Créditos

    El Precio de Estar con Sunita (versión gratuita en español. Prohibida su venta)

    Traducción y Edición: Artifacs, octubre 2020.

    Publicada gratuitamente en artifacs.webcindario.com

    Diseño de Portada: Artifacs

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    Obra Original: The Price of Being with Sunita

    Copyright © 2015 de Michael Graeme.

    Publicada gratuitamente el 28 de febrero de 2016 en Smashwords

    ISBN: 9781310638480

    Diseño de Portada Original: Michael Graeme

Licencia Creative Commons

    Muchísimas gracias a Michael Graeme por autorizar la tradución al español de su libro y por compartir con el mundo El Precio de Estar con Sunita bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

    Si quieres hacer una obra derivada, por favor, incluye el texto de la sección de Créditos de este eBook.

Licencia CC-BY-NC-SA

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    • IV. Los Diarios del Hongo de Dominic Lyne (The Mushroom Diaries)

    Los Diarios del Hongo es una novela corta basada en las entradas de diario y notas escritas en la época. Se inspira en seis de los viajes que el autor y su novio experimentaron mientras permitían que el Hongo Mágico indujera visiones para guiarles por las calles y pasos subterráneos de Londres.

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    • III. En el Bosque Durleston de Michael Graeme (In Durleston Wood)

    Richard Hunter, romántico de mediana edad, vuelve al pueblecito inglés de su niñez para escapar de California, de una esposa infiel y de dos hijos adolescentes a los que ya apenas conoce. Perdidamente enamorado de Davinia, (la directora de la escuela primaria donde él trabaja como profesor), dedica las noches a pasear taciturno por el bosque de Durleston. El lugar que tanto frecuentaba con su padre siendo niño.

    El bosque es ahora para él un ente vivo que alberga los fantasmas del pasado, pero que también da cobijo a algo más. Una misteriosa mujer se oculta allí con la esperanza de que alguien la libere de sus cadenas, literalmente. Richard cree que liberarla podría ser lo único que pueda salvarle de la profunda depresión. Pero hacerlo puede meterle en graves problemas con los vecinos del pueblo, las autoridades y, por supuesto, el hombre que reclama a esa mujer como algo de su "propiedad".

    También sabe que su relación con Davinia solo puede ser profesional, pues si aceptara la peculiar amistad que ella le ofrece, el escándalo en un pueblo de tan anticuadas costumbres resultaría desastroso para ambos. Richard tendrá que resolver un creciente rompecabezas de sentimientos al que se añaden nuevas y extrañas piezas a medida que él resuelve los misterios del Bosque Durleston.

    • II. El Camino Desde Langholm Avenue de Michael Graeme (The Road From Langholm Avenue)

    Una historia de amor no correspondido, de amor inesperado, de amor perdido y reencontrado.

    Con el divorcio a la vista, nuestro héroe Tom Norton se enfrenta a la madurez de sus cuarenta años con la sensación de haber hecho un giro equivocado en algún lugar de su pasado. Comienzan entonces a perseguirle los recuerdos de Rachel, una chica de la que él estaba enamorado en la escuela.

    Con las emociones emergiendo a la superficie, Tom percibe que el viejo asunto con Rachel nunca ha quedado olvidado y que; antes de poder encontrar un camino para superar la crisis, tendrá que viajar en busca de su pasado más profundo.

    Tom se propone así encontrarla y hacer lo único que no se atrevió a hacer un cuarto de siglo atrás: invitarla a una cita.

    • I. La Tercera Persona de Stephanie Newell (The Third Person)

    Novela brutal, trágica y de humor oscuro sobre el crecimiento, la rivalidad entre hermanas y la familia disfuncional definitiva. En una serie de anotaciones de diario, Lizzie, de catorce años, comparte sus secretos sobre cómo aceptar la ruptura de sus padres, luchar con su hermana menor y su obsesión con el hombre con el que está destinada a casarse.

    

El Precio de Estar con Sunita

por

Michael Graeme

Capítulo 1

    Estoy aquí en una de esas noches psíquicas, en el pub Bay Horse de Longlin Road en Preston. Nunca he ido a una antes y estoy pensando que todo esto es falso, pero tengo curiosidad y busco conectar con algo diferente, algo más que la misma serie de cosas de siempre. Lo que estoy a punto de descubrir va a cambiar mi vida, pero no de la forma que yo esperaba. Y te aseguro que ahora voy a llevarme más de lo que he negociado.

    El psíquico de la noche, a falta de una palabra mejor, es un tipo de mediana edad, informalmente vestido con jeans y una camisa de cuello abierto que muestra una enorme cadena dorada. Parece más un comerciante en una noche con los amigos, pero de todos modos, ahí está: Eddie, se llama a sí mismo. Sus habilidades de lectura en frío son vergonzosamente torpes. Es como si se hubiera graduado de la escuela de sinvergüenzas con un suspenso. Quizáa si hiciera mejor podría haber estado a estas alturas en uno de esos cutres y satinados canales digitales, en lugar de reunir cobres en un pub callejero.

    "¿Alguien aquí de...? Estoy recibiendo una C,... no... podría ser una B..."

    Y luego: "¿Tenemos una Annie esta noche entre el público? ¿Alice entonces? ¿No? ¿Quizá una Amanda...?"

    Por casualidad hay una Amanda. Ella se sonroja y levanta la mano. Eddie está visiblemente aliviado. Cambia el guión y le pregunta a Amanda si ha perdido hace poco a un pariente mayor... o una mascota,... o una preciada posesión,... y cuando todas estas cosas resultan en blanco, él se siente perdido y le dice a ella que piense en ello porque está seguro de que ha perdido algo o a alguien recientemente. Amanda está ansiosa por complacer y explora en su memoria, lo mejor que se le ocurre es la muela del juicio que se extrajo el año pasado.

    Esto es espantoso. El público se está inquietando y el propietario va a tener que traer a la banda pronto o los abucheos van a ponerse desagradables, y “desagradables” en las callejuelas como esta en la recesión de Gran Bretaña significa cristales rotos. Yo me desconecto, pido una copa y me dejo caer a mi mesa temblorosa y pegajosa de cerveza. No sé qué esperaba, un milagro supongo, pero en cambio aquí estoy, pagando precios exorbitantes por beber cerveza pudretripas, mientras me pregunto cómo ha podido mi vida haberse vuelto tan aburrida para terminar en un lugar como este..

    Ahí es cuando noto a Sunita.

    Está sentada al fondo de la sala, muy quieta. De hecho, su quietud la vuelve casi invisible, pero una vez que notas que está allí, su belleza tiene tal magnificencia y profundidad que te preguntas por qué no la están mirando todos con la boca bien abierta. También hay otra cosa, algo que solo puedo describir como "calidad": pantalones planchados, blusa de seda color marfil y chaqueta de ante, todo caro pero no llamativo. Aunque eso la señala como una ganadora de altos ingresos, está aquí entre nosotros, los tipos económicamente inactivos, con nuestros arrugados trapos baratos propios de un taller de explotación laboral del lejano oriente.

    Creo que ella debe de estar con alguien, porque este no es el tipo de abrevadero al que una mujer así llega por su cuenta. No puedo ver a nadie, pero eso no me supone ninguna diferencia, y no me malinterpretes, porque no tengo intenciones de presentarme. Estoy buscando muchas cosas ahora mismo y todas son un misterio para mí, pero compañía—especialmente compañía femenina—no es una de ellas.

    Nunca se me han dado bien las mujeres. Cuando era más joven eso solía preocuparme, pero hoy en día puedo aceptar con facilidad que nunca me acercaré tanto a una mujer como lo estoy ahora. Lo más probable es que ella esté casada, de todos modos, o esté esperando a su novio, o sea una loca vociferante o una adicta al crack o cualquiera de una lista interminable de otras relaciones "ni hablar" y, por encima de todo, ella es demasiado condenadamente hermosa para ser honestos.

    Mis ojos se demoran demasiado. Ella me pilla mirándola y su quietud se interrumpe momentáneamente por el parpadeo de sus ojos mientras me identifica. Luego regresa su lánguida mirada hacia Eddie. Estoy avergonzado por haberme quedado mirándola así. ¿Qué estaba yo pensando? Espero no haber hecho que se sienta incómoda.

    Ella desliza la mano dentro del bolso, saca un teléfono, marca un número, luego lo presiona en su oído, todo con los mismos movimientos lentos, líquidos. Está llamando a su esposo, a su novio, a la policía quizá, para decirles que hay un tipo raro y desaliñado mirándola.

