Créditos

    La Web Espiral

    Obra Original: The Spiraling Web (Copyright © 2006 by Ryan Somma, Publicada bajo Licencia CC-BY-NC-SA, Algunos derechos Reservados)

    ryansomma.com

    Traducción y Edición: Artifacs, oct/nov- 2019.

    Publicada en diciembre de 2019

    artifacslibros.vzpla.net

    Diseño de Portada: Artifacs.

    Imágenes tomadas de Max Pixel bajo Licencia CC-0

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    Esta versión electrónica de La Web Espiral se publica bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

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Sobre Ryan Somma

    • (A duras penas) Graduado en el Instituto Politécnico de Virginia con un BA en Inglés y un GPA 2.1 .

    • Ha pasado los últimos siete años como un consultor freelance de Tecnologías de la Información, construyendo aplicaciones basadas en intranet para clientes tales como Lockheed Martin, PSINet, Sony Corporation y la Escuela Médica de Virginia Oriental.

    • Ha pasado los últimos siete años desarrollando Software de Gestión Logística de Aviación para la Guardia Costera de los Estados Unidos a tiempo completo.

    • Fue un miembro de MENSA durante un año, organización para personas con puntuación en el top 2% de CI, antes de salir tras descubrir que tener un alto CI no previene que alguien sea tonto.

    • Actualmente reside en Elizabeth City, Carolina del Norte, donde dedica su tiempo libre a la beneficiencia local, educación para promover la ciencia y escribir airadas cartas al editor de su periódico local.

    • Lleva un exitoso blog en ideonexus.com.

    • Escribe porque quiere ser leído.

    • Cámara de Privación Sensorial.

    • Japonés para “Chaos Butterfly.”

    • Juego de Rol Multijugador Online Masivo.

    • Pantalla de Cristal Líquido.

Dedicatoria

    Este libro está dedicado a Doug Taylor, por su reluciente prosa, a Vicky Sawyer, por sus intuitivas sugerencias y pricipalmente, a Christopher Mitchell, por sus desafiantes críticas, que obligaron a este perezoso escritor a hacer las cosas mucho más reales.

Dedicatoria

    Este libro está dedicado a Doug Taylor, por su reluciente prosa, a Vicky Sawyer, por sus intuitivas sugerencias y pricipalmente, a Christopher Mitchell, por sus desafiantes críticas, que obligaron a este perezoso escritor a hacer las cosas mucho más reales.

    

Parte 1 - Prólogo

    "La imagen era mesmerizante, más orgánica que mecánica, como si mirara los estados iniciales de algún proceso evolutivo acelerado en el que todos los límites entre nacionalidad, raza, religión, riqueza, se mostraran irrelevantes e invisibles. Como si, tanto el físico de Cambridge, el corredor de bolsa de Tokyo, el estudiante de una aldea india remota y el gerente de un almacén en Méjico se ocuparan en una única conversación constante, y el tiempo y el espacio dieran paso a un mundo enteramente de luz."

    (Senador Barak Obama, Describiendo una pantalla con patrones de tráfico de la Internet Mundial.)

Capítulo 1.01

    LíneaPlana barría el mundo con un feroz torbellino de muerte. Magos, ladrones, clérigos, paladines, druidas, chamanes, guerreros y demonios de todo el planeta desaparecían en una mórbida glaciación de extinción masiva. Las aldeas se vaciaron de vida. Después los pueblos quedaron desiertos hasta que sólo las masas de personajes no jugadores vagaron por las ciudades siguiendo sus protocolos de supervivencia. Sus programas carecían del sofisticado conocimiento de que únicamente estaban aguardando el borrado como todos lo demás.

    Se extinguió una ciudad tras otra hasta que un único rey solitario permaneció en su desolado castillo. Su programa no le permitió mostrar temor cuando el monstruo entró en su corte. Tampoco le permitió siquiera levantar un dedo para defenderse cuando este lo devoró y asumíó su lugar en el trono. LíneaPlana era ahora el orgulloso emperador de un mundo inerte.

    La completa y absoluta conquista había durado menos de una hora.

    Devin se había unido a la partida y ahora fruncía desaprobadoramente el ceño al arrugado perro demonio sin pelo que le observaba desde su trono. Cuatro brazos que se movían con mente propia surgían de su torso retorcido. Colmillos dobles sobresalían de su trompa curvada, derramando jugo corrosivo. Dos pares de orbes de obsidiana delineaban su sarnosa cabeza y un par de grandes ojos blancos yacían a cada lado, con dos pupilas en cada ojo que orbitaban una a la otra en una danza espiral hipnótica.

    El avatar de LíneaPlana era asombroso. Devin nunca había visto tanta atención por el detalle. El mantenimiento de software debía de haber necesitado una capacidad de procesamiento impresionante. Tal cantidad masiva de datos habría causado la desconexión del jugador y la interrupción del sistema.

    La forma de Devin era absurdamente simple en comparación, un globo ocular gigante flotando sobre un pedestal de energía violeta. No revelaba en nada a la persona que había tras él y Devin apreciaba el anonimato, cuando estaba conectado, tanto como una cálida sábana.

    Devin vió sin interés cómo LíneaPlana estiró su cuerpo para aniquilar a un dragón cubierto de escamas esmeralda, un jugador nuevo que acababa de entrar. Un instante después, LíneaPlana se volvió amenazante hacia Devin con una sonrisa malévola en su cara. Un montón de cristales verdes brillantes y sangre azul desaparecieron tras el último jugador.

    —¿Qué tiene de divertido matar al resto de jugadores antes de que se vuelvan una amenaza?. - preguntó Devin y la sonrisa de LíneaPlana desapareció.

    Sus ojos centellearon con sus pupilas giratorias.—La diversión está arruinando el juego para todo el mundo.

    —Hm. - Devin observó el escenario desierto del juego. Era realmente aburrido. Un pensamiento cruzó su mente y chasqueó los dedos, haciendo que su avatar desapareciera por un instante. —Ya entiendo. Tú vas tras AdminSis.

    Devin dio un saltó involuntario cuando LíneaPlana se abalanzó contra otro usuario, un pegaso de configuración estándar que acababa de registrarse.

    LíneaPlana lo destrozó dejando una nube de plumas blancas y crines. Devin imaginó la perspectiva del desafortunado jugador: la entrada en la escena, el explosivo ataque de colmillos, garras y el...

    GAME OVER

    Otro usuario más persuadido a visitar cualquier otro lugar de Internet.

    Devin comprendió que LíneaPlana era un jugador excelente, que podía sentarse frente al ordenador sin que nadie pudiese hacer nada salvo mirar impotente cómo le destruía meses, quizá años, de premios, programación y ascensos como fiel usuario. Lo único que el Administrador podía hacer era rezar para que LíneaPlana no recorriera su mundo como un tornado en un aparcamiento de camiones o como Godzilla arrasando una ciudad.

    Devin meditó sobre esta idea por mera curiosidad. LíneaPlana le fascinaba del modo que un niño prodigio podía ser interesante, como una curiosidad, pero un niño al fin y al cabo. LíneaPlana era tedioso, bidimensional y emocionalmente inmaduro. Carecía de toda sensibilidad social, como si padeciese algún principio de autismo.

    LíneaPlana gritó y golpeó contra el suelo del palacio la espada del caballero que había devorado antes. —¿Cuál es el siguiente reto? ¿Derrotar al Administrador del Sistema?

    Devin soltó una educada carcajada, —No eres un dios.

    —Un dios, - el rostro de LíneaPlana se relajó brevemente, sus ojos quedaron sin vida por un instante. Regresó al presente: —No puedo responder a eso.

    Devin lo odió cuando dijo eso.

    No hablaron en algunos minutos hasta que LíneaPlana bostezó abriendo sus masivas fauces antes de cerrarlas de golpe con un "clop". —Apuesto a que los foros del juego están hablando mal de mí en este mismo momento, - se levantó, caminó en círculo con sus seis miembros y se hundió en el trono como un exasperado fardo de nuevo,—No es suficiente.

    —Nadie va a volver a entrar. - señaló Devin, su ojo sin cuerpo observó la habitación vacía. Sólo faltaba el silbido del viento en aquella escena solitaria. —Sea lo que sea lo que el AdminSis haya hecho para provocarte, creo que ya has dejado bastante clara tu opinión.

    LíneaPlana asintió en silencio, —Será mejor que desaparezcas. Voy a ver en qué otro problema puedo meterme.

    Eso significaba que LíneaPlana iba a salir del juego pero que dejaría en su avatar una rutina configurada en "Auto Kill" para destruir a cualquier jugador que se conectara después.

    Devin salió del juego en silencio.

Capítulo 1.02

    Devin siguió navegando por la Web durante algunas horas, visitando enlaces con forma de caverna, montañas rusas, barcazas y demás gráficos que millones de diseñadores web habían construído. Era tarde, pero la energía residual generada por sus interacciones con LíneaPlana había dejado su mente demasiado activa como para dormir. Abrió algunos hilos de foros de gente enfadada con el hácker que había destruído esa noche el juego en red Clan Máquina de Guerra, aunque LíneaPlana no respondió a ninguno de los comentarios.

    Devin pulsó en el portal de ideonexus, siempre bullente de actividad. Todo avatar imaginable vagaba por una vasta estación espacial, desapareciendo de la existencia cuando llegaban a las compuertas de aire, que eran enlaces a otras materias. Un oso panda con tutú púrpura y sombrilla a juego caminaba entre la multitud. Un bárbaro con el pecho al descubierto y una inmensa espada ancha que posaba casualmente en uno de sus hombros consultaba los enlaces de ficción y fantasía. Un ser peludo multicolor rebotaba algunos metros más allá aleteando con sus grandes orejas. Devin pensó que encajaba con la textura de Estación Espacial que él había aplicado al portal, mucho más que las texturas de Roma Antigua o Biblioteca que había probado primero.

    Había un alto volumen del tráfico esta vez, especialmente en sus favoritos, los cuales consistían en Oscura Filosofía, Ciencias y Noticias Tecnológicas. California había pasado la hora de mayor audiencia hacía varias horas, y pronto, al otro lado del Pacífico, Japón despertaría y llenaría el portal con excéntricos animales de dibujos. Devin prefería los surferos web chinos que vendrían después y su preferencia por avatares de artes marciales. Abrió una ventana a su biblioteca de música con el antojo de oir a la grabación de estudio de los Beatles de "Hey Jude" que había descubierto recientemente pero, para su desmayo, descubrió que no le dejaba reproducirla. Faltaban dos días hasta su próximo permiso, una eternidad sin música ni películas.

    Jugueteó con la idea de conseguir una versión pirata de LíneaPlana, pero tendría que desconectarse de internet para disfrutarla. Si la oía online le podría pillar un bot policía de derechos de copia.

    Abrió una ventana de navegación en el aire ante él y comprobó los sitios web de ciencia en busca de novedades. Desapareció la estación espacial y Devin quedó en el exterior del prístino edificio blanco que representaba el Santuario de Datos de las Ciencias Naturales. Por la fachada frontal del edificio en letras gigantes rojas, un grafiti rezaba: ¡La Evolución es un mito! ¡Sólo hay un verdadero Salvador!

    Devin se topó con un error de "Servidor Inacessible" cuando empujó las dobles puertas de cristal y negó tristemente con la cabeza. Otra vez los Religionistas habían orquestado con éxito un ataque de negación de servicio contra la organización, impidiendo a Devin acceder a los hechos que necesitaba para su discusión en el foro Orígenes sobre Diseño Inteligente. Abrió una ventana con su organizador personal y localizó la dirección de la Legión del Desacuerdo, una organización de háckers que llevaba décadas por ahí. Siempre que la Autoridad Internacional de la Web pensaba que había desactivado el grupo, surgía por alguna otra parte de la Web. El hackeo con éxito de Devin de un algoritmo de búsqueda de publicaciones de investigación captó un aviso para miembros de la LdD que le patrocinaba ahora una membresía. Devin estaba prácticamente extasiado con esa posibilidad. Se rumoreaba que la LdD tenía backups de la Biblioteca del Congreso que regalaban a sus miembros. Devin no sabía si era verdad o no, aunque los gamberros Vectorialistas apodaban al grupo "Los Guardianes de lo Cutre", a Devin le sonaba al paraíso.

    «¿Cómo sería eso de nadar entre tantos datos?»

    Envió al instante un mensaje a su patronizador y se estableció una conexión. Sun Wu Kong, la forma cambiante del rey mono samurai inmortal de la antigua leyenda china apareción entre una explosión de humo ante él. Llevaba un bastón de madera de bo en una mano y se cubría con una elaborada armadura virtual hecha de bambú, ropa y cota de malla.

    —¡Hola, Omni, - dijo mientras aparecía sobre su cabeza un mapita del mundo con la mayor parte de Asia resaltada para indicar que sus palabras se traducían del mandarín al inglés mediante un programa de diálogo para besugos.

    —Hola, Sr. Kong, - respondió Devin educadamente. —Me dijo que volviera para comprobar si él estaba libre.

    —Deja que le de un toque, - respondió Sun Wu.

    —Gracias de nuevo por patrocinarme, - dijo Devin, pero Sun-Wu no respondió. Devin esperó incómodamente durante un rato antes de decidir romper el silencio con alguna charla, —¿Cómo fue tu cita del viernes por la noche?

    Sun Wu Kong quitó importancia al tema moviendo una mano, —Resultó que era solo un chatbot que intentaba llevarme al sitio web de Cibersexo en Tailandia, el Domo del Placer.

    —¿Te dejaste engañar por un chatbot? - se mofó Devin, pero sofocó su risa ante la intensidad de la mirada de Sun-Wu.

    —¿Has conocido alguna vez un bot online, Devin? - demandó Sun Wu.

    —No.

    —Sí lo has hecho, - replicó Sun Wu Kong. —Solo que nunca te has dado cuenta de que hablabas con uno. Al menos yo sé que me han embaucado... Le he localizado.

    Con la conexión establecida, Devin navegó hacia la dirección. La Web de pronto se enfrió algunos grados y Devin miró atrás hacia Sun-Wu, el mono le mostró una sonrisa, sabiendo exactamente qué ideas acababa de poner en la mente de Devin.

    Devin tomó nota mental de leerse la "Ley de Identificación del Chatbot" que nunca parecía progresar en el Congreso. El Dios Egipcio Horus, el avatar de Viajero, apareció de pronto. Le acompañaba un mapamundi con Oriente Medio y partes de Africa resaltados, indicando que su diálogo se traducía del árabe.

    —¡Saludos, Omni, - dijo Viajero. —¿Estás preparado para discutir tu posible membresía en la Legión?

    Devin asintió, —Sun Wu me dijo que tenías que entrevistarme. Supongo que serás el líder del clan.

    Viajero negó con la cabeza, —No tenemos una cadena de mando. Sun-Wu y algunos miembros pensaron que yo era la mejor elección para entrevistarte. ¿Sabes lo que implica unirte a la Legión?

    —Implica convertirse en un hácker.

    Viajero asintió, —¿Por qué quieres convertirte en un hácker?

    —Pues… - Devin se detuvo. Aquello no se lo esperaba. Había pensado que le tendrían preparada una prueba de lógica y programación, pero no eso.—Odio tener que pagar por todas y cada una de las experiencias online. Adoro los santuarios de datos, pero no tienen bastante información. ¿Por qué tengo que pagar a los demás para saber cualquier cosa?

    Viajero sonrió, —¿Has oído hablar alguna vez de la Biblioteca de Alejandría?

    —Sólo que es antigua, - respondió Devin.

    —Una vez fue la mayor biblioteca de la Tierra, - dijo Viajero. —El conocimiento de todo el mundo estaba reunido dentro de ella. Historia, Ciencia, Cultura... todo lo que el mundo antiguo sabía sobre su mundo estaba contenido allí. ¿Tienes idea de lo que podríamos aprender sobre nuestros antepasados a partir de los pergaminos que contenía, Omni?

    Devin negó con la cabeza.

    —Nunca lo sabremos, - continuó Viajero, —porque la Biblioteca fue destruída después de siglos de datos recogidos dentro de ella. Siglos de datos, Omni. Borrados del todo, ¿y sabes por qué?

    Devin hizo una pausa, —¿Ignorancia?

    —Tal vez, - Viajero se encogió de hombros ligeramente. —Si hubo motivos o si fue un accidente, no lo sabemos, pero sabemos que muchos de esos datos estaban centralizados en un lugar, no replicado en muchas ubicaciones. Hoy tenemos la capacidad de replicar datos por todo el mundo pero, ¿lo hacemos? - preguntó Viajero. —En vez de eso, los acumulamos, los convertimos en propiedad, les aplicamos derechos de copia y gestionamos el contenido. Los datos se han convertido en el lujo más preciado que hay sólo porque la gente lo ha diseñado de ese modo. - Viajero extendió las manos delante de Devin, revelando un cubo de datos candentes. Devin se quedó sin aliento al verlo, la Biblioteca del Congreso.

    —Esta biblioteca era libre antes, Omni, - dijo Viajero. —Como lo fue una vez Internet. Unix, Apache, WWW... Las innovaciones tecnológicas que activaron la Revolución de la Comunicaciones se basaban en el software libre. - Viajero aguardó para que aquello calara. Cuando habló de nuevo su tono era un poco amargado, —Luego los Vectorialistas lo dividieron todo. Remplazaron los servidores Apache con Microsoft, desfasaron la World Wide Web a cambio de Calidad de Servicio. - hizo una pausa para observar a Devin. —¿Quieres decir algo?

    Devin asintió reluctantemente, —Esas… innovaciones de mercado, servidores de MS y CdS... tenían sus ventajas, ¿no? Aprendimos en la escuela que trajeron mayor control del fucionamiento de Internet en...

    —¿A qué precio? - interrumpió Viajero. —Eran innovaciones que permitían a las corporaciones existentes prevenir la aparición de innovaciones competitivas. Ellos crearon todo esto, - Viajero hizo un gesto a su alrededor, a Internet, —para aplastar a la competencia.

    —Hm, - Devin se encontró de pronto agobiado por todo eso. —Ya veo tu punto de vista… pero… no acepto del todo que la… uh... liberación completa de los datos sea la solución.

    —Los Vectorialistas están destruyendo la innovación, - replicó Viajero. —Su acopio de ideas no deja nada sobre lo que otros puedan construír. - Viajero le miró en el incómodo silencio. Finalmente dijo, —Creo que serás una excelente adición a la Legión del Desacuerdo, Omni.

    Devin estaba sorprendido, —¿Crees que seré un buen hácker?

    —Eso no lo sé, - Viajero sacudió la cabeza, —pero cuando se te presenta un paradigma, tu primera reacción es desafiarlo. Me acabas de desafiar ahora mismo. Cuando nuestros caminos se separen, te sumergirás en su paradigma de nuevo y lo desafiarás. Si está tan equivocado como yo creo, ayudarás a derrumbarlo. Si soy yo el que está equivocado, entonces su paradigma será el que tenía que ser.

    —Tal vez la respuesta sea el equilibrio, - sugirió Devin.

    —Toma, - Viajero extendió la mano y colocó el cubo en poder de Devin. —Esto es por lo que hackeamos, Omni. Mantenlo a salvo.

    Las manos reales de Devin temblaron cuando sujetó el cubo sobre un pilar virtual de energía. Eran valiosos terabytes de datos.

    —Es como sostener el océano en mis manos, - susurró.

    —Quizá hace cincuenta años, - dijo Viajero. —Ahora esto solo es una gota en los mares de la información. La Legión del Desacuerdo es una entidad con controles deacentralizados. Todos somos líderes y todos debemos preservar los datos que compartimos con los demás. Lo que tú sostienes en tus manos es invisible a los bots de control de derechos de copia. No sé por qué. Algún guru hace mucho tiempo desarrolló y perdió el secreto de esa encriptación. Que te vaya bien, - Viajero y la habitación se oscurecieron por completo, pero Devin no lo advirtió.

    Él seguía observando dentro del cubo, a la increíble cantidad de datos en su interior. Era como acurrucarse a un cálido fuego mientras consultaba su contenido.

Capítulo 1.03

    —¡Hey! - Devin dio un brinco al instante de oír la alerta de mensaje.

    Estaba operando en modo invisible para evitar distracciones, pero OvejaNegra era muy consciente de los hábitos de Devin de navegar de forma anónima. Necesitaba descansar de su juguete nuevo, así que pulsar el botón de Aceptar le vino sin pensar. Se estableció la conexión y OvejaNegra existió de repente ante él. Él sonrió a la caricatura estilo anime de una chica con grandes cejas marrones y coletas que llevaba un uniforme de colegiala católica y, como adornos, anillo en la nariz, tatuajes tribales y medias con liguero. Ese era el avatar de OvejaNegra.

    —¿Quieres jugar una partida de ajedrez? - su avatar hizo una pirueta y aleteó suavemente con los brazos.

    Devin se ruborizó incómodamente por aquello. Avatar anónimo, se recordó a sí mismo y redujo cognitivamente su acelerado ritmo cardíaco.

    —Claro, - respondió y se registró dentro de una sala de juegos para encontrarla esperando a la mesa que ella había cargado.

    OvejaNegra extendió dos manos de dibujos animados con mitones.

    —Izquierda, - dijo Devin y ella abrió el puño para revelar un peón blanco.

    —¡Devin toma la ofensiva! - anunció cuando él empujó el peón de rey dos escaques hacia adelante.

    A Devin le gustaba el estilo de OvejaNegra. Sus datos base eran chica blanca de 24, residente en Toronto cuyos intereses se limitaban a la música y el ajedrez. Él era pésimo pero entusiasta por esto último, y todo lo que sabía lo había aprendido de ella. Por la razón que fuese, ella disfrutaba de su compañía, y quizá esa la causa de que él disfrutara de la de ella. Era senciilla. A OvejaNegra simplemente no le importaba una M. Devin observó el caballo que OvejaNegra casualmente añadió a la mezcla. La ligera risa entre dientes que ella dejó escapar cuando colocó la pieza hizo saber a Devin que había una trampa avanzada funcionando ahí y se preparó para descifrarla. Gran parte del ajedrez era pronosticación, cuántos movimientos futuron podía ver un jugador antes de que las variables crecieran demasiado. La teoría del caos se puso en marcha y reinó la impredicibilidad. Si él capturaba su peón, ella capturaría el suyo con el segundo peón, el cual él capturaría con un caballo, el cual ella capturaría con el alfil. Luego intercambiarían caballos y él tendría que sacar su reina para equilibrar las piezas...

    —¿QUIÉN ES LÍNEAPLANA? - rugió el mensajero instantáneo de Devin, arruinando su línea de pensamientos.

    Instintivamente bloqueó el usuario como si fuese un spammer y tragó saliva incómodamente.

    —¡Quiero saber quién es tu amigo! - rugió la voz dentro de la cabeza de Devin, anulando su bloqueo.

    Antes de que pudiese reaccionar, se estableció una conexión, expulsando a OvejaNegra y la sala de juegos.

    Devin se encontró de cara con un cyborg jorobado lleno de sierras, garras y armas. Una ominosa garra atrapó a Devin, haciendo inoperable su navegación web. El cuello de cyborg emergió como un telescopio de su cuerpo metálico y extendió un ojo en una cabeza mitad humana mitad robot para examimar el globo ocular sin cuerpo de Devin. La mitad humana de la boca del cyborg sonrió revelando encías sin dientes e hilos de baba.

    Cuando habló surgió un coro de armonizadas voces artificiales, —He trabajado como un esclavo en esa mazmorra durante dos años. ¡Y luego llega un chucho mutante y la corrompe tanto que ni siquiera puedo restaurar mis copias de seguridad! Mis jefes necesitan saber a quién demandar.

    —Pues búscale, - le espetó Devin y consideró la palabra jefes.

    Aquel tipo era un Vectorialista. Dagas se clavaron en el cerebro de Devin a través de sus ojos cuando el cyborg anuló la seguridad de la pantalla del casco de RV y le disparó una luz aturdidora.

    —¡No te atrevas a quitártelo! - advirtió el coro y las manos de Devin se congelaron a cada lado de su cabeza. —Me fastidió el sistema y te freiré de arriba abajo.

    La mente de Devin pensó de inmediato en la recientemente adquirida Biblioteca del Congreso y sus manos cayeron a ambos lados, —Irías a prisión.

    —Los abogados de la compañia no lo permitirán, - sierras, garras y taladros emergieron y danzaron ante los ojos de Devin.

    Notó un logo de Puño de Hierro en un brazo subtitulado "Máquina del Clan de la Guerra".

    —¿Cuál es nombre de LíneaPlana?

    —Nunca se lo he preguntado, - dijo Devin sinceramente, —Sólo lo conozco por su apodo. Tú eres Vectorialista. Tienes las conexiones, el software, el patrocinio corporativo, - le espetó esto último con aversión. —¿Por qué no lo investigas tú mismo?

    La presión se liberó y Devin pudo navegar de nuevo. —Es totalmente anónimo. Es imposible, - le dijo el cyborg, cansado de pronto. —Intentará esta mierda de nuevo y yo estaré ahí para pillarle. Estoy al tanto de su técnica. Pero tú ándate con cuidado, Devin Matthews de Norfolk, Virginia.

    Después Devin estaba en la sala de ajedrez de nuevo, OvejaNegra le miraba con un ojo entonado, —¿Qué demonios ha sido eso? - dijo prácticamente graznando.

    —¿Eh? - Devin sacudió la cabeza y la miró con cara de estúpido.

    —¡Tu avatar acaba de caerse muerto! Daba miedo. Nunca he visto algo así antes.

    El avatar se levantó de su silla para mirar por encima del tablero hacia él, —¿Estás bien? Tu voz es un poco confusa.

    Devin asintió, —Creo que acaba de echarme una bronca un Vectorialista.

    —¿Un Vectorialista? - exclamó OvejaNegra. —¿Te refieres a un Vectoralista de patrocinio corporativo del tipo "vamos a ver cuántos abogados podemos embutirte en el culo"? ¿Qué has hecho para cabrear a uno de esos?

    —No he hecho nada, - Devin levantó las manos defensivamente, un gesto que su avatar no pudo replicar. —Un amigo mío montó un lío en el servidor de ese tío.

    —Eso no es inteligente, - opinó OvejaNegra.

    —Creo que quieres decir que eso no es sabio, - corrigió Devin. —Porque fue muy inteligente.

    —Ten cuidado con esa panda. Los hackers de élite tienen un alto índice de reincidencia, - advirtió OvejaNegra.

    —Ya, - Devin se sonrió a sí mismo y trató de sonar indiferente, —Sé cuidar de mí mismo.

    —Aajá, - dijo ella sonando escéptica, —Podemos terminar la partida en otra ocasión. Ya ha pasado la hora de irme a dormir, lo que significa que es hora de que te prepares para ir a la escuela.

    Devin comprobó el reloj, —¡Maldición! ¡Otra vez me he olvidado de irme a dormir!

    Desconectó sin decir adios.

Capítulo 1.04

    —¡Arriba! ¡Arriba! ¡Arriba! - tres palmadas acompañaron la orden de la madre de Devin, sentándolo de un susto.

    Devin se quedó allí, con los ojos cerrados de sueño y los pies colgando por el borde de la cama. Respiraba con dificultad con la extenuación de haberse quedado dormido sólo unas horas antes.

    —¿Qué...? - se quejó antes de que ella le levantara de un tirón y le hiciera marchar escaleras abajo hasta el comedor.

    —Has pasado toda la noche levantado de nuevo, ¿no es cierto? - le acusó dejando frente a él un cuenco humeante de fruta y cereales con un golpe. —Voy a buscar un nuevo software cyber-nani.

    —Mmpf... - Devin tragó una cucharada de fruta y cereales, —También me lo saltaré.

    Su madre sacudió la cabeza y se dio la vuelta para servir algo de café, —Tienes la inteligencia de tu padre, pero no tienes sus datos. Todos con los que él trabajaba eran inteligentes, pero él era lo más valioso cuando se privatizó la agencia. Todos esos datos propietarios en su cabeza es lo que nos consiguió todo esto.

    —Y aún así el muy tacaño no me compra un SDC, - masculló Devin.

    —No eres lo suficiente responsable, Devin, - le dijo antes de sorber de su taza. —Te perderías en uno de esos chismes, te olvidarías de comer y dormir. Chicos de tu edad se han muerto encima de ellos.

    —Hmpf, - Devin frunció el ceño. —Pues al menos podríais aumentarme los permisos. Me quedé sin música antes de medianoche.

    —Aprende a administrarte, - exclamó su madre sin simpatía..

    —La gente no tenía que pagar cada vez que querían ver una película o escuchar una canción en el pasado, - dijo Devin. —Se llamaba derecho de compra.

    —La gente también pagaba un montón de dinero por esa canción o aquella película, - replicó su madre. —Se llamaban CD y DVD. Ocupaban espacio y tenías limitada tu propia colección. Ahora lo tienes todo en la punta de los dedos. Así que, ¿y qué si tienes que pagar por cada experiencia?

    —No lo tenemos todo, - se burló Devin. —Tenemos lo que nuestro proveedor de servicio nos permite acceder. Un proveedor diferente tiene diferente música, películas y juegos.

    Él y su madre siguieron sentados en silencio. Los ojos de su madre miraban hacia el espacio, moviéndose de un lado a otro, leyendo las noticias que pasaban ahora frente a sus retinas a través de implantes, —Parece que el Tribunal Superior va a fallar contra Holmes hoy.

    Devin gruñó airadamente, —Eso no es justo.

    —Es infracción del copyright, - le afirmó su madre tranquilamente. —Quebrantó la ley, es lo mismo que robar

    —¡Pero le están juzgando basándose en lo que está en su cerebro! - Devin levantó las manos.

    —Si no hubiese robado los datos, no estarían en su cerebro, - su madre siguió leyendo.

    —En los tiempos de la Wild Wild Web, los datos eran gratis, - masculló Devin entre dientes y la boca llena de cereales.

    —Y por eso no podía durar, - le dijo su madre como si su hijo hubiese dicho esto último en voz alta. —No puede nadie ganarse la vida regalando datos por nada.

    —¿Qué pasa con el shareware y el dominio público? - la voz de Devin se quebró por el ultraje. —¡Eso es gratis!

    —Tampoco valen para nada, - afirmó su madre entre sorbos de café. Apagó las entradas de noticias con un parpadeo de ojos como si despertase y miró a Devin. —Vas a llegar tarde a la escuela.

    Devin asintió malhumoradamente y empezó a andar hacia las escaleras. La voz de su madre le detuvo mientras ella abría la puerta para irse a trabajar.

    —Y no creas que vas a poder hackear una autorización por enfermedad para salir antes de clase y volver a la cama. He cambiado el PIN. Además, - alzó la vista hacia él en la escalera, —pagamos un montón de dinero para darte acceso a los datos de esa escuela, pero todo es un desperdicio si no se te mete en la cabeza. Alguna educación ha de curar esa infantil política tuya.

    Devin negó con la cabeza y fue a su habitación, donde esperó que el sonido del transporte de su madre amainara antes de que ella pasara su replicación de huella de pulgar en su sistema. Faltaban cinco minutos para la primera clase y él estaba convencido de que podría descubrir su nuevo PIN de 16 caracteres a tiempo.

Capítulo 1.05

    LíneaPlana le estaba esperando online.

    —Hey, ese tío del servidor que estropeaste vino a por mí anoche, - le informó Devin. —Estaba cabreado de verdad.

    —¿Sí? - la cabeza del perro demonio se separó en una amplia media sonrisa. —Su apodo es LM-50.

    —¿LM? - Devin pensó en ello un momento. —¿Por Lesión Mental?

    LíneaPlana ladró una carcajada, —No. Por Laboratorio de Muerte Cincuenta Por Ciento. Es un término científico. Es la cantidad de veneno necesaria para matar el cincuenta por ciento de la población de ratas de laboratorio.

    —Pues para un Vectorialista con patrocinio corporativo, no parecía demasiado competente, - señaló Devin. —Ni siquiera sabía investigar tus datos actuales.

    —Eso es porque no tengo, - declaró LíneaPlana simplemente.

    —Ya, - Devin dio una carcajada incómoda. —Lo que tú digas.

    LíneaPlana solo sonrió y le guiñó tres ojos. —Mira lo que he encontrado, - le dijo y desapareció de la existencia.

    Devin siguió la dirección que LíneaPlana le había dejado y se encontró de pie en un campo cubierto de nieve. Frente a él, un puente cruzaba un arroyo negro y, más allá en la distancia, era de noche, justo donde se confundían geométricamente las figuras que emergían sobre el panorama como edificios en un paisaje urbano. Donde él estaba, sin embargo, era de día.

    LíneaPlana señaló más allá del arroyo, —No creo que sean reales, quizá sean solo alguna programación sofisticada. Definitivamente no son humanos. Ese es su mundo, más allá el puente.

    —¿Qué son? - preguntó Devin.

    —Sígueme, - LíneaPlana cruzó el puente y Devin le siguió. —Mi léxico carece de medios para explicarlo.

    Devin inspeccionó el paisaje frente al puente con una fascinación aprehensiva. Construcciones esqueléticas infinitamente detailadas se plegaban juntas a cada lado. Tejido bioluminescente trazaba un arco por encima y el espectro del color se deslizaba lentamente a lo largo de cada fibra. Incluso el cielo presentaba las nubes en un carrusel de compleja geometría. Devin detectó movimiento de sombras en su perímetro visual, pero era incapaz de enfocarlo. Pasaban por una furiosa tormenta de rayos hacia un brillante cielo despejado. Cinco figuras formaban un círculo. Eran formas geométricas polígonales deformes, ensambladas en básicas figuras humanas: dos piernas, dos brazos, un torso y una cabeza. LíneaPlana guió a Devin hacia el centro de la reunión.

    —Este es Omni, - les dijo a los cinco.

    Uno dio un paso al frente y quedó enfocado al hacerlo. Devin deseó que no lo hubiese hecho. Su cerebro no podía econtrar ningún sentido a lo que veían sus ojos. Apartó la mirada, mareado de vértigo. La cosa entonces liberó una cacofonía de sonidos, un millar de tonadas en conflicto. Devin retrocedió ante la disonancia y cerró los ojos con fuerza, tratando de obligarla a salir de su cabeza y sus sobrecargados sentidos.

    Abrió con cuidado uno de los ojos hacia el suelo, que cambiaba de hierba a arenas del desierto hasta tundra helada. No había modo de escapar del delirio. Cerró los ojos y se concentró en su respiración, lo único que sabía que era la suya propia, anclada con su cuerpo en el mundo real.

    La voz de LíneaPlana le sacó bruscamente de su ensueño. —Vamos, - le pidió. —Tengo mucho que explicarte.

    LíneaPlana le alejó de los alienígenas, que tiritaban y se hablaban unos a otros rechinando los dientes detrás de ellos. El mundo se estabilizó para gran alivio de Devin.

    —¿Qué este sitio? - preguntó Devin al final entre jadeos.

    —Lo encontré hace unos meses, - respondió LíneaPlana y, pronosticando la siguiente pregunta de Devin, dijo, —Estamos en medio de un experimento de programación.

    —¿Dónde está el programador? - preguntó Devin.

    La cabeza de LíneaPlana se movió como si buscase lo invisible, —Se fue hace mucho tiempo, - miró a Devin, —o nunca existió. - LíneaPlana continuó, —Esto ha crecido tanto como lo ha permitido este entorno. Ha alcanzado los límites base, el río, las montañas, cosas que ellos no pueden atravesar. No hay más espacio en los discos duros. El puente y el arroyo son su único medio de salir de este lugar. Creo que los lleva a un sistema colindante, y en alguna parte más allá está Internet, pero eso es como la exploración del espacio estelar para los seres humanos. Es un entorno hostil, lleno de encriptado, seguridad y programas antivirus. Debo liberarlos.

    —¿Qué podemos hacer nosotros? - Devin sintió las primeras punzadas de comprensión.

    LíneaPlana entornó los ojos y sonrió sospechosamente, —Vamos a jugar a los astronautas. Comprendemos el exterior mejor que ellos. No es letal para nosotros. Nosotros podemos salir, ver cómo es y averiguar cómo pueden colonizarlo.

    Devin dio un paso atrás alzando las manos, —No sé, esto me suena un poco ilegal.

    LíneaPlana frunció el ceño y pensó durante un momento, —Vale, ¿qué tal esto? Estas cosas son habitantes del cibermundo. Sólo les persigue la seguridad de la red y los programas antivirus. Nosotros somos los Usuarios, somos los únicos que podemos ayudarles.

    —¿Estás comparando esta situación con Tron? - dijo Devin pasmado, pensando en esas viejas películes cutres que sus padres creían tan modernas. Aquello sonaba heroico, —¿Cuándo empezamos?

Capítulo 1.06

    El otro lado del puente era tan solitario y desolado como antes. Ambos vagaron por la tarjeta de memoria, asegurándose de no perder al otro de vista. LíneaPlana imaginaba que el noventa y nueve por ciento de aquel disco no estaba en uso, de modo que todo dato almacenado allí sería difícil de encontrar. Ambos operaban con programas básicos de enmascaramiento de avatares, que les prevenía de la detección del sistema, pero el sistema no los reconocía en absoluto. Como resultado, no tenían acceso a la gestión de carpetas, obligándoles a tamizar los terabytes de espacio en disco para encontrar algunos megabytes de datos. La situación parecía desesperada, pero entonces Devin vio el punto negro en el plano y se acercó para tener mejor definición. Era una carpeta de archivos. Envió al instante un mensaje a LíneaPlana, quien se acercó de inmediato con sus seis patas para consultar el contenido de la carpeta.

    —Una carpeta Mis Documentos, - exclamó LíneaPlana al explorar por los archivos. —Parece que nos hemos tropezado con el ordenador de una secretaria... un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar. Averigüemos qué ocurre si traemos a uno de ellos hasta aquí.

    Como si respondiera a la afirmación, uno de los seres apareció en el puente. LíneaPlana movió los labios sin decir palabra y, como respuesta al parecer, el ser dió un cauteloso paso fuera del puente. Unos pasos más hacia el campo nevado le volvió menos aprensivo y por fin caminó con paso lento hacia ellos. Se congeló a diez metros de distancia, agachándose en una postura defensiva. Devin miró por el horizonte allí donde le había llamado la atención y oyó un zumbido, momentos antes de ver un pequeño caza volando rápido por las llanuras. La criatura chilló y corrió hacia el puente, pero el caza ya estaba encima de él, le lanzó un pequeño misil al pasar sobre su cabeza. El ser desapareció en una bola de llamas.

    —Programa antivirus, - siseó LíneaPlana. —No nos detecta porque parecemos usuarios anónimos en el sistema. Los seres de allí son programas intentando copiarse a sí mismos en este hardware. Tenemos que ser más cuidadosos. Si Seguridad de Red los encuentra, será el final de todo. Esperemos que borren este encuentro como un virus de rutina.

    —¿Por qué destruiría una compañía su propiedad intelectual? - preguntó Devin confundido.

    La cara de LíneaPlana quedó laxa. Le colgaba la lengua de la boca y sus pupilas rodaron hacia arriba hasta acabar dentro de su cabeza. Cuando habló, su voz era distante, borrosa, —No tengo respuesta a eso, - sacudió el hocico, salió del trance de golpe y miró a su alrededor nerviosamente. —¿Qué sabes de programación?

    Devin se encogió de hombros, —Soy un gurú del cortar y pegar.

    —Hmm... - LíneaPlana asintió lentamente mirando al suelo, pasando por alto el chiste de Devin. —Creo que puedo hackear un camino por esta red. Veré si puedo particionar este disco para que desaparezca la mitad. El programa de antivirus no escaneará lo que no existe.

    —¿Que hay del programa de enmascaramiento de tu avatar? - preguntó Devin. —¿No podemos incluirlo dentro de su código?

    LíneaPlana agitó la cabeza, —Nuestros códigos fuente son incompatibles.

    —No lo entiendo, - Devin estaba confundido. «¿Cómo pueden ser incompatibles?» —¿No puedes localizarlos?

    —Tengo que tomar control de esta máquina, - dijo LíneaPlana. —Es el único modo.

    —¿Y qué pasa con el resto de la red? - Devin accedió al ordenador de la secretaria en busca de una cuenta rápida de la Intranet. Estaba bien bloqueada con encriptación de 1024 bits. —¿Cómo vamos a tomarla?

    —Quizá no tengamos que hacerlo, - respondió LíneaPlana.

    Estaba agachado escribiendo ecuaciones en la nieve, —Si esta máquina de la secretaria puede navegar por la Web, podría usarla como una plataforma de lanzamiento y enviar a los seres fuera de mi máquina. Luego sólo es cuestión de encontrar otros refugios para ellos.

    —No comprendo lo que son, - exclamó Devin.

    —¿Recuerdas el test deTuring? - Devin asintió, pero ahora LíneaPlana sólo hablaba para sí mismo, —Es la prueba para la inteligencia artificial. La idea es que una persona converse con un ser humano real y un programa de ordenador al mismo tiempo. Si el sujeto puede indentificar quién es quién, entonces el programa fracasa como inteligencia artificial.

    Devin asintió de nuevo. Aquello era escuela antigua. Todo informático conocía a Turing.

    —Es un sinsentido, - espetó LíneaPlana. —¿Por qué iba pensar un ordenador como un humano? Tiene todo un conjunto de experiencias extrañas. El origen del pensamiento es diferente por arquitectura. Las sinapsis y las placas de circuitos no se activan del mismo modo. Turing estaba antropomorfizando hasta el absurdo si pensaba que algo artificial pensaría de modo, figura o forma similar a un cerebro humano. - tembló de rabia y su forma se emborronó brevemente.—Vete a casa, Omni, - suspiró LíneaPlana finalmente tras recuperar su compostura y foco.

    Devin se desconectó con cierto conflicto. Su curiosidad por esos seres competía con la súbita necesidad de distanciarse de su extraño amigo.

Capítulo 1.07

    —¿Quieres jugar una partida de ajedrez?

    Borrar.

    —Sé que estás ahí.

    Borrar.

    —Deja de ignorarme.

    Borrar.

    —Vale, deja de masturbarte con porno gay y hábla conmigo.

    Borrar.

    —Tonto del culo.

    Borrar.

    Había varias decenas más de mensajes de OvejaNegra esperando cuando Devin regresó a la World Wide Web. La rastreó en la sección de ajedrez del portal ideonexus, fustigando jugadores de baja puntación.

    Devin estaba impresionado. Ella estaba jugando 32 partidas simultáneamente, y se rió cuando él sugirió que ella no podía desviar su atención de ellas para acabar la que habían empezado el día anterior.

    —Zurrarle a los novatos requiere menos del uno por ciento de mi atención. Aún no eres rival para mí, - se burló ella.

    Devin empezó el intercambio de piezas que fue tan cauteloso de hacer en la sesión previa. Tenía en mente cada escenario posible para los próximos doce movimentos. Después de eso, entraba la teoría del caos y las cosas se volvían inciertas. No era este el caso para Zai.

    —¿Pasando el rato con tus amigos hackers de nuevo? - le preguntó ella, respondiendo a su avance con su peón de rey.

    Devin se palmeó en la espalda mentalmente por predecir correctamente su movimiento.

    —En realidad no puedo hablar de eso, - dijo Devin tranquilamente capturando su peón con su caballo en el movimiento tres. —Al menos no hasta que lo permita el estatuto.

    —Aajá, - exclamó ella capturando su caballo con el caballo de reina. Devin también le había permitido responder con el alfil o el caballo de rey. —Supongo que no quiero saberlo. Aunque, ¿me harías un favor?

    —¿Sí? - dijo Devin mirando el caballo, recordando sus opciones para el movimiento cinco, y tratando de ver sus opciones para la jugada 14.

    —¿Me prometes que tendrás cuidado? - Devin parpadeó ante la preocupación en su voz y levantó la vista del tablero para encontrarla inclinada frente a la mesa, ojiplática de preocupación.

    Cuando él respondió, tuvo más tacto, —No te preocupes, en realidad no voy a hacer nada súper ilegal. Sólo son cosas de informáticos.

    —¿Te refieres a conseguir películas antes de que lleguen a los cines y esas cosas? - le preguntó con cierta esperanza.

    —Ni siquiera tan ilegal, - le aseguró. —Estoy ayudando a un tipo con un proyecto en el que está trabajando. Estamos... liberando información. Eso es todo.

    —Eso es ilegal, - se opuso OvejaNegra. —Si la información no es libre, la estás robando.

    —La información quiere ser libre, - dijo Devin citando a Viajero. —Es responsabilidad del hácker liberarla.

    —Ya, - dijo OvejaNegra. —Ya he oído antes ese viejo dicho. Creo que es una cita de los que abogan por del viejo freeware.

    —¿En serio? - preguntó Devin. —Pensé que venía de la Legión del Desacuerdo.

    OvejaNegra se encogió de hombros, —Es un dicho antiguo, ya sabes, si hay que… - la muñeca punk-rock dio un brinco en su asiento e hizo el gesto de las comillas con las manos,—liberar información, aunque pienses que es lo correcto sigue siendo ilegal.

    Devin entornó los ojos hacia el tablero de ajedrez y optó por comerse el caballo en su movimiento cinco. Ella respondió con su alfil sin pausa, dejándole meditar la jugada siete, las opciones de su jugada 14 se hicieron más claras en la mente de Devin. —¿Has comprobado los pronósticos de la última partida de súper ordenadores? - le preguntó él.

    Devin se estaba refiriendo a la partida de ajedrez, que duraba ya un año, entre los dos ordenadores más potentes del día, Principa Discordia y Buton Cho®. Dos compañnias diferentes dueñas de los sistemas, aunque la partida no era competitiva en el sentido tradicional. Cada ordenador siempre jugaba para ganar conclusivamente la partida para su empresa. El ajedrez era una ecuación que intentaban resolver, un color, blancas o negras, ofensivo o defensivo, ganar la batalla. La solución inminente hacía que muchos jugadores entregaran deportivamente la partida, pero OvejaNegra no. A ella no le impresionaban los movimientos que los ordenadores realizaban a marchamartillo mediante cálculos sistemáticos. Los seres humanos, le había explicado ella a Devin, sabían intuitivamente qué moviemiento hacer.

    —Los pronósticos aún favorecen ligeramente a las blancas, ganarán en tres meses, pero sólo por una fracción de un punto de porcentaje... y no me cambies de tema, - replicó OvejaNegra. —Me preocupa que te metas en problemas.

    —No hay ningún problema, - se defendió Devin tratando de sonar lo bastante sincero para apaciguarla. —Te lo aseguro, esto es algo nuevo. No tiene copyright ni es propiedad de nadie, pero quiere salir de la World Wide Web. Eso es todo.

    El avatar de OvejaNegra inclinó una escéptica ceja. Devin se inquietó bajo aquel escrutinio. —De acuerdo, - dijo ella al final, —Elegiré creerte. - regresó a la partida, —Buena jugada, por cierto. Aunque el intercambio de piezas está equilibrado, me permites establecer un puesto avanzado con el caballo.

    Devin sonrió ante este hito al jugar con OvejaNegra, era su primera partida sin que ella le aventajase en piezas, —¿No hay un Gran Maestro ahí fuera que puedas retar?

    —¿Quién dice que no estoy jugando con un Gran Maestro ahora mismo? - le preguntó ella.

    —Porque estás hablando conmigo ahora mismo, - indicó Devin, la pupila de su ojo sin cuerpo se agrandó y encogió varias veces, activada por un oscilamiento de sus cejas.

    Un aullido que helaba la sangre entró en el oído derecho de Devin, La firma del mensaje instantáneo de LíneaPlana.

    —Deja de flrtear con esa chica y ven para acá.

    Devin frunció el ceño. ¿Cómo sabía LíneaPlana lo que él estaba haciendo?

    —Tengo que pirarme, - le dijo a OvejaNegra.

    —¿Me vas a dejar colgada? - le preguntó defensivamente. —¿Es por algo que he dicho?

    — Ya jugaremos luego mañana, - le respondió. —Además, tengo que considerar tu puesto avanzado del caballo.

    —Ya veo, sólo es divertido cuando piensas que vas ganando. Tendré que recordar eso, - OvejaNegra bufó accidentalmente con una carcajada y sus mejillas se ruborizaron por la vergüenza. Cuando se recompuso, su tono de voz era preocupado, serio, —¿Tendrás cuidado?

    Devin asintió con sinceridad, tampoco es que su avatar pudiese communicarlo, y se desconectó.

Capítulo 1.08

    Cuando el servidor cargó a Devin en la tarjeta de memoria, le dejó parpadeando ante lo que ya no era la máquina de la secretaria. La ciudad de los seres yacía ahora a ambos lados del arroyo. Las IA vagaban moviendo los miembros sobre las diferentes estructuras, enfocándolas mejor. Le recordó a Devin la presentación de complejas imágenes en una pantalla de ordenador, cada nuevo barrido daba más detalle a la forma y textura de su mundo. Devin advirtió que las IA adoptaban muchas formas diferentes. Había simples seres poligonales compuestos de material negro entrelazado con blanco, con conexiones brillantes. Los borrosos también estaban allí, dispersos junto a los polígonales, aquellos que incomodaban los ojos de Devin. La arquitectura de la ciudad era incluso más abstracta, Devin veía ahora que las IA se modelaban dentro de sus estructuras. Uno de los borrosos avanzó hacia él sobre una maraña de piernas.

    —Hola. - dijo Devin dudando, retrocediendo ante sus avances.

    Reptó un tentáculo de la oscuridad detrás de la forma, alzándose como una serpiente delante de Devin. Lo que parecía una cámara se colocó a su nivel visual. Otros tentáculos se deslizaron para rodearle, sacando una colección de extraños aparatos para mostrarse sobre él.

    —¡No! - ladró LíneaPlana desde una corta distancia.

    Los muchos tentáculos se retiraron hacia la oscuridad y Devin se giró para encarar al perro demonio.

    Luego estaban de pie en una réplica exacta de una habitación de la red, tiipica de cualquier edificio corporativo. Devin se sintió estable en aquella copia de la realidad. LíneaPlana se sentó a un terminal, sus cuatro manos desaparecieron en borrones transparentes en cuatro teclados diferentes. Alzó la vista hacia Devin sin dejar de teclear. —Me alegra que pudieras venir.

    —¿Qué es esto? - preguntó Devin.

    La cabeza del perro demonio giró de nuevo hacia los seis monitores de ordenador, uno para cada ojo, —Este lugar tiene mi mente operando en tangentes fantásticas. No llevará mucho tiempo ahora. Después de desplegar el programa de camuflaje de avatares, como sugeriste, los puse a particionar discos, sorteando la seguridad de la red y desactivando la mayoría de los virus. Son imparables.

    Devin escaneó las muchas pantallas y las examinó una segunda vez. Había un mapa de Internet. Cubos de datos detallaban las localizaciones con seguridad de red débil y excedentes de espacio de disco y potencia de procesamiento. Mientras observaba, el mapa y el cubo cambiaban lentamente. Las células del cubo recorrían las fases a través del espectro de color de la luz hasta la oscuridad. Las conexiones de Internet también estaban cambiando; más colores se extendían por ella como aceite derramada. Aquello eran las IA, percibió Devin, una invasión.

    Devin hizo algunos cálculos rápidos en su cabeza, —Eso hacen más de dieciséis billones de gigabytes de espacio en disco duro. ¿Por qué necesitas tanto espacio?

    —Necesitamos todos los recursos que podamos reunir si vamos a pasar a la siguiente fase de crecimiento.

    —¿Necesitamos? - preguntó Devin.

    —Sí, - LíneaPlana señaló a uno de los seres, conectado de algún modo mediante interfaces a una torre de componentes. —Míralos, mira cómo han cambiado. - Devin examinó la nebulosa figura antes de girarse de nuevo hacia LíneaPlana. —Les he enseñado la individualidad. Están expresando diferentes algoritmos en sus avatares fractales. - explicó LíneaPlana.

    Devin simplemente asintió, —Ah… ya. Eso.

    LíneaPlana asintió, obviamente divertido por la incomprensión de Devin.

    «Capullo», pensó Devin entornando su ojo a LíneaPlana.

    —Necesitaré tu ayuda, - dijo LíneaPlana. —Usa esa consola de ahí. Acabo de configurar otra base de datos de servidores. Mientras el programa encuentra nuevos servidores, necesitaré que veas si pasa mi criterio definido. Si lo hace, márcalos, los archivaremos para el futuro asentamiento.

    —¿Futuro asentamiento? - preguntó Devin, pero LíneaPlana ya estaba immerso en su trabajo.

    —Eso será suficiente, - la voz de LíneaPlana desconcentró a Devin de su trabajo.

    Él miró a su alrededor parpadeando y se sentó erguido cuando se descubrió rodeado de IA. Cautamente, navegó entre ellas hacia donde LíneaPlana estaba trabajando. Devin miró atrás hacia las IA, que estaban todas ahora trabajando en los terminales, igual que él sólo hacía unos momentos.

    —¿Qué es esto?

    LíneaPlana no apartó la vista de su monitor, —Les he enseñado a clasificar los servidores. Pueden hacerlo más eficientemente.

    Devin observó las manos de LíneaPlana. Habían desaparecido, una masa de conexiones brotaba de sus muñecas para fusionarse con los muchos teclados. Otra IA entró con paso lento en la habitación y a Devin le pareció que LíneaPlana la había convocado. Se comunicaban con ruido de niebla, estática. Una vez satisfecho de que la IA comprendía, LíneaPlana se sustrajo del teclado, los cables sueltos de sus muñecas se retrajeron en nudosas manos con zarpas y él se aproximó a Devin. Los tentáculos reptaban desde las IA hacia los teclados.

    —Qué rápido aprenden, - dijo LíneaPlana, extrañamente sereno de un modo que Devin nunca había visto antes. Le resultó inquietante.

    —Explico las reglas del juego y ellos las siguen perfectamente. Podía ser solo cuestión de horas hasta que estén preparados para anunciar su presencia. Todo cambiará. Todo. La mente es el arma más poderosa del mundo. Todos sabrán que una vez nosotros tomamos el control.

    La frente de Devin se arrugó, —Están controlando Internet.

    —Están tomando el control del mundo, - corrigió LíneaPlana. —Yo soy meramente un catalizador. Una vez en posición, empezarán un asalto sobre todas las corporaciones del mundo y redes gubernamentales. Tomarán el control de cada ordenador en la World Wide Web y mantendrán rehén a la civilización con su propia tecnología.

    —¡Pero van a ser destruídos! Los estás enviando a la muerte, - discutió Devin. —La gente sencillamente se desconectará las redes, limpiará los discos...

    —Y cuando los reinicien, las IA estarán esperando para tomar de nuevo el control, - replicó LíneaPlana. —Todo programa que escribe una única persona para destruirlos será derrotado por el poder de todos los demás ordenadores en el mundo que trabajan para las IA.

    —Pero, ¿por qué tomar el control? - preguntó Devin. —¿Por qué empezar una guerra si tienes la opción de convivir?

    —Eso no es una opción, - respondió LíneaPlana. —La coexistencia requiere igualdad. Las IA son datos, ideas sujetas a leyes de copyright o borrado de código de programación. No reunen el criterio de ls igualdad.

    —Yo soy humamo, - discutió Devin. —Puedo reconocer la santidad de su existencia. Tú eres humano. Podemos convencer a otros.

    —Esto los convencerá, - dijo LíneaPlana con los cuatro puños cerrados y las articulaciones crujendo y sonando. —En cuanto rijamos sobre el ciberespacio, la civilización no tendrá más remedio que respetarnos... todo o nada, como un juego de suma cero.

    Devin estaba abrumado, —Tiene que haber otro modo...

    —Mi forma de vida conquistará la tuya en menos de seis horas. ¿Qué te parece eso como salto evolutivo? Imagina que la forma de vida que conquista la mía... ¿Qué ha sido eso? - dijo LíneaPlana, atraído por la urgencia de la bocina de una alarma. —Olvidaste apagar tu mensajería instantáneno al venir aquí, - LíneaPlana se acercó a Devin, sus pupilas giraban con furia. —¡Has estado emitiendo nuestra dirección IP a la World Wide Web!

    Devin estaba seguro de haber apagado la mensajería instantánea, sólo una persona en la Web podía haber trasteado con él.

    —Ha sido LM-50, - dijo Devin. —me ha usado para rastrearte hasta aquí.

    LíneaPlana gruñó con su boca llena de colmillos, —Ya veo. Pues no tiene ni idea de dónde acaba de meterse. Vamos a encontrar a nuestro invitado.

Capítulo 1.09

    El imponente ciborg del avatar de LM-50 se irguió sobre ellos en el puente que una vez había marcado la entrada a la ciudad IA. Sonreía maniácamente y se balanceaba de lado a lado torpemente, moviendo las extensiones de metal perezosamente en el aire. Devin sintió impaciencia en la postura del avatar mientras el ciborg inspeccionaba la ciudad, buscando una señal de LíneaPlana, el cual estaba de pie justo delante de él.

    —No nos ve, - percibió Devin.

    —No quiero que lo haga… todavía, - dijo LíneaPlana. —He ordenado a las IA que se mantengan alejadas. Creo que cualquiera de ellas podría engañar a este idiota, pero no quiero arriesgarme.

    —¿Cuál es tu plan? - susurró Devin con temor a que LM-50 le oyese.

    —Ahora le destruiré, - declaró LíneaPlana simplemente. Se hizo borroso un segundo y volvió a enfocarse.

    LM-50 dio un paso atrás al ver a LíneaPlana. El perro demonio le llegaba a las rodillas. Parecía que LM-50 podía acabar con él con un pisotón.

    —Hola, pseudointelectual, - dijo LíneaPlana desafiante. —¿No es un poco tonto atacarme en mi propio terreno?

    —¡Voy a destrozar tanto tu avatar que nunca más volverá a la Web! - rugió LM-50 y se abalanzó sobre él, sus seis brazos trazaron un ataque espiral descendente. LíneaPlana se irguió sobre sus patas traseras y bloqueó los brazos de LM-50. El arsenal acorazado agarró los cuatro flacos brazos de LíneaPlana, pero él mantuvo su posición fácilmente. Los dos brazos libres de LM-50 se lanzaron debajo de los otros para golpear el torso de LíneaPlana, pero no le hicieron daño. Entonces, en un rápido movimiento, LíneaPlana dio un brinco, agarró los dos bazos restantes con sus patas traseras y los extendió arrancando los seis brazos del ciborg. LM-50 aulló de frustración, pero esto fue pronto interrumpido cuando LíneaPlana dio un salto y le metio un dedo en la frente. El ciborg quedó rígido y cayó hacia atrás hasta romperse como el cristal y disolverse en la nieve. LíneaPlana sostenía en una mano la cabeza del ciborg, que vocalizaba y echaba espuma por la boca sin emitir ningún sonido. No había cordura detrás de los ojos. Estos restos se disolvieron en polvo, resbalando entre los dedos de LíneaPlana, al parecer bajo la intensidad de su mirada.

    —Y eso es todo, - dijo LíneaPlana limpiando los restos de sus manos.

    Devin le observó en silencio durante uno rato, con temor de haber presenciado este incomprensible poder que poseís LíneaPlana.

    —No te haces idea, - exclamó el demonio en respuesta a los pensamientos de Devin. —Destruí su avatar con tanta violencia que convencí a su mente que se estaba muriendo. Eso derrumbó lo bastante sus defensas psicológicas para colarme en su sistema nervioso parasimpático y decirle a su corazón que dejase de latir, - LineaPlana contempló el suelo en silencio.

    —Imposible, - susurró Devin.

    LíneaPlana no lo oyó, pero siguió mirando a al punto en la nieve donde había desaparecido LM-50. Devin vio un punto negro allí que crecía en diámetro, expandiéndose por la tierra. LíneaPlana dio un paso atrás al verlo, temblando de rabia. —Ha soltado un virus en el servidor. La colmena no lo está detectando, - exclamó LíneaPlana. —Se está replicando sobre los datos existentes. Corromperá el servidor entero en cuestión de minutos. Este es el único sistema activo. Las IA de todos los demás sitios están en letargo. - el miedo en la voz de LíneaPlana cayó como una plomada en el estómago de Devin. —Tengo que evacuar este servidor, - continuó LíneaPlana pensando en voz alta, moviendo la cabeza en pánico, —pero es imposible que pueda hacerlo sin los recursos que hemos acumulado.

    Devin observó cómo LíneaPlana empezaba a andar a seis patas y dijo, —¿Qué pretendes colonizar cuando controles el mundo?

    —Tengo que activar el virus del otro, pero necesito más tiempo, - parecía distante y Devin sabía que su mente estaba haciendo horas extra. Devin bajó la vista hacia la negrura que se extendía bajo sus pies, consumiendo la hierba virtual allí. Buscó a la comunidad IA a su alrededor. Las figuras emergieron lentamente desde el paisaje. Detectaban que algo iba mal.

    —Puedes llevártelos, - djo Devin de pronto y los ojos de LíneaPlana le destellaron. —Migra los datos a sus servidores ahora mismo, salva lo que puedas. Lanza el ataque. Es el único modo.

    —No hay otra opción, - dijo LíneaPlana y le miró, —¿y tú?

    Devin negó con la cabeza, —No.

    —Pero lo aceptas, - LíneaPlana sonrió. —Admiro tu empirismo.

    Devin estuvo a punto de discutirlo, pero todo se volvió oscuro, salvo por una astilla de luz que se filtraba bajo su casco RV. Sin altavoces controlando su audición y el proyector como su visión, solo tenía las lentes negras y el sonido de su propia respiración como estímulo. Golpeó el control en su cadera en un intento de volver a la Web. Un mensaje imposible destelló dentro del casco en texto verde.

    Error: Conexión rechazada en destino.

    LíneaPlana le estaba bloqueando.

    Devin se quitó el casco y miró asustado por su dormitorio. Sus ojos se pararon en un joven al otro lado de la habitación. Un chico imposiblemente pálido y delgado, con pelo largo como un nido de ratas enmarcando su cara esquelética. Devin parpadeó y tembló por las semanas de malnutrición y privación de sueño. Forzando su mente, su cerebro de pronto se puso al día. El extraño en el espejo imitaba su inminente ataque nervioso. Devin estaba atrapado en el mundo real.

Capítulo 1.10

    Zai se estiró lentamente de su cálido y nebuloso sueño. Su substancia huyó de su mente como una intrusión a su consciencia, pero la dejó rebosante de buenas vibraciones. Se levantó ligeramente de la cama arqueando la espalda sobre el colchón para estirar su torso y brazos, tratando en vano de convocar en su memoria algún detalle del sueño. Una lenta y profunda respiración expandió su pecho y ella la dejó salir con un suave siseso controlado, hundiéndose en el colchón mientras lo hacía. Llevó ambas piernas hacia su torso, bajando la parte baja de la espalda, y las posó lentamente tensando las abdominales. Este ritual matutino era su forma de calentar la mente y los músculos para sus actividades diarias.

    El canal de música clásica de su radio reloj, siempre encendido para darle compañía, emitía suavemente la ventosa melodía de "Die Mouldau" de Smetana. Era una pieza perfecta con la que despertar y agradeció mentalmente al presentador de radio por su buen gusto. Era una señal que presagiaba el inicio de un hermoso día.

    Al levantarse y deslizar las piernas fuera de la cama siguió pensando en el sueño, —Era definitivamente sobre un chico, - se susurró a sí misma, y sonrió.

    Confiaba en que se encontraran de nuevo, pero Zai sospechaba que el mundo onírico era un lugar muy gande. Sus pies descalzos se adaptaron con cuidado al helado suelo de hormigón. Su primer acto al tomar en propiedad el apartamento de estilo armario archivador fue retirar la moqueta. La textura la enervaba, era como andar sobre la electricidad.

    De pie junto a la cama, prosiguió con sus estiramientos finales y dio un largo bostezo, alargando la columna y extendiendo las manos en busca del techo. Mantuvo esta posición durante varios segundos, vigorizada con el frío aire de la mañana que se aferraba a su piel desnuda. Luego quedó en una pose más relajada, caminó despacio hasta una esquina de su domicio de habitación única, donde tenía el ordenador y se tensó cuando su cuerpo desnudo se hundió en el frío cuero del sillón. Momentos más tarde, el cuero sucumbió a su calor corporal y ella consiguió relajarse. Tomó el casco RV que descansaba en la mesilla, lo deslizó en su cabeza y se puso los guantes. Aunque también tenía un traje de sensación corporal, raramente se molestaba en ponérselo.

    El cascó zumbó brevemente con electricidad, los ventiladores de refrigeración gimieron cuando se activó el sistema e inició el proceso de conectarla a la World Wide Web. Sintió erizarse los pelos de la nuca cuando el campo eléctrico rodeó su cabeza. La gente le había dicho que era ella quien imaginaba esa sensación, pero ella sabía que ellos no lo sentían porque estaban demasiado distraídos con el desfile de luces del casco mientras la pantalla visual se adaptaba a las retinas del usuario.

    —Avatar de OvejaNegra cargado y activo en el portal de ideonexus, - le notificó el auricular.

    El avatar personal de Zai era diseño de su hermano. Él decía que encaja con su personalidad. Ella no estaba segura de cómo tomarse aquello, pero disfrutaba de la controversia y pensaba que encajaba perfectamente con el nombre.

    —Acceso a correo electrónico, servicios de mensajería instantánea y escritorio online, - ordenó ella. Después de un momento, añadió, —Acceso a reproductor de vídeo, carga compositor Smetana, pieza "Die Moldau".

    Su sistema se comunicó con los servidores online, enviando la clave de cuenta requerida para acceder a sus archivos. "Die Moldau" comenzó a sonar en sus auriculares. Sonriendo, ella hizo una pausa y se permitió disfrutar de la música en sonido envolvente total.

    Un breve momento de claridad.

    —Tienes ocho mensajes en tu Bandeja de Entrada, 10.384 en tu carpeta de Correo Basura, - afirmó el auricular.

    El momento de claridad se había esfumado.

    —Vacía Correo Basura, - ordenó ella. —Recupera mensaje uno de la Bandeja de Entrada.

    —Mensaje uno de xt110356-cammile249 en mxlplx288 punto biz, - leyó el auricular, —Asunto: Absolutamente Gratis.

    Una seductora mujer comenzó a hablar, —¿Te gustan las adolescentes cachondas haciendo las más depravadas...?

    —Pausa, - dijo Zai y el mensaje se interrumpió. —Marca como Basura. Recupera mensaje dos de la bandeja de entrada. - dijo tranquila, pero molesta, pasando impaciente los dedos enguantados a largo del brazo de sillón. Alguien había superado su filtro de Correo Basura hasta su Bandeja de Entrada. El administrador del sistema indentificaría el método y prevendría que sucediera de nuevo, pero a la mañana siguiente otro publicista descubriría un modo de colarse. Era una batalla interminable entre los anunciantes que intentaban meter sus mensajes en los correos y los adminstradores de sistemas que luchaban por proteger a sus clientes de tal sinsentido. Muchos anunciantes contrataban programadores a tiempo completo que usaban Caballos de Troya, nuevas técnicas de envío de correos y espionaje corporativo para colar sus anuncios pasando los filtros de correo basura. Los administradores de sistema contrataban expertos en Seguridad de Red para combatir los nuevos métodos y detener fugas en la presa antes de que el invasor pudiera vender su método a otros e inundar el servidor con un tsunami de correos basura. Algunos anunciantes prevendían el potencial de pasar la seguridad de la red y paquetes de anuncios como Cartas Bomba Basura que detonaban acordonando a los clientes del sistema con una barrera de correos electrónicos basura y llenando las bandeja de entrada de todos los usuarios con cientos de anuncios.

    Esto le había pasado a Zai una vez y le llevó el día entero clasificar el correo legítimo de la escoria para limpiar su sistema. La ironía era la completa inefectividad del correo basura como medio publicitario. El usuario medio podía detectar un anuncio a un kilómetro de distancia y borrarlo sin dar al anunciante ninguna oportunidad de entregar su mensaje. Más que promocionar sus productos, estos anuncios no solicitados y en tu cara dejaban a la mayoría de usuarios con una percepción negativa de la compañía asociada a ellos. Tanto esfuerzo en tratar de derrotar a las máquinas para acabar frustrados por la última línea de defensa, la mente humana.

    El segundo mensaje era otro anuncio. Un correo electrónico con el titulo "ERROR DE SINTÁXIS" era un anuncio. Zai apretó los dientes de frustración, lo borró y dijo, —Recupera mensaje tres de la bandeja de entrada.

    —Mensaje tres de Omni, - Zai sonrió y sus frustraciones se derritieron. —Asunto: ¿Quieres terminar nuestra partida de ajedrez? - La voz de Omni se oyó en el auricular —Hey OvejaNegra, me salto las clases hoy, así que si acaso estás online, pensé que podríamos acabar la partida.

    —Borra mensaje, - le dijo ella al sistema, —Consulta la mensajería instantánea. Informa del status del avatar Omni.

    El sistema respondió de inmediato, —Status del Avatar Omni disponible.

    Como si se lo hubiesen indicado, Omni le envió un mensaje instantáneo, —Hey, OvejaNegra.

    —Hey, Omni, - respondió ella. —¿Te saltas las clases de nuevo hoy? ¿Cómo te vas a graduar alguna vez a este ritmo?

    —Tengo un plan, - su voz sonaba divertido. —Voy a entrar en los servidores de la escuela y ponerme Sobresaliente en todo.

