 5.000 dólares y una carta de Shelby, junto con varias docenas de octavillas y tarjetas que anunciaban el evento Culto a Cthulhu.

    La carta decía:

    Estimado Rick,

    Me alegro de haberte visto de nuevo anoche, como siempre. A Kym le caes muy bien y tendremos que invitarte pronto, pero por ahora nos concentramos en orquestar el evento Culto a Cthulhu y eso exige cada ápice de nuestra concentración y cada momento de nuestro tiempo. Mientras tanto, si pudieras encontrar más de estas obras para mí online te lo agradecería enormemente. Aquí hay otros $5.000 para ayudarte a encontrar lo que necesito. El tiempo es esencial, mientras que el coste es menos preocupante, así que, por favor, actúa de acuerdo con tu mejor juicio.

    Sangre y besos, Shelby.

    La segunda página era una lista de nuevos libros y otros artículos que Shelby esperaba que yo pudiera encontrar para él por Internet, todos ellos al parecer relacionados con Lovecraft de una forma u otra. Me sorprendió un poco que me estuviera dando más dinero y una nueva lista de compra cuando yo ni siquiera había progresado en la última lista. ¿Cómo podrían ser tan importantes estas cosas que el dinero no era el problema sino el tiempo? ¿Los necesitaba para la exposición de arte en sí o había alguna otra razón? ¿O era solo la impaciencia de Shelby? También me pregunté cuándo había encontrado él tiempo para pegar la nota en mi puerta. Yo había pasado toda la tarde escribiendo y la ventana de mi oficina daba a la puerta principal, así que seguramente le habría visto entrar y salir. Debió de haberlo dejado anoche mientras yo dormía, lo que me pareció un poco espeluznante. Fui al gimnasio, aún tratando sobre todo de no pensar en Cara y preguntándome si tal vez ella le había dicho algo sobre mí. Tendría que preguntarle la próxima vez que nos viéramos.

    No llegué a hacer las compras de Shelby hasta el día siguiente. Varios de los artículos eran cosas que podría haber comprado fácilmente él mismo y no eran coleccionables en absoluto. Por ejemplo, un grupo de entusiastas fanáticos de Lovecraft había hecho una adaptación cinematográfica en blanco y negro de la historia de La Llamada de Cthulhu.

    Ahora vendían réplicas de algunos de los accesorios utilizados para hacer esa película, incluidas tres estatuillas de Cthulhu diferentes. Shelby quería las tres, además de una copia del DVD y un póster. Esto fue tan simple como completar un formulario online y cargarlo a mi tarjeta de crédito: tenía el dinero en efectivo y ahora también tenía los puntos. También pedí una copia del DVD para mí, decidiendo que sería parte de mi comisión por servir como comprador personal de Shelby. Los otros elementos en la lista eran más difíciles de encontrar. Había más ejemplares de Weird Tales y pulpas similares con primeras impresiones de las historias de Lovecraft, junto con algunos otros ejemplares que, por lo que pude ver, no tenían nada que ver con Lovecraft. Primero revisé eBay y ABEbooks.com, pero decidí enviar un correo electrónico a Sinclair y ver si podía ayudarme con alguno de ellos. Ciertamente, la última vez había demostrado ser eficiente y si el tiempo era más importante que el dinero, él parecía el camino más rápido.

    A la tarde siguiente me encontré con Conrad para almorzar en Las Cuatro Pes, una cafetería donde a menudo me siento y trabajo cuando las distracciones en mi casa se vuelven disruptivas.

    Llevaba allí tres tazas de café, escribiendo sobre la influencia de Emma Goldman en los movimientos de los trabajadores modernos en el área de la Bahía de San Francisco, cuando mi amigo se sentó a mi lado.

    "¿Has visto esto?" dijo Conrad mostrándome la pantalla de su teléfono móvil. Era una imagen de una obra de arte callejera, aparentemente hecha sobre la acera con una plantilla y tiza. Una cabeza con tentáculos asomando sobre la única palabra Cthulhu.

    “Qué chulo. ¿Dónde lo has visto? "

    "Están por toda la calle Principal y la Avenida Palm. No tengo ni idea de qué bien cree que le va hacer garabatear una boba palabra en la calle. ¿Quién demonios sabe lo que significa Cthulhu?”

    "No mucha gente, estoy seguro. Pero apuesto a que este es solo el primer paso. Sin duda habrá más".

    "Oh, sé que los habrá", dijo Conrad y yo no pude saber si él estaba emocionado o molesto por ello. “Acabo de hablar por teléfono con Lauren. Kym se pasó hoy por la oficina para recoger la documentación de su iglesia, que resulta que en realidad está todo a nombre de Kym, no de Shelby, por lo que ella tiene que firmar todo".

    "Interesante", dije.

    "Eso no es nada". Se inclinó hacia adelante, el lado izquierdo de su boca se curvó un poco. "¿Adivina cómo intentó pagar?"

    "¿Cómo?"

    "Con monedas antiguas".

    Ladeé la cabeza hacia un lado, confundido. "No estoy seguro de lo que eso significa..."

    Conrad se echó a reír. “Lauren dijo que ella tenía una bolsa de cuero llena de estas monedas de oro y plata del siglo XVIII. Tenía tasaciones de ellos que mostraban su valor y quería pagarle los honorarios legales con ellas".

    “Jesús. ¿Qué hizo Lauren?”

    “Dijo que solo aceptaba cheques o giros postales. Kym pareció un poco molesta por esto. Terminó saliendo y una hora después regresó con un giro postal".

    "Eso es llanamante raro".

    Conrad puso los ojos en blanco hacia el cielo y se encogió de hombros. "Ella es llanamente rara. Los dos lo son. Aún así, tengo una curiosidad increíble de ver qué demonios van a hacer en esta galería de arte".

    "Pero basta ya de ellos". Me recosté y traté de ocultar mi sonrisilla de comemierda. "No te he contado lo que sucedió en el Club Palmetto la noche de la reunión".

    "¿Qué hizo Shelby?"

    “Shelby no, yo. Yo y Cara McMillan".

    “¡Oh, mierda! ¿En serio?, venga, desembucha".

    Le conté lo que había pasado, desde la llegada en limusina hasta la salida que yo me había perdido, y le conté mi teoría de que Cara había tenido dudas acerca de molestar a su esposo y demás.

    "Qué capullo", dijo.

    "¿Yo?" Le pregunté apretando los labios.

    "No, Shelby".

    "¿Qué hizo Shelby?"

    “Te bloqueó totalmente la polla. Debió de haberos visto a los dos besándoos ¿verdad? ¿Y luego pilla la limusina y se va con ella sin ti? ¡O sea, venga ya! Total jugada de polla por su parte." Yo no lo había pensado de esta manera, aunque ahora que Conrad lo estaba sugiriendo, me molestaba un poco. "Creo que Cara es genial y vosotros dos juntos os llevaríais genial. Parece que su matrimonio está acabado de todos modos, entonces, ¿por qué no tú? Cuando ella y yo salíamos juntos, supe que era muy especial. Ella tiene eso, no sé, chispa. Es algo especial que ella vea el mundo de una manera diferente. Siempre me hacía pensar las cosas de maneras nuevas".

    "Ya", le dije. Aunque no había habido mucha parte de ese lado de Cara la noche anterior. Yo recordaba lo mismo sobre ella de la escuela y, al oír a Conrad, sentí la misma nostalgia melancólica que oía en su voz, un recuerdo de tiempos pasados ​​cuando el mundo parecía estar lleno de muchas más opciones.

    "Tú sabes que", dijo Conrad. "yo solo rompí con ella por ti".

    "Lo sé, lo sé".

    "No es que me esté quejando ahora".

    "Te quejaste entonces".

    "Pero no ahora. Lo que estoy tratando de señalar es que si rompí con ella porque era «tu ex», eso significa que depende de ti. Si alguno de nosotros va a conseguirla, es responsabilidad tuya".

    "Está casada y vive en Michigan".

    "Yo lo que digo es que no te rindas con ella".

    "Eso es, de hecho, exactamente lo que voy a hacer. Mira la cita de arriba: «casada y vive en Michigan»". Conrad sacudió la cabeza y me suspiró, pero después de eso tuvimos un buen almuerzo y él solo la mencionó otras cinco veces, pero principalmente solo para tomarme el pelo.

    Me fui a casa donde encontré un largo correo electrónico de Sinclair que detallaba cuáles de los artículos podía conseguir fácilmente, cuáles serían más problemáticos y cuáles eran imposibles. Me pidió que lo llamara en algún momento para repasar detalles. No me apetecía tratar con él en ese momento, así que le envié un correo electrónico y le pedí que siguiera comprando los artículos a los que tenía fácil acceso y le prometí llamarle más tarde durante la semana cuando mi horario se hubiera liberado un poco más. Luego intenté dejar de pensar en Cthulhu y (con menos éxito) en Cara y concentrarme en el trabajo que tenía delante.

    Durante la semana siguiente, cada vez más señales de Cthulhu comenzaron a aparecer en la ciudad. Las plantillas de tiza de la calle se extiendían desde el centro de la ciudad hasta los estacionamientos de los centros comerciales y restaurantes populares. Las octavillas aparecían grapadas en postes telefónicos y pegadas en los muros de edificios abandonados. Ninguna de ellas contenía ninguna explicación, solo un tosco bosquejo y de aspecto primitivo del monstruo con cara de calamar y la palabra Cthulhu. También había tarjetas de Shelby en todas partes. La tienda de comics que yo frecuentaba cada semana incluso acordó ponerlas en todas las carpetas de los suscriptores, lo cual fue un impacto menor cuando recogí mis comics el miércoles. En toda la ciudad la gente hablaba de Cthulhu, aún cuando no sabían pronunciarlo (y mucho menos entender de qué se trataba).

    La noche con Cara seguía perseguiéndome. Imaginaba que aún podía saborearla en mis labios y sentir su pierna presionada contra la mía. La contracción en el cuello que había desarrollado a partir de nuestra incómoda posición, encajonado en la esquina de la barra, era menos molesta y más un apreciado recordatorio de aquellas pocas horas. A medida que la incomodidad física se desvanecía, agregué angustia mental al componer y no enviar una veintena de correos electrónicos que iban desde lo rápido y simple, "Ey, ¿cómo te va?" a prosa larga y reflexiva sobre viejos amigos y nuevas oportunidades. Casi le envié uno que era todo cuidadosa preocupación y consejos amistosos. Borré el erótico tan pronto como terminé de escribirlo. Había perdido toda esperanza de que ella me llamara o me enviara un correo electrónico, pero seguía intentando decidir cuánto tiempo debería esperar antes de volver a intentarlo. «Nunca» seguía pareciendo la opción más sabia, pero no me había resignado a ese destino.

    Aunque Sinclair, al parecer, se había cansado de esperar a que yo llamara. Esa noche sonó el teléfono a eso de las 9:30 y lo levanté para escuchar su voz al otro lado. “Hola, Sr. Dakan, soy Calvin Sinclair. Espero no llamar demasiado tarde".

    "No, no, para nada", dije. "Siento no haberte llamado antes. He estado empantanado de trabajo".

    “Lo entiendo perfectamente. Solo quería hacerle saber que le he enviado su lote de compras más reciente esta tarde y que deberían llegar antes del viernes de acuerdo con Federal Express. Le he enviado por correo electrónico la información de seguimiento".

    "Gracias. Eso es genial. ¿Ha habido suerte con las otras cosas?”

    “Gran parte está fuera de imprenta, pero tampoco es particularmente coleccionable. Por ejemplo, la «Guía para el Culto a Cthulhu» era un libro de bolsillo de pequeño tamaño que creo que no tiene ningún valor histórico real, sino que más bien se entiende como una especie de pastiche. Y, por supuesto, no existe una obra de teatro real de El Rey de Amarillo como sugiere su lista. Supongo que busca la colección de cuentos de Robert Chambers. Debo decir que nunca me ha impresionado demasiado Chambers. No era un escritor muy serio y creo que algunos enfatizan demasiado la conexión entre su obra y la de Lovecraft. Agregar a Chambers a la mezcla distrae de la verdadera erudición. Logré localizar una bonita edición anterior y la tengo aquí por si su amigo la quiere de verdad".

    "¿Por qué no la envías? Estoy seguro de que lo apreciará".

    “Por supuesto, lo haré. Las historias son bastante entretenidas, supongo. Pero en realidad, mezclar el Rey de Amarillo de Chamber con Lovecraft es casi una especie de mestizaje, ¿no cree? Una relación entre la base y lo sublime. El mismo Lovecraft advirtió contra tales depredaciones tanto en La Sombra Sobre Innsmouth en general como en una carta a August Dereleth sobre el propio Chambers".

    Yo recordaba bien La Sombra Sobre Innsmouth. Había sido una de las historias que yo había releído en las últimas semanas en mis usadas ediciones de bolsillo de Lovecraft: presentaba un pequeño pueblo de pescadores de Nueva Inglaterra que se había apareado con hombres pez llamados Profundos durante siglos y adoraban a Cthulhu. Los Profundos eran un perenne villano favorito de bajo nivel en los juegos de La Llamada de Cthulhu, por lo que yo había leído numerosos resúmenes de la historia y las entradas sobre los Profundos y su cruce con humanos.

    "Comparar la lectura de dos autores diferentes con el apareamiento con Profundos me parece un poco extremo", le dije a Sinclair.

    "Oh, solo es una pequeña analogía literaria exagerada en busca de efecto, no me haga caso. A veces parece que veo toda la literatura a través de los ojos de Lovecraft, aunque él admiraba a Chambers más que yo".

    “Quizá deberías tener más mente abierta entonces. Si a Lovecraft le gustaba".

    “Quizá, quizá. Ha pasado tiempo. Pero antes de que lo olvide, hay una cosa más ”, dijo Sinclair. “¿Si pudiera robarle un momento de su tiempo? Como puede imaginar, en mi papel de nexo para los aficionados a Lovecraft, tengo un interés permanente en hacer un seguimiento de toda noticia o acontecimiento relacionado con mi campo. Ha habido unas cuantas noticias relacionadas con Cthulhu saliendo de su ciudad natal. Me preguntaba si sabía algo al respecto ”.

    Esto fue una sorpresa. El rumor de la exposición de arte de Shelby se había extendido a través de Internet hasta llegar a Sinclair en Providence. "¿A qué te refieres exactamente?" Pregunté.

    “Imágenes de Cthulhu en las calles y en carteles y vallas publicitarias, ese tipo de cosas. Pensé que los habría visto".

    No estaba seguro de qué responder. Shelby no quería decirme lo que estaba haciendo (bueno, al menos en lo que respectaba a la exposición de arte), por lo que no pensé que intentara ocultar el hecho de estar interesado en Cthulhu y otras cosas de Lovecraft. Al mismo tiempo, había sido bastante claro conmigo que no quería que otros coleccionistas supieran que él estaba reuniendo su propio lote privado.

    Debido a mi decisión de llevar a cabo la mayoría de mis adquisiciones a través de Sinclair, ahora el autodescrito "nexo" de parafernalia lovecraftiana estaba en condiciones de sumar dos más dos y descubrir que Shelby era realmente el coleccionista. Por otra parte, ¿importaba eso? En realidad yo nunca me había creído las justificaciones de Shelby para que yo le hiciera las compras. Los celosos aficionados a la ciencia ficción no parecían una gran amenaza, y ciertamente no personas como Sinclair. Decidí dividir la diferencia y decirle a Sinclair algunas medias verdades.

    "He visto algunas octavillas por aquí, claro. Son promociones para una exposición de arte de algún tipo".

    "Eso he entendido. Al menos esa ha sido la especulación que he visto en varios foros de Internet. ¿Sabe algo más al respecto?”

    "En realidad no", dije, lo cual era cierto. Shelby no había hablado de eso en detalle.

    “Me preguntaba si quizás usted o su amigo tenían alguna conexión con el evento. Pensé que tal vez su creciente colección podría aparecer en la exposición de alguna manera".

    “No tengo ni idea. Que yo sepa, no hay relación entre los artículos que he comprado y lo que se incluirá en la exposición de arte". También técnicamente cierto.

    "¿Pero su amigo está involucrado?" presionó Sinclair.

    Hice una pausa, pero me estaba cansando de mentir en nombre de Shelby. “Se podría decir que sí. No puedo comentar sobre ello".

    "Ya veo", dijo Sinclair con una sonrisa. “Bueno, tal vez haya una cosa sobre la que pueda comentar. ¿Cuándo se llevará a cabo este evento?”

    "Veintitrés de marzo, o eso me han hecho creer".

    "¿Oh?" Sinclair sonó sorprendido. "Una elección intrigante".

    "¿Cómo es eso?"

    "Bueno, debería releer su Llamada de Cthulhu", dijo Sinclair reprendiéndome. "Entonces verá la grave importación de esa fecha".

    "¿No puedes decírmelo sin más?" Le dije con un suspiro. "Estoy un poco sobrecargado para ponerme a cazar significados de las fechas en viejas historias de horror".

    "Los significados de las fechas en la obra de Lovecraft no deben pasarse por alto. Lovecraft mismo atribuía un gran significado a los números, las fechas y la complejidad del lenguaje. En sus cartas, por ejemplo, a menudo se dirige a sus amigos con nombres extraños que solo ellos reconocen. Y fechas similares se repiten en muchos de los relatos, como los elementos astronómicos y, por supuesto, los temibles seres antiguos que le han hecho tan famoso. Hay muchos que creen que escondía códigos dentro de sus historias, una práctica común con otros autores de pulpa de su época. La diferencia era que los códigos de Lovecraft no estaban destinados a resolverse con un simple anillo decodificador que comprabas después de leer un ejemplar de The Shadow o Doc Savage. Eran matemáticamente complejos y estaban cargados de significado".

    "¿En serio? ¿Y esta fecha del 23 de marzo es uno de estos códigos?”

    "No, no", dijo Sinclair. “Su significado es mucho más obvio. No, se dice que los códigos están ocultos dentro de la obra de arte e incluso en el diseño del texto en las pulpas originales. O al menos eso es lo que dice la llamada escuela de pensamiento Cripto-Lovecraftiano. Por lo tanto, nunca se podría obtener el verdadero significado de los códigos al leer una de las reimpresiones".

    Eso me pareció bastante descabellado. Como mi profesor de universidad, quien había hecho la extraña afirmación de que si encontrabas una línea específica de cada una de las comedias de Shakespeare y luego las unías en el orden en que aparecieron las obras en la primera colección autorizada de sus obras, formarían un soneto secreto. Como escritor profesional, yo sabía que los autores rara vez tenemos conocimiento de (y mucho menos control sobre) cómo aparecen nuestras palabras en la página impresa. Pero esa no era una discusión que yo quisiera tener con Sinclair. "Vale, entonces, si no es un código, ¿qué significa la fecha?"

    "¡Cómo!, es la fecha en que R’lyeh, la ciudad sumergida del Gran Cthulhu, emergió de debajo del Pacífico. El día en que comenzaron los sueños de locura y toda la humanidad estuvo al borde de la extinción”, dijo Sinclair con una nota de tenso y creciente entusiasmo en su voz.

    Bueno, pensé yo, eso ciertamente parece la clase de aniversario que Shelby querría celebrar.

Capítulo 9

    El almacén que Shelby había alquilado para su exposición de arte no estaba en Sarasota propiamente dicha, sino en Bradenton, más allá de los límites de la ciudad, justo al norte del aeropuerto. Era uno de la media docena de espacios de almacén de tamaño medio, algunos de los cuales se usaban para almacenamiento, mientras que otros se habían convertido en oficinas o negocios de ligera manufactura. Era un lugar extraño para una exposición de arte, lejos de las bien iluminadas y transitadas galerías de la Avenida Palm, pero al menos aquí había abundante espacio para aparcar.

    Mientras Conrad y yo parábamos en el estacionamiento, no necesitamos los letreros marcados como "Culto a Cthulhu" para descubrir dónde estaba el evento: una multitud de coches y personas ya estaban reunidas al fondo de la propiedad alrededor de una oscura entrada.

    "No puedo imaginar que Bill Buchman tuviera idea de que era esto lo que quise decir cuando le dije que era para una exposición de arte. Demonios, ni siquiera yo sabía que que me estaba referiendo a esto ”, dijo Conrad mientras se aparcaba a unos treinta metros de la entrada.

    Había al menos otros cincuenta coches entre nosotros y el edificio. Bill era dueño del almacén y era un conocido casual de Conrad. La escuchar a Conrad decirlo, pensé que había requerido mucha persuasión alquilar el edificio durante solo un mes, y deduje que Conrad había pedido algunos favores en nombre de Shelby. Salimos del coche y nos dirigimos hacia la multitud. Lauren se había disculpado por no asistir al evento, ya que tenía una cita en el juzgado a la mañana siguiente temprano. Yo no estaba muy seguro de lo interesada que ella estaba de todos modos. Por lo que Conrad me había dicho, Shelby y Kym no eran los clientes más fáciles con los que tratar. Yo me había vestido un poco mejor de lo que tenía para la reunión, con pantalones negros y mi mejor camisa azul de manga larga y botones. Incluso me había afeitado la cabeza recientemente. Conrad parecía apuesto y bien equipado, como siempre, con una combinación de chaqueta y pantalón, pero sin corbata. Mirando al resto de la multitud mientras nos acercábamos, encajamos en una de dos categorías, en su mayoría definidas por edad y vestimenta.

    Casi la mitad de la multitud eran profesionales de treinta y cuarenta y tantos años del tipo que generalmente asistían a inauguraciones de arte y jóvenes mezcladores profesionales en la ciudad. Iban bien vestidos para pasar una noche en la ciudad, aunque en general un poco más modernos y elegantes que los yuppies de estilo duro de Sarasota que se reunían en los diversos abrevaderos de la ciudad. La otra mitad estaba en la categoría general de lo que yo llamaría «críos universitarios»: adolescentes y veinteañeros, en su mayoría de Ringling o New College, o bien como estudiantes, recién graduados o en suspenso general. Vestían mucho negro y maquillaje y, aunque no eran muy góticos, ciertamente no parecerían fuera de lugar detrás del mostrador de Hot Topic. Estaba bien ver a la multitud de la universidad en el evento; en mi experiencia, era una señal de que el arte iba a ser realmente interesante de alguna manera, y al menos la fiesta sería mejor.

    Conrad y yo nos unimos a la cola de espera para pasar al portero. Guao, qué gorila. Era grande y musculoso y llevaba una capucha negra. Con la espada atada a la espalda y el pentagrama rojo pintado en el pecho, parecía sacado de una película de Conan. Él estaba comprobando a todos los que llegaban en busca de contrabando, principalmente armas. Una precaución interesante que generalmente no se encuentra en las inauguraciones de arte del área de Sarasota, pero no es infrecuente en los clubes nocturnos de Bradenton. Supuse que Shelby no quería que se repitiera el incidente del maníaco con navaja que habíamos sometido en su última fiesta. La voz profunda del gorila y el aire amenazante servían bien a la tarea de búsqueda como parte del espectáculo, lo cual estoy seguro que ayudaba a evitar que la gente que estaba registrando se pusiera demasiado nerviosa ante la idea de que tal seguridad podría ser realmente necesaria. No había armas, pero el gorila hacía que todos con un teléfono móvil o una cámara digital volvieran a sus coches y los dejaran allí. De ninguna manera se permitía ningún tipo de dispositivo de grabación en la exposición de la galería.

    El guardia nos echó una mirada rápida a Conrad y a mí por un momento. Metió la mano en una bolsa de terciopelo negro y sacó dos medallones dorados atados con una tosca cuerda. Eran de madera, pintados de oro, con el símbolo de un pentagrama en el anverso y un número romano en el reverso. A mí me dio el número XLII.

    Conrad recibió el LVII. Todos los que entraron por la puerta obtuvieron uno de estos pequeños recuerdos. Luego, sin darnos palmaditas, nos indicó que avanzáramos y dijo: "Cthulhu os ha estado esperando".

    "Apuesto a que sí", respondió Conrad, y atravesó las cortinas negras que impedían que los que estaban fuera pudieran ver lo que había al otro lado.

    "Gracias", dije yo y seguí a Conrad adentro, echándole al fornido portero una última mirada y preguntándome si Shelby le había mostrado una foto de nosotros y si estábamos en algún tipo de lista especial de invitados. Era agradable que ser viejos amigos del anfitrión tuviera algunas ventajas.

    Yo esperaba entrar a un gran almacén abierto, pero en su lugar me encontré en una salita oscura. Me llevó un momento adaptar los ojos a la oscuridad y descubrir lo que era aquel espacio en realidad: un vestíbulo hecho de láminas de yeso negro suspendidas del techo por cadenas. Mirando arriba pude distinguir a la tenue luz las vigas de acero desnudas de la estructura del techo y los conductos de aire acondicionado. Las cadenas, unidas a esas vigas, soportaban secciones de pared de tres por tres metros que colgaban a unas pocos centímetros del suelo. A nuestra derecha, las paredes suspendidas formaban un pasillo ancho y oscuro que conducía a la exposición. A primera vista, las paredes de esta entrada parecían carecer de adornos, pero un examen más detallado reveló que, de hecho, estaban llenas de palabras. A medida que mi visión nocturna mejoraba, podía distinguir vacilantes frases garabateadas en tiza gris oscuro, intercaladas con símbolos y bocetos de monstruos con tentáculos y patrones arcanos. Llenaban las cuatro paredes del espacio de tres por tres, y el único tema recurrente que pude discernir era las palabras "Ia Ia Cthulhu Fhtagn" repetidas una y otra vez.

    "Esto ha sido mucho trabajo", le dije a Conrad, quien estaba examinando los garabatos de tiza con intenso interés.

    “Y dinero. Ya ha pagado un 20 por ciento por encima del mercado por el espacio y Dios sabe cuánto más por el resto. Y no tengo idea de dónde salió el dinero ". Preguntándome lo mismo, lo seguí por el sombrío pasaje. Los maníacos garabatos continuaban a lo largo de las paredes del pasaje, interrumpidos ocasionalmente por imágenes más grandes dibujadas con tiza que mostraban a Cthulhu, y a otras criaturas alienígenas que se entretenían devorando humanos de figuras de palo y arrasando ciudades crudamente dibujadas. Los tenues focos por encima proporcionaban suficiente luz para distinguir los detalles básicos, pero no la suficiente para examinar las imágenes sin forzar la vista. Cuando llegamos al muro exterior de hormigón del almacén, doblamos una esquina y el pasadizo giró hacia el otro lado, pero pronto se abrió a un espacio más grande, que contenía exposiciones reales.

    Aquí nuevamente, las cuatro paredes del espacio eran placas colgantes de paneles de yeso negro, pero había más luz en esta habitación gracias a los focos que brillaban en las piezas destacadas. Cada pared tenía una gran pintura de Cthulhu. Frente a nosotros había una pintura al óleo meticulosamente detallada de dos metros de altura que mostraba al monstruoso Gran Primigenio levantándose del mar, el agua caía en cascada por su cuerpo bulboso y fétido, amenazando con hundir un desafortunado barco atrapado en la sombra del dios alienígena. Era el tipo de imagen que podría haber adornado la portada de uno de los libros de juegos de rol: muy literal y enérgica, pero a cierto nivel un poco ridícula para dar mucho miedo. Era genial, ciertamente, pero no aterradora.

    El muro a nuestra izquierda era más intrigante: un intrincado collage de fotos cuyas partes compuestas eran imposibles de distinguir desde cierta distancia, pero que se combinaban para producir una imagen de Cthulhu como de cuclillas, como un sapo, con tentáculos rojos y rosados. Un examen más detallado me hizo retroceder por la repulsión: toda la obra estaba ensamblada a partir de fotografías de despojos y órganos. Los mismos tentáculos mismos estaban hechos de intestinos dignos de un bloque de carnicería, mientras que el cuerpo y la cabeza eran corazones, hígados y otras partes desagradables que no pude identificar. La cabeza era, por supuesto, cerebro, con fotos de globos oculares para los ojos. Era una imagen tan gráfica y tan visceralmente perturbadora como ninguna que yo hubiera visto nunca, y aunque supuse que los órganos representados provenían de vacas o cerdos, parecían humanos a mi ojo inexperto. Conrad hizo un ruido de náuseas cuando la vio y apartó la vista con disgusto después de mirarla apenas. Pero luego se sintió atraído por ella, como yo. No pudimos evitar seguir mirando.

    La tercera pieza en la sala seguía un tema similar, pero era mucho menos impactante de ver. Aquí el artista había creado a Cthulhu usando un collage de palabras, oraciones enteras, de hecho, recortadas de páginas y unidas para formar un retrato cuidadosamente sombreado y sombrío del Gran Primigenio. En lugar del activo y amenazante Cthulhu de la primera obra, o el desagradable y ceñudo de la segunda, este monstruo yacía, como sugiere la historia de Lovecraft, "muerto pero soñando". La imagen mostraba a la bestia vista desde arriba mientras se reclinaba en su tumba como una especie de gigantesco faraón alienígena. Cthulhu literal y literariamente sepultado en palabras. Un examen minucioso de algunos de los textos más visibles revelaba el estilo denso y prolijo de Lovecraft, y aunque yo no estaba lo bastante familiarizado con el canon para reconocer ninguna frase en particular, era obvio que todas las palabras debían de provenir de su inconfundible prosa.

    Conrad se había movido más rápido que yo, así que me uní a él ante la imagen final en la habitación, un lienzo macizo cubierto de marrones y tostados de una antigua pared del desierto. El artista había usado todos los trucos de trompe l'oeil del libro para dar la ilusión de que estabas viendo una serie de bajorrelieves desgastados por el clima, tallados por algunos antiguos pueblos del Medio Oriente ahora extintos mucho tiempo atrás. Las pictografías talladas eran simples pero poderosas, recordándome el tipo de imágenes que se encuentran en algunos frisos art deco de la década de 1930. Leídas de izquierda a derecha, las imágenes contaban la historia de Cthulhu y sus secuaces (versiones más pequeñas del Grande), descendiendo de las estrellas hacia la Tierra y construyendo grandes ciudades. Luego hicieron la guerra contra otros extraños extraterrestres en forma de barril y monstruos alados como cangrejos, antes de conquistarlos por fin a todos y gobernar sobre el hombre y la bestia por igual. Luego ocurrió el desastre y sus ciudades se hundieron bajo el mar, con Cthulhu y los demás encarcelados en sus tumbas bajo las olas mientras las estrellas brillaban sobre ellos.

    "¿Qué te parece?" Le pregunté a Conrad.

    "Creo que a Shelby le gusta mucho esta cosa de Cthulhu".

    "¿Crees?"

    “Pero ¿por qué? Yo no veo el atractivo en realidad. Quiero decir, sí, es un monstruo genial y todo eso, pero es una locura que inventó un escritor de pulpa muerto hace mucho tiempo. Parece una fijación extraña para toda una exposición de arte".

    "Y aún más extraño para una iglesia entera", señalé.

    "Lo sé, ¿verdad? Es extraño basar en esto un pasatiempo o una exhibición de arte, pero basar una religión es simplemente espeluznante. O de chiflados".

    "O ambos".

    "O ambos", coincidió Conrad. "Tengo mucha curiosidad por saber por qué gastan todo este dinero y tiempo. Quiero decir, hemos visto a Shelby hacer algunas locuras en los últimos veinte años, pero ¿todo esto? Estoy un poco preocupado de que todo esto no sea solo el chiflado de Shelby. Esto podría ser verdadera locura clínica.".

    Yo aún no me creía eso del todo, pero sabía que Conrad tenía razón al hacer la pregunta. Nos quedamos en silencio durante unos minutos y vimos a otros invitados circular por la sala. Fue especialmente interesante ver sus reacciones ante el Cthulhu de carne, la mayoría fueron asco u horror, pero todas fueron bastante fuertes. En su mayoría pasaban rápido de las piezas realistas y de trompe l’oeil, pero algunos echaban un segundo o tercer vistazo al Cthulhu de palabras. Luego salimos por el pasillo en el otro extremo de la sala hacia la siguiente exposición.

    Más paredes negras llenas de garabatos de tiza nos guiaron hacia otro cambio de dirección y hacia un largo corredor que se extendía a lo largo del edificio. A diferencia de los pasillos anteriores, este era dos veces más ancho y estaba mejor iluminado porque tenía obras de arte en ambas paredes. Había alrededor de una docena de personas en el espacio, algunas de ellas solo echando un vistazo a las obras, y algunas estudiando detenidamente cada muestra. Conrad y yo nos movimos a un ritmo en algún punto entre los dos extremos, haciendo una pausa para apreciar, pero rara vez demorándonos mucho. Las muestras alternaban entre pinturas y dibujos colgados en las paredes y pequeñas piezas de escultura sobre pedestales negros. Por supuesto, Cthulhu era el tema en todas ellas, aunque los estilos variaban enormemente. Tomados en conjunto, mostraban imágenes del Gran Primigenio en una docena de diferentes culturas y períodos de tiempo.

    Había primitivas tallas de piedra y madera mezcladas con esculturas clásicas y modernas, algunas de las cuales eran bastante abstractas. Reconocí dos de estas estatuillas como artículos que había comprado para Shelby online: recreaciones de atrezzo del cortometraje La llamada de Cthulhu. Me pregunté cuántas otras cosas había él encontrado en Internet en lugar de haber sido creadas por artistas que él realmente conocía.

    Una buena parte del arte en este largo pasillo también introducía un nuevo tema en las imágenes de Cthulhu: el sexo, o al menos la desnudez. Si bien las piezas escultóricas presentaban a Cthulhu solo, los dibujos y pinturas mostraban escenas que iban desde círculos giratorios de cultistas desnudos bailando a la luz de la luna alrededor de un ídolo de su dios muerto, hasta imágenes sorprendentemente explícitas de sexo con tentáculos que no hubieran estado fuera de lugar en el porno japonés. Conrad y yo nos detuvimos frente a un tríptico que mostraba a dos mujeres desnudas con cabeza de tentáculo que flanqueaban una figura masculina desnuda pegada a un árbol sin hojas y en lugar de un pene tenía un largo tentáculo, parecido a un calamar, que se alzaba y entrelazaba con las ramas. Era imposible decir si su expresión facial estaba destinada a transmitir agonía o éxtasis.

    "¿Qué demonios se supone que significa eso?" Preguntó Conrad.

    "No creo que se suponga que ha de significar nada", dije. "Está solo para asustar".

    "Supongo que está funcionando. Aunque no es tan extraño como esas cosas de antes con, ya sabes, el sexo real con calamares".

    Una voz femenina detrás de nosotros intervino en una opinión. "Creo que está haciendo algún tipo de declaración religiosa", dijo. "¿Un comentario sobre la crucifixión, tal vez?"

    Conrad y yo nos giramos para mirar a la mujer. Era Cara. Llevaba elegantes gafas de montura estrecha rojo oscuro que complementaban el profundo color burdeos de su vestido de cóctel. El medallón de color dorado que el portero le había dado parecía muy fuera de lugar acurrucado entre sus senos. Ella estaba allí con un giro nervioso en la cara, como si no estuviera muy segura de cómo iba yo a reaccionar. No estoy seguro si comencé a sudar en la parte baja de mi espalda en el instante en que la reconocí o cinco segundos después, cuando por fin dije algo.

    "¡Ey Cara!" dijo Conrad, afortunadamente.

    “Hola, Conrad. Hola, Rick".

    Nos dio un abrazo a ambos y el mío no pareció más significativo o íntimo que el que le dio a Conrad. Habíamos estado borrachos. Ella estaba casada. Yo no iba a mencionar nada. Bueno, al menos no directamente.

    "Sorprendido de verte aquí", le dije. "¿Qué te trae de vuelta a la ciudad?"

    "Oh, esto", dijo moviendo un brazo para abarcar las imágenes de Cthulhu que nos rodeaban. "Shelby dijo que sería un evento increíble, y hasta ahora tiene razón". Hizo una pausa para que yo saltara y dijese algo, pero no lo hice. "Oye, lamento no haber podido despedirme después de la reunión..."

    "¡Oh, no, está bien!" Dije. “Por favor, fue una noche loca y tu coche se iba. No te preocupes".

    Conrad se insertó en la incomodidad y nos salvó a los dos. “Bueno, ¿estás aquí sola? ¿O te gustaría unirte a nosotros para el resto del recorrido?”

    "Me uniré a vosotros, creo. He oído que hay mucho más que ver".

    "Bueno, no sé qué puede superar las crucifixiones sexuales de calamar", dijo él señalando el pasillo. Nos abrimos paso doblando la esquina, Cara se puso entre nosotros. No sabía ellos, pero yo estaba pensando en el hecho de que su esposo no estaba con nosotros.

    Cthulhu relucía desde la pared trasera del edificio, enorme y amenazante. Solo su cabeza, como si penetrara la pared exterior de este espacio, con docenas de largos tentáculos extendiéndose en la habitación y hacia el techo.

    La cabeza era enorme: una escultura en verde, amarillo y negro que medía al menos cuatro metros de largo, sin contar los tentáculos serpenteantes. Hecho de papel maché, goma y látex, la cabeza gigante era una interpretación diferente de la iconografía estándar: parecía mucho más extraña, con seis ojos brillantes amarillos espaciados en pares a lo largo de su cabeza inclinada, vagamente insectoide. Su hocico terminaba en una densa zona de tentáculos más cortos hechos de tubos de goma rígidos. Los apéndices más largos brotaban de los lados de la cabeza de la criatura, algunos llegaban hasta el suelo mientras que otros se alargaban para envolver las vigas del techo, como si quisiera derribar el edificio encima de nosotros.

    Había varias docenas de personas en el gran espacio, y la cabeza de Cthulhu era solo la más predominante de las extrañas vistas. A nuestra derecha había una barra y una mesa de bufé que había atraído a la mayor concentración de personas en la sala. La pared opuesta estaba vacía, era blanca y servía como pantalla para un proyector montado en el techo que mostraba imágenes y cortos, incluyendo algunas imágenes de Cthulhu y otras criaturas de Lovecraft, así como imágenes del mismo Lovecraft. Pero la mezcla también incluía una gran cantidad de otras imágenes extrañas e inquietantes, desde impresiones en bloque de estilo japonés de mujeres desnudas y pulpos hasta extrañas manipulaciones fotográficas que fusionaban elementos humanos y animales. La luz reflejada de la proyección y los brillantes ojos amarillos de Cthulhu eran las principales fuentes de luz en la habitación, aumentadas de alguna manera por velas en la barra y dispersas sobre pedestales alrededor de la habitación.

    Los tres nos paramos un rato para asimilarlo todo, y luego Conrad se hizo cargo. Nos condujo a la barra y se unió a la multitud a esperar algo de cerveza y vino gratis. Eché un vistazo a la mesa del bufé, que presentaba una gran bandeja de plata llena de tiras de rara carne de res que cubrían lo que parecía una especie de cráneo de animal. Junto a eso había un plato de quesos y frutas arreglados con más huesos. Toqué el cráneo cubierto con carne de res (¿un ciervo pequeño quizás?) Y era hueso real, no plástico. Cara me sorprendió al inclinarse hacia adelante, sacar un trozo de carne de res y metérselo en la boca.

    "Mmm, ¡está bueno!" dijo ella, y tomó otro. Superé mi momentánea repulsión y probé algunos también. De hecho, estaba muy bueno. Examiné el resto del bufé, que incluía varios canapés y salsas, así como una elaborada muestra de sushi (pulpo incluido, por supuesto). Todo era de tarifa a nivel gourmet y debía de haber costado unos pocos miles de dólares.

    Conrad había empezado en el otro extremo, donde estaba la barra, y regresó con tres vasos de plástico rojos llenos de un misterioso líquido oscuro. "Los llaman Abridores de Mente", dijo Conrad. “Sean lo que sean, lo probé e incluye al menos Jaegermeister. Creo que es mejor beberlos de golpe que dando sorbitos.”

    Tomé un sorbo experimental y curvé el labio. "Asqueroso. Definitivamente de golpe".

    Cara levantó su copa hacia nosotros dos. “¿Por qué bebemos?”

    "¿Reencuentro de viejos amigos?" Sugirió Conrad.

    "¿O por Cthulhu?" Dije yo, un poco arrastrado por todas las «cthulhucéntricas» imágenes.

    "Por el reencuentro de viejos amigos bajo la sombría mirada de Cthulhu", proclamó Cara. Vertimos los potentes potables por nuestras gargantas. Quemaba al bajar pero dejaba un sabor sorprendentemente dulce.

    "Esto en realidad no está tan mal. ¿He de pillar otra ronda? dijo Conrad. Mirando al camarero con túnica negra cultista, dijo: "Quiero ver si puedo lograr que el tipo se salga del personaje".

    Cara y yo nos quedamos uno al lado del otro, pero miramos a todos los demás en la habitación.Al menos había mucho para distraernos.

    Cuando vi que Conrad seguía conversando con el camarero, finalmente dije: "Esto está muy lejos de Michigan para asistir a una exposición de arte".

    “Bueno, Kym y Shelby me convencieron. Me prometieron que era un espectáculo que no me gustaría perderme". Me pregunté cuándo había encontrado ella tiempo para hablar con Shelby y Kym sobre el Culto a Cthulhu. ¿En la limusina después de dejarme tirado? "Y, bueno, no estaba tan lejos. Yo no volví a Michigan".

    "¿Has estado en la ciudad todo el tiempo?" Yo no sabía qué entender de ese hecho.

    “No, no. Subí a mi avión, pero me bajé en Atlanta. Solo cambié de opinión antes de embarcar en mi vuelo de conexión a Detroit y salir de allí. Mi hermano está en Atenas, así que me pasé a quedarme con él y su esposa durante un tiempo, ¿sabes? Y hoy conduje hasta aquí para ver esto".

    "¿Va todo bien?" Le pregunté sin saber cómo abordar las preguntas más obvias sobre ella y su esposo, y de repente sentí una extraña mezcla de emoción, culpa y nerviosismo.

    "No mucho, no. Pero está mejorando, creo. Fue la decisión correcta. Ya era hora ”, se decía a ella misma mientras yo escuchaba. “¡Oh, joder! Mira eso ”, dijo Cara señalando la enorme imagen proyectada en la pared opuesta.

    Era un corte de un verdaderamente escandaloso tentáculo porno de animación japonés: una mujer de cabello púrpura penetrada por monstruosos y gruesos tentáculos verdes en cada orificio. Tampoco fuimos los únicos que notamos la imagen. Al mirar por la habitación vi que cada una de las veinte personas presentes estaba mirando. Las reacciones eran mixtas: algunos se reían, otros gruñían de disgusto y algunos apartaron la mirada en lo que parecía un verdadero horror. Cara y yo estábamos en la categoría de risa, pero a otros el video les parecía demasiado. Comenzaron a buscar salidas a medida que el corte continuaba sin signos de ceder.

    Algunos de ellos trataron de regresar atravesando los pasillos cercanos de la exposición hacia la entrada principal, pero la corriente de personas que entraban hacía que eso fuese algo incómodo. El inconveniente no disuadió al menos a una pareja mayor que estaba decidida a abandonar todo el asunto de inmediato, pero la mayoría de las otras personas que huía del tentáculo porno eligieron la salida más obvia: a través del portal bajo la enorme cabeza de Cthulhu. El pasadizo era completamente negro, con solo un par de manchas verdes que brillaban en la oscuridad para mostrar el camino a seguir sin arrojar ninguna iluminación real. Era imposible saber a este lado de Cthulhu lo que había al otro lado. Supuse que lo comprobaríamos nosotros mismos en cuanto Conrad volviera con las bebidas.

    Miré hacia donde él todavía estaba tratando de hablar con el camarero con túnica, quien mantenía una inexpresiva cara de acero. Conrad, con las manos llenas equilibrando las tres copas, al final se rindió y se unió a Cara y a mí. Avancé para ayudarlo, liberándolo de dos de las copas y entregándole una a Cara.

    "Jesús, todavía sigue", dijo Conrad señalando hacia la pantalla donde los tentáculos seguían bombeando. "No puedo creer que Shelby esté mostrando ese tipo de basura en un evento público como este. Tiene un sentido bastante jodido de lo que se supone que es una exposición de arte".

    "Me pregunto dónde está", le dije. "No hay señales de él ni de Kym por ninguna parte".

    "Uno pensaría que él querría estar en el centro de toda esta atención", dijo Conrad.

    "Aguantando todo el escándalo y el asco".

    "Bueno, entonces deben de estar por allí, ¿verdad?" Dijo Cara, señalando el pasadizo debajo de Cthulhu.

    "¿Qué pasa por allí?" Conrad miró por la sala con los ojos de agente inmobiliario. "Eso debe de llevar hacia afuera, ya no quedan más edificio".

    "Bebamos y veamos, ¿de acuerdo?" Sugerí.

    “¡Escucha, escucha! En la oscuridad entremos", coincidió Cara alzando su copa hacia mí y mostrándome una sonrisa que parecía insinuar algo emocionante y misterioso. ¿Sabía ella lo que había allí fuera o estaba tan emocionada como yo por descubrirlo?

    Nos ventilamos la segunda ronda del brebaje que los cultistas de Shelby nos habían servido y sentí que se me subía a la cabeza casi de inmediato. El primero no me había dado mucha sensación de nada, pero obviamente había desgastado toda tolerancia que quedaba en mí. Un borroso desenfoque descendió sobre mis percepciones. Sin duda sintiendo un nivel similar de embriaguez, Cara extendió el brazo, me tomó de la mano y comenzó a tirar de mí hacia Cthulhu. Conrad se quedó allí parado por un momento, al parecer inseguro sobre lo que hacer hasta que Cara le agarró también y los tres fuimos tropezando, riendo y borrachos, hacia la oscuridad.

    Fuego. Un montón de fuego Esa fue mi primera impresión cuando salimos del pasillo. El viaje a través de la oscuridad había sido corto e incómodo.

    Después de pasar a través de una cortina de gruesas cuerdas negras, nos encontramos en una rampa inclinada hacia abajo. Más de unas pocas personas ya habían derramado sus bebidas y sin duda una o dos se habían caído. Conrad casi resbaló y perdió el equilibrio, pero Cara y yo lo atrapamos a tiempo, riendo. Tres metros de oscuridad y luego salimos a través de otra cortina de cuerdas hacia la noche.

    El tramo de tierra detrás del almacén se extendía hasta unos pinos y matorrales, y era al menos un acre entero. Estaba fuera de la línea de propiedad aparente del parque industrial que contenía el edificio del almacén-galería. Me pregunté si Shelby tenía permiso real siquiera para usar la tierra. Noté que estaba cercada, con verjas de alambre de tres metros rematadas con púas. Pero todos estos detalles llegaron más tarde. Por el momento, lo que más notaba era el fuego.

    Aquello dejaba en vergüenza las antiguas hogueras que Shelby solía montar en su patio trasero. Era una pirámide de finos troncos verticales, llegando a un punto de unos tres metros de alto y cinco de diámetro en su base. Alrededor de este infierno central había cinco hogueras más pequeñas dispuestas simétricamente para formar los cinco puntos de un pentagrama, con el pasadizo que acabábamos de atravesar entre dos de ellas. Más allá de las hogueras, pude ver antorchas y braseros repartidos por todo el recinto, proporcionando un poco de luz y proyectando muchas sombras en cinco o seis mesas de picnic estándar, del tipo que se encuentra en los parques públicos y zonas de descanso por todo el país, con banco incorporado. Estas tenían grandes cuencos de plata para ponche y cada uno tenía una multitud de asistentes acurrucados cerca, apartados del ígneo centro.

    Dentro del círculo de hogueras no había hierba, solo tierra compacta. Algunas personas deambulaban por los senderos brillantes y muy calientes entre los fuegos, pero ninguna de ellas se quedaba mucho tiempo.

    "La hostia", dijo Conrad.

    "Um, sí", estuve de acuerdo. Miré a Cara, quien, me dio tristeza notar, me había soltado la mano. Ella miraba la exposición con los ojos muy grandes y la boca abierta, y dio un paso hacia los infiernos.

    "¿Puede Shelby haber conseguido un permiso para todo esto?" me preguntó Conrad. "No veo cómo..."

    "No tengo idea", respondí, y vi a Cara entrar en el pentagrama. No estaba seguro de querer seguirla o no.

    "Debe de haber más de cien personas aquí", continuó Conrad mirando a su alrededor. "Quizá doscientas".

    Cara había pasado los dos pequeños fuegos más cercanos y ahora se acercaba a la pirámide llameante central, con las manos extendidas frente a ella para sentir el calor. Yo di un paso hacia ella cuando la música surgió a nuestro alrededor. Sorprendido, salté y tal vez incluso grité un poco. Cara retrocedió del fuego y miró a su alrededor como un conejo asustado, como si acabara de despertar de un sueño.

    Tambores resonaron, con extraños ruidos de animales mezclados que me recordaban a la canción de las ballenas, pero con una especie de compás de bajo, gruñón y amenazante. No pude ver altavoces en ninguna parte, pero la música parecía venir desde todas partes. Capté algo de movimiento por el rabillo del ojo, miré hacia la boca del pasillo hacia el almacén y vi una procesión de bailarines semidesnudos emerger esprintando. Yo estaba justo en su camino cuando corrieron hacia mí, y luego me rodearon como si yo fuese una roca en un arroyo. Había más de una docena de ellos, hombres y mujeres vestidos con algún tipo de taparrabos con flecos y tapados con pintura verde fluorescente y nada más. Me di la vuelta para ver cómo fluían hacia el pentagrama de fuego. Cara, al verlos venir, salió danzando de su camimo y se retiró a la oscuridad circundante. Moviéndose al ritmo, los brillantes bailarines comenzaron una intrincada danza serpentina coreografiada alrededor del fuego central, gritando a las estrellas cada pocos segundos algo que sonaba muchísimo como, "¡Ia! ¡Ia! ¡Cthulhu Fhtagn!"

    La aparición de los bailarines motivó a los otros asistentes a avanzar desde las mesas de picnic para ver mejor ahora que el espectáculo, cual fuese tal espectáculo, había comenzado. Conrad y yo nos movimos para reunirnos con Cara. Le toqué en el hombro y ella se retorció sorprendida. Sin embargo, cuando vio que era yo, sonrió. "Menudo espectáculo", dijo.

    "No hay señales de Shelby o Kym aquí", dijo Conrad y luego señaló a los bailarines. "¿Cómo llamarías tú a estos ayudantes?"

    "No sé cómo llamarlos", dije.

    "Yo los llamaría cultistas", dijo Cara con voz soñadora y lejana mientras los observaba bailar.

    No había ninguna duda en mi mente de que la principal inspiración de Shelby para el actual espectáculo loco de danza ritual y desnudez pública era el relato más famoso de Lovecraft, La Llamada de Cthulhu, uno de los muchos que yo había releído desde haberme convertido en el comprador secreto de Shelby. Aunque estábamos a solo unos cientos de metros de la Autopista 41 en lugar de en las turbias profundidades de un pantano de Louisiana, la escena evocaba el ritual de culto orgiástico que el inspector LeGrasse y sus hombres interrumpían en la historia. Me pregunté cuántos de esos observadores desprevenidos que habían venido a una exhibición de arte comenzaban a sentir molestias y temores similares a los que los valientes policías habían expresado en la narrativa de Lovecraft.

    El baile parecía durar más de lo necesario, y la música de los altavoces ocultos se hacía cada vez más fuerte hasta que la conversación, a menos que gritaras en los oídos de tus vecinos, se hizo imposible. El público se había vuelto inquieto e incómodo, y muchos de ellos tenían los dedos tapados en los oídos para tratar de bloquear parte del ruido. El baile se descompuso de una compleja exhibición coreografiada en zonas de retorcimientos individuales mientras los "cultistas" se emparejaban y comenzaban a girar uno contra el otro con un abandono lascivo, tentando y agarrando a la luz del fuego y gritando "¡Ia Ia Cthulhu Fhtagn!" una y otra vez.

    Y entonces la música se detuvo. Los bailarines colapsaron en el suelo. Detrás de mí sentí una rugiente nota de bajo que me hacía vibrar el cuerpo, casi subsónica. Me giré hacia el pasadizo cuando destelló una luz brillante. Bocanadas de llamas y humo rojo junto con un olor nocivo olor sulfuroso a huevos podridos flotó en el aire nocturno desde la fauce abierta. Dos figuras emergieron del interior: un hombre y una mujer que vestían nada más que largas capas y máscaras ornamentadas salieron a la luz. Reconocí a Shelby, y por la piel oscura y el cuerpo delgado de la mujer a su lado, supuse que era Kym.

    Sus capas se arrastraban detrás de ellos en el suelo y parecían hechas de colchas de plumas de pájaros en diferentes colores y patrones. Las máscaras eran versiones igualmente ornamentadas en miniatura de la enorme cabeza de Cthulhu que había sido montada en la pared interior: múltiples ojos amarillos brillantes y una probóscide insectoide con tentáculos retorcidos emergiendo de ella. Y estos tentáculos de hecho se retorcían, como si fueran gusanos o serpientes.

    El sumo sacerdote y sacerdotisa de Cthulhu procedieron al interior del centro del anillo de fuego, y tan fascinante era espectáculo que al principio no noté a las otras cuatro figuras con túnicas negras que los seguían portando sobre los hombros una gran plataforma negra de unos dos metros cuadrados. Detrás de ellos llegaron otros cuatro "cultistas", cada uno blandiendo un grueso listón de madera negra con punta afilada, como estacas gigantes para matar a un vampiro muy grande.

    "Jesús", gritó Conrad en mi oído. "¿Cuántos seguidores tiene Shelby?"

    "¿Quién sabe?" Dije, aunque no creí que me hubiera escuchado por encima de la quejumbrosa nota de bajo atonal. Que yo supiera, esta gente solo era del servicio de cáterin o universitarios que él había pagado para ayudarles. Llamarlos "seguidores" parecía un poco exagerado.

    Mientras los bailarines con pintura fluorescente se arrastraban en la tierra hacia Shelby y Kym, agarrados al dobladillo de sus túnicas al pasar, la pareja hizo un circuito alrededor del fuego central, asegurándose de que todos los observadores en la oscuridad circundante les miraba bien. Mientras caminaban, los cultistas con túnicas clavaron sus estacas en el suelo en el claro justo al lado del gran fuego central. Luego, los demás colocaron la plataforma negra encima de ellas, formando una especie de oscuro escenario a unos dos metros del suelo. Luego, ante una señal invisible, los bailarines pintados se precipitaron sobre Shelby y Kym, ocultándolos durante un instante y los levantaron en el aire, llevando a su sacerdote y sacerdotisa encima de la plataforma.

    El sonido por fin se interrumpió y hubo un momento de silencio cuando Shelby se giró sobre el escenario y extendió su brazo hacia la multitud, con su mano como una garra que aferraba las almas de los espectadores. "¡Ia Ia Cthulhu Fhtagn!" Gritó, su voz salía por los altavoces. Obviamente había un micrófono de algún tipo oculto dentro de la máscara. Los bailarines y cultistas con túnica respondieron a la invocación de Shelby de igual guisa. Pero el sacerdote no parecíó satisfecho. Extendió ambos brazos hacia la multitud y gritó de nuevo: “¡Ia! ¡Ia! ¡Cthulhu Fhtagn!" Esta vez, varios miembros de la multitud se unieron a los cultistas. Asintiendo en señal de aprobación, Shelby repitió su grito por tercera vez, y ahora la mayoría de la multitud se unió, incluyendo a Cara y, casi para mi propia sorpresa, a mí.

    "¡La Maldición de Cthulhu sea con todos vosotros!" dijo Shelby, su voz era transmitida por los altavoces desde todos los ángulos. “¡Sabed que vuestro destino es inevitable e inminente! ¡Salve, Cthulhu! ¡Ia! ¡Ia! ¡Cthulhu Fhtagn! "

    "¡IA! ¡IA! ¡CTHULHU FHTAGN!" Gritamos todos en respuesta.

    "Sabed esta gran verdad", continuó Shelby. "Sabed que Carne no es más que Carne. Pensamientos no son más que Pensamientos. A Cthulhu no le importa vuestro triste y miserable destino. Cthulhu os ve nada más que como lo que sois: fugaces patrones de polvo de estrellas reunidos como efímeros sueños que luego son olvidados. Esta es la única verdad que Cthulhu os da. La única verdad que necesitáis saber. Palabras son solo Palabras. Vida no es más que Vida. Y la muerte y la desintegración es todo lo que la existencia os promete a cualquiera de vosotros. ¡Ia! ¡Ia! ¡Cthulhu Fhtagn! "

    "¡IA! ¡IA! ¡CHULHU FHTAGN!" Chillaron una vez más los cultistas y la multitud.

    "Y así en honor a estas verdades, estas Revelaciones de Cthulhu, atendemos su llamada de la única manera adecuada a su grandeza", dijo Shelby levantando los brazos por encima de la cabeza. "¡Con un sacrificio!" gritó.

    "¡Un sacrificio!" llegó el grito en respuesta, esta vez solo de los bailarines y los cultistas vestidos. Este era un giro interesante de los acontecimientos, pensé.

    Él se agachó y tomó una bolsa de terciopelo negro de uno de los cultistas con túnica, que parecía exactamente la misma de la que el portero de la entrada del almacén había sacado nuestros medallones de madera. "Ahora dejo a la entropía y el azar quién será convocado para ser la ofrenda de esta noche". Sostuvo la bolsa abierta para Kym, quien metió la mano en la bolsa. Tomó un largo momento hurgando en el saco antes de sacar una ficha de madera, una versión a mitad de tamaño de los sellos que todos llevábamos alrededor del cuello.

    Kym lo levantó por encima de su cabeza y gritó: "¡Suplicante 23! ¡Tu tiempo está cerca!" Ella también tenía un micrófono en su máscara, y su voz fuerte y clara atravesó la noche con un toque de acento caribeño. Entre la máscara inquietante, la capa extravagante y la luz del fuego que jugaba sobre su cuerpo desnudo cubierto de sudor, era una vista bastante impactante.

    Todos miramos a nuestro alrededor, pero nadie parecía responder."¡Número 23!" volvió a gritar Kym. "¡Da un paso al frente!"

    Al principio, no todos habían entendido lo que estaba sucediendo, pero ahora podía ver a algunas personas explicando a los que estaban cerca, mostrándoles los números en la parte posterior de sus medallones. Miré a Cara, y ella sonrió aliviada mientras mostraba el suyo: número XCII.

    "¡Por aquí!" Gritó alguien a nuestra izquierda. Era un hombre bien vestido y con pinta yuppie, de unos cuarenta años. Estaba señalando a la joven delgadita y de aspecto asustado que estaba a su lado. Ella estaba mirando el medallón en su mano como si fuera una especie de bicho extraño y desagradable.

    "Da un paso adelante", dijo Kym señalando a la joven. Ella levantó la vista y negó con la cabeza entre risitas nerviosas.

    El hombre junto a ella la empujó hacia adelante con la mano en la parte baja de su espalda. Yo no estaba seguro de si estaban juntos o no. Aun así, ella se resistió, se quitó el medallón y trató de dárselo al hombre, pero Kym no aceptaba nada de eso.

    "¡Cthulhu te ha elegido!" declaró ella desde el escenario. ¿O era un altar? “No hay escapatoria de tu perdición. Traedla hacia adelante."

    Tres de los bailarines desnudos saltaron del suelo y caminaron hacia ella. La víctima elegida mostró lo que pareció una carcajada muy nerviosa y pareció encogerse en sí misma. Los tres cultistas, dos mujeres y un hombre, la tomaron por los brazos y comenzaron a jalarla hacia el círculo. Ella pareció mostar una resistencia simbólica, pero cuando el resto de la audiencia comenzó a aplaudir para dar coraje, ella se dejó llevar.

    Mientras se aproximaba, Kym y Shelby comenzaron a cantar en voz grave: "¡Ia! Ia! ¡Cthulhu Fhtagn!" una y otra vez. Los otros cultistas se unieron a ellos, y pronto el resto de la multitud comenzó a cantar también. Cuando ella llegó al altar, se la pasaron a los cultistas con túnica, quienes la elevaron sobre el altar. Quedó de pie entre Shelby y Kym, temblando un poco mientras sus ojos se movían de un lado a otro entre los dos oficiantes desnudos y enmascarados.

    "¡Sacad las Fauces de Cthulhu!" Gritó Kym. Uno de los cultistas con túnica sacó otra bolsa negra y de ella una especie de objeto grande con forma de collar.

    Se lo entregó a Shelby, quien lo sostuvo en alto sobre la cabeza. Era un óvalo negro, de madera o metal, de medio metro de largo y varias centímetros de grosor. Dientes blancos de dos centímetros de largo rodeaban toda la circunferencia: malvados dientes curvos que dejaban tal vez veinticinco centímetros de espacio abierto en el centro de las fauces.

    "¿Estás lista para sentir el beso de Cthulhu?" le preguntó Kym a la víctima.

    "No", dijo ella sacudiendo la cabeza.

    "Eso no importa", dijo Kym agarrando los brazos de la mujer y sujetándola en el sitio.

    Shelby hizo algo con las fauces, porque estas se abrieron sobre una bisagra oculta, lo que le permitió ajustar el anillo alrededor del cuello de la mujer. Se cerró de golpe, los dientes formaron pequeñas hendiduras en la piel de la mujer. Ahora ella estaba quieta por el shock, con la cabeza tiesa desde arriba hasta abajo.

    Kym la soltó y Shelby agarró a la mujercita por detrás de los hombros. La mano de Kym desapareció dentro de su capa hacia su propia espalda. Sacó una hoja de acero de medio metro de largo, su superficie lisa como un espejo brillaba a la luz del fuego. Levantó la espada sobre la cabeza y una vez más, más fuerte que nunca, gritó: "¡IA! ¡IA! ¡CTHULHU FHTAGN!"

    "¡IA! ¡IA! ¡CTHULHU FHTAGN!" gritó la multitud en respuesta.

    "¡Oh, Gran Cthulhu!" dijo Kym: “¡Sumo Sacerdote de los Grandes Primigenios! Muerto pero soñando en tu gran ciudad de R’lyeh, te ofrecemos la vida de esta mujer. No como sacrificio. No como ofrenda. Le quitamos la vida sabiendo que todo está condenado ante tu visión. ¡La matamos para que el resto de nosotros pueda ver tu verdad! "

    La pobre sacrificada parecía en trance, con los ojos muy abiertos y aterrorizados mientras murmuraba algo que ninguno de nosotros podía oír. Ella no estaba luchando, aunque yo no podía saber si eso se debía al agarre de Shelby o al puro miedo por su parte. Kym blandió su espada por encima de la cabeza, girando en círculo para que todos nosotros reunidos alrededor del fuego pudiéramos verla bien. Luego bajó la punta de la hoja para que apuntara directamente al cuello del sacrificio.