    Justo en ese momento, empieza a vibrar mi teléfono. Esto me sorprendió porque, aunque aún lo llevaba encima, estaba sin crédito desde un año o más y hacía siglos que nadie me llamaba. Ni siquiera estaba seguro de que funcionara y me alivió saber que sí. De todos modos lo ignoré un poco porque no reconozcí el número y supuse que era alguien que llamaba en frío. Se calló y comenzó de nuevo, y me pregunté quién me buscaba tan desesperadamente a esa hora un sábado por la noche, pero me hizo sentir importante. así que, finalmente, contesté.

    Escucho la voz de una mujer, suave, entrecortada, cálida: "Hola, Derek. ¿Estás disfrutando del espectáculo?"

    "Lo siento,... ¿quién es?"

    "Al fondo de la sala."

    Miro a Sunita, quien me mira directamente. El teléfono todavía está pegado a su oído y, para mi asombro, mueve los dedos y me muestra una sonrisa amistosa: "Me adulas," dice.

    "¿Cómo sabes mi número?"

    "Lo encontré."

    "¿Qué quieres decir con que lo encontraste? ¿Cómo? ¿Nos hemos conocido antes? Estoy seguro de que no. Créeme, lo recordaría,... yo,..."

    "No sigas," dice ella interrumpiéndome. "No trates de cubrir tus sentimientos con palabras. Eso lo estropea. Las palabras siempre son mentiras. Solo son las sensaciones en lo que puedes confiar."

    "¿Sensaciones?"

    "Sí. Sensaciones de que nunca podrás tenerme, sensaciones de que no me quieres, pero queriéndome de todos modos. Es solo miedo, Derek. Pero no tienes por qué tener miedo de mí."

    Esto es imposible, por supuesto, y debo estar imaginando cosas, excepto que los labios de Sunita se mueven en perfecta sincronía con la voz en mi oído. Ella sabe mi nombre y mi número. Incluso sabe lo que estoy pensando. Pero nunca nos hemos conocido antes. En este punto, el bar entero podría estar despegando del suelo y las sillas volando y yo ni lo notaría. Lo único que hay en el mundo ahora mismo es Sunita.

    "Vale," le digo. "Has llamado mi atención. ¿Ahora qué?"

    "Ahora deja de hablar por un momento y mírame. Eso está mejor. Quédate quieto y solo observa... así es. Ahí está. Puedo sentirlo de nuevo. Solo puedo confiar en ti si puedo sentirte, así que tú tienes que aguantar quieto un tiempo. ¿Crees que tienes la estabilidad para ello?"

    ¿Estabilidad? Seguro, sé un par de cosas sobre estabilidad. No se corta metal en la misma fábrica durante veinte años sin cierta estabilidad. Pero lo que estoy sintiendo a veces es difícil saberlo porque, como dice Sunita, tendemos a cubrir nuestros sentimientos con un velo de palabras sin sentido, y se necesita cierta quietud para notar si estamos sintiendo algo de verdad.

    Y me siento, ¿qué? ¿Atraído por ella? Por supuesto que sí, pero soy lo bastante mayor para dejarme llevar. Entonces, ¿qué es? Es un vacío, supongo, un pozo sin fondo de soledad y anhelo por algo que no puedo definir y que ya no creo que exista. Pero, al mirar a Sunita, me asegura momentáneamente que sería imprudente renunciar por completo a ella.

    Oh, no creo ni por un minuto que una mujer como ella esté interesada en mí, y soy lo bastante inteligente como para saber que toda la belleza y magnificencia que he visto en ella son solo fantasías que he inventado y adjuntado a ella como baratas etiquetas. Incluso la mujer más hermosa puede empezar a verse un poco cansada una mañana con su rostro cuidadosamente pintado ya limpiado sobre la almohada, y has estado esperando una hora para ir al baño para poder limpiarte los dientes. ¿La verdad de Sunita? Debajo de la belleza que presenta,... bueno,... eso es una incógnita, ¿verdad?

    "¿Y?" dice ella.

    "¿Y qué?" digo.

    "¿Qué sientes? Quiero decir, si puedes indicarlo, es un comienzo, ¿no es así?"

    "¿Sentir? Me siento,... mirándote,... siento,..." ¿Debería ser cursi, coqueto o llanamente guarro? ¿O debería ser... sincero? ¿Cómo me siento?"Me siento,... mejor conmigo mismo, creo."

    No sé por qué elijo esas palabras exactas... ¿qué me ha poseído?... pero al menos son sinceras. Me mira desde el otro lado de ese pub rudo, ruidoso y que apesta a cerveza, y luego dice: "Eso es interesante. Sí,... creo que servirá. Me voy fuera por si quieres hablar un poco más. Hay mucho ruido aquí."

    Longlin Road no es el tipo de lugar para merodear. Su apogeo fue hace cien años, y desde entonces se ha hundido más en la miseria: terrazas eduardianas, algunas tapiadas, otras despejadas en vastos campos de arrasados escombros, y los restos que quedan en pie están sucios y pintados con grafitis. Si ella va a esperar fuera, espero que haya traído algo de músculo con ella, o tal vez simplemente ignore ingenuamente los riesgos que un barrio como este representa para una persona de altos ingresos y elegantemente vestida como ella.

    El caso es que la calle está vacía cuando salgo, y luego pienso que lo he arruinado, o que tal vez ella solo se estaba burlando de mí. Pero eso me hace notar que me he estado mintiendo a mí mismo, que me siento atraído por ella, indefenso como lo estaría cualquier hombre con ojos y, a pesar de toda mi charla inteligente, quiero tener la oportunidad de estar con ella... con cualquiera en realidad, porque estoy solo y perdido y busco conectar con lo único que le dará sentido a una vida que de otra manera sería vacía.

    Miro hacia un lado y otro de la calle, desconcertado de que ella pudiera haber desaparecido tan rápido, pero luego ella aparece por detrás, como materializada de la nada.

    "Lo siento," dice ella. "¿Te he asustado?"

    Es aún más hermosa de cerca: alta, su piel oscura es impecable. Tiene una hermosa melena negra y ojos asombrosamente grandes.

    "La gente es más sincera cuando se asusta," me dice. "¿No estás de acuerdo? No es el momento para ocultar los sentimientos."

    "Tú hablas mucho de sentimientos."

    Ella se encoge de hombros como si fuera obvio. "Los sentimientos son lo único que tenemos," dice. "El resto es engaño. Parloteo. Sinsentidos. Palabras..."

    "Todavía no me has dicho de qué me conoces."

    "No te conozco, no de verdad,... al menos hasta hace un momento."

    "¿Entonces cómo...?"

    "He sentido tu presencia durante un rato. Te... he estado buscando, Derek."

    "¿Y eso significa...?"

    "Significa que podemos ser amigos,... creo,... si tú quieres."

    "Mira... eres hermosa pero..."

    "No quise decir amigos de esa manera. ¡Espera!... mantén ese sentimiento un momento. ¿Qué ha sido eso? Sí,... hay cinismo dentro de ti,... malas relaciones... errores... no todos ellos tuyos. También hay amargura... te han decepcionado. ¿A quién no? Pero lo que estás buscando... buscando de verdad, yo puedo enseñarte esto, creo. "

    "Ya, claro."

    "¡Ahí lo tienes otra vez! ¡Cínico! Pero la pregunta que deberías hacerte no es: ¿Puede esta mujer mostrarme de verdad lo que dice que puede?, sino más bien, ¿lo reconocería? Y si pudieras reconocerlo, habiendo sido mostrado, ¿todavía lo querrías?"

    "No entiendo adónde vas con esto."

    "Tú puedes ser como yo," dice. "En realidad, eres como yo, simplemente no lo sabes todavía." Sus ojos brillan con picardía. "Di mi nombre."

    "¿Cómo voy a decirlo? No lo sé."

    "Sí lo sabes. Despeja las palabras, Derek. Siente. Y dime mi nombre."

    Por ridículo que parezca, tengo la sensación de que quiero llamarla Sunita,... pero hay más, y una parte de mí se siente irracionalmente segura de que es el correcto. Sus ojos se abren una fracción como si ella estuviera impaciente: "Continúa," dice.

    "Pero podría decir cualquier cosa y tú podrías decirme que es correcto."

    "Tú dime lo que sientes,..."

    "¿Eres Sunita Singh? ¿Treinta y cinco años? Tu padre es... ¿relojero? Tu madre... ya no está entre nosotros... y...."

