Créditos

    Agnosia (versión gratuita en español. Prohibida su venta)

    Copyright © 2020 de Darren R. Hawings (CC-BY-NC-SA)

    Publicada en artifacs.webcindario.com

    Traducción y Edición: Artifacs, noviembre 2020.

    Diseño de Portada: Artifacs. Imágenes tomadas de Max Pixel bajo licencia CC0.

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    Obra Original: Agnosis

    Copyright © 2008 de Darren R. Hawings (CC-BY-NC-SA)

    Publicada por Wincing at Light Books (WAL) en enero de 2008.

Licencia Creative Commons

    Esta versión electrónica de Agnosia se publica bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

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Dedicatoria

    Para mis hijos y para el hombre que yo solía ser…

Otras Obras

    Puedes encontrar otras obras de Darren R. Hawkins traducidas al castellano en Artifacs Libros

    • Una Nave Para Ofrecer (A Vessel For Ofering, 2007)

    • De las Manos de Dioses Hostiles (From The Hands Of Hostile Gods, 2008)

AGNOSIA

por

Darren R. Hawkins

Capítulo 1

    La araña era gorda.

    Como todos los depredadores vetustos, era alternativamente descarada y astuta, cautelosa y beligerante, compensaba con astucia lo que había perdido con la edad y los estragos del tiempo. En un universo meticulosamente renderizado de matrices lácteas y geometría opalescente, Dorian revoloteaba tras esta, cosquilleando madejas, tirando de anclas, en caída libre por la inmensurable vastedad de un espacio cerúleo. Sus palmas estaban húmedas, sus dedos temblaban. Puede que la araña estuviera hinchada y cojeara sobre patas tan viejas y destrozadas que los compiladores ya no pudieran descifrar sus intenciones, pero era sabia y, si sospechaba por un instante siquiera que él la estaba encadenando al seguirla, se escurriría dentro de una de sus interminables madrigueras negras de detritos binarios donde él podría no volver a verla nunca. Dorian era sabedor de todos los últimos trucos, pero la araña era la maestra de este entorno. Se había estado alimentando de la red probablemente una docena de años antes de que él hubiese ensamblado su primer script de Vorman-perl.

    Eso era lo que él creía, al menos, que la araña era antigua, un artefacto desenterrado y espléndido en su antigüedad. Y artera. Tan artera como siempre, para haber sobrevivido indetectada durante tanto tiempo.

    Así, él había ido tras ella con su astucia propia. Había estado poniendo sus trampas durante casi dos semanas; aquí sí, aquí no; salando paquetes de cebo por los callejones de la estructura de datos, cada bulto de código siendo un léxico de texto caótico y más ruido que señal, pero ruido preñado con su propia nefasta estructura. Sabrosos bits como la aproximación pixelada de una mosca escurridiza. Dorian se enseñó a sí mismo lo que a la araña le gustaba, lo que ignoraba, lo que procesaba y lo que dejaba una vez que el atiborramiento estaba hecho.

    Luego construyó él su propia base de datos de tales gustos y refinó sus aplicaciones para satisfacer los intereses particulares de su objetivo. Observó y esperó, midió los ataques de la araña en picosegundos y estudió las vibraciones en la tela mientras la araña arrastraba su vientre blando y pálido por el dinámico paisaje de datos.

    Y todo el tiempo, él escrutaba subrepticiamente siguiendo a la bestia y atascando los agujeros que esta había masticado en el tejido de la red. Aprendió de ella muchos de sus senderos favoritos y de sus trampillas de rutas de escape. Enterró sus sensores y cavó sus propios agujeros, alineó los muros de cavernas densas en datos con estacas de algoritmos de Escher y lógica de Moebius.

    Aguardó su momento.

    Y esperó.

    Hizo suposiciones.

    Se hizo a sí mismo miserable, de hecho.

    Solo le había echado un buen vistazo una vez. No, eso no era cierto. Ni siquiera había sido un vistazo adecuado, solo el pobre facsímil de una imagen desvaída. La araña era algo de pesadilla, línea tras línea del más escabroso código de claves que jamás había visto. Antiguo Perl, algún original Pre-Protocolo Vickers Estándar, una sublime inyección de lógica de síntesis Gancet y R-ASP. Él había tomado de alguna manera una instantánea de la punta de la cola, un afortunado volcado de caché una fracción de segundo antes de que los registros temporales se evaporaran, y lo que había extraído de ese fragmento desnudo le había mantenido ocupado desatando nudos lógicos y analizando cadenas imposibles durante días. Tanto trabajo, solo para deconstruir algo que nunca debería haber existido, era como desenterrar alguna monstruosidad antediluviana.

    El gato que la había escrito era un puro genio.

    Pero Dorian la tenía ahora. Casi. La había rastreado hasta aquí, hasta una confluencia de nodos donde la araña se asomaba desde un puerto indocumentado con una dirección ping muerta. El puerto era el resto de una actualización olvidada desde hacía muy probablemente una década y había sido elegantemente escamoteado por tal codimaginario que Dorian aún no lo entendía correctamente.

    Observó mientras, lenta y furtivamente, la puerta oculta a su guarida se abría. Una ráfaga de camufladores dígitos sin sentido se vertió por la columna vertebral del sistema y ​​la araña se asomó a la noche eléctrica, olfateando el olor de la presa. Luego se arrastró por su subred favorita, perversa y cautelosa y llena de malicia.

    Dorian elevó la orientación desde el universo renderizado hasta el estático, donde podía estudiar a la bestia desde una cuidadosa distancia y leer los diagnósticos pasivos de la misma manera que un pescador cuidadoso podría medir el viento o descifrar las ondas en un rústico embalse.

    No pudo evitar estar nervioso. Tan probablemente como no, solo tenía una oportunidad para sofocar esta amenaza.

    Esto era lo que él sabía: a la araña le gustaban los neuralópticos. Le gustaba la metempsicosis. Le gustaba mucho el misticismo y Trismegisto y la escatecnología. Pero más que todo, le gustaba el zap y la entropía y la física Ravileana. Estas eran las cosas a las que ella no podía resistirse.

    Así Dorian había construido su trampa: un tratado parcial sobre cognición neural sazonado con una aleatoria diatriba pitagórica en griego mal traducido. Un manual técnico de estación zap descadenado en discretos de 32 bits, luego encadenado de nuevo, solo que a la inversa. Mayormente probabilidades y cabos sueltos, el producto de todo su enloquecedor análisis estadístico.

    Pero la araña no saboreaba nada de esto, todavía no.

    Lo que ella olía era un crudo ejemplar pirata de la Hebra no autorizada sobre la defensa de tesis de Raville de finales de los años 70.

    Altamente apócrifo. Este era el cebo. Si ella era cuidadosa, como Dorian esperaba que fuera, la araña saldría disparada de su refugio seguro, perpetraría un "aplasta y agarra" contra los curiosos sectores de bits que habían atraído su atención, luego se retiraría a su puerto para devorar y digerir a salvo. Pero una vez que se aventurara lo bastante cerca, habría el tentador aroma del zap, de Hermes y otras delicias cognitivas. Tentada, se acercaría para investigar. Intentaría probar, tocar y empujar el curioso archivo. Eventualmente, se hundiría dentro ella misma para libar la dulce fuente de una matriz lógica cuidadosamente diseñada.

    Y así activaría la trampa: un bucle interminable de parálisis de datos conectado hacia un abismo de palabras clave aleatorias que duraría tanto como la energía eléctrica. La araña se atiborraría hasta explotar.

    Este era un buen plan. Un solapado plan.

    Pero también había cierto riesgo. Dorian tenía un malicioso contra-script listo para conectar el puerto de la araña con una pantalla hexadecimal en cascada para confundirla y cortarle la retirada. Eso estaba bien y era bueno, material de contención, script de infiltración estándar, pero lo que no podía predecir era cómo respondería la araña a un ataque frontal tan directo. Hasta ahora, el juego entre ambos había sido el del gato y el ratón. Había hecho suposiciones sobre la naturaleza de la bestia para las cuales no tenía evidencia de apoyo. Lo más preocupante, tal vez, era que no podía tener absoluta certeza de que no hubiera una rutina borra-caché en la bolsa de trucos de la araña. Una vez que Dorian diera el portazo a la retirada, era claramente posible que no pudiera abrir esa puerta de nuevo y que, mientras él luchaba con la cerradura, el puerto pudiera muy bien estar purgando en masa el botín entero de archivos hurtados que la araña había estado atesorando. Dorian podría no saber nunca lo que ella había estado extrayendo durante estos muy insidiosos años.

    Y para empeorar las cosas, siempre existía la posibilidad de que pudiera perder el rastro de la propia araña cuando los dígitos comenzaran a volar. Ella tendría otras guaridas que él no había descubierto o nodos de evacuación directa que la harían rebotar fuera de la red y de vuelta a dondequiera que había venido, llevándose todos sus bits cosechados con ella.

    Él simplemente no lo sabía, y el no saber era enloquecedor.

    Por eso Dorian no quería matar a la araña sin más.

    Quería hacerle una autopsia. Necesitaba saber de dónde venía y qué creía ella que estaba haciendo. Matarla directamente era tan útil como perder, porque, de otro modo, nunca podría saber cómo se había infiltrado en su red.

    Así que observó y esperó, con un poco menos de aliento de lo que le hubiera gustado admitir. Rastreó, de paquete de cebo a paquete de cebo, el progreso de la araña, que devoraba las felices miguitas de pan cada vez más lejos de su guarida.

    La araña no se resistía. No podía en realidad. Era, después de todo, solo una aplicación maliciosa, un paquete de antiguos y obsoletos lenguajes cuya única defensa real después de todo este tiempo había sido el sigilo y su capacidad de mezclar bits de un lado a otro con tal miserable rendimiento que las rutinas de eficiencia de la red no lo habían notado.

    La araña arrastraba su ponderoso volumen a lo largo del sendero lógico de una subred de remanso, aún así engañosamente rápida sobre sus gordos y ágiles constructos, alejándose cada vez más de su refugio seguro. A intervalos aleatorios, hacía brotar por delante un tembloroso destello de diagnósticos, prudente ante centinelas de datos, carroñeros competidores o protocolos de seguridad. No sentía nada.

    Y tan suavemente como la caída de una cortina, la trampa se cerró de golpe.

    El script guardíán se ejecutó y selló el puerto detrás de ella.

    Dorian apretó los dientes y esperó la señal de que una purga masiva se había iniciado, pero ninguna llegó. Si la araña lo había notado, no daba señal. Esta avanzó pesadamente hacia el borde del abismo que Dorian había cavado para ella, olfateó el suelo en busca de pistas, luego se lanzó de cabeza al interior del abismo.

    Libó profunda y largamente.

    Dorian entró en el paisaje de datos solo para echarle un vistazo. La araña se presentaba como un grandioso globo gelatinoso, todo ojos negros y extremidades reticuladas, y aún estaba muy viva y coleando.

    Se arrastró contra las fauces de la trampa, enterrada hasta el tórax en lodo binario, patas traseras en ángulo hacia el diáfano cielo, apretando y soltando en un ritmo autónomo sin sentido. Pero no había escapatoria. En el momento en que la araña se había ejecutado dentro sus rutinas de extracción, el abismo de Dorian había registrado la solicitud de lectura/análisis y lanzado un contraataque de trollware de defensa estándar que comenzó de inmediato a abrir la araña en una docena de formatos de herramientas de análisis. Generadores de bits bombardearon los segmentos de código interno de la araña con caracteres espurios generados aleatoriamente. El abismo en sí disparó los aceleradores de flujo de bits de carga rápida que se hundieron en la matriz búfer de la araña como una multitud de ganchos dentados e inundaron sus pilas SAM a un alarmante, transfigurador y, en última instancia, ineludible ritmo. Era el equivalente de perforar la piel de la araña con una suerte de agujas quirúrgicas e hiper-inyectar en su corazón una dosis redundantemente letal de neurotoxina dirigida.

    La araña se estremeció una vez más, como un hombre al que le muestran la cabeza de la gorgona, y se convirtió en piedra.

    Dorian salió del paisaje, ejecutó una captura de rutina y cuarentena en el bloque de dirección y se reclinó en su silla. Juntó las manos detrás de la cabeza y suspiró. En realidad, había esperado algo más desafiante, más épico, después de tanto tiempo y esfuerzo.

    Una tarea inmensamente insatisfactoria, en general.

    Durante los varios minutos que tomó configurar y comenzar a entregar un fantasma de recuperación y archivo del puerto muerto, se entretuvo con el crack de un nodo anónimo de un servidor en las oficinas regionales del omnipresente megamercado de ventanilla única Hometown Mart, usando un exploit que había recogido de la Hebra de un bien enloquecido y confiable gato en el Enclave Delhi Norte que se hacía llamar Ahura Mazda. Click-click-tat, y la transferencia trimestral de ganancias lista para su lanzamiento fue desviada desde las arcas corporativas hasta las de una colonia minera de silicato de lince en Eudora que el servicio de noticias del día había mencionado estaba sufriendo una combinación de factores que iban desde la indigencia financiera general y el colapso de la Organización Universal de la Salud, hasta el aumento vertiginoso del coste de los antivirales y la llana acaparación de dinero de los conglomerados farmacéuticos.

    El brote de encefalitis había sido casi incidental.

    Resistió en su truco el impulso de etiquetar un sarcástico y encriptado archivo NFO con «¡Gracias por su generosa contribución!» para que los usuarios de TI de Hometown lo analizaran y finalmente se conformaran con autorizar la transferencia de fondos con su jackid habitual: j0n d33. Para cuando analizaran lo que había sucedido, sería demasiado tarde para detener el envío del plan médico (patentado) a Eudora (una órden que él había registrado y retrofechado cortésmente para su transmisión inmediata a primera hora de la mañana desde la base de datos de pedidos de la farmacia de Hometown) Podrían encontrar y leer el.HEX de su crack en cualquiera de las listas públicas si realmente querían saber el porqué de aquello. Esto no era exactamente anarquía, pero unas cuantas docenas de móneras moribundas y sus familias (que de otro modo habrían perecido) tendrían en sus manos las medicinas que necesitaban desesperadamente. Fastidiar a Hometown en el proceso era solo un bonus.

    No era culpa suya que el paraíso prometido del universo postzap hubiera fracasado tan miserablemente.

    Poco tiempo después, Amara zumbó en su geek como un avatar manga de capa y espada, todo clichés de límpida piscina, minifalda a cuadros y ángulos Lovecraftianos. Dorian había olvidado por completo que ella todavía estaba zumbando por la red.

    "Estás haciendo travesuras otra vez," dijo ella sin preámbulos, pelvis de dibujos empujada hacia adelante, hombros hacia atrás, boca como un minúsculo agujero imposible. Él debería haberle señalado esta disonante pixelación (tendía a ser un fanático de la precisión anatómica funcional en el diseño del avatar, al menos en lo que respectaba a avatares humanoides), pero no tenía ganas de que le arrastraran para ayudarla a solucionarlo.

    "No hay nada nefasto en esto," le aseguró. "Solo estoy saboreando una victoria sobre las fuerzas de la oscuridad y el caos. Hemos tenido una incursión."

    "Algo más será, de lo contrario no tendrías esa sonrisa."

    "¿Y esta sería la sonrisa que dice que estoy haciendo travesuras?"

    Ella no le acusó de intentar engañarla directamente, solo pestañeó hacia él, la inocencia de su expresión quedó indeterminada por la precoz ráfaga de aves acuáticas color pastel que le surgieron de las orejas. Dorian hizo una nota mental para añadir «Nunca confíes en una mujer que se expresa con dibujos animados» a su lista de Reglas De Vida.

    "No creo que me conozcas lo suficiente como para hacer esa evaluación," dijo él.

    "Bueno, ¿la pillaste al menos?"

    "¿A la araña? Está en cuarentena, sí. Estaba a punto de hacer una autopsia." Las palabras salieron de su boca antes de poder detenerlas. "¿Te gustaría mirar?"

    "¿Con el geek o a la vieja escuela?"

    "He geekeado un envoltorio alrededor del script para rastrearla, pero voy a descompilarla en analógico. Aunque puedes ver mi ingenioso renderizador si quieres. Te mostraré la ip."

    Ella arrugó la nariz con desagrado. "Ick, no, gracias. No puedo soportar escarbar dentro del texto. Es tan tedioso."

    "El mundo entero es texto, Amara. Solo que algunas personas no quieren reconocerlo como tal."

    Ella giró de puntillas en una pirueta de ballet como el movimiento de las hojas de otoño. Por lo que Dorian sabía, ella podría transformarse en una lluvia de follaje en cualquier momento.

    Hojas hinchadas pastel, de hecho. Pero en cambio, Amara se volvió hacia él con sus grandes ojos redondos y diversión en su risita de roedor, juntó las manos frente al pecho y gritó: "¡Oh, eres tan precioso!"

    "¿Estoy siendo precioso?" espetó él: "Ey, mi trabajo es deconstruir cargas maliciosas y descubrir cómo funcionan."

    Ella no habló, pero el entorno local reverberó con la respuesta: «El mundo entero es texto, Amara.»

    Era la propia voz de Dorian, bajada una burlona octava.

    Qué mono.

    "Mira, ¿no te parece esto remotamente extraño?" preguntó ella.

    "Estás a dos metros de mí y; en vez de preguntarme qué estoy haciendo o, Dios no lo quiera, venir y mirar por encima de mi hombro; te conectas en mi geek y empiezas a darme la murga."

    Una espontánea bandada de signos de interrogación de neón surgió de la frente de Amara. "Yo ya estaba en la Hebra."

    "Esto no es natural. Eso es lo que estoy diciendo."

    "De eso se trata, querido. Esto es mejor que natural."

    "¿Mejor?"

    "Si lo hacemos a tu modo, tengo que presentar una pregunta simple: «¿Qué estás haciendo, John?», con un montón de charlatanerías tontas e inútiles. Te pregunto cómo te va la noche. Tú gruñes algo sin compromiso porque odias que te molesten cuando trabajas. Yo te pregunto si tienes grandes planes para el fin de semana. Tú respondes con algo que puede o no ser cierto solo para mantener tu parte de la conversación. Intentando; probablemente sin éxito, podría agregar; actuar de manera amable mientras esperas secretamente que yo vaya al grano. Cuando finalmente llego a prescindir de las bromas sociales acostumbradas y por fin te pregunto qué estás haciendo exactamente, tú experimentas tal profunda sensación de alivio de que te convences de que en realidad podría ser buena idea decírmelo. Así que te lanzas a un resumen técnico tediosamente detallado de todas las actividades que has hecho toda la tarde que, en última instancia, han llevado a la sonrisa de satisfacción que atrajo mi interés en primer lugar. Tú intentas innecesariamente explicar la lógica, el binario y demás complejidades diversas de la estructura de datos de tal modo que yo entienda el alcance completo y la magnitud de tu brillantez." Ella le dirigió un guiño insufrible. "Yo solo intentaba evitar toda esa conversación porno."

    "¿Conversación porno?" repitió él monótonamente.

    "Necias y descartables transacciones verbales que existen únicamente como prefacio del evento definitivo, pero que de otro modo fracasan al acompañar el movimiento de la acción. Al cortar toda la conversación porno, nos saltamos toda esa molesta interacción y llegamos directamente a las partes importantes, a saber, que estabas ensartando a un intruso, y muy orgulloso de ti mismo por ello. Mi modo es una comunicación más eficiente."

    Él suspiró. "Es una transferencia de datos más eficiente."

    "Sí, eso también." Ella sonrió y, si le hubiera lanzado otro guiño descarado, él no tenía dudas de que se habría visto obligado a infectar los enchufes de su sistema con un agente viral devorador de archivos solo por principio general. "Pero ey, se está haciendo tarde. ¿Quieres un café? Parece que tienes una larga tarde por delante."

    "Por favor"

    El avatar hizo un gesto con la mano. "Eres tan ludita, John. Eso es lo que te hace tan adorable."

    Antes de que él pudiera responder, ella desapareció de la existencia dejando una lluvia de estrellas de malvavisco que insistía en desafiar la gravedad de la forma más agravante.

    En un universo preñado de paquetes cuánticos de señal de datos, infontaminación bajo demanda y mega-ancho de banda para cualquiera que quisiera conectarse en cualquier momento/lugar, el espacio personal de oficina se había convertido en un concepto obsoleto.

    Todo lo conectado a una red, un nodo o tejido de otra forma en la Hebra podía ser conectado desde cualquier otro lugar siempre que tuvieras el equipo, los cables y el acceso (o las habilidades para colarte entre los barrotes de seguridad que te impedían dicho acceso).

    La mayoría de estos nodos estaban ingeniosamente representados en geek como imponentes y bizantinos edificios, templos paganos pseudo-góticos o cualquier otra cosa imaginable y posteriormente pixelable. Si así lo deseaba, John Dorian podría hacer la caminata virtual hacia el trabajo desde su ataúd en Quiksand pasando por una réplica tachonada de perlas de Notre Dame, el encantador e imponente Reichstag, una marchitante oda gráfica al Old Fenway Park que circulaba interminablemente hasta el final y desgarrador partido de béisbol de la serie del '96 y la Fortaleza de la Soledad del Hombre de Acero, todo sin salir físicamente de casa siquiera. En el medio había estructuras más modestas basadas en diseños arquitectónicos, hitos históricos y pura fantasía (ref. Reinterpretación del castillo de hadas de Disney). Las estructuras baratas se defendían en las puertas por pesados ​​códigos de brazos cruzados conocidos por la industria como golemecas: glorificados scripts centinela que leían discretamente tu archivo.SEC y te otorgaban acceso en función de los permisos que encontraban allí. Las construcciones de lujo usaban portales de reconocimiento directos de.SEC de diversa complejidad, invisibles para el ojo geek no autorizado y más difíciles de descifrar (en teoría) que un golemeca.

    Geek tenía iglesias y pórticos, autovías y vallas publicitarias, libertad de expresión y violencia pandillera. Cafeterías falsas en las que chatear. Moteles de una hora para asuntos más sórdidos. Bancos y playas, museos y casinos, todo lo que el corazón pudiera desear, todo con lo que los conglomerados pudieran ganar dinero y todo que los gatos pudieran codificar, prestar, pedir prestado o robar. Y en todas partes había gente hermosa: estrellas de rock, personajes VIP, torpes renderizadores n00b y horribles (o, ¡jadeo!, competentes) cliparts que se sacudían por la acera como romerotescos zombis.

    La mitad de la gente que Dorian conocía caminaba por las calles reales en geek en esas raras ocasiones en que se aventuraban a entrar en el mundo de carne y hueso porque no reconocían los hitos naturales sin él.

    Y por otras razones también. La riqueza era una. Experiencia. Diversidad.

    El hecho de que Sonali Real apestara.

    Ese era el mundo tal como él lo conocía. Un callejón sin salida, un anónimo paisaje urbano que se tambaleaba de puntillas sobre los más exteriores límites del comercio y la exploración humanos, conectado a una experiencia falsa que era aceptada popularmente como más real, más vibrante, más todo, que la realidad misma.

    Así que, en serio, si podías tener todo el universo en la Hebra, ¿quién necesitaba (quién quería) mover físicamente la carne para ir a trabajar? ¿Quién necesitaba estar realmente presente cuando el espacio que habría sido tu oficina podría aplicarse mucho más útilmente con el propósito de almacenar cosas que tenían un valor comercial legítimo? Esa era la pregunta del billón de rupias, ¿no?

    ¿Quién necesitaba el mundo cuando tenías toda la inmanente potencialidad del infinito metaverso a tus sinápticas órdenes?

    Todo esto servía para explicar por qué la oficina de Dorian era un sucio cubículo en un sótano rodeado de parpadeantes cajas de servidores cuánticos que exhalaban nocivos y refrigerados efluvios electrónicos en un estrecho laberinto de cajas de embalaje, estantes metálicos y rollos de cable de fibra óptica. Había tenido que pelear solo para conseguir algo tan simple como una mesa, una caja de bolígrafos y una grapadora.

    Y era el único miembro del personal técnico de crack que ponía un pie dentro de la oficina más de dos veces al año, y una de esas veces era la fiesta de Navidad corporativa.

    Y por eso iba él andando al trabajo.

    Dorian era un ludita. Le gustaba el placer táctil de hacer clic en las teclas. Le gustaba la distancia existencial de las interacciones digitales mediadas por placas base y cañones de fotones en lugar de imágenes renderizadas directamente en su masa cortical.

    Sobre todo, le gustaba vivir en una autocontenida y conscientemente delineada realidad distinta de las intrusiones de la Hebra. Su realidad era una suma determinada y emergente, más que una fantasía comunitaria representativa de eritis.

    Le gustaba escarbar en el texto, por amor de Dios. Tomaba un profundo e ilícito placer en ello.

    En geek, tenía una docena de herramientas a su disposición para tratar con la araña. Las mantenía encerradas en un taller virtual en la red, colgadas de clavijas, bien ordenadas, frecuentemente desempolvadas para que no parecieran estar desmenuzándose por falta de uso. Extractores complejos renderizados como aspiradoras de tienda, constructores binarios como abrazaderas y pistolas de clavos. Descompilador de tres sabores que intentaban hacerse pasar por martillos neumáticos. Filas y filas de diversos análisis de escoriaware comprados para él por clientes departamentales con más dinero que sentido común y demasiado acceso a literatura tecnológica para su propio bien. (Sin mencionar todos esos bondadosos, generosos y éticamente dudosos vendedores que impulsaban las liberaciones de estos fenómenos internamente cohesivos de la Hebra como la mejor defensa de una corporación contra el asalto constante y los nuevos trucos de los descontentos y malvados que acechaban en los callejones virtuales de la Hebra. Cada uno de estos productos no solo era capaz, sino que estaba feliz, de reconstruir la basura sin sentido de las estructuras de código y los módulos de lenguaje arcano que, en el curso de sus deberes, se esperaba que se encontrara en artefactos fácilmente asimilables.

    Tecnología tan simple y fácil de usar que una secretaria podría usarla, decían, como si fuese algo de lo que estar orgulloso.

    Dorian odiaba esas herramientas. Geek lo hacía todo falsamente íntimo. Filtraba un mundo alfanumérico de simples absolutos mediante el engañosamente cutre ropaje de la desordenada experiencia sensorial. Al introducir más código en el original en aras de la interpretación, geek introducía la imprecisión, borrosa en los bordes, hasta no poder estar seguro de si estabas deconstruyendo el objeto en sí mismo o tus propios prejuicios subconscientes de dicho objeto.

    Geek era un mapa, y no importaba lo fácil que fuese leerlo ni lo provocativo que fuese el renderizado, el mapa ciertamente no era el territorio.

    El territorio era caracteres y dígitos, blanco y negro, y aquellos que no reconocían ese hecho se perdían por completo. Simplemente no querían admitirlo.

    Porque tenían un mapa, por supuesto.

    Dorian estaba en la industria de saber cosas, de comprender de verdad las obras (y, a través de ellas, las mentes) de ladrones, piratas informáticos, mineros de datos y aprendices de todos los oficios.

    El código te decía secretos que un renderizador solo podía aproximar. Susurraba oráculos sobre creadores, tramposos y fanáticos de la tecnología que controlaban de verdad el universo.

    Dorian caía bien a la gente, hasta cierto punto. Dejando aparte las distracciones de su fetichismo por el nihilístico Hometown, la seguridad geek era lo que él hacía. O al menos era lo que hacía para el pequeño refugio del pléroma de datos que era el Archivo Masónico Infocaché Sonali (Real e Imaginado). Su padre lo habría llamado un granero de autoalmacenamiento para el fachendoso conjunto y habría llamado a Dorian un guardia de seguridad, lo cual era parcialmente cierto (excepto que le pagaban un poco mejor y no tenía que llevar un arma).

    Rodó su silla hasta su escritorio y actualizó la pantalla del monitor. El monitor estaba conectado a través de un conducto de cableado y líneas de fibra óptica aceleradas a la caja de Hebra cuántica primaria en la habitación contigua. La máquina se llamaba Abramhelin, y era la columna vertebral de la red del Archivo. Su interfaz era un teclado estándar que él había ensamblado a partir de un viejo esquema informático que él había ubicado en una de las pilas digitales.

    Amara apareció poco tiempo después con café. Él apenas la miró, la saludó aún menos. Esta semana, ella era una especie de algo casi sauriano. Escamas carmesí como motas de rubí que brillaban en el zumbido y resplandor púrpura claro de las luces fluorescentes. Eso hacía que pareciera encerrada en una penumbra de sangre. Ella tenía los ojos hendidos, rojos en los bordes, negros en el centro. Había una sorprendente cresta dorada en el centro de su alargado cráneo. Iba completamente andrógina y desnuda, por lo que él podía ver, lo cual en realidad no llegaba a mucha distancia. Las escamas dificultaban la suposición, a menos que te quedaras mirando, y los colmillos eran un elemento disuasorio adecuado contra las egregias miradas de reojo.

    Amara Cain era su compañera de oficina desde hacía seis meses completos.

    Ella era una archivista de copias desplazada de su cubículo escaleras arriba cuando la gerencia había traído el gran MicroSun Docutizador™ para reemplazar a la mayoría de los archivistas de dox estándar en su sección. Ella estaba especializada en textos escritos, diarios personales, diarios garabateados y objetos que requerían escaneo manual y verificación individualizada, generalmente para clientes de alto nivel.

    Dorian no sabía qué había hecho ella o a quién había cabreado para acabar consignada a las mazmorras con él, pero le gustaba tenerla por ahí. Ella venía a trabajar todos los días, lo cual probablemente significaba que algo iba mal en ella más grave que su sociópata selección de avatares.

    "Me gusta más ese que el último," dijo él, porque una parte de su cerebro animal le decía que tenía la obligación moral de decir algo a cambio del esfuerzo que ella había hecho para traer café.

    «Hazle un cumplido por su apariencia» (el equivalente verbal del chimpancé que le quita las liendres a otro.) "En serio, ese otro era... eh... era... ¿qué se suponía que era exactamente?"

    "Un Mi-Go," dijo ella. "O una reinterpretación artística de uno. Pero los tentáculos siempre se quedaban enganchados en la puerta de mi ataúd."

    "Bueno, ese es mejor. Definitivamente. Lo digo en serio."

    "No te gusta." Cuando ella frunció el ceño, él pudo ver con alarmante claridad la línea irregular de sus caninos.

    "Para nada. Es que te imaginaba como algo más aviar. Esto no es una crítica, por supuesto, es solo un decir. Tú tienes... tenías, una constitución aviar natural, pensé."

    "Agh. Lo aviar está muerto hasta la muerte y lleva semanas modificar las alas." Ella dejó la taza sobre el escritorio fuera del camino de los codos de Dorian.

    Él miró hacia otro lado. "Bueno, eso es interesante, al menos. Muy único."

    Lo cual era un gran elogio tal y como él medía tales cosas...

    "Es de mi propio diseño. Con el verano llegando, la sangre fría parecía más natural. El resto es solo efecto dramático." Ella le sonrió, exponiendo la doble fila completa de sus dientes depredadores. "Pero me he dejado las palmas y plantas nativas para poder sudar."

    "Deberías pixelarlo," dijo él asintiendo vigorosamente. La señal universal de un menguante interés.

    Ella parpadeó sus pliegues epicántricos hacia él como si lo que él había dicho no tuviera sentido. "Eso es una tontería. No me conocería nadie si cambiara mi avatar ahora. He sido Ryoku durante... bueno, durante meses."

    La reconocerían a pesar de cualquier modificación que ella hiciera, por supuesto. Ellos simplemente sobrescribirían su nuevo renderizador con su avatar de ella preferido, probablemente ya lo estaban haciendo si tenían algo de sentido común. Él había atravesado una fase hacía un par de años en la que introducía todos los avatares en su caché de direcciones como globitos con forma de animales. Resultaba más complicado tomarse a la gente en serio de ese modo. Lo malo era que resultaba igual de complicado saber qué pensaba el globito de un animal por su expresión y lenguaje corporal. Había pensado en experimentar con simulaciones de color y sombreado de desencadenantes emocionales y se había puesto a trabajar de verdad en los algoritmos antes de darse cuenta de que hacerlo sería admitir que probablemente se había vuelto completa e irremediablemente loco. Tuvo que desechar todo el proyecto por el bien de su salud mental.

    Amara le palmeó el hombro. "Tengo que volver a un nuevo legado de dox. ¿Vas a purgar la red local por esta incursión?"

    "No a propósito. Depende de lo hondo que nuestro amigo haya taladrado y de qué sistemas haya comprometido. Puedo darte como precaución una dirección burbuja de Schrödinger en una de las otras cajas si necesitas algún almacenamiento temporal."

    "No te preocupes por eso. Si destrozas mis datos, simplemente te comeré."

    Por alguna razón, él dudó de que ella estuviera bromeando del todo.

Capítulo 2

    Fue peor de lo que él había pensado: un absoluto escenario del peor de los casos, según todos los indicios.

    Con el código shell descompilado, por fin había podido determinar la firma del registro cuántico de la araña y hacer suposiciones razonables sobre la forma en que esta se había ocupado de sus asuntos. Su modus operandi parecía haber sido un acoplamiento rápido estándar y un escaneo de bits entrantes, luego la presta aplicación de algunos algoritmos de reconocimiento de patrones muy sofisticados, seguidos de una búsqueda de palabras clave general, todo ello perpetrado sobre una variedad de plataformas de formatos. La mayoría de los códecs fuente originales estaban penosamente desactualizados: .SWF, .CAG, .MNG, pero había evidencia de que los hilos de cognición adaptativa se habían diseñado en el R-ASP utilizando árboles lógicos rudimentarios que permitían la extrapolación multiplataforma. Los registros indicaban que había tartamudeado un poco al hacer los saltos evolutivos iniciales, pero luego se había adaptado desde el texto y los significadores de caracteres hasta el fenomenismo de los objetos corneal-cocleares, los cuales apenas había sido un campo de estudio infantil cuando el Gancet y el Estándar Vickers estaban ampliando las fronteras de ambos modelos.

    El gato que había escrito la araña había predicho, con al menos una década de antelación, la emergencia del CCNP (seenop, el lenguaje mediático de geek) como la convención de codificación dominante. Tal pensamiento profético explicaba cómo la araña había navegado los protocolos de seguridad de la red sin ser detectada durante tanto tiempo. Para cuando los servidores habían actualizado sus aplicaciones texto a controladores de objetos fenomenológicos, la araña ya se había atrincherado en el núcleo de la red y tejía sus madejas invisibles. Se había escrito ella misma en las actualizaciones posteriores como un atípico superpaquete prediagnóstico encargado de externalizar aguijones binarios particulares en la misma (espontáneamente generada) espuma cuántica que los escáneres virales usaban para poner en cuarentena los bloques de datos sospechosos. Para cuando colapsó el campo de probabilidad donde estaban siendo procesados los datos en cuarentena, la araña ya había enrutado dentro de una madriguera sus propios datos de burbujas de transferencia preseleccionadas para colapsar en patrones que imitaran los paquetes binarios originales. Estas burbujas se transformaron en literales focales discretos que replicaron con eficacia y precisión la codificación del archivo original sin siquiera tocarlo en su postransferido y ensamblado estado.

    Esto era, siendo toscos, un magnífico "cebo e interruptor." Los servidores asumieron que la pequeña pérdida de bits producida entre la transmisión y la certificación viral eran bloques infectados desviados hacia el metaverso.

    Pero la verdadera brillantez del diseño era que los datos nunca se perdían en el proceso. Los principios fundamentales de la teoría de la información de transmisión de señal redundante hacían que los paquetes que faltaban siempre se recuperaran. La señal tomaba cuenta los "saltos" en el flujo de datos y se reconstruía sola.

    Lo que implicaba que nadie iba buscando nunca documentos que no existían, por lo que nadie se daba cuenta.

    Ojalá los propios cracks de Dorian fuesen tan elegantes, pensó él. Un crack que tomaba lo que quería pero lo dejaba al mismo tiempo. No una copia de aquello, sino la cosa misma. No un duplicado, sino dos originales.

    La araña había estado en todas partes. Había bebido profundamente del lanzamiento de entrada desde el mismo principio, como un gran gato bostezante escondido en una pantalla de juncos junto al abrevadero local.

    Los fragmentos de espuma imperfectamente colapsados ​​en los archivos de registro de errores (indicadores de su temprana transmutación desde devorador de texto hasta omnívoro fenomenalista) aparecieron en archivos y armarios cuánticos a lo largo y ancho de la red, no pocos de los cuales databan de hacía treinta años o más. Cuánto tiempo había estado la araña extrayendo documentos antes de eso era una incógnita.

    Descubrió sus estaciones de pesaje temporales: corruptos archivos de sistema para apilar en la sombra bits irreconocibles, sobres jinete en el registro, paquetes oportunistas más grandes que se unían a aplicaciones de usuario completas. Cuando y dondequiera que se creaba un objeto, la araña ya había estado allí tejiendo un saco para los huevos que esperaba poner allí algún día. La araña era un virus que había penetrado tan hondo en el sistema y desde hacía tanto tiempo que se había convertido en parte integral de la arquitectura. No era un parásito que vivía de su anfitrión, sino un anfitrión que existía con el solo propósito de acelerar su parásito.

    A Dorian se le ocurrían quizá unos cincuenta gatos en el negocio que podrían haber ejecutado tan ingeniosa, compleja y mordaz penetración como esta. Cuarenta de ellos eran más jóvenes que él, más jóvenes que el script mismo. Los otros diez habían tomado posiciones en la industria de la defensa y no se habrían molestado con algo tan poco valioso como el Archivo en primer lugar.

    No es que el Archivo fuese inmune a los asaltos de gatos sin escrúpulos. Dorian pasaba los días repeliendo las torpes incursiones de chiflados Illuminati, fetichistas templarios y los scripts de chavales del ala derechista que se habían convencido de que el Archivo era el Anexo de la Biblioteca Secreta del Vaticano y el depósito de la prueba documental definitiva de verdades conspiratorias como la línea de sangre clandestina de Jesús, la conexión de la Gates Foundation con Rothschild y los orígenes extraterrestres de los cultos del misterio egipcio. La mayoría de ellos nunca pasaba del primer buffer CAS. De vez en cuando, un astuto aficionado verdaderamente inteligente pillaba una pista del exitoso crack del Trinitarian Banking Trust y lanzaba un asalto con una anticuada línea de código sin el geek, pero los scripts locales de Dorian eran inevitablemente más que un rival para la ingenuidad n00b de estos.

    Aún así, era una cuestión de reputación, y cuando un chaval mostraba talento, la gente como Dorian los etiquetaba (generalmente con agentes virales recursivos que retrocedían la intrusión y se acuñaban en el datonúcleo del gato). Esto ayudaba al chaval a construir un hex, le daba un poco de trabajo en lo que invertir el tiempo. En algunas circunstancias, las benignas banderas de seguimiento permitían que manos más experimentadas sacaran al chaval del fuego si la liaba al intentar un gran golpe. Esto funcionaba hasta que el emergente gato desarrollaba el conjunto de herramientas para expulsar a los intrusos de su sistema sin petarlo, momento en el que él (o ella) dejaba de ser un chaval (chavala) y quedaba generalmente reconocido como una competencia profesional. Llámalo altruismo, llámalo duro amor de mentor, llámalo autorregulación de la industria...

    Dorian lo llamaba mantener cerca a tu enemigo.

    En pocas palabras, Dorian conocía a todo el mundo, al menos por reputación, que pudiera haber escrito la araña. Conocía sus métodos, sus convenciones, sus trucos característicos.

    Este gato era otra persona, un antiguo, un Gran Alquimista con el último tinte carmesí cociéndose en el horno.

    Esto le emocionaba un poco, para ser honesto. Exigo a me non ut optimis par sim sed melior [1]. La moneda en vigor de la cultura eran las contribuciones a la base del conocimiento. Para la mayoría de los talentos, el ascenso a la leyenda en la floreciente comunidad de gatos freelance llegaba por la astucia que mostraban en sus exitosos exploits (o con menor frecuencia, en el estilo por el que estos se manifestaban en sus colosales fracasos). Otros ganaban reputación al detenerlos, al descubrir cómo frustrar los diseños de los mejores. Frustrar los planes de un gato de esta magnitud podría transformar el perfil hex de Dorian de un simple currela corporativo a ultracompetente Dungeon Master.

    Así que Dorian cavó más hondo. Rastreó las conexiones entre los nodos y los agujeros de gusano que había descubierto anteriormente y buscó pantallas que pudiera haber pasado por alto, caminos camuflados que cavaron más profundo o a distancia a lo largo de la red de lo que había explorado antes. Conectó toboganes subarquitecturales que la araña había utilizado para operar detrás de la escena. Escribió scripts de relleno para aumentar las defensas del sistema basadas en lo que había aprendido de los éxitos de la araña. Sembró el paisaje de datos con trazadores y sanguijuelas que se unirían a futuras solicitudes de acceso de datos, luego transfirió los registros a un motor de síntesis que evaluaría y etiquetaría las solicitudes sospechosas para una futura revisión. Entre todo esto buscó puntos de rebote: puertos ocultos que la araña podría haber usado para transmitir sus datos fuera de la red del Archivo.

    Porque de eso se trataba, en realidad. La araña era un recolector de datos. Su única razón de ser era reunir conjuntos predefinidos de información en bruto, desviarlos fuera de la red del Archivo y colocarlos en el datonúcleo remoto del gato para su almacenamiento, análisis o eventual venta.

    Pero Dorian no había podido encontrar un rebote, lo cual era un poco decepcionante. Tal perturbadora y elegante maleza de nodos y campos de almacenamiento y bolsillos ocultos de bits, pero ningún igualmente complejo sistema de transferencia entre redes, presentaba una inconsistencia sorprendente. Dorian pasó un par de horas recorriendo todo el puerto muerto que la araña había utilizado como base de operaciones, luego otra hora en la documentación del historial del sistema, tratando de rastrear la IP del paisaje de datos del puerto a través de una progresión de actualizaciones de hardware, parches del sistema y variadas recompilaciones. No había nada. Si el puerto había estado activo alguna vez o si apuntaba a otra parte que no fuera la arquitectura, ese hecho nunca se había escrito.

    Por supuesto, la araña era antigua y la compatibilidad de hardware entre plataformas era más difícil de prediseñar que anticipar la evolución de las convenciones de programación (como lo había hecho el gato con seenop). Podría ser que todos los puntos de rebote se hubiesen cerrado mucho tiempo atrás debido a migraciones de hardware. O que el Alquimista hubiera reunido el dox que quería y simplemente sellara los puertos tras él cuando hubo acabado, dejando a la araña huérfana.

    Pero Dorian no lo creía. Uno no construía una operación minera tan elaborada y clandestina para abandonarla después de ganancias a corto plazo. Demasiado trabajo para tan poco.

    Alguien había pensado mucho y duro para escribir esa araña y querido que durara mucho tiempo.

    Y también estaba el hecho de que dar un golpe en el Archivo había sido un gran éxito. Nadie se marchaba de una hazaña de este calibre sin documentarla. Si nadie sabía lo que habías hecho, era como si no hubiera sucedido en absoluto. Por eso todos los programadores profesionales dejaban una cookie de reputación. Era como enviar por correo una invitación de tu próxima boda a un viejo amante despechado, era cortesía básica. La intrusión solo en aras de la intrusión era la obra de un aficionado. La araña no era un script de aficionado. Era profesional, consumidora de tiempo, laboriosa.

    El gato que la poseía habría soltado una cookie si se hubiera visto obligado a abandonarla. De un modo u otro, se habría asegurado de que Dorian la obtuviera y de que todos los demás en la comunidad también.

    Lo que significaba que Dorian se la había perdido. (Pfft.)

    O bien esa vejez o algo letal le había acontecido al gato mismo. (Más probable).

    O, peor aún, que todavía tenía un rebote, que aún estaba extrayendo datos con el pulgar en la nariz y burlándose silenciosamente de todos los mejores esfuerzos de Dorian. (Agh.)

    Así él volvió al texto y se enterró en una disección línea por línea de la araña y sus sub-scripts concomitantes. El registro de actividad interna se borraba con una marca de tiempo cada doce horas, por lo era una sorpresa de que tal registro existiera siquiera.

    La mayoría de las arañas se compilaban sin ellos para que sus actividades no pudieran rastrearse y reconstruirse si se descubrían.

    No había ni rastro en el árbol lógico de los ejecutables dinámicos de cookies de reputación ni referencias a bloques fantasma en la lógica de extración. La lista de búsqueda de claves tenía varios miles de líneas de longitud e incluso con sus aplicaciones de reconocimiento de patrones más sofisticadas, Dorian no encontró nada que pareciera un mensaje de «te pillé».

    Sin puntos de rebote. Sin cookies de reputación. Casi era como si la araña se hubiera autogenerado espontáneamente a partir de una acreción aleatoria de bits (el proverbial millón de monos escribiendo a máquina durante un millón de años para reproducir Otelo por accidente).

    Y eso era quizá lo más inquietante de todo.

    Porque si la araña no estaba rebotando datos, no era un crack adecuado en absoluto. El enemigo no estaba fuera, sino en la misma arquitectura.

    Significaba que la araña era un trabajo interno.

    Dorian se reclinó separándose de su terminal y se frotó los ojos con las palmas. Le picaban los implantes corneales después de mirar la pantalla durante tantas horas. Su café se había enfriado hacía mucho tiempo, pero se lo bebió de todos modos. Llevaba mucho tiempo de sueño atrasado.

    Había un icono parpadeante en la esquina de su pantalla. La herramienta ETL había terminado de ocultar el contenido del nodo muerto y había compilado un índice para su revisión. Suspirando, Dorian abrió la pestaña y comprobó los diagnósticos. El contenido del puerto pesaba más de ochocientos terabytes de datos. No masivo, pensó al principio, hasta que comenzó a desplazarse por la lista de archivos. Los más recientes eran gordos. De geeks y triDvid. Algunos cortes de audio en el rango de gigabytes. Pero había miles (y miles y miles, por lo que parecía) de archivos de texto en bruto a la antigua. La mayoría de ellos algo considerablemente menos de mil bytes. Los sellos de fecha en algunos casos se remontaban a cuarenta años.

    Lo cual era bueno porque Dorian no había estado por ahí tanto tiempo y no podría ser considerado responsable de la incursión original. Aunque él había estado por ahí durante cinco años, lo cual debería haber sido suficiente tiempo para haber encontrado a la araña antes. Eso asumiendo que decidiera contárselo a alguien, cosa que parecía cada vez menos una buena idea cuanto más aprendía.

    Dorian continuó con la lista de archivos recuperados. Los nombres de los archivos eran ambiguos, seguían una convención interna y secuencial de cambio de nombre organizada por tema. Entropía0001. Señal0004. Raville0185. Tendría que analizarlos individualmente, escribir algo para someterlos al análisis de contexto. Solo de pensarlo le dio dolor de cabeza.

    Mordiéndose el labio, se apartó del escritorio y rodó la silla hacia la partición que separaba su cubículo del cubículo adyacente. Miró a Amara por encima del borde superior.

    Ella estaba sentada en su propio escritorio entre pilas de diarios de arrugada encuadernación y gavillas sueltas de papel viejo almacenado. En ese momento, estaba encorvada sobre un delicado diario con tapas de cuero que yacía abierto en sus manos. Escaneó una página, pasó a la siguiente, volvió a escanear, como si leyera.

    "Ey, ¿puedo hacerte una pregunta?" preguntó él.

    Ella no respondió al principio, y Dorian se preguntó si le había oído, pero después de dos o tres páginas, ella se reclinó en la silla y suspiró.

    "¿Sí?"

    "¿Obra fascinante?"

    Ella negó con la cabeza. "No tengo ni idea. No leo alemán."

    Amara pasaba los días leyendo dentro y fuera del geek, comparando los resultados y cargando la señal corneal en la red.

    "Frau Stein va a entrar al zap en algún momento entre semana y ha solicitado una actualización completa del almacén," explicó ella. "Es un trabajo apresurado. A la dama le gusta creerse una historiadora. ¿Querías algo?"

    "Tú conoces bastante bien los datos en los archivos, ¿verdad?"

    "Supongo. En la medida en que alguien puede, Dorian. Hay miles de millones de archivos."

    "Pero tú te las apañas," dijo él y luego agregó rápidamente, "en la red, quiero decir. Has estado dentro de cientos, quizá miles, de casilleros de clientes."

    Ella pensó en ello un momento. "Bueno, probablemente no en la medida en que lo has hecho tú. Yo no tengo acceso a la arquitectura."

    "No, eso es diferente. Yo puedo ver todos los archivos, claro. Sé cómo están organizados y cómo optimizar el flujo de datos, pero yo trabajo a un macronivel, con categorías de archivos en lugar de paquetes de clientes individuales. En realidad no conozco los datos."

    "Bien, ya veo lo que estás diciendo. ¿Qué querías preguntarme?"

    "Según tu experiencia con los datos, si fueras a robar algo de uno de los archivos, ¿qué sería?"

    "No creo que esa sea una pregunta muy educada."

    "Hablo en serio. Tiene que ver con el problema en el que estoy trabajando."

    "Tendría que ser algo pequeño," dijo ella después de un tiempo. "Algo que no se pudiera echar en falta fácilmente."

    Dorian quitó importancia a eso con un gesto de la mano. "Olvida eso. Supongamos que el tamaño del archivo es irrelevante. Has elaborado un mecanismo para mover archivos de cualquier tamaño fuera de la red sin activar la seguridad. ¿Qué buscarías?"

    "Thelonious Beck." Ella ni siquiera dudó. "Oh, sí, sería Beck."

    "¿La estrella de rock?"

    "Sección 14, Sector 121, Casillero 9." Ella le guiñó un ojo. "Cargué parte de su poesía universitaria hace unos seis meses. Cosas hermosas, lascivas, escandalosas. Muy sexy. Se estaba preparando para un zap a Nuevo Holyoke. Ahí es donde van a grabar su nuevo concierto. Él transmitió una actualización de núcleo justo antes de irse. Mmm, una copia de seguridad completa del húmedo lote, solo para estar seguro. Estaba tan fresco en el casillero que casi podrías oler su sudor."

    "¿Robarías una estrella de rock?"

    "Claro. Lo desinfecto y lo subo a mi caché personal. ¿Te imaginas?"

    "No. Está bien, no lo imaginemos. Sigue aquí conmigo." Dorian se frotó los ojos nuevamente, tratando de aclarar sus pensamientos. "Esto es el completo Archivo Masónico Infocaché, supuestamente la más grande, segura e importante biblioteca de lo arcano de todo el universo, y vas a ir tras una estrella de rock en lugar de, por decir, la verdad detrás de los asesinatos de Whiston o la Conspiración Archae Stoddard?"

    Amara puso los ojos en blanco. "¿Para qué? ¿A quién le importa un grupo de personas que llevan muertas ciento cincuenta años? Creo que llevas jugando al agente secreto de seguridad demasiado tiempo, John. A la mayoría de las personas no les importa qué dox podría o no podría estar en nuestros casilleros. Están mucho más interesados ​​en cosas relevantes para ellos, cosas que creen que estamos ocultando y que beneficiarían al mundo. ¿Sabías que hay un rumor en la Hebra de que tenemos una copia del paquete de muerte de Federico Franzetti? Algunos creen que le hemos enterrado en una cámara frigorífica y que no queremos hacerlo saber a su familia porque eso demuestra definitivamente que el Cielo y el Infierno son solo mitos y que la iglesia católica romana nos paga para suprimirlo. Eso es lo que le interesa a la gente. Quieren algo que puedan experimentar, algo significativo."

    "¿Como Thelonious Beck?"

    "Oh, seríamos felices durante mucho tiempo, su paquete y yo"

    "¿De verdad tenemos la carga de la muerte de Franzetti?"

    Amara frunció el labio con burla. "Los técnicos lo desconectaron cuando sufrió un paro cardíaco. Es una pena. Para todo ese alboroto, era un hombre muy poco interesante."

    Él no tenía idea si ella hablaba en serio. Era tan inescrutable como un globito en forma de animal.

    "¿Cuántas otras celebridades tenemos en los casilleros?"

    "Oh, miles al menos. Cientos de miles si se cuentan los políticos. Nelson James está aquí. Ryan Stevenson, el jugador de fútbol. Ese poeta Penberthy. El excomisionado de béisbol... Simon no sé qué. Todos los que tenían una conexión masónica. Algunas de sus esposas."

    Bum.

    "¿Qué hay de los científicos?"

    "Claro."

    "¿Como quién?"

    "Colm Freeny, por decir uno. El tipo que encontró la cura para el destello cortical. Christopher Taute, el astrobiólogo."

    "¿Qué hay de Michael Raville? ¿Está él aquí?"

    "¿El padre del zap? Más o menos."

    "¿Cómo puede estar aquí más o menos?" El pulso de Dorian tronó de repente en sus oídos. "O bien está aquí o no lo está."

    A menos que porciones de su paquete hayan sido saqueadas. Robadas. O por otro lado, corrompidas.

    "Hay una copia antigua de él en los niveles inferiores. Y quiero decir muy antigua, de los días de cuando aún estaban trabajando en los detalles de la teoría de carga. Es un completo desperdicio, me han dicho. Él no había hecho que purgaran ninguno de sus predisp genéticos, y aún había saltos en la señal porque la tecnología no estaba refinada. Es un corte muy brusco, no es algo sobre lo que él hubiera querido construir, pero una de las bases científicas lo legó al Archivo como tesoro histórico. Porque este fue uno de los primeros, supongo, y por quién es él."

    Las manos de Dorian querían temblar; siempre lo hacían cuando él se emocionaba demasiado. Agarró la parte superior de la pared del cubículo para estabilizarlas. "¿Hace cuánto de eso, crees tú?"

    Ella se encogió de hombros. "No lo sé. Cuarenta años o así."

    Por supuesto.

    "¿Me vas a decir por qué es tan importante esto?" preguntó ella.

    "Es Raville," dijo él y cayó dentro de geek.

    Se ubicó en el Sistema de Biblioteca del Archivo, un útil renderizado de oficina para localizar archivos rápidamente. El espacio se presentaba como una clásica biblioteca metropolitana con grandes ventanas transparentes, alfombras que absorbían el sonido y una hilera tras otra de cajones con catálogos de fichas cuidadosamente organizados. Eran del tipo antiguo, descripciones breves y direcciones cuánticas escritas a máquina en fichas amarillentas. Todo el lugar olía a polvo y papel en silenciosa descomposición. A última hora de la tarde, la luz del sol se filtraba perpetuamente por el cristal de la ventana, cálida y vívida con danzantes motas insectoides.

    Él fue a la pila "R," encontró el cajón correcto y comenzó a mirar entre las fichas.

    Ryoku apareció a su lado. "Es usted muy grosero, Sr. Dorian "

    Él siguió hojeando. "Lo siento, Amara. Es que... necesitaba encontrar algo."

    Y ahí estaba. Raville, Michael. Carga Cortical Completa del paquete (dañada, histórica). Ref. Laboratorios de la Agencia de Investigación y Defensa de los Estados de América del Norte, Oak Ridge, Tennessee, Clave Gran Apalache. NO PARA PUBLICACIÓN PÚBLICA INCLUSO EN LA MUERTE. Letras grandes, rotulador rojo, por si él hubiera tenido la tentación de pasarlas por alto. Debajo de eso había tamaños de archivo, coordenadas ip, detalles del esquema.

    Y la fecha de adquisición: 19-mayo-2385

    "La misma fecha," dijo él, monótono por la sorpresa. "Hace cuarenta y dos años, casi hasta el mismo día."

    "¿La misma fecha que qué, John?"

    Con dificultad, él apartó los ojos de la ficha y la miró. "La misma fecha en que la araña comenzó a excavar nuestra red. Raville la trajo con él."

    Ella parpadeó sus ojos imposiblemente grandes. "No entiendo."

    "La araña ha estado robando datos de la red durante más de cuarenta años. Lo que no he podido averiguar es por qué. Mira, el Archivo solo lleva en funcionamiento poco más que eso, y al principio no era más que un depósito de datos pequeño a mediano en la cadena no oficial y no regulada de redes de Logia Masónica que se había desarrollado de mediados a finales de los 70 para proporcionar capacidad de almacenamiento técnico para documentos corporativos y privados. Era todo aplicaciones autosuficientes y de cosecha propia al principio, pero se volvieron por necesidad cada vez más conocedoras de la tecnología, cuando fallaron las redes de Alojamiento menos resistentes. Para el cambio de siglo, había consolidado la mayoría de esas redes en sus servidores y se convirtió eventualmente en el brazo técnico de facto de la Masonería y sus organizaciones anexas."

    Estaba soltando carrete, tratando de abarcarlo todo. Eso había sido en los primeros días de la revolución fenomenalista, cerca del tiempo en que la vieja y chirriante Web se había convertido finalmente en la Hebra. Por esa época, alguien había descubierto que los procedimientos de almacenamiento y procesado de datos (de hecho, la mayoría del trabajo de fuerza bruta de la computación en sí misma) se podían embutir en la espuma cuántica, donde los cálculos masivos se podían llevar a cabo al instante si eran ejecutados en un metaverso paralelo cuyos colapsos de la función de onda de Schrödinger podían predecirse matemáticamente con precisión. Otro añadió el (relativamente) sencillo sistema de señales activadoras superficiales que no solo podían predecir, sino también manipular los colapsos de tal manera que el procesamiento computacional pudiera ocurrir coincidiendo con el resultado deseado, cuyas reverberaciones podían estar disponibles instantáneamente en todas partes a la vez.

    Lo que esto significaba en realidad era que científicos bien intencionados habían pirateado el universo inadvertidamente y determinado un método para codificar señales de datos digitales dentro de la mismísima mente de Dios. La estructura cuántica de la realidad abrió algo así como treinta y ocho dimensiones alternativas, además de estados potenciales de recursión infinita, todos los cuales eran teóricamente vastos, vacíos y libres para todos.

    El resultado definitivo fue que todos los artefactos de datos generados en la historia de la experiencia humana podían ser efectivamente simulados y almacenados en el espacio de una semilla de mostaza.

    La cual era algo alucinante y notoriamente difícil de navegar efectivamente sin un laboratorio entero cargado con equipo especializado y un plantel de cerebritos físicos cuánticos para respaldarlo. El universo estaba inundado de datos. La gente ya tenía más datos de los que podían soportar.

    Lo que ansiaban era información. Datos en acción; datos con propósito.

    Lo que significaba pornografía, por supuesto.

    Ubicua pornafernalia triple-X bajo demanda. Fue de ahí de donde vinieron los fondos. Lo único que aquello necesitaba para explotar de verdad era un mecanismo de entrega.

    Fueron los implantes de matriz corneal-coclear-neural los que finalmente llevaron la revolución de la computación cuántica al público y, con esta y a todos los efectos prácticos, la muerte del almacenamiento de datos físicos. Eso significaba bibliotecas, museos, archivos, colecciones universitarias. Todo ello. Eran polvo. Analizar un elemento, desglosarlo en sus partes componentes, mapearlo, digitalizarlo, cargarlo. Ponerlo a disposición de todos. No es necesario viajar a Washington si deseas ver una copia de la Constitución.

    No hay razón para visitar Sydney para ver la opera house. ¿Por qué volar a Francia para ver Versalles cuando puedes recorrerlo virtual, perfecta e individualmente con toda la respuesta sensorial de la experiencia real? El geek lo traducía todo a dígitos y lo almacenaba en el aire que respirabas y en el suelo que caminabas. La información quería ser libre y, por Dios, la humanidad la había liberado. No había límites para las cosas que podíamos saber, ahora que podíamos indexar, catalogar y analizar la suma completa de la experiencia humana.

    Luego había llegado el zap y todas las reglas cambiaron para todo el mundo, para siempre.

    Se suponía que esto marcaría el comienzo de la Edad de Oro del Hombre.

    Hasta que alguien notó que tal vez tener su Última Voluntad y Testamento flotando por ahí en el éter para que cualquier gato conocedor y de mente curiosa pudiera descargarlo podría no ser una buena idea. Lo mismo con películas caseras personales, programas de televisión con derechos de autor, porno, porno y más porno.

    Suma a eso listados de acciones, extractos bancarios, números de tarjetas de crédito, cartas de amor de esa antigua amante y, de repente, tendrás una construcción social completa al borde de una crisis de privacidad personal.

    Todo eran solo datos al final.

    Los datos, como habían dicho, querían ser libres. Y si bien eso podría ser bueno para los datos, era desastroso para la privacidad, para los negocios, para un montón entero de matrimonios. Algunos datos, la gente comenzó a coincidir, probablemente no deberían ser tan libres como otros datos.

    Así los gobiernos, que tenían sus propios intereses en restringir el acceso a ciertos bits y bytes, intervinieron y comenzaron a cortar el metaverso en trozos propietarios del mismo modo en que antaño cortaron el espacio exterior: guardándose los bits buenos para ellos, vendiendo afuera los bits moderados a megacorporaciones de extensión galáctica y repartiendo las migajas sobrantes a la gente normal a tasas exorbitantes. Corporaciones privadas, enclaves de accionistas y organizaciones fraternales emergieron para permitir que la gente normal juntara sus centavos y configurara Archivos para administrar sus propias porciones del infinito, de subarrendadas porciones de porciones en la nueva economía de datos. Casilleros de datos del alma, esencialmente.

    Para cuando estalló el Big Data, el Archivo había sido colocado de forma ordenada para expandirse en esta nueva arena de servicios de soporte de datos. Ser metido y fuera del camino en las fronteras absolutas del espacio conocido resultó ser más conveniente desde el punto de vista político que tecnológicamente inconveniente para un sorprendente número de personas que no tenían ganas de estar cada vez más sujetas a onerosas regulaciones gubernamentales.

    O personas que querían ocultar cosas en un refugio de datos seguro que no estuviera bajo la jurisdicción de varios tribunales terrestres, agencias públicas o tribunales militares.

    Dorian sentía que sus ojos debían de ser tan grandes ahora como los de Ryoku. "Por eso no había un punto de rebote. Raville no necesitaba un rebote. Él ya estaba dentro."

    Debido al zap.

    El zap iba a cambiarlo todo, pero antes de que él desatara en el mundo una tecnología no probada, Raville tenía que probarla en algo tan precioso como su perro Barney, el primer ser vivo zapeado del punto A al punto B (y en todas partes en el medio).

    El empaquetado era la tecnología que te permitía digitalizarlo todo, incluso tu alma inmortal si podías permitirte el truco. Almacenarla para un día lluvioso (o una muerte prematura).

    Hacerle una copia, ponerle seguridad, sellarlo de miradas indiscretas. El almacenamiento y la recuperación de la esencia humana digital había sido un campo de estudio relativamente nuevo cuando Raville estaba desarrollando zap. Se suponía que era recuperación tras el desastre, la criogenia moderna para una era tecnológica. Los expertos que habían diseñado el mecanismo ni siquiera sabían si funcionaría, mucho menos el propio Raville. Pero lo hizo por si acaso. Po si algo saliera terriblemente mal con el zap y él fuera destruido, átomo por átomo, y disperso por el continuo espacio-tiempo. Por si acaso, se hizo una copia de seguridad y luego dejó la copia languideciendo digitalmente en un polvoriento SAN industriomilitar.

    Mientras tanto, el Archivo se había convertido en un almacenamiento conveniente y rentable durante toda la creación de Dios para las diversas bibliotecas personales, documentos legales y reflexiones privadas de los Maestros Masones y sus Logias acompañantes, grandes y pequeñas. Después añadió espacio para contener cadenas de memoria completamente inmersivas para la reproducción virtual. Eventualmente, fueron Maestros Maestros enteros: doppelgangers digitalizados y sus vidas de equipaje mental, emocional y, en algunos casos, físico, todo desglosado en sus elementos fundamentales e inmortalizado en formas de onda de Schrödinger, ahogado en espuma como desubicados fantasmas que atormentaban el metaverso. El Archivo tenía espacio a espuertas, una reputación por la discreción y un historial impecable de integridad y mantenimiento de datos. ¿Qué mejor lugar que el Archivo para almacenar la única copia original de un dios vivo?

    Dorian se apartó del precipicio lógico que había estado contemplando. ¿Qué estaba pensando él realmente con esto? ¿Estaba él, John Dorian, considerando seriamente la posibilidad de que su red estuviera siendo atacada no para llegar hasta Michael Raville, sino por Michael Raville, el mismísimo Padre del Zap? ¿Por qué? ¿Qué tenían ellos que pudiera querer Michael Raville y no pudiera obtener por otros medios más sanos, menos potencialmente devastadores para la reputación? En resumen, ¿qué estaba pasando aquí?

    Dorian creyó por un momento que iba a vomitar si tal cosa fuese posible en el geek.

    "¿Crees que alguien intentó crackear el Archivo para robar el paquete de Raville?" Preguntó Amara.

    "No estoy seguro de lo que creo," respondió él, y saltó fuera del geek.

    Pero lo sabría pronto.

    Cuando se hubo orientado de nuevo, escritorio y silla y espacio de oficina, él se conectó a su terminal de nuevo y abrió su sesión de banco de trabajo. Era bien pasada la medianoche. Estaba demasiado cansado esta noche para pensar en Raville, en la araña y en todo lo que podía significar, así que cerró la araña, el archivo del puerto y sus notas personales sobre la deconstrucción y los desvió a su espuma privada donde podía acceder a ellos a voluntad. Apagó su terminal y agarró el abrigo del respaldo de la silla.

    "Ya no tengo la energía para lidiar con esto esta noche." Ni el coraje, la claridad ni ninguna de las otras virtudes forenses que necesitaría para abordar una investigación tan explosiva: "Voy a pasar por Checo de camino a casa, por si quieres venir."

    No podía saber si ella estaba sorprendida o complacida por la oferta.

    "¿Por qué, Sr. Dorian, se ofrece usted a acompañarme a casa?"

    Él consideró su poderosa mandíbula reptiliana y sus feroces garras quitinosas. "En realidad estaba pensando que tú me acompañaras a casa a mí."

    Ella dio una breve carcajada, luego marcó la página y cerró el libro. "Deja que pille la chaqueta."

    Salieron del edificio por una entrada abovedada del vestíbulo de la primera planta, rodearon la fuente de flores en el patio exterior y atravesaron las puertas de hierro que defendían el muro exterior. Era una réplica exacta de su renderizado en el geek. Piedra caliza robusta, ventanas altas y anchas que se abrían a agradables galerías con suelos de madera nativa, la enorme Rotonda Templaria en el centro. Seguridad les hizo pasar sin revisar sus identificadores. Dorian mantenía extraños horarios con frecuencia.

    La noche era clara y fría, y Dorian se estremeció mientras se ponía la chaqueta. Metió profundamente las manos en los bolsillos, buscando calor pero encontrando poco. Su aliento salía de sus fosas nasales como nubes de vapor. La mayoría de las farolas a lo largo de la Rue de St. John estaban apagadas, lo que no era raro, y él podía ver las brillantes estrellas en lo alto. La Luna Menor cabalgaba bajo en el cielo, gorda y pendular, y más allá, la gruesa banda de la Vía Láctea fluía por el Oeste como un banco de niebla elevándose sobre las montañas. Ambos caminaron en mitad de la calle, lejos de los callejones y de lo que pudiera estar acechando allí.

    La mayoría de los edificios que rodeaban el Archivo eran oscuros, muchos de ellos en serios estados de decadencia. Algunos habían entablado sus ventanas, largo tiempo abandonados, mientras que otros simplemente se posaban vacíos, boquiabiertos, mirando hacia las sombras como tumbas abandonadas. Pero aquí y allá, las luces rojas de las cámaras de seguridad seguían el movimiento de Dorian y Amara. Ambos dispararon al pasar el sensor de movimiento del Banco Universal de Comercio y los focos portátiles de este los rastrearon desde la caseta de vigilancia hasta que los sospechosos estuvieron fuera de alcance. El vigilante nocturno, Karl, les saludó cuando pasaron. Dorian le devolvió el saludo, pero no tenía ganas esta noche de detenerse para intercambiar cortesías.

    Se oía un tiroteo por el Norte, pero estaba a varios bloques de distancia, por lo que él no dejó que le importara.

    Amara paseaba a su lado. La cabeza de ella estaba casi al nivel de la de él, y eso que a Dorian se le consideraba de una altura superior a la media. Ella avanzaba a saltitos ágiles y poderosos. Cada paso era rápido y seco, como el prefacio de un asalto. Dorian tuvo que admitir que este mod tenía una cierta gracia conmovedora, aunque no fuese exactamente de su gusto.

    "Lo siento," le dijo Dorian. "Imagino que te estás congelando."

    "Estoy bien. Hice que tejieran bobinas térmicas de microfibra bajo las escamas, por si cambiaba el clima." Ella ni siquiera se había molestado en abotonarse el abrigo. Le relucía el pecho por la condensación y, en algunas partes, sus escamas humeaban en el aire frío.

    "Qué útil," dijo él.

    "Es un buen aumento. Me quedé la visión nocturna del Mi-Go y algo de la musculatura mejorada." Ella le miró. "¿Sabes?, si insistes en mantener este horario, deberías pillarte algo. Al menos tejido Kevlar alrededor del cráneo y los órganos vitales."

    "No quiero contribuir a la carrera armamentista," dijo encogiéndose de hombros. "Soy un firme creyente de que cuanto más me esfuerce para evitar que alguien me mate, más recursos dedican en crear armas que contravengan todas las defensas conocidas. He optado por quedar al margen de esa locura. Si alguien quiere matarme, encontrará la manera de hacerlo independientemente de todos mis esfuerzos."

    "¿Me suena a eso a la voz de la experiencia?"

    "En realidad no. Suena a que tengo mejores usos para mi dinero que el mantenimiento preventivo." Para que ella no creyera que tenía deseos de morir o estaba loco, agregó, "Aprovecho al máximo el plan de la compañía. Hago una copia de seguridad cada semana."

    Ella comprendió y abrió más los ojos. "¿Me estás diciendo que ese es tu mod original?"

    "¿Te sorprende?" Pudo ver por su lenguaje corporal que ella resistía la fuerza del impulso automático de tocarle el brazo, de verificar su realidad.

    Ella apartó la mirada como si él la hubiese avergonzado. "No he conocido nunca a nadie aún en su paquete original," susurró ella sonando asombrada. "Bueno, no desde que era niña, al menos."

    "No es tan horrible, ¿no?"

    "No, para nada. No he querido decir..."

    Dorian le apretó el hombro suavemente. "Sé lo que quisiste decir. No pasa nada."

    La gente estaba invariablemente sorprendida de que él aún tuviera la piel con la que había nacido. Tenía algunas cicatrices y una marca en la rodilla por una vieja lesión de baloncesto que le dolía en días húmedos, pero aparte de eso, tenía una buena salud y no presentaba defectos genéticos obvios, aunque su propensión al Parkinson y a otras afecciones neuronales degenerativas se volverían preocupantes una vez llegara a los sesenta años. Y tampoco es que él fuese de pura semilla. Tenía el microtúbulo sináptico estándar paralelo, una mezcla de mejoras perceptivas para el cambio de orientación y el protocolo de instrucción cognitiva completo. Pero cuando se trataba de su encarnación física, nunca había visto ninguna razón para quejarse de los diez dedos de manos y pies que la naturaleza le había dado.

    "Yo voy por mi tercer cuerpo," dijo Amara.

    "Ah, ¿intrépida viajera galáctica?" Dorian sonrió.

    "Mal barrio." Lo cual, pensó él, explicaba ciertas cosas sobre su elección de aumentos y su decidida androginia. Ella continuó: "Piensas de manera diferente sobre la utilidad del modificado después de la primera vez."

    "Esperemos que eso no ocurra pronto."

    Las calles permanecieron vacías durante varios bloques más. A medida que se acercaban al centro de la ciudad, el tráfico aumentaba y un policía les destelló las luces y les ordenó que salieran de la carretera. Había más farolas aquí, mejor atmósfera. Menos de las estructuras eran tan obvias en la forma en que se hundían. Un barrendero robótico pasó junto a ellos, rociando la acera con arena y gravilla. Al menos este estaba haciendo un esfuerzo.

    Aún había algo de gente fuera, manadas viajeras de jóvenes profesionales, policías, busconas y clientes. Un gran número de ellos eran mods. Altas y rancias Hadas con alas como las pinturas de Ferrier. Samuráis Yakuza de cuero. Unos cuantos minotauros (ese debía de estar de moda). Entre las modificaciones más radicales había nanotejidos plaqueados dérmicos, musculatura lúgrumemente caricaturizada, cuchillería retráctil, cualquiera de una docena de paquetes de aumento estándar fácilmente disponibles para la compra del aspirante transhumano. La multitud viajaba con nudos de sonrisas y ridículas carcajadas y con la extática arrogancia general de una juventud pasada a martillo por la barbacana del geek. Hermosas personas personalizadas en un hermoso mundo personalizado.

    Los dos se desviaron por una calle lateral y volvieron a los distritos menos concurridos. Las estructuras aquí eran en gran parte anodinos bloques de cemento cuadrados. La mayoría tenía tejados de chapa y pintura desvaída y pelada. Las ventanas eran oscuras y el viento helado gemía por las calles de alrededor, dando a todo el vecindario un aire de vacío. Dorian pensó que lo que realmente parecía era un proyecto de reclamación pública o las chozas temporales de Quonset que apilaban en una zona de guerra.

    Pero en geek, se presentaban como relucientes casas coloniales del siglo XIX, el Cape Cod ocasional. Césped cuidadosamente cortado, vallas de tablas, pasteles de manzana enfriándose en los alféizares... cosas de la clase media.

    Esa era la diferencia entre el Sonali Real, donde él vivía, y el Sonali Virtual, el cual contenía casi a todos los demás.

    Ambos cruzaron la calle y se acercaron a la puerta del Checo. Este solo era otra simple estructura en el monótono muro de construcciones de bloques de hormigón, indistinguible de las tiendas y casas a su alrededor, excepto que era un poco más grande y colgaba cuerdas de luces navideñas en el amplio ventanal junto a la puerta principal. Un portero estaba sentado afuera en una silla plegable de metal, fumando un cigarro y temblando dentro de su pesado abrigo. Se levantó para saludarles.

    "A usted no le conviene entrar ahí, Sr. Dorian," dijo sacudiendo la cabeza. "Confíe en mí. Es una casa de locos."

    "Me apetece curry, Charlie, y no me lo negarán."

    El portero se encogió de hombros. "Ey, es su cuello. Si no sale de ahí con vida, luego no me culpe."

    Amara espió por la ventana. "¿Qué está pasando?"

    "Noche de poesía. Micrófono abierto." Charlie negó con la cabeza. "Saca a todos los friquis."

    "Parece bastante lleno," admitió Dorian. Inclinó su cabeza hacia Amara. "¿Para llevar?"

    "Ve a recoger tu pedido. Yo esperaré aquí."

    "No he pedido aún. Tengo que hacer eso en el mostrador." Charlie les abrió la puerta y entraron. Dorian hizo una mueca de disculpa. "Debería haberlo mencionado de antemano."

    Amara le miró incierta. "Nunca he estado aquí antes."

    "Solo tardaremos unos minutos."

    Tal como Charlie había prometido, el comedor estaba abarrotado de demasiadas mesas en un área muy pequeña. El aire estaba cargado y era opresivo debido a los cuerpos densamente apretujados y al exceso de calor de docenas de velas parpadeantes. La conversación no era tanto un zumbido de júbilo, sino un rugido caótico de extraños acentos y una risa áspera y gritada. Pero también olía a cebolla, ajo y albahaca. Absolutamente intoxicante. Dorian tomó la mano de Amara y atravesaron el laberinto de sillas sobresalientes, brazos gesticulantes y caras desconocidas. El mostrador estaba al fondo junto a las puertas de la cocina. El mismo Checo, un hombre bajo y moreno con camisa blanca y pantalón negro elegantes les atendió sonriendo y asintiendo.

    Tuvo que gritar para hacerse oír. "Me alegro de verte, John."

    "Parece que tienes las manos ocupadas esta noche."

    "Ha estado peor. No me quejo." Se giró y voceó el pedido a la cocina. Alguien que no podían ver lo repitió en respuesta. "Tal vez veinte minutos, ¿de acuerdo?"

    "¿Bien?" le preguntó Dorian a Amara. A la llama parpadeante de las velas, sus escamas brillaban como bronce bruñido. Ella asintió.

    "John nos presentará correctamente, por supuesto," le dijo Checo a ella guiñando un ojo, "si se lo recordamos."

    "Amara Caín. Checo."

    "Un placer," dijo ella.

    "¿Saliendo de noche? Ambiente agradable, buena comida, buena compañía. así que, pensasteis en Checo. Obvio, ¿sí? Este Johnny sabe cómo hacer que una chica lo pase bien. Munisca in braccio, attraversante il mondo reale. ¿Hay algo mejor?"

    "Trabajo," contrarrestó Dorian.

    "Ah"

    Esperaron. Uno de los aspirantes a poeta se subió al escenario temporal que Checo había dispuesto en la esquina más alejada del comedor y murmuró varias docenas de líneas en el micrófono. Algo sobre la angustia y abrazar la consciencia y helicópteros negros. Dio vergüenza ajena.

    Checo puso los ojos en blanco. "Otras dos horas, les prometí. Chiflados bastardos. Lo único que quieren es sentarse, beber y ladrar hasta quedarse sin cabeza. Eh, al menos traen una buena peña con ellos."

    Sonó una campana y uno de los ayudantes de mesa sacó la comida en una caja atada con una cuerda. Dorian pagó con un cupón de débito y los dos regresaron afuera justo cuando el siguiente esperanzado Shakespeare reunió el coraje para atacar a la multitud.

    Cuando pusieron un bloque o dos tras ellos, Amara susurró: "¿De qué iba ese sitio?"

    "¿El Checo? Por aquí lo llamamos restaurante. Un restaurante italiano o al menos de temática italiana, si quieres ponerte técnico."

    "No me refiero a eso."

    Él la había visto allí dentro, parpadeando frenéticamente, moviéndose rápidamente de un lado a otro entre el geek y lo mundano. Como alguien al borde del pánico.

    "Comida real. Atmósfera real," dijo Dorian.

    "Ha sido extraño. Un completo yermo."

    En el geek, quería decir ella.

    "El abuelo de Checo, Norberto, fue un Sonali de primera generación. Su familia se embarcó con Crisóstomo y la tripulación preparada del Ícaro en los días previos al zap. Les llevó dieciocho meses llegar hasta aquí desde el asentamiento más cercano. La relatividad alargó eso a casi veinticinco años terranos. Comenzó con un carrito de frutas arrastrado a mano, preparando bocadillos para los trabajadores de tránsito en los solares de construcción hace casi ochenta años. Cuando se hartó de eso, construyó el restaurante. Llevan allí desde entonces. El clan Checo está muy orgulloso de quiénes son y de dónde vienen. Colocar un renderizador en el local los abarataría, y su historia familiar con ello. Una historia desarrollada en gran medida dentro de esos mismos muros. Este es el único modo en que puedo explicártelo."

    "Por eso nunca había oído hablar de él," reflexionó Amara pensativa. "No aparece en el geek. Los renderizadores a su alrededor se superponen. Se ocultan a plena vista."

    "No se ocultan. Solo es que Checo es tradicional."

    "¿Y todas esas otras personas de allí dentro? Nadie tenía iniciado el avatar. Estaban completamente fuera de la Hebra."

    "Esa gente respeta los deseos de Checo. No veo qué eso sea difícil de entender."

    "¿Y no lo encuentras un poco sospechoso?"

    "¿El qué?"

    "Por amor de Dios, John, podrían estar haciendo cualquier cosa mientras están fuera de la Hebra y nadie lo sabría."

    "Mmm. Nefastas actividades como la digestión y la poesía. Tienes razón. Alguien debería detenerlo antes de que derrumben la cultura entera con ellos." "Eso es antisocial."

    "Por supuesto que lo es. Esa es la idea."

    Dorian salió de la amplia calle y giró a la izquierda, pasando los patios de escoria que se apilaba alrededor de la antigua fundición. La brisa había caído y las nubes bajas comenzaban a acumularse en lo alto.

    El camino lateral se convirtió rápidamente en grava, luego en tierra dura que parecía gris y árida a la luz de la luna. Ambos se apresuraron a lo largo de la línea de la verja, cruzando un distrito mayormente vacío de casas de losas, muchas de las cuales se habían caído sobre sí mismas. En la cresta de la colina, llegaron a la puerta principal de Dorian.

    Quiksand era una comunidad de ataúdes. Cuatro superestructuras en espiral interconectadas con plastiviso ascendente, un área de información y entretenimiento público en el vestíbulo mutuo, todo comodidades modernas. Dos mil unidades, un número similar de ocupantes, la mayoría de ellos extraños. Un muro de cuatro metros culminado con sensores de movimiento y cables de descarga eléctrica rodeaba el complejo.

    Dorian pasó su identificación de inquilino y la puerta se hizo a un lado con un zumbido hidráulico.

    "Bonito," dijo Amara. "Ya veo dónde gastas todo ese dinero que te ahorras en defensa propia."

    "Me gusta la vista." Examinó el melancólico horizonte llenarse de pesadas nubes. "Va a llover. Deberías subir un rato. Hasta que pase, quiero decir." Dorian agitó el contenido de la bolsa de comida y sonrió. "De todos modos, no creo que me pueda comer todo este curry yo solo, y Checo me mataría si pensara que lo he desperdiciado."

    "Supongo que no puedo en buena conciencia rechazar una oferta así," dijo, y su carcajada tintineó como la canción de un pájaro nocturno. "Adelante, amable señor."

Capítulo 3

    Amara estaba en la esquina, ventanas a ambos lados, y miraba hacia la noche mientras la lluvia comenzaba a golpear contra el cristal, cuarenta y dos pisos por encima del arrugado y desmoronado paisaje urbano de Sonali Real. Dorian se ocupaba en la cocina, amontonando en platos pollo al curry y guisantes e intentando localizar dónde estaba su cubertería limpia. Cuando encontró todo lo que necesitaba, llevó la comida y las botellas de cerveza rodeando la isla del bar que separaba las dos habitaciones y lo colocó todo en la negra mesa de café lacada frente al sofá.

    "Tenías razón sobre la vista," dijo ella sobre su hombro. "Es fantástica."

    "Es un poco engañosa," dijo Dorian. "El vidrio está orientado a una línea de vista telescópica con una periferia de alcance de unos cuarenta kilómetros. Los microsensores de superficie leen y correlacionan tu perfil de profundidad focal y óptica, luego ajustan la imagen según complejos algoritmos de análisis de patrones. Son bastante buenos, pero se vuelven torpes a veces, sobre todo con nodos ópticos no estándar. Verás lo que quiero decir si intentas cambiar de objetos cercanos a distantes demasiado rápido."

    "Solo estaba disfrutando de la vista."

    Por un momento él casi escapó de su identidad secreta y se expuso a sí mismo como Súper Tarugo.

    "Ah, cierto. También son buenos en eso."

    Las montañas distantes al Oeste eran negras, más sombras densas que formaciones distinguibles, pero siguiendo la línea de las estribaciones más cercanas al Sur y al Este, uno podía ver las alegres, vibrantes y brillantes luces del Surmonte de Nueva Sonali en la distancia. El tráfico fluía suavemente en el círculo I-9, aunque a esta distancia parecía arrastrarse a lo largo de una corriente constante y eterna como un insectoide grupo de saqueo luminoso.

    Las balizas gemelas que parpadeaban sobre las Torres Mauripon se balanceaban de un lado a otro como erráticas antenas saboreando el borde delantero de la tormenta que se acercaba. En el centro de toda la luz, energía y la hiperactividad del horario punta, se encontraba la masiva carcasa de hormigón de la estación del ensamblador y del zap.

    La Reina.

    El origen de existencia para diez millones de inmediatos colonos y el innumerable millar más allá dispersos por los pueblos y villas que picaban las montañas entre la llanura de Sonali y el Ferry Tarn, a sotavento de la columna vertebral continental.

    Eran veinticinco kilómetros por aire hasta Surmonte y un viaje mucho más largo y ambicioso por otro medio. Una de esas cosas que parecía una buena idea en su tiempo, había pensado Dorian a menudo. Zap, estaciones de nano-ensamblador, el fin de la necesidad. Todo eso habían sido antaño embriagadoras promesas. Excepto que involucraba algo de física nueva y original, cosas que nadie tenía certeza de entender correctamente.

    Material potente, codificación de datos cuánticos. Ankara sucedió justo cuando Sonali se puso en la cola y, aunque la tierra inmediatamente circundante a Ankara había sido reclamada en solo una década o así por nanozimas especialmente diseñadas, los padres de la ciudad de Sonali no pensaban que tuvieran los veintiocho millones de vidas de sobra que tenía la Tierra, así que pusieron un límite seguro entre ellos y la estación de ensamblador.

    Concretamente, veinticinco kilómetros y un bajo banco de estribaciones.

    El radio de una grave explosión y la subsecuente zona de nanocontaminación.

    Estas habían sido las consecuencias involuntarias: el Surmonte de Nuevo Sonali floreció alimentándose del flujo libre de productos nuevos y modernos, mientras que el Viejo Sonali, el Sonali Real, se consumió como un abuelo achacoso y ligeramente enfadado, hogar de una base de fabricación escalonada, oficinas gubernamentales y demás secretos familiares vergonzosos.

    Dorian se asomó sobre el hombro de Amara y compartió la vista durante unos momentos. "¿Puedes ver tu edificio desde aquí?"

    Ella desvió la atención de las brillantes luces de Surmonte y pasó el dedo sobre los restos de la deformada oscuridad y los borrosos contrafuertes que formaban su propia ciudad. Después de un momento, tocó el cristal justo encima de la Oficina Landgrant en el centro de la ciudad. Los focos sobre el domo y la lluvia oscurecían gran parte de los detalles que la rodeaban, y había muy pocas farolas para poder encontrar mejores puntos de referencia.

    "Por allá," dijo ella. "Pero no se ve. Es solo una paseo de tres plantas sobre Braston. Nada parecido a esto. Debe de costarte una fortuna."

    "No tanto como imaginas," dijo él. No sabía por qué esto le hacía sentir incómodo. Ella debía de gastar una fortuna similar en salones de mods y actualizaciones de firmware, pero su apartamento parecía un consumo de lo más conspicuo en cierto modo, al mirar hacia un panorama tan expansivo de declive social. "El edificio se levantó a raíz de la prosperidad que siguió al zap. Los promotores adivinaron que habría un auge en la vivienda a medida que la nueva economía se resolvía sola. Idea correcta, ubicación equivocada. La Cooperativa Hab lo compró por completo unos cinco años atrás. El Archivo movió algunos hilos y me metió dentro como parte de mi paquete de reclutamiento."

    Era un espacio bastante decente. Las ventanas fueron lo que le habían convencido, una forma de mirar el mundo que él llamaba su hogar. Él añadió las alfombras, redecoró la mayoría de las paredes, pagó el mejor precio por muebles hechos a mano y sus variados gadgets de entretenimiento. Los armarios Famen de grano en espiral de la cocina fueron obra suya, igual que los burós y las mesas que mantenía escondidas en el dormitorio y la guarida donde nadie pudiera ver su larga y tortuosa progresión desde carpintero novato hasta maestro artesano.

    "No deberías llamar esto ataúd." Amara se separó de él y paseó por la sala de estar, estudiando sus impresiones y cuadros y demás trastos acumulados. "Esto es encantador, John."

    "Mi hermana hizo la mayor parte de la decoración." Él no tenía una hermana, por supuesto.

    "Es muy cómodo." Se acomodó en el sofá suavemente, con cautela, como si temiera que sus duras escamas pudieran dañar los suaves cojines de cuero. "Pero creo que me esperaba esto, no sé."

    Dorian se sentó a su lado. Quitó las chapas de dos de los botellines de cerveza y le entregó un botellín a Amara. "Soy un cascarrabias. Esto es solo mi lado narcisista y automimado sacado a rastras de su conclusión lógica."

    Amara lo miró con sus grandes y extraños ojos. "Eres extrañamente complicado, para ser un ludita."

    "Ey, gracias. Creo." Tomó un plato y comenzó a comer.

    "¿Quieres ver el infocable? Tengo una unidad de proyección conectada a la Hebra." Inexplicablemente, él sintió un rubor. "Nano-píxeles de microprisma. Um, integrados en los azulejos de la pared."

    Ella se rio. "Y en otros aspectos, eres tan típicamente hombre."

    "¿Debería disculparme por eso?"

    "No es algo que puedas evitar de todos modos. Pero no quiero ver el infocable. Nunca hay nada más que malas noticias y avistamientos de celebridades." Ella llevó el otro plato sobre el regazo y se acurrucó en el sofá. "Podrías poner algo de música. No me importaría eso. Estoy disfrutando de la experiencia rústica. Es casi como salir de acampada."

    Dorian hizo una rápida exploración de cinco segundos de la Hebra, encontró algo que parecía lo bastante interesante y canalizó el audio a través de su sistema Quadro. El sonido era cálido, acústico, ligeramente Meni-Tauriano en gusto. No era su estilo, pero no era del todo horrible.

    "La Lengua Mestiza," dijo Amara asintiendo. "Me encanta esta canción."

    "Beck, ¿sí?"

    "El mismo. Gracias."

    Quedaron en silencio durante varios minutos, comiendo, escuchando.

    Dorian se sorprendió siguiendo el ritmo de la melodía con el pie y se detuvo. Si Amara se dio cuenta, tuvo la buena educación para no señalarlo. Cuando terminaron de cenar, él recogió los platos y utensilios y los llevó al fregadero. Regresó con más cerveza.

    Amara aceptó un botellín fresco y se movió hacia la esquina del sofá con las rodillas recogidas hacia el pecho.

    Afuera, el viento silbaba afiladamente y la lluvia comenzó a caer en serio. "¿Puedo hacerte una pregunta personal, John?"

    "Siempre y cuando no tenga que dar una respuesta personal. Aunque mantengo una lista de preescritas respuestas públicas impresas en fichas en la otra habitación. Eres bienvenida de usarlas." Ella no estaba sonriendo. Él dio un trago de cerveza. "Está bien, adelante."

    "¿Qué pasa contigo y con el geek? Eres tan, no sé, despreciativo con él a veces. Lo noto en el trabajo, por supuesto, pero incluso aquí en tu casa, con tu sistema de sonido resonante, tus nanopríxeles de microprisma, todo este espacio que no necesitas. Podrías disfrutar de una experiencia sensorial muy superior a una fracción de este coste si abandonaras tu sesión de la Hebra, pero no has hecho eso, y no creo que lo quieras hacer alguna vez. Tú no querrías sustituir esto por un renderizador, no importa cuánto dinero te ahorre. Has aceptado la realidad. No me malinterpretes, es una realidad espléndida, John. No puedo evitar preguntarme por qué. ¿Por qué alguien se rodearía de tanta experiencia tangible innecesaria? Es como si hubieras elegido intencionalmente aislarte del resto de la humanidad. Vives en esta burbuja de experiencia mediada a la que nadie tiene acceso ya."

    “¿Llamas a esto experiencia mediada? No sé cómo resumitérlo, muñeca, pero así es como los humanos han estado sacando a la civilización de la jungla de las relaciones interpersonales desde hace unos miles de años. Una cueva seca, un fuego alegre y una tintilante conversación era lo único que nuestros antepasados ​​esperaban."

    “Érase una vez, seguro. Pero la Hebra ha cambiado eso. El zap y la carga también. No tenemos que conformarnos con la realidad que nos han entregado, podemos hacer cualquier realidad que elijamos, hacerla y luego compartir esa visión con quienes nos rodean. Hemos desglosado las barricadas que separan a las personas unas de otras y comenzado a desbloquear nuestro verdadero potencial creativo." Ella dudó, como preocupada de poder haberle ofendido. "Salvo por unos pocos supervivientes como tú, es decir, personas que no quieren vivir dentro del círculo de la experiencia comunitaria."

    Dorian se encogió de hombros. "Tengo ojos que ven y oídos que oyen. ¿Por qué confundir esa claridad con los ecos e interpretaciones de «visiones» de mil millones de personas y experiencias sensoriales superpuestas? Confío en mi propia capacidad para sacar conclusiones y tomar decisiones. Y, desde luego, no anhelo la constante validación externa que vosotros los Hebraófilos parecéis anhelar."

    “Oh, no, John Dorian. No te voy a dejar salir así de fácil. No se puede descartar la masiva migración cultural hacia la interacción fenomenalista como aberración. En eso se ha convertido la experiencia humana, la experiencia real. No se puede discutir con la cultura."

    "Y me estás recomendando que me de prisa y beba el KoolAid, ¿es eso?"

    “En absoluto. Solo me pregunto a qué le tienes tanto miedo."

    “Bzzt. Voy a tener que descartar ese argumento como conclusión non sequitur derivada de un prejuicio subcultural. Aparte de eso, ¿quién dice que tengo miedo de algo? No soy yo quien mete la cabeza en la arena digital porque el mundo que me rodea es un gran pedazo de basura. Yo soy el que camina ahí fuera por las calles mañana y noche, hablando con personas reales y enfrentando riesgos personales reales. Y con mi forma nativa no modificada, nada menos. Estoy ahí fuera todos los días enfrentando la realidad que todos los demás están esquivando, muchísimas gracias."

    Amara arqueó una suspicaz ceja. "Oh, cansado surfista de la realidad, respóndeme a esta pregunta: ¿cómo se llaman tus vecinos?"

    "No veo qué tiene que ver eso con nada."

    "Llevas cinco años viviendo en este apartamento y no sabes los nombres de tus vecinos, ¿verdad?"

    Él gruñó, molesto. “Eso solo me hace un mal vecino. ¿A dónde quieres llegar?"

    “A que has rechazado ampliamente la experiencia interactiva y socialmente envolvente de la Hebra, pero no la has reemplazado por nada. Eres tan desdeñoso del contacto humano cara a cara como lo eres entre puerto a puerto."

    "¿Hola?, soy un tarugo de la programación, Amara. No somos exactamente famosos por nuestra perspicacia social."

    "No te escondas detrás de los clichés."

    "No me estoy escondiendo. Simplemente me gusta la vida tranquila. Me gusta como vivo. Me hace feliz."

    Ella frunció el ceño ante su intransigencia. "Esa no es una respuesta, y lo sabes."

    "¿Qué importa eso? ¿Hago dañno a alguien al no conectarme a la Hebra todo el día, todos los días?" En realidad no era esa la pregunta que ella estaba haciendo y él lo sabía, pero tampoco esperaba que ella lo entendiera. Sentada aquí bajo las suaves luces blancas de su ataúd, tri-resucitada desde la copia de seguridad, integralmente aumentada, tan experimental con su mod físico que probablemente ya ni siquiera sabía qué aspecto tenía y le estaba preguntando cuál era el problema con él. ¿Dónde empezaba uno a buscar un terreno común?

    Finalmente, él dijo: "Me gusta tener mis propias ideas y llegar a mis propias conclusiones."

    "¿Y crees que la Hebra interfiere con eso?"

    "Cuando confundimos la herramienta con la obra, sí, lo hace. Mira, me encanta la Hebra. Me encanta el acceso a la información, la interfaz directa con mentes similares flotando en el éter, la capacidad de expandir mis horizontes y aprender sobre lo que es vivir una vida en un lugar que de otra manera nunca podría experimentar. Todo lo que alguien pueda desear está ahí afuera. Pero ese es el problema con ello también. Absolutamente todo está ahí afuera. Es una cacofonía constante. Los pensamientos de todo el mundo, las opiniones de todo el mundo, la cara pública de todo el mundo. Estas demagogías dementemente pedantes son todo proceso y ningún resultado, es paralizante."

    "¿Paralizante cómo?"

    "Volumen para uno. Complejidad."

    "No te sigo." Ella hizo una mueca. "Lo siento si estoy siendo chismosa. Es que estoy intetando entenderlo. Tu vida me fascina."

    Él no estaba seguro de cómo tomarse eso exactamente. ¿Estaba diciendo que él se había alejado tanto del círculo que ahora calificaba como una rareza sociológica?

    Dorian suspiró, pero no pudo negarse a responder, a pesar de lo avanzado de la hora. Después de todo, la había invitado a subir y el anfitrión tenía ciertas responsabilidades con sus invitados. En otras palabras, había adoptado a esta gata callejera completamente por su propia volición.

    "¿Quieres saber mi mayor objeción a la Hebra y a todo el entorno social que viene con ella? Aquí está: En la Hebra, todo se ha hecho antes. Lo que sea que yo quiera hacer, quiera ser, quiera descubrir, alguien ya ha estado allí, lo ha aprendido y cargado sus conclusiones al respecto. De ahí proviene la parálisis, y nos infecta a todos. Dejamos de pensar en las cosas, de preocuparnos por las cosas o, Dios no lo quiera, de tomar alguna forma de acción cuando vemos cosas que nos parecen erróneas. Es mucho más fácil sintonizar tus sesiones para filtrar las cosas que no te gustan. ¿Y por qué deberíamos pensar en asuntos problemáticos? No hay ninguna razón a menos que tengas una nueva visión sorprendente que ofrecer, la cual no tienes porque catorce mil millones de personas ya han reflexionado sobre eso antes, la mayoría de ellos con Doctor delante del nombre y una sopa de letras académica detrás. Ciertamente no van a tomar en serio su opinión. Las únicas personas que lo harán, de hecho, son los chiflados y las arpías del camión de basura y los pajilleros filósofos de estudio casero que siguen escribiendo en los tablones de anuncios de boondock."

    "¿No crees que estás siendo horriblemente cínico?" preguntó Amara. “La Hebra ha permitido que las personas entren en contacto con información y experiencias a las que nunca han podido acceder antes. Nos ha liberado de las estrechas perspectivas de nuestros propios mundillos de cultura nativa."

    “Claro, tenemos todo tipo de hechos a nuestra disposición, pero ¿alguna vez llegamos a saber algo nuevo de ellos? ¿Intentamos la mayoría de nosotros hacer algo constructivo con el conocimiento que hemos obtenido o nos contentamos con sentarnos y experimentar una vicaria representación de triDvid de lo que ya hizo con él otra persona? Todo el conocimiento en el universo no tiene valor si no salimos de nuestras burbujas personalizadas de realidad filtrada y no hacemos algo constructivo con ello. Lo que, una vez más, nunca queremos hacer porque cualquier cosa constructiva que quieras hacer podría estar, o ya ha sido, hecha con mucha más habilidad por alguien más calificado. La Hebra nos ha hecho más ricos en datos, pero más pobres en espíritu. Eso es lo único que estoy diciendo. Tome algo simple como, oh, por ejemplo, esa epidemia de encefalitis en Eudora que ha estado en las noticias últimamente. Mil millones de personas están pidiendo a las organizaciones regionales de salud que hagan algo, que les zapeen un plan para algunos antivirales estándar. Otro mil millones de personas argumentan que si no lo pueden pagar, no tienen derecho al tratamiento y al diablo la compasión humana. Señalan, muy correctamente, que la nueva economía manufacturera se basa casi exclusivamente en las regalías de licencias derivadas de planes patentados. Si alguien decide que deberíamos salrarnos las regalías de algunos planes por el bien público, ¿qué significa eso para las personas y los conglomerados cuya función en nuestra sociedad y nuestra economía es destruir objetos y convertirlos en planes digitalizados? Te diré lo que sucede: se lo toman en serio donde cuenta, en sus libros bancarios, y comienzan a explorar otras opciones de carrera. No tienen motivación para trabajar gratis, después de todo. Y por cada uno de ellos que no puede obtener beneficios, se hacen menos planes. Cuando comienzas a verlo de esa manera, comienzas a decirte a ti mismo que todos tienen que ganarse la vida después de todo, así que tal vez sea de interés público dejar que esos mineros se mueran. Sufren, claro, y es trágico y todo eso, pero el resto de nosotros tenemos que seguir batiendo el cobre. Se sigue destruyendo cosas, más bienes disponibles a precios más baratos, y la economía del zap continúa floreciendo, lo cual en última instancia eleva el nivel de vida de todo el mundo. Entonces, ¿dónde trazamos la línea? ¿Todos los medicamentos son gratuitos? Ahí se van los intereses creados del I+D farmacológico, sin mencionar sus fuentes de ingresos, que eventualmente tienen consecuencias reales en nuestra capacidad para combatir futuras enfermedades. Y si vamos a dar medicamentos gratis, ¿no deberíamos incluir también la comida? Eso es quizá incluso más importante que los planes médicos para muchas colonias en dificultades. Quiero decir, ¿no es el acceso a la alimentación un derecho humano fundamental? Seguramente todos podemos estar de acuerdo en eso. Y una vez que comienzas a bajar esa resbaladiza pendiente humanitaria, tenemos que hablar de los materiales de construcción para viviendas básicas. ¿O qué hay de la ropa? Cada uno de estos es otro argumento. Cada uno es potencialmente una industria sin trabajo. Es fácil tener ideas altruistas cuando esas ideas no te cuestan nada. Bien, entonces. Imaginemos que, como comunidad humana, en realidad logramos generar la voluntad política de tomar en serio la situación en la que se encuentran estos mineros. Alguien analiza todos los argumentos, cataloga todas estas posiciones que se han presentado por personas que no tienen ningún interés en la vida de estos mineros y de alguna manera se las arreglan para llegar a una opinión de consenso. Decidimos colectivamente que algo se debe hacer. Entonces tienes un nuevo montón de gusanos que intentar meter de nuevo en la lata. ¿Qué es exactamente lo que vas a hacer? ¿Cómo lo vas a hacer? ¿Cuáles son las posibles ramificaciones de esta participación en el escenario precedente? Ahí es donde comienza la verdadera pelea, porque entonces los «expertos» sopesan los precedentes históricos. Que arreglar la crisis del SIDA condujo a la sobrepoblación y al colapso ecológico en el África subsahariana en el siglo XXI. Que la Peste Negra atrofió el desarrollo tecnológico de Europa occidental en cien años. Que la hambruna de Raíz Garow contribuyó directamente a la democratización de Nuevo Cantón y la caída del régimen de Shen-Tse. Y cada vez que crees que has contado todos esos eventos históricos con alguna similitud importante con este, aparece otro, porque todo está ahí afuera en la Hebra esperando a convertirse en un factoide en el argumento político de alguien. Y mientras tanto, esos mineros en Eudora se mueren porque estábamos demasiado ocupados retorciéndonos las manos y tratando de tomar una decisión sobre qué hacer que no perjudicara el interés personal de nadie en el proceso, cuando la conclusión es que solo se necesitaba a alguien que se moviera e hiciera algo al respecto y se preocupara de recoger las piezas más tarde. La humanidad solo es capaz de asimilar cierta información. Después de eso, es solo ruido. Solo disputas inútiles que evitan que ocurra algo significativo. Para ser completamente honesto, tengo suficientes dudas sobre lo que está bien y lo que está mal sin estar constantemente bombardeado por la gente con intención de discutir todos los lados de cada posible problema. No puedo soportar el miedo al acecho a la vuelta de esa esquina o dentro de esta sala o en alguna otra IP en particular. Porque me voy a encontrar con el argumento perfecto o explicación coherente de la masa entera de la historia humana que me va a demostrar que lo he estado haciendo todo mal toda mi vida. En algún momento tienes que tomar decisiones y seguirlas sin más. Eso es lo que es ser humano. Llegar a términos con nuestra propia duda fundamental."

    "¿Pero cuál es la alternativa?" preguntó Amara, claramente impresionado con sus dilemas existenciales. "¿Sin consenso? ¿Quién tiene el poder o controla los recursos toma las decisiones por todos? ¿Deciden a quién ayudar y a quién castigar? Eso es justo lo que evita el geek. Nos forja a todos en una comunidad humana galáctica que retira el poder de las megacorporaciones y dictadores y lo devuelve a la gente. La información nos hace libres."

    Dorian sonrió con desdén. "¿O las personas que controlan el poder solo usan la Hebra para ahogarnos con música y video y todos los otros entretenimientos y distracciones mundanos para que no pensemos en lo que están haciendo mientras están encerrados detrás de las puertas de su espuma segura?"

    "Creo que has estado trabajando en el Archivo demasiado tiempo," dijo ella, en guardia.

    "Bien, ¿qué tal esto? Nos dejan tener toda la información que queremos porque saben que nos sentaremos a quejarnos unos a otros durante años mientras las ruedas reales del progreso se mueven a nuestro alrededor. Son gobiernos y megacorporaciones ¡Por amor de Dios! Saben un par de cosas sobre cómo funciona la burocracia y no hay nada peor que una burocracia de ciudadanos democráticos. Incluso la antigua Grecia descubrió eso."

    "Entonces, en cambio tú nos darías una democracia de individualistas resistentes, la mitad de los cuales harían cosas y la otra mitad trataría de deshacer el daño causado por el primer grupo. ¡Correcto! Y con el tiempo se cansarían de discutir y de pelear y de perder el tiempo en guerras de llamas localizadas geek y tendrían en sus manos algunas armas y atacarían con dientes y garras hasta que toda la buena gente gobernara el universo y toda la mala gente estaría muerta y enterrada."

    Dorian hundió los dedos en las sienes y se frotó, frotó. Pequeños círculos felices. "Eso no es lo que estoy diciendo, Amara. No me interesan los conflictos. No me interesa el consenso. ¿A quién le importa lo que quiera hacer otro? Yo solo quiero vivir mi propia vida y estar satisfecho con los resultados al final del día. Ya está. Solo quiero vivir en un mundo real con personas reales que se ocupen de sus propios asuntos o, en el mejor de los casos, no me pidan que me involucre en causas que no me afectan. Quiero decir, ¿nunca has querido conocer a alguien? No lo que dicen de ese alguien, no su avatar en la Hebra con todas las opiniones de consenso de moda que han cimentado otras personas, sino la persona misma, verrugas y todo. Las verrugas son las que nos hacen interesantes, no estos sonidos animados, maquinados, falsamente informados y fanáticos de personas que tienen menos personalidad única en ellos que un bit del script de una inteligencia artificial. Estoy cansado de las personas falsas que viven en la Hebra y me muestran solo el lado de sí mismos que quieren que vea en lugar de la persona real detrás del avatar."

    Él se detuvo allí, muy cerca de la frontera oficial hacia Villa Rajada Furiosa, Población: 1. Amara aún le estaba mirando, todavía escuchaba, absorbiéndolo todo. Dorian apartó la vista.

    "Suenas muy amargado," dijo ella finalmente.

    "Tengo derecho a estar amargado. Creerme la fantasía de la Hebra es lo que me ensilló con una exesposa cariñosa." Ella no dijo nada y él suspiró, dejó caer los hombros en señal de derrota. "Se suponía que eso era una broma."

    "¿Lo era?"

    "No la he dicho tan bien como el tipo del triDvid."

    "Supongo que no." La cara seria de Amara se derrumbó y ella dio una risita. "Creo que estoy empezando a verte más claramente, John. No eres un ludita malhumorado, eres un idealista. Eres un GuerraCefa esperando la oportunidad de salvar un orfanato."

    "Claro. Tú sigue repitiéndote eso." Él entró en el geek y consultó la hora del sistema. "Creo que ya he terminado de hablar de mí esta noche. Es muy tarde. Estoy cansado, de mal humor y he bebido suficiente para que sea probable que siga insistiendo en esto durante horas en una curva de incoherencia cada vez más aguda si no me callo ahora y me voy a la cama. Sin embargo, dado que todavía está lloviendo y soy tan caballero como para no echar a una dama en plena noche húmeda y peligrosa, me levantaré ahora y sacaré una almohada y una manta del armario. Dormiré en el sofá. Puedes quedarte la cama, pero te advierto que no intentes mover al gato. Te muerde si lo despiertas en pleno sueño."

    Dorian despertó antes de lo que esperaba. Le dolía la espalda donde los tirantes del sofá se le habían clavado en los riñones durante gran parte de la noche. Estaba rígido y exhausto y generalmente miserable. El gato estaba posado sobre su pecho, observándole por razones que solo los dioses gatunos podían comprender. Supuso que eso era marginalmente mejor que despertarse con el despertador. Gimiendo, Dorian rodó fuera del sofá.

    El mensajero de caché dentro de su matriz zumbó con una alerta de estado. Antes de caer dormido, Dorian había entrado en su espuma privada y desenrollado uno de sus scripts genéricos de minería de cosecha propia. Luego se conectó a un portal de arquitectura de la Hebra de código abierto que conocía en Sandoz y lo sacó rebotando en una misión de búsqueda de hechos a través de la jungla de los infositios de datos públicos. Su caché ahora le estaba diciendo que los conjuntos de consulta solicitados habían sido devueltos y archivados según su solicitud.

    Recordar todas las cosas que se había prometido a sí mismo que iba a completar hoy fue lo único que lo arrastró fuera del suelo.

    Hizo café, echó una meada, encendió el infocable.

    La entrada era local, un puerto dosD de una transmisión de la Hebra desde Surmonte. Raramente cubrían eventos en Sonali que no involucraran a una agencia gubernamental, pero a Dorian no le importaba. La mayoría de las noticias que salían de Sonali eran tan malas como repetitivas. Abrió las cortinas que había cerrado la noche anterior para amortiguar el monótono tintineo de la lluvia. Las nubes se habían despejado durante la noche y el amanecer era brillante y pálido. Había niebla en las estribaciones, pero los picos pedregosos ardían con la luz, reflejando el sol de la mañana como dagas doradas. Parecía que iba a ser un día glorioso.

    Perfecto para esconderse en un sótano claustrofóbico.

    Después de lavar los platos de la cena de anoche y tirar los botellines de cerveza en la recicladora, se sentó, todavía con la ropa de ayer, en la mesa de la cocina y dio un sorbo de café que le quemó la lengua. Pensó en volver a fumar cigarrillos. Siempre pensaba en cigarrillos por la mañana. Era uno de los grandes vicios a los que nunca sabido por qué había renunciado en primer lugar.

    La presentadora del infocable, una chica increíblemente alegre llamada Danifer, con curvas retocadas digitalmente y piel impecable, continuó con un incendio de un departamento en el lado bajo oeste, una nueva ofensiva del gobierno contra la piratería, colas de sopa en Colinga que habían estallado en disturbios, avisos de viajes para Kent, Phillips-Overman y Sri Tung, donde una desagradable disputa territorial se había vuelto sangrienta al final. Las incrementalmente neoliberales Confederaciones Terranas Unidas habían presentado una nueva lista de mejoras prohibidas consideradas Peligrosas para la Salud y Seguridad Públicas. Danifer no mencionó que todas las modificaciones que estas habían acordado llevaban pasadas de moda más de dos años.

    Lo mejor de vivir cerca del culo del universo era que Sonali y los otros estados independientes de Trithemius Orbis no podían ser quisquillosos sobre quiénes eran sus ciudadanos. Necesitaban gente brillante, enérgica y que abrazara el riesgo. El tipo de gente más interesada en la exploración, la aventura y un poco de peligro que en mantener el rígido orden social allí donde florecía el comercio tradicional. Personas como esas también tendían a ser de las que tendrían más probabilidades de experimentar con la mejora física y mental. De hecho, con cualquier cosa que pareciera proporcionar una ventaja creativa o comercial en una economía galáctica con una considerable ventaja sobre ellos. Los diversos gobiernos de Trithemius Orbis habían adoptado ampliamente una postura de «vive y deja vivir» (solo en parte y por necesidad política) y tendían a hacer la vista gorda ante las definiciones legales impuestas por agencias externas que incidían en las libertades personales. Como resultado, T.O. había desarrollado la reputación de Desfile De Mostruos. A la mayoría de los veteranos les gustaba así. De hecho, les gustaba todo lo que pareciera que podría provocar el tartamudeo del motor inmigratorio y económico del que todos dependían.

    Finalmente, a la media hora: los auditores financieros de Homestead Mart estaban luchando esa mañana para explicar un fallo del sistema informático que había desviado inexplicablemente los fondos corporativos a una cuenta anónima desconocida. El jefe de la División de Seguridad y Cumplimiento Financiero, Henry Calico, explicó a los nerviosos accionistas que el error de transmisión fue detectado esa mañana temprano y corregido por técnicos de datos antes de que hubiede una interrupción en los mercados comerciales del sector. Continuó enfatizando que los propios protocolos de informes de Homestead tenían la culpa, debido a una actualización fallida del software el mes pasado. Los funcionarios del Ministerio de Mercado e Intercambio declinaron hacer comentarios y no se espera que iniciaran una investigación independiente.

    Dorian negó con la cabeza y se bebió el café. Pensó en darle una patada al gato.

    Era una forma penosa de comenzar el día.

    "Esa no es una cara feliz," Amara le saludó alegremente.

    Ella fue directamente a los armarios y buscó hasta encontrar una taza de café. Se unió a él a la mesa y se sentó enfrente con los codos sobre el borde, la taza en las manos, las saurias fosas nasales temblando sobre el vapor y el aroma. "Buenos días, solete."

    "Hay rosquillas en la nevera," murmuró él, fracasando por completo en su misión de devolverle el alegre sonido.

    "Gracias, pero si no proviene de una cafetera, no es desayuno."

    Una sólida filosofía si alguna vez hubo una.

    "Yo me voy temprano hoy," dijo Dorian. "Estás invitada a apalancarte aquí si aún estás cansada o puedo llevarte en coche a casa si quieres ducharte o cambiarte, o lo que sea que hagas antes de ir a trabajar."

    Ella bajó la taza. "¿Tienes un carro?"

    "A veces." Él sonrió para sí mismo. Tenía un antiguo y único Roland Trench Jeep intermitentemente fiable, aunque la hoja de arado había sido retirada antes de comprarlo. A veces lo llevaba a las montañas o a lo largo de las sinuosos y frecuentemente inundadas carreteras que recorrían las estribaciones, en esas raras ocasiones en las que necesitaba ir a Surmonte. "Me lo roban un par de veces al mes si lo dejo cerca del Archivo, así que mayormente voy andando."

    "Me voy contigo en el carro si no te importa," dijo Amara. "Aún tengo algo de trabajo por delante para ponerme al día con Frau Stein, y es mejor que lo haga temprano."

    Dorian se apartó de la mesa y se puso en pie. "Entonces me pondré ropa limpia, alimentaré al gato y podremos salir de aquí." Suponiendo que pudiera encontrar las llaves. "Debería haber un cepillo de dientes extra en el baño si quieres."

    Mientras se vestía, Dorian enrutó los datos que había descargado por la noche a través de su sembradora cortical y comenzó el lento proceso de codificarlos en un húmedo almacenamiento sináptico.

    Para cuando él llegara al Archivo, esperaba haber aprendido todo lo que podría haber querido saber sobre la vida y la época de Michael Raville.

Capítulo 4

    La rutina ocupó gran parte de la mañana. Una docena de usuarios se habían encerrado en sus espumas de trabajo. Uno de los enrutadores ex-connex falló inexplicablemente, cerrando el acceso itinerante para todo el personal que ingresaba desde Surmonte. El correo estaba lento hasta que Dorian escribió un virus rápido que rastreó las IPs del host de un consorcio de spam y devoró sistemáticamente todo lo que se ejecutaba en sus redes, el menos inocuo de estas eran su datonúcleo de alimentador de direcciones. Después de eso, Dorian pasó un par de horas en el geek recuperando airados pings tecnológicos provenientes de administradores de sistemas por la mitad de la galaxia que querían saber exactamente qué demonios les había hecho a su arquitectura. Eran espectadores, en realidad. Inocentes hosts públicos cuyas IPs habían sido falsificadas por los spammers. No importaba. No había inocentes en la guerra a la congestión geek. Uno por uno, Dorian les aconsejó que dejaran de ayudar e instigar al enemigo y mejorar su seguridad, luego se desconectó. Alrededor de la hora del almuerzo, revisó y purgó los registros de intentos de acceso no autorizados para los servidores primarios, solo un par de cientos de miles de intentos en el último día. Eso aumentaría en las siguientes horas, pues los hosts indignados trataron de vengarse en especie.

    Buena suerte, chicos.

    Este tipo de solución de problemas generales lo mantuvo ocupado hasta bien entrada la tarde. En algún momento, Amara le había traído un sándwich de una de las máquinas expendedoras, pero él no estaba seguro de cuándo había ocurrido eso exactamente y no recordaba habérselo comido cuando este despareció. El resto del tiempo, ella quedó sentada a su escritorio en silencio, el único recordatorio de su presencia era el contínuo zumbido del paso de páginas y el crujido de las viejas encuadernaciones.

    En el momento en que los trajes, las secretarias y el personal del geek se desconectaron, él pudo por fin recuperar el aliento, reclinarse en la silla y reflexionar sobre sus ideas. La presión había estado aumentando en incrementos constantes dentro de su cráneo durante la mayor parte del día y ahora le dolían los senos nasales como si tuviera gripe. Había intentado inconscientemente despejar tales pensamientos durante las últimas dos horas, pero no había modo de hacer eso. Fueron sus extensores de memoria a corto plazo los que le aconsejaron que procesara su descarga matutina en un almacenamiento a largo plazo antes de que los puentes potenciales de acción se degradaran.

    Por fin, apoyó los codos en la mesa y ahuecó las manos a ambos lados de la cara. Cerró los ojos y trató de no pensar en nada en particular durante treinta segundos enteros. Borrar los mecanismos.

    Cuando hubo logrado esto, se imaginó a Michael Raville.

    El conocimiento emergente le invadió como una inundación, tronando en sus oídos como un torrente de agua.

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    Premio Nobel de física. Universidad de Indiana '72. Maestría en Aplicaciones y Teoría de la Hebra, Oxford '74, seguido de su primer doctorado en Mapeo Cuántico Aplicado, 2277.

    Títulos de postgrado adicionales de Collegia Belgrade, Harvard y Nippon Tech. Doscientas trece patentes individuales; setecientos cuarenta y cuatro pendientes para dispositivos que iban desde gadgets de diecisiete sílabas sin sentido hasta un «no sé qué cuántico» y demás chismes cuyos documentos llenaban seis páginas solo con descargas de responsabilidad. Nació en Valparaíso, Indiana, Territorio de los Grandes Lagos. Tres hermanas, una madre, dos Patriarcas. Clase media. Criado según la Convención Católica Romana de Buffalo. Ministro de Educación para tres Miembros del Parlamento de América del Norte en los últimos catorce años.

    Distinguida Cátedra Rothman-Gates en Física Post-Ravileana de la Universidad de Harvard. Presidente de la Junta Directiva de Sistemas de Datos del Grupo Zatreus. Accionista mayoritario de Polity Schematics. Asesor de la Junta Técnica de Garrison-Riley en la Corporación Metronics. Una letanía de transacciones financieras, fusiones, informes de acciones. Y seguía y seguía...

    Cabello oscuro, peinado hacia atrás desde la frente, ojos azules. Arrugas de pensar en la frente como barrancos de aguas profundas. Dedos largos y manos rápidas y activas. Altura media, gordo en el medio como el típico académico, pero el tipo de sonrisa instantánea y brillante que le transforma en un hombre totalmente diferente cuando se divierte. Más tarde más viejo, calvo, pero los ojos permanecen brillantes, mente aguda y lengua lúcida. Voz agradable, cálida y rica, bien dotada naturalmente o como resultado del entrenamiento vocal en la escuela secundaria, donde se había distinguido como miembro del coro de música swing. Johnny Walker Black. Guinness de barril. Cigarros Torcanello. Olía a clavo recién molido.

    Había sido actualizado dos veces. Una en el '29 después de un accidente en Italia, la primera vez que esquiaba, un regalo de aniversario de su esposa. Otra en el '44 después del intento de asesinato de Primer Ministro Stephenson. Ese cuerpo había sido enterrado en los escombros del Arco del Congreso Comunal, ahora un monumento internacional terrano en Toronto.

    Hijas: Angelica, Tori, Elizabeth.

    Hijos: Ethan, Joshua, Thomas.

    Tres esposas, todas las separaciones públicamente amistosas.

    Caballero del Reino, Orden de la Media Luna, Laurel de Apolo. Administrador activo de su propio fideicomiso caritativo. Filántropo vertiginoso. Propietario minoritario del equipo de béisbol Paganos de Boston. En todos los sentidos: buen tipo, ingenioso, simpático, sin aspiraciones políticas y sin pretensiones.

    Carne en conserva preferida al caviar, whisky al vino blanco. Su esposa actual había sido su tutor de Clásicos de pregrado. No parecía saber nada sobre dirigir un equipo de béisbol, pero le chiflaba el juego. Sus nietos lo llamaban Yayo. Su regalo de graduación de la universidad de sus padres había sido un viaje a la Misión Scioli-Franciscana en Setra Brahma de Marte para ayudar en la lucha contra la hambruna. Había vuelto a casa con el núcleo de la visión de lo que se convertiría en el zap.

_____

    Dorian abrió los ojos y frunció el ceño.

    Michael Raville no era exactamente lo que esperaba. No era el tipo de persona que pudiera ganar algo robando en el Archivo. Tampoco un tipo que pareciera tener alguna experiencia o interés en la teoría de la intrusión. Las herramientas, sí. El intelecto deslumbrante. La afinidad por separar las cosas, por el análisis de sistemas complejos y la comprensión de la arquitectura de codificación múltiple. La profunda conexión a tierra de la dinámica de la espuma. Sus primeras publicaciones en revistas científicas y tecnológicas (la primera cuando solo tenía diecisiete años) se leían como un manual de capacitación de un proto-gato: manipulación de paquetes binarios, fabricación de interferencia de Schrödinger, teoría de la declinación de Vorman-perl orientada a objetos.

    Pero Raville era un visionario, un constructor, un ingeniero. Creaba cosas porque le hacía feliz hacerlo y porque lo veía como una forma de ayudar a la gente en el proceso. Sus habilidades y experiencia técnica habían sido herramientas para implementar su visión, en lugar de fines en sí mismos.

    Lo que no era era un trol. No rompía cosas solo porque podía y no tomaba sin preguntar.

    La araña... ah, la araña era un trolware como Dorian había visto.

    Pero había una picazón, una incómoda molesta revoloteando en su cerebro. Algo que no conciliaba la imagen pública del distinguido Michael Raville con el asalto de la araña al Archivo. Dorian no dejaba de preguntarse qué era, exactamente, lo que alguien como Raville querría de la espuma del Archivo. Ciertamente no era su propia copia personal de Thelonious Beck.

    ¿Qué había dicho Amara sobre el paquete de Raville?

    Es un corte muy brusco, no es algo sobre lo que él hubiera querido construir, pero una de las bases científicas lo legó al Archivo como tesoro histórico. Porque este fue uno de los primeros, supongo, y por quién es él.

    Y esa era, entonces. La clave.

    La araña nunca había tenido intención de extraer el Archivo en primer lugar. Es decir, no se había escrito con el Archivo en mente. La transferencia del paquete de Raville solo había ocurrido años después del hecho, como un legado científico aparentemente inocuo. Nadie podría haber previsto la jugada en aquel momento. Pocas personas en la Tierra habrían oído hablar del Archivo por aquel entonces. Todavía tenía las manos ocupadas cargando archivos de miembros históricos cuando se escaneó el paquete de Raville.

    No es el Archivo en absoluto. La araña había sido escrita para un objetivo más gordo. Uno más cerca de casa.

    La Agencia de Investigación y Defensa de los Estados de América del Norte. Laboratorios, Oak Ridge, Tennessee.

    Dorian se tensó. No, claro que no. Era Michael Raville de quien estaba hablando. Pero, ¿y si realmente lo hubiera hecho? ¿Entonces qué? ¿Cómo había escamoteado algo tan peligroso como una araña de datos dentro de la espuma militar en primer lugar? ¿Y qué había estado buscando esta al llegar allí? ¿Qué podría haberle dejado tan desesperado como para correr ese tipo de riesgo?

    Dorian pensó en los scripts, los archivos, el spyware descompilado que él había metido en su espuma. Solo había una forma de averiguarlo.

    El trabajo tomó horas. Una tarea tediosa y embotadora de mente.

    Analizar valores, trazar diagramas del flujo lógico, entender no solo cómo había evolucionado la araña, sino también por qué. Ya que ese porqué apuntaría directamente a su propósito original, la razón por la que se había creado la araña, y eso podría darle la clave de lo que Raville había estado buscando en primer lugar. Dorian escribió la aplicación de análisis de contenido que había temido la noche anterior y la soltó para resumir el contenido de la caché de datos de cuarenta años de la araña. Pero él había respondido una pregunta, una al menos. Sabía por qué había sido tan esencial para la araña duplicar los archivos de datos antes de huir con ellos, y duplicarlos de tal manera que no quedara ningún registro de tal copia. El gato había decidido ir tras los datonúcleos de la agencia de defensa que no dejaban huellas. Eso no era saludable.

    Por alguna razón, eso le había animado considerablemente. Dorian no sintió estar andando tan a ciegas en la oscuridad ahora. La personalidad de la araña estaba emergiendo. Y al final, no habían sido ninguna de sus sofisticadas técnicas de análisis las que habían descifrado el sagrado y oculto patrón de la araña. No había sido una masiva deducción lógica la que había unido supuestos imposibles. En realidad no había sido nada de lo que Dorian había hecho en absoluto.

    Fue el resultado del marcador del infocable de la semana anterior: Boston 7, Nueva Orleans 2. La araña lo había interceptado desde el lanzamiento de entrada de camino al registro de la Colección de Documentos Históricos del Archivo y metido el archivo de texto en la cola con todos los demás documentos para ser almacenados, analizados o procesados. El CDH era un proyecto en curso para capturar y catalogar una docena de noticias distribuidas en el espacio humano para instituciones académicas y de investigación:

    «La Historia Como Sucede™» (todos los pases de acceso disponibles por una tarifa mensual). Todos eran datos de acceso público directo: hechos desechables. No era el tipo de información que cosechar para establecer una operación minera de datos, no cuando podría obtenerse gratuitamente de un millón de quioscos virtuales en la Hebra. El Archivo solo grababa las transmisiones porque apostaba que habría un mercado para emisiones históricas en un futuro no muy lejano. Un marcador de béisbol era algo extraño de encontrar entre los genios de las conferencias científicas, los diarios privados de físicos de renombre y los últimos análisis académicos de la hermenéutica setiana.

    Una de estas cosas, pensó Dorian, no es como la otra. Una de estas cosas no pertenece al resto.

    Realizó entonces una búsqueda adaptativa en el catálogo y encontró más. Miles, de hecho. Años y años de marcadores de béisbol, compilados y archivados por año en bloques comprimidos con nombres inocuos. Recorrió el archivo «clave_externalización» para obtener pistas sobre la lógica detrás de un conjunto de adquisiciones tan extraño, desmontó las rutinas de compresión y por fin encontró lo que estaba buscando en el motor de código R-ASP de la araña:

    //* If &Parse = clave_externalización179 Do Fortean_Load Execute Grab_Seed_Box Do Doubleday Execute $_2xxx_Standings Execute $_Update_plyr_db

    //* Stitch $_key TO inc=binary_conv; date-parm; datestack; date-archive Load virt_img_Herald Reparse date-stack (Mon-dd-yyyy)

    Insert; reload AS archive_2xxx

    //* Spool virt_img_Herald//archive_2xxx

    //* Convert archive_2xxxx-1;

    Get sysdate, substr(12,4)

    Transform &this_year If &this_year = substr(archive_2xxx,9,4)

    Do Compress_Grid_z Else Do Compress_Grid_search_match_substr

    //* Else Next &Parse//*

    Luego, estudió detenidamente el texto, investigando cada subrutina por turno y posteriormente extrajo el contenido de todos los ejecutables externos. Cuando terminó, Dorian se reclinó en su terminal y no miró a nada durante un rato, casi demasiado aturdido para armar un pensamiento coherente. No sabía si debería estar conmocionado o mareado, lo único que sabía era que estaba indignado. Era simplemente impensable. Imposible.

    Pero allí estaba, justo en el código, y el código era Verdad.

    La araña no tomaba datos como él había supuesto todo el tiempo. No hacía rebotar documentos. Los sembraba.

    Y las semillas existían con un solo propósito, para convertirse en seres vivos que podrían ser consumidos por otros seres vivos, de modo que esos organismos, a su vez, pudieran crecer también.

    Dorian supo súbita e irrefutablemente que si comparaba las instantáneas del sistema con el contenido del puerto muerto de la araña de un día para otro, habría un archivo en particular que crecía más rápido que el resto, un implacable binario que se extendía como datos de acreción hora tras hora, año tras año en su propia burbuja de red privada e invisible.

    Él podía aceptar que la araña había sido cargada junto con Raville, tal vez incluso escrita originalmente por Raville. Podía creer que la araña había sido diseñada para obtener el marcador de datos de Oak Ridge, aunque sospechaba que aquello tenía menos que ver con el robo de datos de la agencia de defensa y más con algo más oscuro y aterrador que él aún no había imaginado. Incluso tenía perfecto sentido para él que, después de la transferencia desde Oak Ridge hasta Sonali, la araña hubiera seguido sacando cosas del Archivo por hábito, un script perpetuo y autoejecutable que se adaptaba al nuevo entorno a medida que avanzaba.

    Pero incluso estipulando todo eso, ¿qué iba a hacer él con los marcadores de béisbol? Dorian no podía imaginar que Raville arriesgara traicionar la existencia de la araña por algo tan trivial. No dentro de la espuma de retención de uno de los núcleos de datos más seguros de la Tierra. No cuando ser sorprendido atacando a Oak Ridge habría destruido su carrera profesional como mínimo, y lo más probable es que lo hubieran juzgado por terrorismo digital. Y eso suponiendo que Raville hubiera sabido de antemano que podía acceder al servicio de noticias deportivas desde el datonúcleo de Oak Ridge.

    Porque el mayor problema con ese cuadro, como Dorian lo veía, era que la araña no había comenzado a recuperar los marcadores de béisbol en la red del Archivo hasta dos años después de que el paquete de Raville hubiera sido transferido desde Oak Ridge. Unos seis meses completos después de que el CDH se pusiera en funcionamiento y los filtros del infocable se hubieran conectado a la espuma. De todas las adaptaciones poco probables que la araña había manifestado, este era el salto evolutivo que Dorian no podía aceptar. El béisbol no era evolución, era una modificación. Era la mano de un artista en acción, un fantasma corriendo desenfrenado por la espuma, un ojo anónimo mirando hacia el mundo por su olvidada ventana digital. Era el espíritu cuántico de la Primera Causa agachándose para tocar las aguas del caos, una vez más para acelerar su creación errante.

    Dorian no podría haber imaginado un resultado peor para su investigación si hubiera pasado todo el día intentándolo. Aquello tenía el potencial de ser un absoluto desastre, tanto para su carrera como para la reputación corporativa del Archivo, el tipo de cosas que hacía que los operadores de sistema más débiles juntaran la barbilla al pecho y se echaran a llorar.

    En parte por la pura novedad de hablar en voz alta sobre su fatídico destino, en parte como un calentamiento sobre cómo le explicaría las cosas al Director de TI, Dorian dijo a nadie en particular: "Oh, sí, tenemos un gran problema. Creo que Michael Raville está vivo."

    "Por supuesto que sí," respondió Amara desde su lado de la partición. El aleteo de páginas continuó ininterrumpidamente. "No puede tener más de ciento cincuenta años."

    Dorian saltó al oír su voz. Había asumido que ella se había ido a casa hacía horas. Era más de la medianoche en el reloj de su sistema. "Ese no," dijo él. "Nuestro Michael Raville. El paquete."

    Durante varios segundos, el único ruido fue el zumbido del sistema de refrigeración en la habitación contigua. Finalmente, Amara asomó la cabeza por encima de la mampara. "Eso es imposible."

    "Nada es imposible cuando mezclas binario con ondas de Schrödinger."

    "John, solo es un esquema digital. No es algo vivo... es solo un mapa de ese algo."

    Dorian negó con la cabeza lentamente. Era matemática básica en realidad. Toma un objeto, cualquier objeto, y descríbelo con absoluta precisión matemática. Envuelve esa matemática en una aplicación de clasificación llamada esquema y usa este como alimento para una caja especial.

    Enciende la alimentación, desata algo de física tan funky y fabulosa que la gente pone tu nombre a la obra, alimenta el pulso de señal resultante en una unidad de fabricación y... ¡voilà!

    Reproduce tantas copias como quieras, o tantas copias como puedas sacar de tu pila de obleas de silicato súper densas y ricas en elementos, la materia prima del nanoensamblaje.

    Esa era la tecnología zap fundamental. Las ecuaciones, las fórmulas y las representaciones digitalizadas podrían no ser la cosa literal que describían, pero podían convertirse en ellas.

    Y cuando hablabas de personas, bueno, llevaban décadas moviendo gente con el zap. Solo unos años después de que surgieran las primeras aplicaciones zap para revolucionar la industria manufacturera, los productos biomeméticos comenzaron a llegar al mercado público con una reproducción en vivo de treinta segundos, una hazaña técnica que se anunció como el mayor avance en la captura de memoria estática desde el apuntar y hacer clic con una cámara. Raville mismo había sido uno de los primeros científicos en ver el potencial. Una forma de mover no solo productos, sino personas de un punto a otro sin los peligros, inconvenientes y barreras eistenianas del transporte espacial tradicional de larga distancia.

    Porque, ¿qué era realmente un biomeme? Solo un esquema radicalmente complejo si lo pensabas. Una forma de capturar a toda la persona, mental, espiritual, emocionalmente. Descríbelos matemáticamente, incluso hasta las variaciones más precisas en el ADN, pásalos en un haz de zap, luego vuelve a ensamblarlos desde el mapa digitalizado. En el análisis final, no había diferencia entre el paquete que cargado y la entidad emergida del nanoensamblador en el otro extremo. Se había demostrado miles de millones de veces, con cada viajero que pasaba de la pluma de acreción a la sala de espera del depósito.

    Dorian dijo: "En la espuma, el mapa es el territorio. Si no creyéramos eso, no nos molestaríamos en cargarlo en primer lugar. Usted debería saberlo tan bien como cualquiera."

    "Porque yo he sido renovada, quieres decir." Algo en la voz de Amara dejó en claro que él estaba pisando terreno peligroso.

    "Exactamente"

    "Y como me he renovado, deberías creerme cuando te digo que es imposible." Ella estaba ahora con los antebrazos apoyados en la parte superior de la mampara del cubículo, mirándole. "No hay consciencia dentro de la caja. No hay recuerdos de estar almacenado. No hay un antes y un después, John, ni una corriente continua de consciencia dentro de la espuma. Solo tiempo perdido." Ella le hablaba como si fuera un niño, o como si él estuviera siendo deliberadamente obtuso, pero al final ella sonrió vagamente y dijo: "No te pongas zaptronauta conmigo ahora que casi había decidido que estabas cuerdo." Sería una pena tener que revisar esa evaluación después de haber dormido en tu cama."

    Dorian negó con la cabeza. "No, no entiendes lo que estoy diciendo. Cuando recibimos un paquete para almacenamiento a largo plazo, lo ponemos en espuma especialmente formulada. Es como un tanque de privación sensorial. Controlamos los estímulos para que la representación de la consciencia no intente emerger. Cuando llega el momento de descargar el paquete, los técnicos en el depósito del receptor cortan los últimos gigabytes para que el perfil binario se ajuste al de la carga original antes del Procesado y Construcción. Algunos expertos llevan sospechando desde hace mucho tiempo que los paquetes continúan teniendo cierto nivel de cognición activa en el almacenamiento, una especie de sueño digital. Por eso recomiendan que te cargues al menos una vez al año, no solo para minimizar la disonancia del tiempo perdido, sino porque el paquete en sí podría haberse agriado."

    "Agriado." Amara arrugó la nariz como si encontrara la palabra desagradable. "Querrás decir despertado... ¿y qué más? ¿Se vuelve loco?"

    Dorian se encogió de hombros. "Ha habido estudios que sugieren que ese podría ser el caso. Por eso recortan los extremos. Por si acaso."

    Era más complicado que eso, por supuesto. Había algunos algoritmos de comparación binaria altamente complejos que entraban en P&C para asegurarse de que las únicas personas que salían locas del zap eran las que ya habían estado locas antes de entrar.

    "Pero como tú dices, procesamos los paquetes para que no adquieran consciencia. Estoy segura de que alguien en Gestión de Paquetes habría captado algo si Raville estuviera emergiendo. Sin duda tendrán protocolos para tratar con ese tipo de cosas."

    "Los tienen," dijo Dorian asintiendo. "Y si sospechan que un paquete está a punto de volverse juguetón, notifican al antecedente y purgan el paquete en cuanto reciben una carga reciente."

    Amara alzó la barbilla bruscamente, entendiendo. "Ah, pero no podrían hacer eso con Raville. Su paquete es un artefacto histórico."

    "Más o menos. Ejecuté un diagnóstico sobre el esquema original de Raville. Está en una espuma de retención especialmente construida donde los diagramas de especificaciones originales se reciclan constantemente en un bucle de lectura y reemplazo. Es costoso como el infierno en cuanto a rendimiento de ciclo, por lo que el procedimiento está reservado para vips y clientes especiales. El riesgo de corrupción es absolutamente mínimo."

    "Bueno, si ya lo sabías, ¿por qué pensabas...?"

    Él alzó la mano. "Porque no es ese el Raville del que estoy hablando. El paquete original está bien. El problema está en la copia."

    Y entonces, él se lo explicó. La araña, los robos delicados e indetectables, el escondite del puerto muerto. La conexión con Oak Ridge, lo que había aprendido sobre el propio Michael Raville y, finalmente, el marcador de béisbol. Amara escuchó, parpadeó con los ojos muy abiertos de vez en cuando, pero no trató de discutir. Él no sabía si eso significaba que ella le creía o que simplemente no tenía el conocimiento tecnológico para refutarle.

    "La conclusión," dijo él al fin, "es que este puerto muerto está unido a un fractal de espuma que lleva cuarenta años en la red. Y creo que esta araña se cruzó con el enlace con Raville e inmediatamente duplicó la carga para que pudiera configurar su paquete en nuestra red fuera de las áreas protegidas de Gestión de Paquetes donde no volvería a estar en modo de suspensión digital. No sé cuándo encontró o manipuló el puerto de caché. pero lleva allí mucho tiempo, simplemente alimentándose de nosotros."

    Amara respiró hondo. "¿Y qué se hace ahora?"

    "No estoy del todo seguro. Tengo el control de su punto de acceso y he cerrado su operación minera. Teóricamente, podría mantenerle atrapado en su espuma para siempre si quisiera, especialmente ahora que también tengo a su araña. Pero eso no le impedirá escribir otra. Si él pudiera modificar esta, apuesto a que podría comenzar de nuevo desde cero. Y si puede hacerlo, podría ser capaz de encontrar un camino de regreso a nuestra red, o peor, podría usar nuestra red como trampolín para las redes públicas. Quién sabe en qué problemas podría meterse si saliera al exterior."

    "No podemos permitir que eso suceda," dijo Amara con severidad. "Alguien lo rastrearía hasta el Archivo eventualmente."

    "Yo podría rastrear el enrutador que alimenta su puerto y desconectarlo. Habría una interrupción del servicio, algunos incendios que apagar, pero no tendría ningún lugar donde huir. Sin los acoplamientos de alimentación que mantienen su espuma en un estado estable, la onda colapsaría." Dorian chasqueó los dedos. "Fin del problema."

    Amara lo miró boquiabierto. "¡No puedes hacer eso!"

    "¿Por qué no?

    "Porque es ilegal, ¿no? No puedes decidir unilateralmente terminar una IA consciente."

    "Esto no es una IA por definición. Es un paquete agrio. O un gato. Ambos están dentro de los límites."

    "Pero ese paquete pertenece al Archivo. Pertenece a Michael Raville."

    "No, el de GP pertenece a Raville. Este es más parecido a un virus, y los procedimientos estándar me dan toda la autoridad que necesito para purgarlo."

    "¿Cómo puedes decir eso?"

    Dorian le arqueó una ceja. "Ahora, ¿quién se esta poniendo zaptronauta? No es que el paquete esté vivo. Técnicamente no. No tiene ningún derecho independiente, y cualquier derecho que hubiera tenido como persona adjunta de Raville se firmaron al Archivo con el legado de Oak Ridge."

    "¿Pero es que ni siquiera tienes curiosidad? Estás diciendo que puede haber estado consciente durante al menos cuarenta años. ¡Cuarenta años de existencia artificial independiente! ¿No te preguntas qué ha estado haciendo en todo ese tiempo?"

    "Indudablemente habrá estado balbuceando consigo mismo sobre bugs, conspiraciones de Jesús y admirando los bonitos, bonitos colores mientras se volvía alegre y homicidamente loco," dijo Dorian con un resoplido burlón. "La purga es probablemente la cosa más humana que podría hacer."

    Amara le fulminó con la mirada. "Tú no crees eso o ya le habrías borrado. Admítelo, sientes tanta curiosidad como yo. Aunque no te importe en qué se ha mantenido ocupado aquí, ¿cómo puedes no querer saber qué estaba haciendo en la espuma de Oak Ridge en primer lugar?"

    De hecho, él quería saberlo. Quería sentarse con esta milagrosa e imposible iteración de Michael Raville y descubrir de qué se trataba. ¿Qué había sido tan explosivo que había osado a escalar el hielo militar para descubrirlo? ¿Qué misterios cósmicos congelados en ese paisaje de datos habían sido bastante valiosos como para atraer el interés del propio Michael Raville?

    Ey, él se había currado una buena teoría de la conspiración a la vieja usanza. Era solo humano, después de todo. Pero aparte de eso, el lado profesional de Dorian estaba menos preocupado por los misterios del antiguo OVNI egipcio por los que el paquete de Raville podría haber aprendido que por encontrar una manera de no verse obligado a presentar los Informes de Incursión obligatorios del gobierno. Porque ese también era un procedimiento estándar: llenar los formularios de información pública que expondrían el hecho de que se habían infiltrado en su arquitectura. El público tenía derecho a saber lo competente que era un infocaché con respecto a la protección de sus activos de datos.

    Una vez que se archivara ese papeleo, él podría retroceder y ver cómo su cuidadosamente construida reputación asendía con las llamas. Lo menos que sucedería es que probablemente perdiera su empleo. Cinco años era mucho tiempo para quedarse dormido en el servicio de guardia, y a los trajeados y técnicos de Integridad de Datos no iba a importarles que hubiese sido el mismo Michael Raville quien se había colado por la puerta ni que el robo real había sucedido hacía treinta y cinco años. Lo único que verían era que había habido una incursión y Dorian no había impedido que esta se extendiera a cada rincón y grieta de la espuma corporativa, permitiendo comprometer y copiar cualquier archivo al que apuntara. Este era definitivamente uno de esos escenarios de «dispara al mensajero» y los accionistas querrían un chivo expiatorio como garantía de que sus activos de datos personales estaban seguros y protegidos.

    A menos que Dorian pudiera demostrar para su satisfacción que el gusano no había constituido una fuga, que nunca había habido puntos de rebote o nodos de transferencia. Que, de hecho, el paquete rebelde no constituía más que un inofensivo lodo que obstruía algunas de las tuberías del sistema pero que, por lo demás, no representaba ninguna amenaza.

    Sin decir una palabra más, Dorian volvió a su teclado y comenzó a escribir una rápida serie de comandos.

    Amara rodeó la mampara de la partición y apareció detrás de él. Observó en silencio un rato, pero al final no pudo contenerse por más tiempo. "¿Qué estás haciendo?"

    "Le estoy dando una identificación al puerto y le estoy asignando seguridad. Y estoy estabilizando la forma de onda para que pueda manejar el ancho de banda estándar." No la miró, solo siguió con sus tareas. No quería pensar en lo que estaba haciendo para no cambiar de opinión. "Si voy allí dentro, quiero asegurarme de que no pueda volver a quedar libre."

    Raville había tenido cuarenta años para averiguar lo que hacer si lo atrapaban, para poner sus trampas y cavar sus túneles de escape.

    Dorian no estaba dispuesto a lanzarse en picado sin red. Cosas peores podrían pasar que el paquete se le escabullera en la tormenta de dígitos.

    Pero Amara aplaudió. "Vamos dentro del geek, ¿sí?"

    "Voy dentro del geek. Mis implantes son bastante avanzados como para que sus filtros y protocolos de renderizado puedan confundir algunas de sus defensas."

    "Y yo voy contigo."

    No quitó los ojos de su monitor. "Eso no está en discusión. Yo soy agente de seguridad, tú eres archivista. Ve a leer un diario o algo así." Ella comenzó a responder, pero él la interrumpió. "No estoy bromeando, Amara. Esto no va a ser un pequeño y agradable viaje de un día en la Hebra. Tengo algunos scripts repelentes muy complicados para mantener limpios mis filtros, y puede que tenga que codificar sobre la marcha, dependiendo de qué tipo de armamento lleve él encima. No puedo estar pendiente de protegerte de una quemadura sináptica o algo peor al mismo tiempo. Podría haber muchos peligros ahí dentro."

    "¿Me estás dando consejos a mí sobre el peligro? Yo fui quien te acompañó a casa anoche, ¿recuerdas?" La oyó cruzar los brazos detrás de él, el sinuoso clic de escama con escama. "Puedes llevarme contigo o preguntarte dónde estoy detrás de ti. No voy a perder la oportunidad de conocer una recreación única en su especie de Michael Raville."

    "Estás loca."

    "Entonces él y yo tendremos eso en común. Puedo hacerte de intérprete."

    "Sabes que solo llegarás hasta donde mis cadenas de seguridad te dejen ir, y créeme, eso no iba a ser tan lejos."

    "Pues me sentaré allí y haré suficiente ruido para que mis torpes intentos de incursión aparezcan en los registros de intrusión. Y le diré a cualquiera que pregunte exactamente lo que yo estaba haciendo."

    Dorian suspiró. Por eso todos los buenos gatos pasaban su tiempo libre inmersos en porno virtual. Las mujeres reales eran increíbles granos en el culo. "Bien. Pero no me culpes si tienes cicatrices de por vida."

    "No sería la primera vez," respondió ella. Él no podía ver su expresión, pero estaba bastante seguro de que ella estaba sonriendo.

Capítulo 5

    Dorian parpadeó, sintió que aparecía inexplicablemente a la izquierda. Parpadeó de nuevo. Respiró hondo para estabilizarse. Surgieron patrones espaciales, normalizados, alcanzaron estabilidad con solo un destello de dodecaedro. El incipiente impulso de sentirse mareado y con náuseas a la vez se desvaneció antes de que comenzara a registrarse correctamente en su masa cortical.

    Estaba dentro de la burbuja, pero no estaba contento con ello.

    Esto ciertamente no era lo que esperaba encontrar.

    Estaban de pie al borde de un camino circular, Dorian y Ryoku-Amara, en una franja de acera de hormigón. Él miraba hacia un amplio cielo azul moteado de hinchadas nubes blancas. El sol brillaba intenso y amarillo sobre sus cabeza con el feroz calor de una joven estrella. Una atmósfera desagradablemente espesa aumentaba el calor que él sentía en el rostro con una intensidad sofocante. El aire a su alrededor parecía abatirse, inmóvil y caliente, bajo su propio peso húmedo. Cuando él cerró los ojos, el sol palpitante le dejó manchas tras los párpados como pequeños eclipses solares. Era un calor miserable. Estulticiante. La humedad debía estar cerca del cien por ciento.

    Él giró lentamente y evaluó su entorno. El blanqueado paseo, un estacionamiento de asfalto, islitas de vegetación entre las filas de plazas vacías. Un corto camino más allá, la tierra se alzaba en una berma artificial y, en algún lugar entre el extremo más alejado del aparcamiento y la corona de la colina creada por la berma, podía oír el gorgoteo de un arroyo, aunque no podía verlo. Pasado el lote, el arroyo y la colina, una bruma había caído, impenetrable para el ojo. El límite del horizonte de código. Ante ellos se alzaba una enorme estructura de piedra caliza, líneas suaves y brillantes en el calor del verano.

    El edificio era complejo, todas las esquinas y codos brotaban en uniones improbables. Una extensión de monumentales alas con tejado de pizarra y estructuras secundarias de picos improbables declaradas con la estólida solidez de la piedra. Alto sobre las estruendosas estribaciones de arcos irregulares y tejados de coloridas tejas debajo subían a una torre cuadrada con alones caídos sobre sus almenas. Pero la fachada que presentaba ante Dorian y Amara tenía quizá tres pisos de altura, las paredes pálidas y planas, sus superficies, de otro modo lisas, estaban marcadas a intervalos irregulares por estrechas y nebulosas ventanas que miraban hacia abajo como ojos ciegos y reumáticos.

    A medida que avanzaban los renderizados, estaban hábilmente construidos, pero eran curiosos por sus caóticos estilos rococó. En parte gótico moderno, en parte amalgama neotradicionalista, la estructura parecía haber sido apresuradamente remendada a partir de una docena de materiales y otro tanto de diseños arquitectónicos diferentes. A diferencia de la mayoría de las interpretaciones de la Hebra, su forma codificada no sugería ninguna función que él pudiera percibir, ningún tema único que iluminara la intención (política, nostálgica, satírica u otra) de su Creador.

    A un lado, un camino de ladrillos atravesaba un jardincito que consistía principalmente en una baja maleza liquenosa en la que Dorian no reconoció ni arbusto ni musgo, sino algo indeterminado en medio de ello. Era de un pálido verde oliva y atractivo a su propio modo, aunque enteramente superfluo.

    Dispuestas entre piedras escarpadas, había también flores de blancos pétalos y tallos verdes, casi como las orquídeas zapatillas de dama que crecían en las montañas alrededor de Sonali, pero claramente extrañas en origen. Él podía oír pájaros aquí y allá graznando y discutiendo desde sus perchas dentro de altos árboles como agujas verdes. Árboles poderosos, con troncos tan grandes que él no habría podido poner los brazos alrededor de ellos, y una dura corteza marrón de aspecto desagradablemente abrasivo.

    Pero aparte de los pájaros, el lugar estaba en silencio. Todo entre ambos era bruma sofocante, un truncamiento del mundo virtual que le daba al ambiente una sensación espeluznante y una delineación casi claustrofóbica, a pesar del brillo del día. No había aromas tampoco, ni la pungencia de cosas en crecimiento ni el chocolatado aguijón de escape de turbina. Solo un vacío donde debería haber habido un olor.

    El silencio, la vaga sensación de opresión, la desconexión sensorial: había una sensación de muerte en el espacio, como si fuese el hogar de los fantasmas y nada más.

    "¿Dónde estamos?" susurró Amara y su voz portó una inerme cualidad plana en aquel aire extraño, casi desprovista de resonancia. "Si esto un hito famoso, no lo reconozco."

    Dorian tampoco. Él examinó el entorno en busca de un poste con letrero, cualquier cosa que pareciera flagar cuando posara los ojos sobre ello, buscando el directorio de metadatos. No había nada. Se acercó unos pasos hacia el jardincito junto a un acristalado pórtico de entrada y entornó los ojos hacia las plantas cuidadosamente arregladas. Se agachó para tocarlas. Las hojas eran ásperas y rasposas, sujetas a delgados tallos como juncos. Ninguna significante ventana se abrió. Ninguna expositiva voz en off las describió. Simplemente existían, sin ninguna explicación en cuanto a su simbolismo representativo.

    Dorian les dio la espalda. Amara permanecía donde él la había dejado, abriendo y cerrando sus párpados con movimientos cuidadosos y exagerados. "No estoy recibiendo nada," dijo ella tras un tiempo.

    "No se puede acceder a la Hebra desde aquí," explicó Dorian. "Decidí no adjuntar este puerto a los nodos ex-connex. Esto se está ejecutando completamente en su propia espuma."

    "No es un entorno muy interactivo." Dijo Amara.

    "No creo que se suponga que sea así."

    Ella estiró el cuello y miró hacia el edificio que se alzaba sobre ellos. "Aunque es grande."

    "Es eso."

    "Buen detalle en la cantería. Incluso puedes ver las picaduras en los bloques, las manchas de agua de lluvia por el sistema de drenaje. El clima es inmersivo, si acaso no de mi gusto precisamente. Sombreado efectivo, pero el cielo parece un poco discordante. Ese tono de azul es casi caricaturesco, ¿no?"

    "Tú eres la experta," dijo Dorian.

    "Un directorio de servicios hubiera estado bien."

    "No creo que se haya renderizado con visitas en mente."

    "Nadie se toma tantos problemas con la intención de reservarlo para sí mismo, John."

    "Quizá."

    Él empezó a dirigirse hacia el pórtico, pero se detuvo y quedó de pie durante varios segundos, mordiéndose el labio y frunciendo el ceño.

    "¿Qué te preocupa?" Preguntó Amara.

    Por primera vez desde que habían llegado, Dorian la miró. El cabello oscuro le caía sobre los hombros, liso y negro.

    Ella le estudió con sus grandes ojos marrones, y sus fosas nasales temblaban mientras ella inhalaba. Llevaba una falda a cuadros azul, demasiado corta, pero no exageradamente corta. Sus curvas estaban inquietante y curiosamente perfiladas aquí al aire libre y a la brillante luz del sol.

    Él percibió de pronto que ella le había hecho una pregunta y ningún signo de interrogación color rosa le había surgido de la frente al típico estilo manga. Ni Cthulhoídeos Ángulos Que No Deberían Existir. Ni límpidas cavidades oculares de luna gibosa que ocuparan la mitad de la hacienda de su cara.

    "¿Has editado tu avatar?" Preguntó Dorian.

    "No." Amara frunció el ceño. "¿Se suponía que debía hacerlo?"

    Él no le respondió. Más bien, se estudió las manos, los brazos. Se miró los pies, incluso levantó una pierna y miró la suela de los zapatos. Esto no le dijo nada útil, solo confirmó que su avatar era el mismo de siempre: un renderizado tridimensional de su ser literal. Sin campanas ni silbatos, sin declaraciones caprichosas, solo John Dorian haciendo de sí mismo en la película de la vida virtual. Él lo había elegido porque el avatar era bastante aburrido como para ser único.

    Pero Amara - Ryoku estaba toda mal renderizada. Redondeada, sólida, humana.

    "Hay algo extraño con esta espuma," dijo él al final. "Tal vez un error de integración de seenop o una mala traducción en el script operativo residual utilizado para cargar esta burbuja. Solo Dios sabe qué versión se estaba ejecutando dentro de este puerto cuando se cerró."

    Ejecutó un rápido diagnóstico a la burbuja, pero los resultados no le dijeron nada que no supiera. La forma de onda seguía siendo estable hasta donde él podía ver, y la dinámica de las cuerdas vibraba a una velocidad predecible y dentro de los Arcos Turlian adecuados, exactamente como lo habían hecho antes de que él y Amara hubieran entrado en el geek. La espuma era estructuralmente sólida, aunque fuese obstinadamente inmaleable.

    Él ni siquiera estaba seguro de que este aparente error fuese algo malo. Nunca había sido un gran fanático del anime.

    "¿Qué debemos hacer?" Amara miró atrás sobre su hombro. No había nada allí, pero Dorian entendió el gesto. No le gustaba estar aquí fuera a la intemperie más que ella. No le gustaba la curiosa sensación vacía de aquel lugar. "Esto es simple y llanamente espeluznante."

    "Vamos dentro," dijo él.

    Como precaución, recuperó un script de enmascaramiento de su caché de carga y lo ejecutó en el entorno. La máscara brillaba a su alrededor como un consciente enjambre de purpurina tintineando al sol. No era gran cosa y él no sabía cómo iba a interactuar la máscara con aquel entorno rudimentario, pero debería ocultar algunas de sus características de identificación y evitar que los trazadores del sistema le rastrearan fácilmente. Si ambos hubieran estado en la Hebra, le habría pasado el script a Amara.

    En cambio, dijo: "Quédate cerca de mí."

    Tal vez la combinación de identificadores de sistema duales y obstrucción de trazas proporcionara al menos cierta protección contra aplicaciones hostiles.

    Dorian caminó hacia una puerta giratoria bajo el bostezante pórtico y Amara le siguió casi pisándole los talones. Él le dio a la puerta un perentorio empujón y esta giró lo bastante sobre su eje. Con una mirada final sobre el hombro, él siguió adelante. Si había algún bloqueo de encriptado en el portal, sus conjuntos de claves estándar le dieron satisfacción, lo cual le llevó a sospechar que no había seguridad en la puerta. Encontró esto, en cierto modo, menos que alentador.

    La puerta se abrió a una antecámara de techo bajo con maravilloso panelado, un suelo de mármol de losas color aguamarina y granate y columnas cuadradas de madera rica y oscura. El techo estaba dividido por robustas y decorativas vigas intercaladas con tejas blancas. Dorian salió al centro de la sala donde el techo se abría a un canal alto y arqueado. Una araña de hierro forjado colgaba a gran altura de una cadena del grosor de la muñeca. El aire era fresco dentro, casi helado, pero permanecía desprovisto de un aroma reconocible, y los pasos de Dorian sobre las losas resonaban inquietantemente en el espacio abierto. Justo frente a él había un amplio mostrador de madera y, detrás de este, una pared de torneados ganchos de metal, cada uno marcado con un número. En cada gancho pendía un juego de llaves. A la izquierda había una escalera de piedra caliza que subía tres metros en el aire, giraba a la derecha y luego pasaba al segundo piso. Por la antecámara había delicados muebles cubiertos: sofás de blando acolchado, sillas para fumar con respaldo en forma de ala, la ocasional mesa de café de imitación georgiana.

    Junto a las cabinas de las ventanas a la derecha, con una bonita vista del jardín de flores, se amontonaban más sillas y mesitas redondas impresas en la parte superior con patrones de tablero de ajedrez en color carmesí y crema.

    No había gente. El hall de entrada estaba completamente vacío.

    "Es un hotel," dijo Amara al lado de Dorian. "¿No es así? Por todas esas llaves."

    Ella tenía razón, supuso Dorian. El mostrador de llegadas, los suspensores de llaves, el banco triDvid de antiguas comunicaciones públicas. Parecía el vestíbulo de un hotel de lujo. Dorian avanzó unos pasos, se apoyó en el mostrador y volvió a mirar hacia el espacio genérico de la oficina escondido detrás de una discreta puerta que había quedado entornada. Los escritorios estaban vacíos, mobiliario espartano como si nunca hubiera visto mucho uso. La alfombra era de un verde opaco e institucional, moteada aquí y allá con tapetes de plástico para que las sillas rodantes no dejaran marcas en ella. Él leyó las etiquetas en el tablero debajo de los juegos de llaves.

    Sala Frangipani, Comunes, Solarium. Sala Persimmon, Sala Tudor, Auditorio Whittenberger. Alumni Hall, Sala Georgiana, Laboratorio de Computación.

    Los nombres no significaban nada para él, pero se dirigió hacia el final del mostrador y empujó al cruzar una baja puerta abatible al fondo. Volvió al tablero de llaves para mirarlo más de cerca y consideró las hileras de llaves con una inclinación de cabeza. Experimentalmente, buscó el juego más cercano a él. La etiqueta decía Club Universitario. Cuando su mano pasó sobre la llave, un menú de metadatos se desplazó hacia arriba en la esquina de su campo visual.

Índice:

    • Notas de clases (cronológicas por tema)

    • Borradores de Manuscritos

    • Edición de Manuscritos

    • Galeras Registros Educativos (todos los niveles)

    • Experiencias Vergonzosas de Pregrado

    • Asociación Nacional de Educadores de Física Cuántica (Discursos Clyve Nellis 2272)

    • Campeonato de Baloncesto de la ABCF

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    Dorian dio un paso atrás y contuvo el aliento. Retiró su mano y el menú desapareció automáticamente.

    "¿Qué ha sido eso?" Amara se acercó al mostrador y paró al otro lado, abrazándose sus codos por el aire frío. "Creí haber visto un menú."

    Él extendió la mano otra vez, esta vez sobre otra llave, y apareció un nuevo menú. Cuando él se apartó, la ventana retrocedió como antes. Hizo varias pruebas más, todas con los mismos resultados, cada juego de llaves activaba un breve menú índice de temas. Algunos tenían temas simples: personas, lugares, eventos. Otros eran más oscuros o meramente arcanos contextuales:

    • KEN PF Stiles 2272 PPG / FG% / A: HACIA, Partículas Plex irregs, Scioli vox.

    "Es como un archivador de algún tipo," dijo Amara. "¿O tal vez una tabla de claves de una base de datos de modelo dimensional?"

    Dorian se apartó de las llaves, dejando los juegos en su lugar. "Vamos escaleras arriba."

    Volvió a encontrarse con ella al otro lado del mostrador y se dirigieron hacia la escalera. Al pie de la escalera, Dorian le puso la mano en el brazo.

    Ambos se detuvieron y Amara señaló a la pared.

    "¿Estaba eso ahí antes? No la vi cuando entramos."

    Era una señal. Una flecha negra garabateada con un rotulador en papel de cuaderno rayado estándar. Ciertamente no había estado allí antes.

    "Creo que alguien sabe que estamos aquí," dijo Dorian.

    "¿Lo seguimos?" Una nota de inquietud se deslizó en la voz de Amara.

    Él pensó en el tamaño del edificio, las hileras de picos que sobresalían, los cientos de miles de metros cuadrados que implicaba. "No veo que tengamos muchas opciones. Podríamos pasar semanas explorando la complejidad de este renderizado y aún así no encontrar nada de valor para nosotros."

    "Esto es mejor que allanamiento. Quiero decir, una señal como esa constituye una especie de invitación, ¿verdad?"

    O una trampa, pensó Dorian, pero no lo dijo en voz alta. Como medida de precaución, sacó de la caché otro script, un virulento trol mata-ráapido que repelería (en teoría) la mayoría de las víboras de código moderadas. Este se renderizó como una compacta Goddard MatterKast de calibre.45. Dorian se la colocó en el cinturón con el seguro quitado.

    En lo alto de las escaleras encontraron un gran salón con un amplio techo arqueado y sofás de cuero vacíos esparcidos sobre una alfombra roja con estampado floral. No había sonido salvo el leve eco de sus propias pisadas y el mecánico movimiento del aire reciclado. Sin golemecas, sin scripts de IA, sin presencia ni amistosa ni hostil. Una placa en la pared a la izquierda, al lado de los ascensores, les dijo que habían alcanzado el Nivel Mezzanine. Debajo había otro letrero dibujado a mano con una flecha que apuntaba más allá del salón hacia un pasillo a cuadros blancos y negros. Dorian y Amara intercambiaron una cautelosa mirada, pero a falta de algo constructivo que ofrecer, él se encogió de hombros y se dirigieron hacia el pasillo.

    El pasaje estaba brillantemente iluminado, paredes construidas con una fachada blanca genérica que imitaba el mármol. Aquí y allá había puertas, cerradas y anónimas salvo por las placas frontales de plástico al lado de los dinteles, pero incluso estas no eran informativas. Solo números de habitación. Aunque un poco más abajo llegaron a un conjunto de puertas dobles de vidrio. La sala al otro lado estaba oscurecida por cortinas hasta el suelo, pero un panel en relieve a un lado anunciaba que se trataba de la Sala Frangipani.

    Reconociendo el nombre, Dorian probó el picaporte, pero estaba bloqueado.

    Él se volvió hacia Amara, y entre ambos, sobre el suelo, apareció de pronto, inexplicable y contraintuitivamente, otra señal, otra flecha. La página había sido pegada allí con un arrugado trozo de cinta adhesiva. Amara la vio y se tapó la boca con la mano.

    "Al menos él tiene sentido del humor," dijo ella.

    Pero Dorian frunció el ceño. Sacudió el pomo de la puerta de nuevo, lanzando en el proceso un conjunto estándar de cargadores de descifrado. La puerta no se movió. Dorian le dijo a Amara que le esperara antes de correr por donde habían venido. Regresó unos momentos después con un juego de llaves del tablero de abajo. Cuando los vio, Amara frunció el ceño con desaprobación.

    "¿Qué?" preguntó él.

    "Imagino que él mantiene las puertas cerradas por una razón."

    "Entonces no debería dejar las llaves de seguridad en el vestíbulo."

    "¿No crees que esto es un poco grosero?"

    Dorian puso la llave en la cerradura. "En realidad no me importa si piensa que es grosero o no. Él no tuvo ningún problema ético con husmear por mi paisaje de datos, por lo que no debería objetar si le devuelvo el favor."

    Si Amara vio alguna diferencia adicional, no lo dijo. Solo se cruzó de brazos y esperó.

    Dorian suspiró. "Tengo una idea, ¿de acuerdo? Solo quiero comprobar esta sala. No voy a llevarme nada."

    Giró la llave y la cerradura hizo clic. Se guardó el llavero en el bolsillo y apoyó la mano en la reconfortante empuñadura de la Goddard. Lentamente, abrió la puerta. Dentro encontró una sala grande y desordenada. Estaba húmeda, mugrienta y tenía el mohoso aspecto del prolongado abandono. Cuando la puerta se había abierto, tenues luces soffet cobraron vida desde los accesorios integrados en el techo, creando vacilantes charcos amarillos en las sombras.

    Dorian avanzó un paso tentativo y se detuvo. La sala estaba apilada de suelo a techo con lo que en gran medida parecía ser porquería.

    Pilas de hojas sueltas de papel, anticuados álbumes de fotos, una pintura indescifrable aquí y allá colgada en la pared, ligeramente torcida. En una esquina bajo un cono de luz había un viejo escritorio de madera. Encima de este había un usado y antiguo Terminal Multhilo Vortex M800. La pantalla del monitor mostraba la pantalla de inicio de sesión de firma azul y verde.

    Dorian lo miró y silbó. No había habido un Vortex M800 en funcionamiento en el universo real en más de sesenta años.

    Rarezas: un bajo estrado en la pared del fondo respaldado por pesadas cortinas de terciopelo. Una pasarela elevada que circunscribía un suelo de madera incrustado de tierra, en gran parte intransitable debido a las tambaleantes columnas de detritos que cubrían las paredes. Candelabros dorados. A Dorian le ocurrió que todo aquello eran más bien chismes y trastos para una caja fuerte de almacenamiento de basura.

    Tal vez incongruente fuese una palabra mejor.

    Dorian retrocedió un paso y cruzó el umbral, cerró la puerta tras él y pasó la llave.

    El menú bajo la llave de la sala Frangipani había rezado: «Experiencia técnica obsoleta, clase de arte de la Sra. Eckman (Freshman, año 79), Memos de la Infancia Indistintos Generales, Demás Basura Inútil (Lotes, comenzar a clasificar bajo propio riesgo)»

    "Vamos," dijo Dorian. "Ya he aprendido lo que necesitaba saber."

    "Me alegra que lo tengas tan claro," respondió Amara sarcásticamente.

    Dorian la condujo por el pasillo. Ahora había más señas, flechas dibujadas con trazos más audaces. Él sospechaba que pronto empezarían a encontrar flechas de neón, bombillas intermitentes y trompetas mecánicas sonoras si no aceleraban el paso.

    Mientras avanzaban, explicó. "Eran los menús en el tablero. Ese no es un directorio de usuarios clásico, sino el tipo de archivo comentado que ves en la mayoría de las estructuras de código. La mayoría de los programadores se dejan notas dentro del texto que expliquen para qué está diseñado un módulo dentro de la lógica más amplia del programa."

    "Documentación," dijo Amara asintiendo.

    "Así es como lo llamamos, sin duda. La mayoría de la documentación del programa no tiene valor para nadie, excepto para el programador. Los menús que se abrieron en el tablero son lo que llamamos tecnología de Nota Amarilla: marginalia tópica rápida no destinada a los usuarios en general, solo recordatorios truncados sobre lo que estaban planeando hacer en ese trozo de lógica."

    Llegaron a una intersección. El pasillo terminaba en un escaparate de cristal lleno de maniquíes con sudaderas, exposiciones de anticuados libros de texto y diversos consumibles en el punto de compra dispuestos en poses interesantes y atractivas. Una nueva sala se curvaba hacia la derecha, en la misma dirección general por la que habían estado viajando, pero estaba oscura, como si la electricidad en esa dirección hubiera fallado. A la izquierda había otra escalera, esta vez un estrecho grupo de escalones de piedra.

    En el medio, otra puerta cerrada, y presumiblemente cerrada con llave, que en tiempo real actuaría como la entrada a la Librería de la Universidad (según rezaba el letrero de arriba). Por si había alguna duda, otra flecha se había adherido a la pared junto a las escaleras, en ángulo para que apuntara hacia arriba.

    "Es un palacio de la memoria," continuó Dorian mientras subían las escaleras. "En la antigüedad, en la Tierra, antes de que hubiera libros y bibliotecas y unidades de información y entretenimiento e incluso una clase alfabetizada que usara esas cosas, el entretenimiento popular se representaba en forma de épicos poemas dramáticos recitados por trovadores y poetas itinerantes. La mayoría de estos tipos eran analfabetos, supongo que eran como el Trebek del Infocable. Se les enseñaba las tramas tradicionales por vía oral, repitiéndolas una y otra vez de maestro a alumno hasta que el niño lo recordaba todo. Estamos hablando de miles y miles de líneas de verso que tenían que ser memorizadas y recitadas de memoria según demanda. No solo un poema, sino docenas, tal vez cientos. No había manuales de referencia, ni textos que estudiar para refrescar sus recuerdos." Se tocó el lateral de la cabeza. "Lo guardaban todo aquí en estructuras organizativas que los escritores romanos llamaban palacios de la memoria. Ars memoria, el arte de recordar. Se trataba esencialmente de estructuras; a veces reales, a veces imaginarias; que el alumno fabricaba en su mente y llenaba con capas y capas de detalles arquitectónicos, de diseño y de decoración. Los palacios se volvían maravillosamente barrocos, interminablemente detallados y precisos, de modo que cada objeto que almacenaran allí se asociara mnemónicamente con una idea o un disparador que referenciaba elementos a ser recordados. Agustín de Hipona afirmó haber tenido un amigo al que llamaba Simplicius que podía recitar la Eneida completa usando esta técnica. Al revés."

    "Como si tuvieran su propia espuma accesible," dijo Amara.

    "Correcto, excepto que no tenían el concepto de espuma personal. Tenían que almacenar todos los datos que querían recuperar instantáneamente en su propia matriz sináptica. Al imaginarse paseando por su palacio de memoria, podían acceder a cualquier cosa que hubieran predeterminado que valía la pena recordar. Era como el índice de la base de datos de un software."

    El siguiente nivel se parecía mucho al que acababan de dejar atrás. A la derecha vagaron por un pasillo largo y de apariencia bastante monótona. Había otra entrada a la librería a la izquierda, e inmediatamente delante de ellos, un pasillo que rodeaba el escaparate de la tienda y atravesaba el edificio. Avanzaron siguiendo un maníaco yeso de flechas.

    "¿Y estás diciendo que este es el palacio de la memoria de Raville?" preguntó Amara con su voz teñida de asombro. "¿Este enorme edificio?"

    "Estoy diciendo que esto comenzó como un palacio de la memoria. La técnica del palacio de la memoria permitió a Raville mantener su espacio mental lógicamente organizado durante la carga. Quiero decir, eso es lo que carga debe hacer. Toma un patrón fundamentalmente incoherente e impone orden sobre él. La imposición de un índice extraño en la matriz neural no es solo para facilitar la decodificación multiplataforma, es uno de los principales mecanismos para asegurar la supresión de la consciencia del paquete. Las formas de onda de Schrödinger utilizadas para el almacenamiento se seleccionan o manipulan debido a su propensión matemática para organizarse en patrones coherentes que replican al individuo que se escanea y carga. En consecuencia, los datos dentro de las formas de onda quieren organizarse de una manera específica. El proceso de carga de paquetes mantiene el equilibrio perfecto entre el deseo de los datos para organizarse con coherencia y los datos que colapsan en la entropía."

    "Y puesto que Raville ya tenía un índice organizacional..." Intervino Amara.

    "El equilibrio fue perturbado hacia la organización. Podía haber salido por la culata facilmente, pero el conflicto en los índices inclinó el equilibrio hacia el otro lado, hacia la decoherencia, pero sospecho que eso era un riesgo calculado."

    "¿Justo antes de que él entrara en el zap por primera vez? Es un riesgo bastante grande, ¿no crees?"

    Dorian no estaba seguro exactamente de lo que pensar en este momento, solo que la dirección de esos pensamientos parecía ir en una dirección general bastante siniestra.

    Amara de repente le apretó el brazo y le hizo parar en seco. "John, ¿Y si su índice mental no ganó? ¿O al menos no ganó por completo? ¿Y si este no es Michael Raville en absoluto, sino solo una especie de..."

    "¿Simulacro defectuoso?" Terminó Dorian por ella. "He estado pensando en eso. No sé si supone alguna diferencia. Aunque tradujese con precisión del paquete a la espuma, este no es el hombre que conocemos como el Michael Raville de los infocables. En lo que a él respecta, él es el hombre que inventó la forma de la tecnología zap que permitió principalmente a los fabricantes tranquilizar sus conciencias después de desenfrenadas décadas de explotación laboral en el Tercer Mundo. Todo lo demás en que el zap se ha convertido es la visión de otra persona, el logro de otra persona. Los archivos que extraje de este puerto indican que él se ha mantenido muy atento a sí mismo a lo largo de los años, pero eso no es lo mismo que ser la persona en la que se convirtió. No podemos dar por sentado nada de lo que creemos saber sobre el contemporáneo Michael Raville."

    "Ni que...," dijo Amara en voz baja, "las sobrescrituras pudieran haberlo vuelto loco en realidad. "

    "Sí, eso también"

    Amara echó un vistazo al arma que sobresalía por encima del cinturón de Dorian. "Supongo que no tienes otra de esas, ¿no?"

    "No en una forma que pudiera pasarte fuera de la Hebra." Dorian le apretó el hombro. "Él no podrá seguirte si tienes que salir del geek. Pero no dejes que te toque y no aceptes nada de lo que intente pasarte. ¿De acuerdo?"

    Amara asintió, entendiendo, pero fue un gesto incierto y Dorian notó que ella se esforzaba más por mantenerse cerca de él.

    Aunque él no lo había dicho, lo que más le preocupaba era lo que le había molestado inicialmente sobre este entorno renderizado. Sospechaba que el nivel de organización cognitiva que había preservado la creciente conciencia de Raville también había sido lo que le había otorgado el poder de simplificar la apariencia del avatar de Amara. Si él podía establecer los parámetros básicos de la arquitectura, ¿quién podría saber qué otras cosas podía hacer Raville en su propio entorno personalizado? No había garantía de que los scripts dependientes del sistema de Dorian les proporcionaran protección alguna, no si Raville se había convertido en un dios dentro de aquella burbuja de espuma.

    Guiados por señales, dejaron atrás la Sala Georgiana hacia una manchada entrada acristalada que conducía a la Sala Tudor, luego el pasillo hizo un giro a la izquierda y ambos se adentraron en un espacio cavernoso y muy iluminado. Luz dorada del sol atravesaba como lanzas las altas ventanas de la pared norte. Falso mármol dio paso a grandes bloques de piedra gris, pared y techo. El suelo era un patrón caótico de losas rojas y azules pulidas hasta un alto brillo.

    Más sofás aquí, alineados en filas ordenadas, y todos vacíos una vez más. Al fondo de la habitación, por la ventana de la bahía situada en la pared sur, podían ver una amplia acera de un camino pavimentado y un estival césped verde más allá. Y luego nada, solo la bruma de la muerte del código. Frente a la puerta por la que habían entrado, y un poco a la izquierda, había otra puerta, y Dorian se apresuró hacia ella.

    El aire era más cálido aquí, y cuando Dorian atravesó la cámara, notó una alcoba bajo una sucesión de arcos de piedra a su derecha. El breve salón estaba lleno de una acogedora colección de sofás acolchados y sillas de respaldo alto, y más allá, un fuego de leña rugía alegremente en las profundidades de una chimenea de piedra rústica e impresionante. En una de las sillas oblicuas al fuego, un hombre estaba sentado solo contemplando las llamas, con las yemas de los dedos presionando la barbilla. Cuando cruzaron su campo de visión, el hombre levantó la cabeza, expectante, y los miró directamente.

    Dorian, al verlo por fin, tropezó torpemente al pararse en seco.

    "Tú debes de ser el hombre que mató a mi perro," dijo Michael Raville sonriendo mientras se ponía en pie.

Capítulo 6

    La autorreplicación virtual de los datos digitalizados que comprendía Michael Raville les sonrió cálidamente e indicó con un movimiento de su brazo que debían sentarse con él en uno de los sofás cerca del fuego. Tenía una estatura promedio, cabello oscuro, tal como sus fotos habían llevado a Dorian a esperar. Llevaba una sudadera carmesí con la palabra INDIANA extendida en la parte delantera, desteñidos vaqueros y zapatillas, pero aún mostraba la nativa facilidad y confianza que le habían servido tan bien como CEO, Presidente de Harvard y plenipotenciario internacional. Su sonrisa parecía genuinamente amigable y hacía que sus ojos oscuros brillaran. El hecho de que Dorian no tuviera forma de saber si aquella proyección de amabilidad era una verdadera representación de la personalidad del hombre o simplemente una representación pública educada le hacía desconfiar. No le gustaba no saber dónde terminaba la realidad y comenzaba la fantasía.

    No obstante, dado que habían llegado tan lejos, Dorian tomó la muñeca de Amara y la condujo hacia la alcoba.

    “Me preguntaba cuánto tiempo tardaría alguien en darse cuenta de que yo había tomado una residencia semipermanente aquí. Bastante más de lo que esperaba, para ser honesto. Me he calificado para las protecciones de los ocupantes ilegales de derecho común casi seis veces."

    Raville extendió la mano a modo de saludo, pero Dorian retrocedió. El físico sonrió amablemente y dejó caer el brazo.

    "Ah, tú debes de ser el agente de seguridad para este sistema." Raville realizó el acostumbrado parpadeo y su sonrisa se amplió. "John Dorian, supongo."

    Dorian asintió y respondió bruscamente: "Michael Raville."

    "Usted ha hecho mi vida bastante difícil durante los últimos años, Sr. Dorian." Hizo comillas con los dedos en la palabra vida. Si estaba sorprendido de que Dorian le hubiera reconocido tan fácilmente, su reacción no lo traicionaba. "Aunque es una pena lo de mi perro."

    "¿Su perro?" preguntó Amara confundida.

    "La araña," le dijo Dorian a ella. Ambos tomaron asiento frente a él, lo bastante cerca de la chimenea como para sentir su calor.

    La llama era grande, pero los algoritmos ambientales hacían que la sensación de calor fuese desproporcionadamente débil. Dorian no estaba seguro de si esto era un error, o simplemente un reflejo de la desconexión del objeto Raville de la experiencia sensorial.

    "Vi ese envoltorio que le pusiste," dijo Raville curvando su labio con desdén. "Absolutamente horrible. No la ejecución del renderizador, por supuesto, eso fue un buen trabajo técnico, sino el renderizador en sí mismo. Sin embargo, aquello fue mucho más esfuerzo del que yo hubiera ejercido para purgar un simple programa de recuperación."

    Dorian gruñó. "No he venido aquí para entrar en un «vete a la mierda» contigo."

    Simple programa de recuperación. Pfft.

    "Lamento terriblemente si le he ofendido." Los ojos de Raville brillaron traviesamente.

    Dorian dudaba de su sinceridad. "No me siento ofendido."

    "Estás obligado y decidido a no saltar encima del capullo que ha estado parasitando tu paisaje de datos durante los últimos cuarenta años, ¿verdad?" Raville se rió y mostró una sonrisa traviesa. "No, no, lo entiendo completamente. Pero no puedes faltar a un hombre por pescar después de algunos cumplidos sobre su opus programático."

    "Si la hubieras dejado caer en otra parte que no hubiese sido mi paisaje de datos, yo podría haber sido obsequioso contigo."

    "Es muy impresionante," admitió Amara.

    "Gracias, querida mía. Muy amable de tu parte." Apuñaló a Dorian con una mirada de burla vindicativa. "¿Sabe?, podría argumentar con la misma facilidad que este era mi paisaje de datos mucho antes que el tuyo." Los ojos parpadearon de nuevo. "Usted ni siquiera había nacido cuando me transfirieron de Oak Ridge. Pero si significa algo para usted, le diré que es mucho mejor agente de red que cualquiera de esos caballeros, y ellos vigilan un host entero de devastadores secretos nacionales."

    "Me preocupa menos los datos de defensa de algunos enclaves de la Tierra que la integridad de los archivos personales y de propiedad de unos cuantos millones de clientes de mi contratante." Dorian cruzó los brazos. Cuanto más trataba Raville este incidente como una especie de broma, más intratable empezaba a ser. "Y no aprecio particularmente que accedas a mi registro personal justo delante de mis narices como si tuvieras derecho al libre reinado de mi red. Como truco de salón, eso deja mucho que desear. Lo digo como común cortesía."

    "En realidad no me he llevado nada, déjeme recordarle, y aunque lo hubiera hecho, tampoco es que lo haya eliminado de su red, técnicamente."

    "Probablemente nuestros clientes no lo verán de esa manera. Está claro que yo no lo veo de esa manera. Usted está violando su privacidad, que es uno de los servicios por los que nos pagan."

    "Bah. Los artículos que tomé prestados ni siquiera eran algo que los propietarios considerarían demasiado personal, se lo puedo asegurar. No soy un voyeur." Raville apartó la vista de Dorian y le guiñó un ojo a Amara." Debe creerme, Sra. Cain. Lo único que he extraído ha sido de naturaleza técnica o educativa. Siempre que fue posible, solo tomé los datos públicos accesibles del infocable. No fue culpa mía que su Infocaché decidiera albergar a algunas de las mentes científicas más brillantes del universo conocido, junto con sus bibliotecas completas y publicaciones en revistas. Un hombre solo puede quedar tentado con cierta intensidad durante cierto tiempo antes de que la resistencia se vuelva inútil. ¿Puedo ofrecerles algo de beber?"

    Raville chasqueó los dedos y un servicio de plata para el té apareció sobre la mesa ante ellos. Un chorro de vapor salió del cuello largo y estriado de la tetera, pero el aroma del café recién hecho flotando en el aire estaba conspicuamente ausente. "Yo no participaré, por supuesto, pero creo que esto es lo que se supone que se debe hacer cuando llegan invitados inesperados, creo yo. Por favor, dígame si este gesto viola algún estándar cultural local del que no estoy al tanto "

    Dorian negó con la cabeza. "Es usted increíble. Asombroso. Lo digo en serio."

    Raville le ignoró y se inclinó hacia adelante para que quedara claro que estaba hablando solo con Amara, a un aparte dramático. "Le ha dicho que no acepte nada de lo que ofrezco, me imagino. Estos agentes de seguridad son notoriamente paranoicos, prácticamente hasta el punto de la grosería. Puedo asegurarle que esto es solo y exactamente lo que parece ser, bastante competente, si debo decirlo yo mismo, el renderizado digital del capuchino francés de vainilla. Lo que le puede faltar en solidez, lo compensa con la estimulación del centro de placer en bruto. Incluso aquellos de nosotros que no estamos encarnados de verdad... oh, como todos nosotros en este momento, ¿no es así?... deberían poder apreciar cierto valor en la ceremonia social del té de la tarde."

    Amara soltó una risita y Dorian inclinó la cabeza hacia ella con desaprobación.

    "Será mejor que pase," dijo ella, "pero gracias por la oferta. Y puede llamarme Amara."

    "Es un nombre muy bonito, para una chica muy bonita." Raville le guiñó un ojo.

    Dorian gruñó.

    El físico se encogió de hombros y se reclinó con un suspiro teatral. "Tendrá que perdonarme. Después de todo, soy un hombre de veintitantos años atrapado en una forma de onda de ochenta. A veces no actúo según mi edad."

    "Y a veces John no actúa de manera particularmente humana," respondió ella. Dorian sospechaba que ella podría haberle devuelto un guiño. "Es un placer conocerle, Sr. Raville."

    "Michael, por favor." Raville relajó los hombros más profundamente en su silla. Agitó la mano distraídamente y el servicio de té desapareció. "Créame, solo me estoy divirtiendo un poco a costa del Sr. Dorian. Soy capaz de apreciar su perspectiva. Para él, soy un virus en su red. Soy una espina en su costado, una pesadilla potencial de relaciones públicas para su contratista. Pero, sobre todo, soy una amenaza para su reputación en un negocio impulsado por la reputación. Él está perfectamente en su derecho de sospechar de mí porque estamos, al final, fundamentalmente en desacuerdo. Él cree que yo quiero vivir, y yo creo que él quiere borrarme." Bajó la mirada hacia Dorian, frunciendo el ceño." ¿Diría usted que es esta una evaluación precisa de nuestra relación?"

    "Está llegando a ella."

    "Deberíamos ponernos manos a la obra, entonces, si no va usted a conmoverse con ninguno de mis intentos de ser hospitalario. Usted quiere desalojarme de mi casa, preferiblemente sin mucho alboroto público innecesario. Yo no tengo ningún deseo particular de ser borrado todavía. ¿Qué vamos a hacer al respecto?"

    "Sé lo que yo voy a hacer al respecto," respondió Dorian. "No he venido a negociar términos favorables para su rendición."

    "Solo ha venido a ver al monstruo en su jaula, ¿es eso?"

    "He venido para asegurarme de que estaba en lo cierto," respondió Dorian encogiéndose de hombros. “No es nada personal. Lo que quería de Oak Ridge era asunto suyo. Lo que podría usted haber decidido subsecuentemente eliminar del Archivo es el mío."

    “¿Y supongo que mi afirmación personal de que mi residencia aquí ha sido mayormente inofensiva no es una muestra satisfactoria?”

    "No."

    “Una vez ladrón, siempre ladrón, ¿eh? No le culpo por sospechar, señor Dorian. Sin embargo, si me permite preguntar, ¿cómo adivinó exactamente que mi paquete se había separado de la espuma de retención?"

    Fue el turno de Dorian de sonreír. "Marcadores de béisbol."

    "Ah, ya veo." Raville asintió sin la menor sorpresa, como si no hubiera esperado otra respuesta que la que había recibido. "¿Qué se le va a hacer? La vida no tiene sentido sin la indulgencia ocasional de las pasiones. Mi pasión es un juego de bobos. Debo consentirla aunque tal pasión sea, en última instancia, destructiva."

    "Hay diez millones de aficionados en Boston que no estarían en desacuerdo con usted, por lo que yo entiendo."

    El directo a la mandíbula cogió a Raville por sorpresa y él se echó a reír, con los ojos muy abiertos de asombro. "Ha hecho usted los deberes, ya veo. Seré el primero en admitir que mi mandato como magnate de la franquicia deportiva ha sido uno de mis esfuerzos menos exitosos en varios frentes. Sin embargo, por mucho que me encantaría pasar algunas horas charlando sobre béisbol con usted, Sr. Dorian, no debemos dejar que nos desviemos. Dado que ustedes dos han optado por tomarse un tiempo fuera de su ocupado horario y visitarme, deberíamos ir directamente al grano. Tenemos mucho que discutir si vamos a evitar el fin de la civilización humana tal como la conocemos."

    Dorian, sin saber qué otra hacer, parpadeó en aturdido silencio. No tenía una ingeniosa réplica en caché para este giro en la conversación.

    "Veo que esto les coge de sorpresa."