    "Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn", dijo Kym bajando el timbre de voz, aunque solo ahora sé que fue eso lo que dijo porque lo busqué más tarde en la historia de La llamada de Cthulhu. En aquel momento sonó a un galimatías, a excepción de la parte de Cthulhu. "Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn", repitió ella de nuevo con voz más alta. Ahora Shelby se unió a ella en una tercera repetición y luego una cuarta. "Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn", dijeron, mientras los cultistas vestidos y desnudos se unían por igual, cantando todos en tonos graves.

    Cara tiró de mi brazo y señaló hacia el sacrificio. "Mira", dijo ella.

    El sacrificio seguía murmurando y aún parecía muy asustada, pero ahora que todos sus torturadores estaban cantando la misma jerigonza, pude leer sus labios lo suficiente para ver que ella estaba repitiendo la misma frase que el resto de ellos. ¿Llevaba ella cantando esta diatriba de Cthulhu todo el tiempo o simplemente había seguido a los demás?

    Mientras el canto continuaba, Kym comenzó a temblar entera. Todo el cuerpo excepto la mano que sostenía la espada de sacrificio, que era firme como una roca. Como una mujer poseída por algún espíritu, su cuerpo se convulsionaba y retorcía. De alguna manera se quitó la capa de plumas, dejando su cuerpo oscuro y desnudo expuesto a la luz del fuego, cubierto de una capa de sudor. El canto alcanzó un punto álgido y luego se detuvo. Kym se congeló en su lugar, su cuerpo quedó retorcido en lo que parecía una postura muy incómoda.

    Ella empujó la espada hacia adelante unos cinco centímetros, su punta penetró en el collar alrededor de la garganta del sacrificio. Ella presionó un poco más fuerte y la mujer hizo una mueca de dolor. Luego, Kym retiró la hoja y la lanzó hacia adelante de nuevo. Cortó el cuello de la mujer en un movimiento rápido, con varios centímetros de sangre saliendo por el otro lado.

    El sacrificio gorgoteaba mientras la sangre brotaba de ambos lados de su cuello, empapando su vestido. Ella cayó hacia atrás en los brazos de Shelby mientras la audiencia jadeaba.

    "¡Mierda!", dijo Conrad, retrocediendo y resumiendo lo que todos parecíamos estar sintiendo.

    Kym había soltado la espada cuando la mujer cayó. Ahora levantaba ambos brazos y gritaba una vez más: "¡IA! ¡IA! CTHULHU FHTAGN!”

    La conmoción y la confusión se extendieron por la audiencia. ¿Habíamos visto lo que pensábamos que acabábamos de ver? Los cultistas y parte de la audiencia devolvieron el canto de Kym una vez más, pero otros solo gritaban. Algunos se dirigieron hacia el anillo de fuego, otros retrocedieron hacia las sombras. Vi a una persona llorando. Kym se puso en cuclillas al lado del cuerpo bañado en sangre y pasó las manos arriba y abajo por el torso y el cuello. Cuando se levantó de nuevo, sus manos estaban cubiertas de sangre, la cual procedió a untar sobre su pecho desnudo en grandes manchas rojas. A su lado, Shelby hizo lo mismo, cubriéndose las manos con sangre y luego quitándose la capa para que él también estuviera desnudo, excepto por su máscara de Cthulhu. Después de cubrirse con la sangre, se levantó y los dos saltaron del escenario.

    Shelby y Kym se lanzaron hacia la multitud, moviéndose en direcciones opuestas hacia los espectadores sorprendidos. Mientras tanto, los bailarines-cultistas desnudos subieron al escenario, ocultando cualquier visión de la pobre víctima del sacrificio. Perdí la noción de dónde habían ido Shelby y Kym, pero escuché gritos y luego algo que sonó como una risa proveniente del otro lado del círculo de fuego. Conrad, Cara y yo estiramos el cuello para ver. Shelby y Kym parecían estar haciendo algo a la gente de la multitud. Entonces el grupo de bailarines alrededor del escenario se separó y se dispersó entre la multitud. Ellos también tenían sangre cubriendo sus rostros y manos. Miré hacia el escenario y vi que los cultistas con túnica habían recogido a la mujer con la espada en el cuello y la estaban colocando cuidadosamente en el suelo.

    Sentí una mano húmeda y cálida en mi muñeca cuando alguien me agarró por detrás. Era uno de los bailarines desnudos, un hombre delgado y pálido con el pelo grasiento. Levantó la mano izquierda, cubierta de sangre y dijo: "¿El Toque de Cthulhu?" Liberé mi muñeca y retrocedí, sacudiendo la cabeza. Él no insistió en el asunto y se giró, ignorando a Conrad y a Cara mientras se retiraba hacia la oscuridad. Levanté la muñeca, ahora húmeda y pegajosa con sangre fría, y la olí. ¿A qué olía la sangre? No así. Saqué con cuidado la punta de la lengua. Mis sospechas se confirmaron.

    "Sangre de teatro", dije reconociendo el sabor mentolado pero desagradable.

    "Bueno, por supuesto", dijo Cara dando una carcajada. "¿Qué esperabas?"

    "Con Shelby nunca se sabe", dijo Conrad. "Después de un espectáculo como ese y algunas de las otras cosas que hemos visto y escuchado, yo no estaba seguro de qué pensar. Sigo sin estarlo".

    "¿Toque de Cthulhu?" preguntó una voz detrás de nosotros. Todos nos dimos vuelta para ver a Shelby parado allí, su cuerpo y sus manos aún empapados en sangre. "Es bueno para vuestra alma inexistente", dijo. Era primera vez que yo percibía un indicio de falta de seriedad de él o de cualquiera de los "cultistas" en toda la noche.

    "Oh, demonios, ¿por qué no?" dijo Cara mientras daba un paso hacia Shelby.

    Él extendió su mano ensangrentada hacia ella y lenta y suavemente le tocó el rostro, manchándolo con sangre en un movimiento de caricia. Su mano se movió por su cuello y solo se detuvo cuando llegó a la tela de su vestido. Cara pareció disfrutar de todo el proceso, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás para exponer el cuello.

    Sintiendo una puñalada de algo que tenían que ser celos, me acerqué a ella y le dije a Shelby: "Yo también".

    Shelby apartó su mirada de Cara y se volvió hacia mí con una sonrisa.

    Solo entonces retiró la mano de Cara, frotándola un momento en su propio pecho empapado en sangre antes de presionarla contra mi frente y cara. Me dio un ligero empujón, y luego levantó las manos en el aire, evocando a un curandero cristiano en acción. "¡Salve, Cthulhu!" gritó.

    "Salve, Cthulhu", dije, aún atrapado. La sangre de escenario goteó hacia mi boca, pegajosa y completamente desagradable.

    "¿Y tú, Conrad?" preguntó Shelby.

    "No, creo que no", dijo Conrad, todavía a unos pasos detrás de nosotros tres.

    Shelby se acercó a él. "¿Qué? ¿El espíritu de Cthulhu no te conmueve? " le preguntó.

    "No tanto", dijo Conrad. "Esta es una camisa nueva". Me di cuenta de que estaba tratando de mantener su tono bromista y animado para cubrir el hecho de que estaba incómodo.

    "Oh, solo la cara", dijo Shelby acercándose con la mano extendida. "Solo tu hermoso rostro todo americano".

    Conrad levantó las manos con las palmas hacia afuera. "Ey, venga, Shelby, hablo en serio...”

    La palma de Shelby se disparó hacia adelante, deslizándose entre las manos bloqueadoras de Conrad para agarrarle el rostro. Shelby giró su agarre, como si estuviera exprimiendo una naranja en la nariz de Conrad, dejándole espesa sangre roja en toda la cara.

    "¡Joder!" gritó Conrad retrocediendo y dando una palmada a la mano de Shelby. "Jesús, hombre, ¿qué coño?"

    "¡Salve, Cthulhu!" gritó Shelby balanceando sus caderas hacia adelante y hacia atrás en un gesto salaz que hizo que su pene se meneara hacia arriba y abajo. Cara y yo no pudimos evitar reírnos al verlo, pero Conrad parecía estar a punto de dar a Shelby un puñetazo.

    Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, el "sumo sacerdote" de Cthulhu saltó hacia atrás, giró sobre los talones y se unió a la arremolinada mezcla de cultistas empapados en sangre y a los invitados «pronto manchados de sangre».

    "Eso ha sido una putada", dijo Conrad tratando en vano de limpiarse la sangre de la cara sin ponerse nada en la ropa. Lo único que logró hacer fue llenarse las manos de pringue.

    "Oh, venga ya", dijo Cara. "No es para tanto".

    "Le dije que no".

    “Ese fue tu primer error”, le dije yo. "¿Cuándo ha aceptado Shelby un no por respuesta?"

    Conrad miró por el fuego, la sangre, la desnudez y el caos que nos rodeaban.

    "Está claro que esta noche no", dijo él. "Esto es una jodida chifladura".

    Que todo esto era una locura parecía ser el consenso general. Vi como varios grupitos intentaban regresar al almacén antes de que acabar también manchados de sangre. Pero casi tan pronto como entraron en el oscuro pasadizo desde el cual todos habíamos entrado en esta área ritual al aire libre, volvieron a salir. Parecía que el camino de regreso al interior estaba bloqueado. Esa era una idea algo alarmante. ¿Y si uno de estos incendios se sale de control o alguien se lastimaba?

    Estaba a punto de investigar por mi cuenta cuando un profundo sonido retumbó a nuestro alrededor. Con un gruñido bajo y grave que sentí en el estómago, el ruido tenía una calidad animal, pero extraña, sin el menor indicio de ser agradable.

    Mirando a mi alrededor, vi que todos los cultistas se alejaban del fuego hacia la oscuridad. Vi algunas bocas moverse, pero no pude escuchar lo que nadie decía. Junto a la supuesta salida, se corría la voz de que estábamos encerrados dentro a medida que más y más personas se agrupaban allí, tratando de irse.

    El gruñido se hizo más fuerte, filtrándose por el suelo y traqueteando en mis entrañas. Luego se unió otro sonido como si viniera de arriba. El aleteo de grandes alas de cuero y algún tipo de perniciosos graznidos húmedos. Miré hacia arriba, pero el cielo nocturno estaba oscuro. No había nada moviéndose allí, por supuesto. ¿Altavoces en los árboles? ¿En el techo?

    Luego vino el estruendo de llamas, como una bola de fuego explotando. Sentí calor en la nuca, di la vuelta y vi que todos los fuegos rituales habían crecido hasta el doble de su altura normal. ¿Pirotecnia escondida dentro? También habían comenzado a emitir espesas nubes de humo oscuro. En el centro de la llama y el humo pude distinguir a Shelby y Kym en el estrado, uno frente al otro, con las manos levantadas sobre la cabeza. Juntos, los dos gritaron, sus voces se amplificaron por micrófonos y se escucharon a través de los altavoces para ahogar incluso el gruñido y el aleteo.

    “¡CTHULHU HA VENIDO! ¡CTHULHU ESTÁ AQUÍ!”

    Los fuegos volvieron a estallar, e incluso salió más humo de ellos, oscureciendo por completo a Shelby, Kym y al resto del círculo ritual. A medida que el humo se extendía sobre el resto de nosotros, también lo hacía el hedor, una sulfurosa peste a podrido.

    Los monstruosos sonidos se hicieron cada vez más fuertes hasta que se fundieron en un ruido horrible que hizo que todos se taparan los oídos. Esto era particularmente duro ya que muchos también estaban tratando de cubrirse la boca y la nariz para evitar el horrible olor. En unos momentos fue imposible ver u oler nada. El humo oscurecía la única fuente de luz, el fuego, y el sonido hacía imposible moverse o pensar. Yo ni siquiera veía adónde se habían ido Cara y Conrad. Pensé haber escuchado a la gente gritar en alguna parte, pero podría haber sido parte de la grabación.

    Luego llegó la voz interrumpiendo el ruido. "Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn", entonó en una voz sonora y alienígena. Me recordó a como hablaría un antiguo cocodrilo si pudiera, aguda, lenta y llena de muerte. "En su casa en R’lyeh, Cthulhu muerto espera soñando", continuó la voz. "Soñando contigo. Que no está muerto lo que puede dormir eternamente, y con los extraños eones, incluso la muerte puede morir". La última sílaba resonó hueca y áspera durante un largo y preñado momento antes de estallar en un penetrante y estridente chillido que me dejó sordo otra vez. Cerré los ojos y me tapó los oídos con las manos y comencé a gritarle al sonido porque eso era lo único que podía hacer.

    Luego, silencio. Bueno, silencio comparativo al menos. Por mi parte seguí gritando durante unos segundos más. Lo mismo hicieron otras personas que yo no podía ver. Y hubo algunos sollozos procedentes de alguna parte. Y algunas risas también. Pero el ruido "pinchamentes" había desparecido, y el humo había comenzado a disiparse, llevándose el hedor. Abrí los ojos y miré a mi alrededor, sorprendido al descubrir que en algún momento había caído de rodillas. Me puse en pie y traté de orientarme. A unos cuatro de metros de distancia, vi a Conrad inclinado sobre el cuerpo prono de Cara.

    Corrí y me puse de rodillas junto a él. "¿Está ella bien?" Pregunté bajando la vista hacia ella. Tenía los ojos cerrados con fuerza y ​​se agarraba el estómago con las manos mientras rodaba de un lado a otro en la tierra. Estaba gimiendo o tal vez llorando. ¿O tal vez riendo?

    "No lo sé", dijo Conrad. "La encontré así, y..."

    "Estoy bien", gruñó Cara con voz ronca. "Estoy bien." Sonrió y dio una carcajada.

    "No pareces bien", dijo Conrad.

    "Es que todo ha sido tan... tan tan..."

    "¿Jodido?" Sugirió Conrad.

    "Maravilloso", dijo Cara. "Maravillosamente jodido". Ella abrió los ojos y me miró a mí. "Total jodienda mental".

    La tomé de la mano y la ayudé a sentarse. Sangre falsa cubría su rostro y pecho. Su vestido estaba sucio, deshilachado y rasgado, y ella tenía polvo en el pelo.

    Sus dientes blancos brillaban intensamente a la tenue luz mientras sonreía de una manera que alguien menos caritativo que yo podría llamar maníaca.

    "¡Quiero subir a esa noria otra vez!" me dijo ella. "¿Tú no?"

    Conrad me miraba como si ella estuviera loca. Yo miraba a Cara como si ella estuviera loca. Pero algo muy dentro de mí estaba de acuerdo con ella. Había sido un gran viaje del copón.

    "Vamos", le dije levantándola de pie. "Primero veamos si hay una salida de aquí. Quizá entonces podamos comenzar de nuevo desde el principio".

    "La próxima vez..." dijo ella. "La próxima vez quiero llevar una de esas máscaras".

Capítulo 10

    Me desperté a la mañana siguiente dolorido y sucio, habiendo colapsado en mi cama en cuanto llegué a casa. La ceremonia del Culto a Cthulhu había terminado con invitados aturdidos de ojos llorosos regresando a nuestros coches. Una puerta previamente oculta en la verja se abrió sola y nos dejó libres del área ritual. No había señales de Shelby o de Kym ni de ninguno de los otros "cultistas". El almacén estaba cerrado con llave y, a pesar de los esfuerzos de varias personas que aporrearon las puertas delantera y trasera, no se pudo encontrar a ninguno de ellos. Cara, todavía sonriendo y riéndose para sí misma, nos había dado a Conrad y a mí grandes abrazos cuando nos fuimos por caminos separados. Yo le di mi número y ella me prometió que me llamaría al día siguiente y quizá quedáramos para almorzar.

    Yo había dormido con la ropa, que apestaba a humo y a un desagradable "aroma a Cthulhu" que habían lanzado en el último momento. Me la quité, la arrojé al suelo del cuarto de baño y me quedé bajo la ducha hasta que se acabó el agua caliente. Me dolía la cabeza como si tuviera resaca, aunque no había bebido tanto aparte de esos asquerosos chupitos. Sospeché que el ataque auditivo ensordecedor era más culpable que el alcohol. No me apetecía liarme con las lentes de contacto, me puse mis viejas gafas y me dirigí al ordenador para revisar el correo electrónico. Solo tenía correos relacionados con basura y negocios. Ninguno de Cara. Sin mensajes de buzón de voz en mi móvil tampoco. Pero, claro está, si yo estaba arrastrándome hacia la conciencia ahora, ella todavía podía estar durmiendo. Me pregunté ociosamente en qué hotel se hospedaba, lo que a su vez me llevó a mirar ociosamente mi propio apartamento y contemplar lo desordenado que estaba. Ante la posibilidad de que las cosas cambiarán a mi favor, decidí intentar dejar el lugar presentable para aceptar compañía.

    Dos horas y una docena de distracciones más tarde, sonó el teléfono. Me apresuré a cogerlo, pero me decepcionó un poco ver el nombre de Conrad en el identificador de llamadas. "Ey, Conrad", le dije, "¿Qué pasa?"

    "¿Has visto la web de la Voz Semanal?" preguntó sin preámbulos, refiriéndose a la página de nuestro periódico local semanal y gratuito.

    "No. ¿Por qué?

    “Deberías comprobarla. Su blog tiene una crónica completa del ritual de Shelby de anoche. Léelo y llámame ”, dijo Conrad y colgó.

    Sonaba tenso. O tal vez simplemente conciso. Era extraño en él colgarme así sin más. Encontré la web de la Voz Semanal, pero no vi nada en la portada sobre Shelby, solo un artículo sobre la mejor pizza de la ciudad. Hice clic en el enlace del blog y allí estaba:

    Galería Brinca Con Satán, publicado por Wendell Locking

    ¿Alguna vez te has preguntado qué pasa cuando mezclas demonios alienígenas, arte mediocre y un concierto de heavy metal? Yo tampoco. Pero anoche yo mismo, y alrededor de un centenar de lo que pasa por "gente guapa" de Sarasota, lo descubrimos; y la experiencia literalmente nos dejó a muchos ahogándonos en nuestra propia bilis. El «provacateur» local de arte Shelby Tyree, más conocido por haber sido expulsado de la ciudad después de un supuesto intento de violación en una fiesta que él estaba organizando en la casa del Camino del Punto del Indio que había alquilado a un comisionado del condado, vuelve a liarla. Esta vez tiene un grupo de satanistas desnudos con él. Bajo el disfraz de una exposición de arte llamada Culto a Cthulhu, Tyree y compañía organizaron un sangriento espectáculo de aficionado y cargado de efectos especiales que debía más a las películas de terror de Schlock que cualquier otro arte que yo haya visto. Había mucha sangre falsa, gente desnuda y ruidos altos y fuertes, además de bombas malolientes. No tengo ningún problema con nada de eso en una casa embrujada de Halloween, pero llamarlo arte amplía el significado de la palabra más allá del reconocimiento, y me sorprendería si alguien se moviera a hacer algo más que un «gag». Supongo que tendrías que estar allí, aunque yo desearía no haber estado.

    Llamé a Conrad. "Bueno, ese no lo pasó muy bien", le dije cuando Conrad respondió.

    "No fue el único. Yo sigo enfadado con él".

    "¿Por lo de la sangre?"

    "Eso solo para empezar. ¿Sabes quién estuvo anoche? Buchman. El dueño del maldito edificio. Republicano, del Club Rotary, Asociación de Agentes de Bienes Inmuebles, Iglesia. Buchman. Cuando llegué a casa había tres mensajes de él en mi teléfono móvil y solo pasó diez minutos gritándome al oído. Por suerte para Shelby, hizo que mi esposa, la experta en contratos, redactara el contrato de alquiler y, lo creas o no, Shelby está cubierto. Incluso tenía los permisos de licor adecuados. Pero yo no estoy cubierto y Buchman está loco como el infierno, y con cada artículo de mala prensa se enojará más".

    “Esta es una entrada de un blog en un sitio web gratuito semanal. Ni siquiera estoy seguro de que cuente como prensa".

    "Tiene las palabras «violación» y «Shelby Tyree» en la misma oración. Es imposible que eso sea bueno".

    “Me he dado cuenta de eso. No es muy justo de su parte. Hace que parezca que Shelby fue el que intentó violar a alguien".

    "Y luego está lo del satanismo. Y la charla de sangre y sexo”, continuó Conrad. "Estas no son palabras que a Buchman le complazca tener asociadas con su propiedad. Si Shelby me hubiera dicho lo que estaba haciendo, tal vez podría haber preparado a Bill y decirle que era una especie de espectáculo de casa embrujada. Pero no, a Shelby no le importa su reputación, ¿por qué iba a importarle la mía? ¿Por qué Shelby quiso montar una controversia como esta? Él tenía que saber que organizar un espectáculo que combinara sexo y violencia iba a desenterrar todas esas viejas noticias sobre la fiesta. No importa lo que esté tratando de hacer, no veo cómo una prensa como esta va a ayudarle."

    “Lo dijiste tú mismo. No debe de importarle lo que diga la gente. Quiero decir, ¿cuándo le ha importado a Shelby lo que dice la gente? "

    "Pero tiene que haber una razón", insistió Conrad. “Una razón por la que quería provocar a personas así. Viste lo complicado que era todo, lo caro. Tenía que haber algo más que solo querer asustar a la gente. Eso es lo que me está matando. No lo sé. Tampoco es que alguien lo hubiera pasado bien. No fue una gran fiesta".

    "Yo lo pasé bien", dije, y lo pensaba. En retrospectiva, había sido una historia increíble, aunque solo fuese porque nunca antes me había pasado algo así. "Más o menos. Quiero decir, me alegro de haberlo visto. Cara ciertamente pareció divertirse".

    "Sí, eso fue un poco extraño. No recuerdo que le gustara la mierda rara en la escuela secundaria. Cuando ella y yo salíamos, me molestaba todo el tiempo por el hecho de que yo jugaba al D&M".

    "Oh, no sé. Ella siempre tuvo un lado un poco retorcido ”, dije recordando la fascinación de Cara por las novelas de Stephen King y los libros de crímenes reales sobre asesinos en serie.

    "Ja. No me acuerdo de eso. Pero, vale,ella se lo pasó bien. Tú también. Probablemente algunos otros. Creo que fue bueno que yo estuviese allí. Que lo viera".

    “¿Qué quieres...?” comencé a preguntar, pero Conrad me interrumpió.

    “Sabes quién lo pasó bien: Shelby y Kym”.

    "Y esos bailarines y las personas con túnicas", añadí. "Estoy seguro de que llevar a cabo un espectáculo como ese también fue una maravilla para ellos. Creo que todo esto en realidad fue para su iglesia. Una forma de entusiasmar a sus seguidores sobre lo que sea que les está enseñando".

    "Sí, sí, tal vez. Aunque supongo que algunos de ellos eran bailarines que contrató de clubes de striptease locales".

    Este pensamiento no se me había ocurrido, aunque tenía sentido. No estoy seguro de en qué otro lugar podría Shelby haber encontrado a una docena de personas dispuestas a bailar desnudas con él y Kym. "¿Por qué? ¿Reconociste algunos de ellos? Pregunté tomándole el pelo.

    Su esposa no era fanática de los clubes de striptease como institución y yo sabía que Conrad no había estado en uno en años.

    "Es que no puedo entender esto", reflexionó Conrad ignorando mi burla. "Hay algo que nos falta. Ni siquiera dejó fuera ningún material promocional para esa iglesia suya, por lo que tampoco es que estuviera haciendo proselitismo o buscando conversos".

    “Bueno, no tengo idea. Pero la próxima vez que hable con Shelby, se lo preguntaré".

    "¿Vas a verle pronto?"

    "Supongo que sí", dije, aunque no estaba seguro. Estaba más interesado en ver a Cara pronto y me preguntaba si Shelby podría ayudarme con eso. "Tal vez. Estoy esperando esta semana otros dos libros que le compré online".

    "Si lo ves en persona, hazle saber que necesito hablar con él, ¿de acuerdo?"

    “Claro. Y lo mismo te digo si lo ves tú primero".

    "Lo haré", dijo Conrad. “Tengo que irme ahora. Tengo que encontrar alguna manera de calmar a Buchman. Si Shelby no deja ese edificio impecable cuando se mude, habrá demandas judiciales volando y no quiero que ninguna de ellas me salpique".

    Ambos colgamos. Yo no me había preguntado mucho por qué Shelby había hecho lo que había hecho anoche. Veía más que un pequeño mérito en toda la extravagancia como un fin en sí mismo. ¿Por qué actúan los actores o escriben los escritores? Porque queremos impresionar a una audiencia. Y Shelby había impresionado a todos allí, de una forma u otra, incluida Cara. Me arrepentí durante un momento de no haber aceptado la oferta de Shelby de unirme a la iglesia cuando me lo pidió. En ese momento me había parecido más problemático de lo que podría merecer la pena, y por mucho que me cayera bien Shelby, yo no tenía ningún interés en ser uno de sus secuaces. Lo conocía demasiado bien como para someterme a su liderazgo. Pero ahora que había visto al menos algunos de los frutos de su trabajo, sentí la envidia inundando mi cerebro. ¿Qué había escrito yo alguna vez que provocara tales reacciones en una audiencia? Nada que se acercara. Me imaginé lo emocionante que debía de haber sido para todos ellos. Tampoco es que yo fuese a bailar desnudo alrededor de una hoguera delante de dos centenares de personas, pero podía entender cómo Shelby, completamente desprovisto de timidez, habría disfrutado cada momento.

    Por otro lado, Conrad había expuesto algunos buenos argumentos. El asunto de la sangre y el sexo seguramente traería a colación la historia de la violación en la mente de todos, y toda aquella producción había debido costar una pequeña fortuna. Cuanto más lo pensaba, más curioso me volvía, así que busqué alguna excusa para contactar con Shelby. No estoy seguro de por qué sentí que necesitaba una excusa para contactar con un viejo amigo, pero quería una, así que escribí un correo electrónico a Calvin Sinclair para confirmar si había enviado esa copia de El Rey de Amarillo para Shelby .

    Unos cuarenta y cinco minutos después, Sinclair me llamó. Yo seguía decepcionado de que no fuese Cara, pero me alegró de que él hubiera llamado tan pronto.

    "¿Hola, señor Dakan?" dijo, siempre educado.

    "Al habla".

    “Soy Calvin Sinclair, acabo de leer su correo electrónico. Disculpe por el ligero retraso, pero el coleccionista que vendió el libro ha sido un poco recalcitrante a separarse de su ejemplar ahora que tengo una oferta realista para el mismo. Ya sabe cómo pueden ser estos coleccionistas acérrimos. Es difícil separarse de los artículos preciados. Encontré una pista sobre otra cosa que podría interesarle. O tal vez su amigo."

    "Un panfleto bastante raro que recoge cartas de Lovecraft a un joven Robert Bloch. El de la famosa película Psicósis. O más bien el libro en el que está basada. Anteriormente expresó usted cierto interés en la Iglesia de la Sabiduría Estrellada, y el protagonista en la historia de Lovecraft El Morador de las Tinieblas es un análogo para Bloch. Es un precio bastante bueno".

    “Eso suena a algo que interesaría a mi amigo. ¿Lo tienes a mano?”

    "Sí. Puedo enviarlo hoy, si quiere.

    “Por favor, hazlo. De la noche a la mañana si es posible."

    Eso me permitiría pasarme por casa de Shelby mañana por la noche con una pequeña sorpresa y, tal vez, con respuestas a algunas preguntas. En particular, quería saber de qué podrían haber hablado él y Kym con Cara en la limusina la noche de la reunión.

    “Si puedes enviarme un correo electrónico con el número de seguimiento, sería genial. Te avisaré si tengo otra lista de compras". Estaba a punto de despedirme y colgar cuando Sinclair intervino.

    "Anoche fue el veintitrés de marzo", dijo. Hubo una pausa expectante.

    "Sí, sí", dije sin comprometerme. No quería pasar la siguiente media hora describiendo los eventos de anoche a Sinclair, pero sabía que él sentía curiosidad.

    "Vi la redacción en el sitio web de su periódico local", dijo.

    "¿Ah, sí?" Pregunté sorprendido.

    "Surgió en mi alerta diaria de Google para todas las cosas relacionadas con Cthulhu y Lovecraft", explicó Sinclair. "Supuse que era el evento que usted mencionó".

    "Sí".

    "¿Es esta persona, Shelby Tyree, el amigo para quien ha estado usted coleccionando? No, por favor, no responda. No quiero ponerle en el incómodo lugar donde se le pide que traicione la confianza de alguien. Pero no puede culparme por ver dos y dos y sumar el número cuatro." Como yo no hice ningún comentario de inmediato, Sinclair continuó. “Naturalmente hice una pequeña investigación de seguimiento sobre él, incluyendo su encuentro con las autoridades a las que aludía el sitio web. Parece una, digamos, una figura controvertida".

    Me levanté en defensa de mi amigo. "Los periódicos, y especialmente ese blog, no contienen la historia completa. No la incluyen ni por asomo. Shelby no atacó a nadie. De hecho, salvó a esa mujer. Puede que haya tomado algunas decisiones desafortunadas, pero no es un criminal".

    "¡Yo no imagino que lo sea! Estoy más que familiarizado con las formas en que la prensa, y especialmente Internet, pueden torcer los hechos para adaptarse a sus propias agendas. Y no soy de los que menosprecian a un entusiasta compañero de Lovecraft, aunque debo decir que su amigo parece estar llevando las cosas a un nivel muy extremo. Bastante extremo. No creo que el mismo Lovecraft hubiera aprobado tal comportamiento. Él era bastante conservador sobre tales asuntos".

    "Todo eso es espectáculo. Es teatro".

    "¿Lo es?" Preguntó Sinclair. "¿Está usted seguro?"

    "Estoy seguro".

    "Bueno, supongo que no se hace daño entonces. Aún así, parece bastante indecoroso. No quiero que tome esto de la manera equivocada, por supuesto, y ninguna crítica es intencional o implícita, pero tales travesuras tienen el potencial de dar un mal nombre a la seria erudición de Lovecraft. Quizá si yo entendiera mejor lo que está haciendo el Sr. Tyree podría explicarle las cosas a la comunidad online de tal manera que mejore cualquier salacidad desfavorable. Apreciaría oír más sobre lo que sucedió".

    "En realidad estaba saliendo por la puerta", mentí. "Pero le informaré la próxima vez que hablemos".

    "Oh", dijo Sinclair sonando decepcionado. "Por supuesto. Sí, lo siento, no pretendía retenerle".

    "No hay problema".

    "Tendré el manuscrito de cartas de Bloch bien embalado y en camino esta noche".

    "Gracias", le dije. "Que tengas un buen día." Colgué.

    Bueno, el gato estaba fuera de la bolsa ahora, pensé. Sinclair sabe que he estado comprando para Shelby. Pero claro, Shelby ya no parecía muy preocupado sobre quién sabía lo que estaba haciendo. Tal vez todo el secreto acerca de que ser un coleccionista de Lovecraft solo había sido importante para él mientras preparaba su gran espectáculo. Ahora que Sinclair lo sabía, estaba claro que se lo contaría a todos sus otros pequeños amigos online y el secreto moriría. Aunque eso no era problema mío. Aun así, esperaba que Shelby no se enfadara cuando se lo contase, y aunque una parte de mí quería desconectarse de todo el asunto, me sentía extrañamente nervioso ante la posibilidad de que Shelby ya no quisiera mis servicios como su intermediario. Lo que fuese que estaba haciendo, este rollo del Culto a Cthulhu era muchísimo más interesante que cualquier otra cosa que estaba pasando en mi vida.

    Después de anoche, era lo más interesante que había pasado en todo Sarasota, y yo no quería perder mi única conexión con él.

    Sinclair me cobró la tarifa extra por garantizar la entrega antes de las 10:00 a.m. dado que el fino y desgastado panfleto cabía fácilmente en el sobre estándar de envío de un día para otro. Apenas estaba despierto cuando el repartidor golpeó mi puerta y terminé firmando el paquete con los ojos entornados, porque no me había puesto las lentillas y no me había molestado en ponerme las gafas. Abrí el sobre y miré dentro para asegurarme de que era el panfleto de Bloch y lo puse sobre la mesa antes de darme una ducha rápida.

    Sin mensajes ni correos electrónicos de Cara, yo no tenía forma de ponerme en contacto con ella y la frustración estaba hirviendo en el fondo de mi cerebro. ¿Estaba todavía en la ciudad? ¿Dónde estaba alojada? ¿Por qué demonios no había llamado? Me sentí cada vez más resentido hacia ella, pero luché contra los desagradables pensamientos. Estaba claro que ella estaba pasando por una mierda personal seria, y llamarme tenía que ocupar un lugar bajo en su lista de prioridades.

    Al mediodía ansiaba tanto la distracción y la nueva información que no pude esperar más. Supuse que Shelby, siempre ave nocturna, se quedaría hasta tarde, pero seguramente ya estaría despierto. Decidí conducir hasta su casa y entregar el paquete.

    La casa estaba a solo quince minutos de mi urbanización, un camino fácil por las calles de seis carriles y más allá de la variedad, cada vez más estereotipada, de la expansión suburbana. Pasé por una subdivisión recientemente completada y luego otra que acababa de nacer de montículos de tierra y pinos talados antes de girar hacia el sinuoso camino sin salida que conducía a la casa de Shelby. La larga calle tenía casas antiguas, de estilo rancho en su mayor parte, con grandes patios en acres y adecuados para mantener algunos caballos. Sin embargo, hacia el final de la calle, la suburbanidad había comenzado a metastatizarse en McMansiones de dos y tres plantas con paredes de hormigón en cremas y blancos. Pero el nuevo hogar de Shelby no encajaba en ninguna categoría. A diferencia de las casas nuevas no protegidas o las cercas de alambre de las antiguas que confinaban caballos, una cerca de madera reciente de tres metros de altura rodeaba la extensa estructura verde de Shelby. Los robles y los rodales de bambú proporcionaban una cobertura adicional, por lo que desde el camino de entrada era imposible distinguir mucho más allá de la inclinación gris pizarra del techo y algunos atisbos de paredes. Los pimientos brasileños recorrían los bordes del estanque que separaba la propiedad de su vecino recién construido, proporcionando camuflaje adicional. No era un hogar que invitara a los visitantes.

    La verja estaba cerrada y bloqueada cuando estacioné frente a ella, los neumáticos crujían en las rocas grises del camino de entrada. Una campana negra de hierro forjado colgaba de la cerca de madera, así que le di unos cuantos golpes y esperé.

    Nada.

    Le di un poco más y escuché a alguien gritar desde el interior del complejo. "¡Un momento!" Escuché el crujido de los pies en el camino de grava y luego la voz volvió a hablar. Un joven adulto que no reconocí. "¡Preséntese!"

    "Mi nombre es Rick. Estoy aquí para ver a Shelby".

    "¿Se le espera?"

    "No. Si. Tengo un paquete para él".

    "Puedo firmar por él".

    "Es para Shelby, un raro manuscrito que adquirí en su nombre", dije tratando de parecer lo más importante posible.

    “El Hierofante no está disponible. Puede dejarlo conmigo o volver más tarde, tal vez." El hombre sonaba algo ridículo usando un lenguaje tan formal, recordándome a un niño de secundaria en una feria del Renacimiento.

    "¿No está aquí?" Pregunté decepcionado. "¿Qué tal Kym?"

    "La Suma Sacerdotisa no está en este plano", dijo el extraño. “Puede dejar el manuscrito o regresar más tarde. Sin embargo, les diré que ha venido." Yo encontré divertido este lapso en el coloquialismo, pero era frustrante ni siquiera poder ver con quién estaba hablando.

    "¿Cuándo volverán?"

    "No sabría decirle".

    Joder. "Bien, supongo que volveré".

    Me subí a mi coche y me fui, enojado con Shelby por haber puesto tantas paredes físicas y personales entre nosotros. Como uno de sus amigos más antiguos, parecía ridículo que no pudiera hablar con él cuando quisiera, especialmente porque ya me había pedido que me uniera a su iglesia. Tal vez estaba molesto porque me había negado y esto era un juego de poder de alguna clase, una forma de mantener la ventaja en nuestra relación... cualquiera que fuese nuestra relación. Por supuesto, otra posibilidad era que Kym y estas otras personas que tenía a su alrededor eran los que levantaban las barreras.

    Quizá Shelby no tenía idea de que me había pasado siquiera. ¿Quién sabía si recibiría el mensaje de que yo había estado allí? Sin embargo, yo no podía hacer nada al respecto, así que me fui enfadado, tratando en vano de pensar en algo aparte de de Shelby y/o Cara para ocupar mi mente.

Capítulo 11

    Cuatro días después y no había oído nada de Cara. Ni de Shelby, ni de Conrad. Había decidido aguantar las cartas de Bloch hasta que Shelby se tomara el tiempo de venir a buscarme. Ya estaba harto de hacer entregas. Después de un día de pasar la fregona, volví a la rutina de escritura y estaba haciendo un buen progreso en el proyecto Anarquía en Acción. El miércoles siguiente fui, como siempre, a recoger los comics de la semana exactamente a las 11:00 am. Terminaron siendo las 11:15, ya que el propietario, Brian, no abría la tienda esa mañana, sino Dan, uno de los sus jóvenes empleados, que no eran tan puntuales como probablemente le gustaría al propietario de la tienda. Le di un familiar "¿Qué pasa?" a modo de saludo mientras él abría la puerta. Asentí y fui al fondo de la tienda para ver los nuevos comics de la semana. Recogí los nuevos números de Fábulas y algunos títulos nuevos que despertaron mi interés antes de volver al frente del local.

    Dan me entregó una pila de comics que tenía archivados para mí, suscripciones que yo recibía cada mes. Cuando le quité la pila, sentí algo áspero y rígido en el fondo. Volteé la pila y encontré un panfleto negro encuadernado con dos hojas de cartulina rígida que parecía una cubierta hecha a mano que lo unía. Tenía atado oscuro alambre de cobre. No había nada escrito en la parte posterior, pero al darle la vuelta vi las palabras MANIFIESTO CTHULHU inscritas en papel metalizado rojo en el frente. Al abrirlo, vi papel cremoso, parecido a vitela, que también tenía un aspecto artesanal. Solo había unas pocas páginas anotadas (todas juntas eran casi tan gruesas como las cubiertas delantera y trasera), y parecían haber sido impresas usando algún tipo de impresión en bloque en lugar de con una prensa moderna. Era una impresionante obra de encuadernación.

    "Oh, eres uno de los afortunados", me dijo Dan interrumpiendo mi cuidadoso estudio del libro.

    Levanté la vista del manifiesto. "¿Qué quieres decir?"

    “Un tipo dejó un montón de esos el otro día. Un par de docenas son los bonitos hechos a mano como el que tienes. El resto son, ya sabes, impresos de la manera normal. Brian debe de haber pensado que querrías uno de los buenos".

    "Lo quiero. ¿Cuánto cuestan?”

    "Son gratuitos, si puedes creerlo".

    "Jesús, ¿en serio?" Dije mirando el libro finamente elaborado una vez más.

    "Ya, lo sé. Raro, ¿eh? Leí uno de ellos cuando llegaron. en realidad es algo interesante. Ojalá hubiera estado en la exposición de arte que hicieron".

    "Fue bastante salvaje".

    "¿Fuiste?" preguntó Dan con su voz elevándose media octava de emoción. "Eso es impresionante. Voy a ir la próxima vez que hagan una de esas".

    "Deberías, fue bastante guay. Bueno, ¿tienes más de estos?”

    “Ningún otro de los buenos. Pero hay algunos de los otros atrás. Creo que Brian los guarda para eBay o algo así".

    "¿Podrías pillarme uno de esos?" Pensé que Conrad también querría verlo.

    Dan lo pensó un momento y luego asintió. Yo era cliente habitual desde hacía años y amigo de Brian, por lo que sabía que a su jefe probablemente no le importaría. "Claro, espera", dijo. Entró en la trastienda y regresó con una versión impresa fina y encuadernada del Manifiesto Cthulhu.

    Este tenía aproximadamente el mismo tamaño y nivel de calidad que un cómic, con papel de pulpa y un tenue color satinado. Tenía mucho más sentido financiero como un artículo promocional de regalo. Le agradecí, compré el resto de mis comics y me dirigí directamente a casa, ansioso por leer el texto completo y, con suerte, obtener una idea sobre qué demonios estaba tramando Shelby de verdad.

    El Manifiesto Cthulhu era una densa y a veces confusa obra de teología. ¿O era filosofía? Seguía sin estar seguro de cómo describirlo mejor, excepto para enfatizar que la elección de Shelby de la palabra "manifiesto" no era ociosa.

    El delgado volumen definitivamente era una llamada a la acción y una declaración radical sobre cómo funciona el universo y cuál es realmente el lugar de la humanidad en él. Se hacía eco del Manifiesto Comunista de Marx de muchas maneras, no sobre política o filosofía, sino al establecer un modelo sobre cómo funciona el mundo y hacer predicciones y prescripciones específicas sobre cómo el mundo y la comprensión humana podrían y deberían desarrollarse. Una diferencia importante era que no era tan esperanzador como el manifiesto de Marx: no había una revolución proletaria inevitable con el paraíso del trabajador venidero. Lo único que el Manifiesto Cthulhu mantenía como inevitable era el hecho de que todos estamos condenados.

    El libro prometía la muerte de la humanidad e incluso la existencia misma del universo a manos (tentáculos) de los Grandes Primigenios, esos dioses alienígenas obscenamente poderosos de los cuentos de Lovecraft. Tal como estaba escrito, era difícil saber si Shelby quería decir que estos seres realmente existían y que algún día nos destruirían o si eran metáforas de la insensibilidad fundamental del universo. Pero, habiendo establecido una base de pesimismo, el Manifiesto Cthulhu se movía a la base de su argumento: dada una existencia tan condenada, cómo aprovechar mejor nuestro muy limitado tiempo aquí en la Tierra. No había promesas de salvación ni amenazas de maldición, ni ninguna esperanza de supervivencia espiritual en otra forma o más allá. Una y otra vez, el libro de Shelby volvía a tres temas centrales: Carne es solo Carne; Pensamiemtos son solo Pensamiemtos; Palabras son solo Palabras. Lo rechazaba todo excepto el materialismo como una legítima visión del mundo e instaba a los lectores a deshacerse de las cadenas de costumbres y valores convencionales a favor de una «cthulhu-centrista» visión del mundo que reconoce el universo como un lugar de maravilla, asombro y terror que nos consumirá a todos al final. En particular, el Manifiesto Cthulhu criticaba todo el concepto de fe y el respeto por las tontas creencias de otras personas, afirmando rotundamente que No hay nada bueno, respetuoso ni honesto siquiera en honrar a falsos dioses y mitos mendaces. El manifiesto sí ofrecía un tenue rayo de esperanza en forma de ciencia y tecnología como herramientas para buscar la verdad, pero incluso aquí Shelby advertía que, una vez descubiertas, tales verdades deben ser casi imposibles de olvidar, por lo que el buscador debe tener cuidado, pues la verdad acerca de la Verdad es que es probable que la encontremos como una experiencia destructora del ego: al ser nuestro lugar en el cosmos tenue y sin sentido en el mejor de los casos.

    Me llevó menos de una hora leer todo el manifiesto, pese a que tuve que repasar muchos de los pasajes densos varias veces para asegurarme de que realmente entendía su significado (o al menos pensaba que lo entendía). La visión central subyacente del mundo parecía encajar bien con lo que yo sabía sobre la escritura y la filosofía de Lovecraft, aunque había mucho menos sobrenaturalismo de lo que esperaba de algo basado en un montón de historias de horror. Como obra de prosa filosófica la encontré pretenciosa, forzando ser tomada en serio, pero no del todo en el territorio de la parodia. Me pareció el tipo de divagantes pensamientos que podría tener un estudiante de primer año universitario, particularmente ambicioso y talentoso. Aunque no vi ninguna falacia lógica obvia en ninguno de los argumentos, y como los eventos pronto mostrarían, el Manifiesto Cthulhu era una escritura lo bastante poderosa como para capturar la imaginación de cierto tipo de persona y enfurecer a otro tipo.

    La religión, las creencias y la metafísica habían sido temas populares entre Shelby y yo y el resto de nuestra camarilla en nuestros días escolares. La familia de Shelby lo había arrastrado a una iglesia presbiteriana sin pretensiones durante la escuela media, pero él la abandonó una vez que llegó a la adolescencia y encontró que la pelea semanal para despertarlo de la cama el domingo por la mañana era más problemática de lo que valía la pena (una rara victoria para Shelby contra las preferencias de sus abuelos). Yo había asistido a una iglesia episcopal de mentalidad liberal durante todo el instituto y me entretuvo bastante antes de mudar fácilmente todo interés en sus enseñanzas o devociones a mediados de mi primer año de universidad. Los padres de Conrad eran totalmente sin iglesia, aunque disfrutaban de las luces navideñas que se encendían puntualmente cada año el sábado por la tarde después del Día de Acción de Gracias.

    Con poco dogma enérgico para atarnos, nuestras meditaciones de medianoche en el mundo invisible se extendían, con el salvaje abandono de los geeks imaginativos: desde los excesos de toda la faramalla mística, el revivalismo pagano a medio cocer y la teoría de la conspiración inspirada en los Illuminati, hasta cualquier otro tema en los estantes de Nueva Era en las librerías. Como jugadores buscábamos algo que funcionara, un sistema que pudiéramos emplear en la vida real que reflejara los niveles, sistemas y puntos mágicos construidos lógicamente de nuestros juegos. Por supuesto, nada de eso funcionaba, pero nos reíamos mucho de nuestras exploraciones. Recuerdo una escena de sesión vergonzosamente divertida en la que Shelby fingió canalizar el espíritu de mi antigua alma gemela atlante que terminó con él instándome a dejar la masturbación durante un mes para limpiar mi aura. Para cuando nos graduamos, todos habíamos dejado la religión en nuestros espejos retrovisores, junto con la creencia en la PES, extraterrestres y fantasmas. Ver a Shelby regresar ahora a estos descuidados campos del alma me parecía un poco extraño, pero a juzgar por las cualidades de su manifiesto, obviamente había estado pensando mucho en estos asuntos.

    Cuando terminé, llamé a Conrad para hablarle al respecto. "¿Has leído el libro de Shelby?" Pregunté en cuanto respondió.

    "¿Qué?" Dijo Conrad. Parecía cansado y un poco estresado.

    “¿Estás en medio de algo? Puedo llamarte luego".

    “No, no. Es que llevo una mañana rara. ¿Qué pasa con este libro? "

    "Shelby imprimió algo llamado Manifiesto Cthulhu y lo ha estado pasando por la ciudad".

    “¿Pasando? ¿Como parado en las esquinas?”

    “No, no, no así. Tiene copias gratis en la tienda de comics y en otros lugares de la ciudad. Es algo interesante. Yo tengo un par de copias. Deberías leerlo".

    "Ya, ya, debería. Oye, tengo algunas cosas que contarte. Y sabré más en un par de horas. ¿Qué haces para cenar? "

    “Nada. Sin planes".

    "¿Puedo pasarme a eso de las 7:00?" La voz de Conrad era severa, como si no lo estuviera preguntando tanto como declarando su intención.

    "Claro, te veo entonces".

    "¿Vas a ver a Shelby hoy?"

    "Ni siquiera sé cómo ver a Shelby hoy en día. ¿Por qué?

    "Tú no hables con él hasta que yo te vea, ¿de acuerdo?" Dijo Conrad con su voz cargada de importancia.

    "No hay problema. ¿Qué es tan importante? "

    "Te lo diré esta noche", dijo Conrad, y colgó.

    Ahora yo tenía mucha curiosidad y me preguntaba qué podría él haber hecho para que Conrad estuviera nervioso. Intenté trabajar un poco, pero era imposible concentrarme en algo productivo, ya que mis pensamientos seguían deambulando hacia el Manifiesto Cthulhu o hacia la misteriosa e innecesaria advertencia de Conrad para evitar hablar con Shelby esta tarde. Pensé un poco más sobre el manifiesto, pero sentí que en realidad me faltaban muchas de las alusiones y metáforas que Shelby estaba haciendo. Entonces noté que tenía a mi propio experto en Lovecraft de guardia y que él podría tener alguna idea del panfleto. Le envié un correo electrónico a Sinclair para decirle que había recibido una copia de algo llamado Manifiesto Cthulhu y que se lo enviaría cuando tuviera la oportunidad. Eso llamó la atención de Sinclair y parecía ansioso por conseguirlo lo más rápido posible. Me envió un correo electrónico unos minutos más tarde sugiriendo que usase su número de cuenta FedEx para enviarle el manifiesto durante la noche. Pensé que era un poco extraño, pero acepté enviarlo esa tarde (la versión impresa, por supuesto, no la hecha a mano). Salí, lo dejé caer en un sobre nocturno, me tomé un café y regresé.

    Pasé unas horas hurgando en sitios web como yog-sothoth.com donde discutían todas las cosas de Cthulhu, y vi que el manifiesto de Shelby ya estaba creando un poco de revuelo. Alguien lo había escaneado todo y lo había cargado en su cuenta de Flickr. El consenso general era que todo era un poco extraño, pero algo interesante. Ciertamente, nadie parecía tomarlo muy en serio, aparte de un puñado de críticos que lo denunciaban como una reinterpretación blasfema de las verdaderas filosofías de Lovecraft y unos pocos fanáticos entusiastas que anunciaban con trompetas su brillantez a cada oportunidad. Me pregunté si eran verdaderos nuevos conversos a la causa de Shelby o el mismo Shelby intentando despertar interés a bombo y platillo.

    Conrad apareció unos minutos antes de las 7:00, irrumpiendo dentro de la casa en cuanto abrí la puerta a sus insistentes golpes. Tenía una gruesa carpeta expandible de color marrón bajo el brazo que casi estampó al dejarla sobre la mesa del comedor.

    "Hola", le dije cerrando la puerta detrás de él. "¿Estás bien?"

    "He tenido semanas mejores", dijo mientras comenzaba a clasificar sus papeles y carpetas. "Bill Buchman me ha dado el gran Que Te Jodan y ha estado hablando mal de mí por toda la ciudad. He escuchado de tres amigos agentes inmobiliarios diferentes que está soltando mierda sobre mí".

    "Oh, Cristo, Conrad, eso apesta".

    “¿En este mercado? Joder si apesta. Y todo porque le hice un favor a Shelby. Ese fue un gran error de mi parte. Uno muy estúpido. Debería haberle obligado a decirme qué demonios iba a hacer realmente. Y todavía no sé lo que está haciendo, en realidad no. Aunque sé más que hace un par de días." Hizo un gesto a sus papeles. "¿No tenías un libro que ha escrito que querías mostrarme?"

    Me sentí muy mal por Conrad. La reputación lo era todo en los negocios del sector inmobiliario, especialmente en una ciudad como Sarasota. "Deja que te traiga ese Manifiesto Cthulhu de Shelby que tengo escaleras arriba...”

    “Claro, claro. Pondré todo el resto aquí".

    "Bien", dije y subí las escaleras para recuperar mi copia del manifiesto. Cuando regresé, vi que Conrad había cubierto mi gran mesa de vidrio con papeles y fotografías. "¿Qué es todo eso?"

    Conrad barrió algunas de las fotos dentro de una carpeta y me indicó que me sentara. "Espero que no te importe, pero hablé con tu amigo Rambam hace unos días".

    "¿Qué?" Dije sorprendido. Rambam era un investigador privado de Nueva York con el que yo había trabajado en un libro sobre privacidad. "¿Por qué?"

    “Bueno, siempre estás diciendo que se puede encontrar todo tipo de información sobre cualquier persona en solo unas pocas horas en su ordenador, así que lo contraté para investigar a Shelby y a Kym y ver qué podía encontrar."

    “Jesús, ¿en serio? ¿Cuanto ha costado eso?" Sabía que la experiencia de Rambam no era barata. Dudaba que valiera la pena contratar un detective privado para investigar a uno de nuestros amigos, aunque le hubiera causado a Conrad algunas dificultades profesionales serias. "¿Rambam te hizo un trato o algo así? Deberías haber hablado conmigo primero."

    “No demasiado, y valió la pena el dinero. Creo que estarás de acuerdo cuando veas lo que ha aparecido. Pagué los $500 completos ”, dijo Conrad revolviendo los papeles sobre la mesa y moviendo un montón frente a mí. "Ahora mira esto."

    "¡Joder! ¿Quinientos dólares? Jesús, Conrad, ¿en qué estabas pensando? ¿Qué esperabas averiguar de él de todos modos que pudiera ayudar a deshacer lo de Bill Buchman? ¿Por qué era esto tan importante para ti que no podías preguntárselo tú mismo? "

    "En primer lugar, no puedo hacer que me hable más de lo que tú puedes. Desde el evento del Culto a Cthulhu me ha estado excluyendo. Hasta Lauren tiene dificultades para encontrarle. Se las arregló para despejar el espacio que le conseguí sin dejar un gran desorden, pero aun así Buchman sigue enojado con él y conmigo, y eso es malo para mi negocio. Entonces, tal vez pueda hacer que le pague un extra a Buchman o algo que pueda ayudar. En segundo lugar, por la forma en que Shelby ha estado actuando, ¿qué te hace pensar que me diría la verdad si le preguntara? Nunca ha sido reservado antes. Raro, sin duda, y exhibicionista, pero nunca reservado. Desde que regresó con esa nueva amiga suya, es como una persona totalmente diferente. ¿No te pica la curiosidad? ¿No te dispara algunas alarmas? A mí sí. Así que; sí, gasté $500 para descubrir algo acerca de por qué de repente está actuando tan raro, y te digo que valió la pena. Mira esto." Estampó sobre la mesa una hoja impresa de lo que parecía un informe de crédito. “Shelby no tiene dinero ni crédito de mierda. Ha agotado las pocas tarjetas que tiene y le embargaron un coche cuando vivía en Nueva York".

    "¿Cuándo vivía en Nueva York?"

    "Ya llegaré a eso. El caso es que Shelby no tiene dinero. Una cuenta de cheques antigua con Banco de América que solo tiene unos pocos miles de dólares como máximo. No es el tipo de dinero que necesitarías para montar una décima parte de lo que ha estado haciendo".

    "Entonces debe de ser el dinero de Kym. Eso es lo que siempre pensé".

    "Ahhh, sí, Kym", dijo Conrad, colocando otro montón de papeles frente a mí.

    "Ella es interesante. Rambam no pudo encontrar ningún signo de cuentas bancarias, historial de crédito o una dirección anterior ni número de la seguridad social siquiera".

    "Entonces Kym no es su verdadero nombre. ¿De quién está a nombre la casa? "

    "Su nombre, pero oficialmente como el de una compañía en las Bahamas llamada, de entre todos los nombres, Finazas HPL".

    "HPL", dije. "Guay".

    "Y Finanzas HPL no ha hecho nada más aparte de comprar esa casa en una subasta de impuestos hace poco más de tres meses. Rambam no pudo encontrar más sobre ellos sin ir a las Bahamas".

    "Por favor, dime que no le vas a pagar para que vaya a las Bahamas".

    "No. El asunto es que, de donde sea que venga este dinero, están haciendo todo lo posible para ocultarlo. No tienen cuentas bancarias aquí en la ciudad, que nosotros sepamos. Siempre pagan en efectivo, y no parece que haya dinero moviéndose de su compañía principal a los Estados Unidos. Entonces la pregunta es, ¿de dónde viene el dinero?”

    "Sigo diciendo que es Kym".

    "No lo creo".

    "¿Por qué?"

    "Porque el verdadero nombre de Kym es Shoshanna Templeton, y ella tampoco tiene dinero", dijo Conrad con una engreída sonrisa en su rostro. Dejó una copia impresa de un permiso de conducir del estado de Nueva York en la mesa frente a mí. Los atractivos y exóticos rasgos que me miraban definitivamente pertenecían a la mujer que yo conocía como Kym.

    "¿Qué? ¿Cómo lo descubriste?”

    “Bueno, ¿recuerdas ese coche embargado en Nueva York? En Brooklyn,para ser precisos. Shelby lo compró allí justo después de dejar Sarasota".

    “Dijo que estaba en Providence. Que conoció a Kym en la tumba de Lovecraft".

    "Supongo que eso es posible, pero Shoshanna lleva viviendo en el mismo apartamento de Brooklyn durante los últimos tres años. El mismo edificio de apartamentos en el que se registró el automóvil de Shelby y desde el que fue recuperado". Conrad me mostró otra impresión que mostraba la información de registro del vehículo, junto con una cantidad de multas de aparcamiento del área de Nueva York. "Rambam siguió el dinero de Shelby hasta el coche, el coche hasta la dirección, y luego examinó todos los permisos de conducir de todos los que vivían en ese edificio. Le envié una descripción de Kym y de Shelby, así que, voilá, la encontró. Afirma que solo le llevó unos cuarenta y cinco minutos".

    "Entonces, ¿que rollo hay con esta Shoshanna?" Añadí yo. Habiendo trabajado en un libro con él y visto su trabajo de primera mano, sabía que hacer todo lo que Conrad había descrito sería un procedimiento operativo estándar para el investigador experimentado.

    “No muy diferente de Shelby. Mal crédito, sin dinero. Nacida y criada en Nueva York, aunque su madre es bahameña y su padre es ciudadano estadounidense. Ambos están en la industria hotelera en gestión. No hay mucho dinero allí tampoco. Ciertamente, nada que explique de dónde obtienen todo el efectivo que han estado derrochando. Absolutamente nada que explique cómo pudieron permitirse comprar esa casa".

    “Lo que nos deja con la primera pregunta aún siendo un misterio. ¿De dónde viene el dinero? "

    "Ese no es el gran misterio", dijo Conrad, su voz ahora estaba enojada, como si de alguna manera lo hubieran insultado personalmente con su comportamiento. “El gran misterio es, ¿qué demonios están tramando?"

    “Vale, claro, esa es una gran pregunta también. Déjame mostrarte este Manifiesto Cthulhu que están distribuyendo por ahí. Al menos da una idea sobre lo que dicen que están todo comprometidos. Y conociendo a Shelby, no creo que esté demasiado lejos de la verdad".

    “En un minuto. Tengo otra cosa que debes ver primero ". Conrad tomó el archivo lleno de fotos que yo había visto antes y lo colocó frente a mí, pero mantuvo la mano sobre él para evitar que mirara dentro antes de estar listo. "Ha habido mierda seria en el pequeño complejo de Shelby. Construcción. Mucha gente yendo y viniendo. Pero he ido allí varias veces durante los últimos días solo para comprobar las cosas".

    "¿Has estado vigilando la casa de Shelby? Conrad, ¿qué demonios te pasa? ¿Por qué es tan importante para ti?”

    "Escucha, necesito mostrarte lo que encontré", respondió Conrad ignorando mi pregunta.

    "Esto es raro, Conrad".

    "Sé que debe de parecerlo, y lo habría dejado todo si no hubiera visto lo que voy a mostrarte. Tú mira esto, ¿de acuerdo?" insistió abriendo el archivo y tocando la imagen superior.

    Era una imagen mal enfocada de Shelby y de alguien que yo no reconocí saliendo por la puerta del complejo en una gran camioneta. Luego había otra foto, esta vez de la misma camioneta esperando frente a la puerta cerrada, de regreso al recinto. La tercera foto mostraba la puerta abierta desde dentro por una mujer con una falda negra y una camiseta sin mangas. Su cara estaba oscurecida. La siguiente mostraba la puerta completamente abierta y la camioneta saliendo por ella. La última mostraba la puerta casi cerrada nuevamente, con la mujer que la había abierto mirando por el hueco. Era Cara.

    "La hostia", susurré.

    "Ya, exactamente", dijo Conrad. "Ella vive allí ahora. O al menos se aloja allí".

    "La hostia", repetí. ¿Qué significaba esto? Como habia sucedido ¿Había ella ido a casa de Shelby después del espectáculo del Culto a Cthulhu? ¿O había estado con él desde el principio, como una especie de topo entre la audiencia? ¿Es eso lo que había pasado en la limusina? ¿La habían convencido para unirse a su iglesia? ¿La enviaron a la fiesta para espiarme a mí y a Conrad y ver cómo reaccionaríamos? "¿Por qué demonios iba ella a estar allí?" Pregunté.

    "Eso es lo que estaba esperando descubrir hoy antes de venir aquí. Quería descubrir todo lo que pudiera antes de decírtelo. Llamé a Rambam y le contraté para que también investigara a Cara".

    Yo estaba un poco horrorizado al escuchar este hecho, pero mi curiosidad superaba mi repulsión. "¿Qué descubrió?" Pregunté.

    "Ella solicitó el divorcio. Parece que fue un matrimonio feo y un final aún más feo. Sin dinero del que hablar, montones de deudas y ningún lugar actual de empleo a partir de hace tres semanas y medio. Ella también solicitó ayudas de desempleo".

    "En otras palabras, vulnerable como el infierno", dije.

    “Justo como les gustan sus nuevos reclutas a los líderes de un culto. Vulnerable, en busca de una nueva vida, y el tipo de persona que participa en un ritual como el que fuimos y dice que quiere llevar una de las máscaras la próxima vez".

    Noté que yo había estado conteniendo la respiración. Ya no me importaban los problemas comerciales de Conrad, solo estaba preocupado por Cara, aunque al mismo tiempo, lógicamente, no estaba muy seguro de por qué. Shelby era uno de mis amigos más antiguos. Cara nos conocía a todos desde el instituto. No era tan extraño, en realidad no. Y parecía que ella necesitaba una mano amiga. Pero junto con toda la rareza que rodeaba a Shelby, todo me daba una sensación de malestar en la boca del estómago.