    "Adelante, lo estás haciendo muy bien."

    Estoy sintiendo algo más ahora, mientras estos fragmentos falsos de información vienen a mí, como si con cada hecho recogido también invitara a un pedazo de ella dentro de mi cabeza. Son pedazos de sentimiento: mudos, indescriptibles, salvo para decir de ellos que son infinitamente poderosos, elementales, asombrosos, y sé que no puedo demorarme en ninguno de ellos sin temor a quedar abrumado, a ahogarme en el maremoto de su ser. Retrocedo negando con la cabeza. "Lo siento,... estoy empezando a sonar como ese estafador de ahí dentro."

    "Estás balbuceando palabras otra vez. Todo lo que me has dicho es correcto. Vuelve a la sensación ahora y dime qué más ves en mí."

    Pero no puedo. No no quiero. Es demasiado extravagante, demasiado extraño... demasiado aterrador. "¿Qué tal si adivino tu número de teléfono y te llamo?," le pregunto. Esto parece una cosa tan ridícula como completamente imposible, y lo digo frívolamente, queriendo desalentarla, distraerla.

    Ella sonríe con indulgencia. "Pero ya lo tienes, ¿recuerdas? Está en tu teléfono desde que te llamé."

    "Por supuesto,... que estúpido de mi parte."

    Ella aparta la mirada y siento que la intensidad de lo que sea que haya entre nosotros se desvanece un poco. Como ella si me estuviera liberando del apuro, pero yo no estoy seguro de querer que lo haga. ¡Esto es lo más vivo que me he sentido en años!

    "Te estás asustando," dice. "No era esa mi intención. Lo siento."

    En ese momento, un taxi llega hasta la acera. "Este es para mí," dice. "Llámame si quieres volver a hablar, pero te lo advierto, tengo mis propias razones para buscarte. Y es poco probable que sean las que estás pensando."

    "¿Cómo puedes saber lo que estoy pensando?"

    "Porque mi querido Derek, sé literalmente lo que estás pensando. Te leo la mente, como Eddie ahí dentro finge hacer, como acabas tú de leer la mía, solo que de verdad. ¿De acuerdo? Eres un libro abierto para mí."

    La veo desaparecer en el naranja sodio de la noche y experimento una sensación de pérdida, una sensación de que tal vez nunca la vuelva a ver. No es que no tenga los medios para contactar con ella, porque claramente los tengo,... sino que cuando se trata de eso, no tendré el valor de hacerlo. Hay algo muy peligroso en esto: la evidencia de mis ojos y oídos me dice que Sunita posee habilidades que yo había, hasta entonces, supuesto siempre que eran astutos trucos de los artistas. No sé cómo sabe ella tanto sobre mí, pero el hecho de que haya venido a este lado de la ciudad, tan lejos de los de su clase, en busca de algo, de alguien como yo, sugiere una cierta desesperación.

    Y eso no puede ser bueno.

Capítulo 2

    Cuando era joven ascendí en la escala de la educación y la carrera muy lejos de mis humildes orígenes. Del piso alquilado en la segunda planta de urbanización en el centro de la ciudad, que compartía con mis padres y tres hermanos, logré los encantos relativamente ricos de un adosado en los suburbios, con una entrada privada y un modesto automóvil de segunda mano. No era tan difícil en esos días. Uno solo tenía que trabajar duro en la escuela, presentar modales respetables y respetuosos a quien tuviera yo la desgracia de estar sirviendo en ese momento, y las puertas a un ingreso medio quedaban más o menos abiertas.

    ¿Crees que es fácil cortar metal? ¿Crees que es fácil programar una multimillonaria máquina de seis ejes? ¿Sabes siquiera lo que es? ¿Crees que es fácil lograr precisiones que hagan que el grosor de un cabello humano parezca más grueso que el tronco de un árbol? Mis habilidades estaban en demanda, me respetaban, me buscaban. Hay cosas que he hecho que están en órbita alrededor de Marte. Pensarías que yo estaría seguro entonces, ¿no? Pero en un mundo impulsado principalmente por el dólar, las habilidades y la educación, el respeto y la respetabilidad no garantizan la continua viabilidad económica. Y la economía es como el clima, cambia y nadie puede hacer nada al respecto.

    Sunita tenía razón. Hay mucha amargura en mí todavía.

    Caer es duro y lo primero que notas cuando golpeas el suelo es que la escalera ya no está ahí para volver a subir. Cuando yo era niño no necesitabas respaldo económico como precursor del éxito. Hoy en día sí. Aún así, yo estaba mejor que la mayoría porque había evitado firmemente todo tipo de deuda. Mi hogar por ahora es un apartamento de habitación única escaleras arriba de una oscura terraza victoriana, muy lejos de los frondosos suburbios de mis días de gloria, pero era mejor que vivir en las calles. Tenía cuarenta y cinco años y no podía trabajar, no porque careciera de habilidades o educación, más bien porque carecía de juventud.

    Yo vivía de la humillación de las limosnas estatales, pero en general me las arreglaba día a día. Algunos de mis compañeros de clase baja parecían estar llevándolo mejor: televisores de pantalla plana que emitían satinada basura hasta bien entrada la noche y poseían todo tipo de otros artículos de lujo, financiados, supongo, por el dudoso diablo del crédito. Yo no tenía coraje para la incursión en esa clase de cosas. La máxima de mi abuela era que si querías algo, ahorrabas el dinero para comprarlo o te las arreglabas sin ello.

    Así, vivía una especie de existencia ermitaña, rica solo en soledad y el correr de mis pensamientos, mientras carecía de las cosas normales que la mayoría de vosotros parecéis dar por sentado. Yo no echaba de menos nada.

    El piso olía mal cuando me mudé, muebles y alfombras enmohecidas, así que los tiré y viví sobre tablas desnudas, guardando mis pocas pertenencias en lo que supongo que antaño se habría llamado el cofre de un marinero, y dormía sobre un colchón desplegable como un pionero. Dedicaba mis días a buscar trabajo, a llenar solicitudes de empleos que quedaban cubiertos incluso antes de que yo hubiera enviado el sobre. Había empezado a sentirme viejo, lento e inútil. No derrochaba mis limosnas en bebidas ni drogas, aunque las encuestas de opinión me informaban que, en un número cada vez mayor, las clases aún con empleo me consideraban una esponja y un desperdicio de espacio. En resumen, el mundo racional y secular me había fallado y ahora me había rechazado. ¿Es de extrañar que buscara consuelo en los misteriosos callejones de lo oculto?

    Pero estoy divagando...

    Hay un sentido en todas las cosas y mi deslizamiento hacia este estado singular de austeridad monacal era la mejor preparación para lo que vendría pronto. De hecho, las cosas empezaron a cambiar casi de inmediato después de esa noche... quiero decir, la noche que conocí a Sunita.

    ¿Cómo comenzó? Bueno, como muchos de mis compañeros de clase baja, me tentaba desperdiciar cada semana un pequeño porcentaje de mis limosnas estatales en un boleto de lotería. Era una distracción inofensiva y todos necesitamos esperanza, aunque yo sabía cuán remotas eran las posibilidades de una gran victoria. Era más el ensueño lo que hacía que valiera la pena. Dicen que el dinero no puede traer felicidad, pero la gente que lo dice nunca ha estado sin él y nunca se ha saltado una comida por no tener dinero para pagarla. Hay noches en las que me he unido a la cola de los vagabundos a pedir sopa gratis de las camionetas de caridad, noches en las que me he sentido culpable por no parecer lo bastante desamparado como para merecer la sopa gratis que me entregaban.

    El caso es que una noche en la tienda, después de aquella primera noche con Sunita y antes de llenar mi boleto de lotería, decidí cambiar mis "números de la suerte" habituales seleccionando algunos al azar, números que simplemente se me ocurrieran en el momento.

    Más tarde esa noche, tenía en la mano un boleto por valor de dos millones de libras.

    Eso lo cambió todo.

    ¿Y qué es lo que haces entonces?

    Bueno, me compro un coche nuevo y algunos muebles decentes para sentarme y dormir, pero aparte de eso, no digo una palabra sobre el dinero porque no me atrevo a creerlo, de hecho creo que voy a despertar en cualquier momento tan pobre como siempre.

    Y luego,... bueno, avanzo rápido al presente y estoy tan confundido por el dinero, y por de dónde ha venido, que finalmente me armo de valor para llamar a Sunita. Ella responde de inmediato, y antes de que yo pueda hablar, dice: "¿Es suficiente, crees tú?"