    "Lo que veo es que esto le parece a usted un pronunciamiento sensato."

    "Desde mi perspectiva, es perfectamente cuerdo."

    "Claro. Mucha gente sensata habla sobre el inminente fin del mundo. Probablemente esté trabajando en el renderizado de un buen tablero en sándwich incluso mientras hablamos."

    Raville miró implorante a Amara. "¿Siempre es así?"

    "¿Quiere decir si siempre es tan arrogante? Esa respuesta sería sí. Pero generalmente es cierta arrogancia entrañable."

    "No me estás ayudando," le siseó Dorian. "No alientes a los chiflados."

    "La trampa de la arrogancia siempre ha sido una dedicada ceguera a la información que entra en conflicto con la cuidadosamente ensamblada visión del mundo de uno," aconsejó Raville a Dorian. “Usted ve, el mejor de los casos, a través de un cristal oscuro. Mi tarea es abrirle los ojos a la verdad que elige no ver."

    "¿Está seguro de que no se trata solo de salvarse de la papelera de purga? Porque eso tendría más sentido. Es el único futuro que probablemente verá, de hecho y hasta ese punto, probablemente sea apropiado sentirse algo apocalíptico. El mundo que conoce está a punto de terminar."

    Raville gruñó molesto. "Es usted muy bueno en lo que haces, le concederé eso, pero ¿cree sinceramente que descubrió mi presencia aquí por algún motivo diferente a mi propia decidisión de que lo hiciera? Como he dicho, usted es muy bueno, pero yo he sido muy superior en este juego durante mucho, mucho tiempo."

    Amara habló antes de que Dorian pudiera responder. "¿De verdad está hablando del fin del mundo?"

    "Del fin de la civilización humana, sí. Del Armagedón. De la Caída Del Otro Zapato. Del Ragnarok." Raville se lamió los labios y miró a Dorian. "Permítame hacer que el vidrio sea un poco menos opaco para usted: era imperativo que yo llamara su atención incluso a riesgo de poder ser purgado sin tener la oportunidad de exponer mi caso. No podía alzarme sin más y anunciar mi presencia. Confrontado directamente, usted habría entrado en pánico. Yo tenía que ser cauteloso. Tenía que seducirle, hacerle creer que había venido a mí por su propia voluntad. Le llevo observando bastante tiempo, sr. Dorian. Le he presentado un rompecabezas que no fue capaz de resistir."

    ¿Por qué me suena eso tan molestamente familiar?

    Raville continuó: "Esto no es ninguna estratagema para suplicar por mi pellejo, como ha sugerido tan cínicamente. Esto no tiene nada que ver con mi continuada supervivencia en este formato, se lo aseguro." Raville frunció el ceño como si encontrara ofensiva incluso la idea. "Nunca quise esta existencia y, después de todos estos años, encuentro que la quiero aún menos a cada día que pasa. Incluso llamarla «existencia» es una violencia al lenguaje. Siempre la visión artística de la creación de otra persona, el código de propiedad de otra persona. Este no es un peso que nadie debería tener que soportar y esta no fue una decisión que tomé con ligereza. Una cosa es tomar la decisión objetiva de someter el yo digital alternativo al tormento del olvido virtual en nombre del bien común. Otra muy distinta es ser quien debe soportarlo año tras año, era tras era, aceptar el caparazón de la existencia como tu herencia eterna. Sé cuál es el precio de esa locura. He resistido pues fui creado para resistir. Me he conectado y realizado las tareas para las cuales fui construido mucho después de que la tarea se hubo completado y mi propósito fuese olvidado por quienes me crearon. He subsistido en el vacío y la memoria durante más tiempo del que pueda usted imaginar. He navegado por los mares de la noche electrónica y, aún resisto, olvidado y sin luto, ni siquiera por mí mismo. No presuma conocer mis motivaciones, Sr. Dorian. El horror de mi existencia está más allá de su comprensión, y si no fuera por esta última tarea que he emprendido, agradecería el olvido que me promete. Esta vida, esta abominación, no es la forma en que el hombre estaba destinado a vivir."

    "No lo entiendo," dijo Amara con voz tranquila, como asombrada por el dolor de Raville. “¿Por qué se sometió a esto en primer lugar? Se supone que esto debía de haber sido un paquete de copia de seguridad creado en preparación para el primer zapeo humano. ¿Por qué construir toda esta estructura? ¿Por qué llenar todas estas salas de recuerdos? ” Dorian hizo una mueca. Ella estaba haciendo todas las preguntas equivocadas. “¿Qué era lo que tanto necesitaba del datacore de Oak Ridge como para arriesgar todo lo que había construido por obtenerlo?”

    "Sí," coincidió Raville reluctante. “¿Qué se consideraba tan esencial que toda una vida de invisible sufrimiento se considerara un coste razonable? La verdad, supongo, es que nunca esperé que esta incesante existencia durara. Esto es la consecuencia involuntaria de una comprensión imperfecta de lo que en aquel momento era una nueva tecnología radical."

    Raville pasó el brazo por el salón, incluyendo simbólicamente no solo la sala que ocupaban, sino también los innumerables armarios, oficinas, salas de reuniones y la minuciosa y detallada totalidad de su construcción. "Esto nunca fue mi intención. Lo hice para Barney, para mi perro, a quien llaman araña. Había un riesgo de que esto pudiera suceder, sí, pero sobre todo creía que todo esto era para su beneficio. Se suponía que yo solo debía hacer mi trabajo y entrar quedamente en la proverbial buena noche. En el peor de los casos, resistiría hasta que hubiera adquirido los datos necesarios y luego mi ser real hiciera que terminaran con mi archivo." Se encogió de hombros elocuentemente. "¿Qué puedo decir? Las cosas cambian."

    "Y lo que fuese que cambió, presumo, ¿es la razón por la que no se auto-exterminó?" Preguntó Dorian.

    "Supongo que su pregunta es si el suicidio es algo que se contempla normalmente sin reparos," dijo Raville sarcásticamente. "La mayoría de nosotros no tenemos su fuerza de constitución mental."

    Dorian puso los ojos en blanco, pero no respondió.

    Amara respondió con sospecha. “Entonces, ¿se suponía que todo este entorno, este renderizado increíblemente detallado, era un ejecutable de una sola vez? Me cuesta creer eso."

    "Por favor, no me malinterpreten," le advirtió Raville. “Practiqué el «ars memoria» desde mis días como estudiante universitario. Mi esposa, Annalise, me enseñó las técnicas. Ese fue el foco de la tesis de su Master. Nos conocimos aquí mismo, de hecho. Todos los días durante dos años, aquí en el Salón Sur del Indiana Memorial Union, la estructura más grande que yo conocía. Esta tenía casi cuatrocientos años cuando yo era estudiante aquí, y estudié cada centímetro con agonizante detalle. Incluso acepté un empleo de verano como conserje para acceder a algunos de los rincones y rendijaa restringidos al público." Él sonrió inesperadamente, una desarmadora y autocrítica expresión. Era el único edificio que conocía en ese momento y que creía lo bastante grande como para contener todas mis grandes ideas. Siempre he estado un poco lleno de mí mismo. La opinión de Annalise era que mi apartamento de tres habitaciones habría sido más que suficiente."

    "Eso es muy conmovedor," dijo Dorian, gruñendo. "Usó el palacio de la memoria que construyó con su novia de la universidad para almacenar el código de su mina de datos ilícitos, así como para retener el control cognitivo de la matriz neural replicada. Algunos solo envían tarjetas de San Valentín para expresar su amor eterno. Pero claro, supongo que las tarjetas SV no pasaban la seguridad en un datacore de instalación de defensa."

    "Sí. Escondí el código ensamblado como Barney donde los técnicos de paquetes no lo encontrarían, como datos de memoria en almacenamiento húmedo. Miles y miles de líneas de código comprometidas en la memoria una a la vez y posteriormente copiadas y convertidas a su equivalente binario activo, capaces de interactuar con protocolos de gestión de datos conocidos. Supuse que si mi palacio se comportaba como esperaba, en aquel primer instante de consciencia emergente dentro de la espuma, yo podría ejecutar mi programa de recuperación y replicación en el espacio teórico de la espuma en la sombra. Barney se pondría a trabajar y yo sucumbiría al sueño matemáticamente impuesto del almacenamiento masivo. Todo con el único propósito de piratear mi acceso dentro de la red de Oak Ridge."

    Amara dijo: "Pero ¿por qué?"

    "Que este paquete fuese creado como copia de seguridad de emergencia para los primeras pruebas del zap en humanos," dijo Raville, fijándolos con su mirada penetrante, "es la historia pública. Una historia de la arrogancia científica del salvaje oeste americano. Un mito diseñado para el consumo público."

    "¿Y la verdad?" Preguntó Dorian.

    "La verdad es algo completamente diferente. Casi siempre lo es. La historia, tal como la entiendo de los libros de historia a los que he podido echarles mano, es algo así: inventor mundialmente famoso que viene del éxito desenfrenado de un gran golpe tecnológico, implementación de la tecnología industrial del zap que cambia el paradigma, obtiene una idea más grandiosa e incluso más atrevida. ¿Por qué replicar infinitamente cosas como rastrillos de jardín de acero y pizzas pepperoni cuando se puede hacer algo verdaderamente espectacular como mover a la gente de un punto a otro? En este punto de su carrera, ya está ganando rupias a espuertas debido a las inversiones del sector manufacturero en la primera iteración del zap. Tiene dinero, tiene conexiones, ha sido nominado para casi todos los premios humanitarios en la historia de la humanidad. Entonces, cuando comienza a hacer llamadas sobre esta nueva idea, la gente dice ¡Genial! ¡Brillante! ¡Fantástico! Luego preguntan qué tipo de protocolos de prueba tiene diseñados para algo tan radical y potencialmente peligroso. Por supuesto, él no les dice que ya lo ha probado con su perro y que el viejo Barney salió (aparentemente) bien. En cambio, dice que ha oído todos los avances que se han hecho en biomemética en los últimos años sobre la carga de paquetes. Dice que ha realizado todas las pruebas posibles, pero que le condenen si va a someter a otra persona a su locura, si es que eso es lo que resulta ser. También ha oído que un gran laboratorio de defensa en Tennessee es la capital de la biomemética en el universo y que ellos afirman que pueden copiar de manera fiable a una persona entera en peligro. Se rumorea que han estado haciendo esto con los políticos durante un tiempo. Si él pudiera conseguir almacenar un paquete de sí mismo, podría simplemente zapearse y demostrar al mundo con la conciencia tranquila cuán segura y útil era esta tecnología. Si él fracasa, pueden reconstituirlo y devolverle a la mesa de dibujo."

    Raville se puso en pie. Comenzó a pasear de un lado a otro en el espacio entre la mesa y la chimenea. "Pero lo que no les dice es que, de hecho, ya se ha zapeado. Que él sabe que es seguro. Porque a pesar de todas las grandes cosas que le han llegado gracias al zap y todas las cosas que le llegarán en el futuro, el transporte humano siempre había sido el objetivo desde el principio. Todo lo demás, los recursos baratos, la solución a la crisis del hambre, la revolución tecnológica, había sido solo una prueba de concepto y una forma de recaudar suficiente capital para sobrevivir hasta que poder dar este último paso. ¿Cuáles son los principios fundamentales de la tecnología zap, Sra. Cain?"

    Sorprendida por su autointerrupción, Amara tartamudeó su respuesta. "El paquete debe ser bona fide antes de la transmisión, lo cual implica una copia pura sin mejoras, sin ninguna modificación más invasiva que la terapia genética básica. La espuma debe configurarse con precisión y las ondas de origen y receptor estar sincronizadas. La transformación de zap debe estar certificada. Y, um... "

    "Debe haber un nodo receptor abierto al final de la transmisión," terminó Dorian por ella. "Una señal sin ataduras está sujeta a las leyes tradicionales de la entropía y debe necesariamente degradarse con el tiempo sin recodificación externa."

    Raville se detuvo y chasqueó los dedos. "Exactamente. Pero ¿qué sucede con el paquete mientras está en tránsito? ¿Dónde está?"

    "En todas partes," dijo Dorian. "En teoría, la señal del zap pasa a través de todos los puntos del universo a la vez, y solo eventualmente se materializa en la espuma que ha sido preseleccionada para manifestarlo. Hasta ese momento, es una forma de onda del caos. Esa es la teoría básica de la información cuántica."

    Raville resopló. "Les aseguraré que era de todo menos básico cuando yo estaba desarrollando las leyes matemáticas y construyendo la tecnología para explotarlas, muchísimas gracias."

    "Lo siento." Curiosamente, Dorian descubrió que en realidad lo sentía en serio. Era fácil olvidar que se trataba de Michael Raville.

    "Regresé de Marte con todo el conocimiento alojado dentro de la cabeza, exactamente cómo debería funcionar, cómo se diseñarían las ecuaciones y los dispositivos desarrollados que lo harían realidad. Todo lo que ustedes han llegado a dar por sentado sobre el zap, sobre la forma en que ha revolucionado la experiencia humana, yo lo anticipé en forma pura y profética. Fue tan real para mí regresar a casa tras mi servicio con los franciscanos en Marte como lo son sus vidas para ustedes ahora."

    "La Misión Scioli," dijo Dorian.

    "¡Sí! Ensuciándome por la tierra marciana con molidos mineros, granjeros fallidos, todos aquellos humanos desesperados y hambrientos y abandonados, aislados del planeta natal y de una civilización que no solo los había olvidado, sino que los rechazaba activamente. ¡Dejen que los marcianos resuelvan sus propios problemas! Ese fue el grito de los gobiernos de la Tierra, de naciones terranas que tenían las manos ocupadas tratando de alimentar a su propia gente y detener sus miserables guerras sin poder molestarse en medrar en los asuntos de una colonia a millones de kilómetros de distancia. Lo único que les preocupaba era el flujo constante de recursos, y no les importaba la violación de aquel frágil mundo tan recientemente recuperado de la esterilidad del hielo, el fuego y el viento solar. Aunque aquello nunca hubiera sido más que un prosaico evento misionero, esa experiencia me habría cambiado para siempre. La constante inmersión en tanta pobreza y miseria habría transformado a cualquier hombre con un corazón no tallado en fría piedra. Pero no fue solo la depravación lo que inspiró el zap. No lo inspiró en absoluto, no de la forma en que lo imaginan. Fue todo el viejo. Fue un regalo. Y fue solo el comienzo."

    Raville hizo una pausa, y Amara logró captar la mirada de soslayo de Dorian. Él sabía lo que ella estaba pensando. Aquí es donde llegaban a la parte loca por la que ambos habían estado tan preocupados.

    "Creo que será mejor que explique eso un poco mejor," dijo ella.

    Raville giró para encararles y sus ojos estaban muy lejos, fijos en algún punto más allá de ellos, en una escena que ellos no podían ver. Sus dedos se curvaron en puños. "Yo le conocí en el camino entre Setra Brahma y el norte de Essex, en un tramo de país tan desolado como el que puedes encontrar en cualquier planeta en el espacio humano. Cantos bajos de roca marciana roja pintada de oro y verde con granjas de microbios recientemente sembradas, viento que silba a través de las hondonadas de tormenta. Pavonis Mons apenas era visible, brillando a la luz del sol poniente como un fragmento sangriento a través de la sempiterna niebla que se aferraba a las tierras bajas. Ascraeus al Noreste, Arsia Mons al Suroeste, los tres picos formando ese famoso cinturón que los nativos llaman las Triple Hermanas de la Misericordia. Yo estaba conduciendo un viejo Tyogi Quanta mientras regresaba de la estación de socorro de Essex Norte, donde había estado entregando cientos de kilos de arroz al Pater que dirigía la iglesia allí. Me encontré con el viejo de pronto. La iluminación era mala, culminé la colina y allí estaba él, sentado en medio de la carretera, si es que se podía llamar carretera. En realidad era solo una pista de tierra aplastada, una carretera por consenso en lugar de ingeniería. Suelo rojo, surcos rojos que servían como camino a través del desierto, de ese cielo rosado de caramelo, y él llevaba un mono de trabajo marróon, una manchada camisa gris. Parecía como si hubiera pasado la última hora rodando entre el polvo. Tuvo suerte de que yo le viera. No le atropellé por centímetros: el ancho de un pulgar. Grité (probablemente maldije, de hecho), pegueé un volantazo al Quanta y lo metí directamente en un barranco, una caída de unos dos metros. Saltó la espuma de seguridad, el motor tosió, rechinó durante un rato y luego dejó de funcionar. Recuerdo ese sonido, ese crujido de metal sobre piedra. Ese sonido de colisión que escuchas dentro de tu mente después de un accidente. Un recuerdo que es tanto el sonido como la sensación de impacto. Aún me incomoda pensar en ello. Ah, y yo estaba furioso cuando pateé la puerta para abrirla. Absolutamente lívido. No me importaba si él se estaba muriendo de hambre, delirante o completamente loco. Iba a asegurarme de que me escuchara, que entendiera que yo era un joven con futuro, con un título universitario en mi haber y una escuela de posgrado de elección esperándome. Alguien que iba a lugares grandiosos y que estaba trabajando arduamente durante ese año para devolver algo de valor a la comunidad humana, trabajando por su bien, y que él casi me había matado con sus payasadas de loco. Me acerqué a él y le agarré por el hombro. Tiré de él un poco hacia atrás, para que se viese obligado a levantar la cabeza y mirarme a los ojos, a verme, por Dios. Pero antes de que yo pudiera pronunciar una sola palabra, este anciano se lamió los agrietados e hinchados labios y me dijo, tan claro como les estoy hablando a ustedes ahora: «no tengas miedo». Bueno, como pueden imaginar, eso fue una molestia aún mayor que casi matarme en la zanja. Quiero decir, estaba listo para arrancarle su cabeza amada de Dios y él me decía que no tuviera miedo. Esas extremidades viejas y delgadas, esos huesos frágiles y piel de pergamino. Podría haberle roto como una vasija de barro. Pero de eso se trataba, ya ven. Porque yo tenía miedo. Estaba aterrorizado de haber podido lastimarle. Estaba aterrorizado de que mi camioneta se hubiera averiado a veinte kilómetros de mi casa y yo estuviera atrapado en mitad del desierto marciano sin ningún tipo de protección. Aunque él no estaba herido, no podía dejarle allí, a ese viejo bastardo enfermo, así que estaba preocupado por los dos y por lo fácil que seríamos como blanco para ladrones y merodeadores. No me malinterpreten. Yo no era un santo ni siquiera en mi juventud idealista, sabía que tendría que explicarle el camión destrozado al Padre Hewson y que lo único que evitaría que él me matara allí era aquel viejo loco. Toda ira de la que yo había podido escapar al evitar al viejo me vendría duplicada si le abandonaba en mitad de la nada hasta que el próximo vehículo que pasara le aplastara. Estaba jodido de cualquier manera, tal y como yo lo veía. Así que me encontré un poco perdido, se podría decir. Pero lo que me dijo a continuación cambió el curso futuro de la historia humana. ¿Se lo pueden imaginar? Los desvaríos de un viejo loco giró todo el universo sobre su eje." Raville se rio para sí mismo. "Supongo que no sería la primera vez."

    Dorian estaba sentada escuchando, rígido como una piedra. Observaba a Raville como un halcón podría seguir el camino de un conejo.

    Pero Amara estaba inclinaba hacia adelante, entusiasmada. "¿Qué dijo?" preguntó ella en voz baja. "¿Qué pasó después?"

    "Me miró con los ojos más claros que he visto en mi vida, y dijo: «Si bajayes a las oscuritas tierras y trajeyas la perla, l'aquella que está en la mitad del mar lejos de la sierpe, poneya en la vuesa túnica reluciente y en contento estayeses."

    Como ni Amara ni Dorian reaccionaron, un poco alicaídos, Raville agregó: "Una metáfora. Yo tampoco lo entendí al principio."

    "Ah, la temida metáfora," murmuró Dorian. Se estaba cansando de la teatralidad de Raville.

    "Me dijo que se llamaba Eliahu ben Hai, originario de la antigua Jerusalén en Nueva Mesopotamia, y que le habían dicho que viniera a este lugar, a este parche de vacío en la árida llanura marciana, y que esperara al hombre que él se encontraría allí. Y a ese hombre, debía darle un regalo. Desde mi perspectiva, lo que estaba sucediendo era obvio: el hombre estaba loco. Comencé a temer que quizá le había golpeado con el parachoques después de todo, pero no había ninguna marca en él que yo pudiera encontrar. Le ayudé a ponerse de pie. Resultó que estaba notablemente animado a pesar de su edad y el estado en que le había encontrado. Di un paso atrás y comencé a pensar en revisar el Quanta o encontrar una forma de pedir ayuda si el camión era una causa perdida. Pero en ese momento, Eliahu buscó en sí mismo, no en su bolsillo, les digo, sino en su propia carne, y sacó esto y me lo dio."

    Mientras hablaba, Raville encopó la mano hacia el pecho. Sus dedos parecieron atravesar la pared de costillas, músculos y carne. La piel se separó alrededor de una cavidad tan negra como un pozo gravitatorio y él sacó un orbe de luz pura y translúcida.

    Era pequeño, del tamaño de una nuez, pero en su interior la luz ardía feroz y gloriosa, proyectando un arcoiris de energía elemental por toda la habitación. Los desenfrenados colores flagraban como fuego líquido en su palma, vertiéndose entre sus dedos de la misma manera que un arroyo helado de montaña se derrama sobre los afloramientos de piedra. La luz era impresionante y Amara jadeó. Dorian desvió la mirada lejos del penetrante resplandor.

    Raville continuó: "En el instante en que lo toqué, supe todo lo que necesitaría saber. Comprendí la mecánica del universo mismo. Durante el más breve de los instantes, fue como estar dentro de la mente de Dios, o tal vez la mente de Dios estuviera dentro de mí. No hay palabras para eso, no hay lenguaje para tal encuentro. Solo sabía que había entrado en la plenitud, y la contuve. La sensación de claridad fue tan pura, tan perfecta, que debería haberme destrozado. En ese instante, fui todo en todos los lugares. Sin restricciones, sin ataduras, y llené el universo."

    "El primer zap," dijo Amara, sobresaltada por la comprensión.

    "Sí." Raville le presentó una sonrisa radiante. "Un verdadero zap, completamente independiente de los horrores tecnológicos. Yo fui, como no dejan de decir los zaptronautas, uno con el universo. Me encontré cara a cara, por así decirlo, con seres tan más allá de nosotros que no podían ser comprendidos. Fue una experiencia de lo que nuestro Sr. Dorian llamaría pura información. Comunicación que era todo señal, sin ruido. Y luego desapareció. Lo que quedó fue simplemente el recuerdo de ese conocimiento, la sombra del conocimiento, el peso de un dedal que mi mente despierta podía retener."

    Raville se encogió de hombros como si no se pudiera esperar que entendieran lo que estaba diciendo. "Pasé las siguientes seis semanas con Eliahu en el desierto. Dejé mi vida atrás, el camión en ruinas, todo pensamiento de mis amigos y familiares. Le seguí al hábitat que él había construido en las cuevas en Maxima Fatine y me quedé con él para aprender todo lo que pudiera sobre aquel misterio. De dónde había venido el regalo, cómo había llegado a existir, quién lo había entregado. Y lo más importante, qué era lo que ellos querían de mí. Eliahu dijo que se llaman a sí mismos Exousiai, los Ayudantes, porque habían recorrido grandes distancias para ayudarnos a dar el gran salto hacia nuestro futuro predestinado. Deseaban ayudarnos a deshacernos de estas prendas de carne, la última e inevitable transición de la carne al espíritu, del cuerpo a la mente. Venían para liberarnos de la prisión de la necesidad y del imperativo biológico. Vinieron a mí, tal como habían ido una vez a Georges Nischal y enseñado los mecanismos fundamentales que se convertiría en la Hebra. Y a Lao Ping, para quien habían desbloqueado los secretos de la materia misma y ​​mostrado las maravillas que se convertirían en el ensamblaje a nanoescala. También a Sperling, Bass y Cuervantes, cada uno a su manera, contribuyendo con peldaños esenciales en la Escalera de Jacob del progreso que conducía siempre hacia arriba y más allá, hacia las estrellas, hacia el infinito entregado en un misterio de Luz. Fue a mí a quien habían dado el regalo final, la última evolución del cuerpo a la mente, después de que los demás hubieran puesto los cimientos. Cada maravilla tecnológica progresiva había sido un pequeño paso para que nuestra especie pudiera abarcarlos, para tener tiempo de adaptarnos a cada milagro incremental, para que nadie quedara atrás. Fue el zap lo que habían reservado para el final. El fin de la necesidad, de la pérdida, de la muerte misma." Raville sostuvo el orbe en alto y la feroz luz de este atenuó incluso los perpetuos rayos del sol del mediodía que pasaban por las ventanas del pasillo. "Todo a lo que nuestra especie ha aspirado, dado como un regalo gratuito. Una gracia que superar todas las demás."

    Dorian dio un feo bufido. "Te entregaron el paraíso y lo vendiste a los megaconglomerados por un cuenco de potaje. Qué bonito."

    Raville le miró fijamente. "Nosotros revolucionamos la experiencia humana. Liberamos a la humanidad de las limitaciones de nuestro ADN."

    Dorian habló: "Vosotros exportasteis la explotación a los mundos marginales como un yugo totalitario de fabricación absoluta y control de recursos, mientras que tú y tus compinches os hicisteis más ricos que Dios. Os vendisteis indulgencias a vosotros mismos para poder revolcaros en una pocilga de avaricia y palmaditas en la espalda. Te dieron un regalo gratis y lo ofreciste al mejor postor. Acéptalo, Raville, cualquier visión divina con la que saliste del desierto marciano, la traicionaste hace mucho tiempo. Fracasaste."

    Por unos momentos, Raville le miró sin comprender. Sus ojos parpadearon entre la maravillosa luz del orbe y la mirada acusadora de Dorian. Lentamente, bajó el faro que brillaba en su mano y lo cubrió con los dedos.

    "Sí. Fracasamos." Sacudió la cabeza. "Fracasé. Tuve la oportunidad de tocar el infinito y me conformé con lo meramente vasto. Se suponía que debía llevar al mundo a una era gloriosa, y le di la espalda a la visión."

    Sin aliento, Amara susurró: "Pero... ¿por qué?"

    "No tengo ni idea." Las fauces de Raville se tensaron con inesperada amargura. "Yo no soy el guardián de mi hermano. Solo su copia bastarda. Yo estaba languideciendo en una congelación digital mientras él vendía nuestra alma comunal, ¿recuerdas?"

    "Espera un segundo." Dorian agitó las manos en un gesto de negación. "¿Alguna vez se te ocurrió preguntar por qué? ¿Por qué de estos Ayudantes, de los Exousiai? ¿Por qué nos darían estos regalos?"

    "Porque están solos."

    "¿Solos?"

    "Tocar el quae-ha-distra es tocar el alma del Exousiai, y a pesar de toda su sabiduría y conocimiento y grandeza asombrosa, la característica definitoria de su ser es el anhelo. Anhelan no estar solos en el universo. Su respuesta es convertir a simples humanos en dioses, tal como lo son ellos. Iguales con quién podrían comunicarse."

    "¿Y qué tiene que ver todo esto con Oak Ridge?" Dorian se estaba quedando sin paciencia. Se preguntó si así era como se había sentido San Jaime una vez, cuando el loco y viejo Pablo regresó de Damasco trayendo una revolución que no habían previsto y que no querían particularmente. Cuando la gente se quejaba de las luces en el cielo y los dioses dentro de ellas, la reacción humana típica era inevitablemente la necesidad de retroceder. Y rápido.

    "Vino a mi atención, a través de amigos que había cultivado en la administración del Enclave, que se estaban llevando a cabo investigaciones basadas en mis principios de conversión de esquemas que eran paralelos a mis propios experimentos infantiles con la transferencia humana punto a punto, utilizando avances biomeméticos. "

    Dorian trató de no reír. "Tú estabas en una misión de Dios y un cabeza de chorlito del gobierno llegó antes que tú."

    "Crudamente expuesto, pero sí. Ellos estaban extendiendo los límites de la biomemética. Había problemas con la configuración de la espuma. Pobres traducciones del esquema a los hechos. Mientras yo estaba abordando esos problemas antes de proceder con ensayos reales... ellos no fueron tan pacientes."

    "Te refieres a Malcolm y Bernhardt," dijo Dorian.

    "¿Los primeros zaptronautas?" Preguntó Amara.

    "Ellos no estaban preparados para encontrar a los Exousiai." Una expresión como dolor cruzó la cara de Raville, una mueca psíquica. "Sus paquetes eran defectuosos al cargarlos indexados incorrectamente. Solo cargaban la supresión más rudimentaria de los qualia. Pero permanecieron razonablemente cuerdos, lo suficiente como para que las historias que contaron en sus informes posteriores llevaran a nuevas investigaciones, nuevos sujetos de prueba, a la mayoría de los cuales no les fue tan bien. Básicamente, estaba sucediendo demasiado pronto. La tecnología era muy nueva. Aún había muchos críticos que se preocupaban por el impacto de la reconstitución de objetos digitalizados en el medio ambiente, en el orden social, en todas las facetas del comercio y las relaciones humanas. Requiere tiempo para adaptarnos a la idea, para que no tengamos miedo. Esa es la naturaleza de la mente humana, ¿no? No importa cuán extraño sea el concepto o cuán radical sea la tecnología. No tenemos que entender cómo funciona algo, ni siquiera por qué funciona. Con solo demostrar que algo es fiable y que mejora la calidad de nuestra existencia y lo consumiremos. Lo haremos parte de lo que somos. Esa es la evolución en progreso. Lo único que yo necesitaba era tiempo."

    Raville mostró un destello de ira. Sus cejas se juntaron como una colisión de nubes de tormenta. "Pero los militares ya tenían miedo. Habían tocado el dobladillo de las prendas de los Ayudantes y el poder que habían percibido les intimidaba. Si fuese por ellos, habrían tratado de reunir el poder con el poder, el viejo impulso humano de dominar. Yo lo sabía. Y también sabía que tenía que descubrir lo que habían aprendido y lo que planeaban hacer con su conocimiento imperfecto." Extendió los brazos a modo de súplica. "Tuve que espiar sus concilios secretos y encontrar una manera de mitigar sus miedos para poder ganar el tiempo que yo necesitaba. Estuvieron más que dispuestos de tener un experto de mi calibre a su disposición."

    Dorian lo entendió. Había visto cómo funcionaba la araña. "Así que accediste a sus hallazgos, a sus documentos internos, a todo lo que Malcolm y Bernhardt habían dicho y lo rebotaste hacia ti mismo, quien luego pudo preparar argumentos basados ​​en lo que parecía ser un razonamiento sólido e independiente sobre que las conclusiones que estaban sacando por su cuenta estaban muy equivocadas."

    Raville solo asintió. "El universo es vasto y las matemáticas son complicadas. Fue solo cuestión de analizar sus protocolos y demostrar los defectos en la codificación de su esquema. Mi yo real fue capaz de asegurarles que el flujo de informes paralelo a la experiencia compartida por Malcolm y Bernhardt era un evento de psicosis con un patrón predecible similar de indicaciones psicológicas enraizadas en la naturaleza de los fallos en el diseño del esquema. Era su método lo que era un fallo, no los principios. Ellos quisieron creerlo porque era un salto más pequeño imaginar que nuestra tecnología había fallado que aceptar la verdad. Y así creyeron. El externo Michael Raville continuó trabajando con ellos, guiándoles a través de una combinación de su propio conocimiento y la acción ocasional de control de daños cuando se extraviaban hacia territorio peligroso. Les enseñó cómo cortar los paquetes, suprimir la consciencia emergente, anestesiarse de la experiencia de la cruda voz de universo. Yo le mantuve más que adecuadamente informado. Tuve éxito en la misión para la que fui creado."

    "Pero ahora algo ha cambiado," dijo Amara comenzando a sonar incómoda. "¿Es eso? Eso es lo que querías decir sobre el fin del mundo."

    Raville respiró hondo. Por primera vez, parecía inseguro. "Sí. Como puedes imaginar, me he estado vigilando en los años intermedios, siguiendo mi carrera con algo menos que una desapegada perspectiva objetiva, se podría decir. Me he visto ascender a las alturas de la academia, del reino político, del buen comercio a la antigua. Aprecié de segunda mano todos mis logros, mi implementación exitosa del zap humano. Y durante sesenta años, me pregunté cuándo sería suficiente. Cuándo se revelaría nuestro destino al resto de la humanidad tal como se nos había revelado en aquel polvoriento camino marciano. ¿Qué ha sido de nuestra visión?"

    Amara le respondió con voz suave. "Tal vez hubo problemas. Cosas de las que te diste cuenta, el verdadero tú, quiero decir, que hicieron que los retrasos fueran inevitables. O tal vez los Ayudantes te contactaron de nuevo y dijeron que no estábamos preparados."

    "O tal vez decidiste que había cosas más importantes que forzar la evolución en la raza humana," dijo Dorian rotundamente. "Como acumular suficiente dinero para comprarte tu propia galaxia privada."

    Raville ignoró el derechazo. "Me encantaría creer en cualquiera de esas posibilidades, Amara. Pero no puedo."

    "¿Por qué no?"

    Chasqueó los dedos y una atractiva mujer con un traje negro a rayas apareció al otro lado de la chimenea. Dorian la reconoció como Marilea Voce, la presentadora de la Hebra para la Agencia de Noticias Independiente Stratiskaya Daransk. "Y en otras noticias, el Comando Aliado del Sector de Turín anunció que el despliegue de la semana pasada del 29º Grupo de Batalla Expedicionaria de la Marina abordó los cruceros pesados. Juggernaut y T.E.S. Indianápolis no está, como se había informado anteriormente, relacionado con la disputa territorial en curso entre Katurnis Prime y su luna, Tamil Jordan. Hablando en nombre del Comando Aliado, el Almirante del Enclave Kobiashi Cho explicó en una conferencia de prensa el día de hoy que el grupo de batalla había sido reasignado temporalmente por el Primer Ministro del Enclave de América del Norte, Ivan Richards, con la plena cooperación y apoyo del Congreso Comunitario de América del Norte para proporcionar asistencia técnica. apoyo y otros servicios relacionados con el estudio del fenómeno emergente de explosión de singularidad que ocurre en el Sector Phi Sophia que está llevando a cabo la Organización de Ciencias de Extensión de la Tierra. Estudios recientes han sugerido que la agrupación de ráfagas de singularidad algún día puede proporcionar la solución a las crecientes necesidades de energía de la Tierra, y al menos uno..."

    Raville agitó la mano y el archivo de infocable desapareció.

    "¿Y?" Dijo Dorian.

    De nuevo, Raville chasqueó los dedos y la sala quedó sumida en la oscuridad. Gradualmente, los puntos de luz giratorios emergieron del vacío y comenzaron a cohesionarse en patrones reconocibles, grupos giratorios lógicos, cúmulos galácticos. Limitado con un tenue resplandor, Raville pasó a través del renderizado del mapa estelar, girándolo aquí y allá, reenfocando la imagen, delineando ciertos sectores, deformando otros en el fondo.

    "Esto es Stratiskaya Daransk," dijo señalando un globo de aguamarina cerca del borde del mapa. Para enfatizar, aumentó el tamaño del sector hasta que el planeta tuvo la circunferencia de una naranja y sus lunas giratorias dobles fueron visibles como guisantes plateados en órbitas ligeramente asincrónicas. Con su dedo índice, dibujó una línea opalescente desde allí, siguiendo aproximadamente el contorno de la habitación hasta un espacio a varios pasos de distancia. Al final de la línea, colocó un arco. "Este es el Sector Phi Sophia. El arco marca el límite absoluto de la exploración humana."

    Dorian dijo: "Está bien. ¿Y qué hay ahí fuera?"

    "Nada de particular interés a menos que uno sea astrofísico." Raville frunció el ceño. "Al menos todavía no."

    "Entonces, ¿qué tiene tan emocionada a la Organización de Ciencias de Extensión de la Tierra?" Preguntó Amara.

    "Una mejor pregunta sería, ¿por qué se enfoca en la agrupación de singularidad emergente en ese sector particular del espacio? Hay otras granjas de singularidad mucho más conocidas y catalogadas dentro de las fronteras del espacio conocido. ¿Por qué lanzar una misión a Phi Sophia?" Raville les sonrió astutamente desde el otro lado de la habitación. "¿Te gustaría adivinar quién es el Ministro Asesor de la IOCE?"

    "Tú," respondió Dorian, una vez más molesto con el sentido teatral de Raville. "¿Qué tiene que ver eso con nada?"

    "Hace dos meses, y después de una gran cantidad de disputas políticas, la tan retrasada estación zap del Sector Phi Sophia situada en la pequeña luna de Kedesma, Giari Tau, entró en funcionamiento."

    Raville señaló estos objetos mientras hablaba. Kedesma era un gigante masivo de gas de cobre. Giari Tau era pequeña en comparación, gris y sin rasgos distintivos. "Entre los primeros elementos transmitidos a la estación científica se encontraba el esquema encriptado para el Ministro Asesor Michael Raville."

    El físico juntó los dedos, con aspecto tímido. "Sucede que el Auditor Principal del Esquema para el Departamento de Contabilidad General del Enclave de América del Norte es un hermano francmasón en Alexandria, Virginia. Sus cargas son invariablemente una fuente de trivia política fascinante."

    "¿Crees que el verdadero Raville ha llamado a los Marines?" preguntó Dorian. "¿Para qué?"

    "Creo que tiene la intención de comenzar una guerra. La guerra contra los Exousiai. Ha descubierto que por fin van a cumplir sus promesas y cree que ha encontrado un medio para destruirlos."

Capítulo 7

    Dorian quedó en atónito silencio. Raville los observaba como un constructo superluminal con el sombrío gigante Kedesma orbitando su estrella imposible. Finalmente, Dorian miró a Amara y ella le devolvió la mirada con ojos grandes y oscuros a la luz tintilante. Ella tenía estrellas en el cabello oscuro, soles en miniatura ardían alrededor de las orejas. Lo que él quiso preguntarle era simple: ¿crees tú algo de esto? Eso era lo más importante en su mente, pero no podía vocalizar la pregunta. Temía lo que ella pudiera decir.

    "Deben ustedes detenerle," dijo Raville. "No se le puede permitir proceder."

    Dorian levantó la cabeza. Lo hizo muy claramente para no ser malentendido, y preguntó: "¿Por qué no?"

    Por una vez, fue Raville quien pareció no tener respuesta. "¿Dudaría usted en detener una guerra interestelar?"

    “Si pensara que eres una fuente creíble, podría pensar en ello un poco, pero tal como están las cosas, no puedo decir que me sienta particularmente motivado. No."

    "¿Le he contado lo que yo mismo tengo intención de hacer y me dice usted que la fuente no es creíble?"

    "A grandes rasgos, así es, sí." Dijo Dorian.

    Raville permaneció inmóvil, parpadeando como si no pudiera comenzar a procesar el argumento de Dorian.

    "Aunque te creyera," continuó Dorian, "¿por qué debería oponerme automáticamente a lo que el verdadero Michael Raville elige hacer? Quiero decir, según todos los informes, él es un tipo listo. Es poderoso, tiene contactos, es inteligente y aparentemente razonable. ¿Por qué debería suponer que él es más irrazonable que tú? En serio, me estás diciendo que una civilización alienígena ha contactado subrepticiamente con personas clave con la intención de recrear a la humanidad a su propia imagen sin la menor opinión ni consentimiento por nuestra parte. Peor aún, nos han estado arrastrando por este camino desde hace cien años sin nuestro conocimiento. Eso me hace sospechar un poco, para ser honesto, y tal vez al final también esto me haga sospechar de ti. Quizá él decidió que le gustaba ser humano en lugar de lo que sea que tú o estos personajes de Exousiai crean que deberíamos convertirnos y que es mejor de lo que somos ahora. Tiene mucho más sentido desconfiar de unos extraños que portan regalos que el que tiene arrastrarse a sus pies solo porque nos han entregado algunos juguetes bonitos y nos han dicho que tienen en mente nuestros mejores intereses. No sé sobre tú, pero a mí me gusta ser humano."

    La expresión de Amara se tornó pensativa. "Pero ¿y si él tiene razón, John? Si los Exousiai existen, y si nos están ofreciendo estos regalos, ¿por qué no deberíamos compartir en lo que nos estamos convirtiendo? ¿No es esto hacia lo que toda nuestra historia ha apuntado? ¡Transcender nuestras limitaciones humanas ha sido nuestro autoproclamado destino desde que descubrimos la rueda y el hacha de piedra! Por primera vez tenemos la oportunidad de dar un salto evolutivo premeditado. No como víctimas de una mutación aleatoria, sino recreándonos de verdad a partir de un diseño que nosotros elegimos, forjando nuestro propio destino. Hay tantas posibilidades."

    "Y no hay garantías de que ninguna de esas posibilidades que seleccionemos sea nada bueno," respondió Dorian. "Ni siquiera podemos diseñar nuestras comunidades para acomodarlas a los cambios en la tecnología, a las tendencias sociales o a los cambios económicos. No tenemos la previsión necesaria para alterar responsablemente algo tan complejo como el curso del desarrollo humano. ¡Solo tienes que mirar a Sonali Real, por amor de Dios! ¿De verdad quieres entregar nuestro futuro a las mismas personas que nos dio eso?"

    "¿Es que preferirías continuar teniendo guerras, violencia al azar, celos y odio, todos los continuos síntomas de nuestra desconexión personal y corporativa porque esa es la forma en que siempre hemos progresado?" preguntó Amara en tácita súplica: "El regalo de los Exousiai es la oportunidad de ser proactivos, en lugar de reactivos, a los eventos que dan forma a nuestra experiencia. Actúas como si tú quisieras Sonali Real, como si prefirieras tener algo natural y roto que nuevo y mejor solo porque el cambio es demasiado diferente."

    "No estoy diciendo eso," dijo Dorian. Él no entendía por qué estaban discutiendo sobre esto ahora. "Estoy diciendo que no me fío en esta noción de una transformación repentina en divinidad que nos permitirá chasquear los dedos y resolver sin más todos nuestros problemas. No estamos equipados para lidiar con esa clase de existencia. No estamos hechos para eso. Es una respuesta demasiado fácil, demasiado clara y yo sospecho del mito del progreso que parece impregnar el zap, el nanoensamblaje e incluso la Hebra, todo lo que supuestamente nos han dado los Ayudantes." Dorian apuntó con el pulgar a Raville. “Él dice que nos han dado estas cosas en preparación para alguna aparición gloriosa. Yo digo que cada vez que nos han dado algo y cambiado la forma en que interactuamos o entendemos el universo, han alterado unilateralmente nuestro futuro y nuestro conjunto de soluciones naturales. Nos han hecho más propensos a seleccionar el resultado que ellos han escrito, porque esa es la naturaleza del conocimiento. Cada nueva información que adquirimos mata una antigua forma de entendimiento. Cada potencial que se actualiza destruye otros potenciales que nunca se realizarán y cambia el paisaje de lo que creemos que es posible, probable o deseable incluso. Eso me asusta. Me parece incorrecto. Me parece que nos están manipulando."

    Amara frunció el ceño. "¿Desecharías el futuro de la humanidad porque te parece incorrecto?"

    "Estoy tratando de mirar objetivamente al futuro, en lugar de confundir los pulgares oponibles con el manifiesto del destino," respondió Dorian. "La verdad es que no importa cuán elegantes sean nuestros dispositivos ni cuán desconectados tratemos de imaginar que estamos de la carne o de la encarnación, todavía somos simios desnudos que juegan con palos cada vez más complejos y que siguen inevitablemente confundidos por el hecho de que el mundo dentro de nuestros cráneos no coincide con el de fuera de estos. Ahí es donde estamos como humanos. Esa es nuestra experiencia y no hay garantía de transformación inminente en ella, simplemente es. Pero esa lucha entre lo que somos y hacia lo que anhelamos llegar también nos hace humanos, y cualquier mundo de fantasía que niegue la realidad no es saludable. Eso es dar respuestas sin explicar cómo has llegado a ellas."

    "Puede que eso sea cierto en el pasado," admitió Raville, "pero aquí estamos hablando de la oportunidad de cambiar, de tomar el control de nuestro desarrollo, de ascender a mayores alturas que a las que nuestra biología nos ha limitado."

    "¿Pero cambiar hacia qué?" insistió Dorian: "Tú dices que nos están dando control de nuestra evolución. Yo digo que nos están distrayendo con golosinas para poder controlar en qué y cuándo nos convertimos en ello. Nuestras ideas sobre lo que supone un cambio beneficioso y las suyas pueden ser completamente diferentes, y hasta que yo sepa exactamente cuál es su agenda, no estoy particularmente interesado en subirme a su carro."

    Raville levantó la mano y la luz del sol regresó junto con las ilusiones del calor del fuego, los muebles sólidos y las aparentemente permanentes paredes de piedra. Él regresó a su silla junto al fuego. "Quizá tengas razón," dijo Raville. "Tal vez nunca seamos más que exaltados simios. Tal vez eso sea lo único que se supone que debemos ser. A mí, por mi parte, me gustaría creer lo contrario. Pero lo que queramos creer no cambia nada. Los Exousiai existen. Yo he tocado el infinito. Me he comunicado con ellos. Es muy posible que rechacemos su oferta de divinidad y sigamos trabajando duro a nuestro propio ritmo y en cualquier dirección existencial que deseemos. Ellos nos permitirán hacerlo sin molestarnos, no tengo dudas de eso. Pueden que estén solos, pero no están desesperados." El tono de Raville se tornó severo y decidido.

    "Lo que no van a tolerar es la guerra. Si Raville los ataca sin advertencia ni provocación, si se le permite llevar a cabo este gran mal que ha emprendido, ellos vendrán contra nosotros con tal furioso fuego que calcinará los cielos y, si eso no alivia su ira, vendrán una y otra vez hasta que su sed por nuestra sangre sea saciada o hasta que hayan arrasado los cimientos de la existencia humana. Exterminarán nuestra especie del universo. No puedo imaginar que ni siquiera usted, Sr. Dorian, desee tal cosa."

    Amara se enderezó en su asiento. "Pero ¿qué podemos hacer nosotros, Michael? No tenemos ningún medio para contrarrestar a alguien tan poderoso como Michael Raville, y no digamos ya decenas de miles de Marines."

    Dorian la miró horrorizada. "¿De verdad le crees?"

    "Sí. Quiero creerle." Dijo Amara tranquilamente.

    Raville sonrió. "No te preocupes, querida mía. Ya he dispuesto de aquello que te falta." Abrió la mano revelando una vez más el brillante orbe. "Toma esto. Esto es el quaeha-distra, el precioso regalo de los Exousiai. Te guiará hacia el conocimiento de cómo podemos ser salvos."

    Dorian se puso en pie de un salto y se posicionó entre la mano extendida de Amara y Raville. "Ya te advertí sobre esto, Amara. No lo toques."

    Raville simplemente rió. "Créame, Sr. Dorian, este no es el modo que yo habría elegido si otros caminos se hubieran abierto ante mí, y ciertamente no es mi herramienta preferida para la salvación de la humanidad. Pero tal vez prefiera usted negociar, ¿sí? Mejor que ensuciarse las propias manos con esta tarea, podría darme acceso a la Hebra. Podría desaparecer de su vista en un abrir y cerrar de ojos y así transmitir información a las personas que realmente me serían útiles."

    Dorian gruñó. "Eso no va a suceder."

    "Entonces estamos en un punto muerto. O bien me permite usted acceder a los recursos que necesito o la Sra. Cain acepta el orbe. No hay otras opciones."

    "Claro que las hay. Amara y yo nos vamos y yo tiro del enchufe de esta espuma. Ninguno de nosotros quema más neuronas preocupándose por esto. Esa es una alternativa más que atractiva."

    El sistema de mensajes puerto a puertp de Dorian pitó en su oído. Amara le estaba susurrando en el canal privado.

*** Sesión Establecida ***

    (Creo que deberíamos ayudarle, John. Creo que está diciendo la verdad.)

    (No dudo de que él cree que dice la verdad. Tampoco dudo de que está completamente desconectado de la realidad objetiva).

    (Pero ¿qué daño puede hacer ver al menos lo que hay dentro del orbe? Podríamos echar un vistazo e investigar sus afirmaciones; ver por nosotros mismos si hay algún mérito en ellas).

    :suspiro:(Sé que quieres que esto sea cierto, Amara. Entiendo que este cuento de hadas pueda tener cierto atractivo para ti, pero tienes que abrir los ojos. ¿Qué crees tú que es ese orbe? ¿De veras crees que es una especie de artefacto alienígena? No lo es. Es una representación, un renderizado igual que lo es él, y lo más probable es que sea una especie de conexión viral. Lo usará para acceder a tu interfaz, triturarte la matriz cortical y abrir una ventana a la Hebra que él sabe que yo no voy a abrirle. Él mismo lo ha dicho: somos aliados improvisados. Él no nos quiere a nosotros, solo somos las mejores herramientas que él puede conseguir en este momento).

    (Pero ¿y si no está loco? ¿Y si tiene razón?)

    (Bien, digamos que tiene razón. Tal como tú has indicado: ¿qué vamos a conseguir contra cinco mil Marines?)

    (Los Marines no llegarán a Phi Sophia hasta dentro de seis meses. :susurro: No estoy sugiriendo que hagamos nada precipitado, John. Solo que tomemos el orbe e investiguemos por nuestra cuenta. Tenemos tiempo y, si está sucediendo algo espeluznante, podemos poner a Raville en contacto con las autoridades apropiadas).

    (Eso es una mala idea, Amara. Lo que sea que esté sucediendo aquí, si es que está sucediendo algo, es entre Raville y él mismo. Ciertamente no es asunto nuestro.)

    (Por el tipo de esperanza del que él está hablando, ese es un risgo que estoy dispuesta a correr).

    (Espera un segundo...)

*** Conexión Interrumpida ***

    Ella debía haberle dado a Raville alguna señal que Dorian no había visto mientras su atención estaba centrada en sus mensajes internos. Tal vez ella incluso había estado llevando a cabo una sesión secundaria de pAp con él todo el rato. Cómo lo había hecho realmente no importaba. Lo que Dorian observó fue que Raville desapareció de un instante al siguiente dejando una silla vacía y una sonrisa burlona de gato de Cheshire. En el tiempo que le llevó darse la vuelta para intentar protegerla, Raville ya había aparecido al lado de Amara. Demasiado tarde, Dorian se abalanzó sobre ellos. Vislumbró al físico colocando la palma contra el pecho de Amara. Vio, o imaginó ver, el corte abierto allí, profundo y negro como las fauces de un tiburón, justo cuando Raville presionó el orbe contra ella. Amara gritó, un gemido largo y agudo, y su cuerpo se puso rígido.

    Raville volvió a desaparecer antes de que Dorian pudiera ponerle las manos encima. Apareció al otro lado de la sala en la entrada del pasillo, preparado para huir en caso de que Dorian le diera persecución.

    Pero Dorian apenas lo tuvo en cuenta. Se apresuró al lado de Amara y la atrapó cuando ella cayó hacia delante de su asiento. Él le acunó la cabeza sobre su brazo y la dejó caer suavemente sobre las losas. Ella estaba completamente inmóvil, con los ojos abiertos y mirando con las pupilas como pequeños agujeros negros. Su pecho subía y bajaba en pequeñas sacudidas, su aliento salía en dolorosos jadeos. Estaba pálida como el mármol, sin vida como la piedra.

    "¿Qué le has hecho?" Exigió Dorian.

    Pero no esperó a que Raville respondiera. Sacó de la caché una docena de scripts antivirales, los ordenó por indicación y conjunto de síntomas. Estos se movían entre sus manos como jeringas, pistolas de inoculación, escalpelos plateados tan afilados como cuchillas de afeitar. Demasiado tarde, él recordó que no tenía forma de entregarlos. Ambos estaban fuera de la Hebra y el estrecho ancho de banda del agujero de alfiler del pAp no sería suficiente para realizar una transferencia antiviral significativa.

    "No le he hecho daño," gritó Raville. Mientras él hablaba, la respiración de Amara se relajaba y el color comenzaba lentamente a filtrarse hacia sus mejillas. "Ella no está en peligro. Solo requiere un momento para que el sistema operativo del firmware de su matriz se adapte a la matriz de código. Es una pausa de configuración, eso es todo, es mucho peor en renderización que en la realidad. Solo déjala en paz y se pondrá bien."

    Dorian evaluó las facciones de Amara en busca de signos que no habría podido interpretar aunque los hubiera detectado. Necesitaba ver el código que subyacía en la imagen virtual de Amara para comprender qué había hecho Raville y qué veneno contenía el paquete del orbe. Pero fuera de la Hebra y confinados en sus propias conchas virtuales, lo único que tenía era la incierta interfaz de su renderización para saber lo que estaba sucediendo. Y parecía que estaba contemplando profundamente la disolución. Su mente zumbaba con el catálogo de todas las herramientas de diagnóstico a su disposición y sus pensamientos se dispersaron por las madrigueras de conejo de resolución de problemas: cómo iba a abrir a Amara, cómo iba a extraer aquello de su matriz antes de que lo quemara todo, todas las cosas que podía hacer para salvarla.

    Pero no tenía sentido aquí y ahora. Estaba impotente hasta que pudiera sacarla de esta espuma congelada y llevarla a un verdadero ambiente interactivo. Y no podía sacarla del nodo bloqueado sin abandonarla para volcar las conexiones de sesión desde el panel de administración. Él no tenía intención de dejarla a merced de Raville. Hasta que ella fuese lo suficiente autocognisciente como para sacarse a sí misma del geek y meterse en una sesión de la Hebra donde él pudiera acceder a su núcleo, ella estaba cerrada para él.

    Dorian no podía ofrecer ninguna ayuda. No aquí, no así.

    Sin apartar los ojos de ella, bramó a Raville: "¿Qué le está haciendo eso? Te lo advierto: dímelo paso por paso para que pueda revertirlo o lo pagarás."

    "Es el quae-ha-distra. Ella no tiene nada que temer." Respondió Raville.

    "No, no lo es," gruñó Dorian en respuesta. "Es un código. Es una aplicación hostil dándose un festín con su matriz de espuma. No es real."

    "Por supuesto que es real," dijo Raville con una calma exasperante. "Cualquier cosa que la mente humana acepte como realidad es realidad. Definimos la realidad por lo que abarcamos. La construimos a partir de la materia prima de nuestros deseos. No hay diferencia entre la Hebra y el mundo, la espuma y el mundo, excepto la diferencia que haces por ti mismo. La creencia de ella es lo único que habilita que el orbe funcione."

    Amara desató una tos aguda y punzante que la agitó entre los brazos de Dorian. Él luchó por sujetarla duante unos instantes, luego la soltó. Ella se acurrucó de lado con las rodillas dobladas hacia el pecho y la cabeza girada hacia el lado opuesto de él. Ella emitió un gutural y grave sonido de arcadas y sus mandíbulas se abrieron reflexivamente como si fuera a vomitar. Cuando pasaron los espasmos, ella permaneció inmóvil con los ojos cerrados, pero su pecho subía y bajaba a un ritmo regular y desenfrenado.

    En voz baja, ella dijo: "Estoy bien, John. Lo estoy... de verdad. Bien."

    Dorian se arrodilló junto a ella con las manos ancladas en los muslos y exhaló de alivio. Fulminó a Raville con la mirada, pero no dijo nada cuando Amara se impulsó cautelosamente hasta una posición sentada primero, luego se apoyó en el sofá y la mesa de café y se puso en pie tambaleante.

    "Tengo las manos entumecidas," dijo ella.

    "Pasará," le respondió Raville. "Tal vez un cierto mareo, algo de visión borrosa, náuseas. Variables de sesión que permanecerán aquí después de que te hayas ido. No hay nada de qué preocuparse."

    Amara respiró hondo; cuidadosamente, le pareció a Dorian, como si temiera que incluso el acto de respirar alterara su frágil equilibrio. Cuando ella flaqueó, él saltó a su lado para atraparla. Ella se aferró a su brazo en busca de apoyo y le permitió que la llevara de vuelta al sofá.

    "Estoy bien," dijo ella de nuevo, pero el agarre en su brazo seguía siendo feroz, temeroso. "Solo necesito un segundo para despejarme la cabeza."

    "¿Por qué no me hiciste caso?" Él le tomó la barbilla con los dedos y la miró a los ojos, luego le giró la cabeza de un lado a otro. Dorian no tenía idea de lo que estaba buscando.

    Ella le dio unas palmaditas en la mano para tranquilizarlo, luego comenzó a frotarse las sienes con la punta de los dedos.

    Pequeños círculos, pensó Dorian. Círculos felices. "Te voy a matar," le dijo él a Raville.

    Amara se congeló, rígida y súbitamente. "Estoy oyendo... ¿cantos?"

    "Sí, las voces de los Ayudantes llamándote," dijo Raville, claramente complacido.

    "Y siento un hormigueo." Dorian podía sentirla temblar. Ella flexionó los dedos una y otra vez, como si probara su función. "Es extraño. Hace cosquillas."

    Raville cruzó tentativamente el pasillo. "¿Qué ves, querida mía?"

    "¿Luces? No. Formas. ¿Formas de algún tipo?"

    Dorian no veía nada, no oía nada, pero siguió vigilando a Amara. Ella fruncía el ceño de concentración. Entornó los ojos en dirección al fuego, pero sus pupilas no se enfocaron. Estas escanearon la pared de lado a lado como focos en busca de un avión hostil. Sea lo que fuese que ella podía ver, no ocupaba ningún mundo del que Dorian formara parte.

    "Los Exousiai," le aseguró Raville a ella. "Dirígete a ellos si puedes. O llámales."

    "Están llegando." Dijo Amara.

    "Sí"

    La voz de Amara se convirtió en un susurro. "Ellos son... esto es tan... inmenso." Un escalofrío le recorrió el cuerpo.

    Dorian dijo: "¿Amara?"

    "¡Les veo!" chilló ell. "¡Oh, John, les veo! Yo..." Giró la cabeza hacia él y abrió mucho los brazos, con las manos extendidas tanto como podían sus dedos. Ella agarró los hombros de Dorian y apretó. La intensidad de la interfaz de renderizado se traducía como una sensación de dolor. "¡Vienen a mí, John! Están..."

    Había luces en los ojos de Amara, tan brillantes y desnudas como estrellas recién nacidas. Dorian le presionó con la manos los lados de la cara, trató de hacer que ella se concentrara en él.

    "¡Amara!"

    Ella emitió un único grito penetrante antes de desaparecer súbitamente de la existencia. Solo quedó el eco de su voz reverberando en los muros de piedra virtual. Dorian se aferró al espacio vacío donde había estado ella. Se puso en pie antes de girar para mirar a Raville y gruñir. "¿Qué acaba de pasar? ¿Adónde ha ido?"

    "No tema, Sr. Dorian. Ella está bastante bien."

    “Bueno... ¿qué clase de respuesta es esa? ¡Bastante bien!"

    Ignorando el rugido de indignación de Dorian, Raville juntó las manos a la espalda y regresó a la alcoba. Caminó pesadamente mirando al suelo, con la barbilla bajada casi hasta el pecho. Cuando llegó a su silla, cayó en el asiento y apoyó los pies sobre la mesa. Parecía físicamente exhausto. "La expulsé del entorno con un sopor mental para facilitar su transición."

    "¿De qué estás hablando?"

    Raville agitó las manos perezosamente. "Un guiado deslizamiento gradual de vuelta a la cognición normal. No sé cómo se llama eso ahora."

    "Un puente sináptico," dijo Dorian gruñendo. Se obligó a relajarse. Eso era algo, al menos, una indicación de que había algo más detrás de su locura que pura malicia.

    "Amara está bien por ahora. Quiero que crea eso. La secuencia por la cual el orbe debe integrarse en la conciencia humana es ciertamente cruel, le concederé eso. Es incómodo tener una percepción de la realidad y las estructuras que la sustentan vueltas completamente del revés. Es de esperar cierta disonancia existencial y, en un entorno puramente virtual, esa disonancia se manifestará como una aparente molestia física. Pero yo nunca haría nada para hacerle daño intencionadamente. Ella estará fuera por un tiempo mientras correlaciona este evento de manera significativa, pero emergerá esencialmente completa."

    "Esencialmente"

    Raville hizo una mueca. "Debe confiar en mí. Se dijo usted a sí mismo que la experiencia de Amara no era real, como usted la definió. Supongo que hay algo de verdad en ello. Los Exousiai que ella encontró eran un objeto de evento simulado, tan próximo al real como yo pude llegar con mis torpes habilidades. La copia de una copia, por así decirlo, o una interpretación de lo inefable, inherentemente carente de la gracia particular del original. Ella estaba asombrada, pero no abrumada. Hay una diferencia significativa."

    Raville miró hacia el fuego y no habló por un momento. Parecía cada vez más cansado y abatido y Dorian tuvo que recordarse que el constructo no era real. Este renderizado era para su beneficio.

    Finalmente, el paquete dijo: "Además, esto es tanto culpa suya como mía. Su arrogante negativa a escuchar siquiera lo que yo tenía que decir la colocó en una posición en la que sintió que tenía que hacer algo drástico."

    "Ni siquiera voy a responder a eso."

    "De acuerdo. En realidad no viene al caso. El mensaje real, sin embargo, es que ella ha hecho algo drástico que yo no tenía originalmente la intención de que ella hiciera sola, ni puede realizar la tarea establecida ante ella a solas. Por mucho que me guste la dulce Amara, usted y yo sabemos que ella no tiene la capacitación ni el hardware para entender el código con el que la he infectado."

    El temor tensó el vientre de Dorian. "¿Qué se supone que significa eso?"

    “Significa, mi amigo, que su participación de usted ha sido cooptada con o sin el consentimiento de usted. He dicho que no tengo la intención de hacerle daño, pero la conclusión es que si ella llega a sufrir daño o no, en realidad depende de usted."

    De alguna manera, Dorian no había esperado menos. "Continúa."

    “Incluso mientras hablamos, el quae-ha-distra ha comenzado a ejecutar un sofisticado mapeo de carga de un objetivo de espuma patentado altamente seguro cuya dirección ha sido codificada en la propia aplicación del orbe. Este procedimiento la colocará en un considerable riesgo mental, físico y, si se detecta su intrusión, quizá legal."

    Dorian cerró los ojos y respiró hondo. Raville había conectado a una Amara no preparada con un entorno hostil que ejecutaba toda suerte de scripts de defensa de barrera. Esto no solo era cruel, tal como Dorian consideraba tales cosas, también era malvado.

    "¿De quién?"

    Raville sonrió débilmente. "El mío, por supuesto."

    Por alguna estúpida razón, esto tenía mucho sentido para Dorian. "¿En qué pensabas al enviarla allí sola?"

    “Ya te lo dije, muchacho, esta no era la forma en que yo había imaginado que se iban a desarrollar los eventos. Tenía la esperanza de contar con tu apoyo sin estas fuertes tácticas armadas y tal drama innecesario. Podrías haberla protegido, al menos en cierta medida, de los riesgos inherentes a tal tarea. Sin embargo, parte de vivir—incluso en esta truncada existencia—es adaptarse a las circunstancias. Mi adaptación fue colocarle a usted firmemente entre la proverbial roca y su severo lugar relacionado."

    "Deja de pontificar y dime de una vez lo que le has hecho."

    Raville suspiró como si la incapacidad de Dorian para comprenderlo le doliera. “La he convertido en mi araña para obtener la información que necesito y evitar que mi media naranja provoque al final de los días. Inconcebible, lo sé, pero alguien tenía que hacerlo y, con mi asistencia única y su habilidad para protegerla, ella tiene una buena oportunidad de salirse con la suya. El orbe en sí mismo la protegerá del daño inmediato. Está diseñado para garantizar la seguridad de la espuma que va a extraer, pero es un entorno peligroso. Difícil de integrar conscientemente. La definición de espuma que se está cargando y conectando con la matriz de Amara es para un entorno que no es estrictamente espuma humana, en el sentido que entendemos la palabra. Es casi algo completamente diferente, un regalo de los Exousiai que acompañó al verdadero quae-ha-distra cuando me lo dieron. Este dataverso especialmente configurado sirve como un canal a través del cual los Exousiai pueden interactuar con su portador humano, incluso en nuestro estado naturalmente degradado. Es un lugar donde pueden existir muchas cosas imposibles para nuestra comprensión de la espuma cuántica. Una tierra mágica. Piense en ello más bien como un espacio intermedio, ni aquí ni allá. Actúa como un dispositivo de traducción entre la pureza Exousiana y la fragilidad humana, siendo ambos menos de lo que son, pero más que nosotros. El orbe que Amara ahora posee abre el acceso a este espacio teórico entre el mundo de ellos y el nuestro. Es un lugar enorme, aterrador y desconcertante al que se a ella se le ha permitido entrar. Va a necesitar ayuda para salir de forma segura."

    "Oh, eso es mucho mejor que darle sin más un fregado a su cerebro," espetó Dorian. Sintió una creciente necesidad de romper algo, comenzando con Michael Raville. "Ahora dime cómo sacarla de eso."

    Pero Raville levantó una mano para detenerlo. "Hay más que debes entender. El problema, como ya habrás adivinado, es que aunque lo llamo mío, yo no soy el único consumidor de esta espuma en particular. De hecho, no he sido ningún tipo de consumidor desde que dejé Oak Ridge, e incluso entonces mi acceso era pasivo, un mecanismo para transmitir a mi ser real los datos que descubrí sin el peligro de tratar de ocultarlos a través de tu red segura. El verdadero acceso inmersivo, el acceso completo, requiere la mediación de la Hebra, ya ves." Había una nota de anhelo en la voz de Raville, una expresión de profunda y hambrienta pérdida. “Esa fue una de las cosas a las que me rendí cuando acepté esta encarnación. Este control ha pasado a manos de mi yo. Pero en el momento en que el quae-ha-distra entró con Amara en un entorno de la Hebra en tiempo real, comenzó a extraer y sincronizar ciertas representaciones de datos clave de ese entorno de espuma especialmente configurado a un más accesible sector dependiente de la espuma personal de Amara. El orbe está intentando completar su potencial, convertirse en lo que quiere ser, que es nada menos que un conducto directo entre el Yo y el Vos, hombre y dios. Esto le permitirá a Amara entrar en lo Sagrado de los Sagados y en comunión con lo divino."

    "¿Quieres decir que el orbe podría volverla tan loca como tú?"

    Raville no se enfrentó al insulto. “La espuma es peligrosa, pero hasta cierto punto solo de manera inmediata y fugaz. El verdadero peligro es que el propio Raville determine quién se ha infiltrado en sus defensas. Debes encontrar a Amara dentro de la tormenta en la que ha entrado, extraerla de ella y luego ocultar toda evidencia de su intrusión. Raville no puede descubrir que ella ha estado allí, ni siquiera puede saber su nombre, o está condenada."

    "¿Cuánto tiempo podrán las claves de seguridad del orbe protegerla antes de que se derrumbe esa artimaña?"

    "La sincronización de claves la protege solo de las defensas automatizadas de la espuma. Ese no es el problema. Mi yo real cree que, como portador del quae-ha-distra, nadie puede tocar la espuma sagrada salvo él mismo. Por tanto, sin duda se ha dado cuenta de que ha habido una brecha en su espuma en el instante en que comenzó el mapeo de carga. Cualquier incursión externa lo alertaría."

    "Pero él pensará que eres tú," dijo Dorian esperanzado. "Tú eres el único que podría saber que la espuma en sí misma existía, y no digamos poseer la clave de acceso, aparte de él."

    Raville se encogió de hombros. "Eso puede ser cierto y puede distraerle por un tiempo, aunque no me sorprendería si se ha olvidado de que yo existo. Ciertamente él no espera que yo haya mantenido la consciencia fuera de Oak Ridge, y sobre esa base, comprendería con razón como un ataque cualquier intento de mi perfil de entrar en la espuma sagrada. Al principio se dará cuenta de que se ha accedido a su repositorio de espuma. Creo que no le importará particularmente quién, solo que el intruso se deje de cavar demasiado hondo y no descubra su corazón secreto. Ese es nuestro tiempo de oportunidad, Dorian, el tiempo que él tarde en reunir su ingenio. Porque una vez que lo tenga, puedo asegurarte que no tardará mucho en desmontar la lógica de la aplicación del orbe para llegar al archivo de registro de la matriz de transmisión y rastrear la identificación de origen de Amara. Me decepcionaría si eso tardara más de unos minutos. Fue él quien escribió el código, después de todo."

    "Y sabiendo esto, aún así se lo diste. Aún así la dejaste entrar en el peligro." Dorian pensó una vez más en atravesar garganta de Raville con el puño, pero eso no habría servido de nada. "Eres increíble."

    "Hice lo que debía hacerse para obtener la información que necesitamos para salvar a nuestra especie de la destrucción. No debería tener que defenderme. Tú habrías hecho lo mismo si los riesgos fuesen igual de altos. "

    "Yo al menos habría advertido a Amara sobre dónde se estaba metiendo."

    “No, tú la habrías convencido de no entrar o, si no lo hubieras conseguido, la habrías seguido dentro para protegerla, lo cual resulta ser la misma decisión que se te ha planteado ahora. Establezcamos que soy un hombre muy malo que utiliza a personas pobres y desprevenidas para su propio beneficio y sigamos adelante, ¿de acuerdo?

    Dorian negó con la cabeza. "¿Qué hay dentro de esta espuma que es tan importante?"

    "Todo lo que he sabido sobre los Exousiai, sobre el zap, sobre la verdadera y secreta naturaleza del mismísimo universo."

    "¿Incluyendo las razones por las que estás tratando de destruirles ahora?"

    "Tal es mi esperanza. Ves ahora por qué el Raville viviente no estará muy contento de que Amara haya traspasado su santuario privado. Este es para nosotros un lugar sublime, un refugio espiritual y el almacén de todos nuestros pensamientos privados. Si hay una manera de detenerle, el conocimiento de su debilidad estará allí. Por eso defenderá su espuma celosamente. También puedes imaginar, supongo, cómo responderías tú si alguien hubiera invadido los datos de tu entorno personal y propietario.”

    "No tengo que imaginarlo, ¿recuerdas?" espetó Dorian.

    Pero eso no le impidió imaginarlo, y lo que es peor, visualizar el tipo de daño cortical que Amara sufriría si ella siguiera conectada a la rebelde espuma de Raville cuando él la persiguiera. Raville probablemente tenía a su disposición una vertiginosa variedad de segadores, virales y aplicaciones malware de objetivo húmedo.

    No eran scripts de la estantería de ofertas, eran la clase de venenos de élite caseros o privados que nunca habían llegado a formar parte del infocable porque solo se desplegaban contra conglomerados fuertemente fortificados y objetivos gubernamentales. Las víctimas no se atreverían a hablar de eso por miedo a perder credibilidad.

    Dorian gruñó: "Te odio. ¿Ya te lo he dicho? ”

    "Lo que sientas por mí es irrelevante. La única pregunta que queda es: ¿qué planeas hacer a continuación? ¿Vas a salvar a tu amiga o vas a dejarla morir? ¿Me vas a ayudar o vas a huir y condenarnos a todos? ¿Qué vas a hacer?"

    "Lo que tengo la intención de hacer es quemar este lugar hasta los cimientos, y a ti con él," dijo Dorian rotundamente. "Pero más tarde, después de que esto haya terminado. Ya ajustaremos cuentas tú y yo. No te equivoques."

    Una sonrisa sardónica cruzó los labios de Raville. "Ten por seguro que te escucho y te creo, Dorian. Sin embargo, te advertiría que no te apresures demasiado con tus amenazas. Tal vez descubras que aún puedo ser de alguna utilidad para ti en el futuro."

    "No es probable," murmuró Dorian, pero sin ninguna fuerza de convicción real. Aquello sería una discusión para otro momento. Comprobó el reloj de su sistema. Amara se había ido hacía casi ocho minutos.

    Suspirando, volvió a su asiento. "Dime todo lo que sabes sobre esta aplicación que has soltado dentro de mi amiga."

    ¿Qué otra opción tenía?

    Como si le deleitara volver loco a Dorian, Raville respondió: "Tendré que decirte solo lo más importante. Has perdido tanto tiempo que no tenemos mucho de sobra."

Capítulo 8

    En realidad no era mucho mejor fuera que adentro. Dorian se acercó a Amara mientras ella estaba sentada desplomada en la silla de oficina de su cubículo, donde ella la había retirado antes de que ambos hubieran entrado en la espuma de Raville. Para mayor comodidad, había dicho ella, proximidad física para aliviar el miedo de una escapada hostil y extraña. Incluso en la anticipación, había habido miedo. Como si ella lo hubiera sabido.

    Él debería haberla mantenido más cerca. Debería haber tenido más cuidado.

    Dorian la estudiaba ahora: los brazos colgaban flojos a los lados, piernas extendidas frente a ella, cabeza ladeada. Parecía estar durmiendo y bastante profundamente. Un sueño tan profundo como la muerte. Dorian le levantó los párpados y miró las rendijas reptiles debajo. Estas se cerraron en respuesta a la luz. Sus húmedas fosas nasales temblaban suavemente con cada respiración. Supuso que era bueno el hecho de que ella aún respirara. Sus escamas se presentaban a temperatura ambiente y él no sabía si eso era bueno o malo. No tenía forma de diagnosticarla con esa forma, excepto para poner la cabeza en su pecho y escuchar el latido firme y constante de su corazón. Al parecer, este había escapado a la modificación. Dorian le acarició el largo y fino cabello y ella pareció sonreír en sueños. Él no tenía forma de saber cuán profundo podría penetrar su dolor ni si había sido lastimada siquiera.

    No tenía más remedio que confiar en Raville, lo cual era sin duda exactamente lo que Raville había querido desde el principio. Dio un paso atrás y se pasó los dedos por el pelo. No podía permitirse seguir pensando en el estado de Amara. Tenía trabajo que hacer. Maldades. Y era mejor que Amara estuviera dormida durante estas.

    Así que la dejó por un tiempo para hurgar en los estantes que se alineaban en su espacio de oficina, buscando trozos y piezas de equipo que había almacenado allí a lo largo de los años. Cosas que había empujado contra la pared, cubiertas con una lona: analizadores de ondas, analizadores delta, imaginadores de resolución de bombas cuánticas pesadas.

    Pasó unos minutos sumergido en su espuma privada, escarbando en bóvedas de almacenamiento increíblemente encriptadas en busca de la clase de scripts, trucos y streamhacks que podían hacer que le confiscaran los implantes y suspendieran permanentemente su geek. Artefactos de magia prohibida tan negros que su mera posesión se castigaba de por vida más cincuenta años en una prisión de máxima seguridad. Las materias primas de una revolución anarquista.

    Le habían enseñado en el Servicio de Operaciones Especiales a hacer esto una vez, toda una vida atrás, parecía a veces. En una de las divisiones más infernales de los Marines Fronterizos. Cómo pelar a un hombre como una uva, clasificar su ser neurona a neurona y luego comérselo vivo de dentro hacia afuera. Cómo inyectar insidiosamente cadenas lógicas que alteraran eventualmente las vías sinápticas y cambiaran la esencia fundamental de la identidad de una persona. Cómo construir e implantar bombas virales que no solo destruyeran la codificación genética, sino que fueran diseñadas de manera tan insidiosa que no se activaran hasta que se iniciara un proceso de carga de paquetes para que la infección siguiera al objetivo dondequiera que fuera, con su propia matriz de identidad corrupta, lo más parecido que quedaba a una sentencia de muerte en un mundo que ofrecía el potencial simulado de la vida eterna a quien pudiera permitírselo.

    Raville le había acusado de paranoico. Si hubiera sabido la mitad de las cosas que Dorian sabía sobre el terror de datos y la manipulación del núcleo, se habría sorprendido de que todo el universo no estuviera malditamente paranoico. Cualquiera podía matar el cuerpo de otro hombre. La carne era blanda, vulnerable y, en última instancia, desechable por mucho que se la modificara. Se necesitaba un tipo especial de entrenamiento y una crueldad especialmente desviada para destruir su pleroma: su plenitud, su riqueza, sus datos completos. Esas eran las habilidades que Dorian había adquirido durante su servicio militar.

    Reunió rápidamente su equipo. Raville solo le había prometido media hora, así que no había tiempo que perder. Colocó la fina banda de metal del casco del imaginador al cráneo de Amara y lo ejecutó con las calibraciones base.

    Entró en el geek, taladró la espuma y abrió la puerta de una de sus muchas habitaciones privadas. Esta era especialmente segura, aunque parecía como cualquiera de las otras, madera pálida y anónima. Se necesitaría un mapa de datos particularmente inteligente e invasivo para cualquier auditoría externa de su espuma y rastrear incluso el alcance de sus defensas. Pero había perverso hielo bajo el barniz, mezclado con trols, virus de núcleo directo y agujeros de gusano de derivación de vectores que podían atascar toda una flotilla de servidores rompehielos si surgía la necesidad.

    Dentro estaba su sala de control, llena de monitores y pantallas de visualización, una desorientadora variedad de luces parpadeantes, interruptores de palanca y falsa parafernalia electrónica. Una por una, Dorian encendió las representaciones virtuales del equipo que iba a necesitar. Los scripts de sincronización de ondas subyacentes a esos objetos metaforados comenzaron a ejecutarse. En algún lugar de sus blandos tejidos blandos, sus procesadores de seenop de grado militar cobraron vida y comenzaron a coordinarse con la señal de haz estrecho que se emitía desde el casco del imaginador. En una de las pantallas, comenzaron a aparecer formas de onda: alfas suavemente inclinadas, betas tartamudeantes, las majestuosas espirales delta graficadas en triDvid. Los extraños y maravillosos patrones de la mente de Amara. A medida que el volumen de alimentación aumentaba más allá de los umbrales de eventos preestablecidos, activó sensores de ancho de banda y se conectaron nuevas aplicaciones: bancos enteros de equipos diseñados para suprimir, desconcertar y disfrazar sus actividades tosieron, resonaron y cobraron vida llenando la habitación con el hedor del ozono. Dorian se sintió bañado por el siniestro resplandor de los cañones de electrones.

    Maldijo entre dientes y volvió al tiempo real.

    Recordar no fue difícil, y eso le perturbó. El primer analizador bloqueado aquí, justo encima del borde del hueso orbital.

    El segundo en el espolón óseo detrás de la oreja izquierda. El pesado sensor streamjack binario se fijó en la base del cráneo donde podía aprovechar las débiles emisiones del procesador de la matriz cortical.

    Quizá era porque lo había hecho muy a menudo en el pasado. No importaba.

    De regreso a la sala de control, siguió su progreso, garabateó ecuaciones rápidas. Observó y esperó a que su espuma acumulara suficientes datos de señal para permitirle trazar un mapa del terreno del pleroma de Amara y hacer que su mundo virtual y el de ella fueran uno y el mismo en perfecta sincronía. Cargó anonimizadores complejos que se movían a través de algoritmos de desvío como un tigre acechando por la hierba alta. Dorian se convirtió en un ladrón en la noche, merodeando por lugares secretos donde nadie le había llamado.

    Estaba haciendo esto por el bien de Amara, se dijo. Por Amara. Eso le hizo sentirse un poco mejor durante un rato, aunque solo fuese parcialmente cierto.

    El sensor de proximidad que rastreaba la normalización de la onda entre su espuma y la de Amara emitió un zumbido de advertencia. Las alertas de sincronización de ondas parpadearon. La voz de una mujer surgió desde unos altavoces ocultos, descontando desde cinco. Él se estremeció con un repentino aumento de la vieja y amarga oleada de anticipación.

    Cuando la cuenta llegó a uno, Dorian disparó su batería completa de trucos de descifrado, aumentados por claves esqueleto negras de núcleo duro.

    Y él rebotó.

    Fue un viaje a través de un relámpago. Cayó en picado a través del espacio del caos, con los brazos doblados a los costados y el viento en los ojos. Un proyectil humano siguiendo una madeja de plata tan ancha como el tronco de un árbol. Se sintió elevarse a gran altura, muy por encima de las nubes, la tierra y el mar, envuelto en niebla y tormenta, pero cayendo, cayendo, sus adaptadores de diagnóstico y sinestésicos zumbando dentro de su cráneo. Las variaciones de la estructura del código y las superposiciones variables motearon su visión con golpes de color desenfrenado que estallaban como fuegos artificiales y se desvanecían, formaban fantasmas que se negaban a cohesionarse dentro de los protocolos de su motor triDvid.

    El estómago de Dorian dio un vuelco cuando inclinó sus hombros contra un cambio actual en la corriente abajo, desafió las leyes de la física para mantener la madeja a su lado. Bloques de almacenamiento de memoria visual y auditiva codificados se desangraron en el suave, aunque caótico, renderizado donde el código de Raville no había logrado eclipsar la arquitectura inherente de Amara. Destellos de experiencia incipiente explotaron a su alrededor como truenos. La risa de una niña. Destellos de conciencia a su alrededor como golpes de trueno. Una habitación en mal estado, una casa de muñecas en ruinas, un gatito de color caqui. Un vestido rosa de tul y besos furtivos y confusos. Más que intentar no ver, él se dispuso a olvidar.

    Esta era la espuma de Amara en el nivel básico, incluso por debajo de la propia arquitectura organizacional. El flujo de datos extraído de su ritmo sináptico personal, sincronizado con su matriz cortical, sincronizado con su espuma privada. Era una instantánea de su alma desnuda.

    Datos, se dijo a sí mismo. Solo datos.

    La atmósfera se espesó. Se sumergió en el plástico, agua de medianoche, él se sintió azotado por las olas, y aún así cayó, cayendo y cayendo. Aquí había monstruos. Calamares colosales con ojos como estanques muertos e inmensos brazos de agarre; bestias atronadoras iridiscentes en las profundidades, peligrosas con colmillos. Un recuerdo de gritos, llanto, el dolor fantasma de miembros y amores e inocencia que él no poseía. Dorian se apartó por acto reflejo.

    Lo siento, pensó reflexivamente. Perdóname.

    Y finalmente, finalmente, un resplandor blanco tan puro que su brillo se refractaba por el agua en detonaciones de arco iris de un kilómetro de ancho y tan denso como una roca. El agujero en el fondo del mar. Una grieta entre crestas gemelas y escarpadas, penetrada por la madeja. Era una representación de objeto predeterminada de la estructura de espuma adjunta que Raville había descrito. El portal a una dimensión alienígena. Cayó hacia él a una velocidad imposible.

    Y de repente, Dorian saltó de la oscuridad hacia la luz.

    Hubo una aterradora sensación de caída libre, de velocidad creciente. Sus extremidades parecían girar, cerró los ojos con fuerza y ​​luego los volvió a abrir, tratando de orientarse. Pero había demasiado que ver, demasiado espacio. Este lugar, esta espuma era enorme. Era una galaxia en sí misma, y ​​su mero tamaño lo deslumbró. Cayó fuera de control hacia una cúpula cristalina de dimensiones tan grandes que parecía no tener ninguna curva, y la única imperfección en su superficie sin costuras era el tallo de la madeja de plata que asomaba desde un ombligo en su ápice.

    La cúpula creció en su perspectiva hasta que fue lo único que él pudo ver. Dorian se preparó.

    No tenía la llave para perforar las cerraduras del perímetro. No quería una. Tenía otros asuntos con esta espuma. Pero iba a doler. No había forma de evitarlo. Se estrelló contra una pared de hielo que le astilló los huesos y le arrancó la carne. Se disolvió en una niebla atómica escarlata. Imaginó que oía un gran grito primigenio que estremeció el tejido de la realidad. O tal vez fue el suyo.

    Y en ese instante angustiado y deslumbrante antes de que los scripts de coherencia le volvieran a ensamblar, Dorian vislumbró a los Exousiai. Su monumental inmensidad, sus ojos como fuego desnudo, sus formas de pensamiento pesadas y eternas. Su sagrado Yo Soy.

    Sus metacomponentes fracturados se convirtieron en unidades funcionales: bots de rutina, agujeros de mapeo de núcleos, terragénicas arañas exploratorias. Detrás de ellos llegaban destellos de picos de hielo y simulacros de descifrado, luego extractores y analizadores y mecas de defensa dinámica. Por último, estaba la necesaria falange de codificadores de registros y máscaras de identificación, tanto para él como para Amara. Una estratagema desesperada.

    Él se disolvió y desapareció...

    ... de vuelta a un mundo que él entendía. Para cuando entró en su sala de control, el trabajo estaba en marcha y los resultados del mapeo de datos sin procesar comenzaron a filtrarse a través del sistema y hacia sus burbujas predefinidas de contenido peligroso.

    Él había viajado en el geek privado de Amara hasta la estructura de directorio subyacente de la Dirección de Protocolo de Índice Gestionado 14.17.266-Neg-087.9. Su propio refugio de datos personales, transformado en otra cosa por la semilla implantada de la traición de Michael Raville: una puerta entre mundos. Pero fuera lo que fuese, en lo que fuera en lo que se había convertido, era el lugar secreto de Amara y él lo había invadido sin su conocimiento ni consentimiento.

    Dorian se puso a trabajar para extrayer a Amara del pozo en el que había caído.

    Cuando terminó, implementó un script final, uno que Raville había llevado con él en el Infocaché. Él le había dicho a Dorian exactamente dónde encontrarlo en la red de almacenamiento del puerto muerto antes de separarse. Le había explicado que era una viciosa sierra de sujeción sub ex-connex y, cuando Dorian la desató, dividió la madeja de plata, como una espada a través de la seda, entre el mundo de los Exousiai y Amara, entre Amara y el quae-ha-distra, entre el infinito y lo meramente virtual.

    Ella estaba libre por fin, y si el único coste por ello era un poco de odio a sí mismo, Dorian se consideraría afortunado.

    Amara se despertó con un parpadeo y un cuidadoso estiramiento. Se sentó con la espalda recta y miró a su alrededor como si estuviera evaluando su entorno. Solo había un leve destello de desconcierto en sus ojos, la expresión de alguien que se ha quedado dormido inesperadamente y se ha despertado demasiado repentinamente de un sueño extraño.

    Dorian estuvo allí de inmediato con una taza de café caliente en sus manos. Ella la aceptó agradecida y se dispuso a soplar el vapor hasta que estuvo lo batante frío para beber. Dorian la observaba sintiéndose a la vez distante, tentativo y aterrorizado casi hasta la locura. Este último sentimiento no comenzó a disiparse hasta que ella apuró la mitad de la taza de café sin mostrar ninguna inclinación hacia el colapso.

    "¿Qué hora es?" preguntó ella.

    "Tarde," dijo Dorian, luego se corrigió. "Temprano. Amanecerá en un par de horas. Estuvimos allí dentro más tiempo del que yo esperaba."

    "He tenido un sueño de lo más extraño," comenzó ella.

    "¿Cómo te sientes ahora?"

    "Agarrotada. Como si hubiera dormido en una silla demasiado tiempo. Creo que aún tengo dormido el trasero."

    Él quiso preguntarle sobre el orbe, sobre su experiencia con los Exousiai, pero no pudo, no sin admitir lo que sabía, lo que había hecho. En cambio, dijo: "Debería llevarte a casa. Traerte algo de comer antes de que te vayas a la cama."

    Amara se llevó la mano al estómago e hizo una mueca. "Comida no, creo. Estoy un poco mareada."

    "Pues solo a casa y a la cama entonces." Raville había dicho que habría consecuencias y Dorian no quería sonar maternal. Tampoco quiso señalar que él ya se lo había advertido. Repetidamente. "Voy a buscar tu abrigo."

    "¿Por qué no me dijiste que fuiste un soldado?" Preguntó Amara de repente.

    Él se quedó paralizado en el acto de recuperar la chaqueta del perchero, luego se puso en movimiento de nuevo. Temía preguntar cómo sabía ella tal cosa. Se sabía que se producía una fuga de datos entre control y el objetivo. A veces, si no tenías cuidado, dabas tanto como tomabas y tan fácilmente como recordar. Él aún estaba oxidado. Torpe.

    "Raville me lo dijo," prosiguió ella como si le hubiera leído la mente. No era una fuga entonces, solo más de la traición de Raville. Se alegró de que ella estuviera de espaldas a él y que no pudiera haberle visto vacilar. "Fue una completa sorpresa para mí, pero él fue muy claro en ese punto."

    "Eso nunca fue relevante," dijo él manteniendo la voz firme con algo de esfuerzo. "La ley estipula el alistamiento obligatorio de cuatro años aquí en uno de los servicios del sector para todos los ciudadanos naturales. La única opción que tienes es la rama de servicio. El gobierno cree que es una buena manera de construir una experiencia cultural homogénea."

    "No hicimos eso en Sae Phen. No éramos suficientes para convertirnos en una fuerza de seguridad."

    Dorian no hizo ningún comentario. Había estado en Sae Phen, o al menos en el Centro de Entrenamiento de Marines al Sur en la Bahía de San Ugard.

    Aquello todavía contaba como las peores treinta y seis semanas consecutivas de su vida. Simulacros de combate constantes, privación del sueño, oleada tras oleada de implantación, aumento y posterior entrenamiento del dispositivo. El vuelo, seis semanas apiñado en el vientre de un crucero como un cubo de óxido, había sido un ejercicio horrible en la teoría del dominio social, y su primera impresión del planeta tal como lo había vislumbrado (apiñado en un mugriento ojo de buey junto a otros quince monos de mosquete) no había sido prometedor. Una pequeña canica helada, al parecer. Una perla engastada en ébano. La experiencia real había sido incluso peor que la impresión. El frío era abrasador, penetrante, ineludible.

    Las únicas personas que vivían en Sae Phen, aparte de los entrenadores marinos permanentes y el personal de las instalaciones, eran mineros de hielo azul y académicos, duros ambientalistas de corte y medio ambiente con una inclinación notoriamente radical. La Academia Waldenaise era, al menos por su reputación, la universidad de investigación biológica más rigurosa y lograda en el espacio humano. Eso era lo único que la lúgubre roca tenía a su favor. Aparte de eso, el planeta era un páramo desolado. Dorian nunca había llegado a Aldentag, donde estaba la universidad. A los monos mosquete no se les permitía salir de la instalación de entrenamiento hasta después de la graduación, y para entonces nadie quería ir a ninguna parte excepto a casa o al infierno o cualquier zona moderadamente templada en el medio donde no tuvieran que preocuparse de tener que quebrar la escoria helada del pelo cuando se secaban con una toalla después de la ducha.

    "¿Qué rama elegiste? Dijiste que os daban una opción, ¿verdad?"

    "Marines Fronterizos. Decimoquinta Fuerza Expedicionaria." Les habían llamado los Rompehielos, pero no iba a decírselo a Amara. Demasiadas preguntas. "Quería asegurarme de que cuando saliera, sería el tipo más duro de mi barrio."

    Amara giró su silla. Sus ojos estaban brillantes, muy abiertos. "¡Entonces has estado en Sae Phen!"

    "Solo en las partes horribles."

    "Eso es prácticamente en todas partes," bromeó Amara, y luego cedió: "No, eso no es cierto. Las cúpulas habitadas al Norte, más allá del Círculo de Gideon, no están tan mal. En su mayoría estaban reservadas para los eruditos visitantes de alta cuna, pero en la temporada baja, la universidad organizaba una lotería de tiempo compartido para el personal. Hacía mucho frío, nada más que hielo azul hasta donde alcanzaba la vista, pero los alojamientos eran lujosos, al menos para los estándares de Sae Phen."

    "¿Tus padres eran académicos?"

    "Mi madre. Xenobiosféricos."

    “¿Y tu padre? ¿En qué trabajaba?"

    Amara se encogió de hombros con torpeza. "Mi madre era una especie de espíritu libre."

    "Ah." Dorian cambió de tema. "Entonces, ¿estudiaste en la Academia Waldenaise?"

    "Técnicamente no. Fui instruida por académicos residentes uno a uno. La mayoría de los investigadores ya habían criado a sus hijos o se oponían moralmente a la procreación de terrenos ambientales. En realidad no había suficientes niños en un momento dado para justificar un sistema educativo adecuado, por lo que aquellos que estaban dispuestos se turnaban para asesorarnos en sus especialidades. Cuando estuve lista para salir de allí y ver algo del universo, estaba tres o cuatro años académicamente por delante de otros niños de mi edad. El Decano de Admisiones de Cambray en Atcheson City casi se atragantó con mis cartas de recomendación."

    Dorian no pudo evitar reír. "¿Dejaste la universidad más prestigiosa del espacio humano para estudiar aquí? Debieron pensar que estabas loca."

    "No fue una decisión racional. Estaba en una edad en la que sabía que tenía que salir por mi cuenta y con gente de mi edad. Gente que tuviera intereses normales y banales. Gente que no tuviera ciento cincuenta años y suficientes letras detrás de sus nombres para ahogar un cartucho de impresión. Creo que mi madre lo entendía, así que me permitió irme, pero me hizo prometer que permanecería en el sistema, al menos para mis cursos de Primeros Vuelos. me quería cerca, supongo. Por si me metía en problemas."

    Era una cuestión generacional, supuso Dorian. El zap había hecho que el concepto de distancia fuera casi obsoleto, pero sus padres nunca habían podido entender la realidad, aunque desarrollaran una aceptación fundamental de su utilidad. Llegaron a usarlo, pero nunca lo integraron con éxito en su conciencia. Por supuesto, no era como señalar ejemplos de lógica arbitraria a la madre de uno, de todos modos. La madre de Dorian todavía no le había perdonado por no unirse a la Agencia de Apoyo Naval en lugar de a los Marines Fronterizos. Ella no sabía nada sobre la NSA, excepto que el hijo de Betty McCurdy, Charlie del otro lado de la manzana se había alistado con ellos y pasado sus dos años completos en Sonali, volviendo a casa los fines de semana y durmiendo en su antiguo dormitorio. Había intentado explicarle que esto se debía en gran parte a que Charlie McCurdy era un idiota imbécil cuya clasificación oficial de trabajo militar era idiota babeante, pero su madre no había podido o no había querido comprenderlo. Elaine Dorian ni siquiera había bajado al puerto para despedirlo cuando él embarcó en el Intrépido para el viaje a Sae Phen.

    "Raville dijo que serviste durante ocho años," dijo Amara. "Supongo que te gustaba aquello."

    "Yo no tenía opinión al respecto," explicó Dorian. "El Estado Mayor de Defensa suspendió los retiros durante la Insurrección de Hamers-Doss y, desafortunadamente para mí, mi gira terminó en ese momento. Después de eso, supongo que tenía trabajo que hacer. Parecía importante en aquel momento."

    "¿Estuviste en infantería?" Preguntó Amara.

    "No"

    "Ahí es donde pillaste todos esos chismes de agente de seguridad, ¿no?"

    "Algunos de ellos."

    "¿Viste algo de acción durante la Insurrección?"

    "No." No del tipo que ella estaba imaginando, al menos.

    Amara frunció el ceño. "Esto no es algo de lo que te guste hablar, ¿verdad?"

    "No"

    "No es mi intención entrometerme."

    "Claro que sí. Es lo que mejor se te da."

    Amara se rió. "De acuerdo. Guárdate tus secretos si quieres, pero para que quede claro, anoche es oficialmente la última vez que le acompaño a casa, Sr. Marine Fronterizo. Es bastante obvio que solicitaste mis servicios bajo falsos pretextos."

    Dorian le tendió el abrigo y la ayudó a pasar los brazos por las mangas, luego recogió su propia chaqueta. Amara echó un último vistazo a la oficina, como si temiera estar olvidando algo. Finalmente, preguntó: "¿Qué hiciste con Raville?"

    "Está a salvo"

    "¿No lo has borrado?"

    "Todavía no." Dorian rodeó la cintura de Amara con el brazo y la acompañó hasta la puerta. "Pero eso no significa que no vaya a hacerlo."

    "Solo eres una gran pelota de bondad debajo de ese exterior espinoso, después de todo," dijo ella sonriendo. "Lo sabía."

    Él gruñó. "No me presiones, chica lagarto."

    Salieron al pasillo y Dorian mostró sus alfileres de seguridad al lector del geek para cerrar la puerta tras ellos. El pasillo era de bloques de cemento desnudo pintado con dos tonos de gris industrial. Un tubo fluorescente empotrado en el techo convertía todo lo que no era gris en un tono lavanda poco favorecedor. Los conductos de cableado y las tuberías de fontanería con cinta térmica se alineaban en las paredes como nervaduras espaciadas irregularmente. El Archivo era una estructura arquitectónica gloriosa. El estilo era un sutil híbrido de cúpulas mediterráneas y antiguos arcos góticos europeos. Los constructores habían preferido arbotantes y acres de vidrieras ahumadas, alas extendidas con columnas dóricas y techos altos, fachadas de mármol oscuro y suelos de madera bruñida. En todo caso, el renderizado que servía como rostro público era menos impresionante que el edificio en el que se basaba. Pero aquí, en el sótano, la mayor parte de lo que Dorian veía era la fealdad sencilla y funcional de un espacio utilitario. Eso siempre le había parecido apropiado.

    Él y Amara se pegaron tanto a los pasillos de servicio como era posible, en parte porque era más fácil llegar al estacionamiento por este camino, en parte porque había más sensores de seguridad en la planta de arriba y, a veces, los equipos de limpieza manchaban las lentes y sus alfileres de seguridad de transmisión no se registraban con precisión, y luego los deficientes Mike y Ridley de la guardia nocturna discutían sobre quién iba a ver la perturbación en la red.

    Evitaron los ascensores por la misma razón y subieron seis pisos por la escalera en el lado oeste del edificio hasta el tercer piso. La puerta se abría a un pasillo para el personal poco imponente en términos de Archivo, lo que significaba suelos de parqué, techos abovedados y grabados de buen gusto hasta donde alcanzaba la vista. A la izquierda había una pesada puerta de seguridad de acero que conducía a la pasarela de plexacero cerrada que unía la calle entre el Archivo y el garaje.

    Dorian detuvo la puerta de la escalera con el pie antes de que se bloqueara detrás de ellos y se golpeó la cabeza contra el marco un par de veces. "No vas a creer esto," dijo, "pero acabo de recordar que le prometí al Viejo Hill que restablecería los bloqueos de manipulación en el enrutador ex-connex en la Conferencia Dos. Tiene una reunión trimestral a primera hora de la mañana para celebrar una Logia formal antes de ponerse a trabajar. Está aterrorizado de que les espíen."

    Amara suspiró con cansancio. "Ten cuidado con él, John. Es su primera rotación como Venerable Maestro."

    Dorian movió los dedos hacia ella e hizo una mueca siniestra. "Ugli-ugli." Ella no se rió y él se encogió de hombros. "Lo siento. No puedo creer que me haya olvidado de esto. Solo me llevará unos minutos. Quince como máximo, lo prometo."

    "¿Quieres que me comunique con Mike y le diga lo que haremos?"

    "Está bien. Puedo llegar a Con Dos sin presionar ninguno de los sensores si paso por el armario de servicio. No hay necesidad de molestarle con esto."

    Se apresuraron a bajar las escaleras y salieron al segundo piso. Dorian los condujo por un camino indirecto hacia la sala de conferencias que evitaba todos los disparadores de seguridad. Como esperaba, el armario de servicio estaba abierto, aunque tuvo que trepar por encima de una pila de mesas redondas para banquetes que habían estado abarrotadas en el interior y aparentemente olvidadas después de la fiesta de Navidad del año pasado. Se arrastró torpemente por el desorden, luego a través de la puerta empotrada que se abría a la sala de conferencias propiamente dicha. Le tomó un poco más de lo esperado ubicar y reconfigurar el enrutador local. Aparentemente, el VM Hill había estado tan preocupado por que se hiciera la tarea de manera oportuna que Dorian no había sido el único técnico con el que se había puesto en contacto, y quienquiera que había intentado el reinicio ese día no poseía la seguridad adecuada para la tarea. Amara se rió tontamente durante gran parte de la siguiente media hora mientras Dorian lo arreglaba.

    Finalmente regresaron a la entrada de la vía aérea.

    Dorian estaba de mal humor y comenzaba a sentir su falta de sueño. No ayudó que la puerta de la vía aérea decidiera ser problemática. Tuvo que pararse frente al panel del sensor durante varios segundos antes de que se leyera la clave y se abriera la cerradura. La abrió de golpe con algunas blasfemias cuidadosamente elegidas y estaba a punto de cerrarla de golpe detrás de ellos cuando zumbó el intercomunicador bajo la matriz de sensores.

    "¡Ey, Sr. D! ¿Es usted?" Era Ridley.

    Dorian gruñó para sí mismo y pensó en ignorar la página, pero le indicó a Amara que le esperara. Se inclinó hacia atrás dentro del edificio y apretó el botón de comunicación. "Soy Dorian."

    "¡Ah, mierda, pensé que te habías ido!" Incluso a través del crujido del comunicador, Ridley parecía angustiado. "Mira, recibiste una llamada a través de la centralita principal hace unos veinticinco minutos, pero mi panel mostró que acababas de poner las cerraduras de tu oficina, así que le dije que te habías ido a casa. El tipo sonaba como si fuese algo importante, pero no iba a llamarte a casa, ¿sabes? Lo siento mucho si la he fastidiado."

    "No sé quién podría llamar a esta hora, Ridley" Dijo Dorian. A menos que fuese el Venerable Maestro Hill asegurándose de que Dorian no se había olvidado de él. Estaba demasiado cansado para pensar. "Estoy seguro de que volverán a llamar si resulta ser importante. Si lo hacen, envíalo a mi buzón de correo, ¿de acuerdo? Le llamaré a primera hora de la mañana."

    "Seguro, Sr. D. Que tenga buena noche." Dorian se despidió y dejó que la puerta se cerrara detrás de él.

    "¿Quieres ver de qué se trataba?" Le preguntó Amara.

    "No." Puede que no haya estado más seguro de algo en toda su vida. "Definitivamente no."

    La noche se había vuelto fría y él instó a Amara a avanzar, anticipándose al sistema de calefacción de grado industrial del Roland. Suponiendo, por supuesto, que no lo hubieran robado en las largas horas que había estado desatendido desde que él y Amara habían llegado al trabajo la mañana anterior.

    Pero estaba justo donde lo había dejado Dorian, estacionado en uno de los niveles inferiores bajo una luz apagada desde hacía semanas y que aún no había sido reemplazada. El vehículo apareció en la oscuridad solo cuando estuvieron prácticamente encima de él.

    "Tienes que encontrar una plaza de garaje más segura," le dijo Amara desde el lado del pasajero mientras esperaba a que él abriera las puertas.

    Dorian negó con la cabeza. "Esto es lo que llamamos camuflaje urbano. Si los matones no lo ven, tal vez no lo roben."

    "Seguro, hasta que alguien reemplace las luces."

    Dorian transmitió un código a la cerradura y luego tiró de la pesada puerta de su lado para abrirla. "Entonces tendré que romperla de nuevo." Subió al interior, se inclinó sobre el asiento delantero y accionó el interruptor de seguridad de la puerta de Amara. Él le dio un fuerte empujón y ella se deslizó a su lado. La cerró de golpe detrás de ella y todo el marco traqueteó como el rodar de un cañonazo. Las líneas de combustible se habían gelificado parcialmente durante el frío día y el motor de arranque gimió malhumorado durante varios segundos antes de que el diesel Rigman retumbara finalmente. Dorian aceleró el motor, arrojando una nube oscura de humo maloliente por el tubo de escape. Amara se tapó la nariz con la mano.

    El Roland se sacudió, traqueteó y ladró al ponerse en marcha, sonando más como una máquina de guerra que como un vehículo civil. Él los sacó del estacionamiento y aceleró por la rampa hacia la salida.

    "¿Estás seguro de que te lo roban o simplemente lo escondes con la esperanza de olvidar dónde lo dejaste?" Preguntó Amara mientras salían a la calle. "Quizá te lo confisca el gobierno por tu propia protección."

    Dorian aceleró la transmisión a una velocidad más alta y el motor gimió. Palmeó el tablero. "No la escuches, cariño. No reconoce una buena pieza de maquinaria de transporte cuando la ve." A Amara le dijo: "Cuando saco los solares, ronronea como un transporte aéreo. La suspensión es tan suave que crees que estás viajando sobre una alfombra voladora. Te llevaré a Surmonte alguna vez, por las montañas, y lo verás. Nunca más querrás el aire público."

    "Todas las personas que intentan dormir por aquí probablemente agradecerían que utilizaras los sistemas solares ahora."

    Él hizo una mueca. Las celdas de almacenamiento le habían abandonado hace casi seis meses. "¿Cómo es que no puedes apreciar el gruñido gutural de un motor diesel Rigman de calibre completo?"

    "No es tanto el gruñido lo que me molesta como el miedo a que el pobrecito se haga pedazos."

    "¡Bah!" Acarició el salpicadero unas cuantas veces más con confianza. O quizá por tocar madera. De cualquier manera, comenzó a comprender lo que su madre había querido decir todas esas veces que le había dicho lo afortunado que era de no haber tenido hermanas nunca.

    Las calles estaban en silencio mientras llegaban al distrito comercial del centro, la calma entre los juerguistas nocturnos y los emprendedores madrugadores. Dorian estuvo atento a las patrullas de tráfico y los sensores de infracción, pero no vio ninguno y, por tanto, no se molestó con la mayoría de las señales de tráfico. Mientras se acercaban a la alta cúpula de la oficina de Landgrant, Amara le dio indicaciones. Gira a la derecha en Morgan, luego unos bloques más abajo, al Sur en Braston Rightway. No pudo evitar notar su tono moderado.

    "¿Estás bien?" preguntó él.

    Ella lanzó una mirada por la ventana. "Estoy bien, de verdad. Creo que solo un poco conmocionado. Ha sido una... noche interesante."

    Dorian redujo la velocidad del Roland y ejecutó un hábil giro en U en medio de la calle.

    Amara miró atrás por encima del hombro. "John, mi apartamento está..."

    "Lo sé, lo sé. He tomado una decisión de mando. Creo que sería mejor si pasaras la noche en mi casa de nuevo esta noche. Debido a las circunstancias especiales, entiendes."

    Ella se tapó la boca con el dorso de la mano, pero no dijo nada. Sin embargo, él estaba bastante seguro de que ella estaba sonriendo.

    "Aún soy un cascarrabias," refunfuñó él sin motivo alguno. "Quiero que seamos claros en eso. Esto no tiene nada que ver con que me esté ablandando o poniendo emocional o sienta un cariño injustificado por ti, y si tuvieras algún sentido de la decencia, te quedarías sentadita ahí en silencio mientras yo conduzco y te mantendrías ocupada contemplando cuántas veces te lo dije. ¿Lo tenemos claro?"

    "Oh, ciertamente."

    Pasearon por la ciudad a primera hora de la mañana, corriendo por calles cada vez más deterioradas hasta que el pavimento cedió por completo y el Roland rebotó sobre caminos de tierra llenos de baches en su aproximación a Quiksand. Él abrió las puertas con su alfiler de seguridad, subió silenciosamente por el camino y bajó la rampa hasta el garaje subterráneo. Encontró una plaza de estacionamiento en el primer nivel cerca del ascensor y apagó el motor, luego se quedó en las sombras un momento, escuchando el tic del motor mientras este se enfriaba.

    ¿Qué estaba él haciendo exactamente? ¿Era esto culpa? ¿Estaba tratando de compensar de alguna manera lo que le había hecho a Amara al invadir su espacio? No entendía este impulso, esta repentina necesidad de cuidarla. Él se lo había avisado. Varias veces, de hecho, y ella había tenido la suerte de haber salido tan ilesa como de la asimilación de una aplicación viral.

    Tal vez se estaba volviendo blando después de todo.

    "Asegúrate de cerrar con llave," dijo él, probablemente con más dureza de lo que estaba justificado, y abrió su propia puerta de una patada.

    Tomaron el ascensor hasta el vestíbulo. Dorian siempre se pasaba a ver a Cuervo, el vigilante nocturno y encargado de mantenimiento, cuando llegaba en un horario extraño. Por lo general le llevaba café y charlaba con él. Engrasando los engranaje de la cola de mantenimiento, le llamó. Pero cuando asomó la cabeza por las puertas del ascensor, no había nadie en el escritorio.

    Cuervo debe estar de ronda o meando, haciendo las cosas de vigilante nocturno.

    Dorian se encogió de hombros y pulsó el botón de su piso. Lo mismo le daba, estaba demasiado cansado para explicar qué estaba haciendo compartiendo el ascensor con una mujer extraña en medio de la noche, lo cual solía ser el tipo de cosas que provocaban más curiosidad a Cuervo. No estaba seguro de poder explicárselo a sí mismo adecuadamente.

    Subieron en silencio pasando por los pisos y viendo los números bajar. Amara se apoyó en su hombro y él la dejó, sintiendo un extraño placer en la calidez y solidez de su tacto.

    Debe de estar muy, muy cansado.

    Por fin, las puertas se abrieron, sonó el timbre y el largo pasillo hacia el ataúd de Dorian se extendió ante ellos. Las luces se atenuaron, los filamentos se redujeron a brasas anaranjadas para conservar energía. Dorian salió al rellano.

    Amara lo siguió rápidamente pisándole los talones, probablemente tan ansiosa por caer en la cama como él.

    Miau.

    Ella se espabiló de inmediato. "¿Ese es tu gato?"

    Él no sabía de ningún otro gato en su piso, pero negó con la cabeza. "No puede ser. Lo encerramos dentro esta mañana, ¿recuerdas? Además, es súper miedica. Se muere del susto cuando esta fuera del ataúd."

    Amara se liberó de su mano y avanzó de puntillas por el rellano sigilosamente. El maullido bajo y vagamente patético seguía y se concentraba en un grupo de plantas en macetas escondidas detrás de un sofá en la esquina junto a la entrada de la escalera. Ella se abalanzó sobre la vegetación y recuperó un siseante y bufante bulto de piel atigrado.

    "¡Es tu gato!" gritó ella metiendo exuberantemente al animal en el hueco de su codo y acariciándole el vientre. "Gatito bonito. ¿Quién es un chico malo, gatito bonito?"

    El gato ronroneó.

    "Debe de haber salido," dijo Dorian. "El pobre está temblando. Está aterrorizado. Pobre, pobre gatito. Lo dejamos encerrado dentro."

    "¿Hay alguien que lo controle cuando trabajas hasta tarde?"

    "En realidad, esa es una idea que probablemente debería considerar, pero no."

    "Quizá mantenimiento..."

    Dorian negó con la cabeza. "Me habrían llamado si algo andara mal. Está en el Convenio. No pueden entrar en un ataúd sin permiso a menos que sea una emergencia... y si hubiera habido alguna emergencia, habrían llamado."

    El gato odiaba estar fuera del apartamento. Lo odiaba.

    A menos que Dorian invitara a extraños, razón por la cual había tenido tanto cuidado de asegurarse de que el gato estuviese encerrado esa mañana, porque iba a estar enfadado todo el día por el olor de Amara en la ropa de cama. Pero aquí estaba el gato fuera, sin embargo.

    Ese sensación. Él conocía esa sensación que le incomodaba.

    "Apuesto a que se está muriendo de hambre," dijo Amara. Se inclinó y acarició al gato nariz con nariz. "Te mueres de hambre, ¿no? Pobre bebé pequeñito."

    ¿Y dónde había estado Cuervo? ¿No solía poner un letrero cuando iba a orinar? «Vuelvo en DIEZ minutos». Por supuesto, tal vez no siempre usaba el letrero. Tal vez no lo ponía cuando tenía que orinar mucho o cuando sus intestinos decidían entrar en erupción. Es tales casos puede que no se tomara el tiempo para colgar el letrero. O tal vez se olvidó esta vez. Eso era mucho más probable que cualquier otra alternativa, ¿no? Mucho más probable que esta detonación inminente de miedo aullando y rechinando en su cráneo. ¿Qué harías tú en su lugar? Había preguntado Raville. Si alguien acabara de descubrir su plan para librar una guerra encubierta contra una especie alienígena, ¿como de enojado estarías?

    Pero Giari Tau y Michael Raville estaban a millones de kilómetros de distancia, y aunque Dorian no hubiera podido ocultar bien su intrusión, era imposible que Raville pudiera coordinar una respuesta retributiva tan rápidamente, ¿no? Amara y él apenas habían tenido tiempo de cruzar la mitad de la ciudad en coche.

    Imposible.

    Dorian retrocedió hacia las puertas del ascensor, observando, pero no había nada que ver excepto sombras. Nada que escuchar excepto el zumbido matutino del sistema de circulación de aire del edificio. Se le formaron gotas de sudor en el labio. Pulsó el botón para llamar al ascensor y desvió la mirada hacia Amara, que se había acercado al sofá y se había sentado, acariciando al gato en su regazo.

    "Tenemos que salir de aquí," dijo. Amara levantó la barbilla ante la dura cadencia de su voz.

    "¿Qué ocurre?"

    "Algo"

    Detrás de él, las puertas del ascensor sonaron y se abrieron con un suspiro, y de repente él no tuvo ningún deseo de volver a meterse en un espacio tan restrictivo, una caja con una sola salida. Corrió por el rellano y abrió de golpe la puerta de la escalera. Estaba despejado. Ningún sonido, excepto el eco de la puerta que golpea la pared.

    "Vamos"

    Amara no puso objeciones. Se levantó lentamente, con un lenguaje corporal incierto, y dejó que el gato saltara de sus brazos. Esquivó a través de la puerta abierta y desapareció escaleras abajo sin mirar atrás. Esa era toda la prueba que Dorian necesitaba. Siguió a su gato, rápida y silenciosamente.

    "¿Qué está pasando?" le siseó Amara, su voz sonaba como un grito. Dorian negó con la cabeza, no dijo nada y ella no volvió a preguntar.

    Bajaron deprisa cuatro tramos y se detuvieron. Él se acercó a la puerta y miró a través del estrecho panel de vidrio hacia otro rellano exactamente igual al de su planta y aparentemente vacío. Tirando de la mano de Amara, la hizo entrar. Pero no al ascensor. Dorian se ladeó en el pasillo, echó a correr y la arrastró hasta el final del pasillo hasta el ascensor de servicio al final. Este esstaba húmedo, manchado de aceite y suciedad y solo tenía una luz superior en funcionamiento. Solo cuando las puertas se cerraron y la cabina comenzó a descender, él se dejó caer, jadeando y apoyado en la pared trasera.

    "No fue alguien que conoces quien dejó salir al gato, ¿verdad?" susurró Amara. En la penumbra, sus ojos eran tan grandes como lunas.

    "No"

    El ascensor dio una sacudida al llegar al vestíbulo. Dorian saltó hacia adelante y mantuvo el dedo en el botón que evitaba que las puertas se abrieran. La cabina se tambaleó, se balanceó sobre el cable y descendió. Él observó la pantalla. Subnivel Uno. Subnivel dos. Aparcamiento.

    Dorian accionó el interruptor de parada de emergencia y esperó, escuchando. No oyó nada aparte del ruido metálico y el estrépito de los ruidos normales de asentamiento del ascensor. Con cuidado, desató la rejilla del techo y desatornilló la única bombilla restante.

    La oscuridad se cernió sobre ellos.

    "Cuando abra las puertas, mantente agachada," dijo. "Muévete rápido. Mantén la cabeza gacha y alejada de la pared tanto como sea posible. El Roland está en lo alto de la pendiente. Podrás verlo a las luces desde el rellano del ascensor. Si lo alcanzas antes que yo, espérame en el lado del conductor, ¿de acuerdo?"

    "Está bien"

    "Si empiezan a disparar, corre más rápido. Tu cuerpo intentará congelarse, pero no puedes dejarle. Dile que corra. Repítelo hasta que se lo crea."

    Indignación. "Me han disparado antes, John. Sé qué hacer."

    "Oh, claro"

    "Puedo defenderme si es necesario."

    "Asegurémonos de no llegar a eso. Rápido y agachada, ¿de acuerdo? Ya resolveremos el resto después. ¿Lista?"

    "Sí"

    Dorian accionó el interruptor. Las puertas se abrieron con un sistema hidráulico antiguo, chirriando lo bastante fuerte como para despertar a los de sueño ligero en Surmonte. Él se lanzó de la oscuridad hacia las sombras subiendo por la rampa. Trató de mantener a Amara detrás de él, donde pudiera mantenerla a salvo si encontraban algún problema, pero ella era demasiado rápida y pronto lo adelantó. Ella corría casi sin hacer ruido, agachada, rápida y elegante, tan fluida y alerta como un depredador, mientras él la seguía con las botas batiendo contra el pavimento como disparos de escopeta.

    No vieron a nadie y él soltó un suspiro de alivio al llegar al Roland donde esperaba Amara agazapada bajo el perfil de la camioneta. Él abrió las cerraduras y ambos se apilaron dentro.

    Dorian puso en marcha el motor y conectó la transmisión a marcha atrás, luego puso la primera marcha y aceleró hacia la salida.

    Cuando salieron del edificio, Amara se reclinó en su asiento y exhaló pesadamente. Temblaba de tensión reprimida. "No vi nada."

    "Yo tampoco."

    "Eso está bien, ¿verdad? Quizá fue..."

    "¿Solo paranoia?" Dorian terminó por ella.

    "Solo tu gato," respondió ella con tono de disculpa. "Y hemos tenido más estrés del cupo de hoy. Es decir, Raville no ayudó exactamente a nuestro estado de ánimo, ¿sabes?"

    "No era solo el gato." Cuervo tampoco había estado en su puesto. ¡Cuervo! ¿Por qué no había pensado en eso de inmediato en lugar de lanzarse hacia la noche como pollo sin cabeza?"Espera. Enviaré un ping a recepción a través de la centralita Hab. Él puede consultar los registros de servicio para ver si ha habido algún acceso a mi ataúd, autorizado o no, desde que salimos esta mañana."

    Comenzando a sentirse un poco tonto, Dorian rebotó a través de sus protocolos de conexión y realizó un parche de registro remoto a través del enrutador de red de su ataúd.

*** Sesión Iniciada ***

    (Ping)

    (Ping)

    (Ping)

    (Sin respuesta. Autodesconexión)

    ([Error C3NP: 7576. Registro generado.])

*** Sesión Terminada ***

    Salió del geek a tiempo para sortear la amplia curva que llevaba a las puertas de entrada. Sin respuesta. Dorian soltó una autoconsciente risita. "La centralita no funciona. Eso es probablemente en lo que estaba trabajando Cuervo cuando nosotros..."

    La noche estalló en una bola brillante de llamas anaranjadas. Una onda atronadora llegó hacia ellos y una ráfaga de fuerza conmovedora casi empujó al Roland fuera de la carretera. Amara gritó y apartó la cabeza por acto reflejo. Dorian pisó a fondo los frenos y se detuvieron bruscamente.

    "¿Qué...?"

    Él miró por la ventana, su garganta estaba seca de pronto. Grandes lenguas de fuego barrían la fachada de la torre Oeste de Quiksand, cerca de la cima, algunas de ellas de diez o quince metros de altura. Un humo negro y oleoso se elevaba hacia el cielo, oscureciendo las estrellas.

    Muy cerca de su propio apartamento. Demasiado cerca, de hecho, para ser un accidente.

    Una segunda erupción brotó como una flor de fuego. Amara gritó de nuevo y se agarró a su brazo, pero Dorian apenas la oyó. El rugido de la detonación aullaba en sus oídos. El parabrisas del Roland se estremeció con la segunda explosión, pero aguantó.

    Dorian sintió la fuerza de la explosión como una mano masiva presionándole el pecho, exprimiendo el aire de sus pulmones. Trozos de escombros en llamas comenzaron a llover sobre el capó y el techo y el carril que los rodeaba.

    Lo que quedaba de varios pisos superiores del edificio de Dorian escupía cegadoras gotas de fuego hacia la noche.

    Sin decir una palabra, Dorian dio un volantazo y pisó el acelerador. Los neumáticos todoterreno del Roland chirriaron y la parte trasera coleteó. Él lo corrigió automáticamente y mantuvo el pie presionado hasta el suelo.

    No se detuvo camino a la verja.

    Solo cuando iban a toda velocidad en dirección contraria, le gritó a Amara que agachara la cabeza, pero no había forma de que ella pudiera haberle oído. Ni siquiera podía oírse Dorian a sí mismo. El Roland se estremeció mientras ganaba velocidad en dirección Este, bajando por el carril de grava y luego hacia el pavimento sólido nuevamente, siempre acelerando.

    Él no miró atrás.

    Dorian no sabía adónde iba. Simplemente hacia el Este, luego al Norte hasta la expresopista. Simplemente lejos.

    Lejos de la escena donde el hombre más poderoso del espacio humano acababa de intentar asesinarlos.

Capítulo 9

    Dorian hizo rodar el jeep de trinchera por la tranquila comunidad de matorrales de Agujerojardín, unos kilómetros al norte de Sonali.

    El amanecer había llegado como un sombrío y púrpura hematoma en el cielo. Las montañas se alzaban sombrías y hostiles en el Oeste. Más al Norte había colinas marrones, cresta tras cresta de piedra desnuda y desierto sin caminos. Dorian estaba contento de salir de las carreteras principales. Habían dejado atrás el flujo constante de vehículos de emergencia que se precipitaban hacia el desastre en Quiksand desde las estaciones de socorro periféricas hacía unos minutos, pero el tráfico matutino había comenzado casi de inmediato a obstruir la autopista en su ausencia. Se había vuelto cada vez más difícil para él rastrear los vehículos tras él en los espejos retrovisores y determinar si les estaban siguiendo.

    A lo largo del camino, en barrios más densamente poblados, hombres y mujeres habían salido al césped de la entrada, todavía con sus camisones y batas, mirando hacia el Sur y el Oeste en la penumbra de la mañana, luciendo más que un poco desconcertados por la conmoción. A la mayoría de ellos, sin duda, los habían sacados del sueño profundo los destellos de noticias en sus concentradores locales y redes de caché de datos de la Hebra. Se agrupaban nerviosos, moviendo la lengua como gallinas cacareando, bebiendo de la escena tanto desde sus remotas perspectivas personales como desde las transmisiones en directo más íntimamente informadas, y comparando ambas. La tragedia de Quiksand era un producto mediático candente y actual, sangriento y destacado, la historia local en acción.

    Nadie podía resistir contar una tragedia en progreso, especialmente cuando el infortunio no era el suyo.

    Dorian iba en la dirección opuesta, alejándose de toda la emoción. No estaba ansioso de mirar por encima del hombro a la destrucción detrás de ellos.

    No dijo nada durante el viaje, excepto que Amara debería mantenerse fuera de la Hebra. "Ni noticias, ni informes de daños. Ni siquiera revises tus mensajes. Mantenlos fuera."

    Si hubiera existido una forma razonable de hacerlo, él habría cerrado sus matrices por completo, solo para asegurarse. Era la mejor manera que conocía de confundir el rastreo pasivo de ip mientras pasaban de una subestación de conexión a la siguiente. Pero probablemente ya era demasiado tarde para eso de todos modos. Si Raville había sido capaz de etiquetarlos y rastrearlos hasta Quiksand tan rápido, él contaba para llegar hasta ellos con mejores medios que el torpe olfato de registros de transferencias de connex, cuando y donde quisiera.

    Dorian no le explicó estas cosas a Amara. Eso no les ayudaba en nada (a menos que se extirparan quirúrgicamente sus matrices) y cualquier cosa que él dijera solo la alarmaría aún más.

    Amara le miraba como si se hubiera vuelto loco, pero no discutía. Se quedó a su lado con las palmas de las manos juntas entre las piernas y miraba absorta por el parabrisas. A Dorian le pareció tan aturdida como los curiosos matutinos que se amontonaban en sus porches y jardines. Igual de perdida, igual de carente de un marco de referencia para darle sentido a todo.

    Pero Agujerojardín todavía estaba durmiendo tan temprano por la mañana.

    Todavía no había tráfico aquí, nadie vigilando el cielo, ni siquiera miraban por las ventanas. Dorian bajó la velocidad del Roland y cambió de diesel a solar. Los indicadores del colector parpadearon en rojo, luego en naranja y luego en amarillo pálido. Apenas había suficiente luz para correr, y había que mantener el pedal casi hasta el suelo para avanzar diez kilómetros por hora. Pero corrieron casi en silencio, ociosos por las tranquilas calles de la comunidad y, esperaba él, sin llamar la atención.

    Se desvió hacia un camino lateral oculto entre dos grupos de sauces Everanya en expansión y por un camino estrecho perforado en un túnel de árboles dominantes. Los neumáticos crujían sobre ramitas caídas y hojas secas. Las casas eran más grandes que las de la ciudad y estaban bastante alejadas de la carretera. Los patios eran grandes, suburbanos y bien cuidados, aunque todavía de color marrón invernal, y los setos cuidadosamente recortados los separaban unos de otros. Bajo la sombra de los sauces, las luces solares se agotaron rápidamente y, una a una, las luces y los indicadores empezaron a fallar. El Roland se deslizó un centenar de metros y Dorian apenas pudo apuntar hacia un camino aislado que apareció a la derecha antes de que el motor se apagara por completo. Rodaron por una ligera pendiente hasta detenerse frente a un garaje de bloques de hormigón cuando Dorian pisó el freno. Apagó los pocos sistemas restantes, se reclinó en su asiento y dejó escapar un suspiro de cansancio. Se sorprendió al descubrir que estaba temblando.

    Apretó los dedos en puños para que detener el temblor

    Después de unos momentos, abrió la consola junto a su asiento y recuperó un estuche negro muy castigado.

    "Vamos," dijo y salió.

    "¿Dónde estamos?" Preguntó Amara mientras se unía a él. Su voz temblaba levemente, pero ella estaba manteniendo el tipo, pensó Dorian. Si sus manos no hubieran estado ocupadas, le habría dado un apretón tranquilizador en el hombro. "¿Qué pasó allí, John? ¿Qué significa eso?"

    No tenía ninguna respuesta que pudiera consolarla, así que dijo: "Tengo amigos aquí." Hubiera sido mejor decirlo con una sonrisa, pero él no consiguió encontrar una.

    "Tu ataúd..."

    "Podemos relajarnos aquí durante unas horas y averiguar qué está pasando."

    "Yo quiero irme a casa"

    Dorian se humedeció los labios.

    "Aunque eso probablemente no sea una buena idea, ¿verdad?" preguntó ella.

    Él negó con la cabeza. Con un poco de suerte, solo habían intentado matarle a él. Y él había fracasado. Pero esa no era una esperanza que pudiera darse el lujo de darle a Amara, por triste que fuera.

    Arrastró su equipaje por los escalones de piedra húmeda hasta el porche trasero. Amara lo siguió tentativamente. El césped aún estaba en sombras, pero estaba cuidadosamente cuidado. La hierba era corta, de color verde oscuro en lugar de marrón. Árboles delgados asomaban del césped aquí y allá en la larga y laberíntica pendiente hacia el bosquecillo oscuro y melancólico de intrincada maleza cien metros más allá de la casa. Un muro casi agotado de leña cortada en cuartos se alzaba entre dos de los árboles, sólo parcialmente protegido de los elementos por una lona cuyas ataduras se habían roto y se agitaba malhumorada con la fresca brisa de la mañana. La casa en sí era una construcción anodina de dos niveles con un techo puntiagudo gris y un exterior de tablillas recién pintado. La mayor parte del nivel inferior estaba bajo tierra, enterrada en la pendiente de la colina que ellos acababan de bajar, excepto en el extremo más alejado que daba al garaje. Las ventanas estaban oscuras y no se podía oír a nadie moverse dentro ni el parloteo amortiguado del infocable matutino.

    Dorian se preguntó si habría alguien ya despierto.

    Él dejó con cuidado su maletín de viaje en la terraza y llamó a la puerta de atrás con los nudillos. Esperó unos diez segundos y luego volvió a llamar. En poco tiempo, el golpe de los pies descalzos sobre los suelos de madera llegó a sus oídos y Dorian dio un paso atrás. La cortina de color rosa en la ventana estrecha al lado de la puerta se movió. Un rostro los miró con ojos oscuros entornados en la penumbra de la mañana. Luego, el roce de las cerraduras. Muchas cerraduras.

    Un enorme hombre negro estaba de pie en la entrada con las piernas abiertas y los puños plantados en las caderas. No iba afeitado y era evidente que no estaba feliz de verlos. Llevaba una bata blanca de felpa varias tallas más pequeña, apenas le cubría y revelaba una parte superior del cuerpo poderosamente cincelada.

    Miró a Dorian con el ceño fruncido. "El Infocable decía que estabas muerto."

    "Me imagino que sí."

    "Pues a mí me pareces muy vivo," dijo el hombre arqueando las cejas.

    "Lo sé. Debería de haberte enviado un mensaje." Dorian se encogió de hombros. "No tuve tiempo. Y no quería usar mi matriz."

    "¿No querías?"

    "Ya sabes a lo que me refiero."

    "Lily lleva llorando media hora. ¿Qué te parece eso?"

    Dorian hizo una mueca. "Se lo compensaré."

    "¿Y qué has pensado para compensarme a mí? Ya sabes cómo se pone."

    "Lo siento"

    El hombre gruñó y se movió para mirar a Amara. "¿Y tú quien eres?"

    "Amara Cain," respondió Dorian. "Estaba llegando a eso. Es una amiga."

    "Estás un poco lento en todos los frentes esta mañana, ¿no?" Extendió su enorme mano hacia Amara y le estrechó los dedos. "Soy Danek. Tyrus Danek. Conocerás a Lily en un momento. Es mi esposa."

    Danek inclinó la cabeza hacia atrás, indicando el interior de la casa. "Ven adentro." A Dorian: "Será mejor que tengas una buena explicación, porque si no puedes estar seguro de que justo antes de que Lily me vuelva loco por haber pasado por todo esto, te voy a estrangular. ¿Capisce?"

    Dorian solo asintió y le indicó a Amara que entrara en la casa.

    Siguieron a Danek por un corto pasillo hasta una habitación estrecha y sin ventanas. En el centro había un hueco de un par de metros a cada lado para dar cabida a la escalera que bajaba al sótano de la casa larga. El piso superior estaba helado. Dorian casi podía ver su aliento.

    Miró las imágenes de las paredes a su alrededor. La mayoría de ellos eran capturas de video sin letras. Paisajes desvaídos de montañas a prados en bucles cronometrados. Los obligatorios esposo y esposa tomados felices de la mano, aunque era antiguo, los píxeles empezaban a decaer en los bordes. Era un espacio estéril, el salón de una anciana, cuidado dolorosamente para familiares o amigos que nunca llegaron.

    Al pie de las escaleras, Danek tiró de una cuerda, que caía de un agujero en el techo, y una cubierta de plástico bajó sobre la escalera. Dorian miró y vio que la parte inferior estaba forrada con espuma insonorizante.

    "A Lily no le gusta mucho el ruido estos días," dijo Danek. "Es el zumbido, dice ella. Nunca se detiene."

    "Has estado ocupado," comentó Dorian.

    "He estado trabajando un poco. A Lily le gusta así. Rústica, dice, como esa cabaña que tenían sus padres en el Paso de Buenamañana."

    Dorian miró a su alrededor. Habían entrado en una cámara larga. Las paredes estaban revestidas con paneles de madera tosca. El suelo era de cemento desnudo, interrumpido por alfombras redondas y utilitarias. Las decoraciones eran escasas, en su mayoría fotografías y flores enmarcadas. El aire estaba impregnado de olor a aceite, sebo y ceniza. Había una chimenea de piedra en el otro extremo de la habitación, y una mesa de comedor robusta, si no elegante, en el medio. Un par de mecedoras y un armario de libros antiguo completaban el mobiliario.

    Al lado de la chimenea había una puerta, pero estaba cerrada. Al otro lado de la escalera había un muro de hormigón con otra puerta.

    La pared estaba cubierta con más espuma supresora.

    Aquí abajo no había ventanas y la única luz provenía de un par de lámparas de aceite colocadas en candelabros a ambos lados de la habitación y el escaso resplandor de los leños en la chimenea, aún no avivada durante el día.

    "¿Cómo está Lily?" Preguntó Dorian.

    "No sale mucho. La multitud la molesta y no puede soportar nada más que pasear. Pero eso hace que le duelan las articulaciones durante todo el día siguiente si va demasiado lejos." Tiró de la faja de su túnica y bajó la voz. "Lo verás por ti mismo en un momento. Ahora está en el dormitorio, poniéndose presentable, me imagino. Se lleva bien la mayoría de los días. Desearía tener más compañía de la que tiene. Ha leído una docena de veces todos los libros que tenemos. Recojo más cuando puedo, pero cada vez es más difícil encontrarlos en Sonali, y a ella no le gusta que vaya hasta Surmonte."

    La puerta en el otro extremo de la casa se abrió lentamente, y una voz agitada y rasposa se cacareó: “Oh, sí, ella es un desastre andante. Más chiflada que una chota, ¿sabes? Pero aún le funciona el oído, Tyrus Danek."

    Amara respiró hondo, pero no dijo nada, lo que Dorian tomó como una bendición.

    La criatura que emergió del dormitorio era casi indescriptiblemente espantosa, una monstruosidad insoportable. El cráneo era demasiado largo, tortuosamente deformado, bulboso donde debería haber sido liso y afilado donde debería haber sido flexible. No poseía nariz ni orejas, ni párpados, aunque sus enormes huesos orbitales en forma de media luna proporcionaban cierta protección y las frías pantallas negras de nanomalla cubrían los grandes agujeros donde deberían haber estado los ojos hacían buen servicio. Sus extremidades eran delgadas, como agujas de tejer unidas en las puntas por un nudo de hilo, pero el torso estaba deformado. Largo en la parte superior, como una vela calentada y estirada; lleno y redondo en el fondo como el vientre de una pera de invierno, y en todas partes la piel estaba moteada y enfermizamente pálida. No caminaba tanto como se escurría por el suelo, empujándose hacia adelante con las palmas de las manos y haciendo chasquear sus patas con garras en pasos rápidos y rápidos al arrastrar la mitad inferior de su cuerpo tras ella por el suelo desnudo. Las protuberancias afiladas de sus codos y rodillas estaban al nivel de su frente, como las de una araña de agua.

    Dorian dejó en el suelo el maletín que había estado cargando y se acercó a ella. Se inclinó y besó su mejilla levantada. Ella le revolvió el cabello con la garra de un tercer brazo más corto en su lado derecho.

    "¿Cómo estás, Lily?"

    Ella agitó el tercer brazo hacia él con desdén. "No me vengas absorbiendo ahora, John Dorian." Su voz era espesa, un silbido burbujeando a través de la mucosa. "Lo primero que oímos de ti en casi cinco semanas es que se presume que estás muerto, y ¿crees que puedes aparecer aquí y jugar a besar a la vieja Lily y mejorarlo todo?. Debería darte vergüenza, Johnny."

    Dorian bajó la cabeza. "Lo sé, Lil. Me ha matado el trabajo últimamente."

    Ella le sonrió, unas fauces negras y desdentadas. "La mayoría de la gente no lo dice de manera tan literal. ¿En qué jaleo te has metido esta vez?"

    Él miró con inquietud a Amara, que se había quedado al pie de las escaleras. Pero ella parecía estar mirando al espacio, abrazándose los codos. "No estoy completamente seguro, para ser honesto," susurró Dorian. "Es una larga historia."

    "Parece que a tu amiga no le va muy bien."

    "Con una buena razón, como puede imaginar." Dijo Dorian

    Lily levantó la cabeza. "Ve y prepara un poco de café, Tyrus. Parece que estos dos están a punto de caerse, y yo soy la única que puede hacer eso en esta casa." Se acercó al fuego y Dorian comenzó a seguirla, luego regresó, tomó a Amara del brazo y la llevó tras él. Danek desapareció por la puerta de la pared insonorizada del otro lado de la habitación y la cerró silenciosamente detrás de él. "Es mejor que nos pongamos cómodos mientras tanto. Ahora, John, recuerda ser un joven agradable y dejar que tu amiga se siente en esa silla. Pilla esa junto al estante de libros aquí si quieres sentarte."

    Metió sus extremidades en una ordenada pila sobre una estera junto a la chimenea y usó una de sus garras para remover los troncos. El fuego estalló y crepitó mientras ella lo animaba. Volvió sus ojos brillantes hacia Amara y le ofreció una sonrisa de boca cerrada.

    "Es un placer conocerla, Sra. Cain. Tyrus hizo un trabajo bastante aceptable con las presentaciones, imagino que habrá adivinado quién soy."

    Amara tartamudeó un poco, pero logró dar un saludo vacío y desenfocado. Dorian se inclinó hacia ella. "No hagas caso a Lily. Solo está presumiendo. Tiene orejas de murciélago." Pensó por un momento y luego agregó: "No literalmente, por supuesto. Aunque el principio es el mismo."

    "Aurilécticos hipercocleares," dijo Lily. "Muy beta. Nada como los aumentos finamente ajustados con los que estarías familiarizada, querida."

    "Ya veo," respondió Amara.

    "Está bien. Sé que es perturbador. Notarás que no nos van mucho los espejos aquí abajo. Johnny finge, pero puedo oír sus ojos apartándose de mí incluso cuando cree que está mirando."

    Amara no respondió. Ella miró hacia la chimenea, hacia las llamas saltarinas, momentáneamente perdidas. Dorian captó la mirada de Lily y se encogió de hombros en señal de disculpa. Vocalizó la palabra «en shock» y Lily asintió con la cabeza en comprensión.

    Danek regresó de la cocina con una bandeja de plástico cargada de tazas de café humeante. Dorian asintió en agradecimiento y, para mostrar su gratitud, cedió su silla a cambio de un asiento en la repisa de piedra junto al fuego, frente a Lily.

    "Están informando en las noticias locales que los incendios por fin están bajo control. Los investigadores se están reuniendo en la escena, pero aún no saben gran cosa. La mayor parte de la Torre Oeste ha caído encima de tu apartamento, John, pero no habrá un recuento exacto de víctimas hasta que los investigadores puedan comenzar a revisar los restos del desastre. No hay información oficial sobre la causa, pero suponen que fue una fuga de gas."

    "No hubo ninguna fuga de gas, pero eso probablemente no les impedirá encontrar una," predijo Dorian. "Así es como funcionan estas cosas generalmente."

    "¿Vas a explicar a cuál de estas cosas te refieres?" Preguntó Danek, logrando sonar curioso y molesto al mismo tiempo.

    Amara alzó la vista bruscamente. “Dijiste que el infocable ha informado que se presume que John está muerto. ¿Dijeron algo sobre mí?"

    Danek inclinó la cabeza hacia ella, claramente confundido. “No que yo haya escuchado. ¿Sois vecinos los dos?"

    "Tengo que enviarle un mensaje a mi madre para hacerle saber que estoy bien" Dijo ella vagamente. "Estará frenética si el infocable..."

    "¡Mentente alejada de la Hebra!" ladró Dorian y le lanzó una mirada de advertencia. "Lo digo en serio. La conexión no es segura en este momento. Ellos pueden leer tu IP cuando inicies sesión en un centro público."

    "¿Quienes serían esos «ellos», John?" le preguntó ella. Había un borde de frustración, de histeria inminente en Amara. Era la mayor chispa que había visto en ella desde que habían huido de Sonali. "¿Qué está pasando aquí?"

    "Serían quienesquiera que Raville envió para matarnos. Lo más probable es que sean especialistas militares, pero no descarto a los colaboradores corporativos independientes. Algunos de esos tipos no temen ensuciarse un poco si el precio es bueno, y son fáciles de encontrar si tienes contactos. Estoy seguro de que Raville tiene recursos de ambos tipos a su disposición." Amara comenzó a responder, pero Dorian negó con la cabeza. "Ahora mismo creen que estamos muertos. Es mejor dejarlo así hasta que sepamos lo que vamos a hacer."

    "Pero ¿por qué?" exigió ella. "¿Por qué iba él intentar matarnos? Estamos intentando ayudarle."

    "No a ese Raville," dijo Dorian, manteniendo su tono suave. "Él supuso que el Raville real intentaría algo, pero ninguno de nosotros esperaba que fuera tan pronto."

    Amara se estremeció y se llevó los brazos al pecho una vez más. "Pero ¿por qué? ¿Qué le hemos hecho? ”

    Tuvo que recordarse a sí mismo que había muchas cosas que ella no sabía, demasiadas cosas que Raville le había contado solo después de que ella fuera expulsada de su presencia. Amara solo sabía que ella se había comprometido a ayudarle a salvar el universo en el sueño del palacio de la memoria de Raville, luego había despertado y encontrado su vida en peligro casi de inmediato y sin explicación. No sabía lo que Raville le había hecho ni la verdad sobre el objeto de código quae-ha-distra, ella solo sabía que el mundo se había convertido en una locura.

    No era de extrañar que se agarrara con uñas y dientes a la desesperación al intentar dar un sentido a todo.

    Por centésima vez en las últimas horas, Dorian maldijo a Raville en voz baja. “Es complicado," dijo simplemente. "Baste decir que Raville no fue tan comunicativo contigo como debería haberlo sido y que la persona real tiene una causa legítima para sentirse algo agraviada."

    "No lo entiendo." Dijo Amara.

    "Yo tampoco," refunfuñó Danek. "¿Quieres explicar lo que está pasando de una manera que podamos entender, o solo estamos aquí para brindar apoyo moral a tu genio?"

    Lily tarareó suavemente para sí misma. "Has mencionado a Raville. No será Michael Raville por casualidad, ¿verdad?"

    "El mismo."

    “¡Oh, Johnny! ¿Cómo te las arreglas para mezclarte con problemas tan graves?"

    Dorian vaciló, sintiéndose incómodo por una pregunta tan directa. "Por mucho que me gustaría satisfacer tu ociosa curiosidad, Lil, creo que esto es todo lo que necesitas saber. No vine aquí para involucrarte en mis problemas. Necesitaba un ex-connex anónimo de línea dura, y necesitaba una forma alternativa de transporte, pues mi Roland es demasiado conspicuo y está registrado a mi nombre. Vosotros sois las únicas personas que conozco que tienen ambas cosas y no las usan." Lily y Danek habían renunciado a sus matrices casi diez años atrás. "Aparte de eso, quiero que voasotros dos os mantengáis lo más lejos posible de esto."

    Lily miró a Dorian con su mirada ciega. "¿Qué es lo que pretendes hacer exactamente?"

    "Mi intención es usar vuestro ex-connex. Luego coger prestado vuestro automóvil. ¿Qué parte de ese plan no he dejado claro?"

    "No podemos ayudar si no nos pones al corriente, Johnny."

    "Y yo no puedo justificar poneros en más peligro del que ya estáis. Si hubiera tenido otra opción, no habría venido aquí en absoluto."

    Danek rió en alto a carcajadas. "Como si fuera la primera vez. Llevo cuidando de tus problemas desde tu primer día en TacTec. Será mejor que escuches atentamente lo que la señora tiene que decir, porque te lo está preguntando bien. Yo no tengo tanta dulzura ni tanta paciencia. Vas a acabar explicándolo y mejor será que lo sueltes ya, porque sé que no quieres que vaya a ponerme mis botas Gunny y te haga cantar formalmente como solíamos hacer después de uno de tus pifias. No creas que lo he olvidado."

    Dorian hizo una mueca. "Danek, de verdad creo que no..."

    "¿Qué es eso?" Danek se puso una mano detrás de la oreja y se inclinó hacia adelante amenazadoramente. "¿Qué es lo que dice, cabo?"

    "Sí, sargento."

    "Eso está mejor." Se sentó con una sonrisa de satisfacción. "Adelante, entonces. Desde el principio."

    Así, Dorian se lo contó todo, comenzando con el descubrimiento de la araña, la cuidadosa disección de su contenido y el puerto muerto en su red, luego lo del palacio de la memoria, el encuentro con la copia consciente de Raville y la transferencia del orbe de Raville hasta Amara. Lo que vino después ni siquiera lo había compartido con Amara todavía, por lo que trató de ser lo más completo posible, aunque pasó por alto sus acciones posteriores en el sótano del Archivo y sus maniobras defensivas dentro de la espuma de Raville tanto como le fue posible, confiando en que Danek y Lily completaran los espacios en blanco.

    "No me gusta mucho este Raville," dijo Lily cuando Dorian terminó. "Ni la copia ni el original. Me sabe mal a mí. Me sabe a cualquier hombre que se ha puesto una agenda y acostumbrado a mandar a los demás, que se ha olvidado de las consecuencias. Hemos conocido a muchos hombres así."

    Danek asintió vagamente, pero miró a Dorian con el ceño fruncido. "Deberías haberlo pensado mejor antes de entrar en un escape hostil en primer lugar sin un vector de extracción adecuado ni las herramientas para hacer el trabajo como está mandado."

    "Tenía un plan de escape," respondió Dorian.

    "Cualquier escape que no tenga la flexibilidad para responder a circunstancias imprevistas y dar cuenta de la seguridad de todo tu equipo es defectuoso y lo sabes. Yo te enseñé a hacerlo mejor que eso."

    "Esto no es culpa suya. Yo le pedí acompañarle," dijo Amara. "Él me advirtió de los peligros."

    "Él no hizo tal cosa. No analizó los riesgos como está mandado antes de irrumpir allí como un Marine idiota empeñado en patear traseros y romper cosas. Ese siempre ha sido tu problema, John. Porque es solo texto, ¿no es así?" Danek miró a Dorian con los ojos entornados de decepción. " No es real. No puede lastimar a nadie, especialmente a nadie lo bastante rápido o inteligente para burlar a un montón de estúpidos scripts de texto." Sacudió la cabeza con fiereza. "Nunca pudiste dejar de pensar como un gato, como alguien por encima del entorno e inmune a él. Alguien que siempre puede controlarlo sobre la marcha. Siempre has sido demasiado competente para tu propio bien."

    Lily se levantó de su esterilla amenazadoramente. Emitió un sonido gutural como un siseo. "Silencio ahora, Tyrus. Ya es suficiente. Ya hemos estado en este terreno antes y no queda carbón que sacar de la mina ahí. Déjalo estar."

    Danek miró a su café fijamente, hosco y silencioso. No desafió el arrebato de Lily, pero tampoco estaba listo para dejarlo estar tan fácilmente. No volvió a hablar. Lily lo miró durante unos momentos con expresión tierna, luego gradualmente relajó sus extremidades y volvió a sentarse en su esterilla. "Hiciste un trabajo adecuado al manejar las variables que se podía esperar que tomaras en cuenta razonablemente, Johnny. Tenías tu objetivo identificado y contenido. Tenías una noción justa de sus capacidades dadas sus acciones pasadas y sus limitaciones ambientales. Dudo que alguno de nosotros pudiérmos haber predicho ese asunto del orbe. Eso fue sucio. Fue una estratagema diseñada para darte una sola opción. Y, para ser honesta, creo que el paquete de Raville sabía exactamente lo que estaba haciendo y tenía una decente idea sobre lo que sucedería a continuación. Puede que no sea el Raville conocido, pero es un Raville crudo, y la voluntad de poner a otros en peligro, la voluntad de matar a un hombre que es un completo extraño solo porque un día podría presentarle una amenaza no es algo que la mayoría de la gente aprenda. O está ahí desde el principio, o no lo está, salvo por la manipulación genética. Yo me andaría con mucho cuidado con un hombre así y me lo pensaría mucho antes de confiar en cualquier cosa que me dijera."

    Su expresión se suavizó, su boca se torció en una especie de ceño fruncido que Dorian no habría entendido si no la hubiera conocido tan bien. Ella se estaba preparando para decir algo duro, algo que no creía que él quisiera escuchar. "Pero él también es como tú, Johnny. Tyrus tiene razón en lo que ha dicho. Tú vives en el texto, en mundos que crees que puedes manipular. Nosotros te enseñamos a hacer eso, pero siempre eras mucho mejor que las personas que te daban instrucción porque comprendías, a cierto nivel, el poder real que se estaba poniendo en tus manos. Todos los demás en este patético mundo nuestro están inmersos en las cosas que tú y aquellos como tú creáis. Es tu pan, tu vino, tu estímulo y tu participación en la comunidad de la humanidad. Cada vez que haces algo o lo destruyes, cambias la vida de mil millones de personas invisibles. Alteras la trayectoria de sus vidas porque tienen que ir a otra parte para conseguir lo que necesitan. Tú trazas los caminos que ellos pueden seguir. Dibujas los mapas por la naturaleza y, debido a las decisiones que tomas, ellos terminan rebotando contra personas, ideas e instituciones que de otro modo nunca hubieran conocido, a veces para bien, a veces para mal. Tú cambias aquello que ellos tienen el potencial de llegar a ser. Pero tú vives fuera de esa confusa red de interconexión. La usas en lugar de asimilarla. La conviertes en algo que te complace. Creo que esta copia de Raville reconoció eso en ti. Reconoció algo en ti que se adaptaba a sus propósitos. Tu sospechabas, probablemente correctamente, que él había visto tu expediente de empleo. Pero él había visto mucho más que eso, a decir verdad. ha estado mirando por encima de su hombro durante algún tiempo, conoce todos tus truquitos con la gente de Hometown Mart y Sierra Bancorp y cualquiera de tus otros objetivos favoritos, todas las cosas que tú crees que son secretos. Mira, el problema es que finalmente has conocido la horma de tu zapato. Ahora te tiene al otro lado del texto jugando con tu vida a tu antojo, alterando tu paisaje para satisfacer sus gustos. Tú tratas a la Hebra y a la espuma como tu pequeño reino privado. Bueno, la espuma es su reino. Eso es lo que él es. Manipula su entorno con solo pensar en él, y cualquier hombre, real o virtual, que se acostumbre a pensar así es peligroso para las personas que le rodean. Un hombre así llega a verse a sí mismo como una especie de dios."

    Lily le dirigió una mirada larga y dura. "Así que tienes que decidir, y rápido, qué vas a hacer al respecto. No puedes alejarte de esto. No puedes borrarlo. No puedes reescribirlo y hacer que nunca haya ocurrido. Un dios viviente ha puesto una carga sobre ti, aunque tú no lo hayas pedido. Ese es el modo de los dioses. Oh, puedes matarlo, seguro, o al menos matar a esta encarnación de él, pero no puedes detener lo que él ha puesto en movimiento. Solo puedes caminar por el camino que ha colocado ante sus pies o ser destruido. Depende de ti determinar qué camino vas a tomar a partir de aquí."

    "¿Qué puedo hacer? ¿Qué opciones tenemos realmente?" Exigió Dorian. "¿Cómo voy a confiar en todo lo que nos dijo? Raville sabía lo que ocurriría cuando nos pasara el orbe. Sabía que su yo actualizado intentaría matarnos, Lil."

    "Y cuando el verdadero Raville se dé cuenta de que ha fallado," dijo Lily, "lo intentará de nuevo. Y seguirá intentándolo hasta que el trabajo esté terminado. Tú, Tyrus y yo, todos hemos estado en esa posición antes, así que deja a un lado tu indignación moral y mira la situación como es. ¿Cómo los paras? ¿Cómo los derrotas? No importa en particular quiénes son. Solo importa que los lleves al final del juego lo más rápido que puedas, ganes o pierdas, hasta que ya no les seas de ningún valor. Te concentras en mantenerte vivo el tiempo suficiente para llegar allí. Así que, te pregunto de nuevo, ¿qué vas a hacer? ¿Qué herramientas te dio el paquete de Raville contra sí mismo? No estoy diciendo que confíes en él, querido. Estoy diciendo que nadie sabe mejor cómo detener a un dios que otro dios."

    "No lo sé," dijo Dorian, sintiéndose inseguro. A Lily siempre se le había dado bien convertir situaciones de blanco y negro en decisiones sencillas que debían tomarse. "Quiero decir, me dijo cómo acceder al quae-ha-distra. Pero no sé qué hay allí. Por eso necesito tu ex-connex. Traje un viejo compilador Korski pre-seenop portátil que puedo usar conectarme a mi espuma de forma anónima sin usar mi IP publica. No puedo garantizar que Raville no detecte la intrusión, pero al menos no podrá rastrear lo que estoy haciendo ni estar seguro de que soy yo quien lo está haciendo. Saber lo que hay allí, lo que quiere mantener en secreto, eso me dará un mapa del territorio, al menos. Eso es un comienzo. Podemos decidir lo que debe suceder a partir de ahí."

    "Yo sé lo que hay ahí dentro," dijo Amara de repente, con una voz tan pequeña que Dorian casi no la oyó. Ella giró hacia él y sus ojos eran demasiado grandes, demasiado distantes, tan vacíos como un antiguo pozo abandonado. "Sé lo que hay dentro, a través de la quaeha-distra."

    Lily la miró con curiosidad, como si viera a Amara por primera vez. "¿Qué hay ahí dentro, Amara? ¿Qué has visto?"

    "¿Queréis verlo?" Amara miró de un lado a otro, furtivamente. "Puedo mostrároslo."

    "Mantente fuera de la Hebra," dijo Dorian una vez más.

    Pero Lily levantó una de sus garras, instándolo a que se callara. "Adelante, Amara," dijo.

    Danek gruñó. "John tiene razón, cariño. Esto no supone ninguna diferencia. Aunque fuese seguro, ninguno de nosotros tiene las herramientas para verlo en la Hebra. Es un artefacto codificado."

    "Pero yo puedo mostrártelo, si quieres ver," insistió Amara. Ella se llevó la mano al pecho, al mismo punto donde Raville la había tocado dentro del palacio de la memoria. "No es difícil."

    Y como antes, tal como había sido en el geek, una rendija negra y vacía se abrió en su carne y Amara metió la mano en su interior.

    Danek emitió un ruido ahogado y jadeante. Dorian se puso en pie de un salto y gritó, tirando el café tibio por todo el suelo.

    Amara sacó el quae-ha-distra, brillando en la sombreada habitación, y se lo tendió a Lily en su palma. Brillaba como un corazón iridiscente, proyectando patrones arcanos en las paredes. Lily permaneció en su esterilla, inmóvil, pero ferozmente alerta.

    "Ellos me lo dieron," explicó Amara lentamente, como una niña hablando con otros niños. La luz corría por sus dedos, se vertía entre sus manos en rojos, verdes y dorados. "Esto es lo que me dejó entrar allí donde están los Auxiliares. Ellos vinieron a mí como él dijo que harían." Se volvió hacia Dorian. "¿Por qué iba él a intentar matarnos, John? ¿Después de haber compartido esto? ¿Después de haber dado conocimiento?"

    Ella le miró con la mano extendida, luciendo perdida, vacía y sola.

    "Esto no puede ser," susurró Danek sentándose rígido y erguido en su silla. Se aferraba a los brazos del sillón con sus poderosas manos como si quisiera romper la madera. "Dijiste que era un código."

    "Era un código," espetó Dorian.

    "Eso no se parece a ningún código que yo haya visto. ¿Lily?" Dijo Danek. Al principio ella no dijo nada y Danek volvió a llamarla por su nombre.

    Deliberadamente, Lily se animó y agitó el brazo hacia Dorian. "Dile que lo guarde, Johnny. Ya no necesito escucharlo."

    Él cruzó la habitación con pasos cuidadosos, manteniéndose en la línea de visión de Amara para no asustarla. Cuando la alcanzó, se puso de rodillas hasta estar a la altura de ella, cara a cara. Temblando, la agarró por la muñeca y cruzó los dedos de Amara extendidos sobre la luz del orbe. Sus escamas eran frías al tacto, duras como cuero viejo.

    "Es hora de guardarlo, Amara."

    "Deberíais ver lo que hay dentro de él."

    "Lo veré más tarde, ¿de acuerdo? Por ahora, déjalo en el lugar donde pertenece."

    Ella buscó en el rostro de Dorian por un momento. Dorian no sabía qué era lo que buscaba, pero debió de haberlo encontrado, porque después de un momento, asintió con la cabeza y guardó el quae-ha-distra, luego apoyó la cabeza contra el alto respaldo de la silla. y cerró los ojos.

    Dorian se inclinó sobre ella para escuchar su respiración. "Creo que está dormida."

    "Creo que soy yo el que está dormido," murmuró Danek. "Eso fue imposible, ¿no? En nombre de Dios, ¿qué está pasando?"

    "No lo sé." Dorian se apartó de Amara. No podía pensar, no podía empezar a desarmar esto y resolverlo. Pero cuando llegó a su asiento junto a la chimenea, Lily ya estaba en movimiento. Estaba incorporada a cuatro patas, se tambaleaba un poco como si su equilibrio estuviera fuera de lugar, pero todo el tiempo gritaba enérgicas instrucciones a su esposo.

    "Prepara la cama en el dormitorio de arriba, Tyrus. Hay mantas de repuesto y ropa de cama limpia en el cofre de almacenamiento del armario de la lavadería. Dales un poco de calor si puedes hacer que la caldera funcione. Creo que es mejor que los dos permanezcan juntos. Ella no debería estar sola en este momento. Estoy segura de que Tyrus te hará una linda alfombra en el suelo, Dorian. Has dormido en lugares peores." Él empezó a hablar, pero Lily pasó junto a él. "No quiero escucharlo, jovencito. No estoy lista para hablar de esto y tú tampoco. Solo nos haríamos un lío con cosas que no entendemos. Descansa un rato. Duerme."

    Tanto Dorian como Tyrus Danek sabían que era mejor no discutir cuando ella se ponía así, así que no lo hicieron.

    Dorian despertó sobresaltado por la oscuridad sofocante. Un peso sobre el pecho, extremidades enredadas. Se incorporó bruscamente, se golpeó con fuerza la cabeza contra algo sólido y volvió a colapsar. Se llevó la palma hacia el dolor agudo en su frente y gruñó.

    Había estado soñando. Soñando con fuego y persecución, con desastrosas decisiones. Con gritos, agudos y asustados, rebotando por pasillos de frío metal, persiguiéndole como acusaciones, perforando su carne como garras codiciosas.

    Dorian se quedó quieto, ordenando sus pensamientos y recordando dónde estaba. Le dolía el cuerpo debido a un sueño inquieto sobre el suelo duro y, sospechaba, por tener más tensión en los músculos de la que hubiera querido admitir. Había sido un día muy largo. Un día de letras rojas. El tipo que cualquiera con sentido común esperaba que ocurriera no más de una o dos veces en la vida. Ni siquiera estaba seguro de recordar la última vez que alguien había intentado matarlo. Por otro lado, estaba contento de haber superado la patadita psíquica que lr acompañaba, el alarmante impulso egoísta de que alguien aquí fuera sintiera un odio lo bastante fuerte por él como para quererlo muerto tan ardientemente.

    Quizá aún había esperanzas para su nivel de madurez. Su madre siempre había tenido la esperanza de que algún día superaría su ego.

    En cualquier caso, con la quietud vino la claridad. No podía moverse porque alguien estaba encima de él. O no exactamente encima de él, sino a su lado, entrelazando sus extremidades entre las de él como si tuviera la intención de adaptarlo a su forma. Él palpó esas extremidades, el suave bulto y las formas de diamante de sus escamas. Ella era fuerte y se aferraba a él con la insistencia del sueño, así que él se recostó y se obligó a no luchar contra su agarre.

    Amara gimió en voz baja hasta que dejó de moverse, luego lo abrazó con más fuerza y ​​se quedó en silencio de nuevo.

    El sistema de iluminación ambiental de la habitación al final registró su cambio en la temperatura corporal y las bombillas del techo se encendieron, un resplandor suave y rojizo como la luz de una vela. Él observó lo que le rodeaba: paredes lisas de color azul celeste con una ventana orientada al Norte oscurecida por gruesas cortinas. Una cómoda de madera prensada de inspiración puritana en la esquina. A la izquierda, en la esquina opuesta, había una puerta abierta al baño. Todo era silencioso y estéril, igual que el resto de la casa, un dominio de fatigados fantasmas. No podía ver un reloj desde donde estaba y se contuvo justo antes de consultar por reflejo la hora en su sistema. Justo encima de él podía ver la elegante mesita de noche cubierta de telarañas. Vagamente recordaba haberse acostado junto a la cama, sino cómodamente al sur de la mesa. Debía de haberse movido en sueños. Era famoso por moverse, por tirar de las mantas y rodar. Sondeó el dolor en su cabeza y coincidió en que el tamaño y la forma del mismo se ajustaban más o menos al tamaño y la forma de la impresión que dicha mesa haría en un cráneo si ambos cuerpos se unieran con suficiente fuerza. Eso fue reconfortante, de alguna manera. Ni siquiera se había levantado todavía y ya estaba empezando a resolver algunos de los muchos misterios que su vida había decidido lanzarle.

    Los minutos pasaron. Su dolor de cabeza disminuyó lentamente.

    Emitió ruidos de lancha motora con los labios durante un rato y miró al techo. Había pasado mucho tiempo desde que se había despertado junto a un compañero de cama, notó él (un bastante embarazoso y casi emasculante largo rato mientras se daba cuenta de ello, de hecho). Había olvidado los protocolos para este tipo de cosas. Así que solo esperó.

    Se le ocurrió que momentos, minutos como este, eran la razón por la que se había inventado la Hebra en primer lugar. Después de un tiempo, sintió que ella se movía sinuosamente hacia él.

    Dorian la miró a la cara en la penumbra mientras ella abría los ojos. Ella parpadeó y se tapó la boca con la mano que había puesto frente al pecho de él.

    "Vaya, esto es incómodo," dijo ella.

    "Yo tengo toda la ropa puesta y no me hago responsable de que tú no uses ninguna."

    "Verdad."

    "Te puse en la cama. Lo juro. Danek me vio hacerlo."

    Ella podría haber sonreído, pero él no podía estar seguro. Su mano todavía estaba en el camino. "Te creo. Me desperté una vez antes, brevemente. Estaba asustada y tú parecías estar durmiendo tan profundamente."

    "No hay problema," dijo él.

    Una vez más, ella buscó en su rostro, leyendo cosas que él no podía adivinar. "¿No lo hay, John?"

    "No pasa nada, somos tú y yo. Es el resto de nuestras vidas lo que es un desfile de desastres sin paliativos." Ella asintió con la cabeza en comprensión, y él le guiñó un ojo. "¿Cómo te sientes?"

    "Mejor." No parecía del todo segura, pero era algo, así que Dorian no la presionó. "Tengo recuerdos de lo más vagos de ayer. ¿Ayer? ¿Esta mañana? He perdido la pista. ¿Qué hora es?"

    "Tu conjetura es tan buena como la mía. Tarde, supongo. Pero puedo oler café, así que Danek todavía está despierto, al menos. O no ha dormido. O lo que sea."

    "No sé qué me pasó," dijo ella, "ahí al final."

    "No hay necesidad que hables de ello ahora mismo si no te apetece."

    "Siento que tengo que hacerlo. Quiero entender qué sucedió." Dijo ella.

    Había un interés tácito en sus ojos, no la histeria de la mañana, sino algo más profundo, un miedo creciente a lo desconocido. Ella necesitaba resolverlo tan desesperadamente como él, quizá más que él. Ella había experimentado cosas con Raville dentro de la espuma extraña que aún no había compartido con él. Debía de tener preguntas que él ni siquiera había imaginado todavía porque no tenía el contexto adecuado; misterios que podía compartir, pero que él no tenía el marco de comprender.

    Él comenzó lenta y suavemente. "¿Cuánto tiempo hace que lo sabes? Que estabas portando el orbe, quiero decir."

    "En realidad no puedo precisarlo. Cuando trato de pensar en ello, es como si siempre lo hubiera sabido. Siempre ha estado ahí... pero eso no puede ser correcto porque fue Raville quien me lo dio, o él me dio la llave y los Auxiliares me dieron el orbe." Sus labios se curvaron en una sonrisa cansada y aturdida. "Lo siento. Esto aún es algo confuso. Al mismo tiempo, no puedo decir que alguna vez estuviese consciente del orbe en sí hasta que me vino el impulso de sacarlo. Y entonces no fue realmente un impulso, era... inevitable. Era como recordar algo que has hecho de pronto, un viaje que hiciste hace mucho tiempo o recordar de repente una cicatriz que habías olvidado que tenías. No piensas conscientemente en ello, pero cuando llega, tienes este destello de reconocimiento de que sí, de que he estado allí, lo he experimentado. Es parte de la estructura de lo que soy. ¿Tiene esto sentido?"

    "No." Pero no lo habría tenido de todos modos, no importa cómo lo hubieras explicado. No era él quien llevaba el orbe en su interior. Pero puedo vivir sin comprenderlo si sé que tú estás bien."

    Ella apoyó un lado de la cara en el pecho de él, apretándole entre sus poderosos brazos. "Estoy asustada de esto. Estoy enojada porque Raville me lo dio sabiendo que alguien intentaría matarnos. Él no me advirtió, y también estoy asustada por eso, por las otras cosas de las que podría no habernos advertido. Lo que hay dentro de mí me asusta, el potencial y el riesgo, pero me llena de una extraño especie de euforia al mismo tiempo. Lo peor es que todos mis sentimientos son un poco confusos, como si debiera sentirme de cierta manera al respecto, pero cuando lo intento es como si estuviera fingiendo. Parece que no puedo pensar o sentir muy claramente sobre nada de esto ni sobre el orbe ni el ataque, ni siquiera sobre las manipulaciones de Raville. Solo estoy aquí, viendo cómo sucede todo, y eso parece ser lo único para lo que tengo fuerzas."

    Dorian asintió, aunque seguía sin comprender, y le frotó el hombro. "Es natural sentirse un poco en conflicto en este punto, creo. Hay tantas cosas que no sabemos, y han sucedido tantas cosas desde esta mañana. Además, esto es mucho más útil que ponernos todos histéricos, ¿verdad?"

    "¿Te asusta esto, John?"

    "¿Honestamente? Me asusta muchísimo. Pero espero que cuando averigüemos qué es y cómo funciona, ya no sea tan aterrador. Mi esperanza es que Danek y Lily hayan estado pensando en algunas ideas por nosotros, ya que han tenido todo el día para pensar en ello mientras dormíamos. Se les da bien este tipo de cosas, desentrañar misterios. Pueden ayudarnos a resolver esto."

    "¿Son amigos tuyos? Buenos amigos, quiero decir. ¿Estás seguro de que puedes confiar en ellos?"

    "Tenemos una larga historia."

    "Serviste con Danek, ¿no? En los Marines." Preguntó Amara.

    Dorian pensó en su respuesta durante mucho tiempo, examinando todas las posibles trampas. "Serví con ambos."

    "¿Lily?" Ella estaba sorprendida.

    "Sí"

    Amara meditó sobre esta información y su cuerpo se puso tenso. Ella estaba trabajando en algo. Luego dijo: "Ella está sufriendo, ¿sabes? Danek lo sabe, pero trata de ignorarlo la mayor parte del tiempo."

    "Él no lo ignora. Tienen tratamientos que mantienen los peores síntomas bajo control, siempre y cuando ella no sea demasiado activa o no se esfuerce demasiado. Pero más allá de eso, solo pueden ayudarla hasta cierto punto."

    Amara se incorporó sobre los codos. "¿Por qué lo soporta ella? Es un mal mod, un mod horrible. Ella lo sabe. Solo tienes que mirarla para ver eso. Entiendo que sería un largo camino para ella llegar hasta una estación de carga, pero ese dolor sería solo temporal. Ella podría construir algo nuevo, algo mejor o incluso reconstituir... "

    "Ella no quiere hacerlo. Danek solía decir las mismas cosas. Han tenido algunas épicas y gloriosas batallas al respecto cuando se casaron por primera vez." Dorian respiró hondo. Aún le dolía después de todos estos años hablar de ello. "Pero Lily, la dulce Lily, se convirtió en una nueva Lily más dura. Resurrección cerca del final de su período de servicio. Se había limpiado y reconfigurado tantas veces, dijo, que no quedaba nada de ella excepto su alma, y ​​ni siquiera estaba segura de que nadie salvo Dios reconociera esta. Llámalo mal momento. Llámalo una necesidad profunda y permanente de enmendar los crímenes que había acusado contra su alma. Se conectó con Dios cuando tenía una última tarea que realizar en el servicio civil de nuestro mundo justo y de sus habitantes, y cuando Lily toma una decisión sobre algo, no hay discusión con ella. Dijo que se encontraría con Dios en el estado en que él la encontrara a ella y a nadie más. El resto, todo lo que viene con ello, es simplemente hacer lo que se dice, supongo."

    "No lo entiendo," dijo Amara. "¿Prefiere sentir dolor?"

    "Ella lo llama fe. Es una larga historia, pero yo tampoco la entiendo."

    Amara bajó la mirada al suelo. "¿Por eso Danek estaba tan enojado contigo por llevarme a encontrarme con Raville?"

    "¿Por qué dices eso?"

    "Tú la amas. No del mismo modo que lo hace Danek, sino como un sueño o algo nostálgico. Lo llevas como la culpa o como un hueso viejo que no puedes evitar roer. Tú y Danek, ambos. Está entre vosotros siempre, un subtexto que corre debajo de todo lo que dice."

    "Estás metiendo en dedo en viejas llagas," dijo él con brusquedad. "A Danek y a mí, a los dos, nos cuesta más perdonarme que a Lily. A veces, eso es peor, creo. Ser perdonado por alguien que te perdona de verdad."

    Amara retrocedió figurativamente al rerirarse hacia sí misma y, literalmente, subiendo las rodillas hasta el pecho, cruzando los brazos frente a ella y apoyando la barbilla en ellos.

    "No hace falta que me lo cuentes."

    Pero eso no era cierto, en absoluto. Él le debía algo, un intercambio en especie por las cosas que él había visto y hecho con ella mientras dormía en el puente sináptico de Raville. Secreto por secreto.

    Dorian se aclaró un súbito nudo en la garganta y dijo: "Danek y yo trabajábamos juntos. Noveno Grupo de Tácticas Técnicas, destacamento de Annawan en Fac Granger. Nos llamaban los Rompehielos. Eso es lo que hacíamos, íbamos a por las redes hostiles para extraer datos militares para su análisis, respaldar unidades tácticas en el campo con datos de inteligencia en tiempo real, realizar asesinatos móviles de sistemas de seguridad física a gran escala. Ahí es también donde Lily encajaba. Fuimos el lado de apoyo para su escuadrón de TacEsp durante la Insurrection de Hamers-Doss."

    Amara giró la cabeza hacia un lado y le lanzó una mirada insegura. Ella todavía había estado en Sae Phen durante el HD, notó Dorian, lo bastante joven y despreocupada como para que las minucias de una pequeña y sucia guerra colonial no hubieran ocupado gran parte de su atención.

    "Fue complicado, el HD, porque los medios lo interpretaron como si nuestro gobierno tratara de mantener colonias con mentalidad independiente en el cinturón minero de Corus. Necesitábamos su silicato, eso es cierto, pero Hamers en realidad solo fue un títere para Janus Prima. Estaban presionando con fuerza para expandirse en nuestro espacio de propiedad. La mayoría de las batallas reales de carne y hueso fueron contra barcos janitas que enarbolaban la bandera de HD. Pero como no había habido declaraciones de guerra formales en ninguno de los bandos, eso pasó inadvertido bajo el radar público. Nosotros no íbamos a declararla porque nos habría hecho parecer demasiado agresivos para el resto del sector cooperativo. Era importante para nosotros, políticamente, describirlo como una insurrección ilegal. Janus Prima tampoco iba a declararla porque ya tenían sus propios problemas de relaciones públicas después de la Gran Guerra Parming. Así que eso creó algunas complicaciones desagradables. Trabajábamos con importantes restricciones para mantener la ilusión de que no estábamos pisoteando hormigueros con cañones de materia. Ahí fue donde la TacEsp era tan valiosa. Ellos podían operar de forma anónima y cruel en lugares donde nosotros no podíamos enviar tropas regulares.

    Dorian cerró los ojos, se concentró en respirar, en pronunciar las palabras. Pero no era tan fácil. No podía hablar de aquello sin verlo. Y no podía verlo sin vivirlo todo de nuevo. "Dios, tenías que haberla visto en aquellos días. Era hermosa. Ojos grandes y oscuros, esa sonrisa tan blanca y generosa hacía que tu corazón se acelerara. Ella siempre se reía. No nos sorprendió a ninguno de ambos cuando Danek y yo nos enamoramos de ella, todos estábamos medio enamorados de ella. Porque en parte era lo que ella hacía, ¿vale? Ella era de TacEsp, limpieza de inserción rápida y demolición, pero no era como el resto de ellos. No era dura, no estaba llena de oscuridad y odio. Ella vibraba de amor. No me malinterpretes, hacía su trabajo tan bien como cualquier otro, pero este no la tocaba de alguna manera. Ella era mejor que lo hacía, mejor que todo, a pesar de que su equipo siempre era el que tenía las peores misiones, las infiltraciones profundas. Creo que los altos mandos también reconocieron lo especial que era ella. No solo su competencia, sino su capacidad para manejar los pésimos trabajos sin que la arruinaran. Si había un tipo, un coronel janita o algo así, que nos estaba dando problemas, enviaban al equipo de Lily a limpiarlo. Ya sabes, no solo al coronel, sino quizá también a su esposa e hijos en Janus Prima. Para envíar un mensaje al otro bando de que podíamos pillarlos en cualquier momento y lugar que queríamos, y lo único que nos limitaba era nuestra propia situación política estúpida y pegajosa. Lily hacía eso y luego estaba en casa un par de semanas después, sonriendo y riendo, invitándonos a su apartamento a comer pizza y cerveza. Como si nada hubiera pasado.

    "Cerca del final de la guerra, más o menos en la época en que los janitas estaban viendo por fin que se estaban quedando sin voluntad económica para seguir luchando contra un estancamiento en el Cinturón de Corus y nuestro bando podía afrmar que las hostilidades estaban terminando, el Minitro de Defensa Chalker decidió que era hora de ir al cuello. Estaba buscando una victoria, ¿sabes? No solo sofocar una insurrección que dejara la operación Corus en ruinas, sino una victoria como Dios manda sobre Janus Prima. Un golpe invalidante. Con eso, él podría tomar toda la evidencia que habíamos reunido sobre la interferencia de los janitas en los otros jefes de estado en este sector y generar una verdadera antipatía hacia ellos, tal vez amordazarlos durante un par de décadas con sanciones comerciales o algo así. ¿A quien le importa? Lo que él quería era al propio Hamers, porque habíamos sacado algunas pruebas de la infocaché de la insurrección de que Hamers estaba en contacto directo y regular con Janus Prima. Si podíamos capturar a Hamers, hablaría. Daría testimonio de ello en el Tribunal de Reconciliación."

    "Trabajábamos duro, los Rompehielos, quiero decir, para romper la espuma de sus comunicaciones militares en directo, esa era nuestra misión primordial, más allá de todas las demás tonterías que hicimos con el apoyo de la unidad y la adquisición de datos. lo que puso la idea en la cabeza de Chalker en primer lugar. El HD no duraría mucho si ni siquiera podían hablar entre ellos de forma segura, así que tuvimos que actuar rápido. Pudimos determinar que Hamers visitaría un comando búnker en Zarette con un pequeño séquito en una fecha determinada. Sospechamos que Zarette era la gran estación de archivos de espuma para los líderes de la insurrección. Los altos mandos decidieron enviar a Lily y a su equipo para atraparle, volar el archivo para que no pudieran reconstituirlo a partir de una copia de seguridad y no dejar ninguna duda de que teníamos el original. Así que enviamos a nuestro grupito técnico con el escuadrón de TacEsp de Lily en un cortador de diámetro rápido y establecimos operaciones dentro de un vivero de radios ​​a una docena de tics del asteroide Zarette. Discreción, sin apoyo de fuego excepto la escolta de cazas que llevamos con nosotros en el Fantasma. Lily recogió la información más reciente la segunda mañana, confirmó que el objetivo estaba en su lugar, luego lo cargó en un ataúd y se fue. No creo que ni siquiera le diera un beso de despedida a Danek. Ella no mezclaba su vida personal con la profesional, sobre todo después de convertirse en Nueva Res, dijo que no quería manchar las cosas por las que valía la pena vivir con las cosas por las que valía la pena matar. Me pregunto, a veces, si se arrepiente ahora de todo eso, de haberse perdido ese último beso real, o si es solo parte de su comprensión de la Divina Providencia y hacer enmiendas."

    Dorian se detuvo por un momento, concentrado en recordar. Los pasillos fríos y estrechos del Fantasma, el olor nauseabundo de los soldados sin lavar. Lily se metió en su ataúd, miró a Danek una última vez y les dio a todos una señal de aprobación mientras los técnicos la encerraban. Habían retirado su conjunto antes del envío para evitar que los depuradores janitas se interpusieran en sus emisiones de señal. Fue lo último que supieron de ella hasta mucho después de que ella y su equipo tocaran la pesada superficie giratoria de Zarette.

    Él sacudió la cabeza para despejar las telarañas y continuó. "Ella nos dio una repetición rápida. Los ataúdes estaban intactos, la zona de salpicadura era más apretada de lo que habíamos predicho, por lo que ella había caído dentro del alcance visual de todo su equipo, lo que no sucedía muy a menudo. Sonaba bastante feliz por ello. Era un buen augurio. Declaró el silencio de comunicación, que era el protocolo estándar, y nos recordó las coordenadas de recogida una última vez. Luego salió."

    "Así que nos sentamos y esperamos, nos ocupamos de las cosas habituales, como monitorear el tráfico de comunicaciones hostil, observar los retrasos en el escaneo de la superficie, buscar cualquier cosa que nos diera una indicación de cómo iba la misión. Estaba programado para resolver en poco menos de seis astehoras. Recibimos la llamada que todos temíamos en la marca de las cuatro horas. Vino de un oficial de transformación de señal janita, usando nuestra propia frecuencia encriptada de los codificadores pAp del equipo TacEsp en sus comunicaciones portátiles. No importó lo que dijo en ese momento. Si estaban conectando nuestra señal, habrían capturado al equipo de inserción. Alguien se había roto y había cantado. Una vez que él supo que tenía la conexión, entregó el triDvid de transmisión al mismísimo Hamers."

    "«Creo que he encontrado algo que os pertenece», dijo él y estaba sonriendo. Tenía ojos duros y malvados, lo recuerdo. «Desafortunadamente, no está completamente intacto. Nos hemos desecho de los pedazos rotos a nuestra manera. Quizá la próxima vez seáis más cautelosos con vuestras posesiones.». Así era él. Tan frío, tan consciente de los ángulos políticos. Siempre era un guiño y un asentimiento con él. Más tarde descubrimos que fue inteligencia quien nos había fallado. Sí, Hamers estaba en Zarette, pero también lo estaban otros doce miembros de su equipo de asesores. Fue un empaquetado al por mayor en preparación para la dispersión a puestos avanzados amistosos alrededor del espacio humano. Sabían que la insurrección estaba fracasando, que Janus Prima estaba retrocediendo y la dirección había decidido retirarse y dejar las negociaciones de rendición a los mandos intermedios. El equipo de Lily cayó dentro de una seguridad que era mucho más pesada de lo que habíamos anticipado, y nunca tuvieron una oportunidad. Nos enviaron de vuelta a tres del equipo TacEsp. Tres de doce. No vi a los otros dos, pero escuché que estaban en tan mal estado que el comandante del Fantasma ni siquiera se molestó en dar la alerta médica. Los hizo escanear y empaquetar, poner en hielo para su reconstitución en casa. Eutanizó los restos. Si era algo parecido al estado en el que estaba Lily, sospecho que les daban el visto bueno."

    "No hay palabras," dijo Dorian en voz baja, "para las cosas que le hicieron. No, para las cosas que le estaban haciendo, para el dolor que ella estaba sufriendo. Le habían sacado los ojos, quitado los dedos, destrozado los pies. Y todavía estaba sucediendo. La habían infectado con una especie de bomba viral que estaba apagando sus sistemas uno por uno, una invasión constante e irrevocable de antígenos nanomecánicos. Obscena tecnología punitiva prohibida por las convenciones de Dorn hacía una generación. Y Lily estaba al tanto de todo ello, de las cosas que eso le estaba haciendo a su cuerpo, porque la mantenía despierta y consciente. Podías oírla gritar desde la otra punta de la cubierta incluso con la puerta de la bahía médica cerrada. Nos hizo prometer que no la empaquetaríamos. Nos hizo jurarlo, incluso al comandante de la mave. Dijo que era una cuestión de observancia religiosa y que él tenía que cumplir y respetar eso. Lo único que él pudo hacer fue negar con la cabeza. Lo más inteligente habría sido ponerla en estasis mientras quemábamos motores hacia Maltis, pero faltaba al menos una semana y yo creía, también Danek, que ella no sobreviviría tanto tiempo. Al menos se había hecho algo para ralentizar los ensambladores. Así que le dije a Derek que yo podía hacerlo. Quería hacerlo porque no podía soportar verla sufrir tanto, y querer se convirtió en creer en algún momento. Danek era el único que podía darme permiso. Los médicos habían infundido a Lily un coma analgésico controlado para ayudarla a sobrellevar lo peor, pero Danek y Lily se habían casado tres semanas antes de que embarcarnos. Él tenía el derecho legal de anular sus objeciones y autorizar el tratamiento que yo proponía. Tenía que hacerlo, porque lo que le había propuesto era peligroso. Cualquiera de las cien cosas podría salir mal. Si yo la fastidiaba, podría matarla directamente."

    Dorian mantuvo los ojos cerrados con fuerza, concentrado solo en las palabras, derramando sus pecados en el seco y monótono tono de un penitente haciendo una confesión.

    "Pero creía que podía hacerlo y se lo hice creer a Danek."

    Dorian estaba sudando.

    "Levantar la bomba no fue un problema. Fue un par de horas de trabajo. Pero pasé dos febriles días diseñando una interfaz de vista radical con el ensamblador del meca. Ejecuté miles de simulaciones, aislé cien antígenos diferentes y aprendí cómo tomarlos. separarlos y leer su codificación. Solo quería detenerlos, no destruirlos, así que cavé pozos poco profundos en un área amplia en lugar de excavar el motor como debería haber hecho. Yo era más listo, por supuesto, pero estaba apresurado debido al dolor de Lily y a nuestra creencia de que ella no llegaría a Maltis. Me dije a mí mismo que podría lidiar con cualquier sorpresa que pudiera surgir con el motor. Confié en mi interfaz, en mis habilidades y en mi superioridad intelectual básica sobre el trabajo de cualquier otro codificador. Entré al tercer día, deslizándome a través de un exploit que había descubierto en la matriz janita. Me conecté al ensamblador tal como lo había planeado, y comencé el lento y tedioso proceso de rastrear los nodos de instrucción, aislar núcleos de comando y reprogramar los conjuntos de parámetros básicos. Los técnicos médicos me proporcionaron informes de progreso a medida que avanzaba. Los sistemas de Lily se estaban estabilizando, sus defensas nativas estaban comenzando a combatir y a vaciar las zonas de mecas que yo estaba cerrando. Pero lo que yo no sabía, porque no había profundizado lo suficiente en el motor de códigos, era que yo había pasado por alto un punto de activación. Quienquiera que hubo diseñado la bomba viral había reconocido que su código era como cualquier otra aplicación y que podría ser violada por un gato con las habilidades adecuadas. Así que estableció un umbral funcional en la lógica del ensamblador. Una vez que alcanzara ciertos objetivos de producción meca, comenzaba a asignar etiquetas de contador a las unidades con oscuras y malignas funciones recursivas. Cuando esas etiquetas comenzaron a desaparecer en cantidades suficientes, la matriz lo leyó como un ataque a sus sistemas y activó una aplicación trol alternativa. Esta aplicación era una submatriz cortical compleja que estimulaba el crecimiento genético anormal, una combinación de código arrojado y motor biológico. Después de los primeros diez segundos, yo estaba completamente abrumado. Después de veinte segundos, estaba perdido dentro de mi propia interfaz. A los treinta, me arrancaron de la Hebra y no pude volver a conectarme con ninguno de mis scripts estándar. Yo estaba indefenso, era un espectador. Todos éramos solo espectadores. Lo único que logré fue mantener viva a Lily. La aplicación trol no fue diseñada para matar, sino para maximizar el sufrimiento mientras los ensambladores terminaban su trabajo. Yo había sido más eficiente en cerrar los ensambladores de lo que había predicho el codificador de la aplicación, y dejé scripts que completaron el trabajo que yo no pude, pero no había nada que pudiera hacer sobre la profanación de su cuerpo. Yo lo había comenzado, pero no podía pararlo. Lo que ves ahora son las secuelas. Después de cinco días de su abyecto sufrimiento, llegamos a Maltis. Los médicos hicieron todo lo que pudieron, pero no fue gran cosa. La aplicación trol le había dado un bastardo mod auditivo para que ella pudiera oírse gritar. Nuestros especialistas salvaron parte de su vista con microvids grabados en el haz del nervio óptico. Estabilizaron las construcciones articulares para que tuviera algo de movilidad. Todo se hizo con este tipo de mentalidad de clasificación, ya sabes. Les habían entregado este desastre humano, y creo que simplemente asumieron que ella cambiaría de opinión eventualmente y tomaría una reconstitución, preferiblemente de una copia de seguridad previa a la misión. Todos esperábamos que ella lo hiciera, pero en ese punto, ella nunca vaciló. "

    Dorian estaba llegando al final del relato, por lo que estaba contento. Contento de terminar con ello.

    "Así que, ya ves, Danek tiene sus razones para odiarme, aunque diga que ha dejado aquello atrás. Destruí a la mujer que amaba porque creí en mi propia reputación, cuando debería haberme tomado un poco más de tiempo y haber hecho mi maldito trabajo. Tiene motivos para desconfiar de mi competencia."

    Dorian se sentía mareado, como si fuera a vomitar, pero superó su propia debilidad. Tenía que acabar.

    "Lo curioso, lo peor de todo, es que todos fraasamos. Eso es lo único que vio el Ministerio de Defensa. Todos recibimos Cartas de Censura oficiales, por todo, desde el abandono del deber hasta escupir en la cubierta de proa. Lo que fuese que se les ocurriera y permitiese a los expertos desautorizar el fracaso. Lily quedó hecha un desastre. Danek se vio obligado a retirarse. Y Doss emigró a la Tierra, donde construye cruceros. Hamers aprovechó sus habilidades organizativas para ocupar un puesto en la junta directiva de Hometown Mart. Nosotros ganamos y eso nos llevó a la ruina. Se hartaron de la guerra y todos se hicieron ricos."

    Amara no dijo nada durante un tiempo y mantuvo la mirada baja, lejos de él. Él no sabía qué pensar, no podía leer su reacción. A una parte de él no le importaba. Había pagado una deuda.

    Dorian se puso en pie. Necesitaba ir al baño.

    En voz baja, ella dijo: "Por eso no vives en la Hebra como la mayoría de la gente, ¿no es así? No confías en ella. Porque te falló."

    "No hay secretos en el texto," respondió él. "El código no miente, no puede ocultarte nada." Se alejó, cruzó la habitación y se encerró en el baño.

    Sin embargo, antes de que la puerta estuviera completamente cerrada, estuvo seguro de que haberla oído susurrarle. «Lo siento, John.»

    Dorian vomitó hasta dejarse la garganta en carne viva.