    "¿Lo ves ahora?" dijo Conrad. “¿Ahora entiendes que algo potencialmente peligroso está sucediendo aquí? En otro mundo, si las cosas hubieran sido diferentes, Cara es alguien con quien me podría haber casado. Tal vez ella es incluso alguien con quien podrías establecerte. Ella siempre fue especial para mí, siempre una chica increíble y diferente. Pero sabes tan bien como yo que incluso en aquel entonces ella era impresionable, propensa a vuelos de fantasía. La primera vegana que conocí en mi vida. La primera persona en nuestra clase que se hacía de todo por perforarse algo en la oreja. Y ahora está en este estado vulnerable y no podemos dejar que se aprovechen de ella de esta manera. Ciertamente no por Shelby de entre todas las personas, quien parece que tal vez él mismo se ha salido de su extremo profundo. Y echa a esta misteriosa Kym a la mezcla y ¿quién sabe qué tipo de daño se hará? Si solo fueran a follar entre sí, pues bien, pero creo que Cara lo ha pasado bastante mal para andar ahora en esta extraña mierda cultista, ¿tú no? "

    "Creo que tal vez tengas razón", dije, aunque no estaba seguro de qué era exactamente en lo que tenía razón. Yo no me había percatado que a él le importaba tanto lo que había pasado con Cara, ni me di cuenta de cuánto me importaba de repente a mí también. Imaginé que aún podía sentirla tocándome desesperadamente en aquel rincón de arriba del Club Palmetto, aferrándose a mi boca y bebiéndome hambrienta. ¿Qué mejor palabra para describirla que desesperada en ese momento? Y Shelby y Kym se habían pegado a ella justo después, llenándola de sabrá el Señor qué clase de ideas peligrosas. “¿Pero qué hacemos al respecto? Deberíamos intentar hablar con Cara tal vez, oír su lado de la historia".

    "Tú deberías hacerlo", coincidió Conrad. “A ella aún parecías gustarle. Hazlo. Ve allí e intenta hablar con ella. Tal vez puedas llegar hasta ella".

    "¿Y tú qué vas a hacer?"

    "Aún no lo sé del todo. Pero sé que tenemos que hacer algo. Tenemos que hacer algo antes de que Shelby haga algo mucho, mucho peor".

Capítulo 12

    Para cuando llegué a casa de Shelby a la mañana siguiente, Cara ya se había ido. O al menos eso es lo que me dijo el tipo de la puerta. Dijo que ella había regresado al Norte para recoger sus cosas, pero que volvería a bajar la semana próxima. Le pedí que le dijera que me llamara cuando lo hiciera. Por supuesto, tampoco quiso dejarme hablar con Shelby o Kym, aunque al menos admitió que ambos estaban allí. Conduje hasta casa frustrado y preocupado. El hecho de que Cara pareciera estar metiendo su vida en la maleta y mudándose para unirse al culto de Shelby activó todas mis campanas de alarma. La única forma en que me iba a sentir cómodo con la idea era si Cara me tranquilizaba al respecto. O eso pensaba yo. Después de estar online y leer sobre los cultos en www.rickross.com, me preocupé aún más. Si Shelby y Kym realmente adoctrinaban a las personas en algún tipo de adoración genuina a Cthulhu, sería imposible saber si Cara era realmente feliz o estaba bajo la influencia de algún tipo de técnica de lavado de cerebro.

    A pesar de todas nuestras resoluciones de "hacer algo" sobre Shelby y Kym, Conrad y yo no sabíamos cuál debería ser exactamente nuestro próximo paso. Nos reunimos para almorzar y tratar de elaborar un plan, pero lo único que Conrad pudo idear fue vigilar más la casa y pagar a detectives privados para cavar un poco más. Yo no tenía dinero para gastar en un DP y Conrad decía que no creía que Lauren estuviera muy contenta con él si gastaba más de lo suyo. En verdad, me sorprendió que ella hubiera aceptado contratar a Rambam en primer lugar, pero Conrad dijo que estaba casi tan preocupada por lo que Shelby estaba haciendo como nosotros. Al final, decidimos que lo único que de verdad podíamos hacer era esperar y observar y estar listos para hacer lo nuestro (lo que resultara ser al final) cuando se presentara la oportunidad. Por el momento, el único acto público de Shelby era distribuir copias del Manifiesto Cthulhu, y hasta que se mostrara de nuevo, no había mucho que hacer.

    Yo seguía rastreando la propagación del manifiesto por Internet en los días siguientes. Este había hecho la ronda de todos los sitios de aficionados de Lovecraft y Cthulhu y luego se había mudado a sitios de aficionados de interés más general de Nueva Era, misticismo y horror. Las reacciones se dividían de manera uniforme en tres campos: aquellos que como yo pensaban que era interesante pero pretencioso; aquellos que pensaban que era vanal o cojo; y aquellos que realmente se metieron y pensaron que era inspirador / increíble / genial. Por supuesto, la mayoría no hizo ningún comentario, sin duda dejando que el hecho de la existencia del manifiesto fluyera dentro y fuera de sus cerebros junto con los miles de otros factoides que los ávidos navegadores de internet acumulan todos los días.

    Al tercer día apareció un sitio web con el nombre de dominio www.elcultoacthulhu.com. No pude saber al mirar los WhoIs si Shelby era o no responsable del sitio, se mostraba que la página pertenecía de un negocio anónimo, pero el sitio pronto se convirtió en el foco de interés en el debate del Manifiesto Cthulhu, ya que tenía una copia completa del texto junto con una interfaz Wiki que permitía a cualquiera agregar comentarios. Más tarde ese mismo día, el sitio recibió dugg en la página web de noticias Digg.com, administrado por redes sociales, lo que generó mucho tráfico nuevo. Revisé la Wiki y el sitio durante los siguientes días y pensé que alguien tenía que estar moderando los comentarios ya que no se llenaban de spam ni blasfemias sin sentido. No es que no hubiera blasfemias. Había mucha discusión de un lado a otro sobre los méritos del manifiesto por parte de personas que pertenecían a los tres puntos de vista que yo había identificado el día anterior, pero no había señales de que alguien pudiera identificarse como el mismo Shelby.

    A la mañana siguiente, Conrad me llamó y me despertó a las 7:30 de la mañana. Yo usualmente habría estado despierto, pero después seguir hasta la madrugada las discusiones en el sitio web de Culto a Cthulhu, me había quedado dormido.

    "Deberías leer el periódico", dijo Conrad cuando respondí.

    "¿Recibiste el enlace que te envié anoche del Manifiesto Cthulhu online?"

    "Sí, sí, lo vi. Espera, quiero leerte algo del periódico de hoy". Escuché el leve susurro de las páginas. "Estimados señores, les escribo para advertir a sus lectores sobre un maligno cómic que se distribuye a los niños de nuestra ciudad sin que sus padres lo sepan. Mi hijo de once años compró hace poco un videojuego usado en una tienda local (que no nombraré, ya que no quiero darles publicidad gratuita). No recibió solo el juego por el que pagó, sino también un cómic «gratis» que la tienda estaba regalando. Este cómic es una Herramienta de Reclutamiento Satánico que se llama a sí mismo el Manifiesto Cthulu. Mi hijo me dice que él y sus amigos han visto muchas copias de esta maligna revista en tiendas y otros lugares, incluso en la escuela. Como buenos cristianos que asistimos a la iglesia, mi esposo y yo tiramos el maligno cómic y me quejé en persona ante los dueños de la tienda. Se negaron a retirar el cómic al principio, pero después de la amenaza de una acción legal cambiaron de opinión. Sentí que era necesario advertir a los demás sobre este peligroso cómic e invitar a nuestros líderes cívicos a investigar sus orígenes obviamente satánicos y tomar las medidas correctas para proteger a nuestra comunidad y a nuestros hijos. Sinceramente, Una Madre Preocupada".

    "Bueno, la prosa no fluye del todo, ¿verdad?" Le dije. "¿En realidad lo publicaron en el periódico?"

    "Escribieron mal «Cthulhu», pero sí, está ahí en la parte inferior de la página "

    "Estoy seguro de que ella habla de los Juegos de Créditos Extra junto a New College", dije. "No sabía que tenían copias del manifiesto allí, pero no me sorprende".

    "Shelby va a tener problemas si las madres de la iglesia se levantan en armas contra él. Especialmente en esta ciudad".

    "Tal vez, sí". No pensé en Sarasota como una ciudad particularmente religiosa, pero definitivamente era una comunidad muy conservadora y con muchas iglesias. El hecho de que yo no conociera a muchas personas que asistían a la iglesia no significaba que la derecha religiosa no pudiera causarle problemas reales a Shelby. El hecho de que el periódico había impreso la carta ya mostraba que pensaban que era de alguna manera periodístico.

    "Aunque en el manifiesto no hay nada que conecte directamente a Shelby; no hay información sobre quién lo escribió ni imprimió".

    "Oh, estoy bastante seguro de que Shelby querrá llevarse el crédito en algún momento. Alguien va a juntar las piezas. ¿Quién fue el que escribió esa entrada en la Web sobre el ritual en la exposición de arte?”

    "¿Wendell Locking de la Voz Semanal?" Sugerí.

    "Sí. Ese estuvo en el ritual. Si todavía no ha visto el manifiesto, tú sabes que saldrá y lo encontrará él mismo y lo vinculará con Shelby".

    "Probablemente. Ya veremos".

    "Bueno, ¿qué planes tienes hoy?" Preguntó Conrad.

    "Tengo que avanzar seriamente en el trabajo esta mañana. Estoy muy atrasado en el libro".

    "¿Crees que tendrás tiempo de pasarte por el complejo en algún momento?"

    "No estaba pensando en eso. Pensé en darle a Cara una semana completa para volver antes de intentar verla de nuevo".

    “Yo iba a pasarme esta tarde durante unas horas y vigilar la puerta. ¿Podrías pasarte esta noche? Tengo una cena con los socios del bufete de Lauren".

    Yo en realidad no había estado acechando fuera del complejo y no tenía ganas de empezar ahora. Aunque no sonara increíblemente aburrido (y lo hacía), aún me sentía extraño con la idea de espiar a Shelby y me preocupaba cómo iba a explicárselo si me pillaba. "No creo, hombre. De veras que tengo que terminar el trabajo. Además, ¿qué esperas ver?”

    "La mira está encima de él ahora", dijo Conrad. "Con esta carta al editor, tiene la mira encima. Quiero que estemos al tanto de las cosas cuando haga un movimiento. Podrías pasarte solo una hora o así esta noche, ¿no? Si encontramos algo sucio antes de que Cara vuelva, suponiendo que se haya ido de verdad, quizá eso pueda ayudarnos cuando llegue el momento de tratar de convencerla de que abandone la casa".

    "Ya veremos. Lo intentaré”, dije dudando de que solo vigilar la casa fuese a servir de algo, pero sin estar seguro de qué otra cosa serviría.

    “Bien, bien. Vale, tengo que irme. Te llamaré esta noche. Tenemos que seguir con esto."

    "Vale, Conrad", le dije. "Hasta luego" Colgué y volví arrastrándome a la cama preguntándome si habría alguna forma de poder concentrarme en el trabajo durante el resto del día. Al final, no pude.

    Ese día me pasé por el complejo, pero no para acechar por el lugar. Llamé al timbre en la puerta y esperé unos minutos antes de que otra cara que yo nunca había visto antes abriera la barrera lo justo para verme. Le pregunté por Cara y me dijo que ella no estaba allí. Le entregué un sobre para que se lo diera cuando regresara. Asumí que probablemente Shelby o alguien lo abriría, de modo que lo único que contenía era mi nombre y número, pero yo confiaba en que tener una hoja de papel física para darle a Cara cuando regresara podría ayudar a los secuaces de Shelby a recordar darle el mensaje. Y así, al menos ella sabría que había otra persona aparte de Shelby y su iglesia que se preocupaba por cómo le estaban yendo las cosas.

    A la mañana siguiente hice mi recorrido usual por los sitios web mientras tomaba mi segunda taza de café. Nuevos comentarios en el Wiki del Manifiesto Cthulhu y nuevas charlas en foros de discusión, pero nada tan nuevo ni interesante. La verdadera noticia llegó cuando revisé el sitio web de la Voz Semanal para ver si Wendell Locking tenía algo que decir sobre la carta al editor anti-Shelby del día anterior.

    Como Conrad había predicho, Locking no solo la había visto, sino que había reunido muchas de las piezas.

    ¿Un Nuevo Culto para una Nueva Generación?

    La somnolienta, sofisticada y bañada por el sol Sarasota es el último lugar donde esperarías encontrar cultos a la muerte góticos alzando sus cabezas teñidas de negro, pero parece que el propio Shelby Tyree de Sarasota tiene como objetivo traer una pequeña cultura ocultista a la ciudad. Quizá lo recuerdes de hace unas semanas cuando escribí en un blog sobre una "inauguración de arte" particularmente desagradable que organizó Tyree, a la que llamó "El Culto a Cthulhu". Por desgracia, esta exposición de mal gusto y arte aún más sangriento no fue al parecer un asunto aislado. Tyree y compañía han impreso copias de su propio "Manifiesto Cthulhu", que están regalando por toda la ciudad. De hecho, varios cientos de estos tratados sin tacto se pasaron secretamente dentro de la Voz Semanal mientras estaban en los quioscos. ¿No has tenido la mala suerte de llevarte uno al recoger tu último ejemplar? Bueno, al parecer están por toda la ciudad en todos los mejores lugares: tiendas principales, tiendas de comics, tiendas de videojuegos y algunos bares. Alguien me dijo que incluso vieron algunos en los estantes de "regalados" en la biblioteca pública. Le doy puntos a Tyree por su ingenio y persistencia, pero este no es el tipo de cosas que la mayoría de los padres quieren que lean sus hijos, como señaló una madre preocupada en las páginas de opinión de El Diario, «No Debemos Nombrar» en relación a estos mal compuestos Manifiestos Cthulhu. Y aunque nueve de cada diez veces simpatizo más con la libertad de expresión que con el «nadie piensa en los niños», dado el sórdido pasado de Tyree y el pasado reciente igualmente sórdido y sin duda aún más sórdido presente, esto no es el tipo de cosas que la mayoría de los sarasotanos quieren que esté pasando en su comunidad. ¿Es Tyree realmente un líder cultista? ¿O todo esto es un ingenioso truco publicitario? ¿O tal vez es ambos? ¿Cómo lo sabremos con seguridad? Bueno, no quiero anticipar nada, pero esto parece una buena historia para un informe de investigación en cierto periódico semanal gratuito. Asegúrate de visitar los quioscos el próximo miércoles.

    Llamé a Conrad en cuanto terminé de leer el artículo. "Tenías razón", le dije nada más contestar. "Locking lo ha recogido y ha escrito en el blog sobre ello.

    "Lo sé. Le envié un correo electrónico con el enlace al manifiesto después de que habláramos ayer".

    "¿Qué? ¿Por qué?" Pregunté sorprendido.

    “Más presión sobre Shelby. Y lo que sea que Shelby está haciendo, si hay presión, entonces quizá le impida hacer algo estúpido. Yo no quería dejar al azar que nadie siguiera esa carta al editor".

    "Jesús, Shelby se va a cabrear", le dije sin saber si eso era bueno o malo.

    "Si se cabrea, entonces eso también es bueno. Significa que está siendo sensato y que tal vez todo esto sea algún chiflado truco publicitario. Lo que me preocupa es que no se cabree. Si de verdad cree en toda esta porquería de Cthulhu, entonces no le importará lo que piensen los demás. Y si eso es cierto, entonces Cara y cualquier otra persona que se cuelgue de él y de Kym podrían estar en problemas".

    "Tal vez", dije. “Eso tiene sentido. Aunque si todo es falso y lo hace por publicidad o algo así, puede que no le importe un poco de mala prensa: las personas que él intenta atraer estarán más interesadas si su iglesia tiene algún tipo de estigma social asociado. Tal vez. No lo sé. Pero apuesto a que aún así estará cabreado contigo de cualquier manera por haber escrito a ese reportero... lo va a ver como que intentas joderle los planes".

    "Bueno, no hay forma de que lo vaya a descubrir. Envié el chisme de forma anónima y yo no voy a contárselo".

    "Vale, bueno, entonces estás cubierto en eso. Pero oye, tengo una pregunta. ¿Qué hacemos si este tipo de Locking viene haciendo preguntas a ti o a mí? "

    "¿Por qué iba a hacerlo?"

    “Bueno, ambos dimos declaraciones a la policía en el lío original de la vieja casa el año pasado. Y el bufete de abogados de tu esposa representa a la iglesia de Shelby, al menos en el papeleo. Si este tipo excava de verdad en la historia en lugar de buscar en Google algunas cosas y escribir un artículo, podría venir a preguntarnos acerca de Shelby".

    "Hmmm. No estoy seguro”, dijo Conrad, antes de quedarse en silencio por unos momentos. "Hay una idea. Tanto si el periodista hace su trabajo y nos sigue o no, podemos fingir que lo está haciendo. Podemos usar esa amenaza para quizá tener un momento de verdadero cara a cara con Shelby. Si de verdad no tiene Internet en su complejo, probablemente no haya visto esta publicación del blog, ¿verdad? "

    "No lo creo". dije yo.

    “Pues vamos allí y le decimos que este reportero nos ha llamado. Que quiere entrevistarnos sobre nuestro viejo amigo Shelby Tyree. Tendrá que dejarnos entrar y hablar si quiere intentar controlar lo que decimos. Sabremos mucho más una vez que tengamos la oportunidad de hablar con él y, con suerte, también con Cara. Si todo es una gran broma o una cosa de teatro o lo que sea, pues bien, pero yo creo que está pasando algo, y si él nos evade o nos suelta una sarta de mentiras, entonces sabremos que tenemos verdaderas razones para estar preocupados".

    "Esa es una muy buena idea". Pensé que el plan de Conrad podría funcionar, y si conseguíamos pasar de la puerta, yo podría hablar con Cara si ella estaba allí y averiguar si estaba en problemas de verdad o no. "¿Cuándo quieres acercarte?"

    "Tengo una casa que mostrar esta tarde, así que pensé en ir esta noche", dijo. "¿Te recojo?"

    "Absolutamente. Estaré esperando".

Capítulo 13

    Conrad me recogió a última hora de la tarde, menos de una hora antes de la puesta de sol.

    Cuando llamó, bajé las escaleras de mi oficina y salí por la puerta hacia la suburban que me esperaba. El motor aún estaba encendido. No hablamos mucho por el camino, solo unas pocas frases rápidas sobre lo que sería nuestra historia: reportero husmeando, amigos preocupados, escándalo cociéndose. Mi estómago se revolvía con nerviosa impaciencia mientras Conrad conducía demasiado rápido por el sinuoso camino hacia el callejón sin salida del complejo de Shelby, escondido detrás de las altas puertas. Conrad paró la camioneta a centímetros de la puerta, bloqueando cualquier tráfico que pudiera intentar entrar o salir. Mientras él llamaba al timbre, yo estaba de pie a su lado cambiando el peso de un pie al otro.

    Después de que los timbrazos de Conrad siguieran durante lo que pareció más de un minuto, la misma voz pomposa del joven que yo había escuchado antes por fin nos respondió,

    “¡Preséntese!”

    "Conrad Laughton y Rick Dakan", gritó Conrad. “Necesitamos ver a Shelby. Es urgente".

    “El Hierofante no recibe visitas. Debéis iros".

    “No, no debemos irnos. Debemos ver a Shelby y necesitamos verlo hoy. Ahora."

    El portero se mantuvo firme, negando con la cabeza con solemne exageración. "Eso no es posible. Ahora, por favor, márchense".

    Conrad comenzó a llamar al timbre de nuevo. "Lo siento, pero no. ¿Hay alguien más ahí dentro? ¿Puedo hablar con tu jefe? "

    "¿Jefe?" La voz sonó desconcertada y fuera del personaje. "Yo no tengo un maldito jefe".

    “Pues alguien por encima en la cadena alimenticia. El que sea que te hace venir aquí y atender la puerta". Conrad llamó más fuerte al timbre.

    "¿Quieres cortar eso de una vez?" preguntó la voz, frustrada y gritando por encima del sonido del timbre.

    Conrad dejó de llamar pero alzó la voz casi igual de fuerte. ¿Me vas a dejar hablar con alguien? ¡Es importante! Escucha, soy abogado y habrá graves consecuencias legales para todos vosotros si no puedo advertir a Shelby sobre la que está cayendo. Y no, no puedo dejarle un mensaje. Esto es un asunto privilegiado abogado cliente. Así que, por favor. Trae. A. Shelby".

    "De acuerdo, aguanta". Oímos la grava crujir bajo sus pies al retroceder hacia la casa.

    "¿Abogado?" Le pregunté a Conrad.

    "A Lauren siempre le funciona".

    Esperamos cinco minutos antes de que Conrad se frustrara y comenzara a llamar al timbre otra vez. Luego me hizo a mí llamar al timbre mientras él iba a tocar la bocina del coche. Miré a mi alrededor y vi a varios vecinos observando desde la entrada de sus casas con molesto interés, y dejé de llamar. Conrad pudo o no haberlo notado, pero no dejó de tocar la bocina hasta otros treinta segundos, momento en el cual la puerta se estaba abriendo por fin de todos modos. Di un paso atrás al oír tintinear el cerrojo y vi que la robusta barrera de madera vibraba muy ligeramente cuando se abrió a lo largo del camino de entrada lo justo para dejar que alguien saliera del interior.

    Era Cara.

    "Ey, tú", dijo con una sonrisa, avanzando para abrazarme. Llevaba una falda campesina verde y morada, de talle bajo y gasa, y una especie de chaleco de cuero corto que exponía su parte media de la manera más distrayente. Tan distrayente que tardé un momento en registrar la tinta negra reciente del tatuaje en su cadera: la rama o el diseño en forma de flecha que yo había visto tatuado en Kym y Shelby. "¿Qué hacéis aquí?" preguntó ella mientras me liberaba de su abrazo.

    "Podría preguntarte lo mismo", dije luchando por mantener mi tono libre de acusaciones. "He intentado ponerme en contacto contigo".

    Ella me mostró una fina sonrisa. "Lo sé, recibí tus mensajes y tenía la intención de llamar, pero acabo de regresar a la ciudad hoy y aún me estoy instalando".

    "¿Entonces te has mudado con Shelby y Kym?"

    "Sí, sí". Ahora su rostro floreció en una sonrisa completa. "Esto es realmente increíble. Lo que están haciendo. Es alucinante. Como nada que yo haya hecho o intentado hacer o pensado siquiera. Es totalmente lo que necesitaba. Un cambio completo".

    Parecía feliz y entusiasmada, y quizá incluso algo casi tímida de dicha. Pero claro, ¿no es así como suenan todos los nuevos conversos a un culto? Y luego estaba el tatuaje. Eso me decía mucho. No podía creer que Cara hubiera caído bajo el hechizo de Shelby tan rápido, pero claro, en realidad yo no sabía nada de ella aparte de que estaba en un estado muy vulnerable. Quizá en su mente aquello era algo totalmente lógico. Mirándolo desde el exterior donde yo estaba, sabía que ella estaba cometiendo un terrible error.

    "Necesitamos ver a Shelby", dijo Conrad caminando hasta mi lado y mirando a Cara de arriba abajo. "Es importante".

    "Lo siento, él no recibe a nadie en este momento. Está en un profundo estado meditativo y, a menos que haya una verdadera emergencia, se supone que no hay que molestarle a él ni a Kym. ¿Queréis que les dé un mensaje?”

    Conrad sacó del bolsillo una copia impresa del artículo online sobre Shelby y se la entregó. “Muéstrale eso y dile que el periodista ha estado haciendo muchas preguntas. Quiere hablar conmigo y con Rick sobre los antecedentes de Shelby y algunas de las cosas que ocurrieron el año pasado. Lo estamos posponiendo por ahora porque queremos hablar primero con Shelby. Ya sabes, hacerle saber lo que está pasando y sacar a la luz su versión de la historia. Es muy importante que hablemos con él".

    "Se lo pasaré, claro", dijo Cara tomando la hoja. "Pero estoy segura de que no le importará que hables con los periodistas. Él no tiene nada que ocultar. Además, no le importa lo que digan los periódicos de él o de nosotros. A ninguno de nosotros nos importa. Decidles a los periodistas lo que quieran, siempre que sea verdad. Como dice el Manifiesto Cthulhu: La verdad puede ser aterradora, pero siempre es verdad. Palabras son solo Palabras. Pensamientos son solo Pensamientos. Pueden ser desagradables, pero no nos harán daño".

    La forma en que ella citaba el libro de Shelby con tal practicada facilidad era como me imaginaba que sonaban los seguidores de Manson cuando hablaban de las enseñanzas de Charlie. Sentí como si heladas hormigas se arrastraran por mi nuca y estoy seguro de que mis ojos se abrieron mucho. ¿De verdad había ella ido tan lejos? No estaba seguro de cómo habría respondido por mi parte, pero Conrad debía de haber estado pensando algo similar, y él no era tan discreto como yo.

    "¿Te has vuelto loca?" le dijo él, su voz apenas filtraba oculto desdén. "¡Estás citando ese bobo cómic de Shelby como si fuera la maldita Biblia!"

    Ella le sonrió, una mirada bastante amigable en su mayor parte, con solo un matiz de condescendencia. “Conrad, cariño, cálmate, por favor. Ciertamente no es la Biblia. Son solo más palabras. Pero son palabras que tienen mucho sentido para mí. No solo para mí, sino también para muchos otros. Lo que estamos haciendo aquí no trata de lo que escribe un periodista. Eso no es una preocupación".

    "Cara, ¿qué te ha pasado?" Preguntó Conrad. “Cuando salíamos juntos nunca fueste así, metida en este tipo de cosas. Hubieras sido despiadada en tus bromas y tomaduras de pelo si alguien que conoces estuviera haciendo lo que estás haciendo tú ahora".

    "No sé si eso es cierto, Conrad. Como tampoco recuerdo que tú y yo hayamos salido alguna vez. ¿Nos besamos siquiera? Pero eso no es importante, ¿verdad? Yo pensaba en muchas bobadas cuando era niña que no creo ahora. Espero que lo mismo sea cierto para ti".

    Como Conrad no respondió de inmediato, le miré y parecía abatido de alguna manera, con el hombro hundido y la boca ligeramente abierta. Pero se recuperó rápidamente y volvió a Cara con un enfoque renovado, su tono un poco más comedido, pero aún serio. "Escucha, no estoy aquí para debatir sobre filosofía. Estoy aquí porque estoy preocupado por ti, Cara. Rick y yo, los dos lo estamos".

    “Pues dejad que yo dé descanso a vuestras preocupaciones, Conrad. Estoy bien. Nunca he estado mejor. Mi visión del universo se está expandiendo para abarcar la verdad por fin, y aunque da un poco de miedo, también es estimulante. Liberador".

    "Sé que estás en un momento frágil", dijo Conrad en voz baja, ignorando lo que ella había dicho. "Sé que estás pasando por el divorcio y que has perdido el empleo. Debe de ser un momento difícil para ti. Pero eso significa que debes tener cuidado extra al hacer cualquier tipo de... "

    "¿Cómo sabes todo eso?" La voz de Cara había salido de la onírica bruma metafísica en la que había estado y, de pronto, era enfadada y acusadora.

    Me di cuenta de inmediato que Conrad había cometido un gran error. ¿Cómo podría explicar saber todo eso sobre ella sin admitir que había contratado a un investigador privado? ¿Y cómo podría él justificar haberse entrometido en su vida privada de esa manera? Conrad quedó sin palabras cuando los mismos pensamientos que los míos, sin duda, se le ocurrieron treinta segundos demasiado tarde.

    Yo traté de salvar la situación lo mejor que pude. "No estoy seguro de lo que está hablando Conrad, Cara. Pero debes admitir que todo esto parece muy extraño".

    Ella entornó la mirada hacia Conrad antes de centrar su atención en mí. “Es extraño, sí. Pero ¿y qué? "

    "¿Y qué?" Le pregunté. ¿No era ya la extrañeza por sí sola causa de preocupación?, me pregunté.

    "¿Y qué si es extraño?"

    "Es extraño como un culto", dijo Conrad recuperándose. "Es como si estuvieras en una especie de culto".

    Eso pareció cabrearla. "¡No somos un culto! No se trata de religión, ni de Shelby, ni nada de eso. Se trata de abrir las mentes a la realidad del universo. Se trata de explorar la verdadera naturaleza de la existencia, de no quedar atrapados en las falsas realidades que la mayoría de las personas construyen en sus mentes para protegerse de la verdad". Nos lanzó a ambos una mirada de asco que dejó bastante claro que pensaba que nosotros, de hecho, no teníamos ni idea.

    "Ni siquiera sabes quiénes son Shelby y Kym", dijo Conrad. "Son fraudes. Te lo aseguro, Cara, te estás metiendo en algo que puede ser mucho más siniestro de lo que crees".

    "El pasado es pasado", dijo Cara. "Yo he dejado atrás mi pasado y no me importa lo más mínimo el de Shelby ni el Kym". Se volvió hacia la puerta, claramente harta de nosotros dos.

    Un largo y alto gong sonó desde algún lugar más allá de la puerta. Cara nos miró por encima del hombro a los dos, sus ojos destellaron en un momento de ansiedad. "Tenéis que iros. No podéis estar aquí ahora, así que, por favor, marchaos".

    "¿Qué pasa?" preguntó Conrad cuando el gong sonó de nuevo.

    “El ritual de la puesta de sol va a empezar pronto. Tengo que sellar las puertas."

    Noté que ella había dicho «puertas» no «puerta» y me acordé no de la barrera de madera frente a mí, sino de las puertas místicas del juego La Llamada de Cthulhu que se utilizaban para invocar monstruosidades extradimensionales desde sus planos de existencia alienígenas.

    "Hablo en serio", dijo ella. "Sería malo para vosotros quedaros aquí. Algo malo os podría pasar." Luego se deslizó a través de la puerta y la escuché cerrarla. Conrad avanzó para empujarla, solo para asegurarse, pero esta no cedió.

    Yo aún estaba intentando resolver lo que pensaba sobre lo que acababa de pasar, cuando Conrad se subió al capó de la suburban. "¿Qué haces?" Le pregunté, aunque ahora era obvio. Desde su posición sobre el Ford, él podía espíar por encima de la cerca el interior del complejo.

    "Ha vuelto a la casa. No veo moverse nada más". Estaba empezando a oscurecer ahora y el gong sonó por tercera vez. “No hay luces en ninguna parte allí dentro. No veo de dónde viene ese maldito gong".

    “Conrad, baja de ahí. ¡Los vecinos te van a ver! "

    "No consigo ver nada desde aquí de todos modos", dijo mientras bajaba. "Hay demasiados árboles bloqueando la vista de la parte de atrás".

    "¿Qué hacemos ahora?" Pregunté.

    "No sé". Conrad se dejó caer en el lateral de la camioneta y miró hacia la casa cuando el gong volvió a sonar. "Tal vez haya otra forma de ver lo que está ocurriendo allí".

    Sin esperar mis palabras de protesta, Conrad caminó a lo largo de la línea de la cerca, moviéndose hacia la parte trasera de la casa. Empecé a ir tras él y luego me detuve cuando él entró en el patio del vecino y desapareció doblando una esquina. No pensé que él fuese a encontrar otra forma de entrar y me dije que alguien debería quedarse junto al coche en caso de que tuviéramos que moverlo. Tampoco es que yo tuviera las llaves del coche. Caminé de un lado a otro frente a la puerta y hasta llamé al teléfono móvil de Conrad, solo para oírlo sonar en el interior de la suburban. Los gongs se detuvieron, pero pensé haber escuchado un sibilar débil proveniente de alguna parte, como tal vez flautas dulces o flautas de pan. No podía distinguir la canción y la melodía se me escapaba, dejando solo fragmentos de sonido agreste que me recordaban más al chirrido de insectos que a la música.

    La flauta se hizo más fuerte cuando pensé en ir a por Conrad. Él se había ido hacía diez minutos ahora. Entonces hubo una explosión amortiguada, como un estallido de algún tipo y la flauta se detuvo.Oí alaridos a lo lejos. ¿Gritos? Esta vez me subí al capó y miré hacia el recinto cerrado. Más allá de los árboles podía ver la parte superior del garaje de gran tamaño en la parte trasera y había humo rojo saliendo de algún lugar fuera de la vista. ¿Una puerta? Una ventana tal vez. Los alaridos/gritos/vítores habían disminuido ahora, aunque pude detectar voces que cantaban desde dentro. Por un temerario momento, consideré saltar por encima de puerta y entrar, pero una avalancha de preocupantes cuestiones disipó rápidamente tales locas nociones. ¿Cómo iba a salir después? ¿Cómo iba a aterrizar sin hacerme daño? ¿Era lo bastante fuerte o ágil para sortear la puerta? En cambio, vi el humo rojo disiparse en el aire impregnado de ocaso.

    "¡Baja de ahí!" me siseó una voz a mi izquierda. Pegué un bote y perdí el equilibrio, me caí de culo y dejé una profunda abolladura en el capó de la camioneta de Conrad. Conrad salió de la creciente penumbra junto a la cerca, volviendo sobre sus pasos hacia mí. Cuando se acercó y comencé a disculparme por la abolladura, noté que él estaba empapado de la cintura para abajo y que sus zapatos estaban llenos de barro.

    “¡Conrad, joder! ¿Qué te ha pasado?”

    "Vámonos de aquí", dijo sacando las llaves y arrojándomelas. "Tú conduces".

    Cuando volvimos a mi apartamento, él me había explicado lo que había sucedido.

    Habiendo dado vueltas alrededor de toda la propiedad, había llegado al final de la cerca, que, inconvenientemente, correspondía al comienzo del estanque. Pensando que tal vez podría balancearse sobre la cerca desde el borde del agua y ver el interior, quedó tan sorprendido como yo por la repentina explosión. Perdió el equilibrio y tropezó cayendo al lodo del estanque, hundiéndose en el barro y arruinando los zapatos. Sin embargo, ahora tenía una mejor vista: un buen ángulo hacia el lado de la estructura del garaje de gran tamaño. El humo salía por una puerta cuando esta se abrió para liberar a tres figuras tosiendo y ataviadas de negro. Estas hinchaban el pecho y tosieron antes de tomarse un momento para recobrar la compostura en la hierba antes de respirar hondo y volver a entrar. Todo eso mientras el canto del que yo había oído fragmentos continuaba desde dentro. Conrad pensaba que uno de ellos le había visto allí agachado entre los juncos, pero no estaba seguro. Se las había arreglado para salir del barro y luego regresar hasta mí sin alertar a nadie más de su intrusión.

    De vuelta en mi casa, con los pantalones en la lavadora y un pesado vaso de whisky en cada una de nuestras manos, reflexionamos en silencio sobre lo que habíamos visto.

    "Bueno, primero de todo, no me puedo creer que Cara diga que nosotros nunca habíamos salido juntos. Puede que no tuviéramos relaciones sexuales, pero ciertamente salimos juntos". Conrad dio un sorbo de whisky.

    "¿Eso es lo primero de todo en que piensas?"

    "Estoy construyendo algo aquí. Eso habla a su estado mental. Específicamente, del hecho de que creo que está fuera de sí, sin ver claramente el pasado ni a sus amigos. Estoy más convencido que nunca de que Shelby se cree de verdad estas cosas de Cthulhu. No sé por qué y no sé cómo ha llegado a ser así, aunque Kym probablemente sea la culpable; pero siendo honesto con Dios, creo que él se cree esa loca mierda. Y creo que está haciendo que otras personas la crean, incluida Cara". Asenti. Shelby ciertamente estaba interpretando el gurú recluído hasta la empuñadura, y yo estaba muy asustado por cómo había reaccionado Cara como Conrad. "Y luego está el humo y ese sonido. No sé qué demonios era eso, pero no se parecía a nada que yo haya oído en este mundo".

    “Oh, venga ya. No estarás insinuando en serio lo que parece que estás insinuando".

    "No estoy diciendo que sea Cthulhu ni nada parecido. Solo digo que no es muy, muy normal. Está muy alejado del reino de lo normal. Y no estoy dispuesto a descartar nada hasta que sepamos más".

    "No puedo creer que sea algo sobrenatural. Eso simplemente no es posible".

    "Lo único que podemos inferir es lo que podemos ver", dijo Conrad. "Yo no vi a Cthulhu. No vi nada sobrenatural. Pero sí vi una mierda bastante rara e inexplicable. Y aunque no fuese sobrenatural de verdad, lo que sea que eso signifique, eso no significa que Shelby y Kym y los demás no lo crean. De cualquier manera, es peligroso en lo que a mí respecta".

    "¿Y qué quieres hacer ahora?"

    "No estoy seguro. Tenemos que encontrar una manera de entrar. Si Shelby cree en Cthulhu de verdad, ¿qué significa eso siquiera?" Hizo una pausa para tomar un sorbo de su whisky por un momento y ambos ponderamos nuestro próximo movimiento.

    "¿Qué pasa con Sinclair, el coleccionista del que he estado comprando cosas para Shelby?" dije. "Es un poco estirado, pero conoce a Lovecraft. Le envié una copia del Manifiesto Cthulhu".

    "Me gustaría saber qué piensa al respecto. Dado que tiene conocimientos y tal vez incluso experiencia con estas cosas. Él podría ver algo que nosotros no estamos viendo".

    "Claro, le llamaré mañana". Me pregunté qué pensaría Sinclair sobre el manifiesto y el resto de las actividades de Shelby. Sería bueno tener una opinión de más autoridad sobre las cosas.

    Conrad y yo hablamos durante las siguientes horas, repasando los eventos del día una y otra vez. Alrededor de las 10:30 recibí una llamada de uno de mis sujetos en Oakland para el libro Anarquía en Acción, así que subí para atender la llamada. La conversación duró media hora, y cuando bajé, Conrad estaba desmayado en el sofá. Traté de despertarlo, pero estaba marmota total y probablemente en ninguna condición de conducir de ningúna manera. Llamé a Lauren y le dije que Conrad se había desmayado aquí y que probablemente debería quedarse a dormir en mi sofá. Esta noticia no pareció complacerla mucho, pero Lauren nunca volcaría su enfado con Conrad sobre mí, así que ella escuchó sin hacer comentarios y me pidió que lo llevara a casa a primera hora de la mañana. Me alegré mucho de no tener que enfrentar la ira que ella haría caer sobre él al día siguiente, y me pregunté cuánto iba a contarle Conrad sobre lo que había visto y hecho en casa de Shelby.

    Subí a mi oficina para trabajar un poco, aunque terminé jugando un juego en línea llamado Metrópolis 2.0 durante un tiempo. Me «fui al sobre» a eso de la 1:00 a.m., solo para ser despertado un par de horas después por aterrorizados gritos escaleras abajo. Salí de mi sueño con el corazón acelerado. Creo que nunca antes me habían despertado a gritos. Estos se habían detenido, pero aún podía escuchar un gemido proveniente de la planta baja, así que busqué mis gafas y bajé corriendo a ver a Conrad.

    Estaba acurrucado en el suelo del salón en posición fetal, aferrando una almohada contra el pecho y balanceándose de un lado a otro. Me quedé parado ante él duante un momento, sin saber qué hacer. Aún tenía los ojos cerrados. ¿Estaba dormido? ¿Bajo algún tipo de terror nocturno? Yo ni siquiera estaba seguro de lo que eran los terrores nocturnos.

    "Conrad", dije en voz baja y tranquila. "¿Estás bien?"

    Él solo gimió un poco más.

    Me agaché sobre una rodilla y le puse suavemente la mano sobre un hombro. "Conrad?"

    Sus ojos se abrieron de golpe y todo su cuerpo se puso rígido. "¿Rick?" croó él. "¿Dónde...?"

    "Estás en mi casa. Te desmayaste en mi sofá. Llamé a Lauren y le dije..."

    "¡Jesús!" dijo él tratando de sentarse derecho, pero luego túmbandose. "Oh, joder, menos mal que estoy aquí. Pensé que estaba... pensé que estaba en otro lugar".

    "Todo va bien, hombre", le dije. "Voy a traerte un vaso de agua".

    "¡No!" Gritó Conrad. “Agua no. Estoy bien. Ya he bebido bastante agua... "

    "No has bebido agua. Estás deshidratado por todo ese escocés. Deja que traiga.. "

    "Me estaba ahogando", dijo Conrad desde el suelo mientras miraba el ventilador de techo. “Había un montón de estos... estas anguilas o serpientes y tiraban de mí hacia abajo bajo el agua. Debajo de ese estanque. Ese estanque de la casa de Shelby. Había algo allí, algo horrible. Vi lo que estaban haciendo en la casa, Rick. Vi lo que llamaron. ¡Vi por qué Shelby necesita todos esos seguidores! Es terrible. Y parte de eso está en ese lago. Ese estanque. Allí viven esas cosas serpiente. Anguilas, quizá. Todas entrelazadas allí abajo y cuando yo intenté escapar se estaban alimentando de mí ”.

    “Solo fue un sueño, Conrad. Solo un sueño".

    "¡No!" me dijo. "Fue un sueño. Pero no solo un sueño. Fue un mensaje. Y creo que fue un ataque. Creo que fue Shelby intentando asustarme para que me aleje".

    "Venga ya, Conrad, solo necesitas despertarte un poco más".

    “Mis piernas. ¿Por qué me pican tanto? Volvió a encogerse en una especie de posición fetal y comenzó a masajearse los tobillos. Miré hacia abajo, pero en la oscuridad no pude ver nada malo en ellos.

    "Estoy seguro de que están bien", dije. "Probablemente dormiste en mala postura". Pero aún cuando decía esto, me estaba inclinando de nuevo y examinando sus tobillos.

    "Las noto mal", dijo Conrad. "Con picor".

    De cerca pude ver que había algún tipo de decoloración cubriendo sus pies y piernas, pero no pude distinguir qué era. Me puse en pie y encendí la luz del techo para tener una mejor vista. Conrad gritó en protesta y se echó un brazo sobre los ojos para protegerlos de la luz. Yo entorné los ojos por el brillo y bajé la vista hacia sus piernas. De pantorrilla para abajo estaban llenas de brillantes marcas rojas y bultos de ampollas. Por un momento pensé que de alguna manera habían hervido.

    "¡La hostia!" Exclamé "¡Conrad, tus piernas!"

    Se quitó el brazo de la cara y se sentó derecho. En cuanto se vio las piernas a la luz, comenzó a chillar.

Capítulo 14

    Quise llevar a Conrad al médico, pero él se negó, así que conduje hasta la farmacia 24 horas y recogí un poco de hidrocortisona, que pareció ayudar un poco. Conrad no quería hablar sobre el sueño ni sobre lo que le había pasado a sus pies, habiendo caído en un silencio hosco y dolorido. Decidió volver a casa alrededor de las 4:30 de la mañana y yo hice todo lo posible por volver a dormir, pero la adrenalina de los recientes eventos aún no había desaparecido, ni siquiera horas después. No tenía idea de lo que le había pasado a Conrad. La explicación más obvia era que había sufrido una especie de reacción alérgica tardía al pisar algo en el estanque de Shelby. Pero la combinación del sueño de Conrad y las extrañas vistas que habíamos presenciado en el complejo fueron más que suficientes para hacer volar mi imaginación hacia otras posibilidades. ¿Podría ser todo psicosomático, un producto de la febril imaginación de Conrad quizá? ¿O había alguna forma de que Shelby pudiera enviar sueños o pensamientos reales para emponzoñar los sueños de Conrad? Tal vez hubo mensajes subliminales de algún tipo en los ruidos extraños que él había oído y que habían quedado alojados en su subconsciente, esperando a que Conrad se durmiera. En cuanto a la otra opción, la de que realmente había algún tipo de fuerza oculta en acción... bueno, yo no la creía, pero tampoco sentía que podía descartarla por completo. Como Conrad había sugerido antes, teníamos que saber mucho más sobre lo que realmente estaba ocurriendo. El único lado bueno en aquel desconcertante giro macabro era que reflexionar sobre la situación de Conrad me distrajo de preocupaciones mucho más profundas sobre Cara y su estado mental.

    Llamé a Conrad más tarde ese día y le dejé un mensaje en el teléfono móvil. Me asustaba un poco llamar a su casa por miedo a tener que responder las incómodas preguntas de Lauren. Mi siguiente paso fue enviar un correo electrónico a Sinclair y ver si él tenía algo nuevo con lo que poder tentar a Shelby. Inusualmente, no recibí noticias suyas ese día, tampoco Conrad me devolvió una sola llamada. Pensé en ir al complejo para tratar de hablar con Cara otra vez sin Conrad a mi lado para provocarla, pero no quería hacerlo sin tener un plan de acción en firme. Una parte de mí temía ser rechazada por ella en la puerta otra vez. Y así, como siempre hago cuando no sé qué hacer conmigo mismo, fui a la tienda de comics a recoger algunas distracciones.

    Una vez allí, hice que Brian sacara mis comics de mi carpeta de suscripción, confiando en que tal vez Shelby hubiera elegido dejarme un mensaje allí de algún tipo.

    De hecho, había un mensaje en el archivo, aunque no podía saber con certeza si era de Shelby o no. Era una única hoja de papel tamaño carta llena de una escritura extraña que yo nunca había visto antes. Parecía lo que esperarías que sería la escritura alienígena, o, más precisamente, la forma en que a menudo se representa en los comics y las películas de ciencia ficción, en algún lugar entre árabica y jeroglífica.

    "¿Qué es esto?" Le pregunté a Brian.

    "Supongo que es una especie de invitación a una fiesta. Uno de mis empleados, Dan, preguntó si podía ponerlas en los archivos de las personas que habían recogido el Manifiesto Cthulhu del otro día".

    “¿Y dijiste tú que podía? Ni siquiera sabes lo que dice".

    "Dan me aseguró que no era nada sucio. Y muchos de mis clientes parecían muy estar interesados ​​en ese manifiesto, por lo que no vi qué daño podía hacer. Es un código y puedes descifrarlo si tienes el manifiesto. Por supuesto, ya no nos quedan y yo no me guardé uno para mí, así que no lo he probado".

    "Vale", dije mirando la hoja de símbolos extraños. "Bueno, gracias por esto".

    Pagué mis comics y volví a casa. No se me dan bien los códigos, y no me había percatado de ningún tipo de clave para un cifrado en el Manifiesto Cthulhu, así que no sabía cómo descifrarlo. Hasta con mi ejemplar original hecho a mano del manifiesto, seguía bloqueado. No conseguía ver ningún símbolo como los de la hoja en ninguna parte del libro. Llamé a Conrad otra vez para hablarle sobre este último desarrollo, pero su teléfono móvil seguía saltando directamente al buzón de voz. Finalmente, como necesitaba hablar con él sobre el manifiesto de todos modos, decidí que tal vez Calvin Sinclair podría tener alguna idea de este misterio.

    Sinclair respondió al quinto tono y sonaba sin aliento. "¡Señor. Dakan!" dijo, su voz sonaba a sorpresa. "¿Cómo está esta tarde?"

    "Estoy bien. De hecho, tengo un pequeño problema aquí con el que esperaba que pudieras ayudarme".

    "¿Oh? ¿En qué puedo ayudarle?

    "Acabo de recibir una hoja de papel que tiene una especie de código. Supuestamente, la clave para descifrarlo está en el Manifiesto Cthulhu, pero he revisado toda mi copia y no puedo encontrar nada. Estaba confiando en que tú podrías ser capaz de darle algo de sentido."

    "Haré lo mejor que pueda, por supuesto. ¿Dice que es solo una hoja? Quizá podría enviármela por fax.”

    Envié un fax a Sinclair con la hoja codificada y esperé junto al teléfono durante unos veinticinco minutos más o menos, navegando por la red en busca de pistas para descifrar códigos. Había muchos procesos complicados, pero si fuese un código simple, podría no ser demasiado difícil de descifrar. Antes de tener la oportunidad de descargar un programa para descifrar códigos, Sinclair me devolvió la llamada.

    "Hola, Sr. Dakan. ¿Tiene alguna de las copias originales hechas a mano del Manifiesto Cthulhu?”

    "Sí", dije recordando que no me había molestado en mencionarle a Sinclair que existían volúmenes más raros cuando le envié la versión del cómic.

    "¿Ha intentado retirar la hoja final pegada a la cubierta posterior?" preguntó sonando un poco petulante a mis oídos.

    "No, por supuesto que no".

    “Bueno, según un amigo mío con el que acabo de hablar, de hecho hay un código oculto bajo las hojas finales. Eso debería proporcionarle todo lo que necesita para leer la carta".

    "¡Genial!" Dije echando a mi copia posada sobre el escritorio.

    "O podría leerle la traducción sin más si lo prefiere. Es bastante corta".

    "¿Ya lo has traducido?" Pregunté sorprendido.

    “En efecto. Es un sencillo código de sustitución, cada símbolo representa una letra correspondiente en nuestro alfabeto. En realidad no hay ningún truco, una vez tienes la clave. Mi amigo me envió una copia por correo electrónico".

    "Bueno, ¿y qué dice?"

    “Esta parte es un poco más críptica, pero quizá tenga sentido para usted: «¿Estás buscando la Verdad sobre Cthulhu? Únete a la Iglesia de la Sabiduría Estrellada el 6 de abril a las 9:00 p.m. en la Casa Hipo». Luego termina con la línea de La Llamada de Cthulhu: «‘Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn», que sin duda reconoce usted mismo. ¿Esta alusión a la Casa Hipo significa algo para usted?”

    "De hecho, creo que sí podría significar algo", le dije. Era una casa universitaria, uno de esos lugares que pasaba de estudiante universitario a estudiante universitario a lo largo de los años. En este caso, estaba asociada con estudiantes de la Escuela de Arte y Diseño de Ringling en lugar de la de New College, pero no era muy diferente del lugar donde Shelby vivía en Paseo del Punto del Indio antes de esa última y fatídica fiesta. "Tendré que preguntar para estar seguro", dije.

    “Le exhorto a que tenga mucho cuidado al avanzar. Espero no estar fuera de lugar al decir que pienso que su amigo Shelby ha viajado demasiado lejos por un sendero oscuro y peligroso".

    Puesto en el florido lenguaje de Sinclair, todo sonaba muy melodramático, pero después de ver a Cara en la servidumbre del complejo, melodramático no parecía exagerado.

    “Gracias por la advertencia. Las cosas se están poniendo raras aquí. Me preocupa que Shelby pueda estar influyendo en uno de mis otros amigos. En realidad, hay algo más en lo que me puedes ayudar. Mi amiga Cara acaba de hacerse un tatuaje que es idéntico al que tienen Shelby y Kym. Es una especie de símbolo de rama o quizá una flecha".

    Sinclair no respondió de inmediato, y cuando lo hizo, sonó muy preocupado. "¿Ha dicho un tatuaje?"

    "Sí".

    “Que él la haya marcado con el Símbolo Arcano me parece una cuestión bastante seria.”

    “¿El Símbolo Arcano? ¿Es eso lo que se supone que es el símbolo en forma de rama? Yo pensaba que los Símbolos Arcanos eran pentagramas con una llama en el centro".

    En el juego La Llamada de Cthulhu, esos signos eran como las cruces para los vampiros y eran motivos decorativos comunes en los libros del juego.

    “Esa es una perversión posterior del símbolo original que Lovecraft describió, un producto de los aficionados de Lovecraft más básicos y sensacionalistas de la era moderna. No, el Símbolo Arcano original aparece en las cartas de Lovecraft y es, como usted dice, algo parecido a una rama o flecha. Y no es un signo de protección de ninguna manera, como algunos piensan erróneamente, sino más en la línea de un tipo de marca o sello. Solo puedo suponer que al tatuar este símbolo en sus seguidores, Shelby los reclama para sí mismo o, más oscuramente, los marca de alguna manera para los Grandes Primigenios".

    "Jesús", dije. "En cuanto vi ese tatuaje en Cara supe que era una mala señal".

    “Los signos y símbolos tienen poder, Sr. Dakan. De este mensaje codificado de su amigo, puedo decir que él conoce este hecho muy bien. Trabajan tanto en nuestras mentes conscientes como inconscientes y, aunque el mundo occidental ha cedido gran parte de nuestra simbología a las letras complejas y versátiles de nuestros idiomas, existen símbolos antiguos y mucho más primitivos que pueden operar directamente en nuestras mentes. Mencionó usted a Kym. ¿Es esta la consorte africana que Shelby a aceptado y de la que he leído varias descripciones online del evento Culto a Cthulhu? ¿Cree que es posible que él podría haber caído bajo su influencia tal vez?"

    "No sé si él la está influenciando a ella o ella a él".

    "Ni yo, por supuesto, pero hemos visto a través del tiempo el poder que las mujeres oscuras pueden ejercer sobre los hombres sensibles. El Ser del Umbral de Lovecraft es una elocuente advertencia contra tales peligros. ¿Recuerda la historia?”

    "No, del todo no". Yo había intentado leerla recientemente pero no había conseguido engancharme. Había oído que era uno de los esfuerzos más débiles de Lovecraft.

    “Sugiero que la estudie detenidamente. Puede tener algo útil para ayudarle a guiarse en sus oficios con su amigo. Resumiré brevemente solo diciendo que cuenta la historia de una esposa que no solo domina la mente de su esposo, como suelen hacer las esposas, sino que eventualmente incluso su cuerpo. Ahora, si bien tales transformaciones mágicas son seguramente imposibles, existen poderosas técnicas psicológicas, algunas de ellas bastante antiguas, que pueden lograr resultados similares".

    ¿Era eso? ¿Estaba Kym controlando de alguna manera la mente de Shelby? Eso no me parecía del todo posible: Shelby siempre había tenido una personalidad muy fuerte y no parecía haber perdido nada de su antiguo fuego. Si acaso, Kym se parecía mucho a él, pero quizá había algo de lo que Sinclair estaba diciendo. Quizá habían descubierto algún tipo de técnicas de control mental. ¿Habían reclutado así a Cara? Esto planteó otra pregunta en mi mente.

    “Cuando hablamos por primera vez, mencionaste que Lovecraft estaba muy influenciado por los sueños. Y sé que los sueños son importantes en La Llamada de Cthulhu y algunas de las otras historias. ¿Hay algo en Lovecraft relativo a enviar sueños para perseguir o maldecir a la gente?" No conseguí reunir coraje para decir en voz alta la naciente sospecha de que Shelby y Kym de alguna manera habían enviado el sueño de Conrad.

    "Oh sí, sí. Hay bastante. Toda la serie del Ciclo Onírico, incluida la épica La Búsqueda en Sueños de la Ignota Kadath. ¿Por qué lo pregunta?”

    "Bueno, mi amigo Conrad tuvo una pesadilla bastante vívida después de tener una especie de encuentro con los seguidores de Shelby".

    “Oh, Dios mío, eso es alarmante. Si lo desea, puedo investigar un poco más sobre el asunto por usted. Y lea El Ser del Umbral. Creo que le puede resultar útil. Cualquier otra cosa que pueda hacer para ayudar en el asunto, no dude en preguntar. Aunque hay una cosa. Si no es demasiado problema, me preguntaba si tal vez podría examinar su copia hecha a mano del Manifiesto. Parece bastante difícil de encontrar, y me encantaría examinar una de cerca. ¿Quién sabe qué otros secretos podría contener, eh?"

    No me gustaba la idea de separarme de la mía, pero no veía cómo podría negarme después de toda la ayuda que me había brindado. Además, podía haber otros secretos ocultos en sus páginas que él podía descubrir. “Creo que puedo arreglar eso. Tal vez pueda conseguirte una copia. Ya le diré algo".

    “Eso sería maravilloso,” cantó Sinclair. "Volveré a hablar con usted pronto."

    Ahora tenía una fecha, lugar y hora donde sabía que Shelby y su culto iban a estar. Era fuera del complejo, por lo que yo podría tener una mejor oportunidad de interactuar con ellos. Hize otra llamada a Conrad y dejé otro mensaje.

    Él iba a querer saberlo.

    Después de mucho discutir en un sentido y el otro durante los siguientes días, Conrad y yo finalmente acordamos que ambos iríamos a la reunión de la Casa Hipo. Yo pensé que él debería quedarse fuera de la vista, tal vez esperar fuera en el coche por si yo necesitaba ayuda, porque su presencia podría provocar a Shelby de alguna manera. Aunque las marcas rojas se habían desvanecido después de unos días, Conrad dijo que seguía teniendo sueños inquietantes sobre el estanque y lo que fuese que podría estar acechando dentro de él. Era obvio por las bolsas bajo los ojos que Conrad no estaba durmiendo nada en absoluto. Exhausto y al límite, pensé que era más que probable que perdiera la calma y explotara delante de Shelby, y eso no parecía una buena idea. Pero Conrad insistió en que no iba a tener otra oportunidad de ver a Shelby a corto plazo, y se había convencido de que Shelby tenía algo que ver con sus sueños. Cuando cometí el error de hablarle de la conexión entre las historias de Lovecraft y los sueños, él quedó aún más convencido de que Shelby los estaba causando de alguna manera. Juró y perjuró que mostraría su mejor comportamiento hasta que supiéramos con certeza lo que estaba pasando y, como no había forma de que yo pudiera evitar que él viniera, pensé que era mejor seguir adelante juntos.

    La Casa Hipo era una antigua (para los estándares de Sarasota) casa de dos niveles y techo plano construida a mediados de la década de 1950. Estaba rodeada de palmeras, un roble y varios grandes rodales de bambú. Los famosos hipopótamos eran dos piezas escultóricas de piedra blanca hundidas en la hierba del patio delantero: hipopótamos a tamaño natural, o las mitades superiores de ellos al menos, que parecían estar nadando en un lago de hierba. Creadas por algún estudiante de arte al menos una década atrás, estaban astilladas, manchadas y habían sido repintadas de múltiples colores en múltiples ocasiones, aunque yo pensé que quedaban mejor ahora en su blanco original. La Casa Hipo estaba a solo unas manzanas del Museo de Arte de Ringling, y en realidad estaba a menos de dos kilómetros de la antigua casa de Shelby en el Paseo del Punto del Indio. Aparcar frente a la casa con Conrad a mi lado creó misteriosas resonancias con aquella desagradable noche del año anterior, especialmente porque la mayoría del resto de invitados parecían una vez más ser hombres y mujeres en edad universitaria. Todos estaban formando cola fuera de la puerta principal de la casa, aunque en lugar del estilo chic hippie de New College, la mayoría eran chicos y chicas más propios de la escuela de arte, con más ropa negra y vintage que rastas y holgadas blusas de cáñamo. También había una buena mezcla de lo que yo describiría como el típico aficionado a los juegos o geek de los comics, y vi a un chico con una camiseta de la Universidad de Miskatonic, por lo que probablemente era un verdadero fan de Lovecraft (Miskatonic es la universidad ficticia que juega un papel en muchas de las historias de Lovecraft). También había una multitud más pequeña que en los eventos anteriores: no más de una docena de personas.

    La mayoría de nosotros estacionamos a lo largo de la calle, ya que el camino de entrada estaba lleno en su capacidad.

    Conrad señaló una gran camioneta blanca y dijo: "Esa es de ellos. La he visto entrar y salir del complejo". La reconocí por las fotos de vigilancia que él me había mostrado.

    La cola de personas esperando para entrar serpenteaba hasta la mitad del camino de entrada y nosotros ocupamos nuestro lugar al final. Ninguno de los dos dijo nada; en cambio, ambos intentábamos espiar las conversaciones a nuestro alrededor.

    Gran parte de ellas era trivial y poco interesante, aunque vi que varias personas cerca del frente de la fila habían traído sus propias copias hechas a mano del Manifiesto Cthulhu. Me pregunté si debería haber traído la mía y si necesitaríamos la clave para decodificar más cifrados.

    A las 9:00 p.m. exactamente, la puerta principal se abrió. Una esbelta joven con gafas y un sencillo vestido negro se plantó allí y dijo: “Hola, tíos. Bienvenido al, um, evento de la Iglesia de la Sabiduría Estrellada. Soy Emmie y vivo aquí, así que si necesitáis algo, por favor, preguntad. Podéis entrar y buscar asiento donde sea, y comenzaremos en unos minutos, ¿de acuerdo?" Yo estaba algo perplejo por lo mundano y simple que ella lo había hecho parecer todo. La fila comenzó a entrar en la casa.

    Cuando Conrad y yo estábamos a unas cinco personas de la entrada principal, escuché que se abría una puerta detrás de nosotros. Conrad me tocó el hombro y dijo: "Mira". Dos jóvenes con pantalones negros y camisetas negras estaban cargando un gran contenedor plástico de almacenamiento desde la casa hasta la camioneta. Al parecer habían salido por una puerta lateral. “El de delante es Ash. Lo conocí la primera noche que cené en casa de Shelby", susurró Conrad. Yo asenti. También yo había visto al tipo en el complejo en una de mis visitas, pero no sabía su nombre.

    "Parece un poco cabreado", le dije. La cara de Ash era sombría, con el ceño fruncido mientras levantaba el pesado contenedor al meterlo en la parte trasera de la camioneta.

    "Sí. Me pregunto por qué".

    No tuvimos tiempo de resolverlo en ese momento, ya que era nuestro turno de entrar en la casa. Ahora las cosas comenzaron a ponerse un poco espeluznantes. La sala de estar perfectamente normal era bastante espaciosa, hecha aún más espaciosa porque habían retirado todos los muebles. Mirando a través del espacio más profundo de la casa, pude ver un gran sofá y una combinación de asientos acolchados apilados en el comedor más allá. Cojines y almohadas se alineaban en tres de los cuatro lados de la habitación y una contrastante mezcla de alfombras persas cubrían el suelo. El olor enfermizo y dulce del incienso proveniente de los braseros colgados en cada una de las cuatro esquinas me inundó la nariz y me comenzaron a llorar un poco los ojos. La mayoría de las almohadas estaban ocupadas, pero Conrad y yo encontramos dos lugares cerca de la puerta principal y nos sentamos. Todos los demás en la sala charlaban en voz baja y excitada, ansiosos por ver qué iba a suceder a continuación. Yo estaba seguro de que todos habían escuchado historias sobre la inauguración de la exposición de arte o incluso habían estado allí, por lo que sin duda esperaban algo impactante.

    Emmie se acercó a una puerta cerrada, que yo supuse conducía a un dormitorio, y bajó las luces hasta que quedamos casi demasiado a oscuras para ver. Luego la música comenzó a sonar desde la otra habitación, la misma clase de sonidos atonales que habían reproducido en el ritual de la exposición de arte. Todos nos quedamos en nuestros cojines y mirábamos con expectación hacia la puerta en la pared opuesta. La música alcanzó un crescendo ahora familiar y paró. La puerta se abrió y salió Kym con un vestido negro largo y suelto, con el pelo recogido en un tenso moño que, combinado con su maquillaje, acentuaba sus pómulos y le daba una mirada muy severa. Su único otro adorno era un amuleto de oro que colgaba al cuello. Parecía una versión metálica de los mismos símbolos de pentagrama y ojos en llamas que habíamos recibido en la exposición de arte.