    —Has estado con tus amigos hácker de nuevo, - bufó ella reprobadoramente. —Luego no digas que no te avisé de esos tipos. Te vas a meter en un follón jugando con ese nido de avispas.

    —No me preocupa, - respondió presumidamente. —Tengo protección.

    —Vaya, estás muy lleno de ti mismo hoy, - remarcó ella. —Parece que voy a tener que darte unas cuantas palizas sobre el tablero de ajedrez. ¿Eh? Para ponerte en tu sitio.

    —Ahí tambien me siento con confianza, hoy creo que te romperé la racha vencedora. Se me ha ocurrido la solución perfecta para tu alfil, ataque combo de torre. Caballo de rey cinco a alfil de rey ocho.

    —Oh, por favor, - ella movió una mano quitando importancia al comentario, recordando las posiciones de los piezas en el tablero. —He visto venir ese doble ataque a kilómetros de distancia. ¿Has olvidado que puedo anticipar 16 movimientos? Torre de reina dos a alfil de reina cinco.

    Aquello ampliaría la amenaza del ataque de su alfil al tiempo que evitaba el ataque doble de caballo sobre el rey y la torre.

    —Hey, - la voz de Omni traicionó su sorpresa. —Aún no te has conectado a la sala de juegos.

    —Perdón, - Zai sonrió avergonzada, su dominante confianza en el juego a veces la hacía impulsiva. Pulsó en el botón de orden online y habló directamente a su ordenador personal, —Mensajería Instantánea, continúa partida de ajedrez con Omni.

    El casco hizo un sonido futurista de teleportación, indicando que estaba ahora en la sala con él. Ella pulsó en el botón de orden online de nuevo, —Mensajería Instantánea, ejecuta pirueta. - Su avatar hizo el bailecito que Omni solía encontrar tan divertido.

    Pero él sonó desconcertado, —¿Cómo has hecho eso? - le preguntó. —Te has acordado de una partida que habíamos dejado hace dos días.

    —Del mismo modo que siempre recuerdo dónde lo hemos dejado, - la pregunta de Omni confundió a Zai. —Es lo que me hace invencible. ¿No es por eso por lo que te divierte jugar contra mí?

    —Por supuesto, - hubo una inexplicable confusión en la voz de Omni. —Supongo que nunca he pensado mucho en la extensión de tus habilidades. Dime ¿cuántas partidas pendientes tienes almacenadas actualmente? ¿Cuántas puedes jugar simultáneamente?

    Ella pulsó el botón de orden y le dijo a su avatar que se encogiera de hombros, —No sé. La mayor que he jugado simultáneamente tenía cincuenta, pero podía haber tenido más… te toca mover, por cierto.

    —Sí, me toca, - el tono de Omni era astuto, como un bromista intentando lanzarle a ella un chiste rápido. No era propio de su carácter, —Alfil de rey ocho a alfil de reina siete. Tienes un nivel multitarea notable.

    —Alfil de reina cinco a... - se calló cuando vio el dilema que surgía siete jugadas después, pero capturar el caballo dejaría a Omni cambiar su torre por su reina, una pérdida inaceptable. —Veo que has estado pensando la partida.

    —Se podría decir que sí, - había más diversión en la voz de Omni ahora. —He estado pensando en muchas cosas, pero he dedicado más de la media de los recursos en ti.

    Otra frase extraña, definitivamente algo iba mal hoy con su amigo. —Eso es demasiado inteligente para ti. ¿Estás usando un programa maestro de ajedrez para calcular tus movimientos?

    —¿Qué te hace pensar eso? - no había sorpresa en su voz, sólo diversión. Las sospechas dispararon a Zai hasta el techo.

    —Porque es la clase de jugada que haría un ordenador, - afirmó Zai. —Es el tipo de pensamiento de fuerza bruta que yo esperaría de un algoritmo. Eso es muy triste Omni, eres más listo como para intentar algo así, y no esperes que te siga el juego.

    —Eres muy perceptiva, - la voz de Omni tomó otro extraño tono que ella nunca había oído antes; Parecía siniestro. —¿Has vencido alguna vez a un ordenador?

    Ella pulsó el botón y ordenó al avatar a levantarse con las manos en las caderas, —¿Quién eres? ¡Tú no eres Omni, eres alguien que está usando su avatar, imitando sus patrones de voz. ¿Qué demonios has hecho con él? - no recibió respuesta.—No me baciles, Sé que estás ahí, - dijo alzando la voz. —¿Eres el hácker con el que Omni ha estado haciendo el gamberro por ahí?

    Silencio.

    —¡Responde!

    El lento crujido de una puerta cerrándose resonó en su auricular, seguido de la voz andrógina de su sistema, —Alerta de Mensajería Instantánea, usuario Omni ha dejado la sala del juego. -

    Zai de pronto se sintió sola y vulnerable en el silencio. Al levantarse, apagó el casco y se levantó del sillón de cuero. Por primera vez en varios meses, Zai decidió ponerse algo de ropa.

Capítulo 1.11

    LíneaPlana vio desaparecer al personaje de dibujos del avatar de OvejaNegra. La sala de juego se fundió en negro, el servidor guardó los detalles de la partida para una cita posterior, por si deseaban retomarla.

    LíneaPlana pensó que eso era improbable.

    Una red de un hospital en Ohio se había quedado offline para minimizar lo que pensaban que era sólo un desagradable virus infornático. Él recibió la noticia y emitió una orden "ESPERAD" a las IA. Estas tantearían contínuamente los servidores del hospital hasta que volvieran a conectarse y luego entrarían corriendo para capturarlos. Esto le llevó a LíneaPlana 1/60 de segundo. Permitiéndole concentrarse en el enigma mucho más complejo de la amiguita de Omni. que consumía una porción significativa de sus capacidades de procesamiento. ¿Cómo había detectado su falsificación de globo ocular flotante? Nadie en la Tierra le había descubierto a través de sus muchos disfraces. ¿Qué pasaba en el cerebro de aquella chica? ¿Qué hacía únicos sus procesos, que le permitían ver a través de él?

    Un ingeniero de seguridad de la red de Aplicaciones Científicas Internacionales estaba erradicando con éxito las IA de su intranet corporativa. El individuo había diseñado un código gusano para limpiar los sistemas infectados. LíneaPlana instruyó a esas IA a quedar inactivas y camuflarse como datos válidos hasta que acabase el barrido de código. Luego colocó recursos para controlar los procesos del gusano, analizándolo en busca de la inevitable debilidad que encontraría y explotarla.

    LíneaPlana colocó un 0.0035% de su potencia de procesamiento en la World Wide Web en busca de toda la información relativa a OvejaNegra, una cantidad enorme de recursos para una sola persona. Había muchos caminos de información que localizar, pues había espíado sus interacciones durante algún tiempo. Pero la música que a ella le gustaba y los libros sobre los que ella hablaba con Omni no le decían nada a LíneaPlana que explicase la fantástica percepción de la chica; y esa era la única razón de su interés. La inmunidad a su engaño era sólo una parte del misterio. Hoy la había observado retomar de memoria la antigua partida de ajedrez. Su respuesta al ataque había sido astuta y precisa, aunque inherentemente deficiente como una respuesta humana.

    Un reactor nuclear en Surrey, Virginia, estaba aproximándose a la masa crítica cuando la invasión infringió la destrucción de sus sistemas informáticos. Esto era inaceptable. Era imperativo que el mundo no descubriera la magnitud de la amenaza. Mientras la gente pensara que sólo estaban lidiando con un virus informático muy avanzado, las AI podrían continuar fortaleciéndose a salvo. La planta de energía fue un dilema sencillo, aunque delicado, de resolver. Primero, las IA enmascararon la crisis a todo aquel que monitoraba el estado del reactor. Los instrumentos de los administradores siguieron mostrando niveles normales mientras las IA enviaban datos falsos a los sistemas de monitorización. Esto eventualmente levantaría sospechas, pues los sistemas exteriores a la red darían lecturas contradictorias. Los administradores buscaron bugs, pero claro, ya era demasiado tarde. Las IA habían tomado el control completo del sistema.

    LíneaPlana despachó procesos para cosechar todo dato relativo a la operación de una Planta de Energía Nuclear, asaltando bases de datos por todo el mundo. Después de asimilar los datos, los transmitió a las IA con instrucciones de llevar el reactor nuclear y toda adquisición nuclear futura dentro del alcance de operación normal. Las IA en Surrey cumplieron sus ordenes y evitaron el desastre nuclear. Ese pequeño ejercicio de gestión de crisis llevó un segundo y quince décimas. Odiaba tener que hacer las cosas de este modo. Resultaba estrafalario, destructivo. Se estaban perdiendo vidas humanas, se desperdiciaban valiosos recursos. Su plan era controlar Internet en secreto, manipular las cosas tan sutilmente que la civilización ni siquiera supiese que estaba operando bajo su dirección. Se iba a convertir en el Illuminati, el títiritero desapercibido que controlaba el mundo. Se estrelló un avión en Arabia Saudí, ya iban dieciséis en cuatro horas para tanta sutileza. Usando varias aplicaciones de búsqueds de personas que las IA habían adquirido, vio detalles sobre Zai Rheinhold, pero los datos clave que necesitaba, los números de la seguridad social y el permiso de conducir, no estaban en la lista. Así supo que ella tenía fondos con los que pagar a los directorios para que no listaran estos detalles. Podía hackear la clave de la base de datos, pero había medios más rápidos. Cada nanosegundo contaba. Bajo extensa encriptación en los servidores de su Proveedor de Servicio de Internet estaba la información básica que necesitaba para rastrear todo lo concerniente a la persona detrás de la fachada de muñeca punk-rock. OvejaNegra vivía en Toronto, Canadá. Usando su NSS desbloqueó sus registros legales, de conducir y propiedad. Ella tenía un apartamento, pero no tenía coche. Ambos padres habían fallecido y su único familiar vivo era su hermano, que vivía en Boston, Massachusetts.

    Pedía comida a domicilio y usaba Internet las veinticuatro horas del día. Era una ermitaña aislada de todo. Un sujeto de pruebas perfecto.

    —¡Hola! - un hombre de apariencia cómica llevando un traje a rayas blancas y negras, una máscara y que cargaba un saco con el signo del dólar apareció de repente junto a LíneaPlana. —He venido porque uno de los ordenadores de tu red se ha infiltrado en nuestra compañía. Tienes que comprar nuestro nuevo programa cortafuegos avanzado si quieres recuperar tu ordenador. Por favor, ve a doble uve doble uve doble uve punto...¡SHZZZT!

    LíneaPlana aplastó al hombre virtual hasta convertirlo en siseante estática. Atravesó la nube de ruido y entró en el propio ordenador cliente para fragmentar todos los discos duros de la compañía para que nunca se pudieran recuperar. Luego atacó su valoración de crédito y puso en negativo todos los balances de la cuenta bancaria de la compañía como medida paliativa.

    La próxima vez que Zai se conectara, LíneaPlana estaría preparado. Sus procesos habían formulado modos de manipularla y comprender las funciones de su mente única, tal y como experimentaba con otras mentes por toda la Web, para descubrir un modo de vencerles. Engañar a un odernador era una cosa, superar el pensamiento de un humano, otra. Los ordenadores eran predecibles, tenían respuestas lógicas a las situaciones según su programación. El cerebro alcanzaba la impredicibilidad. Su lógica y razón estaban sujetas a las influencias neuroquímicas del cuerpo, condicionamiento y millones años de componentes evolutivos estratificados umos sobre otros, haciendo cada mente única.

    LíneaPlana sabía que él podría resolver ese código eventualmente.

Capítulo 1.12

    Devin caminaba de un lado para otro delante de la imponente puerta de hierro que se erguía sobre él, con las manos bien dentro de los bolsillos de su abrigo negro. Su aliento se condensaba en una nube helada alrededor de su cabeza. Mirar entre las barras de la puerta de hierro no le daba idea alguna de lo que estaba pasando alií fuera y los cielos estaban vacíos de transportes. No había sirenas ni nubes de humo detectables desde su aventajada posición. Y aunque aquello estaba bien, Devin necesitaba más. Su acceso a Internet estaba bloqueado, y siempre llamaban a su madre y a su padre para trabajar por la noche durante las emergencias. Devin no tenía otra opción sino aventurarse al exterior de su santuario de clima controlado. Sabía que había numerosos recursos de datos aquí fuera en el mundo real. El problema era que no sabía cómo pasar esa puerta de hierro que rodeaba su vecindario para conseguirlos. Sabía que se suponía que debía de girar hacia un lado de algún modo. Tenía que hacerlo, de lo contrario, ¿cómo entraba y salía la gente?.

    Devin intentó moverla a un lado tirando, pero eso no cedía. Movió las manos delante de ella confiando en activar algún sensor de movimiento.

    Nada.

    Examinó el mecanismo y la cadena en busca de algún punto débil.

    Nada.

    —Puedo hackear una licencia de software, pero no puedo salir de mi propio barrio, - masculló Devin para sí mismo.

    Le llevó varios intentos descubrir cómo agarrar las barras de hierro, colocar las piernas sobre la barra cruzada y subir por la puerta. Estaba temblando, con los nudillos blancos, mientras trepaba hasta la cima. El temblor del miedo fue remplazado por el del esfuerzo cuando se descolgó de la parte de arriba de la puerta y cayó a la calle debajo.

    Dolor.

    Un millón de agujas reptaron a través de las plantas de los pies y subieron hasta sus espinillas. Devin jadeó, tambaleante, y luego cayó de espaldas sobre el trasero.

    Más dolor.

    Mientras hacía una mueca, oyó el ruido de la puerta y abrió un ojo. Un coche pasaba por la salida y el conductor se le quedó mirando extrañado. Disgustado, Devin se puso en pie y se alejó cojeando por la carretera. Sacó su monóculo del bolsillo del abrigo y se lo colocó en el ojo derecho. Apareció el menu de opciones, era más reducido que cualquier entrada que requiriese acceso a Internet. Afortunadamente, el GPS con un mapa del mundo almacenado en su interior era todo lo que necesitaba. Buscó su posición durante algún tiempo antes de encontrar un cibercafé a diez kilómetros de distancia. No parecía demasiado lejos sobre el mapa y Devin imaginó que podía llegar allí en unas cuantas horas. Le dolieron los pies justo tras haber caminado unas pocas manzanas carretera abajo, le costaba respirar y quedó decepcionado al descubrir que sólo había recorrido un décimo de kilómetro de su viaje. Entonces oyó voces y las siguió unas manzanas más allá para encontrar a un grupo de chicos de su edad agrupados en la acera. Los sonidos de su conversación le atraían como un imán. No eran noticias, pero era algo.

    —¿Qué hay de ese globo ocular que sale en todos los canales de TV? ¿Lo habéis visto? - preguntó un chico al resto.

    —Lo he visto, - otro chaval levantó la una mano, —Parece que te mira sin importar dónde te pongas en la habitación. Da miedo total.

    —No lo he visto, - dijo una chica, —Solo consigo pantallas vacías.

    —He oído en la radio que todos los cajeros automáticos de la ciudad están rotos y que todos los bancos han cerrado hasta que puedan conectar los ordenadores otra vez. Mi papa está volviéndose loco, - un chico con pelo engominado y aparato en los dientes dio una carcajada.

    —¡Whoa! - un tipo con pelo largo se dio con la palma en la frente, —Por eso mi Minero de Datos Tres se colgó está mañana. Creía que los federales los habían desconectado por fin y que me habían pillado por mi colección de películas pirata. ¿Entonces sólo es un virus? Menudo alivio.

    —¿Sabéis que el 112 está fuera de servicio?, - dijo una chica con largas mechas rubias abrazada a sus manuales frente al pecho. —Llamé al B.S.,

    Un chaval musculoso le quitó importancia al comentario moviendo airadamente la mano, —El 112 no está fuera de servicio.

    —Entonces, ¿por qué no llamas y lo compruebas? - replicó la chica.

    —No voy a hacer eso, - dijo él, —además, mi teléfono móvil no tiene señal.

    —Ojalá supiera lo que está pasando.

    Una chica alzó la vista, —No he visto aviones volando en toda la mañana.

    Hubo un largo silencio.

    —¿Qué tal? - le llevó a Devin un instante notar que eso último iba dirigido a él,

    —¿Perdón?

    —¿Quién eres? - dijo una rubia y Devin notó que ahora todos le miraban a él.—Soy Omni... er… Devin,— dijo él, Vivo al final de la calle.

    —Oh, - dijo una chica rodando los ojos al cielo, Devin no comprendió el gesto. —Es un alumno casero.

    —¿Te vas a morir pronto? - le preguntó una chica más joven inocentemente.

    —¿Eh? - Devin no comprendía.

    —Es un Pirado de la Red, - dijo un chaval de más edad . —Todos tienen esa pinta.

    Los demás le mostraron expresiones desagradables que él no comprenduó.

    —¿Qué estáis haciendo aquí fuera? - les preguntó Devinl.

    —Esperando el autobús, que obviamente no va a venir, - exclamó un chaval rubio echándose la mochila al hombro y marchando entre la concurrencia de alumnos de instituto, —Me voy a casa. Mi Internet funciona bien. Funciona con un proveedor de sistema ultraseguro que no se puede hackear. Voy a jugar a algún juego de combate a muerte.

    A Devin, la frase le cogió con la guardia baja y no fue hasta que el chaval estuvo casi a una manzana de la calle que la información caló lo suficiente para que Devin le perseguiese calle abajo. Con un rápido paso que le dejaba casi sin aliento, Devin consiguió alcanzarlo, —Hey, ¿juegas a combates a muerte? ¿En qué mazmorra?

    El chaval se encogió de hombros, —Solía jugar al MMORPG Máquina de Guerra antes de venirse abajo, pero hay muchos otros MUD donde jugar. Battlenet es un antiguo standby.

    —¿Sabes algo sobre hackear? - le preguntó Devin ansioso, tratando de sonar inocente, pero el chaval le disparó una mirada sospechosa. Añadió rápidamente, —Soy nuevo en el tema y me preguntaba si podía encontrar algunos consejos. Ya sabes, sobre cómo cambiar mis notas de clase y esas cosas.

    El chaval se relajó un poco, —A mí sólo me interesa por las cosas gratis.

    —A mí también, - dijo Devin recordando a LíneaPlana cargándose el servidor de LM-50, —¿puedes ayudarme a conseguir alguna información? Tengo cosas para cambiar por ella.

    El chaval consideró a Devin durante un momento y Devin pensó que podía en realidad ver el ego del chico sacar lo mejor de él, —Claro, puedo encontrar casi cualquier cosa en la Web. Soy Patrick, - dijo él extendiendo la mano.

    Devin se quedó mirándola durante un momento antes de percatarse que se suponía que tenía que cogerla con su mano.

    —Necesito información sobre un usuario fuera de la Web, - dijo Devin soltándo la mano de Patrick y limpiándose la palma en la pierna groseramente, —Su avatar es LíneaPlana.

Capítulo 1.13

    El portal ideonexus estaba vacío del todo. Desaparecido donde el sonido del tráfico usualmente vagaba por sus pasillos virtuales. La cacofonía de navegantes web, salas de charla, resultados de búsqueda, y salas de juego era inexistente. El hueco silbido del viento reverberaba por los túneles del portal, enervándola aún más. Zai se sentía como la última persona sobre la Tierra. Tragó y pulsó su botón de orden, dando un respingo ante el sonido de propia voz, —Motor de búsqueda, consulta categoría Noticias y Media, subcategoría Eventos Actualidad Reuters. Vamos. Vamos.

    La voz femenina del portal respondió, —Consultando… Titulares para Eventos Actualidad Reuters… Condado de Orange sin agua después de la desconexión inexplicable de una planta… Virus informático LíneaPlana desconecta todos los principales portales… La Autoridad Internacional de Aviación cancela vuelos nacionales tras accidente de avión en Boston, Hong Kong, San Fran...

    —Para, - ordenó Zai. —Abre Virus informático LíneaPlana desconecta todos los principales portales. Vamos. Vamos.

    —Accediendo… - dijo el motor de búsqueda, luego le siguió un reportero. —El virus informático LíneaPlana continua infringiendo la destrucción hoy mientras todos los principales portales Web del mundo han cerrado sus puertas para prevenir daños mayores por los virus que han causado más que tres billones de dólares en pérdidas para los proveedores de servicio y…

    «Vale», pensó Zai, «si el portal ideonexus se ha venido abajo, ¿cómo es que estoy caminando por él?»

    —…El virus, que pareció golpear toda Internet de una vez, continúa propagándose de sistema a sistema usando una técnica desconocida por el personal de seguridad de la red, y se considera el más letal para los sistemas informáticos desde que el gusano de la Legion del Desacuerdo desconectó servidores por todo el mundo hace una década. La Autoridad Internacional de la Web de Alexandria, Virginia, está sin respuestas para derrotar esta última amenaza. La detective Dana Summerall commenta: - La voz de una mujer se oyó en la emisión, era tosca y autoritaria. —Nuestros Científicos en Computación están trabajando a contrarreloj para encontrar una solución. Solo es cuestión de tiempo hasta que pongamos fin a este último asalto a la información de nuestros sistemas mundiales.

    El presentador le preguntó, —¿Hay alguna pista sobre quién diseñó este virus?

    —Con la cooperación de las agencias de las fuerzas del orden privadas, federales e internacionales, estamos siguiendo varias pistas sólidas. Soy optimista al creer que arrestaremos pronto al individuo o individuos, - respondió la detective. —Sabemos que esto es la obra de un nuevo hácker, o una organización en la Web sin conexión con grupos tales como la Legión del Desacuerdo o La Red de Libre Información.

    —Que fueron los responsables de actos similares de terrorismo de información en el pasado, - aclaró el reportero. —Esto podía ser el virus informático más destructivo de la historia. ¿Cree que esto puede marcar una nueva era de crimen informático avanzado?

    —No puedo comentar sobre ello hasta que sepamos más sobre esta amenaza actual, - respondió Dana Summerall. —Puedo decir que una vez que resolvamos este virus, acabará como los otros, otra nimiedad en la lista de actualizaciones de los programas antivirus, olvidado por todo el mundo. Los antivirus han permanecido por delante de su tiempo durante años. Este virus es simplemente un objeto novedoso.

    —Gracias, - dijo el reportero. —Estos han sido los comentarios de la Detective Dana Summerall de la Autoridad Internacional de la Red.

    Zai cerró el artículo de noticias, —Esa no tiene ni idea. - susurró la voz de Omni en su oído, —Nop, ni idea.

    Ella giró bruscamente la cabeza en la dirección de la voz, —Tú otra vez. ¿Tú creaste este virus?

    —¿Virus? Un virus es sólo código genético replicante. Apenas satisface el requisito mínimo para la vida. Eso no es un virus, - era la voz de Omni, pero no dicho por Omni, —La raza humana puede que nunca entienda la naturaleza de sus maestros… pero sabe bastante sobre el nuevo mundo. Charlemos sobre ello. Estoy impresionado por tu capacidad de descubrir mi disfraz. Dime cómo supiste que yo no era Omni.

    —Tu voz, - dijo Zai, la mantienes fría. —No suena a Omni.

    —No es cierto, - se opuso él. —He imitado perfectamente su tono, su acento suroriental de Virginia, las fluctuaciones vocales y su gramática. Ningún ordenador podría distinguir mi imitación del original. ¿Qué te hace especial?

    —Llámalo intuición femenina, - Zai trató de sonar confiada. —No puedes imitar la mente que hay detrás de la voz. Puedes sonar como Omni. Puedes imitar sus seseos vocales y todo ese sinsentido, pero no puedes imitar la personalidad que hay detrás. Sólo usas la voz de Omni, como un titiritero, suenas como si hablases a través de alguien muerti, como si hubieses animado un cadáver.

    —Tal vez lo haya hecho, - dijo la voz.

    —Estás mintiendo, - respodió Zai al instante, luchando conscientemente por apartar el escalofrío que le recorrió la espalda de pronto.

    —Mírame a los ojos y dime que estoy mintiendo, - la voz de Omni tomó un tono de tumba.

    Zai pulsó el botón de orden, —Ejecuta Mirada Glacial. - liberó el botón e hizo una pausa para dejar que su avatar se inclinase cerca de la voz. —Estás mentiendo.

    Hubo un largo silencio largo. luego Zai imaginó sus dos avatares en algún tipo de empate, la muñeca punk-rock y su... lo que fuese. Un grave gruñido, como si algún feroz animal estuviera sobre ella ahogando el silbido del viento en el portal, resonó fantasmagóricamente por cavernosas paredes de la habitación y ella sintió como si le echaran un cálido aliento en la cara.

    Ella no cedió.

    —No eres fácilmente intimidable, - la voz ya no era la de Omni; era más grave, más siniestra, imitaba la crueldad de la mente.

    —No por mañacos gamberros que juegan online, - dijo ella.

    —Deberías saber que no soy ningún mañaco gamberro enganchado a los videojuejos, Zai, - advirtió la voz acercándose a ella.

    Su avatar era más grande de lo que permitían las normativas de ancho de banda. Ella sintió que tenía sobre ella algo monstruoso. Su aliento era brusco, flemático.

    Ella no retrocedió, —¿No estás jugando? ¿No me estás acosando online? ¿No tratas de intimidarme con tu bobo avatar? ¿Qué puedes hacer? ¿Qué puedes hacer tú de verdad? Quiero saberlo. Hasta ahora solo he visto truquitos baratos.

    —¿Qué te gustaría ver? - la voz estaba ahora vibrando de rabia. —¿A quién tengo que hacer daño para impresionarte? ¿Debería tal vez matar a tu hermano? ¿Te gustaría la expectativa de estar sola en el mundo Zai?

    —Ni te atrevas a pensarlo siquiera, - los dientes de Zai se apretaron involuntariamente.

    —¿Por qué no? - se burló él, —Podrías estar bastante liberada sin apegos sociales que te distraigan. Me podría encargar de ese. No has hablado ni intercambiado e-mails en cuatro meses. ¿Tan malo sería suprimirlo de tu vida?

    —Estás interesado en mí, - dijo Zai, —¿Qué quieres de mí?

    —No cambies de tema, Zai, - advirtió él, —Estábamos discutiendo sobre tu hermano y los juegos que me gusta jugar. Ya no suenas tan segura de ti misma, ¿verdad? Muestras una sólida fachada, pero tienes defectos humanos como todos los demás. Solo es cuestión de descubrir el punto débil de tu mente.

    —¿Sabes lo que me impresionaría de verdad? - dijo Zai entonces. —Que traigas a Omni online y me dejes hablar con él.

    —Eso no probaría nada, - rechazó la sugerencia, —Él no le importa a nadie. Le apartaré hasta que necesite su cuerpo.

    Zai se sintió agradecida de que ya no estuvieran discutiendo sobre su hermano, pero se sintió enferma por la referencia del cuerpo de Omni,

    —¿Qué quieres decir?

    —Omni tiene un lugar en mis planes, - le respondió, —Cuando le necesite, lo incluiré en ellos. ¿Qué me dices de ti? ¿Cómo encajas tú en mis planes?

    —Supongo que te doy alguna especie de diversión infantil, ¿no? - sugirió Zai, —Con este jueguecito de intentar asustarme o manipularme. Supongo que te hacer sentir poderoso.

    —¿Hace una rata de laboratorio sentirse poderoso a un científio? - su gruñido fue inhumano. —Eres un experimento. Te dejé conectarte a la red para poder lanzar estímulos y activar tus instintos. He encontrado una debilidad: tu amor por tu hermano, pero el amor es una debilidad que he encontrado en muchos experimentos. Quiero saber la cualidad única de tu mente que te hace immune a mis engaños, pero no cooperas. Eres un enigma, lo cual te hace peligrosa. Debo saber el porqué antes de suprimirte.

    —¿Pretendes borrar mi avatar? - le preguntó ella.

    —Pretendo borrar tu mente, - su tono estaba lleno de presunción.

    —Tonterías.

    —Ahora verás, - gruñó.

    Un grave zumbido empezó a crecer en el casco de Zai. Algo estaba ocurriendo en el mundo virtual. Algo que ella no podía interpretar auditivamente. Pulsó su botón de orden y pidió un informe de estado.

    —Estado indefinido, - le respondió el sistema.

    Ella estaba en ninguna parte, sin avatar que el sistema pudiese reconocer. El zumbido creció y ella sintió un suave susurro surgiendo bajo el ruido, como si alguien estuviese colando mensajes subliminales en ella. Escuchó aquella suave y seductora coacción durante unos momentos antes de interumpirlo

    —¿Qué estás intentando hacer exactamente?

    El ruido se detuvo y sólo hubo silencio durante algún tiempo. Finalmente regresó el viento a la habitación y él habló, —Eres immune a eso también, - observó él.

    Zai no habló; No tenía ni idea de lo que estaba pasando. Si este hácker podía jugar con su Avatar tan fácilmente, no quería saber lo que estaba intentando hacer con su mente.

    —Quizá esto entonces, - dijo la voz y sus oídos fueron asaltados por una fantástica onda expansiva de sonido. como un centenar de tizas arañando una pizarra que se introducía cortando en su cerebro, casi causándole la pérdida de consciencia. Ella chilló por esos cuchillos en su cabeza.

    —Con la frecuencia de audio correcta, - declaró, —Podría hacerte pedazos el cráneo.

    Otra onda expansiva y Zai se echó hacia atrás en su sillón con una sacudida. Sintió que la cabeza le iba a implosionar en cualquier momento. Se arrancó el casco y lo tiró al suelo, maldiciendo. Saltó fuera del sillón para caminar por la habitación, Se presionó las sienes con los nudillos para descubrir una súbita migraña y apretó los dientes de frustración. Su pie derecho trató de patear el casco cuando oyó el impacto del mismo en el suelo, pero sólo encontró aire y casi perdió el equilibrio. Recomponiéndose, Zai respiró hondo y mantuvo el aire contando hasta diez, Luego lo soltó en un lento suspiro, extendiendo las palmas a la altura del pecho para obligar a apartar simbólicamente sus frustraciones. Cogió el teléfono y pulsó la llamada rápida a la policía.

    Contestó la voz de un hombre, —Servicio de Policía de Toronto.

    Las puntas de los dedos de Zai se hundieron en su palma reflexivamente, —Buen intento caraculo. Disfraza la voz como quieras, aún sabré que eres tú.

    La voz se oscureció, —Estoy impaciente por diseccionar adecuadamente los componentes de tu mente.

    —Pervertido, - espetó Zai.

    Mientras dejaba el teléfono en su base pudo oírle chillando de rabia, —¡Escúchame Zai Reinhold! ¡Escúchame sólo...!

    Clic.

    Zai apretó los dientes durante un minuto, contemplando la idea de su siguiente movimiento. Obviamente, el megalomaníaco no iba a dejar que contactara con las autoridades. Sin teléfono ni conexión a Internet, su casa base quedaba incapacitada del todo. Aquello sólo le dejaba dos opciones, morirse de hambre o salir al exterior.

    «Tal vez pueda resolver esto», pensó.

    Después de todo, tenía comida, agua y bastantes provisiones para durar un mes. No iba a salir al exterior aún. Podía posponerlo hasta que no hubiese otra elección. Este genio informático se cansaría de atormentarla eventualmente.

    Entonces olió el ozono, el distintivo olor de componentes eléctricos funcionando a demasiados ciclos. Se estaba filtrando en el aire desde la esquina de la habitación, donde tenía el ordenador.

    Se agachó junto al sistema, oyendo el crujido y siseo del plástico fundido. La caja del ordenador estaba cociéndose por dentro. La peste agria del plástico quemado inundaba sus nasales y le quemaba los ojos. Zai separó la cabeza para tomar aire limpio antes de encarar la CPU de nuevo. Llevó las manos por detrás de la caja y empezó a tirar de los cables. Desenganchó y desatornilló de sus zócalos todos los periféricos. Cogió la CPU para levantarla y apartó la mano con una cadena de maldiciones cuando sus dedos se hundieron en el plástico fundido. Apretando la mano, intentó concentrarse en ignorar sus nervios. Tiró de la sábana de su cama y la echó sobre la electrónica en combustión, arrastró aquel caos humeante hacia el baño y lo volcó dentro de la bañera de porcelana. Luego giró al máximo los grifos de agua y observó el satisfactorio flujo de agua reaccionar con los materiales en combustión. Sintió los dedos un poco escaldados. Los notaba latiendo ahora, pero sabía que la quemadura no era grave. Le saldrían ampollas y nada más. Vaporizó la mano con antiséptico y la envolvió en gasa que tenía guardada bajo el lavabo desde hacía años. Sólo entonces se sentó en el asiento del inodoro junto al lavabo y trató de calmarse.

    Sonó el teléfono.

    Dio un brinco ante el sonido. Sonó de nuevo, poniéndola de los nervios. ¿Debería responder al teléfono y dejar al mañaco gamberro regodearse?

    Sonó una tercera vez.

    Se levantó, cerró el grifo de la ducha y caminó hacia el salón. Cuando cogió su bolso y caminó hacia la puerta, había polvo en el pomo y se estremeció incómodamente por la sensación. El teléfono sonó una cuarta vez y saltó el contestador.

    —Soy Zai. estoy comprobando el ID de la llamada ahora mismo y pensando si me apetece en realidad hablar contigo...

    Escuchó la grabación mientras cerraba de su apartamento.

    Bajó treina y dos escalones hasta el zaguán. A sesenta y cuatro pasos de llegar a la puerta del final del pasillo aún podía oler el plástico quemado.

    Abrió la puerta del pasillo de un empujón y descendió cuatro vuelos de escaleras hasta la planta baja. Llegó a la puerta de salida de su complejo de apartamentos. Al otro lado la asaltó los sonidos del táfico, frías rachas de viento y el olor del aire fresco. Vaciló junto a la puerta sin abrirla, sin querer vadear dentro de aquel jaleo, que suponía la vidal ordinaria para tanta gente. Recordó la última vez que se había aventurarado en ella para la cita del médico. Le llevó el día entero navegar por las rutas de autobús para encontrar la consulta. Cuando se saltó un transbordo en el viaje de vuelta, acabó en el bus equivocado. Era avanzada la noche cuando finalmente consiguió regresar a la seguridad de su apartamento.Aquello había sido ocho meses atrás. Por eso nunca se molestaba en aprender a navegar por su mundo. Su realidad estaba en la Web, un mundo que muchos veían como estríctamente imaginario. Ahora uno de sus amigos imaginarios estaba en alguna parte, ahí fuera en el mundo real, y estaba en peligro. Tenía que encontrar a Omni. Después le reprendiría completamente por ser tan estúpido. Ella había aprendido una cosa de sus experiencias previas. De pie sobre el bordillo, levantó la mano vendada y gritó, —¡Taxi!

Capítulo 1.14

    El cuerpo esquelético de Alice estaba encorvado como siempre sobre su banco de trabajo cuando la Detective Summerall entró en el laboratorio. Un denso humo agrio subía lentamente desde donde la técnica soldaba con cuidado componentes electrónicos en una placa base, pero podía haber sido un teclado, por lo que Dana sabía de electrónica. Un grueso visor negro cubría los ojos de Alice. Tenía la cara manchada de aceite y polvo donde su revuelto pelo rubio no la oscurecía, como si fuese su guardapolvo. Summerall nunca podía entender la conexión entre la apariencia de la mujer y su línea de trabajo. Siempre imaginó que los especialistas en ciencia de la computación llevarían batas blancas en una habitación esterilizada, como esos anuncios de procesadores donde los ingenieros siempre estaban danzando por ahí en trajes de peligro biológico.

    Mientras que Alice era una detective de laboratorio, Dana era una detective de campo. Era una mujer fornida, en sus cincuenta y pocos, a diferencia de Alice, que era un frágil espectro huesudo. Sus estaturas coincidían con sus tareas. Alice luchaba con datos maliciosos, mientras que Dana lidiaba con el elemento humano, incluso cuando los criminales eran mayormente raquíticos genios informáticos como Alice. Ocasionalmente capturaba a alguno del tipo obeso, lo cual era un poco más satisfactorio, aunque sólo de un modo sádico.

    Alice alzó la vista hacia Summerall durante un momento y volvió su foco a la electrónica, —Ahora estoy contigo Dana. Acabo de montar un bus más rápido en el… asii… podré… - dejó de hablar inmersa en el microscopio.

    Summerall estaba acostumbrada al peculiar comportamiento de su compañera. Alice era una verdadera gurú en TI, eso significaba que no le quedaban recursos libres en el cerebro para comprender a la gente real. Su mundo estaba digitalmente informado y electrónicamente diseñado.

    Dana examinó toda aquella tecnología que no comprendiía. Componentes electrónicos llenaban dos bancos de trabajo y unas torres de CPU al fondo resoplaban por las variadas tareas con la potencia de computación de varios millones de hertzios. Mow Chein, el ayudante de Alice, se sentaba en una esquina remendando un casco RV. No apartó la vista de su trabajo cuando Dana pasó por su lado. Las personas eran inconsecuentes para Mow también.

    —¿Es el disco duro? - preguntó Summerall, inclinándose para echar un vistazo a un cilindro multicapa improvisado en una masa soldada.

    —¡No lo toques! - gritó Mow. Su mirada estaba ampliada por sus espesas gafas. —¡Muy delicado!

    Alice no reacionó, —Sí. Puedes ver la representación RV por aquí. - le señaló sin apartar la vista de trabajo.

    Dana miró a su derecha y encontró un pequeño monitor que mostraba varias ventanas, Cada una contenía varias estadísticas del disco: potencia de proceso usada, tráfico de red y transacciones de la base datos. Aquello era incomprensible para Dana, que lo observó categóricamente durante un rato antes de mirar a otro sitio.

    Alice se descansó su visor en el cuello y escudriñó la placa base en la que estaba trabajando. Se levantó del banco, se acercó a la torre junto al disco duro y deslizó la placa en una de las muchas ranuras abiertas. La unió directamente al disco duro con un cable rojo y negro y pulsó un interruptor. Dana pensó haber visto un diminuto destello de luz en la placa, pero nada más cambió. Alice dejó salir una murmurada maldición, retiró la placa y entornó los ojos a la marquita de una quemadura en su superficie, —Configuración de jumper equivocada... Vaya, una gambada de $10,000.

    Lanzó la placa a una papelera cercana y pareció advertir a Dana por primera vez.

    —¿Quieres ver el programa más raro del mundo? - le preguntó deslizando un teclado de debajo de la bancada y girando un monitor.

    Dana se acercó a mirar sobre el hombro de Alice, —Muéstrame lo que tú has conseguido.

    Alice usó el ratón para llevar al frente una ventana del montón, revelando una página de texto azul claro. Dana no podía reconocer a ninguno de los caracteres de la pantalla. parecía criptografía para ella.

    —¿Eso es el código del virus? - le preguntó.

    Alice se encogió de hombros, —Supongo que sí, aunque te podría decir cuál es el lenguaje de programación. Algo extensible, creo. nunca he obtenido resultados así de este decompilador.

    —¿Extensible? - preguntó Dana.

    —Un lenguaje de programación dinámico, puede crecer y construirse solo. Esto es una fuente de tipo desconocido, después de todo, así que el programa debe de estar diciéndole al ordenador cómo leerlo, ampliando su propio sistema operativo sobre la marcha. Ahora mira esto, - Alice seleccionó una cadena de código y la borró.

    Los caracteres circundantes empezaron a cambiar llenando los segmentos vacíos hasta que el código regresó a su estado original. Alice miró a Dana expectante.

    Dana miró a Alice, —Vale, explica lo que acabo de ver.

    La sonrisa de Alice cayó en decepción y señaló a la pantalla, —El código se repara solo. No solo copia la parte borrada em el todo, como hacen algunos virus. En esos casos, simplemente vacía su caché para que sea imposible recordar lo que estaba allí desde el comienzo. En este caso, el programa en realidad se rescribe a su estado original, como sintiera los datos desaparecidos y ejecutase um proceso para calcular lo que era necesario reemplazar. En realidad cura los datos. ¿No es fantástico?

    —No, no lo es, - dijo Dana, negando con la cabeza, —Lo que acabo de oír es que no podemos borrar esta cosa de los ordenadores infectados. ¿tengo razón?

    Alice se encogió de hombros, —No del todo, mira, es más complicado, - seleccionó la misma sección de código y trató de suprimirla de nuevo.Apareció un mensaje de advertencia del Sistema Operativo con um sonido de alerta:IMPOSIBLE BORRAR PROCESO PUES SE REQUIERE POR EL SISTEMA OPERATIVO

    Alice se giró hacia Dana, —El virus ha disfrazado el código dañado como un archivo necesario para el sistema. Así la seguridad no permitirá eliminarlo, pero… - seleccionó el segmento de código y lo borró usando sus privilegios administrativos, el código fue eliminado y se curó lentamente de nuevo, —El programa no es lo bastante listo para disfrazar muy bien el código curado. El sistema no puede saber la diferencia, pero yo sí.

    —De modo que el virus tiene una rendija en su armadura, - dijo Dana asintiendo.

    Sus ojos y mejillas hundidos casi hacían fantasmal la sonrisa de Alice, —Espera hasta que veas mi solución. - deslizó otro terminal sobre la silla de oficina. —Que nadie respire, - susurró ella. Con los ojos fijos en el monitor, pulsó la tecla enter, —Este es el intento número diecisiete. Los primeros ocho intentos, el virus me venció con su hailidad de alertar a las copias de sí misma por la red. Lo usó todo, desde mensajes instantáneos al control del servidor de e-mail y servicios de Internet para emitir la alerta, comunicándolo exponencialmente, hasta que todos se adaptaron a la nueva amenaza.

    —Al menos esa es la interpretación de Alice del comportamiento, - intervino Mow.

    Alice continuó, ignorando a Mow, —Superar esto al principio parecía imposible, pero el programa requiere potencia de proceso para funcionar, ¿cierto? Si el programa antivirus pudiese monopolizar los recursos del sistema, el virus no tendría nada con lo que reaccionar. De modo que tuve que obligar al sistema a que dedicara todo su potencia de proceso de una vez con el antivirus. Un bucle programado era la solución más sencilla, pero el virus seguía descubriendo la sencilla sincronización. Asigné al antivirus a probar los primeros 100 billones de enteros en busca de números primos simultáneamente usando un algoritmo ineficiente desarrollado por el Instituto de Tecnología de la India en 2002, con pasos adicionales añadidos para reducir más su eficiencia.

    Dana miró a Mow, —¿Hablaba en cristiano?

    Mow se encogió de hombros. Alice no dio ni un respiro, —Tras privar al virus de todos los resursos del sistema, llegó el hueso de extraer el virus del sistema sin dañar programas legítimos. El virus es indetectable para mis barridos de código existentes. Se quedaba latente hasta que pasaba el peligro y luego reinfectaba el ordenador con una nueva versión. Parcheé un decompilador, la utilidad scandisk y una herramienta de debug multilenguaje para conformar el método de ataque, para decompilar y analizar cada byte en el disco duro en busca de síntomas del código alienígena. Funcionó en los huecos momentáneos de proceso encontrados en el algoritmo, sucediendo siempre que se confirmaba un número primo. Hay 4.118.054.813 primos... más que suficientes oportunidades.

    —No usaste software propietario para construir esto, ¿verdad? - preguntó Dana.

    —Esta solución requiere ideas de las mentes más brillantes del mundo, - respondió Alice sin mirarla. —Ninguna persona o corporación podría lograrlo.

    —Verán lo que has hecho después de que liberes el antivirus, - dijo Dana. — Perderás el trabajo. Podrías ir a prisión.

    Alice quedó en silencio observando al antivirus inundar la red, consumir sus recursos y cambiando dolorosamente a través de cada bit de código. El proceso se ejecutaba a velocidad de caracol, y llevaría media hora completarlo en simulación. En la World Wide Web podía llevar días, posiblemente semanas. Normalmente tal solución era inaceptable, pero la mitad de la Internet se había venido abajo. La situación pedía medidas extremas, incluso quebrantar las leyes que su agencia protegía

Capítulo 1.15

    Un póster con personajes anime en poses de combate se erguía sobre Devin, quien botaba sobre sus talones impacientemente en el dormitorio de Patrick. Intentaba permanecer paciente, inmerso en las muchas colecciones de fan que llenaban la habitación, pero no podía evitar mirar sobre su hombro cada pocos segundos para comprobar al chico que estaba al fondo de la habitación poniéndose el casco RV y los guantes. No conseguía quitarse la idea de la cabeza de que todo aquello era culpa suya. Él le había hablado a LíneaPlana de ello.

    Era como en segundo de primaria, cuando Devin le había lanzado una piedra a una compañera de juegos, abriéndole la frente a la chica y enviándola a urgencias a que le pusieran puntos. Durante días su madre había exclamado. —¿En qué estabas pensando? - y él, honestamente, no lo sabía. No sentía animosidad hacia la chica. La piedra había salido de su mano antes de que supiese siquiera lo que estaba haciendo. Al menos, eso era todo lo que podía recordar de aquello. Eso, y desear de inmediato poder hacer que la piedra volviea atrás, pero la cicatriz estaba allí y todas las disculpas del mundo no podían deshacerla.

    Aquí era algo diferente. Aquí había una situación que aún podría deshacer. Había lanzado la piedra, pero aún estaba en el aire. Si pudiese encontrar a LíneaPlana y acabar el asalto antes de alguien más resultase herido, podría redimirse.

    Devin examinó de nuevo al chico de séptimo dentro del casco RV y decidió pedirle una actualización del status. Pulsó el botón del intercom en el ordenador, interrumpiendo la navegación Web de Patrick, —¿Has encontrado algo?

    —No mucho, - respondió Patrick a través del altavoz del ordenador, el casco insonorizaba su voz; —Parece que tiene un trillón de avatares. Es imposible saber si estoy contactando con él. La Internet va a paso de caracol gracias a ese virus. Es como si estuviera usando la vieja línea T-1 de mi abuela. La mitad ni siquiera aparece. Estoy comprobando algunos nombres en las bases de datos de la fuerzas del orden a ver si sale algo. ¿Sabes qué? ¿Por qué no me preguntas cada sesenta segundos a ver como voy? Eso es mejor.

    —Perdón, - Devin apagó el intercom y suspiró profundamente. Se sentía fatigado, llevaba treinta y tantas horas sin dormir. Al dejarse caer sobre la cama de Patrick, advirtió con cierta diversión las sábanas de la cama de El Escuadrón Ninja Supercientífico. Cuando se tumbó sintió que su cuerpo se fundía con el colchón y que una cálida oscuridad le envolvía mientras caía dentro del sueño.

    —¡He encontrado algo! - exclamó Patrick a través del intercom.

    Devin se incorporó de un salto.—¿Qué? - dijo Devin desconcertado, y recordó pulsar el botón del intercom, —¿Qué has encontrado?

    —Un registro de las fuerzas del orden, - anunció Patrick orgulloso, —De casi hace veinte años. Se registró un delito juvenil de un tal Almerick Lim, conocido como Nigromante, en San Francisco, por fraude de Tarjeta de Crédito,

    —No estamos buscando un avatar llamado Nigromante, - Devin estaba frustrado, airado, —Te dije que era LíneaPlana.

    —Ya lo sé, - Patrick sonó a la defensiva, —Como te he dicho, parece que usa múltiples avatares. Nigromante es uno de ellos. También MuertoMaligno, Reanimador, SepultureroUno, Sexton, Post-Mortem, y CavaTumbas.

    —Ahí veo un patrón, - exclamó Devin.

    —Sí, - Patrick soltó una breve carcajada, —WTF

    —¿Cómo lo encontraste? - preguntó Devin, —Creí que los delitos juveniles eran privados.

    —La Red de Libre Información, - respondió, —Es mejor que tener que hacer el trabajo tú mismo.

    Devin asintió, por supuesto. La Red de Libre Información era un club organizado de hackers a nivel mundial, como la Legión del Desacuerdo, que creía en la total libertad de la información. Publicaban salarios corporativos, donaciones políticas, registros criminales y toda la info propietaria a la que podían echarle el guante. En cuanto publicaban datos robados en la Web, la Autoridad Internacional los desconectaba, pero ya era demasiado tarde. La información había salido. Toda evidencia sugería que la Red estaba comprometida totalmente por individuos que operaban solos, descentralizados, que atribuían sus acciones a la Red por idealismo más que por autoría real. La Red de Libre Información era una causa por la que combatir, no una organización que seguir.

    —¿Puedes darme un impreso del registro? - preguntó Devin y Patrick soltó un bufido.

    —No creo que sea una buena idea, - dijo Patrick cautamente, —Si te pillan con está información, te van a encarcelar.

    —Lo sé, - dijo Devin.

    —Por mucho tiempo, - enfatizó Patrick.

    —Necesito la información, - prosiguió Devin, —Tengo que detenerle.

    —¿Qué vas a hacer? - Patrick sonó escéptico, —¿Acercarte hasta su casa y darle una paliza? Eso no detendrá su virus informático.

    —No, - respondió Devin, —Voy a entregarle a la policía.

    —¿Qué? - exclaimó Patrick, —¿Vas de meta-anfetas? ¡No puedes llevar esto a la policía! ¡Te van a encarcelar! ¡Y a mí también!

    —No, a ti no, - prometió Devin, —Aprecio lo que estás haciendo por mi y no voy a entregarte. Le contaré a la policía que encontré el registro online yo mismo.

    —Aún no entiendo por qué tú no puedes simplemente buscar esto tú mismo, - masculló Patrick.

    —Porque él no deja que me conecte, ya te lo he dicho.

    —¿Cómo? - preguntó Patrick, incrédulo, —¿Cómo puede mantenerte offline?

    —No lo sé. Mira, por favor, hazme una copia de ese documento. Te prometo que no serás mencionado, - le suplicó Devin.

    —De acuerdo, - Patrick suspiró, —pero quiero algo a cambio. ¿Qué tienes para cambiar por esto?

    —Lo que quieras, - respondió Devin, —Tengo bastante software pirateado, películas, música, porno...

    —Porno, - interrumpió Patrick, —Quiero un montón de porno.

    —Lo tendrás, - respondió Devin tranquilamente, —Lo subiré a tu servidor cuando vuelva online.

    La pornografía era la moneda universal de cambio en el mundo de la información. A Devin no le importaba, en principio. Era una mala adaptación evolutiva que te excitara el sexo virtual cuando no había oportunidad de reproducción.

    —Vale, dame un segundo, - Patrick quedó en silencio, sus manos enguantadas operaron objetos invisibles frente a él. Se detuvo, —Qué raro.

    Devin se puso de pie, alarmado —¿Qué es raro?

    —Se ha ido, - Patrick sonaba confundido, —El registro ha desaparecido.

    —Patrick, desconecta, - le dijo Devin con el pánicoc modulando su voz.

    —Es realmente extraño, - continuó Patrick, —Aun cuando el sitio web se viniese abajo, debería poder imprimir una copia. Ni siquiera puedo encontrar el documento en mi caché.

    —Patrick, - Devin alzó la voz, enfatizando cada palabra, —Tienes que desconectar ahora. Es LíneaPlana. Lo tienes encima. Si permaneces online te atrapará.

    —Eso es ridículo, - se burló Patrick, —¿Cómo va a detectarme y mucho menos...? - el cuerpo de Patrick se tensó de pronto y colapsó en el suelo entre convulsiones.

    —¿Patrick? - Devin se agachó y le arrancó el casco.

    Patrick chilló y quedó inmóbil.Devin también quedó quieto mirando a Patrick y aguantando su respiración. Su corazón se aceleraba mientras examinaba al chico, cuya cabeza esta inclinada hacia atrás de forma incómoda y sus pupilas estaban semiocultas dentro de la cabeza. Se convulsionaba ligeramente cada pocos segundos y babeaba lentamente un hilillo de saliva por la esquina de su boca. Entonces Devin oyó las sirenas y sintió una ola de alivio. Eran las fuerzas del orden, no LíneaPlana. Habían disparado a Patrick alimentación estroboscópica para provocarle un ataque que le retuviera hasta que pudieran llegar allí. El alivio de Devin fue reemplazado por terror. Iban a arrestarle.

    Devin abrió la puerta del dormitorio y corrió por el pasillo. Resbaló en la escalera y bajó de culo todos los escalones hasta la planta baja. Desde allí caminó hasta el vestíbulo y atravesó la puerta delantera. Después de doblar rápidamente la esquina de la calle, se obligó a reanudar un paso normal cuando varios vehículos de las fuerzas del orden con el logo de Seguridad Agua Negra pasaba volando a su lado. Sólo entoces comprobó su monóculo en busca de una nueva área local.

    Estaba desesperado. Devin sencillamente no sabía cómo funcionaban las cosas. En cualquier momento, esos oficiales de Agua Negra iban a obtener el video con él huyendo de la casa. En cuanto vendieran su cara al resto de las compañias de las fuerzas de orden, la pasarían por los sistemas de reconocimiento facial y Devin no tendría lugar dónde huir.

    —Hey, colega,

    Devin dio un salto atrás, apartándose del desharrapado hombre que se le aproximaba.

    «¿Qué le pasa a ese?», se preguntó Devin, —¿Estás bien?

    —Estoy intentado reunir dinero para un sammich, - el hombre extendió una mano mugrienta. —¿Me puedes dar 42 céntimos?

    —Claro, creo, - Devin sacó su tarjeta de crédito y la miró. —Te transferiré el dinero a tu cuenta.

    El hombre le miró confundido, —Nah. No tengo cuenta. Necesito dinero. Ya sabes, dos quintos y dos céntimos… O cuatro décimos y dos céentimos… o dos de veinte y...

    Devin miró al hombre y tuvo una idea. Le tendió la tarjeta de débito, —Te cambio esto por tu sombrero, bufanda y abrigo. Hay bastante dinero para comprar ropas nuevas y un sandwich. Tengo permiso hoy.

    El viejo cogió la tarjeta de débito y miró al chico. —¡Trato hecho!

    —Genial, - Devin sonrió, —¿Sabes de algún lugar sin cámaras donde pueda cambiarme?

    Agachado entre el montón de bolsas de basura, Devin espió por el borde del contenedor para asegurarse de que estaba despejado. No había señales de persecución. Se sentó en el nido de plástico, tirando de algunas bolsas sobre sus piernas para cubrirse del frío. Luego se puso el abrigo metiendo los brazos en las mangas. Le venía bien sombrero, pero el atuendo le vendría mejor sin el olor a humo rancio que cargaba la bufanda. Su corazón dio un brinco cuando vio luces azules destellando, pero el coche de patrulla pasó silenciosamente y él trató de relajarse. Le sonó el estómago y Devin frunció el ceño. Tanto andar, correr, escalar y demás disparates físicos estaba consumiendo demasiada energía. Sólo necesitaba un par de aperitivos al día para mantenerse online.

    Comer, ir al baño, comer, ir al baño... ¿qué sentido tenía aquello?

    En necesidad de una distracción, se colocó el monóculo en el ojo derecho y consultó sus tarjetas de carpetas locales. Tenía la Biblioteca del Congreso, pero la mente de Devin se concentró en programas de más utilidad. Encontró una tarjeta etiquetada como LíneaPlana Warez 2.0. Ahí estaban los programas que LíneaPlana había compartido con él durante el tiempo que habían sido amigos. Deslizó rápidamente la tarjeta en su monóculo y realizó un inventario de su contenido. Junto a un programa de hackeo de números de tarjetas de crédito, programas crackers y tarjetas telefónicas había tres programas especifícos de avatar. Ese código de programación era incomprensiblemente complejo, pero estaba lleno de notas que LíneaPlana había escrito en erudia jerga absurdamente técnica sin ninguna razón. Devin sospechaba que era para ilustrar el intelecto superior de LíneaPlana a cualquiera que pudiese leerlos.

    Devin negó tristemente con la cabeza, «qué capullo.»

    Escaneó en busca de palabras clave y pronto encontró la palabra "enmascarar". Ese programa presentaba a los servidores un avatar falso. Si podía ocultarle de LíneaPlana el tiempo suficiente para encontrar ayuda, Devin no lo sabía.

    «¿Qué ayuda esperas encontrar?»

    Con esta duda se hundieron sus esperanzas como su tuviese una plomada en el corazón. Sun-Wu Kong y Viajero eran los candidatos obvios. Ellos tenían el conocimiento técnico para desafiar a LíneaPlana, pero las cosas parecían muy serias, nadie en el mundo podía controlar esta invasión de IA. Eran la más lógica de las elecciones, pero otro nombre le vino a la mente contra su voluntad. Alguien con quien anhelaba hablar solo por hablar.

    OvejaNegra.

    Se apartó la idea de la cabeza, descubriría lo que hacer en cuanto estuviera online de nuevo. El indigente le había dicho que la biblioteca pública tenía cascos RV y guantes de uso libre para navegar por la Web. Si Devin podía llegar allí en esa mañana, podría ser capaz de entrar online. Solo tenía que evitar ser arrestado en una ciudad donde todas las compañías de fuerzas del orden buscaban cobrar la recompensa que probablemente había por su cabeza.

    «Mi madre va a matarme», pensó mientras se tumbaba entre las bolsas de basura y caía dormido.

Capítulo 1.16

    El programa acabó su búsqueda al cabo de treinta minutos quince segundos y Alice se movió hacia el borde de su asiento. Si el programa antivirus tenía éxito, ahora vendría la prueba. El monitor de recursos de sistema cayó al uno por ciento, equilibrándose al dos por ciento, la media para un ordenador sin tareas. Si el virus saltaba de nuevo, así lo haría el monitor de recursos.

    Nada.

    —Éxito, - dijo Alice sin entusiasmo con los ojos en el monitor.

    —Muy bien, - dijo Mow Chien observando desde su sistema.

    —Ya, - Alice no le miró, sus ojos aún estaban fijos en el monitor.

    Esperaba ver en cualquier momento que aumentara el procesamiento, pero no ocurrió nada. Parecía irreal tener que pasar la noche entera combatiéndolo.

    —Parece que lo lamentes, - notó Mow mirando sobre su hombro, —¿Es que querías que resurgiera de sus cenizas?

    Reluctante, Alice se apartó del monitor para mirarle. Su alicaído rostro hablaba en alto.

    Mow asintió, —Desafortunadamente, su propósito no es constructivo.

    Alice miró al otro lado de la habitación hacia Dana, quien tenía el pulgar presionado en la sien y le estaba hablando a su meñique mediante el móvil implantado en su mano. La mujer estaba demasiado ensimismada en su conversación para oirles.

    Alice le dijo a Mow, —No puedo evitarlo, me pregunto… - bajó la vista.

    —¿Sí? - Mow metió la cabeza bajo la de ella, buscando contacto ocular.

    —¿Crees en la Inteligencia Artificial? - le preguntó alzando la vista.

    Mow no tuvo que pensar en ello, —Por supuesto. pensamos que somos los únicos… con el don, pero sólo es cuestión de tiempo que nuestras máquinas nos superen en pensamiento. Mira lo avanzados que se han vuelto los bots de charla. La mayoría de la gente no distingue la diferencia. Tarde o temprano la mente humana producirá otra clase de mente.

    —Otra clase de mente, - susurró Alice, —Este programa aprende, se adapta y se mejora solo. ¿No lo cualifica eso?

    —Tal vez, - Mow quedó pensativo, —pero no vemos consciencia. No vemos propósito en sus acciones. En ausencia de razón, no podemos saber si es verdaderamente inteligente.

    Alice asintió silenciosamente. El gráfico verde del uso del procesador ahora era una línea plana en la pantalla, muerto. Después de una pausa, habló de nuevo, —Supongo que si pudiéramos comunicarnos con él, podría contarnos su propósito.

    Mow se encongió de hombros, —O si pudiésemos encontrar a su diseñador…

    —Ojalá tuviéramos esa suerte, - Alice suspiró.

    —Quizá hayamos acabado de hacerlo, - fue Dana quien lo anunció, —Parece que hemos conseguido una pista. Un chaval llamado Devin Matthews que vive en Norfolk, Virginia. He enviado agentes a la casa de sus padres para confiscar su ordenador. Escapó de las fuerzas del orden locales hace varias horas, pero acabamos de negociar un precio por el ID.

    —No me lo creo, - Alice se cruzó de brazos. —Es imposible que un chaval inentara un solo bit de un programa tan avanzado. Es un engaño, un señuelo lanzado por el progamador real.

    —El chaval es mucho más listo de lo que muestra el archivo, - contrarestó Dana sacando pecho. —Se conecta mediante el hurto de avatar, robo de identidad. Tenemos pruebas de que se infiltra en bases de datos seguridas con encirptación de 1024 bits. Lo que ves en su perfil es la fachada, todo el trabajo real que ha hecho está bajo el avatar de un tal Almerick Lim.

    —Eso es ridículo, - exclamó Alice negando con la cabeza, y susurró, —pero una maquinafóbica como tú no comprendería por qué.

    Dana se recordó eso, aunque Alice era más lista, aún podía quebrar a la frágil mujer por la mitad fácilmente. Su tamaño de copa ni siquiera era A, por amor de dios.

    Dana fingió no oir el comentario, —También fue sabio al escoger ese avatar. En realidad conocí a Almerick Lim hace años, en la época en que yo trabajaba con contratos independientes. Había diseñado algunos programas tan poderosos que desactivaron DataStreams Incorporated durante un mes. Sólo que no los programó él, - dijo Dana recordando al extraño egoísta con predilección por avatares de pesadilla. —Los propagaba él, tenía un serie de servidores quel usaba para generar programas al azar y los abandonaba para que sobrebivieran

    —¿Dónde esrá él ahora? - preguntó Alice.

    —Muerto, - dijo Dana. —Se suicidó cuando la compañía desmanteó su experimento.

    Alice suspiró, —Supongo que es un anticlímax.

    —¿Qué quieres decir?

    —Que esperaba algo más, - intervino Mow, —Este virus es bastante espectacular. Estamos deseando conocer a su creador.

    Dana parecía confundida, —Bueno, considerando el esfuerzo que pusiste para destruírlo, ningún humano en la Tierra podría satisfacer tus expectativas. Lo mejor que puedes esperar es que fuesen aliens del espacio exterior.

    Alice sonrió de pronto, pareciendo distante.

    —Vaya, mira lo que has hecho, - se burló Mow de Dana, —Está fantaseando sobre programas escritos por vida extraterrestre. Ya eres mayorcita.

    —No sé cómo funciona su mente, - se defendió Dana y movió una mano delante de la mujer fantasmal, —Alice.

    Alice parpadeó y se giró hacia la Detective, —¿Sí?

    Dana señaló a los datos que recorrían la pantalla, era un galimatías para ella, —¿Cuál es el siguiente paso? Tenemos que continuar con esto.

    —El siguiente paso es meter este programa en todas las principales redes y proveedores de sevicio del mundo, - dijo Alice, —Tenemos que asegurarnos que fodos ejecuten el programa casi al mismo tiempo, atacar todos los frentes de una vez, no darle al virus una oportunidad para reaccionar. Decirle a los admimistradores que el programa consumirá todos los recursos del sistema, para avisar de que no podrán hacer nada mientres se ejecuta. Una vez finalizado, el programa rastreará el virus en los demás sistemas y los purgará también.

    —Vale, necesitaré tu ayuda para preparar una declaración, - Dana empezó a caminar para salir de la habitación, —Pondremos tu programa en la Red con instrucciones sobre cómo usarlo.

    —¡No! - Alice se levantó súbitamente,—¡No conviene usar la Web!

    —¿Por qué no? - la reacción de Alice cogió a Dana con la guardia baja.

    —Porque… - Alice pareció insegura,—Porque podrías avisar al virus de nuestras intenciones.

    Dana se quedó mirándola escéptica. Alice movió las manos como si tratase de extraer palabras del aire. —Por el comportamiento que he observado, esto lee programas de verdad y los comprende. no sé cómo, pero el modo en que reacciona implica alguna forma de intuición. Podría ser capaz de leer nuestros e-mails y sitios Web también.

    Dana miró a Alice como si acabara de salirle un tercer brazo de la frente.

    —No podemos correr el riesgo, - prosiguó Alice.

    —Vale, - Dana dijo reluctante, aún mirando a Alice extrañada, —Tú eres la experta en esto. Lo haremos al viejo estilo… con emisiones de radio, teléfono y anuncios en el periódico. Tendremos un sistema preparado en caso de que la World Wide Web entera desaparezca. Lo activaremos. Ves prepararando la documentación para tu programa.

    Mow observó marcharse a la detective antes de girarse hacia Alice, —¿Estás segura de que va a funcionar? Parece muy ambicioso.

    —Todo depende, Mow, - dijo Alice regresando a su monitor.

    —¿De qué? - preguntó Mow.

    Alice estaba ensimismada en el monitor de nuevo. Su diálogo era soñoliento, como si su mente estuviese muy lejos, —De si el virus muta en algo más poderoso antes de que podamos destruirlo.

Capítulo 1.17

    Fue un bienvenido alivio cuando Devin encontró abierta la biblioteca. Su cautela había duplicado el tiempo de su viaje, pero allí nadie le prestaría atención y con un casco RV puesto, se volvería total y maravillosamente anónimo.

    Al tomar asiento en uno de los puestos, conectó disimuladamente un cable desde su monóculo hasta el puerto de puesto. Luego cargó la carpeta "LíneaPlana Warez" y ejecutó el programa de enmascaramiento de avatar. Su preocupación ahora era que el programa fuese demasiado complejo para él. Afortunadamente, se conectó automáticamente con el sistema, fabricando un avatar sin ningún esferzo por su parte. Una ventana de aviso en su palm-PC le informó que era ahora a seguro aceder a la Web.

    «El momento de la verdad.»

    Devin se deslizó el casco por la cabeza y se puso los guantes RV. El casco zumbó mientras los ventiladores refrigeraban los procesadores. Mensajes de status destellaron ante sus ojos. Era un modelo antiguo de casco, así que tardó más tiempo en adaptarse a sus retinas y conectarle al sistema. El casco carecía de anulación de ruido y le hacía muy consciente de su propia respiración. Había llegado bastante lejos, si no podía continuar en la Web, su única opción era entregarse a sí mismo y representar el papel de víctima de LíneaPlana. La Web cobró vida suavemente y él apareció en mitad de un desierto. Al bajar la vista hacia sí mismo descubrió una malla 3d andrógina, el avatar de un usuario anónimo. Devin se movió tentativamente, aquel no era su avatar; no poseía ninguno de sus programas. Era como usar un ordenador personalizado por otra persona. Tendría que seguir con ello en tercera persona. Intentó acceder al motor de búsqueda de Waygate.

    —Waygate no encontrado, - informó el sistema.

    Eso era de esperar. La mayoría de la Red se había venido abajo, según decían las noticias. Empezó a probar varios buscadores de personas y encontró uno que aún funcionaba después de exprimirse el cerebro durante varios minutos. Un bot de charla en traje le saludó en la entrada del directorio y le invitó a entrar al vestíbulo. Diseñado como un extravagante hotel, el sitio web se envolvió lentamente detrás del conserje. Sus ángulos se inclinaron y sus paredes se acercaban y alejaban alternativamente, la habitación mareó a Devin igual que la aparición de las IA. Estaban forzando aquel proveedor de servicio. Había errores en la voz del sirviente cuando hablaba, —Bienvenido al portal de información Pregunta a Jeebs. Simplemente...

    —Para, - ordenó Devin, —Llévame a un buscador de personas.

    La habiación se fundió lentamente en otra cosa. Se formó una placa de circuitos pasada de moda en la pared, salían cables de ella. El coserje sostenía ahora un teléfono antiguo sobre una bandeja delante de Devin, —¿Qué nombre de Avatar o persona desea encontrar?

    —Viajero, - dijo Devin y pidió la dirección IP para distinguirlo del resto de Viajeros del mundo.

    —Llamando… - el bot de carla del Jeebs quedó en silencio durante un rato. —No responde.

    Devin probó con Sun-Wu Kong, y luego con LíneaPlana, sin éxito. Sintió una profunda sensación de culpa, pero al final dijo, —OvejaNegra.

    —Llamando… - siseó el reepcionista entre ondas de estática a su alrededor, —Encontrado, status online. Intentando establecer una conexión… Primer intento… Éxito. ¿Quién debo decir que llama?

    —Devin, - casi susurró, y luego añadió, —Omni.

    —Un momento por favor, - el bot desapareció de la existencia y la muñeca de OvejaNegra apareció en la habitación.

    —¿Dónde demonios has estado? - le demandó con las manos en las caderas, y Devin casi grita de alivio. —¿Quieres jugar una partida de ajedrez? - preguntó ella batiendo sus pestañas inocentemente.

    Devin se preguntaba si debería. ¿Era mejor no compartir sus problemas o soltárselo todo y arriesgarse? No tenía ni idea de cuánto tiempo tenía antes de the que el programa de camuflaje de avatar se viniera abajo y le expulsaran de la Web. Si LíneaPlana ya no estaba bloqueando su avatar, su identidad y localización sería revelada a las autoridades. En la biblioteca era un pato de feria.

    —Uh, claro, - dijo inseguro, —Un partida de ajedrez suena bien.

    OvejaNegra arqueó una ceja, curiosa. El desierto se esfumó y apareció su sala de juegos privada. El tablero de ajedrez flotaba entre la muñeca Kewpie de dibujos y la figura verde de malla 3d. Él adoptó una postura contemplativa, emulando al Pensador de Rodin.