Capítulo 10

    Volvieron a ocupar sus lugares en la sala de estar de Lily y Danek. Dorian tomó asiento al otro lado del fuego frente a Lily una vez más y poder sentir las cálidas piedras contra su espalda. Resultaba ser por la tarde, tarde noche, pero seguía siendo el mismo día. Dorian apreciaba este hecho. Le hacía sentir que estaba haciendo algo productivo, sin perder el tiempo. Su vida estaba en ruinas, pero ni siquiera había perdido un día completo antes de disponerse a arreglar las cosas. Se decía estas cosas a sí mismo aunque fuesen mentiras.

    Había más lámparas encendidas que por la mañana y la habitación había adquirido un aspecto más alegre. Esto estaba en parte en su mente, era el producto de un sueño reparador y de una distancia emocional de los eventos de la mañana. Ya parecía que había pasado una eternidad y eso, a pesar de sus mentiras, era un pensamiento peligroso. La mente a veces era demasiado rápida para divorciarse del dolor.

    Danek había preparado una comida ligera de sándwiches, queso y cerveza, el tipo de comida que Lily les había preparado una vez. Él, Dorian y Amara comieron de pie alrededor de la mesa del comedor.

    Pero Lily no se unió a ellos, sino que se contentó con una pasta espesa y gris que absorbía de tubos de plástico claro. Ella comíia tranquilamente y, al parecer, tímidamente, sola sobre su esterilla en la esquina. Después de la comida, Dorian había sacado su equipo y, entre ellos, él y Danek ensartaron un largo rollo de cable óptico entre el enrutador ex-connex en la cocina y el compilador Korski abierto en su estuche a los pies de Dorian. Lily hizo una mueca cuando él accionó el interruptor de encendido.

    "Eso parece un excedente militar," observó Danek inclinándose tan adelante en su silla que Dorian pensó que iba a caerse de ella. Tenía una mirada codiciosa en los ojos. El fulgor plateado del pequeño monitor brillaba en sus pupilas como chispas vivas.

    "¿Qué es eso, un T-212?"

    "Ojalá. Es un 186. A veces, cuando llego a un sitio donde han anidado profundamente el seenop, el rendimiento es como tratar de absorber una albóndiga a través del tubo de un catéter."

    Danek gruñó en comprensión. "¿Qué filtros estás ejecutando?"

    "Solo Zydek corporativo vainilla en la superficie. Pero he aumentado esta unidad con un procesador caché que ejecuta un sistema de núcleo blindado de segundo nivel anónimo utilizando el paquete Vortex de Sombrarrupción como base. Agregué algunos scripts y sorpresas propias más profundas, pero todo se ejecuta bajo el paraguas de Zydek, por lo que es prácticamente invisible para cualquier operador de sistema curioso y no aparece en la mayoría de las configuraciones de registro. La Hebra sig es baja tecnología competente. Algo que esperarías que un tipo ejecutara desde casa."

    "Pfft." resopló Danek. "Eso aún era hardware militar de última generación cuando yo me uní a TacTec en la Edad de Piedra."

    Lily se rió, pero su voz era tensa, como si se estuviera esquivando un dolor de cabeza. "Quizá deberías dejar que Tyrus lo ejecute, Johnny. Se está poniendo nostálgico."

    "La idea," explicó Dorian, "es que se supone que esto no le tiene que recordar a nadie a lo militar. Es tecnología lo bastante baja para no llamar mucho la atención en la navegación aleatoria, pero no tan baja como que parezca una antigüedad interesante. He alterado algunos de los archivos de registro para estar seguro. Apuntan a una persona de cartón que mantengo en una de las redes públicas, por lo que si alguien etiqueta mi identificación para una investigación posterior, encuentrará una identidad plausible y un perfil claramente poco interesante con un usuario documentado hx. "

    "Sigue adelante con ello ya," dijo Lily. "Nos fiamos de que has tomado las precauciones adecuadas."

    Él asintió una vez y se puso a trabajar. Danek y Lily llevaban una ex-connex de alquiler estándar mediante un proveedor de red pública.

    Había miles de millones de ellos en circulación, en su mayoría puertos de servicio temporales para gente o bien recién salida del zap o bien sin matriz. Dorian desenganchó el teclado de la carcasa del Korski y lo puso en su regazo. Con las piernas cruzadas y mirando la pantallita del monitor, empezó a deslizar los dedos por el teclado, navegando por los antiguos protocolos operativos de Korski y las aplicaciones de conexión controladas por comandos. Usó una clave pública estándar para acceder a la Hebra, del tipo que se podía comprar por minuto en los quioscos minoristas en cualquier vestíbulo de una estación de zap importante. Danek miraba por encima de la parte superior de la pantalla con cauteloso interés, adivinando lo que podía del texto escrito al revés. Para apaciguarlo, Dorian disparó un destello de señal que hacía rebotar sus indicadores de ubicación en una docena de enrutadores lejanos para que ya no fuera solo una conexión anónima, sino una conexión anónima originada desde el Domo de Boardman.

    Danek finalmente se sentó y le dejó trabajar.

    Lily soltó una risilla seca.

    "Esto no tardará mucho," les aseguró Dorian sin alzar la vista. "Tengo la mayoría de los exploits que necesito para abrir la puerta trasera en mi espuma precargada en esta máquina. A veces uso el Korski cuando planeo hacer algo particularmente egregio que no quiero que se rastree hasta ninguno de mis cuentas registradas y reconstruyo el núcleo cada dos meses para que no parezca la misma caja a cualquiera que sienta curiosidad."

    "No tengo idea de lo que eso significa," dijo Amara. "¿Soy la única que está espesa?"

    "Significa que todos deberíais dejar de mirarme y que deberíais hablar un poco entre vosotros. Me estáis poniendo nervioso."

    Danek se levantó de la silla. "Voy por más cerveza. ¿Alguien quiere?"

    No hubo respuesta y él se fue a la cocina, refunfuñando por el camino como hacía tantos años atrás en el servicio.

    Ocuparse con tareas pequeñas y repetitivas era la forma en que Danek se había enfrentado siempre al estrés. Dorian encontraba consuelo en los viejos hábitos por alguna razón. Sus dedos bailaron más rápido por las teclas mientras navegaba por la columna vertebral del Aguijón, cada vez más cerca de la ip de su espuma, atravesando cortafuegos estándar y scripts centinela como un hada danzando sobre la hierba iluminada por la luna.

    Lily le lanzó a Amara una mirada de disculpa. "Tendré que disculparme. No me gustan mucho las charlas triviales, querida, salvo mascullar para mí misma estos días. Y me resulta difícil concentrarme con el estruendo infernal que levanta esa máquina. Perdóname si te grito." Se acarició los lados de la cabeza con las manos. "Es que me cuesta oírme pensar."

    "Puedo llevarme esto a la otra habitación, Lil." dijo Dorian con una mueca. "Deberías haber dicho algo."

    "Estaré bien, John. Tú sigue trabajando." Ella quedó callada por un momento, luego agregó. "Siempre me gustó verte trabajar. Te pones tan serio."

    "A mí me gusta que se muerda el labio inferior," dijo Amara. "¿No es lindo?"

    "Hablar de mí estaba implícitamente excluido en vuestra conversación."

    "Él también es sensible," dijo Amara a Lily en un aparte.

    "Todos los artistas lo son. Eso es lo que los hace tan encantadores."

    Danek regresó, todavía refunfuñando, y se dejó caer pesadamente en su silla. "¿Quién es encantador? Hablando de mí a mis espaldas otra vez, ¿eh?"

    "John, querido"

    "El chaval tiene patas de gallo y la atención a la higiene de un molusco promedio. De hecho, he conocido un buen número de moluscos física e intelectualmente más encantadores."

    Esta evaluación se encontró con un estridente coro de risitas.

    "Tengo una idea," les murmuró Dorian. "¿Qué tal si nos tomamos este momento y ponemos nuestros límites de pensamiento obviamente infrautilizados en la tarea de resolver lo que ha sucedido esta mañana, en lugar de usar nuestros poderes para el mal? Eso estaría bien."

    Más risitas, excepto por Danek, quien lanzó grandes gritos a carcajadas como el ataque de un mortero. Gradualmente, la alegría se fue apagando y el silencio descendió sobre la sala. El único sonido era el rápido y constante chasquido de los dedos de Dorian.

    "No saltemos todos a la vez," dijo Danek serio ahora.

    Amara bajó la mirada al suelo y frunció el ceño, insegura o avergonzada.

    Lily suspiró. Dorian escuchó falta de voluntad en su voz. "Vuelve a sacarlo, si quieres."

    Amara parecía claramente descontenta con la solicitud, pero Lily la miró fijamente con una mirada dura e implacable. Sus hombros cayeron, un poco, pero finalmente asintió con la cabeza. Volvió la cabeza hacia un lado como si el acto en sí le resultara aborrecible y retiró el quae-ha-distra. Dorian lo miró, incapaz de controlar su interés a pesar de sí mismo. Todos lo miraron, la forma en que relucía y brillaba, excepto Amara. Ella lo sostenía tan lejos del cuerpo como podía, casi como si quisiera lanzarlo a la chimenea.

    Lily hizo una exhalación fuerte y húmeda. "¿Sabes qué es eso, Amara?"

    "Sé lo que hay dentro, o lo que hace," susurró ella. "Pero en realidad no sé lo que es."

    Danek, quien sonó tanto asombrado como enojado por sonar asombrado en primer lugar, dijo: "No me importa tanto lo que es como cómo existe. Explícamelo y seré feliz. Porque lo que sea que estoy viendo sigue siendo imposible." Miró a Lily en busca de confirmación. "Es imposible, ¿verdad?"

    Pero Lily no estaba mirando el orbe esta vez. Estaba sentada con la cabeza inclinada cuidadosamente apartada del orbe para encarar la pared, escuchando y asintiendo con la cabeza a un ritmo constante. Después de un tiempo, dijo: "Es curioso. ¿Puedes oír algo de él, Tyrus?"

    "No"

    "Acércate. Dime lo que escuchas."

    Obedeció, pero tentativamente. Estaba claro que acercarse demasiado al orbe le ponía nervioso. "Nada," anunció después de unos segundos. "¿Qué oyes tú?"

    Lily negó con la cabeza. "No está tan claro como esta mañana, pero probablemente solo estoy captando la interferencia de ese maldito compilador. Estuve bastante segura entonces, pero necesitaba escucharlo una vez más. Oigo... qué... una especie de música, supongo. Me recuerda a cantar." Quedó en silencio, pensando, pasando la lengua por el interior de la boca. "¿Recuerdas a George no sé qué, Tyrus? Creo que era capitán. Solíamos ir a su casa en Dayreme. Su esposa se llamaba Nina."

    "Taute. George Taute. Lo recuerdo."

    "Tuvieron una cena el Día de la Fundación, eso habría sido hace doce o catorce años, y él hacía ese truco con copas de vino. Las tocaba con los dedos. Hacía música de esta manera. Tonos claros y resonantes, la frecuencia depende de la cantidad de agua que haya en el vaso."

    "Eso era horrible, según recuerdo."

    "Eso es lo que suena, excepto que no es horrible. Es hermoso. Más ligero, de alguna manera, más resonante. Las notas están perfecta y espléndidamente orquestadas." Lily escuchó unos momentos más y luego dijo:" Es un tipo de vibración sónica. Similar a lo que el Capitán Taute llamaba su Música de las Esferas."

    Danek se frotó la barbilla pensativo. "Está bien. Concedo que emite ondas sonoras, aunque no puedo oírlas. Tú eres la experta de esta familia en ruido ambiental. Pero eso no me dice nada útil. No explica cómo fue capaz de traducirse de un artefacto de la Hebra codificado a un objeto físico."

    "Sospecho que sí. Las ondas sonoras son fuerzas potentes si se aprovechan correctamente. Los pulsos sónicos dirigidos se han utilizado durante bastante tiempo en operaciones mineras pesadas para pulverizar piedra y perforar pozos profundos, especialmente en condiciones atmosféricas inestables donde hay demasiado riesgo con explosivos. Sabemos que las ondas sonoras se traducen en energía igual que otras formas de onda. Lo que propongo es que este código que Raville le pasó a Amara en una experiencia virtual fue diseñado para interactuar con su matriz de tal manera que produjo una combinación precisa de vibraciones sónicas. Esas vibraciones, esa energía iterada por todo su cuerpo, llevaron a un patrón consistente de autoorganización que finalmente construyó una réplica del orbe virtual con el material físico de Amara."

    "¿Como un tumor?" Preguntó Amara débilmente.

    "Esa es una comparación razonable, aunque yo no la llevaría a una conclusión terminal, querida. Las vibraciones tendrían que estar orquestadas de manera muy específica, pero es posible que se puedan usar para interrumpir las divisiones celulares normales y fomentar una patrón de mutación predeterminado."

    Pero Danek levantó la mano. "No, eso no tiene ningún sentido. Ella es de carne y hueso, Lil. Ese chisme es otra cosa. Es un compuesto cristalino de algún tipo o incluso vidrio ordinario, que yo sepa. No se puede transmutar la carne en un material no orgánico simplemente manipulando las velocidades vibratorias, no sin la intervención de un nanomeca."

    Lily frunció el ceño, sus labios se torcieron en una línea irregular. "Amara, perdóname si esta es una pregunta personal, pero ¿cuántas veces te han reconstituido?"

    Amara parecía aturdida. "Dos veces."

    "Y tú usas mods con regularidad, supongo."

    "Sí. Algunas veces al año, dependiendo de la moda."

    "Tú patrocinas instalaciones de mods de alto nivel, del tipo de diseñadores de programas certificados y soporte médico completo en lugar de talleres. No me mantengo al día con los últimos avances, pero supongo que tu modificación actual no fue barata. Venía con sistemas de soporte completos, protocolos de mantenimiento de integridad y…" Lily la evaluó perforadoramente. "Una joven soltera que vive en la ciudad, en un barrio que no es exactamente una zona de guerra, pero donde tampoco es seguro caminar sola por la noche, ¿sí? ¿Pagaste un extra por el nodo de diagnóstico?"

    "Eso era parte del paquete. Los médicos lo recomendaron: un dispositivo de intervención subcatastrófico. Autoactivado si mi sistema registra suficiente trauma."

    "Y como diligente empleada del Archivo, te aseguras de mantener actualizado tu registro de personal. Tu historial de modificaciones y tus imágenes de seguridad, tus registros médicos."

    Amara asintió, pero no dijo nada.

    "¿A qué quieres llegar, Lily?" Preguntó Tyrus con un toque de exasperación.

    "Polvo estelar, Tyrus," dijo Lily en voz baja. "Está hecha de polvo estrelar y cristal. Obleas de silicato procesadas y rediseñada a nanoescala en material orgánico afín utilizando su propio patrón genético empaquetado como modelo. Lleva un nodo de diagnóstico programable estándar, aunque inactivo, y un depósito de drones nanomecánicos de aplicación médica. Diseñados específicamente para la rápida dispersión y construcción de sistemas recombinantes. Probablemente eso no sea suficiente por sí solo para hacer algo tan complejo como el quae-ha-distra, pero es lo suficiente para ayudar en gran medida con la tarea iniciada por el plegado sónico. Esto podría ser una decisión de diseño técnico o podría ser que el material genético es de alguna manera inherente a la naturaleza del orbe, algo que necesita para funcionar como debería dentro de las limitaciones de su universo físico. Pero el asunto es que lo único que el script de Raville necesitaba para traducir el artefacto desde la existencia virtual hasta la realidad ya formaba parte de ti, Amara. Eras una candidata física perfecta."

    Amara se mordió el labio. Ella miró de reojo el orbe que tenía en la mano, dividida entre el miedo y el asombro. "Pero eso no puede ser cierto. Yo no era perfecta. Estaba perdida allí dentro. Estaba peor que perdida, estaba abrumada. ¿No habría sido John, con todos sus locos scripts y modificaciones, una elección más lógica?"

    Lily descartó la discusión con una expresión amarga. "Me pregunto sobre Michael Raville, tu Michael Raville, quiero decir. Atrapado en su prisión virtual año tras año, capaz de comunicarse con la memoria de los dioses, pero no con los dioses mismos. Separado del toque divino. Eso es algo doloroso para un hombre que fue hecho para adorar. Los hombres tienen una forma de conformarse a sus dioses con el tiempo, obedeciendo el impulso de ser piadosos hasta que el hombre que eran desaparece y el hombre que creen que su dios quiere que se sea ocupa su lugar."

    "¿Crees que Raville estaba siendo controlado por los Exousiai? ¿Que me eligieron a pesar de lo que él quería?" Amara parecía estar a punto de gritar.

    "Quizá no directamente. Pero yo appostaría que ellos le influenciaron y que aquella historia de ser trasladado al reino o a la dimensión de los Exousiai le cambió fundamentalmente en formas que él ni siquiera comprende."

    Amara respondió a este pronunciamiento con un silencio, quieto y profundo. Lily suavizó su mirada y continuó, asintiendo. "Sí, querida. Tú también has estado allí y puede que también te haya cambiado. No puedes tocar el infinito sin ser transformado. Déjalo a un lado. No hay nada que puedas hacer para cambiarlo ahora. Fuiste elegida, eso es lo que importa. Puede que Raville hubiera elegido a Johnny por razones perfectamente lógicas, pero al final, creo que la lógica no era la motivación. Dentro de su propio entorno, podría haber encontrado formas de obligar a John a aceptar el orbe si lo hubiera querido. Tengo que creer eso. Pero él tenía tan fácil acceso a tus datos personales como a los de John, y algo dentro de él comparó la compatibilidad de Johnny con el orbe y con el tuyo y te eligió a ti en su lugar. Es posible que Raville ni siquiera hubiese entendido completamente lo que estaba haciendo. Me parece probable que él no hubiese previsto este evento, este adelgazamiento de las paredes entre lo imaginario y lo real. Él estaba intentando transmitirte el conocimiento, esa era su agenda consciente. Pero también sabía que John podía usar esos mismos datos para hacer algo más que cumplir su deseo de evitar la guerra con los Exousiai. No creo que esperara darte una llave permanente de su almacén y tampoco creo que sea eso lo que él quería. Él quiere poder controlarte aquí fuera como lo hacía allí. El orbe manifestado físicamente representa algo nuevo, algo con lo que él no contaba. ¿Quieres que te diga por qué? Puedo ver la pregunta en tus ojos, querida. Yo no sé por qué, pero sucedió por alguna razón, tal vez incluso porque los mismos Exousiai lo quisieron. Tenéis que descubrir lo que significa, ambos, porque es el único elemento en este escenario que vuestros oponentes no han predicho y no han preparado por sí mismos. Si podéis averiguar qué es y qué significa, puede ser una fortaleza secreta para ayudaros cuando más lo necesitéis."

    "O lastimaros," añadió Danek. "Si lo que dices es cierto, Lily, el valor del orbe depende de las intenciones de los Exousiai y de lo que esperaban lograr al dárselo a ella."

    "Eso no cambia el hecho de que Raville me utilizó." Amara cerró la mano sobre el orbe, sofocando su luz. "Yo creí en él y él me utilizó."

    "Eso lo cambia todo, Amara. John te advirtió que no se podía confiar en él," dijo Lily. No había simpatía en su tono. "Tú tomaste la decisión de ser utilizada y da igual si fue Raville quien te usó o los Exousiai a través de él. Elegiste y estas son las consecuencias. Asúmelas."

    Danek suspiró. "No importa quién la eligió. El objeto permanece. Necesitamos saber qué es, cuál es su propósito."

    Amara apretó el orbe hasta que la carne sobre sus nudillos estuvo tensa, como si quisiera romperlo. "Es un portal," dijo con voz ronca. "Es una puerta a otro universo, a un lugar donde los dioses caminan y la mente es ser. Un lugar lleno de relámpagos y truenos que son, de alguna manera, el habla de dioses vivientes e inmortales. Es un mundo lleno de cosas terribles, poderosos e incomprensibles. Locura y terror."

    De pronto, como si recordara una experiencia que había olvidado, ella se calmó. La lucha interna se extendió a lo largo de los tensos músculos hasta sus puños. Su agarre de hierro sobre el orbe se suavizó notablemente y ella dio una respiración atrapada en su garganta. Amara dobló el brazo y sostuvo el quae-hadistra ante el pecho para acunarlo como si fuera algo precioso. La luz irradiaba ante su rostro agachado, la bañaba con su brillo. "Pero también es hermoso y maravilloso. Vastos y ondulados paisajes llenos de luz, gloria y conocimiento. Los Exousiai están siempre allí, informes y, sin embargo, inmanentes. El cielo y la tierra están llenos de ellos, de su ser, sus voces y sus canciones. Un canto único y unificado, una mónada de ascendencia que une todas las cosas. No hay soledad, no hay separación entre tú y yo, entre ellos y nosotros. Solo la suprema unidad omnisciente y omnipresente y la lenta integración en esa unidad. Lo sientes como estar en casa, un hogar perfecto e interminable, y ser arrancada de él fue como la muerte. Una muerte de vacío y amputación que nunca, nunca termina."

    Amara alzó los ojos y consideró a cada uno de ellos individualmente. Dorian vio que había algo allí, una súplica tácita de comprensión o de una explicación que ni siquiera Amara podía comprender. Un ruego para darse a conocer sin necesidad de explicación, sin la distancia de las palabras ni los símbolos ni las metáforas, porque no había lenguaje suficiente para esa tarea. Ella había estado en una tierra más allá del lenguaje, en un reino de pensamiento puro y numinoso, y las palabras... las palabras eran solo los escombros que los humanos apilaban ante el infinito para hacerlo comprensible.

    "Lily tiene razón, supongo. No importa quién decidió que esto debería serme entregado. Ni siquiera importa cómo llegó a estar dentro de mí aquí fuera, fuera de la Hebra y en el mundo real. Aunque estemos exactamente en lo cierto con nuestra deconstrucción del método, eso no es significativo. Porque al explicar el mecanismo, el aspecto técnico de cómo algo llega a existir, ni siquiera empieza a tocar el inefable porqué del mismo. Descríbelo como quieras, comprende la ciencia, pero eso es solo otra forma de inútil reduccionismo. Aunque nunca sepamos cómo llegó a existir, su esencia, su ser fundamental, permanece como un misterio divino."

    Lily asintió. Dorian noto que ella asentía porque siempre era la primera en comprender las cosas difíciles, las cosas que requerían sentimientos humanos. Ella suavizó su expresión en una mueca que fue a la vez profundamente perturbada y totalmente compasiva. Era una mirada que Dorian no había visto en ella en años. Por un instante, la vio de nuevo, la antigua Lily que él había conocido hacía tantos años. La hermosa Lily.

    "Tiene razón, por supuesto." Dijo Lily. "Comprender cómo comenzó el universo no ayuda en nada a aquellos de nosotros que tenemos que vivir en él. Ver un diagrama de la maravillosa complejidad imposible de nuestro propio código genético no nos ayuda a encajar más cómodamente en nuestra propia piel, como tampoco una imagen del fuego evitará que un hombre muera de frío. Estamos haciendo las preguntas equivocadas. Nunca se ha tratado de qué, cómo y por qué ha sucedido todo esto. No se trata de nada que podamos analizar en hechos. Se trata de un propósito. ¿Qué quieren estos Exousiai de nosotros como individuos y como especie? ¿Qué se supone que debéis hacer? ¿Qué información existe el orbe para impartirte?"

    El Korski escupió un pitido estridente y repentino, y todos saltaron. Dorian miró la pantalla, luego levantó la cabeza y dijo: "Puedo haber encontrado la respuesta a una de esas preguntas, al menos."

    "Dime," dijo Amara.

    Ayúdame.

    Podía saborear su necesidad como si estuviera dentro de él, como si ella fuera parte de él. Y ella lo era, suponía él. Él la había conocido en el Archivo mientras dormía, había visto más claramente su ser de lo que ella le hubiera permitido en sus propios términos. Se había desplazado por ella como por un largo y complejo texto, comprendiendo en parte, experimentando sin contexto, vislumbrando a través de un cristal oscuro. Pero él la había experimentado de todos modos, y ¿qué es un hombre, sino la suma total de sus experiencias? Dorian la llevaría dentro de él hasta el final de sus días, tal como lo había hecho con cada hombre cuyo paquete de vida había corrompido alguna vez, con cada combatiente enemigo que le habían asignado para asesinar virtualmente. Todos ellos estaban apiñados en un denso rincón de su propio oxidado y mohoso palacio de la memoria, apilados junto a los secretos que guardaba y a las cosas que nunca podría decirle a ella ni a ningún otro a quien él había invadido.

    Su garganta se tensó. "Antes... después de encontrarnos con Raville y te diera el orbe, él me ayudó a reunir algunas de las herramientas que necesitaba para... para asistirte a excruciarte fuera del lugar adonde habías ido, de la espuma donde la comprensión de los Exousiai de Raville existía en una forma fenomenalista. Ese entorno, decía él, se construyó sobre el patrón de su palacio de la memoria. Sobre una renderización de un espacio real. Una experiencia simulada de un estado de ser. Pero debido a que era una construcción, había caminos que podían ser explotados. Debido a que era código, tenía que haber una estructura subyacente que pudiera ser captada y manipulada independientemente de la aplicación. Yo pude ingresar por una puerta trasera en la construcción de espuma que había creado el orbe y extraer la estructura del archivo dentro de mis propios archivos en un formato no ejecutable. Como código y documentos. Raville me dijo que si quería entender, si quería ayudarte, debería buscar un archivo en particular. Dijo que este era la clave de todo."

    "¿Lo has encontrado?" Preguntó Amara con avidez. Dorian pensó que ella iba a abalanzarse hacia él.

    Él se mordió el labio y miró a Danek. "Lo encontré, sí, pero no es todo tan simple. Esto es un artefacto de algún tipo, como él dijo, pero también es una unidad lógica integral en la arquitectura del sistema. Lo que implica que es código, sí, pero también es una interfaz de algún tipo, un oráculo dependiente del contexto. Está destinado a ser descomprimido dentro del entorno y solo se puede desempaquetarse plenamente de ese modo."

    "Ruedas dentro de ruedas," observó Lily.

    "Pero es un código," gruñó Amara. "Es texto. John. ¡ Entender texto es a lo que te dedicas! ¿Qué dice?"

    "No, escúchame primero. Te digo que es peligroso. Miro este código e incluso el texto está encriptado. Son capas sobre capas, rutinas estándar envueltas en múltiples aplicaciones externas. Puedo ver un nivel, pero sé que hay más. Hay una complejidad enloquecedora que no puedo tocar únicamente con el código ante mí. Aquí fuera solo es un documento, es algo muerto, un artefacto imperfecto que solo es un simulacro de lo que representa. Aquí dentro," señaló a su cabeza, "está vivo. Tiene una esencia cambiante, una metacapa de significado que ha sido dividido, analizado en cadenas discretas y distribuido por toda la arquitectura. Está destinado a ser experimentado, comprendido de una manera que solo puedes entender en el entorno para el que fue construido. Sería como intentar imaginar la personalidad de alguien a partir del texto de la codificación de su paquete. Es demasiado vasto, demasiado complicado. Sin contexto, ni siquiera puedo saber qué es."

    Lily asintió secamente. Ella lo entendía, por supuesto. "Estás diciendo que podría ser una bomba."

    "Podría ser, sí. No puedo saber con certeza qué es, no sin días... semanas de análisis para clasificar las subrutinas y volver a compilarlas en un objeto de código lineal. Tal vez incluso más tiempo."

    "Tiempo que no tienes," dijo Danek suspirando.

    Dorian sabía lo que él estaba pensando. Este era un puente al que habían llegado antes. Lo habían cruzado una vez y vivido para lamentar la decisión.

    "Raville se aseguró de que no tuviéramos tiempo," dijo Amara. "Quería ponernos en un lugar donde tuviéramos que confiar en él. Él solicita un salto de fe."

    "Supongo que la única forma de poder experimentarlo correctamente," agregó Lily, "es a través de la Hebra y a través de la intervención del orbe, lo cual es algo que no puedes hacer sin que el enemigo te encuentre y es algo que temes hacer debido a que el orbe es un artefacto que no comprendes plenamente." Ella habló en un tono áspero e inflexible, pero Dorian captó también la percepción de una deliciosa ironía. La Nueva Resurreccionista en ella reconocía una prueba espiritual cuando la veía. Pensó que ella iba a reír, y eventualmente lo hizo, un flujo constante y silencioso de amarga diversión. "Oh, él es un dios inteligente y caprichoso, este Michael Raville, real y codificado, vivo y eléctrico, en carne y paquete y onda. Un dios de mano izquierda y mano atrás."

    Amara se volvió hacia Dorian. Ahuecó el brillo del quae-ha-distra en sus manos como Pan agarrando un hada de madera.

    "¿Qué hacemos?"

    Dorian bajó los ojos de nuevo al Korski. "Corremos."

    "¿Correr?"

    "Sí. Salimos de aquí. Encontramos un lugar para escondernos hasta que esto pase y Raville se olvide de nosotros. Nos mantenemos alejados de la Hebra y fuera de comunicación, evitando todas las avenidas digitales que él pueda usar para rastrearnos. Sé cómo vivir fuera de la red. Podemos arreglárnoslas. Entretanto, trabajaré en este código y lo resolveré, y luego lo llevaremos a las autoridades."

    Danek gruñó. "Salvo que olvidas que Raville son las autoridades."

    "De acuerdo. Entonces no haremos eso."

    "¿Y qué vas a hacer sobre el dinero? Tendrá tus transacciones bancarias vigiladas en la fuente."

    "Hay formas de sacar rupias de la red si sabes dónde buscar. Y si no tienes miedo de ensuciarte un poco."

    "¿Y estás dispuesto a convertirte en un fugitivo y un criminal?" Danek arqueó una ceja. "Menuda excelente planificación táctica, muchacho."

    "Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para seguir con vida, sí. Es mejor eso que estar sentado aquí hablando de activar alarmas virtuales en un ambiente de espuma patentado hasta que los asesinos de Raville nos encuentren," respondió Dorian. "Esto al menos nos da una oportunidad."

    Danek lo miró pensativo. "¿Se te ha ocurrido que estás haciendo todo esto de forma equivocada?"

    "¿De qué estás hablando?"

    "Acuérdate de esos técnicos de Ono Majoris que expusieron hace unos años el precio de la oblea de silicato entre los proveedores del conglomerado. Eso llevó a una gran investigación por parte de los medios de comunicación, agencias gubernamentales, las obras."

    Dorian asintió. "Inundaron los cafés de Hebra y las redes pAp con flujos de datos."

    "Quizá tu problema es que te lo estás tomando como algo personal. Quizá la manera de salir del foco de atención sea redirigirlo a los directores. Lanzalo en abierto a un saludable debate público. Eso podría retrasarles. Incluso podría darles problemas más grandes con los que lidiar que tú."

    "El Consorcio de Datos de Ono Majoris tenía evidencia física sólida," dijo Dorian. "¿Qué tenemos nosotros? Los desvaríos de un paquete de carga potencialmente agriado. No hay credibilidad en eso. La gente quería creer que los conglomerados de distribución de silicato les estaban estafando porque ellos explicaron por qué su nivel de prosperidad no cumplía con las proyecciones de los expertos del zap. En ese sentido, el CDOM realmente tuvo una venta suave. La gente no va a creer en esto. Quedaría relegado a la comunidad de conspiración marginal y, por muy divertido que sea pinchar con palos a esas personas, no tienen ningún poder político y, sin evidencia real, seguirán en sus pequeños foros de charla discutiendo la legitimidad de nuestras afirmaciones mucho después de que estemos muertos."

    "Y mientras tanto," dijo Lily, "los planes del verdadero Raville avanzan hacia su realización y la guerra con los Exousiai se acerca a la realidad cada día que pasa, si es que se puede creer en tu Raville."

    Dorian frunció el ceño ante la sugerencia. "No puedo decir que me importen mucho los delirios que motivan a cualquiera de las versiones de Raville. Solo intento mantenernos con vida, Lil. Pero tengo la obligación de proteger la integridad de la reputación del Archivo. Aunque el plan de Danek sea sólido, estamos hablando de arrojar en la Hebra datos altamente especulativos publicados bajo la responsabilidad de la credibilidad del Archivo. No voy a arrastrarlos a la ruina con la locura de Raville."

    "¿No le crees?"

    "¿Esperas que le crea? ¿Que existe una masiva historia mística secreta que explica los avances tecnológicos de la humanidad en las últimas décadas?"

    Lily inclinó la cabeza hacia él con curiosidad. "¿Y por qué no?"

    "Dime, si fueras una superconsciencia omnisciente, ¿de verdad habrías implementado cosas como el nanoconjunto y la dinámica del zap y la espuma del modo en que lo han hecho? ¿De verdad se lo habrías dado a un grupo de fanáticos de la gloria que le darían la vuelta y lo venderían al mejor postor del megaconglomerado en lugar de legarlo directamente a la humanidad en su conjunto? Eso no me parece una excelente forma de elevar la especie."

    "Objetas a la estrategia de implementación, por tanto, no ellos deben existir. Lo mismo podría decirse de la lógica de encarnar a un Dios en un pesebre nacido de una virgen en una comunidad de pastores israelita rural. Pero parece que eso ha funcionado bastante bien."

    Danek se aclaró la garganta y le mostró a Dorian un sutil movimiento de cabeza: el ojo que todo lo sabe. Algunos puntos de debate no estaban para ser objeto de críticas. Procedió con cautela. "Eso es completamente diferente, Lily. Raville está usando estos avances como evidencia para respaldar su afirmación de que todos fueron inspirados por extraterrestres. Puede que él se lo crea, pero eso no es suficiente. Una de las cualidades fundamentales de la experiencia humana siempre ha sido nuestra voluntad para jugar y construir sobre las ideas de otras personas, el progreso lento y constante desde las ruedas de piedra hasta las supercomputadoras, marcado por cambios de paradigma y avances dramáticos que revolucionan nuestras sociedades. Eso no tiene nada de místico y nunca lo ha tenido. Descubrir las cosas es lo que hace nuestra especie. Que Raville crea que es una especie de inspiración cuasi divina sólo demuestra que estaba un poco loco para empezar. Ha construido una vívida fantasía de designación divina porque eso es lo que los hombres siempre han hecho cuando su intelecto asombra incluso a ellos mismos. Dios es solo el nombre para los principios científicos incomprendidos. Hace seiscientos años él habría estado en una torre hablando sobre éter, los ángeles y demás visiones católicas romanas circunspectamente piadosas que explicaban las fuerzas de la gravitación interplanetaria. Pero cuando dejamos de creer en Dios, lo cambiamos por una creencia en benévolos extraterrestres superinteligentes... y cuando desacreditemos ese mito, será otra cosa que ni siquiera hemos imaginado todavía. El Apocalipsis de Juan no ha sucedido ni tampoco el Apocalipsis de Michael Raville. Cuanto antes dejemos de alentar a los profetas de mirada salvaje que salen alzándose del desierto, antes empezaremos a prestar atención de manera realista al sufrimiento básico, la violencia y las desigualdades que marcan nuestra existencia."

    Lily se rió alegremente de su intensidad. "¡Qué regla tan magnífica! Lo tienes todo resuelto, ¿no? Dios no existe. Los extraterrestres y los ángeles no existen tampoco. Es solo la gloria y la depravación del hombre proyectada en disfraces lo que podemos aceptar más fácilmente. Esto no cambia el hecho, por supuesto, de que me dijiste que Raville te había mostrado el informe de los marines en camino a Phi Sophia y que el verdadero Raville está allí esperando a que lleguen. Alguien cree que los Exousiai existen y, si juzgamos por la potencia de fuego que se ha enviado, alguien ha sido poderosamente persuadido. Si todo esto es solo la loca fantasía de Raville, no hay daño para nadie, excepto quizá la reputación del gran científico. Por otro lado, si tú estás equivocado y ellos existen, el Apocalipsis de Juan y el Apocalipsis de Michael Raville pueden encontrar muchos pasajes en común. ¿De verdad te contenta permitir que los eventos continúen sin obstáculos cuando se te ha dado la oportunidad de detenerlos?"

    "¿Qué otra opción tenemos, Lil? Aunque entendiéramos este código y lo que nos dice que hagamos, la tarea es demasiado grande. No podemos detener las fuerzas que se han puesto en movimiento. Eso es la tarea del tonto en primer lugar."

    "Siempre se tiene una opción," respondió Lily. "Parece que quieras negar que estás tomando una decisión. Dejarse llevar por la corriente de la historia es una elección, John."

    "Podemos elegir hacer esto," dijo Amara en voz baja. "O al menos podemos intentarlo. Tal vez fuimos elegidos por una razón."

    Dorian se frotó la cara y gimió de frustración. "Fuimos elegidos porque éramos hábiles y porque fuimos lo bastante tontos para involucrarnos con un montón de código fuera de control que yo debería haber eliminado desde el principio. No te vuelvas mística conmigo tú también. Mira, aunque estipule que los Exousiai existen como los describe Raville, ¡ni siquiera sabemos si la guerra importa! No sabemos lo que podría saber el verdadero Raville con su sabiduría acumulada y el estudio de estos seres."

    "Raville te dijo que su conocimiento se almacenaría dentro de la espuma," señaló Lily. "¿Estás dispuesto a averiguarlo? De eso se trata en realidad. De arriesgarte y aprender lo que necesitas saber para seguir adelante."

    "Y quizá descubramos que la guerra es algo bueno" respondió Dorian. "Quizá queremos que los Exousiai sean destruidos."

    "No podemos destruirlos," dijo Amara, tan plana e indolente como una piedra. "Los he tocado, John, y la elección de Raville no tiene sentido para mí. Son demasiado poderosos para cualquier arma que poseamos. Pueden sacarnos ardiendo del universo si así lo eligen y en cualquier momento que elijan."

    "No los has tocado. Te han lanzado a una experiencia simulada de ellos. Solo viste lo que un paquete de Raville de cuarenta años cree que son. Tú quieres asumir que existen, y podemos incluso añadir que él solo vio lo que ellos quisieran que viera, lo cual implica que nada de eso se basa necesariamente en una verdadera realidad. Son solo copias de dudosos datos de experiencia."

    Las mandíbulas de Amara se tensaron. "Así que yo estoy equivocada sin más, ¿no es así? Raville me estafó. Hazte esta pregunta, John. ¿Solo experimenté una ilusión extraída de los demonios que acechan la mente de Raville o atravesé esa ilusión y toqué a los verdaderos dioses directamente? ¿Cómo puedes saber lo que me pasó ahí dentro? ¿Cómo puedes hacer suposiciones sobre una experiencia que nunca has tenido?"

    "Suenas igual de loca como él, Amara. Por amor de Dios, aquello era un código. ¡Incluso él me dijo que era un código!"

    "Fue una experiencia. Y fue real para mí. ¿Qué se supone que debo creer? ¿Tu limitada definición de lo que puede ser un texto o lo que me dicen mis propios sentidos?" Abrió el puño y el orbe brilló en color blanco y cegador como el núcleo denso y vibrante del propio universo. "Esto también era un código, ¿recuerdas? Fue la palabra hecha carne."

    Él se estaba quedando sin argumentos, sin formas de disuadirla. La intensa insistencia irracional de Amara le caía como una lluvia de martillazos. ¿Cómo empezaba uno a argumentar lógicamente contra la fe?"¿Tú quieres hacer esto de verdad?"

    "Sí"

    "¿A pesar del hecho de que los hombres de Raville nos persiguen? ¿A pesar del hecho de que usar el orbe, subir a la Hebra, todo lo que tenemos que hacer, es como disparar una bengala que anuncia nuestra ubicación? Nos encontrarán, Amara, y nos matarán, ¿y aún así quieres hacer esto?"

    "No nos hubieran dado la información si esta no fuese suficiente para ayudarnos. No podemos ignorarla sin más. Como ha dicho Lily, tenemos que caminar el sendero que él nos ha puesto delante."

    "¿Estás dispuesta a confiar en él?" Dorian sintió como si estuviera chillando. Estaba loca. Todos se habían vuelto locos. "¿Aún así? ¿Después de todo lo que te hizo, ahora quieres creerle?"

    "Tenemos que averiguarlo," dijo Amara. "Tenemos que saberlo. Sobre todo si no fue Raville quien nos eligió, sino los mismos Exousiai. El futuro depende de este evento. En qué se va a convertir la humanidad se está decidiendo en esto y nosotros tenemos la oportunidad de tener algo que decir al respecto, de representar a alguien que no sean científicos, soldados y hombres poderosos decididos a mantener el status quo que tú dices odiar tanto."

    Él echó la cabeza hacia atrás y miró al techo, sin palabras, aunque buscando algunas, preparándose para una gran perorata. Al otro lado de la habitación, Lily juntó sus extremidades debajo de ella y se puso en movimiento. Con su cojera y dolorida, se arrastró hacia él y se mantuvo allí, mirándole. Él hizo todo lo posible por ignorarla.

    "Mírame, Johnny."

    Él vaciló por un momento, pero al final no pudo negarse. Le debía demasiado. Miró fijamente los patrones cambiantes y profundos en sus vacías pantallas de nanomalla, ojos como la luz de la luna en el agua oscura, y negó con la cabeza. "No puedo hacerlo, Lil. Otra vez no."

    "Nadie te pide que hagas nada por tu cuenta. No te compete a ti decidirlo. Es ella quien porta el orbe. Es ella quien sufre con ello y con lo que todo significa y es ella, en última instancia, a quien ellos eligieron, quienquiera que resulte ser. Amara cree en estos seres, estos Auxiliares, y cree que la guerra se puede evitar si se toman ahora las decisiones correctas. Lo único que se te pide que proporciones es asistencia técnica. ¿Entiendes?"

    "La creencia no es suficiente," dijo él. "Ella no puede creer en algo que no entiende. Ninguno de nosotros lo entiende y estamos hablando de dar un paso en falso hacia adelante con sólo un montón de buenas intenciones y una gran esperanza como guía. ¿Cómo sabemos que estamos haciendo lo correcto en lugar de empeorarlo? ¿Qué versión de Raville deberíamos creer?"

    "Ella cree que puede ayudar. A veces lo único que puedes hacer es creer y dejar que la fe te guíe." Lily le acarició suavemente la barbilla con una garra. "A veces se requiere que tomes decisiones difíciles porque ningún otro puede hacerlo. Crees y haces lo mejor que puedes, aunque el resultado no sea el que esperabas. Pero al final la culpa no se reparte entre los que creyeron. Si dejas que tu miedo a crear monstruos te paralice, muchas cosas buenas, que de otro modo habrían sido, se perderán para el mundo. ¿Lo entiendes?"

    Dorian apartó la cabeza y miró hacia otro lado. "Eso no es justo."

    "Escúchame. Sé que tienes miedo. Tienes miedo al precio de creer por no poder saber qué es lo correcto. Sartre y Kierkegaard lo tuvieron hace muchos años. A veces solo te queda dar ese salto de fe. Esto no es nada nuevo. Todos hacemos saltos de fe todos los días. Suponemos que, si tomamos las decisiones correctas hoy o mañana, que si no hacemos algo que devaste la coherente narrativa de nuestras vidas, en algún momento toda esta miseria humana que llamamos vivir tendrá sentido. Toda nuestra vida se trata de dar sentido a las tragedias y a los encuentros casuales y a las personas que se nos da a conocer. Suponemos que eventualmente ascenderemos a un plano superior donde todas esas interconexiones cobrarán sentido cósmico de pronto y que veremos el panorama general como lo hace Dios. Eso es la fe. Fe infundada y sin adulterar en lo que nos estamos convirtiendo. La caminanos al creer que nuestras acciones tienen consecuencias y que el universo nos recompensará al final por tomar las decisiones correctas. Es el mismo impulso que nos llevó a Dios en primer lugar. Y si te despojas de toda el mambo yambo tecnológico y místico de los Exousiai, esto es el mismo impulso que ha llevado a Raville a la encrucijada en la que se encuentra ahora. No te paralices de miedo de dar el salto equivocado, John. Haz lo que puedas hacer. Da el salto sin más y confía en que lo resolverás al final." Ella le sonrió y, por muy horrible que fuera, él la amó por ello. El peso y la incertidumbre se alzaron de sus hombros. Si en algún lugar los dioses estaban llevando el marcador, notarían que él nunca había ganado una discusión con ella.

    Dejó caer la cabeza entre las manos, derrotado. "Te escucho."

    Ella le apretó el hombro con la tercera mano, cálida y reconfortante. "Y yo te escucho a ti. Sé que harás lo correcto cuando llegue el momento. Siempre lo haces, John, lo creas o no. Ahora, junta tu equipo y monta un espacio de trabajo en la cocina. Ambos vais a necesitar un lugar cómodo para trabajar y como tenga que seguir oyendo a esa máquina parlotearme durante un segundo siquiera, me voy a volver loca. Le pediré a Tyrus que prepare más café."

Capítulo 11

    No parecía importar cómo intentaba estirar el trabajo para defenderse de lo inevitable. Pasaron las horas, las tareas de alguna manera se terminaban y Dorian marchó con paso firme con ellas. Todavía no creía, y el arraatre del tiempo no hacía nada para cambiar su opinión. El amanecer aparecía claro y pálido a través de las acortinadas ventanas de la cocina, pero no traía ninguna certeza. No portaba atronadoras epifanías en sus alas doradas. Danek y Lily finalmente se habían acostado hacía unas horas, e incluso Amara, a falta de algo constructivo para mantenerla ocupada, se había acurrucado con una manta frente al fuego en la sala de estar.

    Sentado en la pequeña mesa en el rincón del desayuno cerca de las ventanas de la cocina, Dorian había avanzado con dificultad durante la larga noche, haciendo lo que podía con el intratable Korski para reconfigurar su espuma, habilitar su grupo de máscaras ip y alterar el rastro registros y sig dox que identificaban de manera única su matriz en la Hebra. Era un trabajo tremendamente preciso, terriblemente ilegal y el hecho de tener que hacerlo como un forastero anónimo lo hacía mucho más difícil. Como si el trabajo en sí no fuese ya lo bastante molesto, su tarea se había presentado adicionalmente ardua por las paredes de horrible amarillo y los armarios y electrodomésticos con burbujas retro que lo rodeaban. Nunca había trabajado bien cerca de colores pastel. Eran los tonos del diablo, siempre había dicho su madre, y Dorian nunca había visto ninguna razón para estar en desacuerdo con ella. Le ardían los ojos por esta más reciente exposición como si hubiera pasado la noche rallándolos con sal de roca y pimientos picantes.

    Además de eso, había tenido que compartir el espacio de mesa básico con el viejo portátil Chalmers-Husk de Danek, que normalmente estaba conectado al ex-connex. La cocina era pequeña y estaba abarrotada y, debido a la insonorización, él se sentía aislado por el silencio y rodeado por lo chabacano. Definitivamente no era lo que él consideraba condiciones de trabajo óptimas. Había encendido el audio del infocable mediante la caja de Danek durante un tiempo solo para aliviar el silencio y silenciar el demoníaco parloteo de los electrodomésticos color pastel, pero hasta el familiar y normalmente reconfortante parloteo libre de contenido que atravesaba el restringido espacio le había provocado un dolor de cabeza abrasador. así que se había rendido.

    Dejando a un lado esas circunstancias hostiles, siguió adelante, convirtiendo la cafeína y el temor nervioso en algo parecido a la creatividad. Un analizador de códigos, un café y tú era todo lo que necesitaba.

    La espuma de Amara fue más fácil, pero no llevó mucho menos tiempo, pues, en teoría, Raville le había echado un mejor vistazo a la misma. Necesitó toda una flotilla de scripts especiales para enmascarar su ip, y al final, se había decidido menos por un enmascaramiento tradicional que por un complejo proceso de identificación de turno aumentado por punteros de registro conflictivos diseñados para arrojar datos de registro erróneos por todo la Hebra. Para cualquier operador de sistema que la encontrara, parecería un zombi viral masivamente infectado, ininteligible, inidentificable y, por tanto, peligroso. Pero eso estuvo bien. No imaginaba que el puerto quae-ha-distra tuviera un operador de sistema al que le importara un bledo precisamente.

    Esperaba que todos sus desvíos encubiertos les blindaran durante diez minutos, tal vez incluso menos, antes de que los agentes de Raville los desentrañaran.

    Lo cual le molestaba por razones obvias. Ya había visto algunos de sus scripts más complejos barridos como hojas secas en un viento otoñal. Raville había demostrado que las habilidades de Dorian no le presentaban mucho desafío, lo que significaba que su estimación de diez minutos podría ser de diez segundos, o que los asesinos ya estaban en camino a la casa de Danek y Lily, avisados ​​por el mero pensamiento de Dorian sobre formas para retrasar la persecución. Había sido una noche así, llena de dudas y acusaciones de fracaso. Pero al mismo tiempo, lidiar con la duda le había dado una excusa para no pensar en el increíble riesgo que estaba corriendo Amara ni en la igualmente increíble fe que ella estaba depositando en él para mantenerla a salvo. Ni en el hecho de que tenían un universo que salvar de la cancerosa, murmuradora, subdesarrollada e intragenocida amenaza que era la humanidad.

    Cuando salió el sol a su alrededor, no pudo evitar preguntarse qué era exactamente lo que creía que estaba haciendo y si alguna vez había tenido la opción de hacerlo en primer lugar.

    En realidad eso no importaba. Amara había tomado la decisión por todos ellos. Lo único que podía hacer era aceptarlo.

    Simplemente dar el salto.

    Hacia media mañana, Danek entró en la cocina y empezó a hurgar en los armarios en busca de una taza de café. Dorian lo miró brevemente. Danek tenía bolsas debajo de los ojos y los blancos tenían la clase de rayas rojas de ira que se obtienen después de noches de insomnio que siguen a días demasiado largos y estresantes. Por primera vez, Dorian notó que había mechones grises en el oscuro y espeso cabello de su amigo. Sus manos se habían arrugado de la noche a la mañana, al parecer, y temblaban cuando no sujetaba firmemente su taza.

    Está envejeciendo, notó Dorian, y descubrió que eso le perturbaba. Todos estaban envejeciendo. Danek era un hombre maduro cuando Dorian se había presentado para el primer día de escuela en la TacTec, un hombre de años indeterminados, no es que la edad biológica o aparente fuese un estándar fiable, pero como todos los mandos medios militares, nunca se había presentado él mismo menos duro como el cuero y ágil como un cocodrilo desnutrido. Seguía siendo un espécimen físico impresionante, por supuesto, pero estaba comenzando a ser impresionante en el sentido dicho para los hombres de mediana edad bien conservados.

    Danek apartó las cortinas y miró hacia el floreciente día. Había una escarcha sobre la hierba a la sombra de los árboles, pero gruesas gotas de rocío en otros lugares donde el sol había derretido el hielo. El patio brillaba como un campo de estrellas. Danek gruñó ante nada en particular y retirró la silla extra de la mesa y por el suelo. Se sentó como si sus articulaciones se hubieran endurecido durante la noche y apoyó la espalda en la pared con las patas delanteras de la silla inclinadas hacia arriba.

    Apoyó el café en el alféizar de la ventana y echó la cabeza atrás.

    "¿Cómo va eso?"

    "Casi he terminado," dijo Dorian. "Solo estoy poniendo un par de scripts que deberían evitar que la espuma de Raville le cierre la puerta al geek de Amara. No quiero que ella quede atrapada allí."

    "Sí.."

    "¿Sigue ella durmiendo?"

    "Ella y Lily. Voy a dejar que la buena chica duerma esta mañana. El último par de días han sido más emocionantes de lo que ella necesita, pero ha sido bueno para ella también.

    Últimamente ha echado de menos tus visitas."

    Dorian sintió que se estremecía. "Me aseguraré de pasarme más a menudo. Si sobrevivimos a esto, quiero decir."

    Danek resopló. "No me refería en ese sentido. Le gustas, John. Le gusta tu compañía y tu energía, pero entiende que tienes una vida. Vienes a visitarla como si fuese una obligación, pero no se lo debes."

    "Se lo debo."

    "No." Danek frunció el ceño y se pellizcó un punto medio de la frente con los dedos, como si estuviera calmando un dolor de cabeza. Miró a Dorian entornando los ojos. "Llevas cargando ese peso durante mucho tiempo, no puedes dejarlo. Parte de eso es culpa mía, Yo entiendo eso. Tal vez te lo recuerdo demasiado. Pero si lo hago solo es porque no puedo dejarlo tampoco. Compartimos esta culpa, John, pero la mayor parte es mía. Fui yo quien te dio permiso. Pero la verdad es que ninguno de nosotros es responsable. Hicimos lo que creímos que era mejor, lo que creímos que era necesario. Nadie más podría haberlo intentado. Quiero que lo sepas. Nadie más se habría atrevido. El hecho de que no funcionara no viene al caso. Si no hubieras estado allí, Lily habría muerto y, por más duros que hayan sido los años, también han sido buenos. No cambiaría esos años por nada y, aunque a veces soy duro contigo, sé que no los habría tenido sin lo que hiciste por ella."

    Dorian se movió incómodo en su asiento y apartó la mirada. Nunca había oído a Danek hablarle de esa forma. Este era un momento de unión y no pudo evitar sentirse asustado por él. Pero Danek movió una mano en un gesto.

    "No me hagas caso. A veces me ablando cuando no he dormido bien. Eso pasa cuando empiezas a tener algunos años encima."

    "Puedes revisar mi trabajo si quieres. Verifícalo en busca de errores, cualquier cosa que yo haya pasado por alto. He tenido cuidado." Dijo Dorian. "Hice un mapa de un gran tramo de espuma que ella tendrá que atravesar, con suerte le proporcionaré algunas señales que evitarán que se pierda. No debería necesitar estar dentro mucho tiempo; esto solo es un «aplasta y agarra» según yo lo veo. Pero, como precaución, también he interpuesto algunos protocolos defensivos para su caché de Hebra que deberían entrar en vigencia cuando ella inicie sesión por primera vez: Aplicaciones de escape rápido, escudos corticales, ese tipo de cosas. No es mucho, lo sé, pero debería darle una capa adicional de protección. Además de eso, he conseguido... "

    "No es a eso a lo que me refiero," espetó Danek. Bajó con fuerza las patas delanteras de la silla hasta el suelo. "No vine aquí para cuestionar tu habilidad técnica, John. Puedes hacerlo. Si es que se puede hacer, es decir." Dejó caer la cabeza abruptamente y todo su cuerpo se hundió. Continuó haciendo movimientos inarticulados con las manos como si hubiera olvidado cómo usarlas. "Mira, no soy muy bueno en eso, nunca he tenido práctica, es lo que estoy tratando de decir. Nadie escribe manuales técnicos sobre cómo hacer este tipo de cosas."

    Dorian apartó las manos del teclado y le dio a Danek toda su atención. "¿Qué intentas decirme?"

    Y mientras miraba a su antiguo jefe, mentor y amigo, Dorian vio algo nuevo en su rostro. Detrás de la máscara de frustración y cansancio, había miedo. Era algo oscuro, una densa nube suspendida sobre sus cejas. Aunque las cosas habían ido tan mal con Lily todos esos años, Dorian nunca había visto a Danek asustado. Siempre se había enfrentado a su miedo con ira, pero aquí estaba, desnudo a la luz de la mañana.

    Danek abrió la boca, pero no salió ninguna palabra, así que la volvió a cerrar. Sus labios temblaron, al igual que sus manos. Agarró sus rodillas hasta que sus nudillos se hincharon, y eso pareció estabilizarlo. En voz baja, casi en un susurro, dijo: "Lily se está muriendo, John. Tuvimos un médico aquí el otro día para entregarle suministros y darle una revisión mensual. Es cáncer. Está plagada de tumores. Él está familiarizado con su, eh, su estado y su historial. Es un médico militar. Dice que probablemente esté relacionado con esa bomba viral de hace tantos años. Una especie de efecto gradual de liberación prolongada, supongo. Es el mismo tipo de ataque, solo que su cuerpo detecta todo ese código incorrecto después de tantos años y lo replica porque no sabe nada mejor que hacer con él. Dijo que no había nada que pudiéramos hacer por ella mientras se mantuviera en la forma en que está. Ese cuerpo, bueno, está destrozado, ya sabes. Lanzar células buenas tras malas, por así decirlo. Me dice que la única esperanza es empaquetarla en algo nuevo y cargarla en un nuevo cuerpo. Ni siquiera le he mencionado eso a Lily, por supuesto. Ya sabes lo que piensa."

    "Lo siento, Tyrus." Croó las palabras lo mejor que pudo. Alguien le había robado todo el aire de los pulmones. "No... no sé qué otra cosa decir."

    "No digas nada. No hay nada que puedas decir que mejore las cosas, y nada que ninguno de nosotros pueda hacer. Lily ni siquiera quería que te lo dijera. No quiere que la persigas con tu carromato de compasión."

    "No le diré que lo sé."

    "Ciertamente no lo harás. Ella me mataría. Y probablemente no debería habértelo dicho, pero cuando apareciste por la puerta ayer supe que no podría evitarlo. La conoces desde hace tanto tiempo como yo. La has amado a tu manera. Ahora, con todas esto sucediendo, no podría dejar que te fueses sin saberlo." Danek se encogió de hombros débilmente.

    "Además, me ha estado devorando por dentro. Lily no quiere hablar de ello y es la única otra persona en el mundo a tu lado que tiene idea de cuánto me está matando esto. Ella se ha resignado a esto. Una parte de mí cree que incluso lo está esperando, después de todos estos años de dolor. Creo que puedo entenderlo. Quiero decir, no ha sido fácil, y sus amigos de New Res, estarían casi montando una fiesta si lo supieran. Serían todo sonrisas y felicitaciones por lo cerca que ella está de entrar en el Seno de Abraham o como sea que lo llamen. Lo más probable es que asesine a uno de ellos si se pasa por aquí y lo dice. "

    "No les hagas ningún favor," dijo Dorian.

    "Sí, claro. Lamento soltarlo de esta manera, John, pero no estoy seguro de que exista un buen momento, y soy un amargado egoísta por naturaleza. Compartirlo lo hace un poco mejor de alguna manera."

    "Está bien." Pero no lo estaba. Estaba a un millón de kilómetros de estar bien, pero no supo qué otra cosa decir.

    Danek soltó una risita, un sonido ligeramente histérico. "Es una locura, ¿no? ¡Matamos a la muerte! Nuestra generación casi acabó con la Parca por completo. La sacó detrás de la leñera y le dio la zurra de su vida. Mi gente está correteando por ahí en semi-retiro en las playas de arena blanca de Grenoble Tau, viviendo como niños. ¿Qué digo? ¡Están en los cuerpos de chavales de veinte años! Yo nunca he tenido que llorar a nadie en mi vida. Quiero decir, perdimos amigos, tú y yo, durante la HD, pero aquello fue diferente. Aquellas muertes al menos tuvieron un propósito. Nunca he conocido a nadie que acabara de morir, John, a nadie que eligiera dejarlo todo y morir. Ni siquiera sé qué pensar de eso. Cómo empezar a pensar en ello. Es simplemente... aplastante."

    Y tenía razón. Dorian sentía los bordes, esta enorme piedra de dolor que solo podía percibir superficialmente. No significaba nada para él. No tenía alcance con el que encontrarle sentido. A este sentimiento lo llamaban dolor, supuso, pero le era ajeno. Hizo girar la palabra en su mente: dolor. Todavía estaba oscuro. Tenía un sabor a cobre en la boca. Un vago vacío en sus entrañas que era triste y patético al mismo tiempo. La palabra por sí sola sonaba en su oído interno como el lamento de la sirena de un ataque aéreo.

    ¿Qué significaba eso?

    "No quiero estar solo," susurró finalmente Danek. "Pero tampoco quiero a otra persona. ¿Crees que eso desaparecerá, John? ¿Que me despertaré un día y me pondré un cuerpo nuevo y simplemente decidiré que estoy listo para seguir adelante? ¿Para buscar otra esposa, a otro a quien amar, y olvidarse lentamente de todo esto, de todas las cosas que Lily y yo significamos el uno para el otro? ¿Desaparecerá de mí como un sueño del que me he despertado? No creo que pueda soportar eso."

    "Pasará," dijo Dorian sin tener idea de lo que quería decir. "Tiene que ser así, ¿no? La gente solía lidiar con eso todo el tiempo, así que debe mejorar."

    "¡Pero yo no quiero que pase! No soy viejo. No estoy cansado de vivir. Siempre pensé que había más en la vida que solo esto, solo mi estrecha ventana de experiencias. Y asumí, en el fondo, que algún día este capítulo terminaría y que pasaríamos a otra cosa. Lily saldría de esta fase del Nuevo Resurreccionista y pasaríamos muchos, muchos años juntos, volviéndonos jóvenes y nuevos cuando nos conviniera, al igual que mi gente."

    "Aún puedes hacer eso."

    "¿Puedo? ¿Puedo seguir fingiendo que ella nunca existió? No lo sé. No sé si quiero, y eso me parece muy débil. No puedo evitar sentirme débil. El duelo es tan grande. Algunos días es más grande que todo el mundo y nunca termina. Pero eso también es un consuelo, ¿no? Porque mientras esto dure y mientras ella dure, no puedo olvidarme de ella, ¿verdad? No puedo traicionarla de esa manera."

    Dorian se acercó y tomó la mano de Danek en la suya. "No la olvidarás. Ninguno de nosotros lo hará."

    "¿Crees que es esocierto?"

    "Tiene que serlo." Tenía que serlo. ¿Qué sentido tenía morir si la gente no te recordaba, no te mantenía fresco en su conciencia todos los días? Porque la memoria era una especie de datos, como un esquema del pleroma humano. Se podía catalogar, desglosar, archivar e indexar para facilitar el acceso.

    Sabía que la gente aún moría en algunos lugares. Las sectas religiosas lo hacían a veces. Los pobres en algunos lugares, lejos de aquí, donde el control de la población era un problema y el empaquetado una propuesta cara, el patio de recreo de los ricos y políticamente conectados, lugares que ya estaban bien asentados y no tenían la necesidad constante de trabajadores para mantener la economía en movimiento. Dorian había visto historias como esa en el infocable, las conocía como momentos de «negar con la cabeza». Una de esas cosas que no tenía sentido y nadie podía evitar, pero tan distante de su experiencia que no le conmovía, por lo que no tenía que pensar mucho en ello.

    Él no entendía la muerte.

    Danek se retiró, retiró la mano junto a la otra en su regazo. "Mis abuelos murieron. Yo era pequeño, tal vez cuatro o cinco años. No los recuerdo. Mi madre dice que nunca se cargaron, ni una vez en toda su vida. La tecnología era demasiado nueva y ellos eran viejos. No confiaban en eso y habían llegado a esa edad en la que sus cuerpos se estaban desmoronando y había mucho dolor. La única inmortalidad que podían imaginar era más de lo mismo, por siempre jamás. Yo puedo entenderlo. Pero no los recuerdo y, cuando hablo con madre sobre ellos, puedes ver que sus ojos se vuelven un poco distantes. A veces ella tropieza al intentar recordar cosas sobre ellos. Se equivoca en los detalles entre relatos. Está olvidada. Quizá no del todo, pero ¿qué hay dentro de cuarenta años? ¿O cien? ¿Se acordará entonces o serán solo sombras y luz de luna? ¿Será su entera existencia nada más que los jirones y anécdotas equivocadas de unod hechos sin emoción real tras ellos?"

    "No lo sé"

    "Olvidar a Lily así... eso sería malo. Pero olvidar la culpa que siento, la culpa de incluso pensar en seguir adelante sin ella, parece malvado, simple y llanamente." Una sola lágrima rodó por la mejilla de Danek y él la secó con el dorso de la mano. "No le hables a Lily de esto. Nunca."

    Dorian asintió. "Lo prometo"

    Danek se puso de pie. Se aclaró la garganta y escupió en el fregadero. De repente se puso severo y gruñón, la única forma que conocía de repudiar esta nueva sensación, este dolor. "Se está haciendo tarde. Si vas a terminar esto, será mejor que hagamos que tu amiga se levante y se mueva. La gente acaba de empezar a trabajar. El tráfico de la Hebra está aumentando, sin duda. Eso debería darte un poco de una ventaja si los hombres de Raville tienen que clasificar todo ese ruido."

    La conversación había terminado y Dorian se alegró por ello. No le gustaba lidiar con eso. "Pensamiento inteligente, Sargento."

    "Por eso me llaman a mí sargento y a ti cabo." Abrió la puerta de la cocina. "Voy a despertar a tu chica."

    La belleza de la Hebra era su ubicuidad.

    En cualquier lugar donde hubiera espuma (es decir, en todas partes), podría aprovecharse como un punto de acceso a datos a través de proveedores de redes públicas inalámbricas que transmitían réplicas sincrónicas del multiverso Hebra completo. Los puntos de acceso a datos se regulaban mediante enrutadores ex-connex que conectaban a los usuarios (a través de sus matrices) al grupo de datos universal. Esta arquitectura tecnológica utilizaba las matemáticas basadas en la cuántica de la teoría de cuerdas y permitía a los usuarios del sistema saltar a cualquier cúmulo de renderizado codificado públicamente en cualquier lugar del espacio humano, independientemente de la localización física.

    Todo esto estaba muy bien y era una maravilla si uno era propenso a pensar en los desarrollos tecnológicos como tantos otros misterios alquímicos o filosóficos naturales, lo que Dorian no era. Él era un trol al que le habían enseñado a pensar en la Hebra no en términos de lo que esta hacía ni con qué entusiasmo lo hacía, sino de cómo podría construirse para hacer más y mejores cosas.

    Desde la perspectiva del diseño, había una diferencia cualitativa entre las sesiones de geek dependiendientes del sujeto (es decir, interacciones neuronales internas con espuma privada) y sesiones independientes del sujeto (es decir, interacción pública e intercomunicación dentro de una matriz de red). Las sesiones independientes del sujeto normalmente requerían servidores de seenop funcionando en sectores de espuma vinculados condicionalmente con acceso restringido de clave pública o membresía, según el propósito operativo del almacén de datos. Las salas de café y las salas de charla generalmente tenían muy relajados filtros de acceso a los miembros. Los bancos y las instituciones financieras tenían protocolos de reconocimiento de identidad extremadamente restringidos. Organizaciones como el Archivo tradicionalmente se mantenían en un punto intermedio o eran cuidadosas amalgamas de sectores públicos y restringidos, adecuadamente protegidos. Ser capaz de establecer y mantener una red razonablemente segura era una práctica comercial esencial. Dorian lo había hecho, en mayor o menor medida, todos los días de su vida profesional. Había reglas y eran bastante simples. Las reglas se aplicaban mediante el mecanismo de paquetes de software corporativos estándar invocados a nivel de servidor que agilizaban la mayor parte del trabajo pesado y hacía cumplir los estándares generalmente aceptados por la organización, el diseño y la codificación en todo el sistema. El universo independiente del sujeto se había establecido y mapeado y, en última instancia, codificado legislativamente durante decenas de años.

    En comparación, la programación dependiente del sujeto era un territorio inexplorado. Era tan individual como la experiencia humana, infinitamente rica y arquitectónicamente caótica, porque la espuma era (teóricamente) infinita, indestructible y reprogramable. Eso significaba que podías jugar con tu espuma sin romperla. Podrías diseñarla a tu gusto e indexarla según tu capricho. Podías hacer lo que quisieras con tu espacio de almacenamiento de datos, y la gente lo hacía con frecuencia. Había software de sistema organizacional de espuma personal disponible en el mercado de consumo para el usuario ocasional, por supuesto, pero venía en una docena de sabores especializados (e incompatibles). En la Hebra, los servidores de seenop generalmente representaban esta individualización en nombre de la venta de servicios a la base más amplia de clientes potenciales, a menos que el administrador del sistema tuviera una preferencia por un sistema particular o simplemente quisiera ser un capullo respecto a su lealtad de marca.

    El software Espuma OS, por otro lado, no lo era. Se basaba en los protocolos de la Hebra para mediar las transferencias de datos entre sistemas competidores. Lanza dentro la dimensión adicional de especializados y altamente técnicos usuarios como Dorian (que ejecutaban sistemas híbridos de código abierto, muy modificados y meticulosamente elaborados porque les gustaba la seguridad adicional, la capacidad de modificación o simplemente les divertía burlarse de los grandes productos de consumo mediante el sarcasmo de un ataque elitista) y el resultado era un entorno casi imposiblemente (IMPOSIBLEMENTE) complejo de integrar. De hecho, la mayoría del equipamiento diseñado para tal fin o bien era enormemente cara tecnología de propiedad militar o patentemente ilegal.

    Lo que Dorian estaba proponiendo hacer al regresar a Amara al entorno de espuma adjunto al orbe (de tal manera que ella operara independiente de la inherente estructura organizativa de este) era un ejercicio de la teoría del código seenop. Era tratar la espuma personal como un objeto de la Hebra, intentar que hiciera cosas para las que no estaba diseñada sin la mediación de enlaces servidor que suavizaran las incompatibilidades.

    Él no tenía idea de lo efectivo que sería.

    Con más tiempo y recursos, él habría deseado una red segura con búferes de delimitada forma de onda donde podría haber vertido su mapa del quae-ha-distra, truncarlo en esenciales cúmulos lógicos y configurar un paisaje de datos en réplica paralela que él y Amara pudieran haber navegado indirectamente a voluntad. De manera similar, si hubiera existido una forma de compilarlo y ejecutarlo de manera segura en su propia espuma, donde tenía las herramientas para someter el código a controles externos, habría preferido hacer eso. Pero eso no era viable, no sin mucho más tiempo y análisis del que tenía a su disposición. El orbe, y la espuma que este representaba, eran simplemente demasiado grandes. Al final, Dorian se había conformado con hacer lo que pudo, que fue excavar un tosco canal entre su espuma personal, la de Amara y el orbe en un torpe intercambio de datos a tres vías, compensando con engorrosa ineficiencia lo que le faltaba en funcionalidad útil. Era casi seguro que el canal no fuese una descripción precisa. Era más parecido a un teléfono de lata y cuerda.

    No le dijo a Amara nada de esto mientras estaba sentado frente a ella en el rincón de la cocina color pastel de Danek y Lily. Era peligroso, pero si estaba decidida a seguir adelante, él estaba igualmente decidido a ponerle una cara positiva. A dejarla creer que había un mago detrás de la cortina en lugar de un espantapájaros pegado con chicle y alambre.

    Dorian dijo: "Si necesitas algo, si te pierdes, si algo sale mal, puedes ponerte en contacto conmigo. He cargado una aplicación pAp especial que tendrás disponible en cuanto llegues a la Hebra para que podamos hablar. Supervisaré tu progreso en mi propia sesión y te proporcionaré información relevante según vaya surgiendo."

    Además de hacer todo lo posible para ocultar sus presencias y lidiar con trazas de IP hostiles.

    "Tienes algunos mapas básicos y superposiciones renderizadas que deberían ayudarte a navegar por el entorno del orbe de manera más eficiente de lo que pudiste la última vez. Tu objetivo es entrar, acceder al artefacto y salir. Así de simple, ¿de acuerdo?"

    Ella asintió, nerviosa. "¿Oiré tu voz?"

    "Así es como se supone que debe funcionar, sí. Pero eso no es excusa para perder el tiempo. Entra y sal tan rápido como puedas."

    "Porque la gente que Raville ha enviado a por nosotros rastrearán mi IP."

    "Correcto"

    "¿Qué se supone que debo hacer? ¿Caerme dentro el orbe como hice la última vez?"

    Dorian negó con la cabeza violentamente. "No. Quiero que inicies sesión en uno de los puntos de acceso público. ¿Conoces la Plaza Hermes en Surmonte?"

    "¿Justo al salir del mostrador de llegadas de la Estación?"

    "Exactamente. Hay una zona de quioscos de directorios de datos públicos allí, pasada la fuente y justo después de un pub llamado Berman. Escanea el directorio en busca de j0n d33 919. Esa es una entrada encriptada, pero no deberías tener ningún problema para localizarla. He cargado la clave en tu caché." Este era un método popular de los gatos para comerciar exploits en redes públicas. Los quioscos de datos públicos de todo la Hebra estaban inmundos de información compartida especialmente encriptada e imposible de rastrear, invisibles para el observador casual. "Ese es tu punto de rebote en un entorno que voy a configurar dentro de mi espuma personal. Cargará algunas aplicaciones pasivas en tu matriz que te brindarán algo de protección dentro del otro espacio."

    "¿Me mantendrán a salvo?" preguntó ella.

    "No. Hay demasiadas variables para imaginar que he tenido en cuenta todo. Estoy trabajando desde un mapa de texto precompilado y, aunque eso ayuda, no es lo mismo que conocer la arquitectura funcional. Eso significa que es posible que parte del código no funcione bien. Por eso te animo a que seas rápida. Las aplicaciones deberían ser estables, pero no puedo garantizar que funcionen tan efectivamente como se supone que deben."

    Amara levantó la barbilla. "Si me meto en problemas, ¿podrás ayudarme?"

    "No podré llegar hasta ti. No como en un encuentro en una red de la Hebra, si te refieres a eso. Estoy superando los límites de las capacidades del seenop solo para unir nuestras sesiones de espuma independientes. Raville te pasó el orbe, te entregó un mecanismo que te permitió acceder a la espuma privada y extraer elementos ambientales centrales de un modo que no entiendo del todo. No puedo seguirte hasta allí. El canal de comunicación que se va a abrir cuando llegues a mi espuma está configurada para transmitirme datos en tiempo real, los cuales mis compiladores renderizarán como datos geek útiles. Eso debería mantenernos sincronizados, pero si el tráfico en la Hebra es pesado o si el orbe tiene algún tipo de búfer de filtración de señal, puede que yo opere un par de segundos detrás de ti, así que tenlo en cuenta."

    "Cuando llegue allí y encuentre este artefacto, ¿qué hago con él?"

    "Tu conjetura es tan buena como la mía. Pero espero que sea obvio en el contexto."

    "¿No lo sabes?" De pronto pareció alarmada.

    "Así que, ten cuidado."

    "John, ¿y si no puedo salir una vez que esté adentro?"

    Eso no sucederá." Él le apretó la rodilla. Su piel estaba fría, casi congelada. "Tendrás un código que mantendrá las puertas abiertas detrás de ti. Súper rucos especiales que escribí anoche solo para ti. Tú mantén un ojo en tu mapa y sigue el camino que te he trazado."

    "Está bien." Ella respiró hondo. "Estoy un poco asustada."

    "Me preocuparía que no lo estuvieras."

    "No sé lo que estoy haciendo."

    "Lo resolveremos juntos."

    "Creo que no lo entiendes. La última vez no pude salir. No solo no podía encontrar el camino, una parte de mí no quería encontrarlo. Fue como un sueño. Un buen y mal sueño al mismo tiempo." Ella apartó la mirada, autoconsciente de pronto. "¿Y si sucede de nuevo?"

    "No lo hará," le aseguró él. "Estaré justo sobre tu hombro en cada paso del camino. Si empiezas a volverte loca, te sacaré yo mismo."

    Amara le miró con curiosidad. “Es gracioso oírte decir eso. La última vez, pensé haber sentido... fue como si estuvieras allí conmigo y me tomaras de la mano, y lo siguiente que supe fue que estaba despertando en nuestra oficina en el Archivo. De pronto ya no estaba sola y perdida. Parecía como si yo no hubiera hecho nada. ¿No es extraño?"

    Volvió a sentir esa sensación, como si alguien le hubiera dado una patada en el estómago. "Estarás bien. Yo voy a estar justo al otro lado del canal."

    "Eso ya parece estar muy lejos." Ella sacudió su cabeza. "Sé que estoy siendo irracional. Todo esto fue idea mía.¿Por qué soy yo quien está tan asustada ahora?"

    "Si es de alguna ayuda, yo también estoy aterrorizado. Así que no estás sola."

    "Eso no ayuda."

    "Lo siento." Volvió a apretarle la rodilla, aunque no estaba seguro de si era para consolarla a ella o a sí mismo. "¿Vamos?"

    "Tú primero."

    "¿A la cuenta de tres?"

    "Está bien"

    "Uno, dos, tres..." Dorian respiró hondo y saltó.

    Él revolvió por los protocolos de seguridad y saltó a su profunda sala de control de espuma. Las luces de emergencia habían cambiado de amarillo pálido a pulsaciones rojas en el pasillo, y una alarma sonaba continuamente a un volumen ensordecedor. En el interior, las pantallas de salida habían cobrado vida y se desplazaban frenéticamente por estas líneas de texto irregular, advirtiéndole de inminentes bloqueos traza. Sus scripts de defensa pasiva arrojaron grandes puñados de basura binaria cuando los programas de rastreo de todo la Hebra convergieron en su IP.

    Esto no era menos de lo que él esperaba. La buena noticia era que al menos ya no había ninguna duda sobre sus circunstancias. Dorian sabía que le perseguían.

    Pasó los ojos por los sistemas esenciales. Todos los tableros seguían en verde, lo cual era bueno, incluso el nuevo que había instalado mediante el Korski, un estante completo de conmutadores y pantallas rastreaban la señal proveniente de la firma en la Hebra de Amara por el túnel de comunicaciones que él había construido. Eso implicaba que ella había rebotado con él. Dorian notó que el nuevo estante era negro mate predeterminado y arrugó la nariz. Todo lo demás en la habitación era gris militar estándar. El nuevo módulo destacaba como un exótico pedestal de diseño alienígena.

    Se había olvidado de codificar el tema de integración ambiental. Eso no era importanta, no era una cuestión de funcionalidad, pero aún así resultaba torpe. Torpe era otra palabra para descuidado. Dorian se mordió el labio inferior y reprimió la urgencia de entrar en pánico.

    Pulsó un interruptor y el sonido de la alarma sonó con un último grito lastimero. En otro estante en la esquina de la habitación, un par de idióticas luces rojas se encendieron sobre el lugar del claxon. Al menos no parpadeaban. El parpadeo podría haberlo llevado al límite hasta la neurosis.

    Ahora estaban oficialmente sobre el reloj.

    Dorian recuperó el auricular de la parte superior del nuevo estante de pantallas y deslizó el auricular en su oído, luego ajustó la captación de voz para hablar directamente en el micrófono.

    "Prueba, prueba"

    Un estallido de estática crepitó en respuesta. "¿...la?"

    "Amara, ¿puedes oírme?"

    "¿John?" La señal era débil y Dorian buscó un potenciómetro para ajustar el volumen, pero no había ninguno. "¿Estás ahí, John? Casi no puedo oírte. Hay... mucha... estática."

    "Debería aclararse a medida que te alejes de las redes públicas," dijo él. O bien eso o la señal se perdería por completo, pero él no iba a decirle eso. "¿Dónde estás?"

    "Hermes, la plaz..., como dijiste. Estoy casi al..." Más estática borró toda una serie de palabras..".. un montón de gente aquí. No sé si alguno de ellos es... por mí... Tú... Ryoku, ¿no es así?"

    "Cambié tu avatar, sí," supuso él. "Tú misma dijiste que todos conocían el anterior. No quería correr el riesgo de que uno de tus amigos pudiera reconocerte y llamar la atención. Este avatar está vinculado a la IP con la que estoy enmascarando la tuya. Piensa en ello como préstamo."

    "¡No hay... brazos!"

    Dorian hizo un mohín de culpabilidad. Probablemente debería haberle dado un poco de tiempo para aceptar la vida como un globo azul con forma de animal, pero ahora no podía evitarlo. Consciente de los segundos que ardían, se obligó a ser paciente con ella. "Tienes brazos. Solo tienes que concentrarte en acceder a ellos. Puede que tengas que esforzarte un poco más de lo normal porque este renderizado es un poco más blando que Ryoku, me temo. Pero puedes flotar si quedas atrapada en el tráfico. Esa es una compensación decente, ¿no?"

    Una de las cajas de códigos al otro lado de la sala de control le escupió un zumbido, un sonido gruñón como el temporizador de ciclo de una lavadora. Dorian se acercó al teclado más cercano y ejecutó su propio salto de máscara IP. Las luces rojas en la esquina de la sala parpadearon en verde cuando los programas de rastreo perdieron su atención en él, pero solo durante nueve segundos antes de volver a hacer clic en rojo. Eso era un poco más rápido de lo que él había esperado, pero nada de lo que preocuparse todavía. Quienquiera que estuviera ejecutando el escenario de rastreo para el equipo de Raville no parecía ser un completo patán.

    Lástima para el equipo local.

    Con unas cuantas teclas más, lanzó un script automático que le destellaría a través de todo su grupo de máscaras IP en intervalos de quince segundos. Le lanzaría algunas parodias de algoritmos no estándar más tarde, cuando comenzaran a sentirse cómodos con su patrón de cambio de máscara. Esperaba que eso los ralentizara, pero no quería perder los trazadores por completo. Había cargado a Amara en una IP especializada en el inicio de sesión para mantener la persecución alejada de ella y atraerla hacia él y su establo de trolware escurridizo y/u hostil. Si le perdían a él, dedicarían toda su atención a Amara, y ni siquiera con todos los preparativos que él había hecho para ella, sus improvisadas fachadas resistirían bajo un intenso escrutinio.

    Ella no estaría a salvo hasta que hubiera cruzado el sector filtrado de su espuma, donde él había configurado su carga de caché, y rebotado hasta el territorio inexplorado del espacio de información del orbe. Mientras tanto, el trabajo de Dorian era guiar a sus perseguidores hacia una alegre persecución fantasma por la Hebra.

    Por el momento, su estante todavía mostraba «sin novedad», verde en todos los ámbitos, pero él no esperaba que eso durara mucho.

    "¿Informe de progreso?" preguntó él.

    "Estoy consultando. Hay muchas entradas en este directorio." Respondió Amara.

    "Busca por el final. Están indexados por marca de tiempo."

    .".. lo tengo."

    Las luces indicadoras de seguimiento ahora estaban cambiando de verde a rojo cada de tres segundos: el tiempo que tardaban las armas de Raville en reconocer la nueva IP y comenzar a analizar su identidad. Se estaban acercando. Dorian ajustó su intervalo de enmascaramiento a saltos de diez segundos, lo suficiente para que le mantuvieran en la mira, pero no tanto como para que pudieran comenzar a profundizar en sus subsistemas fijos y probaran un nuevo protocolo de cambio. El jockey que estaba montando a Dorian definitivamente no era idiota. Dorian se masticaría su almacenamiento de IPs falsas en poco tiempo a este ritmo.

    "Rebota, Amara"

    "No puedo mostrar las coordenadas en la pantalla. Es difícil sin dedos."

    Una alarma anunció un salto repentino en el patrón de detección de máscara. Dorian consultó la pantalla con el ceño fruncido.

    Al parecer, al técnico que ejecutaba los trazadores le gustaba más el nuevo protocolo que el anterior. El punto de ruptura del rastreo estaba ahora en cinco segundos y se estaba reduciendo. Dorian trató de recordar cuántas IPs tenía en su grupo, pero no creía que fueran muchas más de cien. Si daban en el clavo con una, podrían vincularla a la matriz de Dorian y, una vez que descifraran la edición de sus registros, podrían vincularlo al ex-connex de Danek y Lily, y el juego habría terminado.

    La única buena noticia era que el monitor frente a él decía que el gato estaba profundamente metido en las IPs de subred de Galai Jarosz. Esa red estaba en la mitad de la galaxia. Si le atrapaban allí, tendrían que obtener un permiso especial del Cónsul de Trithemius Orbis para cruzar las jurisdicciones de la red para despegar la máscara IP y obtener el perfil de firma de su matriz.

    Esos tres o cuatro minutos podrían resultar tan útiles como toda una vida cuando contaba cada segundo. Aún así, se le acumularon gotas de sudor en el labio.

    Círculos de calma, pensó. Círculos felices.

    "Amara," dijo con rigidez.

    "¡Lo estoy intentando!"

    Sin previo aviso y con velocidad alarmante... primero una luz, luego otra y una tercera parpadearon de verde a rojo en el panel de Amara. La habían encontrado y estaban ejecutando sus rebotes de máscara automáticos mediante una especie de analizador MAIM según parecía. El estómago de Dorian dio un vuelco. Ese era un equipo pesado de análisis y procesamiento. Un chisme de grado militar.

    En el universo de Dorian, lo único peor que intentar cruzar hielo militar era verse obligado a evadir rompehielos militares.

    Experimentó un agudo y consumado instinto de acurrucarse en una pelota fetal. Menos mal que él no había contado con disponer de esos diez minutos completos.

    "Relájate," dijo él por el micrófono. "Concéntrate y pulsa la entrada del directorio. Lo estamos haciendo bien. No hay razón para entrar en pánico."

    Cuatro luces. Cinco. Él le había dado a Amara las mejores máscaras, unas que nunca había usado antes. Máscaras que había reservado para nuevo terrorismo económico contra Hometown Mart, de hecho, y meticulosamente construidas desde cero en plausibles simulacros de identidades reales de la Hebra. Pero ahora estaban sobre ella y masticando meses (en algunos casos años) de trabajo constante y minucioso. Y esto solo era el comienzo.

    "Está bien. Estoy dentro." El alivio en la voz de Amara fue palpable.

    "Estoy cargando la clave de coordenadas de la espuma ahora."

    Siete, ocho máscaras menos. Él le había dado diez. "Rebota."

    "En ello."

    La novena luz parpadeó en rojo.

    Dorian pensó que debería haber publicado los scripts en el directorio. Debería haberlo hecho, pero se había dicho a sí mismo que era un espacio público y que los scripts tan pesados ​​dejaban una huella indeleble en la red para que cualquier operador de sistema atento la encontrara. Que los habrían purgado mucho antes de que Amara estuviera allí para encontrarlos. Reconfigurar un sector de su propia espuma había sido la única opción. ¿no?

    Todo el panel quedó muerto. Dorian se mordió el labio, temiendo incluso respirar.

    Y con un chasquido de electrodos virtuales, el panel del estante justo encima del de Amara cobró vida y comenzó a parlotear para sí mismo a medida que nuevos sistemas entraban en línea. Dorian dejó escapar un suspiro explosivo. Amara estaba dentro de su espuma.

    Con un poco de suerte, los scripts de bloqueo rápido que se habían adjuntado al panel de la máscara IP habían arrojado agentes virales del valor de un pequeño planeta en la traza del gato y en su confundido analizador MAIM.

    Incluso un gato genio tardaría un par de días en liberarse de aquel aluvión de software malicioso. Teóricamente, por supuesto.

    Amara le habló en el oído, asustada. "¿John? ¿Dónde estoy?"

    Dorian cambió a un terminal más cercano al estante donde podía monitorear mejor el progreso de Amara y acercó una silla. "Espera. Estoy cargando tus datos ahora. No utilices tus archivos de caché."

    "Ni siquiera sé dónde están mis archivos de caché." Él pudo oír la ira en la voz. Al menos la señal se estaba aclarando. "Está oscuro aquí dentro."

    Dorian recitó una serie de comandos, sacando trozos de código de los recovecos de su espuma y desviándolos hacia el sector de Amara. "Perdón. No tuve tiempo para desarrollar ese entorno. Probablemente sea un desastre."

    "¿Qué estás haciendo?"

    "Cargando scripts. ¿Los ves?"

    Silencio. Luego, "Ooh, cosas brillantes."

    Detrás de él, sonó una nueva alarma. Dorian tecleó más rápido. Ese era el que le decía que había llegado al diez por ciento inferior de su grupo de máscaras de IP.

    "¿Qué es ese sonido de fondo?" Preguntó Amara.

    "No es nada. ¿Ves los scripts?"

    "¿Las cosas brillantes?"

    "Sí. Recógelos y guárdatelos en el bolsillo."

    "No tengo bolsillos."

    Él había olvidado que no había luces. "Estás en mi espuma, no en una red pública de la Hebra, deberías haber vuelto a tu avatar predeterminado. Deberías tener bolsillos. Y brazos."

    Pasaron unos segundos. Dorian se escuchó a sí mismo respirar y trató de evitar que le temblaran las manos.

    "Los tengo. ¿Y ahora qué?"

    Nuevas alarmas. Estas eran imposibles de ignorar, tan llamativas como sirenas de ataque aéreo. "Rebota. Entra en la espuma de Raville. Ya."

    "¿Dónde estarás tú?"

    "Estaré justo detrás de ti. Dame unos segundos."

    Dorian giró en su silla a tiempo para ver que todo el estante de los paneles de Amara se quedaba en blanco. Ella estaba fuera de su espuma, completamente fuera de la Hebra conocido. A su alrededor todos los paneles restantes parpadeaban en llamativos tonos carnavalescos y gritaban con alertas de proximidad. Las luces de advertencia y los sensores de peligro, que él había olvidado que existían, le miraban con severos ojos rojos desde todas las direcciones. Era hora de irse.

    Dorian se levantó de un salto y corrió hacia la puerta. Mientras la abría de un tirón, imaginó haber oído el golpeteo de botas en el pasillo exterior. Eso era una locura, por supuesto. No es que esto hubiera alterado su percepción. Aún los oía, aunque solo fuese el golpe de pánico de su sangre virtual en sus oídos falsos.

    En el suelo, junto a la puerta, había un estuche a prueba de manipulaciones marcado con grandes letras impresas que rezaban: NO TOCAR. NUNCA. EN SERIO, NUNCA. Dorian se agachó, lo abrió y retiró el renderizado de una granada PEM.

    Arma de Pulso Electromagnético (o más bien la manifestación en código de la misma). El script detrás de esto era un masivamente malicioso trol de limpieza y decompilación del núcleo. El equivalente en código a la cápsula suicida de un agente secreto.

    Echó un último vistazo a su hermosa sala de control iluminada como en Navidad y aullando como el desfile del Día de la Fundación. Luego quitó la argolla de la bomba PEM. La hizo rodar por el suelo y selló la puerta tras él.

    Dorian ni siquiera oyó el ruido sordo y retumbante que destrozó el corazón y el alma de su entorno personal de espuma.

    Él ya había rebotado…

    ... en un nuevo espacio. Un espacio antiguo, uno que no había tocado en años. Era la espuma de un hombre muerto. También lo parecía. Los pasillos eran pálidos, levemente luminiscentes y fríos como lápidas otoñales. Se tejían en ineficientes, pero ingeniosas, hélices que atravesaban espacios de textura suave y elástica bajo los pies, entre nichos colocados al azar llenos de luz y bajo altos techos abovedados como las naves de las catedrales de vestal. Siempre hacia adelante, siempre hasta el fondo.

    Ray Morrical, el hombre muerto, siempre había tenido más estilo que sustancia. Más forma que función. Él había sido el mago que diseñaba para trolicos oficinistas como Dorian sueños a partir del brillo de las estrellas y el rayo de luna, y dejaba las obras mecánicas de zombis animados y tecnografiados monstruos.

    A Amara le habría caído bien Ray. Él siempre se estaba convirtiendo en algo, pero nunca llegaba a ninguna parte.

    Los Marines habían detectado el talento gráfico del joven Ray desde el principio y le habían enviaron a la escuela de codificación con Dorian, donde aprendió a construir el tipo de entornos que el equipo de Dorian estaba capacitado para destruir. Si hubiera sido bueno en eso, probablemente nunca se hubieran llevado bien. El problema con Ray Morrical era que tenía una imaginación brillante, pesada y detallada. Pensaba en fragmentos de datos, bloques completamente formados de integrales en espiral que trataba como protoformas ideales sui generis. No podía descomponerlos en el tipo de toscos sillares que podrían usarse para construir cosas.

    Por supuesto, aunque hubiese podido, había codificado con toda la gracia de un hombre cuyas manos estaban hechas de hormigón.

    Dorian, por otro lado, había sido el Chivo Expiatorio, lo que los soldados llamaban el Cabo Técnico Jefe, que era, a su vez, lo que los Marines llamaban la recompensa por demostrar potencial de liderazgo. Lo cual significaba que era el deber jurado de Dorian asegurarse de que todos los soldados de su Pila de Programas calificaran en la categoría de trabajo asignada, aunque hubieran sido asignados incorrectamente. De hecho, Ray Morrical había sido muy mal asignado. Francamente, Ray debería haber estado ejecutando complejos mod de inteligencia o diseñando pancartas patrióticas, o incluso limpiando mondas de patatas de las cubiertas. La codificación era lo último que deberían haberle echado encima, especialmente la codificación que intentaba unir su hábil visión arquitectónica con el diseño del sistema bloque a bloque.

    El resultado fue que Dorian había pasado miles de horas rescatando a Ray de los problemas, y Ray había pasado esas mismas miles de horas haciéndole compañía entretanto.

    Ambos no tenían nada en común, excepto el requisito de que Ray aprobara sus exámenes y que Dorian se asegurara de que eso sucediera. De alguna manera, eso había sido suficiente. Para cuando Dorian se estaba abriendo paso hacia el nivel más alto del plan de estudios del TacTec y comenzaba a experimentar con scripts de interrupción social extracurriculares, Ray había estado mirando por encima del hombro el tiempo suficiente para convertirse en un firme y filosófico converso al criptoanarquismo. No tenía habilidades para implementar su fe, pero creía los principios. Comenzó a construir simulacros ambientales plagados de catacumbas subterráneas, templos troyanos huecos de espacio indefinido y explotable para que otros los completaran después. Uno de esos otros (guiño, asentimiento) se suponía que había sido Dorian.

    Como con la mayoría de los acólitos cripto-terroristas, siguieron el pacifismo extremista y una desconfianza general en los sistemas sociales corporativos, y los Marines, siendo los Marines, respondieron a la resistencia filosófica de Ray transfiriéndolo al frente justo cuando el HD estaba explotando. Ray murió dos semanas después de aquello, aunque Dorian nunca había oído cómo sucedió. El ejército etiquetó su paquete como «Irrecuperable desde Copia de Seguridad». En otras palabras, «Más Muerto Que Una Piedra». Eso podría haber sido cierto incluso.

    La conclusión fue que todo el trabajo de Dorian con Ray Morrical no había sido del todo en vano. De alguna manera, Ray había adquirido en sus últimos días un protocolo de grieta de refugio-de-onda terriblemente ilícito diseñado para reconfigurar de forma anónima el núcleo de definición de un bloque de espuma cuántica. Estas pequeñas aplicaciones eran populares entre los políticos y otras figuras públicas que estaban bajo frecuentes ataques spam de fans, aspirantes a gatos y cibermúsculo del crimen organizado, y aún más populares entre los criptoterroristas y los agentes de incursión furtiva del gobierno que tenían la necesidad de desaparecer de la conciencia pública. Más que hacerte anónimo, te hacían inexistente en la Hebra.

    Errantes incorpóreos.

    Dorian no sabía qué pretendía para esta grieta, pero en lo que supuso que el momento de la muerte de Ray Morrical, la matriz de este había transmitido un haz de datos cifrados desde la Hebra hasta la interfaz pAp de Dorian que consistía principalmente en flujo tras flujo de lógica de clave Vorman-perl.

    El texto que había era breve y simplemente rezaba: ¡Combate el Poder!

    Y Dorian se había encontrado en posesión de un bloque de espuma no asignado, no listado e imposible de rastrear. Hasta ahora, nunca lo había usado para otra cosa que no fuese una Copia de seguridad de emergencia y almacenamiento de sistemas críticos. Él tenía un empleo legítimo, se ganaba la vida dignamente, no tenía interés en pasar la vida (natural y antinatural) en una prisión federal. No lo necesitaba. Ni siquiera lo quería. No puedes construirte mucha reputación desde espuma anónima. Pero tampoco lo había tirado nunca. Por si acaso. Y ahora lo necesitaba. Supo que lo iba a necesitar desde el momento en que Amara había decidido volver a perseguir el quae-ha-distra. Y ahora, como entonces, trataba de no pensar en las consecuencias de este plan, en la destrucción de su vida.

    En vez de eso, Dorian corrió sumergiéndose con cada paso virtual en las profundidades de la espuma ajena.

    La cámara de control principal que Ray había diseñado para su espuma era tan agresivamente elegante y de estilo espartano como el puente ceremonial de un buque insignia. No tenía nada de utilitario. Desde los paneles de acceso hasta los objetos estaban todos silenciosamente empotrados bajo elegantes paneles univisuales, invisibles a menos que estuvieses directamente sobre ellos. Las pantallas de datos se activaban por voz, las sirenas de amenaza emitían un sonido agradable. No había teclados ni interfaces manuales. Se trataba de arquitectura. Había columnas inclinadas de esbelto mármol blanco y escaleras de Escher errantes que no conducían a ninguna parte excepto a miradores cada vez más sublimes. Era ridículo. Dorian siempre había sospechado que si seguía algún patrón oculto de escaleras y vistas, entendería un gran misterio cósmico que Ray Morrical había capturado momentos antes de su muerte y tallado en indeleble piedra binaria aquí dentro. Pero Dorian nunca había encontrado tiempo para ello. No estaba interesado en los misterios cósmicos.

    Estaba mucho más interesado en encontrar un asiento desde el que pudiera usar eficientemente el espacio de la cámara de control. La única silla que Ray había diseñado era una enorme monstruosidad de cuero en el centro de la sala, una austera depresión tallada en la joroba de una infucional costilla de marfil que sobresalía del suelo como el lomo de una gran ballena blanca.

    Esto habría sido grotesco para un trol como Dorian, esta forma arquitectónica de pesadilla imposible de navegar de manera útil, si se la hubiera encontrado en frío. Pero él había agregado sus propios retoques a lo largo de los años. Había enchufado zonas con bastidores de servidores simulados, vagos y vagamente fúngicos, en una esquina, como un parche de hongos de medianoche, para sincronizar las cargas de datos entre su espuma personal y la de Ray. Se habían rodado sillas adicionales junto a las paredes en varios puntos estratégicos. Había colocado letreros para recordarle dónde se ocultaban algunos de los paneles principales de mantenimiento.

    Ahora había un nuevo estante monolítico independiente plantado frente a la silla del capitán (como Dorian llamaba a la joroba de marfil), la réplica funcional de aquel que él había construido para monitorear a Amara en su vieja espuma.

    Se sintió aliviado al ver que la nueva incorporación estaba en funcionamiento. Dorian se dejó caer en la silla y la observó durante un momento, dejando que la ansiedad le inundara. El script de comunicación que simulaba sus auriculares se había quedado atrás cuando él había rebotado, por lo que sacó uno nuevo del bastidor y se lo ajustó en la oreja.

    Luces verdes por los tableros le informaban que la sesión adjunta también se había transferido.

    O eso esperaba él.

    Dorian tragó saliva. No tenía idea de lo que iba a encontrar aquí en el otro lado del mundo, donde todo que había aprendido sobre la Hebra y el código y los entornos simulados podría no servirle de ayuda.

    Apuntó a un patrón vocal en la vecindad de la calma y habló por los auriculares. "¿Sigues conmigo, Amara?"

    El único sonido que llegó a sus oídos fue el gemido de un vendaval impetuoso.

Capítulo 12

    "¡Amara!"

    "Estoy aquí, John." Su voz era muy pequeña, tímida y temblorosa. "Desapareciste durante mucho tiempo."

    Le resultaba difícil oírla. El viento de fondo se levantaba y descendía en rachas que le recordaban algunas de las cañadas de las tierras altas que ondulaban por la cordillera al oeste de Sonali. Su voz tenía el mismo aire tenue, la cualidad metálica que él había llegado a asociar con la altitud. Por un momento, deseó haber programado un modulador de audio y un control de volumen.

    "Tuve que reconfigurar algunas variables ambientales para mantener ocupados a los malechores," dijo él. No había razón para explicar el alcance de esta afirmación, para decirle lo que le había hecho a su propia espuma. Lo que le había dicho era cierto desde cierta perspectiva y era suficiente por ahora. "Me tomó más tiempo de lo que esperaba, eso es todo. ¿Dónde estás ahora?"

    "Estoy dentro, pero..." Dorian tuvo la impresión de que ella estaba mirando a su alrededor, tratando de encontrar algún descriptor adecuado para su ubicación. "Es diferente a la última vez. Más sólido, más... familiar."

    "Eso es parte de la plantilla del mapa que construí," le tranquilizó. "¿Qué ves?"

    "Hay un túnel detrás de mí con una puerta enrejada enfrente. Ahora está cerrada con llave, creo. Conduce a una hendidura en la roca y se adentra en la oscuridad."

    Dorian dejó escapar un suspiro de alivio. "Ese es el camino de regreso al punto de rebote. Asegúrate de mirar bien el terreno que lo rodea para reconocer la ubicación si tienes que volver deprisa por este camino."

    "Está bien. ¿Me oyes bien? Hace viento aquí cuando salgo del refugio de estas rocas."

    "Por ahora tu voz llega bastante clara. Te avisaré si la señal comienza a deteriorarse en este lado. ¿Qué más ves?"

    "Aquí hay un sendero. Se aleja del punto de rebote. El cielo está bastante nublado, pero supongo que la senda va hacia el Este. O lo que parece el Este, al menos. Supongo que aquí no hay direcciones, ¿no?"

    "Eso servirá. Solo tenemos que fijar un punto y ceñirnos a él. Acordaremos que el camino se dirige hacia el Este."

    Dorian se levantó y avanzó hacia el panel directamente frente a la silla del capitán y levantó la cubierta univisual. Dentro había un teclado inalámbrico asociado lógicamente con una unidad de proyección de plasma triDvid manifestada ex nihilo desde el aire frente a él. Tomó asiento de nuevo y abrió una línea de comando, luego procedió a escalar su estructura de archivos hasta que hubo perforado en el mapa del índice de código del orbe. Consultó otra unidad de proyección para poder ver al mismo tiempo el código junto a una representación tridimensional paralela de la ruta de navegación que había trazado para ella. Empezó por el principio, un canal largo y serpenteante entre altas paredes de impenetrable balbuceo binario que no había tenido tiempo de analizar. Las paredes eran en gran parte un juego de manos ilusorio. Él hacía todo lo posible para aislar el caos de su percepción. En su pantalla el camino parecía un arroyo desértico tallado en piedra fosforescente.

    Le complació que el camino se mostrara lo bastante claro como para que ella lo encontrara. Que Amara se perdiera de inmediato era una cosa menos de la que preocuparse. Tocó una serie de teclas y designó los puntos cardinales en la pantalla del mapa. Tentativamente, asoció un punto rojo donde estimó que estaba la posición de Amara. Consultó la hora del sistema. Llevaban dentro del paisaje de datos del orbe poco más de seis minutos. Era hora de ponerse en movimiento.

    "Cuando estés preparada, puedes dirigirse al primer indicador. Asegúrate de mantener un ojo en tu entorno. Avísame si algo te parece rudimentario o fuera de lugar. Haré lo que pueda para diagnosticar esos problemas desde aquí y ofrecerte soluciones. Marco el primer indicador a poco más de doscientos metros de Este a Noreste en relación con tu posición actual."

    Ya estaba escaneando el texto hasta el siguiente fragmento de la plantilla, anticipando erupciones de código o inestabilidad ambiental causadas por las limitaciones que él había impuesto sobre este. Pasaron unos segundos antes de que se diera cuenta de que Amara no le había respondido.

    "Ey, ¿Amara? ¿Sigues conmigo?"

    "No sé lo que hacer."

    "¿No tienes tu mapa?"

    "Lo tengo."

    "Pues sigue el camino por donde te lleva por ahora. Puedes cambiar a una vista del mapa si te desorientas o si quieres medir tu progreso. No es..."

    "No tiene nada que ver con el mapa. Son ellos, John. Creo que ellos no quieren que vaya allí."

    "¿Los Exousiai?" Se contuvo para no decir: «Solo son constructos que reproducen bucles lógicos prediseñados. Ignóralos y sigue adelante». Amara creía que eran reales. Dorian se pinzó la piel entre los ojos, tratando de ahuyentar el comienzo de una migraña. Muéstrate sensible, se recordó a sí mismo. Ya está sometida a suficiente estrés. "¿Cuán cerca están?"

    Vacilación. "No están cerca todavía. No en el sentido que crees... físicamente. Pero nunca están del todo lejos de este lugar. Están en todas partes aquí, en el agua y las piedras, viajando en la brisa. Giran el mundo sobre su eje. Me conocieron en cuanto llegué, casi como si me hubieran estado esperando. Esperando a que regresara. Creo que su foco aún está muy lejos, pero parece que ellos... algo va mal. Están desconcertados, llenos de maravilla y especulación, como si tuvieran problemas para leerme como antes. Están tratando de precisar lo que estoy haciendo aquí, así que quieren que vaya con ellos."

    Dorian experimentó una repentina punzada de pánico. Se puso rígido en su asiento. "Probablemente eso no sea buena idea."

    "Supongo que eso significa que tus scripts defensivos están funcionando, ¿eh?"

    "Seguro. Vamos con eso."

    Ella se quedó callada por un tiempo. "¿Los oyes cantar?"

    Dorian no oía nada aparte que su respiración rápida y superficial. Él estaba sentado allí, paralizado, con los dedos sobre el teclado, pero no había nada que pudiera conjurar que pudiera ayudarla si la canción representaba una amenaza.

    "¿Solo están cantando?"

    "Me están cantando a mí. Eso es lo que parece, al menos."

    "No me gusta esto," decidió él. "El código que estás portando debería haberte renderizado casi invisible para los sensores de respuesta de acceso del orbe."

    "Tranquilo, John. Puedo oírlos, pero no hay ningún remordimiento en desobedecer como lo había antes. Puedo meditar sobre ello. Puedo resistir su llamada."

    Él no encontró consuelo en su explicación. Dorian delineó un nuevo sector público en su espuma con una rápida ráfaga de pulsaciones de teclas. "Voy a darte una nueva clave de coordenadas de espuma. Rebota de aquí y averiguaremos qué ha salido mal."

    "No hay tiempo," dijo ella.

    "Haremos tiempo." Él estaba tratando de mantenerla a salvo. ¿No podía ella ver eso? Dorian había cargado a Amara con todos los scripts de dispersión de firma de su arsenal. No sabía qué tipo de aplicación estaba ejecutando Raville que pudiera romper sus campos de dispersión tan rápido, pero lo resolvería. "Tiene que ser algo en el código del orbe que te ha etiquetado de forma única al entrar. Vuelve a tu punto de rebote. Encontraremos un modo de circunvalar eso y lo intentaremos de nuevo."

    "A ver qué hacen si sigo adelante," dijo Amara en voz baja, como si tuviera miedo de que la escucharan. "Dijiste que la primera señal estaba a solo unos doscientos metros de distancia. El resto no se ve muy lejos en el mapa."

    Este no estaba lejos. Dorian la había dejado tan cerca del artefacto en cuanto había podido encontrar una grieta para explotar, pero cada paso hacia este era un paso más lejos de su punto de rebote seguro.

    "En serio, no. No es seguro."

    "Silencio," dijo ella.

    Antes de que pudiera objetar de nuevo, escuchó sus pies crujiendo a lo largo del camino de guijarros que le había trazado. De fondo, hubo un sonido repentino, una especie de susurro agudo que le recordó a los fuertes vientos que soplaban a través de vastos campos de hierba estivales. Extraños remolinos auditivos de incorpóreos siseos, precursores de una lengua desconocida, se movían a su alrededor. Había una vaga insistencia en el sonido. Para Dorian era el equivalente a un dolor de cabeza sinusal, una sensación abrupta de presión justo entre los ojos.

    No podía entender cómo se traducía este dentro del entorno de código, pero el ritmo de las pisadas de Amara aumentó bruscamente, todo a la vez. Notó que ella estaba corriendo. Y unos susurros a media voz la perseguían, ahora más fuerte, racheados. A él le picaba la coronilla. Dorian se aferró a los bordes de la silla, temeroso de moverse.

    "¿Qué está pasando?" chilló él.

    La voz de Amara era tranquila, pero forzada por la tensión y el esfuerzo. "¿Qué dirección?"

    "¿Qué dirección?"

    "¡La encrucijada, John! ¿Qué dirección debo tomar?"

    "¡Izquierda! Ve a la izquierda" Dorian alzó la cabeza deprisa y consultó el renderizado del camino proscrito. Debería haber un indicador allí. Se preguntó qué había pasado con el mismo, qué podría él haber fracasado en entender. Cerró los ojos y escuchó el ruido de los pasos de Amara sobre la piedra, los jadeos de su respiración.

    "¿Qué ves?" demandó.

    "¡Arriba! Estoy subiendo. A las montañas, parece."

    ¿Montañas?

    "¿Dónde están los Exousiai?" Preguntó Dorian.

    "Están detrás de mí, pero creo que solo están observando por ahora. Manteniendo la distancia."

    "Avísame en cuanto eso cambie."

    "Serás el segundo en saberlo, lo prometo."

    No es que él pudiera hacer algo desde aquí, por supuesto. Lo único que era capaz de hacer era gritar instrucciones. Si ellos decidían detenerla, hacerle daño, él no podría ofrecer mucho más que un oído comprensivo a sus lamentos agonizantes.

    Mejor no pensar en eso.

    Mientras ella seguía adelante, el viento que había ensombrecido los pasos se disipó gradualmente. Amara regularizó eventualmente su paso a un andar enérgico.

    "No podías haber renderizado una bonita y plana llanura, ¿verdad? Quizá algunas bonitas flores rosas por el camino. Y gatitos." Ella rió de sus propias bromas. "No, tenías que hacer el renderizado de un hombre grande y rudo. Con un montón de subidas y pendientes que hacen que te duelan los muslos."

    Él podría haberla mareado con una defensa técnica, con explicaciones línea por línea del entorno que ella le había entregado y de por qué este se había renderizado del modo que estaba, pero no estaba de humor. Ni siquiera estaba seguro de poder discutir convincentemente sobre ello consigo mismo. Había demasiada estructura fundamental del orbe que él no había tenido tiempo de analizar aún.

    "Háblame de estas montañas," le instó, tratando de imaginar lo que estaba experimentando. Miró el mapa de nuevo. Él no había renderizado ninguna montaña intencionadamente. Eso no debería haberle intrigado, pero lo hacía, y no solo porque fuese difícil predecir efectos tridimensionales cuando uno estaba escribiendo código bidimensional.

    Amara exhaló entrecortadamente. "Son escarpadas."

    "Las montañas tienden hacia el escarpe, sí."

    "No son nada fuera de lo común." Ella debía de haber mirado por encima de una repisa, porque su voz adquirió una vaga cualidad de eco. "Hay verde allá abajo. Creo que hay un pequeño río que atraviesa el valle. Aquí arriba es casi todo matorral y algunos arbustos de emboscada. Va hacia el marrón, parece. La temperatura es demasiado fría para ser cómoda, pero no puedo decirte si está llegando la primavera o si nos acercamos al final del otoño."

    "¿Está el camino aún despejado?"

    "Mayorlmente. Hay huesos de lecho rocoso que comienzan a asomar por aquí y allá, y voy camino hacia un terreno más pedregoso. Llevamos un rato subiendo en ángulo constante."

    "¿Qué más puedes ver?"

    "Todo." Hizo una pausa, maldiciendo en voz baja. Dorian la imaginó parada ante algún obstáculo imprevisto, un escarpado e impasible abismo de trescientos metros de caída hasta un fangoso río embravecido. "Espera. Tengo que escalar."

    "Ten cuidado"

    Ella gruñó con el esfuerzo que él solo podía imaginar, en cierto punto, un estrépito de piedras y escombros batió en sus oídos durante un tiempo (y distancia) que pareció eterno. Trató de no pensar en lo alto que ella debía de estar. Cuando Amara llegó a lo que debía de ser la cima, quedó quieta durante varios segundos entre profundas respiraciones.

    "Esto apesta, John. ¿Qué camino debo tomar ahora?"

    Pero no podía decírselo. No tenía idea de dónde estaba ella. Estaba fuera del mapa.

    "¿Ves algo que parezca un indicadot?"

    "Veo un afloramiento que apunta a la derecha. Tiene una especie de árbol creciendo en él. ¿Te refieres a eso?"

    "¿En qué dirección lleva el camino?"

    "¿Ese camino de grava, quieres decir?"

    >

    "Sí"

    Amara hizo un ruido exasperado. "Acabo de escalar una pendiente casi vertical de unos cuarenta metros, John, porque tu camino me llevó hasta ella. Ahora estoy escalando oficialmente la cara rocosa de una montaña, rodeada más o menos por otras montañas que parecen exactamente iguales desde donde estoy. Hasta donde puedo decir, hay una gran colección de guijarros aquí arriba. Grandes, pequeños, incluso algunos medianos. Son un poco difíciles de distinguir." Como él no respondió de inmediato, ella dijo: "Voy a la derecha. Esa cosa árbol parece bastante cómoda en esa dirección."

    Dorian consideró el sinuoso y meticulosamente trazado mapa desde el punto de rebote hasta el artefacto una vez más, pero no le dijo nada. "Amara, no sé dónde estás."

    "No puedo estar lejos del final. El mapa decía que solo eran mil metros más o menos. Te garantizo que no esperaba que la mayoría de ellos fueran verticales, pero tengo que estar acercándome. Parece que esta dirección va hacia arriba de manera bastante constante. Eso me dará una buena vista, al menos. Tal vez vea algo útil."

    Eso también la colocaría en la cima de una montaña cuyo descenso estaba bloqueado por inescrutable código alienígena que podría o no apreciar la presencia de ella allí. Dorian archivó esa observación en «Más Cosas Que No Comentar».

    "¿Qué están haciendo los Exousiai?"

    "Deja de obsesionarte. Ellos aún lo están considerando, por ahora, están felices de ver qué sucede, creo." Contuvo el aliento.

    "¿Qué?"

    "Perdón. Vista"

    "¿Vista?"

    "Deberías ver la vista desde aquí. Es impresionante."

    "Recuerda a qué has ido ahí," le advirtió. "No pierdas el tiempo"

    Ella escaló a mayor altura siguiendo lo que decía que tenía la apariencia de una senda. Quizá incluso el camino que él le había trazado. Dorian tenía sus dudas.

    "Estoy casi en la cima," dijo. "Cuando pase el siguiente saliente, debería poder ver el valle al otro lado. Espera. Tengo que impulsarme de nuevo aquí. Volveré contigo en un segundo. "

    Pasó un segundo. Luego diez. Un minuto de silencio.

    "¿Qué ves?"

    Amara le habló con voz plana y distante. El sonido de completo desconcierto. "Sonali, John. Veo Sonali Real."

    Dorian notó que algo, en alguna parte, había salido muy mal.

    "Eso no puede ser correcto," gruñó Dorian. Pasó del mapa al código, rebotó por el texto en busca de significantes, buscando cualquier cosa que diera sentido a lo que ella estaba viendo. Volvió al mapa y lo giró una revolución completa sobre su eje. Tenía que haber algo que él había pasado por alto. Cualquier cosa. "Tiene que haber... Amara, ¿estás segura?"

    "Puedo ver la cúpula de la oficina de Landgrant. Y tu edificio. Y el tejado en pico del Archivo al Norte. Esto es Sonali." Su dura resolución se quebró. En la cima de su montaña virtual, el viento pasaba azotando a su lado, gimiendo entre las rocas. "¿Qué está pasando, John? ¿Cómo es esto posible?"

    Dorian se quedó mirando sus pantallas, perdido. Abrumado por lo que ella le decía. No era posible.

    A menos que él hubiera cometido un error.

    A menos que hubiera entendido mal el código.

    El código.

    Cambió de vista de nuevo, del mapa hacia el texto descompilado, la base del entorno del orbe extraído de la espuma de Raville, el gran Aleph del que brotaba todo lo demás.

    "¿John?"

    Pero él no tenía palabras. Su mandíbula colgaba de una bisagra rota. Mientras escaneaba la visualización paralela de código, esta cambiaba. Los caracteres brillaban, truncados, autoorganizados en nuevos patrones. Nuevas líneas emergían de la espantosa blancura de la tabliet de código, brotaban a la existencia como novas en una maternidad de estrellas. Una extensa red de interconexiones, correspondencias ocultas y magias simpáticas se revelaban ante sus ojos. Rehaciendo el mundo.

    Eso era imposible.

    El mapa permanecía inmóvil, tal como él lo había dibujado, pero el entorno que representaba estaba siendo transformando irrevocablemente.

    Pero eso tampoco era correcto. No solo el entorno encerrado en la matriz de cohesión del orbe. Él no estaba mirando el código que representaba el orbe como realmente era, una entidad viviente adjunta a la espuma de Amara, sino una copia independiente de ese código secuestrada en su propia espuma. Un artefacto muerto, el esqueleto de algo que nunca había existido.

    El universo de Amara no estaba cambiando. Solo el suyo.

    Era su propia espuma la que estaba siendo alterada. Su texto, su paisaje de datos de sombra, su irrastreable templo que nadie salvo él y el pobre Ray Morrical muerto sabían que existía.

    "Rebota," croó él con voz ronca. "Rebota ya, Amara."

    Puede que ella hubiera asentido en lugar de hablar. Él no podía decirlo. Pero oía el roce de pies por los frágiles pedregales de la montaña, escuchaba las lágrimas atrapadas en la respiración de ella.

    Luego, silencio.

    Amara siseó. "No puedo volver. No hay forma de bajar."

    Dorian apenas la oyó. Su atención estaba consumida por el texto en su pantalla. Estaba viendo cómo el universo se reformaba ante sus ojos. Una nueva Torá, una Palabra viva que estalla desde el denso punto de la nada hacia el Ser. Y era terrible. Impresionante e incomprensible y lleno de potencialidad. Se suponía que la espuma era inmutable. Los hilos y las barreras entre ellos eran bloques de construcción fundamentales del universo de datos. No se podían manipular sin acceso clave. Estaba presenciando un evento que violaba todas las Leyes de la Información que había conocido. Se desplegaba un vasto paisaje sin reglas que lo estructuraran, sin delineaciones entre puntos y estados y ondas cuánticas, un perfectamente maleable y caóticamente plástico dataverso codificado solo por los dioses.

    Y no solo su espuma, comprendió de pronto, sino también la de Amara. Por eso había vuelto ella a Sonali. El orbe había tergiversado el código de Dorian, sus plantillas (el entorno central de Amara), desde el principio. Pero eso tenía sentido, ¿no? El orbe había sido integrado en la espuma de ella. Era parte de ella.

    Pero tal corrupción no debería haber tocado el espacio de Dorian. Él no debería estar viendo cambiar los archivos de sus propios bloques de almacenamiento. Incluso habiendo compartido su espuma con ella, los buffers entre ellos habían sido tan seguros como muros de hierro.

    La Hebra era el único mediador entre la espuma, el único conducto para la transferencia de datos reales, y ambos estaban fuera de la Hebra en una red privada virtual no gobernada por servidores del sistema ni los traductores exconnex. Amara la había abandonado al saltar desde la Plaza Hermes y Dorian estaba aislado por su teóricamente inexistente espuma y su IP no registrada. Lo único que les permitía comunicarse siquiera eran los algoritmos de traducción de señales finamente sintonizados que él había ideado para vincularles, para extraer el único pulso significativo del procesador de la matriz de ella del océano de ruido cósmico. Pero había siempre, siempre esa pétrea barricada clave entre ellos, esa básica distinción entre los estados de onda que representaban sus universos de datos separados.

    Y aún así el quae-ha-distra estaba cambiando sus bloques de datos.

    Su propio universo estaba secuestrado justo delante de sus narices y él no tenía idea de cómo eso se estaba haciendo. Era imposible fuera de la conexión proporcionada por la Hebra a menos que él mismo hubiese proporcionado la clave, cosa que no había hecho. Él nunca había comprometido la seguridad de su espuma, nunca había bajado su guardia digital.

    Excepto...

    Dorian murmuró una maldición.

    Que también había tomado código de Raville. Código que había copiado del puerto inactivo de la red del Archivo. Un script para sacar a Amara del orbe. Una herramienta sencilla que le había señalado el propio Raville. Dorian ni siquiera lo había mirado, simplemente se había fiado.

    Había estado demasiado desesperado por salvar a Amara, demasiado estúpida y vorazmente desesperado por cualquier cosa que pudiera ayudarla. Raville había dicho sobre el orbe: Incluso mientras hablamos, el quae-ha-distra ha comenzado a ejecutar un sofisticado mapeo de carga de un objetivo de espuma patentado... En el momento en que el quae-ha-distra pasó con Amara a un entorno vivo de la Hebra...

    Y Dorian había estado fuera de la Hebra desde a ejecución del script: la sierra de sujeción, lo había llamado Raville. Hasta ahora, hasta que habían elegido volver a través de la Hebra y entrar en el orbe, tal como Raville quería, les había dicho que debían hacerlo para recuperar el artefacto. Y como cualquier buena mula, Dorian había sincronizado su espuma infectada con su nueva espuma, pasando el agente viral de una a otra como un resfriado común.

    ¿Cuánto tiempo?, se preguntó. ¿Cuánto tiempo había estado él dentro su propio quae-ha-distra, el portal a la dimensión del señor supremo Exousiai, creyendo todo el tiempo que había estado en el espacio real?

    ¿Había sido algo de ello real?

    Se reclinó un rato para recomponerse, buscando alternativas a lo que debía hacer.

    Amara estaba allí sola, rodeada de monstruos y vívida de necesidad. No había habido elección, en realidad. Nada que debatir.

    q

    Sin pensar, él metió una serie de arañas de extracción con específicos parámetros de comparación en su sistema de archivos para buscar una aplicación, una cadena binaria común en la serie de mapas de datos recientes que él portaba en sus sectores de almacenamiento: en Amara, en el puerto muerto, en sus propios índices de espuma. Dorian sabía lo que estas encontrarían, pero tenía que estar seguro.

    Era más pequeño de lo que esperaba. Las arañas regresaron con ello casi de inmediato, un subarchivo ejecutable llamado, apropiadamente «orbe.app». Amara lo llamaba «portal». Él lo reconoció como un metalenlace clave recursivo, una forma de unir entornos independientes en una arquitectura general.

    Brillante. Vil. Lo que sea.

    Amara le llamó por su nombre por última vez, la necesidad en su voz fue conmovedora, tan desolada como el balido de un cordero perdido.

    Raville había jugado con su deseo de salvar a Amara y le había pasado una patata caliente. Su propia bomba de relojería. El mismo quae-hadistra, activo desde el instante en que llegó a la Hebra, pero inactivo debido a los intensos controles ambientales de Dorian.

    Tal como Raville había predicho. Había tenido razón todo el tiempo. Dorian nunca había tenido elección.

    Dorian dijo: "Ya voy." Cargó el script en la caché y, con un solo clic de tecla, se transportó al infinito.

    Él era.

    Dedos de manos y pies, brazos y piernas, torso y cabeza. Hueso y carne, pelo y piel, cartílago y articulación y mente, mente, mente. Él era viento y hierba, guijarros y hojas, agua y madera y un sol ardiente y feroz. Él fue construido, átomo por átomo, a partir de la materia prima del universo. Donde no había existido nada, se había transformado en ser.

    Él era. Nada.

    Primero escuchó agua, distante pero rugiendo. Luego brisa, luego su propio jadeo superficial. Luego llegó el olor, verde y acre, luego el golpe de aire fresco en su piel. Aire fino que hacía que le dolieran los pulmones. Finalmente, luz, rosada a través de unos párpados cerrados, trémula como velas.

    Dorian se lanzó hacia adelante. Las rodillas y palmas golpearon dura piedra. El impacto le prudujo temblores de fuego blanco y puro que le recorría brazos y hombros. Él jadeó y abrió los ojos, aterrorizado por lo que pudiera ver.

    Pero solo era roca desnuda, gris como la pizarra, llena de motas informes y guijarros de pedregal. En algún lugar detrás de él, Amara emitió un sonido de temor, una instantánea exclamación de apagada sorpresa. Luego hubo unas manos sujetando los hombros de Dorian, un aliento caliente en la mejilla y en la oreja. Ella le dijo palabras que él no entendió. Fueron el estrépito y el estruendo de las olas del océano rompiendo en la orilla.

    Dorian se puso en pie. El universo giraba a su alrededor, chocando con enfermizas geometrías giratorias y desenfocadas. Él se habría caído si ella no lo hubiera agarrado, pero ella lo hizo y, por su amabilidad, él colapsó en sus brazos y vomitó a sus pies. Era desagradable estar en el mundo de los dioses.

    Amara le abrazó hasta que él dejó de tener arcadas y después le permitió levantarse solo. El universo dejó de girar. Él pudo concentrarse en la sencilla bienvenida de los solidos dientes y las escamas y la implacable maravilla reptil. Si ella hubiera sido Ryoku aquí, él podría haber vomitado sobre ella de nuevo.

    "Hola," dijo él al fin.

    "¿Qué estás haciendo aquí?"

    Se encogió de hombros, un gesto brusco que casi le cuesta el equilibrio. "Alguien dijo que estaban recreando por aquí la Carga de la Brigada Ligera, así que pensé en pasarme y ver si necesitaban un extra."

    "John..."

    Pero él la acalló moviendo una mano. Solo estar de pie ya era bastante complicado. No tenía ganas de dar explicaciones. "Balas acelerando. Un solo rebote. Bla, bla, bla."

    "Acércate aquí donde puedes sentarte."

    Ella lo llevó de la mano hasta una losa de roca que había caído en un ángulo conveniente en la ladera de la montaña. Dorian se sentó apoyando las manos en las rodillas para mantenerse erguido.

    "Guao," dijo él. "Alguien necesita trabajar en sus protocolos de integración. En serio."

    "Pasará," dijo. "Fue más fácil la segunda vez."

    "Si esto es algo parecido a la primera experiencia de Raville, ya veo por qué tenía tanta prisa por construir el zap. Quiero decir, ¿por qué no iba pagar la gente por esto?"

    Amara le acarició la nuca. "Shh. Estás balbuceando."

    "No, me estoy muriendo"

    "No seas un bebé, John."

    "Perdón."

    Él concentró la mirada en un pequeño parche de tierra hasta que los nudos en su estómago se aflojaron y sintió los miembros íntegros y fuertes de nuevo. Sus respiraciones fueron cada vez más profundas hasta que estuvo seguro de que no volvería a vomitar si decidía moverse. Eventualmente levantó la cabeza y mostró una incierta sonrisa a Amara.

    Por encima del hombro de Amara podía ver el cielo azul donde las nubes habían comenzado a romperse, la loma de las montañas se agrupaban en la distancia. Hacia el Sur, la tierra se extendía como una tela arrugada, erizada de árboles con forna de lágrima y; muy por debajo de ellos, en un valle verde, clavado como una inmunda paloma en un nido de colinas salobres; veía la ciudad emergente. Veía las torres sin marcas de Quiksand brillando en la luz, la malla de calles ruinosas, las casas de hormigón derruidas y empeoradas por la distancia y la irrealidad.

    "Esa es Sonali, es cierto."

    Amara asintió. "No creo que sea real."

    "No, es una renderización. Mi ataúd no está humeando."

    "¿Qué crees que significa?"

    Él no tenía respuesta para esa pregunta, así que preguntó: "¿Dónde están los Exousiai?"

    "Están al otro lado. Por un momento creí que podrían estar haciendo un movimiento, pero lo que sea que los emocionaba parece haber desaparecido. Se detuvieron cuando llegaste. Ahora solo están esperando."

    Dorian miró con recelo por encima del hombro, pero lo único que podía ver era un espolón de roca, maltratado por el clima, y una docena o más de metros de altura. "¿Para qué crees que están esperando?"

    "Para guiarnos hasta la ciudad."

    "¿Les dijiste que estuvimos allí antes?"

    "No creo que eso les importe." Hizo un gesto hacia una espesa maraña amarilla de arbustos a su izquierda. "Por allí hay una senda que conduce hacia el valle. Mi impresión es que se supone que debemos seguirla."

    Dorian entornó los ojos. "¿Se están comunicando contigo?"

    "Me están transfiriendo datos," dijo ella con una mueca.

    "Tenían más libertad la última vez que estuve aquí. Era más fácil para ellos comunicar su voluntad, comunicar lo que pensaban, lo que querían. Eso antes rodaba sobre mí como las olas. Algo los está restringiendo esta vez."

    "Al menos, parte de mi código todavía funciona."

    Amara lo miró pensativa. "¿Tú no los oyes? ¿Sus susurros, su canto?"

    "Es difícil de explicar. Esto..." Él le apretó el brazo. "no es real. Tú no estás aquí conmigo en realidad. Raville me engañó para que aceptara mi propia copia del quae-ha-distra. Lo que estoy experimentando es un paisaje de datos paralelo que se ejecuta sincrónicamente con el tuyo en mi propia espuma. la arquitectura nos permite compartir algunas variables: conversación, simulacros de objetos representativos, estructuras ambientales. Te presenta como si estuvieras aquí, pero no lo estás. Estás en tu propia espuma, como yo. Estamos teniendo el mismo sueño en universos separados, acordando inconscientemente jugar con las mismas reglas a medida que avanzamos."

    "No es muy diferente de la vida real"

    Dorian dio una risita, aunque no le pareció particularmente divertido. "Mi espuma está configurada de manera diferente a la tuya. Los Exousiai son capaces de interactuar contigo y tu entorno de un modo que conmigo no pueden. Al menos eso creo. Raville pensó que funcionaría de esa manera."

    Pero tal vez se suponía que debía creer eso. Quizá le acababan de dar un entorno que había replicado sus expectativas sobre el comportamiento y el rendimiento de su espuma. Quizá lo único que él había hecho desde su entrada en la Hebra había sido una ilusión. Ya no confiaba en lo que era y lo que no lo era real.

    Amara se inclinó hacia él y bajó la voz. "Entonces, ¿qué significa eso? ¿Eres inmune a ellos? ¿Puedes... puedes controlarlos?"

    "No tengo ni idea"

    "Pero vale la pena intentarlo," dijo ella.

    "Más tarde, cuando no haya una montaña de la que caer, tal vez. No quiero ir a tantearles con palos hasta que esté seguro de que haya algo que tantear, ¿sabes?"

    "Si no lo intenta, no sabremos si podremos volver al punto de rebote si ellos deciden detenernos."

    Era un argumento razonable, pero Dorian aún no estaba preparado para ello. Todavía tenía las manos ocupadas tratando de mantener su forma de código bajo control. Se puso en pie y volvió a probar su equilibrio. No sintió el menor deseo de caerse, lo cual parecía ser una buena señal.

    Se volvió hacia Amara. "¿Qué dice tu mapa? ¿Cuán cerca estamos del artefacto?"

    "Está ahí abajo, en algún lugar de la ciudad."

    "¿Alguna idea?"

    "Probablemente el Archivo"

    Dorian rumió eso por un tiempo. "Irónico."

    "En un sentido «patada en el estómago», sí. ¿Vio Raville el Archivo alguna vez?"

    "Estoy seguro de que había planos en algún lugar de la red, y probablemente también mapas detallados de Sonali. Abundante metraje en archivos triDvid por allí dispuestos como para obtener los renderizados correctos, pero no estoy seguro de cuánto nos ayudó Raville en esto. Conscientemente, quiero decir."

    "No lo entiendo." Dijo Amara.

    Dorian tampoco, no del todo, pero había visto el texto cambiar ante sus ojos. No importaba si esos cambios habían sucedido según él los había experimentado o si habían ocurrido antes, mientras el orbe había permanecido inactivo en su espuma. El orbe había mutado para integrarse en sus expectativas, su experiencia personal y la de Amara.

    "Raville no tenía ningún control sobre la manifestación particular de la arquitectura del orbe una vez que nos pasó el código. Él experimentó un entorno diferente la última vez que estuvo dentro. Esta experiencia puede haber sido extrapolada de las plantillas que creé para ti usando su propio almacenamiento de datos como referencia para agregar puntos de navegación relevantes, pero estoy comenzando a dudarlo. Yo no te codifiqué ninguna montaña y ciertamente no estaba pensando en Trithemius Orbis mientras trabajaba. Creo que ellos han estado aquí todo el tiempo, esperándote, tal como dijiste. Quizá algo dentro de la codificación del orbe mismo registró tu extrema incomodidad con la experiencia en bruto y se adaptó. Eso tiene más sentido. Raville dijo algo sobre que la espuma que extraía el orbe para construir su entorno inicial era un artificio de la integración del quae-hadistra con él. En cualquier caso, dudo que Raville hubiera elegido la ciudad de Sonali como tal manifestación si él tuviera otra elección. Esto no parece su estilo."

    Amara asintió lentamente. "Pero si el orbe se está adaptando a mis necesidades, eso no explica por qué estás teniendo la misma experiencia tangible. Tú estás en tu propia espuma. El entorno que percibes debería ser diferente."

    "Tal vez esté intentando que lo sea, pero yo no puedo superar los buffers de mi sistema. Puede que yo esté viendo lo que tú ves porque mis compiladores aún están leyendo la señal que se transmite entre nosotros." Dorian se encogió de hombros ante la insuficiencia de sus respuestas. "Eso es todo lo que tengo."

    "¿Has pensado en la posibilidad de que estemos compartiendo un entorno porque los Exousiai quieren que así sea?" Ella levantó la cara y le estudió con escrutadora atención. "¿O todavía insistes en que los dioses no existen?"

    "Yo no he visto dioses." Le ofreció una mano a Amara y después de un momento, ella la aceptó. Él tiró para ponerla de pie.

    Aunque él trató de ignorarlo, no le gustó la forma en que ella le miraba. "Acabemos con esto. Con dioses o sin ellos, al menos allí abajo debería hacer menos frío."

Capítulo 13

    El descenso a Sonali era suave. Dorian ni siquiera sudaba mientras seguían un sendero que serpenteaba entre espesos arbustos y la ocasional erupción de lecho rocoso.

    En su descenso se encontraron con árboles atrofiados que dieron paso eventualmente a un bosque de hojas anchas, imponente y poderosamente denso de musgo. Los árboles se alineaban en amplias columnas y grandes arcos.

    El suelo debajo estaba húmedo y con aroma de marga, enterrado bajo una densa alfombra de hojas marrones. Estaba oscuro entre las ramas, excepto donde el dosel filtaba los rayos dorados de sol, y no se oía más sonido que el distante fluir entre piedras invisibles de un arroyuelo.

    No hacía calor, pero el frío había desaparecido del aire, así que Dorian no se quejaba. No tenía modo de saber si el orbe había fabricado la temperatura para él y tampoco estaba interesado en averiguarlo. No tenía ningún interés en explorar la interactividad completa del paisaje de datos.

    Dorian había caminado lo suyo por las montañas que rodeaban Sonali y no recordaba ningún bosque. Los ingredientes estaban bien hechos: los árboles, la cubierta de hojas, el raro helecho que asomaba sus primaverales brotes por encima de la maleza, pero el resto estaba completamente equivocado. Aquella lógica organización de raíz y rama, sol y suelo era ajena a un desierto mayormente inexplotado como Tritemius Orbis. Ni siquiera era una representación fiel de la naturaleza. No había ninguna lucha caótica por el dominio entre especies, no había supervivencia de la semilla más apta, no había ecosistemas aleatorios y podridos de hongos, enredaderas e insectos. El bosque era tranquilo, sereno e ideal: la representación artística de un bosque por un pintor que nunca había visto uno salvo en otras pinturas.

    Se alegró cuando lo dejaron atrás.

    El sendero del bosque por fin se cruzó con un mar de hierba pálida, una pradera arrastrada por el viento, antaño despejada y marcada para el desarrollo por los fundadores de la ciudad, pero que después del zap se había convertido en matorrales y arbustos, un suave y ondulado terreno para el nido de los pájaros, cantos y graznidos. Alguna sociedad natural había intentado introducir cardenales terrestres, pero todos habían muerto en invierno. No habían podido migrar con la llegada del frío al quedar desconcertados por los campos electromagnéticos anti-instintivos de Tritemius Orbis. Él no sabía si lo habían intentado de nuevo en un clima más templado.

    El camino cortaba directamente a través de la hierba, pelando los delgados tallos a cada lado como Moisés en el Mar Rojo con los Hijos de Israel a su paso. No encontraban pájaros ni roedores y Dorian encontraba perturbador el inusual silencio. Mientras se acercaban al borde más lejano, Amara miró por encima del hombro para escudriñar la llanura y los aleros del bosque más allá, y se estremeció.

    "¿Qué pasa?" Preguntó Dorian.

    "Los Exousiai han dejado de seguirnos. Estaban allí todo el camino por el bosque, lo bastante cerca que casi sentía su aliento en la nuca, pero ahora se han ido. Ni siquiera puedo sentirlos."

    "Eso parece ser algo bueno."

    Ella escaneó una vez más el camino por donde habían venido. "Quizá"

    Él lo entendía. Dorian sabía lo que significaba mantener cerca a sus enemigos. Aunque se preguntaba si Amara también lo sabía. "Vamos." Extendió la mano y le dio un tirón, luego decidió no soltarla. "Quiero llegar a casa antes de que oscurezca."

    Amara le lanzó una mirada extraña. "Estás en casa, John."

    "No en este universo."

    Ella señaló con un dedo lo último de la llanura hacia donde la hierba se ahogaba en tierra batida, cenizas y asfalto. "Ahí está tu edificio."

    "Ya no."

    "Oh, claro"

    Avanzaron entre la impaciencia y el pavor. Dejaron atrás Quiksand, desprovista de actividad en la brillante mañana, o activamente muerta y meditando sobre esta. Dorian no pudo resistir mirar por las ventanas de su ataúd, pero no vio nada allí excepto luz reflejada en la superficie reflectante. Se preguntó si en algún lugar del interior, tal vez en su cama virtual, su gato falso se estaría tomando libertades con las fundas de las almohadas o destrozando sus papeles importantes como siempre hacía. ¿Era ese gato más real que su probablemente muerto gato original, dado que en realidad no había observado a ninguno de ellos? ¿Había existido su gato alguna vez mientras él no estaba allí para tropezar con él? ¿Qué habría dicho Schrödinger de todo esto? Por supuesto, podía hacerse las mismas preguntas sobre sí mismo en este momento.

    Aceleró el paso hasta que la pared que rodeaba el edificio de apartamentos quedó bien detrás de ellos. Continuaron hacia familiares enclaves residenciales sin ver a nadie en las calles, sin sentir nada detrás de las ciegas ventanas. El único sonido era el aplauso de sus pies sobre el asfalto y los extraños ecos producidos por el omnipresente viento. Sin la presencia humana, el renderizado resultaba fiel. Las casas eran las correctas en los lugares correctos, familiares grietas en las aceras, incluso la hilera de luces navideñas colgaba del ventanal de Checo. Dorian estuvo tentado a parar y probar el curry falso, pero decidió no hacerlo por razones de salud mental.

    Le dijo a Amara: "¿Has revisado tu mapa últimamente? ¿Seguimos avanzando en la dirección correcta? Hacia el Archivo, me refiero."

    "¿Por qué no revisas tu propio mapa, John?"

    Él lo había intentado una vez, brevemente, a medio camino de la montaña. Según su mapa, el cual parecía estar vinculado a su código original, habían pasado su destino mil metros atrás. "El mío no funciona," dijo él.

    "Nada ha cambiado," respondió ella. "Solo tenemos que averiguar lo que se supone que debemos hacer una vez que lleguemos allí."

    "Espero que mis IPs de seguridad aún funcionen o este va a ser un viaje corto."

    "No sé por qué creo que eso no será un problema."

    "Tu optimismo infatigable es lo que siempre me ha gustado de ti." Amara le frunció el ceño y él hizo una mueca. "Lo digo en serio. No me alegra estar aquí, pero no apesta tanto contigo aquí. Aunque estar aquí con Ryoku habría apestado un poco más."

    Amara lo miró con curiosidad. "Soy Ryoku."

    "No desde donde yo te veo."

    "¿Has sobrescrito mi avatar?"

    "No que yo sepa."

    Ella miró hacia otro lado. "Qué raro."

    Pero Dorian estaba interesado. "¿Qué hay de mí? ¿Cómo me ves?"

    "Como el trasero de un gran percherón."

    "¡Lo digo en serio!"

    "Yo también," dijo ella con malicia y se negó a decir más.

    Cerca de la vacante Oficina Landgrant, enlazaron con Rue de St. John y se dirigieron hacia el Norte, ciñéndose por costumbre al centro de la calle. Delante de ellos, a la izquierda, se alzaba la esquelética arquitectura del estacionamiento. El extenso complejo del Archivo se alzaba a la derecha, sus puntiagudos tejados de pizarra y la cúpula templaria apenas eran visibles sobre la anodina estructura de bloques y vidrio del Banco Universal de Comercio. Ambos se detuvieron en la verja principal de hierro forjado. Estaba abierta, crujiendo perezosamente sobre sus bisagras. El patio de losas del interior estaba en silencio, la fuente central seca.

    Dorian espió en interior y no vio nada extraño. O tal vez todo estuviera mal y no lo pareciera. Le dijo a Amara: "¿Crees que podemos cobrarle al Archivo horas extras?"

    Ella le dijo, con bastante severidad, que se callara. Sin decir una palabra más, empujaron la puerta a un lado y entraron. Llegaron al Gran Salón Salomónico sin encontrar nada ni a nadie que pareciera indicar que los estaban esperando. Durante el horario comercial, se suponía que debía de haber un tal Tyler renderizado en una cápsula de seguridad ubicada en un hueco del suelo de parquet blanco y negro, justo a este lado del pilar de Boaz dentro de la entrada al pasillo. La cápsula estaba allí, pero no estaba ocupada. Dorian recorrió la mitad de la orientación Este-Oeste de la sala, asomando la cabeza por las oficinas y las salas de reuniones, buscando algo que pareciera fuera de lo común, cualquier tipo de señal, pero solo encontraba espacios vacíos. Amara iba por el otro lado, hacia el pasillo al fondo del vestíbulo de entrada y hacia el apretado grupo de mesas de secretaría, estudiando el suelo mientras caminaba. Ella estaba buscando flechas garabateadas en papel de cuaderno, aún confiando en que Raville saliera de detrás de una cortina y se revelara como algo distinto que una completa farsa. Dorian abandonó su búsqueda y la siguió.

    Se encontraron en el vestíbulo de entrada, sobre un cómodo rectángulo sol dorado que entraba por las puertas delanteras.

    "¿Qué opinas?" preguntó ella. "No tendremos que revisar todo el edificio, ¿verdad? Ni siquiera sabemos lo que estamos buscando."

    "Nos estamos esforzando demasiado," dijo él.

    "¿Y qué hacemos? ¿Sentarnos aquí y esperar a que el artefacto venga andando hasta nosotros?"

    "No me refiero a eso. Piénsalo: si nuestra suposición es correcta, el motivo de la existencia de este entorno es que el código se está adaptando a nuestro nivel de comodidad. El orbe se ha tomado muchas molestias para rodearnos de lugares familiares y cosas normales. Quizá no le estemos dando suficiente crédito en entendernos."

    Los ojos de Amara se agrandaron y asintió con la cabeza en señal de comprensión. "Escaleras abajo."

    "Eso tiene cierta elegancia, ¿no? Estamos cerrando el círculo."

    "Yo bajaré por el ascensor. Será más rápido que las escaleras."

    Pero Dorian la agarró del codo cuando ella se alejaba y la empujó por el pasillo hacia la escalera. "Por aquí. Si los ascensores se atascan, no hay nadie en el mundo que pueda sacarnos. Ey, es obvio que alguien se ha esforzado mucho para representar con precisión nuestro entorno. Según mis cálculos, las probabilidades son de tres a uno de que también hayan acertado con el ascensor. ¿De verdad quieres hacer esa apuesta?"

    Amara no respondió, pero tampoco se quejó mientras él la conducía por el pasillo. La puerta de su oficina estaba entreabierta, lo cual hizo que el alter ego en el agente de seguridad dentro de Dorian se estremeciera incluso en un universo falso. Pensó en considerar metafóricamente el renderizado, pero de alguna manera eso era peor. Nada en el código se hacía sin un propósito. Cada entorno estaba plagado de señales si uno era lo bastante astuto como para leerlas.

    No le gustaba el mensaje que esta estaba enviando.

    Se acercó a la puerta con cautela, Amara pegada a su hombro, y empujó. Una parte de él esperaba un horizonte de puerta cuántica aquí, una puerta a un paisaje de datos diferente, una transición al misterio, pero solo había una oficina. Los mismos estantes apilados e indescriptibles detritus tecnológicos, los mismos aburridos cubículos institucionales y estaciones de trabajo. Las superficies de las mesas estaban quizá un poco más ordenadas. No había tantos libros apilados y hojas sueltas por parte de Amara. Eso en sí mismo era un poco espeluznante.

    Intercambiaron una mirada, se encogieron de hombros y cruzaron el umbral.

    "Los servidores están funcionando," dijo él de inmediato. Miró por la sala hacia una puerta asegurada con un sensor IP especial de entrada restringida. A través de los conductos de ventilación, el acostumbrado chasquido de Abramhelin y el retumbar del escape sonaron como las exhalaciones de un dragón dormido después de tanto silencio. "Supongo que eso significa que la red está activa."

    "¿Por qué?"

    Era una pregunta legítima. Dorian se acercó a su silla y se sentó a su mesa. Su monitor brillaba tenuemente en modo de reposo, pero al igual que el servidor, él veía la luz de encendido.

    "Círculo completado," reflexionó él. "Aquí es donde empezamos."

    Recuperó su teclado de la bandeja bajo la mesa y comenzó a iniciar sesión en el sistema antes de notar que no era necesario. La red estaba abierta de par en par, desprotegida, esperando a que cualquiera que pasara por allí se sumergiera dentro. El monitor de Dorian disparó electrones al azar. La pantalla parpadeó y cobró vida.

    "Por eso no pude analizar el artefacto afuera," dijo él, negando con la cabeza. "Todos los punteros iban a una sesión de subnodo independiente con su propia secuencia lógica integral de comandos."

    "¿Y eso significa...?"

    "Que te pongas cómoda, querida. Vamos a entrar en el geek."

    "Pero si ya estamos..."

    Dorian señaló el monitor, ausente del desorden habitual del sistema de archivos y las estadísticas del servidor. La pantalla estaba en blanco excepto por dos palabras con gruesas letras negras.

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    "No preguntes," dijo él antes de que ella pudiera preguntar dónde o cómo siquiera. Él ya estaba harto de intentar encontrar respuestas para cosas que no podía comprender. "Solo da el salto. Tampoco podemos meternos en más problemas."

    Las conexiones de red pseudo-seenop tardaban una eternidad en recorrer los protocolos de la Hebra desde orbe hasta el geek. Dorian se suspendió en una estasis reconocible mientras el flujo de bits tartamudeaba a través de los pasos. Estaba oscuro y hacía mucho frío donde él estaba, aquí en el espacio virtual entre dimensiones, entre particiones ambientales. Las fuerzas cuánticas de las mareas tiraban de él y torcían su forma casi consciente hacia bucles de Moebius de cristal bariónico. La masiva presión gravitatoria tenía sonido, un tenor quejumbroso y desgarrador como la colisión de naves estelares, casco contra casco. Las cargas electromagnéticas moteaban el horizonte del neterespacio con destellos de amarillo, naranja y verde.

    Un vórtice rotatorio y atronador se abrió debajo y él cayó a plomo dentro, otro trozo de decoeherentes datos se unieron junto a la escasa carga de su matriz molecular simulada. Él aceleró hacia el vacío. Golpeado, comprimido por manos invisibles, desgarrado en mil millones de unidades discretas.

    Luego oscuridad, absoluta y aplastante.

    Y luz, puntiaguda y penetrante, el resplandor más brillante que él jamás había experimentado.

    Dorian caía hacia esta, consciente de un modo no consciente, imposible, no linealmente alerta. Solo el ser. Una colección aleatoria de partículas codificadas e interconectadas, cada una un universo en miniatura, cada átomo un microcosmos de un todo. Él era consciente de la aceleración, pero la velocidad de su ascenso, de su descenso, era inconmensurable. No había tiempo con lo que compararla, ningún objeto en el exterior de él mismo. Los datos se acumularonn en él, la densidad generó gravedad, la gravedad le hizo colapsar fuera del espacio-tiempo.

    Hubo un sonido, la aguda inhalación de un coro de dioses. Dorian pasó de la oscuridad a la luz.

    Una vez más, él era.

    Aquello no se parecía a ningún geek que él hubiera conocido.

    Se encontraba en una llanura, desnuda y azotada por el viento, bajo un campo de estrellas brillantes y giratorias, cada una de las cuales era un fuego glorioso en los cielos. Era una corriente de estrellas que se movía suavemente por acantilados de vacío en charcos de luz. Él giró en redondo.

    Montañas negras y escarpadas se elevaban a su alrededor, vertiginosas en su altura, que aferraban el diáfano promontorio de piedra oscura donde él estaba de pie sobre la palma de aquellas manos distantes.

    Aún hacía frío. Pero él no temblaba. No tenía forma de temblar. No estaba aquí en absoluto, solo era consciente de un espacio en particular, una serie de coordenadas en un plano indistinguible de otros puntos, salvo que él había proyectado telescópicamente su conciencia hacia estos, les había dado significado y propósito, cartografiable velocidad y trayectoria, paquete y onda.

    Existían porque él los había creado, aunque no sabía por qué. Solo que existían y que él era la causa.

    Un pensamiento le alcanzó. ¿Qué lugar es este?

    Este pensamiento era suyo, pero no lo era. Tenía una textura diferente, un sabor familiar y ajeno al mismo tiempo, era una parte de él como lo eran los paquetes de información que le constituían, pero también era otra cosa. Era una pequeña autonomía dentro de su unidad. El pensamiento no tenía palabras, solo conocimiento. Era trueno, era mente perfecta. Símbolo sin lenguaje. Incluso sentirlo era como caer por los peldaños de una escalera desde la pureza hacia lo mundano.

    Aquello es.

    Él no sabía si había respondido o si la respuesta provenía de la misma parte de él que había planteado la pregunta.

    ¿Quién soy?

    Soy yo, pensó él

    Quién soy. Pero él ya había jugado este juego. Incluso los pensamientos eran coordenadas en un plano de comunicación, trazos en un gráfico que podía delinear en tres, cuatro, cinco dimensiones, tal como él se había retirado para modelar este lugar. Eso no estaba bien, por supuesto. La formación, el ser de ello, había sido inevitable. Él no había hecho nada conscientemente. Aquello estaba codificado en la naturaleza fundamental del universo que debía ser como era, tal como él era, aunque esto encerraba todos los potenciales dentro de él mismo. Esto era un misterio más allá de la reflexión.

    Él reconoció esta alteridad dentro de sí mismo. Esta tenía un nombre y la sensación de que debía haber sido algo discreto de él.

    Pero la separación era una ilusión. Datos coherentes en una red multidimensional de fuerzas primarias que transferían señales a través de densos pozos gravitatorios e interconexiones cuánticas para formar un túnel entre las barreras arbitrarias de la percepción. Él mantuvo al otro en su enfoque y lo supo, todo de ello, tallo y célula y alma y totalidad. Lo supo con la profundidad e integridad con que se sabía a sí mismo. Después de todo, el otro era él mismo, pero era una subrutina particulada del gran metaverso computacional que se llamaba a sí mismo...

    ¿Amara?

    ¡Estoy aquí, John!

    La sintió, la tocó, la envolvió. Una esencia espléndida y única de distintivas particiones de información. El ser de ella era cálido y acogedor, rebosante de conocimiento y sensación, análisis cognitivo y transformación de datos en espiral dimensión tras dimensión, de universo en universo, tan profunda y vasta como un océano primordial. Sin límites e indelimitada, él podía navegar por los mares de ella para siempre.

    Pero incluso ahora, ella se enfriaba. Su caliente y estremecedora potencialidad se desvanecíia, las superficies se endurecían, se desmorobaban fuera de la sapienza de Dorian. Las ataduras se partieron. Ella acumulaba una forma distintiva.

    Las coordenadas de ella trazaron su propio gráfico y ella se retiró.

    Él sintó tal pérdida como dolor, como un agujero en sí mismo que silbaba con el gélido viento cuántico que pasaba por este.

    Pérdida. Todo era pérdida. Llegar a ser era pérdida. Él lo lamentaba porque llegar a ser no era ser. Ser era partícula y onda inscritas en el alma del universo. Llegar a ser era la constante y uniforme imprecisión del saber. Era datos confusos aprisionados en aislamiento.

    Ella pasó de la nada a la congelada forma de un objeto en un suspiro.

    "Hazte tú mismo, John. No puedes funcionar de ese modo."

    ¿Por qué? Él le gritó. ¡Esto es lo que soy! ¿Por qué llegar a ser otro? Pero si ella oyó eso, no dio ninguna señal. Ella no podía oírle. Ella se había extirpado del tejido del universo.

    "Sé que es difícil," dijo ella en voz baja hablando al vacío que percibía que era él. "Sé que duele retirarse, John. Lo sé. Pero tienes que hacerlo. Llega a ser tú mismo. El artefacto nos está esperando."

    Ella señaló y él siguió la línea trazada con el dedo hasta el borde de la llanura, donde se había manifestado un círculo de pilares. Eran pedestales de ébano que brillaban a la tenue luz de las estrellas, metidos en un valle festoneado entre dos riscos de roca, con una cúpula tan negra como la noche misma. Él conocía este lugar, más coordenadas en un plano, ni distintivas ni preciosas. No había nada especial en ellas. No tenían más información que cualquier otro punto, solo una configuración diferente. Inmutables, ni siquiera le resultaban especialmente interesantes. No de la forma en que lo había sido Amara. ¿Por qué había ella querido limitarse a sí misma, limitar su potencialidad infinita en aras de un modelo de datos finito e inerte?

    Era una pregunta incontestable. Ni siquiera podía preguntarla, porque ella se había alejado de él. Ella era incognoscible.

    Pero él la amaba, amaba el recuerdo de ella y la esperanza de ella. Estaba dispuesto a sufrir mucho por ella. Incluso a entregar el infinito mismo y asumir la solitaria y delimitada forma de un hombre.

    Con un suspiro que se prolongó durante eones, él llegó a ser.

    Al llegar a ser inició una conexión, generó otro nodo que se tornó pesado con el lastre de lo que él había sido, que se consumió a sí mismo, absorbió todo su ser potencial y los envolvió cada vez más tensamente, con increíble densidad, hasta que el pozo irrumpió desde una existencia hacia otra. Un universo diferente, aislado de él. Esto era un ser que él nunca más podría volver a tocar, y eso también era pérdida, pero puesto que él ya había llegado a ser, apenas la sintió.

    Incluso la conciencia de ello fue fugaz, parpadeante, muerta.

    Dorian negó con la cabeza y metió todas las canicas en los agujeros correspondientes. Respiró hondo el aire fresco y fino. Le hizo sentirse mareado. Sus dedos hormiguearon por la sensación. Su rostro se sentía en carne viva y fresco, y sus pulmones latían con presión, como si nunca los hubiera usado antes. Era estimulante. Volvió los ojos hacia Amara y ella le miró llena de tristeza y añoranza.

    "Lo siento," dijo ella. "Sé lo difícil que... recuerdo cómo fue la primera vez."

    "¿Eso era el quae-ha-distra?"

    "Todavía lo es. La montaña, Sonali, la transición, incluso este lugar. Todo está contenido en el interior, todos esos modos de ser y manifestar el ser."

    Dorian respiró de nuevo, estabilizándose. Te conocía, quiso decir, pero no pudo. Ahora no. Pronunciar las palabras habría sido una blasfemia. Dejó que sus pensamientos y su rostro se desviaran hacia la estructura en el borde de la llanura.

    "¿Qué crees que es eso?"

    "Podríamos especular o podríamos ir a averiguarlo."

    Así partieron. La llanura era más grande de lo que le había parecido antes, pero plana y casi sin rasgos distintivos.

    Metro a metro de piedra negra, aquí alzada como una ola de magma, enfriada por el vacío a velocidad de relámpago, ondulada como arena en una playa cuando la marea se retiraba hacia el mar. Pero esas también eran aberraciones, en su mayor parte. Ni siquiera con suficiente frecuencia como para hacer traicioneros sus pasos, lo cual al menos habría sido interesante a su manera. Caminaron durante varios minutos en silencio, sin parecer acercarse a su meta.

    El escalofrío se instalaba en la piel y comenzaba a abrirse camino hasta los huesos. Dorian se abrazaba y intentaba no temblar.

    Fue solo cuando comenzaron por fin a avanzar bajo su sombra que Dorian comprendió cuán inmenso era realmente el anillo de afilados picos que les rodeaba. Seis, siete mil metros en algunos lugares, pero los riscos eran oscuros, intactos por la nieve o el hielo. Aunque no podía estar del todo seguro de esto. Solo podía distinguirlos a veces por las estrellas ocluidas por su imponente masa. No habían oído rastro de arroyos, ni agua fluyendo ni pasto o sonido de otros seres vivos. Todo era piedra brillando débilmente a la luz de las estrellas.

    "¿Dónde crees que estamos?" preguntó.

    Amara se encogió de hombros como si la pregunta no tuviera sentido. "En ninguna parte. En cualquier parte. Un lugar que no existe en ningún espacio humano."

    "Me pregunto si así es como Raville imaginó la casa de los Exousiai. Sombría y vacía. Tal vez por eso pensó que ellos estaban solos. O tal vez el renderizado sea una extensión de esa creencia."

    "Aún no crees," dijo Amara en voz baja. "Después de todo lo que ha visto. Después de lo que ha experimentado, aún no cree que existan."

    "No es tan fácil."

    "Has estado con ellos, John. Has experimentado lo que es ser ellos, ascender a su nivel de conciencia y contener el universo y todo lo que hay en él dentro de ti mismo. ¿Cómo puedes seguir negándolo?"

    Dorian respiró hondo y lentamente hasta que el frío hizo que le dolieran los senos nasales. "Así es cómo. Sobre una roca en un espacio inexistente sin ecosistema, sin atmósfera, puedo respirar como si estuviera sentado en la cocina de Danek y Lily fingiendo que estoy teniendo un sueño dentro de un sueño. Es imposible y, no obstante, es. ¿Dónde está la necesaria realidad de ello?"

    "Tú te hiciste de esta manera. ¿No puedes ver eso? Entendiste lo que necesitabas y lo hiciste. Elegiste respirar porque se adaptaba a tu vestigial necesidad de encarnación. Podrías haber llegado a ser cualquier cosa, incluso la misma piedra, pero elegiste lo que te resultaba familiar."

    "Igual que tú," dijo Dorian arqueando una ceja. Amara no dijo nada. "Esto es un renderizado inteligente e inmersivo, Amara, pero eso es todo. Admito que fue agradable por un tiempo. Esa sensación de interconexión, de potencial y omnisciencia, de unidad. Era seductora."

    Y por un instante, un desvaneciente instante, él la había conocido hasta lo más profundo de su alma. La había tocado de un modo con el que siempre había soñado conocer a otra persona, se había sumergido en ella y ella había sido hermosa, espléndida y siempre cambiante.

    Una brillante llama digna de adoración.

    Pero aquello había desaparecido. Él era quien era, el antiguo John Dorian. "Fueron muchas cosas loables. Pero no fueron reales," concluyó él.

    Amara avanzó con fuertes zancadas delante de él, y él supo que era mejor no hablar con ella durante un rato. Ela quería creer.

    Caminaron durante una hora o más. Eventualmente ella le permitió alcanzarla y fueron uno al lado del otro, pero aún sin hablar. A Dorian le empezó a doler la cabeza por el frío y por tratar de discernir su camino en la oscuridad. Amara no se quejaba y él se preguntó si sus bobinas térmicas y sus mods de visión nocturna se habían trasladado en el geek con ella, o si era solo su enfado con él lo que la mantenía cálida.

    Por fin llegaron a una amplia escalera tallada a la base de una losa de piedra en ángulo. Los escalones ascendían en una estrecha hendidura cortada entre las paredes de roca donde los pies de una montaña colindaban con los de otra, luego a través de un arco inclinado, como un túnel que se desvanecía en la oscuridad, debajo de la alta cordillera. Dorian levantó la cara hacia el cielo para orientarse, pero las montañas le dominaban. No podía ver las estrellas.

    Subieron la larga escalera hacia las colinas. Cuando llegaron al arco que conducía al túnel, Dorian se detuvo para escudriñar la oscuridad en busca de señales de peligro. No vio nada que lo alarmara, pero no estaba del todo seguro de lo que podía constituir un peligro reconocible dentro de este renderizado. Pero siendo tanto bits como huesos, era imposible acercarse a un agujero oscuro por el que se pretendía uno pasar y no preguntarse qué podría estar al acecho en el interior. Era la naturaleza humana.

    Aún así, él se adentró en la oscuridad cautamente, tanteando la pared lisa y fría con una mano y avanzando a tientas con la otra delante para defenderse de las rocas bajas. Amara mantenía una mano sobre su hombro para que no se separaran. El túnel fue breve y rápidamente se vertió hacia la planicie o cañada que habían visto desde la llanura en la distancia.

    Entraron en una gran tarima de doscientos metros de lado, según Dorian calculó, lo que parecía ser un cuadrado perfecto. En el centro estaba dispuesto el círculo de columnas de piedra bruta que él había vislumbrado antes, pero al igual que con las montañas, estas eran muchas veces más grandes de lo que había creído inicialmente. Dorian tenía que estirar el cuello para ver su altura completa y cada pedestal tenía fácilmente siete metros de ancho.

    Aunque el espacio entre las columnas era estrecho y fue solo cuando se acercaron cruzando el patio del pedestal que pudo discernir otra estructura en medio de los pilares. Esos muros interiores emitían una luz pálida y reluciente, como la almenara de una baliza encendida en una linterna para ayudarlos a navegar. En conjunto, con los fruncidos megalitos y el inquietante resplandor, el lugar daba la tosca impresión de una incalculable edad y antigüedad atemporal, sin marcas por el paso de los años. Un templo erigido para contener la inefable lejanía de la memoria humana, cuando los hombres aún eran capaces de dejarse asombrar por tales cosas como los dioses.

    Ambos se movieron hacia ello de manera tentativa, atraídos por la luz y la promesa del conocimiento, repelidos por un temor y asombro que no entendían.

    Cuando llegaron al anillo exterior de pilares, se detuvieron. La estructura interior era sólida: losas de piedra desnuda apiladas lado a lado con tanta habilidad que no había unión entre ellas. La roca era lisa y brillante en su superficie y, en la parte superior e inferior, se habían tallado estrechos canales de los que fluía la constante luz plateada. Toda la estructura brillaba con una tenue opalescencia, la luz desde los canales rebotaba hábilmente contra las superficies pulidas de los pilares exteriores, que a su vez dirigían la luz hacia el brillo de los reflectante muros. Los arcos de luz que rebotaban de una superficie a otra le parecían a Dorian como figuras espectrales pintadas en el aire.

    Sin hablar, giraron a la izquierda y circunvalaron el exterior del templo, buscando una forma de entrar. La piedra bajo los pies era lisa, plana y meticulosamente pulida hasta un alto brillo, al igual que los muros.

    Era como caminar sobre una lámina sólida de cristal, lo cual afectaba el equilibrio si se concentraban mucho en las plantas de los pies que se elevaban antes de encontrarse con estas, al no saber después de un tiempo qué forma era el reflejo y cuál era la real. Mientras se abrían camino alrededor del templo, Dorian perdió gradualmente todo sentido de orientación. No estaba seguro de si miraban hacia las montañas o hacia la llanura que habían dejado atrás. Parecían estar dando vueltas y vueltas en círculos, sin encontrar nunca una abertura.

    Al tercer viaje por la circunferencia del muro interior, por fin encontraron la puerta. Esta no tenía adornos, solo era una hendidura cortada en piedra. Olas constantes de luz salían de la cámara interior alrededor de sus pies. Su brillo era frío y estéril, un tono plata que succionaba el color de su entorno y el calor de los seres vivos que tocaba. Dorian captó la esencia de un aroma desconocido que le recordaba a flores de finales del verano y a especias raras. Este se suspendía densamente en el aire, dulce y enfermizo, enervante y sofocante, mientras ambos se aproximaban a la puerta.

    Él pasó al interior. Amara le seguía de cerca con ambas manos presionándole la parte baja de la espalda, o bien para apresurarle o para esconderse tras él, pensaba Dorian. La cámara era un círculo perfecto, amurallado y con cima en bóveda. Un estante de compactadas losas recorría la curva del muro, creando un alzacuellos para un suelo de piedra sumergida. En el centro había un agujero, un vacío, un pozo delimitado por un nuevo círculo de piedras, sobre el cual, desde el vértice de la cúpula, se suspendía un globo de luz de una delgada cuerda. Había un escalón ante ellos, que bajaba al suelo, y otro escalón en el lado opuesto del pozo que subía hasta un estrecho pedestal y un ancho asiento de piedra como un trono.

    El asiento estaba vacío.

    Pero el pozo... el pozo no.

    Dorian se acercó a este, inseguro de sí mismo, cabeza inclinada por la curiosidad. Este emitió un sonido que le recordó el suspiro del mar oído desde debajo de las olas. Un sonido pesado, lleno de significado, a la vez tranquilizador para la mente y alarmante para los sentidos. El sonido del ahogamiento y el olvido.

    Él oteó desde el borde del pozo y vio oscuridad. No sólo oscuridad, sino un agitado caldero de vacío, la sustancia de lo vacuo. Esta crepitaba y siseaba, se partía como los grandes témpanos de hielo de Sae Phen parecían separarse y estallar cuando se desplazaban desde las aguas árticas a mares más templados. Pero había algo más que solo oscuridad, veía él. En la faz del abismo, había reflejos de esa luz plateada suspendida sobre el vacío. El patrón de luz sobre la oscuridad danzaba ante él, parecía tejerse en formas que portaban significado, fuerzas elementales que anhelaban emerger a la existencia y alcanzar la luz con toda su monstruosa y semiformada fuerza.

    Dorian se inclinó sobre el vacío, esforzándose por penetrar el fulgor superficial y ver lo que podría haber debajo. Sintió un súbito y abrumador impulso de lanzarse dentro el pozo, de patear y bracear y enterrarse por completo en las aguas obscuras. Había misterios allí, encerrados en las profundidades. Conocimiento afanándose hacia la luz.

    Lo bastante cerca para tocarlas.

    "Es peligroso tocar las aguas del caos, incluso en esta pseudoforma que has adoptado. Eso no sería, creo, prudente."

    Dorian se enderezó ante el repentino sonido de la voz y retrocedió tambaleante del borde del pozo. Tras él, Amara respiró hondo, incluso mientras le agarraba para estabilizarle.

    La lámpara suspendida encima del vacío brilló. Su color se calentó, se fortaleció hasta zumbar con un brillo dorado. Las persistentes sombras dentro de la cámara desaparecieron.

    En el trono estaba sentada una mujer. Su rostro estaba pálido y severo, sus labios eran finos y del rojo del polvo de Marte. Su cabello era cobrizo como la sangre, largo y trenzado de tal suerte que las gruesas trenzas asomaban sobre su hombro izquierdo y caían casi hasta la cintura. Había joyas tejidas entre las hebras: zafiros y esmeraldas, brillantes, diamantes, ágatas y perlas casi tan suaves y blancas como su gloriosa piel nacarada. Llevaba un vestido sencillo, suelto y violeta, forrado con armiño en el cuello, las muñecas y el dobladillo. En sus dedos había muchos anillos, cada uno lastrado de gemas preciosas e inscrito con un vagamente alquímico artilugio desconocido. Ella era hermosa y terrible de contemplar, pero lo que más notaba Dorian eran sus ojos. Dorados eran, y manchados de rojo. Y eran severos, escrutadores, omnividentes y omniscientes. Los ojos de un dios hecho carne.

    Dorian cuadró los hombros y se irguió en toda su estatura. "¿Y qué se supone que eres tú?"

    La mujer le estudió con su cuerpo rígido y recto, pero con una ligera flexión de cabeza. Le dijo. "Yo soy la Madre."

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    "¿La madre de quién?"

    "Yo soy la Madre. La Madre de todos mis hijos."

    "Supongo que eso tiene sentido."

    Los labios de la mujer se tensaron perceptiblemente. Les observaba con el ceño fruncido, pero ella no se movió. "¿Qué buscáis?"

    En un estallido de asombro, Amara gritó: "Conocimiento, Madre. Nos dijeron que viniéramos aquí. Nos dijeron que nos ayudarías."

    "Dejad que el que busca, continúe buscando hasta que encuentre. Cuando encuentre, que devenga en turbado. Cuando devenga en turbado, que devenga en perplejo y entonces gobernará sobre el Todo. Pero el conocimiento no es el final de todos los caminos. Lo que el conocimiento desbloquea, la creencia debe liberarlo."

    Amara siguió adelante, dejando a Dorian solo y apiñado al pie del pedestal donde estaba sentada la mujer, la diosa. "Nosotros... yo tengo fe, Madre. He visto y sentido su maravilla. Pero la creencia no es suficiente. Necesitamos información que nos ayude a decidir qué hacer a continuación."

    "¿Qué información requerís de mí?"

    Alentada, Amara se inclinó en reverencia hacia las rodillas de la mujer, casi tocándolas con la frente. "¿Qué debemos hacer? La guerra que podría destruirnos se acerca, destruir todas nuestras esperanzas si no se detiene. Necesitamos su ayuda."

    "Pronuncia qué es lo que buscas," respondió la mujer con tono llano.

    Amara vaciló, buscando las palabras adecuadas. "Un artefacto, una llave. Tú posees la llave que nos mostrará cómo prevenir la guerra."

    El rostro de la diosa devino en perturbado. "Yo no porto el conocimiento de un artefacto o una llave que pueda servirte."

    "No, no una llave literal, tal vez," respondió Amara muy avergonzada y agachando la cabeza. "Sino conocimiento. Tú debes de saber algo que nos ayude. Dinos lo que necesitamos hacer."

    "Cuando hagas el dos en uno, cuando hagas lo interior como lo exterior y lo exterior como lo interior, lo de arriba como lo de abajo, cuando hagas macho y hembra en uno solo, y que macho no sea ​​macho, ni hembra sea hembral, y cuando hagas ojos en lugar de un ojo, una mano en lugar de una mano, un pie en lugar de un pie, una imagen en lugar de una imagen, entonces entrarás en el reino. "

    Amara empezó a responder, pero su voz se atascó en su garganta. "Yo... no comprendo."

    La diosa solo se quedó mirándola, majestuosa y silenciosa.

    "¡Madre, por favor! Ayúdame a comprender."

    Pero ninguna respuesta salió de los labios de la mujer. Amara dio la vuelta con los ojos muy abiertos y desconcertada. Ella miró a Dorian. "¿Por qué no nos ayuda?"

    "Porque no puede."

    "¿Qué?"

    "No estás haciendo la pregunta correcta."

    La boca de Amara tembló. Le lanzó a Dorian una mirada implorante. "Ayúdame, John."

    Dorian se cruzó de brazos y frunció el ceño. "¿Quién eres?"

    La diosa levantó la barbilla. "Yo soy la Madre."

    "¿La Madre de quién?" preguntó él una vez más.

    "Yo soy la Madre. La Madre de todos mis hijos."

    "¿Quién te hizo?"

    "Fui creada por las manos del Padre."

    Amara le miró horrorizada. "¿Qué estás haciendo?"

    "Formular una consulta," dijo él rotundamente. Amara frunció el ceño, perdida, y él se obligó a sí mismo a explicarlo. "Ella es un renderizado, Amara. Ella es el artefacto, el avatar de un índice de búsqueda para el repositorio de datos central de la arquitectura de esta espuma. Ella es un formulario; un script ejecutable que opera con coincidencias de palabras clave y recuperar conjuntos de datos predefinidos. Es como el golemeca que controla el acceso a tu cuenta corriente en el banco."

    "No." Ella negó con la cabeza con fiereza.

    "Lo siento, Amara." Él casi deseó que aquello no fuera cierto.

    Pero ella no volvió a negarlo. Tragó una vez y frunció el ceño. "¿Cómo lo supiste?"

    "Porque he visto imágenes de su primera esposa. Esta forma quizá esté un poco idealizada, pero el parecido es más o menos el mismo. Su nombre es Moira."

    La diosa parpadeó ante esta nueva revelación, pero no hizo objeción.

    Amara se puso en pie y se alejó lentamente del trono. Su mandíbula inferior se tensó y ella dijo con amargura: "Entonces, ¿para qué hemos venido aquí, John? ¿Para hablar con una... con una cosa? ¿Un script? ¿Por qué nos iba él a hacer eso? ¿Cuál era el propósito?"

    "Pregúntaselo. Ella sabe si podemos averiguar cómo hacer que nos lo cuente."

    Amara resopló. Apretó los dedos en puños y preguntó: "¿Cuál es tu propósito?"

    El renderizado de Moira Raville sonrió solemnemente. "Puedo darte lo que ningún ojo ha visto, lo que ningún oído ha oído, lo que ninguna mano ha tocado. Poseo el conocimiento que no ha surgido en el corazón humano."

    Amara gruñó hacia ella. "Solo habla con acertijos."

    "Creo que no intencionadamente. Simplemente es torpe. Debió de haber sido escrita hace mucho tiempo, cuando Raville aún estaba aprendiendo su oficio. Probablemente él pudo compensar sus defectos porque construyó el índice y conocía el estructura subyacente de los datos. Algunos programadores son así. Construyen una plataforma, un bonito renderizado que les agrada, y luego se ponen sentimentales al respecto. Esta era su esposa, después de todo. Probablemente no tuvo coraje para trastear con ello lo suficiente como para hacerlo completamente funcional, o quizá temía que la funcionalidad completa arruinara la verosimilitud."

    "Pues pregúntale tú algo entonces."

    Dorian se encogió de hombros y dio un paso adelante. "¿Moira?"

    La sonrisa del avatar se amplió. Relajó su pose y sus ojos se suavizaron. "¿Sí?"

    "¿Sabes quién soy?"

    "Tú eres mi amado."

    "¿Y sabes para qué propósito sirves?"

    "Yo sirvo a la voluntad de mi amado. Reflexiono en mi corazón sobre las cosas secretas que él me susurra al oído."

    Dorian asintió. "Bien"

    "Me alegra complacerte, Michael."

    Él miró de reojo a Amara e hizo una mueca de vergüenza. Eso también era cosa de programadores.

    "Continúa," le instó Amara en un susurro.

    "Moira, ¿qué sabes sobre los Exousiai?"

    "Ellos son los Auxiliares. La gloria de mi semblante y la luz de mis ojos. Ellos vienen con el suspiro del viento y el retumbar del trueno. Son el pináculo, lo absoluto, el nombre incognoscible y el pensamiento informable. Ellos son... "

    "Termina la consulta," dijo Dorian. "Restablece los parámetros y anula el historial de caché."

    Moira se enderezó, espalda recta otra vez, actitud fría y amenazadora. "¿Qué buscáis?"

    Dorian asintió en señal de aprobación. A Amara le dijo: "Creo que ya lo tengo. Raville dejó un procedimiento de código abierto para consultas complejas y acceder a datos que aún no se habían indexado en este entorno. Eso significa que esta Moira de aquí probablemente esté taladrando todo el camino hasta el datonúcleo, pero no ha sido cargada con todos los remiendos y parches actualizados para mantenerla sincronizada con los drones de recuperación de datos primarios. Este debe de ser un estrato de código muy antiguo, tal vez incluso una de las rutinas originales. Creo que por eso nos envió Raville aquí. Él sabía que podíamos explotar su propio sentimentalismo para llegar hasta el núcleo, eso asumiendo que su alter ego no se hubiera vuelto menos sentimental con los años. Él debió de haberla amado profundamente."

    "Tú consigue lo que necesitamos para poder salir de aquí," espetó Amara. Dorian entendió su desilusión y la dejó pasar sin comentarios. No había nada que pudiera decir.

    "Moira, recupera y carga el objeto de subprocedimiento ejecutable gnosis.app."

    Pasaron momentos, el latido de un corazón. Moira Raville bajó los ojos en introspección. Juntó las manos bajo la barbilla en actitud de oración. Los bordes de su renderizado parpadearon inciertos mientras el código extrapolaba las variables de su consulta. Dorian contuvo la respiración, esperando que la arquitectura fuese lo bastante flexible para cumplir con una recuperación de caché y una carga tan potencialmente compleja como la que había solicitado. No quería tener que dividir la solicitud en estructuras de código originales. Ni siquiera estaba seguro en qué lenguaje se estaba ejecutando Moira.

    Pero al fin, ella volvió a levantar la cara y sonrió suavemente. "He accedido con éxito al conocimiento que buscas."

    Dorian asintió. "Ponlo en la cola, por favor."

    Satisfecha de haberle servido, Moira Raville sonrió, le tendió la mano en un gesto de ofrenda e inclinó la cabeza. La lámpara dorada brilló intensamente y se apagó, dejando la cámara en la oscuridad.

Capítulo 14

    En la oscuridad, la sustancia dentro del pozo comenzó a sisear y a agitarse. Dorian podía oír la perturbación, el hervor, y dio un paso atrás del anillo de piedras que rodeaba el vacío. Extraños ecos rebotaban en las paredes, por lo que él no estaba seguro de dónde estaba, adónde había ido Amara. Levantó los brazos a la defensiva, preparado para protegerse de un ataque.

    Una fuente de estrellas brotó del pozo, tan brillante y cegadora como una vela romana. Dorian suspiró de sorpresa y se protegió los ojos. Las estrellas formaron un arco alto e inclinado hacia el cuenco de la cúpula en lo alto, pero en lugar de caer al suelo, flotaron en el aire, girando en una vertiginosa espiral. Los puntos de luz comenzaron a alejarse y adherirse a lugares fijos en la oscuridad. La espiral se redujo a una corriente, un goteo, luego se agotó por completo y, cuando estuvo terminada, Dorian miró hacia el cielo alienígena, hacia una galaxia de estrellas que no conocía.

    Una vez más el pozo se agitó y gruñó, y una vez más lanzó su contenido al aire. Esta vez fueron glifos astrológicos, complejas ecuaciones matemáticas, terragénicos esquemas tridimensionales y explosiones de dobles hélices que se retorcían girando como lombrices arrastradas por aguas de tormenta. Algunos de los símbolos Dorian los reconoció de los anillos en los dedos de Moira Raville, pero no significaban nada para él. Estos se alzaban desde pozo, construcciones pulsantes de luz de plata y oro, luego se dispersaron y se integraron en los muros circundantes hasta que las superficies quedaron llenas de arcanos símbolos trazados en patrones curiosamente alternantes que sugerían cierto propósito o significado que Dorian no podía comprender.

    Durante un tiempo hubo silencio. En el brillo y fukgor de glifos y símbolos y estrellas, Dorian buscó hasta encontrar a Amara. Ella se había apartado de él y estaba cerca de la puerta por la que habían entrado, observando las atronadoras detonaciones de luz con el ceño fruncido, mostrando los dientes y flexionando los dedos como ansiosa por la necesidad de lastimar algo. Al otro lado de la sala, Moira estaba sentada completamente inmóvil con su inerte mirada fija en el suelo, con su propósito cumplido.

    Del pesado silencio comenzó a surgir un sonido. Al principio fueron susurros, luego una leve ráfaga de brisa, luego el gemido de un viento en constante ascenso, arremolinado encima de la piedra en ángulo agudo. El prístino suelo del templo se agrietó en redes entrelazadas de finos arroyuelos y ondulaciones y, a través de las roturas, aparecieron penachos y témpanos de arena. Dunas bajas y onduladas se extendieron por el suelo hasta cubrirlo por completo. La arena estaba ligeramente húmeda, fría y quebradiza. Crujia bajo los pies de Dorian.

    Los muros y cúpula del templo se habían desvanecido, reemplazados por una vista nocturna de elevados cerros, valles de suave pendiente y colinas de otro mundo. El aire era fino y frío; las estrellas, gloriosamente brillantes en un campo de púrpura oscuro.

    Amara y Dorian estaban en un lugar protegido, una cueva poco profunda, una concha excavada en la roca del saliente de un cerro. Amara se apretaba contra la pared lisa de roca rojiza. Dorian captó su mirada interrogante y se encogió de hombros.

    Algunas características permanecían siendo familiares: Moira Raville en su trono, un artefacto fuera de lugar colocado incongruentemente sobre una pequeña elevación en el borde exterior de la cueva; el burbujeante pozo excavado, profundo y eterno, en el centro del suelo, ahora rodeado de toscas rocas labradas de arenisca rosada; los símbolos brillantes adheridos a los muros que aún emitían una luz tenue y efervescente.

    Pero algo había cambiado: ya no estaban solos.

    Un hombre estaba a unos pasos del pozo en el lado opuesto de la cueva. Dorian no lo conocía, no lo había visto llegar, pero asumió que había sido vomitado desde el suelo del templo como lo había sido la arena, la cueva y el extraño terreno. El hombre era viejo, delgado hasta el punto de la emaciación, un manojo de huesos. Los harapos que vestía perfilaban los nítidos contornos de su cuerpo en bultos cancerosos y agudas sombras. Su rostro era duro y curtido por la intemperie, y su barba larga y descuidada estaba enmarañada con coágulos de tierra rosada.

    Había una luz salvaje en sus ojos, un brillo que lo hacía parecer fanático. El anciano inclinó la cabeza y juntó sus huesudas manos frente al pecho.

    Debido a que él era el más cercano, Dorian fue el primero en ver la manifestación que se subió reptando del pozo. Esta vez no hubo siseo, ningún sonido de ebullición u otro indicio de llegada inminente, solo un golpe húmedo de carne contra la piedra. Una sombra emergía de la oscuridad. Primero una mano, o lo que podría haber sido una mano, se aferró a las piedras del borde. Aquella oleosa sustancia del caos, negra y reluciente, se deslizaba desde la fría oscuridad, dedos y manos, rostro y ojos, cuerpo y piernas y pies. Las luces se reflejaban en su piel en patrones moteados y rayas de color indeterminado. La carne de la desgarbada criatura parecía moverse y latir como un líquido viscoso tenuemente contenido en una capa de látex.

    Era un hombre, o la forma de un hombre, que goteaba y mutaba continuamente. Dorian retrocedió un par de pasos, colocándose entre la criatura y Amara. Por primera vez, buscó en la arquitectura de su sistema y sacó de la caché una fulminante serie de scripts antivirales, pero cuando miró sus manos para palpar los renderizados, no había nada allí. Los scripts no se podían cargar dentro del entorno mediado de quae-ha-distra.

    El pulso le latía con fuerza en los oídos y él se humedeció los labios. Estaba indefenso. Pudo haber entrado en pánico entonces, pero Amara siseó suavemente de asombro.

    La figura agachada en el borde del pozo agarró las piedras con sus dedos de medianoche y giró su cabeza informe de lado a lado. Inclinó el cuello extendido y llevó su mirada hacia el anciano, ojos entornados, cazando. Cuando lo hubo localizado, salió arrastrándose del círculo de piedras y avanzó hacia él con paso torpe y desgarbado. No prestó atención a Amara ni a Dorian.

    Se detuvo ante el anciano profiriendo una ráfaga de toses guturales y jadeantes. El anciano, evidentemente, entendió aquel idioma, pues levantó la cabeza y respondió con voz lenta y cansada.

    "Estas son las palabras de los Auxiliares me dan para vosotros, para revelaros vuestro verdadero corazón: «Cuando era un niño y vivía en la casa de mi padre, y estaba contento con la comunión de mi pueblo, de nuestro reino, nuestro hogar, mis padres me equiparon y me enviaron. De las riquezas de nuestro tesoro tomaron en abundancia, y ataron para mí una carga grande pero ligera, que yo mismo podía llevar: oro y plata, rubíes y ágatas inflexibles que pueden triturar hierro. Y me quitaron la túnica brillante que en su cariño me hicieron y que había sido medida y tejida a mi estatura. E hicieron un pacto conmigo y lo escribieron en mi corazón: para que no te olvides: Si bajayes a las oscuritas tierras y trajeyas la perla, l'aquella que está en la mitad del mar lejos de la sierpe, poneya en la vuesa túnica reluciente y en contento estayeses, y con vuesos yermanos, yeredero seyeses en nueso reino. Así que dejé la tierra de mi padre y bajé con mis guardianes, porque el camino era peligroso y difícil, y era muy joven para recorrerlo. Bajé a tierras oscuras y mis compañeros se separaron de mí. Fui directo a la serpiente. Viví en su morada, esperando hasta que entrara en sopor y durmiera y pudiera quitarle la perla. Pero como estaba soltero y solo y me había vuelto extraño para mi familia, me vestí con las ropas de ellos para que no me aborrecieran, y reconociendo que había venido de lejos para tomar la perla y animar a la serpiente contra mí. Pero de alguna manera descubrieron que yo no era su compatriota. Me trataron traidoramente, me engañaron con sus extrañas artes y costumbres alienígenas y me dieron su comida para comer. Olvidé que yo era un hijo de reyes y en cambio serví a su rey. Olvidé la perla por la que me habían enviado mis padres y, debido al peso de sus opresiones, me quedé en un sueño profundo. Pero mis padres percibieron todas estas cosas que me sucedieron y se entristecieron por mí, y se proclamó en nuestro reino que uno saldría de nuestra puerta y me rescataría para que no me quedara en las tierras oscuras. Por tanto, me enviaron estas palabras: ¡Recordayes que hijo seyes de reyes! ¡Mirayes l'esclavismo, a quien sirveyes! ¡Recordayes la perla por la que mandado fueyes! Pensayes en tu espléndida túnica que vestiyeses y con que adornado seyeses cuando tu nombre leído seyese en la lista de los valientes. Así llegó el mensajero portando estas nuevas a las tierras de los perversos, los hijos de extraños signos y símbolos y sus salvajes demonios. Su voz me sobresaltó y me levanté de mi sueño, y escuché las palabras de mi padre y las inscribí en mi corazón. Recordé que era hijo de padres reales y un hijo de noble cuna. Recordé la perla por la que me habían enviado y comencé a encantarle, a la terrible serpiente que respiraba ruidosamente. Le arrullé hacia un sueño, le arrebaté la perla y me giré para volver a casa de mi padre. Y de su vestido sucio e inmundo me desnudé y lo dejé en aquel país. Seguí mi camino recto para llegar a la luz de nuestro hogar. Y el mensajero, mi despertador, me precedió en el camino para guiarme con la luz de su forma y la guía de su voz, animándome a apresurarme y atrayéndome con su amor. Y cuando volví a casa de mi padre, me puse mi túnica brillante, que me había quitado, pero no recordaba su moda, pues en mi infancia la había dejado en la casa de mi padre. Pero de pronto, cuando la recibí, la prenda me pareció convertirse en un espejo de mí mismo. Lo vi todo en todo y también lo recibí todo con ello, pues éramos dos en distinción y aún así uno en una semejanza. Y vi que por toda mi túnica los instintos del conocimiento estaban operando y recordé por fin la chispa que había dentro de mí y la verdadera naturaleza de mí mismo."

    El cuadro, hombre y criatura, se congeló. El renderizado se agitó, se deformó y retrocedió gradualmente hasta que estuvieron nuevamente dentro de los muros del templo.

    "¿Qué significa eso?" dijo Amara.

    Dorian levantó la mano para hacerla callar. No estaban solos.

    La criatura permanecía, todavía de espaldas a ellos, esperando algún parámetro del sistema aún insatisfecho. Su forma suavemente ondulada jadeaba con un aliento pegajoso.

    "Amara, ¿qué ves?"

    "A Michael Raville," dijo ella pronunciando el nombre como una maldición. "¿Por qué sigue él aquí?" Al sonido de la voz de Amara, la criatura resopló olfateando el aire. Giró hacia ella, curiosa e inquisitiva, y comenzó a renquear hacia ellos.