    Dos figuras con túnicas siguieron a Kym desde detrás de la puerta. Una la reconocí de fuera como la persona que había ayudado a Ash a cargar la pesada caja en la camioneta. La otra era Cara. Me senté erguido e intenté llamar su atención, pero ella permanecía concentrada en su papel y en lo que fuese que estaba a punto de suceder. Cada uno llevaba una gran bolsa de terciopelo negro, muy parecida a la que Kym y Shelby habían usado en el ritual de la exposición de arte. Ambos ocuparon posiciones flanqueando la puerta, mientras Emmie se sentaba en un cojín que alguien había estado guardando para ella. Y eso fue todo. Sin Shelby. Al menos todavía no.

    Conrad se inclinó y me susurró al oído: "¿Dónde diablos está Shelby?" Lo único que pude hacer fue encogerme de hombros. No tenía ni idea.

    Kym caminó hasta el centro de la habitación y luego hizo lo más sorprendente de todo: sonrió. Aquel gesto iluminó la habitación y quitó toda la severidad en su mirada. Era una sonrisa sofisticada y encantadora llena de confianza y calidez.

    “Muchas gracias a todos por venir aquí esta noche. Es maravilloso veros. Maravilloso e impresionante. El mero hecho de que hayáis encontrado esta reunión es un testimonio tanto de vuestro intelecto como de vuestro compromiso. O al menos del hecho de que tenéis amigos ingeniosos que os dijeron dónde y cuándo presentaros". La multitud se rió de su pequeña broma, y ​​al mirar alrededor vi algunas avergonzadas sonrisas y una bien intencionada guasa de sus amigos.

    "Como quiera que hayáis llegado aquí, sois todos bienvenidos. Solo espero que aquellos de vosotros que habéis acompañado esto tengáis alguna idea de lo que os espera de verdad". Ella guiñó un ojo. "Podría ser toda una experiencia".

    Kym retrocedió hasta el fondo de la habitación y se paró frente a la puerta por de donde había salido para poder ver a todo el mundo a la vez. “Bienvenidos, pues, a la Iglesia de la Sabiduría Estrellada. Mi nombre es Kym y, creo que se podría decir, una de las Sumas Sacerdotisas de nuestra iglesia. Y sí, somos una iglesia de verdad registrada en el Estado de Florida y el gobierno de EE.UU. Eso significa que si queréis darme una propina al final, es deducible de impuestos". Hubo algunas risas leves de la audiencia. "Pero no os preocupéis, puede que seamos una iglesia, pero no va a haber ninguna charla sobre salvar vuestra alma o llevaros hasta Jesús. De hecho, puesto que sabemos que no existe tal cosa como un alma inmortal ni un Jesús divino, no oiréis nada sobre ellos. Lo mismo para Maoma, Buda, Moisés, Visnú, Thor, Zeus y cualquier otra deidad inventada que queráis nombrar. Son todos, todos y cada uno de ellos, un montón de mentiras".

    Varias personas vitorearon y aplaudieron ante esto, y la aprobación se hizo contagiosa y pronto toda la sala estaba aplaudiendo. Kym sonrió de nuevo: "Veo que estoy hablando a las personas adecuadas. Claro está que no hay forma de que confiéis en mi palabra. No debéis aceptar la palabra de nadie por nada, no sin pruebas que las respalden. Pero no temáis, amigos, nosotros tenemos la prueba. Nosotros sabemos la verdad. Y estamos más que dispuestos a compartirla con vosotros. Pero lo primero es lo primero, necesito saber si de verdad estáis dispuestos a aprenderla. Así que, ¿lo estáis? ¿Estáis dispuestos a aprender la verdad?" Ladeó la cabeza ligeramente hacia la izquierda, esperando una respuesta.

    Varios de nosotros respondimos de inmediato, diciendo que sí, yo mismo entre ellos. Ciertamente quería saber la verdad, aunque probablemente no la "verdad" que Kym estaba tratando de vender. Pero Kym no pareció satisfecha con nuestra respuesta. "Bah, venga ya", dijo con voz ligera pero un poco reprochadora. "Después de todo el esfuerzo que habéis hecho para encontrarme aquí, seguro que estáis un poco más interesados de lo que oigo. Repito, ¿estáis de verdad preparados para los hechos?”

    "¡Sí!" gritó la multitud esta vez, el entusiasmo llenó la habitación.

    "¿Sin importar cuáles sean esos hechos?" preguntó Kym.

    "¡Sí!" gritamos de nuevo.

    “¿Incluso si estas verdades eliminan todas las cómodas ilusiones que os han mantenido cuerdos toda vuestra vida?”

    "¡Sí!" respondió la sala por última vez, aunque con un poco menos de energía.

    “Algunos os lo habéis pensado un poco, ¿eh? Bueno, eso está bien. Este no es un viaje que uno deba emprender a la ligera. Dejad que os diga la primera verdad. No me lo creo. No me creo a ninguno de vosotros. Sí, claro, lo decís. Vosotros gritáis que sí. Pero ¿de verdad es tan difícil lograr que una multitud de ansiosos voluntarios grite «sí» a todo lo que yo digo aquí? Eso no es muy dificil. Así que, antes de avanzar mucho más en las cosas, voy a necesitar alguna evidencia real de que estáis todos preparados".

    Kym extendió la mano izquierda y Cara dio un paso adelante y abrió su bolsa negra. Metió la mano y sacó una ornamentada botella de cristal en azul y oro y se la entregó a Kym. Extendió la mano derecha y el otro hombre se adelantó y abrió su bolsa. Kym sacó un gran cáliz de plata, muy parecido al que yo recordaba de mi juventud en la iglesia.

    "La ciencia y la invención son cosas maravillosas", dijo Kym. “Son los motores de la iluminación, las lentes a través de las cuales podemos ver la verdadera realidad. Y la exploración científica ha continuado durante el tiempo que la humanidad ha tenido la capacidad de pensar reflexivamente. Cuando alguien dice «ciencia», la mayoría de nosotros pensamos en modernos laboratorios y hombres y mujeres con batas blancas. Y eso está bien: esos científicos son héroes, sin duda. Pero la ciencia es un proceso de construcción sobre descubrimientos pasados, y algunos de los más importantes son bastante antiguos. Uno de esos descubrimientos está en este recipiente." Ella levantó la botella. "Y ahora todos lo vamos a compartir. Y al compartirlo, vamos a ayudar a abrir nuestras mentes a las verdades que tengo que contar".

    Sostuvo la botella junto al cáliz y vertió su contenido en él lentamente.

    El oscuro líquido que salió fluyendo era marrón y espeso, más cercano al jarabe que al vino o el licor que yo me esperaba. "No voy a deciros lo que es esto", dijo Kym mientras terminaba de llenar el cáliz. "Pero yo daré el primer trago". Se llevó el cáliz a los labios y echó un buen trago de aquello, limpiándose los labios con satisfacción mientras bajaba el cáliz. Parpadeó una vez, luego otra, como para aclararse la visión y pensé haberla visto tambalearse un instante sobre los pies. "Esto es...", dijo y sonrió. "Guaoh..." Cara dio un paso adelante para estabilizarla. Kym le entregó el cáliz a su seguidor masculino, quien se movió hasta donde estaba sentada nuestra anfitriona Emmie al final de su fila de cojines. "Ahora, por favor", dijo Kym lamiéndose los labios. “Quiero que todos penséis durante un momento. Este es un potente brebaje que hemos preparado para todos vosotros aquí. No os voy a decir qué contiene, pero voy sugerir que si tenéis alguna afección alérgica que pudiera poner en peligro vuestra vida, es posible que no queráis beberlo". Como un sacerdote en misa, el seguidor de Kym le sirvió a Emmie un sorbo del cáliz. La cara de esta se arrugó con evidente asco, pero luego se recostó contra la pared y cerró los ojos mientras su cuerpo reaccionaba.

    Kym, todavía un poco tambaleante, se apoyó en su otro acólito en busca de equilibrio y comenzó a arrastrar las palabras. “Solo reclinaos y dejad que el líquido fluya a través de vuestro cuerpo. Oh, Dios mío, es un inicio maravilloso cuando se extiende hasta cada terminación nerviosa. Sentiréis los efectos casi de inmediato, y es importante que aceptéis la sensación", dijo cerrando los ojos y pasándose una mano arriba y abajo por el cuello. “Me recuerda al maravilloso y cálido fulgor de un orgasmo, pero se extiende por mucho tiempo en lugar de segundos. No es tan intenso todo de golpe, sino un placer para todo el cuerpo filtrándose por cada terminación nerviosa. "

    "Oh, me siento de maravilla", dijo Emmie desde su asiento. "Es como lo has descrito: el hormigueo ebrio más maravilloso".

    "Eso es. Esa es la sensación. Esto es tan bueno como cualquier cosa que hayáis tomado. Como el mejor colocón que podáis imaginar."

    El acólito con el cáliz siguió caminando por la habitación, ofreciendo sorbos a cada uno de las dos docenas de asistentes. Yo no podía imaginar lo que podría haber exactamente en la copa, pero si era tan efectivo, no era legal. Me pregunté si debía tomar un sorbo o simplemente fingir cuando llegara mi turno. Éramos los últimos en la fila, así que tal vez tendríamos suerte y se les acabara antes de que tuviera que tomar una decisión. Miré a mi izquierda a Conrad, pero sus ojos estaban fijos en Kym y en la puerta detrás de ella, como si esperara que Shelby saliera en cualquier momento. Hasta ahora, Kym no había dado ninguna señal que reconociera que ninguno de nosotros estaba allí. Yo no podía entender cómo nos podría haber pasado por alto, así que o bien nos estaba ignorando o estaba tan atrapada en sus propios pensamientos que no estaba prestando ninguna atención real. A juzgar por la forma en que apenas podía mantenerse en pie, no me habría sorprendido que ahora estuviera demasiado fuera de sí para preocuparse.

    El acólito con el cáliz finalmente llegó a mí. Miré por la habitación y pude ver que la mayoría de mis compañeros invitados ya se estaban desmayando bajo sus efectos, mientras que en el fondo Kym continuaba exaltando las virtudes del brebaje como una ayuda para abrir la mente. El acólito bajó la copa hacia mí y vi que había más que suficiente, así que decidí probar un poco. Lo llevé a mis labios y él inclinó el cáliz hacia adelante. El primer sabor era dulce como jarabe, y cuando pasó por mis labios, el acólito inclinó más el cáliz, enviando más a mi boca. Me lo tragué todo, descubriendo que tenía un regusto chispeante y picante. Lo sentí hasta el fondo de mi garganta y casi tosí. De hecho, era algo muy fuerte, y casi de inmediato comencé a sentir los hormigueos y el mareo que Kym había descrito.

    Conrad hizo una pausa y al principio trató de rechazar la bebida, pero el acólito no dejaba de ofrecérsela. La demora pareció ser suficiente para atraer la atención de Kym, y ella nos miró a los dos como si nos viera por primera vez. "¡Conrad!" dijo ella acercándose a nosotros con pies temblorosos. "No te había visto allí. ¡Y Rick!" Ella me miró. "Veo que Rick ha probado la iluminación. ¿No quieres tú un poco también? "

    "¿Qué contiene?" Preguntó Conrad, dudoso.

    "Nunca lo diré. Pero no te preocupes, te prometo que no estoy segura de que vaya a suceder algo malo si lo bebes".

    "Estoy conduciendo", dijo Conrad una vez más apartando y empujando el cáliz lejos de él.

    Kym tomó la copa de las manos de su acólito y se arrodilló frente a Conrad. "Vamos, vamos, Connie, todos estamos participando aquí. Ese es el precio de la entrada. Te lo aseguro. Me aseguraré de que te sea seguro conducir antes de que todo esté dicho y hecho. ¿No quieres las revelaciones que le estamos ofreciendo a ella esta noche? ¿No quieres ver más allá del velo? "

    “¿Está Shelby aquí? Necesito hablar con... "

    “Solo yo y mis cerditos esta noche. Una sacerdotisa es tan buena como un sacerdote para un teísta ciego." Ella le ofreció la bebida una vez más. "Ahora toma un sorbo o toma la puerta, si te place".

    Conrad le lanzó una mirada mordaz, pero ella solo sonrió con su ebria sonrisa y le presionó el borde de la copa contra los labios. Él los abrió un poco y ella inclinó el cáliz hacia adelante. Observé fascinado cómo le tomó lo que pareció una eternidad beber una pequeña dosis del líquido. ¿Era de verdad tan lento o era un efecto de dilatación temporal?

    Kym sonrió y le devolvió el cáliz a su acólito. "Ya pasó", dijo ella. "No ha sido para tanto, ¿eh?. Ni tan mal en absoluto. Ahora también puedes sentirlo recorriendo tu cuerpo, el calor aumentando dentro de ti”. Todavía arrodillada frente a él, Kym le tocaba cada parte del cuerpo mientras le describía los efectos del líquido.

    “Inundándote el pecho. Debilitándote las rodillas. Menos mal que estás sentado, te podría resultar difícil caminar".

    Observé a Conrad mientras él se recostaba en la pared y cerraba los ojos. Respiraba hondo a intervalos regulares, pero no de forma meditativa, más como si alguien tratara de mantener la calma. Kym pareció notar esto también y se inclinó hacia adelante hasta que su rostro estuvo a solo unos centímetros del suyo. Ella habló en voz baja, y dudo que nadie, excepto nosotros tres, pudiera escuchar lo que dijo a continuación. "¿No te sientes bien, Conrad? ¿Sientes náuseas? ¿La droga te está revolviendo el estómago? No irás a vomitar, ¿verdad? " Luego se apartó de él y se levantó, volviendo al centro de la habitación para hablar con sus acólitos.

    Hasta yo empecé a sentir náuseas al oírla decir esas palabras. Conrad palideció y comenzó a sudar y a temblar. "¿Estás bien?" Le pregunté preocupado.

    "No..." susurró. "Creo que voy a... salir... tomar un poco de aire".

    "Voy a ayudarte a levantarte", le dije comenzando a ponerme de pie.

    "¡No!" insistió Conrad poniendo una temblorosa mano en mi hombro. "No nos dejarían volver a entrar. Tú tienes que quedarte. Ver lo que sucede".

    Antes de que pudiera insistir en ayudarle, se puso en pie por su propia voluntad. Cara se apresuró y le abrió la puerta principal mientras Conrad salía tambaleándose, tapándose la boca con las manos. Yo debería haberme levantado e ido tras él, pero sentado donde estaba me sentía muy bien, y tan pronto como él se marchó, mi propio estómago se calmó y regresó la euforia. Mirando a mi alrededor podía ver que casi nadie más se había dado cuenta. La mayoría de ellos parecían perdidos en el mismo tipo de euforia que yo estaba experimentando. Me recosté y disfruté del espectáculo.

Capítulo 15

    Finalmente salí de la casa, con ojos llorosos y apestando a incienso, unas tres horas después. Hubo muchos abrazos y risas y los ánimos en general estuvieron altos. Salí por delante del grupo porque quería asegurarme de que Conrad me había esperado. Si no lo había hecho, tendría que pedirle a uno de mis nuevos amigos que me llevara a casa. Tal vez incluso pudiera convencer a Cara de que me llevara a casa, aunque ella había desaparecido en la habitación de atrás con Kym y el otro acólito cuando hubo terminado la noche y Kym había revelado la verdad: el "elixir" había sido solo agua con colorante. Después de horas de cantar y oler incienso y sentirme tan colocado como nunca me había sentido, Kym nos había cortado el rollo a todos con tres palabras. Había sido una de las cosas más increíbles que había experimentado.

    Yo hubiera jurado y perjurado que estaba borracho y, de hecho, desde un punto de vista práctico, bien podría haberlo estado. "Todo fue por la sugestión", nos explicó Kym. "Todos engañamos a nuestros cerebros para que creyeran que la poción nos embriagaría, y así fue". Esa era la lección que ella estaba enseñando esa noche, solo porque experimentemos algo, no significa que esté ocurriendo de verdad. Nuestros cerebros son potentes máquinas de simulación, capaces de engañarnos por completo, y yo me sentí gloriosamente bobo. Aunque no había podido hablar con Cara, habíamos intercambiado primero sonrisas y miradas tímidas y luego coquetas durante toda la noche. Tanto que me sentí seguro de que me había perdonado por el enfrentamiento con ella en la puerta.

    Afuera respiré el aire bochornoso de la noche y no vi señal alguna de Conrad, aunque podía ver que el coche aún estaba allí. Pensando que podría haber estado espiándonos desde algún lugar oculto, busqué una posible cobertura y encontré un único candidato probable: los arbustos que rodeaban el camino de entrada por el lateral de la casa. Una mirada por encima del hombro reveló que el resto de los participantes del ritual todavía estaban dentro, excepto por un par de fumadores agrupados en la puerta principal, muy juntos y ajenos a mí. Salí a las sombras al lado de la casa, moviéndome alrededor de la camioneta blanca de Shelby hacia el supuesto escondite de Conrad. Pero había sobreestimado las virtudes del follaje como camuflaje: eran demasiado delgado para esconder mucho más que un mapache.

    ¿Quizá detrás de la casa? Seguí el camino de entrada hacia el patio trasero. Aunque estaba lleno de trastos; desde proyectos de esculturas abandonadas o incompletas en madera, yeso y latas de aluminio hasta muebles de molde de plástico para el césped y un terreno enmarcado de maleza que antaño pudo haber sido un jardincito; no había lugar para esconder a un Conrad.

    Volviendo al frente de la casa, mi mirada se vio obligada a concentrarse en esa camioneta blanca de nuevo, y recordé haber visto a los dos acólitos, Ash y el que había ayudado a Cara y Kym en la ceremonia, cargando algo en la parte de atrás. Me pregunté por qué Ash no había estado en la ceremonia y dónde estaba él ahora. Cuando llegué a la parte de atrás de la camioneta, miré por la ventana de la puerta trasera. Estaba oscuro allí, por supuesto, pero a la tenue luz de la casa del vecino pude distinguir varios contenedores de plástico grandes, junto con algunas mantas o tal vez lonas. Pensé en la historia que Lauren había contado sobre el animal que había escuchado en la parte trasera de la camioneta, pero no parecía haber ninguna señal de vida. Desde el interior de la casa escuché risas, bromas, sonrisas, y supe que si sentían algo parecido a mí, los que estaban dentro no querrían irse todavía, como cuando tienes esa sensación después de un concierto o después de tocar muy bien y solo quieres quedarte con los demás miembros de tu audiencia y disfrutar de los recuerdos de hace unos minutos porque evita que la noche termine tan pronto. Miré de nuevo a la camioneta. ¿Qué habían traído aquí antes? No había habido muchos accesorios además del "elixir" que Kym nos había dado, ciertamente nada que exigiera contenedores tan grandes. Pensé que tal vez contenía más copias del Manifiesto Cthulhu, tal vez incluso algunas de las raras ediciones hechas a mano. Podría conseguir una rápido para que Sinclair la examinara y aún poder conservar mi propia copia. Aún un poco ebrio en mi propia mente, pensé que si los estaban regalando de todos modos, no les importaría que me llevara uno para mí. Probé a abrir la puerta.

    No solo no estaba cerrada con llave, sino que ya ni siquiera parecía tener cerradura.

    La puerta se abrió con un crujido y vi que la furgoneta estaba mucho peor por dentro que por fuera, oxidada y desgastada. Aunque lucía una nueva capa de pintura, no pensé que sirviera para muchos kilómetros más. Las cajas estaban lo bastante lejos y había que trepar dentro para alcanzarlas. Agachado en la parte trasera del vehículo, levanté la tapa de plástico del contenedor más cercano, pero descubrí que no estaba lleno de manifiestos. En cambio, estaba lleno de marcos de madera puestos de pie, con trozos de tela de relleno entre cada uno para separarlos. Pasé un dedo por la madera y serpenteé hacia abajo para sentir al tacto a lo largo de la cara de cristal de uno de ellos. Parecían marcos de cuadros, cada uno de treinta y siete por veintisiete centímetros con vidrio en ambos lados. Supuse que tal vez eran obras de arte del espectáculo de Culto a Cthulhu, pero no recordaba que ninguna de ellas hubiera estado enmarcada, y mucho menos con vidrio. Alcé una esquina y vi lo que parecía una hoja de pergamino envejecido intercalado entre dos paneles de vidrio. Al tirar más de su ajustado empaquetado reveló la página de un libro impresa en ambos lados. No, impreso no. Manuscrito en lo que parecían letras griegas. Saqué el texto enmarcado por completo y lo puse sobre el contenedor. Letras griegas en tinta negra desteñida sobre pergamino amarillento, con extraños símbolos y diagramas mezclados, incluido uno que reconocí bastante bien: el símbolo arcano con forma de rama sobre el que Sinclair me había advertido.

    Saqué el teléfono e hice una foto rápida, inundando la camioneta con la luz del flash y el molesto sonido del falso clic del obturador que hacía el teléfono para informarme a mí y a cualquiera que estuviera a distancia auditiva que acababa de hacer una foto. Miré a mi alrededor, nervioso, pero no vi a nadie. Pasé la página y tomé otra foto del otro lado. Me moví para reemplazar la página, pero el material de embalaje de tela ahora estaba agrupado en el fondo de la caja y no podía volver a deslizarlo para que quedara al ras con los demás. Escuché una puerta abrirse detrás de mí y la luz inundó el camino de entrada desde esa puerta lateral que yo había olvidado. Tapé la caja y me di la vuelta, tratando de pensar en alguna excusa que decirle a Kym sobre por qué estaba agachado en la parte trasera de su camioneta, hurgando en sus cosas.

    Pero era Cara. Ladeó la cabeza y caminó hacia mí mientras yo salía torpemente de la camioneta por detrás.

    "¿Rick?"

    "Ey, Cara". Traté de sonar casual, pero salió ronco y áspero.

    "¿Necesitas algo?" Preguntó mirando la puerta abierta de la furgoneta.

    "Me preguntaba si tendríais más copias del Manifiesto Cthulhu", dije mirando al suelo, al parecer incapaz de no parecer un niño pillado por su madre en el acto de tirar las reliquias familiares por el inodoro, por el mero gusto de hacerlo. Mis ojos se iluminaron por un momento en ese tatuaje suyo del Símbolo Arcano y destellaron hacia las páginas del libro que acababa de ver. No podía definirlo, pero la conexión entre los dos estaba muy presente en mi mente.

    "No, creo que no". Tomó mi mano entre las suyas y suavemente me apartó de la camioneta antes de cerrar la puerta. Yo no podía saber si ella quería decir que no creía que tuvieran copias o si no creía que yo estuviera diciendo la verdad. Decidí no pedir aclaraciones. "¿Lo pasaste bien en el ritual?" me preguntó ella.

    Aliviado de que me dejara marchar sin más castigo, murmuré algo sobre haber flipado con todo ello.

    "Me alegro. Está bien verte. Está bien verte con una mente abierta".

    “Quiero disculparme por Conrad el otro día. Está un poco nervioso. Pero su corazón está en el lugar correcto".

    "¿En el centro del pecho?"

    "¿Qué?"

    "¿Su corazón está en el lugar correcto en el centro del pecho?"

    "Me refería..."

    “Olvida eso. Olvídate de Conrad, Rick. Esta noche demostró que él no está preparado para esto. Y tú has demostrado esta noche que sí lo estás. Miró significativamente más allá de mí hacia la furgoneta. "Y tan pronto como ignores a Conrad y sus sospechas, estarás preparado para entender muchísimo más". Me di cuenta con cierto placer de que ella aún me sostenía la mano. Ella le dio un apretón reconfortante. Me quedé sin palabras por un momento y pensé mucho en besarla, pero eso no parecía sensato del todo. "¿Por qué no intentamos encontrar algo de tiempo para charlar? Ahora que tu mente está abierta, tal vez haya una oportunidad para nosotros de seguir adelante".

    ¿Se refería a "nosotros" como en "ella y yo"? ¿O "nosotros" como en "ella y el culto de Shelby"? Volví a bajar la mirada, pasando por sus senos hasta el tatuaje. ¿Era así como Shelby le había hablado en la limusina aquella noche? ¿Tendría yo que marcarme también con el Símbolo Arcano? ¿O era eso lo que realmente estaba pasando?

    Me liberé la mano. "Claro", dije. "Eso suena bien. ¿Quieres tomar un café o algo así? ¿Almuerzo tal vez?" Yo quería quedar, hablar con ella, pero en público, a la luz del día, lejos de Shelby y los demás.

    "Eso suena bien", dijo sonriendo. "Te llamaré".

    "¿Lo harás?"

    "Esta vez, de verdad que lo haré". Se inclinó hacia delante y me besó en la mejilla. "Ahora deberías irte".

    “Debería. Debería irme".

    "Irte, pero no ido", dijo Cara. "No ido todavía".

    Sonreí y retrocedí, pensando que toda esta charla de "ido" de repente sonaba siniestra. "Llámame." Y luego me giré y me dirigí hacia el coche de Conrad, respirando con dificultad pero tratando de ocultarlo. ¿Dónde estaba Conrad, por cierto?

    Llegué al coche, miré dentro y vi a Conrad acostado de espaldas, con los ojos cerrados y el asiento completamente reclinado. Me oyó abrir la puerta y levantó la vista con ojos de loco. "Entra", dijo saltando a un aparente e instantáneo estado de alerta mientras echaba su asiento hacia adelante y ponía el coche en marcha.

    "¿Qué ha pasado?" Le pregunté. "¿Te sientes bien? No deberías preocuparte por esa bebida... "

    Conrad miró por la ventana, escaneando la multitud que salía de la casa. "¿Conoces al tercer hombre que estaba con Kym, el que no llegó a participar en el ritual?"

    "Ash, ¿cierto?"

    "Sí, sí". Se giró hacia mí entornando los ojos. "Al parecer está en una especie de estado de prueba con Shelby o algo así, y estaba parado junto a la camioneta, fumando, cuando yo salía y «echaba la pota». Él vino a ver si yo estaba bien. Cuando le dije que pensaba que podría haber sido envenenado, él se rió y me tomó por los hombros y me miró a los ojos y dijo: «Estarás bien. No había veneno. Solo era agua con colorante», pero eso no me hizo sentir mejor". Conrad giró hacia la US 41 y se dirigió hacia el Sur hacia mi casa.

    "¡Eso es exactamente lo que te iba a decir! Todo fue una jodienda mental para hacernos creer que estábamos borrachos".

    “Y para ponernos enfermos. Ash me lo explicó todo. Creo que yo podría haber mencionado llamar a la policía y él quería convencerme de que eso no tenía sentido. Dijo que la técnica de la sugestión es un poderoso ritual que tanto Kym como Shelby pueden hacer, y que debo de haber hecho algo para cabrear a Kym si ella me había dado náuseas en lugar de un colocón. Bueno, pues claro, yo ya sabía por los sueños que Shelby estaba cabreado conmigo, así que no debería sorprenderme que Kym haya tenido la oportunidad de ponerme su propia maldición cuando tuvo la oportunidad".

    "Bueno", le dije, "puedes consolarte con el hecho de que no te perdiste mucho después de eso. Nosotros simplemente nos quedamos allí sentados y cantamos y algunas personas se metieron en el papel de verdad, casi como si estuvieran poseídos, pero claro, fue todo un truco de sus propias mentes según Kym. Ella no entró en ningún otro detalle de Cthulhu ni nada de eso, aparte de decir que dado que todos habíamos experimentado esta primera lección, seríamos convenientes para el siguiente paso y recibiríamos un nuevo mensaje codificado sobre la hora y el lugar".

    "Si tú quieres que te jodan de nuevo, tal vez deberías ir, pero yo me lo pensaría dos veces. Aún no me siento genial, e incluso después de que Ash me asegurara una y otra vez que no era veneno, yo me sentía tan enfermo y decía tanto que podía haber sido envenenado que Ash pareció preocupado se verdad. No sé si estaba preocupado por que yo llamara a la policía o por que estuviera enfermo, pero al final le ofrecí cincuenta pavos para que fuera corriendo a la tienda y me trajera algo de Pepto Bismol o algo así. Luego me acosté".

    "¿Estás bien para conducir ahora?" Pregunté preocupado. Yo había conservado algo de falsa embriaguez residual incluso después del hecho, por lo que no me sorprendió que Conrad aún se sintiera enfermo. Su soborno también explicaba por qué Ash no había estado haciendo guardia en la camioneta cuando salí.

    "Estoy bien. Bueno, ¿qué más pasó allí? Cuéntamelo todo. Cada detalle puede ser importante".

    "Lo haré, pero primero déjame contarte lo que sucedió después".

    Relaté la historia de mi descubrimiento en la camioneta y mi encuentro con Cara. Lo pensé dos veces antes de contarle lo de la advertencia de Cara de cortar mis lazos con él, pero terminé contándoselo todo. Después de todo, ella era la del culto y Conrad mi mejor amigo, y yo quería que él lo supiera todo. Tan pronto como le conté lo de las fotos del teléfono, él se detuvo en el aparcamiento vacío de un consultorio médico y exigió verlas.

    "Es griego, ¿verdad?" dijo Conrad, su rostro iluminado por el brillo azul de la pantalla de mi teléfono

    “Sí, griego antiguo, creo. Ha pasado mucho tiempo y solo tuve un año de griego en la universidad, pero podría ser capaz de resolverlo", dije lamentando haber vendido mi Léxico de Griego de Liddell-Scott cuando estaba en la universidad y dudando que de hecho pudiera traducirlo de manera efectiva. "Pensándolo bien, tal vez deberíamos pedir ayuda".

    "¿A quién diablos conocemos que lea griego antiguo?" Preguntó Conrad.

    "Sinclair podría. Está bastante bien educado, especialmente cuando se trata de cosas como esta, historia antigua y libros y todo eso. Y viste que sale el Símbolo Arcano en eso. ¿Quién mejor para ayudarnos?" Reenvié las fotos desde mi teléfono a la dirección de correo electrónico de Sinclair junto con un correo electrónico explicativo.

    "Recemos para que pueda ayudar", dijo Conrad. "Necesitamos un descanso aquí".

    No recibí noticias de Sinclair durante los siguientes tres días, aunque le envié media docena de correos electrónicos y dejé otros tantos mensajes en su contestador. Tampoco hablé mucho con Conrad durante ese tiempo, parecía que me estaba evitando. Me dio la impresión de que se temía que yo pudiera haberme comprometido de alguna manera al participar en el ritual de Kym, a pesar de que él había insistido en que me quedara a ver todo el asunto. Podía imaginar (más o menos) cómo se verían las cosas desde su punto de vista desde que yo había salido del evento con tan buen humor y tan impresionado con el juego de habilidades mentales de Kym. En retrospectiva, incluso él podría haber tenido razón: Shelby y Kym se habían ganado una parte de mí esa noche, aunque en aquel momento no podía admitirme tal cosa a mí mismo. Pero pensé que el núcleo del comportamiento distante de Conrad provenía de lo que yo le había contado sobre el intento de Cara de alejarme de él. El hecho de que Cara lo rechazara con tanta firmeza como una causa perdida mientras se acercaba a mí parecía carcomerlo y él no dejó de mencionarlo en el viaje en coche a casa esa noche, y las pocas conversaciones breves que tuvimos fueron solo sus llamadas para comprobar si yo había sabido algo de Sinclair.

    "¿Por qué está tan enfadada conmigo?" me preguntaba. "No se te puede escapar, Rick. Depende de ti ahora que ella me ha rechazado", me decía.

    Yo no es que estuviera en condiciones de evitar que se me escapara. A pesar de su promesa de llamarme pronto, ella no lo hizo, y yo temí que eso pudiera haber tenido algo que ver con que me viera revolviendo la caja en la camioneta. Pasé los días intentando contactar una vez más con Cara. Dejé nuevos mensajes en la puerta, pero nunca pude ver a nadie que yo reconociera. También seguía encontrando excusas para pasar por la tienda de comics, con la esperanza de que tal vez recibiría otro mensaje codificado sobre el próximo ritual. El resto del tiempo se dividió en partes iguales entre el trabajo y la navegación por los sitios web entusiastas de Cthulhu y Lovecraft a los que Sinclair me había dirigido, buscando algunas pistas sobre lo que Shelby podría estar haciendo. Se había corrido la voz del código, incluida una clave para traducirlo, y al parecer había varios mensajes codificados diferentes que se habían enviado para el seis de abril. La Casa Hipo fue uno de los tres lugares de reunión diferentes esa noche, o eso parecían indicar los mensajes publicados en línea. Sin embargo, varias personas examinaron esos otros dos y los declararon falsos, ya fuesen hechos por la Iglesia de la Sabiduría Estrellada para rechazar a las personas o por creaciones de Internet. Como residente en Sarasota, yo podía garantizar que las direcciones al menos eran reales, incluso conduje hasta ellas para verificarlo, pero solo eran casas normales sin ningún indicio de Cthulhu de una manera u otra.

    Por fin, en la tarde del 10 de abril, recibí la llamada de Sinclair. "Sr. Dakan, me alegro de haberle encontrado. Han sido tres días terriblemente ocupados”, dijo sonando tan emocionado como yo me sentía.

    "¿Qué has descubierto?" Pregunté ansioso por cada gota de datos que él tuviera para ofrecer.

    “Bastante, creo. Sé que ha estado tratando de contactar conmigo en los últimos días, pero mis investigaciones me han llevado fuera de la ciudad y apartado del ordenador. Sé que tendrá preguntas a medida que avance, pero si me permite comenzar desde el principio y darle un pequeño preámbulo, creo que puedo evitar cualquier cantidad de preguntas que tenga si puedo decir mis conclusiones por adelantado".

    “De acuerdo, por supuesto. Por favor, continúa".

    "Las páginas están escritas en griego", comenzó Sinclair. “Una forma de griego antiguo en lugar de moderno, pero una forma decadente posterior. Esto no es un texto clásico, sino algo escrito en la Edad Media. Esta fue una primera pista importante. Ahora, obviamente, las imágenes en sí mismas son menos que ideales, y solo pude distinguir algunas oraciones de ellas, pero aun así creo que tuvimos la suerte de capturar una palabra clave en la segunda imagen. No sé si la ha visto o no, pero de hecho dice «KUTULU» allí. Dado el retorcido interés del Sr. Tyree en Cthulhu, esto era de esperar. Pero hay dos cosas realmente impactantes aquí. En primer lugar, la palabra «KUTULU» que aparece en un manuscrito medieval es toda una revelación, ya que implica que Lovecraft tenía otra fuente para sus historias además de su propia imaginación. También es interesante porque usar la primera letra «k» o kappa para deletrear «Kutulu» no es lo que uno esperaría si tradujera el «Cthulhu» de Lovecraft a letras griegas antiguas; en su lugar esperarías «chi», me imagino. Pero eso es de interés secundario. Primero debemos mirar para ver dónde se puede encontrar esta ortografía particular de Kutulu. Permítame por un momento llevarle a 1972 cuando un escándalo en particular golpeó el mundo de los libros raros. Esto fue, por supuesto, mucho antes de mi época en el negocio, pero es una historia que aún se escucha de vez en cuando. Esta era una era en la que la academia y las bibliotecas en general confiaban un poco más de lo que lo hacen hoy, especialmente cuando se trata de hombres con hábito. Una pareja de monjes ortodoxos griegos pertenecientes a un pequeño monasterio particularmente oscuro había venido a estudiar a Nueva York. Recorrieron la costa este de arriba abajo, visitando las mejores bibliotecas del país. Lo que nadie podría haber sospechado era que en realidad eran ladrones."

    "¿Monjes ladrones?"

    "Oh, no me malinterprete, eran verdaderos monjes, pero al parecer su monasterio había caído en tiempos difíciles y ellos se encargaban de recaudar algunos fondos muy necesarios. ¡Buscaban volúmenes raros y luego lograban sacarlos de las bibliotecas debajo de sus túnicas! Hacía falta tener descaro, como se puede imaginar."

    “Ahora bien, estos monjes eran griegos modernos, el tipo de atezados descendientes de milenios de invasiones, mestizaje y ocupación. No conservaban nada de la noble ascendencia de sus grandes antepasados ​​clásicos. No amaban el conocimiento, sino una especie de ciega fe campesina y sin educación que les impedía destruir libros que consideraban santos, como las Biblias. En su lugar, se centraban en volúmenes que eran curiosidades históricas, como atlas obsoletos que se valoraban por su belleza y rareza en lugar de una verdadera visión sagrada. Además, por supuesto, los mapas bellamente ilustrados de estos atlas les facilitaba cortar y venderlos como páginas individuales. Pero a pesar de que su causa era, a sus degenerados ojos, justa y correcta, los dos monjes no pudieron escapar de las agujas de la conciencia y buscaron alguna forma de enmendar sus crímenes."

    "En este caso, almas perdidas como eran, decidieron compensar un pecado cometiendo; lo que fue, al menos a mis ojos; un pecado aún más imperdonable: comenzaron a robar y luego a destruir libros que pensaban que eran malvados."

    “Nadie puede decir cuántos textos de este tipo destruyeron. Incluso después de ser ambos capturados por las autoridades, nunca revelaron nada sobre los llamados «textos infernales» que habían eliminado. Pero fue en esos últimos días, cuando la policía se acercaba a ellos, que uno de los dos monjes hizo un cambio desesperado en su modus operandi normal. Habían estado vendiendo sus productos robados a comerciantes de mala reputación y enviando el dinero directamente a su casucha de monasterio en Grecia, quedándose solo lo justo para cubrir sus escasos gastos de vida como monjes. Pero ahora, con sus traficantes regulares asustados por las pesquisas de la policía y las autoridades acercándose a ellos, no tenían forma de volver a casa. Tenían en su poder un último manuscrito, un texto griego medieval en muy malas condiciones y del que ya habían destruido partes, particularmente algunas ilustraciones muy blasfemas. Pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas, por lo que uno de los dos monjes, contra los deseos de su hermano, buscó un comprador para el fragmento."

    “Siendo todos sus contactos normales inaccesibles, y conociendo la naturaleza hechicera del texto, decidió intentar venderlo en una de las librerías de ocultismo más grandes y conocidas de Nueva York. Aunque imagino que cada segundo dentro aquel lugar hacía que la cetrina piel del monje se le erizara, él entró y, en el transcurso de dos días, negoció la venta del libro a los propietarios de la tienda. Ellos no tenían idea de qué era exactamente lo que estaban comprando, ya que ninguno de ellos sabía leer griego, pero los pocos símbolos restantes tenían claramente un significado ocultista, y la edad del fragmento era innegable. Dado que el monje estaba obviamente en una situación desesperada, pudieron negociar un precio de ganga para sí mismos. El libro cambió de manos y el monje siguió su camino, solo para ser arrestado con su compañero tres días después en el aeropuerto JFK."

    “Los fragmentos languidecieron durante algún tiempo en la trastienda de la librería, de vez en cuando se mostraban a algunos de los ocultistas más distinguidos y a los llamados magos que frecuentaban la librería. Fue uno de estos, un hombre cuyo nombre sigue siendo un secreto muy bien guardado, quien finalmente se dio cuenta de lo que la tienda había comprado. Al saber leer griego, les dijo que este era un grimorio mágico traducido en el siglo XIII de un texto original en árabe por un «monje loco» que fue después destrozado por demonios invisibles en un mercado..."

    De repente vi a dónde iba Sinclair cuando la historia tomó este giro familiar salido directamente de Lovecraft. "¡Anda ya!" Le dije. "Dime que no estás diciendo lo que creo que estás diciendo".

    Sinclair continuó como si yo no hubiera dicho nada, aunque comenzó a hablar más fuerte y rápido. “El libro era más que un simple texto mágico, se suponía que era una revelación sobre la verdadera naturaleza de la existencia y el universo. Era una guía del pasado, el presente y el futuro, y las verdades que contenía fueron suficientes para volver loco a su autor. Lo conocemos mejor, por supuesto, por su nombre griego, tomado del mismo texto que el monje había robado y luego vendido. Era el Necronomicón".

    "Tonterías", le dije. El supuestamente súper malvado libro de magia que aparece en muchas de las historias de Lovecraft y revela todos los secretos sobre Cthulhu y los Grandes Primigenios y que el resto era, hasta donde yo sabía, algo que Lovecraft había inventado para sus libros. "No había un Necronomicón real".

    “Ahhh”, dijo Sinclair, “¡Pero lo había! ¡Muy ciertamente lo hubo! El mismo Lovecraft negó que el libro fuese algo más que un producto de su imaginación, y a cierto nivel podría él incluso haber creído que ese era el caso. Pero hay muchas, muchas citas de la existencia del Necronomicón fuera de los escritos de Lovecraft, incluidas varias que son anteriores a cualquier mención del libro en sus historias. No, no, señor Dakan, le aseguro que el Necronomicón era un texto muy real."

    Comencé a objetar una vez más, pero él me interrumpió. “Lo cual no quiere decir que este contuviera el tipo de información que Lovecraft le atribuyó. Ningún erudito serio acredita las citas que aparecen en historias como El Horror de Dunwich como algo distinto a fabricaciones literarias. Pero, como es el caso de tantos grandes autores, el mejor trabajo de Lovecraft germinó de una semilla de verdad. Sin embargo, si me permite continuar con mi narrativa durante unos minutos más, podemos volver al tema de Lovecraft y el Necronomicón en su momento".

    "Bien", dije tratando de sonar escéptico, pero mi mente estaba acelerada. ¿De verdad podría haber un Necronomicóon por ahí? Y si lo había, pensé poder ver hacia dónde se dirigía la historia de Sinclair y que esta podría explicar mucho sobre el culto de Shelby.

    “Una vez que los nuevos propietarios del libro se dieron cuenta de lo que tenían, se obsesionaron con el texto. El misterioso hombre que lo identificó como lo que era acordó ayudar a traducir las páginas, y un grupo de otros estudiosos ocultistas locales también contribuyeron."

    "Aquí es donde las cosas se vuelven aún más turbias y complicadas. Como mencioné anteriormente, el texto que vendió el monje no era más que un fragmento del libro original. Las partes se habían perdido en el tiempo, otras partes a manos de los propios monjes. Lo que quedaba era aparentemente tan confuso y desarticulado como tentador. El dueño de la tienda, que dirigía una pequeña y rentable prensa especializada en materiales ocultistas modernos y de la Nueva Era, se dio cuenta del gran producto potencial que tenía en su poder, pero no creía que aquellos fragmentos por sí solos fueran a ser un gran éxito: una vez que el valor de la curiosidad de comprar un libro que contenía unas pocas páginas del verdadero Necronomicón se disipara, sus ventas bajarían. Sabía que sus títulos más exitosos eran aquellos que contenían sistemas mágicos completos que los lectores podían llevarse a casa y practicar. Si pudiera producir un texto basado en el Necronomicón real, se vendería para siempre, como lo ha hecho".

    "¿Me estás diciendo que alguien imprimió esto y lo vendió?" Le pregunté.

    “Se puede comprar hoy en Amazon, junto con varios otros llamados Necronomicojes de otros autores y otras editoriales. Ha habido una serie de engaños a lo largo de los años, algunos más serios que otros. Y, de hecho, incluso el mismo libro que puede comprar basado en el texto de Necronomicón sobre el que hemos estado discutiendo es, en muchos aspectos importantes, un engaño".

    “¿Qué quieres decir? Pensé que habías dicho que era real".

    “Es un fragmento del texto real. Los editores decidieron completarlo con una gran cantidad de su propio material, junto con un comentario de apertura que justifica algunas de las bastante vagas conexiones establecidas entre el original y varios mitos antiguos originales y sistemas mágicos nativos del antiguo Cercano Oriente. El libro tal como se imprimió combina las tradiciones mágicas sumerias, babilónicas y otras preclásicas con enseñanzas ocultistas más medievales e incluso modernas, particularmente las de Aleister Crowley, de quien los editores eran devotos."

    "La versión publicada disponible para el mercado masivo desde la década de 1970 en realidad está ampliamente fabricada de una tela entera, aunque con algunos parches del verdadero Necronomicón cosidos en su sitio. Sin embargo, es una muy buena falsificación y, por lo tanto, es casi imposible saber qué partes provienen del texto original. Algunas de las fabricaciones son bastante obvias, pero alrededor del 20 por ciento del volumen es de posible origen antiguo".

    "Y crees que esas páginas que Shelby había enmarcado son del texto original en el que estos tipos en Nueva York basaron su versión falsa del Necronomicón, ¿cierto?"

    "Creo que ese podría ser el caso", dijo Sinclair, "pero también hay otra posibilidad, una que me intriga más y que creo que, en este momento, es más probable. Observando lo que pude distinguir en las imágenes que me envió, pude traducir varias oraciones completas, como he dicho. Las oraciones de la primera página tienen claramente oraciones análogas en el texto del mercado de masas, lo que indica que comparten un origen común. Pero las oraciones que pude ver en la segunda página, son especialmente interesantes, ya que no tienen análogos en la versión impresa. De este hecho deduzco que esas páginas son parte del texto original que no se incluyó en la versión impresa y que, por lo tanto, representan material nuevo del Necronomicón original".

    "¿Por qué no se habían incluido esas páginas en su falsificación?"

    “El contenido de estas páginas no encaja muy bien con el texto falso que estos ocultistas modernos intentaban construir. Recuerde, estos eran hombres y mujeres que practicaban la magia moderna tal como la presentaban personas como Aleister Crowley y Amanecer Dorado. Eran, a nivel básico, seguidores del sobrenaturalismo. Ahora, por supuesto, es difícil determinar el verdadero contexto de estas oraciones «nuevas» solo a partir de las páginas que me envió, pero lo que puedo distinguir es muy diferente del tipo de prosa de un grimorio mágico habitual. Por ejemplo, hay un breve pasaje que dice, según mi mejor traducción: «Cuerpo es simplemente Cuerpo. Espíritu (o tal vez Mente) es meramente un sueño. Todo es polvo de estrellas». Y otro pasaje, este mencionando a Cthulhu o, según el texto, a Kutulu. Se lee algo así como: «Kutulu espera su despertar para revelar (o descubrir) la palabra de verdad de la no esperanza». Ninguna de estas frases aparece en los Necronomicónes del mercado masivo que he visto, y ciertamente no encajan bien con la magia moderna que, a pesar de su oscura reputación, en realidad tiende a ser bastante optimista sobre tales cuestiones".

    "Aunque sí nos dice de dónde obtuvo Shelby algunas de las ideas para sus ceremonias", le dije emocionado de recibir lo que parecían verdaderas respuestas ahora. "Recuerdo que dijo cosas así sobre cuerpos y polvo de estrellas durante el gran ritual en la exposición de arte".

    “Y”, agregó Sinclair, “hay pasajes muy similares, aunque más poéticos, en el Manifiesto Cthulhu del Sr. Tyree. Estoy de acuerdo con usted, Sr. Dakan, creo que estas páginas son la fuente de gran parte de la filosofía recién descubierta de su viejo amigo".

    “Pero ¿de dónde sacó las páginas? ¿Cómo sabemos que son reales? " Me imaginé a Shelby embelesado con un hallazgo tan antiguo, conociendo como yo conocía su amor por los libros antiguos y el esoterismo.

    "Intentar responder esas preguntas ha ocupado gran parte de mi tiempo durante los últimos días", dijo Sinclair con un toque de orgullo en su voz. “Tomé el tren a Nueva York para reunirme con un conocido anticuario mío que tiene algunos vínculos con la escena ocultista en la ciudad. El propietario de la tienda y la compañía que originalmente publicó el Necronomicón en el mercado masivo falleció hace varios años y la tienda en sí ahora está cerrada. Pero pude hablar con varias personas activas en esa comunidad en ese momento, incluida una mujer que afirma haber estado presente cuando se tradujo el manuscrito. Ella dijo que el original era un secreto muy bien guardado, especialmente cuando se dieron cuenta de lo que tenían. Se mantuvo bajo llave en una ubicación segura y fuera del local para prevenir robos. Esto fue en respuesta a varios intentos de ocultistas rivales de robarlo, o eso afirmaba el propietario."

    “Pero las cosas cambiaron después de que el propietario muriera y se cerrara la tienda. Tenía una deuda masiva y se realizó una subasta. Cuando los ejecutores de la propiedad abrieron la ubicación secreta, descubrieron que el Necronomicón original había desaparecido, junto con varias otras antigüedades y artefactos que se suponía que debían estar almacenadas con él. Informaron que los artículos habían sido robados. Luego, hace poco más de un año, uno de esos otros artículos, una antigua moneda romana de oro colocada en una pieza de joyería de oro y plata para formar un colgante, apareció en manos de un traficante de drogas haitiano al ser arrestado. Afirmó que la pieza había sido el regalo de bodas de un pariente, pero la policía cree que probablemente se usó para pagar drogas de alguna manera. No había indicios del fragmento de Necronomicón ni de ninguno de los otros elementos faltantes en las posesiones del señor de la droga, pero quién sabe lo que él podría haber escamoteado hacia su tierra natal".

    Mi mente se aceleró con conexiones con Kym y Shelby que no estaba listo para compartir con Sinclair en ese momento. Pero necesitaba hablar con Conrad de inmediato. "Eso es algo increíble, Calvin. Muchas gracias por hacer toda esa investigación. ¿Encontraste algo más?”

    "No exactamente", dijo. “Sin embargo, tengo una observación que siento que debo transmitir. Como mencioné anteriormente, la mayoría de las prácticas mágicas modernas, de las cuales el Necronomicón de mercado masivo es un ejemplo típico, se basan en una cuidadosa fusión de optimismo y empoderamiento personal mezclado con un ligero estremecimiento de lo prohibido y lo peligroso. Son casi todas, a pesar de su reputación, filosofías fundamentalmente positivas de un tipo u otro. Estas páginas y el Manifiesto Cthulhu del Sr. Tyree apuntan en una dirección mucho más oscura y mucho más nihilista. Sus escritos, y de hecho el Necronomicón original, no son libros esperanzadores ni retratan un mundo sobrenatural que ofrezca siquiera el más mínimo apoyo u orientación a la humanidad. Por mi parte, si perdona mi editorialización, esta visión del mundo no solo es angustiante sino incluso amoral. Me arriesgaría a suponer que todo hombre que se haya comprometido voluntariamente a tal visión del mundo no es alguien que albergue en su corazón los mejores intereses ni el más elevado significado de la humanidad".

    Yo no sabía cómo responder a esta advertencia. Hasta cierto punto, Sinclair estaba poniendo en palabras lo que Conrad, y tal vez incluso yo mismo, había estado pensando durante algún tiempo: ¿era posible que Shelby hubiera pasado de ser excéntrico a sociópata? Si tuviera que apostar, yo habría dicho que no, pero cada día que pasaba mis dudas se hacían más profundas, y ahora que Sinclair había descubierto esta conexión con una copia robada del Necronomicón original, puede que yo tuviera que cambiar mi apuesta.

    Este era un territorio inexplorado para todos nosotros. Para todos nosotros excepto para Shelby, que estaba abriendo el camino con fuego. La pregunta era, ¿podríamos evitarle a él y a sus seguidores el precipicio, o seríamos absorbidos por ellos?

Capítulo 16

    Conrad parecía malhumorado porque le había llamado, y por su voz callada deduje que estaba en medio de algo, probablemente relacionado con el trabajo. Pero yo estaba ansioso por recuperar sus buenas gracias y demostrar que estaba haciendo mi parte para resolver la situación de Shelby (de alguna manera aún por determinar), así que me lancé a un resumen rápido de lo que Sinclair me había contado antes que él pudiera ignorarme.

    Tan pronto como terminé, su tono cambió por completo y aceptó venir a mi casa de inmediato. Veinte minutos después, estábamos sentados otra vez a la mesa de mi comedor mientras yo reiteraba todo lo que Sinclair me había dicho con mucho más detalle. Su agitación era creciente al escuchar esta historia, mirándome con los ojos muy abiertos. “Entonces la mujer que se hace llamar Kym es la conexión. Tiene acento caribeño. Si está conectada con este señor de la droga haitiano de alguna manera... "

    "Pensé que Rambam había dicho que su familia era de las Bahamas", dije, aunque yo ya había dado el mismo salto lógico que Conrad estaba dando.

    "No sabemos eso con seguridad", respondió Conrad inclinándose hacia adelante. “O tal vez lo sean pero tienen vínculos con Haití. Eso tendría sentido, ¿no? Explicaría por qué Kym y Shelby tienen tanto dinero para gastar en estas cosas de Cthulhu a pesar de que sus cuentas bancarias están básicamente vacías. Explicaría por qué tienen este libro antiguo increíblemente raro en su poder".

    "Y, por supuesto, no debemos olvidar el importante papel que desempeña el vudú en la sociedad haitiana", añadí. “Kym podría haber crecido con una actitud muy diferente hacia el ocultismo. Demonios, el Necronomicón podría haber sido su lectura de cabecera en su casa, que nosotros sepamos".

    "Ese es un buen argumento", dijo Conrad asintiendo y mordiéndose el labio inferior. “Así que, tal vez sea su familia, o quien sea que esté metido en todo este mambo yambo mágico, y sabemos que Shelby siempre ha tenido debilidad por mierdas raras. Está en un momento vulnerable después de haber sido prácticamente expulsado de la ciudad, y luego conoce a esta mujer en Nueva York. Más tarde nos cuenta que la conoció en Providence en la tumba de Lovecraft o no sé qué milonga, pero nosotros sabemos que eso es humo. Y ella o alguien de su familia tiene el libro original, el Necronomicón, y ella se lo muestra y eso los pone en marcha".

    "A mí me parece un escenario muy plausible", dije. "Explica tanto las diferencias textuales entre las páginas que vi y las del libro de mercado masivo, además de proporcionar una explicación de cómo Shelby obtuvo las páginas en primer lugar. Pero estamos suponiendo muchas de estas cosas".

    "¡Pero es un lugar donde comenzar!" dijo Conrad. Se puso en pie y comenzó a pasearse por mi pequeña sala de estar. “Algo sobre lo que construir. Ahora al menos sabemos de dónde saca Shelby sus ideas. Si podemos conseguir más información sobre ese libro original, tal vez nos ayude a romper su fachada y sacar a Cara y a los demás de cualquier hechizo con el que los haya sometido". Yo no estaba seguro de si Conrad había querido decir «hechizo» en sentido literal o no.

    Conrad y yo hablamos sobre el mismo conjunto de hechos, conjeturas y conclusiones durante la siguiente hora, ignorando de momento toda diferencia tácita que hubiéramos desarrollado desde mi participación en el ritual de Kym. Yo aún no sabía qué entender de la afirmación de Sinclair de que Shelby tenía páginas del Necronomicón real en vivo y en directo. De hecho, aún no estaba seguro de creer que el libro existiera. Pero una vez que le expliqué la investigación de Sinclair, Conrad se sentía muy seguro, y cuanto más lo discutíamos, más tenía sentido el escenario que él había planteado. Este explicaba por qué Kym y Shelby tenían dinero que no aparecía en ninguno de los registros que un investigador privado podía verificar. Explicaba de dónde había venido la fascinación repentina de Shelby con Cthulhu, y explicaba por qué quería que yo fuese su intermediario cuando se trataba de comprar viejos textos y coleccionables de Lovecraft. Sinclair había dicho que muchas personas habían intentado robar el Necronomicón a lo largo de los años, y si nosotros podíamos hacer una conexión entre Kym y Shelby y la última ubicación conocida del misterioso libro, entonces también podían hacerla otros.

    Pero tener esta nueva visión y saber qué hacer con ella eran dos cosas diferentes. ¿Era Shelby realmente el nihilista peligroso sobre el que Sinclair había advertido? No había forma de saberlo con seguridad hasta que llegáramos al interior. Con la renovada invitación de Cara a unirme a ellos, siempre y cuando yo pasara de Conrad, había potencial de entrar. Decidimos que sería mejor presentar la idea de que Conrad y yo habíamos tenido una discusión por mi participación en la fiesta de la casa. Conrad parecía sospechar que Shelby podría estar observándonos tan de cerca como nosotros lo estábamos observando a él, e incluso insinuaba que podría estar utilizando algunos medios extraordinarios para hacerlo. Nos separamos entonces (una idea que él presionó mucho y que no parecía molestarlo en absoluto), yo intentaría unirme al culto y él continuaría ejerciendo presión todo lo que pudiera sobre ellos desde fuera. Cuando le pregunté qué quería decir con «ejercer presión», fue vago salvo al decir que no creía que Sarasota en general aprobara la adoración a Cthulhu de Shelby cuando descubriera lo que realmente estaba pasando.

    Lo dejamos así, mi trabajo consistía en no hacer nada salvo esperar a que Cara contactara conmigo de nuevo y el de Conrad salir a hacer lo que fuese que iba a hacer.

    Había una tensión palpable entre nosotros ahora, como la había habido desde que salí del ritual de Kym en la Casa Hipo, pero mi relación con Conrad, tan cercana como era, no era una que involucrara mucha discusión sobre nuestros sentimientos el uno hacia el otro. Por supuesto, yo no podía recordar un momento en el que alguna vez hubiera una tensión seria entre nosotros, por lo que no tenía muchos precedentes con los que comparar. Aún así, su ira o incomodidad reprimida o lo que fuese me inquietaba.

    Cuando Conrad quedó en mi puerta, a punto de irse, se volvió hacia mí y dijo: “Rick, este es un momento importante para nosotros. Podemos hacer lo correcto en esto. Podemos ayudar a Cara y, si tenemos suerte, ayudar a Shelby también. Pero tenemos que mantenernos concentrados, ¿vale? Mantente concentrado en salvarlos, no en ser seducido por ellos, ¿vale?”

    "Sí, Conrad. Estoy de acuerdo. Estoy concentrado".

    Me miró con una intensidad y seriedad que nunca antes había visto en él. Él estaba preocupado en serio por Cara y su sombría perspectiva se estaba volviendo contagiosa. ¿Me estaba tomando yo este asunto lo bastante en serio? Yo pensaba que sí, pero yo no ardía con el fuego que iluminaba los ojos de Conrad en este momento. "Espero que lo estés. No estoy seguro, pero espero que lo estés ". Luego se volvió y se fue.

    La llamada de Cara llegó tarde en la noche, después de apagar las luces pero antes de quedarme dormido.

    "Hola, Rick", dijo mientras yo levantaba el teléfono. "¿Estabas soñando?"

    “¿Cara? No, aún no estaba dormido. ¿Qué pasa? "

    "Queríamos saber si habías pensado más sobre lo que le te dije".

    “¿Sobre qué? ¿Sobre quedar para tomar café? Me gustaría hablar contigo".

    "Me refiero a Conrad". Su voz era equilibrada, suave y cálida. "Sé que los dos siempre habéis estado cerca, pero me temo que él se está volviendo bastante insoportable últimamente".

    "¿Qué quieres decir?"

    “Siempre dando vueltas por fuera de la casa. Siempre dejando mensajes extraños para mí pegados en la puerta. Él no entiende de verdad lo que estamos haciendo aquí".

    "Ni yo".

    "Pero tú quieres entender, ¿no?"

    "Sí", dije. Y quería.

    "Esa es la diferencia entre vosotros dos. Y yo puedo ayudarte a entender. Puedo hacer que Shelby te reciba y te lo muestre. Si eso es lo que quieres".

    Eso era lo que quería aunque, por la forma en que lo había dicho, sonaba menos a charla informativa y más a adoctrinamiento. "¿Podemos hablar de esto con ese café?"

    "Podríamos, sí. Pero las cosas se están volviendo bastante ocupadas para mí. Sería más fácil, sería mejor si pudieras venir aquí".

    "¿Dentro del complejo?"

    “Sí, por supuesto. Estaría tan bien verte y mostrarte lo que estamos haciendo aquí. No es algo que uno pueda explicar en una cafetería. En absoluto. Y Shelby ha dicho que te recibirá, con dos condiciones".

    "¿Qué? ¿Qué condiciones?

    “No puedes traer a Conrad ni decirle nada de lo que suceda ni tener ningún otro trato con él en relación con nuestra iglesia. No ha sido más que un problema para nosotros últimamente".

    “Vale. En realidad no nos hemos llevado bien últimamente de todos modos. Eso no debería ser un problema".

    “Aparte de eso, Shelby querría tu ayuda para preparar un segundo Manifiesto Cthulhu. Tus habilidades como escritor y editor nos ayudarían mucho. Shelby tiene ideas y observaciones maravillosas, pero a veces le resulta difícil organizar el material. Le llevó meses y meses escribir el manifiesto".

    "¿Voy a ayudarle a trabajar con los textos originales?" Le pregunté buscando información sobre el Necronomicón, sobre algún tipo de confirmación de lo que había dicho Sinclair.

    "No estoy segura de lo que quieres decir exactamente, pero supongo que sí. ¿Te refieres a las historias de Lovecraft? "

    "A esas, sí, y a cualquier otra cosa en la que se haya inspirado. Libros antiguos y esas cosas". Yo estaba debatiéndome, pero no quería salir y decir la palabra con «N».

    "Discutirá los detalles contigo, estoy segura, cuando os reunáis. ¿Significa eso que estás dispuesto? "

    "Voy a... voy a tener que pensarlo. Suena bien, pero ya te diré algo".

    “Por supuesto, tómate tu tiempo. Pero cuanto antes decidas, antes podremos comenzar ”. ¿Se refería a ella y a mí o al culto y a mí o a ella y al culto?

    "¿Hay algún número al que pueda llamarte?"

    "Este es el teléfono de un amigo, así que, no. Pero te enviaré un correo electrónico y tú puedes enviarme un correo electrónico cuando decidas la respuesta".

    "Vale, te lo haré saber pronto".

    "Dulces sueños". Y colgó. No conseguí dormir en mucho, mucho tiempo.

    Pasé el día siguiente evitando el trabajo. El correo electrónico de Cara llegó alrededor del mediodía y yo le envié un correo electrónico para decirle que aún estaba pensándome las cosas. Por supuesto yo planeaba aceptar su invitación, pero primero quería hablar con Conrad y asegurarme de que estaría disponible para respaldarme ese día si las cosas salían mal. Pero él no me respondía las llamadas. Revisé algunos blogs locales y sitios web para ver si había algo sobre el manifiesto en alguna parte, pero no encontré ninguna mención al respecto. Tampoco había publicado la Voz Semanal la prometida historia de seguimiento sobre Shelby que habían insinuado en su blog. Esa noche, sin embargo, las cosas cambiaron. Recibí una llamada alrededor de las 7:00 p.m. y mirando el identificador de llamadas, vi que era el número de Conrad. Estaba sorprendido y emocionado, contento de tener la oportunidad de informarle.

