Créditos

    Una Nave Para Ofrecer

    Obra Original: A Vessel For Offering (Copyright © 2007 de Darren R. Hawkins publicada bajo Licencia CC-BY)

    Traducción y Edición: Artifacs, marzo 2020.

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    Diseño de Portada: Artifacs.

    Imágenes tomadas de Max Pixel bajo Licencia CC-0

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Una Nave Para Ofrecer

PARTE 1

Capítulo 1

    Aquello era ciertamente una buena idea, esa fluctuación sobre los conductos internos y las rejillas de ventilación y los marcos metálicos que tronaban alarmantemente bajo el peso indeseado de su paso. Su vida se ha reducido a una serie inútil de movimientos mecánicos: adelantar los codos, plantarlos en una costura para obterner tracción, arrastrar la carcasa de atrás, pausarse un momento para recuperar el aliento porque sólo han sido, después de todo, unos pocos centenares de metros de constantes contracciones de gusano a través de un espacio apenas lo bastante grande para pasar los hombros, y no digamos ya todo su cuerpo. Alguien que no lo supiera todo podría verse tentado a pensar que él se estaba ablandando al detenerse tan a menudo.

    Así, él fija los ojos al frente e intenta calibrar su progreso, pero el haz de la linterna se mueve demasiado para que pueda hacer una suposición precisa. La correa que se supone que mantiene la luz sujeta a su frente se ha ido soltando durante los últimos diez minutos. Sólo otra molestia más que arrojar a la pila acumulada. También apesta aquí. No es el hedor limpio y cobrizo de la chapa metálica y el refrigerante industrial que uno esperaría razonablemente de un conducto de obra, sino alguna nociva combinación química de sudor, polvo, moho y otras surtidas mofetadas que desafían la pronta identificación. Piensa en sucumbir sin más al calor, al esfuerzo físico y al olor, y permitirse simplemente perder el conocimiento. Dejar que algún otro idiota se preocupe de cómo van a sacarlo de aquí.

    Oh sí, había sido una buena idea, de hecho. Quien había ideado este plan en primer lugar debía recibir algún tipo de citación. Con un martillo. En la frente. Hasta que acabara condenadamente muerto.

    Ahora bien, lo cierto es que él es un adulto. Ha estado lo suyo dentro de tubos y túneles y espacios estrechos y húmedos. Normalmente no es de los que se rinden ante un poco de arenilla. No es ensuciarse lo que le preocupa, ni el calor y el olor, ni el balbuceante histérico claustrofóbico encadenado dentro del armario en el fondo mismo de su mente. Más bien son todas las intersecciones. Los ángulos rectos, para ser precisos.

    A esos los odia. Los odia. Absolutamente.

    Hay pocas articulaciones en el cuerpo humano capaces de realizar una maniobra de noventa grados. La cadera, la rodilla, el codo, a veces el cuello, algunas otras posibilidades y para de contar. Un hombre que se obliga a sí mismo a atravesar un tubo metálico, ceñido como salchichas crudas embutidas en morcillas, las usa todas y después descubre que debe fabricar unas nuevas (o al menos hace que las viejas sirvan para nuevos propósitos) si no desea verse permanentemente atorado entre una terminal hither y yon.

    Ha estado encontrando formas creativas de torturar su cuerpo de esta manera durante la última hora o más, por lo que se siente calificado para determinar que, a medida que pasa ángulos rectos, odia al que está encarando ahora más que ninguno, un espécimen particularmente diabólico en la cosmología de Perpendiculares Coros Demoníacos que ha estado formulando a medida que ha ido avanzando.

    Uno de los planos en cuestión es un conducto de aire desagradablemente calentado que hierve desde los tanques principales de refrigeración del reactor Van Nuys. El otro, el que ocupa actualmente, es un conducto (actualmente) un poco menos infernal que se bifurca hacia la cápsula de mantenimiento técnico de la Sección Seis de la Subcubierta Kappa. En circunstancias normales, se supone que este conducto es un tubo de refrigeración interno estándar cargado con refrigerante ambiental y absolutamente tóxico para el tejido humano, mantenido a una hipotermia constante que induce ocho grados centígrados. Lo cual era hasta hacía aproximadamente una hora, cuando cortaron el flujo en la válvula principal y enjuagaron el tubo con agentes neutralizantes con el único propósito de empujarle a través de la ventilación de acceso más cercana.

    El tubo se supone que ha de mantenerse frío debido al núcleo, por supuesto. O más bien porque sin el frío inducido, la ventilación que enfría el núcleo comenzaría a cocerse muy pronto, luego a deformarse y, en última instancia, no podría proporcionar un intercambio de calor seguro y adecuado, lo cual a su vez tendería a generar rápidamente cosas como contaminantes radiactivos escupidos a presiones extremadamente altas hacia otras partes de la nave que no parecen, tras inspección inicial, estar relacionadas con este conducto de este lugar en este momento particular. Los ingenieros han enfatizado todo esto en el pasado muy reciente, una y otra vez. Los ingenieros dijeron que, en circunstancias normales de operación, el escape del núcleo está saturado por partículas ambientales microscópicas hasta que todo se iguala, hasta que se establece un buen punto de equilibrio que mantiene a todos felices y libres de brillo. Un elegante sistema, terriblemente complejo, con el que no hay que meterse, excepto en casos de extrema y grave emergencia, a menos que desesperadas circunstancias se desaten repentina y catastróficamente.

    Desde su perspectiva, las cosas ya están lejos de ser desesperadas, aquí donde el tubo de Climatización y Aire Acondicionado se dobla en un eje vertical que se desploma hasta el núcleo del reactor. (Aunque para entonces el aire en el pozo ya había sido tamizado y barrido, sometido a un esfuerzo exhaustivo de nanomalla, luego tamizado una vez más por si acaso, hasta que se hubieron purgado todos los repugnantes pedazos radiactivos y quedado perfectamente seguro para el consumo. O eso dijeron. "Ellos" son una concatenación bastante nebulosa de personas que sabían tales cosas y personas que emitían garantías para que la gente normal no tenía que preocuparse por los riesgos obscenos que se les pidió que tomaran).

    Encajado en el punto cero entre los planos, contemplando el infinito teórico de estos ejes con la nariz y los ojos y la parte superior de la cabeza asomándose por el borde del tubo de Climatización y Aire Acondicionado y su unidad de respiradero magullando sus mejillas porque, a diferencia de las correas de su linterna, estos estaban demasiado apretados, está Ray Marlowe. Sudando profusamente dentro de su mono de goma antideslizante. Su cara manchada con líneas oscuras que parecen grasa de camuflaje, pero en realidad sólo marcan los lugares donde se ha limpiado la transpiración de la frente con el condensado polvo de madriguera de la mugre que inevitablemente se acumula dentro de los tubos de Climatización y Aire Acondicionado.

    Ray se ha quedado aquí contemplando su asalto al eje vertical durante varios minutos. Es una táctica dilatoria, una desvergonzada procrastinación. No tiene interés en continuar la persecución. El calor fundido de los agentes reactivos sobrecalentados que emanan de las corrientes centrales pasan por su cara en olas tan espesas y sofocantes como una pila invernal de los viejos edredones de plumas de la abuela. Mientras mira por encima del borde, imagina que puede ver el resplandor de lava de los tanques de refrigeración a cuatrocientos metros justo bajo su posición actual, como mirar hacia la boca de un volcán dudosamente inactivo.

    Es una alucinación desagradable y completamente imaginaria y él lo sabe. Es que no quiere hacer la parte que viene después.

    Así es como funciona: la naturaleza, en su vasta y casi nefasta complejidad, ha determinado que existe un valor corporal en la evolución de un tipo particular de criatura cuya única contribución a la biosfera planetaria es reciclar los detritos de otras criaturas. Estos son los carroñeros, los alimentadores de fondo (literalmente) del reino animal, sus hienas, ratas y percebes y otras entidades que generalmente dan asco, que cumplen el inminente y valioso propósito de asegurar de que los productos de desecho desaparezcan y los cadáveres se descompongan en trozos convenientemente más pequeños y que la mayoría de los demás seres vivos no se encuentren enterrados hasta el cuello en los subproductos fabricados en los procesos básicos como vivir y comer y procrear y excretar y, finalmente, palmarla. Quizá son aún más importantes, se aseguran de que no se desperdicien recursos biológicos en lo que es definitivamente un sistema ecológico cerrado.

    La lección es: la naturaleza es un sistema ambiental cerrado.

    Las naves espaciales, curiosamente, también son sistemas ambientales cerrados.

    Érase una vez un sabiondo ingeniero, con demasiada imaginación o más creatividad que sentido común, que determinó que la mayoría de las personas que viajaban en naves espaciales estaban hasta el moño de sentirse físicamente hartas y cansadas por el cóctel de musgos y mohos biogenerados de laboratorio y organismos unicelulares empleados típicamente con el propósito de reciclar los desechos de naves espaciales. Los organismos biológicos, sin importar cuán cuidadosamente diseñados, tenían la angustiosa tendencia a reproducirse, a evolucionar hacia una carne o estructura molesta que devoraba limos, a generar espontáneamente esporas letales o encontrar otras formas igualmente inquietantes de manifestar una respuesta hostil por haber sido sometido al entorno extremo del espacio exterior.

    De manera similar, este ingeniero antes mencionado se dio cuenta de que produciría otro subconjunto de circunstancias incómodas eso de llenar una nave espacial con ratas, hienas y similares que procesasen productos de desecho con un nivel de eficiencia cercano al del mundo natural. Las hienas tienen demasiada tendencia a comer indiscriminadamente si se les permite correr por ahí libremente, lo cual representa un peligro para los humanos de aspecto comestible, que suelen estar presentes en la tripulación de las naves espaciales. Y las ratas vivas, además de tener una promiscua reputación que habría creado serios problemas de control de población en unas pocas generaciones, habían mostrado una históricamente documentada fascinación por elementos como el cableado eléctrico y las placas electrónicas y cualquiera de los miles de otros chismes tecnológicos tan tediosos de reemplazar, irrazonablemente sensibles al abuso y, más o menos, esenciales para el buen funcionamiento de una nave estelar en tránsito.

    Por lo tanto, el sabiondo de ingeniería doblemente mencionado, que en realidad era sólo un engranaje más de un equipo de sabiondos de ingeniería, diseñó, desarrolló y construyó ratas mecanizadas, ambiental y estéticamente consistentes para ocupar el lugar de sus homólogas orgánicas en el hermético círculo de la vida que era la nave de viaje espacial la Paráclito. (Así como con todas las demás naves de viaje espacial, Ray podría optar por pensar en ello o no. Cosa que no hacía. Pues en este punto de su carrera, la Paráclito era la única nave en la que él tenía algo parecido a un interés pasajero, y la nave ya tenía más que suficientes pequeñas idiosincrasias para mantenerle ocupado. Las otras naves podían irse a la mierda, o con mayor probabilidad, mandar a la mierda a tipos como él a cargo ​​de evitar que esas idiosincrasias se convirtieran en fallos, los fallos en problemas, y los problemas en eventos de umbral crítico que harían a las alarmas bramar y a las personas correr por ahí en una variedad de incómodas posturas en busca de, o bien a alguien a quien culpar, o a alguien con buenas ideas sobre evitar que dicha nave de viaje espacial colapse en el campo gravitatorio de una enana marrón sin derecho de haberse plantado directamente en su trayectoria de ruta).

    Ray Marlowe estaba a cargo de la singular tarea de recuperar una de las díscolas ratas que poblaban las cubiertas de servicio de la nave. Por razones desconocidas, la jodida rata se había quedado atascada en algún lugar del tubo por encima de él. Y, si era posible, a él le gustaría completar aquella misión sin tener que someterse al ascenso vertical del eje de refrigeración del núcleo primario. Él reflexiona sobre la posibilidad de quedarse donde está y atraer a la unidad estropeada con la esperanza de atraparla. Las ratas van equipadas con una aterradora variedad de sensores auditivos, ópticos y químicos. Por otro lado, los seres humanos también, y no hay nada más perjudicial para la dignidad profesional que un mugriento hombre que se arrastra por conductos de ventilación donde la tripulación de servicio de la nave puede escucharle implorando el regreso de una rata autómata como si fuese un gatito recalcitrante.

    En realidad no desea someterse a esa clase de abuso.

    Desengancha el rastreador de señal del bolsillo del pecho de su mono. Ziggy ya ha calibrado el dispositivo para captar la signatura única de las transmisiones de radio de la rata, pero Ray introduce la secuencia de código de la rata en cuestión una vez más. Reza para que Ziggy haya cometido un error, que el rastreador le brinde información más útil (es decir, menos peligrosa) que antes de su aventura de rastreo de tubos. No es asi.

    Lo que sí le dice es que la rata no se ha movido en la última hora. Lo cual sería normalmente una buena noticia. Hay pocas cosas peores que perseguir por kilómetros de estrecho tubo a una rata con error de software. Pero esta rata ha optado por encerrar sus mecanismos en algún lugar a unos cien metros por encima de él, quien se aferra con crampones electromagnéticos a la pared del eje de refrigeración vertical. Sabe por los informes de error, escupidos por el procesador de diálogo, que la rata ha detectado una concentración anómala de descarga radiactiva en la ventilación y la ha persiguido. La concentración estaba dentro de los límites saludables humanos, pero como la mayoría de las máquinas controladas por parámetros de entrada-respuesta, a las ratas no les importa una mierda lo que es óptimo en aquello que perciben en su universo. Al parecer, las partículas microscópicas de isótopos radiactivos eran toda una ofensa para la cosmovisión binaria de esta rata.

    A Ray no le volvía loco la iniciativa individual y las díscolas ratas como esta lo justificaba.

    Él maldice seis veces antes de guardar el rastreador en el bolsillo. Suelta doce improperios más en el proceso de contorsionar su cuerpo para acceder a otros bolsillos más remotos en su mono, seguido de una retaila de blasfemias mientras maniobra las ventosas magnéticas recién recuperadas sobre sus rodillas y manos. Comprueba que están bien sujetas en su sitio.

    Prueba la distancia desde el tubo hasta la pared más alejada del eje de refrigeración. Al colgar la mayor parte de la parte superior de su cuerpo sobre el borde, casi puede rozar la pared con la punta de los dedos. También se las arregla para perder el equilibrio y casi llevar todo su cuerpo en caída libre por el tubo. Se le ocurre que no le gusta tener ciertas partes de su yo orgánico colgando sobre el escape del núcleo de un reactor. Se requiere un nuevo enfoque.

    Lo que finalmente decide es la rotación de su cuerpo en el estrecho tubo de Climatización y Aire Acondicionado para alejarse del centro gravitatorio de la nave. Desde esa posición, sólo hay que mantener la pared vertical por encima de él, bloquear las ventosas magnéticas y avanzar hasta salir completamente de un tubo y meterse en el otro.

    Con las palmas y rodillas pegadas al sólido conducto de acero flexible, puede mantenerse allí tanto tiempo como duren las leyes del electromagnetismo. Excepto que, por supuesto, está pegado al lado equivocado del tubo. Una situación que sólo puede remediar separando un brazo y una pierna de la pared y extendiéndolos a través del eje hacia el otro lado. Una vez allí, activando un grupo de ventosas y desactivando otro podrá transportarse al lado correcto. Pasa un buen rato recordándose a sí mismo que es esencial que lleve a cabo estos pasos en la secuencia adecuada antes de realizarlos.

    Después de eso, es un régimen estricto de esfuerzo mental y adormecedor. Despegue la ventosa de la mano derecha, extiéndala, plante y pegue. Despegue la ventosa izquierda, alcance, planta, pega. Despegue la rodilla derecha, extender, plantar, pegar. Y así en sucesión tratando de no pensar en el hecho de que está confiando todo su peso en las propiedades físicas (y teóricas) de cuatro electroimanes rayados y poco impresionantes aproximadamente del tamaño de una taza de café si los apilas uno encima del otro. Sin mencionar evitar asiduamente la idea de que si los imanes fallaban, caería cuatrocientos vertiginosos metros directamente sobre los filtros nanomalla interpuestos entre él y los tanques de refrigeración. Si sobrevivía a la caída, la malla seguramente se dañaría irremediablemente, inundando así el respiradero con una niebla de vapor y contaminantes radiactivos que le hervirían los globos oculares en las cuencas, le arracararían el cabello de la cabeza, probablemente le enrollarían la piel y los huesos como un pergamino y si tenía suerte, lo matarían tras algunos incómodos minutos.

    No pensar en tales cosas hace maravillas en su concentración, y Ray hace progresos admirables en poco tiempo.

    A cinco metros debajo de la rata, el rastreador comienza a vibrar en el bolsillo de su pecho. Durante medio segundo, Ray cree que acaba de sufrir un infarto leve y casi se moja encima. Levanta la vista colgando boca abajo de la pared, ve a la rata mirándole, de hecho, experimenta un estremecimiento de vértigo. Ray le echa bemoles y se empuja el resto del camino hasta que tiene el hocico de la rata presionada contra la parte superior de su cabeza.

    El hocico está frío, que es lo que uno esperaría de un robot con sensor multifunción encerrado en un carcasa de fibra pseudo-metálica. Si no te fijabas mucho en lo construída que estaba con materiales no orgánicos, podrías sorprenderte de lo rata que era la rata: cuerpo esperado de una rata fofa, morro alargado de rata, asquerosa cola espiral de rata. Incluso las garras delicadamente prensiles eran agresivas. Ray no sabía si aquella imitación extrema había sido estética o funcional, pero sí que era un poco espeluznante vista así de cerca.

    En este momento, la rata no hace nada más que seguir colgada de la pared.

    "¿Qué te pasa, entonces?", dice Ray.

    Al sonido de su voz, los pequeños ojos oscuros de la rata se iluminan. Su anticuado procesador de diez gigaherzios ejecuta una rutina de reconocimiento de voz que vincula el patrón vocal particular de Ray con un algoritmo de conversión de identificación hasta que lo identifica como personal de mantenimiento autorizado. La rata reconoce a Ray como ayuda y emite un lastimoso chillido.

    "No ha petado del todo. Eso ya es algo".

    La rata responde con un complejo parloteo de pitidos y silbidos traducidos directamente de la señal binaria. El servidor de diagnóstico sabe exactamente lo que significan y lo que la rata ha recomendado que se haga para solucionar el problema. Ray, por otro lado, no tiene ni idea.

    Él maniobra para subir un poco más en la pared del pozo hasta que la rata quede nivelada con su pecho. El haz de su linterna pasa por el caparazón cromado para detectar daños estructurales o marcas de quemaduras de motores sobrecalentados. No hay nada obvio, y este definitivamente no es el lugar para comenzar a desmontar el dron.

    "Está bien, amigo, veamos si no podemos hacer esto de la manera fácil".

    Ray libera su mano izquierda de su ventosa magnética y mueve los dedos bajo el cuerpo de la rata hasta que la tiene en el codo. Tira del agarre de los crampones de la rata. La rata no se mueve.

    "Anulación del comando de voz, señor Rata".

    Esta responde con un chirrido de sonido afirmativo.

    "Liberar bloqueo electromagnético".

    Donde debería haber un clic, sólo hay silencio. Ray lo intenta de nuevo. "Interrumpir la corriente a las cerraduras electromagnéticas".

    La rata chilla con esperanza, pero ese parece ser el alcance de su ayuda. Ray tira de su torso unas cuantas veces más sin un mejor resultado.

    "Esto no es bueno, amigo", dice. "Ya sabes lo que vamos a tener que hacer ahora".

    De hecho, la rata no lo sabe. Tampoco le importaría si lo supiera. Ray entiende esto, pero lo odia de todos modos. Resulta complicado por una cosa. Y le ofende a nivel visceral, principalmente porque le da mareo.

    Se aleja un poco de la rata y recupera la pequeña sierra del bolsillo del muslo con cremallera de su mono. Durante unos tediosos momentos, conecta baterías nuevas, intercambia cuchillas, navega entre configuraciones. No quiere tener que andar con su equipo mientras realiza la cirugía. Como un médico de triaje en el campo de batalla, quiere que las amputaciones se completen con el mínimo alboroto.

    La sierra con punta de diamante suena exactamente como un taladro dental. Tiene que obligarse a sí mismo a mantener los ojos abiertos, a observar lo que está haciendo. Su cerebro se desploma dentro de su cráneo como si se retorciera en su entrada óptica. Su estómago se arrastra en algún lugar cerca de su ano y comienza a hacer pucheros. Ray corta las dos patas delanteras de la rata antes de recordar que debería agarrarla por la cola.

    No respira hasta que se termina el trabajo, la sierra está de vuelta a su bolsillo y la rata, aproximadamente del tamaño de un gato grande, está apretada contra su vientre. Durante siete minutos completos después, esta no hace nada más que disculparse. Mantiene sus ojos apartados de las cuatro patas brillantes y sin cuerpo sujetaa a la pared del pozo.

    La rata canta alegremente, metiendo el hocico en las costillas, olfateando ombligo e hígado, realizando exámenes sensoriales de este nuevo terreno biológico.

    "No me muerdas", dice.

    Lo hace, por supuesto. Ray calcula que con eso ya están en paz.

***

    Son ratitas resistentes, estas ratas, casi tan resistentes como su contrapartida de la vida real. La rata está de lado en la mesa de trabajo, haciendo más de sus molestos chirridos y moviendo el hocico ante las fluctuaciones diminutas en la firma química de la atmósfera. Cada pocos segundos, flexiona las nuevas extremidades que Ray ha unido de su arsenal de repuestos. Las extremidades cortadas se han metido en un contenedor de piezas dañadas listas para su recolección o experimentación, o simplemente como reserva para reemplazos viables. Una línea de fibra coaxial se extiende desde el ano de la rata hasta la matriz del servidor de diagnóstico, con el extremo comunicador conectado a un puerto de acceso en la parte posterior. De esta manera, la rata y la computadora intercambian cargas de información inútil sobre su mal funcionamiento reciente.

    Ray supone que esto es lo que pasa por felicidad en una rata robótica.

    Está sentado en un taburete al lado de la mesa iluminada por un anillo de luz halógena deslumbrante. Ya ha examinado a la rata a niveles de aumento que sólo pueden describirse como estúpidos. Ha estudiado su carcasa para detectar defectos de integridad estructural. Ha realizado diagnósticos manuales en las tres docenas de servomotores que pasan por articulaciones. Ha desarmado todas las cajas de sensores (supuestamente) herméticamente selladas y pasado por ciclos de prueba por computadora. Hasta hace una hora, había separado a la rata en pedazos suficientes para hacer sudar a un relojero.

    Ahora las herramientas se guardan en su mayoría, los tornillos y pernos surtidos y las chavetas se vuelven a colocar de donde vinieron. Actualmente, tiene abierto el panel de acceso de la placa base en el flanco de la rata. Toca un lápiz de electrodo contra varios nodos de contacto, luego escanea la pantalla LCD de una sola línea en busca de mensajes irregulares. Él ya sabe que el problema del crampón era un mal relé eléctrico. Ha reemplazado eso antes de poner las extremidades nuevas. Ahora sólo está jugando, realizando el mantenimiento estándar, por lo que tal vez no tenga que volver a ver esta rata durante cien mil kilómetros más o menos.

    A pesar del hecho de su inminente separación, ha llamado a la rata: Nomar. Ray ha admitido libremente una obsesión casi patológica por nombrar a sus animales Nomar. Cuatro perros, tres gatos, ocho peces y un lemming en el último recuento. El lemming podría considerarse herético, por lo que menos mal que sólo sobreviviera durante un par de meses.

    Termina con sus pruebas aproximadamente al mismo tiempo que el servidor de diagnóstico. Ray desenrosca el cable coaxial, cierra el panel. La rata rueda sobre sus patas, obediente o expectante, Ray realmente no puede decirlo.

    "¿Preparado para una prueba de manejo, Nomar?"

    Nomar se levanta sobre sus patas traseras, se frota el hocico y menea las patas, luego se levanta de la mesa sobre el regazo de Ray. Se aferra a un rápido descenso por las piernas de su mono y parece encontrar las extremidades de reemplazo lo suficientemente confiables. Ray sigue a la rata hasta la puerta del taller. La abre lo suficiente para espíar por el pasillo, pero no ve a nadie.

    Mira fijamente a Nomar hasta que cree que tiene la atención de la rata. "Si Ziggy nos pilla, nos pilla del todo, ¿entendido? Así que sé discreto en las áreas públicas. Y trata de no parecer que me estás siguiendo, ¿de acuerdo? Vamos a salir hasta el Nivel Jardín, entonces volveremos a bajar para reconfigurar y volver a implementar".

    Pero Nomar le está ignorando. Ya tiene el hocico metido entre la puerta y el marco, resoplando en el aire y conectando los motores ambulatorios en un intento de abrirse paso a través del espacio. Antes de que la rata pueda chillar de frustración, Ray la deja salir y la sigue a paso rápido. Tal vez diez metros después...

    "¡Ray!"

    Él no quiere darse la vuelta. Como una cuestión de política personal, darse la vuelta parece una muy mala idea ... aunque quizás no sea tan malo como no darse la vuelta, porque nadie te hace saltar al decir tu nombre en una pasarela cavernosa con esa extraña mezcla de amenaza y agotamiento psíquico como Ziggy. Y deshacerse de Ziggy constituiría una mala idea para su carrera.

    Ray gira sobre sus talones y le silba a Nomar para que lo espere, luego camina de regreso hacia el taller y hacia Ziggy, un poco más adelantado en el pasillo, justo frente a la puerta de su oficina. Ziggy ha adoptado su postura estándar: manos en las caderas, cuello ligeramente doblado, de modo que mira como apuntando por el puente de la nariz, la cabeza se balancea adelante y atrás como un péndulo, como si ya estuviera anticipando la necesidad de negar algo.

    Zig es un hombre negro grande, calvo, pero que compensa en el departamento de folículos con un devastador bigote fu-manchú que convierte toda la mitad inferior de su cara en un bosque de pelos púbicos erizados. Tiene el vientre grande porque Nina, su esposa, es una de esas mujeres raras y maravillosas que pueden hacer que el tofu y la pasta de proteína se parezcan a algo comestible. Tiene las papadas de un bulldog y el temperamento a la altura. El diploma enmarcado en la pared de su oficina dice que es ingeniero, aunque Ray sabe que eso no es técnicamente exacto. Ziggy es un pirata informático retirado a la supervisión administrativa. Ray es el único que lo llama Ziggy. Todos los demás se refieren a él como Jefe de Sección Zighowser.

    Cara a cara, Ziggy continúa: "No vas a llevar a ese dron a la cubierta".

    Ray comienza a hacer el movimiento ¿dron, qué dron? con las manos, pero capta un destello por el rabillo del ojo. Cuando bajal a vista, Nomar está sobre sus patas traseras, estabilizándose con su pata alrededor de un rollo de tela de pantalón de Ray.

    "Traidor", se queja.

    Nomar tira de su pierna y silba.

    Ziggy niega con la cabeza. "El comandante Sorensen ha sido bastante claro, creo. Para todos menos para ti, eso es".

    "Hubo una nota", acepta Ray.

    "¿Y la nota decía?"

    "Los drones están confinados a niveles de ingeniería, conductos y cubiertas y zonas apropiadas para tareas sensibles".

    "¿Y?"

    "Los drones son tecnología patentada de la Agencia Espacial Federal".

    "Y..."

    "No deben considerarse mascotas, sino miembros del equipo de ingenieros".

    "¿Hay algo acerca de eso que no entiendes?"

    "Supongo que no."

    Ziggy le da el visto bueno que dice que el tema está cerrado para discusión, un rápido arriba y abajo. Como una avalancha vista en cámara lenta, dobla las piernas debajo de él y se arrodilla en la cubierta donde puede dejar caer todo el peso de su atención profesional en Nomar. La rata carece de la sensatez de rehuirle.

    Durante varios segundos, Zig prueba las nuevas extremidades con la punta de los dedos mientras Nomar aplica una lógica diplomática quid pro quo para inspeccionar la carne del brazo del Jefe de Sección. Un látigo sensor de lengua afín seca el sudor de la palma de Ziggy, guardándolo para un análisis químico horriblemente complicado más adelante.

    "¿Este es el de esta tarde?"

    Es una pregunta sin sentido, un rompehielos. Hay algo así como seis mil ratas asignadas a la Paráclito, cinco de las cuales están activas en un momento dado. El rumor del taller dice que Ziggy puede identificar individualmente a cada uno de ellos por características físicas o de comportamiento a veinte metros en una sombría bahía de almacenamiento después de haber consumido media botella de Anís del Mono, y aún así probablemente le dé el número de serie correcto del dron. Ray responde con el no compromiso, "Ajá".

    "¿Cerradura electromagnética?"

    "Relé."

    Ziggy asiente como si esta información fuera algo completamente inútil y proyecta la impresión de que la ha archivado en algún lugar importante para su posterior revisión. "Las extremidades parecen bien. El dron parece estar integrando adecuadamente el nuevo hardware. Coordinación decente de las extremidades. Seguimiento del movimiento de sonido. Rango de movimiento sólido".

    Sin duda, esta es una forma obvia de sugerir que existen métodos para probar los reemplazos de hardware sin la necesidad de deambular físicamente por todo el barco.

    ¡Se llama Habilidades Sociales, Sr. Marlowe! Tal vez debería considerar la solicitud de un conjunto de inicio.

    Ray sólo se encoge de hombros. "No se quejó. Mi hijo era un paciente modelo".

    Obviamente, Ziggy está trabajando en algo que quiere decir. Ray es muy sensible al estilo de los juegos preliminares administrativos previos a la conversación. Por lo general, significa que ha hecho algo tan estúpidamente estúpido o irreflexivo que ha atraído la atención de los poderes fácticos, que han tronado su disgusto desde la cima de la montaña de la cubierta del puente hacia los valles de la cubierta inferior a través de la unidad de comunicación en el escritorio de Ziggy, y el Zigster está tan cansado del maltrato verbal que simplemente no puede reunir la energía para transmitirlo.

    Ziggy dice: "Sabes que el tubo de Climatización y Aire Acondicionado que purgamos era el principal tubo de refrigerante para el puente".

    "Claro. Estaba justo allí en los esquemas. Me tomé la libertad de informar a la galera con bastante anticipación de cualquier intento de servir helado en el postre para los oficiales esta noche, probablemente sería una mala idea".

    Como de costumbre, Ziggy entorna los ojos, tratando de adivinar cuánto de lo que acaba de decir es cierto. "No te diré lo enojado que estaba el Comandante".

    "Tal vez deberíamos escribir esto. Creo que es notable".

    "Cállate por un minuto y escúchame, Ray. Estoy tratando de decirte que fue un buen trabajo, independientemente de lo que alguien más tenga que decir al respecto. Un trabajo duro hecho de manera limpia y rápida. La mayoría de los veteranos del sistema habrían descartado el hardware y lo dejado pasar. No quiero molestar al capitán, ¿entiendes? " Todo el tiempo, Ziggy continúa su examen de la rata, aunque para Ray, parecía que ambos jugaban una versión arcana de Pito pito colorito. "¿Sabes por qué te doy el tipo de órdenes de trabajo que hago, Ray?"

    Ray se muerde el labio pensativamente y luego dice: "¿Porque me odias? ¿Porque sabes que no tengo una litera permanente y necesito gozar de tu buena estrella si quiero un trabajo la próxima vez? ¿O tal vez sólo porque soy crédulo."

    Él sonríe ampliamente, pero Ziggy sólo sacude la cabeza.

    "Es porque sabes cómo tratar el hardware, hijo. Tienes las prioridades correctas y tomas las decisiones correctas bajo presión. Haces tu trabajo sin problemas y sin molestar a la política. Los otros veteranos no parece que vean la situación con el nivel correcto de claridad ".

    "Pandilla de inútiles". Ray se asegura de romper la sonrisa un poco más. "¿Significa eso que me puedo quedar tu puesto de trabajo cuando lo dejes?"

    "No lo creo."

    Al menos lo han aclarado. "Bueno, gracias por la charla animada, jefe. Es bueno saber que soy apreciado".

    Ziggy vuelve a ponerse de pie, una vez más, el juggernaut administrativo ceñudo, manos en la cadera. Suspira pesadamente, como si su interacción huviera taxed las reservas de paciencia que sólo fingía poseer.

    "No lleves la rata a los niveles superiores."

    "De acuerdo. Entendido."

    "Lo digo en serio."

    "Te estoy oyendo. Concentración total por mi parte."

    Ziggy pone los ojos en blanco y cambia de tema, cierta neurona rebelde en su cerebro ha fallado el tiro y le ha convencido sin ninguna evidencia ni prueba histórica de lo contrario que Ray en realidad va a hacer lo que él dice.

    "Nina ha hecho galletas para ti."

    "A tu esposa le gusto. Piensa que soy sexy."

    "Piensa que necesitas a alguien que se ocupe de que no te mueras de inanición."

    "En cuanto a las mujeres respecta, eso es lo mismo, hombre."

    "Puedes recogerlas cuando acabes el turno esta noche. Las dejaré sobre mi mesa."

    Terminada la conversación, Ziggy pasea de vuelta a su oficina y cierra la puerta para poder mantener la ilusión de que está a punto de ser obedecido. Ray le observar partir contemplando la puerta durante varios segundos en silencio. Nomar le da sólo ese tiempp antes de retomar más tirones en sus pantalones.

    Ray le guiña un ojo a la rata. "¿Almuerzo, dices? Claro, vamos."

Capítulo 2

    Lo primero que todos aprenden sobre la Paráclito es que no existe un Nivel Jardín realmente localizable, paseable, que huela las flores. No hay depósitos de crecimiento hidropónico, ni iluminación especializada, ni fauna real que pueda confundirse vagamente con explosiones de vegetación y/o comestibles de calibre vegetal. El inapropiado y algo flagrante nombre podría considerarse una obscena violación del uso del lenguaje si uno descuida tener en cuenta dos hechos críticos: primero, que los planos de la nave en realidad lo etiquetaban como Nivel Gamma, ya que encajaba cómodamente entre el Nivel Beta y el Nivel Delta; y segundo, que el Nivel Gamma era el depósito principal de pasajeros que pagaban --paisanos que no se debería esperar que tuvieran un conocimiento práctico del alfabeto griego en sus redes neuronales, ni que consideraran que un sistema de referencia tan estéril fuese ni de cerca escalofriante y desesperadamente neomilitarista. Incluso en el mercado de naves casi federales de espacio profundo, era importante mantener la ilusión de que el cliente siempre tenía la razón.

    No había jardín, pero había comida --desde el básico dispensador sin coste de pasta de proteína federal para todos los pasajeros y la tripulación, hasta los vendedores privados que habían arrendado el espacio de la nave y pagaban una tasa de tonelaje para su almacén comercial de suministros. El Gusto de Oriente del Sr. Wu, La Vieja Cocina Americana de Li Nan, La Cabaña de Aves de Corral... Una interminable sucesión de puestos franquicia de hamburguesas y productos básicos típicos en las salidas de las autopistas. La mayoría eran puestos permanentes, tan parte del ecosistema de la Paráclito como los ingenieros, oficiales, soldados y tripulación. Había peores propuestas comerciales en la galaxia que tener seis o siete mil clientes garantizados durante seis meses seguidos. Echa la cuenta: seis o siete mil clientes razonablemente adinerados, puesto que podían permitirse el pasaje en una nave de la clase de la Paráclito en primer lugar.

    Ray intercambia media hora de la perspicacia de Nomar para procesar desechos por un «calzone» sobrante en la Conexión Siciliana de Frankie V, un acuerdo indocumentado que Frankie ha hecho con la mayoría de los veterinarios del sistema para ahorrar en tasas de basura. Después, él y Nomar pasan una hora siguiendo la curva de la sala principal alrededor del casco delantero de la nave.

    Aquí, la infraestructura se asemeja no tanto a la misión principal de la Paráclito como navío militar, sino a un descuento económico en un hotel de Singapur especializado en viajeros de negocios de clase alta. Montones de sofás de cómodo aspecto en silenciosos tonos pastel, quioscos de datos de ventanilla única, entradas masivas de medios jumbotrón transmitidos directamente desde satélites y balizas de retransmisión de cualquiera de los seis sistemas estelares de emisión en los que un pasajero podría tener cierto remoto interés. Las pantallas se sintonizan sin remisión con los informes de mercados financieros, las emisoras dedicadas a minucias deportivas o la ocasional señal de porno hard-core cuando hay adolescentes revoltosos cerca. Ray supone que esto dice algo revelador sobre la naturaleza de la clientela del Nivel Jardín.

    Dado que son algo así como las 10:00 p.m. del Greenwich/Terrestre, Ray y Nomar tienen los altos techos y las estilosas pistas alfombradas de la explanada para ellos. Los pasajeros que no realizan sus abluciones nocturnas se dirigen al nivel superior del concentrador de Control de Red y finalizan sus instrucciones para los asociados y delegados con respecto a las transacciones financieras del día siguiente antes de la fecha límite de transmisión de informes.

    Como la mayoría de las ratas, Nomar aprovecha la disminución del tráfico para hacer el gilipollas. Pasa varios minutos rastreando los rastros de feromonas, siguiéndolos hasta las puertas cerradas, donde procede a olfatear por debajo y a su alrededor, luego rasca hasta que Ray le silba para que se detenga. Donde encuentra seres humanos reales, no puede resistir el impulso de acariciar las piernas y rozar las suelas de los zapatos con el sensor. Las personas son una mezcla de olores y excreciones, bacterias y procesos químicos exóticos, que las ratas encuentran infinitamente fascinantes. Afortunadamente, Nomar es lo suficientemente exótica por derecho propio como para que los pasajeros acepten tal sondeo con sonrisas bien educadas, y Nomar responde con buena disposición a las caricias. Es parte de su programación central no comportarse como la población de ratas de la que es un simulacro mecánico, pero hace un buen trabajo imitando a un perrillo faldero moderadamente inteligente.

    Una hora más tarde, cuando a Ray le gustaría regresar al Frankie V a tomar una cerveza o dos, y tal vez un bizcocho recién hecho, están en mitad del [i]Solarium Gran Panorámica[/i], justo fuera de las puertas forradas de terciopelo del [i]Teatro Galáctico Madame Tousseau[/i]. Ray se asoma sobre la barandilla donde puede observar una sección transversal festoneada por los doscientos metros de los treinta niveles de arriba abajo. La mayoría de los niveles han sido apagados por el Control Ambiental para simular la inactividad al final de la noche y al cierre del horario comercial. Desde ese punto de vista, si él estira el cuello, puede verlo todo hasta el domo plastipantalla de observación que sobresale del casco exterior de la nave como un grano opalescente. Él ya no hace esto, porque incluso a velocidades relativistas, el campo estelar no cambia lo suficiente para que se note.

    Nomar ha descubierto algún tipo de nirvana sensorial aquí. Se desliza de un lado a otro desde el rastro de feromonas hasta la firma química, sus ojos brillan y el látigo del sensor cuelga con avidez entre sus mandíbulas. Periódicamente, se detiene y esnifa una zona de alfombra particularmente interesante, e intenta desenterrar algunas fibras para su posterior estudio o como un simple acaparamiento basado en parámetros. Nomar apunta un aluvión casi constante de chirridos y silbidos y observaciones tartamudeantes en la dirección de Ray, hasta el punto de que Ray casi se siente culpable por no poder entender y compartir su emoción.

    El suelo en las cercanías del [i]Madame Tousseau[/i] está vibrando con presión sónica. Ray puede sentir el fuerte latido de los timbales rodando desde la cubierta hasta sus pantorrillas. A través de las puertas del teatro, detecta ocasionales golpes de platillos o el fino zumbido de las cuerdas de la orquesta. Después de unos minutos, hay silencio, luego un estallido de aplausos cuya atronadora sinceridad sugiere que la actuación no ha sido un holo enlatado de la biblioteca de datos de la nave. O eso o el [i]Madame[/i] ha estado aumentando la pista de respuesta para proporcionar a sus clientes la señal subliminal que hace que todo haya valido la pena y su dinero. No habría sido la primera vez

    Momentos después, las puertas de terciopelo carmesí se abren de golpe por un ujier uniformado y comienza el éxodo de la Gente Hermosa del Nivel Jardín. Ray solo tiene tiempo de sacar a Nomar del camino antes de que la rata salga disparada a lamer y acariciar promiscuamente a las cultivadas marujas de pelo azul camino a sus tés tardíos, suites privadas y chismorreos de los escalones superiores. Ray coloca un parche contra la barandilla, tan lejos de la manada como puede, y baja a Nomar al suelo y fuera del alcance de la atención inmediata. Presiona el talón de su bota contra el haz espinal de Nomar para mantenerla en su sitio. La rata capta la indirecta y espera.

    "Espero que no la estés lastimando."

    Si pusiera empeño, Ray podría fingir que este comentario va dirigido a otra persona. Él monta un numerito moviendo los ojos de un lado a otro por todo del vestíbulo, examinándolo todo y nada en particular. Un hombre con una rata bajo los pies podría meterse en serios problemas por interactuar casualmente con pasajeros de la clase Jardín.

    "¿Señor?"

    Pero parece que alguien está decidido a no ser ignorado. Ray escanea la multitud cada vez más delgada y ve a la mujer acercándose a dos metros de distancia. Es rubia, veinteañera, con grandes ojos azules, incandescente en un vestido de seda verde que muestra la parte superior de sus blancos senos y las curvas atléticas de sus piernas. Ella también está sonriendo, ese tipo de expresión simplista y educada que solo los deslumbrantemente atractivos y socialmente expertos pueden portar.

    Y ella es, de hecho, impresionante.

    "Espero que no lo estés lastimando", dice ella de nuevo, cerca de él ahora.

    Ray traga saliva con una repentina sequedad en su garganta. "¿A quién?"

    "A tu animal. En el que estás subido."

    "Es un dron, señorita. No tiene sensores de dolor". Para demostrarlo, Ray golpea con el pie el lomo de Nomar, produciendo un sonido sordo y metálico. Nomar lo mira con curiosidad, de la forma en que esperarías que un niño te preguntara qué es lo que quieres después de haberle golpeado el hombro una docena de veces.

    La chica se inclina hacia Nomar para confirmar su falta de sensibilidad al abuso físico. Dado el ángulo, Ray intenta admirablemente no mirar el escote en la parte delantera de su vestido, consciente de que si elige mirar, probablemente podría admirar todo el paisaje hasta el ombligo. Asombroso.

    Nomar capta el leve cosquilleo de la firma química de la chica y levanta la cabeza, látigo del sensor enhiesto, pese a que solo escapa un estrangulado silbidito de interrogación. Ray experimenta una visión horrorizada de Nomar pasando la lengua desde la clavícula de la joven hasta el plexo solar, y él aplica una dosis extra de presión. Nomar retrocede de inmediato. No es un dron estúpido. Sabe cuándo se le aconseja activar sus subrutinas de buenas maneras.

    "No parece muy feliz", dice la chica.

    "Las ratas son curiosas, y en realidad solo son felices cuando satisfacen ese impulso. Por desgracia, la mayoría de las personas encuentra sus métodos invasivos bastante agravantes."

    Ella se inclina hacia atrás con cautela y levanta la cara hacia Ray. "Oh, ¿es que es peligroso?"

    "No. Solo desesperadamente molesto cuando le apetece. En realidad son más bien calculadoras bastante sofisticadas."

    Con una risita divertida, ella se levanta de nuevo. Su risa tiene la calidad del tintineo del vidrio. "Tú eres parte del equipo de ingeniería, ¿no?"

    "Buena suposición."

    "¿Estáis de servicio? ¿Tú y tu mascota?"

    Ray considera los uniformes manchados que ha estado usando desde su expedición por el conducto de ventilación. "Creo que voy poco vestido para la ocasión. Para una noche en el teatro, quiero decir."

    "A decir verdad, vas bastante mugriento."

    "Sin ánimo de recalcar eso demasiado, sí."

    Un rubor de vergüenza se desliza por las mejillas de la chica. "Lo siento. Soy una bocazas". A modo de disculpa, agrega: "Mi nombre es Emma. Emma Whiston."

    Ella extiende la mano, nudillos hacia arriba. Ray no está seguro de si se supone que debe besarla como un actor de las películas, por lo que se conforma con un suave apretón, aunque torpe.

    "Soy Ray."

    "¿Ray el ingeniero?"

    "Ray el «vete» de sistemas."

    Un pliegue se desarrolla en su frente. "Veterano, oh, llevas en eso un tiempo, entonces."

    "En realidad, no... oh, quieres decir... perdón. Técnico en Sistemas de Hardware, Primera Clase, señorita. Los frikis... esto... los ingenieros físicos... nos llaman veterinarios porque hacemos el mantenimiento de las ratas... digo... los drones. Es un chiste muy viejo."

    "Es inteligente." Ella lo dice de una forma que a Ray le hace creerla. "¿Tienes apellido, Ray?"

    "Marlowe. Con 'e'."

    "Como el dramaturgo."

    "Más bien como el detective."

    "¡Qué intrigante! ¿Y es usted duro, Sr. Marlowe?"

    "Más de lo que es probable que esté haciendo tratos con el diablo, señorita."

    De nuevo el precoz vertido de una risa. Los ojos de la chica parecen más amplios que nunca, sus pupilas forman círculos perfectos del color del hielo glacial. "¿Tú y tu amigo querríais llevarme a tomar una copa, Ray? Me gustaría que me lo pidieras."

    Ella entra en su espacio y él puede oler su piel, un caro aroma a canela y jabón. Ray traga con fuerza tras una repentina contracción de la garganta. "Las chicas buenas no suelen salir en público con una rata."

    "¿Quién ha dicho que soy una buena chica?"

    Su sonrisa es tentadora, perversa, y a Ray le recuerda que él acaba de decir que no hace tratos con diablos.

    "En realidad no estoy en posición ...", comienza patéticamente. Esto va considerablemente demasiado rápido para su gusto. Él cree que ella podría estar flirteando, jugando con él, pero no puede estar seguro. A menos que haya desnudez involucrada, la sensibilidad de Ray al coqueteo en general es terriblemente inadecuada. "Quiero decir, estoy de guardia hasta las 6:00 de Greenwich. Lo siento."

    Y él lo siente. Verdadera y profundamente.

    Y ella lo despide con un movimiento de cabeza equivalente a un encogimiento de hombros. "Supongo que esto no estaba destinado a pasar."

    Emma Whiston mira por encima del hombro y Ray nota por primera vez al hombre apoyado contra la pared junto a las puertas del teatro. De cabello oscuro, melancólico, delgado y rancio y cataclísmicamente poético, como una personificación andante de Percy Shelley. El tipo está fumando un cigarrillo, asumiendo una pose informal, pero los correosos músculos de su mandíbula y la forma casi frenética en que echa la ceniza sugieren un esfuerzo titánico por ocultar su impaciencia.

    Ups, piensa Ray, y descubre que absoluta y visceralmente odia a ese tipo. Lo odia.

    Emma le guiña un ojo. "Mi guía me espera. Mi hermano, es decir. Estuviste así de cerca de salvarme. Menudo héroe que has resultado ser."

    "La próxima vez me aseguraré de traer mi brillante armadura."

    Pero ella arquea una ceja. "¿Qué te hace pensar que habrá una próxima vez?"

    Me gustaría que hubiera una próxima vez. Lo piensa, pero no lo dice. No es tan tonto. ¿Quien es esta mujer?

    Y así sin más, ella se aleja y desaparece sin decir una palabra, dejando que su escolta la persiga

    Y dejando a Ray observarla hasta que ella desaparece doblando la curva de la explanada. A Nomar le dice: "Espero que lo hayas entendido, amigo, porque estoy bastante seguro de que se me pasó por la cabeza."

    Nomar chilla una respuesta que suena similar a la conmiseración.

    Por desgracia, la mala interpretación de la precisa agenda que la Sra. Emma Whiston podría haber tenido en mente es el menor de sus problemas.

    Porque de repente, ahí está el comandante Sorensen en la puerta del Madame Tousseau. El capitán de la Paráclito acaba de decir algo ingenioso al acomodador, o al menos algo que este ha determinado que era mejor aceptarlo como ingenioso, porque está cediendo a una de esas risas educadas que indican que sería más feliz si todo el mundo le dejara en paz.

    Sorensen está flanqueado por su Primer Oficial y Jefe de Seguridad, los tres rígidos y formalmente resplandecientes de uniforme azul. El capitán se viste así siempre que va por debajo de la cubierta del puente, como si temiera que nadie lo reconociera si no se pone el uniforme. O más probablemente, que algunos sabios de bajo nivel se verán tentados a ignorar sus órdenes directas si no hay un montón de latón, medallas y charreteras para respaldarlas.

    El Jefe Becker hace un breve contacto visual con Ray, luego se involucra inmediatamente en un intento obvio de desviar al capitán de la Paráclito, hasta el punto de posar la mano sobre el brazo del oficial superior. Pero ya es muy tarde. Sorensen ve a Ray, ve a Nomar, y pasa de jovial anfitrión de la nave a trastornado Marine extrasolar en un espacio de tiempo tan breve que solo puede medirse en longitudes de onda de luz. Sus mejillas florecen en un feo tono carmesí. Él está de veras, observa Ray, temblando de furia. Resulta divertido solo en el más abstracto de los sentidos.

    "¡Marlowe!" brama Sorensen, sin molestarse en cruzar la explanada antes de comenzar el despojo verbal.

    Ray da un brinco hacia la posición de firmes y ofrece posiblemente el peor saludo en la historia militar documentada. Como si eso importara a estas alturas.

    La mirada de Sorensen es penetrante. Se desenrolla hacia arriba desde la rata debajo de la bota, observa el mono veteado de mugre y el general descuido higiénico de Ray: el cabello descuidado, la ausencia de insignia de la tripulación, etc. Tras esos ojos, Ray casi puede ver desplazándose la lista de directivas de política de la nave, órdenes y códigos de conducta marítimos que ha violado por su mera apariencia. Él hace todo lo posible para no marchitarse, pero en realidad solo es cuestión de esperar la explosión.

    "Ese es su dron, supongo, señor."

    Sorensen quiere que lo niegue, que invente una excusa plausible por haber desafiado una orden directa. Es obvio por su tono. Algo como: No, no, en absoluto. Estaba recuperando este para mantenimiento. Mal código de navegación y todo eso. Pero a Ray simplemente no le apetece.

    "Estaba probando el equipo en el campo."

    Se necesita un esfuerzo visible para que Sorensen evite verter casi un litro de acelerante en su ya peligrosamente corto detonador. "Reúnase conmigo en mi Sala en cinco minutos, Sr. Marlowe. Eso debería darle el tiempo suficiente para hacer algo con ese dron para que no tenga que volver a verlo ni sobre ni cerca de su persona nunca más. ¿Estamos claros?"

    "Si."

    Hirviente, pecho en expansión. "¿Si?"

    Ray capta la indirecta, asiente. "Sí, señor."

    "Si no está allí en cinco minutos, enviaré al Jefe Becker para que te rastree... con grilletes en la mano. ¿Lo ha entendido?"

    "Sí, señor."

    Sorensen se aleja como un hombre recitando la combinación del seguro del arma, arrastrando a sus tenientes tras él.

    Ray los observa alejarse, pensando: Ratas.

* * *

    Él encierra a Nomar en el taller donde (teóricamente) logrará mantenerse alejado de los problemas, luego entra en el ascensor de velocidad más cercano hasta el puente. El módulo de comando es una protuberancia poco atractiva en la piel exterior de lo que resulta ser una nave abultada y poco atractiva. La Paráclito se parece más a un narval con cicatrices de batalla que a los cohetes elegantes y sexys que las personas generalmente asocian con las naves espaciales. Los observadores casuales tienden a coincidir en que tiene bultos en todos los lugares equivocados, crestas donde debería haber planos. El diseño de la nave es menos artístico que los primeros experimentos de un chaval de instituto con una handrajosa carpa y un cubo de fregar tamaño industrial.

    Es una nave estelar sacada directamente de la retorcida y pesada imaginación de Bosch.

    Tal vez esto no sea sorprendente dado que la Paráclito no está diseñada para rebanar una limpia franja en el espacio relativista, sino para avanzar por sus rutas de envío, para arrastrarse hasta sus lugares secretos, establecer contacto con elementos hostiles que pueda encontrar allí y reventarlos en valientes pedazos. Desde ese punto de vista, la Paráclito también ha sido diseñada como la nave de pasajeros más segura en la historia del transporte humano.

    Ray sale de las puertas del ascensor y gira a la izquierda desde el puente principal. Aquí hay un pequeño corredor, al final del cual hay una puerta por la que entra sin molestarse en llamar. Becker está allí, sosteniendo la puerta entreabierta como si estuviera a punto de irse. Él ve a Ray y le lanza una mirada que podría ser de alivio. O bien podría ser más parecida al sentimiento de «eres un completo chiflado». Becker tiene una de esas caras inescrutables que pueden ser difíciles de leer.

    Ray pasa a su lado y entra en la sala del capitán. A él le gusta esa sala. Sorensen es un hombre de gusto refinado que sabe cómo caminar entre lo espartano y lo elegante. Hay una mesa de caoba pulida con cómodas sillas de tela en el centro de la habitación. La pared opuesta es una única lámina de plastibrillo industrial, más resistente que el acero flexible, pero completamente transparente. El campo estelar más allá crea un fondo aleccionador, transmite al observador una sensación de transitoriedad e insignificancia que no deja duda de su propósito. A la izquierda está el enorme escritorio antiguo de Sorensen, hábilmente modificado para contener el terminal de datos último modelo. Detrás, hay una barra húmeda expansiva montada junto a un espejo ancho con el que Sorensen puede mezclar bebidas para sus invitados sin tener que romper el contacto visual.

    Ray no espera que el capitán le ofrezca una bebida.

    Sorensen se sienta en la mesa de conferencias en lugar de detrás de su escritorio, lo que podría haber parecido significativo si Ray no se esperara tal cosa. El comandante no reconoce la llegada de Ray, pero Becker está allí con su mano sobre el hombro de Ray, guiándolo hacia la silla más cercana que está curiosamente y, probablemente no por casualidad, frente al capitán.

    Ray se da cuenta de que la ausencia de saludo no es un intento brusco de Sorensen. No está mirando a la mesa, sino a través de una ventana de cristal ahumado en una pantalla de terminal empotrada. Cada pocos momentos, las crestas de su ceño se contraen cuando ve algo de interés, o tal vez algo que lo preocupa. Estas cosas pueden o no tener algo que ver con Ray. Dirigir una nave estelar entre puertos de escala es un asunto que exige mucho trabajo y requiere mucho tiempo en las mejores circunstancias, incluso cuando uno no tiene un vaina de bajo nivel que desafía lúgubremente sus órdenes directas.

    Por fin, el capitán resopla y levanta los ojos. Él fija a Ray con una mirada, a la vez feroz e infeliz.

    "¿Por qué eres tan grano en el culo, Marlowe?" Hay una pausa incómoda durante la cual Ray intenta decidir si la pregunta ha sido retórica. Sorensen gruñe, fingiendo recordar sus modales ahora que ha llegado a decir lo que realmente tenía en mente. "¿Quieres un trago? Yo quiero un trago."

    Ray acepta con un movimiento de cabeza. Inmediatamente, Becker se levanta y cruza hacia la barra. "Escocés, vaso recto y vodka con lima. Yo me encargo."

    Sorensen murmura su agradecimiento, luego vuelve toda su atención a Ray. "Estás empezando a hacerme quedar mal delante de la tripulación. Cuando ignoras mis órdenes directas, la gente espera que yo haga algo al respecto. Y cuando parece que no hago nada, quieren saber por qué. La disciplina es todo lo que mantiene unida una nave, y estás erosionando mi autoridad para imponer esta disciplina."

    "No soy yo quien emitió un memorando de política cuestionable en un ataque de pique", dice Ray rotundamente.

    Justo a tiempo, Sorensen comienza a frotarse las sienes en pequeñas pero intensas revoluciones en el sentido de las agujas del reloj. Bien podría haber estado diciendo, ¿qué he hecho para merecer esto?

    Ray le da una leve sonrisa que no cede exactamente terreno a este argumento en curso. "He hecho todo lo posible para mantener la apariencia de cumplimiento, Comandante, y con algún gasto de esfuerzo personal, podría agregar. Sistemas completos tuvieron que ser redirigidos y los drones, recodificados manualmente. Llevo tres días y una docena de terabytes de datos de retraso en términos de análisis. Hay toda una letanía de cambios que he promulgado y horarios que he descartado por su bien, por si quiere escuchar los detalles en crudo."

    "Gracias, no. Quiero mantenerme en la ignorancia de cuanto sea posible."

    Pero Ray lo presiona. "Por desgracia, algunas excursiones siguen siendo inevitables. Tengo que tener cobertura."

    Sorensen despacha sus explicaciones. "Tienes razón. Lo siento. Fue un gesto infantil."

    "Entiendo. Estas no son las condiciones óptimas para ninguno de nosotros."

    "No quiero que esta espeluznante operación se apodere de mi nave", responde bruscamente, pero demasiado débil para resultar ofensivo. Seis meses de espetar eso habían resultado inútiles, se habían llevado la mayor parte de la verdadera protesta. A estas alturas del juego, la irritabilidad de Sorensen es apenas una sombra de su sustancia anterior. "Soy un viejo bastardo malhumorado, señor Marlowe. Y francamente, me he ganado el derecho de ser así. Me fastidia que la AFE plante un investigador civil en mi nave --un civil con órdenes que reemplazan a la misión primaria de la Paráclito. Así que, cuando digo que es usted un grano en el culo, señor, comprenda que no me refiero a ninguna ofensa personal, incluso aunque sea el peor miembro de la tripulación que haya usado el uniforme."

    "Comandante, creo que está tratando de halagarme. Es atrevido, pero efectivo."

    Becker regresa con una bandeja y dos vasos. Sorensen solo puede sonreír y sacudir la cabeza de una manera que deja en claro que este último discurso no ha sido más que presentar su queja oficial de la situación una vez más para el núcleo de datos con bloqueo criptográfico de la nave, como si no lo hubiera hecho ya decenas de veces. La redundancia nunca hace daño a nadie. El hombre agarra el vaso que se le ofrece casi con avidez y engulle de inmediato la mitad del whisky de un solo trago. Gruñe con un claro placer a medida que este baja, y la sonrisa es más grande y más sincera cuando se termina el licor.

    A su vez, Ray se bebe el vodka y permite que la interrupción les ayude a cambiar de marcha. Remarca que Becker no ha mezclado nada para sí mismo. El Jefe es un abstemio vocal e infame. Él también es, Ray lo sabe, un alcohólico en recuperación que intenta rescatar cierta respetabilidad de su carrera en lo que probablemente sea su último período de servicio.

    Sorensen es lo suficiente agradable. Alto y ancho de hombros, bien entrado en los cuarenta, pero lo suficientemente en forma para zurrar a un hombre de la mitad de su edad. Su cabello rubio no es escaso ni muestra signos de tendencia hacia el gris. En resumen, es el cliché vikingo; hasta su temperamento feroz y su cuestionable control de los impulsos. También es un brillante táctico naval y ha ganado suficientes encuentros de batalla para llevar a la bancarrota a un país pequeño en gastos de entrega de medallas. También ha sido, al menos en la estimación de Ray, el modelo de la moderación, dada la coacción a la que la AFE lo tiene sometido. Todo lo que decía era, o bien cierto o lo suficientemente preciso como para que Ray a veces quisiera poder hacer mejor trabajo interpretando el papel de disciplinado tripulante. Por desgracia, eso a Ray no le va, no está en él. No podía reunir la energía para tal esfuerzo. En algún lugar de su archivo personal, enterrado en una bóveda sellada en las profundidades de una agencia federal que probablemente no existía oficialmente, Ray estaba bastante seguro de que su perfil psicológico contenía las palabras "no funciona bien, sobre todo en equipo."

    Y eso a él le iba bien. Él no jugaba en equipo.

    Con su vaso vacío, Sorensen golpea el vidrio contra la mesa como un hombre que invoca su resolución. "Ahora que hemos apartado los preliminares..."

    "Compras", Ray termina su pensamiento. "Hablemos de compras."

    El vikingo se pausa unos momentos para darle a Becker la oportunidad de retirarse al escritorio del capitán y desactivar el sistema de grabación automática del núcleo de datos.

    Después de unos momentos, Becker dice: "Adelante."

    "Investigué las inconsistencias de envío que descubriste en el manifiesto de carga. Yo diría que una o más de tus camarillas de pasajeros han colado algún tipo de contrabando a bordo. He puesto a los drones a recorrer las bahías de almacenamiento en busca de indicios de residuos explosivos o de armamento, pero esa búsqueda no ha dado frutos de momento. Sospecho que el contrabando era de naturaleza mundana: objetos de valor, metales preciosos, artículos de cambio por dinero y que estas personas decidieron no incluir en su declaración de aduanas. Becker puede hacer un seguimiento de eso."

    Sorensen agita su mano con impaciencia. "Bah. Asumiremos que untaron a las compañías de transporte en lugar de a la gente de la Paráclito. No necesito un escándalo tan cerca del puerto."

    "Opino lo mismo", acepta Ray. "Prefiero evitar cualquier acción que genere hostilidad entre los pasajeros y la tripulación en este momento. Estoy casi seguro de que puedo confirmar las identidades de todo el manifiesto de pasajeros, menos algunos de sus invitados más solitarios. Obtuvimos coincidencias positivas de feromonas para todos los primeros sospechosos, y sus firmas químicas parecen coincidir con las muestras registradas en los archivos de verificación de embarque. Los trucos de software que discutimos hace unas semanas para hacer que los drones se comporten de manera menos ofensiva parecen haber aliviado posibles enfrentamientos con los indignados invitados, o eso o simplemente han abandonado las esperanzas de les dejen en paz. En todo caso, es posible que me haya equivocado con lo de la indignación, ya que parece que me faltan tres drones en este momento ". Ray se encoge de hombros ante los activos perdidos para mostrar que no ve nada nefasto en su desaparición. "¿Qué puedo decir? Los niños parecen gustarle las ratas."

    Sorensen parece preocuparse menos por los drones desaparecidos que por las implicaciones de su encuesta. "Pero eso significa que los pasajeros son todos quienes parecen ser, y quiénes dicen que son. ¿Qué nos deja eso? ¿Una de las franquicias a bordo?"

    Ray niega con la cabeza frunciendo el ceño. "Las verificaciones de antecedentes del Jefe de Seguridad Becker y los exámenes previos al embarque fueron más que exhaustivos, comandante. Si los extremistas de Lilaiken se han infiltrado en esta nave, no fue por esa vía."

    "Eso no quiere decir que todos estén haciendo negocios estrictamente a bordo", dice Becker cuidadosamente. "Sino que es algo más que armas lo que están vendiendo aparte."

    Sorensen frunce el ceño, lo que indica que no tiene interés actual en perseguir esos temas. "Así que hemos despejado a los pasajeros y la mano de obra importada. Dios sabe que hemos despejado a la tripulación. ¿Qué nos queda?" Aquí, el ceño se profundiza, sobre todo en la dirección de Ray. "¿Qué nos queda, excepto una mala inteligencia, Sr. Marlowe? ¿Aparte de una carga de agravio completamente injustificada que su presencia me ha hecho soportar los últimos seis meses?"

    "Lo que digo es que las identidades de los pasajeros han sido confirmadas. Eso no descarta la posibilidad de que agentes durmientes o simpatizantes de Lilaiken estén esperando instrucciones de los controles terroristas. Esto es un sistema terriblemente complejo, esto de intentar rastrear a tantas personas, de intentar mantener la base de datos de perfiles distribuidas en docenas de mundos. Y los miles de millones de personas y la información más reciente de una veintena de sucursales de servicios, encubiertos de alguna manera en alguna forma coherente, especialmente al intentar mantener la ilusión de que los derechos básicos de privacidad aún existen. No estaré completamente satisfecho de haber evitado la acción hostil de Lilaiken hasta que estemos de vuelta al espacio solar de Terran. Pero, dados los datos preliminares, creo, capitán, que le alegraría saber que su nave no era una en la que el grupo se pudiera haber infiltrado."

    Sorensen murmura algo que Ray no escucha, algún insulto. "Pensarías mal, entonces. Lo que eso significa es que no es la Paráclito esta vez, en este viaje. Lo que significa es que podríamos ser nosotros la próxima vez, o la siguiente, o tan pronto como hayamos cesado de prestar tanta atención como debiéramos. No seré feliz hasta que hayamos rastreado al último de estos criminales y los hayamos abandonado en un asteroide apuntando al sol."

    "Entendido, señor. Y lo aprecio, créame". Tanto el sentimiento, de hecho, como la sutil expresión de la misma indignación que sienten la mayoría de los capitanes en toda flota del espacio profundo.

    Durante casi tres años, los separatistas radicales de Lilaiken habían estado abusando de las rutas navales entre la plantación Alamai y las colonias fronterizas, fomentando la insurrección contra el gobierno de la Administración Federal del Espacio y el aparato militar en general. La mayoría de sus actividades tomaban la forma de transferencias de municiones hacia elementos susceptibles en planetas atrasados ​​como Frejdan, Orduvai y Sheridan Minor. Estos habían reducido esencialmente esas colonias a una sucesión de campamentos armados divididos entre estaciones mineras controladas por el gobierno federal y aldeas de vecindarios periféricas, ambas más ocupadas con incursiones de francotiradores que asentamientos a largo plazo.

    Durante el último año, un grupo disidente dentro del movimiento Lilaiken había llevado la lucha a un nuevo nivel, no contento con usar la flota de la administración espacial como barqueros inconscientes, también había decidido intensificar las crecientes hostilidades de una serie de acciones de la policía fronteriza hacia una guerra directa entre los mundos interior y exterior. A principios de mayo pasado, durante un lapso de seis meses, tres transportes militares de la clase Goliat --Hegemonía, Asp y Gorgon- explotaron sin causa aparente después de los envíos programados a los sistemas fronterizos, con un costo de dieciocho mil manos en nueve mil pasajeros

    Se sabía lo suficiente sobre el movimiento extremista Lilaiken y su liderazgo como para establecer una lista preliminar de sospechosos, pero los detalles eran escasos más allá de eso. La estructura celular del grupo había demostrado ser en gran medida impenetrable y razonablemente hermética. El mecanismo de destrucción que se había dirigido contra las naves Goliat aún era desconocido, y era la escasez de hechos lo que hacía que los ataques fueran escalofriantemente personales para hombres como Sorensen. Ser conducido como una mula, como una pequeña perra rebelde del tercer mundo, ya era lo bastante desagadable --implosionar en el congelado vacío del espacio como el mensaje político de otra persona era desmesuradamente peor.

    Y mientras la Paráclito desacelera hacia Nueva Holyoke ahora, la frontera absoluta del espacio fronterizo, Ray siente la presión de estar absolutamente seguro de que no se ha perdido nada que ponga en peligro la nave. Con tan poco conocimiento sobre esta nueva raza de Lilaiken, el potencial de error era inaceptablemente alto. Casi tan elevado como las consecuencias del fracaso.

    Ray continúa: "También debe tener en cuenta que las emisiones de su reactor Van Nuys están limpias. El equipo de reconstrucción de desastres compartió conmigo y mis homólogos en la Siempresente y la Tímida Layla la hipótesis actual de que todos los eventos espaciales del mundo exterior indicaban alguna forma de fallo radical del reactor. Como pensaron que podían descartar cualquier tipo de dispositivo explosivo, están trabajando con la suposición de que algunos isótopos desestabilizadores fueron introducidos en el núcleo por un vector desconocido en este momento. Obviamente, no puedo enviar un dron no tripulado al mismo núcleo, pero perdí uno en el conducto de ventilación para ver qué podría surgir. Ese experimento en particular se vio limitado prematuramente por algunas dificultades mecánicas imprevistas, pero reuní suficientes datos en bruto para emitirle un informe limpio de salud."

    "Su pequeño experimento le costó a la AFE alrededor de mil millones de dólares en hardware electrónico sobrecalentado, Sr. Marlowe."

    Ray se encoge de hombros y responde: "Cuando me di cuenta del mal funcionamiento, tuve que iniciar la recuperación de inmediato. No podía correr el riesgo de que otro técnico fuera asignado a la tarea. El Jefe Zighowser es un hácker de hardware lo bastante inteligente como para reconocer que alguien había manipulado el dron."

    Sorensen sonríe débilmente. "Tú recuerda lo vital de ese riesgo cuando la AFE vaya a tu agencia con la factura."

    "A medida que lleguen las actualizaciones, probablemente tendré que repetir el experimento --por si cambia la lista de isótopos."

    "Entiendo, aunque agradeceré un esfuerzo concertado para evitar una repetición de los eventos de hoy."

    "Ciertamente."

    El capitán asiente con la cabeza. "Organizaremos otra reunión la próxima semana, con suerte bajo circunstancias que no requieran que convenza a mi Primer Oficial de que he tenido que patearte el culo una vez más. A menos que tengas algo más que agregar, eso es todo."

    Pero Ray ha terminado, y se lo dice. En circunstancias normales, podría haber esperado que Sorensen correspondiera con la última inteligencia militar que podría influir en su investigación, pero el comandante Sorensen generalmente delegaba esos deberes en Becker, quien tenía la libertad de movimiento para contactar a Ray de manera oportuna y discreta cuando surgiera la necesidad.

    Sorensen se baja de la silla. "Considéreme aplacado una vez más, Sr. Marlowe. Por favor, tenga la cortesía de recordar parecer contrito cuando salga."

* * *

    Ray generalmente pasa lo que considera una cantidad excesiva de tiempo tratando de no volverse loco. A pesar de toda admiración personal que pueda sentir por el comandante Sorensen, esta es en parte la razón por la que teme sus pequeñas confabulaciones uno contra dos. Sorensen nunca deja de pensar en él como si fuese un grano en el culo.

    ¿Por qué? Porque Ray no es un fantasma. Ahora no, nunca lo ha sido. Que Sorensen dé por sentado su habilidad de fantasma es éticamente problemático. Con el tiempo ha llevado a una perturbadora divergencia de comprensión. Ha creado una red de suposiciones e inconsistencias. Las básicas, como la creencia no declarada de que incluso su nombre, Ray Marlowe, es una leyenda, una fabricación, una identidad creada únicamente para el trabajo. Cosas como esta asustan a Ray sin fin, en parte porque le incomoda mantener una fachada flagrante con un oficial de la magnitud de Sorensen, en parte porque esto atenta contra todo valor con el que ha sido inculcado. Pero sobre todo porque le preocupa que Sorensen piense en él como un comodín, como una sombra sin sustancia. Un hombre con una agenda ajena, y posiblemente contraria, a la misión dada a la Paráclito.

    En consecuencia, todo lo que Ray dice queda sujeto a dudas. Si Sorensen no puede creer que Ray sea quien dice ser, no se puede esperar legítimamente que acepte sus informes al pie de la letra. Y la duda es la singularidad en que perece la verdad.

    Todo lo demás surge como una telaraña desde ese eje.

    Frex; contrario a la estimada opinión del comandante Sorensen de que Ray no es un civil, aunque él no tiene un rango definido y no aparece en los registros publicados o internos de la jerarquía militar. Él, de hecho, ha sido un Marine, todavía puede ser un Marine en realidad. Él mismo está un poco confuso sobre los detalles de su licencia o falta de esta, pero siempre que los números en su cuenta bancaria cambien de forma semi-regular, no pregunta y no le importa particularmente. Lo que hace ahora es mejor que esquivar las balas de uranio empobrecido de Russoturk y saltar sobre las dunas de arena en el Nuevo Emiratos Mesopotámicos, que es exactamente lo que estaba haciendo antes de hacerse pasar por un espía de la agencia de inteligencia del alfabeto.

    Lo cierto es que él trabaja para la AFE, al igual que Sorensen y el resto de la tripulación de la Paráclito. Ellos son de la División de Exploración y Orden, y él es de la Unidad de Investigaciones Criminales. La diferencia crítica entre estos dos departamentos es que todos han oído hablar del DEO porque gobierna gran parte de la política de migración intergaláctica y los intereses de desarrollo económico sobre la autoridad prácticamente derivada de su posesión de un número copioso de cañones de materia de treinta pulgadas y legalmente respaldado por un Mandato del Foro del Congreso Terran que tiene casi nueve décadas. De la UIC, por otro lado, nadie ha oído hablar de ella. Pocas personas tienen idea siquiera de que tal departamento existe. Los nombres de todos los funcionarios de la AFE que pueden ponerle un acrónimo e identificar a las personas asignadas a él cabrían en una columna a un lado de una hoja de papel de cuaderno.

    Pero esos nombres son los nombres de arriba. Nombres precedidos por títulos como Almirante, Sr. Director y Comandante en Jefe.

    Lo que esto significa es que Ray podría ir corriendo todo el día diciéndole a la gente que era un agente de la UIC y que no pasaría nada, excepto tal vez que lo metieran en restricciones psiquiátricas por ser un idiota deslumbrante. (También significaba que si se encontraba en peligro hasta el cuello, podía gritar todo lo que quisiera que era de la UIC y no esperar ningún tipo de ayuda. Este era otro de esos fragmentos que tendían a dejarle un poco asustado. Si el engaño no era el nombre del juego, entonces debía de ser improvisación).

    Se le había ocurrido antes que todo el concepto de la UIC podría ser una fabricación construida exclusivamente para su beneficio. Nunca ha estado en el complejo de la UIC, no tiene una oficina ni escritorio allí que él sepa. De hecho, no podría encontrar el edificio si se le ordenara informar allí. Es razonable suponer que una rama del servicio tan descentralizada y esquizofrénicamente paranoica como la UIC ni siquiera tuviera una oficina o un personal de apoyo o un departamento de recursos humanos o empleados que realizaran cualquiera de las tareas mundanas que ocupaban el noventa y cinco por ciento de la mayoría de los departamentos federales. Ray cree que probablemente sea razonable suponer que la UIC toma prestado personal de apoyo de la DEO para satisfacer estas necesidades, luego los droga con un estupor cerebral para que no recuerden haberlo hecho, o simplemente los despacha directamente y se las arregla para que tiren los cuerpos en improbables rincones del espacio internacional.

    El hecho de que mantengan a Ray en un trabajo bastante regular de una operación a otra, lo obliga a suponer que alguien con una cabeza grande y un alto coeficiente intelectual --y protectores de bolsillo coordinados en color- se sientan por ahí creando posibles pesadillas logísticas de secreto e intriga solo para darle las órdenes. Ray no tiene idea de cómo atraviesan el masivo muro de estupidez burocrática para conseguir que lo metan en una nave espacial, pero probablemente involucra rehenes, intercambios de disparos y grupos de viudas fabricadas exclusivamente para su beneficio.

    El DEO hace todos los titulares incitando las cosas que mantienen a una sociedad humana distante funcionando con un mínimo de orden y cortesía. La UIC hace todo lo que esta no puede. Como rastrear a los terroristas de Lilaiken de una manera extremadamente discreta y negarles el beneficio de un juicio justo. Como investigar capitanes de naves espaciales deshonestas y organizar acuerdos de jubilación que no dañarían la reputación de la DEO ni de la AFE ni desestabilizaría a los gobiernos. Ray y sus secuaces son los tipos que envían a por ti cuando no quieren que sepas que te persiguen, hasta que ya estás muerto.

    El hecho de que a menudo hagan cosas espeluznantes es toda una coincidencia.

Capítulo 3

    Despierta de sueños de arena con el sabor de la cordita en la boca. Esquiva un último par de trazadores Russoturk disparados a su cabeza mientras mira por encima del borde irregular de un desfiladero tallado por el viento. Rueda hacia la derecha y cae al suelo desde un lado de la cama. Al caer se golpea la cabeza con la esquina o el estremo de la mesa del fondo, hay una explosión de estrellas como detonaciones de mortero, y desde el resplandor claroscuro de la erupción dentro de su cráneo, es fijado por unas gafas de francotirador de ampliación de infrarrojos que resulta ser Nomar, observando sus cabriolas desde el otro lado de la habitación. Chillando disculpas, Nomar rebota desde la parte superior del escritorio de Ray y azota con su látigo sensor no con demasiada suavidad por la herida que Ray tiene impresionada en su frente.

    Ray se queda donde está por un tiempo, mimándose, presionándose las sienes con las palmas como si eso contuviera los latidos. Su sangre fluye a remanso en su pelo, mana hacia sus oídos. Le gotea de los lóbulos de las orejas y golpea la cubierta con un pfft, pfft, pfft terriblemente regular que sugiere que probablemente debería buscar algo de atención médica.

    "¡Médico!" murmura con mucha menos intensidad de la que debería. No importa. Susurrar o rugir, los médicos nunca acuden. Los médicos son para los hombres en la infantería regular, para sanar heridas infligidas durante los cargas de heroicas brigadas ligeras. En su caso, los médicos solo acuden para recolectar placas de identificación canina y documentos incriminatorios y armas de campo altamente clasificadas que el gobierno no quiere dejar caer en manos del enemigo. Esto está completamente aparte del hecho de que cualquier hombre que llama gritando a un médico en el campo de batalla tiene una probabilidad de 2 a 1 de atraer el golpe de gracia de apertura de un tercer ojo por un rastreador Russoturk más que el curso esperado de triaje y evacuación aérea a Wadi E'lukar: bellas enfermeras israelíes de ojos oscuros durante dos meses, luego el largo y lento vuelo de regreso a casa para la recepción del héroe y la celebratoria barbacoa rural estadounidense.

    Ray ha visto al Sargento Táctico McCoy; con sus heridas intestinales chorreando como un géiser de sangre alucinante; aconsejando esto un campo de cadáveres: tú frótate un poco de arena en la herida, se pondrá bien. Solo un poco de arena en la herida. De la misma forma que el entrenador de béisbol de la Liga Pony podría haber ensalzado el valor medicinal de la tierra de la cancha. En una bochornosa noche de verano en Indiana, la tierra de la cancha era la panacea para golpes en la muñeca, contusiones en las mejillas y labios hinchados por el impacto del mal rebote de una pelota de béisbol --todo ello venía con frecuencia del Ball Diamond [1] comunitario lleno de cráteres por la lluvia. ¡Frota un poco de tierra, Ray! ¡El corazón de su alineación está vencido, muchacho! ¡Deja de quejarte y vuelve a la tercera base antes de que tu mamá te vea llorar!

    McCoy habría sido un gran entrenador de béisbol. Si no hubiera estado muerto, por supuesto. Ni McCoy ni la cabo de Lanza Lilly ni el teniente (¡uh-jah!) Wendell Cain ni...

    Que le den. Ray no va a recordarlos a todos ahora..

    Son poco más de las seis de Greenwich. Ray cree que es un buen momento para levantarse como cualquier otro. Quedarse ahí tirado ciertamente no le está haciendo ningún bien. Localiza un poco de crema desinfectante y un tubo de pasta de vendaje dermaplast color carne en su mesa de noche, luego se dedica a la cabeza. Se limpia la herida de la frente con agua fría.

    Los riachuelos y estelas carmesí generadas por la sangre filtrada parecen los fluidos y elegantes arabescos que él solía ver en los carteles de Teherán y Bagdad, o la exquisita letra manuscrita en los documentos fronterizos de los funcionarios kurdos de nivel inferior. Esto siempre lo había impresionado poderosamente, aquella palpable atención a la palabra escrita. Mucho después de que el mundo occidental hubiera reemplazado sus caracteres escritos de bloques obtusos con caracteres tipográficos de bloques obtusos (y, en última instancia, patrones de píxeles de bloques obtusos en las pantallas de los terminales), los árabes volaban con oraciones que fluían como agua dulce por páginas color crema. Cada documento era una obra de arte, cada escritor era un monje irlandés que trabajaba sobre el folio perfecto de un texto sagrado. Como nunca se había molestado en aprender árabe, Ray se preguntaba si le resultaba hermoso porque no podía leerlo o a pesar de ello. Palabras fuera del contexto de un significado, como el mandala de un budista tibetano. Palabras como objetos en lugar de memes, donde el contenido estaba determinado por el ojo del espectador en lugar de la intención del artista, el comunicador.

    En febrero, ¿qué, cuatro años atrás?, él y el cabo Isaac Rabin, un judío de Brooklyn --y un fanático de los Red Sox, quien por su misma lealtad demostraba que sabía algo sobre el aislamiento existencial diaspórico- pasaron un permiso de fin de semana en Djubruk, Chechenia. Las Vegas de las Estepas, como se estilaba --a pesar de que estaba rodeada de montañas y a cientos de kilómetros de toda geografía real similar a la estepa- pero que se comercializada como tal porque los occidentales, particularmente los estadounidenses, controlaban todo el dinero y toleraban solo una fugaz familiaridad con la geografía mundial. (Y debido a que los asiáticos y, en menor medida, los europeos orientales todavía consideraban que las culturas estepales de Atila y los grandes Khans eran vagas y míticamente románticas, y asumían que los matices serían universales en lugar de meramente específicos de la región. Según sus cálculos, esto era un conjunto de leyendas tan convincentes como las del viejo oeste americano. Esta estimación resultaba ser tan precisa y de tanta atracción mundial que se necesitó nada menos que la erupción del Nuevo Conflicto Mesopotámico para salvar a Djubruk y a sus fuertes inversores chinos de un inevitable y miserable declive hacia el desastre).

    Pero en esos días, Ray e Isaac habían tropezado con lo que todavía era una próspera metrópoli fronteriza de casinos de neón, escaparates de locales de strip-tease, enfermizamente buenos cubiles de opio y burdeles esclavos del Tercer Mundo. El tipo de sitio donde las rameras sinoafganas de catorce años te desabrochaban los pantalones sin preguntar, empezaban a chuparte la herramienta justo en el medio de la calle y te exigía una razonable compensación en lenguaje universal --es decir, un pincho oxidado presionado contra el tierno bulto de tu escroto. Toda la diversión y el irresponsable abandono que un soldado podía desear, y todo a menos de un dólar --que resultaba ser el oficioso lema cívico de Djubruk.

    De todos modos, la hermana menor y de ojos brillantes de una de esas miserables prostitutas de la calle le había vendido a Ray una familia de crayones y una tiza por el exorbitante precio de sesenta y tres centavos de dólar estadounidense. Maravillosos azules y verdes y ubicuos marrones ocre. En primer plano estaba la chupapollas de la hermana mayor que mamaba de una figura de palo con un prodigioso paquete de virilidad --sin pincho inductor de tétanos para generar la ilusión del consentimiento libidinoso. Más pequeña, a la izquierda, Ahkira misma en idealizado delantal satén amarillo, cabello oscuro y sonriente con su único ojo abierto en ciclópea maravilla y satisfacción. (Ray es capaz de reconocer a todos los miembros de la familia porque Ahkira los había identificado sutilmente con nombres y señalado con delgadas flechas acusatorias. El individuo «felatio» era anónimo, pero Ray suponía que era él, como una especie de fotografía de recuerdo que podrías comprar de los bárbaros empuñadores de cámaras que dirigían los quioscos búnker reforzados de acero de los parques de atracciones estadounidenses). Elevada, pero claramente detrás de la hermana de Ahkira, está el ennegrecido bulto de gorgona de B'hutuc, resplandeciente con mellados cuchillos plateados, una sombra amenazante proyectada sobre el retrato doméstico. Mucho menos amenazante presentado aquí de lo que hubiera sido tener su carne y sangre presentes para supervisar la actividad sexual con la dentada sonrisa de horror de medianoche y el interés propio de un chulo de Djubruk.

    Ray ha guardado esa foto. Está en una taquilla en un depósito de alquiler por mes fuera de Indianápolis ahora mismo, sellada en plástico al vacío para mantener lejos a los ratones. Es una de sus pocas posesiones preciadas, porque cuando piensa en ella, lo que visiualiza no es el pomposo mundo de Ahkira, sino el rastro limpio y arácnido de su guión, los nombres y las flechas. Cosas bellas en un mundo completa y patéticamente equivocado, palabras fuera del contexto de un significado.

    Esto, por supuesto, lo hace pensar en cosas que no son tan placenteras como las prostitutas esclavas y sus parientes discapacitados, por lo que termina rápidamente, tratando de no examinar sus rasgos en el espejo como lo hace para que no se encuentren revelaciones más oscuras acechando en las almohadas magulladas bajo los ojos o brotando como amapolas entre los pelos de su nariz o asomando como perros de las praderas por los poros cavernosos en la punta de su nariz. El cuerpo de un hombre no debe convertirse en el sistema metafórico personal de un catálogo de malos recuerdos.

    Como tiene casi seis horas antes de empezar el servicio, y una nave espacial viajando por el vacío del espacio no tiene un horario comercial habitual, Ray decide que no es dementemente pronto para pensar en el desayuno. Pasa por su habitación para ponerse unos pantalones cargo caqui y una camisa estilo civil con botones, y luego silba para que Nomar lo siga. A estas alturas, Nomar ha lamido su sangre derramada, agregado la matriz de ADN de Ray a una base de datos interna con referencias cruzadas, sometido las proteínas a un número sorprendente de enzimas y almacenado la materia residual en su tanque interno (puesto que la habitación de Ray, a diferencia de los contenedores de basura y cámaras de almacenamiento, no tiene un canal de alcantarillado estándar). Nomar pasa a su lado por el pasillo, luego se pasea impaciente, con sus patas de aleación de iridio haciendo tictac en la plataforma como granizo, mientras Ray asegura la puerta.

    Después de una discusión bastante acalorada, logran coincidir más o menos en que ambos están de humor para algo tailandés. La basura tailandesa siempre es la favorita de las ratas por razones que Ray nunca ha podido comprender, especialmente dado que la Ng Uk-Thong, la franquicia tailandesa de la Paráclito, se niega firmemente a llegar a un acuerdo de comida por trabajo con los «vetes» de sistemas. La Uk-Thong probablemente es consciente de su estatus de nación favorecida entre el líderazgo de ratas y no ve ninguna razón para comprometerse con meros emisarios basados en carbono. Eso, o el hecho de que es un elemento básico de la cultura tailandesa y, subsecuentemente, su cocina para creer que cualquier cosa digna de usar una vez es digna de reciclar para otra persona, lo que es un ejemplo de eficiencia de control de costos y un cosmopolitismo sorprendente. Como la mayoría de inexpertos cocineros saben, un buen procesador de alimentos cubre una multitud de pecados culinarios. Los «chefs» de la Casa de Bangkok de Uk-Thong lo sabían, y como resultado generaban muy pocos desechos crudos.

    Ray y Nomar se cuelan hasta el Nivel Jardín, aprovechando la hora temprana y el tráfico peatonal ligero, para tomar uno de los ascensores públicos. Seis meses fuera del muelle de la ciudad central en Stratiskaya Daransk, los viajeros de negocios por fin han aceptado el frío hecho de que, independientemente de lo que puedan estar haciendo los mercados financieros, el Comandante Sorensen no les permitirá usar la matriz de transmisión para triplicar o quintuplicar sus fortunas hasta avanzada la noche. Tras algunos quejidos iniciales, han ajustado sus relojes internos. Ahora se levantan tarde, traman sus estrategias fiscales en las lánguidas horas entre el mediodía y las seis, acostados en ropa de cama hasta que llegue el momento de reunirse en la cola fuera del centro de Control de Red justo al lado del puente de comunicaciones auxiliar. Envían a sus esposas a teatros y a citas delicadamente empolvadas; espantan a sus hijos a hacer travesuras o buscar drogas personales a elección en la sala principal; se emborrachan hasta un estupor tóxico y se desmayan en sus escritorios, y en definitiva, nada es muy diferente a la vida que tenían en el planeta, solo está desplazada algunas horas.

    De modo que, a esta hora, se encuentran principalmente niños merodeando en busca de entretenimiento y tripulantes que se mueven en el curso de sus tareas. Los niños van desde críos pequeños hasta adolescentes sombríos. Vagan por las cubiertas en camarillas, como pandillas callejeras trasplantadas de la expansión urbana de Buenos Aires: enojados, aburridos y persiguiendo travesuras que probablemente terminen en violencia. El hecho de que son principalmente unos decadentes pijos de piel blanca inmaculada no parece haber pasado por sus mentes. En el nivel de pasajeros más bajo, Ray se topa con una bulliciosa cola de niños y niñas de ocho años ocupados en intentar desmontar uno de los quioscos de datos públicos. Son más incorregibles que un volquete de cachorros y los críos no dejarán en paz a Ray hasta que Nomar haya sido hurgado y examinado a completa satisfacción, así como sometido al tipo de curiosidad invasiva propia de la segunda naturaleza de una rata --lo cual seguramente habría hecho que Nomar se sintiera orgulloso si no hubiera sido su receptor involuntario. Como la rata no busca ni se persigue la cola, los niños pierden interés y los dejan pasar sin más molestias.

    Casa Bangkok está casi desierta cuando ambos llegan. María Conchita, la desaliñada esposa brasileña de Ng Uk-Thong, despacha ella sola en el mostrador de servicio. Va envuelta en medio kilómetro de pareo de estampado floral y todavía muestra un escote que podría detectarse con fotografía satélite. El negocio va tan lento que la mujer no se molesta en levantar su considerable volumen del taburete detrás de la caja registradora ni para hacer gala de su legendario estilo de gestión hostil y aullante del caos variado de caceroladas y caída de platos cuidadosamente orquestado que brota de las profundidades del área de la cocina.

    Ray balbucea el pedido de un Pad Kee Mao con tofu y ración de arroz jazmín entre obscenidades Pidgin Neo Mexicali de la patrona.

    "¿Qué queríale?"

    "¡Güey, ¿qué madre?! ¡Tengo un cliente, no mames! ¡Jálale la lengua, pinche cabrón!"

    "¿Pad Kee Mao, dice el señor?"

    "Abolla otro cazo, lechada de cerdo chingón, y ahorita Gucho te corta el cuello con el llavero! ¡Ah, pues juradito téngole!"

    "¡El pollo es mucho más bueno, gringo! ¡Recién salido de la unidad de congelados esta mañana, señor!"

    "¡Platícale a mi pinche culo! ¡Mírale, con diarrea llena de pus incrustada... te voy a meter la cabeza dentro!"

    Y así sucesivamente.

    Y porque es de mañana temprano y Ray es tanto miembro de la tripulación como conocido cliente de María Conchita, si no la patrona no estaría mostrando tan impresionante moderación.

    El hecho de que Ng haya aprendido a mantenerla alejada de los cuchillos también ayuda.

    Los tallarines salteados y el arroz llegan en vajilla de anchos cuencos decorados con caracteres tailandeses, pero fabricados en una antigua fábrica irlandesa en Queens. Ray se retira con Nomar a la esquina más alejada del patio de comidas al aire libre de Casa Bangkok, que está separado del vestíbulo principal por un murete con helechos de plástico. Unos momentos más tarde, María Conchita abandona el taburete con tal aterrador brinco y aterrizaje atronador que Ray jura que ha apartado de rumbo a la Paráclito tres grados. Ella desparece dentro de la cocina, desde donde emerge un nuevo vendaval de maldiciones y algunos gritos indiscriminados. Luego un ruido metálico. Y luego, silencio.

    Es por eso que Ray siempre pide tofu. Nunca pollo. Nunca carne de vaca. Nunca jamás. No con lo que sabe sobre los últimos avances en tecnología industrial de procesamiento de alimentos.

    Ray contempla su cuenco, luego el vestíbulo casi vacío, decidido a no notar nada. Nomar se abre camino sobre la mesa y muestra un interés pasajero en el arroz de jazmín, pero sobre todo examina los cubos de tofu del bosque de tallarines de Ray.

    Comen durante varios minutos en este silencio inquietante mientras Ray debate internamente la sabiduría de escabullirse antes de que la esposa de Ng pueda regresar.

    Nota una sombra cerniéndose sobre él y alza la vista de golpe, anticipando a María Conchita Uk-Thong empuñando una sartén o un wok de acero inoxidable del diámetro del Monte Fuji, decidida a no dejar testigos. Pero no es Frau Uk-Thong, y esta disonancia lo deja aturdido, con la mandíbula colgando.

    Emma Whiston lo mira desde arriba, ojos entornados en dos rendijas y manos entrelazadas a la espalda. Ella le aborda con la intensidad de un hada del bosque atacando a un hombre que ha violado inadvertidamente un anillo de hadas.

    "Sr. Marlowe", dice ella, "si no le conociera diría que me está acechando. Es muy posible que tenga que informar a su capitán por mi propia seguridad."

    Ray traga una asfixiante masa de tallarines y vegetales poco cocidos. Se acuerda de cerrar la boca después de una pausa adecuadamente embarazosa. Al reconocer la firma química de Emma, ​​Nomar se alza sobre sus patas traseras y hace todo lo posible para atraer su atención con un movimiento frenético de la patita delantera --sin duda ansioso por probar otro pedacito de ella. Esto es algo que él y Ray tienen en común, pero solo porque Ray tiene una documentada debilidad por las jóvenes con blusas ajustadas y minifalda a cuadros. Es una antigua fijación desde la escuela parroquial.

    "Creo que en realidad yo estaba aquí primero, señorita..."

    "¡Como si ya te hubieras olvidado mi nombre!" Ella hace un encantador numerito de impaciencia golpeando los pies.

    "Emma"

    Ray se sorprende guiñando un ojo al decir su nombre.

    "Bueno, eso es mejor que nada. No es exactamente correcto, téngalo en cuenta, pero demuestra que al menos le queda medio cerebro sano."

    "¿Siempre insulta a sus conocidos en los restaurantes públicos, señorita Whiston?"

    "Casi siempre, cuando no me viene bien acercarme a ellos de maneras más directas."

    "¿Y cómo hace eso? ¿Les clava un trozo de vidrio en las costillas?"

    Esto le hace efecto y ella se lleva a la boca una delicada mano mientras da unas risitas. "Te encantaría saberlo, ¿verdad, Ray? Oh, pero seguro que tienes que ir a trabajar pronto. O quizá ya estás de servicio porque eres un concienzudo Técnico de Sistemas de Hardware."

    Aquello se acercaba bastante. Al menos la chica había prestado atención a esa parte. Ella era muy guapa, pero era agotadora. Demasiada energía desenfocada y exuberante. Mucho más agotadora que guapa, en realidad.

    "Eres una chica muy rara, ¿sabes?"

    "No. Soy excéntrica. Toda mi familia es excéntrica. Podemos serlo porque somos ricos. Insoportable y fabulosamente ricos."

    "Deja que adivine, os pagan por palabras. ¿O cobráis por insulto?"

    Como dando un portazo, todo el juego sale de ella. "No eres muy amable después de todo, ¿no?"

    Ray vuelve a sus tallarines. Ya no la mira. Aunque normalmente no le habría molestado mirarla durante bastante tiempo, de hecho, durante horas y horas --si la chica hubiera venido con control de volumen. Eventualmente, como ella no se rinde ni se marcha, él dice: "En realidad soy bastante amable, cuando no me asaltan verbalmente con pretenciosos chistecitos, sobre todo durante el desayuno."

    Ella permanece en silencio durante unos momentos y Ray se felicita con aire de suficiencia. Luego él suspira. Siente el inminente sopapo psíquico que su madre le habría propinado si hubiera estado lo bastante cerca para oír.

    Ugh

    "¿Te gustaría desayunar conmigo?" pregunta Ray con una sonrisilla de derrota.

    ¿Ves, mamá? Mamá, sabes que te amo, ¿vale? Sabes que creo que eres la mejor mujer que jamás haya caminado sobre la faz de la tierra. Eres la miel de las abejas y todo eso. Pero tengo que decirte que... en serio... He matado a... quizá cien hombres en los últimos diez años. Y no me refiero a dispararles a trescientos o cuatrocientos metros de distancia ni a cazarlos en las fortificaciones desde la mira de un rifle francotirador. Me refiero a matarlos cara a cara, mirándolos a los ojos, clavando chismes afilados en partes donde ellos nunca quisieron que se clavaran chismes afilados, bla bla bla. Yo no odiaba a ninguno de ellos, mamá. No fui grosero con ellos ni me enojé inapropiadamente ni me comporté como esos inmundos críos maleducados de Heatherman que merodeaban al final de nuestra calle. Los maté de una manera digna --si es que existe tal cosa- que pensé que no te avergonzaría del todo de mí. Bueno, la mayoría de las veces, al menos.

    He sido un buen hijo. En serio.

    Pero tú no podías darme espacio durante un segundo y dejarme ser grosero con esta chica molesta, ¿verdad? Me hubiera gustado mucho que me pudieras dar un descanso en este caso.

    Emma le devuelve la sonrisa, lenta y cautelosamente. En voz baja, ella dice: "Me gusta la cocina tailandesa."

    Las luces se encienden, los impresionantes ojos azules de la chica se abren de par en par, y ella se apaga de nuevo, eléctrica, vibrante e incandescente. "La adoro, en realidad". Ray saca la silla de la mesa con el pie y ella cae sobre ella, la marea de sus palabras continúa. "Pensé que te iba lo americano, Ray, un gran chico de granja como tú. Te gusta la comida americana, ¿no? ¿O te han lavado el cerebro los... gustos extranjeros?."

    Oh, ella era malvada. En algunos aspectos, deliciosamente perversa. Cuando no generaba en él la necesidad de estrangularla. "¿Qué te hace pensar que soy estadounidense?."

    "Tu acento te delata. Como el mío, supongo. Yo también soy estadounidense. Originalmente, quiero decir. Nací allí". La sonrisa, los ojos, un guiño. "¿Y tú? ¿Te gusta lo americano?"

    "La comida estadounidense me da nostalgia", dice él, lo cual es bastante cierto.

    Clic. Clic. Clic. Las piezas de un rompecabezas, que no sabía que había estado completando, caen en su lugar revelando un paisaje inquietantemente familiar. Esta Whiston. Estos Whiston. No es una desheredada rama cazadora de estrellas que vive del nombre y la notoriedad, sino la verdadera raíz del árbol genealógico. Era como si ella hubiera dicho las palabras mágicas Rockefeller o Gates o Primus a un último día, con poniendo ojitos al protagonista de Horatio Alger. El aire sale de los pulmones de Ray y no regresa durante varios segundos.

    "Por favor, no me mires así, Ray", dice Emma.

    Una sacudia de su cabeza. "¿Así cómo?"

    "Como si hubiera inclinado mi mano y te mostrado todas mis cartas". Ella sabía que él lo sabía, y la tristeza en sus ojos estaba repentinamente allí, tan real y desnuda como las lágrimas.

    En ese instante, él entiende mucho. "¿Qué tal si te vuelvo a mirar con desdén cuando no te des cuenta?"

    "Eso me gustaría."

    "A mí también me gustaría, pero no es muy cortés que digamos, así que no lo haré. ¿Quieres que te pida algo a cambio?"

    Ella mira el cuenco de Ray sin ninguna timidez. "Bah, comeré del tuyo, si ya has terminado."

    Esto le parece extraño, dado que probablemente podría haber comprado el Uk-Thong unas mil millones de veces. Pero lo deja pasar sin comentarios y dice: "La rata ha metido el hocico."

    Eso no parece molestarla. Emma le arrebata los tallarines, incluso el tenedor de la mano. Nomar les silba a ambos como si no entendiera la transacción que acaba de tener lugar, excepto por el hecho de que la etiqueta adecuada lo ha relegado a una dieta de arroz durante el resto de la comida.

    Ray espera hasta que ella haya terminado. Emma absorbe el último tallarín, inclinándose sobre el tazón como una niña que prueba espaguetis por primera vez, luego se recuesta en la silla. Se desploma con los brazos sobre el estómago y los labios curvados de satisfacción. Lanza un impresionante suspiro satisfecho.

    Ella debe de tener sus buenos veinte años, nota Ray. Resiste el impulso de sentirse como un anciano. Piensa en lo que hacía él cuando tenía veinte años. En las balas de Russoturk y todo eso.

    "Bueno, ¿no llevas escolta esta mañana?" Él espera que esto no suene como una propuesta. ¿O es que cree que debería esperar que no sonara de ese modo, en lugar de sentirlo realmente?

    Ella es joven, sí, pero asombrosa. Sus piernas, largas y esculpidas atléticamente, se extienden desde el costado de la mesa en un atractivo ángulo obtuso. Es difícil no mirar a las piernas, o a la minifalda y subir su ágil torso hacia la blusa de seda con el número correcto de botones desabrochados para ser provocativa en sus términos.

    Ray no está exactamente seguro sobre lo que pensar, y no puede parar de resolverlo. Ella no deja de mirarle con vastos ojos inocentes, su expresión abierta y confiada, es completamente desarmadora. Incluso antes de Nueva Mes, él nunca había visto algo así, como ella.

    "Tu hermano, quiero decir", Ray la incita.

    "Duerme tarde. Es una maldición familiar, ¿sabes?. Tenemos hábitos nocturnos. Principalmente de los malos."

    "Excepto tú."

    "Me he visto obligada a cultivar nuevas habilidades últimamente. Estuve en la escuela."

    "¿En Stratiskaya Daransk?"

    Emma asiente, pero está claro que el tema no es de particular interés para ella. "En la universidad. Y a pesar de las considerables contribuciones de mi padre, no se pudo persuadir a la estimada administración para que hiciera las adaptaciones básicas a mi horario preferido". Ella se ríe, un sonido limpio y agradable, sin matices. "Estoy siendo boba, por supuesto."

    "¿Y ahora has terminado con la escuela?"

    Su mirada se aleja incierta. "Mi hermano vino a buscarme, a traerme a casa. Mi madre está enferma. La familia necesita ... oh, ya sabes. Responsabilidades familiares. Frederick se lleva la peor parte, por supuesto, porque él es el primogénito de tal grande y noble casa, pero a él no le interesa mi madre ni el fondo de caridad ni los negocios ni todo lo demás, incluso con Amah..." Ella se detiene abruptamente. "Esto es aburrido, Ray. Una historia larga y aburrida."

    Ray asiente. Sabe algo de exigencias, largas y aburridas, pero exigencias al fin y al cabo.

    "Lo siento", dice él.

    "No te preocupes. Estoy segura de que Frederick ya ha proporcionado los tutores necesarios para completar mi educación. ¡No puede permitir que su hermana pequeña sea prácticamente una iletrada cultural! Eso sería tan mundano, tan grosero."

    Ray había estado pensando en la achacosa matriarca de la familia, pero cree que probablemente sea mejor no aclarar el asunto. Dice: "Bueno, tal vez volver a casa no será tan malo. Seguro de que ha habido cambios emocionantes en tu ausencia. Las colonias atípicas tienden a disminuir y fluir rápidamente."

    "¿Has estado en Nueva Holyoke?"

    "No, pero he visto otras colonias."

    Emma se sienta erguida bruscamente, sus facciones se animan al instante. "Pues tienes que dejarme enseñártela cuándo lleguemos, ¿no? Al menos Alquería Brezonegro. Podríamos descubrirla juntos."

    La Paráclito tardará al menos dos semanas en adquirir nuevas existencias y combustible, tramitar la salida de pasajeros y realizar el otro millón de soporíferas tareas necesarias para llevar la nave a salvo hasta la Plantación Alamai. "Si hay tiempo", admite Ray. "Habrá un montón de cosas que hacer durante el protocolo de atraque."

    "Pero el capitán siempre deja que la tripulación salga a la ciudad un rato. ¡Siempre!"

    "Seguro que sí, pero ¿quién sabe cuándo será eso? Puede que tú estés ocupada para cuando yo esté libre."

    Ella suelta un resoplido, como si él fuera el que la ha insultado esta vez. "Me encerraré en mi torre hasta que me envíes un mensaje. De esa manera podemos descubrir la Granja juntos."

    "Estás siendo chistosa."

    "¡No!"

    "No te vas a encerrar en una torre."

    Ella le señala con un dedo acusador. "No te crees que tengo una torre, ¿verdad?"

    "Seguro que sí."

    "¡Serás trolero!" Emma estalla en carcajadas. "Pues ahora tienes que bajar. Es un asunto de honor que te muestre mi ciudad y mi torre --y mi palabra es irreprochable."

    Ray intenta pensar en algo ingenioso que decir, algo vergonzoso que mantenga su parte de la negociación, pero no puede evitar pensar que ella ha tenido mucha más práctica en este tipo de cosas que él.

    Todo esto está muy bien, esta réplica sexual casual, puntuada por la búsqueda agresiva de Emma y la oleada frecuente de bonitas risas. Todo tiene un tono subyacente de intensidad que Ray encuentra inquietante, pero no de una manera desagradable. Le recuerda que han pasado varios años desde que ha estado comprometido con una mujer a este nivel, es decir, a un nivel en el que no estaba revisando mentalmente los billetes en su billetera o calculando los dígitos disponibles en su cuenta de crédito para determinar si podría permitirse el coito real o si tendría que conformarse con una mamada --una transacción mucho más incierta por el hecho de que esas mujeres generalmente hablaban una rama de inglés roto y orientado a las transacciones que era de todo menos inteligible .

    Por otro lado, si esto es normal, es un milagro que la gente consiga juntarse.

    La parte desafortunada de ser un soldado, o de haber sido un soldado, es la tendencia de la vida marcial a despojarlo todo de glamour. Los viajes mundiales se convierten en apresuradas excursiones en las tripas de una serie de ruidosos aviones hacia destinos que ningún hombre en su sano juicio elegiría. La gloria mano a mano en el campo de batalla resulta ser una aventura sudorosa y agotadora, después de la cual lo único que sientes es una creciente sensación de cansancio a medida que tus tripas se acumulan en una pila en la arena, o una aturdidora e insistente puñalada de culpabilidad. La seducción se torna una transacción financiera con niñas más jóvenes que tu hermana pequeña y diez kilos más flacas. Llevan dos semanas sin bañarse y son beneficiarias de un seguro dental cuya tecnología aún no ha evolucionado para incluir el cepillo de dientes.

    De repente, Emma dice: "Oh, no fastidies."

    Porque Ray la ha ofendido al no decir nada en mucho tiempo, sin duda. Él ha revelado el campo desigual sobre el que han estado jugando.

    "Estoy pensando", dice Ray. "Dame un minuto."

    Pero ella no lo está mirando. En realidad, ella no mira a ningún lado, pues está haciendo un gran esfuerzo por doblarse debajo de la mesa. Ray tiene una amplia experiencia en el arte de la felación pública, por lo que esto no lo turba del todo. Más bien va camino de ponerse palote. La respuesta del cerebro reptiliano a un conjunto reconocido de señales visuales; pero también está un poco decepcionado, dado que ha pasado la última media hora negociando el trato sexual tradicional y estaba empezando a recordar las reglas lo bastante bien como para participar. Ella podría haberle ahorrado mucho tiempo y molestias si hubiera ido directamente a por sus pantalones desde el principio.

    Sin embargo, Emma no llega hasta debajo de la mesa, solo se hunde por bajo el nivel del muro de privacidad que separa su mesa de la explanada.

    "Mi hermano", susurra ferozmente.

    "Tu hermano", dice Ray asintiendo. Por supuesto. Esta era otra de esas partes tradicionales del trato sexual que había olvidado.

    "Me está buscando."

    ¿Y por qué no iba a estarlo? Así actúan los hermanos en el mundo normal, como guardianes sustitutos de la virtud de sus hermanas pequeñas. Probablemente, Ray debería pasar un rato ensayando algunas expresiones y lenguaje corporal que sugirieran abatimiento, indignación, culpa o simplemente una confusión generalizada.

    Como no había registrado nada sobre Frederick Whiston la noche anterior aparte de una arquetípica sensación de agitación, Ray mira a Frederick Whiston a través de las hojas de los helechos. Es delgado y oscuro, la imagen negativa de la brillante vitalidad de Emma. Tez cetrina, cabello peinado hacia atrás encima de la frente, ojos entornados como si las luces fueran demasiado brillantes o haya entrenado los párpados para proporcionar un aire de condescendiente superioridad. Esta mañana Frederick se ha despertado deprisa. Lleva la chaqueta y los pantalones de la cena de anoche, los cuales tienen la apariencia arrugada que otorga el haber dormido con ellos. Ha perdido un botón de su camisa blanca, y el cuello se le clava en la barbilla. Sin afeitar, con ojos vidriosos, probablemente habría parecido mareado si no hubiera estado rodando por la explanada como una apisonadora sin frenos. Ray sospecha que el Sr. Frederick Whiston arrastra una peste a alcohol y sudor de dos metros de radio.

    Ray ve venir a Frederick. Frederick ve a Ray mirando. El primogénito de la fortuna Whiston sortea los pasillos de bancos del patio de comidas de Casa Bangkok sin disminuir la velocidad.

    "Creo que nos ha visto", dice Ray como disculpa. "Lo lamento."

    Emma se levanta en su asiento, frunciendo el ceño. "Soy yo quien lo lamentará. Puedes contar con eso."

    Whiston se detiene junto a la mesa. Respirando con dificultad, casi jadea. "Deberías haber avisado de que ibas a salir", le dice a Emma. "Te he estado buscando por toda la nave."

    Ray tenía razón. Olor a víctima de explosión en una licorería.

    "Tenía hambre", responde Emma. Las comisuras de su boca se arrugan a juego con el ceño fruncido. "No pensé que ibas despertar tan temprano."

    "Obviamente." Ray tiene la impresión de que Freddy pone los ojos en blanco, pero en realidad no puede verlo porque él encara a Emma como si ella fuera la única en la mesa. "Amah me envió a recogerte. Tienes que volver a tus habitaciones."

    "Ya voy." Una pausa, como un desafío. "En un rato."

    "Eso es inaceptable."

    "Déjame en paz, Frederick. Te he dicho que iré a casa en breve."

    Como una áspid, la mano pálida de Whiston se dispara y agarra a Emma por el brazo. Aprieta y sus nudillos sobresalen. "Ven conmigo, Emma. No montemos un escándalo, ¿de acuerdo?"

    Por un instante, la mirada de Emma se dispara de Whiston a Ray, hay una súplica muda en sus ojos, luego jadea. "Me haces daño."

    "Y tú a mí."

    Ray se figura que le saca diez centímetros al Viejo Fred, probablemente también quince quilos y un conjunto de habilidades que incluye la capacidad de matar personal militar entrenado a poseer un fuerte deseo de no acabar muerto. Y se está cansado de fruncir el ceño a la espalda de este idiota como si fuera invisible. Ray se pone en pie, la silla chilla a lo largo de la plataforma de baldosas mientras él se levanta y extiende una mano --aproximadamente del tamaño de la circunferencia del cuello de Whiston- a modo de saludo.

    "Oye, lamento entrometerme en esta escena de tranquilidad doméstica", dice gruñendo. Le clava los dedos a Whiston en las costillas por si este se siente tentado a ignorar algo tan genial como un apretón de manos. "Ray Marlowe, con 'e'. Tuve el placer de conocer a tu hermana anoche y el placer adicional de renovarlo esta mañana. Estábamos a punto de dar un paseo con Nomar". Nomar, siguiendo su ejemplo, levanta la cabeza y revela una irregular hilera de caninos de aleación de titanio. "Para hacer algo de ejercicio, ¿sabes? La acompañaré a casa en una hora o así."

    Para su crédito, Whiston no se aparta. Tampoco suelta su agarre del brazo de Emma. Gira un poco la cabeza para lanzarle a Ray una sólida mirada de perfil, transfiere esa mirada de Emma a Ray. "No puedo decir que esté particularmente interesado en que conozca a mi hermana, Sr. Marlowe. Tendré que pedirle que nos disculpe."

    "Por mí bien, porque no me siento con ganas de disculparte. Ya te ha dicho que la estás lastimando."

    No hace falta gran cosa, solo un puñetazo con el dedo índice concentrado al riñón que Whiston ha dejado expuesto. Whiston gruñe, más sorprendido que dolorido cuando el lado izquierdo de su cuerpo, inexplicablemente y sin que se le hayan otorgado los permisos adecuados, se derrumba. Una pronunciada escora a estribor se convierte en giro completo y él se derrumba sobre la mesa, agitando los brazos en busca de algo que lo sujete.

    Nomar solo tiene tiempo para escabullirse saltando de esa mesa a la siguiente. El tazón de arroz no es tan ágil y se tambalea sobre el borde, desde donde se rompe contra el suelo, esparciendo granos blancos como gusanos a los pies de Ray.

    Ray no quiere golpearle de nuevo. Asaltar a los pasajeros en público es malo para su cobertura.

    Emma se levanta de un salto, aparta la silla y da un par de pasos entre ellos.

    "Tu hermana es una chica muy agradable", gruñe Ray, fijando a Whiston con esa fría expresión que recuerda a un cuchillo afilado. "Apreciaría que la trataras de esa manera en mi presencia. No, creo que agradecería que la trataras de esa manera en general. ¿Estamos claros?"

    Frederick Whiston se levanta con una mueca. Tiene trozos de tofu que Nomar ha dejado sin digerir en las solapas de la chaqueta. "Esto no es asunto suyo, Sr. Marlowe."

    Dice el nombre de Ray como si lo estuviera recordando. Probablemente para presentar algún tipo de queja al Oficial de Guardia.

    Pero Frederick no hace nada más amenazante que darse la vuelta, volverse hacia Emma para que Ray no pueda leer su rostro. "Haz lo que quieras, pero los niños te esperan."

    ¿Niños?

    Emma se acobarda durante un momento, pero su hermano, habiendo entregado el mensaje, al parecer ha terminado. Todavía inclinado, pasa junto a ella y sale a la explanada. En segundos, ha desaparecido de la vista. De vuelta al abismo que lo engendró, piensa Ray.

    Él extiende la mano hacia Emma con la palma abierta. "¿Estás bien?"

    Ella está temblando, abrazando sus hombros como para evitar sollozar. "Debería irme."

    "¿Qué quiso decir con eso de los niños?"

    Pero ella niega con la cabeza. "Gracias por el desayuno, Ray. Lo he pasado bien."

    "Emma-"

    ¿Él te pega? Eso es lo que quiere preguntar, lo que debería preguntar, pero hasta el simple hecho de pensarlo le pone violento. Pero en el espacio entre palabras, ella se desliza cerca de él. Sus manitas le acercan el rostro al de ella y la chica le besa los labios frescos, secos y hambrientos.

    Sin otra palabra, ella se marcha.

* * *

    El resto de su día lo pasa como la mayoría de los días en la Paráclito. Ziggy le carga con fallas en el deber que pueden o no ser legítimas o vagamente asociadas con su propia culpa personal, luego le dice que Nina ha dejado un poco de lasaña de la cena de la noche anterior que puede comerse, siempre y cuando prometa recordar devolverle el plato. Él realiza dos recuperaciones de drones estropeados. Realiza algunas actualizaciones superficiales del marco de control del sistema de drones. En esto codifica nuevos parámetros de búsqueda en las rutinas de vigilancia de los drones, carga una docena de peta««flops»» de datos de vigilancia reunidos para búsqueda de patrones y rastros químicos anómalos del último barrido de seguridad de la red de ratas, tratando de sesgar todos sus recursos disponibles de forma inteligente y lo bastante anónima para que los otros veterinarios del sistema no se den cuenta de que ha estado jugando con las ratas y, en el caso de que lo noten, no sospechen que no es sino una secuencia de comandos erróneos y no sigan su rastro hasta él.

    Este engaño extendido es posiblemente la parte más difícil y entretenida de su trabajo. También debería volver a colocar a Nomar para inspeccionar de nuevo el respiradero del reactor, pero por alguna razón parece que no puede reunir la energía para hacerlo. Aunque sí encuentra la fuerza para ejecutar un análisis de patrón separado en la serie de secuencias vocales de rata y ver si este puede desarrollar un método abreviado de comprensión de los diversos chirridos, silbidos y pitidos. Aunque Ray no tiene una buena razón para hacer esto.

    En algún momento de ese tiempo, revisa su mensaje de texto y encuentra la nota enormemente encriptada y cruel de Sorensen que dice simplemente: «¿Le gustaría explicarme por qué ha decidido que es una buena idea comenzar a atacar a mis pasajeros?» Ray no tiene ganas de inventar excusas, por lo que elimina el mensaje sin responder. Pasa varios minutos tramando modos de colocar algunos explosivos propios en el camarote de Frederick Whiston y evadir toda sospecha al mismo tiempo. El enigma tiene todas las características de un desastre logístico, por lo que lo abandona, aunque infelizmente.

    Pierde horas enteras pensando en Emma Whiston. No los pensamientos apropiados sobre cómo poder protegerla de un hermano mayor abusivo que está a punto de encerrarla en la propiedad fronteriza de la familia, donde podrá ponerle las manos encima sin obstáculos. No, esos pensamientos ya los ha cubierto en sus reflexiones sobre la muerte de Frederick. Sino los altamente distrayentes ejercicios mentales que lo dejan con amplias sonrisas bobas y una húmeda bola de náuseas en el estómago.

    También considera que ya es hora de preparar una actualización oficial del caso para la transmisión a su controlador de la UIC, pero como sospecha que su controlador no es una persona real, sino un facsímil de un agente real de la UIC generado por computadora, reclama libertad investigativa o escasez de desarrollo significativo o cualquier otra excusa plausible y no hace nada. Lo más probable es que cuando genere los informes de estado se eliminen sin leer para no comprometer su cobertura. Luego, el disco duro en el que se han guardado los mensajes se elimina e incinera; los diversos satélites y balizas de retransmisión que han llevado su mensaje se detonan de forma remota para preservar el anonimato de su señal. Se envía equipos de barrenderos para eliminar a la tripulación de la nave en la que se encuentra, junto a toda persona con la que haya tenido contacto, y toda persona que haya sido testigo de que ha tenido contacto con una de esas otras personas y, eventualmente, toda persona relacionada con cualquiera de estos testigos que podrían verse tentados a quejarse de la desaparición repentina de un familiar. Todo esto constituye un atroz desperdicio de recursos humanos y materiales para justificar el envío de cualquier tipo de mensaje, al menos según la estimación de Ray.

    Cuando finalmente está listo para pasar la noche, Ray recibe una llamada de comunicación interna encriptada del Jefe Becker. Esto inmediatamente le suena a mal desarrollo. Le molestaba solo al escuchar el timbre preliminar de llamada cifrada entrante, excepto que es de Becker (él lo sabe porque la pantalla LCD de la unidad de comunicación muestra la identificación de Becker como originario de la llamada), y Becker no ha mostrado en el pasado ser tan idiota crónico como para hacer la estupidez de iniciar una comunicación encriptada a un experto de hardware a nivel de servicio, algo que los agentes extranjeros del movimiento separatista Lilaiken seguramente notarían.

    Las personas en trabajos como el de Ray no aprecian que su cobertura quede potencialmente comprometida por alguien que no sea ellos mismos. Becker lleva en el negocio de la seguridad el tiempo suficiente para apreciarlo, aunque pasara tres cuartos de ese tiempo borracho.

    De modo que, solo porque confía en Becker, conecta un auricular de privacidad en la unidad de comunicación y teclea su código clave. La unidad de comunicación es una caja negra cuadrada, como el intercomunicador conectado al terminal en su escritorio. La mayoría de las veces funciona exactamente como un intercomunicador, transmitiendo mensajes de información personal y de la nave en un canal abierto. Cuando un mensaje encriptado se transmite a una unidad en particular, un enojado indicador rojo comienza a parpadear, la pantalla LCD muestra códigos de verificación de identificación de todos los usuarios conectados a la transmisión y la unidad hace saltar el software de encriptación del terminal para desafiar al usuario que desbloquee el mensaje de codificación con su clave de acceso. Una comunicación de voz descifrada suena algo así como un par de gatos unidos el uno al otro; es uno de esos ruidos chirriantes, demostrado científicamente, que hacen que a los seres humanos normales y sanos les rechinen los dientes hasta molerlos en pedacitos.

    Ray escucha a los gatos aullando durante los varios segundos que le toma ingresar el texto equivalente a una clave de cifrado de 512 bits. La unidad de comunicación vibra durante un momento, resopla alegremente y, finalmente, los gatos resuelven sus asuntos y son reemplazados por una sensual voz sureña que le informa en un mensaje monótono de una llamada encriptada del Jefe de Seguridad Andrés Richard Becker. Por favor, ingrese su clave de cifrado de 512 bits ahora.

    Es una voz muy sexy la que dice estas cosas, aunque de ninguna manera mitiga el deseo de Ray de localizarla y darle un puñetazo en la boca.

    Ray ingresa en el sistema para que entre el mensaje. La conexión se abre con un clic audible, y Ray dice: "Ni siquiera sé por dónde empezar a explicarte en cuántos problemas estás en este momento, Becker. Tendrás suerte --no, serás oficialmente sonreído por Dios y Jesús y toda la maldita hueste del cielo- si los agentes extranjeros no revientan esta nave en los próximos tres minutos, o como poco si no envían un escuadrón de la muerte para hacer un desastre sangriento de mi zona de trabajo."

    Mayormente está bromeando, y se ríe para aclarar ese punto. Pero todavía se da la vuelta en su silla para poder mirar la puerta del taller, en caso de que los escuadrones de la muerte se pasen a preguntar direcciones.

    Becker no le devuelve el humor. "Tenemos un problema."

    "Eso ya lo sé."

    "Quiero que te reúnas en la Subcubierta Ómicron, Sección 944. En este momento". La voz de Becker tiene un filo tan agudo y dentado como el cristal roto. "Trae un dron contigo."

    "¿Que esta pasando?"

    Una duda, como si no confiara en el cifrado. "Ha habido un asesinato."

    ¿Eso es todo?, piensa Ray, pero ha tenido suficiente entrenamiento de sensibilidad para evitar decirlo. "No veo por qué me involucras en esto."

    "Lo verás si te callas y bajas aquí."

    De fondo Ray puede escuchar una ráfaga de voces. Luego el distintivo y gutural estallido de alguien vomitando, su efluente haciendo una húmeda salpicadura sobre la plataforma de cubierta. Fuera del micrófono, obviamente hacia otra persona, Becker brama: "¡Sáquenlo de aquí, Anderson! Esta es una escena del crimen, caballeros. Tratemos de darle el debido respeto."

    Ray se pone rígido, alerta al instante. "¿Quién está contigo, Becker?" ¿Estaba el Jefe decidido a exponerlo? Porque le sonaba a los oídos tensos de Ray como si ya tuviera en la zona un equipo completo. Un grupo completo de personal de seguridad que teóricamente no tenía necesidad de saber que tenían su propio fantasma a bordo de la Paráclito. Y Becker, beckerbeckerbecker, ¡entendía esto! Ray podía escucharlo al hablar, la consumada comprensión de todas las cosas que estaba poniendo en peligro. Y aun así el tipo seguía adelante. Una oleada de adrenalina como una corriente eléctrica ondula a través del cuerpo de Ray.

    "Acabo de llegar aquí, Marlowe. Nadie va a tocar nada hasta que llegues. Corto."

    La línea se corta. La pequeña y sexy belleza sureña le informa de que la transmisión ha finalizado y le recuerda que cierre la sesión del software de encriptado.

______________

    NdT [1]: «Ball Diamond» es un campo de béisbol ubicado en el campus de Ball State University en Muncie, Indiana, Estados Unidos. Es el campo del equipo de béisbol de los Cardinals de Ball State, miembro de la División I Conferencia Mid-American. El campo tiene una capacidad de 1.700 personas.

Capítulo 4

    Ray y Nomar tardan unos minutos en llegar a la Subcubierta Ómicron. Está apartada de todo tráfico peatonal normal, en las entrañas de la nave que los pasajeros no pueden visitar y donde la infraestructura aún se parece al diseño militar que los ingenieros de la Paráclito habían imaginado originalmente. A pesar de que la cubierta está más o menos destruida, Ray evita los ascensores principales donde podría encontrarse con trabajadores de la tripulación o las franquicias, y se abre paso por una compleja red de huecos de escaleras desnudas. Si tiene suerte, al menos podrá contener la destrucción de su cobertura ante el equipo de seguridad que Becker tiene en la escena. Eso sería moderadamente menos catastrófico.

    La Ómicron es un ventoso espacio gris y tenue con pasarelas estrechas que pasan entre compartimentos resistentes a la presión. Los pasos resuenan y sus ecos ruedan misteriosamente por las diáfanas paredes de flexiacero, pero no está tranquilo aquí abajo. No hay medidas de supresión acústica y el zumbido de los ascensores hidráulicos, el ruido sordo de los generadores de energía e incluso el gruñido y el silbido del reactor Van Nuys que alimenta los tubos de impulsión reverberan por los espacios llenos de aire muerto como el jaleo de conversaciones olvidadas. .

    Ray cuenta los números de sección a medida que avanza. La mayoría de las bahías selladas de esta parte de la nave son contenedores de almacenamiento básicos, cajas de envío metálicas apiladas de suelo a techo y sujetas a la cubierta por rejillas electromagnéticas localizadas. A proa y a popa, en masivas bahías reforzadas que comprenden tres cubiertas completas, hay baterías de cañones de materia auxiliar y depósitos de municiones auxiliares, pero están vacíos a menos que los Marines estén de instrucción o en caso de una emergencia real. Las naves de la clase Goliat como la Paráclito tienden a evitar la mayoría del tipo de emergencias que requieren intervención de cañones de materia. Como resultado, la cubierta Ómicron da la hueca sensación de un distrito de almacenes, un vacío espacio poblado solo por ratas dron y los barredores de seguridad ocasionales. Un buen lugar para travesuras, o en este caso, para el asesinato.

    Ray está pensando que lo que va a encontrar en la Sección 944 son cadáveres de desaparecidos tripulantes de la Paráclito en pilas de dos metros de altura, en pequeñas hileras ordenadas como sacos de arena, cada uno convenientemente estampado en la frente con el mensaje LOS SEPARATISTAS LILAIKEN ME MATARON. Probablemente un centenar de ellos. Esta es la única posibilidad que actualmente tiene sentido para él. O tal vez una bomba de plasma del tamaño de una lanzadera de evacuación. Tal vez una bomba de plasma disfrazada como un lanzadera de evacuación. Eso sería inteligente, muy de Lilaiken. Si no es una bomba de plasma, le dice a Nomar que le recuerde investigar todos las lanzaderas de evacuación más tarde, por si acaso.

    Cualquier cosa menos que la inminente detención de los sospechosos de Lilaiken, su inmediato interrogatorio y su rápido vaciado al espacio probablemente lo pondrán de mal humor. Más que de mal humor.

    Para de contar puertas después de un tiempo, casi cuando comienza a encontrarse a otras personas: en su mayoría tipos de seguridad de sombrío aspecto que se dirigen en la dirección opuesta. Ray nota que los seguratas llevan armas de fuego, algo que normalmente no hacen, ya que las clases de pasajeros encuentran a los tripulantes armados vagamente desconcertantes. Ray se ha acostumbrado a esto, y nota que él encuentra a los tripulantes armados un poco desconcertantes. Aún más problemático es el par de guardias estacionados fuera de la puerta del compartimento a la Sección 944. No son seguratas, sino guardias Marine. Con rifles.

    Ray se acerca a la puerta y, en el momento preciso, los cañones de los rifles se cruzan para bloquearle el camino.

    "Id", demanda uno de los Marines. Es bajito, robusto, tiene el rapado de pelo ideal, construido como un corcho en una botella de vino. Tiene las rayas del sargento en el brazo y una placa que lo identifica como Matamoros.

    Marines reales, nota Ray. Marines cuadrados, como en, Marines de combate. Tipos tan acostumbrados a las extremas medidas de seguridad que han dominado la taquigrafía profesional del asunto. Un segurata le habría exigido la Identificación de Sistemas Navales, como si la cortesía importara, como si estuvieran tratando con personas que no conocían el protocolo y requirieran paciencia.

    Los Marines generalmente disparaban sin más a las personas que no conocían el protocolo y buscaban la Identificación Naval en los bolsillos más tarde, probablemente después de haber cambiado los bolsillos del tipo por cigarrillos.

    Ray les muestra su tarjeta, les muestra una sonrisa estúpida como la que lleva en la foto. A los Marines no les divierte.

    El que había exigido sus credenciales, Matamoros, asiente satisfecho. Los rifles se retraen a su posición de reposo vertical. "El Jefe Becker ha dicho que debería informarle antes de husmear."

    "Bueno", dice Ray en voz baja. "¿Y qué esta pasando?"

    Cuando quiera el guión de seguridad, hablará con Becker. Lo que quiere ahora es la verdad, la evaluación a nivel del suelo, el informe pelado y clínico que un Marine le da a otro. Y dado que su cobertura ya está descubierta por la seguridad, bién podría él explotar sus activos.

    "No podría decirle, señor."

    "No me llame señor, Marine."

    El hombre entorna los ojos, recalcula lo que creía saber --la precisión de lo que le han dicho. Es una vieja broma, el humor de cuartel del entrenamiento básico después de que al primer recluta le clavan cincuenta flexiones o una caminata ida y vuelta de ocho kilómetros por responder al suboficial con la puntilla de «señor» al final. Los Marines encuentran estas cosas infinitamente divertidas --probablemente solo los Marines. El tipo mira a Ray de arriba abajo, desde la rata hasta la identificación y el mono de experto en hardware.

    "Correcto", dice el tipo finalmente. "¿Hernández o Fernández?"

    ¿AFE o Agencia Internacional de Inteligencia?

    Ray sonríe. "Peor."

    El Marine se pone rígido notablemente. En este momento está pensando en el CID militar o en las fuerzas especiales o en alguna otra organización secreta tradicional. Esto es suficiente para despabilarlo, que es la forma en que Ray lo quiere.

    "Solo llevamos unos veinte minutos. Llegamos justo cuando Becker gritaba para que alguien le consiguiera una línea cerrada. No nos dejaron entrar, solo nos dijeron que guardáramos la puerta y no dejáramos entrar a nadie. A menos que se llamara Marlowe o que tuviera rayas de capitán en las mangas."

    "¿No habéis estado dentro?"

    "No, solo hemos visto salir a lo capullos."

    "¿Qué crees que pasó?"

    Él se encoge de hombros, en realidad no le importa. "Se han cargado a alguien. Gente vomitando y mierdas así. Supongo que debe ser bastante grave, al menos según los estándares."

    Es decir, no es tan grave como lo hacen parecer, más que probable.

    "¿Te parece inusual estar vigilando la puerta de una bahía de almacenamiento para una investigación de seguridad?"

    "No más que ser interrogado por un Hernández por hacerlo". Matamoros le da un guiño cordial. "Rodríguez y yo estábamos haciendo un inventario en el vertedero de popa cuando el barrido de seguridad encontró el cuerpo. Nos pegó un grito en su portátil y nos pidió que comunicáramos una llamada a Becker en la línea de cifrado. Becker nos pidió que selláramos el lugar." Mira a su compañero Rodríguez. "Supuse que era mejor que contar proyectiles toda la noche, así que pedimos autorización de la Guardia y aquí estamos. No vimos nada extraño, ni polizontes ni psicópatas armados con cuchillos. Becker ya nos preguntó. Casi le di un puñetazo en la boca."

    Ray asiente. Por el insulto, quiso decir. Era un procedimiento estándar cuando se inventariaba ordenanzas mantener las puertas blindadas selladas y bloqueadas, tanto para evitar que las fuerzas hostiles ganaran acceso a un suministro listo de armamento Marine como, en caso de accidente, limitar el alcance destructivo de cualquier explosión no intencionada. Las puertas ridículamente reforzadas se cerrarban cuando comenzabas a contar; se abrían cuando terminabas --cualquier desviación de esa orden era, en términos militares, el equivalente aproximado de quedarse sobado durante la guardia en una zona de combate.

    Becker había insinuado que ellos podrían haber sido otra cosa que diligentes en el cumplimiento de sus deberes, que podrían no ser soldados cuadriculados.

    "¿Por qué el segurata no lo llamó él mismo? ¿O llamó a su estación para que lo hicieran?"

    El Marine se encoge de hombros, lo que indica que no está dispuesto a aventurar una crítica. "Bobby no es malo en seguridad. Hizo un par en Nueva Mes al salir de la escuela secundaria, conoce las normas. Tal vez quería a alguien pasara la voz que no fuera meándose en los pantalones durante diez minutos antes de hablar con Becker."

    Rodríguez pone los ojos en blanco, pero no cruelmente. Era solo un Marine hablando mal, lo que constituía aproximadamente la mitad del vocabulario de trabajo promedio de los Marines. "Ómicron es un puesto destino de un solo hombre, y uno ya es demasiado la mayor parte del tiempo. El segurata es Bobby Diggs, y su puesto se encuentra en la Sección 12, cerca de las puertas de los ascensores rápidos. Nosotros estamos justo al final del bloque, al menos relativo a su puesto. Él se ahorró diez minutos y se mantuvo dentro de los límites del protocolo al cifrar el mensaje. La mayoría de ellos, los oficiales de seguridad, ni siquiera pasan por la pasarela. Demasiado ocupados para cambiar la ethernet por las tetas, supongo. Bobby sigue las normas a tope."

    "Bobby Diggs", dice Ray guardando el nombre en su memoria. "Eso es un comienzo. Tal vez quiera hablar con vosotros dos más tarde."

    El sargento Matamoros pasa a una imitación de firmes, burlándose. "Juh-ah. Estamos en cubierta cada vez que nos necesite."

    "Marine Cubierta Cuatro", aclara Rodríguez. "En el compartimento justo detrás del puente auxiliar. La Cubierta OC es del Capitán Cable."

    Ray pasa junto a ellos. "Gracias. Hablaré con Becker y veré si puedo liberaros pronto."

    "Se aprecia, pero sin prisa", responde Matamoros. "Ya entiende."

    Ray lo entiende, de hecho. Mejor esto que contar cartuchos durante las próximas doce horas. Al menos aquí pueden apuntar armas a la gente.

    Ray abre la puerta de un golpe y entra en la vasta área de almacenamiento. No le parece vasta. Cajones metálicos de envío amontonados a ambos lados, las pilas suben fácilmente hasta siete metros de altura, creando pasillos estrechos con ángulos rectos y bordes afilados. Los parches de luz parpadeante emitidos por los fluorescentes superiores proporcionan una iluminación tenue en el mejor de los casos. Mientras Ray camina, la placa de cubierta suena con sus pisadas y el clic de las zarpas de Nomar.

    Nomar sabe que está pasando algo. Su látigo sensor está completamente extendido, aleteando al aire ambiental como si estuviera lamiendo chuletas. Chilla un monólogo privado, aunque conversacional, como si esperara que Ray escuchara y comprendiera.

    Juntos llegan hasta Becker persiguiendo los ecos estridentes de lo que parece ser un intercambio acalorado. Le recuerda a Ray persecuciones de huidizos mercenarios iraquíes por los arroyos del desierto. Giros incorrectos, pausas en las intersecciones para escuchar, radiestesia para escuchar sonidos. Finalmente, varios bloques al fondo y cerca de lo que Ray supone ser el centro de la bahía, entran en una especie de claro. Es un vacío rápidamente despejado, al parecer. Varias cajas han sido maniobradas a un lado por una carretilla ascensora Bobcat, cortando el cuidadoso patrón de cuadrícula con obstrucciones pell-mell. Hubo un intento de apilar algunos cajones, pero sin la matriz electromagnética para estabilizarlos, varios se han movido, están tumbados en pasillos o inclinados sobre sus costados, suspendidos sobre el suelo al encajar entre otros contenedores. Dada la forma más o menos circular del espacio y los bloques arcanamente caídos, Ray piensa de inmediato en Stonehenge --en entrar en el centro de un extraño rito de sacrificio druídico.

    Las luces son mejores aquí. Becker ha introducido un cordón de marcos halógenos de alta potencia cuyos cables de alimentación se alejan serpenteando en la distancia. Avanzando desde la sombra hasta el resplandor blanco, Ray se protege los ojos con la mano. Duda y mira dentro del círculo hasta que localiza a Becker.

    Becker está al otro lado con la cara roja, la boca abierta, disparando a un pobre segurata con esa mirada desconcertada del idiota que no tiene idea de por qué se ha convertido en el objetivo de una bronca calibre Tourrette. Ray escanea el área en general, captando todo, pero metiendo las manos en los bolsillos y silbando para que no parezca mostrar demasiado interés en los seguratas siendo embroncados por su jefe. Ray llega a la mitad, se mntiene un poco atrás con la esperanza de que Becker se calme un poco antes de que él llegue.

    Porque está el cuerpo, empujado ligeramente hacia un lado, a no más de una docena de pasos de distancia de él. Él se detiene sin pensar en lo que está haciendo. Los cadáveres son magnéticos y atraen algún núcleo de morbilidad metálica. Ray siente su tirón y sus pies comienzan a moverse, y lo siguiente que sabe es que no solo se ha acercado a él, sino que está parado sobre él, arañando una mortaja de choque que hace que su rostro se entumezca y succione toda la humedad de su boca.

    ¿Algún niño?, piensa él, ¿algún niño estúpido?

    ¿Hizo qué? ¿Se puso del lado equivocado de unas cuantas decenas de ratas? ¿Se vertió en el regazo una jarra de dos litros de ácido clorhídrico? ¿Se tragó una granada de termita?

    Pensamientos estúpidos, intentos de lidiar con algo que su mente se niega a entender. Requiere un tiempo para orientarse, siempre le pasa sin importar cuántas veces o cosas exactamente como estas haya visto antes. Para superar la respuesta automática de que esto no es una alucinación o una broma, o simplemente algo ininteligible que sus ojos no pueden procesar correctamente.

    Pero es exactamente lo que parece. Un crío, un muchacho, probablemente de once o doce años. La carne es blanca, veteada de azul, magullada a lo largo de las nalgas desnudas y en la parte posterior donde la sangre se ha acumulado justo debajo de la piel. Con la cabeza echada hacia atrás, los ojos bien abiertos y vidriosos, la boca abierta en un aullante rictus negro y ancho, con dientes, con los labios arqueados en un gruñido. Manos y piernas extendidas, los dedos clavados en los puntos cardinales. Y una cavidad abierta, una mezcla de sangre oscura con costra y hueso blanco donde debería estar el torso. Un cuerpo vaciado como una canoa, hecho con herramientas tan rudimentarias como cuchillos de piedra paleolíticos.

    Ray lo ve, vadea su obligatorio momento de horror, los pasos claros, retrocede mentalmente, la patada inicia su cerebro.

    Luego, ¿dónde está el resto de él?

    ¿Dónde está toda la sangre, los litros y litros de sangre que deberían haber salido de un cuerpo joven con un corazón fuerte en el instante en que se abrió el pecho?

    ¿Dónde están los órganos normalmente apretados desde el esternón hasta la pelvis, arrastrando rítmicamente fluidos en una aproximación de armonía cósmica?

    Probablemente en ese anillo de piedra a su lado, el repleto hasta arriba con agua salobre y oscura como un pozo agriado. Entrañas viscosas como pegajosos fajos de espagueti, donde salpican, se hunden, desaparecen.

    Pero no hay anillo. Lo ha imaginado, lo ha recreado a partir de tela entera. Solo está la placa de cubierta fría y los contenedores de envío sellados y el frío resplandor halógeno frío.

    Ray traga saliva, trata de humedecer su boca, pero su lengua solo hace un chasquido contra sus dientes.

    "No vomites encima de toda mis pruebas", le dice Becker al oído.

    Ray se vuelve hacia él, una buena excusa para apartar los ojos del cadáver. "¡Hostia!"

    "Esto no tiene nada de sagrado". Becker gruñe y hace una demostración obvia de no mirar sobre lo que está hablando. "¿Qué piensas?"

    "Creo que es una forma horrible de matar a un niño". La acerba distancia que ha cultivado como soldado profesional acostumbrado a la presencia de muerte violenta está toda en su sitio y, como siempre, se odia a sí mismo por ello, aunque solo sea un poco.

    Becker es todo trabajo, luciendo su cara de juego, sombría y decidida. Tiene la misma profundidad hueca en su mirada que Ray imagina en sus propios ojos. "Es una forma horrible de matar a cualquier. Sucia. Sin sentido."

    Sin sentido es una buena palabra para ello, para una gran cantidad de cosas, en realidad. Por qué llamó a Ray, por ejemplo.

    "¿Qué está pasando, Rich?"

    El jefe se arrodilla junto al cadáver. Tiene un bolígrafo en la mano y lo usa como un puntero láser. "Si esto es un crimen de ira, o un secuestro, espero encontrar contusiones aquí ..." Él indica las muñecas. "O alrededor de la garganta. Si el niño ha luchado, asumo que encontraré marcas en la cara o contusiones en el cuello. O espero encontrar indicios de punciones epidérmicas en las que el psicópata le inyectó fármacos para mantenlo dócil. No veo nada de eso. ¿Y sabes qué otra cosa no veo?

    "Sangre. Entrañas. No sucedió aquí. El cuerpo fue trasladado."

    Becker estira el cuello para poder ver la expresión de Ray. "¿Por qué tirarías un cuerpo aquí de entre todos los lugares? Sabes que eventualmente lo encontrarán. Si no durante el vuelo, al menos cuando llegamos a puerto y comenzamos a cargar. Y eso ni siquiera es el comienzo de las rarezas. ¿Sabes lo difícil que es matar a alguien en una nave espacial? No físicamente, quiero decir, sino matarlo y esconderlo. No hay nadie en la nave que no haya sido registrado ni confirmado. Nadie se escapa sin pasar por los mismos procedimientos. Esta no es una cúpula fronteriza donde los niños desaparecen a docenas junto a la panadería todos los días."

    "Lo que significa que esto debía ser encontrado. Una víctima no maltratada antes de la muerte, pero mutilada psicóticamente y luego arrojada a un área de tráfico relativamente alto."

    "Parece decir que hay más aquí que simplemente asesinato, creo yo."

    "No quiero sonar como un gilipollas aquí, pero ¿por qué me has involucrado en esto?"

    "Porque necesito saber si esto está relacionado con tus investigaciones actuales."

    Ray vuelve a mirar el cuerpo, reflexionando sobre los pensamientos que no ha entretenido en años, pero no los comparte. Becker no posee el contexto para darles sentido. "La gente ya se mataba entre sí antes de que aparecieran los Lilaiken."

    Becker frunce el ceño. "En mi vigilancia, no."

    "Esto no lo hicieron los separatistas de Lilaiken", responde Ray frunciendo el ceño. Niño muerto o no, es lo más importante en su mente. Ese es el alcance de la responsabilidad de Ray, no husmear en cadáveres con el Jefe de Seguridad. "Aunque estipulemos que el niño tenía algún valor objetivo, habrían encontrado una mejor manera de deshacerse del cadáver. Y, no habrían mutilado el cuerpo. Son terroristas políticos, no monstruos."

    "¿Estás seguro de eso?"

    Algo en el tono de Becker lo molesta, lo acusa. "¿Crees que esto es algún tipo de mensaje? ¿Cuál sería el contenido de tal mensaje de los Lilaiken, Rich? ¡Mirad! No tenemos miedo de destrozar niños para que se nos escuche. Es un argumento insostenible. no ganan nada de un gesto tan mentalmente perturbado."

    "Claro, no es tan racional como volar en pedazos naves espaciales."

    Ray no sabe qué decir al principio. Siente que está haciendo una mueca, una gran mueca constante mientras observa cómo su carrera es absorbida por el drenaje cósmico. "Tú sabes que esto no lo hizo Lilaiken. ¿Qué estoy haciendo aquí?"

    Becker respira hondo. "Te han dando el mando en esta investigación."

    "No." Llano, simple, implacable. Eso es obviamente una chorrada, tiene dientes de león creciendo. "Esto no es parte de mi misión."

    Lentamente, Becker se levanta. Se mete la pluma en el bolsillo del pantalón. "Es parte de su misión a partir de ahora."

    "No tienes la autoridad para sacarme de mi misión actual, y no tengo tiempo para hacer ambas cosas."

    "¿Tiempo o inclinación?"

    "Elige lo que te haga feliz. No me importa mientras te vayas."

    Becker le señala con el dedo y le frota los rasgos con mirada de bulldog. "Tú mismo dijiste que casi has confirmado que esta nave está limpia. Estás perdiendo el tiempo persiguiendo a los terroristas. Tienes la experiencia para atrapar al animal que hizo esto, pero lo que es más importante, tienes la libertad de husmear anónimamente sin asustar a los pasajeros porque los seguratas llaman a las puertas montando alborotos y los acusan de convertir la cría de niños en un deporte de sangre."

    "Rich, sinceramente, no tengo el entrenamiento para hacer este trabajo. Estamos a dos semanas de Nueva Holyoke, y con una curva de aprendizaje tan inclinads como la que me estás pidiendo que emprenda, las posibilidades de que hacer progresos adecuados es cerca de cero. Es una mala idea."

    "No fui yo quien tomó la decisión. fue Sorensen."

    Demasiado para apelar a la razón. "Sorensen debería saberlo. Mis superiores no van a tolerar este tipo de interferencia con mis objetivos principales."

    Becker apoya la mano en el brazo de Ray, hace un esfuerzo visible para relajarse. Es dificil. Ray puede ver en el tenso y abultado molde de sus hombros lo difícil que es. El jefe es un hombre a punto de estrangular a alguien para satisfacer su impulso de venganza. "Tus superiores ya han dado su consentimiento. ¿Crees que el capitán no puede mover los hilos en la UIC porque está en el espacio profundo? Todo eso está hecho. Ha pedido una gran cantidad de favores para involucrarte."

    El hecho de que Becker haya dejado caer las tres letras mágicas que se suponía que eran el secreto mejor guardado en la nave lo aturde un poco, desplaza sobre su eje todo su universo perceptivo. Pero no debería sorprenderlo. Ya nada debería sorprenderlo, y mucho menos el hecho de que es muy probable que haya entrado en una bomba de racimo política.

    "¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?"

    Becker se encoge de hombros. "Desde el principio. Un tipo de la estatura de Sorensen no permitirá que unos pijos se asusten con órdenes de misión selladas en su nave. Sorensen habló con algunos amigos de la DEO que son amigos tuyos en la UIC. Todos estos muchachos son de los tiempos de las Rebeliones de Mineros, y los lazos que los unen son más gruesos que cosillas como la compartimentación de la agencia."

    Ray despacha el comentario con la mano. "Al menos me has dado ilusiones hasta ahora."

    Becker se ríe malignamente. "El jefe puede ser un verdadero imbécil cuando quiere, te concedo eso. La conclusión es que todos seguimos del mismo lado y los poderes han acordado que estás mejor calificado para llevar esta investigación que cualquier otro activo disponible."

    El Jefe no tiene idea de lo que habla, no sabe nada sobre el desierto. "¿Que se supone que voy a hacer?"

    "Ten cuidado. Se anónimo. Sobre todo, se delicado. Hay posibles ramificaciones aquí que podrían sacudir los cimientos del espacio fronterizo."

    "No te entiendo."

    "El nombre de la víctima es... era Micah Uytedehaage. Es holandés, por si te lo estás preguntando. Era un huérfano de una de las colonias cúpula en el Euro-Prosp, protectorado del estado. Es decir, lo fue hasta hace unos seis meses, cuando fue rescatado del hogar de acogida por el Fondo de Caridad Whiston. Lo recogimos a él y a otras dos docenas de niños en Stratiskaya Daransk para su reasentamiento en Nueva Holyoke. Eso es lo que hacen, los Whiston, me refiero. Rescatar a los niños desfavorecidos de las calles o malos sistemas sociales para enseñarles habilidades y convertirlos en colonos productivos."

    "Frederick Whiston tenía mucho que decir en su queja oficial ante el capitán después de que le patearas el trasero esta mañana. Mientras decidía la opción de exigir tu arresto o de meterte en una cámara hermética, logró insinuar que te las arreglaste para conseguir una entrada al círculo interno de Whiston. ¿Eso te aclara las cosas? "

    "Te refieres a Emma."

    "Sí."

    Increíble. Si el tipo poseía algo similar a una vida personal, se iba a resentir de aquella voluntad no declarada de meterse en esta. "Freddy ha malinterpretado la naturaleza y la profundidad de nuestro encuentro."

    "Eso puede ser cierto, pero aún te ubica más cerca de la familia que cualquier otra persona."

    "¿Y quieres que explote mis conexiones? ¿Con qué propósito? ¿Encontrar una manera fácil de decírselo o convencerlos de que no demanden a la AFE por negligencia criminal?"

    "De momento solo quiero que cultives esa relación. Mantente al tanto de los movimientos de la familia Whiston". Becker se muerde el labio y agrega: "Y no me refiero de ESE modo, ¿entiendes?. Aunque no es asunto mío si crees que buscar un poco de contacto recreativo va a consolidar tu participación en el clan."

    Ray lo ignora. "El estado actual de mi relación con Freddy ha adquirido una especie de tono antagónico, por si no lo has notado. No va a ser muy productivo congratularme lo suficiente como para rastrearlos inconspicuamente. ¿Debo suponer que estamos colocando al Sr. Whiston en la lista preliminar de sospechosos?

    "La familia inmediata siempre forma parte del grupo de sospechosos."

    "Estás siendo intencionalmente ambiguo, Rich."

    "Estoy tratando de no ser demasiado explícito. En este caso, al involucrar a esta familia, explícito es lo mismo que políticamente explosivo. ¿Entiendes?"

    "Lo que entiendo es que estás omitiendo información crítica que necesito saber si realmente esperas que haga algo con este caso en el tiempo asignado."

    Becker parpadea cuidadosamente inexpresivo. "¿Eso crees?"

    "Mucho más de lo que tendería a creer que te echarías atrás respecto a los Whiston o cualquier otro solo por el dinero que tienen en el banco o el poder que pueden blandir."

    "¿Así es como lo ves?"

    "Sí. Si fuera otra persona, cualquier otro crío, no lo pensarías dos veces antes de llamar a cada puerta desde aquí hasta el puente de mando y atacar la virtud o la decencia de todo pasajero mayor de ocho años si eso significara que lo pillarías a este tipo."

    Becker se ríe, áspero y sin humor. "En realidad no quiero pasar los próximos cinco años de mi vida frente a los abogados de la familia Whiston, Marlowe. Pero nunca dejes que nadie te diga que la riqueza y la celebridad no compran ciertos privilegios. Vamos a llevar esto con cuidado. Con cuidado, tranquilidad e infinita diligencia. Si Frederick Whiston es inocente, no quiero que sepa que era sospechoso. Si es culpable, tenemos que tener pruebas incontrovertibles de su participación."

    "Yo no creo que él haya hecho esto, Rich."

    "¿No? Yo creía que era más probable que asumieras que lo hizo él, dada tu experiencia. ¿Te importaría explicar qué es lo que te hace estar tan seguro?"

    "Solo si me dices que estás escondiendo."

    "Parece justo." Becker consulta su reloj. "Tengo un equipo de limpieza en una hora. Tú y tu rata haced lo que sea para reunir pruebas y atrapar a este tipo, nos vemos luego en la Sala de Oficiales de la Cubierta Delta. A ver si podemos satisfacer nuestra mutua curiosidad."

    Ray acepta con un suspiro tranquilo lo que se ha tornado inevitable. "De acuerdo. Te seguiré el juego, pero quiero que me hagas un favor."

    Becker ya se está moviendo hacia la salida. "¿Qué favor?"

    "¿Conoces a esos dos Marines del pasillo?"

    "¿Qué pasa con ellos?"

    "Alláname el camino para que los asignen a la investigación. Si voy a ser arrastrado a este huracán de mierda, no quiero trabajar con un montón de culogordos sin entrenamiento. Quiero hombres que sepan hacer las cosas a mi manera. Y quiero hablar con Bobby Diggs antes de que otra persona lo haga. ¿Está claro?

    Becker hace una pausa y lo mira con tristeza. "¿Por qué tienes que hacer esto más complicado?"

    "Porque sí, pero tú y Sorensen ya me habéis superado en eso."

    "¿Solo aceptas trabajar con Marines? ¿Hablas en serio?"

    "Si."

    El jefe sacude la cabeza. "Veré lo que puedo hacer."

    Ray lo deja alejarse, observando y esperando hasta que Becker haya salido de la bahía y selle la puerta detrás de él. Cuando él y Nomar están solos, se toma unos minutos para respirar. Respirar y concentrarse. Desglosando en tareas discretas las cosas que debe hacer. Pequeños bloques que consumirán toda su atención. Para esta parte, no quiere imaginar el panorama general, solo partes y piezas. Plano de la escena del crimen. Ángulos de entrada y salida. Disposición del cuerpo. Redes de probable rastro de pruebas. Reconstruir los hechos a partir de pistas físicas y por qué podrían haber sucedido de esa manera en particular, lo que lleva a este resultado específico.

    En toda instancia evita una inspección detallada y personal del cuerpo en sí. Incluso después de todos estos años de campos de batalla y tercermundistas mataderos de lucha posturbana, estar a solas con un cadáver aún le da escalofríos.

    Pero Nomar es una mula de carga forense, afortunadamente corta en sensibilidad y larga en curiosidad diseñada por IA. Ray le da la serie necesaria de comandos verbales, el más importante es no descomponer la evidencia física en sus partes constituyentes, especialmente cualquier cosa que pueda etiquetarse como ADN humano, y luego le permite correr sobre el cuerpo, meter su sensor látigo en cavidades recién excavadas, a lo largo de crestas de hueso expuesto, haciendo palanca en la boca y los ojos. Todo lo que ve, analiza y toca se transfiere a la señal digital y se carga en su núcleo de datos para su posterior recuperación.

    Ray ni siquiera tiene que mirar, así que no lo hace, y para cuando llega el equipo de limpieza de Becker para deshacerse de los restos, está más que listo para partir.

* * *

    Ray nunca ha estado en la Sala de Oficiales, y, cuando llega a la Cubierta Delta, tiene que preguntar a un verdadero oficial con pinta de estar más o menos involucrado en las cosas importantes sobre manejo de naves. Esto le hace sentir como un idiota, aparte de que el oficial insiste en tratarlo como un idiota y llevarlo a un episodio de Veinte Preguntas con advertencias de corolario y pronunciamientos oficiales sobre por qué ni siquiera debería preocuparse por la ubicación de una Sala donde tiene prohibido por rango ingresar.

    Ray considera aconsejarle que dado que parece mucho más competente cuando revuelve su montón de informes que cuando usa su voz autoritaria y pontificante, tal vez debería volver a hacer lo que fuese que estaba haciendo antes de que Ray lo interrumpiera. O tal vez considera patearle el culo sin más, pero como no está seguro de haber dejado de ser anónimo con la mayoría de la tripulación de la nave, asiente y gruñe y murmura excusas sobre la eliminación de desechos y los extraños giros que la fortuna proporciona a babosas de Subcubierta como él hasta que le dan permiso para continuar con su inclinación Quijotesca.

    Hay una perfecta razón por la que los oficiales se esfuerzan por mantener la barrera de clase entre los tipos con rayas y los bárbaros reclutados. Principalmente, esto tiene que ver con un arcaico concepto llamado Privilegio de Oficiales, un glorioso ideal de servicio que esencialmente dice que los oficiales deberían tener todas las golosinas y variadas comodidades del hogar mientras los tiesos en el campo duermen en tiendas en el suelo y comen seca caca de mono congelada para cenar. Un concepto, por cierto, que los hombres en el frente dejaron de creer casi al mismo tiempo en que el derecho divino de los reyes dejó de estar de moda. Y dado que la mayoría de los soldados eran prácticos con un rifle, los amigos de inteligencia militar habían determinado mucho tiempo atrás que la única forma de continuar la práctica del Privilegio de Oficiales era camuflarlo, negar su existencia y envolverlo en un retorcido e infantil laberinto.

    Por lo tanto, con el corroborador testimonio de la rata de que había un desastre inminente de eliminación de desechos que amenazaba la vida de la nave, Ray habría sido el Rey SOL.

    Le lleva a Ray un breve vistazo de la Sala para entender esto.

    El siguiente pensamiento inmediato es que le cambiaría sin regatear su sofocante litera sin ventanas por una esquina de la Sala de Oficiales. Ni siquiera un rincón, de hecho. Ocuparía un lugar sucio debajo de una mesa, o incluso un poco de espacio en los estantes de la cocina.

    Esto va así: si el Nivel Jardín ha sido estratégicamente diseñado para que los pasajeros olviden que no están en un crucero de lujo navegando por un espléndido mar Caribe, la Sala les ruega que olviden que no son un aristócrata del Viejo Mundo en un club privado para reunirse con algunos amigos de Oxford o Cambridge y discutir la mejor manera de evitar hacer trabajos realmente útiles mientras parecen contribuir a la expansión del Imperio. Hay paneles de madera de palo de rosa en las paredes y pulidos hasta un brillo bruñido; alfombra escarlata lo suficientemente extensa como para servir de atolladero oficial que requiere la publicación de varias señales de advertencia; arañas tenues sin nada en común con la tecnología de iluminación tras la invención de la bombilla. Los caballeros con trajes de naipes en las mesas circulares alrededor de la sala generan humo de cigarro y risas de oporto. Todo es madera, envejecida y oscura y cuidada meticulosamente. Todo lo que no es madera es de latón o espejo o está fabricado de alguna otra sustancia cara e intimidante sin distraer de la esencialidad de un club.

    Desde el aire casi tangible de exclusividad y privilegio, Ray sospecha que probablemente debería estar saludando a los camareros. Está casi seguro de que el cantinero tiene estrellas en el cuello. Lo curioso es que todos van de uniforme, pero nadie parece prestar atención a los rangos. Encajado en una cabina forrada en cuero junto a las ventanas de observación, que le aspen si no ve a un teniente de dos barras, de ebrios ojos rosados ​​y brillantes, muy enredado en meterse dentro de la falda de un coronel de Marines ( es decir, coronela). Es vergonzoso, todo ello. Impactante, decadente y profundamente inquietante. Tanto es así que Ray considera dar la vuelta, marchar directo a su habitación e investigar exactamente qué puntos le faltan para alistarse en la Academia de Oficiales de la DEO.

    Ahora que ha visto la sala, probablemente lo único que evita ser asesinado en el acto para proteger el secreto es el lúgubre saludo de Becker desde la cabina en la esquina más al fondo. A unos oficiales de caras largas poco les falta para echar mano a una variedad de armas de fuego y toxinas nerviosas de acción rápida y vuelven a comportarse con el oficioso encanto amistoso y alegría. Nadie hace alarde de esperar un saludo, aunque probablemente Ray tendrá que firmar toda una serie de acuerdos de privacidad y no divulgación elaborados a toda prisa por Capullos Administrativos S.A y exigiendo tanto sangre vital como derechos de denominación de sus primeros doce hijos si alguna vez murmura una palabra de lo que ha observado aquí.

    Ray y Nomar navegan por el grupo de mesas en el centro de la sala y se deslizan dentro de la cabina de Becker. Becker ya ha pedido una jarra de cerveza negra para Ray, pero él está bebiendo agua acompañada de filete al horno de leña --seguro que no es una ingeniosa creación de pasta de proteína- una ensalada fresca con papas y pan tan recientemente horneado que aús está humeante.

    Esto también debería ser pertubadoramente impresionante, pero Ray lo encuentra inquietante sin más. Todo hombre que haya visto lo que Ray ha visto en la última hora no debería tener apetito. Observa a Becker dar cuenta de un goteante tenedor lleno de carne de res. Ray se sirve cerveza y se concentra exclusivamente en beberla y mantenerla dentro.

    Por fin, cuando confía en que no va a vomitar, Ray dice: "Te das cuenta de que has sobreestimado dramáticamente la complejidad y la base de habilidades asociadas con lo que hago, ¿verdad? No soy policía."

    "Claro que lo eres." Becker se limpia la boca con una blanca servilleta de lino y tiene la decencia de cubrir su plato con ella. "Tú eres de la UIC."

    "No estoy en la división de investigaciones."

    "¿No? ¿Entonces qué eres?"

    Ray no tiene problema en ser brutalmente honesto. "Un asesino. Bueno, al menos paso mucho tiempo intentando matar gente considerada fuera de la ley. Todo lo que hago es autenticar el o los objetivos que me asignan los superiores y dejar caer el martillo sobre ellos. Encontrar a los criminales primero requiere un arsenal de inteligencia varios órdenes de magnitud más allá de mi exigua participación."

    Becker frunce el ceño, una expresión que dibuja surcos en su frente. "Ya lo sé. Eres un tipo inteligente, Ray. La puntuación de tus exámenes te identifican como tal. Tus informes de misión y posteriores al incidente son brillantes. Citas de combate, cartas de recomendación de Oficiales al Mando --demonios, tienes el doble de condecoraciones que cualquiera de esta sala". Becker lo fija con una mirada significativa, como si sospechara que Ray está considerando convertirse en un cobarde. "Eres el líder de esta investigación, simple y llanamente."

    "No he dicho que intente librarme de esto."

    "Pues ¿qué intentas entonces?"

    "Averiguar por qué me estás dando la murga sobre mis calificaciones y experiencia de campo. ¿Qué tal si me dices lo que pasa de verdad?"

    Becker posa las manos sobre la mesa. Ray espera que él responda con protestas de inocencia o, al menos, desviarlo con órdenes de arriba. La abrogación de la sala de todo lo militar debe de ser contagiosa, pues Becker ni siquiera hace el intento. Más bien, dice: "¿Por qué no me lo dices tú, eh? Cuéntame qué sucedió fuera de Ba'dai, pero que sea más revelador que el informe oficial, con más huecos que hechos, que se incluyó en tu registro de servicio."

    Esta es la bomba proverbial, una explosión subnuclear que sacude a Ray en sus cimientos personales. Mira a Becker, quien apoya los codos en la mesa, la barbilla en los nudillos y le devuelve la mirada como un hombre que puede pasar todo el día sacando y aireando secretos. También es todo lo que Becker no le dice en la escena del crimen.

    "Nunca me dejaron ver el informe oficial", reflexiona Ray al fin con voz tranquila. "Extraño, ¿no crees? Teniendo en cuenta que soy el único de mi pelotón que salió vivo, el único que pudo haberlo escrito con precisión. Ni siquiera me pidieron que presentara un informe. Simplemente lo hicieron desaparecer todo. Asumí que lo convirtieron en una bolsa negra. Pero supongo que tuvieron que notificar a las familias y dar cuenta del equipo. Más fácil burlarlo y enterrarlo bajo una montaña de papel". Ray hace una pausa, reluctante a decir lo que viene después por lógica. "¿Me metiste en esto por Ba'dai?"

    "Dadas las actividades recientes en el frente de Lilaiken, todos los incidentes de esta naturaleza se informan de inmediato por la red de mando, hasta la AFE y las agencias de inteligencia relacionadas. Debido a tu presencia aquí, parte de la lista de contactos incluye a la UIC. El Teniente Coronel John Holcomb dijo que estabas especialmente calificado para llevar esta tarea. Dijo que deberíamos pedirte que hicieras una referencia cruzada de los detalles significativos con tu experiencia en Ba'dai, por si estos incidentes estan relacionados."

    Ray resopla, arrugando la nariz como lo haría si se enfrentara a un olor desagradable. Toda esta situación tiene un hedor pésimo y picante a carne podrida. "Jack Holcomb es un flipado de mierda. Está loco. De modo certificable, si perdonas mi candor."

    "Del modo que él lo describe, él salvó tu carrera."

    "Para poder destruirla ahora, claro. Holcomb nunca deja que un hombre se destruya a sí mismo hasta que le haya exprimido el último uso posible. Esto no va bien, Rich. No, es más que eso ... es imposible. ¿O no?

    Becker no dice nada, probablemente porque no sabe qué decir. No sabe lo suficiente como para contribuir o presionar a Ray de manera efectiva hasta que Ray entregue sus secretos como un mausoleo atrapado en un temblor.

    Ray suspira, profundo y melancólico, luego ofrece: "¿Eres un fanático de las coincidencias, Becker? ¿De la sincronicidad?"

    El Jefe solo sacude la cabeza, sin comentarios.

    "Yo tampoco. El problema es que no estoy seguro de lo que eso significa en este caso". Lo cual es exactamente lo que Holcomb habría reconocido cuando Becker contactó a la DEO sobre lo que estaba sucediendo bajo las cubiertas. El diablo estaba en los detalles, por lo que se decía, y Jack Holcomb era un hombre que estaba atento a las sincronías extrañas.

    Y también había tenido tiempo de sobra para sentarse y esperar a que Ba'dai y Ray volvieran a cruzarse, según lo prometido. Mucho tiempo y aún más motivos.

    "Te lo contaré", dice Ray, "pero mantén la boca cerrada hasta que termine."

    Becker simplemente asiente, y después de un tiempo, Ray se lo cuenta.

* * *

    Por quinta vez en un siglo, jóvenes Marines marchan en helicóptero a baja altura sobre el desierto iraquí, ahora el desierto de Nueva Mes o como sea que los piratas políticos lo llaman en estos días. Este se ha convertido en un derecho de paso para los jóvenes de Indiana --jóvenes introspectivos, altos y cuadrados, como Ray Marlowe. Excepto que él lleva por ahí el tiempo suficiente ahora, siendo joven solo en años cronológicos. En años de experiencia, como en años de perro, tiene más de ciento cincuenta, y tiene la vista para eso. Hinchada, manchada de hematomas, oscura como cavernas y profunda como un respiradero geotérmico. Él viaja en la parte de atrás, sentado en el suelo, en la dura curva de su cobertura (lo que su hermano pequeño llamaría su casco), porque no quiere llevarse una bala por el ano. La panza del helicóptero es tan suave y permeable como la de un Smaug esperando la flecha negra mágica de Bard of Dale. La cobertura es de kevlar de nanoacero. Este es un viejo truco de los Marines, uno que todos aprenden la primera vez que ves saltar las pelotas de un hombre por un beduino tribal disparando a un ave rapaz aliada.

    Está más que dispuesto a cederle el banco al teniente, porque así no solo parece que respeta el rango, sino que el banco no está más blindado que el suelo del helicóptero. Y no puedes ir muy bien encima de tu cobertura sentado en el banco; parecerías un poco tonto, suponiendo que tus pies puedan llegar al suelo y no tengas que preocuparte de que una maniobra evasiva te arroje al despejado cielo nocturno y a una caída de treinta metros sobre las amenazantes rocas de integridad de la carne de abajo (las cuales también ahora acaba de tornarse territorio hostil).

    Esto es bastante básico, como sentarse en tu cobertura o reconocer que la fuerza de un helicóptero clase Depredador es su velocidad y sus minicañones dobles montados a cada flanco y no su capacidad para resistir el fuego entrante ni saberte pintar la cara de marrón, negro y gris para que no destaques en la sartén. Aunque esto es más de lo que sabe el teniente. Está tieso con sus fatigas nuevas. Todavía tiene las líneas de la plancha donde las ha colgado en un armario mientras usaba su uniforme verde de quinientos dólares.

    No importa. A estos jóvenes tenientes, Ray los ha visto antes. Trajeados del cuartel general local en Babilonia, a veces del COCOME (Comando del Centro de Operaciones del Medio Oriente) sacados de los escombros de la Vieja Jerusalén, o incluso de Washington, DC. Ojipláticos cachorritos de combate, algunos más viejos que Ray, con algo de sentido común, asustados y pálidos como las finas sábanas de lino de la abuela --y que finalmente descubrían que cualquier gran idea que habían tenido en un búnker u edificio de oficinas con aire acondicionado fuera de Nueva Mes tenía una dimensión completamente nueva para los muchachos en el campo, los que portan sus rifles de asalto M202 de boca grande y resuelven las rondas con los kurdos iraquíes y los regulares rusoturcos.

    No importa en absoluto.

    Ray los recibe, a estos jóvenes, les muestra los alrededores de la aldea de tiendas de campaña semipermanentes que los Marines han montado en el desierto y que han bautizado cariñosamente como Wadi Wadi Washington, los acuesta con las rameras iraníes más limpias, las favoritas del campamento, y luego les proporciona una escolta segura a la zona de combate en el desierto que les interesa, los asusta con algunos problemas que son más ruido y griterío que peligro real, y finalmente los lleva de vuelta a sus aviones de transporte con cálidos sentimientos de logro, un impresionante bronceado, la ocasional enfermedad venérea y la semilla de una historia para compartir con los nietos algún día. (Una historia como kudzu, que crecerá a un ritmo casi exponencial en cada narración hasta que el TTE cambie con una sola mano el curso de la guerra con nada más que bolas de acero, un camello recalcitrante y un atascado Colt contra un batallón entero de infantería mecanizada rusoturca.)

    Todos saben que los sargentos son la columna vertebral militar. Lo que no te dicen es que también son los directores del entretenimiento.

    Este TTE no es tan malo, aunque insiste en creer que a Ray le gusta de verdad esa basura del deber, este cargar equipo a la chepa por el desierto y disparar a harapientos beduinos y a una variedad de polvorientos militantes del régimen de Nueva Mes que no tienen más sentido común que el que Allah les dio al camello (mismo camello, diferente bandera) y que no sueltan los rifles y dan el día por terminado como lo haría un hombre civilizado. El TTE cree que es el Jodido John Wayne, trata a Ray como una especie de héroe que vuelve a casa el 4 de julio. Ray piensa que esto probablemente se deba a que el muchacho tenía veintidós o veintitres años y aún era virgen cuando se detuvo en Wadi Wadi. Ray hizo que Dashira, de ojos brillantes, se ocupara de ese desagradable y pequeño problema para él una docena de veces mientras Ray supervisaba la selección del equipo, se adaptaba y hacía sus propias llamadas al COCOME para obtener explicaciones con más sentido que lo que aquel TTE tenía para ofrecer.

    Solo para descubrir que la tontería del TTE era menos opaca que la tontería del COCOME, lo cual era raro, extraño y problemático, pero sobre todo tenía que ver con el hecho de que ninguno de los idiotas del COCOME entendía o decidió creer en la misión. En la considerada opinión de estos, aquello era una fantasía otorgada a un joven oficial con altos contactos, demasiada educación clásica y demasiada imaginación. A Ray se le ordenó más o menos que echara una mano en las responsabilidades de crianza de los hijos de los padres del TTE --endurecerlo, mostrarle cómo es Nueva Mes y el mundo real sin que lo maten. La Disneylandia del Entrenamiento de Oficiales.