    Han pasado meses desde esa noche en la que hablamos fuera del pub en Longlin Road, pero retomamos la conversacíion ahora como si no hubiese pasado el tiempo.

    "¿El qué es suficiente?"

    "El dinero."

    "¿Sabes lo del dinero?"

    "Algunas personas dirían que dos millones no es mucho."

    "Es más de lo que he ganado en mi vida... pero ¿cómo lo sabes?"

    "De la misma manera que sé que llevas un reloj Timex, una camisa azul y vaqueros, y que tienes problemas con los metatarsos del pie izquierdo. Y, por cierto, tienes razón,... el médico no puede hacer nada por ti. Desaparecerá por sí solo."

    "Sunita, ¿cómo sabes todo esto?"

    "Eso no importa ahora. Dime cómo te sientes, Derek."

    "¿Sentir? Seguro. Me siento seguro ahora."

    "¿Y feliz? Sé honesto."

    "Feliz, por supuesto. No, espera... supongo que no soy feliz exactamente. Pero ahora que lo básico está resuelto, puedo empezar a pensar en qué es lo que me hace feliz. Pero, dime, es real, ¿no? Me refiero al dinero. ¿No es un truco de algún tipo?

    "El dinero está en el banco, ¿no?"

    "Al menos lo estaba la última vez que lo comprobé."

    "Pues sí."

    "Supongo que lo que quiero decir es, ¿he hecho trampa de alguna manera? Esto ya no me parece correcto. Esos números, pensé que me los había inventado, pero no lo hice, ¿verdad? Yo sabía que iban a ser esos."

    "Relájate. No puse yo esos números en tu cabeza si eso es lo que estás pensando. Los elegiste tú mismo."

    "Pero tú sabías... sabías que yo había ganado el dinero."

    "Yo lo sé todo sobre ti Derek." Hay una pausa y luego dice: "Bueno, ¿quieres pasarte, ahora?"

Capítulo 3

    Ella vive junto a los muelles en un lujoso apartamento con vistas al agua. No son los sucios muelles de antaño, por supuesto, los muelles de mi juventud, donde joviales paisanos manchados de brea se tambaleaban borrachos desde los sucios barcos costeros hasta los brazos de las prostitutas. Ahora los muelles han sido limpiados y desinfectados y convertidos en un seguro refugio para personas de altos ingresos. Hay un elegante centro comercial abovedado lleno de artículos de lujo justo en la puerta, el distrito comercial a un corto viaje, asfalto limpio, árboles y una patrulla de seguridad privada para mantener alejados a los esnifadores de pegamento y demás drogatas. Es difícil de creer que esta sea la misma ciudad, difícil de creer— tan exclusivo como parece este lugar—que por algún milagro, ahora puedo permitirme vivir aquí.

    Ella me deja entrar.

    Lleva un elegante traje de negocios, fina confección suavizada por un collar de perlas y pendientes. Yo no lo capto. Puedo entender que a una mujer así quizá quiera cruzar las vías y vivir en los barrios bajos para divertirse un poco, pero iría disfrazada con ropa sin planchar, uñas descuidadas y maquillaje. Vestir como un ganador en mi lado de la ciudad solo invita al robo, o a algo peor. ¿En qué había estado ella pensando? Aunque también hay cierto aire en ella de que sabe cuidar de sí misma, que puede evitar problemas si los siente con antelación y escapar fundiéndose en las sombras.

    Ella me lee la mente, lee la pregunta que no tengo el valor de hacer. "Solo fui allí porque te estaba buscando," me explica.

    Ahora estoy sentado en un sofá de cuero color crema y me siento tan sucio que temo mancharlo. Ella nota mi vergüenza, me mira fijamente y dice: "No. Tales sentimientos no son bienvenidos."

    "No puedo evitarlo. Debería haber gastado algo de dinero en mejor ropa. Tú vas tan elegante, como una dama. Y yo parezco, bueno, como lo que ves. Un poco arrugado todavía."

    Ella se encoge de hombros descuidadamente. "Tengo dinero, por supuesto. Eso me distancia un poco de las cosas, pero siempre he estado alejada de las cosas de alguna manera. Tú eres igual, ¿recuerdas?"

    "¿Tu familia es rica?"

    "Ya sabes que no. Mi padre repara relojes mecánicos en una era electrónica. Pero a él nunca le falta de nada. Yo puedo cuidar de él."

    "¿Y cómo lo conseguiste?"

    "¿El dinero? Igual que tú. Lotería, una cantidad obscena. Yo era codiciosa, ¿sabes? Quería estar segura de que me las arreglaría."

    Hay una calma fresca y tranquila en el apartamento. Los muebles son cómodos, pero no hay ornamentación. ¿Hay, me atrevo a decir, una desespirituada esterilidad en ello?

    "Has sido rápido en captar eso," me dice.

    Me ha leído la mente otra vez. Eso es lo más aterrador en ella: me siento indefenso, vulnerable, desnudo en su compañía, pero también es refrescante que sea inútil fingir. No puedo ser nada más que yo mismo con ella. No siempre me agrado, ni siquiera yo me conozco a mí mismo, ¿quién de nosotros lo hace? Pero sea lo que sea que soy en lo más profundo de mi alma, a ella no parece importarle.

    "La ornamentación es inútil," continúa ella. "Puedo ver un cuadro y este reflejará sólo mi propio estado de ánimo, no el del artista. La vista desde mi ventana me sirve de igual modo."

    Asiento. Creo, en realidad siento, que lo entiendo. Pero también siento una soledad abrumadora, no la mía; la mía habla por sí misma, la soledad que siento es la de ella y eso me deja perplejo.

    Sí, está sola, pero no de compañía ni de sexo ni nada tan simple como eso. No sé lo que está buscando ella, solo sé que es complejo, oscuro, abrumador y peligroso.

    Y ella está sufriendo por ello.

    Me me mira con complicidad. "Oh, pero tú también lo quieres," me dice. "¿Te sorprende el anhelo que sientes en mí?"

    "Sí. Pensé que ya debías de haber encontrado la respuesta, ¿no? Quiero decir, alguien como tú, capaz de tales... percepciones."

    Sacude la cabeza, lentamente, para enfatizar, su cabello brilla en largos rizos de luz. "Mi campo de visión es un poco más amplio que el tuyo," dice. "Pero tal cosa sólo te hace percibir cuán perfecto es eso que buscamos, así que lo deseamos aún más."

    ¿Cómo me encontró? ¿Era a mí a quien estaba buscando de verdad o cualquier otro habría servido?

    Ella sonríe, una sonrisa muy dulce, amplia y de dientes blancos. "Te sentí," dice ella. "Te sentí cuando me mudé a la ciudad hace unos meses. Me llevó un tiempo localizarte, eso es todo. Y tienes razón, supongo: cualquier otro podría haber servido, pero no simplemente cualquiera, ¿entiendes? Tenía que ser alguien como yo. Como nosotros."

    "Pero yo no soy como tú. Yo no puedo... leer mentes."

    "Ya lo estás haciendo, Derek."

    Yo pienso en ello. Si puedes leer la mente y sentir los sentimientos de cualquiera que esté cerca, supongo que eso podría resultarte útil, pero ¿a qué precio? ¿Y si alguien a quien amas te sonríe, pero piensa otra cosa y tú sabes que la sonrisa es falsa? ¿De verdad querrías saber la verdad o preferirías ignorarla? ¿No preferirías cubrir la verdad fingiendo para proteger tus sentimientos?

    "Ahora estás captando la idea," dice ella.

    "Así que, si tienes dos personas que son similares, quiero decir, como tú, y ambos podéis leer la mente del otro al mismo tiempo... es decir, ¿no lo hace eso mucho peor? ¿Has conocido alguna vez a alguien con tus habilidades?"

    "Sí. Pero una vez que eres cosnciente del alcance de tu mente, puedes tomar medidas para censurar su contenido. Las personas como nosotros se vuelven cautelosas mutuamente, selectivas en cuanto a qué pensamientos, qué sentimientos, estamos dispuestos a revelar."

    "¿Eso es posible?"

    "Sí, es más bien como atrapar el pensamiento mientras emerge de la nube del sentimiento. Puedes decidir dejarlo escapar o puedes protegerlo."

    "Pero, ¿podrías estar totalmente desprotegida si así lo quisieras?"