    "Conrad, por fin", le dije.

    "Rick, ¿está Conrad allí?" Era Lauren al otro lado de la línea, y sonaba cabreada.

    “¿Lauren? No, no le he visto desde hace unos días ". Eso era verdad al menos. Yo no tenía interés en involucrarme en los problemas que ambos tuvieran.

    "¿Viste las noticias del canal 7 esta noche?" me preguntó ella.

    “No, por supuesto que no. No soporto las noticias locales".

    “Bueno, pues deberías ver la repetición esta noche a las 11:00. Hay un reportaje sobre esa maldita iglesia de tu amigo que ayudé a montar, y me va a morder en el trasero cuando llegue a la oficina mañana por la mañana”, dijo Lauren aún sonando enojada.

    “¿Qué reportaje? ¿Qué ha pasado? "

    “Algunos padres encontraron una copia de ese estúpido cómic de manifiesto en la mochila de su hijo y el chico dice que lo consiguió de un amigo en la escuela. Así que ahora amenazan con demandar a la escuela y a quienquiera que le dio el manifiesto a un niño en primer lugar, y una vez que rastreen el asunto hasta Shelby, estoy segura de que también querrán demandarle. Y francamente, eso es algo que no necesito y no quiero en mi vida en este momento".

    "Jesús... ¿Y has dicho que Conrad no está en casa?"

    "No sé dónde diablos está Conrad. Ha sido... no atiende el móvil ". Me di cuenta de que había un problema más profundo aquí, pero Lauren no era el tipo de persona que airea la ropa sucia delante de mí, especialmente porque probablemente ella asumiría que yo me pondría del lado de mi mejor amigo en cualquier disputa. “Bueno, si hablas con él en la próxima hora más o menos, dile que me llame. A menos que tengas por casualidad el número de Shelby".

    “Nadie tiene el número de Shelby. Eso es parte del problema".

    "Eso es solo la parte más pequeña del problema. Nunca debí dejar que me metiera en este sinsentido. A mis socios de la empresa no les divierte nada de esto".

    "Apuesto a que no", dije. Su bufete no era el tipo de lugar que buscaba clientes llamativos y casos controvertidos: en su mayoría realizaban contratos, sucesiones y leyes de bienes inmobiliarios.

    "Pues si hablas con Shelby por casualidad antes que yo, ¿puedes hacerme un favor?"

    "Claro".

    "Intenta convencerle para que contrate a un abogado al que le guste este tipo de basura".

    "Haré lo mejor que pueda".

    "Muy bien", dijo sonando resignada. "Gracias, Rick. Perdón por molestarte".

    Vi las noticias locales de las 11:00 p.m. esa noche y, si bien la historia del Manifiesto Cthulhu no era la protagonista, la anunciaron en el sumario de apertura y llegaron a ella justo después del primer corte comercial. La historia era más o menos como Lauren me la había descrito por teléfono. William y Audrey Garrance habían encontrado una copia del Manifiesto Cthulhu en la mochila de su hijo de dieciséis años. Siendo gente decente que iba a la iglesia, estaban muy molestos por el descubrimiento. Al final resultó que, su sacerdote les había advertido que este cómic particularmente vil estaba circulando por el área adolescente, y que deberían estar atentos. ¿Una iglesia que advierte a los feligreses sobre sus malos caminos? Estoy seguro de que Shelby estaría encantado.

    "Nuestro hijo es un buen chico", dijo Audrey Garrance al periodista. "No tenía idea de en qué se estaba metiendo cuando recogió ese libro".

    "No es el tipo de cosas que deberían permitir en las escuelas públicas", agregó su esposo.

    El reportaje pasa a la imagen del reportero, un hombre de veintitantos años, cabello oscuro, vestido con un traje y sosteniendo una copia de la versión de "cómic" del Manifiesto Cthulhu. “Un obsequio gratuito de un grupo local de la Nueva Era que se hace llamar la Iglesia de la Sabiduría Estrellada, el llamado Manifiesto Cthulhu está siendo llamado por muchos padres y líderes religiosos como un tratado anti-Dios que inspira adoración al demonio e interés en el ocultismo. Varias escuelas del condado de Sarasota ya han emitido declaraciones que prohíben los comics en la propiedad escolar".

    Luego una toma de los furiosos padres. "Este tipo de material es ofensivo en todos los niveles y de ninguna manera la gente debería entregárselo a los niños, ni en la escuela ni fuera de la escuela", dijo William Garrance.

    Luego apareció el periodista y dijo: "Los Garrance están considerando todas sus opciones legales, pero se especula que podrían presentar una demanda contra la escuela o contra el grupo que produjo y distribuyó el cómic".

    Eso fue todo. Un pequeño reportaje, breve pero impactante para mí. No podía imaginar que Shelby pensara alguna vez que lo iban a demandar por su cómic, ni podía suponer por qué podrían demandarlo. No había blasfemias en ello, ni nada parecido al sexo explícito o la desnudez. Solo había algunas menciones de una especie de amor libre hippie o carnalidad libre de culpa, pero estaban redactadas en un lenguaje filosófico muy denso y nada salaz. Asumí que la fuente de la indignación era la retórica mucho más flagrante contra la fe y la religión, la cual no escatimaba palabras en absoluto. Yo entendía que a los padres religiosos no les gustara, pero ¿cómo podría una escuela prohibirlo sin prohibir también los libros de Richard Dawkins y Sam Harris, por ejemplo? No es que nadie me preguntara a mí, por supuesto. Todavía no al menos.

    Llamé al móvil de Conrad cuando terminó el reportaje, pero saltó directamente el buzón de voz y no quise llamar al número de su casa tan tarde. Con suerte, él estaría allí oyendo los gritos de Lauren en lugar de dentro del coche frente al complejo de Shelby.

Capítulo 17

    En una ciudad donde el escándalo usualmente involucraba turbios desarrollos inmobiliarios y el ocasional fraude masivo de impuestos corporativos, cualquier cosa asociada con la palabra "culto" se convertiría en un pozo gravitatorio para más interés y presión de lo que posiblemente merecía. El Herald-Tribune tenía un artículo en el periódico del día siguiente que hacía referencia al evento de exposición de arte y los problemas legales de Shelby del año anterior. Eran solo cinco centímetros de columna, pero era suficiente para alimentar las llamas de la ira de los Garrance. En cuanto supieron que Shelby estaba detrás de la Iglesia de la Sabiduría Estrellada y del Manifiesto Cthulhu, se subieron por las paredes y anunciaron de inmediato planes para formar un comité de acción ciudadana para investigar a Shelby Tyree y todas sus nefastas acciones.

    Intercambié correos electrónicos con Cara sobre la noticia de la televisión local. Ella no había visto ni oído nada sobre ella, pero había visto un video publicado online y ambos expresamos nuestra propia sarcástica indignación ante la idea de que alguien sintiera indignación por algo como el manifiesto. Yo estuve a la altura de su indignación, fomentando nuestra conexión con antipatía compartida hacia la reacción conservadora de la comunidad, pero por dentro me descubrí extrañamente comprensivo hacia la posición de los Garrance. Si bien no pensaba que porque su hijo leyera algo lo fuese a aterrorizar de por vida o a poner en peligro su alma, no podía decir lo mismo sobre Cara. Parecía que, de hecho, había sido seducida por las palabras y promesas de Shelby y solo Dios sabía qué más estaba pasando detrás de aquella cerca. Y aunque el manifiesto me parecía bastante inofensivo, el hecho de que fuese probable que hubiera sido una apropiación del legendario Necronomicón implicaba que podría ser muy peligroso. ¿De verdad se sintieron los Garrance diferentes al ver el manifiesto a como me sentí yo al ver el tatuaje del Símbolo Arcano de Cara?

    Todo el ultraje tuvo un efecto sólido: ahora era imposible encontrar una copia del Manifiesto Cthulhu en ninguno de los lugares donde había estado alguna vez. Lugares como las tiendas de CD de segunda mano y la tienda de comics y la mayoría de las cafeterías, los retiraron porque no querían atención negativa. Los pocos otros lugares como la tiendas grandes y el local indie de camisetas funky fuera de Siesta Key no podían mantenerlos en existencia porque el interés era tan alto que la gente los pillaba todos cada vez que los encontraban. En cuanto a las controversias, seguía hirviendo a fuego lento en este momento. Los Garrance no recibieron otra mención en el periódico ni en la televisión esa semana, y no hubo más informes de apariciones del manifiesto en las escuelas. O bien los niños eran demasiado listos para que les pillaran o, lo más probable, no les interesaba.

    A última hora de la noche del 16 de abril, recibí un correo electrónico de una dirección que no reconocí con un archivo ZIP adjunto. Mi instinto natural era eliminarlo de inmediato, pero el asunto decía que era de Conrad, así que leí el cuerpo del texto sin abrir el archivo adjunto:

    Rick,

    Ya no uso mi correo electrónico y teléfono normales, solo para estar seguro. Pueden estar monitorados. Pero adjunto una grabación que hice en secreto de una conversación que tuve la otra noche con Ash. La he escuchado una y otra vez y necesito tu opinión al respecto. ¿Estás oyendo lo que yo estoy oyendo? No respondas a este e-mail.

    Encuéntrame mañana por la tarde en nuestro antiguo lugar habitual para almorzar y hablaremos.

    Conrad.

    Conrad estaba empezando a sonar un poco paranoico en este punto. Shelby podía ser lo que fuese, pero no era un hácker de ningún color, sombrero blanco o sombrero negro, y yo dudaba seriamente que estuviera interceptando llamadas telefónicas y correos electrónicos. Aunque tras reflexionar, noté que no tenía idea de qué tipo de habilidades poseían sus seguidores, por lo que tal vez había un motivo de preocupación real. Tal vez. Descargué y descomprimí el archivo y pulsé reproducir.

    Al principio, la grabación era áspera y difícil de oír, pero la calidad aumentó un poco a unos cinco minutos de empezar. Más tarde, después de haberla escuchado una y otra vez, decidí escribir una transcripción de toda la conversación para poder ver en realidad lo que se decía sin distraerme con la horrible calidad del audio. Más tarde, Conrad leyó esta transcripción, que reproduzco a continuación, y estuvo de acuerdo en que coincidía perfectamente con lo que recordaba. La primera voz es innegablemente la de Conrad. La segunda voz pertenece a Ash, algo de lo que no podía estar seguro en ese momento, pero que he confirmado después.

    CONRAD: Gracias por venir.

    ASH: ¿Estás seguro de que... [se corta]

    CONRAD: Sí, sí, por supuesto. Lo comprobé.

    ASH: [inaudible]

    CONRAD: Bueno, ¿qué querías decirme?

    ASH: Si te lo digo, ¿puedes ayudarme?

    CONRAD: Dije que lo haría. Lo haré.

    ASH: Porque no sé qué lo bien que conoces a Shelby...

    CONRAD: Lo conozco desde que éramos críos.

    ASH: Vale. De acuerdo. Pero eso no significa que lo conozcas AHORA. Ahora es diferente.

    CONRAD: ¿Diferente cómo? Tú no lo conocías de antes, ¿no?

    ASH: Él es diferente de todo el mundo, hombre. Está jodido de diferente. Él está... [se corta]

    CONRAD: Lo sé, lo sé. Por eso quería hablar. Hablemos. ¿Qué está pasando?

    ASH: [inaudible]

    CONRAD: Sí, dije que lo haría y lo haré. Estarás bien. Pero necesito que me digas qué está pasando en ese complejo.

    ASH: [inaudible]... a ninguno de ellos.

    CONRAD: no lo hará.

    ASH: Mejor no. Porque si lo hace, entonces me voy de aquí. De verdad. Como en no pienso volver. Uno que se ha ido.

    CONRAD: Me doy cuenta de eso, y aprecio del todo que estés aquí.

    ASH: no creo que... [confuso]

    CONRAD: Lo juro, nadie lo sabrá nunca.

    ASH: [inaudible, seguido de diez segundos de silencio]

    CONRAD: ¿Vale?

    ASH: Sí.

    CONRAD: Vale. Pues dime qué ha ocurrido.

    ASH: Escucha, ¿podemos sentarnos y tomar una copa primero? ¿Por allá tal vez?

    CONRAD: Sí, de acuerdo. No hay problema.

    La grabación se corta aquí y se reanuda, presumiblemente después de haber tomado esa bebida. Parecen estar en un bar o restaurante ahora, a juzgar por el ruido de fondo (algo que Conrad me confirmó más tarde). La grabación comienza de nuevo con la conversación en curso.

    ASH: De eso trata todo. De Shelby. Nunca se sabe dónde estás con él. Ni con él ni con Kym. Tienen tantos malditos secretos y tan... ¿Cuál es la palabra? Difícil de leer. Inescrutables. Nunca se sabe lo que piensan.

    CONRAD: ¿Y qué pasó?

    ASH: Se trata todo del libro. Las páginas del libro, el Necronomicón. Eso es con lo que todos en el complejo están obsesionados. Quién consigue verlo. Quién consigue leer las traducciones. ¿Quién consigue intentar los rituales. Shelby y Kym reparten estas oportunidades a sus favoritos, liderándonos a todos con ese pretexto. Y por un tiempo yo fui uno de esos, ¿sabes?

    CONRAD: ¿Cuántas páginas hay?

    ASH: Sesenta y cuatro, o eso es lo que nos dicen. Nadie las ha visto todas juntas en un solo lugar. Shelby las mantiene guardadas en la caja fuerte en su cámara. Algunas las sacamos más que otras, ¿sabes? Esas son las públicas. Para lo que Shelby llama su espectáculo de carretera. Se lleva esas a las casas de fiesta. Él y Kym.

    CONRAD: ¿Cuántos de esas ha hecho? Las fiestas en casa, quiero decir.

    ASH: No estoy seguro. Entre él y Kym debe de ser más de veinte. Ambos hicieron una casi todas las noches desde que salieron los manifiestos. Desde Tampa hasta Nápoles e incluso una más en Orlando. Se oye sobre un viaje a Miami, pero eso podría ser solo un rumor.

    CONRAD: ¿Y qué pasa en estas fiestas en casa?

    ASH: Bueno, hay dos partes. Está la parte más pública, que es casi siempre como lo que viste, con Kym o Shelby haciendo la jodienda mental de la droga. Eso siempre es un éxito. Pero es antes de eso cuando sucede la verdadera acción. Con los anfitriones y quizá algunos amigos cercanos. Estas son las personas que intentan trepar e intentan, ya sabes, aspirar. Unirse al círculo interno. Ser parte de la jodida banda.

    CONRAD: ¿Cómo?

    ASH: Cada persona es diferente. Ellos hacen su investigación y ya han hablado con estas personas para ver lo que están buscando. Luego Shelby se los da. Si están buscando sabiduría e iluminación antiguas, Shelby les ofrece eso. Si están buscando una gran fiesta loca, él les vende esa parte de las cosas. Si solo están buscando cosas sexuales raras, ese es su ángulo. La mayoría solo está buscando alguna forma de modificar la religión o cabrear a sus padres o sus comunidades represivas. Tenemos abundantes de esos. Lo tenemos todo.

    CONRAD: Vale, pero ¿por qué? ¿Por qué está absorbiendo a estas personas?

    ASH: Ni puta idea, hombre. No tengo ni puta idea. Como dije, ¿quién puede leerle? ¿Quién puede decir si sigue cuerdo siquiera?

    CONRAD: ¿Cuerdo? ¿Qué quieres decir?

    ASH: Quiero decir que las personas normales no actúan así. Ni siquiera los mamones raros actúan así, ¿vale? Él siempre está activo. Siempre al frente de estas cosas de Cthulhu. Él y Kym, ambos, no están representado un papel. Están en eso.

    CONRAD: Pero ¿es real?

    ASH: ¿Es qué real? ¿Me preguntas si están actuando? Diablos, no. Nadie es tan buen actor. No todo el tiempo, 24/7. Son de verdad. En cuanto a lo que sobre qué son reales, al principio yo habría dicho imposible, que todo es un jodido espectáculo. Por eso me uní, ¿vale? Para ayudar con ese primer epectáculo de arte loco, ¿sabes? Eso fue lo que me enganchó. Pero ahora...

    CONRAD: ¿Ahora qué?

    ASH: Ahora no sé qué está pasando. No tengo idea qué va en serio, qué es real.

    CONRAD: ¿Por qué?

    ASH: He visto mierdas raras. Mucho más desde la noche que te ayudé cuando estabas mareado y todo eso. Desde entonces, cuando las fiestas en la casa siguieron de verdad, fue cuando las cosas se pusieron extrañas.

    CONRAD: ¿Como qué?

    ASH: Bueno, no sé con certeza, ¿vale? A pesar de que he estado cerca de ellos tanto tiempo como cualquiera, estoy un poco fuera de lugar en este momento. Es raro. No, no es raro, probablemente es jodidamente típico, pero Shelby está enseñando este chiflado guíon de «todos estamos condenados, que se joda la autoridad», pero Dios no quiera que rompas una de sus jodidas reglas. De ninguna manera va eso a volar. Así que intenté hacer algunas cosas a mi manera y ahora estoy en la caseta del perro por un tiempo. Por eso estaba vigilando la furgoneta esa noche en lugar de Ilan, que debería haber sido su trabajo totalmente. Pero tampoco es que me vayan a echar porque soy una de las pocas personas que de verdad consigue hacer mierdas por allí, especialmente cuando se trata de limpiar, cocinar y demás. Así que me quedo porque aún hay una tonelada de diversión. Las otras personas son muy buena gente, la mayoría al menos. Pero no sé, hombre, las mierdas raras están empezando a ponerse demasiado raras para mí.

    CONRAD: ¿Qué tipo de cosas raras?

    ASH: En su mayoría son pequeñas cosas, pero suman, ¿sabes? Como las entregas que vienen en medio de la noche. Un automóvil que se presenta de madrugada, generalmente como a las tres o las cuatro de la mañana. Y tenemos que abrir la puerta y dejarlos entrar y mierdas. Y nunca son los mismos tipos dos veces, y nunca hablan inglés. Siempre es un idioma como el griego o el ruso. No sé de qué va eso. Pero descargan cajas. Grandes cajas de madera de aspecto pesado, te digo, no, como, cajas de cartón o algo así. Las cargan en el edificio de almacenamiento de hormigón que construimos o a veces las más pequeñas van a las habitaciones de Shelby. Nadie dice nunca lo que son y los friquis de la entrega nunca se quedan más de diez, quince minutos.

    CONRAD: ¿Qué hay en las cajas?

    ASH: Ni idea. Traté de echar un vistazo en una una vez, ¿vale? Quiero decir, yo solía tener una llave para el cobertizo de almacenamiento, así que entré a buscar otra cosa y algunas de esas cajas estaban allí. Traté de abrir una pero estaba bien cerrada. Aunque olía mal. Olía a algo podrido dentro. Solo un aire de podredumbre si tienes la nariz cerca, como si tal vez estuviera sellada pero no del todo.

    CONRAD: ¿Y nunca las abrían?

    ASH: Le pregunté a Shelby sobre ellas una vez y él solo dijo que eran para más tarde. Para una ocasión especial o algo así. Y me sonrió con esa sonrisa de tío espeluznante suya.

    CONRAD: ¿Qué más?

    ASH: Hay un espacio ritual principal. El área de garaje convertida, junto al lago, ¿sabes? Ahí está eso. Quiero decir, estamos allí todo el tiempo practicando rituales o simplemente bailando o de fiesta o lo que sea. Algunas veces a la semana entramos allí. Pero el resto del tiempo está todo cerrado a cal y canto, ni siquiera a mí me dieron nunca las llaves para eso. Solo Shelby y Kym y ahora supongo que esa perra de Cara tiene una llave.

    CONRAD: ¿Cara?

    ASH: Sí, ella es la nueva mascota del maestro, seguro. Supongo que ella y Shelby se conocen de hace mucho o algo así. Pero esa es un muermo total, siempre corriendo a Shelby con cualquier pequeñita queja o lo que sea. El caso es que ella también tiene las llaves del garaje. Perdón, el "templo". Así es como Shelby nos hace llamarlo.

    CONRAD: ¿Y qué pasa allí? En este templo.

    ASH: Bueno, sobre todo ahí es donde sucede lo divertido. Las fiestas, el sexo. Lo bueno. Está bastante guay ir allí ahora que lo tenemos todo cubierto. Pero Shelby y Kym hacen otras cosas allí. Cosas que la mayoría de nosotros no podemos ver. Algunas cosas muy secretas que nadie salvo ellos ve nunca.

    CONRAD: ¿Qué clase de cosas? Venga, necesito detalles, Ash, por favor.

    ASH: Bueno, no conozco ningún jodido detalle, ¿vale? Te he dicho que eran secretas. Sé que hay ruidos fuertes y extraños. Se oye esa maldita música extraña de flauta muchas veces, sobre todo a altas horas de la noche. Sobre todo cuando está nublado o no hay luna. Y he entrado allí por la mañana para encontrar todo el lugar apestando como a pelo quemado o tal vez algo peor. Y una vez lo cerraron durante tres días para cambiar el suelo y quemar la madera vieja que estaba allí. Tampoco es que estuviera vieja de verdad... yo había ayudado a instalarla unas semanas antes.

    CONRAD: ¿Y están haciendo rituales de algún tipo?

    ASH: De algún tipo, sí. Es difícil de saber. Su habitación tiene la única puerta directa desde el interior de la casa hasta el templo. Los demás tenemos que entrar por la puerta exterior, que está cerrada normalmente. Pero sí, rituales: velas, símbolos en el suelo, hasta sacrificios. Las nueve yardas completas.

    CONRAD: ¿Sacrificios? ¿Como matar animales?

    ASH: Bueno, no es que yo lo haya visto en persona. Pero sé que he visto sangre en el suelo. Y sé que hemos hecho barbacoas donde hemos asado cabras enteras. Nunca quieren hacer eso donde lo pueden ver los novatos o los aprensivos. Nunca hacen la verdadera mierda donde podemos verla. Pero todos sabemos lo que está pasando de verdad. Además...

    CONRAD: ¿Qué?

    ASH: Yo no lo sé seguro. No estuve allí, ¿vale? Esto es solo algo que he oído. Y fue preguntar sobre ello lo que me metió en problemas.

    CONRAD: ¿Preguntar sobre qué?

    ASH: Esto queda estrictamente entre nosotros. Estrictamente.

    CONRAD: Por supuesto, ¿qué es?

    ASH: Había un tipo. Un tío mayor. Un sin techo. A veces donamos alimentos a refugios para personas sin hogar, ¿sabes? Y cosas para buena voluntad. Una o dos veces, cuando estábamos colocando el hormigón para la barraca y el cobertizo de almacenamiento, contratábamos a algunos para que nos ayudaran con el trabajo. Bueno, la cosa es que uno de esos tipos que Shelby trajo al trabajo, nadie recuerda que se marchara de allí.

    CONRAD: ¿Nadie lo recuerda?

    ASH: Quiero decir, es difícil entrar y salir de allí sin ser visto, solo hay una puerta y hay cámaras.

    CONRAD: ¿Cámaras? Jesús...

    ASH: Y nadie recuerda que ese viejo se marchara. Estaba trabajando y luego entró en la casa por alguna razón, como tal vez un golpe de calor o algo del trabajo. Y cuando se llevaron a los demás al centro al refugio, este tipo no estaba. Y esa noche el templo estuvo fuera de límites, y todo el día siguiente estuvieron haciendo un gran ritual allí. Montón de ruido, montón de sonidos raros. Y fue al día siguiente que tuvimos que reemplazar los suelos. Ahí fue cuando yo regresé, para esa parte.

    CONRAD: ¿Crees que...?

    ASH: No sé qué pensar. No lo sé. Solo te digo lo que vimos que sucedió. Podría haber otras explicaciones...

    CONRAD: O podrían haberlo sacrificado.

    ASH: Yo no estoy diciendo que lo hicieran.

    CONRAD: Pero podrían haberlo hecho.

    ASH: Supongo que sí. Joder. Sí, supongo que tal vez podrían haberlo hecho.

    El archivo terminaba aquí, cortándose abruptamente. Lo escuché otra vez desde el principio, y luego una vez más antes de llamar a Conrad y dejarle un mensaje diciéndole que necesitaba verle ahora mismo. Pero no tuve noticias de él, así que lo escuché una vez más y aún no sabía qué pensar.

    La descripción de Ash de lo que Shelby había estado haciendo era simultáneamente impactante y, a cierto nivel, exactamente lo que yo sospechaba. O más bien lo que yo temía pero nunca había querido admitir. Una parte de mí quería creer que el complejo de Cthulhu era solo una versión más grande y mejor de la casa de fiestas universitarias en el Paseo del Punto del Indio en la que Shelby había vivido durante tanto tiempo, un lugar donde universitarios, hippies y otros tipos con flecos podían dormir, fumar algo de mandanga y pasar un buen rato, pero con un cierto giro del arte de la performance. Pero Ash estaba describiendo un verdadero culto, con Kym y Shelby establecidos como líderes, distantes, mandones y misteriosos.

    Por lo que yo había leído en Internet, esto era un caso de libro de texto. Además, Ash había confirmado de manera crucial que las páginas eran en realidad del Necronomicón, o al menos eso es lo que Shelby y Kym estaban afirmando. Eso agregaba aún más crédito a nuestras teorías.

    Y luego estaba la mención de Ash de Cara y el hecho de que ella ahora estaba en lo más alto de la jerarquía de culto. Sabía que ella estaba completamente fascinada con el culto, pero no sabía que tuviera una posición tan alta dentro. Si ese era el caso, me preguntaba si era posible salvarla siquiera de Shelby y Kym. En cuanto al otro tema, los sacrificios, yo aún no sabía qué pensar sobre ello más allá de negarme a creer que Shelby había sacrificado de verdad un sin techo a Cthulhu. Simplemente no era posible.

    Me reuní con Conrad en nuestro "antiguo lugar habitual" para almorzar, que era el Deli de Zach cuando íbamos al instituto, pero que ahora era un restaurante de Oriente Medio mucho mejor dirigido por la misma familia. Pedí un falafel y hummus y una tarta de espinacas y esperé a Conrad. Él apareció tarde y parecía exhausto.

    Aunque estaba vestido para el trabajo, su ropa estaba arrugada y su corbata torcida.

    "Tienes un aspecto de mierda", le dije mientras se sentaba.

    "¿Has oído la grabación que te envié?" preguntó, sus ojos fijos en los míos.

    "Sí, la oí. ¿Cómo arreglaste eso?”

    “Me las arreglé para encontrarme con Ash fuera del complejo. Supuse que si me había permitido sobornarle una vez... Bueno, él estaba dispuesto a volver a hablar".

    “¿Cuánto costó eso?”

    "Eso no importa. Lo que importa es lo que dijo. Y lo que dijo es horrible".

    "Ciertamente es raro. Y sí, tal vez un poco horrible. Pero ¿qué hacemos nosotros?”

    "¡Un poco horrible!" exclamó Conrad, causando que yo mirara a mi alrededor para ver si alguien en el restaurante medio lleno nos estaba mirando.

    "¡Shhh! Conrad, venga... "

    "¿Un poco horrible?" repitió Conrad, su voz poco más alta que un susurro mientras se inclinaba hacia adelante. Su aliento era rancio y apestaba. "Sacrificaron a alguien, por el amor de Dios".

    "No sabemos eso", le siseé en respuesta. "Ash no dijo eso. Cualquier cosa podría haber ocurrido con ese tipo".

    "Tú no estuviste allí. Puede que no lo haya dicho en la cinta, pero yo estaba con él cuando lo dijo. Sus ojos, su lenguaje corporal, ambos dejaron en claro lo que él de verdad pensaba que había ocurrido".

    "Entonces deberíamos ir a la policía", dije, no del todo convencido pero definitivamente mucho más preocupado.

    "Lo intenté", dijo Conrad para mi sorpresa. "Pero no quisieron aceptar mi palabra, y Ash no aparece por ningún lado. Les puse la misma cinta, pero me dijeron que no era admisible y que necesitaba saberlo directamente de él. Además, no están preocupados por Shelby en absoluto. Piensan que todo es buena diversión o mierdas así. No me sorprendería si él se los camelara de alguna manera".

    “¿De verdad fuiste a la policía con esto? Jesús... "

    "Bueno, hablé con un policía amigo de Lauren, ya sabes, fuera del registro. Me dijo que necesitaba más antes de poder presentar un informe oficial. No podemos esperar más. No podemos seguir esperando a que hagan el siguiente movimiento. Estoy hablando en serio aquí, más en serio que nunca sobre cualquier cosa en mi vida. Kym me jodió la mente y solo estuve en su presencia menos de una hora. Shelby anda jodiendo con mis sueños desde la otra punta de la ciudad para que casi no pueda dormir sin pastillas. ¿Te haces idea de lo que le estarán haciendo allí a Cara y a los demás? ¿Crees que les queda algo de sus mentes siquiera? Escucha, Cara es una persona maravillosa y, ¿sabes?, ella siempre era genial. Y verla así. A ella y a los demás. Si de verdad te preocupas por ella, me ayudarás a hacer algo. Lo harás".

    “Vale, Conrad, lo haré. Lo haré." Lo de la continuidad de los sueños era nuevo para mí, y parecía que él no había dormido una noche completa en semanas. Y yo sentía lo mismo por Cara que él, probablemente más. "He decidido que necesito que me dejen entrar en el culto. Para iniciarme. Entonces puedo hacer de topo desde dentro y aprender lo que está sucediendo de verdad".

    La frente de Conrad se arrugó y me miró durante largo tiempo y sin parpadear. "No creo que eso sea seguro para ti".

    "Y yo creo que es la única forma. He estado hablando con Cara. Me va a preparar una entrevista con Shelby. Una vez que esté allí, sé que puedo convencerlo para que me permita unirme".

    "¿Por qué te deja unirte ahora de repente? ¿No sospechará algo? "

    "Bueno, nuestro plan de parecer que no nos estamos llevando bien está funcionando. Solo quieren que les asegure que tú y yo hemos terminado y que prometo escribir y editar algo para ellos. Luego me hablarán sobre unirme".

    "Pero estando allí solo estarás desprotegido. Ya sabes lo que pueden hacer, cómo pueden hipnotizarnos ". Conrad me miró fijamente, como si estuviera tratando de verme el interior del cerebro. "Estarás completamente solo allí".

    "¡Por eso he estado intentado contactar contigo! Para que puedas estar afuera como apoyo. Además, tengo que intentarlo. ¿Qué es lo peor que podría pasar? "

    "Podrían sacrificarte a Cthulhu", dijo Conrad. Yo no estaba seguro de si estaba bromeando o no.

Capítulo 18

    ¿Qué te pones para una entrevista con un culto? ¿Qué te pones para una entrevista con un culto cuando también necesitas llevar un bolígrafo con un micrófono oculto? Sí, Conrad había comprado un bolígrafo con un micrófono oculto. Él ya lo había usado para grabar su conversación con Ash. Lo había pedido de una web que salía en una revista de espías que había recogido en Borders, y aparentemente funcionaba. Insistió en que tenía que tenerlo encendido en todo momento para que él pudiera escuchar y estar listo para rescatarme si las cosas salían mal. Lo único que yo tenía que hacer era guardarlo en el bolsillo delantero del pantalón y el chisme transmitiría el audio a un receptor en el coche de Conrad a una distancia de hasta 300 metros. Lo probamos esa noche en mi urbanización, conmigo dentro y Conrad fuera en la calle, y me impresionó. Me conecté a Internet después de que él se marchara y vi que el bolígrafo y el receptor juntos debían de haber costado más de $1.000, más lo que él hubiera pagado por el envío. Supuse que no había consultado esa compra primero con Lauren.

    Decidí vestir algo animado y casual. Llevaba pantalones y zapatos negros, pero con una camiseta roja que había comprado en una moderna tienda online de camisetas que presentaba el dibujo de una mujer con el tatuaje de una calavera en el cuello y una máscara quirúrgica.

    ¿Que qué significaba? Quién sabe, pero quedaba genial y pensé que tal vez presentaba el tipo de actitud adecuado. Me duché, me afeité la cabeza, me recorté la perille y conduje hasta el complejo Cthulhu alrededor de las 6:00 p.m. Conrad parecía pensar que la mayoría de ellos estaban generalmente en casa a esa hora, antes de que salieran a hacer fiestas de casa, pero después de terminar el trabajo (lo que fuese que hacían) del día. Conrad no me dijo con qué frecuencia vigilaba la casa, pero tuve la impresión de que era mucha.

    Aparqué frente a la puerta, con mi copia hecha a mano del Manifiesto Cthulhu bajo el brazo, y llamé al timbre. Llevó un par de minutos, pero al final escuché pies sobre la grava marchando por el largo camino de entrada al otro lado a la puerta de la cerca.

    Se abrió una ventanita en la cerca de madera y la cara de una joven me miró desde dentro.

    "¿Puedo ayudarle?" me preguntó ella con tono agradable y hospitalario.

    "Mi nombre es Rick Dakan y estoy aquí para unirme. ¿Puedes decirle a Shelby que estoy aquí? "

    Sus ojos se iluminaron con comprensión al escuchar mi nombre y asintió. “Ah, señor Dakan. Encantada de conocerle. Sí, espere un segundo. Voy corriendo a buscar a alguien".

    "Gracias", le dije. Ella cerró la ventanita y pude oírla correr de verdad hacia la casa. Pasaron otro par de minutos y luego otros pasos volvieron hacia mi dirección. Escuché el arrastrar cerrojos y el girar cerraduras y luego la pesada puerta de madera se abrió y apareció Cara con una gran sonrisa en su rostro. Llevaba una falda campesina larga y fluida que le llegaba hasta los tobillos y un holgado top rojo que revelaba un par de centímetros de encantadora piel blanca por encima de la cintura.

    "¡Cara! Qué genial verte. Estás maravillosa ”, le dije avanzando un paso con los brazos extendidos.

    "Me alegro de verte también, Rick", dijo ella mientras nos abrazábamos. Esto duró unos momentos más de lo que tal vez debería un simple abrazo amistoso. O eso me dije a mí mismo en ese momento.

    "Me alegro mucho de que hayas venido. Estoy tan contenta de que por fin podamos hacer que esto suceda". Vio mi coche estacionado frente a la puerta. "¿Quieres que alguien lo aparque?"

    "No quiero ser una molestia", dije. A pesar de la cálida bienvenida, yo aún tenía el suficiente sentido común como para no querer dejar mi coche dentro del complejo, al otro lado de esa puerta. "Lo aparcaré en la calle y volveré enseguida".

    "Está bien", dijo ella tranquila y aún sonriente.

    Con mi coche a salvo, aparcado donde pudiera hacer una escapada rápida (suponiendo que pudiera salir por la puerta por mí mismo), entré en el complejo, Cara a mi lado.

    Con el crepúsculo instalándose, el interior del complejo comenzó a brillar a mi alrededor cuando se encendieron las luces. A mi izquierda, una hilera de jóvenes robles que seguían la cerca interior tenía focos que los iluminaban desde abajo. Los árboles más maduros e imponentes a lo largo del camino de entrada tenían luces más pequeñas escondidas dentro de las ramas, fuera de la vista pero proyectando rayos rojos, púrpuras y azules sobre las ramas. La gran casa verde se alzaba frente a nosotros, con más luces de colores y blancas que resaltaban sus características. Sin embargo, noté que todas las luces eran externas, y que las pocas ventanas en la fachada de la casa eran de vidrio negro, o bien muy tintados o que daban a habitaciones oscuras. No había indicios de luz en el interior. A la derecha vislumbré el garaje convertido en la parte trasera de la casa, el "templo", como Ash se había referido a él en la grabación. Me sentí Al mismo tiempo aliviado y decepcionado de que Cara me estuviera alejando de él.

    No habíamos dicho nada mientras regresábamos paseando. Yo estaba esperando a que me hiciera algunas preguntas, pero ella parecía contentarse con esperar en silencio y llevarme sin más adonde fuese que íbamos. La falta de conversación me superó: tenía tantas preguntas para ella que necesitaba hacer al menos unas cuantas mientras aún estábamos solos.

    "Me alegro de verte", le dije.

    "Y yo me alegro de verte", respondió ella dando a mi hombro un ligero apretón. "He estado tan... bueno, absorbida por todo lo que ha estado pasando aquí que es fácil perder la noción del resto del mundo. Por eso estoy muy contenta de que al final hayas encontrado tu camino hasta aquí. Ahora sé que nos veremos mucho más. Sé que quizá fue confuso y difícil para ti, pero creemos que es mucho mejor que hayas venido aquí como has hecho, al leer el manifiesto y seguir el ritual mental con Kym. Entenderás mucho más fácilmente de esta manera".

    "¿Entender qué?"

    "Lo que de verdad está pasando aquí. O tanto como cualquiera de nosotros puede entender lo que está pasando".

    "¿Y qué está pasando aquí?"

    "¿Tú que crees?" preguntó con voz juguetona de una forma un tanto socrática. “¿Qué pensabas que ibas a encontrar cuando saliste de casa para venir aquí esta noche?”

    Habíamos pasado por la puerta principal de la casa y estábamos doblando la esquina y entrando en el patio lateral. Pasamos entre dos hileras de espesos arbustos iluminados desde dentro con luces naranjas y amarillas. Cara fue primero, apartando algunas de las ramas para despejar el camino. Salimos atravesando el follaje hacia una franja de hierba de tres metros de ancho. A la derecha estaba la casa, con más ventanas oscurecidas. A la izquierda había un bajo edificio de hormigón que parecía nuevo. No tenía ninguna ventana, solo una robusta puerta de metal en el medio de unos bloques de cemento sin pintar. Alguien había pintado aproximadamente la mitad de la pared con una capa blanca. Cara ignoró el edificio y siguió hacia el patio trasero.

    "No sé qué esperaba, exactamente", le dije a Cara, lo cual era verdad. "Solo sé que lo que Kym nos mostró en la fiesta en la casa fue bastante impresionante y que lo que Shelby escribió en su manifiesto tiene mucho sentido para mí". Bueno, la parte sobre Kym era cierta al menos. "Y sé con certeza que lo que sea que estén haciendo aquí es lo más emocionante que está ocurriendo en Sarasota en este momento".

    "Oh, estoy segura", dijo Cara. "Estoy absolutamente segura".

    Llegamos a la parte trasera de la casa y reconocí el inmenso roble de la descripción de Conrad de la noche que él había cenando aquí, antes de que las cosas se volvieran increíblemente locas. Docenas de farolillos de papel colgaban del árbol en colores todos diferentes, lloviendo un espectro completo de iluminación en el pabellón de abajo. Donde Shelby había instalado una gran mesa de madera, según la descripción de Conrad, ahora había una tienda cuadrada de unos diez metros de lado. Las cortinas de muselina semiopacas mantenían fuera a los insectos y parecían inundadas por el resplandor suave y parpadeante que provenía del interior. Pude distinguir las siluetas de dos personas moviéndose dentro. En el lado del pabellón más cercano a la parte trasera de la casa, había una tienda más pequeña hecha de negra lona gruesa que conectaba la endeble estructura exterior con la progenitora casa principal. Imaginé que era probable que hubiera una puerta trasera conectando el interior con el exterior a través de esta tienda más pequeña. Al acercarnos, pude escuchar música suave que venía más allá de la tela, una flauta solitaria que tocaba una melodía simple.

    "¿Qué piensas?" preguntó Cara.

    "Es precioso", dije. Era precioso, y tan lejos de lo siniestro y cultista como yo podía imaginar. "¿Todo esto es porque me estabáis esperando o es siempre así?"

    "Te estábamos esperando, sí", dijo Cara. "Y ahora por fin estás aquí". Tomó mi mano entre las suyas cuando llegamos ante las cortinas de muselina. "Bienvenido a la iluminación".

    Me hizo pasar adentro, donde encontré a Shelby y a Kym allí de pie, iluminados por lámparas de aceite que colgaban en cada esquina de la tienda, con grandes sonrisas en sus rostros. Ambos llevaban túnicas de seda a juego. La de Shelby era de color púrpura oscuro, la de Kym de color verde jade. Ambas estaban ceñidas a la cintura con finas cuerdas negras en cinco o seis vueltas. A sus pies había una mesa baja de madera que se elevaba a menos de treinta centímetros del suelo y estaba llena de frutas, quesos, aceitunas y otros alimentos que no pude identificar de inmediato, todo alrededor de un adornado juego de té en el centro con cuatro tazas. Incongruentemente colocada en la esquina más cercana, cerca de donde estaba Shelby, estaba la copia de El Extraño y Otros de Lovecraft que yo le había comprado. El suelo estaba cubierto de alfombras orientales y grandes almohadas, recordándome algo a Las Mil y una Noches. La música de flauta provenía de altavoces ocultos en algún lugar cerca de las esquinas de la tienda, tal vez detrás de un cojín.

    "¡Rick!" dijo Shelby con voz excitada, amigable y completamente familiar. Era el Shelby que yo siempre había conocido. "Hombre, es genial que por fin lo hayas logrado". Se acercó y me dio un abrazo.

    Kym estaba justo a su lado, interviniendo tan pronto como Shelby me soltó. "Es muy bueno verte de nuevo", dijo Kym besándome en la mejilla. Esta no era la bienvenida que yo esperaba. Yo había imaginado rituales oscuros y cánticos y Dios sabe qué más. En su lugar, parecía que íbamos a tomar el té.

    "Bueno", dije. "Es bueno estar aquí." Hice un gesto por la tienda. "Todo esto es asombroso".

    "Intentamos que todo sea lo más agradable posible", dijo Shelby.

    "¿Todo qué?"

    “¡La vida, por supuesto! Vívela mientras la tienes". Shelby hizo un gesto hacia una de las almohadas que rodeaban la mesa baja. "Ahora, por favor, toma asiento".

    Maniobré torpemente para bajar al suelo, colocando mi copia del Manifiesto Cthulhu en la esquina de la mesa frente al texto de Lovecraft. Cara se sentó en la almohada junto a la mía, mientras Kym y Shelby ocuparon sus lugares frente a nosotros. De repente aquello parecía un poco como una especie de extraña cita doble. No era una mala sensación en realidad.

    Shelby se arrodilló, echándose hacia atrás de una manera que mis cuádriceps no permitían por falta de flexibilidad, pero que algunas personas parecen encontrar cómodo. Esta posición le permitía un acceso más fácil al juego de té en el centro de la mesa, y él se inclinó hacia adelante, levantó la tapa y olfateó. "Casi listo", dijo. “Solo unos minutos más. Siempre organizamos una cena agradable y relajante antes de que comiencen las actividades de la noche. Acababa de echar un poco de agua para el té cuando oí que estabas en la puerta. ¿Quieres té, verdad? "

    "Claro, suena bien". De hecho, no soy un gran bebedor de té, pero quería integrarme.

    "Tomar este té en particular es uno de nuestros pequeños rituales aquí". Shelby hizo una pausa para mirarme de arriba a abajo de una manera que no era para nada espeluznante, más como un padre orgulloso que admira a un hijo que supera logros que como un depredador líder cultista evaluando carne fresca. “Cara dijo que querías hablar sobre unirte a nosotros por fin. ¿Es eso cierto?”

    "Lo es. Estoy preparado, creo. Háblame de ello, quiero decir. Me gustaría saber más sobre qué es en realidad en lo que me voy a unir, pero me ha impresionado lo que he visto y leído, y seguro que parece algo de lo que quiero ser parte". Podía sentir el sudor nervioso en la parte baja de la espalda. ¿Por qué no había pensado en una respuesta más convincente a esa pregunta? ¡Sabía que me lo iba a preguntar! Eso y, por supuesto, la siguiente pregunta.

    "Sin embargo, nuestro amigo Conrad no está de acuerdo contigo, ¿verdad? Parece molesto por nuestra iglesia ". La voz de Shelby era tranquila y neutra, sin indicios de ira o desaprobación siquiera.

    "Él y yo no hemos estado realmente de acuerdo con esto desde hace un tiempo. Está un poco asustado, eso es todo. Fuera de su zona de confort".

    "Tengo la impresión de que él piensa que no tramamos nada bueno".

    "Sí, supongo que eso es cierto. Para ser honesto, no ha estado diciendo cosas con mucho sentido. Pero, por otro lado, está reflejando las opiniones de muchas personas en esta ciudad. Habéis estado recibiendo una prensa bastante negativa últimamente, ¿sabes? " Yo esperaba que tal vez pudiera alejarlo del tema de Conrad en particular y llevarlo a su imagen pública más general.

    "Las lenguas se mueven, no hay duda al respecto", dijo él. "Yo no me preocupo demasiado por eso. Estamos haciendo esto en parte para agitar un poco las cosas, y ciertamente no me preocupa lo que idiotas conservadores reaccionarios imprimen en el periódico o en algún sitio web. Estamos llegando a las personas a las que queremos llegar e ignorando a todos los demás. Eso es una gran parte de lo que hacemos aquí, ¿sabes?"

    "¿Qué es una gran parte?" Pregunté, preguntándome si Shelby podría de verdad hacer que todo esto me pareciera sensato.

    "Enseñar a la gente a ignorar las mentiras y ver la existencia tal como es".

    "Eso no suena tan mal".

    "Yo no creo que esté mal en absoluto. Pero eso somos tú y yo. A otros les cuesta mucho más lidiar con la realidad. Resulta que los verdaderos hechos sobre el universo y cómo funciona están lejos de ser reconfortantes. A los poderes y fuerzas que dan forma y definen la realidad no les importa nuestros destinos individuales. No les importa nada en absoluto, de hecho. La mayoría de las personas encuentran eso bastante desalentador".

    "Pero ¿tú no?"

    "No, yo no", dijo Shelby, y luego sonrió, mirándome a los ojos. "Y tú tampoco, sospecho".

    "No, yo tampoco", coincidí. Lo dije porque estaba preparado para seguir el juego todo el tiempo que pudiera y aprender más sobre lo que realmente estaba pasando, pero cuando las palabras pasaron por mis dientes me di cuenta de que eran ciertas. No me parecía desalentador que el universo fuese indiferente a mi destino. "Me parece liberador en cierta manera", dije sin pensar.

    Kym y Shelby intercambiaron una rápida mirada. "Eso es exactamente correcto", dijo Shelby. "Has estado leyendo el manifiesto". Se inclinó hacia delante para revisar el té de nuevo.

    ¿Estaba eso en el Manifiesto Cthulhu? Supongo que sí, aunque no con esas palabras exactas. Entonces, ¿realmente creía yo que era liberador o era solo una astuta sugestión que los escritos de Shelby habían implantado en mi subconsciente? Una idea escalofriante.

    "Ahh", dijo Shelby oliendo la infusión. Ahora también yo podía olerla, una especie de aroma a frambuesa con un subyacente olor a tierra. "Está listo". Comenzó a verter en las cuatro tazas de porcelana dispuestas alrededor de la tetera. "Rick, es importante que aceptes participar plenamente en esta conversación que estamos a punto de tener. No lo llamaré un adoctrinamiento, aunque otros podrían hacerlo. Y no es un ritual, al menos no en la forma en que solemos realizar rituales por aquí. Pero es especial y necesito que reconozcas ese hecho. Reconócelo y acepta mantener en secreto los que te digo que es secreto. Al beber este té e involucrarnos los tres aquí en un tipo de relación social ritual, estás haciendo una promesa y asumiendo un compromiso. ¿Está eso claro? "

    Lo miré y me pregunté qué demonios estaba diciendo exactamente. Era una maraña de palabras que básicamente equivalía a pedirme que mantuviera en secreto lo que ellos dijeran que era secreto. Decidí que, dado que Conrad estaba escuchando por el micrófono oculto de todos modos, yo podía jurar sinceramente que no le diría nada a nadie, no me haría falta hacerlo "Entiendo", le dije. "No diré nada".

    "Yo espero que digas mucho", dijo Shelby. "Espero que hagas preguntas y me digas lo que piensas y nos involucres a todos de verdad. Solo quiero que percibas que esto es una experiencia privada, no para divulgación pública".

    "Entiendo".

    "Bien", dijo Shelby entregándonos tazas a Cara y a mí. "Entonces bebamos, ¿de acuerdo?"

    Levantamos las tazas, las chocamos y dimos un sorbo de té. Era fuerte pero sabroso, dulce como las bayas. Tomé un sorbo, pero los demás siguieron bebiendo, vaciando las tazas, así que los emulé y tragué rápido el resto de la mía también. Por suerte no estaba hirviendo. Shelby volvió a llenar las tazas y nos las volvimos a beber. Luego por tercera vez. Había algo casi serio al respecto: nada como la tranquila conversación de té que yo había estado esperando desde que entré. Cuando la tetera quedó vacía, Kym y Shelby se relajaron, recostándose en sus almohadas, y alimentaron a su cita mutuamente. Yo me volví hacia Cara, que estaba preciosa a la luz de la lámpara entre los cojines y las alfombras, y arranqué una uva. Ella me dejó ponerla en su boca, sus labios se demoraron por una fracción de segundo en las puntas de mi dedo índice y pulgar.

    Cuando fui a por otra uva, Shelby dijo: "¿A qué piensas que te estás uniendo, por cierto?"

    Me detuve y volví la cabeza hacia él. "¿Algún tipo de culto a Cthulhu?" Pregunté, sin saber qué otra cosa decir.

    “¿Un culto a Cthulhu? Pues sí, eso es cierto. Somos una especie de culto a Cthulhu. Pero la cuestión es, ¿de qué tipo crees que somos?”

    "¿Qué tipos hay?" Pregunté pensando que me iría mejor en un examen de elección múltiple.

    "Existe el tipo clásico, por supuesto, como se describe en los libros antiguos", Shelby dio un golpecito a su volumen de Lovecraft para enfatizarlo. "El tipo antiguo que talla grandes ídolos y que está inspirado en sueños de pesadilla y danzar desnudo alrededor de rugientes fuegos antes de hacer sacrificios a los Primigenios".

    “Eso me suena familiar. ¿Dónde he visto eso antes...? "Dije en los mismos tonos burlones que Shelby y yo habíamos usado juntos durante años.

    “Tú has visto algo muy parecido a eso, como cientos de otras personas. Muy parecido a eso, ciertamente. ¿Pero qué es lo que viste tú de verdad?" me preguntó Shelby.

    “Vi un espectáculo. Un elaborado, maravilloso e impactante espectáculo hecho para parecer un ritual cultista".

    "No del todo", corrigió Shelby. "Cerca, pero no del todo correcto".

    "¿No fue un espectáculo?" le pregunté. Por un loco momento me pregunté si habían matado de verdad a aquella mujer justo delante de nuestras narices, pero descarté la idea de inmediato. La sangre había sido falsa. Había sido un atrezo.

    Kym respondió mi pregunta, inclinándose hacia adelante y obviamente entusiasmada con el tema. “Fue una actuación, seguro. Y definitivamente apuntamos a impactar a la audiencia".

    "Y lo hicisteis", le dije.

    "Lo hicimos", coincidió Kym. "Pero no fue un espectáculo hecho para parecer un ritual cultista. La actuación en sí misma era el ritual cultista. Un verdadero ritual honesto de Cthulhu".

    "No estoy seguro de entender la distinción".

    "Todo es una cuestión de objetivos", intervino Shelby. "Un ritual puede servir para muchos propósitos, pero básicamente se reduce a una de dos cosas. Intentar impresionar a algún poder externo o intentar impresionar a uno mismo".

    "O ambos", agregó Kym.

    "O ambos", coincidió Shelby.

    "Entiendo el primero", le dije. “Lo de de impresionar a alguna entidad externa como Cthulhu o Dios. Pero no estoy seguro de qué quieres decir con impresionar a uno mismo".

    "Bueno", dijo Shelby. "No estoy seguro de que entiendas de verdad lo que quiero decir en el primer caso, pero dejemos eso de lado por el momento. Lo que quiero decir al impresionarnos es que los rituales son literalmente para las personas que los realizan. Dan consuelo o placer o una sensación de cumplimiento. Incluso una sensación de continuidad y regularidad. A menudo son formas de enseñar y aprender y de reunirse como comunidad".

    Me tuve que reír. "Todo eso suena bastante sensiblero para un culto dedicado a adorar a Cthulhu".

    Para mi sorpresa, Shelby, Kym y Cara comenzaron a reír también, aunque parecía que se reían más de mí que conmigo. "Lo que me lleva de vuelta a mi primer punto", dijo Shelby. "Nosotros no adoramos a Cthulhu".

    "¿Ah, no?" Pregunté ahora confundido. Miré el Manifiesto Cthulhu sobre la mesa. "No es eso lo que parece".

    "No", dijo Shelby, "estoy de acuerdo, no es eso lo que parece. Al menos no para los de fuera, pero te aseguro que no adoramos a Cthulhu".

    Cara me palmeó en la rodilla y dijo: "Odio arruinarte la sorpresa, cariño, pero Cthulhu no existe".

    Yo sabía eso, por supuesto, pero no pensaba que ellos lo supieran. O más bien no estaba seguro de que lo supieran. Ahora no sabía qué demonios estaba pasando. "¿Ah, no?" Pregunté no del todo queriendo sonar tan profundamente estúpido.

    Se rieron de nuevo, y añadí mi propia risa nerviosa a la de ellos. "Tú sabes que no", dijo Shelby.

    "Sí, lo sé", le dije. Estaba empezando a sentir una creciente sensación de alivio, que fue suficiente para marearme un poco. ¿Era todo esto una extraña broma después de todo? La idea de que estos tres hubieran sacrificado de verdad a un sin hogar ahora pareció completamente ridícula. “Por supuesto que lo sé. Pero entonces no entiendo lo que estáis haciendo".

    "No adoramos a Cthulhu", dijo Kym, "pero somos un culto a Cthulhu y realizamos rituales en su nombre".

    "Pero, ¿por qué?" Me lamí el labio superior, que estaba salado de sudor a pesar de no sentírme acalorado.

    "Cthulhu es una metáfora", dijo Cara. "Un atajo para referir el indiferente universo mortal en el que todos vivimos".

    "¡Esta fue la brillantez de Lovecraft!" dijo Shelby estirando los brazos hacia un lado, como para abarcar toda la tienda. “Vio que la verdadera fuente de horror era que la existencia es vastamente más compleja, peligrosa e indiferente de lo que a cualquiera de nosotros le gustaría admitir. Él sabía que nuestros viejos mitos y religiones no eran más que delgadas pátinas de falsa esperanza a las que aferrarnos en lugar de encarar la verdadera naturaleza de la existencia. Él comienza la historia La llamada de Cthulhu con esa maravillosa deducción: «Lo más misericordioso del mundo, creo yo, es la incapacidad de la mente humana de correlacionar todos su contenido. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de los negros mares de infinidad y no estamos destinados a viajar lejos. Las ciencias, cada una tirando en su propia dirección, hasta ahora nos han perjudicado poco; pero algún día la unión del conocimiento disociado abrirá tales terribles vistas de la realidad, y de nuestra espantoso lugar en la misma, que o bien nos volveremos locos por la revelación o huiremos de la luz mortal hacia la paz y la seguridad de una nueva era oscura». Eso es algo brillante, ¿no? Quiero decir, te clava una daga en el lóbulo frontal".

    Shelby había recitado la cita con facilidad practicada y obviamente le encantaban las palabras, pero a mí no me sonaban tan terriblemente maravillosas, y se lo dije. "Eso no es lo más esperanzador que he escuchado. La locura y una nueva edad oscura no parecen buenas opciones".

    "Lovecraft temía sus propias deducciones", dijo Shelby. "Por eso es un profeta tan fiable para nosotros: vio la verdadera naturaleza de la realidad, del lugar de la humanidad en el universo, y se cagó de miedo. Era un hombre anticuado y sexualmente reprimido que amaba la tradición, odiaba gran parte de la modernidad y aún así no podía evitar la verdad que se revelaba ante él. Por eso podemos aprender tanto de sus escritos. Son la verdad que se abrió camino a la fuerza dejando atrás las defensas culturales de Lovecraft. Y por eso son historias de terror, porque la verdad es jodidamente aterradora".

    “Y la verdad jodidamente aterradora es lo que invocan nuestros rituales”, dijo Kym. “Hacemos eco del horror que es la existencia. Eco, amplificación y distorsión. Somos como músicos tocando con la verdad en lugar de con notas musicales. Nosotros no adoramos a Cthulhu, pero sí honramos, celebramos y tememos todo lo que Cthulhu representa".

    "¿Y eso qué es?" pregunté. Me sentía mareado y un poco confundido con todo este filosofar, sin poder seguir del todo el hilo. "¿Qué representa Cthulhu?"

    "Cthulhu es lo que Lovecraft describe en ese pasaje que he citado", dijo Shelby. "No puede estar más claro: su nombre es el título de la historia y se empieza con esa idea. ¿Y cómo termina? Termina con otra puñalada en tu mimado sentido del lugar y la importancia: «¿Quién sabe el final? Lo que se ha levantado puede hundirse, y lo que se ha hundido puede levantarse. La repugnancia espera y sueña en las profundidades, y la decadencia se extiende sobre las tambaleantes ciudades de los hombres. Un tiempo llegará... », y luego se interrumpe. ¿Qué tiempo llegará? Uno podría imaginar que llegará el tiempo en que Cthulhu se levante de nuevo, y dentro del marco de la historia de terror simple, eso funciona bien. Pero Lovecraft ya nos ha dicho lo que llegará. Está justo al comienzo de la historia. Lo que llega es ese tiempo en el que conectamos todos los conocimientos y revelamos vistas tan terribles de la realidad que todo debe cambiar. Las opciones de Lovecraft eran la locura o edades oscuras, pero eso no significa que fuesen las únicas opciones. Él no podía ver más allá de ese punto porque todo después de eso es incognoscible e inimaginable. Eso es lo que es Cthulhu. Cthulhu es esas vistas aterradoras. Es la comprensión de que el universo está lleno de repugnancia y que estas tambaleantes ciudades de los hombres en las que vivimos en realidad están en un lugar espantoso. Es el calentamiento global y el invierno nuclear y las colisiones de asteroides de dimensiones escatológicas. Son estrellas explotando, súper plagas y la muerte térmica del universo. Pero Cthulhu también es investigación científica y descubrimiento. Es invención, iluminación y comprensión. Es el destierro de los engañosos mitos arcanos y el desgarro de las religiones antiguas y nuevas. Cthulhu es la Singularidad".

    "¿La Singularidad?" pregunté. Mi respiración parecía un poco laboriosa. No, no laboriosa, sino más bien elevada. Fui más consciente de ello y me esforcé por concentrarme en lo que Shelby estaba diciendo.

    "Cthulhu es la Singularidad", repitió Shelby. “Ese momento de comprensión que Lovecraft describe cuando todas las ciencias se unen y el conocimiento se expande más allá del control humano. Cuando los ordenadores comienzan a diseñar nuevos y mejores ordenadores sin nosotros. Cuando los bloques fundamentales de construcción de la vida, el universo y todo quedan expuestos a nuestra comprensión y construimos cosas no a partir de elementos básicos, sino desde el átomo para arriba. Es ese momento de locura, eras oscuras o un futuro que no podemos imaginar, pero que es digno de abrazar. Ese momento en que la humanidad tal como la conocemos deja de ser un voraz desagüe sobre la Tierra y por fin trasciende sus propias limitaciones. O cuando nuestras propias limitaciones nos limiten fuera de la existencia y aparezca algo más adecuado para gobernar en su lugar, ya sean microbios o microprocesadores. Cthulhu es el fin de nuestro mundo y la génesis de uno nuevo".

    Yo solo pude asentir varias veces y preguntarme si se verdad entendía de lo que estaba hablando. Había oído cosas sobre la Singularidad. Había un libro al respecto escrito por un experto en inteligencia artificial del que había oído hablar, pero nunca lo había leído. Pero seguía siendo complicado conectar eso con Cthulhu. Cada vez me resultaba más difícil concentrarme en conectar cualquier cosa.

    "¿Entonces adoráis esta idea del futuro?" Pregunté.

    “Adorar no”, corrigió Kym. "Nosotros no adoramos nada. Pero nuestros rituales invocan esa idea. Y otras que brotan de ella. Nuestros rituales a Cthulhu están diseñados para probar y retorcer la mente. Para alertarnos de que nuestra conciencia puede y nos juega trucos a todas horas. Nosotros cortamos y quemamos lo convencional para sacudirnos de encima los mensajes convencionales que nos encadenan".

    "¿Y eso significa bailar por ahí desnudo con sangre falsa?" Pregunté, y en realidad me reí al pensarlo. ¿Qué estaba pasando?

    Kym se estaba riendo ahora también. “A veces sí. ¿Y por qué no? Sienta bien bailar desnudo. Es divertido impactar al público con sangre falsa. A eso nos referimos con los dos tipos de rituales. El ritual de la exposición de arte estaba destinado para impresionar a los demás. Fue divertido para nosotros, pero sobre todo fue un trabajo duro y mucho tiempo y dinero".

    “¿Mucho tiempo y dinero para impresionar con una metáfora de Cthulhu?”

    "No", dijo Cara, tomando mi mano en su cálido agarre. “A Cthulhu no, Rick. A nosotros. Estaba destinado a impresionarnos a ti, a mí y al resto de nosotros que asistimos esa noche. Estaba allí para provocarnos y desafiarnos. Y tú estuviste allí a mi lado, así que sé que también lo sentiste. Fue un subidón increíble, ¿no? "

    La miré y mis ojos se ablandaron. Apoyada allí en su almohada, tendida bajo la tienda a la luz de la lámpara, parecía perfilada con una claridad casi sobrenatural. Como si estuviera en 3D, solo que más. "Lo fue", dije. "Fue bastante increíble".

    "¡Para eso era el ritual!" Dijo Cara. “Para sorprendernos. Para mostrarnos un nuevo tipo de experiencia, una experiencia trascendente y alucinante".

    "Fue casi espiritual", dije.

    "Casi", dijo Cara. "Pero ¿no has prestado atención? No fue espiritual en absoluto".