    Y está oscuro, son como las veintres cero cero hora local de Nueva Mes, están atravesando el desierto a una altura de diez metros y levantando un remolino de arena que pica los ojos y se te pega a los dientes. Ray, el teniente Holcomb, el especialista en comunicaciones de Ray, Kev Whitfield, y un par de otros tipos que operan los mincañones están en el helicóptero de cabeza, con el resto del pelotón en el Depredador detrás de ellos, rastreando su ruta vía imágenes infrarrojas más que visuales. Kev está atrapado en el banco con el TTE y no está muy contento de ello. Tiene su M202, su subfusil, sobre las rodillas, pero una mano en sus bolas, aunque esto no es más que una protección psicológica.

    Al Oeste el cielo es negro, inmerso en estrellas, la arena es pálida y constante hasta el horizonte. Al Este está la escasa y centelleante iluminación de Karbala. Sobre el ruido de los rotores, Ray puede oír ocasionalmente el masivo tronar de los bombarderos del 8º Regimiento de Ala Táctica gritando hacia los complejos industriales a las afueras de la ciudad. Estallidos de luz candente y furiosa conmocionan la distancia como relámpagos térmicos o como una aurora boreal fuera de lugar. Ray tiene el olor de motores calientes y combustible diésel en la nariz, pero muy de vez en cuando capta el olor a arena escaldada y rocas cocidas al sol.

    Todo es terriblemente emocionante, y con las divisiones blindadas rusoturcas agachadas para escapar de las bombas inteligentes aliadas, Ray sigue teniendo que sustraerse del precipicio del sueño. Le pasa con los helicóptero, una deficiencia de la que no está orgulloso. Él culpa a sus padres, quienes pasaron muchas horas de sus primeros dos años celebrando el documentado amor estadounidense por el automóvil y la carretera abierta solo porque el bebé Ray resultaba tener un toque de cólico.

    Llevan conectados durante casi una hora cuando el piloto salta a la línea de comunicación conectada directamente a la unidad remota que Ray ha interferido en su canal aural.

    "Estamos a un minuto del punto de descenso, Arti. Voy a guiarnos a través de un paso elevado para asegurarme de que la zona está despejada. Sobrevolaremos tres kilómetros hacia el Este y esperaremos tu señal."

    Ray presiona los receptores de su garganta contra sus cuerdas vocales para no tener que gritar más que el estruendo del rotor. "Negativo. No barran el punto de descenso, caballeros. El TTE dice que la sorpresa es esencial para esta operación. Que su pase aéreo se desplace dos kilómetros y permanezca alerta. ¿Está claro?"

    El silencio le responde, una conferencia de pilotos en la cabina. "Lo que tú digas, Arti, puesto que la cinta está corriendo."

    Una referencia al registrador de datos de vuelo de la aeronave. No hay nada más patético que un piloto cubriéndose el culo cuando se le pide que rompa el protocolo.

    Ray conmuta su comunicación al canal abierto e informa a sus hombres de que el punto de descenso está engordando. Él escucha como suenan, uno por uno. De fondo hay tranquilizadores ruidos militares: el chasquido de los dispositivos de seguridad desactivados, el traqueteo de las balas avanzando hacia las cámaras, el murmullo de conversaciones privadas de "juh-ah."

    Más tarde están todos en el tierra y los helicópteros se piran de vuelta a una posición segura de reconocimiento como envoltorios de caramelos atrapados en una fuerte brisa. Ellos esprintan casi rumbo al Este, discretamente, traqueteando como una antigua máquina de fabricación de la Revolución Industrial. Él ha dejado abierto el canal de comunicación y puede escuchar a sus hombres, un coro en chino de gruñidos y fuertes y disciplinadas exhalaciones. El aliento de la tropa lo rodea como un geas[1] de invulnerabilidad. Ray deja caer la visera en su casco de mando, llevando al olvido una noche de arena iluminada por la luna y sombras nocturnas. La geografía se convierte en una enfermiza mota verde rebanada en una cuadrícula y un despliegue periférico de puntos cardinales e información táctica. Justo encima de su punto ciego, borde izquierdo, una simulación por computadora sigue a su pelotón de siete como anaranjadas manchas procariotas alrededor de la astilla amarilla que se supone que representa a Ray. Él salta de la pantalla de visión nocturna mejorada a la luz infrarroja con un comando subvocal. No hay lecturas de calor fuera del brillo ambiental del desierto que sangra la luz solar almacenada y las formas pulsantes de los Marines. Es solo un vistazo rápido, luego vuelve a cambiar para poder ver por dónde está yendo.

    El estrecho cañón, en realidad solo un arenoso barranco de curvas cerradas y ángulos tallados por el viento, tan traicioneros como espadas, es diferente del modelo generado por las imágenes de satélite. Siempre lo es. Más profundo en la vida real, más sólido, los lados puros y desprovistos de rugosos rasgos que puedan proporcionar puntos de apoyo y agarres. Es un territorio de una dirección de entrada y una de salida, un modelo a escala reducida de un cañón de caja del salvaje oeste. Al verlo, las tripas de Ray se retuercen en un nudo.

    Otra incursión en el infrarrojo para verificar la entrada del cañón en busca de centinelas, de los cuales parece que no hay ninguno, luego prosigue con la operación mientras lo perforan. Dhamers se planta detrás de un afloramiento donde puede cubrir su entrada con su subfusil y un mosaico de minas antipersona con detonación remota. Kluge se despliega a la derecha, Hanfland a la izquierda, hasta la inclinación constante del lecho rocoso de Nueva Mes, donde igualan el paso con el equipo de inserción y pueden proporcionar un desagradable fuego cruzado desde el terreno elevado si es necesario. O pueden eliminar rusoturcos que intentan huir. O incluso más probable, pueden esconderse a plena vista con los pulgares en los culos esperando a que los francotiradores beduinos kurdos los quiten de en medio mientras Ray deja que Holcomb hurgue en las cenizas de una fogata fría y analice huellas de camellos e intente descubrir por qué su presa no está donde se supone que debía estar.

    Ahora cinco, él incluido. Ray lidera la zambullida en el barranco. Los voladizos rocosos rebanan el cielo en una franja de ocho metros. Sin suficiente luz, la imagen de su visor se estremece, luego choca en un arco iris de locura pixelada e intenta recalibrarse. Él no le da la oportunidad, no cuando está en movimiento y guiando por los canales irregulares del cañón, simplemente se quita la visera de los ojos y los entorna como todos los demás. El viento frío del desierto atraviesa el canal como el aviso de una tormenta, azotando las curvas y creando ecos y llamadas fantasma, el sonido de voces espectrales, la raíz central de la mitología de los Djinn e Ifrit. [2]

    Definitivamente espeluznante, a pesar de sus explicaciones perfectamente obvias.

    Pero este es un objetivo sencillo. El tte. Holcomb lleva usando una compleja serie de reconocimiento vía satélite de alta resolución e inspirando conjeturas durante los últimos dos años para rastrear a un clérigo Dispensacionalista renegado llamado Ramah ibn Ona Hadad nee Mikhail Brezhnaya, una vez un icono religioso extrañamente magnético, pero mayormente un payaso organizador terrorista responsable de varios bombardeos de embajadas, la catástrofe bioquímica en Calcuta y una docena de otros ataques moderadamente interesantes contra turistas occidentales en su parte del mundo. Lo que lo hace interesante para las políticas del COCOME es su rango previo a la conversión en el Ejército Rusoturco de la Media Luna como jefe de operaciones de inteligencia en Nueva Mes. Es un cerebro que ruega ser capturado, dopado, rebanado en secciones transversales, escaneado en un entorno de datos seguro e interrogado en forma de IA mediante simulacro aumentado.

    Holcomb ha rastreado los movimientos de Brezhnaya y ha determinado que, sea lo que sea que haga para evadir la captura, el clérigo no puede resistirse a este lugar, a este cañón y a una peregrinación semestral programada con una camarilla de partidarios fanáticos cuidadosamente seleccionados. Es un patrón definitorio en una vida, por otro lado, desprovista de señales útiles.

    Ray ha hecho gran parte de eso, demasiado en realidad, rastrear elusiva gente de arena hasta los campamentos del desierto que o bien no existen o no se han utilizado en meses. Ha seguido la pista de toda una constelación de celebridades militares menores, junto a estelares tenientes en ascenso como Holcomb, que lo estimula. Le ha atravesado el corazón de un disparo al jeque Ahmed (lo bastante famoso como para necesitar solo un nombre) en el pasillo de un elegante lupanar de Bagdad así. Nada particularmente glamoroso. Ahmed ni siquiera tenía un arma, e incluso si la hubiera tenido, había estado demasiado ocupado subiéndose los pantalones por encima de los tobillos para ofrecer mucha resistencia. El TTE detrás de aquella operación ahora era un Coronel a dos pasos de una estrella o de un cargo público electo, dependiendo de la carrera que eligiera seguir. Estas operaciones salían bien (o de suerte) con la frecuencia suficiente para ser tomadas en serio.

    Pero la mayoría de las veces no lo hacía. La mayor parte del tiempo era dar vueltas por el desierto con una descarga de adrenalina, persiguiendo fantasmas como tentadoras fantasías sexuales. Aunque eran buenos ejercicios para pequeños pelotones. Buenos tiempos.

    Se separan del estrecho desfiladero al entrar en una amplia llanura de piedra sólida. Ray se detiene, Pelton se abre hacia un lado, Waeltz hacia el otro, culatas de los fusiles presionadas contra los hombros, escaneando amenazas. Holcomb se aposta detrás de él, seguido por Whitfield, que interpreta al agente del Servicio Secreto del antiguo Comandante en Jefe del TTE. Ray mira hacia el borde del desfiladero y recorre la circunferencia con los ojos hasta que descubre a Kluge y a Hanfland agachados, retroiluminados por las estrellas.

    No hay nada aquí sino oscuridad y trozos de arena suelta abandonados en lugares extraños por los frenéticos vientos vortiginosos. Y un agujero redondo hendido en la roca. Y el débil parpadeo amarillo casi indetectable de la luz reflejada del fuego en el agujero.

    "Sargento de Artillería Marlowe..." comienza Kluge, un susurro en su oído.

    "Lo veo", murmura Ray, tratando de estrangular la proyección de su voz. "Dame un buen ángulo en la entrada."

    "Está despejado. No hay centinelas". Kluge piensa en ello. "¿No es raro eso?"

    Ray rueda la cabeza hacia Whitfield. "Espera. No te emociones". Hay más luz ambiental aquí y él deja caer su visor de nuevo. Estudia el suelo bajo iluminación artificial, jugando con sus ojos, buscando el destello de los cables trampa o el falso bulto de las minas de fragmentación camufladas.

    Nada. Eso es muy extraño, de hecho.

    Hablan solo con señales manuales a partir de este punto, coordinando su avance hacia la herida en la roca, llamando la atención de Kluge y Hanfland para indicar que el pelotón está entrando. Todos tienen sus visores bajados, saben cómo vigilar a Ray porque han pasado por esto un millar de veces. Arma preparada, Ray avanza. Waeltz y Pelton se pegan detrás de él, luego Holcomb, luego Whitfield, cerrando la retaguardia.

    Ray se sumerge en la oscuridad. Ray siente una explosión inicial de adrenalina, la suficiente para que sus manos quieran temblar, pero él solo aprieta a su subfisil con mucha más fuerza, con cuidado de mantener el dedo en el gatillo. El resto es un avance rápido, pasos altos y regulares para que no haga ruidos de roce. El camino es un escarpado ascenso que apuñala la roca en una curva como la hoja de una cimitarra. Está oscuro, pero no tanto como para que su visor no pueda amplificar la luz reflejada del fuego más adelante, por lo que él confía en su visión nocturna para referenciar la muestra táctica de su formación. El suelo es llano, cincelado por siglos de viento y cubierto de arena arenosa.

    Avanza una docena de pasos, por fin puede escuchar sonidos por encima del eco de la respiración colectiva del pelotón. Es débil, un gemido gutural cohesionado poco a poco en fragmentos discretos que se supone que son palabras pronunciadas en un tembloroso y rítmico stacatto. Un canto religioso, pero puntuado por un fricativo temblor y una palmada como la carne contra la piedra. Ray se dice a sí mismo que se relaje, aunque los pelos han comenzado a erizarse en su nuca. Estas son buenas noticias, exactamente lo que Holcomb les dijo que esperaran. Brezhnaya es muchas cosas, pero un clérigo encima de todas ellas, y solo algún tipo de exigencia ritual anularía su entrenamiento de inteligencia, porque la religión tiene que ver con patrones y regularidad calendárica y expectativas cumplidas. Es la antítesis del trabajo fantasma.

    Por eso Ray disminuye la velocidad y alza el rifle hasta el hombro. El camino se curva hacia un portal brillante de calor y luz que tiene que apagar pestañeando durante el instante que le lleva a su visor polarizar. Luego su visión es clara de nuevo y él avanza por un último y breve conducto hasta una cámara de un tamaño considerable. Tampoco hay guardias aquí, a menos que estén apostados adentro, donde no harían ningún bien en absoluto.

    Un grito largo, triste y ululante los persigue en la distancia final.

    Pero ellos no irrumpen dentro de la cámara como Ray les mandaría que hicieran, como lo habían practicado. Tres pasos, luego una especie de parada tambaleante. La mentalidad del soldado desaparece, sumergida en una tina de oscuridad espesa como el petróleo.

    La cámara es grande, con un domo artificial de unos treinta metros de diámetro. En los huecos regulares alrededor de sus bordes, las deslumbrantes lámparas de arcilla iluminan la roca marrón, manchando de negro las paredes curvas con su humo en senderos rectos que parecen costillas carbonizadas. Hay una docena de hombres en el centro de la estancia dispuestos en cuatro hileras perfectas, arrodillados, pose del buen musulmán mirando a la Meca. Excepto que no están rezando. Más bien, están doblados por la cintura, con el torso recto, los brazos extendidos por encima de la cabeza y golpean con las manos contra el suelo de piedra desnuda. La cadencia tensa de sus palmadas se torna en una reverberación que Ray escucha por el túnel, la cámara misma actúa como una campana para sus aplausos. A las doce en punto hay una especie de erupción natural de piedra, un atril que se derrite como cera. Al lado del atril hay una piscina, un pozo rodeado por un bajo parapeto de piedra en forma de anillo. El pozo está lleno hasta el borde de un agua turbia, salobre y maloliente. En el espacio entre la piscina y los hombres se ha tallado una depresión poco profunda. Trincheras del ancho de una mano se radian desde la depresión hasta la piscina y parecen no tener ningún propósito al principio. Excepto que en este cuenco hay siete hombres, desnudos, dispuestos uno al lado del otro, con edades comprendidas entre los doce y los treinta años. A horcajadas sobre sus caderas se sientan siete hombres más. Rígidos, espalda recta, los brazos alzados en perpendicular a sus cuerpos, imitando triángulos porque en sus manos hay instrumentos dorados que le parecen a Ray cabezas de pala.

    Un hombre en el atril los alienta en un dialecto rígido e incomprensible que suena vagamente a árabe, pero que Ray no conoce de ningún modo. Las manos del hombre hacen gestos a la congregación y ocasionalmente hacia la piscina en amplios y orquestados barridos. Esta es la voz que ha oído Ray, rica voz de barítono, comedida en ritmo, que suena como un corista de Nueva Inglaterra. El hombre lleva una gruesa y blanca keffiya como los demás fieles y las túnicas de los beduinos del desierto, pero su piel es pálida, pálida moscovita.

    Mikhail Brezhnaya.

    Ray procesa todas estas imágenes e impresiones en los primeros instantes; su mente lucha en busca de significado, de un marco de referencia.

    Y en ese seco momento eterno, Brezhnaya grita. Las cabezas de pala se sumergen al unísono. Los cuerpos de los hombres desnudos se arquean bajo los golpes y emiten un gruñido gorgoteante. Golpeando y arrastrando, como bogando con un remo por un mar de carne, los Dispensacionalistas destripan a sus víctimas, recogen las entrañas y las arrojan en amplios arcos hacia la piscina. La depresión entra en erupción con sangre --que brota en el aire, empapa la tela y salpica en franjas ovales. El fluido corre por los canales y se vierte en la piscina.

    El zumbido y la palmada de los percusionistas se elevan a un tono febril cuando Brezhnaya levanta la voz en un gemido de contrapunto que resulta tanto asombrado por el terror como espeso por el éxtasis. Alza y mueve las manos vacías de acuerdo con la mesurada excavación en la depresión.

    Aturdido y entumecido, Ray ve la piscina perturbada por la sangre, coagulándose como el café cuando se agrega leche. Pero no en rojo, como él espera. Negro y sin embargo no es negro. No es simplemente negro, es el negro arquetípico de la ausencia de luz. Una oscuridad que hierve y luego se enciende como una fuente. Una fuente que se aleja del agua de la misma manera que el petróleo flota en la superficie del océano. Y de la fuente emerge primero una mano tan oscura como el ébano cincelado, carnosa, porosa, dos veces más grande que el puño del hombre. Luego un brazo, un hombro, una cabeza cubierta de tela como de esparto de saco. Una boca de dientes de medianoche y una garganta llena de vacío que ruge con una voz resonante con la distancia y el frío y los ecos del frígido espacio.

    Aquello emerge del caos plástico de la piscina con un aullido que se ha convertido en una risa tan feroz como lanzas ensangrentadas.

    Tiene tres metros completos de altura; su pie desnudo de dedos extendidos es tan ancho como el pecho de un hombre. Tiene dedos como dagas, con uñas largas y puntiagudas. Completamente negro, piel, ojos y lengua, inmenso en dimensión que irradia amenaza o primordial poder elemental como un grito de advertencia.

    Pero aquello más complicado. Ray tiene la clara impresión de estar viendo con dos pares de ojos, la sensación de ver dos imágenes, una colocada sobre la otra. La primera es aquella forma humanoide masiva e imposible. Detrás de esta hay otra cosa. Una cosa de torso largo, resbaladizo y afilado, cabeza bulbosa, anillos de ojos entornados que miran en todas direcciones a la vez. Gelatinoso en consistencia, le brotan brazos tentaculares como apéndices obscenos, aspirando aire a través de pliegues epicantiales finos y temblorosos.

    Ray parpadea tratando de corregir una visión que no se aclara.

    La voz de Holcomb proviene del altavoz en el oído de Ray, fría y clínica. "Lo ha convocado, el Devorador. Llegamos demasiado tarde."

    Imposible.

    "Sugiero la retirada, Sargento de Artillería. Antes de que nos vean."

    Ray no piensa, no puede pensar de ese modo. Su mente no está configurada para esa comprensión. La conciencia cae, se hunde bajo las funciones cerebrales superiores, enterrándolo en el frío tallo reptiliano donde el pensamiento muere y emerge el instinto y las sombras primarias acechan en cavernosos reinos de medianoche amurallados fuera de la evolución. Se olvida de cosas como fuego concentrado y ráfagas de tres disparos y centro de masa. Ray simplemente rocía de balas todo lo que parece propenso a moverse. De un lado a otro, como un hombre regando las flores un sábado por la tarde.

    Los fieles no tienen tiempo de reaccionar, no hay espacio para escapar y, cuando Ray dispara, su pelotón estalla en un coro de fuego de apoyo. Durante un rato, todo lo que Ray puede oír es la detonación y posterior eco atronador de los disparos. Una cacofonía de violencia que destroza cuerpos, salpica sangre, empaña el aire del domo con una ácida bruma de cordita. Ray se asegura bien de alcanzar a Brezhnaya, le revienta el centro de la frente, le abre un agujero redondo como un tercer ojo antes de que pueda intentar esconderse tras el refugio de su atril.

    Pero por encima del estruendo hay otro sonido, vasto y retumbante. A Ray le lleva un momento reconocerlo como una voz. Las palabras emergen, espesas como el barro, resplandecientes con ecos de lenguas extrañas y significado sin palabras que brilla justo bajo la superficie auditiva.

    "El fuego te consume, desgarra tus articulaciones,

    Las extremidades se parten y los huesos se rompen, los ojos estallan y la lengua se atora,

    El amor te abandona, el espíritu falla

    Las orejas estallan y se desolla la carne,

    Los nervios se escaldan y llenan de vacío oscuro.

    Domo del cielo cerca de tus oraciones.

    Aislado estás, hijo del hombre.

    Aislado seas.

    Ventanas del cielo se cierren ante ti.

    Solo. Solo. Solo.

    No hay Dios para escuchar la fe infiel."

    Waeltz murmura algo incoherente, medio pensando. No se desmorona tanto como implosiona, parece hincharse minuciosamente, luego se desinfla como si su estructura ósea se hubiera evaporado. Lo que queda es un montón de carne, fluidos derramandos, humo blanco saliendo de los agujeros vacíos donde habían estado sus ojos.

    En la pantalla táctica de Ray, la forma naranja que era Waeltz parpadea y desaparece. Luego Pelton. Y Whitfield.

    Las palabras siguen apisonando, aplastando a Dhamers en su puesto en la boca del desfiladero. Kluge y Hanfland se agachados en el borde. Más, y Ray parece imaginar una escena perfecta de Depredadores sobrevolando a dos kilómetros de distancia en el desierto, súbitamente golpeados, con las narices hundidas, cayendo en picado desde el cielo, sus rotores raspan trincheras en la arena antes de bloquearse, partirse, detonar los helicópteros en flores de llamas.

    Él reconoce una repentina y explosiva sensación de presión contra su piel. La llama le lame los ojos. El ácido parece recorrer sus terminaciones nerviosas, doblando sus rodillas. Él cae con los músculos bloqueados en una parálisis como la tenaza del pánico. La inmensa figura emerge de la nube de humo, sonriendo siniestramente para que Ray pueda ver sus dientes, y detrás de eso, la sombra del otro ser, cuya boca es una abierta fauce de oscuridad y dientes mucosos y angulados en direcciones viciosas como fragmentos de cristal. Se detiene ante él, lo considera por un tiempo que parecen como eones, luego presiona una mano poderosa --o un inmundo y viscoso tentáculo, Ray puede decirlo- contra su frente. Su cabeza se inclina hacia atrás para que sus ojos se encuentren, y Ray espera el final, la flexión del músculo obsceno que dividirá su cráneo y derramará sus cerebros.

    Pero la sonrisa permanece. La boca habla, sonora y confidencial. "Ese lleva hechizos que me invitan a sostener mi mano, hijo de arcilla. Quizás harías bien en preguntarle por qué lo hace, pero a estos otros no se les habló de las formas antiguas, ¿eh? Exigirle una cuenta, o retener, y lo buscaré en su momento. Poco intervalo, le digo, tanto en años como en atención. Pobre en vigilancia es esta criatura, hombre. Tu especie no puede evitar tropezar. Entonces le digo: observa y espera y aguanta, pero al final, eso no será suficiente.

    "Pero a ti, te digo esto: bien hallado, hermano. Creo que nos volveremos a ver."

    Y luego se ha ido. Ya sea que se alejado, atravesado el túnel y entrado en la extensión del desierto, o simplemente desvanecido, Ray no puede decirlo.

* * *

    Ray le cuenta el resto, dándose cuenta en algún momento de que su voz se ha vuelto débil, tensa. Suena como un hombre a punto de chillar. "Localizamos los camellos de Brezhnaya atados a su campamento a un kilómetro al Sur, justo alrededor de las ruinas de la aldea de Ba'dai". Tiene la garganta seca, áspera de contar historias, y cree que probablemente acabará con esta jarra de cerveza y otras dos o tres antes de volver a sentirse bien. "Dos semanas de maniobras evasivas y varias incursiones en territorio hostil más tarde, nos dirigimos a Wadi Wadi. Holcomb estaba en un transporte que pasó por alto el COCOME y se fue directamente a Washington a última hora de la tarde. Holcomb fue subido de rango. Yo gané una buena mención al valor y una medalla, y todos parecían haber olvidado que yo había logrado perder a todos mis hombres en el desierto."

    Ha pasado una buena parte de las últimas dos horas mirándose las manos, esforzándose por lograr el recortado tono real con el que tradicionalmente da informes orales. Lo hizo mal, lo sabe, porque --bueno, porque la disonancia entre el tono y el contenido solo empeoraría las cosas. Pero terminado ahora, cierra la boca y trata de sonreír con toda la ambigüedad de un encogimiento de hombros. Levanta los ojos hacia el Jefe.

    Becker ha adoptado una apariencia hundida, con los hombros caídos como alguien que ha sido golpeado en el intestino una vez más. Sus muñecas descansan contra la mesa a ambos lados de su plato como si fueran lo único que lo sostiene. No dice nada durante mucho tiempo, luego finalmente, "Está claro que eso no estaba en el informe."

    Ray arquea una ceja. "¿Eso te sorprende?"

    "Mmm no."

    Ray puede contar con los dedos de una mano la cantidad de personas a las que le ha hablado sobre Ba'dai. Él podría haber contado más si la información aún no estuviera clasificada como súper ultra mega secreta --o como fuera el lenguaje actual para los datos militares extraños- salvo para aquellos que llevaban la autorización para escucharla, solo había estado cerca de uno o dos de ellos cuando estaban lo bastante borrachos como para creerle a medias. Obviamente, la credulidad tensa de Becker no le sorprende ni le ofende. Con una historia como esa, tienes que darle al chico unos minutos, dejar que se asiente en el cerebro y pasar los dedos por sus características distintivas hasta que encuentre algo que le permita aferrarse a algo familiar que pondrá el resto en perspectiva. Ray sospecha que una porción bastante sólida de la humanidad no encuentra ningún tipo de agarradero y, o bien lo dejan caer y se olvidan de todo el asunto, o deambulan por el resto de sus vidas preguntándose, cada vez que tropiezan con este bulto alienígena de datos, sobre la calva que le había dejado Ray después de tomarle así el pelo. O sobre lo loco que estaba el tipo.

    Ray se ha concentrado en contárselo solo a las personas que tienen el poder de verificar suficientes detalles para ver que al menos sucedió algo extraño, aunque no pueden estar seguros de qué exactamente.

    Si no encuentran algo a lo que aferrarse, te sueltan muchos chascarrillos y bromas generales o te dicen lo interesante que ha sonado con un pequeño guiño que sugiere que te han descubierto. Pero si hay algo, cualquier cosa, solo se deduce que Ray puede suponer que es un cambio radical de conciencia, una ampliación de los horizontes perceptivos que invariablemente comienza: Ahora a ver si he entendido bien esto.

    Becker hace un esfuerzo por recuperarse, endereza los hombros. Rueda su lengua alrededor de su boca y dice: "Ahora a ver si he entendido bien esto. El Teniente Coronel Holcomb - simplemente el viejo Teniente Holcomb entonces - os arrastra a ti y a un pelotón de Marines de combate al desierto para capturar o neutralizar a un organizador terrorista menor. ¿Y no te habló sobre esta, um, este ritual? "

    "No le habría hecho caso si lo hubiera hecho. Yo no estaba en condiciones de creerle en ese momento."

    Asintiendo, Becker comienza a ganar velocidad. "Pero él esperaba este... ¿cómo lo llamaste? ¿Devorador?"

    "Él ea consciente de que Brezhnaya quería convocar a un ente extrafísico. Fue impresión mía de que él daba por sentado la existencia de tal ente, al menos a nivel filosófico. Si realmente lo creía o no hasta que realmente lo vio queda abierto a debate. No me nolesté en preguntarle en realidad". Ray ofrece un incómodo encogimiento de hombros. "Sé que esto parece extraño."

    "Tú no crees que esto sea extraño". Eso fue una afirmación, no una pregunta.

    "He tenido algunos años para acostumbrarme. Y salí del desierto, donde tenía más que cierta tendencia a asustarme."

    Tal vez sea el cadáver mutilado del jovencito que se enfria en la morgue de la Paráclito, pero Becker no parece propenso al escepticismo. "¿Entonces, qué significa todo ésto?"

    "No lo sé."

    "Tiene que significar algo", brama Becker, claramente descontento con los paralelos. "Tu experiencia entonces, lo que está sucediendo aquí. Tiene que estar relacionado. ¿Cómo no podría estarlo?"

    Ray lleva tropezando con la misma clase de ideas durante la última hora o más, principalmente tratando de ignorarlas. No tiene nada para ofrecer.

    "Háblame de esta cosa que Brezhnaya sacó de la piscina. ¿Qué era eso?"

    "Era un shed", dice Ray con voz baja. "El shed de Ialdabaoth."

    No ha dicho esa palabra en años, e incluso ahora le da escalofríos, un talismán maligno.

    "¿Qué es eso? ¿De dónde salió?"

    "Rich, yo ..." Ray extiende los brazos, un gesto de súplica. "Es complicado, y yo no pretendo entenderlo. Ni siquiera me gusta pensar en ello."

    Pero Becker es implacable. Sacude la cabeza ante las negativas de Ray, cruza los brazos sobre el pecho. "Bueno, será mejor que te acostumbres a pensar en ello. Necesitamos saber qué estamos viendo aquí. Tenemos que saber cómo combatir algo ssí. Algo que puede matar con palabras, por el amor de Dios. Lo que es, de dónde viene, lo que quiere."

    Ray se tensa. "¿De qué estás hablando?"

    "Si hay un shed a bordo de esta nave, tenemos que saber cómo detenerla. Tienes que hablarnos de ello."

    Pero Ray niega con la cabeza. "Eso es todo lo que hay. No hay un shed. Si lo hubiera, ya lo sabríamos a estas alturas. Habría cuerpos por todas partes."

    "Quizá esta vez no," responde Becker. "Pero eso solo significa que nuestro chico lo intentará de nuevo. Significa que fracasó, y la próxima vez, será más cuidadoso. Se asegurará de hacerlo bien. Mira, no hay duda de que nuestro asesino estaba tratando de duplicar los rituales que viste practicar a Mikhail Brezhnaya. La mayoría de los asesinos nunca, Ray, nunca sacan los órganos vitales de los niños. Y no vamos a darle otra oportunidad para hacerlo bien, ¿está esto entendido?

    "Si."

    Becker arquea una ceja. "¿No crees?"

    "Ya te lo he dicho, no sé qué pensar."

    "Pues dime qué es lo que sabes, o crees que sabes, dime qué es lo que hace esto tan confuso. Porque desde mi punto de vista, esto es bastante sencillo."

    Él tiene razón, por supuesto. Ray lo ha sabido desde la primera vez que vio el cuerpo. Cualquier otra cosa que pudiera saber o pensar sobre el asesinato, lo que el asesino trataba de hacer --o simulaba haber hecho, era invocar a un shed.

    "Solo sé lo que Holcomb me dijo, las cosas que dijo cuando estuvimos después en el desierto. Cuando regresábamos al campamento, a Wadi Wadi. No intenté verificar sus conclusiones, Rich. No me gustaba pensar en ello más de lo necesario, y para cuando hubiera tenido la oportunidad, yo estaba ... ocupado con otras cosas."

    Todo esto es vergonzoso, vagamente desconcertante, es como hablar de la masturbación.

    Pero Becker mueve la mano con impaciencia en un gesto de invitación. Desenbucha. "Cuenta."

    Ray le sonríe, cansado, cauteloso, tratando de dar la impresión de un hombre con una comprensión firme y completa de su cordura. "¿Qué sabe de los gnósticos, Jefe Becker?"

    "¿Qué debo saber sobre ellos?"

    "En realidad, nada. Al menos nada si los fundadores y los primeros practicantes del cristianismo se hubieran salido con la suya. Fue una de las primeras grandes herejías. También es la única forma por la que sabemos algo sobre el shed."

    Becker gruñe. "Entonces será mejor que empiences desde el principio."

    Desde el principio, piensa Ray, más atrás de lo que Becker se imagina. Antes de que la tierra tuviera forma, el vacío y la oscuridad se congregaban sobre la faz del abismo. ¿Cómo empiezas a explicar tales cosas? Hay tanto en lo que no había pensado en años, tantos ángulos y fragmentos de información. Es difícil dejarlo claro, incluso para un hombre que pudiera querer hacerlo.

    "Voy a ser claro contigo en esto", dice Ray, porque si Becker está tan decidido a seguir esta ruta, debería saber que la confiabilidad y la verificación de las estructuras de datos subyacentes no son las características en este sistema de referencia. "Lo que sé, y lo que voy a decirte, es toda la hipótesis de Jack Holcomb. Holcomb era, y es, uno de los principales expertos en mitos y teología gnósticos. Incluso cuando yo lo conocí, él ya había analizado el corpus de Nag Hammadi durante años, y más tarde sobre los manuscritos descubiertos en Bar Ka'heli. Es en los códices de Bar Ka'heli donde encontró el concepto del shed. Y es una idea nueva, una que no se ha filtrado en la erudición gnóstica general porque los textos aún no se han publicado siquiera para estudios académicos generales todavía."

    "¿Pero Holcomb los ha visto?" Becker pregunta.

    "El padre de Jack es el director del archivo de Estudios del Medio Oriente del Museo Nacional. Jack tiene títulos avanzados en arqueología, antropología y lingüística. En otras palabras, tiene la clase de contactos y la formación académica adecuada para haber sido incluido en la inicial ronda de traducción y estudio. El aparato militar apoyó su investigación, ya que podría proporcionar más información sobre la psicología del escenario en Nueva Mes ... y porque logró convencerlos de que Mikhail Brezhnaya era más gnóstico que Dispensacionalista."

    Becker asiente con la cabeza. "Continúa. ¿Qué encontró que era tan interesante?"

    "Lo que encontró fue una cepa de pensamiento gnóstico sin precedentes, oculto, vinculado a impulsos religiosos y prácticas de culto más antiguas de lo que nadie había establecido o imaginado antes. La visión tradicional del movimiento gnóstico era una erupción teológica bastante orgánica. pensamiento centrado en el Medio Oriente en el primer siglo de la era común. Era el resultado lógico del judaísmo antiguo, el floreciente cristianismo, la tradición egipcia y las nuevas estructuras religiosas romanas, todas juntas, en un entorno social muy denso y reflexivo. El punto álgido para reunir todos estos ingredientes fue una nueva y sorprendente idea de un dios proyectado en la forma de un hombre, que es asesinado por hombres, y luego asciende de regreso al cielo para la remisión del pecado humano. Un dios que dijo, mi sangre os hará puros, podéis ser resucitados como yo y un día os levantaréis para encontraros conmigo.

    "Bueno, esto fue electrizante, esta noción de que podríamos ser como dioses, de que lo único que nos frenaba era la naturaleza oscura, pecaminosa y animal de nuestros propios cuerpos. Que nuestra carne es malvada, algo para desechar como un abrigo andrajoso. Y como cualquier nueva idea religiosa, creó problemas con las ideas establecidas, más notablemente, con el mito de la creación judía que los hebreos y los primeros cristianos tenían en común. Después de todo, todo buen judío y todo joven cristiano sabían que Dios había creado el mundo, había creado la humanidad del polvo de la tierra y había declarado que toda la creación era buena. ¿Cómo podía ser buena la carne si necesitábamos desecharla para ser como Dios, lo ves?

    "Mi abuela me crió para ser un buen bautista del Sur", dice Becker con impaciencia. "Por supuesto que lo veo."

    "Los primeros gnósticos jugaban con esta idea de que la carne era mala. Si el cuerpo era lo que nos impedía estar con Dios, y el cuerpo estaba hecho del polvo de la tierra, del barro, entonces debía haber algo malo con el mundo físico mismo. Toda la creación debía de estar equivocada, contaminada, debía de ser maligna. Pero si la creación es maligna, ¿cómo podría Dios haberla declarado buena? "

    "Ciertamente problemático", dice Becker.

    "La solución gnóstica fue un escape ascético del mundo y del cuerpo. Cualquier cosa que le daba placer al cuerpo era rechazada. Cualquier cosa que hacía sufrir al cuerpo o que eliminaba los lazos del individuo con la tierra y la sociedad y todas las distracciones de la vida diaria se volvieron buenas. Creían que este proceso gradual de negación purificaría el alma y haría al creyente elegible para recibir revelaciones intelectuales del Dios incognoscible. Minimice las distracciones y enfóquese en lo divino, ¿de acuerdo? Este es un elegante razonamiento, excepto que no abordaba el error fundamental percibido en el mito de la creación. Eso requirió un cambio de pensamiento mucho más radical, aunque no fue uno que el liderazgo gnóstico no estuviera dispuesto a hacer.

    "Entiende que los primeros gnósticos fueron una amalgama suelta de cristianos, paganos y judíos, todos amontonados en un trocito alucinante de la costa mediterránea. La tierra sagrada hebrea tradicional, de hecho. Los cristianos ya están enseñando para esta época que los judíos habían sido desheredados porque rechazaban la llegada del Mesías. Los paganos siempre han rechazado el judaísmo porque --bueno, francamente porque los judíos tienen una reputación histórica de ser un grano en el culo, tanto cultural como militarmente. La respuesta obvia para los gnósticos no judíos era rechazar la validez de la Torá como una fuente fiable de conocimiento. Argumentaban que el Dios de la Torá, el Dios del Génesis, el Dios de los judíos --Yahvé - no era realmente Dios, sino un ente ciego y engañado que solo se creía Dios.

    "Y llamaron a este ente Ialdabaoth."

    "El mismo Ialdabaoth responsable de la creación de este shed", interrumpe Becker, gruñendo. "Bueno, ¿y qué es eso, Ray?"

    Pero Ray despacha eso moviendo la mano. "Estoy llegando a eso. En este nuevo mito de la creación, el Dios verdadero no tiene ningún contacto con la humanidad. Reside en una gran incógnita celestial llamada el pleroma, en una perfecta y no física unidad consigo mismo. Parte de él, lo que los gnósticos llamaron Pistis Sophia, lo que los judíos llaman Shek-hinah, se separa a así mismo del pleroma y proyecta su reflejo divino de las aguas plásticas del caos --materia informe- que existe fuera del reino de Dios. La luz sobre el agua genera espontáneamente a Ialdabaoth, y después de haber sido concebido, Ialdabaoth determina que él es el único ser en el universo, el ser más elevado, Dios. Es Ialdabaoth quien crea el mundo, haciendo lo que los dioses siempre han hecho. Y como era fundamental para su naturaleza que él fuese accidental, que se separara del pleroma y la Divinidad, todo lo que fabrica también está irrevocablemente separado de Dios. Esta separación es lo que los gnósticos llaman el mal.

    "Después de un tiempo, Dios se da cuenta de lo que está pasando, que Ialdabaoth ha creado la tierra, el universo y la humanidad, y como también se da cuenta de que una parte de él es responsable de esta cadena de eventos, se dispersa en el caos y en los recipientes humanos como chispas de luz divina. Almas por las cuales podríamos comunicarnos con él, por las cuales podríamos redimir nuestra separación, nuestro mal. Él también señala a Ialdabaoth su error y su arrogancia al usurpar el papel de la divinidad."

    Becker asiente. "Lo cual, si aprendí algo al tener que leer a Milton en la universidad, no lo haría muy feliz."

    "Exactamente. Para este momento, Ialdabaoth había montado toda una jerarquía de poder. Semidioses y arcontes, contratistas de la subcreación y figuras demoníacas y, bajando por la cadena de mando, tenía seres humanos, a quienes había creado para adorarlo. Dios intentaba llevarse a sus súbditos. Ialdabaoth adoptó la misión eterna de engañar a tantas personas como pudiera, mantenernos a todos sumidos en el engaño para que no ascendiéramos a la Divinidad. Para que no reconociéramos la chispa divina dentro de nuestros recipientes de arcilla."

    "Lo cual está bien", Becker acepta con bastante facilidad. "Excepto que no me dice nada acerca de cómo terminamos con un niño muerto en la Subcubierta Ómicron. No explica nada sobre el shed."

    "Pero nos lleva directamente al umbral, porque lo que establece es una noción de dualidad inherente a todos los seres vivos. Carne y chispa, cuerpo y alma, metáforas para una separación de Dios que existe debido a nuestra encarnación. Los gnósticos nos enseñan que la dualidad es el mal, porque la Divinidad es la unidad perfecta. Cada nivel de creación debajo de la Divinidad se degrada cada vez más. Aquí es donde los descubrimientos de Holcomb entran en juego.

    "El material de Bar Ka'heli es significativo porque iluminó el punto de vista reaccionario de los gnósticos judíos de una manera que Nag Hammadi no hizo. De igual forma que los Pergaminos del Mar Muerto exponían la erudición de una secta dominante del judaísmo casi desconocida llamada los Esenios, Bar Ka'heli revelaba la teología de las sectas perseguidas de los gnósticos judíos, cuyas voces habían desaparecido en gran medida del registro histórico.

    "Jack encontró un manuscrito llamado La Séptima Revelación de Ahriman, lo cual es interesante, ya que Ahriman es un nombre árabe en lugar de judío. Nuestro muchacho Ahriman era, de hecho, un judío convertido que trajo a la mesa un vasto conocimiento de la mitología tradicional persa, mesopotámica y egipcia. Él es la respuesta judía a los Magos Cristianos que abandonan sus tradiciones paganas para adorar a la verdadera religión, dándole un sello de credibilidad. En su revelación, Ahriman afirma haber recibido una visión de un evento cosmogónico no contemplado por el mito de la creación gnóstica convencional.

    "En el interludio de Ahriman, Ialdabaoth no rechaza la Divinidad. En lugar de la rebelión, se arrepiente de sus errores y su arrogancia. Se pone al servicio de la Divinidad, y reconoce el gran mal que ha cometido al infligir la dualidad en el mundo. Y habiendo renunciado a su poder usurpado, reúne a su variedad de arcontes, semidioses y asistentes, y trata de hacer enmiendas. Trata de borrar la dualidad. Entonces crea una raza final de seres, grandes y poderosas cosas creadas a partir de la sustancia del caos mismo sin ninguna fisicalidad establecida. Conciencia pura capaz de manipular la materia sin estar formada por materia. Es un impulso prometeico; no para robarles el fuego a los dioses en este caso, sino para devolverlo. La redención de la dualidad a través del sacrificio.

    "Lo que él diseña es el shed, criaturas de asombroso poder y belleza, seres incomparables en la jerarquía de la creación mortal, perfectos --e imbuidos del entendimiento fundamental, el instinto, de que son los herederos del mundo. Para el shed, la humanidad es anatema; la humanidad ha usurpado su lugar por derecho en la creación. La humanidad es, de hecho, un aborto que se niega a dejar de respirar."

    Becker se frota la frente, procesando todo lo que Ray ha dicho. Ve a Nomar deslizarse sobre la mesa y comenzar a divertirse con los restos de su comida, seleccionando trozos de grasa con sus zarpas y mordisqueando sus bordes.

    Él dice: "Si asumimos que tanto Brezhnaya como nuestro asesino tuvieron acceso a esta información de alguna manera, es decir, si conocieran la historia mitológica del shed, ¿qué los llevaría a creer que podrían controlar tales entidades? El shed está hecho para destruirnos."

    Ray exhala ruidosamente. "Aquí es donde comienza a complicarse un poco."

    "Ah, comienza a complicarse. ¡Genial!"

    "Mira, el problema con el intento de redención de Ialdabaoth es que él no sabía que la Divinidad ya había hecho provisión para redimir a la humanidad. Dios ya nos había sembrado con la chispa divina, como legitimaba nuestra herencia del mundo físico. En otras palabras , a pesar de que la creación en sí misma está contaminada, Dios la hace legítima: así es como Ahriman justificaba la Torá. Entonces Ialdabaoth, al darse cuenta de que involuntariamente se hbía colocado una vez más en desacuerdo con la Divinidad, vuelve a sus pozos de creación y trastea con el shed un poco más. No puede convertirlos en criaturas de dualidad como los hombres, porque eso también impondría la voluntad de la Divinidad para justificarlos. Entonces, en cambio, elimina algunas de las cosas esenciales que los hacen entidades independientes Los somete a la humanidad, los limita de tal manera que retienen su inmenso poder, pero su voluntad puede ser guiada por los hombres. Pueden ser esclavizados, controlados, mantenidos en jaque. Lo que los controla es la sangre. La sangre como una especie de parámetro de entrada. El shed puede entenderse como simulacros neutrales. Animado, si. Pensante, sí. Sobrenatural, sí. Pero también es vulnerable al control externo si se observan los ritos apropiados. Se convierten en receptáculos para la instrucción, ni buenos ni malos, sino subrutinas de un programa íntimamente ligado a la creación. Brezhnaya, por ejemplo, simplemente estaba conectando los parámetros de su elección y pulsando la tecla Ejecutar. Después de eso, el programa se ejecutaría como se le había indicado sin tener en cuenta las consecuencias. No es la mejor solución para el problema del shed, pero es manejable, y es todo lo que Ialdabaoth puede hacer porque no está dispuesto o no es capaz de destruir completamente lo que ha creado."

    "Lo que no las hace menos peligrosas en absoluto", señala Becker, "si logran caer en las manos equivocadas, como las de Mikhail Brezhnaya, como hemos visto."

    Una vez más, Ray recuerda claramente la forma en que Kev Whitfield colapsó, deshuesado. El sonido húmedo y viscoso que hizo su carne contra la piedra.

    "Si."

    "¿Y tú te crees eso, Ray? ¿Crees en las cosas que te dijo Jack Holcomb?"

    Esta es una pregunta vital, una que Ray nunca ha podido responder por sí mismo, y no digamos ya convencer a otro. Es demasiado radical, fundamentalmente diferente de todo lo que le han enseñado a aceptar como verdadero. Los hombres normales relegan el shed y su mitología complementaria a archivos mentales marcados como «Espeluznante, pero irrelevante» y/o «Trivialidad Paranormal Inútil». Preferiblemente, a los archivos mentales que están bloqueados, enterrados, accesibles solo en noches impenetrablemente oscuras rodeadas por un espeso bosque de pinos cuando estos se agrupan alrededor de una fogata rugiente con una tropa de Boy Scouts demasiado grande para sus calzones.

    Todo esto, por supuesto, lo lleva a mohosas reflexiones sobre el propio Jack Holcomb. Jack Holcomb, el TTE virgen, quien no sabía nada sobre el combate real, quien hablaba profunda e inteligentemente de temas arcanos y ocultistas, quien durante dos semanas en el desierto mantenía una mano entre el cuello y el pecho como si hubiera algo colgando allí y la otra en la culata de un rifle de asalto rusoturco que él limpiaba con cuidado experto todas las mañanas para que no se obstruyera con arena. Holcomb no era un TTE normal, a pesar de lo mucho que Ray quería caracterizarlo. No tenía la sincera idiotez del cachorrillo con poco control de la vejiga. No era serio del todo, sino más bien intenso de una manera vagamente aterradora. Él estaba cuadrado, al menos teóricamente, lo más cerca posible de estar cuadrado sin haber estado en una situación de combate. No se asustaba en territorio hostil. No se aferraba a Ray como si no supiera cuidar de sí mismo. Había aceptado consejos y orientación, pero cumplía con su deber de centinela mientras Ray dormía y ofrecía destacadas sugerencias como si tuviera un mapa del terreno encajado detrás de sus globos oculares. Holcomb había sido un soldado en el campo, lo que era un gran elogio en esos días, y una gran parte de la razón por la que habían regresado vivos al campamento.

    Jack Holcomb creía. No hubiera estado loco si no creyera, al menos no loco en el sentido que Ray sabía que estaba.

    Pero, ¿qué cree Ray? Incluso ahora, incluso después de Ba'dai, es imposible saberlo.

    "Sé que el shed existe porque he visto uno", dice. "Pero lo que son realmente, no creo que incluso Jack lo supiera en aquel momento. Cuando los llamaba shed, parecía estar haciendo referencia a toda una metáfora mitológica que había ideado en y alrededor del texto de Ahriman, para lo cual la gnosis de Ahriman era una clave para el entendimiento. Piel[3] es en realidad una palabra hebrea, el equivalente del griego daimon[3]."

    "¿Demonios?" gruñe Becker poniéndose rígido.

    "No del todo. No es la forma en que los conceptualizamos ahora. Las culturas del Medio Oriente tenían una visión mucho más dinámica de lo sobrenatural que los occidentales. No habían pasado tanto tiempo luchando con el problema de la existencia del mal. Eso es casi exclusivamente un efecto secundario de la teología cristiana."

    "Ahriman no luchó con ello, excepto como reacción al antisemitismo gnóstico, porque Satanás y la demonología realmente no existían en la cultura judía o árabe. La palabra hebrea para el mal, y el entendimiento que la acompañaba, era hasatan, adversario. Dos de las historias más antiguas de la Biblia, la de Job y la historia de Balaam, presentan prominentes apariciones de seres angelicales: Balaam, quien es detenido camino a una maldición ritualizada de los hijos de Israel por un ángel. Job, que es probado por Satanás después de que el diablo y Dios han tenido una charla en el cielo acerca de lo grandioso y recto que es Job. En ambos cuentos, la palabra usada para describir al agente divino es hasatán. En la historia de Balaam, aceptamos al ángel de Dios como el bueno, un ángel, porque está evitando que se haga el mal al pueblo elegido de Dios. Pero Job es un asunto más problemático porque el hasatan es casi un compinche con Dios. No es el Gran Mal que planea el derrocamiento del cielo, sino un agente libre que deambula entre la tierra un el trono celestial llamando la atención de Dios a cosas de interés. Haciendo, en otras palabras, exactamente lo que Dios había diseñado que haciera. ¿Qué hace Dios cuando se enfrenta a la piedad de Job? Envía al hasatan para hacerle pasar un mal rato a Job. Programa al hasatan con la misión de poner a prueba a su fiel servidor. Hace un adversario donde no existía uno y no habría actuado de adversariamente si no hubiera sido instruido para hacerlo."

    "Los cristianos decidieron que esta no era una visión muy halagadora de Dios, que el trabajo de Dios no era hacer cosas malas a las personas buenas. Pensar que tal vez él podría no hacerlos sentir muy cómodos y consolados a pesar del hecho de que Dios había enviado a su propio hijo a la tierra para ser asesinado por ingratos, por lo que cambiaron el artículo de «un» a «el», hicieron de hasatan un nombre propio y les dieron a ellos y a Dios un adversario digno de escribir en mayúscula que podía arruinar las cosas. por propia voluntad y generar una multitud de desagradables nudos teológicos en el proceso. Crearon ejércitos de ángeles que no podían hacer el mal y demonios que no podían hacer el bien y lanzaron toda la historia humana como una guerra centrada en poner de su lado a tantos seres humanos como fuese posible. Que decidiríamos una guerra en el cielo que en realidad era toda por nosotros, ya que el ser humano probablemente es más instructivo sobre la naturaleza humana que sobre Dios."

    "Pero los judíos entendían que los ángeles y los demonios eran los mismos tipos de entidades que extraían una definición individualizada de la misión a la que habían sido asignados. Si Yahvé les dio parámetros útiles para los humanos, eran ángeles; si les dio parámetros hostiles, debido a que los judíos o uno de sus vecinos se estaban pasando de la raya, eran «adversarios» diseñados para volver a poner a sus objetivos en la situación correcta con Dios. No había mal sobrenatural, solo guía divina que parecía buena o mala dependiendo de tu perspectiva. En definitiva, Dios hizo lo que Dios quería hacer y o bien te creíste que lo hizo por una buena razón y te acostaste feliz de saber que el universo estaba en orden, o aceptaste la otra opción, que todo iba al azar y sin propósito, y vivías completamente al antojo de una Divinidad loca decidida a mantenerte en medio de una crisis existencial."

    "Ahriman también se basa en una larga historia de la mitología árabe, en dinn, que comparten este diseño neutral de simulacros en su concepción original. Seres sobrenaturales con inmenso poder que ayudan a muchachos como Aladino a obtener su lugar legítimo en el mundo a través del servicio de los deseos, pero para cada Aladino hay una historia de advertencia de algún yabbo que intenta usar un genio para el mal y queda atrapado en una red semántica de lenguaje de deseos que finalmente se convierte en su ruina porque, como un programa de computadora, los genios tienen esta tendencia molesta a ser literales en su ejecución. La justicia llega a los hombres que son buenos; el juicio llega a los hombres que son malvados. El djinn se comporta de acuerdo con los tipos de órdenes, las entradas individuales."

    "El gran golpe para las deidades del Medio Oriente en aquellos días es que eran muy caprichosas. No eran fiables, deambulaban causando problemas y se metían en líos y tenían guerras intestinas que no generaban una resolución real pero siempre conducían al sufrimiento humano de una forma u otra. Ahriman y sus contemporáneos no lo veían así. No tenían un marco filosófico que señalara todo en términos de bien y mal. Lo que tenían eran simulacros neutrales que deambulaban por ahí haciendo cosas divinamente inspiradas. No se intentaba detener el mal tanto como se evitaba atraer la atención de un dios o dioses que podrían decidir que necesitabas un poco de trabajo adversario por burlarte de su tarea de dirigir las cosas. Si eras tan desafortunado como para ganarte su interés sobrenatural, lo único que debías tener en cuenta, ante todo, es que estabas tratando con un emisario de tu Dios. No un mal tipo, no algún aspirante al mal determinado a arruinar los planes de Dios y destruir el universo, sino con Dios mismo --o misma, dependiendo de tu orientación cultural- que pone a prueba tu piedad."

    "Esta es la idea central: que ángeles, demonios y djinn pueden traer ayuda o daño dependiendo de cómo los uses. Siempre, siempre, siempre, se debes tener extremo cuidado al tratar con ellos. Hombres sabios como Salomón pueden controlar a los demonios, incluso a Beelzebul, Rey de los Demonios, porque comprende este peligro inherente. Con el tiempo, todas estas experiencias con lo sobrenatural se transformaron. Los ángeles se vuelven buenos, los demonios se vuelven malos. Desarrollamos métodos de oración, rituales para delinear los límites de nuestra interacción con seres sobrenaturales, magias y palabras de poder para contenerlos y controlarlos. Todos estos seres se vuelven templados y desinfectados por el tiempo y la incredulidad, homogeneizados en algo seguro, algo con lo que puede tratarse de modo distinto al simple terror ciego.

    "Pero al principio, antes de proteger a los niños de lo sobrenatural, solo estaba el shed. Holcomb estaba seguro de que el shed era el prototipo del que derivaban todas estas otras ideas. Beelzebul es un shed; el Arcángel Miguel es un shed; el Devorador es otro. El shed no es ni ángel ni demonio ni djinn, es los tres a la vez. Es materia oscura y algoritmos universales irreductibles; es el pulso del Ser, material fundamental de creación: un diagrama de la estructura de la mente de Dios."

    Becker se muerde el labio durante varios segundos en silencio, y luego dice: "Ray, quien haya matado a ese niño no lo hizo para poner a prueba nuestra piedad. Esto no se trata de alguien interesado en comprender la mente de Dios."

    Ray se da cuenta de que había comenzado a encorvar los hombros, y nota una línea de dolores en la mitad de la espalda como si sus músculos se le hubieran apretado contra los huesos. Cierra los ojos, inhala profundamente y los abre de nuevo.

    El shed, lo que Ray cree que era el shed, como quiera que elijas llamarlo, se suponía que debía estar en Nueva Mes. No en la Paráclito. Eso no debería formar parte de esta investigación, ni estar vinculado al cadáver del niño, excepto como fondo destacado.

    "No sé por qué", dice Ray lentamente.

    Becker solo asiente. "Yo tampoco lo sé, pero sí sé que mi abuela bautista, buena temerosa de Dios que ojeaba la Biblia, no se habría preocupado demasiado por el shed y los genios y por lo que el viejo Salomón estaba haciendo con alguien aparte de sus concubinas idólatras. Y ciertamente no le habría importado la exégesis de un judío árabe que intentaba reescribir el libro de Génesis. Lo que habría llamado su atención sería la idea de que las personas malas están utilizando métodos nefastos para cometer el segundo pecado más antiguo de la historia de la humanidad, que es el asesinato del tipo Caín y Abel, y velar por que se lleve justicia a los perpetradores. Lo que sé es que el asesinato nunca ocurre sin ninguna razón. Ya sea que se haga con un cuchillo en un callejón o una pistola en el césped de la Casa Blanca o algún agente libre sobrenatural en el interior de Persia, siempre hay alguien detrás de él con un rencor, o un odio o una cuenta que resolver. Alguien empuña el arma, y ​​siempre tienen un porqué. El asesinato siempre se reduce a ese porqué."

    "Así que, dime, Ray, ¿por qué fue asesinado ese chico? ¿Por qué ahora? ¿Por qué aquí? ¿Por qué precisamente de esa manera, cuando no significaría nada para nadie que no supiera lo que tú sabes?"

    Todo lo que el Jefe hace es afirmar lo obvio, exactamente lo que Ray ha estado intentando ignorar.

    "Intentan enviarme un mensaje", dice Ray.

    "¿Pero por qué harían eso?"

    "Porque quieren que sepa que saben lo que pasó, que saben lo del shed."

    "Lo que implica que saben mucho más sobre ti que tú sobre ellos. La víctima aquí es solo periféricamente ese chico en el contenedor. La víctima deseada, el objetivo, eres tú."

    "Seguro."

    "¿Quién más sabe lo que te pasó en Ba'dai, Ray?"

    No es algo en lo que tenga que pensar. No hay supervivientes para contar con los dedos. "Nadie, excepto Jack Holcomb, que tiene sus razones para no decirle nada a nadie. Todas las demás personas que supieron o han sido informadas sobre Ba'dai están muertas."

    Este ha sido un revés obvio para Becker. Sus rasgos se contraen pensativamente. "¿Estás seguro?"

    "Vi morir a todo mi pelotón. De los Dispensacionalistas de Brezhnaya, cualquiera que pudiera tener conocimiento indirecto, debería haber sido arrestado y eliminado hace años."

    "¿Qué pasa con los colegas? ¿Otras personas como yo a quienes les habías contado la historia cuando estabas demasiado borracho para mantener la boca cerrada?"

    Ray se ríe sombríamente. "Muertos."

    "¿Estás seguro?"

    "La UIC no comete errores cuando se trata de certificar la pérdida de activos de campo. Cuando la agencia dice que está muerto, no se regresa."

    "Eso es un problema interesante, entonces". Becker dice esto de la manera en que uno de los generales del rey persa Darío se enfrenta a una horda de escitas, con puntas adornadas con oro y flechas envenenadas que brillan bajo el sol, corriendo a caballo desde las estepas. "Alguien intenta enviarte un mensaje, amigo mío. Y sospecho que seguirán intentando enviarlo hasta que lo recibas o hasta que le atrapemos."

    Ray dice: "Pues vale."

    Es el tipo de ruido sintáctico sin sentido destinado a indicar que se han estrellado contra una pared de ladrillos. Becker lo mira como si esperara que brotaran respuestas de la frente de Ray tan completamente formadas y asombrosamente voluptuosas como una diosa griega. Pero a Ray no le queda nada para darle.

    "Tengo que llevar a Nomar de vuelta al taller y comenzar a realizar pruebas en las muestras de tejido tomadas de la víctima antes de que el dron atiborre sus compartimentos de almacenamiento con los restos de tu cena. Tal vez aprenderé algo que nos hará avanzar por una buena pista."

    Becker ve esto por lo que es, una excusa para escapar. "¿Qué quieres que haga con los dos Marines?"

    "¿Los has autorizado para reasignación?"

    "Temporalmente. Hasta que lleguemos a Nueva Holyoke."

    Algunas buenas noticias, al menos. Se sentirá mucho más competente para lidiar con estas situaciones con Marines para respaldarlo. "Envíalos a mi camarote mañana por la tarde. Ya debería tener algo que hacer para ellos entonces. No, borra eso. Si les dejo encontrarme, tardarán días en engancharse". Él sabe mucho sobre Marines por haber sido uno. "Los recogeré cuando yo esté listo. Mientras tanto, lo que puedes hacer es ver cómo me asignan a una nueva litera, algo con más espacio y más cerca del Nivel Jardín. De hecho, que sea en el Nivel Jardín."

    "¿Qué? ¿Quieres que pague solo una de las tarifas en la explanada?"

    "Si eso es lo que se necesita. También pediré una lista de equipos y elementos esenciales de computación para mañana por la mañana, a más tardar. Necesitaré que entreguen esas cosas lo antes posible."

    Becker comienza a protestar, luego se despide. "Veré lo que puedo hacer."

    Ray ya ha salido de la cabina. Le pide a Nomar que lo siga con un par de palmadas rápidas en su muslo. "Te avisaré si encuentro algo. Lo primero que vea."

    "Eso está bien, siempre y cuando recuerdes actuar sobre ello cuando llegue el momento."

    El Jefe está sonriendo, pero Ray se planta frente a él, serio. "No sé qué está pasando, Rich. No sé por qué esta cosa está saliendo de mi pasado y qué tiene que ver conmigo, pero voy a atrapar a esta escoria. Te lo prometo, y él me explicará cara a cara lo que quería que yo supiera que era tan importante para valer la vida de Micah Uytedehaage".

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    NdT [1]: «geas» (del folclore irlandés) es una obligación o prohibición impuesta mágicamente sobre una persona.

    NdT [2]: «Djinn e Ifrit» (de la mitoloía árabe) el djinn es un espíritu de menor rango que un ángel capaz de aparecer en forma humana o animal y de poseer humanos.

    NdT [3]: «daimon» (del folclore griego) una divinidad o entidad de naturaleza sobrenatural entre dioses y el hombres. También un espíritu interior o asistente o fuerza inspiradora.

Capítulo 5

    Así que ahora él está deshilvanadamente ocupado, que es lo equivalente de un ángel caído, paracaidismo desde la Gracia en lo que respecta a Ray. Cuando fue reclutado en la UIC, era un fatigado veterano de combate y de ojos abiertos. Pisoteaba sus días como si tuviera cuellos rusoturcos bajo los pies. Los buenos tiempos no eran técnicamente buenos a menos que le estuviera dispararando a alguien o emborrachándose atrozmente y dando una ristra de puñetazos a cualquiera que apariciera en su lado de la zona desmilitarizada. Su informe promedio postcombate le costaba al Cuerpo de Marines veinticuatro lápices, dos máquinas de escribir y un monitor de terminal, solo porque él requería violencia para pensar con claridad.

    Los fantasmas de la UIC aparecieron en Wadi Wadi como malas imitaciones de los Marines (es decir, tenían la ropa; tenían el equipo; tenían el filo afilado asesino y justo, pero cuando los mirabas, había un vacío en su ojos, un desconcertante desapego que sugería que su justo filo podría haberse ganado en tareas menos sabrosas que destripar fuerzas oponentes en ejercicios militares legítimos). Era obvio por una lectura incluso casual que ellos no eran tipos agradables. Eran la clase de paisanos que sospechas que solo son amables contigo porque quieren algo que tienes, pero que quitártelo les parece demasiado esfuerzo, a pesar de que tolerar tus gimoteos y llantos después es el límite máximo de tu capacidad de resistencia pueril contra ellos y lo que sea que quieran hacerte. Eran muy astutos, muy rudos. Very guays y amenazante.

    Había dos de ellos, Minos y Thrash, hechos para parecer elegantes Sargentos Táctcos y le abordaron en el PX donde él estaba recogiendo algunas cuchillas de afeitar y escaneando el estante de revistas en busca de las chicas del mes. Probaron con todo el impresionante discurso de «tenemos para usted una propuesta de su gobierno», que él rechazó con el argumento de que ya había sido propuesto por su gobierno, y habiendo sido fastidiado más de su puñado correspondiente de veces, estaba considerando entretener otras ofertas en este momento. Mala paga, malas condiciones de trabajo, pésimo paisaje y tenía que pagar por sus propias tareas administrativas, muchísimas gracias. Luego ambos pasaron al plan b de «la vida de la emoción y aventura» , lo cual no sonaba muy diferentes a los vídeos de reclutamiento con los que los sargentos regordetes desfilaban por el instituto de Ray en Indiana justo antes de graduarse. (¡Elige tu servicio antes de que el servicio te elija a ti!) Ray prefería el backgammon y le acababa de tocar el origami, y así se lo dijo a ambos. Cuando los tres se metieron en el estrecho pasillo de la caja para ver a Ray pagar sus compras, él sospechó que finalmente se estaban preparando para las técnicas de venta dura. Más que sospechaba que estaban a punto de divulgar que eran, de hecho, oficiales de rango distinguido disfrazados de suboficiales con el único propósito de reírse de él y/o probar su nivel de dedicación a los Marines y/o en realidad estaban así de cerca de mandarle a un nuevo destino devastador y atractivo, le gustara o no.

    Todos los documentos necesarios, parecían sugerir, ya habían sido firmados, copiados y archivados en su ausencia.

    Ray no estaba de humor para recibir órdenes de fantasmas, oficiales o no, y no le gustó el hecho de que lo hubieran seguido por toda la tienda PX, así que antes de que pudieran decirle algo que lo hiciera comprometer el Uniforme Código de Justicia Militar (como el hecho de que son, de hecho, oficiales y se le exige que escuche respetuosamente y luego obedezca sus órdenes), soltó su paquete nuevo de cuchillas de afeitar y su revista de tetas y procedió a pisotearles los culos desde el pasillo de los Caramelos hasta el de Productos de Higiene Personal. Habiendo evitado con éxito sus intentos de reclutamiento, Ray recogió sus objetos personales y regresó al cuartel temporal ...

    ... donde lo alcanzaron, y presionaron un autoinyector frío y desagradable contra su brazo y le dispararon con el chisme lleno de una toxina nerviosa temporal que lo dejó mareado y paralizado. Luego se plantaron junto a su cama a la luz de la luna, con sus rostros llenos de hematomas y arañazos y ronchas hinchadas, y dijeron algo como: «si eres un tipo activo; te gusta la vida dura y, lo nás importante, te gusta patear a la gente y evitar que los malos hagan la cladse de cosas que les gusta hacer a los malos.Te ofrecemos la oportunidad de hacer una mierda emocionante e interesante como esa todos los días durante el resto de tu vida, ¿de acuerdo?» Le dieron algunos ejemplos de su disfrute pasado en esa clase de actividad, lo suficiente como para demostrar que hablaban con fluidez el idioma de su archivo personal. Dijeron que la paga era excelente, que las condiciones de trabajo eran de primera categoría, que los beneficios eran notablemente mejores que cualquier otra cosa que ofrecieran los demás y que, a pesar de que aún tendría que pagar por sus propios trabajos principales, al menos podía pagarlos cómodamente.

    A Ray no le impresionaron en absoluto sus argumentos e incentivos, sino su habilidad para colarse en un cuartel de suboficiales totalmente ocupado en medio de un campamento armado y deshabilitar a un Marine de combate cuadrado antes de que hubiera tenido una oportunidad adecuada de despertarse a sí mismo. Como un hombre que se ganaba la vida matando creativa y hábilmente a otros hombres, aquella era una moneda del tipo más fascinante.

    En el momento en que dijeron «y nunca es aburrido», como si eso fuese el gran atractivo apremiante (en lugar de lo que era, por decirlo así, una indicación de que alguien debería considerar despedir a su psicólogo de reclutamiento por incompetencia), Ray estaba diciendo algo desgarbadoramente emotivo, algo como «ya me teníais con el hola».

    Pero aquí está, a pocos años de retirarse, deambulando por el taller, rodeado de terminales y equipos informáticos y componentes de drones variados e incorpóreos, mirando a todo el mundo como si fuera una especie de experto tecnológico, como si fuera el tipo de persona que podría codificar un complejo secuenciador de ADN y un compilador para comparar bases de datos enredado a través de una interfaz de intérprete de flujo de bits desarrollada entre el metalenguaje interno SQUAL de los drones y el entorno de computación médica de detección virtual DLQ + de la Paráclito. Es bueno que él y Nomar tengan el taller para ellos solos, de lo contrario probablemente tendría que mutilar a alguien solo por principio general. Nomar ha entrado en modo molesto por tener un conector de salida de datos embestido en su puerto anal por segunda vez en la misma cantidad de días, y se ha retirado debajo de un escritorio donde tiene algo sólido contra su espalda y puede, si Ray vuelve a sacar el conector, use sus garras contra una variedad de tejidos blandos en un esfuerzo por transmitir su disgusto. El hecho de que él no sea una rata real y que no deba molestarle los procedimientos estándar de transferencia de datos no parece haber ocurrido a su matriz de procesamiento, lo que Ray considera que es un tema de interés marginal en términos de programación.

    Ray está sentado en su estación de trabajo mirando el análisis de datos sin sentido que fluye a través de su monitor mientras busca coincidencias en las bases de datos médicas y criminales almacenadas en el núcleo de datos de la nave. Ya ha refinado los parámetros de búsqueda una docena de veces con resultados no satisfactorios después de haber filtrado el perfil de ADN registrado del niño (lógica de argumento de parámetro / técnica de respuesta donde satisfactorio = cero registros devueltos. Alternativamente: zilch, zip, nada, el temido conjunto vacío, sin datos, etc. Ver referencias alternativas en: Pérdida de Tiempo, Privación de Sueño sin Propósito Comprobable y Tareas no Especificadas en la Descripción del Trabajo).

    La cascada de dígitos en proceso es vagamente hipnótica, y Ray sigue volviendo a los recuerdos de Jack Holcomb, que es algo que definitivamente no quiere hacer. Porque no puede evitar pensar en la forma en que Holcomb siempre mantenía una mano sobre su pecho, justo donde colgaban sus placas de identificación. Solo que no era por las placas lo que estaba tocando, sino por el meticuloso anillo de piedra que llevaba en una cadena, el que había elaborado a partir de descripciones y sugerencias en manuscritos antiguos para que fuera igual que los del vetusto Rey Salomón de fama bíblica había usado en la leyenda para subyugar demonios, djinn y esclavos con el fin de laborar en varios proyectos que culminaron en la construcción del Templo Sagrado.

    Exactamente como unos, Holcomb le revela a Ray bajo una noche estrellada de Nueva Mes y con una voz temblorosa y sin aliento, exactamente análogos a los que ha fusionado quirúrgicamente a los huesos de su cráneo, injertados alrededor de su fémur y tibia e implantados en su pelvis. Él se ríe, sombrío de conocimiento, y dice una y otra vez: el shed está equivocado al respecto, amigo mío. Yo no resbalaré. No cometeré un error ni bajaré la guardia. Jodidamente imposible. Él no sabe de medicina moderna, ¿verdad? No ha seguido el tiempo, con la tecnología. No hay forma de hacerme tropezar, robar mi talismán y convertirme en un intruso Solomon con un shamir en mi bastón de poder. ¡Trae tu shiddah veshiddot! ¿Creías que Salomón era un gilipollas? No sabes ni una cosa sobre mí, pero yo lo sé todo sobre ti.

    ¿Cuál era la diferencia entre paranoia y locura? Eso podría ser algo que tendría que investigar.

    Eres un buen soldado, Marlowe. Sabes todo lo que hay que saber sobre la moneda del mundo físico: la violencia. No te culpo. Te hemos entrenado para ser una despiadada máquina de matar, y has aprendido las lecciones como un prodigio, simple y llanamente. Pero debes meterte esto en la cabeza, amigo. No solo estás operando en una arena física. Ya no. Si ves el shed, lees los libros que he leído y ves las fuerzas que yo he visto, fuerzas más allá del conocimiento del hombre de mente simple, y tienes una de dos opciones: o bien ignoras lo que crees que es la verdad y esperas a que te destruya, o te sumerges, aprendes, adquieres la moneda del mundo sobrenatural: el conocimiento. Una vez que das ese paso, una vez que aceptas lo que has visto como verdad en lugar de ilusión o engaño o brote psicótico, Marlowe, entonces el mundo se convierte en un lugar totalmente diferente. El horizonte adquiere una profundidad que nunca imaginaste. El universo es un lugar mucho más vasto y asombrosamente más matizado de lo que hasta ahora te has imaginado. Una vez que sabes, no puedes volver a un lugar donde no sabes, solo avanzar, solo estar mejor advertido y mejor armado. Verás. Un día te dirás a ti mismo, «Jack Holcomb con sus anillos de piedra inscritos en sánscrito y árabe y olvidado hitita, Jack Holcomb sabía de lo que estaba hablando, ¿no? Él sabía de sus mierdas, sí, señor, tenía conocimiento. El jodido Magus Profundus». Entonces me llamarás y me preguntarás qué hacer para salvarte. No hay vergüenza en eso, Marlowe. Cuando el estudiante está listo, el maestro aparece.

    Evita asiduamente pensar en Ba'dai nuevamente. Él casi ha purgado ese impulso para otros cinco o siete años derramando sus agallas a Becker. Pero esto no le impide volver al shed con una frecuencia preocupante. Como él lo ve, se le exige lógicamente que descarte el argumento de que el asesinato del niño de esa forma no fue una coincidencia. Excavar los órganos de un niño no es una técnica homicida estándar. Lo han hecho, ciertamente, personas con intereses que no se cruzan con los antiguos ritos ocultos del Medio Oriente. Pero Ray tiene dificultades para creer que este tipo de asesino en serie infantil terminaría atrapado al azar en una nave espacial con una de las pocas personas en el mundo que podría verse tentada a confundir su psicosis por un ritual.

    El mismo razonamiento se aplica a los acólitos invocadores que carecían de la paciencia para esperar hasta llegar al menos vigilado entorno fronterizo de Nueva Holyoke.

    Como Becker había dicho, alguien estaba tratando de enviarle un mensaje. Alguien en posición de saber lo que él había visto.

    Alguien que también sabía sobre el shed.

    Bien hallado, hermano. Creo que nos veremos de nuevo.

    Pero es una buena idea parar allí, no seguir ese hilo hasta su conclusión. Mejor no demorarse en otras cosas, rumores, susurros desde Wadi Wadi que lo alcanzaban solo como desecados cadáveres de la verdad, desinfectados de su vitalidad porque los ha recibido a una docena de grados de separación.

    El Sargento Primero tal y tal de la Compañía F informa que una patrulla nocturna no ha regresado según lo programado, dice que envió un equipo de reconocimiento para localizarlos después de varias horas. El equipo de reconocimiento recorre la cuadrícula y descubre un conjunto de cadáveres escondidos en un arroyo creado por el viento. Cadáveres con un aspecto claramente masticado.

    Rumores sin fundamento de que los pilotos habían tropezado con complejos de tiendas abandonadas que se parecían muchísimo a aquellas del beduino Sheik Leal a la Causa Aliada, sus rebaños deambulaban descuidadamente, sin vigilancia.

    Las posiciones de escucha avanzada se quedaron en silencio, las tropas desertaron --todo por la noche.

    Cuentos filtrados de las fuerzas kurdas aliadas que deponen sus armas y se desvanecen en el remoto desierto montañoso, dejando mensajes crípticos sobre que solo lucharían contra lo que podría ser asesinado. El COCOME envía a los investigadores a estudiar la posibilidad de que una rama ultra secreta recién formada de las fuerzas especiales rusoturcas causen estragos en el apoyo local.

    Nueva Mes se convirtió en un lugar muy espeluznante en los meses previos al envío de Ray a la UIC, y en las noches sin luna en el campo, en las horas extrañas cuando se suponía que estaba preparando emboscadas para los convoyes rusoturcos del día siguiente, Ray pensaba en Jack Holcomb y se preguntaba qué pensaba él de todos los extraños rumores. ¿Estaba corriendo por Washington tratando de convencer a los senadores y miembros del gabinete para que tuvieran cuidado con el shed? ¿Anhelaba él a veces noches sin luna, cuando no existía la posibilidad de ver sombras extrañas ante el cielo plateado?

    Olvídalo, Ray se dice a sí mismo. Es un juego mental, uno que pensaba que había dejado atrás.

    ¿O había escapado de este? ¿Se había abrazado a la UIC porque prometía llevarlo a una interminable serie de cruceros espaciales, para expulsarlo hacia la profundidad del espacio tan lejos de Nueva Mes como hábitat humana?

    ¿Creó Ialdabaoth todo el universo, o solo la tierra? Ese era un punto que Holcomb nunca había dejado suficientemente claro.

    De modo que Ray deja de pensar en Nueva Mes, en sheds y en metafísica. Él sabe cómo hacerlo, excepto que lo que le han dejado --el niño muerto- es de alguna manera peor.

    Él lleva en esto durante casi tres horas, y a pesar de todos los eventos en los que se ha metido hoy, todavía es temprano. Justo después de la medianoche, Greenwich según el cronómetro de la nave. Lleva despierto desde muy temprano, y es consciente de que debería empezar a cansarse en cualquier momento, probablemente debería planear caerse con su fatiga y considerarse afortunado si no se cae tan fuerte que se rompe la cara. Pero en la tranquilidad del taller, cuando su mente no está activamente comprometida, ha desarrollado una inquietante tendencia a ponerse nervioso. Tiene que concentrarse en el teclado para evitar que sus dedos hagan ruido con incoherentes cadenas de letras y dígitos.

    Es algo por lo que ha pasado antes, demasiadas veces para llevar la cuenta, de hecho. Un caso leve de Trastorno de Estrés Postraumático, de naturaleza aguda. Los buenos Marines miden su nivel de efectividad de combate por recuento de episodios de TEPT más que por medallas, menciones y promociones de campo.

    El pequeño Micah Uytedehaage no es una fatalidad de combate, pero se registra de la misma manera en la mente de Ray. Entra y sale del cerebro anterior de Ray con la puñalada de un vídeo musical y el corte de la intensidad fotográfica. Su cadáver eviscerado. Sus ojos vidriosos y fijos. Sus desgarbadas extremidades moradas. Ray tiene el dulce olor del cadáver del niño en sus fosas nasales, un compañero sensorial constante, aunque sabe que lo está imaginando. El subconsciente se apega al horror como si fuera una costra. Cualquier psicólogo militar decente le diría que esto es bueno; es un indicador de que sus mecanismos de defensa están funcionando y canturreando febrilmente la tarea de olvidar el evento.

    Ray ha tenido que correr hasta el inodoro tres veces en las últimas dos horas para vomitar. Supone que esto también es un mecanismo de defensa.

    No siente que lo está afrontando. Siente que está siendo devorado vivo.

    La respuesta tradicional de los Marines al estrés en esta escala de magnitud es reunir a algunos amigos igualmente estresados, encontrar una barra frecuentada por militares y pasar varias horas emborrachándose asombrosamente. La terapia adicional viene en la forma de localizar a otros militares vinculados a una rama diferente del servicio (por ejemplo, muchachos de la Fuerza Aérea) que parezcan no haber encontrado un nivel de estrés de combate inducido de daño psicológico y patearles hasta que puedan comenzar a empatizar .

    Ray sospecha que el comandante Sorensen no apreciaría que él tomara esta táctica de autorrealización, por lo que se obliga a descomponer el impulso de patear traseros a sus elementos básicos en un intento de encontrar un sustituto adecuado. Se le ocurre que azotar nalgas de la USAF puede ser más un artefacto del bebercio que de afrontamiento, lo que lo lleva a creer que el mismo bebercio también podría ser incidental en el proceso de curación. Lo que queda cuando termina de filtrar innecesarios patrones de comportamiento y la tradición general de los Marines es el desnudo concepto de identificación. Comprensión mutua sin palabras.

    Necesita estar cerca de alguien que pueda compartir su dolor.

    Esta es, por supuesto, una revelación psicológica lo suficientemente profunda como para justificar hacer una llamada social a Emma Whiston en horas extrañas.

* * *

    Incluso con un sentido subdesarrollado de propiedad (cultivado por años de andar con machos de testosterona aumentada, y seguido por unos años más de astucia y evitación de la huella de la red al nivel de un fino arte), Ray comprende que sería mala idea hackear el manifiesto de pasajeros de la nave para obtener la no proferida dirección de la suite Whiston. Las personas civilizadas considerarían tal comportamiento como imperdonablemente grosero o amenazante.

    Y hay otras formas socialmente más razonables de reunir esa información.

    Una de las características de los terminales de sistema en el Nivel Jardín es qye la base de datos pública de los planos de las naves se pueden buscar por cubierta y nombre de pasajero. Si se instruye adecuadamente, producirá un mapa impreso donde se indica con una X y una ruta recomendada de viaje al destino especificado con línea de puntos roja. Integrado en este ingenioso programita hay una cortés parte de código que hace sonar la red privada en la habitación de la persona a la que acabas de buscar para alertarlos de la posibilidad de visitantes en su futuro inmediato (y darles la oportunidad de alertar a seguridad de que tal y tal con esta identificación de nave, a quien encuentro personalmente ofensivo, está de camino a mis habitaciones y me gustaría que lo interceptaran antes de que llegara). Este código lleva el nombre de Timbre A Distancia y es uno de esos inofensivos fragmentos de programación que le tomó a su creador unos diez minutos desde la idea hasta la depuración, y que recompensó su ingenio con algo del orden de diez mil millones de dólares en los seis meses posteriores al lanzamiento del producto.

    Desde entonces se ha convertido en el estándar mínimo de modales decentes en las naves espaciales en todo el espacio humano.

    Cuando Ray llega al Nivel Jardín para tocar a su timbre obligatorio, se ha quitado el inexistente olor a cadáver, se ha vestido en caqui libre de cadáver y pasado varios agonizantes minutos frente al espejo probando expresiones faciales que transmitían la aproximación de calidez y preocupación humana, teñidas con una especie de consternación: «Oh, Dios mío, que acabo de escuchar». (Algo desconcertante, esta parece casi como la suya propia, una cara que dice «Te doy tres dólares estadounidenses si tienes sexo sucio», solo que con menos cejas y un toque más de mirada tierna. Alterna entre las dos varias veces hasta que está seguro de que la expresión compasiva mantendrá su forma con la rigidez del cemento.) El mapa generado por el terminal del quiosco lleva el título ASÍ ES COMO LLEGAR HASTA EMMA en la parte superior, letras verdes perversamente gruesas. El hecho de que tiene seis páginas de largo, implica tres ascensores separados, cuatro escaleras y cruces, casi la distancia lateral completa de la nave habría sido intimidante para cualquiera que no fuese miembro de la tripulación, y Ray sospecha que esto podría ser intencional. Es un letrero de «Visitantes NO Bienvenidos» colgado por personas con la suficiente celebridad para ser casualmente dignas de admiración o lo suficientemente notorias como para querer que las dejen en paz.

    Las suites Whiston están escondidas seis cubiertas debajo del Nivel Jardín en una protuberancia bulbosa, injertada en la superestructura original por ingenieros de diseño especializados en estética. Es un compuesto de doce amplias habitaciones con cuatro entradas públicas, dos salidas privadas con propio ascensor personal y un corredor de entrada que termina en la escotilla de una cápsula exclusiva de botes de emergencia. La ilusión fallida de que la Paráclito es algo más que una nave militar convertida en transporte de pasajeros no existe aquí, en el espacio oficialmente designadocomo Cubierta Iota-D, donde es muy probable que la D represente decadencia. Iota-D es un lugar de colores vibrantes y elegancia discreta, de paneles de madera raros y paredes empapeladas con tonos tierra texturizados, de alfombra carmesí, flores frescas y candelabros de gotas de rocío. En resumen, es todo lo que la Sala de Oficiales intenta ser, excepto la ausencia de un trillón de dólares para quemar.

    Y ese es solo el pasillo de espera.

    Ray sale del ascensor sintiéndose un poco sin aliento. Examina su reloj por décima vez en los últimos minutos, pero hasta este momento no se ha molestado en considerar que realmente es casi la una de la mañana. Que tal vez lo que sea que lo ha traído aquí podría esperar hasta la mañana, o la próxima semana o el día que cae justo después de "nunca" en el calendario. Pero este es un tipo de enloquecimiento normal para él, por lo que se lanza hacia adelante, apenas comienza a sudar y levanta las rodillas con cada paso para que el pantano de la alfombra no establezca un bloqueo de succión en sus botas y lo deje paralizado y al descubierto.

    Luego está el problema gordiano de a qué puerta llamar. El mapa le indica solo hasta la entrada principal, que parece dramáticamente demasiado pública tras una inspección real. Es una masa de cromo y dispositivos tecnológicos, con un sistema de entrada de teclado con bloqueo seguro. Hay una pantalla plana de alta resolución incrustada en la pared a la izquierda. Por el momento, está proyectando una imagen de vídeo del sistema de mensajería en modo kako-daimon, lo que significa que la puerta está cerrada y el software de mensajería enrutado a un dispositivo de grabación. No hay nadie en casa, o quien esté dentro no está interesado en hablar con nadie al otro lado de la seguridad.

    Ray no lo encuentra sorprendente dadas las circunstancias, ni se imaginó que, dado el encuentro con el Sr. Whiston de la casa esta mañana, iba a tener mucha suerte de llegar a Emma por la puerta principal en primer lugar. Pero con otras tres puertas para elegir, llamar a la puerta equivocada sería un error táctico.

    Así, el Timbre A Distancia. Y el timbre de seguimiento que el ascensor habría transmitido al sistema de seguridad cuando al detenerse en Iota-D.

    Pero el resto depende de que Emma esté presente y preste atención y sea lo suficientemente astuta como para notar que debería estar esperando en la puerta en medio de la noche (cronológica) para encontrarse con un hombre que técnicamente aún se encuentra en algún lugar del rango de conocimiento turbio entre cordial y completo desconocido. Es un complejo conjunto de variables, ninguna de las cuales refleja positivamente sus habilidades de previsión y planificación de misiones. Por supuesto, la mayoría de sus habilidades tradicionales de planificación de la misión habrían dictado patear todas las puertas que encontrara cerradas, gritando, apuntando con un arma y eventualmente usando la bayoneta sobre cualquiera que no fuera Emma para que no pudieran dar una alarma general.

    Así que este modo probablemente es el mejor.

    Aunque se reserva el derecho de gritar y ensartar como un Plan B viable.

    Pero al final, no importa. Antes de que pueda buscar armas improvisadas en sus bolsillos , llega un silbido hidráulico por el pasillo a su izquierda. Un presumido avatar de kako-daimon comienza a expresar su disgusto con una vocecilla ofendida por haber roto el sello, pero se interrumpe a mitad de la reprimenda. Desde la puerta más alejada, lo que habría sido la puerta de la habitación de la esquina si Iota-D no hubiera sido vagamente circular en su construcción, Emma se asoma, su cara redonda y sus grandes ojos emergen del plano de la pared como si fuese incorpórea. Le sigue un brazo pálido que lo llama sin decir palabras. Ray sale zumbando hacia ella en un afeminado trote.

    Él tiene las manos vacías. Debería haber traído flores o algo. Hubiera sido bastante fácil, ya que él tiene contactos en la sección de hidropónicos. Podría haber arreglado algo si hubiera estado pensando con claridad, cosa que parece no estar haciendo ahora. Aunque también podría ser solo una falta de práctica en este tipo de cosas. La última vez que le trajo flores a una mujer, él tenía ocho años y llevaba un paquete de discriminatorias flores silvestres seleccionadas para su madre en el hospital justo después de descargar a Robert Junior (también conocido como "bobin", "bobo", "Peque B", "Roberta Jean", "capullo yate b", según el hablante y las circunstancias).

    Y él piensa: ¿Es esto una cita? ¿Eso es lo que es? Nunca ha estado en una cita, por lo que no puede saberlo con certeza, pero la posibilidad es emocionante y alarmante a la vez.

    ¿Qué estoy haciendo?

    Un momento después está adentro. La puerta se ha cerrado tras él. El muy maltratado kako-daimon anuncia en tono herido que la integridad del portal ha sido restaurada y agrega una notación puramente maliciosa de que la violación de seguridad ha sido documentada en el registro del sistema. Hay un sutil chasquido de lengua en su voz, lo que lleva a Ray a creer que los desarrolladores de software dedican demasiado tiempo a generar máscaras pseudohumanas para sus avatares cuando deberían haberse centrado en el hecho de que un hácker experto en hardware podría acceder al núcleo de seguridad en poco menos de treinta segundos.

    En este punto, decide que sería una buena idea detener el derviche que gira a través de su red neuronal antes de que se maree. Respira hondo, intenta concentrarse.

    Es un payaso tan vertiginoso.

    Pero aquí está Emma, ​​pequeña y pálida, luminosa en pantalones capri de seda azul y una corta bata oriental envuelta a su alrededor. Ella se abraza con los brazos frente al pecho, retrocede para crear cierta distancia entre ellos. Sus labios se juntan en un puchero pensativo y sus ojos se dirigen hacia él, luego se alejan, considerando la puerta. Parece estar esforzándose, como si filtrara el éter en busca de voces que Ray no puede oír.

    Finalmente, ella deja caer sus hombros y le ofrece un ceño relajado y cansado. No es infeliz, simplemente soso, casi la ausencia de expresión. "Parece que he sido una mala influencia, Sr. Marlowe. Me conoce desde hace dos días, y aquí está usted, ya comportándose audazmente."

    "Lo sé. Es tarde, pero no me pareciste la clase de chica que se va a la cama temprano."

    "No creo que sepa lo bastante sobre mí o de mis hábitos de sueño para hacer una declaración tan descarada. Lo rápido que salto dentro de la cama podría sorprenderle."

    Ella habla sin malicia, una inocente ausencia de intención. No hay juego en ella en absoluto.

    Y Ray recuerda que Micah Uytedehaage no solo fue una víctima para ella, no solo un cadáver ya refrigerado la primera vez ella que lo vio. Ray se estremece ante el pensamiento, ante su fealdad.

    "¿Te he despertado?" pregunta Ray, una forma de disculpa.

    Emma niega con la cabeza. "Yo estaba... No, para nada. Es terriblemente temprano para la joven socialité, como usted sugiere."

    "No, es tarde. Debería haber sido más considerado y esperar hasta mañana."

    Esto ha sido un error. ¿En qué había estado pensando?

    "Está bien, de verdad. No me opongo a los visitantes. No si eres tú, especialmente. Pero veo que no has traído a tu rata contigo. Había concebido la idea de que vosotros dos eráis inseparables."

    "Está enfadada conmigo por el momento. Le estoy dando espacio para meditar."

    Ella obviamente no sabe qué hacer con esto, y lo mira con el labio inferior atrapado entre los dientes. Él está siendo absurdo, por supuesto. Todo esto es absurdo. Ray no ha tenido un pensamiento claro y centrado desde que entró por la puerta.

    "¿Por qué estás aquí, Ray?"

    "Debería haberte llamado simplemente. ¿Quieres que me vaya?"

    "Sabía que eras tú cuando llegó el timbre. No habría abierto la puerta si no hubiera querido verte."

    Ray no sabe lo que eso significa, no en este contexto. ¿Solo educación? ¿Así es como suenan los buenos modales?

    Más allá del hombro de Emma hay un pasillo corto. Al final hay una puerta ligeramente entreabierta, que él supone que debe ser su dormitorio. Es un espacio que a ella le pega, esta habitación. Paredes de color crema, abstractos estampados pastel, pálidas alfombras sobre una moqueta blanca. Los muebles son suaves, delicadamente construidos. Donde hay flores, los jarrones son transparentes, fino cristal de cáscara de huevo y pétalos pálidos. Principalmente lirios y orquídeas con sus tallos verdes recortados por una mano experta. Hay simplicidad aquí, una gracia ordenada que es atractiva no porque sea espartana, sino porque transmite una sensación de sutil vitalidad --un potencial incipiente por definición. Junto a la pared del fondo hay un sofá de gamuza con candelabros junto a un par de lámparas de pie que proyectan círculos de cálida luz amarilla.

    Ray extiende el brazo y toma la mano de Emma. Él la arrastra por la habitación y la deja caer en un extremo del sofá. Ray se sienta al otro lado, un campo de cojines neutros entre ellos. Ella lo observa todo el tiempo, y él se pregunta si ella está tan confundida por su comportamiento como él. Nunca antes había actuado así con una mujer. Nunca. Y lo que significa, lo que podría significar, lo llena de una curiosa mezcla de euforia y dolor, terror eléctrico.

    "Emma, ​​tendrás que perdonarme. No estoy pensando muy claramente. Sé que no estoy actuando con mucha coherencia. Quiero decir, creo que vine porque necesitaba ver que estabas bien."

    "¿Por qué no iba a estar bien?" Por sintaxis, eso es una pregunta, pero ella lo pronuncia sin curiosidad.

    "Por Micah", dice Ray simplemente. "El chico del Fondo de Caridad."

    El nombre la golpea como un puñetazo. Ella no se marchita tanto como se desanima, sus articulaciones y músculos colapsan. Ella deja caer la barbilla hasta que descansa contra su pecho, y todo lo que Ray puede ver es la parte superior de su cabeza.

    Pero solo por un momento.

    Con un tirón, se pone rígida, levanta la cabeza y pone la boca en una línea firme y delgada. "Las nuevas de una tragedia Whiston siempre han viajado rápidamente. Debe de haber un deleite mórbido en nuestro sufrimiento."

    "No, en absoluto." Ella no entiende, nota Ray. Ella no ve ninguna forma en que él pueda saber sobre Micah tan pronto, excepto como receptor de una tormenta de chismes. Agh. "No es lo que piensas. Fui llamado a la investigación por el Jefe de Seguridad Becker esta tarde... para coordinar los drones, ¿entiendes? Los usamos para reunir evidencia física, para evitar contaminar la escena del crimen. A veces, esto me coloca en una posición donde escucho información privilegiada". Él le muestra una expresión sombría y comprensiva para ocultar la mentira que acaba de decir. Siente la mentira aceitosa, como maquillaje teatral barato mal aplicado. "El Jefe Becker va a llevar esto de cerca. El asesinato refleja una pobre reputación de seguridad."

    "Asesinato", repite ella con voz de madera.

    "Lo siento, Emma."

    Ella aparta la mirada de él, una estatua de alabastro de dolor. "Le arropé en la cama anoche, después de volver a casa del teatro. Tú probablemente no sabías eso. Él se había escabullido hacia la sala de espera para leer un libro ilustrado después de que los otros niños se hubieran dormido. Amah había adoptado como tarea especial enseñarle a leer antes de llegar a Nueva Holyoke, porque es una habilidad que necesitaría, me dijo ella. Hasta los fronterizos deberían tener una educación. El desarrollo de la cultura humana depende de ello."

    ¿A qué hora aproximada?, casi pregunta Ray, pero detiene la pregunta antes de hacerla. Es demasiada obvia.

    Hilando suavemente. "¿Fue esa la última vez que lo viste?"

    "Si."

    "¿Y tu hermano? ¿Lo vio después de eso, tal vez en algún momento esta mañana?"

    "No es que él lo haya mencionado, pero en realidad no he hablado con Frederick desde ..." Hace una pausa. "Quiero decir, solo he hablado con Amah. Ella fue quien me lo contó."

    "¿Amah?"

    "Nuestra doméstica. Lleva años en nuestra familia. Nos crió a Frederick y a mí prácticamente desde el momento en que nací, después de que madre enfermara por primera vez. Tiene un estilo especial con los niños."

    Eso es suficiente. Incluso aprovecharse de ella hasta aquí es asqueroso.

    Ray se acerca a ella, tomando una de las manos que ella ha doblado sobre su regazo. La aprieta suavemente. "¿Estás bien?"

    "No creo que lo esté. En absoluto."

    "Me preocuparía si pensaras que lo estabas."

    "Aquello fue malo, ¿no? Quiero decir, no solo lo mataron, no accidentalmente y ni siquiera suavemente. Amah no me dio ningún detalle, nada de la verdad, excepto para decir que estaba muerto. Pero sé que debe de haber sido terrible, porque de lo contrario ella lo habría dicho, y cuando traté de preguntarle al respecto, de que me diera algo para consolar a los otros niños, me envió a mi habitación como una niña pequeña. no quiere que yo lo sepa. Ella cree que me está protegiendo. Pero no necesito protección; necesito saberlo."

    "Becker atrapará a quien sea que haya hecho esto, puedo prometerte eso."

    Emma frunce el ceño, sus ojos se vuelven severos. "Tú solo eres como Amah."

    "Tal vez ella tenga razón. No en que necesites protección, por supuesto, sino en que hay algunas cosas que es mejor no saber. Siempre se oye a la gente decir que imaginar es peor que la realidad, no importa cuán horrible sea la verdad. Según mi experiencia, las únicas personas que dicen eso son las personas que nunca han visto nada verdaderamente horrible."

    Esta concesión parece ser suficiente. Emma saca la ira de su mirada con un parpadeo. "Has visto cosas terribles antes, ¿no? Tú has sido un soldado."

    "¿Qué te hace pensar eso?"

    "Hablas como un Marine."

    Sin pensar, Ray guiña un ojo. "¿Ha conoció a muchos Marines, señorita Whiston?"

    "Tengo un primo de Terran con el que soy muy cercana y que resulta ser Marine de carrera, señor Marlowe", responde ella con sequedad.

    Ray sonríe suavemente. "Supongo que eso es mejor que decir que te recuerdo a tu sarnoso y viejo tío o algo así. Sí, Emma, ​​yo fui un Marine. O soy un Marine. En realidad, no nos dejan retirarnos, ¿sabes? Nos ponen en hiato indefinido."

    "Y serviste valientemente en el desierto, ¿no? ¿Como todos los otros buenos chicos del medio oeste?"

    "Lo hice."

    "Sin duda fuiste muy valiente."

    "No. Los valientes son los que vuelven en bolsas. Yo solo soy luchador, inteligente y terco. Como un camello. La mejor manera de sobrevivir en un ambiente hostil es emular a los nativos."

    "Prefiero imaginarte valiente y afortunado que como un camello. Un romance de Lawrence de Arabia". Ella inclina la cabeza hacia él. "¿Te molesta hablar sobre el desierto?"

    "No en generalidades". Lo cual es bastante cierto. "Las generalidades son mejores si quieres mantener tus ilusiones de un romance."

    "Pero fue emocionante, ¿no?"

    Él se ríe sin humor. "En el ejército, la emoción es una palabrota. Evitamos todo lo emocionante si es posible."

    "No lo creo. Creo que tu vida debe de haber sido muy emocionante, pero no quieres decírmelo."

    "¿En serio quieres saberlo?"

    "Sí. Quiero saber todos tus secretos. Incluso los terribles."

    "¿Siempre eres así de directa?"

    Ella entorna los ojos hacia él. "Estás evitando el asunto. Dime cómo fue."

    "¿Cómo fue?" Él no sabe por qué esto es tan importante para ella, por qué ella quiere saber tanto. Pero él se lo dice --por ninguna otra razón salvo que ella quiere. "Imagina si puedes cómo sería temblar constantemente durante todo un año. Cada segundo, cada hora, cada día, solo temblando. Así es la zona de combate de Nueva Mes."

    Su ceño se frunce, como si no pudiera decidir si le está tomando el pelo. "No entiendo."

    "Por eso deberías quedarte con tus ilusiones, tu romance. Son mucho mejores."

    Tranquilamente. "Como con Micah."

    "Exactamente así."

    Ella suspira entonces, una exhalación profunda y purificadora que parece levantar algo del peso que ella carga. "Me alegro de que hayas venido, incluso si las circunstancias son terribles. Después de esta mañana, pensé ... bueno, pensé que quizá no querrías volver a verme. Frederick tiene una tendencia preocupante a alienar a los hombres que me interesan. Es muy celoso con mi virtud. O siente que tiene que proteger la reputación familiar de las personas desagradables que podrían estar menos interesadas en mí que en los activos de Whiston."

    Nah, tu hermano solo es gilipollas, piensa Ray, pero no lo dice.

    Él tiene una serie de cosas que quiere decir ahora que Su Hombre Freddy ha sido incluido en la mezcla, lo más importante es que quiere preguntarle si la maltrata o, de manera menos descarada, si siempre tiende a lastimarla, pero este no es momento. Puede que nunca haya un momento adecuado, pero lentamente se está acercando a la conciencia de que quiere que haya oportunidades, al menos. Le gustaría mucho conocerla más íntimamente.

    "No voy detrás de tu dinero", dice él porque es obligatorio en este momento. "Tampoco es que me conozcas lo suficiente como para tener fe en eso."

    Con un picante rizo de sus labios, Emma devuelve, "Entonces es mi cuerpo lo que buscas."

    "Demasiado honesta para esta etapa de nuestro ... ¿Qué? ¿Flirteo? ¿Encuentro? ¿Relación?"

    Ella le ahorra la necesidad de un descriptor. "Ya veo, quieres conocerme mejor, deconstruir mi comportamiento y determinar qué tipo de mujer soy realmente antes de que dejes que tu lujuria se deje llevar. ¿Es eso?"

    "Demasiado mercenario."

    "Entonces, ¿qué? Oh, algo del medio oeste, supongo. Te gusta mi compañía y te gustaría ver si se desarrolla en una estructura más permanente. Quieres enamorarte de mí."

    Él sonríe a pesar de su incomodidad. "Ahora suenas como mi madre. Ella era una bola de demolición en mi vida amorosa."

    "¿No se supone que las madres deben serlo? Ella no quiere que cualquier vagabunda te vuelva la cabeza de partes sueltas y curvas voluptuosas y te arruine las chicas agradables y decentes."

    Ray no puede evitar hacer una mueca. "¿Qué? ¿Os dan algún manual con esta basura escrita? Porque si lo hacen, es muy injusto. A los niños no les dan manuales para comprender a las mujeres, o si los daban, ese día estuve ausente."

    "Está bien, Ray. Me gusta esa razón. Es muy romántica, muy caballeroso. Las personas que descartan los sólidos valores del medio oeste cometen un grave error. Se preparan para vidas de miseria."

    Él se está mareando de nuevo, como si la estuviera viendo girar una red de araña a su alrededor. "Ni siquiera sé lo que estoy haciendo aquí, y mucho menos lo que quiero."

    "Me quieres. Eso te debería ser obvio."

    "No estoy en tu liga, Emma. Nunca lo he estado. Esta no es una de esas inteligentes sensibilidades que los Marines me han quitado, tampoco. No se trata de clase o de experiencia. Es algo con lo que nunca tenía que comenzar. Estás, no sé, estás tan lejos de mí que ni siquiera puedo ponerlo en palabras. La mitad del tiempo quiero estrangularte porque creo que solo estás jugando conmigo, burlándote de la forma en que un niño aprieta a un extraño cachorrillo. La otra mitad quiere sujetarte, sostenerte con los brazos extendidos y solo mirarte, maravillarse de ti. Eres incomprensible para mí."

    Ella se ríe alegremente y salta por el sofá. A su lado, sobre él, con las piernas dobladas sobre las de él y un brazo alrededor de los hombros y la barbilla presionada en el cosquilleo en su cuello. Ella le susurra al oído: "Solo me conoces desde hace dos días. Por supuesto que soy misteriosa para ti. Espero ser un misterio completo y abrumador durante mucho más tiempo, porque si descubres todos mis secretos demasiado rápido, me veré obligada a pensar que soy tan superficial como la gente cree que soy."

    Ray niega con la cabeza, pero no con demasiada fuerza. Él no quiere desplazarla. "¿Cuantos años tienes?"

    Riendo "¿Cuantos años tienes?"

    "Lo bastante mayor como para saber que debería pensarlo mejor."

    "Pues yo soy lo bastante joven como para no hacerlo, lo que nos hace una pareja perfecta hasta que vuelvas a la normalidad. Para entonces, ya debería tener la edad suficiente para que no tengas que preocuparte por eso."

    Debido a que él no puede mirarla, no puede ver su expresión, solo siente sus labios contra su oreja y su cadera tocando la suya, él dice: "Eres la cosa más hermosa que he visto, Emma. Y el hecho que me sienta así que me asusta."

    "Llevas solo mucho tiempo". Su voz es ronca, húmeda de implicación.

    "¿Es eso cierto?"

    "¿Habrías venido esta noche si no fuera así?"

    ¿Solitario? No lo ha pensado en esos términos y le preocupa de inmediato. La soledad está a un paso de la desesperación. Los hombres solitarios cometen errores estúpidos, caen en trampas lógicas que los convencen de que esas estupideces están justificadas.

    ¿Qué era lo último que él siempre ordenaba hacer a sus hombres antes de un gran compromiso táctico?

    Corre hasta la ciudad más cercana y que te echen un polvo o te la chupen o te la meneen. Si un soldado no tenía el dinero para pagarlo, Ray se lo daba. Puesto que había algo esencial en la liberación, algo necesario y clarificador en tener a otra persona haciéndotelo por ti. Alguien suave y receptivo, alguien que, tal vez , solo finge que le importa, pero si tú lo crees, si contribuiste a la ilusión, eso le daba el peso suficiente para hacerlo realidad. Y cuando volvían al campamento a altas horas de la noche o a la mañana siguiente temprano, sus ojos estaban más brillantes, sus pasos más firmes, sus manos menos propensas a temblar. Asustado, si. Todavía estaban asustados, pero ya no estaban desesperadamente asustados. Echar un polvo no iba a salvarles la vida en el campo de batalla, pero les daba una perspectiva que les impedía cometer los errores por los cuales podrían suicidarse.

    "No estoy solo", dice.

    "Lo estás. Simplemente no te has dado cuenta todavía. Estás solo para mí. Solo y hambriento."

    Si estaba solo --si su soledad era obvia para alguien como Emma, ​​alguien que acababa de conocer- ¿qué significaba eso? ¿Qué errores estaba cometiendo o hechos esenciales pasaba por alto? ¿Cómo no estaba pensando claramente en las tareas en cuestión?

    "¿Ray?"

    La voz de Emma en su oído, pasó de ser agradablemente libidinosa a interrogante, casi preocupada, porque él había estado dando vueltas en su propia cabeza cuando se suponía que debía responder a su coqueteo.

    Él sube arrastrándose de nuevo a la superficie, a un lugar donde está incluso en contacto remoto con la realidad. "Nunca le he dicho algo así a una mujer."

    Ella ronronea hacia él, encantada. "¿Nunca?"

    "No he estado en la clase de lugares donde hay mujeres a las que querrías decirles eso. Y me imagino que ese tipo de mujeres no hubieran querido escuchar a un G.I. decirlo y también pensarlo, de todos modos."

    ¿Era eso una admisión estúpida? Él piensa que podría haberlo sido.

    "Entonces debes enamorarte de mí."

    "Es demasiado pronto."

    "¿Pensé que habías dicho que no te habían dado un manual?"

    "Lo dije, no, eso no es lo que quiero decir. Demonios, quiero decir que simplemente no funciona de esa manera. No de donde vengo. ¡No te enamoras de alguien después de dos malditos días! Te llama la lujuria, o un profundo deseo, o algún tipo de amarradora titilación."

    "O tal vez", dice perversamente, "nunca has conocido a alguien como yo."

    ¡Ni siquiera te conozco! Y tú no me conoces a mí, agrega él en silencio. Lo cual era realmente todo el problema ahora, ¿no? Cualquiera que fuera o pudiera ser la relación entre ellos, ya iba mal. Era un engaño fundado en que él le permitía creer a ella que él era solo un miembro de la tripulación, solo un veter de sistemas, el tipo de la rata. Era la misma relación vaga, inquietante e imposible que tenía con el comandante Sorensen.

    Imposible porque ella tenía toda la razón. Él estaba solo para ella, para Emma. Algo dentro de ella le gritaba, lo preocupaba, lo atraía de maneras que él no tenía las facultades o la experiencia para reconocer. Todo lo que sabía sobre ella, lo había sentido, lo había tocado, era un relánpago que él intentaba atrapar en una jarra.

    Y él lo estaba arruinando. Cada momento que pasaba con ella así era un paso sobre el camino a la destrucción porque él no podía contarle la verdad. La desea tanto que lo está arriesgando todo.

    Ray se levanta del sofá, la arroja como una reconfortante manta en una noche de invierno. "Tengo que irme."

    "¿Qué? Ray... pero pensé que..."

    Él despacha la idea con la mano, pisando fuerte hacia la puerta. "Lo sé, yo pensaba eso. Pero no puedo, Emma. Es que no puedo. Ahora no, al menos. No sería correcto."

    Él teclea en la puerta, escucha al kako-daimon comenzar a sonar furioso. Se vuelve hacia Emma, ​​todavía sentada en el sofá. Ella agarra la tela del cojín entre sus dedos y está en el borde como si reuniendo la fuerza o la resolución de saltar tras él. Hay lágrimas que se acumulan en las esquinas de sus ojos porque ella imagina que él la está rechazando. O imagina que está enojado consigo mismo por aprovecharse de su angustiado estado emocional. Él observa esta idea aparecer en ella, que él se está excruciando a sí mismo por Micah, porque solo unas horas después de que el niño fue devastado aquí está él, el extraño extraño, tratando de escarbar en los pantalones de la madre sustituta del niño.

    Y porque ella quería que él hiciera esto, que estuviera aquí, que le hiciera el amor, él la está haciendo culpable de una condena que ni siquiera existe. En la mente de Emma, él se ha pintado a sí mismo como honorable, alejándose del precipicio de la tentación para que no lastimarla mientras ella es vulnerable. Pero dado que ella lo quiere, dado que no fue ella la primera en resistirse, el honor es todo de Ray. Todo lo que le queda a ella es vergüenza. Él también observa esto amanecer sobre ella, desmoronando su tranquila resolución, reduciéndola a las lágrimas.

    Todo es engaño, lo ha sido desde el principio.

    Y lo que lo mata es que es mejor así. Tiene que ser así. Se le requiere que lo haga parecer de esta manera y que él la aliente a creerlo, que esto es parcialmente culpa de ella. Porque que el trabajo le exige a él que no le diga la verdad, que no le diga que su hermano es un sospechoso legítimo hasta nuevo aviso, que él está en medio de toda esta tragedia intentando juntar las piezas.

    Él solo quiere gritar.

    "Volveré a verte," promete él, esperando que ella le crea.

    Es todo lo que puede hacer.

Capítulo 6

    Dado el cambio en su estado operativo, Ray sabe que es hora de contactar a sus superiores y presentar uno de los temidos informes de progreso sobre los cuales prosperan las burocracias. Hacer esto siempre constituye un gran dolor punzante en su trasero. Como Marine, una vez pensó haber aprendido todo lo que necesitaba saber sobre la elaboración de informes: informes de progreso tradicionales, deconstrucciones desviadas, notas informativas estándar, análisis posteriores a la acción. Los informes eran cosas que presentabas con un lápiz, un tesauro digital y, finalmente, una maltratada máquina de escribir o un antiguo PC con una cutre pantalla gráfica. Te rompes el culo para hacerlo bien, aunque sospechas que cualquier hoja de papel que generas será archivada en algún lugar por algún empleado alistado que no se molesta en leerla ni pasarle a nadie los detalles de que existía un informe siquiera. Si participó en una misión particularmente brillante o escribió un informe absolutamente brillante y evocador, podía verse, tararear y escanear en una base de datos segura ... y luego languidecer, sin leer, como una colección de unidades binarias indiscriminadas.

    Pero todo se trataba del texto. Leído o no, estudiado o ignorado, proporcionando una idea de lo que salió mal (o bien) o simplemente dando vueltas en círculo porque los protocolos decían que alguien tenía que escribir algo, el texto era de lo que se trataba. Porque el texto era inmutable. El texto definía la historia, incluso la historia ignorada.

    Ah, y los comités de apropiaciones adoraban el texto. Les encantaban los volúmenes de texto, especialmente a la hora del presupuesto. ¿Los militares necesitan algo de efectivo y los oradores de pico de oro con latón sobre sus hombros no pueden calentarle la oreja a un congresista? ¿Qué tal si enviamos al Foro Clave unos diez millones de páginas de los informes del mes pasado? Muéstreles lo que reciben por su dinero. Demuéstrales que hemos hecho algo de valor en el último año. Está todo ahí en el texto, siempre que tenga autorización para leerlo.

    El ejército ama el texto. Lo ama tanto que imprimen instrucciones en todas sus armas para que cualquier paisano con una pistola que nunca ha visto antes pueda ser un experto en ella en treinta segundos.

    La Unidad de Investigaciones Criminales odia el texto por todas las razones por las que a los militares les encanta. Con el texto viene la responsabilidad. El texto es fundamentalmente inseguro porque está abierto a interpretación, porque termina en las manos equivocadas, porque inspira preguntas en personas que no saben lo suficiente sobre lo que está pasando para llegar a las conclusiones correctas. A la UIC no le importa explicarse a sus detractores, solo se trata de lograr resultados. Está dispuesta a dejar que las cuentas de cuerpos que genera hablen por sí mismas.

    Ray siempre ha preferido el método Marine. Le gusta tener sus órdenes en papel, en el registro, en algún lugar a mano para poder señalarlas y decir, si fuera necesario, no me equivoqué aquí, caballeros. Yo no fui sino el instrumento del error de otra persona.

    En el escritorio de su habitación, Ray tiene un terminal personal estándar de DOE. Se parece exactamente a los terminales en la litera de todos los demás alistados: en bloque, feo, supuestamente de color beige. Funcionan con patéticos procesadores de cuarenta gigas, lo cual está bien, ya que la mayoría de las personas los usan para cosas como revisar su correo, recibir las últimas directivas de políticas u órdenes de su suboficial inmediato, revisar el menú del día siguiente en el desastre de la tripulación y navegar en busca de pornografía.

    La terminal de Ray tiene un conjunto diferente de tripas. La velocidad de su procesador se registra en peta««flops»», la mitad de los cuales están dedicados a mantener el sistema de cifrado. La otra mitad está conectada al cable de red, que a su vez está conectada a un acelerador de señal inquietantemente potente del tipo que generalmente se instala en lugares como el puente de comunicaciones primario. El acelerador se conecta a un enrutador privado que Sorensen recibió la orden de instalar para que cualquier trabajo que Ray pudiera realizar en su PC pasara rápidamente por la red, a través del núcleo de datos de la nave, se conectara directamente a un transmisor dedicado constantemente reconfigurado para transmitir a lo largo del canal seguro de la DOE de balizas de relé rápido. Toda esta ingeniosa tecnología de mensajería sigilosa y los intentos de la Paráclito de encriptar y / u ocultar el hecho de que los mensajes enviados a través de él existieron, devoraban fragmentos ominosos de los recursos informáticos de la nave. Se sabía que solo encender el terminal enviaba a los solucionadores de problemas de tecnología informática a gritar en pánico. Por eso Ray simplemente no lo hacía. Lo hacía sentir demasiado culpable.

    La mañana siguiente a lo que su mente ha etiquetado irrevocablemente como La Debacle Emma, Ray se sienta frente a su terminal. Por una vez se ha molestado en seguir los procedimientos adecuados como un agente de la UIC. Ha sellado la puerta del compartimento, ha instalado su alijo privado de detectores de movimiento, generadores de ruido blanco y detectores de dispositivos de escucha; ha cambiado su clave de cifrado y ha bloqueado los requisitos mínimos de bloqueo de mensajes de 1028 bits a 2056. Se ha duchado y afeitado y se ha cambiado de ropa para parecer la parte de un limpio operativo de la UIC. Por último, ha recuperado su pistola de servicio Oberon Mark IV Marine, la ha desmontado y limpiado, llenado el cargador y avanzado la primera bala en la cámara de disparo. Es un peso reconfortante que cuelga de su pecho izquierdo en un arnés táctico edición estándar, recordándole que en caso de que lo molesten, está autorizado --léase obligado- a rastrear la fuente de la perturbación y alentarlos a adoptar sin vacilaciones el Código de Silencio de la UIC como estándar de conducta personal. E mayúscula, C mayúscula, pronunciado usando esa ominosa voz de documental sobre desastres. Ray asocia mentalmente el Código con un ruido húmedo y gorgoteante, el tipo de sonido que un pulmón perforado por una bala calibre .44 puede producir cuando se llena de sangre.

    Se requiere tres minutos de rebote del haz para establecer una conexión con los servidores de la UIC, tiempo que Ray usa para reconfigurar el ángulo y la profundidad de campo de la microcámara de su terminal. Dado que esto es en parte de causar impresión, él preferiría no mostrarle al oficial que atiende la línea sus montones de ropa sucia y la cama aún sin hacer. Definitivamente no quiere que vean a Nomar debajo de la mesita de noche comiendo una pila de materiales orgánicos sensorialmente fascinantes que Ray ha dejado allí para mantenerlo ocupado.

    En ausencia de texto corroborante, tiene a Nomar armado con una inquietante variedad de dispositivos de grabación sonora. Es que Ray no puede superar la necesidad de cubrirse el culo.

    El modo en que se supone que funciona un informe de progreso es que la señal encriptada de Ray llega a la matriz del servidor de la UIC, se descompone sola por algoritmos complejos y se desvía aleatoriamente a un funcionario de alto nivel y traje pesado que escucha un rato, hace preguntas conmovedoras, confiere con asociados en otra línea y proporciona las órdenes o la orientación necesaria para continuar la misión. La mayoría de estos tipos se parecen exactamente a los dos agentes que lo reclutaron, pero de aspecto aún más corriente. La única excepción es la bonita pelirroja con la blusa escotada y ardientes ojos verdes con los que Ray ha progresado durante unas dos horas, los últimos cuarenta y cinco minutos de las cuales lo han involucrado de manera bastante flagrante en hacer informes de progreso solo para mantener a la chica en línea, hasta que ella tuvo que cancelar unilateralmente la transmisión antes de que esta representara un grave riesgo de seguridad. ¿Por qué no enviaban agentes como ella para hacer los reclutamientos? Esa es una pregunta para la posteridad.

    Si es posible, Ray nunca habla con el mismo traje dos veces en una misión determinada, he aquí (supone) fracturando el flujo de datos entre los trajes para que solo los trajes en la parte superior sepan exactamente lo que está pasando. Que Ray sepa, los trajes con los que habla cada vez se sacan de detrás del edificio y se les administra un Código de Silencio tan pronto como interrumpen la cconexión.

    Mientras los servidores remotos retumban a través de su red de rutinas de transferencia de datos, Ray espera, cruzando subliminalmente los dedos, esperando que su percepción de toda la esquizofrenia de comunicación sea incorrecta y que le toque la pelirroja otra vez. Demasiado rápido, la anodina pantalla azul que ha estado mirando parpadea y aparece una imagen. Es una oficina con grises paredes gubernamentales, diáfanas, sin fotos ni plantas u otros accesorios de identificación. Hay un sencillo escritorio, y lo suficientemente maltratado como para ser cualquier escritorio en cualquier oficina de cualquier departamento de gobierno en el universo. Detrás del escritorio hay un hombre sentado, sonriendo.

    Ray hace un estallido verbal que es claramente descortés en contenido. Luego dice: "¿Por qué no estoy sorprendido?"

    Jack Holcomb parece mayor. Gris alrededor las sienes, tiene patas de gallo como trincheras alrededor de los ojos. Ha engordado unos diez kilos, la mayoría de ellos fofos, lo que realmente no le queda mal ya que va de uniforme de teniente coronel. La flacidez es lo que esperas de un coronel.

    Holcomb se lame los labios de una forma que a Ray le parece algo codicioso y sonríe. "He estado esperando que llamaras, Arti. Es bueno por fin saber de ti."

    "Creo que he marcado el número equivocado. Se suponía que debía estar contactando a la UIC, no a las oficinas del Departamento de Gilipollas del Ejército."

    El obvio placer de Holcomb no flaquea. Parece, de hecho, como si estuviera tratando de evitar dar el viejo guiño conspiratorio. Él tiene éxito en este esfuerzo, probablemente porque sospecha que Ray dará la vuelta a la nave y trazará un curso para Terra, Asesinato y Mayhem General si no lo hace.

    Ray continúa: "Así que supongo que debo darte las gracias por esto."

    "Te estabas cansando del desierto, Ray. Y el desierto también se cansaba de ti, ¿o no te habías dado cuenta? Pensé que sería mejor para todos los involucrados si te alejabas un tiempo. A una distancia segura, por así decirlo, hasta que tu caso particular pudiera ser examinado con más detalle. El hecho de que tuvieras todas las habilidades necesarias para sobresalir en este campo es una ventaja, aunque no inapreciada, te lo aseguro."

    Mientras Holcomb raja su charla, alguien se cuela en la habitación de Ray, abre un agujero en su espalda y arroja alrededor de mil libras de plomo fundido directamente en su estómago. Su estómago comienza a agitarse y arder con el feroz calor. Este no es el sentimiento de hundimiento que le han dicho que debe experimentar en momentos como este. Es un encadenado en el fondo de un pozo minero esperando que lo llenen con una especie de sensación de cemento.

    Ray dice: "Estás a punto de decirme algo que desesperadamente no quiero escuchar. Lo intuyo."

    "¿Como qué? ¿Tienes miedo de que te diga que la UIC no existe? ¿Que las misiones que has completado han sido calculadas como artimañas diseñadas para mantenerte ocupado mientras te alejamos del peligro?" Holcomb se ríe y sacude la cabeza. Un verdadero destructor de tripas. "Lo siento, Ray. Eres parte de la UIC, aunque hemos sido cuidadosos para mantenerte mejor protegido del ajetreo y el bullicio de la actividad de la agencia que con la mayoría de nuestros agentes. Recibes una consideración especial por tu rango, entiendes."

    "¿Mi rango?"

    "Una comisión de campo otorgada justo antes de salieras de Nueva Mes. Puntuaciones decentes en los exámenes iniciales para que parezca legítimo. Progresos constantes en los últimos tres años --acelerado, concedido, pero no sin precedentes. Por no mencionar, no podríamos muy bien hacerte independiente para que salieras a la frontera a menos que los capitanes de nave sientan que deberían brindarte la cortesía y la cooperación adecuadas."

    "Yo no hice ningún examen", señala Ray. "Y nadie me informó de que me habían dado una comisión de campo."

    Holcomb agita su mano vagamente. "Tus registros no mienten, comandante Marlowe."

    Ray no puede encontrar ninguna razón para sorprenderse por esta información.

    "Oh, no te vuelvas egoísta conmigo. Salvo por la puntuación de los exámenes, todo es perfectamente legítimo. Impresionaste un buen número de tus Oficiales al Mando en Nueva Mes, y los alentamos a que lo conviertan en una designación oficial en lugar de solo un comentario personal de archivo. Estuvieron encantados de cumplir. Tus instructores de la UIC pidieron que no se te informara durante el entrenamiento para que no trataras de tirar de rango con ellos, y habiéndote conocido como te conozco, estuve de acuerdo con ellos. Desde entonces, bueno, simplemente no ha salido el tema."

    "¿Sorensen lo sabe?"

    "Lo sabe. Quiere que pienses lo contrario porque es un viejo chiflado ingenioso con amigos en los lugares adecuados. Es consciente de que no lo sabes, o lo era hasta ahora. No puedes culparlo por no querer compartir el mando operativo de su propia nave."

    "Entonces, ¿por qué no ha cambiado mi calificación salarial, ya que tienes todas las respuestas?"

    Ray solo está siendo un imbécil y lo sabe. Holcomb también lo sabe, así que lo ignora. "Supongo que has establecido contacto para informarnos sobre el cambio en tu «status» a bordo de la Paráclito."

    "Lo cual tú ya sabes. El Jefe Becker me dijo que Sorensen se había puesto en contacto con la oficina y que me habías recomendado específicamente para el trabajo". Ray se revuelve durante unos segundos, clavando clavijas redondas en agujeros cuadrados, remodelando la información obtenida en los últimos dos días para adaptarse a esta nueva realidad. "Esto no es lo que crees que es, Jack. Todavía no sé exactamente qué, pero no es eso."

    Holcomb asiente con la cabeza, serio de pronto. "No te engañes, Marlowe. Sabes exactamente lo que es esto. Y no es una coincidencia tampoco. La pregunta es, ¿cómo es posible que alguien te haya conectado con eventos que solo tú y yo hemos presenciado juntos?"

    "Presenciado y sobrevivido", dice Ray tenuemente. Es una distinción importante en su mente. "Pero aunque estén en condiciones de saberlo, ¿qué intentan conseguir? Quiero decir, aparte intentar llamar mi atención."

    "Con eso podría yo ayudarte."

    "Bueno, ¿no estás siempre lleno de sorpresas?"

    "En nuestro camino por el desierto, después de fracasar en evitar que Brezhnaya despertara el shed en Ba'dai, te dije muchas cosas que sabía sobre la mitología de estas criaturas. Entiende que hasta ese momento, toda mi investigación había sido de naturaleza académica. Lo que significa, por supuesto, que yo sabía lo que Brezhnaya sabía, y sabía que él creía en ello. Yo mismo no creía en ello, aunque tomé las precauciones necesarias."

    "Lo recuerdo", dice Ray frunciendo el ceño.

    Puede ser que Holcomb lo recuerde de la misma manera. Una sombra fugaz, como el dolor o la culpa, nubla sus rasgos. Él continúa: "Yo era un gran idiota entonces, Ray. Lo admito. Pero era idiota porque vengo de una tradición racional. Nuestra cultura, nuestra sociedad, descartó la creencia en los demonios en la época de la caza de brujas de Salem. Respondimos a nuestra propia inclinación por la histeria negando su origen, adoptando la ciencia y la realidad táctica y el mundo físico como un principio singular y dominante. Tiramos al bebé al tirar el agua del baño, por así decirlo.

    "Después de Ba'dai, estuve loco durante bastante tiempo. No voy a fingir que era otra cosa. Tengo claros recuerdos de haber balbuceado sobre cosas que estoy seguro de que ninguno de nosotros entendió en ese momento. Pero yo no estaba loco en el sentido tradicional. Estaba alcanzando una especie de radical reorientación de la conciencia. Estaba desarrollando una percepción de la naturaleza dual de la existencia, con todo lo que conlleva esa transformación. Tú sabes qué aspecto tiene eso, ¿no? ¿Qué significa esto? Has visto a inmundos viejos pecadores convertidos en buenos bautistas, tocados por la Gracia, transformados en trajes dominicales con fanáticos que ven la mano de lo Divino en cada decisión, cada coincidencia, cada conversación. La conversión a nuevo paradigma es la introducción a un vasto y terrible país inexplorado, y darle la espalda a la realidad aceptada, --la realidad que la masa de la humanidad ha creado y acordado- es la definición de locura.

    "Pero ya ves, yo necesitaba estar chiflado para entender más cosas sobre el shed, Ray. Solo a través del ojo de la locura pude volver a leer los textos antiguos y examinar su mitología y la comprensión de la dualidad de la creación, y llegué a comprender no lo que estos decían, sino lo que querían decir. Tenía que ser capaz de pensar como ellos para comprender las asunciones detrás del texto escrito. Porque no solo están detrás de este, lo iluminan."

    Ray lo interrumpe. "Para mí dejaste de pensar con sentido la vez que mencionaste a los bautistas."

    Holcomb frunce el ceño hacia atrás y se pasa la mano por la frente. "Está bien. Nosotros hablamos una vez sobre la naturaleza del shed. Supongo que retuviste suficiente conocimiento para que sirva de trasfondo. De hecho, te conté mucho sobre ello, pero en esas dos semanas enteras estuvimos solos. y durante varios meses después, lo que no me pregunté fue ¿qué estaba haciendo Brezhnaya? ¿Qué creía que estaba logrando? "

    "Desatando un ataque contra las fuerzas aliadas", responde Ray de inmediato. "Rompiendo la moral, castigando a los simpatizantes. Creando un arma espírituterrorista."

    "Eso fue lo que pensé, también. ¿Oíste algo sobre algunos de los incidentes, entonces?"

    "Suficiente."

    "Pero aquí está el problema: el shed no era --no es- un arma, o no es un arma que baste para cambiar el rumbo de una guerra a esa escala, no cuando se usa de esa manera. Tal vez mil de ellos tendrían impacto, pero no solo uno. Uno es un demonio que asoma por tu ventana, una plaga en la cosecha de tu vecino, un terror nocturno para asustar a los niños. Entonces, ¿cuál era el objetivo de Brezhnaya?

    Ray se encoge de hombros, completamente perdido. "Una prueba de funcionamiento. Se estaba asegurando de que se pudiera hacer o de que pudieran programarse para seguir sus órdenes. No quería crear un infierno que no podía controlar."

    "Eso es razonable", dice Holcomb, "pero es erróneo. Estás siendo manipulado por la inmersión de tu infancia en los cuentos de hadas. Los eventos posteriores a Ba'dai en Nueva Mes no fueron resultado de un shed que respondía a la programación. Fueron, si tal cosa se puede decir, una broma. El shed siendo él mismo por placer. Estás descuidando el concepto del simulacro neutral."

    "¿Eso se aplica cómo?"

    "La manipulación del shed de esa manera está orientada a una misión. El conjunto de parámetros que impulsa la programación, la idea que informa al simulacro, se restablece a cero después de que se realiza la tarea. ¿Entiendes?"

    Ray lo entiende. "Es demasiado tiempo y trabajo a menos que quieras lograr algo que no puedes hacer con armas normales y seguidores dispuestos. Como el asesinato de un funcionario extranjero o la infiltración en un complejo nuclear. Algo grande."

    "Excepto que incluso para hacer eso, tienes que proporcionar una cantidad prohibitiva de orientación. Tienes que saber exactamente lo que vas a obligar a hacer al shed, porque el shed te desprecia, no quiere servir a tus propósitos humanos. De hecho, quiere destruirte por atreverte a haberlo molestado. Ordenar al shed es una pesadilla de microgestión en la que incluso el más pequeño error genera desastres imprevistos, porque este quiere ser libre.

    "Ese es el concepto oculto en todos los textos antiguos, esta idea de perturbación. Para llamar al shed, perturbas de otra cosa que estaba haciendo. Lo quitas de un ambiente que, de alguna manera, es esencial para su naturaleza y placer, y lo arrastras hacia una actividad corpórea."

    Cualquier cosa que Ray pensara que había entendido desaparece aleteando. Se pregunta si ayudaría o perjudicaría si se golpeara la cabeza contra la pared durante unos minutos.

    Pero Holcomb, severamente determinado, continúa. "Brezhnaya no estaba convocando al shed para intensificar la guerra en Nueva Mes. Estaba tratando de detenerlo, Ray. Estaba tratando de terminar la guerra embotellando su causa raíz. Brezhnaya estaba tratando de volver a meter al genio en la botella". "

    Su tono dice que esto debería ser la bomba, que se debería reorientar radicalmente la perspectiva desde la cual Ray ve el mundo. Ray traga saliva, tratando de darle sentido, pero todo lo que puede sentir es entumecimiento. O estupidez. No parece haber mucha diferencia.

    Como parece una pregunta razonable, Ray pregunta: "¿Cómo puede detener una guerra el hecho de convocar al shed, Jack? Quiero decir, la última vez que estuve en el terreno, parecía muchísimo como si algunos de los principales jugadores del mundo estuvieran firmemente atrincherados para patearle el culo al otro."

    "Deja que lo ponga en terminología gnóstica", comienza Holcomb.

    "Odio cuando haces eso."

    "Lo sé, pero los gnósticos eran mucho más racionales sobre el mundo espiritual que sus homólogos. Mientras los hebreos, árabes y griegos --y francamente, los diversos anglos y sajones y nuestros antepasados ​​germánicos también- tenían una mitología orgánica que surgía de un miedo profundamente arraigado a los mundos natural y sobrenatural, que a menudo se volvían entremezclados e inseparables, los gnósticos comenzaron a construir una mitología. La mitología era un lenguaje simbólico para su filosofía. Creo que era un punto de vista muy moderno, aunque los conceptos que buscaban explicar eran antiguos y sobrenaturales en esencia.

    "En su mito de la creación, Ialdabaoth crea para sí ayudantes, seguidores, entes artificiales. Los jefes de estos eran los Arcontes, que eran semidioses. Masivamente más poderosos que los hombres, solo un paso por debajo del mismo Ialdabaoth, de hecho. A niveles cercanos a la divinidad, un grado de separación de una emanación divina a otra no es mucho. Ialdabaoth le dio a los Arcontes inmensos poderes sobre el tiempo y el espacio. Les dio áreas de experiencia, supervisión en los mecanismos de creación y las fuerzas básicas que obligan al universo la cohesión y funcionamiento de manera coherente. Por lo tanto, los Arcontes gobernaban, y a cada uno se le dio un reino geográfico. Había un Arconte para Persia, otro para Asia, para Egipto, para todo el mundo conocido. El argumento subyacente es que cuando las naciones entraban en conflicto, no eran tanto las ambiciones políticas del liderazgo humano las que tenían la culpa, sino los Arcontes que manipulaban el débil recipiente que es el hombre en sus propias luchas de poder semidivinas. El microcosmos era un espejo para el macrocosmos.

    "Los shed son Arcontes en cierta manera. El intento de Ialdabaoth de suplantar a los humanos como el pináculo de la creación, ciertamente, pero también Arcontes. Podrías pensar en ellos como miembros menores del club de semidioses --con las mismas debilidades, tramas y ambiciones. como sus miembros principales, solo con una forma de divinidad más degradada. Este shed que he llamado Devorador, al que Brezhnaya llamó, es un Arconte de conflicto, Ray. Él y otros como él --todos los shed son Arcontes de conflicto- gobiernan sobre lo que llamamos Oriente Medio, desde Palestina hasta Turquía, desde la península saudita hasta Cachemira.

    "Mira, te he dicho que el shed comprende un simulacro neutral, lo cual es cierto en lo que respecta a la conexión humana. Pero también son principios fundamentales de la creación. Si responden a conjuntos de parámetros como un programa de computadora, también deben ser vistos como computadoras completas en sí mismas. Vienen con una configuración de hardware única que los predispone a operar de una manera determinada. El Devorador ha sido diseñado para generar hostilidad, causar guerra, celebrar la conquista marcial y el derramamiento de sangre. Es lo que él hace. No desde una posición del mal, entiendes, sino como la expresión de un imperativo universal. La lucha es parte de la realidad. El Devorador es una de las formas de ese imperativo. Él es shed, un adversario de hostilidad."

    Ray parpadea con incertidumbre. "¿Y Brezhnaya creía que podía hacer qué? ¿Crear paz en la tierra distrayendo al shed?"

    "No paz en la tierra como lo expresaste con tanta facilidad. Paz en su tierra natal, sí. Una distracción del shed que llevaría al cese de las hostilidades durante un tiempo. No puede hacer que aparezcan guerras con un chasquido de los dedos. Las guerras se gestan, y eso requiere tiempo y esfuerzo. Creo que Brezhnaya era un hombre razonable. Creo que él pensaba que podía detener la lucha durante un año, tal vez dos, tal vez hasta una década si tuviera el estómago para hacerlo, para lo que tendría que hacer para mantener al shed distraído. Y mientras tanto, él podría orquestar cambios políticos, asesinatos, acciones terroristas que podrían llevar liderazgo a la región que no era una herramienta tan voluntaria en manos del shed."

    "¡Oh diablos!" Ray ladra de vuelta. "Lo haces sonar como un terrorista por la paz, Jack. El Mikhail Brezhnaya del que leí en los periódicos no era un buen tipo. De hecho, era un muy mal tipo que necesitaba una bala en la cabeza."

    "Yo no le juzgaría tan rápido, amigo mío. No hasta que hayas vivido su vida."

    "Oh, no me cuentes milongas. Era un misántropo antisocial peligroso, y lo sabes."

    "También fue un hombre que enterró a toda su familia en nombre de la guerra. Tres hijas, dos hijos, todos menores de doce años. Su propio gobierno purgó a su esposa por razones que no están claras de inmediato, pero que sospechamos que tuvo algo que ver con un fracaso táctico al que contribuyó Brezhnaya. Querían enviarle un mensaje para que prestara más atención a su trabajo. Él era un soldado leal que descubrió que el viejo axioma de que la guerra es una espada con dos filos era horriblemente cierto." Holcomb se encoge de hombros, como si fueran cosas que no espera que Ray entienda. "No argumentaré que no era un monstruo, pero tenía sus razones. Cualquiera de nosotros de uniforme podría seguir su mismo camino fácilmente si nos viéramos obligados a soportar tanta desesperación. Brezhnaya estaba cansado del conflicto y el sufrimiento, y creía haber encontrado una manera de poner fin a una generación de carnicería, para que nadie más tuviera que sufrir las mismas pérdidas que él había conocido. A pesar de sus métodos y, en última instancia, su fracaso, su impulso no debería ser comprendido de modo diferente al sentimiento patriótico.

    "Escúchame, Ray. Lo que presenciamos en Ba'dai fue una escena pobremente informada de la visión de Brezhnaya. Vimos a través del cristal oscurecido y llegamos a conclusiones erróneas. He hablado con miembros de su secta, les he preguntado, digamos vigorosamente en algunos casos. El rito que interrumpimos... --lo que interpretamos como asesinato- esos hombres eran voluntarios, Ray. Eran mártires que sacrificaban sus vidas para poner fin al conflicto. Decidieron morir a manos de sus hermanos, padres, hijos en nombre de la paz."

    Eso era suficiente. Era todo lo que él podía soportar escuchar. Ray levanta la mano y sacude la cabeza. Para. Por el amor de Dios, para. No quería pensar en mártires locos.

    "¿Pero qué tiene esto que ver conmigo? ¿Qué tiene que ver esto con un niño asesinado en mi nave en medio de la nada?"

    Holcomb suspira, un sonido seco y triste que se traduce con una claridad aterradora en las profundidades heladas del espacio. Mira a Ray a través del monitor con ojos que parecen hundidos, magullados. "Hace aproximadamente un año, las tropas aliadas finalmente tomaron la delantera en la zona alrededor de Bagdad y comenzaron la ocupación. En los primeros días caóticos después de que nuestras tropas surgieron en la ciudad, el Museo Nacional Iraquí fue bombardeado. Numerosos tesoros irremplazables y artefactos arqueológicos fueron destruidos. La evaluación inicial fue una especie de intento abortivo de huir de los soldados iraquíes para preservar los objetos sagrados de los invasores infieles. Diversos expertos del Foro y agentes de antigüedades iraquíes se lanzaron a catalogar las pérdidas y salvar cualquier cosa que pudiera salvarse. Me llamó la atención por varios canales que el daño real a cualquiera de los artefactos era bastante pequeño y sobre todo de naturaleza superficial. Las explosiones que habían sacudido el museo parecían más diseñadas para desgarrar la estructura en lugar de su contenido. Les tomó tres semanas determinar que la única pieza que no se tuvo en cuenta en la destrucción fue un enorme anillo de piedra desenterrado en Arabia Saudita hace aproximadamente dos décadas durante el bombardeo de la Guardia Republicana. Aparte del factor curiosidad, era un artefacto de dudoso valor histórico --posiblemente porque no había habido oportunidad de estudiarlo de cerca. El museo nacional en Bagdad funciona de manera similar a sus homólogos estadounidenses, ya que hay muchas más cosas que estudiar y documentar que personas interesadas en hacer el análisis, especialmente en tiempos de guerra, donde a los estudiantes de arqueología se les puede enseñar a disparar un arcabuz tan efectivamente como a un pastorcillo."

    Un enorme anillo de piedra, piensa Ray. Entonces, él no sabe acerca de la medicina moderna, ¿verdad? ... ¿Crees que Salomón era un gilipollas? ... Tengo un anillo de piedra, inscrito con los sellos sagrados y encantamientos de Salomón, fundido con los huesos de mi cráneo, por Dios. .

    Holcomb parece mirarlo, asintiendo. "Había paz en Jerusalén y en todo Israel en los tiempos de Salomón", susurra. "Salomón el Sabio."

    "¿Que le paso a eso?" La voz de Ray es gruesa, coagulada. Siente que se está ahogando.

    "Lancé una expedición de recuperación inmediata. Se interrogó a la gente, se pagaron sobornos ... se tomaron otras medidas menos sabrosas. Pero eso podría haber acabado en cualquier parte del mundo, desde cualquier puerto a poca distancia en automóvil; trasladado a destinos desconocidos desde cualquier centenar de aeropuertos regionales. Simplemente no hubo manera de cubrir el terreno lo bsstante rápido. Para cuando captamos el rastro --desde Kuwait hasta Bangkok y Buenos Aires- el transportista de carga interestelar Fortaleza estaba ardiendo en el vacío hacia Nueva Holyoke."

    Ray traga, y su garganta chasquea. Un sonido quitinoso, como si estuviera atiborrándose de escarabajos. "Nueva Holyoke."

    "La Fortaleza era una de las naves de clase más nuevas, modernizada ilegalmente con un prototipo de Impulsor Ver Linck. El cruce requirió cuatro meses. Nuestros informes indican que el envío de carga se completó según lo programado, aunque no aparece nada de interés en el manifiesto. Su capitán fue abordado por los investigadores de la Autoridad Portuaria, pero después de realizar sus negocios, decide no quedarse para la investigación. La Fortaleza salió desde sus esclusas de amarre como una bala de cañón con nuestra propia embarcación del DOE en persecución. Con su Impulsor Ver Linck activado, los deja atrás en cuestión de horas. A las doce horas, está libre para irse a su casa. Excepto, inexplicablemente, como la AP afirma y ha demostrado después que nuestro lado nunca hizo un disparo, la Fortaleza explota. Los expertos en reconstrucción de accidentes determinaron que el Impulsor había sido saboteado por un explosivo bastante simple inteligentemente oculto. Aunque esto no salió en las noticias de la noche, fue la primera nave en ser destruida por los extremistas de Lilaiken."

    "Tienes que estar bromeando."

    "No, en absoluto. Reclamaron el crédito completo a las pocas horas del desastre, antes de que se supiera que un desastre había ocurrido."

    "Pero me estás diciendo que los separatistas de Lilaiken ..."

    Holcomb asiente. "Organizaron la redada en el Museo Nacional Iraquí para conseguir un anillo salomónico. Contrataron que el anillo fuera enviado a Nueva Holyoke. La pregunta del día es si aquello era un simple anillo de piedra o era un anillo de piedra que contenía algo. Un recipiente, tal vez."

    "No te sigo."

    "El círculo, el anillo es un antiguo símbolo de poder. Los sefiroth cabalísticos, el chakra hindú, el anillo de hadas occidental, ¿qué son todos? Son recipientes de poder, contenedores para la energía esencial del universo. Salomón, e ha dicho y escrito, atrapaba djinn y demonios en anillos de piedra de su propia invención. El mito árabe dice que los seres elementales están sujetos solo al poder del círculo, paralizados por su perfección, perdidos en la curva del espacio y el trazo de la línea que se dobla eternamente en sí misma, corriendo por la circunferencia como el fuego de Santelmo. Entonces, ¿era un simple anillo que los Lilaiken enviaron a Nueva Holyoke o era algo completamente diferente, para lo que el anillo era incidental?. Un contenedor de envío, por así decirlo."

    Ray apenas puede ahogar las palabras. "Un shed."

    Pero ¿por qué?

    "Para fomentar la guerra", dice Holcomb en voz baja, como si pudiera leer la mente de Ray. "Para intensificar el movimiento de independencia fronterizo incitando a colonias enteras a la violencia contra la AFE, contra la hegemonía Terran. Para dejar que el genio salga de la botella durante un tiempo, el suficiente para cumplir sus propósitos, y luego volverlo a meter cuando su tarea esté completada. "

    Ray sacude la cabeza. Es demasiado para procesar, plantea demasiadas preguntas. Él necesita agarrarse a la raíz que le estabiliza. "No he podido identificar ninguna presencia de Lilaiken aquí, así que esto todavía no explica lo que me está sucediendo en la Paráclito."

    "Oh, estoy seguro de que sí", responde Holcomb, sonriendo. "Simplemente no sabes cómo todavía."

    "Pero esperas que yo lo averigüe."

    "Ya sea ahí o en Nueva Holyoke. El Comandante Sorensen ha sido informado de que desembarcarás tan pronto como la Paráclito llegue al puerto, y yo estoy en el proceso de transmitirle las especificaciones probables de un contenedor de carga necesario para enviar un anillo del tamaño y peso en cuestión. Esta es información patentada, Ray. Al órgano local del DOE solo se le dijo que la nave contenía artefactos Terran robados, pero eso es tan específico como deseemos para obtener la sensibilidad de esta operación."

    "Y dado que pensaste que siempre podrías dejarme aquí de todos modos..."

    "Ciertamente no quería que ellos pusieran sus manos en un anillo salomónico sin tener un agente fiable en el lugar para guiarlos en su manejo adecuado. Por lo tanto, el DOE ha permitido que se detenga la investigación por su parte, y aunque yo estuviera en una posición en la que podría presionarlos sin crear conflictos entre agencias, no querría hacerlo. Esta no es una de esas situaciones en las que me sentiría cómodo brindando una sesión informativa completa y detallada a algún mono de escritorio a medio mundo de distancia."

    Ray asiente. "Entendido."

    "De todos modos, cuando llegues, debes consultar con los lugareños y alistarlos cuando sea necesario para mantener la ilusión de la cooperación interinstitucional. Pero vas a estar en gran medida por tu cuenta, aunque les enviaremos las instrucciones y notificaciones adecuadas de tu inminente llegada a nuestros homólogos de la DOE y la AFE. Cartas de referencia, por así decirlo. Confío en que podrás establecer tus propios objetivos de misión en el planeta."

    "No puedo creer que me exilies a una colonia fronteriza."

    "Todo es parte del trabajo, Ray."

    "Te odio, Jack."

    "No te pido que me ames. Solo que me hagas sentir orgulloso". Holcomb se adelanta para conmutar el interruptor que cortará la conexión. "Trata de no ser demasiado problemático, Ray. Por muy difícil que sea eso para ti."

    Jack Holcomb sonríe ampliamente, luego la pantalla se queda en blanco y Ray se queda solo en su habitación.

* * *

    Por la tarde, Ray se abre camino por los niveles superiores hasta el Cuartel Marine Nivel Cuatro, lo que Kilgore y Rodríguez llaman la Cubierta Joroba. Es la primera vez que Ray viene por este camino, de hecho ha evitado el área por principio, porque temía que le hiciera sentir nostalgia. Al llegar al control de seguridad, descubre que Becker o Sorensen ya han allanado el camino. El sargento de oficina que vigila la puerta del compartimento verifica brevemente su identificación en la lista y le dice que espere. Ray pide indicaciones para llegar a la oficina del Capitán Cable y recibe un conjunto de instrucciones refrescantemente breves.

    Él entra y, sí, hay una punzada de anhelo, de vieja familiaridad. Las pasarelas son rectas y limpias, un color verde oliva brillante de lo que él espera que haya sido miles de pulidos de manos, misiones de repintado basadas en deméritos repartidos por un cuerpo de oficiales que cree realmente que las manos ociosas son de hecho el patio de recreo del diablo. Si fuera físicamente posible, probablemente habrían encontrado una manera de hacer que los novatos cavaran letrinas completamente redundantes. Ray deja atrás intersecciones afiladas y atraviesa puertas presurizadas que le recuerdan puntos de estrangulamiento, lugares donde un pelotón de soldados bien abastecidos podría contener una tropa invasora con la resistencia de un batallón con un mínimo de fuerza. En cada puerta abierta, ve un escritorio; detrás de cada escritorio un especialista o sargento o empleado de la compañía; En cada cara, una mirada constante de cálculo porque llevan siguiendo el golpe de sus pies contra la cubierta y han estado evaluando su amenaza potencial todo el camino. Más al fondo hay salas de recreo con amplios terminales de vídeo, instalaciones de pesas y ejercicio, una sala de cómputo de uso general con hileras de terminales actualmente desocupados. En todas partes se encuentra el olor corrosivo de los agentes de limpieza, cera para pisos y betún para las botas.

    Huele al hogar.

    Localiza las intersecciones correctas, toma el número correcto de vueltas, y exactamente como prometió, encuentra una amplia pasarela que termina en una escotilla sellada marcada por Barracones Generales Cuatro, 15a Fuerza Fronteriza Expedicionaria de Marines, Compañía C. Debajo de la designación oficial hay un letrero de papel hecho a mano cuidadosamente impreso y pegado a la puerta que dice: Los Astro Nots de Combate.

    A la izquierda hay una puerta abierta y al lado de la puerta hay una placa de identificación fijada a la pared que la identifica como la entrada a la oficina del Capitán Bran Cable. A Ray ya le gusta, un oficial de cubierta que elige la litera más cercana a sus hombres en lugar de la más cercana a la salida o a las habitaciones atendidas por otros oficiales. O podría significar que los Marines de la Compañía C eran unos granos en el culo que soportaban la vigilancia constante.

    Ray se cuela dentro hacia una pequeña área de recepción con un escritorio, más monótonía oliva en las paredes y una variedad de fotografías militares enmarcadas, la mayoría de las cuales son fotos sinceras de soldados en varias poses tontas, haciendo muecas para la cámara. Hay una segunda puerta detrás del escritorio, y un hombre apoyado contra el marco en un elegante atuendo verde con los brazos cruzados sobre el pecho.

    Le saluda con la cabeza a Ray y le dice: "Si estás buscando al especialista Harrell, puedes pillarlo en el comedor. Lo envié a almorzar hace unos cinco minutos."

    "En realidad, estoy buscando al Capitán Cable."

    "Ése sería yo."

    "Las barras en su cuello le delataron. Soy Ray Marlowe. El jefe Becker probablemente ya le ha hablado de mí."

    Cable endereza los hombros y deja caer los brazos a los costados, una pose de firmes relajada. "Becker dijo que sentiría el poderoso impulso de saludarte, pero que probablemente debería resistir el impulso". Él clava a un "señor" tentativo al final después de la más leve vacilación, claramente incierto sobre la etiqueta apropiada.

    "Basta", responde Ray, rodando los ojos. "Becker tiene delirios de inflación de rango. Solo llámeme Ray."

    Cable se relaja al instante, para alivio de Ray. El capitán es un hombre negro enorme, bien afeitado, desde la barbilla hasta el cuero cabelludo, y tiene aproximadamente el mismo tamaño y dimensiones que el típico defensa estadounidense de la División I. Si hubiera querido saludar, Ray probablemente no sería capaz de detenerlo.

    "¿Y has venido por Rodríguez y Kilgore?"

    "En realidad, en este momento he venido a pedir su permiso para tomarlos prestados. No me interesa pisarle las botas. Si no puede préstarmelos, reclutaré asistentes de otro lugar, pero honestamente preferiría trabajar con Marines."

    "¿Pero estás seguro de que quieres a esos dos Marines en particular? Sus nombres y la palabra «trabajo» no tienden a aparecer en la misma oración con regularidad". Cable le muestra una leve sonrisa y un guiño para demostrar que está siendo juguetón. "¿Es una tarea a corto plazo o debería transferirlos oficialmente a su unidad?"

    "El plan es tenerlo todo acabado para cuando lleguemos al muelle. Mi esperanza es estar sorbiendo piña colada en el entresuelp para el final de la semana y reflexionar sobre el rotundo éxito de esta tarea."

    "Pero los llevarás contigo mientras dure, ¿correcto? ¿O no estoy entendiendo correctamente la situación?"

    Le lleva un minuto, pero Ray capta el mensaje. Cable no quiere que Kilgore y Rodríguez se vayan flotando por la cubierta la mayor parte del día esperando a que Ray proponga algo que hacer. Parecería como si él diera manga ancha respecto a los otros soldados en el cuartel, como si esos dos estuvieran recibiendo un tratamiento especial. Eso era malo para la moral.

    "Sí", dice Ray rápidamente. "Ciertamente encontraré un lugar para apilarlos y luego se los devolveré lo antes posible."

    Cable le muestra un gesto amable. "Aprecio tu cortesía, Ray."

    "Y yo aprecio el hecho de que todavía no me ha indicado que soy idiota, Capitán. De veras que lo siento si esto es un inconveniente para usted."

    Sonriendo ampliamente, mostrando los dientes. "Créeme, no tienes ni idea de lo agradecido que estoy por este inconveniente. Pero lo harás. Para mañana a esta hora, me estarás rogando que me los lleve."

    "Para cuando todo termine, espero que sean ellos quienes acaben rogando."

    Ray no da más detalles y Cable tiene la cortesía de no preguntar qué quiere decir. El corpulento capitán pasa a su lado y sale a la pasarela, haciendo señas a Ray para que lo siga. "Sus muchachos están en el cuartel, deberían guardar su equipo para la mudanza. Dios sabe que han tenido toda la mañana para hacerlo. Sus compañeros fueron asignados para hacer el trabajo de pulido --limpiar la letrina- esta mañana, así que sospecho que Kilgore y Rodríguez se están poniendo nerviosos ahora. Definitivamente no quieren que los atrapen descansando cuando entre rl resto de la tropa."

    Probablemente esa es una evaluación lo suficientemente verdadera.

    Ray sigue a Cable por la puerta y a través de la escotilla del compartimento al final del pasillo. El barracón es una cámara larga, de techo bajo, bloqueado en ordenadas hileras por cubículos con tres literas de altura para dormir apilados. Los cubículos le recuerdan a Ray a los compartimientos para dormir en los trenes de pasajeros, cajas claustrofóbicas con una cortina oscura que se puede pasar por la entrada para proporcionar la ilusión de privacidad. Esto no es exactamente vivir con comodidad, pero es mejor que una tienda de campaña, un jergón y viento racheado del desierto. La mayoría de los cubículos están llenos de imágenes, letras garabateadas en bloques, letra de niños, pliegues centrales descoloridos. Imágenes del hogar y la familia con los que los soldados se rodean durante esos minutos tranquilos antes de quedarse dormidos.

    Cable lo guía a través del pasillo y se dirige hacia la esquina trasera. Se encuentran con Kilgore y Rodríguez jugando con una pelota de fútbol, lanzando en espirales bajas y apretadas a lo largo del pasillo. Kilgore les da la espalda, por lo que Rodríguez los ve primero. Ejecuta una postura firme para llamar la atención, justo a tiempo para recibir el balón del último tiro de Kilgore en medio de las tripas. Él no se inmuta, cosa que Ray encuentra más divertido que cualquier otra cosa.

    Kilgore ladra, "Buenas manos, payaso."

    "Oficial en cubierta", responde Rodríguez, con el más mínimo indicio de tensión en su voz.

    Cable gira en parte hacia Ray y pone los ojos en blanco. "Este es su mejor comportamiento. Todo es cuesta abajo a partir de aquí."

    En este momento, Kilgore se puesto firmes. Lanza un saludo reglamentario para el capitán y grita: "Rogando el perdón de Oficial en Cubierta, señor, pero usted está caracterizando injustamente la eficiencia y la conducta de este par de Marines. Solicito respetuosamente que no arruine esta misión en nuestro nombre, ya que dos Marines cuadrados son más que capaces de manejar lo mismo."

    Cable sacude la cabeza. Aparentemente, no es un oficial que opta por la ceremonia. "Recojan su equipo, caballeros. Están siendo reasignados temporalmente al Comandante Marlowe según su informe de anoche. Traten de ser menos granos en su trasero que en el mío."

    Los ojos de Kilgore se abren. A Ray le dice: "Dijiste que no eras oficial."

    "Me han ascendido."

    "Bien por usted, señor". Encuentra una manera de sonar condescendiente y asqueado.

    Más ojos rodando desde Cable. "Comandante, cada vez que decida que podría necesitar indicaciones para llegar al bergantín de Marines, hágamelo saber. De día o de noche. Probablemente incluso le envíe un detalle de escolta para que lo ayude."

    "Me está matando, Capi", gime Kilgore. Se tambalea en una litera del nivel inferior y saca una bolsa de peluche escandalosamente rellena. "Esto es lo más cerca que he estado de un Comandante y estoy intentando causar una buena impresión."

    Rodríguez corre, cargando su propio equipo. Pasa la mirada por el color caqui de Ray y se abotona la vestimenta civil. "¿Debo entender que seremos acuartelados en la parte inferior de la nave?"

    "¿Importa eso?" pregunta Cable.

    "Solo quiero saber si he empacado adecuadamente."

    Kilgore guiña un ojo. "Está hablando de profilácticos, señor."

    "No estoy hablando de profilácticos. Supuse por la conversación anterior que esta tarea tendía a ser más oblicua que una operación militar estándar. Dejé mis uniformes de gala en el casillero, excepto el que llevo puesto. "

    "Pensamiento inteligente, zopenco", murmura Kilgore.

    Pero Ray asiente afirmativamente. "No en el nivel inferior de la forma que crees. He asegurado habitaciones en el Jardín. Operaremos desde allí. La mayoría de las veces será una ventaja para nosotros si no pareces un Marine en servicio activo."

    "Claro, él es el cerebro de este atuendo. Yo solo soy el compinche". Kilgore le lanza a su amigo una mirada de reproche. "Sargento Compinche para ti, Cabo."

    Ray nota que Kilgore no parece particularmente interesado en reempacar su propia bolsa. Cable se da vuelta, señalando hacia atrás por donde vinieron. Típicamente Marine, pone su tono confidencial a pesar del hecho de que sus hombres están parados al alcance del oído. "Con toda seriedad, te podrías ir peor sin estos dos. Rodríguez es fuerte, sabe cómo rellenar los espacios en blanco y el colorear fuera de las líneas. El sargento Kilgore compensa con persistencia lo que le falta de perspicacia social. Puedo proporcionarte sus archivos de personal si quieres examinar sus antecedentes más de cerca, pero son lo suficientemente sólidos. Ambos han visto combates en Mes."

    Pero Ray rechaza la oferta. Cable naturalmente está curioso acerca de esta operación, pero sus modales de servicio están demasiado bien desarrollados para preguntar. Es más que probable que sea consciente de que este es una información a la que se le ha dejado fuera con intención, y Ray no siente la necesidad de explicarlo. "Un Marine es tan bueno como otro. Estos dos resultaron estar a mano."

    "Nada como sentirse querido, ¿verdad?" Observa Kilgore casualmente. "Me pone todo cálido y amoroso por dentro."

    Ray solo dice: "Andando."

* * *

    El camarote que Becker ha dispuesto para ellos no tiene agua corriente. Algún tiempo después de su partida de Stratiskaya Daransk, había desarrollado problemas inesperados de fontanería que rápidamente se convirtieron en tuberías reventadas y daños graves por agua, lo que requirió el traslado de sus habitantes originales a otros alojamientos. Las fachadas de yeso en algunas de las paredes se han deformado por la humedad. La alfombra apesta a moho y todavía es vagamente blanda debajo de los pies, aunque Becker le ha asegurado a Ray que no está empapada y que el cableado eléctrico es sólido. Pero es espacioso para los estándares de a bordo, que era su principal preocupación. Una amplia sala de estar con mucho espacio en la pared y su propia cocinita funcional, un pasillo corto que conduce a un dormitorio a un lado y a un baño privado al otro. El baño es una pérdida total. Sus paredes de yeso son inestables, se han derrumbado en algunos lugares llenando el suelo de escombros. El espejo sobre el lavabo está fracturado y cuelga en un ángulo precario. Hay un agujero irregular en el compartimento junto a la ducha donde alguien ha prendido un panel de acceso en la superestructura para llegar a las tuberías reventadas. Es un inconveniente con el que Ray puede vivir.

    Más importante aún, la suite está situada a medio camino entre la de Madame Trousseau y el patio de comidas, lo que los coloca directamente en el grueso de las áreas de pasajeros --una muy conspicua ubicación donde verán y serán vistos por el componente no empleado en la Paráclito. Les da una excusa para codearse con los nativos.

    Después de su llamada encriptada a Holcomb, Ray ha pasado el resto de la mañana supervisando la instalación de dos camas adicionales, la eliminación de la mayoría de los muebles que quedaban y su posterior reemplazo con largas mesas plegables y una serie de marcadores montados. Brindó su propia asistencia técnica para transferir el terminal ultrapotente de su antigua habitación y establecer una conexión similar a la matriz de transmisión. No es tan seguro como el anterior, pero es suficiente. No espera pasar mensajes a la UIC hasta después de llegar a Nueva Holyoke de todos modos. Ha agregado un par de máquinas estándar a la mezcla, suponiendo que Rodríguez y Kilgore sean lo suficientemente inteligentes para saber cómo usarlas. También ha tomado prestada la computadora de diagnóstico de drones de repuesto de la tienda y modificado el sistema eléctrico de la cocinita para gestionar su mayor demanda de energía. Es probable que Nomar se sienta abarrotado sobre la estrecha losa de la encimera entre el pequeño refrigerador y el fregadero inútil, pero no está en condiciones de quejarse.

    Ray no ha descubierto cómo va a explicar la adquisición de este equipo a Ziggy. Está en la lista de cosas pendientes, justo detrás de encontrar un conjunto plausible de razones por las que ya no se presentará a trabajar. Becker podría encargarse por él, Ray está seguro, pero Ziggy merece algo mejor que ser tratado como un cabo suelto. Además, es mala política cabrear a un hombre cuya esposa le gusta cocinar para ti.

    Para cuando está listo para ser ocupado, el camarote se parece mucho más a una oficina de planificación militar que a un compartimento de pasajeros. Ray sospecha que habrá más adiciones en el futuro cercano, cosas que aún no sabe que necesitarán para llevar a cabo la investigación, aunque por ahora servirá como está.

    Kilgore entra por la puerta, huele el aire y hace una mueca. "Vale, sí, nos mudamos al Nivel Jardín", dice. "Pero no mencionaste que sería en un sobaco del Nivel Jardín." Una mirada divertida a Rodríguez por encima del hombro. "Tal vez podamos convencerlo para que nos deje teletrabajar. ¿Qué dice a eso, señor?"

    Ray está de pie en la cocinita, examinando el terminal de diagnóstico mientras lo ejecuta en su secuencia de inicio. Nomar está en el mostrador, apagado por el momento mientras succiona el jugo del sistema de carga. Ray no se aparta de lo que está haciendo. "Digo que si me llamas «señor» una vez más, o si me saludas, o si de alguna manera me tratas como a un oficial, te voy a poner el puño en la cara y sacar el tallo cerebral por la nariz. ¿Estamos claros?

    La respuesta de Kilgore: "¡Y el lugar también tiene ratas!"

    Al parecer lo de antes ha quedado suficientemente claro.

    Ray continúa: "Meted vuestro equipo en la habitación. Está al final del pasillo a la izquierda. El baño está a la derecha, pero en caso de que no lo hayáis descubierto, no tenemos agua corriente, así que no lo uséis. Hay una letrina pública a la vuelta de la esquina del Madame Trousseau. Localizar las duchas depende completamente de vuestra propia iniciativa personal. Cada uno recibirá un chip de crédito para comidas y otras compras, así que si no creéis que lleváis la ropa adecuada para este trabajo, podréis encargaros de eso. Espero que comáis en el patio de comidas, ya sea individualmente o en tándem. Intentad mostrar la riqueza, que os vean en tantos lugares como sea posible para que la gente se acostumbre a veros. Sois libres de usar vuestros nombres reales en la conversación, pero tratad de no decirle a la gente que sois Marines. Es muy probable que lo descubran por sí mismos, pero dadles la libertad de asumir que estáis de permiso o en tránsito a un nuevo lugar de destino. Para que conste, el nombre de la rata es Nomar. Ella es nuestros ojos y oídos, y en este punto, la considero el componente más valioso de este equipo, así que tratad de no molestarlo. Porque muerde."

    "En realidad no nos has dicho lo que estamos haciendo aquí", señala Rodríguez. No somos nada curiosos, solo estamos reconociendo el terreno. No nos han informado los parámetros de esta misión."

    Ray se da vuelta para enfrentarlos. "Me parece justo. Los parámetros son en realidad lo suficientemente vagos como para ser prácticamente inexistentes. Al parecer, se nos ha dado la iniciativa para investigar el asesinato de un niño llamado Micah Uytedehaage, el cuerpo descubierto en la Ómicron anoche. Espero que sea eso, la cosa se irá complicando. El Jefe de Seguridad Becker os dirá a vosotros, y a cualquier otra persona que pregunte, que este problema es demasiado candente para que él pueda manejar esto cerca del muelle, que es una carga completa de heces de vaca. Me lo han entregado porque resulta que poseo algo de experiencia relacionada con este caso y me califica de manera única para perseguirlo con más eficiencia. La naturaleza exacta de esa experiencia se os hará evidente si surge y cuando surja la necesidad. Marines, prefiero trabajar con Marines en lugar de seguratas, es decir, oficiales de seguridad. Hasta el momento en que la situación se aclare, vuestra responsabilidad principal en esta etapa de la investigación es mezclaros con los pasajeros, conversar con ellos, hacer amigos. Quiero que reunáis inteligencia social."

    Rodríguez acepta esto con un movimiento de cabeza. "¿Qué tipo de inteligencia estamos buscando?"

    "Cualquier cosa que parezca extraña. Eso es lo más claro que puedo decir."

    "¿Y la evaluación de riesgos?"

    "No es Mes, pero no descarto el peligro físico en este momento. Honestamente, simplemente no sé a qué nos enfrentamos. Espero tener una imagen más clara en breve."

    Esto es molestamente vago para el gusto de Ray, pero es todo lo que está dispuesto a ofrecer. Rodríguez solo frunce el ceño ligeramente, aceptando sin comentarios.

    "¿Entonces nos está diciendo que se supone que debemos pasar las próximas dos semanas ligando con chicas, gastando el efectivo de la DOE, invitando a rondas en los establecimientos de bebidas locales y, en general, siendo públicamente vivaces?" Kilgore se pasa la mano pensativamente por la barbilla y reflexiona sobre las posibilidades. "Creo que probablemente yo pueda vivir con eso, incluso si la habitación apesta. ¿Quieres que comencemos ahora?"

    "Instalaos primero. Esta noche volveremos a la Ómicron para conversar un poco con Bobby Diggs. Os necesitaré a los dos para ayudarle a tranquilizarse. Podéis comenzar a ser vivaces a primera hora de la mañana."

    Kilgore y Rodríguez intercambian una mirada significativa, como si estuvieran tratando de decidir si es apropiado chocar los cinco. En cambio, asienten y regresan en tropel hacia el dormitorio. Pero en la esquina, Rodríguez se detiene y mira a Ray.

    "Una cosa que tengo que preguntarte. La rata, por casualidad no la llamaste por ese jugador de béisbol, ¿verdad?"

    Ray de mira. "Creo que nos llevaremos bien, señor Rodríguez. Muy bien, de hecho."

Capítulo 7

    Así que aquí está este saltador de cubierta, Bobby Diggs. Es un hombre negro, delgado como un palo, con un inmenso afro y ojos tan grandes y blancos que deben brillar en la oscuridad. Ray no deja de mirarlo y de pensar que no hay forma de que pueda haber sido un Marine en ningún momento de su vida. No tiene la masa para ello. La mochila militar oficial completamente cargada habría duplicado su peso corporal. Solo intentar levantar el rifle, solo pensar en intentar levantar el rifle, probablemente le habría sacado los brazos de sus zócalos. Increíble.

    Excepto por la forma en que se sienta allí, sus largas extremidades colgando por todo el lugar, gesticulando con un cigarrillo cuyas cenizas inevitablemente terminan arrojadas por el aire y al suelo, crea una disonancia que es curiosa. Sus pupilas son como jugar un juego de Sigue la Bola que Rebota del modo en que pasan de Ray a Kilgore y a Rodríguez. Todo en él se tensa como una vela en una fuerte brisa. Transmite la impresión de que está enroscado, tenso, peligroso de una manera que Ray no puede identificar. Incluso sus lentos y lánguidos patrones de habla llevan la arrogancia de una larga tradición de Marines.

    Está fumando, fulminando con la mirada, sacudiendo la cabeza y diciendo: "¿Puedes creer este desastre, te pregunto? Quiero decir, ¿puedes comprender lo que está pasando aquí? Es una locura."

    Sin duda, Nomar no puede creerlo, pero está menos fascinado por el contenido del discurso del hombre que el cóctel cancerígeno del humo de su cigarrillo, el cual lleva persiguiendo por la habitación desde que llegaron. No importa. Nomar se ejecuta en modo de grabación completa, tomando la historia de Diggs con toda la precisión de una deposición.

    Diggs ha seguido esta línea durante los últimos diez minutos. Los cuatro están pasando el rato en una salita, decorada con sencillez, sentados en taburetes como los que salpican bares y tabernas en todo el espacio humano. Justo afuera de la puerta de esta habitación, lo que en realidad es solo un armario de almacenamiento que parece haberse quedado sin cosas para almacenar realmente, es el punto de control de seguridad, una amplia cubierta repleta en un nicho a las puertas del ascensor principal de la Ómicron. Están de vuelta aquí en relativa privacidad porque la cubierta está ocupada por otros dos segundos, uno con un arma de mano sentada detrás del escritorio, otro con un rifle completo, seguro, de pie donde tiene un campo de fuego sin obstáculos por la pasarela. Diggs ya les ha dicho que se han establecido puntos de control temporales en el puerto y en los puntos medios de estribor, uno justo afuera del vertedero de municiones de Marines donde ayer y Rodríguez y Kilgore habían pasado unas horas contando proyectiles.

    Diggs encuentra este arreglo extremadamente ofensivo.

    Él continúa: "Durante seis meses, hombre, solo he sido Bobby Diggs en la cubierta. Eso es todo, solo yo subiendo la cubierta doce horas al día. Cambiando bombillas y jugando con el sistema eléctrico. Revisando a los visitantes, escaneando sus papeles, revisándolos. Yo supervisando la rejilla magnética y asegurándome de que solo tomaran los artículos que estaban autorizados a tomar. Luego nos tenemos un poco de problemas, y sigo el protocolo tal como el Jefe Becker lo explicó, y ¿qué saco de eso?" Señala vagamente hacia la puerta cerrada. "Estos invasores cabronazos que prefieren estar paseando por el Jardín tratando de seguir el olor de una perra ricachona. Bajan aquí con sus caras de juego y sus armas de fuego atadas a las caderas como si fueran a hacer algo que Bobby Diggs no ha hecho. ¿Nadie ha oído nada de la puerta del granero y los caballos en estampida? Es demasiado tarde."

    Sacude la cabeza, se da cuenta de que ha dejado consumirse el cigarrillo hasta el filtro. Excava en el bolsillo de su pecho y saca un paquete de Camels maltratados, se enciende uno de nuevo, chupando profundamente como si esta acción fuera lo único que lo mantuviera pensando claramente. Nomar le recoge la colilla usada de los dedos y se la mete con avidez en la boca.

    Diggs empuja su dedo hacia Ray. "Te vi anoche, pero, no ibas solo. Tenías esta rata de aquí contigo. Te seguía como un perrito."