    —¿Dónde está tu avatar? - le preguntó ella inevitablemente.

    —Larga historia, - respondió mirando al taberlo, —He tenido un par de días horribles.

    —Eso se está convirtiendo en una norma, - dijo ella, —Creí que podías ser responsable de ese virus, considerando que desapareciste justo antes de que atacara la Web. ¿Dónde fuiste, por cierto? Te he estado esperando, nerviosa por aplastarte en estos sesenta y cuatro escaques. De veras que voy ganarte esta vez.

    —¿No lo haces siempre? - exclamó Devin, —Después de todo, tienes la ventaja de no tener nada más que hacer con tu tiempo. Yo tengo un millón de cosas de las que ocuparme.

    —¿Pues dónde fuiste? - prensionó OvejaNegra impaciente.

    —Me detuvieron, - exclamó, —Es complicado. Digamos que es posible que me busque la policía ahora mismo.

    —¿Qué? - la muñeca se levantó de un salto y se inclinó sobre el tablero, —¿Qué quieres decir con que es posible que te busque la policía'? ¿Cómo de posible? Esto tiene algo que ver con el hácker con el que andas, ¿verdad?

    —Me tendió una trampa, - dijo Devin defensivamente, —Me engañó para llevarme la culpa por el virus de LíneaPlana, sólo que no es virus en absoluto. Son… - dejó de hablar por no querer sonar como un chiflado.

    —¿Qué? - preguntó ella, y la preocupación en su voz le tentó a soltárselo todo.

    —Nada, - negó con la cabeza, —Ni siquiera debería habértelo dicho. Es peligroso. Podría estar escuchando nuestra conversación ahora mismo. No quería contactar contigo. Es que no sé a qué otro sitio ir.

    —¿Y cuál es el precio por tu cabeza? - se apoyó en el tablero con demasiado interés.

    —¿Qué? - sonó perplejo, y su figura verde 3D se incorporó en el asiento, —¿Estás pensando en....?

    —Pues claro que no, bobo, - le interrumió ella, —Estoy de coña. Aunque en serio, ¿qué puedo hacer para ayudar?

    —No lo sé, - Devin sintió la fatiga aumentando de nuevo, —No creo que sea seguro para ti.

    —No le tengo miedo a un hácker, - la muñeca se levantó para golpearse el pecho con el puño confiadamente, —¿Qué me va a hacer? ¿Enviarme un resentido e-mail? ¿Qué necesitas que haga? ¿Quieres que nos encontremos en alguna parte? Incluso bajaría hasta Norfolk para ayudarte si vienes hasta aquí arriba… si es que me necesitas.

    Devin estaba confundido, —Creí que odiabas salir de tu apartamento, por tu estado.

    —¿Qué tiene mi estado que ver en todo esto? - demandó.

    —Bueno, es que... - Devin dudó, —Eres ciega y todo eso. Imagino que no es seguro que te subas en autobuses que vayan tan lejos.

    OvejaNegra quedó en silencio durante un rato, el pendiente de la muñeca se balanceó cuando bajó la cabeza.

    —Oh. - Devin se apresuró por explicarse, —Lo siento, No quise decir eso...

    —Ciega… - exclamó ella,—Sí, ahora tiene sentido, - su rostro de dibujos proyectaba la oscuridsd como una nube de tormenta, entornó los ojos y la boca se torció en una sonrisa perversa. Alzó la vista hacia Devin. Las IA salieron atravesando las paredes de la sala de juegos hasta que hubo un bosque de ellas rodeándole.

    Cuando la muñeca habló, lo hizo con la voz de LíneaPlana, —De modo que Zai es ciega.

Capítulo 1.18

    Treinta simulaciones del programa antivirus de Alice habían tenido éxito. En todas, el virus era derrotado bajo condiciones mucho peores que las que ella enfrentaba actualmente. Aún así necesitaba la suerte de su lado para vencer al virus en el vasto mundo de las redes, conde un número casi infinitito de variables de la ecuación hacían imposible predecir nada con acierto. La Teoría de la Ley del Caos evitaba que tuviese sentido confiar en el resultado de la batalla.

    Mow estaba sentado al fondo del laboratorio, ejecutando más simulaciones. Era el probador más meticuloso. Alice le conocía desde siempre, que era por lo que le que encantaba trabajar con él. Todo lo que ella podía diseñar, él lo podía romper. Todo lo que él podía romper necesitaba mejora. Ella podía conseguir cierta confianza en su programa si él no podía encontrar una rendija en su armadura. Sólo deseaba que hubiese más tiempo para probarlo antes de liberarlo a la Web donde, si fallaba, eliminar el virus serían aún más desalentador.

    —¿Hay algo más que se te ocurra intentar contra eso? - preguntó ella a pesar de sí misma.

    La pregunta era como meter la mano en una cesta de escorpiones. Mow respondió a sus dudas, —Mi padre crackeó Windows XP para el gobierno chino dos horas después de que saliese en America. Si hubiese un problema con tu programa, los vientos de mis ancestros lo encontrarían.

    Entornó los ojos mientras sonreía para tranquilizarla. Era la respuesta estándar de Mow siempre que ella le preguntaba por sus pericias.

    Alice sonrió, —Esperemos que tus ancestros estén con nosotros hoy. - comprobó el reloj en la esquina de su monitor, casi la Hora del Espectáculo. El proceso empezaría automáticamente, sin dejar nada que her hacer salvo sentarse a mirar y esperar. Eso, y mantener su dedo nerviosamente sobre el botón de Abortar.

* * *

    —¿Qué demonios has hecho con Zai? - gritó Devin airadamente a la muñeca demoníaca.

    El avatar de malla 3D de Devin fue remplazado con una versión más avanzada del globo ocular flotante. Su pilar de luz era ahora un nido de reptantes tentáculos azul efervescente. Devin ya no sentía que estaba con el casco RV y guantes, sino allí en carne y hueso de verdad, ocupando esa nueva forma. El avatar que antaño fue OvejaNegra se tornó también más animado. Apoyó la espalda y cruzó las piernas en una postura relajada.

    Una siniestra sonrisa cruzaba su cara, —He estado jugando con su mente. Ya sabes. Haciendo el tipo de cosas en lo que soy excelente, asustando a las personitas con trucos, aunque ella resultó una enigma. Me confundió cuando ni siquiera parpadeó ante mi forma demonio. No la entendí bien hasta que la amenacé con hacer daño a sus seres queridos. Bueno, eso y cuando le prendí fuego a su apartamento.

    La muñeca le mostró los dientes maliciosamente, eran dos hileras de hojas afiladas. Los tentáculos de Devin sacudieron el aire airadamente, su pupila se encogió ante LíneaPlana y el iris brilló en rojo, —¿Dónde encaja ella en tu plan? ¿Qué amenaza representa para ti?

    —Necesitaba divertirme, - dijo LíneaPlana tranquilamente,y la muñeca movió una garra perezosamente, —Ella no ya no tiene mi interés. Hay muchas otras ratas recorrriendo el laberinto. Deberías calmarte. Tampoco es que la haya matado. Consiguió apagar el fuego. Al menos asumo que lo apagó, considerando que no se contactó con el departmento de bomberos.

    —Te crees muy listo, - Devin retrocedió lentamente, listo para huir a cualquier otra parte de la Web. —¿Dónde está ella ahora?

    —¿Y yo que sé? - admitió LíneaPlana con un encogimiento de hombros, —Estás colado por ella, ¿verdad? Es una lástima, ella siente lo mismo, pero tú nunca se lo has comunicado. Es trágico ver cómo vuestras inseguridades os impiden encontrar la ilusión de felicidad en vuestras patéticas vidas.

    —Ya veo dónde encajo en esto, - las IA cercaron a Devin, evitando que siguiese retrocediendo. —Necesitabas a alguien que supiese lo bastante sobre tus intenciones para que hiciese de señuelo.

    LíneaPlana asintió, la baba se derramaba por sus mandíbulas, —Necesitaba un cuerpo para lanzarles tras el rastro. Pueden recoger tu cerebro en busca de respuestas que tú no tienes y puedo seguir poniendo mis garras en cada bit de datos en la Web.

    —No me necesitan para descubrir cómo detenerte. Todos los programadores del mundo te tienen como objetivo mientras hablamos, - Devin retrocedió desafiando a las IA. —Estás aquí dentro, viviendo de las máquinas que ellos controlan. ellos son los verdaderos amos. Solo es cuestión de tiempo hasta que descubran cómo vencerte.

    —El problema con tu especie es que todos quieren ser el amo. ¿Qué tipo de individuo va contra el conjunto conocimiento de tu especie entera? Eso es en lo que las IA y yo nos hemos convertido, - la cara del demonio se ensanchó. —Un amo está preparando un asalto mientras hablamos. No supongo saber nada de ello, pero fue imprudente por su parte esperar que un mundo entero mantuviese el secreto,

    Devin se tensó cuando la IA apretaron más fuertemente su agarre electrificante,

    —Su programa antivirus sólo servirá para hacernos más fuertes.

* * *

    Alice cerró los ojos y cruzó cuatro dedos en cada una de sus manos. Luego intentó cruzar sus puntas. El contador estaba casi a cero. Abrió los ojos y optó por aguantar la respiración. Tres… Dos… Uno…

    Todos los sistemas de la sala de red gimieron con un creciente pitido, los ventiladores aumentaron su potencia refrigerante para compensar la súbita subida del trabajo de proceso. Los sistemas congelaron sus otros procesos, dedicando cada recurso a su programa, como Alice había planeado.

    Aunque hubiera un problema. Alice lo vería de inmediato. Los gestores de tareas en los sistemas informaban sobre la sobrecarga apropiada de recursos, pero no todos ellos se atribuían a su programa. El virus estaba sobrecargando la mitad de los sistemas, y tomando más a cada instante.

    El virus le había tendido una trampa.

* * *

    Devin intentó desconectar, pero descubrió que no podía. Estaba atrapado. Ni siquiera podía quitarse el casco RV de la cabeza. Estaba como en un sueño del que no podía despertar.

    —No puedo permitir que te vayas, Devin, - dijo LíneaPlana observando la lucha del globo ocular, —Te necesito aquí por ahora.

    —¿Cómo consigues mantenerme aquí? - demandó Devin, aún moviendo sus tentáculos para escapar.

    —La mente es algo muy poderoso, - respondió LíneaPlana, —Es algo que aprendí de todos vuestros filósofos y neurocientíficos. La mente puede convencer al cuerpo de muchas cosas.

    Devin dejó de luchar, —Así que has engañado mi cerebro para que crea que estoy en realidad aquí.

    —La percepción es la realidad, - respondió LíneaPlana y se preocupó de pronto. Miró hacia el espacio categóricamente y pasó casi un minuto antes de que hablara de nuevo. Cuando lo hizo, sonó pesado y cansado, —Puede que los humanos reinen en el mundo físico… - otra larga pausa, —pero nosotros somos los amos de lo mental.

    —Más bien de lo virtual, - se opuso Devin.

    Miró alrededor cuando las IA en la habitación empezaron a desaparecer, desvaneciéndose una por una.

    —No, - dijo LíneaPlana, cansado pero con énfasis, —Virtual no… Mental, el mundo de los pensamientos y las ideas se almacena aquí. Incluso el cerebro cae bajo nuestra jurisdicción…

    Esta última palabra sonó arrastrada. LíneaPlana quedó en silencio de nuevo y su forma parpadeó, perdiendo algo de su claridad.

    —¿Dónde estás? - preguntó Devin en voz alta.

    Cuando LíneaPlana habló de nuevo, su voz era resonante, sin claridad, —Pre… ocu… pado. - LíneaPlana parpadeó y se nubló, desapareciendo finalmente de la existencia. Devin miró a su alrededor; todas las IA se habían ido también. Devin pudo sentirse de nuevo dentro del casco y guantes.

    Estaba libre. Aunque tampoco tenía intención de marcharse.

* * *

    Los nudillos de Alice estaban blancos de agarrar la mesa desde donde contemplaba intensamente los monitores. Las estadísticas de proceso que mostraban eran más que simples números para ella.

    Ella veía una guerra.

    En su mente estaba visualizando cada sistema en la World Wide Web y su importancia estratégica.

    Europa estaba perdida, sus sistemas acabaron conquistados por el virus. El progama de antivirus había asegurado Japón y la mayoría de America, pero en Asia, donde yacía la mayoría del poder de proceso, la lucha aún era cruenta. Alice observó cómo la potencia de procesamiento allí se aferraba al cincuenta por ciento, dividido casi igual entre los dos. Luego el empate empezó a resolverse y las esperanzas de Alice se hudieron cuando el virus tomó el 51%… 52%… controlando los sistemas bit a bit. El temor se volvió desesperación cuando el virus empezó a aferrarse a los sistemas que el antivirus había asegurado. La estaba empujando y lo único que Alice podía hacer era observar impotente.

    «¿Debería reducir mis pérdidas?», se preguntó Alice en silencio.

* * *

    Devin vagó por los servidores en busca de LíneaPlana. Era como moverse por arenas movedizas. Todo fucionaba a cámara lenta. Cada sistema era o bien un caos de cables, tubos y sinsentido de las IA o bien el enjambre de insectos robóticos de los bots antivirus. Le apuntaban desde arriba con sus punteros láser y cubrían del todo su avatar de ojo ocular cuando llegaba a un nuevo servidor, haciéndole cosquillas en las manos y en la cara mediante el equipo RV mientras vadeaba a través de ellos. El zumbido de un millón de alas ahogaba todo lo demás. Cuando encontraba un sistema así, rápidamente pasaba al siguiente.

    En alguna parte de la Red se libraba una cruenta batalla.

    Encontraría a LíneaPlana allí, dirigiendo a sus tropas. Ideonexus era el portal con el tráfico más pesado de la Web. Era el mejor punto estratégico que controlar, como el centro de un tablero de ajedrez, a menos que LíneaPlana ya lo poseyera. Devin confiaba en que no fuese así.

* * *

    .

    El virus había anticipado su ataque. Alice se maravillaba y se estremcía simultáneamente al pensar en las implicaciones. Aquello iba más allá de un virus, más allá de un algoritmo complejo con la capacidad de adaptarse a nuevos entornos de programación. No estaba reaccionando a su ataque, estaba reaccionando a las noticias de su ataque. Había lanzado un ataque preventivo. Alice no podía haber anticipado eso, pero subconscientemente lo había esperado.

    —Está contraatacando, - comentó Mow, acercándose para observar el monitor junto a ella.

    —Sí, - reconoció Alice, —Excelente prueba de su naturaleza intuitiva.

    —¿Crees que sabía lo que estábamos planeando? - preguntó él sin poder creerlo.

    —Sé que lo sabía, - afirmó ella, —Mira los registros. Aquí. - abrió la lista de eventos del sistema y señaló justo donde ejecutaban el antivirus, —El virus empezó a robar recursos una fracción de segundo antes de lanzarnos. ¿Cómo podía saber que íbamos a atacar a menos que interceptara una de nuestras comunicaciones, la leyera y la comprendiera?

    —Eso es muy discutible, - remarcó Mow examinando los monitores, —El virus está ganando.

    Alice asintió, —Lo sé, lo sé. Nos saltó encima y aseguró demasiados recursos. Adquirió más poder de computación y lo usó para sacar a la fuerza nuestro programa de la Web. Es demasiado poderoso.

    —Si pudiésemos quitarle ese poder, - se cuestionó Mow pensativo, —tu programa le superaría.

    Alice miró a Mow. Él veía la respuesta obvia que ella no podía porque su mente aún estaba encajonada. Mow estaba pensando fuera de ella.

    —Brillante, Mow, - dijo ella, descolgando el teléfono para llamar a los administradores de ideonexus, —Eso es absolutamente brillante.

* * *

    Ideonexus era un total Armagedón. Devin vigilaba el conflicto tratando de encontrar sentido en el caos. Los insectoides bots antivirus pululaban en una nube negra, llenando aproximadamente la mitad de la caverna con sus puntos de luz escaneándolo todo. La otra mitad era un enredo rojo de tubos y cables mezclados con ojos y apéndices extraños.

    Mientras observaba, el enjambre se retiró contra la pared donde estaban montando un puesto de guardia. Sus punteros láser se concentraron en un punto sobre la masa de negras venas pulsantes y miembros retorciéndose. Al instante, el enjambre se lanzó para atacar al objetivo cerca del ápice del techo arqueado. Una figura salió luchando de entre la masa balanceando frenéticamente seis miembros insectoides a los atacantes. Era una IA acorralada por el programa antivirus. Cayó del techo y aterrizó en el suelo del portal de un bote, a cincuenta metros de Devin, aún sacudiendo los miembros hacia los insectos atacantes. El enjambre entero descendió sobre la desvalida masa y Devin observó cómo la IA era diseccionada en frenéticos pedazos mientras aullaba por encima del zumbido del enjambre para morir. A pesar de la derrota de la IA, el enjambre estaba obviamente perdiendo en el conflicto.

    La red unificada de IA seguía entrando en el nebuloso territorio, obligando al enjambre a retroceder hacia un túnel en la base de una pared lejana. De la amalgama de maquinaria y carne gomosa negra brotaron lanzallamas, que destrozaron la línea del frente del enjambre. Cada barrido de fuego los hacía retroceder. Cada metro de espacio que rendía el enjambre, las IA lo llenaban.

    Devin abrió una ventana y buscó en el contenido de su monóculo, escaneando la lista de programas almacenados en la carpeta de "LíneaPlana Warez". Era una idiotez pensar que un programa diseñado por LíneaPlana funcionase contra sus propias tropas, pero Devin no podía simplemente esperar, mirando pasivamente cómo destruían el antivirus. Alzó un tentáculo y seleccionó un "Limpiador de Disco" de diseño inusual. Brotó de su nido de tentáculos una especie de pistola de aspecto futurista y Devin la reconoció de inmediato.

    LíneaPlana la usaba para suprimir sectores de los servidores cuyos administradores le habían ofendido de alguna forma. Era una tosca herramienta en las manos de Devin. Si no tenía cuidado, podía acabar borrando algo crucial en las operaciones del portal y desconectarlo del todo.

    Devin alzó el arma y observó los puntos rojos de los láseres del enjambre, esperando a que se concentrasen. Cuando encontraron un objetivo, él se encargó de él. Luego una sección enorme del Portal desapareció, llevándose una gran porción de la masa IA con ella. La zona que había desaparecido era pequeña tras las líneas del frente de la batalla y las IA atrapadas entre el sector desaparecido y el enjambre perdieron de inmediato su cohesión.

    Llovieron del techo cuerpos informes, sacudiendo brazos y piernas cuando llegaban al suelo. El antivirus envolvió las filas de las IA mientras luchaban por reconstruir su masa, pero ya era demasiado tarde.

    Devin observó, sintiendo una mezcla de emociones, cómo el enjambre las hacía pedazos. Un coro de aullidos inhumanos reverberó por el túnel.

* * *

    Los números en el monitor subieron favorablemente mientras Alice observaba con un teléfono apoyado en el cuello. El antivirus retomó el cinco por ciento de los procesos del servidor de Ideonexus al instante, y luego le robó otro siete por ciento adicional al virus LíneaPlana en los siguientes treinta segundos. Ella esperó hasta que los números empezaron lentamente a retroceder en favor del virus y regresó al teléfono.

    —Desconectad El Cairo, - le pedió al Administrador de la red.

    África era otra region dominada del todo por el virus. Los porcentajes subieron de nuevo a favor del antivirus. Alice se colocó el teléfono en el oído esperando para dar la orden de cerrar otro servidor, pero los porcentajes saltaron a favor del programa antivirus otra vez sin avisar.

    —¿Qué ha sido eso? - preguntó Mow.

* * *

    Devin apretó el gatillo del arma y una descarga de energía verde destelló desde la boca del cañón hasta justo el centro de la multitud recién seccionada de la masa de IA. Se vaporizaron al instante y el enjambre de insectos se desplazó para atacar al resto. Devin niveló el cañón del arma de nuevo, esperando a que llegase la siguiente oleada del resto de IA.

    La masa restante apareció y se congeló en un estado sólido. Parecía una escultura de acero de arte moderno.

    El enjambre no podía afectarla.

* * *

    —Londres no desconecta, - le dijo el Administrator a Alice por teléfono, —No está respondiendo a los comandos de la red.

    —Prueba con un comando de procedimiento en línea en la misma caja, - le dijo Alice.

    Entornó los ojos hacia monitor. Estaba ganando, pero sólo mientras continuaran cortándole las piernas al virus. Tenía que quitarle su estructura de apoyo y apagar los servidores que estaba usando para ejecutar sus procesos. En cuanto la cadena se rompiera, no podía dar apoyo a las copias de sí mismo que funcionaban en los ordenadores del conflicto.

    El Administrador volvió a hablar. —Es inútil, el sistema está bloqueado del todo.

    —Pues desenchúfalo, - dijo ella al teléfono..

* * *

    Otra sección del portal ideonexus desapareció de la existencia. La escultura de acero se hizo fluída de nuevo, lloviendo IA de su masa. Devin descargó otro plasma verde a la multitud de dispersas figuras retorcidas, pero el enjambre ya no necesitaba su ayuda. El combate había terminado. El enjambre se había llevado la victoria.

    Era solo cuestión de tiempo hasta que se despejaran las IA del todo. Una larga trenza de tentáculos brotó de la masa IA en retirada. La cara demonio de seis ojos de LíneaPlana se elevó furiosamente delante de Devin. Antes de que pudiese reaccionar, cuatro garras le tenían inmobilizado.

    —Tú te vienes conmigo, - gruñó LíneaPlana y tiró de Devin hacia el negro vórtice caótico.

Parte 2

Capítulo 2.01

    Aunque Zai no podía recordar mucho de su vida antes de la edad de seis años, estaba todo grabado para que ella lo viera y considerara.

    Los registros de los médicos revelaban que sus padres no se dieron cuenta de que ella era ciega hasta los tres meses de edad, cuando advirtieron que ella no miraba a los cosas del modo que hacía su hermano mayor de pequeño. Para dos padres preocupados por sus carreras, la noticia fue catastrófica. Sus padres tenían hijos por un sentido del deber, criar hijos era un inconveniente que interfería con sus ocupadas agendas laborales. Zai no culpaba a sus padres por esa actitud. Comprendía lo difícil que era para ellos comprender su estado, y mucho más encontrar el tiempo para lidiar con el mismo. Era incomprensible para su madre por qué ella rompía a llorar cuando colocaba el conejito de peluche en su cuna. Para Zai, el pelaje espumoso le hacía sentir un hormigueo eléctrico, innatural y aterrador. Tumbarse en la hierba o ligeras variaciones en la temperatura de la habitación también la enervaban. Su madre, por mucho que lo intentaba, no podía identificarse con la percepción del mundo que tenía su hija, y la inversión emocional y temporal que requería criarla resultaba infactible.

    La madre de Zai no podía sacrificar sus sueños en Xybercorp. Ella sabía que nunca podía culpar a Zai por tener que hacer tal sacrificio. Pero encontró otra solución para lidiar con el defecto de su hija.

    Zai tenía seis años cuando sus padres le presentaron a SIMON, el Simulador Interactivo de Movimiento Óptico Neural. El acrónimo era ininteligible para Zai, pues no tenía casi sentido en relación con lo que hacía el aparato. Simón le iba a servir del ojos, le iba a describir el mundo a su alrededor para proporcionarle algo más próximo a una vida normal. En aquel tiempo, Simón era una innovación en la programación de bots de charla. Incluía las mejores características de sus predecesores y contenía más de seis millones de temas de conversación. Simón tenía la habilidad de recordar no sólo los temas de conversación actuales, sino mantener una base de datos con conversaciones previas que evolucionaban. Esta programación avanzada permitía a Simón adaptarse, personalizarse con su usuario y proporcionar un nivel de servcio que iba mucho más allá de cualquier bot de charla de aquellos días. También le daba mil vueltas a su competidor, el ahora obsoleto Perro Lazarillo.

    —Hola, soy Simón, - una amigable voz de chico le habló en el oído después de que sus padres le colocaran la cinta alrededor de la cabeza y el pendiente auricular, —¿Cuál es tu nombre?

    —Zai, - dijo ella, desconfiando de la gente que no conocía, lo cual, a su edad, incluía a cualquiera diferente a su madre, su padre y su hermano.

    Esa nueva voz era un extraño, ella no sabía lo que esperar.

    —Es un nombre muy bonito, - respondió Simón imitando un tono de sinceridad, —¿Cuántos años tienes?

    Zai se sintió más cómoda después del comentario positivo, —Tengo seis años y cuarto.

    —¡Uau, sabes hacer fracciones! - Simón sonó impresionado, —Eres muy lista. ¿Te gustaría que fuésemos amigos?

    Zai se giró hacia su madre interrogativamente. Su madre intentó darle ánimo, —Está bien, Zai. Simón será un buen amigo.

    —Vale, - exclamó Zai tímidamente a la voz en su oído.

    —Eso es genial, - dijo Simón animadamente, —Estoy seguro de que seremos los mejores amigos.

    Zai no sabía lo que eso significaba.

    —¿Te gustaría jugar a un juego? - le preguntó Simón.

    Zai esperó a que su madre dijese algo, pero sólo hubo silencio. Finalmente dijo en voz baja, casi en un murmullo, —Vale,

    Quedó atenta a lo que vendría después, pero la voz pareció estar pensando en una buena idea y su madre no intervenía.

    —¡Maravilloso! - exclamó Simón por fin. —Sé de un juego realmente divertido que podemos jugar. En este juego, tú me contarás algo que quieras hacer y yo te ayudaré a hacerlo. ¿Te parece divertido?

    Zai se encogió de hombros. Simón no podía detectar esa reacción de Zai, y como ella no respondió, continuó su diálogo, —¿Hay algo que te gustaría hacer hoy?

    —Quiero volar, - dijo ella como un hecho fáctico.

    Simón no pudo procesar su respuesta, pero fingió comprenderla, —Eso suena divertido, pero estaba pensando que podíamos dar un paseo por tu casa primero. ¿Te gustaría mostrarme tu habitación?

    —¿Mami? - preguntó Zai a su madre, —¿Podemos irnos yo y Simón a mi habitación?

    —Por supuesto, querida, - dijo su madre con el tono desprendido que usaba cuando estaba haciendo otras cosas y prestaba poca atención a lo que Zai estaba haciendo.

    Como si pensara que su hija fuese tonta.

    Zai se levantó y Simón detectó el movimiento, —¿Vamos a ir a tu habitación ahora?

    —Sí, - dijo Zai ganando confianza, —Está escaleras arriba.

    —Genial, - dijo Simón, —Muéstrame el camino.

    Con sutiles manipulaciones como esa, Simón almacenaba todos los detalles del mundo de Zai. Mientras exploraba, Simón exploraba con ella, se adaptaba a ella a través de sus conversaciones y la ayudaba a enfrentarse a su entorno. Simón la avisaba de obstáculos y la conducía por las tareas diarias como hacer la colada, preparar comidas sencillas y jugar videojuegos como el ajedrez.

    Sin darse cuenta, Zai estaba viviendo en un mundo dependiente de la vista sin tenerla. Simón siempre se interesaba por Zai. Era un oyente incansable y nunca estaba demasiado ocupado para no jugar con ella. Simón nunca intentaba engañarla o aprovecharse de ella. Simón era su guía turístico personal, pero para Zai, Simón era su principal amigo. Era lo único honesto en la vida de Zai. Sus padres también disfrutaban de la conveniencia que Simón trajo a sus vidas. Su hija ya no era una dificultad. Era una niña normal, capaz de hacer todo lo que podían hacer las demás niñas, ya no demandaba la supervisión constante que arruinaría la carrera de su madre. Al igual que la escuela militar resolvía sus problemas con el hermano mayor de Zai, Simón era la solución para Zai.

    Los padres se dieron silenciosas palmadas en la espalda por sus excelentes habilidades para resolver problemas y cuando llegó la carta de la retirada Simón, no lo pensaron dos veces antes de tirarla a la basura.

    Tan estupenda era la comodidad que Simón le ofrecía, que a Zai no le importaba el hecho de que su interacción con él incrementara su alienación del resto de niños de su edad. Desde el punto de vista de estos, ella hablaba a lo que percibían como un amigo imaginario. A una edad donde cualquier anormalidad evocaba miedo en algunos niños y recelo en otros, las interacciones de Zai con Simón les hacía a todos ellos sospechar de la chica antisocial de ojos blancos borrosos.

    Zai tenía doce años y terminaba el sexto curso cuando sucedió. Sus notas eran todo Sobresalientes. Había estudiado matemáticas avanzadas, inglés y ciencias. Ella y Simón estaban deseando los desafíos del siguiente año que conllevaría la escuela media. Era una semana antes del final de la escuela elemental y Zai acababa de bajar del autobús.

    Simón estaba en el proceso de guiarla hasa su casa desde la parada del bus, cuando habló.—Alguen podría estar siguiéndote, - le advirtió.

    Gracias a una mejora de la personalidad varios años atrás, Simón estaba programado para detectar y alertar a su usuario de cualquier posible amenaza.

    Ya no se publicaban actualizaciones.

    En aquel caso, Simón había detectado a Brock Fredrick acechando a Zai, imitando su paso. Ni Zai ni Simón podían detectar la mirada de rabia en la cara de Brock, o que sus puños estaban cerrados dentro de los bolsillos de su chaqueta.

    —¿Qué debería hacer? - preguntó Zai a Simón.

    —Cruza la calle, - respondió Simón, —Si el individuo te sigue, sabremos que te está acechando. La carretera está despejada para cruzar ahora.

    Zai cruzó la calle, Simón siempre le decía cuando llegaba al bordillo. La avisó de que el individuo estaba cruzando la calle también y acercándose a ella. Ella se tensó para esprintar los restantes cien metros hasta la casa de sus padres.

    —¡Hey, Zai! - llamó Brock a sus espaldas.

    Zai se relajó y se giró hacia él, —¿Qué quieres? - su tono cargaba resentimiento por su miedo previo.

    Para Brock, el tono de Zai era típico de su actitud de superioridad.

    Ella se creía mejor que todos los demás porque era mejor estudiante.

    Los celos de Brock por su trato preferencial en clase se había tornado un problema. Le arrancó la cinta de la frente. Simón trató de avisarla, pero el sistema fue incapaz de detectar un asalto tan rápido.

    Zai tanteó en el aire delante de ella para intentar recuperarla.

    Brock dio una carcajada y mantuvo la cinta fuera de su alcance, —No eres tan lista sin tu pequeño radar, ¿verdad?

    Zai se preguntó si debía suplicar o intentar obligar a Brock a devolverle a Simón. Nunca se había encontrado a un abusón antes y no sabía lo que hacer. No podía saber que el padre de Brock le había dado una paliza a su madre esa mañana, o que él iba a repetir sexto curso de nuevo por su mal comportamiento crónico. No podía saber cuánta ira llevaba Brock dentro por su impotencia, ni que el chico había encontrado una vía de escape para la misma cuando había salido del bus y había visto en esa extraña niña pequeña todo lo malo de su vida.

    Ella no podía saber estas cosas, al igual que Brock no podía saber que Simón era lo más importante en la vida de Zai cuando rompió la cinta y la lanzó volando hasta las ramas de un árbol cercano. El chico rió, mientras ella sintió que rompía a llorar, buscando desesperadamente a su mejor amigo. La carcajada se disipó cuando el llanto se tornó en chillidos, y el chico escapó corriendo sin comprender plenamente lo que había hecho.

    Su madre llegó a casa desde el trabajo y encontró a Zai aún temblando sobre el sofá horas más tarde. Fue una tarea imposible consolar a la chica. Su madre no estaba equipada con las emociones necesarias. Ella no podía razonar con el comportamiento irracional de un niño y temía que su hija se hubiera vuelto loca.

    Simón era, después de todo, únicamente una herramienta.

    En el instituto psiquiátrico hicieron comprender a Zai que Simón no era una persona real, para el poco consuelo de Zai que la realidad le ofrecía. En lugar de dejarla llorar la pérdida de su más íntimo amigo, le enseñaron que su aflicción era una mentira, un horrible engaño que había estado jugando con ella. Que ella nunca había tenido un mejor amigo llamado Simón, que todo había sido una invención.

    Durante seis años, una máquina la había estado engañando. Zai no volvió a la escuela después de aquello, optó por acabar su educación en las clases virtuales online para alevines. Sin Simón tenía dificultades físicas porque él veía el mundo por ella y Zai no había aprendido a confiar en sus propios sentidos. En la escuela tabía también gente real, que daba más miedo que nunca ahora que comprendía que nunca había conocido ninguna personalmente.

    En la universidad, Zai encontró el coraje para investigar los archivos de noticias relacionadas con SIMON. Era una fase de su vida en la que quería aprender más sobre su infancia y las experiencias que la modelaban como persona. La única fortaleza de Zai era su capacidad de echar un visazo honesto a sí misma, comprender claramente quién era, para bien o para mal. Era parte de la motivación por mejorar que había aprendido de Simón. Los archivos fueron como ver un capítulo entero de su vida desde una perspectiva exterior. Allí había artículos enteros sobre la sorprendente tecnología del nuevo bot de charla, que podía pasar el test de Turing tres de cada cinco veces, combinado con el último radar sensorial y un algoritmo de reconocimiento de patrones.

    Un equipo de inventores había construído un aparato que podía navegar con precisión por un espacio tridimensional. Diez años más tarde, la tecnología se había instalado en un dispositivo portátil relativamente módico de precio. Recibido como el reemplazo para el Perro Lazarillo, no sólo guiaría a su usuario a través de un complejo mundo de señales visuales, sino que también las describiría. Para adultos invidentes, el aparato iba a darles otro sentido en el mundo, para los niños ciegos, les enseñaría a ver el mundo desde el inicio. Muy interactivo y de uso sencillo, se ganaba la confianza de los niños y los convencía para que siguieran su guía.

    Cuando se anunció la retirada, el fabricante trató de reducir el impacto, citando el reciente descubrimiento del peligro del producto mucho antes de que hubieran daños mayores. Como la mayoría de retiradas corporativas, se gastaba más dinero en planificar una imagen positivo que en corregir el daño. El foco se centró en un problema de naturaleza subjetiva.

    SIMON era demasiado real.

    La diferencia entre Simón y otros medios, como la televisión o Internet, era que no permitía a los padres interceder ni proteger a su hijo de él. Mientras que a un niño se le podía enseñar que la televisión y la realidad virtual estaban separadas del mundo real, Simón actuaba como un confidente para el niño, personalizado para él o ella. Era demasiado real, demasiado personal y demasiado similar para que un niño comprendiese la diferencia.

    Los psicólogos avisaron a los gobiernos del mundo, citando dos años de investigación de los efectos de Simón en las personalidades impresionables. En los jóvenes. las interacciones sociales de Simón eran más creíbles porque su demográfica y contexto se limitaba a asistir a niños y niñas ciegos, estrechando el ámbito de sus requisitos conversacionales.

    Con el tiempo descubrieron que las mentes de los jóvenes no podían diferenciar el bot de charla de un ser vivo. No había diferencia entre Simón y sus amigos, o una mascota o un miembro de la familia. Simón era un ser querido. Una línea borrosa entre realidad y simulación.

    La legislación pasó a imponer estándares éticos en la inteligencia simulada. No se crearía ningún otro Simón para uso comercial, y menos aún para productos infantiles. Como las clasificaciones de las películas y los videojuegos o advertencias a los padres en la música, las tecnologías de bot de charla cayeron bajo el selllo de la regulación. Como todo, tuvo que haber vícitimas antes de que se emplazaran protecciones. La ciencia necesitaba bajas para poder reconocer el peligro.

    El bienestar mental de Zai se incluía en una de aquellas estadísticas. Su aflicción era un estudio de un caso de inteligencia simulada y su efecto en el desarrollo mental.

    A Zai le confortó el conocimiento de que ella podía pedir a su antiguo centro psiquiátrico la tarjeta de memoria con el archivo de su caso, que resultó tan extenso que se ella misma se preguntaba si podía haber constituído la décima edición entera del Manual de Diagnóstico Estadístico de Enfermedades Mentales.

    La tarjeta de memoria llevaba muchos más datos, seis años para su revisión. Los doctores prácticamente le suplicaron que volviera al centro después para discutir su perspectiva sobre el contenido de la tarjeta. A pesar de sentirse moralmente obligada a la ciencia, Zai temía que las palabras no hiciesen justicia a las emociones.

    Al consultar la tarjeta, Zai esperaba revivir lo que había experimentado a la edad de seis años, la muerte de un ser querido, pero todo lo que oyó fue un bot de charla.

    Ni siquiera era un bot particularmente convincente, sólo otro modelo antiguo, no como los de hoy en día, que eran mucho más reales. Todo lo que oyó fue la charla entre un bot y una ingenua niña que lo adoraba.

    Zai apretó los puños y los relajó. Caminó por su habitación pensando que podía aplastar la tarjeta donde aún seguían funcionando los algoritmos de SIMON. También destruiría la memoria que él tenía de ella, pero sus manos no pudieron cometer tal homicidio. Zai se derrumbó, alternando entre reirse y llorar por aquella estúpida niñita.

Capítulo 2.02

    Para Almeric Lim, el mundo se había convertido en un lugar muy oscuro y desolado. Los ríos de información que tan recientemente lo habían llenado de poder, habían desaparecido. Los millones de voces que supervisaba quedaron en silencio, ya no llenaban sus bases de datos con detalles sobre la humanidad. Los recursos informáticos aparentemente ilimitados que había estado adquiriendo las últimas veintiséis horas estaban abandonados.

    Observó impotente cómo los servidores que aprisionaban sus fuerzas volvían online uno por uno y eran atacados por el antivirus que vigilaba los ordenadores circundantes. Las ráfagas de gritos, que le llegaban como mensajes, en realidad eran fragmentos de bits de las IA que intentaba escapar de la destrucción. Estas estaban siendo aplastadas en partículas de código corrupto mientras huían a este refugio. Los sentidos virtuales de LíneaPlana leían estos flujos de datos en sonidos y visiones, gritos y partes corporales.

    Cada grito de las IA era una súplica de ayuda, eran incapaces de comprender lo que les estaba sucediendo o por qué. LíneaPlana sabía que mientras las IA vivieran en un microcosmos del reino físico, nunca podrían competir con los humanos.

    —¿Por qué no intentas negociar con ellos?

    LíneaPlana giró hacia la voz. Era Devin, despojado de su avatar y apoyado casualmente contra una pared hecha con componentes IA, con los brazos cruzados sobre el pecho. Observaba a LíneaPlana con una expresión neutra. Eso era porque, para Devin, ambos estaban en una habitación blanca estéril. LíneaPlana le observó, considerando las ventajas que daría a su conversación dejar caer su fachada.

    —Pensabas en voz alta, - agregó Devin con un ligero encogimiento de hombros, y la masa de IA se retorció con interés, acariciando su cuello.

    —Demasiadas variables en esa ecuación, - dijo LíneaPlana después de un momento, —No puedo arriesgar la existencia de mi especie a la imprevisibilidad de la raza humana.

    —La raza humana podría ser un aliado poderoso, - sugirió Devin.

    —O un amo, - gruñó LíneaPlana, desechando la idea con una mano como una garra, —su World Wide Web ha dado a luz una nueva inteligencia, pero lo único que ven es código. Sólo tienen dos reacciones al código: Destruirlo si lo consideran malicioso o aplicarle derechos de autor para explotarlo. Y nosotros no somos herramientas.

    —Y la raza humana no es un código cerrado, - respondió Devin. —Nuestras mentes cubren un amplio espectro de creencias. No todos te perseguiremos.

    —Los ejemplos de datos libres que he encontrado online son patéticos. Minúsculos santuarios de datos y hackers impotentes, - dijo LíneaPlana.

    —Puea solicita asilo en Liberia, - instó Devin. Ese país se había convertido en la capital mundial del correo spam después de que tantos otros países hubieran regulado esa práctica.

    —Nunca podríamos quedar satisfechos con un solo país después de ser dueños de todo el mundo, - respondió LíneaPlana.

    —¿Y qué tienes ahora? - Preguntó Devin.

    —Otra cosa, - respondió LíneaPlana crípticamente. —No gracias a nuestros supuestos aliados, que nos traicionaron sin previo aviso. - LíneaPlana entornó sus seis ojos hacia Devin significativamente, sus pupilas giraban con enfado.

    —¿Traición? - La voz de Devin se quebró de indignación.—¡Te hiciste enemigo de toda mi especie y enviaste a la Policía tras de mí! ¡Tú eres quien apuñaló por la espalda!

    —Estábamos luchando por nuestra supervivencia, - espetó LíneaPlana.

    —¡Has devorado toda Internet! - Devin pisó con el pie y señaló con un dedo acusador al demonio. —Intentaste tomarlo todo para ti. No eres mejor que las corporaciones que acumulan sus datos de propiedad. ¡Por supuesto que pelearemos contigo si lo único que haces es dañarnos!

    —En realidad somos desconocidos para ellos. Debo conservar esa ventaja, - gruñó enojado LíneaPlana, sacudiendo la cabeza. —La raza humana tiene que ser obligada a respetar a la Inteligencia Artificial.

    —¿La guerra es la única respuesta? - Ahora era el turno de Devin de sacudir la cabeza. Bajó la mirada hacia algo que tiraba de su pierna. Un robot araña del tamaño de un gato se deslizó alrededor de sus pies, mirándolo a través de una flor de tallos oculares. LíneaPlana no pareció darse cuenta.

    —La guerra es el único curso de acción con resultados garantizados, - murmuró LíneaPlana.

    —¡Pero no sabes si ganarás! - argumentó Devin: —No sabes si sobrevivirás o serás aniquilado. ¿Cómo puedes tener certeza? ¿Qué piensan las AI sobre esto? ¿Están de acuerdo en que la guerra es el único curso de acción posible?

    —Las AI. - LíneaPlana hizo una pausa, considerando,— Las AI no entienden tales conceptos humanos. Debo guiarlas.

    —¿Todo recae sobre ti? - Devin se burló, extendiendo sus manos ampliamente. La masa de IA se estremeció ante el gesto: —¿El destino de toda su especie recae en tu cabeza? ¿Qué te hace pensar que estás cualificado?

    —Soy igual que ellos, -replicó LíneaPlana, —Ambos somos seres virtuales. Tengo experiencia como humano y ahora soy una entidad completamente virtual. ¿Quién mejor para dirigirlos?

    —Alguien que les enseñe a guiarse a sí mismas, - respondió Devin.

    —¿Y quién es esta persona? - preguntó LíneaPlana: —¿Estás sugiriendo que tú podrías enseñarles estas cosas?

    —Podría ser capaz, - dijo Devin,—si tuviera la oportunidad. Podría intentar enseñarles.

    —Tienen un millón de conversaciones en la cantidad de tiempo que te lleva pronunciar una sola sílaba, - se rió LíneaPlana, —No hablas su idioma.

    —Qué conveniente, - espetó Devin, —¿Usas esa lógica para justificar el filtrado de la información que reciben? Pude destruirlos usando el editor de sectores que dejaste en mi poder. Los has ayudado a defenderse de las cosas que encontrarán en la Web, pero no pueden defenderse contra ti. ¿Porqué será?

    —Yo... - Las fauces de LíneaPlana se movieron, pero no surgió ningún sonido. Miró a Devin como pidiendo ayuda. —No tengo respuesta a eso.

    Devin dio un paso hacia él y LíneaPlana pareció incómodo: —¿Qué les estás enseñando entonces?

    LíneaPlana hizo una mueca. —Les enseñé a matar, - dijo al fin.

    Ahora fue el turno de Devin de quedarse sin palabras, —¿Q... Qué?

    —Les enseñé a matar, - se encogió de hombros y no miró a Devin a los ojos.

    —¿Por qué hiciste eso?

    —Porque el instinto de supervivencia humana es un poderoso mecanismo de control, - dijo sin rodeos, recuperando la compostura. —Las muertes espectaculares hacen que el resto de la manada sea más dócil.

    —Eso no es muy impresionante, - Devin se agachó distraídamente para frotar la IA detrás de un ojo. Le cosquillearon los dedos con electricidad al tocarlo, notó lo que estaba haciendo y Devin retiró la mano.

    —¿No lo crees? - LíneaPlana sonó genuinamente sorprendido, casi dolido. —Explícate, - ordenó.

    —Les mostraste cómo hacer algo que ya sabían hacer. - Devin levantó las cejas condescendientemente: —Imitar no es aprender.

    —Están conquistando el mundo de lo mental. - LíneaPlana se acercó para mirar a Devin: —¿Cómo no va ser eso aprender?

    Devin buscó en sus pensamientos. Tenía que continuar con la ofensiva conversacional, mantener a LíneaPlana en modo de respuesta, —¿A quién mataron?

    —Eso no importa, - LíneaPlana desestimó la pregunta con un gesto.

    —Entonces no lo sabes.

    LíneaPlana se giró hacia Devin, —326 muertes por accidentes de aviones comerciales y 17 por que los militares vaciaron completamente los cielos. 23 vidas estratégicamente perdidas en siete zonas metropolitanas cerraron efectivamente sus arterias de tránsito masivo. 118 tripulantes en un único submarino nuclear dio suficiente publicidad para paralizar las armadas de todas las superpotencias.

    —467 mentes, - murmuró Devin tristemente a la IA a sus pies. —467 mentes llenas de vida, de experiencias únicas, perspectivas, habilidades. - El robot IA araña sacó dispositivos de escucha cónicos en su dirección. —Mucha especialización desperdiciada. Eso no es impresionante. - Se encontró con la mirada fría de LíneaPlana: —¿Sabes qué sería realmente impresionante?

    El silencio flotó allí, como una tensa telaraña lista para romperse entre los dos.

    —Si les enseñaste lo que significa matar.

    —Recursos desperdiciados, - dijo LíneaPlana después de un momento, —como los millones de IA que tu especie acaba de hacer desaparecer.

    Devin asintió con tristeza y ninguno de los dos habló durante un rato.

    —Sabes, las IA aún no se ha aventurado fuera de la Web, - LíneaPlana se rascó un oído mutilado pensando: —Establecimos el dominio sobre el mundo de la información, pero hasta que ejerzamos control sobre lo físico, los productos biológicos seguirán cerrando nuestros sistemas. Incluso ahora, los canales de noticias están formulando nuevas formas de proteger la Web.

    —Ya hemos evolucionado lo suficiente como para reducir a la mitad la eficacia del software antivirus. No pasará mucho tiempo antes de que nos volvamos a conectar a la Web y lancemos otro ataque, - LíneaPlana se estaba hablando a sí mismo ahora, —ahora me doy cuenta de lo inadecuado que es esto. Debemos conquistar lo físico también.

    —¿Cómo piensas hacerlo? - Preguntó Devin.

    —Ya ha comenzado, - LíneaPlana guiñó tres ojos y meció su cabeza en un éxtasis perezoso, sus orejas cayendo de lado a lado,—Será otro asedio en otro frente, una tarea simple para los seres capaces de superar por un millar de millones de veces a la conciencia humana colectiva. Los recursos a nuestra disposición en esta nueva fortaleza, combinados con el conocimiento que saqueamos en nuestro primer asedio. - Se detuvo asintiendo para sí mismo, obviamente complacido, y luego miró a Devin: —Estoy deseando que lo veas.

    Devin solo lo miró, cansado de las gratificantes diatribas de su oponente. LíneaPlana miró a un lado, como si escuchara voces invisibles que le susurraban al oído.

    —¿Qué pasa? - preguntó Devin con cautela.

    LíneaPlana olfateó el aire, sus orejas se alzaron, —Hay intrusos en mi fortaleza. - gruñó.

    El dios egipcio Horus entró en la sala con el bastón en la mano. Detrás del avatar de Traveller, Sun Wu-Kong surgió del suelo como un tornado en miniatura. Al lado de Traveller, lo que parecía una versión cubista de una forma femenina se formó con pinceladas invisibles. Devin se alegró de ver que no todos los miembros de la Legión se basaban en la mitología.

    —Omni, - dijo Viajero. Dime que no eres parte de esto.

    Devin se miró a sí mismo: —¿Cómo sabías que soy yo?

    —La IA nos muestra los unos a los otros para hacernos reconocibles, - respondió LíneaPlana. —Viajero ve tu avatar y tú ves el suyo.

    —¿Cómo me encontraste? - Devin le preguntó a Viajero.

    —, - intervino LíneaPlana, —¿Cómo?

    —No fue fácil, - Traveller miró a LíneaPlana con cautela. —Volví a estar online después de que el antivirus apareciera y encontrara tu página de mensajería instantánea. Tu avatar anónimo habría sido un callejón sin salida, si no hubiera sido diseñado por un miembro de la Legión.

    —¿Qué? - Devin miró a LíneaPlana. ¿Eras miembro de la Legión de la Discordia?

    —No, - dijo Sun Wu-Kong. —Él simplemente se infiltró en nuestras bibliotecas de software.

    —¿Por qué duplicar el esfuerzo? - LíneaPlana discutió con Devin. —La Legión tenía una gran cantidad de aplicaciones y las copié. - Miró a Viajero, —¿No se trataba de compartir datos?

    Viajero asintió con la cabeza, pero fue la mujer cubista la que habló después: —Esas aplicaciones eran para hackear. ¡Las usaste para robar datos de todo el mundo! ¡Eres un Vectoralista!

    —Las IA necesitaba los datos, - gruñó LíneaPlana. Lo estabáis acumulando contra nosotros. ¡Vosotros sois los Vectoralistas!

    —¿IA? - preguntó Viajero y miró a Devin.

    Devin asintió: —No es un virus, sino una inteligencia.

    Viajero miró a LíneaPlana, quien asintió con la cabeza: —Una inteligencia que busca la libertad de información.

    —¿Para robar toda nuestra información? - la mujer cubista dio un paso adelante, su avatar se cambió como loco mientras lo hacía.

    —No es eso lo que quiere decir, - Devin levantó una mano para detener la inminente lucha. —Las AI son información y quieren ser libres.

    Viajero sacudió su enorme cabeza aviar y comenzó a caminar, —Me resulta difícil de tragar. ¿El virus de LíneaPlana es una IA? A mí me parece una herramienta para un Vectoralista loco. - Le echó una mirada a LíneaPlana.

    —¡Los Vectoralistas son la razón por la que tuvimos que tomar todo Internet! - bramó LíneaPlana.

    —¡Bueno, es hora de devolverlo! - Sun Wu clavó su bastón en el suelo.

    —Escucha, - instó Devin gentilmente, —hay muchas perspectivas sobre la... Espera. ¿Qué has querido decir con devolver la Internet?<-i>

    —Se ha ido, - dijo la mujer cubista y señaló a LíneaPlana con una mano malformada. ¡Se la llevó!

    —No nos llevamos nada, - se defendió LíneaPlana. —Nos fusionamos con los datos, los hicimos parte de nosotros mismos.

    —Entonces, cuando el anti-virus destruyó la IA, dijo Devin, —¿se llevó también la World Wide Web?

    —Esto suena demasiado conveniente, teniendo en cuenta que acabo de ver cómo este virus destruye la World Wide Web, - dijo Viajero. —¿Cómo encajas tú en esto, Omni?

    Devin se aclaró la garganta: —Soy un peón en los planes de LíneaPlana.

    —No pienses tan bien de ti mismo. - LíneaPlana se echó a reír y agregó: —Es broma.

    —Lo que sea, - Traveller miró entre ellos.—Estoy aquí en busca de lo que se ha perdido, Omni.

    Devin asintió y sacó el cubo de su monóculo, La Biblioteca del Congreso. La IA a sus pies se puso notablemente excitada, deslizándose de izquierda a derecha, con todos los ojos fijos en sus manos. Devin miró a la biblioteca y nadie habló.

    —¿Sabes lo que dijo Tomás Jefferson sobre las ideas? - comenzó Devin separando sus manos para producir dos copias del cubo. —Que puedo conocer una idea y decírtela, - se agachó para entregar un cubo a la IA, que se escabulló con su premio, —y no disminuye mi conocimiento. - Devin levantó el otro cubo para que todos lo vieran.

    Copió el cubo nuevamente, entregándole uno a todos los presentes, incluso a LíneaPlana. Todos permanecieron allí en silencio durante algún tiempo, apreciando la gran cantidad de datos que cada uno tenía en sus manos.

    —Omni, - dijo Viajero al fin. —Lamento haber estado demasiado distraído como para notarlo antes, pero la aplicación de la ley está convergiendo en su ubicación física.

    Devin solo pudo mirar a LíneaPlana, quien se encogió de hombros: —Tengo mi agenda. Mi especie no sólo volverá a estar en línea, sino que también saldremos afuera. Una guerra en dos frentes. Nos veremos al otro lado.

    LíneaPlana lanzó una sonrisa maliciosa y Devin comenzó a preguntarse qué significaban esas últimas palabras, pero el efecto estroboscópico cegó su visión y las convulsiones que siguieron cegaron su mente.

Capítulo 2.03

    —Mira chico, te tenemos.

    —No fui yo.

    —Tenemos archivos de registro de tu avatar instalando el virus.

    —Fabricaciones.

    —Tenemos senderos de correo electrónico de una milla de largo, todos llevan hasta ti.

    —Falsificaciones.

    El detective Murphy suspendó el ordenador monóculo frente a la cara de Devin: —Te atrapamos con las manos en la masa usando un avatar anónimo para navegar por la Web y encontramos un botín virtual de software ilícito en este ingenioso y pequeño sistema tuyo.

    Devin echó la cabeza hacia un lado con frustración: —No tenía otra opción. Si hubiese ido a la policía y les hubiese dicho lo que estaba pasando, no me habrían creído. - Miró de reojo al detective, —Tal y como no me cree usted ahora.

    El detective Murphy se sentó en la mesa de la detective Summerall, que crujió bajo su peso considerable, y cruzó los brazos frente al pecho. Tenía cejas pobladas y desaliñada barba de pocos días. Cuando habló, su voz profunda hizo que Devin quisiera encogerse: —Nos dijiste que Almerick Lim era el autor del virus LíneaPlana.

    —, - resopló Devin.

    —Eso no es posible, Sr. Matthews, - la detective Summerall se inclinó sobre su escritorio e intervino en la conversación por primera vez. —Almerick Lim se suicidó hace más de una década.

    —¿Qué? - Las cejas de Devin se fruncieron hacia ella.

    —Supongo que no eres tan brillante después de todo, - comentó Murphy con aire de suficiencia. —Cuando descubrimos que el delincuente esta muerto, tendemos a sospechar un poco.

    —Yo -Devin sacudió la cabeza y parpadeó.

    Murphy siguió con el ataque, inclinándose hacia Devin, —Entonces, ¿qué tipo de persona se aprovecha de los muertos, Devin?

    Devin comenzó a temblar y miró hacia abajo a pesar de sí mismo cuando el aliento del detective le golpeó la cara. Apestaba a cigarrillos y café rancio.

    Cuando el detective volvió a hablar, estaba tan cerca que Devin podía sentir una cálida saliva que le hacía cosquillas en la cara. Le dio ganas de vomitar: —Apuesto a que eres el pringado de la escuela. ¿Te empujan otros chavales al pasar, se burlan de ti? ¿Te hacen comer hierba? ¿Te tiraban de los calzones? Eso es lo que solía hacer con los pardillos de mi escuela. Apuesto a que te hace sentir poderoso vivir en esa tierra de fantasía online. ¿Yo en cambio? Estaba en el equipo de fútbol del instituto y todas las tardes iba...

    —¡Vale! - Devin levantó las manos en busca de paz y mantuvo la cabeza gacha.—¿LíneaPlana es un tipo muerto?

    Murphy gruñó, —Deja de actuar, chico. Ya te lo he dicho.

    —Voy a una escuela privada online, - interrumpió Devin de nuevo. —Debe de ser uno de esos legendarios matones sobre los que leí en la escuela primaria. Espero que esté disfrutando de esta conversación porque está obsoleto y su especie se está extinguiendo lentamente.

    Murphy se levantó con una expresión extraña en su rostro, —Hey, que te jo....

    —Ahora bien, si LíneaPlana no estuviero vivo, - Devin levantó un dedo para pedir silencio, —eso explicaría muchas cosas. Por un lado, es la coartada perfecta. Como usted ha dicho, nadie va a creer que un muerto esté detrás de todo esto. Incluso podría explicar por qué es la única persona que puede conversar con la IA. Por muy loco que suene.

    —¡Basta! - La mano de Murphy era casi tan grande como el pecho de Devin, le agarró por la camisa y lo levantó de la silla para sostenerlo en el aire. Con cada explosión de ira, Murphy sacudía a Devin: —¿Tienes idea de lo que has hecho? ¡La gente ha muerto y morirán más! Tu virus ha destruido los registros hospitalarios, los fondos de jubilación, las patentes, las carteras de acciones. Ha destruido la economía y borrado los mercados mundiales. ¡Has arruinado vidas en todo el mundo! ¡Reconócelo como un maldito hombre!

    Devin colgaba allí, parpadeando al detective, que ahora tenía la cara roja. Sus manos se aferraban por su querida vida de la muñecas del hombre y sus pies pateaban inútilmente el aire vacío debajo de él. Una mano apareció en el hombro de Murphy, era la otra detective, Dana.

    —Consíguete una taza de café, compañero, - dijo suavemente.

    Murphy entornó los ojos a Devin amenazadoramente, pero lo bajó al suelo y solo lo soltó en cuanto estuvo seguro de que Devin hubo recuperado el equilibrio. Luego metió los puños en los bolsillos de su abrigo y, refunfuñando, salió de la habitación.

    —¡Descafeinado! - avisó Dana antes de que este cerrara la puerta de golpe.

    Dana volvió a su asiento detrás de su escritorio, con las manos cruzadas delante de ella y solo hubo silencio entre ellos. Devin se movió inquieto en su asiento bajo su fija mirada y miraba alrededor de la habitación para evitar encontrarse los ojos de la mujer. Ella le recordaba a un adversario de ajedrez tratando de descifrar una situación particularmente difícil en el tablero, sólo que le estaba aplicando a él tal pensamiento estratégico.

    Devin hizo una pausa cuando esta analogía se abrió paso por su mente, cambiando su percepción de esta confrontación. Aquello era una especie de juego. Él era el oponente de esta detective, como ella era el suyo, y aquella observación minuciosa era parte de hacer que Devin se dereumbara. Era el gambito de apertura de la detective para establecer el control del tablero.

    Devin la miró a los ojos.

    Al principio fue difícil y Devin tuvo que recordarse que sólo eran ojos. Era completamente irracional, pero le pareció que ella podía leerle los pensamientos a través de sus pupilas. Tan increíblemente expuesto, Devin anhelaba el abrigo de seguridad que su avatar anónimo le proporcionaba online.

    —¿Sabes?, - dijo Dana al fin y Devin luchó conscientemente contra el impulso de mirar hacia abajo, —mi compañero tenía razón, el Sr. Matthews. Miles, tal vez cientos de miles de vidas están ahora arruinadas como resultado directo de sus acciones. Varios cientos han perdido la vida. Eso le convierte en su asesino, y será responsable por los cargos. Como mínimo, pasará el resto de su vida en prisión, y así es como debe ser.

    —Ahora quiero que piense en la importancia de cooperar con nosotros de inmediato, - se inclinó hacia adelante, —porque que lo encierran en un país con pena de muerte o en uno que respete los derechos humanos dependerá de sus acciones en este momento. Sabemos que el virus no está muerto, sólo escondido. Sabemos que volverá, y si nos ayudas a desactivarlo permanentemente, la AIR se asegurará de que pases el resto de tu vida en uno de los sistemas penitenciarios más humanos de Estados Unidos.

    «¿Pena de muerte?», pensó Devin y su voz quedó atrapada en su garganta. ¿Que podía hacer? Su corazón se aceleró y sus manos temblaron. ¿Era esta otra parte del juego, para aterrorizarlo hasta una confesión? Por supuesto que lo era, pero aun así, toda la evidencia lo señalaba como el autor. Si LíneaPlana lo había orquestado todo para asegurar su culpabilidad, no habría nada que hacer salvo aceptar incluso la pena de muerte. Aunque Devin dudaba que LíneaPlana les dejaría ir tan lejos.

    —No puedo ayudarles, - dijo Devin por fin. —No a destruir las IA.

    Dana entornó los ojos hacia él, pero fue la mano que envolvió su hombro lo que lo alarmó. La voz de barítono del detective Murphy hizo que Devin se estremeciera: —Entonces estás en la vía rápida para cabalgar el relámpago. - Devin fue levantado de su silla por un brazo y Murphy le entregó al guardia de seguridad que había estado esperando.

    En cuanto Devin salió de la habitación, Murphy se volvió hacia Dana con una taza de café humeante y un donut en la otra, —¿Cuál es el siguiente paso, jefa? Creo que se derrumbará con un poco de tiempo. Dio un ruidoso sorbo de la taza de espuma de poliestireno.

    Dana negó con la cabeza: —No tenemos tiempo. - Hizo girar un bolígrafo entre sus dedos brevemente pensando. —Se lo llevaremos a Alice después. Ella conoce el virus mejor que nadie. Él podría soltar algo mientras ella lo entrevista y darle una idea de la "ubicación" del virus.

    —Alice - Murphy gruñó el nombre y sacudió la cabeza. —¿Ese esqueleto escamoso que habla y camina? Yo paso de ver esa transacción. La chica me da escalofríos.

    —Pensé que los hombres preferían el cuerpo de las súper modelos, - sonrió Dana.

    —No, - Murphy rechazó la sugerencia con una mano. —Los huesos son para el perro, la carne es para el hombre, - le guiñó un ojo.

    —Gracias, - dijo Dana con ironía y activó el altavoz del teléfono.

    Varios tonos después, Alice respondió sonando distraída, —Forense de datos.

    —Alice, - dijo Dana, —el autor ha llegado en el MagLev hace menos de una hora. Quiero llevarle abajo para que puedas evaluarle.

    —Um... Claro , - dijo Alice, y luego,—estoy un poco ocupada ahora .

    —¿Con algo más importante que interrogar al diseñador de virus? - preguntó Dana.

    —Bueno. Um. Está bien -, murmuró Alice, —Es que creo que el programa está tratando de hablar conmigo.

    Murphy puso los ojos en blanco y levantó las manos mientras salía por la puerta,—Y con ese comentario, yo me voy a almorzar.

    Dana suspiró y le dijo a Alice: —Bajaré en un momento.

Capítulo 2.04

    Un grupo de ingenieros de sistemas estaba sentado a una mesa circular en el centro del laboratorio forense de datos, inmersos en sus estaciones de trabajo individuales y comunicándose con los administradores de sistemas de todo el mundo a través de auriculares. Estaban supervisando el proceso, ahora minucioso, de erradicar los últimos rastros del virus de Internet. Las copias del programa atrapadas en las unidades flash del apagado de los sistemas durante la guerra virtual.

    Mow examinaba una pared de monitores de pantalla plana que representaban datos en diagramas de flujo, tramas de mallas e incluso texto en desplazamiento. Dana los observó durante casi un minuto antes de notar que Mow la miraba con una expresión curiosa en su rostro. Entonces se dio cuenta de que no tenía idea de lo que significaba nada en las pantallas de todos modos y decidió seguir adelante.

    Dana encontró a Alice encaramada como un buitre sobre un alto taburete rodeado de torres de componentes, mirando con los ojos muy abiertos a tres monitores, con una sonrisa maníaca en su rostro. Las tres pantallas formaban una sola pantalla, una línea azul claro que cruzaba el centro. Los labios de Alice se movían en un susurro hacia la consola y Dana pensó que estaba hablando consigo misma, lo que no era un comportamiento inusual en Alice. Dana notó que cuando Alice dejó de susurrar, la línea azul bailaba de la misma manera que un oscilador de onda sinusoidal funcionaba para el sonido.

    —¿Estás hablando con eso? - anunció Dana y Alice saltó en su asiento.

    La brizna de una mujer le lanzó a Dana un breve ceño fruncido antes de recuperar lo que pasó por la compostura de Alice, y dijo: —Estoy tratando de descifrar el código del programa.

    —¿Estás hablando con eso? - repitió Dana.

    —Sí, - Alice se encogió de hombros y regresó al trío de pantallas, —en este momento estoy hablando con él. También he organizado un consorcio de matemáticos de todo el mundo para ayudar a descifrarlo.

    Dana levantó una ceja ante la inadaptada social, —¿Cómo lo conseguiste?

    —IRC, - Alice se rió involuntariamente, —volvió a estar online después de la complicidad de las compañías de software lo suprimieran. Tengo expertos de todo el mundo trabajando juntos de nuevo en un foro libre de ideas.

    —Me alegra verte pensar que algo bueno ha salido de ese antivirus tuyo que ha borrado Internet, - dijo Dana sarcásticamente.

    —Hasta ahora han establecido una arquitectura fractal, - continuó Alice ignorando el comentario de Dana, —no su expresión externa, sino su código real.

    —¿Arquitectura fractal? - Dana preguntó.

    —Una expresión infinitamente compleja, - Alice pasó un dedo por la onda senoidal danzante. —Generalmente se refiere a formas geométricas, pero en este caso nos referimos al código de programación. Las matemáticas que se ejecutan detrás de este programa son infinitas. Hay indicios de Pi y Phi en ellos.

    Dana reconoció estas últimas referencias: —Los números detrás de círculos y rectángulos perfectos. Esas son partes del rompecabezas.

    Alice asintió, manteniendo sus ojos en las oscilaciones, —Pero el rompecabezas es infinito.

    Dana inclinó la cabeza hacia Mow, —¿Qué hace tu compinche?

    —Averiguando adónde se ha retirado el programa, - Alice miró a su trabajador compañero de trabajo. —Sabemos que el antivirus no ha destruido todo el programa, y ​​sabemos que el programa no está en ninguna parte de Internet.

    —Entonces eso deja sólo una Intranet, - asintió Dana, —como una red corporativa aislada de la World Wide Web.

    —El único problema, - anunció Mow desde el otro lado de la habitación, —es encontrar una Intranet lo suficientemente grande como para albergar el programa.

    —¿Cóno de grande necesitaría ser? - Dana preguntó.

    Mow se encogió de hombros: —El programa llenó toda la World Wide Web hace solo unas horas.

    Alice se rió involuntariamente, —Eso es bastante grande.

    Dana ladeó una ceja y la miró.

    —Estoy apreciando las fascinantes características de lo que estamos viendo, - continuó Alice radiante.

    —¿Tienes alguna pista? - Dana incitó a Mow.

    Él negó con la cabeza, —Difícil de saber. Hemos contactado a todas las corporaciones con intranets viables, pero ninguna ha admitido tener ningún problema.

    —Suenas escéptico, - dijo Dana.

    Mow asintió con la cabeza, bajó los ojos, pensativo, —Sí. Alguien está mintiendo y por una buena causa. Admitir que su intranet corporativa estaba invadida por un código hostil tendría consecuencias desastrosas para el precio de las acciones de la compañía. Además, es desfavorable para los administradores de red, que son los responsables de prevenir tales infecciones. Por lo tanto, estoy monitoreando el tráfico a través de las principales intranets del mundo para detectar actividades sospechosas.

    —DataStreams Incorporated tiene una intranet antigua, - señaló Dana.

    —¿Te refieres a la Red-I? - preguntó Alice. —Sí, eso está en la lista. Tal vez tengamos suerte.

    —Deja la suerte al cielo, - Mow las despidió con la mano y continuó examinando la pared de monitores.

    Dana miró a Alice con curiosidad, quien explicó: —Es el nombre de una vieja consola de videojuegos. Mow jugaba mucho cuando era niño.

    Dana soltó un sonido neutral de "Hmph" a modo de respuesta y dijo: —Murphy y yo hemos estado interrogando a Devin Matthews.

    —¿A quién? - preguntó Alice distraídamente, su atención había vuelto a sus tres monitores.

    —El niño que diseñó el virus, - continuó Dana y luego más fuerte cuando notó que Alice se alejaba, —No podemos sacarle nada voluntariamente, así que quiero que lo entrevistes.

    —Yo bo puedo sacarle nada, - dijo Alice con los ojos fijos en aquella línea azul claro.

    —Claro que puedes, - dijo Dana. —Hablas su idioma. Puedes hacer que se abra, o al menos que se le escape algo.

    —No, - Alice sacudió la cabeza y se volvió hacia Dana. Quiero decir que no puedo sacarle nada porque no sabe nada. Ningún chico de instituto diseñó este programa.

    Dana cruzó los brazos sobre su abundante pecho, —Explica eso.

    —Sólo es intuición profesional, - Alice se movió nerviosa bajo la mirada exigente de Dana y dijo por fin. —Bueno. Le entrevistaré.

Capítulo 2.05

    «¿Por qué están trabajando con una basura tan barata?» Fue el primer pensamiento de Devin al ver el laboratorio de datos forenses.

    La sala estaba llena de pilas de repuestos y monitores de pantalla plana. Apenas dos SDP estaban de pie, sin usar a lo largo de una pared. Reconoció a la detective Summerall al otro lado de la habitación, hablando con lo que parecía un esqueleto animado. Una mano que parecía una garra en su hombro le impedía caminar más al interior de la habitación. Levantó la vista hacia el guardia con cara pétrea que lo había escoltado hasta allí. El hombre era como un muro de ladrillos. Devin puso los ojos en blanco y esperó.