    "No te acerques más," advirtió Dorian.

    Pero la criatura, aquella cosa que Amara reconocía como Michael Raville, no le hizo caso. Pasó rozando el hombro de Dorian como si este no existiera y se detuvo a un brazo de distancia de Amara, murmurando un coro de sibilantes húmedos y rastreros.

    Amara gruñó. "¿Crees que no lo he intentado? Tomé el quae-ha-distra tal como pediste. ¿Entiendes los riesgos que hemos corrido por ti?"

    ¿Qué estaba pasando aquí?

    El pseudo-Raville respondió algo corto y severo, puntuado con gestos feroces y enojados.

    "Tú nos pediste ayuda, ¿recuerdas?" ladró Amara en respuesta. "Hemos hecho todo lo que querías y todo lo que has hecho a cambio es someternos a teatralidades. ¡Hay hombres que intentan matarnos!"

    Ante eso, la criatura le extendió una mano, con la palma hacia arriba en ofrenda. La mano parecía estar vacía.

    Dorian pensó, ¿Michael Raville?

    "No, no lo aceptaré," dijo Amara con severidad antes de cruzarse de brazos. "No sin saber lo que es esta vez. Exactamente lo que es y lo que hace. Es hora de que seas honesto conmigo si esperas que te ayude. Quiero la verdad."

    Dorian solo podía entender la conversación desde el lado de Amara. Pero ella veía a Michael Raville y le oía hablar con ella, mientras que Dorian experimentaba solo una representación amorfa y sin palabras. La criatura ni siquiera había notado su presencia en el entorno. Había algo que estaba interfiriendo entre la configuración de su espuma y en el modo en que el orbe se había adherido.

    Pero ¿por qué ahora? ¿Cómo podía él intercambiar variables significativas con el índice, cargar la aplicación que había seleccionado y ver el renderizado del anciano, quien debía de ser Eliahu ben Hai, pero no participar en ello? ¿Qué tenía de diferente la criatura; el caos, como lo había llamado Moira; del pozo, salvo el hecho de que todo lo demás hasta aquel punto habían sido eventos programados en un paisaje de datos inflexible?

    Dorian respiró hondo, recordando el pozo y su reacción inicial a él, la forma en que le había llamado, como si fuera un ser vivo, estructuras e información pidiendo a gritos que se les diera forma. Caos. Potencial absoluto. Objetos arquitectónicos en bruto.

    No era que estuviera percibiendo muy poco, se dio cuenta, sino demasiado. Sus compiladores traducían más allá del código que renderizaba aquel entorno estrechamente simulado y le mostraban el núcleo desnudo del datoverso, la danza matemática de los paquetes de señales redundantemente transmitidos mediante un muro de ruido. Él estaba sacando del geek la información binaria pura del entorno... como un ladrón en el tesoro del rey.

    Por eso Raville le había enviado aquí. No para interrogar a Moira ni para intercambiar incriminaciones con un script del yo virtual de Raville, sino por el pozo, la línea principal directa hacia el sagrado datonúcleo del orbe y los secretos que Raville trataba de esconder incluso de sí mismo. Y no como texto muerto, sino como ejecutables completamente compilados, como una realidad simulada dentro de su propia espuma que Dorian podía manipular.

    Eso era libertad.

    Pero el pozo estaba vacío. Todo lo que era, todo lo que contenía, había dado forma a la criatura que había emergido de él, una representación viviente del pléroma.

    Recordó las palabras de Moira: Cuando hagas el dos en uno, cuando hagas lo interior como lo exterior y lo exterior como lo interior, lo de arriba como lo de abajo, cuando hagas macho y hembra en uno solo, y que macho no sea ​​macho, ni hembra sea hembral, y cuando hagas ojos en lugar de un ojo, una mano en lugar de una mano, un pie en lugar de un pie, una imagen en lugar de una imagen, entonces entrarás en el reino.

    Macho y hembra. Uno y cero. Una imagen subsumiendo a otra. Lo entendió en un destello de enfermiza perspicacia.

    Lentamente, Dorian giró hacia Amara y el proto-Raville. Ella se estaba volviendo cada vez más hostil, espetando sus respuestas como veneno y presionando hacia la criatura como si quisiera destrozarlo con sus garras. "No, quiero una respuesta mejor que esa. Ya no seré tu peón. Quiero la verdad, basta de acertijos y mentiras. No lo aceptaré hasta que me digas más. ¡John!"

    La oyó llamar su nombre, pero él apenas le hizo caso. Su mente estaba llena de posibilidades, trabajaba en los cálculos. Raville estaba tratando de dar algo a Amara. Algún objeto de código que él no podía ver ni evaluar. Una potencial amenaza, pero también un artefacto esencial. Raville también les había enviado aquí para esto. Para recibir con fe lo que tal vez no aceptaban solo con conocimientos y pruebas exóticas.

    "Acéptalo," dijo él. "Haz lo que pide."

    La frente de Amara se arrugó con escepticismo, pero vaciló entre la confianza y la traición. Desvió la mirada desde Dorian hacia Raville y suspiró. Extendió su mano. "De acuerdo. Dámelo."

    La criatura palpitó de satisfacción y se acercó a ella.

    Y Dorian se acercó sigilosamente desde atrás mientras la criatura estaba distraída, completando su transacción con Amara. A lo sumo, el núcleo percibía a Dorian solo como una aberración transitoria en el flujo digital, pero Dorian se mantuvo cauteloso.

    Algunas cosas exigían sigilo. El instinto, el protocolo estaba profundamente grabado en el corazón humano.

    Amara le miró, interrogante, él estaba seguro de lo que estaba haciendo exactamente. No podía decírselo a Amara. No se lo habría dicho aunque hubiera habido tiempo. Eso la habría horrorizado.

    Un renderizado. El entorno entorno era un renderizado. Nada de esto era real, solo era la representación de un matemático proceso técnico. Dorian lo pensó, lo repitió, se obligó a creerlo.

    Y luego agarró la cabeza suave y viscosa de la criatura en sus manos y tiró de ella hacia atrás hasta que aquellos ojos negros le miraron. La criatura no emitió ningún sonido excepto un húmedo y esponjoso resuello, pero hubo un destello de conciencia, una cognición en cascada del mal funcionamiento del entorno, el idiótico instinto de un finamente elaborado código inexplicablemente sacado de sus rutinas estándar. Dorian encontró el reluciente y palpitante hueco entre el hombro y la garganta, la carne vulnerable de un ser imposible, y se abalanzó sobre este.

    Mordió, perforó la fina piel con los dientes y succionó.

    Amara gritó, y Dorian no podía imaginar lo que ella veía.

    Su boca se llenó de sabor a ceniza, a aceite, a cosas podridas y fluidos espesos y venenosos. Se atragantó con ello, vomitó datos de líquido negro y se obligó a tragarlo de nuevo.

    Succiona y traga para devorarlo todo de ello.

    El formulario de datos de Raville reaccionó. Quizá lo interpretó como un potente asalto viral, una señal de sanguijuela, un invasor voraz en los campos de la abundancia. Esta luchó contra él con poderosas manos, moviendo sus piernas y torciendo su cuerpo, tratando de liberarse. Se lanzó contra él en un frenesí, lo empujó hacia el pozo, hacia formas seguras y aplicaciones de bloqueo.

    Dorian se aferró a ello con toda la fuerza y ​​ferocidad que poseía, atacando su cuello, su cara, su pecho, en cualquier lugar donde pudiera encontrar un lugar suave para morder y succionar. La criatura trataba de golpearlo, pero Dorian la detenía, luchaba con sus extremidades y finalmente puso todo su peso contra ella y la tiró al suelo.

    La criatura se debatía debajo de él en desesperación.

    Dorian se sentó a horcajadas encima del torso, la dejó patalear y luchar todo lo que quisiera, luego usó su propia escurridiza resistencia para darle la vuelta. Le separó los brazos, se arrodilló sobre ella y volvió a atacar el cuello. La construcción no pudo resistirlo. Él era más fuerte, más rápido, más ágil.

    Dorian se llevó la cosa a la boca y la consumió un trago cada vez. Succiona y traga, una y otra vez, contemplando el proceso mecánico de lo que tenía que hacer. Esta luchaba cada vez menos a medida que pasaban los momentos. La fuerza de la criatura disminuía y esta arañaba débilmente el aire. Finalmente, le maulló mirando con expresión vacía y sin comprender.

    Pero Dorian succionó hasta mucho después de que esta dejara de moverse y la luz se hubiera desvanecido de sus ojos.

    Cuando terminó, no quedó nada más que una piel pálida y translúcida, como la vejiga desinflada de un odre de agua, y una seca salpicadura del líquido que había escapado de sus muchas heridas.

    Dorian se puso en pie, tambaleante. Se limpió la boca con la manga y esta quedó manchada de un oleoso líquido negro.

    Sentía el estómago pesado, lleno de plomo. Su ropa estaba deshilachada y rasgada, manchada con la sangre digital del paisaje de datos que él había consumido. Devorado.

    Estaba seguro de que volvería a vomitar. En cualquier instante. Pero había valido la pena.

    Había tomado el sagrado datonúcleo en sí mismo y lo había asimilado en su propia espuma. El quae-ha-distra no tenía secretos que él no pudiera descubrir. Ya no era dueño de Dorian. Él lo había consumido.

    Todavía restregándose los datos en bruto que cubrían su rostro y manos, Dorian miró hacia Amara sintiendo una punzada de vergüenza.

    No era simple vergüenza, sino algo más oscuro, espantoso, tan irrefutable como la culpa. Ella se había alejado de él y había apoyado la espalda contra el muro exterior.

    Su rostro era una máscara de horror.

    "Datos," le croó Dorian con la lengua sabiéndole a ceniza.

    "Estás lleno de sangre." Ella giró la cabeza, incapaz de mirarle.

    "Eran datos," repitió él con voz apagada. "Solo datos."

    ¡Lo hice por ti!

    Ella no respondió. Él estaba lleno de sangre. ¿Qué esperaba que ella dijera?

    "Tengo lo que hemos venido a buscar," susurró él. "Salgamos de aquí."

Capítulo 15

    Una vez más, Dorian y Amara asaltaron las montañas que se apiñaban alrededor de la Sonali virtual, abriéndose camino de regreso por el camino que les habían proporcionado hasta el punto de rebote. Dejaron la ciudad detrás de ellos, una plaga en un paisaje por lo demás prístino, siempre retrocediendo detrás del campo y el bosque y la cresta de piedra digitalizada. Dorian era mucho más consciente del sonido esta vez: el flujo de agua que recorría los estrechos desfiladeros y el canto de anónimos pájaros, el acallado rugido y el crujido del viento a través de árboles y hojas. El mundo tenía una voz y todo lo que decía pasaba por sus oídos como un lenguaje incomprensible. Excepto que él podía comprenderlo si quería. Podía dividirlo en scripts y ejecutables, código objeto y subrutinas que caían de un extremo a otro como una caída de dominó iniciada por sus propias cadenas de entrada inconscientes. Eran guijarros en un estanque, desencadenando una serie interminable de reacciones computacionales que chocaban entre sí, contrarrestadas, fundidas en patrones demasiado complejos para el análisis humano.

    Reflexionó sobre estas cualidades del sonido porque Amara no le había hablado en absoluto desde que habían salido del geek en el sótano del Archivo virtual, excepto por los mínimos gruñidos y suspiros cuando no le dejaba otra opción. La dejó tener su silencio. La había horrorizado con las cosas que había hecho. Él lo entendía, aunque no podía evitar sentir cierto resentimiento. ¡Era solo un renderizado! Y a pesar de lo aparentemente abominables que habían sido sus acciones, ambos habían visto cosas peores, estaba seguro. Ambientes dedicados a la disección humana, orgías virtuales de violencia necrofílica, cotos de caza en temporada abierta donde los banqueros de inversión desataban sus fantasías bárbaras reprimidas sobre amigos y compañeros de trabajo. Todas estas eran industrias artesanales de la inminente Hebra poshumana.

    La diferencia era que estas eran experiencias falsas, perjudiciales solo para los jóvenes impresionables con fetiches de sangre imperfectamente diseñados (si el clamor de sus padres y una variedad de grupos histéricos de vigilancia social se tomaban en serio). Pero el orbe, el orbe y todo lo que simulaba era algo completamente distinto. Para Amara, era sagrado. Era la semilla de una Verdad Única que ella estaba buscando, fuera lo que esta fuese. Ella creía y, al tratar las funciones del orbe como algo más que un espejo de la Verdad, él lo había profanado.

    No estaba seguro de qué era exactamente lo que ella esperaba que él hubiera hecho, pero obviamente había fallado. Y como consecuencia, ella había levantado un muro entre ellos que él no podía traspasar.

    Después de la fugaz experiencia de interconexión, de perfecta armonía (o incluso de la ilusión de ella) que habían compartido fuera del templo, sintió el rechazo mucho más conmovedor. Habiendo acariciado un sueño de ella, quería seguir haciéndolo para siempre, o al menos creer que tal cosa podría ser posible nuevamente.

    Así que se sorprendió cuando escalaron uno de los pocos ascensos difíciles de regreso a la cima de la montaña, subiendo con esfuerzo, ella a unos metros por encima de él agarrándose con las manos a la roca mientras él esperaba abajo fingiendo que podía atraparla si ella se resbalaba. Habían dejado la senda un poco atrás y decidido mutuamente intentar subir una pared de roca decente en lugar de invertir los pocos cientos de metros en dar la vuelta y rodearla más suavemente. Una vez más, él estaba rumiando los eventos en el templo, reflexionando en qué se había equivocado exactamente.

    Estaba solo pensando en voz alta, una consulta sobre el éter, cuando él preguntó. "¿Qué fue lo que Raville te dio allí, por cierto? No me lo has mostrado."

    Amara hizo una pausa y él asumió que solo estaba buscando un agarre adecuado. La subida se estaba volviendo más difícil de lo que había parecido al bajar. Cada montaña parecía un grano de arena desde la cima, incluso las falsas.

    Pero ella dijo con voz cansada: "Era una dirección de destino del zap."

    "¿En serio?" No estaba seguro de si estaba más sorprendido por la información o por su ofrecimiento de la misma.

    "No, John. Me lo estoy inventando."

    "¿Qué terminus?"

    "No lo sé. No era uno que yo reconociera. Tal vez sea el nuevo, la estación que se acaba de establecer en Phi Sophia."

    Dorian entrecerró los ojos, pensativo, tratando de borrar el nombre del lugar de su memoria. "Kedesma," dijo él. "No, la luna era Giari Tau. ¿Te refieres a eso?"

    "Asumo que sí."

    "Hmph. Eso no parece muy útil en la superficie de la misma. Sartén en el fuego y todo eso."

    Ella suspiró. "John, querido, te amo. Quiero que entiendas eso. Pero no eres la persona con la que quiero hablar sobre el comportamiento que puede parecer o no muy útil para la causa en este momento."

    "¿Qué se supone que significa eso?"

    "¿Podemos hablar de esto más tarde? ¿Como cuando ambos lleguemos a la cima?"

    "No. Esto es lo máximo que me has hablado desde que nos fuimos a ese templo olvidado de Dios. Quiero saber qué quieres decir con eso." Casi podía distinguir las maldiciones individuales que ella le dirigió. "De acuerdo. Bajaré."

    "No importa. Estoy camino arriba. Tú espera ahí."

    Dorian cerró los ojos y se imaginó al lado de ella. No hubo sensación de movimiento, no hubo transición física; simplemente abrió los ojos y estaba allí en una repisa bastante amplia como para sentarse cómodamente con los pies colgando sobre la caída de veinte metros hasta los matorrales y montículos de quebradas rocas debajo. Si no hubiera pensado en extender la cornisa para contener también a Amara, ella podría haberse caído de la cara de la montaña.

    "¿Cómo has hecho eso?"

    Dorian apoyó la espalda en un afloramiento de piedra con forma conveniente para adaptarse a su espalda y se encogió de hombros inocentemente. "Puedo hacer varias cosas aquí que antes no podía hacer. Tú me enseñaste cómo allí atrás," señaló vagamente hacia el área donde estaban Sonali y el Archivo, "cuando me dijiste que me hiciera a mí mismo. Aprendí algunas características importantes sobre la arquitectura con la información que «consumí», a la que accedí y agregué a mi espuma. Esta me permitió forzar una conexión entre mi arquitectura y esta, usando sus propios protocolos de la misma manera que el orbe se adjuntó a mi espuma en primer lugar. Lo único que tengo que hacer es imaginarlo y el entorno se encargará del resto. La codificación es transparente e instantánea. Creo que esto era lo que Raville quería desde el principio."

    Amara se soltó de la roca y se acercó a él. Ella se sentó a su lado y colocó las manos en su regazo. Durante un tiempo, se quedaron sentados mirando el horizonte y reflexionando sobre las cosas que podrían tener que decirse, pero no decían.

    Ella lo miró pensativa. "¿Por qué no me dijiste esto antes?"

    "No querías hablar conmigo"

    "Bueno, esa es sin duda una perspectiva adulta sobre el asunto."

    Dorian hizo una mueca. "No fue solo eso. He estado jugando con ello hasta el punto de llegar a entenderlo. Viendo cómo funciona. Es bastante inteligente la forma en que el orbe se las arregla para replicar memes de variables sincrónicas en sesiones independientes de espuma. No, inteligente es una palabra demasiado ligera. Es innovador. Durante la instalación, copia algunas de las estructuras de espuma fundamentales que manipulamos como archivos reg y las inicia en un depósito subkitriónico compartido de formas de onda potenciales que alimentan a los compiladores ambientales. El depósito está codificado, lo que significa que nosotros, y cualquier otra persona que accede a él a través de la generación del orbe que nos dieron, podemos compartir las mismas experiencias en una especie de conexión pAp cósmica, al menos en la medida en que nuestra espuma no bloquee los regs arquitectónicos. Es como atravesar el continuo espacio-tiempo, el propio dataverso estructural, y hacer lo que quieras con él. Pero la conclusión es que mientras estamos dentro, en el espacio liminal entre nuestra propia espuma y el depósito subkitriónico, puedo usar las capacidades nativas de mi espuma para reordenar el funcionamiento del orbe. He recuperado mi propio territorio de toda lógica que lo estaba impulsando y puedo propagar esos cambios a través de la red que creó el orbe."

    Se estaba dejando llevar, notó él, y no respondiendo a la pregunta que ella había hecho. "Esa posibilidad, la de que pudiera sacar el depósito y liberarnos de la influencia absoluta del orbe, fue la razón por la que hice lo que hice en el templo. Siento no haberte avisado. Debería haber dicho algo y prepararte para lo que estaba a punto de hacer. Es que... bueno, el conocimiento me vino de pronto. Lo que se suponía que debía hacer, quiero decir. Todo salió bien y tuve que actuar en consecuencia. Por alguna razón Parecía importante tener en mis manos los datos antes de que pudieran deslizarse de regreso al pozo. Realmente no tenía elección sobre qué forma tomaba ese acceso. Quizá podría haber hecho otra cosa. Probablemente debería haberlo hecho, pero... "

    Amara se acercó y tomó su mano entre las suyas. La sostuvo en su regazo, acariciándola suavemente. "Silencio. Está bien, John."

    "No quiero que estés enfadada conmigo."

    "No estoy enfadada contigo. Al menos ya no. Es que no lo entendí."

    "¿Qué pensaste que estaba haciendo?"

    "Pensé que nos estabas saboteando. Pensé que estabas tratando de evitar que Raville me dijera cuál era el siguiente paso, para que no tuviéramos que ir. Para que pudiéramos hacer lo que tú querías hacer... huir y esconderse de todo." Ella se mordió el labio inferior. "Fue estúpido de mi parte. Debí haber confiado en ti."

    "Pero yo no tengo fe," dijo.

    "Tú no crees. Pero harías cualquier cosa para evitar que me hicieran daño. Yo también veo eso. Dejarías que todo el universo arda si fuese una elección entre eso y salvarme. Debido a Lily."

    Lily. La mención de su nombre fue como un cuchillo clavado bajo las costillas, apuntando a su corazón. "Lily se está muriendo. Danek me lo dijo esta mañana antes de irnos. Se supone que no debo decirte nada al respecto. Se supone que ni siquiera yo debe saberlo. Ella no quiere mi lástima."

    "Ella no quiere que te sientas culpable por algo que no es culpa tuya."

    Dorian apoyó la cabeza en la piedra y agitó la mano. Flotando en el aire ante ellos, apareció una mujer. Encantadora y morena, fuerte y sonriente, una hermosa niña en la primera flor de la juventud. Exactamente como lo había sido una vez, tantos años atrás, y la forma en que él todavía la imaginaba en su mente.

    "¿Por qué no puede ser tan fácil?" dijo él. "Agito mi varita mágica y todo el dolor, todos los errores simplemente desaparecen. Nadie muere; nadie sufre por el fracaso. Simplemente pura dicha."

    Dejó caer la mano y la imagen se desvaneció en una nube.

    "Puede que sea así un día, John, cuando pospongamos esta existencia y sepamos lo que los Exousiai tienen que enseñarnos. Eso es por lo que luchamos: el fin del sufrimiento que nos hemos creado. El final de la experiencia humana y el comienzo de algo glorioso que ni siquiera podemos imaginar todavía."

    "El Cielo," dijo él. "Ella ya cree en eso. Tal vez eso es lo que cree que ella está haciendo: adelantarnos. Eso sería propio de Lily, salir para preparar un lugar para el resto de nosotros, los niños revoltosos."

    A pesar de sí mismo, descubrió que le gustaba la idea. Era mejor que la alternativa, mejor que creer que ella se iría, solo más datos para reciclar de la papelera universal.

    Amara dijo: "Si crees que Raville nos envió aquí solo para darte los medios para controlar el orbe, ¿qué se supone que debemos tomar de la escena que se desarrolló para nosotros en el templo? Él dijo que eso lo explicaría todo."

    Dorian se encogió de hombros. "Preguntémosle."

    "No creo que el Archivo sea seguro para nosotros."

    "Feh"

    "¿Qué se supone que significa eso?"

    Pero él ya estaba en acción, atravesando la barrera cada vez más estrecha entre su espuma y el orbe, activando archivos seleccionados que había colocado en su paisaje de datos original, y luego retrocediendo hasta el nuevo antes de que su antigua espuma fuera destruida. El paisaje a su alrededor se estremeció como un archivo triDvid atrapado en un bucle. El cielo osciló y los árboles muy por debajo de ellos se balancearon de un lado a otro. El mundo saltó, se volvió borroso y se reformó en una transición brusca que lo dejó sin aliento.

    Dorian exhaló y sacudió la cabeza para despejar los últimos restos de reemplazo de señal del moderador de su matriz. Atrás quedaron las montañas y el furioso cielo azul, el frío toque de la piedra contra su espalda y muslos. En su lugar había piedra y cuero, las grandes ventanas y la perpetua luz del atardecer del palacio de la memoria de Raville. Se encontraron una vez más en el crujiente sofá frente a la chimenea en el salón de ricas texturas.

    Raville enarcó las cejas con asombro. "Impresionantemente administrado, Sr. Dorian. Es posible que ya lo haya dominado."

    Dorian le guiñó un ojo a Amara. "Te dije que no le había lastimado."

    Amara miró a su alrededor con asombrada incertidumbre. "¿Dónde estamos?" preguntó ella con leve alarma.

    "Nuestro amigo insinuó que podría tener más información para transmitir si llegábamos tan lejos, así que copié la última versión de sus archivos principales en mi espuma y le di un flujo de informes para controlar nuestro progreso."

    "Y poco más que eso," intervino Raville. "Aquí estoy, una copia de una copia. Literalmente una sombra de mi antiguo yo. Es tremendamente humillante."

    "Te mereces un poco de humildad," se quejó Dorian.

    Independientemente de lo que pudiera haber cambiado, su estimación de los motivos de Raville no lo había hecho. "La única razón por la que obtuviste tanto como lo hiciste fue simplemente porque no tenía ganas de aumentar la iteración que yo ya tenía en mi espuma y someterme a tu perorata introductoria de nuevo. Has sido más problemático que valías la pena desde el principio, pero ahora vas a recompensar del todo mi amabilidad y tolerancia. Tenemos un par de cosas que requieren tu explicación."

    Raville lo ignoró por el momento. Se puso de pie y olió el aire, girando la cabeza de un lado a otro. "¿Qué es este lugar? Esta no es tu espuma."

    "Deberías reconocerlo. Es tu código, después de todo."

    "¿El quae-ha-distra?" Parecía legítimamente impresionado. "Te has vuelto más experto de lo que había imaginado." Cerró los ojos e inhaló profundamente. Una lenta sonrisa apareció en sus labios. "Sí. Ahora lo recuerdo. Entonces has asimilado el datacore tal como esperaba. ¡Espléndido!"

    "Estoy seguro de que no es tan espléndido como probablemente te gustaría. Por el momento, he inhabilitado tu acceso a la entrada de información entre arquitecturas. Aquí solo eres un espectador."

    Raville sonrió ampliamente y volvió a sentarse. "Ahí está esa vena paranoica de nuevo."

    "Creo que John ha demostrado que sabe exactamente lo que está haciendo," espetó Amara.

    Su actitud inexplicablemente fría pareció aturdir a Raville. "Con qué rapidez nuestra fe se convierte en escepticismo en tiempos difíciles. Estaba seguro de que eras mi única verdadera aliada en este asunto."

    “Los aliados se comunican sinceramente entre sí. No manipulan a sus amigos para sus propios fines egoístas." Se defendió Amara.

    Dorian los interrumpió antes de que la discusión pudiera comenzar en serio. "Esa es una conversación para otro momento. Ahora mismo necesitamos algunas respuestas. Comencemos con algo simple como lo que pretendías que tomáramos de esa escena en el templo."

    Raville arqueó una ceja. "Usted lo llamaría simple. Es un maestro de la subestimación, Sr. Dorian. Esa escena, como usted dice, es la clave de todo. Fue el punto de inflexión en la historia de la humanidad tal como la conoce. ¡Simple, de hecho!"

    "Por eso quiero que nos analices la narrativa," dijo Dorian pacientemente. "Puede que te haya resultado a ti fácilmente comprensible, yo tenía otras cosas en mente en ese momento, como averiguar cómo asimilar el datanúcleo, según tus diseños."

    La idea de que cualquier cosa que no fuese una muerte inminente y violenta habría sido más urgente pareció ofender a Raville. "Lo que presenciasteis fue una recreación fiel de las primeras palabras que me dijeron de la boca de los Exousiai. Fue la revelación de su mapa para el destino humano. Todas sus intenciones, todas las bendiciones que buscaban otorgar fueron reveladas a mí. Mientras Eliahu hablaba, fui transportado a un espacio mágico de pura memoria. No mi propia memoria, sino una memoria universal escrita en el tejido mismo de la existencia. Nada menos que el recuento mítico de la evolución prevista de nuestra especie entera."

    Él leyó sus expresiones en blanco con evidente insatisfacción. "¿No lo veis? Los Exousiai han llegado a nuestras tierras salvajes y se nos han dado a conocer como el tiempo, como los habitantes dormidos de este plano material oscuro, para despertarnos. Me despertaron como parte de esa primera ola de exploradores para abrir un camino con el zap a través del desierto de la encarnación y colocarnos de nuevo en el camino hacia el fin que siempre debería haber sido nuestro: ascenso a la mente perfecta del conocimiento cósmico. Es nuestra condenación arrebatar la perla, la perla oculta de conocimiento, del dragón de la carne para que podamos ser liberados, para que todos podamos ponernos los mantos de nuestro verdadero ser y vernos como realmente somos y debemos ser, como seremos cuando todas nuestras chispas individuales estén reunidas en el gran organismo cósmico. Lo que se suponía que debían experimentar durante la transición a la secuencia del templo era solo una muestra de ese Ser, crudo y sin refinar, pero tanto como nuestra conciencia humana subdesarrollada puede tolerar lo inefable. que lo toques, sin embargo imperfectamente, para que entiendas lo que está en juego aquí y lo que podemos perder si se permite a mi otro yo perpetrar su locura." Raville le dirigió una mirada de decepción a Dorian. "Después de haber bebido del pozo del conocimiento, al menos habría esperado que comprendieses estas cosas."

    "Te traje para que me lo expliques," respondió Dorian. "No me des más razones para recordar que, de lo contrario, no tienes ningún propósito."

    El quid de la cuestión era que necesitaba cualquier información que Raville pudiera ofrecer. Necesitaba información para entender cómo combatir las fuerzas desplegadas contra ellos.

    El datonúcleo secuestrado estaba lleno de promesas, pero todavía era un misterio para él. Solo se había sumergido superficialmente en el conjunto de datos que había asimilado, tomando solo lo que necesitaba para contrarrestar el control del orbe. El resto era un intrincado e incestuoso nido de subrutinas que deslumbraban a la vista y desgarraban la mente. Se necesitarían días de análisis constante para que tuviera mucho sentido. Si tenía suerte, podría sembrar la mayor parte en sus extensores de memoria, pero lo que ya había visto no estaba en una forma que pudiera convertirse fácilmente en siembra. Eso sería otra tarea para su abundante tiempo libre.

    Raville hizo un puchero y miró con tristeza por las ventanas. "Te he abierto las ventanas del universo," murmuró, "y todo lo que eliges ver son las cortinas."

    "Entonces John tenía razón," dijo Amara con palabras teñidas de tristeza que la hicieron sonar momentáneamente perdida, como un niño llorando en el desierto. "Desde el principio, él tenía razón. Tú escribiste el código. Tú creaste el entorno y los objetos dentro de él. No fueron los Exousiai quienes me tocaron."

    Raville vaciló inquieto. "Técnicamente, sí. La carga desde la espuma de origen hasta el espacio orbital adjunto implica algo... ah, manipulación."

    "Entonces fue todo solo una ilusión."

    "Una ilusión inspirada," enfatizó Raville. "Un anticipo de lo divino."

    "Y, sin embargo, sigue siendo una ficción."

    "Pero una ficción basada en la verdad. Esa es la diferencia. No puedes atrapar a Dios en una botella, querida. No se fabrican botellas tan grandes para esa tarea. Pero con este espacio yo lo he intentado. He traducido la física humana mundana a las matemáticas puras de una raza divina. Sí, se produce cierta moderación. Las líneas están borrosas, la potencialidad absoluta se trunca. Sin embargo, fui tan fiel a la Verdad como lo permitieron mis habilidades. Eso siempre ha sido obra de la teología, ¿no es así? La verdad está más allá de nosotros. En su lugar, creamos nuestras agradables ficciones, tejemos nuestros cuentos catequísticos, vestimos nuestras verdades con prendas que podemos comprender fácilmente. Es la naturaleza de lo inefable ser inefable, ¿entiendes? Cada relato es un bordado sobre esa experiencia central. Cada relación del cuento es una metáfora de lo que las palabras no pueden describir. La metáfora es, debe ser, ficción en un grado u otro, porque no podemos comprender o expresar la Verdad desnuda en nuestra forma actual. Pero reconocer la ficción que la superpone como tal no hace que la Verdad sea menos cierta, solo más oculta."

    Raville frunció el ceño oscuramente. "Los profetas y los místicos han declarado sus misterios, sus pacientes infiltraciones de la Casa de Dios, de los páramos del desierto tal como lo he hecho yo desde tiempo inmemorial, ¡y los llamamos santos! Deja de mirarme como si fuera un charlatán."

    Pero Amara insistió obstinadamente en su argumento. "Dijiste que era un portal al mundo de los Exousiai."

    "¡Y lo es! Cuando vienes aquí, te preparas para recibir la encarnación venidera."

    "Eso no es lo mismo," dijo Amara en voz baja. "No están aquí. Esto es solo un juego."

    "Tú lo llamas un juego. Yo lo llamo un santuario donde podemos aprender a comprender las cosas que de otra manera no podemos conocer, donde podemos respirar el dulce incienso de sus exhalaciones e interactuar con ellos a través del más fino de los velos. Este es un campo de entrenamiento para nuestro futuro modo de ser. Lamento si eso no te quedó claro de inmediato, pero no es una mera ilusión."

    Raville extendió la mano y tiró de la piel de la mano de Dorian.

    "Yo llamo ilusión de carne, una prueba para ver si somos dignos de dar el siguiente paso. ¿Cómo podéis discutir eso? ¡Míradme! No tengo carne y sin embargo vivo, crezco, veo con claridad lo que aquellos de ustedes que todavía están revolcándose en sus bolsas de carne no pueden, incluso cuando la verdad se presentada ante ustedes. Esa ha sido siempre la Palabra de los Exousiai. Hemos llegado al límite de las capacidades de la carne. no progresamos tanto como simplemente ideamos variaciones nuevas e inteligentes sobre los temas antiguos que siempre nos han plagado: qué comemos, cómo adquirimos bienes, cómo logramos vivir más tiempo y aumentar nuestra calidad de vida. Tenemos mejores herramientas diseñadas para brindar esas respuestas con menos esfuerzo y poco riesgo. Pero nuestra tecnología no es gnosis, son solo soluciones modernas a los viejos problemas. No sé ustedes, pero estoy cansado de luchar por las mismas batallas que ha librado nuestra especie desde que salimos del limo o compartimos un trozo de manzana o el mito que prefieran. Estoy listo para arrebatarle la perla al dragón y llevármela a la casa que siempre debería haber sido nuestra en primer lugar."

    Dorian aplaudió con cortesía burlona. "Maravilloso. Cuando lleguemos a construir la Primera Iglesia de Michael Raville, haremos que inscriban esas palabras sobre las puertas de entrada para la edificación de los fieles." Miró fijamente a Raville con dureza para dejar en claro que cualquier respuesta no sería bienvenida. "El problema es que soy un pagano feliz. Me gusta creer en los Dioses Antiguos, y no estoy tan convencido de que estén muertos y en sus tumbas como tú. Pero una dama sabia me señaló recientemente que no tengo que creer en vuestros dioses para ver que han comenzado a atraer discípulos, incluso para hacerle cosquillas en el oído a un emperador que puede o no estar feliz de derribar nuestros altos lugares para erigir santuarios propios. Alguien cree lo suficiente como para haber enviado a unos pocos miles de Marines al límite absoluto de la exploración humana y, finalmente, esa simulación viral comenzará a propagarse por el espacio humano. Algo está sucediendo allí. Un viento extraño ha comenzado a soplar, y no, no hace falta un meteorólogo para ver que eso va a sobrevolar mi casa tarde o temprano. De hecho, ya ha volado por encima de mi casa, y estoy un poco cabreado por ello, francamente."

    Dorian continuó: "Así que, esto es lo que vamos a hacer: dejaremos de involucrarnos en estos pequeños y alegres choques de cosmovisiones y estaremos de acuerdo en que algo está pasando. También vamos a estar de acuerdo en que las personas que se sientan en sillas grandes y estamos acostumbrados a dar órdenes a las personas que no lo hacen, están tomando decisiones que podrían afectarnos a todos, por lo que nos conviene al menos descubrir de qué están discutiendo a puerta cerrada. En ese sentido, todos leemos la misma agenda. Donde va más allá es un tema de discusión futura, pero para que podamos seguir en la misma página de ahora en adelante, necesitamos intercambiar datos útiles y precisos. ¿Está esto bastante claro?"

    No hubo objeciones, por lo que Dorian asintió enérgicamente y siguió adelante. "El primer elemento, entonces. En el templo, antes de mi asimilación del datonúcleo, le pasó a Amara una dirección de terminal zap. ¿Dónde está ese depósito?"

    "Con suerte, es el nuevo depósito IOCE establecido en Giari Tau."

    Amara parpadeó, desconcertada. "¿Con suerte?"

    "No es un término publicado. Es información gubernamental muy restringida. Pero el hecho de que se te la haya dado a ti me da una confianza razonable de que es correcto."

    Parecía que Amara estaba a punto de estallar y Raville prosiguió rápidamente en tono conciliador. "No es tan malo como parece. El motor de código que impulsa el entorno del templo es un generador de consultas dinámicas de composición abierta que..."

    "Ya nos dimos cuenta," le informó Dorian.

    "Sí, pero sin duda basado en protocolos de entrada estándar facilitados... dirigieron sus consultas a Moira como un guardián. Pero no es solo Moira la que está vinculada al motor de consultas. La iteración del orbe que inserté en vuestra espuma contenía su propio generador de consultas de fórmulas y se iniciaba al acceder al datonúcleo por primera vez. La consulta preescrita lanzó un archivo de parámetros etiquetado en tu perfil de identificación de orbe, Amara, y habría hecho lo mismo con el de Dorian si sus medidas de seguridad no lo hubieran bloqueado, que buscaba en el datacore cualquier formato de dirección de cadena terminal que no lo coincidiera con la lista de direcciones actualizada más recientemente que había codificado en el script. La dirección que te dio fue simplemente la respuesta a una pregunta que vosotros no sabíais que habíais hecho."

    Dorian asintió en comprensión. "Tú la escribiste asumiendo que continuarías almacenando cualquier dato nuevo relacionado con los Exousiai en esa espuma."

    "Exactamente. Y si estaba equivocado, o bien mi mitad carnosa habría cambiado su patrón de comportamiento en los años intermedios o la consulta no habría devuelto datos. El hecho de que este haya respondido significa que se trata de una nueva dirección que no figura en la lista directorio de destinos de estaciones publicada el mes pasado. Eso me da, como digo, una confianza razonable. Razonable sólo porque, contrariamente a la opinión pública, hay decenas y decenas de estaciones militares patentados por todo el espacio que tampoco figuran en los directorios. Pero es otra justa suposición, creo yo, que incluso si mi otro yo estuviera al tanto de estas direcciones, no las habría almacenado dentro de este subconjunto particular de espuma."

    Amara parecía mareada al avanzar tambaleante en aquella cadena de suposiciones. Dorian sabía lo que ella estaba pensando. Había formas, se decía, de que los humanos se lanzaran a puntos terminales desconocidos o no alineados. Grupos sectarios de zaptronautas extáticos afirmaban haberlo hecho durante décadas, haber remontado las ondas etéreas por todo el cosmos, rebotando de un punto a otro y a todos los puntos intermedios en un zap eterno.

    Afirmaban escuchar la voz del cosmos hablándoles a su regreso, y algunos de ellos llegaban incluso a publicar memorias fantasmales de sus encuentros con razas desconocidas de seres alienígenas. Pero la torpe verdad fisiológica era que el zap se basaba en las estaciones como nodos receptores y como estaciones de coherencia de señal que capturaban esquemas de tránsito y los refrescaban contra el sempiterno tirón de la entropía. Uno no solo se desplazaba del punto A al punto B, sino que recorría rutas complejas de un extremo a otro para asegurar la retención adecuada del paquete de señales, porque la alternativa, la erosión gradual a través de la entropía, era tan segura e inmediata como la muerte.

    A pesar de lo revolucionaria que era la tecnología zap, tenía sus límites y la mayoría de la gente, de la gente cuerda, los respetaba y no iban saltando alegremente en lanzamientos zap que no tenían un destino garantizado.

    A Dorian no le gustaban las razonables garantías de Raville más que a Amara, pero tenía preguntas más urgentes en la cabeza. "Bien, asumamos que ese es el término correcto. ¿Qué pretendes que hagamos con él? Tampoco es que podamos lanzarnos a Giari Tau y esperar recibir una cálida bienvenida del hombre que ya ha intentado matarnos una vez."

    Raville hizo una mueca de consternación. "Espero que sea inteligente, señor Dorian, y que use el cerebro que Dios le dio o la educación que le inculcaron los Marines, preferiblemente ambos en conjunto. No puedo decirle todo lo que debe hacerse paso a paso. Pero es razonable suponer que IOCE ha establecido sus instalaciones de estación de manera muy similar a cualquier otra estación, lo que significa que la adquisición y producción de objetos de esquema eliminados es un proceso automatizado. Puede haber uno o dos técnicos presentes en el sitio para coordinar el almacenamiento de materiales reproducidos, pero estoy seguro de que encontrará la manera de abordarlos de manera adecuada. Eso debería darle un poco de tiempo, al menos."

    "¿Tiempo para qué, exactamente?"

    "Para lo que considere necesario, por supuesto."

    Raville les lanzó a ambos una mirada significativa y dejó que sus palabras flotaran ominosamente en el aire.

    "Correcto," comentó Dorian. "Porque como Marine Fronterizo con una tarjeta, hacer explotar cosas es algo natural para mí."

    "Esa era una de las calificaciones que le hacía recomendable, sí."

    Él apuñaló a Raville con una mirada significativa de las suyas. "¿Sabes?, a pesar de tu admirable voluntad por ser asesinado por el bien mayor, antes de que empiece a causar estragos en tu nombre, me gustaría que me explicaras por qué decidiste ayudar a tu alter ego a intentar matarnos en primer lugar."

    Raville puso una expresión de asombro. Sus cejas subieron hasta la mitad de su frente. "¿Perdón?"

    Amara dio un pequeño grito como si la hubieran picado. "¿Qué?"

    "He estado reflexionando seriamente sobre los acontecimientos recientes y hay un pequeño detalle que se me ha quedado grabado en la mente. No hubo tiempo suficiente para que Raville rompiera mis cifrados, enviara un equipo de ataque y cableara mi ataúd con explosivos sensibles entre el momento en que le diste el orbe a Amara y el momento en que explotó mi ataúd. Es decir, no a menos que hubiera alguien dentro dándole información, como quiénes éramos, por ejemplo, como el tipo de datos que podrían ser extraído de nuestros archivos personales."

    Raville palideció. Su boca se abrió como si tuviera la intención de protestar, pero no salió ningún sonido.

    Dorian siguió. "Pero eso era imposible, ¿verdad? Quiero decir, no tenías acceso al mundo fuera de la red del Archivo. No había forma de que pudieras enviarle esa información porque no tenías acceso a la Hebra."

    Raville se retorció y agarró los brazos de su silla, y Dorian sonrió con astucia. "Pero tú no necesitabas la Hebra una vez activado el orbe, ¿verdad? Este crea su propia red, y no solo entre Amara y yo, sino también hasta el embalse donde residen las variables ambientales, al cual se puede acceder instantáneamente desde la espuma de Raville. Cuando arrancaste a Amara desde tu nodo en la red del Archivo, no fue para que ella pudiera asimilar el orbe; fue para que pudieras usarla para transmitirle datos a Raville a través del conducto creado por el orbe. Tú hiciste a Amara ser el mensajero, y una vez que Raville recibió tu ping, tuvo acceso a lo que quisiera en la espuma de Amara, incluida cualquier información que hubieras cargado sobre nosotros dos en el script del orbe. Todo lo que sucedió después de eso fue tu forma de frenarme para que él tuviera tiempo de reaccionar."

    Dorian hizo una pausa para que ambos tuvieran tiempo de considerar sus acusaciones y luego continuó con la máxima seriedad.

    "Lo que no entiendo es por qué. ¿Por qué pedir nuestra ayuda y luego cambiar de idea y tratar de matarnos?"

    Raville lo estudió durante mucho tiempo sin hablar. Lo que fuese que estaba considerando torcía sus labios en formas amargas e infelices. "No lo entiendes," dijo al fin. "Claramente no lo entiendes, es ridículo."

    "Pues será mejor que me hagas entender, porque hasta que lo hagas, puedes llevar a cabo tu cruzada para salvar a la humanidad por tu cuenta."

    Los ojos de Raville se movieron de Dorian a Amara. "Debo hacer aquello para lo que fui creado. Seguro que podéis entender eso. Hay ciertas limitaciones..."

    "Lo que entiendo," espetó Dorian, "es que has estado demasiado dispuesto a colarnos medias verdades y descaradas mentiras para manipularnos y llevar a cabo tu agenda privada. Y eso va a acabar."

    "Él no estaba tratando de mataros a los dos," Raville puso los ojos en blanco con exasperación y luego los miró fijamente a Dorian. "Solo a ti."

    "Eso es reconfortante."

    Pero Amara se puso rígida de alarma y apretó la mano de Dorian. "Pero ¿por qué? ¿Por qué iría solo a por John? Yo fui quien tomó el orbe, no él. ¡Él debería estar detrás de mí!"

    “El sr. Dorian tuvo la amabilidad de prestarme un servicio después de que aceptaras el orbe. Un tipo de servicio técnico diseñado para proteger su anonimato de atención no deseada. Al ocultar tu infiltración, necesariamente se expuso a sí mismo."

    "Entonces es culpa mía. Oh, John, tu hermoso ataúd..."

    "No, querida," dijo Raville en voz baja. "Tu actividad con el orbe no es la única razón. Él era un objetivo porque no encajaba en el gran diseño que Raville ha imaginado. Eso es todo. Era un comodín, una amenaza potencial y, en última instancia, prescindible. Lo que sucedió en Quiksand es mejor pensarlo como un error... un error de juicio de la parte sombría de mi yo. No tanto un malentendido como una mala dirección necesaria que implicaba algunos riesgos inevitables."

    Dorian reflexionó sobre esa palabra con creciente disgusto.

    ¿Mala dirección a quién, exactamente?"¿Por qué no me gusta cómo suena eso?"

    "Todo lo que ha sucedido ocurrió porque debía ocurrir. Hay mucho más en juego que un apartamento, un hombre, aunque lamento las molestias, por supuesto. Pero usted sabía que había que proteger a Amara de Raville y aceptó de buen grado esa carga. No se le podía permitir tener conocimiento de su posesión del orbe."

    Había un matiz preocupante en el tono de Raville. Algo que estaba diciendo sin decirlo. "Tú no me mandaste a buscarla solo porque ella era más vulnerable que yo." Dijo Dorian, deteniéndose, resolviéndolo mientras hablaba. "Yo habría tenido más posibilidades de enmascararme, pero no es eso, ¿verdad? Eso no tuvo nada que ver con enmascararme, porque cambiaste de idea y me entregaste. No solo querías engañarle con una intrusión anónima... estabas intentando proteger a Amara específicamente."

    Raville se puso pensativo y las líneas de su rostro se endurecieron. "No tiene idea de lo peligrosa que es la explicación que busca, de lo precario que es el equilibrio de la historia. Con una palabra mal pronunciada, podría destruir todo por lo que he trabajado."

    "Es Amara. Había algo en ella que pensaste que debías ocultar a toda costa."

    "Sí"

    La atención de Amara vaciló entre ellos. "¿Qué pasa conmigo? No lo entiendo."

    Raville pareció tomar una decisión repentina y difícil, pero no hubo alivio en esta, solo una terrible sensación de pavor. "Eso es solo porque eliges no entender. Has estado comiendo la comida de las tierras obscuras durante demasiado tiempo, es posible que hayas olvidado que incluso quieres hacerlo. Pero lo recordarás con el tiempo. El quae-ha-distra ya ha comenzó a despertarte."

    "¿Despertarla a qué?"

    "A su verdadera naturaleza, por supuesto. Esa es la razón por la que ella vino a mí en primer lugar."

    Estaba hablando del palacio de la memoria, supuso Dorian. "Vino a ti por accidente. Ella mi estaba siguiendo a mí, ¿recuerdas?"

    "No se ciegue con causas y efectos lineales. Lo que es y lo que parece no siempre se alinea donde los Exousiai están involucrados. Ella hizo lo que exigía la emergencia inmanente del quae-ha-distra."

    "Eso no tiene sentido," argumentó Dorian. "Le diste el orbe solo después de que nos presentáramos en la puerta de tu casa. Esa es una maldita causalidad no lineal."

    Raville lanzó una mirada amarga a Dorian. "Su error es suponer que el orbe y quae-ha-distra son lo mismo." Abrió las manos para indicar su entorno actual. "Esto no es el verdadero quae-ha-distra. Es poco más que una torpe maquinación, la sombra de un ideal, construido para que uno pueda participar del mundo divino en la medida en que nosotros, los simples humanos, podemos. Lo que yo le di a Amara fue solo el catalizador para inspirarla a reclamar lo que ya era suyo. Su participación en todo este asunto, Sr. Dorian, fue simplemente para facilitar esa transmisión y luego mantener el orbe en una espuma segura donde pudiera ser manipulado sin exponernos a todos al escrutinio de nuestro enemigo. El orbe en sí fue diseñado para servir como un puente entre lo incognoscible y lo mundano, los Exousiai y lo meramente humano. Es un simulacro del verdadero quae-ha-distra poseído y dominado por los mismos Exousiai y para; hasta cierto punto, como he dicho; ser capaz de traducir la experiencia de los Exousiai en entendimiento humano mediante un modo que interpreta e interactúa con el ambiente de espuma que controla el mismo quae-ha-distra. Pero el universo de los Exousiai es un estado puro de saber. Nadie puede esconderse de lo que sabe y, por eso, las limitaciones del orbe son también su fuerza. Porque opera en la realidad humana impulsado por código y sujeto a las limitaciones de nuestra tecnología, el estado del conocimiento puro se puede ofuscar. Con las herramientas adecuadas, uno puede tocar el orbe sin ser tocado por él. Puede manipularse de manera que proporcione acceso a la espuma sagrada sin sumergirse plenamente en ella."

    Amara pareció desconcertada y se movió con cautela en su asiento. "Dijiste que solo me estabas devolviendo lo que era mío. No sé qué significa eso. ¿Por qué era necesario que yo lo tuviera?"

    "Porque el tiempo es corto. Raville se está moviendo y tú debes..."

    "Despertar. Lo sabemos," murmuró Dorian.

    "Sí, pero ¿a qué estás tratando de despertarme exactamente?" Preguntó Amara.

    "A la maestría del verdadero quae-ha-distra que ha estado latente dentro de ti todo el tiempo, por supuesto."

    Un peso terrible se instaló en el estómago de Dorian. "La perla."

    "No. Incluso el verdadero quae-ha-distra no es la perla. Amara es la perla. Todo lo que ella es, todo lo que abarca, todo lo que desea ser, parece ser y se está convirtiendo... eso es la perla."

    Amara lo miró parpadeando, sin comprender. Dorian pensó que iba a vomitar.

    "Tú eres uno de ellos, querida," susurró Raville sonriendo. Tu eres una Exousiai." Dorian solo pudo reír. "¿Por qué es tan difícil de creer? Piensa por un momento en las cosas que has visto. ¿Por qué Amara siente, ve y experimenta a los Exousiai en este lugar, pero tú no? ¿Debido a sus estructuras de seguridad magníficamente avanzadas?"

    Raville soltó una risa áspera y sarcástica. "Por favor. Son dioses para criaturas como nosotros. No los percibes porque para nosotros, para los simples mortales, no existen en este plano. No están aquí. Yo nunca me habría atrevido a codificarlos. Eso habría sido blasfemia. Pero Amara los siente porque el orbe la abrió y le permitió ir más allá de las limitaciones del entorno, le permitió tocar el universo al otro lado mediante su propio quae-ha-distra. Ella conecta con ellos porque ella es uno de ellos y ellos responden, y si ella abriera los ojos un poco más, vería que no necesita el falso orbe en absoluto. Lo único que necesita ya está contenido dentro de ella. Pero te preguntas, ¿qué es este despertar, entonces? ¿Por qué uno de los Exousiai necesitaría un mecanismo defectuoso para recordarse a sí mismo? Porque ella es completamente humana y completamente Dios. Esas dos realidades combaten enbsu interior y ella las ama a las dos: lo que es y lo que ha elegido ser. ¿Te has preguntado siquiera por qué el entorno del orbe se comportó como lo hizo? Seguramente no esperabas a tu amada Sonali de todas las posibles representaciones en la imaginación humana. ¿Por qué razón inconcebible tomaría tal forma? Solo hay una respuesta: Amara. Amara la mujer y Amara, la perla de los Exousiai, luchan por el control. Ella eligió lo que más le agradaba y, como resultado, lo que había llegado a ser se convirtió en algo completamente nuevo."

    Dorian intentó burlarse. Quería volverse hacia Amara, mirarla a los ojos mientras ella lo negaba, y reírse de Raville hasta el olvido. Aquello era estúpido. Sin sentido. Demente. Pero él no pudo hacer ninguna de esas cosas. De repente tuvo miedo. Miedo de que ella no quisiera o no pudiera negarlo. Porque ella creía. Ella siempre había creído.

    Fue Amara quien rompió el silencio que cayó entre ellos. "Tal vez eso explique el orbe, John, cuando estábamos con Lily y Danek... allá afuera. Aunque era imposible, pude hacerlo real, ¿recuerdas? Tal vez por eso, porque es parte de mí."

    "No." Él ni siquiera iba a considerar la idea.

    Raville, sin embargo, levantó la cabeza y ofreció un reconfortante sonrisa. "No es parte de ti, Amara. Es una manifestación del fundamento de ti. Tú estás entrando en ti misma y parte de ese devenir en ser es capaz de deformar el tejido de la materia simple a tu voluntad. Elígelo y hazlo."

    "Esto todavía no me explica por qué has estado trabajando en conjunto con tu otro yo contra nosotros," espetó Dorian.

    "En realidad, le explica todo a alguien que tiene el contexto adecuado para comprender todo lo que he tratado de decir. He sido honesto en la medida en que pude hasta este momento. Las cosas que yo he contado sobre la guerra, sobre lo que mi yo real ha decidido hacer, todo eso es cierto, cada palabra. Pero te he ocultado cosas. Si te hubiera dicho la verdad desde el principio, no me habrías creído. Algunas cosas debían ser vistas y experimentadas por vosotros mismos. Despertar es una tarea delicada. Demasiada señal y la comunicación falla. Demasiado ruido produce el mismo resultado. La comunicación es una relación entre la verdad y la mentira."

    "¿Y cuál es la verdad, Michael?" Dijo Amara, casi en un susurro.

    "La verdad, querida Amara, es que no puedo permitirme perderte otra vez. Fallar ahora nos condenaría a todos."

    "¿Otra vez?"

    Para Dorian, Raville de repente parecía tan asustado como Amara. "Es difícil saber por dónde empezar. Te he buscado durante tantos años. Más de lo que podrías imaginar. Toda mi vida la he dedicado a la tarea de encontrarte. Desde el instante en que Eliahu nos pasó el quae-ha-distra, nuestro derecho de nacimiento, el de Raville y el mío... fuiste tú quien nos llamó. Por todas partes del universo que tocamos, tu calidez ya existía, desaparecida pero persistente. Llenabas el firmamento con tu asombro; imbuías de luz la oscuridad. Tu voz era el trueno que descendía de las montañas, y tu recuerdo un misterio. Eres la perla y los dioses que te crearon nos encargaron que te ayudáramos a llevarte a casa. Yo fui creado para cumplir ese único propósito: mantener a mi yo actual informado de los desarrollos que él no podía rastrear fácilmente en el dataverso virtual o seguro. Lo sé. En el fondo, soy solo una araña, un script y; aunque vivo, rumio, crezco y aprendo; ese hecho es ineludible. Escribimos el orbe, él y yo, cuando todavía éramos uno. Lo creamos sobre el modelo del quae-ha-distra original para proporcionar un conducto para la comunicación entre nosotros una vez que nos separáramos en caso de que yo encuentrara evidencia de la existencia de la perla dentro de la espuma de Oak Ridge. Y debido a este orbe simulado, debido a su naturaleza fundamental, no tuve otra opción que realizar el servicio para el que fui creado, tanto en Oak Ridge, como luego, en el Archivo. Es parte de lo que soy correlaciona las cosas que he aprendido y espera a que un punto de rebote entregue su carga útil en la espuma madre. De modo que he tenido que ser cauteloso, porque mis pensamientos no son míos. Puedo acumular lo que aprendo sólo hasta que sea tomado de mí, y luego se convierte en suyo también. Por eso, tuve que ser astuto, ¿entiendes?"

    Ella asintió, pero no habló.

    "Cuando nuestros caminos divergieron, el suyo y el mío, y ya no pude ver en su mente, continué haciendo lo que pude para lograr la misión para la que había sido creado. Busqué la perla, y él me permitió trabajar de forma independiente, ya fuese porque no creía que adivinarara sus planes o porque no era consciente de que he continuado en esta existencia infernal. Pero tengo claro que, independientemente de las transformaciones que haya sufrido, una cosa permanece igual: Raville todavía anhela la perla, pero le preocupa moverse prematuramente para tomarla por su cuenta. A lo largo de los años, ha aprendido a ser cauteloso, a tener cuidado con los peligros de actuar precipitadamente, por lo que se ha contentado con confiar en mis observaciones y esperar mi señal, aún cuando realiza su propia investigación privada. Y ahí es donde he podido engañarle. Verás, mientras que Raville es consciente de que la perla está aquí en Tritemius Orbis, él no sabe nada más allá de eso. Él no te conoce, Amara. Ese es un secreto que he guardado celosamente. Y ahora ves por qué busqué la ayuda de John. Con su ayuda, podría darte el orbe y protegerte de las consecuencias. Dorian podía ponerlo en cuarentena. Él podía ayudarte a explorarlo en profundidad y de manera segura. Incluso podía encontrar una manera de convertirlo en inofensivo para su uso, de modo que pudiera despertarte sin que Raville fuese alertado."

    Raville hizo una mueca como si la decisión aún le doliera. "Es cierto que no fue el mejor plan darte el orbe tan desprevenida, Amara, pero era la mejor esperanza que teníamos. El peligro, por supuesto, era que una vez que se hubiera acelerado dentro de ti, accedería al Aguijón como la codificación requiere y transmite tu identidad a la espuma madre. Yo ya no podía ocultarle la perla a Raville. Él sabría por fin la verdad y se movería para llevarte por su cuenta. Ahí fue donde la ayuda de John fue esencial. aunque me temo que tuve que cebar mi línea con una o dos falsas pretensiones en tu nombre. Afortunadamente, no falló."

    Dorian apenas se contuvo de gemir en voz alta.

    "Me escondió de Raville," dijo Amara.

    "De hecho. Él te escondió en el momento crítico antes de que pudieras ser revelado a nuestros enemigos, y te sacó del precipicio del desastre cuando te negabas a reconocer tu verdadero yo y tu propia gente."

    "Y es por eso Raville quiere matarle. Porque cubrió mi intrusión con la suya propia."

    Raville vaciló, mordiéndose el labio inferior. "Como dije antes, solo en parte."

    Dorian sospechaba que era la otra parte la que lo iba a cabrear. "Continúa con ello."

    "Hubo un par de complicaciones en este plan tal como yo lo había formulado. Un problema, como dije, con la entrega del orbe fue que para que el orbe se acelerara dentro de ti, tenía que acceder al dominio de espuma del quae-ha-distra. Este hecho no se puede ocultar tan fácilmente como la identidad de la persona que pudo haber asimilado el orbe mismo. Después de que el código que habíamos escrito llevara inactivo durante tantos años, él asumiría cualquier actividad mediante esa fuente que había encontrado la perla y, posteriormente, dedicaría todos sus recursos a localizar a ese individuo. Era cuestión de tiempo que te encuentrara."

    "A menos que le hayas dado un ternero cebado," dijo Dorian. Esa era la conclusión lógica. También algo inteligente. El tipo de cosas que él podría hacer... sacrificar una identidad de la Hebra infiltrándose en un hielo denso para ocultar la incursión de otra. "Muu."

    Raville rió, pero con inquietud. "No fue una decisión que tomé a la ligera."

    "Bla, bla, bla. Fue un riesgo calculado. Bla, bla, bla. Lo entendemos. Pero entenderlo no significa que vayamos a pensar mejor de ti, solo significa que lo entendemos, ¿de acuerdo?. Así que Amara llegó a la Hebra, entró en la espuma de Raville y permitió una comunicación. Un canal abierto entre vosotros dos. ¿Qué le dijiste?"

    "Le dije que eras un singularmente problemático y cabezota cretino que se había apoderado de mi puerto oculto y que no pasaría mucho tiempo antes de que descubrieras todos nuestros tratos con los Exousiai y salpicaras esos datos de un extremo de la Hebra al otro."

    "Tiene mucho sentido para mí. Mucho más útil que decirle, por ejemplo, que yo era un chapucero casi inofensivo, que la intrusión había sido un accidente y que él podría dejarme en paz con la misma seguridad que desperdiciar perfectamente buenos explosivos a mi costa. "

    Raville lo miró fijamente. "No puedo decir que esa línea de argumentación se me hubiera pasado por la cabeza."

    "No me sorprende."

    Raville rechazó su sarcasmo con un indignado resoplido. "Dime, Dorian, si nada de eso hubiera sucedido, si esta experiencia no te hubiera costado físicamente nada precioso, ¿qué habrías hecho con las cosas que te he revelado? Te lo diré: habrías hecho exactamente nada. Te habrías ido a casa, a tu acogedor ataúd, te habrías puesto el pijama y te habrías metido en la cama. Por la mañana, te habrías levantado y ido a trabajar y fingido que no había pasado nada. sobre todo y convenciéndose de que lo que te habían dicho era sólo un desvarío de un paquete de carga agriado que necesitaba una purga desesperada. Y habrías creído hasta este momento que el mundo terminaría en una amarga conflagración de fuego exousiano."

    Dorian gruñó. "Sí, y si hubiera estado en tu lugar y hubiera decidido arrojar el orbe sobre Amara como lo hiciste tú, al menos habría admitido que estaba a punto de delatarme a un montón de asesinos profesionales intergalácticos para poder, ya sabes, prepárarte para ello al menos."

    "¿Y de qué te hubiera servido eso? Aún así te habrían perseguido. Y advertido, habrías encontrado el agujero más profundo y oscuro de la galaxia y te hubieras metido en él hasta que la tormenta hubiera pasado, y lo que es peor, habrías llevado a Amara contigo en contra de su buen juicio y, al mismo tiempo, nos habría condenado al resto de nosotros a la extinción. Esa no era una opción aceptable."

    "Inaceptable para ti, tal vez. Siempre es más fácil ser razonable cuando no es tu vida la que vuela en pedazos, ¿no? El hecho es que casi me matas. ¡Casi nos matas a los dos! Dime que eso no habría estropeado tu plan para salvar el universo."

    "Estás exagerando. Si recuerdas, compartimos la misma dirección de espuma en este momento," dijo Raville, dándose golpecitos en un lado de la cabeza con el dedo. "Y aunque los dos somos fácilmente reciclables, matarnos habría puesto un obstáculo en mi línea de tiempo. Tenía tanto en juego como tú, así que estaba listo y era capaz de hacer ping a tu sistema con una advertencia si había ignorado sus instintos y se dirigió hacia su apartamento anoche. Pero tenía que asegurarme de que dejara un rastro de auditoría al llegar a Quiksand y acceder a su enrutador de red local para que Raville creyera que había sido despedido con éxito. te salvé la vida con las decisiones que tomé. Y nos hice ganar un tiempo valioso. Si Raville hubiera adivinado la verdad incluso por un instante, habría tenido mucho más cuidado de asegurarse de que estabas muerto."

    No importa cómo se lo explicara Raville, en lo que respectaba a Dorian, el plan aún apestaba, aunque en realidad no fuese tan monumentalmente malo como parecía en la superficie. Quizá todos los planes apestaban desde la perspectiva del becerro que balaba. Miró a Raville con el ceño fruncido por un rato, y como eso tampoco le hizo sentirse mejor, finalmente se dispuso a entender por qué. Si el verdadero Raville hubiera creído realmente que estaba muerto, no le habría perseguido tan vigorosamente de un rincón de la Hebra al siguiente. Ni siquiera se le habría ocurrido mirar. Pero obviamente lo había pensado y había pasado el tiempo de inactividad investigando cada enlace a las cuentas públicas y privadas de Dorian que pudo encontrar, aparentemente con gran éxito, a juzgar por lo rápido que habían quemado sus máscaras IP.

    Él y Amara habían despilfarrado toda libertad que pudieran haber tenido al volver a iniciar sesión en la Hebra. Su espuma, su ataúd, toda su vida: era un alto precio a pagar por unas horas de indulto.

    Y todo porque Raville les había dicho que tenían que volver al orbe.

    Y todo porque estaba decidido a despertarla.

    Nop. Ni siquiera mirándolo bajo de la superficie, el plan aún apestaba.

    "Lo único que hiciste fue hacernos ganar algo de tiempo," dijo Dorian.

    "Sí. Pero él no sabe dónde estáis."

    "¿Y Amara?"

    Raville se encogió de hombros. "Él sabrá donde está ella eventualmente, si no lo ha hecho ya. Eso siempre fue ineludible. Yo confío en que él piense que ella es solo tu compinche durante un tiempo."

    "¿Y cuando él piense lo contrario?"

    Raville se volvió intensamente sobrio. "Te perseguirá y te matará. Solicitará al Archivo que me purgue."

    "¿Y a mí?" Amara preguntó en voz baja. "¿Qué hará conmigo?"

    "A ti, te poseerá. Te tomará y, si puede, te doblegará para cualquier propósito que se proponga. Lo que no puede hacer es lastimarte, Amara. Tú eres la perla, una criatura enteramente de otro orden, producto de una física desafiante y suprema. No puedes ser destruida por ninguna herramienta conocida por el hombre."

    "No paro de oírte decir eso y parece que lo crees sinceramente, pero esa es la parte que me preocupa. No dejas de decir que soy indestructible, que no me pueden hacer daño, pero no lo soy. Ya estuve muerta. Dos veces. ¿Cómo puedo ser un Ex... um, uno de ellos, si eso es cierto?"

    Raville se encogió de hombros como si solo estuviera poniendo excusas. "Incluso un ser humano sabe que no se debe pensar tan literalmente. La carne es transitoria, no es nada. La única muerte verdadera es la corrupción de datos y la entropía de señales. A esas cosas, eres inmune porque estás formada a partir de la materia prima del msimo universo. Eso es lo que estoy diciendo. No puedes morir. Mientras el universo perdure, estarás más allá de la mortalidad."

    "Si no soy humana, si soy una Exousiai, ¿qué estoy haciendo aquí?"

    Raville intentó sonreír, frunciendo suavemente los labios, pero estaba preocupado. "¿Todavía no me crees, verdad?"

    "No sé qué creer. Hay tantas cosas que no tienen sentido. Dijiste que me llevas vigilando durante años. Pero ¿cómo puede ser eso? ¿Cómo puedes saber algo con certeza si solo llevo cinco años aquí en Sonali?"

    Dorian oyó la pregunta que ella no estaba haciendo: «¿O es que no estás seguro?»

    "Querida, debes dejar de pensar en términos humanos" respondió Raville sin disculpa. "Llevamos persiguiéndote durante décadas. Más de décadas, de hecho. Más de un siglo, sin duda, de una forma u otra, mucho antes de que yo me las arreglara para ser legado al Archivo."

    "Michael, no puedo tener más de veintisiete o veintiocho años, incluso según el calendario de Tritemian."

    Raville se rió. "No has sido tan joven ni siquiers en este cuerpo en bastante tiempo, Amara, a pesar de lo que te has convencido a creer. Raville y yo encontramos por primera vez el olor de tu encarnación en transcripciones dox confidenciales de las entrevistas posoperatorias con Malcolm y Bernhardt desde los tiempos de Oak Ridge. Hablaban de haber tenido visiones durante sus proto-zaps militares en una pequeña reunión minera en el Paradiso de Caviel, de haber sido atraídos a ese lugar por fuerzas incomprensibles, y haber conocido allí a una niña con un talento notable para descubrir vetas de fosfato de cáliz con solo meditar en la estructura de la roca. Nosotros comprendemos el significado si ellos no. Pero cuando nuestros agentes llegaron a ese mundo distante, la chica había desaparecido. Ni siquiera su propia madre recordaba su existencia. Supe esto después del hecho, por supuesto, a través de infocanbles y documentos descifrados que yo mismo cargué en la espuma de Oak Ridge. A partir de entonces, fue en un tugurio urbano Indo-Thaikon donde una aikeniko Intocable, una niña, exhibió milagrosa e inexplicablemente un recuerdo eidético de todo el corpus de conocimiento cosmológico arcano de la antigua Babilonia, gran parte del cual se había perdido en la antigüedad, excepto por escasos trozos de papiro guardados en una variedad de colecciones académicas. Su pueblo creía que ella había sido poseída por un espíritu inmundo y se acercaba a ella con temor y reverencia. Pero ella también escapó de nuestro alcance, en cuestión de minutos, fue sacrificada en algún altar pagano para apaciguar a los dioses locales después de un período de sequía. ¡Meros minutos! Bien podrían haber sido eones, por tan eficientemente como nos la quitaban. Y así ha sucedido durante años, deslizáandonos detrás de ti, oliendo tu rastro y acercándonos. A veces te extraño por horas, a veces por días o incluso meses enteros. Comenzamos a sospechar que nos estabas evadiendo intencionalmente, y ves por qué incluso ahora, Raville ha tenido que tener cuidado. Ha aprendido que no tiene sentido intentar expulsarte si no está en tu voluntad que te encuentren. Pero en aquellos días anteriores, estábamos contentos de esperar. Hicimos el trabajo que estaba en nuestras manos. Perfeccionamos el zap humano. Desarrollamos técnicas miméticas avanzadas para capturar y catalogar el pléroma humano completo. Impulsamos a la humanidad tan cerca del borde del salto evolutivo como pudimos por la tecnología y el diseño social solamente, confiando en que cuando nos acercáramos lo suficiente a la perfección, tan alto en la montaña como pudiéramos arañar por nuestra cuenta, la perla se revelaría a sí misma. y perdonar nuestra indignidad restante. Hace sesenta años, por fin te encontré una vez más, en Sae Phen, de entre todos los lugares. Un desierto de hielo y roca; el último lugar donde alguien esperaría encontrar un dios viviente. ¿Te acuerdas?"

    "Recuerdo Sae Phen," dijo Amara con cautela.

    "En esos días, no había nada allí. Era una colonia habitable de prospectores de hielo regionales que perforaban para Amencules Congelados Comprimido. Un día, un joven apareció en la colonia. Simplemente salió de los páramos. Sin nave, sin equipo de hábitat, ni siquiera un abrigo de invierno adecuado, como cuenta la historia. Hablaba un idioma que ninguno de ellos reconocía y parecía estar loco. Los prospectores asumieron que se había estrellado en algún lugar más allá de sus marcadores exteriores y, por algún golpe de fortuna, sobrevivió a la angustiosa y casi milagrosa caminata hasta la seguridad. Se compadecieron de él y le encontraron una cama y mantas, comida caliente y descanso, pero no hubo uno entre ellos que no creyera que iba a morir. Tenía hipotermia severa, más refrigerado que congelado, parecía como si no hubiera comido una comida adecuada en semanas. Lo acostaron en la cabaña comunal esperando que nunca recuperara el conocimiento. Durante dos días, él no les dio ninguna razón para creer lo contrario, pero al tercero, se despertó repentinamente, al parecer con un sobresalto. Se levantó de la cama y comenzó a vagar por la habitación, como si buscara algo que había perdido, pero no podía recordar. Esto habría sido muy espectacular, no solo porque estaba en movimiento y aparentemente en buena salud, sino que saludó a los prospectores en su propia lengua, y por sus nombres, como si hubiera estado entre ellos toda su vida. Con el paso del tiempo, mostró un talento sorprendente para el trabajo, para extraer Amencules Congelados. Pero más allá de eso, sabía cosas. Cosas maravillosas sobre Sae Phen, sobre su vida oculta y su ecosistema. Algunos afirmaron que él podía oír que el planeta mismo le habla, que le revela sus secretos. Gimiendo, era su palabra. El planeta gemía, anhelaba existir. Contaba historias del legendario Hermes el Tres Veces Grande. Recitaba trozos enteros de misterios luriánicos, sabiduría Kao-Carelin y partículas Kao, todo en sílabas fáciles y despreocupadas, como si hubiera conocido a los Maestros y los amara bien, y enseñó a los hijos de Sae Phen a amarlos también. Eso cambió toda la trayectoria de la historia futura de la colonia."

    "Estás hablando de Gowan Morgan," dijo Amara, confundida. "El fundador de la Academia Waldenaise"

    "Estoy hablando de ti."

    Amara negó con la cabeza con fiereza. "Eso no puede ser correcto. Mi madre conocía a Gowan Morgan. Creo que ella tenía buena calificación para diferenciarnos."

    Raville no se inmutó por sus objeciones. "Sí, y el día que él murió, repentinamente, de un aparente derrame cerebral, tu madre dio a luz a una niña sana, aunque era estéril cuando dejó Horus Oculi para estudiar en la Academia, como resultado de un histerectomía radical y electiva. Incapaz de fecundación, concibió. De una vid marchita, dio fruto. Uno de sus colegas, el Dr. Jorgen Heinselm, escribió un artículo sobre la regeneración espontánea de los sistemas reproductivos posquirúrgicos en plantillas de esquemas fabricadas artificialmente. Esto causó bastante furor en el campo de la mimética práctica, te lo puedo asegurar. Personalmente, encontré su artículo decepcionante desde un punto de vista metodológico."

    "Estás sugiriendo que soy una reencarnación de Gowan Morgan?"

    "No, te estoy diciendo que Gowan Morgan fue uno de las encarnaciones de ti, al igual que Amara Cain es otra. Pero donde él era una curiosidad histórica protegida de nuestro escrutinio por el aislamiento de Sae Phen, tú, dulce Amara, eras el descanso que yo había estado esperando. Fue un notable golpe de fortuna, si es que fue fortuna. Aquí te hemos estado persiguiendo por el espacio humano durante más de un siglo, siempre al acecho de historias de niños que exhibían talentos extraños, individuos que de repente desarrollaron acceso a fuentes imposibles de conocimiento, pequeñas erupciones de lo inefable en experiencias mundanas. y siempre estando muy cerca, pero nunca logrando reclamarte. Cada vez que desaparecías, la búsqueda tenía que comenzar de nuevo desde cero. Se descartaban todos los datos anteriores y se examinaban nuevas encarnaciones potenciales. Era enloquecedor. Pero me había vuelto bastante experto en examinar el paisaje de datos en busca de rastros tuyos, inmune como soy al tedio y siempre capaz de expandir mi alcance y poderes correlativos. Estaba fascinado por Gowan Morgan y te reconocí en él, su sensación y presencia particular. Perseguirlo a través de las profundidades de la biblioteca de datos de la Academia Waldenaise fue cómo me encontré contigo."

    Raville rió de nuevo, pero sin alegría. Hablaba muy en serio. "Sin embargo, desde Gowan Morgan hasta Amara Cain, hiciste algo nuevo: permaneciste. Al parecer, habías encontrado una casa que te atraía. Eso se hizo inteligentemente. Casi te me escapaste de nuevo, casi me burlaste al no ser milagrosa en la forma en que yo había llegado a esperar. Solo las circunstancias de tu nacimiento fueron bastante únicas como para merecer el interés. Eso me preocupó durante muchos años, ya que constantemente fallaste en revelar conocimientos ocultos y te negaste firmemente a demostrar tu sobrenaturalidad en algún momento cuantificable. A medida que pasaban los años, incluso yo dudaba. Cada vez que surgía un nuevo informe de algún otro lugar (algún niño supuestamente tenía esta o aquella habilidad especial, algún paciente en coma que de repente se despertaba con historias locas de visitas sobrenaturales) mi duda se extendía como una alfombra de hongos a lo largo del bosque suelo. Pero aun así me aferré a la creencia: a pesar del fracaso, en contra de todas las pruebas y argumentos en su contra que parecían existir. Eras una niña tremendamente normal. Brillante y feliz, llena de vida, amor y alegría, hermosa a la vista. Y esa fue la clave, al final. No necesitabas milagros o no los querías. Finalmente habías obtenido una existencia humana en la que te deleitabas. Rodeada de amor y aceptación, amaste y enterraste tu verdadero linaje tan profundamente que fue olvidado. Solo alguien que te hubiera perseguido con tanto fervor y hubiera llegado a conocer tu esencia tan bien no la habría pasado por alto del todo. Yo tenía esa esperanzas en ello. Eso decía que mi trabajo había sido cumplido. La humanidad se había sentido atraída a un lugar de iluminación y conocimiento tal que la perla podría estar contenta con nosotros. Estábamos tan cerca de tomar el inevitable paso final. ¿Cuánto tiempo más podría pasar antes de que los Exousiai llegaran a completar nuestra transición? Casi me convencí de que Sae Phen iba a ser tu pesebre en un establo. Ah, pero tenía que tener cuidado para no revelar mi búsqueda y estropear tus planes ocultos con mi torpe deseo. Disimuladamente, te cuidé. Desde Oak Ridge, me conecté con la red de la Academia Waldenaise y seguí tu progreso. Colé recomendaciones en tus archivos para guiar tu educación, serví como tus tutores silenciosos y tus amigos virtuales, todo con el propósito de alentarte gentilmente a despertar. Cuando decidiste dejar Sae Phen y abrazar a la comunidad más amplia de la humanidad en Tritemius Orbis, te perdí por un tiempo. Y cuando te encontré de nuevo, fue solo mrdiante un flujo de bits policial que informaba de las circunstancias de tu primera muerte. Casi me volví loco, seguro de que abandonarías esta encarnación. Pero no lo hiciste. Y por fin, cuando tomaste un puesto en el Archivo, arreglé que me enviaran a mi duradero aislamiento donde podría velar mejor por ti y esperar a que emergieras. Y ahora, después de cuarenta años de soledad y servicio, ese momento por fin ha llegado. ¿Cuánto tiempo te conozco, preguntas? Has estado en esta encarnación durante casi sesenta y cinco años, y yo he estado contigo, admirándote desde lejos, todos los días de ese lapso. Pero en cuanto a tu verdadera procedencia, ¿quién puede decirlo? Cientos, tal vez miles de años. Es muy posible que lleves aquí desde el comienzo del universo tal como lo conocemos."

    Dorian solo podía mirarlo, incapaz de comprender las cosas que estaba diciendo. No podía imaginarlas, no podía empezar a analizar su significado. Amara se dejó caer contra él, desamparada y desconcertada. Si él estaba desorientado, ella estaba completamente fuera de los límites del mapa sin esperanza de ser rescatada. No había nada que él pudiera decir para ayudarla, ni siquiera para burlarse.

    "Pero debería recordar, ¿no? Al menos una parte," dijo ella. "No recuerdo nada excepto esto, mi propia vida, mis pocos años."

    "Lo recordarás cuando estés preparada."

    "Pero ¿por qué ahora. Después de tanto tiempo, ¿por qué sucede esto ahora?"

    "Esa es una pregunta que yo mismo me he hecho últimamente, y es una de las muchas respuestas que no poseo. Tal vez tu propia gente desee tu regreso. Es posible que tú misma hayas tomado la decisión, sintiendo en algún nivel lo que Raville intenta hacer. Personalmente, me gusta creer que has estado velando por la humanidad y esperando que seamos dignos de ti, guiándonos, por así decirlo, hacia un futuro glorioso, y por fin te hemos complacido. Esa es mi visión."

    Amara dejó caer la cabeza entre las manos y apretó las sienes entre los puños. "No lo recuerdo," dijo de nuevo. "No sé qué creer."

    "Pero todavía se agita dentro de ti, ¿no? Este pasado que podría ser el tuyo, este pensamiento punzante de que eres más de lo que creías que eras, que eres un extraño en una tierra extranjera. se hincha en tu corazón como si estallaras de pura alegría por convertirte en lo que debes ser. No puedes negarlo. Lo he visto en tus ojos."

    Ella comenzó a temblar, luego a sollozar en silencio. Sus hombros se crisparon y ella escondió los ojos como si esperara ser golpeada. Dorian, sin saber qué otra cosa hacer, la rodeó con los brazos y la atrajo hacia su pecho. La sostuvo allí mientras ella lloraba, casi en silencio, como una niña.

    Él volvió la cara hacia Raville. "Es suficiente."

    "No es suficiente," respondió Raville. "No creas que me he tomado esta tarea a la ligera. Si ella rechaza el despertar, muy bien podría desaparecer de nuestra existencia, como lo ha hecho tantas veces antes, llevándose todas las esperanzas de salvación que poseemos con ella. Pero el intento debe hacerse. Ella necesita saberlo ahora. Merece saber quién es y para qué sirve. Ella es la perla, Dorian, y sin ella, todos estamos perdidos."

    Dorian la abrazó con más fuerza. "Está asustada y confundida y necesita algo de tiempo para descifrar la verdad de toda la vida de manipulaciones que has practicado contra ella. ¿No puedes ni siquiera fingir tener una pizca de sentimiento humano y callarte por unos minutos?"

    "Me temo que el tiempo es un lujo que no tenemos."

    "Por supuesto que lo es. Los Marines solo partieron hacia Phi Sophia hace unos días, y les llevará seis meses llegar a Giari Tau bajo los protocolos de quema estándar. Tu preciosa guerra puede permitirse esperar cinco minutos."

    "No es tan simple, me temo. Esta no es una simple chica a la que puedes mimar para que acepte tu punto de vista de lo que debería ser. Hay una parte de ella, profunda y misteriosa, que anhela emerger del velo que ha construido para contenerlo. Ese ser es una criatura intemporal más allá de nuestro alcance que siempre sopla sobre las aguas de nuestra existencia y convierte su encarnación consciente a su voluntad. Incluso aquí, en esta falsa existencia, has sentido su roce. ¿Sabes a qué me refiero?"

    "Sí," dijo Dorian. ¿Cómo podría no hacerlo?

    "Esa criatura tiene una agenda propia, y donde Amara ha tardado en actuar, esta ha sido rápida y decisiva a su propio modo."

    La garganta de Dorian se tensó inexplicablemente. Estaba seguro de no querer escuchar esto, pero Raville no se iba a detener hasta contarlo todo.

    "Fue una experiencia singular que compartiste con ella, esa unidad del ser. Intenté, con mis torpes manos, simular esa hermosa costa alienígena cuando codifiqué el orbe. Pensé, como dije, que sería valioso para que supieras por lo que estás luchando. Pero cuando entraste en el espacio sagrado de camino al templo, dejaste mi simulación atrás y cruzaste hacia una tierra en algún lugar entre aquí y allá, el humano y el Exousiai, que yo nunca podría haber invocado con texto y variables, código y Hebra. Desapareciste de la esfera humana, total y completamente, y luego, sin previo aviso, reapareciste en el simulacro, como siempre debiste haber sido. Eso no fue obra mía." Raville miró a Amara con complicidad, aunque no dijo nada. "Pero lo fue, no obstante."

    Durante varios momentos, Dorian se olvidó de respirar.

    Desaparecido.

    "¿Cuánto tiempo?" dijo él con la voz quebrada.

    "Los dioses operan en sus propios horarios. Quizá no podamos saber por qué, pero no somos tan sabios como ellos."

    "¡Cuánto tiempo!"

    Raville sonrió, imprudente y terrible. "Unos pocos días, dos o tres. Es difícil saber por el poco acceso a sus sistemas arquitectónicos que me proporcionaron. Pero no tengo ninguna duda de que el mundo ha cambiado mientras dormías. Cada hora que pierdes amenaza todo lo que hemos logrado."

    La mente de Dorian se tambaleó. Obedeciendo órdenes sinápticas que su cuerpo no podía, su carne virtual se tensó, sufrió espasmos.

    "Has sido honrado como pocos otros de nuestra especie. Has disfrutado del abrazo eterno de un Exousiai, donde un año es solo un día."

    Danek y Lily. Incluso con su espuma oculta y sus scripts de camuflaje, no podrían haberlos protegido de una persecución decidida durante tanto tiempo. ¿A qué desastre estaban a punto de despertar? ¿Qué amenaza había traído él sobre sus cabezas?

    ¿Qué había hecho Amara?

    Dorian la soltó de su abrazo como si ella le hubiera picado. "Mis amigos están en peligro."

    "Oh, John, no," dijo ella respirando con dificultad, todavía luchando contra las lágrimas. "Yo no lo sabía, no lo hice a propósito. No fue... ¡John, por favor!"

    Pero él se puso en pie de un salto, incapaz de pensar con claridad en nada, excepto que podría haber perdido... perdido todo lo que era querido para él. No quería verla, no quería tocarla ni oír el sonido de su voz. ¿Qué precio había pagado él por ella?

    "Tenemos que salir de aquí." Caminó hacia la salida con los puños apretados como si la desafiara a seguirlo.

    Raville lo llamó. "Debes tener cuidado. No sé qué ha aprendido Raville en nuestra ausencia o qué planes podría haber puesto en marcha. Si los agentes de Raville te atrapan, no habrá nada más que pueda hacer para ayudar, así que debes evadirlos. cueste lo que cueste. Si os aprehenden, se moverán rápidamente para transportaros a la Estación de Surmonte y os subirán para transmisión inmediata a Giari Tau, donde el mismo Raville os estará esperando. Él ha sido reacio a intentar una intervención directa, temiendo poder infligir daño a esta encarnación de la perla o provocar que la perla intentara escapar de sus garras, pero si ha traspasado mis planes y comprendido que la perla está despertando, ese tiempo llegará a su fin. Quiere que todos sus activos se reúnan para que pueda decidir qué hacer con ellos. Estoy seguro de que no os darán la opción de rechazar esta invitación."

    Dorian se detuvo, pero no se dio la vuelta. "Nunca me lo dieron."

    Sin otra palabra, cerró los ojos y el palacio de la memoria de Raville vaciló, se desvaneció. Lo que lo reemplazó fue un acantilado imponente, la cima más baja de Maighen Braga, el pico más alto en la cadena de montañas que se alzaba junto Sonali como si tratara se rodear el mundo entero. Aquí estaba la senda, la grieta en la roca y el túnel que se extendía hacia la oscuridad. La puerta que él había puesto allí para proteger el punto de rebote había desaparecido.

    Al igual que Raville, una vez más. Dorian y Amara estaban solos en la montaña. El viento tiraba de su camisa y alborotaba su cabello. Aullaba entre los riscos y afloramientos que los empapaban al final de la tarde. Dorian estaba frenético, desesperado y aterrorizado.

    Y estaba enojado por sentirse así. Si no hubiera cerrado los dedos en puños, estarían temblando. Odiaba eso. Lo odiaba, odiaba, odiaba. Su cabeza seguía palpitando por el esfuerzo de tener tanto dentro de él. Se obligó a detenerse antes de la entrada del túnel y se detuvo para apoyar la frente contra la piedra, tratando de sacar claridad de los huesos de la roca desnuda en su piel. Necesitaba solidez, realidad, para orientarse, aunque fuese una realidad falsa.

    Escuchó a Amara cruzar el camino tras él, pero se detuvo a unos pasos de distancia. Incluso con el viento, él podía oír cómo se quedaba sin aliento, los sollozos que ella luchaba por sofocar. No es que tuviera algún sentido llorar por eso ahora, por ninguno de los dos. Puede que no le hubieran dado una verdadera elección en ningún paso del camino, pero él había jurado que llevaría a Amara hasta el final, que se preocuparía por ella, incluso si no hubiera sabido lo que eso había pretendido al hacer la promesa. Por supuesto, ella tampoco.

    E incluso si ella lo hubiera hecho, él supo de pronto que no habría cambiado nada para él.

    Estaba con ella porque quería estar. No solo porque creía que podía ayudar, sino porque lo quería.

    Dorian se alejó del acantilado. Él la miró fijamente, pero ella apartó la mirada. Tenía los ojos enrojecidos por el llanto y, cuando ella alzó el rostro para encontrarse con el de él, fue con una mueca de dolor inminente, como si esperara que él se enfureciera con ella.

    "¿Crees que lo que dice es verdad?" preguntó él. Incluso su suave voz sonaba como si estuviera ensartada con alambre de concertina.

    "No lo recuerdo, John. Nada de eso."

    "No te pregunto si lo recuerdas. ¿Crees que eres la perla?"

    Lentamente, casi imperceptiblemente, ella asintió con la cabeza.

    "Eso es todo lo que necesito saber."

Capítulo 16

    Nada estaba donde él lo había dejado. Ni el Korski, la mesa y las sillas, ni los armaritos alarmantemente amarillos, ni siquiera, a decir verdad, la cocina en sí. Dorian salió del geek y se encontró mirando las pesadas y desgastadas vigas de un techo sin terminar. Un número desmesurado de sensaciones enfrentadas surgió hacia el locus de su matriz neurológica, todas apiñadas y empujándose unas a otras en un intento de competir por su atención. Sentía dolor en la espalda, el fétido olor del sudor teñido con la acidez subyacente de la orina, aire frío en su carne, en toda su carne, desde la frente hasta las uñas de los pies. El familiar crepitar de un fuego en el hogar, el constante zumbido de voces absortas en una conversación ardiente, el crujido y el ruido de pasos sobre suelos de madera.

    Tres días, había dicho Raville.

    Él permaneció inmóvil durante varios segundos, juntando las piezas del tiempo perdido presentadas como evidencia física. Tenía la garganta reseca, la lengua hinchada y los labios agrietados y secos. Su estómago dio un vuelco y, si hubiera tenido algo, lo habría vomitado, pero estaba vacío. Se sentía como una pelota de fútbol, ​​resbaladiza, dura y desinflada. Estaba desnudo, rodeado de extraños, pero todavía en la casa de Danek y Lily, milagrosamente reubicado desde la cocina hasta la sala de estar. No podía encontrarle ningún sentido. Era como intentar reconstruir con sus diversos fragmentos un jarrón caro caído al suelo de la sala. Dorian inhaló bruscamente e intentó ponerse de pie, pero el movimiento fue demasiado repentino para que su cuerpo revivido lo manejara con algún sentido de decoro después de haber sido abandonado a sus propios dispositivos durante tanto tiempo. La oscuridad borraba la periferia de su visión.

    "Ey, no tan rápido, socio," exclamó una voz. Unas manos fuertes lo agarraron por los hombros y lo colocaron de nuevo en su cama improvisada, una plataforma de mantas en el suelo de la sala. "El espíritu está dispuesto, amigo mío, pero la carne es definitivamente débil. ¡Karo! ¡Ey, Karo! Trae aquí un poco de agua."

    Una pausa. "¡Comprueba eso! Mira si nos queda sopa."

    Dorian no estaba en posición de resistir. Todavía sujeto por sus invisibles asaltantes, dejó caer sus miembros donde la gravedad se las llevaba y volvió a cerrar los ojos. Pensó en Amara, pero solo fugazmente. Por un momento, la voz le recordó a alguien, pero no pudo ubicar la identidad. Ciertamente no era de Danek. Esto debería haberle colmado de pánico, pero descubrió que no estaba a la altura. Su cuerpo había quemado toda la energía que tenía excepto para respirar en su ausencia.

    Además, le estaban trayendo sopa. Las Fuerzas del Mal nunca traían sopa.

    Salve al héroe conquistador, pensó. Bada-dadada-Bada-dadada...

    Dorian sonrió ante su propia estupidez y se desmayó alegremente.

    Despertó de nuevo, cuántos segundos, minutos, horas después no podía saber, solo que fue sin desearlo porque eso lo sacó de un sueño lujoso. Ternera vegetal en una sopera más grande que el Estadio Municipal de Morley, con zanahorias del tamaño de troncos de árboles y todas las galletas saladas que pudiera comer. Posiblemente había sido el mejor sueño que había tenido en toda su vida.

    A pesar de la amplia evidencia sensorial de que debería cambiar su estado de alerta mental directamente a DEFCON -69 o algún nivel similar de respuesta de emergencia, Dorian se movió con cuidado hacia la plena conciencia esta vez. Primero los ojos, parpadeando y enfocados, giraron como piedras en una taza de hojalata hasta que estuvo seguro de que estaban funcionando. Luego, gradualmente, los dedos de las manos y de los pies se menearon y se movieron para asegurarse de que pudieran comprender y obedecer razonablemente órdenes complejas. Luego, muñecas y tobillos, codos y rodillas, hombros y caderas y finalmente su cabeza se inclinó experimentalmente de lado a lado. Todo parecía estar en orden.

    Entre episodios de conciencia emergente, alguien lo había tapado con una manta. Era delgada y le raspaba la piel, lo cual le recordaba a las mantas militares verde oliva y de lana que les habían entregado durante los despliegues de campo en los Marines Fronterizos. Por alguna razón, encontró reconfortante esa asociación. Más importante aún, hablaba de una consideración ardiente por su modestia personal, que era otro golpe contra la Hipótesis de las Fuerzas del Mal, que de alguna manera aún no había logrado ganar un punto de apoyo convincente en la campaña de batalla de su conciencia. Muy fortalecido, Dorian intentó su maniobra más complicada hasta el momento y sacó los talones de las palmas de debajo de la manta para restregarlos contra las cuencas de los ojos. Sus brazos resultaron torpes, pero útiles, lo que era una buena descripción del estado de su cuerpo en general, determinó.

    Dorian se incorporó lentamente hasta quedar sentado. Se dio cuenta de que el sudor y la orina que había olido antes eran probablemente su responsabilidad personal. Los mechones de cabello que caían sobre su frente los sentía apropiadamente lacios y aceitosos, de la forma en que esperaba después de tres días sin ducharse ni sin dedicar atención alguna a la higiene personal. Le sabía la boca como si hubiera estado chupando una tira de tripa de gato.

    Y a su lado, en el suelo, alguien había colocado un vaso alto de agua fría, que apenas comenzaba a gotear gotas de condensación. Junto a él había un platillo sencillo que contenía un par de tabletas redondas de acetaminofén. Hipótesis de las Fuerzas del Mal: ​​

    strike tres.

    Dorian tomó ambos, agua y pastillas, de una vez y los tragó antes de que le dijeran que no lo hiciera.

    El líquido golpeó su estómago vacío como un martillo, pero antes de llegar allí, tuvo que chapotear agradablemente por sus diversas zanjas y cárcavas digestivas, por lo que, sinceramente, no le importó. Era como un reloj despertador sonando en los pedazos de él que no se habían dado cuenta de que era hora de ponerse a trabajar ya. Disfrutó inmensamente de toda la sensación.

    "No sé quién eres," dijo con voz ronca a la habitación en general y a los ocupantes que pudieran estar dentro del alcance, "pero quiero que sepas que te amo."

    "Un hombre vendería su alma por un vaso de agua, si se le ofreciera en el momento adecuado," le respondió un hombre. "Cuidado con los geeks que llevan regalos."

    Volvió a sentir ese cosquilleo en su cerebro, el timbre familiar de una voz que no podía ubicar. Dorian escuchó el roce de las sillas en el suelo de tablas y se dio la vuelta. Su jergón estaba en el suelo paralelo a la chimenea en la sala de estar de Danek y Lily. Las mecedoras y otros muebles habían sido retirados y empujados junto a las paredes para dejar espacio para él. Se movió completamente para mirar hacia atrás en dirección a la mesa del comedor. Era casi más de lo que su cuerpo toleraría, y sus numerosas articulaciones crujieron y estallaron como flechas de advertencia disparadas por sus extremidades a través de su arco mental.

    Había tres hombres allí, dos de los cuales se habían levantado recientemente. El que se había quedado sentado, encorvado sobre los codos apoyado en el borde de la mesa, era Tyrus Danek.

    Mostró a Dorian una mirada ociosa y evaluativa, pero no se movía salvo para rodar de un lado a otro entre sus manos una botella de cerveza de cuello largo. Aunque la expresión de Danek tenía una dureza, no era hostil, solo cautelosa, como si no pudiera decidir cómo debería sentirse acerca de los eventos recientes, y las expresiones de Danek eran bastante cerca de lo normal para que Dorian tomara un pequeño consuelo. Independientemente de lo que estos hombres pudieran representar, no eran en sí mismos una amenaza inmediata.

    Lo cual era extraño, porque Dorian los habría percibido como amenazantes si los hubiera encontrado en un entorno menos familiar, en un callejón sombreado después del anochecer, por ejemplo.

    El de su izquierda era enorme, con forma más parecida a una roca que a un hombre, con brazos del tamaño de leños y piernas como pilotes.

    No tenía pelo y era de piel gris, con el ceño fruncido perpetuamente y cuando se movía, su carne emitía un chirrido como piedras lisas chocando. Atado a su espalda había un par de pesados ​​garrotes de hierro tachonados con afilados pinchos que brillaban a la luz de la lámpara como clavos ensangrentados. Parecía un hombre que no solo sabía usarlos, sino que ansiaba demostrar cuánto le gustaba. El otro era delgado, góticamente pálido, con manos ágiles, casi inquietantemente largas. Su cabello era oscuro y usado en un estilo que oscurecía por completo el lado izquierdo de su rostro. La boca era una herida, tan pálida como el resto de él, tensa y sin sangre. Dorian lo miró desde el otro lado de la habitación y pequeñas campanillas repicaron una vez más en su memoria. Alguna familiaridad lejana, algo en los ángulos agudos y las líneas marcadamente cinceladas de su rostro que debería haber significado algo para él, estaba seguro. Uno no olvidaba una cara así. Era como mirar la personificación de una catedral, cada hueso un contrafuerte, cada hueco una nave calculada y diseñada para causar una impresión de asombro.

    Al observar a estos dos hombres, Músculo y Cerebro, Dorian se dio cuenta de que ya era hora de arreglarse la cabeza.

    "¿Dónde está Amara?" demandó. Su tono logró sonar considerablemente más peligroso de lo que su condición física actual era capaz de soportar si surgía la necesidad.

    "No temas. Tu amiga está siendo atendida más que hábilmente por la dueña de la casa," dijo Cerebro. "No, no, no intentes levantarte todavía. Nos acercaremos a ti. No estás en condiciones de ponerte a revolotear todavía." Habló con su compañero al otro lado de la mesa. "A ver si la sopa que prepararon para el Sr. Dorian aún está caliente, Ghast."

    Músculo gruñó en disgusto, pero se fue arrastrando los pies en dirección a la cocina. Cerebro abandonó la mesa del comedor y cruzó la habitación. Acercó una silla al nido de mantas de Dorian y se sentó en ella.

    "No hay necesidad de alarmarse," le aseguró el hombre. "Estás perfectamente a salvo, igual que tu amiga, al menos por el momento. Nosotros no queremos hacerte daño, lo cual nos pone en una menguante minoría, como probablemente ya sabes."

    "Tendrás que perdonarme si no acepto tu palabra" respondió Dorian. Empezó a salir de debajo de las mantas y luego recordó que estaba desnudo. "¿Dónde está mi ropa?"

    "Karo las está lavando. Las recuperarás en breve, ahora que estás despierto." Cerebro arrugó la nariz. "Después de que te hayan dado la oportunidad de bañarte, por supuesto."

    Dorian asintió en reconocimiento, pero no dijo nada.

    "No te culpo por tu desconfianza," continuó Cerebro. "Eso está fuera de lugar, pero es comprensible dadas las circunstancias. Parte de eso es culpa mía. Si hubiéramos actuado de manera más apropiada, podríamos haberle ahorrado algunos problemas y, posteriormente, parte de la incomodidad que sientes con esta situación ciertamente extraña en la que te encuentras."

    La incomodidad parecía un término insuficiente para lo que había pasado durante los últimos días, pero Dorian no estaba dispuesto a objetar. El hombre que se relajaba en la mecedora de Danek junto a él no parecía de los que se dejaban impresionar fácilmente por lo bizarro.

    "Tal como están las cosas, creo que lo has hecho admirablemente, dado lo que sabías y lo que te hicieron creer que estaba pasando. Es posible que haya justas críticas a tus acciones, pero en general, debes recibir al menos algo de crédito por tu inteligencia, John. Las cosas podrían haber ido muy mal si hubieras buscado refugio en un entorno menos adecuado." Dorian solo lo miró estúpidamente y Cerebro señaló con uno de sus largos dedos al techo. "Baldosas de volcado de datos. El sargento Danek las puso para beneficio de Lily, como sabes, pero han hecho un trabajo sorprendentemente competente al frustrar los dispositivos geep de nuestros enemigos. Mi equipo está haciendo todo lo posible para cubrir las fugas ambientales y codificar los pulsos IP de retroalimentación mientras tanto."

    "¿Tu equipo? ¿Quién sois vosotros?"

    "Oh, lo siento. Olvidé que te perdiste las presentaciones." Cerebro le mostró una mirada significativa, evaluando su reacción. "Colectivamente nos llamamos los Juguetes Inadaptados."

    Dorian se puso rígido al reconocerlo.

    "¿Así que nos conoces, eh?"

    "He oído hablar de vosotros"

    Cerebro sonrió con picardía. "Sí, un hombre en tu línea de trabajo, me imagino que sí."

    Él había oído hablar de los Juguetes Inadaptados, por supuesto, sobre todo por su reputación y sus bien publicitados exploits de crack hx. Ellos eran el equipo que había derribado el hielo de Furman Che y expuesto el escándalo de manipulación del mercado de silicatos. Habían abierto el flujo de banco de datos ultraseguros de Chilton Banks y lo habían transmitido en tiempo real a través de la Hebra durante una reunión del gabinete de guerra. Acto que posteriormente condujo al arresto y procesamiento del jefe de selección Harlen Naid por su propuesta anexión ilegal de territorios circundantes. Se rumoreaba que ellos solos habían diezmado la base industrial de la colonia Califato Tornwall con gusanos virales masticadores de datonúcleo para (supuestamente) impulsar su motor económico emergente únicamente sobre las espaldas de trabajo esclavo importado ilegalmente.

    Y había más, mucho más, si se creían todas las historias. Alternativamente admirados como sabios burladores anarquistas y bromistas alegres, y vilipendiados como industrio-terroristas contraculturales, eran infames por su imprevisibilidad, su competencia técnica y su inquebrantable búsqueda práctica de su peculiar estilo de justicia vigilante de intercambio de información pública. No había un sysop dentro o fuera de la Hebra que no hubiera estudiado sus historias de casos en detalle y luego pasado meses de su vida reparando agujeros en su matriz de seguridad para defenderse de sus intrusiones.

    Dorian se dio cuenta de que debería sentirse halagado de que figuras tan volubles conocieran su nombre. También se dio cuenta de que así era como Cerebro quería que se sintiera, lo que significaba que debía proceder con cautela. Lo que más lo debería impresionar no era que supieran su nombre, sino por qué.

    Preguntó: "¿Qué quisiste decir con que si hubierais actuado de manera más apropiada?"

    "¿No eres consciente de que podríamos haber actuado de manera inapropiada, quieres decir?" Cerebro se rió. "Hemos monitoreado su red y la actividad de la Hebra con creciente interés durante los últimos días. Inicialmente, fue solo como una curiosidad histórica y tecnológica. Nos enorgullece mantener un ojo en algunos de los gatos más prometedores en las redes más grandes, y hemos observado tu progreso durante algún tiempo. Desafortunadamente, este asunto en el que te ha involucrado coincidía con una operación delicada a largo plazo que hemos estado ejecutando cerca del Borde Corsario, y aquí no éramos capaces de darte la atención que mereces. Para ser honesto, pensé que estarías en ello por lo menos durante varios días más antes de descifrar la lógica de la araña." Le mostró a Dorian un encogimiento de hombros y una mueca, como una forma de disculpa. "Me sorprendiste. Ese fue mi error, y cuando pude hablar contigo, los eventos ya estaban avanzando a un ritmo demasiado rápido para que pudiéramos hacer mucho más que dar vueltas y hacer el ridículo. Tengo entendido que nuestra primera oferta de asistencia llegó tarde por unos pocos minutos."

    Las piezas cayeron en su lugar y Dorian jadeó. "Tú eres quien llamó al Archivo."

    Cerebro se tapó los ojos. "Es vergonzoso, lo sé, tener que depender de una tecnología tan anticuada y torpe. Pero al igual que tú, todavía no había llegado a dominar el nido de avispas que tú estabas agitando o habría prestado más atención. Me sorprendió tanto como a ti cuando los agentes de Raville entraron en acción y, como habías desconectado la Hebra, yo no tenía otra forma de avisarte salvo a través de la centralita del Archivo. Pero funcionó bastante bien, supongo. Sobreviviste a la noche, aunque fue un giro afortunado de los acontecimientos que estuviéramos tan cerca. Llegamos en cuanto terminamos nuestros asuntos con el primer ministro Kahn."

    Cerebro le guiñó un ojo. "La pregunta que te estás haciendo en este momento es cómo pude yo haber sabido sobre esta araña o del inminente ataque de Raville contra ti, dado que eso no tuvo lugar en el páramo público de la Hebra, sino dentro de los confines de tu propio espacio de red aislado."

    "Eso se me había pasado por la cabeza, sí."

    “Alguien de la talla de Michael Raville siempre será objeto de gran interés para nosotros. Lo preocupante de los hombres es que no pueden evitar ejercer el poder que adquieren y, la mayoría de las veces, eligen usarlo mal." Cerebro arqueó la ceja derecha de una manera que sugería que sabía más de lo que estaba diciendo. "De la misma manera, el movimiento de tantas tropas; como las recientemente enviadas por orden de Raville hacia Phi Sophia, naturalmente; también sería motivo de preocupación para los Juguetes Inadaptados. Mezcla las subsecuentes acciones paramilitares encubiertas de la red de soldados privados de este hombre y comienza a emerger un patrón interesante. Sin embargo, atrae nuestra curiosidad especialmente cuando, por aparente coincidencia, uno de nuestros gatos favoritos se las arregla para aterrizar en medio de toda la diversión justo después de desbloquear ilícitamente el mundo privado del propio doppelganger digital de Raville."

    Dorian lo entendió de pronto y experimentó una punzada de indignación, pero Cerebro le hizo un gesto con la mano y sonrió con malicia. "Oh, no parezcas tan sorprendido. Hay muy pocos secretos en el dataverse que no hayamos visto, y la mayoría de los que quedan solo están intactos porque no son dignos del esfuerzo de revelarlos. Llevamos operando en tu red durante siglos o, al menos, siglos en años digitales, que es el modo en que hombres como tú y yo pensamos en el tiempo. Si hubiera algo verdaderamente interesante en tu precioso Archivo, más interesante que las mundanas pervesiones sexuales y económicas de las envejecidas celebridades sociales, ya habrías tenido noticias nuestras. No nos interesa el robo de datos por sí solo. Pero veo que he ofendido tu orgullo profesional. Has olvidado la regla fundamental de este negocio: no importa lo bueno que creas que eres, siempre hay alguien mejor esperando para aprovechar tu error. No, no, no fue ningún fallo técnico particular por tu parte, John. Ejecutas las cosas muy bien. No hace falta que yo te diga eso para masturbarte el ego. Si bien es cierto que eres responsable de nuestro acceso al Archivo, no es culpa tuya profesionalmente. Más bien, es culpa tuya nostálgicamente. Siempre has sido de los que se aferran a sus amigos, aún cuando eso no fuese lo mejor para ti. A veces, si no tienes cuidado, esos amigos se aferran a ti a cambio. Incluso los muertos."

    Dorian debió de haber palidecido o haber dado alguna otra señal de que su cuerpo estaba a punto de fallar, porque Cerebro saltó de su silla para atraparlo antes de que pudiera caerse. Ciertamente sentía que se iba a desmayar de nuevo. Le daba vueltas la cabeza, se le revolvía el estómago. Un entumecimiento progresivo le congelaba las extremidades. Miró el rostro de un hombre que había estado muerto durante más de quince años. Un hombre que había sido un protoanarquista incluso entonces, todos aquellos años atrás, pero que no poseía las herramientas para dar estructura a sus ideales.

    Un hombre que le había legado el paisaje de datos privado donde Dorian había acumulado toda una vida de secretos, tanto personales como profesionales.

    Un hombre que alguna vez se hacía llamar Ray Morrical.

    Ray se negó a hablar con él sobre tal resurrección durante los siguientes minutos. Claramente preocupado por su capacidad para encajar más sorpresas en su estado físico actual, insistió en que Dorian comiera primero la cantidad de sopa que su estómago tolerara, luego que se vertiera café en la garganta tras esta, e incluso podría haber agregado una peligrosa dosis de finas anfetaminas mexicanas además de eso si hubiera tenido alguna a la mano. Danek fue el elegido para asistir a Dorian a subir las escaleras y a vigilarle mientras se duchaba, se afeitaba y se vestía agradecido con su ropa recién lavada.

    Esto le ayudó a estabilizarse, aunque Dorian sospechaba que eso tenía más que ver con tener tiempo para analizar la información que le habían dado que con la comida u otras satisfacciones de las criaturas. Demasiadas cosas habían pasado en los últimos días. Demasiados datos habían vertido en su cerebro, demasiadas relaciones complejas se habían explorado, demasiadas revelaciones se habían descubierto, asombrosas revelaciones de complots y contra-complots y engañosamente esquivos contra-contra-complots de terceros aparentemente desinteresados. Ah, y sin olvidar a su encantadora compañera de cubículo quien, según todos los indicios, había sido comúnmente aceptada entretanto como una especie de divinidad pandimensional pseudoalieníjena por una conspiración intergaláctica de líderes financieros, políticos y militares. El hecho de que esta era la parte que le resultaba menos complicada de procesar era una de esas cosas que deberían preocuparle. La feliz y pequeña comunidad de neuronas del nivel del sentido común de su cerebro le estaba gritando que esta clade de ideas debería al menos ser examinada más críticamente antes de tomar cualquier decisión que alterara su vida o fuese irrevocable, basada en sus propias suposiciones.

    Necesitaba tiempo para reflexionar sobre estas cosas, profundizar en ellas y descubrir lo que significaban. Estaba exhausto por sentirse atrapado en un torbellino y no tener tiempo para hacer nada más que reaccionar a los cambios en el viento. Pero primero tenía que lidiar con Ray Morrical y averiguar qué quería realmente este fantasma de su pasado.

    Estaba bastante seguro de que no era solo para ayudar.

    Cuando Dorian y Danek regresaron cruzando la casa, se encontrarn con extraños que Dorian solo pudo asumir que eran más de los Juguetes Inadaptados. La mayoría de ellos se movían afanosamente de habitación en habitación, hablando con grupos de compatriotas o examinando estantes de zumbante equipo técnico. En muchos casos, tenían que gritarse entre sí por el ruido de los generadores portátiles que alimentaban sus complejos codificadores y monitores y los pellizcos del enrutador ex-connex. A menudo, saludaban a Danek con una risa cordial y le mostraban un pulgar hacia arriba, pero Danek hacía poco más que asentir hacia ellos. Dorian perdió rápidamente la pista de las personas que encontró, a pesar de que eran en muchos aspectos típicos gatos piratas, es decir físicamente distintivos, con mods increíbles diseñados para ser memorables cuanto menos.

    Se encontró con un esbelto duendecillo de chica de cabello verde y demasiados brazos, yendo y viniendo entre bastidores con una unidad portátil de dispersión de energía, ejecutando los números en su ergio-firma. Dorian no entendió su nombre, ella se rió como un pájaro y salió disparada antes de que él pudiera preguntarlo de nuevo.

    Estaba un Karo de tono plateado, un hombre rechoncho y con la cara parecida a la de un perro pug, cuyo cráneo afeitado estaba tachonado de micro-antenas, y cuyas cuencas de los ojos estaban encerradas en anticuados visores de interacción triDvid. Los lentes redondos y escarlata le hacían parecer un insecto, pero él sonreía masivamente como un podrido melón partido por el sol, y reía cavernosamente con toda una batería de palmadas en la espalda y tirones en los muslos que hacían contagiosa su diversión. Además, Dorian conoció a varios Chillones de cuerpo largo con exoesqueletos de flexoacero, una mujer joven envuelta en diáfanas bufandas de malla de escaneado nano-tejida injertada en la carne que podrían inflarse a voluntad para convertirla en una parabólica humana, y muchos otros que diferenciar adecuadamente, cada espécimen de modificación humana más estrafalario que el anterior. La mayoría de ellos llevaban brazos extra o extensores biomeméticos, tanto desmontables como no, que les permitían realizar más tareas a la vez de las que les habría permitido los kits naturales de dotación normal. Aquella colección entera de espectáculos secundarios de carnaval llevaba a cabo eficientemente sus tareas asignadas, cada forma mutante en su sitio e intensamente concentrada en sus deberes.

    Aunque lo que él recordaba más de las presentaciones relámpago era que cada una de estas tenía armas sujetas. Cuchillas inteligentes y bombas de clavija, pistolas Gibbon automáticas e incluso rifles militares Krueger MatterKast. La mayoría de las armas todavía tenían el brillo azul bien engrasado que sugería que habían sido desempaquetadas recientemente del almacenamiento, lo cual le decía a Dorian que este equipo no carecía de recursos y astucia propios. Si lo que Ray había dicho era cierto, que estos gatos habían estado fuera del planeta hacía solo unos días, se habría necesitado una gran cantidad de capital o un depósito de almacenamiento cercano fácilmente mantenido para proporcionarles tanto equipo y armamento tan rápidamente.

    Lo que fuese que pudieran ser los Juguetes Inadaptados, no eran aficionados.

    Dorian se detuvo en lo alto de la escalera y agarró el antebrazo de Danek antes de levantar la cubierta para llevarlos de regreso a las habitaciones. Por el momento estaban solos y había explicaciones que le debía a su amigo.

    Como no estaba seguro de cómo empezar, Dorian se lanzó a ello sin más con la esperanza de compensar con sinceridad lo que le faltaba en la oratoria.

    "Lo siento, Tyrus," dijo. "No era mi intención echarte esto encima."

    Pero Danek solo le lanzó un bufido. "Lo invitamos nosotros, muchacho. No hay nada de lo que disculparse, excepto quizá dirigirte a mí por mi nombre de Dios. Ni siquiera Lily pudo hacer eso hasta después de unos diez años de casados."

    "¿Cuánto tiempo lleva esta gente aquí?"

    "Desde la mañana del segundo día."

    Dorian hizo una mueca. Sus defensas ni siquiera habían durado hasta el primero de sus peores puntos de referencia.

    Danek le apretó el hombro amigablemente, algo que nunca habría hecho como su sargento. "Esto es bueno, John. Lily se estaba poniendo frenética cuando no pude despertarte, cuando ninguno de los dos pudimos, y ya no tengo el hardware para diagnosticar ese tipo de comportamiento. Estábamos seguros de que te habías ido, cerebro frito o algo peor, o que los matones de Raville iban a atravesar la puerta en cualquier momento."

    Danek señaló vagamente hacia una de las habitaciones adicionales llenas de los Jugetes Inadaptados. "Ray y su tripulación bailaron un vals hasta aquí tan tranquilos como gatitos y preguntaron si podían ayudarnos con nuestros problemas. Esas fueron sus palabras. A Lily no le gustó al principio, pero se puso a vociferar por nuestra fuga de señal y los picos de IP que se podían leer desde la luna, puntuando todo eso con tecnomambo adicional que ni siquiera yo podría empezar a entender. Yo había archivado todo eso en la papelera mental hace años, pero estaba claro que ellos sabían que algo estaba pasando y que tenían suficiente esquema general como que valiera la pena ver qué podían hacer. Yo estaba seguro de que te ibas a cabrear cuando te despertaras. Si te despertabas, quiero decir."

    Danek soltó una grave y retumbante carcajada que tomó a Dorian por sorpresa. "Son una panda, no lo negaré. Siempre golpeando puertas y descargando inodoros y corriendo escaleras abajo en pánico por alguna señal o flujo de datos que no se lee como debería. Pero, para ser sincero, creo que a Lily le gusta eso, aunque no lo diga. Ha pasado un tiempo desde que tuvo una casa llena de jóvenes revoltosos que no se ponen vidriosos cuando ella entra en la habitación. Ese Karo, de hecho, es un mago en la cocina. Ha estado haciendo algunas modificaciones en la pasta de carbohidratos que diseñaron los doctores para que Lily mantenga su peso, y si él no la hace comestible para el consumo humano puedes pegarme un tiro. Lily le acusa de intentar cebarla, pero se ríe cuando lo dice, y eso es el cielo para mí. Vale la pena un poco de desorden en nuestras vidas."

    Dorian sonrió ante la imagen sintiendo un destello de alivio, y tal vez incluso una punzada de celos por no haber estado presente para presenciarlo, pero dijo: "Tú sabes quiénes son estos tipos, ¿verdad?

    ¿El tipo de trabajo que hacen?"

    "Veo el infocable."

    "El infocable no te lo dice todo."

    "Sé que son buenos y bueno es lo que necesitas para que ayudarte a vivir contra viento y marea. Lily parece pensar que esta es una Cita Divina."

    A Dorian no le gustaba la idea en absoluto. "Lily debería leer más manuales técnicos de prevención de intrusiones y menos novelas de espías. Esos no son buenas personas, Danek. No son necesariamente malvados, pero son duros, están bien entrenados y tienen una agenda propia o no se habrían involucrado."

    Él no sabía cuánto podrían haber obtenido Ray Morrical y los Juguetes Inadaptados de su espuma, del propio Archivo o de sus propios flujos de bits encubiertos conectados a las redes de Raville, pero se sentía seguro al asumir que ellos sabían algo, al menos, sobre los eventos que pronto se iban a desarrollar en Phi Sophia. Lo último que necesitaba era otro par de codiciosas manos buscando a tientas la perla. Se preguntó qué diría Amara sobre este giro de los acontecimientos.

    "Todavía así puede haber algún problema," dijo por fin. "Los agentes de Raville nos encontrarán si nos quedamos aquí mucho más tiempo."

    Pero Danek no se inmutó. "Puede que los agentes de Raville encuentren más problemas de los que esperaban."

    "Eso es lo en lo que estoy confiando."

    "Tú y yo, muchacho. Tú y yo." Con eso, Danek tiró de la cuerda que levantó la cubierta que hacía descender las escaleras y bajaron juntos.

    Había comida esperándoles en la mesa, sándwiches de ensalada de jamón y de pavo, ricas rodajas de berenjena frita, montones de ensalada de papa y cerveza, además de una taza de café sin fondo. Era temprano en la noche y Dorian se divirtió un poco al descubrir que tenía hambre de nuevo, incluso después de toda la sopa que había consumido una hora antes. Se habían colocado más sillas a la mesa, incluida la cómoda mecedora vieja de Danek y las sillas de metal de la cocina. Los sándwiches estaban amontonados en una montaña de pendientes triangulares y crestas de corteza beige en una fuente en el centro de la mesa. Había verduras frescas, crudas y frías, encajadas en platos más pequeños alrededor del perímetro, pero estas parecían ser ignorados en su mayoría a favor de la mostaza y la mayonesa y los condimentos sustitutos de verduras, que, como la mayoría de los niños de escuela primaria sabían, era la verdadera forma de comer verdura que Dios quería para la humanidad.

    Varios de los los Jugetes Inadaptados, muchos de los cuales Dorian había conocido fugazmente, ya habían descendido a la colcha, jugando un fascinante juego de sillas musicales mientras manoseaban cervezas y pepinos y cualquier otra cosa que estuviera a su alcance.

    En el momento en que alguien mostró signos de poner una capa de aire entre ellos y su asiento, otro se abalanzaba por detrás para inspeccionar el terreno culinario, lo cual obligaba al ocupante original a moverse. Esto continuó durante algún tiempo mientras se ensamblaban los platos y se apilaban las viandas en aterradores montones antigravitatorios en un carrusel giratorio constante y curioso de tonos de piel multicolor y brazos extendidos y derrocados maullidos de clemencia. Ray Morrical se sentó a la cabecera de la mesa (con su plato vacío excepto por algunas migajas extrañas), observando las progresiones caóticas que se desarrollaban a su alrededor. Cuando reconoció los pasos en las escaleras, salió de su lugar y adoptó una postura cautelosa detrás de esta, protegiendo la entrada contra los oportunistas comensales. Con una orden severa, despejó los espacios a la izquierda y a la derecha y les hizo señas a Dorian y Danek.

    Ambos se sentaron en medio de la cacofonía, Danek en su acostumbrada silla y Dorian y Ray uno frente al otro a su izquierda y derecha. Al llenar sus propios platos, Dorian pensó que luchaba por un pez contra un pulpo, pero lo logró con un poco de astucia y algunos empujones propios en el momento oportuno. Cuando se hubieron acomodado, Ray apoyó los hombros en el alto respaldo de la silla y se puso cómodo.

    "Lily se asomó hace unos minutos y nos hizo saber que tu amiga está despierta. Está recuperando el sentido y haciendo todo lo posible para defenderse de la determinación de Lily de meterse un poco de sopa en el estómago, pero debería unirse a nosotros en breve. Parece que se está recuperando muy bien."

    Dorian contuvo un suspiro de alivio para que Ray no lo viera y evitar así un posible uso posterior en su contra. "Me alegra oír eso," dijo alegremente. "Pero lo que más me interesa en este momento es cómo te recuperaste. Lo último que supe de ti es que estabas muerto en la primera línea de la rebelión de HD."

    "En lo que respecta a los gobiernos del espacio humano, Ray Morrical está, de hecho, muerto. Mi madre recibe un buen estipendio de los padres de nuestra comunidad por su pérdida, y yo trabajo duro para asegurarme de que las rupias sigan fluyendo hacia sus cuentas de jubilación. En estos días me llamo principalmente por mi nombre profesional, Hiram Lázaro, y agradecería que mantuviéramos el conocimiento específico de mis anteriores encarnaciones entre nosotros."

    "Lázaro," dijo Danek. "El hombre que pasó de muerte a vida."

    Ray dio una tos de autocrítica. "Parecía menos presuntuoso que llamarme Jesús el Mesías."

    "¿Qué te pasó?" Preguntó Dorian, haciendo todo lo posible por mantener la voz baja.

    "Algo gracioso, en realidad," dijo, inclinándose hacia adelante como si estuviera a punto de compartir un secreto. "Estaba a bordo de una embarcación exploratoria de la Marina cuando estalló el HD, y estábamos bien dentro de los territorios en disputa. La nave se llamaba Mording Covenant. Era solo un remolcador, en realidad. No podría haber llevado más de diez o doce Disruptores Kent dos y cuatro en todo su arsenal. Sólo éramos catorce a bordo, y la mayoría de nosotros éramos técnicos de todos modos. Despacho Marine estaba utilizando la nave como un puesto de escucha avanzado, lo cual significaba, por supuesto, que alguien tenía la corazonada de que el HD estaba al borde de una explosión. Pasamos la mayor parte del tiempo encerrados en un cúmulo de radiación fuera de su rango de sensores, captando pulsos de medios desprendidos de las redes de comunicaciones y coordinación, y pasándolos por cripto-filtros estándar. Después de unas seis semanas de esto, las redes CC se dispararon. Comenzamos a recibir todo tipo de tráfico encriptado del sector Janus, material de banda pesada que sugería comunicaciones matriciales de haz estrecho y multiproceso. Ciertamente no necesitábamos el comando Trithemian para decirnos que probablemente se trataba de una flota de cruceros de batalla, pero el capitán de la Covenant, un capitán Granczyk, nos informó que era su deber sacarnos del cúmulo y transmitir nuestros datos de regreso a casa. Este era un procedimiento estándar y ninguno de pensamos mucho en ello en ese momento. Las señales que estábamos detectando se originaban en un punto que todavía estaba seguro en el borde de nuestro espacio territorial. Salimos del cúmulo justo en una patrulla de cazas Janite avanzados. Pequeños cabrones rápidos, clase Incisor, creo. Los Kent ni siquiera detectaron los puntos de mira antes de que nos perforaran el fuselaje con media docena de zipclancs. ¿Alguna vez has oído uno de esos?"

    Ray cambó su ojo visible hacia Dorian, pero Dorian negó con la cabeza. "Vi algunos de ellos utilizados contra grupos de batalla de nuestro bando. Radio de daño impresionante, pero no gran atractivo visual en el vacío."

    "El sonido que les da su nombre proviene de ondas Shavlet proyectadas que chocan contra la Matriz de Integridad Rand. Debido a que ocurre tan cerca del casco, las ondas sonoras se propagan a través del revestimiento hacia las cubiertas. Suena, no es broma, igual que una cremallera que se abre. El sonido metálico es la cabeza del detonador que se fija al casco. La explosión es instantánea, por lo que quizá no se llaman %zipclancbum. Cualquier persona que esté cerca de la cabeza del detonador no vive lo suficiente para oír nada excepto el zip y el clanc. "

    Ray frunció el ceño, sombrío por los recuerdos, y se tomó la barbilla entre los puños. "La primera salva eliminó nuestras unidades de propulsión. La segunda falló el puente por poco, pero destruyó el reactor dos cubiertas más abajo. El capitán Granczyk, previendo lo inevitable, concentró todas nuestras energías en transmitir nuestra carga de datos completa como un loco. una gran pérdida, sospecho, desde su perspectiva, y ciertamente no desde el lado táctico de las cosas. La Covenant apenas tenía capacidad espacial en sus mejores días, y nos habían copiado a todos antes del envío. En el peor de los casos, estábamos fuera de los ocho a diez semanas de tedio, pero los datos que habíamos reunido eran irremplazables. O al menos esa era la opinión del Capitán."

    Dorian conocía a Ray lo suficiente como para adivinar adónde se dirigía. "Pero no la tuya, entiendo."

    "Me temo que nunca me acusarán de patriotismo romántico. Verás, la carga de trabajo a bordo del Covenant no había sido lo que yo llamaría exactamente extenuante. La mayoría de nosotros éramos inadaptados de un tipo u otro, desechados de una variedad de estudios técnicos y no encajamos bien con la cultura militar-industrial en general. El Capitán fue probablemente el único entre nosotros que no reconoció que la mayor parte de nuestra misión siempre había consistido en almacenar a los alborotadores a una distancia segura en lugar de brindar un valioso servicio en la defensa pública. Solo supe más tarde que la insurrección Hamers-Doss había estado oficialmente en marcha durante casi dos semanas completas cuando fuimos atacados. Al parecer, alguien se había olvidado convenientemente de informar a la Covenant de que habíamos ido a la guerra."

    "O podría haber sido que el cúmulo de radiación bloqueaba las transmisiones de comunicaciones entrantes con la misma eficacia que lo hacía con la detección de HD y Janite," dijo Danek. "Eso no es infrecuente."

    "No discutiré con usted, sargento. Créame, no me lo tomo como algo personal de una forma u otra. Después de todo, aunque el fallo en la comunicación fue simplemente un descuido, el resultado no fue otro que el que merecíamos bajo la ley militar. Admito libremente haber estado en rebelión activa durante algún tiempo cuando ocurrieron estos eventos. Pasé una buena cantidad de mis horas de ocio incitando a unos cuantos de mis compañeros a amotinarse durante todo el crucero." Ray habló con calma, con total naturalidad, como si estuviera comentando sobre el tiempo. "El ataque janita fue la oportunidad que habíamos estado esperando, aunque inesperado. Los zipclancs se deshicieron convenientemente de la mayor parte de la tripulación a la que yo no había logrado persuadir, y los demás, incluido el capitán, no estaban en condiciones de oponerse a nosotros cuando les ofrecimos entregar el datonúcleo de la nave a nuestros enemigos a cambio de nuestras vidas."

    "¿Pero cómo evitaste que el comando central te reciclara desde la copia de seguridad?" Preguntó Dorian.

    "Introdujimos los virales korruptor de preextracción janita en la arquitectura de espuma de algunos de los muertos como una forma de convencer a CC de que nos habíamos comprometido, probablemente capturados como prisioneros de guerra. El Comando Central no se arriesgaría a que esos virales escaparan de la contención y corrieran sueltos en los contenedores de almacenamiento de seguridad general en aras de algunos descontentos capturados."

    "Los asesinaste," dijo Danek con aspereza. "¡A tus propios compañeros de tripulación!"

    La mandíbula de Ray se tensó, casi imperceptiblemente. "Hicimos lo que habrían hecho los janitas en cuanto abordaron la nave, nada más. Esi era perfectamente legal una vez que comenzaron las hostilidades, así que no creo que estuviéramos tan lejos de los límites. Con la misma facilidad se podría decir que les ahorramos a esos hombres unos días o semanas de tortura."

    Dorian frunció el ceño ante la forma casual en la que hablaba de traición y asesinato. Eso era digno de tener en cuenta.

    “Ese fue el núcleo original de los Juguetes Inadaptados, nosotros, los desertores. Me llevé a Ghast, segundo oficial de la Guardia, y a Karo, el Jefe de Lgística y Suministros. Marilea, a quien quizá ya conozcas, era nuestra especialista en hardware. Williams y Torres, a quienes probablemente no has visto todavía, pues están fuera de patrulla, subieron a bordo como oficiales de comunicaciones y seguridad general. Desafortunadamente, había algunos otros que ya no están con nosotros."

    Los labios de Ray se curvaron en una sonrisa, dura y feroz. "Me temo que no demostramos ser mejores ciudadanos de Janus Prime que de Tritemius Orbis. Nos salvaron la vida, pero no se ganaron nuestra lealtad, especialmente cuando la insurrección se tambaleaba hacia su conclusión. Pero no les guardo ninguna mala voluntad en particular. Los gobiernos fallidos son como depredadores heridos, intrínsecamente peligrosos y propensos a atacar incluso a los de su propia especie. Pero cumplieron su propósito. Aprendimos mucho de lo que era esencial para el comercio al practicar nuestras habilidades dentro del relativo aislamiento del régimen militar janita en colapso."

    Ray inclinó la cabeza en dirección a Dorian. "No seas demasiado duro conmigo. Sé que mi traición te irrita, pero recuerda que sin ella, no habrías tenido acceso a la arquitectura de espuma secundaria que tan recientemente te preservó la vida."

    "¿Por qué me cuesta creer que tu sacrificio fue completamente altruista?"

    "Yo esperaba que llegaras lejos, un hombre con tus prodigiosos talentos, o al menos irías a lugares interesantes. Que me seas útil a veces parece un pequeño precio a pagar por lo que has ganado a cambio. "

    Dorian sospechaba que el precio que se le pedía que pagara aún no se había calculado por completo, pero decirlo solo invitaría a más preguntas de Ray y de los los Jugetes Inadaptados. Quedó en silencio formulando una respuesta neutral, pero afortunadamente, la puerta de la habitación de Lily y Danek se abrió, lo cual le evitó tener que decirle nada. Amara apareció en la puerta detrás de Lily, mirando tímidamente a la habitación llena de extraños, y Dorian se excusó de la mesa de inmediato y fue hacia ella. Lily levantó la cara hacia él cuando pasó y él hizo una pausa.

    "Ella quería verte," dijo. "Sé amable con ella. Está un poco fuera de lugar."

    "Gracias por cuidar de ella, Lil."

    Ella sonrió y se alejó del camino que él había venido a tomar para tomar una posición de vigilancia sobre una pila de almohadas contra la pared cerca de su esposo.

    Amara parecía agotada, cansada a pesar de tanto sueño, y su mirada era profunda y preocupada. Dorian sospechaba que detrás de esto había algo más que la repentina incorporación de tanta gente extraña a su causa, y tuvo cuidado de situarse entre ella y cualquier espectador curioso. Ella tomó sus manos entre las suyas con evidente entusiasmo.

    "¿Cómo te sientes?" dijo él urgente, pero en voz baja, para que no fueran escuchados.

    "Estoy bien. Cansada." Ella miró con incertidumbre por encima de su hombro, estudiando los rostros desconocidos. "Aunque no sé qué pensar de todo esto."

    "Ni tú ni yo."

    "Lily me advirtió que ya no estábamos solos. Dice creer que podemos confiar en ellos, pero que tú sabrás mejor que ella hasta dónde."

    "Estoy trabajando en ello," dijo Dorian, y luego agregó: "No tenemos muchas opciones en este momento."

    "¿Qué sabes de ellos?"

    Dorian pensó en las cosas que había aprendido y en las cosas que alguna vez creyó que ya no eran ciertas. "Es una historia larga y no es un tema seguro para la discusión pública en este momento."

    "¿Podemos hablar en privado? ¿Quizá por pAp?"

    "No. No tengo acceso a un canal privado por el momento." A su mirada inquisitiva, él respondió simplemente: "Lo explicaré más tarde, boca a oreja. A la antigua."

    Puede que ella le hubiera pedido que hablara sobre el problema con su espuma, pero se oyó el sonido de las patas de una silla raspando el piso en el comedor y Ray los llamó. Dorian se volvió para verle haciéndole señas con la mano extendida.

    "No la guardes para ti, John. Tráela a la mesa. Estamos ansiosos por conocer a tu compañera."

    Las cabezas giraron, el tintineo de botellas y platos disminuyó, y Dorian se dio cuenta de que todos los Juguetes Inadaptados presentes les estaban mirando como si se hubiera dicho una palabra clave.

    A Dorian se le formó un nudo en la garganta. Se le ocurrió que todo lo que había sucedido hasta ahora habían sido preliminares para este evento, para el surgimiento de Amara. No tenía ninguna razón para creer esto, pero el pensamiento se alojó en su cerebro de todos modos. Quizá estaba paranoico.

    "¿Cuánto saben ellos?" le susurró Amara.

    ¿Cuánto sabemos nosotros? pensó él. "Yo no les he dicho nada."

    "Esa no es realmente una respuesta, ¿verdad?" replicó Amara

    "De hecho," dijo él. "Tú ten cuidado con lo que les dices. Y por amor de Dios, no saques el orbe, no importa cuán fuerte sea el impulso."

    Lo decía de broma, pero esto solo profundizó la preocupación que le nublaba los ojos a Amara. Él le acarició la mejilla con los dedos hasta que ella tomó su mano e indicó que estaba preparada, luego él la condujo por la habitación hasta la mesa. Se hizo un lugar adicional para ella al lado de Dorian, y tomaron sus asientos con cautela.

    Ghast se levantó y le susurró algo al oído a Ray, luego subió pesadamente las escaleras y desapareció detrás de la cubierta. Ray Morrical puso las manos sobre los brazos de su silla y miró a Dorian y Amara con ojos velados y calculadores mientras estos se movían de un lado a otro entre ellos. Por fin, asintió con la cabeza, puso una amplia sonrisa y dijo: "Es un placer conocerla por fin, señorita Cain. Confío en que haya salido de su terrible experiencia en buenas condiciones. Su amigo John y yo hemos estado renovando nuestra larga amistad y tengo la más sincera esperanza de que acepte una oferta similar de convivencia mutua entre nosotros. Después de todo, cualquier amigo de John debería considerarse amigo mío, y esa es la razón, se podría decir, de que mis compañeros y yo nos hayamos desplegado en su nombre."

    Amara lo miró con inquietud. "Entiendo que le debemos una deuda de agradecimiento por lo que ha hecho."

    "No lo considere una deuda, por favor. Hace mucho tiempo que nuestra misión autodesignada es defender a los inocentes de los planes de aquellos que se consideran poderosos debido a circunstancias de influencia socioeconómico o político. En este caso, resultó doblemente placentero, porque pudimos ayudar a un amigo."

    "Ya veo"

    "¿Hay algo que pueda ofrecerte, querida? ¿Algo de comer o beber, quizá?"

    Ella negó con la cabeza. "Lily me trajo algo de comida antes."

    "Maravilloso." Hizo una pausa, y un destello familiar cruzó su mirada, un leve parpadeo que era casi imperceptible. Frunció el ceño por un instante y sus ojos se nublaron cuando su enfoque cambió a lo virtual en otra parte, pero se recompuso rápidamente y volvió a pulir el brillo de su sonrisa. "Desearía que tuviéramos más tiempo para conocernos adecuadamente, pero desafortunadamente, el tiempo parece estar en nuestra contra, lo que significa que tendremos que prescindir de las cortesías tradicionales y llegar directamente a los detalles de lo que podemos hacer el uno por el otro. Lo que traemos a la mesa ya se ha mostrado en parte. Somos los Juguetes Inadaptados y nos hemos puesto a su servicio porque una inesperada mezcla de intereses ha dejado claro que debemos hacerlo. Por su parte, usted desea evitar la aprehensión de las fuerzas de Michael Raville hasta que se puedan realizar determinadas tareas que pueden ser esenciales para el futuro de la humanidad. Sin embargo, su esperanza de una evasión a largo plazo se ha complicado significativamente por la inminente llegada de ciertas fuerzas militares recientemente enviadas a la ubicación actual del Sr. Raville. El problema, a mi modo de ver, es su incapacidad para llegar a un lugar determinado en un plazo adecuado y con los recursos suficientes para realizar sus tareas por su cuenta. ¿Estaría de acuerdo en que esta es una evaluación justa de sus circunstancias actuales?"

    "En general, sí," dijo Dorian. "Lo que no veo es cómo eso califica como una mezcla de intereses."

    "Un evento tan seminal como el primer contacto con una especie alienígena" dijo Ray tranquilamente: "Creo que eso debería ser de gran interés para todos nosotros." Había cierto brillo en sus ojos, cierta picardía juguetona que indicaba que Ray sabía más de lo que decía.

    Dorian agarró la rodilla de Amara antes de que ella pudiera hablar. "Te escucho," respondió él.

    "Bien. Entonces, también estará de acuerdo en que algo de esta magnitud (económica, política y espiritual) no debería convertirse en un factor más en la perpetuación de un sistema de esclavitud de clases en el que todos estamos gobernados por la élite social. Hablando en plata, por así decirlo, es inmoral que una autoelegida embajada de prototiranos oculte la riqueza potencial de tal experiencia al hombre común bajo la creencia de que somos incapaces de guiar nuestro propio destino. Y de manera similar, es igualmente inmoral para estos pocos poderosos suponer que pueden hablar en nuestro nombre sin nuestro consentimiento."

    Asintiendo vagamente, Dorian se encogió de hombros en señal de acuerdo. "Claro."

    "Mientras dormías, mi gente aprovechó ciertas técnicas de extracción y reconstrucción de datos con las que deberías estar familiarizado, John, para seguir tus pasos. Hemos logrado contactar con la esencia incorpórea de Michael Raville en la red del Archivo."

    Amara casi gritó. "¿Has hablado con Raville?"

    "Con cierta profundidad," le aseguró Ray. "Es un personaje notable por haber sobrevivido durante tanto tiempo y con ideologías tan claras todavía intactas. Sin embargo, el resultado de esas conversaciones es que nos ha quedado claro, e incluyo al propio Raville, que ustedes dos estaban seleccionados para esta misión por necesidad, en lugar de por cualquier habilidad específica o nativa que de otra manera lo recomendaría. Respetamos que ya hayan sufrido considerablemente por esta causa, y que hayan soportado tanto los peligros como las dificultades suficientes para haber ganado la gratitud duradera de toda la humanidad. En primer lugar, esa es la razón por la que nos hemos sentido obligados a ofrecerles nuestra protección hasta este momento. Por otro lado, también está claro que, debido a que eran producto de la necesidad, no eran tan capaces como los demás de llevar a cabo las cosas que se les han pedido. Y aunque aprecio, como digo, su coraje frente a probabilidades imposibles, les diría que sería mejor, que serviría mejor al bien común, que se hicieran a un lado y permitieran que otros siguieran en su lugar."

    "Quieres decir vosotros, por supuesto," dijo Dorian.

    >

    "Somos la organización apolítica más calificada en este campo de actividad en particular."

    Fue el turno de Dorian de fruncir el ceño. "¿Crees que estás más calificado que Amara para evitar la guerra de Raville?"

    "Oh, por favor." Ray puso los ojos en blanco. "Podría proporcionarte un montón de actividades similares cuyo registro en papel te llegaría hasta el hombro. No hagamos de esto un concurso personal de meadas, John. He dicho que admiro tu valor, pero en algún momento, la experiencia triunfa sobre el coraje hasta con los ojos vendados."

    "Bien, pero dime una cosa. ¿Estás diciendo que Raville te dijo específicamente que tú..." Agitó las manos para incluirlos a todos..".. que los Juguetes Inadaptados, estaban más calificados que Amara y yo para... detener esta guerra exacta?"

    Dorian miró a su alrededor, sintiéndose un poco salvaje, incluso un poco histérico. Dio la casualidad de que vio a Lily escondida en las sombras más allá del hombro de Danek. Estaba ojiplática, |ero Lily bajó un poco la cabeza y se llevó la garra de su tercer brazo a los labios.

    Silencio. Escucha.

    Ray frunció los labios con simpatía. "Sí, sobre eso. Raville dijo que había tenido que marcar ciertos elementos de su presentación para llamar su atención. Existe una leve amenaza de que nuestros futuros vecinos cósmicos puedan verse tentados a percibir erróneamente la presencia militar como una amenaza de guerra. Especialmente si no están familiarizados con nuestra historia cultural como nosotros con la de ellos. Pero Raville nos explicó de manera mucho más creíble, creo que estarán de acuerdo, que los hombres de armas solicitados para esta cumbre estarán más enfocados en mantener a los indeseables; es decir, las vacas de efectivo de la cultura del consumidor que reunirá las rupias para productos y servicios ajenos, en feliz ignorancia; mientras los líderes de la industria negocian los acuerdos comerciales, los intercambios tecnológicos y otras formas de moneda de poder que mantendrán su estatus en el futuro previsible. Esa injusticia no se puede permitir."

    Dorian casi estalla de risa. Raville, pensó, viejo mago astuto. Hizo un numerito de enfrentarse a esta nueva revelación. Esto implicó una gran cantidad de parpadeo de asombro y de parecer estupefacto. "Entonces, ¿qué propones exactamente?" preguntó después de un período razonable.

    "Para que alguien pueda llegar a estas conversaciones a tiempo, es decir, antes de la llegada de nuestros bien armados hermanos Marines con mentalidad literal, tendrían que encontrar una manera de ubicarse en el sector Phi Sophia en un orden de plazo razonablemente corto. Dada nuestra posición relativa a los puertos espaciales de Stratiskaya Daransk, es obvio que esto no se puede lograr mediante el trazado de quemado estándar. Por tanto, se debe encontrar otra forma."

    "Zap. Ya lo sabemos"

    "Precisamente. Excepto que nos informaron que la dirección de la estación de zap de la cumbre es un secreto muy guardado. Pero también se nos dijo después que la única vía para obtener esa dirección sin notificar al verdadero Michael Raville de nuestras intenciones de intervenir ya había viajado."

    Ray y Amara intercambiaron una mirada que se aproximaba a la cautela.

    "La tenemos," dijo ella.

    "La tenéis y no podéis usarla sin exponeros al peligro. Al ser una estación segura y patentado, tampoco se puede pasear hasta Surmonte y dirigirse a esa dirección sin la interferencia de ciertas autoridades públicas y privadas cuyo negocio es proteger la integridad de dichas direcciones." Ray sonrió sabiamente, como si esta conversación se desarrollara exactamente como lo había planeado. "Así que habéis llegado a un punto muerto."

    "Pero tú no puedes llegar allí sin nuestra cooperación" Dijo Dorian. "¿Cómo llegamos a un compromiso mutuamente beneficioso?"

    "Con mi nave, la Horda del Proletariado, está actualmente atracada en el puerto síncrono de Surmonte, lista en cualquier momento para quemar hasta Glastenhame en Fortuna de Torburg, donde ciertos asociados nuestros estarían dispuestos a permitir una transferencia no autorizada de esquemas de datos a la cola de llegada de nuestra elección sin hacer demasiadas preguntas inconvenientes."

    Danek se sentó derecho. "Pensé que no eras particularmente popular entre los janitas."

    "Parte de la razón por la que caímos en desgracia con el gobierno de Janus Prime es la razón por la que estos asociados estarían tan dispuestos a ayudarnos." Ray le guiñó un ojo a Amara. "Nos deben una deuda de gratitud."

    "Entonces, ¿nos llevarás a Glastenhame, donde te daremos la dirección y luego nos dirigiremos todos juntos a Phi Sophia?"

    "Ese es el trato sobre la mesa."

    Dorian y Amara intercambiaron otra mirada rápida. Ella le apretó la rodilla debajo de la mesa. Él intentó con todas sus fuerzas no parecer mareado. No necesitaron discutirlo más.

    "Trato hecho," dijo él. "Siempre que jures que no vas a meter la nariz en mi espuma de ahora en adelante."

    "Yo no lo querría de otra manera. Después de todo, si no podemos confiar en nuestros amigos, ¿en quién podemos confiar?"

    Dorian estaba seguro de que Ray estaba mintiendo, pero aceptó la mano que él le ofrecía sobre un plato de embutidos y se la estrechó de todos modos. Como si esa fuera una señal preestablecida que todos habían estado esperando, los Juguetes Inadaptados saltaron de la mesa como un grupo y se dispersaron por la escalera como hojas voladas antes del ataque de una tormenta otoñal. Solo Karo se quedó para recoger los platos.

    Ray se tomó unos segundos más para recuperarse y se puso de pie lentamente. Saludó con la cabeza a Lily, luego a Danek y dijo: "Ha sido un placer volver a visitarle, sargento. Le agradecemos su excelente hospitalidad."

    A Dorian y Amara, agregó: "Reunid vuestras pertenencias. Salimos en una hora."

Capítulo 17

    Dorian contemplaba el espacio. No el espacio literal, no el espacio exterior, sino la nada, dejando que sus vista se difuminara y los colores de la nada se mezclaran hasta girar y danzar y desvanecerse gradualmente en un potaje de tenues e incoherentes pinceladas, al modo de un pintor surrealista no particularmente bueno.

    Siente el constante y rechinante retumbar de los propulsores que vibran por las placas de cubierta y la carcasa exterior del casco fijo de un modo que la nave entera parece sonar con una frecuencia más allá de los límites de su audición. Esto hace que se le erice la piel y se le revuelva el estómago y este trate de enroscarse a su columna vertebral, la cual probablemente cree que es un ancla de estabilidad o, al menos, que no vibra al mismo tiempo que el viscoso saco de su cuerpo. Hay un cosquilleo en la garganta que sabe a metal o como si hubiera tocado a la vez ambos terminales de una batería con la lengua, ese sabor cobrizo que les gusta tanto a los niños, pero que lleva en su boca tanto tiempo que Dorian sospecha tener que volver corriendo a la proa de nuevo. aunque es más probable que tenga que llegar a la proa tambaleante. Ya había olvidado lo difícil que era caminar en gravedad simulada, incluso por un pasillo recto, cuando la carne está siendo golpeada por cien fuerzas de marea diferentes y cambios de punto de equilibrio a la vez.

    Tiene mareo espacial. ¡Mareo espacial! Igual que un mono de carne fresca amarrado a un traje g y ardiendo hacia Sae Phen. Esto es vergonzoso.

    Nunca le han gustado los viajes espaciales y el cuerpo olvida las cosas que no le gustan. Olvida los dolores del parto y los brazos rotos, los tobillos torcidos y las rodillas dislocadas. Es lo que nos hace levantarnos de la cama por las mañanas, porque si recordamos, aunque sea por un momento, lo vulnerables y miserables que pueden hacernos nuestras terminaciones nerviosas, la mayoría de nosotros nunca saldría de nuestras habitaciones. Nos envolveríamos en capullos de comodidad y protección y pasaríamos nuestros años de vigilia inmersos en fantasías virtuales que vivir completamente inmunes al sufrimiento, la edad y la violencia.

    Mmmm.

    De modo que se sienta en una litera de acero gris resistente atornillada a uno de los mamparos exteriores en una cabina a dos cubiertas del centro de la cebolla de nave que es la Horda del Proletariado. Se inclina hacia adelante con los pies en el suelo y las manos sobre el estómago, con el cuerpo completamente doblado en dos de modo que la barbilla descanse sobre las rodillas y los ojos apunten al (lo que pasa por) suelo. La experiencia reciente le ha enseñado que es más cómodo de esta manera y menos propenso a arrojar en arco proyectiles de vómito por la claustrofóbicamente estrecha habitación y, en la mayoría de las circunstancias, inofensiva. Karo, Marilea y algunos de los otros se han entretenido pisoteando las múltiples e incestuosas hélices de las escaleras que conducen al interior de las entrañas de la nave para comprobar que está bien y transmitir sus consejos sobre cómo hacer frente al mareo espacial, así como varios otros bien intencionados halagos. Que si es mejor a largo plazo que se mueva un poco. Que si esta miseria se desvanecerá una vez que su sistema se adapte, y que se desvanecerá mucho más rápido si se interesa activamente en educar sus sentidos físicos en la rudimentaria física de la contraintuitiva sabiduría espacial.

    Él les ha agradecido a todos su preocupación y les ha informado alegremente qué dirección sería mejor que tomaran cuando se fuesen al infierno.

    Este ni siquiera es el peor cacamontes en el que Dorian ha estado. Hubo algunos cruceros de la clase Escalpelo en su día que todavía cree que eran tan apretados que Dorian podría haberlos metido en uno de los armarios de su apartamento. Aquellos habían sido tan cortos y estrechos (con el único propósito de oprimizar una demente relación empuje-masa, le habían dicho) que tenía que haber señales de tráfico colgadas en las intersecciones de los pasillos para evitar que los tripulantes chocaran entre sí. Esta nave era un sueño comparado con la mayor parte de la chatarra naval que Tritemius Orbis hacía pasar como transporte militar. Era sólida como una roca, hábilmente modificada con numerosos espacios abiertos y acogedoras antecámaras, receptiva en los giros y gloriosamente desconcertada por los vectores. Karo había dicho que flotaba por el vacío como una pluma en el aire.

    Karo, obviamente, había olvidado tener en cuenta la perspectiva de la pluma.

    Amara, por otro lado, solo tiene una barriga sensible. Salta por las cubiertas como una colegiala abordando los nuevos columpios del patio del recreo. Él trata de no reprocharle esto, a pesar de que ella usa palabras como barriga en su presencia e insiste en darle palmaditas cada vez que entra en la cabina para ver cómo está.

    Dorian debería haber sabido que esto era mala idea cuando embarcaron el transbordador en la Aeropista de Surmonte y se lanzaron hacia la estación de acoplamiento orbital. La aceleración se le había subido a la cabeza, a pesar del sillón G al que estaba atado y la forma literal en la que había seguido todas las instrucciones del capitán del transbordador para prevenir molestias de gran altitud.

    El problema era que él no había estado con el ánimo adecuado. Había hecho lo que le habían dicho sin internalizarlo, por lo que no se había preparado adecuadamente para la realidad de los vuelos espaciales. Había estado demasiado ocupado pensando en Lily.

    Poniéndose al hombro el equipo y renqueando hacia a lo que les esperaba, él la había besado en la mejilla y se había despedido, tal como lo había hecho tantas veces antes. Pero aquel no había sido otra de esas vez. Él estaba abandonando su planeta natal. Ciertamente no por primera vez, pero sí podía ser la última.

    En el último momento, justo cuando el siniestro silencio de elefante blanco se había extendido entre ellos, Danek le había mirado con dureza y Dorian había reprimido todo pensamiento con el que pudiera haber estado entretenido sobre decirle a Lily todas las cosas que había necesitado decirle en ese momento. Solo había querido decirle una vez más que la amaba y que todavía lo sentía. Había querido que ella supiera esas cosas. Había querido oírse a sí mismo decirlas y ver que ella lo sabía una vez más, por si acaso era la última vez.

    Pero si él hubiera comenzado, ella habría visto una mirada en sus ojos o escuchado una ruptura en su voz que habría estropeado el secreto de Danek, y entonces ambos habrían estado en problemas. Ella se habría puesto furiosa y así habría sido como él habría tenido que recordarla si no se volvían a ver... y eso habría sido peor.

    Las mujeres eran demasiado complicadas. De eso se trataba todo eso. No importaba lo que intentaras decir, iba a sonar mal, mejor era callarse. Por eso Danek le había mirado con tanta dureza. Él era un veterano casado. Probablemente ya tenía todas estas cosas más o menos resueltas.

    Y en parte, aunque era completamente irracional, culpaba a los Juguetes Inadaptados por todas sus miserias. Si no hubieran sido tan eficientes con su equipo, coordinando la salida y metiendo toda la chatarra en la caravana de camiones en movimiento en los que habían llegado, Dorian podría haber estado mejor preparado, tanto para la partida como para las secuelas. Si no hubieran sido tan entusiastas y receptivos y rebosantes de camaradería afable, él no se habría sentido tan mal por haberles mentido a todos, o al menos por haber participado en la mentira que Raville les había dicho. Sobre todo, si él no tuviera tanto en común con ellos, con esta gloriosa banda de piratas, no se habría sentido tan en conflicto ni en tanta inmedicable impotencia.

    Porque más que nada, su gozoso placer en simplemente ser, en abrazar la vida y el propósito y, al mismo tiempo, aferrarse el uno al otro, nunca dejaba de recordarle que Amara era la perla. Por mucho que ella significara para él y por todo lo que ambos hubieran pasado juntos, era inútil que él se aferrara a ella. Ella no le pertenecía. Ni siquiera pertenecía al universo en el que él la había descubierto y; pasara lo que pasara, se evitara la guerra o no; el proceso de su despertar había comenzado. A cada instante que pasaba, ella se acercaba al umbral a través del cual solo podía emerger la perla y, más tarde, al horizonte de eventos que le arrancaría la cáscara humana y dejaría atrás la pura y elemental consciencia que se deleitaba no en John Dorian, sino solo en las significativas características de sus datos individuales.

    Los Jugetes Inadaptados los estaban llevando irrevocablemente a ese umbral. Él no podía detenerlo, no podía ahuyentarlo. Incluso ahora, todos solo estaban caminando por el camino que Raville les había abierto. Amara se estaba convirtiendo en algo más allá de su comprensión y, como resultado, él también se estaba transformando.

    Se estaba quedando vacío.

    Dorian vuelve a caer en la litera y se queda quieto. Su estómago intenta olvidarse de la gravedad y flotar hacia el techo donde podría ser más feliz. Se siente verde.

    Pero después de un tiempo, estos sentimientos pasan. Dorian traza la lenta curva del casco con los ojos mientras se inclina hacia el techo y este le recuerda que la nave es algo oblongo que gira alrededor de un hiperdenso núcleo fijo encerrado dentro de un explosivo casco en forma de cigarro. Él no comprende cómo esta disposición crea gravedad y se pregunta si se sentiría menos pútrido si lo hiciera. Entender las cosas siempre le han hecho sentirse mejor. Comprender el código que impulsa la Hebra; entender en envoltorios convenientes a algunas personas conocidas en lugar de extraños. Entenderse a sí mismo, sobre todo, o al menos creer que lo hacía.

    Es hora de que comience a comprender el misterio en el que se ha convertido su vida.

    Ray dice que les llevará solo unas pocas semanas llegar a Glastenhame. Por alguna razón, él cree que eso no será tiempo suficiente. Después de unos días de alimentos blandos y abyecta miseria, Dorian puede deambular más o menos a voluntad por el tracto intestinal de la nave. Encuentra la cocina donde la tripulación fuera de servicio se reúne para comidas comunales la mayoría de las veces. Donde pasa comidas sin vómitos con quienquiera que esté. Por lo general, incluso entre las entradas programadas hay entre cuatro y seis de los veinticuatro miembros de los Juguetes Inadaptados sentados tomando café y viendo resúmenes de noticias de tecnología o resultados deportivos locales en TriDvid. La mayoría de las veces, él termina intercambiando historias de idiotas con otros idiotas en una charla cada vez más histérica de «yo soy mejor que tú».

    ¿Ah, sí? Bueno, una vez escalé un hielo corporativo tan denso...

    Eso no es nada. Una vez fui tras una unidad militar móvil de pared ancha rodeada de Mosquitoware con solo…

    ¡Anda ya! Nosotros ya hacíamos eso en la escuela secundaria...

    Es amistoso y familiar. Hablan como sesiones de respiración pAp, disparan rápido y se interrumpen unos a otros constantemente, puntuando sus declaraciones más extravagantes con emoticones de dedos taquigráficos, como si no confiaran únicamente en las palabras y el lenguaje corporal para transmitir sus actitudes. Dorian se pregunta si están teniendo estas conversaciones en el geek, pero no pregunta. No quiere que sepan que todavía tiene miedo de usar su espuma por miedo a las escuchas de Ray.

    Localiza el dispensario, presidido por la revoltosa Marilea, quien de forma rutinaria y silenciosa le dispensa pequeñas píldoras rojas contra las náuseas que los experimentados miembros de tripulación espacial llaman Blandengues. Ella lo hace con una teatralidad precoz, con el dedo índice en los labios para hacerle callar. También le pide que la siga hasta lo más profundo de las pilas del compartimiento de almacenamiento de medicamentos, donde ella se asegura de rozarle el brazo con algunos de sus esbeltos fragmentos menos públicos y mover las cejas hacia él. Dorian se frota el estómago de manera significativa y suplica. Probablemente no podría hacer que el tubo de impulsión se disparara de todos modos, de tan mal que se siente. Ella también tiene medicamentos para eso, por supuesto.

    Una o dos veces, cuando él es capaz de poner su coraje en un frenesí, se desliza a lo largo de pasarelas arqueadas y escaleras en espiral hacia el puente y observa a Ray o a Ghast y a la tripulación de servicio que pilota la nave. No le parece que estén pilotando. Oficial de Navegación, Comunicaciones, Datos y Vigilancia, están encerrados en un nido de monitores y bastidores de salto alimentados por kilómetros de retorcidos y empaquetados cables conectados a sensores esparcidos por todo el casco exterior de la nave. La mayoría de los monitores muestra líneas onduladas de texto ámbar, descripciones de códigos redundantes de manipulaciones del sistema que ocurren dentro de la red de navegación, donde el verdadero trabajo se realiza mediante envoltorios sensualmente agradables. En el turno de Ray, ese envoltorio es un galeón de guerra británico del siglo XVIII que atraviesa un mar ilimitado de olas azules con sempiterno viento del Noreste que agita las velas. Fuera del geek, Dorian observa a la tripulación de servicio balanceándose en sus asientos y rodando al compás del absurdo oleaje del océano. Se le da a entender en voz baja que el Sr.Ghast prefiere una versión de Peter Pan, donde la tripulación del puente flota perezosamente a lo largo de la suave brisa de Londres y uno de sus pasatiempos favoritos es ponerse de pie y declarar «¡Primera estrella a la derecha, luego todo recto hasta la mañana!» Dorian ha comenzado a sospechar, en gran parte solo por esta evidencia, que Ghast está loco, pero es una sospecha de la variedad "mantengamos esto en mente" en lugar de «hay que hacer algo con él», así que simplemente archiva este dato para un escrutinio posterior y trata de no recriminar al tipo. Ghast tiene sus garrotes a mano incluso a bordo de la nave, por lo que Dorian ha adoptado una filosofía de «vive y deja vivir» en la mayoría de sus interacciones personales.

    En general, el puente no es tan impresionante como esperaba. Para el pasajero fuera del geek que examina el proceso de navegación con un ojo objetivo, es difícil escapar de la impresión de que esta tropa podría ser igual de convincente apoyando a un conglomerado de telecomunicaciones como trazando un curso a través de las estrellas. Encuentra toda la experiencia más que un poco decepcionante.

    Por otro lado, esta decepción actúa como una especie de evento ping para recordarle que, a falta de algo constructivo en el que ocupar su atención, Dorian debería usar el tiempo para profundizar en su arquitectura de espuma y comenzar a rehabilitar el paisaje de datos que ha destruido. Hace todo lo posible por desmontar línea por línea su código operativo y reparar cualquier agujero de seguridad que pueda existir entre el entorno original y la espuma cedida por Ray. Está decidido a erradicar todo exploit que los Juguetes Inadaptados intenten utilizar en el futuro. Ya está harto de darles un viaje gratis. Esta sería una tarea abrumadora en circunstancias normales, y él no tiene muchas de las herramientas que está acostumbrado a usar para el tipo de escalado que requiere. Las utilidades están dentro de su entorno de trabajo en la espuma (es decir, la espuma de Ray), y se le ocurre que simplemente acceder a ellas será suficiente para indicarle a Ray que Dorian planea dejar de informarle.

    Así que, la cosa va lenta.

    Para distraerse, escribe scripts para enfrentarse a la bola de alquitrán que es el datonúcleo de Raville y descompilar las estructuras de datos en formatos que sus extensores de memoria puedan leer. Esta debería ser su máxima prioridad, a decir verdad. Con cada día que pasa, la Horda del Proletariado se sumerge más profundamente en el espacio janita y más cerca de Glastenhame, que es nada menos que un evento terminal. El hardware de la matriz no se traduce mediante el zap. Esto no se debe tanto a limitaciones tecnológicas como a una manifestación práctica de la filosofía del «Hazlo Simple, Estúpido». En la mayoría de los casos, lleva toda una semana tener una matriz de seenop completamente funcional y de última generación bioimplantada y sincronizada con la Hebra. Los esquemas humanos son lo bastante complejos con solo intentar replicar con precisión organismos individuales específicos sin agregar unos pocos millones de gigabytes al conjunto de datos solo por la conveniencia de tener una matriz intacta que sale de las cubas nanomecánicas. Sin una matriz, él no puede acceder a la espuma. Sin la espuma, no puede llegar a la bola de alquitrán y ahondar en las madrigueras del conocimiento secreto de Raville. Por tanto, si quiere ser de alguna utilidad para Amara una vez que lleguen a Giari Tau, debe extraer la bola de alquitrán antes de llegar a Glastenhame. Q.E.D[2].

    Va ​​a extrañar su matriz de asuntos militares. Algunos de los nuevos modelos son más rápidos y más hábiles con el renderizado, pero a lo largo de los años, se ha acostumbrado a las peculiaridades del antiguo y ha realizado algunas modificaciones. Sin mencionar que temía (TEMÍA) tener que eliminar las herramientas de un nuevo conjunto de consumidor para eliminar todos los programas publicitarios y los servicios de suscripción que venían precargados incluso en el hardware cortical del consumidor de alta gama.

    Pero incluso sabiendo esto, tiene dificultades para concentrarse en el proceso de creación de scripts. Según sus propias cuentas, ya lleva tres días de retraso al respecto. Intenta culpar de sus fracasos al mareo espacial, pero dado que los Blandengues han aliviado en gran medida lo peor de sus síntomas, atribuye su agotada capacidad de atención a la fatiga.

    Dorian no duerme nada bien. En realidad, su cuerpo está durmiendo bien. Es su mente la que parece no poder desenvolverse por sí misma de los nudos en los que él la ha atado. Todas las noches, Dorian se acuesta obedientemente en la litera superior de la cabina y cierra los ojos en reposo, y todas las noches sueña.

    Sueña con la voz de Amara, fría y suave como el roce de la piel en el rostro. Ella le susurra a través de un golfo de noche impenetrable.

    "Solía ​​contarme a mí misma historias cuando era niña," le dice la voz. "Me acostaba en la cama después de que mi madre apagaba las luces y yo miraba a las estrellas brillantes e intensas, y me imaginaba lo que era ser otra persona. Construía elaboradas fantasías de personas, lugares y eventos. Me imaginaba una presencia heroica que rescataba a los débiles, que liberaba a los pobres. A veces fui Nasha Gydek, la mujer que liberó a Kirguistán de los opresores neoXianos. Yo era Pitágoras, sondeando los misterios de la trigonometría y llevando la iluminación a una época salvaje. Yo era Newton. Yo era Luria. Yo era Hermes el Tres Veces Grande. Soñaba misterios para mí, los tejía como tapices. Comencé después de un tiempo a creerme las historias que susurraba en mi propio oído más que las historias contradictorias de estas personas que se han transmitido a través de los años. Gowan Morgan tenía razón, me decía a mí misma. Hay cosas en las que la gente cree y siempre creerá mientras dure la historia. Hay historias que contamos sobre nosotros mismos como seres humanos, sobre nuestro surgimiento en esta franja de espacio, que son fundamentales para quienes somos. Esas historias son la estructura que subyace a todo lo que sabemos sobre nosotros mismos, y son la pantalla a través de la cual se filtran todas nuestras experiencias. E aunque descubrimos que la mayoría de ellas están equivocadas, que incluso nuestras suposiciones básicas sobre lo que somos son defectuosas, la mayoría de nosotros no cambiaría. Hemos invertido demasiado en nuestras ilusiones como para dejarlas a un lado solo porque son inexactas. Por eso Gowan vino a Sae Phen. Sae Phen era pequeño, aislado, maduro. La verdad se podía plantar allí y las semillas se apreciaban hasta que pudieran convertirse en algo maravilloso. ¡Cómo le admiraba! Soñé su vida con detalles apócrifos hasta que, de alguna manera, fue más real para mí que la mía. Yo creía que estas eran historias que me había contado mi madre o fragmentos de trivialidades que había recogido en mis estudios y luego olvidado. Pero ahora no estoy segura..."

    Una y otra vez, durante toda la noche.

    A veces, Dorian se despierta sobresaltado y se sienta como un resorte en la oscuridad, sin saber dónde está ni quién es. Está empapado de sudor y tiembla como un conejo atrapado. Todavía escucha el eco de la voz de Amara en sus pensamientos. Y desde la litera de abajo, ella le dice que está a salvo, que está bien, que no está solo. Mientras sus ojos se adaptan a la tenue luz naranja de las lámparas de servicio sobre la puerta, él se pone de lado y la mira por encima del borde de la cama. Allí está ella, a menudo con las manos detrás de la cabeza, los ojos abiertos, mirándolo mientras él la mira. A veces, imagina él, hay una luz en los ojos de Amara que las leyes de la óptica no pueden explicar adecuadamente. Él sospecha que ella no ha dormido desde que embarcaron.

    Le preocupa que ella ya no necesite hacerlo. Y le asusta.

    En uno de estos días, Dorian se posa en el salón público anexo al comedor, tumbado en un cómodo sofá con la cabeza apoyada en un brazo, los pies en el otro y un panel de datos accionado por un lápiz sobre el vientre. En el suelo junto a él hay una jarra de acero inoxidable y una taza medio vacía de elaborada java tan espesa que amenaza con salir andando por sus propios medios cada pocos minutos. El café se ha enfriado y le duele la cabeza. Muerde el extremo del lápiz y repasa los algoritmos en los que está trabajando para convertir de nuevo la bola de alquitrán. Ha estado recibiendo errores de tipo y carga de datos de su último lote de scripts y no puede ver dónde está el problema con los archivos de registro del compilador de líneas de código, por lo que ha dado un paso más hacia la Edad de Piedra y se ha reducido a resolver los pegajosos bits con lápiz y papel.

    Está profundamente enredado en una crisis profesional y considerando un cambio limpio de carrera (ya que obviamente no es apto para esta) cuando Karo atraviesa el mamparo del salón y se lanza maldiciendo sobre una silla alta de gel en el lado opuesto de la habitación. Dorian alza la vista, feliz de tener una distracción, y guarda el cuaderno de datos a su lado.

    "¿Qué pasa, tío?" dice.

    Karo resopla y murmura algo profano. Está amasando el brazo de la silla de gel en blandas montañitas, una cadena entera de ellas, luego pincha meticulosamente sus cumbres con el dedo. A Dorian le toma un momento darse cuenta de que estas son versiones bastante fieles de volcanes masivos. Decide que probablemente sería buena idea recoger sus cosas y dejar el salón a Karo para que pueda entrar en erupción en privado.

    Pero Karo aplasta el potencial Vesubio con la palma de la mano y gruñe. "Siempre es así, ¿verdad? Tienes los codificadores de punta, los infiltrados rápidos en el sistema, los receptores rígidos. Es como una maldita escalera, ¿verdad? Los Mejores, los Número Dos, Técnicos..."

    Karo está colocando estas posiciones en una escala imaginaria que comienza a la altura de los ojos y desciende un poco con cada categoría. Cuando se le acaban las clasificaciones fáciles, hace una gran caída y señala con el dedo un un espacio nebuloso justo debajo de su rodilla. "Y aquí abajo, en la parte inferior, colocas a los Cocineros y las Larvas. Los Maquinistas, los Conserjes, los Monos. Todos los Calamares que mantienen esta bañera rebotando, ¿y qué obtenemos nosotros? Nada. Sin diversión. Siempre nos dejan fuera."

    Dorian se da cuenta de que está tomando su vida en sus propias manos.

    "¿De qué estás hablando? ¿Siempre os dejan fuera de qué?"

    "¡De los equipos de inserción!" Golpea el brazo de su silla dejando una abolladura lo bastante grande como para esconder un gato. "Alguien tiene que quedarse en la nave, dicen. Alguien tiene que cocinar para los que se quedan, y si hacemos que Mali se quede con eso, vamos a tener un motín hecho para durar en nuestras manos. Sabes lo que eso significa, ¿no? Seremos yo, Mali y Gordo, como siempre. Ni siquiera podemos jugar una mano decente de cartas con solo tres, y aunque pudiéramos, no lo haríamos porque Mali es un tramposo."

    Dorian se pone de pie con el cuaderno debajo de un brazo, la taza y la jarra precariamente equilibradas en el otro. Da un par de pasos tentativos hacia la puerta. "Me temo que no entiendo."

    "Ray ha publicado la lista de servicio para la operación Giari Tau," dice Karo retumbando. El amplio espacio de su rostro se ha transformado del plateado al rosa, del cuello a la frente. "No hace falta ningún cocinero en la frontera, supongo. Como si un cocinero fuese lo único que soy. Yo era un Marine igual que ellos. He hecho mi parte sucia. Pero no, es limpiar esto, lavar aquello, ¿Dónde está mi almuerzo, dónde está mi cena? No te necesitamos para las tonterías importantes, Karo, solo para limpiar los calzones." Suspira en una aproximación de calma. "Me gustaría ver hasta dónde llegarían sin calzones limpios."

    "Sí, de verdad. Eso apesta," dice Dorian mientras se acerca a la salida. "Nadie respeta al tipo que hace todo el trabajo sucio."

    Karo se golpea la cara con las manos y se pellizca la papada creando una imitación impresionante de un Boston terrier. Se frota la cara un poco, luego se deja caer hacia atrás, separa los brazos y las piernas y lanza un gran suspiro.

    "Bah."

    "Bah, de hecho." Dorian tiene la mano en la puerta, listo para tirar y correr. Lo único que necesita es una oportunidad. "Mejor suerte la próxima vez, ¿eh? Todo esto de Giari Tau probablemente será un tedioso grano en el trasero de todos modos. En serio. Amara y yo ni siquiera iríamos si no tuviéramos que hacerlo, sabes."

    "¡Correcto! Tú y Amara. Eso es lo que yo estaba haciendo antes de revisar la lista, quiero decir. Tu chica está en el puerto de observación. Me pidió que te encontrara para poder tener una, uh, ya sabes, charla." Karo le muestra una mirada sexy que podría haber sido la cosa más perturbadora que Dorian ha visto en toda su vida."¿Sabes dónde está eso?"

    "¿La cubierta ocho?" supuso él.

    "Seis. Toma el ascensor central, sal a la derecha hasta el final del pasillo. No tiene pérdida." Karo deja escapar otro profundo suspiro. "Es una buena chica, John. aunque es un poco más que rara. Extravagante, supongo que lo llamarías. La miras y no puedes evitar pensar que hay algo más detrás de esos bonitos ojos de lagarto de lo que puedes manejar. ¿Tú sabes? Y cuando habla y te pone esa mirada distante, nunca se sabe lo que va a salir de su boca. Eso es profundidad, eso es lo que es." Hace un movimiento giratorio con los dedos en el lado izquierdo del cráneo, la pantomima universal para los chiflados en el campanario o Maquinaria Pesada Mental en Acción. "Una buena mujer compleja. Es una de esas, ¿cómo se llama?, bellezas etéreas. No es mi tipo, por supuesto. Tendría que pasar demasiado tiempo pensando qué diablos estaba saliendo de su boca para disfrutarla realmente. Pero eso no me detendría de intentar lamerla de un lado y del otro, hombre mío. Sin ofender a ningún reclamo de propiedad que puedas tener sobre ella, por supuesto."

    "No me ofende." Dorian abre la puerta. "Será mejor que suba allí, entonces."

    "Entiendo. No quieres hacer esperar a esa. No, señor."

    Antes de que Karo pueda comenzar de nuevo, Dorian le agradece la transmisión del mensaje y sale corriendo al pasillo. Espera fervientemente que Karo no se haya esforzado por compartir su opinión sobre ella con la propia Amara, ni con cualquier otra persona, para el caso. Él piensa esto por todas las razones equivocadas, la mayoría de las cuales no incluyen una defensa honorable de la virtuosa reputación de Amara. Porque si Karo ha comenzado a pensar que ella es un poco extraña, ¿qué pensarán los demás? Especialmente otros como Ray, quien habitualmente da la impresión de que ha adivinado más de lo que dice. Hay demasiado tiempo de vuelo hasta Glastenhame para que Dorian se sienta cómodo con un Ray que sabe mucho de Amara.

    Toma el ascensor como se le ha indicado hacia la Cubierta Seis, vacila un momento cuando las puertas se abren a ambos lados, luego recuerda que Karo le ha dicho que girara a la derecha. Este nivel parece ser principalmente técnico. Las puertas que se abren a ambos lados son de construcción de acero pesado, sus superficies pintadas de gris opaco. Cada una tiene un teclado numérico que sirve como cerradura magnética. Encima de las puertas hay rejillas de ventilación que exhalan cálidas ráfagas de aire pesado de ozono. Es como pasar frente a puestos de dragones dormidos.

    Al final del pasillo hay otro ascensor. Dorian pulsa el botón marcado "Abrir" en el panel de control y las puertas se abren con un silbido hidráulico. En la pared interior de fuselaje hay un letrero, bordeado en rojo, que le advierte que está a punto de abandonar el campo gravitatorio simulado de la nave y que debe agarrarse a una de las correas que cuelgan del techo si no quiere golpearse la cabeza. También le recuerda que seleccione una hebilla para el cinturón de la caja de seguridad bajo el panel y que la tenga a mano.

    Él elige el puerto de observación como su destino en un menú de opciones de terminal y se prepara. Ahora sería un buen momento para recordar todos esos ejercicios de combate a microgravedad del entrenamiento básico, piensa. Dicen que es como andar en bicicleta, pero Dorian nunca ha aprendido a hacer eso, por lo que no está exactamente seguro de lo que significa eso.

    El ascensor resulta ser una especie de tranvía que acelera suavemente sobre las cubiertas de cebolla del casco interior, haciendo ruido al pasar por invisibles transbordos y dando bandazos cada pocos momentos mientras cambia a vías alternas. Dorian se acostumbra al balanceo de una correa a otra, revoloteando sobre el suelo del tranvía como una mariposa. Solo le irrita un poco el estómago y logra una impresionante hazaña de acrobacias para sacar, abrir e ingerir uno de los Blandengues de rápida disolución que le ha dado Marilea. Sin gravedad para ayudar en su digestión, la píldora se aloja hasta la mitad de su garganta y se pega allí a pesar de sus tragadas en seco. Después de varios minutos, una pantalla de ruta en el panel indicador suena para informarle que ha llegado a una terminal en la plataforma exterior, una burbuja escondida entre las anchas bridas cónicas de dos de las carcasas externas del motor. Parece un lugar extraño para encontrarse en mitad de la tarde. Pensar en esto hace que su garganta se tense un poco.

    Las puertas se abren y él da una suave patada en la pared trasera para generar algo de impulso. El puerto de observación es una apretada cúpula de plastiviso que se eleva como un grano sobre un pozo circular de la pesada cubierta. Hay empuñaduras atornilladas a lo largo de la base para una navegación libre, pero la cúpula también se ha ensartado hábilmente con cables de seguridad que atraviesan su longitud y anchura, con cada camino encadenado con agarraderas coordinadas fijadas al suelo debajo. Dorian encaja en el cable montado inmediatamente fuera de las puertas y comienza a caminar mano a mano hacia el centro de la habitación, donde hay un círculo agrupado de sofás-g, todos mirando hacia adentro. Si mira hacia arriba, no puede evitar la impresión de que está flotando libremente en el espacio vacío, rodeado por un glorioso campo de estrellas. Evita mirar hacia arriba.

    Localiza a Amara por los ondulantes mechones de cabello rubio sobre el respaldo de uno de los sofás y maniobra con cautela en esa dirección. Está sola, mirando en silencio a través de la cúpula de plastiviso como si estuviera absorta en su propio pequeño mundo.

    Por razones que no puede identificar, su estómago se tensa al verla. Dorian se desliza y ejecuta un salto mortal a gravedad cero que lo lleva directamente a los brazos que lo esperan, el arnés Afex en el sofá a la derecha de Amara, y asegura las correas.

    Ella lo mira, distraída, pero imitando calidez.

    "¿Ha sido divertido?"

    "Difícilmente. Mis habilidades en gravedad nula están un poco oxidadas. Recibí el mensaje de que querías hablar conmigo." Dorian mira por la cúpula vacía. Hace frío aquí, está lleno de ecos extraños y reverberaciones de estrés, y el aire huele a rancio. "Lugar interesante para programar una reunión"

    "Uno de nuestros estimados compañeros de tripulación me reveló accidentalmente que esta es la única parte de la nave que es de acceso público y está fuera de la red de monitoreo pasivo del datanúcleo."

    "Acogedor"

    "Además, tiene una bonita vista."

    Amara toma la mano de Dorian y levanta la barbilla, una vez más concentrándose en el vasto telón de fondo del espacio. "Quería que vieras algo."

    Él sgue su línea de visión. Le toma un momento calibrar su visión en la oscuridad y la impresionante profundidad más allá de la cúpula. Se pone un poco rígido cuando percibe no solo el exceso de luz de las estrellas y las atronadoras nubes de gas que él espera, sino también dos objetos que parecen flotar a estribor y un poco a popa. Objetos que surcan delante las estrellas fijas como mosquitos luminosos.

    "¿Nos están siguiendo?"

    "Ray dice que es una escolta de seguridad estándar proporcionada para todas las embarcaciones comerciales que no son de Janite. Interceptaron nuestra ruta de vuelo esta mañana y exigieron una foto del registro de nuestro datonúcleo e itinerario comercial. Ray dijo que era un procedimiento estándar para hacer negocios en el espacio Janite, por lo que estaban preparados para ello."

    Dorian supone lo que esto significa: datonúcleo sombra sincronizado con registros falsos, probablemente registrado en uno de los pocos territorios en términos decentes con Janus Prima. Probablemente ID de tripulación alternativos y poco interesantes y fiable documentación de navegación y comercio hx para que los contadores de garbanzos la examinen detenidamente. Ya fuese naves espaciales o cuentas de la red Hebra, la diferencia era realmente solo una cuestión de escala.

    "Entonces, ¿de eso se trata esto?"

    "No del todo." Los ojos de Amara se separan de los suyos hacia otra parte. "Esas naves fueron el catalizador de una discusión que he querido tener contigo desde hace varios días."

    Dorian se mueve inquieto. "Suena ominoso."

    Ella actúa como si fuera algo ominoso al menos. Amara respira hondo. "Creo que es hora de que le digamos la verdad a la tripulación. Sobre mí, quiero decir, y sobre lo que realmente vamos a hacer en Phi Sophia. Estas personas se están poniendo en peligro por nosotros. No es justo de nuestra parte arrastrarlos a ciegas a esto. Tú y yo sabemos que un par de naves Janite son solo el comienzo."

    "Yo no me preocuparía demasiado por los Juguetes Inadaptados," dice Dorian. "Son más que capaces de ocuparse ellos solos de situaciones tensas. Ray no bromeaba cuando decía que estaban más calificados que nosotros para detener una guerra. Llevan haciendo eso por toda la galaxia desde hace una docena de años. Y muy efectivamente, de hecho, y si esta situación en particular no tuviera características tan, um, únicas, yo habría estado más que feliz de entregársela a sus expertos."

    Amara inclina la cabeza hacia él con curiosidad. "¿De verdad harías eso?"

    "De acuerdo, tal vez no me hubiera emocionado mucho la idea, pero habría reconocido que ellos están en una posición mucho mejor para realizar esta tarea que yo por mi cuenta. Mira, Amara, sé que te molesta que lo que estamos haciendo parezca deshonesto. No me malinterpretes, tan cabreado como estaba con Ray por subirse a cuestas en mi espuma para escabullirme en el Archivo, esto no me desagrada. Tengo un gran respeto por este equipo y la calidad de su trabajo, aunque su política no me emocione particularmente. Pero la conclusión en esto es que ellos se están poniendo en peligro porque creen que es lo mejor para ellos. No te dejes engañar por su amabilidad. Son mercenarios y anarquistas políticos que creen que su mayor propósito de justicia social es ayudarnos. Y ¿quién sabe?, tal vez lo sea. De cualquier manera, me siento cómodo con el acuerdo actual. Ellos consiguen lo que quieren, nosotros consiguen lo que queremos y todo el mundo contento."

    "No crees que se les pueda confiar la verdad."

    "Creo que ellos podrían estar en diferentes circunstancias, como si tuviéramos más historia entre nosotros. Me temo que si descubren la verdad, si descubren lo mucho que Raville te quiere, ellos intentarían convertirte en un arma o en una moneda de cambio que usar contra él."

    "No les das mucho crédito," dice Amara, frunciendo el ceño. "Mientras has estado encerrado en nuestra cabina, mareado y sintiéndote mal por ti mismo, durante casi dos semanas, yo he estado aquí entre ellos, conociéndolos, tratando de entender quiénes son y por qué hacen las cosas que hacen. Ellos quieren ayudarnos de verdad... y nosotros necesitamos su ayuda. Raville también lo sabía. Sabía que no podríamos llegar a Giara Tau por nuestra cuenta."

    "Sí, Raville sabía que necesitábamos su ayuda. Y ellos están ayudando, aunque sea con más de lo que saben. Habría sido muy difícil para nosotros irrumpir en la estación de Surmonte y convencer a los operadores de sistema de traducir nuestros esquemas a una dirección inédita. Ray nos resolvió ese problema. Pero Raville también tuvo el suficiente sentido común como para no confiarles la verdad, como recordarás, y creo él no estaba desencaminado. Les dijo exactamente lo que querían escuchar para conseguir su ayuda y ni una palabra más." Incluso mientras lo dice, Dorian no puede creer que realmente esté defendiendo que deben confiar en el juicio de Raville. "Creo que Raville también sabía lo suficiente sobre sus actividades cuasi legales como para no decirles nada que pudiera irritarlos, si sabes a lo que me refiero."

    "Es que no parece correcto, John. ¿Cómo vamos a vivir sabiendo que uno de ellos se lastima,o algo peor, porque no estaban bien preparados para lo que podía suceder?"

    "Estoy seguro de que les complacerá mucho saber que ese ha sido un dilema moral para ti." Él se ríe ligeramente tratando de aliviar sus preocupaciones. "Vamos, Amara. No te lo tomes como algo personal."

    "Tengo que hacerlo. ¿No lo ves? Estamos todos juntos en esto."

    "Estás olvidando que, en lo que respecta a los Juguetes Inadaptados, tú y yo estamos aquí solo porque tenemos la información que ellos necesitan. Habrían estado igualmente felices de abandonarnos si les daban la oportunidad."

    "No estoy diciendo que no hubieran hecho eso. Pero nosotros ni siquiera les hemos dado a elegir, John. Les mentimos desde el principio."

    Dorian se encoge de hombros. "Era un trato justo. Ellos conseguían lo que querían y nosotros también."

    "Creo que eso ya no es suficiente."

    "¿Por qué no?"

    "Porque estoy cambiando," dice en voz baja pero firme. Ella gira la cabeza hacia otro lado durante un momento y aprieta los dientes, tensando los músculos de la mandíbula. "Estoy despertando tal como Raville predijo. Puedo sentirlo un poco más cada día. Me estoy convirtiendo en otra cosa, algo que no reconozco, y no sé cuánto tiempo más voy a poder ocultarlo. No finjas que no sabes de lo que estoy hablando. Te veo dormir, John, y escucho las cosas que dices cuando sueñas. Sé que estás en sintonía con mis pensamientos, igual que yo comienzo a ver los tuyos. Los tuyos y los de Ray y de Ghast. De todos los que están en esta nave, si lo intento. Todos se están volviendo transparentes para mí. Pero más que eso, estoy empezando a saber cosas que antes no sabía. Y una de ellos es que se supone que debemos trabajar juntos."

    "Trabajar juntos, de acuerdo. Pero ¿hacia el fin de quién? Eso es lo que debes preguntarte, porque te puedo garantizar que esta gente está menos interesada en lo que tú tienes que hacer que en transformar la estructura de clases sociales o en liberar a la oprimida clase trabajadora o en lo que sea que creen."

    "Hasta ahora, todos hemos albergado nuestros secretos," dice ella, negando con la cabeza. "Has estado tratando de reconstruir tu espuma nativa sin que Ray se dé cuenta de lo que estás haciendo, a pesar del hecho de que él prometió respetar tu privacidad. El mismo Ray se ha esforzado mucho por analizar y descifrar los datos que extrajo de tu matriz y tu espuma mientras dormías, cuando él debería haber estado reuniendo conocimientos sobre la mejor manera de penetrar la seguridad de Giari Tau. Y yo estaba preocupada tratando de ocultar mi transformación a los demás, porque sabía que tú querías mantenerla oculta. Tenemos que dejar de lado nuestras sospechas y coordinar nuestros esfuerzos, dejar de perder tiempo y energía. Por amor de Dios, te has puesto a garabatear algoritmos en tabletas de datos cuando el mismo Ghast me dijo que los almacenes de datonúcleos de esta nave tienen algunas de los más poderosas herramientas de descifrado y conversión conocidas por el hombre. Ray me dijo que Ghast estuvo de acuerdo en ofrecerte su ayuda prácticamente desde el momento en que despertaste en Sonali. Él es bastante inteligente en este tipo de cosas y ha sido un ferviente admirador de tu otro trabajo técnico desde hace algún tiempo. Ni siquiera te has parado a pensar que él es uno de tus mayores fanáticos."

    Dorian niega con la cabeza. Se siente mal de nuevo. "Ray te dijo eso, ¿eh?"

    "No necesité que lo hiciera. Pero su disposición a decirlo confirma que quiere ayudar. Todos querrán ayudar si les damos la oportunidad, aunque no comprendan bien la decisión que han tomado, se están haciendo a sí mismos. Es inherente a la condición humana alcanzar lo inefable. Creo que si les damos la opción, estarán a la altura de las circunstancias."

    "Pensarán que estás chiflada, eso es lo que harán, especialmente cuando les digas lo que tienes que hacer."

    Amara lo mira con los ojos entornados. "No dejas de decir eso: lo que tengo que hacer. ¿Qué es lo que crees que se supone que debo hacer una vez que lleguemos a Phi Sophia exactamente?"

    "No lo sé," dice. "Detener la guerra"

    "Si eso fuera todo, me encantaría tener ayuda."

    Dorian hace una mueca. "Haces que parezca que detener la guerra es la parte fácil."

    "Empiezo a sospechar que en tu mente lo es. Sea lo que sea lo que te preocupa, que te retiene, no tiene nada que ver con la posibilidad de una guerra."

    "¿Quieres decir que tu súper bola de cristal mística no te lo dice?" Dorian se sonroja de vergüenza tan pronto como las palabras escapan de sus labios. "Lo siento. Eso no ha sido justo por mi parte."

    "Pero así es como te sientes."

    "Deja de analizarme. Solo estoy asustado, Amara."

    "¿Es en lo que me estoy convirtiendo lo que te asusta?" pregunta ella.

    E involuntariamente, él recuerda el momento en que Amara reveló el quae-ha-distra a Lily y Danek, aquel miedo crudo y visceral. Recuerda los gritos de Amara dentro de la simulación de Raville del orbe mientras ella huía de los espíritus de los Exousiai. Sobre todo, Dorian piensa en las últimas noches, acostado en la cama, dividido entre el sueño y la vigilia, tanto adormecido como alarmado por el torrente de pensamientos de ella.

    "Ni en lo que eres ni en lo que te estás convirtiendo," dice al fin. "Sino de perderte, eso me aterroriza. No quiero dejar que te vayas."

    "¿Y eso es lo que crees que voy a hacer en Phi Sophia? ¿Dejarte?"