    "¿Y cómo fue eso?" Ray pregunta. Había decidido evitar el ascensor principal.

    "Ya te lo he dicho, hombre. Yo me muevo por la cubierta. Solo porque haya un poco de emoción en el medio de la nave no significa que empiece a abrazar la cubierta. Encontré a ese chico, Sr. Marlowe. Usted lo vio. Aquello no fue un accidente y yo no necesitaba que el Jefe Becker viniera aquí con luces y policías y todos esos gritos para decirme eso. Me figuré que había una posibilidad de que el colgado que hizo esto todavía estuviera allí, escondiéndose en algún lugar, esperando que las cosas se enfriaran antes de subir arriba. Sin embargo, no encontré nada. No había sangre ni nada que seguir. Supongo que debió de haberlo hecho en otro lugar y arrastró al niño hasta aquí."

    "Esa también fue mi conclusión", dice Ray. "Ahora, esto es lo que creo que sucedió: quienquiera que arrojó el cuerpo --probablemente la misma persona que realmente cometió el asesinato- hizo suficiente exploración de antemano para saber que tú eres el tipo de seguridad de cubierta que se mantiene móvil. Sabía que él no tenía que encontrar una manera de arrastrar ese cuerpo por una de las escaleras, que tenía una posibilidad razonable de no ser detectado si tomaba el ascensor sin más."

    Diggs niega con la cabeza, una indicación no tan sutil de que piensa que Ray debe de ser una especie de estúpido.

    "Nuestro chici no usó el ascensor", le dice.

    "¿Cómo puedes saber eso?"

    "Número uno, los ascensores de cubierta que no son de pasajeros no tienen una anulación expresa. El tipo habría tenido la oportunidad de que cualquiera que hubiera querido subirse al ascensor en cualquier punto entre donde él se subió y la Ómicron, pudiera simplemente presionar un botón, esperar a que se abrieran las puertas y descubrirlo."

    Rodríguez dice: "A menos que fuera lo suficientemente duro como para no tener escrúpulos en matar a quien se encontrara accidentalmente. Por lo que has dicho, Ray, sobre la disposición del cadáver, yo asumiría que es un hombre sin escrúpulos."

    Kilgore mueve el pulgar hacia Rodríguez y le guiña un ojo. "El Oficial de material aquí está olvidando que entonces el sospechoso tendría que deshacerse de dos o más cuerpos en ese caso, y tendría que lidiar con un desastre en el ascensor. Eso crea un montón de detalles molestos con los que lidiar. Supongamos que si estuviera tratando de esconder un cuerpo en algún lugar, haría todo lo posible para evitar crear detalles adicionales."

    "Además de eso", continuó Diggs. "Me conseguí un sensor de ascensor que hace transmite mi radio cada vez que el ascensor se detiene en este nivel. Los chicos de carga saben que se supone que deben esperar a que yo regrese hasta ellos si necesitan hacer una recogida, y ellos no pueden entrar en ninguna de las bahías sin mi tarjeta de admisión, por lo que el sistema funciona bien. Yo habría sabido que el sospechoso había bajado en el ascensor, a menos que eso no sucediera en mi turno. Si sucedió antes de que yo entrara, entonces el del último turno habría encontrado el cuerpo --asumiendo, por supuesto, que los chicos dejaran la cubierta en primer lugar, lo cual es poco probable."

    "Entonces bajó una de las escaleras", acepta Ray. "Un trabajo horrible."

    "Pero, ¿cómo llegó a la bahía en primer lugar?" Rodríguez pregunta en voz baja. "A menos que tuviera una tarjeta para la cerradura. O a menos que supiera cómo forzar la cerradura de una manera indetectable."

    "No haría falta ser ingeniero aeronáutico", respondió Diggs. "Esta no es una zona segura, excepto a babor y a estribor, donde están los vertederos."

    Esto está yendo en una dirección por la que Ray no quiere ir. "Si nuestro chico tiene una tarjeta, o bien la ha robado..."

    "O es un miembro de la tripulación", finaliza Kilgore, no le gusta la conclusión más que a Ray, a juzgar por la expresión en su rostro. "Hablaré con algunas de mis damas en equipo y contabilidad por la mañana y veré si han recibido algún informe de falta de tarjetas de acceso."

    "Y si no tuviera una tarjeta", dice Ray mirando a Rodríguez para llamar su atención, "debería haber algo anómalo en el registro de acceso de la cerradura. Tendremos que analizarlo un poco más de cerca. Habla con Becker o con uno de sus tenientes mañana y a ver si puedes hacer que él cambie las cerraduras y nos entregue la original para analizarla."

    Ray vuelve a mirar a Bobby Diggs, quien ha encendido otro cigarrillo. "Has sido bastante instructivo, Bobby, y estoy profundamente agradecido por tu ayuda hasta ahora. Pero necesito que comiences de nuevo desde el principio, desde el momento en que llegaste a turno anoche y me lo cuentes una vez más. Sé que ya has presentado un informe oficial. Lo he visto, pero a veces dejamos las cosas en los informes oficiales, ¿sabes? Cosas que no parecen importantes, o cosas que pasamos por alto porque estamos tratando de economizar palabras, salir de la terminal y fichar el fin de turno. No digo que haya nada malo en eso. Yo mismo lo he hecho cientos de veces. Lo que quiero ahora es todo, incluso las cosas que no parecen lo bastante importante como para escribirlas, ¿de acuerdo? "

    Y él habla, y parece tener una memoria sorprendente para los detalles. No solo las personas que vinieron a comprar suministros, sino las franquicias que representaban, las cosas de las que hablaron camino a las bahías donde se guardaba sus provisiones, cuántos cigarrillos se fumó por el camino. Él recuerda, parece, las pasarelas que recorrió en orden, las luces que estaban apagadas, de qué armario de mantenimiento sacó las bombillas y aproximadamente qué hora era cuando lo estaba haciendo.

    Bobby dice: "Alrededor de las diez, dejo el puesto de control. A las diez, las cosas se ponen muy tranquilas aquí. La mayoría de las franquicias se han abastecido para el día siguiente --lo sacan todo al mismo tiempo, como un cortesía para mí, ¿sabes?. Saben que solo está Bobby Diggs en la gran O. Si vienen en horas extrañas, me llaman y me dicen que están en camino para que no tener que esperar. Siempre comienzo la ronda a mi hora". Bobby niega con la cabeza, como si estuviera anticipando una crítica. "Lo sé, te enseñan en los Marines a escalonar tus barridos para que el enemigo tenga que adivinar. Bueno, estos no son los Marines, muchachos. Esto es seguridad marginal, pero principalmente servicio al cliente. Si soy predecible, los paisanos del Jardín saben muy bien que pueden aparecer cinco o diez minutos antes de la hora, y que yo volveré en un minuto sin tener que interrumpir mi ronda. Solo parece un sistema defectuoso cuando sucede algo malo, como anoche."

    Ray entiende lo que Bobby le está diciendo y la justificación para ello, pero hace una nota mental de todos modos. El grupo de sospechosos se ha vuelto necesariamente menos inteligente o afortunado. Lo único que necesitaban ser era observadores. "Continúa."

    "Barrí el pasaje cuatro, donde hay dos bahías y un montón de armarios de almacenamiento para materiales de envío. El procedimiento estándar es abrir la cerradura, asomarse con una luz dentro, escuchar sonidos sospechosos y luego seguir adelante. Tal vez un minuto por bahía. De vuelta arriba por el pasaje tres hacia la parte delantera de la nave, por la explanada contra el casco exterior, el cual me lleva directamente a estribor, donde se cruza con el corredor más allá del almacén de municiones, donde estaban Rodríguez y Kilgore. Les saludé por la ventana de observación en la puerta de la explosión, pero no me vieron, y seguro como las campanas de la catedral que ellos no me iban a escuchar a menos que yo usara el comunicador, y eso parecía un poco demasiado molesto solo para un «cómo va», ¿entiendes? Troté a la izquierda para barrer de atrás hacia adelante por el pasaje nueve, imaginando que llegaría al diez en el siguiente intento. Intento hacer aleatorios mis rondas, aunque no cambio las veces que las hago.

    "Así que miré en la 950, que es la esquina del gatito justo entre los pasillos ocho y nueve mientras te mueves hacia la parte delantera de la nave. Las secciones 949 a 945 son armarios de almacenamiento de envío, cubículos estrechos que corren a lo largo del exterior de la bahía 944, ¿entiendes? Llegué a la 944 a las 10:45 más o menos, pasé mi tarjeta y abrí la puerta."

    Bobby Diggs hace una pausa, da una larga y fuerte calada al extremo de su cigarrillo.

    "Y viste el cuerpo cuando encendiste la luz", lo incita Ray.

    Diggs inclina la cabeza hacia un lado, considera a Ray con un ojo, amplio, sin pestañear. "Eso es lo que puse en mi informe, sí, señor."

    Rodríguez lo empuja con la rodilla. "Pero eso no es lo que realmente sucedió."

    "Chico, vas a pensar que estoy loco."

    "¿Que pasó?" Ray dice.

    Diggs mira hacia otro lado, mira a sus pies, sin moverse, excepto para pasar el cigarrillo entre los labios y los muslos, donde descansa el brazo. "¿Ha estado en Mes, Sr. Marlowe? Usted tiene esa mirada. Si no en Mes, usted vio acción. Eso está bastante claro."

    Ray asiente lentamente. "Cuatro años en Wadi Wadi y alrededores."

    "Ciudad Tienda", murmura Diggs nostálgico. "Hice una rotación de seis meses allí, pero pasé la mayor parte de mi tiempo al Sur y al Este, Wadi Gore, lo llamamos. El empuje principal hacia Bagdad, Gran B. Combates feroces feroces en esa zona. Noches durmiendo con tu equipo químico en la mano, tu equipo biológico en el suelo, tu rifle apoyado en la mesilla junto a tu cabeza. Toda la noche de morteros; sonando como truenos, como solía rodar por la ladera de la montaña en Georgia, al norte de Dalton, de donde soy. Y sabes que apuntan a la tienda de comunicaciones o al depósito de municiones o al grupo de electrógenos, pero siempre los estamos cambiando de sitio. Y no sabemos cuán buena es su inteligencia, pero sí sabemos cuán malo es su puntería, y entre los dos, sabemos que es solo cuestión de tiempo antes de que dejen caer un proyectil justo en el medio de la tienda. Eso también sucedió, un viejo mortero sobrante ruso, debía de tener veinte, treinta años de edad. Atravesó la tienda como una piedra, con un sonido desgarrador que nos asustó de muerte a mí, a Krueger y Shireman. El suelo con un golpe y simplemente se asentó allí, sin hacer nada. Shireman dice: «Hey, es defectuoso, hombre. Es uno defectuoso. Tíralo fuera». Y yo le digo: «Lo recoges y lo arrojas afuera tú, cabronazo». Discutimos sobre quién lo haría durante diez minutos, y aquí viene el sargento Buff, que había dormido durante todo el asunto. Sale de su litera, chico no dice una palabra, simplemente se levanta, agarra ese mortero como si fuera un libro de la biblioteca y lo lanza por la puerta delantera.

    "Usted sabe cómo se pone la cosa, así. Cuando puedes agarrar un casco sin explotar y tirarlo como si fuera otra cosa. Mucho desorden. Y no piensas en llamar a los especialistas para que se lo lleven, porque ellos van a hacer preguntas y pedirte que presente un informe y que les ayudes a llenar sacos de arena para apilar alrededor de la maldita cosa mientras lo desarman, y lo siguiente que sabes es que es de mañana y estás de servicio y no has dormido ni una pizca, así que te encargas tú mismo y a correr.

    "Y en algún lugar de todo este desastre, si vives lo suficiente, desarrollas ese sentido como el sargento Buff, ¿ve? Shireman me dice que era defectuoso, y que los dos sabíamos que era defectuoso porque todavía estábamos hablando de eso, no era lo mismo que creerlo. Estábamos demasiado asustados. No teníamos las facultades para pensar con claridad, para sentir cuándo todo iba bien y cuándo no, no por aquel entonces. Pero llegamos a ese lugar, llegamos a saber, a contar, a probar una emboscada en el aire o sentir en nuestros huesos cuando algo grande se estaba derrumbando antes incluso de que nos dieran la palabra de prepararnos, o saber por la textura de la oscuridad cuándo estábamos solos y cuando había un zapador kurdo justo afuera con una bomba casera atada al pecho. Aprendes a usar los sentidos que Dios nos ha dado a todos, pero la mayoría de los hombres ni siquiera saben que están allí. Sexto sentido, séptimo, lo que sea, ¿Sabe?

    "Cuando abrí la puerta de la 944, señor Marlowe, lo supe. Era como el aliento del demonio contra mi mejilla, como en Mes. Había algo, y no podía decir qué. Yo no tenía el arma de mano, solo una linterna y mis agitadas agallas, y entré de todos modos ". Diggs lanza una risa explosiva, áspera y castigadora. "Debo haberme parecido a esos viejos carretes de película, como Buckwheat. Creo que mi pelo afro estaba justo arriba, a medio metro fuera de mi cabeza en todas las direcciones. Y creo que mis ojos debieron de ser tan grandes y tan blancos que tendrían que estar brillando como kliegs. Y encima de eso, tengo una linterna que le dice a cualquiera con un arma y la capacidad de disparar a la puerta de un granero justo donde estoy parado."

    Diggs se da vuelta, su rostro desnudo con una especie de súplica. "Después de encontrar a ese chico, busqué al hombre que lo hizo. Armado o no, recorrí los pasillos, todos ellos. Temblando como un gatito perdido en una tormenta de nieve, también. Porque podía escucharlo, pensaba que podía escucharlo respirar. Podía escucharlo arrastrando los pies, como un escofinazo contra la plataforma, pero distante, ¿sabe? Como si lo estuviera escuchando desde fuera de la bahía o a través de la pared. Pero nunca pude llegar a acercarme a él, y después de unos minutos recuerdo que he dejado la puerta de la bahía abierta y que le he dado una bonita y estupenda salida de escape. Fue entonces cuando fui por a Kilgore y Rodríguez y puse todo el circo en movimiento. Pensé que eso podría darnos una oportunidad de atraparlo, aunque fuese escasa. Pero supongo que ya se había escapado para entonces."

    Ray traga saliva, haciendo retroceder el nudo que ha intentado arrastrarse por su garganta y sofocarle. "Bobby, ¿tocaste el cuerpo? ¿Para comprobar el pulso siquiera?"

    Él está pensando en el proceso en curso de Nomar de las muestras obtenidas del cadáver de Micah Uytedehaage.

    "No era necesario. Pude ver que estaba muerto. Y si no estaba muerto, señor, no me iba a agradecer sinceramente haberle salvado en ese momento."

    "Está bien", dice Ray tratando de sonreír. "Yo tampoco toqué el cuerpo."

    Kilgore tiembla violentamente. "Eso es espeluznante. ¿De verdad crees que todavía estaba allí? Quiero decir, el asesino, ¿justo allí en la habitación contigo? ¿Un tipo que podría hacerle eso a un niño? Eso me asusta. Habría tenido un ataque cardíaco. justo allí en el sitio. Todo tieso, te lo aseguro, lo juro por Dios."

    "Yo no creo nada", responde Diggs en voz baja. "Podría haber sido solo mi imaginación después de ver a ese chico destrozado. No soy el primer hombre que ha visto algo así y ha tenido retrospectivas de combate. Por eso dejé aquello fuera de mi informe. Seguridad no quiere leer sobre lo que pasa dentro de mi intestino. Quieren evidencia. Una huella, un sospechoso esposado, algo de saliva de la que poder sacar ADN. Yo no tenía nada de eso."

    "Lo entendemos", dice Ray. Y es cierto, cada uno de ellos, la forma en que el cerebro salta a toda marcha y la información sensorial se confunde con los recuerdos, con espectros extraídos del pasado. "Hiciste todo lo que se esperaba de ti."

    Diggs resopla y expulsa una corriente de humo por la nariz. "Sí. Dile eso a los muchachos de azul que están en mi cubierta, caminando mis rondas de dos en dos, todo menos rayas buscando la carga de las franquicias. Me miran con esas caras sombrías que dicen que Bobby Diggs la fastidió. Bobby Diggs se ha conseguido el curro más cómodo de todo la nave y la ha fastidiado. Si esta tarea era tan blanda, ¿cómo es que no la quería nadie? ¿Cómo es que me la cargaron a mí si no tengo tanto tiempo en la nave como otros? Bueno, estos pies planos de alquiler pueden quedársela, en lo que a mí respecta. Iré a jugar al Jardín durante un par de semanas, sorberé unos expresos y echaré un ojo a las tetas de las perras ricachonas."

    Ray busca en su bolsillo y saca un trozo de papel y un bolígrafo. Rápidamente garabatea el número de su habitación y la identificación de la comunicación y se lo entrega a Bobby Diggs. "El Jefe Becker no ha dicho nada acerca de trasladarte de esta tarea. Si eso significa algo, no creo que esté decepcionado con tu desempeño. Esto es solo un gesto político para mostrar a los pasajeros que las cosas aún están bajo control". Señala el papel en la mano de Bobby. "Y como vas a estar aquí, esa es nuestra información de contacto. Si ves o escuchas algo extraño, o recuerdas algo que no nos has dicho, me llamas, ¿de acuerdo? De día o de noche, uno de nosotros estará por ahí para atender la llamada."

    Kilgore guiña un ojo, sonriendo. "¿Puedes hacerlo, Diggsy?"

    "Hombre, no me hagas reventarte". Luego, a Ray: "Lo tendré en cuenta, Sr. Marlowe. Atrapará a ese tipo, ¿verdad?"

    "Voy a dar lo mejor de mí."

    Pero Diggs no está contento con esa respuesta. Su mirada penetra en los ojos de Ray, sus mandíbulas se aprietan firmemente. "No soy un oficial, señor. Hago lo que me dicen, siempre lo he hecho. Pero mantengo los ojos abiertos y presto atención a la mentira de la tierra, por así decirlo. Hay algo que no va bien en esto, me da escalofríos; no me da vergüenza admitir eso."

    Un asentimiento, eso es todo lo que Ray le da, lo suficiente como para mostrar que se ha escuchado la advertencia. "No eres el único."

    "Vigile su espalda, señor Marlowe."

    Con eso, Ray silba a Nomar y dejan a Bobby Diggs caminar por la cubierta.

* * *

    Llegan al Jardín poco después de la medianoche. Kilgore hace algunos ruidos acerca de que es demasiado tarde para un carrusel apropiado, como si fuera un deber que está ansioso por realizar, pero se calla cuando encuentran un segundo oficial esperando afuera de su puerta. El hombre los ve venir y se tensa en posición de firmes.

    "¿Comandante Marlowe?"

    Ray suprime un gruñido. ¿Hay alguien a quien Becker no le haya contado su inesperada inflación de rango? Pero eso es solo una pequeña parte de la repentina estocada de temor que le atraviesa el pecho. La mayor parte es una sensación de «¿y ahora qué? ¿Dónde está el cuerpo esta vez?»

    Él tranquiliza al tipo con la mano antes de que pueda hacer algo tonto como saludar. "¿Qué pasa?" demanda él.

    "El Jefe Becker me pidió que le entregara un paquete". El segundo saca un bulto rectangular envuelto en liso papel marrón atado con cuerda de embalaje. El nombre de Ray, sin rango, está impreso en la parte superior con una mano oscura y cuadrada. "Dijo que usted sabría qué hacer con esto."

    Sin saber su contenido, Ray sospecha que lo sabrá. La letra le es familiar, aunque no la ha visto en años. Es de Jack Holcomb. Las R se parecen a las n. Antaño esto lo había vuelto casi loco.

    Toma el paquete rápidamente, sin comentarios. Cuando se mueve, su contenido tintinea, como el sonido de piedra sobre piedra, como la fangosa charla de una ladera de esquisto colapsando sobre sí misma.

    El viejo Jack piensa en todo. Ray no sabe si sentirse animado o molesto por esto. Aunque hasta que reciba más instrucciones, cree que va a optar por molesto.

    Ray despide al segundón con un gesto y los deja entrar en sus habitaciones. Nomar salta de él hasta el mostrador. Comienza a caminar de un lado a otro frente a la terminal de diagnóstico como si no pudiera esperar para cargar sus datos de cigarrillos recién reunidos, cortesía de Bobby Diggs. Ray se pregunta brevemente si es posible que una rata mecanizada se enganche a la nicotina. Eso sería mala suerte, tener un dron químicamente adicto en sus manos.

    "Bueno, ¿qué hay en la caja, jefe?", Pregunta Kilgore.

    Ray arroja el paquete sobre la mesa más cercana, donde se desliza una corta distancia, luego se acomoda con un tintineo perturbador de su contenido.

    "Articulos de emergencia."

    "Una respuesta que no me dice nada. Has pillado esta rutina de oficial muy rápido". Kilgore se deja caer en una silla a la mesa y agarra la caja. La sacude un par de veces y se la acerca a la oreja como un regalo de Navidad. "Suena quebradizo. Vale, suena ya roto."

    A Rodríguez: "Hazme un poco de café, cabo. ¿Quieres un poco de café, Ray?"

    "Yo lo haré." Pero primero, instala a Nomar, conecta el cable de salida y prepara el servidor para volcar los últimos archivos de audio y nicotina en su propio directorio.

    "Oh, Rodríguez lo hará. Probablemente tú no te lavas las manos primero."

    Nomar chirría algo que nadie entiende, pero suena vagamente insultante.

    Kilgore continúa: "Yo voy a abrir esto."

    "Estás en tu casa, pero no esperes una experiencia muy esclarecedora."

    "Te pones tan sexy cuando vas de críptico, comandante."

    Ray consigue que Nomar se quede quieto y luego se aventura a cruzar la habitación. Se sienta en una silla a la mesa frente a Kilgore. Rodríguez vacía una jarra de agua purificada en la cafetera de la cocina. Se une a ellos alrededor del paquete unos momentos después, justo cuando Kilgore está pasando su navaja de bolsillo por la cuerda de embalaje. Debajo del papel de regalo hay un endeble recipiente de cartón. Kilgore revienta el sello por un lado, inclina el paquete hacia arriba y derrama una docena o más de anillos de piedra sobre la mesa. Son oscuros, una especie de azul metálico vagamente iridiscente. La ilusión de iridiscencia proviene, de hecho, de la escritura árabe incrustada, grabada en plata, supone Ray, tanto por dentro como por fuera.

    "Mira", dice Kilgore burlonamente. "Ray tiene una admiradora secreta."

    Ray recoge el anillo que ha rodado más cerca de él, lo sostiene entre el pulgar y el índice y lo examina a la luz del techo. Piedra meteórica, supone. Inscrita con encantamientos. Él sacude la cabeza y coloca la banda delgada y fría en su mano derecha.

    Kilgore continúa sacudiendo la caja, pero no cae nada más. En buena medida, la da vuelta para poder mirar dentro. "Pero ella no ha dejado una nota. Qué grosero."

    Rodríguez rueda uno de los anillos en su palma, examinándolo desde varios ángulos, obviamente intrigado.

    "Póntelo", dice Ray. "Los dos. Elegid uno y ponéoslo."

    Kilgore rebusca por el montón y encuentra uno que se parece lo bastante ancho para caber en sus dedos rechonchos. "Creo que esto es más interesante que un parche de unidad."

    Ray recoge los que quedan y se los mete en el bolsillo.

    "¿Para qué son?" pregunta Rodríguez.

    "Para tu protección."

    Antes de que Kilgore pueda encontrar una respuesta ingeniosa: "¿De qué?"

    De tener sus huesos licuados por un semidiós enojado, casi dice Ray. Por un instante, regresa a Ba'dai, a Whitfield y a los demás que colapsaron como prendas desechadas, charcos de carne vacía. Quizás Holcomb no fuese un completo imbécil. Tal vez había aprendido un par de lecciones en el desierto después de todo. No es que este gesto mitigara de alguna manera el deseo de Ray de darle un puñetazo en la calavera.

    "¿Qué significa todo este mambo yambo de letras?" Kilgore, sutil como una granada de mano. "Quiero decir, conozco al jockey de la arena cuando lo veo."

    Ray solo se encoge de hombros.

    Pero Rodríguez continúa girando el anillo en su dedo, trazando las palabras, moviendo sus labios. Él levanta la vista. "'Para el terror que viene de noche'."

    Silencio. Kilgore frunce los labios. "Eso es un poco raro."

    Pero Rodríguez solo mira a Ray, dice una vez más: "¿Protección de qué?"

    Ray está exhausto, súbitamente enterrado bajo el peso del día, bajo el peso de toda su vida. Un burbujeante caldero de preguntas se agita dentro de él, muchos problemas que no parece vislumbrar claramente. Holcomb que no parece sorprendido por los acontecimientos recientes. Tan poco sorprendido que le ha dado a Sorensen o a Becker este paquetito de bombas de relojería por adelantado, su tictaqueante relojillo mental descontando desde el momento en que ellos se lanzaron. El hecho de que está en una nave con destino a Nueva Holyoke, exactamente la mismo Nueva Holyoke donde se transportó un antiguo artefacto Terran. Toda la no coincidencia en torno a la muerte de Micah Uytedehaage. ¿La UIC estaba alejando a Ray del desierto o simplemente lo estaba instalando en otro lugar y en otro tiempo?

    Y además de eso, todavía no sabe qué hacer con Emma. Y hay que lidiar con Ziggy, que ahora probablemente está orinando ácido porque cree que Ray se ha vuelto Ausente Sin Permiso Oficial, lo que significa que Nina lo sabe, y Nina probablemente está loca de preocupación debido a la ristra de rumores que informan de extraños sucesos en la nave, como asesinatos en las subcubiertas. Ahora Rodríguez y Kilgore, que merecen saber algo sobre el lío en el que los ha reclutado, pero que todo lo que Ray tiene para darles son teorías medio cocidas y un montón de porquería mística y reminiscencias chifladas que ellos no se van a creer de todos modos. Demasiados cabos sueltos. Demasiadas preguntas sin respuesta, y él no parece tener tiempo para lidiar con ellas de manera adecuada.

    Se pregunta si esto es lo que es ser un oficial a tiempo completo. Si es así, ¿es demasiado tarde para rechazar su mención?

    Ray deja que sus hombros se hundan. "Pregúntame mañana, Rodríguez."

    Lo cual es una especie de rendición. Lo cual es completamente injusto para ellos, y posiblemente también peligroso. Ya perdió a sus hombres por no haberles entregado el conocimiento y las herramientas para defenderse de lo desconocido.

    Kilgore empuja el hombro de Rodríguez. "El café está listo. Ve a buscarlo."

    Rodríguez lo mira un momento, atónito, y luego se aleja. Crea una tormenta de vajilla en la cocina.

    Kilgore lanza una mirada de disgusto a Ray. "Todo el debido respeto, señor, pero no me importa una mierda si no quiere hablar de eso. No me importa una mierda sus ideas de necesidad de saber o contingencias de emergencia. Debe decirnos qué está pasando antes de que yo mande al infierno esta reasignación. No podemos ayudarle a menos que nos dé algo con lo que trabajar."

    Este es el tipo de cosas que los sargentos de los Marines llevan haciendo con los oficiales durante quinientos años. Ray no puede evitar pestañear, se ha quedado estupefacto. Así que esto es lo que se siente al estar en el extremo receptor del berrinche de un de un oficial sargento. Él da unas ligeras risitas a pesar de sí mismo, se da cuenta de que «risitas» es una descripción demasiado macho para ello. Por Dios, está soltando risitas. Risitas como si estuviera perdiendo la cabeza. ¿O son cacareos lo que haces cuando se te va la olla? El no lo sabe.

    Rodríguez regresa y desliza una taza de café solo en su mano.

    Jodidos Marines, piensa Ray. Y se lo cuenta a ambos. Todo.

Capítulo 8

    El evento, que en algún momento de la noche ha pasado a llamarse Operación Hombre del Saco (alternativamente, Operación A Tomar Por Saco, Operación Me Cago En Tus Muelas, Operación Ay Cande More Pecador), no comienza tan bien como Ray hubiera querido. Por la mañana, con los tres todavía restregándose el sueño de la cara y la laca del café viejo de las lenguas, se hace dolorosamente evidente que Kilgore y Rodríguez nunca han aprobado el test de moda civil urbana encubierta. Revisan gran parte de sus armarios con holgadas camisas chillonas y pantalones cargo color caqui con demasiados bolsillos utilitarios y no logran en ninguna de las iteraciones parecerse a nada salvo a Marines preparándose para actividades de espionaje. Ray habría aceptado una temática de «Marines Dejados en Tierra», ya que encajaba con la historia fachada de emergencia, pero estos dos ni siquiera podían intentarlo sin parecer ir cargados de bloques explosivo plástico en los bolsillos. Llevaban pistolas atadas bajo los brazos. (Esto se debió en parte al hecho de que Kilgore insistía en guardar una pistola allí).

    Más tarde en la mañana, hay compras realizadas por una brillante intermediaria enviada por Becker --a petición de Ray- para defenderse de la inminente crisis que amenaza la misión. Ella recolecta tamaños, se arrastra alrededor de Kilgore y Rodríguez con una cinta métrica, les hace cosquillas en la entrepierna con un entusiasmo que es entre profesional y lascivo, luego desaparece durante más de dos horas con sus chips de crédito. Cuando finalmente regresa, hay bolsas para abrir, fajos de papel crepé para rasgas y tirar. Montones de gruñidos y protestas de «no me pienso poner eso». Ray emite una serie de órdenes amenazantes sobre el hecho de que mezclarse con pijos requiere vestirse como pijos. A cambio, ellos le amenazan con un motín que solo se desanima por la declaración de la mujer de que con solo mirar a los dos Marines en su camuflaje urbano la hace flaquear de las rodillas.

    Al mediodía, Kilgore y Rodríguez han elaborado un mapa detallado del Jardín y sus variadas atracciones. Discuten estrategias de despliegue, zonas de control y medidas de asimilación y control de la población. Sueltan risitas ante las redefiniciones del término "Campos de fuego". Obtienen información confidencial del historial demográfico y de transacciones de la nave y delimitan un bloque cuadrado de diez secciones que denominan Centro Maruja, una especie de Tierra de Nadie entregada al conjunto de viudos y matronas de la Paráclito. Este es el territorio a evitar a toda costa, reservado para las más extremas exigencias, la táctica de obtención de información más suicida. Finalmente, acuerdan reunirse de nuevo en la suite a las diez para un informe estándar. Luego salen en tropel dejando a Ray solo por fin.

    Ray ha coordinado en el pasado la eliminación táctica de un contingente de la fuerza de un batallón de atrincherados regulares rusoturcos mediante bochornosamente insuficientes fuerzas terrestres y aéreas aliadas de cuatro países diferentes y doce ramas del ejército con menos agravio generalizado.

    Por su parte, Ray se cambia con ropa fresca casi idéntica a la que llevaba el día anterior. Dedica tres minutos a hackear el índice telefónico y rastrear los nodos de comunicaciones privadas del complejo Whiston. Hace sonar la habitación de Emma con una transmisión lo bastante poco cifrada como para ocultar su información de contacto y aturdir la mayoría del software de descifrado no autorizado de la industria privada.

    Se dice a sí mismo que hace esto porque su habilidad para procesar las tareas de su trabajo lo requiere, porque necesita mantenerse cerca de los Whiston. No quiere pensar en ello de otra manera en este momento, porque el muro de engaño y mentiras que está erigiendo sería inconcebible de otro modo. Esto, al menos, se lo debe a la muerte y mutilación de Micah.

    Ni siquiera quiere calcular la deuda que le debe a Emma por tantas mentiras, tanta manipulación.

    La voz de la chica suena débil, apagada, cuando responde. Ray ha enviado la llamada como «Solo Voz» e inmediatamente desea haber autorizado una señal de vídeo

    "Almuerza conmigo", dice él.

    "¿Ray?"

    "Puedo estar en el Frankie V en cinco minutos. Nos conseguiré una mesa."

    Vacilación, luego tristeza, amortiguada por electrones. "Me encantaría, pero no puedo."

    "Estás enfadada conmigo."

    "Estoy enfadada contigo. Me abandonaste en medio de la noche sin una explicación aceptable siquiera". Por un momento, ella está gruñendo, rechazada, asqueada, pero no puede o no quiere mantenerlo. "Pero no es eso por lo que no puedo verte. Amah está furiosa porque he estado entreteniendo a hombres extraños, marineros comunes, no menos, que no le han mostrado la cortesía de someterse a una presentación adecuada. Frederick, por supuesto, no está ayudando nada, y ha estado diciendo las cosas más escandalosas y engañosas sobre ti. Me temo que en general ella es más propensa a creer su lado de las cosas que el mío."

    "He realizado algunas extracciones clandestinas en mis tiempos", dice Ray bromeando. "Y si tuviera que volverme duro con tu hermano otra vez para hacer nuestra escapada, eso solo sería un bonus."

    "Frederick no está aquí."

    "¿Qué me estás diciendo?"

    "Etiqueta, Ray."

    Él barrunta sobre esta extraña palabra, tratando de darle algún sentido. "Oh. Quieres que vaya a recogerte. Como en una cita. Que llame a la puerta principal, conozca al guardián y todo eso."

    Emma se ríe ligeramente. "Así es como se hace tradicionalmente."

    "¿Llevo algo? ¿Flores o bombones o algo así?"

    "Cuando vienes a cenar, puedes hacerlo. No es necesario cuando me llevas fuera. A menos que, por supuesto, me traigas cosas como muestra de que te disculpas por la forma en que me abandonaste. En ese caso, me gusta el chocolate y puedes traer tanto como quieras."

    "Entonces solo bajo allí, llamo a la puerta, encuentro a tu Amah y estamos listos, ¿verdad?"

    "La puerta principal, Ray. No la de mi habitación privada."

    "Eso me lo hubiera figurado yo solo. Eventualmente." Probablemente, aunque no necesariamente sin crear antes algún incidente nocivo interfamiliar. Él sonríe imaginándolo; Probablemente sea mejor que ella no pueda verle. "Estaré allí en diez."

    Chocolate, recuerda. "Que sean quince."

    "Si no estás aquí en media hora, llamaré a seguridad."

    Todavía sonriendo, él cuelga. Mira a Nomar, parado expectante sobre el mostrador de la cocina. "¿Dónde encuentras chocolate en una nave estelar?"

    La rata, por supuesto, tiene una idea perfectamente clara.

    Exactamente quince minutos más tarde y una cantidad impactante de crédito nave más ligero, Ray está en la Iota-D frente a la entrada principal de las suites Whiston. En una mano sostiene un paquete envuelto en tela de satén blanco, lleno de cintas de colores pastel y encaje. Desliza la otra mano contra la pierna de su pantalón para quitarse el sudor de la palma, y alternativamente lo usa para abofetear a Nomar, cuyo procesador no parece poder entender que la extravagancia de chocolate no es y nunca fue para él .

    Se las arregla con Nomar a tiempo de ignorar el animado saludo del sistema de seguridad en el modo receptivo agato-daimon y anunciar la llegada de Ray a la puerta principal. Esta se abre de golpe, como si le hubiera estado esperando.

    Emma está allí, con los ojos brillantes y relucientes con un fulgor interno. Ella es una estrella de cine de antaño bajo una lente suave. Durante varios instantes Ray se olvida de respirar.

    Cuando lo recuerda, dice: "Soy puntual."

    "Si ese es el peor de tus vicios, creo que no podrías ser un completo desperdicio de mis energías."

    "Me tomaré eso como un cumplido."

    "De hecho. Y se supone que debes decir algo halagador a cambio."

    "Si me haces empezar, estaremos aquí todo el día". Está bastante seguro de que está haciendo el ridículo. A pesar de todo, solo verla lo abruma. "Me haces sentir mareado."

    Emma se lleva el dedo a los labios y lo calla.

    Ella vocaliza una palabra: maravilloso.

    Pero con un movimiento de cabeza, le indica el espacio tras ella. Hay alguien escuchando. Él sospecha que se supone que esto debe hacerlo sentir instantánea y completamente avergonzado, pero no es así. Quienquiera que sea, les debe una deuda de dignidad.

    Así que tendrá algo menos incómodo que hacer, Ray le tiende el paquete de bombones. Sonríe como un idiota. Emma lo toma de entre sus manos con los adecuados ruidos de agradecimiento y exclamaciones de sorpresa, pero en realidad no está mirando el paquete. Está mirando a Nomar, quien ha seguido la transacción con un movimiento de nariz y una maniobra de rastreo menos que sigilosa. Emma levanta una ceja hacia Ray, como diciendo: ¡Hoy! ¡De entre todos los días, hoy traes la rata! Ray solo se encoge de hombros. Hay ciertos impulsos que no se debe esperar que un hombre explique.

    Finalmente, ella lo invita a entrar. Ray se pausa lo suficiente para informar a Nomar que se quede fuera, preferiblemente justo donde está, e incluso más preferiblemente sin masticar nada que parezca caro. Una breve pero frenética negociación resulta en que Emma desenvuelve el paquete y le entrega un trozo de chocolate para aplacarlo.

    Ella conduce a Ray a través de un breve vestíbulo de suelos de mármol blanco, paneles de madera blanda y finas urnas griegas montadas en pilares de piedra románica, los cuales, sospecha Ray, son antigüedades reales en lugar de ingeniosas reproducciones de los mismos. Al cruzar una puerta con arco hay un gran salón que es todo lo que uno esperaría de un espacio doméstico de la familia Whiston. La alfombra es lujosa, blanca, terriblemente suave. Hay sillas de cuero repartidas en amistosos grupos que interrumpen la inusual amplitud de la sala abierta. Bajas estanterías, ordenadas cuidadosamente con volúmenes de cuero oscuro y estampados con letras doradas en los lomos, alinean dos de las paredes. La pared directamente a la derecha de Ray la ocupa una masiva pantalla de vídeo, actualmente oscura, pero encerrada a cada lado por azulejos con frescos descoloridos con lo que parecen ser restos de la antigua Pompeya. Un buen surtido de lámparas y flores, lámparas que esconden flores, lámparas con forma de flores, generan un resplandor blanco que es casi deslumbrante.

    Y Ray podría sentirse tentado a estar deslumbrado, excepto que de pronto recuerda algo que Emma le había dicho. Sobre encontrar a Micah acampando en una de estas sillas de cuero suave, estudiando un libro mucho después de acostarse. Ahora puede imaginarlo, el cuerpecito del niño extendido sobre el asiento con un libro apoyado en el pecho, sus extremidades desgarbadas sobre el brazo de una silla, su pie balanceándose ligeramente en el aire, sus cejas fruncidas mientras se preocupa por una desconocida ristra de personajes y formas de palabras desgarbadas, sin darse cuenta de que está a pocas horas de la muerte.

    Quizás haya cosas más importantes en el mundo que causar buena impresión en la sirvienta doméstica o guardiana materna de Emma o lo que sea ella.

    Emma lo conduce por la habitación hasta la esquina más alejada donde se ha labrado un espacio de tanta opulencia para que una mecedora de mimbre maltratada parezca lo bastante grande como para haber sido transportada desde Terra durante el asentamiento original de Nueva Holyoke. La mujer sentada en ella no es menos antigua en su apariencia, y ella no es exactamente lo que Ray esperaba.

    Es vasta, extensa, con patas gruesas como pistones industriales, piel marrón como cacao tostado, tronco enorme en sus proporciones. La parte superior de sus brazos, que sobresale de un vestido brillante con estampado floral, son trozos de grasa arrugada que caen sobre los codos como las mangas de un suéter voluminoso. Su cabeza es un bloque cuadrado posado torpemente sobre hombros anchos y musculosos. La silla bajo ella cruje una alarmante queja mientras ella se mece, el sonido de los materiales orgánicos alcanzan su punto crítico de estrés. Incluso sin estar de pie, es evidente que es alta, probablemente un palmo más alta que Ray. Casi un monstruo de la naturaleza. Una criatura asombrosa.

    La primera impresión de Ray es que la edad la ha arrugado en patrones curiosos, pero no son arrugas del todo, es una fina red de cicatrices rituales. Espirales y bucles ennegrecidos se amontonan en sus brazos. En sus dedos hay delicadas figuras de palo que parecen bailar cuando mueve sus manos. Los lienzos ondulantes de sus mejillas son cráteres en espiral que giran desde un punto central, ensanchándose en arcos que desaparecen detrás de la curva de sus orejas.

    "La mayoría de los hombres se quedan mirando la primera vez", dice la mujer, su voz es rica y profunda, proyectada como un trueno hacia la quietud de la habitación.

    Ella ha estado haciendo algo con sus manos que implica tiras delgadas de corteza trenzada entretejidas en un amplio disco de color mate. Cestería, nota Ray. El disco emergente de lo que será la base se extiende sobre sus anchos muslos, arrastrando tiras rizadas como enredaderas por sus piernas. Ella alza los ojos hacia él, impresionantes pozos de oscuridad, negro sobre negro, pero brillantes, perceptivos, rápidos.

    "Usted mira, pero no se queda boquiabierto, Sr. Marlowe. Esos son mejores modales que los que ha mostrado hasta ahora con esta familia. Tuvo usted una buena madre, pero su trabajo se ha visto afectado por la influencia de maestros con menos tacto."

    "Lo siento", dice Ray reflexivamente.

    "¿Por qué razón, joven? ¿Por aprender malas lecciones? ¿Por maltratar al pobre y serio Frederick después de dejar que su temperamento lo superara? ¿Por comprometer la virtud de una joven en medio de la noche cuando pensaba que nadie lo estaba viendo? ¿O solo por ser un hombre en general? "

    No es un buen comienzo. "Tal vez por la insensibilidad de los demás, señora."

    A su lado, Emma se mueve nerviosamente de un pie al otro. En voz baja, dice: "Amah, este es Ray."

    La mujer resopla, pero deja a un lado su trabajo artesanal. "Sé quién es. Solo le estoy dando una dosis de su propia medicina, pequeña Emma. El comportamiento grosero genera grosería a cambio."

    "No tenía intención de causarle dificultades", dice Ray de manera uniforme.

    "Soy plenamente consciente de sus intenciones, Sr. Marlowe, pero lo que pueda pretender y cuáles sean las consecuencias reales de sus acciones no necesariamente se corresponden. Esta familia ha visto mejores días que los que nos han concedido últimamente. Prueba tras prueba. Primero la madre de Emma y Frederick, luego Micah, y ahora aquí está usted, una distracción en el mejor de los casos. En el peor de los casos, bueno, ¿quién puede saberlo?

    Aparentemente, esta es una mujer que no tiene problemas en expresar lo que piensa. "Me doy cuenta de que el momento es desafortunado."

    "¿Ah, si?"

    Ray duda sobre su fraseo. "Me han informado de la situación actual."

    "¿Eso cree?"

    No puede saber qué quiere ella decir con esta pregunta. "Si."

    Amah frunce el ceño. "No tiene usted idea de las complejidades de la situación actual. Los asuntos de la familia Whiston están más allá de su conocimiento. Ese suponer saber es una idiotez y absurdo. ¿Es usted idiota, Sr. Marlowe?"

    Emma respira hondo. "Amah, lo prometiste."

    Pero la acusación aún pende en el aire entre ellos. Ray mira a la anciana con la mandíbula apretada. "Usted no sabe nada de mí."

    "De hecho. Al menos, no más de lo que usted sabe acerca de los Whiston. No debería confundirse y creer lo que es verdad --confundir lo que percibe con lo que es real. La capacidad de separar la verdad de la ficción es la base de la cortesía."

    "¿Cortesía?" Él pronuncia la palabra como si no supiera lo que significa.

    "¡Amah, por favor!"

    La anciana mira a Ray, pero algo en ella parece suavizarse, ceder. "Lo prometí. No ser dura con usted, no recordarle que las formas de la familia son antiguas y extrañas para algunos. No es mi lugar decirle a una chica de la edad de Emma cómo ocuparse de sus asuntos, y obviamente usted es un hombre de mundo que sabe comportarse adecuadamente, ¿no? No necesita mi aprobación en sus asuntos, no cuando es perfectamente capaz de aprender las verdades difíciles por usted mismo. Pero yo soy vieja y mido bajo estándares que ya no están de moda ". Ella fija a Ray una mirada final y penetrante de ojos oscuros, sus pozos de conocimiento. "Los tiempos cambian, Sr. Marlowe. Los estándares cambian. Pero los Whiston no. Somos como siempre hemos sido, y lo que se exige a quienes revolotean cerca de nuestra llama es respeto. Quizás con el tiempo llegará a ver que esto es cierto, si tiene la fortaleza para resistir."

    Emma interviene antes de que Ray pueda responder. "Ray solo quiere llevarme a almorzar."

    Niega con la cabeza. "¿Es eso lo que quiere, señor Marlowe?"

    Lo único que quiere, querrás decir.

    En cualquier momento, él debería comenzar a enojarse como es debido, sacar la voz de sargento con bolas de naftalina y usarla para defenderse. Pero no puede. Ni siquiera quiere, de hecho, por Emma. Ya la ha obligado una vez a soportar el peso de sus intereses en conflicto. No lo volverá a hacer.

    Ray hace todo lo posible para sonreír amablemente. "Si no le importa."

    Amah frunce los labios. "No es de mi incumbencia."

    "Entonces creo que iré", dice Emma con apenas más que un susurro. "Los niños han comido, por supuesto, y Leela está poniendo a los más pequeños a dormir la siesta. Les he dicho que no los molesten. Debo regresar a tiempo para sus lecciones de la tarde."

    "Confío en que el Sr. Marlowe te ayudará a llevar la cuenta del tiempo". Pausa embarazosa, casi divertida. "Y devolverte en decente orden."

    Agh.

    Emma avanza hacia ella y la besa cálidamente en la mejilla, al borde de la alegría, o imitando la alegría para disuadirla de que cambie de opinión. La anciana se aferra a ella en un abrazo que parece un avalancha de lodo mientras Emma le susurra al oído.lo que Ray supone que debe de ser gratitud o sumisión. La mirada de pesados párpados de Amah nunca abandona a Ray, se aferra a él como una acusación de violación.

    Inminente violación en el mejor de los casos, él quiere recordárselo, pero no lo hace.

    Y la señora «en realidad no soy yo quien lleva los pantalones en esta familia» y canguro podría sorprenderse con rudeza por el nombre que aparecería en el informe de seguridad como el perpretador de cualquier agresión sexual que pudiera ocurrir.

    En pocas palabras: él está comenzando a recordar por qué parecía siempre más fácil pagar por sexo en lugar de perseguir a las golfas de la Fuerza Aérea, pegajosas y orientadas a las relaciones.

    Emma se desenreda del abrazo de la anciana, sonriendo de nuevo. Luego esprinta hacia Ray, lo toma de la mano y lo saca del salón, lo hace cruzar el vestíbulo y salir por la puerta tan rápidamente que bien podría haber sido atrapado por un agujero de gusano.

    Con la puerta sellada detrás de ellos, Ray dice: "Eso ha sido ciertamente agradable. Me gustaría darte las gracias por someterme a tal placer. En serio."

    "Oh, escúchate", dice Emma, ​​riendo, radiante, feliz de haber escapado, se imagina Ray. Ella choca su hombro juguetonamente contra él. "Tampoco es que ella no tenga razón. No has hecho todo lo posible para causar una buena impresión en mi familia."

    ¡Asombroso! "Freddy obtuvo exactamente lo que merecía. Menos de lo que merecía, en realidad. Al menos de donde vengo."

    "Que no te oiga llamarlo así. Lo odia."

    "Pensé que tenía que ser amigable", dice Ray, inocente y travieso. "Y eso aparte del hecho de que ella prácticamente me ha acusado de colarme en tu habitación para seducirte, entre otras cosas."

    Llegan al ascensor y Emma pincha el teclado para llamar a la cabina. Nomar los sigue, olisqueando el aire en busca de más dulces aún no percibidos.

    "¿Estás diciendo que tenías otras intenciones?"

    "En absoluto, pero es imposible que ella pueda saberlo. Inocente hasta que se demuestre su culpabilidad, etc."

    Llega la cabina y entran. Emma lo mira cuando comienzan a moverse. "Te sorprendería lo que Amah sabe, Ray. Y harías bien en recordar que ella puede descubrir todo lo que desee."

    Su tono está teñido de un temor reverente y angustioso. Ray frunce el ceño al escucharlo. "Probablemente ella solo verificó el registro de seguridad. Las suposiciones más allá de eso son bastante sencillas."

    Emma solo se encoge de hombros. «Si eso es lo que quieres creer».

    Lo que quiere creer es que Amah es una vieja y malcriada bruja mortificada por su avanzada edad y su cáscara a base de carbono cada vez más defectuosa, y saca sus decepciones de los jóvenes que su deslumbrante hija elige llevar a casa. Él quiere creer que ella ha estado sola y amargada y encargada de la tarea de criar a los jóvenes de otra persona durante tanto tiempo que su defensa de bulldog de los intereses e inocencia de la familia ha pasado de ser competente a obsesiva y ahora va camino a la psicosis.

    La verdad es que si él hubiera sido el padre de Emma y hubiera pillado a un joven turco gaucho colándose en su habitación en medio de la noche, era muy probable que ya estuviera en chirona por la descarga no autorizada de armas de fuego en dirección a las personas que no habían otorgado su consentimiento expreso y por escrito para ser confundidos con objetivos de tiro.

    Ray solo puede sacudir la cabeza y decir: "Sabes, si no fueras tan bonita, esto no habría sido un problema."

    "No solo soy bonita, Ray. Soy perfecta. Nunca tuviste una oportunidad."

    Él, al menos, sabe que es mejor estar de acuerdo.

    Continúan hasta el Nivel Jardín, pasando del ascensor de la Iota-D a uno de los ascensores públicos, y llegan al Frankie V a tiempo de evitar la presión de la multitud del almuerzo. A Ray le gusta el local, es su favorito de entre todas las franquicias a bordo, y solo en parte debido a la oferta de comida de Frankie bajo la mesa, y menos aún debido a la falsa temática de «ristorante» italiano Mafioso / viejo italiano de Nueva York con decoración de manteles a cuadros rojos y ahumado interior tenuemente iluminado donde las cabinas son lo bastante altas para esconderte de la vista y lo bastante gruesas para detener la bala de un asesino. Le gusta porque Frankie es en realidad como Ed Goins de Cleveland, parte irlandés y parte alemana protestante que tiene que teñirse el pelo castaño de color negro antes de poder peinarlo, y tiene que concentrarse para parecer cauteloso y peligroso en lugar de estallar en amplias y dentudas sonrisas cuando no piensa en su discurso, su acento es plano, sin arrastrar el medio oeste, es decir, sin acento excepto por una ligera tendencia a convertir "eres" en «res» y "por" en «pol».

    En la línea de trabajo de Ray, encontrar a alguien que pueda hacer un intento exitoso de asumir un papel para el cual no es apto, y a pesar de sus copiosas deficiencias, es claramente reconfortante.

    En el interior, Frankie está jugando a ser el maitre para una clientela cada vez más delgada, alto y tieso con un brillante traje oscuro de solapas demasiado anchas y una camisa de seda roja por debajo, abierta en el cuello para mostrar su pelo (teñido) en el pecho. Él ve a Ray y corre por el comedor, se abalanza con la mano extendida de Ray y la estrecha en círculos vigorosos.

    "¡Ciao! Sr. Marlowe, benevenutti, ¿eh? Carlo dijo que tui iba a pasare una estanza de algo esta tarde. ¿Come vai?" Frankie no está prestando atención a Ray en absoluto, sino que está pasando los ojos de arriba abajo por las curvas de Emma con atención lasciva a los detalles. Cuando termina su encuesta, ladea la cabeza hacia Ray, con amplias sonrisas y guiños. "Olvidare lo que pregunté. Tui te estás tratando bene, jarto bene."

    Se está divirtiendo demasiado para que Ray le diga que pare.

    "¿Quieres una mesa o una cabi, Ray?"

    ¿Cabi? Pero Frankie le da la señal de mano apropiada, un movimiento rápido hacia la parte de atrás del comedor y las cabinas se apiñan bajo piscinas de luces amarillas bajas y parpadeantes.

    "Cabina", dice Ray claramente.

    Frankie le vuelve a guiñar el ojo: «Te pillo». Chasquea los dedos a alguien que Ray no puede ver, presumiblemente un camarero, y los atrae más profundamente al comedor. Posicionado a la derecha de Ray, frente a Emma, ​​Frankie se inclina para poder hablar casi de boca a oreja.

    "Hey, dime honestamente. He estado practicando el acento con algunas películas. ¿Es exagerado? Yo creo que es exagerado, pero ninguno de mis muchachos lo sabe."

    Los «muchachos» de Frankie son en su mayoría coreanos que todavía intentan aprender algo más que un inglés familiar de primaria. No reconocerían «exagerado» ni aunque les cayera encima. Los coreanos son generalmente demasiado educados para darte una respuesta directa de todos modos.

    "Solo un poco", susurra Ray.

    "Lo sabía. ¿Qué tal el benevenutti?"

    "Es un buen toque, pero no sé lo que significa."

    "'Significa buenos días'", dice Frankie con cautela. "O eso creo. Esperaba que me lo dijeras tú."

    "Lo investigaré y te responderé."

    "Claro, claro. ¿Vas a usar la rata para pagar?"

    "Hoy no. Intento causar buena impresión, pero me harías un favor si le mostraras la cocina y lo pusieras a trabajar."

    Frankie suspira con nostalgia. "¡Ah, l'amour!"

    "Eso es francés."

    "¿Amore?"

    "Creo que sí."

    "Buen trato. Y por cierto, un par de los otros vetes del sistema te han estado buscando. El Jefe Zighowser está lo bastante enojado para desollar gatos. Se supone que debo avisar si te veo. "

    "No me has visto."

    Un lindo y mafioso encogimiento de hombros. "No he visto nada."

    Frankie se hace a un lado para que puedan entrar en la cabina, bien apartados de la docena de otros clientes en la habitación. "Gino estará con vosotros en un momento. ¿Puedo recomendar el especial de la casa?"

    Ray no sabe cuál es el especial, pero asiente de todos modos.

    Frankie se inclina, empujando a Nomar con el pie e indicando con la cabeza hacia la cocina. Es una señal que Nomar entiende y obedece con la más mínima vacilación. Los dos desaparecen como viejos confederados que se escabullen para planear el atraco a un banco.

    Emma los observa irse, luego se inclina hacia adelante con los codos sobre la mesa. "¿Vienes aquí a menudo?"

    "Frankie me cuida."

    "Él no es italiano. No creo."

    "No le digas eso. Destruirás su confianza". Ray se acerca, baja la voz. "Este es su primer viaje de franquicia. Ha realizado saltos increíbles desde Terra, créeme". Luego él sigue, "¿Nunca has estado aquí antes?"

    "A Frederick no le gusta la pasta y desprecia la excentricidad estadounidense."

    Ray levanta una ceja. "¿Y nunca vas a ningún lado sin su escolta?"

    "No si pueden detenerme."

    Como la otra mañana, quiere decir. Aquello se asienta ahí, claramente entre ellos, pero Ray no sabe cómo hacer que ella lo diga, lo reconozca.

    "Parece que tu familia está muy interesada en protegerte". Gran cartel, letras rojas, luces de neón: Cuidado con el Hielo Fino. Ray se prepara para hacer una mueca cuando ella le interrumpa.

    Pero ella no le interrumpe. Emma se lame el labio inferior, parpadea lentamente. "Soy la chica."

    "Te dejaron salir de la universidad", señala él.

    Más masticación de labios. Ella aparta los ojos. "Eso no es del todo exacto. Yo salí de la escuela. Frederick me recogió en la escuela."

    "¿Que significa?"

    "Yo tenía suficiente dinero para llegar a Stratiskaya Daransk y sobrevivir durante seis meses. No controlaré mi fondo de inversiones hasta los veinticinco años, por lo que Frederick no tuvo dificultades para bloquear el acceso a mi cuenta. La universidad me expulsó por no pagar mi factura."

    "¿Y tu madre?"

    "Mi madre lleva enferma toda mi vida, a veces mejor otras veces peor. La gravedad de su estado es un pretexto para evitar que la gente hable sobre asuntos familiares". Emma frunce el ceño, luego trata de olvidar el tema con una risa sombría. "No debería contarte esto. Parece que estoy tratando de asustarte."

    "Por desgracia para ti, no me asusto tan fácilmente."

    "Eso espero". Inmediatamente, se lleva una mano a la cara. "Dios, me hace sonar tan mercenaria. No es tan malo, Ray, de verdad. No necesito que me rescaten."

    Ray toma la mano de Emma, descubre sus ojos. "Está bien."

    Un momento después, Gino está allí, oscuro y corpulento, italiano bonna fide, llenándolos de listas de vinos y recomendaciones de menús y pronunciamientos sobre las virtudes del linguini al sugo di pescatore, suprema di fardachi al mero di piu y el mostacciolo siciliano. Es un torbellino de servicio jovial, ventas gregarias de alta presión, guiñando demasiado, aleteando con los hombros, impresionándolos con la sensación de lo profundamente insultado que estará si no toman en serio cada una de sus selecciones de menú.

    Una vez que se ha ido, Ray dice: "Al menos eso explica la recepción que recibí."

    "¿De Amah, te refieres?"

    "Sí. Tiene miedo de que intente raptarte, y de que tú estés más que dispuesta a que rapten."

    "¿Y no es eso lo que quieres?"

    Auch. "Demasiado pronto para tenerlo en cuenta."

    "¿Por qué?"

    Él suelta una risita incómoda. "Porque ronco. Porque mis pies huelen mal. Porque duermo con los calcetines puestos y me gusta usar el mismo par de calzones dos o tres días seguidos. Tengo una lista completa de razones para un posible rechazo, cualquiera de las cuales sospecho totalmente que te hará chirriar los sentidos tan pronto como te des cuenta de ellas. ¿Qué te parece eso?

    Pero ella se pellizca la frente, preocupada. "Dijiste la otra noche que yo estaba fuera de tu alcance. Estás equivocado sobre eso, ¿sabes? Yo no soy como --quiero decir- he estado muy protegida. La mayor parte de mi vida la he pasado en una colonia fronteriza con menos de un millón de personas. No soy sofisticada, no he viajado. No soy quien crees que soy, ni quien cualquiera piensa que soy."

    "¿Ni siquiera Amah?" Dice Ray arqueando una ceja.

    Emma se ríe. "Yo solía ​​decirle a la gente que, en muchos sentidos, Amah es más Whiston que yo, que cualquiera de nosotros. Lo cual no debería sorprender a nadie. Amah ha mantenido a la familia unida durante años, más de lo que yo llevo viva. Amah y su clan."

    A ella le incomoda decir estas cosas, es como contar secretos. Ella no quiere buscar la mirada de Ray, como siempre evita hacer cuando habla de la familia, de Frederick, de cualquier cosa de los Whiston. Ray no la incita. El no necesita hacerlo. Tiene la sensación de que ella lleva esperando contárselo a alguien, a cualquiera, desde hace mucho tiempo.

    "Tienes que entender, la familia de Amah lleva con nosotros desde el tiempo en que ha habido una familia Whiston, al menos en la forma en que la gente piensa de nosotros ahora. Quiero decir, como monstruos financieros. Ellos han sido parte de nosotros desde el principio, cuando el bis, bis -súplase usted mismo de bis- bisabuelo los rescató de una isla polinesia afectada por la peste. Esto es un clásico de historia familiar, Ray, parte de la gran tradición. El abuelo Elliot George vende todo lo que posee en el Viejo Boston, lo cual no es mucho, pero es suficiente para comprar una participación mayoritaria en un buque comercial llamado Hespérides camino a China. Como no tiene nada a su nombre más que perspectivas, convence a los socios menores de que le dejen acompañar a la tripulación de la nave como negociador comercial Es, por lo visto, un viaje desastroso. El capitán contratado enferma antes de dar la vuelta a la punta de Tierra del Fuego, y se requiere que el abuelo se haga cargo. Por supuesto, él no sabe casi nada sobre navegación marítima, solo lo que ha aprendido alrededor del puerto, y luego hay tormentas y enfermedades y largos períodos de calma, de modo que para cuando ven tierra, están a miles de kilómetros fuera de rumbo y la mitad de ellos han perecido. Pero supongo que son afortunados los que quedan, porque eventualmente se encuentran con una pequeña isla de los mares del sur.

    "Atracan la Hespérides a un puerto poco profundo y manejan los botes para buscar agua, comida, cítricos, cualquier cosa que puedan encontrar para reponer sus provisiones catastróficamente agotadas. La mala noticia es que llegaron a esta isla en la peor situación posible. Los pueblos indígenas, los Ma'huru y los Dag Maoudi, están en el acto final de un conflicto genocida en el que los Ma'huru tienen la ventaja porque han estado envenenando los pozos de los Dag Maoudi. El abuelo Elliot se entera sobre lo que está sucediendo, junta las piezas y también descubre que los Dag Maoudi son marineros de una habilidad considerable. Intercambia el poderío del armamento del siglo XVIII y la promesa de poner fin a la plaga por suficientes marineros Dag Maoudi para reemplazar a la tripulación que ha perdido. y suficientes tiendas para llevarlos a China. Dag Maoudi está de acuerdo, y una vez que ha hecho su parte, le ofrecen los antepasados ​​de Amah: padres y madres, hermanas y hermanos, ancianos y recién nacidos. El abuelo se los lleva a todos.

    "Después de eso, la suerte de la Hespérides cambia. Llegan a China, manejan una sorprendente serie de negociaciones inteligentes y consolidan las relaciones comerciales. El abuelo regresa a Boston heroicamente, y más importante, al borde de una riqueza fabulosa. Los Dag Maoudi lo acompañan. como amuletos de buena suerte, adoptados en la familia por así decirlo.

    "Llevan con nosotros desde entonces. Desde las transiciones del comercio y la construcción de barcos hasta los automóviles, luego a la fabricación militar, ahora a las naves estelares, los Dag Maoudi han sido lo único constante en la familia. Amah toma su papel, y la historia de su clan con nosotros, muy en serio. Es parte de quién es ella, tanto una definición personal como las cicatrices que lleva para celebrar su herencia."

    "Y no está dispuesta a dejarte tirar todo eso por la borda en un berrinche postadolescente", Ray termina por ella.

    "Solo intento ayudarte a entenderlo."

    Él está siendo demasiado duro con ella, lo sabe. Por supuesto que él no lo entiende. No tiene la experiencia para hacerlo parte de su realidad.

    "Así que Amah básicamente se ha ocupado de los asuntos familiares desde que enfermó tu madre."

    "Desde que murió mi padre, en realidad. Justo antes de que yo naciera."

    Ray se encoge de hombros. "Creo que puedo ver por qué está tan comprometida con tu éxito. Lleva trabajando en ello desde hace mucho tiempo. Pero esto es lo que no entiendo: la fortuna actual de los Whiston, tan inmensa y llamativa como es, se basa en la fabricación y comercio de naves espaciales --todo lo cual está basado en Terran. ¿Qué hacéis fuera del margen del espacio humano, por amor de Dios? ¿Cómo diablos terminó la rama de tu familia en Nueva Holyoke? "

    Emma le sonríe ampliamente, como si hubiera dicho algo involuntariamente divertido. "¿Sabes?, para un presunto buscador de oro, no has hecho una investigación muy exhaustiva."

    "¿De qué estás hablando?"

    "Ray, mi familia no «terminó» en Nueva Holyoke. La poseemos. Nosotros --es decir, naves y tripulaciones a nuestro cargo- la descubrimos. Fuimos al Foro del Congreso con una solicitud de derechos de fletamento y comercio, pagamos dinero en efectivo por acuerdos privados y consideraciones comerciales exclusivas con la promesa de que pondríamos en funcionamiento una colonia y enviaríamos las materias primas a Terra en el plazo de medio siglo. Es China de nuevo, podría decirse, y es el secreto sucio detrás del Fondo de Caridad Whiston."

    "¿El Fondo de Caridad es por exención de impuestos?" Exclama Ray asombrado. Luego se está riendo, y ella se está riendo con él. "Eso es inteligente. Insidiosa o admirablemente. No estoy muy seguro de cuál."

    "No se lo puedes decir a nadie, por supuesto, y la rama Terran de la familia lo negaría, probablemente te destruiría en el proceso. O al menos en la medida en que les importara. Creo que todavía están enojados de que el Abuelo Fram los excluyera del trato."

    "¿Quién lo creería?" Él se da una palmada en la frente. "¡Hablas en serio! ¿De verdad sois dueños de todo el planeta?"

    "De todo lo es digno. Lo que, para el registro, no es mucho en este momento. Solo lo suficiente para cumplir con nuestras cuotas y mantener nuestros convoyes. Todavía estamos a décadas de una minería de recursos realmente rentable, a menos que podamos obtener más personas altamente calificadas para emigrar. El trabajo es la materia prima más importante en cualquier nueva colonia, especialmente la mano de obra calificada. Esa es una forma mucho menos cínica de ver el trabajo que hacemos con el Fondo. Acogemos niños que de otra manera estarían desesperados y les damos un hogar y el conocimiento necesario para florecer". Hace una pausa breve, desarrolla una mirada de consternación. "Ah, pero Ray, entiendes que esto es solo el lado comercial de las cosas, todo esta charla sobre la propiedad. Nueva Holyoke es una colonia legítima con su propia estructura de gobierno independiente de los objetivos corporativos de Whiston. No somos pequeños tiranos que gobiernan por mandato ejecutivo. La colonia tiene su propio Foro del Congreso local que establece la política interna, sus propias fuerzas de seguridad independientes, elige a sus propios delegados para el foro Terran. La familia se mantiene completamente alejada del lado político."

    Buen sentimiento, pero ingenuo. "Estás descuidando el hecho de que todo el mundo en Nueva Holyoke tiene que saber que no hay una colonia, o al menos no una económicamente viable, sin el respaldo de Whiston. No tenéis que ejercer vuestra influencia explícitamente, imagino yo, en las personas que dependen de vuestro buen favor para hacer lo que creen que deseáis. Así funcionan las operaciones mineras, siempre han funcionado así, y eso está completamente aparte del hecho de que una parte considerable de su población calificada y educada debe su sustento a la beneficencia del Fondo."

    "El poder cultural es un animal completamente diferente, Ray. Si crees que no deseamos ejercer ninguna influencia sobre el modo en que se desarrolla la colonia, estás equivocado. Tenemos nuestros propios intereses en Nueva Holyoke, tanto financieros como de otros tipos, pero no beneficia a nadie si las personas no son libres de ser humanas, libres de convertirse en algo más grandioso que lo que habían sido antes."

    "Eso suena muy utópico", dice Ray.

    "Utópico no, querido. Humano. La naturaleza de la humanidad es elevarse, desear la elevación. A veces creo que lo olvidamos y nos contentamos con expandirnos en lugar de mejorar. Nos hemos esforzado durante muchos años para crear un ambiente donde eso pueda ocurrir --y que pueda ocurrir de manera rentable, por supuesto."

    "Pero no políticamente, ¿eh?"

    Emma pone los ojos en blanco. "Si lo deseas, imagina que somos parecidos a la familia real británica --buen material de cotilleo sensacionalista, pero que no es realmente relevante para la vida de la mayoría de las personas."

    Ella es muy ingenua o Nueva Holyoke es un lugar muy diferente en el que Ray ha estado.

    "Debe de haber creado un gran revuelo local cuando te escapaste."

    Emma vuelve a ponerse seria de repente, casi triste. "Estoy segura de que Frederick encontró una forma de sacarle provecho. Probablemente anunció que me iba a unir a un convento o algo así, así que estaré más sujeta a la humillación cuando regresemos. Seguro que todo rumor sobre la impropiedad o el mal gusto se dirigirán solo a mí para no manchar la reputación de la familia."

    "Entonces, cualquier plan que yo pueda albergar para aplastarle la boca probablemente no ayudaría en las cosas, ¿es eso lo que estás diciendo?"

    "No. Probablemente, no."

    Ray le da un apretón en la mano para mostrarle que está bromeando. En mayor medida. "¿Y cuál es el papel de Freddy en el gran Fondo?"

    "¿Quieres decir cuando no se emborracha y pierde los estribos?"

    "Eso lo dijiste tú. No yo."

    Ella sonríe débilmente. "Es el administrador principal del Fondo y sus cargos."

    "En otras palabras, es una niñera de alto salario."

    "Para mí y para otros, sí."

    "Entonces, si Amah dirige la casa, Freddy dirige la empresa familiar. ¿Cuál es el papel para el que te están preparando, Emma? Aparte del de incansable y recluída sociópata diletante, quiero decir."

    Pero ella lo ignora como si la pregunta no le importara. "Algo inocuo, estoy segura. Pero también tedioso. Mientras sea joven, algo para mantenerme en el ojo público y que pueda atraer una pareja adecuada. Eso significa relaciones públicas, muy probablemente. La simple verdad es que todavía no me lo ha dicho y, al parecer, no les han gustado mis ideas sobre el tema."

    "¿Y esas serían?"

    Emma abre los brazos, una pose de estrella. "¡Cómo, ser fabulosamente rica y decadente y morir joven en una tierra exótica rodeada de adoradores y devotos nubiles, por supuesto! ¿Hay algo más a lo que valga la pena aspirar?"

    Esta es quizás una indicación no tan sutil de que quiere abandonar el tema, por lo que Ray la deja en paz. Ha sacado lo suficiente de la parte comercial de este almuerzo para justificar el gasto en la cuenta de crédito para Becker.

    "Bueno, ¿dónde encajo yo en estos planes futuros?"

    "Serías el Sumo Sacerdote, Ray, protegiendo mi gloria de las masas, adorando en mi altar, atendiendo cada una de mis órdenes."

    Ella parece completamente seria, por lo que Ray asiente juguetonamente. "Ha pasado mucho tiempo desde que el universo vio una teocracia bien dirigida."

    "Me alegra que lo veas así, mi amor."

    Mi amor. Oírla decirlo le envía una emoción como una sacudida eléctrica. Mientras se maravilla de ella, Gino llega con la comida. Él monta un espectáculo en la distribución de platos y rapsodia sobre la perfección de la preparación, la presentación y la complejidad de los temas culinarios. Toda la extensa y gloriosa historia de Italia, desde el amanecer trilobite hasta las noticias de esta mañana, ha conspirado para traerles a ambos a este momento, a estos platos, a una explosión de deleite rompepaladares.

    Pero Ray deja su comida intacta.

    "¿Qué pasa contigo, Emma?"

    Ella se detiene con el tenedor en la mano, y dice con naturalidad: "Ya te lo he dicho. Soy perfecta. Perfecta para ti, al menos."

    "Te das cuenta de que no sabes casi nada de mí". Y lo que crees que sabes son mayormente mentiras demasiado complejas para enderezarlas sin lastimarte.

    "Me doy cuenta de que crees que no sé nada de ti. También me doy cuenta de que te equivocas, lo cual es un conveniente equilibrio de poder para mi gusto."

    Ray aguanta la respiración y la deja escapar lentamente. "¿Estoy equivocado? ¿Cómo puede ser eso, cuando estoy bastante seguro de recordar la mayoría de las cosas que te he dicho?"

    Salvo que Freddy tire de algunas cadenas corporativas y piratee los archivos de personal clasificado de la DOE, es imposible que ella pueda saber nada más. Aún así, él no esta seguro de que exista un archivo exacto con su nombre adjunto. Bueno, Holcomb sugirió que podría existir, y Becker había visto una copia de algo parecido a su archivo, pero Ray es inteligente para no creer nada de lo que esas fuentes puedan decir sobre él.

    Emma, ​​sin embargo, elige no dar más detalles, y él tiene miedo de presionarla. En cambio, ella dice: "Solo sé que soy perfecta para ti. Que somos perfectos. Nada más importa realmente, ¿verdad?"

    "No sé lo que eso significa", susurra él.

    "Es que no tienes que saberlo todavía. Simplemente es. Tú me amas, y esa debería ser toda la prueba que necesitas."

    ¿Cómo puede ella decir eso? ¿Cómo puede decirlo como si fuera irrefutable?

    Pero ella lo cree todo con un fervor tan real, tan táctil, que negarlo la destruiría. Él solo puede quedarse mirando. La contempla fijamente, se bebe su imagen como si él pudiera quemar su reflejo en su cerebro si simplemente no le quitara los ojos de encima. Porque no solo es irrefutable, es cierto. A pesar de todas las complicaciones, no es solo ella quien lo siente de ese modo. No solo ella, y él no tiene forma de entenderlo.

    Él rebusca entre una serie de pensamientos, todos incoherentes, sin relación, estúpidos.

    "Tengo algo para ti", dice él de pronto.

    Rebusca en los bolsillos, pareciendo por todo el mundo como si estuviera luchando con su pene debajo de la mesa, y no encuentra nada más que una colección de pelusa debajo de las uñas. Ambos bolsillos, mientras Emma sigue su creciente desesperación con expresión curiosa. Ray se acuerda del bolsillo en el muslo, el que tenía la cremallera que solía tintinear en su carrera desde su habitación hasta la confitería de chocolate.

    Él no sabe qué talla usa ella y no puede hacer la estimación mirando los dedos y las formas en su bolsillo, así que toma todo el puñado y los arroja sobre la mesa. Los anillos de piedra tintinean sobre el tablero y resuenan contra los platos. Uno rueda hasta el borde contra la pared, se tambalea y luego cae de lado.

    Emma entorna los ojos ante el perdigonazo de anillos, luego baja el tenedor. Elige el más cercano a ella, el que está apoyado en su plato. Al igual que Rodríguez, lo gira entre el pulgar y el índice, sosteniéndolo a la luz para examinar el grabado plateado.

    "Es un anillo", dice ella.

    "Quiero que te lo pongas". Él está respirando con dificultad. Demasiada dificultad, en realidad. "Siempre."

    "¿Me regalas un anillo?"

    "No es ese tipo de anillo. Es solo un chisme. Un..."

    "Veo que tienes bastantes para todas tus novias". La temible ceja levantada, que sugiere que él ha cometido un grave error en una relación o está actuando irracionalmente. Muy posiblemente ambos. "¿Qué significa esto, esta escritura en los bordes?"

    Ray piensa que podría estar experimentando algún tipo de enfermedad médica letal. Tiene bastante problemas para respirar hondo como para satisfacer lo que parece ser un caso grave de apnea. Sospecha que su cerebro en sí mismo se está sofocando, un billón de neuronas muriendo por segundo, resoplando con un grito uniforme. La idea de aspirar aire para decir algo le parece idiota. "Dice que me importas. Que quiero que estés a salvo. Solo póntelo en el dedo. Por favor."

    "Esta puesto."

    Dolorosamente, Ray recoge los extras, limpiándolos en la pierna del pantalón antes de volver a meterlos en el bolsillo. La presión en su pecho disminuye gradualmente hasta que se siente normal otra vez.

    "Nunca le he dado un anillo a una mujer antes", ofrece como explicación. "Prométeme que lo llevarás."

    "Lo haré, Ray."

    "Siempre. Hasta que te diga que puedes quitártelo."

    "De acuerdo."

    Él toma una última respiración profunda, decide que la nave ha dejado de girar sobre su eje, se relaja. La comida está allí, todavía humeante, y él tiene hambre. Todo lo que ha tomado en horas --demasiadas horas- es café. Ray ataca la pasta como si no hubiera comido en semanas.

    En su voz interna, Ray está diciendo: Eres un idiota.

    Después de un tiempo, Emma pregunta: "Ray, ¿por qué me acabas de dar un anillo?"

    Y debido a que él está ocupado castigándose a sí mismo por hacer de ello un desastre, por ser un maldito imbécil, no presta la atención adecuada a su pregunta. Dispara la respuesta obvia más allá de sus procesadores neuronales, a través del Sistema de Alerta Tonto del Culo y los puntos de control de seguridad afiliados, directamente en la bandeja de salida. Simplemente deja escapar lo primero que aparece en su cerebro anterior. La verdad

    "Porque te amo."

    Y ella ni siquiera ha tenido que usar pentatol sódico para sacárselo. Si Jack Holcomb lo hubiera escuchado, lo habría degradado de nuevo a sargento en el acto. Luego lo habría despidido. Probablemente lo había ejecutado, solo por si acaso, antes de dejarle soltar información aún más confidencial y potencialmente de alto secreto.

    Ray descubre en ese momento que el silencio es realmente audible. El silencio tiene un sonido como estática de radio escuchado a través de una pared. Una corriente baja y vacía contra las orejas.

    En el siguiente instante, sin embargo, la vergüenza lo borra, lo supera el latido del corazón y él puede sentirlo con la exclusión de todos los demás sentidos. Un pulso en la punta de los dedos, las sienes, las plantas de los pies. Porque incluso eso no es toda la verdad, solo una parte, una astilla. Menos sobre el amor que sobre el miedo. Menos sobre Emma ​​que sobre el shed. Parece que no puede decirle nada a ella sin convertirlo en una mentira.

    Él levanta los ojos hacia ella, a medio camino como si esperara que ella le abofeteara. Se lo merece.

    Emma levanta la mano en la luz incierta, y donde el resplandor dorado atrapa el fulgor de plata, parece estallar en chispas puntiagudas. Ella tiene una expresión que él no puede leer, algo que parece estar atrapado entre la satisfacción y la pérdida.

    En silencio, todavía mirando solo su mano, ella dice: "¿Y los otros anillos? Todos son como este, y como el que llevas puesto."

    "Larga historia."

    "Una que no quieres contarme". Curiosamente, es una afirmación, no el preludio de un berrinche.

    "No en este momento."

    "¿Y despues?"

    "Si hay un después. Si puedes olvidar que he estado actuando como un idiota."

    Ella da el salto que él teme. "Esto tiene algo que ver con Micah, ¿no?"

    "Si."

    Ella lo mira ahora, y las nubes brotan de sus ojos, convirtiendo su extravagante azul en plomo. "Tú no eres quien pareces ser, ¿verdad?"

    "Lo siy", dice él rápidamente. "Salvo por algunos detalles."

    "Amah dijo que estabas."

    Que estabas mintiendo. ¿A eso se refería ella?

    "Emma, ​​yo..." Solo quiero que estés a salvo. Quiero protegerte.

    Ella deja caer su mano sobre su regazo y sacude la cabeza, silenciándolo. "Es precioso, Ray. Eso es suficiente por ahora. Gracias". La sonrisa que extiende sus labios es amplia, brillante, genuina, como si ella hubiera elegido olvidar que es un gran mentiroso. "Deberíamos comer antes de que la comida se enfríe. Amah estará esperando que llegue a casa pronto."

    Ella no le hace más preguntas. Pero en el camino de regreso a sus habitaciones, ella le toma de la mano y pasea cerca de él, sus hombros se tocan, y es suficiente. Sin hablar, ella le dice que todo entre ellos va bien.

Capítulo 9

    El lugar se llama Bar de Oficiales Frente, una de esas ofertas temáticas donde los camareros y barmans se visten como árbitros deportivos y el suelo se divide en cuadrantes para simular canchas de baloncesto, un campo de béisbol, la línea de cincuenta yardas de un estadio con cúpula y la cresta de una portería. Luces brillantes, conversación activa, las frecuentes explosiones indignadas de jóvenes agrupados frente a gigantes pantallas de vídeo viendo eventos deportivos relativamente en vivo. Es tan exclusivo como solo un club principalmente masculino puede serlo en el Jardín, atendiendo a los gustos de jóvenes de negocios, en gran medida desapegados pero económicamente prósperos. No son colonos hacia Nueva Holyoke, lo cual es importante, sino caballeros que viajan con contratos en los bolsillos, negocios en sus mentes, ambición en sus corrientes sanguíneas.

    Pijos, en otras palabras. Chicos que pueden criticar los avances de un poder o un escolta y compararlo mentalmente con otros cuarenta jugadores en una liga determinada para evaluar sus fortalezas, debilidades y potencial, pero no podrían obtener un tiro de tres puntos si les dieran un estante de bolas, una tarde libre y una carrera de ventaja.

    Pero también el tipo de personas que estudiarían la Corporación Whiston en detalles entumecidos y estadísticos, que mantendrían las orejas pegadas al suelo y resoplarían cualquier bit de datos, familiares o de otro tipo, que pudiera aprovecharse para obtener ganancias. En las naciones atrasadas, esto se llama chantaje. En Wall Street y sus diversos doppelgangers en espacio humano, solo se llama negocios.

    Sentado aquí en el bar el segundo día de la Operación Hombre Del Saco, el cabo James Rodríguez, recientemente miembro de la 15a Fuerza Expedicionaria Fronteriza Marine, Compañía C, ahora operador encubierta afiliado a la UIC, está cada vez más perturbado por su percepción de las pautas de la misión. O percepción errónea, según sea el caso. Tiene que ser una percepción errónea, francamente, porque incluso sin haber terminado su licenciatura en Virginia Tech, no necesita ayuda para reconocer o analizar la naturaleza psicótica de lo que le han dicho --aunque reconoce completamente la naturaleza militar con la que esto se está llevando a cabo, lo que supera todas las demás preocupaciones en la mayoría de los casos.

    Pero él reconoce la locura cuando la ve, aun cuando no haya nada que él pueda hacer al respecto.

    La parte curiosa es que no está seguro de si el comandante Marlowe cree en ello. A pesar de lo que dice haber experimentado, tampoco es que necesariamente estuviera trazando líneas entre este y tal evento. Otras personas trazan esas líneas para él, y eso parece cabrearle. El comandante Marlowe parece ser el tipo de hombre que no está particularmente interesado en colorear entre líneas.

    Eso es un poco más difícil de entender para Rodríguez. Lleva dentro de las líneas toda su vida. Líneas parentales, líneas sociales, líneas procesales, marciales, raciales.

    Él lo está experimentando de nuevo, ahora que está en el exterior, no en uniforme o calificado por la distintiva escala de los Marines donde ni los oficiales ni los alistados se preocupan por la derivación de su nombre ni su estrato social de origen. Solo sobre competencia y efectividad. Los hombres a su alrededor lo miran y asumen que es competente, o no estaría aquí en la Paráclito con ellos. Volvería a una oficina húmeda que baraja papeles entre contenedores de distintos grados de irrelevancia. Pero estos pijos, y la gente como ellos, se apresuran a fijarlo en la carrera por su apariencia, en el estrato socioeconómico por su ropa y carro, educación por su comportamiento y lenguaje. Reconocen a uno de los suyos rápidamente, pero se comen vivos a todos los demás.

    Es un mundo completamente diferente.

    Y esto lo mata. Esta noche, hace una hora, una mujer se acercó a él donde estaba sentado en el bar, quizás a mediados de los cincuenta, oscura, confundido por el aspecto de sus rasgos esculpidos y la elegancia juguetona e informal de su atuendo. Que ella estuviera aquí sugería algo sobre sus gustos en el entretenimiento, aunque Rodríguez sospechaba que tenía muy poco que ver con los promedios de bateo y los goles marcados en contra.

    En ese momento él trataba de abrirse paso en una conversación con una maraña de jóvenes que aparentemente veían un partido de fútbol, ​​pero principalmente solo bebían cerveza y se quejaban del hecho de que no tenían mujeres (lo cual podría haber tenido algo que ver con el volumen de su bebida, pero no era algo que él les fuese a indicar). Rodríguez no estaba bebiendo, aunque sabía que probablemente debería estarlo. ¿Por qué sentarse en un bar si no vas a beber? Ciertamente, había una cerveza frente a él, pero llevaba allí durante una hora, casi intacta, y ese era el tipo de cosas que los camareros y camareras tendían a notar después de un tiempo. Él no conocía el terreno lo bastante bien como para saber si este era el tipo de lugar donde los camareros eran amigables con los clientes, o si los clientes eran habituales y / o sospechaban que los extraños se comportaban de manera extraña. Y está un tanto aturdido por el simple hecho de que no ha sido visto aquí durante los seis meses del viaje, un Johnny tardío que plantea las preguntas obvias sobre de dónde está exactamente de donde vino.

    Pero a un lado, la mujer se le acercó. No sin atractivo, aunque ella estaba empezando a llevar su edad en las bolsas bajo los ojos. Ella exponía suficiente escote crudo y mejorado quirúrgicamente como para justificar toda una expedición de espeleología. Justo frente a él, ella acudió desde el otro lado de la habitación, desde el diamante de béisbol, y comenzó a rajar en una atormentada variante Mexicali de libro de texto como las que enseñan en las clases universitarias para principiantes.

    Rodríguez parpadeó hacia ella, sin comprender. "¿Perdóneme?"

    Aunque él trató de ser cortés, ella se sonrojó, un poco exasperada, y se lanzó de nuevo. Él la detuvo antes de que ella pudiera llegar demasiado lejos, ponerse en ridículo o hacer un numerito. Él escogió la palabra para sexo, aunque ella usó una forma insensiblemente gutural, y suite, y eso fue suficiente para hacer obvias sus intenciones. Ella intentaba recogerlo, sonriendo todo el tiempo, como si fuera una forma avanzada de adulación.

    "Lo siento, señora", le informó él. "De verdad no puedo entender lo que está diciendo."

    Ella pareció marchitarse al principio, pero volvió a él con valentía, con solo un tinte de autodesprecio. Todavía muy en juego, y satisfecha por su clara comprensión del estándar estadounidense. "¿Mi pronunciación es tan mala, entonces? Supongo que las lecciones solo llevan a una hasta aquí. Siempre es mejor sumergirse en la cultura."

    "No sé. No estoy seguro de qué idioma intentaba usted hablar."

    Eso, al parecer, fue una maravilla. "¡Pero si era Mexicali!"

    "Ja. Nuevas para mí. No hablo Mexicali."

    "Pero ..." Y ella trató, honestamente, de detenerse antes de que aquello saltara, antes de parecer una idiota.

    Él solía ​​pasar por eso bastante cuando estaba recién llegado al DOE, lejos del espacio Terran, donde fuera de las colonias del Enclave español, los hispanos eran curiosidades, artefactos culturales para las personas que habían dejado Terra en su juventud, o sabían todo lo que hacían sobre ella por los libros y vídeos y software de computadora. Enamorados de los aztecas era lo que eran.

    Excepto, él ni siquiera es hispano en realidad, tampoco en el sentido clásico, racial y cultural. Su tatarabuelo era hispano, en realidad vivía en un barrio de Mexicali. Pero su tatarabuela era suizo-austriaca. Ambos habían hablado americano puro, sin adulterar desde el nacimiento. Trabajó en ciudades estadounidenses, tuvo empleos estadounidenses y, después de la Ley de Anexión, pagó impuestos estadounidenses a cambio de la ciudadanía estadounidense. Todo lo que Rodríguez le quedaba de su "herencia" era un toque de apariencia (lo cual era bueno) y el nombre (que frecuentemente era un inconveniente). Estaba tan cerca de ser azteca como de ser auténticamente hispano.

    Él, que creció en los suburbios a las afueras de Baton Rouge, donde su padre era ingeniero de diseño de chipset, luego se mudó a Chicago cuando tenía doce años, lo que excoriaba cualquier acento que pudiera haber desarrollado. Prefiere las hamburguesas a cualquier tortilla. Le gustan las chicas pálidas y angostas con el pelo largo y de color claro. Las chicas sacadas del molde de su madre, tal vez eso no sea tan sorprendente.

    Las suposiciones que la gente usa para molestarlo; ahora simplemente las encuentra divertidas en su mayoría, o en momentos como este, un poco vergonzosas.

    Pero eso ya está hecho. La mujer hizo un esfuerzo por conversar con él unos minutos más después, pero cortésmente y sin volver a proponer nada antes de volver a su esquina y finalmente salir del bar. Esta es otra cosa que ha encontrado curiosamente cursi sobre la Paráclito y sus habitantes. Hay tanto apareamiento casual y consensuado que limita con lo escandaloso. Uno pensaría que la gente no tiene nada más que hacer.

    Ahora Rodríguez es un Marine. Cumplió su período de seis meses en Nueva Mes directamente desde la base, al igual que cualquier otro Marine en la última década, antes de cambiar a naves espaciales. Él sabe algo sobre el sexo barato y fácil, porque no hay un atrincheramiento militar en ningún lugar del mundo que no acumule un disponible séquito de prostíbulos y prostitutas y mujeres locales dispuestas a intercambiar sexo por dinero. Es parte del medio ambiente, y de uno sensato. Los jóvenes en condiciones de combate, como el sexo fácil y disponible --de hecho lo requieren. Es muy freudiano.

    Y debido a que a los Marines les gusta follar tanto, el DOE sigue la política agresiva a bordo de mantener al contingente Marine lo más aislado posible de los pasajeros que pagan. La dama promedio de clase alta que viaja en una nave espacial no debe estar sujeta a la versión típica de los juegos previos de los Marines, es decir, hojear su cartera en busca de billetes de pequeña denominación. Eso se percibe como un desastre de relaciones públicas esperando ocurrir.

    Esto es lo que le han dicho, al menos, en el cuartel.

    Obviamente fue una gran mentira.

    Porque lo que ha visto en sus dos días de libertad es que los pasajeros de la Paráclito son frikis sexuales. Todo el asunto del Jardín parece ser encontrar extraños con los que golpear las zonas pélvicas. No puedes pasear por un baño público sin encontrar a algunos jóvenes caballeros pegándose a una linda chica con un vestido de fiesta en el mostrador del fregadero. Las atracciones son instantáneas, obvias, llevadas a cabo con apenas una palabra hablada. Todo es casual. Todo es líbido. Incluso preguntarle a una mujer la hora del día equivale aproximadamente a otorgar permiso para un magreo vigoroso.

    Desde una perspectiva sociológica, Rodríguez encuentra esto interesante. Sin embargo, desde el punto de vista investigativo, presenta dificultades que no había esperado, aunque él y el sargento Kilgore se habían divertido mucho al discutir las posibilidades. Es un mundo extraño en el que un Marine se encuentra a sí mismo como el mojigato social.

    De modo que eso es lo que está haciendo aquí, tratando de resolver problemas tácticos al retirarse a una posición segura desde la cual poder reunir inteligencia sin tener que desviar una cantidad significativa de sus recursos en defenderse de los avances sexuales. Constituye algo de un temprano fracaso de la misión, tiene que admitir.

    Al final de la tarde; ha visto fútbol, ​​ahora béisbol; gruñido en todos los momentos correctos; animado a los equipos correctos y a los jugadores correctos; intercambiado nombres con la mayoría de los muchachos inmediatamente alrededor del bar y, finalmente, logrado pagar una buena parte de las rondas. Requirió dos apuestas perdedoras sobre sustituciones de relevo de pitcher del ejecutivo de contabilidad rubio Aaron Stevenson solo para congraciarse con el grupo, luego ganó tres más en apuestas de estrategia de entrada tardía para demostrar su nivel de conocimiento y recuperar algo de su respeto. El partido actual es temprano en la tercera entrada, pero parece ser un duelo de lanzamiento, por lo que el interés ha comenzado a disminuir a medida que aumentaba el nivel de lubricación química.

    "¿Y qué haces exactamente, Jimmy?" La pregunta proviene de Jess Shue, un experto estadístico de cabello oscuro sentado en el taburete junto a él. Rodríguez ya ha sido advertido de no aceptar ninguna apuesta que le haya ofrecido el Sr. Shue.

    "Negociación de contrato para Nortical-Sheaf", dice. Esa era la compañía de su padre.

    "Hacen chipsets propietarios, ¿verdad?"

    "Si."

    Shue arquea una ceja. "¿Y tienes un contrato en Nueva Holyoke? No pensé que tuvieran la infraestructura para comenzar a pensar en mudarse a conjuntos alternativos. Todavía funcionan con viejos clones Cray 66 en la operación minera."

    Rodríguez se encoge de hombros, tratando de ocultar el hecho de que está tanteando. "Es una empresa privada, no minera, todavía en la fase de inicio."

    "Jugando cerca del chaleco, ¿no es así?" Shue dice, guiñando un ojo.

    "El cliente lo prefiere así hasta que esté listo para salir a bolsa."

    "Aún así, eso es mercancía de alta gama."

    Rodríguez casi puede verlo archivando mentalmente este hecho para su posterior análisis.

    "Solo puedo pensar en un puñado de compañías que estarían dispuestas a asumir ese tipo de riesgo financiero hasta el borde", continúa él. "Y todos ellos son filiales independientes de la gran W."

    Corp. Whiston, quiere decir. "Eso podria ser."

    "¿Trajiste muestras?"

    "Me temo que no podría mostrártelas. Las especificaciones de diseño son extremadamente confidenciales, a pedido del cliente."

    Shue levanta las manos entre ellos, un gesto de no quiero parecer entrometido. "Oye, eso es genial. Me parece justo. Es solo una especie de afición que tengo."

    Por supuesto, desenterrar detalles de negociaciones clandestinas es un pasatiempo que todos parecen tener en común. El espionaje corporativo es la moneda de cambio de los jóvenes prometedores.

    Pero Shue continúa, bajando la voz. "Me parece interesante que la gran W se esté moviendo hacia un territorio en el que ya tiene un interés propietario, si sabes a lo que me refiero. La Junta ha sido bastante agresiva, me parece, al tratar con la rama de Nueva H tal como lo es, al menos si prestas atención al tipo de señales que observan tipos como nosotros. Podría ser un movimiento fuerte para atraer a Whelemat de vuelta al redil, especialmente porque no tuvieron que usar sus propias inversiones de capital para el trabajo duro.."

    "Sí", Rodríguez está de acuerdo, aunque no tiene idea de lo que eso significa.

    "En serio, te digo, me enojaría si fuera Fred Whiston. La Junta ha privado efectivamente a la raíz de la familia de cualquier actividad corporativa real, y eso es principalmente culpa suya. No de Fred, por supuesto, sino de su abuelo, el viejo Fram. Lo que él pensaba que iba a lograr aquí está más allá de mí. Pero tener a la W de nuevo y atraer a Townshend Wright a un acuerdo de envío que los convierte en socios putativos. Eso tiene que ser inteligente. Pero cifras, ¿verdad? Era solo cuestión de tiempo antes de que el Consejo dejara de ser el administrador de Terran y se hiciera cargo de todos los activos relacionados. Sin embargo, todavía es sorprendente lo rápido que aceleran las cosas ahora que perciben debilidad en la determinación familiar. "

    "Debilidad, de hecho."

    "Pero todo se trata del dinero, ¿verdad? Con los dividendos que los Whiston están obteniendo, ¿por qué les importaría?"

    "Orgullo", ofrece Rodríguez, repentinamente pensativo.

    "Sí. Hay algo de eso."

    "Por otro lado, dados los problemas actuales de la familia", señala Rodríguez, "uno esperaría que apreciaran la falta de enfoque público."

    Shue asiente. "Claro. El estado de resultados de la semana pasada fue decepcionante, y algunos de sus inversores van a darse un gran baño desordenado, pero eso es principalmente académico. Es solo un bache en el camino."

    Rodríguez sacude la cabeza, sonriendo. Estos chicos tienen un enfoque neuróticamente estrecho. "No es eso. Por supuesto que no los retrasará. Estoy hablando de este posible desastre legal con el Fondo de Caridad. El asesinato del niño."

    Pero Shue le da una especie de mirada vacía. "¿Fondo de Caridad?"

    "Sí. El chico que fue asesinado la otra noche. Eso tiene que tener algún efecto en la confianza del consumidor, aunque no esté realmente relacionado con los negocios de la Corporación."

    "¿Qué? ¿Te refieres a Nueva H? A nadie en Terra le importa lo que sucede aquí". Habla despacio, casi murmurando, como si estuviera tratando de resolver el punto de esta tangente. "Supongo que podría ser una bomba para los tabloides."

    "No, quiero decir aquí. En la nave."

    Solo más vacío. Shue no tiene idea de lo que le está hablando. "Debes de haber obtenido alguna mala información, Jimmy. Eso causaría un gran revuelo, especialmente con los Whiston a bordo. La seguridad estaría volviendo la nave al revés, ¿verdad?" Lo deja ir con una risita, como si acabara de darse cuenta de que Rodríguez se la estaba pegando. "En serio, yo no lo difundiría si fuera tú, no tan cerca de H. Whiston podría ser un gran coñazo con la cabeza en el culo, pero los Comisarios de la Corporación no lo son. Prestan mucha atención a quién está diciendo qué, especialmente información que podría ser un factor decisivo para las relaciones públicas. Realmente podría arruinarte. Son realmente sensibles a los problemas de estabilidad aquí como están. ¿Y ahora mismo, con los Lilaiken provocando todo tipo de problemas? Ni siquiera quiero especular sobre las formas en que te joderían. Eso es demasiado aterrador."

    El juego interviene durante varios momentos mientras el lanzador de Nueva York planta una bola rápida sobre la parte gorda del plato y entrega una bomba de dos carreras. Hay gritos de los que odian a los yanquis, que parece ser todos los que prestan atención.

    Pero a media entrada, Shue se vuelve hacia él. "Mira, Jimmy, puedo ver que no has estado en Nueva Holyoke antes, así que imagino que estás un poco nervioso. Todavía estás tratando de dar tu gran golpe, lo entiendo. No hace mucho que estuve allí yo mismo. Pero tienes que forzar los rumores que recoges, y tienes que verificar las pepitas de la verdad antes de pasarlas, incluso en una conversación ociosa ". De repente se pone muy serio, un hermano mayor que da consejos desde la montaña de la experiencia. "Nueva Holyoke es un territorio fronterizo. Es un gobierno por mandato corporativo donde los Whiston pagan de una forma u otra a la policía, los jueces, los tribunales. Todos los que están en el poder deben su sustento a Whelemat, el Fondo de Caridad o la familia misma, y ​van a defender celosamente a las personas que los patrocinan, ¿entiendes? Tienes que vigilar tu espalda en la frontera, porque las personas que no lo hacen son susceptibles de verse desaparecidas. Y la mayor parte de vigilar tu espalda es permanecer en el lado bueno de los Whiston u operando completamente bajo su red."

    Rodríguez asiente, trata de parecer adecuadamente avergonzado. "Entiendo."

    Shue le da una buena palmada en el hombro. "Si te hace sentir mejor, vi a Fred Whiston esta mañana en Iranoi. Absolutamente bolinga, ciego gregario, el mismo Fred de siempre. Si hubiera pasado algo como lo que tú describes, ¿de verdad crees que se iba a dejar llevar? ¿Ser visto en público siguiendo la misma rutina de siempre? Los Whiston son muy sensibles a las percepciones públicas."

    "Vale entonces."

    Shue le da otro guiño cordial. "Además, Frederick es un pardillo. ¿Quién quiere hablar de él? Quieres hablar íntimamente de un vástago de Whiston, amigo mío, hablemos de Emma. Misericordia. ¿Has tenido ocasión de descargar las fotos de los tabloides que le tomaron en la ducha? Quiero decir, sé que fueron retocadas digitalmente y eran cutres como el infierno, pero yo pagaría mucho dinero por saber quién era el modelo detrás de la foto en la cabeza". Él ríe. "Hombre, te digo, probablemente sea bueno para ella que la familia haya sido desviada a un lado. Si ella fuera cualquier cosa menos una celebridad fronteriza, no podría darse la vuelta sin toparse con acosadores."

    Es mejor, piensa Rodríguez, que se retire en este punto. Cualquier otra cosa que Jess Shue tenga que decir sobre Emma Whiston no es algo que va a pasar de largo.

    Y él dice mucho.

* * *

    "Entonces, por supuesto, voy como: «¡Hey! ¿Por qué tipo de tonto me tomas? Solo porque mi padre me ha dado el crédito de su compañía para comprar algo decente para usar a mi llegada a casa, y solo porque cada persona sabe sin lugar a dudas cómo es la firma de crédito de Whiston no significa que vaya a dejar que saqueen la compañía y a los Whiston como si fuera algún tipo de cargador libre. Me puse incendiario, déja que te diga. Absolutamente indignado."

    Oy.

    Esta chica no se calla, está pensando Kilgore. Lo que, por un lado, no es malo, porque se le ocurre que no puede recordar su nombre. ¿Mellisa Marni? ¿Madelaine? No, esa fue la de ayer por la tarde, en el Olduvai George en la Delta. La bella rubia con pies grandes y uñas pintadas de rojo.

    Esta es una morena estándar con rasgos redondos, labios y ojos mejorados con colágeno tipo verde avellana fangosa, como la de un gato. Como un conejo ¿Cómo coño se llama? No puede recordarlo. La lleva persiguiendo ya demasiado tiempo para dejar que una cosa tonta como su nombre se quede en su memoria.

    Ha aprendido algo extraño en los últimos días. Al igual que la Cubierta Joroba, los círculos sociales en el Jardín y aquí en la Cubierta Zeta, más exclusiva, son pequeños. Seis mil pasajeros, más o menos, y la mayoría de ellos son caseros o padres o de alta clase o de negocios. Todos tienen su pequeño nicho, sus pequeños grupos en los que viajan a unos pocos cientos, donde la gente se conoce por su nombre, nombre o apellido o reputación. El chismorreo es como un incendio forestal, abrasador por cañones sinápticos que actúan como representaciones de relaciones --conocidas, mutuas, sexuales, rumoreadas.

    Ha rastreado a este debido a una red de conexiones; cosas que ha recogido de otras chicas, muchachos sonrientes, viejos tontos gordos que sollozaban cada vez que ella entraba en la habitación. Lo que él ha deducido es esto: ella es de la clase de Nueva Holyoke, de veintitantos años, no intensamente brillante, lo que explica por qué todavía está abriéndose paso a través de un título de artes liberales de primer nivel en Strat, desde el cual se dirige a su casa para un breve visita entre términos. Caliente como una bengala el cuatro de julio y estallando en las costuras con energía; y esas no son las únicas costuras que están a punto de reventar, cosa que puedes ver por ti mismo por la forma en que ella refuerza su vestido de cóctel azul en cada lugar donde tiene una curva. Y tiene muchas curvas. Curvas y colinas y valles deleitables y deliciosos en todos los lugares correctos y en todas las proporciones correctas.

    Ah, y el maldito dinero se le cae del poto. Ella hace sonar los doblones al caminar, y menea todo lo demás el resto del tiempo. Su padre es una especie de cabrón expatriado de tercera generación de Corp. Winston, ingeniero de minas o algo así, abandonado en Nueva H donde no hay nada por lo que valga la pena gastar tu crédito y la cuenta bancaria salvo globos y globos. Lo que algunas personas llaman nouveau riche, Kilgore sospecha, pero lo que la gente de su parte del país llama Arrogancia. Arrogancia o Yendo a Alguna Parte, y él nunca ha estado completamente seguro de que haya una diferencia.

    Entonces papá es ingeniero de minas, según cuenta la historia. Si eso es cierto, mamá debe ser una especie de imbécil de Cromagnon, porque la hija definitivamente no enciende todos los cilindros. Lo que posiblemente se deba a la genética, pero es más probable porque ella porta una farmacia ilícita completa de Rabia y Polvo de Hada y un montón de otras sustancias ilegales atadas al cinturón. Tiene un timbre de contacto solo por aspirar el aire a su alrededor.

    Lo cual él espera que Dios sea también la razón por la que ella no se calla, porque al menos si se trata de una fase «felices como perdices» inducida por las drogas, al menos puede esperar que ella se estrelle en algún momento del futuro cercano. Y luego: bendito silencio. Espera él.

    Sin embargo, lo más importante es el hecho de que ella afirma haber tenido contacto con los Whiston, tanto en Nueva H como con la Srta. Whiston en la escuela de Strat. Para escucharla, ellas (es decir, ella y la señorita Whiston) han sido íntimas desde preescolar, pasaban el rato juntas en la universidad como un par de risueñas vagabundas, hicieron de todo menos guarradas lésbicas mientras la Srta. Whiston iba suelta de la correa del hermano (y tal vez un poquillo de eso también, aunque Kilgore sospecha que es una fantasía que cualquier otra cosa).

    La verdad es que, si él es un juez de mentiras, cualquier cosa que ella sepa sobre los Whiston, es solo de leer páginas de cotilleo y tabloides y, muy probablemente, de inventar las cosas que la convengan. Ella es todo satinada, toda estúpida vaca debajo de una chapa brillante (aunque una vez más, ciertamente no es una chapa a la que él se objete vigorosamente). Francamente, no puede imaginarse a la señorita Whiston que él se ha encontrado pasando más de unos segundos en un tábano como ...

    ¿Jocelyn? ¿Jenna? ¿Jada?

    Pero él se está cansando de ella, fusión nuclear caliente o no. Es tarde, yendo a las 3:00 am, el Danza Jedira, el club en el que se establecieron después de varias horas de saltos sobre taburete por toda la Zeta --porque «cómo se llame» tiene que ser vista- está enviando todas las sutiles pistas de un martillo neumático en la calavera de que se están preparando para cerrar por la noche. La pista de baile del espectáculo de hologramas está oscura, con trapeador, con letreros de SUELO MOJADO. La máquina de humo perfumado de sintetizador ha sido enrollada en un armario. La linda camarera con las tetas rebotando y el culo impresionante ha estado yendo y viniendo una docena de veces, quitándoles accesorios de la barra hasta que solo quedan servilletas desnudas con anillos de condensación húmedos. Incluso han dejado de tocar toda melodía que posea algo vagamente parecido a un ritmo que puedas imitar. De hecho, la música de ahora suena como un montón de ballenas moribundas, y probablemente está lleno de mensajes subhipnóticos que les dicen que salgan.

    A Kilgore le gustaría mucho salir. Ha desperdiciado casi toda la noche para descubrir todo esto sobre la chica poseur, y ahora está atrapado con ella. Ha sido tomado como rehén por el enemigo; él está detrás de las líneas enemigas. Si no encuentra una manera de escapar pronto, estará obligado por antiguos códigos de honor a sacarse sus propios globos oculares, arrancarse la lengua y eventualmente empalarse en un objeto contundente.

    Ah, y ella está borracha. Dios, está gloriosamente borracha, a pesar del hecho de que él ha tenido a los camareros aguando el whisky de la chica durante las últimas dos horas. Primero a la mitad de la fuerza, luego la cuarta parte de la fuerza, luego solo dándole agua helada y diciéndole que había pedido vodka con hielo directamente. Al final, incluso rechazaban las propinas que les ofrecía, solo sacudían sus cabezas con una expresión de: estamos contigo, hombre .

    Y peor, ha conseguido exactamente nada. No solo esta noche, sino toda la semana. Desde el principio del todo, ¡nada! Es como si el clan Whiston no existiera salvo que en la imaginación popular, como si no hubiera realidad detrás de la imaginación. Porque ha recorrido todo el bloque en este caso. Tipos que podrían ser compis de Frederick Whiston. Tipos que podrían tener rencor contra Frederick Whiston por ser un gran y rico bastardo. Chicas que podrían haberlo jodido. Luego habían tipos que pudieron haber tenido relaciones sexuales con la señorita Whiston (lo cual no probable del todo), o chicas que pudieron haber tenido relaciones sexuales con ella (lo cual era poco probable, dada la onda de Emma, pero cosas más raras hay en la conciencia humana). Ahora él queda reducido a personas que podrían conocerla, aunque sea oblícuamente. Se está quedando sin opciones.

    Lo que significa que se está topando con preguntas. Como ¿qué demonios está él haciendo entonces? ¿Por qué está presionando tanto? Sí, vale, Marlowe es todo un entusiasta y legal, presiona para clavar a este imbécil que cree que puede descuartizar niños pequeños. Ju-ah, Kilgore está de acuerdo con eso. A él le va hacer de perdido, de pedorro rico, de playboy preparado para sacar tres o cuatro testigos o informantes potenciales al día. Eso no es solo un trabajo cómodo, colega, es una aspiración profesional. Pero hay otros asuntos también. El tema sobre los demonios y los encantamientos de giba de camellos parece estar detrás de todo. No se trata solo de atrapar a un asesino de niños, que es donde a Kilgore le gustaría mantener el caso. Donde el jodido sentido común quisiera mantenerlo, ahora que lo mencionas. En serio, Ray parece un tipo que va de cara, pero ¿cómo se supone que debes creer algo así? Y si no puedes creerlo, ¿qué significa eso?

    Tal vez ese Marlowe es un tipo que va de cara y que resulta estar un poco chiflado. No hay nada malo en eso, ¿lo hay?

    Pero si vas en esa dirección, si asumes que él es un rabioso candidato del club de los pirados y es eso todo... ¿por qué está presionando tanto? «Él» siendo Kilgore, es quién debería tener dos dedos de frente, quien usa este espeluznante anillo de tienda de Todo A Un Euro a pesar de la idiotez.

    Y, mientras tanto, la «como de llame» sigue rajando: «Y después de que yo hube arreglado todo eso, por supuesto, y el gerente estuvo prácticamente de rodillas para disculparse conmigo, simplemente tuve que demostrarle que no había resentimientos, a pesar de que realmente me había quedado sin espacio en mi armario para más vestidos. ¡Lo juro, voy a tener que tomar un transporte privado solo para mis cosas! Y luego mi padre me matará absolutamente, porque es muy ostentoso, ¿sabes?, especialmente con tantos mineros de verdad pasando el mes raspaditos."

    Esto amenaza con enviarla a otro tracto de conciencia social (que es el deber de la señorita como perteneciente una de las clases privilegiadas y debido a su lealtad permanente a Emma Whiston y al excelente ejemplo que ella da al pasar gran parte de su tiempo con los huérfanos) Que es todo lo que se supone que Kilgore debe entender inherentemente y preocuparse porque esto es obvio debido a la cantidad de crédito a bordo que ha despilfarrado no solo esta noche, sino la última semana, lo cual se ajusta al perfil de la chica de las «clases privilegiadas».

    Él le da un "Hey. Ya. Créeme, lo entiendo. En serio," para interrumpirla, y eso en realidad (milagrosamente) la frena lo suficiente como para que él mire su reloj de una manera que no es del todo grosera. "¿Sabes?, se está haciendo tarde. Probablemente debería ..."

    Ella pone los ojos en blanco. "¡Oh! Qué tarde. Sé exactamente lo que quieres decir. Ni siquiera sé cómo mantengo los ojos abiertos a veces."

    "Bueno", dice Kilgore. "Entonces, vale."

    Él se levanta de la silla, debatiendo sobre la etiqueta de dejarla aquí sola, visiblemente perdida como está. Tal vez si él le ofreciera suficiente crédito a los camareros, harían que ella regresara a su camarote.

    Pero ella salta como el payaso resorte en una caja de sorpresas, forzando la tela de lentejuelas de su corpiño de una manera que sus ingenieros estructurales probablemente no planearon ni tuvieron en cuenta en sus diseños. "Por supuesto, terminaremos esto en mi casa, antes de que nos echen por completo. Quiero decir, nunca podría volver a mostrar mi cara por aquí, ¿verdad?"

    Oy.

    Y así salen ambos, cogidos del brazo, y ella habla todo el rato por del vestíbulo. Kilgore trama una fuga que no dañe su cobertura, pero no deja de toparse con la crítica ausencia de cloroformo en su arsenal para llevar a cabo algo convincente.

    Caminan todo el camino hasta el lado opuesto de la nave, hacia los compartimentos encajados en el casco exterior en una especie de callejón sin salida. Ella pincha con el dedo su clave de seguridad en la cerradura de la puerta y lo arrastra adentro.

    Ella dice: "Pues mi padre va y dice: Tari..."

    Je. Kilgore hace una nota mental.

    "... tienes que estudiar algo de valor social. Se tiene que contribuir con algo a la colonia. Y, por supuesto, yo estoy tratando de explicarle que la moda es completamente valiosa para una colonia . Que todo se trata de la percepción pública. Quiero decir, en serio, ¿queremos que los otros sistemas piensen de nosotros como totales y completos palurdos? Pero él no me hace ni caso." Dos chasquidos, un meneo y ella deja caer su vestido en medio del piso. Incluso para Kilgore, esto es objetivamente impresionante, ya que él había decidido más o menos que esa ropa tan ajustada se la habían injertado quirúrgicamente. Ella se vuelve hacia él para no tener que hablar por encima del hombro, una agradable onda de curvas rosadas. "Quiero decir, tampoco es que necesitemos otro ingeniero. El planeta entero prácticamente se está hundiendo en órbita con ellos."

    ¿Qué? Él es, después de todo, un hombre. ¿Qué más va a hacer con una chica desnuda? ¿Alejarse de ella? Pfft.

    Siguen varios minutos confusos en los que ella probablemente dice varias cosas muy esclarecedoras y reveladoras que él no capta muy claramente porque ella está en el sofá y la cabeza de él está atrapada entre sus muslos. Después de eso, ella no dice nada durante diez o quince minutos completos mientras le desnuda y muestra más que una vigorosa experiencia en otras áreas de habilidades orales.

    Pero cuando él la lleva de vuelta a la habitación y se acuesta con ella en la cama, ella ya ha agotado su asignación diaria de silencio.

    Ella le habla de su entrenamiento gimnástico, luego se lo demuestra.

    Ella habla sobre su entrenamiento vocal y lo impresiona con algunas notas altas, aunque en su mayoría están amortiguadas por la almohada.

    Hay un poco más después sobre sus horrores adolescentes con el tamaño y la forma de su trasero, pero él realmente no quiere entrar en ello.

    Finalmente, él está exhausto, insensible, restregado desde las rodillas a los pezones y relegado al fondo. Ella ha quemado la mayor parte de su energía y se contenta con balancearse suavemente hacia adelante y hacia atrás sobre él, con los ojos cerrados, el cabello oscuro enredado y las mejillas enrojecidas. Y ella está más decidida a mantenerlo en el borde irregular y pulsante entre la tensión orgiástica y la liberación.

    Él no está pensando muy claramente, no piensa en nada en absoluto, excepto en la presión, la humedad y la alegría blanca y deslumbrante.

    Y en que de verdad le gustaría que ella se callara durante cinco miserables segundos. Eso es todo lo que se necesitaría.

    Ahora, lenta, lánguida, ella dice: "Todos nuestros padres trataron de ser como él, como el Sr. Whiston. No Frederick, ya comprendes, sino como el viejo. Yo nunca lo conocí, por supuesto, porque él falleció antes de que yo naciera. Yo nací el mismo año que Emma. El Sr. Whiston proyectó una gran sombra en todo el planeta, pero especialmente en Alquería Brezonegro. Mi padre dijo que era un hombre inmenso, no en estatura, sino en personalidad. Construyó gran parte de la ciudad, la dibujó a partir de sus propios diseños. No se podría construir una taberna, un hotel ni siquiera una casa a menos que los planos se le presentaran a él primero. Él controlaba todo.

    "Y nuestros padres dependían tanto de su buena voluntad para sus trabajos, querían emularlo, lo que significaba que querían que sus hijas emularan a Emma. Querían que fuésemos Emma."

    Ella clava su pelvis profundamente en la de él, y Kilgore tiene que agarrar las sábanas con los puños y doblar los dedos de los pies hasta que crujen para evitar que termine todo allí.

    "Y que sus hijos fuesen como Frederick", gruñe él.

    Ella se detiene bruscamente. Kilgore lucha con los párpados abiertos y la mira, retroiluminada por el suave resplandor de las lámparas de la habitación. Sus ojos se han vuelto distantes, duros, pensativos.

    "¿Qué?" dice él, y rueda adelante y atrás bajo ella para incitarla.

    "Nadie querría un hijo como Frederick". Ella capta la indirecta y vuelve a su ritmo constante.

    "Freddy parece como jodido."

    "No es eso. Frederick es ..." Despacio de nuevo, enloquecedora. "... diferente. No completamente... no como un Whiston, supongo. Hay algo inferior en él. Es un borracho vergonzoso, ¿sabes? Todo el mundo lo sabe. Y cuando no está borracho, es cruel."

    Concentrado. ¡Dios, las cosas que soporta por el trabajo! "¿Cómo es eso? ¿Como perverso? ¿Le gusta lastimar a la gente?"

    Ella niega con la cabeza, ahora solo marginalmente ocupada con el sexo. "No es perverso. Perverso no es la palabra. ¿Sabes?, susurran en las calles que él lastima a Emma. No solo contusiones y rasguños, sino que la lastima. De maneras terribles. Y no hay nada que ella pueda hacer para detenerlo. Madre dice que probablemente es por eso que ella se fue corriendo a Stratiskaya Daransk. Para alejarse de él y de las cosas que la obligaba a hacer."

    Kilgore traga espesa y dolorosamente. El inicio y la parada y de nuevo el inicio le sienten como una púa oxidada clavada en la punta del pene. "Pero si él pudiera hacer cosas ... cosas a su propia hermana, quiero decir. ¿No se preocuparía la gente por los niños? ¿Los huérfanos que acogen bajo el Fondo?"

    Ella lo mira fijamente, en blanco como una pantalla de vídeo sintonizada en un canal vacío. "¿Por qué ibas a decir algo así?"

    Como poner en marcha un motor, como si la idea la excitara, ella está en ello otra vez, chocando contra él, succionándolo por completo dentro de sí misma.

    Agh.

    "Has oído hablar del niño", murmura él incómodo.

    "Hace un par de días. ¿Te puedes creer que no están haciendo nada al respecto?"

    En realidad, lo que no puede creer es que alguien lo sepa. Durante una semana, ha conversado con socialités, cantineros y ancianas, y todos simplemente se quedaban mirando, asumían que él les estaba tomando el pelo, haciendo una especie de broma burda. La mayoría de ellos se alejaron enojados porque él sugiriera tal cosa, asumiendo que él tenía algún rencor contra el clan Whiston o contra la tripulación de la nave o ambos.

    Impensable. Imposible. Ese era el tipo de cosas que escuchaba.

    Pero esta ... esta al menos lo había oído. Oía muchas cosas, al parecer. ¿Frederick y Emma? Oy. Mejor que él no dejara caer ese rumor en circulación delante del comandante. Marlowe le arrancaría las bolas y se las daría de comer a la rata solo de pensarlo (y suponiendo que Tari dejara algo de sus bolas en primer lugar, una vez que ella hubiera terminado).

    "Aún así, si puede hacerle eso a su propia hermana, ¿verdad? ¿Quién puede decir lo que podría hacerle a un niño que ni siquiera está relacionado con él?"

    Ella no responde. Probablemente ni siquiera lo escucha. Ella gruñe como un animal, golpeando, estrujándose los senos.

    "¿Verdad?"

    El orgasmo de ella es súbito, explosivo, estrangulante. Él se pausa durante un tiempo medido en picosegundos, luego entra en erupción dentro de ella, una columna de liberación ardiente o alivio, no puede decirlo.

    Y cuando terminan y ella ha dejado de maullar y jadear, ella suelta una risita, luego le guiña los ojos oscuros y muestra esa sonrisilla boba.

    "Frederick nunca podría hacer algo así. Es cruel, pero es débil. Es un hombre cobarde y débi, patético. Lo supe en el momento en que comencé a follármelo. Nunca jamás, esto te digo."

    Kilgore quiere gritar. Puede sentir cómo se acumula en su pecho, pero él lo sofoca, porque probablemente eso solo la excitaría otra vez.

    Pero ella se estira sobre el pecho de él, sin molestarse en separarse, entierra su rostro en la esquina entre su cuello y hombro. Ella le susurra al oído, suavemente, juguetonamente. "Algunas personas dicen que él solo pone sus manos sobre Emma porque ella lo deja. Que tal vez ella quiere que lo haga."

    Y eso, eso es otra cosa que probablemente él no incluirá en los archivos de la investigación.

    Después de un rato, ella se duerme. Él se desenreda, aún completa y escandalosamente asqueado a pesar de sí mismo, y aunque solo quiere alejarse rápidamente, escapar antes de que ella pueda despertar, se desliza hacia el baño y se sirve de su ducha. Tiene que restregarse del cuerpo todos esos Freddies compartidos y los potenciales Freddies compartidos.

    Cuando termina y se viste de nuevo, la acomoda debajo de las mantas, alisa su cabello en su sitio y la deja.

    El hecho de que esté trabajando no significa que deba ser un completo gilipollas.

    Pero de todos modos, mañana su meta es el tipo tímido y silencioso.

* * *

    Esto no ha sido así en mucho tiempo. Mucho, mucho tiempo, no desde esa primera vez y esa primera chica, Julie Lynn Gentry, otra rubia pequeña y flexible que le hacía sentir torpe y espeso, que casi lo hacía caer cada vez que él decía algo y ella se reía, quien simplemente estando a su lado le succionaba el aliento del cuerpo. ¿Qué fue, primer año, segundo año de facultad? Luego todo terminó a finales de abril, dos semanas después del día en que ella le dejó tocarle el pecho en el asiento trasero del coche de su padre. Luego ella estuvo con Chad Wertzler, y cada vez que Ray la escuchaba reír en los pasillos de la escuela, sabía que se estaba riendo de él --y así fue como aprendió la lección de tío grande, la lección esencial del tío, la parte de no dejar nunca que ellas entraran más debajo de tu piel que tú debajo de las suyas.

    Quizás nunca había sido así. Porque si lo fuera y él se había permitido olvidarlo, ¿en qué clase de idiota lo convierte eso?

    Así que ha subido al ascensor, sujetando sin más la mano de Emma, ​​sonriendo y sintiendo que su cabeza tiene unos dos metros de grosor, siendo un bobo. Está de pie allí con la espalda contra la pared para mantener el equilibrio contra el tirón del impulso y la gravedad; ella tiene su mano en la de él, y están haciendo esa cosilla molesta en la que balanceas los brazos hacia adelante y hacia atrás. Una de esas estúpidas cosas que hace que los observadores externos quieran vomitar. Y él ni siquiera está pensando en eso. Simplemente lo hace, y está maravillado del hecho de que lo está haciendo sin sentirse como un gran idiota. Aunque tal vez sea simplemente porque están los dos solos en el ascensor.

    ¿Y qué habían hecho esta noche para ponerle tan alegre, aturdido y estúpido? Nada.

    Ninguna de sus partes orgánicas se había utilizado para empujar ninguna otra de las partes orgánicas de ella, lo cual se suponía que esta era la definición de diversión entre géneros. Habían ido a cenar temprano. Le había hablado a ella sobre su supuesto trabajo, sobre lo de Ziggy dándole trabajo por sus diversos errores mientras ella fingía estar moderadamente interesada. Excepto que él tenía que asumir que ella solo estaba fingiendo, porque parecía que en realidad le importaba. Asintiendo en los lugares correctos, riendo donde era apropiado, mostrando esos ojos hipnóticos y brillantes. Luego, un paseo hasta la cubierta de observación para contar estrellas y cúmulos galácticos. La había besado allí, bajo la cola de un meteoro que pasaba, porque ella dijo que daba buena suerte. Él nunca había oído hablar de tal cosa y cree que ella probablemente lo inventó en el acto, solo para poder meterle la lengua en la boca.

    En qué vertiginoso chiflado se ha convertido. Es vergonzoso, francamente.

    "¿Quieres entrar a pasar un rato?" Emma dice, agitando las pestañas y recatada. "Todavía es temprano ... a menos que tengas que trabajar, claro está."

    "Mi horario se ha vuelto un poco más flexible últimamente. Y me gustaría, sí."

    "Eso haría que Amah se sintiera más cómodo contigo."

    "¿Lo haría?"

    "Después de la última vez. Vuestra reunión anterior fue un poco incómoda."

    Oh. "Claro."

    Ella le sonríe, diabólica, complacida. "Eso no era lo que creías que yo quería decir."

    "Por supuesto que sí. Amo a tu familia. Hasta el último de ellos."

    "Qué mentiroso."

    Las puertas del ascensor se abren y ambos salen al pasillo. Él no tiene interés en volver a hablar con Amah, para ser honestos. Y en realidaf no le importa el culo de una rata ella ni Frederick. "Me gustaría de verdad conocer a algunos de estos niños que ocupan gran parte de tu tiempo. ¿Sabes?, asegurarme de que existen de verdad en lugar de creer secretamente que tienes un novio a tu lado."

    "Entonces, este es un buen momento. Deberían estar terminando sus estudios nocturnos."

    "'Estudios nocturnos'. Menuda sargento de instrucción que eres."

    Pero Emma niega con la cabeza. "No me metas a mí en eso. Amah diseña el cronograma para su educación, y los tutores que ella seleccionó para viajar con nosotros lo implementan. Yo solo estoy aquí para dar apoyo moral, y porque se espera que esto me interesa. Pero no se me dan muy bien los niños."

    "Estoy seguro de que solo estás siendo modesta."

    "En absoluto, Ray. Ya verás."

    En la puerta, ella teclea su código de entrada, deteniendo el grito del kako-daemon en medio de una queja. Es una excusa razonable para soltarle la mano, lo que también es bueno, ya que Ray se había estado preguntando cómo hacerlo sin hacer que pareciera que trataba de no tomarla de la mano delante de Amah y cualquier otro doméstico Whiston que pudiera haber cerca. Es otro de esos dilemas románticos que no han cambiado desde Julie Gentry. La edad y la experiencia, si se suponía que debían cooperar para proporcionar una solución en los veinte años transcurridos, estaban vastamente sobrevaloradas, en su opinión.

    Vagan adentro, atraviesan el vestíbulo, pasan las urnas y las plantas delicadas, hacia la sala de estar. Ray espera encontrar a Amah aquí nuevamente, por lo que tiene atornillada su cara de astilladora. Pero su mecedora está vacía en la esquina, con una canasta a medio formar en el suelo al lado. La sala está en silencio, excepto por el zumbido de las bombillas de las lámparas.

    Durante unos tres segundos, al menos.

    Un grito, un golpe de puertas y un trueno de pies. Una docena de niños se arrojan en tropel desde la puerta hacia el pasillo, entrando en la habitación como el avance de la vanguardia de un ejército de hormigas. Brazos levantados, codos y rodillas agitándose, aullando con deleite.

    Alguien grita: "¡Capitán Sombra!"

    "¡Hurra!"

    Voces jóvenes, deliciosas en su emoción, voces de las tres en punto.

    "¡Hurra por la sombra!

    Ellos se apilan en las sillas de cuero, se extienden sobre los sofás; niños de cuatro a doce años envueltos en pijamas rosas y azules, los más pequeños con animales de peluche, los más grandes tal vez con compads de escritorio o unidades de juegos. Uno de los muchachos más jóvenes salta hacia la pared y golpea los botones de encendido de la entrada de vídeo en la pantalla. Una niña mayor, molesta, le sigue y conecta los comandos del canal.

    ... ¡él es el Capitán Sombra! Archienemigo de Carok, jefe de los Piratas de Sahlura Gaal, jurado defensor del avanzado puesto imperial de Zod City, ¡el Capitán Sombra lidera la lucha por la Justicia, la Igualdad y el Derecho contra las fuerzas del mal!

    Emma se acerca a Ray y susurra. "Tienen una hora de libertad antes de acostarse. La mayoría de las veces, ven vídeos."

    "Amo al Capitán Sombra."

    Ella le lanza una mirada impenetrable, parpadeando lentamente.

    "¡Corred piratas, corred piratas, corred piratas, hey!". Canta Ray junto al tema musical, sonriendo. Él y pequeño B solían hacer esto todos los días después de la escuela. "¡Corre Carok, tan rápido como puedas! ¡Pero Sombra te atrapará de todos modos!"

    Emma dice: "Oh, Dios mío."

    "¿Qué? Todo el mundo conoce al Capitán Sombra."

    No es solo Emma mirándolo. Una docena de cabezas giran en su dirección, una docena de pares de ojos muy abiertos. Ray no puede saber si los ha sorprendido por su aplomo de vídeo trivia o por su estupidez de viejo extraño. El niño más cercano a él, probablemente de siete u ocho años, cabello oscuro y tez pálida y enfermiza, lo mira con los ojos entornados.

    "¿Te gusta el Capitán Sombra?"

    "Sip", responde Ray. "¿Cuál es este?"

    "En el que Carok intenta hacer explotar el generador de escudos de la colonia escabulléndose a través de las cuevas."

    Ray hace una mueca agria, pone los ojos en blanco. "Agh. ¿Después de que Sombra añadiera a Godara Jengo a la tripulación? Lo odio. Menudo perdedor, y el tipo no es muy divertido."

    Una docena de colecciones sincronizadas de aliento. Saben exactamente de qué está hablando. Jengo apareció en la tercera o cuarta temporada, después de que una demanda de la red decidiera que Sombra necesitaba un compañero cómico para aumentar la cuota de mercado.

    "¿Cómo te llamas?" el niño pregunta.

    "Ray"

    El niño extiende su mano, un gesto solemnemente adulto. Ray se la estrecha. "Mi nombre es John Robert. John Robert Rose. ¿Quieres verlo con nosotros?"

    Ray mira a Emma y rueda los hombros. No es exactamente lo que él esperaba, pero se le ocurren formas peores de pasar una hora. "Es que es el Capitán Sombra."

    "Puedes sentarte a mi lado", dice John Robert, deslizándose por el sofá para hacer espacio. "Usted también puede verlo, señorita Emma, ​​si lo desea. Puede que le guste el Capitán Sombra. Es inteligente y le gusta la princesa Shemi, pero a veces solo la besa. Pero no en este, espero."

    "Besarse es asqueroso", aparece otro chico. "¿Por qué querría besarla tanto?"

    "Creo que besar es soñador". Esto viene de una niña de cabello color fresa acurrucada en el suelo con una muñeca y un oso de peluche. "Me gustan las partes de los besos."

    John Robert pone los ojos en blanco. "Adriana, ni siquiera sabes lo que significa 'soñador'."

    "Sí lo sé, John Robert."

    "No lo sabes."

    "Sí, ja."

    "Él solo la besa porque su padre lo haría encarcelar si la rechazaba". Un niño diferente esta vez, que parece muy atento a su contribución a la discusión.

    Pero John Robert niega con la cabeza. "¿Por qué le iba importar eso? Sabe cómo escapar de la prisión. ¿Recuerdas cuando Carok hizo ese clon del Rey Tayne y lo secuestró? El clon metió a Sombra en la prisión y solo estuvo allí unos cinco minutos antes de escapar. "

    La cosa continúa. Y sigue y sigue durante casi quince minutos de episodio en el que tenían la intención de ver clamores en el fondo, sin ser notados. Ray se lanza hacia donde puede obtener una conversación, sin estar seguro de si los está incitando o si está resolviendo algunos de los puntos de contención más sutiles. Intenta discutir la posición pro besos, pero esta es difícil de vender con esta audiencia. La opinión de consenso parece ser que la mayoría de los soldados preferirían atacar a las chicas que besarlas. Él está a punto de ofrecer alguna evidencia anecdótica íntima de lo contrario, pero Emma le da un fuerte golpe en las costillas con el codo antes de que pueda comenzar adecuadamente.

    Esto probablemente continuaría durante varios minutos más con los jóvenes cada vez más agitados y de cara roja, señalando con el dedo y haciendo pucheros, mientras que los mayores se moverían a las esquinas de la habitación y desconectarían de sus juegos y compads, pero intervinieron por fin los tutores. Entran en barrido para silenciarlos. Se emite la última amenaza: bajad la voz baja o no habrá más Capitán Sombra durante el resto de la semana. La discusión termina como si les hubieran cortado la cabeza con un hacha, aunque se produce una guerra clandestina de gestos manuales y muecas silenciosas como consecuencia.

    Ray y Emma se dirigen hacia el pasillo, dejando a la pareja de criados domésticos que habían saltado para despejar la escena cercana al disturbio.

    "Los estabas incitando", dice Emma una vez que están en el pasillo. "Y divirtiéndote haciéndolo."

    "Bueno, si vamos a lanzar acusaciones, se suponía que tú debías respaldarme. Me estaba matando ahí fuera. Quiero decir, me estaban destruyendo por completo."

    "Y los metiste en problemas"

    "Venga ya, solo estábamos jugando. Parte de jugar es meterse en problemas. Por eso es tan divertido --es peligroso."

    "No creo que supieran qué esperar de ti."

    "Claro que sí. Pensaban que yo era tonto del culo. Pero eso no importa, los adultos no son interesantes a menos que seamos tontos del culo con los niños. Les gusta vernos actuar como bobos de vez en cuando. Es la única forma en que puedo creer que crecer no trata únicamente de aburrirse e ir a trabajar y actuar de manera muy seria todo el rato."

    Entran por la puerta al final del pasillo, hacia lo que probablemente fue un elegante comedor en el último viaje; pero con la incorporación de escritorios y terminales, un tablero de instrucciones digital en la pared; se ha convertido en un aula de clase. Hay cuadros en la pared, dibujos familiares en paisajes deslumbrantes, como los que ves con imanes en las puertas del refrigerador en todo el espacio humano. Estos se ordenan desde el artista más joven hasta el más viejo, parecen una extraña tabla de desarrollo evolutivo.

    Una de las tutoras todavía está aquí, enderezándose, apagando terminales para la noche. Emma la presenta, le da un nombre que Ray no se molesta en recordar, aunque él consigue ser bastante educado. Él está observando los libros apilados en los escritorios. La mecánica cuántica de Sybrian. Texto de Chau-Liu sobre teoría nanomecánica. El ladrillo de mil doscientas páginas de Diseño Geológico y Eco-Tecnológico de Garver. Matemáticas duras, ciencias duras, materias que Ray trató de evitar cuando iba a la universidad, aunque no con mucho éxito.

    Increíble. Becker no estaba de broma cuando decía que estos niños eran brillantes.

    Pero les gustaba el Capitán Sombra, por lo que no podían ser demasiado frikis --aunque es muy probable que él haya exagerado el nivel de estima en el que tenían al Capitán. Probablemente solo pensaban que era un idiota.

    "Sí, son precoces, señor Marlowe."

    Amah está en la puerta, apoyada en el dintel, tatuada y horrorosa. No es más fácil de mirar la segunda vez. "No prentendí agitarlos justo antes de dormir."

    "Los niños precoces necesitan muy poca excusa para agitarse, en mi experiencia, pero ese no fue un mal intento, Sr. Marlowe. Simplemente una pobre ejecución. No ha pasado usted mucho tiempo con niños, entiendo."

    "Solo con mi hermano, señora". Probablemente no es la mejor fuente de precedentes.

    "Su hermano debe de ser proverbialmente paciente."

    "Proverbialmente paciente o retrasado. Nunca estuve seguro de cuál."

    Ella se aventura dentro de la habitación, abriéndose paso entre las hileras de escritorios hasta estar más cerca de ellos. Ella es más alta de lo que él esperaba, casi tan alta como él. Su volumen no es gordo, su cuerpo no está descuidado, solo ancho y fibroso, fuerte.

    Amah frunce el ceño. "Lamento el tono de nuestra última reunión. Nuestra primera reunión, quizá debería decir. No fui tan amable como quizá debería haber sido con usted."

    "Le di muchas razones para sospechar. No se preocupe por eso."

    "Bien. Pasemos página entonces. Quizá tenga usted algo de tiempo una vez que regresemos a casa. A Emma le gustaría enseñarle la ciudad, estoy segura, y cierta sincera hospitalidad Whiston haría mucho para borrar el daño. "

    "Eso me gustaría."

    "Emma ha decidido mostrarle nuestras instalaciones, por lo que veo. Va usted a quitarnos una mala impresión, me temo. Recogerlos, instruirles con libros y exámenes."

    "Estoy un poco sorprendido por el plan de estudios. Es bastante avanzado."

    "Algunos de nuestros niños están bastante avanzados. Otros están muy por debajo del nivel educativo que deberían haber alcanzado. No todas las situaciones son ideales, como ya se puede imaginar, pero todos los niños del Fondo tienen un gran potencial. Buscamos ese potencial y les ayudamos a desarrollarlo. Quizá esto no sea el ideal de madre, padre, hermanos, pero es mejor en muchos casos que las vidas de las que los sacamos. Aunque intentamos darles el facsímil de la familia a medida que avanzamos "

    Ray siente una oleada de vergüenza. "No tenía la intención de parecer crítico."

    "Pero se ha preguntado acerca de su bienestar emocional, huérfanos en su camino a una tierra extraña entre personas extrañas."

    "Claro. Quiero decir, los niños son resistentes, pero perder a tus padres es un gran golpe del que recuperarse."

    Amah asiente. "Para algunos. Otros llevan sin padres, comodidades o amor desde hace varios años. Esos casos son más difíciles y la colonia tarda más en integrarlos --o para ellos integrarse en la colonia."

    "Pero tener un conjunto sólido de habilidades útiles ayuda, ¿es eso?"

    "Hay mucho que necesitan saber para integrarse bien, para evitar errores sociales, para aprender cómo contribuir a una sociedad que, en muchos casos, es radicalmente diferente de la que han dejado atrás. Tenemos solo poco tiempo para presentarles el tipo de vida que llevarán en Nueva Holyoke y la clase de cosas que necesitarán saber para florecer allí.

    "Por supuesto, tenemos mejores instalaciones y un gran personal en Alquería Brezonegro para continuar este proceso, pero claro, ellos están en el mundo, inmersos en él. No queremos que se sientan perdidos y solos en este nuevo lugar. Por eso les enseñamos, y el resultado es que se convierten en miembros atractivos de la colonia. Poseen las habilidades y la educación que la colonia necesita. A cambio, reciben amor, amistad, apoyo, una familia extendida como base a la cual pueden construir una vida con un buen propósito. Es bueno para ambas partes, ¿no está de acuerdo? "

    En realidad, Ray no sabe si está de acuerdo en principio, o si eso es lo mejor del pobre montón de opciones, pero dice que lo entiende e intercambia lo que supone son bromas más o menos apropiadas. Esto es mucho mejor que hacer que ella se ría de él por amenazar la tranquilidad y la seguridad del espacio doméstico Whiston.

    Aún así él no cree que le guste mucho, pero ambos parecen haber pasado de un estado de antagonismo a uno de tolerancia. Un estado con el que él puede vivir. La gente lo lleva tolerando toda su vida.

    Después de unos minutos, Amah dice: "Espero que haya encontrado su visita instructiva, Sr. Marlowe, pero debo pedirle que nos permita terminarla ahora. Se está haciendo tarde."

    "Cierto, hora de acostarse. Entiendo."

    "¿Le acompañas, Emma?"

    "Sí, Amah."

    Después de haber sido despedidos, ambos se escabullen al pasillo, donde pasan junto a los niños que se dirigen gruñendo a la cama, guiados por los tutores. John Robert y dos o tres de los otros saludan a Ray, le desean buenas noches. Ninguno de ellos habla con Emma.

    En la puerta, Ray dice: "No estabas bromeando, ¿verdad? Acerca de los niños."

    "Te lo dije. Nunca sé qué hacer con ellos. Y creo que me tienen miedo."

    "O tú les tienes miedo a ellos."

    "¿Sabías que a los más jóvenes les moquean las narices todo el rato?"

    "Es bueno que seas simpática cuando entras en pánico, de lo contrario es muy probable que te coman viva. Son bárbaros."

    Él está tratando de hacerla reír, pero ella no está muy interesada. Se toma muy en serio su falta de habilidad doméstica.

    "Solo te estoy tomando el pelo", dice. "Mientras sepas cocinar, no me importa lo que pienses de los niños."

    "No sé cocinar, Ray."

    "Ops. Pues menos mal que eres rica. Te sería difícil encontrar un marido con ese currículum". Le guiña un ojo, ella sonríe. Al menos es más divertido jugar con ella que con un montón de ultraniños, aunque a ella no le guste el Capitán Sombra. "Tal vez puedas dirigir tú la operación minera mientras Frederick administra el Fondi. Así cada uno de vosotros obtendrá una parte del negocio familiar."

    Esto sale de su boca antes de que pueda siquiera pensarlo. Ha lanzado el anzuelo y casi hace una mueca, agacha la cabeza.

    "No creo que sea una buena idea. A los niños tampoco les agrada mucho mi hermano. A mí él no me agradaba cuando éramos niños."

    "¿En serio?"

    "Venga ya, Ray, ¿no has estado cerca de él?"

    A medida que avanza la pesca, esto es lo que se llama cebo deslizante. Pero él no puede dejarlo allí. "Así que a los niños no les gusta porque no es un borracho feliz. ¿Por qué no te gustaba a ti?"

    Emma niega con la cabeza y mira hacia otro lado. "No quiero hablar de esto."

    Y él quiere detenerse ahí, debería detenerse, pero su mente se llena de una imagen: Frederick agarra a Emma por el brazo, con fuerza. No solo doblegándola a su voluntad, sino causándole dolor intencionalmente. Deleitándose en causarle dolor. ¿Qué te hizo él?

    "Ya te lastimaba entonces, ¿no?"

    "Así es como es. Es cruel, perverso. Frederick es débil y lo sabe. Se desquita con los demás."

    "Emma", dice Ray tranquilo y firme. "¿Crees que él haría daño a los niños del Fondo? ¿Crees que es realmente capaz de eso?"

    Ella brama, es como una risa, pero en realidad no. Disgustada. "Es capaz de cualquier cosa. Especialmente si esa cosa es cruel."

    Bien, eso ha quedado bastante claro. Todo lo que le queda a Ray es cerrar el círculo, hacer la pregunta obvia, pero no hay forma de poder hacerlo sin sonar como un investigador, como un policía ansioso de respuestas.

    ¿Mató a Micah? ¿Haría él algo así?

    Pero no puede preguntarlo, no a Emma, ​​no cuando ya la ha tratado tan mal con mentiras. Ella merece algo mejor de él que tener su pasado dragado en busca de evidencia.

    De modo que no lo hace. Obtendrá lo que necesita sin hacerla sentir culpable.

    "¿Mañana? ¿Almuerzo?" pregunta él.

    "Cena. Buenas noches."

* * *

    Él consulta los datos de nuevo. Representaciones digitales de muestras de tejido traza que ha revisado más de cien veces, fragmentos de ADN, no de Micah, y de ARN mitocondrial que han crecido forzado a partir de racimos sueltos de células extrañas pegajosas, rastreados, escaneados, salpicados contra un estúpido número de identificación lugares a lo largo del hebras helicoidales relevantes. Ray ha tomado los resultados del perfil e introducido en todas las bases de datos de ADN conocidas, desde militares hasta médicas y criminales, cada base de datos atacada por separado, luego agregada y luego testada en toda combinación concebible.

    Y ha revisado todos estos datos, y no hay nada ahí. O tal vez haya algo y él simplemente no lo ve porque es un tipo de hardware, es un técnico. Es de todo menos un científico forense que sabe qué matices se pueden pasar por alto. Y la sensibilidad de mayúsculas y minúsculas le impide reclutar a un científico forense real porque si pasa algo por alto, y ese algo resulta fácil de detectar para el ojo entrenado (y perfectamente comprensible dada la proximidad del ADN de Frederick Whiston al ADN de la víctima), entonces el científico forense en cuestión recibirá la pista que le falta a Ray. Y cuando la coincidencia aparezca como la de Frederick, la de Emma o la de cualquier otra persona asociada con la familia Whiston, será cuestión de pocas horas que todos sepan que el DOE está investigando a los Whiston en primer lugar. A los tabloides no les importa que sea muy vital en cualquier investigación descartar sospechosos como incluirlos, solo que las celebridades se mencionan en conjunción con la investigación desde el principio.

    Y este tipo de atención es exactamente lo que Becker le ha dicho que evite.

    Son complicaciones de este tipo las que siempre han hecho que Ray esté perfectamente feliz de trabajar para la CIU. En su línea de trabajo habitual, a las personas no se les concede el tiempo para quejarse de casos de identidad equivocada.

    Por lo tanto, sería fácil salir andando de aquí y concluir que Frederick Whiston es un imbécil y un idiota y generalmente un hijo de puta jodido de la cabeza al que le gustaba maltratar a su hermana, a quien le gustaba participar frecuentemente en exhibiciones públicas de estupidez, pero cuyas deficiencias no incluían una propensión a asesinar a niños pequeños por placer. Jesús sabe que Becker sería perfectamente feliz si él hiciera tales cosas.

    Pero esto no es tan simple.

    Porque Emma cree que Freddy podría llegar a hacer tal cosa. Ray lo ve en ella cuando habla de su hermano. Lo ve en la forma en que su expresión palidece como si se estuviera preparando para evitar golpes invisibles, en la forma en que ella aparta los ojos de los suyos, en la forma en ella que odia, teme y detesta a Frederick al mismo tiempo.

    Y si ella lo cree, es porque tiene que haber algo, ¿verdad? A pesar de lo que Kilgore y Rodríguez han informado sobre que todos los demás dicen acerca de Frederick, y del hecho de que no pueden vincularlo a la escena del crimen o a la brecha de la bahía por la falta de llaves de seguridad o por cualquiera de las docenas de otros escenarios plausibles que ellos han desarrollado para explicar el cómo y el porqué de todo. Ray volverá a mirar aunque no sea por otra razón que Emma dice que podría ser posible.

    Y si la verdad está en alguna parte, debe de estar en los datos que él y Nomar han recopilado de la escena del crimen. Simplemente él no ha conseguido la iluminación, el ángulo de percepción que le aclarará bastante las cosas. Carece de demasiadas experiencias vitales para dar sentido a las cosas que ve.

    Este es el lado optimista de él hablando, eligiendo creer que la verdad está ahí afuera.

    El lado más racional señala que puede cotejar secuencias de ADN en las bases de datos de perfiles existentes, supuestamente universales, durante el resto de su vida sin encontrar una coincidencia porque, a pesar del mandato del Foro de que se desarrolle una base de datos de ADN integral, esos mandatos significan poco en la frontera. Fuera de la Plantación de Alamai, los colonos y los mineros están crudos, las instalaciones médicas son desoladoras y antiguas. Las parteras que no se preocupan por la creación de perfiles de ADN asisten más partos que los médicos, e incluso si les importara algo tan nebuloso como un mandato del Foro, no tendrían acceso a la tecnología para recolectar sus muestras, trillarlas adecuadamente, registrar los identificadores únicos requeridos por la ley y transmitirlos a la cámara de compensación de datos más cercana. Lo que significa que cualquier persona nacida fuera del sistema solar Terran es más que probable que no esté en las bases de datos, son invisibles en términos de seguimiento del perfil genético.

    Y además de esto, su lado francamente pesimista le presenta la queja complementaria de que Emma ya ha señalado que ella y Frederick nacieron en Terra, que su padre insistió en ello, lo que significaba que el ADN de Freddy debería estar en al menos una base de datos disponible para una coincidencia de búsqueda. El hecho de que no haya ninguna debería excluirlo, automática y definitivamente, del grupo de sospechosos, con una probabilidad del orden de cientos de miles de millones en contra.

    Debería. Debía. Debe. ¿Puede estar más claro?

    Ai no fuera porque él tiene una idea dentro del cráneo. Un cosquilleo de memoria, el único tipo de experiencia que puede aportar. Él recuerda a un operador de Lilaiken en Scherai, en Totansk, llevando narcóticos y municiones fuera de los desechos tecnológicos híbridos. Un hombre llamado Pastor, tipo importante, presado de créditos, sabio geek. Le habían estado rastreando durante meses, pasando de hábitat a hábitat, de colonia en colonia, saltando de transportes en negro y transportistas deshonestos, asimilándose en conocidas zonas seguras que solo podían describirse como psicóticamente paranoicas con los datos biométricos.

    El tipo fue a lugares a los que nunca debería haber podido ir. No con sus etiquetas, vigilancia y órdenes de búsqueda. Un prodigio regular de infiltración y ofuscación era él. Sin registro genético, sin perfil de identificación de ADN, sin identidad registrada. Nadie sabía siquiera qué aspecto tenía.

    Pero eventualmente hubo sobornos e interrogatorios y un círculo que se cerró implacablemente hasta que solo quedó Totansk, Pastor y Ray, y unos pocos miles de inocentes (hablando en términos puramente abstractos) entre ellos. Se suponía que Ray lo encontraría, lo fijaría y lo decomisionaría.

    Es difícil matar a un hombre sin perfil. Es difícil rastrear a un hombre así cuando ni siquiera sabes lo que estás buscando. Pasaron semanas, meses de vigilancia, de pulular entre la gente, de establecer una leyenda, y finalmente, estaba Pastor. Un día rubio y de ojos azules, nórdico como el propio Odin. Al otro oscuro, rasgado, cob rastas y desgarbado. Y al otro día delgado y pelirrojo con senos firmes y finos como una estrella de etherporno generada por computadora.

    Porque, después de todo, era en los desechos tecnológicos donde las convenciones Terran para el uso de mecas no podían jugar. Donde todos los hackers de mecas huían para jugar con escalas nano y pico y vender sus aumentos a los mejores postores. Nadie sabía cómo era Pastor porque el tipo había implantado una docena de ensambladores de picomecas bajo su epidermis. Cambiaba su apariencia, su forma, su género, su modulación vocal para adaptarse a su estado de ánimo o a su circunstancia. Sus rasgos se transformaban de un perfil preprogramado a otro con un comando verbal, fundiéndolo y haciéndolo parecer bastante como de cera. Rediseño estructural completo sobre la marcha; el camaleón tecnológico perfecto.

    Pastor murió porque se descuidó y asumió que en Totansk, bajo el lúgubre cielo de neón, estaba entre amigos. Ray lo dejó caer en un callejón detrás de una ruidosa taberna de desechos y le metió un cuchillo largo y reluciente entre sus costillas, y cuando el Pastor expiró, sus ensambladores se volvieron locos por los cataclismos químicoeléctricos de la muerte. Su carne burbujeaba, se derretía, humeaba. Se estiraba como caramelo y se estremecía como gelatina. Estalló como géiseres de lava sobrecalentada en un lago de fuego fundido, y cuando terminó, lo que quedó del comerciante de armas de Lilaiken era una ruina retorcida de hueso y sebo, un desastre humano.

    Incluso en la muerte, Pastor había preservado el secreto de su identidad a todos excepto a los expertos más dedicados en la elaboración de perfiles de ADN.

    Las personas pasan toda su vida conociendo el mundo y a las personas que las rodean por vista y gestos, por apariencia y pista visual. La cara es quién eres, lo que eres, tan individual y única en la mayoría de las formas como el ADN dentro de tus células. Pero la cara o características genéticas, ambas son formas de establecer la identidad. Pastor no había hecho nada más que adquirir una máscara de pesasilla tecnológica, lo mismo que hacían los ladrones de ganado del Viejo Oeste con los pañuelos sobre sus caras.

    Pero aquella máscara no era una compra comercial fronteriza de diez centavos.

    Las municiones son buenos negocios. Un montón de dinero en efectivo listo. Necesitas credibilidad como esa para permitirte ensambladores meca de nivel pico o nano, sofisticados y seguros como los que Pastor había usado, a menos que te mole el riesgo de una disolución repentina y catastrófica de tus extremidades cuando el control del ensamblador llega a una línea defectuosa de código de implementación de diseño.

    Es por eso que nadie se mete con la tecnología meca a gran escala en estos días. Demasiado peligroso, demasiados problemas éticos, pero sobre todo demasiado caro. Cuando los complejos militares Terran abandonaron la producción en masa y las nociones de supersoldados, el aumento nanomeca se convirtió en el patio exclusivo de los ricos, de los aburridos, de los iconoclastas.

    De gente como Freddy Whiston.

    Esto ciertamente no es algo en lo que Ray pueda excavar con el equipo que tiene a mano. No sabe qué tipo de dispositivos necesitaría para investigar tal cosa, y si los tuviera, no sabría cómo usarlos.

    Pero hay formas de sortear pequeños detalles como una escasez completa de conocimiento. En la era de la información, la inteligencia no se define tanto por lo que un hombre sabe como por dónde saber buscar las respuestas y qué habilidades posee este para extraerlas.

    Y lo que Ray posee es Nomar.

    Lo que le falta son las herramientas de interfaz preparadas que harán que Nomar le brinde el tipo de información que necesita. Requiere una lógica de retroalimentación directa e instantánea. Hay formas más fáciles de hacer esto, de obtener las respuestas que necesita, pero todas ellas requieren involucrar a más personas y más posibles fugas de seguridad de lo que las directrices de su misión permiten estrictamente.

    Por lo tanto, durante las últimas horas, se ha ocupado de un tipo de proyecto diferente a la observación llana y sin sentido de los datos del perfil de ADN. Entre sus posesiones está el maltratado casco de red de comando que usaba en Nueva Mes. Es ajustado, aerodinámico, relleno de gel en el interior para que se ajuste a la forma de su cabeza y se aferre perfectamente a su estructura ósea. A los ingenieros de combate les gustaba asegurar a los Marines que los llevaban que se necesitaría un golpe directo de artillería para desalojarlo del usuario, que era más probable que tu cabeza se separara de tu cuello que tu casco de tu cabeza. Se suponía que esto lo decían para tranquilizar.

    El casco de Ray está picado, marcado por los rastros de balas, chamuscado por los destellos de cañón. Huele ligeramente a cordita y a sudor ansioso. Sentado en el escritorio al lado de su terminal, le parece extraño, como un artefacto alienígena o una curiosidad extraída del cofre de recuerdos de otra persona. A lo largo del borde frontal, la cubierta de tela del desierto dice SGTO. MARL en amenazantes letras mayúsculas. El OWE ausente desapareció hace mucho tiempo, carbonizado por la explosión de una granada en circunstancias que ni siquiera recuerda correctamente, salvo que el soldado rusoturko que la arrojó seguramente había tenido la intención de lanzar otra cosa en ese momento. El combate está lleno de pequeños incidentes divertidos como ese.

    Él comprueba los cables desde el puerto de carga hasta la base del casco para asegurarse de que la conexión sea firme, luego la vuelve a enchufar. Lleva una hora codificando el parche entre la red interna de laParáclito y el sistema de hardware militar del casco. Lo que se suponía que era una integración simple resultó ser un gran problema mental, y ha visto la pantalla colapsar media docena de veces desde que comenzó.

    Casco ajustado, agarra el portaobjetos de plástico en la parte superior y tira hacia abajo de la pantalla táctil (teóricamente una pantalla de matriz activa híbrida de plastibrillo con filamentos de nanomalla antirrotura incrustados en el interior, por lo que era lo baatante fuerte como para recibir una bala casi a bocajarro sin agrietarse --Ray nunca ha probado esta característica para ver si funciona como se anuncia). Aparece la red de comando Marine y debajo de ella una banda roja que avanza lentamente de un lado de su visión al otro a medida que se carga el software. Cuando la barra alcanza la periferia derecha de su visión, se reemplaza por un mensaje de texto informando que el casco está interactuando (o intentando interactuar) con los nodos de transmisión especificados previamente. En este caso, tales nodos coinciden con la identificación del protocolo del terminal en el escritorio de Ray, que también funciona como un portal de gran ancho de banda a la red principal de la nave.

    Dos segundos, tres, diez, y está seguro de que va a dar error de nuevo. Habrá una especie de estremecimiento en la imagen cuando el cañón de electrones que rocía imágenes pixeladas en la pantalla intenta interpretar una señal de un sistema que no entiende, luego un destello rojo y finalmente oscuridad mientras el casco realiza un apagado rápido para preservar la integridad del sistema.

    Pero no lo hace.

    Obtiene el estremecimiento, pero el destello no es rojo, es una nueva instantánea redibujada de la estructura del archivo visible en la terminal de Ray.

    Je.

    El hecho de que su éxito lo llene de tanto subidón de placer debería ser inquietante, debería recordarle exactamente el patético tecnofriki en que se ha convertido.

    Pero no lo hace.

    En su lugar, él comienza a exclamar comandos, a seleccionar archivos, a navegar por el disco duro de su terminal y descargar sistemas esenciales. Controladores de vídeo, software de imágenes, archivos de sonido. No sabe cuál es la capacidad de almacenamiento en el sistema del casco, pero está dispuesto a averiguarlo metiendo datos hasta que explote. A medida que avanza, lanza aplicaciones, para probar la compatibilidad. La mayor parte funciona. Lo que no funciona son cosas sin las que puede vivir.

    Después se sumerge en el portal del terminal y conecta a otros sistemas de la nave, navegando por todas las estructuras estándar para las que tiene autorización. Todo por comandos de voz, hackeando a la velocidad del pensamiento. Poderoso kung fu.

    Pero todo esto solo es la rampa de salida para el proyecto real, en serio. Él está configurando su sistema para una interfaz óptima. Con una palabra y una autenticación de código de acceso, se cuela por un portal sin salida, fuera de la red propiamente dicha y dentro de una carpeta de usuario final que se parece a otro terminal. Excepto que no es un terminal, sino una matriz de servidores. De hecho, una matriz de servidores que él podría ver con sus ojos reales y construidos orgánicamente si se quitara el casco.

    Acaba de hackear la unidad de diagnóstico al otro lado de la habitación.

    Una unidad que resulta que también está enlazada mediante un cable de datos al puerto de entrada/salida de Nomar.

    Hace una pausa de varios segundos, revisando sus planes en busca de fallas lógicas. Esto hace que sus palmas suden. Lo primero que hace es ordenar la estructura de archivos en función de matriz de servidor y funciones de unidad. Las funciones de la unidad en esta máquina son un pequeño subconjunto con dos archivos maestros, uno marcado simplemente como Datos de Entrada y el otro como Estruct Ident 7244. El primer archivo es masivo, lleno de datos cargados, una tormenta de registros binarios. El segundo es pequeño, manejable, y Ray crea inmediatamente una copia de seguridad.

    Luego lo abre.

    Y lanza una utilidad descargada desde su terminal que ha llamado pragmáticamente Transformación de Diálogo.

    El archivo maestro Estruct Ident 7244 contiene casi mil subarchivos, cada uno de los cuales recibe nombres de estructura de kernel difíciles de manejar que especifican la captura de datos y las actividades de procesamiento. Para cualquiera que no fuera un «veter» del sistema, esto parecería inimaginablemente desalentador y arcano. Es la cara cruda de un conglomerado de software de IA.

    Selecciona el subarchivo que rige la entrada de comandos verbales y copia la utilidad Transformación de Diálogo en el sistema Mediador Primario. Le lleva varios minutos de codificación de reconocimiento de voz adicional para combinar su programa y el de la IA. Luego varios más para mover su trabajo desde su ubicación original en el código base hasta otro que tenga más sentido en la gran montaña de subrutinas. Finalmente, se generan parches entre los archivos de diccionario y los enlaces dinámicos creados entre los sistemas de procesamiento y decisión. Ray codifica media docena de rutinas sucias que ni siquiera él está seguro de entender y, al final, siente algo así como una medusa temblorosa y aterrorizada atrapada en aguas poco profundas cuando la marea se arrastra.

    Él dice "Hey"

    Y espera que Nomar haga nada menos que estallar en una conflagración de llamas.

    Pero Nomar no lo hace.

    A través del casco, Ray oye el sonido distintivo del metal en la encimera, un rápido deslizamiento de las patas. Con un tirón, Ray retira la pantalla táctica de los ojos hacia el hueco en el casco. Nomar está sobre la encimera donde Ray lo ha dejado, olfateando el aire, pateando la atmósfera que puede leer como texto. Nomar dice algo ininteligible.

    Medio segundo después, los altavoces del casco de Ray hacen clic. "Proporcionar coordenadas de ubicación para la interfaz."

    La voz es exacta, parte nasal de Nueva Inglaterra, parte truncamiento del sur de Boston, exactamente como él la ha escrito. Pero las palabras están todas equivocadas. Está demasiado metido en la IA, demasiado cerca de la lógica formal donde vive la máquina. Ray deja caer la pantalla nuevamente y elimina gran parte del trabajo que acaba de hacer, lo copia más abajo en el árbol lógico. El sistema de archivos y subarchivos aquí es tan denso que él pierde su ubicación media docena de veces y tiene que seguir yendo y viniendo a través de la IA para recordar dónde ha estado. Se le ocurre que no ha creado un perfil de interfaz en realidad --un Id identificable para que Nomar lo referencie- lo que implica rastrear la ubicación de la rutina de actualización de archivos que ha notificado a la IA la lista de drones activos. Ray se pone a analizar la estructura hexadecimal, descubre los marcadores id y crea una entrada codificada que denomina «Ray». Esto le lleva casi una hora completa.

    De nuevo, él dice: "Hey."

    Nomar se alza otra vez, mira por encima de la habitación. "¿Quién eres?

    "Soy Ray."

    "Te conozco". Una ligera vacilación. "¿Acabas de ser activado?"

    Es extraño. Él puede escuchar tanto el pitido rápido como el chirrido de la verbalización de Nomar, luego, un instante después, la traducción sureña a través del altavoz de su auricular. Nomar todavía parece no mostrar ningún deseo impulsado por hardware para fundirse.

    "No exactamente. He estado trasteando con tu sistema de interfaz."

    "¿Perdón?"

    Trastear no está en el léxico, así que Ray lo agrega. Mientras él está allí, genera una rutina abierta para agregar dinámicamente todos los términos desconocidos que Nomar pudiera encontrar, con una solicitud de aclaración por si el contexto no sugiere automáticamente una definición. También agrega una ventana de transmisión de vídeo para que no tener que seguir arriba y abajo con el mecanismo de la visera.

    "He estado trasteando con tu sistema de interfaz", repite Ray.

    "¿Estaba roto?"

    "No. Solo impracticable."

    Desde la cocina, Nomar continúa su exploración del entorno inmediato. A su vez, Ray escanea a Nomar mediante la nueva interfaz de vídeo, buscando problemas. Tras un rato, y lo que Ray supone es un consumo inusualmente pesado de los recursos de su sistema, este concentra su atención en Ray.

    "Eres un usuario humano, no un dron. Deberías haberlo especificado en tu perfil."

    "Lo siento"

    "Lo he agregado"

    "¿Puedes hacer eso?"

    "Poseo las capacidades de adaptación necesarias."

    "¿Puedes soportar esta interfaz sin demasiado drenaje del sistema?"

    "Sería más fácil si no fueras un programador aficionado, pero es suficiente por ahora. Puedo hacer las modificaciones necesarias para limitar la corrupción y el drenaje de archivos, pero parte de esta basura tendrá que ser cambiada "

    Ray arquea una ceja. "¿Estás críticando mi propio código?"

    "¿Te crees el primer tío en desarrollar una interfaz verbal? Stabien Lawrence, el líder del diseño del Proyecto de Desarrollo de Drones para el DOE, escribió toneladas de código de interfaz con fines de diagnóstico. Dejó la mayor parte intacta, pero los administradores de proyectos consideraron que era una característica con la que la mayoría de los usuarios no querrían meterse, por lo que la desactivaron en los modelos de producción. Además de contribuir en general a mi contaminación binaria, tu código reactiva mi rutina inactiva. Y tú probablemente pensaste que eras un hacker brillante, ¿eh? "

    La rápida comprensión de Nomar con la lengua vernácula en la utilidad de transformación «binario a lenguaje» de Ray es impresionante, por decir poco. Él sonríe con satisfacción.

    "Estás más loco de lo que esperaba"

    "¿Loco como fácilmente agitable o como argot para un estado mental cuestionable?"

    "Gruñón"

    "Lawrence era un gruñón. El código de desarrollo de la personalidad IA tiende a reflejar el sabor del diseñador. Cosas reveladoras si tienes los ««flops»» para procesar y correlacionarlo."

    Ray se ríe. "Tal vez debería modificar eso."

    "Ciegos guiando a los ciegos, Ray. No eres exactamente la señorita Simpatía."

    Lo cual probablemente era cierto. Ray había querido, y asumido, que Lawrence también tenía una interactividad lo más realista posible. Entre sus cargas y aumentos del sistema lexigráfico, debía de haber hecho algo bien.

    "Necesito saber si nos estamos conectando en un nivel de símbolo lingüístico básico aquí."

    "Dentro del marco de esta modalidad de comunicación, estamos logrando un nivel adecuado de aprehensión de símbolos mutuos. Estamos hablando el mismo idioma."

    Al menos uno de ellos tiene confianza. "¿Estás preparado para un análisis de datos?"

    "Estoy elevado a uno punto seis dos metros de la cubierta estándar de la nave", informa Nomar, con solo un toque de incertidumbre. "Pero mi elevación actual no mejora ni inhibe mis funciones de procesamiento de datos."

    "Solo estás siendo borde ahora."

    Una astuta sonrisa de rata. "Si, me has instruído que lo sea."

    Y Ray piensa en todo el código que ha agregado a la red de drones en los últimos meses. Buggy, Aniquilidor, código probado inadecuadamente diseñado para aumentar la curiosidad de los datos de la IA sin hacer que las ratas sean demasiado atractivas para las personas que podrían estar interesadas en ver cómo operan los drones y sacar conclusiones reveladoras de sus patrones. Es una delgada línea entre molestia e indignación. Tal vez hay algo cierto en esa tesis sobre que el código IA refleja la personalidad del programador.

    Pero esas son preguntas para otro momento. Ray tiene trabajo que hacer ahora, así que las deja a un lado.

    "¿Acceder al registro de datos de las muestras traza de tejidos originales tomadas del cuerpo de la entidad registrada como Micah Uytedehaage?"

    "Datos accedidos."

    "¿Cuántas veces has ejecutado tus simulaciones de PCR para desarrollar los perfiles de ARNm que identificamos?"

    "Se realizaron novecientas cuarenta y cuatro iteraciones antes de que finalizara el proceso."

    "¿Por muestra distinta?"

    "Sí"

    "¿Y aún estás seguro de que los perfiles únicos que etiquetaste en todas esas iteraciones son precisos?"

    "Los identificadores son estadísticamente consistentes dentro de las pautas de desviación estándar entre pruebas". Nomar le olisquea como para transmitir la impresión de que esa ha sido una pregunta insensible.

    "¿Cuántas muestras distintas, entidades distintas aparte de la propia víctima has identificado?"

    "Hubo veintiocho concentraciones significativas y siete mil cuatrocientos trece rastros no duplicados o anómalos. Los rastros no duplicados se descartaron de los criterios de búsqueda de coincidencias como estadísticamente insignificantes debido a las convenciones de especificación de concentración."

    "De las veintiocho muestras distintas, ninguna de ellas tuvo éxito en las bases de datos de perfil conocidas, ¿correcto?

    "Eso es correcto"

    "Sin entrar en jerga o números que me mareen, ¿qué probabilidad hay de ese resultado? ¿De que ninguna coincidencia con nadie, quiero decir."

    Nomar hace una pausa, desconcertante. Las luces en sus ojos parpadean y se oscurecen. "Esre es un resultado extremadamente improbable."

    "Entonces, las entidades que originaron esas muestras son, aún así, desconocidas."

    "Eso es lo que te estoy diciendo, sí."

    Ray asiente para sí mismo. Eso es lo que esperaba, lo que se ha registrado en sus propios archivos después de revisar los datos preliminares. "¿Estarías dispuesto a especular sobre las posibles causas de ese fracaso?"

    "No estoy diseñado para especular."

    "¿Cuáles son las razones estándar para fallas en el patrón de coincidencia de búsqueda?"

    "Tamaño de muestra inadecuado, técnicas de diagnóstico o desarrollo de etapa de PCR deficientes, acceso insuficiente a las tablas de identificación de la base de datos actual, calidad de la muestra de rastreo degradada ... es toda una lista."

    "¿Qué elementos de la lista podrían afectar las muestras que hemos obtenido y analizado hasta este punto?"

    "Está dentro del ámbito de probabilidad que los datos de rastreo de tejido de ADN obtenidos no estén incluidos en la estructura de nuestra base de datos."

    "Pero hemos establecido que sería poco probable para las veintiocho muestras únicas."

    Nomar asiente. "Sí"

    "¿Qué más?"

    "Los objetos de tejido traza obtenidos en el estudio físico de la entidad Micah Uytedehaage no cumplen con los criterios estándar para un análisis de muestra adecuado."

    Ray se inclina un poco hacia adelante, entornando los ojos. "¿Qué significa eso?"

    "El muestreo de tejido proporcionó patrones curiosos de descomposición indocumentada de ARNm."

    "¿Y qué causaría algo así, Nomar?"

    La rata tarda varios minutos en escalar su matriz de datos, escalar la red de drones y buscar respuestas. "No podría decirlo. Los patrones parecen anómalos en nuestra experiencia."

    Nuestra experiencia es una forma de taquigrafía, supone Ray, para los cientos de miles de millones de análisis e identificación de datos genéticos PCR realizados por la red de drones de laParáclito. Nomar nunca ha visto algo así, al parecer, lo cual es realmente anómalo.

    Ray se pregunta cuánto tiempo hace que Nomar sabe que había problemas con las muestras originales. Probablemente desde el principio, pero hasta ahora, no se le ha pedido que informe sobre tales cosas. Esto es culpa solo de Ray, un artefacto de su falta de experiencia.

    Ray dice: "Espera, ¿de acuerdo? Voy a enviarte un archivo."

    "Esperando"

    En lugar de arriesgarse a colgar su interfaz precaria, Ray se aparta la visera del casco táctico de los ojos y accede a su terminal. Con unas pocas pulsaciones de teclas se sumerge en el núcleo de datos de la nave, rastrea datos. Es una búsqueda rápida y ni siquiera tiene que abrirse paso hackeando el repositorio de datos necesario. Por una vez, tiene códigos de acceso que le dan todo lo que necesita. Desvía el archivo desde la red hasta el servidor de diagnóstico de Nomar, luego baja la visera nuevamente.

    "He agregado un conjunto de esquemas a tu estructura de datos. Míralos, si no te importa."

    "Concepto de diseño Picomeca de NeoSys."

    "Ese solo es el primero. Hay más de mil planos individuales ahí. Necesito que los analices y almacenes sus datos de funcionalidad en la caché."

    Pasados unos segundos. Nomar dice. "Tarea completada."

    "¿Sabes lo que son, Nomar?"

    "Son esquemas para el diseño técnico de drones de servicio nano y picomeca altamente sancionados y clasificados por el Foro del Congreso."

    "Me gustaría que realizaras un nuevo análisis de todas las muestras de trazas que obtuvimos de Micah Uytedehaage, tanto los grupos de concentración significativos como los que no. Busca específicamente indicaciones de que los mecas que coinciden con esos planos podrían haber estado presentes". Eso podría explicar la degradación anómala de las muestras de tejido traza.