    "Sí. Pero la gente como nosotros somos muy raros, y aquellos que he conocido nunca han estado dispuestos a llegar tan lejos." Ella suspira. "Me he desnudado hasta ese extremo una vez que aprendí a confiar en ellos, pero al final siempre han tenido demasiado miedo, demasiado confundidos por lo que creen que podría significar responder de la misma manera. Esto es para que sepas que como somos no es una bendición como la gente podría pensar. Si dos personas como nosotros estuviéramos completamente abiertos mutuamente, ¿quién sabe lo que ocurriría? Pero tal cosa, bueno, es precisamente lo que estoy buscando... contigo si estás dispuesto."

    No tengo noción de cómo podría ser algo así, por supuesto, y lo más cerca que puedo llegar es cuando pones un micrófono demasiado cerca de un amplificador: obtienes retroalimentación, el sonido que se come a sí mismo y se escupe al mismo tiempo. Obtienes este tremendo chirrido de energía, tan abrumador que es como si quisiera partirte la cabeza.

    Ella asiente. "Exactamente. Conocer tus pensamientos alteraría los míos; los cuales, si pudieras leerlos, modificaría los tuyos, que a su vez modificaría los míos y así sucesivamente. Habría una reacción en cadena de pensamientos y sentimientos resultantes. Puede ser peligroso, pero también puede elevar nuestra consciencia hacia otro plano. Podría ser extraordinario, Derek. La pregunta es, ¿tienes el valor de intentarlo? ¿Te atreves a ser tan completamente abierto conmigo? Sería la experiencia más íntima y alucinante que podrían compartir dos personas."

    Pienso en lo indefenso que estoy ante ella. No hay parte de mí que ella no conozca o no sienta ya, ningún rincón de mi mente o recuerdo por el que ella no pueda pasar los dedos. La observo y siento tal mezcla de cosas: asombro, perplejidad, sospecha, miedo, deseo,... algunas de estas cosas me alegra que las perciba, de otras me avergüenzo.

    "Lo que te estoy preguntando, Derek, es: si fueras como yo y yo te invitara a entrar, ¿tendrías el valor de entrar?"

    "Dices que los otros que has conocido tuvieron miedo. Si es peligroso, ¿por qué querrías arriesgarte con algo así?"

    "Los otros temen porque aún no están lo bastante aburridos como para querer llevar las cosas a su única conclusión lógica. Pero no queda nada más para personas como nosotros. En mi opinión, es inevitable, es para lo que estamos hechos."

    "¿Aburridos? ¿Pero cómo podría estar aburridos siendo como eres?"

    Yo la recordé en el pub: la languidez, la mirada adormecida. La veo ahora,... no es infeliz, pero esta mujer está aburrida. Ha visto y experimentado cosas que hacen que su vida, la forma en que vive, parezca trivial, vacía, sin espíritu. Pero me tranquiliza que lo que busque es la vida, no la muerte, aunque qué tipo de vida no lo puedo imaginar.

    "Es más que leer mentes, Derek, esto que hacemos." Me fija con una sonrisa y luego me pregunta si tengo una moneda. Saco una moneda de mi bolsillo y me dice que la ponga en la mesita de café con tablero de cristal entre nosotros. Lo hago y me dice que la tape con un pañuelo, pero mi pañuelo no está limpio y me da vergüenza sacarlo. Ella siente esto y me dice que la tape con la mano. Yo lo hago.

    "Ahora retira la mano."

    Cuando levanto la mano, la moneda ha desaparecido.

    "¿También haces trucos de magia?" Pero incluso mientras digo esto, sé que no ha sido un truco. La moneda se ha desmaterializado de verdad. Siento que se me erizan los pelos de la nuca y el color desaparece de mi cara.

    "Ahora sí que te he asustado," dice. "Perdóname. Respira hondo. Otra vez. Relájate. No pasa nada, de verdad. Te traeré un poco de agua."

    "Estoy bien, Sunita. Pero... ¿qué eres?"

    Entonces siento la hinchazón en su garganta. Ella lee mentes, despierta profundidades misteriosas en los demás, desmaterializa materia y Dios sabe qué más, y llora. Ella está llorando un poco ahora. La he molestado. "Yo... lo siento... no lo decía en el mal sentido."

    Ella me toma la mano y se seca las lágrimas. "Sé lo que quisiste decir," dice. "Había tanta ternura en ti. Por eso lloro. No estoy acostumbrada a tanta compasión, Derek."

    Cierra los ojos por un momento y recupera el aliento. Al mismo tiempo siento que algo se materializa entre nuestras palmas. Retiro la mano y la abro para encontrar un liso anillo dorado de sello.

    "Un regalo," dice ella. "Una muestra de mi amistad. ¿Te pondrás mi prenda? Ah,... siento un cambio en ti. Te he llevado demasiado lejos con un truco y tus sentidos racionales salen en tu defensa. Estás pensando que yo podría ser un fraude ahora, como Eddie el psíquico."

    Fue solo un destello, como lo son a veces estas cosas y, al misterioso modo de nuestros pensamientos, ahora se ha convertido en una semilla que ha enraizado y florecido rápidamente, sombreando todo lo demás, toda la maravilla, toda la ternura. Yo siento esto, lo siento y avergüenza, pero sé que es mejor no decirlo porque sé que ella ya lo siente.

    "Ahora estás confundido," dice ella. "Por un lado me abres tu mente con una sumisión y una confianza conmovedoras, pero por el otro ahora piensas que soy una charlatana."

    "No, me malinterpretas, Sunita. No creo eso, lo temo. Descubrir que eres un fraude— aunque Dios sabrá cómo puedes serlo después de lo que acabo de ver—descubrirlo después de todo lo que he visto, sería insoportable."

    Recojo su anillo y me lo pongo. Encaja perfectamente, como yo sabía que haría. "Me alegra mucho llevar esto," le digo. "Me alegra mucho haberte conocido."

    Ella niega con la cabeza ahora debido a otra cosa que estoy sintiendo, otra cosa que estoy pensando. "No," dice ella. "No quiero un alumno. No soy una bruja y tú no serás mi aprendiz. Quiero un hombre, ¿entiendes? Quiero todo de ti, cada rincón, sea claro u oscuro, y a cambio tú lo tendrás todo de mí."

    Siento que se me enfrían las piernas y me arde el estómago, una mezcla de fuego y hielo, miedo y deleite, pero es suficiente para transmitirle la impresión de que comprendo bastante bien cómo van a ser las cosas. Y que estoy más que dispuesto.

    "Aún así tendrás que enseñarme, Sunita. Ahora mismo estoy tan confundido como cualquiera."

    "No funciona así. No hay lecciones que aprender. Solo tienes que estar cerca de mí un tiempo. El patrón de energía de mi mente no se limita al interior de mi cabeza, impregna el espacio a mi alrededor. También lo hace el tuyo. Si eres sensitivo, como creo que eres, tu mente se sintonizará por sí sola, vibrará en armonía con la mía. El proceso ya ha comenzado. Los trucos que te he mostrado son simplemente una cuestión de creer que puedes hacer que sucedan."

    Me pregunto si yo puedo manejar esto. Quiero decir, si puedo pensar en algo dentro o fuera del ser, si puedo agregar un cero extra a mi cuenta bancaria y nadie lo comprobaría o pensaría que es extraño porque he alterado la realidad, alterado no solo como es ahora, sino como siempre ha sido. Y si pudiéramos alterar la realidad así...

    "No es la realidad," me dice ella siguiendo el curso de mis pensamientos. "Es la ilusión de ella, nosotros damos forma a la ilusión. Recuerda, Derek: lo único que realmente tenemos son nuestros sentimientos. Y sí, también a mí me preocupa. Me preguntaste qué era yo. No lo sé exactamente, pero la naturaleza es un proceso en evolución que lanza de vez en cuando una variación sobre un tema, un experimento, si lo deseas, para ver si falla o supera el status quo. Eso es lo que somos: una variación. No somos como los demás. Tenemos una ventaja, pero hace que su mundo parezca aburrido para nosotros. Y eso me hace preguntarme..."

    "¿Preguntarte qué?"

    "Si realmente estamos destinados a seguir aquí."

Capítulo 4

    Bueno...

    Me he mudado de casa ahora, he elegido una cabaña en un frondoso pueblo al norte de la ciudad. Me he gastado un poco de dinero en mejores ropas, mejores muebles, en un televisor de pantalla plana y en cuadros para las paredes, pero ninguna de estas cosas me satisface y paso mi tiempo, como antes, volviéndome cada vez más tranquilo y silencioso, aunque ahora me descubro también oyendo los pensamientos de los demás. Sunita me dijo que sería así.