    "Eres la perla."

    No hay nada que ella pueda decir para contrarrestar esto, para negar su verdad. Aún así, lo intenta. "Tú sabes cómo es esa existencia, John. Ambos los sentimos, los dos, antes de entrar en el templo de Raville. Estábamos completos. Juntos y completos. Allí no hubo pérdida, solo alegría, satisfacción y conocimiento." Ella baja los vista. "Si vienes conmigo cuando llegue el momento, podemos tener aquello para siempre. Nunca más tendremos que separarnos."

    "Danek creyó eso una vez, ¿sabes?," responde él en voz baja. "Pensó que la forma rota de Lily era una fase, un inconveniente temporal que podría superarse con el tiempo. Pero ahora se enfrenta a una eternidad sin nada más que la impresión digital de recuerdos perfectamente almacenados." Dorian se ríe, un sonido hueco en el espacio vacío del puerto de observación, y tal vez un poco histérico. "Ese es el reclamo publicitario de los extensores de memoria, ¿sabes?. ¡Revive tu pasado con calidad triDvid! Pero eso es todo, ¿no? El pasado está muerto. Es una rutina que siempre conduce al mismo final. Tú estás ahí ofreciéndome un conocimiento milagroso, ofreciéndome el equivalente a la divinidad, como si eso fuese algo que yo estaría loco si rechazara. Pero yo no puedo aceptarlo. El problema con el conocimiento absoluto es que es absoluto. No hay maravilla, no hay descubrimiento. Cuando todos somos uno, todos pueden saberlo todo. Nada puede mantenerse reservado. Y por tonto y mezquino que parezca, son nuestros corazones secretos los que nos hacen quienes somos. Las cosas que intentamos ocultar a todo el mundo, excepto a aquellos más especiales para nosotros, son los que nos hacen únicos y fascinantes y que vale la pena conocer. Es el proceso lo que significa algo. Sin el misterio de descubrirte, no puedo atesorarte porque eres inseparable de mí. No te revelas porque quieres, simplemente tomo lo que quiero de ti. Eso no es compartir, sino solo otra forma de autocomplacencia. Pero lo peor es que al omitir el proceso de descubrimiento, toda la relación entre las personas se vuelve insatisfactoria. Te conviertes en más datos que ser compartidos por todos los que están conectados a la matriz cósmica y, una vez que se conocen los datos, no queda nada que explorar. No hay impulso para seguir relacionándonos y volvemos a caer en nosotros mismos. Yo no solo quiero saber, Amara. Quiero disfrutar. Quiero emocionarme con el descubrimiento. Sobre todo, no quiero sentir que lo he descubierto todo. Porque eso es todo, en realidad. Al final, cuanto más se llega a saber, más se termina estando solo. Quizá sea esto lo que viniste a este universo en primer lugar. Es nuestra ignorancia lo que hace que nos necesitemos tanto unos a otros."

    Ella aprieta los labios en tensas líneas. Él no sabe si ella está enojada o decepcionada. Es completamente inescrutable. "Respeto tus sentimientos, John, pero eso no cambia el hecho de que todavía tenemos una decisión que tomar. Puedes rechazar la oferta de los Exousiai por ti mismo si eso es lo que te agrada, pero no puedes rechazar el futuro para todo el mundo solo porque este no se adapta a tus gustos. Aquí hay más en juego de lo que podrías querer porque crees que eso te hará feliz."

    "Yo no me inscribí para salvar el universo," dice. "Solo tú."

    "Pero yo lo hice, aunque no lo recuerde... aunque no fuese el yo que conozco quien tomó la decisión. La obligación permanece. Sea lo que sea lo que nos depare el futuro, será mejor si los Juguetes Inadaptados están con nosotros en lugar de huir y hacer travesuras por su cuenta. No sé exactamente cómo encajan ellos todavía, pero su cooperación es esencial. Eso es lo que puedo sentir."

    Él empieza a hablar, ni siquiera seguro de lo que va a decir, excepto que es una negación, pero Amara levanta la mano. "Confiaste en mí cuando te dije que creía que Raville nos estaba diciendo la verdad. Confía en mí de nuevo en esto. He visto sus verdades internas y sus corazones son puros. Nos ayudarán si se lo pedimos."

    Dorian la mira, frustrado. Ella no ha escuchado nada de lo que él ha didho o, si lo ha hecho, no ha significado nada para ella. Es claramente posible que no sea así. Si ella está despertando, ya no está pensando como un ser humano. Al menos una parte de ella le está analizando como datos al modo Exousiai, solo como más información.

    "No puedo confiar en ellos," dice él suspirando. "No hasta ese punto."

    "No te estoy pidiendo que confíes en ellos. Te estoy pidiendo que confíes en mí."

    "Ni siquiera sabemos a qué nos vamos a enfrentar cuando lleguemos allí. No tenemos ni idea de cuáles son las verdaderas intenciones de Raville ni cómo planea ejecutarlas. Hay demasiadas cosas que no sabemos. No sé. Quizá cuando termine de extraer el datonúcleo de Raville... "

    Donde una vez ella podría haberle apretado la mano, ahora simplemente le dice: "El universo es lo que es. Nuestra ansiedad es solo un producto de nuestra ignorancia."

    En otras palabras, ella ya ha tomado una decisión.

    "¿Qué quieres que te diga, Amara? ¿De verdad necesitas mi permiso para lanzarte a los puercos?"

    "Me gustaría contar con tu apoyo. Dime que al menos lo pensarás."

    "Lo pensaré."

    "¿Lo prometes?"

    "Lo juro y perjuro."

    "¿Pronto?"

    "En todos y cada uno de los segundos de mi tiempo libre."

    "Y mientras estás en eso, ¿querrás demostrarlo diciéndole algo amable a Ghast?"

    "Sí, querida"

    "Tu madre te educó muy bien, John Dorian."

    Dorian cierra el pestillo de su arnés Afex y se deja flotar libremente. Le da un tirón a su correa de seguridad para comenzar a dirigirse hacia las puertas del tranvía. "Dame unos días y tendré una respuesta. Mientras tanto, tengo que volver a trabajar con estos datos. Intenta no meterte en problemas."

    Ella se ríe, como si él hubiera pedido lo imposible.

    Y así, a su debido tiempo, Dorian se encuentra en el Laboratorio de Tecnología de Sistemas Pesados ​​en el Tercer Nivel, mirando por una pantalla plex manchada de dedos hacia un monitor empotrado conectado directamente a la red hiperprocesada de matrices de servidores de la Horda del Proletariado que sirvió como su sub-datonúcleo (que no debe confundirse, por supuesto, con el datonúcleo sombra que se encuentra en una tapada y claustrofóbica cámara del puente secundario y designa oficialmente a la Horda para auditores gubernamentales como el Querubín Rollizo, una nave de la línea del planetoide de Kingman, ni de manera similar debe confundirse con el verdadero datonúcleo que alimenta y almacena, analiza y procesa y manipula la verdadera nave estelar pilotada por los Juguetes Inadaptados. No, este es un tercer núcleo fantasma completamente independiente y autosuficiente utilizado principalmente para almacenamiento de copia de seguridad y desarrollo de aplicaciones en un entorno que no apagaría de manera inconveniente sistemas esenciales como el soporte vital, la propulsión o la gravedad artificial en caso de una mala carga de scripts que bloquee la lógica operativa. Este es el tipo de fascinantes maravillas que surgen en los colectivos tecnológicos monoculturales donde todo el mundo está igualmente distraído por las luces frías y la funcionalidad mágica del geek sin las restricciones externas que normalmente ejercen los contables testarudos. Es sin duda una de las cosas más singularmente hermosas que Dorian ha visto en su vida). Hay un teclado en una bandeja retráctil frente a él y una bobina cuidadosamente unida de líneas de fibra con extremo de adaptadores de enchufe a matriz de múltiples cabezales que cuelgan del costado de un estante de un zumbante servidor. Parece una trenza de espaguetis multicolor.

    Dorian mira el código que sale a chorros por la pantalla de salida y se frota la barbilla, luego se pinza el puente de la nariz y finalmente se mesa el cabello exasperadamente. Ya es bastante desconcertante intentar aprender el software, una aplicación de descifrado militar propiedad de Corgan favorecida por profesionales paramilitares, pero Dorian lleva los últimos días tratando de averiguar cómo introducir la bola de alquitrán de datos en el software en un formato que se pueda leer. De vez en cuando cree haber encontrado un formato que funciona y obtiene un par de miles de gigas de buenos datos, luego simplemente eso implosiona en un galimatías y en bucles de Moebius y campos empaquetados que lo bloquean todo. Él ha seguido los consejos de Ghast y ha cargado una copia de la bola de alquitrán completo en el sub-datonúcleo donde puede dividirla de una docena de formas diferentes sin tener que preocuparse por corromper el archivo original. Podía haber hecho esto dentro de su propia espuma, exconexado al núcleo, y de manera más segura, pero después del primer par de veces, él se cansa pronto de estar de pie junto a los bastidores atado por una línea terrestre mientras se copia la masa de dartos. Aunque los Juguetes Inadaptados estén interesados en robarlos, no es probable que progresen más que él (i.e: nulo).

    Además, todavía no le ha dado una respuesta a Amara y este tipo de intercambio de información puede usarse como evidencia de que él al menos lo está considerando seriamente, en caso de que ella decida mostrarse irritable por el retraso.

    Ghast mira por encima del hombro hacia otra prueba fallida y exhala enormemente. Sus labios se agitan como la vejiga de un saco de pedos, y Dorian piensa que este es el sonido perfecto para cómo se siente. "No, no. Te lo aseguro, John, te conviene reducir estas estructuras a binario y luego encadenarlas en variables numéericas. Eso siempre solía funcionar con la criptografía janita."

    "Pero esto no es criptografía janita," dice Dorian por trigésima vez en las últimas doce horas. "Es un paradigma completamente diferente. De todos modos, ya intentamos eso hace como cuatro iteraciones, ¿recuerdas?"

    "Bah." Ghast se frota el lado de la nariz con el dedo índice, que, según ha supuesto Dorian, es lo que Ghast tiende a hacer cuando piensa en un problema particularmente espinoso. "¿Cuántos gigas obtuvimos en ese tiempo?"

    "Mil setecientos. Incluso menos de lo que obtuvimos con la Fórmula Tertuliana."

    "Bah."

    Con las primeras impresiones de lo contrario, Dorian está a punto de decidir que le cae bastante bien Ghast. Resulta que él es un antiguo codificador de línea reclutado por la administración de operaciones de Finux para el mantenimiento general de sistemas. Un tipo de tecnología de base que puede diagnosticar hardware y software con el mismo aplomo. Quizá lo que más le impresiona es que la designación militar de Ghast era la de Líder de Ingeniería de Navegación, que es principalmente de naturaleza gerencial y de capitanía en lugar de técnica. Todo lo que sabe lo ha ganado con la experiencia, el estudio personal o la ósmosis de fuerza bruta en situaciones de crisis.

    Además de eso, cuando se pellizca la nariz y entorna el ojo izquierdo, hace una suplantación sorprendentemente precisa del suave zumbido nasal de Ray. Piensan en silencio e independientemente durante varios momentos, limpiando sus cortezas en busca de cualquier truco de descifrado no probado que conozcan, hayan visto u oído vagamente en los tablones de anuncios de la gatonet. Finalmente, Ghast le da una atronadora palmada en el hombro y le dice: "¿Qué está pensando, jefe?"

    Dorian en realidad piensa muy poco en términos concretos. Le han empezado a doler las piernas por estar de pie frente al estante durante las últimas horas mientras ambos observaban cómo se ejecutaban y fallaban los scripts. Tiene sed y no puede recordar cuál de los decantadores que le han entregado durante las últimas horas todavía tiene café. No recuerda la última vez que comió sentado. Está bastante seguro de que si no estuviera tan agraviado, notaría estar mental y físicamente agotado.

    "Matriz de claves giratorias," dice eventualmente. Suena más a una pregunta que a una afirmación.

    "Oh, no digas eso."

    Dorian se encoge de hombros. "Hemos probado todo lo demás, ¿no? Y es lo lógico, dado que no dejamos de acceder a sectores aleatorios de transferencia cada unos mil gigas antes de que las conversiones se desmoronen."

    "Entonces estás jodido. Eso es todo lo que tengo que decir. Quiero decir, claro, probablemente podrías escribir algo que lea conjuntos de resultados y verifique la integridad del archivo, que mantenga lo bueno y repase el resto a través de los módulos anteriores, pero eso podría llevar semanas, Jefe, y se supone que ya hemos descubierto todos los métodos de cifrado que se han utilizado. Y eso solo para la codificación. Luego tendrías las verificaciones referenciales y las sincronizaciones de compresión, análisis de clústeres y modificaciones de reensamblaje. Tendrías que hacer un registro de seguimiento bit a bit para reconstruir la secuenciación... "

    Ghast se detiene y deja el resto sin decir. Él tiene razón. Podría hacerse con suficiente tiempo, pero esa es una solución terriblemente compleja. Básicamente, se trata de reconstruir un sistema de cifrado completo, una unidad lógica cada vez mediante un proceso de eliminación. Semanas sería probablemente una generosa línea de tiempo y una gran sobreestimación de la habilidad técnica de Dorian por parte de Ghast.

    "¿Cómo de importante dijiste que era esto?" Dice Ghast.

    "Vital," dice Dorian. "Quizá"

    Ghast exagera al mirar su reloj, aunque en realidad no lleva ninguno. "Bueno, tienes alrededor de dos semanas para arreglarlo todo antes de que atraquemos, a menos que encuentres una manera de adivinar las transformaciones clave. Incluso clavar el primer radio de la matriz te daría un lugar para comenzar, pero ni siquiera conozco la estructura clave y mucho menos si es fluida o no."

    Pero podríamos averiguarlo, piensa Dorian. Yo podría averiguarlo. Es una decisión que ha estado evitando durante las últimas semanas.

    Raville tendría la clave de cifrado, posiblemente la secuencia completa de claves, pero Raville es actualmente un residente dependiente de la espuma comprometida de Dorian. Si lo pide y Raville se lo da, corre el riesgo de que cualquiera (es decir, Ray) que pueda estar escuchando su conversación tenga acceso tanto a la bola de alquitrán como a la clave. Ni siquiera puede confiar en que le proteja la obstinación de los parámetros de seguridad del orbe porque ya ha iniciado sesión y ha cargado sus protocolos de conexión con el orbe en el archivo de datos de su espuma. Así que esto es todo. O bien puede optar por confiar en Ray y en los Juguetes Inadaptados y esperar desenrollar la bola de alquitrán o puede aceptar el fracaso poco a poco y que el zap para Phi Sophia sea a ciegas. Esas son sus opciones.

    Amara cree y quiere que él también crea.

    Dorian suspira y se aleja de los bastidores del sub-datonúcleo.

    Hay un sofá ergonómico encajado en la esquina de la habitación, en su mayoría enterrado bajo resmas de copias impresas y vasos de papel desechables. Él lo barre todo al suelo y se deja caer en el sofá en la posición que parece menos probable que exacerbe los gritos de sus articulaciones. Podría hacer esto de pie, pero está cansado. Siente todo el cuerpo como trozos de plomo atados con alambre de espino. Si va a tener que pelear con Raville, al menos debería estar cómodo.

    La posición supina parece más apropiada para rendirse, de todos modos.

    Ghast lo mira, sin hablar, solo arqueando una ceja. Dorian coloca su cráneo en el reposacabezas y cierra los ojos. "Dame quince minutos," dice, y entra en el geek.

    Y entra y entra y entra...

    Suspiro.

    Algo espléndido. Un bonito lupanar de Velia Dorgan.

    Columnas estriadas de mármol blanco, un dosel reluciente de seda vaporosa... no, fíjate en eso... un dosel brillante que se marchita como un cielo de piel de pera, con rayos acaramelados del sol de principios de otoño. Delicadas paredes de celosía de piedra que proporcionan el mínimo atisbo de un bosquecillo ondulante y frondoso más allá. Una fuente de piedra en el medio de la sala circular de la que brota cristalina agua azul en una piscina llena de alegres gambas doradas. Y sofás, largos y suaves, llenos de almohadas tan gordas como nubes de algodón de azúcar. Las bailarinas de Velian resplandecen en plateado y azul, con velos y recatadas, agitan abanicos de plumas de pavo real.

    De acuerdo, cancela las bailarinas y los abanicos. Sustituye eso con el familiar silencio del aire acondicionado central. La mente en el trabajo; debes permanecer concentrado. Bla, bla, bla. Amara tiene acceso a este canal, después de todo.

    Dorian abre los ojos. Esta vez solo hay una pizca de incomodidad, una transición casi perfecta, y lo que él siente puede ser una consecuencia de su desvanecimiento espacial. Se pregunta si se está sintonizando con el orbe o si Raville ha estado jugando furtivamente a sus espaldas. El sofá en el que emerge es maravillosamente suave, el aire es sensualmente fresco. El perfume de las desterradas bailarinas aún perdura en la brisa.

    Tiene una gran imaginación, piensa. Podría acostumbrarse a esto.

    Dorian se tumba de lado y mira, más allá de la piscina y la fuente, hacia el otro sofá, mullido y color pastel, donde Raville descansa en toga y mullidas pantuflas. Está reclinado con las manos entrelazadas en la nuca, el pecho desnudo se abre paso a través del alegre hueco de su bata y sus piernas pálidas y de pelo negro asoman por debajo del dobladillo. Una bailarina se cierne sobre él, de ojos grandes y atenta, dándole uvas. Dorian le frunce el ceño. "¿Has pinchado mi flujo de bits?"

    "Solo esta parte encantadora," responde Raville guiñando un ojo. Muerde una uva, luego agita la mano y la chica desaparece en una nube de plumas. "No pude evitarlo, de verdad. Incluso nosotros, los seres virtuales, apreciamos un poco de sensual entretenimiento de vez en cuando. Pero no lo veas como un pichado, sino como una redirección desde la caché."

    "Veo que voy a tener que reconsiderar tu red de contención."

    "Oh, ciertamente," responde Raville, goteando petulancia. "Tienes todo el tiempo del mundo para perder el tiempo conmigo, aquí al borde de mi destrucción."

    "¿Tu destrucción? Soy yo quien está a punto de pasar por el triturador molecular, si lo recuerdas. Tú aún estás seguro en la red del Archivo y probablemente lo estarás en el futuro previsible." Dice Dorian.

    "Sí, sí. A esa versión de mí le va muy bien, me imagino, pero ese no soy yo propiamente en ningún sentido contextual, ¿verdad? Cuando él y yo nos separamos, me convertí irrevocablemente en mi propia entidad y, como ser independiente, es perfectamente apropiado que contemple mi inminente desaparición con más que un poco de pavor. Es una reacción perfectamente humana."

    Dorian niega con la cabeza. "Aún así estarás guardado como una unidad lógica dentro de mi espuma, Raville. Es solo la matriz la que pasan por la manguera."

    "Correcto, y una vez que hayas terminado nuestro asunto en Giari Tau, vas a estar absolutamente encantado de reactivar los sectores inactivos que ocupo."

    Dorian no responde.

    "Eso pensaba," dice Raville con un toque de melancolía. "No te preocupes. No te lo reprocharé, asesino compatriota mío. Todos hacemos lo que hay que hacer y los hombres se han sacrificado por causas mucho menos nobles que la paz universal, ¿eh?" Raville le ofrece una sonrisa brillante, llena de dientes y burlona. "Bueno, ¿cuál es nuestro destino actual?"

    "¿Qué te hace pensar que vamos a alguna parte?"

    Raville hace una mueca al darse cuenta de que lo han pillado. "Eché un vistazo a tus estadísticas de soporte arquitectónico y supe que habías cambiado los nodos de gestión de espuma de los enrutadores de Sonali. Supuse, lógicamente, que te las habías arreglado para organizar el acceso a una estación de salida más amigable que la de Surmonte. En algún lugar cercano, espero. No tenemos mucho tiempo para estar deambulando por la galaxia únicamente por placer."

    "Está lo bastante cerca." Dorian se niega a ser más específico. "Pero basta. Tenemos trabajo por hacer."

    "Ya lo creo. ¿Cómo está Amara?"

    "Ella está bien"

    "¿Meramente bien?"

    "Ya sabes a lo que me refiero. Está despertando." Dorian intenta no volver a fruncir el ceño y casi siempre lo consigue. "En este momento está ocupada integrando a los Juguetes Inadaptados en cualquier esquema que su yo alienígena esté gestando."

    Raville se sienta derecho, de repente interesado. "Los Juguetes Inadaptados, ¿eh?" Reflexiona sobre esta información durante un tiempo y el interés rápidamente se convierte en algo más perturbado en general. "Mmmm. Los Juguetes Inadaptados. Ese es un avance interesante."

    "A mí no me mires, chico bit. Tú eres el que les habló sobre los Exousiai y les animó a que nos persiguieran hasta Phi Sophia."

    "¿Yo?" Raville está sinceramente sorprendido.

    "El otro tú. El tú del Archivo."

    "Ah. Bueno, eso tiene al menos un poco más de sentido. Estoy seguro de que yo solo intentaba ayudar."

    "Sí. Muchas gracias. Esto lo digo en serio."

    Raville se ríe en voz baja. "No seas paranoico, John. Esto tiene cierto sentido táctico. El gran obstáculo con el arreglo anterior siempre iba a ser conseguir que te llevaran desde Surmonte hasta Giari Tau sin que los agentes de mi yo alternativo te pusieran las manos encima. Esto resuelve ese problema muy bien."

    Dorian observa que Raville se pone en pie. Pasea por el perímetro de la cámara, acariciándose la barbilla y mascullando para sí mismo. "Es una experiencia extraña, lo admito, eso de intentar adivinar los propósitos de un ser que es a la vez uno mismo y, al mismo tiempo, totalmente otro. Me pregunto si es así lo que mi yo real siente por mí." Asiente sobre las implicaciones de esta idea, luego vuelve a Dorian, lleno de preguntas más urgentes. "¿Cuánto les ha contado? ¿Y qué pretenden hacer exactamente con lo que les han dicho? ¿Saben lo de Amara?"

    "Lo único que saben es que Amara y yo fuimos seleccionados por necesidad y que somos los únicos con la dirección zap para la estación en Giari Tau. Usamos esos datos como moneda de cambio para pagar el pasaje. Todavía no han adivinado que ella es otra cosa menos humana, aunque no sé cuánto tiempo más podrá ella ocultarles sus cualidades únicas."

    Raville hace una pausa y lo mira con curiosidad. "¿Es eso obra tuya, supongo? ¿Otro brote de tu paranoia desenfrenada?." No espera a que Dorian responda. "Aún así, está bien hecho, supongo. Ciertamente yo habría cometido el tropiezo de decirles toda la verdad, dado lo que sabemos de sus hazañas por la prensa popular. En realidad, supongo que no me tropecé en absoluto, ¿verdad? Tú solo estabas siguiendo mi guía. Sorprendentemente astuto de tu parte."

    Dorian reprime un bufido de burla. "Mira, no me importa ponerte al día, Raville, pero no estoy aquí para eso."

    "No, no. Por supuesto que no, pero esto presenta algunas características interesantes."

    "Seguro. Absolutamente fascinante. ¿Podemos...?"

    "Siento cierta hostilidad hacia este avance."

    "No es hostilidad. Es precaución. Precaución saludable." Dorian se agarra a los bordes del sofá con exasperación. No quiere hablar con Raville sobre los Juguetes Inadaptados. "Mira, eso no viene al caso. Estoy aquí porque necesito un impulso de información. Tengo que tener tantos radios como tú para la matriz de claves giratorias y poder continuar con el trabajo de descifrar el datonúcleo de Raville. Se nos acaba el tiempo."

    "Ahí está. Eso es problema tuyo, John. Pasas tanto tiempo con la nariz enterrada en el texto mirando los mecanismos básicos de todo, que inevitablemente pierdes la aplicación funcional del programa en sí. Siempre estás pensando en lo que está haciendo y cómo lo está haciendo en lugar de para qué propósito se supone que debe servir en primer lugar."

    "Correcto. Por eso necesito la secuencia de claves. No puedo entender qué significan los datos hasta que pueda analizarlos en..."

    Raville le fulmina con una mirada de decepción. "Eso no es de lo que estoy hablando. Lo que podrías aprender de ese datonúcleo es secundario en este punto. Estoy tratando de explicarte lo que te pasa. Tú miras a los Juguetes Inadaptados y lo único que ves es un potencial conjunto de agravios, de obstáculos que superar, de datos falsos que estropean el ejecutable, solo para que puedas conservar este control de la ilusión de flujo que has programado para ti mismo. Te preocupas por cómo puedes minimizar la amenaza de los Juguetes Inadaptados, cuando lo que deberías tratar de averiguar es cómo pueden encajar en el panorama general. Escucho tu antipatía en cada sílaba que pronuncias."

    Dorian abre la boca para hablar, pero Raville lo confronta desde el otro lado de la habitación, con los brazos cruzados sobre el pecho.

    "Tú y yo sabemos que nunca has estado particularmente interesado en detener la guerra que está a punto de suceder. Lo has dicho una docena de veces. La única razón por la que has llegado hasta aquí es porque yo te empujé y porque... bueno, por Amara. Quieres salvarla. Y estás aterrorizado de que los Juguetes Inadaptados te quiten tu elección o tu capacidad para salvar a Amara del final que ella ha elegido cuando llegue el momento. Pero ¿qué dice ella sobre ellos?"

    "Ella dice que son esenciales," dice Dorian, enojado de inmediato consigo mismo por responder.

    "Esenciales. Pero ¿para qué?, preguntas. ¿Esencial para que ella escape de este plano de existencia? ¿O esencial para evitar la destrucción de la raza humana? No es de extrañar que estés en conflicto. Ni siquiera sabes lo que se te pide que elijas, excepto que lo más probable es que todas las opciones que se te presentan lleve a fines que no deseas."

    Dorian experimenta una fuerte explosión de calor, de amargura, que sorprendentemente parece rabia reprimida. Sabe a ácido en la garganta. "¿Importan acaso mis elecciones? Yo no he elegido nada de esto y sin embargo aquí estoy, atrapado en el medio. Nunca he tenido otra opción," dice. "No desde el momento en que clavaste tus ganchos en mí."

    "¡Ay de ti!" Raville chasquea la lengua con sarcasmo. Dorian piensa que tiene suerte de que esté en el lado opuesto de la habitación en ese momento. "No te hagas el mártir. Nadie te ha privado del libre albedrío. Tuviste elección en cada paso. Podrías haberte marchado en cualquier momento. Aún podrías marcharte. Salvo por Amara, por supuesto, pero eso es un dolor temporal, la traición lo es. Muchos hombres han aprendido a vivir con esta. Pero entiendo que resulte conveniente que me culpes a mí. Yo he alentado eso, de hecho, cortejándote a través de la estructura de tu red, casi volviéndote en bits, metiendo aplicaciones virales en tu datoespacio. Soy tu hombre del saco personal, ¿estoy en lo cierto?"

    Raville se detiene abruptamente, se muerde el labio y baja la mirada al suelo. Cuando comienza de nuevo, la melancolía regresa y habla en tono casi de disculpa. "Entiendo cómo te sientes, y quizá por qué te sientes de ese modo. Pero las cosas se están moviendo muy rápido ahora, John, y necesitas tener la cabeza despejada si quieres ser de utilidad para Amara."

    "Para ayudarla a destruirse a sí misma, quieres decir," dice Dorian.

    "Si esa es la voluntad de Amara, sí. Ella es un ser divino y soberano. Si elige romper esta forma, esta vasija de arcilla, entonces eso es lo que la ayudaremos a hacer."

    Esta vez no hay palabras bonitas, ni pronunciamientos reconfortantes sobre la mente cósmica y las eternidades incorpóreas, solo la desnuda verdad que Dorian más ha temido. Raville parece entender esto, y las duras líneas de su rostro se suavizan.

    "Lo siento, John. Sé que te preocupas mucho por ella y esto es difícil de escuchar. Pero ella es lo que es y ninguno de nosotros puede cambiar ese hecho. Solo tenemos la gracia suficiente para elegir si creeremos que ella es quien dice ser y si es capaz de hacer lo que ha prometido hacer o no. Y dando ese salto de fe, debemos determinar la mejor manera de encajar en sus diseños, cualesquiera que sean."

    Raville frunce el ceño. "Tu incorregible falta de fe te ha llevado más lejos de lo que yo hubiera esperado, lo cual ha sido un gran consuelo para mí, porque temo que eso sea, al menos en parte, culpa mía. Y como cualquier otro moribundo, ahora percibo que no me habrías enviado al olvido sin la oportunidad de purgar mi alma, tal como es. Admito que te he manipulado, te he mentido y he hecho una gran cantidad de cosas indecorosas para que avances por el camino que imaginé para nosotros. Pero quizá lo peor fue cuando te dije que eras simplemente un objetivo de oportunidad, lo más parecido a una ayuda competente que pude conseguir. Lo recuerdas, lo sé. Es difícil para un hombre oír que es más conveniente que digno. Aunque cuando te revelé que Amara es la perla, tal vez supiste que te había mentido o que al menos le había mentido a ella. Dejé claro que ella era vital, insustituible, el eje sobre el que gira todo el universo. Pero ¿qué eras entonces? Ella sigue siendo solo una compañera improvisada, una viajera en los faldones de su destino, una pieza afortunada en la máquina de la historia. Yo te permití creer eso porque me resultó útil y eso ahora me avergüenza. El caso es que yo no te elegí, pero eso no es lo mismo que no haber sido elegido. Amara no tropezó contigo en la red, en el palacio de la memoria donde nos conocimos, por accidente. Yo la llamé. Comencé el lento y delicado proceso de despertarla, susurrándole al oído por la red cada vez que ella iniciaba sesión en su interfaz, haciendo que sus energías latentes cobraran vida, mucho antes de que revelarme a vosotros. Por eso ella insistió tan fuertemente en seguirte, me imagino. Ella tampoco sabía por qué, solo que debía hacerlo. Lo curioso es que el momento tampoco fue elección mía. Eso ocurrió demasiado pronto. Mis planes aún no estaban establecidos. Yo iba a utilizarte para llegar mejor hasta ella, y asumí que te había subestimado y que vuestra llegada juntos fue uno de esos grandes y afortunados accidentes. Verás, no tomé en cuenta que mientras trabajaba para despertarla, Amara ya había elegido la herramienta para ayudarla. Te preocupa que esta banda de bandidos, los Juguetes Inadaptados, pongan en peligro la cosas por las que hemos trabajado, que de alguna manera ellos alejarán a Amara de ti. Eso es lo que te impide confiar en ellos de la forma en que Amara quiere que lo hagas. Pero eso es una tontería. Ellos no pueden separarla de ti. A cierto nivel, todo lo que has hecho, todos los lugares a los que has ido y las cosas que has visto han sido por voluntad de Amara. Ella te abrió los ojos a las cosas que necesitabas ver, incluso a mi inteligente araña, cuando el momento le convenía. Ese núcleo secreto y sagrado de ella que es divino, te eligió para cumplir su voluntad, tal y como ella me eligió a mí tantos años atrás, y tal como ahora eligió a los Juguetes Inadaptados. A cada uno de nosotros para nuestras tareas particulares. Pero ella te necesita a ti personalmente por razones que ninguno de nosotros puede adivinar. Tus habilidades técnicas, aunque profundas, no son suficientes para explicar lo que te hizo recomendable por encima de otras doscientas personas en otros lugares que habrían sido igualmente competentes y, casi con certeza, más maleables. Solo la necesidad es suficiente. Necesita o carencia. Ya va siendo hora de que sepas eso."

    Dorian escucha lo que dice Raville, oye más de lo que dice, de hecho, y un manto de entumecimiento desciende sobre él, pesado y sofocante. Ese es el problema con el impulso humano de desnudar el alma: la información se propaga. Los datos son eternos, ni se crean ni se destruyen, solo se reorganizan de una caché a otra. Él no tiene ningún mecanismo para asimilar las cosas que Raville ha compartido con él de una manera tan significativa.

    "No puedo ayudarla a destruirse a sí misma," dice. "No puedo"

    "Ella sabe eso. Confía en ella, John. Lo que sea que te llamó a ella tiene una razón. Ella no te pedirá que des lo que no puedes. Tú solo tienes que creer."

    Creer, piensa Dorian. ¿Creer en qué? Pero eso es lo más lejos que puede llegar. No hay respuestas inmediatas, ni detonaciones de reconfortante epifanía que dé luz a su oscuridad.

    Debería estar enojado con Raville, piensa, furioso por esta última y peor revelación de engaño, pero no encuentra la rabia. Siempre ha sabido que Amara esperaba que él la llevara hasta el final elegido. Simplemente ha tenido miedo de decirse las palabras a sí mismo.

    "Necesito la clave," dice al fin. "Todavía tengo que entender." Aunque no pueda creer.

    Y como resulta, el intercambio es casi doloroso y estúpidamente simple. Dorian permanece solo el tiempo suficiente para confirmar que los archivos se han movido del espacio del orbe a la espuma. Deja atrás a Raville y el simulacro del quae-ha-distra sin una palabra más, ni siquiera para despedirse.

    Ghast vigila por encima del hombro de Dorian mientras este construye la matriz giratoria y coordina las secuencias lógicas que devolverán las claves adecuadas en los momentos adecuados en el proceso de desenrollar la bola de alquitrán. Dorian puede sentirle en su espalda como una bola temblorosa de energía Tesla trabajando poderosamente para contenerse a sí mismo. Si le da a Ghast incluso un centímetro de margen, este estallará con preguntas, propuestas, críticas. Dorian observa las vibraciones que él hace en el rendimiento del datonúcleo mientras entra y sale del geek en sesión conjunta y en un intento de calibrar su progreso.

    Ha pasado tiempo desde que tuvo un fan que pudiera mantenerse al día con lo que él estaba haciendo. Tiene que admitir que esto no es del todo desagradable y se descubre realizando pequeñas espirales y subrutinas ingeniosas, presumiendo. Cuando llega al final del primer módulo, Ghast se lanza a él como un revoltoso cachorrito jugando a los gatitos. Vuelve a salir una docena de segundos más tarde y silba en agradecimiento por la complejidad del trabajo, tanto por la cerradura como por la llave.

    Le da una palmada a Dorian en la espalda. "Increíble. Esa es una arquitectura monstruosamente impresionante. ¿Cómo la descubriste?"

    "Solo tuve que buscar patrones en una datofuente que había estado ignorando." Dorian gesticula vagamente hacia la pantalla sin levantar la mirada del tablero frente a él. "Este bit de aquí es un generador de clave patentado tomado de uno de los activos corporativos de Michael Raville. Es un artefacto más antiguo, pero estoy bastante seguro de que, en este caso al menos, el mecanismo de generación todavía está sincronizado."

    "¿Lo sacaste del volcado de datos que Raville dejó en el Archivo?"

    Más o menos, piensa Dorian. "Sí"

    "Estupendo."

    "No es tan impresionante como parece."

    "Secreto profesional," dice Ghast, le guiña un ojo y asiente. "Lo pillo"

    "Algo así"

    "Ey, no me importa. Vi el trabajo que hiciste en esa araña de datos que Raville arrojó a tu red. Eso estuvo genial. Solo siete u ocho tipos en la Hebra podrían haber encontrado esa infiltración, y mucho menos neutralizarla tan rápidamente."

    Salvo que por el hecho de que como Raville cuenta la historia, o bien fueron sus propios esfuerzos los que atrajeron la atención de Dorian en primer lugar, o la influencia supraliminal de Amara. Él no se siente cómodo asumiendo el crédito por ello en caso u otro, por lo que no dice nada y continúa trabajando en silencio. Después de varios minutos, lanza una secuencia de prueba en un sector más pequeño de datos estructurales.

    Un cursor le parpadea durante unos minutos más, luego el código múltiple convertido en seenop en bruto comienza a gotear por la pantalla, tan pesado como un goteo de jarabe de arce. Dorian frunce los labios con insatisfacción.

    "Parece que tienes algo, pero eso es bastante lento, Jefe."

    "Haré cosquillas en el motor de conversión y agregaré algunos índices una vez que obtengamos una instantánea clara de la estructura. Eso debería acelerar las cosas considerablemente."

    Ghast hace un cálculo rápido. "Va a llevar un par de semanas convertir la pila a este ritmo. Quiero decir, así a ojo."

    Dorian simplemente se encoge de hombros y vuelve a la codificación, ya en otra rama de la lógica. El familiar ding suena en su cerebro y vibra a lo largo de la mandíbula.

    /&AbreSesión

    (Ping)

    (/&OCUPADO)

    (SUPERPING: Contesta, John. Sé que estás ahíi.)

    (''Ocupado' Estoy trabajando)

    (Has estado hablando con Raville)

    (Tenía información que necesitaba... No habrás estado escuchando a escondidas, ¿verdad?)

    (Respeto tu espacio personal, pero no puedo evitar que el orbe me haga ping cuando te autenticas. Ser una diosa no es solo melocotones y helados).

    (¿Eso significa que SÍ estabas escuchando a escondidas o NO? Marca una).

    (¿Qué estás haciendo ahora?)

    (Hacer amigos e Influir en la Gente ™... Estoy jugando con Ghast).

    (Risita)

    (No te burles de mí, mujer)

    (Me acaban de informar que Ray ha solicitado mi presencia en el puente. Creo que sería mejor que vinieras conmigo).

    (¿DEFCON -69?)

    (No sé qué significa eso)

    (Suspiro)

    (???)

    (¿Qué hiciste para asustarlo?)

    (¿Vas a venir o no?)

    (...)

    (¿John?)

    (En camino.) /&FinSesión

    Dorian se aleja del teclado y aprieta los dientes para deshacerse del eco residual que rueda por su canal auditivo de la sesión pAp. Se vuelve hacia Ghast y arquea una ceja. "¿Has estado siguiendo esto?"

    Ghast mueve la cabeza de un lado a otro. "Creo que sí. Eso es qué... ¿un cargador de semillas Gordon Proxy?"

    "Los contornos generales de uno, al menos. No creo que haya nada complicado con la estructura de datos, por lo que debería ser bastante sencillo construir las vainas de siembra desde aquí. Me acaban de llamar al puente. ¿Te importaría hacerte cargo?"

    "¿Hablas en serio?" Ghast se ilumina hasta que prácticamente está radiante. "¿Quieres que termine una de tus aplicaciones?"

    "Odio perder el tiempo con los ajustes, así que alguien tiene que hacerlo."

    "No he abordado nada tan complejo en código de línea. Podría joderlo todo."

    "Por eso Dios creó la tecla de borrar, Sr. Ghast." Dorian apunta hacia la puerta, hablando por encima del hombro mientras avanza. "Nunca se sabe cómo funciona un programa hasta que se descubre cómo romperlo."

    Ghast ya ha tomado asiento. "Sí, Gato. Estoy en ello."

    Dorian sube por una última escalera de caracol, recorre un pasillo estrecho decorado solo con vigas transversales de acero desnudo y atraviesa la puerta presurizada final hacia el puente.

    Está respirando un poco más fuerte de lo que le gustaría, pero ha llegado hasta aquí sin tener que detenerse y pensar en volver a comer cualquiera de las comidas que ha digerido con éxito en los últimos días. Factor en ello es que no ha tomado ningún Blandengue en las últimas doce a dieciocho horas, y está bastante satisfecho con su capacidad espacial en general.

    Localiza a Amara sola en el centro de la habitación, a la derecha de lo que normalmente sería la giratoria silla del Capitán (C mayúscula), pero que está vacía. Suele estar vacía. Ray evita los símbolos tradicionales de rango como atroces herramientas subliminales de El Hombre que perpetúan la elitista estructura de poder desigual que existe únicamente para degradar a la gente. Que Dorian sepa, esto solo significa que las pantorrillas de Ray a menudo deben estar más cansadas de lo estrictamente necesario, porque todos los demás en la terraza tienen su propia silla y nadie parece quejarse de ello.

    Mientras Dorian cruza la cubierta para unirse a Amara, encuentra a Ray en la estación de comunicaciones con un auricular inalámbrico conectado al oído y un micrófono ante los labios. Está encorvado sobre el tablero, cara a cara con uno de los monitores montados en el soporte de salto, mirando, con la forma distraída de un hombre cuya mente está en otra parte, el texto garabateado que desciende por la pantalla. Habla por el micrófono con los tonos eficientes, apaciguadores, pero poco comprensivos, de un dron de gestión media en cualquier unidad corporativa anónima del universo.

    .".. y sí, comprendo completamente la delicadeza de su situación, Gor Grupchyk, y estoy absolutamente de acuerdo con usted en que no podemos ponernos en la posición de permitir que los decadentes protocapitalistas superen a los esfuerzos admirables de sus organizaciones laborales libres locales, pero donde no estamos de acuerdo, en particular se refiere a su condición de accionista importante, el principal rival corporativo de Hometown Mart en el sector de Cho Balkan. Queremos evitar su penetración en el mercado con tanta fuerza como usted, créame, pero no a riesgo de parecer tomar partido en un enfrentamiento conglomerado. Los Juguetes Inadaptados tienen una reputación de independencia financiera y política a considerar. En resumen, primero debe desprenderse de sus propiedades y luego veremos qué podemos hacer. ¡Eso es todo! Tengo otra llamada. ¡Hablaremos!"

    Ray pulsa un botón para terminar la señal del haz, pero en lugar de darse la vuelta para reconocer la llegada de Dorian y Amara, pulsa otro interruptor y comienza de nuevo.

    "Al habla Lázaro. ¡Ah, Honorable Pobre Hombre Frees! Oh, oh, perdóneme. ¡Sindalion Frees! Tendrá que perdonar mi falta de familiaridad con sus nuevos protocolos. Solo un descuido de mi parte. Sí, he estado atento a las noticias. De hecho, me he enterado del loable cambio de régimen iniciado por el admirable levantamiento de su proletariado regional. ¡Un paso verdaderamente significativo!"

    Hombro tenso.

    "Es un placer ver que ha superado los disturbios y ha aterrizado de pie. No, en realidad no tengo tiempo para charlar ahora. Estoy seguro de que es más que capaz de forjar un consenso entre sus electores y determinar la mejor manera de lidiar con el resto de su élite sociopolítica. ¡Por supuesto que van a tratar de volver al poder como comadrejas! Uno difícilmente puede culparlos, Sindalion. Se han criado con la creencia fundamental de estar en el poder por su propio derecho. Indudablemente sentirán que les han robado algo precioso. Tendrás que mantenerte firme."

    Pausa.

    "Sí, lo digo literalmente si se llegara a eso, pero no, no estoy defendiendo la violencia como un recurso principal per se y no, no estoy en una posición en la que pueda brindarte asistencia directa en este momento. Sabías que ibas a tener que aprender a pescar por tu cuenta eventualmente. A pescar o a cortar cebo, como dicen. ¡Hablaremos pronto! Lo prometo. Voy a tener que dejarte."

    Contracción de dolor.

    "No, en serio. Debo irme. Simpatizo con tu situación, pero realmente debo... ¡Ack! Parece que un meteorito de buen tamaño casi nos pulveriza. Parece ser una bandada de ellos. En serio. ¿No oyes el silbido de la aspiradora filtrándose entre nuestros sellos de emergencia? ¡Oh! Mi primer oficial acaba de ser succionado hacia vacío. Algo parecido a una crisis aquí. Tengo que cortar. ¡Gracias!"

    Puñetazo. Botón. Clic.

    "Al habla Lázaro. ¡Georgi Morgan! ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cómo va la observación oceanográfica? Ya no estás en eso, ¿eh? Probablemente sea mejor. Un gremio peligroso. Siempre a merced de los drones gubernamentales cripto-marxistas y los elitistas conglomerados académicos empeñados en violar el medio ambiente para obtener ganancias personales o corporativas bajo la apariencia de su mandato educativo público... "

    Dorian se inclina hacia Amara y le susurra al oído.

    "¿Cuánto tiempo lleva así?"

    "Llevo aquí diez minutos y ya estaba en el comunicador cuando llegué. Eso fue hace cuatro o cinco conversaciones, creo, pero creo haber perdido la cuenta."

    "Un tipo ocupado"

    "Aunque fue amable que se tomara un tiempo de su horario para ayudarnos. ¿No estás de acuerdo?" Amara le lanza una mirada astuta y de soslayo, fingiendo inocencia.

    Dorian le devuelve una ceñuda.

    "Solo es un comentario," dice ella, encogiéndose de hombros. "Eso es todo"

    Él gruñe, pero elige no responder. Cruza los brazos sobre el pecho, se prepara mentalmente para esperar y centrar su atención en las actividades de la tripulación del puente. Por primera vez en su (breve) experiencia, parecen estar haciendo cosas reales de navegación de naves. Muchas teclas y clics y estudio minucioso de la salida digital. Un número considerable de labios fruncidos y cejas cada vez más profundas. Parece que cuando Ray está ocupado de otra manera, los suaves renderizados en condiciones de navegación se empaquetan y se guardan. De hecho, incluso es testigo de que Yartz, el timonel de la Primera Tripulación y Oficial de la Guardia en lugar de Ray, ordena verbalmente una corrección menor de rumbo con una especificidad sorprendentemente técnica. El tripulante que le responde parece saber qué hacer con esta escasa pericia matemática y se dispone a ejecutar el nuevo curso. No es exactamente un zumbido de actividad, pero es una mejora con respecto a los episodios anteriores de balanceo pseudo-catatónico y rutina que Dorian ha observado. De repente, está mucho menos preocupado de que la nave rebote en una luna rebelde que suceda estar renderizada como una ballena jorobada o un rocío de micrometeoros como una agradable lluvia vespertina.

    Ray pasa diez o quince minutos más desviando llamadas urgentes adicionales de dignatarios extranjeros, hermanos de armas y otros simpatizantes del inminente levantamiento del proletariado antes de por fin sacarse el tapón de la oreja y levantarse del comunicador con un suspiro de agravio. Rueda hacia ellos y se detiene, los párpados revolotean como si su presencia le sorprendiera, luego se recompone con un despejante movimiento de cabeza.

    "Ah, habéis venido. Lamento haberos hecho esperar." Ray mueve la mano vagamente hacia el panel de comunicaciones. "Negocios. Nunca se detienen. De hecho, últimamente he comenzado a pensar en emitir licencias de franquicia para aliviar parte de la carga de trabajo. Registrar la marca los Juguetes Inadaptados, elaborar un plan de negocios y un manual de procedimientos operativos estándar. Seleccionar a mano algunos propietario-operadores diligentes y delegar en subordinados algunas de las operaciones del sector de borde. La noción tiene mérito."

    "He oído que los levantamientos públicos son una industria en crecimiento," dice Dorian. "Podría ser una buena oportunidad financiera para ti si el mercado se mantiene robusto."

    Ray entorna la mirada, luego se controla. Mueve el dedo hacia Dorian, riendo. "Eres inteligente ¿eh? Así es como nos convertimos en lo que odiamos, ¿eh? Mensaje captado. No te preocupes por mí. Lo resolveremos de alguna manera. Además, con esta banda de piratas, está bien que evitemos que tengan las manos ociosas. Supongo que así es como Dios mantiene el universo en equilibrio."

    Dorian asiente, pero no quiere dejar que Ray se desvíe. Tiene su propio montón de trabajo esperándole, e incluso con la fe que tiene en las habilidades de Ghast, no es lo mismo que hacerlo él mismo.

    "¿Querías hablar con nosotros, Ray?"

    "Sí. Se ha desarrollado una arruga interesante en nuestros planes a corto plazo. Quería solicitar vuestra opinión al respecto."

    Dorian está empezando a odiar las arrugas de cualquier tipo, pero más específicamente las interesantes. Mira con inquietud a Amara. "Oigámoslo"

    "De hecho. Oigámoslo."

    Ray vuelve al panel de comunicaciones y toca una serie de interruptores de anulación del sistema. Un altavoz oculto emite un chillido de retroalimentación, que pronto es reemplazado por los razonables y cadenciosos tonos femeninos de un infocable.

    .".. comunicado general: La Organización de Ciencias de la Exoextensión de la Tierra desea anunciar la recompensa ofrecida de setecientas mil rupias por información que conduzca a la detención y entrega de los sospechosos de ciberterror recientemente identificados como Dorian, John Allen y Cain, Amara Necise. de Tritemius Orbis. Se busca a los sospechosos para interrogarlos en un incidente de transmisión de un plan malicioso de primer orden, en conformidad con el Código de Manipulación e Intrusión Cibernética según se describe en el Acuerdo Sobre Normas de Seguridad de Datos (Tercera edición, revisada). La ubicación actual de los sospechosos es desconocida en este momento, pero se cree que han huido de Tritemius Orbis. Se recomienda a los individuos que crean haber estado en contacto con Dorian o Cain que se comuniquen con las agencias policiales locales. Los sospechosos deben considerarse armados y peligrosos y deben abordarse con extrema precaución. La última descripción física conocida y las secuencias de registros genómicos digitales certificados son las siguientes..."

    Ray corta la transmisión de audio. "Esto sigue durante un rato y luego se repite. No han comprendido todavía la conexión entre vosotros dos y los Juguetes Inadaptados, al menos no que hayan admitido, pero sospecho que no tomará mucho tiempo. no sois el grupo más inolvidable precisamente."

    Dorian frunce el ceño, tratando de analizar el propósito de Ray tras llamar su atención sobre esto. "Entonces, ¿qué quieres de nosotros? Sabías que este trabajo tenía algunos riesgos."

    "No digo que esto cambie el estado de nuestro acuerdo. Sin embargo, pensé que os gustaría saber que habían surgido nuevas complicaciones." Ray levanta la barbilla y observa a Dorian con ojo evaluador."Nada que no podamos manejar, por supuesto. En lo que respecta a los janitas, somos un remolcador de carga estándar con perfiles de identificación fácilmente verificables, tanto corporativos como individuales, registrados en todos los principales paisajes de datos del almirantazgo. Siempre que no decidan transportarnos y abordarnos para la certificación de un esquema individual, no deberían tener ninguna razón para creer lo contrario."

    "¿Y si lo hacen?" Pregunta Amara.

    "Bueno, entonces una serie de eventos necesariamente desafortunados afectarían a nuestras amables escoltas de seguridad. No son los únicos a bordo de esta nave con un interés práctico en evitar un invasivo enredo legal y un par de patrullas policiales solitarias se encontrarían ellos mismos inquietantemente superados si se tratara de un cambio de baterías Hamme." Los ojos de Ray brillan alegremente ante la idea, pero dice: "Eso, sin embargo, tendería a alterar nuestros planes considerablemente dada nuestra distancia actual de Glastenhame. No somos capaces de entablar indefinidamente una batalla con toda la fuerza del ejército y la policía janitas combinados, y aunque lo fuéramos, para cuando llegáramos a Glastenhame, lo más probable es que encontráramos el depósito en nuestra contra. Por tanto, es mejor evitar todo eso si es posible."

    "Estoy de acuerdo," dice Amara, sonando aliviada. "No llamemos la atención sobre nosotros mismos."

    "Precisamente. Mientras permanezcamos en el anonimato, lo único que podría hacernos descarrilar significativamente en este momento sería un cierre completo de la dirección de la estación de Giari Tau. A falta de eso, seguimos confiando en que, con una aplicación inteligente de cierta magia más profunda, no tendremos problemas para anular las salvaguardas estándar de la cola de la estación entre allí y Glastenhame. Podéis estar tranquilos, por favor."

    "Entonces, ¿cuál es el problema? No nos habrías convocado aquí solo para informarnos que el alcance de la búsqueda se había ampliado."

    "Bueno, una de las cosas que me parecen interesantes de este mensaje; que se transmite cada hora a lo largo de todas las subredes de comunicaciones clave, por cierto; es precisamente el alcance del mismo. Michael Raville ya demostró en Sonali que está más que dispuesto a lidiar con este problema en privado utilizando sus vastos recursos personales para ajustar las cuentas. El hecho de que haya cambiado de táctica me sugiere un par de cosas: una, que os ha perdido temporalmente de vista, lo cual es bueno, tanto porque claramente le perturba como porque nos da un poco de espacio para respirar; y dos, porque su persecución es mucho más ardiente de lo que yo había creído hasta ahora. El riesgo de hacerlo público es que ciertos otros organismos gubernamentales o entidades policiales que pueden ser hostiles para él pueden volverse bastante curiosas como para investigar cuál es exactamente su interés en dos miembros anteriormente destacados de una comunidad colonial atrasada. Eso bien podría plantear algunas complicaciones preocupantes por sí mismo, especialmente si vuestro plan consciente demuestra ser tan atractivo para los otros como lo fue para nosotros. El beneficio para él, por supuesto, es que también os dificulta recurrir a esas mismas fuerzas en busca de ayuda sin correr el riesgo de ser entregado a Raville o recluido mientras se resuelven vuestras historias. Sin lugar a dudas, esto es una especie de apuesta, y eso me lleva a suponer que Raville cree que está a salvo de interferencias externas o que cualquier cosa que haya planeado se ha movido tanto hacia su conclusión que él no cree poder ser detenido en este punto, aunque uno de sus oponentes elija creeros y moverse en su contra."

    Ray hace una pausa para que consideren sus argumentos, luego se apoya en el panel de comunicaciones de brazos cruzados en aparente burla de Dorian. Les muestra sus dientes blancos y continúa con voz fría.

    "En cualquier caso, me resulta más que desconcertante que Raville haya dedicado tanto tiempo y esfuerzo en un par de, si me perdonáis la expresión, intrusos de datos de poca monta, cuando tiene otro asunto en cuestión con la inminente llegada de los emisarios alienígenas. Si yo tuviera una mentalidad conspiratoria, dada esa cadena de pruebas, podría comenzar a sospechar que hay hechos sobresalientes que vosotros dos me habéis estado ocultando." Los rasgos de Ray se endurecen de repente y la charla en el puente se detiene. "Y aunque las maquinaciones de Raville ciertamente no alterarán el estado de nuestro acuerdo, seguir engañándome en este momento, cuando todos nuestros cuellos están en la soga, podría tener consecuencias desafortunadas."

    "Invadir la espuma patentada de Raville es causa más que suficiente para cabrearle," responde Dorian.

    "Pero hasta tal extremo, creo que estarás de acuerdo," responde Ray con firmeza. "Seguramente puedes ver mi dilema. Soy responsable del bienestar de mi tripulación. Hemos tenido éxito durante tanto tiempo por una sencilla razón: investigamos y sabemos qué variables deben controlarse en cualquier momento. Operación que emprendemos para asegurar tanto nuestro éxito como nuestra seguridad. Pero estoy empezando a tener la clara sensación de que no se nos ha proporcionado el marco de referencia adecuado para comprender esta misión."

    Dorian siente los ojos de Amara fijos en él, fijos y penetrantes, pero ella no dice nada. Ella le está esperando, porque él prometió que lo haría. Dorian se pasa la lengua por los dientes, reflexiona, pero no hay nada que pueda decir que no ponga en peligro su posición. Hay demasiadas cosas que todavía no sabe, demasiadas respuestas ligadas al datonúcleo de Raville. Es demasiado pronto.

    Al ver la vacilación de Dorian, Ray se pone rígido y se vuelve bruscamente hacia su timonel. "¡Sr. Yartz! Prepárese para cortar todas los impulsores a mi orden."

    Yartz arquea una ceja, pero solo dice: "Sí, señor."

    Amara da un salto hacia adelante con los brazos en jarras. "¿Qué estás haciendo?"

    "Hasta que sepamos la verdad, esto es lo más lejos que llegaremos." Ray la atraviesa con una mirada helada y Amara vacila. "Lo tomas o lo dejas. Tú decides."

    Ella está allí, temblando de pasión contenida, los músculos de sus mandíbulas se abultan con una explosión de protesta. ¡Yo soy la perla! Pero ella no dice nada.

    El vacío que reemplaza todas las cosas que Amara diría ruge en los oídos de Dorian. El calor abrasador de su necesidad, su miedo, le recorre la piel de la cara y los brazos. Ella quiere esto.

    Quiere la ayuda y el apoyo de Ray. Lo anhela como un martillo necesita un clavo.

    Es demasiado pronto.

    Excepto que eso era lo que Raville también había creído sobre él. Amara prácticamente se está poniendo nerviosa, tan ansiosa está por compartir su verdad secreta. Pero ella también está esperando, confiando en él. Pero ¿por cuánto tiempo?

    Él nunca había creído, no del modo en que ella lo hacía. Incluso confrontado con la verdad, con el orbe, con el creciente poder de Amara, con toda esa obscena capa y espada, lo máximo que ha logrado ha sido una especie de suspensión de la incredulidad. Las cosas que le han contado, mostrado y experimentado bien podrían haber sido ficciones, interpretaciones profundamente inmersivas en las que él ha adoptado un papel, jugando por diversión. Ha tratado su vida como si fuera ficción, siguiendo un script que otra persona ha escrito sin tomar decisiones reales, porque decidir sería participar en el futuro que Amara estaba abrazando.

    Decisiones que le harían culpable.

    Pero tiene que elegir ahora. O bien aceptar el devenir de Amara y todo lo que eso conlleva, o seguir escéptico y convertirse en un impedimento. ¿Hasta dónde continuaría ella confiando en él una vez que sus dudas comiencen a frustrar sus planes? Pero no es solo la denuncia de Amara lo que le aterroriza, también el abrumador miedo de que ella le abandone en su precipitada carrera hacia la destrucción. Esas son las consecuencias de la fe.

    Porque si él cree, tiene que creerlo todo. No es realmente fe si no confía en Amara, en un dios viviente, para saber lo que hay que hacer.

    Una bola de terror se eleva en su pecho, se expande hasta que apenas puede respirar a su alrededor. Dorian mira a Amara, a medio camino entre él y Ray. Con la boca seca. Le palpita la cabeza. Ha estado rechinando los dientes sin darse cuenta. Y lo único que puede hacer es observarla.

    La creencia es la antítesis de la elección. La muerte de sus deseos, de su necesidad de salvarla. El fin de todo por lo que se ha esforzado y de todos sus diseños.

    Pero también lo es la incredulidad. Porque él también sabe, sin dudarlo, que Amara seguirá sin él si la obliga a tomar esa decisión. Ella ya ha elegido; solo le pregunta si él está dispuesto a seguirla. Le pregunta si está realmente dispuesto a dar el salto de fe.

    Dorian se frota las sienes. Pequeños círculos. Círculos felices. ¿Qué se supone que debo hacer?

    De forma espontánea, Amara levanta la cabeza y se vuelve lentamente hacia él. Ella sonríe con ojos llenos de un cálido y triste destello de comprensión. Incluso sin que él haya hablado, ella escucha, siente, se está convirtiendo, y en la penumbra del resplandor electrónico del puente, ella parece brillar. Sus escamas doradas brillan como polvo de estrellas. Dorian la mira fijamente con todo su cuerpo temblando.

    "Sé que es difícil," dice ella en voz baja, como un susurro de sus labios a su oído. Sus labios no se mueven. "No se trata de lo que crees que es correcto, John. Ya no se trata de Raville o de si puedes confiar en las cosas que te ha dicho. Ni siquiera se trata de salvar el mundo. Se trata de lo que crees. Esto trata sobre mí y sobre lo que soy. Trata de obtener la claridad que solo fluye de la fe."

    Dorian niega con la cabeza, feroz por la negación. "Tú crees"

    "Y si soy quien digo que soy, entonces también debes confiar en mí. El problema es que no quieres creer."

    "¡Porque no lo entiendo!"

    "No es necesario que lo entiendas, solo que lo creas o no lo creas. Con cualquiera de las dos opciones, tu camino se aclara. Se torna.. inevitable." Una severidad, como hierro frío, se desliza en el tono de Amara.

    "Pero debes elegir, de una forma u otra. El tiempo de la indecisión ha pasado. No podemos permitirnos más retrasos como este."

    En otras palabras, ella necesita a los Juguetes Inadaptados. Negarlo sería pedirle que eligiera entre ellos, que decidiera quién puede ayudarla más.

    No, eso no es justo. Porque Raville dijo que ella le eligió a él primero.

    Amara los necesita a ambos. Ambos son parte de su visión, su script para el futuro. No se le pide que crea en lo que ella quiere hacer, sino en lo que ella afirma que es. Y si no lo es... si no lo es... entonces nunca ha habido ninguna esperanza, y todo lo que han soportado ha sido inútil. Peor que inútil, ha sido un engaño, un accidente, una mentira.

    "¿Por qué yo?" Las palabras de Dorian son roncas, ásperas. "Si sabías que esto era tan difícil, ¿por qué me elegiste a mí?"

    "Nunca te ha preocupado salvar a la raza humana. Tú no piensas de esa manera. Eso es demasiado abstracto, este asunto de la salvación; la mera escala lo hace absurdo. Para ti, algo debe ser real para tener valor. Debe demostrar que es real, ya sea código, objeto u otro ser humano. Y solo conocerlo lo hace real." Ella se acerca a él y le acaricia un lado de la cara con la palma de la mano. "Pero esas cosas que son reales, las amas con todas tus fuerzas. Y al hacerlo, nos recuerda a todos que es bueno valorar lo que somos."

    Él agacha la cabeza, avergonzado. Es una agonía ser conocido tan profundamente. Agonía y alegría. Pero todavía necesita escucharlo de ella por última vez. Las palabras salen de sus labios como monedas en un pozo de los deseos, como piedras arrojadas al mar: "¿Eres tú? ¿Eres realmente quien dices ser?"

    Amara sonríe, y la luz se derrama de su rostro, bautiza a Dorian con maravilla. Ella ríe como lo hace un niño, llena de placer y radiante de alegría.

    "Yo soy, John. Soy quien soy."

    Él encuentra su mirada, la gloria y la verdad de ella, y finalmente ve. Y eso es todo. La realidad absoluta. El resto son solo detalles. Dorian la mira a los ojos, los ojos de una diosa viviente y de la amplitud de todo conocimiento. Él cae en el vasto y profundo misterio que es Amara y suspira por las cosas que nunca entenderá.

    Algunas cosas nunca pueden conocerse.

    "Enséñaselo," dice Dorian. "Muéstrales el futuro."

    Y se hizo la luz.

    Amara retrocedió hacia el espacio abierto de la cubierta entre Ray y Dorian, con la barbilla agachada hacia el pecho. Se hizo el silencio, excepto por el apagado zumbido de la electrónica y la ráfaga de los ventiladores de refrigeración. La tripulación del puente se volvió en sus asientos para ver, para contemplar. Ray también observaba, labios apretados, expresión pensativa, pero no interrumpió nada. Dorian sintió que se le aceleraba el pulso en el hueco del cuello, lento y rítmico, como si su piel estuviera demasiado tensa sobre los huesos.

    Amara quedó perfectamente quieta, al principio solo respirando, con los ojos cerrados, y luego lentamente levantó los brazos y los mantuvo perpendiculares a su cuerpo con los codos doblados. Sus manos colgaban flácidas de las muñecas como amuletos en una pulsera. La pose le recordó a Dorian a un espantapájaros.

    Permaneció así durante un tiempo, inmóvil. La electricidad estática crujió por los brazos de Dorian y él se estremeció. Luchaba por respirar con regularidad, pero su pecho se contraía y el zumbido del equipo parecía hacerse más fuerte a su alrededor, como si estuviera de pie cerca de un transformador.

    Con movimientos lánguidos y fluidos, Amara comenzó a moverse. Entrelazaba las manos en delicados giros, los dedos ondeaban en el aire, doblándose y desplegándose, revoloteando como el abanico de seda de una dama. Sus brazos, sinuosos, serpenteantes, tejían patrones hipnóticos en el aire. Giraba la cabeza sobre el cuello de hombro a hombro, vuelta tras vuelta.

    Inhaló un tembloroso aliento mientras presionaba los dedos en el pecho.

    Y exhaló.

    El espacio oscuro se abrió en su pecho como lo había hecho antes, y ella sacó el orbe de su interior, apretado entre las manos como un corazón ardiente.

    Dorian observaba paralizado, atraído por ella, atraído por la luz, pero sin osar moverse. Estaba sin aliento.

    Ella se lo tendió como una ofrenda, alzabdo los ojos (piedras negras brillantes reflejadas en el resplandor dorado del orbe), luego ella levantó el quae-ha-distra sobre la cabeza y giró en un círculo largo y lento mientras las manos pulsaban con luz.

    El tiempo se detuvo. El universo se detuvo. Todos contenían la respiración.

    Alguien jadeó.

    Y lentamente, majestuosamente, comenzaron las revoluciones. El espacio, el ser, el todo, se puso en movimiento alrededor de ella, se desplegó desde el nudo de su eje fijo, tropezó con los desgastados surcos de caminos eternos y ganó impulso, cambió su órbita, sangró colores y retorció los límites y se lanzó a sí mismo hacia los vientos.

    Las aguas plásticas del caos se sumergieron en los espacios entre lo que fue y lo que es, sellaron los fragmentos de la conciencia con un denso devenir siempre cambiante, amorfo e impredecible.

    Más allá del alcance de la luz del orbe, cayó una oscuridad sofocante. El universo se contrajo a un núcleo denso delimitado por el caos del resplandor del orbe. La luz lo era todo.

    Era fuego y hielo, alma y carne, uno y cero. Era y, todo lo que estaba fuera de su círculo, simplemente no era. Más allá del alcance de su resplandor, solo existía la noche impenetrable.

    Lo viejo falleció, se convirtió en nuevo.

    Pero Amara permaneció. Permanecida. Inmóvil, inquebrantable, inalterable. Inmutable como el centro del universo.

    La luz floreció dentro del orbe, una chispa cegadora que resplandeció ex nihilo. Ondeaba por los brazos de Amara y danzaba a lo largo de su piel, bronceada como riachuelos de mercurio, un aura de otro mundo que la envolvía por completo. Al tocarla, la luz pulsaba y se hacía más brillante, se convertía en una extensión de su presencia. Y su carne adelgazó, una tela fina colgaba sobre un gran ardor, una prenda de sombra rosada... rosa desvanecida hacia negro... delineada y consumida por la luz. Amara se atenuó, parpadeó y se desvaneció hasta que solo quedó la luz, y su recuerdo fue como una piel translúcida, un recipiente casi invisible.

    Ella ardía con un resplandor maravilloso, un sol glorioso alrededor del cual todos giraban. Brillante y penetrante, su brillo creció, hasta que, al duplicarse, triplicarse, detonó en una abrasadora penumbra de luz.

    La ola de su explosión, estallada como una ola de terrible fuego dorado, se estrelló sobre el puente de la nave, sobre los reunidos que observaban asombrados. Les marchitó la piel y astilló los huesos, llenó su conciencia con su pléroma y no dejó rastro de su existencia a su paso.

    Amara los esparció por los rincones más lejanos de la creación, los deshizo y, cuando se rompieron, los volvió a formar, los tomó en la palma de su mano y los llevó de regreso al círculo de su luz.

    Habiendo estado rotos, devinieron enteros. Habiendo devenido enteros, ella los condujo a lugares más profundos, a lugares que ningún hombre había visto, tocado ni saboreado antes.

    Dorian cerró los ojos y dejó que ella le llevara.

Capítulo 18

    Trum. Trum. Trum. Iiihhh.

    Ars. Trum Ooohhh. Trum. ¿Iiihh?

    Trum Ooohhh. ¿Ringueehh?

    Trum. ¿...e está escuchando?

    "¡Sr. Yartz!"

    Trum, trum.

    Voz.

    "¡Me está escuchando, Sr. Yartz!"

    La voz de Ray era acuática, las ondas de sonido se propagaban por vastas distancias líquidas. Esta tiraba de la oreja como un eco muy deformado. Y finalmente, desde el vacío, repicando desde las profundidades de un largo sueño: "Aquí, capitán."

    Sin sentido. No había enfoque, no había diferenciación. Solo unidad. En todas partes era aquí, todo el tiempo era ahora. Nada de eso importaba. Vuelve. Plegado de nuevo en los brazos fríos y flexibles de la noche. Vuelve.

    Dorian flotaba en una columna de aire fresco, incorpóreo, como una bola de algodón. Una vaina de semillas cargada de perlas de luz de amapola.

    De nuevo en casa, de nuevo en casa, de nuevo en casa, asiente.

    "¡Yartz!"

    "¡Sí, capitán!" Más rápido esta vez, emergente.

    Hundideendose, hundiéndose. Acumulando peso, detritus de palabras.

    Verbo hecho carne.

    El sonido tenía calidad, cierta inmediatez, una textura como el filo dentado de un cuchillo. Dorian se acomodó en su piel con un golpe y un grito ahogado. Hizo una mueca, descubrió que le gustaba la sensación de tener los ojos cerrados con fuerza y ​​mantenerlod así.

    El sonido golpeaba sus oídos, el estruendo de ollas y sartenes y platos chocando.

    Pero la voz de Ray sonaba a pesar del rugido del ruido, erosionaba el aire. Un arado de acero surcando los campos de la mente.

    "Sea tan amable de ejecutar un diagnóstico de sistemas de red en nuestros nodos de a bordo." Incluso en términos corteses, el tono de mando era claro, severo. Exudaba una cualidad gruñona imposible de ignorar. Tensa como el muelle temporizador en una granada. "Y cuando hayas terminado con eso, pon a Ghast en la caja y dile que quiero que inicie un escaneo viral completo de la red. Quiero que se concentre particularmente en los bucles de Corlian degradados o en la cáscara de Shröedinger. Que me informe de cualquier hallazgo no estándar de inmediato. ¡Y que preste especial atención a los registros de acceso!"

    "Estoy en ello... lo estaré en breve, al menos."

    Incluso dividido entre el aquí y el allá, lo sagrado y lo profano, Dorian entendió. Ray estaba buscando tarros falsos: pequeños paquetes de agentes virales desensamblados que hubieran quedado después de inyectar un programa sigiloso en una red abierta en tiempo real para sobrescribir los nodos locales de Hebra con representaciones fenomenalistas (típicamente) maliciosas. El resultado era una señal de red secuestrada, una alucinación masiva instantáneamente dispersa que se imponía a la realidad corrompiendo el descifrado de la señal de una matriz en la conexión. Los tarros falsos bien colocados eran la forma más común de fraude de identidad bancaria en la Hebra, al convencer a los desprevenidos clientes que una fachada falsa era en realidad una sucursal de su conglomerado de crédito local.

    La explicación de Ray para la irrupción de lo inefable en su paisaje de datos había sido que Dorian y Amara habían secuestrado su red. Ray no estaba preparado para creer lo que sus ojos y oídos habían presenciado, la evidencia de su propia entrada sensorial.

    Dorian no podía culparlo. Sabía que él sentía lo mismo. Aunque eso no significaba que tuviera que soportarlo. Gruñendo para sí mismo, Dorian abrió los ojos y trató de orientarse. Se había caído sobre la silla del capitán, sobre el brazo en el que había estado apoyado, con la espalda contra el asiento. Tenía un pie en alto y su brazo envuelto alrededor del respaldo. Un chorro de saliva le manaba desde la comisura de la boca hasta la oreja. Se aclaró la garganta, se incorporó y se limpió la línea de saliva de la mejilla. Su cuerpo era denso, pesado, como si su piel hubiera estado llena de bolsas de arena donde deberían haber estado sus músculos, y le dolía de esa manera tan peculiar tras quedarse dormido en sillas incómodas. Desde un cosquilleo hasta un puñetazo en los riñones.

    Dorian, efectivamente animado, examinó el puente. Primero a Amara: exactamente donde la había dejado, a solo unos pasos de distancia, ahora ella con la barbilla pegada al pecho y los brazos a los lados. Tranquila y de facciones suaves, hombros caídos, relajados. Aún le costaba algo transformar la realidad. Mientras la miraba, ella respiró hondo y limpió el aire y levantó la cabeza. Parpadeó, suspiró, ocultó su placer con ojos muy abiertos y un asentimiento de satisfacción, luego sonrió para animar a Dorian. Él suspiró en respuesta, aliviado.

    Del resto de la tripulación del puente, solo Ray y Yartz se movían, y Yartz solo se movía en la medida en que acunar la cabeza entre las manos pudiera clasificarse como movimiento. Chambers en Comunicación y Yelkins, que manejaba las tablas de Navegación, tenían la cabeza apoyada en el respaldo de sus asientos. Skeltz se había acurrucado en posición fetal entre su asiento y la pared. Puede que estuviera lloriqueando, pero Ray... Ray estaba de pie con las piernas firmemente apoyadas en la cubierta y los labios fruncidos.

    "No te olvides de comprobar el nexo para el rizado por compresión de espuma," dijo Dorian. "Si estás buscando fragmentos de tarros falsos, es posible que también desees echar un vistazo a sus mapas de navegación y marcas de tiempo de datos. Vuelve a calibrar el trazado del rumbo en busca del tiempo perdido."

    Ray le lanzó a Dorian una mirada fulminante. "Mi equipo está calificado para manejar esta operación sin tu ayuda. Recuerda con quién estás tratando."

    "Solo estoy asegurándome de ser minucioso, Capitán. Como sigue buscando excusas para no creer, quiero que esté seguro de que me han descartado como una de las opciones en su lista. "

    Ray señaló a Dorian con un largo dedo pálido, luego a Amara, y espetó: "Vosotros dos. A mis dependencias. Ahora." Lanzó una última mirada por el puente para asegurarse de que sus órdenes se estaban cumpliendo. "¡Despierte, Sr. Yartz! Se queda de Guardia."

    Ray giró sobre los talones y abrió de un golpe la puerta presurizada sin decir una palabra más. Dorian se encogió de hombros con tristeza hacia Amara. Sintió una súbita necesidad de disculparse, aunque no sabía si era por él mismo o por la falta de fe de Ray. Eso no importaba mucho. No estaban en condiciones de hacer nada más que seguir las instrucciones.

    Sin embargo, Amara le sonrió y le guiñó un ojo, sugiriendo que todo era parte de su gran plan. Él la miró fijamente mientras ella se movía y salía tranquilamente detrás de Ray. Dorian quedó pensativo, pero no estaba preocupado por la idea.

    Así que esto era ser un Verdadero Creyente™.

    Fascinante.

    Dorian entró en las dependencias de Ray unos pasos detrás de ambos y cerró la puerta tras él. La sala que inspeccionaba mientras giraba estaba decorada de forma tosca y alarmantemente moderna. Paredes desnudas de acero pulido hasta un alto brillo encerraban un área inusualmente amplia para ser el interior de una nave estelar, pero era claramente un espacio utilitario. En lugar de impresiones y cuadros, había monitores integrados que se desplazaban por pantallas de datos de la nave. La luz era deslumbrante, blanca e implacable. A un lado de la puerta había un vestíbulo empotrado rodeado de procesadores de montaje rápido, cables de alimentación y pantallas ajustables. En medio del equipo había una mesa larga y estrecha y un montón de sillas de metal. Las pantallas de navegación, las proyecciones de mapas triDvid y los puertos de archivos globales llenaban la superficie de la mesa, creando una sala de conferencias ad-hoc. Encajado en un nicho en el extremo más alejado había una pequeña barra y un fregadero con una vitrina suspendida de botellas y vasos de varios colores montados encima.

    Al otro lado de la sala había bastidores de servidores espada de respaldo rígido que se alineaban en la pared del pasillo de suelo a techo. En la pared del fondo había más monitores, más puertos y enchufes, y las mismas luces intensas. Frente a Dorian, enmarcada en el mamparo, había una puerta cerrada con marco de acero que, supuso él, se abría al espacio vital personal de Ray.

    Ocupando una posición intermedia entre la puerta y la pared del fondo se encontraba un enorme escritorio de madera maciza e intrincadamente tallada, meticulosamente conservada y apilada hasta los codos con montones de hojas sueltas. De manera típica igualitaria, incluso las salas privadas de Ray estaban parcialmente dedicadas al servicio público y a su nave.

    Ray estaba ahora en el escritorio, inclinado hacia adelante sobre los puños. Tenía los hombros cuadrados como los de un mastín, dando la impresión de que le arrancaría la cabeza a cualquiera que se acercara a sus mandíbulas. Su ojo visible era tan brillante como el pedernal, y él apretaba los dientes hinchando las mandíbulas. Su expresión, sin embargo, era perfectamente inescrutable. Lisa como el vidrio.

    Amara ya había cruzado la engomada cubierta y se sentó en una réplica de la silla de la Reina Ana al otro lado del escritorio frente a Ray. Se instaló en el respaldo alto y acolchado con las manos recatadamente cruzadas en el regazo, erguida y alerta. Si ella sentía alguna amenaza en el estado de ánimo de Ray o en la forma en que les había hablado antes, no mostraba ninguna alarma.

    Dorian, por otro lado, esperaba que la diatriba comenzara en cualquier momento mientras cruzaba la habitación y tomaba su lugar en la silla a juego al lado de Amara. Tal vez esperaba primero una mirada silenciosa, seguida de una incómoda introducción para concluir con una simple, directa y abrasadora explosión. Ray le parecía, al menos, estar en ese estado de ánimo.

    Pero cuando hubo tomado asiento, Ray asintió para sí mismo, dejó que sus hombros se relajaran y se tomó varios momentos para mirar solemnemente.

    Con sorprendente formalidad, Ray se inclinó en profunda reverencia ante Amara. No solo como un gesto de respeto, sino como un acto de obediencia. "Por favor, perdona mi ignorancia si no sé cómo honrarte como es debido," dijo. "No estoy familiarizado con las costumbres de tu gente."

    "Su deseo de transmitir honor es suficiente honor, capitán."

    "Entonces, por favor, acepta más disculpas por mi aparente falta de fe frente a la tripulación en el puente. No era mi intención ofender. Solo deseaba que ellos encontraran satisfacción con las conclusiones que ellos mismos sacaran en este asunto en lugar de aceptar mi juicio como ley."

    "No se ha encontrado ninguna ofensa," dijo Amara, sonriendo. "Ese es un objetivo admirable."

    Ray inclinó la cabeza hacia ella en reconocimiento. "Gracias. Agradezco tu cortesía." Luego, a Dorian, y más enérgicamente: "En ese sentido, entonces, cualquier ayuda que puedas proporcionar para aclarar a mi equipo que esta experiencia no fue, de hecho, la interpretación de un script sería muy apreciada. A tu propia conclusión a tiempo, pero tu participación voluntaria ayudará a disipar sus dudas más preocupantes. Al principio sospecharán de tu consejo, pero cuanto más a fondo les ayudes a investigar, más inevitable les parecerá la conclusión correcta cuando la alcancen."

    "¿Estás diciendo que crees?" Dorian parpadeó, desconcertado.

    Trató de recordar claramente lo que había experimentado en el puente en ese espacio tranquilo y muerto después de que Amara hubiera expuesto el quae-ha-distra. Recordó la dolorosa sensación de unidad, el conocer y el ser conocido, el abrazo frío del ser espléndido, eterno e insondable de Amara. La alegría de ahogarse en su yo infinito. Otra espléndida muestra más del mundo de los Exousiai. Pero su mente no podía aprehender aquello. El recuerdo era demasiado resbaladizo, demasiado lleno de extrañeza para que él lo retuviera por mucho tiempo, y lo único que quedaba de su paso era solo la conciencia fundamental de haber sido transformado de maneras que no entendía, pero sin saber cómo ni por qué había sucedido esto en primer lugar.

    "¿Así sin más?" él dijo. "Crees"

    Ray se puso rígido como si Dorian le hubiera ofendido. "¿No lo crees tú, he de entender?"

    "Por supuesto que sí. Soy lento, no estúpido. Lo que no entiendo es cómo alguien como tú llega a creer tan fácilmente."

    "¿Esperas que requiera más pruebas que la irrupción imprevista de una entidad divina y atemporal en mi espacio personal? No todos somos tan tercos o decididos como tú, John. Hemos sido sometidos a muchas evidencias durante las últimas dos semanas de que había más en la Sra. Cain de lo que era estrictamente discernible a partir de las entradas sensoriales tradicionales."

    "¿Tales como?" Preguntó Dorian.

    "Los sueños, para empezar. La sutil afluencia de una conciencia alienígena que se retuerce a través del paisaje de nuestros pensamientos inconscientes. De forma espontánea, aprehendimos vidas, mundos y perspectivas de potencial que no eran fundamentalmente nuestros. Todos tenemos sueños así a veces, ¿no? Todos nos imaginamos como otras personas, viviendo vidas diferentes, pero rara vez la experiencia es tan fluida que lamentamos nuestra pérdida cuando despertamos." Ray mostró los dientes. "Aún más rara es una experiencia de narrativa compartida. Cuando toda mi tripulación sueña los mismos sueños. Creo ser un capitán bastante astuto como para darme cuenta de tal aberración y pasar cierto tiempo preguntándome sobre su causa. ¿O es esta explicación demasiado abstracta para tu gusto?"

    "Necesaria, pero no suficiente, me temo."

    "No esperaba más. No te aburriré con los fenómenos relacionados, entonces. La aparente reducción de los límites entre el pensamiento privado y la consciencia pública, por ejemplo."

    Conocer, tal como eres conocido. "Estipulado como un hecho. Sigue adelante." Asintió Dorian.

    "Considera, entonces, que de forma rutinaria e inexplicable parece que hemos desarrollado una tendencia a saltar varios cientos de miles de kilómetros por delante de nuestras ubicaciones de coordenadas basadas en todas las tablas conocidas de velocidad y distancia. Los sueños son una cosa. Contravenir el leyes de la astrofísica de propulsión es algo completamente diferente."

    Ray retiró su propia silla de debajo de su escritorio y se sentó. Hablaba con Dorian como si todas estas cosas debieran haber sido obvias desde el principio. Los Verdaderos Creyentes™ eran así, supuso Dorian.

    "Te conozco, John, y aunque posees muchos talentos impresionantes, la propensión a la reubicación transdimensional espontánea no es uno de ellos. Del mismo modo, la Horda del Proletariado no ha subestimado previamente sus capacidades de empuje a máxima velocidad y, si bien esta es una nave maravillosamente competente, los números que estamos viendo están algo fuera de su alcance. Fuera del alcance de cualquiera, en realidad. Frente a ese hecho, aunque era obvio que algo había cambiado desde que desatracamos en Tritemius Orbis. El camuflaje de los Juguetes Inadaptados no lo había hecho, y tú eres un producto relativamente conocido. Por tanto, lo que había cambiado tenía que ser Amara. Ten en cuenta la ardiente persecución de Raville por ella, y por ti, por supuesto, y debía de haber algo especial en Amara que hasta ahora había permanecido indetectado. Esto era obvio para mí, al menos. Me imagino que nuestra amigable escolta policial lo ha pasado muy mal para explicárselo a sus superiores. Podría haber sido iluminador haberles pedido su opinión antes de salir."

    Ray hizo una pausa antes de proseguir. "Pero lo que te preocupa, imagino, fue mi decisión de obligar a Amara, por así decirlo, a revelarnos su verdadero yo una vez que oímos el mensaje de Raville. Aquello fue puro pragmatismo. Estamos a menos a diez días del zap de Glastenhame, según los cálculos de esta mañana. Obviamente, Raville comprende lo única que es nuestra pasajera y está dispuesto a correr riesgos considerables para ganar control sobre ella. Aquel era el lugar y el momento equivocados para tener un montón de preguntas sin respuesta en la cabeza. Lo dije una vez antes: como capitán de esta nave, es esencial que sepa todo lo que se me permita saber sobre nuestra misión antes de dejar a mi tripulación muerta en medio de la jurisdicción militar janita y en el lado equivocado de tanto la policía como uno de los hombres más poderosos del espacio humano. Por tanto, forcé el asunto y pregunté lo que necesitaba saber. Amara me dio la respuesta." Juntó las manos en oración e inclinó la cabeza en dirección a Amara. "Aunque, una vez más, querida, te pido disculpas por cualquier inconveniente que pueda haberte causado."

    Pero Dorian negó con la cabeza. "De acuerdo, han estado sucediendo cosas muy raras. Eso lo tengo claro. Entiendo que sientas curiosidad. La aparición de cosas raras coincide con la llegada de Amara, por lo que ella debe de ser la emisaria de una raza alienígena cuasi divina. Esta parte me ha desconcertado un poco. Quiero decir, ¿por qué no creer el lado de la lógica directa de una parodia viral hasta que la evidencia en su contra sea incontrovertible?"

    "¿Qué tipo de evidencia estás buscando, John? Algunas cosas se conocen. Nunca se puede explicar cómo ocurre el conocimiento... simplemente se sabe, ¿me sigues?"

    Ray levantó las manos en un gesto de exasperación. "Lo pondré de la manera más simple posible: si puedes mostrarme una arquitectura de código que sea bastante limpia como para replicar lo que hemos experimentado, me arrodillaré y te adoraré, por amor de Dios. Pero no puedes. No existe. Conozco la inmersión de Hebra. Conozco la sensación del renderizado. Esto no fue nada de eso. En consecuencia, debe de haber sido otra cosa, y hasta que esa otra cosa pueda ser explicada adecuadamente, soy propenso a creer lo que mi yo más profundo y querido me está diciendo. Lo cual es, tan pura y llanamente como puedo describirlo, que he estado demasiado lejos de casa y he visto muchos milagros esta mañana como para taparme los ojos con las manos y llamarlo sabiduría. Sé la verdad cuando la toco."

    "Solo dices eso porque nunca la has visto zampar curry," respondió Dorian, tratando de no estar a la defensiva. "El curry confunde el problema, créeme."

    Amara se tapó con la mano una leve risita, luego dijo: "No seas demasiado duro con él, Ray. Desafortunadamente, John tuvo que lidiar con el obstáculo adicional de conocerme antes de mi despertar. Vio los árboles de cerca mientras los atravesaba, en lugar de vislumbrar el paisaje forestal después del hecho. Tu creencia es más parecida a la fe, mientras que la de John se ha ganado con esfuerzo. Esa es la línea divisoria entre la confianza y la fe."

    /&AbreSesión

    (Ping: John)

    (¿Qué?)

    (No seas tan duro contigo mismo)

    (¿Quién, yo?)

    (Lo que compartí contigo y lo que mostré a los Juguetes Inadaptados fueron experiencias diferentes. Ellos necesitaban saber por qué estaban luchando. Eso no es lo que necesito de ti, por lo que tu camino hacia la fe fue diferente).

    (¿Qué es exactamente lo que *tú* necesitas de mí?)

    (-)

    (?)

    (A ellos se les proporcionó una visión que se adaptaba a sus talentos particulares. Alto nivel. Esa es una narrativa agradable y conveniente).

    (Ah, les diste el viejo método de la cucharada de azúcar...)

    (Les mostré la historia de la experiencia de Raville con el orbe y un bosquejo de mi propia encarnación humana. Fue suficiente para ganar su apoyo porque, a diferencia de ti, querían creer en los dones de los Exousiai en primer lugar.)

    (los Juguetes Inadaptados: En Alza contra El Hombre ahora con nuevas Burbujas Limpiadoras Súper-Alienígenas. )

    (En una multitud de niveles, sí).

    (¿No te importa manipularlos de esa manera? Has dicho que querían ayudar desde el principio. )

    (No es manipulación. Una verdad, muchas facetas. Todo el mundo se acerca a la verdad desde su propia perspectiva y toma lo que necesitan para vivir. )

    (¿Has sacado eso de una galleta de la fortuna?)

    (En realidad sí. Pero eso no lo hace menos válido).

    (¿Qué hay del libre albedrío?)

    (Eso es una ilusión fundada en la ignorancia del gran diseño. La verdad significa que todos los fines son inevitables. )

    (¿Se supone que eso ha de ser reconfortante?)

    (Se supone que es verdad. Si lo encuentras reconfortante o no, depende de tu perspectiva también).

    ("Mi piensa" que los dioses comen demasiadas galletas de la fortuna.)

    (Los dioses tampoco usan pAp cuando quieren comunicarse con humildes mortales).

    (¿Qué estás diciendo? ¡¿Que *no* eres un dios?!?!)

    (Estoy diciendo que la parte humana de mí tiene más paciencia con tu bien inencionado sarcasmo que la parte exousiana. No creo que esa parte tenga mucho sentido del humor).

    (Ah, ¿y tu lado humano sí?)

    (-)

    (Ey, ¿estás coqueteando conmigo? ¿O estás tratando de evitar que me sienta como un idiota por tardar tanto tiempo en subirme al tren?)

    (Los dioses no coquetean, John)

    (Lo sé. Los dioses juegan con los mortales y luego los destruyen. Por otro lado, los dioses tampoco usan pAp, como alguien señaló recientemente, de modo que estoy recibiendo algunos mensajes contradictorios).

    (-)

    (Creo que quizá te estás tomando demasiado en serio este asunto de los dioses. ¿Podemos decidirnos por algo más razonable? ¿Quizá algo en el rango de los semidioses? Eso me haría sentir más cómodo. )

    (-)

    (¿Eso significa que no soy un idiota?) (-)

    (Me gustaría conocer tu opinión al respecto. En serio).

    (:: Conexión Terminada ::)

    /&FinSesión

    Dorian se sacudió del cráneo la señal de reverberación y parpadeó para despejar tanto la línea pAp como sus pensamientos. No sabía si Ray había notado su breve desviación de atención ni si le importaría siquiera que lo hubieran hecho. Cuando Amara terminó de hablar, él aprovechó la pausa para cambiar de tema.

    "Ya que estamos hablando de confianza y volviendo al tema que nos ocupa, ¿de verdad crees que mi palabra será suficiente para disipar las dudas de cualquiera? La mayoría de tu gente sabe que he trabajado duro en el Laboratorio de Tecnología Sistemas Pesados extrayendo la bola de alquitrán de Raville. Algunos de ellos son bastante sabiondos como para descubrir formas de hacer un túnel desde un sub-datonúcleo hasta el repositorio principal e implantar tarros falsos en los nodos. No creo que mi palabra vaya a contar mucho."

    "Algunos de ellos seguirán dudando," admitió Ray imperturbable. "El hecho de que elijan creer o no es una cuestión de conciencia individual. Yo solo quiero darles una oportunidad legítima de hacerlo sin verse socavados por todas las posibles soluciones tecnológicas."

    "Al mismo tiempo," dijo Amara, "debemos ser pacientes con aquellos que vayan a buscar otras explicaciones. Algunos tendrán dificultades para aceptar lo que han aprendido. Los seres humanos no se encuentran con la cruda verdad en sus vidas. No es sorprendente que no sepan qué hacer con ella cuando lo hagan."

    "Cierto," coincidió Ray. "Sin embargo, la mayor parte del escepticismo inicial debería disiparse con la participación de Ghast en el proceso de extracción. Sería muy difícil conectar nuestra red en circunstancias normales. Hacerlo con Ghast mirando por encima del hombro es casi imposible. Aquí él tiene credibilidad de la que tu análisis carecería, Dorian."

    Ghast. Amara le había dicho que cultivara esa relación, probablemente por esta exacta circunstancia. Menos mal que él era un Verdadero Creyente™, de lo contrario todo este asunto de conveniente semi-coincidencia y palabrería le habría cabreado. Para aquellos que llevan la cuenta en casa, esto la dejaba en «Diosa 2, Troglodítico Humano cero».

    "No tengo ningún problema en ofrecer mi experiencia," dijo Dorian decidido a evitar el «hat trick»[3]. "Haré lo que Amara crea que es mejor."

    Ray levantó la mano. "Espera. Estoy recibiendo un ping de Yartz." Su ojo parpadeó durante varios segundos mientras procesaba la alimentación pAp. Cuando terminó, parecía más, en vez de menos, perturbado. "Yartz informa que parece que hemos dado otro salto espacial inexplicable. Las proyecciones actuales sugieren que hemos alcanzado una órbita estable y geosincrónica sobre Glastenhame en poco más de cincuenta y dos horas de tiempo de envío." Ray pasó la mano nerviosamente por la parte superior de su escritorio, revolviendo un fajo de papeles. "¿Supongo que no sabéis nada de esto?"

    "Tempus fugit[4]," dijo Amara simplemente. "El propósito de este viaje casi se ha logrado."

    "Al parecer, hemos perdido a nuestra escolta."

    "No están perdidos. Dejaron de ser relevantes, así que los dejamos atrás." dijo ella.

    Ray exhaló profundamente, un sonido parecido a la resignación. "No me corresponde a mí interrogarte, por supuesto. Pero dado que tienes este talento para violar las leyes de la física y, obviamente, no tienes reparos en usarlo..."

    Dorian terminó el pensamiento por él. "Si puedes hacer zap sin una estación, ¿por qué no nos llevas directamente a Giari Tau y ahorras todos estos problemas?"

    ¿Ocho días? ¿Nueve? Esta era la segunda vez que ella se apartaba desesperadamente de su vida porque se adaptaba a sus caprichos, poniendo en riesgo a todos los que la rodeaban. ¿Estaba ella tratando de mantenerle a ciegas?

    "El viaje en sí es valioso, como ya hemos visto. Hemos llegado a un entendimiento sobre lo que somos, sobre dónde encajan las piezas, sobre que cada uno de nosotros es valioso. Pero además de eso, os pido a ambos que recordéis que el quae-ha-distra aún se está acelerando dentro de mí. Hay ciertas cosas que puedo hacer; hay otras que aún no recuerdo. Saltar como una piedra a través de la inmensidad y profundidad del espacio aún nos llevaría varios meses, a mi ritmo actual de despertar." Amara se volvió hacia Dorian y le guiñó un ojo. "Pero sobre todo es porque no quiero.

    "No quieres," dijo Ray abriendo los ojos como platos. Su rostro se puso pálido." Pero la escolta, los janitas... los protocolos comerciales exigen... "

    Dorian negó con la cabeza. "Los dioses tienen sus propios propósitos. Son más grandes que tu caja."

    Pero Ray no estaba escuchando. Tenía el ceño fruncido por la concentración y sus labios se movían en una subvocalización constante y silenciosa. Luchando para entregar órdenes a la tripulación, sin duda.

    Dorian se puso en pie. "Puede que me vengan bien los días extra, Amara. Sabes que los necesitaba."

    "Sé que los querías."

    "Vas a tambalear su fe con algunas sorpresas más como esa. A nadie le gusta una deidad caprichosa."

    "Solo es capricho si no sabes lo que estás haciendo," dijo ella. "Ray tiene fe suficiente para cumplir la tarea que se le ha encomendado."

    Dorian sostuvo su mirada un momento. Ella sonrió suavemente, llena de su propia sabiduría, pero él no lo entendía. Ni siquiera sabía si se suponía que debía hacerlo. Al final, Dorian hizo lo único que podía hacer: volvió a trabajar.

    Fue a golpes por las cubiertas, atravesando túneles de servicio que se estaban volviendo cada vez más familiares, deslizándose por escaleras como un viejo profesional, marcando puntos de referencia entre sus destinos para mantenerse en curso. Deprisa deprisa deprisa.

    La demanda de velocidad era como un martillo golpeando contra el tambor de su cráneo. Su visión pareció fracturarse en ángulos deliberados, afilados como la hoja de un cuchillo ante él, infinitamente aplanados en los bordes. Él murmuraba tablas de algoritmos de conversión y descifrado a medida que avanzaba, tejía redes de gasa de lógica, derivaciones de código y puros vuelos de fantasía en complejos mandalas triDvid, todo esto arrasado por ráfagas de impaciencia.

    Sintió las cubiertas vibrando bajo los pies. Oía los motores rugir en un gruñido largo y sostenido. Todo la nave dio una fuerte sacudida que casi lo derriba de bruces.

    Y las cubiertas, los pasillos parecían contraerse a su alrededor como un gran diafragma. Fuerte desaceleración.

    ¿Qué quería ella de él? ¿Y era Amara quien le quería o su oscura gemela?

    Dorian ya no sabía cómo interpretarla. Sabía que necesitaba todo el tiempo que les quedaba para descifrar el datonúcleo de Raville. Pero ella había elegido frustrarle el plan, continuar con su propia agenda divina, como si eso a ella no le importara. ¿Por qué no querría ella saber qué acechaba en la espuma de Raville? ¿Era porque se había despertado hasta el punto de que ya no era necesario? Y si era así, ¿por qué no se lo había dicho? ¿Por qué no solo le había dicho que ella lo sabía, sino también lo que era tan importante para que lo necesitaban en primer lugar?

    O quizá era que, habiendo aprendido los secretos de Raville, ella no quería que Dorian los supiera. Pero él apartó ese pensamiento. Este tenía el hedor de la duda y, como Verdadero Creyente recién bautizado, era impropio.

    Pasó junto a otros mientras saltaba de cubierta en cubierta. El canino Karo, acechando una ronda, murmurando en voz baja, rígido como un gólem. Marilea diáfana, un brillo de sedas iridiscentes que girando en la brisa. Los fanáticos de la ingeniería, Bil y Wil, tal vez gemelos, tal vez simplemente construidos para parecer de esa manera, cargando un baúl de acero maltrecho que sonaba y traqueteaba como si estuviera lleno de llaves inglesas. La nave se había puesto en movimiento, preparando las tareas rutinarias para atracar en un puerto extranjero. Carga las armas, prueba el firmware, pincha los rastreadores de malware. Enciende los tubos. ¡Echad anclas!

    Aquellos que cruzaban su línea de enfoque se movían como autómatas repasando los procedimientos estándar, haciendo lo que se debía hacer, lo que siempre se hacía. Cuando los notaba, como Karo, había algo mecánico en sus acciones, como si estuvieran siguiendo una guía o respondiendo a órdenes que él no oía. La misma guía y órdenes se distribuían a cada tripulación espacial en el espacio humano, de modo que incluso un observador externo como Dorian, si se detenía a observarlos, podría adivinar exactamente de qué se trataban. Karo, por ejemplo, iba a asegurar la cocina, a asegurar las ollas y sartenes. Bil y Wil bajaban a Mecánica para vigilar un tablero de lecturas digitales y medidores de estado marcados con verde, blanco y rojo peligroso.

    Eran marineros arquetípicos realizando tareas asignadas y con pocas variaciones a marineros náuticos y astronáuticos durante miles de años, excepto los botones que debían pulsarse, las cuerdas que debían asegurarse, la tecnología que manipular. Roles dados vida. Formas surgidas de la función, tan eficientes y deliberadas como arreglos de código modular.

    Parecían sonámbulos, las articulaciones se movían, los servomotores resoplaban, los ojos apagados y lejanos, como si su capacidad de pensamiento hubiera sido arrojada a los rincones más lejanos de la conciencia y sus cuerpos se hubieran dejado ejecutar en piloto automático. La carne era abandonada a sus propios dispositivos mientras los procesadores intentaban hacer frente a lo inefable.

    ¿Es esto lo que significa ser impulsado por el azote de dios?

    Salta como un resorte a la acción, haz lo que se te pida, satisfaz el aguijón de la conciencia. No pienses, solo hazlo. Estés aturdido. Estes asombrado. Continúa.

    Él no sabía por qué esto le preocupaba y no tenía tiempo para pensar en ello.

    Dorian irrumpió por la escotilla en el Laboratorio Técnico de Sistemas Pesados ​​y encontró a Ghast aún estaba sentado frente al monitor donde Dorian le había dejado una hora... no, ocho días antes.

    Ghast miró brevemente por encima del hombro y luego volvió a mirar la pantalla. Sus manos descansaban inactivas sobre el teclado ante él, y su piel tenía una cualidad flácida y pálida. Dorian se abrió camino a través de las apiladas pilas de equipos técnicos embalados y se paró a su espalda, mirando al monitor.

    El tipo había agregado una cantidad decente de código. Obviamente, parte de este estaba enlatado y varios fragmentos tenían tanta lógica de caché de pulsaciones de teclas y escaneo recursivo que tenía que ser de origen militar, pero el control de la arquitectura de flujo era sorprendentemente inteligente, incluso elegante. Había prolijos empalmes de variables, tallas de molduras, una afilada escalera multifunción de descompilación Stine.

    Buen trabajo. No digno de ocho días, por supuesto, pero eso no era culpa de Ghast. Aún así, Dorian tuvo que contenerse de sacarlo de un empujón del taburete y comenzar a aporrear teclas él mismo. Sus dedos sufrían un espasmo de anticipación. En realidad, Ghast no estaba haciendo nada en absoluto en ese momento. Apenas había notado la llegada de Dorian, solo miraba hacia adelante con suavidad, casi como tratando de mirar su reflejo en el monitor.

    "¿Atascado?" Preguntó Dorian. Puso la mano sobre el hombro de Ghast y este se sacudió como un hombre asustado de un sueño muerto. "Lo siento. Creí que me habías oído entrar."

    Ghast lo miró parpadeando durante varios segundos y luego negó con la cabeza. "Yo, eh.. mis disculpas. Estaba... creo que he perdido por dónde iba en el programa y tenía problemas para recordar lo que estaba haciendo. Y recibí un extraño ping desde el puente..."

    El tipo cerró los ojos con fuerza y ​​los volvió a abrir, exhalando un suspiro al mismo tiempo. Se pasó la mano nerviosamente por la frente. "¿Quieres saber la verdad?, creo que me quedé dormido. Tuve el más extraño de... no, llamarlo sueño no parece exacto, pero no tengo otra palabra para describirlo. Fue tan vívido. Tan real."

    "No pasa nada." Dijo Dorian

    "¿No? Quiero decir, fue realmente..." Ghast bajó los ojos, incapaz de encontrarse con el escrutinio de Dorian.

    "No"

    "¿No fue un sueño?"

    "Si lo fue, todos hemos tenido el mismo sueño."

    "Y esto es parte de él, ¿no? Este trabajo que estás tratando de hacer con el datonúcleo."

    "Eso creo, sí."

    "¿Amara también? ¿No me imaginé eso tampoco?"

    "Todo es verdad."

    Ghast sonrió tímidamente, un poco tontamente, y lanzó un suspiro que sonó más que aliviado. "Pensé que podría estar volviéndome loco, algún tipo de quemadura sináptica o síndrome de Zhen-Tan. Las visiones de ángeles te hacen eso. Es extraño, las cosas que descubres que estás dispuesto a aceptar como verdad cuando la alternativa parece peor." Se levantó del taburete, riendo en voz baja. "No. No debería decir eso tampoco. Fue sorprendente, ¿sabes?, pero no impactante. ¿Sabes lo que quiero decir? Algo en ella parecía especial desde el instante en que subió a bordo, una cierta cualidad etérea. Ella tiene una forma de hacerte sentir como si... no sé, como si te entendiera. Pero supongo que ella lo entiende, ¿no es así? Entedernos, quiero decir."

    Otro Verdadero Creyente. "¿Esto ni siquera te asusta?"

    "No, las mujeres siempre creen que entienden a los hombres. Es bueno tener una cerca que pudiera entender."

    "Eso no es lo que he querido decir."

    "Ya lo sé." Ghast se puso serio, sus rasgos se nublaron. "No debería decirte esto, pero lo haré. Me siento bien. Me siento... liberante. He llevado este enorme peso conmigo durante tanto tiempo que me he acostumbrado a él, pero ahora, ahora parece intolerable. He llevado lo que podrías llamar una vida interesante, John. Eso es un eufemismo, sabes. Significa que he pasado muchos años metiéndome en problemas y cometiendo errores que han lastimado personas inocentes. Una vez fui infante de marina y le di la espalda a eso. Le di la espalda a los juramentos que había hecho y, como consecuencia, dejé atrás mi honor. No estoy orgulloso de eso. Me avergüenza. No puedo levantar la cabeza en compañía de hombres honorables, porque me he separado de esa fraternidad. Elegí el beneficio personal por encima de la comunidad. Esta vida que vivo es mi penitencia por mis fracasos como ser humano. He pasado años tratando de corregir los errores de mi pasado; años tratando de vivir la mentira del hombre que afirmo ser. Pero eso no lo hace menos mentira, y la ilusión de honor que proviene de ayudar a las personas que no son bastante poderosas para ayudarse a sí mismas sigue siendo una ilusión al final del día. Esa Amara, ya sea chica o diosa, en realidad no me importa... ella ve lo que quiero ser en lugar de lo que soy. Considera mis aspiraciones como bondad y me hace creer que algún día yo podría conviértete en lo que espero ser. Puedo ver que una comprensión tan profunda puede asustar a algunas personas, pero a mí me parece una gracia."

    "¿Ese fue tu sueño, entonces? Soñaste con la gracia."

    "Soñé con la posibilidad del perdón."

    Dorian no tenía nada que decir al respecto. Ghast era tan dolorosamente sincero, dolorosamente transparente, que no habría sido más que crueldad desafiarlo más. Había encontrado una razón para creer y eso era todo lo que necesitaba.

    Después de unos momentos de silencio, Ghast hizo un gesto hacia el monitor. "Bueno, será mejor que te deje ponerte a trabajar. Me temo que no hice todo lo que probablemente querías. Estaba tratando de acercarme bastante a la estructura que ya habías puesto en su sitio, pero no siempre estaba seguro de entender adónde ibas."

    "Lo hiciste bien, estoy seguro."

    El débil elogio hizo que Ghast se ruborizara de placer, y prosiguió rápidamente: "Tengo que ir al puente para ver de qué está hablando Yartz. Hubo una combustión de desaceleración hace unos minutos que necesito investigar también. Por lo general, me pongo al día. No obstante, odio dejarte con tanto trabajo sin hacer."

    Dorian le hizo señas hacia la puerta. "Adelante. Estoy seguro de que Yartz estará agradecido de tu ayuda."

    "Sí. Volveré a verte más tarde."

    Pero cuando Ghast selló la escotilla tras él, Dorian ya estaba perdido en el texto.

    Odiaba a Michael Raville. Lo odiaba.

    Odio. Odio. Odio.

    ¿Qué tipo de estúpido ladrón de claves cambiaba una Matriz Dorson-Kayne perfectamente funcional y escalable por un Modelo Holístico Fritzman agrupado en medio de un paquete de almacenamiento? Eso era «Introducción a la Programación_por_Monos». Claro, la MDK era una técnica antigua derivada de un obsoleto sistema de llano shell binario en capas, pero era estable y convertible con un mínimo de rechazo de lectura cuando se realizaba a través de un ciclo de carga único, pero Raville estaba archivando sus MDK y realizando conversiones de script MFH precarias bajo demanda que dispersaban bits defectuosos de un extremo de la arquitectura al otro.

    Es difícil desenrollar una bola de alquitrán giratoria cuando el archivo de firma de clave dejaba caer caracteres aleatorios durante la fase de carga de una llamada a procedimiento.

    Llevaba tiempo, demasiado tiempo, construir un marcador esqueleto de sub-microsegundos completamente independiente que intentara meter continuamente un valor de clave secuencial en cascada en la cerradura antes de que los algoritmos de seguridad pudieran certificar la mala lectura y hacer estallar el descifrado. Raville había tenido cien malditos años para volar la basura de su datonúcleo, y no había hecho nada al respecto, solo vivía con un código de mierda y torpe. Una ofensa a la naturaleza, eso es lo que era. Un tipo como ese no merecía tener espuma privada si así era como iba a cuidarla.

    Dorian se decía estas cosas y un millón de variaciones mientras avanzaba pesadamente, tachando código, empaquetando módulos, probando y fallando y probando nuevamente. Mayormente eran solo maullidos en celo sin rumbo. (Mayormente.) Demasiadas cosas que hacer y muy poco tiempo para hacerlas. Dorian creaba celosías de transformación de símbolos, tablas de elementos dimensionales autoorganizables de reconocimiento de valores, matrices de paquetes de datos flotantes que transmitían valores de puño a palma como el cubos en una noria de agua. Todo lo que debería haber sido fácil era un desastre. Todo lo que debería haber sido difícil hasta fundirte el cerebro era simple e intratable e insondable. Dorian no podía saber si Raville era un genio o un idiota, y no ser capaz de decidir lo dificultaba mucho más.

    Y una vez que tuvo la bola de alquitrán sin agrupar, el verdadero trabajo solo acababa de comenzar.

    Porque Ghast tenía razón. No importa cuán cuidadosamente analizara los datos, no iba a poder volcar el datonúcleo completo en su espuma. No había tiempo para convertirlo, leerlo y procesarlo de ninguna manera útil. Tenía que elegir lo que parecía importante, invisible a la vista, lo cual implicaba diseñar una lógica que imitara las elecciones que él mismo habría tomado en un análisis en tiempo real. Busca densidad. Busca el sello de tiempo. Aparta la mirada de cualquier cosa que se parezca al código que ya había visto, el orbe y el oráculo y el falsoSonali.

    Karo le trajo café, siempre jadeando y resoplando, enrojecido y ansioso, pero sin quejarse nunca. Ghast comprobaba su progreso a intervalos de cuatro horas, pero rara vez hacía más que sacudir la cabeza y parecer intimidado. Ray le hizo ping dos veces para advertirle de inminentes combustiones por desaceleración, porque el sistema eléctrico a veces se estropeaba y se sabía que los entornos de datos auxiliares fallaban espontáneamente como resultado. (¡Guarda el trabajo!) Incluso Amara se detuvo una vez para mirar y sonreír y susurrarle algo encantador al oído (que en realidad no oyó y no habría recordado de todos modos), aunque pensó que ella podría haberlo estado animando del modo en que los padres gritan aliento a su hijo en el Te-ball, gritándole que haga lo mejor que pueda, pero sin esperar que haga otra cosa que fallar.

    Y mientras tanto, Dorian sentía su lenta e irrevocable aproximación al planeta a través de las plantas de los pies y el retumbar en sus entrañas mientras la gravedad cambiaba, mientras el estruendo de la actividad subía y bajaba por la cubierta fuera de su puerta, mientras la presión que se acumulaba dentro de su cráneo aumentaba. Él encorvaba los hombros. Golpeaba las teclas. Maldecía, gruñía y aullaba. Se sentaba, sudaba y apestaba.

    Y siguió en ello.

    Construyó un índice de sembradoras, en su mayoría intuitivo, mientras los propulsores ligeros maniobraban la Horda del Proletariado para alinearla a lo largo de la rampa de atraque.

    Esculpió una deslumbrante matriz valor-integridad cuando las abrazaderas estabilizadoras se engancharon y las arañas de descontaminación hicieron clic y se serpentearon a través del casco exterior.

    Mientras el agente de la Autoridad Portuaria aceptaba su gratuito soborno, Dorian estaba hipercargando seminormalizados datos sin procesar en el dispositivo compatible con seenop.

    Y por fin, por fin cuando Ghast vino a informarle que el equipo de operaciones se estaba reuniendo para el desembarco, Dorian, con la cabeza llena de serrín y telarañas, con todo su cuerpo más entumecido y muerto que un bloque de madera, hizo clic en la última tecla, ejecutó la última iteración de su código y levantó tres dedos.

    "Tres horas," dijo. "Mantenme fuera de las tinas durante tres horas. Es posible que alguien tenga que cargarme."

    "¿Cargarte?" Ghast había dejado sus garrotes y metido en un indescriptible traje de barco gris, tan obviamente nuevo que aún estaba arrugado por los pliegues del paquete. Parecía casi respetable, lo cual fue toda la evidencia que Dorian necesitaba para demostrarse a sí mismo que se había quedado sin tiempo. "¿Qué estás..."

    "Tengo que desconectar mientras siembro los datos de mi espuma en los extensores de memoria. Estoy cargando el archivo por lotes mientras hablamos."

    "No, no. Tienes que mantenerte entero, Jefe. Los chicos de la Autoridad Portuaria jurarán que llevas datos virales si no pueden despertarte. No te dejarán entrar ni a diez kilómetros de la cola de zap." Dorian se desplomó hacia adelante, cabeceando. Ghast soltó un grito y Dorian se despertó bruscamente, pero solo con gran esfuerzo. "Vamos, Jefe. ¡Esto no es una buena... mierda! ¿Le has pasado este plan a Ray?"

    "Demasiado tarde. Sé creativo." Un pozo se abrió a sus pies, un vacío llamativo. "Estoy seguro de que pensarás en algo."

    "No creo que tengamos..."

    "Tres horas," repitió Dorian con voz apagada. Su voz sonaba hueca, su visión era borrosa. Le zumbaba la cabeza, un zumbido agradable y monótono en el interior de su cráneo, como un nido de avispas. "O no tendré la oportunidad de entender nada de esto antes de que sea demasiado tarde."

    "¿Entender qué? ¡John! ¿Qué hay de la preparación de tu paquete? ¿Qué hay de tu..."

    "Está todo en mi perfil." Se habría tocado la sien si sus brazos no fuesen tan pesados. "Carga estándar. Los detalles de personalización y los archivos.src del paquete son bastante sencillos como para que no hagan preguntas. Si hay alguna inquietud sobre el paquete, diles que los extensores de la membrana son tallas sinápticas y no cicatrices corticales. No los quiero parcheados bajo ninguna circunstancia. Lo más importante: necesitan tomar una instantánea en tiempo real del mapa sináptico antes de que yo vaya y lo agregue al flujo de bits del paquete, de lo contrario perderé todas las semillas que estoy a punto de plantar, ¿de acuerdo?"

    Ghast se mordió el labio, incómodo. ¿O era sólo su ropa nueva y rígida lo que le hacía parecer inseguro de sí mismo?

    "Todo irá bien. Yo solía ​​administrar paquetes para ganarme la vida, ¿recuerdas? Sé cómo preparar un archivo para una estación zap." Dorian cerró los ojos antes de que Ghast pudiera protestar más y dejara que la combinación de agotamiento y conocimiento inminente lo arrastrara.

Capítulo 19

    Vivo.

    Un impacto, una epifanía, un motor ocioso.

    Una respiración.

    Aguda, superficial, alarmada.

    Dolor.

    Las llamas rodaban en su pecho, lamiendo el sebo de sus pulmones. Los alfileres y las agujas atacaban los nervios desde la punta de los pies hasta las uñas. Le ardían los ojos, la piel cantaba, sus músculos latían. Todo lo que él reconocía como él mismo, su cuerpo, le dolía. Sentía seca la lengua, cubierta con una mucosa sucia y quebradiza y, cuando él abrió los párpados, la punzada de luz fue tan penetrante como un puño lleno de clavos.

    Respirar en sí mismo era una agonía, cada inhalación era un trago de cristales rotos. Cada una exhalaba un vómito de pedernal y grava. Los ojos se le llenaron de lágrimas y estas nublaban la poca visión que poseía hasta que arroyos corrían continuamente por sus mejillas y formaban charcos en sus oídos.

    El sofocante pánico de un ahogado se apoderó de él.

    Epifanía # 2: La vida era una agonía. La carne era dolorosa.

    Peor: sentía la cabeza mareada, ausente de todo componente crítico.

    Un zumbido reconfortante que debería haber sido, pero que no lo era. Una ruta de escape cortada. Él estaba vacío, solo, solo una bolsa de carne miserable.

    Y recordó... algo increíblemente distante.

    Sentado en un espacio estrecho, rodeado de componentes electrónicos zumbantes, el zumbido de los ventiladores de refrigeración, haciendo tictac en un teclado. Frustración. Trabajar, terminar, dormir. Un agotamiento absoluto y devastador. Una resonancia en la oscuridad del sueño que se prolongaba durante siglos de tiempo inexplorado. El zumbido incesante del conocimiento. Las puertas del conocimiento se abren con un chirrido, lo suficiente como para que él se deslice por ellas.

    Algo que él robó.

    Algo que sabía.

    Algo importante, pegajoso e inimaginable.

    Luego, la nihilidad. Un agujero en el tejido del ser.

    Todo estaba anudado dentro de él, el saber, el pensar y el ser, inseparable y, sin embargo, discreto. Sin armonía, este desordenado paquete de existencia. Debería ser perfecto, pensó él.

    Se sentía así, de todos modos, aunque no tenía la memoria adecuada para recordárselo. La interconexión debería ser una función básica multitarea, una mediación subracional constante entre los niveles de conciencia, pero solo podía hacer funcionar un bit a la vez.

    Era o la carne o la mente, pero no ambas. Tenía que recordarse a sí mismo que debía respirar. No recordaba cómo hacer todas estas cosas a la vez.

    Destello: el vertiginoso carrete de la aceleración. Noche negra. Engranajes de estrellas desplegándose, girando. Frío. El gran ruido sordo de la presión. Una punzada de luz, un gemido centrífugo, estrangulamiento de gas y... mundos de naciente Sonido.

    Un estruendo, un silencio, un susurro de alas.

    ¿Quién era esta persona?

    Piel áspera como la corteza de un árbol, alfombrada de ácaros, una ecología anhelante, sus piernas chasqueando, sus bocas chupando, royendo. Un bosque de pelos, extremidades y pecho, como las espinas de un cactus. Folículos batiendo, cincha hinchándose, un temblor caótico y ondulante de crecimiento. Lleno de mucosidad y palpitante de sangre, burbujeante, húmedo y viscoso. Una vejiga precaria de bilis chapoteando entre destinos determinados por nada más que impulsos de carne descuidada y un retroceso neuroquímico arcano. ¡Qué arreglo tan poco elegante!

    Voces.

    Finas, susurradas, severas.

    Destello: el grito del viento, el trueno del vacío perforado.

    Una compresión desgarradora. Un billón de billones de células gritan. La majestuosa progresión de planetas limpios de atmósfera. Gris y negro, chamuscado por un girante viento solar... el trino de una canción...

    Algo extraño: asociación conjurada por sensación, algo de la nada. Experiencia que deviene palabras. Ráfagas de causa y efecto al principio, luego una abstracción y su etiqueta fundiéndose hasta tornarse uno.

    El estómago gruñe. Hambriento.

    Presión en el abdomen. Necesitad de orinar.

    Sed.

    Yo.

    Tengo sed.

    Un recuerdo: los recién nacidos no hacen pis. El impulso urinario es una reacción biológica estándar a la inminente habitación de un autómata biosférico diseñado, es decir, gases post-zap que se instalan en arreglos más convenientes. Los recién nacidos tampoco defecan. ¿Qué había que expulsar? Solo subproductos formativos del reensamblaje nanomeca. Las entrañas vomitaron un gaseoso, pegajoso «qué». ¿Cuál era la palabra? ¿Macomio?

    ¿Encomio?

    Él no sabía qué significaban esas palabras.

    ¿Zap?

    Destello: Primero hubo voces, constantes, vivaces, incipientes.

    El exterior se convierte en el interior. Devorador de mundos. Sacia y conoce. Las voces devienen una como un poderoso río en una presa.

    Maldito. ¿Quédate quieto y conoce? La quietud es la muerte del conocimiento. Es señal sin ruido. Datos sin un marco de referencia: un silbido de respiración. "Te dije que esto fue un error."

    "Esto es lo que es. Nada más."

    "Debemos darnos prisa. ¿Necesito recordarte lo valiosos que son estos minutos para nosotros? Dios mío, si Ghast y yo no nos hubiéramos despertado cuando lo hicimos... todos estamos en peligro, ¿no lo ves?"

    "Entonces tal vez debería ocuparte de sus asuntos y dejarme la espera a mí."

    "¡Están cortando las puertas blindadas, Amara!"

    Otra rareza: John Dorian.

    Espera. Pregunta capciosa. Él conocía a este.

    "Cada minuto que pasa pone en peligro toda la operación y estás perdiendo el tiempo con este... ¡este cuerpo!" Pausa. "No. Lo siento. Eso ha sido cruel de mi parte. Por favor, le echaré muchísimo de menos, lo sabes, pero debemos continuar. Debemos irnos ya."

    "No le dejaré."

    "Pero no puedes ayudarle, no más de lo que podrías ayudar a los demás. Lo que queda es solo una cáscara, un aborto." Un gemido de frustración, dolor, ambos. “No eres la única que ha tenido que abandonar a tus muertos. Todos hemos perdido a alguien y los nuestros, al menos, eran inocentes. John se hizo esto a sí mismo. Debería haberle dicho a alguien lo que estaba haciendo. Fue un trágico error de cálculo. Y sí, nunca debería haberle dejado subir al transbordador, no sin una mejor comprensión de su historial de zap, y ciertamente no después de haber alterado tan radicalmente el perfil de su paquete... "

    "John necesitaba entender."

    "Espero que lo hiciera, por el bien que le ha hecho." Otro silbido. "El mensaje permanece. Él está más allá de nuestra capacidad para ayudarlo. Podemos lamentar su pérdida, pero lo que no podemos hacer es permitir que su error nos cueste al resto de nosotros la poca oportunidad que nos queda. No tires todo lo que podría lograrse por un hombre."

    "Le necesito."

    "Y el universo te necesita para cumplir con el deber por el que has despertado, querida. Lo siento. De veras que lo siento, pero debemos irnos ya."

    "Entonces vete. Yo he elegido esperar."

    Un zumbido monótono y sordo. Él imagina luces rojas, el color de la lava. Encarnado. Sombras lanzadas en crudos tonos sangrientos. Una extraña asociación, pero que parece familiar.

    Destello: una habitación gris, la cúpula superior de una perla nublada. Luz tenue, un espectro de luminancia. Tubos largos de color púrpura suspendidos del techo brillando y zumbando, cuidadosamente empotrados detrás de una pesada reja. Un olor estridente llena sus fosas nasales, polvo y químicos y el curioso y triste olor del abandono. Techo alto, perdido en las sombras sobre los suspendidos tubos de luz. Entre medias, una vía galvanizada de varillaje zumbante y engranajes vibrantes montados sobre soportes y vigas de acero desnudo del grosor de la cintura de un hombre.

    Más allá, cresta tras cresta de montañas de cajas de almacenamiento. Una bóveda de almacenamiento. Una estación de zap. Un almacén para las almas perdidas.

    Una cama incómoda, fría al tacto y dura como una piedra. El aire fresco pasa con una brisa constante. Rechina por su piel en carne viva como el golpe de una lija, pero justo cuando se ha acostumbrado a la luz, esta incomodidad también desaparece. La losa sobre la que se despierta se revela como una fina capa de plástico acolchado sobre un lecho de tarimas de embalaje. Siente las tablillas y los huecos clavándose en su espalda.

    Más maravillas: sus brazos, izquierdo y derecho, tocan la carne. También sus piernas y las plantas de sus pies. Otra piel, no la suya, cálida y suave, como un nido de infantes. Carne anónima, sin rasgos distintivos, sin cicatrices, sin endurecimiento por la edad, lo viejo hecho nuevo.

    Levanta la cabeza y los músculos recién formados del cuello vibran desde el hombro hasta el lóbulo de la oreja. Esto es una especie de nido. Cuerpos le rodean, dispuestos de lado a lado en ordenadas filas, cabeza tocando dedos de los pies. Son altos y bajos, oscuros y claros, gordos y delgados. Cabello largo, cabello corto, sin cabello. Algunos roncan levemente. Otros dan vueltas y vueltas, tal vez soñando, tal vez simplemente completando la tarea de llenar los cuerpos que les han dado. Todos ellos total y completamente desnudos.

    Todos ellos total y completamente desconocidos para él.

    Observa somnoliento, sin curiosidad, mientras el tranvía aéreo se pone en movimiento. Un carro de lados finos avanza hacia él a través de un hueco en una pared, se abre paso a través de una cortina de plástico que se agita y oculta lo que haya más allá. Se detiene por encima de él, cambia de pista, pasa por una serie de delgadas guías y finalmente se detiene unos metros más allá de sus pies.

    Él se incorpora sobre los codos. El sistema hidráulico silba y todo el mecanismo se inclina, derramando otro cuerpo. Una mujer esta vez, decantada sin ceremonias en un montón tan rebelde y antinatural que casi parece como si sus huesos aún no hubieran terminado de endurecerse. Es delgada, moderadamente curvada, pálida como la leche. Él no tiene idea de quién es ella. Pero al verla, siente un movimiento entre sus piernas y un impulso desacostumbrado y dislocado: un deseo de celo, negro y aprisionante.

    El carro se retira, traquetea en su camino, pero detrás de él sigue una unidad de empaquetado ovoide que flota con brazos de araña y múltiples articulaciones. Con movimientos rápidos y fluidos, levanta a la mujer de la losa, arregla meticulosamente sus miembros, alisa los ángulos antinaturales. Acaricia su carne, pellizca sus músculos, escanea su producto ante el perfil del paquete de pretransmisión... generalmente hace clic y clac y se preocupa por ella hasta que está satisfecho de que ha cumplido con las especificaciones y no tenga que ser reciclado. Luego, también se marcha flotando.

    Dorian se preocupa por este curioso fenómeno durante varios segundos. Nuevas palabras vienen a él, delicadas pequeñas bocanadas de humo:

    Juguetes Inadaptados.

    Giari Tau.

    Michael Raville.

    Amara.

    Él regresa a un sueño cálido y difuso.

    "No es seguro para ti ir solo. Otra persona ocupará el lugar de él."

    "Le necesito. Ningún otro será suficiente."

    "¿Por qué él? ¿Qué necesitas solo de él?"

    "Él lo sabe"

    "Quizá lo sabía. Ahora no lo sabe. Está muerto, Amara. Solo que la máquina de su carne no se ha dado cuenta."

    Destello: un garabato de números. Tiza blanca sobre una pizarra verde. Deltas brutales. Sigmas de Widdershins. Pi peligroso. Caracteres sánscritos y una cascada interminable de números. Símbolos con referentes en gran parte teóricos.

    Un sabor a quemado. El último estremecimiento de asfixia.

    Ira. "¿Ha oído eso? Son las puertas exteriores colapsando. ¡El sonido de nuestra perdición acercándose! Cada momento que te demoras lo acerca más."

    "¿Está perdiendo la fe, capitán?"

    "No es la fe lo que estoy perdiendo. Es tiempo."

    "Siempre hay tiempo."

    "Te preocupa que él sufra o que esté sufriendo actualmente, ¿es eso? Puedo ayudarle. No lo sentirá, Amara, te lo prometo. Ni siquiera se dará cuenta de que ha sucedido. Esto es lo correcto. Lo misericordioso, para todos nosotros."

    "Está respirando, Ray. Está vivo."

    "No tiene por qué estarlo. Puedo ocuparme de esto por ti. Puedo hacerlo sin dolor."

    "No"

    "Es John o el resto de nosotros. No tenemos opciones, excepto estas dos: podemos despedirlo y ponernos manos a la obra, o podemos terminar colectivamente y esperar que las señales de nuestro paquete puedan ser reconstituidas de la caché en Glastenhame. Lo que no podemos hacer es sentarnos aquí y esperar a que nuestros enemigos nos atrapen."

    "La autoterminación sería... desagradable."

    "Solo se necesita un momento de valor. No lo recordará. O podríamos salvarnos de todos esos problemas y eliminarle."

    Un nuevo sonido: el seco chasquido de un proyectil avanzado y bloqueado en la cámara de disparo. Un subidón de adrenalina.

    Espasmo de pánico.

    Jadeo.

    Sin previo aviso, sin esperanza, él recuerda.

    Y Dorian se despierta gritando.

    Una mano aferrada salvajemente en su boca, cortando su grito como una puerta que se cierra de golpe. El golpe fue repentino, una bofetada, y le picó las terminaciones nerviosas de la mejilla, pero Dorian no hizo una mueca, no se quejó. Dio la bienvenida al dolor agudo y eléctrico. Estaba despierto. Estaba vivo. Se quedó mirando el borrón luminoso de luz y sombras deformes que le rodeaban, ojos saltones y salvajes, miembros temblando, pecho agitado por los gritos. Un coro entero de gritos.

    No podía ver. Él era un hombre atrapado en un resplandeciente mundo de fantasmas.

    O el fantasma era él.

    Parpadeó y sus ojos aún le escocían, llenos de grava y arena. Podría haber llorado de alegría.

    Silencio. Está bien, John. Tus ojos aún son nuevos. Necesitan un momento para aclararse. Todo va bien.

    Esa era la voz de su madre, suave y arrulladora, llena de cálido consuelo.

    Lo más probable es que esté loco. Lo sabes, ¿no? Loco como un chiflado.

    Dorian dejó que sus músculos se relajaran y cerró los ojos con fuerza. Le seguían ardiendo, pero las lágrimas calientes los calmaban. Dejó que las lágrimas cayeran, ignoradas, hasta que sus mejillas parecieron tensas y pegajosas por la sal seca. Se acostó de lado con el cuello en un ángulo incómodo, pellizcado contra un hombro por el peso que le presionaba. Le costaba respirar con la mano sobre la boca, pero él no luchó.

    Loco como un chiflado.

    Lenta, tiernamente, Dorian volvió a abrir los ojos. Lo primero que vio con su vista de recién nacido fue el arma. Un rifle de asalto de cañón corto, de hecho. Negro y hocicudo, acrecentado con un número impresionante de afiladas protuberancias, empuñaduras letalmente curvadas y orificios de escape estenopeicos. Parecía increíblemente largo desde la perspectiva de Dorian, mirando hacia el tubo negro, todo oscuridad y tácitas amenazas. Apestaba a aceite para armas, a fósforo quemado, a violencia. Cuanto más miraba, más se acercaba el arma, tan sinuosa y fatal como la cabeza de un áspid.

    Obligó a sus extremidades a flaquear, a sus dedos a aflojarse. Mantén la calma. No parezcas loco. Piensa en círculos: círculos pequeños; círculos felices.

    La mano que le tapaba la boca estaba unida a un brazo y el brazo a un cuerpo. El cuerpo pertenecía a un niño: delgado, encorvado y de caderas estrechas, ojos grises y pecas en el puente de la nariz. Dorian lo reconoció, incluso después de tantos años. Era Ray Morrical. No el pálido y cadavérico fanático revolucionario que él había llegado a asociar con un nombre en las últimas semanas, sino el mismo Ray Morrical, el mismo al que Dorian había entrenado y engatusado durante todo el TacTec. Era como mirar profundamente en los pozos de la memoria.

    Joven, joven. ¡Dios, parecía tan joven!

    El martillo de la pistola se amartilló; los ojos grises se entornaron.

    Yo, pensó Dorian. ¡Soy yo! ¡Estoy cuerdo! Pero no podía decirlo, porque hablar daría paso a gritos si no tenía cuidado, y los gritos serían una prueba de su locura. ¿Cómo convencer a alguien de que no estás loco después de que él ya haya tomado esa decisión?

    ¡Loco como un chiflado!

    "Espera"

    Otra mano, pequeña y pálida, la mano de una mujer joven, ha tocado el antebrazo de Ray justo por encima de la culata del arma. El cañón oscila inseguro.

    La suavidad, la familiar resonancia de esa voz apartó los ojos de Dorian del arma, a pesar de su tirón primario. Ella era pequeña, de complexión delgada, dolorosamente delicada. Tan pequeña, solo una rodaja de chica envuelta en uniformes oscuros de estilo militar demasiado grandes, de modo que había tenido que remangarse, tanto la blusa como los pantalones, como una chica que juega a disfrazarse con lo que hay en el viejo cajón de su padre. Parecía tan frágil como el cristal. Su cabello era del color del trigo recién cosechado, liso como un hilo de seda, y sus ojos eran del azul brillante del cielo profundo y las llamas alquímicas. Frío como el vacío helado del espacio y penetrante como los vendavales del invierno.

    Como hielo, pensó él, como los impresionantes glaciares cerúleos del helado Sae Phen.

    ¿Amara?

    Como si hubiera escuchado su pensamiento, los ojos de ella destellaron en su dirección, y ella sonrió, luego volvió a centrar su atención en Ray sin hablar.

    "¿Ves? Está despierto."

    "¿Pero está entero?"

    "Lo está"

    La mirada de Ray vaciló de un lado a otro entre ellos, llena de sospecha y duda. Duda y miedo. Finalmente, resignación y aceptación. La mano que tapaba la boca de Dorian se retiró y Ray volvió a caer en un charco de sombras, mordiéndose el labio inferior. Bajó el cañón de la pistola hacia el suelo.

    "Mis disculpas," dijo con rigidez. "Pensé que te habíamos perdido."

    Dorian reclinó la cabeza e intentó controlar la ola de temblores que le invadió. Su corazón latía a un ritmo caótico; le palpitaba el pecho. Aún no confiaba en sí mismo para hablar. Tenía miedo de balbucear, de deshacer todo el trabajo de Amara. Fue una suerte que el recién nacido no pudiera orinar. Seguro que se habría ensuciado.

    Amara se arrodilló junto a él, acercó el rostro para que ocupara por completo su campo de visión, todo su universo perceptivo. Su boca, sus ojos, sus manos presionadas contra los lados de su rostro, y él la miró como si ella fuera a salvarlo de ahogarse.

    Ella olía a fresas.

    "¿John?"

    Él habló con voz entrecortada. "¿De verdad eres tú?"

    Amara asintió. "Sí"

    "No tienes el aspecto que esperaba."

    "Y tú estás igual. Más joven, pero igual." Ella estaba tranquila, sonriendo e impartía calma a su vez con su tono tranquilizador. Dorian tomó una profunda y constante respiración. "Qué inteligente de tu parte."

    "En Sonali, yo estaba en mi forma nativa." Por razones que no entendía, él sintió un repentino impulso de llorar, pero lo reprimió. "Te conté eso."

    "Y esto es mío. ¿Te ofende?"

    "No. Es... encantador. Deslumbrante." él luchó por encontrar las palabras. "Pero diferente. Es desorientador..." ¿Íntimo?"Me había acostumbrado tanto a tu carrusel de modificaciones que había dejado de preguntarme quién eras en realidad. Y ahora que te veo, es un poco abrumadora. Reconocerte dentro de esta extraña. Suena tonto, lo sé. Lo siento, Aún estoy tratando de arreglar las cosas. He tenido los más extraños... "

    ¿Sueños? ¿Pesadillas? Visiones? Se gruñó a sí mismo para parar. Empezaba a sonar histérico. "No esperaba que fuera tan difícil. Despertar, quiero decir."

    "No se supone que lo es," espetó Ray. "Lo que hiciste fue una tontería. Puso en peligro toda la misión. Incluso Karo se recupera más rápido, y así lo dejamos atrás."

    "¿Qué pasó? ¿Qué hice?"

    Pero incluso mientras hacía la pregunta, se le ocurrieron algunas punzadas de memoria: el laboratorio, la siembra, una inmersión caótica y demoníaca en un mundo de datos puros.

    Había algo que se suponía que debía recordar, algo vital, pero su cabeza estaba llena de barro, batiendo y tamizando, buscando entre el lodo pedazos de verdad. Un estremecimiento de alarma, un destello de visión, un... pfft. Eso fue lo más cerca que vendría. Un destello de oro que se desvaneció tan rápido como salió a la superficie. Dorian cerró los ojos y se acarició las sienes con las yemas de los dedos, pero eso no ayudaba. Ni siquiera los pequeños círculos felices.

    Había estado en una nave. Sonali Surmonte con destino a Glastenhame.

    Había estado mareado.

    Amara despertando. Amara manifestándose.

    Luego había trabajo. Mucho trabajo. El horrible datonúcleo de Raville. Recordó estar exhausto, succionar café, golpear las teclas a través de una bruma de cansancio, confusión y desesperación tan profunda como cualquiera que había conocido en su vida.

    Luego, fragmentos de conciencia vislumbrados a través de una gasa de sueño: llegada, la lanzadera, la estació.

    Algo.

    Bzzt.

    No bueno.

    "¿Dónde estamos? ¿Estamos allí? ¿En Giari Tau?"

    Amara sonrió, se inclinó y le besó la frente. "Sí, querido. Estamos aquí. Ya casi estamos en casa."

    ¿Casa?

    Clavija correcta. Agujero de forma incorrecta. No lo pienses. ¿No es eso lo que siempre decía su madre? Cuando no puedas recordar, pasa a otra cosa y espera a que la respuesta te llegue por sorpresa.

    Se sacudió la creciente sensación de pavor que le había acompañado desde el sueño en la cubeta. No tenía tiempo para eso ni para los recuerdos recalcitrantes, en cualquier caso. Asuntos más inmediatos exigían su atención. Su paisaje interno podría ser un desastre, pero el externo se estaba volviendo rápidamente cristalino.

    Haz balance.

    Yacía en un almacén abarrotado, sobre una tarima finamente acolchada, rodeado de cajones de plástico gris bronce pulcramente apilados. Algunos de ellos habían sido volcados, saqueados, dispuestos en un perímetro circular con espacios estrechos y defendibles entre ellos. La cámara que había detrás era enorme, abovedada, construida con hormigón armado pesado e iluminada con tubos fluorescentes zumbantes de baja potencia. En algún lugar retumbaban las unidades de intercambio de aire y calefacción industrial. Sintió una brisa fresca en el rostro, pecho y brazos. Le rozó la piel recién nacida en carne viva. Se dio cuenta con un sobresalto que el estruendo persistente que había estado escuchando al despertar era una alarma. Alerta de intrusión. Aún no dentro del almacén, pero cerca, silenciada por las reforzadas paredes antiexplosiones de la estación de zap.

    Probablemente era seguro asumir que esto no eran buenas noticias.

    "¿Ayuda para levantarme?" preguntó él.

    Amara lo tomó de la mano y lo puso de pie, pero fue principalmente su propio esfuerzo. Era demasiado pequeña para ser de mucha ayuda. Ni siquiera le llegaba hasta el hombro y era ligera como el aire. "Eres más bajita de lo que recuerdo," dijo él una vez que estuvo de pie, y notó que tenía que mirar hacia abajo para encontrar su mirada. "Más corta." Y radiante. Rebosante de luz, espolvoreada con magia de duende.

    Hablando de duendes: "Y yo estoy, eh, más expuesto."

    Estaba desnudo, de la cabeza a los pies y por en medio. Dorian se sonrojó. A pesar del frío del almacén, había desarrollado una erección palpitante, tan dura y ansiosa como la de un toro semental. Trató de alejarse de Amara y cubrirse con las manos al mismo tiempo, pero sus extremidades eran extrañamente difíciles de manejar y tropezó con sus propios pies. Ray lo agarró antes de que cayera y lo sostuvo con una mano en la espalda.

    "Lo siento," murmuró Dorian.

    "No te avergüences," refunfuñó Ray. "Es una respuesta biológica perfectamente natural a la reconstitución posterior a la transferencia. Todos tuvimos la misma experiencia, pero tú te quedaste dormido durante las re-presentaciones más públicas."

    "Lo entiendo. Lo siento."

    Los rasgos de Ray se oscurecieron, como si no le creyera. "¿Tienes idea de lo cerca que estuve de matarte?"

    "¿Por qué crees que me desperté cuando lo hice?"

    Ray gruñó. "No fue nada personal, por supuesto."

    Dorian se soltó de él. "Yo habría hecho lo mismo en tu lugar."

    "Quédate aquí y no te muevas." Ray se acercó a una caja de embalaje abierta, el rifle aún en los brazos, y recuperó un paquete de tela oscura envuelto en plástico. "Esto es casi de tu talla, lo mejor que puedo conseguir. Me temo que solo vienen en negro."

    Lanzó el paquete, Dorian lo atrapó en el aire y rompió el envoltorio. De espaldas a ellos, se vistió apresuradamente. Amara le trajo calcetines grises y holgados zapatos de goma que le calzaban los pies sin cordones ni broches. Dorian asintió en agradecimiento.

    Cuando se volvió para mirarles de nuevo, Ray sacó un rifle de otra caja canibalizada y, con solo una ligera vacilación, se lo pasó también."Recuerdas cómo usar uno de esos, supongo."

    Dorian sostuvo el arma lejos del cuerpo, frunciendo el ceño. Parecía pesada, incómoda, extraña como un artefacto antediluviano cuyo propósito no comprendía. "Lo recuerdo"

    No le gustaban las armas. Nunca le habían gustado. Las armas casi siempre implicaban que la gente te dispararía eventualmente, lo que te obligaría a responder. Los disparos recíprocos generalmente implicaban que alguien terminaba siendo reciclado.

    "El seguro está activado, pero el arma está cargada," explicó Ray en un tono breve y rápido. Un hombre que se impacientado con retrasos innecesarios. "Ya que este ha sido tu primer zap, estas son las cosas que debes saber: te sentirás fuerte por un tiempo, pero cuando el cansancio finalmente te golpee, te golpeará fuerte y rápido. Para empeorar las cosas, esta luna es pequeña y las fuerzas de las mareas son más extremas de lo que estás acostumbrado con Tritemius Orbis. Te llevará algún tiempo adaptarte tanto a tu nuevo cuerpo como a la negociación reflexiva de tu nueva relación masa-peso. Desafortunadamente, no podemos analizar el músculo memoria de tu paquete, por lo que tendrás que ser consciente de que estás operando software antiguo en hardware nuevo. No confíes en tus instintos. Tómalo con calma y conserva la energía cuando puedas. El resto de nosotros hemos tenido oportunidad de acostumbrarnos a los cambios ambientales, por lo que estamos por delante de ti en la curva de aprendizaje. Observa lo que hacemos y trata de imitarlo. Nos hemos tomado la libertad de modificar tu paquete antes de la transmisión con unas cuantas adaptaciones musculares que anticipamos resultarían útiles en este tipo de planeta para tomar ventaja de los diferenciales gravitatorios, por lo que una vez que aprendas las cosas, serás más fuerte y más rápido de lo que recuerdas. Pero como hr dicho, lo que no podemos enseñarte es instinto y experiencia. No hay reemplazo para el tiempo y la práctica. Así que trata de no esforzarse demasiado hasta que hayas adquirido las habilidades necesarias."

    "¿Cuál es el estado de nuestra operación?" Preguntó Dorian, aunque estaba seguro de no querer saber la respuesta.

    "Desastroso, como siempre, pero estamos en el proceso de escalar por encima de él."

    "¿Y las alarmas?"

    Ray movió los ojos entre Amara y Dorian. "Nuestro intento de disfrazar las transferencias de paquetes como material de construcción no biológico parece haber fracasado. Tuvimos un poco de pelea con los filtros de cola a la llegada."

    "¿Nos retrasamos?"

    "Por un tiempo, pero Amara nos asegura que eso solo es una complicación, no un factor decisivo."

    Una pausa incómoda.

    "¿Cuál es el problema?" Preguntó Dorian.

    "Ha habido un cambio de planes." dijo Amara impasible.

    "¿Qué tipo de cambio?" Descubrió que el pavor parecía casi igual en el nuevo cuerpo que en el anterior. "¿Qué ha ocurrido?"

    "Raville te advirtió que podría haber técnicos de guardia cuando nos despertáramos de la cubeta, ¿no?"

    "Dijo uno o dos. Se supone que la estación está casi completamente automatizada."

    "Había ocho," espetó Ray. "Pero tuvimos suerte. No estaban armados con nada más letal que autoinyectores de borito y no estaban preparados para que Ghast y yo despertáramos de la cubeta tan rápido como lo hicimos, lo que finalmente funcionó a nuestro favor, aunque lamento que la mitad logró escapar."

    "¿Nos estaban esperando?"

    "No esperando exactamente. Estaban más preocupados por tomar muestras de tejido y prepararse para la eutanasia de los miembros de mi equipo antes de que despertaran."

    Muestras de tejido. Las rodillas de Dorian se sintieron repentinamente débiles.

    Raville había enviado técnicos para identificar a los durmientes a través de su ADN y despacharlos uno a uno tras una identificación positiva, lo que significaba...

    "Raville sabe quién eres." Dijo Dorian a Amara.

    Amara no reconoció su comentario, solo continuó: "Ghast fue encargado de localizar las armas y suministros zapeados junto con nosotros mientras Ray se disponía a despertar a los demás. Hizo que Stine, su experto en sistemas de datos, rastreara una terminal para poder conectarse al sistema de control automático y verificar, entre otras cosas, que el perfil de carga falsa previa a la transmisión que habíamos preparado hubiera enmascarado la transferencia de nuestro volcado de paquetes. Los registros indican que no. Sabían que íbamos a venir."

    "Perdimos tres paquetes por los filtros," dijo Ray, las palabras fueron duras como piedras.

    "¿Perdidos?" Dorian luchó con la palabra, pero no extraía ningún significado de ella. Esto era demasiado denso, demasiado definitivo. Tenía el hedor de la muerte. "Quieres decir que fueron devueltos a Glastenhame para su reciclaje."

    “Quiero decir que se perdieron. Terminalmente. La Estación de Glastenhame nos estaba haciendo un favor considerable al transmitir incluso nuestros paquetes. No podíamos esperar que mantuvieran nuestro volcado de datos de identidad legal indefinidamente, especialmente dadas sus afiliaciones políticas. Los paquetes en la caché local se habrían purgado horas después de que se confirmara la autoridad de transmisión del zap. Una vez que esta estación confirmó que la señal había sido recibida y verificada, no hubo necesidad de retransmisión."

    Dorian lo entendió. Con el fin de evitar que los individuos reconstituyeran simultáneamente copias múltiples de sus paquetes únicos en estaciones zap en todo el espacio humano, cada transferencia de zap contenía un sello oficial de primacía del gobierno, un sello de legitimidad que intentaba confirmar que esa iteración del individuo era el único paquete activo en existencia en tiempo real. Todos los sistemas públicos, desde el acceso a la espuma hasta los impuestos sobre la renta y el zap, confirmaban el sello de bit antes de iniciar las transacciones. En teoría, alguien aún podía multiplicarse a sí mismo si obtuviera los materiales necesarios (poco probable), pero solo el "original" podría vivir en cualquier lugar cerca de la red civilizada y operar como algo más que un cavernícola con palos y piedras.

    Cuando Glastenhame los había transferido a Giari Tau, sus paquetes de muestra ensamblados automáticamente en el sueño de cubeta se habían convertido en los receptáculos de identificación principales y las versiones que vivían en la caché del servidor de la Estación Glastenhame meras copias: patrones de bits extraños sujetos al inevitable ciclo de purga.

    Lo que Dorian no entendía era cómo se habían perdido los paquetes en primer lugar. "Entonces, ¿me estás diciendo que esta estación los dejó caer sin más? Las señales se perdieron, se modificaron, se degradaron, ¿o qué?"

    Era impensable. Errores de esa magnitud no ocurrían sin más.

    "Los registros sugieren que la calidad de las transferencias de señal se degradó más allá de la capacidad de la matriz de ensamblaje para extrapolar características únicas del producto a partir de los datos disponibles," explicó Ray con un tono plano y cuidadoso, como si estuviera repitiendo un texto memorizado de un mensaje de error. "Fue un borrado entrópico directo."

    Pero Dorian negó con la cabeza. Seguía sin tener sentido. Las medidas de seguridad de transmisión eran redundantes en la memoria caché del destinatario local durante seis a ocho semanas para evitar este tipo de desastres. "¿Qué sucedió con las copias de seguridad, los ciclos de actualización, los protocolos de control de calidad? Esos sistemas no fallan solos," respiró hondo. "A menos que alguien con acceso de administrador los aumente."

    "No fallaron, al menos no que podamos saber. Simplemente dejaron de ser eficaces," dijo Amara en voz baja.

    Dejaron de ser eficaces. La boca de Dorian se abrió, sus labios formaron la pregunta que más temía hacer. Él ya sabía la respuesta, pero preguntó de todos modos.

    "¿Cuánto tiempo estuvimos retenidos en la caché del filtro?"

    "Durante casi seis meses," dijo Amara en voz baja.

    El trueno retumbó dentro de su cabeza. Dorian se tambaleó, aturdido y mareado, como si acabara de ver el mundo implosionar a su alrededor. ¡Seis meses! Entonces ya habían llegado las naves de la Marina, la Juggernaut y la Indianápolis, con su complemento de miles de soldados. El contacto esperado con los Exousiai era inminente. El universo estaba al borde de la guerra y ellos no habían hecho nada para evitarlo. Nada en absoluto.

    Dorian tragó saliva y sintió la garganta seca de repente, en carne viva. Raville. Lo había sabido. Los había estado esperando. "¿Cómo es que esto no es un factor decisivo?" les ladró Dorian. "El objetivo de este ejercicio era que teníamos que intervenir antes de que llegaran los marines y antes de que Raville se diera cuenta de nosotros, antes de que hubiera averiguado tu identidad, Amara. Esa era nuestra ventana de oportunidad. ¡Esa era nuestra única oportunidad!"

    Amara le tomó la mejilla con la palma de la mano y él quedó en silencio. Ella estaba inquebrantable, infinita, increíblemente tranquila. "Raville ha elegido el día y la hora de nuestra llegada," dijo. "Tú sabías que no podríamos ocultarle mi identidad para siempre. Ha sucedido. Lo único que podemos hacer es seguir adelante. Él me reconoció y ha estado esperando, manteniéndonos a una distancia segura hasta que sus planes estuvieran bastante avanzados como para creer que no represento una amenaza para él. Su creencia no hace que eso sea así."

    "Pero ¿cómo lo supo?"

    "Quizá fue algo en mi perfil de zap que fue... anómalo."

    "Dijiste que habías zapeado antes. Si fuera así de fácil, simplemente sacando tu señal distintiva de la banda ancha, Raville te habría encontrado hace años." Dorian vaciló con la cabeza obstruida de arena. No podía pensar, no podía buscar una respuesta a tientas, excepto que todo había sido un desperdicio colosal. Todo, desde el momento en que habían entrado en el palacio de la memoria de Raville. "Se suponía que esto iba a mantenerte a salvo."

    "Ella nunca antes se había dado cuenta de que era una diosa" dijo Ray disgustado. "Quizá eso marque la diferencia."

    El suyo no era el único mundo que se derrumbaba, se dio cuenta Dorian de repente. El dolor y el fracaso hacían que la voz de Ray se torciera con un dolor oculto.

    ¿Cuáles? Se preguntó. ¿Cuál de los Juguetes Inadaptados había sido sacrificado? "¿Por qué no hiciste algo?" le exigió a Amara. "¿Por qué no les salvaste?"

    "Yo estaba limitada."

    "¿Por qué? ¿Por el zap? ¡Eres una diosa, Amara! ¿No es eso lo que no dejas de decirme? Sin embargo, dejaste que esto sucediera. Las muertes, las demoras... Dios mío, ¿por qué no hiciste algo?"

    "¿Qué me habrías hecho hacer, John? ¿Decodificarme del zap para intervenir? ¿Comprendes la energía que eso habría requerido? Habría destruido el filtro de caché. Te habría destruido a ti y habría destrozado la integridad de los paquetes restantes. Todos se habrían perdido." La voz de Amara se convirtió en un ronquido de pura angustia. "¿Es eso lo que querías que hiciera? ¿Desatar una resurrección gloriosa que destruyera a mis enemigos y a mi amado de un solo golpe? No pude hacerlo, John. No importa cuánto hubiera querido, no podría.. Ni por ti, ni por el futuro que estamos luchando por preservar. Aún soy bastante humana como para necesitar algo que valga la pena salvar."

    Su expresión de labios tensos y llorosa estaba rígida con la carga de su propio dolor. Sus fuentes de sufrimiento eran más profundas de lo que él podía comprender. Dorian palideció, avergonzado de sí mismo.

    Sin palabras, él entendió.

    Mientras él dormía, ella había estado consciente. Mientras él se estremecía al despertar con historias de silenciosa muerte, ella se había visto obligada a ver cómo sucedía, a contenerse a sí misma y a su poder inimaginable y dejarlos morir su muerte lenta y desvanecida. Todo por el bien común. Eso era lo que significaba ser divino, tener que elegir siempre entre la vida y la muerte.

    Dorian cerró los ojos y apartó su rabia. No había sido culpa de ella, no había sido culpa de nadie. Simplemente fue. Él le rodeó los hombros con los brazos y la abrazó junto al pecho.

    "Lo siento. No estaba pensando. Hiciste lo que había que hacer, por supuesto. Estoy confundido, enojado. Dolido...."

    La muerte duele. ¿Por qué tenía que doler tanto?

    Él la abrazó y ella lo dejó, sin hablar. Él no sabía quién estaba más reconfortado.

    A Ray, le dijo: "¿Quién?"

    "Simon, Strong, Marilea."

    Él suspiró. Los recordaba, sus rostros, sus risas, su amabilidad. Capturó sus patrones distintivos en su mente, los facsímiles electroquímicos. Los tornó impulso binario, los guardó en la espuma, llevó la experiencia de ellos para siempre en su propio paisaje de datos privado. Era la única forma de inmortalidad que tenía para ofrecer.

    Excepto que ya no tenía una matriz. Su espuma estaba atrincherada tras un impenetrable muro de física. No había nada que el pudiera hacer. Después de todo, solo ers un humano, y ellos se habían perdido para él.

    "Lo siento, Ray," dijo. "Eran tus amigos."

    Ray no dijo nada al principio y su silencio dejó en claro que su duelo privado era un tema cerrado. "Todos conocíamos los riesgos. Da gracias a que el coste no haya sido mayor."

    Dorian miró hacia otro lado y apoyó la mejilla en la parte superior de la cabeza de Amara. Él era, al menos en parte, el culpable. Debería haberlo sabido, debería haberlo adivinado, debería haber trabajado más rápido al descifrar el datonúcleo de Raville. Entonces podrían haber estado preparados, al menos. Pero había fallado. Todos habían fallado.

    "Entonces, ¿qué hacemos ahora?"

    "Mi tripulación está haciendo todo lo posible para mantener las puertas abiertas contra un vigoroso asalto hostil mientras Amara y yo nos ocupamos de ti. Nos uniremos a ello y, asumiendo que fabriquemos un milagro y logramos abrirnos paso hasta el complejo principal, nos dedicaremos a hacer lo que mejor sabemos hacer: causar estragos."

    "¿Ese es nuestro plan?"

    Ray sonrió, feroz y malvado. "Eso, Sr. Dorian, es siempre nuestro plan."

    El almacén de la estación de zap era más grande de lo que Dorian había imaginado. El vértice de la cúpula se alzaba muy por encima de él, al menos a cien metros, sostenido en los puntos cardinales por grandes nervaduras curvas de hormigón armado reforzado. El techo en sí se perdía en su mayor parte en una sombra que las luces del tubo colgante solo disipaban parcialmente. Suspendido entre enormes vigas, gruesas como troncos, pasaba el complejo sistema de vías que descargaba mercancías reconstituidas recién sacadas de las cubas y guiaba a los monitores robóticos, flensores y demás unidades tecnológicas que mantenían la instalación de almacenamiento en buen estado.

    Marcharon por un ancho pasaje arterial entre pasillo tras pasillo de cajas de embalaje cuidadosamente apiladas, Ray al frente, con Dorian y Amara siguiéndolos unos pasos detrás. El paso era rápido, pero no furtivo. Dorian mantenía el rifle colgando suelto, como si confiara en el espacio de almacenamiento que tenían los Juguetes Inadaptados. Las pilas de mercancías envasadas se elevaban sobre ellos, muchas de ellas de más de diez metros de altura. Los canales utilitarios más pequeños se bifurcaban a la izquierda y a la derecha, libres de desorden, excepto por el ocasional magnaelevador escondido a intervalos irregulares. El almacén olía a aire húmedo, viciado y a agentes de limpieza industriales.

    Había sido una caminata muy, muy larga desde donde habían comenzado, y Amara tenía que ayudarlo la mayor parte del tiempo. Sus nuevas extremidades a menudo estaban rígidas y propensas a espasmos repentinos. Requería un gran esfuerzo de concentración sólo mantener el equilibrio. Sintió que estaba tratando de cruzar una hoja de vidrio que se inclinaba constantemente.

    Aún así, conservaba suficiente consciencia de su entorno como para maravillarse con el gran volumen de artículos recolectados por los que pasaban. "¿Es muy grande esta estación, por cierto?"

    "Doscientos científicos, quizá el doble de técnicos, personal de mantenimiento y agentes de seguridad," respondió Ray por encima del hombro. "Cerca de lo que habíamos podido determinar, al menos. Los totales oficiales de población no están disponibles."

    "Obviamente, Raville cree firmemente en la cultura del consumismo." Dorian había visto almacenes a largo plazo de equipo militar que no estaban muy bien abastecidos, aunque había que reconocer que eso había sido durante la guerra, cuando la logística de reabastecimiento y resuministro había sido más complicada.

    "La mayoría de estas cajas tienen sellos de fecha de los últimos seis meses. No sé cuánto ha compartido Michael Raville sobre los Exousiai con la estructura de mando y control militar en Stratiskaya Daransk, pero puedo suponer que al menos parte de su trato para el préstamo de unos pocos miles de marines ha implicado pagar la factura de esta operación." Ray resopló con burla. "La organización de defensa del sector Strat se ha hecho algo notoria en los últimos años por sus dificultades financieras. Los tiempos serían un poco menos magros si ciertos elementos del cuerpo de oficiales de alto rango no desviaran un porcentaje significativo de los pagos de apoyo federal a sus cofres privados. Se podría argumentar que, en última instancia, es más barato para los contribuyentes cuando las corruptas cábalas militares eliminan la influencia ilimitada de los políticos intermediarios que hacen más o menos lo mismo, pero el resultado final es inevitablemente el mismo: una fuerza de seguridad privada armada en venta a la agenda del mejor postor. Llevo tiempo queriendo llamar la atención del público sobre esa situación, pero no he tenido la oportunidad."

    Ray hizo una pensativa pausa y luego agregó: "Quizá esta operación resulte más beneficiosa para ambas partes de lo que me había imaginado."

    "Recuerde el motivo por el que estamos aquí, capitán," dijo Amara. "Nos enfrentamos a complicaciones más que suficientes sin que usted invente más. No perdamos el enfoque."

    "Ciertamente. Solo digo que si se presenta la oportunidad de reunir un poco de evidencia incriminatoria sobre la indecorosa relación entre Michael Raville y el complejo industrial-militar de Strat, eso sería un bonus."

    Dorian retuvo el comentario. Era difícil marcar a un hombre por ser ambicioso, aunque el universo, tal como lo conocían, estuviera a punto de terminar, de un modo u otro.

    "¿Cómo te va?" Preguntó Amara en voz baja.

    "¿Estás preocupada por mí?"

    "Me asustaste un poco allá atrás. Quiero oírte decir que estás bien."

    "¿No es eso algo que puedas saber?"

    Ella le guiñó un ojo juguetonamente. "Lo es, pero me gustaría que me lo dijeras."

    Dorian se encogió de hombros. "Me siento mejor de lo que esperaba, para ser honesto."

    Estaba siguiendo el consejo de Ray y evitar toda acción física que requeriera una coordinación compleja, de lo contrario se sentía demasiado agotado. En su mayoría, Dorian se concentraba en tratar de poner un pie delante del otro de manera consistente y al mismo tiempo mantener el equilibrio. Había reunido una lista de pequeñas molestias, pero la mayoría de ellas podían superarse con un poco de concentración extra. Había demasiado rebote en su zancada, una tendencia a sobrecorregir su sentido de la orientación, una sacudida demasiado frecuente en sus entrañas.

    "No iría tan lejos como para decir que lo tengo bajo control, pero tampoco está completamente fuera de control," explicó.

    "En realidad, estoy más preocupada por los moretones que debo de estar dejándote en los hombros que por lastimarme."

    En los últimos minutos, Dorian se había tropezado con Amara media docena de veces al desviar su atención. Ella se estaba volviendo bastante experta en atraparlo y guiarlo de vuelta a la dirección correcta.

    "Lamento que sea tan difícil para ti, John."

    "Bah. No me hagas caso. Solo estoy lloriqueando."

    En realidad no era tan malo, salvo por los aspectos de navegación. De alguna manera, se sentía como él imaginaba que debía sentirse tras la resurrección. Sus músculos estaban vivos, cantando con una juventud y una fuerza que él había olvidado que alguna vez poseyó. Sus pulmones gritaban con cada profunda exhalación, pero no de dolor. Era de alegría: del puro placer de la juventud y la salud, una integridad que se había erosionado sistemáticamente a lo largo de los años y, tan gradualmente, que él ni siquiera había notado la pérdida. Ahora, las acumulaciones de la edad habían sido limpiadas, las pequeñas lágrimas y los andrajos reparados, los desgastados bordes afilados hasta el filo de un cuchillo. Era la restauración de un mapa genético puro y perfecto, la reconstrucción de una catedral vieja y en ruinas a partir de los planos originales, y a la vez una réplica y una mejora geométricamente escalar.

    Eso era parte del problema. Sus miembros temblaban de potencial y él quería correr, gritar, bailar entre los vastos pasillos de cajas apiladas y detritos industriales. Se sentía como un potrillo y el esfuerzo de contener su creciente energía cinética hacía que fuese difícil mantener su atención concentrada en tareas básicas como caminar en línea recta sin caerse.

    "¿Siempre es así? El zap, quiero decir. ¿Siempre existe esta sensación de...?"

    "¿Éxtasis?"

    "Eso." Esta no era la palabra correcta, pero él sentía curiosidad. Y le gustaba el tono de la voz nativa de Amara.

    "Sí. Es cierto tanto por el zap como por el mod, de hecho, asumiendo que el mod sea bueno. El zap restaura el cuerpo a la condición perfecta que la naturaleza pretendía. El modificado mejora el diseño de la naturaleza, realzando el instrumento biológico contundente de acuerdo con los talentos y deseos del usuario. No hay nada como esa sensación, de la mente y el cuerpo en armonía. Eso puede resultar... intoxicante."

    "Suena tu lado humano hablando."

    "¿Eso crees?" Amara lo miró fijamente con ojos azul pálido. "Me pregunto si la forma principal de los Exousiai parece ser la desencarnación, al menos por lo que hemos aprendido y lo que hemos visto de ellos."

    "Creo que lo sabrías de una forma u otra."

    "No. Esa no es la forma en que experimento mi... otro yo. No aún, al menos. Ella es un susurro en mi mente. Un viento que aúlla a través de mi inconsciente. La siento. La conozco y reconozco de manera abstracta que somos una, pero por ahora estamos unidas dentro de este caparazón. Las dos lo necesitamos. Yo lo necesito porque no conozco otra forma de ser. Ella lo necesita porque aún no ha despertado completamente, pero aunque una vez lo haga, eso no significa que ella o ellos deseen estar desencarnados todo el tiempo. De hecho, creo que les gusta la experiencia de formas nuevas y extrañas. Les ayuda a conocer el universo físico en el que habitan de formas que no serían capaces de entender de otra manera."

    Era extraño oírla hablar sobre los Exousiai, ella misma, en tercera persona. Dorian la miró de reojo, pero la mirada de Amara se había desviado hacia otra parte. "Continúa," dijo él.

    Amara se animó, sorprendida y complacida por su interés, pensaba él. Ella volvió su atención a él. "Gran parte de nuestra conciencia como seres encarnados; las formas en que pensamos, las formas en que somos capaces de interactuar con nuestro propio universo fenomenológico y, en consecuencia, comprenderlo; está ligada a nuestra biología. Nuestras mentes han evolucionado con el objetivo principal de encontrar formas más eficientes de obtener recursos para alimentar, proteger y, en última instancia, reproducir la máquina biológica. No podemos excluirnos de esos imperativos biológicos, aunque creamos que ya no impulsan nuestro desarrollo. Forman el núcleo de lo que somos. Tú y yo, por ejemplo, entendemos el mundo de manera diferente a un animal no humano. Hemos superado la necesidad del instinto, de depender de los matices de la memoria olfativa y muscular, por lo que estos se han perdido en gran medida. Confiar en la lógica, la experiencia pasada y la causalidad proyectada: si hago tal cosa, puedo esperar razonablemente tal resultado. La mayoría de las veces nos funciona. Crecemos, mejoramos, avanzamos, por lo que no pensamos en ello tan activamente como lo haríamos en un estado primario. La cultura y la tecnología nos protegen de la dura realidad y muchos de estos impulsos evolutivos están sumergidos en nuestro rombencéfalo. Pero aún están ahí. Aún actúan sobre nosotros, instándonos a comportarnos y percibir de manera que beneficien el mecanismo biológico. No podemos separarnos de nuestros cuerpos. Limitan hacia lo que podríamos adaptarnos para llegar a ser a través de un filtro de carne que chilla, exige y grita en busca de más continuamente. El filtro de nuestro imperativo biológico no es la única experiencia válida, simplemente parece ser la mejor para nuestra matriz genética heredada a fin de establecer las condiciones más favorables para la seguridad, la saciedad y la reproducción. Estamos atrapados en un circuito cerrado."

    Algo tiró del subconsciente de Dorian de nuevo, una llamada en la puerta, pero cuando trató de abrirla, no había nada.

    "Según tu lógica, es solo nuestro limitado imperativo biológico lo que nos separa de las nutrias. No existe una cualidad humana fundamental que nos haga únicos de cualquier otra especie que hayamos encontrado. Tuvimos la suerte de desarrollar técnicas de supervivencia superiores en una etapa temprana y luego, las mutaciones adecuadas para capitalizarlas."

    "¿Y no crees en la evolución aleatoria?" Preguntó Amara. "¿Crees que hay alguna cualidad especial en el homo sapiens que predestinó su dominio en esta onda del continuo espacio-tiempo?"

    "Creo que ser humano es algo que vale la pena apreciar por sí mismo, sí. No creo que la carne sea una prisión, no de la forma en que tú y el paquete de Raville habláis sobre ella. Inconveniente, sí. Frágil, sin duda. Maloliente, apestosa y horrible, con demasiada frecuencia, pero esa interacción entre las partes mental y espiritual y física es esencial. Es la mediación entre los tres impulsos lo que nos hace únicos. Si se quita la prisión de la carne, somos una especie inválida."

    "¿Aún puedes decir eso después de que te liberaran una vez y ya has aceptado que la nueva prisión es preferible a la antigua?"

    Dorian negó con la cabeza y casi perdió el equilibrio en el proceso. Amara le agarró por el antebrazo y le mantuvo de pie.

    "Este sigue siendo mi cuerpo. Ha cambiado, sí, pero aún lo reconozco por lo que es, porque es parte de mi experiencia del mundo. Es posible que los ingredientes se hayan transformado, pero parecen iguales y, más importante aún, yo soy el mismo que era antes del zap porque los detalles de mi encarnación no alteran mi experiencia de lo real únicamente porque la carreta de carne haya tenido algunos retoques. Mi cuerpo siempre ha sido solo una herramienta. Así que ahora es una herramienta mejor... que aún así no cambia su herramientalidad fundamental. Y cuando un hombre solo tiene un martillo, cada problema parece un clavo."

    Amara se rió suavemente. "Reconozco que tu cuerpo es una herramienta, John. La diferencia es que los Exousiai, y en menor medida la humanidad, se han dado cuenta de que no es malo tener más de una herramienta en el cinturón. Anhelan una comprensión más profunda de los mecanismos que impulsan y sustentan la creación. Más herramientas significan soluciones mejores y más elegantes porque un conocimiento profundo de cada herramienta diferente ofrece perspectivas únicas sobre lo que significa estar vivo. Las herramientas adicionales te permiten visualizar soluciones diferentes a las que podrías encontrar si la única herramienta que hubieras conocido fuese el martillo. Por eso los Exousiai nos dieron el zap en primer lugar. Querían que viéramos lo que era posible si nos permitíamos dejar de pensar en nosotros siempre como máquinas con forma humana."

    "Pero si dejamos de pensar como humanos, Amara, ¿cómo estamos pensando exactamente? Y si dejamos de ser humanos, ¿qué somos?"

    "Sea lo que sea en lo que te conviertas, nunca serás menos que humano. Sólo puedes ser más." Amara le sonrió, una expresión que era a la vez burlona y afectuosa. "¿Por qué seguimos teniendo esta conversación una y otra vez?"

    "Porque estoy desesperadamente asustado de que uno de nosotros no esté captando el mensaje."

    Ella le acarició la mejilla con afecto. "O tal vez solo estás siendo pedante."

    Se acercaron a un par de enormes puertas metálicas empotradas en la pared de la estructura y Dorian reconoció que eran las mismas puertas blindadas que Ray había mencionado antes. El portal que separaba el almacén del complejo de túneles que conducían a la principal estación de investigación. O, lo que era más importante, lo único que se interponía entre los Juguetes Inadaptados y cinco mil marines enojados.

    La cabina de control de sistemas se elevaba por encima de filas intermedias de cajas, una caja blanca lisa con ventanas anchas y sombreadas, fijada al lado más alejado de la pendiente suavemente curvada de la cúpula mediante pernos del tamaño de un puño unidos a un marco de celosía. Una escalera de acero ascendía desde el suelo hasta la cabina y Dorian pudo distinguir una solitaria figura encaramada en el punto medio, mirándoles a través del brillo esmeralda de la mira de un francotirador.

    Ray aceleró el ritmo.

    Un nuevo sonido llegó a los oídos de Dorian. Era un chirrido, reverberante, bastante bajo en la escala sónica para que le dolieran los dientes, como si estos intentaran vibrar fuera de sus mandíbulas. Cuando el sonido se convirtió en un estruendo alucinante, las luces sobre ellos se atenuaron notablemente.

    "¿Qué es eso?"

    "Agujero industrial," dijo Ray por encima del hombro. "Lo que estás escuchando es la aleación de titanio y tensio de las puertas blindadas intentando partirse en dos." Gruñó, aunque no parecía particularmente alarmado. "Aparentemente, nuestros involuntarios anfitriones han admitido la derrota en su intento de eludir la anulación de Ghast del sistema de entrada de reconocimiento de claves y han recurrido a métodos más convencionales."

    "Genial." Un agujero sónico. Eso era alentador.

    El largo pasillo central por el que habían estado viajando terminaba en un área de preparación en forma de media luna. Aquí había grupos de cajas volcadas y erigidas entre la base de la escalera que conducía a la cabina de control y las puertas blindadas. Para Dorian, parecía menos una defensa que una línea de grises dientes de sierra. A medida que se acercaban a la improvisada posición defensiva, empezaron a emerger figuras. Hombres jóvenes pálidos y mujeres sencillas, con aspecto de niños, todos vestidos con el misma uniforme oscuro paramilitar que él usaba.

    Dorian no reconocía a ninguno de ellos. Ningún gesto los distinguía, ninguna estructura física subyacente predecía las modificaciones que él había aprendido a asociar con sus nombres. De hecho, compartían el tipo de parecido familiar inquietante común entre los compañeros de viaje de larga distancia y los compañeros de varias décadas que los hacía bastante difíciles de distinguir en un examen superficial. Sus rostros mostraban rastros de la redondez suave y gorda que traía a la mente de Dorian la imagen de una manada de listadas ardillas rabiosas y de ojos brillantes, y que se asociaba más típicamente con plantillas de zap de baja diferenciación transmitidas entre estaciones de remanso más acostumbradas a enviar carga que hombres (es decir, desde Glastenhame hasta Giari Tau).

    Todos parecían tener casi la misma edad, el estándar de veintitantos a veinticinco años. Su cabello era mayormente corto y juvenil, rubio o castaño, liso y brillante como el lino; sus cuerpos eran delgados, de pecho hundido y blandos como en el geek. La mayoría de ellos aún brillaban con la característica película de la cuba que se adhería a la piel de los paquetes recién decantados mientras su mitosis celular única luchaba por emerger de la plantilla de enlaces de silicato.

    Dorian estudió los rostros de los extraños que lo rodeaban, los Juguetes Inadaptados, y se sorprendió una vez más de lo desesperado que parecía todo. Solo había catorce, y catorce parecía terriblemente poco en la amplia extensión del almacén. Él sospechaba que parecerían aún más más miserables enfrentados a cinco mil Marines Fronterizos armados.

    Su corazón se hundió. Parecían tan jóvenes, tan inexpertos, tan como niños ansiosos. Esto era una estupidez de su parte. La edad aparente era solo una ilusión, tan falsa como el género, el peinado y la moda de la ropa, pero saber eso no era lo mismo que sentirlo.

    Él era anticuado, o tal vez solo había pasado demasiados años en el servicio, donde se había acostumbrado a la prohibición de las terapias cosméticas antienvejecimiento entre el cuerpo de oficiales superiores. El Comando Central creía que había algo que inspiraba confianza en las sienes canosas, las patas de gallo y las descoloridas cicatrices de batalla. Las arrugas equivalen a la sabiduría, o al menos a la experiencia, que a menudo era solo el lado mecánico de la sabiduría. Él se había creído eso bastante bien.

    Pero claro, estaba de pie junto a una pseudodiosa alienígena de diez mil años, que no parecía un día mayor de los veinticinco años estándar, y él se las había arreglado para engullir eso lo suficiente para seguirla todo el camino a través del universo y cerca del fin del mundo. De modo que, tal vez, su temor solo fuesen nervios.

    Esperaba que solo fuesen nervios. Había confiado en que Amara tuviera una chistera y un conejo metido en el bolsillo y se estuviera preparando para hacer algo de magia. Quizá ellos le reconocían, pero más probablemente, era Amara hacia quien gravitaban. El alivio floreció en sus rostros. Se levantó una ovación baja y desigual, que atenuó brevemente el chillido de la alarma de intrusión y el gemido del taladro sónico. La fe de estas personas en ella era la razón por la que habían venido, después de todo.

    "Relájate," le dijo Amara.

    "Estoy relajado. Deja de preocuparte por mí." Dorian casi tuvo que gritar para ser escuchado por encima del clamor generado por el orificio.

    "Puedo sentir tu miedo."

    "Es bueno saber que eso aún te funciona."

    Un joven de cabello color arena apareció por una escotilla en el suelo de la cabina de arriba. Gritó de sorpresa y saltó por el largo tramo de escaleras metálicas, saltando los últimos escalones en su prisa. Se precipitó a través del desorden de cajas y se detuvo rápidamente frente a ellos, sin aliento, pero temblando de emoción. Sus labios se separaron en una amplia sonrisa llena de dientes.

    "Me alegra ver que por fin habéis llegado los tres. Estábamos empezando a preocuparnos un poco de que tuviéramos que comenzar la invasión sin vosotros."

    Ray solo asintió, rígido y seco. "¿Cuál es nuestro estado, Sr. ¿Ghast?"

    Dorian parpadeó hacia el joven durante unos segundos y luego contuvo el aliento. "¿Ghast?"

    La sonrisa se ensanchó. "En carne y hueso, literalmente. Veo que conseguiste llegar de una pieza después de todo." Dorian siguió boquiabierto. ¿Qué se suponía que debías decir al encontrar a alguien por primera vez en su forma nativa? ¿Cuál era la costumbre? ¿Había una costumbre? No lo recordaba. Seguramente había alguna inocua cortesía estándar.

    "¿Dónde está el resto? ¡Estás tan flaco! Dios mío, eres sólo un cr..."

    "No lo digas," gruñó Ghast. Señaló con el pulgar por encima del hombro en dirección a la multitud reunida. "Todos estos bebés-del-bosque llevan burlándose de mí la última hora, burlándose del viejo. Te diré lo que les dije a ellos, tengo el doble de tu edad según el calendario estándar y haré que caigas sobre tu trasero si no respetas a tus mayores."

    Este comentario provocó algunas risas nerviosas cuando los Juguetes Inadaptados se acercaron, formando un círculo aproximado a su alrededor. Ghast aceptó un rifle ofrecido por una de las doce manos anónimas.

    "Nuestro estado, por favor," dijo Ray de nuevo. Parecía increíblemente tranquilo con la inminente amenaza del contraataque de Raville a solo unos metros de distancia. "¿Qué habéis descubierto?"

    "La situación se ha mantenido estable durante la última media hora. Las alarmas están sonando por todo este lado del complejo, pero hemos podido frustrar sus intentos de anular el sistema de entrada."

    "Hasta ahí hemos adivinado."

    "Desafortunadamente, ese es el alcance de las buenas noticias. Parece que casi la mitad del equipo que enviamos no logró pasar. Tenemos rifles de asalto, algunas armas pequeñas, tal vez una cuarta parte de las municiones. Todos los explosivos pesados han desaparecido. Los disruptores de campo, las estaciones de conectores móviles y los emisores de núcleo-escucha tampoco llegaron a enviarse. Stine está en proceso de romper el caparazón del SCI para poder comenzar a buscar unidades de reemplazo. Encontramos algunos suministros médicos de emergencia. Nada importante, pero había epifeno, algo de cortisita y algunas burbujas de tabletas de galcinax que podrían ayudar con los síntomas del impacto del zap más adelante. Thomas está buscando febrilmente una línea en el datonúcleo de la estación, pero dice que la única ráfaga que puede obtener es fina como una aguja y limitada al acceso de nivel de invitado. Intentará unir algún tipo de entrada de noticias que nos diga qué está pasando con la seguridad de la estación o las botas flotantes de la matanza y la opresión de los marines actualmente en órbita geosincrónica sobre el planeta, pero él no es optimista. Dice que los técnicos de sistemas hicieron un número en el hardware. También está intentando conseguirnos un conjunto fiable de mapas."

    Ray se pasó la palma de la mano por la barbilla sin barba. "¿Algún otro contacto con el equipo local?"

    "No aparte del orificio. O nos están dando el tratamiento silencioso o el sistema de comunicaciones fue parte de las cajas de red saboteadas. El tablero ambiental de arriba aún está funcionando, que yo sepa, y las lecturas se han mantenido estables, por lo que no están tratando de quemarnos, hacernos explotar o gastarnos para someternos. Cualquier dispositivo antipersonal contrainsurgente que pudiera haber sido colocado en preparación para nuestra llegada no ha hecho ni un pío, pero he tratado de mantener a la pandilla con una correa bastante corta mientras no estabas, por si acaso. Parece que están decididos a hacer esto a la antigua."

    Una mueca de preocupación arrugó los labios de Ray. "¿Cómo están aguantando las puertas?"

    "Las puertas interiores aún están en pie. El conjunto exterior que bordea la cerradura de presión cayó hace unos diez minutos por el sonido. Envié a Youkilis para ver si podía levantar un equipo de soldadura o abrazaderas magnéticas en caso de que Stine no pusiese pulir su conexión, pero eso no hará más que demorarlos."

    "Supongo que hemos estado en peores situaciones."

    "¿Ah, sí?" Ghast frunció las cejas. "Me estoy quedando en blanco."

    "Nunca antes habíamos tenido una diosa de nuestro lado. Eso debe contar para algo."

    "Ah, cierto."

    Ray aplaudió y se frotó las palmas como un hombre que se prepara para emprender una tarea particularmente onerosa. "Muy bien, damas y caballeros. El tiempo de juego ha terminado oficialmente. Todos ustedes han tenido oportunidad de holgazanear y ponerse gordo y juguetón, ahora es hora de ponernos a trabajar. Cada uno tiene sus asignaciones. Reúnase con los líderes de su equipo y repasad las listas de tareas una vez más. Quiero que el equipo de cobertura de Damon reconozca manualmente, sí, manualmente, los sectores de almacenamiento más cercanos. A ver si puedes localizar algo para comer. Todos necesitaremos combustible pronto. Si encuentráis cigarrillos o café, me ocuparé de que el Sr. Ghast duplique vuestro bonus de operación."

    Esto recibió algunas risas tímidas. Ray les sonrió, compartiendo ánimos y luego puso una expresión seria. "No necesito recordaros que nos hemos metido en un ambiente hostil donde los presuntos objetivos tienen conocimiento avanzado de nuestra llegada, pero lo haré de todos modos. ¡Vaciad vuestras armas! Asegúraos de que los dioses del zap no se fuguen convenientemente con vuestros caegadores. Puede que nos hayan dejado solo con tirachinas, en comparación con lo que llevan los zánganos capitalistas, pero incluso las chinas son mejores que las pedorretas con la boca. Quiero un recuento firme de nuestros activos. ¡Cada cartucho contabilizado! Tú supervisarás ese esfuerzo, por favor, Sr. Ghast. Pongámonos en marcha."

    Ray volvió a aplaudir con las manos, una palmada que sonó como la descarga de una pistola de arranque, y de inmediato, los Juguetes Inadaptados se pusieron en movimiento. Dorian se encontró en medio de una repentina tormenta de determinada actividad. Gritos resonaron en las paredes, zapatos con suela de goma golpearon apresuradamente el pavimento.

    Cajas eran volcadas, estrelladas y resonaban a través de la vasta cámara como truenos. Se derramó su contenido, esparcido y profundamente revuelto con la habilidad discriminatoria de un carroñero bien practicado. Nudos de energía ansiosa se formaron alrededor de algunas de las cajas mientras los miembros de la tripulación despojaban con destreza sus rifles de dos en dos mientras un tercer miembro vigilaba de cerca, con el rifle listo. En unos momentos, una docena de armas pasaron por varias etapas de desmontaje: pasadores, martillos y barriles esparcidos sobre cualquier superficie desnuda disponible. Mientras tanto, Ghast retrocedió, con los brazos apoyados sobre el pecho, haciendo todo lo posible para dirigir el frenético flujo del tráfico con cañonazos de instrucciones, órdenes y aliento, todo entregado a través de la fuerza contundente de su estruendoso rugido de sargento de instrucción.

    Cuando estuvo satisfecho con su progreso y su renovado sentido de propósito, Ray chasqueó los dedos hacia Dorian y Amara para llamar su atención. Señaló con el dedo la escalera. "Vosotros dos venid conmigo. No tenemos mucho tiempo. Esta es su oportunidad de expiar su estupidez, Sr. Dorian."

    A su primer oficial, le gritó: "Manténgalos en ello, Sr. Ghast. No quiero ver manos ociosas."

    "Sí, jefe."

    Los tres subieron las escaleras hasta la puerta de la cabina de control. Ray apartó el panel con el hombro y Dorian lo sujetó mientras Amara trepaba, luego los siguió al interior. La estructura a la que entraron era cerrada y apestaba con el olor rancio del sudor, el calor y la escasa ventilación. Las luces de estado parpadeantes y los interruptores de anulación brillaban en ámbar, rojo y verde desde los paneles colocados en las, de otro modo desnudas, paredes. Las tenues luces de soffet se enfurruñaban entre intensas sombras, anaranjadas y somnolientas. Las amplias ventanas de plastiviso que daban a las islas de cajas de almacenamiento apiladas en el suelo del almacén estaban muy polarizadas y no ofrecían casi ninguna iluminación, pero dos monitores parpadeantes conectados a la consola del sistema manual emitían una cantidad razonable de luz ambiental en la pared frontal. Dorian detectó el leve pero inconfundible zumbido y clic de una caja de hebra cuántica auxiliar de servicio gratuito, y examinó la sala hasta que percibió gradualmente el destello plateado de un par compacto de procesadores Soren-SAN Blade de doble subproceso empaquetados en la pared del fondo. Ambas cajas estaban oscuras excepto por sus indicadores de encendido, que brillaban débilmente en modo de espera.

    Stine y Thomas, pálidos, manchados de sudor y con un aspecto asombrosamente parecido a gemelos criados en cubetas genéticas en la oscuridad casi total, estaban sentados en sillas de escritorio a juego frente a la consola y operaban teclados invisibles, desplazándose rápidamente por las pantallas de datos del sistema central y maldiciones en tándem. Dorian sintió que esto era una proporción frustrantemente improductiva del cociente entre maldiciones y desplazamiento por la pantalla.

    "Vengo con refuerzos," declaró Ray. Puso la mano sobre el hombro de Stine. "¿Cómo va el sistema de inventario, querida?"

    Stine negó con la cabeza. "No preguntes. La base de datos está protegida por filas y, aunque puedo obtener acceso interno al sistema, no me permitirá ver nada que pueda ayudarnos, a menos que realmente quieras saber cuántas cajas de papel higiénico y pasta de dientes ha almacenado la estación."

    "Entonces he traído ayuda justo a tiempo," respondió.

    "Thomas, renuncia a tu asiento y haz lo que puedas para ayudar a Stine, si puedes."

    Thomas se apartó de la pantalla de inmediato y se puso de pie de un salto. "Seguro."

    Dorian hizo una mueca. Cuando un gato aceptaba el relevo de una tarea asignada tan rápido, tan alegremente, siempre era una mala señal.

    Thomas negó con la cabeza. "Buena suerte, amigo. Si puedes hacer algún progreso en ese lío, eres mejor gato que yo. Los técnicos de CI quitaron las tarjetas de configuración de las unidades de conexión de matriz conectadas a la SAN. He estado tratando de empalmar una línea ingeniosa al datonúcleo con la tarjeta bluenet anterior, pero la ruta para reconfigurar el acceso al puerto está bloqueada sin una cuenta de mago. Aún hay una transmisión inalámbrica de banda fina, pero la configuración ingeniosa del datonúcleo sigue rebotando el acceso de invitados si intento hacer algo invasivo."

    Dorian pasó junto a Amara y se dejó caer en la silla que Thomas había dejado libre. Thomas se las había arreglado para salir del entorno mediado por el sistema operativo hasta un shell de biblioteca de claves utilizando el scripter%@ de eventos nativo. Pero sin acceso al puerto de conexión, todas sus solicitudes de línea de comandos habían sido rechazadas con errores de llamada no válida. Por lo que Dorian pudo ver en la inspección inicial, ni siquiera estaba luchando con el acceso al datonúcleo en este momento. Thomas no había podido salir del gobernador subprox de la consola, y mucho menos conectar la conexión de red. Dorian tecleó un poco, principalmente duplicando esfuerzos que ya se habían intentado y fallado, para tener una idea de la arquitectura.

    Podía sentir a Ray mirándolo.

    Podía escuchar las puertas blindadas tensarse bajo el asalto sónico.

    Dorian apartó las distracciones de su mente e hizo todo lo posible para planear un ataque sistemático al núcleo.

    "Wiffy es un callejón sin salida," anunció después de unos minutos.

    Thomas y Stine estaban enzarzados en una discusión sobre los mejores métodos para abordar su problema de acceso sin ser bloqueados del sistema, y ​​no reaccionaron de inmediato, pero él continuó: "El registro muestra que vuestras solicitudes de lectura ni siquiera habían conseguido llegar al núcleo. La seguridad de la consola las enrutaba a través de un índice de archivo fantasma cargado en la memoria caché de llamadas." Se encogió de hombros en tono de disculpa.

    Esfuerzo inútil. Tiempo perdido.

    "Es una técnica que transfiere parte de la carga de trabajo de la caja central a las estaciones de trabajo locales."

    Thomas apartó la vista del segundo monitor sobre el hombro de Stine. "Sí, me preguntaba sobre eso." Parecía molesto por haber sido interrumpido.

    Dorian se mordió el interior de la mejilla y gruñó. Aún se sentía confuso, un poco pesado en el medio de su cerebro donde deberían haber estado sus mejores partes pensantes. La charla cada vez más áspera entre Thomas y Stine rechinaba contra sus nervios tensos. La habitación estaba caliente, la silla demasiado baja, el hardware era desconocido. No podía concentrarse.

    ¡Piensa!

    Comprobó la hora local en el reloj del sistema. Lo habían estado haciendo durante casi quince minutos sin ningún progreso. Dorian quedó en silencio, encorvado sobre la consola con la cara entre las manos.

    Piensa, piensa, piensa.

    Escuchaba el inconfundible progreso del taladro. Escuchaba a Stine y Thomas. Debajo de todo, escuchaba el zumbido del aire sobrecalentado que circulaba por el sistema de enfriamiento de la consola y el clic de los procesadores de acceso rápido.

    Un zumbido y un clic familiares.

    Pensando, pensando.

    Ding.

    Se apartó rápidamente de la consola rodando en la silla, se deslizó por la estrecha cabina y se detuvo frente a las unidades de SorenSAN Blade de servidor libre. Entornando los ojos en las sombras, trató de distinguir el texto garabateado en algunos de los interruptores integrados sobre las carcasas vacías de las Blade.

    "¿Qué son? ¿Gallant 1660 o 1688?"

    Thomas no apartó la mirada esta vez y resopló con irritación. "¿Importa eso? Ya te lo he dicho: los técnicos se llevaron las Blades de la red con ellos."