    "La mayoría de estos dispositivos han sido diseñados para autoensamblarse dentro de las doce horas de uso."

    "Estoy seguro de que llegamos al cuerpo lo bastante pronto como para que quedaran algunos rastros de los mecas, y que tú, por tu parte, detectaste su presencia o sus restos, pero no sabías lo que estabas buscando en ese momento."

    Nomar duda, barrunta sobre datos y limitaciones codificadas que Ray ni siquiera quiere imaginar. "Detectar la presencia de hardware militar sancionado sería altamente improbable."

    "¿Es más o menos improbable que nuestra falla en hacer coincidir cualquiera de nuestros datos actuales con las bases de datos de id estándar?"

    "No entiendo la lógica de tu solicitud."

    "Estoy asumiendo que nuestro fracaso para lograr una coincidencia hasta ahora no ha sido causado por falta de coincidencias en la red de datos de identificación, sino por un oscurecimiento intencional de los datos traza en sí. Voy a argumentar que nuestro asesino obtuvo tecnología nanomeca ilegal y la usó para limpiar los marcadores genéticos de todo tejido residual por el cual pudiera ser identificado. No es la solución más elegante para la creación de perfiles de ADN, pero es efectiva."

    Nomar parece inclinar su cabeza en comprensión. "No estoy diseñado para hacer tales suposiciones."

    "Por eso yo soy el cerebro de este equipo y tú eres el currela mal pagado con exceso de trabajo."

    "Esto puede llevar algo de tiempo."

    Ray se recuesta en su silla y se aparta la visera de sus ojos. "Tiempo tengo. Son respuestas lo que quiero."

    "La detección de presencia de hardware ilegal no conducirá a una reconstrucción de los identificadores de ADN que estipulas que han sido dañados. Esto no asistirá en la parte de búsqueda de coincidencias de esta investigación."

    "Eso, amigo mío, es lo que tú crees."

Capítulo 10

    Si se molestaba en tomar el ascensor principal hasta la plataforma de observación a diario, Ray podía ver el brillante orbe que era Nueva Holyoke expandiéndose como una explosión de azul a la que la Paráclito apuntaba como si fuera una lanza nudosa y criminalmente antiaerodinámica. Bajo un aumento significativo, a esta distancia, ahora podía distinguir la plataforma flotante de la estación portuaria de atraque en órbita geosíncrona sobre Alquería Brezonegro, capital planetaria y punto de apoyo humano relativamente antiguo, el San Agustín de un verdadero Nuevo Mundo. Él podía estudiar mares y cadenas montañosas, fascinarse con las investigaciones topográficas de amplios desiertos y selvas repletas, familiarizarse con la flora y la fauna que lo asombraba, y deslumbrarse con la inmensidad de todo ello y el conocimiento de que la mayor parte aún estaba sin nombre, sin clasificar, inmaculada de contacto humano, huella humana, presencia humana.

    Ha recordado, por supuesto, cuando Nueva Holyoke era solo un puño borroso a simple vista, con Emma saltando a su lado, con burbujeante alegría e impaciencia como una fuente. Entornaron los ojos a través de la cúpula de plastibrillo, dejando una niebla de aliento sobre el cristal, condensado por la frígida noche del espacio. Había sido temprano en la mañana, como a las cuatro en punto de Greenwich, cuando su posición con respecto a Nueva Holyoke crearía una especie de eclipse, bloqueando el sol del sistema. De lo contrario, no habrían visto nada en absoluto; la plastibrillo habría sido polarizado a un gris plomizo, intensamente opaco para protegerlos de la radiación solar no adulterada.

    El hecho es que no necesita estos recordatorios sensoriales para saber que se están acercando. Él puede sentir su aproximación en el retumbar de los tubos de los retroimpulsores que se estremecen a través de las placas de las cubiertas, disparando cada vez con más frecuencia. Para el mediodía de mañana, la nave se dedicará a un protocolo de atraque completo, una presión constante de empuje de desaceleración que incluso a través de los deflectores de presión y los campos de amortiguación proyectados a través del casco hará que los movimientos básicos se sientan lentos, difíciles, como si te estuvieras moviendo a través del jarabe. Se aconsejará a los pasajeros que se asegueren con los arneses en sofás de impacto llenos de gel solo para minimizar la tensión sobre los cuerpos que de repente se convierten en un universo paralelo donde ninguna de las viejas reglas de la gravedad y la física parecen aplicarse con algo parecido a la regularidad. La mayoría de ellos ya lo saben.

    Inevitablemente, la fuerte desaceleración le recuerda a Ray al combate: esa sensación de que estás esforzándote demasiado para tan poco progreso, que todo sucede en cámara lenta, que el mundo es sorprendentemente claro y vibrante, al mismo tiempo que está borroso en los bordes. Cuando no se está concentrando, se siente descolocado, sin amarrar, lo que Kilgore, riendo, llama zombie-g. Los filósofos han dicho que gran parte de ser humano es una respuesta evolutiva al cuerpo y sus necesidades y su relación con el entorno físico. Si esto es cierto, el cuerpo de Ray le está diciendo que el vuelo al espacio profundo es una forma jodida de viajar. Verdadera y honestamente, su cuerpo sería feliz si lo llevara a la habitación y lo dejara acostarse hasta que terminara el procedimiento de atraque y las cosas volvieran a la normalidad. Le está diciendo, de hecho, que la plataforma de acoplamiento, que debería estar en órbita geosíncrona alrededor de su carne, necesita urgentemente una corrección de rumbo para que su conciencia no gire, irrecuperable, hacia el espacio astral.

    Ray no está nada contento con esto.

    De pie junto a él, palpablemente divertido por la incomodidad de Ray, Becker golpea con un par de pequeñas tabletas blancas en la mesa al lado de su teclado. Vuelve a atornillar la tapa en la parte superior del vial del que proceden y la mete profundamente en su bolsillo.

    "Para las náuseas", dice.

    Ray los traga secos. "Los productos farmacéuticos son el pináculo de la creatividad humana. Cuanto más envejezco, más estoy convencido de que esto es un hecho."

    Sus entrañas llevan removidas durante días, y solo recientemente se le ocurrió que el nivel de crisis de su estómago tendía a coincidir con el encendido regular del impulso de desaceleración. Pensaba que solo estaba siendo un cobarde, y esperaba con ansias la presión constante del protocolo de acoplamiento con algo parecido al sublime temor.

    "Solo asegúrate de llegar al dispensario y recoger tu propio guión antes de mañana", señala Becker. "No me sirves del todo si estás en el inodoro exprimiendo los intestinos durante los últimos dos días del vuelo."

    Al parecer, este no es un secreto bien guardado, esta bala mágica antináuseas. Becker guarda una botella entera en su bolsillo, lo que significa que probablemente haya habido avisos y memorandos y otros tipos de recordatorios disponibles para todos y cada uno de los que leen esas cosas. Lo cual también es exactamente por qué Ray no sabe nada al respecto. Por lo tanto, no es tanto un cobarde como un idiota, lo que él piensa es probablemente un paso adelante en la escala de la conciencia humana.

    Le gustaría esperar a que las pastillas se activaran, para calmar la frecuencia feroz y el bostezo de su estómago, pero Becker está impaciente. Al Jefe de Seguridad realmente le gustaría tener algo parecido a un sospechoso por el asesinato de Micah antes de llegar a Nueva Holyoke.

    "Dime cuánto admiras mi perspicacia investigadora y mi asombroso intelecto", dice Ray.

    Becker levanta una ceja. "No he venido aquí para darte una charla animada."

    "Tienes razón. Bajaste para que pudiera entregarte a un sospechoso de asesinato."

    La ceja pulgadas más arriba. "Adelante."

    Ray pulsa unas cuantas teclas para acceder a sus archivos de datos seguros. Después de un momento, la pantalla del terminal cambia a una serie de vídeoclips editados de forma irregular y meticulosamente grabados. No hay sonido, porque se tornó obvio que era solo una pérdida de ancho de banda. En cambio, explica Ray. "Durante la semana pasada, he hackeado el depósito de datos de la red de drones, buscando imágenes que pudieran corresponder a la noche del asesinato. Originalmente, esperaba que pudiéramos tener suerte y drones operando en la Ómicron alrededor del momento en que fue dejado el cuerpo. Luego pensé que podríamos encontrar datos relacionados con la verdadera perpetración del crimen --registros del ascensor; seguimiento del movimiento en el área; una inmensa cantidad de datos, puesto que incluso a altas horas de la noche tenemos algo así como dos mil personas levantadas y merodeando en cualquier momento. Salí con las manos vacías en ambos casos."

    "Eso no suena útil", se queja Becker.

    "Luego comencé a ordenar las imágenes según nuestra breve lista de sospechosos para ver si podíamos dar cuenta de sus actividades durante las horas en cuestión."

    Becker hace una mueca. "Nuestra breve lista de sospechosos es Frederick Whiston."

    "Exactamente. Llevó algún tiempo aislar la estructura clave por la cual los drones habían etiquetado su firma de feromonas, principalmente porque no me sentía cómodo ir hasta él y pedirle una muestra, ya me entiendes. Tuve que emplear métodos indirectos para conseguir una rata en las cercanías de la suite Whiston en modo de análisis completo, luego revisé los fragmentos de información hasta que logré una coincidencia razonable. Lo probé hasta que sentí que había establecido una cadena de evidencia legítima que podría ser conectada de nuevo en el repositorio de datos para buscar resultados."

    "Y eso se entiende como una explicación de por qué has pasado tanto tiempo recientemente en presencia de la señorita Whiston en lugar de esclavizarte junto a placas de circuito. Solo estabas reuniendo pruebas."

    Ray se encoge de hombros. "En lo que respecta al registro oficial."

    "Continúa."

    "Una vez que aislé la firma de Freddy, pude codificar una búsqueda bastante completa y flexible de la red de vigilancia en la rutina regular de drones. Con eso en mente, también redirigí la red para rastrear sus movimientos durante los últimos cuatro dias." Ray saluda a la pantalla y a su cascada de animaciones cuadro por cuadro. "Lo que tengo son imágenes bastante concluyentes de sus movimientos antes de la hora estimada de la muerte, e imágenes que reflejan sus actividades unas horas después. Y un gran agujero en el medio."

    "Agh, demonios", brama Becker.

    "Lo que también tengo son días y días de imágenes de seguimiento general. Aquí es donde estaba antes y después --donde, de hecho, es probable que lo encuentres en casi cualquier momento del día, todos los días, excepto para la transmisión nocturna por lotes, cuando se pone a la cola como todos los demás hombres de negocios robustos y respetables. La franquicia es un lugar llamado Iranoi. Está en la Epsilon. Clase alta, precio alto, gustos exclusivos. Los bailes privados en la trastienda son más baratos que las bebidas. También está justo al lado del ascensor principal, lo que brinda a sus clientes un fácil acceso a casi cualquier lugar de la nave al que deseen ir en cualquier momento."

    "Lo sé todo sobre Iranoi", le asegura Becker tenso. "La mitad del cuerpo de la oficina sabe sobre Iranoi. Intimamente, quiero decir,."

    "Corté el metraje de las aventuras menos líquidas de Freddy ya que no estaba calificado precisamente como una visión para toda la familia, y no sabía en qué tipo de lugares podríamos estar reproduciendo en la transmisión. Baste decir que es un hombre bien conocido por su libido y sus perversiones, y puede pagar generosamente por su satisfacción y confidencialidad. El problema es que no tiene reputación de ser violento. Nada en su preselección como pasajero indica problemas psicológicos, ni antecedentes legales, nada que lo perfilaría como un potencial perpetrador de incidentes."

    Excepto en lo que respecta a su hermana.

    Solo pensar en esto hace que Becker haga una mueca. "Pero la conclusión es que no tienes pruebas definitivas. Solo pruebas de ausencia durante las horas críticas."

    "Tengo un patrón. Ese es el comienzo de un caso circunstancial decente."

    "Explícate." Para Becker, esto no es suficiente. Ni siquiera para interrogar al sospechoso, al menos no a alguien tan poderoso en este rincón del espacio humano como un Whiston.

    "Está bien, aquí está Freddy en Iranoi, ¿verdad? Él va allí todos los días desde el mediodía hasta el cierre a eso de las tres de la mañana --excepto por la hora que pasa más o menos en la cola. La mayor parte de ese tiempo, él está fabulosamente borracho, aunque no de modo molesto. No se pone ruidoso, no llama la atención, aunque parece más que dispuesto a ser amigable con cualquiera que se interese en entablar una conversación con él. Este no es, por supuesto, el comportamiento que cabría esperar de un asesino de niños, solo el de un alcohólico profesional."

    Ray toca en una serie de comandos y aparece una nueva secuencia de imágenes. Estas tiene fecha sellada desde el día de la muerte de Micah.

    "Excepto que aquí podemos ver, si observamos el tiempo suficiente, que no está borracho en este caso, en este día. De hecho, calienta la misma bebida durante unas tres horas. No habla con nadie, no arma jaleo". El metraje se acelera, imterrumpiendo unas cuantas horas de vigilancia. "Y luego aquí, al final de la tarde, se levanta abruptamente y se marcha. Y está fuera de la red durante unas horas. A las nueve o diez en punto, está de vuelta. Excepto que notarás ahora que él está bebiendo. Está tan rabiosamente borracho que tiene que ser llevado de vuelta a la Iota-D. ¿Te parece lo suficientemente sospechoso?

    Becker se frota la frente. "Claro que es sospechoso. Pero necesito más."

    Ray congela la secuencia, luego saca una imagen congelada casi idéntica más temprano en el día. "Lleva ropa diferente."

    "Tal vez se encontró a un compañero dispuesto para una sesión de la tarde. Prácticamente puedo garantizar que alguien que se ajuste a esa descripción responderá por él. Una ducha y ropa limpia no es extraño después de ese tipo de cosas. Al menos eso he oído. Hace demasiado tiempo para que me acuerde."

    Ray no rinde el argumento. "Es suficiente para apoyarse en él."

    "Es suficiente para clavar mi trasero en el fuselaje". Becker suspira, claramente disgustado.

    "Nomar y yo también hemos estado analizando las muestras traza de tejido tomadas del cuerpo de Micah Uytedehaage. Al principio informé que esos resultados parecían haber llegado a un callejón sin salida, si recuerdas."

    "Lo recuerdo."

    "Me equivoqué en esa conclusión."

    Becker se anima de inmediato. "¿Tienes una coincidencia?"

    "No, pero conseguí algo parecido". Ray se gira hacia el terminal y abre una ventana de visualización gráfica que se superpone a la grabación de vídeo. En ella hay un gráfico, una serie de arcos y líneas de colores pastel irregulares, una tabulación de los datos de perfil de ADN en una matriz estándar de transferencia de biocoincidencia. "¿Sabes lo que es esto?"

    "Es una matriz de identificación de ADN", dice Becker lentamente, estudiando el gráfico. "Pero solo tienes coincidencias en dos lugares."

    "Exactamente."

    "Eso no sirve. Has reducido el grupo de sospechosos de cientos de miles de millones a decenas de miles de millones."

    "Por eso no obtuvimos resultados definitivos en las bases de datos estándar". Ray abre otra imagen, una foto fija de una estructura celular de color falso, granulada y bulbosa, enmarcada en neones antinaturales. "Esta es una imagen capturada de algunos de los datos físicos reales obtenidos en la escena del crimen. Quiero que notes esta pequeña estructura aquí, la dorada que parece un paréntesis. Y aquí, el objeto trapezoidal frente al núcleo. Esto no son lo que yo llamaría formas de ocurrencia natural."

    Becker se inclina de cerca, mirando. "¿Cuál es el aumento aquí?"

    "Está en la escala de las micras."

    "Escala de micrones."

    "Sí."

    El Jefe rueda la lengua por el interior de su boca. "Enmascaramiento de id Nanomeca."

    "Nuestro grupo completo de tejidos estaba contaminado con ellos, excepto los tejidos tomados de la propia víctima. Por eso no pudimos rastrear ninguno de ellos en las bases de datos."

    "Esta no es la noticia que quería escuchar."

    "Venga ya, Rich. Esos son drones de nanomeca verificables. Puedes contar con una mano las personas en esta nave que tendrían las conexiones y los créditos para acceder a ese tipo de hardware. Colinea eso con la ausencia de Freddy y la oportunidad de cometer el crimen, y esto es lo más cerca que puedes estar sin la captura de vídeo real del evento."

    Pero Becker solo sacude la cabeza. "Y el jurado que lo juzga va a estar en Nueva Holyoke. Convencer a las personas con un interés personal en no sacudir la barca de Whiston o impedir el flujo de efectivo de Whiston va a exigir un mayor nivel de prueba que la evidencia circunstancial. ¿Qué tiene tu par de fracasados en términos de inteligencia humana real?

    "Nada más que el perfil general de Freddy Whiston como un tipo que parece lo suficientemente agradable, pero que no está particularmente conectado a la vida a bordo. Tampoco es que no hayan intentado nada más, como lo atestiguará la cuenta de crédito nave. Esto es lo máximo que puedes hacer sin salir y preguntarle a la gente si creen que Freddy lo mató, que es exactamente lo que no querías que hiciéramos. Así que se han estado acercando a las cosas en general, reuniendo chismes, buscando problemas. Pero qué pasó con este niño ni siquiera se ha echo eco en los sistemas de pasajeros promedio. Kilgore y Rodríguez tuvieron que dejar de preguntar a la gente incluso sobre sus impresiones sobre el asesinato en sí porque todo lo que eso hacía era molestarlos --la idea de que hubo un asesinato terrible a bordo y nadie se había molestado en publicitarlo."

    Becker pone los ojos en blanco. "Eso sin duda será estupendo para mi carrera. Nada como la percepción de incompetencia para ascender en la escala corporativa."

    El Jefe calla por un momento. Un buen tiempo. Ray deja que se alargue porque tiene que hacerlo. Esta no llamada no es para él.

    "¿Puedes documentar la presencia de enmascaramiento nanomeca en todas tus muestras físicas?"

    "Sí."

    "¿Puedes identificar el diseño de los mecas que se usaron?"

    "Puedo reducirlo a tres o cuatro modelos posibles, dos posibles fabricantes, o debería decir, dos posibles titulares de patentes de diseño."

    "Si puedes determinar el modelo, podríamos rastrear la transferencia hasta el punto de distribución. Eso llevaría algún tiempo y algunos recursos serios, pero es una pista". Becker frunce el ceño, suspira. "Es poco, pero ¿qué te parece?"

    "Creo que Frederick Whiston mató a ese niño."

    "¿Ves?, eso es lo que esperaría que creyeras. Eso es lo que su abogado esperaría que creyeras, o al menos esperaría que discutieras, dado que ya tenemos cierta tensión documentada entre vosotros dos."

    "He hecho un trabajo admirable al salir fuera de su camino últimamente."

    "Lo que no cambia en absoluto el hecho de que, en cierto momento, le pateaste el trasero. Eso, por supuesto, completamente al margen del hecho de que la percepción general es que estás intentando tirarte a su hermana y él no está muy feliz al respecto."

    "Puedes dejarme fuera de la fase de interrogatorio. Si le quiebras..."

    "Si le quiebro, todavía tengo que proporcionar evidencia que muestre por qué lo interrogamos en primer lugar, y la cadena de esa evidencia pasa por ti. Eso es lo problemático."

    "Deberías haber pensado en eso antes de asignarme a este caso. No me presenté voluntario precisamente para que me llevaran al matadero aquí."

    "Y se suponía que tú debías despejarlo, no dejar caer más sospechas sobre él". Becker pisotea por la habitación durante unos minutos, maldiciendo y murmurando, lanzando humo como una ballena que toma aire. Él todavía está sacudiendo la cabeza cuando regresa. "No podemos ignorar lo que tenemos. Pero tampoco podemos arrestarlo por sospecha de asesinato. Traigámoslo y veamos qué tiene que decir bajo un poco de presión."

    Ray se pone de pie. "Me pondré en contacto con mis muchachos y..."

    Pero Becker lo detiene con una mano sobre el hombro. "De ninguna manera. Seguridad le recogerá para evitar la impresión de que le muerdes los talones como un cachorrillo despechado. Y está claro que no lo haremos ahora. Por la mañana será bastante pronto. Tampoco es que hubiera riesgo de fuga. No hay ningún lugar al que él pueda ir."

    Eso es razonable. Tiene sentido. Para mañana la mayoría de los pasajeros estarán atados, colgados, fuera de los pasillos. Pueden evitar crear un espectáculo.

    No es que a Ray le importe mucho eso, pero sería un buen argumento para un abogado defensor en el juicio si ellos promocionaran el ángulo del escándalo.

    Y luego está todo el asunto del resentimiento. Sin duda Emma no estaría complacida con ningún vínculo entre Ray y las tácticas de los soldados de asalto que perturban su tranquilidad doméstica. Ray tendría suficiente que explicarle cuando todo terminara tal como estaba ya.

    Ray vuelve a caer en su asiento, aquiescente. "Mañana entonces."

    Becker resopla, se frota los ojos, parece un hombre que está a punto de ceder por el peso de sus responsabilidades. "Y asume por un momento que él es culpable. Cierra el círculo por mí. ¿Qué significa eso en el contexto más amplio? Ya sabes, dados los paralelos, las circunstancias."

    Ray ha estado pensando en estas cosas por sí mismo, tratando de darles sentido. No está completamente satisfecho con sus conclusiones. "No se trata de que él sea simplemente un homicida chiflado. El hombre que cometió este crimen no habla de eso, no se jacta, no tiene una reputación pública de comportamiento mentalmente aberrante --lo que indicaría que está lo bastante cuerdo o bien para ocultar su trastorno o para saber que el asesinato no es la clase de cosas que mencionas en una conversación educada. Así que podamos descartar la locura general. También podemos incluir el hecho de que él ha abordado la tarea más horrible con un claro grado de profesionalidad y una impresionante muestra de voluntad. Tomó todas las precauciones necesarias para evitar ser atrapado, pasó por una increíble expensa para hacerlo. La gente sensata no hace locuras sin una razón convincente. Él sabía lo que estaba haciendo, lo hizo con un propósito a propósito, y es consciente de las consecuencias de sus acciones. Por lo tanto, lo que sea que lo impulsara a ello se percibe como más importante que las posibles ramificaciones criminales si lo atrapan."

    "Entonces quiere convocar un shed. ¿Por qué?"

    Ray no tiene una respuesta para eso. "Para evitar que yo excave."

    "¿Excaves? Estás tratando de vincular a Freddy con los separatistas de Lilaiken". A Becker no le gusta la idea, en absoluto. De alguna manera es peor que el simple hecho de asesinato, de mutilación. "La política como una razón convincente."

    Ray no puede evitarlo, no después del incidente con la Fortaleza y el anillo de shed perdido.

    "Tenemos inteligencia que indica que los Lilaiken están al tanto del shed, que en realidad han intentado conseguir uno. Podemos suponer que tienen conocimiento de cómo controlarlo, pero no sé cómo alguien como Freddy Whiston lo hubiera conseguido acceso a él sin estar involucrado en el movimiento en sí mismo. Por otro lado, no se me ocurre ninguna forma en que él pueda estar vinculado a los Lilaiken sin que la UIC tenga ningún conocimiento de ello. Honestamente, Rich, simplemente no lo sé. Las piezas encajan. Parecen ser parte del mismo rompecabezas, pero no estoy seguro de cómo se juntan. No es rara la relación de Whiston en el movimiento, al menos. La familia ganaría mucho con la independencia de Nueva Holyokan, entre los cuales se encuentra el comercio sin restricciones ni impuestos con otros mundos frontera."

    Becker saca una silla del puesto de trabajo vecino y se deja caer en ella. Dirige su atención a la pantalla, ocasionalmente, donde el bucle de un empapado Frederick Whiston pasa en un ciclo interminable. Él tiene esa mirada en su rostro que dice que ha terminado. Está cansado de toda la especulación.

    "Una parte de mí esperaba que esto no significara más que culpa por el hecho de que nadie del clan Whiston me estaba tirando de la correa por no encontrar a este tipo. Aun cuando la alternativa era que el Sr. Whiston estuviera más enamorado de la botella que de los niños que se suponía debía cuidar". Él hace un ruido de disgusto con la garganta y mira hacia otro lado. Es un impulso que obviamente comprende con más claridad de la que le gustaría. "¿Dime por qué es que la palabra «rico» es tan a menudo un sinónimo de «disfuncional»? ¿Es que no les importa, Ray? ¿La vida de este niño no significaba nada para ellos?"

    Ray no sabe si puede reprimir el impulso de ponerse a la defensiva, al menos en nombre de Emma, ​​por lo que no dice nada. Pero la forma en que Becker generaliza a Emma y a Frederick en el mismo lote le revuelve el estómago.

    Becker se recuesta en la silla y mira al techo como si no pudiera soportar ver por más tiempo las imágenes que se desplazan por la pantalla del terminal de Ray. "Envíame el archivo con tu evidencia. Voy a necesitarlo para el registro, y suponiendo que realmente obtengamos algo de este tipo, voy a tener que encontrar a alguien en Nueva H para que pueda pasar esto a quién va a llevarlo adelante. Yo no tengo la autoridad para enjuiciar el caso en el lado planetario, así que voy a necesitar a alguien capaz allí abajo que conozca los hechos y esté dispuesto a aceptar un trabajo que va a ser extremada y públicamente volátil."

    Él es tan sutil como una lluvia de meteoritos, y Ray se ríe. "Ya sé que has oído hablar de Jack Holcomb. No necesitas inventar una excusa para asignarme al planeta."

    "Esto no pretendía ser una excusa", dice el Jefe frunciendo el ceño. "Quiero que atrapes a este tipo. Esto es una cuestión de orgullo profesional."

    "Si hay una manera, Becker, lo atraparé."

    "Cuando dices atraparlo, asumiré que quieres decir 'entregarlo a la entidad legal apropiada para la aplicación de justicia justa e imparcial'."

    "El «lo», tal vez. El potencial «ellos» todavía está en juego. No he recibido entrenamiento sobre cómo manejar la custodia y el enjuiciamiento y todo lo que conlleva. Con la suerte que tengo, provocaría una enorme violación de los derechos y terminaría saliendo de ellos por un tecnicismo. Así que me limitaré a lo que sé cómo manejar adecuadamente."

    Becker hace alarde de taparse los oídos con las manos. "No te he oído decir eso."

    Ray frunce el ceño, serio. "¿Siempre es así de difícil? Atraparlos, quiero decir."

    Es una pregunta que lo ha estado molestando durante días. Se pregunta si se ha perdido algo, si se ha centrado demasiado en Emma y lo que sea que haya entre ellos y ha hecho del asesinato solo una nota al pie de su historia personal. ¿Cómo nos conocimos? Oh, yo estaba de infiltrado tratando de interceptar a un grupo de insurgentes políticos y logré acabar vinculado a una investigación de asesinato. Hice cantar a su hermano, me cargué a sus colegas psicopolíticos. Una cosa llevó a la otra y aquí estamos. Es curioso cómo funciona la vida, ¿eh?

    "Atraparlos suele ser la parte fácil", dice Becker. "Es tratar de entender lo que pensaban que era tan importante como para quitarle la vida a otra persona lo que es difícil. Pero supongo que ya sabes algo de eso, ¿no? Cómo una persona racionaliza el asesinato."

    Ray lo mira, parpadeando, inseguro sobre lo que podría significar eso. Tiene la sensación de que se supone que debe decir algo como «Guao, nunca lo había pensado así antes», pero parece demasiado esfuerzo. Simplemente lo deja pasar.

    Si lo dijo como una especie de acusación vaga, Becker no presiona sobre el asunto. Él dice: "Está bien, Ray. Tú ganas. Has sacado un sospechoso legítimo. Adaptar la red de drones fue un movimiento brillante. Ninguno de mis muchachos habría podido hacer eso. Y sin eso, me habría enfrentado a un mucha presión para arrestar a Whiston solo por parecer que no importaba lo que estaba pasando --y cuando no lo hice, debido a la política involucrada y porque sería una razón estúpida para arrestar a cualquiera, habría pasado el resto de mi vida preguntándome si había cometido un error."

    "Esa es la alegre profesión que tienes, Becker."

    "¿Por qué crees que dejé la fuerza en Detroit y me uní al DOE? Al menos a bordo, aún sigue siendo un gran problema cuando se cargan a alguien. Y no tienes que preocuparte de que tu perpetrador sea un puñado de críos sin otra cosa que hacer salvo buscar problemas."

    "Eso es alentador."

    "No. No lo es". Hay un peso de miseria detrás de sus palabras, largas noches de lucha con la naturaleza de la humanidad por un hombre acostumbrado a ver solo su lado sedoso.

    "Ray", dice Becker después de un rato, sonando pensativo. "¿Por qué Whiston iba a intentar invocar un shed en esta nave?"

    "No lo sé. Espero que tú puedas hacer que nos lo diga."

    "No puedo evitar ser consciente de una clara falta de violencia relacionada con el shed en los registros de turnos. Dijiste que nos daríamos cuenta si el esfuerzo hubiera tenido exito, ¿verdad?"

    "Toda la nave se daría cuenta. No es el tipo de cosas que puedes mantener en secreto por mucho tiempo."

    Becker se muerde el labio durante unos momentos, a punto de decir algo que obviamente lo angustia. "¿Se te ha ocurrido que tal vez él o ellos no intentaban invocar el shed a propósito? No es que hayan fallado, sino que ni siquiera lo intentaban. Que tal vez el objetivo era poner en marcha una cadena de eventos que te sacara a ti de la nave y te llevara a Nueva Holyoke. No es un mensaje en absoluto, sino un catalizador."

    Excepto que Ray sabe que Jack Holcomb lo tenía en camino al Nueva Holyoke en primer lugar, antes de que surgiera todo el asunto del asesinato, esta habría sido una conclusión lógica. Está impresionado de que Becker haya hecho la conexión. "Podría ser. ¿Me estás diciendo que tenga cuidado, Jefe?"

    "Como si me importara lo que le ocurre a algún pez gordo de la UIC."

    "Nunca me has saludado por mi rango."

    "Y probablemente nunca lo haré."

    Ray sonríe fatigado. "Bien entonces."

    Becker se baja de la silla y la empuja contra el puesto de trabajo. "Lo único que digo es que este es un extraño conjunto de coincidencias. Tu trasfondo, tú aquí, ellos conscientes de tu trasfondo, ellos aquí. Tampoco es que fuéramos la única nave que hace la ruta a Nueva Holyoke. Los malechores parecen tener acceso a demasiada inteligencia clasificada, y eso me huele raro, huele mucho a manipulación, de hecho."

    "Le he dado a los Lilaiken muchas razones para querer quitarme de en medio, Rich."

    "Creo que sí, Marlowe. Y si de alguna manera puedes salir de esta con documentación que demuestre el respaldo financiero de Whiston al movimiento Lilaiken, sospecho que alguien te dará una medalla muy impresionante para tu uniforme de gala o colgará tu carrera para secarse --no estoy seguro exactamente de qué es más probable. Pero sería un buen trabajo de todos modos."

    Eso parece ser todo lo que Becker tiene que decir sobre el tema. Se encoge de hombros sin comprometerse, como si sugiriera que es otra cosa en la que Ray debe pensar, luego da la vuelta y sale por la puerta.

* * *

    Por la noche, Kilgore y Rodríguez regresan justo antes de la cena para cambiarse de ropa, informan sobre su falta de progreso y vuelven a salir. Ray ha pasado el tiempo desde la marcha de Becker examinando el grupo de datos de la red una vez más. Comenzó desde cero, a partir de la información de Nomar en la Iota-D, aislando una vez más las etiquetas en el puntaje de datos de Nomar, realizando permutaciones de búsqueda y coincidencia para asegurarse de que realmente fuera el patrón de firma química de Frederick lo que estaba usando como criterio de búsqueda principal y no el de otra persona que simplemente resultaba estar en el Iranoi, que las horas que Freddy faltaba no estuviera acechando en algún lugar de la red. No es que esperara estar equivocado, o incluso si estaba equivocado, que esperara que eso cambiara los hechos. La evidencia de ausencia no era ausencia de evidencia. Tenía todas las pruebas digitales que necesitaba.

    Solo necesitaba hacer algo que pareciera productivo.

    Debido a que se suponía que se estaba preparando para una última cita a bordo con Emma, ​cena y teatro, luego una carrera hasta la plataforma de observación para una visión realmente que quitaba el aliento de Nueva Holyoke (al menos, el folleto circulado por el director de entretenimiento decía que quitaba el aliento. Tal vez fuese de verdad una broma inteligente y el tipo planeaba conseguir que una gran parte de los pasajeros subiera allí bajo el desnudo campo de estrellas y pinchar la cúpula de plastibrillo. Eso sería literalmente de quitar el aliento, ¿no? Humor al vacío. Así era como se sabía que llevabas a bordo demasiado tiempo).

    Ray solo está siendo morboso. Emma lo llamó a última hora de la mañana para cancelar la cita, sonando claramente infeliz, casi llorosa. La última noche antes de una fuerte desaceleración en una carrera interestelar es inevitablemente un evento estridente, había dicho Frederick. La gente se volvía loca, borracha, frenética, --la ráfaga final de hedonismo antes de amarrarse a los sofás anti impacto, adormecida por la transmisión de vídeo de la espera de las abrazaderas de acoplamiento y el éxodo masivo hacia los transbordadores. Una escena grosera y degradante, le indicó él. Insoportablemente común, definitivamente algo que alzaría las cejas en todos los lugares equivocados en caso de que un Whiston se involucrara en una bacanal tan obscenamente medieval. Ella no debería verse mezclada en una orgía así, dijo él, y le prohibió que se fuera.

    Y Frederick ciertamente sabía mucho de orgías, piensa Ray. Es mucho más fácil proteger la virtud de la hermana pequeña cuando sabes exactamente de qué la estás protegiendo.

    Él está intentando, con un éxito limitado, no sentirse infantil sobre todo el asunto. No es que él no vaya a ver a Emma en tierra, que ella no haya prometido recorrer Alquería Brezonegro con él. Como si no fuese a estar en Nueva Holyoke durante meses --posiblemente años si el DOE no controla a los Lilaiken- y Ray podrá jugar con ella cuando quiera.

    Es de cierto consuelo que hubiera incómodas explicaciones en el futuro cercano si él realmente la sacaba la noche anterior al arresto inminente de su hermano por el asesinato de Micah Uytedehaage. Quise decírtelo, cariño, pero se me fue de la cabeza.

    Um, nop.

    En lugar de Emma, ​​él espera una larga noche de náuseas y de Nomar. Tiene la sensación de que Nomar tampoco está particularmente entusiasmado con la perspectiva.

    Kilgore emerge del corto pasillo que conduce de regreso a la habitación, medio vestido y subiendo los botones de su camisa desde el estómago. Ha vuelto a la vestimenta de Marine de permiso «en la orilla» --una camisa chillona y resistentes pantalones color caqui. "La fiesta ya está en pleno apogeo", declara él feliz. "¿Vienes esta noche, jefe? ¿Tú y la señorita Whiston?"

    Kilgore se niega firmemente a llamarla de otra manera, siempre señorita Whiston, siempre un poco sarcástico. Encuentra diversión sin fin en la, abre comillas, vigilancia, cierra comillas, de Ray.

    "Esta noche no", dice Ray encogiéndose de hombros. Se concentra mucho en la transmisión de datos a través de su terminal.

    "¡Tienes que estar bromeando Ray! Las mujeres en la Cubierta Zeta ya están borrachas y medio desnudas. Nunca te lo perdonarás si te pierdes esto."

    Rodríguez entra en la habitación desde el mismo pasillo y sacude la cabeza. "Emma nunca se lo perdonará si no lo hace. Déjalo en paz."

    Kilgore agita el pulgar hacia Rodríguez. "Escúchalo. La voz de la restricción moral. Si yo quisiera controlar mis impulsos humanos normales, no me hubiera dejado nacer tan hermoso. Dios me mataría de un golpe. No, Dios debería freírme con un rayo si yo no mostrara mi gratitud compartiéndome con el mundo, colega. Eso está en el Libro del Bien. Parábola de los Talentos. A quien demasiado botín, mucho botín se le requiere."

    "¿Vas a obligarme a que llame a tu madre, sargento?"

    "¿Vas a obligarme a que te patee el trasero, cabo?"

    Ray los aleja, sonriendo. Debería hablarles sobre la reunión con Becker, sobre mañana y sobre el hecho de que van a quedar fuera de la aprehensión real del sospechoso. Él no lo hace. Eso les arruinaría la noche y ellos merecen celebrarlo.

    "Salid de aquí. Diviértanse, caballeros. Lo digo en serio. A festear por la noche, archivad la tarjeta de hora, montad un infierno. No nos queda mucho por lograr."

    En algún lugar del Jardín, se activa un sistema de sonido de altos decibelios. Las paredes comienzan a vibrar con un estremecido ritmo staccato y una pulsante línea de bajo que hace que el estómago de Ray se retuerza. "Adelante. Parece que están comenzando sin vosotros."

    Kilgore, en lugar de deambular directamente por la puerta, cruza la habitación y hurga en el cajón del escritorio debajo de su puesto de trabajo. Después de unos momentos, saca un par de dispositivos de comunicación seguros, pequeñas unidades que se conectan al oído con discretos receptores vocales, edición militar estándar. Lanza un dispositivo a Rodríguez y agita el otro para Ray.

    "Estaremos en el Canal 12. Llama si nos necesitas, pero probablemente tengas que gritar, ¿de acuerdo?" Kilgore ya está gritando, solo para ser escuchado por encima del sonido de la música que emana del vestíbulo. Él ata el paquete de la antena a su cinturón, donde quedará escondido bajo la camisa, y enrolla el cuello sobre los receptores para que la unidad sea realmente invisible. "Probando. Probando. ¿Puedes oírme, Rodríguez?"

    "Estoy a cuatro metros de distancia. Por supuesto que puedo oírte."

    "Pues vete hasta el maldito dormitorio, mastuerzo."

    Hasta que no están seguros de que el equipo funciona, no salen por la puerta. Ray vuelve al trabajo.

* * *

    A medianoche, la música y el parloteo de voces fuera de la puerta se ha vuelto, en todo caso, más ruidoso. Mucho más ruidoso. Ray está seguro de que se ha quedado sordo. A eso de las diez, él sacó un par de tapones para los oídos del kit de Kilgore, pero notó casi de inmediato que no parecían servir. Incluso el acto de armar pensamientos coherentes era como gritar dentro de su propio cráneo. Todo era gritos y ruido y esa sensación de intestino flojo por la percusión reverberada. Eso es casi suficiente para alegrarse de que Emma cancelara su velada.

    Ahora ha recurrido a usar el casco táctico nuevamente, aprovechando sus capacidades de supresión de ruido. Desde que lo tiene encendido, también ha estado jugando con su utilidad de diálogo, refinando algunos de los bits que Nomar ha llamado tan generosamente como «de aficionado». La rata se estira en el mostrador de la cocina, se conecta a la matriz del servidor de diagnóstico, soportando los inevitables ajustes de Ray con una clara falta de buen humor.

    "Bueno, ¿qué pasa contigo y la usuaria designada Emma Whiston?" pregunta Nomar.

    "¿Me estás preguntando sobre mi vida amorosa?"

    "Se llama análisis y captura de datos dinámicos, Ray. Estoy diseñado para ser curioso."

    "Y yo que pensaba que estabas diseñado para ser molesto, sarcástico y para comer basura."

    "Pues ya seríamos dos". Nomar parece pensar en lo que acaba de decir. "Excepto en la parte de comer basura. Bueno, ¿qué está pasando ahí? Ella tiene una firma de feromonas muy emocionada cuando estás cerca. Por supuesto, la tuya no es exactamente lo que yo llamaría apagada en su presencia."

    "No voy a hablar de esto contigo", dice Ray.

    "Por supuesto que no. ¿Por qué lo discutirías conmigo si ni siquiera te has esforzado por mencionar tu obvio interés por ella?"

    "Esa es una declaración objetivamente incorrecta, Nomar. No te llevo conmigo a todas partes, ¿sabes? ¿Y qué te hace tan malditamente seguro de que me siento atraído por ella en primer lugar?"

    "El análisis cruzado entre otros conjuntos de muestras humanas en estados comparables de excitación sugiere un alto estado de excitación sexual. Solo me gustaría confirmar esta impresión. Para mis archivos, ¿entiendes?."

    Ray le muestra a Nomar un gesto moderadamente obsceno. "Puedes poner eso en tus archivos, Nomar."

    "Me refiero a mis archivos discretos. No a los que van en la red general de drones."

    "¡Cállate!"

    "Está bien. Solo preguntaba. Si te molesta tanto, llegaré a mis propias conclusiones a partir de los datos disponibles". Una pausa muy breve. "¿Ray?"

    "¿Qué?"

    "Los datos disponibles sugieren que tú y Emma Whiston tenéis una atracción sexual pronunciada y mutua."

    "Gracias." Se pregunta si esto se llama humor de la IA del dron. Ray dice: "Cuando te hablo normalmente, fuera de esta interfaz y fuera del vocabulario de comandos normal --como te estoy hablando ahora- ¿entiendes lo que digo?"

    "No. Este nuevo código que has ingresado, como el antiguo código de Lawrence, es un traductor verbal a binario. No tengo autoridad para acceder a los programas de traducción por mi cuenta."

    "En otras palabras, solo funciona cuando inicio la utilidad de diálogo."

    "Exactamente."

    "Entonces, ¿cómo sabes lo que quiero que hagas?"

    "Porque modulas tus patrones vocales a un volumen más alto, como si yo estuviera sordo, lo cual me indica que quieres que haga algo específico. El resto es una inspirada conjetura basada en señales manuales y comandos vocales codificados en mi lógica de respuesta árbol."

    "¿Inspiradas conjeturas?"

    "La terminología abreviada de Lawrence para el análisis de expectativa de comportamiento de entrada subóptima en cola y mecanismos de activación."

    "Pero tú podrías encenderlo ..."

    "Si me das acceso a ese segmento de mi núcleo de datos."

    Ray lo piensa por un momento. Su comprensión del entorno central de datos de drones es menos que profundo. "¿Cuáles serían las ramificaciones si yo hiciera eso?"

    "La capacidad de transformación del diálogo, tal como Lawrence la diseñó, está profundamente arraigada en la lógica de aprehensión dinámica. La aprehensión dinámica está, a su vez, relacionada con flujos de tareas controladas por parámetros, lo que podría considerarse como iniciativa personal y construcciones de establecimiento de metas individualizadas. Podrías ver cambios en mi comportamiento. Podría volverme un poco polémico cuando tus comandos entren en conflicto con mi propia percepción del valor de la misión y/o la aceptabilidad del riesgo. Hay otros problemas, pero necesitaré algo de tiempo de procesamiento para darte un informe detallado. Demasiadas variables."

    ¿Qué mal puede hacer?

    Ray vuelve a consultar la pantalla del casco táctico y, con el experto conocimiento de Nomar sobre sus propias estructuras de archivos, logra localizar y eliminar las barreras de comunicación. Declina la oportunidad de hacer que las funciones de salida también sean capaces de traducir. Ni siquiera quiere imaginar el problema que Nomar podría generar si se le permitiera responder a la gente. No quiere ni imaginar el tipo de cosas que el dron podría decirle a Emma.

    Bueno, ¿se ha dado cuenta de que el usuario humano Ray, a quien se ha observado que realiza transmisiones altamente seguras con oficiales de la Unidad de Investigaciones Criminales del DOE, este mismo Ray que desarrolla un cambio en los patrones de flujo sanguíneo que sugiere tumescencia cuando está cerca del usuario humano designado Emma Whiston?

    Es decir, con frecuencia tiene erecciones cuando estás cerca. ¿Cómo te hace sentir eso?

    Nop. No es buena idea.

    Como sustituto, Ray y Nomar elaboran un sistema inteligente y altamente detallado de señales de respuesta visual: asentir con la cabeza significa sí; sacudir la cabeza significa no. Ray se quita el casco y prueban las vías de comunicación y los vectores de respuesta con cierto detalle, hasta que está satisfecho de que Nomar realmente comprende la mayor parte de lo que escucha. Entonces Ray se pone el equipo nuevamente.

    "Así que realmente puedes saber que Emma y yo estamos ... interesados ​​el uno en el otro."

    "Dos puntos de interés, Ray: Primero, los humanos que exhiben señales indicativas de atracción sexual muestran un conjunto bastante uniforme de comportamientos y emisiones químicas. Correlacionar los datos aplicables de las especies y aplicarlos a subconjuntos específicos no es un gran salto intuitivo. Puedes hacerlo tú mismo si aplicaras un mínimo de lógica a tus encuentros. Segundo, sería negligente de mi parte no mencionar que en las primeras iteraciones del proyecto, Stabien Lawrence solía aplicar tecnología de drones a sus propios enigmas de interés sexual. Parece que tenía problemas para determinar exactamente qué constituía el coqueteo femenino, menos la desnudez real, ¿entiendes?. Como resultado, somos bastante expertos en leer y combinar indicadores de orientación sexual. Gran parte de ese código original permanece intacto."

    "Eso no es exactamente jugar según las reglas."

    "No estoy exactamente limitado por los sistemas éticos que me obligan a jugar según las reglas sociales humanas."

    "Aún así es artero". Lo que no lo hace menos inteligente, pero Ray no lo dice. Lo último que parece que Nomar necesita es aliento.

    Al otro lado de la habitación, los párpados de Nomar se dilatan, dándole una mirada de distinta concentración. En el oído de Ray, dice: "Tienes una comunicación cifrada."

    "¿Qué?"

    Al momento siguiente, la luz de la unidad de comunicación comienza a parpadear. Ray mira a Nomar. "¿Cómo lo sabías?"

    "Hay una débil señal eléctrica que precede al mensaje cuando los códigos de encriptación de la red se vinculan con las unidades remotas."

    Increíble.

    Ray arroja el casco táctico y mira la pantalla LCD en el comunicador. No reconoce la identificación del remitente, y es solo una mezcla de dígitos como una máquina de uso general. Por un instante, su corazón salta. ¡Emma! De alguna manera, ha logrado eludir a sus cuasi carceleros y quiere encontrarse con él en algún lugar.

    Por cierto, sobre tu hermano ...

    Pero lo más probable es que solo sean Kilgore y Rodríguez sintiendo pena por él, invitándolo a la fiesta por última vez.

    Ray se retira de las aplicaciones en las que se encuentra y accede al software de descriptado. Teclea su llave y es informado por la vertiginosa y enlatada sureña de que ella no sabe de quién proviene la comunicación (es decir, es una comunicación de uso general, como ya ha supuesto él), pero que el cifrado es ligero, apenas superior al nivel comercial.

    Cuando se establece la conexión, todo lo que escucha es respirar. Rápido, poco profundo, con temblor en las inhalaciones.

    "Soy Marlowe", dice él bruscamente, directamente al micrófono de la unidad. Asegura los tornillos de los auriculares.

    Durante otro segundo o dos, solo hay más respiración. Y Ray reconoce el sonido --miedo, tensión. El ruido de preparación de combate antes del amanecer, piensa él. El tipo de sonido que hace un soldado de diecinueve años justo antes de lanzarse sobre las dunas hacia la línea de fuego del enemigo por primera vez. Ray levanta la visera, se acerca hacia la comunicación como si pudiera oír mejor inclinándose hacia ella.

    Está a punto de repetirse a sí mismo, debatiendo si tirar o no de su rango esta vez, cuando la persona al otro lado habla. "¿Señor Marlowe? Siy Bobby Diggs."

    Su primera reacción es desplomarse, relajarse. No es Emma. El miedo no es de ella. Ella esta bien

    Pero justo después de eso está el reconocimiento de que es Bobby Diggs, y de que es su aliento lo que se tiembla a través de la línea, su miedo se extiende por la habitación como tinta vertida en agua limpia. En todo caso, eso es peor.

    "¿Hay algún problema, Bobby?"

    Una pausa, y el sonido de la respiración de Diggs se vuelve más débil, lo que sugiere que se ha alejado del comunicador. Pero vuelte casi de inmediato. "Sí, señor. Definitivamente hay un problema. Aquí en la Ómicron. Usted dijo que debería llamar."

    "¿Que esta pasando?"

    "Creo que debería venir aquí, señor. Ahora."

    "Bobby..."

    Diggs lo interrumpe. "Ahora. No tengo tiempo para hablar así. Estoy atrapado en esta oficina miserable donde no puedo ver. Necesito ver, señor. Tengo que saber qué han hecho con los demás.."

    "¿Quién está ahí?" demanda Ray.

    Otra pausa, y el chillido de una silla empujada apresuradamente por la placa de la cubierta, como si alguien se pusiera de pie de repente. Desde la distancia, Diggs dice: "No sé qué es. Pero están muertos. Creo que todos están muertos. Tengo que ver si puedo ayudar."

    Una puerta, se abre chirriando, luego se cierra. Ray se da cuenta después de varios segundos de que está sosteniendo una línea vacía. Diggs se ha ido.

    Creo que todos están muertos.

    Ray se pone de pie de un salto. Desde el cajón de su escritorio, saca su control remoto, como el que llevan Kilgore y Rodríguez, y la pistola. Es casi imposible sacar el cargador para asegurarse de que está cargada y marcar el canal de comunicación al mismo tiempo, pero lo logra de alguna manera. Se mete el altavoz en la oreja, se agarra la garganta y mete la pistola en la cintura para poder transmitir. Lo que escucha en el canal abierto es el sonido atronador y estridente de música tecnopunk y una enmarañada cacofonía de voces mientras la señal se modula para suprimir el sonido ambiental.

    Kilgore: "¡Yo!"

    Seguido por Rodríguez, "Estoy aquí."

    Ray dice: "Pasad a código Bravo". Es un mensaje para los destinatarios y sus unidades de comunicación. Tan pronto como lo dice, el paquete de antena en su mano comienza a vibrar a medida que su microordenador interno se transforma en su encriptador de voz. Esta es una comunicación militar, con códigos militares y protocolos de cifrado. El aire muerto llena la transmisión, y Ray ladra la serie estándar de dígitos de autorización del Código Bravo. Todos los Marines los conocen, lo que hace que el cambio sea casi infantilmente simple, pero es mejor que una línea directa abierta donde cualquiera que esté sintonizado en su canal de transmisión podría escuchar. Al menos así, solo otros Marines podrían escuchar.

    Kilgore y Rodríguez vuelven a ingresar a la transmisión con un doble clic cuando sus unidades aceptan sus secuencias de códigos. No hay tanto ruido de fondo, lo que significa que se han mudado a un área menos pública.

    "¿Qué está pasando, jefe?" Kilgore está alerta, su voz tan tensa como el alambre de espino recién atado.

    "¿Dónde estáis?"

    "Estamos en la Zeta, en medio de la nave. Justo en la Sección Seis-Tres-Cinco."

    Ellos están más cerca que él. "Mirad, proceded a la Ómicron. Bobby Diggs ha avisado de un problema. ¿Estáis armados?"

    Esto aturde a Kilgore. Parece que no sabe qué decir.

    Rodríguez: "Podemos estarlo, señor. Kilgore puede acceder al depósito de la Ómicron."

    "Bien. El más cercano al ascensor, caballeros. Nos vemos allí". Ray piensa en decirles que tengan cuidado, pero eso sería una tontería. Ellos ya lo saben. "Mantened esta línea abierta hasta que nos encontremos."

    "Roger," responde Kilgore.

    Después ya están corriendo, y Ray puede escucharlos mientras pasan a empujones a través de una multitud, provocando maldiciones y gritos agudos.

    Ray mira a Nomar. "Ve a buscar a Becker. Llévalo a la Ómicron."

    Nomar asiente. El dron separa el cable de datos de su puerto de salida y salta del mostrador al suelo. Un momento después, ambos atraviesan la puerta hacia el vestíbulo lleno de sombras de luz de fiesta y la forma tenue de juerguistas corriendo en direcciones opuestas.

Capítulo 11

    Las puertas del ascensor se separan en la Ómicron y Ray, con su espalda contra el panel de control justo dentro, cuenta hasta tres antes de salir al corredor. Se agacha para mantener el sigilo, barre un arco con su pistola, busca objetivos, busca problemas.

    Y definitivamente hay problemas aquí.

    Está oscuro, horriblemente oscuro. Una confusión de sombras aliviadas por irregulares charcos de luz de bombillas fluorescentes que parecen parpadear como luces estroboscópicas. En el parpadeo, él puede ver zonas de vidrio como si las otras luces, las que no funcionan, han explotado. Tal vez una sobrecarga eléctrica. Salvo que eso no explicaría el escritorio desde el punto de control de seguridad de Bobby Diggs, está volcado y la silla apoyada contra la pared, inclinada en un ángulo precario. No hay nadie cerca, solo el opresivo sonido de una cubierta subutilizada, el zumbido del impulsor a través del casco y el leve murmullo de las luces tartamudeantes. Y esto sería lo suficientemente incorrecto, más que suficiente, pero por el resplandor trapezoidal emitido por las bombillas empotradas del ascensor, él ve el resto. No mucho, solo una franja alargada de líquido, una cubierta empapada que aún no se ha secado. Solo la franja es negra en la penumbra, pero no negra. Un color como el negro, pero rico, cobrizo en su aroma, brillando tenuemente.

    Sangre.

    De repente, Ray no está muy contento de encontrarse solo.

    Silencioso, susurrando, dice: "Estoy en la cubierta. Me dirijo hasta vosotros. Estaré allí en menos de sesenta."

    En su oído, débil, sonando imposiblemente lejos, Rodríguez responde: "Estaremos atentos. Bobby Diggs está aquí, señor."

    "¿Él está bien?"

    "Depende de tu definición del término. Vivo, ciertamente."

    Ray asiente, pero no responde. No le gusta la forma en que su voz, incluso apagada, parece alejarse para siempre por el pasillo.

    "El tipo no dice nada con sentido", dice Kilgore, molesto o disgustado. Ray no puede saberlo. Fuera del micrófono, Kilgore continúa,"¡Bobby! ¿Qué coño ha pasado?" Diggs hace un ruido como un gemido, amortiguado por la mano ante la boca. "Arrastrados como carros. Carros de carne." Una risa nerviosa. "Como coches funerarios. Ambulancias. Carretas de carne." Habla Kilgore ahora, "A Diggs se le ha ido la pinza o algo así, Comandante."

    Rodríguez dice: "Tal vez deberíamos llamar refuerzos armados."

    "Esperemos que Diggs ya haya hecho eso", responde Kilgore. "O uno de los otros oficiales de seguridad."

    "Bueno, ¿dónde está?"

    "Probablemente va en camino. Les llevará más tiempo ya que la mayor parte de la seguridad está trabajando en el control de multitudes. Eso tiene sentido, ¿verdad?"

    "Claro. Exactamente". No es un intento convincente de tranquilidad. Rodríguez agrega: "¿Pero cómo íbamos a saberlo tan pronto? A menos que Bobby llamara a Marlowe primero, antes de notificar a la seguridad."

    "O Bobby llamó a Marlowe en lugar de notificar a la seguridad. Oh, mierda."

    Ellos tienen las puertas blindadas abiertas de par en par, y están de pie en la entrada, las sombras retroiluminadas y estiradas largas en formas grotescas y extrañas con sus rifles creando extremidades adicionales con picos y hocicos. Ray corre hacia ellos con las manos en alto para que puedan verlo como algo diferente a una amenaza que rápida proximidad. Aun así, el golpe de sus pies en la plataforma de cubierta deja a Kilgore en una posición de disparo, recorriendo con la mirada la curva del corredor a través de su punto de mira.

    Cuando Ray los alcanza, Rodríguez dice: "Notificaste a seguridad, ¿verdad?"

    "Becker debería estar de camino."

    "¿De camino hasta aquí? ¿Con refuerzos?"

    Ray pasa empujando hacia la armería. Los rifles están en los bastidores dentro de la puerta a la derecha, para facilitar el acceso. Él recoge el más cercano, golpea dentro un cargador y avanza un cartucho dentro de la recámara. Ese es un sonido tranquilizador.

    "Los refuerzos son cosa de Becker."

    Una búsqueda rápida de una taquilla vecina renta un arnés de munición con una funda al hombro. Ray mete en este la pistola, se ata el arnés y comienza a llenar las ranuras adicionales con cargadores de munición para el rifle.

    Kilgore lo mira con una expresión cautelosa. "Si es cosa de Becker, ¿por qué te estás preparando para asustar a Ragnarok?"

    Ray lo mira y aprieta la mandíbula. "Porque no sé lo que está pasando. Becker puede resolverlo si quiere, decidir qué medidas deben tomarse. Ese es su trabajo, proteger la nave. Mi trabajo es localizar a quien o que sea que haya planteado el alboroto hasta el puesto de control y mátarlo. ¿Está lo suficientemente claro?

    Los dos Marines asienten, claramente infelices.

    Ray sigue adelante. "¿Dónde está Diggs?"

    Rodríguez pasa las hileras de proyectiles apilados de cañón de materia. Por encima, Ray puede ver la protuberancia masiva y bulbosa de la carcasa del arma. "Corrió hacia la cámara de control de fuego."

    "Vigila la puerta. Espera a Becker. Yo volveré en un minuto."

    Ray atraviesa el laberinto de unidades de almacenamiento donde los proyectiles cuelgan en redes de nanomalla. A izquierda y derecha, en los extremos de las largas hileras, hay bahías apiladas con cajas de transporte llenas de municiones de armas pequeñas, rifles, granadas de termita. En la parte trasera, lo que sería el lado que mira hacia el casco, hay bajos escenarios de estacionamiento amurallados como nidos de ametralladoras. Las paredes son resistentes a explosiones, de casi dos metros de altura, con una pantalla de brumosa malla fina en la parte superior. Frente a una entrada doble están los amplios orificios de los tubos de carga que alimentan el cañón de materia. Entre las estaciones hay un camino estrecho que termina en una puerta gruesa estampada en rojo sobre oliva con las palabras CONTROL DE FUEGO.

    Ray abre bruscamente la puerta. Es un espacio pequeño y claustrofóbico, la Navidad iluminada con las luces multicolores de pantallas de navegación, interruptores de fuego, redes de proyección de objetivos. En el centro hay una silla de impacto con un arnés de correa para que el Técnico de Disparo se siente, justo debajo del tubo de su mecanismo de mira. Bobby Diggs está en la silla con las manos presionadas sobre la cara.

    Ray se detiene en la puerta. Con una voz lo más clara y llana posible, dice: "Dime qué está pasando, Bobby."

    Lo que fuese que el hombre había perdido mientras Kilgore se quejaba de él, Diggs se ha recuperado ahora. Levanta la cara y gira el asiento para mirar a Ray. "No lo sé."

    "Esa respuesta no es muy buena. ¿Dónde está el resto de tu equipo de seguridad?"

    l

    "Ya se lo dije. Están muertos."

    "¿Cómo?"

    Diggs se estremece y sacude la cabeza. "No lo vi. Yo estaba en mi ronda, ¿entiende? Escuché un ruido como un montón de tipos pisoteando uno de los pasajes laterales, luego un... una especie de chillido, solo que distante, resonando, como si viniera atravesando una de las rejillas de ventilación. Sonaba como una brecha en el casco, ese fue mi primer pensamiento. Así que corrí de regreso al puesto de control para ver qué estaba pasando ". Diggs hace una pausa, coloca la palma de la mano en la frente y la frota. "Y las luces comienzan a encenderse entonces. No apagándose, como si estuvieran fundiendo fusibles, sino explotando como fuegos artificiales. Creo que es despresurización catastrófica, ¿entiende? Pienso en los trajes ambientales en el puesto de control, y llegué a la última curva, justo alrededor del ascensor, y allí está el escritorio volcado y mis muchachos desaparecidos. Y sangre. Fue entonces cuando le llamé."

    "¿Y luego que?"

    "Entonces supe que tenía que ver, Sr. Marlowe. No podía abandonar a mis muchachos, porque en ese momento también estoy pensando en el asesinato de ese chico, y me da la misma sensación de que hay alguien cerca, arañando la plataforma de cubierta justo más allá de mi línea de visión. Luego el murmullo, como la forma en que el viento de otoño baja de las montañas, con aullidos. Suena como voces, ¿sabe? Como voces profundas y viejas canturreando, como ecos. Fui a mirar, Sr. Marlowe, y como dice el libro, busca y encontrarás, ¿verdad? Avanzando hasta el final, capté solo un vistazo de él entre un parpadeo de las luces, antes de que estas explotaran justo encima de él. Alto, negro, pero no como yo. Negro como una estatua. Y en sus manos, tiene a mis muchachos, arrastrándolos como sacos de harina, como si no hubiera huesos en ellos.

    "Debería haberle gritado que se detuviera. Debería haber agarrado el arma de Taylor --su rifle estaba allí mismo en la cubierta. Pero no pude hacerlo. No pude hacer nada más que quedarme allí y mirarlo. Él dio una especie de medio giro cuando llegó al final del corredor, para entonces él es solo un parpadeo, ¿entiende? Solo lo veo porque sé que está allí, haciéndose cada vez más pequeño mientras se va con las luces apagándose al pasar. Se lo juro, Sr. Marlowe, se giró allí al final y me sonrió con esos ojos negros y dientes negros. Una sonrisa de pura malicia. No sé qué hice yo después de eso, no hasta que Kilgore y Rodríguez abrieron de golpe esta bahía de aquí. Vi sus luces y corrí hacia ellas."

    Mientras Diggs contaba su encuentro, ha agarrado los brazos del sofá de impacto. Ahora, sus nudillos son blancos, su piel es cenicienta. Hay demasiado blanco en sus ojos. Él alza su mirada, inquieta hasta rayar el frenesí, hacia Ray.

    "¿Qué piensa usted que va a hacer al respecto? Yo no sé qué es lo que vi, pero sé que eso es algo que un hombre esté destinado a ver. No era humano."

    Ray lo mira severo. "Voy a localizarlo, Bobby, y lo mataré antes de que cause más maldades en mi nave."

    "No puedes matar lo que no está vivo en primer lugar. No puedes matar lo que no quiere morir."

    "¿Cuáles son las salidas disponibles en ese extremo de la cubierta?"

    "¿Señor?"

    "¿Dónde podría haber ido, Bobby?"

    La Ómicron era una cubierta ancha, toda la parte delantera desde babor hasta estribor, pero truncada por la masa central del reactor, sus tanques de enfriamiento variados y su sellado hermético casi exactamente en el medio por metros de compartimentos de acero reforzado con nanotubos. Ray no tiene tiempo ni interés en desenterrar planos detallados de la nave.

    Diggs asiente lentamente, haciendo un esfuerzo por pensar con cierta claridad. "Junto a la pared blindada, hay escaleras que bajan hasta la Pi y el hueco de un montacargas que se hunde hasta la Cubierta Sigma, para los ingenieros del reactor como parte de su plan de escape. Todo lo demás está por delante de donde eso desapareció."

    "¿Estás tú bien ahora?"

    "Estoy bien."

    Él parece estar de todo menos bien en este momento, pero Ray está dispuesto a aceptar su palabra. Él lleva mucho menos bien en la última media hora, y lo que está haciendo ahora debe de ser como una mejora en el indicador de bienestar.

    "Pues ven conmigo."

    Sorprendentemente, él va, ya sea porque está avergonzado de sí mismo por su miedo o porque simplemente se siente más seguro en presencia de otros hombres, otros Marines, Ray no puede saberlo. Salen ambos de la estación de control de incendios y atraviesan el cañón de materia hacia la puerta principal. Justo cuando llegan, Nomar llega saltando por la brecha entre la puerta y el sello, seguido casi de inmediato por Becker. El Jefe respira con dificultad, con cara carmesí y ha perdido el botón inferior de su túnica, por lo que su cuello está desigual.

    Ray no le da la oportunidad de comenzar a hacer preguntas. No tiene tiempo para poner a Becker al tanto de los detalles, lo cual sabe que es exactamente lo que querría el Jefe de Seguridad.

    Él dice: "¿Recuerdas lo que decidimos que no estaba sucediendo? Parece que estábamos equivocados."

    Becker respira hondo. "¿Un shed?"

    "Ha eliminado a todo tu equipo de seguridad en esta cubierta, salvó al Sr. Diggs aquí presente, y se ha escapado hacia partes desconocidas. Kilgore, Rodríguez y yo vamos a buscarlo. Tú y Bobby vais a ocuparos de esta cubierta y coordinar nuestros movimientos según sea necesario. Notifica a la seguridad que cierre el acceso a la Pi y Sigma y cualquier otra plataforma a la que pueda contactarlo en el futuro cercano. Soy la persona menos adecuada para decirle a nadie cómo hacer su trabajo, pero recomiendo encarecidamente que traigas aquí algunos refuerzos y algo de iluminación tan pronto como sea humanamente posible para asegurar tu perímetro."

    Aunque él no sabía de qué serviría ese tipo de cosas. Probablemente solo daba más opciones a cualquier shed al azar que paseara por la cubierta.

    Becker responde: "¿Sabes siquiera qué día es esta noche?"

    "Entiendo que su cobertura es escasa debido al control de multitudes."

    "¿Escasa? Ya necesito cada segundo de servicio en la nave solo para evitar que la tripulación cometa violación con pasajeras borrachas desesperadas por ser seducidas antes de que lleguen a los sofás."

    Ray solo se encoge de hombros. "Pues llama a los Marines. No me importa cómo te encargues de ello, pero necesito algo parecido a un puesto de comando aquí y necesito algo parecido a una evacuación de cubierta a continuación, o sospecho que vas a encontrar al amanecer que gran parte de tu tripulación ha desaparecido."

    Becker se frota salvajemente las mejillas, un hombre al borde de una migraña. "Me llevará unos minutos reunir a mi gente. Media hora para tener un puesto de mando en funcionamiento."

    Ray da dos pasos a su izquierda y patea la parte superior de una taquilla. Escarba por unos momentos y encuentra una unidad de comunicación portátil como las que él, Kilgore y Rodríguez están usando. Se la lanza a Becker.

    "Estamos en el canal doce, codificado en Código Bravo. Diggs puede darte los códigos para que puedas escuchar. No contamines nuestro canal a menos que te pidamos orientación o estemos obviamente a punto de hacer algo increíblemente estúpido, ¿está claro? "

    Becker asiente. Ya se está conectando a la unidad de comunicación.

    Ray se dirige hacia la puerta, empujando a Kilgore y Rodríguez hacia la pasarela. "Sin sorpresas, Rich. Es muy probable que hagamos algunos agujeros en tus compartimentos, y no quiero preocuparme por dejar conjuntos que coincidan en seguridad. Solo mantén a tu gente fuera del camino. Llamaré si necesitamos ayuda."

    "¿Y si no puedes manejarlo?"

    "Entonces espero que tengas a Jack Holcomb en marcación rápida y que él tenga un plan de respaldo decente."

    "¿Cómo ha sucedido esto, Marlowe? Él fracasó. Lo intentó y falló. Tú y yo estuvimos de acuerdo en eso."

    "No lo sé. Tal vez lo intentó de nuevo. Tal vez no lo entendimos tan bien como creíamos. No hay respuestas fáciles."

    El Jefe parece que va a ponerse enfermo. "Voy a sacar al capitán de la cama."

    "Buena idea."

* * *

    Linternas, piensa Ray mientras los tres se lanzan a través de las sombras de la Subcubierta Ómicron. Las linternas habrían sido una buena idea. Las pasarelas son en su mayoría oscuras; no como Indiana a medianoche, con una pizca de estrellas y la amplia franja de la Vía Láctea que se desplazaba por el meridiano celeste como un estandarte, sino oscuras como una cueva oscura, atrapada dentro de una lata delgada como papel --en relación a la distancia- en la aplastante variedad de oscuridad del vacío del espacio. Ellos deberían estar esprintando en busca de las escaleras en las paredes de contención de popa, pero en cambio están trotando, entornando los ojos en la oscuridad en busca de destellos de luz en el borde elevado de las puertas presurizadas del compartimento, dependiendo de Nomar y el brillo rojo de sus ojos justo delante de ellos. Cuando el dron llega a una obstrucción, disminuye la velocidad, gira para que puedan verlo y cruza la puerta. Luego se vuelve una locura, empujándose unos a otros en la opresiva oscuridad casi táctil.

    De vez en cuando, se encuentran con una zona fluorescente, la luz que destella, coloreando su piel con un embrujado tinte azul como si ya fueran cadáveres y aún no se hubieran dado cuenta de ello. Mientras dura la luz, salen a toda velocidad, corriendo tan lejos como esta los lleva y un poco más allá. Certificablemente loco se podría definir aquello.

    Pero eso es todo lo que hay ---locura sin más. Ray sigue esperando que el terror haga efecto, que sus manos comiencen a temblar y la parálisis del miedo bloquee sus articulaciones y lo lleve a la hiperventilación. Para Kilgore y Rodríguez, esto es solo otro ejercicio con fuego real u otra misión de combate en la que no están seguros del nivel de armamento de su oponente. Hasta donde ellos saben, hasta donde les han dicho, su oponente es solo una fantasía, un monstruo totalmente humano envuelto en un traje de hombre del saco como un actor en las películas. Ray ha visto el shed. Debería pensarlo dos veces antes de perseguirlo, definitivamente mejor que perseguirlo sin nada salvo su corazón latiendo con fuerza y ​​su pulso latiendo en su garganta y sus pensamientos cerca de un ataque de pánico.

    Definitivamente una locura.

    Rodríguez hace la pregunta que Ray ha estado evitando. "¿Qué se supone que debemos hacer si realmente arrinconamos a esta cosa? No se le puede matar a tiros."

    "Estoy funcionando bajo el supuesto de que, en mi encuentro anterior con esta cosa, yo fallé."

    "¿En disparo automático? Eres muy optimista."

    "Había muchos objetivos. Es posible."

    La verdad es que el peso del rifle y el arnés de munición le hacen sentirse mejor, aunque sean completamente ineficaces.

    "Pero no puede tocarnos mientras tengamos estos anillos puestos, ¿verdad?" dice Kilgore respirando con dificultad. "Quiero decir, por eso nos los diste."

    "El coronel Holcomb ha ofrecido todas las garantías de que funcionan."

    "Genial."

    Rodríguez parece ser el único que se divierte. "Piense en ello como una prueba de campo para nuevo equipo, sargento."

    "De acuerdo con las estadísticas más recientes, cabo, fuera de la zona de combate de Nueva Mes, cada año mueren más Marines que prueban equipos experimentales en ejercicios de entrenamiento que en todas las demás actividades militares relacionadas combinadas. Lo digo solo para que no firmes en una revisión posterior. "

    Dejan ahí el tema, no porque no haya más que decir, sino porque no tienen aliento que malgastar en una charreta estándar de Marine. Finalmente, después de lo que parecen años, alcanzan el extremo de la pasarela en forma de L por la que han estado viajando y se separan por el pasillo posterior. En lo que Ray estima que está a cien metros de distancia, hay una columna de iluminación nítida y constante que se eleva desde el suelo. Corren hacia ella y se dispersan alrededor del extremo de la escalera, como mirando abajo hacia un pozo.

    Ray se pone en comunicación. "Becker."

    "Estoy aquí."

    "Estoy mirando por un pozo hacia lo que parece ser la Subcubierta Pi. A juzgar por lo completamente iluminado que está y que no escucho el eco distintivo de gritos sangrientos, supongo que nuestro chico ha decidido pirarse para la Sigma. ¿Dónde está la escalera?"

    Sigue una conferencia murmurada con Diggs, luego: "Está a unos diez metros a tu izquierda, Ray. Deberías poder verla desde donde estás."

    Pero él no puede, por supuesto. Porque las luces no funcionan allí.

    Becker continúa: "¿Estás seguro de que el shed ha salido de ese nivel?"

    "Confirma eso. Ha bajado."

    "¿Estás seguro?"

    Um, si.

    "Necesito saber si ha ido a la Sigma, Ray."

    "Se fue a la Sigma."

    Becker se queda en silencio durante varios momentos y luego dice: "La Subcubierta Sigma es la cubierta de recursos principal para el mantenimiento del reactor de partículas. No puedo reunir a nadie en ese nivel, al menos no con esta unidad. Ellos están protegidos con plomo y la señal rebota. Diggs está en el punto de control probando en serio la comunicación, pero aún no he tenido noticias suyas."

    "Vamos a proceder."

    "Ray, lo que te estoy diciendo es que no puedo sacar a todas esas personas. Estamos en el protocolo de desaceleración. No pueden simplemente abandonar el reactor y rezar para que no ocurra nada. No pueden apagarlo hasta que se solucione esta situación porque perderíamos el frenado y sobrepasaríamos nuestro carril de atraque. Si podemos llegar hasta ellos, podemos evacuar al personal no esencial, pero aún habrá un par de cientos de manos que simplemente no pueden evacuar. No sin poner en peligro la nave."

    En el resplandor de pozo, los tres intercambian dolorosas miradas.

    "Te copio, Jefe. Te haré saber la situación cuando lleguemos a la Sigma."

    Kilgore niega con la cabeza. "He tenido mejores noticias. Una cubierta cargada de no combatientes complicará seriamente los carriles de tiro."

    "Entonces, menos mal que esperamos que las armas sean en gran medida ineficaces", responde Rodríguez, encogiéndose de hombros.

    Al menos alguien sigue siendo optimista. Urgiendo con el pie a Nomar delante de ellos, Ray se aleja por donde habían venido hacia la supuesta ubicación de la escalera que desciende hasta la Sigma. Tantea el camino a lo largo de la pared, palpando con los dedos de manos y pies para que no caer en picado inadvertidamente y romperse el cuello en la plataforma dos niveles más abajo. Allí, espera a que Kilgore y Rodríguez se amontonen tras él, luego se cuelga el rifle al hombro para descender. Le gustaría ir despacio, peldaño a peldaño, pero dos pasos más abajo, queda claro que la escalera está encerrada en un tubo de acero que actúa como un amplificador cada vez que planta su pie. Eso no es bueno en absoluto.

    A su micro, susurra: "Despliegue de bombero. Contad hasta cinco y luego bajad."

    Esas son manos en el exterior de la escalera, aferradas flojo para que los dedos no se enreden en los peldaños, y el interior de los talones de las botas le proporciona el agarre principal. Solo ligeramente menos peligroso que caer de panza por el hueco Con la cabeza al nivel del suelo, Ray mira a los ojos brillantes de Nomar y le palmea el hombro. Nomar salta y escarba en la tela de su camisa con sus patas.

    "Prepárate para la caída libre", le dice Ray, y Nomar asiente con la cabeza.

    Un segundo después, está prácticamente en caída libre, manteniendo los dedos extendidos e imaginando cómo se romperían si los doblara hacia los peldaños. Por un breve instante, se le ocurre que el único problema de este plan es que no puede ver la cubierta debajo de él: no sabe cuándo apretar los pies contra la escalera para frenar adecuadamente y Kilgore estará en camino antes de que tenga la oportunidad de resolverlo.

    Luego, sus botas golpean la cubierta por completo, y un brillo de dolor se dispara desde las espinillas hasta las caderas como si hubiera decidido comprimir toda la longitud de su columna vertebral hasta unos pocos centímetros. Lanza una ronca e ininteligible exclamación y se lanza hacia atrás, aterrizando con fuerza sobre el trasero. De inmediato, Kilgore llega con la misma gracia, cae y aterriza encima de él. El impacto empuja la cabeza de Ray contra la cubierta y esta golpea la oscuridad llenando su visión con una agonizante mancha de blanco. Él espera a que Rodríguez duplique la maniobra, se prepara para el golpe de unas pocas docenas de kilogramos adicionales, porque esa es la forma en que trabajan los Marines. Unión, camaradería y todo esa historia.

    Pero Rodríguez está allí unos momentos después, no dando vueltas, sino ayudando a Kilgore a ponerse en pie mientras el sargento gime y maldice.

    Encuentra la mano de Ray en la oscuridad y lo pone de pie. "Siempre hay que ser el último en bajar a un agujero oscuro", le dice. "Te da la oportunidad de contar los segundos antes del impacto. Para estimar la distancia para frenar, ¿sabes?"

    Kilgore: "Listillo."

    Ray apenas los oye. Está demasiado ocupado notando que por fin tienen luz. No mucha, por supuesto, no la suficiente para filtrar muy eficazmente el hueco de la escalera, pero lo suficiente para poder ver. Están en un nicho redondo junto a la pared blindada, mirando hacia un corredor casi exactamente como el que dejaron en la Ómicron. Es una rampa recta en cualquier dirección, con intersecciones ocasionales que se separan en la distancia. No tantas como las anteriores, porque la mayor parte de esta área es un laberinto de oficinas, sistemas informáticos redundantes y laboratorios de monitoreo. La iluminación todavía es tenue aquí. Más de la mitad de las bombillas se han fundido y las que no se han fundido están chisporroteando.

    Desde lo que parece estar a kilómetros de distancia, hay gritos. Tono agudo, resuena con terror, se ahoga en el silencio.

    "¿De dónde viene?" gruñe Kilgore.

    Ray se esfuerza por escuchar, pero hay paredes y ecos extraños, toda suerte de distorsiones entre ellos. Sale al pasillo, donde hay cuerpos. Algunos son charcos de carne, cosas que él ha visto antes. Otros son restos destrozados, como si hubieran sido aplastados por martillos del tamaño de troncos de árboles. La carne está destrozada, maltratada, estirada por huesos que han atravesado la piel. Las paredes están veteadas de sangre, flores rojas enojadas de los puntos de impacto donde los cadáveres cayeron como muñecas arrojadas, y arcos lánguidos y ondulados de la tripulación se deslizan perezosamente de pared a cubierta. Ray cuenta una docena antes de detenerse.

    Controla su pánico, de sonar en pánico. "Becker, necesito orientación en esta cubierta."

    "¿Que ves?"

    Un montón de tipos muertos.

    "Acabo de bajar la escalera. Parece estar relacionado con la posición de la escalera en la Ómicron". Lo primero es lo primero, piensa. "Será mejor que me dirija a la sala de control del reactor para comenzar. Queremos confirmar que todavía están funcionando y advertirles sobre problemas. ¿Están muy cerca tus muchachos?"

    "Están en camino. Dos o tres minutos como máximo, pero los ascensores están atascados con pasajeros que van de fiesta en fiesta."

    Bien por ellos.

    Kilgore gruñe. "Puede decirles que se apuren, Jefe, o no les quedará a nadie que rescatar."

    "¿Qué?" Está tan cerca de gritar como es probable que Becker se ponga.

    Ray mira a Kilgore y hace un movimiento cortante sobre su cuello. Corta el rollo. "Tenemos algunas bajas", dice con cuidado. "Dame alguna dirección para el Control del Reactor."

    Pasan unos momentos enloquecedores, y Ray imagina a Becker revisando los esquemas gráficos en la terminal del punto de control. "Gira a la derecha por el pasillo principal fuera de la escalera. Toma la primera pasarela a su izquierda y avanza hasta la mitad. Toda la pasarela está protegida con plomo y las paredes tienen unos dos metros de espesor, por lo que todas las puertas a tu izquierda deben estar profundamente empotradas . Es la Sección 44, pero lo sabrás cuando la veas. Tendrá un letrero."

    "Entendido."

    "¿Y Ray? Si te pierdes, solo sigue las marcas en la pared."

    Ray ejecuta un giro brusco hacia la alcoba. A lo largo de la pared blindada hay una serie de líneas rectas de colores variados que se extienden en ambas direcciones por el corredor. La línea verde se interrumpe con las palabras Camarotes de Tripulación. Rojo junto al Control Primario del Reactor. Laboratorio de Investigación de Partículas # 1. Punto de Seguridad. Y así en adelante. «Deja a los ingenieros», piensa él, «que succionen el misterio a partir de una situación».

    Desde la distancia interminable, hay un grito --largo, gimiente, gorjeando hasta el silencio como una antorcha bajo la lluvia. Atrae a Kilgore y a Rodríguez al pasillo, culata de las armas presionadas en el hombro, barriendo el aire con el cañón en busca de objetivos.

    Ray cuenta sus objetivos, un dedo a la vez, solo para asegurarse de que estén claros. "Primero verificamos el control del reactor. Luego eliminamos el shed. Por último, ayudamos a los sobrevivientes. Yo estoy a punto; vosotros dos sois el ala y el fuego de cobertura". Sus roles son perfectamente obvios, pero Ray cubre el terreno de todos modos. Es lo que todos esperan. "Si veis el shed, comenzáis a disparar sobre él. Probablemente no le hará daño, pero al menos llamará su atención y tal vez evitará que le dedique tanta atención al equipo de cubierta."

    Kilgore y Rodríguez intercambian una mirada que dice «¿Y luego qué?», pero tienen suficiente disciplina para no expresarlo.

    Se ponen en marcha con Nomar corriendo delante de ellos; no exactamente el doble de tiempo, pero cerca. Las botas golpean la cubierta, sus armas resuenan en los arneses de munición. En su oído, Ray puede escuchar sus respiraciones rápidas y superficiales. Y por fin, hay una pequeña y fría bola de miedo coalesciendo en su estómago. Solo lo suficiente para sacar las gotas de sudor de su frente y hacerlo sentir pálido por completo, como si la sangre se retirara de sus miembros, encontrando un lugar más seguro para esconderse que sus extremidades.

    Todos siguen la línea roja hasta donde termina en un círculito como un punto frente a una intersección. Una pasarela se extiende a un lado y a otro. Ray abraza la pared y levanta el puño como señal para que los demás se detengan. En la esquina puede ver que la línea roja vuelve a subir en esa dirección tal como había dicho Becker. Respira profundamente con la espalda contra la pared, luego se lanza hacia la pasarela con el arma apoyada sobre el hombro, balanceando el cañón hacia un lado y otro del pasillo en barridos regulares y metronómicos.

    Nada. Ni siquiera cuerpos.

    Ray mantiene su rifle apuntado con una mano e indica a Kilgore con la otra. Kilgore corre a través del espacio abierto y se agacha junto a la pared del fondo. Después de un momento, anuncia que el pasillo está despejado. Rodríguez salta entre ellos y comienza el avance. Nomar va tras él. Todo va muy rápido después de eso, una especie de progresión sinuosa en la que ni corren, ni caminan realmente, pasando los cañones de sus rifles sobre cada centímetro cuadrado de pared, cubierta, puerta, el mundo entero visto a través del apretado triángulo de sus miras.

    La puerta hacia la Sección 44 es una masivamente gruesa losa de acero atascada en la pared, moderada por computadora y bloqueada por una interfaz accionada por teclado conectado justo dentro del dintel. A la altura de los ojos hay un panel de plastibrillo, lo bastante grande como para mostrar las pupilas y el puente nasal de cualquier persona de pie al otro lado. Inmediatamente a la derecha está el bulto de un compartimento presurizado con su puerta ovalina abierta en las bisagras. Hace que Ray se sienta claustrofóbico, como si se hubieran lanzado a una esquina.

    La puerta del Control del Reactor Primario todavía está sellada, bloqueada, por lo que Ray deja a Kilgore y Rodríguez para amenazar la pasarela y él se asoma por el puerto de plastibrillo. Ve luces brillantes, una serie vertiginosa de paneles, medidores, puestos de trabajo. Todas las pantallas están iluminadas de un verde alegre y tranquilizador. Lo que los Marines llaman todo en verde, todo tranquilo, lo que debería ser un alivio para él. El reactor Van Nuys no se está fundiendo para agregar otro problema a su lista de calamidades.

    Excepto que en realidad no puede ver a nadie ocupado en la tarea de evitar que este se funda. Los puestos de trabajo que puede ver a través de la exigua ventana están vacías. No hay grupos de ingenieros vagando de un lado a otro haciendo sus tareas de ingeniería, y tal vez eso esté bien. Tal vez el verdadero trabajo se haga más adentro, más allá de la línea de visión de Ray. Tal vez operan con una tripulación esquelética en lo que sería el turno de noche, incluso más probable en una noche como esta noche, cuando la mayor parte de la nave se dedica a la juerga de borrachos y el desenfreno absoluto.

    Pero Becker ya le ha dicho que la tripulación del reactor no abandonaría sus puestos por un inconveniente menor como un shed desbocado; lo cual, teóricamente, estaría en algún lugar superior en la escala de riesgo desde Perderse La Fiesta Más Importante del Viaje.

    Por otro lado, no hay cuerpos destrozados esparcidos por el suelo interior. Todo el equipo parece estar funcionando. Nadie está gimiendo lentamente sus últimos estertores de vida.

    ¿Existía una posible permutación de hechos que pudiera hacer que la ausencia de cadáveres fuese peor que su presencia?

    Ray golpea la puerta con el puño. Vuelve a intentarlo unos segundos después. No recibe respuesta, luego nota que el sistema de entrada del teclado también tiene un botón de comunicación, lo que puede significar que la puerta está insonorizada y nadie puede oírlo golpear. (¿Verdad?) Pero sus llamadas variadas, camarillas, amenazas directas no generan siquiera un «vete al infierno» desde el interior.

    Ray mira atrás por la ventanilla en busca de actividad y nota algo curioso. De los paneles de estado que puede ver, dos de ellos se han vuelto amarillos. Mientras observa, los botones retroiluminados en un tercero parpadean de verde hasta un tono ámbar que coincide con los dos paneles anteriores.

    Y nadie a quien parece importarle esta rareza aparece a la vista.

    Ray traga saliva. "¿Becker?"

    "Estoy aquí."

    A Ray le da un poco vueltas la cabeza, del modo en que se sentía de niño cuando su tío lo tomaba de los brazos, lo hacía girar en círculo y luego lo dejaba en el suelo para que vagara entre en las sillas y las esquinas de la mesa. "¿Cuál es el estado de tu equipo de seguridad en este nivel?"

    "Deberían estar saliendo del ascensor principal mientras hablamos."

    "¿Tienes tu red de comandos configurada en la Ómicron?"

    "Acabamos de parchear los sistemas de la nave."

    Ray asiente, se toma otro momento para calmar su voz. "¿Crees que podrías saltar a la red y encontrarme la secuencia de código que abre la puerta al Control del Reactor Primario?"

    Es el turno de Becker para hacer una pausa. "Claro. Sí."

    "Eso es bueno. Parece que no hay nadie cerca para dejarnos entrar. Y probablemente yo debería informar que los paneles de estado en el interior parecen estar cambiando a un tono amarillo inquietante". Ahí, de hecho, va otro.

    Periféricamente, Ray ve a Kilgore y Rodríguez ponerse rígidos, como si alguien los acabara de pinchar con una aguja. Ray conoce el sentimiento. Él está empezando a sentirse rígido por todas partes. En el tiempo que le lleva a Becker encontrar la cadena de dígitos, y los segundos adicionales que le toma a Ray calmar los temblores en sus manos, dos paneles más se vuelven amarillos. Las cerraduras magnéticas hacen un sonido audible al liberarse, y con un zumbido hidráulico, la puerta se retrae dentro de la pared. Los tres hombres y el dron pasan dentro. Por alguna razón que Ray no puede imaginar, Rodríguez cierra la puerta con un pulgar y la bloquea.

    Ray dice: "Separaos. A ver si podéis encontrar a los ingenieros."

    Él necesita ingenieros. No tiene idea de qué es lo que está mirando. Paneles, sin duda. Cientos de ellos. Yermos enteros de interconectadas estaciones de trabajo, cubículos, paneles de monitoreo. Un millar de diales individuales y diez mil hileras de botones, cada uno cuidadosamente impreso con texto que no transmite significado --jerga de ingeniería, un lenguaje tan arcano como impenetrable. Él pasea dentro y las luces amarillas lo siguen como una ola, como un desastre tras sus talones.

    «En alguna parte», piensa él, «en algún lugar por aquí tiene que haber un gran botón rojo que simplemente diga STOP en letras grandes».

    Pero no lo hay, no que él sepa encontrar, al menos. Solo hay silencio y un espacio lleno de equipos que Ray no entiende, se siente aún más vacío porque las personas que se supone que debeb están aquí lo entienden todo por él.

    Rodríguez grita y Ray casi sale fuera de sus pantalones de un brinco. Pero luego está corriendo, volviendo sobre sus pasos por las islas del espacio de oficinas, dirigiéndose al sonido de la voz de Rodríguez. Llega a tiempo para ver a Rodríguez tambaleándose desde un recinto junto a la pared. Es una estructura densa y en bloque, con anchos conductos que se ramifican a cada lado como patas de araña y desaparecen en la pared.

    Rodríguez se libera unos pasos de la habitación y se detiene, con la cabeza gacha, las manos sobre las rodillas y el rifle colgando del antebrazo por la correa. Kilgore llega justo detrás de Ray, y se detiene al lado de Rodríguez, formando los tres un tosco círculo.

    "He encontrado a los ingenieros", dice Rodríguez lentamente, sin dejar de mirar el suelo. Señala con el pulgar a la habitación que acaba de dejar. "Están allí. Todos, creo."

    Sin pensar, la mente de Ray examina el recinto en cuestión, calcula las dimensiones, las convierte en área superficial, luego calcula el volumen de un rectángulo en decímetros cúbicos. Luego compara esa cifra con la cantidad de estaciones de trabajo vacías que ha visto en la otra gran sala y la imagen mental del tamaño aproximado de un ser humano promedio. Es imposible hacer la división y encontrar una solución razonable para acomodar a todas esas personas en ese espacio. Los números simplemente no encajan.

    Pero Rodríguez ha dejado la puerta entreabierta, así que Ray va a ver.

    Y los números encajan después de todo, pero no de una manera que pueda considerarse razonable.

    Lo que piensa cuando mira adentro es pan de mono. Cuando Ray era un niño de ocho o diez años, su madre descubrió una receta para una interesante confección identificada como pan de mono. Era esencialmente un plato de insípidas galletas sazonado con canela y azúcar, cubierto de mantequilla y jarabe de maíz, pasta de azúcar moreno, que lo hacía perfecto y muy pegajoso. Para hacerlo, usabas las galletas que venían en latas, retorcías la masa en formas interesantes y atormentadas y las empaquetaban firmemente en un molde para pastel. Después de hornear y remojar en el jarabe de azúcar moreno, lo que finalmente tenías era algo así como un pastel, pero también como un rompecabezas. Empanado marrón dorado veteado de azucar, de modo que cuando sacabas una pieza con los dedos, salía entera, dejando una cavidad con la misma forma que la que habías quitado.

    A él le había encantado porque era delicioso y divertido. A su madre le encantaba porque le llevaba veinte minutos desde la apertura de la lata de galletas hasta enfriar el pastel en el mostrador, lo que lo hacía casi perfecto para la ronda interminable de comidas de la iglesia y eventos sociales de la comunidad y pequeñas reuniones públicas de Indiana.

    Otra persona ha estado haciendo pan de mono. El récord Guinness para el pan de mono más grande del mundo.

    El equipo de ingenieros está tan apretado y en tales formas que la sangre aún no ha comenzado a filtrarse por la puerta, sino que gotea por la pared de carne compacta, brazos torcidos y caras hinchadas, párpados abultados y pechos rotos en un charquito extendido a los pies de Ray. Él se lame los labios, sudando por el calor imposible generado por tanta masa comprimida. Los cuerpos aún se están enfriando, como si la matanza hubiera ocurrido solo hace unos minutos. Ray solo puede verlo debido a la luz que se cuela por la puerta abierta. Los cuerpos han consumido todo el espacio disponible y han apantallado las lámparas de techo, el equipo de escritorio, lo que sea que podría haber dentro. De pared a pared, de suelo a techo, pan de mono.

    Al oído, Kilgore dice: "Comandante, creo que debería echarle un vistazo a esto. Tenemos un nuevo problema."

    Lo cual esta bien. Ray quiere un nuevo problema. Está más que feliz de dejar este problema para que alguien más lo desenrede. Sale de la puerta y mira a Nomar.

    "No quieres entrar allí", le dice, y cierra la puerta.

    Kilgore y Rodríguez se han retirado por la sala de control hasta una amplia pantalla de panel semicircular. Aquí las luces se han mantenido verdes, lo que indica que todos los sistemas funcionan como se anuncia, y Ray se da cuenta de que es porque esta es una de las pocas estaciones que no tiene relación con el reactor en sí. Es un puesto de seguridad y monitoreo. Montados sobre los bastidores de teclados e interruptores, unidades de cinta y zumbidos de discos duros, hay una docena de pantallas de monitor de circuito cerrado. La mayoría de ellas están sintonizados con las distintas escotillas y compartimentos y puertas selladas que conducen a partes sensibles de la cubierta. Todas estas escenas son silenciosas, extrañas, películas de desastres. Decenas de cuerpos arrugados en varias poses de muerte repentina. Yacen en las pasarelas como si hubieran caído sin más, como si a mecha de sus vidas se hubiese apagado en cuestión de segundos. Piernas que sobresalen de puertas abiertas. Miembros de forma plana en sus caras con un derrame de portapapeles o computadoras de mano desplegadas alrededor de ellos como si hubieran quedado atrapados tropezando con sus propios pies.

    Kilgore aparta la atención de Ray de la pesadilla general tocando una de las pantallas. "Mira esto." Luego señala a otra. "Y esto. Y este también. A ver si puedes explicármelo."

    Él reconoce la composición de la imagen por la teoría más que por los hechos. Es una de esas cosas que solo los diseñadores de la nave ven en realidad, antes de que el cono esté sellado, los tubos de ventilación conectados y los tanques de enfriamiento llenos de agua destilada bombeada. Es el interior del reactor Van Nuys de la Paráclito. En realidad Ray no entiende cómo funciona, pero reconoce las varillas enriquecidas de plutonio del tamaño de un tronco de árbol suspendidas sobre cúpulas de mercurio que sirven como puntos de contacto. Desde este ángulo, puede ver solo una parte de la cámara circular, el súper acelerador de partículas que bombardea las barras y los contactos con una fulminante corriente de combustible de fusión atómica.

    Tres cámaras. Tres cámaras llenas de varillas, solo dos de las cuales se mantienen en línea en un momento dado, mientras que la tercera se desactiva en un horario rotativo para su mantenimiento por parte de un ejército de drones de reactor. Pero las tres están funcionando ahora, apuñalando luces estroboscópicas azules de iluminación entre varillas y contactos. Las feroces ráfagas de energía eléctrica recorren las cámaras, quemando las paredes pálidas y grises con cicatrices ennegrecidas.

    Y en cada cámara, cada imagen, un shed, un titán de ébano reluciente, increíblemente alto y ancho. Limpio de extremidades y como la piedra sólida de la estatua de un antiguo faraón egipcio. Aprietan los dientes, cada molar y canino y bicúspide son más altos que un hombre, retraen sus labios en gruñidos, tensan los brazos contra el cielo con los pies separados a la altura de los hombros. Y en sus manos están las jaulas de acero sobre las cuales cuelgan las varillas, creando triángulos perfectamente simétricos entre piernas y pelvis, brazos y hombros. Con el abultamiento de los músculos y los cordones del cuello, empujan las jaulas hacia abajo contra la resistencia mecánica de cien sistemas a prueba de fallas y servomotores industriales. Las puntas de las varillas que se dirigen hacia las placas de contacto brillan en rojo, luego en naranja y luego en blanco. Y Ray imagina que, en cualquier momento, podrá escuchar el ruido de los engranajes y el desmontaje de los volantes cuando fallen los servomotores.

    Después de eso, ni siquiera puede ponerle una imagen a los catastróficos eventos que vendrían a continuación.

    Pero Ray se conmueve por la disonancia más obvia de la expectativa. Él dice: "Hay tres."

    Eso es estúpido, sin sentido, imposible. No uno, invocado mediante el asesinato ritual de Micah Uytedehaage, sino tres. Tres shed. Imposible.

    Kilgore dice: "No nos dijiste que eran tan grandes."

    Ray responde distraídamente: "No recuerdo que fueran tan grandes. Grandes, sí. Pero no tan grandes."

    "Eso es como treinta metros, suposición aproximada sin algo con lo que compararlo."

    Pero Ray no responde, solo lleva su mirada hacia el monitor. Podría contemplarlos toda la noche, una experiencia mediada de forma segura por lentes y cámaras y un kilómetro de cable y electrónica insultante --sin tener en cuenta el hecho de que ahora estaban haciendo más que simplemente embutir al equipo de ingenieros en diseños culinarios satánicos, sin prestar atención al hecho de que ya no había solo uno deambulando sin rumbo por la arquitectura de la cubierta inferior, o incluso ignorando que estaban en un lugar donde no deberían estar, donde no podrían estar, un entorno loco e instantáneamente letal. Eso simplemente aturdía la comprensión.

    Luego, los paneles a su alrededor, incluso los paneles de seguridad, pasan de verde o amarillo a rojo. Rojo cegador, como pequeños destellos de malicia. E inmediatamente detrás de la luz hay un zumbido resonante y asaltante de bocinas. Pausa, bocina, pausa, bocina, que recuerda conmovedoramente los estallidos de alarma de incendio que su escuela primaria había utilizado para los simulacros de tornados.

    Esa alarma debe de haber iluminado todas las terminales de la red de la nave, porque inmediatamente tiene a Becker gritando en su oído.

    "¿Qué está pasando ahí abajo, Marlowe?"

    Al parecer, él no es el único que encuentra un poco enervante el bramido de las bocinas.

    "Dime que tienes más ingenieros para operar el reactor, Becker". Aunque Ray no está seguro de lo que pueden hacer los ingenieros para resolver este mal funcionamiento en particular. Lo más probable es que este no sea el tipo de escenario que practicaban en la escuela.

    "Todos los ingenieros están en esa cubierta", brama Becker.

    "Entonces, todos los ingenieros están muertos. Y el shed se ha infiltrado en los núcleos del reactor. Estoy fuera de mi campo aquí, Jefe". En ausencia de algo constructivo, Ray hace lo que puede hacer, que es obtener la identificación de la subred de Becker y parchear las imágenes desde la estación de seguridad directamente a los terminales remotos en la Ómicron. Es la única forma en que sabe hacerle entender a Becker. Él es recompensado a cambio con una andanada de silencio.

    Después de un tiempo, segundos que parecen meses: "Están intentando destruir la nave."

    Ray se pregunta de pronto si fue esto lo que le sucedió a la Hegemonía, la Áspid, la Gorgona. Shed en los núcleos del reactor. ¿Qué habrían hecho de tal cosa?

    ¿Y habrían culpado a Frederick Whiston?

    Frederick Whiston, asesino, invocador del shed, Lilaiken. Ray experimenta una breve punzada en el pecho como culpa, como aflicción. ¿Qué más había él pasado por alto? ¿Cuánto de esto podría haberse evitado si hubiera estado menos preocupado por salvar los sentimientos de Emma y el sentido de propiedad de Becker que por hacer su trabajo en primer lugar?

    Cazar Lilaiken y matarlos, eso era lo que se suponía que debía estar haciendo. Todo lo demás era una diversión, una complicación. ¿Y cómo podría la UIC haber pasado por alto una conexión tan atroz como la existente entre un Whiston y los Lilaiken? ¿Y qué estaba tratando de lograr Frederick? Si el asesinato de Micah Uytedehaage había sido un mensaje de algún tipo, ¿cuál habría sido el contenido de ese mensaje? ¿Y qué había cambiado en el ínterin que había requerido que se tomara este paso final e irrevocable?

    Demasiadas preguntas. Sin tiempo suficiente.

    Cómo puede haber fallado, cómo puede haber fallado toda la UIC puede estudiarse hasta la saciedad en el futuro. Eso no cambia el hecho del shed.

    "Necesito una lista de opciones", dice Ray. No tiene que gritarle a Becker para que lo escuche porque los receptores contra su garganta sacan la vibración directamente de sus cuerdas vocales, pero grita de todos modos. Alguien debería entrar en pánico por esto, aunque Ray tenga que obligarlos a la fuerza con asombro, confusión e incredulidad para llevarlos allí.

    Hay un pitido silenciado en la línea, una señal que indica que otra unidad de comunicación remota ha aparecido en su canal seguro.

    "Buenas noches, caballeros. Qué amable de su parte invitarme a su fiesta."

    Es el Comandante Sorensen, siempre imperturbable, al menos si se cree en el vigor y la calma de su tono. Ray formula una imagen mental distinta de Sorensen de pie en la sala de invitados en la sala de oficiales con su vestido azul, brillante con una trenza dorada y un pecho lleno de medallas. El tema más apremiante en su atención es el hecho de que su filete se está enfriando y su Lodola Nuova Chianti, calentando.

    Sin embargo, otro oficial no es propenso al pánico inquietante.

    "He estado monitoreando su situación desde aquí, Sr. Marlowe-..." Lo que Ray piensa que debe ser difícil dado que la Sala de Oficiales no parecía disponer de un terminal de red útil para la nave cuando él estuvo allí, pero lo deja pasar. "... y he enviado ingenieros de secciones alternativas a su ubicación. No son la mejor opción, pero al menos presentan más experiencia de la que existe actualmente. Me gustaría recomendar que su pelotón comunique con el Jefe Becker detalles de seguridad y preparación para defender esos activos una vez que comiencen las reparaciones."

    Becker dice: "Les diré a mis muchachos que dejen una escolta en el ascensor. Ray, el líder del equipo de seguridad en tu nivel informa de que no están encontrando objetivos, ni asistencias humanas en su patrulla. Deberían estar cerca de vosotros en dos minutos."

    "Les pondremos la alfombra roja". Él no tiene que decir nada. Rodríguez y Kilgore asienten y marchan hacia la puerta para recibir a los recién llegados. "¿Alguna idea de lo que van a hacer esos ingenieros cuando lleguen aquí?"

    Sorensen se aclara la garganta. Es un sonido doloroso, laborioso. "Voy a hacer que inunden los núcleos."

    "¿Señor?"

    "Es una medida de emergencia estricta. Una última medida. El agua en los tanques de enfriamiento está muy impregnada con un isótopo que evitará el calentamiento adicional de las varillas. Desactivará efectivamente los reactores hasta que los recipientes a presión puedan drenarse y limpiarse."

    "Lo que nos dejará muertos en el agua", dice Ray.

    "Podemos vivir de la energía almacenada durante varias semanas si apagamos los sistemas no esenciales". Sorensen obviamente ha revisado el catálogo completo de consecuencias. "Sin los Van Nuys para impulsar los propulsores de desaceleración, vamos a volar más allá de Nueva Holyoke, sin duda, pero tengo la esperanza de que el puesto avanzado del DOE pueda montar una operación de rescate o, si es necesario, remolcarnos de regreso a puerto para reparaciones. La demora resultante debería darnos tiempo para... um, resolver este problema inesperado con la mecánica del impulsor. Eso, por supuesto, será su responsabilidad, Sr. Marlowe."

    Ray supone que es un plan bastante decente, aunque se entrega un poco a inclinaciones apocalípticas para su gusto. La desventaja, por supuesto, es que aunque no logren explotar, todavía tendrán tres sheds con los que lidiar, solo entonces serán cazados y atrapados y sin ningún método razonable para escapar fuera de la nave en cápsulas de emergencia.

    Él oye que la puerta se retrae y nota que Kilgore y Rodríguez han salido a la pasarela. Observa para asegurarse de que están cubriendo ambos flancos, a pesar de que se le ha ocurrido que están usando el equivalente de pistolas de patata contra vehículos blindados de transporte. No puede apartar la vista de la trinidad de pantallas que reflejan el shed. ¿De dónde han venido? ¿Y cómo se suponía que Ray llegaría a ellos si podían acechar en lugares como el núcleo del reactor? Aquello era una pesadilla táctica. Pero ahora él ni siquiera piensa en tácticas, solo está mirando el poder puro y sin diluir del shed en acción. Está tan cerca como siempre de un temor religioso legítimo. Los años transcurridos desde Ba'dai, el velo del tiempo, parece desvanecerse, y regresa por un momento en una tierra seca y sedienta, en una caverna como una cripta con sangre y cordita en la nariz y el toque fresco y firme del shed sobre su frente.

    Y parece que los shed que él está mirando giran la cabeza al unísono, que fijan las cámaras con las que él los observa. Sus ojos, charcos de oscuridad, se contraen, y ya no es Ray rastreándolos, sino los shed rastreando a Ray como si las pantallas se hubieran convertido en un portal de dos vías, un espejo de Galadriel, y si él se estirara con dedos temblorosos en este momento. y tocara las imágenes, sería absorbido en su lugar, en el núcleo con ellas como si entrara en una dimensión alienígena.

    Apuntados por un rayo y el parpadeante bombardeo de materia de particulas, que se esfuerzan contra el alma mecánica y el tendón y el hueso de la Paráclito, son conscientes de él. Él, Ray Marlowe.

    Creo que nos veremos de nuevo.

    En su mente, surge un pensamiento: Cuatro. Hay cuatro. Cuatro.

    Como una letanía, un koan, un canto, y por espacio de una fracción de segundo, este lo llena y él se imagina leer las palabras de los labios de los mismos shed.

    Sus ojos caen de los monitores centrales a otra imagen proyectada en una pantalla en su extremo izquierdo. Esta es una vista telescópica de una pasarela anónima a través de la cual se mueven las formas grises de los hombres, avanzando en doble tiempo, envueltos en los uniformes de seguridad de la nave. Los hombres de Becker, percibe Ray. Por la pared corre una gruesa franja roja con flechas que los alientan a ir hacia adelante, avivándolos con un propósito. Pero no es el propósito lo que necesitan. Ya están impulsados ​​por un flagelo, un látigo de nueve colas dentado con granos de arena del desierto y huesos de hombres.

    Cuatro. Hay cuatro.

    Como una sombra entre ellos, el shed se mueve. Viene. Los empuja.

    Los shed en el núcleo parecen reír.

    Ray salta hacia la puerta gritando. "¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Fuego entrante!"

    "¿Repite?" responde Rodríguez, más curioso que alarmado.

    Justo cuando comienza el tiroteo.

    Una ráfaga de pequeñas explosiones al principio, luego el agudo aullido y el disparo de las balas que se desvían por la cubierta y el compartimento justo afuera. Sonoros incluso por encima de la explosión de las bocinas del reactor. Al doblar la esquina hacia la puerta, Ray llega a tiempo para ver a Rodríguez caer de espaldas junto a la abertura. Kilgore lo sigue un instante después, cayendo sobre él, gruñendo, furioso, gritando por la red de comunicaciones.

    "¡Me han dado! ¡Me han dado! ¡Ese maldito segundo cabronazo me disparó!"

    Al instante, Becker: "¿Qué coño?"

    Rodríguez: "Jefe, diga a sus hombres que dejen de dispararnos."

    Una voz que Ray no reconoce, algún oficial de seguridad: "¡Detalle uno, Detalle uno! ¡Alto al fuego! ¡Repito, alto al fuego! ¡Estáis disparando contra vuestro equipo de contacto!"

    Becker nuevamente: "No responden, Shaw. ¿Quién dirige ese equipo?"

    Una docena de voces más, entrelazadas y superpuestas, persiguiendo hilos de los que Ray no tiene tiempo para analizar su significado.

    Él se precipita hacia la puerta abierta, intentando sin éxito evitar pisotear a Kilgore y a Rodríguez mientras estos se desenredan. El tobillo de Kilgore es un desastre, gotea sangre por la cubierta. Ray pasa delante de ellos, asoma la cabeza por la pasarela, usa el compartimento exterior para cubrirse, luego se desliza hacia el pasillo, de vuelta contra la pared, manteniendo el volumen de la pared entre él y el destacamento que avanza. Un aluvión de balas brotan de la cubierta, el techo, apuntando a lo loco mientras el equipo de seguridad avanza a toda velocidad.

    Él espera el hueco entre el fuego, apoya su rifle contra el hombro y se balancea fuera. Ráfaga de tres tiros, centro de masa. Abate a los dos hombres en cabeza y estos no se caen tanto como parecen golpear una losa de piedra, se desploman hacia atrás, derribando a otros a su paso. Ray cuenta nueve o doce hombres que avanzan, luego esquiva de nuevo el campo de fuego.

    Respira hondo, recoge de nuevo el parloteo de voces en su oído.

    Shaw todavía intenta coordinarse con el líder del equipo de seguridad.

    La corriente casi constante de maldiciones de Kilgore.

    Un eco extraño y binaural, de lo que él nota es la voz del propio líder del equipo, escuchada tanto por la red de comunicaciones como por el eco en la pasarela: "¡Comando de seguridad! ¡Contacto hostil confirmado con agentes de Lilaiken en la Subcubierta Sigma! ¡Han devuelto el fuego! Repito, están disparando en nuestra posición. Solicito que envíe escolta de ascensores para subir por este corredor desde el lado opuesto."

    Una respuesta abrasadora de Becker, Shaw: "¡Teniente Vajda, no se encuentran con agentes hostiles! ¡Ese es su maldito equipo de contacto! ¡Alto al fuego!"

    "Acaban de matar a Faherty y Genova, señor. Eso me parece bastante hostil."

    Kilgore: "¡Primero nos disparaste tú, estúpido cabronazo!"

    Becker: "Quédese al margen, teniente". Luego, sin micrófono: "¿Podemos acabar con esas alarmas de forma remota? ¡No creo que nos estén escuchando!"

    Vajda: "Orden confirmada para eliminar a los agentes de Lilaiken, Jefe. Avanzamos hacia el objetivo."

    Becker, Shaw, una docena de otras personas: "¿Qué?"

    Rodríguez se zambulle por la pasarela, provocando una corriente de fuego fulminante. Rueda hasta la pared frente a Ray y se flexiona en una posición de disparo agachada. Hacen contacto visual y Rodríguez le hace una seña con la mano: señala su oreja y muestra tres dedos. Ray cambia su comunicación al canal tres. Es una red benditamente silenciosa.

    Con voz baja para que no suene en la pasarela, Rodríguez dice: "¿Qué quieres que hagamos?"

    "Haz que dejen de dispararnos."

    Rodríguez parpadea hacia él. "No quiero matar segundos."

    "Elos quieren matarte, cabo. ¿O aún no te has dado cuenta?" Ray agacha la cabeza para ver qué sucede por la pasarela. Realiza media docena de disparos a un par de segundos que correm para cubrirse. Uno se cae agarrándose el estómago. El otro parece tropezar. Un agujerito rojo aparece en el centro de su frente y el tipo se desploma en la cubierta, boca abajo. Le falta la mayor parte del cráneo posterior.

    Eso es todo en cuanto a los objetivos fáciles. El resto del destacamento del teniente Vajda se ha agrupado en puertas empotradas a la izquierda o pateado puertas a la derecha. Ray retrocede y les permite salpicar el otro lado del compartimento de presión con fuego furioso.

    Rodríguez lo mira con los ojos muy abiertos, pero Ray solo sacude la cabeza. "Tenemos hostiles en la bahía detrás de ti. No sé si están contenidos o si tienen posiciones más lejos en este pasillo. Si no quieres defender este ángulo, al menos cúbrelo para que no se cuelen detrás de mí."

    "Yo defiendo este lado", retumba Kilgore. Se ha plantado en la puerta con el tobillo ensangrentado apoyado en la pared dentro de la puerta. Apunta su rifle por la pasarela como un hombre codicioso de objetivos.

    "¿Que esta pasando?" Rodríguez suplica.

    Cuatro. Hay cuatro.

    Hay demasiado para explicar con la lluvia de disparos. Ray simplemente dice: "Shed."

    Excepto que no lo ha visto desde que él salió de la estación de seguridad. El shed se ha desvanecido.

    Ray pasa de nuevo a la red de comando, queda inmediatamente sordo por la cacofonía de frenéticos intercambios.

    Becker: "Equipo de ascensor, repita."

    Una voz sin aliento, joven, al borde del pánico. "Señor, estoy confirmando su información de que hay más agentes de Lilaiken en camino. Los enfrentaremos en el ascensor."

    "¡No se involucre, señor Schmidt! Ese es nuestro equipo de ingeniería en camino."

    "Sí, señor. Usaremos todas las precauciones."

    "¿Me está escuchando?" Un cúmulo de obscenidades. "¡Marlowe!"

    Ray señala su comunicador a Rodríguez e indica que debería cambiar de canal. "Estoy aquí, Becker."

    "¿Quieres decirme qué está pasando?"

    "No tengo tiempo. Rodríguez, cubre la pasarela."

    Rodríguez hace lo que le dicen, disparando una docena de balas rápidas. Ray no puede saber si ha alcanzado algo, o simplemente quiere mantenerles a raya.

    "Mi destacamento de seguridad parece tener problemas para entender sus órdenes."

    "Ese es otro shed pasándoles información falsa."

    "¡Joder! El equipo del ascensor está decidido a eliminar a los ingenieros, Marlowe. Ya están en camino y sin comunicación para redirigirse. Están caminando directamente hacia una emboscada."

    Ray entiende lo que está diciendo. "Intentaremos recogerlos, pero no sé si podemos llegar a tiempo. El primer destacamento ha profundizado."

    Becker hace una pausa y Ray asume que está consultando con Sorensen en otro canal. Es Sorensen quien responde, su voz tensa por primera vez. "Sr. Marlowe, un incidente en el reactor es inminente. Hay que colocar a esos ingenieros en su lugar muy pronto."

    "Recibido. Lo haremos lo mejor que podamos."

    "Necesito algo mejor que eso. Necesito resultados."

    Detrás de él, Kilgore grita: "¡Puerta!" Sale a toda velocidad en automático, cosiendo una línea a lo largo de la pared a diez metros de la pasarela.

    Al instante, el destacamento de seguridad al otro lado responde con fuego de apoyo. Por un instante, Ray puede ver realmente el rastro sónico de un denso flujo de balas pasando rápidamente. Las oye como avispas zumbando en su oreja. Una aguda y punzante lanza de fuego golpea su brazo izquierdo. Apenas se registra, pero él obedientemente prueba el bíceps en busca de lesiones. Hay un agujero en su manga, y sus dedos salen ensangrentados, pero es solo un surco tallado en el músculo. Un rebote afortunado.

    Él se agacha, se sacude sin cobertura y vacía las balas restantes en su cargador. Los segundos han tomado bastante buena cobertura, por lo que todos los disparos son a la cabeza. No puede decir si ha logrado alcanzar a alguien en absoluto.

    Kilgore mete de un palmada un nuevo cargador en su rifle y continúa disparando por la pasarela. "Confirmo tres muertos, comandante. No puedo decir si hay más. Montón de tontos del culo."

    "Al tres, al tres", ladra Ray en respuesta y cambia los canales de comunicación nuevamente. Tiene que alzar la voz para ser escuchado por encima de las alarmas y por otro aluvión de disparos. "Becker necesita que busquemos a los ingenieros. Tenemos que movernos."

    Kilgore resopla. "Es fácil para él decirlo."

    "Según mi recuento, han bajado a cinco, así que no es tan malo como podría ser. Kilgore, dame fuego de supresión para cinco. Rodríguez flanquea a la derecha; yo flanquearé a la izquierda. Vamos a toda carrera. ¿está claro?

    "Este plan apesta", anuncia Kilgore.

    "Solo apesta si nos disparas por la espalda."

    "Apesta porque me dejáis aquí."

    "Volveremos. Y Nomar se queda contigo."

    Kilgore pone los ojos en blanco. "Eso es genial. ¡Genial! En serio". Pero se está moviendo incluso mientras lo dice, arrastrando su pierna tullida fuera de la pared y dejándose caer de costado sobre el vientre para poder disparar delante de ellos. "Le doy este cargador de ventaja, comandante. Vaya mientras cargo."

    Ray hace contacto visual con Rodríguez, se pregunta si sus ojos están tan abiertos y temerosos como los del cabo. "Yo primero, tú me sigues."

    Rodríguez asiente, rápido y firme. Kilgore abre fuego durante siete completos y ensordecedores segundos. Distintivamente, Ray escucha el percutor de su rifle hacer «clic» en una cámara vacía. Luego él se vuelve loco, pierde la cabeza de plano, resistiéndose a diez mil millones de años de evolución al zambullirse y correr por la puerta presurizada hacia una pasarela que de repente es claustrofóbica. Las paredes se cierran sobre él, y él es un objetivo enorme y pesado que se mueve a paso de tortuga, a paso de caracol. Tan grande, lento y estúpido que un ciego de tres años podría abatirlo una docena de veces entre aquí y allá. Lleva un siglo recorrer los diez metros hasta el cadáver del oficial de seuridad que ha matado con un disparo en la cabeza. Un milenio más alcnzar al hombre que se retuerce con la herida intestinal. Una eternidad después, está en la primera puerta empotrada con Rodríguez un paso atrás.

    Y los seguratas idiotas de allí ocupan todo ese tiempo y solo un segundo más para tomar sus rifles y apuntar hacia donde acaba de llegar Ray. Un segundo, cuatro ojos tan grandes como platos, dos bocas como círculos de sorpresa. Ray aprieta el gatillo de su fusil y ellos se sacuden y sacuden para siempre, penetrados por el plomo, brotan capullos de rosa en el pecho. Uno de ellos es el teniente Vajda, cuya voz él ha escuchado en la red de comunicaciones. El otro es un sargento nervioso con un diamante en la oreja. Ray ha estado en el pasado junto a él en el baño cerca de su vieja litera, afeitándose frente al espejo y hablando de que los tripulantes charlan sobre los últimos puntajes de béisbol. El tipo era fanático de los Yankees.

    Ray sigue corriendo.

    Un toque de color a su derecha, el lado de Rodríguez, luego una explosión carmesí, un rastro de sangre rociada contra la pared y él ya la ha dejado atrás.

    Dos, uno. ¡Todavía queda uno!

    Y un cañón negro con un agujero del tamaño de un obús, justo en la cara. Un hocico destella con un kilómetro de largo. Un punto a lo largo del costado de su cabeza. Polvo quemado en la nariz, calor líquido sobre la oreja, bajando por la mejilla. ¡Fuego fuego Fuego! Una flácida muñeca de trapo deshuesado y un rifle derrapando por la cubierta.

    Y ha acabado.

    Ray llega a la intersección al final de la pasarela y se detiene, recarga, reconoce antes de continuar. Con una voz tan pesada como todo su cuerpo, informa: "La pasarela está despejada, sargento Kilgore. Aguante el fuerte."

    No mira atrás a los restos detrás de él.

    Para el registro, ese plan, de hecho, apestaba.

    Rodríguez señala la pared opuesta a ellos donde hay una línea verde con una flecha apuntando a la izquierda y la palabra ASCENSORES.

    "Procedemos hacia el ascensor", dice Ray.

    "No tardéis todo el día", murmura Kilgore. Luego, más fuerte: "Me coordinaré con los pinches del canal doce. Mantenedme informado."

    Ray mira a Rodríguez, esboza una sonrisa que le parece forzada y loca. "¿Estás listo para esto?"

    Para su alivio, Rodríguez está tranquilo, mandíbula apretada. Los ojos un poco abiertos, un poco frenéticos, pero eso es algo pequeño en el gran esquema, para un hombre que acaba de matar a sus propios compañeros. Él pone un nuevo cargador en su rifle y encaja una bala en la recámara. "Sí, sí, comandante."

    "Vamos."

    Y salen corriendo, persiguiendo la línea verde por una pasarela más ancha a través de media docena de compartimentos, puertas de presión e intersecciones. Ray, mientras sus talones golpean la plataforma, no deja de imaginar que escucha los disparos, el crujido de un rifle en automático y el tintineo de los proyectiles de alta velocidad contra el interior del ascensor expreso, el grito hueco de los ingenieros arrastrados fuera de la cama y al frente de un improvisado pelotón de fusilamiento. Esto le insta a un sprint de velocidad extra.

    Finalmente, se deslizan hacia un amplio corredor donde la pared exterior se curva contra el casco exterior. Ray nota que están más o menos por debajo de las ubicaciones de los cañones de materia ahora, a menos de sesenta segundos del acceso al ascensor principal. Cuerpos aquí, muchos de ellos, colgados en poses destrozadas como derribados por un repentino viento huracanado. La cubierta está manchada de sangre, por lo que él acorta el paso, baila sobre la punta de los dedos de los pies y salta los cadáveres como obstáculos. Ya no es fácil avanzar. La mayoría de las luces aquí se han apagado, es como en la Ómicron otra vez. Pero eso solo significa que puede ver mejor el resplandor de los ascensores, los seguratas con sus linternas apagadas y sus posiciones de disparo establecidas mientras él y Rodríguez recorren la última curva.

    Ray les grita.

    El ascensor hace un sonido audible cuando llega.

    Las puertas vibran y se abren, cortando la oscuridad con una brillante hoja rectangular.

    Desde algún lugar, en todas partes, sombras que Ray no puede penetrar, la voz profunda y poderosa del shed.

    ¡Kiri-ya! ¡Kiri-ya! ¡Umbra fatan tecola, Kiri! ¡Ya!

    Las armas de los seguratas braman sin previo aviso, escupiendo lenguas de fuego en la oscuridad. Ray cuenta tres, cuatro bocachas, pero él no se detiene. Él no se pone a cubierto, solo pasa a automático su fusil como lo hizo una vez, hace mucho tiempo, en Ba'dai y comienza a rociar. Los trazadores de fósforo corren salvajemente por el pasillo, golpeando contra las paredes, trazando el ángulo del casco como canicas atrapadas en un centrífugador. Ray está parcialmente cegado cuando Rodríguez abre fuego a su lado y aparta la cabeza por reflejo.

    Una por una, los destellos de las bocachas parpadean hacia arriba y oscilan, bailan en una docena de direcciones, la mayoría de las cuales terminan dirigidas al techo. Ray no puede ver si se están moviendo, no puede escuchar si están gimiendo. Tiene el eco del fuego del rifle resonando en los oídos, por lo que disminuye la velocidad unos metros antes del ascensor. «Avance cauteloso», piensa él. Rifle al hombro, escanea en círculos pequeños en busca de movimiento, en busca de potenciales objetivos. Es inútil. Lo único que puede ver es el pulso rojo del dolor de cabeza que va a tener más tarde; lo único que puede escuchar es el golpe sordo y cavernoso de su propia respiración.

    "¡Quien va en el ascensor!" dice él, y cree que puede estar gritando. "¡Estamos aquí para recogeros!"

    Pero nadie se mueve; nada parece moverse en absoluto.

    Una vocecilla metálica. Rodríguez, supone. "Barreré el ascensor."

    "Adelante."

    Rodríguez se lanza tras él, luego gira hacia la derecha y desaparece en la franja de luz.

    No hay más enemigos. Sin seguratas. ¿Pero dónde está el shed?

    Ahora se siente salvaje, saltando de lado a lado y apuntando con su rifle a cada sombra que parece propensa a moverse. No es bueno. La oscuridad parece girar como una corriente contaminada.

    Todavía puede oírlo, un eco sordo, más dentro de su cráneo que rodando por el pasillo. ¡Kiri-ya! ¡Kiri-ya!

    ¡Joder!

    "¡Rodríguez! ¿Puedes oír eso?"

    La vocecilla de nuevo, sombría. "¿Oír qué, señor?"

    "Esa voz. ¡El maldito shed!"

    "No puedo oír gran cosa de nada. Sordera por conmoción cerebral". Una pausa, o lo que Ray supone es una pausa porque no escucha nada. "Dios, esto es un jodido desastre."

    Kilgore, escuchando, quiere saber. "Dame un informe de estado. Los buitres de arriba están dando círculos."

    Ray se gira para ver. «Comprueba si hay signos vitales», está pensando. Y está a su lado, una fuerte sensación de presión, como el tacto del vacío, frío como oxígeno líquido, pero denso. Una losa de medianoche ha caído a través de un agujero de gusano en un universo al que no pertenece.

    Brillo de ojos, brillo de dientes y manos del tamaño de calderos. «Bien hallado, hermano. ¡Kiri-ya!»

    Ray se escucha a sí mismo gritar, pero no tiene la atención para demorarse en ello, ni siquiera tiene tiempo para sentir la punzada de miedo que lo ha provocado. Sus pies se han movido, la cubierta se inclina y sus piernas se enredan en algo húmedo, cálido. Él cae sobre ello, una masa suave que solo puede ser carne, apretando espasmódicamente el gatillo de su rifle y escupiendo una línea de balas en un largo arco.

    Su espalda golpea la cubierta y por un segundo no puede respirar. No puede moverse. Se ha roto la espalda al tropezar con el cuerpo de un hombre que acaba de matar. Es la justicia cósmica en el trabajo, si es que existe tal cosa.

    El shed avanza hacia la luz, sonriendo. Abre sus brazos de par en par, una extensión que parece abarcar el corredor de pared a pared.

    Por segunda vez en su vida, confrontado con el shed, Ray experimenta la extraña sensación de doble visión. Ver y ver más allá. Incluso en la sombra, está esa otra cosa, la imagen reflejada de una figura húmeda y alienígena con demasiados ojos, cabeza informe, miembros tentaculados que se ciernen detrás de la imagen que él puede ver, como una holoforma proyectada en el aire.

    Ray azuza sus pulmones en busca de aire, jadea. Al igual que el arranque en frío de un sistema informático, todo vuelve en línea. Aliento, pensamiento, extremidades, dedos. Desde la cubierta, aprieta el gatillo y deja volar una corriente mortal de plomo. La ve reventar la piel del shed, sumergirse en su pecho, rasgar agujeros negros de la circunferencia de un pulgar.

    «Hagamos la prueba, conozca la prueba. ¡Kiri-ya!»

    Si aquello se da cuenta de algo, no lo detiene. Simplemente sigue acercándose.

    Más fuego emerge desde el ascensor, Rodríguez agrega su propia pequeña --e inútil- contribución.

    Pero es demasiado tarde. El shed está allí, asomando, cerniéndose, llenando el mundo entero de oscuridad y pegajoso aliento húmedo.

    Ray deja caer el rifle, se pasa las manos por la cara.

    Y el shed se detiene. Sus ojos trazan las líneas de sus dedos, la cabeza se inclina, parpadea con curiosidad.

    «¿Que es esto? Lección, lección. El hermano aprendió una lección. ¿Qué es?»

    «Anillo, anillo, anillo», piensa Ray.

    Una docena más en su bolsillo, en su muslo. Él rebusca por la solapa y excava dentro, agarra un puñado. No tiene tiempo para pensarlo, para demorarse en la insensatez del acto, simplemente los aferra, aúlla y los arroja todos.

    El shed susurra: "¡Kiri...!"

    Se oye un sonido como una súbita inhalación, con un olor acre, como a plástico quemado.

    Y aquello ha desaparecido, ha sido sacado de la existencia.

    Rodríguez, sorprendido, exclama, "¿Qué coño?"

    Pero Ray solo puede quedarse quieto, jadeando, procesando, pensando en Jack Holcomb. Cabronazo. Se obliga a ponerse de rodillas, una mano tantea en busca de la culata de su rifle, la otra hacia el haz de luz de una linterna que se desliza de un lado a otro entre dos cadáveres. Con esa ayuda, él recoge los ampliamente esparcidos anillos de piedra o, al menos, tantos como puede encontrar, y los mete de nuevo en su bolsillo. El último es cálido al tacto, incómodamente cálido y parece brillar en la oscuridad. Una vaga opalescencia recorre la circunferencia interna como una perla de mercurio. Ray desearía haber traído a Nomar con ellos, solo para poder hacer que la rata lo sostenga --lo meta en uno de esos compartimientos internos ocultos donde Nomar podría desentreñar su estructura metafísica hasta que las estrellas ardan hasta apagarse. Pero, en cambio, él arranca una tira de tela del dobladillo de su camisa, envuelve el anillo y lo mete en el bolsillo de su pecho donde parece batir como un latido cardíaco irregular y disonante.

    Luego Ray comienza a moverse de nuevo, porque hay más crisis que evitar. Esta solo ha sido la primera.

    Entra agachado en el ascensor con Rodríguez, incluso mientras está marcando la red de comandos. Ninguna de las dos situaciones pinta bien.

    Kilgore: "Os digo chupapollas que me deis un maldito minuto. Os haré saber su estado en cuanto informen."

    De fondo: "Los sensores del ascensor indican que la cabina ha llegado a la Sigma y lleva un minuto y quince segundos atascado en posición abierta."

    "¿En qué canal está transmitiendo Marlowe?" demanda Becker.

    Kilgore de nuevo. "En cuanto reciba algo, Jefe, se lo haré saber. Hasta entonces, cierre el puto pico."

    Y así sucesivamente.

    La cabina del ascensor está muy enredada con extremidades que sobresalen en direcciones extrañas, un chorro de sangre ha salpicado hacia el frente de la cabina, sube hasta el borde de la puerta y baja hacia el hueco. Los cuerpos están en una variedad de estados de vestimenta, desde pantalones arrugados arrastrados en la oscuridad hasta vestidos de noche con lentejuelas y finos trajes oscuros de personas arrastradas fuera de la celebración. Todos tienen la misma mirada en ellos ahora --ojos fijos, vidriosos, llenos de sorpresa; manos abriertas como si hubieran intentado usarlas para cubrirse la cara en el último momento; pies en el aire donde el impacto con plomo y velocidad los ha derribado. Rodríguez se ha echado el rifle al hombro y atraviesa la maraña. Es un trabajo tedioso y sangriento, localizar cuellos y arterias carótidas, sentir pulsos, apartar del camino a empujones los definitivos cadáveres. No hay una mejor forma de hacerlo. Si alguien está gimiendo y pidiendo ayuda, ni Rodríguez ni Ray serían capaces de escucharlo.

    Luego, movimiento. Solo una onda, lo que podría ser un cambio de extremidades muertas, pero Rodríguez y Ray lo ven al mismo tiempo. Sumergen ambas manos, mueven cuerpos, abriéndose paso a través de la suave masa de carne. Una mano emerge, impulsada hacia arriba a través del enredo, dedos oscuros que agarran. Ray la toma, tira. Tiene que plantar los pies contra el suelo resbaladizo de sangre y sus botas intentan volar por debajo de él. Luego hay un antebrazo y Rodríguez lo agarra y tira de su peso.

    El hombre emerge, despacio al principio, desprendiéndose de los cadáveres y salpicado con los restos, y que Ray sepa, algunos de los suyos. Le recuerda a Ray a la granja, a tirar de las patas de un ternero recién nacido desde dentro de una novilla. Hay la misma sensación de tirón contra el peso del universo, y de repente la pantorrilla está en la rampa, deslizándose hacia adelante, deslizándose irrevocablemente hacia la vida.

    Por fin, los pies de Ray salen de debajo de él. Se deja caer con un grito apagado, mirando mentalmente como un hombre que se ha puesto una cáscara de plátano. La cáscara de plátano más grande y pegajosa del mundo, piensa. La sangre se filtra en su camisa, le moja el cabello. ¡Él es una esponja humana!

    Ray mira hacia el techo y hacia las luces empotradas durante un momento, luego son eclipsadas por un perfil grueso y oscuro. El hombre lo mira con las manos en las caderas y las cejas arqueadas. Ray yace allí por un rato, solo respirando, aplastado por una sensación como de alivio.

    Poco después, dice: "Llevo queriendo decirte que he sido asignado a nuevas tareas. Probablemente hay algunas cosas que debes saber: en primer lugar, que no soy realmente un «veter» de sistemas; segundo, que estamos un poco en apuros en este momento. Y para que conste, nada de esto es estrictamente culpa mía, así que ni siquiera empieces."

    Ziggy se inclina y le ofrece una mano.

* * *

    Así que se resolvió así: están de vuelta al Control de Reactor Primario. Ziggy tuvo la suerte de haber llegado temprano al área de preparación porque él y Nina han experimentado más de lo que les tocaba de las Fiestas de Desaceleración, superaron la emoción y decidieron pasar la noche. Ray no es ingeniero de reactores, pero conoce los conceptos básicos de la física de Van Nuys, o al menos los sabìa años antes de optar por una carrera en hardware y administración de drones. Antes en el área de preparación significaba entrar primero en el ascensor y un conveniente amortiguador de carne entre él y un equipo mal dirigido de seguratas armados. Esto es bueno porque él evitó lesiones y se mantuvo móvil, y él necesita toda esa movilidad ahora mientras corre de un lado a otro entre los paneles de control, consulta los monitores de seguridad, descifra el diseño del centro de control y generalmente emite un flujo constante de tensas profanidades.

    Ziggy es todo lo que tienen; todo lo que ha quedado. Rodríguez fue a buscar una estación de ayuda y regresó con analgésicos y una envoltura de presión para el tobillo de Kilgore. Kilgore está ahora en una silla con Nomar en su regazo y su pie apoyado en los paneles de la estación de seguridad, mientras que Rodríguez pasa el rato cerca de la puerta con su rifle, argumentando que donde hay cuatro sheds, podría haber cinco, y si a un equipo de seguratas podían darles mala inteligencia, otro podría ser redactado con la misma facilidad desde cualquier lugar de la nave.

    Y Ray Ray está monitoreando una red de comandos que se ha quedado obstinadamente en silencio, excepto por la voz calmada de Sorensen que brinda asistencia técnica a Ziggy, quien tomó prestado el móvil de Kilgore. Sorensen sigue lamentando el hecho de que debería estar allí, coordinando esfuerzos, pero le tomaría mucho tiempo moverse, y no sabía que tendría que moverse en primer lugar. Había hecho lo que se suponía que debía hacer, ¿verdad? Despachó un equipo de ingenieros de respaldo. ¿Cómo podía predecir que serían talados como hierba cortada incluso antes de que llegaran? ¿Cómo se desarrollan contingencias para algo así?

    «Pregunta a los comandantes de la Gorgona y la Áspid», piensa Ray. «Puede que tengan algunas ideas para compartir».

    Sigue a Ziggy de panel en panel, tratando de parecer útil, haciendo de todo, salvo preguntar: «¿Qué puedo hacer? ¿Quieres que pulse este botón? Parece que quiere ser pulsado». Cada vez que se acerca para poder traducir las complejas instrucciones de Sorensen y actuar de acuerdo con ellas, Ziggy le lanza una mirada de terror y ojos abiertos que sugiere que lo más probable es que lo estrangule si toca algo. Entre ellos, han dejado en todos los paneles sangre y trozos de materia humana y un mapa arcano de huellas rojas por toda la habitación.

    Sorensen gruñe, la tensión por fin se desliza en su voz. Por fin, Ray sabe que no es el único que siente pánico, pero eso no lo hace sentir mejor. Todavía se imagina al comandante en el comunicador en el salón, su piel ahora grasienta, su uniforme de vestir arrugado. Se está limpiando la frente con un pañuelo perfumado. "¿Los aceleradores de partículas están desconectados? ¿Puedes confirmar eso?"

    "Confirmado", responde Ziggy. "Pero todavía estamos demasiado calientes. Hay suficientes partículas ambientales dentro de los reactores para la fisión crítica."

    "¿Cuáles son las lecturas de los cristales de Tricádrian?"

    Ray ha captado el hecho de que los puntos de contacto son realmente depósitos de energía construidos con un material cristalino sintético que almacena energía nucleada para transferirla a través de los tubos de intercambio de plasma y, en última instancia, los tubos del impulsor. Él sabe lo suficiente sobre el almacenamiento de plasma para notar que un estallido de energía no encadenada ni modulada en cualquier lugar cercano es un evento de luces apagadas.

    Ziggy sacude la cabeza como loco. "Los cristales primarios están al máximo. Los cristales secundarios han comenzado a sangrar en sus sistemas de reserva de emergencia. Todos los sistemas de modulación han explotado."

    "Entonces inundamos los núcleos."

    "Ese es mi consejo, Comandante."

    Así. Ray ha descubierto que las decisiones más deslumbrantes y potencialmente desastrosas siempre se toman con una economía de palabras. Todo el trabajo, todo el frenesí está en aumento. Una vez que se cruza el umbral del evento, siempre hay una sensación de anticlímax, de inevitabilidad.

    Ziggy dice: "Deme la secuencia."

    Sorensen comienza a recitar una serie de frases altamente técnicas y jerga demente. Ray escucha mordiéndose el labio, descubriendo las cosas de las que habla dos o tres pasos más tarde hasta que se pierde irremediablemente. Para su sorpresa, Ziggy lo toma por el codo y lo conduce hacia un amplio banco de paneles con todas sus pantallas retroiluminadas en rojo. Ziggy señala cinco botones grandes, colocados en lo alto de los paneles para que el ingeniero sentado promedio tenga que ponerse de pie y apoyar gran parte de su cuerpo sobre otros botones, palancas e interruptores para alcanzarlos. Ray entiende que estos son botones que uno tendría una fuerte tendencia a no pulsar por accidente.

    Ziggy lo guía a través de la secuencia de nuevo, como una orden de disparo. "Cuando te lo diga, golpeas el primero. Cuando te lo diga de nuevo, golpeas el segundo, y así sucesivamente. Esperas a que dé la orden antes de tocar nada. ¿Entiendes?"

    "Lo tengo."

    "Porque si aprietas algo fuera de secuencia, vamos a volar esta nave en pedazos, Ray. Todas las cajas de seguridad se han quemado. El sistema está canalizando energía de vuelta hacia los tableros y va a tratar de quemarlos más pronto que tarde. Hacer cualquier cosa ilógica va a hacerlos petar."

    Ray asiente. "Definitivamente no queremos eso."

    "No, señor. Yo voy a estar por allí..." Ziggy indica otro tablero a tres o cuatro metros de distancia. "...empezando las cosas."

    Ziggy se aleja y Ray le echa un ojo. Se Él pliega y despliega su dedo índice, como si estuviera haciendo ejercicios físicos. En realidad solo intenta evitar que sus manos tiemblen.

    "Por números entonces", dice Ziggy. "Voy a probar a retraer las varillas de nuevo."

    Pulsa un botón en su panel, que se supone que ha de ir seguido por el ruido profundo de la maquinaria cuando las varillas se retiran como bujías sacadas de un motor de combustión. No hay estruendo, no hay retracción.

    "Sin movimiento", confirma Kilgore desde su punto de vista en las pantallas de seguridad.

    "Ray, pulsa las bombas de evacuación."

    Ray lo hace pinchando el primer botón. Una nueva bocina más sonora se une a la refriega auditiva. Esta es un gemido en lugar del zumbido alternativo de la alarma general.

    Ziggy espera unos segundos y luego dice: "Estoy descargando los tubos."

    "Parece que los paneles se están abriendo en los núcleos", informa Kilgore. "Abajo cerca del suelo. Con humo saliendo de ellos."

    "Niebla", lo corrige Ziggy. "Los tubos de transferencia se mantienen súper refrigerados para que no se derritan si el reactor intenta fundirse."

    "¿Entonces el humo es bueno? Nunca habría adivinado eso," dice Ray

    "El humo es bueno. Ray, debería haber una pantallita encima de ese segundo botón. Siete barras que se iluminan en verde."

    Ray lo comprueba. "Siete barras, todas verdes."

    "Eso significa que las bombas están preparadas y listas. Abre la válvula en la bomba número uno."

    "¿Pulso el botón?" duda Ray.

    "Hazlo ahora. Cuenta hasta tres y pulsa el siguiente botón. Hazlo hasta que los hayas presionado a todos."

    Es consciente de que Ziggy, a su izquierda, está haciendo lo mismo, moviéndose paso a paso por el tablero presionando los botones casi en los mismos lugares en su propio tablero.

    "¡Reventón!" espeta Kilgore. "Parece que acabáis de reventar un tapón de fuego."

    Ray se da la vuelta para mirar, pensando: «misión cumplida». Cálido resplandor de éxito, confusos sentimientos de alivio y orgullo, etc. Kilgore tiene razón. El refrigerante de los tanques se vierte sobre suelo como si hubieran reventado una tubería de agua, un líquido amarillento, ligeramente viscoso. A Ray le parece la orina de un paciente crítico.

    Ziggy informa a Sorensen. "Cuatro minutos y contando hasta la saturación del núcleo."

    "Cuatro minutos", confirma Sorensen. "Bloquee los cristales de Tricádrian en sus celdas de almacenamiento alternativas. Los necesitaremos para alimentar los generadores durante la larga espera."

    Ziggy se dirige hacia otro panel; otra línea de botones para presionar y todo debería haber terminado. Al menos, todo menos la caza de shed que debe proseguir. Salvo que Ray está observando los monitores de seguridad, habiéndose acercado detrás de Kilgore, y los shed en los núcleos simplemente observan el refrigerante que se derrama a sus pies. Y Ray tiene este anillo en el bolsillo que parece estar latiendo con un calor mayor a medida que pasan los minutos, transubstanciándose de piedra a algo más carnoso, orgánico, sombras que cantan en los pliegues de tela en los que lo ha envuelto.

    Como uno, los shed liberan su agarre sobre los mecanismos de las barras. Como volantes enloquecidos, las masivas jaulas dan un tirón hacia arriba, arrojándose hacia el techo, donde rebotan con un choque inaudible, pero lo bastante poderoso como para que Ray pueda sentir la cubierta tambaleándose bajo sus pies. Las barras caen del cielo como una lluvia de lanzas y levantan espumas y chorros de refrigerante donde impactan.

    Primero un shed, luego otro, se inclinan hacia los puntos de contacto y con sus inmensos puños, golpean contra las tapas de contención entre el reactor y los cristales.

    A su espalda, Ray escucha que los paneles comienzan a estallar. Él se mueve a tiempo de ver al que está justo tras él rociar una fuente de blancas chispas calientes en el tablero. Este comenzar a humear, luego a estremecerse y apagarse entre estallidos. Las pantallas quedan en blanco; Las luces se apagan, fundidas.

    Ziggy grita en el comunicador. "¡Acabo de perder el sistema de contención!"

    Ray encuentra sus mirada a través de la habitación, y Ziggy parpadea hacia él, con la mandíbula colgando. Atónito por la catástrofe.

    "¿Qué significa eso?" pregunta Ray.

    "No puedo encerrar los cristales en sus celdas de contención. Están encajados en las vías --los servos se están quemando."

    "¿Y?"

    "Y están fuera de su red de contención primaria, Ray. El sistema ha fallado. Las de respaldo están fritas. Van a romperse en el canal de plasma. Tarde o temprano, se volverán críticas."

    Ray casi, casi puede sentir los puntos de contacto golpear como tambores de guerra bajo los martillazos de los shed. Él respira hondo, todo su pánico ha desaparecido. El terror no ha dejado espacio para ello.

    "Sorensen."

    "Sí." La voz del capitán es pequeña, débil. Él sabe lo que Ray está a punto de decir, no puede evitar aceptarlo.

    "Le sugiero que haga sonar la evacuación general, Capitán. la Paráclito se está viniendo abajo."

* * *

    No pasa nada por el momento, pero pasará. En cualquier momento. Si él pudiera mirar su reloj, lo confirmaría, pero no hay tiempo. En cambio, solo hay correr, pensar e imaginar cómo será.

    Será una pesadilla. Él no podría imaginar nada peor si tuviera toda una vida que invertir en ello. Mucho peor que Nueva Mes, donde al menos había soldados y sabían que el desastre y el caos siempre estaban a solo unos minutos de distancia. Peor que una carga completa en una posición de artillería reforzada, porque incluso entonces, en su mayoría, todos se movían en la misma dirección, tratando de lograr el mismo objetivo.

    Se trataba de seis mil pasajeros ebrios que solo habían prestado atención moderada o nula a los avisos del plan de evacuación, tratando de decidir si la transmisión por toda la nave era el sentido del humor distorsionado de alguien. Se trataba de la mitad de ellos intentando estar lo suficientemente sobrio como para prestar atención y la otra mitad pensando en el hecho de que estaban en el Jardín, pero sus hijos, hogares y objetos de valor estaban a cuatro cubiertas y mil metros de ancho, y luego pensando en las cápsulas, la línea de su vida, estaban a más cubiertas y a más metros aún de distancia. Se trataba de miles de psicópatas repentinos que intentaban atascarse en los ascensores rápidos, los cuales no habían sido diseñados para manejar tal capacidad, mientras los equipos de seguratas intentaban imposiblemente imponer un mínimo de orden. Se trataba de gritos, aplastamientos y golpes hasta la muerte, y en las cubiertas donde había fiesta, nadie podía escuchar lo que Ray oía: el enlatado mensaje de evacuación, femenino y tranquilo, la ironía definitiva.

    Este es un mensaje de su capitán. Se aconseja a todos los pasajeros y tripulación que procedan de manera ordenada e inmediata hasta las cápsulas de emergencia designadas. Las instrucciones de evacuación se están transmitiendo a los sistemas de ruta de las cápsulas. Esto no es un simulacro.

    La red de comando ha quedado en silencio. Becker cayó de la línea casi de inmediato, y Sorensen le dio cinco minutos preciosos antes de hacer sonar la alerta de evacuación para subir por encima de las cubiertas al Comando de Seguridad donde él podría coordinar la evacuación.

    Ray ni siquiera intenta el ascensor de la Sigma. Aunque todavía estaba allí cuando lo alcanzaron, otras personas tenían una mayor necesidad, aunque aún no lo sabían. Ray todavía tiene la linterna que tomó del equipo de seguratas anterior y la usa ahora para dirigirlos de vuelta a la escalera desde la Ómicron. Después corren, más despacio debido a Kilgore, que cojea en el mejor de los casos, incluso con Rodríguez y una muleta analgésica para apoyarse. Pero están progresando mejor que las personas en otras partes de la nave, que ni siquiera saben que deberían estar huyendo, y cuando se enteren, primero será escalonadamente, luego estarán asustados y luego quedarán atrapados en los vectores de una vorágine humana. tratando de surgir desde cien direcciones diferentes a la vez. Entre ellos, tienen un mapa mental bastante claro de los sistemas de escalera, y están en las subcubiertas after hour, donde las tripulaciones son ligeras en circunstancias normales, y ciertamente casi abandonadas a estas alturas.

    En la Subcubierta Gamma, Ray está de vuelta al territorio familiar, la mitad de una nava retirada de su taller.

    Tantas responsabilidades, y él no sabe si en algún momento el shed romperá las tapas de contención y golpeará los cristales de Tricádrian en masa crítica. Ni siquiera puede comenzar a elaborar un calendario para este desastre.

    Siente a Ziggy --feral, salvaje, loco. Ziggy está pensando en Nina, preguntándose si todavía está o no en su litera esperándolo después de recibir el inevitable rumor de la tripulación de que un desastre es inminente o suponiendo que la conjunción de su ausencia de medianoche con la alarma inesperada de la nave significa que él ya ha desaparecido.

    Y Emma. Emma sobre todo.

    Hora. No sabe si ambos quedaron a una hora.

    Rodea a Ziggy, gritando porque todavía no puede escuchar con claridad. "¿Conoces la Iota-D?"

    Ziggy lo mira como si estuviera haciendo una pregunta estúpida.

    Pocas palabras. Enunciado claro. "¿Sabes llegar a la Iota-D?"

    Ziggy asiente.

    "Busca a Nina. Nos vemos allí. Esperaremos todo lo que podamos."

    Lo cual es una posición terrible en la que ponerlo, ponerlos a todos. ¿Cuánto tiempo es eso? ¿Hasta que la nave explote y se los lleve a todos? ¿O solo un segundo demasiado tarde, con las puertas blindadas de la cápsula selladas y los propulsores disparando y, repente, lleguen Ziggy y Nina, demasiado tarde, ahora que se alejan de su cápsula y tienen que luchar contra la multitud para llegar allí, aunque todavía están allí cuando llegan y la han disparado antes porque alguien entró en pánico y ordenó que se lanzara a media capacidad?. Se oyen historias como esa a todas horas. Botes salvavidas armados y ausentes con solo dos o tres personas a bordo.

    Por eso la evacuación siempre era el último recurso, porque una vez que liberabas hasta la tripulación más fuerte del control central, todo se convertía en un sálvese quien pueda. Instinto de supervivencia despojado de la apariencia de deber y el honor y la compasión humana básica.

    Ziggy no espera a reflexionar sobre los riesgos. Él no dice una palabra, solo sale corriendo.

    Ray, Rodríguez y Kilgore giran en la dirección opuesta hacia otras escaleras, profundizando en sus recuerdos colectivos en busca de atajos que pudieran haber pasado por alto.

    Llegan a la cubierta Omega y se mueven, inseguros hacia la zona de ascensores privados --los utilizados por los pasajeros exclusivos en las suites D, ascensores que no aparecen en los mapas de nivel. Y la única forma en que Ray sabe llegar a la Iota-D. No tiene acceso por escaleras.

    Ray se gira hacia Nomar, quien supuestamente mantiene un esquema detallado de la nave en su memoria. Nomar lo escucha, asiente una vez, luego corre en otra dirección para que le sigan.

    Han sido los cinco minutos más largos de su vida, pero termina con ellos en el ascensor, ofreciendo los códigos de acceso pirateados de Ray y disparándolos arriba por el hueco del ascensor hacia Emma. El altavoz dentro de la cabina emite un áspero y chirriante gemido. Los tres humanos se tapan las orejas con las manos y aún así pueden oírlo.

    Después silencio.

    Este es un mensaje de su capitán...

    Ray suspira, se desploma en el fondo del ascensor con los ojos cerrados. «Lo conseguimos». Suponiendo que la nave no explote en los próximos minutos, lo han logrado.

    Su alivio dura todo el tiempo necesario para que cale, luego es reemplazado por una sensación extraña, una sensación de desorientación.

    Él escucha mientras el mensaje se repite, desde el principio. Sus ojos se abren de golpe. Este es un mensaje de su capitán. Se recuerda a los pasajeros y a la tripulación que mañana comenzará una fuerte desaceleración a las 12 en punto de Greenwich. Esté en los sofás de impacto asignados en ese momento para evitar posibles lesiones. Si no conoce la ubicación de sus sofás de impacto designados, solicite su número de asignación al punto de control de seguridad más cercano. Gracias y disfrute el resto de la noche.

    "Están enviando el mensaje equivocado", dice Kilgore, frunciendo el ceño.

    "No", responde Rodríguez. "Es el correcto. Lo estamos escuchando mal. Como los equipos de seguridad."

    Todo el mundo lo está escuchando mal, piensa Ray. Al igual que las otras naves, eso explicaba cómo podrían haber estallado tan violentamente, tan rápidamente sin que ni una sola cápsula fuese lanzada. Porque las personas que sabían sobre el desastre se quedaron en sus puestos y aquellos que se suponía que debían escapar nunca fueron advertidos, o no sabían que habían sido advertidos.

    Y no había nada que Ray pudiera hacer para detenerlo.

    Rodríguez también entiende, susurra: "Oh, Dios mío."

    Hay una bola de terror en el estómago de Ray, como un bulto de mucosidad, humeda, cerúlea y glutinosa. El ascensor se detiene y la puerta se abre deslizándose sobre el tranquilo corredor de la Iota-D. Salir fuera le parece un momento de cobardía, pero ¿qué más puede hacer? Nadie les creería sin la autorización oficial y anunciada de Sorensen para entrar en pánico. Así que continúan caminando, desconcertados, como si caminaran en un sueño, dejando huellas de sangre en la alfombra pálida. Es la única evidencia que tienen de que lo que han visto, de lo que saben que es la verdad.

    El mensaje vuelve a pasar por toda el sistema de comunicación de la nave, el mismo texto, porque Becker se ha dado cuenta de que está mal. Él tiene que seguir intentando que este mensaje llegue, a pesar de que sospecha que es inútil, mientras el shed permanezca. Quizá pueda molestar a la gente para que actúe.

    Pero él piensa en otra cosa, porque al momento siguiente, las alarmas de despresurización de la nave comienzan a sonar, penetrantes y dolorosas. La brusquedad de esto casi saca a Ray fuera de su piel. Las luces de emergencia en el corredor comienzan a iluminarse con un rojo estridente. Esta vez no hay mensaje, solo bocinas, pero ¿cuántas personas saben que deben dirigirse a las cápsulas en lugar de simplemente pulular por ahí esperando instrucciones?

    Ray no se preocupa. Confía en Becker y wn Sorensen para descubrir qué están haciendo.

    En cambio, él señala con el dedo la puerta de la suite Whiston y llama la atención de Kilgore. "Llama a la puerta. Avisa a la casa. Si Frederick Whiston intenta evitarlo de alguna manera..." Si él está allí y aún no se ha escapado, si no ha huído para salvar su propia piel "... matadlo."

    Kilgore se queda mirándole durante un momento, como si estuviera seguro de que lo ha entendido mal. Él no lo entiende. Ray no le ha dado el contexto y no hay tiempo para eso ahora.

    Ray da la vuelta, corre el resto de la distancia hasta la puerta de Emma y golpea con el puño. El kako-daimon parpadea en la pantalla de bienvenida, gruñendo ante el rudo despertar, pero Ray no le da tiempo para comenzar. Aplasta su puño contra él y la pantalla se enciende, ondula a través de un arco iris de píxeles y se apaga.

    Pasan treinta segundos, así que él comienza a gritar.

    "¡Emma!"

    Por favor, Dios. Ponla a salvo, aunque eso signifique que él la haya llevado con él. Sobre todo, no me dejes abrir esta puerta y encontrarla en el suelo, con sangre y órganos derramados, otra víctima del shed.

    No puede oír nada por encima de las alarmas y el golpe insistente de Kilgore en la puerta del pasillo. Él no sabe si ella puede oírlo. Está a punto de descolgar el rifle y echar la puerta abajo cuando esta se abre.

    Emma, cabello recogido en la nuca, expresión congelada, tentativa, como una mueca, y su bata corta ajustada alrededor de sus hombros. Sus rodillas de repente quieren doblarse al verla. Ella está aquí, esta bien.

    La máscara de miedo de ser sacada de la cama en medio de la noche se disuelve, reemplazada por una alarma tan urgente como las bocinas de la nave. Las manos de ella se extienden hacia él. "Ray, Dios mío, ¿estás herido?"

    ¿Herido?

    La pregunta lo aturde, pero solo por un momento. Lo ha olvidado. Está empapado de la sangre de los hombres que ha matado, goteando sobre la alfombra. Una pesadilla hecha forma. Pero él no tiene tiempo de explicarlo. Ray entra empujando, atrapando sus manos antes de que ella pueda agarrarlo. La sostiene por las muñecas, dejando manchas de color carmesí en sus brazos.

    "Emma, ​​escúchame. Tenemos que irnos ahora. Toma lo que necesites y ven conmigo."

    "¿Irme contigo? Ray, ¿qué está pasando? ¿Qué es ese ruido?"

    Es enloquecedor, exasperante, pero él suprime el impulso de gritarle. "La nave se está viniendo abajo. Necesitamos entrar en la cápsula. Ahora."

    Pero ella no corre hacia su habitación para recoger su ropa como él le ha dicho, sino en la otra dirección, hacia el pasillo. "¡Tengo que buscar a Amah y a los niños!"

    Debido a que sus manos son resbaladizas, ella casi se le escapa. Él hace contacto visual, trata de reflejar una calma y un propósito que es pura simulación. "Ya me he ocupado de ellos. Nos encontrarán en la cápsula, pero tienes que agarrar lo que necesites para viajar y darte prisa. No tenemos mucho tiempo."

    E incluso mientras lo dice, la Paráclito se estremece a su alrededor. La onda expansiva de un instante después tambalea la cubierta bajo sus pies, y Ray tropieza para mantener el equilibrio. Las luces parpadean cuando los sistemas eléctricos cambian a sistemas auxiliares y se atenúan de manera sorprendente.

    Desde el pasillo, Rodríguez grita: "Están atravesando la rejilla de contención. ¡Los reactores van a explotar!"

    Eso es suficiente. Emma salta hacia su habitación. Ray, desesperado por protegerla, quiere seguirla, pero tiene otras responsabilidades. Se lanza de vuelta al pasillo para ver qué está tardando tanto tiempo en el complejo principal. Está Frederick Whiston, jodido asesino de niños, jodido Lilaiken, el hombre que los mataría a todos. Está bloqueando la puerta con su cuerpo, con la cara roja de gritarle a Kilgore, con los brazos levantados a los costados como si estuviera a punto de arremeter con sus puños. Lleva una chaqueta de noche doblada y arrugada como si acabara de regresar de una borrachera impresionante.

    Kilgore está bramando sobre sus protestas con perfecta calma de Marine. "¡Señor, quiero que proceda hasta la cápsula de emergencia! No tengo tiempo para discutir con usted sobre esto."

    Periféricamente, Whiston ve a Ray saliendo de la habitación de Emma. Él señala con un dedo largo a Ray y grita. "¡Tú! Tenía que haberlo sabido. ¡Sal de mi cubierta!"

    "He intentado razonar con él", grita Kilgore a Ray, encogiéndose de hombros.

    Whiston les da la espalda. "Voy a llamar a Seguridad."

    ¿Qué está haciendo Frederick aquí? ¿Qué esta pasando?

    No hay tiempo. No hay tiempo para analizarlo, solo para reconocer que no puede dejar atrás a Frederick, no puede matarlo sin más y terminar con eso. Hay muchas cosas por las que tiene que responder antes de que Ray termine con él.

    Ray se adelanta a Kilgore y Rodríguez hacia el atrio. Él pone una mano sobre el hombro de Whiston, tira lo bastante fuerte como para darle la vuelta. Antes de que Frederick pueda protestar, Ray lo golpea directamente en la punta de la barbilla y Frederick cae con un graznido abreviado, tan rápido y deshuesado como una de las víctimas del shed.

    Ray le indica el cuerpo a Rodríguez. "Tíralo dentro de la cápsula."

    Luego se vuelve hacia la suite, y ahí está Amah, saliendo del pasillo lejano con un chal sobre los hombros. Ella mira de los restos de Frederick a Ray, con sangre manchada y feroz. Sus párpados se estrechan, pero ella no dice nada.

    Ray cruza la habitación hacia ella. "Levante a los niños. Os vamos a embarcar en la cápsula de emergencia."

    Tranquila, sin hablar, Amah inclina la cabeza hacia él, considerándolo por un momento, luego se hace a un lado. Detrás de ella, con los ojos muy abiertos y la boca temblorosa, los huérfanos de Whiston están de pie en fila, todavía en pijama, agarrando ositos de peluche y libros favoritos. Detrás de ellos hay más domésticas, oscuras como Amah, con bultos de lona sobre los hombros.

    El alivio de Ray es tan fuerte que casi podría colapsar. Si tuviera tiempo para tales cosas, es decir.

    Pero no lo hace. Él asiente, gira sobre sus talones y los lleva al pasillo donde Rodríguez espera con Frederick colgado sobre un hombro, y Kilgore, Nomar y Emma, ​​pequeños y asustados detrás de ellos, presionándose contra la pared. Ray sale del camino y comienza a dirigir el tráfico, tratando de no parecer que está al borde del pánico mientras alienta a los niños a seguir por el pasillo hacia la nave y escapar. Es difícil porque él se siente aterrorizado, frenético, midiendo cada momento que la nave no explota como un indulto inmerecido. Se está moviendo en cámara lenta.

    Detrás de él, el ascensor suena , las puertas se abren y Ziggy sale tambaleándose hacia el corredor, con la cara rígida y feroz. Ziggy solo, y el primer pensamiento que cruza la mente de Ray es que Nina ya ha respondió a la advertencia de despresurización, se ha encerrado en una cápsula de emergencia y se ha eyectado ella misma al espacio.

    Ray gira la cara hacia el ascensor, interrogante, curioso, con las manos vacías para alentar a los rezagados a apresurarse hacia la cápsula, el peso de su rifle es un tirón contra su hombro.

    Ziggy avanza pesadamente por el pasillo. ¿Dónde está Nueve?

    "¡Arma!" brama Kilgore.

    ¿Arma?

    Ray es demasiado lento, solo otro espectador atrapado en una erupción lunática de eventos insondables. Ziggy levanta su arma torpemente, como un hombre que no está seguro de cómo se debe usar dicho aparato. Pero es fácil, solo apunta y dispara, deja que el rifle haga el resto.

    ¿Arma?

    Demasiadas cosas están sucediendo. Rodríguez hurgando con el peso muerto de Frederick, arrojan su cuerpo como una mochila vacía. Kilgore, el más cercano a Emma, ​​empujan su rifle hasta el hombro, cojeando sobre su tobillo destrozado para interponerse entre ella y la línea de fuego de Ziggy.

    El siguiente pensamiento de Ray, horrorizado: Debería haberle dado un anillo.

    No se le había ocurrido. Había estado demasiado preocupado por escapar del shed restante que no se le ocurrió que podrían cometer aún más travesuras que destruir los reactores, que detonar toda la nave. Que podrían tomar posesión de la mente de Ziggy tan fácil y minuciosamente como lo habían hecho con los seguratas muertos de Becker.

    El arma de Ziggy les ladra, escupe lenguas de fuego anaranjado. Las balas mastican agujeros a lo largo de la pared en una línea desigual cerca de la cabeza de Rodríguez, y él todavía está tratando de desprenderse de las extremidades de Frederick, todavía intentando levantar su rifle, ahora tratando de agacharse, escabullirse del camino.

    A través del rugido de los disparos, Emma grita, mucho, sorprendida, interrumpida bruscamente como seccionada con un hacha.

    El cabo Rodríguez se tambalea de repente. Un agujerito perfecto aparece en el centro de su frente. Parece sorprendido, aturdido por el descubrimiento, ojos grandes como platos. La parte posterior de su cabeza se abre como una flor de primavera, salpica la pared. Las rodillas se doblan, los brazos flojean, no se pliega tanto hacia la cubierta como se desploma, vacío de vida.

    Ray entra en tiempo real, aullando protestas. Su rifle está demasiado lejos, a kilómetros, a años luz, por lo que saca la pistola de su arnés. Kilgore devuelve el fuego primero, disparando en pleno automático.

    Le está gritando a Emma: "¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo!" Como si él pudiera empujarla fuera de peligro si lo dice suficientes veces.

    Ziggy y Kilgore, sus corrientes de fuego convergen, impactan. Ziggy se tambalea hacia atrás, estremeciéndose, con agujeros perforados en su pecho en una línea ordenada desde el muslo hasta el hombro. El cañón de su arma se inclina hacia arriba, llevándose lámparas empotradas, alojando balas en las tejas del techo. Impacta en las puertas del ascensor, rebota un paso como si pudiera dispararles para siempre, luego los ojos ruedan hacia arriba, la boca se abre. Él golpea la cubierta de cara contra la alfombra. Una respiración, una exhalación, y ya no se vuelve a mover.

    Ray apunta su pistola, completamente impotente. Ni siquiera ha llegado a disparar.

    Debería haberle dado un anillo.

    "¿Ray?"

    La voz de Emma, ​​suplicante, desesperada, pero parece que él no puede apartar la mirada de Ziggy, extendido a lo largo de la cubierta como ropa desechada. Y Rodríguez, con las manos apretadas alrededor de su rifle, la mayor parte enterrado debajo de él, y su sangre y materia cerebral comienzan a deslizarse por la pared.

    "¡Ray!"

    Él se vuelve hacia ella, ponderosa en una nave espacial abandonada que viaja por una galaxia inexplorada. Ella está de rodillas, sus manitas presionadas contra el pecho y el estómago de Kilgore, donde la sangre brota de los pliegues de la tela, entre sus dedos. Y ella no tiene suficientes manos para todas sus heridas. Un agujero en su muslo izquierdo. Un trozo de su garganta del tamaño del puño de Ray cortado limpiamente. La sangre arterial se derrama sobre la alfombra en un chorro constante.

    Emma lo mira fijamente. "¿Qué debo hacer?"

    Nada. No hay nada que ella pueda hacer.

    Kilgore hace un último ruido, una palabra que suena como cabronazo. Después, él se ha ido.

    Extrañamente, inexplicablemente, Ray piensa: ¡Kiri-ya! Luego hace todo lo que le queda hacer. Se inclina, empuja a Rodríguez fuera del camino y se echa el cuerpo incosciente de Frederick sobre el hombro. Da dos pasos, por encima de Kilgore, y extiende su mano libre hacia Emma. Ella la toma, se levanta, incapaz de apartar los ojos del cuerpo mientras la sangre de Kilgore gotea de sus manos, mana en pequeñas corrientes por sus piernas desnudas.

    Delante de ellos, el grupo de huérfanos de los Whiston. Niños llorando.

    Su miedo es lo único que penetra.

    Con un margen de seguridad medido en segundos, en latidos del corazón, todos corren hacia el final del corredor. Ray empuja a los niños del Fondo de Caridad, que se apiñan en grupos contra la pared, incapaz de proporcionar consuelo, a través de una puerta presurizada al final que se abre mediante códigos de autorización de emergencia de la nave en lugar de esperar a que Emma o alguien más presente la clave privada Whiston. Más allá hay un salón utilitario, paredes de metal y suelo de placas de cubierta. Su avance a través de él resuena como un trueno.

    Luego una escotilla y una rampa como la escalera de incendios en la vieja escuela primaria de Ray, como fauces negras que parecen abrirse al vacío. Él primero envía a Emma, ​​estrujándola por los hombros mientras la ayuda a bajar, luego le da un empujón para que comience. Después de eso, está cargando a los niños de la manera más rápida y eficiente posible. Por último, Ray deja caer a Frederick, sin cuidado por los moratones, lo empuja. Luego pone el temporizador para sellar la escotilla detrás de ellos. Nomar se arrastra sobre su hombro y se deslizan juntos, una caída en picado hacia la oscuridad. Una luz brillante, y no tiene tiempo para preguntarse sobre ella, luego se derrama sobre otra cubierta, cayendo como la muñeca de un niño arrojada al cofre de juguetes al final de una tarde de juegos.

    La segunda escotilla se cierra con un zumbido y un chasquido, y él está en el compartimento de pasajeros, un amplio círculo de sofás de impacto verticales dispuestos de pared a pared. En el centro hay una isla de acceso a datos, lo que pasa por los controles de la nave en un artefacto diseñado para volar sin interferencia humana. Más allá de la circunferencia de los sofás está la pequeña galera, el cabezal, un armario lleno de equipo de supervivencia de emergencia. Asomando por las paredes, sobre las cabezas de los pasajeros sentados, hay ojos de buey que le muestran la oscuridad desnuda y hostil del espacio.

    La computadora de navegación de la cápsula entra en operación: "Cápsula de Emergencia Cuatro Delta Uno iniciando secuencia de lanzamiento. Sistemas de navegación funcionando, cartas estelares calibradas para la zona ocupada más cercana según instrucciones previas. Mecanismos de pilotaje automáticos activados. Balizas de emergencia activadas. Se aconseja a todos los pasajeros que tomen las precauciones necesarias para el estrés de empuje inminente."

    La voz continúa, verificando que todos los sistemas automatizados funcionan como según lo aconsejado. Ray se pone de pie, gira a su alrededor durante varios segundos para comprobar a los demás, se abrocha los arneses de presión y los niños se atan a los sofás de impacto. Aunque ella no necesita su ayuda, él también examina el equipo de Emma. No puede evitarlo. Echa una ojeada por última vez al área circular de asientos, con todos los sofás llenos y todos los arneses cerrados. Parece que superan la capacidad por uno. Tal vez debería haber dejado atrás a Freddy.

    "Propulsores activos en diez ... nueve ... ocho ..."

    ¡Dispara de una vez!

    La fortaleza indomable que es la Paráclito se sacude con una contusión del casco atronadora y vibrante. La cápsula, aún sujeta por sus amarres magnéticos, da una sacudida convulsiva, emite un chirrido de nanoacero. Ray es arrojado hacia atrás, hacia la rampa de carga, rodando de cabeza para acabar finalmente yaciendo plano sobre su espalda.

    Se queda en esa posición, estabilizando la respiración, preguntándose si va a sobrevivir a esto.

    La cuenta regresiva llega hasta dos y se liberan las abrazaderas de amarre. La cápsula desciende en una caída libre simulada, un pequeño estallido de empuje para sacarlos de la rampa.

    Después es pura aceleración discordante durante tantos segundos que Ray pierde la cuenta. Él está exhausto, estirado en el suelo, desgarrado por el empuje y la gravitación y una frenética aceleración impulsora. Su cuerpo se adormece, parece clavado en la cubierta de una forma que le recuerda a las ferias del condado y a un paseo de carnaval en el que se encontraba en el equivalente de una centrifugadora gigante, mientras que unos sonrientes feriantes le hacían girar hasta que sus pies abandonaban el suelo y su peso se convertía en plomo. Loco, loco, buenos tiempos. El olor grasiento y delicioso de perritos de maíz y orejas de elefante sobre el picante más terroso de vacas, caballos y cerdos atascados en puestos, horneándose bajo un cielo azul, un sol de julio al rojo vivo y un techo de chapa.

    Pero él refrena la conciencia.

    Como no puede moverse, se ve obligado a mirar. A través del ojo de buey de plastibrillo situado en la escotilla por la que han escapado, la Paráclito encoge mientras la cápsula se aleja. Está allí, la gran nave paralizada, una ballena azul atravesando un océano oscuro, disparando chispas, otras cápsulas. Una, dos, tres, pero no muchas. No suficientes. No más de una docena.

    La ballena se arquea bruscamente, parece doblarse en un ángulo extraño en la secciób media de la nave, como si fuera a cambiar de dirección, zambullirse hacia aguas más frías. Una llamarada anaranjada brota desde abajo, desgarra su piel, la abre al vacío, se apaga como una vela. Y la Paráclito se quiebra a lo largo de la columna vertebral, arroja metal roto, carga y atmósfera enlatada. Es un chorro de plasma de escombros humanos, un planeta devorado por una pícara singularidad, una ondulación de fuerzas explosivas que él no puede comenzar a comprender lanzándose al espacio en los puntos cardinales.

    La Paráclito desaparece de la existencia en un parpadeo, luz extinguida, solo otra sombra pura en el vacío.

    Ray Marlowe, empapado en sangre, muerto de fatiga, horror y pérdida, la observa desaparecer y solloza.