    Es alarmante estos pensamientos que estoy comenzando a captar, también los sentimientos de personas que no puedo ver y que no conozco. Siento tantos matices de infelicidad, y la poca felicidad que detecto lleva consigo lastimosa fragilidad, y sé que el recipiente que ríe tontamente de una alegría tan endeble estará llorando antes de que termine el día. Puedo acallar estos pensamientos si me distraigo o cuando estoy con Sunita, lo cual es extraño, porque había pensado que llegaría a sentir cada vez más lo que hay dentro de ella. Descubro en cambio que, a medida que aumenta mi sensitividad, Sunita guarda cada vez más sus pensamientos de mi. Me dice que hace esto para ahorrarme lo que ella llama sus torturadas profundidades hasta que esté preparado para enfrentarme a ellas.

    Mi única alegría verdadera es que ahora la veo casi todos los días. O me acerco a verla si lo que deseamos son las luces brillantes de la ciudad, o me busca ella si es la tranquilidad del campo. Cenamos juntos en restaurantes caros, pero encontramos que la pomposidad proyectada de estos lugares supera con creces su mérito culinario. Vamos al cine, pero descubrimos que la película ya nos es conocida antes de que hayan comenzado los créditos iniciales. Viajamos a otras ciudades y nos hospedamos en buenos hoteles, cuyo único objetivo parece ser la celebración de ostentoso derroche, cuando a nuestro alrededor, bajo la fina capa de estos lugares, se encuentra la pobreza y la ruina de los cimientos de mi país. Sunita también dijo que sería así.

    Es en las ciudades donde encuentras más pensamientos y su variedad es un entrenamiento en sí mismo, como familiarizarse con un paisaje extraño. Rápidamente se vuelve uno experto en negociarlo, en encontrar los lugares más seguros y descubrir los lugares a los que es mejor no ir en absoluto. En todo esto llego a conocer a Sunita como mujer, como amiga y compañera de confianza.

    Pero aún no como amante.

    Son solo mis sentimientos por Sunita los que aportan calidez y un misterioso sentido contínuo de significado, al menos cuando estoy en su presencia. Todo lo demás me aburre, como me advirtió ella que sería. Pero mis sentimientos por ella se han convertido en algo que nunca antes había experimentado. Hay deseo, por supuesto, aunque algo silenciado por mi admiración y respeto, también por mi constante temor por ella. Permanezco completamente abierto a su mente, por lo que ella es tan consciente de estas cosas como yo, pero ni una sola vez baja la guardia para que yo pueda conocer una fracción siquiera de sus propios pensamientos sin censura.

    Cuando estamos juntos nos comportamos con una reserva controlada, más como colegas que como amigos, y aunque siento una tensión erótica entre nosotros, sospecho que esto es pura imaginación mía, y yo nunca sería tan burdo como para sugerir que actuáramos en consecuencia. Puedo que yo lo desee, pero trato de reprimir esos pensamientos por temor a que ella los arranque de raíz, aunque sé que es consciente de ellos. En cuanto a ella, juega sus sentimientos con cuidado, como piezas de ajedrez, y aunque una vez me dijo que no me quiere como alumno, no tengo ninguna duda de quién es el maestro en el juego que hemos comenzado a jugar.

    Cuando no estoy con Sunita, mi día a día es muy aburrido. Al principio me pregunté si mis dos millones de libras serían suficientes, pero desde que dominé el arte de la materialización, apenas lo pienso ya. Si necesito efectivo, ya no visito el cajero automático ni el banco, simplemente lo imagino en mi billetera. Esto no es una falsificación: el dinero en efectivo viene con números de serie auténticos y no perturba el radar económico. Al momento no existe, al siguiente sí, junto con las circunstancias que hacen que mi posesión sea incontrovertible. De la misma manera, también he materializado cien baratijas de oro en una sola noche, simplemente por diversión, y las hice desaparecer de nuevo porque la facilidad de fabricación las hace inútiles para mí.

    Estas cosas pueden parecerte imposibles, pero en realidad no son difíciles. La capacidad de manipular la materia y leer la mente es, como sugiere Sunita, solo una cuestión de sintonía. Por supuesto, hay un límite. No puedo hacer o desaparecer coches y casas enteras, ni personas... la masa es un factor, y supongo que este ahora debe de estar por debajo de mi propia masa corporal. Me resulta más fácil captar los metales con la mente que la materia orgánica, la materia de la vida. Los seres vivos: las plantas, las personas e incluso las criaturas más pequeñas no se pueden tocar, como si una vez que se les enciende la vida, estuvieran protegidas por una ley divina. Aunque he descubierto que puedo curarme. No es difícil, solo es cuestión de sentir el flujo natural de energía dentro de los seres vivos. Con un poco de experiencia, puedes saber qué es lo que está bien y qué está fuera de lugar, luego simplemente lo vuelves a meter en cintura masajeándolo con la mente. Mi problema metatarsiano se resolvió después de unos días, y ahora parezco y me siento una década más joven.

    Es extraño este ajuste en mis valores, ya que nada de esto parece notable ya. Pero a medida que me vuelvo más hábil, temo la extrañeza que pueda estar por llegar.

Capítulo 5

    Hoy estoy en la ciudad. Sunita me ha invitado, aunque dónde vamos a encontrarnos exactamente, se ha dejado a mi imaginación, riendo por teléfono y diciendo que realmente no debería tener que preguntarle más. Hay una cafetería en el Centro Comercial St George. Aquí es donde sé que la encontraré. A medida que me acerco, a lo largo de las calles abarrotadas, me pregunto qué tiene ella en mente. La ciudad se ve pobre: ​​puertas llenas de cartones de comida rápida, aceras dobladas, gente harapienta pidiendo limosna. No llevo monedas conmigo, pero cuando mis manos alcanzan las suyas, materializo lo suficiente para una taza de té y un sándwich. Me gustaría darles más, pero no sé hasta dónde puedo llegar con esto, quiero decir sin levantar sospechas. Si dejara mil libras en las manos de cada una de estas pobres almas—algo completamente factible—este misterioso filántropo saldría en los periódicos, tarde o temprano le descubrirían y Sunita ya me ha dicho que ese no es nuestro lugar, que sobre todo no debemos llamar la atención con actos de ultrajante filantropía.

    Ella ha tenido más tiempo para pensar en ello que yo, más tiempo para mirar a los ojos de los que sufren y de los necesitados del mundo. Ella puede curar ese dolor tanto como yo, con tan poco como pensar en ello. Pero ¿por dónde empiezas y dónde paras?

    "Llega un punto en que esto es autoindulgente," la escucho decirme. "Esta simpatía y anhelo de ayudar a los demás."

    "Perdóname, Sunita, pero eso parece cruel."

    "El sufrimiento del mundo es infinito, Derek. Entregarse a curarlo todo sería sacrificarse, ser devorado por una bestia irreflexiva, insensible, ciega y siempre hambrienta. Y nosotros fuimos hechos para otras cosas. "

    La encuentro perezosamente sentada, una taza de té en su regazo y una mirada lejana en los ojos. Ella sabe que estoy allí mucho antes de que yo emerja de la multitud, sabe que estoy allí cuando me acerco por detrás de ella. Ella siente mis pensamientos cuando me siento, así que ni siquiera necesita mirarme, igual que yo no la miro, sino que prefiero sentir lo poco que ella me permite. Y la sensación de ella es suficiente. No conozco las profundidades de ella, pero siento suficiente dulzura. Estoy seguro de que ella al menos no quiere hacer daño al mundo. Como el resto de nosotros, solo está desconcertada por el hecho de su propia existencia.

    Inhala y hace un gesto con la mirada hacia una pareja joven en una mesa distante, con los dedos entrelazados mientras se miran con nostalgia. "¿Sientes eso?" me dice.

    Tentativamente, entrego mi mente a la escena. Siempre soy cuidadoso con estas cosas, pero me encuentro desprevenido y quedo escaldado por la intensidad de los sentimientos entre estos jóvenes amantes. Aparto los ojos y pongo mi mente en un lugar seguro, fijo mis oídos en el Musak y el rugido sordo que impregna este lugar, y escondo mi cabeza dentro de él. Sunita, sin embargo, lo cabalga con desvergonzado placer.