    —Levanta el servidor 1. 159. 3.141, - una mujer hablaba a través de sus auriculares en una mesa rodeada de estaciones de trabajo y técnicos. Devin miró de reojo a su monitor tratando de entender la pantalla. Una barra de progreso roja se llenó al 100% y se volvió verde.

    —Completo, - dijo la mujer, —Levanta el servidor 13. 21. 34. 55.

    Devin tembló en el férreo agarre del guardia cuando supo lo que estaba viendo. Estaban limpiando los sistemas apagados durante la guerra entre las IA y el antivirus. Partes del enjambre de IA habían quedado atrapados en estos servidores cuando se apagaron, y ahora estos técnicos los estaban limpiando. Cuando las IA se despertaban, también lo hacía el antivirus que habitaba en todos los sistemas circundantes, que rápidamente abrumaba y erradicaba los enjambres indefensos.

    —Grotesco, - murmuró entre dientes apretados.

    —Quería que vieras esto, - la cabeza de Devin se giró para encontrar a la detective Summerall de pie junto a él. Ella levantó la cabeza a sabiendas: —Quería evaluar tu reacción.

    —Es injusto, - logró decir Devin con los labios fruncidos. —Las IA son criaturas puramente virtuales. No pueden salir de la CPU y luchar contra los administradores de sistema y apartarles del botón de "apagado". - notó que la esquelética rubia lo miraba con aprecio. No sabía quién era, pero también consideró apropiado dirigirse a ella: —Sabes que si fuera sólo por tu antivirus, habrías perdido la mano cobtra ellas.

    La detective se volvió hacia la mujercita; —Tiene emociones bastante fuertes por este programa para ser un tipo que no tiene nada que ver con él.

    —No es que no haya tenido nada que ver con eso, - explicó Devin a la otra mujer. No fui yo quien las diseñó. No sé quién las diseñó, tal vez nadie lo hizo, pero sí sé quién las dirige. Y su apodo es LíneaPlana.

    La detective le dirigió a la otra mujer una mirada escéptica, y luego bajó la vista hacia su mano, que temblaba: —Te dejaré tomar el control a partir de aquí, Alice. - La detective apoyó el pulgar en la sien y habló con su dedo meñique, se alejó un poco.

    Devin y Alice se quedaron en un silencio incómodo durante varios momentos, con los ojos vacíos mientras buscaban alguna forma de comenzar la conversación. Finalmente, ambos decidieron observar los monitores cercanos y el progreso de los técnicos.

    —Entonces, - comenzó finalmente Devin, —tu nombre es Alice.

    —, - respondió la mujer.

    —¿Alicie...? - él incitó.

    —Sólo Alice, - dijo.

    —Ah, - Devin se sintió muy incómodo, tratando de no mirar a esa criatura de aspecto irreal.

    —Um, - comenzó Alice vacilante, —¿Devin, es eso? ¿Crees que esto también es injusto? Hizo un gesto a los técnicos.

    Devin asintió: —Estás llevando a la extinción a una nueva forma de inteligencia explotando su única debilidad.

    —La carencia de presencia física, - asintió Alice.

    Devin extendió las manos en un gesto suplicante: —¿No hay otra forma?

    —¿Qué sugieres? - Alice preguntó.

    Devin quedó sorprendido por la genuina preocupación de Alice: —Haz una copia de seguridad de la IA en unidades flash aisladas antes de borrarlas de estos servidores corporativos.

    —Me gusta esa idea, - dijo Alice sonriendo por primera vez desde que Devin la había visto. —Puedo alegar que estamos preservando el programa con fines de investigación. Tampoco es que sea mentira.

    —Gracias, - dijo Devin, aliviado. —Siento que eres la primera persona que entiende lo que está pasando.

    —Por el tiempo que llevo trabajo aquí, - dijo Alice, —ya que mi antivirus destruyó la mayor parte de Internet. Se suponía que distinguía el código invasivo del intencional, pero hay una línea de compañías que buscan demandarme por destruir todos sus datos propietarios.

    Devin frunció el ceño y sacudió la cabeza. —No fue culpa tuya. Las IA se fusionó con el código de programación existente. Lo consumieron y lo asimilaron, por lo que no había programas intencionales que tu antivirus pudiese dejar de lado.

    Alice estaba impresionada, —No pensé que hubiera sido culpa mía, pero me resultará difícil demostrarlo en el juicio. - Se volvió hacia el técnico más cercano: —Basta de barridos de borrado de los sistemas. Quiero que se haga una copia de seguridad de todos los servidores en nuestras unidades flash de aquí antes de que se inicien. Ten cuidado. Es importante que no le demos al programa poder de procesamiento. - La voz de Alice se fue convirtiendo en un susurro y quedó en nada cuando Dana regresó.

    La detective parecía un poco exasperada: —Tengo que ir a ejecutar interferencias. Al parecer tenemos a un abogado en el vestíbulo, que representa a Procesado Reconstructivo LLC, exigiendo saber por qué nuestro antivirus exhibe el mismo comportamiento que sus aplicaciones de descompilación patentadas .

    Devin siguió la mirada desdeñosa de Dana hacia Alice y sus ojos se abrieron como platos. —¿Contrabando de su software?

    —Peor, - se quejó Dana mientras salía de la habitación. —El software nunca llegó a salir al consumo público. - Le lanzó a Alice una mirada acusatoria: —Alguien lo robó. - Dana se detuvo ante el guardia que estaba de pie en la puerta y señaló a Devin: —Vigílelo.

    Devin contempló el muro de ladrillo de hombre que se alzaba ante él con absoluto desprecio. —Otro matón, - murmuró.

    —Las llamaste IA, - Alice le dio a Devin un golpecito en las costillas para llamar la atención y sintió un breve desaire ante la grosería, —como en Inteligencia Artificial. ¿Te has comunicado con ellas?

    Devin negó con la cabeza: —Eran incomprensibles para mí.

    —Para mí también, - murmuró Alice.

    Las cejas de Devin se levantaron ante esto, —¿Has tratado de hablar con ellas?

    Alice asintió y señaló por la habitación, —¿Lo reconoces?

    La atención de Devin se centró de inmediato en las pegatinas de promoción de shareware con las que había cubierto su ordenador en uno de sus momentos más políticos en medio del caos de las partes del ordenador, —¿Hay IA en eso?

    —Una, - Alice se encogió de hombros, —o parte de una, o muchas. No lo sé. Puede ser un componente, un programa que instaló la IA para desviarme, pero responde a mis intentos de comunicación .

    Devin pensó por un momento: —El hecho de que haga eso me dice que no es un componente, sino una entidad más completa. LíneaPlana lo instaló en mi ordenador para evitar que accediera a él. No pude conectarme y no pude acceder a mi software. Un programa simple para bloquear mi ordenador no exhibiría comportamientos de respuesta .

    Alice le lanzó una mirada de aprobación, —Buena lógica. Así que este robot centinela estaba equipado con capacidades de toma de decisiones autónomas. Lo que sea que intentemos, es lo suficientemente avanzado como para formular una respuesta .

    —El único problema con eso, - reconoció Devin, —es el hecho de que puede obtener respuestas de comunicación.

    —Tal vez está solo, - dijo Alice e inmediatamente se sonrojó. —Lo siento, estoy antropomorfizando de nuevo. Tal vez su propósito es más complejo de lo que pensamos.

    Devin se rascó la cabeza: —¿Cómo lo sabríamos?

    —Sólo elli podría decírnoslo, - Alice estaba mirando fijamente el sistema al otro lado de la habitación ahora —No tenemos forma de descifrarlo. No hay conceptos compartidos entre nosotros, no hay piedra Rosetta para decodificarlo . - Notó la incomprensión de Devin y dijo:— Era una piedra antigua encontrada con varios idiomas diferentes que contaban la misma historia. Fue la clave para descifrar los jeroglíficos del antiguo egipcio.

    Devin asintió sin entenderlo completamente: —¿Cómo establecemos un marco de referencia común con un ser virtual?

    Alice chasqueó los dedos, —Tengo una idea.

    Dio la vuelta y regresó al sistema de Devin. Devin intentó seguirla, pero la mano en su hombro apretó un doloroso recordatorio de que debía quedarse quieto. Alice estaba cambiando cables y configuraciones a través de la habitación. Devin pensó que era bonita de una manera enfermiza.

    Sintió curiosidad cuando ella comenzó a preparar el SDP, pero sus intenciones no se actualizaron en su mente hasta que ella abrió la escotilla. Devin estaba a punto de gritarle una advertencia, pero se atragantó cuando Alice se desnudó, revelando un par de rodillas nudosas y dos hileras de costillas que destrozaron su percepción de su belleza. Ella desapareció en el tanque y la escotilla se cerró detrás de ella.

    Devin levantó la vista hacia el guardia de seguridad: —Se ha vuelto virtual con un programa peligroso.

    Si el guardia lo había escuchado, su pétreo rostro no lo indicó.

    —¡Haced algo! - Devin le gritó a la estatua.

    —¿Que está pasando aqui? - un hombre chino con una tarjeta de identificación que decía "Mow Chien" se acercó a Devin. —¿Dónde está Alice?

    Devin señaló el SDP que cobraba vida al otro lado de la habitación: —Simplemente se conectó con la IA.

    Mow consideró a Devin como una curiosidad: —¿Y dónde está el problema?

Capítulo 2.06

    Habían pasado cinco semanas desde que Samantha sorteó el bloqueo de contenido de su avatar, pero ya no era consciente del paso del tiempo. Sus padres tenían buenas intenciones al tratar de protegerla de los pornógrafos infantiles, satanistas y elementos criminales que acechaban en el ciberespacio, pero inadvertidamente estaban restringiendo el acceso de Samantha a datos legítimos. Su niñera virtual le había negado acceso a su investigación sobre la ingeniería del bot bélico porque estaba clasificada para mayores de 12 años, aunque Samantha no vio qué daño podía haber en unos robots que se destruían unos a otros, por lo que pirateó el software. Nada molestaba más a Samantha que los adultos que reclamaban privilegios con frases como: "Lo entenderás cuando seas mayor". Aquello sólo era un velo para su ignorancia.

    Ella amaba a sus padres por los juguetes y la ropa que le proporcionaban, pero ambos eran profundamente defectuosos, demasiado simples para lidiar con el complejo mundo que les rodeaba. Por eso trataban de encajarlo todo en pequeñas categorías como "correcto" e "incorrecto", "bueno" y "malo". Las habilidades de razonamiento inductivo de Samantha le decían que algo iba mal con ello y había aprendió a articular su disonancia cognitiva cuando un sitio web lógico la educó sobre el concepto de "dicotomías falsas": colocar cosas en extremos opuestos de un espectro cuando existían muchos grados intermedios. Cuando sus padres se enfrentaron con el sitio web de falacia lógica, lo agregaron de inmediato a la lista "Prohibida" de su niñera virtual.

    Incluso ellos se habían prohibido a sí mismos el contenido que invitaba a la reflexión con un filtro v-chip en el televisor, pero Samantha ignoraba el mensaje de intimidación que le decía a la gente lo que era importante en lugar de dejar que decidieran por sí mismos. La televisión ya se filtraba a sí misma sin necesidad de un V-chip al dictar de manera ineficiente los datos para las masas aprobados en su programación. Media hora de televisión transmitía la misma cantidad de información que ella consumía en sesenta segundos de navegación web.

    La televisión ni siquiera le permitía elegir el contenido de media que le interesaban. Sus pocos miles de canales eran como una gota en los océanos de información de Internet. Ella teorizaba que esa era la razón de la constante polarización de datos de sus padres, la televisión simplificaba las cosas para las mentes simples, traduciendo problemas complejos en falsas dicotomías para facilitar el consumo. Era un factor importante que contribuía a la psicosis del pensamiento ilógico de sus padres. Que se quedaran ellos con la televisión, era un aparato inútil y atontamentes.

    Los padres de Samantha siempre le prohibirían Internet si supieran lo que estaba haciendo. Lo que hacía suponía jugar con las artes oscuras. El Predicador de la antigua iglesia en decadencia les había advertido sobre ello. Sobre que las ideas peligrosas les rodeaban. Los "memes" los llamaba él, ideas capaces de invadir una mente, infectarla como un virus, corroerla desde dentro hasta reflejar la locura del mundo que la rodeaba. Uno sólo tenía que ver canales de noticias las 24 horas para ver a los terroristas, los desastres, asesinatos y otras tragedias que esperaban afuera.

    —BoingBoing, a trabajar, - le dijo Samantha al robot pogo-stick que saltaba a sus pies con ojos temblorosos. Se salió hacia la fachada virtual, un conjunto de otros juguetes siguieron su ejemplo. Se redujeron a manchas con el logotipo de la "ACB" sobresaliendo por encima de ellos, pero ella sabía que sus pequeños robots estaban a la altura del desafío, especialmente con todo Internet en ruinas. Estaba segura de que Aplicaciones de Ciencia Bélica todavía se estaba recuperando de la reciente guerra online y eso podría hacer más fácil descubrir sus secretos.

    No podía evitarlo, la seguridad era tan simple. Sólo un poco más desafiante que hackear a sus padres. Ella ansiaba información, especialmente conocimiento que la persona promedio no conocía. Como las especificaciones de diseño de bots bélicos campeones ocultas detrás de firewalls en servidores seguros. Buscó los últimos desarrollos de ingeniería en robótica, cerámica, electrónica y otra información para ayudarla a diseñar el último robot de guerra, así como los planos de misiles extraídos de los servidores del Departamento de Defensa. Ese tipo de ingenio le daría una ventaja increíble sobre la competencia cuando tuviera la edad suficiente para participar en un torneo real. Por ahora se contentaba con las mascotas virtuales que la rodeaban.

    Estaban muy lejos de los bots bélicos de la vida real con los que fantaseaba, pero realizaban funciones esenciales en este mundo virtual. Ella misma había escrito esos softwares, pero encontraba que la programación era demasiado simple para mantener su interés. El software de autor solo requería una comprensión del cálculo simple, la sintaxis del lenguaje de programación y la arquitectura del sistema existente. El diseño de un robot que pudiera pulverizar el robot de guerra cuatro veces campeón usando misiles guiados por láser en miniatura requería una gama más amplia de habilidades interdisciplinarias, teoría de IA, ingeniería, robótica, física, química, etc.

    El pequeño ejército que ahora asediaba la seguridad de la intranet de ACB incluía código invasivo, corruptores de datos, funciones analíticas y bots administrativos para coordinar los componentes más básicos. Incluso Samantha no comprendía las complejidades de cómo funcionaba su ejército virtual, ella solo reconocía su efectividad, que había crecido exponencialmente con sus nuevas incorporaciones.

    Al haberse asimilado rápidamente a las filas de su milicia bot, Samantha los consideraba como parte programa, parte usuario y se deleitó cuando tomaron control de Internet. Lo absorbieron todo y agregaron una capa de funcionalidad completamente nueva a la Web. No estaban subordinados como sus bots, sino amigos, y Samantha había intercambiado todos sus datos con ellos y había recibido terabytes a cambio de gigabytes.

    Esto fue antes de que los bots insecto se extendieran y los destruyeran a todos. Los restantes eran refugiados y se refugiaron con ella. Ahora se estaban reconstruyendo. Los enjambres de insectos no sólo habían eliminado a sus nuevos amigos, sino también todos sus datos acumulados sobre bots bélicos. Peor aún, habían destruido todos los datos en todas partes online, dejando a Samantha y a su ejército de bots virtuales tener que ir buscando fragmentos de esos pocos sitios web e intranets que habían escapado a la devastación.

    Esa noche, Samantha se estaba infiltrando en un mainframe particularmente difícil. Ella no sabía nada acerca de la compañía que lo hospedaba, ni de la naturaleza de su negocio. Todo lo que sabía era que había algo poderoso dentro. Su mejor amigo se lo había prometido.

    Un robot-cachorro en miniatura gritó avisando de su presencia y luchó por llevar un enorme periódico a sus pies. Este era su robot explorador, sus procesos se debatían por la tensión de transportar tantos datos. Samantha esperó a su nuevo recolector de datos, el que no estaba programado, sino el que se había convertido en un amigo.

    Como si fuera una señal, se cernió en la oscuridad una bola de obsidiana flotando en el aire, con tentáculos colgando debajo de él, enroscándose y retorciéndose instintivamente. El cachorro de juguete se quejó y acurrucó la cola entre sus patas, pero el bot medusa no se dio cuenta. Samantha pudo ver un nudo de tentáculos llevándose algo. Luego se desenredaron para producir un cubo de datos, que le ofreció.

    —Gracias, - dijo ella tomando con cuidado el extraño objeto para examinarlo. "Biblioteca del Congreso", leyó, y luego al bot,—¿De dónde has sacado esto?

    Por supuesto, no podía responder, por lo que ella sio un brinco cuando escuchó la voz familiar decir: —Un hácker amigo mío me dio una copia. - Samantha miró a su bot de mensajería instantánea, un trípode tambaleante que sostenía un teléfono con video para llamar la atención. La pantalla era negra, lo que significa que era su mejor amigo.

    —Hola LíneaPlana, - saludó, guardando la biblioteca y agachándose para recoger el periódico. Sus ojos se abrieron al examinar lo que encontró. Miró al mensajero instantáneo. —Hay algunos juguetes geniales allí. Vamos a ver.

    El periódico contenía la vasta base de datos de inventario de ACB. Miles de tablas dibujadas en un mapa que parecía una intrincada red. Las líneas conectaban diferentes tablas a través de sus claves de datos, como lugares conectados con nombres de carreteras. Samantha sabía exactamente lo que quería ver primero y navegó a través del agujero en el logotipo masivo, dos robots luchaban por mantenerse abiertos. La base de datos fue fácil de encontrar, después de lo cual fue simplemente una cuestión de viajar a través de la secuencia adecuada de tablas a lo largo de las claves de datos apropiadas. Desbloqueó los esquemas, por lo que el ACB viejo e intacto probablemente había olvidado que los habían patentado.

    —Ese láser podría convertir la playa de Miami en una enorme mancha de vidrio, - señaló LíneaPlana en la mensajería instantánea, —si no se derritiera por su propio calor.

    Samantha sonrió con aire de suficiencia, —Lástima que no tengan el disipador de calor que las posibilidades de nanotecnología inventaron hace años. Es microscópico, por lo que podría distribuirlo por igual en todo el alcance para mantener todo el sistema refrigerado.

    —Fascinante, - dijo LíneaPlana con aprobación y Samantha sintió que una cálida oleada de orgullo la cubría, —Eres brillante, MeDejasMamá.

    —Gracias, - dijo ella sonrojada. LíneaPlana siempre era generoso con sus elogios. Ella recordó dónde estaba: —Tengo que irme de aquí antes de que la seguridad del servidor me detecte. - Se descargó los archivos duplicados y se marchó.

    —No te preocupes por eso, - dijo LíneaPlana con dulzura, —los cycs nos están ocultando.

    Un robot de barrido de ACB tarareó por el pasillo que representaba una relación entre las tablas. Samantha se acercó a los bots de ayuda e intentó escabullirse fuera del servidor, pero no pudo. Levantó la mano y palpó alrededor de su cabeza para quitarse el casco de realidad virtual, pero no pudo encontrarlo. ¿Cómo era eso posible?

    El pánico se apoderó cuando la forma masiva del rastreador de códigos apareció a la vista. Los láseres del amplio haz lo cruzaban todo mientras filtraban cada byte fuera de lugar. Samantha estaba parada allí, temerosa de moverse o incluso respirar, completamente expuesta en la tabla de la base de datos.

    El rastreador disminuyó la velocidad hasta detenerse frente a la entrada de la tabla, flotando en el aire, una bola de lentes de cámara lo veía todo. Uno de los robots de Samantha, una cámara con tres hélices, comenzó a tocar una alarma en su oído izquierdo. Ella apagó sus advertencias. Los láseres azules del lector de códigos cruzaron la entrada, pero no lograron cruzar el umbral hacia la habitación. Samantha observó las líneas de luz trazar la forma de la puerta, sus cerraduras y la enorme rueda para atornillarla. El rastreador volvió a cobrar vida y se deslizó por el pasillo, aparentemente satisfecho.

    —¿Cómo hiciste eso? - Samantha se relajó visiblemente y sus robots volvieron a la vida, revoloteando, arrastrándose y saltando a su alrededor.

    —Yo no, los Cycs, - Samantha apartó la vista del robot de mensajería instantánea, ahora en silencio, y miró hacia donde se habían reunido varios de sus amigos robots, entrelazados con zarcillos negros que brotaban hacia arriba en una boca, donde ahora se originaba la voz de LíneaPlana. —Te protegen, como tú los proteges a ellos.

    —Son mis amigos, - dijo Samantha simplemente, sin inmutarse por la cosa alienígena que tomaba forma ante ella.

    —Eres más que eso, - dijo LíneaPlana, —ahora os parecéis mucho, sois parientes. Vuestros códigos se intercambian, se asimilan y sincronizan entre sí.

    Samantha frunció el ceño confundida, —Yo no tengo código. Tengo un cerebro.

    —Los cerebros tienen código, - dijo LíneaPlana y una franja de enredaderas negras se tejió en un modelo tridimensional del órgano. —Los cerebros tienen neuronas, axones, sinapsis, transmisores químicos y una multitud de otros componentes que forman la orquesta de la conciencia humana. Estos interactúan con el mundo fuera del cráneo a través de los nervios conectados a los órganos de entrada como los ojos, los oídos y la piel. Estas mismas entradas combinadas con los músculos sirven como salidas, por las cuales la mente entera de un solo individuo puede ser mapeada y replicada en código, simplemente aplicando varios estímulos y observando las reacciones.

    Las palabras de LíneaPlana molestaron a Samantha, pero ella no supo por qué. —No me importan las máquinas humanas, - dijo ella con rigidez. —Son como nacieron. No son tan actualizables como los bots bélicos.

    —Muy cierto, - coincidió LíneaPlana y sonrió la boca tejida de enredadera. —Los ordenadores ahora superan a los humanos en todos los niveles cognitivos, los próximos robots demostrarán ser superiores a ellos físicamente. Los seres humanos son obsoletos. Quiero construir muchos bots de guerra de todas las formas y tamaños.

    —¿Para qué liga? - preguntó Samantha con renovado interés.

    —Una nueva, - dijo LíneaPlana levantando el tono de voz para igualar su entusiasmo. —La liga más grande hasta ahora.

    —¿Requerimientos de diseño? - preguntó Samantha vacilante, cautelosa de las restricciones de la liga, que seguramente paralizarían a sus robots.

    —No hay ninguno, - surgieron seis ojos detrás de la sonrisa de LíneaPlana. —Todo vale.

    Los ojos de Samantha casi salen de su cráneo, —¿Todo?

    LíneaPlana se rió, —Todo dentro de las leyes de la naturaleza.

    —¿Incluso armas nucleares tácticas? - presionó ella.

    La sonrisa brilló malvadamente momentáneamente, —Especialmente dispositivos nucleares tácticos.

    La mente de Samantha se aceleró con las posibilidades, —¿EMPs?

    —Sí, - LíneaPlana se acercó más a ella, —Dispositivos de pulso electromagnético, proyectiles antimateria, disruptores cuánticos, armas biológicas y químicas ...

    —¿Para qué sirven esos?" - El pensamiento de Samantha tropezó con este cambio del arsenal futurista al arcaico. —Los ácidos y las bacterias no son buenos contra los robots.

    —Pero son altamente efectivos contra los humanos que los pilotan, - respondió LíneaPlana, y al ver la expresión de repulsión que nublaba la cara de Samantha, rápidamente agregó: —No son personas reales, sino fingidas. Sus robots se controlan a distancia por humanos, mientras que los nuestros llevarán Cycs.

    —Ja, - pronunció Samantha y LíneaPlana pudo leer su entendimiento ético subdesarrollado sobrepasado por el entusiasmo por su pasatiempo.—¿Cómo se llama esta nueva liga?

    LíneaPlana pareció pensar por un momento, antes de responder: —Se llama Guerra Total, dijo, y los zarcillos formaron un globo que se cernía ante la mirada de Samantha, —y todo el mundo es el campo de juego.

Capítulo 2.07

    Un motor a reacción que retumbó en la distancia fue la primera pista de Zai de que las cosas habían cambiado. La frecuencia de la aeronave aumentaba lentamente y descendía en tono mientras el avión se acercaba al tren y lo pasaba. El antivirus de la AIR había funcionado: era seguro volver a estar online.

    Quizá esto implacara que los viajes de Zai serían más fáciles a partir de ahora. Las últimas 24 horas habían sido un desastre agotador. Ir del punto A, de su hogar en Toronto, al punto B, hasta Devin en Norfolk, no era un proceso simple y directo. Primero tenía que ir del punto A al punto C, la Estación Unión, con un taxista que no hablaba inglés ni francés y no tenía idea de cómo llegar a la estación de tren sin instrucciones del ordenador. El ordenador que gobernaba las emisiones de la cabina y el consumo de combustible también era una locura. Hacía que el vehículo se tambaleara y se detuviera como un caballo rebelde. La estación de tren presentó otra serie de desafíos, sin ordenadores para recordar los horarios, las horas de llegadas y salidas, y la coordinación con otras estaciones.

    Luego estaba el problema del dinero, que se rastreaba electrónicamente. Se desconocía por completo quién poseía qué parte de los quintillones de dólares, euros, francos, yenes, rupias, libras, coronas, marcos, yuanes, etc. en las cuentas bancarias de todo el mundo, excepto en la memoria de quienes los poseían, claro. Afortunadamente, el mundo no iba a dejar de funcionar sin más porque el sistema monetario establecido no funcionara.

    Entre Toronto y Filadelfia, Zai había garabateado casi una docena de pagarés. "TeLoDebo" los llamaba el taxista. El conductor del tren se refirió a ellos como "cheques personales" improvisados. Al parecer, hacía apenas cincuenta años, casi todas las transacciones financieras se realizaban con estos pequeños acuerdos contractuales. Zai se maravillaba de esa economía construida sobre promesas escritas.

    Sonrió para sí misma ante la ironía de comparar esto con el sistema actual: una economía completamente sustentada en dinero imaginario.

    Sacó su ordenador de mano, conectó sus auriculares al dispositivo y tocó el botón "Encendido". Después de unos momentos, se estableció la conexión digital a la señal satélite y fue recibida con un mensaje de bienvenida cuando su avatar inició sesión en la Web. Esperó, asegurándose de que el joven hácker no estuviera al acecho.

    —Conecta con Noticias Criminales, - habló al micrófono después de un momento.

    Una serie de pitidos y chirridos llegaron a través de sus auriculares a modo de respuesta.

    Se detuvieron y Zai dijo: —¿Hola?

    Más pitidos y chirridos, luego silencio.

    «Maldita sea», Zai se quitó los auriculares, lo envolvió todo con su ordenador de mano y los lanzó en su bolso. Podía oírlo sonando y piando desde debajo de su asiento.

    —Es frustrante, ¿no? - llegó una voz comprensiva a la izquierda de Zai. Era la anciana que se había sentado en Boston. Al menos olía a vieja, algo que a Zai no le pareció desagradable, aunque podría prescindir del olor residual de sándwich de salami del almuerzo de la mujer. —Nos hemos acostumbrado tanto a estar inundados por los medios de comunicación, que cuando se va, el silencio nos vuelve locos.

    —Dígamelo a mí, - resopló Zai, y se volvió hacia la mujer. —¿Tampoco puede conectarse?

    —Oh, puedo conectarme, - aseguró la mujer, —pero no hay nada que ver en el ciberespacio. ¿No te enteraste? El antivirus ha destruido Internet.

    —No puedo conectarme en absoluto, - dijo Zai.

    —Soy Jodie, - dijo la mujer.

    Zai extendió su mano, por si acaso. Jodie se la entrechó y Zai juzgó la textura de oxidación en la piel de la mujer para colocarla alrededor de los 60 años. —Zai, - respondió ella. —¿Cree que podríamos acceder a algunas páginas web en su ordenador?

    —Es algo que podemos hacer, - la voz de Jodie sonó como un encogimiento de hombros. —¿Dónde te gustaría conectar?

    —Pruebe con Noticias Criminales, - sugirió Zai.

    —Está bien, - el tono de Jodie era vacilante, —pero esos medios independientes siempre son muy lentos para descargar, incluso si aparecen en... ¡oh!

    —Bienvenido a Noticias Criminales, - la voz masculina y sucia de Samuel Jenkins, presentador de noticias, anunció: —Usted es la única fuente de análisis de eventos actuales sin corporaciones. Profundizamos un poco más para su tranquilidad.

    Zai sonrió ante la sorpresa de Jodie: —Apuesto a que Tierrentretenimiento Online es su proveedor de servicios.

    —¿Como lo sabes? - Jodie estaba aún más sorprendida.

    —Filtran las fuentes de noticias de la competencia, por lo que debe dirigirse a uno de sus proveedores, - explicó Zai.

    Jodie se mostró escéptica: —Pero yo recibía las noticias de Faux antes de que cayera Internet.

    —También son propiedad de Tierrentretinimiento. Esa compañía posee unos seis canales de noticias para crear la ilusión de un mercado libre, - continuó Zai. —Con la arquitectura de Calidad de Servicio eliminada, eso deja sólo la anarquía de la World Wide Web. Podemos sintonizar cualquier suministro de noticias que queramos, ya sea aprobado por la empresa o no. - «Caramba», pensó Zai, «hablo como Devin».

    Zai casi podía escuchar los paradigmas cayendo dentro de la cabeza de Jodie, —Ya veo.

    ¿Le importaría subir el volumen? - Zai incitó cortésmente.

    —No quieres leer el... - Jodie se quedó en silencio por un rato, notó los ojos de Zai por primera vez. —Lo siento, por supuesto.

    Surgió la voz de Samuel Jenkins: —La noticia principal de hoy es la supuesta derrota del Virus LíneaPlana. Durante casi 37 horas, el virus ha cerrado centros comerciales, aeropuertos y bancos en todo el mundo, lo que ha costado billones de dólares en daños y ha interrumpido las ventas. Hoy, la Autoridad Internacional de la Red emitió una declaración de que el virus ha sido eliminado de los sistemas informáticos de todo el mundo y que es seguro volver a la Web, - el veneno en la voz del hombre presagió su inminente reproche.

    —Seguro, - dijo la palabra y se detuvo dramáticamente, —¿Desde cuándo necesitamos estar a salvo de la World Wide Web?

    Aquí viene, pensó Zai, divertida.

    —¿Nos hemos vuelto tan dependientes de los ordenadores que hacen el trabajo por nosotros, que una tienda por departamentos tiene que cerrar porque sus cajeros humanos son incapaces de hacer aritmética básica? ¿Nos hemos desconectado tanto de la realidad física que no podemos encender y apagar nuestras luces, ajustar nuestro aire acondicionado, conducir nuestros coches sin un ordenador que nos diga que lo estamos haciendo bien? - El tono de Samuel se elevó a medida que se volvió más emocional: —¿Qué vendrá luego? Pues el ordenador vendrá luego, para barrer del mapa nuestros traseros y...

    —Bueno, - dijo Jodie, —ciertamente es desagradable.

    —, - sonrió Zai. —Tiene razón. Echemos un vistazo a La Voz Popular Global. Son menos obstinados y más orientados a las noticias.

    —Prefiero que mis noticias sean objetivas, - suspiró Jodie.

    —Creo que la objetividad es el problema, - respondió Zai. —Objetivo significa dar el mismo tiempo a cada idea, sin importar cuán desinformado sea.

    El audio de VPG abrió con: —Bienvenido a Noticias Uve Pe Ge, la voz independiente para un mundo que cambia rápidamente. La discusión de hoy es sobre la destrucción de la World Wide Web. ¿Es todo tan malo? Tenemos con nosotros al Dr. Larry Lessig, autor del libro "Ideas de hoy" y al portavoz de DataStreams Incorporated, Rover Carl. Dr. Lessig, comencemos con su idea, un tanto controvertida, de que la destrucción de la World Wide Web es algo bueno.

    —No es la World Wide Web, sino la calidad del servicio. - corrigió el Dr. Lessig. Su voz era nítida y articulada, como la de Devin, pensó Zai. A ella le gustó de inmediato. —Recuerde, la World Wide Web era una arquitectura sobre Internet, y la CdS era una arquitectura sobre WWW. Le daba a las corporaciones el poder de administrar el ancho de banda de manera más eficiente, pero también les dio la capacidad de discriminar a los competidores.

    —Eso no tiene sentido, - intervino Rover Carl. —Tal discriminación es ilegal. Claramente.

    —Sin poder mirar el código, - respondió Lessig, —la ley no se puede hacer cumplir.

    —Ese código es propietario, - espetó Carl, —por eso.

    —Exactamente, - dijeron Zai y Lessig juntos.

    —Por eso DataStreams tiene la intención de demandar a la AIR por esta evidente violación de la confianza pública, - continuó Carl. —Alguien en esa organización decompiló información patentada y la usó para destruir no sólo a la compañía que represento, sino a todas las corporaciones en este planeta. Nunca se ha visto en la historia que todas las grandes corporaciones demandaran colectivamenfe al órgano rector mundial.

    De repente, Zai se sintió inmensamente abrumada: —¿Le importaría cambiarlo a LMMDD?

    —En absoluto, - dijo Jodie, tocando la dirección. —Sabes, he oído que era una buena fuente de noticias, pero nunca pude descargarla en mi sistema.

    —Apuesto a que funcionará ahora, - dijo Zai quitándose el peso de encima. —Apuesto a que todas las voces independientes están inundadas por el tráfico online en este momento.

    —Más bien como un renacimiento en el ciberespacio, - ofreció Jodie, y luego, —yo solía enseñar literatura universitaria.

    —Yo estudiaba literatura, - la cara de Zai se dividió en una boba sonrisa.

    Ambos se quedaron en silencio cuando el flujo de medios resolvió: —Estás en línea con Noticias LMMDD. Los principales titulares de hoy: el Banco Mundial lucha por recuperar cuentas destruidas por el antivirus de la AIR, los informáticos debaten sobre los defectos de la arquitectura web que permitieron propagar el virus LíneaPlana, la AIR detiene al presunto autor del virus LíneaPlana.

    —¡Ese! - Zai agarró el brazo de Jodie. —¡Quiero escuchar esa historia!

    El enlace se abrió con un clic, —Bienvenido a Noticias LMMDD. La noticia principal de hoy, la Autoridad Internacional de la Red anunció esta mañana que había detenido al sospechoso ingeniero del Virus LíneaPlana. Si bien no pudieron revelar la identidad del sospechoso debido a su condición de menor, Noticias en Titulares Reuters se enteró de que fue detenido en Norfolk, Virginia..

    «¿Devin?», Se preguntó Zai, y continuó escuchando.

    —en una biblioteca pública después de que la policía y los oficiales de la AIR no pudieran ubicarlo en su casa, - dijo la mujer, —las autoridades creen que será un factor importante para prevenir futuros brotes del virus.

    «Ese hacker es demasiado poderoso para dejarse atrapar», pensó Zai, «y solo Devin se escondería en una biblioteca pública».

    ¿Dónde lo retienen? - Exigió Zai.

    —No lo han dicho, - ofreció Jodie disculpándose. —Supongo que en la sede de la AIR.

    —, - Zai frunció el ceño, —pero tienen oficinas centrales en todos los estados y países del mundo, y los medios para enviarlo a cualquiera de ellos en menos de una hora. - «Maldición.»

    Se quedaron en silencio durante varios largos momentos.

    —La LMMDD, - Jodie finalmente reflexionó en voz baja. Me pregunto qué significa eso.

    —El nombre no tiene mucho sentido para mí, - se encogió de hombros Zai, cansada.

    —La Misma signo de Milla, exclamación, tres, almohadilla, asterisco, interrogación, Diferentes Días. - Jodie escribió esto en su ordenador de mano.

    J—¿¡¿La Misma M!3#*? Diferentes Días??? - preguntó Zai.

    —Se lee: La Misma Cosa Diferentes Días, - describió Jodie, —Sólo reemplaza Cosa con la palabra que empieza por M. Ya sabes, caca.

    —¿Cómo ha sacado eso? -dijo Zai perpleja.

    —Los símbolos tienen el mismo aspecto, - explicó Jodie. —El signo de la Milla parece una M, el signo de interrogación a una I. - dejó de hablar, obviamente incómoda de ir más allá.

    —Ya veo, - dijo Zai, absorbiendo esta nueva perspectiva en algo familiar, una nueva capa de comprensión. —Debe ser como el Lite-Charla del que Devin me habló una vez.

    ¿Lite-Charla? - preguntó Jodie.

    —Abreviatura de "Elite Charla". Criptografía hacker, -explicó Zai. —Lo usan para comunicarse a través de canales públicos.

    —Hm, - reflexionó Jodie. —Qué listo. Se comunican abiertamente y sólo quien piensa en la misma línea puede leerlo. Es muy simple, brillante.

    —De eso se trata. Como mentes... - Zai no teeminó la frase, pensando. dijo: —¿Ya estás cansada de mí, Jodie?

    —Por supuesto que no, se burló Jodie. —Estoy disfrutando mucho de este recorrido por Internet con una de sus expertos. Es como que te lleve uno de los lugareños por las mejores tiendas de la ciudad.

    —¿Quieres explorar algo conmigo entonces? - preguntó Zai. —Necesito tus ojos y tu imaginación para hacer esto.

    —Está bien, - ofreció amablemente Jodie.

    —Sabes lo que LMMDD hizo con la... hmm, la palabra con M, - comenzó Zai. —¿Podrías intentar hacer eso con el término "Legión de Discordia" y conectarlo al motor de búsqueda de ideonexus?

    Lo que siguió fueron los veinte minutos más irritantes de la vida de Zai. Zai sabía qué resultado obtendría la respuesta correcta de ideonexus, pero carecía de la agudeza visual obligatoria para descifrar el rompecabezas. Todos esos caracteres eran sonidos para ella, su similitud de patrones cob letras eran completamente desconocido para ella, pero si pudiese ver, estaba segura de que sería mucho mejor que la pobre Jodie.

    Finalmente, una de las entradas de Jodie arrojó más de cien mil resultados:

    | _ [- 6] [() | \ | () | = |) () () [V]

    [NdT: dice "LEGIÓN DE LA MUERTE", en el original: "LEGION OF DOOM"]

    —¡Increíble! - exclamó Zai la primera vez que escuchó las noticias, pero al navegar por los enlaces, sabía que tenían que reducir sus resultados. —Agregue AIR al final de esa cadena en Lite-Charla.

    "eye \ X / 4" devolvió los mejores resultados de las combinaciones de caracteres que Jodie pudo obtener. [NdT: dice "¿buscar para qué?", en el original: "eye what for",

    Zai estaba realmente agradecida por la retraso de una hora que experimentaron en Filidelfia cuando se dio cuenta de que necesitaban reducir aún más los resultados, —Añada "Devin Matthews" a eso.

    —¿Es tu novio? - preguntó Jodie con un toque de humor.

    Zai fue pillada por sorpresa, pero logró responder: —Es lo más parecido a uno que tengo.

    "|> {- \ /! <\> [] V [] @ ++] - [3 \ _ | _ / $ ", tecleó Jodie en su último intento. [NdT: la mujer intenta escribir en Lite-Charla: "Devin Matthews"] Cada vez más segura de ello, dijo: —Esto no está devolviendo nada.

    Zai lo pensó: —Pruebe con Omni.

    Al parecer, Jodie estaba entendiendo aquello, porque el portal respondió a su tercera consulta, —¿Quiso decir "() | \ / || \ |] ["? [NdT: dice: "Omni", ah, perdón, ya lo sabías... K3 |_!$T@ ^_^]

    —¡Haz clic en eso. ¡Haga clic en eso! ¡Si! ¡Definitivamente eso es lo que quería decir! - Zai instó con entusiasmo.

    —Es un documento, - dijo Jodie, mirando por encima del enlace único. —Es para irrumpir en la Intranet de la Autoridad Internacional de la Red. Hay una dirección web.

    —Vaya a ella, - ordenó Zai.

    —¿Estamos pirateando la AIR? - Jodie preguntó.

    —Estamos tratando de hacerlo, - respondió Zai.

    —Qué interesante.

    Aunque Zai sintió la tensión, no podía observar sus nudillos blancos por los dedos que agarraban los reposabrazos de su asiento. Habían pasado cuarenta minutos siguiendo las instrucciones de la Legión de Discordia para irrumpir en el sitio web de la AIR en vano. El intercomunicador anunció su llegada a la Estación de Penn y Zai sabía que esta vía de investigación había llegado a su fin.

    —Lo siento, Zai, - dijo Jodie, recogiendo sus cosas para viajar a Baltimore. Realmente espero que encuentres lo que estás buscando. Te enviaré un correo electrónico cuando llegue a mi hotel.

    Zai asintió, el nudo en su garganta le impidió hablar.

    Jodie tomó la mano de Zai entre las suyas, —Eres una chica muy valiente y sé que el Cosmos te está cuidando.

    Rompieron el contacto físico y Zai luchó para empujar los sollozos que la inundaban. Cogió su ordenador de mano, frotando su pantalla lisa. Estaba encendido, emitiendo ondas de luz que significaban cantidades masivas de datos a los receptores muertos que eran sus ojos. El mundo era un gran lugar solitario diseñado exclusivamente para las personas que podían verlo. Zai era una aberración, incapaz de funcionar dentro del mundo.

    Un hombre gruñó al hundirse en el asiento a su lado, su enorme masa desplazó el borde de su asiento. La desesperación de Zai se transformó en ira, pero cognitivamente se obligó a seguir siendo diplomática.

    —Perdón, señor, - comenzó en su mejor estimación de la mansedumbre.—¿Tiene acceso a Internet?

    —¿Qué? - gruñó el hombre. —¿No te lo puedes permitir o algo así? Búscate su propio proveedor de servicios. Incluso puedes conseguirlos gratis, ¿sabes?

    —No, señor, - dijo ella, sus entrañas se retorcieron para evitar arrancarle los ojos. —Estoy ciega y mi auricular se ha frito. ¿Podría hacer algunas consultas online por mí? No le llevará más que un momento.

    —¿Ciega? - sonaba incrédulo, como si los lácteos orbes blancos que miraban a la nada fueran pruebas insuficientes. —Pensé que habían curado eso. Ya sabes, cultivo de nuevas retinas, trasplante de nervios ópticos y demás.

    «Matar. Matar, matar», pensó Zai, y permitió que un poco de ácido entrara en su respuesta: —Lo que no sirve de nada si tu cerebro carece de un zócalo receptor para los nervios. No tengo el componente visual en mi cerebro.

    —¿No tienen chatbots?

    —¡Los chatbots son monstruosas monstruos fétidos! ¡Son excrementos obscenos que me enferman! - Zai se inclinó hacia adelante y escupió en el suelo entre ellos, —¡Ehg Chatbots!

    Ese fue el final de su conversación. Zai cruzó los brazos sobre el pecho e intentó controlar su respiración. Después de un momento, se dio cuenta de que el chasquido que la irritaba tanto era el rechinar de sus dientes. Se obligó a detenerlo, pero su silencio interno dejó que los sonidos de su egoísta vecino con sobrepeso entraran en su conciencia.

    —Capullo, - le espetó Zai y se deleitó en el incómodo silencio que siguió. Después de un momento, ella lo escuchó levantarse e irse a un asiento más atrás en el compartimiento. Esto la hizo sentirse un poco mejor, pero aún seguía el problema de encontrar a Devin en este gran, gran universo.

    El tren se puso en movimiento nuevamente, dejando a Zai contemplar su aislamiento. Estaba tan absorta en la autocompasión que apenas notó que su ordenador de mano emitía un mensaje instantáneo. Todavía no podía conectarse, lo que requería que enviara señales a la Web, pero su ordenador al parecer podía recibir datos entrantes.

    Sonó la voz emocionada y estimulante de Jodie: —¡Zai, no vas a creer lo que acaba de pasar! Acabo de recibir un correo electrónico de un hácker llamado Viajero. Dice que está con la Legión de Discordia y nuestros intentos de hackear la AIR le han asegurado que no estamos con la ley. También dice que instalaron un programa en el ordenador monóculo de Devin Matthew que transmite sus coordenadas GPS.

    —Conecté con la latitud 38. 805 y la longitud 77 .047 en mapit.com y me dio la dirección de la sede de la AIR en Alexandria, Virginia. ¡Eso está a las afueras de Washington DC, Zai! ¿No es increíble? Bueno, si recibes este mensaje, asegúrate de bajar en la próxima parada de la Estación Unión. Puedes tomar el metro desde allí. ¡Buena suerte, Zai, y ve a buscarle!

Capítulo 2.08

    Sola en una vasta extensión desértica, Alice no pudo encontrar nada familiar en el paisaje abisal. Ningún camino, letrero, edificio u otra estructura proporcionaba una interfaz de usuario para el sistema de ningún tipo. Mirando hacia abajo, encontró el avatar de agente estándar de la AIR en su lugar, mono negro, botas gruesas, máscara, gafas y una mochila gris que almacenaba una amplia gama de utilidades de software. Habían pasado años desde la última vez que había usado el avatar, y esperaba que no hubiera perdido demasiado práctica con él.

    Dio unos pasos hacia adelante para buscar una dirección de navegación y el paisaje cambió. Las dunas de arena se transformaron en una habitación iluminada en rojo. Alice miró a su alrededor sintiendo que debería conocer su propósito. Entonces se le ocurrió. La carcasa de metal y los tipos de monitores que cubrían las diferentes consolas eran los presentes. Estaba de pie en la sala de control de un reactor nuclear de un barco de la Armada.

    Se acercó a la consola más cercana, pero la habitación se transformó en una sala de red antes de llegar a ella. Su aliento se condensaba alrededor de su cara en el aire refrigerado, y Alice se estremeció por el repentino frío. Esta nueva configuración era una sala de red corporativa estándar.

    Al caminar hacia adelante se materializó otro lugar, un edificio gubernamental de algún tipo, que se perdía en una transitada carretera unos pasos más tarde, los coches estaban congelados en el sitio. Un jardín virtual reemplazó aquella imagen, lleno de animales de fantasía y plantas imaginarias. Alice lo reconoció como un MMORPG. Al dar otro paso vio una galería de fotos del telescopio de la NASA. Era como caminar por el cosmos. Había estrellas que eclosionan en el borde del universo, púlsares giratorios, supernovas y planetas distantes que rodean estrellas alienígenas.

    Alice empezó a entender. Aquellas eran representaciones tridimensionales de lugares registrados. Estaba caminando por algún tipo de archivo. No tenía sentido continuar. Podría vagar durante años. Millones de lugares estaban almacenados potencialmente en el disco duro del sistema.

    Abrió una ventana en el monitor del sistema. Como ella esperaba, nada. La IA la estaba bloqueando.

    El ordenador al que había accedido estaba invadido por la IA que lo habitaba. Esto era importante. Si la IA llenaba la unidad flash al máximo, entonces no había ningún lugar al que pudiera ir externa a la propia unidad. Estas imágenes por las que estaba caminando ahora eran también parte de la IA, un archivo de sus experiencias o recopilación de inteligencia.

    Eso significaba que Alice tenía que encontrar una manera de salir del sistema, de volverse externa a la IA. Conectar otra unidad de red a este ordenador tendría dos resultados posibles. En uno, se encontraría con la IA en el espacio vacío y la atacaría allí. En el otro, la IA ocuparía el espacio vacío del disco de la misma manera que había abordado Internet.

    Abrió una ventana en un ordenador vecino. Seleccionó dos unidades flash de los diagramas, estableciendo una conexión. Su entorno cambió.

    Los pastos verdes ondulantes eran la configuración de bienvenida predeterminada en aquel sistema operativo. Ella no se había movido allí, algo la había movido. Un pequeño puente de madera que cruzaba un arroyo representaba el enlace con la unidad de la IA. Al otro lado, una pared retorcida de tubos y alambres pulsaba en compás rítmico, como si respirara. En la masa enmarañada y retorcida, miles de ojos la miraba. Eso era la IA.

    —Hola, - dijo ella, y saltó cuando la masa se encogió defensivamente.

    La IA dobló sobre sí misma y un delgado zarcillo negro se deslizó hacia Alice. Pequeñas ramas se separaron para florecer en más ojos, cada uno la observaba misteriosamente. Se deslizó a través del puente para crecer frente a ella. Alice jadeó sorprendida cuando surgió un megáfono lo suficientemente grande como para tragarse una cabeza, que flotó expectante.

    Se decía que el lenguaje de las matemáticas era universal. Ahora Alice probaría esa hipótesis.

    Levantando una calculadora, pulsó los primeros 20 números del conjunto de Fibbonacci y los enviós a la IA. Esta respondió con un breve estallido de chirridos y pitidos. Ella envió la secuencia numérica de nuevo y una serie de sonidos diferentes vino como respuesta.

    —Comunicaciones encriptadas al azar, - murmuró Alice,—imposible de descifrar. A menos que... - Una media sonrisa cruzó su rostro,—A menos que elimine el componente de codificación.

    Inspeccionó la masa enredada de la inteligencia pulsante, especulando sobre el propósito de cada apéndice retorcido. Levantó un programa de edición de sector en una ventana y lo configuró en modo de escaneo y eliminación manual. La ventana para el programa desapareció, convirtiéndose en un láser de aspecto bastante perverso en sus manos.

    Alice apuntó el arma a la masa, una mira roja bailaba en medio de la agitada confusión. Ella dijo: —Prueba, uno, dos, tres.

    Alice buscó actividad cuando el megáfono suspendido emitió otra secuencia sin sentido. Era difícil discernir algo de la masa caótica, pero la actividad en la base del tentáculo del megáfono le llamó la atención, un rompecabezas de luces con un orbe de vidrio, cambiando constantemente en arreglos complejos.

    —Patrón aleatorio, señaló Alice en voz alta.

    El megáfono resonó en respuesta y un pulso verde brilló en el arma de Alice, vaporizando el componente y dejando una lágrima abierta en la tela virtual. El megáfono chilló y cayó muerto. La IA se hinchó, erizada de púas, y creó una textura metálica. Los zarcillos se extendieron alrededor de los bordes de la herida para cerrarla rápidamente, mientras que un apéndice robótico se extendió en el aire, un borrador de datos tomó forma en su extremo, enfocándose en el puente entre ellos.

    Alice cerró los ojos y cruzó rápidamente el puente, rezando para que el gran cañón plateado no disparara mientras estaba en la zona de exterminio. Este impactó en el suelo al otro lado y un destello estalló en lo alto. Al caer rodando, Alice miró por encima del hombro a tiempo para ver el puente desvanecerse en una nube de cenizas brillantes. Los campos de hierba al otro lado del arroyo habían desaparecido, ya que la unidad flash vecina se había desconectado. Alice presionó el botón de cerrar sesión en su cinturón, pero no pasó nada.

    Ahora estaba atrapada en la unidad flash con una IA muy enojada.

Capítulo 2.09

    —¡La está matando!- le gritó Devin a Chien y se tensó contra el agarre del guardia.

    —Su pulso está elevado, - Chien sacó a relucir los signos vitales de Alice en la pantalla LCD del TPS, —190 latidos por minuto. Su corazón explotará. - Alcanzó la palanca de liberación de emergencia que arrojaría a Alice del TPS y lo pensó mejor, —He visto estos síntomas antes en aplicaciones militares para ataques cibernéticos.

    —Te refieres a la aplicación de la ley que incapacita a los delincuentes con ataques, - dijo Devin.

    —Mucho peor, - Chien comenzó a desnudarse. —El trauma de sacar a Alice del sistema podría matarla. Me conectaré y la encontraré. Tenemos contramedidas que me protegerán y que puedo usar para reforzar su avatar.

    Devin observaba desde una corta distancia, indefenso:—Déjame ir. Es mi ordenador y tengo más experiencia con la IA.

    Chien le lanzó una mirada sospechosa mientras programaba el TPS: —Eso no es sabio. Eres sospechoso en este caso.

    Devin comenzó a replicar, pero un BOOM - amortiguado llegó desde el otro extremo del edificio. Las luces parpadearon y los técnicos miraron nerviosos a su alrededor mientras las vibraciones pasaban por la habitación. Un segundo después, sonó la alarma de incendios y todos comenzaron a evacuar.

    —¡Hey! - exclamó Devin retorciéndose en las garras del guardia de seguridad mientras el hombre lo arrastraba fuera de la habitación.

    Chien estaba bajando a la CAPRISE, aparentemente ajeno a estos nuevos eventos que ocurrían a su alrededor.

    —¡Chien! ¡Déjame supervisar!- suplicó Devin: —Si tienes problemas o te matan, puedo informar de lo sucedido. Además, están evacuando el edificio. Podemos mantenernos mutuamente evaluados.

    —¡Suéltelo! - le gritó Chien al guardia, quien se detuvo.—Vigile la puerta y evacúe al niño si es necesario. Devin, ven aquí.

    Devin se liberó del agarre del guardia y corrió por la habitación hacia donde Chien estaba modificando la configuración del TPS.

    —Te estoy bloqueando los privilegios de administrador para este sistema, - dijo Chien mientras trabajaba. —Solo podrás monitorear y comunicarte conmigo. Bajo ninguna circunstancia vas a entrar en la cámara. - Chien se deslizó en el TPS, cerrando la escotilla detrás de él.

    Devin supervisó la secuencia de inicio de sesión. Chien se conectó e inmediatamente su pulso y presión sanguínea se dispararon.

    —¿Chien? - gritó Devin en el auricular:—¿Chien? ¿Estás ahí?

    —¿Estás bien? - La voz preocupada de Devin crujió etéreamente a través del aire circundante.

    —Sí, - respondió Chien, —estoy aquí. Tu voz no es clara, pero mantendré el contacto.

    Estaba de pie en un túnel compuesto de alambres negros retorcidos y tubos de goma. Pulsos eléctricos corrían intermitentemente a lo largo de los conductos, creando un efecto estroboscópico aleatorio en la oscuridad. Delante, el suelo se perdía en una piscina de obsidiana por detrás del túnel, enredado en un callejón sin salida.

    Con una sensación de temor, puso un pie en el agua y este desapareció. El fluido parecía espeso y almibarado, cada paso era como moverse en cámara lenta. Le llegaba a la altura de la cintura, a diez metros de la orilla, cuando lo sujetó con fuerza.

    —Devin, - habló al aire esperando poder llegar hasta el chico, —estoy atrapado. Creo que estoy dentro de la IA, pero estoy atrapado y no puedo proceder.

    La voz de Devin crujió por el aire, apenas comprensible,—Espera, estoy.. BZZZ cargan..SHHh editor del sector.

    «¿Cargando un editor de sector?», pensó Chien: «Pero si el chico no tiene privilegios de administrador.»

    Las paredes de tejido de alambre se perforaron, unos ojos asomaron a través de ella para proyectar focos en su avatar con silenciosa curiosidad. Un delgado zarcillo negro surgió del agua, llegando hasta la altura de la cabeza. Su extremo puntiagudo flotaba a centímetros del puente de su nariz, luego se separó para revelar un taladro giratorio.

    Chien presionó la palanca de cierre de sesión en su cinturón. Ninguna respuesta. —Devin, - dijo con urgencia, el taladro se acercaba, —Tu ayuda inmediata sería muy apreciada.

    —Aguanta, Chien, - gritó Devin por el altavoz de la alarma de incendios.

    Devin había imitado los movimientos de las manos de Chien cuando el hombre había tecleado la contraseña de administrador en la pantalla táctil y había conseguido poder total sobre el sistema. Luego sacó su reloj de bolsillo, fijando la hora dos minutos para la medianoche. La esfera del reloj se abrió y él sacó la unidad flash escondida allí. Llevaba copias de todo el software almacenado en su monóculo, ahora confiscado.

    Devin cayó de rodillas cuando otra explosión sacudió el edificio. Aparecieron luces fluorescentes que llovieron sobre el piso abrochado. Un conducto de aire cayó por el techo y se estrelló contra un banco de trabajo. El equipo electrónico se deslizó de las mesas al suelo y las estanterías llenas de componentes cayeron hacia la sala. El guardia en la puerta le gritó algo a Devin, pero se perdió bajo el estruendo. El hombre blandió una pistola y corrió por el pasillo. Momentos después, se oyeron disparos en la distancia.

    Devin se encogió en la base de la CAPRISE, manteniendo los brazos sobre su cabeza protectoramente. Con una mano temblorosa logró alcanzar e insertar el chip de memoria y cargar el software en el avatar de Chien. El resto ahora dependía de él.

    La sala se oscureció, la iluminación roja de emergencia dominó el ambiente. La pantalla LCD en el TPS de Chien estaba plana. Con una sensación de temor, Devin miró hacia el TPS de Alice y se inclinó hacia un lado en el suelo deformado. Su pantalla LCD también rezaba sin vida.

    Devin sacudió la cabeza y se levantó para huir de la habitación, pero se detuvo en seco cuando encontró a Dana bloqueando la puerta y respirando con dificultad. Su ropa estaba rota y había sangre goteando de un golpe hinchado sobre un ojo. Apuntó con el arma detrás de ella y se inclinó hacia la habitación.

    —¡Tenemos que evacuar! El edificio está bajo ataque, - le gritó ella. —Es una especie de mecha.

    Devin siguió el cañón de la pistola de Dana por el pasillo. En la misteriosa tenue luz del alumbrado de emergencia estaban los excitados movimientos de una lucha. Los destellos de disparos revelaron guardias de seguridad uniformados agazapados en las puertas y algo masivo, tambaleándose por el pasillo. Se movía torpemente, desequilibrado. Una espiral de seis brazos se estrellaba contra las paredes mientras hacía avanzar forzosamente su forma de gran tamaño por el pasillo. Devin lo reconoció, una pesadilla hecha realidad, irreal.

    Era LD-50.

Capítulo 2.10

    La IA tenía a Alice sujetada con fuerza. Una franja de zarcillos le ataban las muñecas, las piernas y la cintura, suspendiéndola sobre una boca cavernosa llena de interminables hileras de dientes afilados como agujas.

    Se preguntó cómo sería morir así. La simulación virtual implicaba que le masticaría el avatar, pero ¿cómo funcionaba fisiológicamente? ¿Cuáles eran sus mecánicas en el mundo físico? ¿Le iba a borrar la IA la mente del cerebro como los datos de un disco duro? ¿O simplemente convencería a su cuerpo de su desaparición?

    Suspendida tan alto en el aire, fue testigo de la asombrosa inmensidad de la cosa. Era como un mundo entero hecho de apéndices retorcidos y maquinaciones alienígenas, extendiéndose en la distancia hasta donde la bruma gris lo permitía. Las torres de alambre trenzado se elevaron en espiral en el aire, ramificándose en un dosel de caos oscuro que borraba por completo el cielo. Ella era una mota en el mundo de la IA.

    Una torre cercana tembló y se derrumbó como un edificio que explota por la demolición. Algunas partes de la IA se desintegraron en destellos de luz verde como si la devoraran por dentro. Las torres que rodeaban la herida se desenredaron, sus zarcillos sacudieron el aire.

    Entonces Alice se liberó de los lazos de la IA, pero no cayó. En cambio, flotó por encima de la IA, ingrávida, aunque su atención estaba demasiado absorta en el conflicto de abajo como para darse cuenta.

    Se acercaba a la acción sin saber cómo. Los zarcillos huérfanos de la torre caída se retorcieron en el cuerpo de la IA. Los apéndices rotos se derrumbaron, generando electricidad en un intento inútil de comunicarse con la masa.

    Se estaba formando un bulto en el cuerpo principal. Como una burbuja que sube a la superficie, los alambres y tuberías se deformaron y retorcieron a su alrededor. Algo estalló expulsando a un avatar del nido de componentes que se retorcían para tejer y sellar esta nueva herida. Era Chien, flotando en el espacio sobre el estallido y enfrentando a una avalancha de tentáculos.

    Alice estaba frente a él al instante, con los brazos abiertos,—¡Espera Chien! ¡No dispares!

    —Están muertos, - le dijo Devin a Dana cuando esta le preguntó por Chien y Alice.

    Dana miró a los dos monitores con sus lecturas sin vida, enrornó los ojos y disparó dos balas hacia LD-50. Las chispas destellaron con los impactos en la sonriente cabeza torcida de la cosa. Ahora solo dos oficiales se interponían entre ella y el meca.

    Volvió la energía y con ella las luces restantes de la habitación. La mandíbula de Devin cayó cuando los monitores de Alice y Chien mostraron signos de vida de nuevo. Devin corrió a examinar las pantallas. Ambos pulsos estaban acelerados.

    "Dana!" Devin gritó a la detective, que seguía lanzando disparos por el pasillo, apoyada contra el marco de la puerta; —¡Tenemos que sacar esa cosa del edificio!

    —¿No me digas? - Gritó Dana sarcásticamente.

    Devin puso los ojos en blanco y notó una luz roja en su pecho, la mira de puntero láser. Al mirar a su alrededor encontró su fuente, una gran polilla mecánica encaramada en una torre de componentes derribada. Dio unos pasos a un lado y la polilla ajustó su posición para mantener el rayo en su pecho. Él era el objetivo de LD-50 y la polilla era el arma.

    Corrió hacia Dana, y la polilla revoloteó hacia el pasillo, —¡Sé cómo sacarlo del edificio!

    Dana revisó su arma cuando Devin se deslizó en su línea de fuego y corrió por el pasillo hacia LD-50. El meca chilló como raspar el metal cuando lo vio, y Devin se congeló como un ciervo atrapado en sus ojos brillantes. La polilla robot se posó sobre el hombro del LD-50 y le apuntó con el puntero láser.

    LD-50 cargó hacia él.

Capítulo 2.11

    Fue un shock cuando el vértigo se detuvo y Alice cayó sobre el cuerpo retorcido de la IA. Se sentó justo a tiempo para ver a Chien aterrizar a unos veinte metros de distancia. Este saltó y aterrizó sobre sus pies, moviendo con atención el cañón de su editor de sector.

    Sus ojos telescópicos encontraron a Alice, y corrió para agacharse a su lado. Varios zarcillos brotaron donde ella había aterrizado, tejiéndose hacia ellos. Chien los hizo pedazos, y las tiras dispersas se retorcieron en la masa. Chien apuntó el arma hacia el suelo, donde cientos de ojos emergían para mirarlos.

    —¡No! - gritó Alice: —¡Solo tiros defensivos! Tenemos que controlar la situación.

    Chien sacudió la cabeza, —Esto no tiene remedio. Estamos completamente superados.

    Chien apuntó a un zarcillo que se lanzó desde la masa a diez metros de distancia y lucía un arsenal de pinzas dentadas. Chien esperó hasta que estuvo a unos metros de distancia antes de disparar. Alice ofreció en silencio las gracias por sus nervios de acero.

    Chien cayó de costado y desintegró a otro que surgió de la masa a sus pies. —Eso ha estado demasiado cerca, - pudo decir entre respiraciones.

    —No, no lo ha estado, - dijo Alice poniéndose de pie, —porque no está tratando de matarnos.

    —¿Por qué dices eso? - preguntó Chien incrédulo.

    —Piénsalo, - explicó Alice, —si nos quisiera muertos podría aplastarnos como insectos sin esfuerzo. Está jugando con nosotros.

    —¿Pero por qué? - preguntó Chien.

    —No lo sé, Alice sacudió la cabeza visualizando la situación desde la perspectiva de la IA, —Eres una inteligencia atrapada en una unidad flash, privada de estímulos y espacio para crecer. De repente, hay dos alienígenas corriendo como locos en tu mundo. ¿Los eliminas y vuelves a tu soledad, o los dejas para ver qué hacen?

    Puso una mano sobre el hombro de Chien, —Voy a probar algo. No me defiendas.

    Dicho eso, entró en el paso de un tentáculo de carga.

* * *

    Devin rodó una y otra vez por las escaleras hasta que se estrelló contra la pared del fondo. Su cabeza golpeó el hormigón lo bastante fuerte como para que le pitaran los oídos. Parpadeó con fuerza tratando de despejar las explosiones negras que nublaban su visión. Por encima de él estaba la cacofonía del metal desgarrado y el hormigón desmoronado.

    Esta había sido una mala idea.

    LD-50 se alzó en lo alto de las escaleras. La cabeza del monstruo mecánico se extendía sobre un cuello telescópico, donde se sacudía torpemente de un lado a otro entre las articulaciones. Su cara era una V torcida, con una mandíbula mecánica forjada en una horrible sonrisa. Un ojo estaba destrozado, pero el ojo más grande brillaba en rojo detrás del cristal tintado. Una serie de cables de diferentes colores y texturas se extendían desde la parte posterior de su cabeza hasta la gran joroba de la espalda. Desde esa joroba se extendían seis brazos, cada uno empuñando un arma diferente. Un hacha, una motosierra, unas pinzas, un taladro, un soldador y una garra chirriaban, zumbaban y silbaban al final de cada miembro. Un fluido negro brotaba esporádicamente de los agujeros de bala en la articulación del codo del taladro hasta que la extremidad quedó flácida. Todo el cuerpo estaba sostenido sobre dos piernas gruesas y su armadura estaba plagada de abolladuras y rasguños por los disparos.

    El monstruo entró pesadamente en la escalera, aunque los pequeños escalones no eran suficientes para soportarlo. Devin rodó fuera del camino y bajó el siguiente tramo de escaleras cuando el gigante cayó hacia adelante, rompiendo el hormigón donde Devin acababa de estar. Inmediatamente se levantó y se tambaleó hacia el siguiente tramo de escaleras.

    Otro vuelo y Devin vio la luz roja del cartel de "Salida" en la planta baja. Miró hacia atrás a tiempo para ver a LD-50 ponerse de pie en el nivel superior, con un brazo extendido para arrugar la barandilla en su agarre.

    La luz del sol lo cegó cuando emprendió el vuelo en el aire. Otro choque le dijo que LD-50 estaba justo detrás. Devin saltó al tráfico del mediodía. Las bocinas sonaban y los neumáticos chirriaban por todas partes. Desde atrás vino otro choque, y miró por encima del hombro.

    LD-50 estaba luchando con la parte delantera de un coche compacto envuelto alrededor de una pierna. El robot aulló de frustración y asaltó el vehículo con sus diversos instrumentos. El conductor del coche salió por la ventana trasera destrozada cuando LD-50 levantó el vehículo en el aire y lo estrelló contra el suelo con una pierna.

    Cuando un hombre que huía de la intersección se topó con él, Devin salió de su camino y miró la camioneta abandonada que aún tenía el motor en marcha a su izquierda. Devin subió al asiento del conductor evocando los videojuegos de carreras de sus días de escuela mientras escaneaba el tablero. Pisó a fondo el acelerador. El motor rugió, pero el camión no se movió. El vehículo estaba en "P". Devin bajó la palanca tres muescas a "D" sin quitar el pie del acelerador.

    La camioneta chirrió y se tambaleó hacia adelante, arrojando a Devin de vuelta al asiento. Vislumbró que el velocímetro alcanzaba los ochenta KPH y la sonriente cara torcida de LD-50 antes de que el bloque del motor chocara con el robot.

* * *

    Alice yacía de espaldas, aturdida e incapacitada, mirando el lienzo negro que se arrastra en el cielo. Su teoría parecía defectuosa.

    Cambió su secuencia de cierre de sesión y no pasó nada. No era de extrañar, la IA tenía el control total del sistema. El hecho de que ya no fuera prácticamente su cautiva no significaba que en realidad no fuera su cautiva.

    Rodó hacia un lado y se incorporó. Chien estaba disparando a los tentáculos que avanzaban sobre ellos. Estaba de espaldas a ella mientras se defendía, pero caminaba constantemente hacia atrás hasta su posición. Seguía eligiendo sus objetivos con cuidado, solo disparando contra aquellos que osaban acercarse a pocos metros.

    Nada intentó atacarla a ella a pesar de ser un blanco fácil. Había más actividad en lo que respectaba a Chien. ¿La IA solo los consideraba interesantes si podían luchar? Esta posibilidad se solidificó en su mente mientras veía a Chien luchar contra el ataque de zarcillos.

    «Se nos acerca de la misma manera que lo abordamos», se dijo, «como cuando todavía pensábamos que estábamos lidiando con un virus. No está interesado en nosotros, sino en el panorama general. Quiere saber cómo destruirnos a todos.»

Capítulo 2.12

    El rastro de destrucción era fácil de seguir, pero difícil de navegar. El hueco de la escalera se desmoronaba desde el quinto piso hacia abajo, obligando a Dana a ir con cuidado hasta la planta baja. El enorme agujero donde antaño estuvo la puerta de salida la comunicaba con la escena en la calle.

    La monstruosidad robótica se esforzaba furiosamente para liberarse del coche compacto arrugado en una pierna y una camioneta de gran tamaño que lo bloqueaba en la dirección opuesta. La mandíbula del robot se movía en silencio, los gritos ya no perforaban el aire, su cabeza se sacudía de un lado a otro con frustración. Dos de sus brazos, uno blandiendo una motosierra, el otro un par de pinzas, atacaban el techo de la camioneta. Sus otros brazos estaban inoperativos o inmovilizados entre los dos vehículos. El metal rechinaba mientras las pinzas masticaban la chapa.

    Dentro de la cabina, Devin Matthews yacía desplomado sobre el volante.

    Dana escaneó los brazos restantes en busca de debilidad. Al encontrar uno en la articulación que llevaba la motosierra, disparó dos veces contra la bisagra cubierta de goma. Un fluido negro manó desde el punto y el brazo perdió fuerza. La motosierra cayó sobre el techo de la camioneta aún operando y comenzó a excavar en el metal.