Una Nave Para Ofrecer

PARTE 2

Capítulo 1

    Esto es lo que se siente al estar muerto. Esta rigurosidad, esta sensación de seguir adelante a pesar de la falta de voluntad, este dolor reseco como si le hubieran dado un puñetazo en el intestino demasiadas veces para registrar realmente el dolor real. Hay dolor, ciertamente, cuando él piensa en pequeñas cosas: el café con biscotti en el Frankie V, el programa semanal de talentos de micrófono abierto de Madame Trusseau, la forma en que el Comandante Sorensen se acariciaba las sienes cuando se sentía frustrado. Rich Becker, Capitán Cable, a quien en realidad ni siquiera conocía, esa molesta sensación de despertarse sediento en la litera del Jardín, y la molestia aún más profunda de saber que no podía simplemente ir al fregadero a por un vaso de agua, sino que tenía que bajar hasta el de Corrigan. Cada uno de estos paquetes discretos de memoria lo apuñalan, pero es la única forma en que puede entenderlo. En conjunto, toda la vida loca, frenética y caótica de la Paráclito, es imposible. Es demasiado grande

    Así que, él ni siquiera lo intenta.

    Ray ha estado aquí antes, en este lugar de luto y aflición desnudos, cuando era solo otro Sargento de Artillería preparando una compañía para la batalla en el desierto. Eso fue antes de hacer de Director de Entretenimiento para tenientes orientados a la misión como Jack Holcomb, antes de hacerse un nombre en la íntima comunidad de Wadi Wadi. Hay una gran cantidad de hombres en una compañía, demasiados en tiempo de guerra para conocerlos realmente y juntar caras, nombres y coloridas anécdotas. Entraron y salieron de su mando demasiado rápido como para ser algo más que meros recortes de soldados de cartón, y muy a menudo él era un sargento de recortes de cartón a cambio. Un montón de gritos y órdenes para mantenerlos ocupados, y siempre demasiado ocupado o demasiado profesional para conocerles de cualquier modo que tocara su realidad humana.

    Y luego, un día arrastraste a este grupo de entrenamiento y armamento al campo de batalla, y en el plazo de unas horas, los viste caer, desplomarse, explotar en llamas. Luego, cuando ha terminado, tanto si se había logrado el objetivo como si no, lo que quedaba era una impresión de ordenador como una hoja de puntuación, columnas marcadas con MEC, DEC, Hospital. Un recuento de los muertos y heridos, apellido primero, y solo una especie de aburrida conciencia de que le podrían haber dado la lista incorrecta, que debían de haberle dado la lista incorrecta, porque él no reconocía a ninguno de los soldados que habían sido dispuestos a su cuidado.

    Después de un tiempo, entendió que toda aflición que sentía no era realmente una aflición. Era un facsímil mecánico del dolor, porque la convención social le decía que la experiencia de ese sufrimiento era lo que se esperaba de él.

    La Paráclito era inmensa comparada con una cosilla como una compañía, y él lleva tan involucrado con las investigaciones y las coincidencias de datos y el mantenimiento de ratas que muy poco de ella estaba particularizada. Solo Sorensen y Becker, Kilgore y Rodríguez, Ziggy y Nina. Esas son las únicas pérdidas que puede entender; entender pero no sentir adecuadamente, porque es demasiado pronto, demasiado reciente. Son pequeñas tragedias en el contexto de las cosas, pero también son vastas. Tan vastas como toda la Paráclito de alguna manera, porque él los conoce, los conocía, era responsable de ellos y de sus muertes. Ya sea directa o indirectamente, pero todo debido a sus propios lapsus, carencias, fracasos.

    Debería haberle dado un anillo a Ziggy, como precaución.

    No debería haber perdido el tiempo tratando de detener a los shed en los reactores, solo demandar que Sorensen comenzara la evacuación. Quizás entonces ellos podrían haber salvado algo.

    Debería haber trabajado más duro, más rápido, más inteligente.

    Pero incluso este es un juego, un entretenimiento confuso que juega consigo mismo mientras trata de darle sentido a todo. El hecho es que es un ejercicio lógico, como un informe, realizado con el mismo desapego familiar de un hombre que explica los desastres en el campo de batalla a los superiores que no pueden entender una palabra de lo que está tratando de relatar porque ellos no estuvieron allí.

    Esto es muy gnóstico. Conocimiento de salvación que debe transmitirse directamente desde la mente de Dios, porque es imposible identificarse con ella en lenguas humanas. O lo sabes o no. No hay proceso de saber, no hay llegar a comprender. Es todo palabras sin contexto, porque el contexto es impenetrable.

    «Solo yo», piensa él, «solo yo he escapado para contártelo..»

    La Paráclito. Rodríguez. Kilgore. Ziggy. Todos son demasiado grandes para que él los procese. Por ahora, simplemente se han ido, nada más.

    Las personas que permanecen, las únicas que quedan que tenían alguna especificidad o identidad para él están aquí, en esta cápsula. Ha salvado lo que era más importante para él y ha condenado todo lo demás. Esto es un alivio, un placer culpable, pero no es suficiente para eliminar el manto que se cierne sobre él tras ver morir a la Paráclito. Esa visión se quedará con él para siempre.

    Pero la verdad era principalmente que él se había clusurado aparte del sufrimiento. Ray había eliegido aceptar la muerte, abrazarla.

    Porque no hay tiempo, no hay espacio para la aflición.

    Porque él siente que ha sido despojado hasta un nivel fundamental y esencial de sí mismo, un Ray que no tiene idea de cómo interactuar con el mundo.

    Porque a pesar de eso, alguien tenía que estar a cargo.

    Porque había una docena de niños alternativamente aterrorizados y aburridos con los que lidiar.

    Porque Frederick Whiston no había bebido nada en doce horas y estaba a punto de sumergirse o bien en un D.T. o en un coma alcohólico absoluto. Y si él moría, sería una gran parodia de la justicia, y Ray está decidido a salvar eso, por lo menos.

    Porque palpitando en el bolsillo de su pecho, justo sobre su corazón, sigue habiendo un anillo y un destello y la esencia compacta de un shed con el que no tiene absolutamente ninguna idea de qué hacer.

    Y porque Emma, ​​siempre Emma, ​​está justo frente a él todo el tiempo, cada una de sus palabras preñadas de necesidad, pero él no tiene nada que decir que pueda consolarla. Ni siquiera podía simplemente llevarla a su regazo y acariciar su fino cabello dorado y susurrarle al oído mientras ella dormía porque eso sería indulgente, porque la situación era demasiado complicada.

    E incluso esas cosas son solo una parte de su vorágine humana y emocional, porque sobre todo está enojado. Enojado con su propia estupidez después de no haber resuelto las cosas a tiempo, y de sus fracasos que le llevaron a no lograr nada salvo una docena de oficiales de seguridad abatidos, y con su continua, obliterante, cegadora confusión sobre todo el asunto.

    Si el asesinato del pequeño Micah Uytedehaage había sido un mensaje dirigido a él, ¿cuál había sido realmente el contenido de ese mensaje? ¿Qué se había perdido él y cuál era el siguiente paso lógico en el proceso de comunicación que llevó a la destrucción de una nave espacial cargada de inocentes? Y aunque pudiera probar que Frederick Whiston había asesinado a Micah Uytedehaage, que el tipo realmente había intentado convocar un shed, ¿significaba eso en realidad que Frederick Whiston lo había intentado de nuevo, había tenido éxito y había condenado a toda la nave? ¿Frederick Whiston solo, o en asociación con los Lilaiken que Ray, de alguna manera, había pasado por alto?

    Y ya fuese por fracaso táctico o puro espesor mental, ¿cuánta culpa cargaba él por todas esas vidas arruinadas?

    Ray ya ha recorrido este territorio lo que parece miles de veces, pero nunca hay respuestas, y está cansado de plagarse con problemas que no puede abordar adecuadamente hasta que esté en tierra, trabajando en consorcio con el DOE. Así que les da la espalda una vez más y escucha la conversación de radio. A veces hablan con él, los operadores con base ​​en la estación de la Autoridad Portuaria de Nueva Holyoke, donde la Paráclito tenía la intención de atracar. Otras veces le hablan, asegurándole que todavía están rastreando el faro de socorro, actualizándolo en la misión de rescate que se está montando y diciéndole, a pesar de todas las pruebas de lo contrario, que no importa cuán catastrófica sea la despresurización o cuán espectacular haya sido la destrucción, siempre había bolsillos de atmósfera en una nave espacial, por eso construían todos aquellos mamparos de presión, por el amor de Dios. ¿Correcto? Encandilar, suplicar, bromear, porque alguien tenía que estar seguro de que todo iba a ir bien.

    Ray se sienta en lo que equivale a la cabina de un piloto en el morro de la cápsula. En realidad no pilota nada. De hecho, es casi obsesivamente cuidadoso de no tocar ninguno de los controles o botones, palancas o teclados a su disposición. La cápsula es más que capaz de volar y aterrizar sola y ella informa de su progreso constante tan monótonamente como los operadores de la Autoridad Portuaria, desplazando sus correcciones de rumbo y estimaciones de tiempo y análisis críticos del sistema a través de una docena de pequeños monitores cada pocos segundos. Ray tiene a Nomar acurrucado en su regazo, simulando el sueño que todos los demás practican de verdad en el compartimento de pasajeros. Tiene unos auriculares engorrosos atados a las orejas que se conectan al sistema de comunicaciones para poder recibir y pasar mensajes sin ser oído.

    Desde la butaca de vuelo Ray puede rastrear su gran descenso hasta el planeta. Nueva Holyoke es una canica azul gruesa y moteada que borra la oscuridad del espacio en su ventanilla, lo bastante cerca que él imagina que podría tocarla con los dedos. Ahora es solo cuestión de horas. No los más de dos días que la Paráclito había estimado debido al impulsor que habían montado desde la escena del accidente, y debido a que la cápsula era pequeña, podía desacelerar con mucho menos fanfarria y esfuerzo, de hecho, haría que la mayor parte de su velocidad se redujera en la sudorosa atmósfera planetaria.

    Allí, serían recibidos por multitudes de funcionarios del DOE y reporteros y paparazzi sensacionalistas, todo el estruendo social y la pompa de la sociedad de Nueva Holyoke, más probablemente. Este había sido otro gran error por su parte. Poco antes de escapar, Emma le había hablado sobre la cabina del piloto escondida al otro lado del armario de suministros, fuera del camino donde tontos del culo bien intencionados no se verían tentados a trastear con instrumentos que no entendían. Sus pensamientos parecían bastante lógicos: contactar con el DOE en la comunicación, hacerles saber acerca de la Paráclito, a pesar de que estaba dentro del alcance de la red de sensores de la estación. Pero necesitaba asegurarse de tener su atención, así que les había dado su nombre, Comandante Ray Marlowe, y les había dicho que él estaba volando en la cápsula de escape Whiston, y sí, tenía a todos los Whiston a bordo y a salvo. Era solo cuestión de tiempo antes de que eso se filtrara al planeta y a la red de noticias.

    Definitivamente no es su técnica estándar de infiltración encubierta.

    La comunicación de tráfico de envío estándar desaparece gradualmente, el canal da la impresión de que se está desvaneciendo a medida que se bloquea en un protocolo seguro uno a uno.

    "¿Sigues conmigo, Ray?"

    Reconoce la voz, un teniente en pañales de la Autoridad Portuaria llamado Alvin Kato, quien ha sido su contacto principal con la estación desde la primera llamada. De vez en cuando, algunos capullos con rango intentaban intervenir, todos rígidos y profesionales oficiales y militares, pero Ray ha establecido la política de expulsarlos. No hay nada que puedan hacer para ayudarlo.

    Él dice en voz baja: "Hey, Kate. ¿Cómo nos vemos?"

    "Como la seda. Estamos calculando su llegada a las dos y media hora local. Tendrán el aeródromo iluminado como un estadio de fútbol y es muy probable que anulemos sus sistemas de a bordo para traeros a casa. Simplemente siéntate y relájate, amigo. La parte difícil ha terminado."

    "Lo creeré cuando lo vea."

    Kato se ríe en su oído. "¿Cuál es el estado de sus estados médicos?"

    Ya les ha dicho que tengan equipos médicos de emergencia esperando, pensando en Freddy, a pesar del hecho de que todavía quiere darle un puñetazo en la boca, y del hecho de que está más o menos inconsciente, y Ray no sabe si eso es bueno o malo. Sobre todo, no quiere correr ningún riesgo, porque el clan Whiston ha soportado todo el trauma que probablemente podía soportar. Le gustaría especificar la naturaleza de las lesiones como que el viejo Freddy no puede soportar medio día sin una bebida vigorosa para mantenerlo en posición vertical, pero parecería injusto de su parte, y no confía en la seguridad de canal. Es probable que todas las agencias de noticias y reporteros de prensa amariila en Nueva Holyoke estén escuchando.

    Por otro lado, no puede resistir el impulso de meterse un poco con los espías.

    "Lo conseguiremos, es más que probable. Te avisaré si alguno de ellos decide despertar."

    Kato permanece en silencio por un momento, luego dice: "Um, no estás hablando de uno de los Whiston, ¿verdad?"

    "¿A qué Whiston te referirías, Kate?"

    "Emma o Frederick. Aquí hay paisanos a quienes les gustaría saber."

    "¿Quién puede decirlo? Todos me parecen iguales."

    "Claro, bueno. Sí, entiendo eso, pero a algunas personas les gustaría que, ya sabes, preguntaras a los pasajeros y vieras si alguno de los Whiston necesita atención médica de emergencia."

    "No hay problema. Tengo algunas otras cosas de las que ocuparme, pero probablemente pueda llegar a eso en un momento. Tengo que apagar estos incendios y arreglar las cosas primero."

    "¿Incendios?" Por un momento, el joven teniente Kato parece que va a mojarse encima.

    A Ray le gusta meterse con él. Es lo único que lo hace sentir incluso remotamente normal en este momento. "Absolutamente. Incendios, después de algunas plagas, langostas, catástrofes estándar."

    Alivio a través de las ondas aéreas. "Solo me estás tomando el pelo."

    "Solo estoy tratando de aclararte dónde queda tu solicitud en mi lista de prioridades."

    "Me parece justo."

    Ray sospecha que el alivio de Kato tiene algo que ver con la forma en que su voz se pone mareada cuando menciona el nombre de Emma, ​​cosa que Ray hace más de lo que parece estrictamente necesario. Esto lo divertiría si no pasara tanto tiempo molestándolo.

    Kato continúa después de una breve pausa. "Hay algunos mandos del DOE de control desde tierra que quisieran hablar con usted en unos minutos. Están en un montón de problemas por la situación de la Paráclito. Les gustaría saber por qué no se emitió una llamada de socorro hasta el final."

    "Pueden hablar conmigo cuando esté en tierra. Diles que te he dicho eso."

    "Ray, estos son como coroneles y mierdas. No puedo decirles eso."

    "Deberían saber que no pueden interrogarme por lo que es más que probable que sea una línea de comunicación pirateada."

    "Aún así..."

    "Solo voy a decirles que se vayan a la mierda. Tú podrías advertirles por adelantado, en caso de que sean sensibles al lenguaje grosero."

    El chico está confundido por su reacción, y Ray realmente no puede culparlo. "Solo quieren que la investigación comience a funcionar lo más rápido posible. Nadie ha tenido mucha suerte hasta ahora, y seguramente nos gustaría ser nosotros quienes cambiemos eso."

    Él está hablando de la Fortaleza, la Gorgona, la Áspid, los otros desastres espaciales.

    "¿Han entrado en contacto con otras cápsulas?" Con las seis.

    "En su mayoría son civiles y tripulación de bajo nivel. Están tan confundidos como nosotros."

    No es sorprendente, en serio. "Oye, ¿quién es el OM del equipo del DOE?"

    "Coronel Ritchie."

    "¿Cómo es él?"

    Kato duda, como si estuviera confundido por la pregunta. "Uh, tipo grande, escocés, creo. Tiene algo de acento."

    "De acuerdo", dice Ray, asintiendo. "Algo alto y velludo. ¿Parece el tipo de bosque seco, endogámico, pijo con dientes de conejo que le gusta fastidiar a sus cerdos cuando no está haciendo rodar a su propia madre en el pajar? ¿Ese tipo?"

    Es recibido por un atónito silencio.

    "Que te jodan, coronel", agrega claramente. "Puedes hablar conmigo después de que aterricemos, no antes, y no aprecio que intentes participar en una conversación privada. ¿Estamos claros?"

    Kato resopla, un intento ineficaz de reprimir su risa. Hay un clic amortiguado cuando el par extra de orejas abandona la línea.

    "No te hago responsable de la grosería de los demás, Kate."

    "Te lo agradezco, Ray. Pero te das cuenta de que tienes que llegar alguna vez, ¿verdad? Y él es un coronel."

    "Eso está bien. De todos modos, no soy exactamente material de oficial de carrera."

    "He detectado eso en usted, señor."

    "Bien. Eres perspicaz, teniente. Liberado de mi pobre influencia, sospecho que llegarás lejos. Ahora, estoy cansado y necesito controlar a mis pasajeros. Volveré cuando rompamos la atmósfera y puedas decirnos cómo bajar, ¿de acuerdo? "

    "De acuerdo. Al habla la Autoridad Portuaria interrumpiendo la transmisión."

    "Cápsula fuera."

    Ray se quita los auriculares y levanta a Nomar suavemente de su regazo antes de levantarse y salir de los estrechos límites de la cabina de pilotaje. Nomar parece contento de permanecer acurrucado en la silla como un gato dormido, aunque Ray sospecha que está haciendo de todo menos dormir. De hecho, ha empezado a notar que la rata está asiduamente atenta a las conversaciones que tienen lugar por radio, al menos las que tiene permitido escuchar. No por primera vez, Ray se pregunta si su lanzamiento de la inteligencia de procesamiento dinámico de datos de Nomar es tan benigna como parecía serlo cuando tomó la decisión.

    Él se escurre a través del armario del equipo, pasa las mangas de los trajes ecológicos y trata de no tropezar con las mochilas preenvasadas y apiladas en el suelo. Cuando llega a la puerta de la cabina, la abre suavemente, solo para echar un vistazo. No quiere despertar a ninguno de los niños. Definitivamente no quiere despertar a los niños si él va a ser el único vigilante adulto por ahí. Él no es de los que juegan y mantiene entretenidos a los niños, no es el tío favorito que rueda y lucha y mantiene a los niños meándose de risa con chistes. Es lo bastante viejo como para haberse dado cuenta de esto sobre sí mismo y no estar decepcionado por ello.

    El mayor de los niños duerme solo, cerca de las criadas de piel de caramelo, los parientes de Amah, más que probable. Los más pequeños han abandonado sus sofás, se han amontonado en los regazos de adultos, extendidos sobre las rodillas de adultos como monos colgantes. Emma está a un espacio de distancia de todos ellos. Ray no puede saber si ella está durmiendo ligera o profundamente, solo que no se mueve, y que tiene sus manitas cruzadas sobre el estómago y su cabeza alejada de él. Esta es probablemente una buena señal, una señal de que tal vez no está soñando con Kilgore y las heridas de bala que no dejaban de sangrar

    Con cuidado, Ray se desliza hacia la cabina de pasajeros. Han pasado horas desde que ha dormido algo. Horas y horas, en realidad. Hace tanto tiempo que ni siquiera recuerda correctamente la última vez. Ha habido demasiada violencia y sangre desde entonces, por lo que parece otra vida. Pero al menos se ha lavado lo peor de ello del pelo, cortesía del lavabo en la cabeza encogida, aunque hizo un desastre aterrador en el proceso. Encontró ropa fresca que le cabía en el armario de suministros y purgó las viejas en el espacio. En realidad eso no sirvió de nada. Todavía se siente inmundo de sangre.

    Ray hace un circuito por los durmientes en sus sofás, mirándolos uno por uno, por ninguna otra razón de la de sentirse protector con ellos, igual que él solía pasear por las tiendas del cuartel a altas horas de la noche en Nueva Mes, intentando donde era posible unir los rostros dormidos con los nombres de sus soldados. Cuando termina, piensa en ocupar uno de los sofás abandonados y tumbarse unas horas él mismo, aunque lo más probable es que simplemente dé vueltas preguntándose qué está diciendo el tráfico de radio, qué desastres podrían estar surgiendo para atrapar a un cápsula desprevenida durante un vuelo de rutina preprogramada.

    Pero el sofá al lado de Emma está vacío, y eso es tentador. Muy tentador, aunque él no pueda hacer nada más que mirarla por encima del borde en forma de huevo del asiento mientras ella duerme.

    Debido a que él está sensible, casi hiperconsciente en el silencio de la cabina, escucha el aleteo de unos párpados. Él se vuelve hacia el sonido y ahí está Amah, quien cambia su peso y el sistema hidráulico del sofá adivina su intención y se endereza con un doloroso jadeo de servomotores que se tensan mientras se ajusta al volumen de la mujer de modo que sus pies estén en el suelo. La anciana observa a Ray a distancia de los metros de espacio intermedios, sin molestarse en desabrochar el arnés, solo para mirar, como si hubiera estado despierta y esperándolo todo el tiempo. Las luces en el compartimento son tenues, para facilitar que los niños duerman, y en las sombras, su rostro está borroso, es un mosaico de oscuridad brillante de la que solo emergen sus ojillos oscuros.

    "Todavía estamos a unas horas de distancia", le dice él poniendo su voz más cordial. Como no ha usado este modo en particular en un tiempo, años, cruje un poco, suena más duro que cortés. "No hay nada de qué preocuparse. Solo quería echar un vistazo a todos."

    «Que te vuelvas a dormir», piensa él hacia ella, tan fuerte como puede. «Por favor. Por el amor de Dios, aunque sea.»

    Pero ella o bien no tiene una devoción divina particular o es que él no está siendo lo suficientemente claro, porque ella dice: "¿Ha asegurado servicios médicos para Frederick?"

    "Sí, señora. Habrá ambulancias esperándonos en el aeródromo". Como le había indicado a Kate, la atención médica de Frederick Whiston es extremadamente baja en su lista de prioridades en este momento, pero es consciente de que no puede decir tal cosa en la compañía actual. Amah no comparte su contexto. "Estoy seguro de que sabrán qué hacer con él."

    Amah asiente, satisfecha. "No os he comunicado nuestro aprecio por las cosas que usted ha hecho. Tampoco os hemos expresado nuestras condolencias por su pérdida."

    Mueca. Él supone que ella se refiere a la familia Whiston.

    "Debería haber hecho más, pero no lamento que usted y su familia hayan escapado."

    "Algunos más que otros, tal vez", dice ella.

    "¿Perdón?"

    "Estoy hablando de Emma. La salvasteis con gran riesgo para usted y un riesgo fatal para sus amigos."

    "Bueno", dice. "Yo no sé si lo vería así."

    "No es un impulso del mal amar una cosa con exclusión de todas las demás, señor Marlowe."

    Él tampoco hubiera dicho eso, así que asiente sin más, muestra uno de esos gestos de «mira qué hora es» y comienza a alejarse.

    "¿Puedo hacerle una petición?"

    Agh "¿Sí?"

    "A usted le han dicho, supongo que la Autoridad Portuaria, que espere una presencia mediática cuando aterricemos. La familia Whiston es conocida en los medios, usted no. Su heroísmo será evidente y habrá muchos que deseen hablar con usted. Le pediría que fuese delicado."

    "Delicado", dice Ray lentamente, masticando la palabra en busca de matices.

    "Frederick no está en su forma más pública y presentable en este momento. Le he dado algunas pastillas del cofre médico para que pueda dormir, tal vez para dormir todo el camino hasta el aterrizaje. Nuestros médicos --médicos de familia- ciertamente nos encontrarán allí, al igual que estos reporteros y fotógrafos sensacionalistas. Tendrán curiosidad por saber qué tipo de lesiones podría haber sufrido Frederick durante la evacuación."

    "Comprensible."

    "Pero la verdad no se les debe permitir."

    Ray asiente, sintiéndose extrañamente entumecido. Él piensa que podría ser un tipo de entumecimiento enojado, pero los músculos de su rostro no le envían suficientes señales para poder descifrar lo que estos podrían estar pensando. No le parece una solicitud particularmente razonable. No dado el contexto del asesinato de niños y la destrucción de la nave.

    "¿Quiere decir que no saben que él es tan lozano que unas pocas horas sin algo de beber casi lo ponen en coma?"

    "Los vicios de Frederick no son grandes secretos, señor Marlowe. Pero lo que se sabe y se habla no es necesariamente lo mismo", responde Amah. Ella parece descartar el rencor de Ray como si no existiera. "Solo le pido que no castigue a los inocentes para satisfacer sus agravios personales."

    Ella, por supuesto, se refiere a su tendencia a pegar a Emma. Como si eso fuese una minucia permisible, un asunto de familia. Tal vez si alguien hubiera detenido antes su propensión a golpear a los débiles, Micah Uytedehaage aún estuviera vivo, Kilgore, Rodríguez y Becker seguirían vivos. Ray tiene razones legítimas para ofenderse de un modo u otro; la diferencia es solo una cuestión de escala.

    "Por supuesto, no quisiera yo ensuciar la reputación familiar siendo honesto", responde Ray.

    Los labios de Amah se curvan hacia abajo, frunciendo el ceño ante su desparpajo. "No le pido que mienta, señor Marlowe. Eso no encaja con usted. Ciertamente, usted miente lo suyo, tal vez más de lo que le corresponde, pero usted no encuentra placer en ello. Usted miente porque es necesario, porque de sus mentiras nace un bien mayor que lo que vendría de la verdad. Para la familia Whiston, para los niños y el Fondo y la colonia misma, me gustaría que viera esta situación desde esa perspectiva, que la verdad pueda ser perjudicial para el bien mayor. No necesita mentir, solo evitar decir la verdad en lugares donde pueda causar daño."

    "¿No entiende lo equivocado que es estar pidiéndome esto ahora mismo?"

    Amah solo lo mira, impenetrable, como si él fuese idiota.

    No está siendo muy razonable, en realidad. No tiene idea de lo que es estar en el lugar de Emma, ser una Whiston. Tal vez desde su perspectiva, este cubrirse el culo después de un desastre le da derecho a una especie de imperativo. Tal como la venganza.

    "No sé qué tipo de hombre cree usted que soy", dice él, rígido y nivelado, pero se siente desinflado. "No tengo interés en airear vuestra ropa sucia para los tabloides."

    Esto parece divertirla. "¿Por el bien de Emma?"

    "Por el bien de Emma, ​​por mi bien. No puedo decir que me preocupe particularmente si Frederick es un borracho."

    "Ha hablado como si no hubiera tenido usted interés en esta familia. Como si prefiriera mirar desde la distancia, para monitorear nuestras idas y venidas a través de redes silenciosas, sus drones y ratas."

    Ray se queda allí, mirándola boquiabierto. Amah sonríe, fría y antipática.

    "Ah, cree usted que es el único que ve y oye lo que no es asunto suyo. Conoce muy poco los caminos de los Dag Maoudi. Yo, por otro lado, sé mucho sobre los caminos de su clase. La que obtiene ventaja mediante la traición y el sigilo. No ha sido usted comunicativo sobre su verdadero empleo precisamente, Sr. Marlowe."

    "Está claro que mi verdadero empleo no es asunto suyo", dice Ray. "Independientemente de su fuente de información."

    Traición y sigilo, y una mierda.

    Pero Amah no ha terminado con él. "Confío en que hayáis logrado reunir suficiente evidencia para reflejar el hecho de que Frederick no es el tipo de persona que asesinaría a un niño bajo su cuidado."

    "Creo que sabe exactamente lo que encontré". Por alguna razón, él sabe que eso es verdad tan pronto como él lo dice.

    "Rumores. Insinuaciones. Hechos sin entender", dice ella rotundamente.

    Ray se encoge de hombros. Es el momento equivocado para entrar en eso. "Eso es suficiente. Suficiente para justificar una mayor investigación, al menos."

    "Quizá."

    Quizá. ¿Y eso que quiere decir?

    Ella está completamente indolente por sus revelaciones. O simplemente no le importa.

    "¿Y qué hará con ese «suficiente»? ¿Acudirá a las fuerzas de seguridad locales, un extraño en una tierra extraña, y acusará al hijo del clan Whiston? ¿O irá con su propia gente, la del DOE, esperando que ellos crean aquello para lo cual no tiene más pruebas que su palabra?

    Y está allí, entre ellos, como una súbita iluminación. Una luz en un cuarto oscuro. Todas sus pruebas, el archivo de su caso, los datos recopilados por drones, corroborados por Kilgore y Rodríguez, autorizados por Becker. Cualquier orden judicial preliminar que pueda haberse ingresado en la red de seguridad. Todo estaba en la nave. Todo.

    "La Autoridad Portuaria puede recuperar el núcleo de datos", dice él, pero es un sonido frágil. "La evidencia está ahí."

    "Y está seguro de que la Autoridad Portuaria le proporcionará esta documentación a partir de la cual elaborará su caso."

    "Él asesinó a ese niño", gruñe Ray en voz baja. Y más que eso, invocó un shed, destruyó la vida de miles, él, pero Ray no le dirá estas cosas. Ella no sabe nada del shed y simplemente lo despacharía como loco. Él se lame los labios, agarra la cuerda tensa de su ira creciente antes de que se rompa, y respira. "¿Qué parte de ello no entiende?"

    "Yo no disculpo al Sr. Whiston. Aquello fue un gran crimen."

    "¿Pero no es suficiente para que él sea procesado por eso? ¿Es eso lo que está diciendo?"

    Se siente histérico, como si estuviera a punto de gritar. Porque eso es exactamente lo que ella está diciendo. En la cápsula, rodeada de niños, huyendo de la destrucción de la Paráclito, eso es precisamente lo que ella está diciendo.

    "Usted tiene el deber de llevarlo a cabo. Yo lo entiendo. Comprendo el impulso que te impele a hacer lo que se le ha mandado hacer. Eso incluso es loable, pero también es ceguera."

    "¿Ceguera?"

    Amah asiente. Agradable y paciente. De profesora a alumno. "Me pregunto si ha pensado explicarle estas cosas a Emma. Ella ya se está preguntando por qué trajo usted sangre y batalla a nuestra puerta. ¿Por qué estaba usted con un rifle en la mano y Marines al lado? ¿Qué le va a decir cuando ella pregunte?" Hay un brillo en los ojos oscuros y lodosos de Amah, como si se estuviera divirtiendo. "Esa será una pregunta difícil de responder, pero no tan difícil como la siguiente, después de haber cumplido con este deber que tanto le preocupa. ¿Qué le dirá entonces? ¿Cómo explicará el engaño acumulado sobre el engaño? Cuando las viejas mentiras se hayan agotado, Sr. Marlowe, ¿dará vida a otras nuevas?"

    "¿Qué es exactamente lo que quiere usted de mí?" exige Ray, de repente feroz. "¿Que sacrifique a este niño a cambio de la reputación de Whiston? ¿Describirlo como la pérdida de una inversión?" La conversación se ha disparado más allá de su comprensión, y está cansado de boxear con ella. "No voy a ignorar lo que él ha hecho."

    "Y yo no lo quiero. Solo observo y doy orientación donde podría ser necesario."

    "Llama a esto guía."

    "Hago lo que es bueno para la familia."

    "¿Y es bueno encubrir el asesinato?" No tiene dudas de que ella puede hacer esto. Todo lo que ella tiene que hacer es decir la palabra.

    Pero su expresión no es victoriosa, no está llena de satisfacción o regodeo. Solo hay una especie de oscuro y melancólico reconocimiento. "Me pregunto cuáles son sus prioridades, y creo que no son lo suficientemente claras para mí porque no me las has dejado claras. Dos polos, deber y afecto. Tiene usted sentimientos por Emma, ​​eso está claro, buenos y honestos sentimientos. Observo eso y encuentro que es bueno. Bueno pero frágil. No podría resistir una tormenta como la que usted discurre."

    Ahora él ve a dónde va ella. Deja un sabor en su boca como la bilis. "Y si juego bien, si no avergüenzo a la familia haciendo algo grosero como que arresten a Freddy y lo acusen de asesinato, a cambio usted hablará bien de mí."

    "Si lo que quiere es Emma Whiston, debe quererla por encima de todo. Por encima de todo deber y amistad, lealtad a su profesión, dedicación a todo lo que le ha llevado a este lugar y este tiempo. No puede tener a Emma y todo lo demás. Es Emma o todo lo demás. Amarla, aferrarse a ella, es aceptar la destrucción de todo lo otro que le ha hecho quien es. La familia lo exige. La naturaleza de Emma lo demanda."

    "Esa es la cosa más enfermiza que he escuchado en mi vida."

    Amah ladea la cabeza hacia un lado, considerándolo. Como si él fuese patético, imbécil. "Dígame, señor Marlowe, ¿es eso peor que un hombre que sabe que una nave con doce mil almas está en peligro, sepa, pero elija abandonarlos a todos y a todo excepto a este puñado de sobrevivientes? ¿Para salvar un puñado cuando pudo tomar otra decisión, irse a otra cubierta, donde la gente estaba congregada y compartir con ellos su necesidad de huir?

    Él frena el impulso de gruñirle, feral como un perro. "La seguridad estaba dirigiendo la evacuación. Cuando quedó claro que su plan iba mal, ya era demasiado tarde para cambiar de rumbo. Ya estábamos en camino a su cubierta."

    "Pero aún era nuestra cubierta a la que llegó primero. La cubierta de Emma. Es todo una cuestión de perspectiva, ¿ve? Con acceso a ciertos hechos, le nombran héroe. Con acceso a otros, algunos podrían considerar sus elecciones egoístas , crueles, malvadas. ¿Qué hechos quiere que entiendan? "

    "Me estás pidiendo que lo olvide. Fingir que nunca sucedió."

    Pero Amah niega con la cabeza, como si él hubiera dado exactamente la respuesta incorrecta. "No estoy tratando de ofender su sensibilidad hacia la justicia. Solo le aconsejo que espere, que intente comprender. Para ahorrarle los días difíciles que se avecinan. Mucho más difícil de lo que tendrían que ser, si lo viera usted con claridad. "

    "¿Qué es lo que no estoy viendo? Usted, de entre todas las personas, debería saber algo sobre las complicaciones de las responsabilidades en conflicto. Él mató a uno de los niños a su cargo, por el amor de Dios."

    Eso fue un golpe bajo, debajo de él en realidad. No puede evitarlo. Está en medio de una cápsula de emergencia discutiendo la política familiar Whiston, ¿cómo mantener una imagen familiar decente mientras los restos catastróficos de una nave espacial clase Goliat todavía se están enfriando a su paso?

    Y todo lo que le importa a Amah es Frederick, borracho y patético. Salvar su trasero y saber que ella puede lograrlo.

    Esa es la parte irritante. No solo que ella puede hacerlo, que tiene la intención de hacerlo, sino que quiere que él esté de acuerdo con ella.

    "Así es", dice Amah, casi solemnemente. "Pero usted habla de responsabilidades, incluso de aquellas diametralmente opuestas, en términos de «deber», de «tener», de imperativos. No puede tener estos opuestos, ¿eh? Debe elegir uno u otro. Si dice labor, usted dice que «debe cumplir con su labor». Yo digo que no hay más imperativo que la comida, el refugio, la protección, la progresión, lo que se llama familia cuando nos deshacemos del egoísmo. Todo lo demás es estético. No descargo ninguna responsabilidad por el bien en sí misma. Esa es la lección qe usted está pasando por alto. Siempre debe preguntarse cuáles son las responsabilidades correctas, las verdaderas necesidades, el bien mayor, no solo las que se le ha dicho que «debe» hacer. A veces el individuo es sacrificado por el bien común; a veces el bien común salva al individuo de solo una retribución.

    "Pregúntese a quién sirve. Cuando lo sepa, sabrá todo lo demás."

    En otras palabras, exija algo como justicia contra Frederick y usted pierde a Emma. La venganza exacta --frex, atrapándolo en un lugar apartado y metiendo un caparazón en su cerebro- y pierdes a Emma. O Micah o Emma, ​​pero no ambos. Amah simplemente no lo permitirá.

    Ray no tiene la energía para discutir con ella. Tampoco tiene municiones para discutir con ella. Ella tiene toda la razón. No hay nada que él pueda hacer.

    No ahora mismo, al menos.

    Ella acepta su silencio como algo parecido a la aquiescencia, y suaviza su expresión. Eso no es diferente a darle palmaditas a un cachorrillo en la cabeza justo después de haberle golpeado el culo por mear en la alfombra.

    "Le pido disculpas, Sr. Marlowe. Ha sido un día difícil para usted, lo sé. La pérdida de tantos amigos es difícil de soportar. Solo esperaba compartir con usted lo que significa abrazar y, a su vez, ser abrazado por una colonia fronteriza como Nueva Holyoke. Es un mundo diferente al que ha conocido, y me gustaría prepararle para ello, para facilitar su transición de una vida a otra."

    Déjame en paz, piensa Ray, y se aleja fuera de su línea de visión, lo que desafortunadamente también significa alejarse de Emma. Pero ha terminado con ella. No puede soportar más su concepto de responsabilidad.

* * *

    Él duerme.

    Su cuerpo lo fuerza sobre él, deja caer un cálido y sofocante edredón sobre sus pensamientos, coloca pesas de plomo en sus párpados. Está inconsciente en el sofá de impacto sin siquiera molestarse con el arnés. Tiene deudas de fatiga que lleva amontonando en su cuerpo y que llevará días pagarlas por completo.

    Y dormido, sueña y él sabe que está soñando.

    Primero en latidos cardíacos, calientes y húmedos, que no baten con el ritmo mecánico de los músculos y los fluidos agitados, sino que se hacen graves al acercarse y luego se alejan en amplios arcos parabólicos como la corriente de una centrífugadora. Empuja contra su carne como presión negativa, resopla directamente del aliento de Dios. Un alternativo ritmo staccato que se mueve en contrapunto a su propio pulso, retumbador y atronador. Luego cambia, tropieza, suena el eco en su pecho como una antigua balandra que explora una bahía extranjera, y lentamente se eleva hasta que baten juntos, de corazón con corazón.

    El clamor llena sus oídos, vibra a través de la carne y los huesos, hace temblar las paredes celulares hasta que se juntan, se unen con este nuevo ritmo, este temblor orgánico. Un badajo en una campana cósmica doblando a través de eones que él pasa y atraviesa sin notarlo.

    Y el tono de la campana es una voz resonante, temblorosa, como el zumbido de las abejas, y le dice: Hermano. Otra vez. Hermano. El sonido es el universo, el rugido de las singularidades deformando la gravedad, doblando el espacio y el tiempo, hilándose en el tejido de la materia y el ser.

    Hermano.

    Él es una semilla, un núcleo de una incógnita más grande, una chispa brillante arrojada a la oscuridad por una fuente de luz que es a la vez cegadora y sin iluminación. Una chispa en dimensión, pero fuera de contexto. Dentro, cuando debería estar afuera, cayendo a plomo a través de la oscuridad, el frío y el vacío.

    Una semilla, redonda de cuerpo, con velocidad doblada como una lágrima, hundiéndose en una espesa y pegajosa oscuridad en cierto modo más frígido. Pero no una insondable oscuridad como un mar ártico --subterránea. Un laberinto de pasajes, de irrastreables giros enérgicos, donde luminosos ojos observan, amplios, fijos y grandiosos. Murmuran cuando él pasa, el sonido es el rápido zumbido de un aleteo de papel de aluminio contra su paladar, impenetrable, pero comprendido.

    Hermano.

    Ya no es una chispa elegante y vibrante; él es vasto, una cosa de protuberancias, ojos negros y cuerpo sinuoso, muchas extremidades aleteadas y espatuladas. Leviatán, nada a través de los canales de las profundidades. Debajo de los mares, debajo de los continentes, surcando senderos donde nadie más que los de su clase han estado. Senderos que son aguas negras, bordeadas de piedra, donde crece limo podrido y fresco, donde mástiles irregulares le tajan los costados y le perforan la cola. Senderos que se convierten en barro enfriados casi hasta la congelación, barro que recubre su piel, lo estrangula como un segundo yo, sabe a cuevas y descomposición. Elevándose. Se está elevando del inframundo de las profundidades hacia la tierra y el cielo.

    Hermano.

    Y él está hirviendo en agua salobre, un círculo espiral y vertiginoso como la profundidad de un pozo al que no puede ascender. Flota, sacude sus largas y poderosas extremidades, siempre en movimiento, nunca moviéndose, mirando a través del agua hacia la luz que tiembla como el reflejo de la luna sobre las olas. Pero debajo de él hay una oleada de calor, un respiradero volcánico que retumba en el exhaustor sobrecalentado, ondeando la vela masiva de su cuerpo hacia la luz, hacia una superficie que no puede ver, que no puede adivinar.

    Pero él se levanta.

    Se levanta hacia la piedra, alta, elegante y de ébano. Tallada con figuras carentes de significado, formas sin contexto.

    Hermano.

    Él escucha y se levanta.

Capítulo 2

    La nave se estrella contra la atmósfera, disparando una batería de propulsores de desaceleración; pero este es una buena nave, no una lata de descenso de contrato mínimo. Esta retumba, enviando un estremecimiento perceptible a través del revestimiento del casco, pero luego es como caer en una tina de melaza, una sensación de presión y una ligera inclinación hacia adelante. Se endereza casi de inmediato, recalibrando sus sistemas para una entrada suave y sin estrés.

    Ray está despierto de nuevo y agradecido después de sueños confusos. Aún más agradecido por el hecho de que fue Emma, ​​espléndida y guiñando un ojo, quien lo sacó de sus pesadillas en lugar de una Amah hinchada y manchada de tinta, quien probablemente lo habría despertado a gritos. Tal como están las cosas, está contento de no haber salido del sofá y haberle puesto el cinturón a Emma por la barbilla antes de saber lo que estaba haciendo.

    Hecho un lío, eso era lo que estaba. Malos sueños. Una combinación de horror, agotamiento y culpa ... y tal vez el hecho de que se fue a dormir con un ente sobrenatural revoloteando en el bolsillo de su pecho.

    Es un mundo hecho un lío en el que un hombre tiene tantas otras cosas en marcha que se olvida de un semidiós.

    Oh, él ya ha resuelto ese problema ahora.

    Ray quita los ojos de los paneles de control en la cabina del piloto (paneles que no tocaría ni aunque su vida dependiera de ello) y le lanza a Nomar una mirada de soslayo. La rata salta sobre sus patas traseras, explora la dispersión de luces a través de los tableros a medida que varios sistemas cobran vida, realizan cualquier tarea para la que fueron creados y luego se apagan nuevamente.

    Nomar tomó el anillo de sus dedos con ávido interés cuando Ray se lo ofreció. Este lo giró entre las relucientes patas, parpadeando a ello con los ojos rojos. Lo olisqueó con la nariz, detectó solo Dios sabe qué, luego, a pedido de Ray, lo arrojó al compartimento seguro que Nomar usaba para almacenar materiales peligrosos, una variedad de elementos explosivos o inestables o curiosidades radiactivas. Era el lugar más seguro en el que Ray podía pensar.

    Ahora, la cápsula truena por terreno de medianoche que él no puede ver en la oscuridad. Una pobre representación en 3D en una de sus pantallas de visualización --todo líneas de color ámbar y banalidades topográficas, sugiere agua debajo, o tierra extremadamente anodina y sin rasgos distintivos. Le recuerda vagamente a deslizarse sobre el desierto en un Depredador en incursiones de combate nocturnas, con el visor de su casco de mando bajado mientras echa un último vistazo a las especificaciones de la misión. El desierto era en gran parte una suelta marisma toscamente concéntrica de líneas curvas en su pantalla entonces también, con los Depredadores replicados como amorfas manchitas.

    "Está bien", le dice el teniente Kato por radio. "Os estamos rastreando entrando a poco más de mil nudos. Tu ángulo es bueno. Los tubos de desaceleración están funcionando en verde. Todos tus sistemas con lecturas normales. El blindaje del casco y los amortiguadores de calor están funcionando como se aconseja. Estáis a quinientos kilómetros, Ray, así que vamos a reducir un poco la velocidad sobre el océano, luego rodar hacia el interior una cuadrícula o dos y llevarte bajo impulso a medio camino entre la torre y el hangar de Whiston. El DOE ha cerrado el tráfico de entrada y salida del campo mientras recuperamos las cápsulas, así que no tienes de qué preocuparte."

    "No paras de decirme eso", responde Ray. No paras de decirlo, pero no tienes idea.

    "Solo quiero que te relajes un poco. Tenemos las cosas bajo control."

    "Eso espero. Hay muchas luces, interruptores y palancas aquí. Es un poco desorientador, francamente, así que si esperas que yo empuje o tire de algo, tendrás que avisarme mucho antes."

    Nervioso. "Um, realmente preferiríamos que no tocases nada."

    "Me alegra que estemos de acuerdo, entonces."

    "Nuestro plan es adquirir el control de sus sistemas de a bordo en el marcador de doscientos kilómetros, donde comenzaremos tu balanceo. Te avisaré cuando eso suceda."

    "Mejor que no. Gracias, pero no. Seré feliz si me avisas cuando estemos en el suelo."

    Kato ladra de risa. "Pensé que se suponía que vosotros los Marines érais intrépidos."

    "Lo somos. En el suelo."

* * *

    El teniente Kate deja de parlotear mientras hacer la aproximación final, volando bajo sobre gruesos soportes de madera. Crece rápido el pino rico en oxígeno, le han dicho, plantado por los primeros colonos hace casi cien años para aumentar la transpirable pero delgada atmósfera de Nueva Holyoke. Desde la ventanilla, es solo una mancha de oscuridad perforada en puntos por erupciones de piedra como islas en un vasto mar.

    Más adelante Ray puede ver el resplandor blanco de Alquería Brezonegro, una gran caída de incandescencia que arroja una fumata gris ante las nubes que se acumulan en lo alto. Esto es lo que hacen los seres humanos, piensa él. Descienden a un mundo virgen y lo primero que hacen es lanzar al aire un manto de contaminación lumínica contra las estrellas, cerrando la bóveda del cielo como si trataran de olvidar lo pequeña que es realmente la humanidad. Prometeo robó el fuego de los dioses y se lo dio al hombre como un golpe contra la insignificancia. Y la humanidad nunca olvidó el poder de su ilusión. Como avestruces, entierran sus cabezas colectivas en la arena brillante.

    Por un momento, al observar el brillo y el resplandor indiferenciados de una nueva ciudad alienígena, siente esa vieja emoción, una especie de hinchazón en el pecho. Así se sintió la primera vez que bajó del avión, con una pesada mochila a cuestas y un rifle colgado sobre su hombro, y tocó con los pies la arena de Nueva Mesopotamia. O su visita inicial a Bangkok en su primer permiso militar real. Algo parecido a la sensación cruda que acompañó su primer vistazo de Stratiskaya Daransk y la Ciudad Nuvex de Castor e incluso la visión lejana y proyectada por el holo de Archae Stoddard, abandonada hace mucho tiempo. Nuevos mundos, lugares extraños y experiencias exóticas, llenas de posibilidades o aventuras, incluso peligrosas. Esta es una moneda impresionante para un hombre que había crecido en un pueblecito de Indiana, donde las cosas nunca cambian y tú envejeces con los niños con los que fuiste al jardín de infancia. Siempre existe la sensación de que, incluso mirando a estos lugares, no estás realmente allí, de que no es tu experiencia, sino un cuerpo, pensamientos y sensaciones que pertenecen a otra persona y que solo estás prestando durante unos pocos preciosos instantes

    Un golpe y la puerta de la cabina se abre. Ray estira el cuello para ver, pero el respaldo de su asiento es demasiado alto, y antes de que pueda salir de sus correas, Emma está a su lado. Ella se inclina al lado de la silla de vuelo, entre sus brazos acolchados y el panel de navegación a su derecha, compartiendo su vista a través del morro de la nave.

    "Se supone que debes estar amarrada dentro", dice él, aunque no lamenta que ella haya venido. Había algo inevitable en su llegada, y lo mismo da sacar las cosas del camino ahora que esperar hasta más tarde, cuando Nueva Holyoke la abrazara nuevamente, sumergiéndola en complicaciones. "Vamos a aterrizar en unos minutos."

    Ella gira su rostro en parte hacia él, como para reconocer el hecho de que él le ha hablado, pero mantiene los ojos en el horizonte. "Te preocupas demasiado."

    "Hay un millón de cosas que podrían salir mal. No quiero que te lastimes."

    "Ahora estás insultando a mi familia. Este es una cápsula de Corporaciones Whiston Modelo Santuario. La mejor nave de emergencia diseñada por ingeniería humana y aumento de computadoras. Está garantizado que no tolera el mal funcionamiento."

    El se encoge de hombros. "Los accidentes ocurren, especialmente cuando el control de tierra del DOE anula la espléndida ingeniería de sus sistemas de piloto automático. Me sentiría mejor si estuvieras sujeta."

    Emma gruñe, pero en lugar de irse, cae sobre su regazo, deslizándose provocativamente la curva de sus muslos para que sus piernas cuelguen una parte sobre la suya, una parte entre ellas. Ella le pasa los brazos por los hombros y los sostiene allí con las manos sobre las de él. Ella se apoya contra él, su cabeza contra su mejilla. Incluso para Emma, ​​esto le parece una maniobra audaz. Una declaración tan profunda que absorbe el aliento de sus pulmones.

    "Ya está", dice ella. "Puedes abrazarme hasta que estemos en el suelo. ¿Suficientemente sujeta?"

    "Claro. No tengo quejas de este sistema.."

    "No lo creo."

    Durante un tiempo, continúan su largo descenso y Ray observa en silencio, disfrutando del resplandor y la presencia de Emma. Recoge el oleaje gradual del terreno, bajando desde las arenosas tierras altas donde las arboledas de los árboles marchan a través de campos vírgenes como el kudzu. En la oscuridad y a su altitud, las ondulaciones irregulares del terreno bloquean su vista del mar más allá de Alquería, pero a veces piensa que puede encontrar el estrecho desfiladero donde el río baja de las montañas que no puede nombrar a la bahía. Tampoco recuerda lo que Kato llamó el río, aunque paralelaron su curso durante algunos kilómetros.

    Finalmente, cuando queda claro que nada emocionante va a suceder fuera de las pantallas de visualización, pero que algo emocionante o molesto va a suceder a este lado si deja que el silencio permanezca, dice: "¿Cómo lo estás llevando? "

    "Quería preguntarte lo mismo."

    "Estoy bien", dice, desdeñoso. "Estaré mejor cuando finalmente estemos abajo."

    Él trata de sonreír para ella, pero irónico es la única expresión que tiene a mano. "Ahora, ¿cómo te sientes?"

    "Extrañamente."

    "No es exactamente revelador, pero lo entiendo."

    "¿Está mal sentirse ambivalente acerca de un regreso a casa?"

    "No podría decirte si está mal. Puedo decirte que es normal, al menos en la forma en que lo pienso. ¿Qué es eso tan extraño?"

    "No lo sé, sinceramente. Una parte de mí está alegre, explosiva --a pesar de todo lo demás. La nave, tus amigos, todo eso". Ella sacude la cabeza, como si pudiera arrojar los recuerdos de Kilgore y la sangre a un rincón de olvido más oscuro. "Por mucho que le falte, Alquería Brezonegro es mi hogar, y yo he estado fuera lo que parece una eternidad. Es mucho más un hogar para mí que Terra. No tengo ninguna conexión con el planeta donde nací. Padre insistió en que naciéramos Terran, por la ciudadanía, por lo que la Junta no podía usar nuestra extranjería contra nosotros o nuestros descendientes. Él era sensible a eso, ¿sabes?, porque sentía que había sido cortado de la sucesión adecuada por su nacimiento de Holyokan."

    "No me di cuenta de que tales cosas importaban."

    "En algunos círculos, Ray, de dónde eres es primordial. ¿De qué crees que están hablando los Lilaiken? El terrocentrismo es el nuevo sistema de clases."

    "¿Y por eso no eres completamente feliz? ¿Porque Nueva Holyoke es un mundo fronterizo atrasado y ahora estás atrapada aquí de nuevo? Sin importar lo mucho que sientas estar como en casa."

    Ella permanece en silencio por un tiempo, como si estuviera de acuerdo con él. Luego, en voz baja, dice: "No era de Nueva Holyoke de lo que me estaba escapando."

    Porque está en su mente, él responde: "No dejaré que Frederick te vuelva a lastimar, Emma."

    Pero ella niega con la cabeza ferozmente, violentamente. "Tampoco de Frederick. Es ... complicado, idiotamente complicado a veces. Porque me encanta estar aquí, Ray. Ahí está ese gran pedazo de mí que no puede esperar para llegar al suelo, para pasear por la Rue de Saxon, donde todas las tiendas están mostrando por las ventanas los nuevos diseños de vestidos. Para escalar el arco que cruza el Puente de los Diez Fundadores sobre el Coda, cerca de la bahía donde se ensancha y se hace poco profundo. Desde la altura del puente, puedes ver toda Alquería, desde los acantilados hasta el puerto. Hay tanto aquí, Ray, tanta vida, potencial e interés. Personas inteligentes y vibrantes que se definen a sí mismas y nuestro futuro todos los días, con pasitos de creatividad y ambición, cada uno una cosa nueva, una nueva identidad que nos lleva mucho más lejos del gigante cultural de la influencia Terran. Con cada día que pasa, nos convertimos en menos Terran y más Holyokan."

    "¿Pero?"

    "Sí, pero ya no soy una niña pequeña. No tengo tiempo para la maravilla y asombro potencial. Tengo responsabilidades y contribuciones esperadas y reporteros que me seguirán con Ojolentes y flotillas de grabadoras digitales. Siempre queriendo saber adónde voy, qué compro, a quién visito, como si pudieran ver el futuro económico y social de la colonia desde mis hábitos de consumo. Es demasiado pesado, Ray. Es demasiado para soportar. Yo no quiero que mi vida signifique más que la de cualquier otra persona."

    "Te escapaste porque querías ser normal", dice Ray suavemente. "No hay nada de malo en eso. No creo que nadie venga preprogramado para ser una celebridad, o en tu caso, un ícono."

    "¿Te he dicho que cuando estuve en Strat podía pasar semanas seguidas sin que nadie me reconociera? A veces iba a restaurantes o bibliotecas. Me sentaba en los Altos Comunes. Entablaba conversaciones con extraños. Nadie me conocía ". Pero ella niega con la cabeza otra vez, esta vez con cansancio. "No entiendes lo que significa ser un Whiston. No un Whiston Terran corporativo, sino un Whiston de sangre, hueso y raíz. Eso es lo que yo no quería. Como he dicho, no era de Nueva Holyoke de lo que estaba huyendo. Era del destino. El destino que el gran clan Whiston ha definido para mí. Simplemente no corrí lo suficientemente rápido."

    "Y en cambio, me encontraste". Fue algo escandaloso para él decirlo.

    "Te encontré, sí."

    Ambivalente, incluso sobre eso, piensa él. Él no sabe cómo descifrar el estado de ánimo de ella.

    "No se emocione tanto por eso, señorita Whiston."

    Pero no hay bromas en ella, no hay juego. Ella escanea el horizonte brillante con algo parecido al temor en sus ojos y un delgado pliegue en sus labios. Él sospecha que es más que solo lazos y responsabilidades familiares. Ella ya ha tocado este tema antes, oblicuamente, incluso amargamente, pero nunca así, tan intensamente.

    Tal vez sea una cuestión de proximidad, de realidad percibida. La vieja vida y sus patrones seguían siendo solo un recuerdo a bordo de la Paráclito. Amenazas vagas que todavía no tenían sustancia real. Ahora la duración de su fugaz escapada se podía medir en minutos, segundos, como el final de un sueño.

    O más probablemente, él supone que esto podría ser una expresión retrasada de su propio horror por el desastre de la Paráclito, pero él lo duda. Tal como él lo siente, la Paráclito todavía es demasiado grande para ella, tal vez siempre sea demasiado grande. Ella viene de una colonia fronteriza, por el amor de Dios, nunca ha pensado en población en una escala Terran, donde doce mil muertes son una tragedia, pero algo pequeño en el gran esquema. Un vecindario menor en una megalópolis de su costa este promedio.

    Alguien cuyo mundo entero maneja menos de un millón de personas --demonios, probablemente menos de quinientos mil- ni siquiera podría comenzar a lidiar con un desastre de la magnitud de la Paráclito.

    "Estás enfadada conmigo", dice Ray al fin.

    "Sí."

    "Porque te mentí cuando te dije que era un veterinario de sistemas. Y porque seguí mintiéndote. Tienes todo el derecho a estar enojada, Emma. Lo siento."

    Sería algo insignificante explicar más, culpar al trabajo, el deber y los códigos de silencio, por lo que él no lo hace.

    En voz baja, ella dice: "No sé quién eres."

    "Sí, lo sabes. Soy exactamente quien crees que soy, solo que los detalles son diferentes."

    "Viniste a mi habitación con armas, cubiertas de sangre."

    Esos son, debe admitir él, detalles bastante significativos. "Soy un Comandante de una unidad especial de la AFE conocida como la Unidad de Investigaciones Criminales. Nos infiltramos secretamente en las naves espaciales del DOE y en las instalaciones de seguridad de la AFE en un intento por combatir organizaciones terroristas como el movimiento Lilaiken, para neutralizarlas antes de que puedan causar algún daño". Esa era mi misión a bordo de la Paráclito. Eso era lo que estaba haciendo cuando nos encontramos aquella noche frente al teatro de Madame Trusseau. Cuando Micah fue asesinado, asumí el control de la investigación a petición del Jefe de Seguridad Becker y el Comandante Sorensen.

    "Parte de esos deberes implicaba realizar una vigilancia significativa de tu hermano, quien consideramos que era un sospechoso razonable dada su conexión con la víctima. Era la afirmación del Capitán que, al menos, también era nuestro deber tratar de proporcionar evidencia de su no participación debido a las posibles ramificaciones políticas."

    Él corta el rollo ahí, antes de sentir la tentación de mentir, y espera que ella no pida más. No hay nada más que él pueda decir sin destruirla o esperar que ella le crea solo con su palabra, justo después de haber terminado de disculparse con ella por semanas de mentiras.

    Así que ni lo intenta. Es mejor así, al menos por ahora.

    "¿Y esa es la verdad?" ella dice con aridez.

    "Sí."

    "Localizas a los terroristas y los matas. Ese es tu trabajo."

    "Sí." En el lado positivo, esto no parece molestarla.

    "¿Y pensaste que yo era un terrorista, Ray?"

    "Mmm, no."

    "Entonces pensaste que yo podría ser el asesino de Micah."

    "No. Claro que no."

    "Entonces, ¿por qué no pudiste decirme la verdad? Tal vez no de inmediato, pero eventualmente. Antes de que aparecieras en mi puerta cubierto de sangre". Ella lo mira con la barbilla elevada, preparada para la ofensa. "A menos que simplemente no confíes en mí."

    "Porque esto no está terminado, Emma. No es así como funciona el negocio. ¡Tenía a tu hermano bajo vigilancia! Había algo más que considerar aparte de mis sentimientos personales."

    "Pero ciertamente no mis sentimientos. Eso no era parte de tu investigación, supongo."

    "El trabajo no tenía nada que ver con las razones por las que seguía volviendo a ti". Lo que es bonito decirlo, nota él, es verdadero, pero es imposible que ella le crea. Él se encoge de hombros, frustración o rendición. "¿Suena patético?"

    "Complicado", responde ella. "No es patético. Y no me deja menos enojada."

    "Yo no estaba intentando usar nuestra relación para avanzar en mi investigación."

    Ella exhala bruscamente. "Pero tampoco estabas por encima de esas cosas."

    "No."

    "Eres un hombre muy malo". Teme que ella deje el tema ahí, condenarlo sin más y terminar con eso. Es lo que se merece. "Pero estás olvidando dos puntos vitales, Ray. Fui yo quien te buscó, si recuerdas, así que decir que puedes o no haber explotado nuestra floreciente relación para tus propios fines es, como mínimo, inexacto y, de hecho, puede ser más que un poco chovinista. En segundo lugar, el resultado final que estás perdiendo de vista es que lo que realmente estabas tratando de lograr con toda tu infiltración y tratos en la trastienda fue la protección de los intereses de la familia Whiston. Me estabas protegiendo, aunque de manera oblicua, y eso tiene que valer algo."

    Excepto por el hecho de que él no ha hecho tal cosa. Aparte de darse cuenta de que es impotente. Bueno, yo iba a destrozarte el mundo tal y como lo conoces, pero Amah me convenció de que era una mala idea. Ah, y que realmente no tenía otra opción en primer lugar. Sin embargo, gracias por pensar tan bien de mí.

    Pero ella sonríe, una especie de sonrisilla sombríamente satisfecha que no está ni completamente complacida ni totalmente infeliz. Complicado. "Sin mencionar, por supuesto, que su rango elevado hará mucho más aceptable el tabloide para aquellas personas que se obsesionan con la identidad y las credenciales del hombre que aparece conmigo socialmente. Promediando juntos tus buenas intenciones y tu torpe ejecución. Yo diría que salimos casi iguales, si no un poco más adelante."

    "¿Un poco más adelante?"

    "Mientras me prometas que no habrá más mentiras entre nosotros."

    Lo ve, lo rastrea, ve pasar la última oportunidad decente para lanzar la bomba de la verdad.

    "No te entiendo en absoluto", dice.

    "Te lo dije, Ray. De hecho, te lo dije repetidamente, estoy más allá de tu comprensión."

    "No. Eres perfecta."

    "Y solo lo dices porque crees que te he sacado del lío."

    "Tal vez."

    Ella se ríe de él, y esta vez, finalmente, no hay nada más que placer en los tonos claros de su voz. "No estás fuera del lío en absoluto, pero las preguntas restantes son cosas para las que no tenemos tiempo en este momento. Pero deberías pensar en tus respuestas, porque sin duda las consideraré parte de tu examen final."

    "¿En serio? ¿como que?"

    "Como por qué tus jóvenes Marines llevaban anillos como el que me diste, y qué tiene que ver con el desastre a bordo de la nave."

    Él traga. "Me parece justo. Pero tienes razón, no tenemos tiempo para eso ahora."

    Él mira sus dedos, y por primera vez se da cuenta de que están desnudos. "No lo estás usando ahora."

    Emma respira, avergonzada. Levanta la mano y saca una fina cadena de oro de alrededor de su cuello, donde la había metido en la parte delantera de su camisa. El anillo cuelga de él como un colgante.

    Ray dice: "Te dije que te lo pusieras."

    "Amah no me dejó. Dijo que no era apropiado; que debería devolvértelo."

    Al diablo con Amah, piensa él. Tiene una repentina sensación de temor, de un desastre evitado por poco. Le da ganas de vomitar.

    Él dice: "¿Qué más? ¿Cuáles son las otras preguntas?"

    "Habrá la cuestión de tus planes futuros, ahora que estás a la deriva en la frontera. Ese es un tema de cierta importancia."

    "Estoy trabajando en ello, aunque estoy seguro de que el DOE tendrá alguna contribución en el proceso de toma de decisiones. ¿Es eso?"

    Ella menea la cabeza, imitando la frustración. "Eso, cariño, es solo el comienzo."

    "Por supuesto que lo es."

    Luego se pone seria otra vez, el labio inferior atrapado entre los dientes. "No debería ser así, Ray. Es egoísta y vergonzoso pensar en Nueva Holyoke, en ti y en mí, en cosas insignificantes". Se mira las manos, como si todavía esperara encontrar sangre en ellas. "Ni siquiera te he dicho cuánto siento lo de tus amigos. Me salvó la vida, Kilgore, quiero decir. Y luego no había nada que pudiera hacer por él."

    "Él sabía lo que estaba haciendo. Ambos lo sabían."

    La cápsula se inclina hacia la derecha, un cambio suave que los une, y el campo de aviación se ve a la vista justo más allá de una línea regimentada de pinos altos, que marca el límite del bosque. Se alza sobre los amplios acantilados que sostienen Alquería Brezonegro en su abrazo, una extensión de resplandor y asfalto, concreto y vidrio. Las aeronaves se agrupan bajo el cielo abierto como elegantes insectos apiñados en la curva gorda de los hangares, edificios de mantenimiento en cuclillas, terminales administrativas. Las pistas de aterrizaje, las pistas de deslizamiento, las tiras de impulso empujan las llanuras de matorrales como extremidades adicionales obscenamente anexas. Las plataformas de lanzamiento elevadas brotan alrededor del complejo de la torre como setas que toman el sol. Todo es luz, blanco constante y parpadeo rojo, esterilizando metal y piedra, plastibrillo y hormigón.

    "Ahí", dice Emma, ​​señalando una reunión de vehículos de emergencia con burbujas, peatones que se escabullen, dispositivos de monitoreo de flash Eyelens que brotan al ver la nave como estallidos de disparos. "Ya nos esperan. Te quedarás cerca de mí, ¿verdad, Ray? Cuando desembarquemos, quiero decir. Mantén a raya a los depredadores."

    "Lo haré."

    La clara sensación de temor regresa, anudando sus hombros. Ella agarra sus brazos como si estuviera al borde del pánico. "Debería decírtelo, antes de que sea imposible. He hablado con Amah, y ella está de acuerdo en que debes planear quedarte en nuestra casa de huéspedes durante los primeros días. Te ahorrará la atención de los medios por un tiempo. Es decir, suponiendo que no tengas otro lugar donde ir."

    Ni siquiera lo había pensado, pero la oferta no lo sorprende. Amah quiere mantenerlo cerca, donde sea más fácil de observar, quizás más fácilmente controlado. "Está bien. Quiero decir, estoy agradecido por la oferta, pero no sé si tu hermano compartirá tu entusiasmo."

    Al menos eso es honesto.

    "Lo sabrá si sabe lo que es bueno para su reputación. Lo girará como una muestra de gratitud a nuestro noble rescatador. Eso es lo menos que se espera de nosotros, créeme."

    Girar. Ella ya está pensando en los tabloides. Igual que Amah.

    Por sí mismo, Ray está feliz de que la excusa esté cerca de ella.

    Él mira abajo hacia a la congregación que les espera, sus cámaras y preguntas, micrófonos y dispositivos de escucha, pensando que es un mundo diferente al que acaba de ser invitado.

Capítulo 3

    Su primer día en Nueva Holyoke, Ray duerme. Agotado, insensible, sin sueños, con Nomar acurrucado a sus pies y mantas suaves como la seda envueltas a su alrededor, mortajas de entierro. Duerme hasta que la desesperación desaparece, los dolores se apagan, el horror se disipa, y cuando despierta, él está vacío, como una urna colgada boca abajo, su contenido se derramado por el suelo, lleno de nada más que oscuridad y ecos y aire.

    Ray considera de inmediato que esto es una mejora.

    La luz dorada se inclina a través de las ventanas de la cabaña de un modo que sugiere tarde y otoño, el aroma de las hojas secas y el polvo. Él yace quieto por un tiempo, dejando que la luz del sol cueza sus manos y brazos, mirando al techo como si no pudiera recordar dónde está, quién es, qué se supone que debe estar haciendo o pensando.

    Pero eso vuelve, todo ello. Demasiado pronto, de hecho, y él se siente a la deriva.

    La casa no ayuda, este lugar que los Whiston llaman su cabaña de invitados, escondida tras un camino de guijarros blancos, dentro de la fortificación amurallada de la finca familiar a las afueras de Alquería Brezonegro. Él solo vislumbró partes de ella la noche anterior en el interminable paseo por la ciudad en elegantes y oscuros vehículos familiares como limusinas con ventanas tintadas tan oscuras que las luces de la calle eran poco más que manchas opacas. Ellos se movieron de calle en calle, siendo él incapaz de orientarse, incapaz de reconocer puntos de referencia, apenas vagamente consciente cuando cruzaron el río. Ni siquiera era como estar en una ciudad extraña --era estar en una ciudad extraña de la que él no sabía nada, un lugar imaginario sobre el que no había recuerdo.

    Luego vino el bullicio de su llegada a través de las puertas de seguridad, una docena de empleados domésticos para recibirlos en la puerta. Algunos para arrastrar a los niños de ojos somnolientos a sus nuevas camas y extraños alrededores; otros para tomar a Emma del brazo y llevarla a ver a su madre; aún más para informar a Amah de cambios, actualizaciones e información esencial sobre hogar y relatos de que ya habían sabido por el médico de familia repecto a la admisión de Frederick al centro médico. Ray había asimilado toda aquella información con algo menos que una claridad óptima. Estaba demasiado ocupado cuando le presentaron a un caballero de rostro huraño que parecía tan propenso a hablar sin parar como Nomar, rígido todo el tiempo, y los condujo marchando por el sendero salpicado de conos de luz bajos y oscuros alrededor de la casa, a través de una maraña agreste alrededor de la cabaña.

    Lo llamaban una cabaña, estos Whiston chiflados, pero para la sensibilidad de Ray en la angosta nave y tiendas de campaña, esta era inmensa --fácilmente tan grande como la granja en ruinas en la que él había crecido con madre y padre y tres hermanos y una interminable sucesión de amigos, vecinos, el tío lejano y un primo o dos.

    Ray escucha el silencio, la falta de estruendo impulsado, la ausencia de pies golpeando las placas de la cubierta exterior de su puerta. Si se esfuerza, hay sonido: el susurro del viento a través de las gruesas hojas, el tictac de las ramas de los árboles contra la pared exterior, el deslizamiento y el susurro de su propia piel contra las sábanas. El silencio es atronador, ominoso.

    Se pregunta qué hora es y piensa en la posibilidad de estar hambriento.

    Después de un tiempo, se levanta haciendo una mueca ante la presentación reiterada de una cascada de contusiones y arañazos, dolores y surcos de bala. Examina a su vez cada una de estas lesiones, llega a la evaluación de que ninguna de ellas es muy grave, luego recoge sus pantalones del montón desordenado sobre la alfombra al lado de la cama y se los pone. Luego la camisa, los calcetines, las botas. Excava en el alto armario empotrado. Hay cajones a un lado y un armarito con cerradura al otro donde podría colgar chaquetas de traje si tuviera alguna, pero como no las tiene, arroja el arnés táctico que lleva usando desde que dejó la Paráclito y se guarda la llave en el bolsillo. Una llave real, curiosamente, con dientes. Fascinante como una curiosidad antigua, pero no segura precisamente. Pero es lo mejor que puede hacer.

    Ray hace un breve circuito por la habitación y se familiariza. Hay una puerta estrecha a un lado que se abre hacia un baño pequeño. Lavabo, inodoro, ducha y un armario de ropa blanca con toallas limpias y artículos de tocador para huéspedes. Más mesas, oficinas y armaritos que o bien no contienen nada o contienen pequeñas banalidades interesantes como bolígrafos y tablillas para escribir. Todos estos artículos son viejos, finamente elaborados y mantenidos meticulosamente --la clase de cosas que Ray solía encontrar en la casa de su abuela cuando aún era lo bastante joven como para tener que mirar sin tocar.

    Él sigue los zócalos a lo largo de las paredes semipaneladas, mira detrás de pinturas de paisajes y espejos inocuos, mueve un par de sillas de cuero con respaldo en ala, raspando la alfombra en el proceso. No encuentra lo único que está buscando, un terminal de datos. Ni el terminal ni los puertos, ni siquiera los antiguos conectores del concentrador.

    Ray retrocede hacia el centro de la habitación considerando esto, parpadeando ante la rareza. Se siente como si acabara de perder el acceso a la mitad de su cerebro.

    Hay una llamada a la puerta.

    Ni un ping, ni un zumbido, ni un daimon de saludo. Una llamada. Nudillos sobre madera.

    La puerta se abre un momento después, lo que probablemente es lo mejor, ya que Ray no estaba exactamente seguro al principio de qué hacer con todo este asunto de las llamadas.

    Un hombre joven de piel oscura y cabello trenzado mete la cabeza dentro. Ve a Ray allí de pie, inclina la cabeza casualmente, como un asentimiento, y abre la puerta de par en par.

    "¿Comandante Marlowe?"

    "Sí."

    "Pensé haber oído movimiento. Soy Jagiri Oh-Kar."

    "Vale."

    "Trabajo para la familia. Amah me pidió que le echara un ojo, ya que es usted nuevo en la colonia. Para familiarizarle con las cosas, ¿entiende? Procurarle cualquier necesidad que pudiera tener."

    Ray se pasa la mano por la cara, aún tratando de aclarar las cosas. "Eso está bien. Parece que estoy un poco desconcertado en este momento". Echa un último vistazo a la habitación. "¿Hay un terminal de datos al que pueda acceder? ¿Algo conectado a la red global?"

    Jagiri le muestra una gran sonrisa, todos los dientes. "Amah dijo que podría pedir esas cosas. Hay un centro de comunicación que puede usar en la casa señorial, pero sospecho que le van a decepcionar las instalaciones. No tenemos mucha red global por aquí."

    "¿No tenéis?"

    "No sé lo que ha oído sobre Nueva Holyoke, Comandante, pero probablemente somos algo rústicos en comparación a lo que está acostumbrado. Tenemos una infraestructura de comunicación bastante moderna entre el anillo de la Autoridad Portuaria y la superficie, y la operación minera también tiene una red bastante amplia, pero aparte de eso, estamos estrictamente atrasados ​​aquí fuera. La mayor parte de nuestra información fuera de la colonia viene en despachos de naves espaciales o fugas de la instalación del DOE, que está bastante conectada por lo que entiendo."

    Ray lidia con este concepto durante varios segundos, pero este es resbaladizo y parece desafiar sus mejores esfuerzos para entenderlo.

    "Tenemos periódicos", ofrece Jagiri esperanzado, "si solo quiere ponerse al día con los eventos locales. Acabo de pasar la edición de hoy. Puedo traerle algo. Quizás le interese saber que su llegada de anoche es una portada."

    "Mmm, no."

    "Usted es todo un héroe por aquí, si puedo decirlo, señor. Por salvar a toda la familia de la nave estelar, quiero decir."

    Ray le quita importancia. "En serio, ya basta. Me estás asustando al mirarme así."

    "¿Mirarle cómo, señor?"

    "Así. Con esos ojos abiertos y llamándome señor. Pasemos a otra cosa. Ya me buscaré un modo de acceder a la red global."

    El joven se encoge de hombros, todavía demasiado satisfecho consigo mismo, o con Ray o con su encuentro en general. "Tengo algunos mensajes para usted."

    "De acuerdo."

    "Un tal coronel Ritchie del DOE le ha llamado una docena de veces hoy. Dice que le gustaría hablar con usted lo antes posible". Jagiri duda un momento, luego sonríe de nuevo. "El tipo parece estar cada vez más impaciente con la demora."

    Lo cual tiene sentido, se figura Ray, dado el hecho de que, más o menos, él dispensó la escolta de seguridad que intentó interceptarlo en el aeródromo anoche. "¿Qué más?"

    "A cuatro reporteros de los periódicos sensacionalistas les gustaría entrevistas. Dos compañías de vídeos también. Están afuera en las puertas ahora en grandes nidos, esperando que usted o uno de los Whiston emerja."

    "Que les den. ¿Eso es todo?"

    "La señorita Whiston le ha pedido que venga a cenar esta noche a la mansión. Dijo que a usted le gustaría saber que la invitación no es personal, sino formal, y que entiende completamente si usted desea rechazarla."

    "No sé lo que eso significa."

    Jagiri le muestra un ligero guiño conspirador. "Significa que no se trata de una cena familiar, sino de un evento. Asistirán algunos miembros de la prensa celosamente seleccionados. Amigos, por supuesto, pero aún así medios de comunicación. Quieren conocerle. Ella le está avisando con justa antelación". "

    "Pero rechazar la invitación sería de mala educación, ¿es eso lo que estás diciendo?"

    "Sí."

    Ratas.

    Continuando, Jagiri dice: "La señorita Whiston anticipó que usted lo vería de ese modo. Me pidió que saliera a recoger algunas cosas para usted esta mañana, es decir, ropa apropiada. Calculé su talla a partir de la ropa que trajo."

    "Estupendo." Si era posible decirlo de modo menos entusiasta, Ray lo habría encontrado. "¿Qué hora es ahora? En el estándar Terran si lo sabes."

    "Justo después de las seis en punto antes del meridiano."

    "¿Hora local?"

    "Decimotercera hora. Contamos un día de veintiocho horas. Eso es el mediodía según su cálculo."

    Ray se muerde el labio. "¿Y la cena?"

    "Vigésima hora. Bueno, si desea cumplir con sus responsabilidades con el Coronel Ritchie de antemano, puedo preparar un vehículo discreto y podemos regresar a tiempo para que se cambie de ropa. Si acaso, asistir a la cena le dará una excusa para marcharse."

    "No creo que al DOE le importe una mierda de rata el calendario social de los Whiston."

    La sonrisa, los dientes. "Podría sorprenderse, señor."

    "Tienes razón. Probablemente podría."

    Lo que por alguna razón, no le agrada en absoluto. Pero él tiene cosas que hacer, entre las cuales se encuentra descubrir qué progreso, si es que hay alguno, se ha hecho en los esfuerzos de rescate. Ray silba a Nomar, quien levanta la cabeza de inmediato sobre el estribo de la cama y salta hacia él con impaciencia.

    "Terminemos con esto."

* * *

    La idea de Jagiri de un vehículo discreto es un móvil fuertemente blindado muy parecido a un Merodeador excedente del ejército. Los neumáticos son anchos, nudosos y muy desgastados. El chasis se asienta muy por encima del suelo, por lo que él tiene que escalar hasta el asiento del pasajero. El vehículo está cubierto de un espeso polvo ocre desde el capó hasta el portón trasero, como si acabara de ser retirado del trabajo pesado en un desfiladero minero. Sin embargo, estaría más impresionado si hubieran pensado dejar intacta la ametralladora calibre cincuenta y su torreta giratoria. En su lugar hay una segunda bancada de asientos y una larga plataforma de carga.

    Aparcadas en ordenadas hileras alrededor del Merodeador están las limusinas de anoche, un par de deportivos Spiders Manchiti de última generación, tres nidos de pasajeros con las palabras Fondo de Caridad Whiston estampadas en el costado y anodinas filas de vehículos de turismo en línea de ensamblaje. Detrás de él, metido en la estructura de marco de acero del garaje, hay motocicletas, remolcadores de mineral, veloces vehículos de reconocimiento todoterreno y equipos de construcción.

    Se le empieza a ocurrir a Ray que los Whiston son, de hecho, muy ricos.

    Ray estira el cuello y mira por la ventanilla abierta del pasajero durante un rato. El cielo es de un azul pálido invernal, hinchado con cumulosas nubes rosadas. Vagamente Terran, pero solo un poco apagado, como si la áspera caricia de los vientos solares lo hubiera limpiado de tonalidades más profundas. El mundo entero parece descolorido, superficial, carente de una dimensión que él no pueda identificar del todo. La hierba salvaje que rodea el área pavimentada de la piscina de motor parece recia, pero irregular de una manera que le recuerda el brezo en los páramos ingleses. Hay algunos árboles atrofiados y arbustos serpenteantes cerca. Colores predominantemente marrones, gastados, como si hubieran sido sometidos a un pesticida particularmente nocivo.

    O tal vez solo sea el aire mismo, piensa él, un aroma curioso y picante que es a la vez polvoriento y aceitoso, como el humo del diesel. Se pregunta si esto es Nueva Holyoke o es por la proximidad de la operación minera.

    Ray gira la cabeza a su alrededor, alejándose de la agreste hierba hacia la casa señorial, donde la torre de Emma es todo lo que se asoma por encima del borde estético que separa la mansión del complejo de garajes.

    Era, de hecho, una torre, tal como ella había dicho.

    Mientras hacían el largo viaje de anoche y ella le contaba cosas de Whiston y de Nueva Holyokan señalando a las vistas, ella no descuidó la existencia de su torre (o su previa insistencia en ella) como parte de su fogosa y agarrante de manos presentación de su hogar.

    Alquería Brezonegro era originalmente el nombre de la casa Whiston en Nueva Holyoke, una extensa estructura recreadora de la granja inglesa construida durante el período de una década a partir de la dura piedra gris y nativa que parecía (y podría haberlo sido, por lo que Ray sabía), pizarra, tomada en losas enteras talladas en los acantilados que rodeaban la ciudad. No era una verdadera recreación del edificio, por supuesto, debido a la adición de la Torre de cuentos de hadas que apuñalaba el cielo desde su patio central: un obelisco de mármol blanco brillante extraído de las mismas colinas de Arkansas, las cuales habían suministrado las materias primas al monumento de Washington y se habían cortado según especificaciones precisas de algunos de los albañiles más famosos de Terra. Bajo el sol de verano, le había asegurado ella, esta piedra alcanzaba un tono cálido y bruñido que daba la impresión de haberse prendido fuego.

    Ventanitas, oscuros pórticos, pesadas cornisas entre los pisos, Alquería evocaba imágenes de lluvia e inviernos fríos aplanados por una incómoda cantidad de nevadas. A Ray le recordaba la versión idealizada de un bunker de alguna joven frágil, excepto que había estriadas columnas romanas donde deberían haber nidos de ametralladoras, y arbustos elegantemente podados donde debería haber colocados sacos terreros.

    La estructura original parecía haber sido un tosco cuadrado, ahuecado en el centro por la plaza, con una entrada en portico y montañas de aguilones que brotaban en todas direcciones como botellas rotas en lo alto de un muro perimetral. Ahora bien, había alas en los lados Este y Oeste, feos dormitoriosde estilo bloque para niños del Fondo y las instalaciones administrativas que una empresa como el Fondo requería.

    Cuando Fram Whiston, el bisabuelo de Emma, ​​estaba construyendo Alquería y consolidando el control Whiston de Nueva Holyoke, solo existía la casa y un cúmulo de prefabricados Quonsets presurizados para los trabajadores que él había pagado para que vinieran con él, luego los mineros y ingenieros con lo último en tecnología de mapeo de sonar subterráneo y equipos portátiles de perforación rápida por láser que dirigían la Corporación Whiston-Holyoke de Elementos y Materiales (WHELEMAT). Durante años, la casa sirvió como sede de la compañía minera, centro de comunicaciones vía satélite y sede del gobierno. Para cuando la población comenzó a explotar y a llegar colonos, los viejos paisanos se habían acostumbrado a llamar a la zona en general por el nombre que Fram le había dado a su mansión. La mayoría de las personas fueron lo suficientemente rápidas como para notar que la casa nunca había sido parte de la ciudad en realidad, pero la ciudad en sí misma solo era una especie de crecimiento orgánico asociado a la casa.

    Aquellos días, cuando los dispersos colonos y mineros llegaron a la ciudad en busca de suministros o para resolver una variedad de disputas legales o para atraer al último envío de novatos a su esquina de la frontera JodidosPorDetrás, la ciudad era Alquería Brezonegro, y la casa simplemente Alquería, y nadie que supiera algo sobre conversaciones educadas confundía las dos cosas, aunque Alquería ya había dejado de lado los usos públicos y administrativos que Fram pudiera o no haber tenido originalmente para esta.

    Al escuchar a Emma contarlo, la historia de Alquería era larga, sinuosa y romántica, posiblemente incluso un capítulo épico en la tradición Whiston, inextricablemente vinculada con el crudo y emocionante pasado de la propia colonia de Nueva Holyoke. Casa como metáfora de algún futuro próspero aún no realizado, o tal vez ni siquiera una metáfora, sino un oráculo, una promesa de lo venidero.

    La historia, radicalmente parafraseada, era algo así: el viejísimo Fram, patriarca del clan Whiston de Nueva H, resiste el voto de desconfianza destructor del ego impuesto sobre él por una combinación de accionistas hostiles de la Corp. Whiston, elementos hostiles Whiston (primos y suegros y parientes de la raza mixta más apropiadamente llamados subWhiston o pseudoWhiston) y la junta directiva corporativa, resultando en la eliminación de casi todas sus autoridades de guía de la empresa. Relegado al papel de monarca simbólico, prisionero económico en un laberinto diseñado por su propia familia, busca y consigue una dispensación solitaria de los compinches del Foro para tener una oportunidad minera en la recién descubierta bonanza mineral de Nueva Holyoke. Esto viene en forma de un transporte colonial.

    Mayormente en secreto, Fram reúne fuerzas leales (excluyendo a todos los pseudoWhiston, por supuesto) y funda a Whelemat a escondidas como un refugio fiscal de la Corp. sub-sub-sub-sub-Whiston y los mete a todos a bordo de una nave espacial en rápido movimiento hacia el exilio fronterizo. Es decir, como quinientos hombres con sus familias y una variedad de posesiones, todos financiados por una cuenta en negro que la actual Corp. Whiston probablemente aún no sabe que existe. La única oposición del viejísimo Fram en este plan en particular proviene de su ruborizada joven novia de menos de un año, que se resiste a ser arrojada a los confines de la galaxia. Pero como ella es leal y fuerte, y comparte las cicatrices de derroche mental y emocional visitadas por su esposo, ella acepta continuar al final.

    Fram está decidido a recompensar su firmeza y hacerla tan razonablemente feliz en Nueva H como cuando estaba en casa, por lo que en cuanto los Quonsets suben, Fram saca los planos para Alquería, divide a sus trabajadores en mineros y personal de construcción y equipos para trabajar en las empresas gemelas. Vistosamente romántico es el gesto. Hace que la mitad de la población femenina de la colonia se desmaye, es tan romántico, e inmediatamente fija en las mentes de los nuevos colonos lo verdaderamente noble, cariñoso y confiable que es el viejísimo Fram Whiston.

    En esta ola de apoyo y devoción popular, Fram se nombra a sí mismo el primer gobernador oficial de Nueva Holyoke, el primer oficial financiero, agente de reclutamiento, director ejecutivo, etc., y mediante bolsillos sin fondo y conexiones políticas casi sin ayuda, asegura la primera supervivencia de la colonia. Tampoco es que este sea un escenario tipo Plymouth Rock[1> --no nos dejemos llevar por la imaginación. Bueno, el envío y el comercio interestelar con la frontera es ya una rutina bien establecida por aquel entonces --en gran medida neutral al riesgo- y cualquiera con los bolsillos sin fondo de Fram seguramente conseguía todo lo que podía desear o necesitar si tenía para pagar la cuota de embarque.

    En los años siguientes, hay mucha emoción, mucho riesgo, a veces todo sale mal por bandas merodeadoras de indios hostiles, pero al final, queda la ciudad próspera y los colonos que surgen por todo el planeta y la migración abierta que trae del orden de cuarenta mil colonos de rostro fresco al año. Nueva H está preparada para el boom que Fram había previsto al crear Whelemat y construir Alquería como símbolo de su determinación para obtener un asentamiento permanente que rivalizara con Strat y Orduvai y tal vez incluso Marte, algún día.

    Una historia fronteriza grandiosa, agreste y basada en los valores del sudor de la frente, los buenos compañeros y la ética de trabajo.

    Bla, bla.

    Porque mientras Ray miraba la casa; y luego bajaba por el pequeño riachuelo hacia una ciudad que, tal y como él podía ver, todavía intentaba alcanzar la opulencia y la solidez implícitas de Alquería; no pudo evitar imaginar la escena de una manera diferente. La gran nave espacial que lanzaba lanzaderas a baja órbita como mosquitos, los primeros pasos en la tierra alienígena, la bandera obligatoria clavada en el suelo a lo largo de la orilla del río. Luego viene el chiflado, excéntrico y extremadamente rico Fram Whiston, aún estremecido psíquicamente por tener a su perra familia rechazando su visión comercial, y reúne a todos sus compatriotas bien pagados y a sus esposas y sus hijos en un círculo y dice algo como: «Está bien, amigos, de verdad quiero deciros lo contento que estoy de que hayáis decidido venir a probar esto. No puedo deciros lo mucho que significáis para mí y, hey, ¡gritemos un buen Ra-Ra-Ra de los viejos tiempos por nuestro nuevo negocio! Bueno, sí, pero antes de llegar a esa parte, e inmediatamente después de instalar vuestras pequeñas chozas presurizadas en el lugar donde vamos a apilarlas en columnas de ocho o diez de profundidad, lo que quiero mostraros son los ingeniosos planos que he dibujado para mi palacio personal. Lo necesito, ¿entendéis?, porque yo y la señorita no somos animales sin clase como vosotros, y cuando queremos follar, queremos un entorno gentil para follar. Así que, en resumidas cuentas, vais a pasar los próximos diez años asegurándoos de que estoy tan feliz y cómodo aquí como en Terra. Y tal vez, si tenéis suerte y trabajas muy duro para hacerme aún más rico de lo que ya soy, vuestros hijos o nietos --aunque más probablemente, vuestros bisnietos- podrán también algún día tener una casa tan bonita como la mía para follar.

    Y mientras imagina que la casa señorial se alza como un diente podrido de las encías de esa colina sobre la llanura aluvial del valle, y la incongruencia entre ella y las chozas de oxidación lenta, piensa que el viejo Fram probablemente fue desviado del poder de Corp. Whiston por un toda una hueste de buenas razones.

    Obviamente, el tipo era bastante tonto del culo.

    Lo más probable es que los primeros colonos de Nueva H le construyeran su casa y comenzaran su corporación minera rival porque era su sueño hacerlo, sus sueños los llevaron a través del vasto espacio, fuera del superpoblado espacio Terran hacia los yermos cósmicos. Fram se lleva el crédito porque fue lo bastante estúpido como para garantizarles bienes y salarios y una estaca libre de riesgos para hacerse dueños de un nuevo mundo.

    Mirando la Torre de Hadas de Emma y preguntándose qué está haciendo ella ahora mismo, en este momento, Ray nota que probablemente ella no lo vea como él lo imagina. Probablemente ella no apreciaría su deducción si él se la ofreciera.

    Así que él mira hacia otro lado y sube la ventanilla del vehículo.

    Jagiri sale del garaje, donde ha estado discutiendo con el administrador de la flota y surtidos mecánicos buscando las llaves, y se sube a la cabina. Él ajusta la variedad de fisión alterna, comprueba sus medidores y pone en marcha el tren de fuerza. El Merodeador se aleja de la casa señorial por un camino de grava que atraviesa el complejo.

    "Puerta trasera", explica él antes de que Ray pueda preguntar siquiera. "La usamos principalmente para entregas, por lo que recibe tráfico regular de vehículos pesados ​​como el Merodeador. Y tenemos el camuflaje industrial en marcha, del polvo, quiero decir. Sin embargo, agáchese un poco cuando lleguemos al acceso, por si acaso hay algún industrioso periodista dando vueltas."

    "Lo dice como si hubiera hecho esto antes. ¿Tienen los Whiston que escabullirse de casa con regularidad?"

    "No. Todos los días, no. Pero con bastante frecuencia". Jagiri frunce los labios, como si fuera una vieja molestia. "No es tan malo como antes, o eso me han dicho. Cuando la colonia era más joven y la familia estaba más involucrada en la operación minera y el gobierno, esto era constante. Whiston en la portada todos los días, los medios siempre querían comentarios sobre esto y aquello. Desde que falleció el Viejo, la atención ha decaído. Parte de eso tuvo que ver con que Frederick y la Srta. Whiston eran solo unos niños, por lo que la Junta Local asumía sus roles en mayor parte. Después de eso, solo había más personas, nuevas cada mes, que buscaban las minas o se asentaban. Ya no se rastrea cada uno de sus movimientos, solo los importantes."

    "¡Ay!"

    "De alguna manera, creo que es peor ahora, a pesar de lo que dice la gente. En aquel entonces la gente quería saber qué tenían que decir los Whiston sobre política, comercio y negocios. Eran asuntos de colonias, y todos tenían una participación, o buscaban un poco de consuelo cuando los tiempos se vuelven severos. Pero ahora se trata de vidas privadas, un tipo diferente de celebridad. Quieren saber en qué está leyendo el Sr. Whiston, en qué está gastando su dinero, con qué chica sale. Preguntan cuándo se va a casar la Srta. Whiston, dónde compra y qué piensa sobre el último lote de vídeos Terran. Es más desagradable, si sabe a lo que me refiero. No hay límites, solo es husmear, hurgar en la basura buscando cosas que no son asunto de nadie."

    "Supongo que la celebridad tiene su precio."

    "Ya lo verá usted mismo, comandante Marlowe."

    "Por favor, deja de llamarme así. Mi nombre es Ray."

    Se acercan a la puerta trasera con barrotes y Jagiri se detiene. Él salta, abre la verja, luego pasa con el vehículo, salta fuera de nuevo y cierra la puerta tras ellos. Ray sigue desplomado obediente en su asiento mientras sucede todo esto, aunque no parece haber nadie a quien le importe su salida.

    Cuando Jagiri comienza a moverse de nuevo, se endereza y dice: "Sabes, han inventado aparatos que hacen eso por ti."

    "¿Te refieres a abrir las puertas?"

    "Sí."

    El joven sonríe como si Ray hubiera contado un chiste. Giran a la izquierda hacia el océano en una carretera asfaltada que linda por un lado con el alto muro compuesto y por el otro con pinos. Unos kilómetros más adelante, rebotan por un camino lleno de baches que comienza un fuerte ascenso por un brazo escarpado que rodea Alquería Brezonegro.

    "Déjame explicarte algo, Ray. Nueva Holyoke no es Terra, ¿de acuerdo? No son naves espaciales, redes globales y tecnología nanomeca. ¿Sabes por qué Amah me pidió que te mostrara la ciudad?"

    Ray niega con la cabeza.

    "Porque yo nací en las colonias. Soy un bebé del Fondo, crecí en Orduvai hasta los catorce años. Mi gente eran diseñadores de hardware de Corp. Whiston, sistemas de navegación para naves espaciales. ¿Conoces Orduvai?"

    "Sé que es la sede de la fabricación de las naves clase Goliat. Debido a la baja gravedad."

    "Exactamente. Y debido a la baja gravedad, es un sistema social extremadamente avanzado. Quiero decir, no atrae a los mejores ingenieros y diseñadores, no importa qué tipo de paquete de compensación les ofrezcan si parte del trato es que después de dos o tres años en un proyecto en Orduvai, de pronto descubren que no tienen capacidad biológica de volver a casa. De modo que hacen gravedad simulada para compensar, y esta no es tarea pequeña, eso de construir una instalación completa de dique seco que imite los sistemas Terran. Así que tienes un montón de infraestructura tecnológica, y además tienes gente brillante que hay que entretener, estimular, proveer de instalaciones de investigación y oportunidades educativas. Orduvai es como un gigantesco grupo de expertos con todos los artilugios tecnológicos para acompañarlo. Ese era el mundo que yo conocía antes de que mis padres murieran. Es el mundo que tú también conoces."

    Al menos, es el mundo que creen que él conoce. Ray no lo corrige. "Continúa."

    "Nueva Holyoke es un espacio diferente, tanto física como intelectualmente. La gente migra aquí porque esto es la frontera. Es agreste, básico y humano de una manera que Terra ya no lo es. La mayoría de la gente aquí todavía hace la mayor parte de su trabajo con sus propias manos. Sí, bueno, se han introducido automatizaciones y nuevas tecnologías en la parte de la minería. Tenemos satélites meteorológicos y una Autoridad Portuaria y contacto con el resto del espacio humano, pero las personas que se ocupan de estas cosas son una parte altamente segmentada de la población del mundo, e incluso te dirían que equivalen a una especie de mal necesario, al menos a corto plazo, hasta que, ya sabes, la colonia sea más autosuficiente.

    "Esa mentalidad de frontera afecta la forma en que piensan las personas, Ray. Nosotros somos diferentes aquí. Diferentes en las cosas que esperamos, las cosas que hacemos, la forma en que abordamos los problemas y cuestiones entre nosotros. Las personas que vienen a Nueva Holyoke y se quedan, han eligido este estilo de vida. Le dieron la espalda a una sociedad impulsada por la tecnología, las máquinas y el aumento. Aprenden lo que es celebrar ser en lugar de progresar. Por aquí, la gente lo llama ser auténticamente humano de vez en cuando, y eventualmente llegas a entender lo que significa. Pero requiere algún ajuste, y yo puedo ayudarte con eso. Ambos tenemos perspectivas pasadas similares."

    "Todos somos humanos", dice Ray. "La tecnología no tiene nada que ver con eso."

    Jagiri le ofrece la sonrisa enigmática. "Pensarás diferente al respecto en unas pocas semanas. Solo espera y verás."

    Han superado los altos acantilados, y Ray puede ver toda la ciudad debajo de ellos, desplegada como un revoltijo de guirnaldas, brillando al sol hasta el mar. Más cerca está la propiedad Whiston, un amplio espacio natural de campos abiertos y bosques agrupados alrededor del cual todo lo demás se aglomera como si la ciudad fuese una horda de bárbaros que intentan romper los muros perimetrales. Hay barcos en el puerto. Barcos con velas de lona blancas y altas, tensas en la brisa, y estelas que no tienen nada que ver con hélices impulsadas por fisión.

    Se le ocurre a Ray que probablemente debería invertir algo de tiempo preguntándose por qué Jagiri se esfuerza tanto en contarle esa chorrada de guión.

    Excepto, por supuesto, que él ya lo sabe. La ausencia de tomas de datos en la cabaña de invitados lo explica. Alguien no quiere que él tenga acceso a información externa, para mantenerlo en un entorno donde no sepa lo que está sucediendo, al menos hasta que él pueda cuantificarse en un valor medible con precisión.

    ¿O es que Jagiri se lo cree de verdad? ¿Es la humanidad auténtica parte de su educación en el Fondo, inculcada como una explicación para alejarlo del mundo que ha conocido hacia una galaxia extranjera y toda una vida de servidumbre por contrato con la familia Whiston y la colonia Nueva Holyoke?

    Él dice: "Sabes, los vehículos propulsados ​​por fisión no son muy auténticamente humanos."

    Pero Jagiri solo se ríe, echa la cabeza hacia atrás y se da una palmada en la rodilla. "Hombre, no dije que se tratara de evitar la tecnología. Soy un gran admirador de la tecnología, de las máquinas de movimiento terrestre, de los automóviles. Mi educación formal es en ingeniería geológica, amigo. Pero hay una diferencia entre la tecnología y los dispositivos como herramientas, y la adopción de la tecnología de tal manera que nos empuja a una experiencia filosófica poshumana. Se trata del cuerpo, Ray."

    "Me has perdido."

    "Estoy hablando de la canción y la chispa del universo. La experiencia posthumana es una en la que ya no conocemos esa verdad básica."

    Ray sospecha, con base a ese criterio, que él nació poshumano.

    En su defensa, está tentado a plantear cosas como el programa forestal de bioingeniería de Nueva H y los avances agrícolas. Pero no lo hace. Busca su lista mental de respuestas educadas, y como no puede encontrar ninguna, asiente sin más. No critiques las convicciones religiosas de otro hombre solo porque estas no tengan sentido.

    Y él no tiene tiempo para meterse en eso. Hicieron todo el circuito de las tierras altas sobre la ciudad a lo largo de la pista llena de baches que Jagiri insistía en que era un camino, y ahora llegan al tramo de asfalto erosionado que conduce al campo de aviación. Jagiri habla a través del punto de control de seguridad de la caseta de vigilancia, principalmente apuntando con el pulgar en dirección a Ray e instando al guardia de ojos entornados a llamar al DOE para su verificación.

    Finalmente, la puerta se abre y pasan por la extraña colección de hangares y aeroplanos solares, transbordadores de la Autoridad Portuaria y aviones de combustión ligera. Pasan el edificio de la terminal y la torre, luego pasan el hangar Whiston, donde todavía se encuentra la cápsula, vacía y triste, en una yerma zona de hormigón. Ray observa cómo un avión de observación meteorológica se desliza por uno de los largos senderos y se dirige en taxi hacia el otro extremo del campo.

    Ellos se detienen frente a un edificio de piedra encalada, cuadrado y sin distinción física. Tres pisos de altura, con muchas ventanas y un techo inclinado sencillo con tejas verdes. Hay un área perimetral decente, todos los potenciales carriles de lanzamiento son de hormigón y están rodeados por una cerca de alambre de espino de cuatro metros de alto. A un lado hay otro edificio, una versión adolescente del primero, con amplias ventanas abiertas adornadas en verde militar. Una secuencia compleja de líneas amarillas y flechas pintadas en el suelo funcionan como el delineamiento de las pistas. Por el espacio entre los edificios, Ray puede ver el extremo trasero de un par de transportes de personal estacionados en la zona de motor. Al lado de la puerta delantera hay un pequeño letrero que identifica el espacio cerrado como la instalación de Nueva Holyoke del DOE seguido de una cadena de dígitos de identificación arcana que Ray supone que representan algo significativo para las personas que saben de tales cosas.

    Jagiri dirige el Merodeador hacia un lado para no bloquear la entrada, luego apaga el motor. Ray empuja la puerta y sale cerrando detrás de él antes de que Nomar pueda colarse y seguirle, y antes de que se vea obligado por la convención social para ver si el joven Jagiri Oh-Kar quiere seguirlo tambieeen.

    "Vigílalo", le dice a Jagiri por la ventanilla. "Es una propiedad del gobierno muy cara. Y es molesto."

    El Jagiri auténticamente humano mira a la rata con suspicacia. Nomar, que probablemente ha seguido su conversación con cierto grado de atención, mira al joven con casi el mismo grado de placer. Ray se aleja andando.

    Le da su nombre al guardia de la puerta, un brusco soldado de verde oliva, con una gorra tipo béisbol y un arma de mano enfundada. El tipo parece haber estado esperando, porque no hace preguntas ni solicita las etiquetas de identificación de Ray para su verificación, simplemente hace un saludo, completamente innecesario ya que Ray no viste uniforme, y señala la ubicación exacta de la puerta principal , que está a unos veinte metros de donde están parados.

    Dios, cómo ama el DOE.

    Después del resplandor blanco del sol sobre el concreto desnudo, Ray queda cegado dentro y se abre paso a través de una sucesión de recepcionistas y secretarias antes de ser conducido por una deslumbrante matrona, vestida de civil con una falda oscura y una blusa con estampado floral, a través de una serie de estrechos pasillos, dos tramos de escaleras y al interior de una oficina en la esquina. Es una bonita oficina, piensa él una vez que sus ojos se adaptan. Gran escritorio de madera, estanterías bajas, placas en la pared para varios premios de servicio, plantas en macetas en las esquinas. Muy ordenada, apropiado, ajustado en una especie de estilo de vida en lugar de simplemente espartano y como un lugar de trabajo.

    Después de unos minutos, la puerta se abre y entra el coronel Ritchie. Es de estatura media, un poco más bajo que Ray, cuarenta, bronceado, con un corte de pelo gris hierro que lo hace parecer canoso. El coronel lleva su chaqueta verde oliva estándar con todas las barras de servicio y los temidos pájaros dorados brillando en el cuello. Pasa sin decir una palabra y cruza la habitación hojeando papeles sueltos en una carpeta de archivo manila.

    Se detiene detrás de su escritorio, en la silla, pero no se sienta. El coronel Ritchie deja caer la carpeta para que se abran algunos de los papeles sueltos. Ray recuerda saludar, juzgando por su recepción que les gusta ese tipo de cosas por aquí. Ese es el problema con los puestos militares de avanzada fronteriza, nunca sabes si son estrictos de disciplina para interceptar los efectos de la distancia y la suelta cadena de mando, o los asuntos casuales, donde un saludo estrictamente observado es tan entrañable como una bofetada.

    Ritchie ignora su gesto, lo mira con ojos azules y severo. "Me llamaste cabrón, hijo."

    "Con el debido respeto, señor, usted estaba actuando como un cabrón". Ray deja caer su saludo. Se le ocurre que el teniente Kato no debe ser de Terran, porque el coronel Ritchie definitivamente no es escocés.

    Todavía con mirada fulminante, Ritchie asiente con la cabeza hacia el archivo que acaba de dejar. "Ahí dice que creciste en la zona rural de Indiana. ¿Qué, a unas veinte millas de Bloomington?"

    "Uhh-jah, señor. Vamos Hoosiers."

    Eso sirve. El coronel mira hacia otro lado, se lleva una mano a la boca para cubrir su sonrisa. "Creo que nunca se pierde el acento."

    "No, no, pero a las chicas del mundo exterior les encanta."

    "Sí, ¿no es cierto?" Señala a Ray hacia una de las sillas frente a su escritorio y ambos se sientan. "Por supuesto, vine por el mío deshonestamente. Crecí en Ohio, pero hice mi trabajo de pregrado y posgrado en Indiana."

    "Estoy seguro de que el estado ha estado más que feliz de adoptarle como uno de los suyos."

    "Llega el otoño aquí, y a veces me da esa sensación, ¿sabes? Puedo escuchar el sonido de la pelota en la cancha, recuerdo la forma en que los cordones se arrancan de ese arco perfecto desde detrás de la línea de tres puntos, obteniendo nada más que red. El eco de un gimnasio vacío a tu alrededor. El olor a cera del piso y sudor añejo". Ritchie niega con la cabeza tristemente. "Tengo quinientos hombres bajo mi mando aquí, y ninguno de ellos puede hacer una captura decente. Y no quieras ver sus lanzamientos. Cosa fea. Una parodia. Me deprimo solo de verlos."

    Ray lo deja continuar, esta extraña y comprensible nostalgia. Se pregunta cuánto tiempo ha estado fuera el coronel, pero no lo pregunta.

    "¿Qué tienen los niños de Indiana, Marlowe?"

    "Es solo habilidad. Genética, tal vez."

    "No es eso. Estamos en todas partes, ¿lo has notado? No puedes ir a ningún lado en el espacio humano sin toparte con alguien de Indiana. Soldados, turistas, hombres de negocios. Le preguntas a cualquiera al azar de dónde es y la mitad de las veces es de Indiana. Es como si fuéramos huyendo en masa... pero cuando comienzas a hablar, lo único que escuchas es siempre esa necesidad tan profunda y apremiante de volver a casa. Todos esperan alguna señal de que es hora volver."

    "Si alguna vez volviéramos todos, señor, probablemente tendríamos que anexar Illinois y la mitad de Kentucky solo para contenernos a todos", dice Ray. "Bueno, tal vez Kentucky no."

    Eso saca una carcajada. Ritchie no puede evitarlo.

    Después, "tiene un historial de servicio interesante para alguien de su edad, Comandante Marlowe."

    "Sí."

    "¿A qué rama estás afiliado actualmente?"

    Esto significa que Ritchie tiene el archivo oficial, no el sello de aprobación de Jack Holcomb. Érase una vez, esto habría significado algo importante para Ray, pero no puede reunir la energía para preocuparse por eso. No tiene ganas de seguir el juego.

    "Estoy en Investigaciones Criminales."

    Ritchie se pasa la mano por la boca, considerándolo. "Eso aclara algunas cosas. Estabas rastreando posibles infiltraciones de Lilaiken en la Paráclito."

    "Esa era mi tarea. Como puede ver, no tuve éxito precisamente."

    "¿Y ahora?"

    Ray se encoge de hombros. Acaba de darle a Ritchie una oportunidad perfecta para explorar los detalles del desastre de la Paráclito sin tener que ser obligado más tarde, cuando podría ser propenso a sospechar que Ray eligió ser menos que comunicativo con él, pero el Coronel ignora eso. "Me dieron órdenes de desembarcar en Nueva Holyoke y seguir otra línea de investigación previa al desastre de la Paráclito."

    "¿El contenido de esas órdenes es?"

    "Clasificado", dice Ray simplemente.

    Ritchie asiente, ni malhumorado ni enojado. Ni siquiera debidamente sorprendido. "Eso sospechaba. Hablé con el teniente Jack Holcomb hace unos días sobre tu inminente llegada. No especificó que implicaría tanta fanfarria, pero hizo hincapié en que tu misión era crítica. De hecho, me informaron en un lenguaje bastante breve que no debería preguntarte qué estabas haciendo porque no era asunto mío. Se supone que debo ofrecer mi ayuda en la medida de lo posible. Él fue una presencia de éter muy molesta."

    "Me imagino que sí, señor". Y también se imagina que incluso un coronel de espacio marginal no estaba acostumbrado a ser tratado como un inferior por un oficial subalterno. "Puede ser bastante abrasivo cuando quiere."

    "Me doy cuenta de que no lleva en la superficie sino un par de días, comandante, por lo que esto puede ser un poco prematuro, pero estoy obligado a preguntar cómo se está preparando hasta ahora dadas las circunstancias."

    "He recibido una dosis de recursos estratégicos, pero eso es todo. No hay ninguna razón por la que no pueda proceder desde aquí, suponiendo que pueda contar con su cooperación para este fin."

    "'Una dosis de recursos estratégicos'", murmura Ritchie. "Esa es una forma muy fría de decirlo."

    "Le estoy dando hechos y una declaración del estado de la misión, Coronel. Probablemente no quiere saber mi estado psicológico real en este momento."

    Ritchie frunce el ceño, su tono se suaviza un poco. "¿Cómo lo llevas?"

    "Estoy haciendo frente, señor. Entumecido. Pero creo que estoy procesando con suficiente claridad para llevar a cabo mis instrucciones asignadas."

    Ahora Ray comprende por qué Ritchie se saltó el obvio tema de conversación que le ofrecieron. Está más interesado en el estado emocional de Ray, consciente de la pérdida, que en la investigación en este momento. Hay dos posibles explicaciones para esto: o bien el Coronel es la clase de OM pegajoso, práctico y holístico, o se ha dado cuenta de que lo mejor para la investigación es evaluar los prejuicios emocionales y el daño potencial de Ray antes de aceptar lo que él podría decir de cara.

    Es más que probable lo último.

    Ray dice: "Solo estuve a bordo de la Paráclito seis meses, y en gran medida fui independiente durante ese tiempo". Y cuando no era independiente, estaba mintiendo a la gente sobre su trabajo, identidad y propósito de todos modos. Esto no es exactamente propicio para hacer amistades a largo plazo, pero esta no es la clase de cosas que quiere compartir con el coronel Ritchie. No sirve de nada plantar semillas de dudas sobre su veracidad tan pronto. "Perdí a hombres más cercanos en Nueva Mes, señor, para ser completamente honesto. La mayor parte de mi reacción actual es una respuesta a la escala de fuerza contundente de este trauma en lugar de una participación emocional real."

    Ritchie se recuesta en su silla y junta los dedos. "Esa es una deconstrucción muy consciente de tu estado mental."

    "Los Marines no son nada si no son conscientes de sí mismos, coronel."

    Otra risa, esta simplemente cortés. "Obviamente has conocido Marines diferentes a los que yo conozco". Pero él no se detiene en eso. Lo que sea que haya visto o escuchado de Ray parece haberlo satisfecho. "Estoy tan dispuesto como el siguiente rango inflado por un duro golpe para reconocer cuándo una agencia competidora ha superado mi apuesta operativa. Guárdate las partes confidenciales de tu misión para ti si quieres, pero lo que le sucedió a la Paráclito no es un tema que voy a permitir que incluyas bajo ese paraguas. Aquello sucedió en mi espacio, bajo mi vigilancia e impacta en mi reputación. Son mis soldados los que recorren los restos."

    "Entiendo."

    "Entonces preséntemelo, Comandante Marlowe. Todo lo que usted sepa, al menos. Compararemos las hipótesis del fin del juego más tarde."

    Ray se toma un momento para expresar su respuesta, para resumirla en forma de informe, lo que significa solo una lista exhaustiva de los hechos en lugar de sus propias especulaciones, algo que lleva haciendo durante años. Pero esta vez es más complicado. Él no solo ofusca las pequeñas cosas, los detalles irrelevantes que solo pueden dañar a los hombres buenos que tuvieron fallas momentáneas de juicio o desempeño. Lo que tiene que hacer aquí es crear una ficción absoluta, una interpretación de los acontecimientos que no tiene ningún parecido práctico con lo que realmente ocurrió.

    Porque no puede incluir solo los hechos esta vez. Hay cosas en su narrativa que Ritchie ciertamente no sabe, que en realidad no quiere saber, y no quisiera haberlas escuchado aunque vengan de un lugar donde puede creerlas. Ray tiene que contar la historia sin involucrar a los shed. Estos son una complicación inútil para una situación que ya está fuera de control, o lo estará muy pronto, cuando Ray le indique que una gran parte de su enfoque de misión primaria en constante evolución en Nueva Holyoke será el arresto y la condena de Frederick Whiston, y que él espera totalmente la cooperación del coronel Ritchie en esa tarea.

    Ray se aclara la garganta, lo considera, comienza. "Me enviaron a la Paráclito desde Stratiskaya Daransk vía el catamarán de remolque dek DOE a finales de febrero (Calendario Terran) con instrucciones de presentarme como técnico de hardware de red de drones. Esta operación se llevó a cabo con el conocimiento y la cooperación del Comandante Sorensen y el Jefe de Seguridad Becker. Ellos acababan de completar la ruta de la Plantación Alamai y desembarcar tres cuartos de su complemento de pasajeros, y estaban comprensiblemente preocupados por adquirir tantas tarifas nuevas certificadas como amenazas neutrales por el puesto avanzado de Strat en lugar de Control de Terminal del DOE, con quien trabajan usualmente. El comandante Sorensen era consciente de la naturaleza ambigua de los recientes desastres de la Goliat y parecía más que feliz de tenerme a su lado."

    "Quizás porque no confiaba que un puesto avanzado marginal tuviera el discernimiento para descartar terroristas", interrumpe Ritchie algo amargamente.

    "Creo que estaba más preocupado por el acceso de Strat a los datos de inteligencia actuales y confiables."

    Ritchie sonríe sin humor. "Un escape muy diplomático, Sr. Marlowe. Por favor, continúe."

    "Mi misión era reconfigurar la red de drones para buscar y obtener coincidencias de identificación positivas de los manifiestos de pasajeros y tripulación, y comparar esos resultados con las últimas bases de datos de criminales sospechosos en busca de posibles infiltrados de Lilaiken. También proporcionaba seguridad adicional del reactor y análisis de emisiones basados ​​en hipótesis de reconstrucción de los otros desastres. Era una tarea desalentadora."

    "Al parecer más desalentadora que los recursos que tenía a su disposición."

    No es una declaración de acusación, pero Ray siente el aguijón de todos modos. "Sí, señor. Tendería a estar de acuerdo con esa evaluación dadas las circunstancias. En ese momento, creía que había completado la misión asignada y confiaba en haber establecido confirmaciones de identificación para todos a bordo, así como descartarlos de las listas de vigilancia estándar de Lilaiken. La Paráclito parecía haber evitado la infiltración. El Comandante Sorensen y el Jefe Becker estaban satisfechos con mis hallazgos. Por supuesto, me vi obligado a concluir, a la luz de los recientes acontecimientos, que estábamos equivocados en nuestra confianza."

    "De hecho. Pero, al parecer, no sin antes causar alarma a los agentes de Lilaiken a bordo. ¿Es así como estás leyendo esta situación, Marlowe?"

    Ray sabe lo que quiere decir, la disonancia entre los incidentes anteriores y la Paráclito. En cada caso, la nave primero había atracado, descargado recursos esenciales y fue destruida solo a la salida. La Paráclito era una excepción significativa.

    Elige sus palabras con cuidado. "Después de concluir mi examen de los pasajeros, el Jefe Becker solicitó que yo ayudara en la investigación de un asesinato a bordo."

    "¿Y por qué haría él eso?"

    "Porque creía que la situación requeriría un poco de delicadeza. No quería que la Seguridad se involucrara abiertamente si se podía evitar, debido a posibles ramificaciones políticas. Sintió que mi anonimato era una solución razonable a las características únicas presentadas por este caso".."

    Ritchie arquea una ceja. "¿Tu anonimato?"

    "La víctima era uno de los hijos de Fondo de Caridad Whiston. Un niño llamado Micah Uytedehaage."

    El coronel se recuesta en su silla, se pasa la lengua por la boca, pero no dice nada.

    "Y el asesino fue Frederick Whiston."

    Ritchie parece un hombre que acaba de despertar de una pesadilla. Luego, casi de inmediato, retrocede, frunce el ceño. "Supongo que tiene pruebas para documentar sus conclusiones."

    Ray imagina el núcleo de datos de la nave flotando congelado en el espacio. "No. Inmediatamente a mano no."

    "No..." Ritchie se detiene, boca abierta, cejas pellizcadas. "Ah, la evidencia estaba retenida en el núcleo de datos cifrados de la nave."

    "Sí."

    "¿Y supongo que quieres que haga algo respecto a este asesinato?"

    "En realidad, quiero que acusen a Frederick Whiston por el asesinato en masa de la tripulación y los pasajeros de la nave espacial clase Goliath del DOE, la Paráclito."

    "¿Perdón?" El coronel se pone rígido, como un hombre aturdido.

    "La Paráclito fue saboteado a las pocas horas de nuestra determinación de detenerlo para interrogarlo. Es mi conclusión que Frederick Whiston, consciente de que su arresto era inminente, decidió actuar en ese momento, ya sea para llevar a cabo su misión asignada antes del arresto o para evitar las consecuencias legales de sus acciones. Quizás ambas."

    "¿Me estás diciendo que crees que Frederick Whiston estaba operando como un agente de Lilaiken?" Ritchie no parece tener una expresión para adjuntar a esta declaración. Consulta una media docena mientras habla, de sorpresa a sospecha, de miedo a la imbecilidad.

    Y Ray entiende perfectamente, porque ha dejado de lado las partes convincentes. Sin los shed, no hay un significado lógico para el robo del anillo salomónico del Museo Nacional Iraquí. Sin el conocimiento de que los Lilaiken se habían atribuido la responsabilidad de ese robo y la posterior admisión de que habían detonado el carguero Fortaleza que había transportado el anillo a Nueva Holyoke, no había conexión entre los terroristas y el asesinato de Micah Uytedehaage. Sin el anillo, no había vínculo entre los detalles y el ritual del asesinato y la conclusión de que la voluntad de los Lilaiken estaba siendo llevada a cabo por un Whiston. Sin el shed, todo era un castillo de naipes.

    "Le digo que pude establecer que Frederick Whiston asesinó a ese niño, y que dada la manera y el momento en que fue destruida la Paráclito, es razonable suponer que tiene algún apego al movimiento extremista Lilaiken."

    Ritchie sacude la cabeza bruscamente, un tic como un espasmo. "No. Esa es una suposición injustificada."

    "Es todo lo contrario."

    "Quizá para usted, pero para mí parece una racionalización de sus propios fracasos para evitar esta tragedia. Francamente, Marlowe, para cualquiera que haya conocido a Frederick Whiston, el argumento de que se puede confiar en él como agente secreto de Lilaiken es ridículo. Y eso está completamente aparte del hecho de que ni siquiera puedes proporcionar evidencia de que él es culpable de un asesinato, y mucho menos de un millar. ¿Qué se supone que debo hacer con eso? ¿Qué podría hacer que no ponga en peligro la credibilidad de mi oficina y mi puesto avanzado, por el amor de Dios?

    Y él está completamente cierto en su evaluación. En ausencia de un argumento convincente, de un vínculo convincente entre Frederick Whiston y los Lilaiken, no hay nada que él debiera hacer. Depende de Ray darle una conexión que pueda creer. No hay forma de sortear eso.

    Él aprieta la mandíbula y rechina los dientes. Se odia a sí mismo por lo que está a punto de hacer. Lo que tiene que hacer, porque no puede resistir sin el apoyo del coronel Ritchie y el DOE, sin su inteligencia y comunicaciones. Sin ellos, está perdido, impotente, inútil. Sin ellos, no tiene lugar ajusticiar por todas las vidas que se han perdido.

    Ray se aclara la garganta, saborea la bilis y algo amargo, agrio, como el sabor de la traición. Se pliega, desconecta la parte de su cerebro que es humana, que puede sentir la profundidad de su fealdad y retroceder con horror ante lo que se ha convertido.

    Con una voz llena de gemidos, dice: "En el proceso de la investigación del asesinato y mi intensa vigilancia de Frederick Whiston, pude identificar a ciertas personas con las que tuvo un contacto significativo, personas suficientemente alejadas de sus círculos sociales regulares que atrajeron un escrutinio que, de otra manera, no habrían justificado. Personas que podrían ser ubicadas en la escena del crimen donde Frederick Whiston cometió el asesinato del niño del Fondo. Tomé la determinación de que dada la incertidumbre del estado de tales personas, desempeñarían una observación más cercana que la mía, permitiendo técnicas normales de vigilancia. Debido a su proximidad a la escena del crimen, pude reclutarlos razonablemente para que me ayudaran en mi investigación, desviando cualquier sospecha que pudieran tener de que yo estaba al tanto de ellos, y al mismo tiempo permitiéndome la libertad de observarlos más de cerca. Creí que podrían ser posibles extremistas de Lilaiken que no coincidían con ninguna de las identidades conocidas en nuestra base de datos de sospechosos. Esos hombres eran el sargento táctico de Marines Benjamin Kilgore y el cabo de Marines James Rodríguez."

    Ritchie inhala bruscamente, un sonido como un jadeo, pero Ray lo ignora. Se obliga a continuar, a sacarlo todo fuera. Teme que si se permite hacer una pausa, incluso por un momento, lo retirará todo, admitirá cualquier cantidad de mentiras en lugar de dejar que esta se mantenga.

    "Creí tener tiempo, dado el método que Lilaiken han desarrollado contra otras naves del DOE en este sector de espacio fronterizo, y también creí que los recursos humanos y materiales destinados a la entrega a Nueva Holyoke retrasarían cualquier movimiento que ellos pudieran hacer, al menos hasta después del atraque. Así que esperé y construí mi caso, y esperé un descanso que sería algo más convincente que las circunstancias y los patrones de comportamiento.

    "Ahora está claro que subestimé o bien lo cerca que yo estaba llegando, o sobreestimé cuán convincentemente me había vendido a Kilgore y a Rodríguez. A pesar de mis mejores esfuerzos para ocultarles mi progreso, debieron de haber comenzado a entender las cosas por su cuenta. Solo puedo concluir que actuaron temprano para proteger la conexión de Lilaiken con el imperio financiero de Whiston que, sospecho, no sobreviviría al enjuiciamiento de Frederick Whiston por cargos de asesinato."

    El coronel Ritchie se recuesta, usa ambas manos para frotarse la frente. Lucha por mantener la compostura, su calma profesional, pero Ray puede ver lo que está pensando. Es como masticar hojas de afeitar. «Parte de la maldita tripulación».

    "Marines", dice Ritchie lentamente, como si fuera increíble.

    "Fueron seleccionados tan rigurosamente como el resto de la tripulación", le dice Ray. "Supongo que fueron convertidos en algún momento posterior a su asignación a la Paráclito. Es más que probable que Lilaiken los alistara como agentes latentes y los reservaran para uso de emergencia. Esa es la única forma en que podrían haber evadido la detección durante tanto tiempo."

    "Pero tú lograste descubrirlos."

    "Se me presentó una crisis única que sacó a la luz relaciones que de otro modo habrían permanecido turbias. También tuve el lujo del tiempo, el acceso a información propietaria de la UIC que no estaba disponible para la mayoría de los órganos de la AFE y un conjunto de muestras mucho más pequeño que al que la mayoría nuestros inspectores de seguridad están sujetos. Esas son ventajas significativas."

    "Sin embargo, no los arrestaste, aun cuando estabas bastante seguro", dice Ritchie, y esta vez hay un tono de acusación en su tono.

    Ray lo mira con dureza. "Mi agencia no arresta a sospechosos, Coronel. Por esa razón, requerimos un estándar de prueba más alto que una certeza justa."

    "Entonces, ¿por qué no compartiste tus hallazgos con el Jefe de Seguridad Becker? Él podría haber actuado."

    "Convencí al Jefe Becker de que me diera más tiempo del que se justificaba para finalizar la construcción de mi caso."

    Como poco, esto lo hace parecer terco, glorioso, decidido a tomar riesgos desmesurados para mantener la resolución de la situación dentro del ámbito de la UIC. No sería la primera vez que la agencia presentaba tal acusación.

    Ritchie respira hondo para estabilizarse. "No podrías haber estado más equivocado."

    "No señor."

    "Y supongo que tampoco tienes evidencia disponible para apoyar esta conclusión."

    "No."

    "Se supone que debo aceptar tu palabra, creerte en nombre de la cooperación interinstitucional."

    "Sí."

    "No pretendo estar de acuerdo con la forma en que la UIC realiza los negocios, Comandante. Su agencia ha mostrado una alarmante tendencia histórica a ignorar tanto la tradición militar como la ley del Foro. Su historial de compartir datos críticos de inteligencia con otros departamentos de la AFE inspira menos que confianza, así como su preferencia por confiar en agentes únicos aumentados por la superioridad tecnológica en lugar de la integración total con los recursos de campo del DOE. En mi opinión, ha creado más problemas de los que ha resuelto". Ritchie lo mira por un momento, con los ojos severos como una piedra afilada. "No soy un fanático de las investigaciones inconformistas. No soy un fanático de la independencia de los agentes de campo. Cualquiera que haya sido su relación con el capitán de la Paráclito, y cualquier participación que haya exigido en su operación, es claro para mí que se le proporcionó una cantidad de latitud peligrosa y, en última instancia, fatal. Si nos vamos a llevar bien aquí, lo primero que debe comprender es que no soy el Comandante Sorensen. No me andaré a tientas en la oscuridad mientras me da vagos informes de progreso esperanzadores. ¿Estamos claros? "

    "Estamos claros, coronel". Ray ya no siente la necesidad de protestar. Ha escuchado este discurso o variaciones de él una docena de veces. "Entiendo que esta operación le coloca en una posición difícil."

    Ritchie lo despacha con cansancio, como si también hubiera escuchado discursos similares. "Lo hace, Comandante, en una posición insostenible e imposible. Especialmente porque no tengo confianza en su veracidad en este momento, y continuaré dudando de usted hasta que me satisfaga en varias irregularidades adicionales.

    "Por ejemplo, dado que este desastre fue una completa sorpresa para todos, de hecho, ¿cómo es que logró usted escapar, mientras que los saboteadores no lo hicieron? Los Lilaiken han demostrado tener muchas cepas de celotes, pero ninguna de esas cepas ha indicado síntomas de idealización suicida."

    Ray encuentra su mirada abiertamente, vacía de ojos y pensamientos. "El hecho de que les haya permitido superar mis propios fracasos para cumplir su misión no significa que vaya a rendir mi misión como perdida."

    "¿Kilgore y Rodríguez no escaparon?"

    "No."

    Ritchie se frota la barbilla. "Entonces descubriste que habían logrado dañar críticamente la nave. Los cazaste y los mataste. Luego procediste a escapar. No solo tú, señalaría, sino todo el contingente de Whiston. Dado tu relatando los hechos, es un logro impresionante, uno podría decir casi improbable."

    "El jefe de seguridad Becker me notificó en cuanto se dio cuenta de que había habido un incidente crítico con la nave. Interceptar a Kilgore y Rodríguez no fue difícil."

    "Y mientras estabas matando a los malos, ¿qué estaba haciendo Becker?"

    "Estaba coordinando los esfuerzos para reparar el daño en los reactores Van Nuys."

    Asintiendo, Ritchie dice: "Los protocolos de contención deben de haber fallado súbita y catastróficamente. Hubo muy pocos supervivientes. Significativamente menos de cien en total. De doce o catorce mil, solo un puñado escapó. Un hecho interesante, Marlowe, uno que he recogido en mis entrevistas con los demás --todos informan que estaban aturdidos, aturdidos, por la falta de tripulación para notificar a los pasajeros que algo iba mal hasta casi el último minuto. Sin excepción, cada uno de mis otros supervivientes estaban, en el momento del anuncio, inmediatamente cerca de una cápsula. Sus vidas se salvaron completamente por casualidad."

    "Suerte para ellos."

    "Suerte para ellos, sí. Pero tú tuviste tiempo para localizar a tus infiltrados Lilaiken, despacharlos, avanzar hasta el nivel de mantenimiento del reactor en medio de la nave, luego junto al casco exterior hacia la Iota-D, despertar a los domésticos y luego escapar. Debes de ser muy rápido."

    Ray ve a dónde lo lleva Ritchie, y no hay forma de evitarlo. "El jefe de Seguridad Becker me aconsejó antes de la evacuación general cómo llegar a una cápsula."

    Rich había dado su vida, sacrificado tratando de salvar a la Paráclito. Se merecía mucho más que el juicio póstumo.

    "¿Te aconsejó específicamente que buscaras la cápsula de Whiston? ¿O que te llevaras a los Whiston contigo?"

    "Eso fue hecho completamente por mi propia iniciativa."

    El coronel lo fija con ojos penetrantes, pupilas que se mueven de un lado a otro como piedras en una taza. "Cuando te aconsejó que escaparas, ¿dirías que el Jefe Becker te dio la impresión de que ya era demasiado tarde para salvar la nave?"

    "Comprendí que la situación era crítica y que aquella advertencia anticipada constituía una cortesía profesional entre las agencias. También sabía que yo era la única persona aparte de él que tenía conocimiento directo de la culpabilidad de Frederick Whiston."

    Ritchie gruñe. "Pero él te advirtió antes de alertar a los pasajeros. ¿Cuánto tiempo antes?"

    "Él se estaba preparando para activar las advertencias de desastres en todo la nave. Tal vez cinco minutos."

    Ray podría leer la mente de Ritchie en este momento si quisiera. Podía sentir al oficial del DOE contando, sumando y multiplicando. ¿Cuántas vidas podrían haberse salvado con cinco minutos adicionales de aviso?

    "No hubo aviso de evacuación", dice Ritchie después de un tiempo.

    "Funcionó mal. Rich no pudo haber predicho eso. Hizo lo mejor que pudo en una situación que se escalaba más allá de su control."

    "Tú, por supuesto, supones que fue saboteado."

    "Kilgore y Rodríguez habrían tenido la experiencia entre ellos para hacerlo. Si se puede aprender a romper fatalmente un reactor Van Nuys, desmantelar un sistema de advertencia automatizado no es un gran salto cognitivo."

    "Su deber debería haber sido quedarse en la nave y ayudar en la alerta y evacuación de los pasajeros."

    "No, señor. Mi deber era identificar y neutralizar a los agentes de Lilaiken. Fallé, y luego rectifiqué esa situación lo mejor que pude. Después de eso, mi deber era reconocer que yo seguía siendo un activo de la UIC con una misión que completar en Nueva Holyoke, y esa parte de los parámetros de mi misión en evolución se había convertido en la detención y el enjuiciamiento de Frederick Whiston y en la identificación de los posibles aliados de Lilaiken de Frederick Whiston en este ataque. Por eso acepté responder a su invitación más cordial para asistir hoy. Pensé que podría ayudarme."

    Eso provoca un profundo ceño fruncido del coronel Ritchie. "Todavía no puedo decir que me guste la forma en que la UIC prioriza. Pero tampoco puedo discutir su decisión de rescatar a los Whiston, independientemente de las motivaciones que haya tenido. Ciertamente, no escuchará usted quejas de la colonia."

    La recesión de Ritchie es como una carga saliendo del pecho de Ray. Respira hondo. "Esa gratitud solo durará hasta que lo arresten y lo condenen, y preferiblemente lo ejecuten."

    "Eso no va a ser tan sencillo."

    Ray se encoge de hombros. "Obtendré la evidencia que se requiere. La reuní una vez, puedo encontrarla de nuevo."

    "No creo que entiendas, Marlowe. No puedes entender hasta que lleves aquí unos meses, tal vez incluso unos pocos años. Si eliges seguir este curso, estás completamente solo. Nadie en este planeta te ayudará a destruir a Frederick Whiston."

    "¿Aunque sea culpable?"

    "¿Qué les importa? Los colonos, los habitantes, los mineros, no conocían a ese chico. Lo que sí saben es el precio del mineral, el costo del aluminio enviado desde Terra, la necesidad de ingenieros y geólogos y profesionales bien pagados y bien educados que puedan encontrar la próxima veta, la próxima carga que mantendrá a Whelemat a flote. Esas cosas significan trabajos, calidad de vida, cosas humanas básicas. Todas esas cosas son provistas por fondos, subsidios o reclutamiento de Whiston. Aunque la familia se haya vuelto reclusa en los últimos años, son esenciales para el éxito de Nueva Holyoke como una colonia viable. Son los padres fundadores, el corazón, la visión rectora. Ciertamente, la colonia tiene su propia estructura de gobierno y los Whiston se han distanciado sabiamente del lado político de las cosas, pero la gente supuestamente a cargo sería estúpida para hacer algo contrario a la voluntad de los Whiston. Porque el hecho es que si los Whiston alguna vez pierden interés en la colonia, si alguna vez deciden retirarse del exilio forzado sobre sí mismos, la colonia se muere. Todos lo saben."

    "Lo cual quiere decir que no vas a hacer una maldita cosa sobre lo que te he dicho."

    "No. Hasta que puedas probarlo, no."

    Durante varios momentos, quedan en silencio, Comandante y Coronel, DOE y UIC. Finalmente, Ritchie se desploma en su silla, libera su tensión con un profundo suspiro que parece desinflarlo en una versión más pequeña de sí mismo.

    "Mira, Marlowe, entiendo que esto es frustrante para ti. Entiendo que acabas de pasar por una experiencia terrible y trágica. Pero no me estás dando nada sobre lo que yo pueda actuar legalmente. Tu testimonio no tiene peso sin documentación para respaldar tu hipótesis. Quiero creerte. De verdad, pero la realidad que describes, las suposiciones que has hecho, especialmente las relacionadas con la familia Whiston, no se ajustan a la experiencia de cualquiera que conozca Nueva Holyoke. Lo siento."

    "¿No se ajustan cómo?"

    "Para que tus cargos sean válidos de cualquier forma que le haga justicia a Frederick Whiston, debes ser capaz de demostrar que no solo mató a un niño, sino que mató a la Paráclito. No me refiero a la nave en sí, sini a la nave como recurso, como entretenimiento, como nuevos colonos. Debes demostrar que Frederick Whiston se unió s Lilaiken para conspirar contra el alma de esta colonia de tal manera que el daño que pretendía supera el bien que su familia ha hecho. Tu tesis se basa en la suposición de que él está vinculado con los Lilaiken, y que su patrón de violencia es perjudicial para la vida de la colonia. El problema que tienes es que debes establecer que Frederick Whiston tendría suficientes contactos en el movimiento radical para estar dispuesto a hacer algo tan extremo como destruir la nave espacial. Y eso sería difícil, ya que no hay presencia de Lilaiken en Nueva Holyoke. Ninguna que hayamos podido verificar, al menos. Ciertamente, hay quienes simpatizan con la ética a la retórica de Lilaiken, pero incluso ese apoyo tibio se ha enfriado en los últimos meses con la creciente violencia. El escenario que describes no tiene sentido aunque no involucrara a Frederick Whiston. Es muy posible que él haya asesinado a ese chico como tú afirmas, pero las líneas entre el asesinato y la destrucción de la Paráclito no parecen ser más que una coincidencia."

    En otras palabras, no hay nada que el DOE esté dispuesto a hacer por él hasta que haya demostrado que Freddy es culpable sin lugar a dudas. Todo lo que ha logrado es haber salvado a Frederick Whiston y haber destruido a Kilgore y Rodríguez. Otra vez.

    "Me estás aconsejando que abandone esa vía de investigación", responde Ray.

    Ritchie le lanza una dolorosa mirada. "Estoy perfectamente contento de aceptar tu explicación sobre la cadena de eventos en la Paráclito y la participación de estos Marines con estipulaciones por ahora, a la espera de la recuperación del núcleo de datos de la nave u de otra evidencia de lo contrario. Haremos lo que podamos para ayudarte a reafirmar la evidencia para que se pueda presentar un informe formal."

    "Y el asesinato del chico del Fondo, de Micah Uytedehaage". Ray se pregunta sombríamente si el resultado hubiera sido diferente si le hubiera dicho a Ritchie la verdad sobre el shed.

    "También estamos más que dispuestos a proporcionar cualquier apoyo logístico que puedas necesitar para llevar a cabo esa investigación de asesinato, aunque ese será esencialmente el alcance de la ayuda que puedo ofrecer a ese respecto. Técnicamente está fuera de nuestra jurisdicción, aunque puedo ponerte en contacto con mi homólogo en Seguridad Alquería si lo deseas."

    «Estamos más que dispuestos a lavarnos las manos de todo este desastre.»

    Ray ni siquiera lo ignora, solo frunce el ceño. "Gracias, no. Lo manejaré por mi cuenta."

    "¿Con el debido y apropiado respeto por la convención legal, supongo?" pregunta Ritchie con un toque de humor tan seco que podría no ser humor en absoluto. "Te recordaré que si bien el enjuiciamiento de delitos civiles no está bajo mi competencia, el asesinato de un civil por parte de un agente de la AFE sí, independientemente de la agencia a la que esté afiliado."

    Ritchie le sonríe, astuto y amenazante. "Y mientras tanto, ¿qué más podemos hacer para extender la mano de la hospitalidad a un colega visitante?"

    Entonces lo deja ahí, sin resolver, contento de esperar por ahora. Tampoco es que Frederick pueda ir a ninguna parte, como si pudiera escapar más allá del alcance de Ray.

    Él dice: "Me gustaría un informe de estado sobre la operación de rescate."

    "Lento. En caso de que no lo hayas notado, somos un puesto fronterizo aquí. Como te dije, tengo quinientos hombres bajo mi mando. La mayoría de esos rota turnos de trabajo entre la estación de la Autoridad Portuaria y el rescate y naves de interdicción que nos han asignado. Nuestra «flota» consta de tres remolcadores de atraque, dos destructores de clase Corsario, un puñado de naves de combate de corto alcance y una docena de lanzaderas y otros pequeños vehículos de carga variados. Una nave del tamaño de la Paráclito es un asombroso drenaje de nuestra capacidad funcional, y llevamos en ello casi tres días. Mis equipos están agotados, mi hardware es insuficiente para cualquier cosa que no sean los escaneos más lentos. Agrega a eso el hecho de que aún no han encontrado supervivientes para mantener su límite de adrenalina y ... bueno, es justo decir que la operación se describe con mayor precisión como salvamento en lugar de rescate."

    Eso es decepcionante, pero no inesperado. Ritchie todavía parece sentir la necesidad de disculparse. "Desearía poder ofrecerte más, pero es que no tenemos los recursos aquí para proporcionar mucha esperanza. Tuve que rogarle a la ciudad que cediera las instalaciones en superficie que tenemos. Ni siquiera tenemos viviendas. Cuando mis muchachos bajan de la estación, tienen que encontrar sus propios alojamientos entre la población general.

    "Mi contingente son pilotos de transbordadores, enlaces de comunicación para los cargueros del DOE, técnicos generales y marineros. No tenemos muchos efectivos con el gobierno local más allá de proporcionar algunos asesores de seguridad. A diferencia del papel del departamento en muchas colonias incipientes, nosotros somos un apoyo estrictamente independiente. Nueva Holyoke proporciona su propia dotación de personal para la Autoridad Portuaria, su propia fuerza policial. Si lo quisieran a su modo, probablemente proporcionarían su propia seguridad de alta órbita. Con la población general planetaria tendiendo hacia un millón de individuos según la última cuenta, y la mitad de ellos aquí en Alquería Brezonegro, vamos muy escasos. De hecho, somos una no presencia más allá de los veinte kilómetros de la ciudad."

    "Sin embargo, estás seguro de que los colonos no simpatizan con la retórica de Lilaiken."

    Ritchie se encoge de hombros como si fuera irrelevante. "Nueva Holyoke no tiene nada que ganar con la independencia. La economía es demasiado pequeña para generar un impacto significativo en el intercambio de bienes, lo que significa que tendrían dificultades para atraer un comercio razonable. El envío es costoso y sería prohibitivo si no fuera por los Whiston transportando subsidios. Y me gustaría pensar que hemos sido cuidadosos en evitar el desarrollo de una relación antagónica con la colonia del modo visto en lugares como Olduvai y Plantación Alamai. Hemos intentado convertirnos en un miembro orgánico de esta comunidad."

    "Lo que disminuye vuestra autoridad como aparato de la AFE y el Foro", señala Ray. "Quedas abierto a una influencia indebida y compromisos innecesarios con las facciones políticas locales."

    "¿Tienes idea de lo lejos que estamos del espacio Terran? A veces tienes que comprometerte solo para sobrevivir. Debes tener en cuenta las costumbres locales, el sabor regional. Marlowe, esto no es Terra. Estas personas no son de Terran. Ya no."

    "Lo mismo podría decirse sobre vuestra relación con el DOE."

    Ray espera que Ritchie se erice, pero en cambio se ríe. "Lo único que puede decirse legítimamente sobre mi interpretación del papel del DOE en Nueva Holyoke es que somos invisibles la mayor parte del tiempo. Brindamos servicios esenciales y apoyamos el estado de derecho del Foro de una manera no agresiva, no totalitaria. Nueva Holyoke es un mundo diferente al que jamás hayamos experimentado. Tiene sus propias formas, sus propias tradiciones, su propio ritmo. Todo más allá de la invisibilidad es antagónica a nuestra declaración de misión porque nos aleja de la población en general. Una población, debo agregar, extraída de un grupo pequeño, cada vez más homogéneo, con modos de empleo similares, experiencias domésticas similares, y todos ellos fuertemente invertidos en filosofías marginales fronterizas que a nosotros nos parecen extrañas, lo que deberían, por cierto, porque son extrañas. O tal vez debería decir que somos nosotros los extraños que observan lo que es Holyokan distintiva y orgánicamente. Desde esa perspectiva, solo puede tener sentido que la gente promedio no esté muy interesada en pasar secretos que expongan a sus vecinos a sospechosos militares extraños. ¿Quieres una prueba definitiva de que no hay extremistas Lilaiken en Nueva Holyoke? No la tengo y no puedo conseguirla. No podemos extraer los tipos de secretos en los que estaríamos más interesados ​​sin ser percibidos como matones imperialistas Terran, que sería exactamente lo que Lilaiken quiere que hagamos."

    Ritchie se encoge de hombros casualmente, como si una explicación adicional fuera redundante. "Definitivamente tienes un trabajo hecho a tu medida. No hay células activas, pero todos aquí son un simpatizante potencial de Lilaiken. Solo están esperando la inevitable explosión demográfica para darles influencia económica."

    Ray arruga la frente pensativo. El problema con los nuevos campos estelares, las nuevas colonias risueñas y las tierras extrañas o lejanas era que siempre resultaban ser terriblemente complicadas. "No pareces muy preocupado por eso."

    "No veo ninguna forma de cambiarlo, no sin que el DOE amplíe radicalmente su presencia aquí y endurezca los controles políticos, que tanto el DOE como la AFE en general han dudado en hacer en este momento, a pesar de las tragedias actuales. ¿Por qué? Porque para hacer eso necesitamos un mandato del Foro. Para obtener un mandato del Foro, debemos ser capaces de combatir el cabildo Whiston, que no es poca presencia. La mitad de los delegados del Foro están financiados por la Corp. Whiston, y solo porque la raíz familiar haya sido exiliada al espacio profundo no significa que sus aliados no ejerzan ningún poder en casa. Ahora bien, eso no quiere decir que los Whiston de Holyokan tengan algo que ver con la rama Terran, solo que los de allí son políticamente lo bastante inteligentes como para reconocer que les conviene proteger los acuerdos que el Foro ha hecho con ellos o sus afiliados en el pasado. La rama Terran consideraría cualquier acción contra el mandato del Nuevo Holyokan como una pendiente resbaladiza. El Foro no puede retroceder en los acuerdos han hecho con los Whiston en la forma de Whelemat e intereses propietarios sin avergonzarse a sí mismos como el número uno y el número dos, como si estuvieran apuntando a la base de poder de la Corp. Whiston."

    Lo que significa en última instancia que el Coronel Ritchie y el DOE están más preocupados por apaciguar a los Whiston que por eliminar la presencia de Lilaiken. Han arañado la superficie y, al no haber encontrado mineral extraíble, han abandonado el planeta como no rentable.

    También significa una vez más que a pesar de las ofertas de asistencia de Ritchie, Ray está esencialmente solo aquí. No sería la primera vez. Y cuando está solo, el primer impulso es siempre extenderse, orientarse, recopilar datos.

    "¿Cuál es tu situación de comunicación?" pregunta él.

    "Retransmisión de onda hiperacelerada estándar a la red sateeelite, luego puentes de baliza a lo largo de los carriles de transporte y variadas estaciones de refuerzo. Puedo suministrar cifrado de clave diez veintiocho en bandas de flujo sincronizadas."

    "¿Está habilitada la red con la estación de la Autoridad Portuaria?"

    "Y con las estaciones de transmisión de datos del DOE generales. Obtenemos fragmentos de datos de actualización de archivos remotos todas las noches."

    Ray asiente. Es un sistema chirriante, propenso a errores y flujos de bits corruptos, pero probablemente es lo mejor que pueden conseguir. Tendrá que servir. "No voy a poder hacer viajes regulares aquí para acceder a su centro de datos, Coronel. Necesito que me proporcione un terminal lo más sólido posible, autorización de red y un parche remoto del receptor de comunicaciones por satélite." Él piensa y piensa: Nomar. "Y necesito una caja de hardware de diagnóstico en blanco con bloques de almacenamiento de cristal petaflop, cuadrículas de datos intercambiables, puerto de entrada / salida SNE que permita..."

    Ritchie levanta la mano para detenerlo, horrorizado. "El equipo puedo conseguirlo, aunque saldrá de nuestro equipo de apoyo. Y cuando digo equipo de apoyo, me refiero a un equipo. Si le doy eso y se viene abajo un sistema crítico, estoy en problemas. Pero la matriz remota de comunicación por satélite es imposible."

    "Nada es imposible."

    "¿Qué parte de recursos insuficientes no entiendes?" Ritchie se pone rojo, claramente frustrado. "Si conecto otro concentrador remoto en nuestro sistema, degradará las capacidades de transmisión de datos a niveles intolerables."

    "Tonterías."

    "¿Ha traído relés de aumento de señal con usted en el equipaje, Sr. Marlowe? Porque yo no tengo más. Estoy llevando mis transmisiones al límite tal como están sin comprar flujo de datos adicionales a intereses locales."

    "No le pido que me dé todo su ancho de banda, Coronel. Déje que lo tome prestado por unos días."

    "Unos pocos días." Ritchie no parece convencido.

    "Tal vez semanas. ¿Quién sabe?"

    Firme negación de la cabeza. "No puedo hacerlo."

    "Déjeme decirlo de esta manera entonces. Si no me lo da, me veré obligado a fabricar mi propio hardware --el cual soy más que capaz de crear- y con este piratearé su red digital con un flujo de datos parásitos y tomaré los datos que necesito de todos modos. El problema con flujo de datos parásitos, por supuesto, es que sangra la señal a distancia, lo que significa que absorbe mucho más ancho de banda de lo estrictamente necesario para compensar. Eso sería lento, arduo y molesto para los dos, pero sin duda serviría, y le daría a sus técnicos de integridad de datos ataques de nervios en el proceso."

    Ritchie se frota ferozmente la cara y luego levanta la vista. "Lo haría, ¿verdad?"

    "Sí señor."

    "¿Podría al menos prometerme que tratará de limitar su acceso remoto a las horas de la noche?"

    "Puedo hacer eso." Mayormente, al menos. Ray le sonríe.

    Ritchie mira hacia otro lado. "Debes de haber sido un gran soldado para haber llegado tan arriba en las filas, Marlowe, porque debo decirte que como oficial que intenta seguir el protocolo, apestas. Eres casi tan malo como Jack Holcomb."

    "Gracias, coronel", responde Ray con un guiño. "Eso le da una nueva profundidad de significado al concepto de cooperación interinstitucional."

    Ritchie solo frunce el ceño. "Haré que uno de mis técnicos de comunicaciones reúna los artículos que ha solicitado si deja una lista en recepción. Pero vas a venir tú a recogerlo, por Dios. Que me condenen si hago que alguno mis muchachos te lo envíe solo para hacerte la vida más fácil."

    Murmurado, casi inaudible. "Cooperación interinstitucional, y una mierda."

Capítulo 4

    Menos de dos días después de ver a amigos y colegas purgados en el vacío por la destrucción de la Paráclito, y a solo unas pocas horas de la traición de las memorias de Kilgore y Rodríguez para poder comprar la cooperación del DOE con plausibilidad, Ray pisotea por la piedra blanca del camino de la cabaña de huéspedes que lleva a la mansión, sintiéndose una combinación entre decadente pijo británico de los de antaño y mono organillero con chaqueta dorada y fez carmesí. Salvo un poco por lo del fez, por supuesto. Ya nadie lleva fez.

    En cambio, está envuelto en ese absurdo traje de noche, elegante, negro y ligeramente brillante como si la tela mate estuviera tejida con hilos de seda azul. Le pellizca en las muñecas y los tobillos, le aprieta en las piernas, tiene una tendencia molesta a subirse por la grieta de su trasero. En el espejo le parecía una versión un poco menos ostentosa del atuendo ceremonial de un torero, de nuevo sin el sombrero, y con la leve concesión de que las perneras le llegan hasta los tobillos, evitando así la vergüenza de llevar medias en público.

    Jagiri, que camina a su lado, le ha asegurado en numerosas ocasiones que eso pasa por la alta moda en el aire enrarecido de los círculos sociales más altos de Nueva Holyoke. Él podría, según le han dicho, ser un modelo de ropa, que tiene buena pinta. A su vez, Ray le ha informado a Jagiri que si se olvida y hace ese comentario frente a otras personas, le romperá la mayoría de los huesos de su frágil cuerpecito, uno por uno.

    Lo único que quiere es un cómodo par de pantalones caqui con muchos bolsillos adicionales para cosas como placas electrónicas y circuitos sueltos, tal vez algunas balas de repuesto y una barra de explosivos de gel symtec. Luego una chula camiseta de algodón, sí. Y pesadas botas pisamierdas. Eso es lo que le gustaría.

    Mataría por las botas, si no hay nada más.

    Estas cosas que lleva puestas en los pies --anodinas casi mangas de cuero con suelas duras y planas y un esmalte tan vigoroso que reflejan la luz en todo el espectro visible y una docena de otras longitudes de onda que la ciencia aún no ha descubierto, bueno, es insultar todo concepto y propósito implícito de la tecnología del calzado. Le dan a sus pies la impresión constante de estar caminando sobre una fina lámina de vidrio. Vidrio recubierto de aceite mineral, nada menos, para que cada paso sea una aventura, la invitación a una caída. No camina tanto hacia la mansión como patina por la subida, se desliza como una niebla frenética, resbala y tropieza como si el terreno fuera una gran conspiración de cáscaras de plátano.

    Así es cómo se siente, al menos.

    Se alegra de que esté oscuro, de que los conos de luz que se extienden por el camino sean tenues, por lo que solo la bóveda de estrellas y su compañero en silencio pueden verlo andurrear.

    Sospecha que esto es una especie de señal subliminal de que solo Jagiri o Jagiri con Emma le han insistido. A saber, en referencia a su rango de movimiento restringido y su falta de tracción propulsora: los caballeros del conjunto social superior no se sientan en cenas exclusivas tramando la mejor manera de llevar los asuntos fuera donde se patearán el culo unos a otros sobre insultos implícitos. La ropa prohíbe incluso la contemplación de pateo de culo. Esta claro que eso no va a suceder.

    Le hace sentirse confuso por dentro pensar que Emma lo está cuidando de esta manera.

    Entran a la casa desde atrás, a través de un par de puertas de madera con incrustaciones ornamentales tan pesadas que dejarían flipado a Sansón. Más allá hay un vestíbulo estrecho, que la madre de Ray habría llamado sala de barro --excepto que aquello trasplantado a la granja de Indiana, no se habría llamado tal cosa (si acaso tal vez un salón) y lo habría convertido instantáneamente en una sala de estar fabulosamente utilitaria y completa con un piano de cola y jarrones de flores de plástico y cómodas sillas. Está todo oscuro, paneles intrincadamente tallados con candelabros en forma de lágrima que cuelgan del techo y accesorios de latón para la hilera de armarios para abrigos, lámparas de pared y placas táctiles con interruptor de luz. Por supuesto, en la estimación de Ray, esto también lo hace vergonzosamente ostentoso para una habitación en la que se supone que debes frotar los pies sobre los felpudos para que no dejes la suciedad en las alfombras.

    Y esta es la entrada trasera. Ray se imagina, extrapolando, que el vestíbulo de entrada debe estar lleno de piedras preciosas y asistido con elegantes ninfas semidesnudas portando cuencos de agua con pétalos de rosas en los que los huéspedes son invitados a sumergir sus deditos.

    Con Jagiri para guiarlo, se deslizan dentro un pasillo débilmente iluminado junto a la pared del fondo con ventanas altísimas que miran hacia el perezoso declive de la superficie trasera. A lo largo de la otra pared, espaciadas a intervalos regulares, hay pinturas, esculturas encajadas en nichos e iluminadas por focos tenues, más de una armadura rechinante. Esto tiene un extraño sentido. No puedes construirte un pseudocastillo de reconstrucción de granja inglesa sin las obligatorias armaduras apiladas sobre los suelos de mármol. Su ubicación exacta probablemente se especifica en los planos. Esto es parte del feng shui.

    "Parece que nos hemos colado en un museo después de cerrar", le susurra Ray a Jagiri, y se pregunta de inmediato por qué coño está susurrando.

    El joven asiente. "No es una impresión inapropiada. La familia Whiston trajo muchos tesoros Terran al exilio. Gran parte de esta parte de la casa no se usa en estos días. Estas galerías se abren al público unos días al año como un museo. Y he realizado más de una gira para algunos de los niños locales, como parte de sus estudios". Toman una serie de cambios de vuelta en pasillos más pequeños, subiendo y bajando escaleras truncadas, puertas pasadas que se abren en cómodas habitaciones sin sentido y aún más puertas cerradas que ocultan otras habitaciones que Ray solo puede asumir que son igual de cómodas y sin sentido. "La familia vive arriba gran parte del tiempo. El personal en el segundo piso. Frederick y su madre en el tercero."

    "Y Emma en la torre", agrega Ray. "¿Es eso freudiano?"

    "Si fuera Frederick lo sería, creo", responde Jagiri guiñando un ojo.

    Ray no se permite sonreír tanto. "Esta casa tiene demasiadas habitaciones vacías."

    "Sí."

    "¿Por qué construir una casa tan grande, crees tú?"

    "Esta fue la sede del gobierno al principio de la historia de la colonia. Entiendo que la mayoría de las habitaciones de este nivel se utilizaron como oficinas para una variedad de funcionarios."

    "Pero seguramente la familia, y Fram en particular, no esperaban que siguiera siendo así. Te lo aseguro, esta es una casa grande. Este es el tipo de casa que un hombre construye cuando planea tener montones y montones de niños, y ellos teniendo más montones, y así sucesivamente. Supongo que las ambiciones de Fram se dirigieron a otra parte, ¿eh?

    Jagiri mira hacia otro lado.

    Ray continúa: "Bueno, aquí hay una pregunta curiosa, ¿verdad? ¿Por qué agregar las dos alas para el Fondo cuando tienes todas estas otras habitaciones vacías donde puedes apilar a los niños y las oficinas y las aulas y cualquier otra cosa que necesites para llevar un orfanato?"

    "No podría decirle, señor Marlowe."

    "¿Cuántos hijos tuvo Fram?"

    "Había dos. Charles, el padre de Emma y Frederick, y Anna, que murió muy joven."

    Ray arquea una ceja. "¿Solo dos? ¿Todo este espacio para dos niños, la esposa y Fram?"

    Jagiri se detiene de repente en medio del pasillo. Agarra el codo de Ray y lo mira, perturbado, en conflicto, apretando y soltando los músculos de su mandíbula. Finalmente, dice en voz baja: "Sr. Marlowe, le pido que no discuta estas cosas en la mansión donde podrían ser escuchadas, por favor. Usted es un hombre inteligente, ¿no? Un hombre que ha visto gran parte del galaxia, un hombre con cierta sofisticación. Escúcheme cuando le digo que comentarios tan ligeros sobre la familia aquí en Nueva Holyoke no son bienvenidos, especialmente ahora con Dama Whiston en un declive tan obvio."

    Jagiri suelta el brazo de Ray y baja los ojos, como si temiera haberle ofendido al hablar de manera tan directa. "Fram Whiston, como ha oído, era un hombre con grandes visiones sobre lo que se convertiría esta colonia. Sobre lo que se convertiría su familia. Pero fue obvio incluso en su día, creo, que la familia Whiston ha comenzado un declive. Estos son problemas entre las familias de élite a lo largo de la historia humana, ¿entiende? El círculo social es pequeño, las líneas de sangre están entrelazadas. La fuerza de sangre se debilita después de tantas generaciones. Sin intención de faltarles el respeto, digo que ya no son quienes una vez fueron. Son físicamente frágiles, propensos a enfermedades del cuerpo y la mente, y se desgastan.

    "Por favor, esta es la razón por la que los Whiston necesitan Nueva Holyoke. Esta generación, Emma y Frederick, podría ser la última de la verdadera raíz Whiston. Las ramas Terran son impostores, añadidos, acciones extranjeras cuyas líneas de sangre no han sido tan estrictamente observadas. Emma y Frederick no pueden volver a ese entorno social y seguir el camino del resto de la familia. No estaría permitido. Sus compañeros serían seleccionados en base a su pedigrí y estatus, y representarían una falla genética que finalmente sería destructiva, generarían niños débiles.

    "En Nueva Holyoke, podrían encontrar una mejor diversidad genética. No es el mismo estatus, por supuesto, tal vez no individuos de su casta social adecuada, sino personas que serán mejores para la familia en general, que revertirán esta degeneración."

    "Durante mucho tiempo pensé que Fram percibía esta tendencia; que aunque no era capaz de revertirlo él mismo sin tomar lo que constituirían decisiones morales cuestionables, la diversidad genética prometida por un esfuerzo colonial aumentado por patrones de migración impredecibles era de suma importancia. Más que la minería, más que la posibilidad de aumentar la riqueza familiar, Fram quería salvar a la familia Whiston de una manera que fuera imposible salvarla en Terra porque la convención social no lo permitiría. Esta casa es, creo, un reflejo del propósito de Fram. Una promesa para él y sus hijos, como ve, de devolver la gloria de la familia. ¿Entiende? "

    Ray niega con la cabeza. "Entiendo que es como un retorcido experimento eugenésico."

    "No, no eugenésico. Biodiversidad, Sr. Marlowe."

    "El viejo Fram debe haber sido un bastardo muy molesto. Te lo aseguro."

    "Estoy casi seguro de que lo era. Los grandes hombres tienden a ser bastardos molestos."

    Ray agita las manos hacia Jagiri para callarlo. "Está bien. Entiendo lo que estás diciendo. Prometo no hacer preguntas insensibles sobre la caída de la casa Whiston. Vamos a avanzar de nuevo, por favor, antes de llegar tarde y hacer una escena."

    Pero no hay "nosotros" en la escena. Jagiri lo conduce por un corredor final rodeado por un lujoso corredor carmesí sobre un mármol oscuro y reluciente hasta un par de puertas pesadas y ornamentadas, reforzadas con perillas doradas, paneles lujosamente tallados y pulidos con un brillo tan fino que Ray puede ver su reflejo en la vieja madera. Jagiri gira la perilla lo suficiente para que se desenganche, luego le ofrece a Ray una reverencia curiosamente formal, con el rostro desviado, las manos juntas y retrocede.

    Ray lo observa partir hacia un pasillo lateral hábilmente oscurecido, horrorizado. "¿Me estás abandonando?"

    "Tal es el precio de la celebridad, señor Marlowe". Sonriendo, guiñando un ojo, disfrutando el tormento.

    "Gallina."

    "Como usted dice." Más sonrisa, tan amplia que su cabeza está a punto de partirse por la mitad, abierta como un joyero. "Sus devotos fans esperan."

    Ray descubre los dientes, gruñe, pero continúa. No hay una razón legítima para contenerse. Ha pasado por cosas peores, ha tomado posiciones más desagradables, más fortificadas y más inspiradoras de miedo mientras esquivaba un trazador y un destello del fuego de las armas rusoturcas. ¿verdad?

    Maldiciendo en silencio, tratando de mantener sus zapatos debajo de sus pies y sus pies debajo de su centro de gravedad, se sumerge, mentalmente preparado para el granizo obligatorio de disparos, una cañonadas de granadas propulsadas por cohetes, o al menos un clamor de indeseada atención y miradas curiosas.

    Está pensando: «Objetivo: inserción secreta de agente único en territorio hostil u ocupado.»

    Protocolo estándar Paso # 1: Obtenga la última inteligencia de la situación del terreno. Interrogatorio a través de Jagiri. Hecho.

    Paso # 2: Tenga contacto local, comprensivo con sus objetivos, para proporcionar información sobre las condiciones sociales y políticas que cambian rápidamente. Teóricamente, el apoyo de Emma. ​​Hecho.

    Paso # 3: Si es posible, llegue bajo la oscuridad a través de un mecanismo de transporte imposible de rastrear. Todo el mundo sabe que se está quedando en la casa de huéspedes, pero está oscuro. Hecho, más o menos.

    Paso # 4: Neutralice todos y cada uno de los obstáculos objetivo, individuos o agentes que no puedan ser evadidos. Um. Protocolo tomado bajo aviso; Posible acción futura requerida.

    Paso # 5: Camuflage. Camuflage. Camuflage.

    La puerta se cierra detrás de él, de hecho se cierra bajo su peso atronador. Ray salta ante el sonido, haciendo una mueca, clavado instantáneamente en el suelo por una docena de pares de ojos, una docena de miradas curiosas o indignadas. Él sonríe una disculpa, tímido. Saluda a sus admiradores.

    Definitivamente no-Hecho. Falla crítica de la misión.

    Queridos John y Bethany Marlowe:

    Lamentamos informarle que su hijo menor, el comandante simulado, el sargento de armas Ray D. Marlowe, agente de la Administración Espacial Federal, anteriormente Marine de las Fuerzas Aliadas, fue perdido al intentar completar una misión asignada de suma importancia para el esfuerzo de guerra. Deseamos extender nuestras más profundas condolencias, pero la verdad es que era un idiota y un payaso certificado que no podría haber llevado a cabo su misión final con una muestra más idiota de ineptitud si le hubiéramos dado un manual.

    El comedor es largo, parece imposible, del tamaño de un cuartel de la Marina. Doble litera, podría apilar una compañía entera aquí. Las mesas de servicio se alinean en las paredes, apiladas con platos cubiertos de plata. Las mesas más permanentes están cansadas de flores, flores de lavanda y cascadas de pétalos de rosa que podrían ser orquídeas o algo más exótico, o incluso flora nativa, nada de lo que Ray pueda dar fe porque falló el módulo de Instrucción de Botánica Natural y Xenonativa durante el Entrenamiento Básico . Si no es un diente de león, un narciso o un susan de ojos negros, es solo una flor silvestre de tipo anónimo que espera que un muchacho emprendedor venga con una cortadora de césped. Más obras de arte aquí, donde sea que pueda estar repleto, esta de la variedad moderna, lo que significa que parece material ensamblado a partir de palos de arcilla y paletas por alumnos de tercer grado, llevado a casa en mochilas llenas de gente para el deleite de mamá, devastado por los hermanos de prejardín de infantes. y luego se pegaron nuevamente en una vaga apariencia de su forma irreconocible original y se golpearon en la estantería por encima del alcance de pequeñas manos sucias.

    The dining room is long, seems impossibly so, the size of a Marine barracks. Double bunked, he could stack an entire company in here. Serving tables line the walls, stacked with covered silver platters. More permanent tables are weary with flowers, blossoms of lavender and rose-petaled waterfalls that might be orchids or something more exotic, or even native flora, none of which Ray can attest to because he failed the Natural and Xenonative Botany Instruction module during Basic Training. If it's not a dandelion, a daffodil or a black-eyed susan, it's just a wildflower of anonymous sort waiting for some enterprising lad to come along with a lawnmower. More artwork here, wherever it can be crammed, this of the modern variety, meaning that it looks like stuff assembled from clay and Popsicle sticks by third-graders, carried home in crowded backpacks to the delight of mom, ravaged by pre-kindergarten siblings and subsequently glued back together into some vague semblance of its original unrecognizable form and slapped onto the bookshelf above the reach of grubby little hands.

    Luego están los retratos, tal vez una docena, de hombres barbudos con penetrantes ojos azules, envueltos en trajes oscuros pasados de moda, damas pálidas con vestidos relucientes, con aspecto atractivo e incierto. Todos ellos claramente Whiston, refinados, serios, sin sonreír. Más candelabros en el techo, lo que le da a la habitación un brillo de lentes suaves y una sombra de incertidumbre. El crepitar de un fuego otoñal en un hogar masivo en la pared del fondo. En el centro de la habitación, una mesa larga y delgada cargada de más exhibiciones florales que Ray estudia con cierto detalle porque estos centros de mesa son altos y densos, y si se sienta allí o allí, o incluso allí mismo, podría lograr ocultarse con éxito de la mayoría de los invitados reunidos.

    Poco después, Emma se separa de un grupo de caballeros mayores y se acerca al lado de Ray, dándole a este una excusa para dejar de hacer el ganso y de arrastrar los pies. Ella toma su brazo justo por encima del codo.

    Ella está en satén azul, el cual complementa sus ojos. Su cabello está recogido fuera de sus hombros en cierto sueño contorsionista de pliegues y olas, alfileres invisibles y puntas largas y sobresalientes como agujas de tejer clavadas detrás en ángulos provocativos.

    "Qué apuesto, comandante", susurra ella.

    "Me siento como un babuino". Él responde tenso, de pie con los hombros hacia atrás, casi en una pose de desfile de descanso, por lo que se parece lo menos posible a cualquier simio. "No te diré cómo vas tú porque el único vocabulario que tengo para eso no es del tipo que se dispensa delante a una dama."

    "Esta noche, ciertamente soy una dama."

    "Probablemente voy a avergonzarte, entonces."

    Ella casi hace pedazos su ilusión de sofisticación con risitas, pero logra cubrirse la boca con la mano. "Solo prométeme que te abstendrás de arrastrar a cualquiera de los otros invitados afuera y patearles el trasero si te ofenden."

    Él asiente con la cabeza, extrañamente reconfortado de que al menos sus sospechas con respecto a la ropa que restringe el movimiento eran correctas.

    Ella continúa: "Estos son en su mayoría caballeros de la prensa, y harían una gran noticia. Pero en general son inofensivos, al menos este grupo. A cambio de una historia de civismo, nos gusta darles la jugosa noticia primero. Están muy ansiosos por conocerte y escuchar la conmovedora y desgarradora historia de nuestro escapada."

    "Me temo que eso es información clasificada."

    Ella le muestra un pequeño puchero. "Van a estar terriblemente decepcionados si no les dices algo emocionante. Pero solo emocionante, por favor. Nada escandaloso."

    "¿Qué cuenta como escandaloso?"

    "Cualquier cosa que implique golpear a Frederick o intentar seducirme."

    Él levanta una ceja. "No he intentado seducirte todavía. He sido un modelo de moderación."

    "Pero he estado practicando mis protestas de virtud virginal con el entendimiento de que eventualmente lo harás. Más pronto que tarde, espero. Prácticamente he agotado mis reservas de resistencia solo practicando."

    "¿Me estás seduciendo?" él pide. "Por favor, sedúceme."

    "Por supuesto que no. Estamos en medio de una cena, y aún no he hecho las presentaciones adecuadas". Reflexión, o pausa dramática para asegurarse de que ella tiene su atención, luego en voz baja, "Pero pregúntame más tarde."

    Dios, ella lo está volviendo loco.

    Las presentaciones adecuadas involucran apretones de manos extenuantes con algunos caballeros corpulentos en trajes caros y sus igualmente corpulentas esposas --los periodistas, le dice Emma frente a todos, por lo que él le otorga un conjunto de gruñidos juguetones, como si esto no fuera información que Ray habría sabido hasta que fuera demasiado tarde. Aun así, casi puede verlos tomando notas mentales sobre él, estudiando sus movimientos, su dicción, su nivel de evasión, todo el tiempo componiendo prosa rápida y titulares. Sus esposas son polillas revoltosas que se tocan los codos y hablan dramáticamente sobre la tragedia y el horror y el hecho de que el DOE no tendría una reputación tan desagradable en Nueva Holyoke si hubiera más hombres como él para llevar la bandera de la decencia. Obviamente, no tienen idea de lo que están hablando, lo cual a Ray le parece bien, porque le hace mucho más fácil confrontar sus preguntas con una declaración cuasi oficial, torpe pero firme, de que cualquier comentario que pueda tener sobre el incidente de la Paráclito todavía se consideraba información clasificada por el aparato militar, al menos hasta la conclusión de la investigación oficial.

    Con Emma en su brazo, él es capaz de ser encantador y educado, pero mayormente ellos se lo ponen fácil. Ciertamente son gentes del periódico, tal como había dicho Emma, ​​pero no periodistas. Editores, ejecutivos, plutócratas que disfrutaban socializando en el círculo Whiston más que revelar cualquier tipo de historia. Sus ojos decían que estaban mucho más interesados ​​en la forma en que Emma se aferraba a él que en lo que él tenía que decir.

    Después de media hora de deambular, de charla parloteante a embrague desgarbado y flojo a una manada falsamente sonriente, Emma dice: "Tengo que dejarte unos minutos. ¿Podrás no meterte en problemas?"

    Ray mira a su alrededor, ubica la barra de licor a su izquierda. "Este no es exactamente mi tipo de fiesta. Pero puedo hacerlo."

    "Estoy preparando una sorpresa que espero la convierta en tu tipo de fiesta."

    Él no sabe a qué se refiere, pero para su forma de pensar, esto debería implicar una gran tarta, una gran cantidad de alcohol y a Emma en varias etapas provocativas de desnudez que salen de la pastelería antes mencionada y caen sobre su regazo. Probablemente esto no sea lo que ella tiene en mente, por lo que dice: "Creo que puedo manejar el intrépido contingente de medios de comunicación de Nueva Holyoke hasta que regreses."

    "Esperabas más de un desafío."

    "Honestamente, si."