    "Qué deliciosa lujuria," observa ella. "¡De ambos! Y ella parece una cosa tan dulce e inocente. Es todo tan... carnal, ¿no crees?"

    "¡Sunita!"

    Ella sonríe. "Aunque él es sincero. Eso es encantador. Odio cuando percibo el engaño. Me dan ganas de hacer algo, decir algo, hacer el bien, hacer el bien por los demás. ¿Esto es en lo que estás pensando otra vez, Derek? Y supongo que los dioses del mundo antiguo también debieron de haber enfrentado este dilema alguna vez. Pero la única forma de terminar con el sufrimiento de la gente es otorgarles el don de la divinidad a ellos mismos."

    "¿Y qué hicieron ellos al respecto? Quiero decir, ¿estos dioses del mundo antiguo?"

    "Bueno, claramente nos dejaron a nuestra suerte, ¿no? Parece que hay un propósito en nuestra perpetua miseria y nuestro sufrimiento, aunque por mi vida no puedo pensar qué es."

    Ella sigue mirando, aún disfrutando de la sensación de la pareja amorosa, mientras que a mí esto me parece el peor tipo de voyeurismo. "¡Sunita! ¡Por favor! Déjalos tener privacidad."

    Reluctante, aparta la mirada. "¡Oh, Derek, qué mojigato eres!" Y se ríe y yo también me río de mi estupidez. Pero luego dice: "¿Es eso lo que te gustaría sentir si te dejo mirar dentro de mí? ¿Lujuria?"

    Las preguntas,... de hecho, palabras, nunca son triviales con Sunita. Deben considerarse cuidadosamente. Pero ella también deja pasar suficiente sentimiento para que yo capte la respuesta que está pensando. Lo hace para probar la sinceridad de mi respuesta, incluso antes de que yo haya respondido. Tales son las complejidades de estar con alguien como ella.

    "Entiendo lo que quieres decir," le digo. "Supongo que la respuesta es sí, claro que me gustaría sentir eso dentro de ti. Qué hombre no querría ser deseado por una mujer tan hermosa como tú, una mujer de tu profundidad y magnificencia y misterio, Sunita. Pero además..."

    "Continúa."

    "Me sentiría decepcionado si sintiera que eso es lo único que hay."

    "Dios te bendiga, Derek. Por supuesto, siempre he sabido que me deseabas de una manera antigua y terrenal,... que tratabas de reprimirlo, de ocultármelo, pero en realidad es bastante inútil. Yo también sé que hay más en ti que eso cuando me miras. Lo sentí esa primera noche. Es ese sentimiento lo que me permite confiar en ti como lo hago."

    "¿No te he decepcionado?"

    "Nunca pensé ni por un momento que me decepcionarías. Pero siento tu inquietud. De hecho, a veces siento resentimiento en ti por la libertad que tengo sobre los secretos de tu mente, mientras que tú no tienes ninguna sobre la mía. A veces siento que estás tratando de esconderme tus pensamientos, como otros lo han hecho en el pasado, y yo no quiero eso. Me da miedo. No quiero perderte Derek, pero aún no estás preparado para mirar dentro de mí. ¿Qué hemos de hacer al respecto?, me pregunto."

    Está pensando que podría entregarse a mí, quiero decir físicamente, distraerme con los placeres terrenales, como ella dice, y se me seca la boca ante la perspectiva, pero por una vez estoy por delante de ella y leo la otra cara de la moneda, por así decirlo, al mismo tiempo que ella misma lo lee. Hace un gesto una vez más a la pareja: "Has estado allí una o dos veces, ¿no? Ahora eres mayor y quieres otra cosa, otra cosa allá de todo eso. Te preguntas si puede haber algo así. Temes que no haya nada y, sin embargo, no dejarás piedra sin remover en tu búsqueda."

    "¡Ah, ya lo entiendo! Estás pensando que yo solo acabaría queriendo más de lo que eres capaz de dar. Perdóname, Sunita. Perdona mi anticuado deseo por ti. No puedo evitarlo. Debes perdóname también por saborear la anticipación de vez en cuando, pero puedes estar segura de que esto puedo controlarlo."

    Vuelve a mirar a la pareja, esta vez con timidez y luego sonríe como si recordara algún placer privado. "Por supuesto, habiendo dicho todo eso y establecido el hecho de que ambos somos conscientes de las limitaciones de tal evento... aún sería una manera agradable de pasar el resto de la tarde, ¿no crees?"

Capítulo 6

    Saber que esto no es todo me ahorra el demonio de la expectativa, de modo que hacer el amor con Sunita derrite los bordes quebradizos de un placer ordinario, y estos corren fácilmente hacia un charco de líquido éxtasis. Es como la piscina que contemplamos ahora, después de hacerlo, a través de la ventana de su apartamento, mientras el sol se hunde sobre el estuario y se desliza desde un cielo ambarino hacia el crisol del mar. Entretanto el mundo vibra, escucho el zumbido de su energía, lo siento en mis huesos mientras la observo enmarcada en la ventana, su figura contrasta con la belleza de la noche.

    Toma un sorbo de té, me devuelve la mirada y sonríe. Me permite sentir su placer por nuestro acoplamiento, pero hay más dentro de ella que esto, lo sé, y teme dejarme entrar, pero al menos ahora me deja sentir su placer. Luego levanta una ceja interrogante y dice: "¿Te sientes triste?"

    "Si."

    "Te estás guardando la razón. ¿Por qué?"

    "Temo decir que te amo porque suena mundano."

    "No, tienes miedo de decirlo porque sabes que no es verdad. El amor es algo humano, hermoso como esta puesta de sol, hermoso como tu interior cuando viniste a mí hace un momento. Pero estas son cosas terrenales y no alcanzan el éxtasis que ambos estamos buscando ahora. Nos pausamos, miramos fuera, recuperamos el aliento, tememos llegar tan lejos como creemos que podemos. Todo esto sigue siendo únicamente humano."

    Ella cierra los ojos, materializa una llave, pequeña, dorada, simple y me la lanza.

    "¿Una llave?"

    "De mi corazón." Ella frunce el ceño. "Qué cursi, ¿no? En cuanto a mi mente, ahí no puedo dejarte entrar todavía, pero mi corazón es tuyo." Ella se ilumina. "Digamos que por ahora siempre te seré devota, pues sé que tú me eres devoto. Deja que la llave abra la puerta al calor, al amor y al descanso conmigo. Recuerda esto si alguna vez nos separamos."

    "¿Separarnos?"

    "No tengas miedo, Derek."

    Y así, dulcemente, continúa protegiéndose.

    Poseo su anillo y una llave, pero ella no pide nada a cambio. ¿O es que estas cosas son triviales comparadas con el precio que tendré que pagar eventualmente por estar con ella, el precio de estar con Sunita? Materializo una modesta cadena de oro, le pongo la llave y me la cuelgo al cuello a modo de talismán.

    "Ese es el espíritu," dice ella. "Ahora tengo hambre. Vamos a comer."

    Salimos hacia un restaurante. No es una parte peligrosa de la ciudad, pero el coche de Sunita es como una fulgurante joya negra. Lleva el inmaculado brillo de una persona con altos ingresos, clase de autoridad restringida. Estas cosas son muy codiciadas en la sociedad de hoy en día por ser escasas y, en consecuencia, su automóvil ha atraído la atención de las criaturas salvajes de la noche. Dos de las cuales están a punto de probar las cerraduras justo cuando regresamos. Son jóvenes y están encapuchados frente a las cámaras de seguridad, hay peligro en sus ojos, violencia en la enfermiza muerte de su desaliento. El automóvil lo es todo para ellos, vale infinitamente más que nuestras vidas, a menos que primero puedan llevarse nuestro dinero y a Sunita, simplemente por el placer de hacer violencia a una mujer hermosa.

    No me ayuda sentir esto en ellos.

    Nos paramos. Ellos miran. Saben que el coche es nuestro. Se preguntan qué haremos. Dejan de forzar la puerta y se acercan para enfrentarnos, para desafiarnos a suplicarles que no se lo lleven. No saben que el coche no significa nada, que mañana podríamos comprar otro en cuanto abrieran las tiendas. Siento algo en Sunita cuando me toma del brazo. Quiere dejarles que se lleven el coche, aunque sólo sea porque parecen lo bastante desesperados como para robarlo. Pero no es la compasión, ni siquiera el miedo a estas criaturas, lo que la impulsa; es indiferencia. Ella... se compadece de ellos, su única ansiedad son las molestias que esto nos va a causar para llegar a casa.