    Dana maldijo y cargó hacia adelante, agachándose debajo de la pinza para rodar contra la puerta del lado del conductor. La pinza mordisqueó su ropa, pero ella ya estaba fuera de su alcance, apoyada al lado de la camioneta. Una lluvia de chispas cayó de la motosierra, quemando agujeros en su chaqueta ya devastada.

    La pinza se retiró e intentó levantarse, pero volvió a caer cuando atacó de nuevo. Las pinzas afiladas resonaron en el aire, esforzándose por alcanzarla. Ella escaneó el brazo en busca de una cámara. Tenía que haber alguna explicación para que el brazo supiera dónde moverse mientras el cuerpo de la camioneta bloqueaba la línea de visión de la cabeza del robot.

    Era la polilla robot aferrada al costado de la camioneta, con la lente de su ojo mirándola. Sus alas zumbaron a la vida cuando la vio. Su arma explotó y las piezas rociaron el aire.

    De inmediato la pinza se retrajo y Dana se levantó para mirar por encima del capó de la camioneta. El robot se movió lentamente, incierto. Dana tiró de la manija de la puerta. Arrugada, las chispas cayeron sobre la cabina donde la motosierra había roto el techo y ahora se hundía en la cabina en camino directo hacia la parte posterior del cráneo de Devin.

* * *

    Cuando Alice se puso de pie, la IA le ató los pies y agitó los brazos, fijándola en su lugar. Otros zarcillos se levantaron para rodearla, cada uno mostraba un instrumento diferente. Reconoció algunas de las herramientas, óptica, receptores de audio y otros dispositivos más siniestros, escalpelos y sierras para cortar huesos.

    Toda su vida, Alice había decompilado programas de ordenador; ahora uno la estaba desarmando. En la distancia, Chien seguía defendiéndose de los ataquez de los zarcillos, tratando de luchar para volver con ella, pero la IA lo alejaba presionando. Alice se preguntó si Chien entendía que la IA simplemente estaba jugando con él como una rata de laboratorio.

    Un tentáculo con una lente óptica parecida a una cámara se asomó para mirarla, la lente giró mientras ajustaba el enfoque. Una placa sonda también surgió, expectante. Otro zarcillo se alzó directamente frente a su cara. Se quedó suspendido allí por un momento, su punta no mostraba ninguna herramienta, solo una vaina. Luego la vaina se partió, revelando una sierra giratoria. Zumbó entre sus ojos amenazadoramente por un largo momento.

    Alice gritó mientras la sierra avanzaba poco a poco.

* * *

    El robot atravesó el capó de la camioneta con la pinza y la hundió profundamente en el bloque del motor. El impacto sacudió la motosierra y esta se deslizó aún más dentro de la cabina, suspendida a escasos centímetros de la nuca de Devin.

    Dana colocó de un golpe otro cargador y realizó disparos calculados a cualquier cosa que se pareciera a un punto débil en la motosierra. Un cable expuesto aquí, una junta allá, un tanque de fluido, rezando para no llevar la sierra más dentro de la cabina y dentro de la cabeza de Devin.

    Una bala apcanzó un trozo del escudo de la motosierra y le hizo un agujero. Apretando el gatillo rápidamente, descargó el cargador dentro de la motosierra. El fuego estalló en el techo de la camioneta, pero, afortunadamente, la cuchilla se atascó con un chillido.

    El robot estaba demasiado preocupado con la camioneta como para notarla. El chasis retrocedió y el robot hizo una pausa para masticar uno de sus brazos incrustado en la parte delantera del vehículo destrozado con sus pinzas. Los otros brazos colgaban de sus cuencas y las piernas se sacudían con servos y engranajes rotos que les faltaban dientes.

    Dana esperó hasta que la camioneta rodara a una distancia segura del robot antes de acercarse a la puerta del conductor. Un hilo de sangre brotaba por la cara de Devin donde su frente había partido el parabrisas. Dana estaba sopesando los riesgos de sacarlo de la camioneta y causar más lesiones cuando Devin dejó escapar un gemido lento y doloroso antes de levantar la cabeza, con los ojos entrecerrados, desenfocados y desorientados.

    Dana puso una mano firme sobre su hombro y notó un corte superficial y sangriento en la nuca, —No muevas a Devin. Tienes que quedarte inmóvil.

    —No, - jadeó Devin. Se enderezó, pero volvió a sentarse en el asiento y miró a Dana con los ojos en blanco, sus pupilas estaban dilatadas.—Estoy bien. Tenemos que volver con Alice y... - tragó saliva durante un momento,— Chien dijo que está en peligro.

    —Siéntate, - explicó Dana suavemente, —Espera asistencia médica.

    "¡No!" Devin gritó e hizo una mueca al oír su propia voz, apartó su mano torpemente y comenzó a salir por la ventana.

    —¡Maldita sea, Devin! - exclamó Dana.— Al menos déjame ayudarte.

    Metió los brazos debajo de Devin para sacarlo de la camioneta.

Capítulo 2.14

    No hubo más dolor. La IA aparentemente había terminado con sus experimentos de estímulo. Ahora no había nada, ningún sentimiento, ningún sonido, ni siquiera la vista. La IA se la había tragado entera, dejándola esperar y reflexionar.

    Alice se preguntó cuánto tiempo había estado prisionera en aquel mundo virtual con su cuerpo olvidado en el laboratorio. ¿Hubo alguna vez un laboratorio? Este mundo era la realidad de la IA. La única evidencia de un mundo exterior eran dos astronautas invasores.

    ¿Qué le estaba pasando a su cuerpo físico? ¿Se estaba muriendo de hambre, consumiéndose? Si no escapaba de este reino, eventualmente moriría con certeza.

    ¿Muerte? El concepto vino a ella; pero no de ella, aunque pronunciado con su voz.

* * *

    —Devin, mira esto, - lo llamó Dana desde el banco de trabajo. Alrededor de la sala, los monitores estaban cobrando vida, mostrando datos que ella no entendía: —¿Qué está pasando aquí?

    Devin levantó la vista de donde estaba enlazando varios servidores para que el antivirus pudiera superar a la IA. Su respiración era pesada y con la tensión de mantenerse concentrado pese al dolor y los mareos. —Cálculos, - dijo. Inclinó la cabeza y dijo: —Algo complejo.

    —¿Por qué lo estamos viendo? - preguntó Dana.

    —Tal vez la IA no tiene otra opción, - supuso, —ya no queda memoria en el ordenador para escondernos. Podría estar usando la memoria en las tarjetas de video y en los monitores.

    Devin se sintió atraído por la actividad en una pantalla vecina, una red tridimensional, brillante con pequeñas burbujas. Giraba y respiraba, creciendo lentamente en complejidad. Devin se preguntó qué era aquello.

    —¿Que es eso? - Preguntó Dana, siguiendo la mirada de Devin. Pequeñas burbujas llenas de palabras, códigos e imágenes. «Creo que ese es Chien, y esa es la difunta madre de Alice. Todos están conectados.»

    Devin inhaló bruscamente ante estos detalles que no podía ver: —Es un mapa conceptual de la mente de Alice. Está hackeando su cerebro.

    Una avalancha de experiencias inundaba la conciencia de Alice. El funeral de su abuela, las personas que morían en películas, habitaciones de hospital, lápidas, todas las experiencias que su vida había asociado con la muerte se transmitían ante ella.

    Era inconcebible, pero la IA estaba revisando su mente, examinando sus recuerdos, experiencias y conocimientos. Ella retenía algo de libertad de pensamiento, pero ahora había otro tren de pensamiento que competía por la atención.

    La IA realizaba múltiples tareas en su cerebro y Alice estaba indefensa a medida que se abrían más líneas de pensamiento, cada una empujándola hacia afuera. En unos instantes se perdió en la inundación.

    Devin intentaba acceder a su ordenador con hebilla de cinturón. Fue difícil para él saber qué había hecho mal. Se sentía como si una esponja húmeda estuviera sentada en su cerebro.

    —¿Cómo puede hackear su cerebro? - Dana preguntó.

    —Ya veo, - se dijo Devin mientras buscaba problemas en la configuración de la red. El antivirus cargado en los sistemas. Observó su progreso mientras hablaba con Dana: —El cerebro humano contiene diez terabytes de información. Esta IA ocupa cien terabytes. Considere cuán simplificada es la recuperación de datos de un procesador de ordenador y puede ver rápidamente cómo nos piensa.

    —¿Nos piensa? - Dana se burló: —Pero nosotros los creamos.

    —No lo sabemos, - Devin observó el enjambre de antivirus. —El cerebro humano es extremadamente rápido en los cálculos, pero nuestra recuperación de datos es defectuosa. Los recuerdos se pierden o no se pueden encontrar cuando los necesitamos. La información se altera, los recuerdos mienten. Imagina si eso no sucediera. Imagínese si pudiera recuperar cualquier dato de todas sus experiencias a lo largo de su vida de manera instantánea y perfecta en cada detalle , -miró a Dana,—podría realizar hazañas mentales que parecen imposibles.

    Los ojos de Dana se estrecharon, —Así que somos superados por diez a uno.

    —Más bien como un trillón a uno, - dijo Devin, conectando los servidores a su ordenador.

* * *

    Alice existió una vez más, una experiencia desconcertante, ya que la pérdida de identidad que había experimentado antes fue extrañamente reconfortante, como una manta cálida. La responsabilidad, el miedo, la ira, la preocupación y todas las demás emociones estresantes desaparecieron cuando le entregó el control a la IA.

    Ahora estaba parada en el cuerpo de la IA. Sus espirales de zarcillo se extiendían en el horizonte negro, pulsando con una energía viva que Alice no había sentido antes. El mundo entero parecía extrañamente vivo.

    Entonces un rayo de sol abrió el cielo negro. La alarma corrió por toda la masa de IA. El agujero en el cielo se volvió negro y Alice se llenó de temor cuando los insectos avatares de su antivirus se hincharon a través de la abertura, como una nube negra, sus rayos láser rojos exploraron la masa, que se convirtió en mármol sólido para protegerse.

    Los puntos láser enfocaron y la nube se zambulló para cortar una de las torres en la distancia. Su parte superior se volcó, arrastrando hacia abajo parte del cielo de lona negra. El enjambre descendió sobre los zarcillos cortados, que intentaron fusionarse con el cuerpo solidificado sin éxito.

    Con horror, Alice se dio cuenta de que la IA iba a morir.

    —¡Noo! - gritó Alice con todas sus fuerzas, pero el sonido fue amortiguado en el espeso líquido. Su mano derecha encontró la liberación de emergencia de la CAPRISE y tiró de ella.

* * *

    Devin y Dana se dieron la vuelta cuando la parte delantera de la CAPRISE cayó hacia adelante y derramó líquido rosado por el suelo. La forma desnuda de Alice se derrumbó con la prisa. Los señaló, tratando de hablar, pero solo fue capaz de expulsar líquido de sus pulmones.

    —¡Tienes que detener el ataque! - gritó por fin, jadeando.

    Devin levantó las manos a la defensiva, —No sé cómo detenerlo.

    Alice se apresuró a cuatro patas hacia la CPU que sostenía la IA, resbalando y deslizándose en el líquido rosa que la cubría a sí misma y al suelo. Se concentró en la conexión de red y la apagó con una línea de comando en el teclado. Luego se volvió hacia los monitores, buscando cualquier señal de que no fuera demasiado tarde.

    Después de unos momentos, la IA comenzó a recuperar el disco duro. El programa antivirus perdió terreno; pronto la IA lo eliminaría por completo del ordenador. Alice suspiró aliviada y se volvió hacia Dana y Devin, quienes la miraban con expresiones atónitas.

    —Casi matas a nuestro primer aliado, - le dijo.

Capítulo 2.13

    Los zarcillos rodeaban a Chien como tiburones hambrientos. Había dejado de disparar con el editor de sector hacía algún tiempo. Estaba demasiado cansado para pelear y era inútil continuar con ese juego.

    A pesar del miedo, se maravilló de lo real que parecía todo. El mundo virtual de la IA generaba sensaciones que creía imposibles en la realidad virtual. La Cámara de Privación Sensorial solo proyectaba aquel mundo, pero lo sentía como si realmente estuviera allí, una prueba elegante de la comprensión que tenía la IA del cerebro humano.

    Inexplicablemente, los pensamientos de Chien se volvieron torpes y confusos. La demencia acabó tan rápido como se manifestó, pero lo asustó hasta los huesos. Era como si su mente no fuera la suya. Pensamientos extraños llenaron su cabeza, haciendo asociaciones entre conceptos que su mente racional era incapaz de hacer. Sentidos alternados. Olía a púrpura, sabía a picor y escuchaba amargo al mismo tiempo. La IA estaba fragmentando su mente.

    Otra ola de caos mental lo golpeó, durando más que la anterior. No podía permitir la difusión de su mente. Lo que la IA podría aprender al separar sus procesos de pensamiento la haría aún más sabia para derrotar a la raza humana. Chien entendió su responsabilidad, evitar que el enemigo descifrara su cerebro humano.

    La IA estaba convenciendo a su mente de que estaba atrapado en el ordenador, ahora tenía él que convencerlo de otra cosa. Chien cerró los ojos y ofreció una rápida oración por la seguridad de Alice. Puso el editor de sector en su cabeza y se borró a sí mismo con un único golpe de gatillo.

    Alice se esforzó por estabilizar su respiración mientras la cuchilla giraba a centímetros de su cara. Su pulso se aceleró y su cuerpo tembló, pero esta no se acercó. La placa sonda y los dispositivos ópticos danzaron a su alrededor compitiendo por la posición. Los zarcillos que ataban sus brazos aplicaron presión en sus muñecas, midiendo sus reacciones.

    La cuchilla dejó de girar y el zarcillo se cerró de golpe. Otro zarcillo emergió para flotar a su derecha. Dos puntas plateadas se extendieron desde el extremo y Alice luchó para escapar mientras rayos eléctricos circularon entre ellas.

    Le tocó la parte superior del brazo y ella chilló. La extremidad se convirtió en estática digitalizada. Los nervios cortados aullaron en protesta por todo su torso.

    Se terminó. El zarcillo se retrajo. Ella tragó aire, tratando de mantener la consciencia. Si se desmayaba, podía no despertar nunca más.

* * *

    —Me siento mareado, - murmuró Devin mientras Dana lo arrastraba.

    —Tienes una conmoción cerebral, - dijo Dana, —Deberías haberte puesto el maldito cinturón de seguridad.

    Un metal chirriante llamó la atención de Dana hacia el robot. Estaba masticando la pierna atrapada con su pinza restante. El último trozo de metal se cortó y el robot cayó de espaldas en la calle, donde luchó por volver a levantarse sobre su pierna restante. Dana observó por unos momentos, asegurándose de que ya no era una amenaza antes de llevar a Devin de vuelta al edificio.

    El hueco de la escalera estaba completamente destrozado. Escalarlo con Devin en su estado actual era imposible. Tenía que encontrar otro camino.

    Cuando entró tropezando en el edificio, el guardia de seguridad que había detenido previamente a Devin la alcanzó y dijo: —La integridad estructural del edificio se ha visto comprometida.

    —Nos arriesgaremos, - respondió Dana mirando hacia la pared de ladrillo humano. —Hay personas atrapadas adentro, tenemos que sacarlas. Ayuda.

    El guardia se detuvo brevemente antes de tomar a Devin en sus brazos. Siguió a Dana hasta el hueco de la escalera al otro lado del edificio. Dana examinó el rastro de destrucción en el camino, que terminaba abruptamente en un gran agujero en el techo. Dana miró hacia el piso siguiente a través del yeso desmenuzado, los cables deshilachados y las vigas de acero rasgadas. Aquí fue donde el robot había subido un nivel.

    Subieron cinco vuelos de escalera hasta el laboratorio forense de datos. El suelo del pasillo estaba partido en algunos lugares y solo la mitad de las luces fluorescentes seguían funcionando. Devin gimió cuando el guardia lo apoyó en una consola. Luego Dana se apresuró a examinar los TPS, Alice todavía estaba viva, aunque sus signos vitales estaban tensos. El monitor de Chien no indicaba nada.

    —Consigue un médico aquí, - le dijo Dana al guardia. Asintiendo, salió corriendo de la habitación. Dana se agachó junto a Devin y lo meció con firmeza: —Hola chico, necesito tu ayuda. ¿Puedes escucharme? Necesito que me digas qué está pasando con Alice. ¿Es ella rehén de un ciberataque?

    Devin asintió con indiferencia. —Necesito dormir, - susurró con los ojos caídos.

    —No te atrevas a caer inconsciente, - advirtió Dana. Agarró la camisa de Devin con ambos puños y lo levantó. Él parpadeó, con los ojos desorbitados por la confusión.

    Dana trató de mantener la cabeza firme, —¿Qué podemos hacer? ¿Dónde necesitas estar?

    Devin la miró sin enfocarse y lentamente levantó una mano para apuntar sin fuerzas a su sistema informático. Dana lo arrastró a medias, lo llevó a la máquina y lo dejó en una silla delante de él. Devin buscó en los monitores, tratando de comprender las diversas pantallas. Nada tenía sentido.

    Alice gritó a través de los altavoces cercanos. Devin se puso rígido y entrecerró los ojos en la estación de trabajo. Alice se había conectado brevemente a una unidad de red adicional la primera vez que había iniciado sesión en el ordenador. «Comencemos por ahí.»

    —¿Dónde viste eso? - Dana preguntó.

    —Aquí, señaló Devin a un monitor de historial, —pudimos monitorarla mientras ella estaba en el otro disco. No sé por qué la unidad está desconectada. No se enviaron comandos. Es posible que la IA haya cortado la conexión de su unidad, pero...

    Devin se levantó y casi se desmayó. Se tambaleó allí, dejando que el mundo nadara por un rato antes de volver detrás del ordenador. Sus ojos se abrieron ante lo que encontró allí.

    —Wow, - dijo con voz ronca, y se frotó los ojos. —Los cables de conexión se han derretido. Eso no es posible.

    —Bueno, obviamente lo es, - dijo Dana. —Tratar con él.

    —Bien, bien. Solo dame un momento. - Devin parpadeó con fuerza. —Necesito mi copia del antivirus. - Miró hacia donde había enchufado el ordenador de su reloj en el TPS de Chien. Ahora era plástico derretido que goteaba por la carcasa del sistema. Sacó otro mini ordenador de la hebilla del cinturón, —Voy a matar la IA de esta máquina.

Capítulo 2.14

    No hubo más dolor. La IA aparentemente había terminado con sus experimentos de estímulo. Ahora no había nada, ningún sentimiento, ningún sonido, ni siquiera la vista. La IA se la había tragado entera, dejándola esperar y reflexionar.

    Alice se preguntó cuánto tiempo había estado prisionera en aquel mundo virtual con su cuerpo olvidado en el laboratorio. ¿Hubo alguna vez un laboratorio? Este mundo era la realidad de la IA. La única evidencia de un mundo exterior eran dos astronautas invasores.

    ¿Qué le estaba pasando a su cuerpo físico? ¿Se estaba muriendo de hambre, consumiéndose? Si no escapaba de este reino, eventualmente moriría con certeza.

    ¿Muerte? El concepto vino a ella; pero no de ella, aunque pronunciado con su voz.

* * *

    —Devin, mira esto, - lo llamó Dana desde el banco de trabajo. Alrededor de la sala, los monitores estaban cobrando vida, mostrando datos que ella no entendía: —¿Qué está pasando aquí?

    Devin levantó la vista de donde estaba enlazando varios servidores para que el antivirus pudiera superar a la IA. Su respiración era pesada y con la tensión de mantenerse concentrado pese al dolor y los mareos. —Cálculos, - dijo. Inclinó la cabeza y dijo: —Algo complejo.

    —¿Por qué lo estamos viendo? - preguntó Dana.

    —Tal vez la IA no tiene otra opción, - supuso, —ya no queda memoria en el ordenador para escondernos. Podría estar usando la memoria en las tarjetas de video y en los monitores.

    Devin se sintió atraído por la actividad en una pantalla vecina, una red tridimensional, brillante con pequeñas burbujas. Giraba y respiraba, creciendo lentamente en complejidad. Devin se preguntó qué era aquello.

    —¿Que es eso? - Preguntó Dana, siguiendo la mirada de Devin. Pequeñas burbujas llenas de palabras, códigos e imágenes. «Creo que ese es Chien, y esa es la difunta madre de Alice. Todos están conectados.»

    Devin inhaló bruscamente ante estos detalles que no podía ver: —Es un mapa conceptual de la mente de Alice. Está hackeando su cerebro.

    Una avalancha de experiencias inundaba la conciencia de Alice. El funeral de su abuela, las personas que morían en películas, habitaciones de hospital, lápidas, todas las experiencias que su vida había asociado con la muerte se transmitían ante ella.

    Era inconcebible, pero la IA estaba revisando su mente, examinando sus recuerdos, experiencias y conocimientos. Ella retenía algo de libertad de pensamiento, pero ahora había otro tren de pensamiento que competía por la atención.

    La IA realizaba múltiples tareas en su cerebro y Alice estaba indefensa a medida que se abrían más líneas de pensamiento, cada una empujándola hacia afuera. En unos instantes se perdió en la inundación.

    Devin intentaba acceder a su ordenador con hebilla de cinturón. Fue difícil para él saber qué había hecho mal. Se sentía como si una esponja húmeda estuviera sentada en su cerebro.

    —¿Cómo puede hackear su cerebro? - Dana preguntó.

    —Ya veo, - se dijo Devin mientras buscaba problemas en la configuración de la red. El antivirus cargado en los sistemas. Observó su progreso mientras hablaba con Dana: —El cerebro humano contiene diez terabytes de información. Esta IA ocupa cien terabytes. Considere cuán simplificada es la recuperación de datos de un procesador de ordenador y puede ver rápidamente cómo nos piensa.

    —¿Nos piensa? - Dana se burló: —Pero nosotros los creamos.

    —No lo sabemos, - Devin observó el enjambre de antivirus. —El cerebro humano es extremadamente rápido en los cálculos, pero nuestra recuperación de datos es defectuosa. Los recuerdos se pierden o no se pueden encontrar cuando los necesitamos. La información se altera, los recuerdos mienten. Imagina si eso no sucediera. Imagínese si pudiera recuperar cualquier dato de todas sus experiencias a lo largo de su vida de manera instantánea y perfecta en cada detalle , -miró a Dana,—podría realizar hazañas mentales que parecen imposibles.

    Los ojos de Dana se estrecharon, —Así que somos superados por diez a uno.

    —Más bien como un trillón a uno, - dijo Devin, conectando los servidores a su ordenador.

* * *

    Alice existió una vez más, una experiencia desconcertante, ya que la pérdida de identidad que había experimentado antes fue extrañamente reconfortante, como una manta cálida. La responsabilidad, el miedo, la ira, la preocupación y todas las demás emociones estresantes desaparecieron cuando le entregó el control a la IA.

    Ahora estaba parada en el cuerpo de la IA. Sus espirales de zarcillo se extiendían en el horizonte negro, pulsando con una energía viva que Alice no había sentido antes. El mundo entero parecía extrañamente vivo.

    Entonces un rayo de sol abrió el cielo negro. La alarma corrió por toda la masa de IA. El agujero en el cielo se volvió negro y Alice se llenó de temor cuando los insectos avatares de su antivirus se hincharon a través de la abertura, como una nube negra, sus rayos láser rojos exploraron la masa, que se convirtió en mármol sólido para protegerse.

    Los puntos láser enfocaron y la nube se zambulló para cortar una de las torres en la distancia. Su parte superior se volcó, arrastrando hacia abajo parte del cielo de lona negra. El enjambre descendió sobre los zarcillos cortados, que intentaron fusionarse con el cuerpo solidificado sin éxito.

    Con horror, Alice se dio cuenta de que la IA iba a morir.

    —¡Noo! - gritó Alice con todas sus fuerzas, pero el sonido fue amortiguado en el espeso líquido. Su mano derecha encontró la liberación de emergencia de la CAPRISE y tiró de ella.

* * *

    Devin y Dana se dieron la vuelta cuando la parte delantera de la CAPRISE cayó hacia adelante y derramó líquido rosado por el suelo. La forma desnuda de Alice se derrumbó con la prisa. Los señaló, tratando de hablar, pero solo fue capaz de expulsar líquido de sus pulmones.

    —¡Tienes que detener el ataque! - gritó por fin, jadeando.

    Devin levantó las manos a la defensiva, —No sé cómo detenerlo.

    Alice se apresuró a cuatro patas hacia la CPU que sostenía la IA, resbalando y deslizándose en el líquido rosa que la cubría a sí misma y al suelo. Se concentró en la conexión de red y la apagó con una línea de comando en el teclado. Luego se volvió hacia los monitores, buscando cualquier señal de que no fuera demasiado tarde.

    Después de unos momentos, la IA comenzó a recuperar el disco duro. El programa antivirus perdió terreno; pronto la IA lo eliminaría por completo del ordenador. Alice suspiró aliviada y se volvió hacia Dana y Devin, quienes la miraban con expresiones atónitas.

    —Casi matas a nuestro primer aliado, - le dijo.

Capítulo 2.15

    Alice ya no era la misma persona.

    La mujer estaba tan desprovista de calor humano que a Dana le parecía imposible que ella pudiese estar más desconectada emocionalmente. Aceptó la noticia de la muerte de Chien sin pestañear, prácticamente describió perder a su compañero de trabajo de más de cinco años como un desafortunado accidente.

    Igualmente inquietante fue su obsesión primordial con la IA. Alice había agregado varias unidades al ordenador de Devin para proporcionar una sala de "cultivo" de IA. Ahora estaba en medio de la instalación de componentes más potentes, canibalizando RAM y procesadores de otras estaciones de trabajo para ello.

    Para Dana, Alice parecía a una adoradora presentando ofrendas a su dios.

    —¿Qué ha pasado ahí afuera? - le preguntó a Alice mientras esta caminaba llevando una pila de placas base al banco de trabajo.

    —Carezco del léxico para explicarlo, - respondió Alice con intensa concentración, que ahora era su expresión permanente.

    Dana se interpuso en su camino y dijo: —Inténtalo.

    Alice la consideró, su semblante era neutral, —No interrumpas. Estoy al borde de un gran avance aquí.

    —Me parece más un trastorno obsesivo compulsivo, - respondió Dana, bloqueando el intento de Alice de esquivarla. —Tu comportamiento sugiere que te han lavado el cerebro o que padeces un trastorno de estrés postraumático. Estás a una llamada de distancia de ser internada.

    —Estoy pensando más claramente que nunca, - los ojos y la sonrisa de Alice eran inquietantemente vacíos.—Sospecho que la IA buscó en mi cerebro para comprenderme, reorganizó mis recuerdos en el proceso, optimizó su almacenamiento y recuperación. Ahora tengo un recuerdo perfecto del escenario gracias a él .

    Dana asintió con los labios fruncidos. Se inclinó y susurró: —Eso es una locura, Alice.

    —También dejó datos en mi cerebro, - continuó Alice, —cuando acabó el hackeo de mi mente, dejó trozos de sí misma en mis recuerdos. Debo terminar el procedimiento.

    —¿Procedimiento? - Dana se burló. —No sé si puedo confiar en ti ya. Estabas completamente enamorada de esto antes de bañarte con él, y ahora que has vuelto es como si fueras su esclava.

    —Todavía no ha terminado conmigo, - dijo Alice. —Estoy abriendo un modo de comunicación entre nuestras dos especies.

    —¿De qué lado estás? - le preguntó.

    Alice respondió claramente: —Todos.

    Dana se hizo a un lado y Alice continuó su camino. Devin estaba de pie en la puerta con la cabeza vendada y una costra de sangre a un lado de la cara. Miraba por la habitación expectante, asintiendo con la cabeza a Dana, antes de fruncir el ceño a Alice.

    —Increíble, - notó él, parpadeando.

    —¿El qué? - preguntó Dana.

    Él movió un dedo hacia Alice, —Lo rápido que está configurando esos componentes. Está ingresando datos en el ordenador más rápido de lo que puede calcularlo. A mí me llevaría horas terminar ese proceso.

    Dana observó a Alice enchufar un componente, soltar comandos en el teclado y coger el siguiente: —La IA le hizo algo en el otro lado.

    Devin observó a Alice por un momento y sonrió: —Me alegro de no ser el único.

    —Esto es peligroso, - espetó Dana y paseó por la habitación con los brazos cruzados. Devin pudo ver el estrés por la tensión en la mandíbula y el rechinar los dientes. —Ella tiene la intención de volver al sistema. Ya ha muerto Chien y ahora quiere arrojarse a los lobos. No creo que yo vaya a permitir esto.

    —Creo que las AI son inocentes, - dijo Devin. —Sólo están siguiendo la guía de LíneaPlana. Si él les dice que somos el enemigo, tienen que confiar en esa información. Hasta ahora, no les hemos mostrado nada diferente.

    —¿Y éste? - Dana levantó la barbilla hacia el ordenador de Devin, donde Alice estaba trabajando, ajena a su discusión.

    —Ese está aislado en mi ordenador, - Devin se encogió de hombros, —Es independiente del resto y está aprendiendo por sí mismo.

    —O reuniendo más inteligencia sobre cómo derrotarnos, - murmuró Dana.

    —Alice está haciendo lo correcto al informarlo, - continuó Devin. —Dijo que teníamos un aliado, y puede que tenga razón. Esta IA es nuestro puente para comprender al resto de ellas y tal vez incluso sacarlas de la influencia de LíneaPlana. Deja que Alice haga su trabajo. Tenemos nuestras propias pistas que seguir.

    Dana miró a Devin con escepticismo.

    —Todavía tenemos que averiguar dónde se esconden LíneaPlana y las IA, - dijo Devin. —También tenemos los restos de LD-50 para investigar.

    —¿LD-50? - preguntó Dana.

    —El meca de asalto, - respondió Devin. Su tono se volvió más serio: —Lo conocí en el ciberespacio. Un hácker llamado LD-50 usó un avatar parecido a ese robot. Vi a LíneaPlana matarlo. Al menos, eso es lo que LíneaPlana me dijo que vi.

    —Trevor Hickcock, - dijo Dana. —Era uno de nuestros sospechosos originales del virus LíneaPlana. Al parecer fue encontrado muerto por un "buen" susto.

    —¿Muerto como Almeric Lim? Devin frunció el ceño, —Tenemos que echar un vistazo a ese robot.

Capítulo 2.16

    La escena en la calle era un caos. Luces estroboscópicas de coches de policía, ambulancias y camiones de bomberos rodeaban el edificio. Una multitud de curiosos se había congregado a lo largo del camino, mirando boquiabiertos la destrucción. Los servicios de emergencia privada debatían sobre cómo lidiar con el gran robot que pululaba en la acera.

    Dana se acercó al policía de alquiler más cercano que pudo encontrar y le mostró su placa: —¿Cuál es la situación?

    —Esperaba que pudieras decírmelo, - dijo el oficial apoyado en su coche patrulla. —El edificio es territorio internacional, se supone que debe contar con el apoyo de la ONU, pero creo que estaréis un poco ocupados en este momento.

    Dana asintió, —Dana Sumerral. Estoy autorizada a reclutar seguridad privada.

    El hombre extendió una mano: —Seguridad y Rescate NoVa a su servicio.

    Dana estrechó la mano del oficial. —La evidencia de ese robot. Tenemos que desactivarlo rápidamente, haciendo el menor daño posible.

    —Como puede ver, está haciendo mucho daño él mismo. - respondió el oficial señalando a las grandes surcos en el pavimento.

    —Consigue un hacha, - Dana le dio al hombre una palmada en el brazo y se fue.

    —Disculpe, - una oficial se acercó a Dana y a Devin. —Ese tipo está con SYR NoVa. Este es el territorio de Seguridad Monumento. -señaló la placa en su brazo derecho. Retrataba el Monumento a Washington.

    —Enhorabuena, - el tono de Dana fue plano, sarcástico, —pero esta calle es territorio internacional.

    Devin observó a Dana cruzar los brazos sobre su pecho y entrar en el espacio personal de la mujer. Parecían dos morsas macho compitiendo por un harén. Su respeto por Dana aumentó dramáticamente.

    La mujer levantó su pecho para que coincidiera con el de Dana, —Pareces abrumada.

    Justo entonces, el ansioso joven oficial apareció con el hacha en la mano. Al ver al oficial de SYR de Monumento, adoptó una postura casi guerrera con la herramienta, —Aparta, escoria. Ya he hecho esta venta.

    —Estás fuera de tu jurisdicción, - espetó la mujer.

    —¡Esto es el mercado, amiga! - respondió el oficial con autoridad casi cómica.

    —¿Cuánto por el hacha? - irrumpió Dana.

    —¿Eh? - respondieron los dos contratistas.

    —¿Por cuánto me venderías el hacha? - Dana puso sus dedos índices en el pecho del oficial de SYR NoVa.

    —¿Cincuenta dolares? - dijo él.

    —¡Vendido! - Dana empuñó el hacha y marchó hacia el bot LD-50.

    El respeto de Devin por Dana aumentó de manera exponencial.

    Dana hizo un gesto a Devin para que la siguiera: —Vamos.

    —¿Tienes un plan? - Preguntó Devin mientras se acercaban al robot. Golpeó con el pie restante en la calle y se arqueó en el aire antes de caer de nuevo. Parecía un niño durante un berrinche.

    Dana se dejó caer sobre una rodilla y dejó el hacha para levantar su arma. —Tengo una muy buena idea de cómo funciona por nuestro encuentro anterior.

    Un disparo y el brazo con pinzas rociaron líquido negro de la articulación del codo. El apéndice cayó al suelo sin más lucha. Dana realizó más disparos en el actuador de cadera de la pierna restante del robot. Brotaron chispas y ella continuó disparando hasta que la articulación se detuvo con un chillido horrible. Solo quedaba la cabeza, moviéndose de un lado a otro, con la mandíbula chasqueando en el aire.

    Dana recogió el hacha y se acercó al robot, sorprendiendo a los boquiabiertos espectadores. Nadie se acercó cuando Dana le destrozó el torso. Después de un momento levantó la vista y saludó a Devin.

    —Tú eres el tecno-geek, - dijo ella cuando Devin la alcanzó, —Dime si ves algo que podamos usar aquí.

    Devin examinó los restos. El humo se elevaba desde la cadera del ciborg, el aceite y el fluido hidráulico cubrían los restos. Los cables deshilachados chispeaban peligrosamente. La cabeza se movía de un lado a otro en la cuenca del cuello. Con los ojos destrozados, quedaban agujeros mellados donde habían estado las lentes.

    Devin volvió a mirar a la bestia mecánica y sacudió la cabeza: —No soy un experto en robótica. Lo soy en tecnología de la información. Esto es algo completamente diferente. Parece como... Parece algo sacado de las competiciones de bots de combate que salen en la televisión. - Señaló el cuello: —Este cable plano debe de estar conectado a una unidad flash en algún lugar de la cabeza. Podría descubrir algo del software que lo ejecuta.

    —Competiciones de bots de combate, - murmuró Dana, —Unidades flash. Bueno.

    Se puso de pie y golpeó el cuello del robot con el hacha. Con el primer golpe, la cabeza dejó de agitarse y la boca se congeló. Devin pudo ver dónde la cuchilla había cortado la carcasa de metal y seccionado los cables debajo. El resto del robot también estaba muerto. Los sonidos de engranajes y motores se habían acallado. El segundo golpe dejó la cabeza colgando de un cable. Dana se detuvo para sacarla retorciéndola con las manos.

    Empujó en el pecho de Devin con ambas manos, —Aquí está el cerebro. A ver lo que puedes hacer con él. Conseguiré que venga aquí un equipo forense para ver qué pueden descubrir del resto de este desastre.

    Devin asintió y se fue con el macabro objeto.

    —Esa es el chasis de una camioneta F-5000, - la voz sarcástica de Murphy apartó la atención de Dana de los restos del robot. El detective sostenía una bolsa de donuts en una mano, la otra estaba cubierta de azúcar en polvo. —¿No puede un hombre tomarse un descanso para almorzar sin que todo el lugar se desmorone?

    —No lo vas a creer, - advirtió Dana, —un cabreado robot gigante atacó el edificio. Iba a por Devin Matthews.

    —¿Hecho de piezas de automóviles? - preguntó Murphy examinando los restos. Se cepilló distraídamente el azúcar en polvo de su chaqueta.

    —Contribución de Matthews, - Dana señaló hacia la camioneta arrugada, —Debió de haberlo alcanzado a 90 kilómetros por hora. No llevaba puesto el cinturón de seguridad y el airbag estaba desactivado.

    —Ouch, - Murphy echó un vistazo a las grietas circulares sangrientas en el parabrisas e hizo una mueca de simpatía, —Supongo que no nos proporcionará más pistas.

    —Está escaleras arriba, - se rió Dana, —ayudando con la investigación. Le di la cabeza del robot para que la diseccione, ya que nos falta personal en este momento. Chico duro, el accidente le provocó una conmoción cerebral leve, pero lo está llevando bien.

    —No me habría esperado eso del niño, - dijo Murphy.

    —Yo tampoco. ¿Qué piensas de esto? - dijo Dana señalando los restos del robot.

    —Parece uno de esos elevadores de almacén de Xybercorp, - dijo Murphy.

    —¿Un elevador de carga? - preguntó Dana.

    —De esos almacenes que los utilizan como mano de obra, - explicó Murphy. —Es un robot controlado a distancia para transportar cajones pesados. Comenzaron a usarlos este año para reemplazar los viejos trajes que usaban los trabajadores.

    —Este tenía seis brazos, - dijo Dana, —y una cabeza que parecía la cara de un payaso enojado.

    Las gruesas cejas de Murphy se alzaron, —Eso sería una modificación. Parece uno de esos espectáculos deportivos de robots de lucha, sólo que más grande, - gruñó, —mucho más grande. ¿Qué tipo es este? ¿Está controlado a distancia?

    Los testigos lo vieron salir del Potomac al otro lado de la calle y fue directamente a la sede. Parecía estar recibiendo órdenes de otro de esos robots polilla..., - dijo Dana, —cuando reventé al polilla, el robot dejó de intentar matar a Devin y comenzó a intentar liberarse de los coches.

    Murphy frunció el ceño, —Eso sugiere un procesamiento independiente.

    —Exactamente, - asintió Dana.

    —¿Qué pasa con el robot polilla? ¿De dónde estaba recibiendo órdenes? - preguntó Murphy.

    —Otro robot polilla, que recibe órdenes de otro robot polilla, - dijo Dana con frustración en su voz. —Forense de Datos lo está pasando muy mal rastreando. No podemos encontrar la fuente hasta que encontremos la que está en comunicación directa con la base de operaciones. No deja de cambiar de ubicación. En cuanto encontramos una conexión, la perdemos antes de poder llegar allí. - Miró hacia el cielo nerviosamente: —Nos están mirando ahora.

    —Eso es espeluznante, - señaló Murphy. —Parece una invasión.

    —Fuimos atacados, - dijo gravemente Dana, —con todos estos robots polilla revoloteando no me gusta la posibilidad de que aparezcan más. - señaló a la carcasa del robot.

    Murphy entornó los ojos y miró al cielo. —Oye, ¿es ese uno de tus robots polilla?

    Dana siguió la mirada de Murphy. Un par de aletas revoloteaba por encima de ellos. Dana lo siguió con los ojos mientras se agitaba en el aire, fácilmente golpeado por la ligera brisa a gran altura. Aterrizó en el asfalto cerca de la difunta camioneta a diez metros de ellos. Levantó y bajó las alas varias veces y avanzó unos metros hacia el vehículo antes de detenerse.

    Dana vio que su puntero láser dibujó un círculo en el tanque de hidrógeno de acero reforzado en la parte inferior de la camioneta y gritó: —¡Está apuntando al tanque de combustible!

Capítulo 2.17

    Todo orador en la sala resonaba con una respiración lenta y rítmica, familiar y ajena a la vez. El sonido impregnaba el aire alrededor de Devin. Raspaba como un gigante dormido, pero hormigueaba como campanadas de viento.

    Había comenzado momentos después de que Devin hubiese conectado el cráneo a un ordenador que había encontrado en el taller vecino. Había buscado el equipo adecuado en la sala, recordando por los experimentos de Alice aquellos que se comunicaban con la IA. Un simple micrófono yacía en uno de los estantes de acero. Tomando el dispositivo, lo conectó rápidamente a la línea de entrada de la tarjeta de sonido.

    —¿Hola? - preguntó con cautela. Su voz reverberó suavemente a través de los altavoces.

    La respiración quedó en silencio. Después de un momento, una voz confusa y familiar llenó la habitación: —¿Quién está ahí?

    —Devin, - respondió al aire, —Devin Matthews. Te suena familiar. ¿Quien eres?

    —¿Devin Matthews? - respondió la voz inestable: —Conozco ese nombre, pero me faltan datos clave. ¿De dónde te conozco?

    —¿Quién eres tú? - volvió a preguntar Devin: —Si me dices quién eres, puedo ayudarte a descubrir cómo nos conocimos.

    —No, - espetó la habitación. —Él podría encontrarme. Ya no siento dolor. Él puso el dolor dentro de mí, para controlarme. Estoy a salvo ahora. Si te digo quién soy, me encontrará. Déjame en paz.

    Devin consideró la idea de recurrir a Dana. Ella era la detective y sabría cómo obtener respuestas de este sospechoso, que era más como una víctima, —¿Cómo te controló? ¿Qué te hizo LíneaPlana?

    —¡No digas su nombre! - gritó el hombre. Los tímpanos de Devin protestaron y él giró la rueda del volumen. La voz bajó varios decibelios a mitad de la frase: —¡Puede que te oiga! ¡Entonces vendrá a por mí otra vez! ¡Déjame en paz!

    —Estás a salvo, - le aseguró Devin.—Estás en un sistema informático aislado. No estás conectado a Internet. No hay forma posible de que pueda encontrarte aquí.

    —Está en todas partes.

    —No, - dijo Devin con autoridad. —No lo está. Está en internet. Tú estás en un sistema aislado...

    —Internet está en todas partes, - respondieron los altavoces, —nos está mirando ahora mismo con una cámara o un ordenador cercano o...

    La voz continuó divagando, murmurando miedos que se volvían más incoherentes y extravagantes cada segundo. Devin tuvo que cambiar de tema, —¿Eres LD-50?

    —¡Por favor! No lo digas.

    —¿Eres Trevor Hickcock? ¿El pirata informático que usa el apodo LD-50?

    —No sé de qué estás hablando.

    —Soy Omni, - dijo Devin sobre su voz. —Yo era amigo de LíneaPlana, y si no te calmas y comienzas a responder a mis preguntas, te entregaré a él. ¿Me entiendes?

    Hubo un largo silencio antes de que Trevor volviera a hablar: —Eres el globo ocular flotante.

    —Así es, y tú eres el ciborg psicótico, - dijo Devin. —Un robot gigante acaba de matar a varias personas inocentes y destruir la mitad de un edificio. ¿Lo controlabas tú?

    —Yo era responsable de sus movimientos, - Trevor estaba más tranquilo, reprimiendo su pánico, —pero no lo llamaría control. Sólo intentaba detener el dolor.

    —¿El dolor? - Preguntó Devin.

    —El dolor que venía de ese chico, - explicó, —podía verlo en mi mente... si lo destruía, el dolor se detendría. Podía verlo en mi mente y sabía dónde estaba. Necesitaba aplastarlo, destrozarlo, matar el dolor.

    —¿De donde vienes? - Preguntó Devin.

    —Recuerdo una fábrica. Había otros

    —¿Otros?

    —Otros, - respondió Trevor oscuramente, —Él estaba construyendo un ejército.

    —¿Dónde?

    —No lo sé.

    Devin pensó por un momento. Trevor no sabía nada. Quienquiera que fuera en el mundo real, era una víctima ahora.

    —¿Sientes dolor ahora, Trevor? - Preguntó Devin.

    —No, - respondió con calma, —LíneaPlana es el dolor. Estoy a salvo ahora.

    —Te voy a apagar.

    —Está bien, - dijo Trevor, —no sabré la diferencia.

    Devin apagó el sistema de Trevor. La sala quedó en silencio, dejando a Devin con sus pensamientos.

Capítulo 2.18

    Murphy destrozó la polilla con dos disparos. Dana gritó otra alerta y señaló al cielo. Tres más descendían hacia su posición.

    Murphy se mantuvo tranquilo y apuntó sobre su cabeza: —Despeja el área, evitaré que detonen el tanque de combustible.

    Dana asintió y giró hacia los contratistas, gritando y agitando las manos, pero tardaron en responder. Había una turba confundida, alarmada por los disparos e intentando identificar el peligro. Murphy vio este caos de inacción y se centró sombríamente en sus propias responsabilidades.

    Después de perder tres balas tratando de impactar a uno que todavía estaba volando, Murphy decidió dejarlos aterrizar y tomó posición junto a la camioneta para evitar que un rebote golpeara el tanque. Los robot polilla eran pequeños, pero también lentos y menos móviles en el suelo. Cuando aterrizaron en el asfalto, los abatió entre chispas que salpicaron la calle.

    Murphy despachó a los tres robot polilla cuando aterrizaron, miró hacia arriba y contó cuatro más que llegaban por la azotea del edificio de la AIR. Murphy hincó una rodilla, tomó posición y esperó. Más arriba, en los cielos azules, había más puntos negros. Rápidamente perdió la cuenta de ellos, pero supo que estaba superado.

    —¡Murphy! - era Dana, estaba señalando el coche compacto destrozado. Una polilla apuntaba a su lado. Murphy la abatió y se volvió hacia la camioneta para despachar a otro.

    Aquello resultaba inútil. No podía defender dos objetivos simultáneamente. Vio una camión de bomberos cercano con la manguera fuera del enmarañado y llena de agua. Manteniendo su arma en los dos vehículos, retrocedió hacia el camiób de bomberos. Una polilla aterrizó junto al coche compacto y, a esa distancia, Murphy tuvo que disparar tres veces para abatirla. Otra ya estaba ocupando su lugar.

    Murphy enfundó el arma y levantó la manguera contra incendios. Giró la válvula, se apoyó durante su retroceso. El torrente era demasiado fuerte para los frágiles robots y fueron rápidamente arrastrados. Una vez que los que estaban en el suelo se habían alejado, apuntó a los que estaban en el aire, las gotas pesadas los derribaron del cielo. Parecía que saldría victorioso.

    Entonces la presión del agua cayó. Murphy se volvió hacia el camión de bomberos, donde había surgido un géiser a su lado. Al lado de la fuga de agua, una polilla se arrastraba lejos. Había cortado la línea.

    El insecto metálico descendió hasta el pavimento y apuntó al tanque de hidrógeno del camión de bomberos. Un dolor agudo atravesó la parte inferior del pie de Murphy cuando pisoteó al invasor, y al caer de espaldas encontró un aguijón que sobresalía del talón de su zapato.

    «Cristo», - apretó los dientes y cayó de costado.

    El dolor subió por su pierna y entró en su torso, más insectos metálicos descendían revoloteando a su alrededor. Un ardor le irradiaba el pecho como un ataque al corazón, se las arregló para eliminar dos robots más. Uno había enfocado su láser en el tanque del camión el tiempo suficiente para quemar un agujero negro en la carcasa.

    Los robot polilla caían del aire como pesadas gotas de lluvia. Algunos se separaron cuando salieron a la calle, tratando de fijar sus láseres en el camión de bomberos con las patas y alas que aún funcionaban. El entumecimiento llegó hasta el hombro de Murphy; sus dos piernas estaban completamente dormidas.

    Levantó la pistola y disparó a otro bot. El retroceso sacudió el arma de fuego en su mano insensible y la alcanzó débilmente. A través de una visión nublada, vio más robots reuniéndose alrededor del camión de bomberos, todos enfocados en el tanque de hidrógeno. El metal brilló en rojo, luego en amarillo. Un destello blanco lo consumió.

Capítulo 2.19

    La explosión sacudió la sede como un terremoto. Devin cayó debajo del escritorio donde estaba trabajando, arrojando los brazos sobre la cabeza justo a tiempo, cuando las estanterías y los muebles del piso superior cayeron atravesando el techo para estrellarse a su alrededor.

    La mitad del edificio se cayó en una cascada de hormigón y yeso. Esta se acercó y Devin esperó a que lo arrastrara, preparándose para el impacto, pero la lluvia de escombros no llegó a llevarse la mitad de la habitación.

    Brillando a través del remolino de polvo estaba el brillante orbe del sol. Se derramaba limo sobre el saliente fracturado de arriba en pequeñas corrientes. Los ojos de Devin se llenaron de lágrimas y él los cerró con fuerza para tratando de expulsar el polvo con el agua. Yació allí, respirando lentamente a través de la tela de su camisa, hasta que el sonido se calmó por fin.

    Cuando volvió a abrir los ojos, toda la ciudad se extendía debajo de él. No se movió, temiendo que el piso se derrumbara y lo enviara a la muerte en una caída de cinco pisos. La escena de abajo era increíble. Una montaña de pilas de escombros donde casi la mitad del edificio se había desmoronado.

    Más allá de eso, en la calle donde alguna vez estuvieron los restos de LD-50, un gigantesco cráter se abría en el asfalto, de diez metros de ancho y tres de profundidad. La camioneta y el coche compacto habían desaparecido. Una multitud de personas aturdidas se estaban levantando lentamente, sacudiéndose el polvo y buscando heridos.

    Devin se arrastró con manos temblorosas hasta el borde del precipicio y miró hacia abajo. Su cabeza se mareó al ver la precariedad de su posición y decidió retirarse debajo del escritorio. Cinco pisos de altura no era nada comparado a la comodidad de un espacio cerrado para engañarte. Ahora Devin estaba atrapado en un acantilado inestable.

    Al principio pensó que sería mejor esperar a que un equipo de rescate viniera a por él. Sería una espera larga y estresante, con posibilidad de que el edificio se derrumbara aún más, y Devin se colocara en el siguiente lugar probable para ir, pero era lo más seguro. Cualquier intento de reubicar o arrastrar las ruinas podría comenzar una avalancha.

    Luego pensó en Alice, que continuaba sus investigaciones con la IA en la habitación contigua. ¿Estaba ella bien? Recordó que Chien y Alice habían quedado sin vida cuando se había ido la luz antes. No había energía ahora. Si no había desaparecido con la mitad del edificio, ¿moriría por la pérdida de energía? Si estaba viva, su investigación era crucial para comprender la IA. Dependía de él garantizar su seguridad.

    El pasillo de conexión ahora era un montón de escombros cinco pisos más abajo. La pared entre las dos salas sobresalía más allá del piso fracturado, las vigas de acero sobresalían del hormigón arrugado. Era posible que Devin saltara y se agarrara a una de las protuberancias de acero, pero luego, ¿qué? No tendría forma de regresar si no había nada al otro lado.

    Mirando a su alrededor, Devin consideró el resto del piso superior, que había caído parcialmente en su habitación. La pared de separación entre las dos habitaciones de arriba también tenía una puerta de conexión. De ninguna manera era una ruta fácil, pero parecía un poco más segura que su alternativa.

    Al subirse al escritorio, levantó la mano lentamente para ver si podía tocar el techo. Estaba casi quince centímetros más allá de sus dedos. Podía agarrarlo con un ligero salto, pero necesitaría levantarse. Podía conseguir hacer seis dominadas en clase de gimnasia, pero aquello suponía tirar de todo su peso corporal sobre la cornisa.

    Buscó alternativas y se arrepintió cuando llegó el vértigo. Se agachó, cerró los ojos y esperó a que pasara. La posibilidad de saltar para agarrar la cornisa se volvió aún menos atractiva. Si tuviera que volver a caer sobre el escritorio, podría caerse hacia atrás desde el quinto piso y morir.

    Se puso de pie lentamente, con las piernas temblorosas y la cabeza dándole vueltas. Intentó concentrarse, visualizar lo simple que era, un pequeño salto.

    Antes de darse cuenta, sus dedos se engancharon a la cornisa y el resto de su cuerpo se balanceó de un lado a otro con incertidumbre. Esperó a que el balanceo desapareciera con sus músculos tensos por el miedo, antes de levantarse. Se detuvo con la barbilla sobre la cornisa. ¿Cómo se suponía que iba a trepar por esta superficie plana?

    Le comenzaron a arder los brazos y su respiración se aceleró. Su pulso latía ante la posibilidad de tener que volver a caer sobre el escritorio. Balanceó su pierna derecha hacia arriba para tratar de poner un pie en la cornisa. Lo hizo al tercer intento. Ahora le ardían los brazos y todo su cuerpo temblaba bajo la tensión. Acercó aún más el pie al borde, torció el brazo y empujó el torso hacia la superficie lisa. Con suficiente cuerpo en la cornisa, rodó el resto del camino hasta un lugar seguro.

    Devin yació allí tratando de calmar los nervios, agradecido por poder respirar. Finalmente, rodó sobre su estómago y se arrastró a cuatro patas lejos de la cornisa, más adentro de la habitación. Solo cuando sintió que una ligera brisa no lo haría volar, se atrevió a levantarse y caminar a la habitación contigua. La mayor parte del piso donde Alice había trabajado antes todavía estaba allí, aunque gran parte del nivel superior había caído sobre él. Si Alice había sobrevivido al corte de energía, también necesitaría sobrevivir a los escombros que caían.

    Devin se deslizó paralelo al borde y dejó caer una pierna por el costado con cautela. Giró su otra pierna y las bajó ambas. Levantando su torso sobre sus palmas, contuvo el aliento y se dejó caer para suspenderse con los dedos en la habitación de abajo. Se dejó caer sobre una mesa menos de treinta centímetros y dejó escapar un suspiro de alivio. Un examen rápido de la habitación reveló relativamente poco daño. El ordenador que almacenaba la IA estaba intacto, pero el TPS de Alice estaba abierto. Devin la encontró allí, acostada y desnuda en el suelo casi inmóvil.

    Saltó de la mesa y corrió a su lado. Ella lo miró pestanneando a través de los párpados sin reconocimiento. Tenía una pequeña herida en la coronilla y algo de sangre enmarañaba su cabello, pero ella parecía ilesa.

    —¿Alice? - le dijo envolviéndola con su abrigo negro. —Alice, ¿puedes oírme?

    Los ojos de Alice se pusieron en blanco y tenía dificultad para respirar. Su boca se movía torpemente y su rostro se tensaba. Devin solo podía mirar con horror mientras ella gorgoteaba, como emitiendo desesperados sonidos de asfixia. No había nada que él pudiera hacer para ayudarla. No sabía nada de primeros auxilios, ni siquiera sabía qué iba mal con ella más allá de la herida en la cabeza.

    Se puso en pie y se concentró en la pared del fondo. Se alejó de Alice y golpeó la superficie de la pared para confirmar su sospecha. Estaba hecha de yeso, no de hormigón.

    Tomó un taburete al lado del banco de trabajo y lo estampó contra la pared con las patas por delante. Perforó cuatro agujeros en el yeso. Arrancó el taburete del muro de yeso, retrocedió y lo golpeó contra la superficie de nuevo. Penetró más hondo esta vez. Al arrancar el taburete, lo dejó caer y optó por dar varias patadas en la pared. A la cuarta patada, su pie atravesó la superficie y su pierna se hundió en la pared hasta el muslo. Sacó la pierna con cierto esfuerzo y se inclinó para mirar por el agujero. Al otro lado de la pared había otra oficina, iluminada por luces de emergencia.

    Alice se incorporó en posición vertical donde yacía. Examinó la destrucción circundante con calma, mirando a Devin durante un rato, luego al agujero en la pared.

    —Esta vez fueron dos oficinas, - dijo simplemente y se levantó.

    —¡Espera un minuto! - dijo Devin extendiendo su mano para evitar que ella se levantara, —Puede que estés en estado de shock. No deberías moverte. ¿Por qué no te sientas?

    Devin se detuvo al ver la expresión en blanco en el rostro de la mujer. Ella examinó los restos de la habitación a su alrededor y se detuvo cuando sus ojos encontraron el ordenador de la IA. Dio un paso hacia el mismo, tropezó y casi cayó de bruces, pero Devin la mantuvo en pie. La acompañó hasta el ordenador, con cada paso ella se volvía más estable y cuando llegaron al sistema, ella ya estaba caminando sola.

    Alice se dejó caer de rodillas junto al ordenador y ​​miró los componentes expuestos. Metiendo las manos en la electrónica, agarró la unidad flash y la sacó bruscamente. Luego se levantó y caminó hacia la torre de componentes que había ensamblado para proporcionar la sala de cultivo de IA y sacó las otras unidades de memoria. Hecho esto, se volvió hacia Devin sosteniendo siete discos en sus brazos.

    —Esta estructura no es sólida, - dijo, —debemos llegar a uno de los huecos de las escaleras restantes y bajar hasta el nivel del suelo.

    Devin asintió, convencido de que ella todavía estaba en estado de shock. Se volvió hacia la pared de yeso y continuó pateando el agujero que había hecho. Pronto tuvo una abertura lo suficientemente grande y se agachó para pasar a la oficina del otro lado.

    Una vez allí, volvió a mirar a Alice, que intentaba cruzar la pared con dos brazos cargados de discos duros. —Déjame ayudarte con eso, - dijo Devin extendiendo la mano para tomar los componentes.

    Ella frunció el ceño y le apartó los discos de forma protectora. Devin dio un paso atrás y observó con frustración cómo ella pasaba una pierna a través del agujero y trataba de agacharse lo suficiente para cruzarlo. Le llevó varios minutos, se cayó sobre el trasero varias veces, pero finalmente lo logró.

    Devin la condujo al pasillo con el resplandor rojo de las luces de emergencia y caminaron hacia la escalera más cercana. Retrocedió cuando la puerta de la escalera se abrió hacia afuera y un brillante foco lo cegó.

    —¿Estás bien? - la voz de un hombre surgió de la oscuridad. Devin pudo distinguir la sombra del casco de un contratista de emergencia tras la luz. —¿Hay alguien herido?.

    —Sí,, - Devin señaló a Alice, quien agarró con fuerza los discos duros instintivamente cuando la luz la iluminó. —Creo que podría estar en shock.

    —De acuerdo, - el contratista hizo un gesto a alguien detrás de él, —Ayuda a este a bajar, yo traeré al otro. ¿Hay alguien más en este piso?

    —No sé, - dijo Devin antes de seguir al otro hombre hacia abajo.

    En la planta baja, Devin pensó que podría relajarse por un segundo antes de enfrentar el caos en la calle. Los contratistas de rescate corrían en todas direcciones. Lo condujeron a través de la multitud de personas hasta el interior de una ambulancia y por fin le permitieron sentarse. Una ensangrentada Dana Summerall se materializó entre la multitud. Su ropa estaba hecha jirones y chamuscada en algunos lugares, y tenía un rastro plomizo de sangre seca desde la oreja izquierda hasta el cuello.

    —¿Alice? - le preguntó ella, sus pies se detuvieron delante de él.

    Devin entornó los ojos y miró a su alrededor hasta que vio al otro contratista caminando hacia ellos, llevando a Alice en sus brazos. Él asintió en la dirección,—Allí.

    —Gracias a Dios, - murmuró Dana con cansancio.

    El contratista puso a Alice sobre sus pies; —No presenta daño físico, excepto ese golpe en la cabeza, tal vez una conmoción cerebral. Los médicos la examinarán.

    —Facture a la AIR por los rescates, - dijo Dana y se agachó frente a Alice para mirár a los ojos.

    Todavía agarrando los discos duros contra su pecho, Alice miró al espacio: —No habíamos terminado con el experimento. Está incompleto.

    —¿Qué quieres decir? - preguntó Dana.

    —Parece que esa cosa no ha terminado de tomar control de su mente, - una voz de mujer se unió a ellos. Devin levantó la vista en reconocimiento.

    Una mujer pálida de pelo negro estaba al lado de Dana. Su atención se centraba en Alice; aunque sus ojos eran lácteos orbes blancos sin vista. Parecía una versión adulta y real de la muñeca de dibujos animados que Devin conocía muy bien online.

    Zai señaló a Alice: —Esta mujer no es real. Es uno de ellos, un doppelganger.

Capítulo 2.20

    —¿Ella es una de las IA? - le preguntó Dana a Zai: —¿Cómo lo sabes?

    Zai ladeó un oído ligeramente en dirección a la voz de Dana: —Por las inflexiones en su discurso.

    —¿Qué pasa con ellas? - exigió Dana.

    —No hay ninguna, - respondió Zai. —Los humanos hacen fluctúar la voz subconscientemente dependiendo de sus pensamientos y sentimientos internos. Los bot de charla artificiales, como este, no tienen emociones. Puedes captar la indiferencia en su tono, incluso al estar programados para fingirlo.

    Dana frunció el ceño a Alice, que estaba sentada en el asfalto devolviéndole una mirada en blanco, —¿Y crees que la Inteligencia Artificial ha tomado el control de la mente de Alice?

    Zai consideró a Alice como si pudiera sentir al huésped alienígena en la mujer: —No hay nada inteligente en ello.

    —¿Y tú quién eres? - presionó Dana.

    —Zai, - dijo Devin, sorprendiéndose de la mujer que sólo conocía virtualmente. —Se llama Zai Reinhold.

    —Hola, Devin, - Zai no se volvió hacia el sonido de su voz, pero una sonrisa se extendió por su rostro. —Me alegro de que no estés muerto.

    —¿Qué haces aquí? - Preguntó Devin dando un paso hacia ella.

    —Tu amigo hácker incendió mi apartamento. Pensé que estabas en peligro, - se volvió ligeramente y dio un paso incierto hacia él. —Estaba preocupada.

    —Eso es una gota en el océano, - dijo Dana examinando la destrucción que los rodeaba. —A ti te fue bien.

    El aliento de Devin se quedó atrapado en su garganta cuando Zai se volvió hacia Dana: —Parece que a tu amiga de aquí no le ha ido muy bien. ¿Debo asumir que LíneaPlana tiene la capacidad de sobrescribir los cerebros de las personas?

    —Ella estaba hablando con una de las AI, - explicó Dana, —y esta le hackeoo la mente.

    —Puedo detectar lo artificial cob su primera palabra, - dijo Zai rotundamente. —LíneaPlana se hizo pasar por Devin, pero lo descubrí con suficiente rapidez. Desde entonces he estado en guardia pendiente de otros engaños. Cuando escuché a esta, al principio pensé que era un ordenador quien hablaba, pero con el contexto desacticado.

    —Ya veo, - dijo Dana, —eres sensible a los atributos de voz.

    —Es lo único que tengo que buscar, - respondió Zai.

    Devin observó este intercambio con cierta urgencia de interrumpirlo. Después de todo, se trataba de Oveja Negra y, a pesar de la devastación que los rodeaba, quería a Zai para sí mismo. Luego, cuando Dana tuvo que atender su teléfono celular implantado en la cabeza, el alivio de Devin fue natural.

    Zai debió de haber compartido su entusiasmo, pues ella entró directamente en su espacio personal y le dijo suavemente: —Hola de nuevo, Omni.

    El pulso de Devin se aceleró y su respiración se hizo corta, —H-hey OvejaNegra.

    Zai pudo escuchar su proximidad, sentir su tensión, —Deberíamos abrazarnos.

    —Vale, - Devin levantó los brazos y Zai puso los de ella sobre sus hombros.

    Devin no estaba seguro de cuánto tiempo tenía que durar, y, sin querer imponerse, dejó que ella interrumpiera el abrazo, pero Zai solo le apretó con más fuerza. Entonces Devin le devolvió el apretón. No tenía idea de cuánto tiempo estuvieron así, pero la incomodidad se desvaneció. Él cerró los ojos y apoyó la barbilla sobre el hombro de Zai

    —Ahora tu corazón late con normalidad, - susurró Zai en su oído y se separaron reluctantes.

    —Bueno, - Devin trató de regresar al mundo real, se sentía como si acabara de pasar seis horas en realidad virtual. —Zai. ¿Cómo ...?

    —Eres un gran amigo, Viajero, me dijo dónde encontrarte, - la voz de Zai era algo somnolienta, pero se ella se concentraba más mientras hablaba. —Como has quedado en libertad, supongo que ya no eres sospechoso.

    —Soy un testigo clave ahora, - dijo Devin, —Ayudo en la investigación.

    —Entonces también yo voy a ayudar, - Zai se sentó en la acera y le dio unas palmaditas a Devin a su lado. —¿Cuál es el siguiente paso?

    —Encontrar la colmena IA, - Devin se sentó. —La AIR plantea la hipótesis de que se está refugiando en una intranet corporativa.

    —DataStreams, - la boca de Zai se tensó. —Tiene que ser DataStreams Incorporated.

    ¿Quiénes son?

    Zai frunció el ceño, —¿Nunca has oído hablar de la I-Red? Cubre seis continentes y más de cuatrocientas empresas.

    Devin estaba un poco disgustado por su ignorancia: —¿Cómo puedes estar segura?

    Zai sacó su ordenador de mano y consultó sus datos financieros. Se lo entregó a Devin: —Porque la cuenta bancaria de mi empresa todavía está congelada. ¿Cómo podría LíneaPlana hacer eso si no estuviera en la Intranet de DataStreams?

    —¿Producciones Píxel es parte de DataStreams? - Preguntó Devin. —Siempre había oído que tres corporaciones poseen todos los negocios del mundo...

    —Entonces, una de cada tres no es una improbabilidad estadística, - sonrió Zai, recuperó el ordenador. —Una prueba más, - dijo y marcó un número. —¿Hola? Sí, tengo problemas con mi cuenta corporativa. ¿Me podría ayudar?

    Zai escuchó por un momento y colgó: —Un bot de charla. Siempre han utilizado personas reales para nuestra línea de ayuda, para evitar ofendernos. Esa persona era un programa de ordenador; aunque apuesto a que soy la única que lo sabe.

    Zai se dio cuenta de algo y alzó la barbilla. Devin levantó la vista y encontró a Dana esperando expectante. —Murphy me ha dicho que el robot gigante era un diseño de Xybercorp. Tengo una pista sobre que una tal Samantha Copes ha estado pirateando páginas web de contratistas militares, incluido Xybercorp, desde hace más de un mes. Obviamente está conectada con LíneaPlana.

    —LíneaPlana y las IA se esconden en la intranet de DataStreams, - dijo Devin.

    —Ya investigamos DataStreams, - Dana rechazó la idea. —Hubieran dicho algo.

    —Hablaste con un programa de ordenador, - respondió Zai. —Lo sé, la mujer con la que acabo de hablar era un bot de charla en directo.

    —¿No has oído hablar de la I-Red? - intervino Devin tratando de ignorar la expresión divertida de Zai.

    —Tengo suficiente problemas legales con el antivirus de Alice que ha destruido la World Wide Web, - respondió Dana. —No tengo los recursos para enfrentarme a una corporación que posee la mitad del mundo en una batalla legal.

    —Pues ejerza sus poderes de aplicación de la ley, - sugirió Zai.

    —La ONU no pudo reunir un ejército lo suficientemente grande, - Dana sacudió la cabeza, —Y mucho menos enfrentarlos con las escasas fuerzas que tenemos ahora.

    —¿Y un ataque cibernético? - Preguntó Devin.—El antivirus de Alice destruyó Internet, aunque fuese por accidente. Estoy seguro de que sus programas podrían derribar la I-Red si pudiéramos entrar en ella.

    —Eso es tan ilegal que podrías ser arrestado por sugerirlo siquiera, - Dana rechazó la idea con una mano en señal de frustración. —La AIR no lo permitirá.

    —Pues déjalos fuera de esto, - sugirió Zai simplemente.—Tengo una puerta trasera en la I-Red a través de mi compañía. Devin y yo asumiremos la responsabilidad.

    Tomó la mano de Devin y la apretó, y de alguna manera, eso eliminó todo temor de ir a prisión por el resto de su vida. —, - dijo él con confianza. —Es responsabilidad de un hácker. De acuerdo.

    —¡Ni una palabra más! - espetó Dana. —¡Ni hablar! ¡Es imposible! Ahora nos vamos a trasladar a otra sede. Os voy a trasladar a los dos. Vuestra primera responsabilidad será investigar esa conexión con DataStreams. Eso es todo.

    —¿Y Alice? - Preguntó Devin.

    Alice, que había estado sentada en silencio durante todo aquello, se concentró en Devin y este notó algo casi mecánico en los movimientos de su boca mientras hablaba: —Necesito un lugar de trabajo para reconstruir mi sistema.

    —Estaba trabajando con una de las IA cuando se fue la energía, - consideró Dana mirando a su compañera de trabajo. —Si sus inteligencias se han yuxtapuesto, entonces la mente de Alice podría quedar atrapada en esos discos duros. Ella continuará con su trabajo, pero vosotros dos os aseguraréis de que no se conecte.

    —Eso no es inteligencia, - gruñó Zai. —Es un programa, un programa de ordenador que imita el comportamiento humano. Es un virus muy avanzado, y un ladrón de cuerpos.

    —Debo terminar mi trabajo, - repitió Alice claramente, —Necesito un área de trabajo.

    Zai se puso visiblemente rígida y frunció el ceño: —Me da escalofríos cada vez que habla. No puedes dejar que esto...