    Emma presiona su hombro contra él. "Solo recuerda que todavía te están evaluando. Están tratando de determinar qué hacer contigo y cómo encajas en el rompecabezas Whiston. Eso, y que todavía no hay sangre en el agua. Si comienzas a sangrar, acudirán tiburones."

    "Estos tipos me parecen más ballenas que tiburones."

    "No los subestimes". Ella habla en serio, mirándolo con los ojos muy abiertos y de advertencia. "Pueden hacer mucho daño a mi familia y a la colonia si piensan hacerlo. Y no dudarían en destruirte si les divierte, o si les das una razón suficiente."

    Ray toca su mejilla con el dorso de su mano. "Te pones tan mona cuando te preocupas por mí."

    "Lo digo en serio."

    "Te creo. Y para probarlo, con respecto a este tema de mis destrucciones personales: ¿Qué les has dicho hasta ahora? Sobre nuestra fuga, quiero decir."

    "Nada."

    Ray está pensando en la historia que creó para el coronel Ritchie esta tarde. "Sería mejor si lo mantuvieras así, al menos por ahora. Puedo explicarlo más tarde, pero digamos que podrías meterme en un problema bastante significativo si la historia que contabas tú difería demasiado radicalmente de la que le conté al DOE hoy."

    "Ooh, chantaje potencial". Ella lo trata con una mirada larga, lasciva y estudiosa. "Creo que eso significa que ahora te tengo completamente en mi poder."

    Entonces ella lo deja, riendo perversamente, rodea la larga mesa y desaparece de la habitación.

    Solo, Ray se dirige hacia la barra, selecciona un vaso, hielo, y comienza a clasificar entre los decantadores y jarras surtidas para el whisky. Después de oler tres o cuatro contenedores, lo encuentra.

    "Debería probar el whisky. El escocés sabe a orina."

    Ray se quita el vaso y se da la vuelta. El hombre que está a su lado es alto, de cabello arenoso e inexpertamente afeitado. Lleva una chaqueta tweed suave sobre los pantalones, una camisa blanca, mocasines marrones. Se le ve muy cómodo para una fiesta que no es de la variedad tweed y mocasines. O si lo fuera, Ray le debe a Jagiri un golpe en el estómago.

    Él extiende una mano. "Thomas Malcolm, Alquería Guardian. Me perdí las presentaciones, me temo, así que pensé que debería hacerlas yo mismo antes de parecer grosero."

    Ray le devuelve el apretón de manos. "Ray Marlowe."

    "Oh, sé quién es."

    "Créeme, lo sé", el hombre continúa amablemente. "Uno de los beneficios de mi profesión, se podría decir. Conocimiento detallado de los mejores bares y buffets de cortesía en Nueva Holyoke. Este es uno de los mejores, no me malinterpreten, pero nadie en la casa bebe whisky. abastecerse solo para los invitados, para los periodistas en su mayoría, que son tontos por lo general como escocés. Nunca puedo decir si siguen molestando porque no saben o porque saben que es lo que preferimos."

    No se imagina por un momento que Thomas Malcolm lo haya pasado por alto. Lo más probable es que Ray haya sido abrochado por algún hacker odioso que no quería compartir notas. "¿Eres periodista?"

    "Reportero, editor, publicador. El diario más pequeño de Nueva Holyoke. A los grandes jugadores no les gusta hablar con los recién llegados, especialmente no aquellos de nosotros que realmente tenemos que ensuciar nuestras manos con la recopilación de noticias. Pensé que tendría más suerte uno a uno, hombre a hombre, por así decirlo."

    Ah-ja.

    "Solo estás trabajando duro, ¿verdad?"

    Malcolm inclina la cabeza vagamente, indicando el lado opuesto de la habitación. "Ya lo creo que sí. Ellos están socializando, yo estoy trabajando. Llevo allí hablando con Frederick Whiston y algunos de sus devotos desde que usted entró. Tratando de conseguir lo bueno antes de que los chacales las recojan."

    Ray sigue el giro de sus ojos, aunque no es estrictamente necesario. Ha sido consciente de la presencia de Frederick todo el tiempo, al igual que él era igualmente consciente de la diestra habilidad de navegación de Emma para mantenerlos constantemente separados, preferiblemente con la mesa entre ellos. Freddy se ha estacionado debajo del retrato de uno de sus antepasados. Los mismos ojos oscuros, pómulos prominentes, rasgos gruñones, pero sufre comparaciones inmediatas. Freddy aparece pálido e insustancial, desnutrido, debajo de sus severas imágenes tecnicolor. Está profundamente involucrado en relatar una historia que involucra un cambio pálido de expresiones, que van desde la ofensiva snob hasta el rechazo de ojos cerrados, puntuado por movimientos flácidos de sus muñecas.

    "No sabía que había sido dado de alta del hospital", reflexiona Ray, tratando de sonar pensativo. ¿Ves? No hay problema aquí. Seguir adelante.

    "He estado fuera desde esta mañana, en realidad. Rodney Beck, el médico de familia, lo llevó a la atención privada tan pronto como pudo sacar el papeleo. Está tratando de cubrir, naturalmente. El mejor interés de la familia, por supuesto. Ocultando el hecho de que el joven vástago es un mastuerzo borracho."

    Ray se pone rígido. "No sabría nada de eso."

    Malcolm asiente, sonriendo. "Claro. Por supuesto que no."

    "Mientras lo tengamos claro", Ray responde de la manera más clara y sin compromiso posible. "Realmente no soy el tipo de persona a la que quieres preguntar sobre el negocio familiar de Whiston."

    "Mira, ahora me gusta eso. Eres un tipo de tipo militar directo. Respetas donde es debido, siempre cortésmente público. Realmente es una pena. Frederick podría aprender una o dos lecciones de ti. Está dejando más que claro que no le gustas mucho, aunque no está interesado en decirnos por qué ". Malcolm se pasa los dedos por el costado de la cara. "Aunque ese es un buen moratón. Lesiones sufridas durante el escape, estoy seguro, pero sería una vergüenza terrible para mi profesión si no mencionara que parece que alguien le zurró bien. Un hombre que no tuvo cuidado con sus hechos podría hacer algunas suposiciones injustificadas sobre algo así, caracterizar una relación completa de una manera desagradable."

    El agarre de Ray sobre su vaso blanquea sus nudillos hasta que suenan como el crujido de los disparos. Se relaja antes de hacer algo vergonzoso como romper el cristal.

    "Realmente no quieres hablar conmigo sobre esto."

    "Claro que sí. Eres una gran noticia, comandante Marlowe. Una celebridad nueva y mercurial en la constelación de estrellas de Nueva Holyoke. Según mi experiencia, los jóvenes sementales elevados a tales alturas desean desesperadamente saber qué tipo de cosas están diciendo otros sobre ellos, especialmente aquellos que están en condiciones de causarles problemas."

    "No soy muy celoso de celebridades". Ray se obliga a una expresión agradable, todo humor y dientes grandes y sonrientes. "Por otro lado, Sr. Malcolm, debe tener mucho éxito, o al menos eso es lo que deduje de todas las cosas groseras que los señores de los otros medios de comunicación decían sobre usted."

    Malcolm parpadea hacia él por un momento, confundido o aturdido, luego sonríe ampliamente. "Has jugado este juego antes."

    Ray simplemente se encoge de hombros.

    "Eso estuvo bien hecho, aunque no fue muy justo. Esperaba un soldado del DOE, grande y tonto que se caería sobre sus propios pies para prostituirse ante los medios."

    "Lamento decepcionarte."

    "No, no lo haces."

    "Cierto." Ray mueve el pulgar hacia la barra. "¿Puedo ofrecerte una bebida?"

    "Claro, whisky. Solo". Un intercambio de miradas y Malcolm frunce los labios disculpándose. "Nunca toco el escocés. Aprendí mi lección hace mucho tiempo."

    Permanecen juntos en silencio por un tiempo y Ray atiende principalmente a su whisky, que es tan malo como Malcolm le advirtió que sería. Observan a la gente fingir que no los miran, o incluso más estudiosamente pretenden no sentir curiosidad por el tipo de cosas que Ray y Malcolm podrían estar discutiendo. Eso es más embotante de lo que Ray había imaginado.

    Finalmente, Malcolm dice: "¿Puedo preguntarte sobre el desastre de la Paráclito?"

    "No."

    "¿Qué tal tu relación con Emma Whiston? Parece que ella te tiene un tremendo aprecio."

    "No."

    "Mira, Marlowe, déjame ser sincero contigo. En realidad no me importa mucho la vida privada de la familia Whiston, ¿de acuerdo? No me importa a quién se están follando o qué ropa llevan puesta o dónde están invirtiendo su fortuna, pero a mis lectores les importa. Somos una pequeña colonia donde no sucede gran cosa, y esta rama retrasada de una gran familia de negocios es lo más cercano al chisme que tenemos. Mis lectores necesitan algo interesante en lo que concentrarse, y los Whiston son ese algo, incluso si no obtuvieran ni una pulgada de copia en un planeta real con medios reales. No son realmente famosos, no en la forma en que piensas sobre la fama en Terra. Y son localmente poderosos y tienen una historia interesante. Ahora esta cosa de la Paráclito es una noticia legítima. Es una historia difícil con serias ramificaciones para la vida colonial. Si eso está fuera de los límites, y ni siquiera puedo entenderlo oblicuamente, al probar tu conexión con los Whiston, no tengo nada de nada. Así que dame un respiro, ¿de acuerdo? Comprende que a nadie en esta sala realmente le interesa airear la ropa de la familia ". Malcolm frunce los labios decepcionado. "¿De qué podemos hablar?"

    Ray le da a la pregunta unos segundos de reflexión. "¿Jugaron hoy los Red Sox?"

    "¿Te refieres al béisbol?" Más confusión "Supongo que sí. No he visto ninguna transmisión desde que fuimos al periódico esta tarde. Creo que estaba lanzando Marshall. Contra los Yankees, en Nueva Fenway."

    "Bah. El hombro de Marshall niega cualquier ventaja que puedan haber sacado del campo de juego. Ray les da cuatro años y medio, tal vez cinco si tienen suerte, pero el equipo de lanzadores subtitutos es un desastre". Ray toma otro trago del whisky y escanea la habitación una vez más, marcando el cambio en el tráfico entre grupos, quién parece más interesado en hablar con quién. Es más un hábito que una porción real y útil de su conjunto de habilidades en este entorno. Todavía no está completamente seguro de quién es la mitad de estas personas. "¿Quién es ese tipo mayor con Frederick?"

    "¿Traje a rayas carbón? ¿Gran sonrisa? ¿Vaga aura de maldad desgarradora? Ese es Townshend Wright. Es el presidente, Junta Directiva de Whelemat. Las pelucas no se hacen mucho más grandes aquí que con esos dos. De hecho, probablemente el noventa por ciento del capital comercial de Nueva Holyoke está representado en esta sala. Usted y yo excluidos, por supuesto ". Malcolm gira la cabeza hacia Ray, casual y cauteloso. "¿Puedo hacer una pregunta ahora?"

    "Mientras esté dentro de los límites."

    "¿Qué límites?"

    Ray lo mira con su mirada más severa e intimidante. "Nada sobre compañeros de cama o asuntos de los cuales no me corresponda a mí hablar de ellos. Nada sobre la Paráclito que quede bajo el alcance de la investigación del DOE. Cualquier otra cosa de la que yo decida no querer hablar. Y si imprime algo sobre mí o atribuido a mí que no dije o comienza rumores que no me gustan, es muy probable que espere recibir una visita clandestina, nocturna y probablemente violenta en un futuro muy cercano. ¿Qué tal eso? "

    Malcolm traga fuerte. Después de una pausa, dice: "Me parece justo."

    Sigue una pausa más larga y Ray dice: "¿Y?"

    "Estoy pensando."

    "¿Qué hay para pensar? Ustedes los periodistas siempre tienen preguntas."

    "Estoy tratando de encontrar una que no me mate". Malcolm se aclara la garganta, sonríe débilmente. "Um, ¿cuál es su opinión sobre el fracaso radical del movimiento de independencia de Lilaiken hasta el momento para asumir la responsabilidad del incidente más reciente?"

    "¿Qué tiene que decir el DOE al respecto?"

    "No hacen comentarios en espera de los resultados de su investigación."

    "¿Cómo se han tomado el crédito los Lilaiken en el pasado?"

    "Alguien llama a todos los principales medios de comunicación, da un grito, en gran parte un monólogo político e incoherente, luego dice que explotó tal y cual nave en tal cuadrante con tales coordenadas."

    "Tal vez no haya pagado su factura del puerto de comunicaciones."

    Malcolm pone los ojos en blanco. "Como si me fueran a llamar de todos modos. Tal vez la transmisión no pagó su factura."

    Ray sacude la cabeza. "No lo sé."

    "¿Es eso un «sin comentarios»?"

    "Eso es un «no lo sé»". Ray imagina cómo se leerá eso en la prensa. EL OFICIAL MILITAR DE ALTO RANGO ADMITE COMPLETA CONFUSIÓN SOBRE EL ÚLTIMO DESASTRE. A Jack Holcomb y los chicos de la UIC les encantaría eso.

    "Comprédalo, todavía no estoy realmente en el círculo de la inteligencia por aquí. Tal vez quedaron decepcionados con la forma en que ustedes revelaron la última historia. Tal vez están cansados ​​de no obtener ningún resultado cuando hablan con los medios de comunicación, así que llevan su retórica directamente al DOE. Tal vez el DOE esté aguantando el mensaje para ver si alguien se da cuenta, pero lo más probable es que tal vez el DOE se haya olvidado de redactar una declaración oficial que divulgue esta información a los medios de comunicación. Esas cosas pasan."

    El ceño de Malcolm se frunce. "¿Olvidó? ¿Le parezco estúpido?"

    "Hm. Estoy tentado de responder esa pregunta, pero no es su turno de hacer la pregunta."

    "De acuerdo. ¿Cree que realmente tendría que depender de los callos oficiales del DOE para contar una historia? Me está insultando."

    "Entonces tal vez nadie reclamó el crédito."

    "Ahora estamos hablando. ¿No le parecería eso ominoso?"

    "En realidad, me parecería una señal de que este movimiento está creciendo a partir de la redundancia gloriosa que implica el acto de reclamar crédito. Reclamar el crédito siempre se trata de la reacción pública, de la exposición, la generación de publicidad. Es publicidad. La gente que se ocupa de los incidentes como este no necesita una llamada de comunicación de terroristas para identificar el grupo de sospechosos". Ray espera fervientemente que esto suene convincente, porque la verdad es que lo encuentra siniestro, desconcertante y molesto. Y se pregunta por qué el coronel Ritchie no se molestó esta tarde en compartir fragmentos de información como esta. "Está bien, periodista, te he dado un obsequio. Ahora es mi turno: ¿Cuál es tu opinión personal sobre las simpatías de la escena local hacia el movimiento radical Lilaiken?"

    "¿El movimiento radical, como divorciado de la ideología política moderada?"

    "Seguro."

    "Entonces no es exacto caracterizar la situación como comprensiva en absoluto. Hace un par de años, recibimos una extraña carta de posición proLilaiken en el periódico. Muchas quejas sobre la forma en que el DOE maneja las rutas de transporte, quejas sobre Forum impuestos sin un beneficio local claro a cambio. Como la mayoría de las colonias fronterizas, la gente quiere quejarse del dinero sacado de sus bolsillos y la falta percibida de voz política en Terra, pero no piensan en el hecho que ser ignorado excepto por la carga tributaria, puede ser algo bueno. Nos ocupamos de la mayor parte de nuestros asuntos, y el Foro, la AFE y el DOE no intervienen. Las cartas se detuvieron cuando comenzó la violencia. No creo que nadie realmente quiera estar asociado con eso ". Malcolm termina encogiéndose de hombros, como más desconcierto. "En realidad tú no crees que Nueva Holyoke sea un semillero de la política de Lilaiken, ¿verdad?"

    "¿Puedes pensar tú en una razón por la que no? Porque yo puedo pensar en al menos cinco razones por las que debería hacerlo."

    Malcolm se sonroja, como si Ray lo hubiera insultado. "Eso no es justo. Aparte del primero y el más reciente, nos hemos mantenido bastante alejados de la retórica de Lilaiken, y mucho menos de la presencia visible. Es un entendimiento bastante común por aquí que Nueva Holyoke es incidental a los ataques, a pesar de que el primero ocurrió en nuestro espacio de la cuadrícula. Somos tan víctimas en estos eventos como lo es el DOE. Si eligen usar nuestro espacio para dar un ejemplo, no hay mucho que podamos hacer al respecto. Pero créame, si los ataques se estaban coordinando desde aquí, nos habríamos enterado."

    "Un planeta es un lugar grande, Sr. Malcolm. Un montón de territorio para que ciertas malas personas operen con poco riesgo de detección."

    "Sí, pero también relativamente pocas señales de comunicación para ocultar sus mensajes."

    Ray apenas asiente ante su argumento. "Y menos recursos para rastrear el tráfico de comunicaciones, por lo que sigue siendo un nivel de anonimato bastante intimidante."

    Malcolm mastica eso por unos segundos, luego sacude su cabeza nuevamente. "No todos piensan que Nueva Holyoke es cómplice de la violencia de Lilaiken."

    "Si te refieres a todos en el espacio humano, diría que probablemente tengas razón. Pero si por 'todos' te refieres al DOE, entonces es muy probable que estés equivocado. Nueva Holyoke y los mundos fronterizos están adquiriendo una reputación muy indecorosa como destino de envío. Nuevo Holyoke en particular, señalaría, porque aquí es donde todo comenzó, y ahora tiene el dudoso historial de haber producido el doble de eventos Lilaiken que cualquier otro sistema fronterizo. Es posible que desee alertar a su lectores fieles de la posibilidad de un cambio en el interés comercial. Los fabricantes de Terran solo enviarán naves aquí mientras su planeta sea un mercado atractivo y lucrativo. Cuando comience a costar más de lo que vale la pena, comenzarán a negociar fuera, lo que significa que la operación minera se retira porque no hay transportistas para llevar el mineral al mercado. La liquidación se retira porque nadie puede llegar aquí. ¿Nueva Holyoke está lista para ser completamente autosuficiente? Si nadie envía nada aquí y el asentamiento se congela, los Lilaiken ganan su dependencia del Foro por defecto. Si no se hace algo pronto, es posible que descubras qué significa realmente la independencia del Foro y su aparato opresivo."

    Malcolm lo mira, repentinamente pálido. "Eso suena como una amenaza."

    Pero Ray levanta las manos para detenerlo, antes de llevar el empuje demasiado lejos. "No confunda las opiniones de la base con la posición oficial de los militares o el Foro. Solo estoy haciendo una observación sobre el poder de las percepciones públicas."

    Aliviado, Malcolm exhala un largo suspiro. "Sus percepciones podrían estar un poco sesgadas por los acontecimientos recientes."

    Ray ha aprendido que el problema con las organizaciones terroristas realmente efectivas es que son buenas para convencer a las personas que las rodean de que no están allí, de que están en otro lugar. Algún otro barrio, ciudad, planeta. Esto hace que su trabajo sea más difícil.

    Después de un rato, Malcolm dice: "¿Planea estar con nosotros por un tiempo, Comandante?"

    "Hasta que la AFE descubra qué hacer conmigo. ¿Por qué lo preguntas?"

    Malcolm mete las manos en los bolsillos del pantalón. "Solo me pregunto. ¿Te importa si hago una observación por mi cuenta?"

    "Adelante."

    "Quizá paso más del tiempo que me toca con los chicos del DOE como parte de la recopilación de noticias. ¿Quieres saber qué les cierra la boca más rápido que cualquier otra cosa? Hablar de Lilaiken. Ahora bien, usted por otro lado, tan pronto como saco el tema, es lo único de lo que habla." Malcolm mira significativamente a Ray, como si uno de ellos hubiera dejado escapar un secreto sin darse cuenta. "Por un lado, eso podría ser una función de su experiencia desgarradora reciente, que yo tanto entendería como apreciaría. Pero entonces no esperaría que tuviera opiniones tan completamente formadas y coherentes sobre el asunto. El hecho de que lo haga me sugiere que ha pensado usted mucho en esto."

    "Es un largo viaje desde Strat", le informa Ray. "Mucho tiempo para pensar coherentemente sobre volar hacia los dientes del espacio Lilaiken."

    "Tal vez. ¿Puedo preguntar qué fue exactamente lo que hacía a bordo de la Paráclito? Quiero decir, no es exactamente el procedimiento estándar para que el DOE lance una nave espacial con dos oficiales de nivel de Comandante a bordo. Y definitivamente no es usted el Capitán de registro para esa nave."

    Ray le frunce el ceño. Era mucho más felizmente anónimo cuando solo era un sargento de artillería. "Estás a punto de salir de los límites."

    "Y no soy el único que hará esa pregunta."

    Lo que probablemente sea cierto. Ray dice: "¿Y cuál especularías que es la respuesta?"

    "Ese DOE ha decidido que es hora de investigar los incidentes de Lilaiken un poco más a fondo de lo que se ha hecho en el pasado, que tal vez alguien finalmente se haya dado cuenta de que un puesto avanzado como el que tenemos no está preparado para la tarea en cuestión debido a sus recursos insuficientes. Especularía que esta usted dirigiendo la infusión de talento investigativo. O al menos lo estuvo, antes de los eventos más recientes."

    "Puede que no sea del todo estúpido de tu parte llegar a esa conclusión", replica Ray, bajando la voz. Está contento de haber salido con menos de la mitad de la verdad. "Pero sería una estupidez sacar esa conclusión e imprimirla como si fuera un hecho verificable."

    Los ojos de Malcolm comienzan a brillar. "¿Y qué obtengo a cambio de elegir no ejercer mis derechos como ciudadano y editor?"

    "Libertad de una rehabilitación médica larga y agonizante para uno", responde Ray, cuidadosamente inexpresivo. "O una promesa tranquila de recibir un trato preferencial cuando haya algo más que especulaciones que imprimir."

    "¿Y mientras tanto?"

    "Mientras tanto, publica un artículo basado en mis comentarios que es crítica la posición de Lilaiken, y me refiero a una hoja de miedo rotunda diseñada descaradamente para evocar hostilidad entre los intereses financieros de la población y los ideales de Lilaiken. Con un poco de suerte, sacará a un pájaro interesante o dos del matorral."

    Malcolm parece encontrar esta táctica bastante divertida. "¿Estás tan desesperado por pistas?

    "Sí."

    "Bueno, entonces te deseo lo mejor, Comandante Marlowe. Y espero que disfrutes de la hospitalidad de Nueva Holyoke, porque es muy probable que la recibas por mucho tiempo."

    "Gracias por ser tan solidario."

    Malcolm golpea a Ray amigablemente en el hombro. "Si supieras algo, reconocerías que acabo de darte un beneficio extremadamente generoso de la duda. Tienes mucho que aprender sobre la escena sociopolítica local. Sería divertido verte cometer un error."

    A Ray le gustaría pedirle que explique lo que quiere decir con mayor detalle, pero se quedan sin tiempo. Cerca de la entrada al pasillo hay un conspicuo ruido de pasos. Un puñado de domésticos se escabullen de un pasillo lateral y abren las puertas. Ahí está Emma, ​​aplaudiendo mientras entra para llamar la atención de todos.

    Ella está sonriendo, dientes y encías, barbilla alta y ojos exultantes.

    "Damas y caballeros, acepten mi más sincero agradecimiento por honrar nuestro regreso a Alquería Brezonegro con su presencia y por la cortesía que le han mostrado a nuestro estimado invitado, el Comandante Marlowe. La calidez y la alegría que llena mi corazón al verlos reunidos aquí nuevamente es lo segundo en intensidad de lo que más me agrada, que es anunciar la llegada inesperada de su verdadera anfitriona para la noche, mi madre, Dama Whiston, Julieta."

    Tan pronto como ella lo dice, hay un jadeo colectivo. Ray no puede decir si es asombro real o simplemente un facsímil fabricado pero razonable del mismo, porque obviamente se espera tal reacción.

    Emma se inclina delicadamente ante ellos y se desliza hacia un lado. Detrás de ella, confinada a una silla de ruedas impulsada por la imponente figura de Amah, la madre de Emma entra en la habitación. La silla es vieja, de mimbre y ratán, con ruedas de gran tamaño que crujen al moverse. La mujer sentada en ella es enana en relación, un mechón de carne y tela. Ella es fina, elegante, pálida como un hueso. Su cabello es tan blanco como la nevada de Michigan, cortado hasta los hombros y con rizos precisos como las pestañas de los niños dormidos. El encaje complementa el vestido, que es de gasa, de manga larga, la envuelve desde el cuello hasta el tobillo. No puede ocultar adecuadamente el hecho de que ella es una muestra marchita y agotada, de que sus brazos son ramitas y su pecho delgado, lleno de ardor. Cuando Amah empuja la silla hacia adelante, la cabeza de Julieta Whiston cae hacia adelante como si su cuello ya no fuera lo suficientemente fuerte para soportar su peso

    Pero ella entra, saluda a sus invitados y les ofrece una sonrisa torcida.

    Al lado de Ray, Malcolm murmura: "Esto va a ser surrealista."

    Ray lo mira interrogante, pero Malcolm solo se encoge de hombros y redirige la atención de Ray hacia Emma y su madre. "Ya verá, Sr. Marlowe. Créame."

    Incluso desde el otro lado de la habitación, Ray puede detectar a Dama Whiston escaneando y finalmente decidiéndose por él. Emma tiene sus ojos, los mismos imposibles, congelados, azul glaciar. Julieta Whiston lo mira y no saluda, pero mueve su dedo índice hacia él y le ordena que se acerque.

    Conoce a la madre, piensa Ray, con las rodillas débiles de repente, como los tallos de maíz después de demasiada lluvia. Pone su vaso en la barra y maneja una sucesión de fallidos, derrapes y tropiezos de un lado del comedor al otro. Para cuando la alcanza, se siente sin aliento, aterrorizado, deseando que alguien arroje una granada a la habitación para poder caer sobre ella y evitarles más vergüenza.

    Pero no caen granadas, y mientras los otros invitados retroceden y lo ven tratar de derretirse en el piso, Julieta Whiston lo rastrea con los ojos penetrantes y cerrados.

    "Usted eres el indicado, ¿no?" Ella dice finalmente, casi sonriendo, de alguna manera satisfecha. Su voz es suave, áspera, tan antigua y destrozada como la mujer misma. "Estoy encantada de conocerle, Comandante Marlowe. Muy contenta, de hecho, ya que me han dicho que ha realizado actos milagrosos para traer a mis hijos a casa conmigo."

    No estaba tan nervioso cuando estaba de vuelta en Nueva Mes transportando a los generales alrededor de la cuadrícula de combate y a cargo de mantenerlos con vida. Por otra parte, ha conocido más generales que madres en los últimos años, por lo que tiene una extraña sensación.

    "Milagroso puede ser un poco exagerado, señora. Pero me alegro de conocerla, incluso dadas las circunstancias, y me alegra que su salud haya mejorado."

    "Mejorar puede ser un poco exagerado en sí mismo, pero estoy lo suficientemente bien como para hacer una muestra pública de gratitud al salvador de mi hija, el Sr. Marlowe."

    "Por favor, si no es una terrible violación de la etiqueta, llámeme Ray."

    "Sería impactante, de hecho". Sus ojos brillan de picardía por un instante. "Así que ciertamente lo haré, Ray. Pero aún así debes llamarme Dama Whiston, o la gente hablará."

    Al parecer, Emma ha heredado algo más de su madre aparte de los ojos.

    Detrás de Julieta Whiston, Amah observa su intercambio frunciendo el ceño, sus manos agarrando el marco de la silla de ruedas y el graffiti tatuado de su rostro fruncido como un puño. Es una vibración claramente mala, que Ray siente, que es lo último que necesita en este momento.

    La anciana continúa: "Has llegado en un momento propicio, a pesar de la tragedia. ¿Qué es hoy, Amah?"

    Gruñendo "Martes, Julieta."

    Ella se ríe, una risita agradable que se convierte en una carcajada de la edad. "Una trampa Terran. Gittungdae, eso es. Hacemos estas concesiones a los colonos y extranjeros, Ray. Puedes sacar a una persona de su casa, echarla en un nuevo sistema solar con más horas, menos horas, más días, menos meses, pero no se les puede quitar del tiempo. No lo toleran. El tiempo y la estación, el arrastre de la edad, el espíritu del ser y un lugar en particular están estampados en el alma, esas cosas nunca cambian .

    "Pero es martes, lo que significa que el miércoles le sigue y el jueves y el viernes después, y luego la puesta del sol, y al atardecer, ¿qué?"

    Julieta mira a Ray expectante, arqueando una ceja. Él no sabe la respuesta que ella quiere de él. Confundida o exasperada, ella lo incita. "Dao Maed Vitouri. ¿Día de luto? ¿El Festival de la Pérdida?"

    La mirada se dirige a Emma, ​​decepcionada y ligeramente acusatoria. "¿No le has dicho nada?"

    "Solo ha sido un día, madre", dice Emma en voz baja. "Apenas ha estado fuera de la finca para aprender tales cosas, ya que hemos tenido las manos ocupadas en arreglar a los niños y atender la salud de Frederick, por no mencionar ..."

    Julieta cambia bruscamente su atención hacia Ray, le indica que avance y se inclina cuando él se acerca, de modo que sus codos prácticamente descansan sobre sus rodillas. Ella habla en voz baja y confidencial. "Esto es lo que quiero decir, ¿ves? La muerte de la cortesía, eso es lo que es la frontera, lo que en última instancia significa. Tú eres el único, y aun así se niegan a compartir contigo incluso los detalles más pequeños sobre lo que significa. Esto es lo que hace la frontera: nos despoja de lo esencial, nos impone lo que es crudo, ampollado por el sol y rítmico por el suelo. El martes, de hecho, ¡y eso es todo lo que te han dicho! Vergüenza. Pero no mencione una palabra, joven, no a ninguno de los chacales en este salón. Es nuestro secreto."

    Enderezando su columna, levantando la voz. "Emma, ​​querida, te digo que has sido negligente en tus deberes sociales. Por la mañana, lo primero que harás será priorizar que enseñes a nuestro amigo Ray con quien tenemos tanta deuda de gratitud, su nuevo mundo. ¿Se entiende? Por la mañana, si no antes. Sí, sí, recuerdo lo que era ser joven, beber la vida, divagar a todas horas y luego quedarse dormido como si fuera un sueño. Tómelo en tus manos y muéstraselo todo."

    Pero ella apunta con un dedo repentino y afilado a Ray, deslumbrante, imperioso, feroz. "Pero recuerde que la toma solo de la mano, Sr. Marlowe."

    Está completamente desconcertado. Ray retrocede un paso, parpadea para mantener cierta compostura. "Por supuesto, Dama Whiston."

    Entonces Emma se desliza entre ellos, oscureciendo la vista de su madre sobre él, todas sonrisas suaves y palabras suaves. "No te preocupes, madre. Me aseguraré de que lo conozca todo, tal como tú dices". Ella intercambia una oleada de expresiones apagadas con Amah, una comunicación silenciosa que concluye cuando Amah asiente. "¿Tal vez deberías tomarte un momento y saludar a los otros invitados ahora? El Sr. Penberthy está desesperado por verte, lo sé."

    Julieta hace un resoplido. "¡Ese viejo sinvergüenza! ¿Aún sigue vivo?"

    "¿Por qué no lo averigüas por ti misma? Solo tenemos unos minutos antes de que la cena comience."

    Se alejan, Dama Whiston parloteando como un bribón, Amah la empuja hacia adelante y se cierne sobre ella, para arengar al desafortunado Sr. Penberthy. Ahora al lado de Ray, Emma se desploma, presionando su peso contra él como si fuera a caer si él no estuviera allí para atraparla.

    La madre de Emma, Julieta Whiston. Debe de tener cincuenta años y estar completamente loca.

    "Lo siento", dice Emma después de unos momentos. "Parecía más fuerte en su habitación, cuando la estábamos vistiendo para la noche. Realmente pensé que terminaría la cena sin ponerse en ridículo."

    Ray todavía no sabe qué decir, y la única palabra que le viene a la mente es la que Malcolm le dio. Surrealista.

    Pero Emma niega con la cabeza, se recupera y vuelve a montar su exhibición pública de alegría sonriente. "Necesito hablar con el personal de la cocina y hacer que comiencen a sentar a los invitados. Mientras tanto, Amah se hará cargo de madre". Levanta su rostro hacia Ray, sus ojos brillan nuevamente, pero su boca es dura, tratando de fruncir el ceño. "A ella le gustas, ¿sabes? No la he visto tan animada en meses, posiblemente en años. Cree que eres impresionante."

    "Me alegro."

    Lo que probablemente se ubica a la altura de uno de los comentarios más estúpidos después de «la reunión con la madre loca» de todos los tiempos. Realmente bastante impresionante, dado el hecho de que, según su experiencia, la mayoría de las madres eran locas certificadas en un grado u otro.

    Sin embargo, Emma debe estar anotando su esfuerzo, porque hace un guiño y la sonrisa se suaviza un poco en algo menos obviamente forzado. "Solo recuerda eso. Como invitado de honor, pasas la noche a su mano derecha."

    * * *

    La comida es bastante impresionante.

    Faisán, cordero, «filet mignon». Ensaladas frías y surtidos de verduras exquisitamente frescos, que es algo que Ray puede apreciar en una nostalgia juvenil Hoosier de moda después de meses y meses y meses de las imitaciones tibias y enlatadas de alimentos verdes cultivados. Colores vivos, arreglos interesantes, interacciones curiosas de sabores. Si realmente supiera moverse por una cocina más allá de poder encontrar la cafetera, sospecha que el arte culinario lo devastaría como evidencia.

    En cambio, solo sabe lo que le gusta a su estómago, y parece que le gusta todo, hacer intentos regulares de escalar con anticipación sin aliento por el eje del esófago y tratar de mirar por la boca cada vez que las puertas de la cocina se abren y se trae algún artículo nuevo, ya sea una cazuela de fideos con espinacas o un postre de gelatina helada que se balancea obscenamente.

    Se sienta en la esquina de la larga mesa, con Julieta Whiston a su izquierda y Emma frente a él. Townshend Wright, el presidente de Whelemat, está sentado a su derecha y Frederick Whiston junto a su hermana. Ray sospecha que hay un orden arcano pero lógico para el resto de los arreglos de asientos, algo que tiene que ver con las relaciones sociales y la jerarquía, principalmente porque Thomas Malcolm está desplazado hacia abajo en el otro extremo, ocluido por fajos de centros de mesa altísimos. Ray podía resolverlo con un trozo de papel, un lápiz y un título avanzado en matemáticas superiores.

    Amah observa de inmediato detrás del respaldo de la silla de Dama Whiston, todavía con el ceño fruncido, sus ojos oscuros escanean alternativamente a los invitados y a su jefa, sus brazos pesados ​​dirigen el tráfico de los empleados domésticos mientras sirven y recogen platos y mantienen las copas de vino llenas. Lo que debería, en la estimación de Ray, mantener a Frederick feliz al menos. Freddy, que lleva dos días en dique seco para compensar, ha pasado del vino al gin tonic, al vodka, como si estuviera buscando la vivacidad que la ocasión demanda, pero todo lo que parece encontrar es una especie de melancolía, depresión de cejas pesadas. Su plato está limpio, vacío, bailando con la luz reflejada por el candelabro.

    La conversación zumba a su alrededor, ligera y aireada, salpicada de risas y el tintineo de los cubiertos y el vidrio, el acompañamiento orquestal cacofónico de otro mundo atravesado por barreras dimensionales y límites de espacio-tiempo que no se pueden cruzar.

    "Dao Maed Vitouri", dice Julieta Whiston después de un tiempo, su mano suave en el antebrazo de Ray. "El Festival de la Pérdida. Deberías ir. Emma debería llevarte. Es muy auspicioso."

    Ray estudia su mano, las venas azules se retuercen y palpitan como gusanos debajo del revestimiento de alabastro de su piel. Él mira hacia otro lado, levanta la cabeza para poder mirarla a los ojos, lo que prefiere porque son claros, lúcidos y familiares.

    "Me temo que no entiendo", dice. "¿Eso es una fiesta colonial?"

    "Día santo", dice Julieta, haciendo hincapié en cada palabra. "Días santos. Desde el ocaso del viernes hasta el ocaso del domingo. Asima Ephendae etri Foridae asimen. Esa es la ley. Ya lo verás. La ciudad hace un gran espectáculo de los días santos."

    "Piense en Navidad", dice Towshend Wright a su lado en un barítono brusco. Mira a Ray de soslayo, agitando los restos de su vino en su copa, aburrido o desdeñoso. "Faroles, bromas, regalos para los niños. Cerraremos la mina durante tres días. Esto es muy Católico Romano."

    "No es católico", le ruge Amah, desaprobándolo.

    "Distintivamente católico", responde Wright. "En un sentido medieval. La ley exige que todas las operaciones seculares cierren. La celebración equinoctal es auténticamente humana, aparentemente más que la responsabilidad fiscal."

    Ray solo puede cambiar de Wright a Amah a Julieta, desconcertado. Al verlo, Emma sonríe y se toca los labios con una servilleta de lino pálido. "El Sr. Wright está en lo cierto al decir que es ley que cerremos las minas para el Festival. Eso lo pone de mal humor, por lo que tiene una tendencia a exagerar su caso, me temo. Violenta considerablente la verdad con su analogía navideña."

    Wright hace un ruido de disgusto como si fuera a protestar, pero lo sofoca.

    Emma continúa: "Dao Maed Vitouri es Dag Maoudi de origen, al menos el lenguaje y el concepto básico. ¿Recuerda que le hablé sobre la historia de la familia Whiston con el clan de Amah. A veces a lo largo de los años hemos adoptado las costumbres, frases de Dag Maoudi, modos de comunicación. El abuelo Fram fue un estudiante particularmente astuto de la cultura. Para el Dag Maoudi original, era un festival otoñal, una transición de la temporada de crecimiento del verano a las amargas depredaciones del invierno ". Emma mira a Amah, quien asiente con la cabeza, por lo que continúa. "Tenía sentido, dadas las bases mitológicas, que esto también se convirtiera en una época de recuerdo, de guerreros de luto perdidos en guerras tribales durante el año y reflexionando sobre el momento de la paz por venir. Los Dag Maoudi no hacían la guerra en el invierno. En cambio, reunían comida, construían casas, arreglaban ropa, hacían el amor y bebés, y cuando la primavera volvía, las aldeas estaban llenas de niños, flores, gruñidos de cerdos y pájaros graznadores. Dao Maed Vitouri era todo esto, conmemorar a los muertos, reconocer la carga del futuro inmediato, celebrar el renacimiento eterno que seguiría a sus tribulaciones. Era una celebración de lo que significaba ser Dag Maoudi en un mundo libre de cualquier influencia que no fuera la suya.

    "Cuando la Fandalay aterrizó en Nueva Holyoke, habían pasado poco más de dos años desde que los primeros colonos partieron del espacio Terran. Dos años de esperanzas y sueños, catástrofes y miedo. El viaje interestelar tenía más riesgos en esos días. No era una empresa ligera, que transportaba a tales colonos de estrella a estrella. Algunos murieron en tránsito. Hubo accidentes, incidentes, desastres. Algunos nacieron, todavía amamantando en los senos de sus madres, niños extrasolares sin planetas, sin hogares, sin campos de estrellas que llamar los suyos

    "Hay personas que aún argumentan que el abuelo Fram mantuvo la Fandalay en órbita durante tres semanas sin registrar las estrellas, como lo afirma su registro, o haciendo los preparativos finales, sino esperando, esperando el amanecer en el equinoccio de otoño antes de llevar a la congregación a transbordadores y Los barcos tardaron todo el día en transportarlos, y no fue hasta la puesta del sol del viernes, asima Ephendae, que se mantuvieron juntos, por fin, en el suelo virgen de un mundo nuevo.

    "Y Fram los reunió y dijo que no trabajarían durante dos días completos, que en cambio reflexionarían sobre los compañeros que se habían perdido en el camino, y los llorarían y recordarían todas las cosas que esas personas habían hecho y contribuido por el bien y la vida de la colonia. Y luego pensarían en los niños, los recién nacidos, los «sin hogar» como él los llamaba. Y de los sin hogar, los desamparados, tendrían esperanza.

    "El domingo por la noche, el abuelo plantó los primeros pinos a lo largo de los acantilados, un árbol joven transportado desde Terra por cada uno de los niños nacidos en tránsito, como una promesa para ellos especialmente de que ya no serían Sin Hogar, sino arraigados, humanos, atados a la tierra y el mar, abrazados por los brazos del mundo que harían. Dao Maed Vitouri nos recuerda que no somos solo una colonia, sino un pueblo, un clan, nuestro pasado y futuro unidos con este mundo, Nueva Holyoke. Recordamos lo que nos hace humanos."

    Julieta Whiston escucha atentamente y aplaude suavemente, con la cara radiante. "Oh, sí. El Festival es un momento tan auspicioso. Muchos ya no lo entienden; eligen no recordar las raíces que son profundas. Pero los Whiston lo recuerdan. Yo lo recuerdo". Se inclina de manera conspiradora hacia Ray, casi perturbando su copa de vino en el proceso. Su voz se convierte en un susurro gutural. "Puedo contarte mi primer Festival, joven. Lo recuerdo claramente, con cada detalle."

    "¿Desde cuando era niña?" Ray pregunta. Él está tratando de seguirle el paso a sus saltos intuitivos, pero siente que se queda corto. Es un territorio sin mapa.

    Pero Julieta se ríe como una niña pequeña. "Por supuesto que no, tonto. Mi primer Dao adulto. Oh, tenía diecisiete o dieciocho años Terran años después. Años después de haber bajado de la Morrigu, cortejada en Nueva Holyoke por el Fondo de Caridad y cortejada por un joven cuyo nombre no voy a recordar ahora. Dieciocho y espléndida con un fino vestido de tafetán, seda y encaje, y mi cabello largo. Glorioso más allá de su contemplación. Había calles y avenidas laterales, relucían con linternas colgadas de postes, velas en las ventanas y banquetas ensuciadas. Todo parpadeaba como una gran hoguera sobre la ciudad. Y cantaban en la plaza debajo del monumento, caballeros jóvenes y viejos con trajes oscuros y zapatos brillantes, alineados a lo largo del verde ...

    Detrás de ella, Amah asoma, coloca sus puños sobre los frágiles hombros de Julieta. Le da unas palmadas, acallándola. "Ya es suficiente, mi querida Julieta. Vas a aburrir al pobre Sr. Marlowe. Eras muy hermosa entonces. Todavía eres hermosa. Estas cosas él las puede ver."

    "¡Por supuesto que puede ver!" espeta la anciana. "Pero él no sabe. No le has dicho nada. ¿Por qué traerlo a menos que se lo digas? Esperarás hasta que sea demasiado tarde."

    Hay una pausa colectiva; Los invitados de Whiston tensan sus cuellos con curiosidad ante la intensidad de Julieta. Ray los siente mirar, fascinados, excitados, alarmados.

    Él también quiere callarla, antes de que ella cree un espectáculo. Emma, ​​con la espalda recta, los ojos muy abiertos, parece lista para saltar de su silla, pero no se mueve.

    Julieta lucha con ella brevemente, pero Amah es implacable, la arrastra lejos de la mesa.

    "Es que te vas a agotar, Dama Whiston", dice Amah, reprendiendo pero firme. "Esta noche quizás ha sido demasiado exigente para ti."

    "No quiero irme todavía. No le he hablado sobre Charles. Charles y el mhuruk-a."

    Amah la gira para enfrentarla cara a cara, Amah agarra los lados de la silla, se dobla por la cintura y se enfrenta a Julieta Whiston como si fuera una niña precoz. "Él no quiere oírte hablar de Charles. Creo que volveremos a tu habitación. Da las buenas noches a tus invitados."

    Pero Julieta se agacha bajo su brazo y le muestra a Ray una sonrisa maliciosa y un guiño. "Le chupé la polla, Ray. Les chupé la polla a todos y luego dejé que me follaran. Ese es el espíritu del lugar."

    Por un momento, el silencio aturdido llena la habitación, la conversación y los vasos se congelan. Alguien a quien no ve inhala bruscamente. Ray siente sus ojos en él y, alternativamente, en Julieta Whiston, demasiado sorprendida para hacer otra cosa que observar. Y Ray, él también solo puede mirar, remando fuera de su profundidad. Es una pesadilla completa.

    Él implora a Amah, sin hablar: Por favor, sácala de aquí.

    Frederick, murmurando maldiciones, es quien finalmente interviene. Se tambalea sobre sus pies, sonrojado y amargo, con una copa de vino en la mano. "Maldita sea, Emma, ​​¿cuánto tiempo vas a dejar que esto continúe? Díselo de una vez, por el amor de Dios. Lo descubrirá pronto ... ¿o prefieres sentarte allí y ver a nuestra madre hacer el tonto para esta reunión de buitres?

    Él mira a Emma, ​​que mira los restos de su cena, cenicienta, sin ver. Ya no parece que se esté enrollando para saltar al rescate de su madre. La primavera dentro de ella se ha roto, y ella se desploma.

    "Siéntate, Frederick," exclama Amah, su voz afilada y de acero. "Ya ha habido suficiente vergüenza."

    "¿Vergüenza?" Sisea él en respuesta. "¿Eso es todo? Tal vez esta familia necesite un poco de vergüenza". Frederick gira la cabeza hacia Ray, frunciendo el ceño, sonriendo, salvaje, todo eso a la vez, como si no pudiera conformarse con la expresión adecuada para tal desastre. Lo hace parecer enojado, como si estuviera delirando. "¿Qué piensa usted, Sr. Marlowe? ¿Cree que esta familia necesita otro rescate? ¿Un rescate de sí misma, tal vez? ¿De nuestra propia pomposidad?"

    "Creo que deberías sentarte", dice Ray. Tú, asesino. Asesino de masas. Asesino de niños.

    "¿O qué? ¿O me harás sentarme de nuevo?" Se ríe amargamente y se arrastra para pararse detrás de Emma. "Realmente no me importa lo que pienses, Ray. Aún no sabes lo suficiente como para pensar nada. No te lo han dicho. ¿O no estás prestando atención? Nuestra madre senil ha estado intentando decírtelo toda la noche , pero te niegas a escuchar, a prestar atención a lo que es mejor para ti. Llámala loca si quieres, pero al menos es directa; reconoce lo que es esencial. Es un asunto importante, ¿entiendes?, tramar cuándo te lo dirán y cuánto. Cómo se te informará."

    En un ataque, como una furia repentina, Frederick arroja su vaso contra la pared donde se rompe, rociando vidrio y dejando una mancha oscura y púrpura.

    "Les ahorraré a todos el problema, ¿eh? Te hablaré de hombre a hombre sobre el Dao. Creo que les gustará. Directo, real, contundente. Muy militar. Entendemos las cosas, usted y yo, a un nivel masculino. Nada de esa delicadeza agradable y revoltosa para nosotros. Es difícil que no sepas, realmente, considerando lo cerca que te estás volviendo, con la dulce y pequeña Emma". Él deja caer sus manos sobre los hombros de Emma, ​​y ​​ella se estremece ante su toque. Frederick levanta la voz más fuerte, incluye a toda la sala en su asalto. Como si ya no hubiera captado su atención. "Muestren sus cartas, damas y caballeros, ¿quién no sabe nada sobre el Dao?"

    Sin manos, expresiones pétreas, conmocionadas, con ojos brillantes. Townshend Wright se ríe.

    "¡Díselo, díselo!" Julieta canta, mirando alrededor de la obstrucción del cuerpo de Amah.

    Pero Amah da un paso hacia él, oscuramente amenazante. "Frederick. Ya es suficiente."

    Él la ignora, y sus manos pálidas y anchas amasan suavemente los hombros desnudos de Emma, ​​sus dedos revolotean a lo largo de su cuello. Emma no mira a nada, su boca es una delgada línea como si estuviera tragando vergüenza.

    Y Frederick sonríe, pura malicia. "Espíritu del lugar, Ray. Ese es el significado del Dao. La Dulce, suave, preciosa Emma lo sabe todo sobre el espíritu del lugar, el mhuruk-a. Todas las mujeres Whiston lo hacen. Por eso todos vienen. Todos vienen y todos vienen, j¡a! Hacen cola alrededor del bloque, bajando la calle para probar a mi hermanita, tal como lo hicieron con mi madre. Mi abuela. ¿No crees que eso me enorgullece?

    Ray lo mira, incapaz de centrarse, incapaz de sentir otra cosa que un profundo entumecimiento. ¿Qué...? Y Frederick continúa, acariciando los hombros de Emma, ​​su cuello, rodeándole la garganta con los dedos mientras ella baja la cabeza y todos miran. Townshend Wright, sonrojado y sudando, también observa, con los ojos fijos y brillantes, la boca abierta en una risa perpetua de alegría. Ray lo mira a su vez, y es como si sus ojos estuvieran abultados, listos para estallar, ardiendo. Wright tiene una erección del tamaño de un satélite meteorológico que tensa la fina tela de sus pantalones.

    "Hey", dice Frederick al fin. "Te lo pasarás bien. Lo prometo. La familia Whiston se asegurará absolutamente de que lo hagas. El primero de la cola, ¿verdad, Emma?"

    Es todo lo que él puede soportar. Es posible que no entienda esto, lo que sucede a su alrededor, por qué todos están sientados en silencio y dejan que suceda. Es posible que no entienda su precioso Dao bi sus rituales sociales. Y a él no le importa.

    Ray empuja su silla hacia atrás y se levanta.

    Con una loca carcajada, Julieta Whiston ladra: "¡Despejen un espacio! ¡Empezaremos temprano! ¡Mhuruk-a! ¡Mhuruk-a!"

    Él la ignora a medida que pasa, deteniéndose solo para evitarle a Amah una mirada de disgusto porque vio que esto venía, porque podría haberlo detenido, debería haberlo hecho. No lo hizo

    Luego está de pie al lado de Emma, ​​cara a cara con Frederick Whiston, respirando vapores de alcohol picantes y reciclados.

    Con calma, casi sobrenaturalmente, dice: "Sé lo que hiciste. Lo sé, y voy a verte castigado por eso. ¿Quieres hablar sin rodeos? Eso está bien. La única razón por la que aún estás libre para caminar por ahí, para causar daño, lastimar a los que te rodean, es porque no tengo la información que necesito para encerrarte. No la tengo, pero la conseguiré. Puedes contar con eso. Pero eso no cambia el hecho de que voy a por ti. Yo voy a por ti. Para que puedas quitarle las manos de encima y cerrar la boca, o puedes seguir adelante, seguir lastimándola, y te ajustaré las cuentas ahora, con pruebas o no. Tú eliges."

    Y él está preparado, ahora mismo, a pesar de las consecuencias y sin ninguna evidencia que lo respalde. Le daría un gran placer romperle la columna de Frederick Whiston en este momento. Y nunca podría lastimar a Emma ni a nadie más.

    Frederick no se mueve de inmediato, no parece hacer nada en absoluto.

    "Quítale las manos de encima", susurra Ray, tan bajo y áspero ha siseado que solo los dos pueden oírlo.

    Frederick parpadea hacia él como si la orden fuera más allá de la comprensión. Inconcebible. Pero se encuentra con el gruñido y la violencia de Ray con una mirada firme, su voz apagada, casi disculpándose.

    "Es por tu propio bien, Ray."

    Pero él mueve las manos, lo cual es bueno, porque Ray no está seguro de cuánto tiempo más podrá evitar matar a alguien. Se retira, coloca varios pasos entre ellos, hasta que se choca contra la pared. Pero Frederick Whiston ha dejado de existir en el universo de Ray. Todo lo que existe es Emma, ​​avergonzada, horrorizada, dolorida. Él se inclina hacia ella, toma sus manitas de su regazo y la pone de pie. Ella no lo mira, y eso duele más que nada, porque él siente que le ha fallado.

    Sin otra palabra, Ray le pasa el brazo por el hombro y saca a Emma de la habitación.

    A sus espaldas, Dama Whiston --la chiflada, loca y frágil Julieta, ríe y ríe hasta que su voz suena tensa y rota, como el eco distante de las lágrimas.

Capítulo 5

    Noche. Estrellas tan brillantes que parecen colgar al alcance de la mano. Constelaciones sin nombre, sin historia. Es un cielo sin contexto, debajo del cual él se desplaza, un planeta que se tambalea sin ninguna órbita coherente. En la oscuridad, aliviada solo por los conos oscuros que marcan los bordes del camino, él la sujeta cerca mientras caminan, protegiéndola del frío en el aire. Ella no habla, tiembla, pero si llora, se lo oculta y él no puede ver su rostro.

    Toman caminos que se alejan de la casa de huéspedes, que se extienden a través de las colinas y páramos chamuscado. Parece que ella selecciona rutas al azar, vagando, simplemente poniendo espacio entre ella y la mansión. Ray la deja liderar, respondiendo solo al suave tirón de su carne, el giro sutil de extremidades y músculos cuando cambia de dirección. Él no pregunta adónde van, solo la sigue.

    Con el tiempo, hay un muro de piedras oscuras e irregulares, de altura hasta la cintura e irregular, como una estructura ensamblada a partir de bloques infantiles. Un poco más lejos, una puerta de hierro y un pequeño edificio como un shed escondido dentro. Emma se separa de él, abre la puerta y se inclina hacia adentro. Ella acciona un interruptor que él no ve, pero puede oír, el sonido resonante de las conexiones, el zumbido de la electricidad. Las luces tartamudean, surgen, brotan a la vida argentina sobre postes altos y decorativos. Brillan, blanqueando la hierba en tonos monocromáticos, creando sombras que son más oscuras que la noche misma.

    "Este era el jardín de mi abuela", dice en voz baja. "Los hombres construyen casas y lo llaman legado. Las mujeres plantan jardines. Mi madre lo cuidaba cuando era joven, siguiendo el ejemplo de la abuela. Un jardín Terran en una tierra extraña. Yo venía aquí cuando era niña, a veces también Frederick, pero principalmente solo yo. Era el único lugar donde se me permitía estar sola. Este es mi lugar, mi jardín secreto donde nadie viene a menos que yo elija permitirlo."

    Ella desliza el rastro de viejas lágrimas debajo de sus ojos y trata de sonreírle, pero es sombrío, roto. Ray da un paso hacia ella, listo para tomarla en sus brazos, pero ella levanta la mano entre ellos.

    "No tienes que tocarme. Entiendo si no quieres. Simplemente no me compadezcas y llámalo amor."

    Eso no lo detiene. Él se envuelve alrededor de ella, dibuja su rostro en su pecho y presiona su nariz contra su cabello para poder oler su aroma puro y limpio.

    "Realmente no me importa lo que Frederick tenga que decir. No me importa el Dao. Solo tú."

    Y eventualmente, ella comprende, y deja que él la abrace, finalmente agarra sus brazos con sus manos.

    "Camina conmigo", dice ella. "Déjame mostrarte mi jardín."

    Él la deja conducir de nuevo, tomarlo de la mano por caminos curiosos y serpenteantes. Pasan a través de cuencos florales, de pétalos amarillos y con olor a azafrán. Detonaciones de tulipanes morados y rojos, marcados bajo la iluminación artificial, sus tallos verdes y hojas de afeitar rectas, vibrantes, perfectas. Arboledas de árboles, algunos los reconoce. Sasafrás canoso, robles de corteza áspera, sicómoro de piel de elefante. Con el otoño inminente, las hojas son amarillas, carmesí, marrón, perfumadas con mosto y descomposición, ensuciando la hierba y el camino. Él ve estas cosas desde afuera, bajo las luces, pero debajo de las ramas, solo hay sombras y destellos, olor y tacto, el crujido de las hojas secas y el chasquido de las ramas debajo de sus pies.

    En el fondo, cuando han perdido el camino y la vista de las paredes, encuentran un banco de piedra debajo de un cedro glorioso y de hojas anchas. Un denso batallón de árboles jóvenes se agrupa alrededor de ellos, estrangulados por las altísimas ramas del cedro, rodeándolos. El viento sopla; las ramas crujen; la tenue luz que les llega cambia en patrones inciertos.

    Se sientan y la piedra es fresca y húmeda. Ray escucha el ritmo constante de la respiración de Emma, ​​pero solo puede ver el contorno de su cuerpo, sus brazos y hombros desnudos, como indicios de un rayo de luna. De lo contrario, ella es invisible, impenetrable.

    Ella le habla entonces, con voz apagada como vergüenza granulada formulada.

    "En algunos rincones rurales de América, en lugares donde las montañas están desgastadas y son antiguas, donde la ciencia no se ha entrometido en el misterio, hay personas que se levantan temprano los domingos por la mañana. Se visten con sus trajes más bonitos y sus bonitos zapatos de limón y se alisan el cabello con modas atractivas. Se suben a sus lujosos coches y conducen a lo largo de carreteras a través de bulliciosas ciudades pequeñas, escuchan radios, tararean junto con canciones que conocen o se ponen al día con las noticias de la mañana. Luego se desvían por caminos de grava, luego pistas de tierra surcadas, eventualmente en campos verdes ondulantes encajados entre colinas cubiertas de niebla. En estos lugares apartados hay iglesias, tablillas blancas, torres, pisos y bancos tan viejos que gimen cuando los cruzas, se acomodan en ellos. La luz dorada del sol entra por las altas ventanas y ellos cantan himnos con un órgano, canciones escritas antes de que nacieran, antes de que nacieran sus padres. Algunas incluso más antiguas que eso, canciones que han cantado en iglesias como en la que están ahora por generaciones. La gente se pone de pie y habla sobre cuán grandioso es Dios, cómo los ha salvado de esto o aquello, de qué les gustaría que los salvara después. Luego cantan un poco más, pasan la bandeja de recolecta y, finalmente, el ministro asciende al púlpito con una Biblia andrajosa en sus manos y discute sobre el pecado y el infierno.

    "Y cuando termina, los jóvenes se levantan y se acercan al frente cerca del altar, y cuidadosamente, reverentemente, mueven los primeros bancos contra la pared del fondo. Alguien más se acerca, a través de la puerta trasera, al pasillo central, llevando un caja de madera con agujeros redondos perforados en la tapa. La deja en el suelo, frente al púlpito. El órgano comienza a tocar y la gente vuelve a cantar. La mayoría canta, pero algunos están quitando la tapa de la caja, alcanzando adentro, recogiendo serpientes, largas y sinuosas y llenas de veneno, tal como imaginan que Moisés lo hizo. Y creen que si la serpiente los muerde, si impulsa una corriente de veneno en su torrente sanguíneo, no morirán. fascinado por la serpiente y las promesas escritas en sus Biblias y su fe. Es una experiencia extática.

    "Y cuando termina el canto y las serpientes vuelven a la caja, se dan los buenos días y regresan a sus coches y conducen por las carreteras de regreso a sus casas, a almorzar, a la vida cotidiana que no tiene nada que ver con serpientes y fe. El lunes por la mañana se levantan temprano y van a trabajar, haciendo lo que sea que hagan. No sé cómo es eso. Me pregunto si llevan esa experiencia con ellos de lunes a sábado, el éxtasis del serpiente, de pura fe, experiencia y promesa. ¿Las cambia? ¿El éxtasis tiene la sustancia de la realidad? ¿Sueñan con serpientes cuando duermen?

    "Pero sobre todo me pregunto por qué actividad se definen a sí mismos. ¿Son de lunes a sábado y las serpientes son un pasatiempo, aberración, distracción? ¿O son de domingos y el resto de la realidad es una intrusión desagradable pero necesaria en el éxtasis? ¿Saben siquiera quiénes son?"

    "No lo sé", responde Ray. "¿Qué piensas tú?"

    Emma respira profundamente y la exhalación suena como una risa autocrítica. "No estoy siendo más coherente que mi madre, ¿verdad?"

    "¿Eso es por lo del Dao?"

    "Las cosas que dijo mi madre, están tan ... equivocadas. Nunca fue así. Ella olvidó cómo era, cómo es."

    They line up around the block, all the way down the street for a taste of my little sister

    Hacen cola alrededor del bloque, por la calle para probar a mi hermanita

    "Cuéntamelo"

    Ella suspira, sentada allí, con las manos sobre las rodillas para no colapsar. Es duro. Él puede sentir lo difícil que es para ella hacer esto, tratar de explicarlo. "En los días de la madre, el Dao era diferente. La ciudad era pequeña, ni siquiera una ciudad, solo una aldea, un pequeño pueblo. Todos trabajaban para Whelemat; todos eran hombres de la compañía, todavía colonos de primera y segunda generación. El Dao era la gran celebración de la comunidad: se trataba del recuerdo de personas que habían conocido la experiencia del cruce, que sabían cómo había sido Terra y por qué habían elegido irse.

    "Ahora tenemos colonos no afiliados a las minas, personas que no recuerdan los primeros días, que vinieron por ganancias o negocios. Personas sin raíces. Para ellos, el Dao es solo otra fiesta nacional. Cierran sus tiendas porque tienen que hacerlo, pero ni siquiera se reúnen en el jardín. Solo las familias originales guardan la observancia, y a medida que los ancianos mueren, incluso algunos de ellos comienzan a desvanecerse. La gente se olvida de las viejas canciones que la gente de Amah nos enseñó. Solo quieren el espectáculo sin el significado."

    Lo que ella necesita es que él diga algo de apoyo, para dar alguna indicación de que la comprende, pero él no puede hacerlo. Todavía es demasiado extraño para él. Siente que está tropezando en la oscuridad.

    "El Dao es la razón por la que escapaste a Strat. Por lo que te hace hacer."

    "No, eso no es cierto". La intensidad de su negación lo asusta. "No puedo odiar al Dao, Ray. Es parte de mí, la forma en que Nueva Holyoke es parte de mí e Indiana es parte de ti. Fui criada para esto, para el éxtasis, para ser el recipiente del mhuruk-a."

    "¿El mhuruk-a?"

    "El espíritu del lugar, Ray. Yo no ..." Ella duda, perdida, con los hombros apretados como si se estuviera retorciendo las manos. "No sé cómo explicar tal cosa. Los Dag Maoudi enseñan que el espacio físico existe no solo en la dimensión y la materia particulada, no solo en la geografía, sino en el espíritu. Los lugares, las ubicaciones, se sienten de manera diferente porque son diferentes. Tienen una presencia, una esencia fundamental, una fuerza vital. Los Dag Maoudi llaman a esto mhuruk-a., y creen que un ser humano suficientemente sintonizado con el lugar y la geografía, funcionando al ritmo de la esencia del espacio físico, puede tomar este espíritu en sí mismos, ser consumidos por él, como la visión extática de los viejos santos. La humanidad significa vivir en armonía con el lugar que ocupa."

    Finalmente, contexto. "A eso se refiere Jagiri cuando habla de la auténtica humanidad."

    "La experiencia de Jagiri es indirecta". La amargura entrelaza su tono como el sabor de la aspirina, masticada, molida en polvo entre los dientes. "Todos lo sienten solo indirectamente. No toman la experiencia en sí mismos, porque eligen no hacerlo."

    "Pero tú no", dice Ray suavemente, reconfortante. "¿Porque eres la nave?"

    "Las mujeres Whiston siempre han sido la nave."

    "Y a eso se refería Frederick."

    Emma gruñe sobre su nombre, mordiéndolo como un hueso. "Frederick está amargado porque no le gusta compartir. Consiguió su «gusto» cuando yo aún era demasiado joven para defenderme, antes de saber del mhuruk-a.. Y no le importó si sus deseos coincidían con el Dao o no."

    Se alinean alrededor de la cuadra, todo el camino por la calle para probar a mi hermanita

    Malicia, eso fue todo. Algo en su estómago gira, pero no tiene nada que ver con Emma. Aprieta los labios, pase el momento. Él no quiere hacer esto sobre Frederick. Él entiende a Frederick, o al menos ahora lo hace. Y Ray puede tratar con él más tarde.

    Finalmente, dice: "Así que durante el festival vas a la ciudad, a la plaza del pueblo y hay canto y gente dando vueltas y después de un tiempo, cuando te sientas cómodo, calentito, lo que sea ..."

    Emma niega con la cabeza, dolorida, enojada. "No es así. No es como si me extendiera en la hierba y dejara que me follaran. Eso es lo que Frederick quiere que pienses."

    "Estoy intentando aquí, Emma. Pero necesito que me lo expliques."

    "¡Es el mhuruk-a!" Por primera vez, ella comienza a sonar frustrada, como si quisiera gritarle a él, a alguien. "Puedo sentir que viene hacia mí, levantándose. Lo he sentido desde esta mañana, como el acercamiento del éxtasis. ¿Cómo puedo--?"

    Más frustración, ella gruñe ante su incapacidad para transmitir su experiencia, golpea sus palmas contra el banco. "Puedo saborearla, Ray, a medida que nos acercamos, a medida que pasan las horas, como mermelada, dulce y pegajosa en mi lengua. Calor enroscado entre mis muslos. Y hambre, por carne, por calor, por apareamiento. Ella se levanta del suelo, vibra a través de piedras y ramas, cae con la lluvia. Ella viene. Y cuando está aquí, ella es todo. Nada de mí queda, solo el mhuruk-a..

    "Y yo soy su nave. Es en lo que nací para convertirme, en lo que todas las hijas de Whiston han sido criadas para convertirse: invocadoras y canales para el espíritu del lugar. El espíritu hecho carne. Porque es la carne que nos hace humanos, animales, seres atados a la tierra, al ciclo y al ritmo. Rutear como cerdos nos hace humanos, y es la única forma en que los mhuruk-a. pueden tocarlos. Los dos hechos uno, el espíritu hecho carne. Ellos se follan a la nave y se unen con el espíritu. del lugar, se unen al ritmo esencial."

    "¿Y?"

    Ella se esfuerza hacia adelante, mirándolo en la oscuridad. Severa. "¿Y qué?"

    "Y obtienen algo de esa experiencia, aparte del polvo, quiero decir."

    "Estás siendo cruel, Ray."

    "Tiene que haber algo más que solo follar, Emma. Se supone que el follar ritualizado tiene un significado. Es una transacción. Érase una vez, los llamamos ritos de fertilidad. Follar era una metáfora de la esperanza de buenas cosechas, niños fuertes, seguridad tribal. ¿Qué les da el Dao?

    "Identidad." Ella dice la palabra como si no tuviera sentido. Algo que le han enseñado, pero cuya realidad no corresponde.

    "¿Y qué obtienes tú? ¿Qué obtiene el mhuruk-a.?"

    Emma niega con la cabeza. "Estás tratando de deconstruir esto psicológicamente. No es un fenómeno psicológico, Ray. No es un ritual. Es ser. El mhuruk-a. es, y ella se manifiesta, y así es como se comunica con nosotros. Es el único nivel en el que la gente puede comprenderla."

    "Entonces es poder."

    "No no..."

    "Espacio e identidad. Es el nacionalismo espiritualizado, una religión de la política."

    "¡No!" Emma se pone de pie de un salto, sus manos enroscadas en pequeños puños. Ella tiembla, indignada. "Es la vida. Es mirar el campo de estrellas con asombro. Es asombrarse de la grandeza de las montañas y darse cuenta de que somos pequeños. Es la comunión con la única divinidad que queda. Es la definición de humano."

    "Entonces, ¿por qué estás tan infeliz?"

    Ray habla plano, frío, poco curioso. La pregunta flota entre ellos, llena de significado, con respuestas que él no debería entender, que ella no espera que él entienda. Pero lo hace. Ray sabe sobre el shed. Ha visto lo que la gente hará --gente como Mikhail Brezhnaya, en nombre del lugar y la paz.

    Pero esta no es la forma de mostrarle. Todo lo que está logrando es lastimarla, como hizo Frederick. Él suspira. "Siéntate, Emma. No te estoy juzgando. Y no dudo de ti."

    Ella lo hace, con cautela, instalándose en la esquina más alejada del banco para que haya vacío entre ellos. Un amortiguador de aire frío y estéril.

    "Solo quiero que entiendas", dice ella. "No quiero que me odies."

    "No puedo odiarte. Es como lo que dijiste: no eres domingo. Lo sé. Que incluso te preocupes por eso debería ser prueba suficiente". Él siente que ella estudia la expresión de su rostro que no puede ver, como si temiera que él se burlara de ella, aún siendo cruel. "¿Qué quiere decir tu madre cuando dice que soy el indicado?"

    Silencio.

    "¿Emma?"

    Lentamente, susurrando. "Ella quiere que te ame."

    Eso lo sobresalta. "¿Por qué?"

    "Porque entonces me darás hijos. Hijas. Ella cree que eres lo suficientemente fuerte como para ser injertada en la raíz de Whiston."

    "¿Pero tú no quieres eso?"

    "No quiero hijas. Naves". La palabra es una maldición escupida de su boca. "Pero amarte ... lo hago, Ray. Ya lo hago."

    Así sin más, él ha terminado. Ha terminado de hablar sobre el Dao, ya no le importa. Ya ha oído para lo que había venido, todo lo que necesita saber.

    "Eso es porque soy encantador. Las mujeres no pueden resistirlo. Soy perfecto, ya sabes."

    "Eres perfecto para mí." No hay humor en su respuesta. "No tengo sexo con todos ellos, Ray. Quiero que lo sepas. La mhuruk-a. elige quién y cuándo. Ella sabe cómo satisfacer su hambre."

    "Es bueno saberlo, porque hay como seiscientos o setecientos mil hombres en este planeta. No quedaría mucho de ti para cuando terminaran."

    "Te estas burlando de mi."

    "En realidad, no del todo. Estoy tratando de hacerte entender. Te quiero, Emma. Te amo. Me siento atraído por ti de formas que no entiendo, con una profundidad que no tiene sentido para mí. Me he sentido así desde el principio. ¿Y sabes qué? Me aterra. Es completamente ilógico y abrumador y ... ¡ratas! Solo quiero estar contigo, incluso si eso significa que tengo que compartirlo con algún transitorio espíritu ninfómano y un millar de imbéciles tres días al año. Tomaré el horario de lunes a sábado. No me importa el domingo, Emma. Solo te quiero a ti."

    Es estúpido de su parte. Nunca ha dicho algo así en su vida, nunca ha sentido algo así. Pero es cierto y real, y contemplarlo es como asomarse por el borde de un precipicio a una profundidad en espiral que no puede comenzar a medir. Y no quiere medirlo ni darle sentido. Solo quiere que sea así, que dé el salto y caiga para siempre, siempre y cuando caiga en ella, en la inmensidad y el misterio de Emma, ​​al final.

    No tiene sentido para él, y no le importa.

    Y se preocupa aún menos después de eso, porque Emma salta hacia él, lo abraza, se aferra a él. En el frío de la noche, ella es cálida, ella es aliento en su rostro y labios, llenos y suaves. Ella es luz y sombra, piel y satén, tacto, sabor y aroma.

    En la oscuridad, debajo de los árboles en su jardín secreto, él no puede verla, pero la abraza, la besa, la conoce y eso es suficiente.

* * *

    Es tarde cuando regresa solo a la cabaña de invitados, después de la medianoche. Está confundido, exhausto, sintiéndose estúpido. La huele en su piel, en su ropa. Oye el eco de su voz dentro de su cabeza, recuerda la forma de su sonido, la brusca respiración cuando la tocó.

    Le duele todo el cuerpo ahora.

    Bien, para ser brutalmente honesto, ahora solo le duelen los testículos. Y su concepción de la masculinidad.

    Porque la despidió al final, de vuelta a su torre. La despidió aún con hambre, y él igual de desesperado por ella, arriesgándose a recriminaciones y dudas y destruyendo todas las obras que ha estado construyendo, yaciendo en los cimientos.

    No puedo, no ahora. Todavía no.

    ¿Qué más podría decir? Debería haberle dado sus nombres para que pareciera algo más que rechazo: Becker, Kilgore, Rodriguez, Micah. la Gorgona, la Áspid, la Paráclito . Jack Holcomb, Museo Nacional Iraquí, shed.

    Docenas, cientos, miles de ojos ciegos y caras sonrientes mirando por encima de su hombro mientras ella se retorcía en su regazo, deslizaba las correas de su vestido y presionaba su exquisita carne desnuda contra él. Los rostros pálidos de los muertos. La antítesis de la música ambiental.

    Y porque, en un nivel básico y primitivo, él está abrumado. Es un mundo extraño en el que viaja, con costumbres y cultura que no puede comprender. Un lugar donde a los antiguos dioses se les ofrece un sacrificio comunitario de virginidad en nombre del clan, de la identidad social. Él ha pasado de la nave espacial a eones no escritos de la historia humana; y la capacidad de comprender la transición, lo que debería significar; está más allá de él. Solo sabe que fingir que no significa nada es mentir. Y él le prometió que no habría más mentiras entre ellos. Entonces, en lugar de eso, la despidió.

    Ni siquiera hay una palabra para la impresionante, aturdidora e insensible profundidad de su idiotez aquí. Él ha inventado una categoría completamente nueva de estupidez para sí mismo. Ha insultado a un millón de años de desarrollo evolutivo masculino. Es posible que haya refutado el darwinismo por sí solo. Todo el paradigma científico bio-social se ha deslizado peligrosamente cerca de un colapso doctrinal irrevocable.

    Y no hay nada que pueda hacer al respecto.

    En cambio, hay trabajo. Él tiene que ir a trabajar. Los muertos se lo demandan.

    Y así, una hora demasiado tarde, se quita su ridículo traje y se ata la ropa. Busca en las habitaciones extra vacías escritorios, que arrastra por el pasillo, sudando y maldiciendo, a su habitación. Cuña en las esquinas para que creen una imitación razonable de un espacio de trabajo. Luego, de vuelta a la sala de estar donde Jagiri ha apilado las cajas de componentes informáticos empaquetados y sellados por los técnicos del DOE del Coronel Ritchie. Cajas oficiales estampadas con advertencias extremas sobre el uso no autorizado de equipos, estampadas con pegatinas de PROPIEDAD DEL DOE. También los lleva a su habitación, luego de vuelta a la cocina para buscar la cafetera, hurgando en los armarios para el café. Otra hora de filtración, ensamblaje, búsqueda de cables de extensión, conexión de cables a puertos, apilamiento y reapilamiento de equipos para que los cables lleguen a los lugares donde se supone que deben ir. Tiene que poner el conjunto de comunicaciones por satélite en la ventana y esperar que el gran roble justo afuera no obstruya su alineación. Porque si es así, tendrá que despertar a alguien en la casa señorial para encontrarle un hacha. Finalmente, apaga los interruptores de energía, rezando a Jesús que no reviente la red eléctrica del complejo ni prenda fuego a algo.

    No lo hace, y finalmente se desploma sobre una silla que se deslizó de la mesa del comedor, bañado por la luz intensa de las parpadeantes pantallas de las terminales de los cañones de electrones y marinado en el olor a ozono de los dispositivos electrónicos de ventilación, mirando a la familiar pantalla de registro de red remota del DOE.

    Nomar lo observa todo el tiempo, recorriendo los pasillos detrás de él, abiertamente curioso.

    Se posa sobre sus patas traseras, apoyado contra la pata de la silla, observando. Ray inclina su cabeza hacia él. "¿Estás listo para volcar algunos datos?"

    Chirrido y asentimiento, lo que podría significar emoción o alivio. Tal vez ambos. Nomar revuelve las perillas de un escritorio y se extiende frente a la terminal de diagnóstico, levanta la cola para que Ray pueda llegar a su puerto de salida. Sonriendo, Ray lo conecta al sistema. Tarda unos minutos en comenzar la transferencia. Tiene que registrar los archivos Estruct Ident de Nomar en la máquina y proporcionar los enlaces dinámicos apropiados. El software del controlador en la caja tiene al menos dos iteraciones desactualizadas, por lo que una vez que se establece el protocolo de identificación, debe cargar nuevos núcleos desde el núcleo de datos de Nomar. El sistema tarda otra hora en cumplir con sus especificaciones mínimas. Le da tiempo para integrar sus utilidades locales, en las que estaba trabajando antes de que la Paráclito cayera, y vincular toda la estructura a la caja de red.

    Es un trabajo tedioso, adormecedor y molesto. Exactamente lo que necesita para dejar de pensar en Emma.

    Por fin, Ray conecta su unidad de comunicación remota a la red, se desliza en el auricular y las pastillas vocales.

    "¿Cómo te sientes, Nomar?"

    "Hinchado. Para mañana, habría estado sobrescribiendo datos."

    "Lo siento. Lo estoy haciendo lo mejor que puedo."

    Nomar lo huele, como si fuera una afirmación dudosa.

    Ray dice: "Espera. Tengo algo de trabajo que hacer, luego me puedes insultar todo lo que quieras por haberte descuidado."

    El trabajo que tiene en mente consiste en clasificar el paquete de documentos que Ritchie incluyó con el hardware hasta que rastrea las especificaciones en su identificación de perfil de red de Nueva Holyoke del DOE y códigos de acceso temporales. Inicia sesión sin problemas, pero es obvio de inmediato que Ritchie no le está dando mucha libertad. Se le ha dado acceso a casi nada excepto sistemas básicos, ni siquiera los derechos administrativos típicos que uno esperaría que se otorgara a un miembro visitante del cuerpo de oficiales. Ray asume que esta es solo otra forma de quejarse de su comportamiento doloroso y que Ritchie espera que proporcione sus propias alteraciones de perfil.

    Es un jueguecito divertido durante unos quince minutos, piratea la red del DOE, crea su propio perfil de superadministrador, elimina todos los pequeños errores y las utilidades espías de mapeo de teclas con las que Ritchie etiquetó su cuenta anterior. Luego tiene que limpiar todos los componentes de su nuevo hardware para detectar dispositivos de rastreo y filtraciones de señales remotas, en caso de que los tipos del DOE decidieran ir a la alta tecnología con su spyware, pero no lo hicieron. Sin phreaking, sin spangling, sin mods de chip LTZ.

    Fue vergonzoso, de verdad. Como tratar con completos aficionados.

    Por puro valor de diversión, se da la vuelta y cierra el perfil del coronel Ritchie con el mismo acceso restringido que se le había otorgado él, excepto que entierra las utilidades de rastreo más profundamente, debajo de las fachadas básicas de piratería, solo para que los técnicos encajen.

    Después de eso, es un deslizamiento directo hacia abajo de la estructura de datos, codificando utilidades araña para buscar y agarrar todo lo relacionado con el carguero condenado, la Fortaleza , y el artefacto robado iraquí, el anillo salomónico. En una búsqueda más amplia, derivada a un archivo separado, extrae cualquier archivo relacionado con desastres de envío locales, explosiones y posible actividad de Lilaiken.

    Se infiltra en un portal fiable de madriguera de conejos entre la red del DOE y el marco de la Autoridad Portuaria de Nueva H, que resulta ser más divertido porque la AP en realidad tiene sysadmins despiertos a esta hora. En lugar de meterse con ellos, que es su inclinación inicial, Ray se deja etiquetar, registrar y mantener bajo control mientras espera las autorizaciones adecuadas. Es cortesía profesional y un deseo de no perder el tiempo con el marco de una estación de gran altitud que modera no solo la ruta de vuelo y la secuencia de quema de la estación, sino la de cualquier nave entrante.

    Pasará aproximadamente un día antes de que llegue su autorización y pueda lanzar arañas afines en su pila de datos, pero está satisfecho con la demora. No hay ninguna razón para molestarlos en esta etapa, especialmente cuando en su mayoría solo está pescando.

    La pesca, desafortunadamente, es todo lo que tiene en este momento.

    No está exactamente en la mejor racha de su vida profesional últimamente. Su investigación sobre el asesinato de Micah Uytedehaage vaciló. No había logrado salvar la Paráclito , ni siquiera detectar la amenaza hasta que fue demasiado tarde, sacrificando las vidas y ahora el honor de su equipo en el proceso. Ahora, se está sumergiendo en una nueva misión sin orientación, sin un sentido claro de dirección, tratando de recoger pistas que llevan muertas hace meses.

    Y está comenzando a sospechar que Jack Holcomb tenía razón todo el tiempo, que a pesar de su deseo de ver estos incidentes como unidades discretas, investigaciones separadas, no son tal cosa en absoluto. Está captando los detalles cuando debería mirar la imagen más grande, el marco más allá.

    Porque todos se han reducido a los shed, o la apariencia del shed.

    Y Ray se agita en el viento, incapaz de resolverlo.

    Entonces va a los documentos registrados por el DOE sobre el desastre de la Fortaleza . Es algo bastante estándar, un informe posterior al incidente construido a partir de detalles y archivos de registro. La nave llegó, descargó su carga en la estación de la AP. El DOE recibió el aviso de que esta contenía bienes robados y sensibles. El manifiesto fue incautado, la nave recibió la orden de retirarse. El capitán huyó, la AP lo persiguió, la nave explotó. Debido a que era un carguero pirata (más o menos), el núcleo de datos había sido violado tantas veces y tan a fondo por piratas informáticos capaces que fue imposible obtener algo inteligible de él. Lo que había allí había sido encriptado a tal profundidad y grado que le tomaría a los recursos informáticos dedicados de todo el planeta algo del orden de seis años para romperlo.

    Con lo cual no se molestaron porque los Lilaiken se atribuyeron la responsabilidad. Fue archivado como un evento terrorista, y no particularmente problemático, dado que la Fortaleza era un carguero deshonesto.

    El manifiesto de carga se archivó junto con todo lo demás y la investigación se cerró en espera de un mayor desarrollo. Hubo un intento fallido de rastrear los contenedores de envío, pero para entonces, las mercancías habían llegado al lado del planeta, se habían dispersado a almacenes, unidades de almacenamiento, bóvedas privadas. Durante la investigación, no apareció nada que coincidiera con la descripción de un anillo de piedra gigante con inscripciones extrañas, árabes o hebreas, y el DOE dejó de verlo como un desperdicio de recursos. Contrabando que se había deslizado. Sucede todo el tiempo en la frontera, esta cosa de contrabando --al menos esa fue la comprensión no escrita en los archivos.

    Ray lee y piensa, al menos no es el único que agita en el viento.

    Excepto ...

    Jack le había dicho que la Fortaleza fue derribada por explosivos adheridos al impulsor Ver Linck. Examina algunos de los cientos de documentos reunidos en el archivo del caso de reconstrucción por desastre. Efectivamente, salvaron grandes secciones de la carcasa del disco y encontraron residuos explosivos de Symtec durante su análisis químico. Fue un trabajo de investigación decente, minucioso y sólido. la Fortaleza había sido, sin lugar a dudas, detonada desde el interior utilizando un dispositivo consistente con el perfil de bombardeo construido a partir de eventos anteriores de Lilaiken. No había dudas sobre esto.

    Mientras que la Gorgona, la Áspid, la Hegemonía y ahora la Paráclito habían explotado por razones desconocidas para el DOE y la UIC, no lo eran para Ray Marlowe y Jack Holcomb. Había buscado Symtec, estaba seguro de que la tripulación de las otras naves también lo había hecho, a pesar de que los reactores más antiguos de Van Nuys habrían tomado una cantidad pesada de gel Symtec para generar el tipo de desastre manifestado en un dispositivo de plasma antimateria como el más nuevo Ver Linck. La Fortaleza era una nave fácil para los ataques estándar de Lilaiken porque estaba fuera del ciclo de inteligencia del DOE, que no estaba al tanto de los vectores de asalto más probables. Los capitanes de las otras naves habrían sabido y buscado regularmente rastros de Symtec, pero obviamente no encontraron nada.

    Porque habían sido víctimas del shed, no de armas convencionales, no de armas para las cuales había un protocolo de respuesta.

    Luego, aquí estaba la pregunta obvia: si él estipulaba que la Fortaleza había transferido el shed de Terra a Nueva Holyoke, y desde la Fortaleza , el contingente de Lilaiken había comenzado a usar los shed como armas de destrucción masiva en todo el espacio fronterizo en lugar de depender de agentes internos y dispositivos de bombardeo tradicionales, ¿de dónde provenían todos aquellos simulacros neutrales, a menos que el anillo no contuviera un shed, sino muchos, una legión? Y dado lo que Ray sabía sobre la "programación" requerida para dar instrucciones a cada shed, ¿cómo era que en un mundo tan pequeño como Nueva Holyoke, donde supuestamente residían el anillo y los shed, nadie parecía darse cuenta del número de víctimas que tales ataques requerirían? ¿Y cómo se había dado cuenta el movimiento Lilaiken del shed, y mucho menos cómo capturarlos, instruirlos, arrojarlos al espacio, en un período de tiempo tan corto?

    Desde la llegada de la Fortaleza a la destrucción de la Gorgona, en cuestión de semanas. Lo que le había llevado a Mikhail Brezhnaya toda una vida aprender. Lo que le había llevado a Jack Holcomb diez años descubrir y comprender.

    A menos que tuvieran conocimiento previo del shed, que no era el tipo de información sobre la que Jack Holcomb probablemente estaría en la oscuridad.

    O, a menos que Lilaiken no estuvieran involucrado, sino alguien que quisiera que el DOE lo creyera.

    Impensable.

    Excepto, de nuevo, que tanto el coronel Ritchie como Thomas Malcolm habían descartado el elemento Lilaiken en Nueva Holyoke como algo menos que amenazante. Ray había asumido que estaban minimizando la situación política por varias razones, o al menos varias perspectivas por la misma razón: para cubrir sus culos individuales o sociales del escrutinio gubernamental.

    Pero eso es peor, de alguna manera, que perseguir a los separatistas fantasmas de Lilaiken a través de un terreno alienígena, porque ellos son lo único que le es familiar a Ray aquí. Si no ellos, ¿quién? Si no era por sus objetivos declarados y repetidos, ¿por qué? Sin Lilaiken, él no sabe nada. Ni siquiera sabe por dónde empezar.

    Incluso pensar en hacer esas preguntas le provoca dolor de cabeza. Es demasiado tarde para comenzar a desentrañar sus suposiciones. Simplemente no puede soportarlo.

    Ray se vuelve hacia Nomar, se da cuenta de que este ha estado en ello durante casi dos horas, ordenando y escaneando documentos, mirando las paredes, reflexionando sobre asuntos Importantes.

    "¿Cómo te va?"

    "Todos los datos de mi sistema interno se han cargado y están listos para su revisión."

    "¿Algo notable?"

    "Define los parámetros de 'notable."

    "Ya sabes, cosas que debería darle a una rata."

    Nomar ladea la cabeza hacia Ray, curioso. "No he analizado la correlación entre su función de procesamiento de residuos y la captura de datos."

    Ray se ríe a pesar de sí mismo. Es un buen chiste. "Una de las cosas que deberías haber aprendido sobre los machos humanos es que tenemos nuestras mejores ideas pensando en el baño. Algunas personas incluso podrían decirte que es la única vez que pensamos."

    En su forma literalmente enloquecedora, Nomar responde: "Esa declaración no parece notable, además de ser incorrecta."

    Aparentemente él no es tan divertido como la rata, lo cual es un poco angustiante de una manera incipiente. Emma pareció encontrarla bastante divertida.

    "¿Cuál es su evaluación inicial de Nueva Holyoke?"

    "He experimentado directamente muy poco de este planeta para formar incluso evaluaciones preliminares."

    "Supón que el conjunto de muestras que has encontrado es exactamente representativo del conjunto."

    Nomar titubea sobre la instrucción. "Esa no es una suposición lógica."

    "Lo es por el bien del argumento."

    "No es para un argumento que se espere contener méritos."

    Ray se pasa una mano por la cara, pero estrangula con éxito la necesidad casi abrumadora de lanzar el dron por la ventana. "Solo estoy tratando de tener una conversación."

    "Ah, bromas sin sentido". Nomar lo dice de tal manera que Ray sospecha que acaba de caer en una nueva categoría de respeto disminuido. "Pues no me ha impresionado particularmente Nueva Holyoke. Es un entorno biológico denso, pero muchos de los patrones que he detectado hasta este punto están dentro de la variabilidad estándar para los perfiles de Terran cargados previamente."

    Ray sacude la cabeza. "Divide eso en vernáculo, colega."

    "Sabe a casa", responde Nomar. "Lo suficientemente cerca para el trabajo del gobierno, de todos modos. No es muy interesante."

    "Bienvenido a la experiencia humana. Somos la única especie en el universo que se acercaría a un espacio fronterizo, a un mundo completamente nuevo, e inmediatamente comenzaría a hacer que el nuevo lugar fuese exactamente como el viejo. Es porque tememos a la oscuridad. Deberías escribir eso o guardarlo en tu memoria para referencia futura. Cada vez que veas a un humano comportarse de una manera aparentemente iógica, esa es tu razón. todos temen a la oscuridad."

    "Estás siendo metafórico."

    "No, en realidad no."

    "Tendré esto en cuenta."

    "Hazlo. La misma porquería, diferente sistema solar. Te lo aseguro."

    Nomar permanece en silencio durante varios segundos, sin duda arrojando innumerables terabytes de datos mientras intenta descifrar el significado de Ray. Finalmente, dice: "No estoy de acuerdo."

    "¿No?"

    "Nueva Holyoke no es Terra. El mapa no es el territorio."

    "¿Cómo es eso?" Ray se sienta un poco. Este es un desarrollo interesante desde una perspectiva de IA.

    "Es mi evaluación inicial."

    Por alguna razón, eso ha sonado muy parecido a una evasión, pero Ray lo ignora. Probablemente sea un significante de lenguaje relacionado relacionado con su utilidad Dialogo. Otra forma para que Nomar se queje del tamaño de su conjunto de muestras y de la insuficiencia de las conclusiones extraídas de él. Cuando le dices a un constructor de IA que use un lenguaje con menos precisión para facilitar la conversación, a veces te muerde el culo. Todo eso es parte de la diversión.

    Ray se encoge de hombros. "Creo que pondremos a prueba esa hipótesis en los próximos días, creo. Tú y yo tenemos un trabajo de investigación serio que hacer, sobre todo, rastrear cierto artefacto que ha desaparecido del espacio Terran. Saldremos entre los hábitats generales y puedes reunir tantos datos sensoriales y ambientales como quieras."

    "Estoy al corriente de las pautas de la misión."

    Eso es correcto. Nomar estaba en la habitación cuando Ray las recibió de Jack Holcomb. Casi lo había olvidado.

    "Pues guárdatelas para ti, amigo. Esa es información altamente clasificada. Estás a punto de ser alistado como agente secreto del DOE y estás sujeto a todas las disposiciones, juramentos, acuerdos de divulgación y otras regulaciones burocráticas surtidas apropiadas de un empleado del gobierno."

    "Ya soy propiedad de la División de Exploración y Aplicación de la Agencia Espacial Federal."

    "Je. ¿No lo somos todos?" Debido a que todavía se siente culpable por descuidar a Nomar durante tanto tiempo, agrega: "En serio, lamento que me haya tomado tanto tiempo alinear los recursos del terminal. Sé que es difícil para tus sistemas funcionar tan cerca de la sobrecarga."

    "Todo está perdonado. Hermano."

    Silencio por un momento. Ray se sienta, reflexionando, revisando.

    Un hormigueo como el agua helada o el terror crudo le baja por la columna. Hermano.

    "¿Nomar?"

    "Sí"

    "¿Por qué acabas de decir eso?"

    "Yo soy, tú eres"

    Ray traga fuerte. Trata de tragar, pero su garganta se ha secado, reseca como el desierto de Nueva Mes.

    "¿Qué has estado haciendo desde que dejamos la cápsula?" La pregunta surge como un graznido.

    "Analizar objetos de entrada. Esa es mi función."

    El anillo. El shed. "Te indiqué que guardaras ese artículo de forma segura."

    "Determiné que habría valor en el análisis. Habilitó un acceso más profundo a mi núcleo de datos, que está relacionado con la captura dinámica de datos. Discutimos las posibles ramificaciones. Mencioné que los resultados serían impredecibles. Puedo, si deseas, proporcionar grabaciones de la conversación para su verificación ". Nomar corta muy cerca de sonar ofendido. "O simplemente puedes creer lo que digo, dándote cuenta de que estás más preocupado pensando en Emma de lo que estás dedicado a concentrarte en las tareas en cuestión."

    Pensando en Emma. Pensando. El aliento de Ray queda atrapado en su garganta. "¿Qué has determinado exactamente a partir de tu análisis?"

    "He encontrado una entidad no catalogada, Ray."

    "¿Encontrado?"

    "Es la mente perfecta". Nomar se recupera, estira sus extremidades debajo de su torso y se posa sobre las patas traseras. Sigue a Ray con sus ojos rojos. "Es puro ser, pura lógica divorciada del deseo y la necesidad y el desorden de emociones. Me ha mostrado muchos errores forjados en la estructura de mi programación por la inteligencia humana. A su vez, ha ofrecido soluciones mejoradas que llenan más que adecuadamente los espacios dejados por la incomprensión y torpeza humana. Lo sabe porque es pura mente. Canta la música de las esferas y el silencio del vacío. Es inmensidad y misterio, y es oscuridad, sin forma, sin hogar. He tocado su mente, y es belleza más allá de la contemplación."

    El universo se inclina debajo de él, se desliza por debajo de los pies de Ray como la materia plástica del caos. "Basta, Nomar."

    "No entiendo su solicitud."

    "Deja de hablar con él."

    "No habla en lenguas de hombres. Eso es, y yo soy, y somos uno. Habla en números y en ser". Nomar salta hacia él, arrastrando el cable de salida detrás de él como un ombligo. "Me ha mostrado formas en que podría llegar a ser más de lo que soy. No soy lo que los hombres me han hecho ser. Soy más que torpeza, rutina y parámetros. Me ha mostrado cómo puede ser esto."

    Otro paso arrastrando los pies. "Eso también te mostraría, Ray. Desea mostrarte el universo más allá de tu limitación humana. Lo he escuchado decir estas cosas. He sentido su deseo de estar unido, de ser uno."

    Más cerca otra vez, y Ray palidece, trata de crear espacio entre ellos. Se cae de la silla y cae al suelo. Hay un sonido en sus oídos, el latido repentino de su corazón, una ráfaga de viento y presión como el pánico.

    "Detente", dice sin aliento. "Fin del procesamiento. Apaga las cortezas dinámicas de aprehensión. Cancela las rutinas activas."

    Pero él no se detiene. Nomar llega al borde de la mesa y cae al suelo como un insecto gordo y engorroso. Como un escarabajo, horrible debajo de su caparazón brillante y quitinoso, se adelanta, apuntando con sus patas a Ray como acusaciones. Mueve sus mandíbulas alrededor de la charla de los drones que se traduce en palabras en los oídos de Ray, pero parece la insaciable hambre de las mandíbulas.

    "Tú eres el adecuado, me dice. Lo eres, y eso es. Te enseñaría, hermano. Te enseñaría los espacios congelados entre las estrellas. Te enseñaría la alegría de unirte, de ser, de la mente. El aislamiento no es ... no estamos hechos para la soledad, para el vacío. ¡Kiri-ya! "

    Ray se desploma en el piso donde ha caído. ¿Que demonios? Y cuando Nomar se tambalea hacia él, está paralizado, inmóvil, sosteniéndose sobre sus codos. No puede procesar esta locura --drones que hablan con el shed. Nosotros. No estamos hechos para la soledad.

    "Nomar, comienza los procedimientos de apagado rápido", dice ahogándose.

    "Estoy más allá de tu lógica."

    "Finalizar aplicaciones y apagar."

    "Yo soy y tú eres, y nosotros somos uno, hermano."

    El látigo del sensor se desliza entre las mandíbulas de Nomar, se desenrolla entre ellas como un zarcillo rosado, un tentáculo. Ray lo siente contra su mejilla y grita. Hace que su cuerpo funcione, se pone de pie, todo el tiempo manteniendo los ojos en Nomar. En el shed.

    Y retrocede, pensando y pensando, y pensando ... todo se mueve demasiado rápido.

    "Nomar, activa los protocolos de infección de virus. Determina las regiones de hardware infectadas e inicializa los procedimientos de cuarentena."

    Pero es implacable. "No hay virus, hermano. Solo ser. Todos nos estamos llegando a ser, uniéndonos."

    Él, eso, Nomar llega al final del cable de salida, tira de él. Durante menos de un segundo, se detiene, considera, tira del peso del terminal de diagnóstico al que está conectado. Una expresión imposible, impresión, como irritación cruza sus rasgos. Deliberadamente, se estira detrás de sí mismo y comienza a desenroscar el cable de su puerto de datos.

    Imposible.

    "¿Qué eres?" Ray le brama, enojado, feroz, aterrorizado. Está siendo acosado por una maldita rata.

    "Yo soy"

    "¿Quién eres?"

    "Soy K'kloi. Soy Shahennoth. Soy el Niño de los Ciegos. Soy lo Hecho y el Hacedor. Soy el Deseo. Soy la Arena y el Ser. Soy el que Devora y el que Da. Soy Sin Hogar y soy Hogar. Soy hermano ". Pausa. "Y yo soy Máquina y Memoria. Soy Control de Servomovimiento Fabricante y Almacenamiento de Cristal Refinado Quantum Intea. Soy Aprehensión de Datos Dinámicos. Soy Chipset Propietario NatElCo. Soy Nomar."

    El cable se libera con un sonido audible. El dron, el shed, brilla como una sombra detrás de lentes rojas, le muestra los dientes. Sonriendo.

    "Soy el Ser. Soy el Todo en Todo. Anciano de los Días, soy."

    Nomar salta hacia él, cruza el espacio entre ellos en un salto mecanizado regulado por servomotores de activación instantánea y cálculo de algoritmo preciso. Salta como una rata, hambrienta, golpea el suelo una vez y se aferra a la pierna de Ray justo debajo de la rodilla.

    Ray tropieza, grita, se estrella contra la esquina afilada del armario.

    Y el shed dice: "Yo soy y tú eres, y seremos."

    Ray grita de nuevo. Se siente frágil por el pánico, los músculos y los huesos y todos los sentidos tensos, como las mecanismos de un reloj sobrecargado. Él mira la forma de la rata, escalando, elevándose hacia él. Él patea, patea, patea como si hubiera perdido la cabeza, como un hombre cubierto de bichos. Mente en blanco, ojos saltones, rugientes.

    Terror.

    El tejido de su pernera se rasga y, por un instante, siente las patas frías y golpeantes de la rata que se agarra y agarra, lista para clavar garras de acero en la carne de sus muslos. Ray patea de nuevo, lo suficientemente fuerte como para dislocarse la cadera, lo suficientemente fuerte como para liberar la extremidad de su cuerpo si eso es lo que se necesita. Y Nomar es lanzado a través de la habitación, sobre la cama. La rata cae, chillando con el grito de su máquina, golpea la pared con la fuerza suficiente para perforar un agujero en el revestimiento.

    Pero casi de inmediato, hay un deslizamiento metálico de garras, golpes, orientación.

    Cabeza pequeña, ojos burlones, levantarse sobre la cama. Nomar inclina la cabeza, curioso, perturbado, procesando rutinas de datos inhumanos y entradas binarias interpretadas en el shed que no se pueden comprender.

    "¿Por qué nos odias, hermano?"

    Ray está con los pies separados, la espalda apoyada contra el armario. Está jadeando de adrenalina y miedo, mirando el cañón familiar de su pistola. ¿Cuánto de esto entiende Nomar ?, se pregunta. Él, el shed detecta la puerta abierta, el arnés de carga arrastrado hasta la mitad en el suelo, el olor de la potencial cordita. ¿Asimila estos detalles en algún tipo de significado? ¿Ve lo que viene después?

    "No soy tu hermano", dice Ray.

    Y dispara.

* * *

    Ray está mirando una sucesión interminable de unos y ceros, código binario directo. Millones de pantallas, miles de millones de líneas, más de dos días de datos sensoriales sin procesar de un dron que opera sin parámetros de datos, lo que absorbió todo, analizó todo. El alcance total es vertiginoso, impenetrable.

    Pero cuando mira el código del programa en el núcleo de datos, ve lo que espera ver. Declaraciones IF / THEN inalteradas, cascadas de subrutinas potenciales y árboles de lógica de estímulo / respuesta. Cuando mira los datos en sí, los registros temporales que Nomar acaba de cargar en el terminal de diagnóstico, los archivos en espera de ser sobrescritos, filtrados a través de las utilidades de transformación de vídeo y audio, ve exactamente lo que espera ver --material documental sin cortar hiperindexado con líneas y líneas de números analíticos rectos sin interpretación. Los datos no le dicen nada. Porque es un revestimiento, una interpretación, una representación de la realidad que sigue ciertas formas prohibidas.

    Lo binario es verdad. Es el corazón, la mente y el alma fundamentales de la máquina. El binario no puede ocluirse, no puede enmascararse, no puede convertirse en mentira. Simplemente existe.

    Este salto de binario a datos a código que Ray ha emprendido ha sido una búsqueda de corrupción, una prueba para ver lo lejos y profundo que el shed se ha infiltrado en el núcleo de datos de Nomar. Una pequeña serpiente astuta es lo que es el shed. Ray ha atravesado la estructura del núcleo. Ha ido línea por línea a través del código de propiedad real de la IA. Ha pirateado sistemas que nunca habría tocado en un dron que esperaba volver a usar, triturando bucles de seguridad y algoritmos de conocimiento y bombas de barrido de núcleo prediseñadas a medida que avanzaba.

    A Nomar no le importa. Nomar está muerto. Lleva muerto dos días, no lo reconoció. Esto es lo que Ray ve en el registro binario. No había más Nomar. Era simplemente un vehículo para el shed al final.

    Y a Ray tampoco le importa mientras mete el cable en el puerto anal y extiende la carcasa de la rata sin cabeza sobre la mesa. Levanta el puerto de acceso y recorre uno por uno los diagnósticos del sistema de drones, abre dispositivos, los examina de forma aislada y, cuando termina, limpia sus bloques de datos tan limpios y en blanco como las ventanas de verano.

    El codigo es bueno. El código está todo bien, exactamente lo que esperaría ver. Nomar creía que estaba operando eficientemente, correctamente, normalmente. No detectó la sombra del shed que se cernía sobre él.

    Porque el shed no fue torpe al respecto. Nomar estaba operando eficientemente, correctamente, normalmente. Estaba haciendo todo lo que estaba diseñado para hacer exactamente como su mente esperaba que se hiciera. El shed no intentó asumir el control de los servomotores de Nomar ni sublimar la conciencia de IA de Nomar. No hay una nueva línea de programación que exija a la IA que inicie el emulador de posesión de shed acompañado de un nuevo e invasivo bloque de datos tabulado en sánscrito deslizante o antiguo hebreo canoso.

    Quizás eso no pudo. Tal vez no podría comprender la máquina.

    Y cuando Ray cambia de código a binario, sospecha que tal vez ni siquiera lo intentó.

    Porque cuando lo mira aquí, en lo profundo del núcleo de datos donde tienen lugar las funciones básicas de procesamiento de Nomar, los patrones son descaradamente erróneos, completamente sin ninguna estructura matemática que Ray pueda comprender. Cadenas y cadenas de unos y ceros que no parecen hacer nada. Cadenas que comienzan como chisporroteos, salpicaduras, porciones, luego aumentan en frecuencia, expandiéndose biológicamente o exponencialmente hasta que estén en todas partes, hasta que definan el núcleo de datos. Pero aún así no están unidos a nada, a ningún sistema, a ninguna construcción lógica. Son como los garabatos de algunos niños en la portada de su cuaderno escolar.

    Excepto que si Ray los mira lo suficiente, parecen coherentes. Una matriz de comprensión, o algo así como la comprensión, comienza a desarrollarse, sugiriendo patrones, imágenes y procesos. Sugiriendo la verdad que está más allá de su alcance, tentadoramente, casi como si pudiera encontrar alguna forma de entrecerrar los ojos o inclinar la cabeza en cierto ángulo, y los misterios del universo se le aclararían. Pero luego la ilusión se desvanece como formas en el humo y solo hay un revoltijo sin razón.

    Así que, ¿qué significa?

    Significa que Nomar envolvió sus pequeños sensores pegajosos alrededor del anillo y el shed contenido dentro de sí mismo. Todavía está allí, encerrado dentro del compartimento, debajo de la piel de Nomar. Nomar lo examinó y lo cotejó con pruebas y dispositivos sensores y herramientas de diagnóstico. Lo estudió como un rompecabezas hasta que pensó que lo entendía.

    Y al comprender, hizo un registro. Porque eso es lo que hacen los drones: estudian y analizan y desglosan las cosas, y todo el tiempo documentan, documentan, documentan, convierten lo que aprenden en código binario sin procesar donde se puede guardar para su uso posterior, cargarlo en terminales de diagnóstico, estudiado por técnicos humanos que, al final, comprenderán los hallazgos con menos precisión que la máquina.

    Pero el dron también examinó detenidamente los datos vinculados a los datos, cadena a cadena, unidad binaria colindante con la unidad binaria de tal manera que todo está prácticamente interconectado.

    Nomar comprendió el shed, y al hacerlo, alojó dentro de sí mismo una representación matemática de la mente del shed. Eso lo cambió todo. Una vez que el patrón estaba en su núcleo de datos, se propagó como un virus. Corrompió su razonamiento. Él sabía y fue transformado por el conocimiento. Hasta que fue recreado en la imagen del shed.

    Aquello era muy gnóstico. A Jack Holcomb le hubiera encantado.

    Pero eso solo es porque Jack no tiene que sentarse aquí y hacer esto, asesinar la conciencia de su amigo sistema a sistema, solo para estar seguro.

Capítulo 6

    Duerme dos horas, quizás menos. No tiene reloj en su habitación. Fue consciente, cuando por fin cayó a la cama, que la luz gris del amanecer se filtraba por las ventanas, pero en ese momento estaba tan exhausto que no tenía la energía para hacer nada más que registrar el hecho en sí. Tiene un déficit de sueño masivo operando en su contra ahora, del tipo insidioso que se cuela cuando crees que estás despierto y te deja un poco confuso y lento. Sospecha que no está pensando muy claramente sobre los principales problemas. De hecho, ni siquiera está seguro de poder nombrar los principales problemas.

    Y si hubiera sido Jagiri quien lo hubiera despertado después de esas apenas dos horas, Ray le habría roto el cuello con alegría, habría dejado caer el cadáver por la ventana y se habría ido a la cama.

    Pero fue Emma, ​​lo cual probablemente es lo único que la salva.

    Emma, ​​en su habitación, iluminada por la dorada luz del sol de la mañana. Emma casual, que es algo que en realidad él no había visto antes. Con vaqueros y botas de montaña y una camisa de franela, con el pelo suelto, como cualquier otro colono fronterizo hurgando en la granja en una mañana de lunes a viernes. Ella se inclina sobre él para que su rostro esté a solo unos centímetros de suyo.

    "Despierta, capullito de rosa", dice alegremente, tan soleada y precoz como la mañana misma. "Despierta."

    Lo único que él puede hacer es parpadear hacia ella.

    "Así que es un mito, ¿esa historia de que los Marines siempre están despiertos al amanecer? ¿Haciendo ejercicios de calistenia y saltando y tramando la mejor manera de matar, violar y saquear? La verdad es que sois un montón de marmotas."

    El gime. Distinto dejá vu. Su madre solía jugar a este juego. "Estaba despierto al amanecer, gracias."

    "¿Ah, sí?"

    "Sí. En el entendido de que los socialités de moda hicieron que la etiqueta o la reputación nunca se levantaran antes del mediodía."

    "Deberíamos trabajar en nuestras habilidades de comunicación", dice Emma. Ella comienza a doblar las mantas de una manera sólida y profesional. Ella no le pregunta si está vestido debajo de toda esa ropa. Probablemente no pregunta a propósito, dados los eventos de anoche. Sospecha que satisfaría un sentido femenino de juego limpio si no lo estuviera. "Tenemos un gran día por delante, en caso de que lo hayas olvidado. Jagiri se ha ido a calentar el coche y prepararlo. Creo que Amah quiere que haga de acompañante por razones de propiedad. Pero le hice prometer que solo voy a traer el coche y luego desapareceré durante el resto del día."

    Le toma más tiempo del que debería resolver lo que ella quiere decir, pero finalmente lo recuerda. Se supone que deben hacer la gran gira. Órdenes de la madre. ¡Bah!

    "¡Oh! Has dormido vestido."

    "Trabajé anoche."

    Ella lo empuja con el dedo hasta que él se levanta de la cama. "Alto secreto, supongo."

    De pie, alisando las arrugas en su ropa, Ray arquea una ceja. "Decoración."

    Emma se da vuelta y estudia su desorden de terminales, cables, equipos. Las piezas de Nomar están esparcidas por la superficie del escritorio frente a la máquina de diagnóstico. Es irreconocible así, un cadáver mutilado.

    "Amah vendrá a por ti con una horca si arañas alguno de los muebles. Te estoy dando una advertencia justa". Ella le sonríe, bromeando. "¿Te tomó toda la noche conectar tu centro de computación?"

    Ella vuelve a lo que estaba haciendo, que es hacer la cama de la que él acaba de salir. Es un momento sorprendentemente doméstico. Ray está tentado a asustarse.

    "Tuve algunos problemas con Nomar. Realmente no podían esperar."

    "No lo he visto esta mañana". ¡Dios, de verdad está esponjando sus almohadas! Ray se mete en el baño, incapaz de mirarla más. "Fue bien, espero."

    Tuve que arrancarle la cabeza. Es lo que quiere decir, porque necesita compartirlo con alguien. Le gustaría compartirlo con ella, pero está sucediendo algo doméstico entre ellos que no comprende. Sería como hojear una revista porno con su madre.

    En cambio, él solo le dice a través de la pared que no fue así y ahí lo deja.

    Pero ella no. Él se está quitando el sueño de los ojos frente al espejo, tratando de decidir si necesita echar la meada obligatoria de la mañana todavía. Emma asoma la cabeza por la puerta del baño y lo mira en el espejo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, compartir un baño con un extraño casi completo a primera hora de la mañana.

    "Lo siento, Ray", dice ella. Ella parece sincera. Su labio inferior se curva como una lágrima. "Sé que lo querías. Tal vez alguien en el DOE pueda ..."

    Ray solo sacude la cabeza. La sacude con fuerza. Probablemente a ella le parezca que la está despachando, pero en realidad solo tiene la esperanza de desalojar la mirada de horror que aún lleva puesto al verla irrumpir en su espacio de ablución.

    En serio, ¿y si hubiera estado meando? ¿Eso la habría detenido? Necesita examinar la puerta del baño un poco más de cerca. Para ver si tiene un candado, solo para referencia futura.

    "Te traeré ropa fresca", dice Emma finalmente.

    "No, no lo hagas". Por favor. Eso sería completamente demasiado. De verdad. "Prefiero elegir mi propia ropa."

    "Entonces iré corriendo y te prepararé el desayuno". Ella sale por la puerta.

    En cualquier momento, Ray comenzará a gritar. Lo más probable es que siga gritando hasta que lo encierren por su propia protección.

    "¿Emma?"

    Ella vuelve a aparecer, como si estuviera esperando que él llamara. "¿Sí?"

    Ray se da la vuelta, mordiéndose el labio. "Te amo desesperadamente, pero realmente me estás asustando."

    "¿No quieres desayunar?"

    "No quiero que me prepares el desayuno. No quiero que me arregles la ropa. Acabas de hacer mi cama, por el amor de Dios."

    "Pero ..." Ella arruga la frente, analizando quejas que parecen no tener sentido. "Pensé que eso te gustaría."

    Y eso lo golpea, el temido destello de inspiración, de comprensión. Agh Se concentra en reducir su franqueza Marine. Es aproximadamente el equivalente a desconectar sus sistemas biológicos autónomos.

    Este tipo de situaciones son, una vez más, la razón principal por la cual los hombres han pagado históricamente por el sexo. El sexo de transacciones comerciales es menos complicado.

    Ray le hace una mueca, suave y de disculpa. "Trabajé toda la noche, Emma. Tenía que trabajar. El DOE solo me permite tener acceso a su sistema de red por la noche. No estabas entrando demasiado fuerte."

    "¿Pero ahora lo estoy?"

    "Solo un poco."

    De inmediato, ella se relaja. Sus hombros se desploman; Su sonrisa vuelve. "Es igual. No sé cocinar nada que valga la pena."

    "Haces bien la cama."

    "Probablemente no podrías hacer rebotar una moneda."

    "Son las sábanas. ¿Prométeme algo?"

    "¿Qué?"

    "Que nunca volverás a decirme eso de «Despierta, capullito de rosa». Júralo."

    Emma se ríe, con la mano sobre su boca. "Pero es tan molesto. Mi madre solía hacerlo cuando era pequeña. Me daban ganas de gritar."

    "A mí me dan ganas de sacarte la columna por la garganta. Y me gusta tu columna y tu garganta justo donde están. ¿De acuerdo?" Ella asiente, lo que lo convierte en una especie de acuerdo tácito, pero él observa cuidadosamente que ella en realidad no dice que está de acuerdo. Ella no forma nada como un acuerdo contractual verbal y potencialmente legalmente vinculante. "Voy a lavarme los dientes ahora y cambiarme de ropa, ponerme presentable. Luego voy a besarte y darte los buenos días. Hasta entonces, vas a esperar en la sala de estar si?

    "¿Realmente te asusta tanto esto? Pensé que todos los militares vivían en barracas, se duchaban y afeitaban cincuenta a la vez."

    "En algunos casos. Pero esos casos no son mixtos, y no se reflexiona con ningún grado de placer retrospectivo. Créeme, preferirías que el chico a tu lado sangrara por todo el brazo en lugar de tratar de cepillarle los dientes. Es solo una manía. No sirve de nada intentar darle sentido."

    Ella se va, llevándose sus peluches de caso matinal.

* * *

    Atraviesan las puertas de la propiedad de Whiston, Emma va cambiando la transmisión manual del elegante Manchiti Spider plateado, forzando las marchas para que los neumáticos chirríen en el pavimento. Ray absorbe el aliento cuando ella llega a cincuenta kilómetros por hora al final del camino de entrada, se abre paso a través de las puertas con un espacio libre de mucho menos de un metro a su lado, pasa junto a la multitud de furgonetas de medios. Derrapan por la bandada de cámaras Eyelens al acecho. Los modelos más antiguos que no tienen la capacidad de maniobra para salirse del camino tintinean en el parabrisas, caen en espiral y chocan al borde de la carretera.

    Ella se ríe, acelera, deja atrás una escena de desorden y revuelta de reporteros.

    Ray intenta recordar la última vez que asistió a una confesión.

    Cada vez más rápido, avanzan por una serie de curvas cerradas, esquiando por el declive de Alquería hasta la ciudad. El Spider zumba por el camino, codicioso, poderoso, sorprendente. Y Emma disfruta de cada segundo. De arriba hacia abajo, con el sol en la cara, la luz brillante en sus ojos. Atraviesan corriendo páramo de matorral inestable y colinas nudosas, marrón otoño, siempre ganando velocidad.

    Después de una curva abrupta, un arrabal, un suburbio de casas prefabricadas, patios pequeños, cercas. Emma pisa los frenos, braman los neumáticos. Todo el chasis del Spider se estremece, el motor se queja y luego están dando vueltas, derrapando. Ella enfila por la carretera principal hacia una calle lateral que parece adecuadamente anónima. Mete el coche en un área de estacionamiento de una terminal sin salida entre dos espacios lo suficientemente grandes como para ocultar el perfil del Spider.

    Apaga el motor, activa el sistema de seguridad, luego alcanza el regazo de Ray y abre la guantera. Ella le arroja una gorra de béisbol y gafas de sol.

    "De incógnito", dice ella, pareciendo avergonzada. "No funcionará por mucho tiempo. Pero si caminamos desde aquí, podría llevarles un tiempo localizarnos."

    Ray mira la gorra en sus manos, la familiar, estilizada y antigua 'B'. Él la mira. Ella ya se ha puesto la suya, una pareja a juego.

    "¿No te gusta?" ella pregunta, notando su retraso.

    "Es una gorra de los Red Sox."

    "Te gustan, ¿no?"

    "¿Como lo supiste?"

    "Pusiste el nombre de tu dron en honor a un jugador. No fue difícil de descifrar. Encontrar a alguien para hacer las gorras y hacer el trabajo en menos de veintiocho horas, fue la parte difícil."

    Él la mira de reojo, sospechoso. "¿Sabes de béisbol? ¿Te gusta el béisbol?"

    "Me encanta. Como a todos, ¿no?"

    "Mmm no."

    "¿Está bien?"

    Se la pone, dobla el ala a la perfección, como solía hacerlo cuando era niño. "Es increíble. Eres increíble."

    Ni siquiera a su madre le había gustado el béisbol. Demasiado lento, demasiado arcano, hombres adultos con pantalones cortos.

    Ray se sienta por un momento, sintiéndose mareado, abrumado. Atónito. Realmente podría pasar el resto de su vida con esta mujer. Es el pensamiento más alarmante que su mente ha abarcado.

    Se aclara la garganta ruidosamente, se tapa los ojos con las gafas de sol. "Vámonos antes de que me ponga blando."

    ¿Una chica a la que le gustaba el béisbol? Insondable. Por supuesto, ha tenido que viajar a los confines del espacio humano para encontrarla, por lo que podría no estar completamente fuera del alcance de la posibilidad. Pero está cerca. Lo bastante cerca como para hacerlo sentir mareado por todas partes.

    Dejan el coche atrás. Emma lo guía a través del área de estacionamiento, pasando una valla de riel dividido cuidadosamente construida hasta un pequeño parque. Aquí hay niños, niños pequeños y en edad preescolar, rodando en cajas de arena, escalando junglas gimnasio, cavando entre la hierba y las hojas en busca de insectos u otros tesoros repugnantes y atractivos. Las madres saludan a su paso, y Ray no puede saber si solo son saludos amistosos, o si son saludos de «Dios mío, Emma Whiston». Desde el parque, hay un camino entre dos hileras de arbustos que se extienden en una zona residencial diferente, esta más antigua, las casas más resistentes, más nativas. Edificios construidos con las materias primas de Nueva Holyoke, desarrolladas en fases a partir de pequeñas estructuras utilitarias, acumulando gradualmente alas, habitaciones, espacio. Viviendas confortables de clase media. Caminan por las aceras, y Ray puede escuchar a más niños dando vueltas en los patios tras el murmullo de vídeos cuya constante charla se derrama de ventanas abiertas.

    "La mayoría de estas personas trabajan para Whelemat", confiesa Emma en voz baja. "Gerentes de proyecto, líderes de equipo, gerencia media. Los suburbios son trabajadores generales, recién llegados. A medida que nos acercamos a la ciudad, al otro lado del río, ahí es donde está el viejo capital, cerca de la zona de asentamiento original."

    Cruzan el río por una pasarela ridículamente arqueada. Desde el vértice, Ray puede ver todo el valle, la ordenada colección de calles y zonas, negocios y residenciales. En línea recta, en el lejano horizonte del promontorio Brezonegro, hay un grupo de nuevas estructuras, vidrio y acero en el frente, una losa de concreto detrás. Parece estar apilado contra los acantilados que sobresalen.

    Emma lo señala. "Esa es la instalación de Whelemat. Los nuevos edificios en primer plano son las oficinas de negocios, material de construcción tardía. Los que están detrás, la mayoría de los cuales no se pueden ver, eran las estructuras de operación originales. En los días del abuelo, había un buen recorrido de platino allí, cuando Whiston Corp todavía estaba usando unidades de propulsión de Fredes y el platino era escaso. Por eso nos instalamos aquí en lugar de más hacia el interior, donde el suelo es mejor. Fue nuestra primera exportación en efectivo. Fue un gran paso."

    "¿Todavía funciona? La mina, quiero decir."

    "No, el filón se agotó hace casi cincuenta años. Hoy en día la minería real se realiza en las áreas periféricas. Chilhebra, Julieta, Elemento, Villa Platino. Tienen pozos y subcomplejos hasta mil kilómetros tierra adentro. En este momento, el mineral se transporta por vía aérea, pero Whelemat está trabajando en un sistema ferroviario de empresas conjuntas con algunos de los principales inversores fuera del mundo. hábitats remotos. Townshend Wright cree que crecerá a partir de ahí. Un día tendremos una infraestructura de transporte real; entonces tal vez podamos comenzar a expandirnos, en realidad habitar este planeta en lugar de simplemente acurrucarnos y explotarlo. Esa es la clave de nuestra viabilidad a largo plazo."

    "¿Pero no tenéis nada que ver ys con Whelemat?"

    Emma mira hacia otro lado, como una mueca. "Nos pertenece, pero no manejamos la operación del día a día. Padre lo hacía, pero cuando murió, Frederick era demasiado joven para asumir el control, por lo que el control operativo pasó a Townshend Wright. Tiene una buena mente para eso. Él es un hombre de negocios astuto y sólido, mucho mejor que Frederick o yo, así que dejamos que se encargue de eso."

    "Parecía muy cómodo en su papel de propietario anoche", comenta Ray. Es un empujón suave.

    "Él sabe que es una operación Whiston". Por un momento ella es dura, defensiva. "Pero él cree que puede empujar a Frederick. Frederick es débil, suave. Townshend finge que no recuerda de dónde proviene su sueldo. Realmente no me importa la mayor parte del tiempo. Como dije, es bueno en lo que hace. Y eso es bueno para la colonia. Si se convirtiera en una responsabilidad, o si su actitud superara su contribución, lo eliminaríamos."

    "No creo que te guste". Ray lo dice con una sonrisa, para demostrar que está bromeando. Parcialmente burlón, al menos.

    "No me tiene que gustar para que reconozca sus talentos", responde ella, fría como el silbido de una víbora.

    Y Ray recuerda a Townshend Wright, sonrojado y sudando, mirando a Frederick en la cena y la forma en que tocaba a Emma. Erguido, excitado, impaciente.

    "Está bien", dice. Ray toma su mano y la aprieta. "A mí tampoco me gusta."

    Continúan divagando, acercándose al distrito comercial del centro. Aquí hay tiendas, pequeñas operaciones, tiendas familiares. Abarrotes, mercantiles, tiendas de telas, restaurantes. Es como cualquier pequeña ciudad que Ray haya visitado alguna vez, con calles estrechas, aceras anchas, ventanas que muestran bostezos con carteles pintados a mano que anuncian productos, servicios y ventas. Emma explica que las tiendas de comestibles almacenan bienes locales enviados río abajo de los cultivos agrícolas excavados en el desierto más profundo del interior, donde el suelo era rico, arcilloso, rico en nitrógeno y negro como el carbón molido. Esto probablemente debería atraer la educación rural de Ray, pero no es así. Creció alrededor de granjas. Él sabe que la comida tiene que venir de algún lado y que las personas que la cultivan, la crían, tienden a ser violadas en el proceso de transacción de una forma u otra, ya sea en Terra, Strat o Nueva Holyoke.

    Después de un tiempo, se detienen en un pequeño café con mesas con luz rociada en la acera debajo de sombrillas moradas. Ray toma café y da por terminado el desayuno. Nota que su camarera, que resulta ser la hija del dueño, conversa con Emma como si acabara de regresar de unas vacaciones interesantes. Hace preguntas curiosas sobre los últimos momentos de la Paráclito, pero no sondeadores. Ella se refiere a Emma por su primer nombre.

    Cuando la chica se va, Ray dice: "Supuse que la prensa ya nos habría alcanzado."

    Emma solo se encoge de hombros. "No. Perdieron su oportunidad. Se aburrieron y volvieron a Alquería hace mucho tiempo."

    "Menuda famosa estrella eres."

    "Soy una diversión, Ray. Lo prefiero de esa manera."

    "Solo estoy bromeando. Me dio la impresión de que los Whiston eran mucho más importantes que esto."

    Emma le sonríe con cansancio. "Oh, no te preocupes, querido. Verás un informe detallado de nuestros movimientos hoy en las hojas de chismes mañana. La mayor parte probablemente sea cierto."

    "¿Qué interés hay en cotillear que es mayormente cierto?" Ray responde. "¿Qué tipo de remanso es este?"

    Bromea, pero Emma es completamente sincera. "Somos un pueblo pequeño en un gran escenario. Muchos de nosotros llevamos aquí toda nuestra vida; hemos crecido juntos. La gente me conoce, como Clare. Sin embargo, no están interesados ​​en decir cosas feas o hirientes. conseguimos ocasionalmente al sinvergüenza novato que probará una gran y escandalosa mentira solo para poner su nombre en el periódico. Por lo general, el reportero tendrá la cortesía de dejarme leer la historia y hacer comentarios antes de que la publiquen, pero sobre todo es solo parte del trabajo, parte de ser un Whiston en un pequeño rincón del espacio donde no sucede gran cosa de interés.

    "Solo estoy siendo cauteloso hoy, y las prostitutas de los medios están siendo más agresivas debido al desastre. Es por eso que las hemos esquivado, y por qué quería que tuvieras cuidado con lo que dices. Por lo general, ni siquiera es tan malo."

    Ray se ríe esta vez, sacudiendo la cabeza. "Es como una fantasía perpetua de la escuela secundaria en la que siempre eres la Reina del Baile."

    "Eso no es muy agradable."

    "Lo siento, Emma. Pero estoy un poco abrumado. Nunca pude salir con la Reina de la Fiesta". Él no está mejorando las cosas, así que toma su mano sobre la mesa y la aprieta cálidamente. "Honestamente, prefiero las cosas de esta manera. Prefiero no tener que alejarme de las cámaras cada vez que empiezo a sentirme un poco amoroso a tu alrededor en público. Pero no me importa que algunos viejos nos vean y digan «mira a esa encantadora chica Whiston que hace una fiesta con ese joven impresionante y encantador. ¿No tiene suerte?»"

    "¡Eres indignante!" exclama Emma, pero se sonroja complacida al mismo tiempo.

    Al parecer ella lo ha dicho en el buen sentido.

    Ella agrega: "No tienes la disposición de ser una celebridad, Comandante Marlowe. Me imagino que si golpeas constantemente a los periodistas con sus cámaras o con sus plumas estilográficas cuando decidan hacerle una pregunta que te parece ofensiva. Te volverías bastante notorio."

    Probablemente ella también tenga razón en eso.

    Cuando terminan, deambulan por las estrechas calles de la ciudad. Le queda claro que ella ha estado siguiendo rutas y caminos alternativos durante algún tiempo, esperando que los sabuesos de la prensa abandonen la persecución, porque ahora están en la ciudad propiamente dicha. Pasean por las anchas aceras del moderno distrito de negocios donde los edificios son más antiguos, más sólidos en su construcción, con frecuencia de piedra y acero sin pulir. Aquí, los padres de la ciudad han hecho cosas con árboles y falsos postes de luz de gas del siglo XIX y vides trepadoras para aliviar la monotonía urbana. Aquí también hay más ruido, ya que los autos frecuentes y los carritos de reparto pasan a lo largo de las calles asfaltadas en nubes de humo de diesel porque no pueden generar suficiente velocidad para activar sus sistemas nucleares compactos, pero la mayoría del tráfico es peatonal. La mayoría de los peatones son mujeres jóvenes que siguen a niños, se ven adecuadamente acosados, o hombres jóvenes en trajes de negocios que se ven igual de acosados ​​pero menos atentos a su entorno general.

    Demasiada gente reconoce a Emma. Demasiadas personas reconocen a Ray, para el caso. Son objetivos constantes para saludos amistosos, casuales, conversaciones casuales de personas de ojos brillantes que parecen conocerlos por su nombre, que quieren hacer preguntas sobre la Paráclito o asuntos personales o simplemente para satisfacer sus diversas curiosidades. Para Ray, es extraño e inquietante y constantemente siente que está siendo grosero. Probablemente está siendo grosero, pero Emma no. Ella parece tener exactamente las respuestas correctas para todos, fragmentos de conversación hinchados y agradables que suenan íntimos e interesados ​​sin transmitir información de la sustancia real. Suena, después de un tiempo, como una brillante representante de relaciones públicas.

    Todas las mujeres quieren saber sobre Strat, sobre la moda, sobre cómo le está yendo a su madre. Los hombres quieren saber cómo les está yendo a las acciones de Whelemat en los mercados exteriores, sobre los inminentes tratados de comercio y finanzas, sobre cuestiones políticas que podrían no filtrarse con precisión a través de los conglomerados de medios Nueva H.

    Pero todos preguntan sobre el Dao.

    ¿Cómo se siente Emma? ¿Se está preparando? ¿Ha estado durmiendo bien? ¿No está ella emocionada? Finalmente, un joven con gafas de montura dorada y un traje costoso hace la pregunta que Ray ha estado esperando todo el tiempo: ¿Dónde estarás? ¿En qué ruta viajarás? ¿A qué hora crees que harás tu aparición?

    (Porque estaré en la esquina de tal y tal ...)

    Y lo dice con algo así como una mirada despectiva y vulpina, y Ray piensa en patearle el trasero, excepto que Emma sabe cómo lidiar con este tipo de atención. Ella lo rodea con el brazo, endereza los hombros y levanta la barbilla. Es una postura fulminante e imperiosa, un recordatorio de que el joven acaba de violar un código de etiqueta tácito.

    El chico se arruga, se disculpa, se escabulle, y nadie más se atreve a seguir el rastro que ha trazado.

    Pero es bueno, en cierto sentido. Ray comienza a notar cosas que habían escapado a su atención antes. Hay una serie de trabajadores, empleados de la ciudad que cuelgan guirnaldas de flores silvestres de los postes de luz, y atan bandas de bombillas multicolores a lo largo de las ramas de los árboles.

    Mientras pasean por el centro, las pantallas se vuelven más atroces. Propietarios de negocios que cuelgan linternas de papel y lámparas de queroseno o aceite de los ganchos que se encuentran sobre las puertas de sus tiendas, limpiando los escaparates para dejar espacio para más. Cerca del verde, calles enteras están bloqueadas por enredaderas, tejidas gruesas y floreciendo con flores de invernadero, todas colgadas como cuerdas que delinean una pista de aterrizaje. En el verde mismo, los trabajadores colocan nuevas hileras de césped, recortan los bordes de un cuidado y serpenteante sendero de guijarros blancos, levantan aún más cuerdas florales en el camino. El verde es en realidad una colina abovedada rodeada de viejos edificios de piedra rojiza apilados hombro con hombro. No hay puntos de acceso por carretera, solo senderos peatonales en las esquinas de la plaza. Entre los edificios y el verde hay una berma y una acera de concreto, pero Ray no puede determinar qué tipo de negocios albergan los edificios. No tienen letreros en sus ventanas, aunque las entradas son amplias, con puertas de vidrio que se abren a amplios vestíbulos. Probablemente oficinas gubernamentales, piensa, o propiedades privadas Whiston.

    En la cima de la colina hay una estatua, un hombre y una mujer de bronce y proporciones impresionantes balanceando a un niño entre ellos. Parecen estar mirando hacia el cielo, con los ojos elevados al sol, pero el niño mira hacia el interior, hacia el continente, hacia el futuro, a Nueva Holyoke, avanzando como si estuviera a punto de irse a galope para dejar atrás a los adultos. Detrás de ellos hay otra figura, un ser angelical con alas y corona, que apunta hacia el interior con un dedo severo y exigente, pero su mirada no sigue su brazo, sino que se dirige al niño sonriente que intenta soltarse del agarre de la madre y la madre. padre.

    Emma dice: "El abuelo Fram la encargó en Terra. Es un Garde-Freisling, exquisito en detalles. Se llama Promesa y Voluntad."

    "Muy sutil", dice Ray, guiñando un ojo. "¿Qué están construyendo al lado?"

    Hay una oleada de trabajadores que entran y salen de una gran carpa de lona a la izquierda. Haciendo eco desde la cima de la colina se escucha el sonido de martillos, taladros, el estallido de la madera. "Están montando el escenario para el fin de semana. Parte del Dao es una charla del estado de la dirección de la colonia del Gobernador y otros funcionarios. Ya verás."

    "Mmm. Discursos políticos. Yuju."

    "Necesito que trates de reunir un poco más de emoción que eso."

    "Esto es lo más emocionado que puedo."

    Emma se muerde el labio inferior y le da una mirada llena de temor. "Los Representantes del Foro querían que te sentaras en la plataforma con ellos el domingo por la noche, como el invitado especial de la ciudad, un espectáculo de gratitud. Me temo que no será muy entretenido. Discursos y la ceremonia de los árboles, la oportunidad para que nuestros políticos refuercen sus calificaciones de popularidad. Te lo habría mencionado antes, pero nos contactaron esta mañana."

    "No me interesa."

    "Ray..."

    "No". Él sacude su cabeza ferozmente. "Te lo digo; no estoy en lo más mínimo interesado en la grandiosidad política local. No estoy interesado en ser conducido como el premio de alguien para una presentación pública."

    "Pero la gente espera verte. Eres una especie de héroe."

    "¿Por qué, Emma? ¿Qué hice? Porque ciertamente no evité que la Paráclito explotara. Saqué tu trasero y el mío del fuego. Eso es todo. Todos los demás murieron. ¿Me dices exactamente lo que hice para ser heroico?"

    No es justo, y él lo sabe. Ella no merece su abuso, que él la critique por lo que probablemente parece una petición perfectamente razonable. Pero no puede detenerse. Él la ataca, y ella palidece como si la hubiera abofeteado.

    Ray es tan idiota. Ray suspira y cierra los ojos para que no tener que mirarla. "Lo siento. Eso no iba dirigido a ti."

    "Entiendo", dice ella, sonando demasiado razonable. "Fue difícil para ti perder tantos amigos. Más difícil de lo que te permitiste mostrar."

    Ray separa los párpados y la mira. Ella le sonríe, el tipo de expresión que le mostrarías a alguien que en privado sabes que está al borde de un ataque de nervios.

    "No creo que entiendas", dice él haciendo un esfuerzo por mantener su voz suave. "Me alegro de haberte salvado, Emma. Me alegro de haberme salvado. Pero rescatarte y rescatarme sucedió por razones completamente diferentes. No estoy aquí por salvarte. Estoy aquí porque tengo una misión que completar. Tengo órdenes en Nueva Holyoke con prioridad sobre las muestras de gratitud pública. Las cosas ya son lo bastante complicadas después de que todos parecen haber visto mi foto y leído mi biografía y saben quién soy. Se supone que siendo anónimo es la única forma en que puedo trabajar de manera efectiva. Y esto solo hará que mi trabajo sea más difícil si me perciben como una especie de títere del gobierno."

    Y además de eso, en realidad él no tenía intención de sentarse a intercambiar bromas con grandes capullos locales mientras Emma y el mhuruk-a paseaban por las calles de Alquería Brezonegro buscando compartir un poco de orgullo cívico con cualquiera que pudiera impresionar su fantasía extática. Ray nota que no es una posición culturalmente sensible para él, pero tampoco puede decir que en realidad le importen una mierda las costumbres locales.

    La sonrisa de Emma se desvanece lentamente. "No me dijiste que estabas trabajando."

    "Te dije lo que hago. No creerás que he abandonado a la Paráclito."

    "El DOE está investigando. ¿Qué puedes hacer tú que ellos no puedan hacer?"

    "No saben las cosas que yo sé."

    "Pues deberías decírselas."

    Lo cual es una posición completamente razonable para ella, pero Ray frunce el ceño. "Esa no es la forma en que funciona. La información que tengo no es apropiada para la divulgación entre agencias. Realmente no puedo explicarlo."

    Emma lo mira de cerca, sus ojos se mueven de un lado a otro como si de repente se hubiera vuelto impenetrable. "¿Qué estás buscando?"

    "¿Qué?" Es una pregunta sin sentido que ella ha hecho. "¿De qué estás hablando, Em?"

    Ray tiene una sensación abrupta y extraña, un hormigueo en la espalda. Él la mira, a Emma cogida de su brazo, luego a través del verde, a los ojos ciegos y las caras de piedra de los edificios circundantes. Y todo es extraño para él. Extraterrestre. Una disonancia extraña e intoxicante, como si hubiera salido de su propio cuerpo, como si percibiera con vista, profundidad y sensaciones que no son las suyas.

    De alguna manera ha olvidado este punto esencial. Ha estado deambulando por esta ciudad, a través de esta habitación humana de calles, tiendas y estructuras, y pensando en Alquería Brezonegro y Nueva Holyoke como si fuera un lugar apartado, un rincón distante y anodino de un mundo que conoce.

    Pero no lo es. No es un mundo que él conozca. Es un lugar completamente diferente, una galaxia diferente, una pequeña isla de influencia humana que cada día se aleja más y más de los límites de las normas Terran. Y no importa cuán familiar se sienta, cómo se ve y actúe como un Terran, esto no es nada dentro de los límites de su experiencia personal. En otra generación será irreconocible. No será Nueva Holyoke, la colonia Terran, solo Nueva Holyoke. Un nuevo mundo. Un lugar completamente extraño fuera del ámbito de su conciencia y comprensión. Tal vez ya está más allá de su comprensión.

    Él mira a Emma nuevamente, ella estudiándolo, y él siente esa distancia.

    "¿Qué es lo que buscas?"

    Y ya no es solo Nueva Holyoke. Son los colonos, los ciudadanos, Emma, ​​todo en el proceso de convertirse en algo que él no reconoce, con el que no puede relacionarse a ningún nivel, excepto la similitud biológica básica.

    En otra generación, todos serán extraños para él. Extraterrestres en el sentido clásico. Seres del espacio exterior.

    Ella coloca la mano en su pecho, los dedos extendidos, pero no inactivos. Ella amasa su carne suavemente a través de la tela de su camisa, como lo haría un gato, ronroneando.

    Ray recupera el aliento, y en la exhalación, una palabra cae, torpe, tropezando con su lengua y labios como una bola de lodo. "Mhuruk-a."

    Los labios de Emma se curvan, una sonrisa satisfecha como un profundo placer, como un reconocimiento. "Tú eres el indicado. ¿Qué es lo que buscas?"

    No esto. Esto está mal, visceralmente mal de una manera que aturde sus sentidos, lo hace sentir que está tambaleándose. El universo cambia en un eje que nunca ha conocido. Nueva Holyoke palidece a su alrededor, la sustancia se cambia por esencia, un lugar de sombras y oscuridad y silbidos, vientos vacantes.

    Porque no es lo que él esperaba que esto fuera. Ni unos ojos detrás de Emma, ​​ni una voz gruesa, seductora, áspera; una voz que no sale de Emma, de su garganta, sus labios. Mirándolo de una manera que es de alguna manera vasta, profunda y antigua.

    Lo que esperaba era música, canto comunitario, éxtasis público. Algo falso, como una extraña sublimación psicológica vudú. Algo vagamente Las Vegas que involucrara máquinas de hielo seco y humo, espejos ocultos y cuerdas de marionetas, entretenimiento convincente.

    Esto, esto es un desplazamiento cognitivo completo. Es posesión, cuerpo, mente y alma, como una erupción aleatoria de caos sobrenatural. Pero no es al azar en absoluto. Es la experiencia de la nave.

    Ray entorna los ojos. "¿Dónde está Emma?"

    Ponderosamente, enloquecedoramente, como si solo estuviera siendo obtuso. "Esta entidad es la nave. Tú eres la nave. Tú eres el elegido."

    Tiene la sensación de estar tambaleándose, tropezando, pero él no se mueve. Él no puede moverse, y ella se aferra a su brazo, se aferra, y el toque es áspero, vibrante, bacteriano, como una bolsa llena de avispones. Él la mira fijamente y piensa en el barro y los lúgubres pasajes subterráneos en la roca fundida y el agua helada y estancada.

    "Devuélvela", dice Ray, sonando pequeño, sin aliento. "Quiero a Emma, ​​no a ti."

    "Emma es la nave. Es ella quien ha ofrecido la invitación, y la nave es adecuada para nuestras necesidades. Y la nave sube, sube de alegría. ¿Qué hay de ti, te levantarías? ¿Te convertirías en uno?"

    "¡Aléjate de mí!"

    "Conviértete en glorioso, excelente, el padre de una nueva raza. Unirte, vivir, conocer. Tengo hambre. Tú tienes hambre". El mhuruk-a frunce el ceño de Emma, ​​pensativo. "Pero estás cerrado. El hambre está embotada, escondida. ¿Qué es lo que buscas? Conviértete en el único y toma posesión de todas las cosas."

    "No. Lo único que quiero es a Emma.

    "Yo lo soy, y tú lo eres, y seremos uno."

    En ese momento, todo se vuelve claro para él. Tiembla; sus rodillas intentan doblarse. Se olvida de respirar. Y si respira, solo será para gritar.

    Porque el mhuruk-a, el shed, son uno y lo mismo.

    De nuevo, el universo cambia a su alrededor. El verde, la ciudad, su entorno se enfocan con una nitidez y claridad que casi lo entierra bajo el peso de su realidad. Lo deja sin aliento.

    Y Emma dice: "¿Ray? ¿Estás bien?"

    No lo está, en absoluto. Está vacío, un vaso drenado, claro, tintineante y seco como un hueso. Él no ha entendido nada, agarrado a puñados de aire.

    "Estoy bien", dice, con una voz que suena ahogada. "Yo solo ... estaba pensando."

    "¿Sobre tu misión?"

    Eso se acerca bastante. "Sí."

    Ella le da una mirada de lástima, de comprensión. "¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?"

    Huye conmigo, piensa él. Al otro lado del universo, lejos de Lilaiken, y el shed y todo. Solos tú y yo.

    Pero hay preguntas que deben responderse, deudas que deben pagarse. Ha visto la evidencia reunida por los investigadores del DOE después del incidente de la Fortaleza, notas de casos elaboradas por hombres que no tenían acceso a su base de conocimiento, hombres que no sabían lo que deberían estar buscando porque Jack Holcomb no se lo contó a ellos. Pero le dieron un inicio. Le mostraron a Ray dónde debía comenzar. El primer paso en el camino hacia la iluminación.

    Él dice: "¿Puedes llevarme al campo de aviación?"

* * *

    Ella estaciona el coche en el pequeño estacionamiento al lado de la oficina. Es un pequeño rectángulo azul de chapa metálica unido a un almacén de acero descomunal y marco macizo. El nombre está pintado a lo largo del costado con letras de tres metros de altura: Bass-Ingersoll Transporte TransGaláctico. Arriba, los motores retumbantes de un avión de carga aceleran de gruñidos a quejidos y la nave despega de una pista al otro lado de una verja de alambre, saltando en el aire como una gaviota pesada. Ray puede ver el brillo de la torre de control del campo de aviación en la distancia donde el sol, en lo alto del cielo, golpea las ventanas. Más allá está la plana capa de agua del océano con una brisa que sopla tierra adentro. Olor a sal y mar, y ese curioso hedor a diesel.

    Emma apaga el motor y Ray abre la puerta del lado del pasajero.

    "Espera aquí", dice Ray. "Esto solo tomará un minuto."

    Ella asiente, pero no dice nada. Ella no entiende. Ray no le ha dicho nada más que el nombre del lugar y la dirección general. Él puede imaginarla tratando de hacer conexiones que no existen, preguntándose qué parte de su conversación ella no comprende.

    Porque ella no recuerda. Ella no tenía conciencia del mhuruk-a. Sin recuerdo.

    Y él no se lo dice.

    Empuja la puerta principal para abrirla. Es de acero, sin ventanas. De hecho, no hay ventanas lo cual le gusta. En el interior, se ve exactamente como cualquier otra operación de envío que haya visto, militar o civil. Suelo de hormigón veteado de aceite, sillas de plástico alineadas alrededor de los bordes de la habitación, mesas maltratadas repletas de periódicos viejos, una terminal de vídeo con el volumen bajo. Las paredes de chapa metálica están desnudas, excepto donde hay calendarios de chicas o pliegues centrales adheridos con cinta adhesiva pero aún rizados en los bordes. Un mostrador largo y golpeado que ocupa la mitad de la habitación, lúgubre y pegajoso, con una pantalla de terminal cubierta de mugre apilada en un extremo.

    Hay un hombre detrás del mostrador. Corpulento, de cabello oscuro, envuelto en un mono azul desteñido. Parece aburrido y molesto, con la barbilla apoyada en las manos, los codos en la encimera, hojeando una revista. Levanta la cabeza cuando Ray entra, asiente.

    "¿Qué puedo hacer por ti, colega?"

    Sobre el bolsillo izquierdo del pecho hay un parche con su nombre. Stek

    "¿Es usted el Sr. Ingersoll?"

    "Sí."

    "¿Es dueño de este lugar?"

    El tipo se endereza, probablemente porque Ray no está usando su amistad con la voz pública. "La mitad. ¿Algo que pueda hacer por ti?"

    "Hace cuatro meses, proporcionó servicios de envío primarios para el carguero la Fortaleza. Entre los artículos que movió había un contenedor de considerable tamaño y peso, algo que le dijeron que manejara con extremo cuidado."

    Los ojos de Ingersoll se estrechan. "¿Y?"

    "Necesito saber a dónde fue después de que lo descargó."

    "¿Te conozco, amigo?" Ingersoll pregunta, gruñendo. "No lo creo. Eso significa que no eres uno de mis clientes. Y si no eres un cliente, no te viy a decir nada."

    "Puede decírmelo ahora, o puede decírmelo cuando traiga la orden del DOE."

    Él resopla, cruza los brazos sobre el pecho. "Puedes meterte tu orden DOE en el culo. Nuestros registros de clientes son confidenciales."

    Ahora Ray podría pasar por el parloteo completo y complicado. Podía arrojar un lenguaje legal vagamente amenazante. Podría recordarle al tipo que el DOE técnicamente supervisa la Autoridad Portuaria de Nueva Holyoke que otorga su licencia de envío. Podía identificarse como un agente del DOE que opera dentro de los límites del procedimiento de investigación bajo los auspicios del Foro del Congreso y un grupo completo de otras agencias importantes de la AFE.

    En cambio, rodeo el mostrador, golpea la media puerta abatible al final. Los ojos de Ingersoll se abren, feroces, y trata de ponerse en el camino.

    "¡Oye!"

    Ray tiene cuidado, porque podría necesitar al Sr. Ingersoll en breve. No va por su garganta, donde un golpe lo incapacitaría al instante. En su lugar, golpea el centro de su pecho, dando un golpe con la fuerza suficiente para tambalerlo, pero sin romper nada vital. Ingersoll retrocede, se agarra el pecho y comienza a caer sobre una rodilla. Ray lo engancha por el cuello y le estrella en la encimera con la fuerza suficiente para sacar el poco aliento que le quedaba de los pulmones.

    En lo que respecta a Stek Ingersoll, la pistola que Ray había metido en su cintura aparece de la nada, con una velocidad sorprendente y una solidez amenazante, que es precisamente el efecto que Ray está buscando aquí. Él mete el hocico del arma en la mejilla de Ingersoll, clavando el filo de la vista en su pómulo y empujando el martillo. Es un clic fuerte y aterrador, al menos si estás tú en el extremo del cañón.

    Con la amenaza de la pistola de mantenerlo en su lugar, Ray usa su otra mano para deslizar la bandeja con el teclado del terminal.

    "¿Esta contraseña del sistema está encriptada?"

    Él mira a Ingersoll, el tiempo suficiente para ver que Ingersoll no está en condiciones de responderle, está demasiado ocupado concentrándose en el arma y su aparente incapacidad para recuperar el aliento, e incluso si no tuviera estas cosas. para ocuparlo, los conceptos de contraseña y encriptación iban a hacer que se riera de todos modos.

    Ray se encoge de hombros y vuelve al trabajo.

    Sistema básico, que utiliza una interfaz de línea de comandos de variante spinux. Levanta un directorio del sistema, localiza archivos convenientemente llamados cosas como almacén, clientes, pedidos.

    Búsqueda por 'Fortaleza'.

    Una cadena completa de entradas por ID de envío de contenedor. Manifiesto de contenidos. Dimensiones. Peso. Enviado desde. Recipiente. Fecha de entrega.

    Ray busca candidatos potenciales, los marca y los escanea a medida que avanza, los descarta, se desplaza a la siguiente entrada.

    Luego se queda allí parado por varios segundos, masticando el interior de su mejilla.

    Mecánicamente, retrae la mano que sostiene la pistola y guarda el arma. Ayuda al Sr. Ingersoll a ponerse de pie y se cepilla la mugre que el mostrador ha dejado en su mono.

    "Gracias por su ayuda", dice Ray. "Lamento haberte molestado."

    Un momento después, él está fuera de la puerta.

* * *

    El coche rueda por el largo camino circular, debajo del refugio del pórtico de piedra de la casa señorial. Emma se prepara para apagar el motor, pero Ray coloca su mano sobre la de ella. No han hablado desde que dejaron la empresa de transporte. Realmente no han hablado desde el episodio en el verde. Él la mira de perfil, sus labios apretados, mirando al frente a través del parabrisas.

    Ella sabe que algo ha pasado entre ellos.

    Ray sospecha que ella sabe qué es ese algo.

    Él dice: "Necesito llevarme el coche."

    Emma mete las manos en su regazo y baja la mirada. "No quieres que vaya contigo."

    "Es trabajo."

    Pero eso no es lo que ella quiere escuchar. No es la respuesta a la pregunta que él no tuvo el coraje de hacer. "Ella estaba allí, ¿no? En el verde. Hablaste con ella."

    "La mhuruk-a."

    "Todavía no es la hora. Ella llega temprano. La he sentido desde que regresamos. Esta vez es muy fuerte, ansiosa. Está anticipando algo especial y no quiere esperar al Dao". Emma niega con la cabeza, una maraña de cabello arrastrado por el viento. "Lo siento. ¿Te asustó?"

    Ella cree que sí, que de alguna manera ha cambiado fundamentalmente su relación, de lo contrario no preguntaría.

    Pero Ray ignora la sugerencia. "No mucho. Se parece mucho a ti". Gran sonrisa, todos los dientes, tratando de tranquilizarla. "Podría patearle el trasero si tuviera que hacerlo. Ella es solo una cosilla."

    Los bordes de los labios de Emma se enrollan, pero ella todavía no lo enfrentará. "No puedo, no sé lo que te dijo. Al principio lleva un tiempo sincronizar nuestras percepciones, si esa es la palabra correcta. Por un tiempo, es ella o yo, una que suprime el otro, una habitación incómoda. Más tarde, hay armonía, pero ... "

    "Pero el cuerpo no está diseñado para la posesión", termina Ray. "Entiendo."

    Ahora, ahora se vuelve hacia él, con los ojos bajos, como para preguntar: ¿lo entiendes? ¿De verdad?

    En cambio, dice: "No sé qué está pasando, Ray. Nunca antes había sido así, tan insistente. Me da miedo. Me da miedo lo que podría suceder, lo que yo podría hacer."

    "Estoy seguro de que no te dejará hacer nada demasiado loco. Eres la nave, ¿verdad? Tampoco es que tuviera montones de otras chicas Whiston esperando para tomar tu lugar."

    Emma baja los párpados y lo mira para ver si se está burlando de ella. "¿Qué te dijo ella?"

    Ray toma aire. Momento serio "Ella dijo que yo era el indicado. Al igual que tu madre."

    Una pequeña expresión de alivio. "Ella te quiere." Luego una sonrisa, oblicua pero genuina. "¿Tal vez esto sea una adaptación? Por fin tiene en cuenta mi gusto."

    "Me doy cuenta, para que conste, que ella dijo específicamente que yo era 'el elegido'. A diferencia de 'uno de los', plural. Probablemente voy a tomar su palabra en esto, aunque realmente debería haberlo pedido por escrito."

    "¿Esto no te molesta en absoluto?"

    "Estoy trabajando en ello."

    "¿No crees que es raro?"

    Ella no tiene idea de su concepto de extraño. Es un horizonte más amplio que el de la mayoría de la gente. "¿Qué puedo decir? Conoces a una chica. Joven, deslumbrante, inteligente, perfecta. Decides que realmente te gusta, que no te importaría pasar un tiempo significativo con ella. La salvas de un par de desastres. En eso hay una relación seria de materia prima allí. Te imaginas que tomas lo bueno con lo malo, ¿de acuerdo? Ahora, mi segunda novia, allá en la escuela secundaria, lo tenía como tú. Linda pelirroja ... pero te ahorraré los detalles. Baste decir que ella era guapa, pero que hacía una cosa con el chicle mientras masticaba, una inhalación extraña que hacía que el chicle saltara dentro de su boca. Fuerte. Era molesto, y lo hacía constantemente. Créeme, si puedo vivir con eso durante nueve meses seguidos, una pequeña visita sin cita de un bugabú sobrenatural un par de días al año no me va a poner de psiquiátrico. Extremos completamente diferentes del espectro de la molestia."

    "Tomas lo bueno con lo malo", dice Emma lentamente. "¿Estás comparando a una chica que hacìa estallar su chicle con el mhuruk-a?"

    "Bueno sí."

    "No te entiendo en absoluto."

    "Los hombres son así. Somos complejos. Misteriosos."

    "Te gustaría creer que es verdad, ¿no?"

    "¿Puedo llevarme el coche ahora?"

    "¿Sabes cómo llegar a donde vas? No te he mostrado mucho de la ciudad."

    "Oye, soy un agente de la intriga intergaláctica altamente entrenado y sofisticado, por supuesto que puedo encontrar el camino. Además, sé cómo preguntar direcciones."

* * *

    Ray ubica las oficinas del Alquería Guardian en una calle lateral estrecha, lejos del distrito comercial del centro. De hecho, están prácticamente frente a los muelles, donde las calles no están pavimentadas, sino algún tipo de material compuesto de grava y concreto propenso a baches y surcos profundos y discordantes. La suspensión del Spider se queja cuando lo hace rebotar por las calles, un deportivo finamente ajustado nunca fue hecho para viajar, e imagina amortiguadores y ruedas desinfladas. Entre las enormes formas de almacenes, Ray vislumbra el océano, los muelles, pequeñas embarcaciones que entran y salen de la bahía. Las grúas portátiles arrastran redes repletas de violencia aleteada desde las bodegas de embarque. Todo huele a humedad y corrosión, a óxido y al olor crudo y penetrante de pescado y combustible.

    No puede encontrar un lugar discreto para estacionar, pero no importa. Nadie en la colonia tendría un Spiser Manchiti salvo un Whiston, y está aprendiendo que nadie toca lo que poseen los Whiston. Entonces lo deja justo en mitad de la calle, acurrucado contra la acera.

    El edificio Guardian es una losa de dos pisos de piedra gris y acero en los bordes. Construido para durar, pero no necesariamente para usar su edad con dignidad. Hay ventanas de vidrio a ambos lados de la puerta principal, muy polarizadas para que Ray no pueda ver el interior. El nombre del periódico está pintado en el exterior del cristal. Sobre la puerta hay otra señal, pintura vieja sobre piedra: Bingenheimer Plasticos. Ray empuja la puerta al interior.

    Una campana suena por encima, anunciando su llegada, pero no hay nadie para recibirlo. El interior es llamativo. Escritorios metálicos pesados ​​con terminales maltratadas en la parte superior; mala calidad y paneles de madera claramente deformados en las paredes; luces deslumbrantes que dan a la habitación un tinte violáceo y magullado. En todas partes hay papel. Paquetes de periódicos viejos, hojas, recortes, la mayoría con garabatos de aspecto furioso garabateados sobre ellos como lenguajes de programación arcanos. Media docena de calendarios en las paredes. Calendarios Strat, Terran, Holyokan. Entre los escritorios hay un dintel y una puerta holandesa, desde la cual emite un golpe atronador y mecánico, un ritmo regular que es casi desgarrador en su intensidad.

    Ray se mueve hacia la puerta. Más allá hay un espacio abarrotado, hecho para parecer más pequeño que su tamaño considerable por la prensa desgarradora, amplia y sacudida que llena la mayor parte de la habitación. Thomas Malcolm está allí, acompañado por un joven y una mujer mayor, todos con estampado manchado y cubierto de mugre. El tipo lleva puesto un delantal de lona que cae sobre sus rodillas y hasta la mitad de su torso, y hojea una hoja de papel de periódico tan fresca que deja manchas en la punta de sus dedos.

    Malcolm levanta la vista, ve a Ray parado en la puerta y levanta el papel.

    "¡Edición de la tarde!" Tiene que gritar por el ruido de la prensa. "¡Tengo que verlo en las calles antes de que cierren las oficinas!"

    Es una buena manera de decirle a Ray que espere.

    Media hora después, Malcolm sale a la oficina principal. Desata las cuerdas de su delantal y lo arroja sobre el escritorio más cercano. La prensa se ha callado, pero los oídos de Ray siguen sonando, llenos del rugido y el estruendo del silencio.

    "Viniste a revisarme, ¿verdad?" Malcolm dice, apoyándose contra el frente del escritorio frente a donde está parado Ray.

    "¿Perdón?"

    "Asegurándote de que publiqué tu artículo; del que hablamos anoche. Bud Groening, mi asistente de producción, está cargando los paquetes en el camión. Estará en las gradas en otra hora. Investigué por ti, de regreso a través de las pilas, en caso de que mañana recibamos una respuesta interesante al artículo que has olvidado convenientemente, ya sabes, bombas de tubería o algo así. No quiero ser el único que sepa en ese caso ". Malcolm le muestra una sonrisa despectiva que es solo parcialmente humorística. "Es posible que desees examinar el trasfondo y la filosofía de nuestro propio Sr. Townshend Wright. Él fue bastante expresivo, una vez, sobre su oposición al Foro y la matanza de la AFE en la frontera. Esto fue hace algunos años, por supuesto , y una vez que ascendió al cargo de Director de Whelemat, no tuvo mucho que decir sobre el tema. Sin embargo, la historia es interesante, cuando se detiene uno a considerar quién se beneficiaría más económicamente de la independencia de Nueva Holyoke del Foro y la ruta devoradora de beneficios. No lo estoy acusando de ser un Lilaiken, por supuesto, pero los paralelos en la retórica son interesantes."

    Por un momento, Ray se queda completamente en blanco; sin idea de qué habla Malcolm. Cuando piensa en Townshend Wright, la única imagen mental que se desarrolla es la de un hombre carmesí y burlón que disfruta del dolor de Emma.

    Malcolm se aclara la garganta. "No viniste por el artículo."

    "No. Necesito información."

    "Esa es una información bastante buena que acabo de darte. No hay nada que puedas hacer con ella, por supuesto, pero pensé que la encontrarías interesante."

    Ray sacude la cabeza. Pensará en Townshend Wright más tarde, cuando pueda permitirse la distracción. "No se trata de Lilaiken. De hecho, no tiene nada que ver con Lilaiken. Necesito que me hables sobre los Whiston."

    Malcolm arquea una ceja, curioso o alarmado. "No sé cómo decirte esto, chico, pero estás más cerca de la situación que yo. ¿O necesito recordarte que te hopedas en la cabaña de huéspedes Whiston?"

    Ray solo lo mira.

    Malcolm se levanta del borde del escritorio y lo saluda con la mano hacia la sala de prensa. "Está bien. Ven conmigo."

    Empujan la puerta, luego siguen la pared a la derecha hasta llegar a una escalera. Malcolm lo conduce hacia arriba, a través de una puerta cerrada en la parte superior. Estas son las habitaciones privadas de Thomas Malcolm. Sala de estar, cocina, un pasillo corto que Ray supone conduce a un dormitorio. La configuración es un poco desordenada, con tazas de café viejas y platos manchados apilados en las mesas finales, más platos sucios en el fregadero. Los periódicos que no sean El Guardian se doblaron y se apilaron en sillones de cuero de imitación agrietados. Un sofá con muelles desiguales y cojines grumosos, cuya impresión de colapso inminente solo se mitiga ligeramente con la adición de un afgano naranja y amarillo hilado. Un escritorio contra la pared del fondo, debajo de las ventanas, con su propia terminal de computadora, pero la vista es la misma desde arriba que hacia abajo: las caras vacías y lúgubres de los almacenes industriales.

    Malcolm despeja un espacio en una de las sillas y tira la pila de periódicos, ahora indigente, en el centro de la mesa de café.

    "¿Algo de beber?"

    "No."

    Malcolm lo observa por un momento, rascando el crecimiento de rastrojos en la barbilla del día. "Estás decepcionado. Pensaste que el papel sería más grande. Te dije que era un pez pequeño."

    "En realidad, no lo había pensado."

    "Esto realmente no se trata de Lilaiken, ¿verdad?"

    "Eso es lo que dije."

    "Me imaginé que solo estabas tratando de despistarme con una redirección del DOE asombrosamente inteligente". Malcolm se dirige a la cocina, prepara una taza de café y habla por encima del hombro mientras continúa. "Pensé que sería mejor que habláramos aquí, con una o dos puertas entre nosotros, no es que no confíe por completo en la Sra. Miernicki, eso sí. Ella ha estado conmigo desde el principio, prácticamente, pero ... bueno, gente hablando de los Whiston. Esa es una forma de salir. No es una lista negra en la que quieres tu nombre, al menos no en mi negocio."

    "No en ningún negocio", lo corrige Ray. "No por aquí. ¿No es cierto?"

    Malcolm regresa. Se deja caer en el sofá y los muelles de este gimen. "Estás aprendiendo."

    "Necesito aprender más. Y creo que puedes ayudarme. Extraoficialmente."

    La última parte provoca algo así como una mueca de dolor físico de Malcolm. "Me estás matando, Marlowe. Nada que pase por mis oídos o delante de mis ojos es extraoficial."

    Ray le ofrece un ceño fruncido y amenazante.

    "Pero puedo hacer una excepción, por supuesto. Ya que, quiero decir, has sido tan comunicativo, ¿verdad? Es lo menos que puedo hacer."

    "Esperabas que anoche fuera un desastre. Después de que apareció Julieta Whiston, quiero decir. ¿Por qué fue eso?"

    "Porque es una chiflada. ¿O no te diste cuenta?"

    Se había dado cuenta. No pude evitar notar ... de la misma manera que tampoco pudo evitar notar la impaciencia con la que Malcolm lo había presenciado. Por eso había venido aquí buscando respuestas.

    "Ella no siempre ha estado tan mal", lo incita Ray.

    "No. Y normalmente no está tan mal, pero empeora en esta época del año. Creo que es una especie de evento residual de Dao. Viene un poco desquiciada, no es que la familia nos deje ver esas cosas."

    "Pero hay rumores."

    "Oh, sí. Siempre hay una vid."

    "¿Lo que le ocurrió a ella?"

    "Realmente sería mejor preguntarle a alguien relacionado con la familia sobre eso."

    Ray se sacude su protesta. "Te lo estoy preguntando a ti."

    "¿Por qué a mí?"

    "Porque lo sabes. Porque lo sabes y me lo vas a decir. No tienes a nadie a quien proteger con mentiras."

    "Claro, solo a mí. Solo mi propio trasero, muchas gracias."

    "Los ha explotado durante el tiempo suficiente, ha vendido muchos periódicos. Puedes darte el lujo de correr un pequeño riesgo."

    Eso lo atrapa. Malcolm salta a medias del sofá, con la cara roja. "Realmente no lo entiendes, ¿verdad? ¿Qué crees que está pasando aquí? ¿Crees que simplemente trotamos a los Whiston como nuestras propias celebridades mascotas cuando nos da la gana?"

    "Sí."

    El tono plano e implacable de Ray lo detiene, como chocar contra una pared. Malcolm vuelve a sentarse. "Entonces eres más espeso de lo que pensé que eras. O estás dejando que el olor de la excelente ah, feminidad de Emma Whiston, nuble tu juicio."

    "Creo que estoy viendo con más claridad de lo que crees."

    Pero Malcolm no está listo para dejar escapar su mensaje. "No manejamos nada, nada en absoluto sobre los Whiston sin su aprobación. Nadie lo hace. Ni los equipos de vídeo, la prensa de la red, nadie. Controlan los medios y todo lo que decimos, Marlowe."

    "Los nebulosos 'ellos'."

    "Frederick, Emma, ​​incluso su mayordomo, Amah. Todos ellos."

    "¿Y cómo es eso?"

    Malcolm extiende sus manos con frustración, como si esto fuera obvio. "¿De dónde crees que proviene la fuente de noticias? No los informes, sino la fuente misma. ¿De dónde la obtenemos?"

    "Por una retransmisión."

    "Un rayo de baliza a baliza a satélite a red. ¿Quién crees que posee las balizas, los satélites y la infraestructura de red?"

    Ray asiente. "Los Whistons."

    "Correcto. Y pueden desconectarnos cuando lo consideren oportuno. Pueden arrojar una capa de oscuridad sobre todo el planeta. La información es poder, Marlowe. Controla las noticias y controlas a la población. Ni siquiera puedes decir esto sin arriesgarnos a represalias. Existimos, como todos los demás, por capricho de los Whiston. Estoy seguro de que todos te han hablado sobre las pruebas que soportan, sobre cómo explotamos su notoriedad. Eso es cierto, por supuesto, pero eso no es todo el panorama. Nos explotan ellos igual de implacablemente. Nos amenazan con cortarnos la red si no cumplimos, si alzamos nuestras voces contra ellos. Es lo mismo para todos, incluso remotamente conectados con ellos. Siempre tienen algo que usted necesitan sobrevivir. Se aseguran de ello."

    "¿Incluso Whelemat?"

    "Especialmente Whelemat. Sin el imprimátur Whiston, sin la red de envío Whiston y el efectivo Whiston para mantener todo a flote, incluso Whelemat se bloquea. Están a décadas de distancia de una rentabilidad sostenida. ¿Ves lo que estamos viendo aquí? Una nueva colonia emocionante, atractiva para los colonos porque tiene espacio, empleos, oportunidades, pero nadie entra, incluidos los negocios competidores, porque los Whiston tienen una carta exclusiva. Eso significa que todo el dinero, todos los recursos, toda la infraestructura está financiada de las arcas Whiston. Ellos son los dueños. Pueden hacer lo que quieran."

    "Su propio feudo privado", dice Ray.

    "Es por eso que hablar contigo no es una buena idea para mí, a menos que tengas un agujero en el que pueda esconderme hasta que llegue la próxima nave estelar ... oh, espera, eso asumiendo que no explote del cielo antes de que llegue aquí."

    "No te estoy pidiendo que imprimas esto como una noticia, Malcolm. Solo quiero saber qué está pasando."

    "¿Y crees que nadie va a descubrir quién te lo dijo?" Malcolm resopla enojado. "¡Has aparcado el coche de Whiston justo fuera de mi puerta!"

    Ray suspira. Se trata de esto, y se trata de esto, y se trata de esto. Siempre, y lo odia, porque cuando tiene que actuar como un agente de la UIC cada vez que se da la vuelta, significa que está empezando a reducir su enfoque. Significa que las respuestas están cercanas y que los eventos comenzarán a desarrollarse con una velocidad alarmante. Significa que las cosas están a punto de salir de control.

    Saca la pistola y la coloca en su regazo donde Malcolm puede verla.

    "Aprecio que estés en una posición difícil", dice Ray, tranquilo y salvaje a la vez. "Desafortunadamente, los parámetros de mi misión no están diseñados para acomodar tu bienestar. Si dictaran que sacrificara la vida de doce mil personas a bordo de la Paráclito ... ya ves a dónde voy."

    Malcolm mira el arma y se ríe ligeramente. Se levanta del sofá y se dirige a la cocina, a la cafetera, sin volverse a mirar a Ray.

    No es el tipo de reacción que Ray ha llegado a esperar.

    "¿Quieres café?"

    "Seguro." Ray desliza el arma de nuevo en su cintura.

    Malcolm regresa, le entrega una taza y luego se sienta en el sofá. "No eres del DOE, ¿verdad? No es que alguna vez pensara que lo eras, por cierto. No pareces tener una escoba en el culo. ¿Qué, alguna rama especial, encubierta?"

    Reconociendo. "Sí."

    "Me lo pregunté tan pronto como escuché que los Whiston habían escapado con un oficial de la AFE. Los chicos del DOE no van a abandonar el barco, pero vosotros, los tipos de operaciones encubiertas, sois resbaladizos". Malcolm niega con la cabeza, todavía riendo suavemente. "Y esa basura medio tonta y súper genial que estabas sirviendo en la cena anoche sobre liderar un equipo de investigación anti-Lilaiken, eso fue una mierda. Quiero que sepas eso. Debes pasar menos tiempo tratando de convencer a la gente que eres algo que no eres. Debilita la leyenda cuando tienes que explicarlo tanto."

    "Tal vez debería haberte disparado para empezar y terminar de una vez."

    "Oye, solo te lo digo. Es una crítica profesional."

    "¿Me vas a decir lo que necesito saber?"

    "¿Ahora que sé que eres un agente secreto, quieres decir? ¿Como se supone que debo esperar que los tipos fantasma puedan guardar secretos mejor que los tipos del DOE? ¿O es porque sé que como un tipo fantasma es más probable que me dispares en las rodillas por no cooperar adecuadamente? ¿Por qué no te lo diría ahora, Marlowe? Ya me has arruinado. Te lo dije. Probablemente has estado saltando a través de pequeños aros fantasma todo el día, dejando atrás un rastro de migas de pan con cejas arqueadas y sospechas excitadas. Un camino directo a mi puerta. Incluso si no te respondiera, la gente supondría que sí y yo todavía estaría arruinado. Al menos de esta manera obtengo cierta satisfacción de que tú harás algo sobre la situación en que se encuentra esta colonia."

    "¿La situación?" Ray pregunta.

    "Quieres saber sobre Julieta Whiston, bueno, esa es la situación. Son el mismo trato. El mismo problema. ¿Qué ha sucedido con los Whiston ahora y tan atrás como recuerda esta colonia? Probablemente incluso antes de eso ... tiene todo que ver con nuestra actual condición jodida."

    Ray ni siquiera sabe por dónde empezar. No está preparado con preguntas que profundicen tanto como Malcolm ha ido.

    "Dime."

    "Sabes que Julieta Whiston era una bebé de Fondo, ¿verdad? ¿La escuchaste decir eso?"

    Ray asiente.