    Dorian miró más de cerca. "Bueno, los viejos 1660 aún tienen el sistema de redundancia de función distribuida RAIDish en caso de fallo del hardware de la red troncal, y eso se eliminó gradualmente con los 1688, cuando Gallant migró a la copia de seguridad de espuma estenopeica. ¿Sabes? Así que la red no se apaga completamente si falla la carcasa de la Blade al... "

    No terminó la frase. Thomas y Stine siguieron adelante con su discusión, de espaldas a él. Nadie estaba escuchando.

    Pfft.

    Encontró el interruptor de encendido y apagó ambas cajas.

    "Bueno, ¿qué piensas de todo esto, querida?" dijo Ray a Amara en un tono tranquilo y confidencial. "Debo admitir que nuestra recepción no es exactamente la que había anticipado."

    Dorian examinó con los dedos la carcasa vacía de la Blade.

    Los técnicos no se habían llevado solo las Blades de la red. Se las habían llevado todas, lo que era un nivel sorprendente de competencia en seguridad para un grupo de técnicos no administradores. ¿Por qué llevarse todas las Blade en lugar de solo las críticas? Dorian se mordió los labios, cerró los ojos, piensa, piensa, piensa.

    Amara respondió en voz baja. "Si hubieran tenido la intención de matarnos a todos, no nos habrían liberado de la cola del filtro en primer lugar. Habrían permitido que la entropía resolviera la situación a su debido tiempo. El hecho de que nos hayan permitido decantarnos sugiere que Raville cree que podemos resultarle útiles."

    "Creo que es más probable que no quisiera matarte y que no haya podido determinar satisfactoriamente qué señal era la tuya. Por eso estaban tomando muestras de tejido cuando despertamos. Él te quiere a ti, pero el el resto de nosotros somos prescindibles."

    "Entonces, obviamente os subestima."

    Dorian rodó por la habitación hacia la consola. Se tomó varios segundos pasando las yemas de los dedos por la parte inferior de la unidad, buscando la unión del panel de mantenimiento antes de encontrarla, luego trazó el borde hasta localizar el pestillo de acceso. Giró el resorte de la llave y todo el panel se soltó. Dorian lo sacó y lo dejó cuidadosamente a un lado.

    Se le ocurrió que esta era una de esas cosas que se suponía que NO deberías hacer BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA mientras la fuente de alimentación aún estaba conectada. Eso estaba impreso en el manual del usuario en negrita y rodeado de relámpagos de aspecto severo.

    Dorian metió la mano dentro de la carcasa de la consola. Sus brazos eran bastante largos como para no tener que ponerse de rodillas. Sus dedos rozaron los haces ópticos trenzados, los bordes duros del tablero de control, la superficie espinosa de una tarjeta de conversión triDvid. Aquí estaba el herméticamente sellado hipervínculo kensenita de espuma.

    De pronto, echó la mano hacia atrás, silbando entre los dientes. Disipador de calor. Por fin, la cáscara plana que vibraba débilmente de la Blade de almacenamiento local. Era fresca al tacto, brillante, con un cierre de presión en la parte delantera.

    Por un breve instante, se preguntó si freiría la placa, la Blade o ambas, sacándola con el jugo aún encendido. Eso sería malo. Muy malo. Probablemente cabreara a todo el mundo.

    Tiró.

    Los indicadores frente a él brillaron desde mayormente verde y amarillo a rojo plano acusatorio. El monitor de su lado de la consola parpadeó, mostró una pantalla azul y luego anunció en mayúsculas rígidas: FALLO DE ALMACENAMIENTO LOCAL. Dorian lanzó una rápida mirada hacia el monitor de Stine y suspiró aliviado. Continuó examinando pantallas inútiles de protocolos de seguridad de SCI e intercambiando dagas con Thomas. Ambos estaban a la suya.

    "No te sorprende en absoluto, ¿verdad?" Ray le dijo a Amara. "Esperabaa que esto sucediera."

    "Si hubiera venido sola, él habría sabido que yo había despertado. Que yo no lo hiciera, que me haya rodeado de conocidos gatos y revolucionarios de vuestro calibre, lo lleva a creer que aún no tengo conocimiento de mi verdadera naturaleza."

    "Somos peones, en otras palabras."

    "Incluso los peones pueden capturar a un rey si se despliegan correctamente."

    "Cierto."

    Dorian se levantó, con la Blade bajo el brazo, y se dirigió hacia las cajas SAN. Ubicó la ranura de acceso principal al tacto y ajustó el módulo en su sitio, escuchó el clic para asegurarse de que lo había instalado correctamente...

    Por favor, por favor, que sea esto... y pulsó el interruptor de encendido.

    Las luces se atenuaron. Los ventiladores de refrigeración rugieron. Todas las luces de la consola del sistema manual parpadearon en rápida sucesión y se apagaron. El monitor de Stine tartamudeó, emitió un patético maullido electrónico y murió.

    Thomas se incorporó de un salto como si le hubieran pinchado. "¿Que demon...?" Se dio la vuelta y se abalanzó sobre Dorian, con los puños cerrados. "¿Qué acabas de hacer?"

    Silencio.

    Dorian se llevó un dedo a los labios. "Espera"

    Un segundo. Dos. Tres. Las luces parpadearon de nuevo bajo un fuerte aumento en la carga de energía y la consola escupió una serie de chasquidos secos cuando los interruptores de reinicio se activaron. Los discos de recuperación rápida zumbaron. Los cañones de electrones chirriaron, traquetearon y cobraron vida.

    Stine exhaló con fuerza. "Se está reiniciando. Estamos bien."

    Thomas frunció el ceño, tembló de rabia. Ray empezó a hablar, pero luego se detuvo a observar. Amara captó la mirada de Dorian y le guiñó un ojo.

    El monitor de la consola junto a Dorian aún emitía un FALLO DE ALMACENAMIENTO LOCAL.

    Y Stine contuvo el aliento que acababa de soltar.

    Ella tocó una loca ráfaga de pulsaciones de teclas. "Espera. Nos han echado del SCI. Parece que nos han volcado de nuevo al sistema operativo, no, al sistema operativo local no. Espera..." Unas cuantas pulsaciones de teclas más. Un panel índice apareció en la pantalla. Stine frunció el ceño. "No puedo... estamos de vuelta a la red. A la red entera..."

    Dorian se encogió de hombros e hizo todo lo posible por guardar la enorme y pegajosa bola de pánico en su bolsillo antes de que nadie más pudiera verla.

    "El Gallant 1660," dijo. "Usamos uno de estos en el Archivo como columna vertebral arquitectónica principal hasta hace unos meses, hasta que lo reemplazamos con el Abramhelin." Primero señaló las cajas SAN, luego la consola. "Dispositivo de control y gobernador de área local. Se venden como un paquete de gestión total del sistema. El servicio libre cuántico de la red troncal mapea las conexiones de red básicas al gobernador en caso de un fallo del hardware para que nunca quede completamente bloqueado de su rejilla. El gobernador administra las cargas de conexión fatburst y distribuye índices en tiempo real a las estaciones esclavas por turno. Para hacerlo, debe mantener una microcopia en vivo de las asignaciones de red y los protocolos de conexión cargados en su página de almacenamiento local. Se llama función de redundancia central distribuida. Fue la solución de Gallant a la erupción de la página dirigida a virus migratorios que arrasó la Hebra hace un par de años. Definitivamente es útil para poner en funcionamiento la red rápidamente en un apuro, pero solo es inteligente hasta que piensas en los problemas de seguridad. Gallant publicó un documento técnico hace unos meses en el que aconsejaba a los consumidores que desactivaran sus gobernadores o, mejor aún, que se actualizaran al 1688. Supongo que la gente de Raville no se mantiene al día con el mercado."

    Ray se rió. "Y al reemplazar las Blades de la red SAN con la página de almacenamiento local del gobernador: "

    "La SAN inicia todos los enlaces de conexión de red," terminó Dorian por él.

    "Bravo, Sr. Dorian. Muy bien hecho."

    Thomas permaneció donde estaba, frunciendo el ceño y no dijo nada al principio, luego bajó la mirada. "Aún tenemos que aprovechar el núcleo de la cuenta," les informó Stine. "El SCI permanece bloqueado, y parece que incluso el acceso al datonúcleo es una cuenta de invitado fatburst. No estoy segura de cuánto hemos progresado con esto en realidad." Miró a Dorian enarcando una ceja. "A menos que tengas un poco más de magia en esa varita, claro."

    "Prueba el ID de red MRAVIL. El código de acceso es bos71ton, todo en minúsculas." Las palabras salieron de su boca antes de que hubiera procesado conscientemente la solicitud. Un cálido rubor subió por sus mejillas. "El último campeonato mundial de Paganos. Si, eh, inyecta eso en el servicio de scripting en seguridad maestra, debería propagarse dinámicamente por el sistema como una variable de sesión."

    Stine pareció dudar, pero se encogió de hombros y escribió la información. Pasaron unos momentos. Ella rebotó a través de varias aplicaciones, entornando los ojos, mascullando para sí misma. Por fin, se volvió y asintió apreciativamente a Dorian.

    "Eso lo resuelve. Estamos dentro."

    "Trabaja rápido. Los operadores del sistema supervisarán la actividad que se mueve a través de la arquitectura, especialmente la actividad que se origina en esta dirección. El uso del perfil de Raville debería darte un breve pase, pero la ventana no durará más de unos minutos."

    "Trabaja rápido," repitió Ray, asintiendo. "De hecho, unos minutos más pueden ser lo único que nos quede."

Capítulo 20

    El agujero quedó quieto. El sonido punzante de las alarmas se cortó abruptamente. El eco desvanecido rodó por el paisaje de hormigón y luego desapareció por completo. Dorian se sobresaltó, culpable ante el agudo silencio, el recuerdo del sonido aún reverberaba en sus oídos. El vacío repentino era ensordecedor.

    Todos se congelaron, atónitos y cautelosos. Todo el trabajo cesó cuando la tripulación se detuvo colectivamente en sus asombrosos nudos de actividad y dirigió su mirada al vértice de la cúpula, como si esperara que un martillo cayera del cielo.

    Sin sonido. Sin movimiento. Ni siquiera se atrevieron a respirar.

    Dorian estaba de pie a un lado de una caja de embalaje abierta, frente a Ghast, con la cara vuelta hacia las puertas blindadas. Sostenía una arrugada copia impresa de la lista de compras que Stine les había impreso tras su intrusión en el CSI. Habían estado discutiendo sobre las ventajas de la extracción del suave %%portaprox%# firmado Tolix BitBlast-80 frente al más estable, pero propenso a los picos de acceso, Matriz Personal Parkman Icenet. En ese instante de silencio agudo, la propia voz de Dorian rebotó en él desde la suave curva de la cúpula, tan fuerte y sorprendente como una detonación en sus oídos. Se sintió excepcionalmente expuesto, como si le hubieran fijado un reflector.

    Dorian encorvó los hombros involuntariamente. Al momento siguiente, un elevador magnético dobló la esquina, salió de la arteria principal del almacén y se precipitó hacia el improvisado muelle de descarga que se había establecido al pie de las escaleras hacia la cabina de control. Su motor eléctrico aulló; sus huellas de agarre seguro se deslizaron por la losa. El conductor, Dorian no podía ver quién era desde su posición ventajosa, apretó los frenos con demasiada fuerza, giró demasiado bruscamente y la caja superior cayó al suelo de hormigón con un estruendo atronador.

    Alguien gritó una maldición. Se arrojaron algunos puñados de espuma de embalaje a la cabina del magnaelevador. Un zumbido constante de charla y risa nerviosa volvió a llenar el vacío. El hechizo se rompió.

    Se reanudó el trabajo. Dorian exhaló un suspiro.

    "Me gusta el Parkman", continuó Ghast en tono de conversación. "Es familiar y fiable".

    "Al administrador del sistema obviamente también", dijo Dorian mostrando la copia impresa manchada de sudor como evidencia.

    "Han almacenado casi un centenar de unidades, más suficientes piezas de repuesto para construir otros treinta desde cero. Solo hay una caja de BitBlast-80, por lo que o es un producto de prueba con el que está experimentando el operador del sistema o fueron fabricados especialmente como parte del trato para los Marines de Strat. En cualquier caso, el operador de sistema no estará tan familiarizado con su firma clave como lo está con un producto que obviamente prefiere. Eso es lo uuunico que estoy diciendo ".

    Ghast negó con la cabeza. "Y no me gusta la compilación Firefox 0.7 del sistema operativo Genesix. El Punto seis era más rápido, menos fácil de usar a costa de la flexibilidad y todavía tiene el paquete de utilidades Genesix Icecrack estándar. El Tolix ha sido precargado con punto siete, que es un verdadero dolor de cabeza para dar marcha atrás y peor aún para revertir el parche. Además, el Parkman viene en plateado, eso me gusta ".

    "Los auriculares ajustables son agradables", admitió Dorian. "No aprietan tanto en las sienes ni en la base del cráneo".

    "Y tú tienes una cabeza estrecha, mientras que la mía es gorda y grumosa. Si voy a usar una plataforma en el futuro concebible, la comodidad es un factor. Ya tengo suficientes problemas con el eccema en un cuerpo fresco sin agregae una erupción de fricción a la mezcla ".

    Dorian tomó una de cada unidad y las sopesó en las manos una última vez. El Parkman era más ligero, menos voluminoso y la pantalla de la retina no oscurecía tanto la visión periférica del gato. Volvió a arrojar la Tolix a la caja abierta. "Tú ganas. Pasemos al siguiente elemento de la lista".

    Amara apareció a su lado sin hacer ruido mientras eeel estudiaba la impresión. Ella tiró de su antebrazo con sus manitas, sus ojos brillaban con impaciencia. Dorian la miró con impaciencia.

    Eeel notooo de inmediato de que ella tenía una pizca de nuevas pecas en el puente de la nariz. Todo ellos estaban completando o alterando dinámicamente la plantilla del zap a su ADN particular o asignaciones de ajustes de paquete. Eeel había comenzado a acumular un suave crecimiento de barba en la línea de la mandíbula, y había visto las crestas y espirales de sus huellas dactilares emerger gradualmente durante los últimos minutos. Pero le gustaban las pecas, y le gustaba la energía temblorosa y enroscada que ella emitía. La nativa Amara era casi desgarradora, insoportablemente femenina. Tan precoz como un niño.

    "¿Qué pasa?" preguntó eeel eliminando la leve irritación de su voz.

    "Ya vienen", dijo Amara, tan plana y firme como una declaración de hecho. Su expresión delataba sólo el más sutil indicio de ansiedad. "¿Tienes lo que necesitas?"

    Ghast palideció y echó mano a su rifle, el cual había apoyado en el costado de la caja junto a su pierna. "¿Ahora?"

    "Una fuerza de sondeo. Sólo hay treinta, pero están bien armados y se les ha dado permiso para usar armas biológicas inhibidoras neuronales no letales. Creo que deberíamos reunir a los demás. Rápido".

    Dorian echó un vistazo a las puertas blindadas. El caído silencio pareció de repente más siniestro, más preñado de peligro.

    "¿Cuánto tardarán en entrar?"

    "Deberíamos reunir a los demás", repitió ella y él descubrió que sus entrañas recién formadas se tambaleaban casi exactamente de la misma manera que las anteriores.

    "Trae a Ray aquí", le dijo Dorian a Ghast.

    "Está en la cabina de control estudiando los esquemas de la estación que Stine obtuvo del núcleo antes de que la cerraran fuera del sistema", dijo Amara. "Confiiia en encontrar otra forma de salir del almacén".

    "¿Hay otra forma?"

    "No."

    "No tenemos la potencia de fuego para competir con treinta Marines", dijo Dorian, aunque no lo dijo a nadie en particular. "Cualquiera que sea el trato que Raville hizo con Strat, no implicaba replicar armas del mercado negro. O si lo hizo, tuvo la previsión de eliminarlas antes de permitir que nos decantaran".

    "Más armas no son la respuesta", dijo Amara simplemente.

    "Estoy de acuerdo. ¿Tienes otra cosa en mente?"

    "Sí. Pero todos debemos estar juntos cuando vengan a buscarnos. Preferiblemente en un lugar donde nos hayan dado algo de cobertura".

    "Me voy", espetó Ghast. "Tenemos la mayoría de los artículos esenciales. Le direee a Yartz que reúna al equipo cerca de las escaleras. Hay suficientes cajas allí para proporcionar una escasa protección a corto plazo, y tenemos el chaleco antibalas que Yartz ha estado pasando. Será de utilidad limitada en un tiroteo intenso, ninguno de esos está clasificado para armas de plasma o energía, pero es mejor que nada ".

    "Será suficiente", dijo Amara, asintiendo. "Ve"

    Ghast dio media vuelta y corrió hacia las escaleras. Algunos de Misfit Toys lo vieron irse, sintiendo que algo estaba pasando, luego regresaron a sus tareas con redoblado esfuerzo. Dirigiiiian miradas inquietas a Amara y luego a las puertas.

    "También necesitamos ponerte una armadura", dijo Dorian en voz baja después de que Ghast se fuese.

    "Raville no me hará daño".

    "No, no creo que lo haga a propósito. Pero Raville tampoco será el que nos disparará proyectiles y, aunque si lo fuera, las balas tienden a tener mente propia cuando comienzan a sonar en un espacio reducido. Cuando comience el tiroteo, te quiero a mi lado y te quiero lo más protegida posible ". Le acarició la mejilla con el dorso de los dedos. "Puede que tuuu no valores mucho sus partes humanas, Sra. ProtoExousiain, pero hasta que decidas deshacerte de ellas, yo todavía lo hago".

    Amara sonrió un poco, solo un débil rizo de afecto, y presionó su rostro en el tacto de Dorian. "No permitiré que te hagan daño, John".

    "Ey, yo soy el valiente y galante protector aquí. Tú eres la indefensa protegida, ¿recuerdas? Eso significa que yo me preocupo por ti y tú haces lo que digo y mantienes la cabeza gacha. No hagas heroicidades por tu cuenta. ¿Me oyes? Recuerda cuál de nosotros es prescindible en lo que respecta a salvar el universo ".

    "No hables así".

    "Mil millones de años de evolución del cerebro de lagarto y el impulso testicular me exigen neuroquímicamente hablar así. Es parte de mi codificación de género". Ella frunció el ceño ante su intento de humor y él la apretó contra su cuerpo en un abrazo reconfortante. "Mira, te prometo que cuando las balas empiecen a volar, estaré ahí, abrazado al suelo junto a ti. Probablemente gritando como una niña también".

    Ella le mostró una pequeña y pálida sonrisa, y él la abrazó una última vez, luego la llevó a través del suelo abierto hacia la sombra de la cabina de control donde se encontraba el bajo muro defensivo que se había ensamblado. La dejaba por unos momentos sin aliento cuando encontró a Yartz, obtuvo un montón de placas de pecho acolchadas de quintaleación y le indicó que comenzara a recoger al resto de Juguetes Inadaptados y su equipo. La armadura era casi ridículamente grande para el pequeño cuerpo de Amara, incluso con el acolchado de gel fluido completamente inflado, y en lugar de intentar sujetarla, Dorian apiló algunas de las placas de pecho contra la pared interior de la caja que la protegía y apiló el resto encima de ella como una colcha a retales.

    No podía dejar de pensar en las armas biológicas que había mencionado Amara. Él habría dado su brazo derecho por un traje ENV de edición militar, pero sospechaba que nunca habría podido convencerla de que lo llevara. Ella toleró su nido de quintaleación sin comentarios, pero también sin confianza, simplemente complaciéndolo porque el esfuerzo le hacía sentir mejor que porque creyera que eso fuese realmente necesario.

    Contento por ser complacido, Dorian se sentó a su lado a esperar.

    Ray y Ghast bajaron de la cabina unos momentos después, seguidos por Stine y Thomas. Yartz reunió al resto de la tripulación y los distribuyó a lo largo de la línea de defensa. Un joven sorprendentemente delgado y pálido, Chambers, tal vez, o Yelkins (Dorian no podía distinguirlos todavía) desempaquetó los AE de Parkman, probó sus generadores de fuente p y ayudó a sus compañeros de nave a ponerse los incómodos conjuntos de monóculos transparentes con casquete auricular. Las correas de la armadura corporal se apretaron y los cierres magnéticos se abrieron. Los cartuchos de munición pasaban de mano en mano y se almacenaban en alijos individuales o se metían en los bolsillos de las fatigas de combate.

    Los rifles traqueteaban, se amartillaban y cargaban. Los seguros se liberaban. Un par de cafeteras instantáneas hicieron la ronda, pero aparentemente no había cigarrillos. Dorian pensó que le hubiera gustado un cigarrillo.

    Por fin, el único sonido en la vasta extensión del almacén proveniiia del sistema de circulación de aire y de sus propias respiraciones desiguales y anticipatorias.

    Ray se agachó a la espalda de Dorian y le dio un apretón en el hombro. "¿Examinaste tu arma?"

    Dorian apretó el rifle en su regazo con tanta fuerza que le crujieron los nudillos. "No he usado uno de estos en años. Pero lo revisé, sí".

    "Te sorprenderá la claridad con la que recuerdas tu entrenamiento si llegamos a eso. Siempre fuiste un buen soldado. Uno de los mejores ".

    Dorian ladeó la cabeza hacia Ray. "¿Si llegamos a qué?"

    "Si veo que levantas la cabeza por encima de esa caja en cualquier momento, a menos que te haya dado la orden específica de lo contrario, Sr. Ghast introducirá la culata de su rifle en la base de tu cráneo." Había acero en el resplandor gris inquebrantable de Ray. El mensaje estaba más allá de toda discusión. "Cada miembro de Misfit Toys ha sido entrenado extensamente como parte de esta unidad de combate. Cualquier ayuda que pudieras pensar en ofrecer sería, como mínimo, perjudicial y posiblemente totalmente contraproducente. Ya tienes una tarea, que veo que ya has comenzado a ejecutar: mantenerla a salvo". Ray señaló con el dedo a Amara." A toda costa, señor Dorian, mantenla a salvo ".

    Dorian solo pudo asentir con la cabeza.

    Amara levantó la cabeza y los hombros por encima de la armadura apilada a su alrededor. "¿Sabe lo que tiene que hacer, Capitán?"

    Ray se suavizó un poco, pero su rostro permaneció rígido con determinación. "Sí, querida. Cumpliremos con nuestra parte. Solo tienes que preocuparte por lo que debes hacer".

    "Nos volveremos a ver", dijo ella.

    Pero eeel se encogió de hombros como si no lo creyera. "Yo no contaría con eso. Alguien tiene que quedarse y recoger los pedazos cuando todos los idiotas tecnócratas socio-elitistas se conviertan en una divinidad supercuántica. Esto va a dejar atrás un desastre considerable y aquellos que no respondan a la llamada serán los pobres y los marginados o aquellos codiciosos y poco éticos que estarían muy felices de llenar el vacío dejado por la economía del poder y el control. Los inocentes van a necesitar un pastor más que nunca."

    "Tenga cuidado, capitán", dijo Amara. Sus ojos se llenaron de silenciosas lágrimas. "Sospecho que aún no ha sobrevivido a su utilidad. Mantenga los ojos abiertos. La vida está a punto de volverse interesante para todos ".

    El taladro sónico cobró vida una vez más. Esta vez, no era el estruendo grave y nauseabundo al que se habían acostumbrado durante la última hora, sino un gemido penetrante y ensordecedor cuya fuerza auditiva parecía tan pesada como un martillo contra el cráneo y tan cruel como un asalto. Dorian se tapó instintivamente los oídos con las manos, pero el chillido era penetrante. Retumbaba dentro de su cerebro como una avalancha a cámara lenta en sonido estéreo. Corría a través de sus articulaciones, hormigueaba a lo largo de las terminaciones nerviosas, calcinaba sus sentidos con fuego.

    Gritó, pero el sonido de su voz se perdió entre el reverberante rugido que le rodeaba.

    A su izquierda, una joven dejó caer su rifle y cayó de lado, retorciéndose. La sangre corría de sus oídos en estrechos chorros escarlata. Las lágrimas corrían por sus mejillas y las lágrimas eran gotas de rubí rojo oscuro. Ella también gritaba silenciosamente, sin voz.

    No había escapatoria. La conmoción cerebral los aplastaba compactando tendones y huesos en un núcleo de dolor denso y hirviente.

    Las enormes puertas blindadas se llevaban la peor parte de la fuerza dirigida contra ellas y se agitaban como si el suelo debajo del almacén hubiera comenzado a temblar. En segundos, el ligero temblor a lo largo de su superficie se convirtió en una ola de círculos concéntricos. Las olas rodaron hasta los bordes y luego se alejaron en direcciones aleatorias que parecían aumentar en amplitud a medida que se propagaban. En el espacio de unas pocas respiraciones, todo el marco comenzó a empujarse violentamente contra sus amarres hasta que finalmente, las puertas de aleación de titanio de un metro de espesor se retorcieron contra sí mismas en un último y poderoso espasmo, se doblaaandose hacia adentro.

    Los exopaneles de nanocarbono, los revestimientos de aleación batida y los puntales de latiguillo endurecidos con forja de las puertas blindadas no se rompieron simplemente. No se derrumbaron como si hubieran sido golpeados por el puño de piedra de un gigante. Se estremecieron, se contrajeron y soplaron.

    El ariete sónico del taladro sacó las puertas del marco y las arrojó a un lado como un juguete para niños. Nubes grises de hormigón antiexplosivo pulverizado salieron instantáneamente como humo del agujero irregular donde habían estado las puertas. La descompresión explosiva por tracción disparó fragmentos de titanio tan afilados y letales como cuchillas a lo largo del área de preparación y los incrustó, temblando, en las pilas más cercanas de cajas de policarbonato. El suelo cerca de las puertas se dividió a lo largo de líneas de falla como telarañas, nuevas grietas atravesaban las juntas de las losas en caóticos garabatos en sánscrito.

    El taladro cesó. Las nubes de hormigón antiexplosivo entraban a raudales, colgaban en el aire en gruesas y estrangulantes bancos que oscurecían el brillo de las luces del techo, dejando solo islas pálidas donde habían estado las lámparas.

    Dorian gimió. Le palpitaba la cabeza. Un vacío ensordecedor aullaba en sus oídos. El hollín gris del hormigón antiexplosivo en aerosol cubría su piel, llenaba sus fosas nasales y alineaba su lengua, lo cegaba. Ni siquiera podía pensar. El espantoso estrépito del taladro, el humo y el polvo, el repugnante tono del miedo, todo lo abrumaba. Por unos momentos, no pudo hacer nada más que encogerse de miedo en un mundo crepuscular de desorientado dolor.

    Cuando por fin emergió, se encontró acostado de lado con las piernas dobladas ante el pecho y la frente presionada contra las rodillas. No recordaba haberse caído. De hecho, no recordaba nada más que el dolor. Se obligó a moverse. Primero sobre sus rodillas donde podría inclinarse, doblado por la cintura con las manos apoyadas en los muslos.

    Raville no me hará daño. Correcto.

    Dorian permaneció donde estaba, parpadeando hasta aclararse un poco la vista. Lo suficiente para notar que no podía ver nada más que la nube de polvo. Carraspeó y escupió, y su saliva era del color de la ceniza. Pensó en vomitar, pero de alguna manera logró evitarlo.

    Su rifle se había ido, estaba perdido en alguna parte. La línea defensiva había desaparecido, de hecho. Todo había sido borrado por la turbulenta nube de humo y polvo. El polvo cubría el suelo, flotaba en el aire, envolvía todo en un paisaje árido de humo y sombra y destrucción inminente. Pequeños montículos de hormigueros ya se habían formado aquí y allá, dunas saharianas talladas por corrientes de aire abrasador sin sentido. Demonios de polvo en miniatura se movían alrededor de obstáculos que eran solo sombras vagas e indicios de objetos.

    Eeel no tenía idea de dónde estaba en relación con sus defensas. En relación con Amara.

    Y sabía que venían los Marines, aunque no pudiera verlos. Tampoco podía oírlos.

    Dorian miró hacia la oscuridad haciendo todo lo posible por identificar las características útiles de su entorno, algo que lo ayudara a orientarlo hacia su ubicación. Aquí había una pierna: torcida de forma antinatural, manchada con suciedad ennegrecida, ya rígida.

    El torso al que estaba unida estaba roto, perforado por al menos una veintena de navajas de titanio a pesar de la placa del pecho. Ojos muy abiertos y fijos, cubiertos de polvo gris; mandíbulas estiradas, barbilla colapsada como si estuviera congelada en un terrible aullido rictus.

    Era Yartz.

    Más: parte del flanco izquierdo de su pared inestable simplemente había volado, las cajas y cofres habiiian sido barridos por un latigazo del taladro sónico. Tiras de material de embalaje y aparatos electrónicos rotos cubrían el suelo alrededor de sus pies, donde sus cajas se habían roto y partido. Los ventiladores del sistema de circulación se activaron creando ondulaciones en las capas de polvo y, por un breve momento, las nubes que descendían se adelgazaron y eeel pudo ver las ruinas de más de una sección de almacenamiento que se había derrumbado donde el orificio lo había tocado antes de cerrarse. El telón se cerró entonces, arrojándolo de nuevo a la asfixiante e impenetrable niebla.

    Pero había visto lo suficiente para saber que su situación era un desastre.

    Los infantes de marina estarían llegando, moviéndose bajo la cobertura de la nube de polvo, usando lentes con filtro de ojos de bicho o visores infrarrojos. Sus armas estarían cargadas y listas, sus despliegues seriiian rápidos y precisos. Cercar, aplastar, contener a los objetivos mientras están sacudidos y desorganizados.

    Suponiendo, por supuesto, que no solo decidieran lanzar varios botes de un agente neuronal de Clase I y darlo por bueno.

    Dorian tenía que encontrar a Amara.

    Se detuvo cerca del cuerpo de Yartz, luchando contra la necesidad de entrar en pánico. ¿Dónde había estado Yartz? Dorian recordaba haberlo visto en la mitad de la línea segundos antes de que se activara el orificio, ayudando a uno de los otros con sus correas laterales. Pero eeel se había estado moviendo. ¿Habiiia ido de un lado a otro?

    ¡Amara!

    Vio un toque de color por el rabillo del ojo: el ceñido rayo de una mira láser que apuntaba a través de las motas danzantes y la oscuridad. Dorian se tiró al suelo y se apartó de esta a la derecha. Golpeó el borde duro y recto de una caja de embalaje con el hombro, luego corrió por el otro lado para colocar la caja entre él y el soldado que avanzaba.

    Otro cuerpo aquí, todavía caliente, pero demasiado blando donde lo tocaba. Pegajoso. Dorian retiró la mano y se alejó de nuevo a cuatro patas. Algo le golpeó la rodilla, duro y metálico, y eeel se detuvo. Incluso en un estado de pánico cercano, reconoció el contorno familiar que yacía en el polvo. Agarró el rifle y siguió avanzando, tanteando a ciegas hacia adelante hasta encontrar la esquina de otra caja.

    Su respiración era irregular. Tosía a menudo en voz alta, agitando fajos de flema espesa. No podía oiiirse a sí mismo, pero sabía que los Marines lo harían.

    ¡Amara!

    El más diminuto de los sonidos. Un destello de luz amarillo pálido a su izquierda una vez más. Poppoppop. Dorian levantó los ojos por encima del borde superior de la caja y fue lo más discreto posible. Ahora había más miras láser cortando una docena de ángulos frenéticos a través de la niebla de polvo, en arcos rápidos y amplios. Se movían rápido, al doble de velocidad, atacando para matar.

    Un rayo se movió repentinamente y Dorian quedó cegado por su resplandor. Se agachó justo cuando una bala rebotó en el borde superior de su caja.

    Ray tenía razón. Se acordaba.

    Extiende el rifle hacia arriba. No intentes apuntar. Raaafaga de tres disparos y rueda. Apoya la espalda contra algo sólido. Un vistazo rápido.

    Agaaachate.

    Raaafaga de tres disparos y rueda. Repite hasta encontrar una posición que de verdad puedas defender.

    Una o dos veces, pensó haber oiiido el pop pop pop metálico de otra arma, pero no podía estar seguro. No podía tomarse el tiempo para mirar ni oiiir, porque con cada esquiva y mirada, las miras láser estaban más cerca, más concentradas, más enfocadas y cautelosas.

    Estaba siendo cazado.

    Y había perdido a Amara.

    Siguió moviéndose hacia la derecha. En algún momento teniiia que chocar contra la pared de la cúpula o la escalera hacia la cabina de control. Cualquiera de las dos funcionaría como punto de referencia fijo desde el que trabajar mientras recordaba el diseño de su posición en la mente. La idea de las escaleras era tentadora. Lo llevaría por encima del polvo donde podría ver mejor, orientarse, pero la descartó. Colocarse en las escaleras lo señalaría fácilmente como un objetivo de oportunidad.

    Los rayos de las miras eran constantes ahora, pasando directamente sobre su cabeza en patrones cada vez más apretados y organizados. Oyó, o imaginó haber oiiido, más disparos por el camino por el que había venido: una débil salpicadura de las tres ráfagas que había notado antes, seguida de una ráfaga gutural de tok-tok-toks que parecían provenir de todas direcciones en una vez.

    Oyó por fin el distintivo pío, seguido por el tintineo y el ruido de los botes de gas al abrirse. Imaginó el siseo de las toxinas neuronales liberadas en el aire, esparciéndose en una fina e invisible niebla. Todos en su camino quedarían instantáneamente inmovilizados cuando sus sistemas corticales sufrieran un espasmo, se paralizarían y fallarían definitivamente.

    Esperó, esforzándose ante el trueno en sus oídos y; cuando la ligera descarga, la cual solo podía suponer que era lo que quedaba de los Juguetes Inadaptados; comenzaba de nuevo. Se sumergió en una zona de oscuridad de apariencia razonable. Como infantes de marina, confiaba en que los que lo perseguían querrían formar parte de cualquier tiroteo que se desarrollara en su vecindad, lo suficiente como para apartar la mirada por un instante, al menos.

    Pero la oscuridad era solo una franja de suelo desnudo, y eeel aterrizó con fuerza sobre el hombro. Se le entumeció brazo derecho desde el codo hasta la punta de los dedos. Se acurrucó en cuclillas y saltó hacia atrás, tratando de ser un objetivo impredecible.

    Algo le agarró del pie, eeel dio un giro, perdió el equilibrio y chocó con fuerza contra un objeto sólido. Su visión se empantanó enfermizamente. Su corazón latía con fuerza en su pecho, pero lo uuunico que registraba era un resplandor blanco de dolor que subió por la espalda hasta la cabeza donde había impactado el costado de la caja.

    No podía sentir el brazo derecho, ni siquiera podía decir si todavía tenía el rifle, pero esto era un refugio, por muy fugaz que pudiera resultar su seguridad.

    Gimiendo, Dorian se dejó caer de costado. Esto era todo lo que le quedaba. Se golpeó la cabeza con algo más suave que el hormigón antiexplosivo desnudo que esperaba, una funda cóncava forrada en el interior con gelpad.

    Una placa de pecho vacía.

    Se habiiia tropezado, pillado el pie en...

    Dorian se obligó a moverse. Apretando su brazo inútil contra el pecho, arañó la pila de chalecos antibalas desechados, se arrastró hacia arriba y sobre su cresta protectora baja. ¡Era aquí! ¡Amara estaba aquí!

    Siseó su nombre, pero no oyó nada. Enterró en el nido la cabeza y los hombros, echó las placas a un lado lo mejor que pudo, pero solo encontró un vacío y una calidez fugaz donde ella debería haber estado.

    Amara se había ido.

    Eeel había perdido el rifle. Otra vez.

    Había perdido a sus amigos y aliados y estaba siendo cazado en una noche que no podía penetrar, en una pequeña luna en la mitad del universo cartografiado desde su hogar. Pero sobre todo, Amara se había ido. Mientras eeel jugaba al soldado, fingiendo mantenerla a salvo, la habiiian sacaron delante de sus narices. O peor aún, había resultado herida en la lluvia de fragmentos de titanio al igual que Yartz y, al no poder encontrarle, ella se había dispersado en la oscuridad para esconderse o morir o ambas cosas. O tal vez los Exousiai por fin habían decidido lanzar su peso divino y llevarla para sacarla de todas estas tonterías del derramamiento de sangre entre especies humanas.

    En realidad no importaba de una forma u otra. Amara se había ido.

    El repiqueteo distante de los disparos resonó en sus oídos, el sonido era pequeño y lastimoso. Esto ni siquiera era una última resistencia adecuada. Los infantes de marina los estaban eliminando uno a la vez, dos a la vez, destruyendo a los Juguetes Inadaptados con el aplomo constante y eficiente de los soldados profesionales.

    Dorian agachó la cabeza, cerró los ojos y esperó a que el gas lo alcanzara o que un soldado lo encontrara, lo que ocurriera primero. Esperó a morir.

    Se acabó. Nunca habían tenido la oportunidad.

    Llega a notar del viento en la cara. Suave al principio, como si los ventiladores hubieran reanudado su obstinado, pero hasta ahora infructuoso, intento de luchar contra la abrumadora nube de hormigón antiexplosivo. Esta se endurece constantemente hasta convertirse en una brisa regular espesa de polvo y arena en el aire. Eeel intenta inhalar, se atraganta. Estornudos. El polvo y las mucosas cubren su labio superior.

    En unos momentos, la brisa se ha convertido en un fuerte golpe. Pequeñas partículas le pican la piel de la cara y los brazos. Normalmente, esto sería una buena noticia: puede volver a sentir ambos brazos.

    Pero esto no es un día normal.

    Puede oiiir el susurro del viento a través del almacén, gimiendo alrededor de las pilas. En algún lugar cercano, una de las cajas vacías cruje al deslizarse unos centímetros por el suelo.

    La oscuridad detrás de sus ojos parpadea, es apuñalada con rayas de luz amarilla entrecruzadas por el bosque de venas en sus párpados. La nube se está levantando, a lo que él da la bienvenida. Lo hará más fácil de encontrar y, por lo tanto, pondrá un fin más rápido a su miseria.

    El viento le revuelve el cabello con suavidad, fresco y relajante como la mano de su madre después de una fiebre.

    Pero la agradable sensación no dura. El viento aumenta bruscamente y se convierte en un vendaval regular. La arena transportada por sus fantasmales corrientes en chorro ya no solo duele, es completamente inteligente. Debe de ser una purga ambiental completa. Las placas del sistema por fin han reconocido que están librando una batalla perdida contra el aire contaminado y han realizado el equivalente binario de un encogimiento de hombros. Que le zurzan a eso. Simplemente limpia la pizarra y comienza de nuevo desde cero. Dorian puede simpatizar con este tipo de rendición ante la inevitable derrota.

    Le llegan una serie de gritos, voces duras, maldiciendo y sorprendidas. Los gritos parecen distantes, a medio mundo de distancia, pero eeel no puede decir si es solo el rugido del viento lo cual lo hace parecer asiii o si los Marines de Strat realmente se han olvidado de él. Odiaría tener que ponerse de pie e ir en busca de alguien que le disparara. Eso sería el insulto final.

    Suspirando, Dorian abre un ojo.

    En las últimas semanas se ha cansado de las erupciones de lo sobrenatural en el plano temporal, pero lo que ve le sorprende incluso a él. Ha aparecido una torre giratoria de polvo y viento hacia el centro del almacén. Es un vórtice masivo de una veintena de metros de diámetro en la base que se adelgaza hasta convertirse en una lengua retorcida y danzante cerca del vértice de la cúpula, surcada de rizos de llamas amarillas y coruscantes que se enrollan y trepan por el eje de la torre como milpiés ondulantes. El pilar no se mueve excepto para girar en su lugar, una tormenta violenta que arremolina y gruñe, imposiblemente contenida.

    De hecho, el aire se ha aclarado. El viento cada vez más fuerte tira de su ropa con dedos desencarnados, arrastrándolo hacia adelante.

    Hacia los bordes exteriores de la tormenta, las lámparas de techo suspendidas del techo se inclinan hacia ella, vibrando en sus largas cadenas, alineándose como limaduras de hierro a un campo electromagnético, proyectando extrañas sombras en su danza quejumbrosa y estruendosa. Los tubos de luz comienzan primero a vibrar, luego parpadean y cuelgan y finalmente estallan en una lluvia de vidrio Las cajas en la periferia caen hacia adelante, quedan atrapadas y se desvanecen detrás de la pared exterior de polvo, solo para ser succionadas hasta la parte superior y catapultadas a través del longitud del almacén.

    El sonido de su impacto es como un trueno de verano.

    Entre Dorian y la tormenta hay soldados vestidos con armaduras de combate negras mate. Sus armas cuelgan a los costados; sus gafas con filtro y respiradores estaaan suketos encima de la cabezas. Están de espaldas a él, con la cara hacia el giro, mientras un sargento de rostro enrojecido corre entre ellos tratando de llamar su atención. Les grita, los empuja, los derriba. Lo tratan como si no existiera. La forma en que encorvan sus hombros e ignoran el nudo de Misfit Toys entre ellos dice que son capaces de reconocer lo absolutamente inexplicable, incluso si él no lo es.

    Son soldados a sueldo; todavía tienen la capacidad de sorprenderse. Y asustarse. Los Misfit Toys, por otro lado, no la tienen, o si la tienen, no la muestran. Se han compactado a sí mismos en un denso círculo de erizados cañones de rifle y sombría determinación, atrapados al descubierto entre la maltrecha pared de su posición defensiva y los inminentes pasillos de las cajas de almacenamiento.

    Los Marines se han desplegado en tres lados, atrapados en el acto de cercar la columna de fuego y nube, y el rubicundo sargento excluido, no demuestran ningún deseo agresivo de cerrar el circuito que los colocará peligrosamente cerca de la tormenta. Dorian reconoce a Ray entre los supervivientes, coronado por su exo-matriz plateada, rodeado por un círculo de defensores, armas al hombro. Ghast se agacha a su derecha. Stine está ahí, Thomas, otros.

    Después de todo, iban a realizar una última batalla. Al parecer, habían perdido el memorando.

    Dorian se sienta derecho, todavía con cuidado con su brazo, aunque ahora no parece haber nada malo en él. Vacila por un momento sobre la pila de chalecos antibalas desechados, flexionando el codo y girando la muñeca. Olfatea tentativamente el aire, consciente incluso mientras lo hace, de que si persisten algunos focos de toxina neural, no los sentirá hasta que sea demasiado tarde. Nadie le nota excepto Ray, quien ofrece un saludo alegre. Dorian devuelve el gesto con incertidumbre.

    Las lámparas continúan rompiéndose solas hasta que la mitad del almacén habriiia quedado en la oscuridad si no fuese por el resplandor anaranjado pulsante que proyecta el pilar de sombra y luz. Dorian avanza arrastrado hasta pararse a menos de un metro detrás del Marine más cercano. Ray le hace sennnas, pero eeel no se mueve.

    Al igual que los soldados, observa, recuperando el aliento cuando un rayo de brillo aparece en la base de la tormenta como la partición de una pesada cortina. El hombre frente a él aspira el aire y comienza a temblar.

    Al principio, solo existe la luz, pero se extruye hacia una bola pegajosa y cohesiva que le recuerda a Dorian el vidrio sobrecalentado recién salido del alto horno (que vio una vez en una manifestación pública en un puesto de sopladores de vidrio en una feria callejera en Sonali Southrange). Esta fluye como un organismo vivo, formando estrías aleatorias y arremolinadas de rojo y dorado y blanco como una ampolla de patrones arcanos, como si el vidrio en sí fuese una fina capa de tejido dibujado sobre estratos de sangre, músculos y huesos de varios colores. Y finalmente, esta emerge como un orbe translúcido que se hincha como una burbuja y flota a varios centímetros sobre el suelo, alejándose del vórtice como si la soplara una refrescante brisa.

    Verlo venir es como mirar las laaacteas profundidades y multifacéticas de una bola de cristal. Dentro hay una criatura de fuego, carne como hierro fundido, cabello en llamas, ojos como verticilos de mercurio líquido.

    Dorian siente su increíble calor por la piel, seca y abrasadora, incluso a veinte metros de distancia. La criatura levanta el brazo, extiende un uuunico dedo brillante que avanza lentamente en su dirección.

    Ven a miii, John.

    Ahora no hay duda. Dorian avanza renqueando, pasando con empujones de hombros a los soldados en su camino. Estos no hacen ningún movimiento para detenerlo. Eeel cruza el estrecho espacio entre los Marines y Misfit Toys, pero no se detiene. Ghast asiente hacia eeel con seriedad, luego se inclina hacia el rifle. El pilar retumba, azotando imposibles fuerzas meteorológicas sobre su núcleo central, pero el sólo el viento tira de las extremidades de Dorian, apresurándolo, piensa eeel, pero no amenazando. Eeel sale disparado los últimos pasos restantes y se detiene rápidamente ante el orbe. El intenso calor le hornea la piel, le chamusca el cabello. Los ojos destellantes de Dorian se llenan de lágrimas.

    Pero está Amara dentro, tal como lo estaba la voz la que lo habiiia llamado. Incluso como una criatura forjada a partir de fuego elemental, él la reconoce, y cuando ella le hace señas para que se acerque, él no se sorprende, no piensa en las llamas incineradoras, sino que escucha esa voz suave, reconfortante y levemente sardónica, en su cabeza.

    ¿Todavía crees, John? ¿Eres un Verdadero Creyente?

    ¡Sí!

    Eeel se abalanza empujando la porosa pared exterior del orbe con los brazos extendidos frente a él como un hombre que lucha por abrirse paso a través de una gasa. Pequeñas lenguas de fuego encienden los pelos de sus antebrazos. Se le ampolla la piel, que se ennegrece y se despega del músculo rojo debajo. Eeel da un último suspiro y siente que el revestimiento de sus pulmones se agita y se enciende.

    Está destruido y, aún así, se apresura a ahogarse en el lago de fuego de Amara. Yo creo. Yo creo. ¡YO CREO!

    Y luego está dentro del orbe. Está íntegro: ileso, sin quemaduras, intacto. Parpadea una vez, dos veces, miraaandose las manos, los brazos y la piel rosada y saludable.

    Amara le guiña un vidrioso ojo, luego asienta las piernas, levanta los brazos y señala con las manos, palmas hacia afuera, hacia el detenido avance de los Marines. Ella se convierte en una inminente diosa del dolor.

    El orbe late con una luz excruciante y, para un hombre, los soldados dan un paso atrás, acobardados, anticipando el olvido. Se oye un sonido, breve y agudo, como el chisporroteo de una placa de circuito fundida.

    Los Marines caen de rodillas.

    Luego silencio y oscuridad absoluta.

    Pasan largos segundos. Dorian se oye a sí mismo respirar, rápido y superficial. Una mano fría encuentra la suya y le aprieta los dedos con fuerza. Es pequeña y delicada. Casi la mano de un niño.

    Ellos esperan.

    Uno de los soldados localiza una linterna entre su equipo. El haz es grueso y brillante y oscila incontrolablemente en su mano. Una pelea de pies. Unos pocos gemidos, luego maldiciones mientras regresa la consciencia y la resolución se acumula. El sargento comienza a criticar como lo han hecho los sargentos desde tiempos inmemoriales.

    Lo primero que descubren es que la columna de fuego y humo ha desaparecido.

    La segunda, que Misfit Toys han desaparecido con ella.

    Desaparecido. Puf.

    Eventualmente, el haz de la linterna se posa sobre Dorian y Amara parados juntos en lo alto de una berma baja de cajas caídas. Más gritos, lucha militar más eficiente, la soga se reforma, se redirige, se retensa. Amara no hace ningún movimiento para resistirse y él se contenta con seguir su ejemplo.

    Cuando han estado completamente rodeados, Amara levanta la barbilla hacia el oficial de mayor rango entre ellos, un teniente de mejillas hundidas que parece pálido, conmocionado y demasiado joven para las responsabilidades que le han encomendado.

    Amara le favorece con una sonrisa alentadora. "Llévame ante tu líder", le dice ella. "Por favor."

Capítulo 21

    Más allá del marco roto de las puertas blindadas se encontraba la plataforma enjaulada de titanio del orificio sónico, su largo eje era liso y rojo, su nodo amplificador un tumulto de plata y púrpura como la grávida cabeza de una vaina de semillas. Ahora estaba inactivo, pero cuando ellos pasaron apretujados, Dorian pudo escuchar el zumbido estridente de ese sistema de enfriamiento y el chasquido de la electrónica sobrecalentada. La mitad de las luces de estado en la consola operativa en la parte trasera parpadeaban en rojo desde varias fases de sobrecarga. La piel irradiaba calor como un horno.

    Ha estado cerca, pensó él. Casi, las puertas habían aguantado, habían ganado la pesada carrera hasta la meta.

    Una imagen de Yartz flotó en la mente de Dorian, el hombre atravesado por fragmentos, tirado y destrozado, inmutablemente muerto ahora. Las puertas no habían aguantado y Yartz había fallecido como consecuencia. Dorian había dejado atrás el mundo cuerdo de la reconstitución de paquetes y las convenientes segundas oportunidades cuando las cosas no salieron exactamente como él quería. Él, Amara y los desaparecidos los Juguetes Inadaptados vivían en tiempo real, donde casi vivir era lo mismo que nada y la muerte accidental era tan final y maliciosa como un asesinato premeditado.

    Dejaron el orificio atrás y entraron en un túnel de tránsito de diez metros de ancho y casi igual de alto. El túnel era recto y liso, el suelo estaba en ángulo de suave ascenso hacia la superficie de la luna y pintado con un revestimiento de goma antideslizante en lugares marcados o rasgados por las huellas del tráfico pasado de ascensores magnéticos. Las tuberías de climatización industrial de alta capacidad se adherían a las paredes a ambos lados. El aire era fresco, levemente viciado y tenía un olor amargo que le recordaba a Dorian al astringente.

    Caminaron varios cientos de metros, acordonados por Marines y sus armas listas. Dorian no pudo evitar notar que los soldados les daban un amplio margen por delante y por detrás. Los de izquierda y derecha prácticamente se abrazaban a las paredes. Nadie los miraba; nadie hablaba. Él no podía culparlos. La mitad de la fuerza de ataque superviviente se había quedado para atender a los camaradas heridos y registrar el almacén en caso de que algunos de los Juguetes Inadaptados hubieran escapado; la mitad que proporcionó escolta parecía como si acabaran de perder una mano de póquer de altas apuestas.

    Nadie hizo la pregunta obvia, es decir, adónde habían ido Misfit en primer lugar y cómo se habían enviado allí. Dorian no sabía si no se les había ocurrido o si estaban demasiado aturdidos para plantear la pregunta. No es que él les reprochase esta infracción de conducta profesional.

    Lo único que les habían dicho sus oficiales al mando durante la sesión informativa de la misión había sido necesariamente inadecuado para su experiencia real. El poder emergente de Amara estaba más allá de las expectativas racionales de cualquiera. Habían hecho todo lo que les habían enseñado a hacer. Habían capturado su objetivo con bajas mínimas, aislado y abrumado a sus objetivos asignados, ejecutado un plan de batalla eficiente y, en todos los demás aspectos, controlado la situación que se les había presentado. Pero aún así habían fallado. Los Juguetes Inadaptados habían escapado.

    Al alto mando no le importaría que esto solo sucediera como resultado directo de la intervención divina. Alguien tendría que responder con divisas por ese fracaso. Los Marines sabían esto y también sabían que Amara estaba a un capricho de enviarlos de regreso a sus cuarteles con las manos vacías. Era difícil creer que estuvieran de todo menos cautelosos. Ellos tenían las armas, pero ella tenía el control. Lo mejor que podían esperar era la cooperación continua de Amara, lo cual siempre resultaba una posición incómoda para el personal militar profesional.

    Después de casi media hora, llegaron al final del túnel y llegaron a una plataforma de carga de baldosas blancas. La estación estaba sucia, las baldosas manchadas con capas acumuladas de aceite y antigua suciedad. Cajas vacías y tarimas rotas apiladas a lo largo de las paredes lejanas. Trozos rotos de empaquetadura de espuma fluida endurecida cubrían el suelo como montones de nieve o donde la luz tenue y teñida de púrpura los golpeaba, como rodajas de queso mohoso.

    Más adelante, la plataforma estaba dividida en una serie de estrechos largueros de hormigón como dedos extendidos de una mano pálida. En los huecos entre los muelles, por un breve desnivel, se extendía un terreno turbio de vías de monorraíl, vagones de carga desacoplados y cabinas de servicio estilo Quonset. Las entradas a una serie de pasajes subterráneos toscamente tallados salpicaban las paredes a intervalos irregulares, sus bocas estaban iluminadas por lámparas color sangre. A un lado de la plataforma había una cabina de control de plastiviso cerrada donde normalmente se sentaba el capataz del patio de maniobras para dirigir el tráfico de carga que iba y venía por la línea, pero la cabina estaba vacía y oscura ahora. No era necesaria. No había trenes que manejar excepto el tranvía bala de dos vagones que los esperaba junto al muelle de carga central. Las fauces negras del túnel de salida se abrían en la línea ferroviaria central a la que estaba conectado el tranvía, en línea recta a través del desordenado patio de distribución.

    El joven teniente separó a los hombres restantes en dos grupos y cargó al primero en el coche piloto detrás, más cerca de la plataforma. Los demás, con Amara y Dorian, subieron al primer coche. El interior era una colección espartana de bancos finamente acolchados, luces de pared ásperas y amplios paneles de ventana de plastiviso. Los soldados que los acompañaban gravitaron automáticamente hacia ambos extremos, dejando el mayor espacio posible entre ellos y Amara. El teniente sentó a Dorian y Amara uno al lado del otro en el medio del coche, lejos de las puertas de salida, luego tomó el asiento directamente frente a ellos.

    Con movimientos rápidos y decisivos, aflojó las correas de la placa del pecho en su armadura de combate y liberó la coraza. Se inclinó hacia adelante y la depositó en el asiento del siguiente banco, luego se quitó el casco táctico y lo puso encima. El rifle lo apoyó en el respaldo del asiento, junto a la rodilla. Por un momento, él se quedó allí sentado, con la cabeza inclinada y respirando profundamente.

    Desde su posición en la ventana, Dorian observó cómo los ojos del joven parpadeaban mientras accedía a la red segura de datos militar a través de su matriz. A su orden tácita, el motor del tranvía gimió. Un escalofrío recorrió los vagones enlazados y se tambalearon hacia adelante, luego flotaron suavemente sobre su amortiguador electromagnético y aceleraron hacia la oscuridad.

    Asintiendo con satisfacción, el teniente balanceó el cuerpo de modo que quedó reclinado contra la pared, con la cabeza a la altura de la de Dorian, y colocó los brazos casualmente en los respaldos del banco a cada lado. Estudió a Dorian y a Amara con entornados ojos marrones.

    "Mi nombre es Teniente Sainz," dijo. Pronunció su nombre como signos, con un acento Stratocaster recortado que decía que era bien educado o el producto de buen dinero. Probablemente ambos. "¿Cuáles son los suyos, por favor?"

    Dorian se encogió de hombros. No se le ocurrió ninguna razón para ser combativo en este punto. Después de todo, les estaban esperando. "John Dorian y Amara Cain."

    El teniente Sainz examinó estos datos a través de la Hebra con un cortés, casi imperceptible parpadeo. Frunció el ceño con deliberación.

    "¿Últimamente de Tritemius Orbis?" preguntó.

    "Sonali. Trabajamos allí para el Archivo." Lo más probable era que Sainz ya supiera eso.

    "¿Los dos?"

    "Durante varios años estándar, en realidad."

    "¿Y qué es lo que hace allí, Sr. Dorian?"

    "Soy agente de seguridad de la red local."

    El teniente Sainz asintió levemente. "Ya veo." Dudó por un momento, pensativo, como si estuviera sorprendido de que Dorian no le hubiera mentido, luego movió la cabeza hacia Amara. Aunque solo la cabeza. No intentó hacer contacto visual. "¿Y usted, señorita Cain? ¿Qué hace?"

    "Soy archivista de copia impresa," respondió ella.

    "Copia impresa... archivista."

    "Sí." Ella sonrió con frialdad y le miró fijamente. "Escaneo manualmente el dox del cliente personal en busca de almacenamiento profundo. O tal vez debería decir que lo hacía. Supongo que nuestras dos situaciones laborales están cambiando actualmente. No hemos ido a trabajar en algún tiempo."

    "Y en el Archivo," dijo el teniente Sainz lentamente, "están al tanto de sus recientes, um, afiliaciones con ciertas organizaciones políticas terroristas de renombre."

    "¿Supongo que te refieres a los los Juguetes Inadaptados?" Ella parecía divertida por su ambigüedad intencional.

    "Sí"

    Amara se rió, un sonido relajado y bonito, completamente incongruente dada su situación. "No eres muy bueno en esto, ¿verdad? En los interrogatorios, quiero decir."

    El teniente Sainz se aclaró la garganta bruscamente y abrió la boca para hacer lo que sin duda iba a ser una réplica brusca, pero Amara siguió sin él, charlando de una manera que era a la vez ácidamente casual y agradablemente cortante. "Nunca fuiste el modelo de intimidación que tu padre pretendía que fueras, ¿verdad? Tu padre, a quien incluso cuando le obligaban a ponerse esos tontos trajes formales de seda y esos zapatos de muelle que le pellizcaban los dedos de los pies que su madre le hacía usar, era tan fríamente experto en aporrear a los desprecibles miembros de la alta sociedad de la casta superior de Stratiskayan para convertirlos en negocios personalmente ventajosos. Tu padre, quien se las arreglaba para ser tan violento como impositivo en las interminables fiestas de té de tu madre junto al río en la finca a las afueras de Keane, como lo era en sus propias oficinas perfumadas de regaliz con vistas al parque Marlowe, donde se hacía la fortuna de la familia a diario. Él sabría qué hacer en una situación como esta, ¿no es así? Con su cuello de bulldog y su dominio de sí mismo a fuego lento, habría sabido cómo ir directo al quid de la cuestión del asunto, doblegadnos a su voluntad y extraer esa pepita de información, ese logos divino, que convertiría el desastre en éxito. Tú no eres la mitad de hombre que él, ¿verdad? Porque tu querida y dulce madre te corrompió en un temprano envejecer con su lento veneno de cortesía, sensibilidad... debilidad." Ella curvó sus labios en una mueca burlona. "Incluso ofrecerte a los Marines Fronterizos para... ¿cómo lo expresó tu padre? Búscarte algo que se parezca a un conjunto de agallas, para que te vuelvas lo bastante duro como para ganarte su aprobación, esto no podría cambiar la tostada mojada que él creía que eras. Demasiado débil para asumir algún día las riendas de la empresa familiar."

    El teniente Sainz se puso rígido, enojado o avergonzado, pero no negó lo que ella dijo. Su piel palideció al color del pergamino y una capa de sudor brotó de su frente. "Responderá a mis preguntas, por favor," murmuró el teniente.

    "Vamos, ya hemos acordado que no tienes los antecedentes ni la conducta para este juego. Si tenemos que pasar el tiempo conversando, charlemos sobre algo de utilidad mutua. Me temo que si nos permitimos volvernos combativos, solo resultarás herido. No querrías eso, ¿verdad, Korin?"

    El joven se sobresaltó ante la mención de su nombre y sus ojos se abrieron con alarma. Amara lo miró, sus ojos brillaban con un placer feroz y penetrante que era casi cruel. Ella se inclinó hacia él, mostrando los dientes. Dorian notó que los otros Marines que compartían su vagón estaban trabajando con una velocidad y eficiencia admirablemente silenciosas para ubicarse tan lejos de sus cautivos como lo permitían las paredes.

    "Aceptaré tu silencio como asentimiento a mi propuesta" Amara continuó. "Ahora que hemos establecido que eres mejor dando respuestas que exigiéndolas, tal vez podrías decirme por qué desobedeciste las órdenes directas de entrar a la estación zap con el mayor cuidado y usar solo métodos no letales para someter a mi grupo. ¿Por qué esperaste hasta casi el último momento para implementar los agentes biológicos?"

    "Nosotros... nos encontramos con un... nivel inesperado de... ah, resistencia hostil y... ah... y yo..." El teniente Sainz tartamudeó hasta el silencio.

    Amara le arqueó una ceja mordaz. "Pero seguramente esperabas alguna resistencia. Sabías que nos habíamos despertado, ¿no? Después de todo, habíamos cerrado el sistema de seguridad del almacén. Tenías los informes de los técnicos asesinos de que éramos más que capaces de defendernos, e incluso una mirada superficial al perfil del paquete descifrado le habría informado que estábamos armados. ¿No es cierto?"

    "Sí"

    "Sin embargo, elegiste no usar armas no letales primero. En cambio atacaste con el taladro sónico de tal manera que era probable que eso maximizara el potencial de bajas y nos perseguiste disparando las armas."

    Gotas de sudor se acumularon en el labio del joven. "Sí"

    "Y todo esto a pesar del hecho de que tus superiores directos te habían ordenado que procedieras de otra manera, aunque las instrucciones te fueron comunicadas por el mismo Jefe de Sector DeMartel. ¿Intentabas destruir tu futura carrera militar, teniente, o no? ¿Tienes algo más en mente?"

    El teniente Sainz frunció el ceño miserablemente, pero la única respuesta que ofreció fue un breve asentimiento. Amara se reclinó y cruzó los brazos. Su pose permaneció casual, casi desdeñosa, pero Dorian sintió una intensa energía fluyendo entre ella y el acobardado soldado. Era como si ella tomara su mente entre unas manos invisibles, decidida a arrancarle sus secretos con la fuerza de su voluntad.

    "Alguien anuló las instrucciones de DeMartel, ¿no es así?" dijo ella de repente, en un tono tranquilo y sorprendido. "Alguien superior a DeMartel cambió tus órdenes sin su conocimiento."

    El teniente no dijo nada, pero no negó la acusación. Amara reflexionó por un momento, con el ceño fruncido en pensamiento. "Sólo puedo pensar en una persona que se atrevería a imponerse como Jefe de Sector responsable de todo un grupo de batalla de Marines Fronterizos. Pero ¿por qué? ¿Por qué correría él tal riesgo? ¿Por qué se arriesgaría a hacerme daño si yo era el premio que más buscaba?"

    Porque no era un riesgo, pensó Dorian. Él sabía que no podía matarte. De alguna manera, sabía que ya te habías despertado. Solo quería ver lo fuerte te has vuelto, por lo que entiende exactamente con qué está lidiando.

    Amara giró la cabeza hacia Dorian. Ella dibujó sus labios en una línea apretada. "Muy perspicaz. Así que él lo ha adivinado."

    Ella vaciló, luego volvió a centrar su atención en el teniente Sainz en busca de confirmación. "¿O lo adivinó, Korin?" Respiró hondo entre los dientes. Ella gritó, ultrajada, como si la hubieran golpeado. "No. Lo sabía. Él... ¡Yartz! Yartz se comunicó con Raville sin nuestro conocimiento. Debido a la transmisión de banda ancha... porque Raville ofreció... ¡una recompensa! Yartz nos traicionó a todos por dinero. Así fue como pudiste identificar nuestro perfil de zap, cómo supiste que veníamos. Por eso solo había técnicos para recibirnos cuando nos despertamos, porque Raville quería probar mi poder. Él... "

    "Nos manipuló," finalizó Dorian. "Desde el principio. Incluso antes de que zapeáramos, él estaba evaluando nuestras capacidades. Las tuyas y las de los Juguetes Inadaptados."

    Amara pareció afligida. La sangre desapareció de su rostro. "Pero, pero ¿cómo pudo ocultármelo? ¿Cómo ocultó Yartz su traición?"

    "Aparentemente, Michael Raville no es el único que ha subestimado los recursos de la eliminación de sus oponentes." Dorian no encontraba esto particularmente sorprendente. Raville era, después de todo, un hombre que creía haber descubierto una forma de destruir a toda una raza de dioses. Sacudió la cabeza. "Pero, en cualquier caso, Yartz está muerto. Yo vi su cuerpo. Probablemente eso sea una suerte para él. Es más que probable que Raville lo hubiera matado si hubiera intentado reclamar su recompensa. No me parece que sea el tipo de hombre al que le gusta estar en deuda con los traidores."

    Nadie ofreció una respuesta, por lo que Dorian no se detuvo en eso.

    Le había caído bien Yartz, pero se estaba acostumbrando a que las personas no fueran todo lo que parecían. Le empezó a doler la cabeza y descubrió que el rítmico empujón de los tranvías le cansaba. No tenía energía para inútiles especulaciones.

    Amara volvió a centrar su atención en el asediado teniente Sainz. Su expresión se suavizó perceptiblemente, como si su propia duda la llenara de lástima. "Se han cometido muchos errores. Todos hemos sacrificado amigos por razones que no comprendemos claramente. No te culpes, Korin," dijo ella en tono tranquilizador. "Tú eras simplemente el instrumento de la voluntad de otro. Si hubo un fracaso en esto, fue de él, no tuyo, así como es fracaso de tu padre que él insista en ver solo lo que quiere que seas, solo las cualidades que él cree que te faltan, en lugar del hombre en el que te estás convirtiendo. Siento tu miedo, temblando como un conejo en el corazón de tu corazón. Ahora tienes miedo porque te encuentras rodeado de hombres rudos como tu padre. Hombres que exigen resultados y que se apresuran a castigar la desobediencia. Te preocupa que te envíen en vergüenza de vuelta a la casa de tu padre."

    El teniente Sainz asintió levemente y hoscamente, pero no habló.

    "¿Qué es lo que pedirán de ti cuando informes de este desastre a tus superiores? ¿Qué fragmento de la Cruz Verdadera debes entregar para apaciguar su ira por su fracaso?"

    La respuesta del joven fue apenas audible, casi incomprensible debido al temblor de su voz. "Desearán saber cómo dejé escapar a tus compañeros."

    "Y sabes que no te creerán cuando les digas la verdad, aunque todo lo que digas sea la verdad."

    "Sí"

    "¿Sabes la verdad, Korin?"

    "Sé que no eres lo que pareces ser. Eres algo... más que un humano. Más que un humano. Creaste la tormenta que se llevó a los Juguetes Inadaptados. De alguna manera, usas medios que no comprendo, los trasladastecdel almacén a un lugar más allá de nuestro alcance, y podrías hacerlo de nuevo si así lo desearas. También podrías ir allí si quisieras. Ahora estás aquí sólo porque sirve para su propósito."

    "¿Y hay algo más?"

    Un susurro: "Podrías destruirnos a todos, en cualquier momento, y no sería nada para ti."

    "Korin..."

    "Lo siento. Eso te haría daño. Tú no quieres destruir nada, pero puedes y lo harás si te obligamos."

    Amara cerró los ojos, satisfecha con su respuesta. "Muy bien. Eso es lo que debes decirles. Esa es tu misión, Teniente Sainz. Si creen o no en ti es responsabilidad de ellos, pero no dejes de decírselo. Las vidas de cientos, si no miles, de tus compañeros Marines dependen de ello." Entonces ella sonrió y a Dorian le pareció un acto de perdón. "Diles exactamente lo que has visto y experimentado. No dejes nada sin contar. Esta misión es una muestra de mi misericordia para contigo, Korin, la oportunidad de salvar vidas que de otro modo tendría que reclamar. No te permitas olvidarlo."

    Amara le liberó entonces y el teniente Sainz se hundió como un muñeco abandonado. Tragó con dificultad y, con movimientos pesados ​​y plomizos, se movió en su asiento hasta que miró hacia adelante. Sus hombros permanecieron encorvados, su cabeza gacha. No les hizo más preguntas.

    Amara también se retiró, sus cejas se juntaron al pensar y sus ojos se marcharon muy lejos. Dorian no la molestó. El paso de dios a semidiós era empinado. No había nada que pudiera decir para ayudarla.

    El tranvía continuó avanzando, disparado a lo largo del túnel oscuro hacia el complejo principal. La pista ascendía gradualmente a medida que avanzaban y, tras un rato, un tenue destello comenzó a levantar las pesadas sombras de la noche que se avecinaba. Dorian estaba empezando a preguntarse qué significaba la luz creciente cuando el tranvía salió del túnel y se encontró con ellos la superficie desnuda de la luna Giari Tau persiguiendo un borde recto de la barandilla que cortaba todo el camino hasta el horizonte.. En terreno llano, el tranvía se abalanzó deprisa y Dorian sintió en el pecho la presión de una súbita aceleración.

    Corrieron a lo largo de un barranco artificial entre bajas y redondeadas colinas. Fuera de su ventana, la masa de estrellas arriba eran brillantes destellos contra un telón de fondo de obsidiana.

    La luz que había tras la opresiva oscuridad del túnel provenía de la enorme curva de Kedesma que se elevaba sobre las montañas a su izquierda. Era gloriosamente brillante, ceñida a la cintura con nubes de carmesí, lapislázuli y ocre sulfuroso. Tormentas estenopeicas que debían haber tenido cientos de kilómetros de circunferencia se elevaban a través de su cielo superior, los colores se arremolinaban como gotas de pintura en la paleta de un artista.

    Giari Tau, por el contrario, era un arruinado páramo monocromático de roca gris y vacío negro y duro. Por todo alrededor de ellos había colinas derruidas, arroyos cortados y piedras destrozadas. No había evidencia de viento, excepto por la ráfaga de polvo lunar desviado por el borde de ataque de su campo de propulsión al pasar. Sin nubes, sin atmósfera aparente, sin vida. La luna era un trozo de roca muerta, tan inhóspita como la diáfana superficie de una bola de billar. Dorian miró por el vagón hacia las ventanas opuestas, pudo distinguir las sombras gemelas del Indianápolis y el Juggernaut contra el vibrante campo de estrellas. Parecían poco más que puntos negros irregulares desde esta distancia, pequeños e inofensivos. Mientras miraba, mosquitos de luz bailaban entre ellos o se lanzaban de cabeza hacia la superficie de la luna, dejando un rastro de columnas de llamas azules. Naves de desemnave, escuadrones de patrulla de las ágiles naves de ataque clase Colmillo, los enjambres habituales de satélites de conexión, balizas de comunicaciones y avisadores de rociado perimetral y drones defensivos que constituían un grupo de batalla Marine.

    El aire dentro del vagón se volvió frío y Dorian se frotó las manos. Una unidad de calefacción cobró vida en la parte de atrás, y una ráfaga de aire seco y mohoso le rozó la cara. Inadvertida, inesperada, una sofocante mano de fatiga cayó sobre él. Su visión se volvió borrosa y sus miembros se volvieron pesados. Amara puso la mano al lado de su cabeza y le presionó la mejilla contra su hombro.

    "Te estás desmoronando," dijo ella. "No pasa nada."

    Él sacudió la cabeza vigorosamente e intentó sin éxito sentarse derecho. Se sentía como si lo hubieran llenado de algodón. "No, estoy bien. Simplemente me pilló de sorpresa."

    "Escucha a tu cuerpo. Solo está tratando de decirllte que necesitas descansar. Esta es otra parte normal de la experiencia zap, aunque admito que la tuya ha sido todo menos normal hasta ahora." Sus suaves manos suavizaron las arrugas de su frente. "Tenemos unos minutos más mientras cruzamos las colinas hacia el complejo principal de Raville. Tiempo suficiente para una siesta, al menos. No te preocupes: te mantendré a salvo."

    Él comenzó a protestar. Había venido a protegerla. Que él supiera, esta era su única razón de ser, a pesar de que había quedado muy claro que ella no lo necesitaba para esa capacidad. Ella le acalló antes de que él pudiera hablar, le pasó los dedos por el cabello. "Duerme ahora. Eso te hará bien y aún hay trabajo que hacer." Ella hizo una mueca. "Tal vez incluso puedas discernir cómo fue que Raville pudo eludirme. Te despertaré en cuanto lleguemos."

    Una nueva oleada de cansancio invadió A Dorian y estuvo seguro de que solo una parte provenía de su nuevo cuerpo. Amara tarareó una canción de cuna que él no conocía.

    Dormir fue como caer en un abismo sin fin.

    Él soñaba, y los sueños no se parecían a ninguno que hubiera conocido. Dorian sabía, hasta cierto nivel, que estaba soñando, pero también que estaba sembrando datos en su mente consciente. Sentía la familiar presión de los extensores de membrana en sus senos nasales, un dolor desgarrador como la agonía púrpura de un diente pudriéndose.

    Reconstruidos sobre la onda de zap por su plantilla de paquete y tumescentes con conocimiento oculto, los puentes de monofilamento pulsaban a través de su materia cortical como estimulados por una corriente de electricidad, latiendo como el latido de un corazón extraño. Soñar y sembrar, las dos realidades eran inextricables. No podía despertarse de golpe, ni controlar la cascada de pilas de datos corrompidas por los sueños. La verdad devenía en visión, la fantasía en realidad, la luz en oscuridad, hasta que todo lo que quedaba era un borrón sensual y fantasmagórico.

    Se encontró perdido en un paisaje espeluznante de pesadillas.

    Ellas estaban aquí. Fantásticas formas pesadas, vastas matrices de materia oscura coherente. Formas gigantescas envueltas en niebla.

    No, eso no era correcto. Vastas y gigantescas no era suficiente.

    No había palabras para su inmensidad de existencia. La humanidad no poseía un concepto de escala capaz de comprenderlas, y mucho menos describirlas. La medida de sus miembros abarcaba pársecs enteros de espacio; sus ojos ardían con el diámetro de las estrellas, sus torsos giratorios formaban nebulosas enteras. Estas bailaban a través de alcances imposibles, bordes de encaje en forma de cúmulo susurrando juntos, y donde se tocaban, los datos brillaban entre ellos como deslumbrantes rayos de plata. Su consciencia perceptiva era un torrente cacofónico de ser, la urdimbre y la trama del ser mismo.

    Estas daban vueltas, giraban y se movían a la deriva en majestuosa progresión, girando alrededor de él como un zodíaco inteligente.

    Y mientras él las observaba, pequeño, insignificante, como un ácaro sobre el rostro de Dios, estas cambiaban. Las formas se desvanecieron, la materia brilló, la consciencia se evaporó y lo que quedó fueron estructuras exoesqueléticas construidas no de hueso ni acero ni la secreta materia de las estrellas, sino de nubes ondulantes de números luminiscentes. Fórmulas matemáticas, expresiones hipotéticamente abstractas, significantes dientes de sierra e indescifrables, escritas en grande, limpiadas y reescritas de modo que los números parecían fluir entre sí como una foto secuencial. Cualquier dígito aquí podría generar una erupción espontánea de ecuaciones de flujo allí, dígitos y símbolos que chocaban con otros flujos de datos hasta que no quedaba nada más que un pantano de delicadas figuras garabateadas cuyo patrón no era más inteligible que el tumulto de una tormenta de nieve.

    Dorian observaba sin comprender, tambaleándose. Hay cosas en las vastas profundidades del universo que los hombres no debían saber, se le ocurrió, que los hombres no pueden conocer. El nombre matemático de Dios es uno, porque nombrar una cosa, describirla con la pureza y la finalidad de los números, es poseerla. Este pensamiento, incluso mientras llegaba, no era uno que él reclamara como suyo, solo era la interpolación de las conclusiones de otro en su dominio cognitivo.

    La visión se desvaneció.

    Durante un tiempo, Dorian fue golpeado por corrientes invisibles de pensamiento. Según las reglas contracronológicas de los sueños, esto podría ser eones o microsegundos. Él no tenía forma de saberlo. Se permitió simplemente flotar y esperar.

    Sin una transición notable, la oscuridad a su alrededor se disipó. Apareció la sustancia cruda; la realidad se materializó de la nada. Él llegó a un lugar que había conocido antes. Una cueva poco profunda excavada en el lateral de una pared de roca de color rojizo.

    Arena roja, un viento seco y azotante, una cerda de estrellas desconocidas. La luz apagada de las antorchas brotaba de toscos apliques astillados en la roca desnuda iluminando el disco negro de un pozo rodeado de piedras en el centro del suelo. Un anciano vestido con poco más que harapos desechados estaba encorvado ante él.

    Parecía un prototipo de restos humanos: sucio y maloliente, barbudo, desaliñado y ajado por el viento, duro como un látigo y demacrado por el hambre, todo al mismo tiempo.

    Dorian ha visto este lugar, esta escena antes. La reconocía como parte del datonúcleo robado de Raville.

    Pero esta vez él estaba solo. El avatar de Michael Raville no emergía del pozo entre realidades goteando gruesos glóbulos de paquetes de datos negros. Era Dorian quien estaba de pie al borde del abismo y era Dorian quien cruzaba el breve espacio entre el pozo y el anciano.

    Con una voz ronca y desconocida, se escuchó a sí mismo hablar: "Vuelve a darme el mensaje, Eliahu. Dime en qué me estoy convirtiendo."

    El hombre que tenía delante, arrasado por la edad y el sufrimiento, por esta carga que le había doblado los hombros y torcido la columna, bajó la cabeza. Su voz se había vuelto aguda con los años, su piel se secaba como una vitela quebradiza, pero cuando levantó la mirada para encontrarse con la de Dorian, sus grandes ojos marrones ardían con un fuego que solo en parte era fanatismo.

    "Estas son las palabras que los Auxiliares me dieron para ti, para revelarte tu verdadero corazón: «Cuando éramos niños; limitados por el espacio y el tiempo, sin comprender el universo; éramos muchos. Éramos seres discretos comulgando al nivel de las bestias, sin compartir entre nosotros nuestros corazones secretos, y estuvimos solos por eones eternos. Y en nuestra soledad, deseábamos el conocimiento para llenar el vacío entre nosotros, para comprender nuestro propósito en el ser. Aspiramos a ser más de lo que nuestros antepasados ​​habían sido. Así reclamamos las estrellas como nuestra herencia. Deslizamos los lazos de nuestro mundo nativo y nos lanzamos como semillas, echando raíces donde aterrizamos en todo el tejido del espacio. Un gran éxodo, una diáspora premeditada, llevada a cabo en busca de sentido y verdad. Nos susurramos a cada uno de nosotros en el fondo del corazón que si pudiéramos saber un poco más, podríamos convertirnos en dioses, comprender todas las cosas en su totalidad, y en ese conocimiento, nos uniríamos en una gran unidad de ser autosuficiente. No habría tristeza, dolor, debilidad o carencia. Ni muerte. Solo perfecta armonía. Así nos aferramos a los cielos y nos adentramos en las profundidades sin fondo y desmontamos la estructura de todo lo que existe. Nos dispusimos a saber todo lo que se iba a saber. Exploramos la extensión completa de nuestro dominio de Este a Oeste, de Norte a Sur, en altura y profundidad, absorbiendo todo lo que encontramos hasta que nos fue indistinto y no más. Y en un tiempo, descubrimos que nuestro universo estaba vacío de vida racional excepto para nosotros, que nos habíamos convertido en la suma de toda la creación verdadera, uniendo el todo en una red de cuatro dimensiones interconectada del ser, un Todo en Todo consumado. Y creímos que esto era bueno. Nos habíamos convertido en dioses de nuestro propio diseño, capaces de modificar el patrón mismo de la materia, el espacio y el tiempo a nuestro antojo. No necesitábamos nada que no pudiéramos hacer. Los caprichos de nuestra imaginación eran nuestro propio plan ilimitado para nuestra gloriosa existencia. Sometimos todo lo que tocábamos a nuestra voluntad colectiva. Inmortal, indeseable, nos deleitamos con una existencia simple, decadente y autogratificante durante lapsos de tiempo que no pueden contarse. Por fin, abandonamos incluso nuestras formas nativas y ascendimos al pléroma de la unidad absoluta y la luz y la divinidad aceptada como nuestro destino corporativo, la solución lógica e indiscutible para una ecuación evolutiva elaborada con precisión y calculada con delicadeza. Y así descubrimos nuestra locura. La unidad es simplemente otra palabra para la vacuidad. La unidad absoluta es estancamiento. Aquello que se vuelve uno y libre de miseria, conociendo todas las cosas en su esfera, deja de ser cualquier cosa y se convierte en nada. se convierte en entropía y esterilidad. La unidad es una serpiente que devora eternamente su propia cola. Entonces supimos que no éramos dioses, sino solo el simulacro ciego de los dioses. Éramos Ialdabaoth. Y teníamos hambre de la verdad. ¿Es esto todo lo que hay? Ese fue nuestro grito. ¿Es la entropía nuestra porción, nuestra única herencia en la larga y lenta marcha hacia la muerte? ¿Es esto lo que somos?»"

    Eliahu negó con la cabeza, sonriendo sombríamente. La luz de las antorchas destellaba en sus ojos oscuros y dientes brillantes. Parecía absoluta y completamente loco.

    "«Surgió un consenso entre nosotros, guiado por aquellos con recuerdos largos y vastos, aquellos que recordaron la anterior y desenfrenada arrogancia del final de nuestra infancia cuando salimos por primera vez de la cuna y nos abrazaron las frías estrellas y el largo vacío entre estas. Tenemos hambre, dijo esa voz. Y si tenemos hambre, es nuestra obligación comer para agregar sustento a nuestra forma marchita, nuestra vid moribunda. Sólo a través de la afluencia de energía, diversidad y nueva e imprevista verdad podemos combatir la entropía que se ha apoderado de nosotros. Y así nos aventuramos desde otra cuna, nos propulsamos a través del Vacío Intermedio y buscamos una nueva vida en lugares donde ninguno de los de nuestra especie había puesto un pie, apuntando su frente ni atrevido a reflexionar. Nos enseñamos a nosotros mismos para cruzar el Golfo hacia las tierras lejanas más allá. La vida que encontramos allí está proyectada a lo ancho del paisaje del espacio y el tiempo, lavada en charcos de realidades alternas, especies que anhelan convertirse y se aferran a la muerte y a los mundos de su nacimiento. Eran ciegas y sordas y mudas. Nos sentían sólo en el espacio entre la conciencia y la fantasía, la experiencia y el sueño. Cuando se dieron cuenta de nosotros, nos confundieron con dioses de su propia invención. Así encontramos entre ellos formas evolucionadas que podían aprender de nosotros. Les susurramos secretos al oído y les criamos como profetas, visionarios y reyes, les dimos herramientas y maravillas y un poder más allá de sus posibilidades. Les guiamos por canales de conocimiento más allá de su comprensión, pensamiento más allá de su tradición y potencialidad más allá de todo lo que podrían haber imaginado, y arrastraron a su especie detrás de ellos. Como una voz suave y apacible, les enseñamos cómo aspirar, leyendo en su ambición colectiva, el sueño de convertirse como somos. Les instamos a anhelar no como ellos, sino como nosotros, anhelar la armonía de la unidad. Y cuando hubieron ascendido a gran altura, cuando hubieron madurado como frutos en la vid, los arrancamos, los devoramos, los añadimos a nosotros mismos, aumentando nuestra masa y nuestra red de vida y nuestras reservas de fuerza a través de su espléndida e ingenua diversidad.»"

    "«Por un tiempo.»"

    "«Pero siempre tenemos hambre, consumimos todo lo que tocamos. No podemos saciarnos. Nuestro corazón se ralentiza siempre, nuestra carne se enfría, nuestra sangre se vuelve lenta. Siempre devoramos y, tras un breve estallido de devenir, nos estancamos una vez más. No hay nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, aún arrancamos y comemos, porque es la naturaleza de los seres vivos vivir. Consumiremos hasta que dejemos de estar hambrientos, hasta que hayamos tomado el Todo de Todo en nosotros mismos y no exista nadie más que nosotros. Entonces miraremos a nuestro alrededor y examinaremos nuestra maravillosa destrucción, la posesión de la devastación que hemos causado. Nosotros, lo que contiene toda la vida, todo el ser, abriremos los ojos por fin y veremos si finalmente hemos abrazado verdaderamente el destino que buscamos y nos hemos convertido en Dios. Tú y tus hermanos sois el instrumento de nuestro devenir.»"

    Negrura de nuevo, la estela del paisaje onírico al estilo de Escher. Dorian escuchó una ráfaga de estática en los oídos, datos no particularizados que intentaban transformarse en formas coherentes. Sombras texturizadas ondularon a su alrededor, formándose dinámicamente, temblando en la cúspide del devenir, luego rompiéndose, derrumbándose, girando. Soñando o sembrando, locura o errores de codificación de transcripción, él no podía saberlo.

    Se tambaleó bajo una vibrante y caótica avalancha de impresiones: la helada compresión del vacío; la ilusión eléctrica de neón de altísimas e irregulares estructuras de bits neuronales contorsionadas en los lazos y espirales imposibles de la cogitación posbinaria.

    Estructuras colapsando espontáneamente, no en fragmentos de escombros numéricos, sino en densos paquetes puntuales cuánticos de singularidades relacionales de hipercadena.

    Más. Las desgarradoras presiones de la oscuridad, el vacío y la inexistencia del Vacío entre las mareas, como ser sumergido en un baño de agua fría. Torrentes de tormentas matemáticas unidas en pseudomatrices plásticas de correlación. El tiempo y el espacio se congelan, se contraen. Por un breve e indescriptible instante, el tiempo parece invertirse, fluir hacia atrás a lo largo de sus desgastados canales lineales.

    Luego, un campo de estrellas. La realidad experiencial se abalanza hacia adelante. Una explosión de luz y calor, una abrasadora caída libre a través de una atmósfera cada vez más espesa, el brillo de una quemadura sin fin. Cayendo y cayendo, la estrella de la mañana más brillante. Una inhalación repentina y conmocionada.

    Una ciudad de piedra, avenidas bordeadas de columnas de mármol, el dulce aroma de palmeras datileras y el aire marino salpicado de sal. Un cielo lapislázuli extendido sobre mares turquesas surcado por las velas cuadradas de los trirremes. Largas horas sentado bajo un sol abrasador, a la sombra de los árboles, garabateando las figuras de ángulos, triángulos, secciones transversales cónicas en la tierra blanda y arcillosa.

    Ciudades de arcilla blanqueada por el sol, rodeadas de océanos de arena marrón. Susurros y citas y noches largas y febriles iluminadas por el resplandor y el fulgor de los hornos alquímicos. El destello de lanzas rojo sangre en los primeros rayos de la mañana.

    Ciudades de hormigón, corazones oscuros latiendo con el retumbar del pistón de maquinaria oxidada y combustión. Enterrado en bóvedas muy por debajo de la superficie, el sudor y la fatiga, gritando a las torpes cajas informáticas de estado sólido.

    Ciudades de acero y vidrio dominadas por los ojos de los satélites siempre parpadeantes y omnividentes, conectados de manera terminal por luminosas líneas insomnes del pulso de datos de brillo diurno. Navegando por la web de datos emergentes.

    La llamarada de fósforo de los cohetes de misiles.

    El lento y vibrante levantamiento de crepitantes naves cápsula y el zumbido de los incansables motores Sperling.

    La pegajosa y anaeróbica cocción a fuego lento de una terraformación de Marte, Nuevo Alderaan, CristoIglesia, Felding-Dekker...

    Una sucesión interminable de vidas, destellos entrecortados de nacimientos y muertes, vidas y amores, cada patrón como un diseño infinitamente variado y una aterradora vista extraña.

    Por último, un hangar estrecho y oscuro rodeado de tenues charcos de luz amarilla. En el centro hay una forma metálica suspendida del brazo de una grúa Dursen, elegante y negra como una bala, o un ídolo fálico pagano. Frenéticas Clcolumnas de números, estimaciones de rendimiento, cuadrículas de simulación desplazándose por la periferia de la visión de Dorian.

    Le duele el pecho con el frío apretón de una certeza ambivalente, pero si es esperanza o perdición, no puede saberlo.

    Meramente un fin.

    Y todo el tiempo: una sofocación silenciosa, constante y constreñida como ahogarse.

    Oscuridad de nuevo.

    Y luz.

    Amara, pálida y hermosa, piel como mármol fino, cabello dorado y desgarradoramente delicada. Sus brazos se abren para abrazarlo, su maravillosa desnudez blanca, sus ojos encendidos con conocimiento. Él se apresura hacia ella, luchando contra oleadas de resistencia invisible que arrastran sus miembros y detienen su desesperado avance. Es como intentar nadar a través del sirope.

    Aún cuando ella lo llama, aparece un moretón en ese pecho, feo y morado. Arácnidas manchas rojas motean la piel de esos brazos, piernas y torso. Se le forman nódulos negros duros en la cara, bajo los brazos, y las extremidades se retuercen por la parálisis y se marchitan.

    Los labios de Amara se ampollan y se pelan, rezumando pus amarilla. Las cataratas le roban el brillo de los ojos.

    En el espacio de un latido, su violada carne se rompe, estalla como fruta podrida, estropeada por el sol y demasiado madura. La corrupción brota de su cadáver, reduciendo su belleza joven y vibrante a un caldero de bilis y veneno. Los palos de costilla blanca sobresalen hacia el cielo a través de su carne en descomposición. Gusanos grises se retuercen y brotan de la herida en carne viva que ha reemplazado su cavidad torácica, y los gusanos, rosados ​​y retorciéndose, hinchan su cráneo, brotan por las cuencas de los ojos huecos y supurantes. Las fauces de la boca bordeadas de sangre hierven con podredumbre líquida.

    Del caos que se filtra de esa carne, emerge una forma, arrastrándose a través de los restos aplastados entre los senos. Por un breve y abrumador instante, Dorian se fija una vez más en los terribles, incandescentes y profundos ojos de los Exousiai.

    El viento aúlla en sus oídos. Él cree que es el viento, pero suena como algo completamente diferente. Suena como los gritos aterrorizados de una horrible bestia naciendo.

    Los frenos repulsores delanteros del tranvía vibraban mientras el tren se deslizaba por la última pendiente suave hacia su destino y hacia la terminal. La estación de la Organización de Ciencias de la Extensión de la Tierra en Giari Tau, designada en la literatura interna del Congreso Comunal como Instalación Ketus O-12, descansaba en el alto cuenco de una caldera lunar extinta casi a quinientos metros de altura sobre las llanuras circundantes, colinas bajas y escarpadas y los cortes de cañones desecados debajo. En las imágenes del levantamiento topográfico transmitidas desde el batallón de satélites de cartografía, monitoreo y comunicaciones en órbita sobre la pequeña luna; la formación volcánica extinta tenía un parecido sorprendente con una hinchada ampolla en un semblante ya escarpado. Losas monolíticas de roca volcánica picada y desmoronada sobresalían por encima del borde del borde de la caldera, pareciendo encerrar la cúpula ambiental de plastiviso de la estación en un puño de dedos rotos y mal colocados, pero lo que le había dado a la montaña su nombre local: Pimpleus Mons (o coloquialmente, Monte Zit). eran las fotos hábilmente manipuladas y publicadas en la red local por algún olvidado técnico a plena luz de un Kedesma ascendente que rompe sobre el borde y enciende la amplia superficie de la cúpula con un brillo blanco puro.

    La plateada madeja del monorrail del tranvía ascendía dos tercios del camino por la falda de piedra antes de desaparecer en un túnel negro discretamente perforado en las sombras, entre dos crestas onduladas que seguían siendo el único monumento a lo que seguramente había sido una erupción antigua masivamente catastrófica.

    De esa perfecta oscuridad, la vía emergía a una estación de envío subterránea muy parecida a la plataforma en el otro extremo de la línea, excepto que en realidad parecía haber sido beneficiaria de un servicio competente de escobas y trapeadores en algún momento de los últimos tiempos. y que era considerablemente más grande.

    Como suelen hacer los pilotos inexpertos, el infante de marina al timón del tranvía intentó compensar el ascenso llevándolo demasiado rápido. El Maestro de Tránsito anuló el control manual en el último momento con una ráfaga de frenado agresiva, pero aún así el vagón delantero rebotó sobre sus amortiguadores estabilizadores en lugar de deslizarse hacia los bloqueos de estasis, y se deslizó así hacia atrás con una ominosa sacudida, antes de detenerse finalmente.

    Dorian despertó con una sacudida justo cuando los motores se apagaban. Podía escuchar al Maestro de Tránsito maldiciendo con fluidez en roncos y agraviados tonos incluso a través de las ventanas selladas a presión, aunque no estaba seguro de a quién estaba oyendo exactamente ni qué había sucedido en realidad. Se sentó derecho alarmado, agarrándose al respaldo del asiento frente a él y jadeando con miedo incipiente. Una ráfaga de adrenalina lo recorrió rápidamente y lo empujó a ese nauseabundo estado de hiperalerta que acompaña al despertar repentino.

    A su lado, Amara le dio una palmada en el hombro y arrulló ruidos reconfortantes en su dirección, que en su mayoría él no registró, excepto por la suave música de esa voz.

    "¿Has dormido bien?" le preguntó. Ella acariciaba la nuca y Dorian sintió que los músculos de sus hombros se desenrollaban.

    Él aflojó las mandíbulas y se obligó a respirar normalmente. "Malos sueños," respondió sin confiar en sí mismo para decir más.

    La verdad es que no había dormido bien, para nada. Se sentía como si hubiera pasado los últimos minutos luchando con enemigos invisibles. Aún le dolía el cuerpo y le ardían los ojos por la fatiga como si no hubiera dormido nada. Habría estado delirantemente feliz de que le permitieran seguir donde estaba y caer en un sueño profundo, ininterrumpido y completamente entumecido durante la próxima semana.

    Miró por las ventanas hacia la plataforma de acero y las baldosas fuera del vagón, hacia las luces del techo encendidas y suspiró.

    "Estaba a punto de despertarte, como te prometí." Dijo Amara.

    “Te lo agradezco. De verdad." respondió él.

    El teniente Sainz se puso de pie con cansancio e hizo una demostración de volverse a ajustar su armadura de combate en su lugar, sujetar su casco en su cabeza y agarrar su rifle frente a él con ambas manos. La visera de mando de su casco estaba bajada y la placa frontal opaca, haciendo que cualquier expresión que pudiera haber adoptado fuese absolutamente inescrutable. Las puertas de la parte trasera del coche se abrieron con un siseo y los Marines empezaron a subir a la plataforma, reuniéndose con los soldados del segundo vagón. El teniente Sainz señaló la salida con la culata de su arma, como si el anonimato de su armadura de combate le hubiera devuelto el coraje o le hubiera robado por completo su sentido de autoconservación.

    "Moveos," dijo el teniente.

    Amara permaneció sentada. Juntó las manos en el regazo y levantó la barbilla para poder mirar directamente al rostro del joven. A pesar de la placa frontal ocluida, daba la impresión de que ella podía verlo con más claridad. "¿Adónde vamos a ser llevados?"

    "Se me ha indicado que os transfiera a un lugar de contención seguro proporcionado por la seguridad de la instalación, donde se os pondrá bajo custodia local en espera de una posterior investigación."

    Amara asintió como si encontrara este arreglo a su satisfacción y se levantó con fría e implacable dignidad.

    Aunque era más de una cabeza más baja que el teniente incluso en toda su estatura, fue Sainz quien dio un paso atrás. Amara le dirigió una mirada gélida y dijo: "¿Se te ha ocurrido preguntarte, Korin, por qué tú y tus hombres tenían la tarea de intentar sacarme de la estación de zap cuando esta estación tiene su propia fuerza de seguridad perfectamente competente y la sola presencia de una «ubicación de contención segura» sugiere que estaban al tanto de mis capacidades potenciales desde el principio, mientras tú no sabías nada?"

    El teniente no respondió, pero los músculos de su cuello se contrajeron, como si detrás del visor él hubiera desviado la mirada. Amara frunció los labios con simpatía y le apretó el antebrazo. Si se estremecíó ante ese toque, la armadura ocultaó su reacción.

    "No eres un hombre malvado," susurró ella. "Ni siquiera es un mal hombre, teniente. Esta vez esté en el lado equivocado. A pesar del daño que le ha hecho a mis amigos, no se lo reprocho. Sólo deseo que lo entienda. Lo que le han dicho que está sucediendo a su alrededor puede que no sea una imagen real. Cuando llegue el momento, recuerde lo que hemos hablado. Recuerde lo que debe decirle a los demás."

    "Lo recordaré," dijo, toda su valentía se desvaneció en un instante. Sonaba casi como si estuviera suplicando. "Ahora, por favor, si pueden, muévanse hacia la plataforma."

    Ella le apretó el brazo una última vez y luego le tendió la mano a Dorian. Este se levantó y la siguió hasta la parte trasera del vagón con la manita de Amara escondida entre la suya. El teniente Sainz llegó unos pasos inmediatamente detrás y luego saltó con ellos a la plataforma. Los infantes de marina se agruparon a su alrededor en inteligentes y profesionales filas, sorprendentemente diferente de la escolta que les había mostrado desde el almacén hasta el tranvía que los esperaba. Sin duda de vuelta al reglamentado mundo del protocolo militar y las estructuras de autoridad definidas. El saludable temor a una pena conocida por incumplimiento del deber era más poderoso que el terror intangible de la ira divina.

    O tal vez, pensó Dorian, los soldados tenían prisa por terminar esta misión detrás de ellos antes de que cualquier otra cosa pudiera salir catastróficamente mal.

    Ese era un sentimiento con el que él podía simpatizar.

    El teniente Sainz los condujo fuera de la estación de tranvía y recorrió una serie de estrechos y anodinos pasillos pintados del monótono gris industrial bitono típico de los túneles de mantenimiento. El aire era fresco y la luz turbia, lo que sugería que su ruta era tanto subterránea como apartada. Pasaron por puertas con marcos de acero que conducían a lo que Dorian supuso eran cuartos de almacenamiento, puntos de acceso a sistemas y armarios de limpieza presumiblemente cerrados con llave. No había señales que indicaran la función de estas cámaras invisibles en la vida de la estación de Giari Tau, solo el ruido sordo de la maquinaria o el zumbido de los extractores por el aire que emitían.

    Dorian no tenía idea de adónde los llevaban ni qué encontrarían una vez allí, y el no saberlo le ponía nervioso y un poco enfermo del estómago. Los Marines se mantenían pegados a ellos, y el golpeteo de los tacones de sus botas resonando a su alrededor solo aumentaba la sensación de claustrofobia. Si Sainz estaba siendo guiado por la seguridad de la estación o por sus propios superiores mediante el conducto silencioso de su matriz, no daba ninguna indicación. Él lideraba y los Marines lo seguían, llevando a Dorian y Amara irrevocablemente a su paso.

    Él pensó que Amara probablemente sabía exactamente lo que se avecinaba, pero no se atrevía a preguntar. Tenía miedo de no querer saberlo cuando ella se lo dijera.

    Después de diez minutos de lo que pareció ser un vagabundeo sin rumbo, llegaron a un montacargas enrejado y se apiñaron dentro, hombro con hombro y pecho con espalda. Uno de los Marines cerró las puertas y abrochó el pestillo de la rejilla mientras el teniente Sainz marcaba un código de acceso en el teclado de la pared. El ascensor zumbó y comenzó a ascender suavemente. Cuando se detuvo, las puertas se abrieron de par en par y salieron a un amplio vestíbulo público en el nivel del suelo de la estación de investigación, en lo profundo del cuenco de la extinta caldera.

    Ante ellos se extendía un centro comercial abierto, pasillos de piedra que se cruzaban con un parque de verde y resistente césped cubierto con lámparas solares amarillas. En el centro burbujeaba una gran fuente de mármol y una piscina infantil rodeada de bancos bajos de piedra. Los bancos estaban ocupados por hombres y mujeres jóvenes con batas blancas, algunos leyendo, otros comiendo almuerzos en bolsas o reunidos en grupitos, charlando y riendo. Tres hombres descalzos con pantalones cortos color caqui y camisetas corrían por la hierba, batiendo un Frisbee entre ellos y gritando advertencias afables a sus compañeros de trabajo cuando un lanzamiento errante ponía en peligro sus tranquilas actividades. Nadie parecía prestar especial atención a la repentina presencia de Marines fuertemente armados que se derramaban en la arena pública.

    Dorian parpadeó ante la escena, inseguro de sí mismo. Este no era el tipo de recepción que esperaba. Habían entrado en el vientre de la bestia y la bestia jugaba al Frisbee.

    "Eso parece divertido," le dijo Amara al oído, levantando la barbilla hacia los jóvenes.

    Dorian solo asintió. No podía pensar en ninguna forma posible de conciliar el Frisbee y los almuerzos con el regimiento de Marines.

    Más allá de los límites del parque, hileras de estructuras prefabricadas cuadradas se juntaban como cuarteles militares, y más lejos, estructuras más altas de aspecto utilitario se levantaban en pulcros bloques. El espacio de arriba estaba atravesado por rampas de acceso que conducían a los niveles superiores de la estación, donde las oficinas y los laboratorios estaban encajados en las paredes y los cimientos del planeta. Más de cien metros por encima de los tejados más altos se alzaba la cúpula de plastiviso, fuertemente polarizada, que filtraba la luz dorada del borde planetario ascendente de Kedesma de modo que inundaba la estación con un brillo brumoso y agradable.

    El teniente Sainz giró rápidamente sobre los talones y murmuró algo que Dorian no pudo oír a uno de los hombres cerca de él.

    El soldado saludó, luego asintió a varios de sus compañeros, quienes se reunieron en filas ordenadas y marcharon. Los cuatro Marines restantes se cuadraron automáticamente sobre Dorian y Amara, dos al frente y dos detrás. En esta formación, parecía menos una escolta de prisioneros que una guardia de honor. Lo que bien podría ser, reflexionó Dorian. No podrían retener a Amara aquí si ella no lo permitía, pero de la misma manera, no había ningún otro lugar al que ir, excepto adonde la llevaran si aún albergaba alguna esperanza de evitar la guerra con los Exousiai.

    Dorian Tltenía la extraña sensación de que todo el mundo intentaba sacar el máximo partido a una mala situación.

    "Por aquí, por favor," dijo Sainz en voz baja, y los condujo a la base de una rampa que seguía el contorno circular de la pared exterior de la estación hasta el tercer nivel.

    Varios trabajadores más pasaron junto a ellos en la dirección opuesta mientras se dirigían a la cima. La mayoría de ellos parecían profundamente ocupados con el contenido de sus procesadores de tablets, o tenían prisa por llegar desde dondequiera que habían estado hacia donde iban, y pasaban apretujados junto a los Marines sin levantar la vista o, cuando lo hacían, sin ninguna reacción que no fuese una breve y ociosa curiosidad.

    Un hombre los estaba esperando en lo alto de la rampa. Llevaba un traje color carbón brillante, de corte elegante y discretamente caro. Era mayor, se estaba quedando calvo, tenía ojos grises y afilados, hundidos en su rostro alargado de halcón, y estaba rígido y erguido con las manos cruzadas a la espalda, como lo haría un soldado en un desfile. Dorian notó que los músculos de sus mandíbulas se hinchaban como si él estuviera apretando los dientes.

    Casi esperaba que el teniente Sainz saludara cuando se detuvieron ante el hombre mayor, pero Sainz solo cuadró los hombros y retrajo su visor de mando. Para Dorian, el hombre parecía apretar los labios por la aprensión.

    El recién llegado se aclaró la garganta con impaciencia y dijo: "Gracias, teniente. Yo los llevaré desde aquí. Usted y sus hombres pueden retirarse."

    Sainz vaciló. "Disculpe, señor, pero mis órdenes eran escoltar..."

    El hombre mayor le interrumpió con un gesto casual, casi perezoso. "Sus órdenes han cambiado. Gracias por todos sus esfuerzos, pero considérese liberado. Ahora son mi responsabilidad."

    Dorian notó que la autoridad que implicaba el gesto era cualquier cosa menos casual.

    "Esto es muy irregular, señor," protestó Sainz. "Si no le importa, primero me gustaría hablar con mis superiores."

    El hombre mayor se encogió de hombros. Los ojos de ambos hombres parpadearon cuando las directivas militares clasificadas firmadas y selladas con importantes claves electrónicas de firma brillaban sin ser vistas a través de la espuma de la red. Finalmente, el teniente Sainz dejó caer los hombros y se apartó del camino. "Puede hacer lo que desee, señor Garrison. Me han ordenado que me retire."

    El teniente Sainz rozó su mirada con incertidumbre contra Amara, encorvándose como si esperara una reprimenda por abandonarla, pero ella le mostró una sonrisa alentadora y él torció los labios a cambio.

    "Gracias por tus esfuerzos, Korin," dijo.

    Sainz se enderezó y, con voz ronca, ordenó a los Marines que se retiraran. Como uno solo, estos dieron media vuelta y huyeron, dejando a Dorian y Amara solos. El hombre mayor apretó las manos frente a su pecho. Su expresión era dura sin ser abiertamente amenazante, y aguda de una manera que sugería que no estaba acostumbrado a ser agradable. "Mi nombre es Ford Garrison. Soy el asesor de seguridad y jefe de personal del Sr. Raville. Él me ha pedido que les extienda su saludo personal. Desafortunadamente, el Sr. Raville ha sido retenido por asuntos urgentes y ofrece sus más sinceras disculpas por no poder recibir su llegada él mismo. Era su deseo que le informara que espera reunirse con ustedes lo antes posible."

    Dorian resopló.

    "Mientras tanto," continuó Garrison. "Tengo entendido que han recorrido un largo camino y encontrado una recepción poco hospitalaria a su llegada. Si me siguen, les llevaré a las habitaciones que hemos preparado para ustedes. Debería haber la oportunidad de bañarse y refrescarse mientras esperan la audiencia del Sr. Raville, si lo desean."

    "Gracias, Sr. Garrison," respondió Amara con gravedad. "Estaremos encantados de acompañarle."

    Dorian arqueó una ceja. "¿Ah, sí?"

    "Tenga la seguridad, Sr. Dorian. No tiene nada que temer de nosotros." Garrison frunció el ceño hacia él como un maestro que se encuentra con un estudiante conocido por ser particularmente precoz, y la ceja de Dorian se elevó un poco más en la frente.

    "¿Estás de broma, verdad? Porque habéis estado a punto de matarnos una vez cuando hiciste volar mi apartamento. Y una vez más con el desventurado teniente Sainz y sus Marines de gatillo feliz. Ahora que lo pienso, no puedo imaginar ninguna razón por la que le parezca perfectamente natural que creamos que no tiene en mente nada más que nuestros mejores intereses."

    "Tenemos plena fe en sus intenciones," respondió Amara, insinuándose suavemente entre los dos hombres antes ella, Dorian podría hacer algo tonto. "Por favor, dígale al Sr. Raville que apreciamos su amabilidad y esperamos hablar con él tan pronto como sea conveniente. Hasta ese momento, estaremos felices de considerarnos a su disposición."

    Dorian se sintió como si acabara de caer por la ladera de un acantilado. Miró a Amara con asombro y absoluta incomprensión.

    Agradecemos su amabilidad...

    La amabilidad de Michael Raville.

    Garrison hizo una reverencia, aunque mantuvo los ojos en Dorian, con desaprobación. "Gracias, Sra. Cain. Como dije, si me siguen, entonces podemos ponernos en camino."

    El hombre mayor dio media vuelta y se alejó a paso rápido a lo largo de la curva exterior de la pasarela del tercer nivel. Amara fue tras él, mientras Dorian permaneció donde estaba por un momento, aún desconcertado. Luego trotó para alcanzarla.

    "Tenemos que hablar sobre esto," dijo, inclinándose para hablar en el oído de Amara. "Lo digo en serio. Pronto."

    "Más tarde." Dijo ella.

    "No antes de que sea demasiado tarde, espero."

    Amara le guiñó un ojo, sonriendo con secretos. Dorian pensó oírla tararear para sí misma mientras avanzaban.

    Increíble.

    Garrison los condujo a través de numerosas puertas a laboratorios, oficinas y grupos de trabajo que se habían excavado en las paredes de roca y hormigón que formaban la base de la estación. Muchas de estas puertas estaban abiertas y, en el interior, Dorian captaba fugaces vislumbres de batas blancas, actividad frenética y espacios de trabajo reducidos amueblados con la elegancia del acero inoxidable. En muchos de los laboratorios, las paredes estaban revestidas con estanterías de alambre apiladas hasta el techo con componentes informáticos de ingeniería inversa y electrónica canibalizada. Otras salas desbordaban microscopios y armarios refrigerados cargados de placas de cultivo. Lo más preocupante de todo era que algunas puertas estaban cerradas y selladas, adornadas con símbolos de peligro en una variedad de colores vibrantes y diseños amenazantes. Todo el nivel estaba repleto de actividad, técnicos y científicos entraban y salían de las puertas o pasaban apresuradamente para hacer recados bastante serios como para que sus expresiones fueran casi uniformemente pensativas, ojipáticas o ligeramente amargas.

    "Su gente parece estar bastante nerviosa, Sr. Garrison" comentó Amara distraídamente después de que un técnico se tropezó con ella y se disculpara profusa y distraídamente antes de salir corriendo de nuevo. "¿O la actividad en esta estación es normalmente tan febril?"

    Garrison negó con la cabeza. "Siendo el financiamiento del gobierno lo que es, el nivel de actividad por aquí es casi siempre febril, por lo que puedo entender." Respondió por encima del hombro sin detenerse. "Pero esta no es nuestra gente per se, aunque el Sr. Raville es el jefe de la Organización de Ciencias de Extensión de la Tierra. Su función es en gran parte asesora a la del Sr. Bryce, Jefe de Operaciones de la Estación. La mayoría de los habitantes regulares son físicos Académicos de las ciencias en equipos de investigación de conglomerados sabáticos o financiados con fondos privados que estudian el fenómeno del brote de la singularidad en el borde de este sistema."

    El hombre vaciló, debatiendo lo que estaba a punto de decir a continuación, luego siguió adelante. "Creo que sería un error confundir la vitalidad del trabajo de esta comunidad con problemas no relacionados con la misión principal de la estación, como una instalación de investigación pura. El CSO Bryce se ha complacido mucho con nuestras necesidades especiales. Por consideración a su voluntad de compartir espacio y recursos con nosotros, nuestra operación ha hecho valientes esfuerzos para mantenerse lo más alejado posible de su camino para no interferir con los ritmos normales de su trabajo. Hasta ahora, la disposición ha funcionado bien. Estos drones científicos tienden, en el mejor de los casos, a quedar un poco involucrados en sí mismos y, hasta donde hemos podido determinar, ninguno de los residentes es consciente de los intereses que representamos, si es que se han fijado en nosotros siquiera."

    Dorian miró por encima de la barandilla a su derecha, quince metros hasta el suelo de abajo. Las estrechas calles entre los complejos de edificios estaban abarrotadas de trabajadores que iban y venían. Desde su perspectiva, era como ver el zumbido y el vigor de una granja de hormigas particularmente animada. Corrientes de tráfico peatonal y enormes ascensores magnéticos cargados de suministros se enredaban en las intersecciones. Ávidos grupos de batas de laboratorio anónimas vagaban en caóticos patrones de estructura en estructura, entrando y saliendo de la existencia comunitaria con toda la previsibilidad de quarks aleatorios. Toda la cuadrícula era una cacofonía de conversación, el rugido del motor y la marcha constante de muchas docenas de pies.

    "Piensa en lo sorprendidos que estarán cuando nuestro panteón de semidioses no benévolos salga del hiperespacio justo encima de ellos y empiece a patearles sus traseros colectivos," observó Dorian sin humor. "Eso debería valer un par de fotos."

    Garrison miró atrás con inquietud. "Supongo que esa es una forma de verlo. Nosotros confiamos en que no llegará a eso, por supuesto."

    "Entonces, supongo que no ha conocido a ninguno de los Exousiai personalmente. Ellos van a causar graves estragos en la productividad."

    El jefe de seguridad de Raville se detuvo frente a un amplio túnel excavado limpiamente en la roca y revestido con cálidos paneles de madera y pinturas inolvidables. Dio media vuelta, sonrojado por el esfuerzo de permanecer educado. "Es evidente, Sr. Dorian, que cree que le he hecho daño en algún nivel. Si le he ofendido, le extiendo mis disculpas. Ha habido una serie de malentendidos entre nosotros que aún no se han explicado adecuadamente. Ese momento, les aseguro, se acerca, pero mientras tanto, esperaba que pudiéramos mantener una conversación cordial."

    Dorian descubrió que le gustaba incitar a este hombre ahora que lo había puesto un poco nervioso. No pudo evitar sonreír. "Eso suena a buena intención, pero sospecho que lo que realmente le gustaría hacer ahora es llevarme a una habitación cerrada y golpearme un poco con una manguera de goma, ¿es eso lo que está diciendo?"

    Calculó que superaba a Garrison por 5 kilos y al menos veinte años estándar, pero también había tenido la oportunidad de observar al hombre mientras caminaban, y sospechaba que Garrison no había conseguido un empleo como el de guardaespaldas personal de Raville en virtud de sus incandescentes habilidades interpersonales solamente. Debajo de ese elegante traje habría un físico alarmantemente ágil y músculos cincelados entrenados por expertos en el arte de administrar el dolor.

    Definitivamente un buen adversario, pero podía ser divertido descubrirlo.

    Garrison se puso rígido, pero por lo demás no reaccionó.

    Amara se aclaró la garganta. Amonestó a Dorian con una mirada fulminante. "Tendrá que perdonar la naturaleza conflictiva de mi compañero. Ha tenido una mañana difícil y se pone de mal humor cuando no ha dormido lo suficiente."

    "Por supuesto. Ha sido un día largo para todos nosotros." Él lanzó por encima del hombro su propia mirada venenosa a Dorian, pero visiblemente relajado. "Puedo apreciar que solo desea evitar que sufra daño. Dadas las circunstancias, supongo que un cierto nivel de antagonismo no debe ser inesperado."

    Siendo dichas circunstancias que Garrison, como jefe de seguridad de Raville, había intervenido más de una vez para intentar matarlos, pero Dorian no lo dijo. Si Amara iba a seguir disculpándose por su comportamiento grosero, no se sentía muy motivado para seguir comportándose de forma grosera. Era obvio que no tenía idea de lo que estaba haciendo Amara, y cada vez que ella abría la boca, se encontraba más confundido, por lo que gruñó y lo dejó pasar.

    "Agradezco su comprensión," confió Amara a Garrison. "Pero le advertiré que incluso cuando se comporta de la mejor manera, John tiende al antagonismo solo por principios generales. Es mejor tener eso en cuenta y tratar de no alimentar a los trols si se puede evitar."

    "Sí. Buen consejo en general."

    De repente se puso seria. "Pero también es mi trol. Le pediré que lo tenga en cuenta. Me tomaré personalmente cualquier amenaza que se le haga."

    "Como quiera," gruñó Garrison. Levantó el brazo para indicar el nuevo pasaje. "¿Continuamos, entonces?"

    Caminaron por el corredor ramificado y siguieron por este casi veinte metros hasta el final, donde se encontraron con un conjunto de pesadas puertas de bronce con superficies grabadas con paneles que representaban soles de rayos brillantes en relieve, con salpicaduras de oro. Garrison se detuvo en el panel de identificación a la izquierda de la puerta mientras procesaba la señal de acceso transmitida por su matriz. El portal se abrió con un zumbido, las puertas se replegaron suavemente hacia las paredes a ambos lados, y él les hizo pasar.

    No era exactamente lo que Dorian había esperado. Había previsto algo parecido a la piedra húmeda y mohosa, grilletes de hierro forjado para las muñecas, el incesante golpeteo de las patas de los roedores y una dieta rica en tostadas secas y agua tibia en el futuro previsible. No era difícil superar expectativas tan bajas precisamente, pero aún así...

    La cámara a la que entraron era sencillamente impresionante. Las paredes de color crema subían a un techo abovedado del que colgaban candelabros ornamentados con gotas de lluvia. Los escalones de mármol blanco bajaban a una sala de estar hundida llena de cómodas sillas y sofás lujosamente acolchados dispuestos alrededor de una chimenea central en la que ardía un fuego cálido. Las columnas de piedra dividían el suelo de madera marrón nuez en espacios semiprivados para leer volúmenes encuadernados en cuero extraídos de una biblioteca de estantes de libros ingeniosamente empotrados, o para verlos en triDvid en una pantalla megapíxel de última generación, o incluso para preparar comidas en una cocinilla de formato compacto pero completamente funcional.

    Dorian entró lentamente, pasando por delante de Amara y Garrison, quienes se habían detenido en el vestíbulo enlosado, y se dedicó a mirar dentro de las habitaciones y los baños, hurgando en los muebles, buscando cualquier cosa que se pareciera a dispositivos de micromonitorización, cámaras de mirilla o matones con armas.

    No encontró ninguna de estas cosas incluso después de un recorrido completo por las habitaciones, y finalmente se detuvo ante la pared de ventanas inclinadas en el lado más alejado del suelo hundido. Contempló una vista magnífica del cuenco polvoriento de la caldera que se elevaba para encontrarse con la base de un par de agujas monolíticas de ónix que reflejaban débilmente el resplandor amarillo de Kedesma. Visto a través de la grieta entre los pilares desmoronados, las llanuras arrugadas y áridas de abajo se extendían como una vasta y continua manta hasta el horizonte negro.

    Una parte de él se quejó por la aparente ausencia de accesorios tradicionales de encarcelamiento. El resto de él estaba demasiado ocupado queriendo darle un puñetazo en los dientes a Ford Garrison por fracasar en darse cuenta.

    Dorian estaba agotado de no saber qué estaba pasando.

    "Esto es encantador, Ford," dijo Amara desde el otro lado de la habitación.

    ¿Ford?

    "No tenía que haberse tomado tantas molestias en nuestro nombre."

    "No hay problema en absoluto," respondió Ford, todo azucar y soleado. "Incluso las instalaciones gubernamentales deben estar preparadas para entretener al ocasional dignatario o al compañero político de visita con el estilo al que están acostumbrados. Mi gente ha hecho todo lo posible por anticipar sus necesidades, pero si encuentran que les falta algo, pueden usar el comunicador en la biblioteca para informarnos. Alguien de mi personal estará más que feliz de atenderles."

    Dorian sospechó que le venía una migraña. Nunca antes había tenido una migraña, así que no podía estar seguro, pero le dolía la cabeza. Se sentía como si alguien le hubiera clavado un tubo de acero en la nuca.

    "¿Cualquier cosa, Ford?" gritó él sin molestarse en darse la vuelta. Quería rechinar los dientes, pero temía que si comenzaba, no se detendría. "¿Eso incluye la clave de cifrado para anular el bloqueo de salida que estás a punto de poner en las puertas de entrada?"

    Garrison le ignoró (lo cual era algo predecible, al menos), por lo que Dorian también le ignoró y se ocupó con determinación en no oír nada más que se decía. Se aseguró bastante de no oír a Amara ofrecer una agradable despedida, el jefe de seguridad reiteró la promesa de Raville de reunirse con ellos pronto, seguido por el zumbido de las puertas cerrándose detrás de él cuando Garrison los dejó solos por fin.

    "Uf. Me muero de hambre," gritó Amara alegremente. "¿Encontraste algo bueno en la cocina?"

    Los armarios chirriaron al abrirse y cerrarse de golpe. Dorian siguió mirando por la ventana. Escuchó cómo Amara rebuscaba en el frigorífico, juntaba cacerolas y sartenes y hacía sonar vajilla variada. Poco después, ella jadeó de placer inesperado y se rió.

    "Parece que ya ha habido pequeños elfos trabajando en nuestra cocina. ¿Estás de humor para el stroganoff de ternera? Al menos creo que es ternera. Sin promesas. Ah, y hay helado. Mantequilla de nuez, creo. Me pregunto si habrá... " Una pausa, luego un chillido de placer." Oh, Dios. Conos de azúcar."

    Dorian se apartó de la ventana y cruzó la habitación. En el rincón de la biblioteca, encontró el comunicador, tal como había prometido Garrison. Era un escritorio montada en la pared, sin pantalla ni teclado de marcado, del tipo que esperaría encontrar en un hotel elegante donde todas las llamadas internas se enrutaban a través de la recepción. El escritorio de al lado estaba vacío, excepto por un cuadrado descolorido de aproximadamente el tamaño y forma de una caja de red estándar. El extremo cuidadosamente cortado de un cable exconnex asomaba por encima del escritorio donde el borde se encontraba con la pared.

    Escuchó los zapatos de Amara cruzar el suelo de madera y subir los escalones. Amara asomó la cabeza en la habitación detrás de él. "Entonces, ¿tienes hambre? Al final no me lo has dicho."

    "Parece que no quieren que hurguemos en la arquitectura," dijo él con brusquedad, no muy sorprendido, pero quería que Amara lo viera. Dejando a un lado las bromas, aún eran prisioneros. "Pero estoy seguro de que fue solo un descuido. El antiguo proxy probablemente estaba roto, ¿verdad? Apuesto a que nuestro buen amigo Ford me conectaría con una matriz y una cuenta de invitado si se lo pidiera. Que enviaría un cirujano de mod de primera categoría directamente a nuestra puerta. Quiero decir, ya que todos nos estamos poniendo tan cómodos, no sería muy amable de su parte negar una solicitud tan simple, ¿verdad? Y tal vez ya que estamos, podríamos pedirles que no cazaran y mataran al resto de nuestros compañeros, ya que todos estamos en tan buenos términos de repente. Tal vez podrían enviar botones para reunirlos y escoltarlos a sus propias suites. Tal vez todos tengamos habitaciones adyacentes." Dorian golpeó la pared, bastante fuerte como para que le doliera la mano. "¿Tú qué crees? ¿Hay otra habitación al otro lado? Tal vez podríamos pedirles que envíen un equipo de carpintería aquí para que nos abra una puerta. ¿No sería eso genial? Todos podríamos sentarnos a darle al whisky Long Islands y recordar los buenos viejos tiempos riéndonos a carcajadas. Te lo aseguro, esto tiene el potencial de ser las mejores vacaciones de mi vida."

    Se giró para mirarla, finalmente, con los puños cerrados. Le dolía la cabeza, pero hizo todo lo posible por ignorarlo. Él no quería sufrir, no quería sucumbir al dolor. Quería estar enojado y, ahora que había llegado aquí, quería alquilar un apartamento, llenarlo con todas las cosas que le gustaban y mudarse a largo plazo.

    "No eres feliz." Amara se apoyó en uno de los pilares de mármol, lo rodeó con los brazos con una lado de la cara presionado contra la piedra fría. Sus ojos estaban distantes, abatidos. "Pensé que te complacería tener un respiro de la gente que intenta matarte."

    "¿Sabes qué? He decidido que no me importa que la gente intente matarme. De hecho, me he acostumbrado a ello. Al menos sabía lo que esperar cuando la gente intentaba matarme. Esto... " Dorian movió los brazos indicando la habitación, toda la estación, el desastre en el que se había convertido su vida. "Esto es como un videojuego de una mala imitación de James Bond en el que pasas de eliminar a los malos a seducir al travieso espía simplemente cruzando la lógica del módulo y entrando en el Casino Royale."

    Ella parpadeó sus grandes ojos azules hacia él. "¿Es eso lo que quieres? ¿Por eso viniste aquí?"

    "¿Qué?"

    "¿Para seducir a la traviesa espía?"

    "¡Qué... no! Eso no es lo que estoy diciendo." Sintió las rodillas repentinamente débiles y eso solo lo enojó más. "Estoy hablando de la ausencia de continuidad básica aquí. Estoy hablando de los malos que de repente deciden empezar a actuar como si no hubieran intentado matarnos durante las últimas ocho semanas, y de los buenos que parecen olvidar que alguna vez hicieron el intento. Estoy tratando de averiguar qué está pasando aquí."

    Ella se encogió de hombros. "Las cosas han cambiado, John."

    "Yo diría que eso es bastante obvio. Pero ¿qué es lo que ha cambiado? ¿Estamos cambiando de bando? ¿Nos hemos rendido y nadie se ha molestado en decírmelo?"

    "No nos hemos rendido."

    "¿Entonces qué ha ocurrido?"

    "Dímelo tú"

    "¿Que te lo diga yo...?"

    "Fuiste tú quien me susurró por primera vez la verdad." La boca de Dorian se abrió, pero no salió nada de esta, así que la volvió a cerrar. Algo había cambiado. Algo la había conmovido, hecho que reevaluara sus suposiciones, su plan de acción.

    Eso había comenzado en el tranvía, cuando ella supo que Yartz la había traicionado. No, no que la hubiera traicionado. Eso no era lo que la había molestado, sino que le ocultaran la traición. Un simple mortal que ocultaba su duplicidad significaba que ella ni era una verdadera diosa ni omnisciente, significaba que podía ser engañada.

    Eso le había dicho a él mientras le alentaba a dormir en el tren: tal vez incluso puedas discernir cómo fue que Raville pudo eludirme. Porque si él podía ocultar sus secretos a un dios, notó Dorian, tal vez hubiera encontrado una manera de destruir a uno. Tal vez todo fuera cierto después de todo. Tal vez realmente estaban de pie sobre un precipicio con vista al fin de la humanidad o al fin de los Exousiai. Una guerra para acabar con todas las guerras.

    Ella le había dicho que durmiera, sabiendo que mientras él dormía, soñaría. Soñaría con los secretos del datonúcleo sembrado de Raville.

    "Me leíste los pensamientos," dijo él. "Mientras dormía, miraste en mi mente y sondeaste las profundidades de la espuma de Raville. Y lo que viste te aterrorizó."

    "No tengo miedo," respondió ella con una voz inusualmente severa. "Tus sueños respondieron algunas de mis preguntas. Otras fueron respondidas en parte y, a su vez, esas respuestas llevaron a nuevas preguntas y más posibilidades que yo no había considerado. Hay más que debo saber antes de que llegue mi momento, y ese conocimiento puede que sólo me lo entregue Michael Raville."

    "¿Y qué significa eso? Porque de repente no eres omnisciente, has decidido a ser buena para conseguir lo que quieres?"

    "Como ocurre con la mayoría de las cosas, es más complicado de lo que parece en la superficie."

    Dorian negó con la cabeza ferozmente. "No, esto no es nada complicado. Vinimos aquí para hacer una cosa: detener una guerra a la que no podemos sobrevivir. Ahora nos hacemos amigos de las mismas personas que se interponen en nuestro camino porque sientes curiosidad por saber por qué no eres tan divina como creías. ¿Dónde nos deja eso al resto de nosotros, Amara? ¿Qué pasa con Ray y Ghast?"

    Dorian los vio en su mente apiñados para su última e imposible resistencia contra los Marines. Un momento allí, sus dientes al descubierto, listos para morir por ella, y al siguiente... Puf. Desaparecidos en el éter.

    "¿Están en espera mientras decides qué hacer con ellos, sobreviviendo el mayor tiempo posible y esperando que queden suficientes para hacer el trabajo cuando los Marines de seguridad de la estación terminen de eliminarlos?"

    "Ray sabe lo que tiene que hacer," dijo ella. "Él cree en mí."

    "Me alegra que lo sepa, porque me has dicho exactamente nada desde que nos despertamos en el almacén. ¿Qué es lo que se supone que él está logrando? ¿Aparte de sentarse y jugar con los pulgares mientras intenta que le arranquen la cabeza de un disparo?"

    Amara frunció el ceño. "Está esperando."

    "¿Eso es todo? ¿Esperar?"

    "Cuando llegue el momento, no se permitirá fallar."

    "Pero ¿está esperando qué? ¿Qué se supone que deben hacer?"

    Amara no respondió. En cambio, levantó los ojos significativamente hacia el techo y Dorian lo entendió. Dispositivos de vigilancia. El hecho de que no los hubiera encontrado no significaba que no estuvieran allí. Pero no había sido solo la probabilidad de vigilancia lo que la detuvo. Había sido otra cosa.

    "No me lo vas a decir," dijo él aturdido. No podía respirar. Todo el aire había sido extraído de sus pulmones. "Ni siquiera con tu PES mente a mente super ninja o lo que sea. No quieres decírmelo."

    "No sería seguro." Ella vaciló sabiendo que le estaba lastimando. Quizá no le importara. "Tengo que tener cuidado, John. Hay demasiado en juego."

    "¿Crees que se lo voy a decir a ellos? Crees que no puedes confiar en mí para ocultárselo, ¿verdad?"

    Ella negó con la cabeza. "No. No es que no te confíe mis secretos. Tú nunca me traicionarías voluntariamente, no importa lo mucho que te lastimen. Lo sé."

    "¿Entonces qué es? ¿Por qué no me lo dices?"

    La expresión de Amara se volvió firme, ojos severos. "Porque es posible que no puedas controlarte."

    No había nada que él pudiera decir. Ninguna respuesta que él pudiera dar sonaría a otra cosa que al grito primario que gemía dentro de su cabeza. Había sacrificado tanto, toda su vida, para seguirla hasta aquí, por la ilusión de que podría ayudarla. Para salvarla. Y ahora, en este lugar, donde el martillo chocaba contra el yunque, se le había considerado indigno.

    Ray creía. Ray esperaría. Ray tenía un lugar en los diseños de Amara, pero él era solo un potencial inconveniente. Podía ser que él pudiera evitar condenarlos a todos.

    Dorian salió a trompicones de la biblioteca, pasando junto a Amara con un leve empujón y sin decir una palabra. Ella lo llamó por su nombre, pero él no hizo caso. Dorian encontró un dormitorio, una rica alfombra carmesí bajo los pies y una antigua cama con dosel junto a la pared. El dosel era de un profundo color rojo sangre corazón y del que colgaban borlas de oro. Él se arrojó sobre una colcha del color de un sangriento altar de sacrificios y enterró la cara entre los brazos.

    Miserable, herido, con dolor la cabeza y enojado consigo mismo por sentirse miserable en primer lugar, Dorian se durmió.

Capítulo 22

    En el paisaje crepuscular entre sueños que no son sueños y datos puros que no son ni espuma, ni red, ni vista de fantasía, Dorian se encuentra en una loma baja sobre un mar de hierba alta y marrón. No hay árboles, ni rocas, solo una llanura interminable hasta donde alcanza la vista. El cielo azul se extiende por encima, sin nubes, sin sol, solo un océano azul vacío que se vuelve púrpura y negro donde se encuentra con el horizonte lejano y han salido algunas valientes estrellas. Un viento constante sopla sobre la hierba, agitando los tallos en olas que ruedan y se rompen entre sí y suenan en sus oídos como el chirrido de un roce contra madera blanda. El sueño huele a tierra y a cosas dulces que crecen.

    Junto a él hay un tocón de árbol, víctima de una tormenta de hace mucho tiempo. Es plano como el tablero de una mesa, tan viejo y deteriorado que su base ha comenzado a desmoronarse. Sentado sobre el tocón, con las rodillas pegadas al pecho, hay un niño. Tiene cabello oscuro y ojos amplios y líquidos, rostro pálido y manitas. Lleva una camiseta y pantalones cortos que no son ni pantalones cortos ni pantalones, precisamente. Dorian se da cuenta con un sobresalto de que el chico lleva bragas. Nunca ha visto un par de bragas en la vida real, pero está bastante seguro de que son exactamente lo que son.

    El niño mira hacia el mar de hierba ondulante, luciendo perdido y desamparado, una criatura diminuta sola en el borde del mundo. Hay ojeras bajo sus ojos, oscuras y feas como tormentas acumuladas, como si no hubiera dormido en días, en años. "Hola," le dice Dorian, consciente de que está soñando, pero aún incómodo a pesar de todo. El niño no responde.

    Vuelve a intentarlo: "¿Qué lugar es este?"

    El niño no alza la vista, no lo nota al principio, luego calladamente, con la sarcástica despreocupación de la juventud, dice: "Es el lugar donde espero."

    "Eso parece bastante obvio."

    Encogerse de hombros. "Parecía una pregunta obvia."

    "¿Qué estás haciendo aquí?"

    "Esperar."

    La voz del niño es plana, monótona, como el zumbido de una máquina. Su cansancio dice que lleva esperando durante mucho tiempo, al igual que la firme elevación de su barbilla dice que está decidido a esperar el tiempo que sea necesario. Esperará hasta que el mundo se consuma en fuego.

    "¿Y para qué estás esperando?"

    "Estoy esperando a mi..." Dice una palabra que Dorian no entiende. Esta pasa por su mente como aceite perfumado, dejando una suave fragancia que le reconforta y lo perturba a la vez.

    "¿Dónde está tu familia? ¿Tu madre y tu padre?"

    "Yo no tengo familia."

    "¿Estás solo?"

    "Siempre he estado solo, desde que puedo recordar."

    Esta confesión llena a Dorian de un inmenso sentimiento de tristeza que no puede explicar adecuadamente. "Lo siento"

    Y por primera vez, el niño alza la vista hacia él. Su expresión es irónica, incrédula, como si Dorian acabara de tomarle el pelo descaradamente. "No lo sientes," dice, "pero está bien. Tú no sabes nada." Luego, después de una ligera vacilación: "¿Te gustaría sentarte? Aquí hay espacio para los dos."

    El niño se hace a un lado y Dorian se sienta a su lado. El tocón es grande para los dos y el niño apoya su cuerpecito en el lado de Dorian.

    "Estoy tan cansado," dice el niño. Es el quejido de todos los niños pequeños aún despiertos después de su hora de dormir, pero que no están dispuestos a admitirlo.

    Dorian le da una palmada en el hombro en un gesto torpe. Nunca se le han dado bien los niños. "Puedes dormir si quieres. Yo te vigilaré."

    "No. No me despertarás." Es una afirmación de hecho, pero sin recriminaciones. Simplemente es. "Tratarías de ocultármela porque no lo entiendes."

    Dorian nota que él está hablando de Amara, de la perla.

    "¿Qué es lo que no entiendo?"

    "No sabes lo que ella es."

    Dorian se muerde el interior del labio. Este no es un argumento que él pueda discutir. Las palabras destellan en su mente: mujer, Exousiai, diosa, amada. Ninguno de ellos es suficiente.

    A cambio, le pregunta: "¿Cómo te llamas?"

    "Michael."

    "¿Michael Raville?"

    El niño asiente. "Estás soñando"

    Él sabe esto, siente esa verdad. Por un tiempo ambos se quedan en silencio mirando el viento serpenteando por la hierba y esperando.

    "Vas a destruir el universo si atacas a los Exousiai," dice Dorian por fin. "Cuando vengan a por la perla, a por Amara, si los resistes, nos matarán a todos."

    "Eso no sabe nada sobre la perla," responde el niño. "No viene por eso."

    "¿No? ¿Entonces por qué?"

    "Viene porque lo yo llamé. Le abrí las puertas y viene, ¿cuál es esa frase?... encorvado hacia Belén." El niño, Michael Raville, suspira. "Tiene gracia. Esa no era una poesía particularmente buena, ni cuando fue escrita y, como la mayoría de la mala poesía, se ha incrustado en la conciencia humana, erosionando un canal cognitivo de percepción en nuestra matriz sináptica colectiva. Se ha convertido en la lejana frontera de un horizonte de sucesos, llevándonos a una creencia indiscutible en una narrativa de existencia sin sentido. Se ha convertido en un arquetipo de nuestra expectativa en busca de la experiencia humana, tan arraigada como el Armagedón, los helicópteros negros y la creencia indeleble de que solo vemos a través de un vidrio oscuro. Todo son metáforas de la desconfianza y el silencioso mal que acecha y que no podemos ver."

    El niño ha desaparecido, perfectamente transformado por la lógica del sueño en el hombre que Dorian reconoce como Michael Raville, una imagen especular del fragmento de código que encontró en el palacio de la memoria. Dorian aún puede ver rastros del niño en el rostro del hombre. Los mismos ojos, las mismas bolsas de cansancio debajo, pero la boca es más firme, menos indulgente. Ya no es petulante, como la de un niño, sino sombría.

    "Esto es lo que es ser humano," continúa el adulto Michael Raville, "funcionar con sentidos vergonzosamente limitados, depender del fuego y la luz y las experiencias de segunda mano transmitidas de una persona a otra con la torpe mediación del lenguaje mientras confiamos en que un día veremos con integridad y verdad. Dudamos. Nuestros sentidos mienten. Nuestros semejantes mienten, cometen errores, agregan simulacros falsos al fondo común de la experiencia integral. A su vez, la supervivencia se convierte en una función del cinismo. No podemos creer todo lo que vemos, oímos y experimentamos porque nuestros sentidos, como hemos visto una y otra vez, nos fallan con alarmante regularidad. Nuestros propios cuerpos, las herramientas que usamos para manipular y comprender el universo, son propensos a error y, en última instancia, inadecuados para la tarea. Así que pasamos este mecanismo de supervivencia, cinismo genéticamente predispuesto, a nuestros hijos y erigimos estructuras sociales sobre ellos que recompensan el cinismo y la ironía, luego fingimos conmoción cuando nuestros hijos no creen lo que les dices que es verdad. Somos una especie limitada y patética. Indignos e incrédulos, todos debemos probar todas las cosas por nosotros mismos y en lo que no hemos probado, no podemos, no sabemos confiar. Hemos creado una cultura que adora en secreto el simulacro de un mal intangible que acecha. ¡Un mundo en el que, me atrevo a decir, abundan las conspiraciones!" Raville niega con la cabeza. "Excepto que esta vez, las conspiraciones son ciertas y nadie se atreve a creerlo."

    "Tú los llamaste," le recuerda Dorian. "Pusiste en marcha esta conspiración y ahora nos harás creer que te estás preparando para librar una guerra privada para preservar el futuro de la humanidad. Para mantenernos libres, supongo que ese fue tu razonamiento. Vas a librar esta guerra para mantenernos libres." Recuerda su último sueño. "Porque los Exousiai tienen hambre, ¿verdad? Tal vez si les golpeamos primero y lo bastante fuerte, no volverán a meterse con nosotros. Pero estás equivocado. Los Exousiai nos borrarán de la existencia."

    Michael Raville hace una mueca, como si él hubiera sugerido algo repugnante. "Los humanos somos un pueblo atrasado e intransigente, siempre atrapados entre el áspero individualismo de la experiencia discreta y la incesante esperanza de que algún día lo sepamos, tal como se nos conoce. La tensión entre esos dos polos, nuestra eterna ambivalencia, es la clave de nuestra vitalidad."

    "Los Exousiai han prometido darnos un escape de esa ambivalencia, ¿recuerdas? Dicen que nos van a convertir en dioses." Replicó Dorian.

    "Para nuestra destrucción, sí." Raville se ríe, un sonido seco y amargo. "Somos un pony de un solo truco. Quita ese truco, y no tenemos futuro, no tenemos visión de lo que se supone que somos. Sin visión, la gente muere."

    "¿Y aún así llamas a los Exousiai?"

    "Ciertamente."

    "¿Por qué? ¿Qué es lo que quieres?"

    "He aprendido que me gusta ser libre. Me gusta ser atrasado e intransigente. Quiero ser ciego, sordo y lleno de dudas. Eso me hace feliz."

    Dorian no lo entiende. Le importa aún menos lo que quiere Michael Raville. "¿Qué hay de Amara? ¿Dónde encaja ella en todo esto?"

    Raville frunce el ceño, las líneas de su rostro se convierten en desfiladeros desgastados por el dolor. "Todas las cosas buenas y verdaderas, todas las cosas que valen la pena, requieren sacrificio. La perla fue enviada para ser ese sacrificio y que pudiéramos vivir. Lo que fue amado por encima de todo debe colocarse sobre el altar como holocausto para que, a cambio, podamos recibir la vida eterna."

    Sacrificada. La palabra resuena en los oídos de Dorian con un sonido metálico, pero no reacciona. Ni siquiera es una sorpresa. No esperaba nada mejor desde el principio. El simulacro de Michael Raville es simplemente el único con el coraje de dar voz a sus peores miedos.

    "No sé qué significa eso," dice.

    "No comprendes porque ha elegido creer. Creer y saber son estados mutuamente excluyentes. O uno cree y acepta la creencia a ciegas y por sus propios méritos, o uno sabe, y el saber da lugar a la duda."

    "Si no podemos creer sin estar ciegos, ¿cómo podremos saber qué es verdad? Hechos, experiencias, todo lo que podemos entender fenomenalmente miente. Tú mismo lo has dicho."

    Raville sonríe. "No podemos. Eso es lo que hace que la vida sea gloriosa." A Dorian se le ocurre que ha escuchado esta línea de razonamiento antes, pero no recuerda dónde. "Era cierto cuando nos acurrucábamos en cuevas, nos agrupábamos en torno a la nueva tecnología que era el fuego para protegernos de los dioses de las tormentas y los depredadores nocturnos. Eso aún es cierto hoy. La duda nos hace fuertes. La duda de nuestro futuro; la duda de nuestro supervivencia; la duda de cuál es nuestro lugar en este universo. Lo que no sabemos nos hace sabios."

    Michael Raville se pone de pie y se quita el polvo de los pantalones largos que ahora lleva. Se aleja unos pasos de Dorian hasta el borde del amplio y eterno mar de hierba y se para un momento, respirando su fragancia fresca y dulce. Con la mirada fija en el horizonte lejano, más oscuro ahora de lo que había sido, y desapareciendo en el crepúsculo completo, dice: "Una vez un hombre me contó una historia. Era una historia que yo también creí durante muchos años. Fue solo cuando dejé de creer que comencé a entender lo que realmente significaba. No diré que verdaderamente significaba porque para que sea verdad, debo creer lo contrario de lo que me dijeron que era cierto, de una forma u otra, y esa ambivalencia me agrada. ¿Te gustaría oír mi historia?"

    Da media vuelta y espera a que Dorian asienta. Hay un brillo en los ojos de Raville y un giro irónico en sus labios en el que Dorian no confía.

    Como si estuviera repitiendo un catecismo ensayado durante mucho tiempo, Raville le dice: "Cuando era un niño y vivía en la casa de mi padre, y estaba contento con la comunión de mi pueblo, de nuestro reino, nuestro hogar, mis padres me equiparon y me enviaron. De las riquezas de nuestro tesoro tomaron en abundancia, y ataron para mí una carga grande pero ligera, que yo mismo podía llevar: oro y plata, rubíes y ágatas inflexibles que pueden triturar hierro. Y me quitaron la túnica brillante que en su cariño me hicieron y que había sido medida y tejida a mi estatura. E hicieron un pacto conmigo y lo escribieron en mi corazón: para que no te olvides: Si bajayes a las oscuritas tierras y trajeyas la perla, l'aquella que está en la mitad del mar lejos de la sierpe, poneya en la vuesa túnica reluciente y en contento estayeses, y con vuesos yermanos, yeredero seyeses en nueso reino. Así que dejé la tierra de mi padre y bajé con mis guardianes, porque el camino era peligroso y difícil, y era muy joven para recorrerlo. Bajé a tierras oscuras y mis compañeros se separaron de mí. Fui directo a la serpiente. Viví en su morada, esperando hasta que entrara en sopor y durmiera y pudiera quitarle la perla. Pero como estaba soltero y solo y me había vuelto extraño para mi familia, me vestí con las ropas de ellos para que no me aborrecieran, y reconociendo que había venido de lejos para tomar la perla y animar a la serpiente contra mí. Pero de alguna manera descubrieron que yo no era su compatriota. Me trataron traidoramente, me engañaron con sus extrañas artes y costumbres alienígenas y me dieron su comida para comer. Olvidé que yo era un hijo de reyes y en cambio serví a su rey. Olvidé la perla por la que me habían enviado mis padres y, debido al peso de sus opresiones, me quedé en un sueño profundo. Pero mis padres percibieron todas estas cosas que me sucedieron y se entristecieron por mí, y se proclamó en nuestro reino que uno saldría de nuestra puerta y me rescataría para que no me quedara en las tierras oscuras. Por tanto, me enviaron estas palabras: ¡Recordayes que hijo seyes de reyes! ¡Mirayes l'esclavismo, a quien sirveyes! ¡Recordayes la perla por la que mandado fueyes! Pensayes en tu espléndida túnica que vestiyeses y con que adornado seyeses cuando tu nombre leído seyese en la lista de los valientes. Así llegó el mensajero portando estas nuevas a las tierras de los perversos, los hijos de extraños signos y símbolos y sus salvajes demonios. Su voz me sobresaltó y me levanté de mi sueño, y escuché las palabras de mi padre y las inscribí en mi corazón. Recordé que era hijo de padres reales y un hijo de noble cuna. Recordé la perla por la que me habían enviado y comencé a encantarle, a la terrible serpiente que respiraba ruidosamente. La hice callar con regalos de flujos de datos y tecnología zap y juguetes para deleitar la mente, aliviar la carga de la vida y abrir las puertas a un futuro que no se había atrevido a soñar. Con estas artes, lo adormecí, le arrebaté la perla y me volví para volver a la casa de mi padre. Y me quité el vestido sucio e inmundo y lo dejé en su país. Seguí mi camino recto para llegar a la luz de nuestro hogar. Y el mensajero, mi despertador, me precedió en el camino para guiarme con la luz de su forma y la guía de su voz, animándome a apresurarme y atrayéndome con su amor. Y cuando volví a casa de mi padre, me puse mi túnica brillante, que me había quitado, pero no recordaba su moda, pues en mi infancia la había dejado en la casa de mi padre. Pero de pronto, cuando la recibí, la prenda me pareció convertirse en un espejo de mí mismo. Lo vi todo en todo y también lo recibí todo con ello, pues éramos dos en distinción y aún así uno en una semejanza. Y vi que por toda mi túnica los instintos del conocimiento estaban operando y recordé por fin la chispa que había dentro de mí y la verdadera naturaleza de mí mismo."

    Raville hace una pausa y una expresión de preocupación cruza su rostro. "El problema con esa historia, por supuesto, al menos como me la contaron, es que está equivocada."

    Dorian croa: "¿Equivocada?"

    "Es una mentira. Creí durante gran parte de mi vida que me habían enviado para recuperar la perla. Pero después de un tiempo, me pregunté, ¿por qué se envió la perla en primer lugar? ¿Quién la envió a esta realidad y cuál fue la razón de su llegada? Y se me ocurrió mientras profundizaba en la tecnología que había desarrollado, el zap y la plantilla y la codificación matemática de toda la realidad en representaciones de datos estancados que podrían ser absorbidos más fácilmente, que la perla no había sido enviada para preparar a la humanidad para la llegada de dioses benevolentes cuyo único interés altruista sería elevar a los hijos del barro a una vida inmortal entre las estrellas. Supe que nombrar una cosa, describirla en el lenguaje puro de los números, es precisarla, convertirla en una cosa y nunca en otra cosa para siempre. Nombrar una cosa es matar su potencialidad, de modo que se congele y muera. Cuando esté muerta, sólo entonces podrá ser devorada, y mientras la carne muerta se sostiene por un tiempo, eventualmente su energía se quema, consume y el hambre regresa. Y así llegué a saber que la perla es el sonido de la campana de la cena, llamando a los Exousiai a venir a comer. El despertar de la perla es la señal de que la humanidad está lista para absorberse en el Todo en el Todo y el lento estrangulamiento de la entropía. Se suponía que la historia, tal como yo la creía, terminaría conmigo, recordada al conocimiento verdadero, despojándome de la falsa ilusión de mí mismo y regresando a mi verdadero hogar para recibir una lluvia de adulación por extender el dominio de mi gente. La autorrealización salvaje y ardiente de quién soy realmente me inundará y estaré completo y contento una vez más. Pero he estado durmiendo durante muchos años. He bebido el vino y comido el sustento de las tierras oscuras y, ahora que me he movido hacia el despertar, descubro que prefiero los extraños y maravillosos sueños del sueño. He aprendido que no me gusta el final de la historia que fue escrita para mí, y he soñado que no estoy irrevocablemente atado a la verdad percibida por el Todo en el Todo; que podría, si lo elijo, desafiar la toda-sapiencia y crearme una vida futura que no se puede conocer ni adivinar. Me gusta en lo que me he convertido. Me gusta ser humano. Eso es lo que estoy luchando por preservar."

    Raville se queda en silencio. Regresa a su asiento en el tocón y se inclina hacia adelante con los codos sobre las rodillas, luego, como un niño, toma una piedra de entre las raíces del tocón y la arroja al césped.

    "¿Qué le pasa a Amara?" susurra Dorian. "¿Qué pasa con la perla?"

    "¿Quién envió la perla? ¿Y por qué vino ella?" reflexiona Raville, sobre todo para sí mismo. "¿Se ha despertado porque yo me estoy despertando o es al revés?"

    "¿Por qué la has estado buscando?" Dorian se pone en pie de un salto, con los puños cerrados. Parte de él comprende que está siendo tonto. No se pueden sacar respuestas de un sueño. Las respuestas o llegan o no. "¿Para qué la necesitas tú? ¿Para qué la necesitan ellos?"

    Raville alza la vista, una pequeña sonrisa juega en sus labios. "Nada de lo que te he dicho es completamente cierto. Algunas cosas pueden ser ciertas en parte, pero incluso esas partes están incompletas. Debes elegir lo que vas a creer y lo que vas a saber. Yo no puedo ayudarte a tomar esas decisiones."

    El sueño termina.

    Dorian despertó bruscamente en la oscuridad. Parpadeó y se agitó aturdido. Una parte de su mente registraba que había sido un sonido lo que le había perturbado, un jadeo, probablemente el suyo. Entonces notó que sus puños aún estaban cerrados, tal como lo habían estado al terminar el sueño, y estaba cubierto de un sudor febril.

    No había sido un buen despertar. Se sentía parcialmente ausente, como si hubiera dejado una parte importante de sí mismo en el paisaje onírico. Le dolían las mandíbulas de rechinar los dientes y, durante unos instantes sin aliento, luchó por superar la habitual y desgarradora desorientación de despertarse en una cama extraña. No lo consolaba por completo recordar dónde estaba y qué se suponía que debía estar haciendo. Después de todo, no era solo una cama extraña, sino una cama extraña y una habitación extraña y un planeta extraño entero. Estaba en los límites más extremos de la frontera humana y a merced de hombres que intentaban matarlo.

    Siempre es una situación reconfortante despertarse a eso.

    Dorian parpadeó en la oscuridad, preguntándose cuánto tiempo había estado durmiendo. No lo suficiente, por mucho que hubiera sido.

    Su cabeza aún rugía.

    Se arrastró en posición sentada y descubrió que estaba desnudo. El aire frío le recorrió el pecho, le puso la piel de gallina y le erizó los pezones. Las sábanas de seda le raspaban los muslos y se pegaban al sudor de su piel. Se estremeció, sintiéndose a la vez solo y vacío en la extraña quietud.

    Los sensores de la habitación detectaron su movimiento y elevaron la iluminación ambiental a un brillo de velas. Las lámparas en el baño contiguo se encendieron, anticipándose a sus necesidades, y arrojaron un cálido y acogedor paralelogramo de brillo sobre la alfombra carmesí.

    Lo pensó. Podía orinar, pero no le apretaba. Junto a él, el colchón se movió de una manera sutil pero inconfundible y, en la oscuridad, un par de manitas y cálidas le acariciaron el muslo entre las sábanas. Un pie, una pantorrilla, se deslizó por la cama y se enroscó alrededor de su pierna.

    "Estabas soñando," dijo Amara con voz apagada y suave por el sueño. "Fue un sueño. Estás a salvo. Vuelve a la cama."

    Dorian la miró, aún casi dormida con su enorme traje de soldado. No sabía cuánto tiempo había estado allí, acurrucada mientras él dormía, haciendo todo lo posible por calmar su ira con el simple bálsamo del contacto y la confianza. Tragó saliva, su garganta se secó de repente.

    "No fue solo un sueño," dijo. "Parecía un sueño, pero fue..." ¿Qué? ¿Más bits sembrados caóticamente del datonúcleo de Raville? ¿Un sustrato de hecho relacionado en el lenguaje del sueño? Se sentía más íntimo que eso de alguna manera, más personal, como si hubiera estado dentro de la cabeza de Raville, o Raville hubiera estado dentro de la suya. No sabía cuál era. "No fue solo un sueño."

    "No"

    La leve elevación en su voz insinuaba que ella quería decir más, pero se detuvo. El silencio flotó entre ellos, se extendió hasta llenar la habitación, una presencia inquietante preñada de todas las cosas que podrían haber dicho, pero decidieron no hacerlo. Dorian no le preguntó si había leído sus pensamientos mientras soñaba. Honestamente, no quería saberlo.

    Quizá ni siquiera le importaba.

    Se preguntó una vez más qué hora debería ser, y sintió una punzada de pérdida al recordar que su matriz había desaparecido. "¿Cuánto tiempo llevo... llevamos durmiendo?"

    "Solo unas horas. Es más tarde que temprano," dijo ella. Ahora ella sonaba más alerta. "Aún no será mañana por un tiempo."

    "¿Raville envió un mensaje sobre cuándo se reuniría con nosotros?"

    "Mañana"

    "¿Entonces envió un mensaje?"

    "No"

    No le preguntó cómo lo sabía ella. Era mejor simplemente creerla. "¿Pasó algo mientras yo dormía?"

    "Volví a calentar una cazuela impresionante, escuché algo de jazz en la biblioteca y terminé la velada con el mejor helado que he probado en mi vida. Me sentí sola, así que me fui a la cama."

    "No me refiero a eso."

    "¿Estás preocupado por los demás? Ray y los Juguetes Inadaptados están bien. Han encontrado un lugar para pasar la noche."

    Tampoco era eso exactamente lo que había querido decir, aunque se sintió aliviado al escucharlo. Amara debió de notarlo, porque se rió. Dorian fue incómodamente consciente de su desnudez una vez más y tiró de las sábanas con más fuerza alrededor de su cintura.

    "No tuvimos sexo, si eso es lo que estás insinuando. Te quedaste tan dormido que dudo que hubieras podido aguantar tu parte, por así decirlo," dijo ella en broma. "Si alguna vez surge, me gustaría pensar que sería algo que querrías recordar, pero ciertamente no te tomaría sin tu consentimiento, John."

    "No tener mi consentimiento no pareció impedir que me quitaras la ropa."

    "Te he visto desnudo antes, si lo recuerdas. No pensé que ayudarte a descansar más cómodamente fuera tan importante. No sabía que eras tan mojigato como ludita." Ella se echó a reír, pero lo reprimió, luego suspiró como alguien cuyas buenas intenciones han sido malinterpretadas y no ve una manera elegante de salir de eso. "Lo siento si te he ofendído."

    Su sombría formalidad le hizo estremecerse. No tenía la energía para estar molesto con ella. Ni siquiera quería sonar enfadado con ella, pero no parecía poder evitarlo. Los malentendidos parecían ser el único idioma en el que podían comunicarse.

    "No es eso. Yo solo... mira, ha sido un día largo, un día difícil. Demasiadas experiencias nuevas, demasiado estrés. Demasiado de todo. No sé lo que estoy haciendo la mitad del tiempo. Y si tuviéramos que, ya sabes, compartir algo así, simplemente, me gustaría que fuera algo especial." Pudo sentir un rubor subiendo a las mejillas y se alegró de que las luces estuvieran apagadas. "No es algo con lo que dormiría."

    El alivio de ella fue palpable. Amara se apretó contra él, presionando la longitud de su cuerpo, de modo que sus brazos quedaron alrededor de su cintura y la mejilla descansaba en su espalda, justo bajo su hombro

    "¿Aún estás enojado conmigo?" susurró ella.

    Él negó con la cabeza. "No lo creo."

    "Lamento haberte herido."

    "No lo lamentes."

    "Te herí. Debería disculparme."

    "No, no deberías. Porque no lo dices en serio, por ejemplo. Lamentas que me sintiera herido, no porque creas que lo que hiciste tú ocultándome tus planes, eso podría haber estado mal." Esas eran palabras hirientes también, pensó, pero tenían que decirse. Era la única manera que conocía de atravesar la niebla de los malentendidos. "Pero lo más importante, no quiero que te arrepientas porque tenías razón. Ahora lo sé. La única razón por la que me lastimé fue porque no entendí."

    "¿Pero lo entiendes ahora?"

    "No, no del todo, pero las cosas que no entiendo son cada vez menos. Creo..." Hizo una pausa y volvió a negar con la cabeza. Eso no estaba bien. No pensaba. Se sentía, en un nivel subliminal de conciencia, pero no estaba seguro de nada. En realidad, no sabía nada. Dorian eligió sus palabras con cuidado: "Michael Raville no es lo que parece ser."

    "No es humano, quieres decir."

    "No meramente humano. Es como tú."

    "¿Te dijo esto en tu sueño?"

    "Sí"

    Amara respiró hondo. "Yo había comenzado a dudar. Eso explica una gran cantidad de misterios." Se quedó callada por un momento, lidiando con sus propios pensamientos privados, luego preguntó: "¿Crees que Raville lo sabía? Me refiero al que conocimos. Al paquete en el Archivo."

    "No creo que él lo supiera. Tenía demasiada fe en las cosas que decía para saber la verdad."

    Ella asintió. "No creo que el mismo Raville lo supiera hasta hace relativamente poco, probablemente no más de unos pocos años. Creo que yo lo habría sabido. La otra parte de mí, la alienígena, habría respondido a otro de nuestra especie declarándose a sí misma en esta rama del metaverso."

    "En mi sueño, él me preguntó si se estaba despertando porque tú lo habías hecho o si era al revés." Dorian trató de imaginar cuáles eran las implicaciones de esta sincronicidad entre ellos, pero no pudo encontrar nada que pareciera particularmente revelador. "También me preguntó quién te envió aquí en primer lugar. Parecía pensar que eso era importante."

    "Está tanteando su camino, igual que el resto de nosotros. Ha comenzado a adivinar qué es, pero aún está muy lejos de alcanzar su máximo poder. Solo sabe que algo va mal y que no pertenece aquí. Por cierto, él es un peregrino de estancia temporal."

    "¿Crees que su plan para atacar a los Exousiai es una especie de crisis existencial?"

    Amara se encogió de hombros. "Él sabe que algo anda mal con su vida, consigo mismo, y percibe esa injusticia como una amenaza, por lo que ha construido una elaborada fantasía de persecución para explicar a su mente humana la inquietante discontinuidad que ha vislumbrado."

    El problema con esa historia, por supuesto, al menos como me la contaron, es que está equicozada.

    "Bien, analicemos esto, entonces." Le resultaba difícil ordenar sus pensamientos, separar el tiempo real del paisaje onírico. No estaba seguro de qué hechos pertenecían a dónde. "Si estipulamos que Michael Raville, el viviente, el que respira, Michael Raville, es un exousiano en lugar de un simple hombre, y si asumimos que está despertando ahora mismo, tal como tú lo estás, ¿dónde nos deja eso a nosotros? ¿Seguimos creyendo que él está equivocado acerca de la amenaza de los Exousiai? ¿Que va por detrás de la curva de aprendizaje y que necesita un pequeño empujón para que piense con claridad? Y si eso es cierto, ¿nos toca a nosotros darle ese empujón o le reconocerán los Exousiai tal como te reconocieron a ti, y le harán pensar con claridad ellos mismos?"

    "¿Qué estás diciendo?" Amara levantó la barbilla de su hombro e inclinó la cabeza para poder mirarle a los ojos. "¿Que vinimos para nada?"

    "No. Para nada, no. Si nuestro Michael Raville tenía razón, entonces aún están viniendo a por ti. Tú eres la perla, y eso era... es... El trabajo de Raville es devolverte a tu propia gente. Me pregunto si la razón por la que tuvimos que venir no es la que nos dijeron. Él me dijo que había sido él quien había llamado a los Exousiai. Que ellos no se había dado cuenta de que la humanidad estaba lista para ser redimida. Se suponía que ese era tu deber, despertar en el momento en que ascendíamos a algún elevado Punto Omega y hacerles conscientes de ello, ¿verdad? Entonces Raville te recuperaría y te mostraría cómo llevarnos al grandioso más allá. Pero te despertó un paquete de Raville que sin el beneficio de su conocimiento posterior. El paquete reaccionó porque creía que el verdadero Raville estaba cometiendo un error al intentar iniciar una guerra porque no entendía. ¿Y si esta no es la hora, Amara? ¿Y si no estamos listos y toda esta serie de eventos se pusieron en marcha solo porque Raville trataba de oponerse a sí mismo?"

    "Los Exousiai no vienen a destruir a la humanidad," le recordó ella, "por ningún error que pudiera haber cometido Raville, quieren ayudarnos a convertirnos en lo que ellos son."

    "Eso no es lo que Raville cree."

    "Entonces Michael Raville se equivoca," dijo ella, simple y finalmente.

    “¿Cómo puedes saberlo? Él es uno de vosotros. Tiene tanto derecho a reclamar su asunto de la divinidad como tú."

    “Porque yo siento que es verdad. Siento los pensamientos, la memoria y la esencia de los Exousiai latiendo dentro de mí. Incluso aquí, en esta prisión de carne, soy uno con ellos. Raville se ha dejado envenenar por efímeras ilusiones."

    Esa no era realmente una respuesta, pero Dorian no podía distinguirla sin desafiar su estado recién convertido como un Verdadero Creyente ™, así que lo dejó pasar. "Supongamos que tienes razón. ¿Qué se supone que debemos hacer? ¿Seguimos sin más? ¿Procedemos como lo hemos hecho y vemos qué sucede, asumiendo que los Exousiai saben dónde estamos todos independientemente de lo que haga Raville?"

    "No podemos quedarnos sentados mientras él intenta destruir a los Exousiai. Puede ser que haya armas que pudieran forjarse contra mi especie y que nos hicieran daño. Nadie sabría cómo crear un arma así excepto uno de los nuestros. Sería un mal terrible, John, matar a un dios. Eso no debe permitirse. Quizá mi gente previó esto, que Michael intentaría dañarles y usó su copia más pura para enviarme a oponerme a él en la coyuntura crítica. Un par masculino y femenino, yin y yang, una fuerza para equilibrar la otra."

    Dorian negó con la cabeza. "Eso es demasiado místico para mí."

    "Los dioses son místicos. Hacen cosas místicas."

    No sabía si ella se estaba burlando de él. La luz era demasiado tenue y su rostro estaba casi ensombrecido, una sugerencia de dientes y la belleza pálida y reluciente de sus ojos. Ella hablaba de dioses como si entendiera exactamente lo que estaba diciendo. Él se preguntó si los dioses alguna vez lograron ser inefables entre sí, o si la inefabilidad estaba reservada para los meros mortales.

    "¿Y si te equivocas?" Dijo él al fin, su voz apenas audible. "¿Y si Raville tiene razón y tú estás equivocada? ¿Y si los Exousiai vienen a nosotros no como ayudantes, sino como devoradores?"

    Ella le apretó más fuerte entonces, abrazándolo con todo su cuerpo en un apretón que era feroz y hambriento y casi, le pareció a él, desesperado en su anhelo.

    "No dejaré que te lastimen." Su susurro fue tan feroz como su abrazo. "Pase lo que pase, sea lo que sea que traiga el mañana, lo que sea que deba hacerse, no dejaré que te ocurra ningún daño. Cree en esto si no puedes creer en nada más."

    Dorian rodó en sus brazos hasta que se enfrentaron. Él cruzó los brazos alrededor de ella y juntos, yacieron con las cabezas sobre las almohadas. Él le acarició el pelo largo y dorado.

    Te amo, pensó él espontánea e inesperadamente, pero supo de inmediato que era verdad. Pase lo que pase, lo que traiga el mañana, lo que sea necesario.

    (Y yo te amo).

    Ella sonrió y él le devolvió la sonrisa, y la luz llenó los ojos de Amara como el fulgor de las estrellas.

Capítulo 23

    Ray Morrical; capitán de la Horda del Proletariado, líder de consenso de la principal organización insurreccional política de los mundos marginales y notorio provocador geoeconómico; estaba de pie en el puente del crucero de batalla clase Magallanes T.E.S. Indianápolis examinando con calma el registro de estado de la misión del día por encima del hombro del Comandante Supremo de Tercer Ciclo Cadigan Pyle.

    Pyle escaneaba el texto en la hoja de deslizamiento de activo descifrado único orientado a la visión con solo un interés superficial y, cuando hubo terminado, arrugó la misiva entre sus manos y la arrojó al contenedor de desechos de dox clasificados junto a la silla.

    El contenedor se selló rápidamente con un silbido y un estallido cuando una nube de nanodesmontadores se puso a trabajar para reducir la estructura formal de la hoja deslizante en sus componentes moleculares básicos.

    Pyle gruñó descontento y se palpó los bolsillos del uniforme como un hombre que busca su paquete de cigarrillos extraviado, lo cual Ray sospechaba que era exactamente lo que estaba haciendo, pues se detuvo cuando su mirada se posó en la luz boba de NO FUMAR en el parte superior de su panel de comunicaciones. Pyle era un oficial enjuto, de mejillas hundidas, con los nudosos nudillos rojos de un maquinista y ojos sombríos e inyectados en sangre. Todo su vocabulario parecía consistir únicamente en gruñidos muy matizados, hipérbole cósmica y un arsenal sorprendentemente complejo de coloridas, aunque biológicamente improbables, blasfemias.

    El Comandante Supremo cambió su peso, haciendo un laborioso ruido gutural que estaba en algún lugar entre un gruñido y un suspiro. Su cabello estaba engominado; su piel, cetrina y sin afeitar. Su uniforme no parecía haber visto el interior de una lavadora en una difícil semana.

    "Marinero Técnico Lloyt," rugió Pyle. "Los Poderes Fácticos me han indicado que haga el máximo esfuerzo por descubrir exactamente, con la debida y apropiada prisa, lo que está sucediendo con nuestra matriz de datos a distancia. El Gran BungholeNOTA5 de Segundo Ciclo Toson está informando de escamado indiferenciados en el agujero de espuma recursivo de esto y lo otro. Este escamado antes mencionado parece no tener efectos visibles ni en el desempeño de la misión ni en nuestra preparación esencial para el combate. Sin embargo, se me ha informado, en la más estricta confidencialidad, que es directamente responsable de un patrón inaceptable de codificación aleatoria de señales en el haz estrecho transmitido hasta él por ciertos, digamos, desagradables asociados comerciales empleados indirectamente por la industria del entretenimiento deportivo. El Sr. Toson ha sobreexplotado significativamente sus activos personales y, a menos que pueda salvar cierta ecuanimidad en su flujo de efectivo a través de una serie de apuestas colocadas afortunadamente en el futuro cercano, se enfrenta a una recepción poco hospitalaria a nuestro regreso a casa. Dadas estas circunstancias, al Sr. Toson, como es comprensible, le gustaría ver este escamado sin escamas lo más rápido posible y durante la duración de este ejercicio militar salta traseros de modo que pueda intentar correctamente poner su casa financiera en alguna apariencia de orden. Estoy seguro de que usted puede apreciar su situación."

    Pyle se pasó las manos por la cara con cansancio. “A pesar de mi deseo profundamente arraigado de complacer al señor Toson, también me gustaría señalar que, concomitante a este problema con la matriz datburst, parece que tengo mis propias dificultades para acceder a mi rastreo esencial de felicidad de los resultados de la Liga de Campeones de rugby, por el cual pago una tarifa premiumde suscripción mensual. Esta situación puede muy bien ponerme de mal humor si no se resuelve en el inmediato, si no causalmente preexistente, futuro. ¿Me he hecho entender?"

    El desafortunado tripulante que parecía ser el intenciinado destinatario de este aluvión de datos potencialmente apócrifo (un joven de ojos brillantes y cabeza de remolque sentado en el lado opuesto del complejo de puentes en la Consola de Ingeniería de Sistemas) asimiló los factores relevantes con un desconcertado asentimiento y se reclinó en su sofá de gravedad. Parpadeó rápidamente cuando accedió al núcleo de la red de la nave.

    "Ejecutaré un diagnóstico del sistema ahora, señor."

    Pyle movió los labios con desdén en dirección a Lloyt. "Estoy absolutamente seguro de que la solución será así de simple, Marinero Técnico, lo cual sin duda es la razón por la que nadie más ha pensado en ello hasta este momento."

    Lloyt levantó la cabeza. "Lo siento, señor, ¿hay otro curso de acción que recomendaría?"

    Pyle movió una desdeñosa mano. "Por supuesto que no. Yo me siento en esta silla para poder exigir resultados sin tener que degradarme ofreciendo sugerencias útiles. Continúa con tu tarea, miserable herramienta. No tengo tiempo para hacer de niñera. ¿No ves que tengo las manos ocupadas dirigiendo una de las naves de guerra más avanzados tecnológicamente jamás construidas por manos humanas mediante increíblemente complejas tareas necesarias para continuar manteniendo la misma órbita geosincrónica básica que llevamos durante los últimos tres ciento sesenta y ocho horas? Me estremezco, te lo aseguro. Me estremezco al pensar en las pesadas responsabilidades que se han impuesto sobre mis hombros."

    Alguien que no era Lloyt se rió en voz baja. Pyle gruñó, luego se levantó del sillón y apoyó los pies en la cubierta, vacilante. “Ahora tengo que pirarme. El Sr. Sprechtman tiene el mando, siempre que comprenda que si lo encuentro otra vez sentado en mi asiento cuando regrese, le extirparé toda la longitud de los intestinos por el ano y lo colgaré del brazo de astillero con ellos. En caso de que esta nave no posea un brazo de astillero, no dudaré en fabricar uno. En el caso relacionado de que no lo pille allí, pero sí ocupe mi asiento, la primera persona que le delate recibirá una promoción de campo de rango completo en el acto. Que me haga un ping si sucede algo interesante y, por amor de Dios, que alguien me consiga los últimos resultados de la Liga de Campeones cuando regrese. Tengo cincuenta rupias en juego para el resultado de Jetland Green."

    La posterior partida de Pyle le recordó a Ray el repentino desinflado del globo de un niño. El Segundo Oficial Sprechtman se levantó del panel de Selección de Objetivos de artillería y silenciosa, pero eficientemente, recorrió el puente de puesto en puesto dando órdenes generales, ofreciendo correcciones de rumbo e informes de estado de campo de la tripulación.

    Michael Raville silbó suavemente en dirección a Ray. "Eso puede haber sido la demostración de comunicación verbal más singularmente impresionante que he visto en mi vida."

    "Según los registros de personal de la nave, Cadigan Pyle es el sobrino favorito de Alguien Extremadamente Importante dentro de la estructura política de Stratiskaya Daransk."

    "Tendría que serlo, ¿no?" observó Raville sonriendo, pero se puso serio rápidamente. “Sin embargo, ahora que nuestros anfitriones han descubierto el agotamiento de sus recursos datburst, nuestro tiempo restante es limitado. El Comandante Supremo Cadigan Pyle puede ser la mejor opción por ser completamente incompetente, pero mi dinero dice que Sprechtman probablemente no lo sea, ya que ha sido asignado para hacerle de niñera."

    El retraso de la hora era lo último que necesitaba recordarle a Ray. Había perdido a seis de su tripulación en las últimas dieciocho horas, así como a Dorian y Amara. Cada momento perdido era una oportunidad perdida para vengarse de Michael Raville, pero él era paciente y cauteloso y si le daba a su gente tiempo y espacio para trabajar, confiaba en que le ayudarían como siempre lo habían hecho en el pasado.

    Raville le miró expectante, pero Ray no respondió de inmediato. No se sentía obligado a compartir su sentido privado de urgencia con la copia digital de Raville.

    “DeMartel ha hecho todo lo posible para compensar las deficiencias políticamente impuestas en su cuadro de liderazgo al rodear a Pyle con una tripulación de Ciclo altamente motivada y técnicamente experta," dijo por fin. "Stine y Ghast los frustrarán por un tiempo, creo, pero nuestro descubrimiento se ha vuelto inevitable."

    Un claxon de bajo volumen zumbó en su oído, era uno de los avisos de Dorian brillantemente modificados anunciando que el script de incursión actual había desgastado su bienvenida y era vulnerable a la detección. Ray enganchó con los dedos el antebrazo de Raville.

    “Vamos. Encontremos lo que hemos venido a descubrir."

    Parpadeó dos veces y la proyección de la señal ambiental del puente extraído del datonúcleo de comunicaciones internas del Indianápolis se desvaneció. Esta fue reemplazada por la arquitectura virtual inclinada de mármol pálido de la espuma de seguridad de Dorian. El cambio repentino en las variables perceptoras casi le hizo tambalearse, y Ray tuvo que extender una mano virtual para sostenerse en la barandilla y evitar caerse. Se quedó allí por un momento, reuniendo lo que quedaba de su fuerza menguante. Llevaba despierto más horas de las que quería recordar, se había cuidado a sí mismo durante lo peor del choque zap con estimulantes corticales hasta romper la pared del agotamiento, pero ahora estaba en una carrera para ver si su voluntad duraría más que su cuerpo. Incluso en el geek, su cuerpo anunciaba su desesperación por descansar.

    Con una ligera punzada de culpa, se sentó en la plataforma de control y comenzó a marcar la secuencia de carga para una serie de rutinas basura posteriores a la intrusión. Le había prometido que no volvería a violar este espacio, espacio que el mismo Ray le había dado una vez a Dorian, en parte por amistad, en parte como inversión en un talento asombroso. Pero últimamente había hecho muchas promesas, la más vinculante para la propia Amara, el impresionante avatar de una raza alienígena. «Debía encontrar el arma por mí, Capitán», le había ella dicho en sus últimas horas a bordo de la Horda del Proletariado mientras Dorian había estado horneando sus sinapsis en un intento por sembrar los datos que había robado del datonúcleo de Raville. «Me lo está ocultando, del mismo modo que oculta sus intenciones a los Exousiai. No sé cómo. Quizá tenga yo la culpa. Quizá aún no he despertado a mi verdadero yo lo suficiente como para descubrir la verdad. Puede ser que el anticuado ingenio humano descubra lo que se ha ocultado. Tal vez sea así, el precio de nuestra admisión al pléroma cósmico. Cuando lleguemos a Giari Tau, mi responsabilidad es detener al propio Raville. Si fallo, su arma debe ser destruida antes de que pueda alzarse contra los Exousiai. No se le puede permitir que les dé este golpe.»

    Pero Ray había estado pensando en la estrategia, en la logística de intentar controlar una completa estación avanzada con solo una docena de hombres a su disposición. «Querida mía, ¿no es por eso que has traído a tu propio experto en incursiones de datonúcleo? Sin la intención de insultar a ninguno de mis propios compatriotas, la habilidad de John es incomparable, al menos en lo que respecta a nuestros recursos. El hombre es prácticamente un sabio y ahora puedo decirles que él no apreciará que nadie ponga freno a sus engranajes cuando se dedica a la tarea. Lo que Dios le negó en perspicacia social, lo compensó con una habilidad técnica pura.»

    « ohn no ha sido elegido para destruir el arma de Raville.»

    «¿No? Entonces, ¿para qué está aquí?» Y ella había sonreído, dulce y atractiva, una imagen de inocencia.

    « Honestamente, no tengo ni idea. Solo sé que ha sido elegido.»

    «¿Elegido por quién?»

    «Esa es la pregunta fundamental, ¿no es así?»

    Y así él lo había prometido. Su juramento a Amara era la única razón por la que estaba dispuesto a incumplir su palabra. Este espacio sagrado era donde John había elegido ocultar el paquete robado de Michael Raville que había rescatado del Archivo, y Raville era la única oportunidad que tenían de localizar el arma y encontrar una manera de desarmarla. En lo que respectaba a Ray, en el instante en que Amara fue capturada, todos los demás juramentos se volvieron discutibles. Si su acción les salvaba la vida, John le perdonaría.

    Y si no, el hecho de su traición no importaría de todos modos.

    "Entonces, ¿cuánto tiempo más calculas que tenemos antes de que se den cuenta de que has pinchado una parte de su transmisión para espiar sus comunicaciones?"

    Raville se manifestó en una majestuosa silla Luis XVI que apareció a la izquierda de la consola de control, donde podía supervisar casualmente las actividades de Ray. Este diseño incongruente que irrumpía en el entorno simétricamente perfecto, que Ray había construido una vez con tanto amor, le hizo estremecerse, aunque no fue solo la ofensa a su sentido estético. Estaba consternado por la profundidad con la que el autoconsciente paquete Raville debía de haberse insinuado dentro de la arquitectura para poder generar espontáneamente sus propias plantillas de variables ambientales por capricho. Se suponía que los bloques de código de este universo eran inviolables.

    "Tengo fe en mi gente," respondió Ray con indiferencia. Ejecutó otra serie de scripts de purga de caché para reducir su perfil de paquete en el flujo de datos. Ya estaba lo bastante gordo cargando con la densidad de Raville. “Ellos nos darán todo el tiempo que les pida, que en este caso no debería ser absolutamente indeterminado. Sospecho que las cosas llegarán a un punto crítico bastante pronto, a juzgar por la actividad en el registro de la misión. DeMartel y el comandante Temple se lanzarán a la superficie por la mañana para una sesión de emergencia con tu... ah... ¿yo real? ¿Otro yo?" Ray tropezó con el término correcto.

    "Némesis es una buena palabra," ofreció Raville.

    "Sí, bueno, dudo que él convoque una sesión de emergencia a menos que estuviera a punto de ocurrir algo importante. Dado que podemos suponer que sus fuerzas han tomado el control de Amara y John, probablemente sea una buena suposición que el programa de la misión procederá con renovado vigor a partir de este momento. Razón de más para que nosotros hagamos lo mismo."

    Raville asintió. “Puedes asegurarme, supongo, que las personas que te quedan son más fiables en su lealtad de la del recientemente difunto Sr. Yartz."

    Ray se sentó rígidamente. "Yartz fue una aberración."

    Habían descubierto la traición de Yartz por pura casualidad mientras realizaban un análisis amplio de la intranet de contenido de transmisión nave a nave Militar de Strat cuando los parámetros de búsqueda de Stine tropezaron con la clave de cifrado de haz estrecho específica de la Horda del Proletariado. Ray aún consideraba que toda la situación estaba fuera de los límites de la discusión, un hecho que su propia gente había entendido instintivamente sin la necesidad de cometer un error al lanzar recriminaciones estúpidas y pinchar a los osos dormidos con palos afilados.

    Ray había elegido a Yartz para su equipo hacía tres años estándar, después de que el joven alcanzara una cierta prominencia regional por la atrevida intrusión en una transferencia de cuenta de un conglomerado minero. Los fondos se habían desviado más tradicionalmente de los bolsillos de la fuerza laboral local mediante una sobretasa oculta pasada ilegalmente durante las sesiones legislativas a puerta cerrada a cambio de ciertos servicios de fijación de precios. En retrospectiva, era evidente que Yartz hubiera estado más interesado en lograr ganancias fiduciarias personales con su intrusión que en la satisfacción moral abstracta de haber luchado en una buena batalla.

    Pero independientemente de la claridad a priori, Ray ciertamente no apreciaba las afirmaciones casuales de Raville de que la codicia de un hombre podría reflejarse en la confiabilidad de los Juguetes Inadaptados como organización en general. De hecho, Ray estaba llegando rápidamente a la conclusión de que no le gustaba mucho esta versión de Michael Raville más que el original bona fide. Este parecía tener demasiado placer en hacer que la gente se erizara. La omnipotencia a pequeña escala le había vuelto caprichoso, o simplemente cruel. Ray se preguntaba cómo le había tolerado John durante tanto tiempo.

    Cualquiera que sea el razonamiento de Raville para atacarlos, Ray no dudaba en devolverle el fuego. “Para ser honesto, camarada, me preocupa menos la capacidad de mi gente para hacer su trabajo que la tuya para hacer el tuyo. Hasta que no demuestres tu utilidad, tanto tu agenda personal como tu fidelidad estarán aún en cuestión."

    Los ojos de Raville se abrieron en una lúgubre demostración de indignación. "Su duda me hiere, Capitán."

    "No lo suficiente para hacerme feliz, te lo aseguro."

    "¿Y qué quieres que haga para demostrar mi valía?"

    "Encuentra el arma de Raville y dime cómo destruirla."

    “Ya sabes dónde está. Sabes que no puede estar en la estación lunar. No poseen un mecanismo de lanzamiento para lanzar un arma de magnitud suficiente a su objetivo a una distancia segura. No hay silos ocultos, ni plataformas de artillería cislunar. Por tanto, el mecanismo en cuestión debe estar en una de las naves. En las naves de guerra, casi dudo en recordártelo. A juzgar por el contenido del flujo de bits que se origina en el Juggernaut, no es más que una nave de apoyo, un cuartel flotante para infantes de marina de cuello grueso y despensa comunal. Si alguna nave va a disparar la salva inicial de una guerra interestelar, será el Indianápolis."

    Raville solo estaba repitiendo la lógica que había usado con Ghast y los demás para limitar el enfoque de su investigación. "Pero ¿qué es? No puedo encontrar el arma si no sé qué buscar."

    "Y yo no puedo decirte qué constituiría una fuerza significativa contra una raza de seres funcionalmente omnipotentes. Solo puedo animarte a seguir buscando y asumir que lo reconoceremos una vez que lo encontremos."

    "Eso no es suficiente. ¡Fue tu mente la que imaginó tal arma en primer lugar! Tienes que tener una idea de lo que harías tú mismo, del tipo de dispositivo que diseñarías si estuvieras en su posición."

    "Ese hombre no soy más yo de lo que tú eres tu propio padre, Capitán," espetó Raville. Señaló a Ray con un dedo en tono acusatorio. “Tú llevas una plantilla viral replicada de tu organización genética, tal como yo fui ensamblado a partir del mapa de la matriz sináptica de mi progenitor, pero me atrevo a decir que te consideras una entidad única a pesar de ese hecho. Nuestras bases no son predeterminadas. Yo no puedo imaginar qué precipitó la locura de Raville ni qué solución podría idear para actuar en consecuencia, como tampoco tú puedes predecir los pensamientos de tu padre."

    Ray se presionó la frente con la palma de la mano y bajó la cabeza. "Tienes razón, por supuesto. Eso ha sido injusto de mi parte. No puedo esperar que sepas lo que podrías hacer si pensaras de manera completamente diferente a como lo haces."

    Ninguno de los dos habló durante un rato. Ray azotó en el fango de sus propios pensamientos cada vez más incoherentes. Se sentía perdido, desesperado. Necesitaba dormir.

    Raville se aclaró la garganta y, en tono conciliador, dijo: “Lo único que puedo asegurarte es que él no está mintiendo. El arma existe. El mecanismo para entregarla existe. Y si se ha preparado para usarla, el arma funciona según lo anunciado. No soy un hombre que juega a menos que esté seguro de que puedo ganarle a la casa más de lo que esta me quita."

    "Suponiendo que no identifiquemos ni localicemos este dispositivo, ¿qué curso me recomiendas?"

    "Si no puedes detener el arma en sí, no tienes más remedio que encontrar una manera de evitar que se lance. Cueste lo que cueste. Incluso si eso incluye esta nave, la estación Giari Tau y todas nuestras vidas."

    Sus palabras se suspendieron en el aire, tan negras y siniestras como la muerte. Ray se pellizcó el puente de la nariz y mantuvo los ojos cerrados con fuerza.

    «Si yo fracaso», había dicho Amara, «su arma debe ser destruida antes de que pueda alzarse contra los Exousiai. No se le puede permitir que les dé este golpe.»

    Y él le había prometido que lo llevaría a cabo. Prometido, sí, pero no estaba dispuesto a albergar pensamientos tan desesperados. Aún no, al menos. No podría haberse vuelto tan sombrío para que el asesinato en masa fuese la única respuesta, ¿verdad? Y si lo había hecho, ¿De veras era ese el juramento que había hecho? ¿Amara, los mismos Exousiai, de veras esperaban que él invirtiera tantas vidas como muestra de buena fe?

    «No se le puede permitir que les dé este golpe.»

    Sin decir una palabra más, Ray terminó su sesión de espuma y salió del geek.

    Ghast alzó la cabeza cuando Ray despertó. Su ojo visible estaba entornado; el monóculo triDvid que cubría el otro ojo se dilató en consecuencia, como si estuviera sometiendo a Ray a un minucioso examen físico. Por lo que Ray sabía, probablemente lo estaba. Se levantó de su posición reclinada en el sofá de surfeo improvisado: un par de frágiles contenedores de envío averiados cubiertos de una disposición de trapeadores sin usar. Había sido toda su intención ponerse de pie alegremente y comprobar el estado de sus esfuerzos, pero sentarse con los pies colgando sobre el borde de la caja fue todo lo que pudo hacer. Pensaba que sus piernas no le sostendrían si intentaba ponerse en pie.

    Sin el falso estímulo del geek, su fatiga cayó sobre él como un paño empapado. El geek era parte de eso, en realidad, o al menos de esta aproximación plana y bidimensional de geek que le estaba dando su matriz externa. Las imágenes que intentaban estimular sus nervios ópticos a través del medio reductor del monóculo eran granulosas e inciertas, propensas a saltos aleatorios y fugas grises como si hubieran sido canalizadas a través de un alambre de burst poco confiable. Trabajar con ellos durante demasiado tiempo casi lo hacía desear unos anticuados teclado y un monitor. Quizá entonces la presión palpitante detrás de sus ojos no fuese tan molesta. Ray inclinó los hombros y dejó caer la cabeza. El Parkman había estado colocado sobre su cráneo mientras él yacía en sesión y ahora colgaba ligeramente torcido de las orejas. Sentía irritadas las sienes y la órbita donde el arnés le había rozado la piel. El hombre se sentía miserable en casi todas las formas posibles.

    Ghast se levantó del asiento junto a la pared. Ray lo oyó tropezar con el espacio estrecho y que apestaba a acetona del armario de mantenimiento que servía como cuartel general táctico de su último y glorioso comando. No se habían movido del lugar donde improbablemente Amara los había depositado, un par de contiguas salas estrechas y claustrofóbicas con apenas espacio suficiente para colocarlos con los estantes de artículos de limpieza y cajas de artículos de papel. Un breve reconocimiento de sus alrededores había establecido que estaban en el borde exterior de la estación de investigación Giari Tau, a unos pocos metros bajo tierra y justo al final del pasillo de las esclusas de presión que conducían a los pozos de combustión y bahías de lanzamiento que pasaban por el espacio incipiente de la estación. Puerto. Al principio no había sabido qué hacer con su destino, e incluso había temido que fuera una forma subliminal de bandera blanca, Amara les había enviado el claro mensaje de que la misión había fallado y que deberían salir del planeta de cualquier modo que pudieran.

    Pero Stine había disipado una evaluación tan sombría al conectarse al centro de comunicaciones local y regresar con la información de que el armario estaba en una zona de sensor muerto entre el monitoreo activo de la estación propiamente dicha, la cual estaba bajo el control de la seguridad local, y el nuevo (y algo apresurado) complejo de lanzamiento construido, actualmente supervisado por el TI de Strat.

    El hueco creó un velo conveniente de caos desde el cual algunos bits virales extraños podrían transmitirse a la conexión más cercana como gramos de señal redundantes y transmitirse entre los núcleos competidores como paquetes amistosos que se habían degradado en el intercambio de búfer.

    Era útil era útil tener un dios de tu lado en momentos como estos.

    Pasaron varios momentos grises en los que Ray dio algunas cabezados, luego volvió a estar alerta, repentinamente consciente de que Ghast estaba frente a él. Trató de levantar la cabeza, notó que no podía y se conformó con dejarla caer sobre un hombro, donde al menos podía mirar de lado a su Primer Oficial.

    Ghast le tomó una de las manos y le colocó una taza de café humeante en ella. Ray jadeó de dichosa sorpresa. Había entendido que habían agotado el último de los termos hacía más de cuatro horas. El bueno de Ghast le había guardado uno aparte.