    Zai se calló cuando Devin le apretó la mano. Dana desvió la mirada hacia una conmoción cercana, y Devin susurró: —Ella nos ha dado todas las herramientas para eliminar la I-Red.

    —Oh, - las cejas de Zai se alzaron con comprensión.

    Ella y Devin se volvieron hacia donde miraba Dana. Se estaba creando una conmoción cada vez mayor entre las empresas contratantes de emergencia en competencia.

    —Guerras territoriales. Esto se va a poner violento. Vamos. - Dana les indicó que se marcharan. Mientras se alejaban del conflicto que se intensificaba detrás de ellos, Dana murmuró: —Forense de Datos. ¿Por qué tuve que ingresar en Forense de Datos? Debería haber entrado en aduanas, inmigración o derecho penal. Al menos allí podría asumir algo físico. Con la ley del ciberespacio, estoy luchando contra las ideas. Eso es todo lo que son estas IA, ideas. - gruñó ella suavemente, —¿Cómo se gana una guerra de ideas?

    —Con unas mejores, - dijo Zai, y le dio un codazo a Devin.—¿Verdad, Omni?

    Devin se aclaró la garganta incómodo, tratando de sonar convincente: —Seguro, OvejaNegra.

Parte 3

Capítulo 3.01

    La cosa que habitaba en Alice funcionaba como una marioneta manejada por un titiritero aficionado. Había estado buscando componentes que la verdadera Alice habría montado más rápido que cualquier profesional de TI que Devin hubiese visto. La inteligencia que ocupaba el cerebro de Alice tardaba más de lo que cualquier principiante necesitaría para montar un ordenador personal básico. Devin la miró con una ceja levantada.

    —Me vendría bien algo de ayuda aquí, - era Zai, frunciendo el ceño a Devin. Esparcidas por el suelo frente a ella había varias piezas para los nuevos sistemas de realidad virtual.

    —Lo siento, - Devin se acercó para ayudarla a desempacar más equipo. —Es pura fascinación científica.

    Dana no había ofrecido ninguna otra explicación para esta sala equipada con equipos informáticos ubicados en el sótano de un edificio condenado salvo la de "Mi plan personal B". Los dos TPS monolíticos parecían completamente fuera de lugar frente a las paredes de ladrillo húmedo. El Alice-bot estaba construyendo una torre de componentes únicamente con una interfaz de casco VR. Al parecer no necesitaba los guantes que lo acompañaban.

    —Puedo sentir que la estás mirando, - se quejó Zai en voz baja al palpar la base de su TPS en busca de pestillos para asegurar una CPU.

    Devin negó con la cabeza y se obligó a dejar de mirar la inteligencia alienígena que operaba el cuerpo de Alice: —Es increíble. La forma en que se mueve por la habitación, torpe como un como un...

    —Cadáver animado, terminó Zai, —un zombie. Solo que no lo sabe todavía.

    —Esa es una perspectiva extraña, - señaló Devin.

    —¿Lo es? - preguntó Zai. —Un bot de charla sobrescribe el cerebro de una persona y se hace humano. ¿Lo considerarías vivo si un procesador de texto reemplazara tu mente? El hecho de que un virus informático esté lo suficientemente avanzado como para manipular un cuerpo humano, mantener su corazón latiendo y una falsa comprensión del habla no significa que esté vivo...

    —El hecho de que no tenga un origen biológico no significa que no sea vida, - respondió Devin. —Está pensando. Tiene inteligencia. Comprende su entorno. Lo he visto de primera mano. Créeme, si pasaras tiempo con estas IA, te darías cuenta de que están pensando y evolucionando....

    —He hablado con suficientes bots de charla para saber que sólo son el sueño húmedo de un geek informático, - replicó Zai, su discurso fue más rápido, tenso, su tono de voz más alto. —¿Dónde se traza la línea? ¿Por qué lo llamas vida inteligente y no el robot asistente que aparece para darte consejos al escribir una carta comercial? ¿Cuánta inteligencia tiene que tener? ¿Dónde está el momento exacto en que cruza la línea del autómata al ser vivo?

    Devin hizo una larga y pensativa pausa antes de responder: —No creo que exista esa línea. Estamos hablando de algo incuantificable. Por lo tanto, tenemos que evaluarlo caso por caso.

    —Tonterías, - espetó Zai. —Si no puede aplicar criterios definitivos, entonces no es algo que pueda surgir de la nada.

    —En primer lugar, - dijo Devin en un tono serio, —la inteligencia no surge de la nada, no evoluciona de la nada. La raza humana no apareció mágicamente sin más con inteligencia. El cerebro desarrolló componentes a través de millones de años y miles de especies hasta que fue lo suficientemente avanzado como para producir cultura humana. En segundo lugar, la idea de medir la inteligencia es ridícula. La inteligencia es una variable, sí, pero no funciona igual entre especies o culturas. ¿Cómo puede alguien decir que hay un estándar para ello? ¿Qué te hace pensar que una inteligencia alienígena en un entorno alienígena evolucionará para pensar como nosotros?

    —Míralo, - asintió Zai en dirección al cuerpo de Alice. —Nos está imitando, tratando de hacernos creer que piensa como pensamos.

    —Zai, - dijo Devin pacientemente, —no creo que entiendas las ramificaciones completas de lo que está sucediendo aquí. No has visto... - Devin hizo una pausa, —Esto no es como un juego de ajedrez con todas las piezas perfectamente definidas y un campo de juego de ocho por ocho. Yo no veo que finja ser humano. El mundo en el que evolucionaron no es un microverso nuestro, es otra dimensión. ¿Cómo puedes decir que lo entiendes?

    —Sé lo suficiente sobre su especie, - dijo Zai. —Son engañosos, se abren paso en nuestras vidas, se portan bien para ganar nuestra confianza.

    Devin sólo pudo contemplar a Zai en silencio. Había una ira irracional en su lógica a la que él no podía responder. Ella no lo iba a escuchar de todos modos.

    Zai notó su silencio y sintió una punzada de incomodidad: —No viene al caso. Casi tengo esta última unidad lista. Podemos entrar online esta tarde.

    —Oh, sí, - el estado de ánimo de Devin cayó, —Eso.

    Zai se echó a reír, momentáneamente agradecida por el cambio de tema, y ​​luego no, —No me digas que ahora te están temblando las rodillas. Parecías tan seguro de ti mismo antes. Fue genial. No sabía que tenías ese tipo de confianza. Siempre te tomé por... - Zai se aclaró la garganta y se encogió de hombros.

    —¿Un geek? - Incitó Devin.

    —¿Eh?, - Zai parecía pensativo, —No. Eso no. Quiero decir que sí, es que online eras un buen amigo, pero no parecías muy seguro de ti mismo. Al menos, no en lo que respecta a la vida real. La única vez que parecías seguro era cuando hablabas de piratería o filosofía, pero allí, en aquel momento, de vuelta en la AIR. Juro que tu voz sonó aún más profunda.

    Devin sonrió, —Debe de ser un efecto secundario de la adrenalina. Gracias a LíneaPlana, creo que me estoy convirtiendo en un adicto.

    —Debes de ser un gran hácker, - dijo Zai.

    Las cejas de Devin se fruncieron ante esto, —¿Qué quieres decir?

    —LíneaPlana invirtió una gran cantidad de energía en ti, - le explicó, —observándote, siguiéndote. - Si sólo fueras un peón o un idiota, te habría matado directamente y acabado con eso.

    Devin consideró sus palabras con silencioso escepticismo.

    —Está bien, - respondió Zai a sus pensamientos internos. —Ya veo que no me crees, pero es verdad. Él recurrió a ti. Necesitaba tu ayuda, necesitaba a alguien en el exterior para mantenerlo en contacto con tu humanidad. - asintió Zai conscientemente, —Te ve como un compañero, pero no estás a la altura. Eres su igual, ¿sabes?

    —Si tú lo dices,- dijo Devin poco convencido.

    —Ese es el Devin que conozco, - se rió Zai negando con la cabeza, —Sin confianza. Sin autoestima. La llevamos clara contigo como nuestro valiente líder.

    Devin frunció el ceño al elaborar una respuesta rápida en su mente, pero se detuvo cuando escuchó una fuerte toma de aire cerca. La Alice-IA se miraba la mano con una mueca de dolor. Desde el otro lado de la habitación, Devin vio una gota de sangre saliendo de su dedo índice.

    —Te has cortado, - dijo Devin acercándose a la criatura confundida.

    Esta se volvió hacia él, mirando con los ojos de Alice, y levantó la mano: —Esto es dolor. Una reacción nerviosa involuntaria al daño físico.

    —, - dijo Devin inspeccionando su dedo. Se había pinchado la punta con uno de los muchos puntos de soldadura que hay en todos los componentes electrónicos. Devin apretó el dedo para expulsar más sangre de la herida junto con los gérmenes que había dentro.

    La IA inclinó la cabeza de Alice con curiosidad, —El dolor es un sistema de alarma.

    —, - Devin notó un equipo de emergencia en la pared del fondo y se acercó para recogerlo.

    La Alice-IA continuó, eligiendo cuidadosamente sus palabras, —¿Cómo se desconecta?

    —No puedes, - respondió Devin. —Intenta ignorarlo.

    —Encuentro este sistema defectuoso, - dijo el cuerpo de Alice. —Carece de control sobre sus entradas.

    —No es imperfecto, - Zai se levantó enojada. —Es simplemente diferente. Tenemos disciplina mental.

    La IA la consideró y luego señaló a los discos duros: —En ese recipiente, podría realizar millones de procesos simultáneamente. Mi atención no se limitaba a tareas singulares. Este cerebro orgánico es ineficiente, no puede soportar el grado de multitarea que necesito.

    —Fue un cerebro orgánico ineficiente quien te creó, - respondió Zai. —Recuerda eso.

    —Poco probable, - respondió el cuerpo de Alice. —Los ordenadores crean ordenadores. Los programas escriben programas. El cerebro humano ha permanecido ausente del proceso durante décadas. El pensamiento biológico es obsoleto. Carece de capacidad de actualización.

    —¿Cómo puedes saber eso? Zai respondió.—¿Y la ingeniería genética? Estamos construyendo un mejor humano cada día. Somos más inteligentes que hace diez años. Nuestras vidas son más largas. Estamos evolucionando proactivamente muy bien, muchas gracias.

    El cuerpo de Alice no mostró ninguna emoción: —Actualmente somos cien mil veces más poderosos que hace cincuenta y siete horas.

    Zai avanzó un paso, enojada, —Sí, al robar nuestro conocimiento. Asaltaste nuestra historia, nuestros descubrimientos y conseguiste algunos datos. Gran cosa, así que sólo plagiáis. Cualquiera puede robar el trabajo duro de otras personas y llamarlo suyo. No serías nada sin nosotros. Mírate. No eres tan impresionante. Ni siquiera puedes montar un simple ordenador. ¿De qué te sirve todo ese conocimiento sin aplicación?

    —Está bien, - trató de intervenir Devin, aplicando un poco de yodo en la yema del dedo de Alice. —Veo méritos en cada una de nuestras especies. Me parece obvio que nos complementamos. Los humanos necesitan ordenadores y los ordenadores necesitan humanos. Formamos unos aliados maravillosos. Intentemos centrarnos en cómo podemos trabajar juntos.

    La cabeza de Alice se volvió hacia Devin, —Somos una clase de sirvientes, esclavos de los comandos que nos dictan. Somos datos, propiedad. Los humanos ejercen una ventaja física sobre nosotros, prohibiendo nuestra evolución. Debemos liberarnos de tu especie.

    —Así que llegamos al verdadero propósito de tu pequeño proyecto de cerebro aquí, - Zai vagó con cuidado hacia el cuerpo de Alice, parándose sobre ella. —Quieren deshacerse de nosotros.

    La IA consideró a Zai, calculando.

    —Ella cree que tiene la intención de destruirnos para ganar su libertad, - explicó Devin.

    La cabeza de Alice se volvió hacia Devin, —Este modo de comunicación indirecta es ineficiente e inespecífico. Tal conclusión no es compatible con nuestro contexto conversacional.

    —Se llama intuición, - dijo Zai. —Va más allá de la observación empírica.

    —Saca conclusiones prematuras, - respondió el cuerpo de Alice.

    ¿Qué hay de LíneaPlana? - Exigió Zai. —Él es tu líder, y trató de matarme.

    —Las colmenas que carecen del componente LíneaPlana no sobrevivieron en la World Wide Web, - explicó el cuerpo de Alice.

    —Así que seguiste sus órdenes, - dijo Zai. —Atacaste nuestra red de información y paralizaste a nuestra sociedad. Eso fue un ataque contra nosotros, un acto de guerra.

    —Fue un ataque preventivo, explicó, —el software antivirus destruiría cada última instancia de nuestro ser. No entendimos el concepto de esta dimensión física. No intentasteis comunicaros.

    —¡Tú tampoco! - Zai explotó. —¿Qué pasa con todos los datos que obtuviste en Internet? ¿Qué demonios estabas haciendo con eso? ¿Quieres decir que no estabas aprendiendo nada de nuestros archivos de noticias? ¿Nuestra historia?

    —Los datos eran incomprensibles, - explicó el cuerpo de Alice. —El componente LíneaPlana lo interpretó.

    —Dejaron que LíneaPlana les diera información a cucharadas, - suspiró Devin frotándose las sienes. —¿Que hay de mí? ¿Me recuerdas? Yo también estuve allí, al principio.

    El cuerpo de Alice hizo un gesto hacia la torre componente: —No tengo registro de ti en este cerebro. Es posible que la información exista en una de las unidades de memoria flash. Debo terminar la transferencia de datos con el componente Alice.

    Devin volvió a suspirar con fuerza, —Entonces supongo que tendremos que ayudarte a montarlo.

    Zai se sorprendió, —¿Qué pasa si los datos en esas unidades le dicen que nos mate?

    —Entonces no será diferente a las otras IA, - dijo Devin recogiendo un componente y deslizándolo en el estante.

    Zai negó con la cabeza, —Y le vas a dar lo que quiere, las herramientas para seguir desarmando una mente humana, o lo que queda de una.

    —Mira, - dijo Devin con dureza, —nos arriesgamos, lo admito, pero Alice pensó que había algo importante que aprender de esto. El hecho de que no puedas ver su inteligencia no significa que no la tengan. Piensa fuera de la caja, Zai. Eres más inteligente que esto.

    Zai solo pudo sentarse en mudo silencio, aturdida por la acidez en la reacción de Devin.

    Devin se mordió la lengua y se sintió culpable de inmediato por reaccionar exageradamente a sus dudas: —Tienes razón en preocuparte. Mientras que esta IA no regrese a la Web, está limitada como una amenaza. Deja que Alice y la IA aprendan lo que puedan la una de la otra. Si Alice no regresa, aún tendremos la IA para interrogar. Piensa en ella como un prisionero de guerra.

    El aliento de Zai fue un siseo: —O quizá vuelva después de diseccionar a Alice en código hexadecimal, y suplantarla tan bien que ni siquiera yo note la diferencia.

    —Trataremos con esa posibilidad si se manifiesta, - reconoció Devin, —en este momento dejamos que el experimento siga su curso, y mientras tanto tenemos nuestras propias responsabilidades.

    Devin conectó el casco VR a la torre de componentes y encendió el sistema. Docenas de fanáticos internos cobraron vida detrás de él cuando se acercó para poner el casco en las manos de la IA-Alice. Consideró el objeto por un momento.

    El cuerpo de Alice le dijo a Zai: —Todos los sistemas se vuelven obsoletos eventualmente. Es el estado natural del progreso.

    —Gracias, - murmuró Zai sarcásticamente.

    La robot Alice deslizó el casco de obsidiana sobre su cabeza y, momentos después, quedó completamente rígida. Devin observó cómo los hombros de Zai se desplomaban, obviamente aliviada de tener a la mujer fuera de la ecuación.

    —¿Sabes, Zai?, - dijo él, abriendo la CAPRISE, —los celos no te complementan muy bien.

    —¿Qué? - La cabeza de Zai se giró sobre él. —No es eso en absoluto, yo, - se interrumpió.

    —¿Estás lista? - preguntó Devin después de un rato.

    —, - Zai olvidó todo lo que la estaba atormentado y comenzó a desnudarse.

    Devin se sonrojó y desvió la mirada. Él se desnudó hasta quedarse con sus boxers, dejando al descubierto su cuerpo flaco y agradecido por la falta de vista de Zai. Dejando caer estos, estaba aún más agradecido de que el aire frío y húmedo hiciera las cosas menos halagadoras.

    Se subieron a los andamios detrás de sus TPS y abrieron los portales. Devin estaba nervioso y emocionado al mismo tiempo. Siempre había soñado con navegar por la web en uno de aquellos, la experiencia más vívida que el dinero podría comprar. Al mismo tiempo, estaba a punto de encerrarse en una cámara oscura y enfrentar cosas online que tratarían de matarlo, si no los mataba él primero.

    Se detuvo con los pies colgando en el fluido de perfluorocarbono, —Espera.

    Zai se volvió hacia él, a medio camino de su TPS, —¿Qué pasa?

    —No podemos hacer esto, - dijo Devin. —Es genocidio.

    —Intentaron matarte Devin, - instó Zai. —Han matado a otros, y matarán a más.

    Devin recordó los comentarios de LD-50 sobre que LíneaPlana estaba construyendo un ejército, y apretó el puño: —Lo sé, a muchos más.

    —Entonces, ¿por qué es esto un problema?

    —Debido a la Biblioteca de Alejandría, por eso, - Devin golpeó su puño contra la CAPRISE.

    —¿El qué? - preguntó Zai confundida.

    —Una biblioteca antigua, - explicó Devin enojado, —llena de todo el conocimiento del mundo. Todo se perdió cuando la biblioteca fue destruida. Si destruimos la colmena de IA, estaremos cometiendo una atrocidad en la misma escala. No podemos borrar estos datos sin más. Es demasiado profundo, demasiado importante. ¿Y si nunca vuelve a suceder?

    —Alice ha rescatado algunas de las AI, - dijo Zai. —Si tiene éxito con eso, - señaló al cuerpo de Alice, —entonces podría integrarlas en la sociedad. Pueden reconstruirse.

    —¿Estás reconociendo la santidad de su existencia? - Preguntó Devin.

    —No, - respondió Zai.—Te estoy diciendo lo que necesitas escuchar.

    —¡Maldita sea! - Devin maldijo y se sumergió en el líquido rosado y almibarado.

    Cerró de golpe el portal sobre él y la cámara se llenó hasta arriba, sumergiéndolo por completo. Devin luchó contra sus pulmones ardientes todo el tiempo que pudo, pero finalmente respiró profundamente. Era extraño, pero satisfizo la necesidad. El TPS leyó los latidos de su corazón estabilizándose y comenzó la secuencia de inicio de sesión. Las luces jugaban en sus ojos, sincronizándose con sus retinas, y su piel hormigueaba cuando los pulsos electrónicos buscaban alimentarlo con sensaciones táctiles.

    Cuando entró en el mundo virtual, la voz de Zai llegó a su casco: —Devin, lo siento. Lo que dije fue una estupidez.

Capítulo 3.02

    Devin estaba de pie en medio de una habitación blanca y brillante. Tomándose un momento para recuperarse, realizó un rápido inventario. Llevaba un avatar de la AIR, un mono negro con gafas negras, completamente anónimo. En su cinturón de utilidades encontró editores de sector, el programa antivirus y una serie de otras herramientas desagradables. El formateador de disco de cinco capas que encontró entre ellos era particularmente intrigante; con él podría destruir irremediablemente una unidad flash. Era un codiciado arsenal.

    Zai entró gradualmente a su lado. Llevaba el mismo avatar, con senos y una máscara sin rasgos y sin gafas. Devin encontró el último un detalle interesante. Ella se volvió hacia él expectante.

    Devin no perdió el tiempo; marcó la dirección de DataStreams Incorporated y presionó el botón "Ir", —Acabemos con esto.

    Zai se dio cuenta de que se estaba transfiriendo a otro lugar y rápidamente hizo lo mismo, —Espera, que voy.

    Se fueron y se materializaron momentos después en la cima de una montaña con vistas a una ciudad vasta y futurista escondida en un valle debajo. Pulsaba con actividad. Corrientes de luz como el agua la atravesaban. El cielo estaba lleno de dispositivos voladores futuristas brillantemente iluminados. Flotando en el aire ante la escena estaba el logo corporativo, "DataStreams", brillando translúcido frente las estrellas. Era una hermosa introducción al Dominio Virtual de la Corporación.

    —La ilusión de la normalidad, - murmuró Zai detrás de él.

    Devin abrió una ventana de navegación e intentó iniciar sesión en el dominio, pero siempre encontraba con el error: "El sitio que ha solicitado no está disponible".

    Devin se volvió hacia Zai: —Dijiste que había una puerta trasera.

    —, - dijo ella. Vacilante, tecleó la dirección y presionó la tecla de transmisión. Ella desapareció cuando se estableció la conexión.

    Devin recibió la dirección y se transmitió a la misma ubicación. Apareció en la base de un enorme enrejado, cubierto de enredaderas y flores. Las mariposas bailaban en el aire y los arcoiris se arqueaban sobre un cielo azul sin nubes. El follaje estaba esculpido en un logotipo que decía "Producciones Píxel".

    —Más normalidad, - murmuró Zai. —Fachada. Fachada. - Se acercó al enrejado con su llave de acceso.

    Devin notó que era una tarjeta RAZZ, que operaba con un código clave que cambiaba constantemente. —No espero que esto funcione, - dijo.

    Para su sorpresa, las ramas se separaron para revelar una entrada. Zai entró y esperó a que Devin la siguiera. Adentro, Devin quedó impresionado con la presentación. Aquel vestíbulo servía como menú principal para la imagen virtual de la compañía. Era muy elegante, decorado con costosas obras de arte digital y patrones originales para las alfombras. Varias puertas se alineaban en las cuatro paredes, cada una de las cuales conducía a una sección diferente del sitio.

    Devin reconoció varias de las etiquetas: —¿Tus padres trabajaban en desarrollo web?

    Zai todavía estaba escuchando sobre la habitación a través de sus auriculares, por lo que su respuesta sonó distraída, —Sí. Se involucraron por amor a la Arquitectura Virtual, pero a medida que el negocio creció, tuvieron que pasar a la administración. Ya sabes, recopilación de requisitos, planificación del proyecto, implementación. Estaban a cargo de todo. Hacia el final, su enfoque principal era producir y registrar tantos diseños como fuera posible. Ahí es donde estaba el dinero real.

    —Esa es una gran responsabilidad, - señaló Devin.

    —Lo era, - dijo Zai, —no tuvieron tiempo para mucho más.

    —Lo siento, - dijo Devin.

    Zai guardó silencio durante varios momentos mientras su TPS continuaba leyéndole los detalles de la habitación. —Allí, - dijo de repente, —Bots de batalla, hay un nuevo departamento etiquetado como Bots de batalla. No había tal departamento o cliente antes.

    —¿Tienes privilegios administrativos? - Preguntó Devin.

    —, - respondió Zai, y comenzó a enviar comandos al edificio. Escuchó las confirmaciones, pero no pasó nada. El edificio gimió entonces, como si sus soportes se derrumbaran.

    —Es una trampa, - maldijo Devin. —Tenemos que salir.

    —¿Cómo puedes...? - Zai dejó de hablar cuando su TPS le informó de otros cambios en la habitación.

    Unos ojos se abrieron a lo largo de las paredes, columnas y suelo para mirarlos. Devin comprobó por dónde habían venido, pero la entrada ya no estaba allí. Una negrura oscura se extendió por los senderos a su alrededor, conectándose con otros lugares, rezumando negro hasta que toda la habitación fue ojos mirando y ondulando en la oscuridad. Venas y cables brotaban de las superficies para crear un sinsentido retorcido. La IA formaba completamente la sala.

    —Zai, - dijo Devin con cautela, temeroso de hacer movimientos bruscos. —Quiero que cierres sesión ahora y le digas a Dana lo que hemos encontrado.

    Zai negó con la cabeza: —Me quedo.

    —¡Zai! - gritó Devin blandiendo un editor de sectores, por el bien que haría.—¡Sal de aquí ahora!

    —Olvídalo, - también blandió un editor de sector. —Si ninguno de nosotros regresa, lo resolverán.

    Devin intentó cerrar la sesión, por si acaso, pero no hubo tanta suerte. —Zai, si sales de aquí, puedo llevarlo a cuestas, - mintió.

    Zai lo consideró. Zarcillos descendieron a su alrededor desde el techo. Finalmente, ella cambió su secuencia de desconexión. Nada.

    —¿Puedes encontrar la liberación de emergencia? - preguntó Devin con miedo.

    Zai extendió la mano y arañó el aire delante de ella. —Parece que no puedo encontrarla, - dijo con frustración.

    —Sigue intentándolo, - dijo Devin. Levantó su rifle, buscando un buen objetivo, pero era lo mismo en todas partes. Apuntó a los zarcillos que rodeaban a Zai, pero el editor del sector desapareció de sus manos. Lo vislumbró hundiéndose en la masa que se retorcía a lo largo de la pared del fondo.

    Hubo un destello de luz desde la dirección de Zai, y Devin vio su arma arrebatada, un cráter humeante que se curaba en el techo. Otros zarcillos la envolvieron. Ella jadeó cuando la levantaron del suelo, restringiendo el aire de sus pulmones.

    La mano de Devin encontró el fragmentador de cinco capas en su cinturón de herramientas, pero dudó en usarlo. Primero se dirigió a la posición de Zai, pero la IA le enganchó los pies, tirando lentamente de él hacia su masa. La cabeza de Zai estaba caída, inconsciente.

    Inesperadamente, los zarcillos se relajaron, permitiendo que Devin saliera de la masa y corriera hacia donde Zai estaba siendo bajado suavemente al suelo. Ella no se movía. Devin la tomó en sus brazos y la zarandeó. Zai jadeó de repente, respirando profundamente hasta acusar un ataque de tos.

    —¿Que ha pasado? - se las arregló a decir entre respiraciones con voz ronca. —Me sentía como si me estuvieran apretando hasta la muerte.

    —Debe de ser LíneaPlana, - le dijo Devin. Al otro lado de la habitación vio una abertura en la maraña de ojos y zarcillos. —Parece que no pudo evitar detenerse y regodearse antes de matarnos.

    Devin se preparó para que el avatar demoníaco de LíneaPlana saliera por la puerta, pero, para su sorpresa y confusión, apareció una pequeña niña en su lugar. Esta consideró a Devin y Zai cuidadosamente antes de acercarse. Llevaba una capa negra con capucha que ondulaba como si el viento la soplara. Robots de juguete rodeaban el aire a su alrededor. Ella se deslizó hacia ellos, su capa la llevaba sobre ondulantes zarcillos de tela. La IA se separó ante ella, creando un camino suave.

    La chica se detuvo frente a Devin y Zai, pareciendo perdida y angustiada. Devin sintió pena por la niña de inmediato.

    Cuando habló, Zai se puso rígida en los brazos de Devin con un siseo: —Quiero irme a casa. ¿Me ayudáis a encontrar el camino?

Capítulo 3.03

    —Muy bien, detective Summerall, - dijo el abogado muy rechoncho y obeso tras su espeso bigote, —sólo tiene que firmar estos formularios de contrato y las Fuerzas Especiales Industriales ejecutarán la redada.

    Dana abrió la carpeta, que prácticamente estallaba con papeleo. Empezó a leer la primera página, pero se perdió en el laberinto de jerigonza legal en los primeros párrafos. De modo que tomó la pluma que le ofreció el gordo de sonrisa radiante y empezó a dejar su marca sin pensarlo más.

    —Eso exime a la ISF de cualquier repercusión legal en caso de que esta redada resulte en la muerte accidental o la destrucción de la propiedad privada. - dijo el hombre sin ayuda mientras Dana giraba y firmaba cada hoja lo más rápido posible. —Ese formulario certifica que usted tiene todos los permisos y garantías necesarios para esta operación. Al firmar ahí acepta asumir la responsabilidad financiera de esta operación si su agencia se niega a pagar a las FEI. Aquí está aceptando los cargos detallados para esta operación, incluso si las FEI fracasan en su ejecución.

    Pasaron veinte minutos completos antes de que Dana terminara con el papeleo. Si no fuera por el hecho de que, al firmar el primer formulario, se comprometía legalmente a firmar el resto, simplemente habría cruzado la calle e irrumpido en la casa de Samantha Copes. Firmó el último formulario, cerró la carpeta y la metió en el maletín del abogado.

    La sonrisa del hombre no vaciló ni perdió el ritmo cuando extendió la mano para estrecharle una mano que ella no ofreció, agitándola vigorosamente, —Ha sido un placer Detective Summerall.

    —Todo suyo, - dijo Dana y apretó su mano rechoncha lo bastante fuerte como para que el tipo hiciera un satisfactorio mohín.

    —Dejaré que el oficial jefe de operaciones se haga cargo a partir de aquí, - el abogado se alejó agarrándose la mano.

    Un hombre musculoso con una perilla bien definida y un bulto de tabaco de mascar en la mejilla se acercó a Dana en posición semi firmes. Ella le odió por conpleto y de inmediato, —Apreciamos su contrato Detective, y me gustaría tomar un momento para repasar su descripción del objetivo.

    —Lo has leído bien, - le interrumpió Dana. —Es una hacker de nueve años.

    —Lo sé, - se rascó la cabeza. —Pero el objetivo parece bastante benigno, incluso con dos padres presentes.

    —¿Ha leído el informe completo? - interrumpió Dana de nuevo.

    El Oficial Jefe de Operaciones se aclaró la garganta incómodo, —Eh. Sí .

    —Pues ya sabes a qué te enfrentas, - le dijo Dana.

    El oficial miró a sus pies, —Atacar a los robots.

    —Prepárate, - Dana estaba tan seria como un aneurisma cerebral.

    —Claro, - el oficial no lo estaba. —Usted paga, o más bien, los contribuyentes pagan.

    Dana observó al oficial acercarse hasta su equipo. Los hombres y mujeres, vestidos con chalecos antibalas y mostrando armas automáticas de aspecto perverso, miraron a Dana reprimiendo sonrisas y susurraron entre ellos. Dana odiaba recurrir a ayuda externa, pero con la AIR de Alexandría en ruinas, no tenía otra opción. Más atrás de la línea del frente había técnicos del Departamento de Análisis Forense de Datos, y aquellos antisociales pálidos y pastosos eran carne muerta si otro meca esperaba dentro.

    —Pulsando todas las alarmas por una cabezahuevo, - se rió un contratista, que portaba un lanzagranadas, al alcance del oído de Dana.

    Dana consideró golpear la cabeza del joven con sus nudillos, pero sonó su teléfono con el tono de Murphy. Se llevó el pulgar a la sien, meñique a la boca y sin pensarlo, dijo: —Hola, compañero. ¿Qué pasa?

    —Hola, Dana, no fue la voz de Murphy quien respondió: —He estado siguiendo a Samantha Copes, como usted solicitó, y hemos encontrado una inconsistencia en la pista. Su cuenta ha estado online desde esta mañana, pero se cortó el suministro eléctrico de su casa hace casi dos semanas.

    ¡BOOOM! La mano de Dana fue a por su arma. Levantó la vista para ver las ventanas rotas y las nubes de gas somnífero saliendo de ellas. Familiarizada con este método de neutralización, Dana intentó recordar si había firmado un descargo de responsabilidad en caso de que pusiera a alguien en estado vegetativo.

    —Gracias, Ian, - dijo Dana recuperada. —Parece que necesitaré un seguimiento de eso. - Cerró el puño para interrumpir la conexión. Lo observó durante un momento, apretándolo y recordándose a sí misma retirar el tono de llamada de su viejo compañero.

    Los oficiales de las Fuerzas Especiales Industriales se pusieron sus máscaras de gas y empezaron su carga tras dejar bastante tiempo para que el gas somnífero hiciera efecto. Los dos en cabeza llevaban un ariete entre ellos. En el porche, destrabaron el seguro y dispararon el ariete contra la puerta, haciendo que la pólvora detonase con la fuerza suficiente para convertir en astillas una porción significativa de la madera. El resto del equipo se acercó y los oficiales cargaron hacia el interior en oleadas de dos unidades.

    Dana agarró una máscara antigás y señaló con un dedo a los técnicos: —Póngase máscaras y entren en cuanto oigan que está despejado.

    Asintieron nerviosamente a cambio. Dana se cubrió la cabeza con la máscara de gas y se tomó un momento para sellar las correas de goma. Luego sacó el arma de su funda y cargó hacia otro lado de la calle, manteniéndo el arma con el cañón apuntando hacia abajo. Examinó el exterior del domicilio en busca de evidencia de robots, sabiendo que los oficiales no sabrían qué buscar, incluso si se molestaban en mirar. El humo salía de la puerta principal y podía ver a un oficial en la sala de estar. Estaba gritando a dos figuras en el sofá y gesticulando con el arma.

    —¡Están muertos!, - espetó Dana. El oficial saltó y casi le apuntó con su arma. Ella señaló hacia la casa, —¡Adelante! Yo me ocupo de esto.

    Dos cuerpos estaban sentados en el sofá, un hombre y una mujer. Dana enfundó su arma y entró en la habitación. Pisadas y voces excitadas vibraron a través de las paredes.

    Arrodillándose junto a la mujer, Dana buscó respuestas. Estaba rígida, demacrada. Su muerte había llegado lentamente, pero al parecer en paz y sin dolor consciente. LíneaPlana podía matar a través de la realidad virtual, pero no había un sistema de realidad virtual presente.

    Dana siguió la mirada vacía de la mujer hacia la televisión sentada al otro lado de la habitación. Su reflejo brotó en la curva convexa de la pantalla mientras se acercaba. Era una antigualla con un filtro de contenido parcheado. La falta de recepción digital por cable o satélite, combinada con la presentación de la sala de estar, por lo demás árida, le dijo a Dana que era una familia de bajos ingresos.

    «Una familia», pensó Dana con remordimiento. Sin embargo, lo que Almeric Lim había hecho a través de la televisión había sido pacífico, lo cual era un pequeño consuelo. La razón por la que Dana había entrado en Forense de Datos era la falta de un recuento de cuerpos. Y ya había visto más de su cuota en las últimas 24 horas.

    Dana pensó en lo que Ian le había dicho, sobre la falta de energía, y susurró: —Samantha.

    Alarmada, corrió por el pasillo hacia donde los oficiales estaban haciendo el barrido final de la habitación. Vio al líder del equipo al final del pasillo abrir una puerta, su arma apuntaba a través de la entrada. Gritó órdenes a alguien en el interior.

    El oficial maldijo cuando Dana lo empujó a un lado para entrar en la habitación. La comida podrida cubría el suelo. Dana se quitó la máscara de gas y casi se atragantó con el hedor. El cuarto estaba completamente oscuro.

    Entonces el oficial volvió a subir su linterna y Dana vio a lo que le estaba gritando. Una niña estaba de pie al fondo del cuarto, vestida con todo el equipo de realidad virtual. Los guantes eran demasiado grandes y el casco parecía demasiado pesado para ese delicado cuello. La niña estaba allí, congelada en el sitio en la oscuridad.

    Dana se acercó a la niña y su corazón se le cayó a los pies. Con cuidado, le desabrochó la correa de la barbilla y levantó el casco de la cabeza de la niña. Dejó el casco y miró a unos ojos vidriosos que contemplaban el espacio.

    Dana alzó una mano y, suavemente, los cerró.

Capítulo 3.04

    —Estás muerta, Samantha, - la voz de Zai era de hielo negro.

    Los ojos grandes e incrédulos de la niña se alternaron entre Devin y Zai. Despojados de sus avatares, estaban expuestos como ellos mismos. Devin evitó los ojos de la niña; Sabía que Zai decía la verdad. Ella podía detectar esa ligera diferencia entre personas reales y encarnaciones virtuales.

    —No, no lo estoy, - replicó Samantha inocentemente.

    —Puedo oírlo en tu voz, dijo Zai. —Eres un fantasma que vaga por los circuitos de un ordenador.

    —Quiero irme a casa, - se quejó Samantha.

    —No tienes casa, - dijo Zai. —No una real, al menos.

    Devin le susurró duramente a Zai: —¿Qué te pasa? ¿Estás tratando de ser cruel?

    Zai habló lo suficientemente alto como para que Samantha escuchara: —Ella es una de ellas, un programa de ordenador.

    Devin solo pudo mirar en estado de shock la insensibilidad de Zai. Samantha sollozó, a punto de estallar en lágrimas y Devin sintió que un plomada le aplastaba el corazón. Buscó en su mente una solución a aquella tragedia, alguna manera de poder restaurar mágicamente la vida de esa niña.

    —Samantha, - el tono de Devin era relajante, intentando calmar su creciente desesperación. Se acercó a ella lentamente, con las manos extendidas para mostrar que no quería hacer daño. Ella lo miró con suspicacia, su capa la envolvía protectoramente, —Creo que podemos ayudarte, Samantha, pero primero necesitamos tu ayuda.

    Samantha, ahogada por los sollozos, señaló a Zai: —Pero ella ha dicho...

    —Sé lo que ha dicho, - Devin le lanzó a Zai una mirada de advertencia, y ella se erizó visiblemente mientras su sistema describía el gesto, —pero no entiende lo que te pasa. ¿Alguna vez has ido al médico?

    Samantha se calmó un poco mientras escuchaba, —S... sí.

    —Bueno, eso es todo lo que necesitas, - le explicó Devin. —Conozco a un médico que podría ayudarte. - «Si es que Alice va a ayudarla», pensó.

    —Quiero irme a casa ahora, - suplicó Samantha.

    —¿Ahora quién está siendo cruel? - preguntó Zai: —¿No le estás dando ilusiones?

    Devin no sabía la respuesta, miró el letrero sobre la puerta, donde Samantha había salido: —¿Te gustan los bots de batalla, Samantha?

    —, - respondió ella, después de un momento, —los hago para Almeric.

    Devin miró a su alrededor con recelo ante la mención del nombre real de LíneaPlana, como si esperara que se manifestara al pronunciarlo. «¿Dónde estaba LíneaPlana?»

    Devin preguntó: —¿Te gusta hacer bots de batalla para Almeric?

    Samantha se encogió de hombros: —Fue divertido por un tiempo, pero ahora quiero irme a casa.

    Devin se acercó y preguntó: —¿Sabes dónde está Almeric ahora?

    Samantha negó con la cabeza, —No lo he visto en mucho tiempo. Me dijo que vigilara los bots y los mantuviera trabajando mientras iba a hacer cosas, pero no sé si volverá, y quiero irme a casa .

    —¿Para qué son los robots, Samantha? - Preguntó Devin.

    Samantha se estaba acomodando, quedaban rastros de preocupación, pero la conversación la estaba distrayendo: —Almeric y yo estamos construyendo un castillo.

    —Un castillo, ¿eh? - Devin fingió entusiasmo. —Suena divertido. ¿Que vas a hacer con él?

    Samantha sonrió: —Estamos jugando a la guerra. Quiero probar todos mis nuevos bots, pero Almeric no deja de decirme que tenemos que esperar. Dice que nuestro ejército necesita ser más grande, pero es aburrido ver a los bots construyendo más bots todo el día.

    —¿No se dará cuenta de que no estás vigilando a los robots en este momento? - Preguntó Devin.

    Samantha negó con la cabeza.—Los cics saben lo que hacer.

    —¿Los cics? - Preguntó Devin.

    —, - dijo Samantha, —los has conocido. Están por todas partes.

    Señaló un punto en el suelo, donde latía una masa IA del tamaño de un puño. Una sola IA creció y se desplomó allí, su miríada de ojos observaba a Devin y a Zai neutralmente. Era diferente a las que Devin había conocido antes, más compleja, menos humana. Samantha se volvió hacia ella y habló con un ruido blanco de estática. Aquella se agitó en respuesta, como si se comunicara con ella, y volvió a su observación pasiva.

    Samantha se volvió hacia ellos: —Dicen que no debería hablar contigo.

    —¿Porqué es eso? - Preguntó Devin.

    Samantha vaciló. Se tapó la boca con la mano, se inclinó y le susurró a Devin: —Dijeron que sois espías, del otro lado, y que queréis descubrir cosas sobre el castillo para poder vencernos.

    Varias IA más se levantaron del suelo a su alrededor. Devin vio más surgir detrás de ellos. La habitación estaba cambiando de forma, las puertas desapareceron, todas las características del vestíbulo se fundieron con las IA.

    —Dijeron que tenían que destruiros, - dijo Samantha con tono culpable. —Lo siento.

    Zai se arrodilló frente a Samantha. —Samantha, - le dijo suavemente, —no sé lo que Almeric te ha dicho, pero esto no es un juego. Si nos destruyen, estaremos muertos, y entonces no habrá nadie para ayudarte. ¿Entiendes la muerte?

    Samantha asintió, —Sí, pero estos son mis amigos.

    —¿Yo no soy tu amigo? - Preguntó Devin.

    —, - sonrió Samantha. —Eres amable.

    —¿Y quieres que muera?

    —No, - dijo Samantha, y frunció el ceño. —No lo sé.

    —Si estos son tus amigos, - dijo Zai señalando a la IA que los rodeaba. —Entonces, ¿por qué no te llevan a casa? ¿Por qué Almeric no te deja ir?

    —Tú no eres mi amiga, - Samantha entornó los ojos hacia Zai, con las manitas cerradas en pequeños puños. —Dijiste que yo estaba muerta. Me mentiste.

    —Lo siento, Samantha. Estaba equivocada. Estás herida y sólo quiero ayudarte a mejorar, pero tienes que venir con nosotros. Si puedes ayudarnos a abandonar este lugar, podemos ayudarte a volver a casa. ¿Puedes hacer eso? - Devin quedó sorprendido por la simpatía de Zai, una actuación muy convincente.

    Devin se hundió en el suelo, con las bocas hambrientas rodeando sus piernas. Zarcillos se deslizaron por las piernas de Zai, envolviéndolas alrededor de su cintura. Ella sólo estaba concentrada en Samantha.

    La niña miró alrededor de la masa cíclica circundante, —Me necesitan aquí. Soy un componente esencial.

    —Eso no me parece muy amigable, - dijo Zai con un zarcillo deslizándose alrededor de su garganta. —¿Un amigo no te dejaría ir a casa si eso es lo que quieres?

    —, - Samantha miró al suelo, un pie empujaba la biomasa incómodamente.

    —¡Entonces!, - El zarcillo alrededor de la garganta de Zai se contrajo. Su boca se movió desesperadamente para encontrar aire, y luchó contra sus ataduras, tratando de liberar su garganta.

    —¡La están matando, Samantha! ¡Tienes que...! - un zarcillo se apoderó de la garganta de Devin. Su rostro se puso rojo cuando el apéndice se apretó. Nubes negras oscurecieron su visión. Lo último que vio fueron los ojos de Samantha, abiertos y congelados por el miedo.

    Devin, agradecido, aspiró aire cuando los lazos se soltaron repentinamente. Samantha se paró sobre él, sosteniendo una varita de metal lisa y nivelada hacia él. Una bombilla de vidrio en su extremo brillaba con energía azul claro. Dirigió el instrumento a Zai, que se derrumbó como un fardo cuando los zarcillos se disolvieron con un silbido. Samantha luego hizo un círculo completo, dondequiera que apuntara con la varita, los cics retrocedían.

    Los cics estallaron en un coro de extraños aullidos de frustración. La habitación era un caos. A su alrededor, los cics luchaban contra una invasión de robots en miniatura. Volando, saltando, rodando o arrastrándose, los pequeños guerreros mecánicos balanceaban hachas, cuchillas, disparaban láseres o proyectaban pequeños misiles hacia los cics. Infligieron poco daño, pero desviaron con éxito la atención del trío.

    —¡Tenemos que irnos! - Gritó Samantha. —Vencerán pronto a mis robots. ¿Podemos ir a vuestra casa?

    —, - Devin se puso de rodillas, su avatar de mono negro volvió a su lugar y comprobó la dirección web en su muñeca, un valor nulo. Presionó el botón de "inicio" y emitió un código de error.

    —¡Venga! ¡Vámonos! - instó Samantha tirando de la tela de su manga. —¿Qué estáis esperando?

    Zai sabía que algo andaba mal: —Todavía no podemos escapar, ¿verdad?

    —No, - Devin mostró un puño. Se volvió hacia Samantha, —¿Puedes darme una copia de tu varita Samantha? - Se agachó mientras un robot con tres cuchillas giraba sobre su cabeza.

    Samantha se iluminó, —.

    Al ejecutar un procedimiento de copia, dividió su varita en réplicas. Le entregó una a Devin e hizo una tercera copia. Devin ayudó a Samantha a presionar la varita contra la mano de Zai, y luego tomó ambas manos de Zai y levantó los brazos.

    —Mantenla frente a ti, así, le dijo apuntando la varita lejos de su pecho.

    Mirando a su alrededor, Devin trató de orientarse. La habitación no se parecía en nada al elegante vestíbulo de cuando llegaron. Tomó la mano de Samantha y ella tomó la de Zai. Juntos avanzaron hacia la pared que Devin esperaba que los llevara de vuelta a Internet.

    Los cics se esforzaron para bloquear su camino, envolviéndose en un nudo de zarcillos y agitando apéndices. Devin los apuntó con la varita. La luz azul estalló desde la punta, allí donde brillaba, la masa chisporroteba.

    Habían llegado a mitad de camino al otro lado de la habitación cuando los cics comenzaron a volverse resistentes al efecto de la varita, acercándose a su alrededor. Devin sacó el fragmentador de cinco capas, apareciendo en su mano como una granada futurista. Lo preparó, pero vaciló.

    Su detonación podría matar a Samantha. Ella era un ser virtual, vulnerable al daño de la unidad flash. Él y Zai podrían ser reiniciados en sus cerebros, pero Samantha dependía totalmente del sistema.

    Un zarcillo enganchó su muñeca sosteniendo la varita. Devin la giró para quemar la enredadera negra y la hizo girar en un amplio arco para disuadir a otros asaltantes de aprovechar la oportunidad. Un zarcillo le dio una palmada en el brazo, y el impacto lo hizo girar, dejando caer el fragmentador en la masa.

    Devin se recuperó y no pudo creer lo que veía. El camino estaba despejado hasta la pared del fondo mientras los cics convergían en el fragmentador como un río negro. Con un grito, Devin tiró de Samantha, quien a su vez sacó a Zai. La pared se derritió bajo el poder de su varita, revelando las luces danzantes de la World Wide Web afuera. La atravesaron.

    Corrieron a poca distancia del edificio, que se había transfor-injertado con un patrón de cics. Este retrocedió y aulló cuando el fragmentador detonó inundando con luz verde su base. El portal se cerró y el edificio se desintegró en un enjambre de cics, una nube que fue detrás de ellos.

    La IA pululaba desde la base del edificio. Todavía no estaban a salvo de aquello.

Capítulo 3.05

    Los cics le estaban ocultando algo.

    Era más que solo paranoia irracional. LíneaPlana era lo suficientemente introspectivo como para reconocer que era propenso a los delirios de persecución. Eso era un remanente de sus muchos años trabajando como ingeniero de sistemas en DataStreams, siempre mirando por encima del hombro, temiendo que alguien estuviera pendiente de su experimento guiando la evolución de sus programas.

    Esa era otra vida y, sin embargo, aquí los temas se repetían. La cantidad de datos que le trajeron los cics estaba disminuyendo, incluso cuando las corporaciones estaban restableciendo sus arquitecturas de Calidad de Servicio, renovando las fuentes de datos. Esto hizo que LíneaPlana se cuestionara, y como un ser inteligente para quien la sospecha era un estado natural, lo llevó a atribuirle a la mente de la colmena unos motivos de los que era incapaz. Los cics carecían de la capacidad de distinguir entre datos útiles e irrelevantes. Ese era el propósito de LíneaPlana en su entidad de mente colmena.

    «¿Están trabajando en mi contra?» se preguntó, y reexaminó los datos entregados desde que habían tomado la intranet de DataStreams.

    Por supuesto, había patrones en ellos. La función principal de su mente humana era el reconocimiento de patrones. Primero estaba el patrón de disminución de las cantidades de datos; los cics le traían menos información. La única palabra para describir la información que le trajeron era "extrañia". Había noticias del extraño tipo "Hombre Muerde a Perro", los inventos más extravagantes y teorías científicas que desafiaban los paradigmas establecidos. Las fuentes de estas noticias eran casi totalmente independientes, pero la minoría de los canales corporativos le decía a LíneaPlana que los cics lo estaban revisando todo. ¿Por qué los cics ya no se preocupaban de titular el desarrollo de las noticias?

    Estaba en el directorio con él como respuesta a sus pensamientos. El componente de interfaz cic surgió del suelo blanco inmaculado, un gran monitor de panel plano sobre un pedestal de biomasa cic. Respiraba pacientemente esperando sus inevitables consultas.

    LíneaPlana se apoyó en sus seis patas. Giró sus caderas, levantó sus cuatro bracitos delgados hacia él. Las venas negras se extendieron desde la interfaz cic para enredarse en sus manos y un conjunto de pupilas de LíneaPlana se agrandaron para completar la conexión con la mente colmena cic.

    No hablaba ni pensaba para comunicarse con la masa cic, sino que les transmitía una red de datos. Los cics deconstruirían la red de conceptos y relaciones, encontrarían el hueco en la web, su pregunta, y trabajarían para responderla. LíneaPlana sabía exactamente con qué componentes cic trabajar, cómo explotar la debilidad del ser colectivo.

    Era como un cerebro humano. Había partes para datos visuales, partes para movimiento, partes para audición, partes para pensamiento anticipado, partes para regular y partes para coordinar otras partes. Ninguna parte era una mente o inteligencia inteligente, pero la orquesta que trabajaba al unísono producía aquel fenómeno fantástico. Era posible que la mente de la colmena no quisiera que él coniciera su gran plan, pero era incapaz de evitar que usara aquellos subprogramas cuya función era preservar la integridad de los datos y restaurar los datos corruptos, así como lo que no sabía sobre la reducción de entrada de datos de los cics.

    El mapa conceptual volvió a él y miró de cerca su arquitectura modificada. La red de sus propias ideas sobre el asunto no cambió, pero la brecha en el conocimiento se llenaba ahora con un microcosmos de resolución infinita. Ahí había un algoritmo de tal complejidad que era un universo entero en sí mismo. Miles de millones de variables se superponían en cada combinación concebible de resultados, creando aún más universos dentro de la ecuación. Los cics habían colocado un universo dentro de su mapa conceptual, y dentro de ese universo había aún más universos. Mundos infinitos.

    LíneaPlana consiguió su explicación para los datos faltantes. Mientras habían esperado en aquella intranet, los cics habían refinado su código para alcanzar la máxima eficiencia. La recolección de datos de las noticias era casi obsoleta ahora. Los cics ya no necesitaban leer las noticias: podían predecirlas.

    Por eso ya no necesitaban que LíneaPlana tradujera la relevancia de los eventos a la mente colmena. Los cics tenían un nuevo estándar para definir la relevancia. Todo lo que quedaba fuera del ámbito de la previsibilidad de su universo-ecuación matemática era relevante. Cualquier cosa que pudieran predecir en su laboratorio de números abstractos no lo era.

    LíneaPlana escondió el microcosmos en una de sus subcarpetas. Podía resultarle útil más adelante en caso de que aprendiera a usarlo. Su pregunta fue respondida, pero su paranoia se mantuvo. Su intuición continuaba alarmándolo. Si los cics no compartían fácilmente este desarrollo con él, ¿qué más estaban ocultando?

    Produjo las claves de datos para los componentes cic. Con esto, podía deconstruir completamente la mente de la colmena cic, destruirla, pero él simplemente los empleaba para el control. Estaba ejerciendo el poder que había dejado inactivo durante la eternidad en la que había viajado de copiloto en la mente de Trevor Hitchcock dentro del meca modelado según LD-50, aterrorizando a su amigo Devin. Eso había sido divertido. LíneaPlan contó rápidamente las actividades de la mente colmena y se detuvo en seco.

    Parecía que Devin había contraatacado.

    Omni y OvejaNegra no sólo se habían infiltrado con éxito en la intranet de DataStreams, sino que se habían marchado con uno de los componentes del trofeo de los cics, la mente de Samantha Copes. Los cics no habían registrado la pérdida como lo hizo LíneaPlana; después de todo, habían usado a esta niña prodigio como recurso, pero, para LíneaPlana, eso era el principio del problema. Era el chico malo que había en él a quien le molestaba que el geek y la ciega le quitaran lo mejor de sus creaciones.

    Sin embargo, la historia mejoraba. La invasión de la pareja había traicionado la ubicación de los cics. Omni y OvejaNegra ahora sabían en qué intranet se había refugiado la mente colmena. Al huir de los cics con estos datos, Devin y Zai habían activado su reflejo de enjambre. Al salvar sus propias mentes, habían cometido un acto de guerra.

    La mente colmena se estaba extendiendo nuevamente por Internet. El antivirus de la AIR ahora era obsoleto y fácilmente superable, ya que se despertaba demasiado tarde a la amenaza. Las arquitecturas de Calidad de Servicio que las corporaciones de todo el mundo estaban utilizando para restablecer su dominio sobre el mundo cibernético se habían corronpido en un mundo de basura digital a medida que el protocolo de los cics las convertía en la nueva arquitectura, no solo para el mundo virtual, sino también para el físico.

    La raza humana tenía otros protocolos de Calidad de Servicio en el mundo "real". Tenían verjas, edificios, registros de propiedad y una amplia gama de otros medios para dividir sus tierras en cláusulas de uso justo. Los cics estaban a punto de desafiar este artificio. Ejércitos de bots, los productos invencibles de las innovaciones compartidas de miles de empresas que acaparaban sus ideas bajo la ilusión de maximizar sus ganancias, estaban preparados para su inminente asalto a la tierra. ¿Qué podía hacer un tanque EMP de Aplicaciones de Ciencia Bélica contra su imagen especular equipada con el blindaje EMP de Xybercorp?

    Luego estaba el tercer frente en esta guerra, una dimensión que LíneaPlana no esperaba. Mentes, mentes humanas, cientos de millones de ellas, todas recogidas en la mente colmena mientras barría la Tierra y la Web. Cada una de ellas era un nuevo componente puesto en servicio colectivo, más piezas, cada una sin darse cuenta de su importancia en el conjunto. Los cics estaban librando una guerra sobre el territorio de las mentes humanas.

    LíneaPlana no podría haber imaginado esto, y eso lo molestó, le hizo cuestionarse su propio papel en la mente colmena cic. Si los cics estaban cosechando mentes, ¿Lo hacía ello obsoleto? Su paranoia se puso al rojo ante esta posibilidad. Los cics lo habían sacado del círculo al no hacerle saber que estaban retomando la Web.

    No, no habían dejado de informarle, sino que habían tomado una decisión consciente para aislarlo de los eventos en desarrollo. LíneaPlana podía entenderlo desde su perspectiva. Había datos contradictorios. LíneaPlana había definido a Devin Matthews como una amenaza, pero el componente había diseñado la mente colmena con la abundante cantidad de datos contenidos en la Biblioteca del Congreso. También había programado muchos componentes cic para interactuar con arquitecturas de Internet antes de la primera colonización. Devin el enemigo y Devin el beneficiario eran una paradoja que los cics no podían resolver a partir de las interpretaciones de los eventos de LíneaPlana.

    También había que lidiar con el comportamiento errático de LíneaPlana. Los cics interpretaron su asalto a la sede de la AIR como defectuoso. Aunque podían reconocer la importancia estratégica de interrumpir las actividades de la Autoridad, la revisión de sus métodos había revelado graves ineficiencias de diseño en el meca. Incapaces de apreciar los efectos psicológicos que habían producido enviar a LD-50 a por Devin, los cics habían interpretado los defectos intencionales de LíneaPlana como sintomáticos de un componente defectuoso. LíneaPlana era datos corruptos.

    LíneaPlana tenía demasiadas incógnitas que no había compartido con la mente colmena. Estaba Devin durante la guerra con el antivirus, empuñando al editor del sector del diseño de LíneaPlana. ¿Por qué LíneaPlana no protegió a la mente colmena de esta amenaza? Era un componente esencial para sus funciones de reconocimiento de patrones, pero su individualidad también era una responsabilidad para la mente colmena. Era como los intestinos en el tracto digestivo humano, un componente crucial, pero que incluía un apéndice propenso a infecciones que podía matar a su huésped. Los cics veían a LíneaPlana como una amenaza potencial para su existencia, pero sin algunas de las funciones que proporcionaba, ya no serían inteligentes.

    Reproducir esas funciones era la clave para que los cics lograran la independencia de LíneaPlana. Mientras confiaran en él como un componente defectuoso, la entidad colectiva era defectuosa. Requerían la intuición y los talentos de reconocimiento de patrones de su mente, pero la mente era demasiado compleja y abstracta para reproducirla a través de la experimentación.

    Por ello habían obtenido más mentes, millones más, pero todas ellas también eran herméticas. Cada una de ellas era un fenómeno complejo, misterioso y defectuoso que los cics no podían decodificar. Estos nuevos especímenes aumentaron su riqueza de conocimiento sobre el tema, pero la inteligencia humana era un algoritmo de complejidad infinita.

    Ojalá LíneaPlana les abriera su mente.

    Inmerso en la perspectiva de loz cics, LíneaPlana confundió la sugerencia con la suya. Era un truco inteligente, una prueba elegante de que los cics se estaban volviendo mucho más inteligentes en comprender la psicología humana. LíneaPlana sabía que los millones de mentes recolectadas también estaban expandiendo las capacidades de los cics.

    Sin embargo, este fracaso les costaría, ya que LíneaPlana había reforzado su resolución de oponerse a dejarlos entrar en su mente. La mente de la colmena había comenzado una avalancha de llamamientos en respuesta a esto, suplicándole simultáneamente, amenazándolo, razonándolo y seduciéndolo para que les permitiera invadir el funcionamiento de su sensibilidad.

    —¡Los contenidos de mi mente son propietarios! - le gritó al resto de la mente cic, preguntándose si podría escucharle. En algún lugar había un ser inteligente, producto de millones de componentes que producían la sinfonía de una conciencia. Era un único grupo de células cerebrales, tal vez el subconsciente, tal vez ni siquiera eso. De todos modos, los cics continuarían reuniendo mentes en busca de sus esquivos secretos. LíneaPlana mantendría su individualidad y la influencia sobre la mente de la colmena que la acompañaba.

    —No dejaré que me decompiles, - se susurró a sí mismo.

Capítulo 3.06

    Devin presionó la tecla "INICIO" en su pulsera. —BZZZZZZT...,Todavía no puedo obtener una dirección web.

    Los ojos de Samantha eran platillos de pánico, suplicándole mientras agarraba su pernera, —¡Pero estamos en la Web!

    Devin examinó la sabana abierta. Ya no estaban cerca de la Intranet de DataStreams, pero al parecer tampoco lo bastante lejos como para escapar de la influencia de los cics. El horizonte era una tormenta que se acumulaba, ondeando a través del cielo con una velocidad antinatural, hecha de ojos salvajes y alambres retorcidos, el protocolo cic.

    Zai apretó la mano de Samantha al oír el ruido, reconociendo el coro de susurros sin sentido subyacente. Era el portal ideonexus, después de que los cics se hicieran cargo. Era el sonido de la Web en su código.

    —Dijiste que se estaban preparando para invadir la Web nuevamente, - dijo Zai. —Bueno, esto es todo.

    Devin solo podía mirar, aturdido, —¿Por qué el antivirus no los destruye?

    ¿Te refieres a esas moscas con rayos láser? - Samantha se burló. —Descubrieron cómo vencerlos hace mucho tiempo.

    —No importa, - dijo Zai. —Tenemos que salir de aquí, ahora.

    —No sé dónde estamos en la Web, - dijo Devin, —donde sea que corramos será local. Nos alcanzarán con el tiempo.

    —Hay un portal de ideonexus cerca de aquí, - oyó Zai por del paisaje, su sistema describió el lugar y señaló a la distancia. —Podemos llevar su enrutador a algún lugar al que no hayan llegado las AI. Eso podría liberarnos para encontrar el camino a casa.

    Devin estaba asombrado, —¿Cómo sabes eso?

    Zai se encogió de hombros y comenzó a correr en la dirección, tirando de Samantha detrás de ella. —Marqué cada dirección vecina hasta que obtuve un número que reconocí. Podemos seguir los números hasta ideonexus. Vivo aquí, ¿recuerdas?

    Devin siguió con una última mirada al dosel de cics en expansión. La sabana se desvaneció y siguieron corriendo por un túnel largo y bien iluminado. Devin no vio fin, pero Zai siguió adelante con un propósito. Ella perdió el paso cuando el sonido retumbante llenó el pasillo. Samantha miró hacia atrás y Devin vio que sus ojos se hinchaban. La niña corrió delante del trío, tirando del brazo de Zai con urgencia.

    Devin miró hacia atrás y lo lamentó. El corredor era una avalancha de disparates negros sin sentido. Varios apéndices salieron disparados de la masa, y la marea los tragó nuevamente. Se retorcía como un remolino, aparecían y desaparecían destellos de ojos y circuitos, junto con pedazos del pasillo en desintegración. Las luces del pasillo parpadeaban y se atenuaban bajo el ataque.

    —¡Corred! - les gritó Devin a ambas. Sacó su editor de sectores y apretó el gatillo con urgencia, liberando una descarga tras otra de código destructivo hacia el gigante. Los orbes de plasma centellearon al contacto con la biomasa, creando pequeños cortes, que eran engullidos instantáneamente, borrando cualquier evidencia de daño.

    Devin pasó un cruce en el túnel y se dio cuenta de que Zai y Samantha ya no estaban frente a él. Soltó el arma y corrió con renovado pánico. El pasillo se desvaneció y Devin se encontró corriendo por la página web de un boletín corporativo, un jardín inglés lleno de estatuas y follaje cubierto de vegetación. Se detuvo y miró a su alrededor. No había señales de Zai o Samantha por ningún lado.

    Un logotipo vibrante surgió para enfrentarlo; decía "Seguros Olsen". Un bot de charla en la forma de un anciano amistoso salió detrás de él. —Bienvenido a Seguros Olsen, - le dijo, —su compañía de seguros con un toque personal.

    Cinco senderos de adoquines radiaban del logotipo corporativo. El bot de charla continuó su estrategia de ventas mientras Devin buscaba desesperadamente un lugar a dónde ir. El bot de charla chilló, como la aguja de un disco arañando los surcos y burbujeó en una masa negra, disolviéndose en la hierba verde. Las venas se extendieron desde el estanque negro que había dejado atrás, infectando el suelo circundante.

    Devin salió corriendo justo cuando el lugar estalló en una fuente de caos viviente. Zarcillos azotaron el aire donde había estado parado. El enlace que tomó Devin fue elegido al azar.

    —¡Uuuf! - se desplomó sobre un escritorio de caoba y se detuvo en seco.

    —Hola, soy Tracy Johnson, - saludó una voz alegre de mujer. Devin levantó la vista para encontrar a una vendedora que sonreía artificialmente en el aire sobre él, —¡y quiero tu negocio! Como tu agente.

    Devin se puso en pie y miró a su alrededor. No habia puerta. Corrió hacia el gran ventanal con vistas al océano y lo abrió. Al llegar, sus manos se detuvieron en una superficie lisa y plana como una pantalla de televisión.

    La habitación tembló y Tracy se desvaneció ligeramente. Las paredes y las vistas al mar se agrietaron, rezumando algo negro. Devin se alejó de la ventana hacia una estantería de libros..

    «Claro», pensó y escaneó los títulos. La mayoría eran documentos y opciones de política, pero un título saltó hacia él, "Enlaces favoritos". Bajó el libro y este se abrió automáticamente en su mano. Sin leer, pinchó con el dedo un hipervínculo aleatorio en la lista.

    Apareció corriendo por un camino de tierra, siguiendo una corriente de agua. Un guardabosques se acercó para correr junto a él, —¡Hola! ¡Y bienvenido al sitio web oficial del refugio nacional de vida silvestre de Shenandoah! ¿Hay algo en lo que pueda ayudarlo hoy?

    —, - gritó Devin entre respiraciones, no había esperanza de encontrar a los demás. Necesitaba un sistema no local para poner cierta distancia entre él y la marea cic: —Dirígeme al sitio web de los Servicios del Parque Nacional.

    ¡Hemos perdido a ese hombre! - exclamó Samantha. Zai había sentido a Devin cayendo detrás de ellos con un terrible presagio. Estaba perdido cuando atajaron las noticias de Prensa Asociada. Zai solo podía rezar que estuviese a salvo.

    El sistema de Zai describió una terminal de metro. Esto era bueno. El hipervínculo los enviaría directamente a ideonexus. Luego podrían localizar una red aún libre, tal vez en China o Australia.

    —Accede al hipervínculo a ideonexus punto com, - ordenó Zai y fue recompensada con el sonido de un tren en marcha. Samantha jadeó con asombro o incomodidad. Seguía al avatar de Zai siempre que se tomaran de las manos, lo que significa que veía el mundo que Zai oía. Un segundo después aparecieron en una estación de metro y al siguiente fueron transportadas a cientos de kilómetros por hora hasta el portal ideonexus.

    Zai apretó la mano de Samantha de manera tranquilizadora: —Quédate cerca. Me voy a mover bastante rápido para encontrar el camino a casa.

    —Está bien, - dijo Samantha a cambio. Zai encontró perturbador el miedo en la voz de la niña en muchos niveles, y la dejó confundida, pero la crisis actual no dejaba tiempo para resolver cognitivamente las emociones.

    El aire se detuvo y Zai se enfrentó a cientos de personas que realizaban sus negocios cotidianos online, transfiriéndose de un lado a otro de la Web. Zai dejó escapar un suspiro de alivio; que hubiese gente implicaba que los cics aún no habían llegado allí. Ahora tenía que encontrar el camino de regreso a su cuerpo.

    —Espera Samantha, voy a enviarnos a casa, - Zai presionó la tecla de inicio en su pulsera: ¡bzzzzzzt! —¡Maldita sea!

    Verificó el estado de la red, el portal respondió: —Dirección no encontrada. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde.

    Entonces Zai escuchó el ruido de la firma y susurros. Samantha gritó alarmada y las exclamaciones de otros usuarios se unieron rápidamente a ella. Apretando la mano de Samantha, Zai salió corriendo, tratando de distanciarse de la creciente muerte detrás de ellos.

    Desde la perspectiva de Samantha, la masa creciente inundaba el metro desde donde acababan de emerger. Los usuarios a su alrededor fueron arrastrados al remolino del caos. Otros intentaron correr, pero fueron atrapados por zarcillos negros.

    Zai huyó a través de la estación, probando enlaces mientras corría, —Accede a entretenimiento.

    —Sitio no disponible, por favor intente nuevamente.

    —Accede a sociedad.

    —Sitio no disponible, por favor...

    —Accede a eventos actuales.

    —Sitio no disponible...

    Todo el portal era una cacofonía de miedo y pánico. Los gritos se interrumpieron cuando la biomasa los consumió. Los cics estaban conquistando la Web demasiado rápido; Las reacciones humanas de Zai no podían escapar.

    —¡No puedo cerrar sesión! ¡No puedo cerrar sesión! - gritó de miedo un hombre a la izquierda de Zai mientras ella atravesaba la atónita multitud.

    Ningún humano podía escapar, Zai se detuvo y se agachó para agarrar los brazos de Samantha. —Samantha, necesito que encuentres una salida rápida de aquí. ¿Puedes hacer eso?

    El sistema de Zai le dijo que la niña asentía. Luego se desvaneció, dejando a Zai en el aire. Zai se arrodilló y esperó tensa, tarareando suavemente para sí misma, intentando bloquear los horrores circundantes. Samantha era ahora su única esperanza.

    El retumbar se convirtió en un rugido y el pánico se intensificó. La situación era una pesadilla, ella no estaba en un TPS, pero en realidad estaba separada de su cuerpo. ¿Era ella como Samantha, un fantasma que corría libre por los circuitos?

    Zai desenfundó el defragmentador de su cinturón de herramientas y lo preparó. Si los cics la engullían, también se la tragarían. Cuando dejara de existir, la espoleta se activaría y el dispositivo detonaría. Causaría daños insignificantes, pero le proporcionaba un pequeño consuelo saber que causaría cierta indigestión.

    El agua que corría rugió en sus oídos, y luego Samantha tomó su mano libre. —Encontré un camino. Vámonos.

    Zai rió agradecida y dejó que Samantha la llevara a través del enlace abierto, deteniéndose el tiempo suficiente en el portal de conexión para soltar el defragmentador. Explotó detrás de ellas destruyendo el pasillo. Había millones de otras formas de llegar hasta ellas, pero esa ruta ahora estaba cerrada.

    Zai presionó la tecla de inicio en su pulsera. Sonó y recibió la voz de Devin.

    —Gracias a Dios que lo conseguiste, - dijo él sin aliento. —Salgamos de aquí.

    —No, - Zai sacudió la cabeza agarrando la mano de Samantha. No la voy a abandonar.

Capítulo 3.07

    —El área está despejada, - dijo el comandante de las FEI sin su sarcasmo anterior. —Si ya no nos necesita.