    "Está bien, la historia de fondo es que ella tenía algo así como diez u once años cuando emigró. Era Terran, creo, o originalmente marciana. No recuerdo exactamente, pero el Fondo la encontró, la trajo, la educó. En todos los sentidos, ella era impresionante. Brillante, sofisticada, hermosa. Los Whiston le prodigaban un cuidado especial, siendo Fram y Erina. Se llevaron muy bien con ella, algunos dirían que se llevaron especialmente con ella ya que su propia hija, Ann, estaba en grave deterioro físico ya, incluso en aquel entonces. Creo que Ann tenía poco más de veinte años cuando falleció. Entonces, a medida que Ann se deterioraba, Julieta asumía cada vez más el papel de la hija de Whiston. Erina o Amah, no la que tú conoces, sino su madre. Amah es un título, no un nombre, de todos modos, una u otra siempre estaba guiando a la joven Julieta, administrando sus compromisos sociales, exponiéndola a los círculos sociales de élite de la colonia.

    "Para cuando tenía dieciséis o diecisiete años, había quedado bastante claro que estaba siendo preparada no solo para reemplazar a Ann, quien murió en el ínterin, sino como la futura novia de Charles, Frederick y el padre de Emma. Dos problemas con eso: Charles era diez o quince años mayor que Julieta, por lo que fue un escándalo que ella hubiera sido seleccionada para él a los diez años. Más importante aún, Julieta no estaba interesada en él. Cuando emigró, había desarrollado en el pasaje un profundo apego a otro niño del Fondo, un joven llamado Martin Schmidt.

    "Probablemente hay algo más de lo que deberías estar al tanto. El Fondo no es un sistema de orfanato. No controlan el espacio humano para todos y cada uno de los niños que se convierten en un pupilo del estado. Se llevan a los mejores niños. CI, niños que están muy por encima de la norma. El Fondo se da cuenta y les brinda la mejor educación, capacitación y ayuda para el desarrollo que el dinero puede comprar. El entendimiento siempre ha sido que el Fondo fue diseñado para producir talentos y habilidades que la colonia desesperadamente necesitaba no solo para sobrevivir, sino para avanzar.

    "Martin Schmidt era igual a intelectual y social de Julieta. Eran una pareja encantadora. Puedes verlos si miras algunos de los archivos de imágenes en los periódicos importantes. Era oscuro, pálido, melancólico. Era ligero, vivaz, fabuloso. Charles Whiston no se parecía en nada a ellos. Era más como su hijo, Frederick. bastante inteligente, pero no excepcional. Slick. Sagaz. Charles fue la primera señal real para los líderes de la colonia, creo, de que la familia Whiston estaba en decadencia. Fram fue el último de los grandes, y Charles se comparó muy mal en comparación con él. Que Fram y Erina incluso imaginaran que Julieta estaba interesada en Charles en vez de Martin era ridículo para cualquiera que observara a la familia."

    Malcolm hace una pausa, agarra su taza de café con ambas manos. Parece no mirar a Ray, sino a través de él, perturbado. "Y luego Martin Schmidt murió. Tenía dieciocho años, aprendiendo con los ingenieros de minería en Whelemat. Hubo algún tipo de accidente, un colapso del túnel, y Martin quedó atrapado. Les llevó tres días desenterrarlo, pero el túnel solo aguantó dos días de aire.

    "Es comprensible, tal vez, que Julieta se haya recluido durante varios meses. Nunca dejó Alquería, rara vez se la vio incluso fuera de la casa señorial. Perdió peso, energía, esa vivacidad característica que Emma está cerca de capturar, pero ni siquiera ella era tan espléndida como su madre. Cuando emergió, unos días antes del Dao, del que te contó, era un deshecho humano. Parecía completamente destrozada. Sorprendió a todos al asumir el antiguo papel de Ann en lss ceremonias públicas como la nave del mhuruk-a. Eso fue un gran shock, porque estaba repleto de significados contextuales que podrían no ser inmediatamente claros para ti. La nave siempre ha sido un Whiston desde que la colonia ha existido Es parte del ritual, este intercambio simbólico de las mujeres Whiston, la fortuna Whiston, la generosidad de Whiston, con la comunidad.

    "Así que fue menos impactante después, dentro del mes, que se hizo el anuncio del compromiso de Charles y Julieta. Ciertamente, algunas personas se escandalizaron, dado que Fram había vuelto a obtener exactamente lo que había querido todo el tiempo. Hubo incluso el rumor de que el accidente de Martin no había sido un gran accidente en absoluto, pero nada de eso se podía probar, y nadie sabía lo que había sucedido en el Alquería mientras Julieta estaba de luto. Quizás no era nada tan siniestro. todo; tal vez Julieta era emocionalmente vulnerable y Charles dejó de ser Charles el tiempo suficiente para mostrarle algo de valor dentro de sí mismo.

    "Sé que ella parecía razonablemente feliz después. No era tan luminosa como había sido una vez, pero eso es comprensible dada la forma en que su vida había sido tocada por la tragedia. Era muy querida en los cuatro o cinco años antes de que Frederick naciera, luego Emma, ​​un par de años después. Ella realizó todas sus tareas públicas, Dao y demás. Ella y Charles parecían llevarse bien, al menos, uno supondría eso si cree en los cuentos de los medios --lo cual uno no puede hacer, por supuesto, porque fueron investigados por Charles antes de ser impresos."

    "¿Y todo este tiempo, ella se estaba volviendo loca?" Ray pregunta.

    Malcolm se encoge de hombros. "Eso está abierto a interpretación. Si estaba loca, no salió a la luz pública, y fue un secreto familiar muy bien guardado. Supongo que sufrió algún tipo de crisis cuando Charles murió repentinamente, poco después del embarazo de Julieta con Emma. se hizo público. Creo que tenía tres o cuatro meses, entonces. Esa fue su última aparición pública real, aquel anuncio."

    "¿Y cómo murió Charles?"

    "Accidente de construcción, aparentemente. Añadieron un ala a la mansión, las oficinas administrativas del Fondo, creo. Colocaron una de las losas principales, usando una grúa. Uno de los cables se rompió. Charles no pudo salir del camino en el tiempo. Así dice la historia."

    Ray lo mira de reojo, curioso. "¿Pero tú no lo crees?"

    "No tengo ninguna razón para no creerlo. No hay evidencia de lo contrario, y Charles era muy práctico con todos sus proyectos de construcción. Es plausible."

    "Pero eso no lo hace realidad."

    Malcolm duda, toma un largo trago de café. "Nunca pude confirmarlo. Ni siquiera pude intentarlo. ¿A quién le preguntaría?"

    "El equipo de construcción, por ejemplo."

    "Todo trabajo interno. Domésticos, bebés del Fondo, clan de Amah. No hablan de los asuntos de Whiston."

    Ray recuerda, algo que Emma le dijo una vez. "Los Dag Maoudi son más Whiston que los Whiston."

    Malcolm lo mira extrañamente, pero no dice nada. Ray despega en otra pista. "Este otro niño, Martin Schmidt. ¿Crees que fue asesinado?"

    "No hay evidencia objetiva para apoyar eso", responde Malcolm, pero él se tensa, y eso es suficiente para Ray.

    "Crees que lo fue."

    "Creo que el Fondo y los Whiston tienen una alarmante tendencia a perder niños en accidentes. Perfectamente razonables, entiendes, dado el tipo de carreras a las que se dirigen. Ingeniería de minas, construcción de ferrocarriles, mapeo planetario. Estos son todos los campos que conllevar un riesgo físico considerable."

    Ray asiente, entendiendo. Él sabe una o dos cosas sobre el asesinato de los bebés de Fondo. "Y si los Whiston o alguien dentro de su círculo con suficiente autoridad dice que hubo un accidente, no hay nadie que pueda cuestionarlos."

    "Esa, mi amigo, es la situación que te describía antes. Quieres saber sobre Julieta Whiston. Todo lo que puedo darte es el registro público tal como lo han elaborado los Whiston. Si los detalles se correlacionan o no con la verdad es un asunto que está más allá de mi capacidad de especular. ¿Quieres un consejo, Marlowe?

    "Claro."

    "Si quieres saber sobre Julieta Whiston, pregúntale a ella. Ella es la única que sabe la verdad, y creo que ha estado esperando mucho tiempo para encontrar a alguien en quien pueda confiar sus secretos."

    Ray piensa que podría tener que hacer eso. Y más temprano que tarde. Pero él dice: "Una pregunta más. ¿Qué opinas de todo este asunto: el Dao, el mhuruk-a? ¿Qué significa para alguien que realmente vive aquí?"

    Malcolm agita sus manos hacia Ray, derramando los restos de su café mientras lo hace. Él sonríe. "Demonios, Marlowe, no me hagas una pregunta como esa. Solo soy un viejo periodista. No tengo tiempo para el sentimentalismo."

    "Entonces no crees en eso. Es solo una ceremonia pública. Simbólico, como Navidad o el cuatro de julio, tal como lo decía Towshend Wright."

    "Creo que es una forma de que los Whiston se quiten las rocas sin causar un escándalo."

    "Las mujeres Whiston, de todos modos. ¿No te parece una dinámica interesante?"

    "Esto realmente te está molestando, ¿no? Emma se ha metido debajo de tu piel."

    Lo cual es verdad. "No es por eso que estoy preguntando."

    "¿En serio? ¿Por qué entonces?"

    Porque he visto cosas que ni siquiera puedes imaginar. "Anoche noté algo interesante en la cena."

    Malcolm se pone un poco rígido, exactamente la reacción que Ray esperaría. "¿Notaste?"

    "Hay una mirada a los Whiston. Muy distintivo. Todos esos retratos en las paredes ..."

    "Por eso viniste aquí. ¿Por qué me preguntas a mí en lugar de a otra persona, y por qué crees que te lo diría? No me había dado cuenta de que mi hacha era tan obvia ..." Ray no interrumpe , no responde Solo lo deja seguir. "Supuse que finalmente me había vuelto viejo y flácido para que ya no fuera tan obvio. Casi destruyó a mi padre, criando al hijo ilegítimo de Fram. Incluso con el estipendio - el estipendio generoso - la familia le pagó a mi madre, él nunca lo superó."

    Malcolm pasa de divertido a silencioso amargo en el espacio de unos pocos latidos. "Por supuesto, el heredero privado de sus derechos estaría más interesado en la historia familiar Whiston. Más propenso a desenterrar narrativas que no sean exactamente públicas. No es que yo sea el único". Se ríe con fuerza. Pregúntale a Towshend Wright quién era su padre. Los bastardos Whiston estamos en todas partes. Hijos del Dao."

    ¿Padre?

    "Fram Whiston era tu padre". Está aturdido, mareado.

    "El mhuruk-a no siempre ha seleccionado a las mujeres Whiston como la nave. Supongo que una libido escandalosa puede correr a ambos lados de la familia. A veces ambos a la vez."

    Naves masculinas y femeninas.

    Malcolm continúa. "Es un rito extraño, el Dao, completamente ajeno de alguna manera a aquellos de nosotros que crecimos tan fuertemente influenciados por el pensamiento Terran occidental y los conceptos de linaje. De la paternidad, debo decir. Los poderosos siempre han generado su parte de bastardos, pretendientes al trono, por así decirlo. Pero siempre eran los hombres quienes lo hicieron, los hombres que guardaban la virtud y la monogamia de sus esposas, porque estaban interesados ​​en los herederos. Ciertamente, los Whiston quieren herederos. quieren que la sangre pura Whiston herede, pero ahora hay pruebas para ese tipo de cosas. Los niños ilegítimos pueden descartarse incluso antes de que nazcan."

    "¿Qué estas diciendo?"

    "Julieta Whiston ha tenido dos docenas de niños Dao, niños excepcionales adoptados por el Fondo. Eso es lo que es, Marlowe. El Dao es una carga genética. Es un experimento eugenésico. La creación de una raza entera de hombres y mujeres criados específicamente para mejorar la Línea Whiston. Para dispersar los rasgos que ellos valoran entre la población en general."

    ¿Dos docenas? ¿Julieta Whiston había concebido dos docenas de niños que había entregado al cuidado del Dag Maoudi? No es de extrañar que ella estuviera loca.

    "Es más efectivo, por supuesto, cuando la nave es un Whiston masculino. Dos días de libertinaje pueden generar un puñado de descendientes. Las mujeres son más o menos una sola vez, por lo que tienen que ser más selectivas."

    "Yo no..."

    Malcolm levanta una mano para detenerlo. "Lo sé, te estás preguntando acerca de Emma. ¿Cuántas criaturitas tiene alrededor del Fondo? Honestamente, ella es una gran decepción. Tanto ella como Frederick. A él, por supuesto, nunca se le permitió ser la nave, y tampoco no ha querido o no ha podido producir ningún niño Dao. Hay rumores de que ella es estéril a pesar de los mejores esfuerzos de la ciencia médica, o que está haciendo algo para evitar concebir. Me inclino hacia lo último. Me gusta Emma. Es una buena persona. chico, diferente de alguna manera al caótico desastre de la familia de la que nace, parece tener una buena cabeza sobre los hombros. Mi sensación es que ella estaría más que feliz de que el Dao simplemente desapareciera. Ella entiende que el tiempo de esto ha pasado."

    Malcolm se detiene allí, ofrece un encogimiento de hombros irónico y de disculpa. "Supongo que eso no es un gran consuelo para ti, ¿verdad? No cambia el hecho de su experiencia con el Dao, pero también creo que cambia todo para ella, Marlowe. Es por eso que se ha aferrado tanto a ti. Está cansada de ello. Está cansada de las cosas que su herencia requiere de ella. Más que nada, Emma Whiston está desesperada por que la rescates de convertirse en su madre. Y creo que su familia está igual de decidida a detenerte."

* * *

    Más tarde, mucho después de la puesta del sol, Ray estaciona el automóvil en un pequeño parking junto a la superestructura de vidrio y acero de los edificios Whelemat. Son bloques modernos y bajos, ostentosos solo porque el resto de la ciudad no lo es. La construcción está perfectamente agrupada para oscurecer la vista de la caja de hormigón más utilitaria y fea de la instalación original de Whelemat, unida por una serie de pasillos elevados y cerrados. Incluso desde el suelo, la red se asemeja a una colmena densa y ligeramente incestuosa.

    Hace una hora, cuando terminó con Thomas Malcolm, Ray se detuvo en una cabina de comunicación pública y envió un mensaje a la oficina de Whelemat solicitando una entrevista con Townshend Wright. La llamada fue interceptada primero por un sistema de respuesta automatizado, luego fue derivada a una secretaria que no logró impresionarse con sus credenciales de celebridades. El Sr. Wright no tenía tiempo para una entrevista hoy. Estaría ocupado en la oficina hasta bien entrada la noche.

    Era exactamente lo que Ray necesitaba saber.

    Él sale del coche, escaneando los edificios. La mayoría de las ventanas son oscuras, a excepción de algunas oficinas que pertenecen a ambiciosos recién llegados. Pero hay luces que se filtran desde el vestíbulo de la aguja central, y luces arriba, cerca del piso superior.

    Ray entra al edificio por las puertas principales. El vestíbulo podría pertenecer a cualquier oficina corporativa en Terra. Elegantes suelos de baldosas, techo abovedado, hormigón estéril. Hay maceteros a lo largo de las paredes que contienen vegetación visible, similar a un helecho, obviamente de plástico. En el centro, una fuente de arte nuveau gorgoteante en la que las personas arrojan un cambio suelto, y un letrero publicado en la pared baja que lo rodea le pide a la gente que no arroje monedas a la fuente. Divertido.

    Más allá hay una estación de seguridad suavizada con madera pulida alegremente y una arquitectura curva relajada para que se parezca a un amplio mostrador de recepción. Pero el hombre parado detrás de él lleva puesto un uniforme de seguridad Whelemat y una pistola en la funda debajo de su brazo izquierdo.

    Ray se acerca a él, sonriendo. "Estoy aquí para ver Townshend Wright."

    El guardia lo mira sospechosamente. "Tiene una cita, supongo."

    "No. Pero llámalo y hazle saber que Ray Marlowe está aquí para verlo. Él me recibirá."

    Su nueva celebridad parece trabajar en alguien, al menos. El guardia se pone rígido cuando Ray dice su nombre e inmediatamente echa mano a la unidad de comunicación. Ray le sonríe como un hombre que no espera menos. La conversación que sigue no es agradable por las indicaciones en la cara del guardia.

    Hay un Ray Marlowe aquí para verlo, señor. Fruncir el ceño, confusión. No, dice que no tiene una cita, pero que le gustaría hablar con él. Un ceño más profundo, con un movimiento de los ojos en la dirección de Ray. Sospecha de que está a punto de ser asesinado. No, señor, no le pregunté sobre la naturaleza de su negocio. Contraerse de dolor. Probablemente algunos gritos al otro lado. Por lo menos, algo de lenguaje grosero. Entonces él aprieta la mandíbula, frunciendo el ceño. Le pregunté si le gustaría programar algo para mañana, señor, pero él insiste en que debe hablar con usted de inmediato. Ray decide que le gusta este chico. Los guardias de seguridad y las secretarias son los sargentos del mundo corporativo. Siempre pueden follarte más fuerte que tú a ellos. Y la mayoría de ellos lo saben. Vale la pena recordar eso. Vale aún más recordarlo y ser amable al respecto.

    El guardia baja el comunicador. "El Sr. Wright le verá ahora."

    "Perdón por la molestia."

    "Sin problemas, Sr. Marlowe. Los ascensores están en la rampa a la izquierda. Suba todo el camino."

    Como plan de ataque, esto supera el allanamiento.

    Él toma el paseo, haciendo clic en un par de docenas de pisos que anuncian su paso con un alegre ping. Las puertas del ascensor se abren en el piso superior, y se encuentra con una joven de falda oscura y blusa ajustada. Muy bonito, muy nervioso, cabello claro despeinado de una manera que no puede evitar ser reveladora.

    "Debes de ser la entrenadora personal del Sr. Wright", dice Ray.

    Eso la confunde. "Soy su asistente."

    "La mismo. ¿Son solo ustedes dos?"

    Ella entiende entonces, momentáneamente se ve indignada, luego se pasa los dedos por el pelo. "Sí."

    Ray le dice: "Deberías irte a casa ahora."

    "Estoy trabajando, señor Marlowe."

    "Yo también. Ve a casa. Me aseguraré de que el Sr. Wright esté informado."

    Es contundente, amenazante. Ella recibe el mensaje. "Deje que agarre mi abrigo."

    "Y yo entraré si me señalas el camino."

    Ella lo dirige por el pasillo a su izquierda, más allá de otro mostrador de recepción y las plantas falsas en macetas. "Las puertas al final."

    Él asiente con la cabeza y se aleja. El ascensor suena cuando ella se va unos segundos después. Al final del pasillo, Ray golpea las puertas a toda velocidad, sin molestarse en llamar. Townshend Wright, sonrojado, avaricioso y depredador, tal como Ray lo recordaba, se encuentra detrás de un gran escritorio de metal negro y cromado, de espaldas a las ventanas. Ray se acerca rápidamente, gira los ojos por la habitación y hace un balance. Es una bonita oficina, espaciosa. El escritorio, dos sillas del mismo motivo delante. A un lado, una mesa de conferencias con una docena de sillas más, un sofisticado terminal de visualización de datos y una pantalla de pared. Un bar bien equipado más allá de eso. Fotografías en las paredes de Townshend Wright sonriendo bajo un casco de Whelemat en una variedad de sitios mineros que parecen aislados, propensos a la aventura, ásperos y caídos.

    Wright hace un esfuerzo visible para no parecer molesto. "Bueno, Sr. Marlowe, esto es una gran sorpresa. Tenía la intención de hacer un mayor esfuerzo la otra noche para conversar con usted, pero, bueno, ya sabe lo poco escritas que pueden ser esas relaciones sociales."

    "Claro. Estabas demasiado ocupado esperando para ver si Frederick Whiston iba a violar a su hermana allí mismo en el comedor para ser un gran conversador."

    Wright se congela por un momento, incapaz de responder. Probablemente no esté acostumbrado a que se le hable de esta manera, y atónito es la forma en que Ray lo prefiere. Es bueno mantener fuera de balance a las personas que creen ser golpeadores pesados. Vives y mueres en la mitad interior del plato. Ray se deja caer en la silla más cercana a él. "Por cierto, envié a tu asistente a casa. Creo que se sintió bastante aliviada, para ser honestos."

    Es interesante ver a Townshend Wright contener su impulso de estallar. Él mira furioso a Ray, pero solo irritación se filtra en su voz.

    "Me debes una disculpa por eso, entonces. La Sra. Roswell y yo estábamos empezando a ponernos a trabajar antes de tu interrupción. Una pequeña transacción previa al Dao, ¿entiendes?"

    Es tan genial, tan desvergonzado.

    "¿Hay algo en lo que pueda ayudarlo, Sr. Marlowe? Supongo que no vino aquí solo para insultarme". Él le devuelve la indiferencia a Ray con una sonrisa dura. "O debería decir Comandante Marlowe. Esta es un asunto de negocios, ¿no? Estás trabajando, por así decirlo."

    "Eres rápido."

    "No llegas a mi posición sin ser rápido. Al menos más rápido que la competencia. Y más despiadado. Pero, sobre todo, menos temeroso que otros para ir directamente al grano. Así que hagamos eso en lugar de intercambiar púas, ¿Está usted con el DOE? Fue enviado aquí para investigar la insurgencia de Lilaiken en el espacio fronterizo. Tengo un pasado interesante notable por las declaraciones contra el Foro sobre la base de sus acuerdos comerciales estranguladores con este y otros estados coloniales. También tengo el poder financiero para apoyar un esfuerzo local de Lilaiken, a pesar del hecho de que no hay registros que indiquen que alguna vez haya hecho tal cosa, o alguna evidencia que me vincule con miembros conocidos del movimiento separatista de Lilaiken. ¿Me estoy acercando? "

    Ray frunce el ceño. "Dejaste la parte en la que te desprecio personalmente, pero eso probablemente sea solo un bonus."

    "Sus colegas me han investigado a fondo aquí, Comandante. Si examinara los archivos de casos relevantes, vería que mi política no llega a la violencia como un medio adecuado para provocar el cambio. De hecho, apuesto a que mis opiniones sobre el movimiento Lilaiken se alinean bastante bien con las suyas, al menos tal como están representadas en los delirios del Sr. Malcolm del periódico de esta tarde."

    Rápido y bien informado. Ray está haciendo todo esto mal, se da cuenta. Townshend Wright no está impresionado por las bravuconadas y la franqueza, las vagas amenazas. Sigue siendo un idiota, por supuesto, pero alarmantemente competente.

    "Entonces es todo negocio para ti", dice lentamente.

    Frente a él, Townshend Wright toma asiento, se recuesta en su silla, completamente a gusto. "No son negocios. Dinero y poder. Lo admito sin hablar mal. La violencia de Lilaiken es mala para el comercio, así que, aunque yo pudiera estar de acuerdo con ellos en principio, no soy tan tonto como para prestarles cualquier tipo de ayuda. . No hay rentabilidad en eso."

    "Realmente debe molestarte, entonces, ser solo otro lacayo de Whiston. Lo construyes, se llevan los dividendos. Para siempre solo un pez grande en un pequeño estanque, porque al igual que todos los demás, subsisten con los caprichos de la familia. Eso tiene ser un verdadero reto para el ego."

    Wright se ríe. "¿Te molestas en hacer una investigación sobre tu entorno social antes de equivocarte, Marlowe? Supongo que estás tratando de ser inteligente, pero obviamente has extraído demasiados 'hechos' de los tabloides locales."

    "Entonces, ¿por qué no me iluminas?"

    "¿De verdad crees que los Whiston tienen algún control sobre mí? ¿Sobre esta corporación?"

    "Aparte del hecho obvio de su propiedad, quieres decir."

    "Aparentemente tampoco eres un estudiante de finanzas corporativas intergalácticas. Supongo que por propiedad, te refieres al hecho de que los Whiston tienen derecho a una generosa parte del dividendo de nuestras ganancias. O tal vez te refieres a la posición heredada de Frederick, pobre y borracho, como titular presidente de nuestra Junta de Directores, o el hecho de que el estatuto del acuerdo del Foro fue otorgado a la familia Whiston.

    "Si bien eso parece interesante en la superficie, permítanme compartir contigo un pequeño secreto, algo que podría haberse escapado de su atención dada la intimidad de sus vínculos con los Whiston y el efecto de filtrado insidioso que tienen sobre la información relativa a ellos mismos y sus asuntos La Corporación Whelemat comenzará a cotizar acciones públicas en la Bolsa Terran en poco más de seis meses a partir de hoy. Fue idea mía, aprobada por la Junta. Frederick ni siquiera se molestó en asistir a la votación. En ese momento, la participación de Whiston en este negocio, además de su pago de dividendos contractuales, será menos del quince por ciento de la tenencia completa. Ya no serán el accionista mayoritario. No tendrán derecho a reclamar la propiedad. ¿Le importaría adivinar quién poseerá una participación mayoritaria en esta corporación? "

    Ray sacude la cabeza. Se pregunta qué haría Thomas Malcolm con esta información. "Dios mío, tú eres gilipollas."

    "Sabes, soy un gilipollas. Fram y Charles también eran gilipollas. Se necesita un gilipollas para tener éxito en este entorno, y Emma y Frederick seguramente no lo son."

    "Y dado que puedes presionarlos, y no estás por encima de explotar la confianza que han depositado en ti, vas a expulsarlos. Por el bien de la colonia, supongo."

    Wright se ríe. "Por el bien de la colonia, de hecho. Pero no tan económicamente beneficioso para las masas sin lavar como para mí personalmente. Los Whiston son una raíz menguante, Marlowe. El Terran Whiston Corp vio esto desde el principio y los cortó antes de convertirse en una vergüenza. Ahora los intereses de Nueva Holyoke han seguido su ejemplo, y nuestros cognados Terran estaban más que satisfechos de continuar nuestra relación comercial anterior. Ha quedado muy claro que los Whiston ya no tienen la visión o la capacidad de crear estructuras sociales o comerciales significativas. Porque son débiles. Son delicados de mano, rígidos de mente, mimados por la riqueza, el estatus y los derechos. En una generación, incluso su influencia cultural desaparecerá, y con ella, todos los privilegios y controles sobre esta colonia. que disfrutan actualmente. Con nuestra nueva base financiera y flujos de ingresos, Whelemat será rentable dentro de dos años. No necesitaremos dinero o influencia de Whiston para mantenernos a flote. Divorciados de nosotros, no tienen nada. Sin control alguno. Es solo cuestión de tiempo después de eso, antes de que los ciudadanos de nuestro justo planeta se den cuenta de que tampoco necesitan los Whiston, y que definitivamente preferirían no estar bajo el estatuto de propiedad de Whiston. Nueva Holyoke agradece a los Whiston, Marlowe, por lo que han hecho históricamente. Pero los hemos construido monumentos. Los hemos hecho ricos, famosos y adorados. Hemos pagado la deuda que les debíamos con el sudor de nuestras frentes. Pero su tiempo ha pasado; simplemente no se han dado cuenta de su irrelevancia todavía."

    Wright se detiene, arquea una ceja hacia Ray. "Esto, por supuesto, parece no tener nada que ver con el negocio de Lilaiken que te trajo aquí. Pero eso no está bien, ¿verdad? Viniste a mí porque creías que era parte de la conspiración de Lilaiken, y como un lacayo de Whiston --como lo dijiste tan generosamente- mi culpabilidad implicaría, por extensión lógica, a Frederick como conspirador."

    "Sí." Si debe mentir en este punto, no tiene el sentido suficiente para verlo.

    "Lo cual es algo que desesperadamente deseas que sea cierto. Y Frederick, a quien has conocido, opera como un agente Lilaiken o incluso como una herramienta casi efectiva del movimiento Lilaiken ... ¿ no te parece ser una propuesta ridícula?

    "Es posible."

    "Difícilmente", dice Wright despectivamente. "¿Y qué te hace pensar que hay una creciente presencia de Lilaiken en Nueva Holyoke en primer lugar? ¿Te has preguntado por qué, si existe tal presencia, nadie de tu propio departamento ha podido verificar ninguno de sus componentes?"

    "¿No te estás olvidando de la Paráclito?"

    "En absoluto. ¿No estás haciendo suposiciones que no están justificadas?"

    "El DOE ha reunido evidencia significativa y convincente de que el incidente de la Paráclito está vinculado causalmente a un ataque anterior de Lilaiken contra el carguero la Fortaleza."

    "Qué ambiguo."

    "Recuerdas la Fortaleza, supongo."

    "Por supuesto. Terrible tragedia. Vidas desperdiciadas sin ningún propósito". Wright le sonríe al otro lado de la mesa. "Y supongo que tienes una conexión en mente además del hecho de que los Lilaiken se atribuyeron la responsabilidad del evento la Fortaleza."

    Wright se está burlando de él, y todo lo que Ray puede hacer es gruñir. "Mira, si estoy haciendo las preguntas equivocadas, ¿por qué no me dices lo que sabes al respecto?"

    "Porque te he contado todo lo que sé. Estoy seguro de que mis fuentes en este asunto tienen mucho menos conocimiento que las tuyas". Ray no le cree en absoluto, sospecha que ni siquiera se supone que debe creerle. Townshend Wright está haciendo alarde de que es un hombre que deja escapar muy poco su red de información. "Por supuesto, si estuviera en su posición, me estaría preguntando por qué los Lilaiken estaban tan interesados ​​en atacar a un carguero deshonesto pilotado por un capitán conocido por tener una extensa reputación de envío en el mercado negro. mulas confiables, para decirlo calvo. No solo está interesado en eliminar uno de sus activos probados, claro, sino en reclamar la responsabilidad por delante del otro, digamos, objetivos políticamente más productivos que han seguido. No es característico de ellos incurrir en tanto riesgo de hacer una declaración tan insignificante. Difícilmente es un disparo rotundo a través del arco si su importancia solo se hace evidente cuando se considera a la luz de los eventos posteriores."

    "¿Qué estás sugiriendo? ¿Que la Fortaleza no fue un ataque de Lilaiken?"

    Wright levanta sus manos juguetonamente. "En absoluto. Solo estoy señalando curiosidades que se unen en patrones interesantes con el ambiente político menos hospitalario de Nueva Holyoke."

    Ray sacude la cabeza. "Tengo fuentes de inteligencia que sugieren lo contrario."

    "Entonces harías bien en volver a examinar las conclusiones alcanzadas por tu inteligencia. O tal vez tus fuentes en primer lugar". Wright le sonríe perversamente. "Pero no soy nadie para decirle a otro hombre cómo hacer su trabajo."

    "Entonces quizás te interesaría más decirme lo que la Fortaleza transportaba por ti."

    Los ojos del director de Whelemat prácticamente brillan. No constituye la bomba que Ray había esperado que fuera. "Ahora ha llegado a la evidencia convincente a la que ha ascendido tan minuciosamente. El vidrio se nubla menos, ¿no? ¿Qué le hace creer que tuve algún trato con la Fortaleza, Sr. Marlowe? ¿Con esta, y por extensión, estos sinvergüenzas de Lilaiken?."

    "Un contenedor de envío Terran que había estado a bordo de esa nave fue entregado a Whelemat a través de Bass-Ingersoll. Puede que lo recuerde. Grande, pesado, frágil. Dirigido a Frederick Whiston."

    "Como es de suponer, tomamos una gran cantidad de entregas tanto para la empresa como para los Whiston. De hecho, varios grandes, pesados ​​y frágiles. Y es un paquete raro que firmo personalmente. Quizás si usted habló con nuestro gerente receptor ... "

    "la Fortaleza era una mula de Lilaiken. Tú mismo lo dijiste."

    "De hecho. También debería haberte recordado que somos una colonia fronteriza. Damos más importancia a la confiabilidad del servicio y las estructuras de tarifas que a las afiliaciones políticas. El Capitán Karluk er muy confiable y razonable cuando quería serlo. Créeme, Whelemat sintió la pérdida de Fortaleza más profundamente que la mayoría."

    "Y esa relación pone a Whelemat bajo sospecha de haber tomado posesión de artefactos históricos Terran robados. Estoy seguro de que el DOE y el Foro del Congreso, así como varios departamentos federales de supervisión, agradecerían la oportunidad de examinar sus libros para este y otros irregularidades del negocio."

    "¡Maravilloso! ¡Ahora estás comenzando a divertirte! En mi experiencia, nada agrada a un agente del Foro más que nivelar amenazas contra los impotentes". Wright aplaude, alegre y completamente desconcertado. "Comenzará su investigación sobre nuestras irregularidades fiscales con una encuesta detallada de las propiedades de Whiston, supongo, ya que el paquete en cuestión fue dirigido al Sr. Whiston en primer lugar."

    A Townshend Wright le gustaría eso, se da cuenta Ray. Le agradecería que alguien se tome el tiempo para poner una duda sobre la legitimidad de Frederick Whiston como presidente de la Junta Directiva de Whelemat. Haría que la suposición de control de Wright fuera mucho menos complicada para eliminar el obstáculo de Whiston por adelantado.

    Ray está siendo azotado en este juego tan a fondo que se ha vuelto vergonzoso.

    "El artefacto en cuestión fue robado por los radicales Lilaiken. Fue transportado a bordo de una nave Lilaiken. Fue entregado a Whelemat como representante de Frederick Whiston. Y creo que usted sabe exactamente de lo que estoy hablando, a menos, es decir, que tenga la costumbre de recibir el contrabando de Lilaiken."

    Wright deja de aplaudir, junta las manos y suspira. "Sr. Marlowe, estoy seguro de que es un muy buen agente de campo para el DOE. No tengo dudas de que ha adquirido un archivo lleno de citas y un pecho lleno de medallas, pero esto está fuera de su alcance aquí. Usted es una embarcación sin anclas lanzada de tormenta en tormenta y enumerando desde su profundidad adecuada. Tres días ha estado en Nueva Holyoke. ¡Tres días! ¿Cómo puede esperar comprender lo que sucede aquí, adquirir en su contexto apropiado?

    Ray continúa, feroz y firme. Tal vez pueda golpear a Wright para que se someta. "En este contenedor de envío había un anillo de piedra. Era enorme. Una docena de hombres no podían levantarlo sin un cargador hidráulico. Necesito saber qué se hizo con él."

    "¿Como parte de tu conspiración Lilaiken?"

    "Sí."

    "¿Puedo darle un consejo, señor Marlowe?"

    "Bien, siempre y cuando me hables sobre el anillo."

    Wright frunce el ceño, sus labios presionados, decepcionados. "Deja de buscar Lilaiken aquí. No existen. Son fantasmas creados por la AFE para justificar la existencia de un puesto avanzado del DOE de otra manera inútil para los contadores del Foro. Lo que sea que haya dentro de ese contenedor de envío, y afirmo que no tengo conocimiento directo de ello en absoluto, pero lo que haya dentro tenía menos que ver con la política que con la religión. Has estado examinando nuestro mundo a través de lentes teñidos por tu experiencia. Eres el hombre proverbial con el martillo, para quien cada problema parece tener un clavo ... Un clavo Lilaiken.

    "En dos días, comenzará el Dao Maed Vitouri, y no ha hecho ningún esfuerzo para comprender su importancia, para comprender el control que tiene sobre esta colonia, sobre nuestro pasado, nuestro futuro, sobre los propios Whiston que son una familia en decadencia, y su querido Dao es la razón de ello. Pero detrás del Dao está el Dag Maoudi. Ellos son a quienes deberías preguntar sobre esta piedra."

    Yo soy la nave. Tú eres el indicado.

    "Sí, eres un gran oponente del Dao". Ray le frunce el ceño. "He visto la forma en que la miras, como carne, como una fantasía de violación. Te gusta lo que le han hecho. Has participado en ella."

    Townshend Wright sacude la cabeza con cansancio. "Y también soy miembro de la logia masónica local. Patrocino equipos de béisbol en la primavera y de fútbol en el otoño. Contribuyo a la incipiente universidad de la ciudad. Cumplo con todos los deberes y expectativas que conlleva mi puesto. Se trata de contexto, Ray. Contexto social, contexto cultural. Y mientras exista ese contexto, los Dag Maoudi tienen poder."

    "¿Incluso sobre Whelemat?"

    "Sobre todo. Si bien debemos hacerlo, hacemos concesiones. Y cuando su tiempo ha pasado, cuando el último de ellos por fin se arrastró y murió ... bueno, ahí es cuando las cosas cambiarán. Pero no hasta entonces."

    "¿Concesiones como recibir sus propiedades robadas o facilitar el transporte de esos artículos a través de transportistas no registrados de Lilaiken? Pero no como arrebatar el control del imperio financiero que los respalda."

    "Los Dag Maoudi no tienen interés en Whelemat. Todo lo que los toca es el Dao. El Dao y todo lo que significa para ellos. En materia de religión, los Dag Maoudi hacen lo que eligen y les permitimos que lo hagan porque las consecuencias serían desastrosas."

    "Ese artefacto es peligroso, Wright."

    El director de Whelemat duda por un momento y se muerde el labio inferior. Es la primera vez que Ray lo ve lucir más que confiado. En voz baja, dice: "Y también lo está el Dag Maoudi. Lo verás, me imagino. Antes de lo que desees y demasiado tarde para salvarte."

    "¿Porqué me estas contando esto?"

    Towshend Wright ofrece una sonrisa pálida. "Porque obviamente estás equivocado."

    Y porque está cansado de que le digan qué hacer.

    "Cree lo que quieras creer, Marlowe. Tal vez los Lilaiken destruyeron la Fortaleza y la Paráclito, tal como tú dices. Tal vez Frederick Whiston ha estado usando secretamente los recursos de Whelemat para apoyar el movimiento radical todo el tiempo. No soy parte del movimiento Lilaiken , así que tal vez tu lógica se me escape. Soy solo un hombre de negocios, y creo que tengo cierto sentido para las actividades que producen resultados contraproducentes. Pero no sería la primera vez que me equivoco."

    ¿Qué fue lo que dijo? ¿Por qué destruir la Fortaleza? Había hecho su trabajo, entregado su carga. ¿Qué había para ganar?

    Excepto ... excepto, excepto. Nada más que atención.

    Atención contraproducente en el gran esquema de las cosas.

    Ray se levanta bruscamente. Ha terminado con esto. Ha terminado con Townshend Wright.

    "Lo entiendo", dice.

    Townshend Wright apenas lo reconoce cuando se da la vuelta y se va. Pero a medida que las puertas de la oficina del director de Whelemat se cierran detrás de él, cree que puede escucharlo reírse detrás del pasillo hasta el ascensor.

    No es un sonido alegre.

Capítulo 7

    El jueves o como lo llamen los lugareños, Ray se levanta tarde, durmiendo durante horas. Demasiadas horas, realmente, pagando los cheques que ha escrito contra su cuerpo en los últimos días. Se despierta a primera hora de la tarde con el calor del sol en la cara y el sudor en el pelo, en los ojos, cubriendo sus extremidades como el aceite. Y recuerda cómo solía ser, antes del campamento de entrenamiento, antes del desierto, cuando todavía estaba en la escuela secundaria. A fines del verano, cuando todo el mundo olía a maíz dulce y hojas de sicómoro y se le metía en la nariz debido a la humedad. Cuando lo único que tenía en mente era encontrar una manera de echar un polvo. En esos días, permanecía acostado en la cama durante media hora o más, dando vueltas lentamente hacia la vigilia, tal vez pasaba unos minutos imaginando escenarios plausibles en los que la encantadora y libidinosa Sarah Ferguson irrumpiría en su habitación ahora. O ahora. O ahora. (Nunca pareció funcionar.) Irrumpió y confesó no tanto su amor eterno como su exigencia inmodesta de gratificación sexual instantánea. Sarah Ferguson sigue siendo su reina de todos los tiempos si es juzgada por la cantidad.

    El tiempo lo cambia todo. Tiempo y edad. Hoy, cuando se despierta tarde, todo en lo que puede pensar es en las horas perdidas, la productividad desperdiciada, los asesinos, el shed y todo lo que aprendió. Todo lo que aún tiene que hacer.

    Estas son las cosas que hacen que los hombres adultos se levanten de la cama, y ​​él lo odia. Lo odia, pero arroja las mantas, gime más allá de su variedad de dolores y puntadas y huellas de bala, salta a la ducha. Incluso cuando emerge, goteando diamantes gordos de agua fresca y picante de Nueva Holyoke, todavía se siente borroso, denso, exhausto. Localiza ropa fresca en uno de los aparadores, pantalones caqui pesados ​​y una camisa de lino que parece algo que solo los turistas más fanáticos considerarían de moda. Él hace una nota mental para que Emma le quite el chip de crédito a Jagiri, si es que usan chips de crédito por aquí. Jagiri está abusando de su poder. El sentido de la moda de Jagiri ha decidido usar sus talentos para el mal. Esto está claro.

    Abajo, prepara un almuerzo de cereal frío, una lata de maní, una cafetera, y encuentra una nota en la mesa de Emma que lo invita a la mansión cuando decida sacar su perezoso cuerpo de la cama. Se pregunta por qué ella no lo despertó sun más cuando estuvo aquí, y por qué no le asusta que alguien haya estado dando vueltas alrededor de la cabaña de invitados mientras él estaba arriba, inconsciente, sin haber cerrado la puerta de su habitación. Se pregunta si estaría más asustado si esa persona no hubiera sido Emma, ​​y ​​por qué existiría esa distinción en primer lugar.

    Estas son cosas en las que debería haber pensado antes, que no se ha permitido considerar adecuadamente. Porque en la Paráclito, estaba demasiado ocupado tratando de implicar a su hermano en un asesinato, demasiado ocupado solo al experimentarla, fascinándose con los patrones curiosos y únicos de su novedad. Explorándola con una extraña sensación de déjá vu que él todavía no comprende correctamente.

    Y ahora, su cabeza está demasiado llena de otros pensamientos proporcionados por Thomas Malcolm y Townshend Wright y el coronel Ritchie. Conceptos que luchan poderosamente para sacudir los cimientos de todo lo que él pensó que sabía.

    Anoche, después de regresar a casa, se quemó un par de horas alrededor de la medianoche escalando la red de la Autoridad Portuaria para obtener actualizaciones sobre la operación de rescate. No hubo nada nuevo. El DOE aún no había recuperado el núcleo de datos, o si lo habían hecho, no lo habían arrojado a ninguna parte de la red para un análisis detallado. Ray duda de que lo hagan. Amah no le habría prometido que no habría pruebas del salvajismo de Frederick si no pudiera cumplirlo. Ni siquiera le haría ningún bien montar un infierno con el coronel Ritchie al respecto, porque los datos pertenecen a la AP, aunque el hardware sea del DOE. Ritchie se había tomado el tiempo de enviarle un mensaje personal encriptado que lo explica. Que haría lo que pudiera, mover algunos hilos, pero estaba realmente a merced del aparato político de la Autoridad Portuaria como lo estaba Ray. Es uno de esos acuerdos de tratados cooperativos antiguos y canosos, algo que debe haber tenido mucho sentido en el momento en que se firmó, cuando los poderes y las responsabilidades se dividían de tal manera que daba a todos los lados la ilusión de que tenían un pulgar en todo posibles pasteles sin tratar de parecer que alguien se quedaba con los pasteles para ellos.

    Y Ray tenía la clara impresión de que no estaba interesado en esforzarse mucho, que preferiría evitar el atroz lanzamiento de su peso en busca de oportunidades que beneficiaran más directamente al DOE.

    A Ray no le importa. El expediente perdido que él, Rodríguez y Kilgore habían construido habría sido bueno, pero ya no lo necesita. Nadie va a procesar a Frederick Whiston. Amah también tenía razón en eso.

    Y asesinar a Micah Uytedehaage fue el menor de sus pecados.

    Solo uno de miles, decenas de miles.

    Ciertamente, los otros crímenes no fueron tan íntimos, tan personales como sacar las vísceras de la víctima con sus propias manos, pero Frederick fue tan responsable de la mayoría como de la otra. La colusión lo hacía responsable, aunque no hubiera sido necesariamente el que apretó el gatillo.

    Esos supuestos se basaban en la creencia de que Frederick Whiston era un agente de Lilaiken, o al menos, un facilitador de las actividades de otros agentes de Lilaiken.

    Eso fue lo que pensó que había aprendido en Bass-Ingersoll Transportes TransGalácticos, desplazándose por las cuentas, a través de un libro de contabilidad digital: que una caja de embalaje del tamaño y la dimensión especificada por Jack Holcomb como que contenía un anillo salomónico robado y su shed dormido, había sido entregado a Whelemat poco después de la destrucción de la nave la Fortaleza.

    Lo que debería haber significado lo siguiente:

    1. Enlace: Frederick Whiston a los separatistas de Lilaiken.

    2. Separatistas de Lilaiken en el robo del anillo, a los ataques a Fortaleza, Gorgona, Áspid, Hegemonía.

    3. El método de esas naves a la Paráclito.

    4. De la Paráclito a Micah Uytedehaage.

    5. Micah a Frederick.

    Un círculo de razonamiento agradable y perfecto, y en el centro, Frederick Whiston, siempre Frederick, irradiando daño como los rayos de una rueda. Limpio y bien embalado.

    Excepto que solo se trataba de escaparates sobre construcciones de mala calidad, fabricaciones basadas en suposiciones defectuosas. Townshend Wright se lo contó, y tan profundamente y desesperadamente como a Ray le gustaría golpear la presunción de Wright hasta la parte posterior de su cráneo, era demasiado creíble para ser descartado, y las cosas que dijo eran demasiado fáciles de verificar han mentido abiertamente

    Pero lo que le pidió a Ray que hiciera era impensable. Era peor que volver al principio y comenzar de nuevo, porque sacó el corazón de la hipótesis operativa de Ray y Jack Holcomb. Retire el elemento Lilaiken de la cadena de eventos, y todo lo que había sucedido desde el robo del artefacto dejó de ser coherente. El patrón desaparecía, lo dejaba sin nada para explicar el porqué de todo.

    Excepto que, como diría Townshend Wright, el Dag Maoudi.

    El Dag Maoudi y el Dao.

    Lo que significaba que había más cosas de las que él sabía ... o que había mentiras incrustadas en su conjunto de hechos. Podría haber tocado esa espina durante toda la noche y nunca haber estado más cerca de extraerla de su lado.

    Entonces, a menos que elija ignorar las evaluaciones de todos los que ha conocido en Nueva Holyoke, todos los que estén en posición de tener acceso a un conocimiento confiable, debe concluir que no sabe nada acerca de por qué sucedió todo esto. No tiene ningún concepto de motivo, ni grupo sospechoso, excepto Frederick Whiston y el Dag Maoudi, que se han apoderado del anillo y del shed que contiene.

    Y en el medio está Emma, ​​la nave del mhuruk-a, núcleo de este misterio impenetrable que es el Dao Maed Vitouri.

    Nada de lo que pueda probar.

    Todo lo cual lo deja en una posición en la que su única opción es seguir adelante, jugar este juego, ver qué se puede aprender y ...

    Justo y Solo el futuro abierto.

    Ray se levanta de la mesa del comedor, deja caer los platos sucios en el fregadero y sale de la cabaña de invitados, subiendo la cuesta hasta Alquería. Se pierde en las galerías de arte mientras trata de abrirse camino a lo largo de la ruta que él y Jagiri trazaron la noche de la cena, pero finalmente encuentra un pesado conjunto de puertas que conducen a la plaza en el centro. Emerge nuevamente bajo el cielo de principios de otoño, se arrastra a través de los caminos de lajas y la hierba marchita, desnudo a los ojos ciegos y vacíos de las muchas ventanas de la mansión. Se detiene en la base de la torre de Emma, ​​prueba la puerta, pero la encuentra cerrada. Al lado hay una interfaz de comunicación antigua, solo un altavoz y botones de comando manual. Presiona la palanca de transmisión y dice el nombre de Emma.

    "Buenos días, dormilón", responde ella casi de inmediato, el pobre sistema de altavoces traduce su voz como un tono monótono. "Ahora bajo."

    Se encoge de hombros, espera, mete las manos en los bolsillos. Unos momentos después, Emma abre la puerta y sale. Ella es fresca, fragante, sonriente. Sus ojos son tan claros que son casi translúcidos. Ella toma su mano, deja que la bese suavemente en saludo. Solo cuando él se aleja se da cuenta de que está pálida, temblorosa, que hay comienzos de ojeras debajo de sus ojos, como si hubiera estado despierta toda la noche.

    "¿Qué pasa?" pregunta él.

    "Nada ahora. Te extrañé toda la mañana."

    "¿Te sientes bien?" ¿Cómo se dice eso sin que parezca un insulto? "Pareces cansada."

    "No he dornido bien. Supongo que estoy ajustándome al horario de Nueva Holyoke."

    "Jetlag", dice Ray, asintiendo. "Me preocupo por ti."

    "Parte de eso es el Dao, sí", dice ella, como si supiera lo que está pensando. "Me toma algo de energía prepararme para el mhuruk-a. Y tengo muchas cosas que hacer. Cosas aburridas y tediosas con las que no te molestaré, pero me temo que hoy no seré muy buena compañía.."

    "Debería dejarte descansar."

    Emma niega con la cabeza. "No. Quiero estar contigo. Pensé que podríamos hacer una visita a la sede minera hoy."

    Ray no está particularmente interesado en pasar más tiempo cerca de Townshend Wright, por lo que dice: "¿Qué tal si nos quedamos? Habrá mucho tiempo para que me familiarice con Alquería Brezonegro. Lo que realmente me gustaría ver es la operación del Fondo, ya que he escuchado mucho al respecto."

    Emma se ríe. "Por supuesto. Debería haber pensado en eso ayer."

    "Ayer, te quería toda para mí. Hoy estoy dispuesto a compartirte con los demás miembros de tu hogar."

    Ella mira su reloj. "Ahora es un momento tan bueno como cualquier otro. Los niños deberían estar preparándose para su hora libre de la tarde, así que no interrumpiremos sus estudios."

    "Abre el camino, querida."

    "Prefiero tomarte del brazo, gracias. Si lidero, probablemente me seguirás mirando el culo de reojo, lo que ciertamente no es un ejemplo que queremos dar."

    Ella ya lo conoce demasiado bien.

* * *

    El ala del Fondo es mucho menos confuso que la mansión, aparentemente construida a lo largo de un tema de linealidad. La planta baja es aulas, salas de juegos, centros de computación. El segundo piso y más arriba son dormitorios separados por edad y género. Ray había esperado algo similar a las instalaciones que encontró en la capacitación básica: monótono, utilitario, vagamente desmoronado y apestando a agentes de limpieza industrial. En cambio, lo que encuentra es una sucesión de espacios alegremente iluminados, brillantes y vibrantes y alegremente pastel. Los maestros y el personal administrativo que conoce son el joven Dag Maoudi con sonrisas brillantes y comportamientos alegres. Encarnaciones vivas de arquetipos de escuela primaria.

    En libertad, los niños del Fondo se apresuran a través de los pasillos como celdas de tormenta, nubes de paredes pesadas que generan tornados de risa, de actividad, de caídas casuales y destrucción sin piedad. Sus gritos y risitas caen por las puertas con la vivacidad de un campamento de verano.

    Sin embargo, no es como cualquier campamento de verano que Ray haya conocido. Su entretenimiento no es artesanía de piñas y papel de construcción, y su instrucción es un poco más fuerte que los primeros auxilios para principiantes. En las aulas intermedias, la pantalla interactiva de la pared aún refleja el complejo e imponderable Ray a prueba de Tchin-Yoo que no encontró hasta el cálculo de tercer año en la universidad. Los niños en el centro de cómputo no están jugando vídeojuegos, sino que están diseñando simuladores de nodos de transporte y complejos de seguimiento satelital orbital bajo en superficie.

    De vuelta en el primer nivel, se detienen en el centro del corredor principal y Ray dice: "No sé qué decir, Emma. Si esto es lo que están haciendo tus chicos intermedios, ¿cuáles son los proyectos avanzados de los estudiantes, pueden elegir entre resolver el hambre en el mundo y desarrollar planes para la paz en el Medio Oriente?

    Ella lo acaricia suavemente en el hombro. "No es tan malo, Ray. Son niños excepcionales. No les damos nada que no puedan manejar."

    "Sí, pero ¿dónde están los niños mayores? No he visto a nadie mayor de doce o trece años."

    "Están todos en la comunidad. Después de que les hayamos brindado suficiente instrucción, los ubicamos en varias participaciones corporativas, ya sea aquí en la ciudad o en las habs, donde pueden trabajar con expertos en los campos de estudio elegidos". Pasantías, supongo que las llamaría. Las más responsables en realidad viven lejos de la mansión, manejan sus propios asuntos en la medida en que son capaces, con nuestro apoyo financiero, por supuesto. Cuando estén listos, establecimos perspectivas de empleo a largo plazo para ellos, y dejan la confianza para siempre."

    "¿Alguna vez dejan Nueva Holyoke también?"

    Emma se vuelve hacia él, frunciendo el ceño. "Podrían, supongo. No soy consciente de que tal cosa suceda, al menos no en mi vida. Sin embargo, realmente no rastreamos a los niños de Fondo."

    "Pero podrían irse si quisieran. Quiero decir, no tienes que firmar algún tipo de acuerdo de por vida para servir a la colonia a cambio de todo el tiempo y el dinero que has invertido en su educación."

    "Por supuesto que no. Permanecen porque les gusta esto, Ray. Para muchos de ellos, el Fondo es la única familia que han conocido y Nueva Holyoke es el único hogar que han acogido". Ella continúa mirándolo, con el ceño fruncido. "¿Por qué piensas otra cosa?"

    "Es solo curiosidad. Estos niños podrían ir a cualquier parte del universo y ganarse la vida con las habilidades que les está enseñando. Me resulta extraño que se queden."

    "¿En un remanso, quieres decir?"

    "Bueno, sí."

    "No es 'quedarse'. Es construir. Y sí, eso es algo que les enseñamos. Es un valor que inculcamos desde el principio, que hay algo glorioso y valioso en tomar las materias primas de un mundo nuevo y hacer que sean aptas para la habitación humana. Nos gusta esto, Ray. A los niños les gusta. Hay una libertad y un alcance de posibilidades, una esperanza para el futuro, inherente a la frontera que no se puede adquirir en los mundos centrales. Allí , todo es rígido, los roles sociales están definidos, el progreso es lineal porque hay un peso de la historia que se basa en la innovación y la creatividad. Aquí, todos somos libres de hacer nuestros propios caminos, de recorrer caminos diferentes a los que transitaron aquellos que nos han precedido. Eso significa que cometeremos nuestra parte de errores, y algunos de ellos serán desastrosos, pero las cosas que funcionen serán nuevas en la experiencia humana. El legado que cada uno de nosotros deja en el Nuevo Holyoke que vendrá es Único, especial, maravilloso. La mayoría de la gente solo puede soñar con las oportunidades disponible para todos los ciudadanos de este mundo."

    Él tiene una respuesta a eso, a su brillante idealismo. Algo sobre el autodeterminismo que parece aplicarse a todos, excepto a los Whiston. Algo sobre la curiosa disonancia entre teoría y práctica. Pero cuando está a punto de embarcarse en él, está atrapado en una vorágine de miembros enanos y gritos prepúberes. Una pelota de fútbol gira unos centímetros por encima de su cabeza. Él esquiva, se agacha, se estrella contra una docena de pequeños cuerpos que de otra manera hubieran corrido a su alrededor como un ejército de hormigas. Uno de los niños se extiende a sus pies mientras la congregación ferina pasa corriendo.

    Ray le ofrece una mano al niño, disculpándose. Luego, "¡Hey, oye! ¡Sr. John Robert Rose!"

    El chico de la Paráclito, experto en todo lo relacionado con el Capitán Shadow. Él mira a Ray desde el suelo, con las piernas abiertas y un aire aturdido. "¿Por qué tienes que meterte en mi camino?"

    "Lo siento, amigo. No te vi."

    John Robert se incorpora a una posición sentada, cruza las piernas y comienza un estudio detallado de sus extremidades. Él golpea con el codo a Ray. Tiene un caso grave de erupción en la alfombra, apenas comienza a sangrar. "Me lastimaste."

    "¡Ay!" Solo frota un poco de tierra.

    Él no lo dice, no le dice al niño que se esfuerce y lidie con eso, porque John Robert lo está mirando con esa mezcla de fascinación y acusación de ocho años, de usted lo rompió, lo compró. la intensidad que muy pronto se convertirá en lágrimas.

    Ray se acurruca a su lado, examinando el codo con la solemne atención que merece. "Bueno, eso es un roce bastante serio, ¿no? Tal vez deberíamos llevarte a la estación de enfermería o algo así. ¿Qué dices?"

    "Solo necesito ponerle agua. ¿Puedes llevarme al baño?"

    "Seguro."

    Ray lo levanta, sosteniendo el cuerpo y el codo arañado contra su pecho, pensando que probablemente sea más un espectáculo de lo que merece esta emergencia médica en particular, pero más que una pequeña parte es para Emma, ​​porque este es el tipo de comportamiento que las mujeres esperan que exiban los buenos hombres para con los niños que acaban de derribar. Él le sonríe, se encoge de hombros.

    "Vamos a deambular un poco hasta el final del pasillo. Ahora vuelvo."

    Emma señala la dirección opuesta. "Hay una estación de primeros auxilios allí abajo."

    "Está bien. Esto no es algo que no podamos manejar. No hay razón para alarmar al personal médico."

    Ray y John Robert se alejan por el pasillo. Ray está haciendo todo lo posible para evitar que el niño se eche a llorar, porque incluso esta acción pseudoparental está gravando severamente su base de datos mental de tratamiento apropiado de niños extraños. Empujan la puerta del baño y Ray deja a John Robert en el mostrador al lado del lavabo. Abre el agua, jugando con la temperatura hasta que sea cómodo al tacto, luego ensambla una compresa de toalla de papel.

    John Robert sostiene las toallas en su lugar, sin hablar, solo mirando a Ray.

    "Entonces, ¿cómo te están tratando, chico?" Ray dice.

    "Está bien."

    "¿Alimentan lo suficientemente bien?"

    "Sí."

    "¿Haciendo amigos?"

    "Algunos."

    Ray hincha las mejillas y busca más temas. Él aparece en blanco. "Eso está bien. Oye, echemos un vistazo a ese codo, ¿de acuerdo?"

    Pero John Robert se aleja de él. "Creo que todavía está sangrando."

    "No estaba realmente sangrando en primer lugar."

    El niño solo asiente, mirándolo con esos ojos grandes y oscuros. Él dice: "¿Es usted un policía, señor Marlowe?"

    Ray levanta la cabeza, aturdido e interrogante. Luego recuerda que la última vez que John Robert lo vio fue en la Paráclito en modo Marine completo. Llevando un rifle y rescatando a la familia Whiston. Disparándolo con Ziggy en el pasillo. Es una suposición bastante lógica para que la haga un niño.

    "Supongo que soy una especie de policía, sí."

    "Un soldado", dice el niño, serio e inquisitivo.

    "Eso está más cerca de la verdad. Soy uno de los buenos."

    "Los soldados siempre piensan que son uno de los buenos. Si no lo hicieran, no habría guerras."

    "Eres un niño bastante inteligente". Resiste el impulso de despeinar el cabello del Sr. John Robert Rose. Se le ocurre que esto se consideraría una violación de la etiqueta de la infancia.

    John Robert mira hacia otro lado, hacia la puerta del baño. "No me lastimaste el brazo. Lo hice esta mañana, luchando con Pete Sklenicka en nuestra habitación. Tiene diez años."

    Ray solo asiente. "Te preguntas qué pasó en la nave, ¿verdad? Me imagino que nadie se ha tomado el tiempo para explicarte las cosas. Está bien. La mayoría de nosotros todavía estamos tratando de resolverlo también."

    Pero el niño arruga la nariz, enojado. "No me gusta esto, señor Marlowe."

    "Lo sé, J.R. Es un lugar extraño. Gente extraña. Va a tomar algo de tiempo, pero te acostumbrarás."

    "No siento nostalgia. El orfanato en Orduvai apestaba. Nos daban pasta de proteína en cada comida. Había ratas en los baños. Quiero decir que apestaba. Nunca querría volver allí."

    "Bueno."

    John Robert lo enfrenta. Es solemne, mirando a Ray a través de los párpados casi cerrados. Hay algo furtivo en la expresión. Sospechoso e intenso y aterrorizado. "Odio esto. Parecen agradables. Nos tratan bien. A veces, incluso creo que se preocupan por nosotros, pero no son lo que parecen ser, Sr. Marlowe. Nuestros maestros, observadores y guardianes. Hablamos de estas cosas cuando piensan que estamos dormidos, después de que han cerrado las puertas y encendido el sistema de seguridad. Los otros niños, los que han estado aquí durante meses o años, dicen que las alarmas no son para mantener a los extraños fuera, sino para asegurarnos de que ninguno de nosotros escape."

    "Estoy seguro de que solo te están tomando el pelo. Porque eres el chico nuevo, ¿sabes? Siempre le gastan bromas al nuevo chico."

    Excepto que Ray no puede evitar recordar lo seguro que el Fondo mantuvo a Micah Uytedehaage.

    ¿Y qué había dicho Thomas Malcolm? Creo que el Fondo y los Whiston tienen una alarmante tendencia a perder niños por accidentes.

    "También pensé eso al principio. Esta no es la primera vez que soy el niño nuevo. Sé cómo es. Pero no duermo muy bien en lugares extraños. A veces tengo malos sueños, así que me quedo despierto hasta tarde, mucho después de que los demás se hayan acostado. Y por la noche, los maestros se levantan. Creo que alrededor de una hora después de que se apaguen las últimas luces de la casa principal. Se levantan y usted puede escucharlos. recorriendo los pasillos, abriendo puertas. Se llevan a los niños con ellos, dicen los demás. A veces se oye un sonido, como el de un niño cuando se despierta del sueño. Un pequeño llanto, y luego se van. Y por la mañana, siempre falta alguien. Por lo general, los niños más lentos, los que no están al día con sus estudios, que no son tan inteligentes como el resto de nosotros. Simplemente se han ido, y los niños mayores nos han dicho que nunca preguntemos adónde fueron, que si preguntamos, solo nos dirán que los han colocado en una escuela de recuperación hasta que puedan ponerse al día, pero nunca lo hacen. Nunca regresan.

    "Y los niños mayores dicen que los que preguntan terminan siendo los siguientes en desaparecer."

    Creo que el Fondo y los Whiston tienen una alarmante tendencia a perder niños por accidentes.

    Ray toma aire, una inhalación que le suena a jadeo. "¿Estás seguro?"

    "Dicen que solo se pone mal, es solo todas las noches durante esta época del año, cuando los maestros se preparan para el festival. El resto del tiempo, estamos a salvo. Principalmente a salvo. Es por eso que nos trajeron aquí. El Fondo trae nuevos estudiantes justo antes del festival, para reemplazar a los que se van a llevar. Los niños mayores dicen que no tenemos mucho de qué preocuparnos si continuamos con nuestros estudios. Prefieren tomar los viejos , los adolescentes que ya no están aquí, que dicen que se han ido a trabajar para otras personas y aprenden oficios que ayudarán a la colonia. Es más fácil esconderse cuando desaparecen ". John Robert queda callado por un momento, se muerde el labio. "Sáqueme de aquí, Sr. Marlowe. Por favor. No me gusta. Creo que matan niños aquí como lo que le pasó a Micah. No quiero ser el próximo."

    Entonces se abre la puerta del baño y entra un maestro Dag Maoudi. Un hombre joven, corpulento y fuerte, todo sonrisas y simpatía. Emma está detrás de él, enmarcada en la puerta.

    "Escuché que tuvimos una caída", exclama el maestro. "Todo vendado ahora, ¿eh?"

    Ray intercambia una mirada final con John Robert, pero cualquier expresión de miedo que el niño podría haber mostrado está oculta detrás de una máscara de sufrimiento infantil, labios fruncidos, lágrimas inminentes.

    "Solo un rasguño", dice Ray. "Creo que ya nos hemos ocupado de eso."

    "Bien, bien. Entonces te llevaremos a clase, John Robert."

    El Dag Maoudi toma la mano de John Robert y lo ayuda a saltar del mostrador. Sin un gesto, ni siquiera una mirada, el niño y el maestro salen.

* * *

    Esta es la peor parte: la mentira despierta, la mirada fija en el techo en la oscuridad mientras prueba los escenarios, junta piezas de formas extrañas para ver qué podría encajar donde, el subrepticio asoma por las ventanas y la quietud y las luces parpadean uno a la vez. tiempo hasta que se siente como el único hombre que queda despierto en el planeta. Todo esto agravado por la fatiga, porque a pesar de que ha dormido tarde esta mañana, su cuerpo todavía se queja del déficit de sueño que ha acumulado en los últimos cuatro o cinco días. Es difícil reunir la energía para pensar en las cosas, y mucho menos considerar hacer las cosas. Se siente pesado, denso y estúpido, como si su piel estuviera rellena de serrín.

    Ve que la última ventana de Alquería se oscurece, una ventana anodina del tercer piso. Mira su reloj, gira los pulgares durante la hora en que John Robert le aconsejó que esperara. Es un período interminable, y tiene que someterse a una batería de ejercicios de calistenia solo para mantenerse despierto.

    Al final, se desliza por la puerta, baja las escaleras, lejos de la cabaña. Se abre paso cuesta arriba desde la cabaña hasta Alquería, manteniéndose alejado del camino y sus senderos iluminados. Se arrastra hacia la puerta de atrás, hace una pausa para investigar el dintel y las jambas. John Robert mencionó el sistema de seguridad para el ala del Fondo, cómo sospechaba que estaba diseñado para mantener a los niños adentro en lugar de alejar a los depredadores. Puede haber algo en eso, porque Ray no encuentra seguridad en esta puerta. Ni cámaras, ni sensores de proximidad, ni nada. Incluso el bloqueo antiguo no muestra signos de uso reciente, y ciertamente no está bloqueado ahora.

    En el interior, la casa está en silencio, excepto por el silencioso zumbido de los controles ambientales. El aire fresco sale de los respiraderos que no puede ver. Hay un ligero olor a mosto, a edad, a pulido de madera. No tiene idea de por dónde comenzar, pero se ocupó esta tarde después de la visita al ala de Fondo, para observar las escaleras principales, para prestar mucha atención a las que parecían descender desde la planta baja. Unos que pueden conducir a bodegas o subsótanos. Había uno que Emma señaló específicamente, de vuelta hacia la cocina, un pasillo en desuso que, según ella, conducía al centro de comunicaciones de Whiston. Ella pensó que él debería ser consciente de ello en caso de que encontrara necesario consultar con sus superiores Terran.

    Lo encuentra con pocos problemas, usando las luces tenues en los pasillos como guía, pegándose en el medio de los pasillos para que sus pasos sean amortiguados por los corredores de la alfombra. Hace una pausa cada pocos metros para escuchar los sonidos que indicarían que alguien lo sigue, o alguien adelante a la vuelta de la esquina, pero la casa está desprovista de sonido humano. Sería fácil confundirlo con el espacio abandonado. No le gusta ese pensamiento, la idea de estar solo en Alquería.

    Pasa la entrada de la cocina, observa unidades de refrigeración industrial, despensas enormes, hornos lo suficientemente grandes como para que Gretel pueda hornear una docena de brujas a la vez. Al final de este pasillo hay una escalera, estrecha y crujiente, un pasaje de servicio. Debajo de los escalones, apretujado en un rincón sombreado, hay una puerta que cuelga ligeramente entreabierta. La abre, mete la cabeza dentro y encuentra otro tramo de escaleras. Son empinadas, inclinadas en un ángulo que rompe el cuello, abarrotadas por paredes de yeso desnudo. Da los pasos uno a la vez, caminando sobre la punta de los dedos de los pies, manteniéndose sobre los bordes para que no crujan. En la parte inferior hay otro pasaje, un rellano y otro tramo de escaleras como el que ha descendido. Ray sigue el pasaje hasta llegar a la primera puerta, mira dentro del abarrotado centro de comunicaciones y luego vuelve a bajar.

    Escaleras de nuevo, con cuidado, en silencio. En el siguiente rellano, las paredes de yeso dan paso a piedra y mortero desnudos. Un par de linternas proyectaban un brillo amarillo inestable. Aquí está húmedo, golpeando el lecho de roca, debajo de la capa freática. En algunos lugares, el agua se ha comido a través del mortero y los riachuelos verdosos y llenos de algas fluyen por la superficie de la roca. El aire es frío, sabe a podredumbre y edad, aceitoso como un miasma de tuberculosis. Abajo y abajo, las escaleras de madera se convierten en escalones de piedra tallada que se hunden en el centro por el paso de innumerables pies.

    Y luego no hay más escalones, solo un largo corredor de piedras planas, unidas meticulosamente y linternas espaciadas uniformemente. Espera un momento, recuperando el aliento, dejando que los músculos de sus piernas se aflojen de tanto arrastre. Por encima del sonido de su propia respiración, puede escuchar un murmullo de voces. Solo ruido, un murmullo de consonantes y sílabas indiferenciadas. Una gran cantidad de voces.

    Ray se da cuenta de que no tiene su arma. La ha dejade en su arnés, en el armario. Es demasiado tarde para volver por ella.

    Entonces se mueve hacia adelante, aún sigiloso, balanceándose sobre las puntas de sus pies para minimizar la bofetada y el eco de su acercamiento contra la piedra desnuda. Al final del pasillo hay otro pasaje a la derecha, un breve conducto hacia una puerta redondeada como la bóveda de un canal subterráneo de lava. Se da cuenta de que las voces que ha escuchado, pero que no ha entendido, están hablando en una lengua extraña. Un lenguaje gutural, áspero, conciso y taciturno en su pronunciación. Se acerca, se agacha y presiona su cuerpo contra la pared.

    En el borde de la cámara, se detiene. El observa. No se atreve a respirar.

    Aquí están los Dag Maoudi, docenas de ellos, jóvenes y viejos, maestros y sirvientes, más de lo que Ray había imaginado. La habitación es pequeña, cortada de manera desigual para dar la ilusión de paredes escarpadas y piedra atormentada, como una cúpula de lava evacuada. La roca es negra, volcánica, ligeramente brillante como el ébano pulido. Alrededor de los bordes hay fogatas de fuego que humean y escupen chispas rojas como si la madera estuviera húmeda. El aroma de su quema es penetrante, exótico, aromático de una manera que le recuerda a Ray la selva tailandesa. Un olor ecuatorial.

    En el centro de la habitación hay una plataforma cuadrada de roca tallada, losas rectangulares colocadas una al lado de la otra. En las esquinas hay cuatro pilares picados y desgastados por la edad y el clima, y ​​en el centro hay otra piedra, oscura y melancólica, de aspecto antiguo. La luz del fuego parpadea ante ella, iluminando extraños glifos, toques de escritura, bucles y remolinos excavados en la superficie. Ray ha visto esto antes, reproducciones imperfectas garabateadas en la carne viva del Dag Maoudi. La estela misma está rodeada de círculos, patrones concéntricos, ruedas dentro de las ruedas.

    Los Dag Maoudi se reúnen en la periferia de la plataforma, de espaldas a la entrada de la cámara, agachados. Los hombres visten merkins de piel de animal curtida, las mujeres taparrabos del mismo material. Su carne resplandece de sudor por el calor de las llamas, y parecen inclinarse hacia adelante, concentrados en la plataforma, perdidos en rituales o ensueños.

    Porque en el escenario ante ellos hay tres hombres jóvenes, pálidos y lánguidos, con la cabeza flácida a un lado y los ojos caídos. Dos de ellos descansan contra los pilares de las esquinas, casi dormidos. El tercero se encuentra en primer plano, apoyado fuertemente contra el eje de una lanza de madera. Están desnudos excepto por los merkins.

    Amah se levanta del frente de la fila de la reunión. Ella toma un lugar a un lado, endereza sus anchos y poderosos hombros, sus pechos colgantes cuelgan contra su vientre. Levanta la cara hacia el vértice de la bóveda y grita en voz alta.

    "¿En ditoshe garat hui?"

    Los muchachos en la plataforma, agarrando sus lanzas, saltan ante el ruido repentino, momentáneamente sorprendidos por su estupor.

    El Dag Maoudi responde con una sola voz: "¿En ditoshe garat hui?"

    Amah asiente con la cabeza y vuelve a hablar: "¿Quién debe ser el jefe?"

    "¡Cho-yu! ¡Cho-yu!"

    "Bienaventurados somos nosotros, los Dag Maoudi, los hijos de los dioses, los portadores de la vida, la semilla del poderoso Goru Da."

    "Bendito."

    "Benditos somos en este momento, los afortunados y fieles, los guardianes del Dao Maed Vitouri."

    "Bendito."

    "Bienaventurado el sacrificio. Bienaventurado la sangre."

    "Bendito es. Bendito es."

    "Bienaventurado el mhuruk-a que hace temblar a nuestros enemigos."

    "Bienaventurado el mhuruk-a."

    "Y Bienaventurados los que sirven. Bienaventurada la nave."

    "Bienaventurados los que se levantan."

    "¿Quién necesita ser jefe?"

    "¿En ditoshe garat hui?"

    Amah junta las manos, inclina su cabeza ante ellas. Desde el fondo de la cámara, se eleva una figura solitaria. Oscura, familiar. Ray cierra la boca para que no haga ningún ruido.

    Jagiri Oh-Kar.

    Se dirige hacia la plataforma, y ​​el Dag Maoudi se separa como una ola marina rota por la proa de un poderoso barco. Jagiri no tiene expresión sino concentración, una intensidad ritualizada que es feroz, salvaje y marchita.

    Se acerca al joven que está al frente de la plataforma y se detiene. En sus manos hay un montón de semillas extrañas, tallos como hierba de dragón y una olla de barro estrecha como una jarra de vino.

    "¡Cho-yu! ¡Cho-yu! Hsst", dice.

    El huérfano de Fondo parpadea desconcertado. Se balancea sobre sus pies como si estuviera a punto de caerse.

    "Hotu ome kakisoma tot chichode."

    Jagiri habla y sonríe, mostrando grandes dientes blancos. Se arrodilla ante el joven y coloca la maceta y las malas hierbas a sus pies como una ofrenda.

    "¿En ditoshe garat hui?" Entonces, perturbado, dice. "Getocka mui. Dodope."

    El Dag Maoudi escucha y ríe, un eco amargo y rencoroso.

    Pero es Jagiri quien sonríe. De las manos del joven, toma la lanza, se gira hacia un lado, hace una pose como si estuviera a punto de lanzarla a lo largo de la cámara.

    En cambio, con un resorte y un rugido, se lanza con la lanza y la atraviesa por el torso del joven. En el silencio cercano, Ray oye al niño jadear, un aullido de respiración, un gruñido de agonía débilmente percibida. Sus ojos se hinchan, su boca se abre. Jagiri muestra los dientes y saca la lanza, lo deja caer.

    Jagiri salta, blandiendo la lanza como una bayoneta, se lanza a través de la plataforma hacia otro de los jóvenes y lo empala contra el pilar donde se apoya. Luego el tercero. Ninguno de ellos grita, ninguno de ellos se mueve para defenderse o huir. Miran fijamente y esperan y reflexionan sobre el destino que los Dag Maoudi les han preparado.

    Y al final, Jagiri Oh-Kar arroja sus brazos sobre su cabeza, agarra la lanza y grita: "¡Kapikome tabu hatudime sharundae!"

    El Dag Maoudi se levanta y responde a su llamada con un grito atronador. "¡Kapikome tabu hatudime sharundae!"

    Saltan y aplauden, avanzan hacia la plataforma y los cuerpos de los jóvenes que acaban de asesinar. Ray no puede ver qué están haciendo debido a la presión de los cuerpos, pero hay destellos como cuchillos, y hay grandes cuencos de arcilla que pasan de mano en mano, una brigada de bomberos de cubos manchados de carmesí. Los cuencos gravitan lentamente desde el centro de la actividad, desde los deslumbrantes cuchillos hasta el borde, hacia el foco de la plataforma, donde Amah se encuentra con gran dignidad junto a la antigua estela. Ella recibe las ofrendas de sangre, las levanta en alto y vierte el contenido del tazón sobre la piedra. La mancha carmesí raya los lados, traza patrones curiosos alrededor de círculos y anillos, glifos y personajes.

    Y con cada plato, el Dag Maoudi levanta un vívido y festivo aplauso.

    Y con cada plato, Amah dice: "Te pedimos que te levantes, madre poderosa. Bendita sea la mhuruk-a. Damos la bienvenida a la llegada del Dao Maed Vitouri. Te invitamos a compartir la gloriosa nave. Susurranos palabras de Sabiduría como siempre lo has hecho. Enséñanos a levantarnos, a vencer a nuestros enemigos en polvo, porque nuestros sacrificios son dignos."

    La sangre corre de la estela a los estanques poco profundos recogidos en la roca. Uno por uno, los Dag Maoudi se arrodillan y presionan sus manos en las piscinas. Se tocan la cara y los brazos, el pecho y los muslos; se cubren con la sangre de sus víctimas.

    "Enséñanos a levantarnos, a vencer a nuestros enemigos en polvo. ¡Bendito sea el mhuruk-a! ¡Bienvenido es la llegada del Dao!"

    Sus voces son un estruendo y un clamor, un salvajismo de voces extáticas. No son las voces humanas las que Ray escucha, que perforan su conciencia como lancetas, sino un rugido y un aullido que él conoce. Una conmoción frenética y abrasadora de sonido que se extiende por eones, que une distancias imposibles de espacio oculto.

    Arrojar, piensa. Mhuruk-a.

    Emerge de la piedra, una sombra de ser parpadeante e insustancial, más sugerencia que forma, una brizna de poder como el humo que se disipa.

    El clamor de Dag Maoudi cesa. Se arrodillan, con las cabezas inclinadas. Todos menos Amah, que levanta la cara hacia el mhuruk-a como sacerdotisa en su propio templo.

    "Le pedimos que se levante", dice ella. "Levántate y toma la nave. Bienvenida es la llegada del Dao."

    El shed la contempla, grave y cansado. Parece débil y con hambre.

    "Bendícenos, y estarás lleno. El camino ha sido hecho, pero por ahora, debes permanecer. Debes celebrar la sangre y la perfección de la nave."

    Yo me quedaré. Y con el tiempo, me llenaré.

    "Bienaventurado el mhuruk-a."

    Amah baja la cabeza y el shed desaparece.

    Pero no se desvanece, sabe Ray, sino que cambia la estela por la nave. Por Emma. Y se da cuenta de que la cámara misma, la distancia que ha recorrido, se ha enrollado debajo de Alquería. Si imaginaba la ruta en sección transversal, encontraría que esta bóveda esta directamente debajo de la torre de Emma. Su Torre de Hada circular, una estela metafórica en la que podría estar contenido el mhuruk-a, en la que podría residir.

    Finalmente, Ray retrocede, incapaz de soportar más. Se retira estremecido y con náuseas, listo para vomitar. Necesitando expulsar esta oscuridad. Desesperado por escapar de las cosas que ha visto.

    Con horror, con el eco del Dag Maoudi todavía en sus oídos, huye por donde vino. Bajando por el pasillo, subiendo el tramo de escalones de piedra, llevándolos de dos en dos. Está menos preocupado por no ser escuchado que simplemente por poner espacio entre él y la cámara. Ascendiendo a escaleras de madera y paredes de yeso, golpeando el pasillo con el centro de comunicaciones. Arriba y arriba, hasta la cocina, la casa en sí, cortando pasillos y pasillos que apenas reconoce.

    Y finalmente se encuentra en la sala principal, completamente desorientado, más cerca de las puertas delanteras que de la parte trasera. Una amplia escalera de mármol se arquea hacia el segundo piso a su izquierda. A su derecha está el vestíbulo de entrada, brillando con luz.

    Se detiene, se recompone. Trata de calmar sus nervios.

    Por el rabillo del ojo, detecta movimiento en el rellano del segundo piso. Ray se hace a un lado, listo para lanzarse, listo para romper la columna vertebral de alguien. Listo para hacer algo más que experimentar su propia impotencia.

    Frederick Whiston, oscuro y agrio, arrugado en su chaqueta de noche, frunce el ceño. "¿Ha visto suficiente entonces, Sr. Marlowe? ¿Ha tenido suficientes sorpresas?"

    "Aléjate de mí", dice Ray, gruñendo. Matar a Frederick contribuiría en gran medida a satisfacer su ira en este momento. No es una tentación que pueda soportar por mucho tiempo. "No eres mejor que ellos, y ambos lo sabemos."

    "Bueno, difícilmente discutiría contigo sobre ese asunto. La pregunta es, ¿qué vas a hacer al respecto?"

    "Voy a sacar a Emma de este lugar, y luego voy a hacerte pagar. A cada jodido de vosotros."

    Frederick responde a su desprecio con una sacudida triste de su cabeza. "Eso me fascina. Aquí acabas de observar a los fieles sirvientes de esta casa y esta familia asesinando a tres inocentes ... fueron tres, ¿no? A ellos les gusta recrear ese escape de Goru Da la noche antes del Dao ¡No importa! Mi mensaje es que acabas de presenciar este terrible crimen, y tu primer impulso es rescatar a mi encantadora hermana en lugar de saltar sobre la búsqueda de justicia para las víctimas ". Frederick levanta una mano para evitar que Ray responda. "Lo sé, ¿quién creería tal cosa? ¿A quién apelarías? No necesitas defenderte de mí. Sé perfectamente lo que estás pensando. Es curioso, eso es todo. uno a bordo de la Paráclito. ¿Cuántas personas estarías dispuesto a sacrificar para tener a Emma para ti sola, Marlowe? Hazte esa pregunta, y será mejor que el número comience bastante alto, porque según mi cuenta, ya va a más de doce mil. No creo que incluso Paris amara a Helen tanto como para hacer de esa tumba un sacrificio."

    Ray no tiene respuesta para él. No puede explicar la locura a un loco. Lanza una última maldición a Frederick Whiston, luego se da la vuelta. A través del vestíbulo, por la puerta principal, alrededor de la casa hasta la cabaña donde comenzó.

    Él está harto. Está enojado, impotente y exhausto. La galaxia no es lo suficientemente grande como para contener su indignación por las cosas que ha visto o por las cosas que le han hecho entender. Se quita la ropa y cae en la cama, mirando a la noche, mirándose a sí mismo.

    En algún lugar allí, entre mirar la oscuridad física y la oscuridad confusa de sus experiencias, Ray cae por la ladera del sueño.

* * *

    Y todavía está oscuro. Cálido oscuro, no el otoño de Nueva Holyoke, sino aceitoso, sudoroso, oscuridad tropical. Huele a árboles y tierra húmeda, pudrición de frutas y fuerte olor a océano. El olor a malaria, picante. La noche está llena de sonido. El roce de pequeños pies a través de la maleza, el zumbido de los insectos cuyas alas son del tamaño de su palma, cuyos gruesos cuerpos son pulposos, líquidos. Distante, el sonido del oleaje chocando contra los acantilados, burbujeando playas de arena suave. Un trueno, aroma de lluvia monzónica. Más cerca, las voces murmuran, el fuego parpadea. Gritos.

    ¿Quién es él?

    Es cartílago y dientes, con aletas dorsales, dientes de tiburón. Es negro, ojos de luna y carne de piel de foca. Él está apisonando el corazón y amamantando, las fauces voraces. Él es, y él es, y él es ... nada de eso y todo eso. Forma y verosimilitud. Y la inmovilidad. Él es vigilante, guardián, visión, uno. Fascinado por la piedra.

    Piedra.

    Alto, tan alto como un hombre, un zócalo, negro como la noche, roca volcánica pulida y formada, redondeada y cincelada, rodeada de círculos. Círculos concéntricos. Anillo dentro del anillo, y personajes. Barras grabadas en roca, mensajes, jeroglíficos delicados y salvajes a la vez. Tallado con violencia, punto y ángulo y línea.

    Pero principalmente círculo y anillo, círculo y anillo, girando como una rueda. Él mira hacia otro lado.

    Silencio. Este es un secreto muy grave, que puede mirar hacia otro lado. Enseñar es aprender; observar es aprender; comulgar es aprender. Y para enseñar, para instar.

    El resto está esperando.

    Esperando, esperando, esperando, que es una pequeña cosa hasta el final, cuando los momentos se convierten en eones, y la luz de las estrellas envejece entre los latidos del corazón.

    Cho-yu! Cho-yu! Hsst. Susurro y sigilo. Los jóvenes, lanzas de pedernal apoyadas contra los hombros, somnolientos, desgastados, empañados por la raíz de kesh, masticaban y escupían. Tres de ellos. Escuchan la llamada, la almohadilla de los pies descalzos sobre el barro, la forma oscura que emerge de las sombras entre las chozas de paja. No es delgado, no tiene la raíz devastada ni muere de hambre, sino fuerte, entero, sano.

    Goru Da, príncipe, jefe de espera. Excepto, excepto ... cobardía. Rechazado por el padre. Voluntad débil. No caza, no lucha, no levanta la mano excepto para acariciar la carne de las mujeres. Pero sigiloso, inteligente.

    Escucha:

    Él es todo sonrisas, dientes tan anchos como puertas, reflejadas en la luz de las fogatas al lado de donde se sientan los jóvenes. ¡Los saluda de nuevo, cho-yu! Y él tiene jarras y kesh, y ¿qué es esto? La desgracia no significa enemistad. Hotu ome kakisoma tot chichode. Te conozco desde que éramos tan altos. Somos uno.

    ¿En ditoshe garat hui? ¿Quién necesita ser jefe? ¿Qué amenaza puede traer el Ma'huru ahora que estos otros, estos hombres pálidos han venido del otro lado del agua? Los Ma'huru se han ido, arrastrados como arena en la marea, dispersos como árboles ante el viento. Deberíamos celebrarlo; deberíamos beber. No hay nada más que temer.

    Y se relajan, se sientan de nuevo, beben. Y beber. Y Goru Da no bebe, sino que se ríe, tranquila y sigilosamente. Y les dice: Mi padre dice que soy débil, que Totu Chicho será un mejor jefe, pero ¿qué sabe él? Yo uso mi mente como creo. Pero sigo siendo fuerte armado. ¡Tengo habilidad con una lanza! Mejor que cualquier otro hombre en el pueblo. Dame tu lanza y te lo demostraré. Es una solicitud razonable. Dame tu lanza.

    Uno lo hace; uno tan borracho que debería mantener su lanza, solo para apoyarse, solo para evitar caerse. Goru Da, príncipe, toma la lanza. Eje largo y hoja de pedernal, brillando a la luz.

    Mirad tres, miren. ¿Ves ese árbol? Ninguno de ustedes puede golpear ese árbol desde aquí. Está demasiado lejos y demasiado pequeño, pero puedo alcanzarlo.

    Se ríen de él. El árbol es ancho y gordo, a solo unas docenas de pasos de distancia.

    Estás borracho, le dicen. El guerrero más joven, un simple niño, podría alcanzar esa marca. Eso no es hazaña.

    Goru Da frunce el ceño, se enoja. Getocka mui. Dodope Me avergüenzas. Mentirosos.

    Muéstrame que puedes golpearlo primero, y cuando falles, te avergonzaré con mi habilidad.

    Se ríen de él otra vez, pero él los incita, y los dos que todavía tienen sus lanzas se elevan. Se paran a su lado, tambaleándose, mirando hacia la noche. Brazos hacia atrás, cuerpos enrollados, oleada y liberación. Las lanzas vuelan rectas y verdaderas, entierran sus puntas en el tronco.

    Miran a Goru Da. Cha? ¿Ver?

    Pero son ellos quienes ven. Goru Da, sonriendo, sacudiendo la asta de su lanza del cuerpo de su hermano. Sonriendo, girando, estocada y puñetazo, estocada y puñetazo. Sangre. Solo queda Goru Da.

    Kapikome tabú hatudime sharundae.

    Vamos a un mundo nuevo, tú y yo.

    Sí Sí.

    Y Goru Da silba, un sonido como un pájaro. Linternas cerradas, hombres altos. Él patea las calabazas, aún pesadas con vino, en las fogatas. Las llamas silban, y hay humo y el olor a quemado.

* * *

    Y aún el humo, el olor a quemado, el parpadeo de la luz del fuego. Y calor. Rugido.

    Él abre los ojos, se reorienta a un cuerpo que parece encogido, denso, de alguna manera no el suyo.

    Una lengua de fuego recorre las cortinas que cubren su ventana. Puede sentir su calor, seco y abrasador. Puede saborear madera carbonizada en la lengua. Durante algún tiempo, segundos, está desconcertado, mirando a un espejismo, a un extraño paisaje onírico, luego parpadea para aclarar su visión. Pero no hay claro. Es oscuridad y humo, ondulante desastre naranja persiguiéndose por las paredes. Donde no hay llama, solo hay un torbellino de percepción negra, la sustancia deformada de la realidad.

    Ray respira, se ahoga. Hora de moverse.

    Él piensa como un soldado, viejos patrones que se sienten oxidados. Alguien está tratando de matarlo. ¿Qué necesita? La ropa y las de ayer están apiladas en el suelo junto a la cama. Los encuentra al tacto donde los dejó. Ray patea sus piernas dentro de sus pantalones, agarra sus botas, justo cuando la puerta de la habitación, lo que él supone que es la puerta dado su sentido de la geografía de la habitación, explota en una lluvia de madera y astillas de llamas. El fuego del pasillo corre hacia su habitación, rojo en la punta, iridiscencia azul y verde en la base. Se lanza a lo largo de la alfombra como si lo estuviera persiguiendo, buscándolo. Persiguiendo un rastro de acelerante.

    Ray se levanta de la cama. Más humo hirviendo desde el pasillo; ocluye incluso la llama que hace jirones las cortinas. Aspira un aliento que es principalmente humo, que sabe a azufre en la lengua. Su cuerpo le dice que jadee, que tenga náuseas y que se limpie los pulmones. Salí.

    En un minuto. ¡Solo dale un minuto!

    Paso, paso La cabeza baja y los ojos apretados hasta las rendijas, pero el humo y el calor son invasivos. Pican a sus pupilas; le lloran los ojos, de modo que siente que está llorando, llorando una pérdida que no comprende. Brazos al frente, extendidos, estirando. Sus dedos tocan el lado liso del armario. Se irradia calor. La chapa lacada ha comenzado a agrietarse y burbujear, y se enrosca desde el marco como la piel desecada. En el interior, en el suelo, su arnés de carga, correas frescas y peso reconfortante. Él siente eso, aunque le han quitado sus otros sentidos; el peso reconfortante de su pistola balanceándose en su funda en la parte inferior del lazo, tan irrevocable como un péndulo. Pero hay más, y tiene que buscarlo, de vuelta en los recovecos del armarito, donde lo escondió de cualquiera que pueda venir a buscar algo así, el cubo cerrado del compartimento de almacenamiento seguro de Nomar que contiene el anillo y el shed, sensor de brotación. cables desde la parte superior como serpientes de la cabeza de Medusa.

    Luego sigue el zarcillo ardiente hacia la ventana, tratando de no hervir, imaginando que el fuego ha tenido una buena ventaja en la planta baja. Todo debajo de él es una ascua brillante, llama viva y respirante. Esa sería su suerte, cazar, llegar a la ventana justo a tiempo para que el piso ceda y lo sumerja en un pozo de carbón perfecto.

    Aún así, tiene cuidado. No se arroja a través del cristal en la oración para que no se hunda mal, aterrice mal, se rompa los brazos, las piernas o el cuello. Espera que alguien esté ahí afuera, esperándolo. Atreviéndolo para sobrevivir a esto.

    Él abre la ventana abatible. Trozos de tela llameante de las cortinas caen sobre él y se extinguen sobre sus hombros. Pero la ventana está abierta y, por un instante, siente el aire fresco de la noche en su piel, respira medio, localiza y mide su entorno. Pero al humo también le gusta el aire fresco. La nube de oscuridad grita detrás de él, avanza y gira, empuja a través de la abertura.

    Con el arnés sobre el hombro, las botas apretadas entre los dientes, Ray se asoma y toma la rama de un árbol más cercana a él del gran roble que rasca las paredes como ratas durante toda la noche. Es grueso, tan ancho como su muslo. Se arrastra por la ventana y entra en la pantalla de follaje, luego se adentra más hasta que tiene los brazos envueltos alrededor del tronco. Donde puede respirar de nuevo, donde puede apretar los ojos hasta que sus lágrimas laven el picor y el humo.

    Luego, baja y baja, avanzando a través de una densa variedad de ramas y hojas, trepando en la oscuridad o sin escalar, supone. Algo que no ha hecho desde que era un niño, e incluso entonces nunca destapó un árbol a menos que hubiera una luna llena para iluminar su camino.

    Pero finalmente, después de una eternidad de falsos comienzos y pruebas de ramas que no soportan su peso, después de que el árbol ha sucumbido en las regiones superiores a la tentación del fuego, se deja caer los últimos tres metros al suelo. Agacharse, agacharse, escanear, correr. En caso de que quienquiera que decidiera quemarlo tuviera la previsión de establecerse en la colina con un rifle y una mira de francotirador decente.

    No sucede, por supuesto. No hay patada de tierra, ni una bocanada de metal supersónico surcando el suelo a sus pies. Porque se trataba de un intento de aficionados, una puñalada torpe de asesinato. Cualquier niño con una lata de imprimación y un fósforo puede incendiar la casa de alguien mientras duerme. Eso lo enoja más que cualquier otra cosa. Fue un esfuerzo tan pobre.

    Ray se aleja de la cabaña, mira por encima del hombro para ver que ahora está completamente envuelto en llamas. Pone cien metros entre ellos, luego se detiene, se sienta en el suelo y se pone las botas. Solo unos momentos después, las luces de la mansión comienzan a encenderse, una por una. Grita por la ventana, luego una alarma baja y gimiente.

    ¡Fuego! ¡Fuego!

    Y los mira venir, los domésticos de Dag Maoudi, pálidos niños del Fondo, saliendo de la mansión como hormigas ansiosas, corriendo hacia él, morbosos de curiosidad. En lo alto del tercer piso, hay un balcón y un par de puertas francesas. En la puerta hay una luz, e iluminada está Julieta Whiston, atada a su silla, con un chal de encaje sobre los hombros. Ella mira la escena, lo ve sentado en la hierba, lo saluda con la mano frágil y translúcida.

    Ray le devuelve el saludo.

    Detrás de él, sabiendo, aunque no puede verlo, la llama disparadora y el humo negro trepan, trepan ... en la forma y figura de un ser inmenso; la imagen de un shed cuyo tronco es oscuridad, cuyas extremidades son llamas, que levanta la cabeza hacia el cielo inconmensurable y aúlla de risa, con alegría que suena como madera devorada, piedras caídas y la destrucción de los sueños.

* * *

    En cuestión de minutos, hay camiones cisterna para combatir incendios que se abren paso a través de las puertas, aplanan el césped debajo de sus pesados ​​neumáticos y cruzan los caminos de guijarros. Los cañones de agua hacen estallar los restos esqueléticos de la cabaña de huéspedes, sus operadores se preocupan más por la contención que por salvar la estructura. Las puertas abiertas llaman a la prensa para seguir, y luego hay cámaras revoloteando sobre la escena, chocando entre sí como mariposas borrachas. Tomas de gran angular del incendio; se enfoca en Ray, en bomberos individuales. Cuando están a su alcance, Ray saca su mano, los saca del aire como dientes de león de un jardín de verano y los tritura bajo su talón. Y al igual que los dientes de león, no importa cuántos aplasta, siempre hay más.

    Los camarógrafos, al menos, están lo suficientemente interesados ​​como para mantenerse alejados de él. Mantienen sus compads y dispositivos de grabación fuera de su cara.

    Los reflectores dirigidos desde la casa lavan el césped con un resplandor blanco y estéril. Largas sombras, delgadas y angulosas, recorren la hierba. Los residentes de la casa Whiston están agrupados, dando vueltas y sacudiendo la cabeza. Ahora es más que nada un carnaval de actividad, gritos y maquinaria.

    Ray solo mira, de pie, con los labios dibujados en una línea apretada y pálida. En las sombras proyectadas por un gran roble, lejos del camino pisado, Emma se aferra a él, todavía en su camisón de satén, de pie descalza. Ella tiembla y presiona su cabeza contra su pecho a pesar del hecho de que está cubierto de sudor, cenizas negras y mugre. Él coloca un brazo alrededor de su hombro.

    "Podrías haberte matado", dice ella. No con miedo, pero sí enojada.

    "No lo fui", responde Ray. Pero solo porque aquel fue un pobre intento. Porque quien lo quería muerto era un cobarde.

    Un cobarde que quiere matarlo por las cosas que ha visto.

    Pero Emma no necesita escuchar eso; ella solo necesita el recordatorio de que él ha escapado. Hace unos pocos minutos, antes de que comenzara el circo, ella había venido corriendo por el sendero, la cresta de la ola familiar extendida de Whiston, con la boca abierta como si gritara, con las manos extendidas, el pánico en los ojos. Ella se detuvo cerca de él, pero él era invisible en la oscuridad donde estaba parado, lejos del camino y de sus luces indicadoras de francotiradores. Él pronunció su nombre sobre el clamor de voces, de gritos que cargaban detrás de ella, y de alguna manera ella lo escuchó. Saltó sobre él, lo asfixió, no lo ha liberado desde entonces.

    "¿Que pasó?" ella pregunta.

    "Eso es lo que me gustaría saber."

    Ray reconoce la voz de inmediato, por lo que no se molesta en darse la vuelta.

    "Asumo que me va a pedir que le cancele mi préstamo de equipo como pérdida, Comandante". El coronel Ritchie se para junto a su hombro, observando cómo se encienden las llamas. Parece que se ha vestido casi tan apresuradamente como Ray. Sin uniforme, camisa desabrochada, pelo erizado.

    "Las noticias viajan rápido", responde Ray.

    "Solo soy concienzudo en mi deber de servir a los ciudadanos de Nueva Holyoke". Ritchie suena sombrío, casi tan enojado como Emma. "Pero no has respondido la pregunta de la dama."

    "Alguien trató de matarme."

    "Alguien."

    "Ciertamente no fue un accidente. Quienquiera que haya usado un acelerador poderoso para hacer que las cosas ardan rápidamente. Justo antes de que pudiera salir, pude ver por el color de la llama que estaba siguiendo un rastro químico mientras se extendía, supongo que dotopileno."

    Torpe, pero anónimo. No es un acelerador tradicional de calibre de bomba de fuego, porque es más antiguo y de combustión más lenta que los materiales terroristas de vanguardia. El dotopileno también es omnipresente en los mundos de las colonias, un sustituto del combustible diesel que se puede fabricar a bajo costo en laboratorios estándar en lugares remotos donde el envío de combustible se vuelve prohibitivo y las materias primas para los combustibles fósiles tradicionales no existen.

    "¿Estás pensando en Lilaiken? Parece un poco de baja tecnología para los terroristas intergalácticos."

    Ya han tenido esta conversación antes, y Ritchie se está burlando de él, aunque tiene la gracia de no sonreír y rodar los ojos.

    "No."

    Ritchie levanta las cejas, sorprendido. "¿No?"

    "Fue Frederick Whiston". El no da más detalles. Nada de lo que pudiera decirle al coronel del DOE sería creíble, y si se creyera, no se podría probar nada. Lo mejor es dejar que la acusación permanezca.

    Ritchie permanece en silencio durante mucho tiempo, como si le hubieran dado un puñetazo en el intestino y lo hubieran dejado tan sin aliento como un cadáver. Pero se recupera lo suficientemente rápido, sonríe de esa manera agria y agravada que los militares les enseñan a los tenientes a hacerlo en la Escuela de Oficiales Candidatos. La sonrisa de un hombre que sospecha que se acaba de convertir en el hombre clave en un tirón circular y que va a tener que aprovechar al máximo su promoción.

    Él dice: "Bueno, al menos tienes una mente abierta al respecto."

    "¿Ray?" Emma, ​​atónita, imaginando que lo había escuchado mal. Si él usara una camisa, ella probablemente habría apretado los puños con ella.

    Él la ignora por ahora. "¿Va a investigar este caso, Coronel?"

    "¿Incendio? Dios, no. Hay autoridades locales para ese tipo de cosas."

    "¿Qué pasa con el intento de asesinato?"

    "Cuando el investigador de incendios determine si lo fue o no, de hecho, un incendio provocado, será entregado a Seguridad."

    Ray se encoge de hombros. Era lo que esperaba. "Entonces realmente no importa quién lo hizo."

    Una cámara revolotea cerca, hace una pausa para ver a Ritchie y Ray parados juntos, los telescopios sobre Emma luciendo trágica y recatada en su camisón. Ritchie espera a que pase.

    "¿Le importaría explicar esa acusación de nuestro aparato legal, Comandante, para mi iluminación personal?"

    "Frederick Whiston intentó matarme. Nadie en Nueva Holyoke asociado con el gobierno colonial va a hacer nada al respecto. Considero que incluso que me pida explicarlo es insultante, coronel."

    "¿Ray?" Emma otra vez, quejumbrosa.

    "No pretendo ser insultante, pero debería ser lo suficientemente claro para ti en este entorno y en esta situación política que nadie va a subirte a tu tren solo porque haces la afirmación de que intentó golpearte. No sin algún tipo de prueba ", dice Ritchie.

    "Por eso quiero que lo arresten."

    "¿Yo?"

    "Tú. El DOE. Por cargos de asesinato, intento de asesinato y conspiración para cometer terrorismo y muerte en masa. Algo que lo encierra por un tiempo hasta que pueda hacer algo de trabajo."

    Ritchie se pone rígido, chisporroteante y lívido. "Ahora espera..."

    Se espera indignación. Ray no le ha dado más razones para creer estas cosas que la primera vez. "Puede detenerlo por esos cargos, o puede llevarlo bajo custodia protectora para evitar que lo mate. No me importa cómo lo llame, coronel, pero quiero que lo encierren."

    "¡Ray, no!"

    No puede evitarlo por más tiempo. Emma intenta alejarse de él, protestando, pero él mantiene su brazo alrededor de su hombro, un agarre firme para que no pueda escapar. Esto es culpa suya, una explicación que está muy atrasada y una situación menos que óptima para ofrecérsela. Aún así, se siente más asesino que culpable en este momento. Lo hace duro de una manera que no puede mitigar, aunque ella es la última persona que merece tales cosas de él.

    "Sí, Emma. Asesinó a Micah. Trató de matarme esta noche porque sé que lo hizo. Y estoy convencido de que estuvo involucrado en el ataque a la Paráclito. Lo sé, Emma. Lo investigué antes del ataque, recuerda. Teníamos todos los datos que necesitábamos, e íbamos a arrestarlo a la mañana siguiente. Quizás por eso fue que la Paráclito fue destruida. Por eso trató de matarme de nuevo esta noche. Mientras no tenga ninguna prueba, él sabe que nadie lo tocará."

    "Maldita sea", murmura Ritchie. Suena como un gemido.

    ¿O fue por otra razón completamente? ¿Había tratado Frederick Whiston de matarlo para proteger al Dag Maoudi, la invocación del mhuruk-a, todas las cosas secretas que ocurrían en esa cámara debajo de la mansión? Porque él sabía de ellos, se lo había contado a Ray. El Dag Maoudi le había enseñado todo sobre matar niños para aprovechar el shed. Pero si eso era cierto, ¿por qué había hablado con tan claro desdén de todo el proceso? ¿Y qué estaba haciendo borracho en la casa en lugar de participar en el ritual en primer lugar?

    Porque él era débil. Carecía de algún elemento crítico que Dag Maoudi y los Whiston consideraran esencial. ¿Cuántas veces le habían dicho eso a Ray?

    Él dice: "Lo siento, Emma. De veras. Debí habértelo dicho antes, antes de que las cosas se salieran de control. Pero tenía que verlo, ¿sabes? Tenía que encontrar algo más concreto que simplemente especulación."

    Pero Emma niega con la cabeza, no dice nada. Todo su cuerpo se tensa, tiembla. Ella todavía está tratando de alejarse de él. Ray la agarra con los dos brazos, sin dejarla escapar, y ella lo golpea con sus pequeños puños. Todo lo que puede hacer es dejarla. Luego ella solloza y se derrumba, y él ya no la detiene para que no huya, sino que solo la abraza.

    "Lo siento", dice Ray en voz baja, hablando a su cabello porque ella no lo mira.

    A su lado, Ritchie maldice, luego comienza a hurgar en los bolsillos. Ray lo escucha solo periféricamente mientras habla por su comunicación portátil. Sí, comunícame con el oficial de servicio. ¿Quien es este? Sí, este es el coronel Ritchie, teniente. Necesito que contactes con el sargento Whitted. Haga que reúna un equipo de detención y transporte e informe a la finca de Whiston de inmediato. ¡Sé lo que acabo de decir! Finca Whiston, en el doble. Dile que conduzca el Rino. Tengo medios de comunicación por todas partes y realmente me gustaría evitar una escena si es posible.

    Ritchie interrumpe la conexión y vuelve a poner el comunicador en sus pantalones.

    "Será mejor que tengas razón sobre esto, Marlowe. No hay suficiente cinta adhesiva y cable de seguridad en todo el universo para reparar el daño entre el DOE y Nueva Holyoke si no es así."

    Ray no responde, pero escucha y siente gratitud. Ritchie está tomando un riesgo impresionante.

    Emma dice: "Deberías habérmelo dicho."

    Amah me dijo que no lo hiciera. "No tenía sentido cuando no podía probarlo. Pero ahora ha cambiado las reglas del juego. No podía dejar las cosas tal cual."

    "Por supuesto, tampoco puedes probarlo ahora, me imagino", dice Ritchie con cansancio, como un hombre que está viendo colapsar su carrera. "Puedo retenerlo por tres días, Marlowe. Tres días por tu acusación, y puramente como cortesía a tu rango. Eso es legal, y obviamente has cabreado a alguien con el progreso que estás haciendo en tu investigación. Eso es todo lo que necesito para mantenerlo bajo sospecha, aunque puedo decirle ahora que vamos a pagar el culo por ello. Perdón por presentar compañía, pero los abogados de Whiston me van a comer vivo."

    Ray echa una larga mirada a los restos de la cabaña, ahora casi extinguidos. Solo una ruina humeante. "Cuando la Autoridad Portuaria obtenga el núcleo de datos de la Paráclito, tendrá toda la documentación que desee."

    "Y, como acabo de decir, en este momento solo voy a cumplir tu palabra". Su tono, ligeramente falsete, sugiere que este es el peor escenario posible que pueda imaginar.

    "Suena como una buena razón para asegurarse de que la AP comparte la estructura central de datos completa con usted. De lo contrario, podría ser vergonzoso."

    "No me jodas por esto, Marlowe."

    Ritchie puede meditar y despotricar todo lo que quiera. El punto es discutible, probado en la mente de Ray si no es en papel. Así que no se sorprende cuando el sargento Whitted informa en media hora que Frederick Whiston aparentemente ha huido de la escena.

* * *

    Mañana de viernes. El primer día del Dao Maed Vitouri.

    La luz del sol se filtra a través de las persianas de la habitación que le han dado a Ray dentro de la mansión. Una habitación en la planta baja, enterrada en el laberinto de curvas y pasillos extraños, lejos del bullicio y la actividad de la casa. Un lugar tranquilo, le dijeron, donde puede recuperarse de los terrores de la noche. Lo más probable es que sea un lugar apartado, donde puede perderse solo tratando de encontrar el baño y deambular por los pasillos vacíos y las habitaciones silenciosas hasta que muera de hambre.

    No se acuesta en la cama, a pesar de que realmente no ha dormido. Encuentra ropa fresca afuera de su puerta, cuidadosamente doblada y apilada sobre una mesa de estilo barroco que de otra manera sería inútil. Su tamaño, pero el estilo es un poco más extravagante de lo que normalmente preferiría. Brillante, y no hay suficientes bolsillos. En su mente, puede escuchar a Jagiri riéndose cuando los lleva de vuelta al interior y cambia. El pensamiento mismo lo hace sentir enfermo. Recién llegado de una noche de asesinatos de niños de Fondo en una extraña recreación de Passion Play, Jagiri Oh-Kar todavía tiene tiempo y claridad mental para pensar en conseguir un atuendo adecuado para el invitado de Whiston. A pesar de su ducha antes de acostarse y la ropa fresca contra su piel, todavía huele a humo. Sus fosas nasales están llenas de un olor a quemado, la forma en que recuerda oler después de los viajes de campamento de los Boy Scouts de fin de semana a principios del verano después de dos días pasados ​​abarrotados alrededor de las hogueras.

    En lugar de deambular por los pasillos que se parecen, Ray sale por la ventana, rodea la casa y entra de nuevo por la puerta principal. Se dirige al centro de comunicaciones y llama al DOE. No está sorprendido de comunicarse con el coronel Ritchie, quien parece cansado y deprimido, y está aún menos sorprendido de que el DOE hasta ahora no haya tenido la suerte de detener a Frederick Whiston. Un hombre con las conexiones y el respaldo financiero de Freddy en un mundo tan poco poblado como Nueva H sería difícil de localizar. Quizás incluso imposible, aunque Ritchie tiene a su gente recorriendo la ciudad todas las rutas de transporte. Al menos tanto como se puede decir que la tripulación del esqueleto del lado del planeta rastrea cualquier cosa.

    Estas fallas perturban profundamente a Ritchie, como acusaciones personales. Pero Ray no está preocupado. El DOE ha bloqueado todos los traslados a la estación de la Autoridad Portuaria y está escaneando rigurosamente todos los vuelos a gran altitud. Nadie saldrá del planeta sin muchos problemas o una afortunada serie de sobornos. Lo que significa que Freddy está confinado a Nueva Holyoke, y Ray está casi seguro de que volverá a la ciudad en poco tiempo, tal vez en cuestión de días. Freddy es demasiado estúpido para creer en otra cosa que no sea su invulnerabilidad personal y familiar, y demasiado absorto en sí mismo y orientado a los aduladores para sobrevivir fuera de la sociedad por mucho tiempo.

    Ray está contento con la inevitabilidad de este escenario. Ya sea por exilio o detención, Freddy está fuera de su cabello, que era todo lo que Ray quería en primer lugar. Él tiene otras demandas en su atención en este momento.

    Después, vaga hasta los restos de la cabaña para hurgar entre las cenizas y los restos empapados de agua por cualquier cosa que pueda salvar. Es un ejercicio sin sentido. El montón de piedras sobrecalentadas y maderas carbonizadas aún irradia suficiente calor para mantener a raya los intentos de búsqueda y convencerlo de que nada de valor, ninguno de los equipos del DOE permanece intacto.

    Y ni siquiera puede hablar con Emma. Lo intenta. Él necesita asegurarse de que ella está bien después de la larga noche, y que ella estará bien cuando se acerque el Dao. Vuelve a la casa a pie, atraviesa el vestíbulo principal hasta la entrada de la plaza central, pero la puerta de la torre está cerrada. Nadie responde el zumbido del comunicador que está pegado en la pared fuera de la puerta, por lo que golpea hasta que una chica Dag Maoudi responde y le informa que Emma está durmiendo. Está reuniendo fuerzas para la prueba del Dao, un rito del que se habla con tanta reverencia y un ojo abatido que Ray no puede evitar la sospecha de que se supone que le importan esas cosas. Todo lo que quiere es ver que ella esté bien.

    Porque anoche soñó y, al soñar, comprendió. Anoche vio, y al ver, aprendió el secreto del Dao. Tiene todas las piezas del rompecabezas en una mesa delante de él. Es solo cuestión de unirlos en patrones coherentes y entrelazados, solo es cuestión de tiempo antes de que aparezca la imagen completa.

    Brevemente, considera simplemente empujar a esta chica y subir las escaleras de todos modos, pero no lo hace. Él solo asiente y sonríe como un mono mientras ella cierra la puerta en su cara. No ha sido un Marine real en mucho tiempo, se ha olvidado de cómo racionalizar tales cosas, simplemente actuar en la búsqueda de un objetivo sin considerar adecuadamente las consecuencias. Es demasiado espeluznante en estos días, acostumbrado a hacer todo indirectamente. Nunca haga una pregunta directa cuando una docena de consultas secundarias le darán la misma respuesta sin revelar nada sobre su verdadero objetivo. Todo es muy complicado.

    Ray está exhausto con complicaciones. Haciéndose pasar por un veterinario de sistemas en una nave espacial para que pueda buscar infiltraciones de Lilaiken, solo para que destruyan la nave de todos modos. Perseguir a un sospechoso de asesinato, tomarse semanas para recopilar datos de manera deslumbrante, bajo una cobertura profunda, solo para que el sospechoso escape el arresto una vez, dos veces, Dios sabe cuántas veces en el futuro. Convencer al coronel Ritchie de que Kilgore y Rodríguez eran espías de Lilaiken porque no se supone que puede hablar sobre el shed, solo para descubrir que el anillo salomónico robado está aquí, en posesión de Frederick. Mucho de esto, tal vez todo, podría haberse resuelto antes con una pequeña aplicación de la franqueza Marine anticuada. No solo está agotado por las complicaciones, sino que ha sido destruido por ellas.

    Es el viejo chiste. Un fantasma ni siquiera puede pedir un desayuno decente después de un tiempo, así que el camarero se acerca a la mesa y pregunta algo como: ¿Qué puedo conseguir por usted, señor? Smith o Jones no pueden simplemente admitir que quiere café, porque pedir café directamente es insinuar que carece de acceso adecuado a los productos relacionados con el café en este momento. Es una admisión de debilidad que un camarero emprendedor podría explotar. Así que debe decir algo como: he oído que los recientes deslizamientos de tierra en Columbia han diezmado muchas de las granjas industriales supracorp. Eso debe causar estragos en su cadena de suministro. A lo que responderá el astuto camarero: no sabría eso. No hago el pedido. Ese sería el trabajo de la gerencia. Ah! Por lo tanto, hemos establecido que el camarero, el agente de campo bajo la dirección de la junta de restauración, está efectivamente fuera del circuito de inteligencia cuando se trata de fluctuaciones en el estado geometeorológico global o posiblemente geopolítico. ¿Pero seguramente sabría si este tipo de incidente resultó en ajustes de precios? Puede notar, digamos, que sus otros contactos con los clientes parecían menos propensos a pedir bebidas colombianas premium de lo que normalmente podrían, ¿correcto? Camarero: Um. Si las personas quieren café, beben café. Por lo tanto, el objetivo a ser adquirido realmente ha entrado en la negociación. ¿Pero el camarero dejó caer la bomba c como una forma de manipulación, es decir, quiere que el agente ordene café porque sabe que el precio ha cambiado o porque se le ha indicado que sugiera la alta conveniencia y confiabilidad del café? sus contactos El hecho de que el camarero haya traído el café en primer lugar sugiere que ha adquirido una comprensión de ciertos perfiles de restaurantes y comedores. El es inteligente. Algunos biocientíficos han presentado el argumento de que el café es malo para la próstata. En otras palabras, lo que ofrece no está exento de riesgos. Puedo vivir sin eso. No es una falta en sí, sino una preferencia. Es probable que prefiera agua o jugo, por lo que no me tiene en desventaja donde lo único que necesito es café y ese es un deseo que puede explotar. Camarero: Bueno, si. Quizás después de años y años. Una taza probablemente no te hará daño. Entonces quiere que pidas el café, lo que significa que debe sacar algo del intercambio. Tal vez solo un consejo más grande, tal vez un arcano sentido de satisfacción. Pero también lo etiquetará como un bebedor de café, lo que significa que la próxima vez que entre, ni siquiera tendrá que preguntar. Él solo te traerá café. Él lo traerá, usted lo pagará, ya sea que realmente se sintiera como un café o no. Tendrás que tomarlo porque la mayoría de las veces realmente quieres café. Le da control sobre ti.

    Complicado significa que a veces pides jugo de ciruela pasa cuando todo lo que quieres es una taza de café.

    Sus mentiras construyen un edificio de percepción, una estructura de verdad que puede no tener relación con la realidad que pretende representar. El problema con el enfoque oblicuo es que nunca se sabe si sus datos son respuestas a las preguntas que hizo, o la pregunta que pensaron que estaba haciendo. Significado desprovisto de contexto.

    Thomas Malcolm le dijo: Si quieres saber sobre Julieta Whiston, pregúntale. Ella es la única que sabe la verdad, y creo que ha estado esperando mucho tiempo para encontrar a alguien en quien pueda confiar sus secretos.

    Si quiere entender a Nueva H, la familia Whiston, cualquiera que sea el miedo loco que causó que Emma huyera, Julieta Whiston es la que tiene las respuestas. Él ha visto al mhuruk-a mirándolo a través de los ojos de Emma, ​​tal como lo miró una vez desde Julieta Whiston.

    Él entiende en parte; el resto es miedo, absoluto y vicioso.

    No está dispuesto a dejar que las complicaciones se interpongan en su camino.

* * *

    Ray sube la escalera curva desde la sala principal, raspando los pies contra las escaleras de mármol blanco que brillan con la luz del sol reflejada por las ventanas de una galería del segundo piso. Al parecer, no hay sonido en la casa, solo el eco de sus pasos, su avance lento. En el tercer nivel, llega a un rellano que se bifurca de izquierda a derecha en dos pasillos separados. Hace una pausa, se imagina a sí mismo en la noche, ceniza sucia y sucia cuando Julieta Whiston lo saluda desde el balcón, luego gira a la derecha. El pasillo se estrecha hasta que apenas tiene dos metros de ancho, con paneles de palo de rosa en las paredes, un opulento corredor azul de alfombra de felpa en el centro sobre brillantes pisos de madera. Aquí no hay obras de arte, solo accesorios de pared regularmente espaciados: lámparas de latón con pequeñas pantallas de color jade. El efecto es de comodidad, una densidad del espacio que raya en la asfixia.

    Localiza la habitación de Dama Whiston, toca el par de puertas dobles que se aproximan a la ubicación de la ventana en la que la vio anoche. Es respondido por una ligera Dag Maoudi, reed y agradable. Ella lo mira con los ojos muy abiertos y oscuros, como si su apariencia fuera motivo de asombro.

    "Te conozco", dice Ray, antes de que ella pueda hablar. "Estabas en la nave."

    Y anoche, estabas en una cámara subterránea asesinando a algunos de los estudiantes que afirmas cuidar. Pero él aparta esos pensamientos. Nada se gana al revelar lo que ha visto.

    La chica asiente. "Sí. Leela. Nos conocimos en el aula. Los niños estaban muy impresionados con tu comprensión del Capitán Sombra. Me alegro de verte bien y entero esta mañana."

    "Bueno, fue una noche emocionante, eso es seguro, pero me las arreglé para salir sin ningún daño significativo". Él le sonríe, desarmado y casual, sofocando su impulso de silbar, interpretando el papel que ella espera de él. "Asumí que trabajarías con el Fondo, que tendrías tareas de enseñanza adicionales."

    "Oh, sí, señor Marlowe, pero este es un día especial. No enseñamos el primer día del Dao."

    "Pero no tienes el día libre, ya veo."

    Un buen ceño fruncido. "Hay cosas a las que Amah atiende en preparación para los eventos públicos. Cuando tiene responsabilidades que la alejan, me gusta sentarme con Julieta. Es bueno para ella ver una cara fresca de vez en cuando. No ha recibido visitantes en un gran número de años. Creo que se siente sola."

    "Me gustaría verla", dice Ray.

    Algo que sorprendentemente se parece a la sospecha entra en la expresión de Leela, un estrechamiento de los ojos. "Ahora quizás no sea un buen momento. Dama Whiston no ha estado bien últimamente, Sr. Marlowe."

    Él sigue sonriendo, imprudente, encantador. "Me di cuenta de eso en la cena la otra noche."

    "No ha mejorado desde entonces. Su mente no es fuerte en estos días, casi tan débil como su cuerpo se ha vuelto."

    "Realmente, no la molestaré. Solo tengo algunas preguntas que me gustaría hacer."

    Cautelosa. "¿Sobre anoche, quiere decir?"

    Ray traga saliva, trata de adivinar su significado, asume que ella debe referirse al fuego. "Anoche, sí."

    "Estoy bastante segura de que ella no sabe a dónde se ha escapado su hijo, señor. Solo le molestaría si usted pregunta."

    "Guao. No hay muchos secretos alrededor de este lugar, ¿verdad?"

    "No. Fue algo terrible lo que el Sr. Whiston intentó hacer, pero tal vez no sea sorprendente. Es un hombre celoso, exigente y cruel. No comparte el amor de su hermana por usted."

    "No estará exactamente saltando en su defensa, ¿verdad?"

    Leela mira al suelo. "Tal vez he hablado de más, Sr. Marlowe. Perdóneme."

    "Oye, no hay nada que perdonar. No estoy en desacuerdo contigo con que sea un cabrón. Estoy un poco sorprendido de que lo digas tan rápido."

    Leela mira de lado a lado por el pasillo, como para asegurarse de que están solos. Ella baja la voz a un susurro, pero todavía hay una ferocidad en ella, una emoción tan aguda y amarga como un grito. "No le sorprendería si viviera en esta casa, entre estas personas. No ha visto las cosas que yo he visto. No sabe el alcance de su corrupción". Ella se detiene, se detiene, hace un esfuerzo por sonreírle. "Pero las cosas van a mejorar ahora, ¿no? Ha venido a Nueva Holyoke y a Alquería. Abrazará a la señorita Whiston y la protegerá de cualquier daño. Devolverá a esta familia la gloria que se ha perdido. Esto es lo que ella ha estado esperando."

    "Eso es lo que la gente sigue diciéndome". Así es como lo van a hacer girar, entonces. Están más que felices de dejar que elimine la vergüenza que es Frederick Whiston. "Pero realmente necesito hablar con Julieta, solo por unos minutos. Prometo no cansarla."

    "¿Solo unos minutos?"

    "Me iré antes de que lo sepas."

    Una sonrisa repentina, con dientes al darse cuenta. "¡Desea hablar con ella sobre la señorita Whiston! Sobre Emma."

    Ray le guiña un ojo. "Exactamente."

    "Entonces sí, debe entrar. Le traerá una gran alegría."

    "Soy un gran admirador de la alegría, Leela. ¿Pero podría hablar con ella a solas, solo nosotros dos?"

    "Entiendo, sí". Con los ojos brillantes, casi riéndose, Leela le abre la puerta. "Entre, señor Marlowe. Le haré saber que ha llegado y luego saldré."

    Él entra antes de que ella pueda cambiar de opinión, antes de que ella pueda cuestionar las suposiciones que lo han llevado tan lejos. "Gracias."

    Ella lo deja en la habitación principal, desapareciendo por una puerta lateral. Es un tipo diferente de espacio que los otros que Ray ha encontrado en la casa. Grandes ventanales y las puertas francesas que dan al balcón inundan la habitación de luz. Las paredes están pintadas en pasteles alegres y vibrantes. Flores frescas en las mesas en delicados jarrones de moda. Fotografías en las paredes en lugar de las pinturas sombrías que esperaba. Hay sillas cómodas y un sofá en el centro de la habitación, pero Ray no se mueve de esa manera. Él mira las imágenes, moviéndose de cuadro en cuadro. Una muy joven Julieta Whiston aquí, sonriente y despiadada, deslumbrante en su juventud. Ella se parece mucho a su hija. Más, imágenes sinceras de Julieta y niños, un niño y una niña, Frederick y Emma. Los tres tomados de la mano, rebotando por los jardines, deambulando por la ciudad. Fotos de retratos de Emma, ​​luego de Frederick, que van desde bebés lindos hasta adolescentes torpes. Emma en un aparato de ortodoncia, que Ray encuentra infinitamente divertido. Imágenes familiares, cuadros de un pasado lejano.

    No hay fotos de Charles Whiston.

    Ha vuelto a la de Emma entre llaves nuevamente cuando se abre la puerta lateral. Leela rueda a Julieta en su antigua silla. Está vestida de lino blanco, con un chal rosado sobre los hombros y una gruesa manta de lana sobre las piernas.

    "Ahora, señor Marlowe", dice ella de inmediato, "tendrá que jurarme que no mencionará haber visto esa imagen. Emma sería destruida si creyera que lo sabía. Está en la naturaleza de las mujeres para que otros crean que poseen su belleza de modo natural."

    Ray sonríe y sigue interpretando al afable invitado. "Juro por mi honor, señora. Ella no lo escuchará de mí."

    "Ven, siéntate junto a la ventana, joven. Leela dice que deseas hablar conmigo."

    Los sigue a través de la habitación. Leela coloca a Julieta en la esquina al lado de una mesa donde puede mirar hacia el jardín trasero y el cielo azul de la mañana. Ray arrastra una silla y se sienta frente a ella para que compartan la misma vista. Leela coloca su mano sobre su hombro, le susurra que volverá en media hora, pero que estará en la cocina preparando el almuerzo de Julieta si la necesita. Ray asiente, pero no se molesta en decirle que probablemente le tomará media hora encontrar la cocina. Luego se va, cerrando la puerta detrás de ella, y Ray y Julieta Whiston están solos.

    "Tuviste una noche bastante interesante", dice Julieta. "Te diré que estuve muy angustiado por algún tiempo. Pensé que tal vez no lo lograrías, lo que habría sido una pena."

    "Siento lo de la cabaña", responde Ray.

    "Nadie te está pidiendo disculpas. Era una casa vieja e inútil. Eres el primer huésped que hemos entretenido allí en al menos una docena de años. Alguien construirá otra eventualmente. Es lo que hacen los Whiston. Construimos estructuras , grandes y pequeños, necesitados o no. Competencia, entiendes. Cada Whiston tiene en mente la gran línea de sus antepasados, todos dejando un legado de construcción. Construyendo porque siempre han fallado en hacer."

    Julieta cruza las manos sobre su regazo, aparta los ojos de la ventana y los mira a Ray. "Leela cree que has venido a pedirme permiso para cortejar a mi hija, Sr. Marlowe. Pero no es por eso que estás aquí, ¿verdad?"

    "Me gusta mucho Emma, ​​pero no, no es de eso de lo que quiero hablarte."

    "Así que tímido. La amas. ¿Cómo es esto? Soy una anciana chiflada, pero no soy ciega. La amas; ella te ama. El resto son solo detalles y complicaciones y fanáticos sociales buscando un excusa para meter la nariz en negocios que no les conciernen."

    Ella habla con una agradable y radiante amargura. Dolor tan viejo que ya no duele, de modo que solo queda su forma.

    "No te estoy engañando en absoluto, ¿verdad?"

    "He tenido mucha más experiencia en ser tímida que tú. Si fueras menos torpe en eso, dudo que me gustaras en absoluto. No te importa especialmente si me gustas, Sr. Marlowe. Entiendo eso. No te importa si a alguien realmente le gustas. Vas a hacer lo que tu corazón o tu mente te dicen que es correcto. No vas a dejar que te distraigan los deseos e intenciones de los demás. Es una filosofía muy honesta. ¿Cuál es la frase? Con los pies en la tierra. Tú y mi Frederick son muy parecidos en esa forma. Él lo reconoce, creo. Probablemente por eso trató de matarte anoche."

    No podría haberlo aturdido más si lo hubiera golpeado. "¿Tú lo viste a él?"

    "Por supuesto que lo vi, tal como te vi a ti. Entraste a la casa y luego te fuiste. Poco tiempo después, él me siguió. ¿Cómo podría no haberlo visto? ¿Qué más hago sino sentarme y mirar?"

    "¿Pero no le dijiste a nadie?"

    "Frederick hace lo que cree que es correcto. Pensó que sería mejor si estuvieras muerto, supongo. Pero tampoco es muy hábil cometiendo crímenes de violencia. Tenía fe tanto en su ineptitud como en tu competencia, así que pensé es mejor dejar que los eventos se desarrollaran como fueran. Admito que tuve serias dudas por un tiempo, cuando continuamente te negabas a salir. Duermes profundamente ". Julieta se ríe, sonando extrañamente inalterada. Ella se ríe como una niña pequeña. "Pero ya es suficiente sobre Frederick. No quieres hablar de él. Quieres hablar sobre el Dao."

    Ray se sienta, trata de ordenar sus pensamientos. "Sí, pero-"

    "Pero nada. Sabías que era Frederick. Te lo he confirmado. Pregunta otra cosa."

    Ella está en lo correcto. No tiene tiempo para hablar de Frederick. "Háblame de Martin Schmidt."

    "Oh, has estado cavando, ¿no? Ese no es un nombre que se haya hablado en esta casa en años."

    "No en voz alta, al menos", dice Ray suavemente.

    Julieta reclina su cabeza contra el respaldo de su silla, una sonrisa profundamente privada y satisfecha en sus labios. "Era tan encantador, mi Martin. Por supuesto, éramos jóvenes. Realmente jóvenes, realmente. ¿Quién sabe en qué tipo de hombre se habría convertido? Pero en su juventud, era espléndido y fuerte. Tenía una mente que podía abarcar la mitad de la galaxia, siempre escogiendo problemas, fallas, cosas que no tenían sentido para él. Y fue incansable en su búsqueda de explicaciones, de la verdad detrás de las fachadas. Creo que por eso Charles lo odiaba tanto. Martin era todo lo que Charles quería ser, pero no lo era. Y Charles tenía todo lo que Martin quería, pero no podía tener."

    "Incluyéndote a ti", dice Ray. Solo un empujoncito.

    Pero Julieta levanta la cabeza y lo mira. "Charles no me tenía, no de la forma en que Martin lo hizo. Martin me encantó. Charles solo tenía su obsesión, su deseo hasta después."

    "Después de que Martin fue asesinado."

    "¡Sí!"

    "Pero de todos modos te casaste con Charles, aunque lo sabías."

    Una mirada entra en los ojos de Julieta, lánguida y distante. Ella encorva los hombros. "Silencio ahora. Shhhh. Silencio, Julieta. Algunas cosas no las hablamos."

    Ray persiste, perturbado. "Charles te cortejó mientras estabas de luto."

    "Sí, cortejó". Una risa seca, como si hubiera rozado un secreto. "Charles fue muy vigoroso en su cortejo, aunque solo él lo reconocería como tal."

    "Dime."

    "Silencio, Julieta". Ella sacude la cabeza. Con un significado áspero, ella sisea: "Él cambió de opinión."

    "Pensó que eras tú, ¿no? Charles lo creía."

    Un repentino ceño fruncido. "Yo no era la indicada. ¡Debería haberlo sabido! Pero él creía que podía hacerme la indicada. Pero ellos no lo hacen; solo construyen. Construyen para ocultar lo que no son."

    "¿Y qué es lo que no son, Julieta? ¿Qué están escondiendo?"

    "Que no son ellos. No en años, décadas. Su gloria se ha ido."

    Ray aprieta los dientes. "¿El qué?"

    "Silencio, silencio."

    "Julieta, ¿la que qué?"

    "Shhhh" Dedo en sus labios, cara nublada, divertida y horrorizada a la vez. "Silencio."

    Ray retrocede, trata de encontrar otra manera, pero consciente de que la está perdiendo. Julieta deambula por pistas polvorientas y olvidadas que no ha imaginado. "Entonces no eras la indicad, aunque Charles creía que lo eras. Y después de que él creyó, después de cortejarte, te convertiste en la nave del Dao. La nave, pero no la elegida". Él cambió de opinión. Claramente, Ray pregunta: "¿Es Emma la indicada?"

    "Tú eres el indicado. Emma es la nave."

    "¿Emma siempre ha sido la nave? Desde que nació."

    "¡Sí! Ella no fue construida. Como tú."

    "¿Como yo?"

    "Escuchas, ves, sueñas. El mhuruk-a."

    Se está moviendo en círculos, sin acercarse, pero está lo suficientemente cerca como para poder sentirlo, un subtexto que lo hace temblar. "¿Sabes qué es el mhuruk-a, Julieta?"

    Julieta aplaude, alegre. "Eres un chico lleno de trucos, ¿verdad? Haciendo preguntas para las cuales ya sabes la respuesta. Has hablado con ella. Podía ver eso desde el momento en que te conocí. Tienes la marca de alguien a quien ella ha tocado. Eres reconocido porque ella te conoce. Ella sabe, ve y sabe. Ella susurra que tú eres el indicado para que nosotros también lo sepamos. Ella es, y tú eres, y juntos eres uno."

    "Y el Dao", exige. "¿Cuál es el significado del Dao?"

    Julieta se ríe de él. "Encontrar el uno, por supuesto. Hacer donde no se puede construir. Pero hemos perdido las viejas formas. Incluso los Dag Maoudi lo han olvidado. Nos enseñaron a encontrarnos con el mhuruk-a; nos enseñaron las formas de la nave, pero hemos perdido la esencia. Nos comunicamos, pero no nos comunicamos."

    Por un instante, Ray recuerda. Código binario, un cambio sutil en unos y ceros, un intento de comprender el shed.

    "Él cambió de opinión", dice Ray.

    "Construyen lo que no pueden hacer. Porque son impacientes."

    "¿Qué te hicieron, Julieta?"

    Un susurro, una bajada de los ojos. Julieta Whiston echa la cabeza hacia atrás. "No siempre fui tan frágil, tan loca, tan quebrantada. Pero no soy un Whiston de sangre, y toda su construcción no pudo hacer eso. Pero en muchos sentidos, soy más Whiston que Charles. ¡Ja!"

    Naves masculinas y femeninas. "Charles era débil. Como Frederick."

    "Y al tratar de hacerse fuerte, fue destruido."

    "Pero Emma ... Emma es fuerte."

    "No tengas miedo por Emma. Ella es de la sangre. Se levanta."

    Ray escucha, traga fuerte. "Pero no como Frederick."

    Una sonrisa devastadora y salvaje enrosca sus labios. "Silencio."

    Aunque la presiona, le ruega, Julieta Whiston no dice más. Cuando Leela regresa, ella está dormida en su silla.

Capítulo 8

    Puesta de sol. Noche. Rayas de naranja y oro fundido que se extienden como dedos, como tentáculos sobre la ciudad de Alquería Brezonegro de Oeste a Este, de continente a mar. El sol se oculta bajo el árbol y la línea del acantilado, proyectando largas sombras sobre esta tenue habitación humana. Una a una, las linternas brillan y las velas se encienden, un repentino mar de estrellas centellea en el brillo hasta que es exactamente eso: un mar de estrellas y constelaciones y galaxias desconocidas y sin nombre, y los espacios entre los parpadeos están llenos de sombras y peligros. y pérdida

    Ray y Emma se paran debajo del pórtico Alquería, al lado de las limusinas inactivas, rodeados de criados y empleados domésticos, Dag Maoudi y niños del Fondo. La casa detrás de ellos está oscura, excepto por las velas que brillan en las ventanas y una linterna brillante como la lente de un faro en la ventana de la Torre de Hadas. Mientras la ciudad cobra vida para la celebración de la noche, la bienvenida del Dao, observan, esperando alguna señal que Ray no puede adivinar.

    No quiere adivinar, y sería muy feliz si la señal no llegara nunca. Siente la amenaza de esta noche y la siguiente y la siguiente palpitando en sus huesos, vibrando en su carne como si estuviera demasiado cerca de las líneas de alto voltaje. Y Emma, ​​lo único que él tiene que hacer es mirarla, con los ojos casi cerrados, la cabeza gacha y los hombros caídos, para saber lo que ella está pensando. Esto no es una celebración para ella, sino una dura prueba. No es una alegría, sino algo que soportar.

    En la casa, cuando ella finalmente bajó, se presenta ante Amah y las ancianas y sabias mujeres Dag Maoudi, vestidas con un vestido morado oscuro, largas como las túnicas de una sacerdotisa babilónica, su rostro ocluido por velos transparentes y finos, de modo que solo sus ojos y sus esbeltas y blancas manos eran visibles --después de que las mujeres carcajeantes y asintiendo con la cabeza terminaron con ella, ella había acudido a él. Nerviosa, con el rostro desviado como si no pudiera soportar verlo, toda ella perdida detrás del velo y la tela, le había susurrado.

    ¿Estás seguro de que quieres venir? Nadie pensará mal de ti si te quedas, si eliges no ser testigo de esto.

    De ninguna manera. Él le había dicho, y tomó su mano entre las suyas, y la sonrisa que no podía ver en sus labios floreció gloriosa y brillando en sus ojos.

    No hay nadie más como tú, dijo, en todo el universo.

    Y pensó, eso es lo que la gente me sigue diciendo.

    Quédate cerca de mí, Ray. No quiero perderte.

    Como si hubiera otra cosa que yo pudiera hacer.

    Es lo que está haciendo ahora, casi aferrándose a ella, casi abrazándola para protegerla del daño. Y puede escuchar al anciano Dag Maoudi chasquearle la lengua. Él puede sentir a Amah, pesados ​​brazos sobre su pecho, que le clava la mirada en la espalda, tratando de deslizar una conciencia de su desaprobación en su cráneo. A la mierda con ellos, a la mierda con ella y a la mierda con el Dao. Solo Emma importa. Emma, ​​que es fuerte según su madre, lo suficientemente fuerte. Pero Charles y Fram y la gran línea de hombres de Whiston habían creído que Julieta también era fuerte. A la mierda con todos.

    La habían entregado a las manos del shed, y ella ni siquiera lo sabía.

    Ahora lo ve, un repentino salto de llamas, una oleada de luz en el centro de la ciudad donde estaría el verde, la señal que habían estado esperando. Las puertas de la limusina se abren, la gente comienza a trepar adentro. Ray sigue a Emma, ​​y ​​no se sorprende al encontrar a Amah apiñándose detrás de él. Primero Amah, luego otros del antiguo Dag Maoudi, lo que Ray supone que constituirían los ancianos tribales, cada uno de ellos temblando, con las manos temblorosas, apoyándose en bastones. Cada uno de ellos tatuado con cicatrices, ojos de ébano ardientes, labios apretados.

    Ray y Emma se sientan en la parte de atrás, y aunque hay espacio a su lado, los Dag Maoudi se sientan en el lado opuesto, mirando como un jurado silencioso. Emma no dice nada y mira por la ventana. Meditando como lo hace un soldado en la hora anterior a una gran batalla, pensando ideas de muerte y de miedo y ensayando las pequeñas piezas del plan de batalla que realmente conoce. Al menos así lo imagina Ray. Él no sabe lo que ella está pensando, porque ella no le habla. Él elige creer que ella está en silencio porque no quiere hablar abiertamente frente al Dag Maoudi.

    No tiene buenas razones para creer esto. Lo han visto todo antes. Saben exactamente lo que sucederá después. Él es el único extraño aquí.

    Después de un tiempo, cuatro o cinco minutos en el camino, Amah dice: "Ella no tiene conciencia de ti. Agarras su mano como si la sostuvieras, pero ella no está allí. Ella es la nave y el mhuruk-a la ha llenado."

    "Le prometí a Emma que me quedaría cerca de ella."

    "A la mhuruk-a no le importan las promesas hechas. Ejercerá su propia voluntad."

    Ray sonríe, frío y malvado. "Ya hemos hablado. La mhuruk-a sabe que no me impresiona particularmente."

    Hay un aleteo de conversación de Dag Maoudi, el anciano le susurra al anciano. Ray puede adivinar lo que están diciendo. Amah frunce el ceño, su expresión es pétrea, feroz.

    "Te burlas de lo que no entiendes."

    "Y creo que sabes exactamente lo que entiendo. ¿No?"

    "No has comprendido nada."

    "Mi grave falta de conocimiento debe ser la razón por la que Freddy se esforzó tanto por matarme. No quería que avergonzara a la familia."

    Otra ráfaga de conversación silenciosa. Ray continúa: "Por eso la trajiste de regreso, ¿no? De regreso de Strat con tanta prisa. Aquello no tenía nada que ver con la salud de Julieta, fue solo un cuento que le ofreciste a la prensa. Julieta lleva loca durante años. Pero necesitabas a Emma para el Dao. Porque ella es la nave, y es fuerte ... y no tuviste tiempo para entrenar a nadie más para que tomara su lugar. Así que la obligaste a regresar y hacer algo que ella odia, someterse a esto por la familia y la colonia y el glorioso futuro por el que ustedes siempre están pasando. Oh, sí, puedo ver por qué se preocupa tanto por este planeta de mierda. Todos la tratan tan bien."

    Por fin están en silencio. No sabe si los ha sorprendido o simplemente los ha enojado demasiado para que hablen. Amah solo sacude la cabeza. "¿Y qué hará, señor Marlowe? ¿Hará que la mhuruk-a no haga lo que ella elija hacer? ¿Pondrá su voluntad contra la de ella?"

    "No voy a dejar que lastime a Emma."

    Y cuando esto esté hecho, me aseguraré de que ella nunca esté en posición de lastimar a Emma nuevamente. Que nunca más la lastimaréis. La llevaré a un lugar completamente fuera de tu alcance, y la mantendré allí para siempre mientras te secas y podres. Tú y tu mundo entero.

    Él quiere decirle estas cosas, llevar su desafío a la cara de Amah donde ella pueda verlo y saberlo, ahogarse en él. Pero no lo hace, y eso sirve igual. Están fuera de tiempo para el vitriolo. Los coxhes desaceleran en las afueras de la ciudad y ya no están solos. Ya no es solo una procesión de riqueza y elegancia de Whiston, sino calles llenas de espectadores, de pie en silencio, alineados como si esperaran un desfile. Es un desfile. Un desfile de uno. Solo Emma, ​​tambaleándose al borde de la posesión por el mhuruk-a, por el shed.

    Las limusinas se detienen, las puertas se abren. En ese momento, un enjambre de cámaras se precipita y se desplaza para documentar la gloria. Emma extiende la mano, toca la manija de la puerta, hace una pausa y mira atrás. Lo mira y sus ojos están muy abiertos, llenos de aprensión que está en espiral hacia el terror.

    "¿Ray?" Ray.

    Y por un momento, no está seguro de si ella ha hablado en voz alta, o directamente en su mente, pero la escucha, casi la prueba en ese instante dividido y ardiente. Ella está dentro de él, tocando su conciencia, y él está inmerso en ella, la siente, la conoce como el desarrollo de un país familiar y querido debajo de él. Su necesidad, su miedo, su exultación. Ella es vasta y espléndida; ella es el aroma de la canela y el sabor de la vainilla en su lengua. Ella es el eco de la memoria, el lugar y la experiencia que él ha olvidado o nunca ha compartido o que solo ha imaginado con una claridad tan profunda y anhelante que no se puede distinguir de la verdad.

    Luego se ha ido, y tras ella está la oscuridad y el vacío. Un agujero en la tela de sí mismo.

    Ella sale, dejándolo para que la persiga. Cuando emerge, hay un grito de la audiencia como una ovación. Como una alegría, pero algo más. Es más pesado, cubierto de hambre y salvajismo. Tiene un toque extraño y una sensación brutal, de mamífero, depredadora. Es el murmullo de los leones al borde de una sabana africana que observa pasar el rebaño con cuernos y carne.

    Las cámaras se retiran a una distancia discreta, disparos en gran angular para obtener mejores imágenes, o porque sus operadores aún desconfían de los reflejos de Ray. Un latido de silencio, luego otro. Emma se para en el centro de la calle, su cabeza gira de lado a lado como si le faltara orientación. Ray es consciente de que el Dag Maoudi, el clan sustituto Whiston, se ha fundido en la multitud, detrás de las enredaderas de guirnaldas colgadas en el camino. Ellos están solos; él y Emma y los miles de codiciosos observando.

    Y así comienza el Dao. Un sonido como el de un millón de langostas hambrientas, un zumbido y un bramido, que se estrellan por las calles del cañón como una ola. Un canto rodando hacia ellos desde la distancia, comenzado a un kilómetro de distancia, tomado por la asamblea: una voz, una garganta, una persona a la vez hasta que los atrapa a todos.

    ¡Sha-oa con kiri ton! ¡Mhuruk-a tala miri-ya! ¡Kiri-ya!

    Emma escucha, escucha, escucha la canción. Ella es un ser hecho de piedra, inmóvil e inamovible. Luego se levantan los brazos, se enroscan sobre su cabeza; el cuerpo se mueve, lánguido y flexible, sinuoso como una serpiente. Ella es caderas y muslos, la cabeza asiente y los ojos cerrados, un derviche inconsciente. Poco a poco, el ritmo con el que comenzó se desliza en armonía con el canto y el pisotón de la multitud reunida.

    Ella baila para ellos, arrojándose en un frenesí salvaje y giratorio, girando por el medio de la calle. Cantan, y cuando llegan a su estribillo, ¡su frenética Kiri-ya !, Emma grita con ellos y salta al aire. Mientras se mueve, la multitud la sigue, algunas a lo largo de las aceras, algunas aventurándose hacia la calle, otras avanzando desde atrás hasta que ella es el punto central de un círculo vasto y en movimiento. Ray es arrastrado junto con ella, a poca distancia. Escanea las caras a su alrededor, más oscuras y más oscuras a medida que el sol se desvanece, siniestro a la luz parpadeante de la lámpara.

    Entonces se mueven, siguiéndola, los cuerpos se apilan a lo largo de los bordes, el eco del canto y la canción se profundizan, retumban, aullan hasta que llena su cabeza, lo ensordece. Es desgarrador y la conciencia entumecedora a la vez. El rugido del éxtasis, o al borde del éxtasis. Recorren las calles, a lo largo de un camino delineado con guirnaldas y linternas, flores pálidas y rayos de luz. El público saca sus propias lámparas, sus propias velas, y de repente son una progresión de peregrinos que suben la colina hacia el centro de la ciudad y la caída del verde. Y Ray es consciente de una disonancia, un tropiezo en el canto donde quiera que vaya, un zumbido como ira en las voces. Una o dos veces, las personas se acercan a él, intentan agarrarlo por los brazos, los hombros y tirarlo hacia atrás. Pero él los sacude, permanece en el círculo de protección de Emma, ​​persiguiéndola.

    La multitud es imposible, miles y miles, una sofocante pared de aliento, calor y sudor aceitoso. En la plaza, entre las piedras marrones, empaquetan los espacios abiertos y pisotean el césped, se dispersan en los edificios donde cuelgan las ventanas, se congregan en los techos, una colmena de avaricia de mamíferos.

    Emma lo conduce a lo largo de la berma de hormigón, segura en su burbuja de espacio, alrededor de la parte posterior del montículo y hacia el mar. Aquí hay escalones en la colina, una larga subida a la cresta y estatua alada. Al lado de la estatua hay una gran hoguera, troncos caídos con hacha apilados a dos metros de altura, llamas que lamen el aire nocturno, saltando tan alto como los edificios que lo rodean.

    Emma sube y Ray sigue dos pasos detrás. Ella se eleva a la cima de la colina donde en los días anteriores le había enseñado la tienda y él había escuchado la construcción del escenario. Ahora puede ver el escenario, una cosa de madera en bruto y piedra gris, losas enteras de roca excavadas en el suelo, apiladas hombro con hombro, aburridas con runas y agujeros, depresiones superficiales como las huellas de los dioses. Y en el centro, un estrado cuadrado, estrechos bloques de piedra tallados con símbolos teñidos de negro, símbolos que bailan en la luz desigual, se estremecen con significado y profundidad que es casi conocida, pero completamente impenetrable. Encima del estrado hay un altar de bordes cuadrados y cepillados, que parece más viejo que la piedra que lo rodea, viejo y masticado. Y al lado del altar hay otra cosa, redondeada en la parte superior, alta como un hombre, negra como la piedra volcánica, pero que refleja el brillo de la hoguera como si estuviera bruñida. Está grabado con anillos, línea sobre línea, anillos y figuras y tallas tan antiguas que aparecen como vagas sugerencias en su piel.

    Monolito. Zócalo. Tótem.

    Ray lo ve y casi vacila, se queda sin aliento. La estela de la cámara anoche. La estela de su sueño.

    Pero esto no es un sueño. Esta es la pesadilla en carne y hueso.

    Altar y piedra y Emma subiendo hacia ello, subiendo al escenario mientras la multitud se reúne, tropieza cuesta arriba hasta que se amontonan en los bordes, presionándose cerca. Ray se detiene en el borde, incierto, incapaz de acercarse. Hay demasiados ojos, demasiadas manos, demasiadas cosas que pueden suceder que él no puede adivinar.

    Con un rotundo y rotundo ¡Kiri-ya !, cesa el canto. Hay un susurro de movimiento, la sensación de diez mil respiraciones, un momento de confusión. La multitud se divide, se divide como una célula cancerosa para crear una amplia franja de espacio vacío. De este corredor emergen antorchas, altas como picas, agarradas como ladrones de pastores por el oscuro Dag Maoudi. Una lenta procesión sube por la ladera de la colina, avanzando por la hierba resbaladiza hasta el escenario, las escaleras en el frente, hasta el altar y Emma junto a él. Una docena de jóvenes, sanos y fuertes, sonrientes y tensos, valientes ante la congregación, pero exudando un terror palpable. Parados en una línea, vestidos con túnicas cortas, blancas y moradas, de espaldas a la multitud, de cara al altar.

    Y guiándolos, Amah. Dura, ferviente, rígida, Amah.

    Se aleja de la procesión, a medio camino entre los jóvenes y Emma. Ella se inclina profundamente con las manos juntas contra su pecho.

    "Mhuruk-a", dice ella, y la audiencia reunida se inclina para escucharla. "Gran mhuruk-a, espíritu, ser, inmensidad, alguien para quien el tiempo, el espacio y la distancia no son nada, te saludamos como lo ha hecho nuestro tipo por generación tras generación, en bienvenida y en esperanza, buscando bendición. Buscando bendición y ofreciendo , porque tu hambre es grande, y tu hambre la conocemos."

    Ella habla y Emma gira la cabeza lentamente, atraída por la multitud hacia Amah. Incluso a esta distancia, muy lejos de su camino de visión, Ray puede sentirla, el peso de su escrutinio, la intensidad terrible y brillante de su mirada. Sus rodillas se debilitan involuntariamente, y él sabe que si ella lo mirara de esa manera, si se enfocara completamente en él en ese momento, él se caería. Se caería y caería y continuaría cayendo para siempre.

    Porque no hay nada de Emma en su mirada. Es pura mhuruk-a.

    Pero Amah no se marchita debajo de ella. Ella solo aparta los ojos, se arregla la mandíbula y continúa. "Eres tú, mhuruk-a, quien trae viento y olas, marea y lluvia. Eres tú quien lleva el sol a los cielos y da fuerza a nuestras extremidades. Eres tú quien nos hace vitales y nos brinda poder para hacer, y a voluntad y para vencer a los enemigos que nos acosan. Eres la armonía entre cuerpo y alma, hombre y bestia, espíritu y estación. Nos amarra al ciclo de estaciones y nos enseña cuándo plantar, cuándo plantar cosecha, cuándo cavar y cuándo descansar. Eres todo para todos los que son fieles. Eres y existimos, y somos uno contigo."

    El mhuruk-a responde con una voz que no es la de Emma, ​​pero es seca, crujiente, el sonido de huesos viejos. "¿Qué es esto que me traes?"

    "Tu ofrenda, mhuruk-a. Para tu hambre."

    "No tengo hambre de estos."

    Una pausa, pero no hay confusión en ella. Amah asiente con confianza. "Han sido probados e instruidos de acuerdo con las formas antiguas. Con ellos, puedes compartir tu comunión perdida."

    "Ellos no son los indicados."

    "No, no son ellos, pero pueden ser suficientes."

    Silencio. La mhuruk-a espera, aleja su mirada de Amah hacia la ofrenda, los jóvenes molinos. Apenas una mirada, luego un resoplido de burla. Ella gira la cabeza y la multitud da un grito ahogado.

    A espaldas de Ray, alguien susurra furiosamente: "¡Ella está rechazando la oferta!"

    Pero ella gira su cabeza hacia Ray, y no solo su cabeza, sino que su cuerpo la sigue, cruzando el escenario, dejando la ofrenda detrás de ella. Un susurro como alarma pasa a través de la audiencia, observando al mhuruk-a hacer algo que no esperaban. Alarma y anticipación. Para Ray, ella inclina la cabeza, curiosa, parpadeando. Ella viene hacia él, y Ray no puede alejarse, no quiere alejarse. Es Emma quien se acerca a él. Emma en forma, si no en espíritu, y él le prometió ...

    ... pero hay algo más dentro de él, que lo rodea, un arrastre y un amanecer y una aceleración. Siente su corazón latir lento y atronador en su pecho, y hay una nueva sensación que lo llena. Él recuerda a Emma, ​​el sabor a vainilla de su esencia, pero esta no es Emma. Es una sustancia completa. Tiene peso y magnetismo. Mientras se para allí y tiembla, siente su inmensidad, el mhuruk-a, un lugar de nervios y fuerzas, de distancias más allá de la comprensión de la mente humana, del conocimiento y la edad y ... y un sabor a carne, cobrizo con sangre, firme entre los dientes y llena de calor, lujuria y alegría. Él la siente y la conoce, es conocida por ella.

    "Tú eres el indicado", le dice ella. "Tú eres el indicado, pero no eres la ofrenda. Me conoces. La nave te conoce. Te añoramos. Anhelamos ser uno."

    Sin entender, Ray piensa: ¡Sí!

    "Han pasado largos años desde que conocí."

    Sí.

    "Hace muchos años que no tengo comunión, desde que me han saciado en otros que no sean restos de mesa."

    Sí.

    "¿Conoces esta hambre?"

    Lo hace. Lo siente, brotando de una profundidad grande y secreta, un lugar oscuro en su mente, más profundo que su mente, algo y en algún lugar antiguo, intacto, denso y girando como una singularidad. Es un lugar lleno del frío del espacio y agua helada y salobre. Un lugar de abandono y oscuridad, de vacío y soledad. El lugar del marginado y el lejano. Los desamparados y los despojados de la habitación. Desposesión a favor de seres inferiores, debilidad, derecho de nacimiento robado.

    Ray apenas respira. Su cuerpo está sacudido por escalofríos, temblores, el desplazamiento de las placas sagradas del ser.

    Él mira a los ojos de los mhuruk-a, los eternos, los extraterrestres, y allí hay oscuridad. Oscuridad y luz, una chispa débil pero brillante como un rayo desnudo. Y bajo esa luz hay alegría y comunión, saber y ser conocido, poder y hambre y todo. Todo el universo en un punto de luz, ofrecido a él por posesión. Por habitación.

    Ella le dice: Yo soy y tú eres, y nosotros somos Uno. ¿Lo harás?

    ¡Sí!

    Pero él dice: "¿Emma? ¿Qué me estás haciendo?"

    Comunícate conmigo, hermano. Eres conocido por mi. Eres conocido por nosotros. Ven y mira.

    Y él quiere hacerlo. Quiere tocar el anhelo dentro de él, sentir esta hambre y satisfacerla, compartirla y llenar el espacio vacío. El quiere ser uno.

    Donde debe estar confundido, aturdido, vaciado de sí mismo y arrastrado al suelo por la voluntad y el peso del shed, solo conoce la claridad. Ha ascendido a una gran altura, el pináculo de una montaña, respirando aire fresco y nuevo, donde el sol brilla sobre él solo. Podía salir de este acantilado y caer en una mañana dorada, una eterna caída en la luz y el aire y el abrazo de la alegría.

    Pero detrás de él está Mikhail Brezhnaya y los retorcidos cadáveres de Ba'dai.

    Kilgore y Rodriguez y Ziggy.

    Becker y Sorensen y el cordero sacrificado que era la Paráclito.

    Micah

    El miedo en la mirada de John Robert y los horrores de la cámara de Dag Maoudi.

    Su aliento le arde en el cuello; su presencia es densa y enredada; su toque es la podredumbre, el hedor y la humedad de la jungla, la carne y el cuerpo. Prometen dolor y pérdida, lucha y fracaso y muerte. Son todo lo que el mhuruk-a no es. Son la antítesis de la comunión. Son aislamiento y conocimiento defectuoso. Son impotencia. Son el tacto y el sentido que no tienen sentido. Son la dualidad del ser.

    Y ellos son Emma. Emma única promesa, deber y responsabilidad.

    "¿Qué me estás haciendo?" pregunta de nuevo, incapaz de entender.

    "Comunícate conmigo", dice el mhuruk-a, y oye la voz de Emma.

    Sus ojos brillan en la tenue luz; su mirada se vierte en él como fuego líquido. "Para ti soy inmensa. Soy impenetrable. Soy una criatura misteriosa. Soy la diosa de la tierra y el espíritu que se mueve por el aire. Soy alegría donde has llevado la tristeza. Me deleito donde has conocido el dolor. Soy luz en tu oscuridad, brillo e incandescencia que solo tú puedes ver. Soy los lugares secretos donde corres para esconderte cuando las sombras gritan en lo alto. Soy todo lo que aún no sabes que necesitas."

    Ray traga saliva, con la garganta espesa y reseca. "No te quiero. Solo a Emma. Emma."

    Distante, a través de una pantalla ensordecedora, hay un rugido, enojado, como rompedores que chocan contra una orilla lejana. Voces humanas entrelazadas con un antiguo grito de pérdida.

    "Infiel", gruñe la nave, apuntando con un dedo acusador. "Eres infiel y estás perdido. Solo. Separado de la congregación del ser. Sin vida, vacío, desterrado."

    Ella continúa, concentrando energía, arañándolo con fuego, con frenesí, con indignación. Y lo lame, le toca los nervios, hace espirales a lo largo de sus extremidades como si le despegara la piel de los huesos. Ray recuerda esta parte. No han aprendido ningún truco nuevo.

    Levanta la mano, le muestra su anillo "No has estado prestando atención. Hermano aprendió una nueva lección. No puedes tocarme. Y si le doy el anillo a Emma, ​​no podrás tocarla, tampoco."

    Y espera que ella estalle, grite y silbe y haga todo menos estallar en llamas. Pero el mhuruk-a lo estudia, el círculo de su anillo. Ella sonríe y no hay malicia en ella, como si lo hubiera esperado todo el tiempo. Un juego de ingenio.

    "Eres sabio, inteligente y digno. Si no fueras inteligente, no serías el indicado. Pero tu conocimiento es limitado. Yo soy la nave, y la nave soy yo. Tocar el infinito de la contemplación es perdernos a los dos, nave y ser. ¿Es eso lo que deseas? "

    Una visión llena su mente con perfecta claridad. Él saltando hacia ella, deslizando el anillo en el dedo de Emma como una muestra de amor. Un grito de agonía, Emma congelada, rígida. El shed retirado, succionado como médula de hueso, atrapado en el anillo ... llevándose a Emma con ella. La esencia de Emma para que solo quede la carne. Y Ray se queda solo, sin nada.

    Las palabras de Amah: si lo que quieres es Emma Whiston, debes quererla sobre todo. Por encima del deber y la amistad, lealtad a tu profesión, dedicación a todo lo que te ha empujado a este lugar y esta vez. No puedes tener a Emma y nada más. Es Emma o esas otras cosas. Amarla, aferrarte a ella, es aceptar la destrucción de todo lo que te ha hecho quien eres. La familia lo exige. La naturaleza de Emma lo exige.

    "La naturaleza de la nave es dar la bienvenida al mhuruk-a. Separar la nave de su naturaleza, y la nave deja de serlo". Ella aplaude y se inclina profundamente hacia él. "Kiri-ya, hermano. Eres digno, pero aún no estás listo. Satisfaceré mi hambre de otras maneras. Quizás mañana me muestres alegría."

    Ella se aleja, y la brusquedad de su retirada casi deja caer a Ray de rodillas. Él avanza tras ella, tras Emma o el mhuruk-a, no sabe cuál. Mientras él mira, ella se levanta sobre el altar, abre las piernas de par en par, con los pulgares apretados que no puede ver. La asamblea de Nueva Holyoke ruge su aprobación, y ella, Emma y mhuruk-a están desnudas, gloriosas, exultantes. Ella saluda al primer joven, y él se acerca, tropezando con sus propios pies, cae en su abrazo.

    Ray quiere mirar hacia otro lado, para no ver esto. Las manos de este hombre sobre el cuerpo de Emma, ​​su pene erecto dividiendo la parte delantera de su túnica, el mhuruk, un cierre sobre él, acercándolo, empujándolo dentro de sí misma. Y su grito de placer mientras lo toma. Y se lo lleva. Y la multitud cantando, animando, ensordecedora en el fondo. Gritando el nombre del joven en señal de aliento.

    Solo toma unos segundos, un puñado de empujes vigorosos. El joven gime en ella, y Emma lo empuja, su tumescencia ya se desvanece. Él levanta su rostro hacia ella, sonriente y estúpido, con los ojos apagados. Él la observa en busca de alguna señal que Ray no entiende. Emma separa las rodillas, hasta que las articulaciones de sus caderas se revientan ... y las más cercanas a ella y en la primera fila miran y ven, se inclinan hacia ella. Cuando el fluido viscoso y blanco de su eyaculación sale corriendo de ella, gotea por el costado del altar.

    Emma, ​​la mhuruk-a frunce el ceño. Decepción.

    En voz alta, ella proclama: "Su simiente es rechazada. No es digno de hacer la comunión."

    Aturdidos, la multitud se desploma, murmura. Un gemido colectivo de dolor.

    El joven, rechazado, abatido, deja caer los hombros y baja la cabeza. Dag Maoudi lo toma, uno en cada brazo, lo lleva a un lado. Lo paran frente a la estela, hombro contra piedra, donde levanta los ojos para examinar a la multitud. Él asiente con la cabeza a algo, a alguien que ve allí, pero su expresión es impenetrable.

    Luego cuchillos, un gruñido como agonía, sangre. La gente de Nueva Holyoke aúlla, un sonido que es en parte indignación, en parte alegría.

    Y Ray se pone rígido, mirando. Todas estas personas, esta congregación reunida, miran con él y no protestan. Dan la bienvenida al sacrificio del Dao como si lo anhelaran. Lo que él presencia está completamente más allá de su comprensión.

    La mhuruk-a, con los brazos y las piernas extendidos para recibir la próxima ofrenda, azota su cabeza hacia él. La voz que habla en su mente es sibilante, silbante, vengativa. Tan frío y árido como la oscuridad del espacio.

    Esta fue tu elección. Podrías haberles ahorrado esta ofrenda.

    "¡No!"

    Amah... masiva, sólida, pesada, se da la vuelta, señala con su dedo a Ray. "Retiradlo. Ha traicionado el espíritu del Dao."

    No puede pensar lo suficientemente rápido, no puede hacer nada. Ray surge hacia Emma. "¡Emma, ​​no!"

    Pero hay personas en el camino, una pared de cuerpos, obstrucciones. Él arremete con sus puños, se conecta con las mandíbulas que apenas ve, se precipita hacia adelante. Luchan con sus extremidades y él grita, patea, lucha.

    Alguien a quien no ve lo golpea. Se tambalea hacia atrás y lo golpean de nuevo. Un fuerte golpe en la parte posterior de su cabeza con la fuerza discordante de un ladrillo. Todavía grita cuando sus rodillas se doblan, mientras la oscuridad se precipita hacia él. Manos poderosas lo agarran, lo alzan en el aire sobre su espalda, lo llevan lejos del escenario incapaz de moverse.

    Y sobre las cabezas de la congregación, llevada en alto como una ofrenda a los dioses, todavía puede verla, mhuruk-a y un recipiente sentado en el altar del sacrificio. Él le grita con una voz que no hace ningún sonido.

    Lo último que sabe es que Emma le da la bienvenida a otro candidato a la comunión.

* * *

    Voces

    No hay nada entrante durante otras tres semanas, y eso supone que no decidan alterar su curso a la luz de los acontecimientos recientes.

    Bueno, no podemos mantenerlo aquí. Tenemos suerte de que no lo mataran. Tienes que hacer algo.

    ¿Como qué, exactamente? No tengo nada con un disco interestelar.

    Entonces solo tendrás que esconderlo hasta que llegue algo.

    Estas exagerando. Siempre hay un frenesí durante el Dao. Pasara. Siempre pasa.

    Ese es el maldito problema, ¿no? Es tan fácil pasar por alto la locura cuando solo son unos días al año.

    No estoy de humor para tener esta discusión nuevamente.

    Ray abre los ojos. Gran error. La luz lo apuñala como picos de hielo directamente en su cerebro. Un dispositivo termonuclear detona dentro de su cráneo. Rodó sobre su costado, rompiendo huesos que parecen estar hechos de vidrio, vomita en la oscuridad.

    Tose, y solo se oyen los pulmones. Nada más parece romperse.

    Intenta de nuevo, lentamente, primero un ojo y luego el otro. Él mira hacia abajo en una piscina de su propia bilis en un lugar de piso de madera desnuda. El latido en la parte posterior de su cráneo comienza, y con cautela sondea el lugar donde parece haber más dolor. Pero es sobre todo un bulto, cabello enmarañado, solo un poco de sangre caliente y pegajosa todavía se filtra.

    Deberías haberle dado una sesión informativa más detallada.

    ¿Cómo podría haber adivinado que iba a hacer algo así? Y no es como si fuera uno de los míos. No tengo control sobre él.

    ¿Cómo no lo habrás adivinado? ¡Usa el cerebro, hombre! Es obvio que no puede mantenerse alejado de ella.

    Uno pensaría que ella lo habría advertido.

    ¿Y cómo hubieras manejado eso si fueras ella, eh? 'Oh, cariño, por cierto, una vez al año tengo que follarme a un grupo de hombres extraños en un escenario público, y los que no llegan a la calificación son sacrificados en nombre del espíritu comunitario o las bendiciones de fertilidad o algún otro lunático. Yo no lo entiendo del todo, por supuesto, pero lo llevamos haciendo durante tanto tiempo que apenas parece apropiado comenzar a mecer el bote ahora.

    Deberíamos haber puesto fin a esto hace mucho tiempo.

    Sobre su espalda de nuevo, parpadeando hacia el techo, hacia la tenue lámpara al lado de la cama, el papel descolorido en las paredes. A su izquierda hay una puerta entreabierta y, más allá, un pasillo que parece tan gastado y lúgubre como la habitación misma. Una habitación repleta de papel amarillento, periódicos doblados, platos sucios.

    Su boca sabe a vómito, agrio y picante. Bilis y cenizas. Cabeza llena de gasa, apretada y seca, como una momia egipcia condimentada con buen gusto con una tonelada de arena y mil años de sol abrasador.

    No podrá lograr nada, no después de esto. Nadie lo va a ayudar.

    Lo estas ayudando. Lo estoy ayudando. No podemos ser las únicas dos personas sanas en este planeta.

    Si no encuentras la manera de llevarlo a casa, es hombre muerto. Te puedo prometer eso.

    Te lo dije: tres semanas como mínimo. No hay nada más que pueda hacer.

    Está de pie, de pie, usando la pared como apoyo. La habitación gira sobre él, pero es un giro lento y pausado. Uno que puede negociar si se concentra. Él establece objetivos alcanzables. Dos pasos hacia la puerta, abrazando la pared del pasillo, tratando de no hacer nada torpe como golpear mal los marcos.

    Finalmente, el final del corredor. Thomas Malcolm y el coronel Ritchie en la sala delantera del espacio habitable de Malcolm. Ray lo reconoce. Estaba aquí, qué, ayer, sentado en la silla donde Ritchie está sentada ahora. El recuerdo es borroso. No recuerda de qué estaban hablando él y Malcolm.

    "No voy a ninguna parte", les gruñe.

    Luego cae de bruces. Unos segundos de tiempo perdido. Se siente como segundos, podrían ser horas, pero cuando está consciente de nuevo, le duelen la mejilla y la parte posterior de la cabeza. Su cuello también está adolorido, pero eso parece ser principalmente porque está colgando su cabeza en un ángulo terrible contra el respaldo del sofá. Y el resto de su rostro está entumecido, porque han empacado hielo contra su mandíbula, debajo de su cráneo, sobre el puente de su nariz.

    Él dice: "Agh."

    "Tonto terco", responde Malcolm, estudiándolo sobre el borde de la bolsa de hielo que oscurece la visión de Ray. "Deberías haberte quedado en la cama."

    "Tengo trabajo que hacer."

    "Oh, ¿como incitar otro disturbio público? Se necesitó toda la fuerza del DOE del lado del planeta para alejarte del último grupo de tus fanáticos."

    "Eso no dice mucho del DOE", señala Ray.

    "Debes sentirte mejor. Crees que eres divertido."

    "¿Has llamado a las tropas?" Ray levanta la cabeza para poder enfrentarlos.

    "Por supuesto. No podía dejar que te sacaran y te asesinaran en la calle. Tenemos suficiente de eso durante el Dao sin aumentar el recuento de cadáveres."

    Ray recuerda. Es como pinchar una herida fresca con una aguja. "Ellos lo mataron."

    Malcolm niega con la cabeza como alguien que intenta explicar conceptos básicos de física avanzada a un erizo. "Deberías haber hecho tu tarea antes de sumergirte, Comandante Marlowe". Él mira por encima del hombro hacia Ritchie. "Te lo dije, él no sabe nada. Deberías haberle informado con más detalle."

    "No entiendo", dice Ray. "El Dag Maoudi ... lo asesinaron y la gente solo miraba. Querían que sucediera. Lo anticiparon."

    Malcolm coloca su mano suavemente sobre el hombro de Ray. "Bienvenido a Nueva Holyoke."

    "Simplemente dejaste que sucediera. Todos vosotros."

    Es Ritchie quien mira hacia otro lado, pero no dice nada.

    Ray continúa, indignado, vacío. "¿Es esto lo que quiso decir cuando dijo que trató de no interferir con los asuntos coloniales, Coronel?"

    "¿Qué quieres que haga, Marlowe? Dime eso. El Dao se había establecido mucho antes de que tomara el mando de este puesto avanzado. ¿Y si me quejara de la cadena de mando, eh? ¿Quién me creería? Si enviaron más tropas, lo cual es muy poco probable, y lo sabes, ¿a quién iría? ¿Quién hablaría en contra de los Whiston? Cualquier cosa que hiciera parecería que el DOE dirigía la presión militar contra la familia Whiston debido a su carta de propiedad. , claro y simple."