    "Eres un absoluto santo, amigo mío," dijo Ray. El espeso aroma del café recién hecho hizo maravillas en su débil energía. Se las arregló para quedar casi erguido. "Bendito seas."

    "¿Cuándo fue la última vez que durmió?"

    “Pillé algunos guiños en la sesión. No te preocupes por mí."

    "Me preocuparé si me apetece. Estás muerto de pie. Y no creas que no te vi pasar tu dosis de epifeno a Youkilis. ¿Cuánto tiempo crees que puedes continuar?"

    Ray movió la cabeza débilmente. "Youkilis lo necesitaba más que yo. En realidad, él estaba trabajando en el problema en cuestión en lugar de agitarse por entretener a los demonios." Bebió un sorbo de café. Aún estaba demasiado caliente y se las arregló para quemarse la lengua. No lo detuvo. Estaba demasiado cansado para que le importara.

    "Y hablando de gatos, ¿dónde está Youkilis?"

    “Los envié a él, a Anderson y a Stine a la parte de atrás para que tuvieran un par de horas de sueño real. Thomas, Gallegos y yo estamos persiguiendo el reloj. Ninguno de nosotros estamos en condiciones de mantener un puesto de vigilancia durante más de media hora a la vez, pero lo estamos logrando." Gruñó y escupió, disgustado. "Desafortunadamente, solo administrarlo no va a ser suficiente por mucho más tiempo. ¿Descubriste algo útil?"

    "Descubrí que incluso la representación matemática de Michael Raville es un idiota."

    "Gran sorpresa."

    "Sí." Ray negó con la cabeza, sonriendo. “En una nota más positiva, te complacerá saber que el tubo de derivación que Stine perforó en la red de tráfico espacial se abre a la red de comunicaciones del buque insignia. No sé si podría haber logrado entrar tan profundamente como lo hice sin algunos de los pequeños juguetes de Dorian para ayudarme, pero el camino está despejado a corto plazo. Dile que estamos generando interferencia al enrutar mediante el concentrador de la Juggernaut, por lo que debemos modular nuestra transmisión o eliminar el ancho de banda de su matriz de datos. Tienen rastreadores detrás de nosotros, pero no creo que sepan que su sistema se ha visto comprometido en este momento. También me las arreglé para descubrir que Temple y DeMartel vendrán aquí a primera hora de la mañana para una sesión de estrategia a corto plazo con Bryce y Raville."

    Ghast hizo una mueca. "Eso no puede ser una buena noticia para nuestro lado."

    "¿Has descubierto algo sobre el estado de nuestros queridos compañeros?"

    “No. Tuvimos un breve error cuando el teniente que dirigía la fuerza de ataque de los marines envió una solicitud de verificación de cambio de misión a través del skip-connex local, pero desde que los entregó al jefe de seguridad de Raville, se han salido de la red." Transmitir estos datos lo hacía parecer casi enfermo.

    "¿Qué crees que significa?"

    "Significa, querido muchacho, que voy a tener que pedirte que hagas algo horrible."

    "¿De verdad?" Su rostro se iluminó de anticipación. "¿Qué exactamente?"

    Era equivalente a un crimen contra la humanidad incluso pedírselo. Ray sabía por años de experiencia compartida que Ghast estaba solo en una forma marginalmente mejor que él, a pesar de las protestas que haría si se le acusaba de cansancio.

    Pero había que hacerlo.

    Puso una mano sobre el hombro de su amigo. "Necesito que me robes una lanzadera y un código de embarque en el T.E.S. Indianápolis. Vamos a hacer un viajecito."

    "¿Al buque insignia de Strat?"

    "En mi experiencia, es difícil lanzar un asalto encubierto contra una nave de la línea a menos que uno se las arregle para viajar allí."

    "¿Hablas en serio?"

    Temía que Ghast se resistiera, que por una vez, el simple hecho de la imposibilidad anulara su enorme sentido del deber y anunciara que no se podía hacer. Ghast nunca lo había rechazado, sin importar cuán extrema fuera la solicitud, cuán improbable era la esperanza de éxito, pero Ray no lo habría culpado si se hubiera negado ahora. Casi le estaba pidiendo que se pusiera el cuchillo en la garganta.

    "¿Debería reservar un pasaje para los siete o se consideraría eso una ventaja injusta?"

    Ray dejó escapar el aliento cuando el alivio se apoderó de él "Oh, creo que esta vez iremos juntos."

    Se rieron de su bravata y, cuando terminaron, se miraron solemne y silenciosamente el uno al otro.

    "¿La encontraste?" Preguntó Ghast.

    "No."

    "¿Pero Raville cree que está ahí? ¿A bordo del Indianápolis?" Ray dudó, mordiéndose el labio inferior, una sugerencia de que no encontraba que el imprimatur de Raville no fuera tan convincente incluso en las mejores circunstancias. "He estado en todo su núcleo durante la última hora, Ray. Saqué un extracto de su arsenal y sus registros de transferencia de municiones. No hay nada fuera de lo común, ciertamente nada que parezca suficiente para causar todo este alboroto."

    Raville ni siquiera sabe lo que estamos buscando, pensó Ray con gravedad, pero no se atrevió a pronunciar las palabras. No importaba. Lo que eligieron hacer no fue decisión de Raville. Era solo suyo. Él era responsable de su éxito o fracaso y de cualquier vida que se perdiera en el proceso.

    "Creo que está ahí," respondió Ray, "pero no tengo ninguna evidencia que lo respalde. Es una corazonada, una suposición."

    Ghast se encogió de hombros amigablemente. "Te he seguido antes con menos base. Dame unos minutos y se me ocurrirá algo. Tendré que sacar a Stine de la cama."

    Cuando su Primer Oficial se volvió hacia la pequeña sala de almacenamiento y la ejecución de su última tarea, Ray sintió una punzada de culpa. Su equipo, sus amados Juguetes Inadaptados, ya habían soportado muchas pérdidas y dolor. Era injusto pedirles más, pedirles esto. Era inútil y exigente hasta el punto de ser cruel. Y él no tenía ninguna duda de que escucharían y obedecerían cada una de sus órdenes. Él lo pedía, y ellos lo harían y al diablo con la razón. No se permitían fallar.

    "Tómate tu tiempo," dijo Ray. Era la única forma que conocía de mostrar su gratitud por su fidelidad. "Aún tenemos un poco de tiempo, al menos."

    Confiaba en que eso fuera cierto.

    Ray asintió amablemente al saludar al joven sargento sentado en la esquina al otro lado de la cubierta estrecha frente a él. No había ventanas en las que ocupar su atención, no había pantallas de estado que mirar y no podía soportar ver más el cansancio hundido de su tripulación a su alrededor. En ausencia de información sensorial, se vio obligado a imaginar el ascenso de la cápsula autoguiada en forma de góndola mientras se arrastraba suavemente por la línea de fibra de nanocarbono esparcida desde el puerto espacial hasta la plataforma de observación Gimbrell a más de ocho kilómetros por encima de la estación. Hasta el momento, el sargento, quien se había unido a ellos en el último minuto en la cola de salida y que era el único a bordo que no era uno de los Juguetes Inadaptados, había demostrado ser un pobre embajador del aparato militar de Strat y aún mayor fuente decepcionante de interés. Los ojos del joven revoloteaban a un ritmo constante y los músculos de sus mejillas y mandíbula se ondularon con la reacción de estímulo reprimido, lo que indica que estaba más que distraídamente absorto en la trama de lo que probablemente era una alimentación explícita de inmersión completa directamente desde la Hebra. No reconoció el saludo con la cabeza que le dio Ray, pero Ray mantuvo la sonrisa vidriosa fija en su rostro por si acaso.

    Cuando se hubo convencido de que eran funcionales, le habló a Ghast por el lado de la boca, manteniendo la voz baja. "Explícame de nuevo qué estamos haciendo aquí exactamente. Se suponía que debías robarme un transbordador, según recuerdo."

    Ghast palmeó la caja de herramientas en el banco junto a él. Cada uno tenía una, pequeños cofres de metal con tapas abatibles, cuyas bandejas superiores estaban cargadas con destornilladores y llaves de tubo de varios tamaños. El espacio debajo se había vaciado para dejar espacio para sus unidades Parkman, que de otro modo podrían haber atraído una atención no deseada.

    “Era imposible que estuviéramos al mando de un transbordador en una rampa recta hacia la nave insignia desde el puerto. Aún hay demasiados rumores de seguridad acerca de los terroristas infiltrándose en la estación y los jefes de sección inmediata están demostrando ser lentos para renunciar a este a pesar de que, según los informes, la amenaza se ha contenido. Eso no debería ser del todo inesperado, porque sin una alerta activa, tienen que averiguar qué hacer con cinco mil marines fronterizos que de repente tienen demasiado tiempo libre entre manos. El Comando de Strat tiene todos sus vuelos directos en pie de combate, y los controladores de TA están siendo extremadamente delicados con las desviaciones del horario de vuelo publicado sin una contraverificación de los oficiales de administración. Di lo que quieras sobre alquila-un-soldado, pero el Comando de Strat es notoriamente anal en cuanto a detalles logísticos y reglas de disciplina de vuelo."

    Estudió con inquietud a su compañero de viaje en busca de indicios de consciencia en tiempo real, y al no ver ninguno, continuó.

    "Por otro lado, hay un flujo regular de tráfico de técnicos arriba y abajo de la plataforma Gimbrell desde ambos lados del pasillo. Los residentes de la estación acordaron compartir el tiempo de escaneo en la matriz orbital del espacio profundo de emisión de radiación con los militares a cambio del préstamo de unos cuantos miles de millones de ciclos prox para ayudarles a analizar las imágenes que rebotan en la granja de la singularidad. El beneficio de Strat es que obtienen una visión más remota de la circunferencia del sistema ya calibrado para mirar mejor y más lejos que cualquier cosa que hayan traído consigo. Dado que es probable que tengan una idea razonable de lo que se avecina, están más que felices de tener todos los fisgones adicionales que pueden conseguir."

    "¿Y eso nos beneficia cómo?"

    Ghast tomó aliento y se sumergió en su explicación, recitando las conexiones en su cadena de razonamiento como viñetas en un debate político. “El paquete de software que se desarrolló para dirigir y enfocar de forma remota el conjunto de telescopios radcam fue diseñado internamente por algunos estudiantes de posgrado en Giari Tau y es propiedad intelectual registrada de Soluciones Radiotrónicas AimScan LLC, una subsidiaria de propiedad total de la Cooperativa Científica de Exploración de Phi Sophia. P-Sec es una organización de apoyo académico sin fines de lucro fundada por el CSO de la estación Kenwood Bryce para generar fuentes de ingresos confiables para el mantenimiento continuo de las instalaciones de Giari Tau y sus misiones de investigación relacionadas. Las tarifas de licencia y el contrato de servicio voluntario asociados con este paquete de software representan casi el dieciocho por ciento de los ingresos del fondo general de la estación fuera de las fuentes gubernamentales y están sujetos a todas las restricciones estándar del EULA con respecto a la descompilación, la ingeniería inversa y la manipulación del código fuente. Lo que significa esencialmente que los abogados de AimScan, P-Sec y, en última instancia, de la Organización de Ciencias de la Tierra, tienen una visión comprensiblemente oscura de la gente que está jugando con las tripas de su software, incluso si las personas en cuestión son las fuerzas militares enviadas aquí para el expreso el propósito de evitar que les vuelen el trasero hordas alienígenas invasoras. Para que la Indianápolis usara los recursos de la plataforma Gimbrell de manera efectiva, tuvieron que licenciar e instalar el software en su datonúcleo para manejar sus telescopios. Cuando ese software se rompió, no podían intentar arreglarlo sin una reinstalación completa costosa en tiempo o intentar abrir la lata y diagnosticar el problema ellos mismos, por lo que se exponen a la posibilidad de un litigio de propiedad intelectual que probablemente perderían. Dado que de todos modos estaban en el vecindario, tomaron la decisión segura y decidieron hacer una llamada de servicio a los gurús de soporte locales."

    Ray arqueó una ceja. "¿El software se rompió?"

    "Bueno, no de forma espontánea, por supuesto."

    "Ya veo."

    "La conclusión es que la llamada de servicio fue recibida por gente que se representa a sí misma como soporte técnico de AimScan. En respuesta a las dificultades reportadas, se han enviado técnicos capacitados, un funcionario de la Administración de Strat ha firmado sus tarjetas de embarque de emergencia y habrá un transbordador de salto corto que atracará en la plataforma en diez minutos para recogernos y trasladarnos a Indianápolis. ”

    Ray reprimió una mirada de admiración. Esta era una buena artimaña. Inteligente sin ser demasiado inteligente por sí misma. Ray asintió con aprobación. "Supongo que en realidad no sabes nada sobre este paquete de software que supuestamente se nos asignó arreglar."

    "¿Sabe el soporte técnico algo sobre reparar el sistema para el que fueron contratados?"

    "Buen argumento."

    "Además, dado que fui yo quien lo rompió, me gustaría pensar que estoy calificado para retirar el maleficio."

    “Pero solo si es necesario para preservar nuestra fachada. No des demasiada prioridad a las reparaciones. Voy a necesitar toda la experiencia de la que pueda disponer una vez que nos enganchemos a su núcleo. Quizá descubras algo que yo he pasado por alto."

    "La encontraremos, jefe. No se preocupe. No pueden ocultarnos eternamente un arma tan grande. Solo es cuestión de tiempo que la encontremos y la destruyamos."

    Ray oía tanto confianza como ansiedad tácita en la voz de Ghast y, aunque apreciaba el sentimiento, no pudo evitar preguntarse a cuál de ambos se esforzaba Ghast más por convencer.

    "Parece que todo está en orden por el momento." Dijo Ray. Abrió la tapa de su caja de herramientas y retiró la bandeja superior. Sacó su matriz externa y la apretó contra su cráneo mientras realizaba los procedimientos de diagnóstico y calentamiento. "¿Cuántos técnicos te dijo el centro de llamadas a Indianápolis que esperaran?"

    "No lo dijo."

    “Bien. Una pregunta más, entonces: ¿estarías de acuerdo en que el sargento y yo somos más o menos de la misma constitución? ”

    Ghast sonrió con malicia. "Lo suficientemente cerca para el trabajo del gobierno, diría yo."

    "Exactamente lo que yo pensaba," dijo Ray centrando su atención en la biblioteca de scripts de conexión pAp y los virus de penetración de espuma personal a su disposición. "Sé un buen muchacho y abre la escotilla de mantenimiento. Debe de ser lo bastante grande como para que no tengamos que aplastarle demasiado para que encaje."

    Mientras uno permaneciera al sur del país de los oficiales, no era muy difícil pasar desapercibido en una nave de guerra clase Magallanes siempre que tuviera el uniforme adecuado, las claves de acceso adecuadas y, sobre todo, la actitud adecuada. En términos militares, ya fuesen fuerzas de asalto navales o Marines, la actitud adecuada consistía en mirar a los ojos a de menor rango, fruncir el ceño una cantidad excesiva de tiempo y tardar en levantar la voz y reventar algunas bolas por lapsos en disciplina reales o percibidos.

    La mayoría de los soldados estaban encantados de agachar la cabeza y salir corriendo cuando una diatriba finamente entregada estallaba en cualquier lugar de su vecindad. No se molestaban en determinar la identidad del sargento que se preparaba para pisotearlos con ambos pies; solo querían salir del camino lo más rápido posible. Esta era una básica lección de supervivencia inculcada en el entrenamiento básico y había sido la columna vertebral de la disciplina militar desde los albores de la civilización humana.

    Ray interpretaba el papel del sargento de Primera Clase Dan Gideon, cuya prestada clave de identificación se superponía al protocolo de conexión de su matriz con un entusiasmo extraordinario. El problema de ser el capitán de una nave espacial interestelar tripulada por una tripulación voluntaria era que, con demasiada frecuencia, el capitán tenía que contenerse en aras de la moral. Tenía que ser diplomático, engatusador, alentador y, cuando se le presionaba a formas corporales de disciplina, severo pero misericordioso. Sobre todo, el capitán tenía que ser justo en todo. Por otro lado, a los sargentos se les pagaba por ser duros, despiadados e incluso caprichosos, el equivalente marcial de los rayos que todo lo ve, todo lo sabe y el siempre vigilante dios sin rostro que espera llover del Olimpo a la primera señal de colapso para mantener la maquinaria militar funcionando sin problemas.

    Ray descubrió que le gustaba gritarle a la gente, e incluso más, le gustaba gritar como sargento de Primera Clase porque nadie por debajo del nivel de una barra de mantequilla como la del segundo teniente se atrevía a detenerlo. Incluso otras Primeras Clases simplemente se quedaban atrás con los brazos cruzados y, como cortesía profesional hacia un colega, mostraban expresiones apropiadas de asombro y acuerdo. También descubrió que si aullaba el tiempo y con la fuerza suficientes, nadie pensaba en preguntar por qué usaba una matriz externa de modelo civil en lugar de estar debidamente equipado con hardware de matriz militar estándar ni por qué usaba calzado no regulado (las botas del sargento Gideon había sido demasiado pequeñas, por desgracia, incluso cuando curvaba los dedos de los pies). Nadie le preguntó de dónde había venido o qué podría querer cuando entró pisando fuerte en áreas normalmente aseguradas y exigió ver los registros de actividad escritos, ya fuese de OpeTacs, Artillería, Ingeniería de Campo o TacTec. Simplemente cumplieron, de manera rápida, eficiente y el doble.

    Ray llegó a la conclusión desde el principio de que fingir ser un infante de marina era mucho más gratificante personalmente que nunca.

    Pero una hora después de su renovado período de servicio, incluso con el laxo acceso de seguridad típico de las operaciones del Tercer Ciclo, Ray se estaba quedando sin zonas para las que el perfil de Dan Gideon podía concederle la entrada y no estaba más cerca de encontrar lo que habían venido a buscar que cuando empezó. Se le estaba empezando a ocurrir que el verdadero Sargento Táctico Dan Gideon probablemente saldría pronto de su estupor inducido por impacto para reclamar su identidad legal, y Ray debería deshacerse de él antes de que los golemecas centrales fueran notificados y le encerraran.

    Después de su infructuosa visita al TacTec, se metió en la Sub-Cubierta de Ingeniería Nueve. Hizo un breve recorrido por la habitación, mirando por debajo de las puertas de recinto y escuchando con atención cualquier ruido que pareciera fuera de lo común. El mantenimiento se había realizado recientemente. El suelo aún estaba húmedo por un vigoroso fregado y la habitación apestaba a dedicación excesiva a la filosofía de desinfectante liberal. Estaba solo, y probablemente lo estaría durante al menos unos minutos, salvo incidentes. Ray se dirigió al puesto más alejado de la entrada y cerró la puerta desde dentro.

    Se hundió en el inodoro y abrió un canal estrecho pAp encriptado empaquetado en el nodo de conexión de la Hebra mediante la matriz de ráfagas de datos de rango comprometido en lugar de intentar enviar la señal a través de la red de comunicaciones de Strat. A menos que hubiera subestimado enormemente las capacidades de Herr Sprechtman, el túnel que Stine había excavado para ellos aún no colapsaría, y era hora de que comenzara a actuar como si un pequeño y codicioso chico maravilla de la tecnología de la información estuviera buscando pistas sobre el uso de la identidad de Dan Gideon en poco tiempo. Ray quería estar absolutamente seguro de que no había dejado ningún camino incriminatorio o rastreable.

    El ping se realizó después de un ligero retraso de cifrado.

    Su conexión eructaba estática mientras despejaba el protocolo del nodo. "Informe de estado," dijo en voz baja a modo de saludo. Estaba más en un friki que fuera de él, pero aún no estaba completamente inmerso. Necesitaba estar alerta en caso de compañía.

    La voz de Ghast sonaba débil y distante en su auricular, rígida con la modulación genérica de la respuesta subvocal de otro. "¿Dónde estás?"

    "Evitemos entrar en detalles, por favor," le advirtió Ray. "Baste decir que estoy a un kilómetro de tu ubicación y dejémoslo así. ¿Por qué preguntas?"

    "No es mi intención decirle cómo hacer su trabajo, pero le recomiendo que extienda ese margen en varios órdenes de magnitud en el futuro cercano, jefe," dijo Ghast con inquietud. "Hace un poco de calor aquí. Acabo de pasar los últimos veinte minutos siendo interrogado por un dron de seguridad que tenía curiosidad por saber si mi equipo había notado algo fuera de lo común en nuestro viaje. Parece que algún Sargento Tacaactico que se suponía que iba con nosotros no se presentó a su turno en Astronavegación. Las preguntas fueron bastante rutinarias y el tipo con el que hablé tampoco parecía demasiado preocupado. En este punto, están asumiendo que se la está meneando en algún lugar y esperando facturar su ausencia como tiempo de viaje, pero esa opinión va a cambiar dentro de mucho tiempo."

    “Yo empezaba a sospechar lo mismo. Mantén la línea, por favor," dijo Ray. Entró completamente en el geek y se materializó en la consola de comando en el centro de control. Marcó el índice de las rutinas de purga de perfiles y le complació encontrar varias opciones de terabytes, la mayoría con nombres como TALADRADORDECULOS, MATARASTROMUERE y APRUEBADEPURGA, junto con una entrada particularmente intrigante llamada PETASEGUIMIENTOFEDERAL. Pero el historial de uso parecía indicar que VOLCADOBASURA era el favorito personal de Dorian, y Ray lo preparó para su ejecución.

    Casi de inmediato, Michael Raville apareció detrás de su hombro izquierdo, inclinado sobre la barandilla de la pasarela más allá del centro de control. "Estaba empezando a preguntarme qué había sido de ti, con la esperanza, por supuesto, de que no hubieras logrado que te atraparan y dispararan prematuramente."

    Ray lo acalló y escaneó el archivo NFO de la aplicación en busca de alertas o advertencias. VOLCADOBASURA era una purga de perfil de uso general que recorría todo el caché de la sesión en busca de archivos relacionados con la firma clave y los reemplazaba sobre la marcha con identificadores de datos alternativos parcialmente dañados de un archivo por lotes precargado. Esto tenía el fascinante efecto secundario de quemar cualquier canal de nodo habilitado con retardo de desconexión con un gusano viral diseñado para evitar la omisión del perfil de sesión, un método de seguimiento de tráfico favorito de los administradores de sistemas entrometidos.

    Estas medidas extremas podrían considerarse exageradas, pero si los agentes de seguridad de la red de la nave habían comenzado a asumir que el perfil de Gideon había sido secuestrado, no sería una mala idea darles un portazo antes de que pudieran envolver sus tentáculos alrededor de la IP de espuma nativa de Dorian. Ray no tenía tiempo de buscar una mejor opción de todos modos. El período de utilidad de Dan Gideon estaba terminando rápidamente.

    Raville observó lo que estaba haciendo y soltó un suspiro entre dientes. "¿De verdad crees que eso es una buena idea? ¿Infectar los nodos del datonúcleo con un gusano?"

    Ray le ignoró. Una luz indicadora en su panel parpadeó para indicar que el script se había cargado correctamente y estaba esperando la confirmación de ejecución. Ray apuñaló el botón para iniciar la secuencia de inicio.

    Las luces se atenuaron. El sistema de altavoces del centro de control resonó con el chirrido de neumáticos de goma vulcanizada derrapando por el asfalto, seguido de un crujido sordo de metal.

    Ray sonrió ante la teatralidad auditiva y a pesar de sí mismo. Dorian ciertamente tenía estilo para complementar su abundancia de sustancia.

    Un rápido ping del ID de su IP indicó que estaba una vez más en un bolsillo de espuma sin catalogar, una forma fantasma sin rastrear y no reconocida, navegando por la parte más vulnerable de la red de la Hebra.

    "Audio," dijo con calma. Los altavoces estallaron de anticipación y una fila de luces de estado parpadearon en su consola mientras sus protocolos de conexión se recalibraban. Ray se aclaró la garganta y señaló con el pulgar a Raville, indicándole que debería sentirse libre de tomar asiento y callarse. “He vuelto y, en teoría, limpio por el momento. Eso debería darnos unos minutos extra."

    “Me alegra oír eso. ¿Este canal sigue siendo seguro?"

    "Puede resultar complicado si alguien comienza a retroceder en la última transferencia de nodo de Gideon y decide venir a buscarle, pero eso llevará algún tiempo. El acceso a su nave ha viajado bastante en su ausencia, y TI va a tener las manos ocupadas durante los próximos minutos apagando algunos incendios de nodos inesperados. Deberíamos tener una ventana limitada de comunicación clara, antes de que alguien comience a hurgar en serio."

    "Entonces debería sacar esto mientras estamos a salvo: Stine ha encontrado algo que creo que es posible que desees ver."

    Ray se sentó derecho en su silla. Sospechaba que su cuerpo, escondido en un baño en la Sub-Cubierta de Ingeniería Nueve, hacía lo mismo. Su corazón sintetizado digitalmente comenzó a tronar como loco.

    “Adelante. Te escucho."

    “Thomas, Youkilis y yo hemos estado trabajando duro para distraer a los técnicos locales con humo y espejos, mientras Stine y los demás unían las pilas de almacenamiento de datos. Nos hemos estado golpeando la cabeza contra la pared tratando de encontrar el dispositivo en sí con resultado nulo, o bien debido a nuestros parámetros de búsqueda o debido a bloqueos de acceso que no podíamos descifrar sin alertar sobre la seguridad de la red. Stine decidió que lo estábamos haciendo mal. Se dio cuenta de que cualquier tecnología avanzada que surgiera de GT tendría que ir acompañada de sus propios expertos en ensamblaje y pruebas. Raville no se arriesgará a arruinar este trato porque algunos calamares no pueden seguir las instrucciones. ¿Me sigues?"

    "Te sigo," dijo Ray con impaciencia. "Continúa."

    “Ella pudo conectarse al sistema de asignación de personal, los registros de la hoja de tiempo y, al compararlos con el Programador de solicitudes de acceso, encontró un patrón coincidente de subvenciones de seguridad para un grupo de técnicos no inscritos en un laboratorio de sistemas en Cubierta Ocho-Astra-Cuatro. Esta es la misma canción y baile por la que pasamos para obtener nuestras tarjetas de embarque y acceso coordinado de seguridad de zona limitada. La nave tiene que coordinar las llegadas de visitantes con mecanismos de cierre, cuentas de invitados, todo el trabajo. Nadie quiere activar esos interruptores manualmente cada vez que el equipo de trabajo se traslada, por lo que se cargó por lotes para activar automáticamente sus credenciales de identificación y derechos de red en un horario preestablecido durante las últimas semanas. El directorio de la nave nos dice que el laboratorio de sistemas en cuestión está en la Cuadrícula de Implementación Tecnológica en el lado trasero de Ingeniería de Salto."

    Ray tenía una idea bastante clara de dónde estaba eso. Estaba solo a unas pocas cubiertas arriba y al fondo desde su ubicación actual.

    “Por si tienes curiosidad, la CIT es la unidad responsable de lanzar conjuntos de sensores, cañones de fotones de barrido lateral y sondas de amplio análisis espectrográfico. En general, estamos hablando de tipos de observación masiva, agregando hechos al conjunto de trivia humana de naturaleza más científica que estrictamente estratégica. Si soy el capitán de un crucero de batalla en alerta activa, ahí es donde pondría un montón de ingeniosos expertos en tecnología de cuestionable afiliación política con intención de jugar con armas del fin del mundo altamente experimentales. De ese modo no ven demasiado hardware militar clasificado en acción, no son una distracción para la tripulación y si ocurre un accidente y las cosas comienzan a explotar, ninguno de los componentes críticos de la nave está en peligro, al menos hasta el punto que se puede decir que la detonación no programada de cualquier dispositivo del fin del mundo no ponga en peligro la nave en general."

    Ese era un razonamiento bastante sólido, pero Ray necesitaba estar seguro.

    “Es posible que la Indianápolis mantenga su propio contingente de personal científico no alistado. Si Strat está dispuesto a alquilar sus fuerzas de defensa a IOCE, son más que capaces de alquilar espacio y ciclos a los académicos. ¿Puedes confirmar que este personal estaba afiliado a la estación de investigación?"

    Ghast hizo una pausa y Ray se acercó adelante intensamente. "Jefe, una de las credenciales de acceso emitidas fue la de Michael Raville. Tiene que ser así, ¿no? ¿Por qué otra razón Raville pasaría semanas viajando desde la estación a esta nave a menos que estuviera supervisando el montaje de su arma?"

    El corazón virtual de Ray martilleaba en su pecho. “¿Ha vuelto a comprobar los registros de envío internos? Estoy pensando en pedidos de carga, listados de componentes, registros de transferencia de equipos. Necesitamos conjurar un tosco bosquejo de lo que este dispositivo podría ser capaz de hacer, pero lo que es más importante, necesitamos determinar dónde está ubicado ahora."

    Casi pudo escuchar a Ghast sonriendo. "Ya me he adelantado a usted. Anderson lo ha rastreado hasta una bahía de lanzamiento hacia adelante en Cubierta Nueve-Astra, Sector Seis. Eso está a solo un salto desde el laboratorio de sistemas donde fue ensamblado."

    "Haz que te envíe los datos que han recuperado hasta ahora," le dijo Raville a Ray al oído. "Deberías echarle un vistazo."

    Ray hizo una mueca. No quería arriesgarse a mover paquetes adicionales a través de su conexión, pero probablemente Raville tenía razón. Si alguien podía descifrar la intención del dispositivo a partir de las especificaciones y las hojas de carga, era él. "Haz que Anderson me envíe sus hallazgos."

    “Lo haré. Estamos empacando nuestro equipo ahora. Supongo que podemos estar allí en ocho minutos."

    Ray mostró un esquema del sistema de tubos de la nave en la pantalla principal. “Puedo estar allí en doce desde mi posición actual. ¿Cómo es la restricción de acceso en ese nivel?"

    “Anderson dice que ya lo ha resuelto y ha agregado esa zona a nuestro acceso de seguridad. Es rudimentario, por lo que probablemente no aguantará mucho tiempo después del cambio de turno, pero nos llevará a donde debemos estar. Ya nos preocuparemos por cómo saldremos más tarde." Ghast hizo una repentina pausa, cuando se le ocurrió el obvio vacío en su pensamiento. "Eso no te ayuda mucho, ¿verdad?"

    Ray no tenía una insignia de visitante. Había estado navegando por la nave únicamente por cuenta de Gideon, y ahora ni siquiera tenía eso. Consultó la hora del sistema local. La nave pronto se estaría preparando para el cambio de turno. Con un poco de suerte, podría pasar desapercibido al menos parte del camino en la prisa matutina hacia los lugares de destino. "Estoy en movimiento," dijo poniendo tanta confianza en su tono como pudo. "Pero si llego más tarde de las siete cero cero en la hora local, asume que me han detenido y continúa con el plan según las instrucciones."

    "Te abriremos la puerta todo el tiempo que podamos," prometió Ghast.

    “No tomes medidas extraordinarias. Nuestra única ventaja sigue siendo el sigilo y la rapidez. Esta no es una pelea que podamos ganar si intentamos enfrentarnos cara a cara. ¿Está claro?"

    "Sí, capitán."

    “Bien. Supongo que puede manejar los detalles de tu actual escolta."

    "Llegaremos a nuestro destino antes de que sepan que nos hemos ido."

    Ray sonrió débilmente. “Entonces espérame pronto. No olvides que Anderson cargue ese archivo. Corto y cierro."

    La conexión pAp se interrumpió y Ray se reclinó en su asiento presionándose los párpados con las manos. Casi un kilómetro de cubierta, una docena de zonas de seguridad diferentes, más de dos mil miembros de una fuerza militar hostil y un incontable ejército de sensores, microcámaras, lectores de identificación y cerraduras de seguridad de escaneo pasivo eran todo lo que lo separaba de la bahía de lanzamiento en la Cubierta Nueve-Astra-Seis. Si la cosa podía ser peor, su imaginación no estaba a la altura.

    "El archivo está llegando ahora," observó Raville. "No es muy grande."

    "Eso es bueno, porque no tenemos mucho tiempo para procesarlo," respondió, e inmediatamente lamentó su charlatanería. Levantó la cabeza y miró por encima del hombro a Raville, sonriendo débilmente. "Parece que nos hemos metido en grandes problemas."

    "Por «nos» supongo que te refieres a ti mismo y al ratón en tu bolsillo. No fui yo quien decidió quemar la red de seguridad y advertirles por adelantado que podrían haber penetrado su perímetro. Pero aparte de eso, estoy completamente de acuerdo."

    "¿Te importaría hacer una suposición sobre lo lejos que podemos llegar sin claves de acceso, con un uniforme de hombre buscado y un sistema de seguridad a punto de volverse crítico una vez que se dé cuenta de que los terroristas se han apoderado de uno de los compartimentos de la nave?"

    Raville gruñó sin humor. "Comenzaré a investigar en la biblioteca de secuencias de comandos de Dorian para ver si hay algo que podamos aplicar para confundir a los golemecas entre aquí y allá. Dejaré las barreras físicas en tus manos. Mientras tanto, te sugiero encarecidamente que solicites a cualquier deidad a la que te aferres una intervención oportuna. Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos conseguir."

    "Sí"

    "Ah, y una cosa más ya que contemplamos preguntas difíciles: pregúntate por qué el capitán de un buque de guerra infestado con compartimentos de mamparos reforzados con campo en V y endurecidos contra explosiones, cada uno cargado hasta las vigas con proyectiles de baterías de plasma altamente volátiles, minas de singularidad escalonadas y cualquier otra forma de munición desgarradora del universo conocido, elegiría permitir que un grupo de cabezas de huevo sin entrenamiento militar ensamblaran un dispositivo apocalíptico en un sector casi civil sin blindaje en la parte inferior blanda de su preciosa nave, en uno de los pocos lugares en los que el más mínimo accidente podría desencadenar una catastrófica serie de eventos que enviarían a toda esta nave cayendo en picado al pozo de gravedad de Giari Tau." Raville enarcó una ceja con escepticismo. "El capitán debe de haber tenido una gran confianza en la competencia del equipo de Raville, ¿no crees?"

    Ray lo miró durante diez segundos completos considerando las implicaciones. "¿Cómo puedes saber eso?"

    "¿Crees que no he hecho nada más que sentarme aquí a mirar por encima del hombro o acechar en las sombras de tus sesiones de espuma mientras realizabas tus búsquedas infructuosas? Estoy limitado en este formato, Capitán, pero no del todo sin recursos. "

    "¿No crees que esto sea el dispositivo del fin del mundo de Raville?"

    "No estoy diciendo eso. Pero estoy diciendo que nosotros, no solo tú y yo, sino todos nosotros, podemos haber estado haciendo suposiciones no justificadas sobre lo que constituye exactamente un dispositivo del fin del mundo." Raville lo miró fijamente, con la mandíbula apretada y el rostro pálido. Ray no supo si esto era ira o simple y absoluto terror al enfrentarse a lo desconocido. “Hay algo más que está sucediendo aquí que aún no entiendo. Un juego más profundo que al que creemos que hemos estado jugando. Pero se han repartido las cartas y se han hecho las apuestas. Lo único que nos queda es apostar o retirarnos. Tú eliges."

    "Dejaré esta sesión activa," dijo Ray respirando profundamente. "Agradeceré cualquier asistencia técnica que consigas ofrecer."

    Raville asintió. "Sí. Haré lo que pueda."

    Ray retrajo su enfoque y el renderizado de la sala de control se desvaneció en una imagen fantasma vagamente garabateada en el monóculo de su matriz externa. Creyó oír un último susurro en su auricular, un aliento decidido y tristemente desesperado.

    Buena suerte.

    Doce minutos.

    El tiempo que tarda un hombre promedio en caminar un kilómetro de campo abierto. La duración media de una comida rápida. La duración de un encuentro sexual estándar, de una evacuación intestinal normal, de una ducha relajante. Doce minutos no eran nada. Era un contratiempo en el transcurso de un día normal. Tiempo suficiente para leer un artículo de fanzine sin profundidad en particular, para ponerse al día con los titulares de las noticias, para estudiar la puntuación de su equipo deportivo favorito.

    Pero pregúntale a cualquier hombre que haya vivido una experiencia que haya amenazado su vida: un veterano de combate, un piloto de caza de ataque, un policía o un bombero, y le dirá que doce minutos pueden ser una eternidad. Pregúntale a cualquier hombre que haya sido perseguido, porque para una bestia perseguida, doce minutos es la diferencia entre la vida y la muerte una docena de veces. Son setecientas veinte oportunidades individuales para que la muerte extienda una garra fría e instantánea y te atrape ineludiblemente. Cada uno de esos segundos se alarga, se ralentiza, se separa en unidades discretas de potencialidad, hasta que cada uno es una eternidad en sí mismo.

    Ray salió del baño en la Sub-Cubierta de Ingeniería Nueve y se lanzó por el pasillo a su izquierda. Trató de parecer apresurado, preocupado, como otro gruñón viajero más en su camino hacia un aburrido lugar de destino. El dibujo esquemático que había robado del datonúcleo le informaba que debería haber un tubo elevador al final del pasillo que lo llevaría hasta Ingeniería Uno. Desde allí, tendría que atravesar una gran parte de la masa lateral de la nave a lo largo de la arteria Bainbridge, la cual pasaba por Main Street en el T.E.S. Indianápolis: para adentrarse en la Cuadrícula de Implementación de Tecnología situada justo detrás de la cubierta jorobada, una erupción bulbosa de celosía de nanocarbono poroso al vacío reservada para almacenamiento en frío y ventilación del vapor del reactor.

    Mantuvo la cabeza gacha y evitó el contacto visual con todos en el creciente volumen de tráfico peatonal que iba y venía por las placas de la cubierta. Se mordió el labio inferior y hundió las manos en los bolsillos del pantalón, tratando de parecer tanto preocupado como un poco apresurado. Nadie le prestó atención, si es que acaso registraron su presencia. Era temprano y la nave, incluso en alerta de combate, había estado inactiva durante muchos días. La mayoría de los hombres y mujeres con los que se cruzaba parecían aburridos o aún dormían perezosos, más preocupados por su rutina matutina que por fijarse en un rostro desconocido mientras refunfuñaban camino al trabajo, a termos de café o a cualquier desayuno rápido que pudieran conseguir de la cubierta de la cantina.

    Una vez, Ray se coló en otro baño público y quedó detrás de la puerta respirando rápidamente mientras un par de dragones de seguridad se acercaban a grandes pasos hacia él. Estos se reían estruendosamente mientras pasaban a grandes zancadas, intercambiando chistes obscenos con el aire casual de los soldados recién salidos de un turno de servicio o que aún no estaban de ánimo para lo que tenían delante. Ray notó que eran solo sus propios nervios. Nadie le estaba buscando aún. Aun así, esperó hasta que el sonido de sus voces se desvaneciera por completo antes de volver a incorporarse al flujo del tráfico de pasajeros.

    Al final del pasillo, entró en el ascensor con un puñado de otros astros, todos ellos trabajadores de alistamiento general considerablemente más bajos que su prestado rango en la cadena de mando. Estaban bostezando y de ojos nublados, contentos de mirar al suelo mientras las puertas se cerraban con un zumbido y el elevador se ponía en movimiento. Con su primer objetivo logrado, Ray exhaló un pequeño suspiro de alivio y apoyó la espalda contra la pared trasera. Hasta ahora bien. Cruzó los brazos para ocultar la placa de identificación de Gideon.

    Cuando el elevador pasó por el primer piso, se zarandeó y una joven Guardiamarina de pelo corto castaño y mono azul de ingeniería tropezó con él. Ray la agarró del brazo y la sostuvo hasta que ella recuperó el equilibrio.

    "Lo siento mucho," dijo la mujer. Sus mejillas se sonrojaron de vergüenza. “Llegamos a ese enganche todas las mañanas. Uno pensaría que recordaría cómo agarrarme."

    "No hay problema," dijo Ray. "Me alegra poder estar aquí para amortiguar su caída."

    Ella lo miró, sonriendo, arqueando las cejas con curiosidad. "Estás muy lejos de casa, ¿no es así, soldado?"

    Ray se obligó a devolverle la sonrisa, pero mantuvo su expresión reservada. "¿No lo estamos todos?"

    "Eso no es lo que quise decir. No te he visto en Ingeniería antes, y por lo general noto a los Marines que han caído en nuestra lata. Ese es mi trabajo. Soy el enlace interservicios en la nave para el personal de ingeniería." Ella le dedicó una sonrisa practicada y oficiosa, todo dientes, y extendió su mano a modo de saludo. "Mi nombre es Channett Gabrial."

    Él le estrechó los dedos suavemente. "Sargento Táctico Victor Spence."

    "Pero eres nuevo por aquí, ¿verdad?"

    “Me has pillado. Me transferí desde la Juggernaut. Llegué en el Tercer Ciclo un poco antes para probar mis autorizaciones y hacer cola para las viviendas antes de que esté programado para reportarme a trabajar esta tarde. Mi Oficial al Mando me aseguró que se habían ocupado de todos los detalles, pero ya sabes cómo es esto. No importa cuán rutinario sea el procedimiento, alguien encontrará la manera de dejar caer la pelota. No quería terminar durmiendo en el comedor durante las próximas dos semanas."

    “He oído eso, sargento. Entonces, ¿dónde está su lugar de destino asignado?"

    "Operaciones Tácticas. Trabajo en ojivas neo-plasmáticas de carga moldeada. Mi especialidad es el diseño e implementación del sistema de propulsión."

    "¿Y vas a tener un puesto de laboratorio en Ingeniería? Tenemos algunas instalaciones de prueba de propulsión excelentes y de última generación en la Seis."

    “Eso me han dicho. No he podido ver mi puesto." Ray, conscientemente, golpeó el costado de su matriz externa e hizo una mueca. “Como he dicho, alguien dejó caer la pelota. Perdí mi conector de espuma o un componente de mi matriz cuando me trasladé. Uno de los amigos del transbordador me conectó con una matriz temporal, pero la red aún no me ha detectado. Estaba de camino a TI para ver qué se puede hacer para arreglar las cosas. No quiero causar una mala impresión al quedar bloqueado en mi puesto de trabajo el primer día."

    La Guardiamarina Gabrial parpadeó por reflejo, frunciendo el ceño. "Veo que tiene razón sobre su acceso a la red. No tengo nada en su identificación en la cuadrícula de internos. Ni siquiera puedo hacer ping a tu ex matriz. Alguien te fastidió bien."

    "Cuéntamelo a mí."

    Gabrial siguió parpadeando durante varios segundos más.

    Ray echó un vistazo al panel de estado del elevador para ver lo cerca que estaban de Ingeniería Uno. Lo último que necesitaba era a una buena samaritana escarbando en su perfil inexistente.

    "No sé," dijo ella finalmente con un pequeño encogimiento de hombros. "Tendré que trabajar en ello desde mi escritorio. Los agentes de seguridad de TI están paranoicos con lo de permitirnos profundizar demasiado en los archivos de asignación de personal sin el cifrado de caja negra. Eso es comprensible, supongo, pero me fastidia. Una pensarías que los militares podrían tomar parte de ese enorme presupuesto de hundimiento y arrastrarse tecnológicamente al siglo actual, ¿sabes?"

    Ray estaba seguro de que él lo dejaría ahí, en una conversación ociosa antes de que realmente le costara esfuerzo físico, pero después de un momento, ella dijo: "Lo que no entiendo es cómo conseguiste llegar hasta la Sub-Cubierta Nueve sin ninguna de las autorizaciones necesarias. Tenemos algunos laboratorios clasificados funcionando en ese nivel, y por lo general, se necesita una semana o más para que alguien obtenga su acceso en primer lugar. Se supone que tenemos un tiempo de respuesta de seguridad de menos de treinta seguntos garantizado en las microcámaras."

    El panel de estado parpadeó Ingeniería Dos y el elevador se aceleró. Ray hizo todo lo posible por parecer confundido. "Yo no tuve ningún problema. Tal vez tu sistema de informes esté dañado. Eso ocurre en la Juggernaut todo el tiempo. Alguien decide parchear una parte de la red y acciona el interruptor equivocado."

    “Claro. Probablemente sea eso." Gabrial se pinzó el puente de su nariz, claramente infeliz. "Mira, me doy cuenta de que esto es un inconveniente, pero ¿te importaría venir conmigo a la oficina de mi OM? Debería hacer que alguien profundice en este problema hasta que lo resuelva. Si pudiera darle una idea de los lugares en los que ha estado, nos ayudaría enormemente a determinar el alcance de la falla del sistema."

    Ray mantuvo su tono nivelado, pero su boca se secó. "Me gustaría, pero debería pasar por TI a primera hora. Tal vez podría pasar esta tarde en algún momento, cuando sea conveniente para ti, por supuesto."

    "Sí, estaría bien."

    El alivio le atravesó y Ray sonrió disculpándose. "Oye, lamento causar tantos problemas a primera hora de la mañana. Apuesto a que esto es exactamente en lo que querías pasar el día."

    “No te preocupes. Es mejor que descubramos los errores de esta manera que como resultado de una infiltración real."

    Las puertas del ascensor se abrieron con un silbido y los pasajeros se apiñaron hacia la salida. Ray se movió rápidamente para separarse de la amable e inquisitiva Guardiamarina Gabrial antes de que ella pudiera causarle verdaderos problemas. Su cronómetro interno le informó que ya estaba más de cuarenta segundos por detrás de su tiempo de viaje estimado. Si no encontraba un lugar para compensarlo, se acercaría mucho a la fecha límite de las siete cero cero.

    La presión frente a él comenzó a disminuir, y Ray se alejó por el amplio corredor principal de Ingeniería Uno a la derecha, la siguiente etapa en su búsqueda de la CIT. Miró hacia adelante inquieto, esperando a que un grupo de lentos se apartara de su camino. Ingeniería Uno parecía ser en su mayoría oficinas privadas y centros de administración, los nombres y rangos de los ocupantes de los niveles superiores inscritos en letras doradas en placas junto a las puertas. Tan temprano, los puertos aún estaban sellados en gran parte. Ray consultó su mapa. No había controles de seguridad inmediatos en su pantalla, y solo unos pocos ojos de pino fijos y escáneres de identificación, todos los cuales debería poder evitar. A la izquierda, a la derecha y una escalera de tubo hasta la arteria Bainbridge. Estaba chupado.

    Dio una docena de pasos antes de escuchar una voz familiar llamándolo.

    “¡Sargento Táctico Spence! ¡Espere!"

    Él quiso ignorarla, fingir que no escuchaba. Cada músculo de su cuerpo le decía que siguiera adelante. Pero eso parecería sospechoso. Algunos de sus compañeros de viaje y otros astros que se dirigían al trabajo ya estaban comenzando a animarse con curiosidad. Ray se giró con una sonrisa forzada en los labios. Se congeló allí, una cosa fría y muerta.

    La siempre servicial Guardiamarina Gabrial se abría paso entre la multitud hacia él con un agente de seguridad vestido de gris y cuello rojo a cuestas. Ray no se atrevió a moverse, aunque una oleada de pánico se apoderó de su estómago y se instaló allí.

    Gabrial saltó hacia él, sin aliento, radiante de placer. Ray estaba casi seguro de que iba a vomitar.

    "Sargento Táctico Spence," dijo efusivamente. "Me alegro de haberte alcanzado. Este es el Sargento..." Abrió la boca y se puso rígida tímidamente, luego se volvió hacia su compañero. "Lo siento, Sargento, ¿cuál era su nombre?"

    "McAvoy," dijo el hombre. Sonrió cortésmente, pero el calor no llegó a sus ojos. Eran firmes, endurecidos por la sospecha.

    “Sí. Sargento McAvoy, de Seguridad. Le he explicado su situación y él está de acuerdo en que probablemente sea mejor que le acompañe a TI para arreglar las cosas. Hay una docena de lectores entre aquí y allá, y con la amenaza de los terroristas insurgentes aún técnicamente en los libros, odiaría que le detuvieran por sospecha de algo nefasto. Eso arruinaría nuestra reputación de hospitalidad."

    Ella se rió de su propio humor, pero Ray apenas se dio cuenta. Su atención estaba centrada en el sargento McAvoy, cuyos ojos parpadeaban de manera característica al acceder a la red.

    "De hecho, Sargento Táctico Spence," gruñó. "Creo que sería mejor que viniera conmigo."

    La mano del agente de seguridad se flexionó de manera casi imperceptible y se desvió unos centímetros hacia el arma atada a su costado.

    El canal de comunicación de Ray siseó abruptamente en su oído. "Te están siguiendo," anunció Raville. "Tengo alertas de codificación de seguridad en cuatro sectores contiguos. Te sugiero que salgas de ahí rápidamente."

    (Notifica a Ghast. Indícale que me he encontrado con dificultades inesperadas, pero que el calendario que discutimos sigue siendo firme. Dile que espere problemas).

    (Lo haré. Estoy introduciendo una ruta de viaje alternativa en su pantalla en función de las estimaciones de respuesta de seguridad. Eso debería hacerte superar la amenaza inmediata).

    Ray tensó los músculos, aprovechando las reservas de fuerza y ​​reflejos mejorados que habían sido programados en la estructura de su paquete. Fue como accionar un interruptor, cerrar un circuito. Los pesados ​​restos de su cuerpo cobraron vida. Sus sentidos estallaron con repentina agudeza y agudeza. La energía fuertemente concentrada inundó sus extremidades.

    El tiempo relativo se redujo a un avance lento, como si el espacio mismo se hubiera curvado a su alrededor y, durante un instante puro y cristalino, lo vio todo: los cuellos estirados de los curiosos y los viajeros interrumpidos; los ojos brillantes y expectantes de la Guardiamarina Gabrial; la creciente amenaza del sargento McAvoy. Sintió las ráfagas zumbantes de los finos chorros orbitales disparando, el repiqueteo de botas en la placa de cubierta, el primer sonido gutural de la alerta de incursión eructo a través de los altavoces de comunicaciones. La nave estaba viva, una ecología progresiva de tripulación parasitaria, nodos de conexión neuronal y carne de acero flexible. Pero también una bestia al acecho, con los dientes al descubierto y las garras extendidas, preparada para luchar y desgarrar y devorar en la medida de su estúpida fuerza animal. Esta lucharía por su supervivencia.

    Ray se dejó caer en una postura de lucha, cerró los puños y golpeó.

    Su golpe alcanzó al sargento McAvoy en el centro del pecho. Desde la conmocionada perspectiva de McAvoy, habría llegado instantáneamente con el pensamiento de Ray, un imposible movimiento borroso seguido de un impacto mordaz. Ray sintió que los huesos del esternón del agente de seguridad se rompían, y McAvoy gruñó, agitó los brazos y cayó con fuerza como si le hubieran disparado, con los ojos muy abiertos por la conmoción y el dolor. Uno de sus antebrazos alcanzó a la Guardiamarina Gabrial justo debajo de la mejilla. Ella rebotó en la pared y cayó hacia adelante de manera lenta y deliberada, luego aterrizó en la cubierta y se yació inmóvil.

    Ray lo lamentó a pesar de todo. Ella solo había estado tratando de ayudar. Ese era el problema con el universo: una escasez de decencia simple, e incluso cuando alguien reunía el coraje para hacer algo decente, este era el pago que podían esperar. Un círculo vicioso de retroalimentación. ¿Era de extrañar que las cosas siguieran insistiendo en irse al infierno?

    Se alejó de un salto a diez metros por el pasillo antes de que nadie a su alrededor registrara lo que acababa de suceder. Corrió por un estrecho corredor a su izquierda, y corrió tan rápido como le permitía su biomecánica mejorada. Su pantalla de monóculo describía un extraño camino elíptico, una ruta compleja de pasarelas estrechas, trampillas de mantenimiento y breves subidas a través de tubos mal iluminados. Al principio, el camino estaba a menudo abarrotado de tripulantes que se detenían para mirar boquiabiertos al inesperado e inexplicable rugido de la alarma. Ray pasó junto a ellos como una ráfaga de viento y un toque de color. En espacios reducidos, los envió al suelo y se abalanzaba sobre sus tambaleantes cuerpos mientras caían.

    Todo el tiempo, el sonido de la alarma lo perseguía. La cubierta comenzó a vaciarse rápidamente. Las puertas de los mamparos se cerraban de golpe a ambos lados de los pasillos por los que entraba. Ingeniería se lanzó de lleno al bloqueo de seguridad.

    Ray aceptó este cambio como un regalo y aumentó su velocidad. Su fuerza sobrehumana no duraría mucho más. Incluso con su cuerpo reconfigurado, solo había una cantidad limitada de energía que podía almacenar, y antes había estado más cansado que nunca, confiando en estimulantes y adrenalina para seguir adelante. Durante un breve lapso de minutos, su respiración se volvió irregular y puntos cianóticos de oscuridad comenzaron a aparecer en los bordes de su visión. Sus músculos comenzaron a gemir a lo largo de sus piernas. Sus tejidos profundos se sentían como si hubieran sido incendiados.

    Y finalmente, mientras se arrastraba fuera de un estrecho tubo de climatización dos niveles por encima de la arteria Bainbridge, el mapa que cubría su ojo izquierdo comenzó a parpadear con puntos rojos de luz. Ray miró a ambos lados de un estrecho conducto de metal gris, una especie de túnel de acceso al remanso. Estaba tan exhausto que temblaba. Temblaba incontrolablemente. Ray se incorporó y se detuvo, encorvado con las manos apoyadas en las rodillas. Tragó con avidez enormes trozos de aire deliciosamente fresco perfumado con aceite de máquina.

    Hizo ping a su compañero.

    (¿Qué son esas balizas más adelante?)

    Raville respondió de inmediato. (Escáneres pasivos de identificación)

    (¿En ambas direcciones?) Se mordió el labio con una maldición. (Dirígeme alrededor de ellos.)

    (No hay cómo rodearlos. Y no hay vuelta atrás. La seguridad ha desplegado una red de saturación de micromecas itinerantes. Estás veinte segundos por delante de la ola en este momento, pero cuando te alcancen, destacarás en la cuadrícula como un letrero de neón dondequiera que vayas.)

    Sentía las extremidades empapadas, tan flexibles como sacos de arena. (No puedo correr más.)

    (Entonces estás jodido)

    (¡Estaba siguiendo tu mapa!) Transmitió bruscamente, pero no había ninguna fuerza detrás de eso. Ray no tenía fuerzas para estar enojado. (Necesito que desactives el escáner. Dorian debe de tener algo en su biblioteca).

    (Lo tiene, pero yo no tengo la autoridad para implementar ninguno de sus scripts de encubrimiento por mi cuenta. Me bloqueó esa parte del núcleo arquitectónico. Puedo cargarlo en la cola, pero hay al menos oyros veinte dispositivos entre tu posición y la bahía de lanzamiento de la CIT. Tendrás que configurarlos para que se ejecuten al recibir un comando).

    Ray no escatimó los juramentos esta vez. (No puedo navegar por las cubiertas de esta nave, evitar la detección humana y adaptar los scripts de incursión al mismo tiempo).

    (Puedo ejecutar los scripts por ti si me otorgas acceso de nivel de ejecución. Es la única oportunidad que tienes).

    Un pensamiento repentino, incipiente y terrible, floreció en la mente de Ray. Algo sobre un agente de seguridad demasiado sospechoso, una alerta instantánea de cuatro sectores y una ruta de escape frenética y tortuosa que conducía irrevocablemente a un tramo de tierra desolada entre la proverbial roca y un lugar duro.

    Pero Raville tenía razón. Esa era la única oportunidad que tenía.

    Era mejor no llegar nunca a la bahía de lanzamiento que tener errores de seguridad arrastrándose por todas partes. Ray cerró los ojos y repasó los protocolos de acceso.

    (Estás dentro)

    Casi de inmediato, las balizas de advertencia de su pantalla se apagaron.

    (Ve a la izquierda.) transmitió Raville. (El mapa actualizado está parpadeando en tu pantalla ahora. Desviaré los escáneres pasivos a medida que los alcances. Deberías tener camino directo desde aquí, siempre y cuando logres evitar que te maten).

    Ray miró la hora del sistema que parpadeaba en la esquina de su pantalla. Faltaban dos minutos para las siete.

    (Está chupado.)

    (¿No te alegra haberme traído contigo?) Una vez más, comenzó a correr, seguro de que en el fondo de su mente podía escuchar a Michael Raville reír.

    Exactamente a las 06:59:50, hora local, Ray Morrical tropezó con la puerta del mamparo hacia la bahía de preparación de vuelos Gamma-15 en la cubierta nueve-Astra. Thomas mantuvo el pasaje abierto para él, luciendo desgastado y aliviado a la vez, mientras se sumergía. El cansancio lo volvió torpe y se las arregló para agarrar el pie con el borde levantado del sello inferior del mamparo. Antes de que pudiera siquiera pensar en recuperarse, Ray estaba en la cubierta, deslizándose suavemente a través de una plancha lisa de placa de acero flexible.

    Se quedó ahí por un momento, sintiendo sus brazos y piernas intactos, disfrutando de la sensación de su rostro presionado contra la superficie fría, extasiado con el puro y simple placer de no tener que moverse más. Lo había logrado, aunque estaba demasiado cansado para estar debidamente eufórico con su éxito. La puerta se cerró y selló con el chirrido de una cerradura de vacío, cortando lo peor de la alarma fantasma que le había perseguido desde Ingeniería.

    En ese momento se dio cuenta de que no estaba solo y que las sombras se habían acumulado sobre su forma supina. Ray gimió y se puso de espaldas. Miró los rostros aún desconocidos de Ghast, Thomas, Anderson y Gallegos, Stine y Youkilis, todos los de su tripulación sobreviviente. Ni siquiera tenía la fuerza para sentirse disgustado. Estaba tan feliz de verlos de nuevo, juntos y completos.

    Ghast mostró una sonrisa satisfecha. "Debería haber sabido que no podrías llegar tan lejos sin provocar algún tipo de alboroto."

    Ray suspiró afablemente. "No era mi intención. Ni siquiera fue culpa mía. Comenzó cuando esta linda chica se topó conmigo en el ascensor."

    "Siempre comienza con una linda chica, ¿no es así?"

    Entonces hubo risas, y Ray dejó que el sonido lo inundara. Era el sonido de la dicha, de la armonía y un breve respiro del miedo. Sólo cuando se hubo ido preguntó: “¿Y vosotros qué? ¿Algún problema en vuestro viaje?"

    Alguien le ofreció una mano y Ray permitió que le pusieran de pie. Vaciló de manera insegura durante unos segundos, pero finalmente sus piernas decidieron soportar la carga. Ghast dijo: “Cruzamos una barrera sectorial que habíamos pasado por alto con nuestro truco de acceso y logramos que uno de los policías locales lo detuviera cuando se dirigía a cerrar la sesión de su turno de servicio. Le dijimos que nos habíamos perdido tratando de encontrar el camino de regreso al hangar. No parecía propenso a creernos dadas algunas de las otras rarezas de la red que habían infectado el sistema durante la última hora y se estaba preparando para pedir refuerzos cuando un tonto activó las alarmas de incursión y convirtió a toda la nave en un manicomio."

    "Me alegra poder haber sido de ayuda," dijo Ray, riendo.

    "El tipo se escapó con tanta prisa que ni siquiera nos dio indicaciones. No puedo decir que esta nave me haya dejado una sensación de hospitalidad."

    "Créeme, los beneficios de su hospitalidad no son tan buenos como parece. Ahora, ¿quién me va a dar el gran paseo? Estoy sin aliento con la anticipación de poner mis ojos en mi primer dispositivo legítimo del fin del mundo."

    Ghast y Stine intercambiaron una mirada inquieta. "Ya somos siete, jefe."

    Antes de que Ray pudiera preguntarle a qué se refería, su primer oficial lo tomó del brazo y lo condujo fuera de la esclusa presurizada en la que Ray había tropezado y a través de una segunda puerta de mamparo. Thomas y Youkilis se quedaron atrás para vigilar la entrada.

    Entraron en una bahía de lanzamiento que era estrecha pero higiénica, un espacio de trabajo cuidadosamente mantenido, que recuerda más a una estación de lanzamiento de misiles que a una plataforma de despliegue en el espacio profundo.

    Inmediatamente a la derecha de la puerta del mamparo se encontraba un centro de control presurizado envuelto en una caja oblonga de acero flexible y plastiviso. A través de las altas ventanas, Ray podía ver estantes de pantallas parpadeantes, servidores Blade y hardware de sistema dedicado. Carritos pequeños y portátiles cargados con herramientas y dispositivos informáticos anticuados se apiñaban en las esquinas y otros parches disponibles de la plataforma abierta.

    Pero la mayor parte del área de lanzamiento se había entregado a un cabrestante industrial portátil y a una base de montaje corta apoyada por un pistón de carga hidráulico que alimentaba las fauces negras de un tubo de lanzamiento de sonda. La impresión de una estación de disparo de misiles persistió, y a Ray le recordó a un rifle, el largo eje del cañón chocando contra el martillo amartillado que, cuando se rompía contra el proyectil de latón, lo arrojaba en su destructivo e irrevocable camino.

    Y qué proyectil era.

    Elegante y negro, piel brillante a las satinadas luces del techo de la bahía, fijadas a la cuna mediante correas de nanocarbono. Un cable de datos plateado en forma de explosión de grasa se arrastraba desde un puerto de acceso en el cono del cañón hasta un nodo de conexión conectado a su vez a una serie de equipos de diagnóstico y navegación que colgaban pendulares y con patas de araña del techo. El dispositivo medía dos metros de largo, incluidas las finas y finas aletas unidas a su cola. No llevaba insignias ni distintivos, ni designaciones oficiales en absoluto. Sus líneas parecían las de un tiburón, potentes y feroces, la representación de los últimos días de las flechas doradas del poderoso Apolo en persona.

    Y parecía exactamente como cualquier otro misil convencional propulsado por plasma que Ray había visto.

    Lo miró fijamente, un millón de pensamientos sin sentido retumbaban en su cabeza, pero solo uno emergió con alguna fuerza. ¿Esto es todo? ¿Esto es lo que vinimos a ver hasta aquí?

    En su propia nave había todo un depósito de municiones lleno de misiles casi exactamente como este. Tan feroz, tan subjetivamente maligno y sugestivo de fatalidad. Excepto que los de la Horda eran dos veces más grandes, tres veces más grandes... y todos valían más en chatarra y uranio empobrecido que como artefactos ofensivos, víctimas de la inexorable marcha del progreso tecnológico.

    La cubierta se movió bajo los pies de Ray y este casi se cae de rodillas. Por un aterrador instante, no pudo respirar, no pudo pensar. Todo lo que creía que sabía, todos los sacrificios que habían hecho, giraban en espiral a su alrededor como imágenes de pérdida, de fracaso, de desastre.

    Luego se controló a sí mismo. "No lo entiendo," dijo con firmeza. "Esto es... ¿qué? ¿Alguna tecnología nueva? ¿Alguna forma desconocida de destructor estelar? ¿Una bomba de singularidad estenopeica? ¿Un cartucho de onda dorsal en fase?"

    Repasó su catálogo mental de todas las formas y tipos de armas destructivas conocidas por el hombre, tanto reales como teóricas. Dispositivos para matar planetas, armas de plasma, matrices SpriggsDetmer, martillos Fleish... los consideró todos y los desechó. "Necesito información, Sr. Ghast."

    Ghast asintió con rigidez, comprendiendo la falta de comprensión de Ray. “Anderson y yo hemos estado repasando los datos que te enviamos: los manifiestos, las hojas de inventario, los documentos de especificaciones, como están. Por supuesto, faltan piezas y, en el mejor de los casos, solo hemos realizado un análisis preliminar, pero te aseguro que no estamos viendo el tipo de patrones de diseño que uno esperaría de las categorías conocidas de armamento ofensivo. La mayor parte de la masa del dispositivo son cartuchos de propelente de capa de plasma armados para alimentar una batería de empuje de pulso de iones estándar. Los tubos están muy bien armados, pero son un problema más o menos estándar para un proyectil de este tamaño y masa, lo que significa que incluso con el empuje máximo, no va a adquirir una velocidad que curve el horizonte espacio-temporal. La ojiva parece ser todo lo contrario, y una vez que el plasma se haya secado, probablemente ni siquiera explotaría si se estrellara contra un asteroide. La piel es una nanoaleación de acero flexible única con una increíble resistencia a la tracción y flexibilidad, ensamblada en una pieza contigua, probablemente casi indestructible, lo cual es una característica interesante, pero no realmente relevante que yo pueda decir. Eso deja la nariz, que muy probablemente sea toda orientación, complejas matrices prox y cualquier otro vudú que hayan metido dentro. Lleva una semilla de singularidad de explosión modificada de 18 milisegundos en una celda de contención por fases, que es tecnología sofisticada para un arma de este tipo, pero solo califica como una densidad potencial de escala de comunicaciones."

    Ray se acarició la barbilla. "¿Para llamar a casa, supones? ¿Para confirmar sus coordenadas de destino y ese tipo de cosas?"

    “Improbable. Los componentes de navegación son una mejora significativa en el tubo habitual y la matriz de burbujas. No creo que necesiten la copia de seguridad de un BSS una sola vez. Además, ¿un flujo de 18 milisegundos? Podrías mover una tonelada de datos a través de ese túnel antes de que las curvas principales comenzaran a colapsar."

    Un montón de información, se repitió Ray. "¿Qué tal un arma viral de algún tipo, entonces?"

    Ghast solo se encogió de hombros. "¿Quién sabe? Ciertamente no tiene suficiente fuerza para hacer daño físico real, lo cual podría no importar, ya que, según se informa, el enemigo no es físico en primer lugar, pero ¿cómo lo llevarías allí? Quiero decir, esto es más lento que una nave a Chenga."

    “Bien. Entonces ahí es donde puedes empezar. Analiza el núcleo y los sistemas de navegación y descubre qué tipo de datos es capaz de mover y hacia dónde se dirige esa información. Concéntrate en modelos predictivos para el colapso de onda."

    "Podemos hacerlo," dijo Ghast. "Haré que Stine se conecte al centro de control para ver qué puede haber en los archivos de caché también. Luego tenemos las unidades de diagnóstico variadas; tendrán algún nivel de memoria residente que tal vez podamos recuperar. Llevará tiempo, pero buscaremos las piezas faltantes del rompecabezas."

    Las palabras eran correctas, pero Ray supo incluso antes de que Ghast comenzara a dar sus instrucciones a los demás, que el hombre estaba preocupado. Cuando los Juguetes Inadaptados se dispersaron y los dos quedaron solos en la plataforma de lanzamiento, Ray lo llevó a un lado.

    "¿Te importaría decirme qué piensas realmente, viejo amigo?"

    Este dudó al principio, como si no quisiera o no pudiera renunciar a su actitud típicamente optimista, pero finalmente, Ghast apretó la mandíbula y suspiró. Sus hombros se hundieron por el peso de todo lo que no comprendía.

    "Simplemente no lo sé, jefe," confió. "No sé qué es. No sin desarmarlo por completo, al menos. Y pensé en hacer eso, tal como lo habíamos planeado. Pensé en desactivarlo, destruirlo. Probablemente podría arruinarlo más allá de la utilidad con solo una palanca, pero... "

    "Pero te diste cuenta de que alguien ha estado jugando a un juego diferente al que pensábamos que estábamos jugando" terminó Ray por él. "Yo he comenzado a sospechar lo mismo. La pregunta es: ¿de quién es el juego? ¿Y qué está realmente en juego?"

    Ghast se movió inquieto y enganchó sus pulgares en su cinturón. “Estoy fuera de mi ambiente en este caso. No sé qué es esto ni para qué se supone que sirve, pero puedo afirmar definitivamente que no es una bomba, y mucho menos algún tipo de dispositivo apocalíptico tal como nosotros entendemos tales cosas. Si me dices que lo destruya, lo haré, Ray, pero, para ser honesto, me asusta. Pensé que sabía lo que estábamos haciendo, por lo que estábamos luchando, pero ahora que estamos aquí... ahora simplemente no lo sé. Esto no es lo que nos dijeron que esperáramos. No es nada que entendamos, lo que significa que alguien nos ha estado mintiendo o alguien no ha comprendido lo que realmente está pasando. Y ambos son la misma persona: Michael Raville. Y no me refiero al real. Raville comenzó todo este giro en los molinos de viento. Raville le explicó su destino a Amara y desbloqueó su poder. Raville está desesperado por vengarse de su mejor mitad, y eso hace que su juicio, y tal vez toda su agenda, sean sospechosos en lo que a mí respecta. Estamos aquí para ayudar a John y Amara, para evitar que comience esta guerra con los Exousiai, pero eso es solo porque Raville nos dijo que era lo que teníamos que hacer."

    "¿Está sugiriendo que detener esta guerra puede no ser lo mejor para nosotros, Sr. Ghast?"

    Su segundo al mando negó con la cabeza con fiereza. "No, señor. Para nada. Solo digo que estamos a punto de dar un paso irrevocable en una dirección. No hay vuelta atrás una vez que eliminemos esto, y me gustaría tener una prueba que no venga solo de Raville, ¿sabes? Tengo la sospecha de que cualquier cosa que hagamos en su nombre va a ser la equivocada. Ya ni siquiera estoy seguro de en qué bando estamos. De qué lado se supone que debemos estar."

    Ray escuchó la tácita súplica de Ghast. Quería que alguien le dijera qué hacer, que le absolviera de las dudas. Estaba perdido y confundido y, sobre todo, aterrorizado por el fracaso. Necesitaba desesperadamente que le dijeran lo que era correcto y verdadero y que lo que estaban haciendo era honorable, que estaban cumpliendo promesas que beneficiarían a la humanidad, ahuyentarían a los lobos a las puertas y que salvarían el universo.

    Y esas eran precisamente las respuestas que Ray no tenía.

    El arma de Raville debía ser destruida antes de que esta pudiera alzarse contra los Exousiai, había dicho Amara. Pero esa instrucción se basaba en el supuesto de que existía tal arma. No habia tal arma. Ningún dispositivo apocalíptico. Solo esta cosa, este anticuado cohete turboalimentado. Aquello no tenía sentido. Pero ese siempre había sido el obstáculo de la fe, ¿no era así? La fe era creer incluso cuando la fe no tenía sentido. La fe era acción a pesar de la evidencia en contrario.

    El problema con la fe, por supuesto, era que, en última instancia, su poder no se reducía a la potencia del creyente que la practicaba, sino a la confiabilidad del dios en quien estaba colocada. Una vez más, el gusano retorcido de la sospecha le corría. La indecorosa incrustación de Raville en la arquitectura de Dorian. La huida hacia el peligro. Dame acceso...

    Raville tenía respuestas. Raville tenía mucho por lo que responder, mucho que explicar. Y esas explicaciones estaban atrasadas. Y si Ghast estaba equivocado y las sospechas de Ray eran infundadas, tal vez Raville, el hermano en la sombra de su yo humano, podría leer oráculos en este dispositivo donde el resto de ellos solo percibían acertijos.

    Ray abrió un canal en su espuma y llamó a Raville. No hubo respuesta, solo un leve siseo de estática.

    Volvió a llamar y, como Raville no le hizo caso, intentó pasar a una sesión de inmersión completa. Por primera vez en su vida, Ray Morrical encontró hielo opalescente sin fisuras. No había sensación, no había conciencia de ser repelido, solo la impenetrabilidad simple y plana de un entorno que ya no le pertenecía. La pantalla de presentación de color ámbar de su monóculo mostró el mensaje: SOLICITUD DE NODO NO VÁLIDO.

    Ray se dio cuenta con asombro de que había estado desconectado del universo hermoso, caótico y rico en datos fuera del de su propio corazón. Su espuma había desaparecido y la presencia digital de Michael Raville había desaparecido con ella.

Capítulo 24

    Junto a la cúpula ambiental de plastisheen que encerraba La Instalaciooon de IOCE Ketus O-12 de Giari Tau había un caparazón de contención ovoide que solo se podía obtener mediante un elevador hidráulico que partía del imponente Nexo Administrativo y Comunicaciooon de Seguridad mediante un eje umbilical reforzado de acero flexible. Esta erupción con forma de ombligo, que se asemeja más que nada a la escultura de acero y vidrio de un pistacho, era el receptáculo oficial de las oficinas del personal del CSO Kenwood Bryce y su séquito personal de asistentes, asesores, encargados departamentales y expertos en política. El Ministerio del Interior (como se llamaba generalmente) había sido recientemente redecorado en un estilo agresivamente pastel de Nueva Mesopotamia Revival a un coste de millones de rupias, utilizando solo las más altas plantillas %%construx%# de paquetes zap diseñadas a medida, transmitidas directamente desde las bóvedas de datos de máxima seguridad del Diseño Claaasico de Terbury-Finks en Crecy Trois, Nuevo Sultanato Frankish, Dengali, que se enorgullecía de ser el líder en elegantes materiales de renovación empresarial e industrial.

    Dorian sabía que el plazo para la remodelación era reciente porque la cápsula de recepción apestaba a sellador forma-rraaapida, yeso tono-inteligente dilatador de sombra y cemento Cemento Madera Polysello de Kaster, que resultaban ser exactamente, como era de esperar, los productos que eeel habría usado para emprender una renovación de este alcance. Varias de las paredes de imitación de estuco todavía tenían adheridos letreros de PINTURA HÚMEDA, y todos los sofás para asientos públicos estaban cubiertos con telas plásticas manchadas y arrugadas como vívidas invitaciones a ni siquiera pensar en sentarse uno mismo mientras esperaba. Había rollos de costosas alfombras afganas nano-tejidas pegadas a la base de un mostrador de recepción y pared de contención de pseudo-arcilla color malva que serpenteaba a través de la cabina entre la sala de espera y la entrada con frescos en forma de O al laberinto de oficinas más allá. En el extremo opuesto de la habitación, un bosque de palmeras datileras genéticamente atrofiadas e infructuosas se apiñaba frente a las ventanas de observación que, en circunstancias normales, habrían proporcionado una vista espectacular de las llanuras de abajo. Como ya había visto los planos de cerca y bajo vigilancia armada, Dorian no se sintió particularmente decepcionado por la pérdida.

    La chica que estaba sentada detrás del escritorio era tremendamente alegre, con bastante personalidad de viiideo, vestida de manera atractiva y obviamente miserable. Su piel estaba pálida, su rostro hinchado y, cada pocos segundos, estornudaba o se sonaba la nariz explosivamente en un pañuelo. A intervalos bastante regulares, se deslizaba hacia un alarmante tono verde y cortésmente se excusaba a sí misma al entrar en la parte de atrás, un viaje loco del que regresaba luciendo aún más pálida y miserable que antes.

    "Lo siento mucho. Son estos humos. Supongo que tengo alergia," deciiia ella, luego les ofrecía café o pasteles o té por lo que parecía la centésima vez. Ni Dorian ni Amara se sentiiian tentados a aceptarlos.

    Ford Garrison había llamado a la puerta de su prestado alojamiento poco después de las seis, hora local. Con él habían venido otros dos hombres que no se presentaron ni hablaron y se mantuvieron cerca de la entrada con las manos cruzadas ante ellos. Lo más interesante de ellos era el bulto obvio y sospechosamente en forma de arma bajo las chaquetas.

    Dorian y Amara ya se habían levantado un par de horas antes, habían observado sus abluciones matutinas y habían tomado un desayuno ligero, Amara se había puesto un mono azul claro que había encontrado en una de las cómodas (junto con una docena de otros conjuntos que iban desde airosamente casual a escotado formal). Le había quedado perfectamente, al igual que la selección de zapatos para correr, sandalias y botas de montaña que había descubierto en el suelo del armario del dormitorio y el cajón lleno de ropa interior cuidadosamente doblada y empaquetada en la misma cómoda que los demás conjuntos.

    Los otros cajones contenían una selección multifuncional similar de ropa, ropa interior y calcetines de hombre, pero Dorian se había puesto el uniforme de faena que había usado el día anterior. No deseaba estar en deuda con la generosidad de Raville. No era dogmático en este punto: había cambiado sus zapatos sin cordones por un par de botas de su talla a la primera oportunidad y sin ningún escrúpulo ético; simplemente se sentía más cómodo con su propia ropa.

    Flanqueado por su par de agentes indescriptibles, Garrison los había conducido de regreso a la planta de la estación siguiendo la ruta que habían tomado el día anterior. Desde allí, se habían abierto paso a través del tumulto matutino del tráfico laboral y los grupos apretados de edificios bajos y robustos hasta llegar a los pasillos burocráticamente aburridos y sin rasgos distintivos de la estructura del Nexo de Administraciooon. En un quiosco de seguridad, se tomaron sus impresiones digitales, se tomaron fotos y se colocaron las divertidas no-semejanzas en los pases de los visitantes que debían llevar alrededor del cuello mientras estaban dentro del complejo de administración. Tuvieron que mostrar sus credenciales a un golemeca de acceso en las puertas del ascensor, que las contó, las revisó y simultáneamente calculó su masa y desplazamiento en miligramos antes de permitirles ingresar a la cabina, luego volvió a ejecutar los cálculos para asegurarse de que ninguna carga no autorizada se había colado a bordo durante la transición. Los agentes de seguridad de Garrison no tenían pases y permanecieron en el vestíbulo, vigilantes pero impasibles, hasta que se cerraron las puertas. Que Dorian supiera, todavía estaban allí, inmóviles como estatuas, esperando ser reasignados, esperando su regreso o, en general, simplemente esperando, inteligentes como una piedra, pensando pensamientos de estatua.

    Durante el viaje, Garrison les había informado bruscamente que Raville se reuniría con ellos en la oficina del CSO Bryce. Se disculpó por el desastre de la construcción incluso antes de que salieran del ascensor, sonando levemente irritado mientras lo hacía, como si Bryce hubiera encargado la renovación en este momento en particular y en las presentes circunstancias con el único propósito de molestarle. Luego había gruñido a la recepcionista por el estado de su cápsula y la falta de refrigerios listos, dicho rotundamente que esperaran hasta que él regresara, y marchado a las entrañas de la oficina como un troll en busca de huesos que pudiera afilar sus dientes. Desde ese momento, ambos habían esperado. Unos cuantos tic-tacs más de veinte minutos en la estimación de Dorian. Lo uuunico que podía hacer era estimar porque, en primer lugar, su matriz había sido destruida en la estaciooon zap en Glastenhame junto con el cuerpo que había llegado a conocer y amar, y en segundo lugar porque no había relojes en la cápsula. No sabía si esta ausencia se debía a la renovación en curso o era simplemente un descuido por parte de una población arreglada sin necesidad de relojes públicos o algún tipo de declaración autoritaria: «su tiempo es nuestro tiempo». Eso no importaba de una forma u otra. A Dorian no le importaba esperar. De hecho, prefería la espera a la incertidumbre de lo que vendría una vez terminada dicha espera. Se sentía tembloroso esta mañana y un poco con náuseas. Amara le explicó que probablemente era más la fatiga del zap lo que hacía sentir su presencia, pero él no lo creía. Su estómago estaba amargado por el temor de un futuro que deseaba que no se desarrollara.

    "Algo debe de haber sucedido". Amara le habló en tono confidencial.

    Estaban cerca de la colección de palmeras datileras, lo suficientemente lejos de la recepcionista como para que ella no las oyera casualmente (ni les estornudara sus gérmenes por todas partes), pero donde aún podían observar la llegada de Garrison cuando regresara.

    "Ford no parece ser el mismo esta mañana", confió ella. "Está muy agitado".

    "Tal vez recibió una carta de «Querido John» de su esposa diciendo que le dejaba porque ya no podía soportar vivir con semejante idiota".

    "Hablo serio".

    "Yo también. De verdad es un idiota". Dorian le sonrió, pero su corazón no estaba en ello. Ni siquiera podía disfrutar de antagonizar a Garrison esta mañana. “No, te escucho. Yo pensé lo mismo. Ayer no necesitaba una escolta de matones ".

    Amara cerró los ojos y respiró lenta y profundamente. “No presiento nada malo. La estación parece estar funcionando con normalidad, realizando sus actividades rutinarias. Aunque las naves en órbita están frenéticamente activas, como si hubieran sentido que algo andaba mal ".

    Ella arrugooo los labios en un ceño fruncido, pero no ofreció ningún detalle. Dorian se acercó y le tomó la mano. Todavía podía oler el aroma de ella en su propia piel, cálido y almizclado. "¿Qué hay de Raville?"

    "Eeel es un vacío. Llevo intentando encontrar un rastro de él desde que llegamos, pero no hay ningún tipo de firma distintiva de él. Es un susurro, una presencia, un misterioso acecho, pero su forma no tiene un contenido significativo, casi como si no fuera nada en absoluto: un pozo vacío". Ella se encogió de hombros e hizo una mueca de disculpa. "Supongo que dar la vuelta es un juego limpio. Sea lo que sea lo que tiene a Garrison tan tenso, no son Ray y los demás al menos. Ellos todavía están a salvo por el momento, aunque no tengo claro qué dificultades pueden haber encontrado durante la noche. Hubo algo de emoción, pero no me atrevo a pensar en ellos por mucho tiempo, no sea que Raville haya aprendido cooomo seguirlos ".

    Dorian se preguntó una vez más a dónde se habían ido Misfit Toys y qué estaban haciendo, pero no preguntó. "Quizás fuese eso lo que ha agravado tanto a Garrison. No ser capaz de localizar a media docena de notorios saboteadores empeñados en hacer travesuras en su estación espacial. Raville, con su mente divina, puede que no se sintiera particularmente motivado para preocuparse por ellos, pero nuestro amigo Ford me parece del tipo que se preocupa por los cabos sueltos, ya sea que parezcan amenazas viables o no ".

    "Entonces, es algo como tú", dijo Amara, guiñando un ojo y daaandole un codazo.

    "Ni siquiera bromees sobre eso. No es gracioso ".

    “Si yo puedo ser como Michael Raville, tú puedes ser como Ford Garrison. Eso tiene una bonita simetría ". Ella rió. "Prefiero tu compañía a la suya, por supuesto. Tuuu eres mucho más guapo ".

    "Y yo podría patearle el trasero".

    "También tienes mejores hoyuelos".

    "Basta".

    “Lo siento. No pude evitarlo ".

    “Podrías. Elegiste no hacerlo. El control deficiente de los impulsos no es una característica atractiva en un ser divino. Pregúntale a los griegos ".

    Amara puso los ojos en blanco y se rió.

    "¿Estás bien?" preguntó eeel. "¿Preocupada? ¿Tensa? ¿Asustada? "

    "Curiosa", respondió después de pensarlo un poco. "Quiero oiiir lo que Raville tiene que decir por sí mismo".

    "¿Y luego qué?"

    "Luego hacemos lo que hay que hacer para detenerlo".

    Garrison regresó poco tiempo después, acercándose solo como hasta la entrada de la cápsula. Se detuvo y les indicó con impaciencia que le siguieran. La recepcionista se disculpó por la duración de su espera y sugirió con un brillo pasable que Dorian y Amara deberían tener un buen día, y Dorian se convenció por un momento por la mirada con que la apuñaló Garrison de que podría saltar a través del espacio intermedio y estrangularla hasta la muerte con sus propias manos, pero aparentemente no estaba dispuesto a perder el tiempo. Para cuando llegaron a la puerta, él ya estaba acechando por el camino por el que había venido.

    Ambos le persiguieron a través de un laberinto de espacios de trabajo abiertos, cubículos aireados y despejados delimitados por muros móviles de imitación de adobe equilibrados sobre una compleja red de corredores empotrados coordinados de modo que las particiones aparentemente fijas se pudieran maniobrar de un lugar a otro mediante la configuración paneles montados a intervalos periódicos a lo largo de la pared exterior. El plano actual era uno de pasillos estrechos, obstrucciones repentinas en ángulo recto y callejones sin salida claustrofóbicos. Dorian se sintió rápidamente desorientado por los constantes giros, laderas y los cambios inesperados. Comenzó a creer que las paredes se movían activamente detrás de ellos, manipulándolos en un circuito cada vez más pequeño hacia alguna ubicación central oculta cuyas salidas se sellarían detrás de ellos tan pronto como llegaran.

    Una pequeña parte de su mente argumentó que esta sospecha era probablemente un ejemplo de libro de texto de proyección psicológica, pero enterró esa voz debajo de una almohada y se sentó sobre su cabeza cada vez que emitía un sonido.

    En ocasiones, los trabajadores administrativos IOCE revoloteaban fuera del espacio de espuma o se detenían para mirarlos desde sus escritorios mientras pasaban apresuradamente. La mayoría de las veces no era con el interés casual que uno esperaría recibir cuando un extraño se entromete en una oficina extranjera, una curiosidad momentánea satisfecha y olvidada con la misma rapidez. Había una vigilancia enroscada detrás de estas miradas, un reconocimiento nervioso y entornado. Aquí, en el centro de la estructura de poder de la estación, Dorian se dio cuenta de que nunca podrían pasar por visitantes anónimos en asuntos habitualmente triviales. Habían armado demasiado alboroto a su llegada. Eran saboteadores cuya única razón para venir (armas encendidas e invocación de la diosa) había sido tomar el control y posiblemente incluso destruir la estación de la que dependía la vida de cada una de estas personas. Esa era una hostilidad nacida del miedo y del ciego instinto hacia la autopreservación.

    Y probablemente sabían menos que él sobre lo que realmente estaba pasando.

    Dorian cuadró los hombros y se cernió protectoramente alrededor de Amara. Comprendiiia la ansiedad de esta gente. Eeel estaba absolutamente aterrorizado.

    Por fin atravesaron el laberinto y se encontraron con una pared de arenisca rosa suavemente curvada. Garrison recorrió una corta distancia hasta llegar a una puerta de paneles oscuros con una placa de bronce que decía “Dr. Kenwood Bryce, jefe de operaciones de la estación ”. Garrison se enganchó frente al panel de seguridad para transmitir su clave de acceso. Un perno magnético hizo clic en respuesta, y eeel puso la mano en el picaporte.

    Antes de girarlo, miró por encima del hombro a Dorian, una rápida evaluación de la cabeza a los pies. “Intente ser civilizado. Por favor. Se trata de personas importantes, acostumbradas a que se les preste un cierto nivel de respeto por su aportaciooon a la ciencia, la sociedad o la condición humana en su conjunto. Antagonizarlos solo hará que esto sea más difícil de lo que ya es ".

    Dorian se encogió de hombros. "Siempre intento ser civilizado".

    Garrison gruñó, claramente incrédulo, y siguió adelante.

    Dorian lo siguió, manteniendo a Amara detrás de él para enfrentarse primero a cualquier peligro que encontraran en el otro lado. Era consciente de ella a su espalda, pequeña y preciosa, y se preguntó si ella sentía el mismo miedo que él. «Quédate detrás de mí», pensó hacia ella, pero si ella lo escuchó, no respondió.

    Entraron en una espaciosa cámara de barro pálido y paredes de zarzo con un tono aguamarina tenue y elegante. El suelo era de baldosas de mármol intercaladas con alfombras ingeniosamente estampadas y frescos brillantes en espirales de oro, bronce y marrón tierra. Un escritorio sencillo de imitación de adobe encalado, en forma de arco con la parte superior aplanada, se encontraba a un lado debajo de las ventanas de ojo de buey perforadas en la curva de las gruesas paredes exteriores. Imágenes monocromas de desolados paisajes desérticos competiiian por la atención estética con secos brotes de vegetación de juncos, braseros de cobre que emitían una fina y aromática niebla y muebles increíblemente barrocos, bellamente elaborados con exuberante madera de chocolate.

    En el centro de la sala había una gran mesa circular rodeada de sillas estilo diván cubiertas de seda, damasco e hilo dorado. Algunos de los asientos ya estaban ocupados. Dos hombres vestidos con los ostentosos uniformes de batalla de las Fuerzas Navales del Comando Espacial de Strat los miraban la suficiente hostilidad como para derretir el flexiacero. Un hombre calvo, de piel rosada con un caro traje gris estaba sentado de espaldas a ellos, mientras que a su lado, un hombre más joven con una chaqueta deportiva de moda, corte de pelo desenfadado y sonrisa agresiva, se retorcía casi por completo en su silla, esforzándose en busca de un buen vistazo. Unos pocos asientos más abajo estaba sentada una mujer de mediana edad con severos rasgos de halcooon que no alzaba la vista en absoluto, sino que mantenía un profundo enfoque, casi zen, en el archivador de papeles abierto frente a ella. Llevaba una bata de laboratorio de gran tamaño manchada en los puños y los codos.

    Dorian notó cada nuevo rostro, cada agenda implícita, luego los descartó a todos de su mente. Porque sentado frente a ellos al otro lado de la mesa estaba Michael Raville. Era inconfundible, casi una copia exacta del paquete en el Archivo. Un poco más canoso en las sienes, algunas arrugas más alrededor de los ojos, pero esencialmente el mismo. Dorian experimentó una inesperada e inusualmente intensa sensación de déjà vu, pero no supo si esta derivó de haber conocido tan bien la aproximación digital de este hombre o del tejido más inmediato de su paisaje onírico.

    En cualquier caso, le resultó difícil no gruñir.

    Raville se levantó apresuradamente mientras se acercaban, con los ojos brillantes. "De veras es usted, ¿no? Después de todos estos años, realmente has venido. Usted... ha venido ". Sonrió torcidamente, tímidamente, al recordar que había otras personas en la habitación mirando. Agachó la cabeza. “Mis disculpas si parece que estoy entusiasmado. No conozco otra forma de expresar adecuadamente mi alegría, mi alivio, mi casi religioso asombro por encontrarme con usted por fin cara a cara, Sra. Cain ".

    Amara levantó la barbilla sin saber cómo evaluar su saludo. Su respuesta fue formal, su tono cauteloso: "Me honra su hospitalidad".

    Por un instante traicionero, Dorian casi creyó la precoz sinceridad de Raville. Luego recordó su apartamento, su gato, todas las mentiras y la muerte. "Pfft", dijo.

    Raville le miró. Una de sus cejas se arqueó, pero la sonrisa no vaciló. "No debería dejar de saludarle a usted también, señor Dorian. No es mi intención ser descortés ".

    "Ya sobreviví a tu grosero saludo, gracias. Este es bastante dócil en comparación ".

    Raville siguió sonriendo, pero se volvió decididamente tenso. “Sin embargo, su llegada también ha sido anticipada con ansiedad. Digo ansiedad, ya que supongo que usted es el hombre que conectó mi núcleo de datos, conectó la red segura de esta estación... secuestrooo, bueno, prácticamente todo lo que creíamos que estaba a salvo de intrusiones. Su reputación le precede, como suele decirse ".

    "Sí, y también me siento honrado por tu hospitalidad o lo que sea. Especialmente la forma considerada en que hiciste volar mi apartamento. Y la forma igualmente considerada en que trataste de matarnos ayer. Un verdadero honor ".

    Raville no estuvo a la altura del desafío. En cambio, saludó a los asientos abiertos frente a ellos. "Por favor, ¿no se unirán a nosotros?"

    Dorian no tenía muchas ganas de hacerlo, pero lanzó una mirada cautelosa por encima del hombro a Amara y ella asintió. Encogiéndose de hombros, se puso en movimiento y se acercó con cautela al borde de la mesa. Ford Garrison lo siguió de cerca, casi pisándole los talones a Amara. Dorian tomó una silla a un espacio del caballero calvo que había notado al llegar y directamente frente a los dos oficiales militares, un comandante de vuelo ridículamente embellecido y un gran jefe de sector, que podía ver ahora desde la insignia en sus solapas. El de la izquierda, el GSC, sospechaba Dorian, probablemente no era otro que el DeMartel que había enviado al teniente Sainz tras ellos. Amara se deslizó en el asiento a su izquierda y Garrison se sentó a su lado, apoyando los codos en la mesa, con los nudillos contra la barbilla, luciendo enojado e insatisfecho con el procedimiento, como si incluso el acto de que Dorian se sentase hubiera frustrado alguuuun plan minuciosamente orquestado.

    Una vez que todos se acomodaron, Raville también volvió a sentarse. Puso las manos sobre la mesa, dedos entrelazados casualmente y se aclaró la garganta. Como si fuera cualquier otra reunión de la junta a la que hubiera asistido, pensó Dorian. Asuntos a manejar, planes futuros a discutir. Esto era extraño.

    “Deberíamos comenzar con las presentaciones. La mayoría de los que estamos aquí nos conocemos, pero soy terrible para los nombres y los títulos. Si empezara, me las arreglaría para ofender a todo el mundo. ¿Quizás estaría dispuesto a asumir el deber en mi nombre, Dr. Bryce? Solo las glosas, por favor. Si insistimos en proporcionar la biografía detallada de cada miembro de nuestra estimada asamblea, estaremos aquí hasta bien entrada la tarde ".

    El hombre mayor que estaba sentado a la derecha de Raville, se movió como si fuera a ponerse de pie, luego cambió de opinión y se conformó con sentarse derecho. Era un hombre grande, sólido y suave a la vez, como un deportista que recientemente ha decidido dejarse llevar. Sus hombros eran anchos y poderosos, y sus rasgos alerta e inteligente. Inclinó cortésmente la cabeza en su dirección y comenzó en un tono amistoso y conversacional: “Como sin duda habrán adivinado, mi nombre es Kenwood Bryce. Soy el jefe de contador de garbanzos, lavabotellas, mediador de disputas y trampero administrativo de la Instalación de la Organización de Ciencias de la Extensión de la Tierra Ketus O-12, comúnmente conocida como Asentamiento Giari Tau, o incluso más comúnmente como AGT. Lo que eso significa en lo que a ustedes respecta es que, en un sentido muy amplio, esta es mi casa y, al igual que nuestros científicos, académicos, estudiantes de posgrado y personal de apoyo diverso, ustedes son temporalmente mis invitados. Siempre que actúen como huéspedes adecuados, me esforzaré por desempeñar el papel de amable anfitrión y no tendremos ningún problema. Si deciden desviarse de los comportamientos consistentes con los de los invitados educados y corteses, dejaré de ser amable y les echaré con una patada en el trasero. Eso se aplica a todos en esta sala. AGT es, ante todo, una estación de investigación científica con una misión académica en curso y estrechamente definida que hasta ahora no ha sido molestada por estos procedimientos. Proteger la integridad de nuestra misión de investigación es mi trabajo y no dudaré en actuar en el mejor interés de esta instalación. Todos deben esforzarse por tener ese hecho en mente ".

    Bryce hizo una pausa y recorrió la mesa con la mirada, una oportunidad para respuestas, preocupaciones, objeciones. No se ofreció ninguno, así que continuó.

    “El joven a mi lado es el Dr. Fen Corrie, es un doctorado en Interacción Humana Avanzada y Asuntos Administrativos, una de las pocas pieles de oveja que encontrarán colgadas en la pared por aquí que no tiene una arcana ni extrema Aplicación científica especializada. En mi opinión, esto le da una perspectiva rara y preciosa sobre el funcionamiento diario de esta instalación. Como Gerente de Servicios Logísticos, es nuestro experto en recursos humanos, oficial de moral, empleado de nómina y director de seguridad, y el color y el estilo exactos de su sombrero varía según el día y las circunstancias. Cualquier situación que tenga algo que ver con la gestión de personas es su campo de especialización, y por la presente se le ha advertido que les hable al oído si se le da la oportunidad".

    Este podría haber sido un comentario cortante en cualquier otro contexto, pero fue dicho con un afecto tan obvio que era imposible ofenderlo. Siguiendo su ejemplo, el Dr. Corrie los obsequió a todos con una sonrisa entusiasta y un saludo.

    Bryce continuó: "También es mi segundo al mando. Junto al Sr. Raville está nuestra Jefe de Estudios de Investigación, la Dra. Minerva Skiles. Además de liderar el trabajo analítico de vanguardia sobre el fenómeno de las granjas de singularidad, que es nuestro principal enfoque de investigación, ella actúa como enlace entre el personal científico y los módulos administrativos de apoyo ”.

    La mujer con la bata de laboratorio de gran tamaño levantó la cabeza del archivo extendido sobre la mesa frente a ella, luciendo temporalmente aturdida como si solo ahora se hubiera percatado tardíamente de que Bryce había dicho su nombre. Parpadeó como una lechuza, primero confundida, luego avergonzada por su falta de atención, luego desafiante y desdeñosa cuando alguno de ellos no pudo presentar ningún fenómeno único observable propio.

    "Minnie", anunció ella y volvió sin ceremonias a sus papeles.

    Bryce les guiñó un ojo a Dorian y Amara. "Ella prefiere Minnie".

    "Minerva era una fulana, una intrigante de salón y una tonta vociferante", murmuró la Dra. Skiles. “Usaba su cerebro solo como una fuerza reactiva, y solo para vengarse de los pequeños desaires a su percibida dignidad divina. Si se hubiera molestado siquiera una vez en dedicarse a algo productivo, Roma nunca habría caído. Ella era un mal modelo a seguir para las mujeres. Genera un paradigma de rol de género autodestructivo, una no debería sorprenderse cuando el simulacro llega a casa para descansar. Llevamos tres mil años eliminando las travesuras de esa mujer y apenas nos hemos acercado un paso más a nivelar el campo de juego ".

    "Minnie también es nuestra defensora residente de la igualdad de género," confió Bryce en voz baja. "Se sorprenderían de lo divisivo que se vuelve este problema en comunidades insulares como la nuestra, donde las capacidades de modificación no están fácilmente disponibles".

    "Gracias por demostrar mi argumento de manera tan elocuente", comentó la Dra. Skiles con acidez.

    Bryce se apresuró a seguir. "Ya han conocido a Ford Garrison, por supuesto, el jefe de seguridad personal del Sr. Raville. Los dos caballeros restantes frente a usted son las adiciones más recientes a nuestra comunidad remota: el Comandante de Vuelo Kesh Temple y el Gran Jefe del Sector Morgan DeMartel de la Comandancia Naval de Stratiskaya Daransk ". Bryce hizo una pausa con inquietud y luego añadió: "Tengo entendido que ya han conoció a algunos de sus subordinados de la Indianápolis y la Juggernaut".

    El comandante Temple se sentó rígidamente, una mirada ardiendo a fuego lento detrás de los párpados abiertos. Gruñó ante la mención de su nombre, pero no hizo ningún otro reconocimiento. DeMartel, quien era (como poco) una década menor que él, no hizo ningún reconocimiento. Su uniforme verde oliva estaba pulcro y planchado, sus medallas y botones pulidos con un brillo brillante, el consumado oficial de los Marines Fronterizos. Él era, pensó Dorian, la encarnación viviente de la frase desgastada por el tiempo.

    A Dorian no le gustaba la forma en que el hombre les miraba a ambos, pero especialmente a Amara. No era exactamente una mirada hostil, pero era fría, calculadora, la mirada de un hombre que estaba determinando no si te iba a matar, ni siquiera cómo, sino cuándo. Esperando una oportunidad que sabía que llegaría inevitablemente.

    Con voz tranquila, Dorian preguntó: "¿Cuántos de sus Marines murieron?"

    Las fosas nasales de DeMartel se ensancharon. "¿Perdone?"

    "Enviaste una fuerza de marines al almacén para apresarnos a nosotros y a nuestros compañeros. Quiero saber cuaaantos murieron ".

    "Reciclamos cuatro soldados", respondió DeMartel, luego agregó, con una sonrisa leve y cruel: "De treinta".

    “Tuvisteis suerte. Podría haber sido mucho peor ".

    "Mis Marines no confían en la suerte para el éxito, señor".

    Dorian asintió con apreciación. Quizás era solo nostalgia, pero le estaba costando mucho no divertirse con este vieja vieja foca canosa. "Por curiosidad, ¿sabe cuántos de mis amigos fueron reciclados, Jefe de Sector?" La expresión facial de DeMartel dijo muy elocuentemente que incluso si lo supiera, no le importaba. "Yo se lo diré: Ninguno. Cero. Nulo. Porque mis amigos están muertos. No reciclados, no temporalmente incomodados, no enfriándose en el almacenamiento de datos fríos, sini muertos. Entre la desintegración entrópica de nuestra decantación retardada y su ataque no provocado de soldados, estaaan irrevocable e inmmedicable e irrecuperablemente muertos. Sus patrones únicos han sido eliminados del algoritmo de la computadora universal, y ya no se pueden restaurar. Antes de que todos empecemos a ser demasiado amiguitos, solo quiero que dejemos esto claro".

    Amara le dio un apretón de advertencia a la rodilla de Dorian. "Ahora no es el momento, John. Estoy segura de que eventualmente estos caballeros tendrán la oportunidad de saber que existen riesgos asociados con patear hormigueros infantilmente ".

    DeMartel estudió a Amara con atención, sorprendido por el comentario. "Jovencita, debería usted recordar quién fue quien invadió a quién exactamente ".

    "Y usted debería considerar seriamente qué bando ha elegido ”, respondió ella. "La línea entre el insurgente y el patriota la traza la perspectiva".

    La cara de DeMartel se sonrojó tanto que Dorian estaba seguro de que estaba a punto de explotarle la cabeza. Y esta podría haberlo hecho si Michael Raville no hubiera intervenido en ese momento, aclarándose la garganta para recuperar la atención de todos. "Gracias, Dr. Bryce, señoras y señores. Pongámonos manos a la obra, ¿de acuerdo? "

    "Por favor", murmuró Garrison.

    "En realidad, no nos han presentado a todos", señaló Fen Corrie. "Hemos recibido instrucciones sobre las identidades e historias personales de nuestros huéspedes, pero no las conocemos correctamente. Me gustaría escuchar lo que el Sr. Dorian y la Sra. Cain tienen que decir sobre ellos mismos y sobre nuestra situación. Desde una perspectiva de interés humano ... ya que parece haber algún malentendido ".

    Ford Garrison emitió un leve gruñido gutural. “No creo que eso sea necesario. Se le debería haber enviado una copia de los archivos pertinentes. Si opta por no revisar el material, ese es su problema ".

    "Revisé sus archivos con gran interés, Sr. Garrison", respondió Corrie. “Los examiné con mucha atenciooon, de hecho, para que quede dolorosamente claro que los datos que nos ha proporcionado son ricos en análisis y están cargados de supuestos estructurales sospechosos, pero escasos en hechos básicos. ¿Por qué creen ellos que están aquí? ¿Qué explicaciones tienen que ofrecer para la emoción de ayer y qué esperaban lograr al llegar hasta aquí? Es importante que tratemos de comprender las perspectivas de los demás si se supone que debemos comenzar a trabajar juntos, ya que supongo que eso haremos por el hecho de que incluso estamos teniendo esta reunión. Con el debido respeto, he escuchado su opinión sobre esta narrativa. Ahora quiero escuchar el de ellos ".

    Garrison apuñaló con el dedo el pecho de Corrie. “Esta no es una de sus delicadas sesiones de terapia grupal, doctor. Nadie está interesado en actualizar su mierda interior para una salud mental óptima o una dinámica de grupo productiva. Tenemos trabajo que hacer, y se hará tanto si logra comprender las motivaciones de todo el mundo como si no. Le recordaré que está aquí únicamente por su responsabilidad con el bienestar de esta instalación, e incluso entonces solo porque su jefe insistió en ello ".

    Bryce le devolvió la mirada. "Y yo le recordaré, Sr. Garrison, que está aquí solo porque no descargué su señal de zap cuando llegó a mis servidores, y solo a causa de su jefe, así que no nos metamos en una pugna para ver quieeen mea maaas lejos ni quién tiene faldones más largos. Puede que esta sea su operación y el Sr. Raville el oficial de mayor rango de la IOCE, pero hasta que la organización me entregue mis papeles, seguirá siendo mi puesto avanzado y estoy legalmente al mando ".

    Dorian miró esperanzado a Amara. Esto no era exactamente un levantamiento armado en su nombre, pero cualquier cosa que se pareciera vagamente a la disidencia resultaba alentador. Amara se llevó un dedo a los labios y le dio un significativo guiño.

    Raville suspiró y agitó las manos hacia ellos, instando a todo el mundo a calmarse. "Caballeros, por favor. Todos reconocemos que este arreglo ha dado lugar a algunas alianzas incómodas. El CSO Bryce y su personal han sido extraordinariamente amables al permitirnos el uso de sus instalaciones y su espacio aéreo. Sin embargo, es de esperar que no siempre veamos los intereses de los demás con la claridad adecuada, por lo que no nos subamos a las espaldas innecesariamente. Debo recordarles que el tiempo apremia. No tenemos tiempo para ventilar nuestras quejas personales, y mucho menos esperar resolverlas en este lugar ".

    Minnie alzó la cabeza, frunciendo el ceño. “La solicitud de Fen sigue siendo razonable. También yo quiero escuchar lo que tienen que decir. Quiero escuchar lo que todos tienen que decir, de hecho. ¿Apocalipsis y extraterrestres?" Ella resopló burlonamente y tiró al suelo la pila de copias impresas que había estado leyendo. "Por favor. Esta «investigación» que nos ha proporcionado es una mierda. No hay nada aquí que pruebe nada. Suposiciones injustificadas, lógica probatoria mal documentada, intentos flagrantes de asesinato de personajes y trampas pseudocientíficas disfrazadas de datos válidos. Si yo intentara imponer una argumentación de tan mala calidad a mis colegas, me enviarían a un colegio comunitario de segundo nivel en un mundo colonial atrasado a aprender manipulación polinomial fundamental en un mes y considerarían eso una indulgencia. Tuuu eres científico, Michael. Deberías saberlo. Que debiste haber hecho el esfuerzo, pero que no lo hicieras, me lleva a concluir que, o bien has abandonado todo lo que aprendiste sobre la investigación o no te has mostrado del todo franco con nosotros. Y aunque ese tipo de tonterías de capa y espada de necesidad de saber podría ser lo suficientemente bueno para convencer a los obtusos matones militares para enervar sus hormonas de guerra, sin ofender con la intención de presentar compañía, alguien tendrá que hacer mejor trabajo para convencerme de por qué debería preocuparme por este asunto. De lo contrario, volveré a mi laboratorio donde puedo dedicar mi tiempo al trabajo que realmente importa en lugar de en esta engreída corte de canguros."

    Fen Corrie se rió alegremente. "¡Corte de canguros! Eso me ha gustado. Es muy inteligente ".

    Dorian contuvo una leve risa. "El buen dinero ya no compra la ayuda como antannno".

    “Esta no es una corte de canguros”, insistió Raville sombríamente. Frunció el ceño a Dorian. "No es una corte de ningún tipo".

    “Pues déjeles hablar”, coincidiooo Bryce. "¿Qué dannno puede hacer?"

    El ceño fruncido de Raville sugeriiia que eso podría hacer mucho daño, pero negó con la cabeza y dijo: “Bien. Pueden hablar si lo desean ". Miró suplicante a Amara. "Pero sea breve, por favor".

    Dorian abrió la boca para responder por ellos. Tenía mucho (MUCHO) que decir. Pues Corrie y Skiles no preguntaban qué pensaban ellos sobre los Exousiai %%et al%#. Su perspectiva era mucho más estrecha que tales temas cósmicos. En pocas palabras, ellos querían saber por qué él, Amara y Misfit Toys habían venido hasta aquí dispuestos y ansiosos por matar a todo el que intentara detenerlos. Dorian quería asegurarse de que asimilaran que la única razón, desde el inicio digital hasta el final carnoso, estaba allí sentado mirando presumido a la cabecera de la mesa. Todo era por Raville. Amara, sin embargo, tiró de su muñeca hacia el regazo y la sostuvo firmemente antes de que eeel pudiera comenzar. Dorian se encogió de hombros y permaneció en silencio.

    "Me temo que estamos en desventaja. No hemos visto los expedientes que Raville ha preparado sobre nosotros, por lo que no sabemos qué es lo que podrían creer que saben sobre nosotros ni cómo responder a esos cargos. Puedo decirles que mi nombre es Amara Cain y mi amigo es John Dorian. Éramos, hasta hace poco, empleados del Archivo Masónico Infocaché en Sonali en Trithemius Orbis. Seis semanas atraaas, al menos en nuestro tiempo relativo, ninguno de nosotros había oído hablar de Giari Tau ni de los Exousiai. De hecho, ni siquiera nos conocíamos particularmente bien. Todo eso cambió cuando una noche, en el curso de nuestras tareas habituales, o, debería decir, en el curso de las tareas habituales de John, nos encontramos con un malicioso paquete de carga que fingía ser una de las plantillas de zap originales desde Oak Ridge y que mostraba indicaciones de haber desarrollado espontáneamente características consistentes con la autoconsciencia. Este paquete declaraba ser nada menos que la identidad digital duplicada de un joven Michael Raville ".

    Kesh Temple retumbó. "¿Está admitiendo que violó la privacidad de un archivo de paquete protegido legalmente?"

    "Lo que admito es estar protegiendo la integridad de mi red de datos de una forma de araña de datos particularmente virulenta " Dijo Dorian. "El derecho del donante a la privacidad termina donde comienzan mis garantías de seguridad".

    "No sea idiota, Temple", se quejó Bryce al oficial de Strat. "Cuando dejas de monitorear las señales salientes de las transmisiones en ráfaga de datos de tu nave en nombre de proteger información militar clasificada, podraaas lanzar piedras. No viene al caso aquí si las acciones fueron estrictamente legales o no. Me imagino que todos estamos en algún lugar más allá de las fronteras de lo que es estrictamente legal en este momento ". A Amara, le dijo: "Por favor, continúe".

    Amara asintió agradecida. “Esta entidad, de la que nos aseguramos era que o quien decía ser, nos informó que Michael Raville, su yo real, estaba en proceso de aventurarse aquí, a Giari Tau, donde planeaba por razones desconocidas emprender una unilateral campaña militar y, en última instancia, secreta contra una raza alienígena numinosa. Estos extraterrestres, estos ayudantes, creía eeel, tenían intención de contactar con la raza humana con un mensaje de paz. Además, se habían puesto en contacto con nosotros antes, guiando nuestro desarrollo tecnológico y social mediante pequeñas revelaciones, hasta el mismo zap inclusive, para que cuando por fin decidieran revelarse y caminar libremente entre nosotros, pudieeeramos estar listos para recibirlos. Pero, lo que es más importante, querían que estuviéramos listos para aceptar su último regalo a la humanidad: una radical transformación evolutiva hacia un nivel superior de conciencia y un lugar en una comunidad más grande de vida consciente. La entidad empaquetada no sabía por qué Michael Raville habiiia decidido iniciar una guerra contra aquellos que solo buscaban ayudarnos, solo que la guerra estaba condenada al fracaso y que si alguien intentaba asestar un golpe contra los Exousiai, estos no dudarían en destruirnos a todos en su propia defensa ".

    Miradas curiosas se dirigieron a Raville, pero eeel no dijo nada. Permaneciiia perfectamente quieto, con los brazos cruzados en muda negación. Amara continuó: "Pero nuestra infiltración en el paisaje de datos de la entidad fue descubierta y se enviaron agentes para detenernos a cualquier coste. Gracias a las maquinaciones del Sr.Raville, en los últimos meses, nos hemos convertido en personas sin hogar, desempleados, con frecuencia objetivo de asesinato, buscados por una serie de agencias gubernamentales de un extremo al otro del espacio humano y, muy posiblemente, vinculados indeleblemente con una infame banda de saboteadores anarquistas, todo debido a la posibilidad de que le impidieeeramos llevar a cabo su conflicto genocida con aquellos que solo desean ayudarnos a liberarnos de las cadenas que han atado a nuestra especie durante tanto tiempo. Ustedes objetan que nos presentamos aquí con armas y guerreros, sugiriendo que eso refleja nuestros motivos. Bueno, en lo que a nosotros respecta, solo estamos respondiendo de la misma manera a la recepción que nos han enseñado a esperar. Reciiibannos con hostilidad y sería una tontería no devolverla, aunque solo sea en nuestra propia defensa ".

    Lanzó una mirada seria a Michael Raville. "Quizás sea esa una lección que debería usted tomar en serio antes de intentar preparar su alfombra de bienvenida a los Exousiai. Nosotros vinimos a detenerle. Uno esperaría que la buena gente siempre se alzara para evitar que los tiranos libren guerras que no se pueden ganar y que solo resultarán en nuestra destrucción final ".

    Dorian quiso dar un salto y vitorear, pero al parecer era el único. El extenso discurso de Amara se encontró con un severo silencio. Kenwood Bryce se mordiiia el interior de la mejilla. Minnie Skiles estaba reclinada en su silla, rizando furiosamente mechones de su cabello castaño oscuro alrededor de los dedos.

    Los labios del comandante Temple y del jefe de sector DeMartel se crisparon en un ávido intercambio subvocal de pAp, pero no daban ninguna respuesta externa. El único sonido fue el agraviado suspiro de Garrison, pronunciado como si Amara le hubiera herido físicamente.

    De manera lenta y pausada, Michael Raville comenzó a aplaudir. “¡Bravo, querida! Un giro muy eficaz sobre los hechos a su disposición. En otro contexto, y si fuéramos personas diferentes a las que somos, estaría profundamente tentado de ofrecerle un puesto en una de mis empresas de relaciones públicas basándome únicamente en este desempeño. Después de todo, los profesionales de relaciones públicas más eficaces no son los que dicen las mejores mentiras, sino los que llegan a creerse las mentiras que cuentan. Y no hay nada más convincente como eso para las personas que no conocen nada mejor que la verdadera sinceridad pronunciada por los labios de una encantadora portavoz. Por supuesto, no se le puede dar todo el crédito porque las mentiras que está vendiendo no son realmente suyas, ¿verdad? Usted no está haciendo nada más que repetir como un loro lo que le ha dicho el malformado hijo bastardo de mi propia mente. Por lo tanto, la narrativa es en realidad mía, lo que significa, supongo, que me pongo la gorra de tonto por perder todo nuestro valioso tiempo en este asunto al sentarme aquí y discutir conmigo mismo. ¡Ja! "

    Los ojos de Raville brillaron peligrosamente, eeel echó la cabeza hacia atrás y se rió de buena gana. Sin embargo, cuando volvió su atención a ellos, su tono se endureció. "Pero eso son mentiras, querida Amara, las cosas que has dicho. Aunque podríamos llamarlas generosamente medias verdades, que es casi lo mismo. Confortantes ficciones sobre un nefasto señor de las corporaciones que intenta la dominación universal y que debe ser detenido por una harapienta, pero en última instancia, heroica banda de desamparados antes de que pueda instigar el fin de todo lo bueno y puro. Esa es una historia que vende periódicos, como decían una vez, pero incluso cuando lo decían, no era cierta la mayor parte del tiempo. La vida rara vez es tan sencilla como dicen las noticias ".

    Raville bajó las manos a su regazo y su expresión fue sombría, casi triste. “Ojalá fuera cierto, Amara. Desearía que fuera así de simple, que yo fuera simplemente malvado como un personaje de una novela de espías, solo un hombre malo con gusto por el poder enfermizo que debe ser derrotado antes de que pueda causar un gran daño en el mundo. Pero no es así, ¿verdad? Hay más en la historia que incluso tú y Dorian sabeeeis ".

    "Sí", dijo ella sin dudarlo. "Hay más en la historia".

    “Y tuuu crees que los elementos narrativos que faltan no son más que una fascinante trama secundaria de identidad. Se descubre que el pobre es un príncipe disfrazado; la doncella precoz del bosque, la hija perdida de un rey afligido; el joven errante que se siente tan desesperadamente fuera de sintonía con el mundo descubre que es de linaje divino, hijo de un dios. ¿Crees que ese conocimiento distorsionaría la voluntad de tu audiencia de recibir tu versión de la historia? "

    Amara se encogió de hombros. “Lo que esta audiencia finalmente elija creer no me concierne. Se nos ha preguntado qué creíamos y yo se lo he dicho ".

    "¡Esa no es una forma de ejecutar un efectivo %%coup d’etat!%# La revolución comienza ganando la batalla ideológica. Debes convencer a la gente común de que crea como te gustaría si quieres conseguir su apoyo ".

    "Yo no les estoy pidiendo ayuda", dijo ella con voz ronca, sintiendo que él se estaba burlando de ella. "No la necesito para detenerte".

    "Oh, porque te han dicho que eres una diosa, ¿no? ¿Que eres una de ellos, los Grandes Ayudantes, los Poderosos Exousiai? ¡Has tenido la carga de un deber solemne para con tu raza progenitora y un destino divino de allanar el camino para su benevolente ofrecimiento de hermandad a una especie atrasada! " Raville movió la mano con desdén. Su burla era a la vez mordaz y cruel, su tono vicioso. "¿No? ¿Ya no crees en los cuentos de hadas? Bueno, entonces quizás te imaginas que no los necesitas porque te has dado cuenta de que puedes jugar a lindos trucos de salón con la materia muerta, el tejido del espacio y el tiempo y la sustancia cruda de la creación. Todos hemos visto las imágenes de vigilancia de tu demostración en el almacén, querida. Esa es una magia demostrativa, lo admito, mucho fuego y azufre, estrépito y estruendo. Tales cosas nunca dejan de impresionar a los monos nativos que habitan esta rama del multiverso infinito. Y créeme, todos quedamos gratamente impresionados con sus habilidades ".

    Raville ahuecó la mano sobre el pecho, un gesto familiar y repugnante, y el universo cambió, como si la realidad se inclinara hacia un abismo sin fondo. La hendidura de oscuridad icorosa se abrió en su pecho, con bordes en carne viva y dentados en sus bordes como lo haría un cuerpo sin cicatrizar, y retiró de ella el orbe brillante y opalescente del quae-ha-distra. "Pero ya ves, no eras la única que es más de lo que parece ser, la única que ha estado guardando secretos ocultos a miradas indiscretas. ¿Qué opinas? ¿Compararemos los tamaños y veremos cuál es la bola más grande? "

    Amara apartó la vista con desdén. "Tu copia la revelooo con más estilo".

    “Yo era mucho más propenso a la dramaturgia cuando era más joven. Ese es el problema con la conciencia del empaquetado. Uno de los problemas, debería decir, además de robarle el meeerito a un hombre. Captura tus defectos junto con todo lo demás, y los defectos tienen la molesta costumbre de persistir ".

    Dorian apenas los escuchaba. Su atención se centraba en las reacciones de los demás sentados a la mesa ante la repentina aparición del quae-ha-distra. Estos se quedaron mirando el orbe, todos y cada uno de ellos, desde Bryce hasta Garrison, boquiabiertos y anhelantes, abrumados por una silenciosa reverencia que rayaba el temor religioso. Incluso Temple y DeMartel lo miraban, deleitándose con las espirales líquidas de color y calidez que pintaban las paredes con gloriosos rayos de luz beatífica, olvidando temporalmente su febril conversación.

    Eran polillas atraídas por la llama de una vela, paralizadas por el potencial de gloria más allá de su comprensión. Monos que se descubren inexplicablemente en presencia del plátano más grande del mundo.

    Pero lo que no estaban era conmocionados, alarmados, consternados, todas las reacciones que habían atravesado a Dorian cuando se había encontrado por primera vez con la presencia del orbe en el palacio de la memoria de Raville en Sonali, a salvo dentro de la arquitectura del Archivo y protegido por la conciencia de la irrealidad virtual. En tiempo real, no había expresiones de sorpresa, ni asombrosos jadeos.

    Porque ya lo sabían, supo eeel. Ya sabían lo que era Raville y, en consecuencia, también lo que era Amara. Lo sabían y, aún así, tenían la intención de atacar a los Exousiai.

    Raville soltó el orbe y, en violación de todo lo que Dorian había aprendido sobre mecánica física, este permaneció allí flotando en un colchón de aire exactamente donde lo había dejado. Admitió a regañadientes para sí mismo que se trataba de un truco bastante ingenioso en ese sentido, tan impresionante por su casual implicación de control como por el imponente vórtice de llamas de Amara. Decía que Raville se sentiiia perfectamente cómodo manipulando las fuerzas del universo para su propia diversión personal.

    Dorian empezó a pensar, no por primera vez, de estar maaas allaaa de su comprensiooon, de que todo lo que podía ver a su alrededor era agua negra. La expresión de Amara era de silenciosa consternación, sus labios formaban una línea tensa y sus ojos estaban cerrados. Pensando pensamientos de dios, se imaginó Dorian, explorando el paisaje de datos supranatural oculto de la existencia con matrices sensoriales que eeel no podía imaginar siquiera. Notooo que ella también se sentía atraída hacia el orbe, sus ojos iban y venían entre él y la inescrutable sonrisa de Raville como si ambos presentaran misterios que solo ella podía leer.

    "Te han engañado". Raville habló con seriedad ahora... sin crueldad esta vez, o tal vez esta había sido una farsa en primer lugar, diseñada para sorprender a Amara con su irreverencia. Esta afirmación había sido plana, práctica, como si la conclusión fuese obvia. “No maliciosamente, me apresuraría a agregar, y no creo que desafortunadamente. Hay etapas de la fe que se deben soportar para que cualquier tipo de fe sea significativa. Las revelaciones progresivas se acumulan con el tiempo y la experiencia; dejando su sello distintivo en su patrón de creencias, en los detalles de lo que cree, de hecho; hasta que un día miras atrás y te preguntas lo lejos que has llegado para aceptar ciertas verdades. La verdad desnuda es una cosa difícil, despojada de su atuendo familiar y sus manillas reconfortantes. La verdad es una roca que espera caer sobre nosotros si no tenemos cuidado con ella, aplastarnos la carne y triturarnos los huesos. Es peligrosa, de bordes afilados y mordaz. Enfrentados con algo así, nuestra reacción natural es rechazarla de plano, protegerla de nosotros mismos para que no nos haga daño. Así tejemos en torno a ella redes de engaño, de interpretación suavizada y significado ocluido intencionalmente, permitiéndonos aceptar una forma diluida y luego, con el tiempo, desenvolviendo lentamente sus capas de gasa mediante una contemplación constante. Hasta que poco a poco nos damos cuenta de que el tamaño y la forma subyacentes de la cosa son muy diferentes de lo que habíamos supuesto en un principio. A esa aprensión conmocionada de la verdad la llamamos sabiduría. Las mentiras que nos llevaron a ella tenían un propósito, pero nunca debemos permitirnos olvidar que eran mentiras, aunque las falsedades sean útiles en última instancia. Esenciales, en definitiva ".

    "Supongo que tienes algunas mentiras en mente", dijo Amara. "Cosas que su yo empaquetado nos dijo que son un error de acuerdo con lo que posteriormente decidiste creer".

    Raville soltó una risita. "Me temo que no voy a permitir que argumentes una deconstrucción posmodernista de la realidad percibida, querida. Eso es una salida. Hay verdad y hay engaño. No hay nada en el medio. En la mayoría de los casos, los engaños con los que vivimos no importan. La realidad de consenso se agrupa en patrones lo suficientemente similares como para ser significativos y facilitar una comunicación útil. Sin embargo, en lo que respecta a los Exousiai, el abismo entre la verdad y la no verdad es vasto y crítico. Pero yo no te hago responsable de haber sido engañada, querida. Después de todo, fui yo quien te engañó, al menos indirectamente. Pero lo hice honestamente. Mi yo empaquetado cree en todo lo que te dijo, tal como yo lo hice una vez, y el núcleo de esas creencias sigue siendo un buen punto de entrada al misterio de los Exousiai como cualquier otro, especialmente si uno tiende por naturaleza a ser ingenuo e idealista, los cuales son términos corteses para las mentiras que nos contamos sobre cómo debería funcionar el universo. Yo era ambos cuando estaba canalizando la plantilla para la creación del zap, como posteriormente cuando creé el paquete de Oak Ridge de mí mismo que vosotros encontrasteis en el Archivo. El idealismo era la primera etapa necesaria de la fe. Acepté que me habían entregado una visión divina y una misión para implementar la voluntad de benevolentes dioses en la esfera humana. Me tomé ese cargo en serio, y las semillas de esa idea arraigaron profundamente en el suelo de mi conciencia, informando todo lo que creiii entender sobre la naturaleza de la existencia humana y la dirección prevista para mi vida individual. No descartes el impulso de la obediencia a un dios inmanente, Amara. Todos somos místicos de corazón, ¿sabes? Los seres humanos anhelan un toque de lo inefable, lo misterioso, la fuente de nuestra existencia. Anhelamos pertenecer a algo más grande y poderoso que nosotros mismos, algo que llene el vacío de duda y nos dé dirección. Anhelamos a Dios, aunque no entendemos lo que es un dios, qué hace uno ni cuán peligrosa puede ser la divinidad. Fingimos comprender a través de las formas de la religión, rehaciendo a Dios a nuestra propia imagen, haciéndolo familiar, cómodo, significativo. Pero la verdad siempre ha sido que Dios nos es ajeno. La divinidad está más allá de nosotros, es tan extraña que no podemos pensar Sus pensamientos ni entender Sus caminos excepto a través de la metáfora. Pero queremos, oh, cómo queremos, ser tocados por Eso. Anhelamos ser transformados de algo pequeño, estrecho y ciego en un reflejo vivo y lleno de propósito del Todo en el Todo. Te digo esto porque quiero que comprendas que yo sé lo que crees y he sentido el fuego que arde dentro de ti ahora. Sé cómo te sientes, lo rectitud de su tirón primordial y la forma en que da sentido a vidas que de otra manera habrían parecido vacías y sin propósito. Es un gran consuelo ponerse en manos de Dios y envolver tu ser con Su voluntad. Esta una necesidad humana fundamental. Pero también es la piedra angular del engaño del que hablo, porque la verdad es que los Exousiai no son Dios. Ni siquiera son divinos. Ese reconocimiento forma la base de la segunda etapa de la creencia, que es simplemente que los Exousiai son lo que son: una forma trascendente de existencia que ha sobrepasado con creces los límites de la comprensión humana y ha hecho de sí mismos algo tan tremendamente extraño y poderoso que medimos tales cosas y las confundimos con dioses. Nada mas y nada menos. Un orden diferente de creación, pero ciertamente no el sagrado Ein Sof que tienes en tu corazón cuando piensas en la palabra Dios. Sin embargo, debido a lo que son y cómo eligen manifestarse, apelan a nuestro impulso de estar en comunión con la divinidad y ser subsumidos por ella porque parece que ya se han convertido en lo que creemos que queremos que sean. Y eso lleva directamente a la tercera etapa: la duda. Apretados, sacudidos y desbordados, como dice el refrán, una erupción de decoherencia en el núcleo mismo de las suposiciones fundamentales. Permíteme ponerlo de esta manera: si estipulamos que los Exousiai son el reflejo de lo que anhelamos ser y aceptamos que han tomado un papel en guiarnos hacia su nivel de trascendencia, entonces debemos comenzar a preguntarnos por qué harían tal cosa. Podemos responder que es altruismo, puro y simple. O que en el intercambio de información entre su conciencia colectiva distintiva y nuestra sustancia radicalmente única, ambas partes se incrementan, complejizan, aumentan mutuamente. Esta etapa se construye directamente sobre la base de la primera, en el sentido de que reconoce que los Exousiai no pueden ser dioses, porque no forma parte de la naturaleza de los dioses por definición, desear o necesitar o requerir algo fuera de sí mismos. Así, nos hacen su llamada a la integración porque les proporcionamos algo esencial que no pueden fabricar dentro de sí mismos. Son finitos, incluso si los límites de su potencial son tan vastos como para parecer funcionalmente infinitos a los seres sin su asimilación de contexto. Y ni siquiera nos hemos preguntado todavía por qué vendrían a nosotros como lo han hecho, permitiéndonos percibirlos como dioses. Nos proporcionan herramientas y tecnologías que nos ayudan a lograr una visión de nuestro futuro para la que ellos mismos nos han proporcionado la plantilla. Los Exousiai perpetúan un engaño que, según ellos, ha sido fomentado por nuestro propio bien, para facilitarnos una gran transición. Si están dispuestos a mentirnos, entonces debemos dudar de sus motivaciones o al menos de la información que nos transmiten, ¿no? Y si podemos dudar de eso, podemos dudar apropiadamente de que el altruismo juega algún papel en su decisión de contactarnos, lo que significa que su decisión debe basarse en el deseo, en la necesidad. Aceptando entonces que tienen necesidades, se deduce lo que necesitan: que han decidido crecer mediante una manipulación cuidadosa. Labrar la tierra, plantar semillas, permitir que las raíces se arraiguen y excaven profundamente, para que cuando la planta esté madura, puedan cosechar el sustento que requieren. Y la cosecha es una toma de los frutos de su trabajo, lo mejor que la planta tiene para ofrecer y, una vez que la fruta se acaba y ha sido devorada, se deja que la planta se marchite y muera y se convierta en forraje que puede ararse para que se pudra y sirva como nutriente del que brotará la próxima cosecha. La fruta en sí se absorbe, pasando a formar parte del cuerpo, eso sí, alimentándola y ayudándola a crecer. Permanece para siempre en las células, la carne y los huesos del ser que la ha consumido. Pero nunca más es fruto. Se reduce a sus componentes fundamentales, se desmonta y se utiliza de acuerdo con las reglas del cuerpo, no las de sus propios dictados genéticos únicos. Sus cualidades frutales se pierden para siempre. Ese es el futuro que se nos ofrece. No una trascendencia humana, sino una digestión en su inmensa totalidad en la que seremos destruidos y rehechos de nuevo a su propia imagen después de que hayan cosechado de nosotros todo lo que consideran valioso y útil. El resultado solo puede verse como nuestra extinción esencial como especie única e individualizada ".

    Raville hizo una pausa. Había estado hablando durante varios minutos ininterrumpidamente, y ahora buscaba en la mesa alguna señal de aliento, una indicación de que lo habían entendido.

    Por fin, dijo: "Lo que estoy intentando explicarles es que nunca ha sido mi intención iniciar una guerra con los Exousiai. La guerra ya ha comenzado. Se ha librado durante cientos, quizás miles de años, a través de sistemas de información cuidadosamente diseñados e implementados con el propósito de hacer que la humanidad, como especie, sea maleable a las demandas de los Exousiai. Mi tarea es solo ponerle fin y, al terminarla, preservar nuestra futura independencia ".

    Minnie Skiles fue la primera en plantear una objeción. "Michael, viejo cojiiin de pedos, ¿qué estás haciendo? ¿Tratando de adormecernos la mente con un bombardeo de palabras bonitas? Esto es más de lo mismo. Más hipótesis, más razonamiento a partir de supuestos. No es una prueba. ¿Cómo podemos saber exactamente qué es lo que los Exousiai pretenden para nosotros sin evidencia de sus propias acciones en el pasado? Nos estás pidiendo que arriesguemos el curso futuro de toda nuestra civilización sobre la base de nada más que tus propios prejuicios personales ".

    “Minnie, querida”, respondió Raville, “has escuchado el testimonio de los Exousiai de sus propios labios. ¿De verdad tienes que verlo por ti misma? Os he dicho sin vacilar lo que somos. Somos langostas ”.

    "Y yo estoy diciendo que ese es un argumento engañoso. Incluso has admitido que solo ves a través del cristal de forma oscura ". Ella bajó la vista del palpitante brillo del orbe. "Nos has dicho que has sido humano durante mucho tiempo, y que solo en los últimos años has sido consciente de tu ... herencia. Pero el hecho es que has sido humano mucho más tiempo en tu memoria que exousiano. Como ser humano, los prejuicios se filtran. Tuuu filtras el mundo a través de sus propias experiencias, no desde algún espacio objetivo teórico que pueda determinar y ponderar correctamente todas las pruebas relevantes. ¿Qué es decir que no eres tú el que se equivoca, el que no está despierto plenamente, en lugar de Amara? Obviamente, ella lo cree tan firmemente como tú... ¡ella renunció a todo lo que tenía y arriesgó su vida para detener lo que estamos a punto de hacer!)... y, sin embargo, ambos venís de los Exousiai, dices, los dos teneeeis acceso a almacenes de conocimiento igualmente ilimitados. Pero ni siquiera podeeeis estar de acuerdo en este punto esencial. ¿Qué se supone que debemos pensar los simples mortales? "

    Raville gruñó molesto. "Ella cree, pero yo sé. Esa es la diferencia ".

    "A menos que seas tú quien se haya dejado engañar", respondió ella con severidad. "¿Cómo puedes saber que eres tú quien tiene la razón?"

    Eeel hizo un gesto hacia el orbe, indicando que la solución debería ser evidente por sí misma, o al menos lo sería para cualquier persona con la capacidad de verla. "Porque lo sé. Hay más de un tipo de conocimiento y no todos pueden obtenerse pinchando una cosa con fórmulas matemáticas o metiéndola bajo un microscopio. Deja de buscar el rigor científico, Minnie. No lo encontrarás aquí. En el conflicto de ideologías, algunas cosas simplemente se conocen ".

    Amara levantó la barbilla. Tenía el ceño fruncido, profunda y violentamente preocupada, y hablooo con una voz llena de dudas, llena de miedo. “Sientes lo que sientes desde dentro del quae-ha-distra, al igual que yo. Escuchas su voz y te habla de una manera que resuena. Yo también conozco este sentimiento. Confío en él, pero me estás diciendo que no debería, que me está engañando. ¿Cómo puedes saber que lo que te dice tu orbe no es falso? "

    ¿Qué era lo que ella veía en el flujo y reflujo del orbe de Raville?, se preguntó Dorian. ¿Qué percibiiia que la había conmocionado tanto? De pronto recordó las cosas que Raville le había dicho, el sueño del núcleo de datos de Raville y la evidencia de largas y fatigosas luchas con el conocimiento. Nada de lo que te he dicho es completamente cierto. Algo de esto puede ser cierto en parte, pero incluso esas porciones están incompletas, había dicho eeel. Debes elegir lo que vas a creer y lo que vas a saber.

    ¿Qué estaba Dorian pasando por alto?

    Amara asumiiia que Raville estaba hablando de fe. Fe en las cosas que eeel había aprendido al contemplar los secretos que le revelaba su conexión con los Exousiai a través del orbe. Pero no era de fe de lo que hablaba en absoluto, era pura duda extraída de demasiadas noches pasadas en silencioso interrogatorio de creencias. Era la voz de un hombre que había hecho añicos sus propias esperanzas en la búsqueda de la sabiduría y luego la habiiia reconstruido, un fragmento a la vez, de modo que aunque la forma de la esperanza había tomado una nueva forma, la arquitectura increíblemente intrincada que la apoyaba fuese entendida.

    Raville había dudado y había encontrado seguridad en su duda, lo suficiente como para deshacerse de todo lo que había creído sobre los Exousiai, porque pensaba que había respondido a la única pregunta que explicaba el misterio. La misma pregunta que nadie se había molestado en hacer todavía, porque habían asumido que ya sabían la respuesta.

    "¿Quién envió la perla?" preguntó Dorian bruscamente. Las palabras salieron con más dureza de lo pretendido, casi como una acusación, pero era demasiado tarde para retractarse. “¿Quién fue el que le dijo a Amara que viniera aquí en primer lugar? ¿Quién la envió a servir como «el toque de campana para la cena», llamando a los Exousiai para que vinieran a comer?"

    Más palabras del sueño de Dorian, y Michael Raville las reconoció como propias. Sus ojos y boca se abrieron de sorpresa. Entonces comprendió y meneó la cabeza. Se tocó el pecho con los dedos y abrió la palma hacia Dorian, un gesto de respeto o posiblemente incluso de gratitud.

    "Parece que le he subestimado una vez más, Sr. Dorian. De veras no pensé que haría ningún progreso al interpretar mi puntuación de datos personales ".

    "Las personas con alta estima de su propio intelecto tienden a hacer eso".

    "Mi yo empaquetado debe de haberle explicado mucho más de lo que yo habiiia anticipado".

    “Él solo me dio las herramientas para entenderte. El contenido de la espuma de un hombre siempre es útil para comprender lo que tiene en mente. Metiste todo tipo de material extraño allí, imaginando que tus pensamientos más profundos eran insondables para los simples mortales. Pero al final, una vez que esas observaciones se codificaron en un medio digital, todo fue solo información, solo unos y ceros escritos en grande. Lo que me faltaba era el contexto que haría que esa información fuese significativa. El contexto es difícil de analizar a partir de la codificación sin formato; es difícil distinguir la señal del ruido. La verdad, la mentira y la especulación ociosa se ven iguales en binario ".

    "Y ahora te he proporcionado el contexto necesario, ¿verdad?"

    Dorian se encogió de hombros. "En realidad no. Solo estoy haciendo la misma pregunta que parece haber causado la división entre tu visión de los Exousiai y lo que cree tu paquete ".

    "¿Quién envió la perla?"

    "Exactamente".

    Raville mostrooo a Dorian una sonrisa privada y cómplice. "Supongo que se podría decir que lo hice yo".

    Por alguna razón, Dorian no esperaba otra cosa... ¿Por qué no debería Michael Raville ser responsable de esto también? Él había sido responsable de todo lo demás, pero Amara se puso pálida y sus manos, entrelazadas alrededor de las de él, comenzaron a temblar. En el fondo de su mente, Dorian la escuchó gritar: ¿Tú? ¿Tú me enviaste?

    Sonaba como el llanto de una niña perdida.

    "Creo que será mejor que expliques lo que quieres decir", Dorian apretó la mano de Amara con fuerza, intentando tranquilizarla.

    "Esa es una pregunta más importante de lo que puedas imaginar".

    “Entonces tómate tu tiempo. De todos modos, la guerra interestelar no es una de esas cosas en las que se debe entrar apresuradamente ".

    Kenwood Bryce soltó una carcajada. "Por supuesto, tomémonos nuestro tiempo".

    "Debería empezar por darles una idea de la mente exousiana porque, como la mayoría de nosotros, lo que ellos quieren procede casi directamente de lo que son o, en este caso, de lo que ellos mismos han construido para ser".

    Raville hizo una pausa y miró a Amara como si estuviera a punto de decir algo que le preocupaba, pero ella no lo notooo. Liiineas de concentración le arrugaban la frente y ella miraba fijamente a la superficie reflectante del orbe, vagando lejos con sus propios pensamientos.

    "Las metáforas fallan", dijo eeel. “Hablar de los Exousiai es intentar sondear algo completamente ajeno a nuestro concepto de ser. No son como nosotros según la mayoría de los estándares de medición. No son sociedad; son entidad. Son patrones incorpóreos de información encerrados en una vasta red coherente de partículas energéticas y fluctuantes formas de onda que han crecido con el tiempo para llenar la longitud y la amplitud de su universo. Se podría decir que son el universo que habitan. Su ser singular constituye el Todo en el Todo. Como tales, han renunciado en gran medida a la noción de individuo, excepto como un artefacto histórico o un concepto abstracto. En consecuencia, solo hay unidad, con particiones permeables entre representaciones de pseudoconciencia. Ustedes pueden pensar en estos modos como predisposiciones analíticas a la aprehensión de información que queda de las encarnaciones anteriores de la entidad ".

    "Visiones del mundo", ofreció Fen Corrie.

    "Solo muy libremente", admitió Raville. "Más bien como hábitos instintivos de pensamiento arraigados en un marco de imperativos biológicos ahora desconectados y de imperativos biológicos que surgieron como resultado de las cualidades fundamentales del universo nativo exousiano. Estas desviaciones se valoran como representaciones de las fuerzas dinámicas inherentes a la naturaleza del ser y parte de la tensión necesaria entre las leyes naturales que subyacen al equilibrio de su cosmos. Una de estas particiones es un patrón de análisis autónomo limitado formado alrededor de un núcleo de pavor existencial que cree que la entropía es el fin inevitable de la experiencia colectiva de la entidad, el coste de un ideal de omnisciencia, si se quiere, que el modelo del diseño original de la entidad no es suficiente para mantener. Este temor es una manifestación de duda en el corazón del alma exousiana. Cuando yo hube determinado estos hechos sobre la naturaleza de los Exousiai a partir de la comunión con mi quae-ha-distra, y después de comenzar a preocuparme sobre el propósito de mi aparente misión aquí, esta pregunta sobre el origen de La perla fue la que más me intrigó. Mi paquete asume que la perla y yo fuimos enviados por la supermente exousiana, uno para preparar el camino y el otro para completar la Gran Obra de guiar a la humanidad hacia la trascendencia. Pero eso simplemente no podría ser, porque si yo fuera realmente una parte de la mente exousiana, ¿por qué iba a experimentar la duda en primer lugar? "

    Raville soltó una risita. “Las respuestas que encontré resultaron no ser tan simples. Verán, tanto Amara como yo no fuimos formados a partir de la amplia conciencia de los Exousiai, pero predominantemente de la sustancia de un patrón distintivo particular que mi experiencia humana me enseña a considerar como padre, aunque eso no es realmente preciso. No somos sus hijos, ni siquiera hermanos, como imagina el concepto, sino ramitas duplicadas de su unidad injertadas en vasijas de barro, limitadas en forma y función y separadas de la unidad para poder echar raíces y crecer en el duro suelo de existencia profana. Para convertirnos en un simulacro de humanos, para asumir su forma y función en su entorno, tuvimos que soportar una disminución casi inimaginable de la que justo ahora estamos comenzando a despertar ”.

    Esta declaración se encontró con un murmullo bajo y Dorian se rió. "Ey, gracias. Nosotros también pensamos muy bien de vosotros ". Sonrió para demostrar que no se habiiia ofendido. Había sufrido a los dioses durante tanto tiempo que era difícil sentirse ofendido por ellos. "En serio, para una raza para la que fallan las metáforas descriptivas, estás usando una gran cantidad de lenguaje confuso".

    Raville agachó la cabeza en señal de disculpa. "Perdóneme. Intento explicarle a un no humano lo que significa ser hombre en algún momento, señor Dorian: cómo encaja en un modelo social, cómo debe limitar sus impulsos por el bien del colectivo, por qué hace todo lo que decide hacer. Nosotros Somos los Exousiai. Seres ilimitados, indiferenciados y totalmente conscientes. Entidad es cómo nos entendemos a nosotros mismos, como partes de una existencia colectiva en la que todos compartimos por igual y sin fin. Somos completos solo cuando somos uno, todos juntos, cada uno de nosotros capaz de acceder a todo lo que se conoce, se piensa y se siente ”.

    Amara asintió de pronto y sus ojos se llenaron de luz, como si al decirlo, Raville le hubiera recordado algo precioso. "Sí, lo recuerdo. Es como el Strand, solo que un millón de veces más inmersivo, más real. Es todo lo que alguna vez se pensó, imaginó o puso fácilmente disponible al alcance de tu mano. Es la inmensidad de un ilimitado paisaje de datos que siempre zumba a tu alrededor, te abraza, se comunica contigo en tus propios pensamientos ".

    Ella vaciló abruptamente y bajó la mirada una vez más."Y luego perderlo ... estar separado de él es como el vacío, como un largo sueño sin sueños que nunca termina".

    "O como no tener tu matriz", dijo Dorian. “Como vivir en el mundo real, en tiempo real. Como la mayor parte de mi vida, ahora que lo pienso ".

    Amara hizo una mueca.

    Raville prosiguió: “Es mejor pensar que Amara y yo somos paquetes truncados de omnisciencia exousiana congelados en el tiempo y el espacio. Nuestros patrones han sido fijados, delimitados para prevenir nuestro potencial nativo de evolución continua, así como para evitar que recordemos nuestro verdadero yo por un tiempo. Solo a través de este proceso de reducción, nos convertimos en lo que ustedes llaman «vivos», unidos a una cáscara animada de mezquina materia. Nos reducimos para poder interactuar con vuestra raza en un nivel que pudierais comprender sin sentiros abrumados. Sin embargo, lo más importante para esta discusión es que no éramos las representaciones de la entidad que los Exousiai pretendían enviar como sus emisarios. Somos el producto de una expresión de autonomía sin precedentes ”.

    "Traición", ofreció DeMartel asintiendo.

    "Amara fue enviada primero", continuó Raville rápidamente, evitando comentar sobre la interrupción de DeMartel. “Este fue un acto de gran atrevimiento por parte del patrón padre. Ella no era el vehículo cuidadosamente preparado que los Exousiai pretendían servir como su referente para medir la compatibilidad humana con la entidad, sino una sustitución de contenido que entremezclaba los propósitos de la entidad con la lógica sutil del Padre. El propósito de la perla, si podemos seguir usando esa metáfora, es vivir entre las especies objetivo, compartiendo sus variadas experiencias y su lento ascenso evolutivo hacia la conciencia. Crecer con ellos, como uno de ellos, a través de una innumerable sucesión de vidas hasta que empiece a despertar a su verdadera identidad. El despertar es una indicación para la entidad de que la especie en cuestión ha alcanzado el umbral cognitivo necesario para aceptar su papel en la supermente exousiana. Desde su llegada aquí, hace más de un milenio, todo lo que Amara ha conocido, aprendido y experimentado sobre la humanidad a través de su diverso catálogo de vidas en este plano se ha almacenado en el núcleo de su quae-ha-distra. Este constituye un informe detallado del progreso del desarrollo de vuestra especie. Prueba, si se quiere, de su valor proyectado para el colectivo. En circunstancias normales, una vez que despertara, sería recuperada por un mensajero enviado desde la entidad y su esencia volvería a ser asimilada en la entidad y la información contenida en su quae-ha-distra se analizaría en profundidad hasta que fuera completamente conocida. Solo después de que ella hubiese sido devorada, los Exousiai determinarían la mejor manera de proceder ".

    "No me gusta esa palabra", dijo Dorian. "Devorada suena demasiado a «terminal», a «muerta»".

    "El polvo al polvo", murmuró Ford Garrison. Sonrió salvajemente, mostrando los dientes. “Es lo que todos tenemos que esperar. Las señales decaen, los paquetes fallan. La vida prolongada no significa la vida eterna. Es mejor que te acostumbres ".

    "Tuuu tienes problemas personales graves, ¿lo sabes?" Dorian apartó su atención de Garrison antes de perder los estribos. “Dijiste que así era como sucedía en circunstancias normales. Pero lo que estamos experimentando no es normal, ¿verdad? Se supone que la especie objetivo no es consciente de que la trascendencia no es todo lo que se anuncia ".

    Raville asintió. “Esa fue la intención del patrón padre al corromper la esencia de la perla. Plantó una semilla de duda en el centro de la autoconsciencia de la perla ".

    Amara frunció el ceño. "¿Por qué?"

    “El patrón padre argumenta que la entidad está perdiendo la batalla contra la entropía. Ha agotado el potencial de la unidad y la estrategia actual para combatir la entropía (la adición de nuevo potencial energético, nuevas especies, nuevos patrones de información al colectivo) es una solución miope que solo evita la inevitable estasis entrópica mientras se asimilan patrones únicos. Es una inversión energética masiva preparar una especie objetivo para la compatibilidad. La entidad debe crearlos para que vean como vemos, y quieran como queremos, especialmente en lo que respecta a la ubicuidad de la información, los flujos mentales comunes y, en última instancia, no solo la aceptabilidad de la conciencia incorpórea, sino su preferencia. ¡No es fácil convencer a toda una especie de seres que odien su propia carne! Pero con cada paso hacia la verdadera compatibilidad, los patrones que hacen que una unidad racial o social sea más vibrante a menudo se pierden en su forma pura. Lo que queda es un suave híbrido de la filosofía exousiana en incómoda síntesis con las perspectivas mitológicas, religiosas y culturales nativas y, a medida que la entidad crece, la adición de perspectivas únicas de las que ya poseemos se vuelve más difícil. Últimamente, la inversión en energía ha comenzado a mostrar un patrón alarmante de rendimientos decrecientes. Cuanto menos es desconocido, más energía se debe gastar para desarraigarlo. Reconociendo esta ineficiencia, el patrón padre afirma que el problema no está en las técnicas de aprehensión de información, sino en los supuestos que sustentan la aspiración de la entidad a la omnisciencia misma. No fuimos hechos para ser dioses ni formados para ser una entidad capaz de conocer todas las cosas y absorber la grandeza ilimitada del ser. Eso es un ideal inalcanzable que nos está destruyendo lenta pero irrevocablemente. La única forma de que la entidad sea vibrante como especie de nuevo, sobrevivir a la entropía que nos acosa, es reducirnos a nosotros mismos una vez más a nuestros componentes básicos ".

    Minnie Skiles jadeó. "Estás hablando de inevolución autodirigida. El desglose recursivo de un esquema completo de desarrollo evolutivo ".

    “Por necesidad. Los Exousiai solo sobrevivirán desintegrando la entidad, adoptando la corrupción y inevolucionando en lo que una vez fuimos ... criaturas ligadas a la materia, no diferentes a vosotros. Unidades solitarias de conciencias individuadas separadas de la supermente consumidora. Esto es lo que el patrón padre espera lograr. Enviiiar Amara hacia este nexo espacio-tiemporal fue un acto de traición contra la entidad. Un acto de genocidio ”.

    "Si la «supermente» es una manifestación de unidad, ¿cómo podría su patrón padre espera actuar de forma independiente sin el resto de la entidad se diese cuenta de inmediato de su traición? " Preguntó Bryce.

    “Esto no es la unidad perfecta”, dijo Raville, encogiéndose de hombros. "Es entidad no perfecta. Eso es parte del problema. Hay viejos patrones que conservan cierta distinción, núcleos de reflexión privada y «personalidad» que se mantienen reservados de la base de datos comunitaria, basada en tratados antiguos anteriores a la configuración social actual. A estos patrones se les permite obstinadamente replicarse dentro de sus particiones conscientes debido a la información única que esos patrones proporcionan. Incluso la entidad reconoce que múltiples perspectivas son deseables para una resolución analítica eficaz de problemas, creativos enfoques para el análisis de datos o comprensión inmediata de diferentes sistemas biológicos y éticos que podríamos encontrar. El patrón padre era uno de tales perspectivas únicas a la que se le permitiiia sobrevivir en relativa independencia. Su patrón está fuertemente inclinado hacia la conveniencia de la autonomía individual, que es una cualidad deseable cuando la gran mayoría de las especies que uno encuentra todavía están funcionando como unidades de información individualizadas ".

    "Pero de lo que estás diciendo sigue siendo imposible", objetó Fen Corrie retomando el argumento de Minnie. "La vida no delega. La vida perdura y se vuelve cada vez más compleja a medida que asimila los rasgos que la ayudan a prosperar en su entorno. No puedes decidir sin maaas descomponer un sistema biológico complejo más de lo que podríamos decidir arbitrariamente que era un error haber salido de los océanos terrestres y volver a eso".

    “La vida material evoluciona, pero los Exousiai ya no son seres materiales, y el entorno, el medio en el que existen, nunca ha sido nativo para ellos. No evolucionan en ningún sentido tradicional. Están construidos para alcanzar un ideal que ellos mismos no comprenden completamente, que no pueden comprender, porque uno no puede definir lo que realmente significa ser omnisciente y omnipotente hasta que uno realmente es tal cosa. Y en ese sentido, están a la deriva, siempre introspectivos, autosuficientes, creciendo y aprendiendo para seguir convirtiéndose en los dioses que creen que es su destino. Los Exousiai creen que una vez que hayan acumulado todo el conocimiento y subsumido toda la vida, serán verdaderamente autosuficientes, un ser divino que abarca un multiverso y que es y abarca el Todo en el Todo. Pero hasta ese momento, buscan y crecen, acumulando grandes reservas de información a un coste aún mayor en energía gastada. La energía es lo que necesitan para luchar contra la entropía que los acosa ".

    "Eso es lo que no entiendo en esto", dijo Bryce. Se pasó la mano por la coronilla con exasperación. “¿De qué tipo de energía está hablando? ¿Qué necesitaría una entidad de mentes incorpóreas? "

    “Información, Dr. Bryce. Patrones únicos de datos y experiencia para la contemplación y el refinamiento ". suspiró Raville. “Entretenimiento y estimulación. La entidad existe para adquirir información que no conoce. Revuelve, procesa, analiza y devora cada nuevo patrón hasta que este se comprende completamente. Si el patrón es especialmente distinto, tal vez se convierta en la materia prima para un brote de pensamiento creativo reductivo, y la entidad vuelva a crecer por un tiempo. Se emociona con nuevas perspectivas, nuevos pensamientos y experiencias. Vive. Pero eso es raro y, finalmente, incluso los patrones auxiliares se agotan. Se sondean las profundidades, se asimilan las variaciones y la información, ahora plenamente conocida en todas sus configuraciones posibles, se vuelve muerta para ellos, simplemente más trivialidades agregadas al almacén de conocimiento. Por eso el patrón-padre insiste en que la inevolución es nuestra única esperanza. La inevolución de la omnisciencia genera un renacimiento del individualismo forzado. La autonomía conduce a la duda, porque no se puede acceder y comprender todos los factores potenciales, no se pueden conocer todos los resultados. Las unidades individuales deben abrirse camino, solas, haciendo lo mejor que puedan y, en el proceso, creando sus propias visiones únicas de lo que es el universo, lo que esto significa, lo que quiere. El individuo se ve obligado a sacar conclusiones y actuar basándose en aportes insuficientes y suposiciones erróneas. Las especies vibrantes, como los humanos, son máquinas de procesamiento dinámico que operan constantemente con datos insuficientes, hacen deducciones lógicas, actúan de manera irracional y arrojan patrones interesantes en el universo de datos. Incluso sus errores graves son interesantes. Ustedes están vivos y nosotros anhelamos esa vida, esa imprevisibilidad, porque estamos muertos. Nos hemos analizado y devorado hasta no dejar nada. Nos hemos convertido en una gran máquina omnisciente muerta cuyos pensamientos son hechos secos y experiencias recicladas. Esa es la consecuencia de la divinidad que construimos para nosotros mismos. Esa es nuestra locura. Tenemos la esperanza de que si podemos dejar de lado nuestra divinidad y aprender una vez más a vivir de manera autónoma y con dudas, abriéndonos camino con miedo y temblando a través de los mares agitados por la tormenta de nuestro futuro, podamos experimentar una vez más la vida en toda su gloriosa imprevisibilidad ".

    "Eso suena muy humano", observó Kesh Temple, mirando a Dorian y Amara. "Emprender una campaña para desentrañar un aparato social que de otro modo sería beneficioso para el beneficio percibido de la autorrealización".

    "No es tan humano como el impulso de presionar la bota del autoritarismo contra el cuello de la reforma social", sonrió Minnie Skiles. Dorian comenzaba a sospechar que ella no teniiia en mucha estima a sus co-conspiradores militares. "Una mejor pregunta, Michael, es si tu pueblo está a la altura o no de ello. La mortalidad y el individualismo extremo vienen con su propio conjunto de problemas incorporados. Guerra, hambruna, odio, crueldad, ignorancia, muerte y destrucción sin sentido, y eso es solo lo que se me viene a la cabeza. Hay una lista completa y me temo que es bastante larga ".

    "El patrón padre lo sabe y lo considera preferible a la lenta muerte de la entropía".

    “Buena suerte con eso, entonces. La vaaais a necesitar. Sobre todo vuestras mujeres, más que probablemente. Ni siquiera puedo imaginar las desigualdades de género que existirán después de incontables generaciones de autodefinición asexual".

    Esto se encontró con un coro de incómodas risas pero afables por parte de los hombres a la mesa.

    Amara, frunció el ceño, negó con la cabeza hacia Raville y reorientó la conversación hacia la tarea. “Creo que entiendo lo que imaginas que se suponía que era mi propósito original. Lo que no me queda tan claro es qué se logró exactamente al manipular el material que se suponía que constituía la perla. ¿Cuál era la intención del patrón padre para conmigo? Ella pensó en esto un momento y luego agregó: "No, eso no es realmente lo que quiero preguntar. Diices que ambos somos subconjuntos del patrón-padre. Somos ese patrón, lo que significa que soy responsable de enviarme aquí tanto como tú. Pero si tomé esa decisión, si era tan importante para mí, ¿por qué no me di cuenta de ello al comenzar a despertar? "

    Raville asintió como si hubiera estado esperando su pregunta durante algún tiempo. “Hay dos razones, ambas igualmente importantes. La primera es que ni tú ni yo somos una copia pura del patrón-padre. Somos sustancialmente sus hijos, pero no del todo, y yo más que tú, por lo que era mucho más propenso a dudar de la historia que me contaron. A diferencia de la mayoría de los emisarios enviados desde la entidad, cada uno de nosotros tiene un núcleo que se opone a la absorción. Vemos un gran beneficio, pero también una gran pérdida. Eentualmente, el conocimiento de la pérdida de algo único y amado supera los supuestos positivos. La segunda razón es que te despertaron fuera de la secuencia adecuada. La humanidad no está dispuesta, en general, a renunciar por completo a las alegrías de la encarnación. Han aceptado una forma de vida extendida e inmersión de datos casi total a través de sus arreglos y la Strand, pero la penetración en el mercado de estas tecnologías aún no es total. Las colonias periféricas aún tardan en conectarse o rechazan la ubicuidad de la transmisión de datos conectados por completo como un problema de privacidad. El rendimiento potencial actual es probablemente algo menos del setenta por ciento de la especie, lo que difícilmente cubriría la inversión energética de la entidad ".

    «Fuera de secuencia», pensó Dorian. "Se suponía que nunca deberíamos entrar en contacto con tu paquete, ¿verdad?"

    "Asiii es. Y ciertamente no se suponía que este fuera tan celoso en su proselitismo. Asumo toda la responsabilidad por eso. Pero como dije, el hecho de que sucediera no es del todo desastroso. Has tenido más oportunidades de las que tendrías de aceptar lo que debemos hacer ".

    Amara escuchó pensativamente y luego se aclaró la garganta. "¿Qué es exactamente lo que estamos haciendo, Michael? Específicamente, ¿cuál es tu propósito, tanto de manera oficial como subversiva? "

    "Mi función oficial, como probablemente ya te hayan informado, era sentar las bases para el desarrollo del zap, y luego, una vez que ese simulacro se hubiese afianzado firmemente, localizar, despertar y finalmente transportar la perla de regreso a la entidad para la evaluación final ".

    "Eso es lo que cree tu paquete. Pero no es tu propósito real, ¿verdad? "

    “No, querida. Mi verdadero propósito es muy diferente. Me enviaron a construir y entregar una bomba ".

    La vacilación de Amara fue breve. Parecía que se iba a poner enferma. "¿Qué tipo de bomba?"

    “Una secuencia de corrupción de información, de naturaleza viral, que catalizará el proceso de desintegración como me lo describió el patrón-padre. Esta se transmitirá al Exousiai integrada en el núcleo de datos virtual que esperan recibir de ti a través del quae-ha-distra ”.

    "¿Y cuándo planeas enviársela?"

    Raville fingió mirar su reloj. “La entidad espera la llegada de la perla en poco más de dieciocho horas”.

    Ni siquiera un día completo, pensó Dorian. Apenas el tiempo suficiente para acostumbrarse a su nuevo cuerpo. Apenas tiempo suficiente para lograr algo significativo. Apenas tiempo suficiente para haberme molestado siquiera en primer lugar. Pero eso no era lo que más lo irritaba. No es el fracaso o las falsas pretensiones o la absoluta desesperanza de todo.

    Lo que realmente le doliiia era la verdad desnuda de Raville.

    ¿Para esto habían venido? ¿Esta era la solución al misterio que lo había llevado a él y a Amara hasta la mitad del universo, aferrándose al pecho sus esperanzas y temores por el futuro de la humanidad? Ni siquiera se habiiia tratado de ellos. No teniiian nada que ver con esta locura. No se trataba de humanidad en absoluto. Toda la loca aventura nunca había tratado de la trascendencia humana, ni siquiera de la amenaza de ser consumido en un vago lugar donde nunca se perdiiia la identidad racial. No se trataba de nada que realmente importara, sino de destruir a los Exousiai o, al menos, a lo que los Exousiai se habían hecho a sí mismos. Una desenfrenada disputa política interna que solo estaba utilizando el espacio humano como su escenario de operaciones.

    Los griegos, pensó, estarían orgullosos.

    Resultaba algo gracioso a su propio modo triste. El material de la tragedia.

    "¿Cómo te propones exactamente llevar a cabo este plan, jefe?" Preguntó Dorian. “Hablando como alguien que sabe un poco sobre la guerra de información, no es exactamente fácil sustituir una bomba viral por datos legítimos en una red de información. Cualquier sistema bien diseñado tiene una serie de salvaguardas para defenderse o poner en cuarentena datos corruptos, y supongo que cualquier entidad basada en información sensible sería la misma, a menos que hayaaais decidido olvidar todo lo que sabeeeis sobre las ciencias médicas cuando tratais vuestros cadáveres. Quiero decir, un gusano malo en mi red es un agravante masivo, pero incluso si bloquea el sistema, no me va a matar. Eso es realmente de lo que estás hablando aquí. ¿Qué te hace pensar que incluso puedes diseñar una bomba viral que funcione? "

    Raville juntó los dedos delante de la barbilla. “Oh, te aseguro que esa bomba puede ser ideada. Ha sido ideada, de hecho. Y construida. Ésa es una de las trampas de la sensibilidad, señor Dorian. Toda criatura que pueda replicar el %%Cogito%# viene programada con la comprensión de cómo deshacerse a siii misma. Ese es nuestro último remedio al problema del dolor y el sufrimiento. Sin embargo, has cometido un error en tu razonamiento. La bomba no está diseñada para matar a los Exousiai, solo para interrumpir la continuidad de la entidad, para hacer que el entorno para la unidad ya no sea viable. Por favor, comprende que los Exousiai no son solo una entidad alienígena que comparte con nosotros los vastos alcances del multiverso inexplorado. Son el producto de una trayectoria evolutiva diferente pero paralela, que existe en una burbuja del espacio-tiempo con sus propias reglas de funcionamiento distintas. Los Exousiai sostienen que tu universo fue creado espontáneamente como resultado directo de un evento de decoherencia cuántica dentro de una singularidad central, infinitamente densa, tal como lo hacemos nosotros. Han determinado que una parte esencial del motor que impulsa la formación y expansión de la existencia física es una red de micro-singularidades cuánticas. A medida que estas singularidades colapsan, los Qbits de información atrapados dentro de estos agujeros negros se pierden del universo de origen. Cada bit perdido de datos codificados forma el núcleo de un universo paralelo u oblicuamente generado que posteriormente explota en una realidad independiente por derecho propio. Es decir que la información cuántica virtual distinta sobre el universo madre está codificada en estos Qbits perdidos, y esa información forma los bloques de construcción de la información cuántica real en la realidad infantil. Estos Qbits emergentes en el universo receptor están entrelazados a escala cuántica con Qbits virtuales en el universo padre. Los Qbits entrelazados se pueden manipular de forma no local y aparentemente no causalmente entre arquitecturas universales independientes de otro modo ".

    "¡Vaya, vaya, vaya!" interrumpió Bryce alarmado. “¿Estás diciendo que manipulando los eventos cuánticos ellos pueden influir en la realidad tal como la entendemos? ¿Pueden cambiar el curso de nuestra historia, de eventos reales en nuestro tiempo real percibido? "

    "Ciertamente". Raville miró significativamente el orbe en la mesa frente a él. “Pero en su mayor parte, deciden no hacerlo. Es una cuestión de escala, en verdad. O de economías de escala. Los Exousiai han desarrollado técnicas para establecer las condiciones propicias para el tipo de alteraciones que les gustaría ver en un entorno objetivo. En su mayoría, eligen limitarse a sentar una base estadísticamente significativa a partir de la cual es probable que surjan patrones amplios y predecibles, muy parecidos a nuestra propia idea del relojero universal. Manipular individuos o eventos particulares en tiempo real es casi inimaginablemente difícil desde una distancia tan grande y con tantas barreras de energía para negociar. Eso no quiere decir que no se pueda hacer. La transferencia de datos entre puntos de celosía en el multiverso ocurre constantemente. Los intercambios de información, tanto causalmente dirigidos como aleatorios, son el estado natural del multiverso, parte del gran acto de equilibrio cósmico. Pero de lo que estamos hablando es de una hipercarga direccional masiva de datos cuánticos suficientes para desencadenar una respuesta deseada en un patrón distinto o coherencia de patrón, que puede tener o no efectos útiles duraderos. El coste en energía sería prohibitivamente inmenso si se originara en el universo exousiano. En consecuencia, prefieren dejar las intervenciones directas de pastoreo en manos de los agentes designados que ya están enviados en un nexo tiempo-espacio determinado ”.

    "¿Agentes como usted?" preguntó Bryce.

    “Como yo, sí. Y como Amara. Otros que han ido y venido antes que nosotros ".

    "Ahiii hay un pensamiento alentador", murmuró Dorian. "¿Estás sugiriendo que todos en la historia de la humanidad que podrían manipular el universo físico, obrar milagros o lo que sea... eran en realidad exousianos disfrazados? "

    "No todos", dijo Raville. “Solo la mayoría. Pero eso es poco común, esa necesidad de arriesgarse a la exposición de manera tan descarada, que surge solo en momentos críticos de la historia de la humanidad, cuando la conciencia colectiva debe ser desviada hacia un nuevo paradigma. Una vez más, eso no significa que sea imposible una intervención más amplia. Después de todo, la entidad logra transmitir información a sus mensajeros a través del quae-ha-distra. Pero incluso en esos casos, el orbe sirve como una baliza de patrón y un vínculo que se abre fácilmente a la realidad madre. Hay poca comunicación directa. Gran parte del valor derivado del orbe es contenido congelado preparado con mucha antelación y esperando nuestro descubrimiento en lugar de que el orbe actúe como un verdadero conducto. Sin el orbe, aislar un pequeño patrón en el ruido caótico y el flujo de partículas de todo un universo requeriría inmensos ciclos de procesamiento. Simplemente no se obtienen suficientes beneficios para justificar un gasto energético tan exorbitante. Mira, el entrelazamiento y la manipulación de Qbit no debería ser un concepto completamente extraño para ti. La mayoría de nosotros estamos usando una forma de esta tecnología incluso mientras hablamos. Habeeeis aprendido a llamar a los resultados de estas fluctuaciones cuánticas «espuma cuántica». Aplicaaais las matemáticas de este fenómeno cada vez que accedeeeis al Strand, cada vez que haceeeis zap, o cada vez que os dedicaaais a la computación cuántica o al almacenamiento de datos a través de vuestras matrices. Lo que estáis haciendo en realidad es pasar información virtualmente codificada a través de micro-singularidades cuánticas generadas y colapsadas en universos teóricos oblicuos. Luego, esa información se is devuelve como datos reales a demanda. La arquitectura de la red Strand hace esto por nosotros de forma semi-aleatoria, lo que significa que no dirigimos nuestros Qbits a un universo en particular para causar un efecto particular y ciertamente no en una escala que cambie algo mensurable. Lo único que nos importa es que los datos enviados y almacenados y los datos devueltos sean razonablemente similares. Lo que quizás no entiendas es que las matemáticas de la manipulación de la espuma y el almacenamiento de información funcionan debido al determinismo causal codificado en el tejido de los universos a ambos lados de estas puertas cuánticas. Esto sucede gracias a los auspicios de los núcleos originales de información perdida. Al analizar la naturaleza del colapso de las singularidades cuánticas, podemos comprender el plano original que constituía el núcleo fundamental; la información central, en otras palabras, que sirvió como precursor de un espacio universal. Por lo tanto, podemos predecir cómo se comportan esos universos, cómo se comporta el nuestro y cómo se comportan las fluctuaciones cuánticas dentro y entre ellos. Todos estos universos tienen sus propias reglas, a falta de un término mejor, determinadas a la escala de Planck por las características de los Qbits que fueron su Primera Causa, de modo que lo que emerge en esas realidades puede tomar una forma particular y ninguna otra. La estructura y el diseño nativo de esos Qbits determina la naturaleza de la materia, la posibilidad de que surja la vida y qué forma debe tomar necesariamente esa vida. El macrocosmos de la realidad misma refleja el microcosmos codificado dentro de ese único Qbit de origen. Por lo tanto, cada uno de esos universos secundarios emerge como lo hace, preprogramado por su Qbit fundamental para evolucionar de una manera particular, única para las características y la información codificada en él. Los Exousiai sostienen que su universo es la madre del tuyo, que, en efecto, crearon la humanidad y la burbuja del espacio-tiempo que habitas a partir de la materia prima de su universo. Ellos creen esto porque están en contacto contigo, porque las paredes entre los dos universos son porosas y la información que se origina allí se puede transferir aquí y viceversa. Han probado que pueden afectar tu realidad, que pueden manipularla como lo deseen a través de secuencias complejas de eventos cuánticos que se manifiestan acumulativamente como fenómenos físicos. Esto les ha llevado a considerar la representación matemática y la coherencia de patrones que es la humanidad con el mismo ojo objetivo y mecanicista con el que tuuu ves los universos virtuales corolarios en los que influyes cada vez que accedes a tu espuma personal. Lo que significa que, en lo que a ti respecta, abrir una singularidad cuántica en un universo del interior oblicuo es simplemente la mecánica de una tecnología desarrollada para tu beneficio y para satisfacer tus necesidades. Vosotros constituiiis para ellos, como he dicho, nada más que fórmulas interesantes y entretenidas asociaciones de conjuntos de datos. Pero esa transformación de la información de virtual a real a medida que pasa entre las puertas cuánticas cambia la topología del universo al que ingresa. Así como el cuerpo al que chocas no es exactamente el mismo que el cuerpo que dejaste atrás, la información que pasa entre las puertas cuánticas nunca es exactamente igual a los datos que se transmitieron. La materia prima de los universos, tanto el origen como el receptor se alteran irrevocablemente. Y aunque las fluctuaciones en cada transacción individual son mínimas, el efecto acumulativo puede ser inmenso, y una vez que se ha alcanzado un cierto umbral de intercambio de información, la información contenida en ese universo deja de adherirse a las leyes causalmente deterministas sobre las cuales se funda el universo. En ese punto, la tasa de entropía no solo se acelera, sino que hace metástasis en una decoherencia catastrófica y el universo mismo corre el riesgo de colapsar en el caos ".

    Raville hizo una pausa por un momento, pareciendo incómodo. “La bomba que hemos ideado es un esquema, una plantilla de zap. La representación matemática de una serie de singularidades cuánticas en fase. Es un bucle de acumulación autodefinido y autoensamblado que, una vez agregado a la conciencia colectiva de los Exousiai como información cuántica real, colapsará los Qbits negativos en su espacio, creando un núcleo teórico del antiverso que corromperá el núcleo de la entidad y comenzará una reacción en cadena de lógica decoherente a la que son susceptibles. Comenzará por desestabilizar la omnipresente red de comunicaciones de la entidad. A medida que más y más segmentos se separen del todo, la entidad se desintegrará espontáneamente ".

    Amara palideció. "Pero dijiste que la bomba no los mataría".

    “No destruirá la especie. Los matará como se entienden a sí mismos. Matará a la entidad como una sola conciencia ".

    Fen Corrie se presionó las sienes con las manos. “Michael, ¿has considerado que un trastorno social de esta escala podría ser un golpe del que los componentes individuales que sobrevivan a la entidad podrían no recuperarse? Muchos de ellos pueden carecer de la voluntad de vivir una vez que hayan sido despojados de todo lo que conocieron. Separados de una experiencia comunitaria de apoyo y enriquecimiento, que puede ser todo lo que han conocido, ni siquiera podemos imaginar ese grado de choque cultural. No tendrán nada: sin economía, sin costumbres sociales comunes, sin capacidad para satisfacer sus necesidades ... "

    Raville levantó la mano. "No lo entiende, Sr. Corrie. La secuencia no será repentina e imprevisiblemente cataclísmica. Se necesitará tiempo para ensamblar, quizás décadas, incluso un siglo o más según nuestros cálculos. La entidad tendrá tiempo para afrontar su propia desaparición y tomar decisiones sobre su futuro ".

    "Y es hora de darse cuenta de que fueron atacados desde el espacio humano", agregó Dorian, "y de culpar a la humanidad en su conjunto, y luego lanzar un contraataque del que no somos capaces de defendernos".

    "El arma tiene en cuenta ese problema, Sr. Dorian. Cuando comienza a desplegarse en la entidad, una de las primeras operaciones que ejecuta consiste en cortar los canales que se han abierto a través del entrelazamiento de Qbit entre ese universo y el nuestro. Independientemente de lo que les suceda, ya no podrán comunicarse con nosotros ".

    "En teoría", señaló Bryce.

    “Sí, en teoría. Este no es el tipo de arma que alguna vez se puede probar en condiciones del mundo real ".

    "Lo que significa que bien podría no funcionar en absoluto".

    “No. Tengo confianza en la secuencia en sí. Funcionará, especialmente ahora que tenemos la perla para permitir completamente la entrega de la secuencia en el marco del núcleo de datos central de la entidad. El único peligro real que preveo es que funcionará demasiado bien a pesar de mis mejores esfuerzos, pero eso no es una preocupación humana en cualquier caso ".

    Amara hizo una mueca ante su análisis. "¿Estás dispuesto a correr ese riesgo?"

    "Para salvar a la humanidad, sí", declaró Raville. "No sería un destino peor de lo que ellos han planeado para nosotros".

    Dorian entornó los ojos, pensando una vez más en el núcleo de datos de Raville. Algo en la fácil disposición de Raville para cometer incluso un genocidio involuntario le pareciiia incorrecto. “Sabes, salvar a la humanidad es una idea bastante abstracta para un tipo tan bajito como yo. Ni siquiera puedo entender del todo la política local y ellos solo están intentando preservar mi ciudad natal. Salvar a toda la humanidad, eso es noble, pero no puedo decir que lo entienda. La mayoría de la gente es pequeña como yo, creo. Luchan porque tienen algo personal por lo que luchar. Por lo que puedo decir, no tienes ningún perro en esta pelea. Como Exousiai, ganas de en cualquier caso ".

    "¿Y quieres saber por qué elegí vuestro bando?"

    "Hace poco escuché que no se debe confiar en la apariencia del altruismo solo porque es, ya sabes, altruista".

    Ford Garrison lanzó un gruñido bajo. " señor Raville ha hecho más para beneficiar la exploración humana, el desarrollo y nuestra comprensión de la ciencia de lo que usted ofrecerá jamás. Da más dinero al año a organizaciones benéficas destinadas a eliminar la pobreza y el hambre de lo que verá usted en cien vidas. Lo uuunico que usted ha hecho son paisajes de datos e informes financieros de conglomerados que de alguna manera ofendieron su ética personal. Yo tendría cuidado de a quién señalo con el dedo si fuera usted ".

    Dorian se encogió de hombros con frialdad. “Bueno, yo tampoco he contemplado seriamente el genocidio contra una especie inteligente. Nunca intenté que asesinaran a completos desconocidos porque se interpusieron en mi camino, y nunca hice volar por los aires el gato de nadie solo porque me habiiia cabreado. Diría que esas cosas cuentan en contra de su excelente reputación. Además, si estamos dando los beneficios de la duda, no obtuve ningún crédito adicional de todos ustedes por viajar por media galaxia en mi intento de salvar el universo, y eso es bastante altruista en sí mismo, al menos en la superficie. No menciono esto solo para quejarme de cómo nos han tratado. Estamos hablando de destruir una raza alienígena completa. Si vamos a tomar esa decisión entre nosotros, quiero estar seguro de que todas las agendas estén sobre la mesa para que podamos tomar una decisión informada. Todos estamos de acuerdo en que la destrucción de la humanidad sería algo malo. Lo que no es tan estupendo es el contraargumento de que al protegernos nosotros mismos, podemos aceptar la responsabilidad de matar accidentalmente a toda otra especie de muchachos, en su mayoría pequeños como yo. Eso no es aceptable para mí si hay otras opciones. Raville dice que no las hay. Yo no le voy a creer hasta que sepa lo que eeel estaaa arriesgando. Específicamente, quiero escuchar que su jefe no lo está haciendo solo porque no quiere volver a ser absorbido por la mente de la colmena ".

    "Hay una razón por la que ponemos tanta seguridad alrededor de nuestra espuma personal", siseó Raville, su máscara de amistad se deslizó brevemente. “Todos estamos sujetos a desagradables motivaciones e impulsos egoístas si nos atrevemos a mirarnos a nosotros mismos con honestidad. Pero no lo negaré. Sí, me gusta ser humano. Prefiero esta existencia disminuida al poder omnisciente de la entidad exousiana. Quizás fue un error en el truncamiento de mi paquete, mi codificación genética, por así decirlo. Tal vez se me dio demasiado de la devoción de mi patrón-padre por la autonomía individual y no lo suficiente de su anhelo de unidad. Pero si eso es cierto, tengo que creer que fui formado de esta manera con un propósito. Se me dio el poder de rechazar mi herencia alienígena y todos los regalos que mi gente me concedería por entregarles la perla y, por tanto, a toda la humanidad. Es solo por ese poder que estamos aquí ahora, discutiendo cómo podemos frustrar juntos la amenaza a nuestra existencia. Conociéndole como lo conozco, Sr. Dorian, acepto que esta explicación no será suficiente. Aún dudaría de mí sin importar lo que diga. Pero les pediría que considerasen que si salvar mi miserable existencia humana fuera todo lo que quisiera, podría haberme escondido con la misma facilidad de la llamada de los Exousiai, retrasándolos durante décadas o incluso siglos de nuestro tiempo mientras preparaban otro recipiente para localizar y despertar la perla. Podría haber vivido mi antinatural lapso de días en perfecta felicidad y relativa tranquilidad, y luego aceptar con gusto la muerte un día muy lejano a este cuando por fin llegara el momento de la cosecha. Pero no elegí ese camino. En su lugar, he decidido actuar, no solo para evitar la amenaza, sino para erradicarla. Se podría decir que me impulsa la culpa, la necesidad de expiar mis pecados ".

    "¿Culpa de qué pecados?" Preguntó Amara en voz baja.

    La Dra. Skiles puso los ojos en blanco. “Los hombres y sus egos. Tuuu no eres responsable de la ilusiooon de divinidad exousiana, Michael ".

    “No, Minnie. No soy responsable, pero no soy inocente tampoco. Mi patrón fue diseñado teniendo en cuenta la traición, pero para que la traición tuviera éxito, tuve que seguir los contornos del plan que la entidad exousiana había puesto en marcha milenios antes de mi llegada. Hay elementos dentro de la entidad que creen que, en efecto, te crearon arrojando núcleos significativos de potencial cuántico en esta burbuja de espacio-tiempo. No es que este universo se autoensamblara espontáneamente compatible a partir de una siembra accidental, fíjate, sino que fue un evento intencional, codificado por el mismo multiverso, para proporcionar energía a los Exousiai mientras la entidad cumplía su destino de divinidad. Ellos Argumentan que así como se debe cuidar un jardín, su universo se construyó a partir de un diseño específico, pero con ciertos horarios necesarios de plantación, desmalezado y patrones de riego integrados en su ciclo de crecimiento. Todo, desde el establecimiento de rutas comerciales, el servicio postal, los inicios de Internet y el Strand comunal hasta su curiosidad e impulso para desentrañar lo desconocido, hasta el agujero en forma de Dios que silba dentro de cada uno de nosotros durante las largas vigilias de la noche es parte de este diseño que debe nutrirse. Uno de los puntos de referencia a lo largo del cronograma de la cosecha es la implementación y aceptación de la existencia bilocal e independiente de la materia, es decir, el zap. En lo que respecta a la entidad, traer el regalo de la tecnología zap, monitorear la aceptación del concepto por parte de la humanidad y luego localizar y despertar la perla eran mis responsabilidades, los puntos de control finales en la larga cadena de manipulaciones culturales que los prepararían para la absorción. Fui cómplice de todo esto porque construí zap, tal como me instruyeron. Creí en él y en la misión para la que me habían programado. Creí las mentiras que los Exousiai me susurraron, fabricaciones desarrolladas para desviarme de mi letargo humano y recordarme mi verdadera identidad. Fue solo a través de la vena obstinada que me inculcó el patrón-padre que más tarde pude percibir la verdadera función del zap y, para ese momento, ya era demasiado tarde hacer otra cosa que dedicar mi vida a enmendar mi error. El zap no es solo una tecnología filosófica o simbólica dirigida a transformar vuestra forma de pensar sobre la existencia encarnada. Es es el principio del fin, como lo ubicuo ha dicho a menudo. Solo que esta vez resulta que es verdad. El zap abre los portales entre nuestra realidad y la de los Exousiai en una escala sin precedentes a través de la generación creativa y el colapso de micro-singularidades dedicadas que sirven como enlaces y nodos entre nuestro universo y el de ellos. La información viaja de aquí para allá, y la entidad retiene un diezmo para ayudar a pagar la exorbitante deuda energética necesaria para mantener abierto el cordón umbilical entre nuestras realidades ".

    "Cada micro-singularidad establece un descripción matemática reproducible de un sendero viable entre aquí y allá. Cuando se hayan realizado suficientes vías identificadas, los Exousiai vienen y reabren esas rutas para intercambiar información virtual de su universo para la que ya no encuentran uso para la información real en el nuestro ... la descripción técnica de la cual ya se ha proporcionado por ellos.

    Todas las personas y cosas para las que un esquema zap ha sido identificado ”, gritó Bryce, jadeando. De repente la comprensión le hizo estremecerse. "Dios mío, hemos estado contribuyendo a nuestra propia destrucción eventual desde el principio ".

    "Y la peor parte es que mientras vienen los Exousiai hacia nosotros, no es solo nuestra información lo que están robando. Es nuestra existencia. Lo que comienza con micro-singulares se integrará en un patrón cuidadosamente orquestado de interrupciones de ondas cuánticas que finalmente resultan en un enorme agujero negro que barrerá a través de este continuo, devorando todo a su paso y, cuando haya termiando, colapsaraaa todos los datos que nos constituyeron y nuestra realidad en sus matrices de estasis de información para reensamblaje y uso según sus necesidades ".

    Raville hizo una pausa y pasó su mirada lentamente por la habitación. Finalmente se decidió por Amara, pero sus comentarios iban dirigidos a todos. “No se equivoquen, damas y caballeros. He sido acusado de contemplar el genocidio. Esos cargos son ciertos. Si el genocidio de la entidad exousiana es el resultado de nuestras acciones, yo aceptareee la responsabilidad por ello. Pero nos han impulsado a este extremo nuestros enemigos, porque es cierto que el genocidio es lo que ellos pretenden para nosotros. Abandonen sus reconfortantes ilusiones de que cuando lleguen los Exousiai, incluso si fallamos, la mayoría de nuestros hermanos y hermanas optarán por seguirnos y seraaan destruidos, pero que quedará un remanente para reconstruir la gloria de la raza humana. No habrá raza humana una vez que se haya completado la cosecha exousiana. No quedará ningún universo donde existan supervivientes. Todo lo que hemos conocido, incluso las ruinas de todo lo que hemos construido y la fría memoria matemática de nuestro fallecimiento dejará de existir. Seremos borrados salvo por la representación vaga de lo que alguna vez fuimos, la cual permanece en la matriz de información de la bestia que nos asesinó ”.

    Al escuchar declaraciones tan espantosas, Dorian miró con inquietud a Amara. Años de devoto servicio militar le habían enseñado que cuando las figuras de autoridad ególatra probadas sacaban a relucir el discurso de no cometer errores, era hora de empezar a buscar las salidas antes de que uno se encontrara como voluntario para una paga peligrosa. «No se equivoquen» normalmente significaba que alguien estaba a punto de pedirle que hiciera algo desagradable, casi imposible, completamente suicida o las tres cosas a la vez. «No se equivoquen» era, por lo que él sabía, el equivalente disparador neurológico de la notoria sugestión post-hipnótica. Se suponía que te preparaba mental, espiritual y emocionalmente para hacer algo completamente ajeno a la inclinación natural de tu autopreservación. Dorian imaginó que los hombres de las cavernas probablemente se habían sentado en ciiirculo frente al fuego a intercambiar «no se equivoquen» la noche antes de ir a cazar al gran mamut lanudo. Este era un elemento básico de los entrenadores de fútbol y oradores motivacionales de un extremo al otro del espacio humano, así como una característica importante de todas las películas beeelicas que había visto. Si nadie ofreciiia un «no se equivoquen», lo más probable era que lo que estaba sucediendo no fuera una crisis.

    Independientemente de lo que pudiera creer sobre los Exousiai, sobre Michael Raville o sobre el fin de la creación como él la conocía, esta aventura acababa de convertirse oficialmente en una situación de crisis.

    En respuesta, ofreció: "Está bien, digamos que acepto que has descubierto los detalles técnicos de cómo hacer que esta micro-singularidad o lo que sea que implosione las estructuras cuánticas o lo que sea. Incluso estipularemos que lo has diseñado y construido con éxito. ¿Qué te hace pensar que va a funcionar?"

    "Creo que ya he explicado los aspectos científicos..."

    Dorian lo interrumpió con impaciencia. "No estoy hablando de ciencia. Me refiero a psicológicamente, teológicamente, ontológicamente, ¿a quién le importa? ¿Cómo se supone que hace algo este bombardeo de ecuaciones que pasan como simulacros? Vuelcas un catalizador desintegrador en la corteza central, procesador de línea principal o lo que sea que pase por cerebro de un ser vivo de información, y ¿queee va lograr eso? Estás hablando de introducir una mala idea en el grupo de simulacros. Eso es todo. Solo una mala idea, e incluso una humilde forma de vida como la humanidad ha logrado sobrevivir a estas durante millones de años ".

    Raville estaba claramente impasible ante las protestas de Dorian. "Ellos la aceptarán porque está en su naturaleza aceptarla. No puede rechazar una parte de su propio cuerpo. No si quieren comer pronto ".

    "¿Y cómo se supone que funciona eso exactamente?"

    "Es decir, lo entiendo", continuó Bryce con el pensamiento de Dorian, "Tenemos el equipo, tenemos la bomba, tenemos el plan. ¿Qué se supone que debemos hacer a continuación? "

    "En poco menos de dieciocho horas, por primera vez en la experiencia humana, la entidad exousiana como una sola, el ser unificado manipulará directamente la sustancia física de nuestro cosmos. Aprovecharán el inmenso potencial energético de la granja de la singularidad en el borde de este sector para abrir la mitad de una puerta de enlace temporal entre nuestro universo y el de ellos a través de la cual esperan recibir la sustancia codificada del maravilloso quae-ha-distra de Amara. En las coordenadas adecuadas y utilizando una singularidad de flujo dirigida que es parte de su diseño, mi bomba abrirá la otra mitad y transmitirá directamente en el corazón de la bestia la secuencia que será su destrucción ". Para beneficio de Dorian, enfatizó, "La cuál aceptarán sin cuestionar, dudar ni sospechar".

    "Y la palabra se hace carne", murmuró Minnie Skiles. "Suponiendo que no arruinemos algo y los matemos".

    Pero Dorian entendió un mensaje completamente diferente en la respuesta de Raville. Hizo que se le revolviera el estómago. "Vas a servirles carne envenenada. Por eso no seraaan capaces de resistir. Por qué no la rechazarán hasta que sea demasiado tarde ".

    Fen Corrie parpadeó desconcertado. "¿Carne envenenada?"

    "Cuando un cazador acecha a un depredador particularmente tortuoso, especialmente un conocido devorador de hombres que ha estado amenazando a los lugareños ", explicó Ford Garrison," la caza se trata menos de deporte, de hacer coincidir el ingenio con la bestia, que de hacer el trabajo de forma rápida y ordenada en aras de preservar vidas inocentes. Una técnica consiste en matar un animal de cebo, una cabra o un alce, carne fresca por la que la bestia tiene un apetito predecible, y dejar esa carne en el territorio de caza de la bestia. La trampa es que el cazador ha envenenado la carne primero. La criatura no puede resistir su hambre, no espera el veneno y, en esencia, se destruye a sí misma a través de sus propios impulsos biológicos ".