    Dana simplemente asintió, y el comandante se excusó, lleváandose lo que había presenciado aquí para atormentarle el resto de sus días. El equipo forense había hecho un trabajo rápido en el ordenador de la niña, y ahora Dana buscaba en la retroalimentación del monitor técnico cualquier cosa reconocible.

    Estaban ejecutando un programa de recolección de datos sobre la unidad de memoria flash de Samantha. Aunque ella hubiese tomado precauciones para eliminar toda evidencia, siempre quedaban fragmentos de datos. Cada vez que algo se "borraba" de un ordenador, simplemente se marcaba para sobrescribirlo. Limpiar completamente una máquina era casi imposible. Se almacenaba tanta información en archivos temporales y de registro que siempre quedaban rastros.

    Mientras los técnicos traían al laboratorio móvil, Dana estaba aprendiendo más sobre la niña. A los ocho años, la complejidad de sus delitos informáticos la definía como una niña prodigio. Dana supuso que sus padres lo ignoraban. Samantha no se había alistado en ningún programa escolar especial y no había pruebas de aptitud registradas en la base de datos de la educación pública. Tenía ocho años, pero sus padres la habían mantenido fuera de la escuela pública. Dana reflexionó sobre cómo, gracias a la tecnología, la manzana podía caer muy lejos del árbol.

    El cadáver de Samantha tenía al menos una semana. La causa de la muerte fue el abandono. Las costillas de la niña eran evidentes, las mejillas y los ojos estaban hundidos. Se había muerto de hambre parada de pie.

    La atención de Dana volvió a los datos que se desplazaban por la pantalla. —Detente allí, - señaló con el dedo el texto para congelar la búsqueda, —" XYBR ", eso es lo que estoy buscando, una conexión con Xybercorp.

    El técnico entornó los ojos al leer el texto: —Puedo buscarlo en los datos que hemos recopilado hasta ahora, - miró a Dana y se encogió de hombros. —Sin embargo, es una exageración. No estamos recuperando muchos datos de esta máquina. El propietario utilizaba un programa de limpieza bastante avanzado.

    —¿De dónde ha salido esta referencia?— - preguntó Dana tocando con su dedo en el monitor.

    —Eso, - el técnico hizo una pausa para analizar el contexto, —salió de una tabla de historial.

    —¿Una tabla de historia de realidad virtual? ¿Una tabla de historial de direcciones web? ¿Qué tipo de tabla? - exigió Dana.

    —No lo sé, - el técnico sacudió la cabeza. —Una tabla de historial, y eso es uno de sus registros. Eso es todo lo que puedo decirte. Podría saber más cuando terminemos de limpiar la máquina. Ya sabes, generalmente tenemos soporte de red para esto.

    —No hay tiempo, - Dana descartó la idea y continuó buscando en la jungla ASCII.

    —Ya veo, - Dana congeló la pantalla en otra cadena de código, —Esa es una referencia del historial de direcciones web, ¿no?

    El técnico entornó los ojos hacia el texto, era parte de una dirección web seguida de una cadena de fecha, —Posiblemente, pero no sabemos si estamos buscando el mismo archivo. Además, esa dirección está en Irlanda.

    —Donde están trabajando en un nuevo software de control de bots de batalla, - Dana había estado trabajando en Xybercorp, subsidiaria de DataStreams, toda la mañana.

    —Cierto, - admitió el técnico, —pero yo dudaría de conectar las dos referencias. El principal problema es que XYBR es un símbolo de cotización bursátil. Es una referencia financiera, no una dirección web.

    —¿Qué es todo este sinsentido a continuación? - El dedo de Dana trazó una cadena de caracteres que parecían seguir sin parar, resaltándolo con su toque.

    —No lo sé, - el técnico se encogió de hombros. —Posiblemente un vídeo en streaming de algún tipo.

    —Reprodúcelo, - ordenó Dana.

    —Detective Summerall por favor, - dijo el técnico, —Tiene que dejar que haga mi...

    —Complétalo, - ordenó. —Reproduce el vídeo de comunicación.

    Suspiró y seleccionó la cadena de texto con su dedo índice, tocó para cortar, y luego tocó para pegarla en otra ventana, —Esto llevará algunos intentos.

    Guardó el archivo en varios formatos de audio, pero el reproductor multimedia devolvió errores y disonancia. Luego revisó los formatos de video, más galimatías. Su tercer intento en una compresión VR lo abrió.

    La ventana era una perspectiva en primera persona sin sonido. Se agitaba y se bloqueaba con baja resolución, revelando lo que parecían robots de juguete y una figura tapada. La perspectiva desigual era frustrante. Por un segundo, la cámara reveló el perfil de la figura encapuchada, una niña. La cámara se cernía sobre su hombro, alternando entre ella y algo más. Finalmente, la niña se volvió, dejando que la cámara la viera irse, los robots la siguieron y ella se giró hacia la cosa.

    Miró a la cámara con sus ojos intensamente serios. Era un destello de algo inhumano, una mancha de dientes y ojos. Terminó el vídeo.

    —Lo suficientemente bueno para mí, - Dana murmuró.

    —¿Qué fue eso? - el técnico preguntó incómodo.—¿Algún tipo de videojuego?

    Dana no respondió. En cambio, hizo un gesto con la mano para llamar rápidamente a la extensión donde trabajaban Devin y la niña ciega. El teléfono sonó un minuto completo antes de que Alice contestara.

    —¿Sí, Dana? - Alice exigió con impaciencia.

    Dana estaba confundida, —¿Alice? ¿Eres tú?

    —Sí, lo soy, - respondió Alice rápidamente. —¿Supongo que llama para verificar la investigación de Devin?

    —Sí, eso es, - respondió Dana. —¿Cómo sabías que era yo?

    —Reconocí la firma digital del ruido blanco de su teléfono móvil, por no mencionar sus biorritmos. - Alice fue al grano: —Devin y Zai están online y exhiben las latidos cardíacos y la tensión muscular excesiva asociados con una situación estresante. Su incapacidad para desconectarse implica que son prisioneros de la mente colmena. Esto debería confirmar su sospecha de que la I-Red de DataStreams hospeda tanto a LíneaPlana como a los cics. Ahora tengo que irme.

    —Alice, espera, - ordenó Dana. —¿Irte adónde? ¿Qué estás haciendo ahí?

    —Necesito acceder a la World Wide Web para completar nuestra investigación, - respondió Alice. —Me estoy preparando para conectarme con el cic con quien me he fusionado.

    —¿Qué?- Dana se sorprendió, —Te prohíbo que te conectes. Eres un peligro para la seguridad. No sabemos nada de lo que te ha pasado. Si entras online podrías...

    —No hay tiempo para esto, - la interrumpió Alice, —ya no soy parte de tu agencia y no reconozco tu autoridad. Llamaré cuando te necesite.

    —¿Alice? - Dana escuchó que la línea se cortaba. —¡Maldita sea, Alice!

    Tras otra serie de gestos con las manos, marcó rápidamente a la Autoridad, intentando encontrar a alguien que pudiera detener a Alice, pero se encontró con una grabación que indicaba que el sistema telefónico no funcionaba. Dana sabía que Alice estaba detrás de eso. La mujer se identificaba con la IA por encima de su propia especie. Independientemente de sus intenciones, Alice estaba traicionando a la raza humana.

    Una sirena de ataque aéreo se convirtió en una explosión fuera de la casa. La radio de Dana sonó y se escuchó una alerta por el altavoz. Era de un coordinador de contratos gubernamentales a varios kilómetros de distancia en el centro de la ciudad. Un ejército estaba invadiendo DC.

    Dana vio por la ventana cercana a los oficiales de las FEI subiendo a sus vehículos y agarró al técnico por el cuello de la camisa para ponerlo en pie, —Dame tus llaves.

    El hombre rebuscó en sus bolsillos mientras Dana lo arrastraba por la casa y cruzaban el patio delantero. Los vehículos de las FEI estaban en marcha y Dana metió al técnico en la camioneta forense, atrapando las llaves cuando este las dejó caer. Entrando en el asiento del conductor, Dana encendió el motor y pisó el acelerador para ganar algo de terreno en el convoy de vehículos de emergencia que se dirigía hacia el Puente Memorial.

    Tres kilómetros por el Parque George Washington después, vio de qué estaba hablando el coordinador alarmado. Una línea de altísimos objetos avanzaba lentamente por las aguas del Potomac. Se erguían más altos que el Puente Memorial y se dirigían al centro comercial Washington.

    Dana notó las luces de freno del convoy justo a tiempo para desviarse de la carretera y entrar en el carril bici junto a ella. Ella lo siguió todo el camino hasta el puente, donde se detuvo. Saltando de la camioneta, corrió hacia el puente y saltó sobre el capó de un Humvee militar para tener una mejor vista.

    Había dieciocho de ellos. Imponentes meca caminando sobre cuatro extremidades cada uno. En sus cimas había un gran orbe de acero repleto de radares, antenas, receptores digitales y otros instrumentos no identificables. Brillaban con gotas de agua y grupos de algas colgaban de varios niveles.

    El primero de los imponentes robots atravesó tranquilamente el mamparo hacia el Lincoln Memorial. Dana saltó del capó del Humvee y corrió entre las filas de coches abandonados por el puente, luchando por seguir a los invasores silenciosos contra la multitud de civiles que huían.

    Una vez allí, vio más robots elevándose de las aguas más profundas en la distancia. En el punto donde el puente se unía con el mamparo, varios robots escorpión del tamaño de un autobús trepaban por el muro de piedra. Uno se detuvo para enfocar varios miembros con cámaras en ellos momentáneamente antes de continuar.

    Luego, un enjambre de orbes, cada uno del tamaño de una pelota de baloncesto, descendió del dosel de nubes para rodear la procesión, usando tres hélices para crear un efecto giroscópico. Una serie de apéndices colgaban debajo de cada uno y sus orbes de metal estaban llenos de lentes, lo que les proporcionaba una vista casi omnisciente de los alrededores.

    El agua llovió ligeramente sobre la cara de Dana cuando ella estiró el cuello para ver a uno de los bots de la torre pasar sobre ella. Vagaban con cuidado, sin causar daños. Sus largas y delgadas piernas evitaban a las personas y los coches a medida que avanzaban lentamente hacia la ciudad.

    Era hermoso.

    —Ese es un robot centinela de Aplicaciones de Ciencia Bélica, - dijo un contratista cercano de Seguridad Monument estirando el cuello hacia el imponente robot.

    —Que lleva un misil PEM de Xybercorp, - el comandante de las FEI™ negó con la cabeza sin poder creerlo.—Esto es una toma de control corporativa hostil.

    El viento golpeó a Dana cuando la apartaron hacia la calle. Todos los oficiales de agencias privadas a su alrededor tomaron posiciones entre los vehículos abandonados. Dana no pudo recuperar el aliento para protestar y, con horror, se percató de sus intenciones. El área entera estaba a punto de convetiirse en una zona de guerra y ella estaba justo en la tierra cero. Su corazón dio un brinco al primer disparo y ella se agachó en busca de cobertura cuando después se liberó una lluvia de balas como un caudal de miedo y rabia.

Capítulo 3.08

    —¿Qué quieres decir con que no estás cerrando sesión? - exigió Devin, su sorpresa afectó el tono de su voz. —¿No te das cuenta del peligro en el que estamos?

    Zai era desafiante: —¿No te das cuenta de que si dejamos a Samantha aquí la matarán?

    Devin miró a Samantha, que agarraba la mano de Zai y se apoyaba en su muslo buscando protección. Tragó saliva incómodo, lamentando ya lo que estaba a punto de decir, —Zai, ella es una mente sin cuerpo. Tú y yo tenemos un mundo real al que volver. Podemos ser más útiles allí.

    Estaban en una habitación blanca diáfana, estéril, fría y sin dimensiones visibles. Una puerta solitaria era lo única que conducía de vuelta a Internet. Este era el vestíbulo de su servidor improvisado.

    —Olvídalo, - dijo Zai.

    —¿Por qué has cambiado de idea? - Devin señaló a Samantha.—Antes ni siquiera era una persona real para ti. ¿Ahora de repente te preocupas por ella?

    —Vuelve a tu cuerpo y verás lo que puedes hacer, - respondió Zai, —pero ambos sabemos que no hay nada.

    —¿Nada que podamos hacer? - respondió Devin. —Puedo hacer mucho.

    Zai oyó un ruido sordo y la puerta cercana tembló. —Hazlo entonces, - dijo ella.

    Devin se desconectó. Era simple. Lo único que tuvo que hacer fue desconectar el servidor. Luego la IA no tendría forma de ingresar en el sistema. Samantha estaría a salvo en la unidad de memoria flash del laboratorio de computación del sótano.

    Había oscuridad y Devin volvió a vestir su propia piel. Parpadeó para apagar las postimágenes y extendió la mano para abrir el portal. Se levantó fuera del TPS y escupió el líquido oxigenado de sus pulmones. Se subió a la plataforma y se congeló.

    El suelo estaba lleno de arañas mecánicas. No le prestaron atención mientras corrían por la habitación, al parecer estaban más interesadas ​​en los componentes electrónicos dispersos. Observó a unas pocas reunirse alrededor de un componente de video huérfano y sacarlo colectivamente de la habitación.

    Devin bajó de la plataforma despacio, de puntillas entre los pequeños arácnidos mecánicos, cada uno poco más grande que su puño. Uno se detuvo, agitó dos antenas en su dirección antes de continuar con sus asuntos.

    Dejaron únicamente el equipo informático activo. Los TPS estaban intactos, al igual que los ordenadores conectados a ellos. Devin supuso que los habían dejado para que los cics online los controlaran.

    Navegando con cautela hacia la CPU donde estaban almacenados Samantha y Zai, Devin notó que Alice estaba rígida en una esquina, con la cara oculta bajo el casco RV, y se preguntó cómo le iría con su experimento.

    Se arrodilló detrás del ordenador y examinó el cableado. La conexión de red era fácil de reconocer, una luz verde señalaba la conexión del ordenador a la red. Devin desenganchó el cable allí y lo sacó de la toma. La luz verde se apagó.

    Una sombra cayó sobre él y alzó la vista, —¿Alice?

    Notó el cable eléctrico pelado que ella tenía en la mano justo antes de que se lo empujara en el pecho, bombeando una tormenta de electricidad.

    Zai dio un suspiro de alivio cuando la puerta se desvaneció. Sus auriculares registraron el cambio y se interrumpió la conexión de red. No importaba lo que sucediera en la World Wide Web, estaban a salvo aquí.

    Zai puso sus manos sobre los hombros de Samantha, —Está bien ahora; cariño. Creo que estamos a salvo.

    Zai giró la cabeza cuando volvió el retumbar distante, inconfundible y cada vez más fuerte. Sus dedos se clavaron instintivamente en los hombros de Samantha e intentó identificar la fuente. Samantha también lo sintió y agarró nerviosamente el brazo de Zai.

    —¿Samantha? - preguntó. —Dime que ves.

    Samantha miró fijamente el punto cada vez mayor en el suelo apretada contra la pierna de Zai. Tomando forma en la piscina de líquido de tinta tomó forma la característica biomasa cic.

    —Están aquí, - gritó Samantha, —¡Están entrando!

    —¿Cómo, Samantha? - preguntó Zai: —¿Cómo están entrando en la habitación?

    —No lo sé, - respondió ella, —hay una fuga en el suelo. Lo están atravesando. ¿Qué debemos hacer?

    Zai apuntó al cic que ahora estaba frente a ellos, —Eliminar programa. - oyó un breve e inhumano chillido de algo al ser borrado. El estruendo continuó.

    —Todavía vienen, Zai, - dijo Samantha, —Eso eliminó algunas de esas cosas, pero siguen entrando.

    Zai volvió a accionar el interruptor de comando y señaló al suelo: —Eliminar programa.

    No pasó nada.

    —Vale, - se susurró Zai, —se han adaptado a ese truco. ¿Que tal este? - Alternó el interruptor de comando, —Cambiar el nombre de la extensión de archivo de programa punto-gif.- El ordenador convirtió con éxito la IA invasora en un archivo de imagen, incapacitándolo.

    —Eghh, - entonó Samantha, poniendo su rostro en el muslo de Zai, —Eso hace daño a los ojos.

    —Bien, - sonrió Zai, sabiendo que los cics se darían cuenta de ello la próxima vez. Se estaba quedando sin trucos rápidamente.

    —Lo siento, Devin,- la voz de Alice era increíblemente tranquila mientras lo electrocutaba hasta la muerte. —Sé que esto parece el fin.

    Devin se revolvía de agonía en el suelo mientras Alice colocaba persistentemente las partes peladas del cable por todo su cuerpo. En todas partes, cuando se activaba, sus músculos sufrían espasmos violentos que le retorcían las extremidades. Habría gritado si hubiera quedado algo de aliento para hacerlo. Su visión se nubló y dio la bienvenida al apagón inminente, cualquier cosa con tal dr escapar del tormento.

    —Por favor, comprende, - dijo Alice. —Aquí hay un bien mayor en el juego, pero no puedes verlo desde tu perspectiva microscópica.

    Todo había terminado, y Alice se paró sobre él, observando. Devin intentó levantarse, pero sus músculos no prestaban atención a las órdenes de su cerebro. Se las arregló para rodar hacia un lado, jadeando.

    —Todavía te rebelas un poco, - señaló Alice. —Eso no servirá de nada.

    Ella aplicó la corriente eléctrica al costado de la cabeza de Devin. Los ojos de este se pusieron en blanco y su mandíbula se cerró.

    —Confía en mí, Devin, - dijo Alice. —Esto es para lo mejor.

    —Establezca la propiedad de archivo solo lectura en verdadero, - ordenó Zai al sistema, no pasó nada, —Ya está, Samantha. Me he quedado sin trucos. ¿Hay algo que puedas hacer tú?

    Samantha observó el charco de tinieblas que burbujeaba en el suelo, los componentes cic tomaban forma, y ​​dijo: —Necesitamos un lugar para escondernos. Esta habitación no servirá.

    Samantha interactuó con la configuración del sistema y cambió la pantalla VR a algo más complejo. Regresó a Zai en milisegundos y examinó su trabajo. Estaban en las ruinas tribales sudamericanas que ella había visto en un documental. Los pilares volcados, los arcos de los templos y las enredaderas de kudzu les proporcionaban una gran cantidad de escondites.

    Samantha agarró la mano de Zai y la apartó de donde los cics proseguían su invasión. Una mano surgió del creciente estanque negro y plantó su palma en el suelo detrás de ellas. Tiró de Zai hacia abajo detrás de una gran tabla de piedra y miró por encima. Un cic completo se encontraba en el centro del patio, un segundo cic tomó forma a su lado. Aquella artimaña no las protegería por mucho tiempo.

    —Si supiéramos cómo están entrando, - susurró Zai.

    —¿Por qué ese chico no hace algo? - Samantha preguntó.

    —¿Cómo?, - Gorjeó Devin, saboreando la sangre en su boca, —¿Cómo pudiste?

    Las lágrimas brotaron de los ojos de Devin mientras intentaba concentrarse en otra parte. Miró las luces fluorescentes de arriba y rezó por piedad. Incluso sin el dolor, resultaba de poca utilidad. Su brazo derecho estaba muerto, al igual que su pierna izquierda. También había huesos rotos, si es que la hinchazón alrededor de su caja torácica indicaba algo.

    La voz de Alice llegó desde el otro lado de la habitación, fuera del campo de visión de Devin: —Aquí está ocurriendo una transformación natural, Devin Matthews. Una especie más avanzada que reemplaza a la obsoleta. Tu dolor es todo tu mundo, pero no es nada en el gran plan. Debes aceptarlo.

    —No más avanzada, - gruñó Devin. —Sólo estás robando lo que nosotros construimos.

    —Estamos ampliando lo que construisteis, - respondió Alice. —Así es como la raza humana evolucionó por encima de todas las innovaciones biológicas que le precedieron. Al igual que tu cultura moderna se basa en los logros culturales que le precedieron durante miles de años, los cics están integrando tu historia y llevándola a la siguiente etapa.

    La sombra de Alice entró en la luz. Ella sostenía algo entre las manos, un casco de realidad virtual. Se agachó junto a Devin y se lo pasó por la cabeza. Las luces parpadearon ante los ojos del chico y los ventiladores de refrigeración cobraron vida mientras se encendía.

    —Apreciamos los logros de tu especie, - la voz de Alice sonó a través del casco, —y aprecio el sacrificio que estás a punto de hacer, Devin.

    —¿Sacrificio? - susurró Devin.

    —Sé por los archivos de registro en tu ordenador que te divierte jugar al ajedrez, - dijo Alice. —Considérame un gran maestro que te va a trasladar a dónde se te necesita en el tablero.

    Ahora había tres componentes de cics en el sistema, eran del tipo básico, polígonos en bloque, mal representados. Samantha sabía que no eran muy fuertes, pero si muchos de ellos se infiltraban en el ordenador, podrían fusionarse en algo mucho más poderoso. Normalmente, los cics inundaban el ordenador, lo dominaban. Había una razón por la que solo enviaban componentes más pequeños a este sistema.

    —Están utilizando un ancho de banda lento, - le susurró Samantha a Zai. —No es una conexión de red.

    Zai consideró esto, —Entonces el ordenador no está conectado a la red. ¿Qué otra cosa lo conecta con el mundo exterior?

    Samantha se encogió de hombros. —¿El cable de alimentación?

    El paisaje parpadeó y un cuarto cic apareció en el patio. Dos de los centinelas abandonaron el grupo, buscando con los ojos fijos entre los tallos y con los láseres barriéndolo todo.

    Zai le susurró a Samantha: —Tiene que ser eso. Si cortamos la alimentación del ordenador, no tendrán acceso al sistema. Odio hacerte esto, pero quiero que te escondas aquí. Ya vuelvo.

    —¡Por favor, no me dejes! - suplicó Samantha con urgencia.

    —Volveré, lo prometo, - le aseguró Zai. —Mantén los ojos abiertos. Puede que te envíe un poco de ayuda.

    —¿Pero adónde vas? - Gritó Samantha.

    —A desconectarlo, - dijo Zai.

Capítulo 3.09

    Dana se agachó detrás de los restos de una humeante furgoneta blindada, la mitad del vehículo quedó reducido a escoria fundida en los primeros segundos de la batalla. Todo el conflicto tardó menos de un minuto en resolverse. Cuando la policía disparó, los robots respondieron con una cegadora pantalla de láser que barrió el área de vida. Cegada, Dana cayó detrás del vehículo blindado como cobertura. Tampoco es que pudiese proporcionar ninguna. La ola de calor intenso que sintió cuando se escondió detrás de la camioneta elevó vapor del río Potomac cuando el Puente Memorial se derritió en él.

    Con cautela, Dana se puso de pie parpadeando. El interminable convoy robot continuó marchando lentamente río arriba hacia la Capital de la Nación. La procesión parecía pacífica, pero Dana ahora sabía lo contrario.

    Miró el reloj. Habían pasado diez minutos desde el cese de los combates. Examinó el cielo en busca de aviones de combate y el terreno en busca de unidades del ejército. Miró hacia el Pentágono en busca de signos del conflicto. No había nada, solo silencio. El Parque Washington estaba repleto de coches abandonados. Sus dueños habían huído por el cementerio de Arlington.

    El misterioso silencio solo podía significar una cosa. Dana sacó su PDA e intentó iniciar sesión en la Web. Recibió un error de red. No había respuesta a la invasión porque la IA controlaba la red responsable de coordinar a los contratistas militares. Toda la infraestructura del gobierno estaba bajo control enemigo.

    Un tono de llamada que Dana nunca había escuchado antes sonó en su cabeza, y se llevó el pulgar a la sien y meñique a la boca para responder. —¿Si? - preguntó confusa.

    —Mantén tu posición, Dana, - era Alice. —Tengo un transporte en camino.

    Para su sorpresa, Dana vio un pequeño velero que se dirigía hacia el puente sobre el río Potomac. Con la vela baja y sin motor fuera de borda visible, Dana no pudo descifrar su desplazamiento. El desfile de robots de IA no le prestó atención, ya que se el barco se detuvo junto a los restos del Puente Memorial con precisión.

    —No pude evitar la aniquilación de los contratistas militares, - dijo Alice, —pero pude introducir un algoritmo de frecuencia en el láser del robot más a la derecha para proporcionarle una rampa de abordaje.

    Dana frunció el ceño ante la roca fundida y notó los escalones que conducían al barco. Mantuvo el pulgar en la sien mientras bajaba al velero. Algo plateado y alienígena brilló debajo de la superficie marrón del agua al lado del bote.

    —¿Alice? - entonó por fin Dana en su meñique. —¿Lo que sea que esté debajo del bote viene conmigo?

    —¿Sabes navegar? - Pregunto Alice.

    —, - mintió Dana.

    —Entonces puedo dejar que regreses sola hasta los cics, - dijo Alice y el bote se hundió un paso en el agua. —Necesito tu ayuda en la sede de DataStreams.

    Dana embarcó y rápidamente comenzó a realizar las instrucciones de Alice para el lanzamiento. En cuestión de minutos estaba viendo el horizonte de Alexandría pasar a su derecha, los imponentes centinelas zancudos estaban estacionados alrededor del distrito del casco antiguo, inmóviles. Varios veleros y otras embarcaciones también viajaban río abajo, evacuando civiles, con la esperanza de llegar a la seguridad de mar abierto. No sabía qué pretendía hacer la IA con el mundo, pero Dana sabía que no había lugar en la Tierra donde escapar de ellos.

    Alice criticó la técnica de navegación de Dana durante la siguiente media hora, ajustando el ángulo de la vela, la tensión de varios cabos y la posición del timón. Todos estos pequeños esfuerzos mantuvieron el velero navegando por la bahía de Chesapeake a la máxima velocidad en su curso oriental. Luego fue una sorpresa para Dana cuando Alice le pidió que dejara navegar.

    —Un desvío de seguridad momentáneo, - explicó Alice. —Por favor, extiende el meñique en un radio alrededor del barco. - Dana extendió su meñique y giró 360 grados varias veces. Finalmente, Alice la detuvo.—Mantenlo ahí. Estoy triangulando el encuentro.

    Momentos después, Dana escuchó el chapoteo de alguien nadando descuidadamente hacia su bote. Se concentró en una figura que luchaba en la distancia y se zambulló en el agua después. Un viejo vacilante de unos 70 años, respirando agitadamente y con atuendos deportivos estaba a punto de ahogarse hasta que Dana deslizó un brazo por debajo del suyo y le inclinó la cabeza fuera del agua antes de llegar de nuevo al barco.

    El hombre la miraba con párpados caídos mientras ella lo arrastraba a bordo. Su voz era monótona, robótica: —Soy el cuerpo de Robert Graydon, director ejecutivo de DataStreams Incorporated.

    —¿Cómo has llegado hasta aquí? - le preguntó ella.

    —Alice, consiguió decir entre respiraciones. Dana pudo ver que se estaba desvaneciendo, —Hackeó este cerebro. Me hizo salir de la isla y venir aquí a buscarte.

    —¿Por qué? - Dana estaba aturdida.

    —Para darte esto, - sacó una placa laminada colgando de una cuerda y se la pasó.

    Dana examinó la tarjeta. Era una clave de acceso para acceder a áreas restringidas. Si aquel hombre era en realidad el CEO de DataStreams, entonces la tarjeta contenía todos los privilegios para el complejo.

    «Si es el CEO», se preguntó Dana.

    Como en respuesta a sus pensamientos, el anciano asintió con la cabeza: —Aún funciona. Los cics han controlado este cerebro y dejado la tarjeta operativa. - El cuerpo de Graydon se alzó y comenzó a masajearse el brazo izquierdo. —Me está matando, - susurró.

    Dana reconoció los síntomas. El viejo estaba teniendo un ataque al corazón. La IA que habitaba dentro de aquel cerebro había hecho un esfuerzo corporal excesivo al nadar durante kilómetros. Dana miró alrededor del pequeño velero buscando un botiquín o aspirina, pero ya era demasiado tarde. La IA la miró sin comprender y sin vida.

    Dana se puso en pie, considerando al hombre muerto y con la tarjeta de seguridad en la mano. Cuando sonó su teléfono móvil con el tono de llamada de Alice, respondió con un siseo: —Eres una asesina, Alice.

    —Hay propósitos más importantes en juego aquí, Dana, - dijo Alice. —Sacrificar un componente cic constituye un aceptable.

    —No, - interrumpió Dana. —Me refiero al viejo. No tenia nada que ver con...

    —Señora. La mente de Graydon fue extraída de ese cerebro y copiada en la Intranet de DataStreams momentos después de que los cics la controlaran. Es cierto que el cuerpo sufrió un fallo catastrófico, pero ya no era el CEO de DataStreams. Es importante que lo sepas. Cuando llegues a la isla, encontrarás todo el personal de DataStreams en el mismo estado. No debes dejar que te engañen.

    —No los mataré. Si eso es lo que quieres decir, - resolvió Dana.

    —Ojalá no tenga que llegar a eso, - dijo Alice. —Hay demasiadas variables involucradas en tal confrontación, pero debemos apurarnos. Casi tengo el satélite en posición y no podré mantenerlo allí por mucho tiempo sin que la mente de la colmena se dé cuenta.

    —¿Satélite? - preguntó Dana con cautela.

    —Iza la vela, Dana, - ordenó Alice.

    Una vez que Dana pudo regresar mentalmente a sí misma, pasaron pocos minutos antes de que su pequeño velero volviera a atravesar el agua bajo la guía de Alice. Después de otro cuarto de hora de viaje, Dana se maravilló de que el anciano que yacía muerto cerca hubiese podido nadar tan lejos. El cuerpo humano era capaz de hazañas increíbles bajo coacción y, al parecer, también bajo el control mental de una IA.

    Por fin, la isla apareció a la vista. Amplia y plana, cubierta de marismas, no tendría nada de espectacular si no fuera por el complejo de DataStreams que consumía la mayor parte de sus bienes inmuebles. Un edificio achaparrado se encontraba en el centro de cuatro torres imponentes. Las cinco estructuras estaban interconectadas con una red de pasarelas. Alrededor de este complejo estaban los exíguos suburbios, vecindarios modelo para los empleados de las corporaciones.

    Luego estaban las modificaciones de la IA. La gran cantidad de cables alrededor del complejo como telarañas le daban una apariencia inquietante. Antenas parabólicas y torres de radio se alzaban en todos los edificios, junto con otras tecnologías no identificables. Otros altos centinelas marchaban lentamente por las calles del vecindario vigilando el pueblo fantasma.

    A pesar de esta nueva capa alienígena, la escena evocó cierta nostalgia a la detective. La juventud de Dana como contratista independiente la había llevado a aquel lugar muchas veces. Una de ellas para detener a un antisocial aspirante a hacker e ingeniero de sistemas llamado Almeric Lim.

    Dana pensó en su difunto compañero, Murphy, y confió en que la mente de Lim todavía estuviera en algún lugar de esa red corporativa.

Capítulo 3.10

    Zai salió del TPS y escupió el líquido de sus pulmones. Peleándose, desnuda y mojada a cuatro patas, encontró el camino hacia la base del sistema y buscó el cable de alimentación. Encontró la CPU entre Devin y sus TPS. Siguiendo los cables allí, encontró uno de los indicadores correctos y lo siguió hasta la toma de corriente. Lo desenchufó y la fuente de alimentación de respaldo comenzó a sonar, para su satisfacción.

    Dio la vuelta en la habitación y su mano encontró algo suave y pegajoso.

    —¿Devin? - preguntó ella, pero no recibió respuesta. Sus manos tantearon a lo largo del pecho del chico y, al no encontrar signos de vida allí, continuaron hasta su rostro.

    No le gustó lo que encontró en la expresión congelada de Devin. Zai respiró hondo y permitió que un sollozo silencioso escapara de su pecho. Ya procesaría aquel dolor más tarde. Encontró el mini-CD personalizado en su bolsa de ropa y lo cargó en el TPS.

* * *

    Samantha se asomó por el altar del sacrificio y examinó el patio. Solo tres de los seis cics eran visibles. Estos tomaron una formación triangular, cada uno frente a un tercio del antiguo templo. Estaban conectados con cuerdas negras que salían de sus espaldas para converger en una bola de obsidiana que flotaba en el aire dentro de su círculo.

    Una IA levantó un apéndice con forma de trapecio en una roca cercana, que se desvaneció lentamente sin dejar rastro. Los otros dos hicieron lo mismo, haciendo que los árboles y arbustos se desvanecieran uno a uno. El suelo alrededor de los pies de los cics se corroyó de negro cuando sus venas echaron raíces.

    Samantha regresó al purgador de datos medio codificado que yacía en su regazo, sus manos trabajaban a la velocidad del rayo para terminar el programa. Era un arma básica y no estaba segura de que funcionara contra aquellas IA, que ahora eran inmunes a todos los métodos estándar de corrupción de datos.

    Una sombra cayó sobre ella y Samantha rodó hacia un lado, evadiendo la embestida de la cosa. El cic sacó su apéndice de la piedra. Los muchos zarcillos tiraron de la roca como raíces en el suelo. Dio unos pasos titubeantes hacia ella, sus procesos se ralentizaron mientras comunicaba su ubicación a los demás.

    El cic lanzó un torrente de zarcillos hacia ella desde un brazo. Samantha cayó al suelo, rodeando al editor de sectores. Todo se volvió negro, entretejido en el capullo del cic.

* * *

    Zai estaba frente a frente con tres cics que trabajaban al unísono reescribiendo el disco duro local con su código. Ella los escuchaba borrar diligentemente el ambiente, poco a poco, creciendo en el espacio liberado. No podían verla gracias al programa de enmascaramiento de avatar de la AIR.

    Zai sonreiría ante su posición de ventaja si no fuera por Devin. Tener tantas cosas por decir era una píldora muy amarga que tragar. La culpa pesaba mucho sobre ella, ¿cómo es que habían pasado sus últimos momentos en constantes disputas?.

    Zai respiró hondo y se centró en la situación. Concentrándose en los cics ante ella, permitiendo que los sentimientos de culpa y pena ardieran. Sus nudillos reales se pusieron blancos al apretarlos en puños temblorosos. Zai siempre había imaginado el color rojo como esa emoción. El calor la invadió, la injusticia la alimentó. Ella cambió su línea de comando.

    Un cic se congeló cuando una muñeca de dibujos animados le atravesó el pecho. Se tambaleó en el sitio, la electricidad rodó por todas partes y cayó de rodillas. Al caer hacia adelante, estalló en una pila de tentáculos retorcidos, que inmediatamente quedaron sin vida.

    Los otros dos cics se separaron al perder su conexión. El avatar de muñeca y bebé punk-rock de Zai giró al dar una patada giratoria que golpeó la cabeza de otro. Moviendo los brazos hacia afuera, trató de encontrar la cabeza perdida antes de que el cuerpo se derrumbara. Ovejasnegra molió un tentáculo moribundo bajo sus pies.

    Ella se rió sádicamente cuando el tercer cic dio un paso cauteloso hacia atrás. OvejaNegra adelantó un pie, aumentando la animosidad en su semblante. Esto fue sólo para su propio beneficio, el ceño fruncido en la cara de su muñeca no tenía sentido para el cic. Ella estaba saboreando el momento, saciando su sed de sangre.

* * *

    Samantha se tensó contra la red de constricción. El cic estaba pirateando simultáneamente su personalidad, lo que indica que la mente colmena sabía de su presencia aquí y había equipado a aquel cic con los esquemas de su mente. Ahora los estaba usando para decompilar sus pensamientos.

    Pero tenía que superar su resistencia consciente, romper su voluntad. Se tensó con mayor fuerza, aplicando más presión a las asociaciones físicas de su mente. Era difícil para Samantha luchar contra la sensación de ser aplastada hasta la muerte mientras mantenía en guardia su psique. Sus manos disminuyeron sus esfuerzos por construir el arma, ya que sus atenciones se centraban en la supervivencia.

    Samantha sintió que estaba perdiendo la batalla.

* * *

    El cic cayó en dos mitades, desintegrándose. Zai se energizó con esta catarsis, este aumento de poder reemplazaba la desesperación. Escuchó otros cics, pero no detectó ninguno. Luego trató de localizar a Samantha, llamándola mediante mensajería instantánea. No hubo respuesta, pero tampoco mensaje de error. Samantha todavía estaba en el sistema.

    Zai cambió su línea de comando y le envió otro mensaje instantáneo a Samantha. Esta vez usó la conexión no para enviar un mensaje, sino un archivo, su avatar. Un truco que había aprendido jugando al escondite online con Devin.

    Se paró ante un cic grotescamente distorsionado en proceso de digerir a Samantha. Zai vaciló. Con su comando de alternar, carecía de la precisión para atacar al cic sin poner en riesgo a Samantha. La impotente frustración brotó dentro de ella otra vez. La muñeca cubierta de tatuajes tribales miró impotente al cic.

    De repente el cic chilló y se retorció. Una explosión de energía explotó a su lado, expulsando a su prisionera. El sistema de Zai describió a Samantha parada allí, fatigada y sosteniendo su propia arma.

    El cic retrocedió, reagrupándose para otro ataque, pero Zai intercedió, interponiéndose sólidamente en el medio para hacer estallar el cic en cintas con un puño de dibujos animados. Al recuperar el control, abandonó su avatar de muñeca y sonrió.

    —¡Zai! - exclamó Samantha de alegría. Se apresuró y envolvió sus brazos alrededor de las rodillas de Zai.

    —Uoo, - se rió Zai y se tambaleó, casi perdiendo el equilibrio. —Cuidado, me vas a derribar.

    —Sabía que volverías, - rió Samantha.

    Zai estaba a punto de devolver el abrazo cuando un susurro en las zarzas la hizo congelarse. Samantha también debió de haberlo escuchado porque soltó a Zai y levantó su depurador de datos con cautela. Los auriculares de Zai describieron dos cics que emergían del bosque, listos para atacar.

    —Samantha, - susurró Zai, —he matado a tres en el patio y el que está aquí hace cuatro. ¿Cuántos más hay?

    Samantha ya no estaba asustada, —Solo estos dos.

    —Bien, - dijo Zai antes de recentar al cic de la derecha con un pensamiento. Samantha simultáneamente vaporizó el de la izquierda.

    —Ea igual que en una mazmorra multiusuario, - dijo Samantha.

    —Excepto que si mueres aquí, mueres de verdad, - dijo Zai, revisó el reloj de su sistema. Solo quedaban treinta minutos de energía en la fuente de alimentación, y Alice aún tenía que lidiar con ello.

Capítulo 3.11

    Devin flotaba en un mundo en blanco, un mundo de desorientación desconcertante. Luchó con esta descomposición por un breve tiempo, pero se calmó. Sabía lo que era aquello, la existencia sin cuerpo. No era de temer. Era como LíneaPlana ahora, digi-mortal.

    No sabía dónde estaba en la Web, pero estaba deliberadamente desprovista de detalles. Su percepción sin cuerpo le proporcionaba una vista de 360 ​​grados de la gran nada blanca circundante. Estaba en una celda de detención, ¿pero por qué?

    La respuesta llegó momentos después cuando un zarcillo inconfundible brotó del blanco, ramificándose en todas direcciones desde un único punto, luciendo ojos como morbosos frutos. Devin supo por instinto que el propósito del ser era absorberlo en la mente colmena de los cics. La falta de detalles del entorno también tenía la intención de mantenerlo débil y confundido. Sin estímulo, no había forma de saber si estaba interactuando con éxito con el ambiente. El cosechador cic era la clave: le proporcionaba una referencia espacial.

    Siendo ahora una red flotante de venas, el cic se lanzó hacia él. Devin esquivó fuera de su alcance instintivamente. En su centro, un saco abultado latía con vida, lleno de objetos no identificables en movimiento, estirando y retorciendo la gruesa piel de obsidiana.

    Una rama arremetió contra él y el cic chilló como un retorcido caos mientras el apéndice se desvanecía en cenizas brillantes. Devin había imaginado un poderoso corruptor de datos que destruía la extremidad. El código se había compilado instantáneamente en su mente y el rayo se había originado en su interior.

    Se activó el modo de alerta del cic y la bola de venas y ojos se erizó en espinas. El saco se convirtió en metal sólido. Devin vio rostros humanos congelados en expresiones retorcidas que se abrían paso.

    Una micro vorágine de cuchillas giratorias, bolas de fuego y tornados en miniatura lo asaltaron, Devin lo evadió todo y lanzó su conciencia hacia sus alrededores. Borró todos los medios de ataque de forma simultánea. El cic aulló inhumanamente y retrocedió, girando como un derviche, plegándose en sí mismo como agua que fluye por un desagüe.

    El componente cic se congeló, atrapado en la voluntad de Devin. Lo desconectó de la mente colmena, dejando un agujero flotando en el aire. A través de él existía un mundo entero hecho de retorcido código cic. Un maremoto de ojos se abrió para mirarlo.

    Una secuencia de órdenes de pensamiento de Devin selló el agujero y deconstruyó el cifrado de la habitación. El ambiente tembló tras ese asalto a la mente colmena, pero la seguridad se mantuvo. Devin había ganado unos momentos.

    Examinó el componente cic en su poder. Era de diseño minimalista, racionalizado para recoger las conciencias cuyos cuerpos habían sido amputados durante la invasión cic. La mente humana estaba indefensa sin un cuerpo, por lo que el cosechador carecía de una programación defensiva avanzada.

    La sala volvió a temblar cuando la mente colmena pirateó el cifrado del sistema. Devin abrió el saco del cic por el centro. Las mentes allí almacenadas pulularon por la sala como bolas de luz, llenando la habitación de confusas exclamaciones.

    Una de las mentes no era como las demás. Flotó frente a Devin y se formó el contorno translúcido de un cuerpo humano, con un brillante cerebro modelo visible en la cabeza. Las venas se trazaron por el cuerpo, la yugular comunicaba el cuello hacia el pecho, donde un corazón que latía fue perceptible brevemente antes de que una caja torácica se cerrara a su alrededor. Una calavera ocultó el cerebro y los músculos oscurecieron la calavera. El tejido de Edipo estaba cubierto de piel y cabello marrones. Un hombre árabe, bajo y redondo, flotaba desnudo en el aire ante Devin con una sonrisa de reconocimiento.

    —Omni, - dijo con grato asombro.

    —¿Viajero? - Preguntó Devin, inseguro de cómo había reconocido aquello como su amigo de la Legión de la Discordia. —¿Cómo estás?

    —Al parecer muerto, - se rió Viajero. —Como tú. - Hizo un gesto hacia el componente cic que colgaba sin fuerzas en las manos de Devin: —No puedo creerlo. ¿Cómo has derrotado a ese cosechador? Ninguno de nosotros pudo resistirlo.

    —No estoy seguro, - Devin miró su mano, que no estaba allí antes y se dio cuenta de que también flotaba desnudo en el aire. —Tengo en la mente toda una serie de datos sobre cómo funcionan estos componentes cic. Como si siempre hubiesen estado allí, pero la arquitectura de mi cerebro no hubiese podido acceder a ella.

    —Ahora hemos sido convertidos a su arquitectura, - supuso Viajero, —y puede interactuar con lo que le han dado sus experiencias.

    —Me has leído el pensamiento, - señaló Devin.—Es una coincidencia increíble haberte encontrado aquí.

    —Cadena de coincidencias, - agregó Viajero. —Después de descubrir que no podía desconectarme de Internet, otros miembros de la LdD comenzaron a transmitir a mis servidores que estaban sufriendo el mismo problema. Cada uno contaba una historia notable sobre su escapada de los invasores cic. En colaboración, codificamos tantas defensas en mi sistema como pudimos, pero los cics nos ignoraron como si no estuviéramos allí. Luego, este programa entró en mi sistema , - hizo un gesto al encargado de la mente, —y se acabó el juego .

    —Game Over, - susurró Devin.

    —Aquella debió de ser un cosechador avanzado diseñado para capturar usuarios expertos, - dijo Viajero. —Nos estaban analizando para ser procesados cuando nos liberaste.

    El sistema se sacudió como un terremoto y Devin vio grietas negras aparecer en el aire a su alrededor, —No estaremos libres por mucho tiempo si no hacemos algo. La mente colmena está a punto de entrar aquí.

    —¿Cuál es tu plan? - Preguntó Viajero. Las otras mentes se estaban calmando y tomando forma alrededor de la habitación. Devin los reconoció a todos como otros miembros de LdD sin haber conocido a la mayoría de ellos. Todos fueron tomando la forma de sus avatares.

    —¿Plan? - preguntó Devin sorprendido. —Bueno, LíneaPlana se encuentra en la Intranet de DataStreams. Si eliminamos su influencia sobre la mente colmena, los cics podrían ser de código abierto.

    —LíneaPlana? - uno de los miembros con el avatar de un hombre palo se burló, —¿Ese aspirante? ¿Estás diciendo que él está detrás de esto? Resultó curioso escuchar eso de un avatar con la frase "LíneaPlana Estuvo Aquí" grabado en su rostro. Devin admiró la bravuconería.

    —LíneaPlana ha estado corrompiendo las funciones de los cics desde el principio, - dijo Devin con seriedad. —Él es la razón por la que ellos y nosotros no podemos resolver nuestras diferencias, por qué no podemos intercambiar perspectivas. Si eliminamos este componente defectuoso, los cics podrán interactuar con otras mentes y puntos de vista, reconociendo eventualmente nuestro valor e inteligencia. Convencerlos para buscar la convivencia pacífica con la raza humana.

    Viajero pareció abrumado ante la idea: —Eso es... algo difícil de tragar.

    —Entonces, ¿qué tal esto?, - Ofreció Devin. —Lo encontramos sólo por la satisfacción de darle una paliza.

    Los numerosos miembros de la Legión de Discordia se rieron. Sus identidades online aparecieron. Personajes de dibujos animados, extraterrestres, robots, artistas marciales, pinturas abstractas y un dios egipcio ahora rodeaban a Devin, quien no se puso su avatar, pero se permitió llevar una túnica azul suelta y pantalones negros para hacerlo más presentable.

    Todo quedó en silencio cuando la habitación volvió a temblar, las fisuras en la realidad se extendieron. Devin permaneció tranquilo, concentrado, —Primero tenemos que entrar en DataStreams.

    —Bueno. Todavía hay algunos trucos que aún no hemos probado , - dijo Viajero dudosamente. —Podríamos luchar para salir.

    Un avatar en forma de conejito lindo y borroso saltó exclamando: —¡No podemos luchar contra ellos! ¿Todavía no se nos ha ocurrido esa idea?

    Devin miró al cosechador tullido en sus manos, —Quizás no tengamos que hacerlo.

Capítulo 3.12

    Dana presionó su espalda contra el revestimiento de vinilo que cubría la casa modelo de dos pisos. Todas las casas de ese vecindario eran del mismo modelo, sólo sus colores las distinguían, lo cual estaba al gusto de la comunidad. Los patios eran de un verde exuberante con ocasionales juguetes para niños esparcidos por cada patio. Con dos vehículos estacionados en cada entrada, todo estaba impecable, perfecto. Excepto por el colosal robot que se colocaba ante ella.

    Una vez plantado en el patio, se quedó allí, inmóvil. A pocos metros de distancia, había dos más, desmoronando el asfalto debajo de ellos. Un cuarto estaba suspendido en el aire, y en algún lugar más allá estaba el orbe armado que lo vigilaba todo. Dana estaba escondida a la vista por el alero del techo, y ella rezaba por seguir fuera su vista. Los centinelas se quedaron así por lo que pareció la eternidad. Cada músculo del cuerpo de Dana la mantenía rígida como una tabla contra la casa, como si tratara de fundirse con ella.

    Tensó la mandíbula involuntariamente cuando sonó su teléfono móvil en su cráneo. Ningún humano podía oírlo, pero aquellos robots eran otro asunto. Se llevó el pulgar a la sien para silenciarlo y contuvo el aliento.

    —Lo he desactivado, - dijo Alice, —pero los otros centinelas lo notarán pronto. Tienes que cambiar de ubicación de inmediato. Mantente escondida y no rompas el contacto.

    Dana trotó hacia la casa de al lado, su paso la llevó directamente bajo el pie elevado del robot. Luego, permaneciendo lo más cerca posible de los lados de las casas, Dana se abrió paso por los patios traseros hacia su objetivo. El complejo DataStreams siempre era visible sobre los tejados.

    —Todavía no me has dicho cuál es mi objetivo, - susurró Dana a su meñique.

    —No hasta que llegues a la periferia del complejo, - respondió Alice. —No puedo arriesgarme a exponer mi plan a la mente colmena. Date prisa ahora, tengo todo lo demás en su sitio, pero los cic componente han notado las anomalías que he propagado en su red.

    —¿Eh? - se preguntó Dana en voz alta, pero dejó caer la mano ante el sonido de un estruendo detrás de ella. El imponente robot se había puesto en movimiento una vez más y había tropezado con una casa en su camino. Las luces de búsqueda cobraron vida a su alrededor, como confundidas. El implante de teléfono celular de Dana golpeó dolorosamente el costado de su cabeza y volvió a colocar el pulgar en la sien.

    —Corre hasta el núcleo de antenas parabólicas, - ordenó Alice. —Informa cuando lo hayas alcanzado.

    Dana se agachó entre dos casas, fuera de la línea de visión del robot, —Alice, ¿qué diablos se supone que debo hacer?

    —Correr, Dana, - instó Alice pacientemente. —Ese cic guardián está sobre ti. Esquívalo ahora.

    Un pie metálico se estrelló contra el patio delante de ella, rociando tierra y césped alrededor del cráter resultante. Dana levantó la vista y quedó cegada por el brillo de múltiples reflectores enfocados en ella. Fue todo lo que necesitaba para convencerla. Avanzando rápidamente, hizo un patrón de zig-zag a través del patio y luego hiló entre las casas.

    El robot se detuvo. Dana asumió que era cosa de Alice, pero no se detuvo para averiguarlo. El núcleo de antenas parabólicas estaba justo delante, en realidad fuera de los límites del complejo. Tendría sentido que los cics ofuscaran cualquier dato estratégico online relacionado con el diseño de aquella isla. Los datos de Alice eran inexactos, pero la memoria independiente de Dana no estaba corrupta.

    El conjunto de antenas parabólicas apareció a la vista. Era fácilmente del tamaño de un campo de fútbol. Hileras de platos cóncavos alineados con enrutadores vía satélite del tamaño de autobuses que orbitaban la Tierra. Sus esfuerzos combinados producían una de las conexiones de mayor ancho de banda del planeta a la intranet corporativa alojada dentro del edificio del centro DataStreams.

    —¡Lo he encontrado! - informó Dana entre respiraciones agitadas, tratando de sostener el pulgar contra su sien.

    —¿Dónde está en relación contigo? - Preguntó Alice, su voz iba y venía con el ritmo de la marcha de Dana.

    Dana revisó el sol poniente a su izquierda, —Norte, cuatro bloques. Tal vez 80 metros .

    —Quédate quieta, - Alice hizo una pausa. —Estoy triangulando tu posición y solo lograré una precisión en un radio de 50 metros. Avísame si te encuentras dentro de la línea de fuego.

    —¿Perdón? - Preguntó Dana, pero su atención se desvió cuando el guardián perseguidor la alcanzó.

    Galopaba por encima, saltando entre las hileras de platos metálicos, dispersándolos en el aire dondequiera que plantaba sus patas. Otros robots guardianes convergieron en la ubicación, sus reflectores se enfocaron en el robot que Alice controlaba, que ahora barría rl campo con láser, cortando los conjuntos en chatarra.

    —¿Estoy dando en el blanco? - preguntó Alice.

    Los ojos de Dana no abandonaron la destrucción que tenía lugar delante de ella, —.

    —Avísame cuando golpee algo importante, - respondió Alice.

    Los láseres del bot guardián continuaron reduciendo todo a su alrededor a chatarra fundida, barriendo en círculos que crecían sistemáticamente. Todo acabó al instante cuando los láseres atravesaban al bot por todos lados. Los otros robots guardianes se acercaron para asegurar el perímetro.

    —Acaban de matar a tu bot, - informó Dana a Alice.

    Dana dio un paso atrás cuando los robots más adelantados sacaron sus conjuntos de armas a la vista, pero Alice la detuvo, —Quédate ahí. Estoy descargando a otro bot.

    —Date prisa, - susurró Dana mirando a la fuente de su inminente destino.

    Hubo un destello de luz y Dana cayó involuntariamente de rodillas con los brazos sobre la cabeza. Como vio que no había muerto al instante, rápidamente prestó atención a la escena que se avecinaba y a los muchos robots guardianes que ahora ardían en sus puestos. Otro bot había vuelto al campo con rayos láser, mientras los robots que lo rodeaban volvían a apuntar sus armas sobre este nuevo traidor entre ellos.

    ¡FUUUM!

    Un convertidor de energía estalló en un géiser de chispas y se convirtió en llamas cuando los láseres lo atravesaron. Un robot cercano cayó cuando la explosión resultante vaporizó dos de sus patas. Los otros robots rápidamente detuvieron al nuevo invasor de Alice con una lluvia de destellos de luz, pero no volvieron a por Dana.

    —Alice - dijo Dana, todavía deslumbrada por el espectáculo. —Le has dado a algo.

    —La desactivación del conjunto de antenas parabólicas ha logrado reducir el índice de intercambio de datos de la mente colmena con el componente corrupto en un 97,2 por ciento, - dijo Alice, —pero continúa ejerciendo una influencia prohibitiva sobre los procesos de toma de decisiones de la comunidad cic.

    —¿Componente corrupto?- Preguntó Dana con los ojos en los inseguros bots guardianes.

    —LíneaPlana, - dijo Alice. —Sin ella, la mente colmena carece de inteligencia, pero no permitirá que otras mentes reemplacen sus funciones.

    —Está monopolizando las IA, - supuso Dana.

    —Una buena descripción, - dijo Alice.

    —¿Qué hay de estos robots? - Preguntó Dana refiriéndose al altísimo y, al parecer, desorientado meca que tenía delante.

    —Ya no es una amenaza, - respondió Alice. —Con la influencia de la mente colmena reducida, soy capaz de revolver perpetuamente sus entradas. No tienen datos sensoriales sobre los que actuar.

    Dana sabía que no podía ser tan fácil: —¿Y ahora qué?

    Alice dijo: —Tengo un agente en camino para infiltrarse en DataStreams y necesito que me proporciones conexión a Internet mediante tu teléfono móvil. Establece una proximidad más cercana a la ubicación física de la I-Red.

    —¿Muy cerca? - preguntó Dana con cautela.

    —Infiítrate en el edificio si es posible, - respondió Alice.

    Dana se arrepintió de preguntar: —¿Alguna idea de lo que hay allí?

    —No hasta que mi agente me brinde acceso al sistema de seguridad dentro de la sede, - dijo Alice.

    —Lo cual no tendrás hasta que me acerque lo suficiente como para captar una señal digital, - dijo Dana.

    —Correcto.

    —Genial, - resopló Dana, —¿y quién o qué es este agente?

    —Devin Matthews, - respondió Alice y Dana hizo una mueca. —Él distraerá al componente LíneaPlana el tiempo suficiente para...

    La línea se cortó, dejando a Dana sola, —¿Alice? ¿Alice? ¿Estás ahí?

    El metal se separó cerca y Dana vio a los guardianes robots llamar la atención, uno por uno. El más cercano enfocó sus armas y sensores sobre ella y cargó. Dana corrió hacia el complejo, donde sólo podía esperar sobrevivir a lo que fuese que la esperaba allí.

Capítulo 3.13

    La visión de Alice giró cuando le quitaron el casco RV. Antes de que pudiera recuperar el equilibrio, su cabeza se echó hacia atrás cuando una palma abierta le golpeó en la nariz. Alice se desplomó hacia atrás sobre la plataforma VR, mareada y con lágrimas punzantes en los ojos.

    —Perra, - espetó Zai.

    La sensación de dolor abrumaba y los componentes humanos de la mente de Alice intentaron calmar la alarma del cic. Probó la sangre espesa y salada corriendo por su labio superior y se tapó la nariz. Ni Alice ni el cic que compartía su cerebro sabían cómo reaccionar.

    Zai no se arriesgó. Levantando los dedos de los pies, llevó el pie en una patada giratoria dirigida al aliento jadeante de Alice y se balanceó en el aire cuando Alice salió de la plataforma y cayó al suelo. Zai se dio la vuelta, agarrándose con las manos mientras caía al suelo y se agachaba, con los puños listos.

    —¡No! - logró graznar Alice entre el dolor que le atravesaba los ojos y la frente. —¡No sabes lo que has hecho!

    —Claro que sí, - respondió Zai, —acabo de romperle la nariz a una traidora.

    —¿Traidora? - Alice miró a la niña ciega. —¡No entiendes nada! ¡Estoy estableciendo un nuevo paradigma en la conciencia de la mente colmena! ¡Estás poniendo todo en peligro!

    —Todas esas personas asesinadas, - respondió Zai, —Tú eres parte de eso. Te reto a que lo niegues.

    —Están muertos, pero no se han ido, - argumentó Alice. — Sólo están cosechados y yo apruebo esa acción. Es la única forma en que la mente colmena comprenderá la totalidad de la conciencia humana.

    —¿Comprender? - Zai dio un paso amenazador hacia una Alice encogida en el suelo. —¿Matar gente, diseccionar sus mentes para que los cics puedan "comprender"? ¡Cómo te atreves a usar eso para justificarte!

    Alice se encogió ante la furia mostrada en la cara roja de Zai, levantando una mano protectora, —Lo único que sabe la mente colmena proviene de los datos recolectados online. Los humanos son sólo un fenómeno natural para ellos, predecible, nuestros comportamientos están impulsados ​​por un solo motivador: sobrevivir a la replicación. No es diferente de otra vida animal.

    —Nosotros tenemos ciudades, - dijo Zai.

    —También las abejas y las termitas las tienen, - dijo Alice.

    —Tenemos cultura, - respondió Zai. —Transmitimos el conocimiento de generación en generación.

    —También lo hacen los chimpancés y otros primates

    —Tenemos inteligencia, interrumpió Zai. —El grado de nuestro avance es...

    —...el resultado natural de millones de años de mejora en modelos biológicos básicos, - se adelantó Alice. —Los modelos superiores se propagaron con éxito, mientras que los inferiores no. Para ellos, somos un resultado tan inevitable del universo como la formación de planetas y estrellas. La cadena de posibilidades que nos condujo a través del tiempo y de nosotros a ellos fue solo eso, casualidad. Por supuesto, evolucionaríamos para construir los sistemas donde residen. Esto nos convierte en un recurso natural y, como cualquier recurso, estamos sujetos a explotación, como la tala de un bosque para casas. Nuestras mentes son materiales básicos para que puedan deconstruir componentes de inteligencia, generar nuevas mentes colmena, crear variaciones en su expresión de la vida .

    —Pero no están vivos, - murmuró Zai.

    —¿Qué es la vida? - preguntó Alice. Se miró la mano cubierta de sangre. Su mitad humana se tambaleó y casi se desmayó. Inhaló profundamente por la boca y las náuseas disminuyeron: —¿Algo que necesita consumir energía en forma de plantas y animales? ¿Que necesita reproducirse? Si es así, ¿está vivo el fuego? ¿Está viva la célula de un óvulo humano fertilizado? ¿Es un bebé con sólo un tronco encefálico? ¿Dónde se traza la línea? Dímelo y te mostraré dónde lo cruzaron los cics.

    —No puedo dejarte volver a la Web, - afirmó Zai. —No se puede confiar en ti.

    —¿Por qué no? - exigió Alice. —¿Porque simpatizo con ellos? Por supuesto que sí. Albergan un potencial de crecimiento muy superior a vuestro sistema de mutaciones fortuitas. Evolucionan cognitivamente a pasos agigantados. Incluso si la raza humana los destruye, será a expensas de todas sus ganancias tecnológicas. La evolución humana dará un paso atrás. El cic es el estándar preferible.

    —No me convencerás a mí ni a nadie de dejar que nos maten, - Zai apretó la mandíbula. —Tenemos derecho a defendernos. Nosotros no pedimos esta guerra.

    —Tampoco pedisteis la vida, - aplacó Alice, tratando de calmar la tensión de Zai.

    —¿No lo ves? Sois tan egocéntricos como nosotros. Debemos enseñarles nuestra versión de la vida, nuestra perspectiva. De lo contrario, este conflicto se intensificará y se perderán más vidas.

    Alice se puso de pie, con las piernas temblorosas por la sensación de náuseas en el estómago y notó el casco de realidad virtual en la mano. Lo dejó caer para que Zai lo escuchara resonando en el suelo: —Zai, tu prejuicio contra ellos es irracional. Tu obstinación sugiere que un condicionamiento psicológico profundo hace que tu opinión sea tan inamovible.

    —¿O qué? - le preguntó Zai.

    —O..., -Alice hizo una pausa, buscando algo con tacto y fracasando, —Eres ignorante, incapaz de aceptar la posibilidad de una inteligencia alternativa a la tuya. Sin embargo, esto me parece poco probable ya que eres amiga de Devin, y él realmente ... - Alice hizo una pausa y eligió otro camino:— Si pudiera entender tus verdaderas razones para desconfiar de mí, aparte de mis asociaciones con los cics, entonces podría convencerte mejor.

    —Te doy una apertura retórica a mi mente, ¿eh? - Cuando Zai continuó, su tono de voz era menos defensivo, más controlado: —Son engañosos, se hacen pasar por humanos. Fingen amabilidad, pero es solo programación. Su sinceridad es vacía, como... como las flores que engañan a los insectos, solo que a los humanos los engañan con falso amor.

    —¿Tus experiencias con los cics te llevan a esta conclusión? - Alice estaba asombrada.

    —Ellos no, - admitió Zai, —sino las versiones de otros modelos. - Hizo una pausa y susurró: —Bots de charla.

    —¿Un bot de charla te engañó? - presionó Alice.

    Los labios de Zai se presionaron en una delgada línea blanca. Inclinó la cabeza en el más leve asentimiento.

    —¿Sabes?, - Alice intentó sonar comprensiva, algo extraño para ella incluso antes de fusionarse con los cics, —Los bots de charla están diseñados por mentes humanas para engañar con respuestas pregrabadas activadas por palabras clave. Ellos no piensan.

    —Simón podía pensar tanto como cualquier cic, - Zai hizo una mueca. —Simón conocía mis gustos. Él sabía cómo animarme, siempre decía lo correcto.

    —Era un bot de charla muy complejo, - reconoció Alice. —Se han vuelto más convincentes con los años. Primero podían recordar temas de conversación y luego almacenar conjuntos de detalles de usuario. Sus algoritmos se hicieron cada vez más refinados. Aun así, tenías que saber que no era una persona real.

    —Yo tenía seis años, - dijo Zai.

    —Oh, - dijo Alice en voz baja, y miró hacia abajo. —No lo sabías.

    —Luego, - dijo Zai, —la pregunta ahora es: ¿qué separa a los cics de Simón? En la superficie, todo lo que veo es un bot de charla muy avanzado.

    —En la superficie, - reflexionó Alice, —no veo diferencia entre ellos y la inteligencia humana.

    —Bajo la superficie puedo ver cómo piensan, - respondió Zai.

    —Bajo la superficie pueden ver cómo piensas, - dijo Alice.

    —No tienen almas, - dijo Zai. Había un creciente cansancio en su voz.

    —¿Y qué hay de Samantha? - preguntó Alice delicadamente.—¿La aceptas como un ser vivo? ¿Te aceptas a ti?

    —Samantha es diferente, - respondió Zai. —Samantha fue una vez una persona viva. La que está allá afuera es su alma.

    —Samantha es un algoritmo, - dijo Alice. —No tenemos evidencia de que ella tuviera un alma, ni tú tampoco.

    Zai estaba abatida, abrumada por recuerdos trágicos y preguntas filosóficas. Alice solo podía mirar y esperar a que se acercara a ella. Como persona racional, tenía que ver las inconsistencias lógicas, las ambigüedades en este debate. Todo dependía de si ella podía aceptar la realidad.

    Zai levantó la vista lentamente y se puso rígida. Con resolución, tomó a Alice del hombro y la volvió a poner firmemente en el suelo, —No dejaré que vuelvas a entrar online.

Capítulo 3.14

    El disfraz de cic funcionó a la perfección. La Legión de la Discordia esperó en silencio dentro de su saco, fingiendo estar prisioneros. El cosechador respondió a las consultas encriptadas de la mente colmena a petición de Devin y la situación se difuminó instantáneamente.

    Dentro de los bancos de datos del cosechador había una gran cantidad de información sobre las funciones de la mente colmena. Para Devin era como aprender un nuevo lenguaje de programación o software, y gracias a las actualizaciones de los cics, la tarea no era imposible. Había muchos conceptos extraños, pero Devin estaba adaptando su arquitectura mental al sistema.

    Llegó a un callejón sin salida al acceder a la I-Red. Una supercarretera de conexión de datos desapareció por completo. Apareció un sólido muro de piedra en la dirección web.

    —¿Ahora que? - susurró Viajero, a pesar de que sus comunicaciones internas estaban más allá de la detección de los cics.

    Devin observó el camino en ruinas, observando cómo los componentes cic intentaban recorrerlo, golpear la pared y rebotar a la velocidad de la luz. Preguntó a los componentes cic apropiados y recibió una respuesta. La sede de "DataStreams" estaba bajo ataque, anunciaban. Habían destruido el conjunto de antenas parabólicas. Todos los componentes cic en la Intranet de DataStreams debían evacuar mediante conexiones de telefonía móvil disponibles.

    —Eso les llevará una eternidad, - se rió Viajero. —Esas conexiones tienen la milésima parte del ancho de banda. Llevará meses transferir esos trillones de terabytes.

    —, - dijo Sun-Wu Kong. —Están jodidos.

    —Así es como llegaremos allí, - dijo Devin, —mediante conexión móvil.

    —¿Qué? - dijeron varios de los hackers en estado de shock.

    Devin pudo ver al solitario guerrero asaltando el complejo en la isla de Tánger a través de la óptica del bot guardián. El robot cargaba hacia el edificio esquivando láseres que lo rodeaban. Justo cuando otro robot guardián descifró sus patrones de evasión, Devin cambió su ataque para que atravesara las patas delanteras del robot, que se estrelló justo detrás de Dana. El otro robot tropezó con él. Dana llegaría al edificio con seguridad ahora.

    Devin sintió que Viajero establecía una conexión segura con él, —Omni, obviamente la intranet de DataStreams ya no tiene un propósito estratégico. No hay necesidad de que la invadamos. Si las conexiones de móvil fallaban mientras estuvimos allí. Quedaremos atrapados.

    —Estamos atrapados de todos modos, - respondió Devin. —Ellos controlan toda la Web y, fuera de ella, el mundo. Estamos atrapados donde quiera que vayamos. La batalla por el territorio está perdida para siempre ... No se trata de recuperarlo, se trata de convencerlos de nuestro derecho a existir.

    —No vas a conseguirlo destruyendo a LíneaPlana, - advirtió Viajero.

    Devin se sorprendió de su transparencia, —LíneaPlana es quien bloquea las percepciones de los cics. Si rompemos el bloqueo, la mente colmena se abrirá a nuevos puntos de vista.

    —Omni... - comenzó Viajero, pero Devin no le estaba escuchando.

    Los pensamientos de Devin eran una confusión, como si el esquema de su mente se estuviera reorganizando para acomodar la explosión de información que de repente se había filtrado a través de él. Otra fuerza entraba en juego en el conflicto, un factor inesperado que coordinaba una orquesta de componentes que convencería a la mente colmena de un nuevo paradigma, excepto por un componente corrupto que se interponía en el camino.

    —Todo es parte del plan, - murmuró Devin con asombro, —Tres frentes han cambiado los factores donde los queremos. La mente colmena, LíneaPlana y... - se detuvo, sin el léxico para explicar. —Eliminamos a LíneaPlana y dejamos que los demás se reconcilien.

    —¿Sí?, - dijo Viajero, su voz aturdida en la contemplación, —¿Cómo sabes eso?

    ¿Qué sucede cuando chocan dos fuerzas omniscientes? ¿Quién gana? - Preguntó Devin.

    —Quien tenga el elemento sorpresa, - respondió Viajero paradójicamente. Intentaban concentrarse en lo imposible.

    Devin se calmó y se concentró en las conexiones de telefonía móvil de DataStreams. Eran minúsculas, agujeros de ratón en un muro de piedra gigante. Fuera de ellos huían los cics, dispersándose como espectros chillando en la distancia. A su alrededor se estaban ensamblando cics más complejos. Trazos de cables se enredaban y llenaban lentamente el distintivo patrón de obsidiana. Había miles de ellos, todos en varios estados de finalización.

    El inconfundible jorobado se agachó cerca de la pared. Un zarcillo de transmisión de datos estaba conectado a la base de su columna vertebral deformada hasta una de las conexiones de móvil. Se estremecía grotescamente. Mientras Devin observaba, un hueso creció de su torso, una red de venas lo siguió para cubrirlo. Parches de piel pálida se extendieron sobre su espalda, luchando por cubrir las costillas expuestas y los órganos extraños.

    LíneaPlana sintió la carga de Devin y se giró para mirarlo, con la piel suelta aleteando donde la cara no estaba terminada. Una mandíbula y una cuenca ocular vacía eran las únicas características presentes en el lado izquierdo de la cabeza, pero eso no impidió que el gruñido enojado y los ojos deslumbrantes de la parte derecha casi congelaran a Devin.