    "Fue trabajo duro y cuidadosa planificación y tecnología y dinero", dijo Kym con su voz repentinamente mucho más cercana. Mi cabeza cayó hacia la izquierda y me sorprendió verla allí arrodillada a mi lado. “Todo fue una ilusión. Éramos nosotros manipulando vuestra experiencia para evocar una respuesta".

    "Una respuesta sorprendente", dijo Cara a mi derecha. Me llevó mucho tiempo mover la cabeza hacia ella.

    "Sorprendente..." dije, y mi voz se apagó. Me sentía lento y cálido, y las increíbles personas en esta tienda estaban más que un poco borrosas. "Me siento un poco sorprendente ahora", dije.

    "Como todos", dijo Cara. "¿Por qué crees que es eso?"

    "¿Crees que es porque te hemos iluminado?" preguntó Shelby. Bajé la cabeza y miré sobre la mesa ahora. Él estaba parado allí, balanceándose. "¿Es este un momento de epifanía espiritual?"

    Lo miré y parpadeé dos veces, muy lentamente. Mis ojos vagaron hacia el juego de té en el medio de la mesa. "No", le dije. “Una epifanía no. Creo que había drogas en el té".

    "Hongos", dijo Shelby. "Los cultivamos nosotros mismos".

    "¿Sí?" Dije sonriendo. "Eso es un poco una putada".

Capítulo 19

    Todo me parecía increíblemente divertido e interesante, y era difícil concentrarse en un solo hilo de pensamiento por mucho tiempo. La tienda entera parecía hincharse a cada respiración que tomaba, luego se contraía. Luego se hinchaba otra vez.

    Cuando me di cuenta de que el té de hongos alucinógenos se estaba volviendo fuerte, sentí un momento de pánico. Había tomado hongos antes un par de veces, así que sabía lo que esperar, pero nunca había sentido nada tan fuerte ni tan rápido. De pronto sentí náuseas, enfermo ante la idea de haber sido drogado en secreto y sin saber si eran solo hongos u otra cosa. Me agaché y miré hacia la alfombra persa, respiré hondo e intenté calmarme. Cara me puso la mano en la nuca y frotó, lo cual ayudó mucho, y pronto el pánico desapareció cuando me empecé a interesar más en los patrones de la alfombra que se retorcían y cambiaban. Puse la mano sobre el tejido y disfruté del contraste de texturas. Podía verme los poros y quizá incluso los huesos de la mano por debajo. Y pensé por un momento que mi mano se hundía en la alfombra.

    "¿Estás bien?" Preguntó Cara.

    Rodé sobre la espalda y miré arriba hacia ella. "Estoy bien. Es que... estoy viendo cosas, eso es todo. Cositas".

    "Eso está bien", dijo. "Yo también".

    "¿Y cómo es que no estás rodando por el suelo aquí conmigo entonces?" Pregunté acercándome a ella. "Es muy agradable".

    Ella se rió y me tomó la mano. "Hay más que ver. Ven conmigo."

    Yo no quería levantarme, pero tampoco quería no levantarme. Entorné los ojos para mirarla allí, retroiluminada por una de las lámparas de aceite. Tenía un halo. Una especie de halo pulsante. Pulsaba al ritmo de mi aliento. O quizá al de ella. Pensé en decírselo, pero aún tenía la presencia mental para notar que sonaría como un lelo colocado. "Está bien", le dije, y tiró de su mano para apoyarme mientras me levantaba.

    Me puse en pie y miré por la tienda. Shelby y Kym estaban de pie también al fondo de la tienda, más cerca de la casa. Shelby había retirado la pared de muselina para revelar una abertura en la tienda más pequeña. Estaba oscuro allí. Vi como Kym pasaba, deteniéndose solo para mirar por encima del hombro y sonreírme. Shelby nos indicó a Cara y a mí que siguiéramos a Kym, y lo hicimos.

    Shelby me apretó el hombro cuando pasé junto a él. "¿Estás preparado para entrar?" me preguntó.

    "Lo estoy", le dije.

    "No", respondió él. "Probablemente no lo estás. Pero vamos de todos modos".

    Cara, aún sosteniendo mi mano tiró de mí hacia la oscuridad. Eran solo unos pocos pasos y llegamos a un grupo de puertas francesas que conducían a la casa. Como el resto de las ventanas, el cristal estaba teñido de negro, pero Kym estaba abriendo una de ellas. Esta giró hacia dentro y una ráfaga de aire acondicionado (aire frío) me abofeteó en la cara. La sensación fue maravillosa. No me había dado cuenta de lo sobrecalentado que estaba. La habitación interior estaba iluminada por un resplandor púrpura. Kym mantuvo la puerta abierta, permitiéndonos a Cara y a mí entrar primero.

    La luz púrpura hacía poco más que iluminar el suelo de baldosas blancas a mi alrededor. Yo estaba tambaleante por las drogas, así que extendí una mano hacia la pared para estabilizarme. Tenía un tacto esponjoso y muy irregular, y por un momento pensé que estaba teniendo algún tipo de alucinación táctil, la cual habría sido la primera vez para mí. Pero no, mientras exploraba la anudada, áspera y esponjosa pared con la mano, me acerqué hasta que tuve el rostro a solo unos centímetros de distancia. Toda la pared estaba cubierta de algún tipo de sustancia extraña. ¿Algún tipo de espuma tal vez? Partes de ella brillaban en blanco a la luz púrpura, y no parecía más que una masa ondulante de zarzas. O tal vez un flujo de lava endurecido y puesto en vertical. ¿Qué era?

    "¿Qué es esto?" Pregunté.

    Cara me soltó la mano y se movió a mi lado, tocando la pared también. "Es la pared. Es como si estuviera viva, ¿verdad? "

    Y así era. Al mirarla de cerca podía ver que las contorsiones de espuma se movían y se deslizaban como gusanos. O como los patrones de la alfombra persa en la tienda. Solo era una alucinación, por supuesto, y yo lo sabía, pero eso no lo hacía menos jodidamente genial.

    Empecé a tantear a lo largo de la pared, abriéndome camino por de la habitación oscura. Había parches de otros materiales encerrados dentro de la espuma. Trozos de terciopelo y seda, trozos de espejo y goma con púas; cada uno ofrecía una sensación nueva e intensamente interesante para que mi mente, fúnguicamente embrollada, lo apreciara.

    Cuando llegué a la esquina, Cara tiró de mí para apartarme de la pared y llevarme al otro lado de la habitación. Yo me agarré a la pared cuando nos íbamos. "Espera..." le dije. "No he terminado".

    "Yo no he terminado tampoco", dijo ella. "Tienes que ver la mejor parte".

    La habitación era grande. Probablemente una sala de estar o una salón en su origen. Yo no podía ver la pared del fondo, pero cuando Cara me atrajo hacia ella pude vislumbrar otros rasgos de la habitación. El techo parecía estar compuesto de tiras largas y delgadas de cuero negro o vinilo, formando arcos a solo unos centímetros sobre mi cabeza.

    Shelby y Kym habían entrado en algún momento, y también podía oírlos moverse por la habitación, riendo y susurrando. Hubo un tintineo de cadenas desde alguna parte. Yo estaba completamente desorientado para cuando nos topamos con el extremo más alejado de la habitación.

    Un montón de algo asomaba de la oscuridad en la esquina. Tendría un metro setenta de altura y se extendía hasta unos dos metros desde la esquina hasta el centro de la habitación. Parecía una masa de protoplasma, una monstruosidad en forma de burbuja compuesta de limo y tentáculos y tenues ojos de cristal que miraban fijamente. Estaba adornado con protuberancias extrañamente familiares y agujeros horriblemente tentadores. No tenía idea de lo que estaba mirando.

    "Este es el shoggoth del sexo", me susurró Cara en el oído.

    La miré con lo que debió de haber sido una mirada confusa. "Esas palabras no tienen ningún sentido".

    "Un shoggoth del sexo", repitió ella. ¿No te acuerdas de los shoggoths? ¿De En Las Montañas de la Locura?”

    Ahora que me había dado un poco de contexto, lo recordé. Algunas de las criaturas más temidas en el juego de La Llamada de Cthulhu eran criaturas monstruosas y gigantescas del tamaño de un vagón de metro en el clímax de la historia. Sirvientes diseñados biológicamente que podían asumir cualquier forma necesaria para servir a sus amos Antiguos, pero que se habían vuelto lo bastante inteligentes como para rebelarse de sus ataduras y derribar la civilización que los había creado.

    "Vale, sí. Ya me acuerdo. Pero no había nada sobre sexo en esa historia. Los shoggoths eran monstruos".

    "Los shoggoths podían ser lo que fuese necesario para hacer el trabajo", dijo Cara empujándome hacia la cosa. "Este está construido para divertirse". Puso mi mano sobre la cosa.

    Yo esperaba que fuese el mismo tipo de espuma esponjosa que cubría las paredes, pero esto estaba más frío, resbaladizo y casi, pero no del todo, pegajoso. Era de látex. Jesús. Podía distinguir algunos detalles más ahora que estaba cerca, aunque esos detalles parecían cambiar y moverse un poco. Yo esperaba que fueran las drogas y no alguna indicación de que la cosa se estaba moviendo de verdad por sí sola. Pasé las manos sobre él y llegué a una de las protuberancias, de aproximadamente veinte centímetros de largo y cinco de grosor, y comencé a reír, ya que me pareció bastante fálico. Luego, cuando lo toqué, me di cuenta de que no era simplemente fálico, sino que era explícitamente fálico. Era un consolador largo y oscuro bien sujeto a la altura de la cintura en la masa de látex y espuma. Había más. Y también otros juguetes sexuales, para hombres y para mujeres y para no sé quién más. Incluso había una especie de asiento en forma de silla de montar en la parte superior donde alguien podía cabalgar aquella cosa, siempre y cuando no le importara sentarse en un falo vibrante.

    "¿Estáis tan chiflados que os folláis de verdad a este monstruo?" Le pregunté a Cara, no muy seguro de saber que respuesta quería.

    "Mmmmm", dijo ella acercándose a mí y deslizando sus manos alrededor de mi cintura. "Nunca lo diré. Ese es un secreto del culto".

    “Pensé que me había unido. Esta es definitivamente la clase de secretos que quiero saber."

    "Aún no te has unido", ronroneó en mi oído. "Esta es solo la entrevista de entrada. Una pequeña pista de lo que está por venir". Me soltó y se retiró hacia la penumbra de la habitación. Me tropecé un poco, agarrándome al shoggoth para mantener el equilibrio. ¿Qué me había metido aquí? ¿Quién vivía así?

    Se abrió una puerta y la pálida luz de la luna entró en la habitación. No era la puerta por la que habíamos entrado, sino una en el lado opuesto de la habitación, hacia el interior de la casa. Miré afuera y vi una gran piscina de líquido negro y brillante, humeante y vaporoso. No había señales de Shelby o Kym, pero Cara estaba en la puerta ahora, haciéndome señas para que avanzara. Me dirigí hacia ella, la fuerza regresó a mis piernas mientras me concentraba en mover primero un pie y luego el otro con la marcha más normal posible. Cara entró en el patio interior y la seguí.

    La piscina era de hecho solo una piscina. Pero había algo extraño al respecto. Bueno, lo extraño más obvio era que estaba humeando. Al principio pensé que era vapor, como de una bañera de hidromasaje, pero la noche era demasiado cálida para eso y el humo se concentraba alrededor de una especie de cesta de alambre que flotaba en medio del agua negra. Eso era. Agua negra. ¿Por qué era negra el agua? Me quedé en la puerta a mirar, tratando de resolver eso. ¿Por qué el agua era negra?

    El movimiento en el otro extremo de la piscina me llamó la atención. Shelby y Kym estaban allí desenvolviendo los largos cordones negros que ceñían sus túnicas. Ambos terminaron casi al mismo tiempo y luego arrojaron los trozos de cuerda a la piscina donde las perdí en la oscuridad. Su túnica se abrió, revelando cuerpos desnudos debajo, los cuales yo recordaba bien de la exposición de arte. Los dos bajaron al agua, que los engulló hasta la cintura. Me estaban mirando ahora, sin decir nada.

    Un destello de movimiento a mi derecha me llamó la atención, y me volví para ver a Cara deslizándose el top por encima de la cabeza, revelando sus pálidos senos. Me quedé mirando, por supuesto, pero no solo por las razones obvias. También volví a ver su Símbolo Arcano, esa impactante marca de los Primigenios. Parecía retorcerse y cambiar en su piel ahora. Parecía latir. Iba a preguntarle al respecto, pero verla quitarse la falda me distrajo. Ella me vio observando y me favoreció con una sonrisa nada tímida.

    "¿Estás preparado para más?" me preguntó ella.

    "Oh, sí", le dije.

    "Pues quítate la ropa".

    "Ajá. Vale. Claro." Yo quería hacerlo, pero tenía dificultades para hacer que mi cuerpo lo hiciera. Quizá porque aún estaba demasiado ocupado mirando el cuerpo de Cara. Quizá porque me entró un poco de timidez de pronto. Pero para eso están las drogas, supongo, y aunque tuve un momento de duda y preocupación, el resto de mi cerebro (y algunas otras partes del cuerpo) dijeron "¡A la mierda!" Me quité la camiseta y comencé a quitarme los zapatos.

    Cara me observaba mientras yo me desnudaba, algo que podría haber causado a un Rick no bajo influencia, un momento o tres de ansiedad por la autoimagen del cuerpo. Pero la actitud reinante actual de "¡A la mierda!" prevaleció y pronto estuve tan desnudo como los otros tres. Cara me tomó de la mano una vez más y me condujo hacia el otro extremo del estanque de aguas negras. ¿Por qué habían dicho que el agua estaba negra? Eso aún parecía bastante extraño. Miré y vi que Shelby y Kym estaban ocupadas haciendo algo con las cuerdas que habían llevado como cinturones. Las estaban atando a argollas de metal atornilladas en el hormigón en cuatro puntos sobre del borde de la piscina.

    "¿Qué estáis haciendo, tíos?" Les pregunté cuando Cara y yo nos acercábamos a los escalones que descendían dentro del agua.

    "Preparando", dijo Kym alzando la vista de su nudo para favorecerme con una mirada que podría haber sido tranquilizadora pero que parecía un poco lobuna.

    "Oh", dije. Cara y yo entramos en el agua, que estaba caliente. Agua de baño tibia. Me sentí realmente bien cuando me relajé en ella. La piscina no era profunda ni muy amplia. No era una piscina completa, sino una especie de piscina de tamaño medio, para niños. Me eché un poco de agua sobre los hombros y vi que no era negra en absoluto. Era solo agua. Después de unos largos momentos de disfrutar la sensación del agua en mi piel, de sentirla realmente, descubrí que el secreto era sencillo. Habían pintado el interior de la piscina de negro. Ja. Nunca había visto eso antes...

    Shelby deslizó un lazo de cuerda alrededor de mi muñeca derecha y la apretó con fuerza. Kym hizo lo mismo con mi izquierda. Vi eso suceder en silenciosa confusión, al principio no estaba seguro de si había perdido el control de mis propios brazos debido a las drogas o si me los estaban moviendo. Estaba disfrutando demasiado de su tacto para protestar. Pero ahora podía sentir mis brazos siendo separados y estirados, como Jesús en la cruz. Me habían amarrado a los aros de metal a cada lado de la piscina. Antes de que pudiera comenzar a entrar en pánico por ello, sentí a Cara llegar por detrás y tirar de mí hacia ella. La parte de atrás de mi cabeza se acurrucó entre sus senos mientras ella tiraba de mí hacia atrás. De repente yo estaba flotando bocarriba en el agua, Cara me sujetaba la parte superior del cuerpo mientras Kym y Shelby tomaban una pierna cada uno. Luego hubo cuerdas alrededor de mis tobillos también. Mientras Cara me acariciaba la frente y yo cerraba los ojos, las cuerdas se tensaron separándome las piernas. O bien las cuerdas en mis piernas eran más cortas o estaban atadas con más fuerza, porque tiraron ligeramente de mis tobillos hacia arriba, inclinando la parte inferior de mi cuerpo en un ángulo poco escorado. Yo estaba indefenso ahora, y abierto de una manera muy expuesta que, en casi cualquier otra circunstancia, habría encontrado increíblemente angustiosa. En ese momento, lo encontré simplemente condenadamente alarmante.

    "¿Qué estáis haciendo?" Pregunté, pero nadie me respondió.

    Con Cara aún sujetándome la cabeza, no tenía problemas para respirar, pero dado el ángulo de mi cuerpo causado por la forma en que me habían atado las piernas, no estaba seguro de que fuese fácil, ni siquiera posible, mantener la cabeza fuera del agua si ella me soltaba. Las historias de Ash sobre la desaparición del hombre sin hogar volvieron a mi mente. ¿Era esto lo que le habían hecho? ¿Atraerlo dentro de la casa y atarlo, con las piernas abiertas, en la piscina, como una especie de sacrificio a Cthulhu? Se suponía que Cthulhu vivía en una ciudad bajo el océano. Tenía un pulpo por cabeza. Un húmedo ahogamiento acuático podría ser el tipo de sacrificio que él desearía. Comencé a tensar las cuerdas mojadas, pero solo conseguía que estas me cortaran más las muñecas y los tobillos.

    Entonces Cara me soltó y comencé a hundirme. Soy un tipo grande. Un tipo denso con una buena cantidad de masa muscular. No floto bien. Eso combinado con el hecho de que mis piernas estaban atadas más arriba que mis brazos significaba que tan pronto como ella me soltó, mi cabeza se hundió bajo la superficie y tuve que flexionar el torso hacia arrriba y tensar el cuello para traerla de vuelta al aire. Escupiendo, comencé a gritar. "¡Soltadme! ¡Soltadme! "

    Sentí las manos de Cara bajo la cabeza casi de inmediato. "Shhh", dijo. "Cálmate. Te vas a hacer daño".

    Dejé de debatirme, pero no me tranquilicé. "Tenéis que soltarme", le dije.

    "Todo terminará pronto", dijo ella. "Pronto".

    "¿Qué estáis haciendo?"

    "Bautizándote", escuché decir a Shelby. Sonaba muy lejos. No podía verlo, pero parecía que había salido de la piscina.

    "¿Qué?" Le pregunté. Pero de nuevo, nadie respondió. Escuché pasos húmedos sobre el cemento y el sonido de una caja o baúl abriéndose. ¿Estaba pillando la daga de sacrificio? ¿Por eso la piscina era negra, para camuflar la sangre?

    "Has visto lo bueno", dijo la voz de Shelby desde muy lejos. "Has disfrutado los placeres de compañía sensual y conversación desafiante. Esas son las que clasificamos como verdades fáciles. Verdades felices. Pero la verdad es emocionalmente neutra. La verdad es solo verdad. Y a veces las verdades nos preocupan. Nos aterrorizan. Esas las clasificamos como verdades difíciles. Pero ni son difíciles ni son fáciles. Es solo verdad. La verdad es que la humanidad tal como existe hoy, rapaz, siempre en expansión, siempre en destrucción, no es por mucho tiempo para este mundo. La humanidad tal como es no solo está condenada, sino que corre de cabeza hacia el precipicio. Fácil para mí decirlo. Difícil para algunos aceptarlo. Pero es solo la simple verdad. Todo va a cambiar. Lo que significa ser humano va a cambiar. Desechar nuestros obsoletos modos de humanidad, nuestra cultura de credulidad corrupta por la fe y envenenada por mitos, debe ser siempre lo primera en nuestras mentes si queremos cabalgar la ola de los cambios por venir. Cuando las estrellas estén en el lugar propicio y Cthulhu llegue, él borrará lo viejo de la faz del planeta. Y, ¿sabes qué, Rick? Eso es lo glorioso de las estrellas, siempre están exactamente donde se supone que deben estar. Es un hecho. Esa es la verdad. Las estrellas están en el lugar propicio en este momento".

    "Por favor, soltadme", supliqué.

    “Aún no, Rick. Aún no." Yo no podía verlo todavía, pero su voz se estaba acercando. ¿Mi destino se estaba acercando? El pánico sí se estaba acercando.

    Luego llegaron los gritos.

    En algún lugar lejano, un portazo. Hubo un golpeteo de pasos y el brillante haz de una linterna jugueteó por la piscina antes de posarse en mi cara. entorné los ojos. "¡Qué diablos está pasando aquí!" gritó alguien. No, alguien no. Fue Conrad.

    Gracias a Dios.

    "Conrad", escuché decir a Shelby con voz tranquila. "Qué agradable sorp..."

    "Cierra el puto pico", gritó Conrad. El rayo de la linterna se apartó de mí y se posó en, asumí yo, Shelby. Ahora yo podía ver a Conrad, de pie en la puerta que conducía de nuevo a la sala del shoggoth del sexo. "¡Soltadle!"

    "Cálmate, Conrad", dijo Shelby. "No hay ningún probl..."

    “¡Desatadlo, ahora! La policía está en camino".

    "Vamos a ver, Conrad", dijo Shelby. Escuché pasos mientras él caminaba hacia Conrad. "Estás allanando una propiedad. Cuando lleguen la policía, tú serás el que tendrá que dar algunas explicaciones". Ahora él estaba parado frente a Conrad, desnudo y empapado y sosteniendo lo que parecía un consolador negro de goma en la mano. "Desataremos a Rick si él quiere, pero tienes que..."

    Conrad empujó a Shelby hacia la piscina con una fuerza tremenda, casi cayéndose él mismo. Shelby salió volando, chapoteando justo entre mis piernas extendidas.

    Yo sabía que la piscina no era profunda y que probablemente Shelby había tocado fondo al caer.

    Él salió maldiciendo y, al mismo tiempo, Cara me soltó la cabeza y yo me sumergí otra vez.

    Yo me debatía y debatía, subía la cabeza el tiempo justo para jadear y hundirme de nuevo. Luego una de mis piernas quedó libre. Pensé que tal vez yo había arrancado el aro de metal anclado al borde de la piscina, porque aún podía sentir la cuerda pinzándome la circulación en el tobillo. Traté de obtener algo de apoyo con la pierna libre, pero era demasiado incómodo con mis otras tres extremidades atadas, así que seguí debatiéndome. Luego la otra pierna quedó libre y recuperé mi base y un poco de calma. Cuando me sacudí el agua de los ojos, levanté la vista y vi a Shelby tratando de salir de la piscina y a Conrad empujándole hacia adentro. Kym corría por el borde de la piscina hacia Conrad y le gritaba. Mis ojos se abrieron horrorizados por el sonido. Al principio no vi a Cara, pero es que estaba tan ocupado viendo cómo se desarrollaba la escena frente a mí que no buscaba demasiado.

    Una Kym desnuda y mojada cargaba contra Conrad con las manos extendidas como garras, directas a los ojos. Conrad se mantuvo firme y cronometró perfectamente su ataque. Giró la linterna en un arco perfecto, impactando a Kim en el lateral de la cabeza y haciéndola caer en la piscina, casi encima de Shelby. Jadeé y luego jadeé un poco más cuando mi brazo quedó libre. Vi que Cara acababa de desatar la cuerda que me ataba el brazo derecho al tercer aro de metal. Yo encogí el brazo con la soga todavía atada, e inmediatamente empecé a desatarme de la cuarta y última argolla, pero con las manos mojadas y en estado de pánico no daba pie con bola para deshacer el sencillo nudo. Cara llegó hasta mi lado, me apartó las manos y me liberó con destreza justo cuando Shelby comenzó a gritar una serie de odiosos epítetos a Conrad.

    "¡Cabronazo hijo de perra!" gritó Shelby. "¡Voy a matarte, cabrón! ¡Sal de aquí antes de que te quite los ojos de mierda de la cabeza y te folle el cráneo, cabrón chiflado! "

    Conrad le ignoraba, se acercó al lado de la piscina cerca de mí y me ofreció la mano. La tomé y me ayudó a salir de la piscina. "Venga", dijo. "Hay que salir de aquí".

    Me moví para buscar mi ropa, pero Conrad me gritó: “¡Vamos! ¡Antes de que vengan los demás! "

    Yo ni siquiera había pensado en los demás. ¿Cuántos cultistas más había en esta casa? Al menos dos, que yo hubiera visto. Y mirando a mi alrededor veía otras cuatro puertas que podían conducir hacia el interior. Probablemente estaban acostumbrados a gritos y ruidos extraños por aquí, pero estaba seguro de que vendrían corriendo si pensaban que Shelby estaba en problemas.

    Así que corrimos. Yo desnudo, con una cuerda de metro setenta atada a mis muñecas y tobillos, Conrad liderando el camino con su linterna. Cruzamos la habitación del shoggoth, cruzamos las tiendas y salimos al patio. Conrad me condujo al otro lado de la casa, no por el camino por el que yo había venido con Cara. Rodeamos la oscura y amenazante estructura del templo y luego volvimos hacia la parte delantera de la propiedad. Vi que la puerta de la cerca seguía cerrada.

    "¿Cómo has entrado?" Pregunté jadeando en busca de aire.

    "Crucé vadeando el condenado lago", me susurró señalando con un breve movimiento de la mano hacia el pequeño estanque que formaba una linde de la propiedad. "Pero deberíamos poder abrir la puerta desde dentro".

    Tenía razón. Y aunque me cortaba los pies como el demonio al correr por el camino de grava, salimos y subimos al coche de Conrad en menos de dos minutos. Se oía ruido y conmoción desde el interior de la casa, pero nadie vino a perseguirnos, que pudiéramos ver. Temblando, jadeando y repentinamente dolorido, me acurruqué en posición fetal en el asiento del pasajero de la suburban de Conrad y él me llevó a casa.

Capítulo 20

    Incluso después de una larga ducha caliente y ropa limpia, seguía temblando cuando colapsé en el sofá de la sala de estar frente a Conrad. Aún podía sentir los hongos anegando mi sistema, y ​​todo me parecía un poco alto de contraste aunque definitivamente ya no estaba colocado. Estaba, de hecho, muy enfadado, aunque no estaba muy seguro de con quién. ¿Con Shelby por drogarme? ¿Con Cara por inducirme a continuar? ¿Con Conrad por interrumpirlo? Esto último no tenía ningún sentido, por supuesto; Conrad me había salvado. Pero aún tenía una molesta sensación en el fondo de mi mente que se resentía de haber sido salvado. Quizá las drogas habían sacado a la luz algún masoquismo latente del que yo no estaba al tanto. Aunque no tuve mucho tiempo para poner en duda mis dudas. Conrad sabía exactamente con quién estaba enfadado y estaba listo para concentrar mi ira también.

    "Jodido Shelby", dijo en voz baja y seria. "No puedo creer que te haya hecho eso".

    "Sí", coincidí negando con la cabeza.

    “Debería haber entrado en cuanto te oí decir que te había drogado. Debería haber entrado entonces. Pero no lo hice, y lo lamento mucho".

    "Está bien".

    "No, no lo está, pero gracias por decirlo. Pero estuve preparado. Y cuando te oí pedir ayuda, fui corriendo. Prácticamente volé por ese condenado estanque. Perdí un zapato en el barro. Miré hacia abajo y, por primera vez, noté que solo tenía puesto un zapato. Desée que se hubiera cambiado de ropa antes de sentarse en mi mobiliario con pantalones mojados y embarrados, pero él me acababa de salvar, así que no sentí que pudiera decir nada. Él estaba demasiado absorto en sus propios pensamientos para notar el estado en el que se encontraba o las manchas que estaba dejando.

    “Bueno”, dije, “¿Y ahora qué?”

    “Tenemos que sacarlos de allí. Que salgan en las noticias. De algún modo. Detenerlos".

    “Pero ¿cómo? Quiero decir, no me siento cómodo contándole a la policía lo que ha sucedido esta noche", dije, aunque no estaba seguro del porqué.

    "No, no podemos. Les mentí con lo de llamar a la policía. A la mierda, probablemente he infringido más leyes esta noche que ellos. Bueno, tantas como ellos. Si hubiera esperado que te ahogaran o lo que fuese que iban a hacer, podría haber sido diferente, pero entonces estarías muerto. O algo peor. Tal y como fue, me arrestarían por allanamiento y agresión, estoy seguro".

    "¿De verdad crees que iban a ahogarme?"

    “¿Tú que crees? Estaba claro que parecía que te estaban haciendo algo horrible, o que se estaban preparando para hacerlo".

    "Sí". Pero pensé en el cuerpo de Cara tocando el mío y en la imagen de Shelby justo antes de que Conrad le empujara. ¿Iba a ser horrible o solo horriblemente excéntrico? Pero claro, hubo toda esa charla de limpiar la humanidad y verdades aterradoras. Yo no sabía qué pensar.

    Conrad al parecer podía leerme los confusos pensamientos en la cara. "No tendrás dudas, ¿verdad? ¡Casi te ahogas! Y recuerda lo que Ash nos dijo que le hicieron a ese viejo. Tengo que intentar ponerme en contacto con Ash otra vez, a ver si él me cuenta lo que hicieron Shelby y Kym después de rescatarte".

    "Aún no sabemos si mataron a ese hombre", protesté. Shelby había hablado con mucho sentido al inicio de la noche y había rechazado la extravagante sugerencia de que él pudiera ser un asesino. Pero claro, las drogas. Y luego la piscina.

    "No dejes que te engañe, Rick. No dejes que su pico de oro sobre que Cthulhu no existe y todo eso te engañe. No dejes que se te meta en la cabeza". Conrad se detuvo y de repente se recostó en el asiento, mirando hacia el techo y dejando escapar una profunda ráfaga de aire. "Oh, mierda", suspiró.

    "¿Qué?" Pregunté, pero él no respondió. "Oh, mierda, ¿qué?"

    “Nada. Olvídalo. Lo importante es que después de esta noche es imposible que vuelvan a intentar reclutarte, ¿verdad? Quiero decir, ahora que saben que aún somos amigos, y es obvio que Kym me odia. ¿Viste la forma en que corrió hacia mí? Como un maldito banshee o algo así. Una especie de criatura. Te lo aseguro, esa no está bien de la cabeza".

    Tenía razón. Yo había roto la promesa hecha a Shelby de apartarme de Conrad, y después de esta noche, no era probable que él olvidara eso. Me sorprendió un poco descubrir que la idea de no tener permitida la entrada al culto a Cthulhu me decepcionaba más de lo que hubiera pensado. Que, después de todo por lo que acababa de pasar, sintiera decepción era bastante extraño.

    "Hay una buena noticia de esta noche", continuó Conrad. “Mientras estabas allí dentro, el vecino frente al lago se acercó para ver por qué estaba yo acechando fuera dentro de un coche aparcado. Al parecer me había visto allí en un par de ocasiones. Al principio yo estaba preocupado, pero una vez que pude hablar con él, tuve una idea. Es un viejo buena gente. Le pregunté qué pensaba de Shelby y de todo lo que sucedía en su puerta de al lado. No dijo mucho, solo mencionó algunos ruidos extraños de vez en cuando y la gente iba y venía a todas horas. No le dije nada de sacrificios, asesinatos ni personas desaparecidas, pero sí mencioné las cosas que salieron en las noticias y le conté lo del enfrentamiento de Shelby con la ley el año pasado. Él recordaba esa historia debido a la conexión del comisionado del condado. Cuando le expliqué que yo pensaba que uno de mis amigos había caído bajo el hechizo de Shelby, fue muy comprensivo. Dijo que yo era bienvenido a vigilar atentamente a los bichos raros de al lado en cualquier momento que quisiera". Conrad se inclinó hacia mí y sonrió. "Así que ahora tenemos al menos una herramienta en el arsenal. Le dije que mañana tomaría un café con él y que podríamos discutir opciones. Tal vez presentar algún tipo de orden de restricción o algo así".

    “¿De qué demonios va a servir eso?”

    "¡Para presionarles!" Dijo Conrad un poco exasperado, como si yo fuese el niño lento de la clase. "No pueden ocupar la zona para lo que sea que estén haciendo allí. No puedes tener una iglesia en tu casa. Si los perturbas un poco, eso ya nos ayuda. Nos hace ganar algo de tiempo. Quizá si Ash nos pasa más información como lo hizo la última vez. No lo sé, Rick. Se nos tiene que ocurrir algo".

    Después de las drogas y la piscina y todo lo demás, me sentía completamente sin timón, sin saber qué hacer y qué resultado quería yo de todo este desastre. Una parte de mí solo quería cerrar la puerta principal, escribir mis libros y dejar que el mundo exterior ardiera hasta las cenizas a mi alrededor. Pero también quería hacer algo para resarcirme de lo que Shelby y Kym me habían hecho esa noche. Quería salvar a Cara: me aferraba desesperadamente tanto a la imagen de ella desnuda como al hecho de que me había desatado. ¿Quién sabe qué repercusiones de Shelby había ella arriesgado por haber hecho eso? Luché a través de la bruma mental que había descendido sobre mí en busca de posibilidades. Lo único que se me ocurrió fue el número de teléfono de Sinclair

    "Debería llamar a Sinclair", le dije. "A ver si ha encontrado alguna información nueva sobre el Necronomicón robado o algo de eso. ¿Quizá alguna conexión con Kym que podamos llevar a la policía? No he sabido nada de él en un par de días. Estoy empezando a preocuparme un poco".

    Conrad lo pensó unos momentos y luego asintió con rostro severo y grave. "Eso parece una buena idea. También me gustaría hablar con él, por fin".

    Sinclair no estaba en la tienda ni en el número de su casa, pero respondió al teléfono móvil al tercer tono. Yo estaba con el inalámbrico, Conrad estaba al otro teléfono de escaleras abajo. Yo había decidido sentarme en mi oficina para llamar y poder buscar cosas en Internet si fuera necesario mientras Conrad permanecía en la sala de estar.

    "¡Sr. Dakan!" Dijo Sinclair con su voz llena de alarma. "¿Va todo bien? ¿Está usted en problemas? "

    Esa no era una pregunta que yo había esperado. “Calvin, hola. No, no, estoy bien".

    "Asumo que no ha estado online en la última media hora".

    "No", le dije. "Ha sido una noche rara. Conrad está en la otra extensión, por cierto".

    “Hola, Sr. Sinclair. Soy Conrad Laughton ”, dijo Conrad. "¿Qué es eso de estar online?"

    "Bueno, al parecer ambos han sido proscritos como personae non grata por la Iglesia de la Sabiduría Estrellada. Sus imágenes han salido en todos los sitios web y foros de discusión, incluida una reveladora imagen del Sr. Dakan de pie junto a una piscina, um, ¿cómo he de decirlo...?"

    "¿Desnudo?" Pregunté, mi estómago se revolvió. Una cámara oculta en alguna parte. Tal vez múltiples. Por supuesto.

    "Sí", confirmó Sinclair. "Más bien".

    "Bueno, eso es jodidamente genial", dije. Pensé en ir a una de las webs y verlo por mí mismo, pero no pude reunir coraje para mover el ratón.

    "¡Jesús!" Gritó Conrad. "¡Ese bastardo!"

    "Hay una que supongo es de usted también, Sr. Laughton, vestido, por supuesto. Con una mirada bastante furiosa en la cara".

    "Probablemente porque estaba muy furioso cuando la hicieron", gruñó Conrad.

    "¿Puedo preguntar qué pasó?" Dijo Sinclair.

    Yo no quería darle ningún detalle y esperaba que Conrad también fuera discreto. No lo fue. “Un intento fallido de aprender más sobre lo que Shelby y Kym están haciendo. Todo salió mal ". Continuó describiendo toda la noche desde su punto de vista con detalles bastante gráficos. Yo intenté insinuar que fuese un poco más circunspecto, pero él me interrumpió. "¿Qué están diciendo de nosotros?" preguntó cuándo hubo terminado.

    "Nada específico", dijo Sinclair. “Solo que ninguno de ustedes debe ser admitido en ningún evento de la iglesia y que todos deben saber que ambos son, y cito aquí, «embusteros y manipuladores descontentos que buscar provocar problemas y difundir mentiras sobre la iglesia». fin de la cita".

    "Bueno, nos ha calado bien", dijo Conrad. “Excepto la parte de difundir mentiras. Estamos intentando hacer exactamente lo contrario".

    "Ciertamente", coincidió Sinclair. "Y hasta ese momento tengo más información que creo que podría ser de su interés".

    "¿Tienes algún vínculo más firme entre la familia de Kym y las páginas del Necronomicón robadas?" Pregunté ansioso por oír algunas buenas noticias.

    “No. Cómo desaparecieron esas páginas y quién se las llevó sigue siendo un misterio. Pero he logrado descubrir algunos hechos más sobre cuál podría ser el contenido de esas otras páginas. Recordarán que cuando hablamos por última vez, les advertí que la metafísica nihilista de estas páginas en particular del Necronomicón las distingue de las más comunes falsificaciones y pastiches del Necronomicón a las que estamos acostumbrados. Están enteramente fuera de las corruptas y extensamente fatuas tradiciones de la llamada magia moderna".

    "Sí, cierto, vale", dije yo. "¿Y qué?"

    "Y permítanme un prefacio a todo esto diciendo que estoy en un terreno tan desconocido como, estoy seguro, están ustedes dos. Hasta los últimos acontecimientos, mi interés por el ocultismo y esas cuestiones ha sido puramente desde el punto de vista de un devoto de la ficción de horror sobrenatural, no como un creyente. Por supuesto, siempre he mantenido una mente abierta, como uno debería, pero nunca he invertido mucho pensamiento ni energía intelectual en tales asuntos antes".

    "Estamos justo ahí contigo", dijo Conrad. "Pero ahora todos sabemos que ciertas mierdas raras está ocurriendo y no podemos ignorarlas solo porque sean friquis. Hay demasiado en juego".

    “Bueno, yo aún tengo algunas conexiones que confirmar y algunas hipótesis que probar. Por eso aún no le había llamado, ¿ve? Pero puesto que me ha llamado usted, me complace informarle sobre lo que he descubierto. Comencemos entonces con el propio Lovecraft, la persona ampliamente considerada en los círculos académicos y literarios como el inventor del Necronomicón".

    "¿Cómo puede haberlo inventado un escritor de la década de 1920 si hemos visto páginas de la Edad Media?" preguntó Conrad.

    “¡Exactamente en la diana! ¿Cómo, verdad? La respuesta obvia es que Lovecraft de hecho no inventó el Necronomicón en absoluto. Debió haber encontrado su inspiración para el libro de alguna otra fuente. Aparece por primera vez en la historia El Sabueso, de 1922. Pero, por supuesto, hay una referencia anterior al supuesto autor del libro, Abdul Alhazred, en la historia La Ciudad Sin Nombre, que fue escrita el año anterior. Aunque es bien sabido que el nombre Abdul Alhazred fue una invención de Lovecraft de cuando era niño y no se ajusta a ninguna convención de nombre árabe tradicional. Tampoco hay otras referencias conocidas de él ni del denominado Al Azif del cual el Necronomicón estaba destinado a ser una traducción directa".

    "¿Así que estás diciendo que en realidad es falso?" Le pregunté.

    “No, para nada. Estoy diciendo que Lovecraft inventó parte de la mitología en torno a los orígenes del libro, pero que de ninguna manera creó el libro de su propia cosecha, aunque él puede haber creído que era de su propia invención".

    "Estás diciendo que él pensaba que se lo había inventado, pero que en realidad no lo hizo", le pregunté. "¿Cómo funciona eso?"

    “Sé que suena extraño. Pero tengo buenas razones para creer que así es. Sabrá usted que las historias de Lovecraft se inspiraron en muchos casos en sus sueños. Carta tras carta él describe sus vívidos sueños y que más tarde los transformó en sus historias. Y, de hecho, según el propio Lovecraft, el nombre y la naturaleza del Necronomicón se le ocurrió por primera vez en uno de estos sueños muy vívidos que tan a menudo tenía. La pregunta es, ¿de dónde vino ese sueño? "

    "¿En serio es esa la pregunta?" le pregunté. "El sueño vino de su cerebro, de donde provienen todos los sueños". Aunque incluso mientras lo decía pensaba en los sueños de Conrad y su teoría de que Shelby estaba tras ellos.

    “Quizá, quizá. Pero en esta etapa debemos traer un nuevo jugador al juego. Recuerde que he mencionado que Lovecraft habla por primera vez del autor del Necronomicón, Adbul Alhazred, en La Ciudad Sin Nombre. Ahora bien, eso se cita comúnmente como la primera aparición del Necronomicón impreso, pero el nombre Necronomicón nunca se menciona en la historia. Los académicos simplemente hacen esta suposición porque en historias posteriores Lovecraft dice que Alhazred escribió la versión original en árabe del libro, llamándolo Al Azif. Pero sabemos que el personaje de Abdul fue un producto de la imaginación de la infancia de Lovecraft y no tuvo nada que ver con el verdadero Necronomicón, por lo que podemos concluir que, de hecho, es muy poco probable que alguien llamado Al Alhazred hubiera escrito el libro que se convirtió en el Necronomicón. Es, en resumen, una pista falsa, inventada por Lovecraft para combinar sus propias imaginaciones con sus sueños sobre el Necronomicón".

    "¿Y por qué no crees que él inventara el Necronomicón también?" Pregunté. "¿No sería esa la explicación más lógica?"

    "Lo sería", dijo Sinclair, "si no fuese por tres datos que contradicen las propias afirmaciones de Lovecraft de que él inventó el libro. El primero, por supuesto, es la existencia de páginas del verdadero Necronomicón robado por los monjes griegos, vendido en Nueva York en la década de 1970 y parcialmente traducido, con gran adorno y alteración, para consumo masivo. El segundo dato, y quizás aún más significativo, fue la entrada en la vida de Lovecraft de una tal Sonia Greene cuando él vivía en Nueva York, una mujer que, durante unos breves pero cruciales años, fue la esposa de Lovecraft."

    "Fue poco después de conocerse en 1922 que Lovecraft tuvo el sueño del Necronomicón y lo incorporó por primera vez a su ficción en El Sabueso. Esto es significativo porque Sonia Greene no era una mujer ordinaria. Además de estar activa en la subcultura amateur de la escritura de ficción, en la cual Lovecraft era una fuerza importante, tenía otras asociaciones menos usuales. Durante mucho tiempo se rumoreó que, de hecho, Sonia Greene era la examante del no menos ocultista personaje de Aleister Crowley."

    "Ahora parece cierto que, de hecho, ambos tuvieron una relación bastante tórrida y tempestuosa. Crowley, la autoproclamada Gran Bestia e infame mago sexual, solía dominar a sus mujeres, pero Greene al parecer demostró ser demasiado fuerte incluso para él. Durante algún tiempo se han desarrollado teorías de que Crowley influyó en Lovecraft a través de Greene y que fue de ella quien Lovecraft supo por primera vez sobre el Necronomicón. Pero creo que pronto tendré pruebas de que esto es solo una media verdad."

    “Greene y Crowley tuvieron una aventura, pero fue de Greene de quien se alejó Crowley, no al revés. Greene se aferraba al maestro mago con la esperanza de influir en sus escritos y filosofías místicas con las horribles verdades que ella había descubierto en el Necronomicón. Pero esta charla de perdición alteramentes era demasiado incluso para el denominado hombre vivo más perverso del mundo. La magia de este era la del empoderamiento personal y la imposición de su voluntad sobre el universo. El Necronomicón no ofrecía nada de eso... nada salvo desesperación frente a poderes alienígenas imposiblemente vastos para quienes el hombre era tan insignificante como una mota de polvo. Crowley rechazó a Sonia y usó su influencia en las comunidades ocultistas y teosóficas de Nueva York para incluirla en la lista negra. Poco después ella conoció a Lovecraft."

    "Sobrecogida por la poderosa imaginación del gran hombre, pero de una psique relativamente frágil, ella se aferró a él y comenzó a influenciarlo lentamente con piezas extraídas del Necronomicón. Ella plantó sus semillas en su subconsciente mientras él dormía, donde estas brotaron como sueños que más tarde florecieron en sus historias. Es imposible decir la profundidad de la extensión de la corrupción de ella en él, pero había una cosa más poderosa que el control de Greene: el odio de Lovecraft por Nueva York. Él odiaba su vida juntos allí, y cuando los asuntos familiares lo llevaron de regreso a su amada Providence, él se refugió en las comodidades del hogar. Nunca se encontraba con Greene, quien viéndolo como una causa perdida, se movió hacia otros objetivos. Pero las semillas que ella había plantado en su mente permanecieron y siguieron proporcionando cada vez más información a medida que crecían, dando forma a sus historias y eventualmente convirtiéndose en lo que ahora llamamos los Mitos de Cthulhu. Esto es un hecho demostrado por la existencia de referencias a Cthulhu, o Kutulu, en el Necronomicón griego-sumerio original, que vastamente depreda la vida de Lovecraft en términos de antigüedad".

    "Joder", dijo Conrad en la otra línea. "Y ahora Kym ha usado las mismas técnicas en Shelby que esta tal Sonia Greene usó en Lovecraft, salvo que Shelby no es de los que esperan a que le saquen a bailar y se las comió todas".

    “Temo que ese pueda ser el caso. La consorte de sangre africana de su amigo parece estar siguiendo los pasos de Greene”, dijo Sinclair.

    "Jesucristo", dije con una fuerte exhalación. "Eso encaja, ciertamente. ¿Pero de dónde has sacado todo eso? ¿Cómo sabes que esta Sonia Greene estaba mezclada con Crowley, y mucho menos que tenía acceso a una copia del Necronomicón?”

    "Hay varias menciones en los escritos de Crowley que lo vinculan con Greene mientras ambos estaban en Nueva York", dijo Sinclair. "Aunque, como suele ser el caso con los textos de Crowley, él se refiere a ella por varios seudónimos ocultos. En cuanto a lo último, esa es la pieza del rompecabezas que estoy esperando confirmar. Mis investigaciones han descubierto a un colega coleccionista que afirma tener una carta de Sonia Greene a uno de sus compañeros ocultistas en Chicago que menciona el Necronomicón y su conexión con él. He hablado con él y ha aceptado dejarme visitarle en Chicago y ver la carta en persona para determinar su autenticidad. Si resulta ser genuina, lo cual creo que será según mi investigación preliminar, entonces será la pieza final que atará los cabos de este asunto".

    Era demasiado flipante de contemplar. Yo había sido apenas consciente de que Lovecraft se había casado, y no sabía nada sobre su esposa ni de su época en Nueva York. No se podía negar que todo tenía una extraña e inquietante similitud con lo que parecía estar sucediendo con Shelby y Kym.

    "Ese es un gran trabajo, Sinclair, sigue excavando", le dije. Me estaba meciendo ligeramente adelante y atrás en mi silla con nerviosa emoción. "¡Llámanos en cuanto lo sepas con seguridad y mira si puedes conseguir una copia de esa carta!"

    "Lo haré, Sr. Dakan", respondió Sinclair. “Mientras tanto, les exhorto a los dos a ser muy prudentes. Siento que las cosas podrían pronto llegar a un punto crítico".

    “Lo seremos”, dijo Conrad. "No te preocupes. Tenemos las cosas cubiertas en este extremo".

    Colgamos y Conrad llegó pisoteando las escaleras. "¿Este tipo va en serio?" me preguntó.

    "¿Qué quieres decir?"

    "¿Sabe de lo que está hablando con todo ese rollo de Lovecraft?" La voz de Conrad retumbó en mis aún confundidos oídos, estaba tan intenso.

    Alcé la vista hacia él. "Sin su ayuda yo no habría tenido ni idea de lo que está pasando con Shelby. No realmente. Él es el experto en Lovecraft, eso seguro".

    "Entonces estamos a punto de entrar en territorio seriamente aterrador aquí, ¿no?"

    "No lo sé. Creo que podríamos estarlo." Yo estaba cansado y, en lugar de quedar asegurado por las noticias de Sinclair, estaba más confundido y preocupado que nunca.

    “Entonces debemos tener cuidado, como Sinclair ha dicho. Tenemos que actuar, y actuar pronto, pero también hay que tomar todas las precauciones que podamos”. Habiendo decidido un curso de acción, la cara de Conrad por fin se suavizó. "Has tenido una noche difícil. Deberías dormir un poco".

    "Sí, tienes razón". Me puse en pie desde detrás de mi escritorio y bajé con él escaleras abajo para dejarle salir.

    De pie en la puerta, se volvió hacia mí y dijo: "Hagas lo que hagas, no hables con Shelby ni con Kym. Ni siquiera con Cara. Y si fuera posible, te diría que no soñaras. Pero si tienes algún sueño, asegúrate de escribirlo. Podrían ser importantes. Te llamaré pronto".

    Se giró y cruzó el aparcamiento hacia su coche. Yo me quedé dormido en cuanto la cabeza golpeó la almohada. No recordé ningún sueño.

Capítulo 21

    Me desperté a la mañana siguiente la cuarta vez que el teléfono comenzó a sonar. Yo estaba sin energía por la combinación del bajón de los hongos y la adrenalina después de todo ese terror y tensión, así que dejé que el contestador de abajo respondiera primero. Podía escuchar la voz enojada de una mujer dejar un mensaje, pero me cubrí la cabeza con una almohada hasta que desapareció. Llamó de nuevo algún tiempo después. Y luego otra vez. Los mensajes eran cada vez más cortos, lo que fuese que ella estaba diciendo. Finalmente respondí una vez que había renunciado a toda esperanza de volver a dormirme.

    "Hola", croé.

    "Rick, ¿qué está pasando?" Era Lauren.

    “Hola Lauren. ¿Qué quieres decir con qué está pasando? " Le pregunté. Estaban pasando tantas cosas que no sabía por dónde empezar.

    “Conrad llegó a casa tarde anoche después de que me fuera a la cama y salió por la puerta esta mañana antes de que me levantara. Me dejó una nota extraña acerca de querer que yo le ayudara para presentar una orden de restricción contra Shelby, lo cual ni es una forma de pedir un favor ni es posible puesto que él aún es mi cliente; lo cual, por cierto era otro maldito favor. Y ahora tiene el móvil apagado. ¿Sabes lo que está pasando?”

    Decidí quedarme fuera de eso. "No estoy seguro, Lauren, lo siento. Si lo veo, le diré que te llame, pero no hemos estado hablando mucho". ¿Por qué estaba yo mintiendo? Sabía que Conrad no le había contado todo lo que él había estado haciendo y yo no quería revelar nada que lo metiera en problemas.

    "Estoy muy preocupada, Rick. Muy enfadada también, pero sobre todo preocupada. Ha estado actuando tan raro últimamente, rumiando por la casa cuando está aquí y obsesionado con lo que sea que Shelby esté haciendo. ¿Qué está haciendo Shelby? ¿Lo sabes?

    "De verdad que no. Es un gran misterio. Todos nos lo preguntamos".

    “Pues desearía que vosotros dos paraseis de preguntaros y simplemente dejarais el tema paz. Dejad que haga lo que quiera hacer con esa iglesia. No sé por qué Conrad siente que necesita acosarlo tanto".

    "Estamos preocupados, supongo. Shelby ha estado actuando de manera extraña".

    “Shelby siempre ha sido extraño. Pero Conrad no, y ahora lo es. Eso es lo que me preocupa, y como amigo suyo, eso es lo que debería preocuparle también".

    Quise explicárselo todo. Explicarle por qué Conrad y yo teníamos buenas razones para estar preocupado por Shelby y por Cara y por cualquier otra persona que hubiera sido absorbido por este vórtice de Cthulhu. "Le diré a Conrad que vuelva a casa si lo encuentro, Lauren, lo prometo".

    “Bien, Rick. Solo dile que estoy preocupada".

    Colgamos y quise volver a meterme en la cama. Pero en su lugar marqué el número de Conrad. Saltó el buzón de voz. ¿Dónde estaba Conrad?

    Cuando por fin convoqué a los medios para levantarme y salir a buscar un café, noté con horror inmediato que me había dejado la billetera, las llaves del coche junto a la piscina en casa de Shelby.

    Oh, maldición, maldición, oh, maldición.

    Ya ni siquiera tenía las llaves de repuesto del coche (ya estaba usando esas como las llaves principales del coche). Sin embargo, tenía llaves de repuesto de la casa y un plato lleno de cambio suelto con más que suficiente para café, así que tomé un puñado y salí por la puerta.

    Al principio, ni siquiera pareció extraño que mi coche estuviera en su plaza de estacionamiento habitual. Después de todo, ahí es donde se suponía que debía estar, y allí estaba. Al mirar dentro, vi mi ropa de la noche anterior doblada en una limpia pila sobre el asiento delantero del pasajero y las llaves en el contacto. El coche estaba abierto. Mi billetera estaba en la guantera. Lo único que faltaba de la noche anterior era la pluma de Conrad con el micrófono oculto. Por un momento ilusorio, imaginé que Conrad había recuperado el coche y la ropa de alguna manera, pero sabía que era imposible, o al menos muy improbable. La única explicación lógica era que Shelby o uno de sus seguidores (¿Cara tal vez?) Lo había traído mientras yo dormía.

    La idea de que habían estado aquí mientras dormía, con las llaves de mi casa, corrió por mi mente y bajó por mi columna vertebral, casi asombrándome. ¿Habían entrado mientras yo dormía? ¿Shelby, Kym o Cara me habían susurrado pensamientos secretos al oído como lo había hecho Sonia Greene con Lovecraft? ¿O simplemente estaban evitando problemas legales en el futuro al devolverme las cosas? ¿Era el hecho de que no hubiera una nota una señal de que estaban rompiendo relaciones conmigo para siempre o una invitación a alguna reconciliación? Tenía que cambiar las cerraduras. Ni siquiera sabía si se podía cambiar las llaves de un coche.

    Después del café, me sentí exactamente tan agotado y exhausto como cuando desperté.

    Empujé una silla contra la puerta principal, volví a la cama con mi teléfono móvil y le dejé a Conrad mensajes periódicos. Estuve todo el día sin saber de él, y cuando el teléfono por fin sonó esa noche, el identificador de llamadas era un número que no reconocí, pero era Conrad.

    “¿Qué pasa, Rick? ¿Estas bien?" fueron las primeras palabras que salieron de su boca. Parecía tan cauteloso como preocupado.

    "Estoy bien. ¿Dónde has estado todo el día?”

    "Ya no me fío de mi teléfono. Compré este teléfono móvil desechable en Publix".

    “¿Has hablado con Lauren? Estaba preocupada... "

    “Sí, hemos hablado. Quería que ella ayudara con esta orden de restricción, pero por supuesto que no podía porque Shelby todavía es su cliente. Le dije que debería dejarle y creo que ella estaría más que feliz de hacerlo, pero al parecer no es tan simple de hacer, y aunque lo hiciera, quedaría mal que cambiara de chaqueta y representara a la otra parte ante un juez. . Así que terminamos usando a un colega abogado de Reggie".

    "¿Quién es Reggie?" Pregunté confundido. "¿Qué orden de restricción?"

    "Reggie Malinowski, el vecino de Shelby con quien hablé anoche. Fui allí esta mañana y aparentemente hubo todo tipo de gritos y ruidos extraños procedentes del complejo de Cthulhu anoche después de que irnos. La música fuerte y lo que dijo que sonaban como a explosiones amortiguadas o incluso disparos. Llamó a la policía, pero para cuando se pasaron, todo estaba en silencio y no hicieron nada. Parece que nuestra pequeña invasión de anoche agitó mucho las cosas allí. No sé qué locuras estaban haciendo, pero sea lo que sea, llevó a Reggie al límite. Está listo, dispuesto y puede presentar una orden de restricción contra Shelby y su iglesia. Hemos llamado a su amigo abogado y fuimos esta tarde y presentamos la documentación. Tenemos una audiencia en una semana ante un juez".

    "¿Qué estás tratando de restringirle que haga?" Pregunté.

    “Todo lo que se nos ocurra. Tener demasiadas personas, operar una iglesia desde su casa, ruidos fuertes, cuidado inadecuado de los animales si realmente está sacrificando cabras como dijo Ash".

    “¿Qué dijo el abogado? ¿Funcionará?”

    “Parece pensar que sí, especialmente porque tenemos un juez bastante conservador para la audiencia. Si lo logramos, debería dar un calambre a sus actividades, tal vez hacernos ganar algo de tiempo para que Sinclair nos ayude ”. Hizo una pausa antes de cambiar de marcha. "¿Tuviste algún sueño anoche?"

    Dije que no, y luego le expliqué cómo había encontrado mi coche y la ropa que había llevado esa noche. "¿Entonces qué hago ahora?" Le pregunté. El no respondió. “Conrad, ¿qué hacemos ahora? Tengo que cambiar las cerraduras. ¿Conoces a alguien?”

    "Claro..." dijo después de un largo retraso. "Creo que sí. Puedo hacer que vaya alguien".

    “¿Qué hay de Shelby y Cara? ¿Hay algo que yo pueda hacer con eso?”

    "No, no, no lo creo. Necesitas descansar. Déjame manejarlo, ¿de acuerdo? "

    "Quiero ayudar", dije. Necesitaba hacer algo.

    "¡No!" Dijo Conrad, no del todo gritando. “Simplemente no, ¿vale?. No hay nada que puedas hacer ahora. Déjamelo a mí y a Sinclair.

    "¿A ti y a Sinclair?" Pregunté, mi estómago se revolvió con celos o tal vez resentimiento por haber sido excluido. Sinclair era mi contacto después de todo.

    "Tenemos algunas ideas", dijo Conrad, su tono era agresivamente vago.

    "¿Qué tipo de ideas?" Pregunté, sin ocultar mi molestia.

    "No puedo hablar contigo sobre eso ahora. Escucha, tú ve a acostarte. Estaré en contacto." Me colgó.

    Estaba demasiado agotado para entender realmente qué le pasaba a Conrad. ¿Por qué eran tan, a falta de un término más preciso, capullo de pronto? ¿Cuándo había hablado con Sinclair? Supongo que obtuvo su número cuando lo llamamos anoche.

    Sinclair era mi fuente, y me preocupaba que Conrad no lo tratara bien o, lo que es peor, que tratara de sacarme a mí de las cosas del todo. Me quedé allí y reflexioné sobre todo lo que había sucedido, mi mente daba vueltas y vueltas en círculos, sin progresar, sin lograr la iluminación. Después de un tiempo, incluso me quedé dormido y soñé algo que no puedo recordar, pero que, sin embargo, me dejó perturbado y aterrado al despertar tarde a la mañana siguiente. Apenas llegué al baño a tiempo antes de vomitar por todo el suelo de azulejo. ¿Estaba enfermo? ¿Eran nervios? ¿Shelby también me había echado una maldición? Bajé las escaleras y me demoré lo justo para tomar un vaso de agua y apagar el timbre y el volumen del teléfono. No más llamadas. No más pensar en Cthulhu ni en la vigilancia ni en nada hasta que me sintiera mejor. Y tal vez entonces acabaría todo el mareo.

    Alguien llamó a la puerta esa noche. Pensé haber podido distinguir la voz de Conrad, pero yo no quería verle. No quería ver a nadie. Esperé hasta que desaparecieron los golpes antes de bajar las escaleras de nuevo. Había diecisiete mensajes esperándome en el contestador automático. Para su crédito, solo trece de ellos eran de Conrad, principalmente en la línea de "¿dónde diablos estás?" y "¿estás bien?" Pensé en devolverle la llamada, pero no había dejado su nuevo número de móvil y yo no quería enfrentar la posibilidad de hablar con Lauren y mentirle otra vez si llamaba a su casa. Regresé a la cama. Tomé media docena de pastillas para dormir sin prescripción y volví a dormir.

    Y luego me sentí genial. Desperté renovado y listo para el mundo. Tampoco recordaba los sueños de esa noche, pero de alguna manera me habían dejado con la esperanza de que todo saldría bien. Me duché, me afeité y revisé mi correo electrónico.

    Más de Conrad, por supuesto. No me molesté en leerlos todos, simplemente le envié un correo electrónico directamente y le dije que había estado enfermo, pero que ahora estaba mejor y que debería llamarme a mi teléfono móvil. Luego salí a desayunar algo.

    La realidad llegó cayendo y aplastando todo a mi alrededor en cuanto entré en mi local favorito para desayunar y miré hacia el estante que contenía una pila del último número de la Voz Semanal. Justo en la portada había una foto de un delgado y de cabello oscuro inconformista con gafas sosteniendo una copia del Manifiesto Cthulhu con una mirada sardónica en el rostro. Sobre él, el titular decía: MI CONMOCIÓN CON EL CULTO A CTHULHU.

    "Oh, mierda", dije, y recogí el periódico, abriéndolo por el artículo presentado.

    El hombre de la portada era el autor del artículo, Wendell Locking, el mismo periodista que había escrito en el blog sobre la muestra de arte semanas atrás y que había prometido una exposición más profunda de Shelby y su iglesia a Cthulhu.

    De alguna manera, Locking había conseguido que lo invitaran a una de las casas de fiesta de Shelby, y una descripción vívida de ese evento era el único informe realmente nuevo en el artículo. Su experiencia había sido casi idéntica a la mía en todos los detalles importantes, aunque él jugaba los aspectos más salaces tanto como era posible. El artículo también incluía una buena cantidad de material de antecedentes sobre Lovecraft, Cthulhu y el Necronomicón, aunque todo se presentaba de una manera muy irónica. El verdadero veneno en la pieza estaba reservado para el propio Shelby, puesto que rememoraba los acontecimientos del año pasado en la casa del Paseo del Punto del Indio y de las quejas de los padres al encontrar el Manifiesto Cthulhu entre las cosas de sus hijos. El artículo terminaba con un resumen que, aunque se alejaba del distanciamiento periodístico, resumía todo el asunto de una manera que la mayoría de las personas que lo vieran desde el exterior estarían de acuerdo con que:

    «Tyree es ante todo un provocador. Le encanta presionar los botones de las personas y probar sus límites. Su degradante exposición de arte, sus falsas fiestas de drogadicción y sus extraños tratados religiosos están dirigidos directamente al corazón de los valores tradicionales y dominantes y los complejos de nuestra sociedad sobre el sexo, las drogas y Dios. Y si se tratara solo de actuación, no habría problema. Los problemas de la sociedad también me molestan. Los elementos más conservadores de Sarasota se quejarían. Los universitarios acudirían a sus eventos. El año que viene todos lo habríamos olvidado. Pero al verlo de primera mano, uno se da cuenta de que esto es más que un simple y tonto teatro experimental. Tyree es más intenso. Las personas cercanas a Tyree que me hablaron extraoficialmente están de acuerdo en que, de hecho, es tan intenso que en realidad solo hay dos posibilidades: o se cree su "religión" y realmente quiere que la gente adore a Cthulhu, o es un timador y está intentando para sacar algún tipo de estafa. O tal vez ambos. De cualquier manera, no es divertido en absoluto.