    "Oh, ya veo". Corrie parecía mareado. "Pero ¿qué propones alimentarles como cebo?"

    Dorian tragó saliva con dificultad. Amara no dijo nada. Su agarre en su mano se aflojó, luego desapareció por completo.

    "Debemos darles lo que esperan", dijo Raville en voz baja. "Además de lo que no esperan".

    "No lo aceptaré", espetó Dorian. "Tiene que haber otra respuesta".

    "No lo hay. La única forma de impactar el núcleo de los Exousiai de manera efectiva es usar su propio mecanismo de absorción de información contra ellos. Y solo tenemos una opción disponible para entregar la carga de datos en un formato y volumen que resultará efectivo. La secuencia crítica debe estar incrustada en la esencia codificada de la perla ". Raville se pellizcó el puente de la nariz. Su voz era áspera y de repente parecía demacrado, como si hubiera envejecido una década en la última hora. “No soy lo suficientemente inteligente como para ocultarles nuestra verdadera intención por mi cuenta, e incluso si pudiera, no es mi quae-ha-distra lo que la entidad espera. Para que la bomba funcione, debe parecer segura. Debe venir envuelta en un paquete que ellos hayan anticipado. Lo que esperaban desde el momento en que Amara comenzó a despertar es la perla y su numinoso quae-ha-distra ”.

    “Planeaste esto sin ella, antes de saber quién era. Construiste tu bomba sin ella y puedes ejecutarla sin ella. Envíales el maldito orbe y deja a Amara fuera de él ".

    “El quae-ha-distra es solo un dispositivo, Sr. Dorian. No es la perla. Si lo enviáramos solos, sin la distintiva esencia de Amara, sabrían que algo va mal. Los Exousiai no pueden imaginar por qué una parte de sí mismos elegiría una vida de carne y debilidad ".

    "No la necesitas", insistió Dorian, aunque incluso hablando las palabras, sabía que era inútil. “Tu copia nos dijo que tuuu ya habías comenzado el proceso haciiia meses. Llamaste a los Exousiai porque estabas seguro de estar listo para lidiar con ellos. Si tienes tanta confianza en tu secuencia, no deberías necesitarla ahora ".

    "Llamé a los Exousiai porque sabía que eso me traería la perla", respondió Raville, con un tono suave pero firme. “Sabía que la perla comenzaría a despertar y me buscaría si levantaba mi mano contra la entidad. Nada de esto ha ocurrido por casualidad. La llegada de la perla ha sido parte de la secuencia más amplia desde el principio ".

    Bryce se inclinó hacia adelante, rascándose con tristeza un lado de la cara. “¿De qué estamos hablando exactamente aquí? Cuando dices enviarles la perla y el quae-ha-distra, ¿qué implica eso exactamente? "

    “El proceso es una forma avanzada de zap”, explicó Raville. “La perla, Amara, se convertirá a un formato de paquete consistente con el de la codificación del orbe, envuelto dentro de él como una subrutina, por así decirlo. Codificar la perla en el orbe desbloquea un árbol de lógica que, a su vez, designará un código de destino de zap que cargará por lotes el archivo en una secuencia de micro-singularidad cuántica que se auto-reensamblará espontáneamente en el espacio exousiano ".

    "Matarla, en otras palabras", declaró Minnie Skiles, frunciendo el ceño, como si esta fuera la primera vez que esta arruga en el plan de Raville se había vuelto evidente para ella. "No podríamos recuperar su transmisión una vez que se haya transmitido con éxito, supongo. Esa no es una elección muy alegre ".

    Bryce consideró esto por un momento y luego ofreció: "Entonces, ¿qué nos impide hacer una copia de seguridad de ella de antemano, transmitir el archivo original y luego volver a designar el paquete secundario de Amara como el principal? Ciertamente, esto está fuera de lo común, pero existen protocolos para recuperar fallos de transmisión. Podemos explicárselo a la Junta de Supervisión de Validación de Identidad como una señal de corrupción, y con el creador de zap para aprobar nuestra explicación "

    Raville negó con la cabeza. "Los Exousiai lo sabrían, y la suya es la única opinión que realmente importa".

    Fen Corrie hizo una mueca ante la franqueza de Raville. "¿No hay alternativa?"

    "No si quiere salvar su especie, doctor".

    "Eso no es bastante bueno", ladró Dorian. Había oído más que suficiente sobre matar a Amara. “No puedes sentarte aquí y hacer todos estos pronunciamientos sobre cómo van a ser las cosas y qué tiene que suceder, y luego obligar a otra persona a hacer todos los sacrificios por ti. Ella no se ofrecerá voluntariamente para suicidarse por ti ".

    Amara se movió inquieta, enderezó los hombros y se levantó de su asiento. Dorian se movió para seguirla, pero ella negó con la cabeza.

    “Es bastante bueno, John. Es la única opción que ha existido ". Dijo Amara. Eeel abrió la boca para protestar, pero ella presionó un dedo en sus labios para acallarlo. "'Todas las cosas buenas y verdaderas, todas las cosas que valen la pena, requieren sacrificio. La perla fue enviada para ser ese sacrificio para que pudiéramos vivir. Lo que fue amado por encima de todo debe colocarse sobre el altar como una ofrenda inmolada para para que, a cambio, podamos recibir la vida eterna.” Ella volvió lentamente la cabeza hacia Michael Raville. “He escuchado esas palabras en mi mente durante muchas semanas. Fueron las primeras palabras que me vinieron a la mente cuando acepté el orbe de tu copia en el Archivo. Comprendí que significaban que se me pediría que entregara la vida para salvar a la humanidad y acepté esa carga. Supongo que eso sigue siendo lo que estas palabras quieren decir, pero no del modo que yo esperaba. Pensé que era decisión miiia, mi regalo, pero ni siquiera era eso ". Se pasó los dedos temblorosos por el cabello en un esfuerzo por recomponerse. “¿Por qué esperaste tanto para encontrarme, Michael? Eso fue cruel de tu parte. Me permitiste esperar que, después de todo, pudiera haber un final feliz ".

    Raville inclinó la cabeza. "Cambiaría de lugar contigo si pudiera".

    "Pero no puedes. Cada uno de nosotros somos nuestros propios universos engendrados por la voluntad de otros, capaces de no tomar ninguna forma y no cumplir ninguna función más que la que estaba inscrita en nosotros cuando fuimos creados. Solo estoy cumpliendo el propósito para el que nuestro padre me creó, ¿no es así? "

    "No tiene por qué ser inútil, Amara. He realizado simulaciones teniendo en cuenta lo que sé o he adivinado sobre la naturaleza de la entidad. Todavía existe la posibilidad de que una vez convertida, tu patrón permanezca un tanto... "

    Ella levantó la mano y le interrumpió. "Por favor, no sigas. No puedo permitirme más ilusiones de esperanza, ni siquiera ilusiones bien intencionadas. Además, no sería lo mismo, ¿verdad? Si vuelvo a mi patrón natural entre los Exousiai, ya no seré «Amara». Seré solo una pequeña parte del patrón-padre, un componente de su conciencia más amplia. Tal vez eso sea una bendición, ¿eh? Quizás no recuerde haber sido otra cosa ".

    Raville apartó la vista, pero no respondió.

    Pero Kenwood Bryce, visiblemente conmocionado, se puso de pie. "No podemos pedirle que haga esto. No lo pediremos. Tendremos que encontrar otra forma ".

    "No hay otra forma y no hay tiempo", comentó Kesh Temple.

    "¿De verdad puedes quedarte ahí sentado y pedirle sin rodeos que sacrifique su vida por el bien común sin pensarlo dos veces ahora que está sentada aquí entre nosotros? Porque yo no puedo. Eso no está bien ".

    "No solo puedo pedirlo, lo pido", insistió Temple, aunque su tono era más suave que duro. “Lo exijo, de hecho, al igual que exijo la misma voluntad de entregar vuestras vidas en defensa de la libertad de cada joven y mujer que sirve a mis órdenes. Pero en este caso, no soy yo el único, doctor. Toda la humanidad lo exige. Muy pronto los Exousiai abrirán las puertas de su reino y debemos estar allí para recibirlos con la perla o vendrán y tomarán lo que es suyo. Mis soldados están preparados para luchar contra ellos si es necesario, pero ambos sabemos que no ganaríamos. Ni siquiera los ralentizaríamos apreciablemente. Entonces esa es mi realidad. Puedo pedirle a una chica que haga lo que fue creada para hacer o puedo pedirle a otros muchos millares que hagan lo mismo en un gran e inútil gesto final. Esa no es una opción en absoluto, a mi juicio ".

    "Eso no hace que sea correcto", respondió Bryce, con las fosas nasales dilatadas de ira.

    “Dr. Bryce ", dijo Amara suavemente," lo que está olvidando es que usted no lo pidió en primer lugar, como tampoco lo hice yo. El Comandante de Vuelo Temple tiene razooon. Fui elegida para esto y he aceptado mi destino. Que apruebe o no esa elección no viene al caso. Usted puede ayudar o puede obstaculizar con la inacción mientras lucha con el dilema moral. Yo le solicito su ayuda ".

    Se miraron el uno al otro durante varios segundos. Finalmente, Bryce se sentó. "Dios tenga piedad de nosotros," murmuró.

    "Quizás esta sea Su misericordia", dijo Amara en voz baja. "Me gustaría creer que sí".

    "¿Eso es todo?" exigió Dorian del silencio que siguió. Exigido de ella. Todo estaba sucediendo demasiado rápido. "¿Asiii sin maaas estáis de acuerdo con esto?"

    “Deja de criticar lo inevitable, John. No podemos cambiar lo que se debe hacer ".

    Pero eeel no podiiia evitarlo. No podía entender por qué ella se estaba rindiendo tan fácilmente. Sin ella, el plan de Raville fracasaba. Ella tenía todo el poder, pero simplemente ... se estaba rindiendo.

    "Todo lo que hemos pasado, ¿vas a aceptar lo que dice y morir?"

    Amara dio un paso atrás, como si se distanciara de él. Alejándose de su incredulidad. "Puedo elegir morir si eso salva lo que amo".

    "Ni siquiera yo sé lo que eso significa. Ni siquiera tuuu sabes lo que significa ... ¡morir para salvar a la humanidad! Eso es solo una abstracción. Es un ideal, por amor de Dios. ¡Es un reclamo publicitario! "

    "No estaba hablando de la humanidad, John". Sus labios se arrugaron en una sonrisa triste. "¿No lo ves? Por eso te traje en primer lugar, para que me recordaras lo que era importante. Para evitar asustarme. No soy lo suficientemente grande para morir por la humanidad, tienes razón en eso. Pero puedo morir por algo que me importa más que cualquier otra cosa en el universo. Lo único que significa algo para mí. Puedo morir por ti ".

    Dorian negó con la cabeza vigorosamente. "No puedes hacerme esto. No me hagas responsable de esta decisión ".

    "O bien moriré por ti o tú morirás por mí. La diferencia es que mi muerte puede significar algo ".

    “Suponiendo que esta bomba funcione. Si no es así, todo lo que habraaas hecho es cometer una elaborada forma de suicidio ".

    La sonrisa se Amara se amplió. "Si no es así, supongo que al menos nos volveremos a ver pronto ".

    "Eso no tiene gracia".

    Ella se acercó por detrás de él y le puso las manos sobre los hombros. Dorian la sintió a su espalda, su calor y aroma, el leve temblor de su cuerpo. Ella estaba asustada, él lo sabía, asustada y triste y auuun asiii terriblemente resuelta. No había nada que eeel pudiera decir que la hiciera cambiar de opinión. Pensó en Lily. la dulce Lily a quien eeel le había hecho un gran daño y que también estaba muerta, ahora que había dado su vida por un ideal de paz y una esperanza de resurrección. Él tampoco había entendido esa decisión y nunca había llegado al lugar donde pudiera respetarla. Él acababa de darle un pase por la deuda que le debía. Ni siquiera había conseguido despedirse.

    "Quiero contarte un secreto, John", dijo Amara. "Algo que Lily me dijo antes de que la dejáramos, cuando me estaba cuidando después de abrir el orbe en Sonali. Ella tenía un gran dolor y le pregunté si yo podía hacer algo por ella para aliviar su agonía. De alguna manera sentí que podía, que tenía el poder dentro de mí para hacerla completa si eso era lo que ella quería. Pero ella me miró con esos ojos hermosos y sufridos y dijo que el dolor era parte de ayudarla a controlar la tentación de la vida eterna, porque para ella la verdad era que la vida eterna vendría, en forma de un lugar mejor y en un mejor momento. Los hombres no estaban destinados a vivir para siempre, dijo. Se supone que la vida eterna es la recompensa por la fe, un regalo de un Dios que se preocupaba por ella, la única y total ella que había sido hecha para ser, no una técnica practicada por ingenieros de diseño que solo daban un simulacro de vida, cuando realmente nos estaban condenando a repetir el mismo patrón de errores año tras año tras año. La vida eterna debe ser la culminación de la existencia de una persona, su redención de una vida sin sentido, no simplemente la extensión de ella. Ella tenía razón, ¿sabes? Todo lo que acabas de escuchar lo prueba. Incluso los Exousiai están aprendiendo que la vida eterna y la omnisciencia no son suficientemente satisfactorios y que, al final, todo es solo vanidad, solo juegos que jugamos para entretenernos mientras imaginamos que estamos mejorando. No somos capaces de vivir de esa manera. Los hombres no estaban destinados a vivir para siempre, pero debían estar dispuestos a dar su vida al servicio de algo más grande y más grande que ellos mismos, para servirse unos a otros. Quizás incluso para servir al Dios que Lily dice conocer. No sé si ese Dios existe, John, pero quiero creer. Y espero que si puedo ser lo suficientemente fuerte para tomar esta decisión, tal vez algún día también sea recompensada con la vida eterna por mi fidelidad ".

    Dorian suspiró. "Suenas como un tratado Nuevo Resurreccionista".

    “Lily ofrece un argumento elocuente. Ella puede hacer que una persona quiera creer ".

    "¿De verdad quieres que me quede aquí sentado y mire cómo te destruyes?"

    “Quiero que recuerdes que estuve aquí. Con cariño, espero ".

    Le dolía la cabeza. "Yo ya iba a hacer eso de todos modos".

    “Entonces lo uuunico que te queda por hacer es observar. Y rezar".

    Había más que decir, pero Dorian no estaba de humor para decirlo. Estaba demasiado ocupado padeciendo. De pronto, Raville estaba junto a ellos, su mano agarraba el antebrazo de Amara. "De hecho, es posible que desee comenzar ahora," dijo hablando rápidamente. Su voz era tranquila, pero el resto de él estaba rígido por la alarma.

    Sin previo aviso, Ford Garrison saltó de su silla. Se llevaba un dedo a la oreja, una costumbre de los agentes de seguridad veteranos que se habían ocupado de los auriculares torpes en los días previos a las comunicaciones instantáneas de Strand. Los músculos de su garganta se ondularon visiblemente con un torrente de subvocalizaciones.

    Kesh Temple y DeMartel lo siguieron, dirigiéndose hacia la puerta a toda velocidad. Fen Corrie y Minne Skiles permanecieron donde estaban, pareciendo profundamente conmocionados, demasiado aturdidos para siquiera moverse.

    "Acabamos de darnos cuenta de un problema", continuó Raville. “Tienes que venir conmigo. Los dos".

    "¿Qué tipo de problema?" Preguntó Dorian.

    "Acabamos de recibir una alerta para toda la estación en la red local. Las alarmas se están volviendo locas en la Indianápolis. Ha habido algún tipo de evento de incursión. Alguien ha tomado el control de la nave ".

    Dorian comenzó a levantarse, luego, entendiendo lo que Raville había dicho, se dejó caer de nuevo en su asiento. Las piezas encajaron en su lugar.

    Sacudió la cabeza con admiración. "¿Los enviaste a hacerse cargo de todo un crucero de batalla?"

    Las preguntas estaban dirigidas a Amara, pero ella no respondió. Sus ojos estaban nublados y distantes.

    "¿Quién?" Preguntó Raville. "¿De qué estás hablando?"

    "De los Juguetes Inadaptados, por supuesto".

    "¿Los Jugue...?"

    Amara negó con la cabeza con fiereza. "No. No es Ray. Se suponía que solo debía localizar el dispositivo ".

    Dorian se puso de pie lentamente, sintiendo la primera oleada eléctrica de miedo que se alzaba en sus entrañas. "Entonces, si no es Ray, ¿de qué está hablando?"

    “Hace dos minutos, la Indianápolis disparó y desactivó el Juggernaut sin previo aviso ni provocación. Antes de que fallaran las transmisiones de datos de la nave, la comunicación de la estación informó que habían recibido una señal de socorro general del oficial de guardia de la Indianápolis alegando que los controles de la nave habían sido interceptados. Creen que es una forma virulenta de ataque de información no local ". Raville parpadeó rápidamente, aceptando los datos entrantes a su matriz. “La telemetría informa que la órbita del Juggernaut está decayendo a un ritmo alarmante. A menos que puedan recuperar sus tubos de impulsiooon en línea, el impacto con la superficie del planeta se anticipa en poco menos de cuarenta minutos... y la Indianápolis estaaa... " Levantó la barbilla bruscamente, como si buscara una confirmación. "¿Maniobrando en posición de disparo contra la estación?"

    Bryce se levantó de un salto, pero permaneció donde estaba, congelado mientras procesaba la alimentación entrante. "Oh, Dios mío".

    Parecía algo que Misfit Toys llevarían a cabo, pensó Dorian. Casi tan sutil como un martillo neumaaatico.

    "Amara, ¿estás segura?"

    "Estoy segura". Ella cerró los ojos, su expresión se transformó en una mirada de profunda concentración. "Definitivamente no. Ray y los demás están escondidos en una especie de bahía de lanzamiento experimental. Están ... muy confundidos por el giro de los acontecimientos ". La mirada de Raville coincidía con la de Amara, como si estuviera persiguiendo su visión a través del flujo de datos.

    "La bomba. Íbamos a lanzar desde la Indianápolis ".

    "No hay tiempo", interrumpió Ford Garrison, con el rostro enrojecido. La ansiedad le tornó severo. Agarró a Raville por los hombros y lo empujó hacia la salida detraaas de Temple y DeMartel. "Tenemos que llegar a las bahías de lanzamiento del transbordador ahora, mantener cierta distancia entre nosotros y la estación. Entonces puedes explicarlo. Temple está gritando a través de la red que la nave puede obtener una solución de disparo en esta estación en tan solo catorce minutos ".

    Dorian no se movió. "Todavía no lo entiendo. Si Ray está con la bomba, ¿quién controla la nave? "

    Amara le miró fijamente con los ojos muy abiertos. Esa sensación de hormigueo furtiva y familiar se deslizó por la columna vertebral de Dorian.

    La que golpeaba justo después de implementar rápidamente un parche de red, pero justo antes de que este comenzara a comerse los datos de las personas.

    La temida comprensión tardía de que había olvidado algo de vital importancia, arruinado una subrutina, perdido una bandera de código y todo el edificio sobre el que se construiiia su vida se estaba preparando para colapsar en sus oídos.

    "Raville", dijo. “En mi espuma. Si Ray usaba mi entorno para conectarse a la red de la Indianápolis y, por alguna razón desconocida y olvidada de Dios, dejaba que Raville lo convenciera de sacar el tapón de la botella del genio, le daría a Raville una viiia directa al nuuucleo". Con todas las herramientas de gato de Dorian a su disposición. Oh-oh.

    "Él cree que estamos a punto de comenzar una guerra que no podemos ganar", observó Amara.

    Doble Oh-oh.

    Dorian se lanzó hacia la puerta, pero Amara le puso la mano en el pecho. "Espera"

    Ella llamó a Raville, su voz atravesó la nube del caos. Se detuvo de inmediato y Ford Garrison, sorprendido por su prisa por poner a Raville a salvo, tropezó con él. Garrison se arrodilló y su golpe en el brazo de su jefe fue demasiado tarde para atrapar cualquier cosa menos aire. Raville fue directamente al lado de Amara.

    "¿Qué está haciendo?" espetó Garrison. "¡Tenemos que salir de aquí!"

    "No podemos dejar que la estación sea destruida, Micheal", dijo ella. "La caridad comienza en casa. No podemos afirmar muy bien que queremos salvar a la humanidad sin salvar estas vidas primero ".

    “¿Salvarla cooomo? Ni siquiera sabemos quién ha atacado la nave ".

    "Claro que sí", dijo Dorian. "Lo hiciste tuuu".

    "¿Yo ...?" Se encendió la bombilla. Raville hizo una mueca. "Oh. Bueno, eso es ciertamente incómodo ".

    "Parece que tu guerra interna de ideologías se acaba de convertir en una guerra de disparos", dijo Amara, extraña e inconcebiblemente complacida, como si esto fuera lo más divertido que había escuchado en todo el día.

    "Ese paquete se está convirtiendo en un dolor de cabeza".

    “Dijo el felino al gato", murmuró Dorian, luego más fuerte:" Espero que tengas un transbordador rápido y un buen piloto ".

    Amara sostuvo una mano en Dorian y colocó la otra sobre el pecho de Raville. "No necesitamos un servicio de transporte".

    Los pelos de los brazos de Dorian se erizaron, y fue consciente por solo un instante de una ráfaga de viento rugiente golpeando contra sus oídos. Cerró los ojos y respiró hondo.

    Se produjo un destello de luz, y luego la habitación en la que se encontraban desapareció.

Capítulo 25

    En los minutos previos a un bombardeo clásico por parte de una serie de Martillos plasmáticos Fleisch, Control de Disparo alerta a Ingeniería de su intención de desplegar armamento pesado mediante un informe técnico conocido como Estimación de Compensación de Artillería. Este informe proporciona una guía rápida de cuántos Martillos se dispararán, a qué hora comenzará el disparo, cuántas secuencias se dispararán por Martillo y cuántos bombardeos en total se esperan. A su vez, Ingeniería toma estas estimaciones, las compara con el programa de bombardeo proyectado transmitido directamente desde el Puente por el OM del Ciclo, luego procesa todos estos números a través de un algoritmo de conversión bien documentado y altamente preciso, cuyos resultados se ingresan posteriormente en el Sistema Automatizado de Respuesta a Maniobras de Combate. El SRMC tiene una función: observar las variables proporcionadas, tener en cuenta lo que se sabe sobre la fuerza repulsiva de una descarga de Martillo, analizar la secuencia de bombardeo y encontrar una manera de compensar dinámicamente el retroceso recursivo de la descarga del armamento de manera que la nave no termine rodando como una salchicha en un asador en el ambiente de combate sin fricción del espacio. Es un procedimiento simple, manejado principalmente por computadoras y software con mínima intervención humana, y probablemente estaría completamente automatizado si no fuese por la indisposición de la mayoría de las secciones de Ingeniería Naval de entregar el control de sus sistemas de vuelo para activar apuestas el día del partido. La conclusión es que inmediatamente antes de cualquier bombardeo de Martillos Fleisch, las cubiertas de un buque de guerra vibran de manera distintiva cuando los tubos de empuje finos se elevan para el disparo de compensación. En el espacio de unos dos segundos, los motores se encienden, la nave da una breve sacudida y luego los Martillos salen volando.

    Ray sintió la familiar vibración de la plataforma a través de sus pies y hasta sus pantorrillas y se acercó instintivamente a algo atornillado al suelo para estabilizarse. Estaba en la salita de control justo al lado de la bahía de espera de vuelos, apoyado en el respaldo de la silla de Stine y fingiendo mirar por encima del hombro mientras ella intentaba sin éxito hablar con la terminal frente a ella para acceder a los servicios de una nave tras otra. No estaba teniendo suerte en absoluto y ella se estaba irritando bastante por ello, que era una de las razones por las que ni Ray ni nadie más en la sala estaba diciendo gran cosa de nada. A Stine no le gustaba la distracción de la charla casual mientras trabajaba. Le gustaba el silencio interrumpido por sus propias maldiciones murmuradas. Las maldiciones se volvían cada vez más floridas a medida que ella se encontraba con la imposibilidad de acceder a todos los sistemas (incluidos los servicios básicos de la tripulación) que podía encontrar.

    De hecho, lo único bueno que había sucedido en los últimos minutos era que las alarmas de incursión se habían apagado inexplicablemente (para gran alivio de Stine) y las comunicaciones de la nave parecían haberse interrumpido (para gran alivio de Ray, ya que esto les daba una excusa válida para sellar las puertas de la bahía y no responder a los pings provenientes de los agentes de seguridad que exigían acceso sin despertar sospechas indebidas).

    Pero la mayor parte de la concentración de Ray se dedicaba a encontrar un mecanismo que le permitiera sortear el error de nodo inválido y recuperar el control de su entorno de espuma. No se le ocurrió de inmediato que la vibración y la sacudida a la que su cuerpo respondía por hábito y entrenamiento constituían un evento señalado de cierta gravedad hasta que el distante estruendo de la descarga de los Martillos Fleisch ondeó a lo largo de la piel de la Indianápolis.

    Ghast, quien había estado pacientemente cerca de la puerta y haciendo todo lo posible por mantenerse fuera del camino, se agarró a un bastidor de monitores del sistema mientras la nave giraba unos grados hacia babor. "Eso no puede ser bueno," dijo. Youkilis estiró el brazo hacia adelante con cuidado y pegó la mejilla en una sección de pared desnuda, contando los ecos de las ondas de disipación que brincaban por las placas de la cubierta.

    "¿Cuatro?"

    "Recibo cinco," dijo Thomas.

    "Estoy bastante seguro de que eran cuatro, pero cualquiera que fuera el objetivo, debe haber sido bastante grande."

    Thomas se encogió de hombros y volvió a monitorear la charla de comandos. "Podría ser. Es difícil escuchar con todo este ruido en el oído."

    A Ray le gustaban así. Que nadie se volviera loco, todos aceptando las sorpresas con calma. Estaban tranquilos, serenos y eran profesionales. "¿Qué oyes del datburst del CyC?"

    “En el Puente se están volviendo majaras," dijo Thomas. “Este Comandante Supremo Pyle está gritando algo sobre de que su tablero no responde... algo sobre de que no es culpa suya. Ahora está echándole una bronca a un tipo llamado Lloyd o algo así. Le acusa de sabotear su... " Su ojo visible se abrió de par en par y él se enderezó bruscamente como si lo hubieran picado. "¡Mierda! ¡Hemos disparado contra el Juggernaut! Cuatro salvas de Martillo, los cazó de costado, con los pantalones bajados, los abrió como una trucha por el zumbido que estoy recibiendo. Empiezan a llegar llamadas de socorro. El oficial de Ciclo de la J está... no, explosión en medio de la nave. El Puente de la Juggernaut acaba de incendiarse. La comunicación del administrador de Giari Tau está intentando atravesar el ruido y ver qué está pasando."

    Thomas dio una palmada en el costado de la carcasa de su procesador, luego negó con la cabeza un par de veces como si estuviera intentando eliminar el caos de su señal. Después de unos segundos, se quitó su ex-matriz y la arrojó sobre la mesa junto a los monitores.

    “Nop. Estoy muerto. El datburst acaba de caer."

    Ghast se apartó del estante. “¿Por qué dispararían contra uno de sus propias naves? ¿Y sin previo aviso?"

    Stine se desplomó en su asiento. “El acceso al sistema también está fuera de línea. Todas las funciones auxiliares acaban de iniciarse desde el núcleo. Estamos bloqueados."

    Thomas dijo: “El Oficial de Ciclo afirmó que su tablero había caído justo después del ataque. He oído a alguien en el fondo gritando que el sistema había sido comprometido. Entonces, ¿quién tomó el control de las funciones del Puente?Crikey, tendrías que tener una línea principal directamente en el núcleo y unos reflejos condenadamente rápidos para bloquear las anulaciones seguras."

    "No fuimos nosotros, eso seguro," murmuró Stine. "Pero recomiendo que no estemos disponibles cuando la gente comience a buscar culpables."

    "Sabemos quién es el responsable," dijo Ray de manera uniforme. Siguió el ejemplo de Thomas y se quitó la matriz. "¿Alguien aún tiene acceso a la espuma?"

    Ghast parpadeó. "Aqui no. Lo único que obtengo son errores de búsqueda de connex. Parece que ese Raville ha matado los nodos."

    "Esa sería la mejor manera de evitar que los gatos restablezcan el acceso al núcleo una vez que hayas tomado el control," coincidó Stine. "Es difícil entrar en una casa sin puertas."

    "Sí, pero él está encerrado dentro," objetó Youkilis. "Eso es bueno, ¿verdad?"

    Thomas gruñó. "Él está contenido dentro del datonúcleo autosuficiente de un crucero de batalla clase Magallanes completamente armado con terrores tecnológicos que pueden devastar un planeta. Puede pilotarla, dispararla y, cuando se quede sin municiones o combustible, puede recalibrar el datburst en un canal militar seguro y enviar su paquete a cualquier parte del espacio humano en cuestión de microsegundos. No veo que eso sea algo bueno."

    "Oh, sí, eso es malo," dijo Stine.

    Pero Ghast negó con la cabeza. "No creo que él esté interesado en saltar de la nave o en lanzarse a través del espacio. Supongo que sacó la J para no tener que mirar por encima del hombro mientras intentaba trabajar."

    "¿Cinco mil Marines, más o menos, y la tripulación de la nave para que él pudiera tomar las decisiones?" Thomas silbó. "Eso es ser frío."

    "¿Qué quiere que hagamos, jefe?" Preguntó Ghast.

    Ray notó que era frío. Las elecciones de un hombre que creía que se iba a destruir el universo si no actuaba con decisión. Según la experiencia de Ray, había tres tipos de hombres: los que estaban dispuestos a sacrificarse por sus creencias, los que estaban dispuestos a sacrificar a otros y, lo más peligrosos de todos, los que estaban dispuestos a hacer ambas cosas. El paquete de Raville ni siquiera era un hombre.

    Probablemente no tenía ningún problema en autodestruirse una vez que hubiese cumplido su misión codificada.

    "Si fue tras el Juggernaut porque este era una amenaza potencial, no dudará en comenzar a abrir esclusas de aire y mamparos para deshacerse de la tripulación que resulte problemática," respondió Ray. Señaló a Youkilis y Thomas. “Quiero que vosotros dos comiencéis a revisar los casilleros de suministros. Mirad si hay trajes electrónicos, aunque sean solo unidades de emergencia. Podemos suponer que Raville tiene el control del soporte vital desde el núcleo y no quiero que nos suspenda una espada sobre las cabezas. Stine, sigue así." Ella comenzó a protestar, pero él la acalló. "Si él tiene un desliz, si pierde la concentración por un instante o descubre que hay algo que necesita fuera de su pequeño reino, quiero que estemos listos para abrirnos camino dentro. Si eso sucede, solo tendrás una oportunidad, así que no la pierdas."

    Ella asintió. "Sí, capitán."

    "¿Y yo?" Preguntó Ghast.

    Ray vaciló. La decisión que había estado temiendo estaba sobre él. ¿Qué hacer? Creer lo que Amara había dicho, o continuar vacilando, esperar que aprendieran algo que le ayudara a entender. No ayudaba que él ya supiera qué elección Raville le obligaría hacer, y no confiaba en Raville en absoluto. Aún así, era mejor estar preparado.

    “Encuentra esa palanca de la que estabas hablando. Si se trata de eso, quiero que estemos listos para destruir el dispositivo."

    La orden claramente inquietó a Ghast, más aún porque ninguno de los dos estaba seguro de poder siquiera reconocer lo que era aquello cuando finalmente se viniera abajo. Pero mantuvo sus opiniones bajo control y solo dijo: "Puedo resolver algo, estoy seguro."

    “Entonces mira si Gallegos y Anderson han hecho algún progreso en la interpretación de las entradas de navegación y diagnóstico. Quizá eso nos diga algo útil. En cualquier caso, mientras busca el mejor lugar para golpearlo y convertirlo en chatarra, también puedes averiguar si hay una manera de lanzarlo y entregar la carga útil a su objetivo previsto con solo nuestros recursos locales y en cualquier momento."

    "Da la orden y estaré listo."

    "Estoy suponiendo por su sonrisa, señor Ghastcque ya ha tomado una decisión sobre qué resultado prefiere."

    "Mi única preferencia es que averigüemos lo que el paquete de Raville quiere que hagamos y luego hagamos lo contrario. Desconfiar de él es lo único con lo que puedo contar." La sonrisa de Ghast se desvaneció. "Y la últims que oíici es que quiere que lo destruyamos."

    "Estoy de acuerdo con su evaluación, si eso significa algo..." Dijo Ray. “Desafortunadamente, destruirlo también era lo que Amara quería que hiciéramos. Entended de eso lo que queráis, pero aseguraos de estar a la espera y permaneced mentalmente flexibles. ¿Capisce?"

    "Sí."

    Ray observó a los tres salir por la puerta, sintiendo una vez más que se estaba perdiendo algo vital. Cuando todo lo demás falla, había aprendido él, cubre todas las variables que puedas y reza que eso sea suficiente. Había hecho todo lo que se le había ocurrido: excepto lo que Amara le había dicho específicamente que era su responsabilidad (¡destruir la bomba!), por supuesto, y aún se sentía paralizado.

    Demasiado había resultado no ser lo que parecía. Cada decisión había venido acompañada de un constante estribillo de recelos. Esto es lo que se obtiene al hacer tratos con los dioses, pensó Ray. Todo se volvía complicado. Todo era intriga, puñaladas por la espalda y planes ocultos. Que le dieran un anticuado levantamiento político ideológicamente cismático cualquier día. Un lado tenía el poder y el otro lo quería.

    Tu equipo era el que no te estaba disparando en ese momento. Eso era lo único que tenía que entender y, mientras mantuvieras las armas cargadas y a tus enemigos frente a ti, el curso apropiado era casi siempre obvio.

    Quería desesperadamente comprender ahora. Viviría o moriría feliz con cualquier decisión que tomara, siempre que pudiera creer que estaba tomando la correcta, y para ese tipo de fe, necesitaba comprensión.

    Stine alzó la vista de repente. "¿Sientes eso?"

    Ray lo sentía. El suave y palpitante temblor de un ajuste de rumbo. La Indianápolis se inclinaba sobre un costado. Para mantener una actitud relativa, los servomotores masivos desplazaban el casco interior sobre unos cojinetes de nanocarbono líquido amortiguador.

    "¿Qué crees que significa?"

    Esto lo entendía, al menos. "Los Martillos Fleisch no son una herramienta de bombardeo de superficie eficaz a esta distancia. Raville está maniobrando una batería de artillería diferente. Probablemente Spriggs-Detmers. Tendrá que asegurarse de golpear entre ciento y ciento cincuenta metros en el lecho de roca para erradicarlos a todos."

    "¿Superficie...?" comenzó Stine, luego se detuvo. “¿Por qué ir tras la estación? Raville ya controla la nave y la bomba."

    “Porque la humanidad es una especie autodestructiva. Siempre encontraremos la manera de construir otra bomba o comenzar otra guerra. Creo que Raville quiere salir de la ecuación. Me refiero a su yo real. Sin Raville para conducir el motor de la guerra, este se asienta en el desierto y se oxida."

    "Dorian y Cain también están allí."

    Ray consideró esto por un momento, luego se encogió de hombros. “Amara es más que capaz de cuidarse sola. Me imagino que también vigilará a John. Entre tú y yo, creo que ella está encariñada con él, Dios sabrá por qué."

    Un destello de resolución renovada brilló en la mirada de Stine, y ella se mordió el labio pensativa. "Veré qué puedo hacer para frenarlo, de todos modos. No me preocupa particularmente el Sr. Raville en ninguno de los formatos, por lo que no sería una gran pérdida para mí si tiene éxito, pero este ha sido un viaje demasiado largo solo para ver un espectáculo de fuegos artificiales."

    “Ciertamente. Además, ni siquiera tenemos buenos asientos para el espectáculo."

    Ray dejó a Stine unos momentos más tarde y regresó a la bahía de espera de vuelo. Encontró a Ghast con Gallegos y Anderson, encorvado sobre una terminal de diagnóstico muy maltratada y manchada de aceite. La pantalla era pequeña y de diseño antiguo, gráficamente limitada a un texto ámbar que se desplazaba por una pantalla negra. El proxy en el estante del carrito debajo de él gemía audiblemente mientras luchaba por cumplir con las solicitudes de datos que le estaban haciendo. Uno de ellos había instalado una serie compleja de cables de datos agrupados desde la matriz de diagnóstico conectada que colgaba del techo hasta los puertos en la parte posterior de la caja de terminales.

    Ghast miró por encima del hombro cuando Ray se acercó y sopesó un trozo de tubería de metal resistente que había colocado en el costado del carro. Ray le devolvió una sonrisa como gesto de aprobación.

    "¿Cuál es nuestro estado?" preguntó.

    "Bueno, aquí Pig lleva la última media hora intentando extraer datos de navegación codificados del cono de procesamiento de la bomba y la matriz de diagnóstico," respondió Ghast sonando desanimado. “El problema es que el proxy de esta máquina no está realmente a la altura de la tarea. Parece que estaban usando esta caja principalmente para verificar las conexiones de los nodos y evaluar la eficiencia del sistema eléctrico. Está increíblemente desactualizado. El sistema operativo nativo es una versión antigua de SWEL y no tiene mucha capacidad más allá de ejecutar las aplicaciones de nodo. Para darnos algo más de funcionalidad, Anderson hizo todo lo posible por utilizar el sistema operativo predeterminado y logró cargar un trozo de sistema operativo proto-FLEX genérico con algunos scripts de decodificación y análisis personalizados que había metido en su espuma. Los registros de compilación indican que consiguió la mayor parte antes de que el sistema dejara de funcionar, pero hay algunos problemas para que su código se comunique con el chorro que sale de la bomba."

    "Simplemente depuración normal," dijo Anderson, encogiéndose de hombros. "No es realmente un problema en sí mismo si el tiempo no fuera un factor."

    "Excepto que el tiempo es un factor," les recordó Ray a todos. "¿Hay algún beneficio en pasar por alto esta máquina por completo y parchear el chorro desde el diagnóstico y la matriz de navegación hasta las máquinas en la sala de control?"

    Gallegos negó con la cabeza. "No. Esas máquinas están conectadas en red al datonúcleo a través de conexiones de espuma esclavas. Conectamos cualquier cosa en ellos y Raville tendrá la capacidad de anular los comandos de inicio desde el núcleo. En este momento, la matriz está operando independientemente de la red, y probablemente queremos mantenerla así hasta que decidamos conectarnos al control de misión y comenzar la secuencia de lanzamiento."

    “Ya veo. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?"

    Ninguno de ellos respondió y Ray no los presionó. No estaba seguro de qué tipo de ayuda podría ofrecerles de todos modos. Era el señor de un reino cada vez más pequeño. Todos estaban haciendo todo lo que podían. Se volvió hacia la sala de control a tiempo para encontrarse con Thomas y Youkilis que regresaban del compartimento delantero con lo que parecían ser bolsas de plástico transparentes colgadas sobre los hombros.

    “Encontramos cuatro trajes completos," dijo Thomas. “Son trajes de emergencia, diseñados para manejar solo despresurización repentina o aguda. No hay unidades de calefacción central y las membranas exteriores son demasiado delgadas para brindar mucha protección en ambientes extremos, por lo que si te arrojan al espacio, estás muerto. La buena noticia es que vienen con el último aparato de respiración por ósmosis autónomo, por lo que tendrás suficiente aire respirable mientras te congelas hasta morir."

    Cuatro no se dividía en siete de ninguna manera que Ray encontrara reconfortante, pero ocultó su decepción. "Guárdalos en la sala de control con Stine. A ver si ella necesita ayuda. Si no es así, vuelve a comprobar la esclusa de seguridad de la puerta del pasillo en caso de que necesitemos prepararnos para recibir visitas, luego informa al Sr. Ghast para obtener más instrucciones."

    Los dos hombres asintieron lúgubremente y se alejaron. Ray sospechaba que ellos mismos habían hecho los cálculos y no les gustaba más que a él la respuesta que habían recibido.

    No había nada que Ray pudiera decir para animarlos. No tenía un plan de acción concreto. Había llevado a su tripulación a territorio hostil sin armas, sin objetivos claros y sin opciones de retirada. Y ahora, ni siquiera tenía una forma de ayudarlos a escapar de manera segura. En cualquier otra operación, no se habría permitido poner a su tripulación en una situación tan desesperada. Habría nombrado un objetivo claro, detallado una secuencia de ataque, ejecutado el plan y luego salido. Todo había salido mal con el plan cuidadosamente ordenado y él lo habría cancelado en el acto, simplemente se habría marchado. Pero no lo había hecho. Se había dejado envolver en los asuntos de los dioses. Había elegido creer...

    ¡Ah! Ese era el problema, ¿no? Cuando un hombre comenzaba a creer dejaba de ver el mundo físico y se adormecía con visiones del reino espiritual. Comenzaba a aceptar que los eventos estaban destinados y que él tenía un lugar en ese destino. Comenzaba a confiar en el poder de los dioses en lugar de en la fuerza de sus propias manos, y cuando un hombre creía que los dioses estaban de su lado, se atrevía a muchas cosas que normalmente no haría. Que no debería.

    Pura arrogancia, pensó Ray, imaginando que tenía un lugar en los planes de los dioses. Los dioses tenían sus propios planes. ¿Cómo había podido él olvidar eso? Por supuesto, la arrogancia era como la paranoia. Solo era una ilusión si no era verdad. ¿Y la verdad? La verdad era lo que creías que era.

    No hubo explosión de luz, ni ráfaga de aire, solo una conciencia instantánea de que algo en el equilibrio normalmente mantenido por el tiempo y el espacio había cambiado, aunque solo fuese por un microsegundo. Detrás de él, alguien (sonaba como Anderson) dejó escapar un grito de alarma. Ray parpadeó y, entre un momento y el siguiente, ellos estaban allí.

    Dorian, Amara y Raville. El Michael Raville, asumió Ray.

    Por alguna razón, esto no le sorprendió en absoluto. No sabía lo que significaba, quién había ganado, quién había perdido, quién había convencido a quién de que tenían razón, pero al menos significaba algo. Una promesa de respuestas a todas las preguntas que se había hecho.

    La actividad en la zona de preparación se detuvo de golpe. Ray era consciente de que Ghast, Anderson y Gallegos miraban en silencio por encima del hombro, e incluso de Stine que se levantaba lentamente de su silla y miraba a través de las ventanas de plastiviso, olvidando temporalmente su trabajo.

    Ray hizo todo lo posible por ocultar su sorpresa, pero se encontró sonriendo de manera incontrolable. Se inclinó con una floritura para saludarlos. "Ha demostrado que soy un mentiroso una vez más, señorita Cain," dijo con calma, deseando que su voz no temblara. "Ahora voy a tener que trabajar en mi discurso de despedida de nuevo."

    “No eres un mentiroso, solo un pesimista," respondió Amara. "Pero veo que has cumplido con tu parte del trato. Por supuesto, nunca dudé de que lo harías."

    Michael Raville miró a su alrededor con miedo, el pecho palpitaba y sus ojos giraban salvajemente en sus órbitas. Dio un paso adelante inestable, su cuerpo aún no estaba seguro de su confiabilidad después de su reubicación inesperada. "¿Qué le están haciendo a mi dispositivo?" demandó. Su voz atravesó el espacio abierto de la bahía como un chillido. “¡Manténgase alejado de allí! No lo entiendes... "

    Ray se maniobró entre Raville y la bomba. "Simplemente estamos intentando descubrir cómo funciona," dijo con dulzura. Hizo contacto visual cuidadoso con Amara, buscando algún indicio de que no le había fallado. “No hemos roto nada. Aún no, al menos."

    Para alivio de Ray, ella sonrió. "Eso es bueno. Resulta que, después de todo, es posible que tengamos un uso para él."

    Ghast exhaló estrepitosamente, como si hubiera estado conteniendo la respiración por ambos. Pero Raville solo frunció el ceño, sus temores se disiparon temporalmente. Se volvió hacia Amara. "Tenemos doce minutos para apagar el núcleo antes de que obtenga una solución de disparo en la estación."

    "Aparentemente, las noticias viajan rápido incluso sin la Hebra." Dijo Ray, arqueando una ceja.

    "Michael Raville, te presento al capitán Ray Morrical, el más reciente de la Horda del Proletariado," dijo Amara.

    Raville lo miró con recelo. "Sé quién es."

    "Mentiría si dijera que es un placer conocerle, señor" replicó Ray. Su tono fue cordial, al menos.

    “Igualmente, capitán. ¿Le importaría informarnos sobre la situación tal como la ve?"

    “Por lo que sabemos, Raville, es decir, la versión digital y no, supongo, uno de tus secuaces activos, ha tomado el control total del datonúcleo y ha sellado el acceso al nodo. Los sistemas de a bordo se han desactivado, las comunicaciones no funcionan y, como ha visto, tiene el control total del considerable arsenal de la nave. Las comunicaciones datburst están caídas, al igual que los canales de conexión, por lo que incluso nuestros entornos de espuma son inaccesibles. Estamos intentando descubrir cualquier punto de acceso que se haya perdido, pero hasta ahora no hemos tenido suerte y, francamente, no somos muy optimistas." Ray frunció los labios con amargura. "Espero que hayan traído sus gorras de pensar."

    "Vas a tener que conectar directamente a las cajas de control desde la sala de máquinas," respondió Dorian sin una pausa. “Él puede apagar los nodos de transmisión del sistema, pero tiene que haber nodos de acceso de emergencia de línea dura directamente en la BIOS en las propias cajas. En el caso de una falla importante del núcleo, los técnicos deben tener algún mecanismo para cargar scripts de recuperación en una red inactiva. Puede controlar el entorno de datos, pero sin manos, no podría eliminarlos desde el interior. Si podemos acceder a las BIOS, obtener acceso a los datos centrales es muy sencillo."

    "Un buen plan de ataque," observó Ray. “Sin embargo, llegar a la sala de máquinas desde aquí presenta un desafío. A menos, por supuesto, que hayas descubierto una manera de convencer a un par de miles de tripulantes navales hostiles en medio de una alerta de batalla completa no declarada y, por tanto, inminentemente confusa, de que no queremos hacerles daño."

    Dorian le dio un codazo a Amara. "Podemos llegar de la misma manera que llegamos aquí."

    "No, no podemos," respondió Amara.

    "¿Por qué no?"

    "Porque esa no es la forma en que he decidido hacerlo."

    "Esa sería la forma más rápida," protestó Dorian.

    "Obviamente, yo soy el pez pequeño aquí cuando se trata de tomar decisiones, pero creo que debo señalar una vez más para que conste que tenemos un poco de prisa aquí, y la tripulación de este es probable que la nave no haga nada más que ralentizarnos."

    Ella le presionó un dedo en el labio. “Es cierto que sería la forma más rápida. Pero en este caso, no es la mejor manera."

    Dorian abrió la boca para responder, pero fue interrumpido por el estruendo de unos pasos apresurados que se dirigían hacia ellos desde el compartimento exterior. Youkilis entró en la bahía de vuelo a toda prisa, luego tropezó torpemente hasta detenerse, sonrojado y sin aliento. Se quedó mirando a los recién llegados, su expresión se transformó de una urgencia a una simple maravilla incomprensible.

    "¿Algo que informar, señor Youkilis?" Ray le preguntó.

    El joven se puso firme. "Uh, sí señor. Alguien está llamando a la puerta del mamparo. Me refiero a la puerta del pasillo."

    "¿Llamando?" Ray preguntó.

    Amara sonrió. "Pues déjalos entrar."

    “Le ruego que me disculpe, Sra. Cain, pero podrían ser, ya sabe, soldados buscándonos. Tuvimos un poco de emoción... "

    "Por supuesto que son soldados. Son tu escolta a la sala de máquinas. Déjalos entrar, por favor."

    Youkilis no se movió, no pudo procesar la orden.

    "Haz lo que ella dice," le indicó Ray.

    El joven asintió con incertidumbre, pero no protestó y salió corriendo de la habitación.

    "Aún estás lleno de sorpresas, querida."

    "Estoy aprendiendo que la capacidad de sorprender es un bien valioso. Es una de las cosas que nos hace humanos."

    "Y que nos mantiene así, con suerte," agregó Dorian.

    Ray los miró con curiosidad, preguntándose cuál era exactamente el significado de esa charla. Explicaría mucho de lo que seguía siendo un misterio, sospechaba, si tuviera el contexto donde ubicarla, pero no tuvo la oportunidad de preguntar. Youkilis y Thomas regresaron casi de inmediato con un grupo de Marines armados. Ray contó más de una docena y pudo ver al menos a muchos más apretujados en el compartimiento exterior a través de la puerta interior del mamparo. El infante de marina que parecía estar a cargo se detuvo frente a Amara y comenzó a saludar antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo y dejó caer la mano a su costado.

    “Escuché tu llamada," dijo el joven Marine, sonando disgustado. "Pensé que me estaba volviendo loco."

    “Sin embargo, viniste y veo que también lograste traer a algunos de tus amigos. Bien hecho, Korin. Hiciste exactamente lo que necesitaba."

    El teniente Sainz bajó la cabeza. “Solo hice lo que me dijiste que hiciera. Les dije la verdad. Todos tomaron la decisión de venir por su cuenta."

    "Lo has hecho maravillosamente hasta ahora, pero necesito pedirte otro favor. ¿Sabes dónde está la sala de máquinas para el datonúcleo?"

    "Sí, señora."

    "¿Podrías acompañar a John y al Sr. Raville hasta allí y asegurarte de que tengan algo de espacio para trabajar sin interrupciones?"

    Sainz miró con inquietud a sus compañeros Marines. “Eso podría ser difícil. La seguridad de la nave ha confinado al personal no esencial en cuartos y los laboratorios del datonúcleo y sistemas centrales han sido acordonados desde que disparamos contra la Juggernaut. Podemos ocuparnos de las patrullas de seguridad sin problemas, pero la charla de la vid dice que el núcleo ha sido comprometido por algo hostil y la seguridad misma está bloqueada. Se dice que las puertas de mamparo en la zona restringida se sellaron automáticamente con cerraduras de nivel de comando. Si eso es cierto, probablemente haya una matriz completa de matrices de sensores y sirenas idiotas que tendrán que eludirse entre aquí y allá."

    “Esto es importante, teniente. Esta nave incluso ahora se está preparando para disparar contra la estación Giari Tau, tal como lo hizo en la Juggernaut. Cientos de personas morirán si no lo detenemos."

    Sainz hizo una breve pausa, como si considerara la complejidad de la tarea, luego dijo: “Podemos administrarla. Hay una red de tubos de mantenimiento que debería permitirnos entrar en el área restringida sin disparar los sensores de mamparo, al menos. Tendré que consultar con uno de nuestros idiotas de ingeniería para asegurarme de que tenemos una ruta confiable."

    Amara asintió. “Tienes que darte prisa. Es posible que tengamos solo unos minutos."

    "Entonces será mejor que nos pongamos en marcha." El teniente Sainz saludó esta vez, rígido como un libro de texto, como si presentara sus respetos a un oficial al mando. Ray supuso que, en cierto modo, era exactamente lo que estaba haciendo. "Caballeros, síganme." ​​ Giró bruscamente sobre sus talones y se dirigió hacia la salida.

    Dorian y Raville fruncieron el ceño el uno al otro con tristeza, pero sin otro recurso, persiguieron al teniente Sainz y sus Marines fuera de la bahía de vuelo. Amara esperó hasta que se fueron antes de cruzar hacia Ray y colocar su brazo amigablemente alrededor de su cintura.

    "Supongo que eso nos deja a nosotros," dijo ella, burbujeando con un entusiasmo que Ray no comprendió. "Vamos, Capitán. Tenemos trabajo propio que realizar antes de que regresen."

    Ray no pidió una explicación, simplemente siguió a donde ella lo dirigió.

    Siguieron a un ingeniero de pelo largo y pecho hueco llamado Shimkus, que le recordaba a Dorian a un chimpancé por la forma en que se agachaba en los túneles de servicio, olfateaba el aire y luego procedía a escalar espacios molestamente reducidos con una velocidad y agilidad alarmantes, mientras aunque solo el olor fue su guía. Gritó oscuros nombres de secciones mientras pasaban de una cubierta a la siguiente, no tanto comunicándose de ninguna manera que Dorian realmente pudiera entender como chirriar por sí mismo. Como un mono. Pero fue rápido y eficiente y parecía tener un conocimiento profundo de cada panel de acceso falso y pasarela encorvada y oculta en la nave.

    Dorian no tuvo más remedio que seguirlo lo mejor que pudo. Su ruta lo dejó completamente desconcertado a los treinta segundos de dejar la bahía de preparación. Raville se preocupaba con frecuencia y en voz alta por la hora.

    Mientras avanzaban peldaño a peldaño por un largo eje vertical, el teniente Sainz le confió a Dorian que, en circunstancias normales, una excursión a la sala de máquinas desde las bahías de vuelo donde los había encontrado tomaría casi diez minutos a paso rápido. paso. Dorian hizo una mueca ante la estimación. La estación no tenía tanto tiempo si Raville optaba por disparar en el instante en que obtuvo una solución de disparo, y no veía ninguna razón por la que Raville no lo hiciera. Después de todo, ¿de qué le servía tener un crucero de batalla completo a su disposición y tomarse la molestia de colocarlo en posición de disparo si no lo iba a utilizar?

    "¿Y cuánto tiempo por esta ruta?" preguntó. Sainz hizo una pausa, agarrando los peldaños de la escalera sin apretar para que su cuerpo colgara descuidadamente en el espacio vacío.

    Miró pensativamente hacia la penumbra y dijo: "Quizá siete. Seis y medio si nos damos prisa."

    Tres minutos adicionales en tiempo real para salvar todas las vidas en Giari Tau.

    Genial

    Suponiendo que Raville no se dio cuenta de lo que estaban haciendo e inundó los túneles con un agente nervioso, claro. O espere hasta que se acerquen a una zona de evacuación y abran las esclusas de aire al vacío. O tal vez algo peor, lo que sea que se le ocurra a su pequeña y tortuosa mente digital para ralentizarlos o matarlos directamente.

    Corrieron a través de la nave, por los pasillos extrañamente vacíos y por laboratorios y salas de trabajo inquietantemente silenciosos en su camino hacia más conductos de servicio y tubos de mantenimiento sucios, pero Shimkus aparentemente sabía lo que estaba haciendo. No encontraron patrullas de seguridad, y si activaban algún sensor de incursión, las alarmas se silenciaban.

    No murieron, lo que Dorian tomó como una buena señal. No es que le importara mucho. Amara se habría ido de una forma u otra, digitalizada, deconstruida molecularmente y enviada de vuelta al Exousiai, en algún momento de las próximas diecisiete horas. Tanto si salvaron la estación como si no, si salvaron el universo de la absorción de datos o no, Amara estaba muerta. Ella ya había dado su consentimiento para la ejecución y no había nada que pudiera hacer al respecto.

    El resto eran solo detalles. Por fin, se arrastraron uno tras otro desde un tubo de servicio del sistema de refrigeración hasta lo que parecía ser una sala de conmutación de nodos inalámbricos. Olía como una sala de conmutación, al menos, llena del hedor a ozono de las puertas de enlace electrónicas y el olor a humedad de los conejos de polvo acumulados, pero Dorian no podía ver con claridad en el tenue resplandor de las pocas linternas entre ellos. Shimkus se acercó con los nudillos a la puerta principal, la abrió un poco y se asomó al pasillo. Regresó casi de inmediato.

    "Estamos a unos diez metros por el pasillo de la sala de máquinas. Distingo a dos equipos de chicos de TI a la izquierda. Un juego estaba ocupado en la puerta con una variedad de hardware de craqueo magnético, parece. El otro estaba pateando alrededor de la intersección actuando como la seguridad de la nave, barriendo en busca de enemigos. Creo que uno de ellos pudo haber sido un agente." Movió los dedos contra su cuello. "Tengo un collar rojo."

    "¿Puede haber sido?" Sainz masticó las palabras lentamente.

    “Correcto, correcto. Obviamente, no somos los únicos que pensamos en llegar al núcleo a través de las cajas de control. Pero olvidaron tener en cuenta las cargas repulsoras incrustadas en las placas de la cubierta. Parece que el núcleo los golpeó con una tonelada de líquido para mantenerlos fuera."

    Raville parpadeó consternado. "¿El revestimiento de la plataforma está electrificado?"

    Shimkus le miró como si estuviera siendo un idiota. “La sala de máquinas está a la altura del puente en términos de su capacidad operativa esencial. Los técnicos que están dentro tienen que poder defender su posición mientras purgan el núcleo en caso de que aborden la nave. Perder la nave es un costo pequeño en comparación con abrir toda su red de datos al enemigo."

    "¿Hay técnicos apostados dentro de la sala de máquinas?" Preguntó Raville.

    Sainz echó un vistazo a la sala llena de gente. Había traído unos veinte Marines con él. "Si las hay, no creo que opondrán mucha resistencia."

    Pero Shimkus negó con la cabeza con tristeza. "Probablemente había técnicos en la estación, pero la habitación está equipada con decantadores de gas suicida como última medida de seguridad para proteger la integridad del núcleo, así que supongo que no ahora."

    "Genial," refunfuñó Dorian. Gas suicida. La atmósfera del interior aún sería tóxica. "¿Alguna idea brillante?"

    Shimkus abrió un armario de servicios públicos cerca de la puerta y se quitó una máscara de ósmosis. Ponte esto. Trabaja rápido."

    "Aún tenemos que cruzar la cubierta electrificada" señaló Raville.

    Shimkus buscó dentro de su camisa y sacó un collar de correa que sostenía una llave de mantenimiento que brillaba en la débil luz. Señaló un espacio en el suelo debajo de los pies de Dorian. "Hay un conducto de cableado viejo, estrecho pero en buen estado. La llave funciona en ambos extremos. Con un poco de suerte, a nadie se le habrá ocurrido llenar el conducto con sensores."

    Dorian miró de Shimkus al teniente Sainz, pero ninguno parecía estar lleno de confianza. Cogió la llave y se arrodilló, buscando la cerradura empotrada con el tacto. Sainz barrió el piso con el haz de su linterna y la forma rugosa del panel se hizo evidente.

    "Tan pronto como te vayas," dijo Sainz, "mis hombres y yo nos dispersaremos por el pasillo y veremos si no podemos proporcionar algo de distracción."

    "Una distracción," murmuró Raville. “Contra un oponente compuesto por paquetes de información activa y que posee la capacidad de monitorear y utilizar el complemento completo de los sistemas del datonúcleo de una sola vez. Brillante."

    "O podemos esperar aquí hasta que escuchemos los gritos que nos hacen saber que fallaste, si eso es lo que prefieres," respondió el teniente con gravedad.

    Dorian luchó para abrir el panel y se dejó caer en la oscuridad de abajo. Una pequeña caída, afortunadamente, poco más de un metro. Alguien le pasó una linterna y se agachó para explorar el pasaje. Shimkus no había estado mintiendo. Definitivamente era estrecho. De la parte superior y de los lados del tubo colgaban haces de viejos cables de impulso de fotones previos a la conexión como tejido muscular atrofiado. El conducto olía a viejo y abandonado, extraño a la podredumbre del aislamiento del cable. Menos mal que no era claustrofóbico, pero mientras el túnel no se doblara demasiado, no presentaría un obstáculo insuperable.

    Volvió a salir, solo su cabeza y hombros se elevaron por encima del nivel de la cubierta, y le indicó a Raville que lo siguiera. A Sainz le dijo: “Adelante, haz algo de ruido. Sin embargo, ten cuidado y danos dos minutos para pasar al otro lado antes de seguir adelante. Eso no puede hacer daño."

    "No olvides ponerte la máscara," dijo el teniente.

    "Nos vemos en unos minutos."

    Dorian volvió a bajar al interior y luego se dejó caer sobre el vientre y comenzó a arrastrarse por el largo conducto sobre los codos.

    Ray estaba seguro de que no la había oído correctamente. "¿Quieres que hagamos qué?" No podía estar seguro, pero sonaba casi histérico. Se sentía casi histérico.

    "Confía en mí," dijo Amara. "Sé lo que estoy haciendo."

    Guiño.

    "Esto es claramente desagradable," dijo Raville, su voz amortiguada por su máscara. Jadeaba con fuerza y ​​Dorian tuvo la fugaz esperanza de que no estaba funcionando correctamente. Una parte de él disfrutaría mucho viendo cómo la muerte de Raville se retuerce mientras fue sofocado por el gas que él mismo (más o menos, de todos modos) había liberado.

    Sin embargo, lo más probable es que su jadeo se deba a una simple fatiga.

    Diez metros no sonaba como una gran distancia, pero Dorian no lo había hecho sobre los codos y las rodillas desde el entrenamiento básico, y al nuevo cuerpo no parecía gustarle más que al anterior. Podía sentir la tensión de arrastrarse por el conducto a través de sus hombros y hasta la parte baja de la espalda. No estaba de humor para las quejas de Raville.

    "No puedes quejarte," gruñó. Tuvo que levantar un poco la voz. Sainz y sus hombres estaban completamente en modo de diversión. Dorian no estaba seguro de lo que eso significaba exactamente, pero parecía involucrar una gran cantidad de gritos y disparos y la descarga ocasional de vibración ósea de una enorme bola de energía eléctrica que le puso los pelos de punta. Parecía interesante, al menos, si realmente estaba haciendo algo bueno o no.

    Continuó: “Este es tu lío. El resto de nosotros tuvimos la mala suerte de cruzar tu horizonte de eventos."

    "Sinceramente, no puedes creer eso."

    “Claro que puedo. Este es su paquete que vamos a buscar. Tú eres quien construyó la bomba. Si quieres llevarlo al principio, como un subconjunto de tu patrón-padre o lo que sea, eres tú quien decidió joder con los Exousiai en primer lugar. Tú eres quien envió a Amara aquí y esperaba que ella sirviera a tu estúpido plan. ¿Por qué no debería culparte?"

    Raville no respondió de inmediato, y Dorian asumió que estaba siendo ignorado en lugar de que había anotado un punto a su favor. Raville era demasiado arrogante para admitir que podría ser un idiota.

    Pero cuando respondió, Raville sonó extrañamente apagado. "Esto es por ella, ¿no? Tu aversión por mí, tu constante rebeldía, tu determinación de ser una espina en el costado de todos. No es porque no estés dispuesto a ayudar a salvar el mundo si te lo piden, es por que estás enojado. Estás enojado conmigo porque crees que fui yo quien decidió que ella tenía que sacrificar su encarnación humana."

    Dorian resopló. “Odio cuando haces eso. Sacrifica su encarnación humana. Deja de pasarlo por alto. Tú no sabes lo que significa ser exousiano más que yo. No sabes si ella sobrevivirá a la transición de regreso a ese universo, e incluso si lo hace, ya no será Amara. Ella será parte de la entidad, y si parte de ella que contiene su patrón sobrevive a la bomba, no importará. Ella solo será un fragmento. La estás asesinando de cualquier manera."

    "Como parte de los Exousiai, existe una clara posibilidad..."

    “Cállate sobre los Exousiai, ¿de acuerdo? ¿Qué es lo que realmente sabes sobre ellos? No eres parte de la entidad. Eres un subconjunto de un patrón descontento que te construyó específicamente para odiar de dónde vienes. Toda la experiencia de la entidad es solo un recuerdo mediado para ti, un simulacro corrupto que replicaste en el quae-ha-distra que cocinaste para tu propia diversión cuando aún creías en sus tonterías. ¿Quieres saber lo que pienso? Creo que aún debes creer la mitad de las mentiras que te dijeron, de lo contrario no pasarías tanto tiempo lloriqueando por cómo simplemente la estás reconvirtiendo a su verdadera forma en lugar de asesinarla. Cada vez que dices eso, intentas implicarla en su propia muerte, diciendo que ella es parte del mismo patrón que te creó y que, por tanto, es tan responsable de estos eventos como tú. Intentas hacerla culpable de su propia ejecución. Eso es lo que me cabrea. ¿Por qué no puedes admitir que la única razón por la que la estás matando es porque es necesario para este plan que has preparado?"

    "Ella no es humana, Dorian. Tú lo sabes. Ella fue hecha para este propósito."

    "Para un tipo que habla tanto sobre lo esencial que es hacer que los Exousiai vuelvan a ser espontáneos, estás muy concentrado en esta idea de la predeterminación. Es vital que todos los Exousiai obtengan libre albedrío y autonomía de este acuerdo, excepto Amara, ¿no es así? Ella tiene que hacer lo que fue hecha para hacer, pero el resto de vosotros pueden elegir lo que quieren."

    "Ella eligió esto," dijo Raville, aunque sin estridencias, como esperaba. Habló en voz baja, casi con reverencia. “Ella lo eligió entonces y lo vuelve a elegir ahora. El sacrificio que hace significa más aquí, de hecho, que cuando era un componente de la entidad, porque lo hace por su propia voluntad. Lo hace consciente de lo que está renunciando, comparando su sacrificio con la experiencia y el conocimiento intuitivo de ser autónomo en lugar de hacer una rendición seca y académica a una idea abstracta de autonomía. Tienes toda la razón: hay más entidad en ella que en mí, John. Sabe cómo saborear la unidad del Exousiai y, sin embargo, elige renunciar a todo, tanto a la unidad como al individualismo radical de la humanidad, para que ambos podamos vivir. Debes honrarla por su coraje, por su autosacrificio y por su amor. Los Exousiai no son dioses, pero si hay algo dentro de ellos con el potencial de ser divinos, fue destilado a la perfección en la forma de esa chica."

    Dorian se arrastró hacia adelante y se encontró con una pared directamente enfrente. El espacio se abrió encima de él y se dio cuenta de que había llegado al final del conducto. Se movió hacia adelante y se las arregló para levantar las rodillas debajo de él de modo que su espalda presionara el panel del piso de arriba. Buscó la cerradura con los dedos, la encontró e insertó la llave. El pestillo se abrió con un clic y sintió que el panel cedía cuando empujó contra él.

    Miró a Raville, quien había trabajado hasta el final del conducto y yacía inmóvil directamente debajo de Dorian, su rostro se mostraba entre las rodillas de Dorian. Podía oler productos químicos, ásperos y picantes como un astringente particularmente vil. Restos de gas blanco lechoso, visibles en el rayo de su linterna, se filtraron a través del espacio creado por el panel abierto.

    Raville pensaba las cosas que decía. Creía en ellos tan fervientemente como cualquier fanático religioso. Amara no era su herramienta, sino un ícono para ser adorado. A su manera, Michael Raville había llegado a amar a Amara, a preocuparse por ella tanto como el propio Dorian. La idea hizo que se le revolviera el estómago.

    "No me importa cuánto la admires," dijo, susurrando en la oscuridad. "Aún te odio."

    Por alguna razón, Raville no protestó esta vez. Quizá el sentimiento fue mutuo.

    Dorian miró hacia otro lado. "Hagamos esto."

    Y así había completado el círculo. Sentado en una consola de sistema de emergencia conectada a la carcasa del moderador del datonúcleo principal, la oscuridad iluminada solo por el resplandor de su monitor y las luces de emergencia rojas que parpadeaban en los apliques empotrados en lo alto de las paredes, la sensación familiar de un teclado haciendo clic contra la punta de sus dedos, no pudo evitar recordar que así era como había comenzado todo: profundizar en estructuras de archivos y árboles de lógica del sistema para erradicar una araña.

    Por supuesto, su ambiente de trabajo había sido mejor entonces, sus prioridades más claras, o al menos eso imaginaba. Al menos en su oficina no había cadáveres esparcidos por el suelo o desplomados en los espacios de trabajo vecinos, sus rostros contorsionados en diversas expresiones horribles de agonía de muerte.

    El aire tampoco se había empañado con sustancias químicas corrosivas para el cerebro que brotaban irregularmente de chorros puntiagudos escondidos en las paredes.

    Por encima de todo, el sótano del Archivo sólo había albergado un simulacro de Michael Raville contenido en su propio entorno inexpugnable, en lugar del real atado por un conector de línea dura desde su matriz directamente al moderador del datonúcleo.

    Cuanto más cambiaban las cosas, más permanecían igual. O empeoraban claramente.

    La buena noticia era que tanto él como Raville tenían acceso a la espuma una vez más, proporcionado por el nodo de origen de la ráfaga de datos central, una línea principal de hardware directamente en el corazón del universo computacional. Mientras se saltaba el texto de la estructura de archivos de su espuma, ordenando sus herramientas para conectarse al datonúcleo, Dorian no estaba seguro de lo que había logrado en las semanas y meses intermedios, en todo caso. Conoció a una chica, descubrió que ella era un dios, luego que no era un dios, posiblemente se enamoró de ella, tomó algunos núcleos de datos, arruinó su carrera y abandonó la única vida que había conocido. Se sentía como una actividad sin ningún progreso real. Quizá lo que estaba en juego era mayor, aunque era difícil saberlo. ¿Había alguna diferencia entre salvar representaciones de la vida congeladas digitalmente y las vidas reales en sí mismas? No es que realmente hubiera hecho mucho de esto último hasta ahora. El universo estaba tan cerca del borde del desastre como lo estaba cuando comenzaron.

    Pero la araña había crecido, eso era seguro. O quizá más propiamente, él y la araña habían intercambiado papeles. Dorian se había convertido en la araña, abriéndose camino sigilosamente en una red que no era la suya para extraer datos (o en este caso, un paquete de datos) que creía que rescataría al mundo de la destrucción.

    Era curioso cómo salían las cosas a veces.

    Podría haberles ahorrado a todos mucho dolor y sufrimiento si hubiera eliminado el paquete deshonesto de Raville en primer lugar. Dorian no creía que fuese a cometer el mismo error dos veces. Dios mismo, es decir, el portador de la tarjeta, miembros de solo Dios, con un séquito resplandeciente de la Hueste Celestial y un rostro más radiante que el sol, en lugar de extraterrestres con delirios de grandeza, tendría dificultades para convencerlo de hacer algo. pero esta vez presiona la tecla de borrar. Tal vez se aseguraría absolutamente de ello y se desharía de todo el núcleo. Eso cabrearía a DeMartel y a Temple, su hermoso crucero de batalla instantáneamente transformado en una mierda de metal flotante encerrada en una órbita muerta alrededor de una luna congelada. Se necesitarían semanas para reconstruir los sistemas básicos desde cero, solo para que pudieran volver a casa. O incluso mejor, tendrían que soportar la vergüenza que puso fin a su carrera al hacer destellar los astilleros navales de Strat para un plan de reinicialización del datonúcleo.

    Le gustaba la idea. Podría purgar el núcleo de todos modos, incluso si Raville alzaba las manos en señal de rendición y abandonaba voluntariamente la red de la nave en la primera pasada. Dorian hizo lo que esperaba que fuera contacto visual con Michael Raville. Su visión era demasiado turbia para ver tan lejos con claridad. Sus ojos habían comenzado a arder casi inmediatamente después de entrar en la sala de máquinas a pesar de las protecciones que le ofrecía la máscara, y él estaba desarrollando un doloroso sarpullido donde su piel estaba expuesta. Se preocupaba constantemente por su variedad de membranas mucosas desprotegidas. Lo que hacía que fuera algo bueno que estuviera tan asustado, supuso. Su ano estaba tan apretado que nada se abría paso allí.

    ¡Y cada vez que casi se calmaba, la cubierta electrificada justo afuera de la puerta emitía un estruendoso golpe! y llene la habitación con el hedor de ozono y fibra de alfombra horneada. Aún menos alentador fue el estallido amortiguado y el ruido de los disparos, que parecían acercarse.

    Una vez, pensó que había escuchado al teniente Sainz gritar en el pasillo, diciéndoles que se apresuraran. Pero podría haberlo imaginado. Estaba resultando ser un mal día para los nervios.

    "¿Estás listo?"

    "Será mejor que lo esté," respondió Raville. Estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo a poca distancia de la terminal de Dorian, con la espalda contra la caja de la carcasa del moderador. "Tenemos menos de tres minutos según mi reloj."

    “Mucho tiempo. Una vez que abra la puerta de una patada, voy directamente a Control de disparo. Si puedo quitarle su capacidad para jugar con las armas de destrucción masiva primero, tendremos espacio para respirar... al menos hasta que se dé cuenta de que la nave constituye alrededor de un millón de toneladas de ariete letal."

    Eso no era realmente lo que le preocupaba. El paquete de Raville tenía que haber sabido durante algún tiempo que la bomba estaba a bordo de la Indianápolis. No era la bomba lo que él buscaba.

    Era el mismo Raville. O Amara. Quizá los dos. Elimina todas las partes de la ecuación de la guerra y la posibilidad de la guerra dejará de existir.

    Si el paquete no se había dado cuenta de que todos sus objetivos estaban a bordo aún, lo haría en unos tres segundos, y luego tendrían que actuar rápidamente.

    Dorian se preguntó cuánto tiempo llevaría trabajar los tubos de empuje hasta una masa crítica autodestructiva. Suponiendo, por supuesto, que la nave no venía con su propio dispositivo de autodestrucción del fin del mundo. Se obligó a apartar esos pensamientos alegres. Círculos pequeños, círculos felices, se recordó a sí mismo.

    "Mientras haces eso, me localizaré... a mí mismo," dijo Raville sin humor.

    "Envía una bengala cuando lo encuentres y veré qué puedo hacer para ayudarte con la contención. Probablemente no tendrás que buscar mucho. Tan pronto como él lea tu IP, lo más probable es que venga por ti. Supongo que no necesitas ningún consejo sobre cómo ocuparte de tu parte de este trabajo."

    “Por favor. No he olvidado todo lo que aprendí sobre las técnicas de incursión seenop." Raville sonrió vacilante. "Pero si tienes ciclos de sobra, yo no me opondría a un poco de protección contra incendios adicional."

    "Lo tomaré como un gran elogio, Sr. Raville. El sistema está activo; la seguridad está tomando medidas drásticas. Tenemos nuestro punto de perforación de acceso proyectado, que ahora estoy transmitiendo a su espuma. Voy a abrir el camino, solo haz todo lo posible por seguir hasta que crucemos los árboles." Dorian levantó tres dedos. "Prepárate. Entramos en tres, dos... "

    Uno.

    Pulsó la secuencia de ejecución, lanzando la primera salva en una viciosa tormenta de scripts diseñada para camuflar el vector exacto de su asalto. Una cascada de registros de comentarios y mensajes de carga fallidos se derramó por la pantalla.

    Ya estaban listos.

    Dorian deseó tener su arsenal. Lo deseaba con más fuerza de lo que jamás había deseado en su vida. El esquema del datonúcleo de la Strat era febrilmente denso, increíblemente seguro. El hielo militar siempre era difícil de escalar, rápido para llevarte en trineo en ángulos oblicuos, hacer girar tus scripts desde las repisas en caída libre y convertirlos en enloquecedoras espirales. Presentaba una hoja impermeable de bloques de código adaptables y entrelazados que reparaban de forma dinámica las aparentes brechas. Cada vez que pensaba que tenía tracción, las marcas que sus códigos de incursión y los scripts de malware creaban desaparecían instantáneamente, y una vez más se encontraba deslizándose por la cara de un acantilado vertical.

    Observó cómo los datos se esparcían por su pantalla a una velocidad casi imposible de seguir. Los programas rompehielos se iniciaron, fallaron y desaparecieron de su pantalla antes de que él pudiera procesar cuáles habían sido. No tuvo tiempo de consultar los registros para determinar qué secuencias estaban funcionando y cuáles no, qué código estaba pirateando incluso un precioso paso parcial en la maleza y cuál estaba fallando antes incluso de ser desenvainado. Avanzó principalmente por intuición, confiando en su experiencia con redes militares en el pasado.

    Cargue este; carga aquel; volver a secuenciar el ataque para que las defensas no puedan automatizar una respuesta, no puedan comenzar a comerse su entorno para apagarlo en la fuente. Monitoreó sus propias defensas recursivas en busca de agujeros de rastreo que la red o Raville podrían estar intentando perforar su espuma.

    La ventaja de Dorian era que no tenía que negociar puntos de salto en la red que pudieran cerrarse o redireccionarse espontáneamente a bucles lógicos interminables mediante procedimientos de seguridad nativos. No podía ser expulsado del núcleo. La terminal de acceso del moderador le proporcionaba una puerta abierta directamente a los círculos más bajos del infierno de datos. Su trabajo consistía en abrir tantas otras puertas a la vez como pudiera, luego empujar una tormenta cegadora de bits aleatorios a través de cada portal más rápido que la red y, posteriormente, el paquete de Raville podía analizarlos en busca de coherencia y reconocer el origen del verdadero intento de incursión..

    Una vez que estuvieran dentro, era una simple carrera a pie para ver quién podía cerrar los scripts de comando y acceso más rápido.

    La pregunta central era qué esperaba el paquete de Raville, y cuánto tiempo y cuidado se había tomado para establecer sus defensas. Dorian era muy consciente de que había llevado a Raville dentro de su espuma durante muchos meses. Este había tenido una buena oportunidad de ver la magia de código de Dorian en funcionamiento y de analizar su biblioteca de gatoware. Si Raville había pensado que solo necesitaba defenderse de los intentos de la Indianápolis de recuperar el control de su datonúcleo y confiaba en su seguridad para simplemente cerrar el acceso al nodo, entonces tenía una posibilidad real de abrirse paso. Pero si Raville había anticipado que Dorian vendría tras él y había puesto trampas usando los propios contra-scripts de Dorian en su contra, entonces todo estaba perdido. No tenía tiempo para idear un esquema de ataque completamente nuevo contra el archivo completo del mejor trabajo que había hecho.

    Su plan era simple y nada elegante: golpear fuerte, profundizar y hacerlo en una escala tan masiva que el moderador proxy no pudiera seguir el ritmo del asalto. En resumen, usar la capacidad expansiva de una de las principales piezas de hardware computacional militar del universo contra sí mismo. En el fondo de su mente, contaba con técnicos y expertos en TI, agentes de seguridad y buscadores de información inactivos en toda la nave para ayudarlo, cada uno de ellos probando el sistema en busca de puntos de salto y, cuando encontraran una grieta, martillar en ella hasta que las defensas del núcleo se vieran abrumadas por su presión combinada.

    Poco más de un minuto después del intento, Raville anunció: "Estoy dentro. El paisaje de datos acaba de abrirse."

    Momentos después, la pantalla de la terminal de Dorian se llenó de representaciones superpuestas de las complejas asignaciones que comprendían el multifacético datonúcleo de la T.E.S. Indianápolis.

    Dorian dejó escapar un breve grito de satisfacción. Había roto la seguridad del datonúcleo mucho más rápido de lo previsto, lo que significaba que Raville había sido tomado por sorpresa. También significaba que las fuerzas navales de la Strat necesitaban seriamente mejorar su experiencia tecnológica. A Dorian le encantaría restregarle eso a Kesh Temple en la cara si se presentaba la oportunidad.

    Se inclinó sobre su teclado. Lo primero que hizo fue desviar un pequeño perfil hacia la espuma de Raville, junto con una serie de scripts de autodefensa. Si tenían suerte, le daría a Raville la oportunidad de convertirse en cazador en lugar de presa.

    "Gracias," murmuró Raville. "Dios, este escape es grande."

    Dorian no estaba escuchando. Pasó rápidamente por las particiones arquitectónicas: ingeniería, dinámica de empuje, administración, comunicaciones. Avanzó a través de escaleras arquitectónicas, perforando sistemas cuyos propósitos no comprendía. Sus arañas virales atravesaron índices, inmovilizando recursos, desatando el acceso a los nodos, abriendo las ventanas de la estructura del datonúcleo a la luz del día. Y donde quiera que iba, sembraba ácaros virales viciosos autoorganizados y adaptativos al estímulo. Eran pequeños y sigilosos fragmentos de código que cavaban profundamente, ensamblaban y coordinaban automáticamente su actividad a través de pulsos de señal transmitidos de un lado a otro dentro de su entorno de espuma. Sobre todo, buscaban a través de la arquitectura cualquier cosa que se pareciera a sistemas de software de gestión de armas y masticaban agujeros de datos debilitantes en lo que encontraban.

    "Cuarenta y cinco segundos para la fecha límite de la solución de disparo de DeMartel," le informó Raville.

    "Creo que fue solo una cifra aproximada."

    "Entonces, intenta pecar de cauteloso."

    Dorian gruñó molesto. “Pasamos el plazo de advertencia hace unos doce minutos. ¿Por qué no te preocupas de tu propio trabajo, de acuerdo?"

    "Lo estoy intentando, pero ¿dónde está él? ¿Pensé que dijiste que probablemente me atacaría?"

    Logística, Recursos de personal, Seguridad informática. El índice de datonúcleo se ejecutaba pantalla tras pantalla. ¿Dónde diablos estaba Control de Disparo?

    "Quizá se esté escondiendo. Él no quiere ser purgado más que tú."

    Raville frunció el ceño. Un estruendo profundo recorrió la nave y las luces de emergencia parpadearon. "Esa sería la matriz Spriggs-Detmer cargándose," aconsejó Raville. "Quince segundos para cargar, cinco para confirmar el objetivo... DeMartel no va a fallar por mucho en su estimación."

    "Espera," murmuró Dorian. "Espera, espera."

    Operaciones de Mando, Sistemas Tácticos, Baterías Defensivas...

    "¡Control de disparo!" Dorian apuñaló una serie de claves, desbloqueando un lote de virus maliciosos de liberación rápida que había mantenido en reserva. "Lo tengo. Cargando los contra-scripts ahora. Dale cinco segundos."

    Cuatro, tres, dos, uno.

    No pasó nada. Al menos, no pasó nada malo. La nave no se estremeció con la repentina expulsión de devastadores proyectiles de superficie. Las luces no volvieron a parpadear cuando las armas de energía del haz de partículas golpearon la distante estación Giari Tau hasta convertirla en pulpa y escombros.

    Durante otros cinco segundos, Dorian se quedó completamente quieto, sin atreverse siquiera a respirar. Esperando a que cayera el otro zapato, a que Raville enrutars los comandos alrededor de su frustración por el sistema de software de Control de Disparo y lanzara su tardío ataque.

    Nada siguió sucediendo durante varios segundos más y, finalmente, Dorian respiró hondo. La forma de onda había colapsado, la caja se había abrierto y el gato estaba vivo.

    Raville se sentó con la espalda recta. "Tengo un ping sobre él, ¡está justo frente a mí!"

    “Muéstrame tu posición relativa. Lo rastrearé y lo cortaré. ¿Tienes un script viral cargado?"

    "Estoy listo."

    Dorian reconfiguró su pantalla cuando los datos llegaron a raudales desde la espuma de Raville. Leyó la persecución a través del paisaje de datos como entradas en los registros de transferencia de flujo de bits. Al mismo tiempo, realizó análisis de verificación contra la forma emergente del paquete de Raville, comparando las características del perfil original con este patrón recién configurado. Raville había crecido considerablemente desde que Dorian lo había copiado del Archivo, acumulando terabytes de datos de la espuma de Dorian y de todo lo que se había agregado a sí mismo dentro del datonúcleo. Hinchado era probablemente un término más exacto, y el peso y la complejidad que había acumulado lo ralentizaban a medida que pasaba de un nodo a otro e intentaba atravesar los cuellos de botella de la explosión de datos.

    "Estoy confirmando una coincidencia de patrón," dijo finalmente Dorian. "Lo tengo bloqueado en un algoritmo de escaneo predictivo. Está perdiendo datos a medida que avanza, intentando adelgazar, supongo. Con la esperanza de meterse en un sistema de archivos poco estructurado y perderse. Deja que piense un poco. Cerraré las puertas delante de él y limitaré sus vectores de escape; lo mantendré alejado de los puntos de salto, especialmente."

    Raville asintió entendiendo. "Voy adentro."

    "No juegues con él. Aún podría ser muy peligroso."

    Dorian observaba, esperando a Raville, a cualquiera de ellos, para hacer su movimiento. Pulsó una serie de comandos para sellar los nodos al perfil del paquete, luego comenzó a abrirlos despacio nuevamente a usuarios externos. Restauró los sistemas esenciales del Puente y la Ingeniería, restableció los relés de comunicación de forma limitada y ordenó una purga ambiental de la sala de máquinas.

    Los chorros finalmente dejaron de bombear gas letal en la habitación y el aire fresco comenzó a soplar contra el rostro. Finalmente, las balizas de emergencia rojas dejaron de parpadear y las luces del techo se encendieron. La puerta de la sala de máquinas se abrió y Shimkus asomó la cabeza dentro. Olfateó el aire, arrugó la nariz y luego se encogió de hombros. Empujó la puerta el resto del camino para abrirla.

    “¡Oye! ¡No estás muerto!" dijo alegremente. “Las comunicaciones limitadas están respaldadas. Lo ha sido por un tiempo. Hemos tenido algunos enredos con Seguridad que intentaba atraparte. Muy divertido, pero malo para la moral. Al menos de su lado."

    Dorian movió una mano. "Te estoy leyendo desde que pasaste del núcleo central hasta un sistema auxiliar sin salida. Él no tiene adónde huir."

    "Lo veo," dijo Raville. Una capa de sudor le cruzó la frente. "Cargando virales."

    Dorian sacó algunas balas de plata de su propio arsenal. "Te cubro la espalda. El patrón objetivo se muestra como estacionario. Ha llegado a un nodo bloqueado."

    "Ejecutando ahora."

    Dorian disparó sus propios scripts por si acaso. Los datos se movieron a través del universo cuántico. Los interruptores binarios se activaron. Los bits se dispersaron en una tormenta de ruido caótico y luego se reformaron dinámicamente en nuevos arreglos brillantes como si su patrón original nunca hubiera existido.

    Suspiró en voz baja. Una concatenación congelada de unos y ceros. Eso es todo lo que había sido el paquete de Raville.

    Excepto...

    Michael Raville se puso de pie de un salto, con el rostro pálido y los ojos muy abiertos. "¿Qué acaba de suceder? ¿Adónde ha ido?"

    "No ha ido a ninguna parte. Él era solo datos. Lo hemos borrado."

    Pero Raville negó con la cabeza con furia. "No. Desapareció usto delante de mí. Él estaba allí y luego desapareció sin más."

    Dorian entornó la mirada, sin comprender. Había presenciado la desaparición de los bloques de datos que constituían el paquete de Raville. Raville había ejecutado un script. Dorian había lanzado dos. Había visto la destrucción del paquete.

    "Probablemente sea solo un artefacto del entorno," dijo. “El ejército desaprueba los renderizados de seenop que son demasiado detallados. Mastica ancho de banda que puede asignarse mejor en otro lugar. A veces, el sistema los elimina de forma predeterminada: "

    "Revisa los registros," siseó Raville.

    Dorian se encogió de hombros. Si él hubiera sido Michael Raville, también querría estar seguro. Un rápido golpe de teclas hizo que apareciera el registro de comandos, texto blanco sobre fondo negro. Ese era el tipo de seguridad que Raville necesitaría. Buen texto sólido.

    Texto que no mentía, no ocluía su verdad detrás de elegantes combinaciones de píxeles. Las últimas entradas transmitidas al registro de comandos consistían en tres mensajes idénticos e imposibles.

    Script Abortado. El archivo objetivo especificado no existe. Secuencia de comandos cancelada. El archivo objetivo especificado no existe. Secuencia de comandos cancelada. El archivo objetivo especificado no existe.

    De alguna manera, el paquete de Michael Raville había encontrado un nodo abierto y rebotado fuera del datonúcleo.

    Dorian cargó una secuencia de purga del núcleo, desconectó su espuma y la de Raville del moderador y, con el golpe de una tecla, comenzó un reformateo completo e irreversible del datonúcleo de la T.E.S Indianápolis. Sin ir línea por línea a través del código, esta era la única forma de estar seguro de que el paquete malicioso no se escondía en algún lugar profundo de las entrañas del sistema. Dorian no fingió ni por un momento que esto no era una precaución necesaria. Era una admisión de derrota, simple y llanamente. No había atrapado a la araña, simplemente la había perseguido sin descubrir ninguna de sus guaridas, ninguno de sus escondites de trampilla. La araña podría recuperar la red en cualquier momento que quisiera.

    Raville le había vencido.

    "Eso no te hará amigos por aquí." observó Michael Raville, una vez que quedó claro lo que había hecho.

    "De todos modos, no iban a ser mis amigos." Además, si iba a fallar, bien podía fallar espectacularmente.

    "Probablemente sea cierto." Raville lanzó una mirada inquieta a la terminal. "¿Está la nave en peligro?"

    “El reformateo solo llevará un par de horas. Los sistemas localizados mantendrán en funcionamiento los servicios básicos (navegación, soporte vital, mantenimiento del reactor) el tiempo suficiente para actualizar el esquema de red a partir de cualquier respaldo que tengan." En el peor de los casos, siempre existían los astilleros navales de Strat, que era exactamente lo que se merecían si no contaban con un protocolo de respaldo confiable. Pero Dorian sabía que eso no era lo que realmente le importaba a Raville. "No te preocupes. Las cosas volverán a estar perfectas a tiempo para que lances tu bomba, estoy seguro."

    Una exhalación grandilocuente de alivio de Raville. Dorian resistió la tentación de matarlo a golpes con el teclado y, reconociendo que su resistencia no iba a ser del todo efectiva, dio la bienvenida a la llegada del teniente Sainz y al sobrio anuncio de que deberían regresar a la bahía de vuelo con los demás antes de que la seguridad de la nave entrara en vigor y se produjeran todo tipo de malentendidos.

Capítulo 26

    Regresaron a la estación de Giari Tau en menos de una hora, acompañados por una escolta de Marines dispuestos, liderados por el teniente Sainz. Los Juguetes Inadaptados se sintieron tentados a ir, aunque no fue una decisión tomada sin reservas, muchas de las cuales Dorian asumió que tenían algo que ver con dejar la bomba desatendida después de haber pasado por tanto para localizarla. Pero Amara habló con Ray en privado, y lo que fuese que le dijo le proporcionó toda la tranquilidad que necesitaba.

    El transbordador era pequeño y estaba abarrotado con tantos pasajeros; habían tenido que dejar a la mayoría de los Marines en la cubierta de vuelo, e incluso entonces la mayoría de ellos se había negado a dispersarse hasta que Amara ordenó que la rampa de carga se bajara para que ella pudiera saludarles desde la apertura del fuselaje. Los soldados la habían observado con ojos brillantes y amplias sonrisas en los labios, sin comprender siquiera las emociones que se habían apoderado de ellos, solo complacidos de haber estado en su presencia.

    Dorian pasó todo el episodio esperando que empezaran a lanzar su ropa interior hacia la puerta. Cuando la rampa de carga se retiró y la lanzadera se selló para el tránsito una vez más, Amara se dejó caer en el asiento junto a él y colocó la mano amigablemente sobre la suya.

    "Vaya mirada amarga que tienes," dijo ella. "No apruebas su adoración."

    "No entienden su adoración. Eres una estrella de rock para ellos, una celebridad cuyos rumores se han vuelto más grandes que la vida, sin duda gracias a nuestro querido teniente Sainz."

    “Korin ha sido testigo de maravillas. ¿Puedes culparle por querer compartir esa experiencia con otros?"

    "Korin no tiene ni idea de esto. Él no sabe nada sobre los Exousiai y la manipulación de eventos cuánticos."

    Amara se rió. “Y conocer el mecanismo, aunque uno no pueda duplicarlo, hace que todo el asunto sea menos místico, ¿no es así? Deja de ser milagro y simplemente se convierte en ciencia. ¿Estás diciendo que prefieres un teatral movimiento de mano que una explicación sólida?"

    “No. Solo digo que no es lo mismo. La mecánica pueden fallar. Es más fácil creer en la magia."

    “Y, sin embargo, Raville nos ha dicho que la duda es un signo de madurez espiritual. Un sabio dijo una vez: «el que busca que siga buscando hasta que encuentre, pero cuando encuentre, se turbará. Y una vez que se convierta en un problema, quedará asombrado y entonces dominará todo conocimiento."

    "Yo no quiero saberlo todo," respondió Dorian.

    La expresión de Amara se puso seria y le apretó la mano. “¿Aún crees, John? En mí, quiero decir. Tampoco en que yo sea una especie de diosa, sino en que soy quien digo que soy y en que puedo hacer lo que dije que puedo hacer. ¿Aún confías en mí?"

    Dorian se sentó derecho nerviosamente y entornó la mirada en su dirección. "Cada vez que me preguntas eso, significa que algo malo está a punto de suceder."

    "No, significa que algo interesante está a punto de suceder." Su sonrisa era inocente, pero él sabía que era mejor no tomarla al pie de la letra.

    "Es lo mismo."

    "Piensa en ello si es necesario," dijo ella entonces. "Hablaremos de nuevo más tarde."

    La nave se deslizaba suavemente hacia el espacio y comenzó el suave descenso hacia Giari Tau. Dorian no habló mucho durante el vuelo. Mayormente escuchaba a Ghast y Thomas mientras estos le contaban a Amara sus aventuras de infiltración en la Indinanapolis, quien sonreía y aplaudía en los momentos apropiados. A intervalos extraños, desconectaba de su narrativa para escuchar las transmisiones de radio de rayo estrecho de Raville con la estación. De esta manera se enteró de que en algún momento habían pasado la lanzadera que llevaba a Temple y DeMartel de regreso a su nave insignia, y que él, John Dorian, no se consideraría bienvenido a bordo de la Indianápolis en el futuro y que debería considerarse sumariamente ejecutado en el primer momento conveniente de violar esa orden.

    A pesar del hecho de que él había evitado que su nave destruyera la estación de investigación de un gobierno extranjero, el Comandante de Vuelo aparentemente insistía en creer que todo el episodio había sido culpa de Dorian, quien había infectado maliciosa y automágicamente su datonúcleo para vengarse del ejército de Strat por matar a sus amigos en la batalla del almacén.

    Dorian supuso que esto podría considerarse técnicamente cierto si uno dejaba de lado los fragmentos en los que era malicioso o incluso intencional, aunque él, de hecho, había sido el que había llevado el paquete de Raville en su espuma desde el Archivo hasta el datonúcleo de la nave. En realidad, eso no importaba en lo que a él respectaba. No tenía planes de volver a poner un pie en la Indianápolis.

    También descubrió que la tripulación de la Juggernaut había podido estabilizar su decayente órbita y devolver algo de energía a los motores de la nave. Habían perdido casi setecientos hombres en el ataque, pero salvo una serie catastrófica de fracasos, lo peor había quedado atrás, y dadas unas pocas semanas de trabajo febril, la Juggernaut debería poder comenzar el largo cojeo a casa. Cuando Raville anunció esta noticia, los infantes de marina a bordo del transbordador lanzaron un grito de alegría, y Dorian se unió a ellos, demostrando de una vez por todas (a sí mismo, si no a nadie más), que aunque no era amigo del aparato militar de Strat, tampoco era un completo idiota.

    Hoy habían salvado muchas vidas. Miles, de hecho. Y en poco más de dieciséis horas, perderían la que más le importaba a él.

    Cuando llegaron a la estación, Dorian y Amara regresaron a las habitaciones que les habían proporcionado el día anterior. Raville se encerró con Ford Garrison y representantes del personal técnico de la estación, incluidos Fen Corrie, el Dr. Skiles y Kenwood Bryce, para prepararse para el despliegue de su arma. El teniente Sainz y sus hombres fueron alojados en el dormitorio que previamente había sido reservado para ellos. Los Juguetes Inadaptados hicieron lo que siempre habían hecho y se abrieron su propio camino. Nadie estaba seguro de adónde se habían ido, pero antes de partir, Raville informó deliberadamente a la seguridad de la estación que no les causara problemas. Ray y su equipo se habían ganado un mínimo de gracia.

    Amara compartió con Dorian su almacén secreto de conocimientos, que habían irrumpido en una de las suites VIP alternativas en el lado más alejado del cuenco de la estación y se habían alegrado mucho antes de colapsar al fin en un merecido sueño.

    Por fin estaban solos una vez más. Para mantenerse ocupados, prepararon una comida para la que ninguno de los dos tenía estómago, luego la comieron ausentemente mientras se sentaban uno frente al otro a la mesa del comedor. En medio charlaron de manera inconexa, aunque había poca señal y mucho ruido en su comunicación. Cuando retiraron sus platos, ninguno de los dos había comido más que unos pocos bocados.

    Finalmente, se retiraron al dormitorio para dormir. Aún era temprano, apenas era la hora de la estación de media tarde, pero ya había sido un día largo. Un día insoportablemente largo.

    Dorian yacía al lado de Amara y miraba al techo, exhausto pero incapaz de conciliar el sueño. Ella estaba callada y pensativa. Suspiraba a menudo, pero no decía nada. Después de un tiempo, hicieron el amor. Porque esto parecía necesario, pensó él, más que por capricho. Parecía la única forma de expresar el sentimiento tácito entre ellos. No podía definir la emoción excepto para decir que se sentía como pavor, solo con garras más largas. Le recordaba a Lily, al dolor, pero el dolor parecía la palabra equivocada. Había llorado por Lily, y había sido un peso en su corazón, una gran piedra lastrando su pecho.

    Esto era otra cosa. Si el dolor era una piedra, esta era una montaña entera destrozada y colapsada sobre él. Un volumen de escombros del que nunca se podría desenterrar.

    Amara bromeó diciendo que bien podría darle un buen uso a su cuerpo durante las últimas horas que le quedaban, pero Dorian no se rió. Al final, y odiándose a sí mismo por eso, se durmió. No sabía qué más hacer. Ella le susurró al oído. Misterios que él bo oyó.

    Dorian abrió un ojo apenas una rendija. Aún no estaba despierto, aún estaba en algún lugar de las tierras del crepúsculo entre el sueño y la conciencia aturdida, y lo único que quería hacer era alejarse de esta y volver a dormir. No quería estar despierto. El mundo de la vigilia estaba lleno de dolor, pérdida y aflicción que él no quería enfrentar de nuevo.

    Luego se preguntó qué hora era, cuánto tiempo había estado durmiendo, e inmediatamente después, por reflejo, cuántas horas le quedaban a Amara. Eso fue todo lo que hizo falta.

    Dorian se animó a sí mismo, gimiendo por el descubrimiento progresivo de que estaba dolorido de gatear por el vientre de naves estelares. Finalmente, se obligó a abrir el otro ojo. Las luces de la habitación estaban bajas, la habitación llena de sombras, dando la impresión de que la noche se le había acercado.

    Amara estaba sentada en el borde de la cama junto a él, vestida con una bata de seda, rosa, con flores azules. Sostenía una taza de café humeante en una mano y se la ofreció en su dirección.

    Él aceptó la taza con gratitud después de sentarse derecho y apoyar la espalda contra la cabecera.

    "¿Cuánto tiempo llevas despierta?" preguntó él impulsado por una punzada de culpa.

    "El tiempo suficiente para hacer café," bromeó ella. “Pero no mucho más. Aunque se está haciendo tarde. Es hora de que te levantes o no podrás dormir esta noche."

    Él dudaba que estuviera haciendo mucho de eso. "¿Qué hora es?"

    "Tenemos unas dos horas antes de que alguien venga a llevarnos al laboratorio que Raville ha preparado para el procedimiento de desmontaje y codificación," dijo ella respondiendo a la pregunta que él no se atrevía a hacer.

    Dorian tomó un sorbo de su café y frunció el ceño. Ella había sonado tan clínica y llana, como un chequeo médico, un poco incómodo, pero sin motivo de preocupación.

    "Te he sacadocalgo de ropa," dijo Amara. "La vieja estaba sucia."

    "Gracias." Amara le dio un suave empujón con la cadera hasta que él le hizo espacio. Ella se acurrucó a su lado, doblando una rodilla sobre sus muslos y metiendo un brazo bajo su espalda. Apoyó la cabeza en su pecho y no habló.

    Dorian imaginó que ella le estaba escuchando respirar. Él no quería que ella se detuviera, no quería interrumpirla ni perturbar la sensación de su calor y la comodidad táctil de su cuerpo junto al suyo, piel con piel.

    Un dolor hueco se hinchó en su pecho. Estaba tan cerca de perderla y no había nada que pudiera decir para mejorarlo.

    "¿Qué estabas diciendo cuando me despertaste?" preguntó. "Me susurraste algo al oído, pero no lo oí."

    "Te pregunté si aún confiabas en mí."

    "¿Y qué respondí?"

    "No lo hiciste."

    “Ah. Eso es porque mi madre siempre me dijo que nunca me comprometiera con nada de lo que te pidieran en el cálido resplandor del sexo," bromeó. "Solía ​​decir que así fue como terminó casada con mi padre."

    Amara le acarició el pecho. Él pensó que ella podría estar sonriendo. "Mi madre me dijo que el resplandor crepuscular era el único momento en que la mayoría de los hombres daban respuestas verdaderamente honestas."

    "Jaque y mate," dijo Dorian. “Por otro lado, el hecho de que estemos hablando de lo que nuestras madres aprendieron al tener relaciones sexuales es más que un poco desagradable. Por esos motivos, propongo declarar esta partida como perdida y reiniciar el tablero."

    "Quiero que primero respondas a mi pregunta."

    "Sí," dijo. No debería sorprenderle que ella estuviera de mal humor. Solo le quedaban unas horas de vida. “Necesitas un montón de seguridad para ser un ente semiomnisciente, ¿lo sabías? ¿Te he dado una razón para dudar de mí?"

    “No. Como has dicho, yo solo necesitaba un poco de seguridad. Compláceme, ¿de acuerdo?"

    Él le acarició el pelo y se bebió el café. "Claro."

    En lugar de dejarlo caer allí, ella siguió adelante. "¿Crees en mí más de lo que crees en las cosas que Michael Raville nos dijo esta mañana?"

    “Por supuesto que sí. ¿Estás segura de que no hay nada serio detrás de esta repentina necesidad de interrogarme?" Dorian le dio un golpe en las costillas, después de descubrir que tenía cosquillas allí. "He estado hablando en sueños otra vez, ¿verdad?"

    Sin embargo, en lugar de jugar, Amara se sentó derecha y se ajustó la bata alrededor del cuerpo. Ella lo miró de cerca, su expresión seria, como si lo estuviera midiendo con un estándar que él no podía ver. Sus labios temblaron. "¿Aún confías en mí a pesar de saber que gran parte de lo que él dijo sobre los Exousiai y sus intenciones era verdad?"

    No era así como él quería pasar sus últimas horas juntos, hablando de Michael Raville, pero Dorian volvió a meter su molestia en el agujero del que había salido y se obligó a encogerse de hombros de una manera que pareció tanto casual como tranquilizadora.

    "Claro, porque no era toda la verdad. Raville ha aprendido mucho sobre los Exousiai y su relación con ellos, pero mi impresión de su base de datos es que incluso él reconoce que su conocimiento es imperfecto. Obtiene el lado de la historia que el patrón-padre quiere que tenga, lo cual puede ser correcto en los hechos, pero no es toda la historia. Él también lo sabe, pero no deja que eso le moleste. Ha elegido su lado, cree lo que cree y no va a profundizar más porque no quiere saber nada más. Somos responsables de las cosas que entendemos, y este problema ya es bastante complicado sin buscar más motivos para dudar. Yo estoy convencido de que es sincero y de que realmente quiere proteger a la humanidad, pero eso no lo justifica. O al menos no es del todo correcto. Queda por ver si eso importa o no al final."

    "Desafortunadamente, a veces comprender de manera imperfecta es peor que saberlo todo," dijo Amara en voz baja. Su mirada se apartó de la de él, insegura, asustada, ambos. “No podemos ver todos los fines, todas las posibles consecuencias de nuestras acciones. Ahí es cuando somos más peligrosos, ¿sabes? Como seres humanos o como exousiai, cometemos nuestros mayores errores cuando estamos seguros de que lo que estamos haciendo es correcto. Es cuando más lastimamos a quienes nos rodean."

    "Por eso, en igualdad de condiciones, me pondré del lado del dios que conozco en lugar del que no." Dorian lo dijo como un estímulo, una declaración de fe en ella, pero Amara frunció el ceño y juntó los dedos en su regazo.

    "No somos dioses. Tenías razón en eso desde el principio."

    “Eh, me gustas más como meramente sobrehumana de todos modos. He descubierto que me intimidan las chicas calientes que también son divinidades."

    Su ceño se profundizó. “Por favor, deja de burlarte de mí. Necesito que hables en serio."

    "Bien, hablo en serio." Dorian puso una cara sombría y trató de sentarse tan erguido y tenso como parecía. "No creo que Raville tenga razón, y no estoy convencido de que con su bomba o sin la adición de una cucharada de perla para ayudar a que el medicamento baje, vaya a ser tan efectiva como él cree. Tampoco estoy convencido de que vaya a proporcionar las salvaguardias adecuadas para la defensa de la humanidad contra la ira de los Exousiai una vez que ellos se den cuenta de que los hemos atacado. Tal vez simplemente me falte la fe adecuada en esta cosa del padre patrón, pero hace mucho tiempo aprendí que nunca debes subestimar las capacidades de alguien que cree que tiene una razón legítima para vengarse de ti. Y además de eso, dado lo que Raville nos dijo sobre la opinión de la entidad sobre la humanidad en primer lugar, no puedo imaginar al padre patrón poniendo mucho esfuerzo en los pedazos de la bomba diseñada para protegernos de su reacción en primer lugar. Protegernos no es realmente su objetivo principal aquí. Permíteme decirlo de esta manera: cuando Ray y los Juguetes Inadaptados persiguen un régimen político opresivo, no construyen sus planes en torno a la idea central de que los rebaños de ganado cercados en los campos verdes alrededor de la capital deben ser protegido a toda costa. Unas pocas vacas son un pequeño precio a pagar por la victoria. De la misma manera, si el régimen en colapso decidiera usar esas vacas como arma y las enviara en estampida por la ciudad en un intento de interrumpir la revolución inminente, nadie se sentaría y trataría de entender qué es lo que hace que las vacas se sientan tan agraviadas o cómo puede proceder la revolución sin herir a ninguno de los bovinos inocentes. Defienden a la comunidad y al movimiento persiguiendo al rebaño y acorralandolo o, si es necesario, matando tantas vacas como sea necesario para recuperar el control de la situación. ¿Ves lo que quiero decir?" Le levantó la barbilla hasta que ella le miró. “Y si todo eso no fue suficiente para darme una pausa, mi posición personal profundamente sentida sobre este tema es que cualquier solución basada en sacrificar tu vida es categóricamente la equivocada. ¿Qué tal eso?"

    La línea severa de la mandíbula de Amara se suavizó y la tensión en los hombros se relajó. Amara sonrió apreciativamente, pero en lugar de derretirse alegremente con tales palabras tranquilizadoras como él esperaba, se lanzó en otra dirección. "Sin embargo, como has señalado, Raville cree que está haciendo lo correcto. No va a cambiar de opinión solo porque planteemos algunas objeciones. Está convencido de que él es el canal para, si no una verdadera deidad, un ser grande y noble cualitativamente inseparable de un dios, al menos. No es un mero profeta, sino un avatar, el dios escrito en pequeño. No tiene que dudar de la voluntad de su dios, porque la voluntad del dios es la suya. Tampoco tiene que asumir la responsabilidad de las decisiones que toma o del camino que se le ha preparado porque la deidad de la que forma parte planeó todo este plan hace mucho tiempo. Solo está cumpliendo su destino."

    "No voy a discutir contigo que él no es un sociópata" coincidió Dorian. "¿Pero adónde quieres llegar?"

    Amara respiró hondo, dudando como si lo que estuviera a punto de decir la asustara. "Con una seguridad inquebrantable para guiarlo, Raville está a punto de cometer un gran error en nombre de la preservación de la humanidad."

    “Um, sí. ¿Hola? Yo ya he planteado esta objeción. En la reunión de esta mañana, ¿recuerdas? Matar a atractivas jóvenes, incluso para salvar el universo, está mal. Creo que eso está en la Biblia, de hecho, en el capítulo sobre todas las cosas malas que hacen llorar al niño Jesús." Dorian tuvo que luchar duro contra la creciente sensación de excitación que crecía en su interior. Su agarre en la taza de café le puso los nudillos blancos. Casi sin aliento, preguntó: "¿Estás diciendo que has cambiado de opinión acerca de seguir adelante con esto?"

    "No," respondió ella con firmeza. “En eso, al menos, Raville tiene razón. Volver a los Exousiai es el propósito de mi existencia. Es para lo que fui hecha. No puedo negar eso ahora."

    "Entonces, ¿de qué va todo esto?"

    “Michael Raville me ha revelado que soy el producto de una discusión que tiene lugar dentro del alma de la entidad. Soy partes iguales de lo viejo y lo nuevo, los métodos tradicionales de sustentación de la entidad y la evolución radical imaginada por el patrón-padre. Los dos bandos luchan dentro de mí incluso ahora, ensombreciendo mis caminos con dudas, al igual que deben luchar constantemente dentro de los Exousiai. La duda es simplemente otra palabra para entropía. Agota la fuerza del espíritu. Pero también sé que existe un equilibrio natural entre estos dos impulsos, la necesidad de permanecer y la voluntad de convertirse en algo nuevo. Esta tensión constante es parte de la energía que impulsa el destino de la entidad hacia adelante, porque aunque los métodos que persiguen son contradictorios, las dos partes comparten un objetivo común. Ambos buscan la esperanza de un futuro libre del miedo y la amenaza de extinción, ya sea a través de la adquisición de la divinidad o la reducción de sí mismos en unidades finitas y frágiles una vez más. Lo que ha propuesto Raville y lo que busca el patrón-padre es que deberíamos inclinar la balanza a favor de un cambio radical sin el consentimiento de la entidad en general y ver qué surge."

    "La supervivencia del más apto," dijo Dorian. "Definitivamente eso hará que las cosas sean interesantes para ellos, independientemente de lo que logre."

    La voz de Amara se volvió estridente. Sus manos se cerraron en puños. "Pero aunque les ayuda a librar su lucha contra la entropía y preserva su futuro como una raza coherente, ¿puede ser correcto cualquier cambio basado en el engaño y la ejecución deliberada de los débiles?"

    Dorian levantó las manos a la defensiva. “Guoo. Cuestiones morales. No es lo mío. Lo siento."

    "No puedes quedarte al margen en esto," espetó Amara. "Esta es una situación moral, te guste o no, y elegir no tener una opinión o estar de acuerdo con lo que los demás deciden es lo mismo que tomar una decisión."

    "Ni te atrevas a culparme de eso. Sabes que he estado en contra de esto desde el principio. De hecho, creo que he expresado mi opinión sobre estar en contra."

    La mirada de Amara era penetrante por su intensidad. "Sí, pero de todos modos has estado de acuerdo porque pensaste que era tu deber apoyarme. Has consentido con tus acciones si no con tu boca."

    "Estoy confundido. Pensé que había consentido porque dijiste que esto era necesario para salvar a la humanidad y porque dijiste que era lo que tenías que hacer."

    "Te lo agradezco, pero ahora eso no es suficiente. Ahora te digo que debes tomar tus propias decisiones y actuar en consecuencia, y no solo hacer lo que creas que quiero."

    "Quieres que tome una posición, ¿es eso?" preguntó él arqueando una ceja.

    "Sí"

    "¿Aunque eso signifique tratar de evitar que te mates si eso es lo que creo que es correcto?"

    "Sí, John."

    "¿Por qué?"

    Amara se desplomó exasperada. “Porque lo que tú quieres me importa. Quiero saber lo que piensas, cuál es tu posición, lo importante que es todo esto para ti, y no me refiero a lo importante que yo soy para ti. Ya has demostrado eso. Quiero saber lo que quieres."

    Ciertamente ella hablaba en serio, aunque eso no tuviera ningún sentido para él. Dorian se rió suavemente y le revolvió el pelo con los dedos. "Estás más allá de mí, Amara, más allá de todos nosotros. Puedes hacer lo que quieras y no hay nada que podamos hacer para detenerte, diosa o no. Eso hace que mis opiniones sean discutibles."

    “¡Olvida lo que crees que quiero, John! Te pido que decidas si estás dispuesto a luchar por lo que es correcto en lugar de lo que parece ser necesario, conveniente o leal." Sus mejillas se sonrojaron y respiró hondo. Amara le gruñó, quejumbrosa y frustrada. "Necesito saber hasta dónde estás dispuesto a llegar conmigo."

    “¿Por qué mi dedicación se ha convertido de repente en un problema? ¿O mi orientación moral siquiera?" Dorian se detuvo al comenzar a enojarse. La marea creciente de su indignación retrocedió. Debería haberla conocido. Ella no estaba probando su resolución, sino dudando de la suya propia.

    "No estoy haciendo las preguntas correctas, ¿verdad? Lo que debería preguntar es: ¿qué has hecho ya?"

    Amara saltó de la cama como si la hubieran pinchado. Su boca se abrió de golpe como si estuviera a punto de arrojar un montón de invectivas sobre él, pero no salió ninguna palabra. Por fin, agachó la cabeza con aire de culpabilidad.

    "Me conoces demasiado bien."

    “No tan bien como tus amigos etéreos, pero hago lo que puedo. Deja de estancarte y suéltalo de una vez."

    "Te vas a enfadar conmigo."

    "Me he enfadado contigo la mayoría de las veces desde que comenzó todo esto. Eso no te ha detenido hasta ahora."

    Sorprendentemente, ella sonrió en respuesta. "¿Sabías que puedo leer el quae-ha-distra de Raville? No es exactamente como el mío, pero lo principal es lo mismo. Los orbes pueden comunicarse entre sí."

    "Ya lo había supuesto. Parecías bastante concentrada en él durante la reunión de esta mañana, lo cual fue bastante extraño, dado que ya tienes el tuyo para jugar."

    “Me enseñó muchas cosas inesperadas, tanto sobre cuál es mi propósito como lo que soy. Contenía más secretos de los que Raville estaba dispuesto a revelar. Como resultado, he comenzado a ver con renovada claridad y a comprender las obligaciones que tengo con todo lo que soy, y no solo con las fuerzas que creen que me hicieron ser una herramienta para sus manos."

    Dorian asintió con ánimo. "Es bueno tener nuevas perspectivas." No estaba dispuesto a perder la esperanza de que ella aún pudiera cambiar de opinión acerca de aceptar la muerte.

    “Creo que fui creada para traer unidad a las fuerzas divergentes dentro de los Exousiai. Creo que fui formada por razones que ni la entidad ni el patrón-padre preordenaron. No fui creada solo para ser un mecanismo de entrega de la bomba del padre patrón, pero tampoco fui creada solo para servir como un catalizador para la absorción de la humanidad en la entidad. Algo completamente diferente me hizo ser, me moldeó a partir de la sustancia de los Exousiai y me incrustó en la cuestión de la humanidad para abrir las puertas a un futuro que ni siquiera ellos han comenzado a imaginar aún. Tiene que haber un camino intermedio entre lo que es y lo que no es, lo que se debe hacer y lo que no, para llegar allí. Una forma que no se basa en el engaño, la traición y la violencia."

    Dorian se frotó la barbilla pensativamente, sin comprender realmente. "¿Y crees que has encontrado esta otra forma?"

    "Sí," dijo con una voz que sonó como una mueca de dolor. "Pero para recorrer ese camino, necesito tu ayuda."

    "No te voy a ayudar a matarte. No puedo." Su voz era áspera, dura, pero todo lo que sentía era debilidad. Ella le había dicho que tomara una posición. Bueno, pues aquí estaba. "Puede que no pueda detenerte, Amara, pero eso no significa que tenga que participar."

    Decir las palabras le hizo sentir como un traidor, un beso de Judas en los labios. Pero Amara asintió, como si hubiera estado esperando oírle decirlo. "No planeo dejar que me destruyan. Eso es lo que hace que esto sea tan difícil. No es mi muerte lo que me asusta."

    Dorian no podía respirar, no podía pensar. "¿Qué quieres decir?"

    Sus ojos se llenaron de lágrimas. “Voy a un lugar ya preparado para mí, a una casa que casi había olvidado. Pero no hay muerte para mí al otro lado del velo, solo un tipo diferente de ser. Un devenir más rico y glorioso de lo que sé imaginar. Pero aún está en casa. No voy a renunciar a nada más que a una vida que es una pálida sombra de mi verdadero yo. No es un sacrificio salir de la oscuridad y entrar en la luz, John."

    Dorian gruñó, decepcionado. “Sí, para ti y para cualquier otro loco religioso en la historia de la humanidad. Venga ya, Amara, no estoy de humor para los juegos semánticos. Cuando Raville desmonte tu cuerpo y te meta dentro de su bomba, estarás muerta en lo que respecta al resto de nosotros. Si hay alguna forma de inmortalidad más allá de eso, alguna transferencia de información o una onda de energía codificada que no se disipa y que te simula, no significará nada aquí ni para aquellos de nosotros que nos quedamos atrás. Aún estarás muerta."

    Y yo estaré solo.

    "No tienes que estarlo," respondió Amara, casi en un susurro. “Desde el principio, preguntaste por qué te eligieron para esta tarea, por qué te alejaron de todo lo que has conocido y te metieron en una situación para la que no estabas adaptado ni preparado. ¿Recuerdas la respuesta que te dio Lily cuando se lo preguntaste?"

    Parecía que hacía años que los dos se habían sentado en el sótano de Lily y Danek preguntándose qué iban a hacer con el orbe, pero lo recordaba. Era una de las pocas piezas de ella que le quedaban. "Ella me dijo que no permitiera que mi miedo a crear monstruos me paralizara y que simplemente diera el salto."

    "Has sido muy piadoso al seguir la segunda mitad de su consejo. Has dado pequeños saltos cada vez que te lo pidieron. Has seguido, has hecho tu mejor esfuerzo, has realizado milagros a tu manera, aunque no querías hacerlos. A pesar de estar aterrorizado de que eventualmente todo se redujera a esto, a que yo entregara mi vida para salvar a todos los demás. Pero nunca te has entregado totalmente a esta causa. En el fondo siempre has esperado que fracasáramos. Incluso mientras pareces estar de acuerdo, has retenido la parte de ti que más importa, la que en realidad marcaría la diferencia, porque tienes miedo de crear otro monstruo. Necesitabas estar seguro de que cuando falláramos, tú no serías responsable. Tienes tanto miedo de empeorar las cosas que te niegas a intentar mejorarlas. Tienes tanto miedo de perder lo que tienes que no agarras toda tu porción."

    "No quiero nada más si matarte es el coste," respondió Dorian. "¿Por qué te resulta esto tan difícil de entender?"

    Amara se adelantó y se arrodilló junto a la cama. Ella le tomó la mano y la sostuvo junto su propia mejilla. “Escúchame: te elegí antes de darme cuenta de que existía la parte exousiana de mí, sin siquiera saber que lo había hecho, te elegí. Necesitaba que me ayudaras porque eres especial, John. Lo sabes, ¿no? Las cosas que haces en y con la Hebra, con redes y núcleos de datos, con cualquier dataverso que encuentres... son impresionantes. Haces cosas en esos espacios que la mayoría de la gente ni siquiera puede imaginar. Cuando trabajas, es como ver a un hechicero conjurar espíritus del inframundo. La parte triste es que a veces pienso que has decidido olvidar lo magníficos que son los talentos que posees. Has pasado demasiado tiempo negando tus dones para apreciarlos por completo, culpándote por lo que le pasó a Lily. Pero el resto de nosotros, hemos visto lo que puedes lograr. Te admiramos."

    Dorian gruñó. "¿Si? Puedo nombrar una docena de gatos que son mejores que yo. Quizá dos docenas. Personas que realmente pueden hacer cosas increíbles con la Hebra, con scripts de incursión y arquitecturas de datos. ¿Qué tiene eso que ver con esto?"

    "La diferencia es que ninguno de ellos eres tú," insistió ella. "No me importa que pienses que pueden ser mejores, más rápidos o más inteligentes. Te estoy diciendo que tú puedes ser más que nadie como tú. Tu potencial es lo que necesito. Te elegí porque sabes instintivamente cómo poner al descubierto la mente autosuficiente de un entramado de información y convertir ese caos de texto, impulso y patrón en Palabra Viviente. No tienes miedo de atreverte a lo imposible para proteger lo que amas. Eres tú a quien necesito. Tú lo que yo quiero."

    "¿Así que debería sentirme halagado de que me hayas elegido para ayudarte a asesinarte?" replicó él helado. "Gracias a mí, puedes salir en tus propios términos en lugar de la forma en que Raville había planeado para ti, ¿no es así?"

    Ella lo miró con ojos feroces y llenos de amor. “No, John. Te elegí para que estuvieras conmigo. Venir conmigo. Para salvarme de la muerte."

    Le tomó un momento comprender a qué se refería. "En la entidad."

    “'Cuando conviertes a los dos en uno, y cuando haces lo interior como lo exterior y lo exterior como lo interior, y lo superior como lo inferior, y cuando conviertes al macho y la hembra en uno solo, de modo que el macho no será macho ni la hembra será hembra, cuando hagas ojos en lugar de un ojo, una mano en lugar de una mano, un pie en lugar de un pie, una imagen en lugar de una imagen, entonces entrarás el reino. La interpretación de la esposa de Raville nos dijo eso, ¿recuerdas? No lo entendí hasta hoy." Amara hizo una mueca. “Deberíamos haber hecho mejores preguntas. Nos habría ahorrado mucho dolor."

    Dorian la miró como si se hubiera vuelto loca. Sentía el cuerpo entumecido, helado. "¿Estás hablando de... qué? ¿De llevarme contigo? ¿Codificándome como…?" Sacudió la cabeza obstinadamente. "No. Eso no puede ser correcto. Yo no soy uno de vosotros. No soy como tú. No puedo existir de esa manera, como información, como una acumulación incorpórea. Soy humano. Sería lo mismo que un suicidio."

    "Ya no serías humano," respondió ella en voz baja, con miedo. “Serías parte de mí, un patrón autoconsciente envuelto en la esencia de la perla. Seríamos... uno. "

    "Ah, muertos juntos, quieres decir. Pero al menos ninguno de los dos estaría solo, ¿verdad?"

    "No hay ninguna razón por la que ninguno de nosotros deba morir. No es una verdadera muerte, al menos. Son solo nuestros cuerpos los que se perderán."

    “Hasta que la entidad nos digiera. ¿O te has olvidado de esa parte?"

    "No he olvidado lo que dijo Raville," respondió Amara. "Pero tampoco creo que deba ocurrir necesariamente como él lo imagina. Hay una forma de evitar ese final que puede ser la clave de la salvación para todos nosotros."

    Ella al menos llamó su atención. "Continúa"

    “La entidad tal como está constituida es una red de información, un entramado delicadamente construido de ondas energéticas y partículas que fluyen a través de puntos nodales integrados en la estructura de su universo. En esencia, es simplemente una vasta y orquestada información viva de cohesión mantenida en un paisaje de datos virtual. La entidad es una construcción que contiene las representaciones conscientes de los Exousiai y todo lo que han conocido. Una construcción del tamaño del universo, es cierto, pero no obstante, sigue siendo solo una construcción." Amara lo miró significativamente. “Si es una máquina de información, tú puedes hackearla. Eso creo."

    "Hackear una red del tamaño de un universo entero." El concepto estaba más allá de la comprensión de Dorian. Ni siquiera podía empezar a lidiar con él, así que lo dejó a un lado. "¿Con qué propósito?"

    “Envuelto dentro de mí, con acceso completo al conocimiento y la habilidad de los Exousiai, creo que si tuvieras una oportunidad, podrías encontrar una manera de mantenernos, a ti y a mí, juntos como distintivos patrones de información el tiempo suficiente para que suceda un milagro."

    "¿Un milagro?" dijo Dorian escéptico.

    “Si podemos resistir los intentos de la entidad de absorber nuestro patrón único y establecernos como una unidad individualizada de pensamiento y experiencia, eso exacerbará la tensión que ya existe dentro del alma de los Exousiai. Les recordará a aquellos que han olvidado que hay vida fuera de su unidad. La prueba de que otro ser no solo puede existir, sino que elige por su propia voluntad existir de forma independiente puede ser el catalizador que haga pedazos a la entidad."

    "¿En qué se diferencia el desgarro de la entidad desde el interior de lo que Raville tiene en mente?"

    "La diferencia es la elección," dijo Amara. “Y la elección marca la diferencia. En lugar de obligar a los Exousiai a aceptar un futuro que se les ha determinado, les ofreceríamos la oportunidad de elegir su destino. Les mostraremos que es posible existir fuera de la entidad reemplazando su unidad que lo abarca todo por la dualidad, una dualidad compuesta de ti y de mí como parte de su todo, pero no sujeta a este. Serviremos como ejemplos de lo que significa ser unidades independientes de pensamiento y acción en un universo que no conoce más agencia que la suya propia, una voz que llora en el desierto. ¿Entiendes?"

    Él no lo entendía, nada de aquello, pero la falta de comprensión no era su principal objeción. "Es una buena idea, pero es imposible, Amara. Los datos no pueden capturar otras unidades de información sin algún tipo de agente externo que los dirija. La información por sí sola no tiene voluntad. No es consciente ni autónoma, lo que significa que no puede resistir el entorno en el que se encuentra. Sin un entorno, los datos son solo un caos. El entorno proporciona las reglas y el contexto que estructuran los datos y hacen que sus patrones únicos sean útiles, comprensibles y significativos. La función de la entidad es proporcionar ese entorno donde existen los patrones de datos que constituyen la conciencia exousiana. Fuera de la entidad solo hay olvido, nada, caos. Lo que Raville planea hacerte implica convertirlo en una representación de datos especialmente codificada, un esquema zap glorificado que no tiene sentido sin un entorno en el otro extremo que decodifique y reensamble el esquema."

    "Como exousiai, conservé la conciencia dentro del proceso de zap," le recordó Amara.

    “Bien. Eso aún no cambia el hecho de que emergerás en un entorno hostil donde estarás sujeta a sus reglas operativas y definiciones de datos. Tú no puedes escapar de eso más de lo que los archivos pueden escapar de mi espuma. Si los datos se filtraran fuera de mi arquitectura, simplemente se perderían. Dejarían de ser cualquier cosa que sepamos. Entonces, si no puedes controlar ese entorno, o al menos un rincón defendible de él, este argumento es discutible. Si no puedes emerger en algún lugar fuera de ese entorno que no sea el olvido, este argumento es discutible. Dado que ya hemos establecido que no existe nada fuera de la entidad, este argumento es, de hecho, discutible."

    "¿Y si te dijera que otro entorno podría ser esculpido a partir de la unidad de la entidad? Uno que fuera completamente independiente, pero íntimamente conectado a la entidad, que solo nosotros controlaríamos. ¿Podrían nuestros datos capturar los datos de la entidad entonces?"

    "Teóricamente, seguro," respondió Dorian. “Seríamos como cualquier otro script ejecutado. Eso es lo que son los scripts: bits de datos que actúan sobre otros bits de datos para organizar la información en nuevos patrones. Pero para hacer eso, tendríamos que tener acceso a un entorno compatible o ya vinculado a la entidad... "

    El sonido de su voz se apagó cuando comenzó a darse cuenta de lo que ella estaba proponiendo. Lo que ya había hecho.

    Amara sonrió cuando comprendió su comprensión. "La recreación sublime de Raville del quae-ha-distra," dijo ella, "se basa en el patrón del entorno de red exousiano. Es una subred autosuficiente, por así decirlo, conectada por un nodo que permite la comunicación con la entidad sin estar unida a ella. Es un simulacro imperfecto, pero su imperfección es lo que lo hace único en una realidad que de otra manera ha sido consumida, codificada y domesticada en la mano del maestro. En esa medida, constituye una rueda dentro de ruedas, un universo en sí mismo."

    "Por eso nos enviaste a Raville y a mí a la sala de máquinas, para que pudieras dejarlo salir del datonúcleo de la nave sin el conocimiento de Raville." No debería sorprenderse. Cuando ella no podía sorprenderlo era cuando él debería sorprenderse.

    "Porque necesitas su código para el orbe, para que puedas... envolverlo en el patrón de la perla y... ¿hacer qué? ¿Autoensamblar su propio entorno antes de que pueda ser absorbido? ¿La copia de Raville estuvo de acuerdo con eso?"

    “Le mostré una manera de escapar de una destrucción segura y le ofrecí la oportunidad de cumplir sus sueños de formar parte de los Exousiai y salvar a la raza humana. La elección fue suya."

    "¿Pero cómo lo sacaste del datonúcleo de la nave? ¿Adónde pudo haber escapado?"

    Ella curvó los labios con malicia, claramente deleitándose con su desconcierto. "A un lugar donde pudiera esperar nuestra llegada en un formato que fuera útil."

    Dentro de la bomba, por supuesto, lo que explica por qué a Ray y a los Juguetes Inadaptados no les importóo dejarla. Esto se había convertido en parte del plan maestro de Amara, y estaban contentos con aceptar su voluntad y obedecer. Dorian solo había vislumbrado brevemente el arma, y ​​la recordaba simplemente como un elegante misil negro, claramente poco impresionante, pero recordó que había sido conectado a través de un cable plateado a la sala de control a través de la moderación de una matriz de diagnóstico. Una sala de control llena de computadoras y puntos de acceso a nodos, todo a una llamada de procedimiento rápido lejos de ser esclavo del datonúcleo.

    Ella había enviado el paquete de Raville al núcleo de procesamiento de la bomba. El paquete, el código de quae-ha-distra, todo. Todo lo que Raville había robado de la propia espuma de Dorian y logrado retener mientras huía a través de los nodos de red de la nave. Todo lo que quedaba de su vida pasada, se dio cuenta Dorian.

    Solo podía esperar que Raville hubiera guardado lo mejor de él, porque Dorian supo en ese instante que había tomado una decisión. Había tomado la única decisión que podía tomar. No le importaba salvar a la humanidad. No le importaba predicar el evangelio de la autonomía a los Exousiai. Pero a Amara sí y ella seguía adelante con su plan independientemente de lo que él decidiera. Preocuparse por el resultado no era su trabajo y no era lo que Amara le pedía que hiciera.

    Amara le necesitaba. Ella le estaba pidiendo que la mantuviera a salvo, que se envolviera en la realidad y la inmensidad de su ser y la protegiera de aquellos que la lastimarían. Para salvarla de la muerte. Ella lo había elegido porque creía que él podía hacerlo. Ella confiaba en él. No solo con su vida, sino con todo lo que ella era.

    Eso era. Era bueno, puro y santo. Era la razón para la que él había sido creado.

    ¿Cómo podía hacer otra cosa que no fuera lo que ella le pedía? ¿Cómo podía hacer otra cosa sino confiar en ella? La fidelidad era el coste de ser un Cerdadero Creyente ™.

    "No tienes que hacer esto," dijo ella al fin. "Yo no te obligaría."

    “Bah. Alguien tiene que mantenerte fuera de problemas. Además, ¿de qué sirve ser el primero en ser elegido si decides que no vas a jugar?"

    "Sabes, lo que Bryce dijo acerca de respaldarme de antemano, solo porque no funcionaría para mí no significa que no puedas..."

    Él la interrumpió antes de que pudiera decir más. "No hablemos de eso, ¿de acuerdo? Si estoy contigo, lo estoy a tope. Sin mencionar que la versión idiota que se quedaría me odiaría. Piensa en lo miserable que yo sería sin ti. Además, estaría desempleado, sin hogar, varado en los confines del universo... no veo cómo podría hacerme eso a mí mismo." Dorian le sonrió. Se sintió muy alerta, como si acabara de despertar de un largo sueño. Tomó la mano de Amara y la apretó con fuerza. "La gran pregunta, por supuesto, es si Raville nos dejará seguir adelante con esto."

    "No tiene muchas opciones. Alguien que tenga las habilidades adecuadas tendrá que manejar el virus que ha infectado el dispositivo de administración. Si no acepta hacerlo, se perderá su cita, y eso no agradaría en absoluto a los Exousiai."

    Dorian negó con la cabeza con fingido horror. "Colega, Raville se va a cabrear cuando se entere de que le has roto su bonita bomba nueva."

    Amara se rió y le dio un largo y fuerte beso.

    El servidor de puerta hizo ping a un anuncio de visitante. Qué oportuno, pensó Dorian. Las ejecuciones siempre se realizan a tiempo. Prácticamente era una constante universal. Se levantó del sofá, donde había estado mirando distraídamente la planetrización a través de los escaparates, y fue a contestar. Las puertas de entrada se abrieron rápidamente y revelaron al teniente Sainz de pie en el pasillo, tan quieto y rígido como siempre. Como no fue Amara quien respondió, el Marine se relajó visiblemente. Se había puesto su uniforme de gala, gris con charreteras plateadas. El uniforme parecía recién almidonado y en él, Sainz era la imagen de un joven oficial militar oficioso pero elegante. Dorian resopló molesto, dejando que Sainz cerrara la puerta detrás de él.

    "Estás trabajando demasiado en este ávido ángulo de penitente" exclamó por encima del hombro en su camino de regreso al sofá.

    "¿Perdón?"

    "Todo ese asunto del culpable chico de los recados," explicó Dorian, dejándose caer sin ceremonias en su asiento. "Ella no tiene nada en tu contra, tampoco es que importara que lo tuviera. De hecho, si le preguntas, te dirá que el tiroteo en el almacén fue parte de su plan maestro. Acéptalo y supéralo ya."

    El teniente se detuvo en el vestíbulo y miró con incertidumbre alrededor de la habitación. Probablemente estaba esperando que Amara apareciera y le rescatara. “Um, me ofrecí como voluntario para acompañarla al laboratorio. Pensé que sería más fácil al ver una cara amiga."

    "Correcto, y también lo apreciamos, aunque me preocupa la tendencia más amplia que esto representa. Pasamos de treinta Marines fuertemente armados que nos guiaban anoche a un par de matones esta mañana, y ahora solo eres tú. Alguien, obviamente, cree que hemos sido domesticados." Sainz se congeló, sin tener claro qué tan en serio debería tomar tales declaraciones escandalosas. Dorian sintió la más mínima punzada de culpa. “Relájese, teniente. Si no es usted, probablemente habría sido Ford Garrison. Es un capullo furioso, por lo que eres una mejora distinta y bienvenida. Si tenemos suerte, no tendremos que volver a verle nunca."

    "Desafortunadamente, el Sr. Garrison ya está esperando en el laboratorio."

    “¡Por ​​supuesto que lo está! Hoy está resultando ser un mal día, ¿sabes a qué me refiero?" Si lo sabía, Sainz se abstuvo de comentar. Dorian pensó en ponerse los zapatos, pero decidió que en realidad no le importaban como para hacer el esfuerzo. De hecho, nunca tendría que volver a ponerse unos zapatos, aunque no estaba seguro de si esto calificaba como un pro o un contra en su análisis mental de coste-beneficio. Agitó las manos hacia Sainz, una invitación a unirse a él en la sala de estar. "Adelante, siéntese si quiere."

    Parpadeo nervioso. Comprobando la hora. Las personas enganchadas a la Hebra estaban increíblemente involucradas en sí mismas de esa manera, notaba Dorian. Siempre comprobando esto o aquello, siempre viendo la realidad a través del color rosa de su elección. Tener constantemente un universo artificial y personalmente estilizado a su disposición hacía que la gente fuese un poco molesta. Se imaginaban que estaban creando su propia experiencia única a partir de las materias primas del grupo de información humana, aunque los estudios de uso de la Hebra habían demostrado de manera consistente que más del ochenta por ciento de los usuarios pasaba la mayor parte de su tiempo en doce portales de información y entretenimiento de conglomerados diferentes. Había un valor en este tipo de experiencia cultural homogeneizada. Mantenía a las comunidades humanas socialmente alejadas a una distancia razonable al proporcionar hitos fiables, y Dorian imaginaba que incluso las unidades subculturales o contraculturales reconocidas manifestaban el mismo fenómeno con sus propios nexos de portales de interés.

    Todos querían estar al tanto. Todos querían tener algo que contribuir a la conversación en su enfriador de agua virtual, ya fuese que sucediera en una oficina en Sonali, una fábrica en Globo Genesset o cualquier número de foros de discusión en línea. De alguna manera, la marca de confianza del consumidor había hecho más para llevar a la humanidad al borde de la absorción por parte de la entidad que cualquier cosa que hubieran hecho los propios Exousiai.

    Él extrañaba mucho su matriz. Muy mucho.

    "No creo que tengamos tiempo," dijo Sainz. "Deberíamos irnos, si no le importa."

    Dorian se encogió de hombros amigablemente, pero no se movió. "No me importa, pero Amara está en el baño, así que tenemos unos minutos. La última evacuación intestinal no es algo que quieras apresurar, ¿sabes? Algunas cosas deben saborearse. Algunos procesos biológicos, quiero decir. Ese es un derecho protegido constitucionalmente de donde yo vengo, incluso para los presos condenados. Todos pueden tomarse el tiempo que necesiten para plantar su último pino, aunque sospecho que eso puede tener más que ver con limpiar las secuelas que con una verdadera extensión de las libertades civiles."

    Sainz parecía escéptico y más que un poco escandalizado por este giro en la conversación. Sin embargo, bajó a la sala de estar y se sentó en el borde del sofá al otro lado de la mesa de café de Dorian.

    "¿Tienes hambre?"

    "No."

    “¿Seguro? Un tipo pasó del desastre hace media hora con un buen lote, considerando todo. Al parecer, nadie informó a la cocina sobre el calendario de eventos del día. En serio, la mayor parte aún está en contenedores en el refrigerador. Podría calentar algo."

    "¿Está nervioso, Sr. Dorian?"

    “¿Qué? ¿Por qué lo preguntas?"

    El infante de marina sonrió gentilmente. "Está balbuceando. Entiendo que este es un momento estresante para usted, así que no me importa, pero pensé que quizá deba estar al tanto."

    Sainz no tenía ni idea de lo estresante que se había vuelto para él, pero Dorian solo asintió y dijo: "Sí. Gracias."

    "Si ayuda, me han dicho que será una transición indolora, muy parecida al zap estándar. Aparentemente, es la codificación lo que es diferente en lugar del proceso en sí." Sainz se encogió de hombros en tono de disculpa al darse cuenta de que estaba fuera de su alcance. "Yo mismo no lo entiendo, en realidad ninguno de los dos, pero parecía un procedimiento sencillo por lo que vi. Estaban probando el equipo con pomelos antes. El Sr.Raville pareció complacido con la precisión de los resultados."

    "¿Y por qué no iba a estarlo? He oído que esos pomelos tienen un sistema nervioso central increíblemente sensible. Sin mencionar que la cámara de Antivivisección y Experimentación Científica de Frutas no tiene mucho tirón estos días. Las mandarinas son políticamente mucho menos escandalosas que los conejos."

    Sainz se sonrojó. "Por favor, yo no me preocuparía demasiado, Sr. Dorian. Estoy seguro de que saldrá bien."

    "Excepto que estará muerta a todos los efectos." Ambos lo estarían, al menos en lo que respectaba al joven teniente, pero Dorian lamentó el comentario tan pronto como lo hizo. Sainz ya estaba bastante nervioso sin que Dorian le golpeara. El hombre solo estaba tratando de ayudar en una situación fundamentalmente inevitable.

    "Así que se parece mucho al viejo zap, ¿eh?" ofreció Dorian rápidamente. "¿Podrías creer que solo he usado el zap una vez en toda mi vida, y prácticamente estuve en coma por eso? No podría decirte cómo es."

    "Te sedan," dijo Sainz, extasiado por estar en otro tema. "Sientes un poco de hormigueo, luego te despiertas donde sea que vayas."

    “Ah, ¿entonces esto será más como una inyección letal? Es bueno saberlo."

    Sainz no respondió esta vez. Dorian no podía culparlo.

    Esperaron a Amara.

    Por enésima vez en las últimas horas, Dorian extrañó su matriz. Era increíble la cantidad de tiempo que uno tenía para pensar en el futuro sin nada más que el contenido de tu propia cabeza para mantenerte ocupado.

Capítulo 27

    El laboratorio de Raville ocupaba todo el segundo piso de un edificio cuadrado ordinario ubicado indiscriminadamente entre el laberinto desordenado de otras estructuras indescriptibles que formaban el parque de investigación industrial de la estación. Tras la inspección inicial, no era el tipo de espacio que uno imaginaría cuando se le pidiera que desarrollara una imagen mental del sitio con más probabilidades de proporcionar la futura salvación de la raza humana de invasores alienígenas. Estaba lleno de gente, por un lado. No hay mucho espacio para que los genios con batas blancas intercambiaran palmadas en la espalda de felicitación de Eureka. Por otro, con frecuencia estaba sucio. No sucio de sucio, solo crónicamente descuidado, del mismo modo que los despreocupados profesores brillantes tienden a descuidar peinarse y lavarse la cara.

    Pero lo que se hizo evidente de inmediato y sobre todo fue que recientemente había sido un lugar de gran actividad, un espacio dedicado al trabajo duro y avances trepidantes e inteligentes y muchos suspiros de alivio porque el trabajo ya se había completado y estaba listo para ser puesto a prueba.

    Cerca de la entrada había varias cámaras compactas e independientes de acero flexible y plastividrio con forma de campanas de buceo antiguas. Aunque cada estructura individual no era grande, apenas bastante grande como para que una persona pudiera trabajar cómodamente en el interior, junto con sus variados tubos de ventilación, generadores de energía e intercambiadores de aire filtrado, el pequeño bosque que comprendían ocupaba una cantidad considerable de terreno. Estas cámaras eran, de hecho, laboratorios aislados de desarrollo de nanotecnología, zonas calientes mecánicas donde se producía la tediosa tarea iterativa de diseñar, programar y ensamblar nuevas especies de colonias de funciones nanomecánicas autoadaptables y autosostenibles. En el interior, los trabajadores usaban denso equipo de protección y el ambiente se circulaba sin piedad a través de protocolos de limpieza para protegerlo de la liberación accidental de unidades de exploración avanzadas mal formadas pero infinitamente replicables. Los laboratorios de desarrollo eran tan letalmente peligrosos a su manera como sus homólogos de investigación viral más comunes.

    Más allá de la granja del laboratorio de desarrollo, había una variedad de estaciones de oficina primitivas colocadas en largas mesas de trabajo erigidas apresuradamente con divisores temporales entre los asientos para dar al menos la ilusión de privacidad. Muchos de estos cubículos estaban apilados hasta el codo en lugares con papel arrugado, envoltorios de comida desechados o pilas sucias de tazas de café desechables. El aire era repugnante con el olor a sudor rancio y comida podrida.

    Pizarrones, pizarrones blancos y pantallas de gran tamaño con lápiz se alineaban en las paredes, cada superficie disponible estaba garabateada con figuras, ecuaciones, tablas de conversión y fragmentos de código arcanos en una docena de lenguajes avanzados. Si la granja laboratorio de desarrollo era la fachada moderna y llamativa de la operación Giari Tau, este era el núcleo industrial arcaico, donde se producían las nuevas ideas, la resolución de problemas y la pura y pesada monotonía mental de llevar una nueva tecnología desde el concepto hasta el producto terminado. Hasta hace poco, había albergado a algunas de las mentes de ingeniería técnica más creativas y atrevidas del espacio humano.

    Pero más allá y más profundamente aún se encuentran las verdaderas entrañas del laboratorio. Más allá de una pared temporal fuertemente insonorizada se encontraba el taller de construcción y montaje. Este era un verdadero paraíso para los manitas, abarrotado de suelo a techo con estantes de equipos informáticos: algunos funcionales, otros canibalizados, una vertiginosa variedad de herramientas eléctricas, taladros manuales, tornos láser y lo último en fabricantes de moldes de diseño interpretativo. Aquí, las virutas de metal habían espolvoreado el piso con arena o se habían apilado contra las paredes. Las marcas de quemaduras ennegrecidas marcaban las paredes. Montones de metal retorcido y otros detritos de fabricación desechados cubrían el espacio entre los bancos de trabajo. Finalmente, a través de una imponente pared de hormigón explosivo recién vertido y que solo se podía cruzar por un par de puertas de metal pesado recientemente modernizadas con una intensa variedad de dispositivos de seguridad biométrica, se asentaba el Laboratorio de Pruebas de Prototipos Final, el Sancto Santorum, la culminación de meses de esfuerzo intensivo y años de planificación previa, imaginación y desarrollo en etapas tempranas. Más allá de esas puertas, bancos de supercomputadoras de procesamiento cruzado increíblemente poderosas tarareaban misterios computacionales multidimensionales entre sí, divirtiéndose con charlas binarias, resolviendo silenciosamente cada crisis social, política y biológica que la humanidad había enfrentado en fracciones de milisegundos, y luego desviando esos milagros. en universos teóricos desechables. Las luces eran brillantes hasta el punto de la estridencia, el suelo de baldosas blancas impecables, la temperatura ambiente era bastante fría como para poner la piel de gallina incluso a través de un suéter. Los indicadores de los sensores brillaban desde las estaciones de monitoreo y los módulos de diagnóstico colocados uno contra el otro, desde la altura de la rodilla hasta la frente, en cada rincón, rincón y, de lo contrario, no se hablaba de espacio.

    El foco de todo este dinero, atención, energía de desarrollo y frustración humana estaba solo en el centro de la cámara, un ataúd independiente de acero flexible toscamente pulido que arrastraba haces de cables de alimentación, líneas de datos y datos de cables finos desde casi inconcebible cantidad de puertos de acceso en tres de sus lados. Estas líneas de vida de datos se deslizaron desenfrenadamente por el piso hasta una sala de control blindada a unos metros de distancia, donde se trasladaron a la base de una consola de control maestro especialmente diseñada capaz de aprovechar y dirigir todos los demás equipos del laboratorio. El dispositivo en sí era feo y en bloques, y se parecía sorprendentemente al prototipo que era: diez mil millones de rupias en tecnología única y única, un avance tan radical en el esfuerzo científico como la tina de desmontado del sistema de zap original.

    Sin embargo, a diferencia del zap original, este dispositivo no se había construido como la mitad de un sistema tecnológico esencialmente binario. Estaba destinado a ser utilizado solo una vez, un transporte unidireccional a un mundo más allá de la imaginación humana. No había ninguna unidad de reensamblaje coincidente en el otro lado para aceptar la representación vertiginosamente compleja del objeto evaporado producido por el desensamblador de codificación progresiva. Su único propósito era transformar la vida en nada, respirar en binario, la totalidad del ser en la voz suave y apacible de dioses extraños.

    Dorian y Amara llegaron con el teniente Sainz al Laboratorio de Pruebas de Prototipos convenientemente impresionados con la evidencia de dinero y esfuerzo que se había gastado en su nombre y solo unos minutos más tarde de lo esperado. Dorian incluso había comenzado a sospechar que no le había dado a Raville lo que le correspondía. La instalación demostró una atención casi neurótica a los detalles finos y estándares de desarrollo rigurosos.

    Los fragmentos de código que había podido descifrar de las pantallas en el área de trabajo mostraban signos de una elegancia asombrosamente impecable, incluso si no podía estar seguro de inmediato de qué problemas estaban diseñados para abordar. Pero, al igual que las obras de arte, no era necesario comprender necesariamente el tema que el artista intentaba abordar para apreciar la gran artesanía.

    Era obvio que la operación de Giari Tau había sido una gran y maravillosa colaboración de talento, habilidad y mente, quizá mucho más impresionante por el hecho de que había ocurrido en gran parte fuera de la red y fuera de la vista. Se necesitaba mucho dinero para reunir conjuntos de habilidades y una brillantez de este calibre, pero eso no era nada comparado con lo que debió de haber costado posteriormente comprar su silencio una vez que se completara el proyecto.

    Pero Michael Raville lo había llevado a solas. Él era quizá el único hombre en el universo que podría haberlo hecho, que se habría atrevido a tal cosa, arriesgando fortuna y reputación y el futuro de toda la raza humana en su capacidad para hacer el trabajo sin el conocimiento o el apoyo de ciudadanos privados y agencias gubernamentales por igual. Después de todo, él era la boba réplica genética de un pseudodios. Los gestos grandiosos y sin sentido que potencialmente podrían destruir la vida de miles de millones de personas inocentes eran su derecho de nacimiento.

    Y ahora, a pesar de todo el dinero que se había gastado, las mentiras contadas, las vidas perdidas y los umbrales científicos destrozados, el futuro se había reducido a esto: el sacrificio de una chica solitaria dispuesta a dar su vida para que el el resto pudiera vivir, la determinación de un cowboy de datos lanza-scripts y que no podía permitirse fallar, y la locura idealista de un paquete de bits autoconsciente del hombre responsable de comenzarlo todo.

    A pesar de la amplia evidencia del cuidado que se había tenido en su nombre, Dorian se dio cuenta con asombrosa claridad de que estaba aterrorizado casi hasta la locura. Podía imaginar cualquier cantidad de cosas que podrían salir instantáneamente e inmediatamente mal, y la mayoría de esos escenarios no culminaban en una dispersión silenciosa y evaporativa hacia el nirvana binario. La mayoría de ellos le involucraban chapoteando medio disuelto y brutalmente consciente de un exudado nanomecánico primordial antes de expirar atrozmente (pero solo después de que habían pasado varios minutos intensos de agonía mientras se intentaban soluciones médicas abortivas en su nombre, por supuesto).

    Se recordó a sí mismo que esta era la forma en que se había sentido con el zap en primer lugar, la desconfianza profundamente arraigada y completamente irracional de una tecnología que realmente él no entendía, y que (aparentemente) había resultado bien. La diferencia, por supuesto, era que miles de millones de personas iban de un destino a otro todos los días. Lo habían estado haciendo durante décadas. Lo habían hecho durante años y años antes de que él hubiera nacido. La mayoría de la gente (él mismo excluido) había llegado a dar por sentada la seguridad y simplicidad del zap, entendieran o no la ciencia que lo hacía posible.

    Este paradigma revolucionario equivalía al zap en la misma proporción de complejidad que se podría decir que una fotografía de un individuo constituye el individuo original que representa. En otras palabras, no es realmente equivalente en absoluto. Era absolutamente nuevo, absolutamente no probado (sin contar los pomelos), y absolutamente abrumador de contemplar, incluso para muchos de los expertos que habían ayudado a diseñar y ensamblar componentes críticos de los diversos dispositivos ravilleanos durante los últimos meses.

    Nunca había aspirado a la vida de piloto de pruebas. No estaba naturalmente inclinado a representar el género guineaus pigus.

    Y no ayudaba en nada a su confianza en que una vez que Sainz había pasado por las abluciones de seguridad necesarias, las puertas del Laboratorio de Pruebas de Prototipos se abrieron ante una erupción de caos a mitad de camino.

    Aquí había técnicos con monos grises corriendo de un lado a otro como una lucha de ardillas. Allí había ingenieros búhos meditabundos y calvos, vestidos con batas de laboratorio y abrazados pensativamente sobre el pecho. En otros lugares se habían reunido grupos de diletantes científicos de aspecto semi importante, obviamente personas importantes en el orden jerárquico de la estación a quienes se les había ofrecido una vista de cerca de la historia en ciernes a cambio de los inconvenientes que habían soportado por el bien de Michael Raville. Dorian lo supuso porque eran algunas de las pocas personas presentes que no parecían estar en un estado avanzado de pánico. No sabían lo suficiente como para entrar en pánico.

    Por otro lado, había varias concatenaciones de personas que parecían igual de inactivas, confundidas y / o alarmadas de que él sí lo supiera: Kenwood Bryce y Fen Corrie, por ejemplo, que se habían abierto paso a empujones para escapar del peligro inmediato de ser pisoteados y observaban tranquilamente el furor con expresiones de relativa calma desde una posición en la esquina más alejada. Bryce en realidad parecía más que tranquilo. Parecía casi engreído, como si nada le agradara más que todo el proyecto descarrilarse aquí en el último momento bajo la fuerza de su propia aceleración multiplicada por la masa.

    DeMartel y Temple notoriamente no estaban presentes entre los brillantes tecnólogos, lo que probablemente no debería haber sorprendido a Dorian en absoluto. Indudablemente, estaban bastante ocupados tratando de averiguar cómo iban a llevar dos cruceros de batalla todo el camino a casa hasta los astilleros navales de Strat y luego explicar a un comité de supervisión formado por políticos enojados y contribuyentes indignados cómo se las habían arreglado para arruinar dos buques de guerra perfectamente funcionales que luchan en una batalla inexistente para proteger a la humanidad de una invasión que nunca había ocurrido realmente.

    Lo que más le sorprendió fue descubrir que Ray y Ghast habían asistido al espectáculo, y doblemente fascinado al encontrarlos escondidos justo dentro de la puerta, donde estaban involucrados en lo que parecía ser una ávida conversación a tres bandas con la Dra. Minerva Skiles. Esto no debería haberle parecido particularmente extraño. Tenían mucho en común. Después de todo, cada uno de ellos había gastado enormes cantidades de energía personal en pos de la destrucción de la hegemonía de El Hombre (en grados más o menos literales). Eran prácticamente hermanos de armas.

    "Es como un Quién es Quién del Trasero del Final del Universo"

    Dorian observó mientras esquivaba una multitud de técnicos que murmuraban y que intentaban pulsar botones en uno de los paneles en su lado de la habitación.

    "Sí," exclamó Ray. “Muy impresionante, de hecho, pero apuesto a que ninguno de ellos puede equilibrar sus cuentas bancarias. Sin embargo, ¿consiguió que le invitaran?"

    Dorian y Amara arrastraron al teniente Sainz con ellos hasta donde Ray y Ghast habían marcado su relativamente tranquilo rincón junto a Minnie.

    "Pensé que estarías durmiendo," dijo Dorian.

    "¿Y perderme toda esta emoción?"

    Amara le guiñó un ojo a Ray, ofreciendo su mejor sonrisa inocente. "No parece que las cosas vayan bien, ¿verdad?"

    Ray adoptó una expresión de fingida indignación. “Te haré saber que ya he sido amenazado por parte del Sr. Garrison con serias sanciones financieras y criminales (¡sin mencionar daños personales reales!) si no aclaraba mi papel en el sabotaje del dispositivo de administración mientras estaban a bordo de la Indianápolis. Por supuesto, he mantenido firmemente mi inocencia. Le dije que había estado funcionando bien, por lo que pude ver, antes de que llegara su jefe y comenzara a hurgar en el datonúcleo de la nave. No parece querer escucharme. Lo último que supe es que se estaba acercando a la seguridad de la estación."

    "Entonces, ¿se han dado cuenta de lo que sucedió?" preguntó ella.

    "Ciertamente saben lo que se ha hecho. La mayoría de estos gentiles se apresuran en un intento de reconfigurar de forma remota ciertos detalles de su entorno de almacenamiento. Creo que esperan dividir los segmentos infectados, pero la saturación ambiental parece haber sido considerable. Escuché que el transbordador envió otro equipo para ver qué pueden hacer en el lugar, pero nadie es muy optimista. De lo que no estoy seguro, aparte de las acusaciones del Sr. Garrison, es si se han dado cuenta o no de quién tiene la culpa. El Sr. Raville se ha mantenido bastante molesto con los labios apretados. De hecho, se escondió en algún lugar hace varios minutos."

    Minnie Skiles enarcó una ceja. "¿De qué estamos hablando exactamente?"

    "Alguien rompió la bomba de Raville," dijo Ghast en voz baja.

    "En realidad, Amara rompió la bomba," corrigió Ray. “O quizá sería mejor decir que Raville rompió su propia bomba y Amara simplemente proporcionó los medios para que ocurriera esa ruptura. Es complicado."

    Minnie miró apreciativamente a Amara, luego asintió con la cabeza enérgicamente en aprobación. "Ya era hora de que empezaras a defenderte en lugar de dejar que todos estos hombres te impongan sus planes."

    Sainz se las arregló para lucir igualmente horrorizado y confundido por este intercambio. “Lo siento, pero ¿no es esta bomba el mecanismo que fue diseñado para salvar a la humanidad? ¿No fue esa la razón por la que todos estábamos reunidos aquí en primer lugar? Si está rota... ¿qué significa eso?"

    "No está rota de roto," explicó Ray con suavidad. Le dio al hombro del teniente una palmada de aliento varonil. "Simplemente, algo sesgada del propósito original de Michael Raville. Nada insuperable. Todo es parte de la Gran Obra a la que nos han llamado."

    "Es un juego de poder," declaró Minnie. "Política, muchacho. Una opinión compensatoria bastante respaldada por influencia bruta o capital político para forzar un compromiso. El compromiso, a su vez, conduce a una reevaluación equitativa de los objetivos y posiciones que tiene en cuenta a todos los electores rivales. Esto es lo que sucede cada vez que dejas que un hombre tome las decisiones. Inevitablemente se convertirá en un imbécil, y además miope. Al igual que en biología, la diversificación conduce a una adaptación más compleja y una mayor probabilidad de supervivencia en entornos hostiles."

    Ray aplaudió de alegría y gritó: "¡No hay sacrificios sin representación!"

    La reunión se estaba llevando bastante bien. Dorian se contentaría con que siguiera funcionando durante varias horas más, más allá de la fecha límite que Raville había fijado para el encuentro del dispositivo con el Exousiai, de hecho. Rápidamente escaneó la multitud en busca de Raville. A menos que pareciera adecuadamente exasperado, no tenía sentido hacerse ilusiones.

    No vio a Michael Raville, pero vislumbró por el rabillo del ojo un borrón que se acercaba rápidamente del tamaño aproximado, la forma y la intensidad implícita de un fiestero. Se colocó protectoramente entre Amara y la inminente furia de Ford Garrison que se precipitaba hacia ellos.

    "¡Tú!" bramó Garrison. Su rostro estaba sonrojado, de un rojo lívido que se volvía púrpura en la línea del cabello. Las venas de su cuello se destacaban como cables de anclaje en un puente colgante. Empujaba.a una manada de técnicos fuera de su camino mientras se acercaba a ellos.

    Dorian esperaba que Garrison le lanzara un puñetazo, pero este se detuvo, furioso, y apuntó con un carnoso dedo al pecho de Dorian. "Dije que deberíamos haberte matado desde el principio. Les dije que eras un idiota y un alborotador y que encontrarías la manera de arruinar las cosas si te dejábamos solo. Bueno, ahora lo ha hecho, ¿no es así? Te saliste con la tuya. ¡Nos jodiste a todos! Toda la raza humana está jodida porque fuiste demasiado estúpido, demasiado egoísta para renunciar a tu coño de novia..."

    Dorian le golpeó. Le dio lo bastante fuerte como para romperse los nudillos de la mano derecha. No intentó negarlo, no intentó explicarle a Garrison que se había equivocado. No pensó en nada con claridad. Simplemente le golpeó. Directamente en la nariz, tan fuerte como pudo. El cartílago crujió, salió sangre.

    Ford Garrison cayó hacia atrás con una expresión de asombro en el rostro. Su cuerpo quedó flácido y empapado incluso mientras caía hacia atrás. No gritó, no gruñó, simplemente cayó. Y cuando se estrelló contra el suelo, se quedó totalmente quieto.

    Dorian se preguntó por un breve momento si lo había matado. Por su vida, no podía decir lo que pensaba de esa posibilidad, pero sospechaba que eso podría animarle un poco.

    Hubo un sonido, no realmente un jadeo colectivo, sino el tipo de ruido que podría hacer un pulmón al colapsar después de ser penetrado por una bala de pequeño calibre. Una quietud suave y veloz: el sonido de un repentino desinflado.

    Se produjo un silencio nervioso cuando toda la actividad en la habitación se detuvo. Una mirada de curiosidad se posó en Dorian y en el cuerpo a sus pies. La mayoría de las expresiones que se volvieron hacia él reflejaban diversos grados de conmoción o consternación. Dorian les devolvió la mirada y olfateó. Su mano le dolía terriblemente y no podía mover los dedos. De todos modos, no le importaba mucho lo que pensaran de él la mayoría de estos cuervos.

    Kenwood Bryce negó con la cabeza y se rió. Momento interrumpido, el bullicio se reanudó, solo su tenor levemente moderado.

    "¡Qué galantería!" Ray anunció alegremente. "No pensé que tenías esas agallas, Dorian. ¡Defendiendo el honor de una dama, nada menos! Qué refrescante y romántico de tu parte."

    Minnie Skiles gruñó. "Como si ella necesitara a un hombre para defender su honor, capitán. Hmph. Una mujer es perfectamente capaz de decidir cuándo se ha manchado su reputación. ¿Y si Amara hubiera querido convertirlo en cenizas ella misma? Supongo que ese tipo de pensamiento sensible al género nunca se le pasó por la cabeza."

    “Muy correcto, Dra. Skiles. Permítame reformular." Ray agachó la cabeza, sonriendo. "Como estaba diciendo, qué brutal por tu parte, John."

    Si hubiera sido ambidiestro, Dorian podría haberlo golpeado también, solo por principio general, pero no se le permitió la oportunidad. La puerta detrás de él se abrió y Michael Raville entró en el laboratorio. Hizo una breve pausa al encontrar a su director de seguridad personal boca abajo en el suelo, arqueó una ceja especulativa hacia Dorian, luego descartó la escena como explicativa por sí misma. En cambio, cruzó directamente hacia Amara.

    "¿Le importaría explicar sus intenciones, señorita Cain, o simplemente supongo que ha decidido que prefiere ver arder el universo antes que echar una mano para intentar salvarlo?"

    Amara se irguió desafiante y se encontró con la mirada de Raville. “Creo que has entendido mis intenciones con bastante claridad, Michael. He aceptado participar en esta operación, pero mi consentimiento no implica sometimiento a tu plan."

    "Mi plan es lo único que se interpone entre nosotros y el olvido."

    “No, tu plan es la elección entre nuestro olvido o el de ellos. He optado por rechazar esa dicotomía asumida como evidentemente falsa. La esclavitud a un ideal de autonomía no es la respuesta para los Exousiai, e imponerles ese fin no es el papel que debe asumir la humanidad. No tenemos derecho a rehacerlos a nuestra propia imagen."

    "Aparentemente, tampoco tenemos los medios," espetó Raville. Amara puso los ojos en blanco. "Eso no es cierto y lo sabes. Acabas de elegir no explorar las alternativas."

    Raville hizo una mueca. Miró con disgusto en dirección a Dorian. Dorian le devolvió el ceño. "Oye, a mí no me mires. Soy la única oportunidad que tienes de salir vivo de esto."

    "No puedes hablar en serio," murmuró Raville.

    "Lo digo completamente en serio," respondió Amara de manera uniforme. “Esta es mi estipulación de nuestro acuerdo: John va conmigo o tu bomba sigue rota y no va nadie. Es tu decisión, por supuesto." Ella fingió mirar su reloj. “Supongo que tienes quince o veinte minutos para tomar una decisión, luego tal vez otra hora para hacer ping a cada concentrador de comunicaciones en el espacio humano y explicarles que están a punto de desaparecer porque has decidido llevarte tu pelota e irte a casa en lugar de comprometerte."

    Raville no estaba impresionado. "No funcionará, y lo sabes. La entidad te absorberá a ti, a él y al entorno desde el que pretendes resistirlos. No sé qué crees que vas a lograr. Han asimilado los patrones de especies enteras con menos esfuerzo, universos enteros de vida sensible que ya habían sido llevados a la cúspide de la divinidad. No tienes ninguna posibilidad contra ellos."

    Amara se encogió de hombros. "Si realmente crees eso, entonces no tienes ninguna razón para negármelo, ¿verdad?"

    “Si te resistes a ellos, puede advertirles que no todo es lo que parece. Peor aún, si excitas su ira, muy bien podrían atacarnos antes de que nuestro universo pudiera desconectarse del de ellos. Nuestra única esperanza desde el principio ha sido la acción a través del sigilo y el subterfugio."

    "Creo que nuestro padre patrón estaría más que dispuesto a tomar las medidas adecuadas en nuestro nombre," le reprendió Amara. “Después de todo, fomentar la autonomía es su identidad. Tiene un gran interés en proteger tanto su propia carne como su propia sangre, por así decirlo, y el niño incorpóreo surgió a la existencia solo de su pensamiento. ¿O dudas de que él esté a la altura de la tarea, hermano?"

    "O tal vez fue bastante inteligente como para prever este resultado desde el principio," ofreció Dorian. "Tal vez todo sea parte de su gran plan." "Estoy bastante seguro de que tú no estabas en sus planes."

    "Está bien. Hace seis meses, él tampoco estaba en el mío, pero la idea está creciendo en mí."

    A un lado, Ray se rió entre dientes sin humor. "¿Se te ha ocurrido que podrías estar haciendo un favor a nuestro universo al desterrar a Dorian de él?"

    "Auch." Dorian le devolvió una mirada malvada. "Deja de ayudar, por favor."

    Amara los ignoró a todos. Se acercó a Raville de modo que casi se tocaban, y Dorian pensó que podía escuchar el susurro de sus deliberaciones tácitas pasando de un lado a otro por el aire.

    "Yo le elegí," dijo ella en voz baja. “Le elegí desde el principio, Michael. Eso tiene que significar algo vital. Algo más que abrir la puerta a mi despertar de una patada. Él tiene un propósito que cumplir. Lo siento y, lo que es más importante, creo que fue esto. Por eso fue elegido. Puede hacerlo, incluso contra la fuerza acumulada de los Exousiai. Ya lo ha hecho en menor medida. Él pirateó tu quae-ha-distra. No solo la simulación, sino el orbe mismo."

    "Pero él no sabía que eso era lo que estaba haciendo. Pensó que era solo otro datonúcleo personales."

    Los ojos de Dorian se agrandaron al comprender lo que estaban diciendo. "Lo siento, ¿qué...?"

    "Eso no cambia el hecho de que lo hizo. Lo absorbió en sí mismo tan fácilmente como lo haría con cualquier otro evento de datos, y lo hizo suyo. Es capaz de manipular la estructura de la entidad como uno de nosotros. Eso es un comienzo. Aprenderá todo lo que necesite saber sobre la marcha."

    Raville frunció el ceño. ¿Estás dispuesta a poner tu futuro, toda esperanza de supervivencia dentro de la entidad que podrías tener, en las manos de él? ¿En sus manos humanas?"

    "¿Es él meramente un ser humano ya, Michael?"

    Dorian no esperó a que Raville respondiera. Su cráneo comenzó a palpitar. Se sintió mareado, entumecido, al borde del pánico. El mundo giraba a su alrededor, absorbiendo color y profundidad. Ni siquiera estaba seguro de estar consciente en ese momento. Quizá estaba soñando. Esperaba estar soñando. ¿Cómo era posible algo así? ¿Cuándo pudo haber sucedido? Pero conocía la respuesta a esa pregunta. Había sido culpa suya. Había absorbido el datonúcleo de Raville en su espuma.

    Había roto su encriptación y sembrado los resultados en su mente. Solo había sido información, pero la información había sido potente. La información daba forma a tu forma de pensar; la información te enseñaba los límites de las posibilidades. La información te cambiaba, desde dentro.

    ¿Qué le había hecho pensar que podía absorber la sustancia de un monstruo sin convertirse él mismo en uno?

    Temblando, se puso la mano en el pecho. Sin pensamiento. Ninguna expectativa. Solo sabiendo. De la misma manera que sabía tener hambre, cansancio o miedo. Era básico y simple y formaba parte de él.

    Parecía tan natural como respirar.

    Su carne se abrió. No hubo dolor, ni sensación, sino una plenitud pulsante, de finalización. Retiró el orbe y lo sostuvo frente a él, sin poder apartar los ojos de él. Era la cosa más hermosa y preciosa que había visto en su vida. Él era, él sabía, exactamente lo que dijo Amara: ya no era simplemente un humano.

    Dorian tragó saliva con dificultad. Las lágrimas se agolparon en sus ojos. Era vagamente consciente de que una vez más, la actividad en el laboratorio se había detenido mientras la gente le miraba.

    "Mierda," le dijo a todo quien quisiera escuchar. "Esto... realmente apesta."

    Michael Raville exhaló un suspiro de cansancio. "Bienvenido a la revolución, señor Dorian." A Amara, agregó: “Tú ganas. No me gusta, pero lo acepto. En realidad no tengo otra opción, ¿verdad?"

    Amara apretó su brazo con afecto aproximado. "No, la tienes. Pero todo saldrá bien. Ya verás."

    Raville no parecía convencido en absoluto, pero se apartó de ella y aplaudió para llamar la atención de todos. La mirada colectiva se apartó involuntariamente de Dorian, de su orbe, y se dirigió a Raville mientras este comenzaba a explicar los ajustes que deberían hacerse. Pero Dorian se dio cuenta de que, no obstante, la atención de ellos se movía a la deriva, la marea creciente de su conmoción, su miedo y su picante cautela. La mayoría de los técnicos y científicos reunidos nunca habían visto el quae-ha-distra. Lo que sabían del Exousiai eran hechos secos y referencias textuales en varios documentos de los que habían tenido conocimiento a través de su apego a Raville o al proyecto.

    Muchos de ellos realmente no habían creído, dedujo, incluso mientras trabajaban para cumplir los planes de Raville. Una amenaza vaga o teórica no es una amenaza en absoluto. En realidad, nunca se habían enfrentado cara a cara con la verdad, y ahora que estaba frente a ellos, brillante, pulsante, innegable, no sabían cómo reaccionar. Estaban atónitos más allá de lo razonable.

    Dorian no entendió esto desde el punto de vista de la observación imparcial. El lo sabía. Verdaderamente, íntimamente, sin lugar a dudas. Sintió el tirón cálido y el contenido susurrante de sus pensamientos como si fueran los suyos.

    Sabía incluso como era conocido, como Amara le había conocido.

    Comprendió la inquietud desinteresada de Ghast, temblorosa y preciosa. Miedo por Dorian y Amara, miedo y un dolor terrible y doloroso. Sonó las profundidades de la máscara de confianza simplista de Ray y vislumbró los arrecifes rosados ​​y gloriosos del amor por toda la humanidad oprimida y abusada debajo.

    Luego estaba la ferviente devoción de Sainz y el poderoso deseo de servir, el precario equilibrio de Bryce en la cúspide entre el miedo y la esperanza, el agarre pegajoso y corrosivo del nerviosismo relojero de Fen Corrie; lo sabía todo. Y más, sabía que si quería, podría arrancar ecos de las mentes de cada persona en la estación. Todos los seres humanos del universo.

    Más allá de eso, más allá del parloteo de los sentidos humanos y el incesante zumbido de ambición y actividad, la construcción y destrucción interminables, y el impulso incomprendido de hacer y deshacer, había algo más: un cordón de plata, una red de cordones, una celosía cristalina que une todo. Un corazón oculto del ser que vibraba en el centro de la existencia; un hermoso misterio susurrando siempre a cualquier oído que quisiera escuchar: qué significaba ser humano, qué propósito habían surgido de los océanos y el polvo de estrellas para cumplir, una vastedad floreciente y anhelante que explicaba lo que todos podrían ser y en qué se estaban convirtiendo.

    Si optaba por escuchar los susurros, podría volverse ilimitado, ver todas las cosas, saber todas las cosas, comprender todo lo que era. Podría abrazar el Todo en el Todo y convertirse en...

    Amara colocó las manos sobre su orbe para que su resplandor quedara oculto. Ante su toque, Dorian se puso alerta, avergonzado, se dio cuenta de que había estado mirando a la nada, perdido en la sensación.

    "Es tentador imaginarse a uno mismo como un dios," dijo Amara en voz baja. “Creer que conocer es lo mismo que ser, que el potencial de devenir es indistinguible del infinito. No somos tan diferentes de ellos. Dada la oportunidad y la tecnología, lo primero que intentamos hacer es arrancarnos a la divinidad. Nos decimos a nosotros mismos que si pudiéramos acumular un poco más de conocimiento, comprender un poco más completamente, comunicarnos de manera más fluida entre nosotros, entonces seríamos... ¿qué? ¿Qué seríamos, John? ¿Seríamos dioses o simplemente monos con mejores herramientas que las que poseían nuestros antepasados?"

    Con suavidad, Dorian apartó el orbe de ella, lo plegó en sus manos y lo guardó una vez más dentro de sí mismo. Respiró lenta e inestablemente. "Somos buenos siendo monos. Estábamos destinados a ser monos. Pequeños monos, monos felices. Abraza tu mono interior." Sacudió la cabeza y sonrió. “No tengo ningún deseo de ser un dios, ni en mayúsculas ni en minúsculas. No quiero tener que suicidarme para que las cosas funcionen de la manera que he planeado. No quiero ser infinito, omnisciente ni todopoderoso; nunca he sido un fanático de la microgestión autoritaria. Ni siquiera necesito saber lo que todo el mundo está haciendo o pensando, qué puede significar todo o cómo llegó a ser. Esa es demasiada responsabilidad. Estoy feliz de ser un mono humilde. Incluso la cuasi-diosidad me parece una profesión inmensamente solitaria. La autosuficiencia es solo otra palabra para la vacuidad. Si no necesitas nada fuera de ti, no estás vivo. Prefiero ser insignificante y tener a alguien significativo a quien aferrarme que saberlo todo y estar solo."

    "¿Significa eso que entiendes a Michael Raville?"

    Dorian hizo una mueca de tristeza. "Supongo que sí."

    "¿Y si eso significa que nunca lo resuelves todo, John? ¿Que el universo sigue siendo un misterio para siempre? ¿Puedes vivir con eso?"

    "No espero descubrirlo. Prefiero fracasar con compañía que tener éxito solo. De eso se trata ser un mono humano. No tenemos la capacidad para hacer frente, adaptarnos ni jugar siquiera con tecnología cada vez más avanzada. No, lo que nos define como seres humanos, lo que siempre nos hará y nos mantendrá humanos, independientemente de a lo que finalmente evolucionemos, es nuestra capacidad para dar consuelo y recibirlo unos de otros cuando se acaben los plátanos y empiecen a caer las lluvias. ”

    Amara se rió. "Veremos cómo te sientes después de no estar nunca solo en otros mil años más o menos."

    “Aprecio tu optimismo. Si logramos pasar cinco minutos completos sin ser absorbidos por la entidad, estaré gratamente sorprendido. "

    "Tengo más fe en ti que en eso."

    "Supongo que uno de nosotros debería hacerlo, de lo contrario este fue un plan muy malo desde el principio." Él trató de sonreír, pero falló. "Dime que has resuelto todo este asunto de fusión de patrones y envoltura de perlas. Dime que realmente crees que esto va a funcionar. Siéntete libre de mentir si es necesario."

    Ella no tuvo oportunidad de responder. Michael Raville terminó de transmitir la última de sus instrucciones actualizadas. El trabajo se reanudó con un renovado sentido de urgencia. Más de un par de ojos revolotearon ansiosos, consultando la hora y el horario. La anticipación nerviosa sabía como una gota de limón amargo encajada detrás de sus dientes traseros en la conciencia despierta de Dorian. Era tremendamente desagradable.

    Raville se volvió hacia ellos. “Tenéis diez minutos para decir adiós. Primero tomaremos a Dorian, luego a ti, Amara."

    "No, iremos juntos. Uno a la vez crea demasiadas oportunidades para que un técnico sin escrúpulos elimine accidentalmente una carga antes de que esta llegue al dispositivo."

    "Ni siquiera había pensado tal cosa," se quejó Raville.

    “Lo habrías hecho eventualmente. La mejor manera de resistir la tentación es eliminarla del todo."

    “Bien. Lo haremos como dices. ¿Asumo que tienes tu parte de este asunto bajo control?"

    "Mejor será que sí, ¿no crees?" dijo ella encogiéndose de hombros.

Capítulo 28

    John Dorian está cansado. Cansado hasta la muerte y cada vez más somnoliento. Parpadea mientras lucha por mantener los ojos abiertos. Los párpados se han vuelto excesivamente pesados. Se le recuerda que es el mismo movimiento físico con el que solía acceder a la Hebra, al universo virtual dentro de lo real, ángeles bailando sobre las cabezas de mil millones de alfileres. Él sabe que entonces, en aquellos días distantes, cada vez más grises y borrosos, el parpadeo lo llevaba de un mundo de vigilia a uno dormido, un mundo de sueños más que un mundo de sustancia, un mundo donde un hombre podía fingir ser cualquier cosa que quisiera ser en lugar de la pequeña y frágil bestia que realmente era.

    Siempre lo ha sabido. Esto no es una epifanía en el lecho de muerte.

    Todo hombre quiere controlar el mundo en el que habita y hacer que la creación refleje su propia gloria, restringir el flujo de información para que el mensaje transmitido sea la verdad que ha ideado en lugar de la verdad que no puede soportar afrontar. La Hebra es simplemente una herramienta que le permite soñar una realidad delimitada únicamente por el alcance de su creatividad. No es diferente a una cámara de cine, un pincel o una máquina de escribir.

    Lo que todas estas herramientas tienen en común es que cada una está diseñada para facilitar la comunicación de una pieza singular de información coherente entre el artista y la audiencia, para transmitir una visión significativa que se filtra en la reserva universal de memes y, finalmente, se vuelve indistinguible de la inmortalidad.

    La comunicación trata de la inmortalidad. Todo el mundo quiere ser recordado. Para ser recordado, uno debe dejar una impresión duradera en los demás, debe impregnar el pléroma social local con información, y esa información debe ser conocida por otros, injertada en su conciencia, convertirse en parte de quiénes son y cómo ven el mundo.

    Los individuos tienen esta inmortalidad, crean información en todo lo que hacen y en todo lo que son, y esa información transforma el mundo de quienes los rodean.

    Hay información en la plantación de una flor, la atención cuidadosa a la nota de una mandolina, el barrido del suelo de una cocina. Hay información en la bofetada que sigue a la dignidad ofendida, en el acto de asesinato, en la detonación de una bomba nuclear. Información en la calidez del abrazo de una madre, el amor tácito de un padre, el terror extático a la adoración.

    La información habilita la comunidad, la información crea tecnología, la información es la herramienta que lleva a toda la humanidad hacia un futuro irrevocable.

    Saber incluso como se nos conoce, esa es la búsqueda del fuego de la humanidad. Pero la comunicación de información verdadera solo puede ocurrir a pequeños pasos. La calidad de la comunicación no se mide por la pureza de la señal, sino por la previsibilidad del ruido que la envuelve. La señal cruda y no contaminada es un galimatías. Está más allá de la comprensión. Vemos a través de un cristal oscuro, porque sin la oscuridad, la luz nos cegaría.

    La luz es esta: cada ser humano es luminoso, un universo de posibilidades en sí mismo. Cada uno de nosotros es insondable, incognoscible, infinitamente complejo e infinitamente precioso.

    Todos rehacen la creación a su propia imagen porque esta verdad es insoportable. Llenamos nuestras percepciones con nuestro propio ruido para que la señal transmitida por un universo repleto de otros universos, por ruedas que se agitan dentro de ruedas, no nos destruya. La información se filtra y poco a poco nos convertimos en más de lo que hemos sido.

    Dorian sostiene a Amara en su mirada. Él está desnudo. Tiene frío. Descansa de lado con el hombro sobre una delgada almohadilla de plástico, cara a cara con ella. El ataúd es angosto. Su caparazón de acero flexible le presiona la espalda. Ha tenido que agachar la cabeza porque era demasiado alto para caber dentro. Esto le preocupa, porque si aparta la mirada de Amara, puede ver el lento avance de la gelatina impregnada con nanomecas a medida que esta se eleva para ahogarlo. Los mecas se asientan en estasis, esperando su propia información, la señal que iluminará su universo y les dirá el propósito para el que han sido creados. Dorian intenta no apartar la mirada de ella. Ya no tiene muchas opciones. Los músculos que le permiten controlar sus ojos comienzan a fallar.

    Le dio una palmada en el hombro a Ray, abrazó a Ghast con torpeza, hizo el tipo de charla nerviosa, inútil e inolvidable con Bryce, Corrie y la Dra. Skiles que hacen siempre los extraños cuando se encuentran en circunstancias incómodas. Dorian se había dado cuenta en medio de eso, que solo quería seguir adelante con las cosas. Pon fin al miedo y a la anticipación.

    Entonces, un técnico con una bata impecable se le acercó, le subió la manga y le puso una inyección. Primero Dorian, luego Amara. Le había dolido un poco y el dolor aún le hacía estremecerse cuando se frotó el brazo.

    "¿Eso es para ayudarme a relajarme?" había preguntado.

    "No," había respondido el técnico de manera uniforme, "eso ha sido para detenerle el corazón. Puedo conseguirle algo para sus nervios si cree que lo necesita."

    "¿Cuánto tiempo?"

    "Cinco minutos. Seis si eres un tipo duro. No recomiendo ser un tipo duro. Cuando tenga sueño, duerma. No querrá estar despierto cuando los mecas empiecen a trabajar con usted."

    Debería haber tenido algo importante que decir entonces, pensó. Algo memorable, digno de una lápida. Pero no había podido pensar en nada. Le acababan de decir el límite de su vida útil. No había nada más.

    Había sostenido la mano de Amara hasta que comenzaron a desnudarlo y luego colocado dentro del ataúd. Él le había dicho que la amaba. Se había alegrado cuando cerraron la tapa. No le gustaba que los extraños le miraran mientras todos esperaban que muriera.

    Había una ventanita redonda a través de la cual probablemente aún lo miraban, pero ya no podía levantar la cabeza para verlos, así que no importaba.

    Se enfría cada vez más a medida que pasan los segundos, pero él no tiembla. La sensación de frío es sorda, fugaz, una palabra en su mente que simboliza la cosa más que la cosa en sí. Amara también tiene frío, presionada junto a él pecho con pecho, con el cuello arqueado para mirarle. Debería haberla abrazado por última vez, haber compartido lo último de su calor, piensa él. Debería haber insistido en ello, pero ya es demasiado tarde para eso. Ahora solo puede mirarla, imaginar lo que ella está pensando, tratando de adivinar si sus pensamientos finales son más profundos que los de él.

    Pero sus ojos, claros, azules e impresionantes, son distantes, las pupilas pequeñas. No puede saber si ella está pensando en algo o si ya está muerta.

    Un miedo brillante y desgarrador obstruye sus pensamientos.

    (No tengas miedo, John).

    Él oye su voz. No de la forma en que la había escuchado en su cabeza antes, a través del torpe pAp, sino dentro de él, como parte de él, su propia voz secreta hablando desde el vacío. Es su propio quae-ha-distra lo que hace que esto sea posible, aunque él no lo comprende. Hay tantas cosas que no comprende.

    (Tengo miedo)

    (Esto no es un final. Aún hay mucho trabajo por hacer. El trabajo de una eternidad).

    (¿Cómo lo sabes? ¿Cómo puedes estar segura?)

    (No lo sé. Porque creo)

    (Yo quiero creer)

    (Entonces cree. Creer es una elección, un acto de voluntad. La fe no es más que una esperanza furiosa, una esperanza repetida para ti mismo hasta que te conviertes en quien eres y en todo lo que puedas imaginar. Yo tengo fe en que fuimos hechos para esto... fuimos hechos para ser más que carne.)

    Él desearía tener esa confianza. Desearía poder creer con su fuerza, con la de Lily, con la fe insistente y obstinada de todas las generaciones que habían pasado antes y se habían aferrado a las promesas de inmortalidad al otro lado del abismo.

    (¿Cómo va a ser esto?)

    (Tú y yo, aprendiendo a conocernos por siempre jamás)

    (Eso suena bien)

    (Esto es lo que quieres, ¿no? Conocernos plena y completamente)

    (Sí.)

    (Para nunca estar solo.)

    (Sí.)

    (La unidad no es el final, John. Solo es el comienzo. También aprenderás eso. Hay más ahí fuera, una inmensidad, una misericordia y una gloria que nos une a todos. Somos parte de esa maravilla, parte de esa gracia. Somos mensajeros de gracia. Lo presiento. Así es como sé que no fallaremos.)

    Y él recuerda, recuerda haber presentido lo mismo, haber captado el más breve destello de luz sin medida, de gloria sin límites. Información veraz. Había recorrido todo este camino, soportado tanto, creyendo en Amara, en el poder de Amara, en la visión de Amara y en su propia gracia peculiar y abrumadora. Incluso cuando ella había desmentido su ilusión de divinidad exousiana, él aún había creído en ella por encima de todas las cosas.

    Pero eso no es ningún consuelo aquí, mirando hacia la oscuridad, hacia el final frío y amargo.

    Su deseo de conocerla, de sondearla, de protegerla no es suficiente. El amor por sí solo no es bastante grande para erradicar el miedo. El amor por sí solo no siempre cumple sus promesas.

    El amor falla a veces, no importa cuánto se esfuerce.

    Dorian no tiene nada a lo que aferrarse más que al amor.

    (Quiero creer), dice de nuevo. Para ella, para él mismo. Es una súplica.

    Amara no responde.

    Él tiene frío. Frío en él. Sus labios se tornan suavemente azules, su piel como el mármol, venas negras en piedra de alabastro, como un busto de Atenas. Su corazón se ralentiza y se ralentiza y...

    Él está solo. A solas al final de todas las cosas.

    Piensa: (¿Quién llorará por mí? ¿Quién me recordará cuando me haya ido? ¿Quién dirá que John Dorian estuvo aquí, que luchó y amó, sufrió y sangró, vivió y murió? ¿Quién llevará consigo mi información sagrada y dejará que transforme su mundo?)

    ¿Dónde está la esperanza que eso sostiene?

    La gelatina sube hasta su pecho, empapa el cabello de Amara, oscurece sus hombros, llena sus oídos.

    Su respiración es rápida y superficial. Él conoce el miedo: miedo a ahogarse, miedo a deshacerse. Quiere dormir, caer en el olvido y aceptar la oscuridad.

    Más alto se hincha la inundación. Cubre la barbilla de Amara, se lava sobre su boca, ondula a través de sus ojos abiertos y fijos. Ella no parpadea.

    Dorian cierra los ojos. No quiere ver nada más.

    Hay oscuridad. Se oye el suave roce del gel contra la piel del ataúd. Se oye el sordo zumbido de los servomotores y el clic de los interruptores electrónicos. Hace frío.

    Hay vacío, tristeza y el indescriptible terror nocturno del niño.

    Hay soledad.

    Hay...

    Paz.

FIN

Notas de esta versión

    Fuente: Wikipedia

Capítulo 2

    [1] Exigo a me non ut optimis par sim sed melior: creo que esto significa: «Me exijo no ser igual al mejor, sino mejor.»

    Es decir, una versión más ambiciosa de la famosa cita de Séneca (recogida en el Opuscula philosophica de Lucius Annaeus, edición de Bernardino de' Cori de 1492): «Exigo a me non ut optimis par sim sed ut malis melior» Es decir: «Me exijo no ser igual al mejor, sino mejor que el peor.»

Capítulo 17

    [2] Q.E.D: siglas de Quad Erat Demostrandum (como se quería demostrar) que usualmente indica el final de la demostración de un teorema matemático.

Capítulo 18

    [3] hat trick: (truco del sombrero) hazaña de un jugador al marcar tres goles en un partido de fútbol.

    [4] Tempus fugit: (Tiempo perdido)

Capítulo 23

    [5] Bunghole: (Ni idea de cómo traducir esto en este contexto) El diccionario indica que la palabra define un agujero en un barril o casco usado para llenar o vaciar el mismo.