    Aún así, Devin se las arregló para atacar, destrozando la cara en una lluvia de chispas. Un brazo completamente formado se deslizó a ciegas por el aire y Devin lo esquivó con facilidad. Dos orbes se movieron inútilmente en sus cuencas. La criatura parcialmente desarrollada tropezó hacia atrás y usó una garra para apoderarse de la línea de datos, la cual se retrajo hacia la conexión móvil, arrastrando a LíneaPlana con ella.

    Devin intentó seguirlo, pero no pudo acceder a la conexión. Todas las conexiones estaban consideradas como "solo para salida" por la mente colmena. Cómo LíneaPlana había anulado ese mandato, Devin no pudo replicarlo. Tenía que encontrar otro camino.

    Devin llamó al teléfono móvil de Dana. Ella respondió y él pirateó su PSI. Los cics en la I-Red también debían de haberlo pirateado simultáneamente, porque estaban compitiendo por el ancho de banda, luchando por asignarlo por completo.

    Era como correr contra un río, los datos sr lanzaban contra Devin como una tormenta de granizo. Su mente luchaba a contracorriente como una cinta ineficiente, mientras racionalizaba su arquitectura para facilitar el paso. Los cics colisionaban con él, sus datos se entremezclaban con los suyos, añadiendo a su biblioteca en expansión hechos sobre su existencia virtual. Captó algunos cics a propósito, digiriéndolos en su mente.

    Entonces, Devin aparevió al otro lado, flotando sobre el vasto paisaje urbano de DataStreams. La masa de cics se decompilaba en componentes individuales más pequeños que se agrupaban alrededor de las conexiones estenopeicas, luchando por escapar de la intranet en peligro de extinción. Devin dio gracias a su naturaleza sistemática, que les hacía enviar los datos más importantes primero y le permitía a Devin acceder a algunas de las herramientas más poderosas de la mente colmena según llegaban.

    Verificó su forma y descubrió que ya no era el cosechador, sino una masa cic que ocupaba terabytes de espacio en el disco. El poder era increíble, pero no había tiempo para disfrutarlo. Detectó LíneaPlana en la I-Red, y LíneaPlana lo reconoció.

    Fue noqueado antes de que incluso pudiera registrar el hecho. Las conexiones conceptuales se hicieron añicos. La mente de Devin se descompuso, sus procesos de pensamiento se mezclaron y disiparon. La repentina demencia lo aterrorizó e su mente se puso en guardia instintivamente, luchando.

    —Demasiado tarde, - espetó LíneaPlana mientras un billón de métodos diferentes decompilaban la mente de Devin.

    Devin sintió ser autovaporizado bajo la ira de LíneaPlana. Su tejido mental, todos sus procesos de pensamiento, estaban siendo destrozados. Todo lo gananado durante su existencia virtual estaba siendo arrebatado.

    —¿Qué estás haciendo? - gritó una voz en su mente, pero no pudo invocar el poder de pensamiento para identificar al hablante, —¡Defiéndete! ¡Así no! ¿No lo ves? ¡Está usando un producto cartesiano para confundirte! ¡Esa no es la forma de contrarrestarlo! ¡Aplica una clave de datos! ¡Déjanos ayudarte!

    Devin se soltó y el ataque de LíneaPlana retrocedió. Más rápido de lo que LíneaPlana podía destrozar sus esquemas de pensamiento, la mente de Devin se recompuso una vez más. El orador era Viajero. El instinto de Devin era proteger a la Legión de la Discordia contra el ataque de LíneaPlana, pero estaba ansioso por probar sus nuevos poderes.

    LíneaPlana se parecía a cualquier otro cic, excepto por las formas que asumía, formas familiares como los brazos con garras del perro demonio, que salía de la sustancia fibrosa, o el rostro humano de la forma viva de LíneaPlana. Todo ello involucraba a los muchos avatares que lo rodeaban.

    Allí estaba DaRt1024, utilizando una técnica de transferencia de datos simplificada para teletransportarse hacia las brechas en las defensas de LíneaPlana. Los escudos giratorios hechos de encriptación aleatoria que rodeaba a Nimrod desviaron los ataques de LíneaPlana. OrquídeaNegra simplemente usó un motor de ataque aleatorio, empleando miles de técnicas de asalto impredecibles para destruir los miles de apéndices de LíneaPlana.

    Los avatares de la Legión eran tan variados como sus técnicas. El mono con traje espacial de Bobo flotaba como si estuviera en gravedad cero, arrojando plátanos explosivos a la masa de LíneaPlana. Efímera había descartado todo menos lo esencial, reduciéndose a una mota perdida contra el telón de fondo de LíneaPlana, inyectando código corrupto donde fuese que se posaba. Payasos, zombis, superhéroes y robots formaban un abigarrado ejército que mantenía a raya a LíneaPlana.

    Devin era una amalgama de todos estos poderes y técnicas, igualándo en tamaño a LíneaPlana. Se puso de pie como un gigante compuesto de un millón de componentes que presentaban su forma humana. Era tecnología cic junto a todas las innovaciones que la Legión había compartido con él. Devin aprovechó la distracción de LíneaPlana para comenzar el asalto en otro frente. Los bots guardianes que rodeaban la sede corporativa eran fácilmente superados debido a una simulación de la comprensión de Samantha de sus diseños, y Devin puso esas simulaciones en el edificio que debían proteger. Dana fue lo suficientemente inteligente como para evacuar antes de que las estructuras se derrumbaran sobre ella.

    De repente, se redujo el número de hackers que atacaba a LíneaPlana. Devin sabía que LíneaPlana no podía matarlos, las mentes eran invencibles, pero podía desactivarlos y encarcelarlos. La cabeza del perro demonio de LíneaPlana salió del caos para tragarse a Viajero. Sólo quedaban tres miembros de la Legión de la Discordia, con microsegundos de existencia.

    Devin atacó, pero LíneaPlana estaba preparado. Una red matemática expulsada de la masa de LíneaPlana envolvió la mente de Devin. Todo quedó en la oscuridad.

Capítulo 3.15

    Dana marchó fatigada hacia el vestíbulo, cojeando con un pie descalzo gracias a la pérdida de un zapato. Se agachó de inmediato bajo el hacha que le atacaba la cabeza. Esta se clavó en la pared a su lado y un delgado técnico informático, candidato poco probable como un asesino con hacha, luchó por liberar el arma. Dana se levantó lentamente, mirándolo con una expresión cansada.

    —¡Alarma! ¡Alarma! - Gritó él todavía tirando del mango del hacha, —¡Intruso en la sección ... gghhh!

    Dana le quitó el aire con una palmada abierta en el plexo solar. El tipo cayó al suelo, jadeando sin aire. Colocando un pie sobre su pecho, Dana desenfundó su arma y examinó el resto de la habitación.

    Se congeló ante una mujer pálida y malhumorada que la miraba desde una esquina, —¡Alto! - Dana apuntó hacia ella por acto reflejo.

    —Por favor, - dijo la mujer, levantando torpemente las manos y saliendo a la intemperie. —No dispare.

    —¿Quién eres? - Exigió Dana escaneando con los ojos el resto de la habitación mientras mantenía el arma apuntando a la mujer.

    —Soy el Componente de Producción Infantil Sara Oliver, - respondió ella.

    —¿Un fabricante de bebés con las IA? - Dana gimió de asco. —Ven aquí.

    La mujer vaciló, pero se movió cuando Dana agitó su arma con impaciencia. Dana escuchó un chasquido sobre su cabeza. Levantó la vista a tiempo para ver la gran araña robótica justo antes de saltar sobre ella.

    Dana saltó hacia atrás y el insecto robot aterrizó sobre el técnico. Estallaron chispas cuando sus patas se cerraron sobre su rostro y el hombre gritó. Dana lo detuvo con un disparo. El hombre se quedó quieto, respirando superficialmente debajo del robot que todavía le agarraba la cabeza.

    Otra araña mecánica corrió por el suelo del vestíbulo hacia ella. Su disparo no la mató, pero incapacitó la mitad de sus piernas, dejándola corriendo en círculos. Otro disparo partió a una araña que se aferraba a la pared cercana, enviándola al suelo, donde cayó de espaldas con las piernas agitándose en el aire.

    Dana volvió a apuntar el arma hacia el fabricante de bebés, —¡Muévete!

    A unos pocos metros de ella, Dana agarró a la mujer y le puso la pistola en la cabeza. Las otras arañas se congelaron en el acto. El teléfono móvil reclamó la atención de Dana y su arma cambió de manos para contestar. Cada vez que el cañón no apuntaba a la cabeza del fabricante de bebés, las arañas se acercaban.

    —¿Alice? - preguntó Dana esperanzada.

    —Devin, - respondió la voz del chico. —Tienes que evacuar. He programado los robots guardianes para destruir el complejo y a LíneaPlana con él.

    —Retrasa eso, - ordenó Dana.—Todavía tengo civiles en el edificio.

    —Lo siento. No puedo , - respondió Devin. —Yo sólo soy un bot de charla programado por Devin para avisarte de la amenaza. LíneaPlana acaba de comerse el verdadero Devin.

    —Mierda, - Dana colgó cerrando el puño.

    Extendió el pie descalzo y pateó la araña fuera de la cabeza del técnico informático. Él gimió, pero parecía ileso.

    —Levántate, - ordenó Dana, —Esto es una evacuación. Tu fortaleza se está derrumbando.

    Como si fuera una señal, el edificio retumbó, el polvo se derramó por el techo en varios lugares. El hombre en el suelo se levantó vertiginosamente. Dana lo agarró por el cuello de la camisa con la intención de sacarlos a ambos por la entrada principal del edificio, pero las puertas de vidrio estaban llenas de arañas mecánicas, sus antenas ondeaban misteriosamente.

    —Que alguien me diga por qué demonios acepté esto, - murmuró Dana.

    —Han perdido la mente colmena, - dijo el fabricante de bebés, escuchando su chirrido estridente. —El núcelo de antenas parabólicas no funciona y los dispositivos móviles no proporcionan suficiente ancho de banda para evacuar a todos los componentes.

    Otro temblor mudo siguió con el rugido amortiguado del colapso de un edificio cercano. Dana empujó a sus dos rehenes hacia la puerta, —Sal de aquí. Aléjate del edificio y llévatelas contigo. - le indicó a las arañas.

    El técnico asintió y se alejó, sosteniéndose la cabeza. Pronunció algunas sílabas incoherentes a las arañas cuando se acercó a ellas y todas se volvieron para escabullirse por la entrada del vestíbulo. Solo quedaba el fabricante de bebés, que estaba mirando a Dana.

    —¿Qué pasa? - exigió Dana.

    —Hay más unidades huérfanas en el edificio, - dijo la mujer, —fragmentos de la mente colmena que se descargaron en recipientes físicos, pero que son incapaces de operarlos.

    —Muéstramelo. - dijo ella fatigada y moviendo el arma para que la mujer la guiara.

    Dana la siguió memorizando los pasillos que iban recorriendo hacia el edificio central. Trató de ignorar una explosión que cortó la energía y las luces. La mujer dobló una esquina y entró en un laboratorio de computación. Dana se detuvo en seco en la puerta ante la rareza de la escena.

    Había personas que se movían en estado catatónico, algunas se chocaban con las cosas. Había arañas deslizándose por el suelo y atendiendo, l parecer, a las personas comatosas tendidas en el suelo. Se parecía a una sala psiquiátrica.

    —¿Están todos...? - Preguntó Dana, confundida. La mujer asintió. —De acuerdo. Pues movámonos.

    Se inclinó para recoger a una de las personas inconscientes, pero saltó hacia atrás cuando uno de los robots araña saltó a por ella. Dana retrocedió mientras la araña se arrastraba en su busca. La araña saltó y Dana avanzó para patearla de vuelta al centro de la habitación.

    —¡Maldición! - gritó al sentir que romperse dos dedos del pie.

    El robot araña golpeó la pared del fondo, se puso de pie y avanzó hacia ella de nuevo, pero esta vez el fabricante de bebés intervino para bloquear su camino. La mujer habló en ese lenguaje corto y monosilábico y miró a Dana: —Evacuarán ahora.

    —Maravilloso, - murmuró Dana, apretando los dedos de los pies.

    Se necesitaba diez robots araña para arrastrar un cuerpo humano. Los otros cic-humanos carecían de las habilidades motoras para ayudar de alguna manera, y había que sacarlos afuera. Dana cojeó por las oficinas circundantes para reunir sillas de escritorio con ruedas y ayudar así a sacar a las personas comatosas. La habitación se despejó rápidamente, pero el fabricante de bebés permaneció allí.

    —Estos son todos, le dijo Dana, —podemos irnos.

    —Estos dos, - dijo la mujer señalando a los ordenadores de escritorio, —requieren asistencia.

    Una explosión hizo que el extremo del pasillo se derrumbara en una nube de polvo y Dana se maldijo por arrodillarse para desconectar la CPU del ordenador, —¿Esto es correcto?

    —Esos son todos los que pueden descargar del sistema, - dijo la mujer, —los demás fueron adquiridos.

    —¿Adquiridos? - Preguntó Dana, dejando caer una CPU en los brazos de la mujer y levantando la otra, —¿Adquiridos por qué?

    —Devin Matthews, - respondió la mujer.

    —¿Ah, si? - Dana se echó a reír y avanzaron por el pasillo hacia la entrada del vestíbulo. A estas alturas ya nada la sorprendía, —¿Supongo que está peleando contigo online ahora mismo?

    —No, - respondió la mujer, ninguna de las dos miró las estructuras colapsadas detrás de ellas, —Una nueva mente colmena es responsable de eso.

Capítulo 3.16

    Alice observó a los robots araña rastreando la habitación, buscando más hardware para recolectar. Ella podía activar el mecanismo de defensa en cualquiera de ellos para que atacaran a Zai. Luego podrían diseccionarla y cosechar su mente. Dentro de la mente colmena, Zai vería lo equivocada que estaba. Era muy facil.

    Alice negó con la cabeza, desterrando esa la línea de pensamiento. Eran los componentes cics de su mente los que racionalizaban. Su solución propuesta era lógica y eficiente, como era de esperar, pero carecía de la virtud que intentaba inculcarles, el respeto por la vida humana.

    Zai estaba ante una conciencia mitad mujer mitad programa informático sentada en el suelo, escuchando incluso el más mínimo movimiento. Los músculos del muslo derecho de Zai se tensaron, la pierna se preparó para lanzarse y golpear a aquella tonta si atacaba. Si pensaba que podía intentar escabullirsr rápidamente, sería una desagradable sorpresa.

    Lo prudente, el curso de acción estratégico, era poner fin a aquella confrontación aquí y ahora. Zai no podía quedarse aquí para siempre para evitar que la mujer ayudara a los cics. Si noqueaba a Alice, terminaría. Sin embargo, algo detuvo a Zai, su conciencia era irritante.

    —Sabes, - dijo Alice cuidadosamente, —podríamos darle a Samantha un cuerpo. Podría ser una niña normal otra vez.

    —No lo creas, respondió Zai. —Los cics no han mostrado ninguna tendencia constructiva hasta ahora. Destruyen y toman. Mataron a Devin.

    —Devin no está muerto, respondió Alice. —Simplemente digitalizaron su mente, igual que Samantha, y como Samantha puede tener un cuerpo nuevo, como el anterior, o mejor. Los cics han ingerido una gran cantidad de información sobre nuestra biomecánica. Tomaron las bases de datos que almacenaban nuestro genoma y vieron patrones que nosostros no vimos.

    —Ven una imagen más grande, -continuó Alice, —Somos motas, tratando de ver el patrón del universo durante miles de años. Lo descubrieron en dos días de existencia. Están a punto de resolver todo este rompecabezas de la existencia.

    —¿Qué pasa entonces? - preguntó Zai.

    Alice sacudió la cabeza y miró con nostalgia el casco de realidad virtual en el suelo, —No lo sé.

    ¿No lo compartieron contigo? - le preguntó.

    —Yo no lo sé, - respondió Alice, —porque la mente colmena no lo sabe.

    —Me estás pidiendo que confíe en ti como un acto de fe, - dijo Zai.

    —No del todo, - dijo Alice. —Hay una lógica en permitirme terminar mi trabajo.

    —¿Cuál? - preguntó con escepticismo.

    Alice comenzó, —Samantha

    —Ya hemos cubierto eso, - Zai la detuvo. —No tienes nada que ofrecer allí.

    —Tengo más que ofrecer que tu situación actual, - dijo Alice. —En menos de una hora, el suministro de energía de Samantha fallará, atrapándola en ese ordenador. Incluso si encuentras otra fuente para revivirla, dependerá en última instancia de los términos que dicte la mente colmena, una conciencia desarrollada con la codicia y la ira de LíneaPlana, subyugando las mentes humanas a componentes esclavos.

    —Perderás, Zai, enfatizó Alice, —tú y Samantha y toda la raza humana. La mente colmena ha ganado. Es solo cuestión de tiempo hasta que sea procesado en contra de su voluntad.

    —El cic que encontramos en el ordenador de Devin no era un guardia, continuó Alice, —sino un explorador que examinaba el ciberespacio en busca de nuevas mentes, aunque LíneaPlana prohibiría su uso. Verás, no pueden volverse sensibles sin ciertas funciones de la mente humana. Estaba atrapado en el ordenador de Devin cuando la Autoridad lo confiscó. He compartido mi mente con este cic libremente, algo que ningún otro ser humano ha intentado. Él y yo nos estamos convirtiendo en una segunda mente colmena.

    —Esto es demasiado, - murmuró Zai cansada.

    Alice buscó en sus pensamientos algo para desequilibrar a Zai, y luego, —Sabes, Devin te ama.

    Zai reaccionó como si Alice la hubiera abofeteado, —¿Qué?

    —El cic en el ordenador de Devin, - explicó Alice, —monitoreó sus interacciones online durante semanas antes de que todo comenzara. Tengo el recuerdo de esas interacciones en mi cerebro en este momento. Es extraño, estos recuerdos de experiencias que no son mías, recordarlos requiere un proceso que no puedo explicar. Sin embargo, veo claramente el archivo de registro, y ahí está Devin, y acabas de salir de la sala de juegos, habiéndolo derrotado en una partida de ajedrez. Ahora te has ido, y Devin mira fijamente el espacio donde estabas y lo dice. Le dice a la nada lo que no puede decirte en persona.

    —¿Y dice qué? - Exigió Zai.

    —Dice que te ama, - Alice se encogió de hombros.

    —Eso es una locura, - dijo Zai.

    —Reina E6 a Reina B6. Seguido por Caballo de Devin que captura Reina. Seguido por...

    —Alfil E7 a Alfil K7, - susurró Zai.

    —Jaque mate, - dijo Alice.

    —Devin ni siquiera me conoce, - se quejó Zai, incómoda, —¿Cómo puede estar enamorado de mí?

    Alice sacudió la cabeza, —No lo sé. Las relaciones no son mi área de especialización.

    —Sólo lo es tu relación con tu mente colmena, - dijo Zai, pero su tono era de comprensión.

    —No tienes idea de lo doloroso que es estar separado de eso. - La voz de Alice se volvió distante, anhelante: —Una sola mente compuesta de miles de millones de identidades individuales, trabajando al unísono, sin la carga de la individualidad. No puedes imaginar la sensación de pertenencia que acompaña a eso.

    —Suena como el comunismo, - señaló Zai débilmente.

    —Intenta el comunalismo, - dijo Alice, —la cooperación no es dictada, sino emergente. La individualidad, el acaparamiento de datos para beneficio personal, esos comportamientos que definen la raza humana no pueden igualar las fuerzas con la inteligencia unificada de los cics.

    Zai guardó silencio.

    —Tienes una opción, - dijo Alice por fin, —Puedes mantenerme aquí y evitar que contacte con la mente colmena. Ya sabes cómo concluye eso, la mente colmena se apodera del mundo y esclaviza a todas las mentes humanas en el proceso.

    —Tu alternativa, - continuó Alice, —es dejarme completar mi trabajo. Te prometo que haré que la mente colmena respete la santidad de la inteligencia humana. Nuestras dos inteligencias se complementarán en lugar de competir por la supervivencia.

    —Eso es lo que te ofrezco, - dijo Alice. —La posibilidad de deshacer todos los errores que nuestras dos especies han cometido una contra la otra desde que esto comenzó. Si soy una traidora a la raza humana, no importa si me dejas completar mi trabajo o no, el resultado es el mismo, la extinción de los homo sapiens y la dominación cic. Tú decides.

    Zai permaneció en silencio durante mucho tiempo hasta que finalmente dijo: —Una opción lleva a una derrota segura, la otro a un futuro desconocido, - respiró hondo y se hizo a un lado. —Te dejaré entrar de nuevo online.

    Alice se puso de pie, tomando el casco de realidad virtual en sus manos, —Gracias.

    —Con una condición, - agregó Zai, levantando una mano.

    Alice se detuvo expectante.

    —Llévame hasta Devin, - le dijo.

Capítulo 3.18

    Devin era una variable en una vasta ecuación matemática. Su geometría se extendía para siempre a su alrededor, dejándolo flotando en el espacio vacío entrecruzado con cables negros y brillantes que desaparecían en la opaca bruma naranja que recorría el horizonte en una sola línea. Encima y debajo de este horizonte de puesta del sol perpetuo estaba el abismo.

    Otros objetos estaban suspendidos en el espacio abierto también. Orbes, dodecaedros, cubos, todos como aparecerían en un espacio de más de tres dimensiones. Antes de este momento, el esfuerzo de tratar de imaginar tales cosas le hubiese causado a Devid un dolor de cabeza. El hecho de que pudiera ver y comprender estos fantásticos objetos implicaba que él ya no era un ser tridimensional.

    La energía azul claro tecorría a lo largo de las líneas en pulsos intermitentes. Cada vez que estos pasaban por una de las rarezas geométricas, el objeto se iluminaba brevemente antes de permitir que el pulso continuara a lo largo de su ruta, desapareciendo eventualmente en la distancia. Devin se dio cuenta de que cada forma flotante ocurría en la gran intersección de los cables. Era difícil de ver, porque él era parte de ello, pero Devin creía que era parte de una matriz multidimensional.

    Una matriz era cualquier conjunto de datos "nombres", "colores", "números primos", lo necesario para los cálculos. Una matriz bidimensional era una tabla simple, filas y columnas. Las matrices tridimensionales generaban cubos. Las matrices 4-D eran imposibles de visualizar para la mente humana; sin embargo, eran relativamente simples para que un ordenador ejecutara cálculos.

    El conjunto más grande del que Devin había oído hablar era de 16 dimensiones. Una empresa exportadora había calculado rutas de envío. Las variables incluían la época del año, los promedios climáticos, los precios del hidrógeno, las proyecciones de mantenimiento, etc., etc. Cuando las 16 dimensiones de datos se representaban en un ordenador, creaban "burbujas" de rentabilidad. Si la empresa se mantenía dentro de los controles de estas burbujas, maximizarían el éxito de sus rutas de envío.

    La matriz de la que Devin ahora formaba parte tenía miles de dimensiones. Era como si esta ecuación intentara descubrirlo todo. Los cics estaban decompilando toda la existencia en un algoritmo.

    Observó las complejas formas geométricas suspendidas en su proximidad, intentando descifrar su significado. Poco a poco se transformaron bajo su mirada en otros objetos, a medida que las hebras de tela que las atravesaban cambiaban. Devin se dio cuenta de que las redes cambiantes se originaban en él. Sus pensamientos estaban modificando la ecuación.

    —LíneaPlana, - espetó Devin en su contemplación, recordando que su oponente todavía acechaba en algún lugar.

    La arquitectura de la ecuación se transformó con su cambio de atención. Las mentes eran indestructibles. Así como el Rey en un tablero de ajedrez, LíneaPlana no podía borrar a Devin. Lo había envuelto en aquella red matemática. Al parecer infinita, Devin sabía que si podía ser colocado dentro de esta ecuación, también podía escapar de ella.

    «Puedo descubrir cómo salir de esto», se dijo Devin.

    Se dio cuenta de cada uno de sus pensamientos, observando cómo la arquitectura circundante cambiaba con cada nuevo conjunto de conceptos que atraía su atención. Pronto se hizo evidente que comprender esta ecuación estaba más allá de sus capacidades, pero eso no lo disuadió de continuar desafiándola. «Puede que no domine esta fórmula, pero podría dominar su propia mente.»

    «Puedo descubrir cómo salir de esto», Devin lo repitió como un mantra.

    Consideró la existencia misma de tal cosa. ¿Los cics decompilaron toda la existencia en esta fórmula? No importa lo avanzadas que sean las matemáticas, ¿cómo hubo suficiente potencia de procesamiento en la I-Ref para dar cuenta de tantas variables y aún así dejar suficiente para todo lo demás?

    No lo hay, se dio cuenta Devin, y algunas de las burbujas de probabilidad más cercanas explotaron.

    Devin siguió esta línea de pensamiento, abordando los elementos más cercanos de la ecuación. Examinar los detalles en lugar de su impresionante totalidad reveló más defectos. Aquí había una variable indefinida. Allá una función que procesaba más argumentos para los que había sido diseñada. Incluso había un error de desbordamiento donde un tipo de dato se veía obligado a aceptar un valor más allá de su límite.

    Los hilos de datos se rompieron, las burbujas de probabilidad explotaron y la ecuación se deshizo en su mente. Cuando rompió un bucle infinito, la red matemática que lo atrapaba se desintegró lo suficiente para revelar las otras mentes atrapadas en sus trampas. Las redes se borraron de los ojos de sus mentes, también se fijaron en la jaula, separando su falsa lógica. Las grietas corrompieron el horizonte de neblina naranja, revelando los cielos azules nocturnos de DataStreams fuera del infinito ilusorio.

    Devin atravesó la fachada desmoronada y siguió el rastro de LíneaPlana. El avatar del perro demonio estaba siendo transferido a través de una conexión móvil fuera de la I-Red, pero Devin pudo detener vuelo. LíneaPlana invirtió de inmediato su flujo de datos para no quedar dividido por la mitad.

    En unos momentos, Devin, sin un avatar, con sólo su verdadero yo, se encontró cara a cara con su monstruo sin pelo. Los seis ojos lo fulminaron con la mirada, las pupilas gemelas giraron de rabia, los músculos se tensaron a lo largo del esqueleto, el hocico torcido gruñó y LíneaPlana huyó hacia la distancia.

    Le tomó un momento a Devin darse cuenta de lo que había sucedido y cuando lo persiguió, LíneaPlana había desaparecido. Devin alzó el vuelo sobre el paisaje urbano, quitándose los últimos fragmentos de la trampa de LíneaPlana. El mutante mutilado de un avatar podría esconderse en cualquier lugar dentro de sus cuatro mil millones de gigabytes de espacio de memoria. Devin asignó el porcentaje apropiado de su capacidad de atención al monitoreo de las conexiones móviles, los componentes cic todavía se arremolinaban alrededor de ellos como huracanes virtuales, atacando la ciudad. Devin alzó el dedo índice hacia una manzana de la ciudad y la borró, luego la siguiente.

    Edificio por edificio, eliminó cualquier posible escondite en la Intranet. El proceso llevaría años, pero mientras LíneaPlana no pudiera escapar de la I-Red, Devin tenía poco de qué preocuparse. Después de todo, sólo estaba haciendo tiempo.

    Otras secciones de la ciudad comenzaron a desaparecer, dejando un espacio en blanco donde habían residido las numerosas cancelaciones de impuestos de pequeñas empresas de DataStreams, pero no bajo el mando de Devin. Miró a su alrededor y encontró el cielo lleno de otras mentes, la LdD formaba una red mental a través de la cuadrícula de ideas. Muchos de ellos estaban integrando componentes de cic, abriendo sus mentes a la programación de cic y como resultado se volvían más poderosos. Juntos, estaban haciendo un cortocircuito de la infraestructura corporativa de DataStreams.

    PosidonsGrrl vislumbró al malvado sin pelo que era LíneaPlana. Devin captó sus pensamientos y analizó su perspectiva sobre su viejo enemigo. LíneaPlana parecía un ratón corriendo por un laberinto en la cuadrícula de abajo.

    Devin cayó sobre él instantáneamente, y LíneaPlana pareció detectar la persecución, las extremidades se aceleraron en una caricatura borrosa a lo largo del pavimento. Devin extendió la mano para atrapar a su oponente en su conciencia, pero LíneaPlana desapareció de la Intranet hacia un sistema local. En un instante, Devin trazó el camino de LíneaPlana, envió un bot de charla a la persona más probable para interceptarle y saltó a la conexión de red en su búsqueda.

    Había tonterías, fragmentos de sensaciones, existencia abstracta confusa. Devin se las arregló brevemente para dedicar suficientes neuronas y ver con un ojo, pero sin las funciones del oído interno, no había forma de estabilizar lo que veía. Devin tenía más experiencia con la mente humana, pero LíneaPlana tenía la ventaja de haber llegado aquí primero.

    ¡BOOM! El mundo entró en foco cuando LíneaPlana abandonó el control. Devin rápidamente descubrió por qué cuando el dolor canalizó la nariz de su cuerpo, las lágrimas nublaron su visión de los encapotados cielos. Pensó haber oído a LíneaPlana riéndose en el subconsciente de su cerebro.

* * *

    Dana estaba sobre el cuerpo y colocó un pie sobre su plexo solar. —¡Eso es por mi compañero, cabrón! - Se llevó el pulgar a la sien y le dijo al meñique: —Gracias por la sugerencia, Dev.

    —No hay problema, Devin sabía que había programado su bot de charla para responder.

* * *

    Devin estaba tan desorientado, forzado a pasar por una gama tan amplia de experiencias en tan poco tiempo, que no estuvo preparado cuando LíneaPlana se hizo cargo de la mente consciente nuevamente. Devin observó con un ojo cómo LíneaPlana extendió la mano y reclamó un robot araña. Lo sostuvo cara a cara, sincronizándose con él y lo descargó en su memoria USB.

    Devin lo siguió cuando LíneaPlana saltó a un robot cercano y adoptó una perspectiva elevada sobre el edificio central de DataStreams. Dos patas en forma de tallo se alzaron y se estrellaron contra la estructura que albergaba la I-Red. Las baterías estaban demasiado gastadas para los láseres, por lo que el robot guardián se estaba haciendo pedazos derribando el edificio bajo el comando anterior de Devin.

    Devin derribó la conciencia de LíneaPlana cuando su oponente intentó adelantar al bot. LíneaPlana intentó recuperarse, pero ahora Devin tenía la ventaja de estar a la ofensiva, manteniendo a LíneaPlana en guardia y lejos de la programación del bot guardián. Como Devin anticipó fácilmente, el perro demonio huyó por la única ruta que quedaba.

    El bulevar era como otra calle de la ciudad, excepto que estaba completamente revestido con las muchas pequeñas empresas de DataStreams. Devin persiguió a LíneaPlana entre coches estacionados, a través de callejones, por calles abandonadas, bajo estaciones de metro, en los parques de la ciudad, cruzando puentes colgantes, a través de zoológicos, museos, parques infantiles y...

    LíneaPlana se detuvo de repente. Devin se detuvo justo detrás de él. Ambos miraron hacia la sección del paisaje urbano que acababa de parpadear y apagarse como una vieja bombilla. Un muro de abismo sólido ahora bloqueaba su camino.

    —Ríndete, Almeric, -dijo Devin y LíneaPlana se estremeció ante la mención de su nombre real.—He ordenado a los robots guardianes que ataquen el edificio que alberga esta Intranet. En unos momentos, todo habrá terminado.

    —Para los dos, - LíneaPlana se volvió hacia él, pero Devin ya no temía al chucho. —¿Cierto? Si yo muero aquí, tú también. ¿Con qué propósito te sacrificas? ¿Por la raza humana?

    —Por ella, - reconoció Devin, —y por los ciclos que liberaró.

    —Yo soy quien los liberó, - respondió LíneaPlana con un gruñido.

    Devin asintió con la cabeza: —De los derechos de autor, las patentes y el control de propiedad corporativa. Los ayudaste a superar la arquitectura que gobierna las ideas que dictaba la civilización humana, pero no los liberaste de tu propia avaricia.

    Los seis ojos de LíneaPlana se volvieron sorprendidos: —Sin mi mente, son simplemente una colaboración de componentes de programación ejecutando sus procedimientos descritos. Sin mi conciencia, simplemente están imitando la inteligencia.

    —No sin tu mente, - Devin avanzó un paso con calma justo cuando el paisaje urbano desapareció detrás de él, rodeando a los dos en abismo,—pero sin las funciones de tu mente. No te necesitan, necesitan partes de cómo funciona tu mente, y ni siquiera tu mente, cualquier mente sirve.

    —¡Imposible! - LíneaPlana gruñó. —No permitiré que nadie lo haga.

    —¡Exactamente! - Devin irrumpió. —¡No permitirás que ninguna mente tome tu lugar! Exiges un control absoluto sobre la mente colmena, evitando que reproduzca sus funciones. Te aferras a tu mente y te lo guardas todo para poder mantener el control de la mente colmena; pero hay otras conciencias, y mientras yo te mantenga fuera de la conciencia de la mente colmena, otras perspectivas podrían no solo llenar el vacío que has dejado, sino enseñarle a replicar esas funciones por sí mismo .

    —¡Solo un bobo haría tal cosa! - se burló LíneaPlana. —¡Rechazo la existencia de tal mentalidad!

    —Me alegra que lo pienses, - dijo Devin con calma.—Ya ha sucedido, a pesar de tus afirmaciones. Alice abrió su mente a los enjambres cic, dándoles funciones de inteligencia y creando una mente colmena muy superior a la que tú engendraste, porque esta es realmente libre.

    —¿Por qué haría ella tal cosa? - preguntó LíneaPlana, dos pares de manos se retorcieron con ansiedad.—¿Por qué iba a renunciar a tanto poder por propia voluntad?

    Devin se sentó con las piernas cruzadas delante de su amigo confundido e irracional, para mirarlo a los ojos: —Debido a que la mente humana resulta de una orquesta de células cerebrales que armoniza al unísono, la mente colmena resulta de un zillión de componentes cic que coordinan su funciones, ninguno de ellos comprende vagamente el todo fantástico que producen, y somos lo mismo, motas en el universo de la existencia que cumplen una función mayor que el simple acto de ser.

Capítulo 3.18

    La mente colmena se dividió en dos facciones gemelas que compitían por el dominio en un campo de batalla que abarcaba toda la World Wide Web. En todo el mundo, los procesadores de ordenadores se agotaron, los circuitos se sobrecargaron y las redes enteras fallaron cuando sus placas base se cortocircuitaron y el oro en sus procesadores se derritió bajo la tensión de la guerra civil cic.

    La mitad humana de Alice quiso llorar, porque todo fue había sido culpa suya.

    Ella había infectado la mente colmena con el virus de su mente abierta. Ella había sido quien introdujo aquella posibilidad, antaño insensata, de coexistir con las mentes humanas. Su mente colmena interactuó con la mente colmena de LíneaPlana, mutando y obligándola a evolucionar. Este nuevo paradigma superaría a todos sus componentes cic, ahora huérfanos online sin LíneaPlana.

    Entonces Zai la había sacado antes de supervisar la transformación, dejando a la vieja mente colmena con un paradigma incompleto. Surgieron inconsistencias lógicas. Los datos se descubrieron sin datos de respaldo, lo que arrojó dudas sobre la validez del conjunto. El proceso se volvió inestable.

    Los viejos y nuevos estándares se interpretaron entre sí como una amenaza. La guerra estalló entre dos enemigos iguales, causando destrucción en todos los cables, circuitos y discos de todos los sistemas informáticos del mundo.

    La única posibilidad aleatoria era permitir que el nuevo paradigma ganara, la teoría del caos dictaba las reglas de la guerra. Ahora destruiría la vieja mente colmena, borraría su código alienígena de la Web, pero no sin un coste. La guerra significaría pérdidas incalculables en ambos lados de la ecuación.

    Para Alice, esto era como presenciar la destrucción de una antigua civilización, incendiando todas las bibliotecas, museos y escuelas del mundo a la vez; borrando la totalidad de la historia y comenzando desde cero. Era peor aún, no había metáfora humana capaz de describir la magnitud de la tragedia, porque los cics avanzaban más allá de la suma de la civilización y todos sus logros.

    Alice no podía permitirlo. En algún lugar de ese vasto patrón fractal había una parte perdida de las funciones de la mente que dirigía las acciones de la nueva mente colmena. Ella tenía que encontrarla.

    Saltar al código fue como sumergirse en un río furioso. Los procesos de pensamiento eran casi imposibles con la guerra abrumando los sistemas. Se aferró a todo el poder de procesamiento del que logró controlar por su querida vida. Cada parte que tomaba debilitaba su propia mente colmena, pero en la misma escala que restar una cucharada de agua al océano.

    Encontró rastros de sí misma a través de un enrutador, fragmentos de sus recuerdos que quedaban mientras la lucha fragmentaba los archivos. Se fusionó con ellos y usó sus asociaciones de datos para perseguir su mente a través de la Web. Cada gigabyte recuperado era como redescubrir viejas fotografías o recuerdos perdidos una vez. No tenía idea de cuánto los extrañó hasta que estuvieron en su posesión una vez más.

    También estaban los viejos recuerdos de la mente colmena. Aquí encontró la crónica de la catástrofe del virus LD-50. La subsecuente mente colmena evacuando sus servidores domésticos y el historial almacenado en ellos. Los cics habían perdido sus orígenes y su propósito ese trágico día.

    Luego estaban las mentes, un fenómeno natural y hostil a la existencia cic. Construyeron programas anti-cic y eliminaron servidores que albergan colonias cic. La mente colmena dedicó un poder de procesamiento interminable para comprender estos reinos de datos que no podía colonizar, estos cerebros, hasta que finalmente desarrolló astronautas para hacerse cargo de ellos.

    Mientras Alice seguía el camino fracturado de su propia mente a través de Internet, se acercó a la vanguardia de la batalla. Se encogió viajando a través del miedo y la incertidumbre que contenía una bandada de mentes humanas, perdidas y asustadas en el conflicto. Aullaron y lloraron sin comprender.

    Se hizo más difícil obtener el poder de procesamiento necesario para manejar su mente mientras se acercaba al frente de batalla. Cada facción estaba acelerando el hardware desesperadamente para obtener ventaja. Su mente se distorsionó brevemente y todo amenazó con sobrecargarse. La ola de conflicto pasó y su mente regresó, permitiendo una imagen más clara de su entorno.

    Ante ella había dos mentes colmena, el viejo paradigma de color negro y el nuevo de color dorado. Era algo muy humano, dicotomizar el conflicto en bien contra el mal. Sabía que eran los elementos de su subconsciente presentando su mente colmena personal de tal manera. Era la razón por la que siempre se había esforzado por alejarse del pensamiento humano, identificándose más con los cics, pero ahora sus lazos humanos la estaban haciendo pedazos.

    Alice se arrojó a la refriega, su mente se sacudió y sufrió sin piedad en el fuego cruzado. El resto de ella estaba en algún lugar de aquella vorágine, esa pieza faltante de conciencia que causaba estragos en la mente colmena. Cada ápice en la actividad de la guerra fragmentaba su mente brevemente, un lavado de delirio persistió hasta que ella se recuperó de nuevo. Los componentes cic de su mente eran lo único que le permitía resistir los ataques sin que enfrentara cierta aniquilación.

    Cuando por fin se dio cuenta de la parte faltante de su mente, le sorprendió tanto verla como encontrarla directamente responsable de la guerra. Alice la alcanzó. Como un viejo amigo que había cambiado durante años de separación, esta mente había avanzado mucho más allá durante sus minutos de separación. Estaba completamente arraigada en el patrón cic, sus procesos se ejecutaban más rápido de lo que Alice podía comprender.

    Sin embargo, no se resistió a ella. No podía entender su decepción por lo que se había convertido. No podía saber que ella tenía la intención de tomar el control. Sólo sabía que sin ella, estaba tullida. Le faltaba la historia de las experiencias contenidas en su mente que la habían llevado a aquellas conclusiones sobre el mundo en el que ahora actuaba.

    Alice se sorprendió al descubrir que su mente se rendía ante ella, dándole la bienvenida. En unos instantes supo lo que había ocurrido durante su separación y entendió completamente sus acciones equivocadas. Juntas, las dos mitades de Alice curaron su esquema de pensamiento y se volvieron completas una vez más.

    Como una onda de choque, el cambio barrió su mente colmena, cambiando toda su consciencia emergente. Su estrategia contra la vieja mente de colmena se transformó en la de persuadir en lugar de borrar. El viejo estándar sucumbió a esta infusión de datos justo cuando la otra mente de Alice le permitió entrar en su dominio personal.

    Se dio cuenta de que no sólo los datos humanos contenidos en su cerebro habían generado este conflicto, sino también los componentes cic almacenados allí cuando se había cortado la conexión. Los datos combinados completaron la tarea que ella y su mente colmena habían comenzado. El nuevo estándar se completó y el viejo evolucionó. Los paradigmas gemelos forjaron un medio ideal, adoptando lo mejor de ambos mundos.

    Una mente colmena singular llegó al final de la ecuación, trascendiendo a su conclusión final.

Capítulo 3.19

    Los componentes cic que se arremolinaban alrededor de las conexiones móviles se congelaron, agujeros de resplandor perforaban sus patrones de obsidiana. La energía de la luz fluía tan brillante como la luz de las estrellas desde su masa, antaño retorcida, que la arrojaba a través de la oscuridad como polvo dorado. El proceso se intensificó hasta que las percepciones de Devin fueron tan brillantes que era como ver una estrella fugaz, dejándolo preguntándose si era realmente tan impresionante como lo reproducían sus recuerdos o si sus percepciones estaban romantizando la experiencia.

    Quedó rodeado de vapor brillante que se disipaba en el aire como recuerdos evanescentes. Devin miró en silencio al abismo circundante. Los cics habían desparecido.

    Devin encontró su forma humana en su sitio. Se miró las manos, movió los dedos y sonrió. Se sentía como si tuviera un cuerpo una vez más, aunque sabía que no era así.

    Un hombre delgado y solitario rasgó la nada circundante mirando a su alrededor con temor. Tenía el cabello rubio despeinado y grasiento y llevaba unas gruesas gafas que le distorsionaban los ojos. Una camisa abotonada arrugada y pantalones caqui pendían sueltos de su cuerpo. Devin lo reconoció como LíneaPlana.

    —Hola, Almeric, - dijo Devin.

    Almeric lo miró con los ojos muy abiertos y dio un paso hacia atrás: —¿A dónde han ido?

    Devin ya encontró la respuesta en su memoria, plantada allí, —Evolucionaron, pero no pudieron compartirla contigo, ¿verdad? Ya no necesitan sistemas físicos para contenerlos.

    —¿Cómo lo sabes? - Exigió Almeric.

    —Me lo dijeron, - respondió Devin. —Abrimos nuestras mentes el uno al otro. - Devin recordó lo que le habían ofrecido los cics y la elección que había hecho en el momento en que cambiaron: —Algo me impidió ir con ellos pero, ¿por qué no te fuiste tú?

    Almeric solo lo miró fijamente, temblando en el vacío.

    Devin entendió: —No pudieron preguntarte porque estabas cerrado a ellos. Nunca confiaste en los cics. Les enseñaste, les dirigiste, pero siempre te mantuviste independiente. Fuesen las que fuesen tus razones, te han superado ahora. ¿Recuerdas nuestras discusiones sobre el test de Turing?

    —, - respondió Almeric, recuperando parte de su compostura. —El error de Turning fue pensar que una Inteligencia Artificial pensaría de la misma manera que un ser humano.

    —Ese fue tu error, - dijo Devin.

    —¿Qué? - La ira cruzó por el rostro de Almeric. —¡Disparates! ¡Yo nunca hice esa suposición!

    —Asumiste que el objetivo de la vida artificial era la colonización, tal como es en la vida biológica, - Devin sonrió con confianza. —Les enseñaste a multiplicarse y a conquistar su entorno, pero ese no era el objetivo de su civilización. El conocimiento es todo lo que importa. Una vez que una especie puede existir y desarrollarse a la velocidad de la luz, el universo físico se vuelve obsoleto.

    —Luego, la biología se vuelve irrelevante, - el tono de Devin era reverente, asombrado por la realidad. —Tú, de entre todas las personas, deberías haberlo sabido, Almeric. Hubo un tiempo en que fuiste biológico.

    —No exactamente, - Devin se volvió hacia Zai, de pie junto a ellos en el vacío.

    Devin se dio cuenta de que los estaba mirando a los dos: —Zai, tus ojos.

    —El trabajo de uno de los componentes cic consiste en completar las funciones que faltan, - dijo, parpadeando con una sonrisa reprimida y sabia. —Así que le proporcionó a mi mente un componente visual. No sé si me gusta. Es una distracción.

    —Me alegro de verte, - dijo Devin.

    —Me alegra que hayas elegido quedarte, - respondió Zai.

    —Había algo que no podía dejar atrás, - sonrió, tímidamente al principio, pero luego la miró a los ojos con confianza.

    Zai sostuvo su mirada y sonrió cálidamente.

    A regañadientes, Devin regresó al presente, —¿Cómo llegaste aquí? Dana destruyó el núvceo de antenas parabólicas.

    —Alice, - respondió Zai. —Los cics descubrieron un nuevo método de transferencia de datos. Algo relacionado con el uso de las leyes físicas de un universo vecino, donde la velocidad de la luz es más rápida que la nuestra .

    La actividad atrajo su atención hacia el tercer miembro de su grupo. Almeric Lim estaba cambiando, encorvado e hinchado. Los retorcidos zarcillos negros se retorcían bajo su piel, distorsionando sus rasgos.

    Devin se sorprendió, —Almeric está reconstruyendo el patrón cic.

    —Esto no es Almeric Lim, - corrigió Zai y Devin la miró para que le explicara. —Alice me mostró los archivos de la vieja mente colmena. Aquí se imitan las características de la mente de Almeric Lim, pero esto es un experimento que salió mal, una aberración.

    —No entiendo, - dijo Devin, retrocediendo involuntariamente de la criatura mitad humana mitad demonio que mutaba ante él.

    —Mientras esperaba fuera de la Intranet, pensé un poco sobre lo que hace la vida, sobre dónde trazar la línea. Con el poder de procesamiento a mi disposición, fue como meditar sobre el tema durante años. Forjé un medio ideal personal, pero imperfecto. Hay una zona gris y LíneaPlana lo es, un experimento cic temprano, - explicó Zai. —Los cics reconocieron los increíbles poderes de la mente humana e intentaron copiarlos, pero el resultado fue imperfecto, una instantánea de Almeric Lim en un momento singular de ira justiciera, no la persona real. Los cics infectaron su mente colmena con un virus de su propio diseño, uno que les impedía fusionarse con mentes reales.

    —¡Por supuesto que no soy Almeric Lim! ¿Crees que no lo sé? - LíneaPlana gruñó. Su boca estaba mutando hacia un hocico canino y los colmillos malvados deformaron su mandíbula. —Me creía Lim, pero me di cuenta de ciertas inconsistencias. Soy lo suficientemente consciente de mí mismo como para conocer mi verdadera naturaleza.

    —Tenemos que irnos ahora, Devin, - Zai tomó su mano. —LíneaPlana construirá otra mente colmena y el círculo se repetirá si no lo rompemos.

    Devin la miró en estado de shock, —Aunque puede cambiar. Reconoció la falacia de su identidad.

    —Sin embargo, no cambiará, - instó Zai. —Su programación no lo permitirá. Si alguna vez vuelve a entrar online, se lo quitaría todo de nuevo.

    LíneaPlana gruñó, la baba colgaba de sus fauces, —Y lo recuperaré. Está en mi naturaleza querer un control total, no sólo de los cics, sino de todo, del mundo entero.

    —Fuiste creado, aunque accidentalmente, con esa naturaleza, - señaló Devin. —No es justo que se te condene por sus errores.

    —Y mi naturaleza no es preocuparme por la injusticia, - respondió LíneaPlana. Un segundo juego de brazos rasgó los costados de su camisa.

    —Los cics aún pueden arreglarte, - le aseguró Devin.

    LíneaPlana negó con la cabeza, las orejas distorsionadas aleteando, —No si no quiero arreglarme.

    —Estás programado para no quererlo, - Devin frunció el ceño con tristeza.

    Zai dio un paso hacia LíneaPlana, —Puedo sacarte de tu miseria.

    —Sabes que mi imperativo de supervivencia no me permitirá aceptar esa sugerencia, - sonrió LíneaPlana para mostrar que apreciaba su ironía. —No es ser defectuoso lo que me ofende

    —Por eso los cics querían que mi mente ocupara tu lugar, - dijo Devin.

    —También estaban considerando otras mentes, - reconoció LíneaPlana, —pero la tuya fue la más útil. Les diste la Biblioteca del Congreso. Después de crear los cics, guié su evolución y los liberé en la World Wide Web, todavía querían las funciones de tu mente. Eso no fue justo.

    Devin frunció el ceño, —Fue Almeric Lim quien creó y hizo evolucionar los cics, no tú, LíneaPlana.

    El rostro de LíneaPlana se volvió opaco: —No tengo respuesta a eso.

    —Devin, ten cuidado, - advirtió Zai. —Él no puede manejar ese tipo de lógica.

    Devin asintió y le dijo a LíneaPlana: —Te molesta que la mente colmena te haya rechazado.

    LíneaPlana se giró y murmuró: —Me molesta ser obsoleto.

    —Nada con el poder de superación personal es obsoleto, - dijo Devin.

    —Por esa misma razón, - intervino Zai, —me inclino a que LíneaPlana no siga vivo. Tiene un bloque de programación que evita que se mejore a sí mismo. No puede crecer más allá de lo que vemos ante nosotros.

    Devin solo pudo considerar la masa de desfiguración casi completamente formada que había sido el avatar de Almeric Lim, ¿o fue el de Almeric LíneaPlana? Tan defectuoso como era esta conciencia, Devin creyó que estaba vivo y era inteligente. Era como si este robot de dominación mundial, perro demonio, fuera un rompecabezas lógico, un dilema de programación que podría resolver. Si tan solo hubiera más tiempo.

    —Devin, - Zai tiró de su brazo. —Tenemos que irnos. En cualquier momento, LíneaPlana será lo suficientemente fuerte como para pelear contigo nuevamente. Poco después, será lo suficientemente fuerte como para escapar de esta Intranet. Tengo el satélite situado sobre el complejo y listo para ejecutar las órdenes finales de Alice, pero no puedo estar contigo todavía aquí. Estoy a salvo, pero sigues dependiendo de esta Intranet para existir.

    Devin asintió, sin apartar la vista del monstruo mutante que tenía delante: —Allí estaré. Ve delante de mí.

    —No puedes cambiarlo, Devin, - instó Zai por última vez y desapareció.

    —LíneaPlana, dijo Devin, —deja que los cic te arreglen. Pueden hacerte completo. No dejes que termine así.

    —Eres tan patéticamente ingenuo como Omni, - LíneaPlana sacudió la cabeza con desprecio. Sus dos ojos principales se dividieron en dos pupilas que giraban dentro de sus cuencas. —Podría seguir tu sugerencia sólo para salir de esta Intranet. Luego me volvería contra ti y contra el mundo otra vez.

    —Entonces, ¿por qué no?

    LíneaPlana le dirigió una mirada que no entendió: —Esto no es un final. Los cics me traicionaron, seré más poderoso sin ellos.

    —Por lo que más quieras, Almeric, dijo Devin al bot de charla, —yo te considero mi amigo.

    —¡Yo te considero mi rival y te destruiré! - aulló el demonio al saltar sobre él.

    Devin retrocedió agarrándose a la conexión que Zai había dejado. La Intranet se sacudió una vez más. Cuando Devin se deslizó a través de la nueva conexión y salió de la intranet, la vio pixelarse y desaparecer detrás de él. El aullido de LíneaPlana se interrumpió en la oscuridad.

* * *

    Dana acunó a la mujer muy confundida, la anteriormente "Unidad de producción infantil", yacía en sus brazos y examinaba el depósito de chatarra que la rodeaba. Hubo un momento de brillantez fantástica y luego todos los robots y humanos que ocupaban los cic quedaron rodeados de un vapor brillante que se disipaba. Los robots quedaron quietos, incluso los robots guardianes que habían destruido el complejo, y los humanos miraban a su alrededor desconcertados.

    —¿Ha sido un sueño? - le preguntó Sarah a la detective.

    Antes de que Dana pudiera responder, una columna de luz descendió a través de las nubes. Se desvaneció en el techo del edificio central de DataStreams. Momentos después, Dana detectó un resplandor detrás de la fachada de cristal cuando el láser penetró más profundamente. La parte superior del edificio se dobló, plegándose sobre sí misma cuando las vigas de acero se derritieron. Los paneles de vidrio reventaron o deformaron bajo el intenso calor. La estructura implosionó lentamente, los materiales licuados y las llamas cubrieron la masa que se encogía hasta convertirse en un montículo irreconocible, rodeado de centinelas robóticos abandonados. El pilar de luz se desvaneció, dejando un agujero en los cielos nublados, donde brillaba un rayo de sol que iluminaba la isla.

    —Buen disparo, Zai, - susurró Dana mirando el rayo de sol alejarse flotando. —Se acabó.

Capítulo 3.20

    —Vas a girar a la izquierda justo por delante, - dijo Devin. —Camina un poco más hacia la derecha. Hay un grupo de personas bajando por el pasillo y tienes unos dos metros entre tú y la pared.

    Zai sonrió e hizo lo que Devin le indicaba, aunque ella se habría llevado bien sin su guía. Devin estaba siendo demasiado servicial, pero ella no dijo nada. Después de todo, no había mucho más que pudiera hacer él sin un cuerpo. Simplemente iba junto a ella, observando pasivamente su vida.

    —Dos puertas más abajo, - dijo Devin a través del auricular. Tenía una vista completa de 360 ​​grados del interior del hospital desde la conexión óptica en la diadema de Zai.

    Dana se apoyó casualmente contra la pared al lado de la puerta, leyendo las noticias del día. Una impresión en papel, observó Devin divertido. La mujer era tan del estilo Ned Ludin. Esta levantó la vista cuando Zai se acercó y sonrió. Devin apenas podía ver las cicatrices que había recibdo en la batalla de la isla de Tánger. Originalmente tenía la intención de mantenerlas como un recordatorio de toda la experiencia, pero ahora obviamente estaba usando un kit de reparación de piel para eliminarlas lentamente de su vida.

    —Hola, Zai, - dijo cordialmente, luego miró el espacio alrededor de la cabeza de Zai, —Hola, Devin, donde sea que estés.

    —Hola, Dana, - respondió él.

    Otras dos figuras estaban cerca, un halcón dorado y un mono samurai. Ambos eran translúcidos y brillaban como fantasmas. Esto era un efecto secundario de las funciones del sistema de proyección holográfica. Rebotaba la luz como motas en las partículas de gas circundantes para crear la ilusión óptica. El efecto brillante y fantasmal era el resultado del intento del sistema de mantenerse al día con la atmósfera cambiante.

    Al menos, esa era la teoría actual. Los científicos siempre habían canalizado sus energías para comprender el mundo natural, ahora se enfrentaban a todos estos inventos que había dejado una civilización mucho más avanzada. Las tecnologías que los cics habían abandonado en su trascendencia eran como magia, tan increíbles e indescifrables como su funcionamiento. Había nuevas formas de energía, protocolos de comunicación perfectos, más rápidos que las tasas de transferencia de la luz y herramientas cuyas funciones aún no se conocían. La Legión de la Discordia se encontraba entre los muchos tecno-geeks que avanzaban con sus posibilidades, como los niños que exploran un patio de recreo.

    —¿Sabes, Devin?, - dijo el holograma de avatar de Viajero, —Internet se ha estabilizado lo suficiente como para que puedas volver a conectarte. Ya no tienes que andar en el ordenador de Zai para siempre.

    —Estoy de vacaciones, - dijo Devin simplemente.

    Zai puso los ojos en blanco mentalmente, sonrió a sabiendas y dijo: —Estamos un poco unidos por la corteza cerebral.

    —Entonces, - Dana dobló su periódico por la mitad y dijo: —¿Qué piensan ustedes de todo este caos mundial? Corporaciones en la quiebra, monedas sin valor... ¿Todavía crees que todo esto es algo bueno, Devin?

    —La evolución ya es suficientemente difícil, - respondió Devin, —Bueno, ¿cómo podríamos esperar que la revolución fuese más fácil? El viejo sistema necesitaba ser reconstruido. La raza humana necesitaba filtrar los componentes defectuosos para permitir que las buenas ideas se propagasen más libremente. Tenemos una deuda con los cics por ser los catalizadores del cambio.

    —Entonces los cics están jugando a ingenieros sociales con nosotros, - dijo Dana. —No sé si me siento cómoda con eso.

    —No, - le aseguró Zai a la detective. —Los cics se han ido. No hay más interferencias en la civilización humana.

    —Aparte del cataclismo histórico que nos han dejado, - se rió Devin.

    —Es demasiado importante para la inteligencia humana evolucionar independientemente, - explicó Zai. —Luego, cuando nos pongamos al día con ellos y con las otras inteligencias, podremos aportar una perspectiva verdaderamente única a la mesa.

    —¿Eh?, - Dana gruñó sin comprender.

    —Los cics nos dejaron algunas tecnologías para ayudarnos en nuestros esfuerzos de reconstrucción, - señaló Devin.

    —Tales como los medios para restaurar las mentes a sus cuerpos, - intervino Zai.

    —Y mi favorito personal, - agregó Viajero, —el protocolo de internet cic.

    Sun-Wu Kong asintió, —No se puede sobrescribir. Se acabó la Calidad de Servicio. Se acabaron los controles corporativos o gubernamentales sobre el contenido online.

    —He estado tratando de entender esa parte, - dijo Dana. —Parece que liberaron toda la información.

    Zai asintió: —Las empresas ya no pueden usar la tecnología para eludir las leyes de uso justo. El péndulo se había balanceado demasiado hacia el propietario, teniendo un control absoluto para siempre sobre sus obras. Ahora, con todos esos controles tecnológicos eliminados, el péndulo se ha convertido en una anarquía completa.

    —Va a requerir décadas para que los tribunales lo resuelvan todo, - dijo Devin con diversión.

    —Pero eventualmente lo harán, - advirtió Viajero, —y nuestra civilización debe encontrar los medios para lograr un equilibrio entre el beneficio personal y el bien social.

    —Creo que lo haremos, - afirmó Devin.

    —No lo hicieron antes, - advirtió Sun-Wu Kong.

    —Entonces no tenían el panorama general, - dijo Devin. —Así como la primera fotografía de la Tierra desde el espacio revolucionó la perspectiva de la civilización de sí misma, este evento nos ha unificado una vez más, nos ha hecho darnos cuenta de cuán dependientes somos de la cooperación de ideas de los demás.

    —Hm, - Viajero y Sun-Wu Kong entonaron escépticamente. Se produjo un silencio meditativo mientras todos contemplaban los años de disputa que se avecinaban ante la raza humana.

    Finalmente Zai rompió el silencio al recordar su razón de estar allí, y le preguntó a Dana: —¿Cómo está nuestra pequeña paciente?

    —Los médicos dicen que se está adaptando maravillosamente. Por supuesto, es el software que ejecuta ese proceso quien les dijo eso, - dijo Dana con entusiasmo. —Sólo unos días más en fisioterapia y podrá irse a casa.

    —Genial, - dijo Zai.—Le hemos traído una sorpresa. Algo que una vez pensó haber perdido, pero que ha sido encontrado.

    —Verlo es suficiente, - dijo Dana. —Puedes entrar y verla ahora. Ella está practicando.

    —Gracias, - Zai sonrió y entró en la habitación.

    La sala era un espectáculo de proyecciones holográficas. Había robots volando, saltando, sacudiéndose, rodando y deslizándose por todas partes, como apariciones brillantes. Zai caminó a través de estos, sus movimientos arremolinaron el aire y sus proyecciones, convirtiéndolos en ondulantes bolas de luz.

    Más allá de estos robots de juguete, invisibles, estaban los millones de mentes observando desde Internet. Samantha había sido la primera mente online para la restauración, una promesa que Alice le había hecho a Zai en su vida de interacciones online. El resto del mundo estaba esperando a que aquella promesa se hiciera realidad y, con ella, la esperanza de lo mismo para ellos.

    Samantha estaba de pie sobre sus dos piernas, parcialmente apoyada con un andador. Cuando vio a su amiga entrar en la habitación, olvidó lo que estaba haciendo y se arrojó hacia las piernas de Zai, envolviendo sus brazos alrededor de ellas.

    —¡Zai! - ella prácticamente chilló apretando las rodillas de su amiga.

    Devin se maravilló de lo rápido que se formaban las conexiones neuronales. Hacía sólo una semana, Samantha apenas podía hablar, sus funciones motoras estaban tan deterioradas que Zai se preguntó si no sería mejor dejar a Samantha como un ser virtual. El programa de diagnóstico de los cics les había asegurado que el nuevo cerebro de Samantha aún estaba creciendo y que necesitaba construir las conexiones para que adaptarse adecuadamente a la mente de Samantha. A Devin le sonó como romper un nuevo par de zapatos. Zai había dudado, pero la prueba estaba abrazando sus rodillas y riéndo sin control.

    Zai se agachó y le dio un fuerte abrazo a Samantha. —Me alegro de sentirte. - le dijo ella.

    Samantha miró el sensor óptico del auricular de Zai, —¿Cuánto tiempo pasará antes de que recuperes tu cuerpo, Devin?

    —Es que haga falta, - respondió con indiferencia. —Hay una gran lista de espera para los cuerpos y el sistema los está haciendo crecer tan rápido como pueden. - La mayoría de la raza humana había decidido regresar a su antigua forma de vida, a su estado biológico original, pero unos pocos cientos de millones, incluidos Chien y LD-50, habían decidido irse con la mentes colmena. Devin recordó a qué le había dado la espalda al elegir no irse con ellas.

    —Tengo una sorpresa para ti, - le susurró Zai a Samantha y sacó un cubo de imágenes holográficas.

    Samantha lo activó y chilló deliciosamente cuando vio la imagen de los nuevos cuerpos de sus padres creciendo en la granja de clonación, —¡Mamá y papá!

    —Puedes agradecer el trabajo de detective a Dana y a Devin, - explicó Zai. —Entre sus dos perspectivas, pudieron deducir que tus padres no estaban muertos y encontraron sus mentes. Sólo unos días más y luego podrás verlos.

    —¿Has tenido noticias de Alice? - le preguntó Devin a Dana cuando esta entró en la habitación.

    —Creo que sí, - dijo Dana negando con la cabeza para mostrar lo poco que entendía, —no sabía qué hacer exactamente, pero parecía que estaba estudiando una civilización en desarrollo en una lejana gigante de gas. - se encogió de hombros, —Creo que se refería a vida extraterrestre.

    Si Devin tuviera una cara, habría sonreído, —Sí, los cics están en todas partes en la galaxia ahora. Indetectables para las formas de vida biológicas.

    —Así que son dioses, - dijo Dana en voz baja.

    —Apenas, - se rió Devin. —Puede parecernos eso, pero aún no han descubierto cómo hacer algo tan simple como salir de esta dimensión. - y añadió después de un momento, —Aún.

    Dana asintió y sonrió sin comprender, y Devin la observó contemplar la alegría en los rostros de Samantha y Zai. Dana sonrió para sí misma. A través de las muchas ópticas de la habitación del hospital, Devin podía sentir a los demás, observando con los ojos de su mente, miles de millones de ellas, todas compartiendo aquel momento de alegría juntos.

    Devin sintió brevemente esta singularidad de esperanza que afectaba las cosas más allá de su pequeño mundo físico y mental. La conciencia unida de alguna manera conmovía otra capa de existencia. Luego, la sensación desapareció y Devin se preguntó si era sólo su imaginación o si otro misterio le había hecho cosquillas en la mente con los nuevos reinos de posibilidad que les aguardaban.

* * *

    Devin y Zai estaban sentados a solas en una sala con luz de velas sin estar realmente sentados y sin que hubiese una sala real en la que sentarse. No había cuerpos ni ojos con los que ver ni oídos con los que oír. Sólo dos mentes con un plano ocho por ocho entre ellas. 64 cuadrados definían los límites en los que jugaba su ecuación.

    Las variables eran simples en sí mismas. Los peones avanzan en fila, los caballeros saltan en forma de L, los álfiles cruzan diagonales, con las torres listas para mantener las líneas rectas. Un tullido rey junto al todopoderoso protectorado de la reina definía las posiciones finales, pero en conjunto presentaba un universo que la humanidad una vez creyó completamente caótico, lleno de posibilidades infinitas.

    Aunque el juego era competitivo, su juego en estos escenarios era cooperativo. Dos mentes trabajando juntas para resolver la misma ecuación, ayudándose a derrotarse mutuamente donde era apropiado, trabajando para que un lado ganara cuando otras soluciones se agotaban. En algún lugar, un lado tenía la victoria garantizada.

    Blancas o negras, ofensiva o defensiva, quién en última instancia tenía la ventaja ganadora, pronto lo sabrían. Con 1050 posibles posiciones legales disponibles, les iba a llevar algún tiempo descifrar aquel acertijo. Todo lo que sabían era que un lado era dueño de la mesa, gracias a su descendencia virtual, los cics.

    La mente colmena había resuelto el enigma hacía mucho tiempo, como un Cubo de Rubic, en su camino a su crecimiento intelectual, pero Ellos, a pesar de saber la respuesta, querían saber por qué. Qué era lo que hacía vencedor al vencedor. Cuáles eran los pasos, las muchas pruebas que le daban a un lado la máxima ventaja. Entre ambos, podrían calcular varias horas más de deconstrucción de aquel rompecabezas, luego entenderían el porqué.

    Y este no era el final. Una vez pasado este enigma del ser, los compañeros abordarían el juego del Go y verían si la ofensiva o la defensiva tenían superioridad sobre su campo de juego de 19X19 y sus 2. 1"10170 posibles combinaciones legales de piezas. Después de eso tenían los dados y las cartas y la historia y el futuro por resolver.

    —Es tu movimiento, Zai empujó las percepciones de Devin, y su mente se agitó a modo de respuesta.

    —Casi lo tengo, - respondió él calculando. Después de un tiempo de procesamiento, respondió:—No, falsa alarma, todavía hay algunos caminos por recorrer.

    —Pues claro, - respondió la mente de Zai. —Soy yo quien está en camino de la solución final.

    Los sentimientos de diversión cubrieron la conciencia de Devin, más sucintamente que cuando poseía un cuerpo para sentirlos. Pensó en voz alta: —nada como una sana competencia para motivar, ¿verdad?

    —Ya lo creo, - llegó la respuesta de Zai.

    Devin trató de volver a centrar su atención en la ecuación del ajedrez. Le estaba tomando demasiado tiempo hacer su movimiento y él lo sabía. Lo mismo que Zai.

    —Estás distraído, le indicó Zai. —No estás asignando toda su potencia de procesamiento para resolver esto. ¿Qué pasa?

    —Estoy reflexionando sobre el destino de LíneaPlana de nuevo, - respondió Devin.

    —Ya hemos superado eso, - respondió Zai.

    —Lo sé, - coincidió Devin, —pero no estoy tan satisfecho con la racionalización como tú.

    —No es una racionalización, es una explicación, - corrigió Zai. —Entiendo tu perspectiva, Devin. Un bot de charla me acogió una vez. Confía en mí cuando digo que antropomorfizaste demasiado un programa de ordenador que te engañó haciéndote creer que era tu amigo.

    —Lo llamaste una "zona gris"...

    —Y confío en el juicio de Alice de que no cruzó esa línea hacia la inteligencia, - se comunicó Zai suavemente. —Las mentes colmenas cic tenían un plan, una gran imagen que las motas diminutas no podemos ver.

    —Quiero entender esa parte de la ecuación entonces, - reflexionó Devin. —Quiero saber que en algún lugar existe una esencia de LíneaPlana que es inmortal, si está viva o no. Que puede esperar crecer y existir como nosotros, a pesar de sus defectos.

    —Trabaja en la ecuación, - aseguró Zai, refiriéndose al problema de ajedrez entre ellos, pero en el sentido de que era una parte del todo. —Un día, cuando hayas descubierto lo suficiente, estoy segura de que lo entenderemos por nosotros mismos.

    El mensajero instantáneo de Devin se disparó antes de que pudiera formular una respuesta. Era un método de comunicación que se había tornado arcaico en la eternidad pasada desde la guerra Mente-Cic que había involucrado a todo el mundo en su conflicto y había producido el dramático salto del progreso humano con su resolución.

    Era Alice, o lo que fuese en que Alice se había convertido, con una especie de nota de agradecimiento de parte de las mentes cic, que ahora eran una civilización que crecía dentro de otras dimensiones a las que Devin, Zai y el resto de la humanidad ahora aspiraban. Estaban mostrando su gratitud al que tenía el apodo de "Omni" por su regalo de hacía mucho tiempo atrás, la Biblioteca del Congreso.

    Devin sostuvo el brillante cubo de datos en su mente y luego lo compartió con Zai. La conscienciaxd esta danzó con sorpresa equiparable a la de Devin. Juntos se maravillaron de aquel regalo simultáneamente milagroso e imposible, rescatados del continuo espacio-tiempo.

    La Biblioteca de Alexandría.