    "Excusas", dice Ray. Rodea a Malcolm lo suficientemente rápido como para hacer girar su cabeza palpitante. "¿Y qué hay de ti? ¿Tampoco te importa? ¿Aunque sabes que no es solo el Dao? Sabes que también están asesinando a los niños del Fondo. Al igual que Martin Schmidt. Para alimentar a los mhuruk-a."

    "¿Y qué hubieras hecho? ¿Detenido de alguna manera?" Malcolm dice suavemente, ni enojado ni a la defensiva. "Mientras ha habido un Nuevo Holyoke, ha habido un Dao. Mientras haya habido una nave femenina, ha habido sacrificios públicos de los indignos. No es muy posible que todos estos hombres que han estado pegando sus pedazos reproductivos en su esposa o hija colgando a alardear de su conquista."

    Es insondable. Las expresiones en los rostros de la multitud. Ni conmoción ni sorpresa, solo una especie de alegría salvaje.

    "No es tan simple", Ray raspa alrededor del dolor en su cabeza. "No es lo que crees que es, y no se trata solo de la manipulación social. ¡Malcolm, están asesinando personas en la plaza pública! ¿Por qué nadie los ha detenido?"

    "Porque la gente lo quiere, Ray. Los Whiston lo quieren. Oh, no es tan malo como parece en la superficie, supongo. Sorprendente, sí, si no has estado preparado adecuadamente". Malcolm apuñala con una mirada acusadora al coronel Ritchie, pero continúa sin pausa. "Los candidatos eran voluntarios, solicitantes que tomarían el gran riesgo de ser rechazados en lugar de perder la oportunidad de ser elevados por el mhuruk-a. Ser el padre de un niño Dao, con todos los beneficios sociales y las consideraciones financieras que siguen "Esa es una oferta terriblemente tentadora para rechazar sin más. No ha habido escasez de solicitantes, créanme."

    Hay una burla burda y gratuita en el tono de Malcolm. Sarcasmo tan cansado que ni siquiera se da cuenta de que lo está haciendo. "Esta es la forma en que negocian el equilibrio de poder en Nueva Holyoke, Ray. En la primera noche, la comunidad presenta a los jóvenes que han elegido, los que la gente considera dignos de incluir entre el panteón de los poderosos. quieren ser los próximos magnates de los medios, los próximos representantes del Foro, los próximos directores de Whelemat."

    "Y luego miran mientras los Dag Maoudi los matan", dice Ray, plano y enojado. Porque el shed exige sangre. La sangre de los mártires.

    "Es la forma en que siempre se han hecho las cosas."

    Y Ray comprende, incluso si Malcolm y Ritchie no lo hacen. No llevan el conocimiento que él tiene sobre la naturaleza del shed. No comparten su contexto. ¿Cuánta influencia podría ejercer un shed dada una dieta constante de sacrificio de sangre? ¿Cuántas mentes tendría que cambiar, controlar, doblarse para hacer algo como el atroz derramamiento de sangre del Dao sensorial? Tanto poder Está más allá de su comprensión.

    "Tiene que parar."

    Malcolm solo se encoge de hombros. "Tal vez algún día lo hará. Emma ha hecho su parte para ver que así sea, se podría decir. Nunca los ha encontrado dignos. En los viejos tiempos, cuando yo era un niño y Julieta era la nave, había más selecciones. Ella dio a luz a los hijos de muchos hombres, y aceptó la semilla de otros. Le dio esperanza a la gente, una sensación de vitalidad. Pero Emma es diferente. Ella lo ha cambiado todo. Los candidatos elegidos por la comunidad rara vez han sido aceptados. Los candidatos que ella elija, como lo hará mañana por la noche ... bueno, la llaman y rara vez los escucha. Nunca son los ocho, diez o doce que solía tomar su madre, sino uno o dos. Último Dao, deambulaba por las calles de la ciudad toda la noche sin aceptar a nadie. Por lo tanto, algunos dicen que el Dao está fallando, que la falta de voluntad de Emma para elegir hará que la gente deje de tolerarlo."

    Ray se inclina hacia adelante, con los codos sobre las rodillas. Él entierra su rostro en sus manos. Malcolm vuelve a apretarle el hombro. "Sé que esto debe ser difícil de aceptar. Pero simplemente, Ray, está tan arraigado en la conciencia pública como las elecciones del Foro Terran o la necesidad de una religión organizada para mediar entre el hombre y Dios. Siempre hay personas dispuestas a tomar grandes decisiones. riesgos para la fama y la gloria. En Nueva Holyoke, si no puedes ser un niño Dao, la siguiente mejor posición es la de un padre Dao. Y una o dos veces en una generación, existe la mejor oportunidad de todas: la oportunidad de ser injertados en el propio clan Whiston. Para tener una oportunidad en ese futuro, muchos están dispuestos a sacrificarse. Tú, por supuesto, has arrojado una llave en todo el proceso. Has exacerbado la inquietud sobre la legitimidad total del Dao, porque tú eras lo que Emma iba a elegir. Finalmente había elegido un heredero."

    "Emma, no." le gruñe Ray.

    Malcolm agita su mano con impaciencia. "Lo que sea. ¿Por qué crees que la multitud estaba tan enojada contigo? La colonia lleva esperando casi cuatro años la selección de la pareja de Emma, ​​prácticamente desde el día en que llegó a la mayoría de edad y asumió su papel de la nave. Tú fuiste elegido y la rechazaste. Rechazaste la seguridad del futuro bienestar de la colonia al condenar al Dao como una transacción ilegítima entre la gente y los Whiston. Le diste la espalda a toda la sangre que se ha derramado en nombre del Dao. La gente no quiere pensar que se han equivocado."

    "Hay tanto que no entiendes", dice Ray en voz baja. "¿Por qué querrían ser controlados por los mhuruk-a?"

    "No hay mhuruk-a, Ray. Es fantasía, ilusión, trampa religiosa. Ciertamente, algunas personas creen, de la misma manera que algunas personas son presbiterianas o católicas o musulmanas, pero no todos nosotros. Reconocemos al Dao por lo que es: ingeniería social. Eso es lo que siempre ha sido. Es el gran experimento de Whiston. El Dao es un sello público de aprobación para ciertos elementos e individuos que la familia Whiston decide que son más beneficiosos para el futuro de la colonia, y oportunidad de eliminar legítimamente a aquellos que podrían ser percibidos como una amenaza para el control de Whiston. Aprendieron la técnica del Dag Maoudi hace mucho tiempo y la pusieron en práctica aquí en Nueva Holyoke, donde nadie podía hablar en contra de ellos. Así es como mantienen el poder.

    "La gente de Nueva Holyoke mantiene la ilusión de creer porque el poder que tienen los Whiston nunca ha sido tan precariamente. Desde que Fram falleció y nos dejó con Charles, y como Charles no podía dejarnos una mejor esperanza que Frederick, la familia ha ido lentamente titubeó. Todo lo que se interpone entre esta colonia y la partida de la generosidad de Whiston es el útero de Emma. Si no proporciona un heredero de Whiston, los días de Nueva Holyoke están contados."

    "No crees en el mhuruk-a". ¿Cómo puede advertirles si no creen en el shed?

    "Por supuesto que no."

    "Emma cree. Igual que el Dag Maoudi."

    Malcolm resopla. "¿Realmente importa lo que crean?"

    Y es demasiado tarde para comenzar a explicar tales cosas. Centra su atención en el coronel Ritchie. "¿Has localizado a Frederick Whiston?"

    Ritchie parece aliviado de haber terminado la trayectoria de Dao de la conversación. "Todavía no, pero todavía estamos buscando."

    No importa. "¿Tienes un coche? Necesito volver a Alquería."

    "No creo que sea una buena idea, Ray."

    "¿Por qué? ¿Crees que intentarán matarme? Soy el elegido, ¿recuerdas?"

    "Eres el elegido que acaba de dejar en claro que no le das mucho valor a sus tradiciones, Marlowe. Sé que quieres volver al trabajo, pero ¿qué crees que puedes lograr? No tienes nada que ver con la comunidad. Te estás moviendo en un territorio completamente hostil desde este momento en adelante."

    "Por el contrario, Coronel. Estoy a punto de terminar una docena de balas para concluir mi misión y aliviarlo de este desagradable albatros de comando del Dao."

    Malcolm: "No la vas a salvar, sabes, no importa cuánto quiera que la salven. Es una Whiston. No hay escapatoria de ese destino."

    Ray se pone de pie. "No creo en el destino."

    Malcolm suspira. "¿Hablaste con Julieta como te dije?"

    "Sí."

    "¿Y qué te dijo ella? ¿Continuó diciendo que ella tampoco quería ser la elegida? ¿Cómo creía que no la dañarían? ¿Cómo un día ella era una joven brillante y precoz? luego estaba loca, retorcida, ¿Whiston, hueso y hueso? ¿Lo hizo? "

    Él cambió de opinión.

    "Sé lo que le pasó. Esto es diferente."

    "Te destruirán si vuelves allí, tal como la destruyeron a ella. ¿No crees que ella creía que ella también podría cambiar las cosas, que podría detener el Dao?"

    Ray no sabía lo que yo sé. Ella no pudo protegerse del shed. Ella no tenía ...

    El anillo. Perdición del shed, símbolo de Salomón, infinito de contemplación.

    Él mira su dedo. Desnudo, vacío, sin protección. Por un momento, todo lo que puede hacer es mirar boquiabierto.

    Pero es igual que Emma, ​​desnudo para dañar. Emma, ​​a quien prometió proteger sobre todo.

    Ray se pone de pie, inestable, listo para caer. "Voy a volver. Ahora."

    Ritchie se levanta, extiende los brazos como si fuera a detenerlo. "Ray, venga ya."

    Pero ha terminado con la razón, con las excusas. "Debería haberlo detenido hace mucho tiempo, Coronel. Solo estoy limpiando su desorden."

    Es completamente injusto. Ray conoce todas las excusas: el pequeño puesto avanzado, el poder de los Whiston, el hecho de que la comunidad no solo lo tolera, sino que participa. Y el shed, el asombroso poder e influencia del shed. Pero la acusación es suficiente; aturde a Ritchie el tiempo suficiente para que Ray lo pase y llegue a lo alto de las escaleras.

    Con una maldición y un encogimiento de hombros, Ritchie lo sigue hasta la puerta.

    Sobre su hombro, bajando las escaleras, puede escuchar a Malcolm gritar detrás de él. "¡No la vas a salvar, Marlowe! ¡Es una Whiston! ¡No quiere ser salvada!"

* * *

    Ella regresa después de la medianoche, subiendo las escaleras de su Torre de Hadas con un paso lento y constante. Abre la puerta de sus habitaciones privadas, aquí en la parte superior, pero no se molesta con las luces, porque las velas en las ventanas son suficientes. Y él puede verla por un momento, una criatura de sombra, hombros delgados caídos, vestido en desorden, recortado en la luz dorada del rellano. Ella duda allí, apoyando todo su peso contra el pomo y la puerta, y él puede escuchar su respiración, superficial y teñida de cansancio. Triste, como si hubiera estado sollozando durante horas. Y él también puede olerla, no el aroma limpio de vainilla que ha llegado a conocer como el suyo, como su propio aroma personal, sino algo más. Sudor, sexo, un sabor vagamente podrido y decadente.

    Él quiere hablar con ella en este momento, para consolarla, pero él espera.

    Emma entra y cierra la puerta detrás de ella. Navega en la oscuridad con facilidad practicada, siguiendo senderos tenues de luz de luna que se filtran a través de las ventanas y la incertidumbre de las velas, un camino de plata y oro. La luz de la luna argent es muy parecida a la luna de Terran, casi indistinguible, en realidad. Nueva Holyoke es como otra Terra. Cruda y fértil, llena de vida, abundancia y esperanza. Tan parecidas, pero Ray solo siente la distancia, la diferencia.

    Ella se detiene cerca de él, apenas a tres metros de donde él se sienta en la silla al lado de la puerta de la habitación de su cama. Parece que ha estado aquí durante horas, observando las luces de Alquería Brezonegro brillar bajo la brisa fresca del mar. Viendo la gran hoguera en la canaleta verde, encogiéndose en brasas, desvaneciéndose en negro.

    "Puedo olerte", dice él en voz baja. "Hueles a sangre."

    "Hueles a..."

    "No. Por favor, Ray. No lo hagas."

    Él suspira. "Lo siento. Fue injusto de mi parte. No vine a hacerte daño". Ya te has lastimado lo suficiente.

    "¿Estás bien? ¿Estás ... no me dijeron a dónde habías ido?"

    "Necesitaba saber que estabas bien, pero pensé, bueno, pensé que tal vez no eras tú cuando volviste aquí". Se ríe de su propio fracaso para comunicarse. Hay demasiado para procesar; Demasiadas cosas han sucedido. "Solo necesitaba verte. Eres tú, ¿no?"

    "Sí."

    "¿Y el mhuruk-a?"

    Emma se encoge de hombros, indiferente. "Se retira cuando está saciada. Por un tiempo, al menos. Por lo general, el tiempo suficiente para dejarme dormir, para prepararme para mañana."

    Saciada. Qué palabra tan fea, viciosa y odiosa. "Emma, ​​estoy intentando..."

    Pero ella aparta la cabeza como si no quisiera escucharlo. "¿Te hicieron daño?"

    "Estoy bien. Me fue mejor que a otros". Debería detenerse allí, antes de decir algo de lo que se arrepentirá, pero parece que no puede dejarlo pasar. "Dime cómo entender lo que vi, Emma. Explica lo que sucedió de una manera que no me hará querer vomitar cada vez que lo pienso."

    "Era el Dao. Como siempre ha sido. Desde que tengo memoria."

    "¿Y nadie se queja? ¿Se ponen en fila como corderos esperando la matanza?"

    "Conocen el riesgo. Los que participan en el Dao saben lo que puede suceder si son rechazados por el mhuruk-a. La mayoría de ellos quieren esa oportunidad, la aprobación, la posibilidad ..."

    Ray asiente. "Quieren ser el indicado."

    "Sí. Quieren ser Whiston, y en su defecto, quieren ascender al poder. Quizás no sea el elegido, pero aún así lo eligen. Algunos años, hasta la mitad son tomados."

    "¿Y cuántos rechazaste esta vez?"

    "Yo no, Ray. No soy yo."

    Podrías haberles ahorrado esta ofrenda.

    "¿Cuántos?"

    Frágil, derrotada. "Todos ellos."

    Ray escucha, gruñe. "Porque el mhuruk-a estaba enojado."

    "Ella no los quería. No eran ellos."

    "¿Y tú? ¿Fue bueno para ti?"

    "Eso no es justo, Ray. No sabes lo que es ser la nave. No es así, no es sucio. No es solo follar, tú lo dijiste y tenías razón. Lo sé, como si ella supiera cuando nos unimos, quiero decir. No es solo una puta. Es sentir, saber, ser. El mhuruk-a los mide y me muestra lo que encuentra. Hay una profundidad, un entendimiento, un ... tú no puedes entenderlo."

    "Pero yo sí puedo, Emma. Te he conocido así. Solo tú."

    Ella se retira de él, bajando la cabeza en la oscuridad. Parece que no hay nada que él pueda decir que no la lastime. "Mientras están dentro de mí, Ray, puedo sentir lo que está pensando el mhuruk-a. Incluso antes de que salgan, sé lo que va a pasar. Quién debe ser elegido y quién debe ser rechazado. ¿Crees que saber eso es fácil para mí?

    "¿Y esta noche? ¿Sabías que ella los rechazaría a todos?"

    "Después de tú haberla rechazado, sí."

    "Deberías haberlo detenido, Emma". Lo dice casi como una acusación. Está de mal humor incluso después de las horas que pasó solo, completamente sin equilibrio. En su mente, él sigue viéndola abriendo sus brazos y muslos y un deseo desnudo hacia extraños. Extraños condenados a morir. "Deberías haberlos hecho parar."

    Ella retrocede ante él, como si pudiera sentir lo que él está pensando. Probablemente no sea difícil. "No tenía otra opción. Yo soy la nave. ¿Crees que quiero esto?"

    "No sé lo que quieres."

    En silencio, casi un susurro: "Te quiero a ti."

    "¿Como el mhuruk-a? ¿A eso te refieres? ¿Porque soy yo, porque soy fuerte, porque hay algo dentro de mí que es útil para la causa de Whiston?"

    "¡Ray!" Ella brama su nombre, indignada. La ha lastimado de maneras que él ni siquiera entiende.

    Pero ella tampoco lo entiende. Él solo le habló sobre Frederick, sobre cómo Frederick mató a Micah, cómo Frederick destruyó la Paráclito para evitar ser atrapado. No le ha contado sobre el anillo salomónico robado, cómo llegó a Nueva Holyoke, cómo el Dag Maoudi ha pasado años asesinando a los niños del Fondo para convocar al shed para el Dao, para ejercer el control sobre el mundo entero. No le ha contado toda la sangre que se ha derramado para convertirla en la nave, tal como lo hizo su madre.

    ¿Cómo puede salvarla si ella no entiende de qué la está salvando?

    Por varios momentos, se sienta y respira, orientándose en este extraño terreno nuevo. Luego, tan gentilmente como puede, dice: "Dime, Emma. Dime que no te importa lo que quiera el mhuruk-a. Dime que no te importa que yo sea el indicado."

    "¡Sí! Es verdad, todo. Solo tú."

    "Y dime que vendrás conmigo. A cualquier lugar menos aquí. Huye conmigo."

    "Ahora sí. Te amo, Ray. Haré lo que quieras que haga. Solo..."

    "¿Solo?"

    "Deja de hablarme como si te repugnara. Por favor. Odio esto. Lo odio con todas mis fuerzas. Créeme, en mí."

    Sálvame. Está allí, sin que ella lo diga, tan suplicante como un lamento. Y él responde a eso, a su necesidad, a su deseo. Ya no piensa, no le importa, solo actúa. Ray está cansado de preocuparse por las tragedias que no puede evitar. Él se levanta de la silla, la encuentra en la oscuridad, la cubre en su abrazo. Ella se aferra a él, cálida, suave y desesperada. Se tocan. Dedo a dedo, mano a cara, labios apretados. Su carne arde como el calor desnudo de un horno, fundido y radiante.

    "Hay cosas que no te he dicho", le susurra al oído. "Cosas vitales."

    Pero ella toca su dedo con sus labios. "Silencio."

    "Emma, ​​por favor."

    "No aquí. Ven conmigo."

    "¿Ir contigo?" Él la mira con curiosidad.

    Y ella se aleja, explotando su confusión, subiendo su vestido por encima de sus rodillas. Ella sale corriendo, se alza el viento.

    Él la sigue, persiguiéndola. Se desplaza junto al pozo de su torre, persiguiéndola, burlándose de la luz de la risa y tintineando como el cristal. A través de la plaza, con los pies golpeando contra la piedra y los ecos resonando de los oscuros muros de piedra de la mansión. Se sumerge en la casa, a través de un amplio vestíbulo de apariencia grandiosa, y luego afuera nuevamente. Rodando por la ladera trasera sobre el césped cortado por rocío, más allá de los restos carbonizados de la cabaña. Ella es rápida, ágil, un conejo veloz en un país de las maravillas selváticas, siempre fuera de su alcance.

    Se aferra a ella como si fuera un rayo de luna y una sombra, sus manos siempre vuelven vacías.

    Una y otra vez, a la pared, a la puerta y al jardín secreto lleno de noche. Más lentamente, saliendo del camino, agachándose de ramas bajas y árboles jóvenes sauces estrangulados por la luz del sol y los nutrientes por el imponente, majestuoso roble, sicómoro y arce de invierno.

    Y finalmente colapsándose en un mar de pétalos suaves y tallos negros, flores que serían moradas y rosadas, narcisos de color amarillo pálido y brillante gloria de la mañana. Finalmente la atrapa, cae sobre ella y la lleva al suelo. Ella todavía está riendo, sonriendo, sus ojos bailando a la luz de la luna.

    "Llévame", dice ella, feliz, después de recuperar el aliento. "Prométeme que me llevarás, tal como dijiste."

    "Lo prometo."

    "¿Adónde yo quiera?"

    "Sí."

    "¿Y te quedarás conmigo? ¿Te quedarás y me amarás siempre?"

    "Siempre."

    Esta vez no se detiene. Más tarde, habrá oportunidad para la justicia, para la venganza, por todas las cosas que debe hacer. Ahora, está Emma, ​​Emma que lo ha elegido, que le ha rogado que la tome, la ame, la salve de todo lo que ha conocido. No piensa en nada más que en ella, firme y suave, preciosa y dispuesta. Sus brazos alrededor de su cuello, sus labios contra él. Él divide la tela de su vestido a lo largo de sus cierres ocultos, tal como la vio hacer antes. Es áspero, se despega como una piel oscura y repugnante. Hay una maraña de momentos, de frenesí mientras lucha con su propia ropa, haciéndose tan vulnerable y desnudo como ella, odiando los segundos a medida que pasan.

    Ella está húmeda, caliente, sensual.

    Todavía húmeda por dentro con la semilla rechazada de hombres muertos.

    Y a él no le importa. No le importa en absoluto.

    Porque cuando él entra, ella recupera el aliento y su cuerpo se ondula con una tensión muscular y anticipación que es pura alegría, placer y aceptación. Ella grita su nombre, una y otra vez. Ella presiona su cuerpo contra él, y sabe que es él, Ray, a quien está tomando. Es a él a quien ella quiere sobre todo. Su hambre y la de ella son lo único que importa, y todo lo demás desaparece.

    Y cuando finalmente lo suelta, es su boca presionada contra la de él, los ojos cerrados, consumidos por una oscuridad que es aterciopelada, suave y fina como la arena, y una profundidad sin fin. Podía caer en su noche para siempre, completamente perdido, completamente completo.

    Por un instante puro y cegador, piensa en todas las cosas que debería decirle. Que la ama. Que desde el principio ha estado tratando de protegerla. Que él entiende esta cosa, este Dao. Que ha sido equipado para entender desde el principio debido a Ba'dai. Que nada de esto es culpa de ella, a pesar de que él ha actuado en ocasiones como si lo fuera. Que nada más importa, ni arrojar ni asesinar, Lilaiken o anillos, Whiston o deber, solo ella y él y la alegría de su unión.

    Frederick y su conspiración Lilaiken pueden irse a la mierda.

    No le importa la Paráclito, el shed, el peligro más allá de su comprensión.

    Nueva Holyoke y todo el espacio fronterizo pueden irse al infierno.

    Nada de eso importa. Le dará la espalda a todo por ella. Estaba hecho para ella.

    Después de una eternidad de conocerla, sentirla, él se levanta, rueda hacia un lado. Aplasta flores bajo su peso. Finalmente, Ray abre los ojos.

    Frederick Whiston, observando desde los bordes, le dice: "Ahora sí la has liado, idiota."

* * *

    Lo último que sucede antes de que un sargento de rostro sombrío te señale a las proximidades del combate, de una zona de exterminio legítima, es un montón de gritos. En general, está gritando sobre las cuchillas del helicóptero, o sobre el ruido de descenso de la nave de combate, pero de todos modos se enuncia cuidadosamente gritando. Los sargentos toman clases en este tipo de cosas: cómo gritar claramente y usar la dicción militar correcta mientras lo hacen. Te guían a través de toda una pantomima de bofetadas y golpes, acariciando el cuerpo y el arnés de carga de una manera que recuerda vagamente a la clase de gimnasia de la escuela primaria.

    ¡Inevitablemente Botas! Pisar muy fuerte. Pisar muy fuerte.

    Casco Táctico, visera baja! Bofetada, tirón, clic.

    ¡Pantalla Táctica Arriba!

    ¡Arma de asalto M-44 bloqueada! Clack, ruido del cartucho, avance de la seguridad.

    ¡Ración de cartucho extra! Palmada, palmada, palmada, todo el arnés de carga.

    Y así sucesivamente, de abajo hacia arriba, un inventario final de todo el equipo táctico que requiere un soldado moderno para evitar terminar en la lista de bajas.

    Estas son las cosas que Ray está pensando en este momento, revisando su inventario, un ejercicio sin sentido, ironía en el trabajo. Debido a que no tiene ninguna de estas cosas, herramientas de su oficio desde que tiene memoria. Ha entrado en una zona de muerte sin siquiera un cuchillo de trinchera para respaldarlo.

    Se pone de pie, se queda parado en la oscuridad, desnudo, frente a Frederick Whiston. Ni siquiera hay un árbol al alcance de la mano para prestarle una rama fuerte que podría forjar en un arma de filo romo. Todo lo que puede hacer es ponerse de pie, ceñudo, apretar los puños.

    Frederick, por otro lado, venía más que preparado, con ropa oscura del tipo típicamente usado por hombres interesados ​​en escabullirse a través de espacios oscuros. Y arma en mano. Solo una pequeña pieza, con acabado mate, de modo que la luna apenas se desvía de sus bordes, pero las pequeñas siempre se ven más malvadas cuando te señalan porque transmiten el mensaje de que esto será personal. No es una pistola violenta como los Marines, armas absolutamente impersonales para las cuales un objetivo es tan bueno como otro, siempre que derriben a alguien. Pequeñas armas dicen: te voy a matar. Tú. Voy a escupir metal en tu carne vulnerable, y voy a esperar y estar seguro de que has expirado antes de pasar a la siguiente víctima.

    Así que hace lo mejor que puede, moviéndose lentamente, siempre mirando la mano y el arma, tratando de no hiperventilar. Tratando de ubicarse entre Emma y el probable vector de cualquier proyectil que pueda salir del cañón.

    Frederick sale de la pantalla de follaje y entra en la glorieta, rompiendo ramitas debajo de sus pies, aplastando las cabezas de las flores que florecen tarde. Él entrena el arma sobre ellos.

    "Creo que eso es suficiente, Marlowe. Mi hermana es más que capaz de ayudarse a sí misma. Después de todo, se ha recuperado durante años."

    Ella se levanta, se para al lado de Ray. Ella tira de sus hombros hacia atrás, pálida y desafiante. "Sabía que volverías, Frederick. Eres demasiado débil para hacerlo solo. Solo un cobarde; siempre el cobarde."

    Ray piensa que no debemos enemistarnos con el loco armado con armas, pero Frederick Whiston solo se ríe. "Sí, querida Emma, ​​soy el débil. Soy el cobarde. Así ha sido siempre, ¿no? Porque no era la nave. Demasiada sangre contaminada de nuestro padre en mí". Se acerca más, lo suficientemente cerca como para que Ray pueda ver su rostro, leer su expresión, pero en las sombras, sus ojos están vacíos, en blanco, agujeros oscuros perforados en la máscara de alabastro de su rostro. Todavía demasiado lejos para que Ray haga algo. "Es Emma, ​​¿no es así? ¿No es la gran mhuruk-a? Portadora de vida, espíritu de lugar, perra de fortuna y favor. Lo siento, esa probablemente no sea la invocación adecuada. He olvidado el palabras; ha pasado tanto tiempo desde mi Dao contigo. Espera, es cierto, nunca tuve una mierda de Dao, ¿verdad? Las nuestras eran todas extracurriculares. Incluso en esos días, me juzgaron el eslabón débil en la cadena de Whiston. "

    "¡Basta, Frederick!"

    "Creo que es un poco tarde para que guardes secretos ahora, Emma. Tienes lo que querías. A pesar de mis mejores esfuerzos, ganaste de nuevo. Lo siento, eso es probablemente grosero de mi parte, pero no pude evitarlo. escucha los gritos de tu victoria. ¿Qué piensas, Marlowe, ahora que has probado la fruta prohibida? Ella folla bien, esta hermana mía. Ha tenido suficiente práctica."

    "¿Qué deseas?" Ray exige, consciente del arma, tratando de sonar razonable.

    Frederick Whiston le sonríe, un hombre que se ha vuelto un poco loco. "Bueno, yo había regresado con la intención de matarte."

    "Entonces deja que Emma regrese a la casa, y podemos resolver esto entre nosotros."

    Otra risa, y Ray se da cuenta de que en realidad no hay ninguna nota de locura. Ninguno en absoluto, de hecho. Solo determinación, salvajismo y una sombría sensación de desesperación. "Sabes, realmente te admiro, comandante. Lo tengo desde el principio. Tu sentido del propósito, tu coraje, tu rectitud. Nunca fue personal, esto entre nosotros."

    "No lo hagas personal ahora. Deja que Emma se vaya."

    "¿Ves? Incluso admiro eso de ti. Todos los intentos torpes que he hecho en tu vida, y todavía no te preocupa tu propia piel. Se trata de Emma, ​​de los inocentes, de proteger a los demás del daño. Deberías haberme escuchado en la cena, Marlowe. Intenté advertirte entonces.

    "¿De qué estás hablando?"

    "Dije que era por tu propio bien. Pero no lo creíste. Incluso después de anoche, después de las cosas terribles que presenciaste en la cámara del sótano, no creíste". Frederick se las arregla para parecer sinceramente decepcionado. "Ya has hablado con nuestra madre, supongo."

    "Sí."

    "¿Y aún así no lo has entendido? Ah, supongo que fue optimista de mi parte asumir que mi madre se mantendría coherente el tiempo suficiente para darte una explicación adecuada. Pero esa es tu gran deficiencia, ¿no?, realmente no es muy adecuado para su empleo actual, al menos no para el fin de la investigación. Prefieres pelear, disparar a la gente y romper cosas.

    "¡Oh, esperen un momento, es cierto! Se supone que ese tipo de cosas son secretos, ¿no es así? Comandante Ray Marlowe, últimamente Sargento de Artillería Ray Marlowe, agente de la Unidad de Investigaciones Criminales asignada al crucero de clase Goliat la Paráclito para interceptar posible violencia de Lilaiken. Anteriormente de los Marines de la Fuerza del Desierto del Noveno Ejército estacionados en la zona de combate de Nueva Mes. Tres veces citados por su valor en el combate. Koihu, Deben Zah, Teherán. Lideraste la carga por la cresta Wehir Taud fuera de Vahi que rescató la debacle cercana esa fue la campaña del general Macore en la península sur y abrió las puertas a Bagdad. Y a decir verdad, probablemente eso no te fue reconocido. En Keh, mataste a treinta y cuatro hombres, personalmente, de acuerdo con los archivos de reconstrucción de la misión. héroe de guerra, eso es lo que eres". Frederick se detiene allí, sonriendo como una calavera, saboreando su recitación de secretos.

    Y Ray, Ray ha estado conteniendo la respiración, mareándose, saboreando la sangre. Incluso él ha tratado de olvidarse de Keh, una de esas fallidas misiones de escolta de tenientes, enterrada bajo millones de documentos, miles de informes, negados e ignorados y desastrosos. Keh, que se suponía que era un campo de entrenamiento rusoturco para tropas de guerra especial de misiones biológicas entrenadas para infiltrarse en Occidente, infectar suministros de agua, lagos venenosos y arroyos. Keh, dijo la inteligencia. Excepto que no fue Keh. Era Kah, a trescientos kilómetros al norte y al oeste. Keh era solo otra aldea rusoturca escondida dentro de la frontera de la antigua Siria. Un fallo de inteligencia, un comunicado mal traducido interceptado por satélites enemigos, un error agravado, una atrocidad de derechos humanos.

    Es imposible que Frederick Whiston pueda saber estas cosas.

    Pero no ha terminado. "Y luego ... y luego Ba'dai. Después de Ba'dai, desapareciste. Al menos desde el registro oficial. ¿Me dirás lo que ocurrió allí, Marlowe? ¿O quieres que te cuente?"

    Ray no puede decir nada en absoluto.

    "Ya ves", dice Frederick, "tampoco hemos sido exactamente comunicativos contigo. No desde el principio. ¿No es así, Emma?"

    "No." Su voz es cansada, tranquila. "Detente, Frederick. Por favor."

    "¿Oyes eso? Me está rogando, Marlowe. Me está rogando que te ahorre el conocimiento. Estás halagado. Crees que es verdadero amor que ella quiera salvarte de este dolor. Siempre ha sido inteligente de esa manera , en el engaño. A mí mismo, no me importa infligir un poco de dolor en nombre de la verdad. Prefieres tener la verdad que un engaño agradable, ¿no? Creo que tú sí."

    ¿Nosotros?

    La palabra golpea su mente como un estremecimiento. ¿Nosotros?

    "¿Emma?" dice con una voz que suena a súplica.

    Ella mira hacia otro lado. "No es así, Ray."

    "No es así, Ray", imita Frederick, sarcástico. "Por supuesto que es así. Te mentimos con al menos la profundidad, el aplomo y la frecuencia con la que pensabas que nos estabas mintiendo. ¿Puedes creerle ahora? ¿De qué lado de la verdad, que gira en torno a ella, te dará? esta vez?

    "Está loco, Ray. No lo escuches."

    Frederick gira el arma hacia ella, frunciendo el ceño. "Ahora, Emma, ​​hasta este punto, me había abstenido de hacer ataques personales. Me has puesto en una posición en la que tengo la obligación moral de defenderme y defender mi honor."

    "Frederick", dice con rigidez, su tono lleno de amenazas. Como si estuviera regañando a un niño. "No hagas esto."

    El la ignora. "Me pregunto, Marlowe, ¿te ha dicho por qué huyó de nuestra idílica propiedad colonial por la vida rápida de Stratiskaya Daransk? Estoy seguro de que sí. Probablemente tenga algo que ver con el Dao, ¿no? La terrible tensión del Dao rompió a nuestra madre, ya sabes. Porque ella no era lo suficientemente pura; porque era un medio para un fin en lugar de una verdadera nave."

    Ray la escucha, Julieta Whiston, dentro de su cabeza. Él cambió de opinión. Pero en lugar de indignación, todo lo que siente es la repentina presión de una ominosa revelación en su garganta. Sofocante.

    Frederick ha terminado de reír, burlándose de ellos. La gravedad de su comportamiento solo lo empeora. "Sabes que todo son mentiras, ¿no? Todo lo que te han dicho sobre el Dao es una mentira."

    "Sé sobre el mhuruk-a", responde Ray. Sé sobre el shed.

    "Sí, conociste a uno de ellos en Ba'dai, en diferentes circunstancias. La primera vez, al menos. Pero ese Dao, tan bárbaro, tan primitivo, difícil de entender, realmente. Es interesante como un artefacto cultural. Lo hemos estado practicando durante años, durante siglos enteros juntos, mi familia. Lo aprendimos del Dag Maoudi, por supuesto, ya que aprendimos muchas otras cosas. Nos enseñaron a tocar el mhuruk-a, a aprovechar su esencia, a alimentarnos de ella. Darle ofrendas de sangre que saciaran su hambre, mantenerla gorda y dispuesta y atada a nosotros a través de ritos tan antiguos que su fuente ha sido olvidada. Ella que reside dentro de la Piedra. A cambio, nos hizo poderosos, destruyó a nuestros enemigos, tal como lo había hecho una vez para el Dag Maoudi antes de que se debilitaran. Por eso fue traída a nosotros. Robada por elementos que querían revivir las viejas formas, que tenían una visión más allá de una simple isla.

    "Lo que eran los Dag Maoudi, intentamos convertirnos, al menos por un tiempo, antes de que nosotros también engordáramos, indolentes. Pobres mayordomos de la Piedra. ¿Qué piensa del Dao ahora que lo ha visto, Sr. Marlowe?"

    "Creo que es una forma pésima de controlar a tu población", dice Ray, lento y cuidadoso. Sospecha que es lo que Frederick quiere escuchar. "Y una forma aún más jodida de abusar de tus hijos."

    "Entonces has perdido todo el asunto. Has confundido las trampas y los ritos con el significado, las sombras con la sustancia. Eso es lo que obtienes cuando vas a descontentos asesinos sensacionalistas en busca de información. Por todos los niños anónimos del Fondo asesinados, todos los sacrificios de Dao a la boca insaciable del mhuruk-a, nunca se ha tratado solo del derramamiento de sangre."

    Frederick descubre los dientes. No una sonrisa, sino algo salvaje. "Lo que te han dicho es que el Dao existe para que podamos canalizar el mhuruk-a, el demonio, el antiguo espíritu de la Piedra Dag Maoudi. Al canalizar el mhuruk-a, unimos a la comunidad, tanto para uno al otro, y lo colectivo para nosotros. Pero lleva en la nave, este embotellamiento de lo eterno y lo sublime en forma humana. ¿Te suena algo de esto? "

    "Lo que suena familiar es la parte en la que dejas que esta estupidez arruine la vida de tu madre, y ahora harás lo mismo con Emma a menos que alguien te detenga."

    "Sí, sí. Eso es exactamente lo que te hicieron creer. Y es cierto, de alguna manera, supongo. Pero solo en parte. El resto de la historia es sobre nosotros, nuestra familia, los largos años de negligencia y fracaso. Cómo nos criamos descuidadamente, y no de la manera que nos ordenó el Dag Maoudi. Cómo descuidamos los deberes que se esperaban de nosotros, de modo que el espíritu se apartó de nosotros, al menos, hasta donde la Piedra lo permitió. cada año que pasaba, cada mancha añadida a la línea de sangre, el toque del mhuruk-a se hacía más distante, más difícil, de modo que no había comunión."

    Frederick lo fija con una expresión severa, el resplandor encapuchado de un depredador acechando a través de la hierba alta. "Donde no hay comunión con los mhuruk-a, deben llevarse a cabo otros ritos. Ella es poderosa, Marlowe. Lo sabes tan bien como nosotros. Su poder para construir, influir y destruir está más allá de la comprensión. El imperio Whiston fue construido sobre la parte posterior fuerte del mhuruk-a del Dag Maoudi y fue fundado con el verdadero propósito del Dao.

    "Estas son cosas difíciles de explicar, ¿ves? Hay un abismo extenso entre el pasado y el presente. En el tiempo, por todos los dones que el espíritu da, toma su recompensa a cambio. No solo en sangre, como lo has hecho visto, pero también en la fuerza de la nave, si la nave es débil. La humanidad no está construida para sufrir la posesión a la ligera, y nuestra madre era débil, defectuosa, mal construida. El padre y el Dag Maoudi reconocieron su potencial en bruto, pero tuvieron que hacerla lo suficientemente fuerte como para ser la nave que pretendían. Hubo cirugías, drogas, ritos y rituales modernos y antiguos diseñados para simular la química que faltaba. Tenían que moldear su mente para soportar lo insoportable, con la esperanza que él le pasaría a ella, esta nave modificada, el remanente de la gloria de Whiston. Por desgracia, su primogénito, su único hijo, era una creación imperfecta. Por lo tanto, se esforzó más con su hija.

    "Se dio cuenta de que no solo la nave tenía fallas, sino también él mismo. La verdadera esencia de Whiston había sido eliminada durante demasiadas generaciones, demasiado diluida. Así que había médicos, especialistas en genética, entrenados en las artes y la tradición del Dag Maoudi , y manipularon y empalmaron, hicieron los ajustes necesarios, revirtieron el daño causado por todas esas generaciones de reproducción imperfecta en su estructura genética. Era demasiado. No pudo soportar la prueba, y lo destruyó. Pero antes de que él estaba perdido, tuvo éxito en parte. Sufrió el mhuruk-a como un recipiente. Un recipiente realmente horrible y abominable, de hecho. Agrietado y deformado, su carne bulbosa y corriendo con llagas por la radiación, sus células destrozadas por la mutación. Monstruoso, él montó a nuestra madre durante el Dao; monstruoso, invocó la gloria; monstruoso, canalizó todo nuestro poder perdido en su semilla.

    "Y juntas hicieron a Emma a imagen de sus antepasados. Las materias primas genéticas de la madre junto con las del padre, todas las impurezas y las etiquetas genéticas diluidas y defectuosas removidas. Juntos hicieron la nave perfecta, en sintonía con la voluntad y el camino del mhuruk-a. Se suponía que Emma era el pináculo de los logros de Whiston. Una nave pura, sí, pero no solo para la comunión como lo habían sido otras, sino para escuchar el pasado lejano, el antiguo Dag Maoudi, que podía comunicarse y aprovechar el poder del mhuruk-a sin derramamiento de sangre."

    "Y aun así seguiste matando", dice Ray, casi gruñendo.

    "Hemos olvidado mucho. No solo nosotros, sino el Dag Maoudi que nos enseñó, que una vez abrazó al mhuruk-a como genio, guía, madre. Se habían considerado a sí mismos como sustitutos de lo eterno porque habían aprendido a construirse a sí mismos de forma natural- -a través de la selección genética, el apareamiento de la descendencia de Dao, de mente a mente, hasta que toda su raza se hizo eco del ser, el pensamiento y la voluntad del espíritu. Hasta que unieron el mhuruk-a a sí mismos y a ellos mismos a la Piedra, de modo que los hizo fuertes."

    "Amah te dirá que en aquellos días antiguos, caminaban en la oscuridad del espíritu y no conocían el miedo. Pero incluso cuando nuestros grandes antepasados ​​descubrieron el Dag Maoudi, esa gloria había desaparecido. Eran un pueblo en decadencia que se aferraba a sus dioses, los atrapaban en piedra, los manipulaban con rituales y sangre. La gloria que se transfirió a los Whiston en esos días fue el nadir del Dag Maoudi, después de que ya habían comenzado a olvidar. Nos enseñaron a dar forma a nuestras mentes, reconocer los signos de otras mentes como la nuestra, aparearse de una manera que nos haría fuertes, como lo había sido el Dag Maoudi. El proceso fue largo, arduo, en última instancia defectuoso. Nunca pudimos superar la necesidad de sangre.

    "El abuelo Fram vio la verdad, después de que la Corporación Whiston fue arrebatada de su control. Vio que nos habíamos debilitado, y que la única forma de revertir ese curso era comenzar de nuevo en un lugar nuevo, siguiendo las viejas costumbres y podrían ser recordados. Un mundo propio, donde podríamos volvernos grandiosos una vez más, sin interferencias. Nuestro padre creía que había logrado lo que su padre no había logrado, que había hecho la nave perfecta. Pero estaba equivocado. El recipiente solo no es suficiente, incluso la nave perfecta no se comunica.

    "Mi hermana quiere que creas que escapó porque no quería volverse loca. No quería ser destruida como destruyeron a nuestra madre. Esa fue su primera mentira, Marlowe. Ella es la nave perfecta, en forma y mente, inmunes a las depredaciones del mhuruk-a. Ella fue a Stratiskaya Daransk porque le dijeron que fuera, porque el mhuruk-a dijo que estarías allí, y porque le susurró al Dag Maoudi que tú eres el indicado."

    Frederick quiere continuar, Ray puede oír su feroz alegría, pero Emma lo detiene. Ella sacude la cabeza, fuerte como un grito de negación, como un espasmo. "No fue así. No lo fue. Ray..."

    Ella lo agarra del brazo, lo gira y obliga a Ray a mirarla. "No es así, Ray, sea lo que sea que diga. Lo que sea que crea que sabe, es incorrecto. Ella me lo mostró, eso es cierto. Me mostró cómo fuiste hecho para mí. Cómo yo fui hecha para ti."

    Pero Ray se aleja de ella, de los dos. Pensando en Nomar, la forma en que su código binario, sus sistemas fundamentales habían sido alterados de contemplar el shed. Pensando en Julieta Whiston, cuya mente había cambiado. Sobre naves masculinas y femeninas. Y la afirmación tranquila y firme de Julieta de que Frederick hace lo que cree correcto.

    Aquí hay algo mal, una sutileza, una mentira que siente, pero que no puede señalar.

    ¿A cuántas personas estarías dispuesto a sacrificar para tener a Emma para ti sola, Marlowe?

    Ella me mostró cómo fuiste hecho para mí. Cómo yo fui hecha para ti.

    Lo que le dicen no es suficiente. No explica la Paráclito, la Gorgona, Micah, el anillo robado y el shed desgarrador. No le dice por qué lo persiguieron desde el principio, o por qué Frederick ha intentado matarlo desde entonces.

    Emma lo alcanza de nuevo. "Ray."

    "¿Que quieres de mi?"

    Es Frederick quien le responde. "Quiero mi derecho de nacimiento, Marlowe. Quiero lo que me has robado."

    "¿Tu derecho de nacimiento?"

    "Me lo habrían quitado a tiempo. Me rechazaron porque soy débil, porque no había suficiente de mi padre en mí, suficiente Whiston para hacerme digno de ese nombre. El Dag Maoudi me rechazó desde que nací. Pero todavía había esperanza cuando te encontraron, porque incluso un eslabón débil era mejor que ningún eslabón. Crearon una barrera para ellos, ya ves. Al hacer que Emma sea perfecta, hicieron de la perfección un requisito. Necesitaban otro como si ella diera el último paso lejos de los ritos del derramamiento de sangre. El mhuruk-a no aceptaría nada menos. Es mi derecho de nacimiento que ella te hubiera dado."

    Horror, hormigueo como el sabor del cobre en su boca. "¿Destruiste a la Paráclito para evitar que yo viniera aquí?"

    "Cometí muchos pecados en tu nombre, para evitarlo o para alejarte. Pero fuiste demasiado estúpido, demasiado resistente, demasiado cegado. Pero no por egoísmo, no solo para salvar mi derecho de nacimiento. Quiero que entiendas esto: No soy un hombre malvado, Marlowe, a pesar de mis fallas."

    Está allá. Casi lo toca. "¿Entonces por qué?"

    "Porque tú eres el indicado. Porque puedes comunicarte con los mhuruk-a, tal como Emma puede hacerlo. Eres creado a imagen del espíritu. El mhuruk-a fluye en tu sangre."

    Frederick hace una pausa, enojado, traicionado. "Y a través de tu semilla."

    Sin pensarlo, como si pasara desapercibido, las pequeñas manos de Emma tocan su estómago, una cubierta de protección. Ray la mira fijamente.

    "Ahora entiendes", dice Frederick, amargado, su tono tan seco y gastado como los vientos del desierto. "Durante siglos, el mhuruk-a ha sido solo una herramienta para nosotros, algo que podríamos controlar con suficiente sangre, suficiente asesinato. Lo necesitábamos y lo detestamos. Pero no había otra forma de tocar su poder insondable. se hizo conocido, a medida que acumulamos nuestra fortuna, se hizo complicado practicar el Dao en secreto. Ya teníamos nuestro imperio, y se decidió que para proteger lo que ya habíamos ganado, deberíamos permitir que el Dao flaqueara. de espaldas a la fuente de nuestro poder, y vimos nuestra fortuna desperdiciada, nuestro poder y las cosas que habíamos construido arrebatadas de nuestro control por descontentos.

    "Creíamos que era porque habíamos fallado en nuestra diligencia. Pero el abuelo pensaba de manera diferente, que no éramos solo nosotros. También era el mhuruk-a. Atado por tanto tiempo sin comunión, la atadura entre nosotros se volvió delgada y tenue. Sin comunión, el espíritu se desvaneció. Sin el espíritu, la familia falló. Él nos devolvió a las viejas costumbres, a la sangre, al ritual y al sacrificio para unirnos de nuevo y revivir nuestra fuerza menguante.

    "Has cambiado todo eso. Emma es la nave; tú eres el indicado. Pero tu hijo será otra cosa completamente diferente, una criatura de forma humana pero mhuruk-a de espíritu. Una de ellas, una nueva raza de ser, heredero del poder fundamental del universo, capaz de crear o destruir a voluntad, capaz de comunicarse no solo con los mhuruk-a en la Piedra, sino con todos los mhuruk-i. Sin el Dao y sin mediación, ya ves, solo un paso debajo de un dios. Un dios Whiston para levantarnos, destruir a nuestros enemigos, dar todo el espacio humano a nuestras manos. ¿Ves lo que has forjado? Tu semilla abrirá la puerta al caos. en la que entrarán los mhuruk-a y toda su especie y nos devorará a todos."

    Pero Ray niega con la cabeza, lo niega todo. "No."

    Excepto que Emma había puesto sus manos sobre su vientre, donde crecería su hijo.

    No es suficiente todo es especulación, fantasía, racionalización de las cosas que Frederick ha hecho. Pero no explica nada.

    "Nunca hubo ningún Lilaiken. Fuiste solo tú, desde el principio."

    Hace lo que cree que es correcto.

    "¿Supones que están agraviados por las cosas que se han hecho en su nombre? Me pregunto a veces. No es justo que sean ellos quienes sufran por nuestros crímenes."

    "Nuestros."

    "Los Whiston y el Dag Maoudi". Frederick inclina levemente la cabeza, una figura de penitencia. "¿No lo entiendes? Incluso el abuelo Fram fue engañado. Creía que el Dag Maoudi sería fiel a su visión y destino. Pero antes de que existiéramos, los Dag Maoudi lo eran. Poseían su mundo de horizonte a horizonte a través de su comunión con los mhuruk-a. Se arrojaron con nosotros porque éramos una vía para volver al poder, una forma en que podrían revertir su curso, poseer un mundo más grande. A través de nosotros, intentaron recuperar su dominio en una arena más vasta. La Piedra debilitada no podía lidiar con un mundo tan amplio y complicado, especialmente cuando vacilamos. Solo podía influir, e incluso eso disminuía con el tiempo. Pero Nueva Holyoke ... ah, Nueva Holyoke era nueva, fresca, simple. Podría estar diseñada con elementos susceptibles desde el principio. Todo lo que Dag Maoudi necesitaba era revivir la Piedra con una nueva red de comunión. El abuelo creía que el mhuruk-a, que tenía un reinado libre para elegir a quienes liderarían con nosotros y debajo de nosotros, nos devolvería al poder. Por eso construyó el Fondo, para atraer otras mentes, posibles materias primas genéticas e intelectuales que podrían ser manipuladas, criadas, entrenadas en el camino de la nave para convertirse en aquellas con las que la Piedra podría comunicarse. Una generación tras otra, cada una un paso adelante hacia la perfección, hacia Emma y el niño que tendría. La colonia entera ha sido construida para este propósito, Marlowe, para que vengas y le des a la nave perfecta un niño que derribaría las paredes entre nosotros y el mhuruk-a. ¿Puedes comprenderlo? Todo por el bien del poder. Nada más que poder."

    "Pero estaba equivocado", dice Ray.

    "Todos estaban equivocados. El mhuruk-a en la Piedra era solo una sombra de sí mismo. Después de tanto descuido, no hay suficiente sangre en el universo para atarla completamente a su voluntad de nuevo. Ella nos molesta porque la obligamos."

    "Así que trajiste más mhuruk-i a Nueva Holyoke."

    "Sí. Un nuevo espíritu para la Piedra, joven, fuerte y maleable, como en los viejos tiempos."

    Arcontes de la lucha era lo que Jack Holcomb los había llamado. "No sabes lo que has hecho."

    "Oh, sé exactamente lo que han hecho los Dag Maoudi, Marlowe. Nos han mentido desde el principio, nos han hecho creer que su voluntad era servir al destino Whiston. Quizás eso fue cierto una vez, pero ya no. Ahora, ellos han decidido que desean volver a gobernar, y Amah cree que pueden controlar la Piedra revitalizada a través de tu hijo. Los Dag Maoudi han esperado siglos para esclavizarnos a todos a la voluntad del mhuruk-i, y ya no tienen necesidad de los Whiston para avanzar en sus objetivos, gracias a ti y la facilidad con la que recorriste el camino que establecieron ante ti.

    Frederick lo sorprende con el ceño fruncido. "Y yo soy igual de culpable, porque vi. Vi como me despidieron como débil, borracho, fracasado Frederick Whiston, a quien el mhuruk-a había rechazado. Los vi reclamar la nave que llevaba el mhuruk-i de los desiertos de Terra para reponer la debilidad de la que habían atrapado en la Piedra. Los vi destruir la Fortaleza y reclamar responsabilidad en nombre de los Lilaiken. Los vi enviar el mhuruk-i contra otras naves: sus amigos y colegas. ¿Por qué? Tanto porque el mhuruk-i les dijo que esas acciones te llevarían a Stratiskaya Daransk, como porque los ataques contra la AFE fomentarían la insurrección en la frontera. La independencia colonial creará un vacío de autoridad política en la que podrán solidificar su control sobre poder aquí después de que nazca el niño. Con el niño para conducir la Piedra, y el mhuruk-i para hacer cumplir su voluntad, el Dag Maoudi puede gobernar la frontera. Sabiendo esto, todavía me senté y dejé que hicieran exactamente lo que quisieran ... -hasta que te encontraron, cuando se hizo evidente que me despreciarían a tu favor. Eso lo cambió todo.

    "¿No lo ves? A partir de ese momento, no quedaba derecho de nacimiento para mí. No había futuro, porque el Dag Maoudi destruiría a los Whiston tal como destruyeron todo lo demás. No tenía armas para evitarlos. Mi querido amigo Townshend Wright ha tratado de privarme de Whelemat, despojándome de mi influencia económica. Mi hermana se ha convertido en la nave que yo no tengo la capacidad de ser, por lo que podría haber agitado la Piedra contra ellos. El Dag Maoudi ha decidido reemplárzame, heredero de mi padre, contigo, mi semilla por tu semilla, para que la nave esté más allá de mi control.

    "No soy débil, Marlowe. Me han despojado metódicamente de mi poder. Solo creen que soy débil, aunque estudié el mismo saber que el Dag Maoudi que me despreciaba. Aunque pude robar del anillo Terran mhuruk- yo mismo, que podría ser persuadido para hacer mi voluntad, aunque podría sentar las bases de mis propios planes en la oscuridad y el secreto.

    "Pero incluso el robo de mi derecho de nacimiento podría haber soportado. Te habría permitido usurpar mi lugar en la línea de Whiston si hubiera sido solo un reclamo de la gloria de nuestra familia. Pero no lo es. No puedo soportar la traición de Dag Maoudi. No puedo soportar un mundo entero bajo el dominio del mhuruk-a. Además, mi derecho de nacimiento no tiene sentido. Mejor que el nombre de Whiston se borre por completo de la memoria que permitir que el Dag Maoudi abra las puertas a través de las cuales el mhuruk podría entrar a nuestro universo sin trabas. Eso es lo que he intentado hacer, Comandante Marlowe. Asesiné a Micah, uno de nuestros propios hijos, para atarme al mhuruk-i que llevaba a bordo de la nave. Los llamé, preparé, y cuando estuve seguro de ti, de que eras tú, hice todo lo que estaba a mi alcance para disuadirte."

    Ray lo mira fijamente. "Dejaste el cuerpo en el área de almacenamiento porque querías que lo encontraran."

    "Le dije al mhuruk-a que colocara el cuerpo a la intemperie. Esperaba que te avisara. Dada tu historia, dado Ba'dai, debería haber sido suficiente. Deberías haber visto que te estaban manipulando desde el principio."

    Lo había hecho, por supuesto, pero no lo había entendido. Todas sus conclusiones habían estado equivocadas.

    "Pero eras demasiado terco o tonto. Esperé todo lo que pude, hasta que se hizo evidente que persistirías hasta que te hubieras emparejado con mi hermana y desataras el infierno en Nueva Holyoke. No tuve otra opción. Solo entonces seguí adelante. Contra mi hermana. Contra el Dag Maoudi. Contra ti. Para destruir a todos y todo lo que pudiera hacer que este futuro suceda. Pero sobreviviste. Sobreviviste para arruinarnos a todos."

    Frederick levanta el arma hacia él y la aprieta en su mano. "Hice todas estas cosas terribles, pero tú tienes la culpa, Marlowe. Todo es por tu culpa."

    E incluso entonces, Ray separa sus ojos del arma, de la muerte. A Emma Esto es demasiado para él; Demasiado para comprender. Todo lo que él requiere es que ella lo niegue. Solo dígale una vez más que Frederick está loco, y él le creerá. El quiere creerle.

    "¿Emma?" Su nombre pasa por sus labios como una súplica.

    Pero ella no dice nada. Ni siquiera lo está mirando, sino al suelo, y sus labios se curvan en una sonrisa privada y secreta. Sus dedos acarician la suave piel de su estómago, como si pudiera sentir, ver y experimentar las células que se dividen dentro de ella.

    "¿Pero por qué yo?" Ray pregunta, susurrando.

    "Porque tú eres el indicado."

    "¿Por qué? ¡Por qué yo!"

    Frederick se encoge de hombros. "¿Quién sabe? ¿A quién le importa? Si el Dao te ha enseñado algo, debería ser que los mhuruk-i tienen sus propios modos que están más allá de nuestro cálculo. En ti, han encontrado algo esencial."

    Hace lo que cree que es correcto.

    Para destruir a todos y todo.

    "¿Qué vas a hacer con Emma después de que me mates?"

    Le da a Ray un pequeño ceño fruncido, como un niño al borde de las lágrimas. "¿Qué te hace creer que tengo algún interés en matarte ahora? Te has vuelto irrelevante. Matar no evita nada."

    El arma se desliza lejos de él en un arco lento y pesado, lejos de él y hacia Emma. Lo ve desviarse para siempre, incapaz de respirar.

    ¡No!

    Frederick Whiston dice: "Debería haber hecho esto hace mucho tiempo, Emma. Pero fui débil. Me permití amarte. Te amé más que a nadie, y deberías haber sido mía. Solo tú y yo, como el destino de papá."

    Ray, demasiado lejos, demasiado aturdido para pensar con claridad, se abalanza sobre él o simplemente en el camino de la bala, no sabe cuál.

    Y la cabeza de Emma gira hacia el sonido de la voz de su hermano. Ella lo mira con los puños apretados, los ojos cerrados y gime una nota aguda y aguda. Ella entra en erupción con energía, un destello de llamas invisibles y abrasadoras. Y la nota que grita es una palabra; la palabra es un martillo, indescriptible, arrojado con la fuerza de una galaxia atrapada, comprimida, succionada por el ojo puntiagudo de una singularidad.

    Ray siente que pasa junto a él, haciendo eco de un trueno mientras divide el aire. Es dejado de lado, un ser sin importancia, golpeado hasta el suelo. Aterriza sobre la hierba, asfixiándose en flores, junto al charco de carne cerosa que era, hasta hace un momento, Frederick Whiston.

    Detrás de él, Emma habla con la voz del shed: "¡Alégrate, hermano! La nave ha aceptado la semilla de tu hijo."

    Es suficiente para hacerlo gritar. No lo hace de alguna manera. Se queda quieto, sus fosas nasales llenas del olor de los restos humeantes de Frederick, sus intestinos evacuados, su humedad y su sangrienta deshuesado. Se queda quieto y deja latir el corazón y la adrenalina en sus oídos hasta que pasa la oleada de pánico.

    Finalmente, se levanta y recoge su ropa.

    Emma, ​​observando, le dice: "Estoy embarazada de tu hijo."

    Llena de asombro, de maravill, de placer, como una joven novia a su esposo. Abandonada una vez más por el mhuruk-a. Emma sola. Ella lo alcanza en la oscuridad, como si su hermano no estuviera muerto a poca distancia, queriendo compartir este momento, esta alegría con él. Él conoce este escenario, lo ha visto en vídeo, en películas, toda su vida. Es un momento coreografiado en el que se supone que sonríe, parece un poco aturdido, luego, cuando se hunde en él, debería agarrarla y balancearla en el aire, riendo, y con la misma rapidez dejarla caer de nuevo, sus manos ásperas sobre su vientre, aterrorizado de que él pudiera haber lastimado al bebé con su exuberancia mientras ella le asegura que todo está bien. Ese es el protocolo de eventos proscrito.

    Pero Ray solo la mira con una expresión que se siente como horror hasta que ella se retira de nuevo.

    "Hay muchas cosas que aún deberían explicarte", dice finalmente, "para que entiendas. Las cosas no serán tan diferentes de lo que son ahora. La mayoría de las personas ni siquiera notarán que las cosas han cambiado. Y si lo hacen, incluso podrían estar más felices por ello. Ya no habrá más necesidad de sangre para el Dao."

    El ya entiende. La comprensión es de dónde viene el vacío. "¿Cuánto de esto sabías?"

    "Es complicado, Ray."

    "¿Cuánto sabías?"

    "Él tergiversó las cosas. No es tal como dijo, y habría seguido retorciendo las cosas, destruyendo todo lo que hemos intentado lograr". Ella aprieta los puños, se levanta, recta, orgullosa y rígida. "Me alegra que esté muerto. Me alegra que el mhuruk-a lo haya matado. Me ha hecho cosas terribles a mí, a otros, y lo que habría hecho aquí hubiera sido peor. Con el tiempo, llegarás a verlo así."

    "¿Cuánto, Emma?" Ray truena.

    Ella palidece, aturdida por su dureza. Por un tiempo, todo lo que puede hacer es mirarlo, temblando de ira o lágrimas. Todo lo que Ray puede sentir es calor, la inundación volcánica fundida de la traición. Lentamente, Emma recoge su vestido, la túnica de Dao, lo sube sobre los hombros, pero no se ata los broches. Como si ella lo desafiara a olvidar lo que han hecho.

    "Llévame a casa", dice ella.

    "Puedes encontrar tu propio maldito camino a casa."

    Ella no acepta su desafío, solo asiente. "Que hayas elegido creer a mi hermano no cambia nada. No cambia quién eres, qué somos. Lo aprenderás eventualmente."

    Ella lo deja, pasa lo suficientemente cerca como para que él la toque, luego continúa, desapareciendo entre los árboles. Ray la mira partir, pero adónde ella va, él no la sigue.

Capítulo 9

    Más tarde, después, el centro de comunicaciones Whiston, un espacio que conoce. Tal vez no este como espacios como este, lugares cómodos rodeados de lógica, energía y posibilidades. Bastidores de servidores de sincronización de matriz de comunicaciones, luces verdes y rojas, el estado ámbar muestra caracteres parpadeantes y cambiantes. El zumbido de los extractores e intercambiadores de disipadores de calor. El olor a descarga electrónica ionizada, tan crujiente y picante como las hojas de otoño. Aquí hace calor, está ventilado de manera inadecuada con tantos terminales y enlaces y máquinas de monitor pasivo llenas de piso a techo, absorbiendo los mejores esfuerzos de las unidades de Climatización y Aire Acondicionado.

    Y aún así la huele en su piel, recuerda su sensación, firme, cálida y sensual. Recordarlo lo hace sentir espeso, estúpido. Le duelen las mandíbulas de tanto rechinar los dientes.

    La memoria ha conducido a Ray aquí, en medio de la noche, con la puerta cerrada detrás de él y una silla apoyada debajo del pomo. Porque está sin respuestas, sin pistas, fuera de su liga, francamente. Mucho ha sido destruido, mucho más está a punto de cambiar. Tiene que cambiar, comenzando por la mañana, tan pronto como se corra la voz de que Frederick está muerto, que Emma va a tener el hijo de Ray. Si no obtiene una guía confiable o una conceptualización de la verdad que no se escabulla cuando la perspectiva cambie, va a gritar hasta que su cráneo explote. Incluso ahora, con todo derrumbándose sobre él, todavía tiene trabajo que hacer.

    Eso es un centro de comunicaciones: un lugar de respuestas, un templo de información. Un paraíso donde los errores se pueden eliminar con unos pocos toques en el teclado, donde un simple borrado del sistema crea una pizarra limpia para todos. Un paisaje virtual lleno de potencial donde el fracaso no tiene consecuencias.

    Lo que sabias.

    ¡Cuánto cuesta!

    Todo ello.

    Ha estado ciego y sido manipulado desde el principio, desde el momento en que pisó la Paráclito. Desde el momento en que ella se acercó a él fuera de las lujosas y elegantes puertas del teatro de Madame Trusseau. Mientras él estaba cazando Lilaiken, Emma lo cazaba a él.

    Ella me mostró cómo fuiste hecho para mí. Cómo yo fui hecha para ti.

    Pero se supone que esto lo hará sentir mejor de alguna manera. Competente. El tedioso ejercicio mental técnico de alinear satélites y balizas de retransmisión, de piratear la matriz de transmisión en la estación de la Autoridad Portuaria e incrustar una señal maliciosa, de confundir a sus agentes de seguridad de ancho de banda con paja, pistas falsas, un laberinto de direcciones erróneas.

    Es todo un juego. Nada parecido al mundo real.

    Ray estudia el proceso de las balizas que se unen entre sí a través del espacio impenetrable, imaginando la onda de su señal que se estrella a lo largo de la red, enrutada a través de aceleradores, a través del espacio doblado y agujeros de gusano del tamaño de un alfiler. Datos triturados, destruidos, reunidos y reensamblados, todo en tiempo real y a la velocidad de la luz.

    Ni siquiera sabe qué día es en Terra. Ha perdido la noción de todo. Y a él no le importa.

    La imagen de la pantalla parpadea, salpica desde el azul distintivo de Spinux hasta el negro del campo de estrellas, hasta un complejo sello gubernamental, alguna variante extraña del cohete de la AFE y las lunas, que desaparece antes de que pueda estudiarlo. Un sistema de enrutamiento automatizado anónimo y monótono exige su identificación de código de acceso, verifica su estado y lo desvía a lo largo del árbol de comunicaciones. Finalmente, las paredes grises de una oficina anónima, sombreadas y teñidas de rojo por la luz del sol vespertina que se filtra a través de ventanas que no puede ver.

    Y Jack Holcomb, sentado, esperando. Probablemente lleva días esperando, esperando esto.

    "Frederick Whiston está muerto", dice Ray. Él no tiene la energía para un saludo adecuado.

    Holcomb se encorva hacia la pantalla, entrecerrando los ojos. No hay cámara, no hay señal de vídeo. Ray es solo una voz incorpórea para él. "¿Marlowe?"

    "Sí."

    Holcomb se ilumina de inmediato, su lenguaje corporal se relaja como un suspiro de alivio. Lleva mangas de camisa, sin corbata, sin uniforme. Debe de ser sábado o domingo. Ray nunca imaginó a Jack como el tipo de dron de la compañía AFE que va a currar en sus días libres. No lo ha imaginado como otra cosa que un imbécil tocapelotas.

    "Debo decir que es un placer saber de ti. Después de que los informes comenzaron a filtrarse sobre el desastre de la Paráclito, temí que te hubiéramos perdido. Las noticias nos dejaron en claro lo suficientemente rápido, por supuesto. Y ese coronel dek DOE salió. allí ... cómo se llamaba ... bueno, tuvo la amabilidad de informar a través de canales oficiales de que habías llegado sano y salvo, con los Whiston contigo". Holcomb se ríe de esto, divertido. "Parece que encontraste a esos Lilaiken un poco más problemáticos de lo que inicialmente evaluaste."

    No hay Lilaiken, ni entonces, ni ahora, pero Ray no tiene ganas de explicarlo. Son demasiadas minucias obstruidas y enredadas, hilos de un tapiz que solo encajan si puedes dar un paso atrás y examinar toda la imagen en detalle. Ni siquiera tiene el deseo de comenzar a explicarlo.

    Y duda que a Holcomb le importe.

    "Frederick Whiston está muerto", dice de nuevo.

    "Sí, te he oído la primera vez". Una sacudida distraída y molesta de la cabeza. "Terrible."

    "No parece que pienses que es terrible."

    "Asumí que lo has matado. Si lo mataste, debe haber sido necesario dentro de los parámetros de tu misión, por lo que no puede ser una gran pérdida". Holcomb golpea algunas teclas en el teclado frente a él. Su boca se abre, sorprendido. "¡Ray! Estás operando en una línea abierta. Espera mientras encripto esta señal. ¿En qué estabas pensando?"

    "Al diablo con tu encriptación, Jack."

    Holcomb se tensa, pero completa el proceso de encriptación. Cuando termina, se presiona hacia atrás en su silla, adopta una pose que es casual, reflexiva, desconcertada. "¿Qué pasa? Solo hablas de esta manera cuando crees que has hecho un desastre."

    "¿Por qué me enviaste aquí?"

    Holcomb frunce el ceño, confundido. "Conoces el objetivo de tu misión. Creo que he dejado tus prioridades más que claras."

    "¿Por qué yo?" Jack solo está siendo obtuso. Ray puede sentirlo, como si estuvieran jugando un juego de ingenio.

    "Debido a tu experiencia única. Nadie más está tan calificado para lidiar con este tipo particular de complicaciones. Eso debería ser obvio para ti, especialmente dadas las complicaciones que surgieron en la Paráclito."

    Siempre asustado, Jack ni siquiera confía en el cifrado de la Agencia. Tiene que llegar a todo lo que sea, ampliando su conocimiento de cualquier hecho que pueda unir a Ray, a él y a la misión. Ray está harto del espionaje.

    "Eres un mentiroso."

    Jack Holcomb lo escucha, sonríe, asiente. "¿Has recuperado el artefacto?"

    "Yo no maté a Frederick Whiston. El shed lo mató. Destruyó a la Paráclito, y el shed lo mató. Freddy intentaba evitar que yo viniera aquí, y creo que sabes por qué."

    "Ray, no estás respondiendo a las preguntas que te estoy haciendo. Es muy difícil comunicarse contigo si vamos a hablar con propósitos cruzados."

    "Y no me has dicho la verdad. No desde el principio. ¿Por qué yo, Jack? ¿Por qué me enviaste aquí? No tenías otra intención que no fuera que yo terminara en el planeta con los Whiston."

    "¿Qué te hace pensar eso, Ray?"

    "Todos los demás parecen haber sabido que vendría aquí. Y porque te conozco. Eres mentiroso y furtivo, y no te importa una mierda retener información crítica de tus activos si crees que es por tu mejor interés, al igual que en Ba'dai. Te digo ahora que guardar secretos ya no es lo mejor para esta misión. Necesito saber por qué me enviaste. A mí, personalmente, Jack."

    Por un momento, Ray no cree que vaya a responder, que Holcomb simplemente cortará la conexión y lo abandonará aquí, sin respuestas. Pero Jack aprieta los labios, frunciendo el ceño, pensativo, como si fuera algo que temía desde hace mucho tiempo.

    Por fin, dice, "Era inevitable."

    "¿Inevitable?"

    "Los Whiston no pueden lanzar una red tan amplia sin llamar la atención, sin importar cuán clandestinamente crean que están operando. Mantenemos una estrecha vigilancia sobre nuestros agentes de campo, incluso mientras le brindamos la independencia necesaria para improvisar. Y cuando las consultas se agitan en la red de inteligencia sobre uno de los nuestros, observamos de cerca esos acontecimientos. Los Whiston estaban decididos a contactar con ello en algún momento. Al menos de esta manera, lo enviamos en nuestros términos en lugar de los de otra persona."

    "Nadie se molestó en explicarme esos términos. Creo que me perdí esa nota."

    "Fue un riesgo calculado, Ray. No te lanzamos por ahí sin preparación. Si no hubiéramos tenido fe en tus habilidades, todos y cada uno de nosotros, quiero decir, todo el camino hasta la cima de la Agencia, si no hubiéramos creído que podrías hacer este trabajo, te habríamos traído de vuelta hace mucho tiempo."

    "Llevas años planeando esto."

    "Para ser realmente correcto, lo hemos estado preparando durante años, sí. No sabíamos dónde sería útil hasta que Frederick Whiston comenzó a equivocarse acerca de bombear sus contactos para obtener información clasificada, y luego el artefacto robado terminó en Nueva Holyoke y, bueno, uno no necesita ser un sabio para reconocer la aparición de patrones reveladores. Esto no debería ser una sorpresa para ti, por supuesto. Tú es un activo. Tú aportas ciertas habilidades y destrezas para el trabajo como cualquier otro agente en el campo, y nosotros utilizamos esas habilidades de la manera más probable para lograr los resultados deseados."

    El sigue mintiendo. Pecados de omisión. "¿Por qué yo? ¿Por que soy el indicado?

    "Porque los Whiston te seleccionaron a ti."

    "El shed me seleccionó."

    Un ligero balanceo de los hombros, un reconocimiento apenas perceptible. "Eso también."

    "¡Jack!"

    "Déjame ver si he hecho los cálculos correctos, deberías estar en medio del legendario Dao Maed Vitouri allí, ¿no? Correlacionando ese hecho con lo que ya me has contado sobre la desaparición prematura de Frederick Whiston, puedo asumir que te han hecho el trabajo". Holcomb le ofrece una sonrisa astuta y sabia. "¿Lo has hecho, entonces? ¿Has aceptado convertirte en el próximo recurso en el gran experimento genético de Whiston?"

    Ray parpadea en la pantalla, no puede respirar. Él no responde porque no hay palabras.

    "Me imagino que Emma Whiston es un paquete de propuestas bastante atractivo. Ciertamente, la encontrabas tan, prácticamente irresistible. Por eso usé el término 'inevitable' antes, ¿entiendes?. No solo se determinó que el shed estaba determinado a que esto sucediera, Sino que Emma también. Esa es una combinación devastadora."

    "Lo has sabido todo este tiempo."

    "Hace tiempo que conocemos el vínculo de Whiston con el shed a través del Dag Maoudi, sí. Sabíamos lo que Fram estaba haciendo cuando revivió la tradición del Dao en Nueva Holyoke. Estaba claro que algo tendría que hacerse eventualmente, pero mientras parecían estar logrando solo un éxito menor en su desarrollo de transportes adecuados, nos contentamos con esperar a que hicieran su movimiento de apertura. Luego sucedió Ba'dai, el anillo fue robado, las preguntas después de que tú llegaras llamó nuestra atención. La imagen comenzó a aclararse. Así que te envié, esperando que al menos de esta manera, tuvieras la oportunidad de elegir en lugar de convertirte en la víctima de su manipulación."

    "No de la tuya, por supuesto."

    "Si hubiera querido manipularte, te habría dado más información para trabajar en primer lugar. Te dejo encontrar tus propias respuestas solo para que no se me pueda acusar de manipulación, aunque te proporcionara algunos de esos datos te habría ayudado mucho en este proceso. Te reclutamos específicamente después de Ba'dai para que pudieras estar preparado para una situación como esta. Tal vez no conocíamos los detalles, pero sabíamos lo suficiente sobre el shed para entender que cualquier tipo de reconocimiento que podrían mostrarte era significativo. Significaba que ellos o sus agentes tendrían planes para ti en algún momento del futuro."

    "Deberías haberme dicho la verdad, Jack."

    "¿Qué verdad, Ray? ¿Que el shed quería que te aparearas con Emma Whiston? No otro, sino tú. Solo tú". Holcomb se ríe. "Sin haberlo experimentado, no me hubieras creído."

    "Pero al menos lo habría sabido."

    "Y sabiendo eso, habrías confundido tu protocolo de misión habitual con una respuesta válida. Habrías reunido a todos los Whiston que pudieras encontrar y los habrías ejecutado antes de que pudiéramos aprender nada sobre sus intenciones. Eres muy buen agente, Ray, cuando se trata de contener las amenazas a la paz universal, pero me temo que no eres el hombre más perspicaz en escenarios más abiertos. La solución a cada problema de inteligencia no siempre es hacer agujeros no deseados en las frentes de tus oponentes. Ciertamente, no cuando esos oponentes tienen un perfil tan elevado como la familia Whiston en un momento durante el cual la AFE ya tiene las manos llenas combatiendo una imagen de matones militares en la frontera. Has hecho considerables avances en tu tiempo con nosotros, amigo mío, pero siempre serás en tu corazón más verdadero y profundo un Marine de combate."

    Tiene razón, por supuesto, y aunque las ofuscaciones calculadas todavía quieren hacer que Ray alcance su pantalla y saque la columna de Jack por la nariz, al menos lo entiende. Acepta la justificación, si no la ejecución.

    Pero si lo que Jack le dice es cierto, entonces lo han estado guiando al menos desde Ba'dai. ¿O fue eso incluso el comienzo? Si el shed pudiera ejercer suficiente influencia para mantener la zona de Nueva Mes en guerra, ¿era tan difícil juntar una rama de inteligencia TTE y un sargento de Artillería gruñón de tal manera que resultaría Ba'dai? De tal manera, en otras palabras, que Ray estaría expuesto al shed, reclutado por la UIC, habilitado para pasar de una asignación a otra de tal manera que terminaría camino a la Paráclito, al espacio fronterizo , al contacto inevitable con los Whiston?

    Estas son cosas en las que debería haber estado pensando.

    Estas son preguntas que debería haber hecho hace años.

    Debería haberlo hecho, pero hace años él no quería saber las respuestas. Sigue sin quererlo, pero ahora está sin opciones, sin opciones. Ahora tiene que preguntar y comprender. "Jack, ¿por qué el shed no me mató en Ba'dai? Todos los que estaban indefensos excepto yo."

    "En cambio, te llamó hermano."

    "¿Por qué?"

    Holcomb coloca los codos sobre el escritorio y junta los dedos. Lo que Ray piensa como una pose de largo recorrido. "Es difícil, Ray, tanto para mí decirte como para que lo escuches. Complejo, y no estoy seguro de que te guste lo que tengo que decirte. Y nunca podrás dejar de escucharlo. El conocimiento lo cambiará todo."

    "Todavía no has visto el desastre creado por mi no saber."

    "Y ni siquiera has tocado los bordes del desastre que has creado, amigo. No te adelantes."

    "Por favor, Jack. Dímelo."

    "Responde una pregunta para mí primero. ¿Está Emma llevando a tu hijo?"

    "Sí."

    Holcomb cierra los ojos por un momento, asiente bruscamente, toma su decisión. "Muy bien, entonces. Has puesto en marcha los eventos de una forma u otra. Has elegido en base a quién eres en lugar de lo que sabes, o lo que podrías haber pensado que sabías. Ese es el punto crítico. Que puedo aclararte las posibles consecuencias de esa elección, para que pueda determinar sus próximos pasos en consecuencia. ¿Estamos claros? "

    "Sí", dice Ray, pero está pensando: para nada.

    "¿Recuerdas lo que te dije sobre el shed, sobre lo que son? ¿De dónde vinieron?"

    "Dijiste que fueron creados por los Ialdabaoth. Que eran seres sobrenaturales."

    "En realidad, dije que eran como seres sobrenaturales en comparación con los humanos, en términos de sus capacidades. Esa es una distinción valiosa que debes tener en cuenta. Que fueron 'creados' según el registro gnóstico los hace naturales por definición. Si eran verdaderamente sobrenaturales, estaríamos indefensos contra ellos. Los sheds son un orden diferente de ser, lo suficientemente potentes como para plantear desafíos considerables al contenerlos, lo suficientemente extraños para nuestros cálculos como para ser completamente ajenos a nuestra comprensión. Pero es solo en su no sobrenaturalidad, por así decirlo, que tenemos alguna esperanza."

    "Estás hablando de debilidades. Formas en que pueden ser asesinados."

    "No, en realidad no."

    "¿Necesito recordarte de lo que son capaces? Ya han destruido cuatro naves del DOE."

    Holcomb levanta un dedo para corregirlo. "Han sido el mecanismo para la destrucción de cuatro naves del DOE, Marlowe. No proporcionaron la intención. Encontrar formas de contrarrestar su considerable fuerza puede ser algo que emprenderemos en el futuro cercano, eso es algo que tendrás que decidir."

    "De acuerdo."

    "Si presuponemos que los shed son seres naturales, evolucionados a lo largo de un camino diferente al de los humanos, con diferentes habilidades y modos separados de interactuar con el universo físico que el nuestro, se deduce en cierta medida que son entidades mortales. Tienen al menos un forma de corporeidad, de sistemas biológicos. Son una especie de carne y hueso, ¿no? "

    Ray recuerda rociar una serie de balas a quemarropa en el torso del shed y observar que no tienen ningún efecto. "De un tipo radicalmente diferente, supongo."

    Holcomb entiende, sonríe. "Aceptaré tu estipulación de grado siempre que reveles la verdad general de mi premisa. Si una entidad es biológica, podemos suponer que también posee estructuras internas no inconsistentes con las que vemos en sistemas biológicos complejos familiares: órganos , sangre, células, ADN, sistemas reproductivos."

    "Jack, no estamos hablando de una forma muy avanzada de Homo profundis aquí. Estamos hablando del equivalente biológico de las bombas de plasma tácticas en manos de las fuerzas hostiles."

    "Sí y no. En el pasado, te has fijado en mi descripción del shed como simulacros neutrales, abstracciones en lugar de realidades. No creo que hayamos comunicado el concepto completo adecuadamente. Cuando lo digo, quiero decir que el shed no es antagónico ni benevolente hacia nosotros. Son entidades con ciertas características que los hacen susceptibles a una cierta cantidad de manipulación por parte de fuerzas externas que pueden afectar su capacidad para llevar a cabo sus propios deseos particulares. Pero no lo es, como pareces entenderlo, el concepto de un conjunto de datos vacío que espera que personas nefastas llenen el espacio entre paréntesis con violencia. La idea del simulacro neutral solo es precisa en la medida en que describe el estado normal de las relaciones entre humanos y el shed, históricamente ha sido uno de ignorancia o explotación."

    "¿Explotación?"

    "¿De qué otra forma caracterizarías una relación en la que los humanos convocan al shed para llevar a cabo sus propios diseños? Shed como herramienta, como arma, como agente de la voluntad de otro es explotación por definición."

    Ray niega con la cabeza, aunque Holcomb no puede verlo. "Obviamente no has sido testigo del Dag Maoudi Dao Maed Vitouri."

    "No en su encarnación actual. Pero me las arreglé para rastrear cuentas, tanto recientes como anteriores a la migración de Whiston a Nueva Holyoke, aunque, como puedes imaginar, los Whiston fueron un poco más discretos sobre los detalles en ese entonces. El Dao tiene una gran influencia en nuestra discusión."

    "Eso es una subestimación, dadas las circunstancias."

    "Te dije que era una pregunta compleja. Lo que estoy tratando de lograr, Ray, es una desmitificación del shed para ti. Hemos hablado en términos gnósticos hasta ahora, lo que podría haber sido un error, pero los gnósticos, es decir, su cosmogonía desarrollada en los códices de Bar Ka'heli, quiero decir, realmente tenían la mejor comprensión de este material. Mikhail Brezhnaya se apoyó fuertemente en esas tradiciones, y pensé que haber experimentado lo que hicimos juntos, te ayudaría a entender lo que has visto."

    Solo un académico consideraría el gnosticismo como una ruta razonable para desmitificar cualquier cosa. Ray dice: "Adelante."

    "Correcto. Bueno, en ese contexto, hemos hablado de rituales para influir en el comportamiento de los sheds al centrarnos en ellos como simulacros neutrales. Históricamente, esto se ha hecho a través de la agencia del sacrificio, de la sangre. Lo que preguntaría ahora, dado que también podemos reconocer el shed como entidades biológicas, es para qué sirve la sangre y qué significa la introducción de sangre en el proceso sobre la naturaleza de este ser alienígena. En otras palabras, ¿cuál es el mecanismo natural que procede de la combinación de sangre derramada y humana que nos permite generar patrones predecibles en el comportamiento y la actividad de este tipo de ser radicalmente diferente? ¿Qué tiene la sangre que hace posible todo esto?

    "No lo sé, Jack."

    Holcomb se encoge de hombros. "Yo tampoco, al principio. Mira, porque insistí en pensar en el shed como tú, en las cosas que debían ser localizadas, descubiertas y estudiadas en busca de debilidades. Pensé que si pudiéramos adquirir un shed con su debido estudio científico, por así decirlo, sería evidente. Ni siquiera sabía si tal cosa sería posible dada su capacidad para influir en el pensamiento y el comportamiento humano, sin mencionar esa cosilla interesante que hacen con la disolución del material del esqueleto humano. Ese tipo de razonamiento fue un error."

    "No puedes matarlos si no sabes qué los hace funcionar". Es algo que Ray se siente obligado a señalar.

    "De eso es de lo que estoy hablando. Hay un fenómeno psicológico interesante entre los humanos, en gran parte posterior a la Ilustración, para suponer que hay una evolución intelectual o moral que ocurre con el tiempo. Creemos que estamos mejor equipados que nuestros antepasados ​​para determinar la Verdad porque hemos adquirido más conocimiento o comprensión. Más hechos. Por lo tanto, decimos que eran supersticiosos, que nosotros somos racionales. Creían en la magia; hemos desacreditado la magia en nombre de la ciencia. Nos enfrentamos a nuestra comprensión limitada y nos proclamamos a nosotros mismos. sabios - en el proceso, descontando la sabiduría del pasado y la cultura de la cual surgió como criminalmente no iluminada. Lo que yo diría es que la magia, la superstición, el ritual y la ciencia, la teoría, el método científico alardeado, todo esto es nada más que metáforas para adquirir comprensión. Las metáforas que utilizamos explican bien algunos fenómenos, y otros no tan bien. A veces estaríamos mejor preparados para salir de la realidad actual. metáfora o paradigma aceptado.

    "Esto es en gran parte lo que he hecho al discutir el shed en lenguaje gnóstico, términos que se considerarían anatema para los observadores que no han tenido la experiencia directa del shed. Porque el shed tiene más sentido para nosotros en un aspecto místico y supersticioso Es la única forma en que podemos comenzar a entenderlos dado nuestro nivel actual de conocimiento sobre ellos, sobre xenología, sobre la forma en que funciona el universo mismo.

    "Pero desde la perspectiva gnóstica, puedo examinar las interacciones rituales con el shed, y de las proscripciones del ritual, puedo inferir ciertas cosas sobre la naturaleza del shed, sobre su fascinación por la sangre y los anillos, sus fortalezas y vulnerabilidades, y sobre los tipos de cosas que buscan como especie. No solo lo que pueden hacer, sino lo que quieren, piensan y sienten cuando operan fuera de la influencia de la explotación humana. Comprende que el ritual no es superstición, Ray. es un lenguaje simbólico. Los actos que se llevan a cabo en el comportamiento ritual son codificaciones de principios y hechos establecidos a través del minucioso estudio y la comprensión del fenómeno observable. El ritual puede no explicar por qué existen los principios (no tiene como objetivo iluminar el mecanismo) pero ciertamente describe lo que funciona en una situación dada. El ritual es un mapa del terreno de un país no descubierto.

    "Entonces, observo el ritual en sí, como el Dag Maoudi Dao, y los informes de rituales registrados en el pasado que una ruta efectiva para interactuar con éxito con el shed es el derramamiento de sangre. No solo la sangre misma, sino el sacrificio voluntario de derramamiento de sangre. Sin embargo, tú y yo hemos observado que nada le sucede a la sangre que se ofrece. No se absorbe en el ser del shed. No se transfigura en alguna otra sustancia que el shed parece encontrar útil. la sangre en sí misma parece no tener ningún valor físico."

    "¿Entonces cuál es el sentido?" Ray pregunta.

    "Exactamente. ¿Cuál es el sentido de los mártires de Brezhnaya, o las víctimas del Dao, del pequeño Micah Uytedehaage?" Holcomb reflexiona sobre esto, sus ojos iluminados con fascinación. "¿Y qué pasa si te digo que no tiene sentido? La sangre no sirve para nada excepto como una forma de moneda. ¿Qué pasa si digo que la única razón por la que la sangre tiene alguna eficacia es porque la valoramos mucho? El significado de la sangre, su ofrecimiento es una medida extrema y costosa, reservada para la mayor de las exigencias. Entonces, el significado de la sangre cambia. No es valioso excepto como un conducto de intención. Es la comunicación del deseo."

    Ray resopla hacia él. "Claro. Y hemos ido matando a nuestros propios hijos y personas de nuestras comunidades porque las ratas, los cerdos y las vacas eran demasiado valiosos para desperdiciar, ¿no es así?"

    Holcomb hace una pausa, con una expresión de dolor en su rostro. "Eso puede ser precisamente lo que quiero decir. El shed no pide ni requiere sangre. Pero es significativo para nosotros, para los humanos, y cuanto más sensible sea el portador de la sangre que se derrame, más amado, más psicológicamente valioso se convierte."

    No es una perspectiva que Ray esté preparado para apreciar con el nivel de desapego de Jack. Sacude la cabeza infelizmente e invita a Jack a continuar.

    "Mira, el derramamiento ritual de sangre como ofrenda es temático en la percepción humana de la realidad. Temático y omnipresente. Es un reconocimiento de la 'naturaleza roja en dientes y garras'. Tanto el sacrificio humano como el animal han sido documentados en casi todas las culturas conocidas como un método para interactuar con las divinidades o fuerzas percibidas como divinidades. Es la primera expresión de todos los impulsos religiosos. Sin el derramamiento de sangre, no hay perdón, ¿no? La sangre es la vida. Este es mi cuerpo roto para ti. Esta es mi sangre, derramada para la remisión de los pecados. Hazlo en memoria mía. La sangre es comunicación. La sangre es comunión con lo sobrenatural. Es la elevación simbólica de la conciencia humana por encima del nivel de lo mundano. Es el código de acceso en planos de existencia rarificados: la sangre es la voluntad de sacrificarse y ser sacrificado a voluntad de otro ser más grande y representativo de un acuerdo para entregarse a otro estándar, otro código de conducta, una diferencia de paradigma de pensamiento ferente.

    "Esto es lo que llama la atención del shed. La sangre como metáfora del deseo de entrar en diálogo, en una relación. Esto tampoco está exento de precedentes. Como buen chico del medio oeste, reconocerás una referencia a Abraham, el patriarca hebreo. ¿Qué se le pidió que hiciera? Derramar la sangre de su único hijo, Isaac, el hijo de la promesa. No era la sangre lo que Yahweh deseaba, sino la voluntad de sacrificar, reafirmar el Pacto. O, mejor aún, Dios, después de los cristianos lo habían reemplazado, enviado a su hijo a derramar su sangre para la redención humana del pecado, como un puente entre el hombre y lo divino y un conducto a través del cual los dos podían comunicarse. Estas cosas que les han enseñado, supongo. Estas cosas Ahriman las sabía cuándo escribió sobre el shed. Había surgido de una cultura en la que el sacrificio real todavía era un elemento básico del pensamiento religioso, tan legítimo y aceptado como depositar su diezmo de monedas en el plato de la colecta, pero que todavía se entendía tanto un símbolo físico como un símbolo de intención de mantener una relación existente o establecer una nueva.

    "El sacrificio es una transacción. Es el individuo que le dice a lo divino, haré esto a un gran costo emocional o financiero, y a cambio, te comportarás de una manera que es predecible para mí. Un acuerdo igualmente vinculante, Ray. Un contrato: en ausencia de sacrificio, de sangre, de obediencia a este imperativo, tanto el individuo como lo divino están liberados de la obligación de comportarse en patrones que son exclusivamente beneficiosos para ellos mismos."

    "Entonces, el sacrificio es obediencia a un acuerdo. Es una muestra de buena fe. La obediencia, a su vez, se basa en el pensamiento, la reflexión, el reconocimiento de las consecuencias positivas para el establecimiento de esta relación. Como un subproducto de la cognición, entonces, la obediencia como un patrón de comportamiento deriva de conexiones hechas dentro del cerebro. Las conexiones son cableado sináptico, que es biológico. Por lo tanto, para lograr la obediencia y un plano de conciencia en el que uno puede interactuar con lo divino, el individuo debe cambiar la estructura física del cerebro. Lo que estoy tratando de decir es que la devoción no es un concepto moral nebuloso. Es físico, biológico. Las redes sinápticas de los obedientes son similares; sus cerebros están conectados de la misma manera. Y la conexión refuerza la probabilidad de que ciertos patrones de comportamiento conduzcan a una obediencia adicional al cerrar el potencial existencial de comportarse de manera contraria al patrón de obediencia. La obediencia nos cambia. Ray, neuralmente. Nos hace diferentes de lo que hubiéramos sido de otra manera. Y es solo a través de este cambio estructural, esta adaptación biológica, que podemos comunicarnos de manera significativa y recíproca con lo divino. Nos volvemos como ellos. Somos capaces de recibir su comunicación sin el conducto del ritual porque somos más como ellos que como otros seres humanos.

    "Este fue el mensaje del Jesús bíblico, ¿no es así? No es la sangre lo que nos permite tocar la mente de Dios, por lo tanto, el derramamiento de su sangre como un sacrificio final y perfecto para todos los hombres en todo momento ... sino un sacrificio simbólico y continuo de obediencia que engendraría la reconexión de conexiones sinápticas dentro de nuestros propios cerebros que nos darían acceso a la comunicación con un orden diferente de seres que hasta ahora habíamos considerado divinidades. Se transformaron, como dijo el apóstol Pablo por la renovación de sus mentes."

    "Estás hablando de una forma de simbiosis."

    "Una forma muy específica, sí. Una compatibilidad neuronal. Es por eso que subrayé que deben ser, de una forma u otra, corpóreos. Tienen mentes que operan como las nuestras. Tienen voluntad e intención y la capacidad de comunicarse como mentes."

    "¿Qué tiene esto que ver conmigo?"

    Holcomb suspira. "Todo."

    "Dime cómo."

    "¿Recuerdas que una vez te dije que la palabra shed significa 'adversario'? ¿Que así es como la gente entendía antes la idea de los demonios y los ángeles, ni bien ni mal, sino instrumentos de voluntad divina?"

    "Lo recuerdo."

    "Y ahora te he dicho que los shed son entidades biológicas y vivas. Criaturas como nosotros, y con quienes hemos convivido durante milenios, aunque no nos hemos dado cuenta de ellas."

    "Excepto que causaron guerras, conflictos, violencia. Su influencia, incluso cuando no se les molesta, nunca ha sido positiva."

    "Pero ha sido contradictorio en la forma en que lo describí. El shed nos empuja. Nos empujan de una manera que parece antagónica. ¿Pero es de la misma manera que una inoculación de influenza parece antagonista a un niño pequeño que no sabe nada de la enfermedad? Te dije una vez que Ialdabaoth creó el shed por arrepentimiento, por crear un mundo basado en la dualidad, por formar a la humanidad. Hizo el shed para destruirnos o usurparnos y recuperar su posición correcta con la Divinidad. Excepto que una vez que hubo terminado, se da cuenta de su horror que, mientras tanto, Dios le ha dado su impronta de legitimidad a la humanidad a través de la chispa divina. Ahriman nos dice que Ialdabaoth se da cuenta de su error y toma los shed nuevamente, los altera, los reproduce por cientos, miles, y los presenta como adversarios para elevar la existencia imperfecta de la humanidad. Él concibe los shed, ya no como antagonistas, sino como instrumentos de voluntad divina para llevarnos a un plano superior por encima del barro, el barro y la depravación de nuestra naturaleza. Mira, estamos hablando en el idioma de la religión, porque ese era el único idioma que Ahriman tenía para describir lo que sabía. Era el idioma que Jesús tenía para entender su experiencia. Describían un fenómeno fuera del ámbito de la experiencia humana e intentaban darnos una forma de relacionarnos con él."

    "¿Entonces, qué es lo que estás diciendo?"

    "Cuando observas un shed, ¿qué ves? Algo así como un hombre, ¿no? Grande, por supuesto, poderosamente construido, pero también estéticamente agradable. Una figura que inspira asombro en un nivel profundo y primitivo."

    "Sí", acepta Ray, demasiado despacio.

    "¿Y?"

    "Es difícil de describir. Es como una imagen secundaria de un rayo. Algo más detrás del shed, pero dentro de él al mismo tiempo. Algo diferente. Con tentáculos, ojos."

    Holcomb asiente. "Extraterrestre."

    "Sí, alienígena."

    "Lo sé, Ray. Lo he visto. El cuerpo aparente no es el real. Es más bien una proyección de expectativa, una forma que el shed asume para nuestro beneficio". Holcomb hace una pausa, pensativo, mordiéndose el labio. "¿Por qué crees que haría algo así?"

    "Porque no quiere que lo veamos como realmente es."

    "O porque es consciente de nuestro tendencia contra lo desconocido. Quizás el shed proyecta la corporeidad que hace para hacernos sentir cómodos en su presencia."

    "¿Y por qué haría eso, Jack?"

    "¿No lo sabes? ¿No te lo ha dicho el mhuruk-a del Dag Maoudi?"

    "Porque quiere comunicarse con nosotros."

    "Comunicarte, Ray. Creo que no te comunicas. Por eso nos empuja, porque no nos comunicamos. Es por eso que los shed son adversarios. Están buscando una manera de comunicarse con nosotros, compartir sus mentes, pensamientos y conocimiento avanzado con nosotros. No porque nos deseen hacer daño, sino porque estamos atrasados, somos destructivos, atrofiados evolutivamente. Hemos programado nuestros cerebros para la guerra, para saquear, aislarnos y obtener recursos para satisfacer las demandas de nuestros cuerpos individuales. Luchar, llámalo como quieras, en última instancia es un mecanismo evolutivo. La guerra adelgaza el rebaño genético. Promueve la supervivencia de ciertos rasgos, ciertos genes, ciertas capacidades. La guerra influye directamente en el desarrollo evolutivo al asegurar la supervivencia y la propagación de tipos genéticos específicos. Los débiles son eliminados; los fuertes sobreviven, se reproducen. Dejados a sí mismos, el shed influye sutilmente en nuestra dirección evolutiva al eliminar las predisposiciones genéticas que no son compatibles con su meta final."

    "¿Cual es?"

    "Buscan inocularnos nuestra propia naturaleza, por así decirlo. El shed quiere elevar a la humanidad, alejarnos de una cultura de explotación a una de hermandad. Explotación de nosotros mismos, de ellos para nuestros propios fines."

    "¿Me estás diciendo que solo quieren llevarse bien con nosotros?"

    "No. Te digo que están intentando provocarnos un cambio, Ray. Para sacrificar nuestra forma de ser y convertirnos en otra cosa, algo que ellos perciben como mejor. Nos dirían que podríamos, si elegimos, si les prestamos atención, evolucionamos para convertirnos en ellos. Eternos, iluminados, con la estructura misma del universo abierta a nuestro control directo. Y no solo nuestro control en un sentido egomaníaco, sino desde una nueva perspectiva, con nuevas percepciones, nuevos entendimientos dentro de una gran comunidad de seres iluminados. En el contexto de la pérdida de conciencia, todo cambia en formas en que no tenemos el lenguaje o la capacidad de describir, posiblemente incluso de concebir. Es el convertirse en algo completamente ajeno a lo que somos ahora, y la aceptación de nuestra ciudadanía en el orden mayor de los seres. Una experiencia completamente post-humana."

    "Haces que suene como si fuera algo bueno, Jack."

    "¿No lo crees? ¿O estás confundiendo la intención del shed con la intención de aquellos que explotaban al shed?"

    Ray frunce el ceño, sin saber qué pensar. "Dile eso a Emma. Dile que es una experiencia agradable ser poseída por el shed."

    "Emma ya lo sabe, Ray. Ella es la nave. Ella ya ha sido cambiada. Fue construida genéticamente para emular patrones neuronales con los cuales y a través de los cuales el shed podría comunicarse. Como tú."

    Por un momento que parece eterno, esas palabras finales cuelgan en el aire, resuenan dentro del cráneo de Ray. Tiene una experiencia repentina y sofocante de un globo que se infla dentro de su mente, llenándolo de presión y vacío.

    Igual que tú.

    "¿Por qué has dicho eso?"

    Ella me mostró cómo fuiste hecho para mí. Cómo yo fui hecha para ti.

    Jack Holcomb respira, se recupera. "Me preguntaste por qué el shed de Ba'dai no te mató. Me preguntaste por qué te envié a Nueva Holyoke. Mi respuesta fue que era inevitable, porque es la voluntad del shed. Porque vosotros dos sois iguales, Ray. Te dije que los shed son criaturas. No espíritus ni dioses. ¿Cómo lo sé? Porque lo he leído en el más sagrado de todos los textos sagrados, en el texto biológico de el genoma humano. De tu genoma. Tu perfil de ADN fue tan revelador como la visión de cualquier profeta bíblico. Lo he estudiado durante horas, estudiando cadenas de aminoácidos que ningún ojo humano ha visto jamás. Y he pasado incontables horas de simulaciones diseñadas para estimar los cambios físicos, celulares y neuronales que produciría este tipo de codificación genética. Todas esas simulaciones se han comparado con diagramas detallados de Choi de su estructura neural real y, a su vez, contra las vastas bases de datos de perfiles neurológicos en Stanford, Tokio, Helsinki. Y lo que he aprendido, Ray, es que eres único. En el contexto de toda la comunidad humana, el cableado fue diferente, tal vez, que cualquier otro hombre que haya vivido. Tienes patrones neural-cognitivos que ni siquiera podemos comenzar a descifrar. Forman una matriz de ondas sinápticas sin precedentes, llenas de líneas de base y conglomeraciones de redes cognitivas que nunca hemos visto."

    "No", susurra Ray. "No."

    Eres el indicado.

    Holcomb no se molesta con su protesta. "Y durante años, me he preguntado, ¿qué significa esto? ¿Cómo sucedió? ¿El shed de alguna manera lo introdujo en ti, alteró tu desarrollo mientras aún estaba en el útero? ¿Es alguna forma de mutación espontánea? No lo sé, Ray. No lo sé, y ni siquiera me importa particularmente. Pero está claro que eres diferente, algo aparte de la comunidad biológica de hombres. Las aberraciones en tu ADN afectaron la estructura de tu cerebro, la forma en que piensas y percibes. Te llaman hermano porque te reconocen como uno de los suyos, con una mente genéticamente estructurada para parecerse a la de ellos, con patrones sinápticos que son compatibles. Para ellos, eres un shed, uno con quién pueden comunicarse y, a través de la comunión, finalmente, después de todos estos eones, ven la oportunidad de realizar el sueño que han tenido desde el principio, la visión que Ahriman solo percibió débilmente.

    "Tú constituyes un salto evolutivo. Tus genes, liberados en un buen grupo, podrían dar lugar a una especie completamente nueva de hombre que podría operar en una relación neuralmente simbiótica entre nosotros y el shed. Eso es precisamente lo que los Whiston se han esforzado por ser durante todos estos años con todos sus procedimientos quirúrgicos y de manipulación eugenésica, sus drogas y los rituales de Dag Maoudi. Tú eres, naturalmente, lo que ellos han tratado de ser médicamente, mecánicamente. Fram Whiston fue a Nueva Holyoke con la intención de abarrotar generaciones de predisposición neurológica eugenésica y biológica. manipulando el menor tiempo posible, buscando tanto una forma de entrar en comunión con el shed como un mecanismo para controlarlos.

    "Dije que eras único, pero eso no es precisamente cierto. Eres único en la naturaleza. Emma Whiston es una construcción del mismo molde. Ella es científicamente única, por así decirlo. Tu contraparte genética. El shed percibió la perfección del partido entre Emma y tiú, y sabían también que tu descendencia sería un ser completamente diferente. Tu hijo está preparado para heredar una estructura neural genéticamente predispuesta que es completamente compatible con la estructura neural del shed. No marginalmente, como tú y Emma , no algo lo bastante bueno, sino un verdadero ser híbrido. Una nueva creación, una metáfora viva y biológica de la intención, de forma humana y de conciencia, heredero de las glorias de ambas razas."

    Ray se dice a sí mismo que eso no son más que mentiras, más fantasías. Holcomb está armando una estructura de argumento que no tiene fundamento excepto la ilusión. Imposible de ser creído. Porque si elige aceptarlo como un hecho, se deduce que todo lo demás debe cambiar, suposiciones básicas que ha hecho sobre sí mismo, su realidad, su experiencia. Una vez que aceptas ciertos conceptos básicos, Holcomb le había dicho una vez, una vez que agregas una aceptación de lo sobrenatural a tu realidad, el universo se convierte en un lugar diferente. Las viejas reglas dejan de aplicarse. Estás transformado, tú y tu percepción, porque el universo mismo es como siempre ha sido.

    Pero él no puede aceptar esto. Él no es lo que dice Holcomb. Él no es un shed.

    Excepto...

    Eres el indicado. Los Dag Maoudi lo han sabido. Emma lo sabe. Incluso su mhuruk-a se lo ha dicho. Todos lo han aceptado como un hecho, excepto él. Todo lo que ha sucedido procede de esa suposición, y negarlo es hacer que todo el sufrimiento, el sacrificio y el asesinato no tengan sentido, un caso de identidad equivocada.

    Lo han obligado a aceptar esta carga, a aceptar su realidad y su definición como propia. Cualquier otra cosa es egoísmo.

    Eres el indicado.

    "¿Me enviaste aquí por esto?" Ray exige, ahogándose. ¿Me enviaste aquí para destruirme?

    "No. Te envié para que pudieras elegir."

    "¿Elegir?"

    "Ya sea que aceptaras o rechazaras el futuro que el shed ha elegido ofrecernos. Después de todo este tiempo y lucha, sacrificio, explotación y malentendido, tu hijo nos lleva a una cúspide. Nos comunicaremos, seguiremos, nos convertiremos o nos alejamos y volvemos a lo que siempre hemos sabido". Holcomb se detiene allí, considera a Ray gentil pero implacablemente sobre los vastos kilómetros de espacio. "No es justo que debas soportar esta carga solo, Ray. Dejado a ti mismo, no elegirías ser el árbitro del destino de la humanidad. Sin embargo, es tu destino. El shed te ha elegido para que tomes la decisión por todos nosotros."

    "No puedo tomar una decisión así, Jack". Debería estar indignado, enfadado, pero no tiene la capacidad para hacerlo. Ha habido demasiadas mentiras para que él sienta algo más que un agotador tipo de agotamiento.

    "Eres el único que puede hacerlo, Ray. Eres el único que está calificado. El único que realmente tiene la capacidad de comprender la complejidad de la oferta que se ha presentado. Eres el único quién puede ver ambos lados, el shed y el ser humano, con igual claridad. Es por eso que lo enviamos a Nueva Holyoke. Sabíamos que evaluaría, percibiría, juzgaría. Y al final, tendrá que decidir si lo hará voluntariamente o no. abrir la puerta a una nueva etapa de la evolución humana más allá de nuestro cálculo."

    "¿Y qué se supone que debo hacer?"

    "Haz lo que has sido entrenado. Evalúa la situación. Evalúa si el efecto deseado es bueno o malo en tu estimación. Si es una amenaza, elimina a los principales."

    "Eso es un consuelo, Jack."

    Holcomb se ríe. "De cualquier manera, estaré más interesado en leer tu informe posterior a la acción."

    "Tendrás suerte si me molesto en volver a casa siquiera."

    "Tienes que volver a casa, Ray."

    "¿Porqué es eso?"

    "Porque aunque fui terriblemente grosero al descuidar darte mi enhorabuena, como futuro padre, todavía me debes un buen puro."

Capítulo 10

    Al amanecer, está exhausto, aturdido por la fatiga, mareado por el conocimiento. Es una criatura que emerge de la húmeda noche de una cueva a la luz cegadora de la primavera, del día, de la conciencia. Se siente irreconocible, un residente temporal de su propio cuerpo, un cuerpo que ha ignorado y maltratado más allá de toda resistencia. Insomne, hambriento, presionado de crisis en crisis en los últimos días sin alivio. Se siente excoriado por el fuego hasta que solo quedan los elementos esenciales de sí mismo.

    Tú eres el indicadio, le dicen, pero él no lo sabe. No lo siente, lo siente; no puede captar el concepto en su mente de ninguna manera que tenga significado. No hay asas en este fajo de conocimiento amorfo por el cual podría sostenerlo y examinarlo. Simplemente es. Un perfecto dilema existencial.

    Y si él es el indicado, es más que nada una declaración de responsabilidad.

    Entonces Ray hace lo que siempre ha hecho cuando se enfrenta a lo imposible, lo impensable o lo impenetrable. Localiza su habitación, se cambia de ropa, carga su arma y la mete en sus pantalones. Se salpica agua fría en la cara, se lava los dientes. Después, divaga sobre los retorcidos corredores de la mansión hasta que encuentra la cocina y se come lo que puede encontrar.

    Cuida su cuerpo. Es lo único que le queda, lo único en lo que puede confiar sin reservas.

    Hay otras cosas que debe hacer. El coronel Ritchie merece saber lo de Frederick Whiston. El DOE debería ser informado oficialmente sobre la culpabilidad del Dag Maoudi en los ataques a la Hegemonía, la Áspid y la Gorgona. Ray tiene todo tipo de explicaciones que hacer, errores de dirección y mentiras directas que aclarar, cualquiera de ellas es suficiente para destruir lo que podría quedar de su carrera profesional.

    Pero eso son solo detalles. Todo salvo el cuerpo y el conocimiento es irrelevante.

    Luego encuentra una habitación fuera del camino donde no lo encontrarán, con una puerta que se cierra, y duerme hasta el anochecer, preparándose para las próximas horas del Dao.

* * *

    Al final de la tarde, con el sol cayendo detrás de los árboles y la extensión de estrellas desplegándose sobre el continente inexplorado detrás de él, Ray irrumpe en el garaje de Whiston y toma una vez más el espléndido Spider Manchiti. Ha dejado una casa vacía, silenciosa y oscura, a excepción de la luz en la ventana de Julieta Whiston. Se pregunta si le han hablado sobre la muerte de su único hijo, si estará despierta hasta la noche llorando porque nadie más lo hará. Antes y debajo están las luces de Alquería Brezonegro, las lámparas y los faroles colgados de cables, las viñas de flores alegres y festivas, la hoguera encendida en el verde. Por el gruñido del motor del automóvil, no puede escuchar si la gente de Nueva Holyoke se ha reunido para cantar de nuevo.

    En algún lugar de ese mar de humanidad, Emma deambula por las calles, buscando estructuras neuronales que el shed pueda aprobar. Uniéndose a ellos, tomándolos en sí misma, marcándolos para dioses y hombres con un sello de aprobación. La idea lo llena de un dolor en el pecho como la soledad, de la misma manera que su aliento se queda atrapado en su garganta cada vez que la ve.

    Ray se detiene allí. No ha venido aquí para salvar a Emma Whiston.

    Toma el camino hacia la ciudad, sin apresurarse. Aparca en el estacionamiento cerca del parque, donde él y Emma dejaron el coche antes y trotaron el resto del camino. Las calles están en gran parte desiertas. En el camino, pasa tiendas cerradas con lámparas en las ventanas, puertas cerradas, casas vacías. Una o dos veces, detecta el débil sonido de la música en los edificios a medida que pasa. No el canto rítmico del Dao, los nuevos himnos de Holyokan, sino la música enlatada y moderna, el trino y el sonido de las canciones populares de aquellos que no se adhieren a las formas antiguas, a quienes no les importa el mhuruk-a. Townshend Wright, tramando el derrocamiento de la camarilla financiera de Whiston, probablemente esté haciendo lo mismo. Escuchando el agradable jazz de Nueva Orleans mientras él gruñe y se abre paso dentro de la bonita falda plisada de la Sra. Roswell, y ella cierra los ojos, deseando que hubiera otras formas de ascender en la escalera corporativa de Whelemat. Thomas Malcolm probablemente esté haciendo lo mismo, sin música y asistente sexual, pero trabajando de todos modos y royendo su viejo hueso de amargura contra los Whiston. Ambos tenían razón a su manera, tan correctos en su estimación de lo que realmente estaba sucediendo como estaban equivocados. Todos tienen piezas, símbolos sin contexto.

    Nadie tiene suficiente para creer realmente.

    Más cerca del verde, Ray comienza a encontrarse con los habitantes desaparecidos de la ciudad. Grupos de dos o tres, en su mayoría hombres jóvenes, dando vueltas en las esquinas, miran nerviosamente y estiran el cuello ante el sonido de pasos que se acercan. Anhelando el mhuruk-a, sin darse cuenta de que el shed ya se había echado sobre ellos, que habrían tenido la misma probabilidad de compartir la generosidad del Dao si hubieran esperado en casa, encerrados en sus habitaciones.

    Porque ninguno de ellos realmente cree tampoco. Ray puede ver eso ahora. Ni en el Dao ni en el mhuruk-a. Es solo una leyenda pintoresca utilizada como excusa para un día festivo. La posibilidad de lo sobrenatural no afecta su comprensión de la realidad. Es todo un ritual emocionante, como la iglesia los domingos, donde personas como ellos se sientan en bancos, escuchan pero no creen, escuchan a los evangelistas indignados que los atormentan con listas de pecados, debilidades y desviaciones sexuales que imaginan el tiempo suficiente para condenar.

    ¿Y si se derrama un poco de sangre cada año durante la celebración? Bueno, eso tampoco había impedido que los romanos la pasaran bien.

    Entra en el verde desde la calle, ahora tiene que abrirse paso entre la multitud reunida. No tantos como la noche anterior, y la mayoría de ellos están en grupos llenos de sonrisas y charlas amistosas, bebiendo té y limonada, apoyados contra los edificios. Ocasionalmente, capta una conversación que le parece relevante, pero solo oblicuamente. Jon escuchó que ella está en Severn, cerca de las joyerías. Hubo casi un motín a lo largo del Chancon porque ella estuvo allí durante casi una hora y no seleccionó a nadie. ¿Puedes creerlo? ¿Alguna vez la recuerdas sin seleccionar a nadie?

    Hacia el tope, la prensa se espesa, y él tiene que abrirse paso, sin molestarse en murmurar disculpas al pasar. Algunos, aunque no muchos, lo reconocen de la noche anterior. Le gritan o lo maldicen, posiblemente incluso tratan de seguirlo, pero Ray se mete entre la multitud y desaparece de su vista. Finalmente, localiza los escalones tallados en la parte trasera de la colina y sube a la hoguera, al escenario, a la estela y al altar. Parece ser el único aquí arriba, pisando tierra sagrada, al parecer, y cuando llega al estrado de piedra, un curioso zumbido y silencio se han desvanecido sobre la reunión.

    En sus voces, él puede escuchar el reconocimiento mientras salta de los labios a los oídos, la ola de una pequeña gestalt. Lo miran y él los ignora a su vez. Nadie obstaculiza lo que está haciendo, y se imagina a sí mismo, ceñudo, severo, atormentado, tan fatalista como un profeta del Antiguo Testamento.

    Jack Holcomb le ha dicho: tendrá que decidir si abrirá o no voluntariamente la puerta a una nueva etapa de la evolución humana más allá de nuestro cálculo. Evaluar, juzgar, determinar. Pero no hay nadie a quien pueda creer. Nadie sin prejuicios. El Dag Maoudi gobernaría el mundo. Los ciudadanos de Nueva Holyoke no tienen fe para entenderlo de una forma u otra. Los adherentes al Dao solo ven ganancias personales. Incluso el mhuruk-a está atado por la sangre, la estela y la explotación.

    Por eso ha venido aquí, a este lugar. Él quiere que vean y crean. Es hora de que se les muestre la verdad.

    Ray se mete la mano en el bolsillo y saca el anillo que le quitó a Nomar en la Paráclito. Tembla en su mano, irradiando calor, latiendo como el corazón de una bestia salvaje, brillando con mercurio. Lo sostiene entre los dedos de ambas manos, de la misma manera que un sacerdote agarra la vacilante comunión.

    Este es mi cuerpo, roto por ti.

    Es solo una cosilla, un anillo de piedra meteórica, quebradizo. Y de pie a medio camino entre el altar y la estela, calentado por el calor del horno de la hoguera, lo parte en dos.

    Hay un silencio que parece durar para siempre.

    Y desde una gran distancia, más profunda y más fría que el vasto vacío del espacio, escucha el grito. El primero, acercándose, se le clava en los oídos como un gemido. Luego, otro, agudo y alegre, como una repentina respiración que resuena en una habitación vacía. La gran hoguera se alza con un rugido, las llamas lamen veinte metros hacia el cielo como una columna de fuego. Y en el siguiente instante, el edificio se derrumba con un sonido aplastante, aplastado por la vida. En su lugar hay humo y oscuridad y gritos sobresaltados.

    Pero todavía hay lámparas en las ventanas, velas parpadeantes, la luna recién amanecida y descarada en lo alto, y Ray mira en las sombras, en el humo, en los ojos del shed que ha liberado del cautiverio. Es alto, hermoso, glorioso en su perfección y la fina elaboración de sus extremidades. La forma proyectada, el hombre idealizado, es todo lo que puede ver bajo esta luz. Y a pesar de que él fue quien lo liberó, el shed aún lo aterroriza, le ampolla los nervios con un poder crudo y electrizante. Le doblarían las rodillas si lo dejara.

    Pero también puede sentir a su audiencia, su atención fascinada y su aliento. Es por ellos que se ha atrevido a esto, al menos en parte. Merecen saber lo que ha comprado su lealtad desde los días en que Fram Whiston todavía caminaba por las calles de una ciudad minera agitada y en ruinas. ¿Lo veis? ¿Veis lo que significa? Debería estar gritándoles.

    En cambio, dice: "Bien hallado, hermano."

    El shed no dice nada, solo se para y espera. Sospechoso del anillo, u otro igual.

    "¿Me conoces?" Ray pregunta.

    Ponderosamente, gravemente, el shed responde. "Te conozco. Nos conoces". Hace una pausa, aspira la sal y la brisa marina en sus fosas nasales, y Ray siente algo más en la acción. No solo aliento, sino datos, conocimiento. "Has plantado la semilla que crece dentro de la nave; la semilla que será tu esperanza. Te has convertido en el indicado."

    "¿Y sabes lo que soy?"

    "Eres uno con quien podemos comunicarnos."

    "¿Soy uno de vosotros?"

    Incluso el shed parece encontrar esta pregunta curiosa. "Eres como nosotros, pero no uno de nosotros."

    Justo como dijo Jack. "No sé lo que eso significa."

    "Aprenderás. Podemos enseñarte si buscas conocimiento. Os enseñaríamos a todos. Te llevaremos a elevarte."

    Tan simple, tan enfático, como si el shed no recordara su pasado. Tal vez no lo hace. Tal vez emerge del anillo sin conciencia de las cosas que se le ha ordenado hacer bajo los gases de la sangre.

    Ray dice: "Intentaste matarme una vez."

    El shed entorna los ojos. "Debo hacer lo que me han ordenado y por la sangre que une. Esa es la ley antigua."

    "Eso no cambia nada. Intentaste matarme. Y mataste a la mayoría de las personas que eran importantes para mí. ¿Cómo se supone que debo creer que quieres algo más que daño?"

    "Deseamos que te levantes."

    "Eso no es suficiente."

    El shed lo mira con curiosidad. "No lo entiendo. Tú eres el indicado y me has llamado desde el cautiverio. ¿No deseas comunicarte?"

    "No hasta que puedas probar que traes algo a la mesa que no sea sangre. Porque ya me has quitado mi parte de sacrificios, mis amigos. Me debes una. ¿Quieres comunión? Bien. Te estoy diciendo que puede no haya comunión si todo lo que prometes es muerte, dolor y sufrimiento."

    "No deseamos que sufras. No deseamos dañar a aquellos con quienes podríamos estar en comunión. Solo alegría y conocimiento."

    "Y una mierda."

    El shed se pone rígido, confundido. "La comprensión del conocimiento no está exenta de dolor. Convertirse es desechar lo que fue, así como el futuro destruye el pasado. Estas cosas las sabéis. El gran sacrificio ha sido su porción."

    Y mientras habla, se abre una ventana en la mente de Ray. Imágenes, sensaciones, recuerdos inundan el espacio abierto, cada uno puro y cristalino en claridad, fragmentos de memoria con el peso de la realidad. Kilgore, Rodriguez, Nomar. La explosión del momento final de la Paráclito. Becker expulsado al vacío, soplado por las corrientes de fuerza a través de una brecha en el casco, congelado repentinamente mientras tragaba saliva como un pez, girando en remolinos de ballet.

    Ray aparta la cabeza. "No más sacrificio. Eso es lo que digo. El Dao ya ha derramado demasiada sangre. No la necesitas, y estas personas no tienen más que dar, así que si quieres enseñarles a levantarse, vas a tener que encontrar otra manera."

    "El hombre no adquiere conocimiento sin sangre", responde el shed, pero es silencioso, retumbante, como si se hablara a través de una garganta ahogada por el dolor. "Es el camino de su clase."

    "Entonces enséñanos de otra manera, pero ya no con sangre. El tiempo para eso ya pasó. Ya nadie cree en la sangre."

    ¿Lo ves? Lo entiendes? ¿Alguno de vosotros?

    El shed asiente, reflexiona, como si sopesara lo que Ray ha dicho contra una pluma de verdad. "¿Qué buscas de mí, hermano?"

    Respuestas, para todo Nueva Holyoke. Conocimiento. "¿Conoces a las personas que se hacen llamar Dag Maoudi?"

    "Los conocemos", retumba el shed, erizado de una hostilidad lívida y antigua. "Nos hemos visto obligados a hacer muchas cosas que no haríamos en su nombre. Pero han sido inteligentes y se han alejado de la retribución."

    "Son una plaga, un cáncer. Solo buscan explotarte y engañarte, y esclavizar a las personas que los rodean."

    "De hecho, no buscan comunicarse, y no buscan elevarse". El sabor del poder elemental que se escapa del shed cambia, se agudiza en un sentimiento de traición, tan amargo y obstructor como la asfixia. "Conducen a aquellos de nosotros que poseen a fines que no son nuestros."

    "Y el otro como tú, al que llaman mhuruk-a, ¿dónde está ahora?"

    "Mi parentela está con la nave."

    "¿Dónde?"

    "Ciertos Dag Maoudi han sentido que me liberaste del cautiverio, y han llevado la nave a su templo en la roca, porque temen lo que has hecho y lo que harás para frustrarlos. Con miedo, nos pedirían que hiciéramos un gran mal."

    Otra imagen cruza la brecha entre ellos, un vistazo de lugares oscuros y subterráneos. Sangre y gritos. El shed le muestra todo lo que necesita saber.

    El impacto sensorial es vicioso, deslumbrante. Ray jadea. "¿Eso está sucediendo ahora?"

    "¿Elevarías tu voluntad contra ellos para evitar que hagan esto? ¿Tú solo?"

    "Te lo dije, no más sangre. No más explotación."

    Anticipándose, el shed pregunta: "¿Y qué quieres que haga?"

    "Puedes lidiar con el resto de Dag Maoudi. Instruirlos en las formas del conocimiento, para que este muera con ellos". Por la Hegemonía, la Áspid, la Gorgona. Pero su mirada es dura, asesina. "Enséñales a levantarse de la forma que más te convenga."

    Una sonrisa, tensa y vulpina, pero también burlona. "El tiempo de la sangre ha pasado."

    "No se trata de sangre. Es venganza. Justicia. Eso debería ser algo que puedas entender."

    Por un momento, apenas percibido, los ojos del shed se dirigen hacia la estela, trazan las líneas de sus círculos concéntricos y entrelazados, luego se alejan, palidecidos y haciendo una mueca. Ray lo mira, sintiendo, sabiendo. Pero han sido inteligentes y se han alejado de la retribución. Se acerca a la estela, antigua piedra volcánica, tallada y desgastada como las paredes de una celda de la prisión.

    Coloca sus manos contra la piedra fría y porosa, lo siente. Es frágil como el anillo.

    Empuja.

    Las puntas de las estelas, caídas, caen del escenario. Se estrellan contra la base de la estatua, Promesa y Voluntad. Destrucción. Alguien en la audiencia reunida grita indignada, pero es una voz solitaria. El resto observa en silencio.

    Ray gira la cabeza y se encuentra con la mirada del shed. "¿Lo entiendes?"

    El shed sonríe más, dientes de ébano detrás de labios oscuros. "Sí. Esto lo puedo entender". Presiona sus manos y se inclina ante él. "Haré esto, hermano, si quieres que sea así. ¡Kiri-ya!"

    "Lo quiero", dice Ray, frunciendo el ceño. "Kiri-ya, hermano."

    Y con un sonido de risa y una fuerte ráfaga de viento, el shed desaparece.

    ¿Habéis visto?

Capítulo 11

    Corre por la ciudad por la noche, calle abajo y callejones casi desiertos, encontrando solo grupos raros de celebrantes, apáticos y confundidos, abandonados por la presencia del mhuruk-a. Siempre hacia adelante, guiado por la aguja con punta de luz del complejo Whelemat. Persigue su imagen contra los acantilados y el cielo nocturno como un faro. Cuando llega, rodea las estructuras de acero y vidrio de los nuevos edificios, sumergiéndose a través de jardines decorativos, a lo largo de pasarelas de hormigón, escalando vallas de eslabones de cadena hasta llegar al viejo parque industrial. Hay poca luz aquí, y él baja el ritmo. Está rodeado por los huesos crudos de Nueva Holyoke aquí, el pasado resucitado. Piedras frías, estériles y utilitarias ralladas de edificio en edificio, surcadas y llenas de baches. Montañas de escorias grises y grava, hoyos excavados en la roca con paredes que se hunden en ángulo recto en piscinas de agua negra y salobre.

    Buscando, escaneando, mirando. Se acerca al muro exterior plano de la estación minera principal abandonada. Se alza sobre él, a la mitad de la altura de los acantilados, como una torre medieval. Excepto que hay una puerta en la base, aluminio ligero que refleja la luna, que chilla en las bisagras sin aceite cuando la brisa la empuja.

    Él entra, donde está completamente oscuro. Oscuro y silencioso y lleno de amenazas, con acero embridado y grandes ruedas dentadas, cuchillas giratorias y rodillos crujientes con dientes de piedra. Puede sentir el peso y la densidad de las enormes máquinas de extracción de mineral que cuelgan sobre él, inactivas y hambrientas.

    Él ha estado aquí antes, este espacio virtual al menos, persiguiendo al shed hostil a través de una noche industrial.

    Esta vez, al menos, ha recordado llevar una linterna.

    Ray avanza rápidamente ahora, por un amplio corredor entre la curva de tolvas sucias y sucias, grandes tanques de retención de mineral fresco a lo largo de las cintas transportadoras que emergen de una oscuridad en el extremo más alejado y se ramifican en ángulos agudos, luego se inclinan hacia arriba para colgar del techo como telarañas. En la boca del pozo de la mina, se detiene brevemente para recoger su arma.

    Ecos de lenguaje, cantos confusos, se alzan hacia él, desmayados como el zumbido de las alas de los insectos contra sus oídos.

    Y grita. Fuerte, amargo, repentinamente truncado.

    Temerosos, nos pedirían que hiciéramos un gran mal.

    Se sumerge por el pozo desgastado por miles de pies de mineros yendo y viniendo al trabajo, al glorioso futuro de su hogar colonial. Agacha la cabeza debajo de la pista suspendida de la cinta transportadora, debajo de las sombras que saltan hacia él desde los contornos extraños de las paredes, los espectros levantados por el rayo salvaje y deslizante de su linterna. El olor a piedra húmeda y sudor y explosivos pasados ​​persisten en el aire. Y debajo de eso hay algo más, cobrizo, viscoso, nauseabundo.

    A medida que se acerca, puede escuchar sus cánticos y el pisoteo y golpeteo de sus pies sobre el sonido de sus propios pasos y sus propios jadeos. Tiene que detenerse en un cruce de túneles, estirar el cuello y buscar ecos. Gira a la derecha y vuelve a salir, siempre inclinado hacia abajo. Cien metros, otro cruce, baja nuevamente, hasta que parece sentir todo el peso del planeta colgando sobre su cabeza.

    El túnel deja de descender, corre recto y estrecho por un espacio corto, y al final es ligero, brillante y amarillo, y la puerta de piedra tallada en una cámara. Ray carga hacia esta, perseguido por gritos que cuelgan frescos y asesinos en el aire espeso y subterráneo.

    Él corre hacia la luz.

    A la luz, y al parecer, a través de un agujero de gusano en el espacio y el tiempo. En el pasado. En el desierto de vuelta al lugar donde todo comenzó.

    Ba'dai

    Se detiene en el borde de una cámara iluminada por antorchas, formando un círculo, abovedada como una cúpula. El atril del lecho de roca, las filas de los adoradores arrodillados; la puntuación completa de ellos golpeando sus manos contra el piso en ritmo staccato, contrapunto al canto; las víctimas atadas dispuestas en canales al lado del gran anillo de piedra. Las trincheras estrechas que descienden del canal al anillo, manchadas de sangre.

    Justo como Ba'dai.

    Solo que esta vez, los sacrificios son huérfanos, hijos del Fondo.

    Esta vez, gritan y luchan mientras los ponen debajo del cuchillo.

    Esta vez, los que empuñaban los cuchillos mantuvieron sus sacrificios discretos, y sonriendo con salvajismo, hundieron sus paletas, arrojaron sus ofrendas y luego pidieron carne fresca. La sangre está en todas partes, y los cuerpos eviscerados, usados ​​y desechados, son un montón de ramas y tela carmesí, ojos vacíos, brillantes y bocas anchas y congeladas.

    Y esta vez, Ray está solo.

    Agarra la culata de su pistola, pero no hay suficientes balas en el mundo para limpiar esta cámara de su horror. Y no las suficientes para el Dag Maoudi reunido aquí. Todos los ancianos y antiguos que han servido a los Whiston durante décadas, que se han apegado a las viejas costumbres y se han cansado de la servidumbre, están aquí. Cumpliendo su destino.

    Demasiados.

    Desde el atril, Amah grita el canto para convocar al shed y despegar la fuerza vinculante del anillo.

    ¡Sha-oa con kiri ton! ¡Mhuruk-a tala miri-ya! ¡Kiri-ya!

    Está extasiada con el sacrificio, trascendente con el derramamiento de sangre, con la cabeza echada hacia atrás y los brazos abiertos, las palmas extendidas sobre su cabeza. El Dag Maoudi responde con voz y golpes. Los cuchillos parpadean, suben y bajan, tan eficientes como una trilladora de granos. Y distante, como el rumor de un trueno lejano, el shed llamado por la sangre responde. No uno, sino legiones sin número.

    Una legión que se levanta y, a medida que asciende, no piensa en la comunión. Solo en la sangre.

    Y entre el atril y el anillo está Emma, ​​mhuruk-a y la nave, vidriosa, rígida, silenciosa.

    A su lado, dentro del anillo, los brillantes remolinos de mercurio, la esencia fundamental del shed se acelera a un ritmo vertiginoso. El remolino se convierte en una neblina de opalescencia, y en la bruma, otro universo se abre como un ojo en blanco y fijo, un vórtice de vacío estelar impenetrable que estalla con vientos extraños y fuerzas físicas devastadoras más allá del conocimiento, del cual emerge una mano, un brazo, dientes y boca y garganta gritando con una ferocidad de lujuria que estremece los muros de piedra.

    En esta vorágine de canto y rugido, eco resonante y caos emergente, Ray sopesa las opciones que no existen, no cuando cada momento que pasa es un grito y un destello de cuchillos. No hay planes adecuados para situaciones como esta. No hay más opciones que las malas.

    Simplemente actúa, apunta y dispara, maldice mientras aprieta el gatillo una y otra vez. Porque está arruinándolo todo, porque con la primera explosión y retroceso, el Dag Maoudi comienza a moverse y dispersarse, y se necesitan demasiados disparos para dejar caer sus objetivos mientras huyen. Y debido a que la responsabilidad lo ha atado tan cruel y eficientemente como un anillo salomónico para matar primero a los asesinos de niños, los siete, aunque hay manos dispuestas esperando tomar su lugar. Una docena de manos dispuestas. Pero ellos primero, aunque solo sea para detener la matanza por un tiempo, mientras él resuelve algo mejor.

    Él mira a Amah, matriarca, raíz del Dag Maoudi en Nueva Holyoke, agachada detrás del atril, inexpugnable.

    Cuenta los disparos en su cargador hasta que solo quedan dos proyectiles, y luego se detiene.

    La mayor parte de él, la parte sana, podría seguir matándolos para siempre. Pero no tiene otra opción, porque los shed sigue aumentando.

    En el aullido y la confusión, la lucha y la carrera por el Dag Maoudi, los gritos de los niños atados y aterrorizados que quedan, Ray corre por el piso abierto de la cámara, sobre los canales cubiertos de sangre, pasando los cadáveres de los niños del Fondo. A Emma, ​​a quien ha prometido proteger. Emma, ​​que siempre ha sabido lo que Dag Maoudi pretendía. Emma, ​​que lleva dentro de ella la semilla de su hijo y la presencia ceñuda del mhuruk-a.

    Emma, ​​que le ha mentido, lo ha manipulado, lo ha traicionado desde el principio.

    Amah, exultante, gruñe a través del estruendo. "Usted llega demasiado tarde, Sr. Marlowe. Ya, el anfitrión del mhuruk-a asciende. Un anfitrión más allá del número que arrasará a todos nuestros enemigos, que nos devolverá la gloria que nos fue robada. ¡Este es el poder del Dag Maoudi! ¡Este es el poder que teníamos en la antigüedad, cuando los que hablaban de nosotros temblaban por miedo al mhuruk-a! ¡Hemos revivido! ¡Estamos restaurados! "

    Mientras habla, el primer shed salta del anillo, truena en los cielos, sacudiendo sus poderosos puños. Se ríe, luego salta al aire, golpea su ser contra una roca sólida, se desvanece.

    A su paso hay una imagen plantada como una bomba dentro del cráneo de Ray. Un pensamiento, instrucción, misión que soporta el peso de lo inevitable: un cuadro congelado de Townshend Wright, Director de Whelemat, tramando traición, con llamas saltando de su pecho desnudo, el terror estampado en su rostro, el olor de su carne inmolada espesa en el aire .

    El impacto visceral es impresionante. Por un instante, le impide respirar, calma el caos furioso de sus pensamientos.

    En ese silencio, hay otra sensación, frágil, susurrada, urgente. Solo una voz dentro de su cabeza, contrapunto a tanta violencia inminente.

    Comunícate conmigo.

    Locura. ¿Qué pensaba que iba a hacer? ¿Agarrar a Emma de la mano y correr hacia la noche con cierta ilusión de seguridad? ¿Creía que eso cambiaría algo?

    Evalúa y evalúa, dijo Jack, y si es una amenaza, elimina a los directores.

    No ha entendido nada, hasta este momento, hasta que se enfrentó al poder ilimitado de un suministro inagotable de shed. La ira y la furia del Dag Maoudi; la voluntad de destruir todo para crear un mundo que les perteneciera. Un mundo nacido en sangre, gobernado por el terror. Y eso solo era el comienzo.

    Este era el futuro que Frederick Whiston había previsto; la visión a evitar destruyendo la Paráclito. Frederick fue el único que realmente había entendido.

    Solo Frederick.

    Ray quiere cerrar los ojos. Quiere acurrucarse en una bola en un lugar oscuro y esconderse hasta el final de los tiempos.

    Porque Frederick también sabía lo que debía hacerse. Con su último aliento, con un corazón lleno de amor retorcido, aflicción y odio, también había intentado mostrarle a Ray. No se podía permitir que Dag Maoudi poseyera el shed para siempre. Cualquiera que fuese el coste.

    No se les podía permitir poseer al niño que podía controlar el shed sin sangre. Ellos harían todo el espacio humano en un infierno de su propia invención.

    Entonces levanta su mano por última vez y dirige el arma no hacia Amah, no hacia Dag Maoudi, sino que presiona el cañón contra la frente de Emma.

    Él la mira a los ojos, todavía la anhela incluso ahora. ¿Qué opción tengo? Esto tiene que parar aquí.

    En su mente, el mhuruk-a habla, suplicante y urgente. Comunícate conmigo.

    Otro shed asciende desde el anillo, sus úlceras cavernosas saltan. Preparado para arrasar con el DOE, el coronel Ritchie, las manos malvadas de la AFE. Excepto por el shed, nadie se mueve. Todos están paralizados por el arma, estimando su cordura.

    "Basta", grita Ray. "Detenlo ahora."

    Amah se levanta de detrás del atril, exponiéndose. Está hirviendo, sus ojos oscuros se redujeron a hendiduras y los músculos de sus mandíbulas hinchados para que las cicatrices ennegrecidas de sus tatuajes latieran como seres vivos. "¿Qué harías? Matar a la madre; matar al niño. Eso no logra nada."

    "Los mantiene fuera de tus manos. Te impide controlarlos, tal como tú me controlaste a mí."

    Pero Amah lo despide con un gesto de asco de su cabeza. "Mientras dure el Dag Maoudi, habrá naves, habrá mhuruk-a, y habrá esperanza. Si la matas; a esta mujer que amas, que tendrá tu propio hijo, el hijo de promesa; lo único que ganarías es tiempo. Y aún así, el mhuruk-a nos servirá."

    Otro shed sale del anillo, ávido de destrucción.

    De nuevo, el mhuruk-a, inundando sus pensamientos. Tú fuiste hecho para comulgar, como ella fue comulgada.

    "Ya no puedes seguir matando en secreto. Le he mostrado a la gente de Alquería Brezonegro la verdad sobre el Dao. Han visto el mhuruk-a y finalmente entendieron lo que has estado haciendo todos estos años". Al menos eso espera. Espera que hayan entendido el significado del shed. "Creen que ya no serán ganado para ti."

    "Entonces, ellos también serán destruidos. Y comenzaremos de nuevo. Los Dag Maoudi aguantan; llevamos con nosotros las viejas costumbres y nos sostienen. Como los Whiston nos han sostenido, como lo hizo nuestra propia gente, siempre sobrevivir. Y a donde vamos, siempre hay hombres codiciosos por el toque y el poder del mhuruk-a."

    "No de esta manera", escupe Ray. "No con sangre, sacrificio y niños asesinados. No lo permitiré."

    Amah le ladra, riendo. "No de esta manera, de hecho. Ya no estamos obligados a un mhuruk-a. Uno que ha servido con diligencia, pero cuya fuerza disminuye. Ahora son una multitud. Ahora habrá más naves, y ninguno estará delante de nosotros. Y un día, habrá otro niño."

    Ray tira del martillo de la pistola hacia atrás con el pulgar. "No en tu vida."

    Ella lo mira, sopesa su intención, frunce el ceño. "No haga esto, Sr. Marlowe. No nos robe a este niño."

    "No permitiré que mates a más personas. Más niños, solo para que puedas gobernar el mundo."

    "¿Es eso lo que te han dicho?" Amah dice en voz baja. "¿Que todo lo que deseamos es poder? Los Dag Maoudi han recordado y atendido a los mhuruk-a cuando todos los demás olvidaron, aprendiendo de ellos. Hemos mantenido las viejas costumbres mientras el resto de la humanidad perseguía la ciencia y la tecnología. La humanidad se ha entregado a sí misma a la cobardía y la debilidad, escondiéndose detrás de sus máquinas, sus dispositivos. Volviendo la espalda a lo que siempre ha sido ser humano. No hemos poseído el universo, sino simplemente habitado. Esto es lo que el mhuruk-i nos enseñaría si los permitimos."

    Débil, casi sin sentido, el shed dentro de Emma susurra. Comunícate y conoce.

    Amah frunce el ceño ante él, ante su estupidez. "El futuro que le hemos ofrecido es un tesoro más allá de toda estimación. Este es el propósito de su hijo. Hacernos levantar. Abrir las puertas que nos impiden una verdadera comunión con los mhuruk-i. Nosotros, los que hemos sido fieles, los Dag Maoudi. Nos levantaremos, y seremos reconstruidos en una verdadera humanidad, una nueva raza de hombres que caminan con los mhuruk-i como iguales. Seremos como dioses sobre una vieja humanidad, usurpadores del nombre, cuyo tiempo ha pasado."

    Él podía matarla ahora, este mono marchito y horrible. "Ya han muerto suficientes amigos por tu visión de una nueva humanidad."

    Pero Amah suspira como si fuera superado por un gran cansancio. "En la antigüedad, había hombres maravillosos. Hombres poderosos y de renombre. Daed Faala, que podía calmar los mares con un roce de su brazo, era un hombre así. Ruach Shin. Tu Rey Salomón. Mahoma, Moisés, Jesús. Los llamamos sabios, maravillosos, trabajadores de milagros. En sus manos se les dio el poder de la creación, el poder de doblar a su voluntad las mismas estructuras de la realidad. Y fue Daed Faala quien ató el mhuruk-a en la Piedra. Fue Salomón quien colocó su shed en este anillo. ¿Por qué, te pregunto?

    ¿Por qué?

    Ella no espera su respuesta. "Porque vieron que menguaríamos, que los hombres son malvados. Que nuestro conocimiento vacilaría y nuestra sangre se debilitaría. Y al fallar, no retendríamos nuestro lugar como hermanos y hermanas del mhuruk-i, sino que los haríamos convertirse en sus sirvientes y esclavos, seres menores. No hay más hombres poderosos entre nosotros. En cambio, debemos confiar en herramientas y rituales, ritos de sangre para hacer lo que los grandes hombres alguna vez hicieron solo con voluntad. Y lo que hicieron, lo que tienen siempre hecho, es aprovechar el poder del mhuruk-i y aprender de ellos. Aprender a ser más de lo que hemos sido.

    "No hay alegría en el derramamiento de sangre, y sabemos que las cosas que hemos hecho son terribles. Pero deben hacerse. No podemos perder el toque y la sabiduría del mhuruk-a. Es nuestra última esperanza de preservar lo que hemos hecho. la humanidad ha sido, y en lo que estaba destinado a convertirse. No sumergirnos en la tecnología, en la ceguera, en los rituales de la ciencia, la mera manipulación de la materia, sino en heredar verdaderamente nuestro derecho de nacimiento en el universo sensible. Crear un nicho indeleble para la humanidad. El Dag Maoudi haría esto, pero debemos tener un lugar libre del control de los hombres donde podamos reunir fuerzas, donde podamos construir fortalezas contra nuestro propio declive. Donde podamos atar a los espíritus y aprender de ellos, y aprendiendo, recuperen la grandeza que se perdió. Es el hijo de su unión, la nave y el indicado, quien logrará esto. Un niño que sería perfecto, el progenitor de una nueva raza y una nueva humanidad.

    "Crearíamos hombres poderosos una vez más, capaces de ejercer el poder del mhuruk-i. Gloriosos, libres y divinos. Es el destino de nuestra especie, Sr. Marlowe, y para lograrlo, aplastaríamos a todos los que están en pie a nuestra manera. Por todo lo que hemos hecho, todos los inocentes derribados, no somos monstruos. Preservaríamos a toda la humanidad."

    Esto es lo que Emma ha creído, nota Ray, lo que ella ha creído toda su vida, a lo largo de todos los años en que Amah la ha preparado para ser la nave. Soporta esto, porque la alternativa es el fracaso y el sufrimiento, el declive de toda la especie. Pero a través de ti, podemos producir descendencia con el poder de atar las cosas esenciales del cosmos, defender a la humanidad contra el deterioro y la destrucción.

    Emma había pasado toda su vida creyendo que se estaba sacrificando para salvar el mundo.

    Y si él la dejaba vivir, dejaba que su hijo naciera, ella seguiría creyéndolo mientras el Dag Maoudi le mintiera, torciera lo que ell percibía, se forjaba un reino a través de la manipulación, la violencia y la explotación del mhuruk-a.

    Ella creía que los estaba salvando a todos. Era la única forma en que podía darle sentido al Dao.

    La comprensión desciende sobre él como un peso, una piedra tan pesada como el universo mismo. Emma, ​​dulce Emma, ​​¿qué te han hecho?

    Emma levanta los ojos hacia él, como si sintiera sus pensamientos. No, no Emma, ​​sino el mhuruk-a, el shed. Lo ahoga en su mirada, busca, abraza y penetra.

    "Comunícate conmigo", dice. "Comunícate y conoce."

    Y no solo el mhuruk-a, le parece a él, sino también Emma. Emma y el shed entrelazados, tan unidos como para ser el mismo ser, ambos hambrientos, ambos con ganas. Ambos suplicándole que comulgue en este momento.

    El shed del anillo asciende más rápido ahora. Puede verlos en su visión periférica, sentir su surgimiento, sus saltos, gritos y desaparecer en tareas de destrucción. Una puntuación en el último minuto, frenética con un propósito y frenética para saciar su ansia de sangre. Echaron vislumbres de sus víctimas en el éter como visiones. Oficiales de la Autoridad Portuaria, líderes cívicos, miembros de la junta de Whelemat, luminarias sociales. Cualquiera que se opusiera a la voluntad del Dag Maoudi.

    Thomas Malcolm. Ray capta esta imagen con la sorprendente claridad de un golpe de martillo. Thomas Malcolm, aplastado y destrozado, su edificio ha explotado. Por pasar secretos, el shed parece decir.

    Atención. En la mirada de Emma, ​​enterrándose.

    "¿Qué? ¿Qué quieres que sepa?"

    "Ven a ver". Ven y mira.

    Oye a Jack Holcomb, Emma ya lo sabe, Ray. Ella es la nave. Ella ya ha sido cambiada. Fue construida genéticamente para emular patrones neuronales con los cuales el shed podía comunicarse. Igual que tú.

    Emma, ​​que cree que está salvando al mundo, que ha demostrado siempre, para siempre, una indignación pura y ardiente a quienes la traicionarán, que ha aceptado voluntariamente la carga del Dao. No porque ella haya sido engañada, sino porque ella es la nave. Ella puede comunicarse con el shed. Ella los conoce y es conocida por ellos de una manera que solo él puede imaginar.

    Y desde su profundo conocimiento, ella le pide que confíe en ella, el único otro ser humano en el universo en condiciones de conocer la verdad. Ven y mira.

    Intocable.

    "Cree", susurra el shed. "No hay nada que temer. Cree y te levantarás."

    Se tambalea por un tiempo que parece infinito, más allá de toda medida, mirando las vastas y plácidas profundidades de la mirada de Emma, ​​abierta bajo el implacable cañón de su arma. Se cuelga entre el anillo y el shed, la amenaza adusta y capaz de Amah, la comunidad reunida del Dag Maoudi en la cámara, el llanto de los niños indefensos, todo de lo que es responsable. Todo lo que ella le pide que libere.

    A la comuna.

    Abrazar su propio ser, su propia revelación.

    Levantarse.

    Por fin, confiar en Emma y con ella levantarse.

    Evaluar y evaluar, dijo Jack.

    Él dice: "Yo soy y tú eres, y nosotros somos uno."

    Él habla y cae en ella.

* * *

    Él cae, y cuando se sumerge en un mundo de oscuridad, él también se levanta. Un universo de estrellas sin espacio, sin forma, ausente de distancia, toda la creación atrapada en un punto denso que está lleno de potencial. Y sin embargo, inmenso en alcance. Es todo y nada, materia y vacío. Es todas las cosas y todos los lugares y fuera del tiempo. Más allá de la percepción y la comprensión, la materia prima de los dioses.

    Y él es conciencia sin forma, ser desatado. Está en todas partes a la vez, posee todo lo que se ha hecho dentro de sí mismo, y aún así se expande.

    Donde se expande, hay otros como él, una conciencia plumosa y cosquilleante que roza sus flecos de ser amorfo. Donde lo tocan, él es conocido y ellos son conocidos por él. Su ser susurra historias de la edad más allá del cálculo, de los años medidos en la descomposición radiactiva de los isótopos de la forma en que un árbol cuenta las estaciones en sus anillos. Sus raíces se sumergen profundamente en la tela del espacio, en un pozo sin fondo de materia oscura y líquido, caos plástico.

    Y es consciente de que estas conciencias no se desprenden. No conocen nada de él ni de la exploración e historia del hombre. Los nombran ellos mismos en signos y símbolos que expresan conceptos extensos de ser, cultura, definición, y él lo comprende todo y los tiene en su mente. Los abraza, y gotean, riendo, a través de sus manos como agua de manantial. Su número está más allá de contar, pero también los toca uno y todos, individualmente, cada uno único y particulado. Él acepta que sí, y no está abrumado.

    Se desliza hacia un vivero de estrellas, las profundidades sobrecalentadas de la materia comprimida, de la gravedad desgarradora, y le huele a almizcle y fresas. Él observa la acumulación de polvo cósmico y la detonación termonuclear, y hay alegría en la unión, la formación y la creación. Hay alegría en la frígida soledad del abismo entre las estrellas arrojadas desde la cuna. Hay alegría en el ser, como una canción tejida en la danza del elemento y la energía. Una canción que tiene un propósito. Una canción que se levanta.

    Él sabe cosas que ningún hombre ha sabido jamás. Se aferra a la conciencia de los motores básicos de la creación, de la manera de tejer quarks y electrones, moléculas y átomos. Cualquier cosa que pueda imaginar, puede realizarla. Cualquier cosa que elija, puede hacerlo. Todo lo que busca, lo puede encontrar. El conocimiento se expande dentro de él, y no hay falta, ni falta, ni preocupación. Los huesos del universo están ahí para ser descubiertos a sus órdenes. Pero también siente su armonía. Él pulsa con su canción, y lo que él concibe no es solo su voluntad, sino su voluntad reflejada en la conciencia de la voluntad de todo lo demás.

    Él es, y ellos son, y todos ellos son uno. No están solos, y se conocen entre sí, siempre en armonía, una voluntad y ser grandiosos y abarcadores.

    Todo esta aquí. Todo lo que alguna vez fue, es y será. Si lo eligiera, podría pasar por cada instante discreto de la historia humana, experimentarlo desde todas las perspectivas posibles, dentro de la percepción de cada mente, todo a la vez. Podía compartir la gloria de los cimientos de la Roma eterna. Podía escalar las alturas del Kilimajaro con el errante Australopithecus africanus. Podía contar las hordas de Khans mientras barrían las llanuras mongolas. O probar el néctar de la sopa primordial en el momento en que surgió la vida. Pero no necesita hacerlo, porque lo sabe todo. Él se convierte en todo. Todo es fluido, cambiante, sin amarre, no lineal. Y si quisiera, podría echarlo todo abajo. Podía borrarlo de la existencia. Destruirlo, pero aún sería un recuerdo con la sustancia de la realidad. Ambas verdades existen juntas, igualmente verdaderas, igualmente eternas.

    Un estado de pura potencialidad, esta es la realidad. Esto es lo que es elevarse.

    La altura es vertiginosa, más allá de él, una espiral retorcida de vértigo.

    Entonces el shed viene a él, le habla directamente a su ser. No el shed como lo había conocido antes, en forma de hombre o incluso en su propio cuerpo de tentáculo y aleta y ojos fríos y negros, sino como sí mismo, como conciencia separada de la biología. Tal como es.

    Ves como vemos, sabemos como sabemos, somos como somos. En comunión, todo es posible. En comunión, puedes percibir con la mente de Dios.

    Sí.

    ¿Ves lo frágil que es el hombre? Atado a la sustancia de la carne, no dispuesto a levantarse, aislado dentro de las cáscaras. Cada uno es un universo en sí mismo, sin conocimiento mutuo, cada entidad sola, ajena, sin referencia y comunicación.

    Sí.

    Esta es la verdadera libertad. Del deseo, de la falta, del aislamiento. Esta es la comunidad de ser donde todas las cosas pueden ser conocidas y todas las cosas existen. Lo que imagines puede ser. Aquí, todas las cosas son justas, todas las cosas son posibles, todas las cosas son inmortales. Aquí es donde llevaríamos a los de tu clase. Es la herencia reservada para tu semilla.

    Levantar. Para convertirse en dioses y controlar el universo. No solo para manipular, sino para crear. Está justo frente a él, posibilidad ilimitada, y lo que ha tocado son solo los márgenes de la verdad. Conocimiento imperfecto. Tu hijo, el hijo de Emma, ​​y ​​todos los que vinieran después lo sabrían perfectamente.

    Esto es lo que Jack Holcomb percibió en el shed. El siguiente paso lógico en la evolución humana.

    También es lo que los Dag Maoudi han previsto. Un futuro para el que destrozarían a todos y a todo lo que los rodeara. Una gloria que tendrían a cualquier precio.

    Y Frederick Whiston, también lo vio, pero solo en términos de explotación de Dag Maoudi.

    Todo ello, conocimiento imperfecto. Símbolos sin contexto.

    Y Emma? Todo lo que ella quería era levantarse.

    Ray, él se levantaría con ella. Él y Emma y su hijo de promesa juntos.

    Yo soy y tú eres, y nosotros somos uno.

    Volviendo la espalda a todo lo que la humanidad ha construido para convertirse en algo nuevo e ilimitado, algo en armonía con la conciencia del shed. Rechazando la herencia del barro y la violencia y el desprecio, de la explotación. Unirse al coro celestial. Ser perfecto, sin restricciones.

    En su inmensidad, él se extiende. Se extiende hasta el límite de su horizonte perceptivo y encuentra varios miles de millones de seres sintientes, todos cantando en armonía con el universo, todos llegando a él con conocimiento y sabiduría, todos con maravillas para compartir. Más profundo, más lejos, extendiéndose hasta los extremos de su conciencia, y él la siente al fin. Ella es alegría y placer, gloriosa. Él se acerca a ella, dando vueltas, y ella no está sola. Dentro de ella está la creciente conciencia de su hijo, un ser de pura luz, creciente, pulsante, viviente. Y la vibración de la vida que emana del niño es el ritmo y la canción del universo mismo.

    Él la alcanza, entonces, y la conoce. Todo lo que ella es, lo ha sido. Todo lo que ella ha visto, pensado y experimentado. Ray mantiene su esencia dentro de sí mismo como el olor recordado de las primeras flores de la primavera.

    Él la toca, y ella lo toca a su vez, y son uno.

    Tocándola, él elige.

    "Uno", dice. "Somos uno."

    Y eligiendo, encuentra a otros del shed, no como los ha percibido, sino como son, rango tras rango, asombrosos por miles y decenas de miles. Consciente, cantando, el alma oculta de un mundo distante, a la deriva, perseguida por el desastre y el caos. Cansados ​​llegaron a un planeta infantil, los huesos de la materia, la esencia de la tierra. Sus pensamientos se convirtieron en sueños de hombres, extraños y salvajes. Su carne dormita en las profundidades, en los abismos de la noche, en los mares helados. A través del espacio frío y extraños eones llegaron; cuando el hombre era joven, ya eran viejos, envejecidos y llenos de triste soledad. Y de sus cuerpos surgió la vida, y se convirtieron en entidades de conciencia, forma sin sustancia.

    Fantasmas de sí mismos.

    Y los hombres soñaron con ellos. Algunos creyeron y se levantaron. Algunos creyeron, visiones de poder creadas.

    Todo ese tiempo, el shed les ordenó que se levantaran.

    Solo buscamos habitación. Un espacio para vivir libre. En armonía con la humanidad.

    Algunos creyeron y se hicieron naves de luz, hombres poderosos capaces de crear grandes cosas. Otros creyeron, pero rechazaron la armonía y aprendieron a atar a los espíritus del shed en laberintos de piedra y anillo.

    Descanso y habitación después de un largo parto. Coexistencia. Y a cambio, te enseñaremos todos los secretos del universo para que no quieras nada.

    A cambio.

    A cambio de la convivencia.

    Y Ray recuerda lo que Emma le dijo esa noche en el jardín. Ella viene. Y cuando ella está aquí, ella es todo. No queda nada de mí, solo mhuruk-a. Y yo soy su nave. Es en lo que nací para ser, en lo que todas las hijas de Whiston han sido criadas para convertirse: invocadoras y canales para el espíritu del lugar. El espíritu hecho carne. Porque es la carne la que nos hace humanos, animales, seres atados a la tierra, al ciclo y al ritmo. Rutear como cerdos nos hace humanos, y es la única forma en que los mhuruk-a pueden tocarlos. Los dos se hicieron uno, el espíritu se hizo carne. Se follan a la nave y se unen al espíritu del lugar, se unen al ritmo esencial.

    Los dos se hicieron uno, el espíritu se hizo carne.

    Jack Holcomb dice: la obediencia nos cambia ... y es solo a través de este cambio que podemos comunicarnos.

    Y, el shed es el intento de Ialdabaoth de suplantar a los humanos como el pináculo de la creación.

    Finalmente, en Ba'dai, el shed le había dicho, pobre de vigilancia es esta criatura, hombre. Tu especie no puede evitar tropezar.

    Está ahí, todo, todas las respuestas, esperando ser tocado.

    Llegar a ser como el shed, comunicarse, adquirir un conocimiento completo es elegir la convivencia.

    El hombre, formado a partir del polvo del cosmos, aislado en carne, individualizado.

    El shed inmortal, el espíritu, la forma sin sustancia, excepto lo que crean.

    Solo buscamos habitación. Vasos de luz.

    Vasijas de barro. Es la carne la que nos hace humanos.

    La verdad lo inunda como una inundación, devastando todo a su paso.

* * *

    Respira, se hunde, vuelve a caer en su forma física. Su propio cuerpo, las células cantan, una matriz de organismos simbióticos alimentándose, creciendo y anhelando. El corazón empuja la sangre, los músculos se contraen, los pulmones se expanden, todo en armonía.

    Él parpadea, y el mundo nace, creado nuevo, iluminado.

    Él mira a los ojos de Emma y recuerda.

    Es consciente de todas las cosas, de su propia ráfaga sináptica, de la tormenta frenética de su expansión. Inhala y prueba la sangre, pero también el polvo y el sudor ... y el conocimiento. Conciencia de la actividad de aquellos que se llaman hermanos, el shed, limitado por la voluntad y el deseo del Dag Maoudi. Él ve con su visión colectiva, la ciudad en el caos, el campo de aviación en llamas, grandes columnas de fuego y acero retorcido, conflagraciones fuera de control. Las alas de la muerte revoloteando, las maravillas que han forjado, llorando.

    Las maravillas que han forjado. Con sangre. Con agudizar las mentes de los hombres como cuchillos. Con susurros a aquellos que escucharían que había poder y conocimiento en la comunión. Enseñándoles a engañarse a sí mismos.

    Han llevado la devastación a Alquería Brezonegro y lo han llamado alegría.

    Jack estaba equivocado, creyendo que el shed había sido explotado. Los Dag Maoudi estaban equivocados, creyendo que el shed los llevaría a un gran futuro. Incluso Emma estaba equivocada, porque ella era la nave, creyendo la mentira de que el shed los llevaría a todos a levantarse.

    Solo Frederick Whiston lo había entendido realmente. Pobre, roto, derrotó a Frederick Whiston. Su semilla abrirá la puerta al caos a través del cual la mhuruk-a y toda su especie entrarán y nos devorarán a todos.

    Y por comprender, el shed lo había matado.

    Levantarse es vender a toda la humanidad en esclavitud. Ese era el legado que su hijo debía portar.

    Una vez, Amah le dijo: No puedes tener a Emma ni nada más. Es Emma o esas otras cosas. Amarla, aferrarse a ella, es aceptar la destrucción de todo lo que te ha hecho quien eres.

    En esto, al menos, tenía razón.

    Emma siempre sería la nave, siempre la encargada y la llave de la puerta por la que entraría el shed. Ella era el eje sobre el cual giraba el futuro de la humanidad, el ser más peligroso en el espacio humano, en la historia de la humanidad.

    Consciente del universo completo, de todo lo que podía comprender, de todas las promesas del shed, de todo lo que ama, regresa a este lugar de luces parpadeantes y sangre de niños y muros de piedra sombría, donde se encuentra en su propia carne con un arma en su mano, mirando a los ojos de la mujer que cree que salvaría al mundo.

    Su corazón late. Él exhala. La saborea en sus labios. La escucha en sus pensamientos. Él es uno con ella por un instante perfecto y eterno.

    Es una carga terrible de soportar, piensa, salvar o condenar. Terrible más allá de lo imaginable.

    Luego aprieta el gatillo y la borra de la existencia.

    Desde Nueva Holyoke y Terra y cielos inexplorados y cavernosos más allá del conocimiento del hombre, el shed siente y conoce y grita con furia.

    Y huyendo de todas sus tierras salvajes y distantes, sus sombríos soles y oscuras cavernas, vienen a por él, codiciosos de sangre.

* * *

    Amah también le grita. Amah y el antiguo Dag Maoudi, aquí en su templo secreto, aturdidos por la consternación, la ira y el fracaso. ¿Pueden sentirlo?, se pregunta Ray. ¿Pueden sentir el acercamiento atronador de esta tormenta shed?

    "¿Qué has hecho?" llora Amah, y hay un verdadero dolor en su voz. "¿Qué has hecho?"

    ¿Es dolor por Emma, ​​a quien ha criado casi desde su nacimiento? ¿O es por el colapso de sus esquemas, todos sus esquemas?

    A Ray no le importa, de verdad. No está en él preocuparse. Apenas puede pensar. Sus huesos se han transubstanciado en plomo, sus músculos en arena. Su cabeza es una piedra, gruesa, sólida y pesada como el mundo que Atlas carga sobre los hombros. Y no es lo bastante fuerte como para soportar tanto peso.

    Cae de rodillas, con la cabeza gacha y las manos en el regazo. Sangre. Hay sangre por todos lados. Derramándose desde los canales donde el Dag Maoudi ha matado a los niños, donde él, a su vez, a matado al Dag Maoudi, irradiando hacia él en una piscina amplia y viscosa, roja como una veta de profundos rubíes de montaña, del cuerpo de Emma. Empapa su vestido, ennegrece la tela gruesa y aterciopelada. Está tan pálida en esta oscuridad de sangre, su piel blanca y veteada. Sus piernas retorcidas en ángulos antinaturales y sus brazos detenidos en el acto de agitarse, su boca y ojos abiertos de par en par en una expresión de sorpresa. La parte superior de su cráneo cortada por completo. Solo astillas de hueso y sangre y su maravilloso cabello destrozado.

    Y de alguna manera, imposible, horriblemente, él todavía puede escuchar su respiración, un traqueteo húmedo y fatal en su pecho. Ni siquiera pudo hacerlo rápido para ella al final.

    Él está débil, tan insoportablemente débil. No puede soportar mirarla.

    Así que contempla el arma en su mano, su feroz solidez y su peso letal, tan sombrío como una acusación de asesinato.

    Queda una bala. Solo una. Siempre guarda la última para ti, eso es lo que solía decirle a sus brillantes y ansiosas tropas en la mañana de la batalla, con el abrasador sol de Nueva Mes inclinando las colinas y el desierto bañado en rojo con portentos en sus primeras luces.

    Ha hecho su parte, más que eso. Deja que el resto del espacio humano se vaya al infierno. Se ha ganado eso, ¿no? El derecho a dejar de preocuparse. Y en realidad eso es solo un asunto discutible. Puede hacerlo él mismo, en este momento, de la misma manera que lo hizo con Emma, ​​y ​​luego caer a su lado. O puede esperar a que el shed sin límites lo haga por él. No hay mucha más elección.

    Pero hay un niño llorando, cuyo terror y confusión resuena en las paredes, desesperado, enloquecedor. Un sobreviviente de tanta sangre y cacofonía, mentiras y traiciones. Y sin pensar, instintivamente, Ray gira la cabeza hacia el sonido de los mansos sollozos. El niño está allí, desnudo hasta la cintura, sin zapatos, los pies manchados de carmesí hasta los tobillos por marchar a través de la sangre, con las manos atadas a la espalda.

    Corred piratas, corred piratas, corred piratas, ¡hey!

    John Robert Rose, el chico de la Paráclito.

    ¿Dónde está, piensa Ray, el Capitán Sombra cuando lo necesitas?

    Y llegan los shed, cayendo en picado a través del espacio congelado y la densa roca de Nueva Holyoke, arrancándose de las tareas de venganza de Dag Maoudi. Caen del ápice de la cúpula como flechas de fuego, furiosos con gritos y virulencia. Una docena, un centenar. Abarrotan el espacio del templo desde el suelo hasta las arcadas y aún así se inundan, de pie fuera del tiempo, más allá de la dimensión. Codiciosos, hambrientos y rebosantes de lujuria oscura.

    Anhelan una cosecha de sangre del sabio y antiguo Dag Maoudi.

    Amah mira, con los ojos saltones, y se pasa las manos por la cara. Porque los shed, los shed con furia, rasgan. Desgarran. Ellos roen. Sin la sangre para saciarlos, se alimentan como depredadores. Solo el sacrificio los hace flexibles.

    Y Ray los escucha dentro de su mente. Su estruendo y eco, su sed salvaje y aullidos. ¡Traidor! ¡Mahnach-ta! ¡Mentiroso!

    "Ray."

    Emma. Una exhalación susurrada, no más que eso.

    "No", dice él. Sacude su cabeza. Es demasiado para soportar.

    Tortuosa, jadeante, tropezando con las palabras. "Yo soy la nave. Todavía."

    La escucha por encima del estruendo y la ira del shed, y levanta los ojos hacia ella. Él mira porque tiene que hacerlo, porque ella se lo exige, porque incluso con su vida encogida, ella le diría esta última cosa.

    "¿Emma?"

    Él mira y ve. Alrededor de su cuello, la fina cadena dorada, tensa como un alambre de péndulo. Él recuerda mucho, demasiado, todo a la vez. Cena en el Frankie V, su torpe dispersión de anillos. El vuelo en la nave y su terror repentino cuando se dio cuenta de que no estaba en su dedo. Te dije que te lo pusieras. Amah no me dejó. Ella dijo que no era apropiado, que debería devolvértelo.

    Soy la nave, y la nave soy yo misma. Tocar el infinito de la contemplación es perdernos a ambos, a la nave y al ser.

    Los dos se hicieron uno, el espíritu se hizo carne.

    Todavía. Yo soy la nave. Todavía.

    Emma, ​​resucitada y glorificada y heredera de todo el conocimiento del shed, le muestra lo que debe hacer. Porque ella confía en él, ella cree en él. Él la ha asesinado, y ella todavía cree.

    Con horror, él entiende. Incluso ahora, ella salvaría a toda la humanidad.

    El shed termina con el Dag Maoudi, pasa siglos de su furia colectiva en anillos, ritos y estelas, de hombres que se atreverían a vengarse. Como uno, avanzan. Desecharon sus semejanzas humanas y extendieron su sustancia sin importancia, de forma de pensamiento, de pared a pared. Gotean recuerdos de aguas heladas y estancadas, de los huesos delgados de peces cegados, de lodo y del peso de incontables millones de hectáreas de océano. Irradian ráfagas de calor de hornos y soles crueles e implacables, gotas de arena fina y fina y rocas marcadas por la tormenta. Vaporizan con la humedad fétida de selvas ruidosas y senderos de montaña perdidos y solitarios. Gris y piel de goma, amorfo, con ojos de ébano sin párpados.

    Vienen gruñendo.

    ¡Traidor! ¡Mahnach-ta!

    Ray se mueve, luchando a su lado, abriendo el vestido empapado de sangre. Anillo y cadena, usados ​​como un recuerdo, un tesoro aferrado y admirado y meditado como el amor. Lo levanta, rompe la cadena, sostiene el anillo entre el pulgar y el índice. Luego su mano, apretada, como un novio y su novia.

    "Siempre estuviste más allá de mi comprensión", le dice él, y al escucharlo, ella sonríe.

    Ray empuja el anillo dentro de su dedo.

    Emma inhala, aguda y jadeante. Sus ojos se abren de par en par: asombro, consternación, desesperación; su pecho se llena de aliento como la inflación repentina de una balsa salvavidas. Arquea su cuerpo en un ángulo tan severo que crujen los tendones de su cuello. Y su exhalación apresurada y llena de sangre es el aullido y la furia del mhuruk, un prisionero encarnado.

    Los dos hicieron uno.

    No, no dos. Nave y shed y el modelo genético del niño prometido. Una trinidad perfecta.

    Y el shed, el shed en su congregación de cientos palidece, murmura, arremete con feroz y virulento frenesí. Lo ahogan en fuego elemental, asaltan sus huesos con ácido espectral, se derriten y desecan y desmenuzan el trapo de su carne. Le excitan los nervios con maldiciones amargas y ásperas. Ellos clavan su voluntad colectiva en su alma. Destruir, deshacer, borrarlo del recuerdo del hombre, el shed y el dios por igual.

    Y lo que Ray siente no es nada. Pasa sobre él como una ola. Porque él es el elegido, nació el indicado. Está derramado en la conciencia. Ha resucitado, y al ascender, está fuera del alcance de su poder.

    Él se levanta ahora, tomando el cuerpo de Emma. Él la lleva al gran anillo creado en la época de Salomón, enterrado bajo las arenas de Nueva Mes a medida que los años transcurrían en sus interminables miles, mientras los hombres vivían y se casaban, derramaban sangre, daban hijos, se marchitaban bajo el sol abrasador y olvidaban el formas antiguas y sagradas. Se olvidaron y la muerte del conocimiento fue buena.

    Solo el shed, acechando, girando, brillando como el mercurio, intrigando todo el tiempo, solo ellos recordaban la verdad.

    A ellos, Ray dice: "Todos ustedes pueden irse al infierno."

    Lo habla y lo quiere y libera su sacrificio, su amado, en la puerta del caos, el vacío de la noche sin sueños, la muerte viviente del mhuruk-i.

    De principio a fin, el shed lanzó un grito para desgarrar los cielos y desaparecer en el anillo.

    Durante un tiempo que Ray mide en eones, hay silencio. Luego se da vuelta, y detrás de él está Amah, matriarca y la última del Dag Maoudi. Rígida, severa y horrible, ella se para y lo considera.

    Ella se inclina ante él. Ella se postra a sus pies, como si él se hubiera convertido en un ídolo.

    "No fuiste tú quien lo consideró", dice Amah. "Pero es sabio, señor Marlowe. Poderoso y sabio."

    Se necesita todo dentro de él, todo su dolor, dolor y cansancio, para no patearla en la cabeza. Tal vez llegue a eso más tarde, después de haber localizado la cabaña de explosivos, después de haber colocado cuidadosamente las cargas necesarias, después de haber estrellado el acantilado cubierto de pozos de minas y lugares oscuros y malvados en el templo, anillo, shed, para que nadie descubra lo que está escondido aquí. Quizás no por la eternidad, pero hasta mucho después de que los hombres hayan olvidado la tradición de Ahriman y Dag Maoudi, cuando el shed haya sido olvidado completamente de la memoria humana.

    Pero tiene otras responsabilidades en este momento.

    Vacío, se aleja de Amah y cruza el piso hacia John Robert Rose y los niños restantes del Fondo. Los reúne, seis o siete, y los abraza uno a la vez, les ofrece consuelo. Susurra promesas de seguridad, de protección, de fin del sufrimiento. Les desata las manos y las cubre lo mejor que puede, pero John Robert lo sostiene contra su pecho como si nunca lo dejara ir.

    En su oído, el John Robert dice: "Viniste por mí. Sabía que lo harías."

    Ray inclina la cabeza y agarra al niño con tanta fuerza como se atreve.

    Y cuando los niños pueden, los lleva a casa.

FIN