    Yo no estaba del todo seguro de si el artículo era útil o no. La publicidad y la vívida descripción de la fiesta en la casa sin duda atraerían a reclutas más interesados ​​del tipo exacto que Shelby y Kym estaban buscando. Por supuesto, la atención también despertaría aún más el sentimiento público contra de ellos, pero después de ver el maravilloso y terrible mundo que se habían construido dentro de aquella casa, supe que ellos apenas pensaban o se preocupaban por el sentir público. Al considerarlo más, me di cuenta de que el artículo podría ayudar a reforzar el caso judicial contra Shelby y quise asegurarme de que Conrad lo viera.

    Después del desayuno, pillé un par de copias adicionales para el abogado y me fui a casa.

    Conrad y yo por fin hablamos por teléfono esa noche, y me sentí un poco decepcionado, pero no sorprendido, al descubrir que él ya había visto el artículo.

    "Sí, lo vi", dijo Conrad. "El abogado dice que definitivamente ayudará con el juez". Parecía distraído, ansioso por colgarme el teléfono, a pesar de que me había estado dejando mensajes durante dos días.

    "Eso está bien. ¿Algún nuevo desarrollo?”

    "He descubierto una manera de manejar las cosas sin ti", dijo Conrad, con una extraña mezcla de disculpa y cautela en su voz.

    "¿Qué quieres decir?"

    “Instalé algunas cámaras de seguridad alrededor de la casa de Shelby. Puedo monitorarlos online desde cualquier parte".

    "¿Cuánto ha costado eso?" Estaba pensando en el bolígrafo de grabación de $1.000 y los sobornos a Ash y todo lo demás.

    "No es problema tuyo", espetó Conrad. "Se está gestionando".

    Supongo que no era de mi incumbencia cómo se gastaba él su dinero, y además, obviamente, estaba de muy mal humor y yo no quería provocarlo, así que cambié de tema. "No he sabido nada de Sinclair desde que hablamos con él la otra noche", dije.

    "Yo hablé con él", dijo Conrad.

    "¿Y?" Pregunté, después de que Conrad no dijera nada durante varios segundos.

    “Aún no hay nada nuevo que informar. Él todavía está investigando ". Por su tono despectivo, no podía saber si estaba molesto porque no había nada nuevo o si me estaba mintiendo.

    "Bueno, ¿qué necesitas que haga?" Le pregunté. "Me siento mucho mejor ahora".

    “Nada. Lo tengo cubierto, ya te lo he dicho".

    "Escucha, Conrad, estaba enfermo de veras, pero ahora quiero ayudar en esto".

    Conrad suspiró, pero su tono se volvió más conciliador. "De verdad no hay nada que puedas hacer ahora, Rick. Lo tengo cubierto".

    "Bueno, ¿quieres que nos veamos para repasar las cosas?" Le pregunté. "¿Cenar o algo así, hacer una sesión de lluvia de ideas nuevas?"

    "No tengo tiempo. Estoy en medio de algo".

    "¿Qué?" Le pregunté. Esto se estaba volviendo frustrante. ¿Por qué me estaba excluyendo?

    "No puedo decírtelo".

    Me tragué el impulso de espetarle algo, pero aún había cierta aridez en mi tono cuando dije: "¿Que no puedes decírmelo? ¿Por qué no?"

    "Simplemente no puedo. ¿Por qué no vas a descansar un poco más y te recuperas, de acuerdo? "

    "¡Me siento bien!" Dije exasperado. "¿Qué demonios está pasando?"

    "Simplemente no puedo incluirte en esto ahora", dijo Conrad, su voz ahora también era enojada. "Así que déjalo en paz".

    "¿Qué? ¿No puedes incluirme en «esto»? ¿Por qué? ¿No confías en mí? "

    "Si quieres saber la verdad, no, no confío".

    "¡Casi me ahogo en esa piscina!" Grité al teléfono. "¿Crees que estoy de su lado?"

    "¡No lo sé! ¿Como puedo confiar en ti? No puedo confiar en lo que podrían haberte hecho. Lo que podrían haberle hecho a tu mente. ¿No lo entiendes? Has estado expuesto a las técnicas de Kym dos veces. Primero te preparó a ti y a todos los demás en la fiesta de la casa y luego te dio en la cabeza a lo grande con el té drogado. Como con esa Greene y Lovecraft. Ella ha estado en tu cabeza, Rick. Ella y Shelby, los dos. Y que yo entienda, todavía están ahí".

    "No hay nadie en mi maldita cabeza", dije. "¿De dónde sacas esta mierda?"

    "He estado investigando. Sé cómo funcionan estas cosas y tú muestras algunos de los signos. No todos los signos, pero algunos de ellos".

    "¿Signos de qué?"

    "De posesión".

    "Tú estás chiflado", dije. "No estoy poseído".

    "¡Tú no lo puedes saber! Ahí está la cosa. Sinclair me recomendó algunos libros y yo partí allí. Escucha, podemos luchar contra esto. Te enviaré algo que debería ayudarte. Pero ahora necesito mantenerte alejado hasta que sepamos que tu cerebro es todo tuyo, ¿de acuerdo? Yo no tenía idea de cómo reaccionar ante eso y Conrad tomó mi silencio como asentimiento. "Hablaré contigo cuando pueda", dijo. "Descansa un poco." Luego colgó.

    ¿Poseído? Me habían colocado y probablemente cogí un resfriado corriendo mojado y desnudo. No había indicios de que Kym me hubiera poseído. Tampoco es que yo creyera en la posesión siquiera. Supuse que podría haber habido algún tipo de sugerencia poshipnótica en acción en mi mente. ¿Podría ser eso? Eso sonaba plausible. ¿Por eso me enfermaba del estómago cada vez que pensaba en volver a la casa de Shelby y de Kym, porque me habían implantado algún tipo de miedo subliminal? Era una idea enfermiza, pero yo no sabía lo suficiente sobre hipnotismo ni sobre cómo funcionaba para saber con certeza que no era posible. Demonios, si me hubieran hipnotizado podría haber fragmentos de esa noche que ni siquiera recordaría. Conrad tenía la grabación con el micrófono oculto, pero debe de haber pasado algún tiempo sin escuchar mientras hablaba con el vecino. Si yo había estado hipnotizado durante ese tiempo y Conrad solo se hubiese dado cuenta más tarde al volver a escuchar la grabación, eso podría explicar su repentino cambio de actitud. La próxima vez que hablara con él, tendría que pedirle que me dejara escucharla por mí mismo.

    Pasé los siguientes días en una especie de neblina, deambulando por la casa y buscando señales de que estaba bajo algún tipo de influencia externa. Alquilé El Mensajero del Miedo, ambas versiones, lo que no fue una buena idea, ya que simplemente me puso ideas más paranoicas. La información online sobre la hipnosis y la posesión era un desastre: relatos contradictorios y descripciones de cómo funcionaba. Los escépticos decían que no funcionaba. Los practicantes decían que sí. Mucha evidencia anecdótica decía que funcionaba en algunas personas pero no en otras.

    No hice ningún trabajo en toda esa semana, y comencé a pasar más y más tiempo en la cama, preguntándome qué estaba haciendo Conrad. Dejé de llamarle después del segundo día. Al tercer día me desperté tarde en la mañana y encontré un sobre pegado a mi puerta. Mi estómago dio un vuelco y sentí un destello momentáneo de aturdimiento cuando el miedo me atravesó. ¿Un mensaje de Shelby? No. Era de Conrad.

    El sobre contenía cinco fichas con diseños geométricos que incorporaban diferentes combinaciones de triángulos, cuadrados y círculos. La breve nota dentro decía que yo tenía que meditar en cada tarjeta durante diez minutos dos veces al día y que eso me ayudaría. Como ninguna otra cosa ayudaba, decidí probarlo. Resulta que mirar un patrón sin sentido durante diez minutos es muy aburrido, pero lo hice con las cinco cartas. Una hora después, me dolía la cabeza y, aunque no me sentía poseído o hipnotizado, seguía sin estar seguro de no estarlo. Esa es la trampa con el tratamiento de un problema que no tiene síntomas. ¿Cómo sabes cuándo estás curado?

Capítulo 22

    La noche del veintiocho de abril, llamaron a mi puerta. Estaba en la sala de estar, viendo un episodio de hacía tres días de Charlie Rose en mi Tivo, y di un brinco ante el sonido. No había salido de la casa ni hablado con nadie que no entregara pizza en cuatro días. Sin afeitar, sin lavar y con la misma ropa por segundo día consecutivo, miré por la mirilla. Era Conrad.

    "Ey", dije después de abrir la puerta. "¿Qué pasa?"

    Me pasó rozando, hablando a toda pastilla. "La audiencia es mañana. Se ha cambiado a las 9:00 a.m., lo cual es bueno, porque podemos saltar directamente sobre él. Llamé a la prensa y les dije lo que está ocurriendo, y estoy convencido de que ese Locking de la Voz Semanal estará allí, y tal vez alguien del Herald Tribune también, aunque tal vez no. Ya veremos. Pero tendremos que estar listos para movernos rápido en ese punto porque algo grande se está gestando allí. Algo realmente grande y realmente horrible".

    "Hola a ti también", le dije. "¿Significa esto que ya no crees que estoy poseído?"

    "¿Has usado esas cartas como te dije?" preguntó mirándome fijamente a los ojos.

    "Sí", dije, aunque no había sido muy diligente con ellas desde el primer día.

    "Entonces deberías estar bien".

    Me senté a la mesa del comedor y le indiqué que hiciera lo mismo, pero él se quedó de pie. "Bueno, ¿de qué demonios estás hablando?" Dije.

    "Tienes que venir conmigo ahora", dijo. "Necesito que también seas testigo".

    “¿Testigo de qué? ¿Ir a donde?" Tenía miedo de que quisiera que fuera con él al complejo Cthulhu.

    “Para encontrarme con Ash. Lo expulsaron del culto y se va de la ciudad, pero contactó conmigo para decirme que hablaría una última vez antes de desaparecer definitivamente".

    "¿Y quieres que yo vaya?"

    Conrad respiró hondo y luego lo dejó salir lentamente. "Sí. Quiero que escuches lo que tiene que decir, pensé que querrías venir".

    "¿Y qué pasa si estoy poseído o lo que sea?" Pregunté de nuevo.

    "Usaste las cartas, ¿no?" preguntó dándome una mirada de evaluación.

    “Claro. Y me siento genial”, dije mintiéndonos a los dos.

    "No pareces estar genial", miró su reloj. "Tenemos tiempo para que te des una ducha rápida y te pases una cuchilla por la cara. Nos reuniremos con él a las 11:30".

    "Vale", dije, encontrándome feliz ante la perspectiva de salir de la casa.

    Menos seguro sobre lo feliz que estaba de que Conrad hubiera cambiado una vez más su actitud hacia mí 180 grados. Aun así, me alegraba entrar otra vez en las cosas con Shelby, sin importar cuán extraño estuviera actuando Conrad.

    "Dame diez minutos".

    Nos encontramos con Ash en el bar de un Applebee's a la salida de la interestatal. No es el tipo de lugar donde esperas encontrarte con un desertor de un culto alienígena, ni el tipo de lugar al que me gustaba ir, nunca. Yo estaba dispuesto a apostar que Shelby y sus secuaces tampoco vendrían a buscarlo aquí.

    Él estaba acurrucado en una cabina de la esquina con una gorra de béisbol echada sobre los ojos, lo cual lo hacía más, no menos, visible. Pero el lugar estaba casi vacío de todos modos, y los pocos clientes restantes no parecían prestarle atención.

    Nos hizo un gesto con la cabeza desde el otro lado de la sala, y logró terminar su cerveza en el tiempo que nos llevó acercarnos a él y sentarnos.

    "No tengo mucho tiempo", dijo. "Mi coche llegará pronto". Su voz era áspera y baja, como si tuviera un resfriado. "¿Tienes mi dinero?"

    Miré a Conrad, a punto de preguntar qué dinero, cuando lo vi sacar un arrugado sobre del bolsillo delantero y pasarlo a Ash por la mesa. Cuando lo abrió para contarlo, vi un fajo de veinte allí, al menos unos cuantos cientos de dólares.

    "Ahora, cuéntanos todo", dijo Conrad. "¿Qué va a pasar?"

    "Te dije que no lo sabía exactamente", se quejó Ash. "Me han mantenido en la oscuridad durante algunas semanas, y después de la otra noche, me echaron para siempre. Estaba haciendo demasiadas preguntas para el gusto de Shelby. Joder, cualquier pregunta es demasiada para su frágil y jodido ego".

    "Tú dinos lo que sabes", insistió Conrad sin tratar de ocultar su impaciencia.

    "Bien, bien", dijo Ash, luego fijó sus ojos en mí. "A tí especialmente te conviene escuchar esto".

    "¿A mí?" Pregunté nervioso por lo que eso podría significar. ¿Iba Shelby a por mí?

    “Después de lo que sea que pasó entre tú y él la otra noche, las cosas se volvieron locas del copón. Shelby y Kym estaban cabreados de la hostia. Irrumpieron en la casa, sacaron a todo el mundo de las habitaciones y nos soltaron una charla sobre seguridad y lealtad y esas mierdas. Cara también estaba allí, pero estaba muy callada, ¿sabéis?. Deprimida. Kym y Shelby simplemente la ignoraron esa noche.

    “Pero luego, en los días siguientes, las cosas se pusieron un poco raras. Quiero decir raras de verdad, hasta para los estándares Cthulhu. Estábamos muy ocupados preparándonos para un gran ritual que se avecina. Pero a mí me mantuvieron fuera de los detalles. Me dejaron haciendo trabajos de jardinería y cosas así. Pero yo sabía que algo grande iba a pasar."

    "Y vi que Cara estaba un poco deprimida por ahí, así que intenté hablar con ella una noche y, ¿sabes?, ver qué estaba pasando. Yo había oído de algunos de los otros que ella había tenido algún tipo de pelea con Kym y Shelby por algo y que tal vez ella estaba en la lista negra con ellos. Entonces, como dije, ella estaba en la lista y yo estaba en la lista, así que pensé que podríamos apoyarnos mutuamente, ¿sabes? Y al principio parecía que ella quería hablar. Repasamos algo sobre cómo se estaban poniendo de raras las cosas y ella mencionó que su gran día se acercaba pronto y que no estaba segura de cómo se sentía al respecto ahora".

    "¿Su gran día?" Le pregunté. "¿Qué significa eso?"

    "No estoy seguro", dijo Ash. "Ella no quiso contármelo exactamente, pero tenía algo que ver con el gran ritual y con que, al principio, ella iba a hacer una cosa, pero ahora hacía otra y estaba abatida por eso. Pero luego Shelby entra andando y hablando y nos separa, y me manda a hacer una mierda servil. Y luego escuché, como gritos de algún tipo. O tal vez llanto. No podría saberlo exactamente. Todo lo que sé es que, la próxima vez que intenté hablar con Cara a solas, se me volvió loca por completo. Gritándome y acusándome de ser, ¿sabes?, un traidor y demás. Y en ese momento pensé, "a la mierda", y recogí mi mierda y me marché".

    "¿Y qué sabes sobre este ritual en el que se supone que ella juega un papel clave?" Preguntó Conrad.

    "Ya te lo dije por teléfono, no estoy realmente seguro al 100 por ciento de esto", dijo Ash.

    "Ya, ya, lo entiendo, pero ¿tienes una idea?"

    "Eso creo".

    "Cuenta", dijo Conrad.

    “Vale, los susurros por la casa es que antes Cara iba a ser como la celebrante. La que supervisa el ritual. Pero ahora, dado que algo sucedió, que ella la fastidió o lo que sea, ahora va a desempeñar el papel del sacrificio, y que esta vez tendrá que renunciar a algo, que no todo será solo fingir".

    "¿Qué demonios significa eso?" Le pregunté. "¿Qué significa «renunciar a algo»?"

    "Escucha, hombre, no lo sé seguro. Eso es solo lo que escuché. Es lo que todos en la casa dicen. Que va a ser muy extremo esta vez. El sacrificio más grande que han hecho hasta ahora".

    "¿Van a hacerle daño?" Pregunté luchando contra el impulso de extender los brazos y zarandearle las respuestas.

    “Quizá, hombre. No pondría yo eso fuera de sus límites en este momento. Lastimarla o algo peor".

    "¿Qué es algo peor, matarla?" Exigí, horrorizado.

    "No estoy diciendo eso. No lo sé. Pero... No. No lo sé, hombre".

    "¿Y cómo lo averiguamos?" Pregunté, apoderado por la ansiedad. "¿Qué hacemos para detenerles?"

    Ash se puso en pie. “No tengo idea, hombre. Eso os toca a vosotros descubrirlo. Yo he hecho mi parte y os he dicho lo que sé. Me tengo que ir".

    "Esperaba que cambiaras de opinión y al menos vinieras a la audiencia mañana y testificaras", dijo Conrad.

    Ash negó con la cabeza. "Eso no va a pasar. No voy a ir a ninguna parte cerca de Shelby otra vez. Ni a un juzgado. Te he dicho a ti lo que vi, pero no se lo diré a nadie más".

    Se fue sin decir una palabra más, y me volví hacia Conrad, que estaba sentado en el asiento exterior de la cabina, impidiéndome salir. "¡Tenemos que detenerle, obligarlo a ir a la policía!" Dije.

    "Ya lo he intentado", dijo Conrad. “Dos veces con esta. Se negó antes y ya has oído lo que acaba de decir. No quiere hablar con la policía. Quiere estar lo más lejos posible de Shelby y de Kym lo más rápido posible. Creo que les tiene miedo".

    "A ellos o a la policía por alguna razón", dije, aunque pude empatizar. Yo también tenía miedo de Shelby y de Kym. "Pero tenemos que ayudar a Cara".

    "Y lo haremos", dijo Conrad. "En la audiencia de mañana lo tendremos arrinconado". No podrá hacer el ritual en su casa y entonces, ¿dónde lo hará? En ninguna parte".

    "Quizá, pero ¿y si eso no lo detiene? ¿Qué le pasa a Cara entonces? Suponiendo que lo que haya dicho Ash es cierto y que de verdad hay un gran ritual. Ni siquiera sabemos cuándo se supone que debe ser, ni si es en su casa siquiera".

    "Oh, creo saber cuándo será. Pasado mañana".

    “Jesús, ¿en serio? ¿Tan pronto? ¿Cómo lo sabes?”

    “Hablé con Sinclair. Es Walpurgisnacht, la noche de las brujas. El 30 de abril. Al parecer es inmensamente importante en las historias de Lovecraft. Muchas cosas importantes suceden entonces. Sinclair puede decírtelo cuando llegue aquí".

    "¿Sinclair está viniendo aquí?" Pregunté sorprendido. "¿Por qué?"

    "Él quiere venir", dijo Conrad. "Además, como dijiste, él es nuestro experto. Pensé que sería mejor tenerlo a mano para ayudar como pueda. Además, tiene esa carta. Detenemos el ritual con la orden judicial y luego enfrontamos a Shelby y a Cara con la carta de Sonia Greene".

    "Tienes mucha fe en el poder de esa carta". Yo tenía mis dudas de que cualquier cosa en una carta pudiera alterar la mente de Shelby en este momento.

    “Sinclair encontró algo en la carta que está bastante seguro de que puede ayudarnos a romper el hechizo de Kym. Ya verás. Es como las tarjetas que me ayudó a dibujar para ti. Las tarjetas te ayudaron, ¿verdad? "

    No sabía si las tarjetas habían hecho algo, pero no estaba seguro de que me pasara algo malo en primer lugar. Pero sabía que Conrad creía en el poder de las tarjetas y yo no quería preocuparlo ahora que por fin había comenzado a confiar en mí otra vez. "Sí, ayudaron".

    "Sinclair cree que puede elaborar algo similar en función de lo que está en la carta. Y una vez que funcione y Shelby vea a Kym como lo que realmente es, todo se desmoronará ”. Hubo un destello en los ojos de Conrad y él miró más allá de mí o a través de mí en lugar de a mí, como si estuviera imaginando exactamente cómo se desarrollaría todo.

    "¿Estás seguro de eso?" Pregunté.

    "Cierto", afirmó Conrad. "Mañana por la mañana a las 9:00 a.m. en el juzgado será el inicio del fin". Entonces miró a su alrededor, como si de repente supiera dónde estábamos por primera vez. "Oh, ¿quieres tomar una copa o algo?" Preguntó.

    Me sentí mal del estómago otra vez. "No, estoy bien. Solo llévame a casa. Necesito descansar para mañana".

    El nuevo Palacio de Justicia del Condado de Sarasota se encuentra en la calle frente a la versión clásica más pequeña que se construyó en la década de 1920, y es casi tan antiguo como cualquier cosa que se encuentre en la ciudad. Los estilos mediterráneos del original, con su inútil pero atractiva torre y patio ajardinado, siempre me han atraído, pero se han vuelto estrechos y luego inseguros con los años. La nueva estructura parece enorme desde la distancia con solo un toque de sensibilidad art deco en sus líneas, pero de cerca parece más pequeño. Era como si alguien hubiera tomado un diseño para un edificio imponente y luego lo hubiese reducido un un tercio, llevándose más del 33 por ciento de lo impresionante.

    Me enconté con Conrad delante del edificio y pasamos por el ajetreado vestíbulo, los detectores de metales en el punto de control de seguridad y subimos las escaleras mecánicas a nuestra sala de tribunal asignada.

    Conrad iba con su mejor atuendo de traje y corbata, con aspecto más pulido y compuesto de lo que yo le había visto en mucho tiempo. Yo llevaba pantalones holgados, pero había logrado encontrar tiempo para plancharme la camisa y no me sentía fuera de lugar, especialmente una vez que vi al vecino de Shelby, el Sr. Malinowski. El dentista retirado iba con pantalones cortos de tenis, zapatillas de deporte y un polo verde azulado. Uniforme estándar para cierto tipo de jubilado rico de Sarasota que considera que es la vestimenta adecuada para cualquier asunto a la luz del día. Nos saludó con un serio apretón de manos y presentó a su abogado, Benjamin Wallace, antes de que todos entráamos a la sala del tribunal.

    Mi pulso comenzó a aumentar cuando entramos, pero la pequeña cámara estaba vacía, excepto por un empleado y un guardia de seguridad, sin ninguna señal de Shelby. Malinowski y su abogado se sentaron a una mesa frente al elevado estrado donde se sentaba el juez, y Conrad y yo nos sentamos en el área general de asientos tras ellos. La sala del tribunal estaba en silencio, rígida y fría bajo las luces fluorescentes, a pesar de los paneles de madera rubia y la suave alfombra bronceada. Parecía eficiente, profesional y un mundo lejos de todo lo que tuviera que ver con Cthulhu o con el Necronomicón o con Shelby. Cada vez que escuchaba el creciente ruido del pasillo que indicaba que alguien había abierto la silenciosa puerta, me giraba para ver quién podía ser.

    La mayoría eran otros abogados y otros clientes (éramos la primera pero no la única audiencia en la lista). Me había acostumbrado bastante al desfile de hombres y mujeres con trajes cuando Shelby y su abogado entraron por la puerta, yo ya había comenzado a girar hacia el frente antes de que mi mente procesara lo que había visto.

    No sé lo que había esperado: las túnicas de culto, las máscaras de Cthulhu o la desnudez eran todas opciones ridículas, por supuesto, pero así era como me imaginaba a Shelby ahora. Entonces, cuando entró con el cabello peinado hacia atrás y un traje crema informal pero a la moda que se adaptaba perfectamente a la primavera en Florida, no pensé que podría ser él. Tiré de la manga de Conrad y los dos nos miramos mientras Shelby caminaba a nuestro lado sin malgastar una mirada en nuestra dirección. Pensé haber percibido el indicio de una sonrisa mientras pasaba ante nosotros, tal vez una burlona o posiblemente graciosa. Él y su abogado se sentaron tras su mesa frente al Sr. Malinowski.

    "Sabe arreglarse", le susurré al oído a Conrad, pero él me ignoró. Estaba demasiado ocupado tratando de hacer agujeros con los ojos en la parte posterior de la cabeza de Shelby.

    Después de unos diez minutos de incómodo silencio, todos nos levantamos cuando el secretario lo ordenó y el juez Carl Haggard entró en la sala del tribunal y se sentó en el banco. El juez de cabello plateado era ocupado y profesional, obviamente listo para pasar por las audiencias de la mañana al ritmo más rápido posible. Mirando a mi alrededor, vi lo que supuse que eran al menos otros cuatro casos de abogados esperando su juicio también.

    El abogado de Malinowski fue el primero, pidiendo un interdicto temporal contra Shelby Tyree y todos los residentes de su casa bajo el Estatuto de Florida 60.05, Supresión de Molestias. El abogado leyó la definición relevante de una molestia según la ley de Florida con voz monótona trabajando las palabras lentamente mientras las leía en la letra impresa frente a él,

    "Quienquiera que erija, establezca, continúe o mantenga, posea o arriende edificio, caseta, tienda o lugar que tienda a molestar a la comunidad o dañar la salud de la comunidad, o volverse manifiestamente perjudicial para la moral o los modales de la gente. Le pedimos a su señoría que emita un interdicto contra el Sr. Tyree de organizar todo tipo de asambleas, eventos, rituales u otras reuniones en su domicilio hasta el momento en que este asunto se pueda decidir en el juicio".

    "¿Y cuál es la naturaleza de estas supuestas molestias?" preguntó el juez con tono uniforme e inescrutable.

    "Su señoría, con su permiso, mi cliente, el Sr. Malinowski, quisiera dirigirse al tribunal sobre este asunto".

    El juez ordenó que Malinowski jurara y le pidió que relatara sus quejas con cierto detalle. Yo esperaba que él ocupara la silla de testigos, pero de hecho habló desde el podio entre las mesas de los dos lados opuestos.

    "Su señoría, es posible que haya visto algo sobre este hombre en los periódicos últimamente", comenzó Malinowski. Esperó a que el juez reconociera que sí, pero no obtuvo respuesta. "En cualquier caso, es un conocido alborotador. El año pasado se metió en todo tipo de problemas con sus fiestas. Todos hemos leído sobre aquello en el periódico. Y ahora con esta extraña iglesia suya, simplemente no me siento seguro en mi propia casa".

    “Y usted alega que el Sr. Tyree está haciendo algo ilegal en su casa, la cual está al lado de la suya, ¿correcto?”

    "Bueno, su señoría, siempre hay todo tipo de personas entrando y saliendo de allí en todo momento de la noche. Y con esa gran cerca que han levantado, cualquier cosa podría estar pasando allí. Hay ruidos fuertes a veces. Muy ruidoso".

    "¿Y se ha quejado de estos ruidos al Sr. Tyree? ¿O presentado quejas oficialmente?”

    “No, su señoría. No duran tanto. Para cuando un oficial llega, las cosas se han calmado y no tiene sentido llamar. Para ser honesto, no pensé demasiado en eso antes de darme cuenta de qué tipo de personas viven allí. Es un culto, su señoría. No lo digo yo, claro, sino que lo leí en los periódicos. Es un culto y nuestro vecindario no es el lugar para actividades como esa".

    El juez lo miró con cara de piedra. "Ayúdenme aquí, Sr. Malinowski", dijo. "Todavía no me queda claro cuál es exactamente la naturaleza de la molestia y contra qué está pidiendo un interdicto".

    "Bueno, son cosas que se describen en los periódicos, su señoría. Estos rituales y fiestas y similares. Son más que indecorosos y traen el elemento equivocado al vecindario. Puede verlo por usted mismo en los artículos".

    El juez se giró hacia el abogado de Malinowski, quien se estaba acercando a él con un puñado de recortes, y detuvo al abogado en seco. "Usted sabe como es esto, Sr. Wallace".

    Me sorprendió cuando habló el abogado de Shelby. “No tenemos ninguna objeción a que vea los artículos, su señoría. Mi cliente no tiene nada que ocultar o de lo que avergonzarse".

    El juez levantó ligeramente la ceja de sorpresa ante esta concesión del abogado de Shelby y dijo: "Muy bien, déjeme ver los artículos".

    El abogado de Malinowski entregó los recortes de los periódicos semanales y diarios, junto con lo que parecían algunas impresiones de sitios web, y se los entregó al secretario, quien los pasó al juez. Mientras este miraba los documentos, yo miraba a Shelby, que estaba sentado, quieto, con la postura perfecta en su asiento. La única grieta en su fachada tranquila provenía de su mano izquierda, que jugueteaba con un pequeño amuleto o colgante de oro bajo la mesa, fuera de la vista del juez. Le di un codazo a Conrad y se lo señalé, pero él parecía haberlo notado.

    Después de unos minutos examinando los documentos, el juez se los devolvió a su empleado y dijo: "Sr. Malinowski, no estoy completamente seguro de cuál es la relevancia de estas páginas para su solicitud".

    "Su señoría", dijo el vecino de Shelby, "se puede ver claramente que es una especie de degenerado. Estas fiestas las tiene donde hace que la gente piense que están drogadas, y estos libros raros que está pasando a las escuelas. Eso no está bien, su señoría. Es perturbador para nuestra paz y simplemente no está bien".

    El juez dirigió su atención al abogado de Shelby. "Consejero, escuchemos a usted".

    El abogado de Shelby subió al podio. "Juez, no hay ninguna base para otorgar este interdicto y, como usted, estoy francamente confundido acerca de contra qué exactamente están tratando de obtener una medida cautelar. Mi cliente no ha violado ninguna ley y no ha habido quejas de ruido presentadas contra él. En cuanto a las actividades descritas en esos artículos, no son relevantes, su señoría. Notará que ninguna de estas llamadas «fiestas en la casa», en las que ni siquiera se alega que haya ocurrido nada ilegal, ocurrían en la casa de mi cliente. Entonces, pregunto nuevamente, ¿qué está pidiendo el Sr. Malinowski aquí mismo? Y en cuanto al estatuto citado por mi colega, el Sr. Wallace, él sabe tan bien como yo, y como estoy seguro su señoría, que esos estatutos fueron escritos para restringir los burdeles y las salas de juego, su señoría. No ha habido denuncias de ese tipo de actividad en la casa de mi cliente. No hay nada aquí, su señoría".

    “¿Puedo decir algo más, juez?”, intervino el Sr. Malinowski, levantando la mano. El abogado de Shelby le mostró una sonrisa irónica y le cedió el podio. "Juez, todos sabemos lo que está pasando allí. Fiestas sexuales. Consumo de drogas. Todos sabemos que eso es lo que este culto hace. Prácticamente le echaron de la ciudad el año pasado después de lo que sucedió en la otra casa donde vivía. Estoy seguro de que recuerda eso, juez. Está haciendo lo mismo ahora, solo que diez veces peor porque tiene a todo este culto satánico en marcha y si no es contra la ley tener un culto en su casa montando fiestas sexuales y tomando drogas, entonces no sé qué lo es".

    El abogado de Shelby no estaba dispuesto a dejar que estas acusaciones quedaran sin respuesta. “No hay evidencia, su señoría, ninguna, de que mi cliente tome drogas o haga algo ilegal en su casa. Si el Sr. Malinowski tiene tal evidencia, le pedimos que la presente".

    "¿Tiene alguna evidencia de actividades ilegales, Sr. Malinowski?" preguntó el juez.

    "Venga ya, su señoría", protestó el vecino, su voz goteaba con desdén mientras miraba a Shelby. "Todos somos hombres del mundo. Sabemos lo que realmente está pasando aquí".

    "¿Puedo decir algo, su señoría?" gritó una voz clara y dominante. Era Shelby, y su solicitud atravesó la sala del tribunal como un cuchillo, atrayendo todas nuestras miradas hacia él. Se puso de pie y se acercó al podio mientras Malinowski retrocedía.

    "No faltaría más", dijo el juez.

    Cuando ocupó su lugar, vi el destello de algo metálico todavía en la mano izquierda de Shelby. Era una pieza de oro irregular y plana de aproximadamente un centímetro de ancho. Shelby estaba pasando el pulgar por su superficie trazando el mismo patrón simple una y otra vez mientras comenzaba a hablar.

    “Su señoría, soy, debo admitirlo libremente, un hombre inusual. Un hombre complicado. Incluso un hombre controvertido. Pero también soy un hombre libre. Libre, como todos, para practicar mis creencias y tener mis propias ideas, siempre y cuando eso no haga daño a ninguna otra persona. Y no he hecho daño, su señoría. Sí, he comenzado una iglesia, una iglesia legalmente reconocida y registrada, podría agregar, con todos los documentos archivados y las tarifas pagadas. Algunos lo llaman culto, pero lo hacen por prejuicios, no por comprensión. Mi buen vecino, el Sr. Malinowski, dice que lo que hago no está bien, que «perturba su paz». Sugeriría, su señoría, que no es lo que hago lo que perturba su paz y tranquilidad, sino es lo que pienso lo que perturba su tranquilidad de espíritu. Y con el debido respeto, él es tan libre de ignorar mis ideas como yo de tenerlas y contarles a las personas que quieran escuchar todo sobre ellas".

    No estoy seguro de haber respirado mientras Shelby hablaba. Su voz retumbaba por el micrófono sin gritar, sus palabras, sus oraciones, sus pensamientos penetraron directamente en mi mente. Todo este interdicto de pronto parecía una estratagema ridícula, una completa pérdida de tiempo. No teníamos pruebas, y sin pruebas ningún juez escucharía nuestras quejas. ¿Cómo iba a escucharlas?

    Shelby continuó: “Si pudiera citar al filósofo y visionario autor H.P. Lovecraft sobre este asunto. Él escribió: «Lo que pensé que era mórbido, vergonzoso e ignominioso es en realidad asombroso, alucinante e incluso glorioso. Mi estimación anterior es solo una fase de la tendencia eterna del hombre al odio, el miedo y la disminución de lo completamente diferente». Me parece que mis propias ideas y acciones expanden la mente y tal vez incluso son gloriosos. Mi vecino los encuentra vergonzosos e ignominiosos. Espero que algún día él supere su tendencia a odiar y temer lo diferente, pero hasta ese día, lo único que pediría es que me dejaran con mis propias ideas y al Sr. Malinowski con las suyas. "

    Nadie dijo nada durante lo que pareció una eternidad, pero que probablemente fue solo unos segundos, ya que Shelby por fin dejó de manipular su amuleto dorado y volvió a sentarse. Después de eso, todo terminó. Algunos argumentos más de los abogados, algunas vanas protestas de Malinowski y la decisión final del juez que niega la solicitud de un interficto. Fuimos despachados, el siguiente grupo fue llamado y Shelby y su abogado salieron por la puerta delante de nosotros.

    En el pasillo exterior, Conrad y yo intentamos reagruparnos y descubrir qué había sucedido. Malinowski, disgustado con el juez y llegando tarde a su partido de tenis, nos dijo a los dos que nos jodiéramos y se marchó, maldiciendo a su abogado.

    "Esto es una mierda", dijo Conrad. "No puedo creer que el juez dictaminara eso".

    "Shelby y su abogado se las arreglaron muy bien", le dije, preguntándome qué íbamos a hacer sobre el ritual ahora. "Deberíamos haber sabido que intentaría algún tipo de argumento de libertad de expresión. ¿Y viste el amuleto con el que Shelby estaba jugando?”

    "Ese broche dorado", dijo Conrad mirando al suelo como si encontrara algún tipo de respuesta allí. "Lo noté, pero no podría saber qué era".

    “Creo que era un Símbolo Arcano. El mismo símbolo que tienen tatuado todos".

    “¡Cristo! ¡Eso lo explica!" dijo Conrad, pisando fuerte con el pie derecho y frunciendo el rostro con frustración. "Eso tiene que ser. Teníamos al vecino como testigo y los artículos del periódico y la ley de nuestro lado. De ninguna manera el juez debería haber fallado contra nosotros. Pero Shelby le atacó. Con ese maldito Símbolo Arcano, hipnotizó al juez de alguna manera".

    "No creo que el juez pudiera ver aquel chisme desde donde estaba", protesté.

    "¡No con hipnotismo normal, Rick!" Sacudió la cabeza hacia atrás con salvajes y bruscos movimientos de frustración. "Con otra cosa. Algo más antiguo, más poderoso".

    "Te refieres a magia".

    "¡Sí! Pero no hechizos mágicos de D&M. Simplemente algo que nos parece mágico. Algunas técnicas antiguas que debe de haber aprendido del Necronomicón. El mismo tipo de cosas que usó contigo. Sinclair nos dijo que hay buena evidencia de que Sonia Greene y Crowley aprendieron este tipo de cosas del Necronomicón: signos y símbolos antiguos que provocan un cortocircuito en el cerebro, transmitido por civilizaciones perdidas hace mucho tiempo. Posiblemente incluso alienígenas".

    "¿Alienígenas?" Pregunté, asombrado. "¿Cuándo hemos comenzado a hablar de alienígenas?"

    “Olvida a los alienígenas. Es solo una teoría. Podría haber sido simplemente gente antigua muy inteligente. No importa. El asunto es que hemos visto lo que Shelby puede hacer. Lo que le ha hecho a ese juez y lo que te hizo a ti y lo que le hizo a todas las personas que lo siguen. Y todo eso como resultado de lo que sea que Kym le haya hecho. Tenemos que hacer algo, y no hay nadie por ahí que nos pueda ayudar. Ciertamente no los tribunales. Ahora lo veo".

    "Pero, por milésima vez, Conrad, ¿qué podemos hacer?" Yo estaba exasperado y confundido, abrumado por la extraña posibilidad de que Shelby pudiera usar poderes ocultos para influir en los demás, preocupado por Cara e inseguro sobre qué camino tomar a continuación.

    "No estoy seguro", dijo Conrad. “Pero tengo algunas ideas. Hay algunas personas con las que necesito hablar".

    “¿Con quién necesitamos hablar? ¿Quién más hay?”

    "No puedo decírtelo", dijo Conrad. Comencé a objetar pero él me interrumpió. "Lo siento, Rick, pero no puedo. Aún no. ¿Y si todavía está en tu mente en alguna parte? Tiene que ser una sorpresa. Pero necesito que hagas algo por mí. Necesito que recojas a Sinclair en el aeropuerto mañana. Llega en avión a Tampa. Te enviaré por correo electrónico su información de vuelo. ¿Puedes hacer eso?”

    "Sí. Claro que puedo." La llegada de Sinclair podría darnos ventaja sobre Shelby, finalmente. Nuestro as en la mano. "¿Y luego qué?"

    "Te lo llevas a tu casa y yo me pondré en contacto contigo. Necesitamos saber todo lo que él sabe sobre el Necronomicón y cualquier otra cosa que Shelby, y especialmente Kym, sean capaces de hacer. ¿De acuerdo? Lo más importante de todo es que él dijo que había conseguido la carta, y yo necesitaré que los traigas a él y a la carta adonde quiera que yo esté".

    "Vale", dije, contento de tener una tarea frente a mí que sabía que podía manejar. "Me encargaré de ello".

    "Bien", dijo Conrad. Luego me sorprendió extirando los brazos y abrazándome. Después me soltó. "Estaré en contacto".

    Me quedé observando cómo se alejaba, tratando de ponerme en movimiento. Me tomó unos segundos, pero al final di un paso, y luego me dirigí hacia la puerta, no del todo seguro de adónde iba.

Capítulo 23

    Tenía más de veinticuatro horas sin nada que hacer antes de estar en Tampa para recoger a Sinclair. Conseguí aguantar media hora antes de llamar a Conrad para rogarle que me dijera qué estaba él haciendo, pero no contestó al teléfono. Pensé en pasarme en coche por el complejo Cthulhu, solo para ver qué estaba pasando, pero no pude reunir coraje para volver allí. ¿Qué pasa si no encuentro a Conrad, sino a Shelby esperándome fuera? Dividido entre un deseo de ayudar de alguna manera y un deseo igualmente convincente de enterrar la cabeza en la arena hasta que todo aquel desastre terminara, conduje hasta casa.

    Recibí un mensaje de Lauren en mi contestador automático. Estaba enfadada. "Rick, soy Lauren. ¿Está Conrad contigo? Necesito hablar con él. No lo he visto en días y si quiere el divorcio dile que le meteré uno por la garganta, no hay problema. Mientras tanto, que deje de gastar NUESTRO dinero. He cancelado todas las tarjetas de crédito y he congelado lo que queda de nuestra cuenta bancaria. Dile que me llame si lo ves, pero que no se moleste en volver a casa. He cambiado las cerraduras".

    "Joder", dije en voz alta.

    ¿Qué demonios había estado haciendo Conrad? Pensé en el equipo de espionaje y en la paga a Ash y en la contratación del investigador privado y probablemente en el dinero que Conrad le habría dado a Sinclair para comprar la carta de Sophia Greene.

    Miles, tal vez decenas de miles de dólares.

    Intenté llamar a Conrad de nuevo, pero saltó el buzón de voz. No quería darle esa clase de noticias por mensaje, así que le dije que Lauren le estaba buscando. Pensé en llamar a Lauren para tranquilizarla y hacerle cambiar de idea, pero no sabía qué decir. Esperaba que quizá una vez que resolviéramos las cosas con Shelby y ella supiera lo serio que era todo, entendería por qué Conrad había hecho lo que había hecho.

    Aunque, para ser honesto, yo no estaba completamente seguro de entenderlo yo mismo.

    Escaleras arriba, inicié sesión y encontré un mensaje de Conrad con la información de vuelo de Sinclair. Era de una cuenta de correo electrónico anónima que no reconocí. Estaba teniendo cuidado de verdad para que Shelby no le siguiera el rastro. Llamé a Sinclair y le dejé un mensaje diciéndole que lo vería al salir de la cinta de equipajes.

    Decidí leer más sobre la Walpurgisnacht, con la esperanza de encontrar alguna pista de por qué Shelby iba a hacer su gran ritual en esa noche en particular. 30 de abril. La fecha figuraba en muchas tradiciones ocultistas, pero ninguna tanto como en los propios escritos de Lovecraft. Muchas de sus historias mencionan la fecha del 30 de abril y sus malignas asociaciones. Supuestamente es un momento en que el contacto con los Grandes Primigenios y otros poderes alienígenas es más fácil que en cualquier otro momento. Un buen ejemplo sale en El Que Susurra en la Oscuridad, donde los alienígenas hongos de Yuggoth celebran la fecha con rituales oscuros y sacrificios a los Dioses Exteriores. En resumen, era un momento en que llovía la mala mierda del cielo.

    Perfecto.

    La conducción por el tráfico en hora punta me puso aún más nervioso de lo que ya estaba. Conducir sobre dos largos puentes y entrar en la maraña de entradas y salidas del aeropuerto en un contundente embotellamiento me dejó apretando los dientes. Debí de haber llamado a Conrad media docena de veces mientras conducía, pero él nunca respondió. Yo había asumido que una vez que supiera que el vuelo de Sinclair había llegado, por fin levantaría el teléfono. De modo que esa era solo una de las razones por las que confiaba conocer por fin a nuestro erudito de Lovecraft. Y lo más importante, confiaba que esta carta que él había encontrado proporcionara alguna forma de salvar a Cara.

    Sinclair me había enviado un correo electrónico esa mañana diciéndome que no llevaría ningún equipaje, por lo que no debería haber mucha demora entre el aterrizaje y el hecho de que estuviers listo para partir. Cuando llegué a las 6:45, esperaba encontrarlo de pie en la acera. Por supuesto, yo no tenía una foto de él para reconocerlo, pero me había dicho que él me reconocería a mí y que llevaría una chaqueta marrón. Forcé a mi a atravesar tres capas de vehículos en espera y me detuve junto al bordillo. Salí y me paré junto a mi puerta para tener una mejor vista. No veía a nadie que se pareciera como Sinclair debía parecer, pero me reconoció él.

    El hombre de la chaqueta de pana marrón, deshilachada y manchada, era más joven de lo que yo esperaba. Supuse que tenía entre unos treinta y tantos años. Tenía el cabello castaño encrespado y despeinado que se enroscaba sobre sí mismo en un montón indistinto pero delgado sobre la cabeza. Era delgado y pesado al mismo tiempo, con piernas y brazos largos pero una barriga prodigiosa que sobresalía por debajo de su chaqueta desabrochada. Una sonrisa cálida y amigable me iluminó a través de su espesa barba, y sus ojos brillaban de emoción detrás de pequeños anteojos con montura ovalada.

    "¡Sr. Dakan!" dijo arrastrando una maltratada maleta de cuero, abultada y casi a punto de desbordarse. ¡Sr. Dakan, por aquí! "

    Di la vuelta al coche para saludarle y abrir el maletero para su bolso. "Calvin", le dije, dándole la mano. "Gracias por venir. ¿Necesitas ayuda con eso? Pregunté, echando mano a la maleta.

    "No", dijo, "yo me encargo". Metió la maleta en el maletero y yo lo cerré. Unos minutos y una charla trivial sobre vuelos y medidas de seguridad del aeropuerto y estábamos de regreso a la autopista hacia el Sur.

    "Bueno", dijo Sinclair, "¿Conrad me dice que las cosas no salieron bien en el tribunal ayer?" Su voz, que sonaba distinguida y educada por teléfono, parecía fuera de lugar proveniente de este hombre mucho más joven. Me resultaba difícil conciliar las dos.

    “¿Has hablado con Conrad? ¿Cuándo?

    "Esta mañana antes de salir".

    Eso me molestó. ¿Conrad hablaba con Sinclair pero no conmigo? "Ya veo", dije tratando de ocultar mi molestia. No era culpa de Sinclair. "Como probablemente le ha dicho, no fue bien.

    "Conrad sugirió que el Sr. Tyree podría haber empleado algún tipo de técnica de manipulación en el juez".

    "Eso es lo que pensamos, sí. A pesar de que escuchar a los abogados realmente redujo toda la importancia, no había mucho caso con el que empezar".

    "Por supuesto, si él estaba usando algún tipo de poder sugerente, esa es la impresión con la que naturalmente saldría", señaló Sinclair. "Después de todo, usted ya ha sido sometido a tales presiones por parte del Sr. Tyree".

    "Supongo", dije. No había considerado ese ángulo. ¿Podría Shelby seguir jodiéndome operando mentalmente? No queriendo profundizar más en mi presunta susceptibilidad psíquica, cambié de tema. "Bueno, dime cómo conseguiste la carta".

    Sinclair se movió en su asiento, pareciendo hacerse más alto con orgullo. "Fue una pequeña aventura para mí, se lo aseguro. Nunca había estado en Chicago. De hecho, ese viaje y luego este viaje a Florida son las primeras veces que he dejado el Noreste en mi vida".

    "¿En serio?"

    “Bueno, la vida de un coleccionista hoy en día implica más eBay e Intercambio de Libros Americanos que cualquier otra cosa. A veces pasan días sin que yo salga de mi casa siquiera".

    “Sé lo que es eso. Ser escritor es lo mismo. Debes de tener buenos empleados en la librería, supongo".

    "No, soy el único. Pero la tienda también está en mi casa. La gestiono desde la habitación de invitados. Bueno, lo que solía ser mi dormitorio, de hecho, antes de que mi madre falleciera hace unos años. En cualquier caso, todas mis ventas se realizan a través de Internet, por lo que nunca me pareció prudente invertir en un espacio comercial".

    "Supongo que eso tiene sentido", dije. Otra idea errónea corregida. Siempre me había imaginado a un Sinclair más viejo instalado en una vieja y húmeda librería, rodeado de grandes volúmenes. "¿Qué encontraste en Chicago?"

    "Bueno, tendré que se cuidadoso en cómo le cuento la historia. Estoy seguro de que lo entenderá, pero así como mantengo mis tratos con usted y Conrad estrictamente confidenciales, también debo respetar la privacidad de mis otros clientes y contactos".

    "Claro".

    “Tomé el tren en lugar de avión, lo cual fue una experiencia más agotadora que pintoresca, y en parte explica por qué me retrasé tanto en mis esfuerzos. Tomé el Lake Shore Limited de Boston, que es un viaje nocturno, y sin una cama para dormir me causó estragos en la espalda. Cuando me reuní con mi contacto, sentía bastante dolor, pero aún fui más que capaz de negociar la carta. Por supuesto, me llevó algo de tiempo convencerme de su genuina procedencia, y una vez que estuve satisfecho, el caballero se resistió y quiso más dinero. Pero un trato es un trato y le hice cumplir con su palabra como un caballero, y finalmente me lo vendió a solo unos pocos dólares por encima del precio acordado".

    "¿Cuál fue el precio?" Le pregunté. Conrad no me lo había dicho exactamente.

    "Bueno, no estoy seguro de que debiera...", dijo Sinclair perdiéndose en la incertidumbre.

    Hambriento de información y notando que, por alguna razón, Conrad confiaba en este extraño más que en mí, decidí farolear. "Es mi dinero el que gastaste también, no solo el de Conrad. ¿Por cuánto te vendió la carta?" Pregunté.

    "Oh, lo siento, no me había dado cuenta. Por supuesto. Quería subir mucho más, pero lo traje de vuelta al reino de lo razonable. Solo $1.100".

    “¡Jesús! ¿Más de mil dólares?”

    "Ese es el precio que discutimos antes", dijo Sinclair sonando preocupado. "Creo que cuando vea la carta, entenderá lo importante que es. Que valió la pena".

    "Vale", dije, por un momento había olvidado que en realidad no era mi dinero en absoluto y Conrad había dilapidado tanto dinero en esta lucha contra Shelby que yo no creía que otros mil doolares fuesen a suponer una diferencia para Lauren de una forma u otra. "Veamos la carta entonces".

    "Bueno, está en mi maleta", dijo Sinclair. “La tengo en una caja cerrada para preservarla. Fue una gran aventura atravesar la seguridad del aeropuerto con ella, se lo aseguro ”.

    Pensé en parar en algún lugar de San Petersburgo para ver la carta, pero decidí que era mejor regresar a Sarasota lo más rápido posible. “Cuéntame la esencia entonces. ¿Qué dice la carta?”

    “De hecho, es una carta de Sonia Greene a uno de sus camaradas ocultistas de Chicago, un hombre llamado Geoffrey K. Ari, quien fue un destacado espiritualista en su época, famoso por supuestamente canalizar las voces de los sacerdotes atlantes muertos hace mucho tiempo. Eso probablemente era todo un sinsentido, por supuesto, y parece probable que esta carta fuese de alguna manera responsable de que él abandonara sus formas espirituales típicas y se embarcara en un camino más oscuro que eventualmente lo dejó hospitalizado y demente en la década de 1930".

    "¿Qué tipo de camino más oscuro?"

    “Bueno, solo tenemos algunas de sus cartas y un par de recortes de periódicos sobre los que continuar, pero por lo que yo y mi contacto de Chicago pudimos juntar, parece que él se obsesionó con el Necronomicón gracias a su relación con Sonia Greene. Después de que ella y Lovecraft se divorciaran, ella fue a Chicago y pasó un tiempo con él allí".

    "Pensé que Sonia Greene se mudó a Cleveland después de dejar a Lovecraft", dijje. "Yo también he estado haciendo mi investigación."

    Sinclair hizo una pausa y me miró con una curiosa inclinación en la cabeza. “Bueno, sí, ella finalmente lo hizo. Pero primero pasó un tiempo en Chicago. De hecho, ella había estado presionando a Lovecraft para que se mudara a Chicago con ella antes de divorciarse, pero él se negó. Parece claro ahora que quería a los dos hombres bajo su influencia a la vez, uno el genio escritor, el otro el intuitivo medium. Ambos hombres tenían psiques frágiles que ella podía someter fácilmente a su poderosa voluntad. Es una pena que se haya prestado tan poca atención académica seria a Greene, y su propia autobiografía blanquea todas las sórdidas verdades, se lo aseguro. Uno debe ir a las fuentes primarias ”, dijo Sinclair en tono de reproche. "Es imposible fiarse de lo que cualquiera puede soltar por Internet".

    Él me había pillado ahí. Ninguna de mis investigaciones me llevaba más allá de mi ordenadorl.

    “Y, por supuesto, también hay evidencia sobre su verdadera naturaleza en las historias de Lovecraft. De hecho, algunas de sus obras más poderosas representan mujeres manipuladoras que usan su magia para dar a luz a monstruos o dominar a hombres brillantes pero susceptibles. Mire Los Sueños en la Casa de la Bruja, con la antigua bruja extradimensional imponiendo su mente al pobre estudiante. O El Horror de Dunwich, donde Lavinia conspira para dar a luz a los hijos bastardos de un dios alienígena. Y, por supuesto, está mi favorito personal, y uno que ilustra perfectamente la mala influencia de Sonia Greene: El Ser del Umbral.

    “Sí, lo mencionaste antes. ¿De verdad es uno de tus favoritos? A mí no me gustó mucho".

    "Oh, no, está bastante subestimado, y es especialmente pertinente para nuestro cometido actual. Creo que no se puede negar que Lovecraft habla de Sonia en esa historia. Incluso años después, todavía tiene las cicatrices psíquicas de sus intentos de dominarlo, al igual que su amigo, el Sr. Tyree, está actualmente bajo el hechizo de su propia bruja. No de la manera exacta de la historia, por supuesto que no. Pero estoy bastante seguro de que ella está usando el mismo tipo de técnicas de dominación que Sonia Greene usó en al menos dos de los hombres en su vida. Técnicas que aprendió del Necronomicón".

    “¿Cómo imaginas que funcionan estas técnicas entonces? ¿Hipnotismo de algún tipo?”

    Sinclair hizo una pausa, como si buscara las palabras correctas. “No, nada tan simple, creo. ¿Cuál es la mejor manera de explicarle esto? Quizá sea mejor decir que se aprovechan de ciertas verdades fundamentales sobre la forma en que funcionan nuestras mentes. Verdades desconocidas para la ciencia y la medicina modernas, pero que los antiguos sabían y transmitieron a partir... de, bueno, de donde fuese que las aprendieron. Por supuesto, es imposible saberlo, pero podemos ver evidencia de su antigua naturaleza por el hecho de que están en el Necronomicón, y más evidencia de su efectividad por la forma en que Sonia Greene y Kym las han usado. Y sin duda muchas otras mujeres también a lo largo de los años. Hay indicios de que Lucrecia Borgia podría haber poseído una copia del Necronomicón".

    "¿Qué?" Dije. "Estás de broma".

    "Solo indicios, como he dicho," aclaró Sinclair. "Pero ello encajaría en el patrón".

    “¿Qué patrón? ¿Por qué mujeres? "

    “El patrón que se remonta a los orígenes del mito y la literatura humanos. Hasta Eva, la tentadora original que sobornó a traición la mente de Adán y enfureció a Dios. Las mujeres tienen un profundo poder sobre los hombres. La mayoría de ellas es vagamente consciente de su poder, por supuesto y lo usa sin darse cuenta de ello, pero las pocas que reciben el entrenamiento adecuado o tienen alguna habilidad innata o, lo que es peor, ambas características en concierto, pueden causar gran dolor y sufrimiento en el mundo".

    "De ahí la elevada y poderosa posición de las mujeres a lo largo de la historia humana", bromeé.

    "No es broma", insistió Sinclair. "Mire lo que Kym le ha hecho a su amigo, el Sr. Tyree. Lo ha convertido en una especie de líder de culto megalomaníaco. Pervertido su imaginación y creatividad para sus propios retorcidos objetivos y los de su oscura herencia".

    "Shelby no era normal antes de conocer a Kym", le dije ignorando todo el comentario sobre «su oscura herencia» por el momento.

    “No era normal, por supuesto. Conrad me ha hablado sobre su feral y excéntrico pasado. ¿Pero no es cierto que antes era más artista y más solitario que un líder? ¿Alguien que facilitaba eventos en lugar de impulsarlos? Fue solo después de entrar en contacto con esta mujer oscura y con sus pervertidas interpretaciones de la obra de Lovecraft que él se tornó una especie de líder. ¿No es eso cierto?”

    "No sé", le dije, "Quizá". Y no lo sabía. Ciertamente, Shelby nunca había comenzado un culto antes, pero tampoco lo habría descrito yo como un facilitador pasivo. “Entonces, ¿tú le achacas todo esto a Kym y Shelby no tiene la culpa de sus propias acciones? "

    “No creo que él la tenga, no. ¡Debe darse cuenta de que estamos hablando de una mujer que bien podría haber crecido con las páginas del Necronomicón como cuentos antes de dormir! Ella ha sido adoctrinada y pervertida desde su nacimiento por todo su clan. Los ritos negros del África salvaje han persistido durante mucho tiempo en las sectas más secretas del Caribe, desafiando toda modernidad. Esta mujer que se hace llamar Kym es vástago de un mestizaje degenerado entre las razas primitivas y la tradición europea moderna. La hace muy poderosa y, debido a su herencia mixta, muy inestable".

    "Me he perdido aquí, Sinclair", dije, tratando de mantener la calma frente al inesperado racismo del coleccionista de libros. "¿Qué tiene que ver su etnia con nada?"

    "¿No lo ve?" dijo Sinclair con una voz aguda, casi estridente. "¡Todo! He descubierto que las ideas de Lovecraft sobre la naturaleza humana son casi universales. Particularmente cuando se trata de cuestiones que las sensibilidades modernas encuentran demasiado difíciles de enfrentar en una cuestión científica honesta. ¿Quién puede decir honestamente que todas las civilizaciones son de hecho iguales? ¿Sería igual de feliz viviendo en Afganistán controlado por los talibanes o en África devastada por el SIDA? Yo creo que no. ¿Y qué son las civilizaciones sino el producto de las personas que las componen? ¿Podemos ignorar la primacía del arte, la cultura y el intelecto europeos en el mundo? De nuevo, creo que no. Hacerlo sería ignorar la ciencia misma. Y si bien las razas menos civilizadas podrían tener ciertas fortalezas y capacidades salvajes similares a las de los animales que les dan una ventaja temporal en algunas situaciones, en conjunto, estas ventajas revelan sus fallas genéticas innatas más que nada. No es casualidad que Sonia Greene fuera judía rusa y que esta mujer Kym sea negra caribeña. ¿De qué otra forma, sino mediante la manipulación, esas clases de mujeres podrían ganar la devoción de hombres inspirados como Lovecraft y el Sr. Tyree?”

    Me quedeer en el sitio en estado de shock, mirando la carretera y preguntándome cómo reaccionar.

    ¿Qué haces cuando te encuentras haciendo de chofer para un declarado racista y llevándolo a tu propia casa? ¿Enfrentarlo? ¿Pedirle que deje de decir ese baboseo ofensivo? Pero, claro, aún necesitábamos la carta y él era nuestro experto, así que no yo quería ofenderlo. No es que a él pareciera importarle ofenderme, ni lo había hecho todavía.

    “Lovecraft, por supuesto, también abordó estos importantes temas de raza y mestizaje en muchas de sus historias. Uno de mis favoritos personales es El Horror de Red Hook, que detalla un maligno culto de atezados extranjeros en la ciudad de Nueva York. Aunque cuando lo escribió, Lovecraft estaba dando voz a sus propias reacciones razonables ante el tipo de personas que había conocido mientras vivía en Nueva York, hoy suena aún más cierto como una advertencia contra los tipos de influencias oscuras que causaron el 11 de septiembre. Estas contaminaciones interculturales están teniendo efectos cada vez más letales, y no solo en enfermedades como el SIDA, un fenómeno puramente africano que debe recordar, sino ahora con el terrorismo y la guerra. Y no olvidemos la obra maestra que es La Sombra Sobre Innsmouth, donde una ciudad entera ha sucumbido a las inmundas tentaciones de aparearse con monstruos solo para satisfacer una crisis temporal. Venden sus almas casándose por una olla de oro y en el proceso se convierten en monstruos ellos mismos. No hay un ejemplo más claro en la literatura que ilustre el peligro de la contaminación e infección cruzada".

    Yo tenía que cambiar el tema de inmediato antes de decirle algo de lo que pudiera arrepentirme más tarde. "¿Sabes qué, por qué no llamamos a Conrad y le hacemos saber que has llegado a salvo?", le dije entregándole a Shelby mi teléfono. "Solo pulsa remarcar".

    Sinclair tomó el teléfono, al parecer sin importarle que yo hubiera interrumpido su parloteo racista. Trasteó con los botones por un momento y luego dijo: "Este no es el número que Conrad me dio para llamarlo".

    "¿Ah, no?" Pregunté sorprendido.

    Sinclair sacó una delgada, rayada y manchada billetera de cuero y un trozo de papel. "No, yo he estado contactando con él en este otro número. Lo recordé porque tiene tres unos seguidos".

    "Bueno, adelante, llama al número que te dio entonces", le dije.

    Eso explicaba por qué Conrad nunca contestaba al teléfono, aunque no por qué Sinclair tenía el número y yo no. Bueno, lo tendría ahora tan pronto como él lo marcara en mi teléfono. Me incliné y tomé el teléfono de Sinclair cuando comenzó a sonar y lo puse en el altavoz para que ambos pudiéramos oír.

    Atendió después del quinto tono. "¿Hola?" susurró.

    “Hola, Conrad. Tengo a Sinclair conmigo y nos dirigimos a Sarasota. ¿Dónde quieres que nos veamos? ¿Mi casa?”

    "Rick, no puedo escapar de aquí. Algo está sucediendo y no puedo marcharme”, respondió Conrad aún susurrando.

    "¿Dónde estás?" Pregunté, pero sabía la respuesta antes de que lo dijera.

    "Estoy en casa de Shelby. Estoy escondido, observando. Se están preparando para el gran ritual".

    "¿Es el ritual de Walpurgisnacht del que hablamos?" Preguntó Sinclair, ansioso y emocionado.

    "Creo que tenías toda la razón, Calvin", dijo Conrad. "Espera." Hubo un ruido de crujidos o arañazos, como si Conrad se hubiera metido el teléfono en el bolsillo.

    Sinclair y yo intercambiamos preocupadas miradas y esperamos en silencio. Pisé el acelerador y llevé el coche pasando los 120 Km/h. Después de unos minutos, el susurro de Conrad regresó. “He tenido que cambiar de escondite. Escucha, ¿tienes el símbolo?”

    "¡Sí!" siseó Sinclair. Ahora también él estaba susurrando. "Lo llevo conmigo. Pero, por favor, ¿qué ves del ritual? "

    "Es difícil saberlo desde aquí", dijo Conrad. "Todavía están preparando. No puedo ver dentro del templo, pero tienen una especie de lona enorme tapando algo frente a las puertas del templo. Es grande pero no he podido ver de qué se trata con seguridad".

    "¡Debes avisarnos tan pronto como vea más!" Dijo Sinclair, su voz más un susurro escénico que uno real. "Entonces puedo ayudarte a concebir las contramedidas adecuadas".

    "Lo haré. Deja el teléfono encendido, Rick ”, dijo Conrad. “Creo que conozco el escondite perfecto, pero necesito colgar para llegar a él. No me llames, te llamaré ". Colgó.

    Yo aún estaba sin palabras al darme cuenta de que parecía que Conrad se estaba escondiendo en algún lugar dentro del complejo, algo que me parecía increíblemente peligroso. Pero como no podía preguntarle a Conrad directamente sobre ello, recurrí a Sinclair. "¿De qué símbolo estaba hablando?"

    "Es parte de la carta que recuperé. Esas tarjetas con símbolos que Conrad le dio después de que Kym y Cara usaran sus técnicas de control mental en usted, ¿las recuerda?"

    "Sí, claro".

    “Yo le envié eso a Conrad para dárselo. Operan en un nivel subconsciente para cortar las zarzas de control que otros han puesto en su mente. Esas eran versiones relativamente simples ya que usted no había estado expuesto mucho tiempo. Intenté un enfoque de escopeta, enviando varias versiones que pudieran funcionar. La carta de Sonia Greene contiene símbolos similares, aunque se usaban para reforzar su control del lector de la carta y se tomaron directamente del Necronomicón. Con la carta en la mano, creo que pude hacer ingeniería inversa, por así decirlo, y crear un símbolo que contrarrestará, al menos temporalmente, el control mental que Kym usa para dominar a Shelby. Conrad cree que si podemos usar el símbolo en Shelby, podemos liberarlo de las garras de Kym.”

    “¿Crees que con solo mostrarle este símbolo que dibujaste lo sacará al instante de ello?”

    "Eso espero, sí".

    “Dijiste que tú mismo hiciste ingeniería inversa. Lo que significa que prácticamente te lo inventaste tú mismo".

    "No, extrapolé la forma correcta de los símbolos originales que Sonia Greene tomó del Necronomicón, como he dicho", respondió Sinclair, sin ocultar el indicio de desagrado en su tono. “Soy un experto en estos asuntos, señor Dakan. Por eso me pidió usted que viniera a ayudar a su amigo".

    "¿Estamos hablando aquí de algún tipo de ritual mágico?" Le pregunté. "¿Vas a lanzar un hechizo o algo así?"

    "Nada tan tosco o supersticioso, se lo aseguro", dijo. "Lo entenderá completamente cuando le muestre la carta, confíe en mí".

    No respondí a eso y traté de concentrar toda mi atención en la carretera. Sinclair tampoco tenía nada más que decirme, así que nos dirigimos hacia el Sur en silencio, acelerando hacia Shelby y Conrad.

    Una vez que cruzamos la puerta del apartamento, exigí ver la carta por la que Conrad había pagado tanto dinero. Sinclair me rogó usar el baño primero y luego se tomó su tiempo hurgando en la abarrotada maleta antes de sacar una cajita de metal con un candado. Sacó un llavero, abrió el contenedor y me entregó toda la caja con todo el cuidado de alguien que presenta el Diamante Esperanza como regalo. Tomé la caja y la puse cuidadosamente sobre la mesa del comedor. Dentro había un sobre color crema con una arácnida escritura negra en el frente dirigida al Sr. Geoffrey Ari en Chicago. El sobre se había rasgado cuando se abrió en su día, destruyendo la esquina superior derecha donde habría estado el sello y el matasellos.

    Saqué el sobre y me pareció extraño en la mano. Estaba desgastado y desteñido, con manchas marrones por los bordes, pero el papel no parecía viejo. Saqué la página y la desplegué. Era la misma escritura arácnida que en el exterior del sobre, en tinta negra descolorida. El papel también estaba manchado y desgastado, pero había algo que me molestaba por su tacto. Aún así, yo estaba más interesado en leer el contenido de la carta que en cualquiera de estos otros detalles. De hecho, había símbolos a lo largo de los bordes de la carta formando una especie de borde irregular. Reconocí el Símbolo Arcano allí, junto con otros que me parecían familiares del Manifiesto Cthulhu. Me esforcé por distinguir las palabras descoloridas.

    Para G. K. A.

    Sé que esta carta te encuentra emocionado de tener noticias mías por fin. Sin duda te complacerá saber que he decidido que ha llegado tu hora. Se acerca el momento, mi esclavo dispuesto, para grandes cambios en el mundo. Un tiempo para que los de mi raza se apoderen de los reinos del poder abiertamente por fin, y tú has sido elegido para servirnos y serás recompensado ​​por tu devoción. Como te predije en mi última carta, esas páginas de ese libro glorioso y funesto que gobierna mi corazón como ningún hombre ha podido jamás me ha sido devuelto y ahora su poder está una vez más a mi disposición. Lo presenciarás pronto, pero solo si haces lo que te ordenamos. Ponte en contacto con tu banco como se discutió anteriormente y haz los arreglos para el pago de cubrir mi viaje a Chicago el próximo mes, así como otros gastos. No temas por tu bienestar material ni por cualquier privación que puedas sufrir. Como dice en el N: «El cuerpo es meramente un cuerpo. El espíritu es meramente un sueño. Todo es polvo de estrellas».

    Sonia.

    "Es un poco florida en la prosa, ¿no?" Dije comenzando a leer la carta de nuevo desde el principio, acercándola a mis ojos. "Y muy exigente". Nunca había leído ninguno de los escritos de Sonia Greene, pero no parecía el tipo de prosa sin arte que produciría un ávido autor aficionado.

    "¡Lo ve!" Dijo Sinclair, inclinándose sobre mi hombro. "¡Lo ve! Es bastante genuina, se lo aseguro, y muestra cuán depravada y dominante era ella. Y, por supuesto, están los símbolos que ve allí. Los usé para crear mi símbolo. Incluso cita el Necronomicón allí al final".

    "Eso hace", le dije. Había un olor familiar proveniente de la carta. Débil pero familiar.

    Sinclair metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó otro sobre, este sellado con una mancha de cera roja. “Tengo el símbolo aquí, una hoja de oro en relieve sobre cartulina gruesa. Estoy seguro de que una vez que le enseñemos esto a Shelby será de gran ayuda para disipar toda arcana influencia con la que Kym lo haya tenido rendido", dijo Sinclair, echando mano a la carta.

    Yo la aparté de su alcance. "Espera", le dije. "¿Qué es ese olor?"

    “Ya conoce las viejas cartas, recogen olores”, dijo Sinclair estirando de nuevo la mano.

    "Huele a té", dije por fin al identificar el olor. Olí otra vez y miré de cerca los bordes descoloridos de la carta.

    "Creo que el vendedor mencionó algo acerca de guardarlo en una caja vieja que su madre había usado para guardar bolsas de té, por lo que eso podría tener sentido", me aseguró Sinclair.

    Recogí el sobre otra vez y lo olí. También olía ligeramente a té, pero no tanto. Miré de cerca las letras oscuras en el exterior del sobre y luego las comparé con las de la página.

    "Creo que sería mejor contactar con Conrad para que podamos enviarle el símbolo", dijo Sinclair. "Estoy seguro de que el ritual podría comenzar en cualquier momento".

    La tinta de la página estaba más descolorida que la tinta del exterior del sobre. Ambos mostraban signos de envejecimiento, pero se parecían extrañamente nuevos. Olían a té. Leí la cita de cierre del Necronomicón nuevamente, una que había visto antes.

    "Esta cita aquí al final", dije. "Eso estaba en una de las páginas de las que saqué una foto que tú tradujiste para mí, ¿no?"

    "Creo que podría haber estado, sí", dijo Sinclair. "Otra prueba de la importancia de la carta".

    "Y es extraño que ella se refiera a su «raza» de esa manera. No conozco a muchos amigos judíos que se refieran a sí mismos de esa manera".

    “Bueno, esta carta tiene más de ochenta años. Los tiempos eran diferentes entonces, menos políticamente correctos".

    "Políticamente correcto", repetí. "Ese es un término casi sin sentido. De alguna manera lo odio. ¿Tiene el recibo de esta carta, algo que demuestre que pagó más de mil dólares por ella?”

    "Me temo que no. El vendedor insistió en el completo anonimato".

    "Ja", le dije, mirando la carta y el sobre de nuevo. Las páginas amarillentas. Las manchas marrones. Incluso las palabras me recordaban a esas páginas en vidrio del Necronomicón de las que yo había tomado fotos.

    "Creo que te le han jugado, Calvin".

    "¿Jugado? No estoy seguro de seguirle".

    "Creo que esta carta es falsa".

    Sinclair se lanzó hacia adelante para arrebatármela de la mano, pero yo la aparté de su alcance. "¡Ey!" Grité. "Aparta de encima".

    "¡Ciertamente NO es falsa!" gritó Sinclair.

    Rodeé la mesa del comedor para que quedara entre nosotros. "Estoy seguro de que lo es. Mi hermano es calificador profesional de comics, y aunque los documentos falsificados no son su especialidad, él y sus compañeros de trabajo saben cómo detectar falsificaciones, por lo que podemos consultar con ellos. Pero estoy bastante seguro de que esto es falso. Te han estafado".

    "Imposible", dijo Sinclair moviéndose alrededor de la mesa hacia mí y nuevamente buscando en vano la carta. “Devuélvame eso de inmediato. ¡Insisto!”

    Seguí maniobrando para mantenerme fuera de su alcance, los dos haciendo un pequeño baile cómico alrededor de mi pequeño comedor. "Venga ya, Calvin, es bastante obvio. ¿Quién escribiría una carta como esta en primer lugar? Está sacado directamente de un cutre relato de horror. ¡Esta no es una persona real, es una caricatura de los Protocolos de los Ancianos de Sión, por el amor de Dios! Tu misterioso contacto solo estaba jugando con tu..." Dejé de moverme. No, el misterioso contacto no.

    Sinclair aprovechó mi momento de epifanía y literalmente arrancó la carta de mi alcance, dejándome una sola esquina de papel apretada entre el dedo y el pulgar. Lo miré con incrédulo horror. A este extraño hombrecillo con su ropa gastada y su forma de hablar totalmente afectada, que vivía en casa de su madre y comerciaba con pulpas viejas en eBay. A este falso intelectual racista y palurdo que se había mostrado tan sabio por teléfono y que ahora no parecía más que un jadeante desastre paranoico en mi comedor y que me miraba con ojos de loco desafíante.

    “Serás puerco,” Le dije. “Maldito puerco estafador.” Ahora era mi turno de perseguirle alrededor de la mesa, pero esto ya no era un juego. Él tuvo tiempo de retroceder tres paso antes de que yo cayera sobre él, agarrándole por las solapas de tu deshilachada chaqueta y empujándole contra la pared. Él arrugó la carta en su puño.

    “¡No! ¡No!" Dijo Sinclair. "No es así. Hay una carta. Pero él no quiso vendérmela. Lo juro, vi la carta y la copié. ¡La copié! Pero la carta es cierta, ¡lo juro!".

    "No, no lo es", le siseé a la cara, a centímetros de la mía. Yo tenía veinte kilos y doce centímetros más que él y él estaba temblando bajo mi agarre. Quería empujarle hasta que atravesara la pared, así de furioso estaba, y podría haberlo hecho si él no hubiera cedido de inmediato.

    "¡Debe haber una carta como esta!" Protestó, una defensa tan extraña que me confundió por un momento, desviando mi rabia.

    "¿Qué?"

    “Lo sé. Lo sé. De verdad. Lo sé. ¡Ella debió de haber estado controlando los sueños de Lovecraft! ¿Cómo si no explicarlo todo? ¿De qué otra manera explicar el Necronomicón? Todas las piezas encajan. Todas ellas. Hay una carta, la hay, pero está perdida. O tal vez nunca existió como una carta. Tal vez fue una conversación o una llamada telefónica. Pero ahora está perdida, así que tuve que recrearla para usted. Para Conrad. ¡Para salvar a su amigo de la influencia de esa mujer negra!" Él estaba empezando a hiperventilar, estaba hablando muy rápido.

    "¿Qué más te inventaste?" Le pregunté. "¿Cuánto te sacaste del culo?"

    “Tiene que ser así, lo sé. Es como en las historias de Lovecraft. El artista brillante pero perturbado regresa a su hogar ancestral y es arrastrado por la influencia de los poderes antiguos. ¡Ese es Shelby Tyree! ¡Y Kym! Y luego, su primer ritual masivo de Cthulhu, y luego el manifiesto. ¡No puede decirme que todo es un elaborado engaño por parte de su amigo! No puede pensar que él concebiría imágenes tan poderosas por su cuenta. ¡Y la forma en que él y esa mujer le hipnotizaron a usted y a los demás en sus rituales! ¡Qué son sino las prácticas ocultas más clásicas, más lovecraftianas! ¿Qué otra cosa tiene sentido? ¡Tiene las páginas del Necronomicón, por el amor de Dios! "

    "Como tú tenías la carta", le dije. "No hay Necronomicón, como no había carta".

    "¿Está usted loco?" Preguntó Sinclair, pareciendo realmente sorprendido. "¡Usted las vio! Yo las traduje. Los monjes griegos... "

    “Todo suposición. Todo conjeturas. Todo asunción de conexiones basadas en la más mínima coincidencia. Nunca ha habido un Necronomicón, ¿verdad?”

    "¡Por supuesto que sí!" gritó Sinclair.

    "Es todo mentira. Todo inventado por Lovecraft. Por Lovecraft y luego por fanáticos obsesionados como tú y como Shelby. ¡Todo inventado como la falsificación de una carta demencial, racista y penosa!" Lo solté el tiempo suficiente para cambiar mi agarre y tomarlo por un bíceps flácido en mi mano derecha. Con el otro recogí su maleta y los llevé a ambos hacia la puerta principal.

    “¿Qué está haciendo? Tenemos que ayudar a Conrad. ¡Sin el símbolo, Shelby nunca será libre!" Agitó el sobre sellado en mi cara y yo se lo quité de un manotazo. Era una locura sin sentido, todo ello. Tenía que advertir a Conrad.

    Logré abrir la puerta sin dejar caer la maleta y empujé a Sinclair hacia afuera. Él se zafó de mi agarre girando y estuvo a punto de caerse. Lancé la maleta detrás de él, di un portazo y pasé el cerrojo. Escuché sus golpes y gritos, pero le ignoré lo suficiente como para llegar a mi teléfono móvil y volver a marcar. Pero el teléfono de Conrad estaba apagado, saltó el buzón de voz. Metí el teléfono en el bolsillo, pillé las llaves y abrí la puerta una vez más.

    Sinclair estaba de pie doblado por el medio, y espié un momento de alivio cruzar sus facciones. Le decepcioné de inmediato, empujándolo a un lado con el hombro y cerrando la puerta detrás de mí. Mi vecino Joe había salido a ver por qué tanto alboroto. Ignoré las súplicas de Sinclair y le dije a Joe que si este extraño no abandonaba el complejo de apartamentos de inmediato, llamara a la policía. Luego me subí al coche, casi chafando tres dedos de Sinclair al cerrar la puerta del conductor, y me alejé rápidamente hacia el complejo de Cthulhu.

Capítulo 24

    Todas mis dudas avanzaban en una carga de culpabilidad desde el fondo de mi mente mientras yo conducía, tan rápido como el tráfico y los semáforos permitían, hacia la casa de Shelby.

    Nada era lo que había parecido. No, tacha eso.

    Quizá todo era de hecho lo que había parecido en vez de lo que nosotros habíamos sospechado.

    Nada de lo que Sinclair me había dicho era ahora fiable, nada. Y con sus locas teorías y audaces fraudes dejados de lado, a un tercio del trípode de sospechas le habían dado una patada a una pata.

    Por un lado, eso dejaba las propias acciones de Shelby, que, aunque curiosas y confusas en extremo, no ofrecían pruebas seguras de malas intenciones. Incluso mi propia experiencia en la piscina podría haber sido un juego sexual inducido por drogas en lugar de un sacrificio humano. Por otro lado, estaban Ash y sus acusaciones. Acusaciones sin pruebas, del "miembro de un culto" que, según él admitía, había sido de todo menos obligado por el grupo, un hecho que seguramente había nublado su propia interpretación de los acontecimientos, y eso suponiendo que nos estuviera diciendo la verdad a mí y a Conrad tal y como la veía, y no solo soltando carrete con la esperanza de sacar más dinero de Conrad.

    Pero Conrad no sabía nada de esto. Conrad estaba escondido en el complejo, su mente daba vueltas con falsas conclusiones y él estaba disparado por lo que yo le había dicho y por las paranoicas fantasías de Sinclair. Yo no tenía idea de qué planeaba hacer o qué haría Shelby si descubría la intrusión de Conrad. El Necronomicón podía o no ser real. El culto podía o no ser real. Pero yo estaba seguro de que Shelby estaba muy furioso con Conrad. El ataque en la piscina durante mi rescate. La atención de los medios. La demanda. Puesto en el lugar de Shelby, yo habría sido un caldero de furia.

    La puerta estaba cerrada, por supuesto, así que me apoyé en la bocina y esperé a que alguien saliera. Eran pasadas las 8:00 p.m. ahora, y la noche estaba oscura y nublada sin luna visible. En los pocos momentos en que no estaba tocando la bocina, podía escuchar sonidos amortiguados de tambores provenientes del interior de las paredes del recinto. Si ellos estaban dentro del templo, ¿podrían oírme siquiera? Si no lo estaban, los vecinos ciertamente lo harían. Vi al menos una cabeza asomando por una puerta calle abajo, tratando de ver quién era el gilipollas que estaba tocando la bocina. Imaginé que una llamada a la policía podría ser lo próximo, especialmente si había ofendido los oídos del Sr. Malinowski, así que finalmente me di por vencido.

    Salí de coche y miré a un lado y otro de la cerca de madera. Pensé en subirme al coche y usarlo para sortearla, pero el vecino curioso seguía observando. Definitivamente llamaría a la policía. Recordé el camino de entrada elegido por Conrad y seguí la cerca hasta llegar al lago artificial que rodeaba un borde de la propiedad. A la tenue luz de la casa del Sr. Malinowski en la otra parte del lago pude distinguir la línea de árboles a lo largo de la orilla que ocultaba la entrada a la propiedad. Intenté llamar a Conrad por última vez, pero su teléfono seguía apagado. Luego, tan silenciosamente como pude, entré en el fangoso lago. Mis pies se hundían en el suelo viscoso, pero al pegarme cerca de la línea de los árboles nunca estaba más profundo que a la altura de las rodillas mientras avanzaba hacia la cerca.

    Al salir del agua hacia el suelo blando dentro de los árboles y la maleza, casi me quedo atrapado en un nuevo obstáculo. El uso de Conrad del lago como punto de infiltración al parecer no había pasado desapercibido. Ahora había gruesas hebras de alambre de púas cruzando el espacio entre los dos extremos de la cerca que dejaban al descubierto la orilla del lago. Con solo veinte centímetros más o menos entre cada hebra, no estaba seguro de cómo proceder. Todavía podía escuchar los débiles sonidos de tambores, presumiblemente desde el interior del templo, pero no había otras señales de vida. Decidí que tendría que intentar trepar. Me quité la camisa y me envolví la mano derecha con ella para ofrecer protección mientras comenzaba a escalar el alambre de púas. Tenía solo un metro setenta de altura.

    Estaba tratando de encontrar la manera de mover la pierna por encima sin quedarme enganchado cuando manos invisibles me agarraron y me empujaron hacia adelante. Grité de sorpresa y luego grité de dolor cuando mi abdomen y la parte inferior de mi cuerpo rasparon la parte superior de la cerca, las púas me rasgaron los pantalones y me dejaron un profundo y sangrante arañazo en el estómago.

    Las dos figuras en túnicas oscuras con capucha me dejaron caer al otro lado de la cerca. Quedé de rodillas y me toqué el estómago con la mano izquierda. Había sangre. Miré hacia la penumbra pero no pude distinguir sus rostros en las sombras.

    "Necesito hablar con Shelby", dije. "Es importante".

    Intercambiaron miradas invisibles, luego me pusieron en pie y me dirigieron hacia la puerta principal. "¡No!" Grité ¡Necesito ver a Shelby! ¡Hay algo que necesita saber! ¡Algo terrible sucederá si no veo a Shelby!"

    Me ignoraron y continuaron obligándome a avanzar, así que comencé a luchar.

    Ninguno de los dos esperaba que me resistiera y, siendo más fuerte que cualquiera de ellos, me liberé empujando a uno al suelo en el proceso. Me di la vuelta y corrí hacia el templo. O hacia donde yo recordaba que estaba el templo. Debería haber estado a mi derecha, hacia la parte trasera de la casa. Pero lo único que veía ante mí era oscuridad total. Un muro de negro. Al acercarme más, vi que no se trataba de una pared, sino de largas sábanas de tela negra suspendidas de una cuerda o cordel oculto que salía del techo. Me detuve al llegar a la barrera de tela y vi que estaba fijada al suelo mediante una serie de estacas de plástico. Estaba buscando alguna brecha en la pared cuando mis dos captores me alcanzaron y me agarraron una vez más.

    Me retorcí y me debatí, metiendo el peso de mi cuerpo en la tela y arrastrando a los dos asaltantes con túnica conmigo. Ya no hacía falta brecha ahora. Las estacas de la tienda se soltaron, igual que los enganches que las sostenían arriba, y tres metros de pesada lona negra se desplomaron sobre nosotros tres mientras caíamos al suelo. Seguí pateando y atacando mientras caíamos, y mis golpes o el caos general de la tela derrumbada causaron que ambos me soltaran. Me arrastré por la hierba bajo la cubierta hacia lo que había más allá, y fui el primero en salir a la luz.

    A mi izquierda vi las puertas abiertas del Templo a Cthulhu. Originalmente, el edificio había sido un gran garaje capaz de contener dos semirremolques (sin los remolques, por supuesto) uno al lado del otro. Shelby, o quienquiera que lo había comprado, había instalado un suelo elevado de madera, y fuertes columnas de madera como troncos de árboles ansiosos se alineaban en las dos largas paredes, demarcando un área diáfana donde una maraña de plantas y sombrías esculturas ocultaban luces parpadeantes multicolores y quién sabe qué más.

    Sobresaliendo de la pared del fondo, esforzándose hacia las puertas abiertas del garaje, estaba la cabeza gigante de Cthulhu que yo había visto por primera vez en la inauguración del arte poco más de un mes atrás. Pero él había encontrado más de su forma monstruosa. Grandes alas como de dragón se extendían a través de la pared tras él y hasta el techo abovedado donde se curvaban sobre el suelo del templo abajo. Dos bulbosos y palpitantes brazos se extendían hacia adelante a lo largo del nivel de las áreas elevadas del garaje, con puntiagudas garras que terminaban en brillantes ojos amarillos sin párpados más de la mitad de la longitud de la habitación hacia mí. Y bajo la cabeza estaba el fornido cuerpo del monstruoso dios alienígena, que surgía del suelo elevado de madera como si emergiera de debajo de la tierra. No parecía ni remotamente realista, pero era completamente intimidante, incluso inspirador.

    En los pórticos detrás de los pilares de madera vi otras figuras con túnicas moviéndose.

    Algunos tocaban los tambores, otros parecían entrar y salir de las sombras, diligentes en sus ignotos propósitos. Me imaginé que todos llevaban dagas rituales melladas y afiladas escondidas en algún lugar entre los pliegues de su atuendo de culto. Había tal vez veinte de ellos contados, en ese instante de todos modos, ninguno me había visto. No, eran Shelby y Kym quienes tenían su atención.

    Incluso con sus ornamentadas máscaras de madera lacada, los reconocí a ambos. Totalmente desnudos y cubiertos de pies a cabeza de lo que parecían tatuajes de cuerpo entero de tentáculos que emergían de sus estómagos para enredarse en sus cuerpos; ambos impactantes por su belleza mientras estaban allí de pie, de espaldas a mí, mientras encaraban al enorme Cthulhu ante ellos. Shelby tenía un brazo levantado ante él, casi como si estuviera saludando al dios monstruo.

    "¿Podemos subir el rojo un poco, por favor?" Me sorprendió oírle decir. "Es demasiado amarillo".

    Vi como la iluminación ambiental en la habitación adquiría un tono carmesí más oscuro. Fui aplastado hasta al suelo. Ahora todos me vieron.

    Mis captores me arrastraron de nuevo sobre mis pies, esta vez con agarres mucho más firmes que, por más que lo intentara, no podía sacudirme. Tal vez cuando recuperara el aliento. Pero en este momento, estaba jadeando en busca del aire que me había quitado el golpe.

    Shelby se quitó la máscara y pareció muy sorprendido. "¿Rick?" Se giró del todo para mirarme y se acercó unos mesurados pasos. Indicó a los dos cultistas que me llevaran ante él. No peleé esta vez. Después de todo, estaba aquí para hablar con él.

    Kym, con su máscara también retirada ahora, se movió junto a él y caminaron de la mano hasta el borde del suelo elevado de madera, lo que les daba una ventaja adicional de sesenta centímetros de altura mientras miraban hacia abajo, hacia mí. Es un ángulo desde el cual mirar a dos personas desnudas distrae, pero yo tenía bastantes otras cosas en la mente como para ignorar la distracción.

    "Me había imaginado que era Conrad quien estaba tocando la bocina", dijo Shelby. "¿Qué estás haciendo aquí? Por favor, ¿no podéis dejarnos en paz vosotros dos?"

    "Tengo que hablar contigo", le dije. "A solas." Miré a mis dos captores.

    "Pero yo no tengo que hablar contigo, Rick", dijo Shelby. "Esta es nuestra casa. Esto no tiene nada que ver contigo. Si no te vas, llamaré a la policía, lo juro".

    “Escucha, Shelby, por favor. Creo que ha habido un gran malentendido aquí”, los dos hombres comenzaron a tirar de mí hacia atrás, pero enterré los pies y me mantuve firme, resistiéndome con éxito al menos por el momento. “Pero tengo que estar seguro. ¿Puedo ver a Cara, por favor? Si solo pudiera hablar con ella un minuto." Pensé que si la veía y ella me decía que estaba bien, también podría descartar a Ash como fuente fiable. El trípode se caería y yo sabría lo estúpidos que habíamos sido.

    "Cara está ocupada preparándose", dijo Kym. "Es una gran noche para ella. Para todos nosotros, y tu casi no podrías haber venido en peor momento. Vete, Rick. Márchate."

    "¡Si no veo a Cara, llamaré a la policía!" Grité en una última maniobra desesperada.

    "¿Llamarás a la policía?" se burló Shelby. "¿No me has oído amenazarte con entregarte a la policía hace un segundo?"

    “Puede que me arresten por allanamiento. ¡Pero cuando les hable de Cara, se asegurarán de que ella esté bien! Y arruinará lo que sea que estéis haciendo en el proceso".

    "¡Por supuesto que está bien!" dijo Kym. “Ella quiere estar aquí. Ella es parte de nosotros".

    “¡Pues déjame verla, por favor! Tengo que saber si Ash decía la verdad".

    Los ojos de Kym se oscurecieron con disgusto, pero Shelby soltó una risa sin humor. “¿Os contó Ash algo en idioma inglés? Entonces estaba mintiendo".

    "¿Qué sabes tú lo que me dijo?"

    "No lo sé, pero sé que es un mentiroso".

    “Un canalla ladrón y lujurioso”, escupió Kym. “Un demonio pervertido es lo que es. Y adiós muy buenas con él. Después de lo que trató de hacer, el mamón.”

    "¿Qué hizo?" Le pregunté. ¿Estaban enojados con él por haber traicionado sus secretos conmigo y con Conrad? Parecía más personal y visceral que eso.

    "No es asunto tuyo", dijo Kym. "Si Cara quiere decirte lo que trató de hacerle, ella puede".

    ¿Le hizo algo a Cara? Pensé. ¿Quién era este hombre en el que habíamos confiado? ¿Y por qué habíamos creído siquiera una palabra de él? "¡Pues deja que me lo diga!"

    "Le diremos que pasaste a verla, Rick", dijo Kym. "Pero esta noche no es la noche".

    "Si no la veo, voy a..."

    "Déjale quedarse", dijo Shelby. “Déjale mirar. Si quiere llamar a la policía, que lo haga cuando hayamos terminado. Tenemos un horario aquí".

    "¿Qué?" Dijo Kym con la boca abierta de asombro.

    Shelby la acercó y ambos salieron del alcance auditivo, intercambiando acalorados susurros. Kym pareció ceder al fin. Se separó de Shelby y se dirigió al otro extremo del templo, desapareciendo en lo que supuse que era una puerta bajo del pórtico que conducía al resto de la casa. Shelby volvió hasta mí.

    "Atadle las manos y ponedle una túnica", dijo Shelby. "Lo dejaremos marchar cuando hayamos terminado. Si dice una palabra, amordazadle."

    "¿Qué estás...?" Comencé a protestar. Entonced me amordazaron.

    Ni siquiera había notado la otra mitad del área ritual cuando había irrumpido por primera vez en la escena. La luz brillante y el espectáculo del interior del templo me habían distraído del cuadro expuesto en el claro justo más allá de las puertas del garaje. La sábana negra que yo había ayudado a derribar ahora volvía a colgar, como la túnica negra que cubría mi cuerpo. Me habían atado las manos por delante primero, por lo que mis brazos quedaron atrapados dentro de la túnica y las mangas vacías aleteaban sueltas a mis costados. No me culpé por haberme perdido la otra mitad del espectáculo antes; entonces había estado oscuro. Ahora había fuego.

    Las antorchas se alineaban desde el borde de la puerta del templo a lo largo de un sendero de diez metros y alrededor del perímetro de doce metros de tierra desnuda del círculo ritual. En el centro había un profundo pozo de fuego con lo que parecía una especie de cabeza Tiki gigante de madera en cuclillas en el centro. Cuando los cultistas con túnicas encendieron las antorchas a su alrededor, los detalles saltaron de las sombras parpadeantes. El monolito de madera era una representación toscamente tallada de, por supuesto, Cthulhu. Frente a la entrada del templo, tenía una abertura enorme de metro setenta en medio del estómago que encontré particularmente ominosa. Solo cuando se encendió la última de las antorchas, noté los montones de ramas secas que rodeaban la base del ídolo de madera y los bordes carbonizados del pozo en el que se encontraba.

    Me llevaron a un lugar fuera del círculo, pero con una buena vista de los procederes, al lado de la sección de tambores. Cinco cultistas vestidos con túnicas se inclinaban sobre tambores de estilo africano y estaban tocando un ritmo constante y retumbante para la ceremonia cuando comenzó a desarrollarse.

    Escuché la voz de Shelby, una vez más amplificada por altavoces que yo no podía ver. "De acuerdo, en tres. Cámaras grabando. Y... uno... dos... tres".

    Cuando los bateristas incrementaron su volumen y subieron el ritmo, miré a mi alrededor en busca de alguna señal de estas cámaras. Capté un destello de luz ígnea en vidrio cerca del techo y vi una forma negra en cuclillas ante un trípode al lado del círculo opuesto a mí. Y era imposible decir qué podría estar oculto dentro de esa enorme efigie de Cthulhu en su interior. Me consoló un poco que estuvieran filmando lo que estaba a punto de suceder. No pensé que estuvieran tan locos como para hacer algo demasiado ilegal y grabarlo en vídeo. O al menos yo esperaba que no. Me retorcí y meneé dentro de mi confinante túnica, tirando y torciendo las muñecas para soltar el nudo. Parecía estar funcionando.

    El ritual comenzó en el interior, con bailes y cánticos y fuertes y extraños ruidos como los que yo había presenciado en la exposición de arte original, solo que más elaborados. Los mismos bailarines desnudos, con pintura fosforescente que brillaba misteriosamente en la noche, se abrieron paso hacia el ídolo de madera. Solo que esta vez algunos de ellos sostenían antorchas y se detenían de vez en cuando para escupir bocanadas de llamas en el aire y continuar girando sus estacas de fuego como bailarines polinesios. Era una espectáculo impresionante. Se arremolinaron y bailaron alrededor del Cthulhu de madera durante un tiempo y luego siguió la siguiente fase de la procesión, Shelby y Kym, desnudos, cogidos del brazo, regios mientras salían del templo, los amenazantes brazos de Cthulhu se abrieron como si los estuviera lanzando hacia adelante al interior de la noche. Pero ellos no eran el centro de atención esta noche. No: seis cultistas con túnicas los seguían con un palanquín negro azabache sobre los hombros, una Cara desnuda, tatuada con tentáculos, estaba encima reclinada como Cleopatra. Ella también llevaba una máscara de Cthulhu que ocultaba su rostro y ojos, pero por su respiración y el brillo del sudor en su piel pálida, pude ver que estaba viva.

    La llevaron al Cthulhu de madera posando cuidadosamente el extremo delantero del palanquín, e inclinaron el otro hacia arriba para que ella pudiera pisar el suelo con facilidad. Shelby y Kym la tomaron de una mano cada uno para ayudarla. Con su postura rígida y regia, ella parecía deslizarse por el suelo hacia el enorme agujero en el vientre de la estatua. Mientras la multitud a su alrededor gritaba: "¡IA, IA, CTHULHU FHTAGN!" una y otra vez, la vi agacharse lo justo para desaparecer en la oscuridad dentro de la estatua. Shelby levantó la mano y dos cultistas más salieron de las sombras más allá de la luz de las antorchas portando una gran pieza de madera convexa, que pasaron a Shelby y Kym. Los dos la tomaron y la colocaron cómodamente sobre el agujero en el que Cara había desaparecido, sellándola.

    Debajo de mi túnica, impulsado por la vista de ella, liberé mis manos por fin, pero guardé para mí mi libertad recién descubierta. Calculé que tardaría solo unos segundos en quitarme la bata del cuerpo y el trapo que tenía en la boca.

    Shelby hizo un gesto hacia los bailarines de fuego, quienes rodearon el Cthulhu de madera que ahora contenía a Cara dentro y comenzaron a clavar en un patrón sus antorchas en el suelo frente al pozo de fuego, peligrosamente cerca de la yesca seca en su base. El patrón se formaba alrededor de Kym y Shelby, y me atrapó hasta que terminé de reconocerlo como el Símbolo Arcano en forma de rama que Shelby, Kym y Cara se habían tatuado en sus cuerpos. El antiguo símbolo de Lovecraft para Cthulhu y los Grandes Primigenios. El canto siguió todo el tiempo, "IA, IA, CTHULHU FHTAGN!" Shelby y Kym hicieron un gesto y los bailarines se retiraron hacia la oscuridad. Cada uno de ambos dio un paso adelante hacia la muestra de antorchas clavadas en el suelo.

    Conrad, gritando como un banshee, saltó del techo del templo y corrió hacia ellos con piernas temblorosas pero poderosas.

    Los cánticos y los tambores cesaron cuando todos miramos, sobresaltados. Conrad avanzaba corriendo con un paso lento y cojeando, levantando primero una antorcha del suelo y luego otra. Shelby y Kym se dispersaron ante su carga y el resto de nosotros retrocedimos un paso o tres mientrad él balanceba las estacas en llamas en amplios arcos, todavía gritando.

    Y gritando, ahora podía yo entender, "¡PARAAAAAAD!" hasta el límite de sus pulmones, una y otra vez.

    Jadeando, haciendo una mueca de dolor, con las manos y la cara sucias, la ropa desgarrada, Conrad el salvaje se mantuvo firme y se enfrentó al culto, con los ojos y las antorchas ardiendo. Me quité la túncia y me saqué la mordaza de la boca. Quienquiera que pudiera haber estado asignado para vigilarme, ya no lo estaba. Shelby se quitó la máscara y levantó las manos con las palmas hacia Conrad.

    "Conrad", dijo él asintiendo una vez.

    "¡Atrás!" Gritó Conrad apuntando una antorcha hacia la cara de Shelby, quien retrocedió un paso. "¡Todos atrás!"

    Kym se unió a Shelby a su lado, quitándose también la máscara, y yo comencé a abrirme paso entre la multitud mientras esta se retrocedía de la escena.

    "Todo va bien, Conrad, no pasa nada", dijo Shelby con voz tranquila, neutra.

    "¡No, no va bien!" Gritó Conrad. Apuntó la antorcha hacia Kym. "Sé lo que ella te ha hecho. Sé lo que está pasando".

    "De verdad, no creo que lo sepas", respondió Shelby.

    "¡Rick!" llamó Shelby. "¡Traedme a Rick!"

    Di un paso adelante entre el grupo de acobardados cultistas, quienes me dejaron pasar sin obstáculos. "Estoy aquí, Conrad, no pasa nada".

    Me miró, primero con alivio y luego con horror. "¿Que te han hecho?" me preguntó. Me miré y vi los largos y profundos arañazos del alambre de espino que recorrían mi pecho expuesto y mis vaqueros rasgados.

    "Estoy bien. Acabo de tener un accidente".

    "Ven a mi lado", me dijo. "Agarra una antorcha para luchar y alejarlos".

    No me moví, asustado de acercarme demasiado a Conrad pero igualmente asustado de lo que él haría si no lo hacía.

    "¿Trajiste el símbolo?" me preguntó. "¿Dónde está Calvin?"

    "La carta era falsa", le dije. “Calvin es un fraude. Está chiflado y me ha estado engañando desde el principio. Lo siento, Conrad, pero está loco. Nunca debí haber confiado en él. Está loco. No hay ningún símbolo".

    "Acabo de hablar con él", dijo Conrad. Me dijo que lo habías echado. Yo no quise creerlo pero...”, me miró de pies a cabeza una vez más. "No usaste las tarjetas, ¿verdad?"

    Yo no estaba seguro de lo que quería decir al principio. "¿Qué?" Pregunté.

    "¡Todavía estás bajo su control!" gritó balanceando una antorcha en la dirección general de Kym. "¡Nunca te recuperé!"

    "Conrad, no, por favor..."

    Y luego se precipitaron hacia él, lo cual fue un error. Tres cultistas con túnicas lo atacaron por detrás, pero con sus túnicas y desarmados, no eran rivales para él. Conrad escuchó o tal vez solo presintió su avance y se dio la vuelta para enfrentarlos, arrojando una antorcha hacia su líder. El cultista levantó las manos para protegerse el rostro, desviando el misil en llamas hacia un lado, pero tropezando con el borde de su túnica mientras lo hacía y cayendo. Los otros dos siguieron aproximándose, pero Conrad, en lugar de retroceder, contraatacó, cargando contra el par. Ambos se separaron en el instante anterior al impacto, temerosos de su fuego y su furioso rugido.

    La cabeza de Conrad se movía de lado a lado, mostrando los dientes, buscando para ver si había más atacantes. Algunos hicieron ademán de avanzar, pero luego retrocedieron ante el rostro de la locura. Nadie aquí, excepto Conrad, había venido mental o físicamente preparado para una pelea.

    "¡Suficiente, Conrad!" Dijo Shelby. "¡Suficiente!"

    Conrad se giró para mirarlo, dando un cojeante paso hacia adelante al hacerlo. Los dos estaban ahora a poco menos de dos metros de distancia, pero Shelby ya no rehuía al portador de la antorcha.

    "¿Qué quieres, Conrad?" Preguntó Shelby con una voz llena de rabia no suprimida. "¿Qué demonios quieres?"

    Conrad pareció sorprendido por esta pregunta. "Esto tiene que parar", dijo. "Tienes que dejar que Sinclair y yo rompamos el hechizo que ella tiene sobre ti".

    "No hay ningún hechizo, Conrad", dijo Shelby con pesada respiración, casi jadeante de ira. "¡Los jodidos hechizos no existen!"

    "No puedes usar tus mentiras sobre mí, Shelby", respondió Conrad con un rabioso temblor de cabeza. "Lo he resuelto. Las páginas del Necronomicón. La conexión de esa mujer con el libro robado y los monjes griegos. Las técnicas de control mental. ¡Los sacrificios humanos! Sabemos todo lo que está pasando aquí".

    "¿De qué coño estás hablando?" chilló bastante Shelby. "¡Te has vuelto loco! Eso no es lo que estamos haciendo aquí. Tú no entiendes nada. Ni siquiera eres capaz de entenderlo. ¿Por qué crees que nunca te invité a unirte a nosotros? Porque tu cerebro no puede soportarlo. ¡Tu mente es todo miedo y nada conocimiento!”

    Conrad dio un paso hacia él y levantó el brazo de la antorcha. "¡No me mientas más!"

    Me obligué a dar un paso adelante también. "Conrad, tienes que parar con esto", dije. "Créeme, Sinclair es el culpable aquí. Nos lió a los dos. Nos engañó. Es con él con quien deberíamos estar enfadados, no con Shelby".

    "¡No!" Dijo Conrad. Yo estaba deseando que mis palabras penetraran en su mente enfurecida, pero él parecía inmune a la razón. “Tú viste las páginas. Yo oí lo que pasó. Lo sé. Lo sé".

    Di otro paso adelante. "Lo sé, pero no es lo que nosotros pensábamos. No lo es."

    Di otro paso adelante. Y luego otro. Estaba más cerca de él que Shelby ahora. Podía sentir el calor de la antorcha en mi pecho desnudo. Vernos a los dos juntos frente a él, puso en marcha a Conrad.

    "Mira que dos monstruos", dijo blandiendo la antorcha hacia nosotros. "¡Miraos! Ya ni siquiera sois humanos, ¿verdad? Os habéis convertido en otra cosa".

    "Sí, Conrad", dijo Shelby. “Pero no como tú piensas. Escucha a Rick. Baja la antorcha y escuchále".

    Conrad comenzó a murmurar algo en voz baja, como si estuviera tratando de bloquear nuestras palabras. ¿Una oración tal vez? No estaba dispuesto a escucharnos. Shelby dio un paso adelante con las manos levantadas y abiertas en un gesto de rendición.

    El resplandor del círculo de antorchas alrededor del Cthulhu de madera que contenía a Cara había enmascarado lo que realmente estaba sucediendo allí. Ninguno de nosotros lo había notado. Cuando Conrad había lanzado la después desviada antorcha, esta había rodado hasta entrar en la yesca seca. Tampoco nos habíamos dado cuenta que la yesca se había encendido y comenzado a arder rápidamente. La estatua de madera no era, como parecía, una pesada pieza de madera maciza, sino más bien una fina capa de madera tratada, altamente inflamable, en la parte superior de un marco de alambre, empapado en acelerante. Estaba diseñada para encenderse en un instante.

    Con un enorme siseo, hizo exactamente eso, toda la estatua se incendió en cuestión de segundos. Todos retrocedimos unos pasos cuando la bola de fuego se elevó hacia el cielo nocturno. Conrad estaba gritando. Yo también. Los cultistas, que deberían haberlo esperado, parecían menos sorprendidos, pero aun así retrocedieron sorprendidos. Hubo un gemido, un crepitar, un crujido de la estatua en llamas y esta comenzó a cambiar y luego a moverse. Desde dentro había algo en movimiento, y supe que tenía que ser Cara, siendo consumida viva por las llamas. No había nada que yo pudiera hacer.

    Conrad mantuvo su posición, peligrosamente cerca de las llamas, atrapado en su gritante sitio por su propio horror. Entonces la cosa se tambaleó, se partió y se abrió, dos gigantes alas negras que atravesaban la fulgurante madera, enviaban chispas mientras se extendían tres metros en todas direcciones. La cosa masiva y alienígena de dentro continuó agitándose, elevándose a medida que salía del huevo infernal. Cthulhu, mojado y reluciente, se alzó de las cenizas y un rugido nos rodeó por todos lados.

    Vi con horror cómo Conrad, con cerebro seguramente roto más allá de toda reparación en ese momento, corrió, no lejos de la bestia, sino hacia ella, cargando como un San Jorge enloquecido frente al dragón. O tal vez Don Quijote y sus molinos de viento. Pero Shelby extendió los brazos antes de que él pudiera completar su carga suicida y luchando con Conrad hasta hacerlo caer al suelo desde atrás. Los dos se estrellaron contra la tierra a pocos metros de Cthulhu, cuyas llamas de nacimiento ya estaban muriendo.

    Conrad se irguió desde debajo de Shelby, arrojándolo desde su espalda. Shelby cayó con fuerza y ​​era incapaz de detener a Conrad mientras este giraba su torso y se lanzaba contra su viejo amigo. Conrad montó sobre el cuerpo delgado y retorcido de Shelby, sujetándolo al suelo por debajo de las rodillas. Luego, gritando una vez más, levantó la antorcha en su mano y apuñaló en un ardiente arco la cara de Shelby.

    Kym y yo reaccionamos al mismo tiempo, avanzando para ayudar a Shelby. Kym lo agarró y trató de soltarlo. Al ver el náuseabundo chisporroteo burbujeante en la cara ardiente de Shelby, fui a agarrar la antorcha, asiendo la punta ardiente y tirando para sacarla.

    Conrad debía de haber tenido todo su peso sobre esa antorcha, pues perdió el equilibrio y rodó hacia un lado, dejándola caer. Kym gritó y agitó las manos en el aire alrededor del cuerpo postrado de Shelby, queriendo ayudar, pero demasiado asustada para tocar la carne chamuscada y ennegrecida. El horror que él había provocado pareció finalmente filtrarse a través de la nublada percepción de Conrad cuando se puso de pie, retrocediendo lentamente.

    "Oh, Dios", gritaba. "¡Oh, Dios!"

    Cara salió corriendo del interior del templo brillantemente iluminado, vestida con una bata.

    "¿Qué está pasando?" gritó ella. Y luego vio a Shelby en el suelo y chilló. "¿Qué ha pasado? ¿Qué ha salido mal?"

    Cuando Conrad la vio, casi perdió el equilibrio otra vez. Yo sé que yo mismo estaba confundido.

    No había sido quemada viva. Ella estaba bien. Tenía tierra en las rodillas. Examiné a Cthulhu. A la estatua de metal y goma de Cthulhu encajada en el cascarón de madera como un caja de sorpresas, (así lo supe más tarde). Un truco. Una ilusión.

    No sé si Conrad tuvo la misma comprensión que yo. No sé qué pasó en su mente ni cuándo todo se rompió para él. En ese punto, él ya no podría haber sido capaz de pensar racionalmente. Simplemente no lo sé.

    Pero miró a Cara y miró el artilugio de Cthulhu, igual que yo, y luego corrió. Corrió hacia la oscuridad y ninguno de nosotros intentó detenerlo. Corrió y dejó a Shelby en estado de shock, a mí gimiendo de dolor y luego agonía mientras mi cuerpo me dejaba saber cuánto me había quemado la mano. Con Cara chillando para que alguien llamara a una ambulancia.

    Que sean dos.

    Alcé la vista hacia Cthulhu sobre mí, todavía temblando por su liberación. O tal vez fuese un truco de la luz. Quizá no hacía nada en absoluto.

Capítulo 25

    Lo que entiendo ahora, que nunca se me había ocurrido en aquel momento, era que Shelby nunca me había mentido. Había escondió la verdad, sí, pero nunca había mentido. Más vitalmente, nunca tuvo la intención de hacer otra cosa que no fuese exactamente lo que decía estar haciendo, nunca creyó nada más allá (o menos) de lo que me había explicado. Que Shelby pudiera estar diciendo la verdad todo el tiempo había sido la única posibilidad que nunca se me había ocurrido. Todo lo que me había dicho esa noche en el complejo, todo lo que había escrito en el Manifiesto Cthulhu, era exactamente lo que él creía. Yo había pensado que era una broma, o una estafa, o un culto al principio, una forma de conseguir dinero o sexo o simplemente irritar a Sarasota en venganza por haberle echado de la ciudad. Y así me había resultado más fácil creer, para mi eterna vergüenza, que Shelby había estado adorando de verdad a Cthulhu o que había estado bajo algún tipo de hechizo de control mental de Kym. Me había resultado más fácil creer que estaba hechizado que simplemente creer lo que él decía que creía. Shelby había tenido razón al decir que las palabras no son más que palabras. Habíamos cometido el terrible error de traducir palabras malinterpretadas en acciones radicales.

    Aquella noche terminó la iglesia de Shelby. No por el escándalo o las noticias en los periódicos. En todo caso, esos elevaron el estatus de Shelby como mártir y profeta ciego, y le habrían hecho ganarse más seguidores, no menos, si hubiera elegido capitalizarlos. Ciertamente su cuadro leal permaneció durante algunos meses; también lo hizo el complejo Cthulhu, que siguió persistiendo bajo los crecientes costes y la falta de un liderazgo firme mientras Shelby estaba en el hospital. Él estuvo en cuidados intensivos la mayor parte del tiempo, él y yo estuvimos allí, y Cara se desplazaba arriba y abajo entre nuestras plantas, manteniéndome informado sobre su estado. Yo me puse bastante bien antes que él, aunque mi mano necesitó algunos injertos de piel y cirugía que mi situación sin seguro no podía permitirse. Hasta el día de hoy, teclear y escribir con ella me causa dolor que la medicación solo reduce un poco. Al menos todavía la tengo. Los ojos de Shelby habían desaparecido, destruidos por llama y estaca.

    Estuve en casa durante semanas antes de que Kym dijera que finalmente podría acudir y hablar con Shelby, e incluso entonces encontré excusas para posponerlo por un par de días. Cara usó la culpabilidad para que yo fuese a verlo, por lo cual le estaba agradecido. Yo necesitaba que me empujaran.

    Al regresar al hospital esa noche, Cara a mi lado, la potente combinación de desagradables recuerdos sensoriales del hospital (descamación de la piel ampollada, hedor químico de gel antibacteriano) y el temor de la anticipación casi me doblaron con náuseas. No he vuelto a un hospital ni al consultorio de un médico desde entonces.

    Pero conseguí llegar al tercer piso y avanzar por el primer pasillo a la derecha hasta la habitación de Shelby.

    En mi imaginación, yo había asumido que de alguna manera tendría que enfrentar esos horribles, vacíos y quemados agujeros donde alguna vez habían estado los ojos de Shelby, pero, por supuesto, estaban ocultos bajo vendas blancas y limpias. Kym estaba sentada en la silla individual de la sala, leyendo en voz alta el New York Times del día. Raspé ligeramente la puerta ya abierta con mi mano buena y miré dentro. "¿Hola?" Pregunté.

    Kym levantó la vista, sin darme la bienvenida ni despedirme. Nos hizo un gesto para que entráramos, yo le di las flores que había traído y Shelby, Cara, Kym y yo pasamos de puntillas durante diez minutos de educada charla de hospital y pronósticos del médico.

    Él viviría. Estaría ciego para siempre. Sus ojos fantasmas le picarían constantemente. Se iban a mudar a Nueva York para vivir con la familia de Kym. Sin seguro médico y con el Trust de Kym (retenido en un banco en su tierra natal de las Bahamas, indetectable mediante una simple verificación de antecedentes) casi agotado, tuvieron que vender la casa para cubrir los costes. Además, ella echaba de menos Brooklyn y su madre amaba a Shelby.

    Oh, fue todo lo que pude pensar. Oh, qué equivocado había yo estado. Oh, qué banal y tranquilizadoramente normal era la vida de ambos. Oh, felicidades, se habían casado la semana pasada, aquí en esta misma habitación. Oh, ¿por qué sucedió esto?

    "¿Por qué sucedió esto?" Le pregunté a la habitación en voz alta.

    "Porque Conrad se volvió loco", dijo Kym. Sin mentar quedó la acusación de que yo le había ayudado o ayudado a que acabara loco. ¿Me estaba ella acusando? Me sentí culpable de los cargos. Había alimentado la obsesión de Conrad con Shelby. Había ayudado a que su resentimiento por pequeños desaires y misterios se convirtiera en duda y luego en preocupación por Lovecraft y el ocultismo. Había alimentado su mente con las mentiras de Sinclair, a menudo con mis propias adiciones horriblemente equivocadas.

    “Fue solo lo que dijimos que era”, dijo Shelby. "Siempre fuimos honestos".

    “Pero era muy extraño”, dije. "Hacías cosas muy extrañas".

    "¿Extrañas porque las hacía yo?" Shelby preguntó, su cabeza casi apuntó hacia mí. "¿O extrañas para otra persona?"

    "Extraño para cualquiera", dije.

    "Pero en realidad no era tan extraño, ¿verdad? Quiero decir, comparara lo que creo con cualquier otra religión por ahí. Compara Cthulhu con el cristianismo. Yo ni siquiera fingía creer que mi dios era real. Y todas nuestras enseñanzas se basaban en la ciencia y la realidad. Es posible que las hayamos envuelto en la estética de los monstruos de historias de pulpa, pero al menos nuestra iglesia tenía la ventaja de comenzar desde la verdad real sobre el universo frío y despiadado, y luego extrapolar nuestros comportamientos y rituales elegidos a partir de eso. Según cualquier estándar lógico, nosotros éramos los razonables".

    "Eso es lo que lo hacía tan extraño, creo. ¿Quién podría creer en una iglesia sin dioses?”

    "Yo nunca podría creer en una iglesia que los tuviera", respondió Shelby. "¿Podrías tú? "

    Supe la respuesta de inmediato. "No, no, por supuesto que no. Ya no. No durante mucho tiempo".

    "Lo único que queríamos", dijo Kym, "era crear un lugar para personas como nosotros, como tú".

    "Eso hubiera sido genial", dije, y lo dije en serio. "Lo siento muchísimo." Habría sido genial, pero en lugar de eso ayudé a Conrad a destruir la iglesia de Cthulhu, demasiado ciego para ver algo sorprendente cuando se presentó ante mí. Qué desastre.

    Shelby simplemente asintió, y yo no estaba seguro de si aceptaba mis disculpas o no. Kym solo apartó la vista con disgusto. Nos quedamos en incomodidad mutua por un largo momento. Me arrastré y, al menos en mi mente, salí por la puerta. Pero mis pies, o al menos Cara, permanecieron.

    Cara rompió el silencio por fin. “Fue maravilloso por un tiempo. Durante mucho tiempo fue lo más maravilloso que yo había hecho, aunque ese tiempo fue solo unas pocas semanas. Maravillosamente extrañas".

    Más contemplación silenciosa por todas partes, luego Shelby la rompió. "¿Quieres la iglesia?"

    "¿Yo?" Preguntó Cara.

    “Vosotros dos, si queréis. O solo Cara. No la casa ni ninguna de las cosas... todo eso se vende para pagar... este desastre”, dijo Shelby haciendo un gesto giratorio hacia la habitación y el hospital que nos rodeaban. "Sino la entidad jurídica real. La propia iglesia. ¿Queréis tomar el control?”

    "¿Por qué?" Pregunté.

    "¡Sí!" Dijo Cara.

    "¿Quieres?" Pregunté.

    "Sí", afirmó ella. "Por supuesto que sí." Ella pensó por un momento. “Tendrá que ser diferente. Más abierta. Más sobre la duda y el tenue lugar de la humanidad en el universo. Más sobre abrir las mentes y explorar los límites de la experiencia".

    "Sugiero mucho menos fuego", dijo Shelby. Todos quisimos reírnos con eso, pero nadie lo hizo. "Haz lo que quieras. Nosotros nos vamos a casa".

    "Pensé que todo esto se trataba de que volvieras a casa", dije.

    "No, en realidad no", dijo Shelby. "No se trataba de eso en absoluto".

    Kym nos hizo salir a Cara y a mí unos minutos más tarde, y ambos caminamos sin volver a hablar hasta su coche.

    No requirió mucho convencerme. Yo había pensado que sí, que me mantendría lo más lejos posible de la idea, pero no lo hice. Sentía una compulsión, una necesidad, de construir sobre las cenizas de aquel desastre. Shelby de verdad había estado en el camino de crear algo nuevo y emocionante, algo que no solo sacudiría esta ciudad de Sarasota, sino que también les ofrecería a quienes estaban dispuestos a escuchar una perspectiva muy necesaria sobre la existencia. Pero, sobre todo, sentí que se lo debía a Shelby por el papel que había yo jugado en dejarle ciego, por el daño que había hecho. Quería que saliera algo bueno de todo esto. O, si no bueno, al menos interesante.

    Y Cara estaba tan entusiasmada, tan motivada. Que fue contagioso.

    La cuenta bancaria de la iglesia solo tenía $1.700 cuando Cara firmó los papeles. Pero el espacio que encontró, una ruinosa oficina en una franja entre una tienda de toldos y una guardería, había sido una iglesia en idioma español hasta hacía un mes y el alquiler era barato. Ella había logrado rescatar parte de la decoración del antiguo templo antes de que los acreedores y otros antiguos cultistas lo sacaran todo. Era un comienzo. Y ella cambió el nombre, por supuesto. Mucho más directo, creo.

    La Iglesia de Cthulhu.

    La mayor parte del círculo interno original ya no existe, pero el último legado del reinado de Shelby como jefe de la iglesia ayudó a impulsar nuestro relanzamiento. Los vídeos de aquella última noche habían sobrevivido. No habíamos podido encontrar las cintas, ni las cámaras, ni el camarógrafo. Al parecer, la violencia lo había asustado tanto que se los había llevado con el resto de sus cosas cuando se fue de la ciudad. Pero luego aparecieron en Internet. Cortes en segmentos de diez minutos editados junto a imágenes de otros eventos del culto se filtraron en Internet. Ese último corte; la imagen de Cthulhu saliendo de la estatua en llamas, después de que la desnuda Cara fuese colocada dentro, y una figura enloquecida agitando una antorcha frente a ella; fue un gran éxito. Y una vez que ese corte se relacionó con nuestra iglesia, no tuvimos problemas para encontrar nuevos reclutas.

    Cara dirige el lugar, celebra las reuniones semanales donde discuten la ciencia y la mitología de la mente, supervisa los días de artes abiertas y las horas de cócteles por la noche. Ella los está organizando, educando, preparándonos lo mejor que podemos para los cambios por venir. Principalmente yo estoy en el fondo, observando, aunque se ha hablado de comenzar un club de magia en la iglesia; magia real, como trucos de cartas y juegos de manos, no del tipo falso que no existe de verdad. Copperfield, no Crowley. Creo que me podría divertir eso, aunque mi mano derecha nunca podrá hacer desparecer una moneda en la palma ni barajar bien. Me gusta pasar tiempo allí. A veces incluso duermo en la oficina. A veces, Cara se queda conmigo, pero no puede evitar estremecerse cuando toco su piel desnuda con mi mano derecha cicatrizada.

    "Iglesia de Cthulhu", dije al contestar el teléfono en la oficina. No hubo respuesta al otro extremo de la línea, pero me pareció escuchar una respiración.

    "¿Hola?" Dije.

    "¿Sr. Dakan? dijo una voz familiar. Habían pasado ocho meses.

    "¿Sinclair?"

    "Lamento molestarle, Sr. Dakan", dijo casi sin tartamudear las palabras, pero no del todo. Yo no había sabido nada de él desde que lo había echado de mi casa, no es que me hubiera puesto a buscarle. Yo no tenía nada que decirle, pero no colgué, y finalmente él llenó el incómodo silencio. "Permítame decir, en primer lugar, que lo siento mucho. Ahora sé que perdí un poco la cabeza. Me dejé llevar, si lo quiere así. Ahora lo veo, por supuesto, pero la emoción del momento me tenía terriblemente agitado. Y confundido. Agitado y bastante, bastante confundido".

    "¿Qué quieres?" Pregunté, aunque tenía la intención de colgar.

    "Entiendo que esté enojado conmigo. Yo estoy enojado conmigo también, se lo puedo asegurar, y no me imagino que pueda entender lo terriblemente vergonzoso que es esto para mí, pero tenía que hacer esta llamada. ¿Ha tenido usted noticias de Conrad?”

    "No", dije. Nadie las había tenido. Lauren se había divorciado de él in absentia. Él y su coche se habían desvanecido esa noche. Ni siquiera Rambam había podido encontrarle.

    "Él, um... apareció por aquí. En mi apartamento".

    "¿Cuándo?" Le pregunté. De pronto me sentí acalorado, sudoroso. Imaginé que podía oler los ojos de Shelby ardiendo. "¿Qué dijo?"

    “Quería dinero. Y, um, un hechizo. Yo no tenía ninguno de ambos para él y se enojó bastante. Me encerré en el baño y llamé a la policía. Se había ido para cuando llegaron aquí. Se había llevado algunas cosas. Algunos libros. Algunas otras cosas. Las tres primeras ediciones de Lovecraft de Arkham House, me temo".

    "¿Cuándo fue esto?" Pregunté, las palabras me salían como en cuentagotas en lo que me parecía cámara lenta.

    "Anoche", dijo Sinclair. "Hay una cosa más, Sr. Dakan. Él sabe de su iglesia. La nueva Iglesia de Cthulhu. Así es como encontré el número para llamarle allí. Antes de que las cosas se pusieran... se pusieran mal, hablamos de ello. Él habló de ello. De usted".

    “¿Qué dijo?”

    "No lo entendí todo. No mucho. Pero sé que está preocupado por usted. Preocupado por lo que él cree que usted se ha convertido. Quería advertirle. ¡Debe tener cuidado! "

    "¿Por qué? ¿En qué cree que me he convertido? "

    "En otro Shelby", dijo Sinclair.

    "No lo he hecho". ¿Me había convertido en Shelby? Yo no lo creía. ¿Pero cómo iba a saberlo? ¿Y era eso tan malo?

    "Él cree que sí".

    "Oh", dije. "Maldición".

    "Sí, bueno, pensé que debería saberlo", dijo Sinclair. Cuando ninguno de nosotros dijo nada durante mucho tiempo, él colgó.

    Quedé sentado detrás de mi mesa mirando el ordenador, una imagen de Cthulhu en una ciudad devastada como fondo de escritorio. Al otro lado de la puerta podía oír a Cara dando una conferencia sobre cómo invocar sueños lúcidos con la ayuda de gafas electrónicas especiales. Más tarde, el círculo interno se reuniría para superar el presupuesto de este trimestre, y yo necesitaba prepararme esa reunión.

    Fuera estaría oscuro ahora. Una noche despejada. Si saliera ahora podría ver las estrellas. Si las estrellas estuvieran en el lugar correcto, yo sería capaz de averiguar lo que hacer a continuación. Y eso es lo bueno de las estrellas. Siempre están exactamente donde se supone que deben estar.

FIN