    Ella me hace retroceder un paso. Las criaturas malinterpretan esto como miedo y, como los chacales, comienzan a reír con un placer juguetón. Uno de ellos saca una navaja para burlarse de nosotros. Esta se desvanece. Sunita la ha desmaterializado. Esto los confunde, pero se ríen un poco más fuerte para tapar su confusión. Empiezan a hacerle comentarios obscenos a Sunita que me asustan porque yo soy débil y estoy desarmado y no puedo hacer nada para evitar que la lastimen.

    ¡Podría materializar una pistola! ¡Sí, eso bastaría! Pero ¿tendría la audacia de usarla? ¿Quizá no necesitara usarla? Que sea un arma, entionces. Estoy pensando mucho en un arma. Pero es complejo: una mezcla de materiales, aceite y pólvora. Supongo que sería posible y, como todo lo demás, meramente cuestión de creer en ello.

    Sunita no está impresionada: "¡Derek!" Ella ha captado mis pensamientos y me está reprendiendo. "Eso sería una estupidez. Sé que te he aconsejado que no ayudes a los demás, pero herirlos es igualmente imprudente, al menos, si se puede evitar."

    Este no me parece el mejor lugar ni el mejor momento para tener una conversación sobre los enigmas morales de nuestras inusuales habilidades. Pero de todos modos...

    Pregunto: "¿Crees que se puede evitar en este caso?"

    Nuestros posibles asaltantes intercambian miradas perplejas. Luego ella se agarra con más fuerza a mi brazo y suspira.

    Y nos salimos del tiempo.

    Suena complicado, al menos en la explicación, pero ¿en el sentimiento? De hecho, la sensación es muy fácil. Una vez que aceptas la plasticidad de la materia, me refiero a aceptarla en el centro mismo de tu ser, puedes jugar con ella de muchas maneras. Todo es cuestión de aplicar tu mente a ello. Pero lo otro que puedes hacer con la mente lo puedo describir mejor como una especie de entrar en ella. En serio, simplemente profundizas en tu imaginación mientras el mundo sigue sin ti. Mantienes tu propia hora local, la hora de tu cuerpo, supongo, y el mundo la mantiene.

    Desde la perspectiva de nuestros asaltantes, nos convertimos en fantasmas, desvaneciéndonos literalmente en el aire. No sé qué piensan ellos de esto, aunque, por supuesto, espero que los asuste, pero aún soy mayormente humano y un poco infantil en ese sentido. Para Sunita y para mí, la experiencia es bastante diferente, y el efecto es el de materializarse dentro de un espacio que ella ha preparado durante años de formación.

    "Bienvenido a mi sala de espera," me dice ella

    Estamos dentro de un pabellón de madera pintado de blanco. Hay dos sillones y una mesa de mimbre con una taza de té que parece humeante, recién hecho. A nuestro alrededor hay un espacioso jardín, resplandeciente de color. El cielo es azul, el sol brilla. Es cálido, con solo una ligera brisa para que todo sea cómodo. Ella aún está sujeta a mi brazo y eso me viene bien por que yo me habría caído.

    "Tómate un rato para adaptarte," dice. "Siéntate aquí."

    "¿Me estoy imaginando todo esto?" No puedo ocultar el temblor en la voz al hablar. Pensé que ya lo había visto todo, pero esto...

    "No," dice ella. "Lo estoy imaginando yo. ¿Te gusta? Solía ​​ser más ornamentado y más grande, con casas y colinas y cascadas y cosas así, pero últimamente he hecho limpieza. De vuelta a lo básico. ¡Un estival jardín inglés!"

    "Imposible..."

    "En realidad no. Como todas las cosas, es fácil cuando sabes cómo. Y es mejor que estar sentado en un armario oscuro. ¿Qué placer tendría eso?"

    "¿Cómo volvemos?"

    "Deseándolo. Pero sugiero que esperemos media hora más o menos. ¿Té?"

    "Em..."

    "Es mejor dejarse llevar por la experiencia que luchar contra ella," tranquiliza ella con la tetera sobre la taza.

    "Adelante pues. Un té estaría bien."

    El té sabe real, sabe bien, es refrescante, pero todo esto me inquieta demasiado para disfrutarlo adecuadamente. "¿Es real?"

    "En cierta forma de hablar."

    "¿Y de qué forma sería esa?"

    "¿Crees que los lugares en tu cabeza a los que vas cuando duermes no son reales?" Se encoge de hombros. "Son reales, pero maleables, todo en ellos está formado por tus pensamientos. Imagina demonios y demonios habrá. Imagina unicornios y... ya captas la idea. Como puedes imaginar, puede ser un lugar extraño, sin referencias ni geografía ni ningún tipo de ley física, pero con la práctica puedes reafirmar algo lo suficiente para que permanezca estable al menos mientras estás ahí. Eso es lo que es esto. Podemos pasear por el jardín si quieres."

    "Estoy bien aqui."

    Ella sonríe y señala una puerta en una pared de ladrillos amarillos y cubierta con clemátides y madreselva. "Por ahí hay un paradigma abierto," dice. "Un lugar donde todo es posible. Piensa en él como la naturaleza salvaje de tu imaginación. Piensa en esto como una casa de vacaciones en la frontera de lo extraordinario."

    "¿Alguna vez has cruzado la puerta?"

    "No, el muro es lo primero que imaginé, algo para mantener a raya la naturaleza salvaje."

    "¿Y por qué ponerle una puerta?"

    Ella sonríe. "La pared parecía exigirlo. Y una puerta con un pequeño ojo de cerradura. Y supongo que no quería sentir que esto era una prisión, que algún día podría pasar al otro lado. Tú debes hacer lo mismo, inventa tu propio lugar de descanso como este, así puedes ir allí si lo necesitas."

    "¿Soy… capaz de eso ya?"

    Ella se ilumina. "Oh, sí. Es sólo cuestión de creer en ello, Derek." Consulta su reloj. "¿Preparado para volver?"

    "Si hay que hacerlo."

    "Pues tómame del brazo."

    La transición de un lugar a otro, del reino imaginario al literal, es asombrosamente natural, como despertar de un sueño. Al minuto estoy dormido en medio de un drama de la vida real, y al siguiente me encuentro soñando despierto con un jardín amurallado y tomando té con Sunita en su casa de juegos de verano. Lo siguiente que recuerdo es que estoy de pie en la calle en una fría noche de invierno, pero para entonces las criaturas ya se han ido.

    El coche sigue ahí. Sunita lo mira por un momento y luego dice. "Vamos a dejarlo. Parece sucio ahora. ¿Volverías mañana y lo llevarías al concesionario por mí para cambiarlo por otro nuevo?"

    "Em... sí, claro."

    "Gracias. Y, ¿Derek?"

    "¿Si?"

    "¿Pasarías la noche conmigo?"

    Ella lee mi asentimiento, mi asombro, mi inquietud... todo ello, pero sobre todo mi asentimiento, y caminamos con tranquilidad por la ciudad, una milla más o menos, de regreso a su apartamento.

    "¿Te ha asustado mucho esto?" me pregunta.

    "Si."

    "Dale tiempo. No debes volver a temer ese tipo de cosas nunca más. Nunca tendrás que pensar en armas."

    "Lo siento. Fue infantil. Pero Sunita, ¿a dónde fuimos?"

    "¿Ir?... A ninguna parte, amor mío. Solo entramos dentro un rato. Eso es todo."

    Me estoy preguntando a mí mismo: ¿es posible que las cosas se vuelvan mucho más raras que esto? Sunita lee mi mente y subliminalmente me envía la respuesta. Luego sonríe y me toma del brazo.

    "Esto es solo el comienzo, amor mío," dice.

Capítulo 7

    Estoy tumbado en la fresca y tersa ropa de cama de Sunita, Ella acurrucada a mi lado, respirando suavemente y en paz mientras duerme. Hay una creciente nitidez en todo lo que veo y siento cerca de mí ahora. De hecho, mi mundo se está tornando uno compuesto enteramente de sentimientos. No solo veo la habitación, la siento. No oigo el vago estruendo de la ciudad afuera, lo siento. Incluso los marcadores luminosos del reloj de noche se definen por los sentimientos que me infunden. Mi mundo ha cambiado. Su realidad material se ha vuelto tan insustancial que parece sin sentido. No me ofrece ninguna sensación de valor, peligro o emoción. Incluso las emociones más sutiles de amor y compasión parecen infantilmente inapropiadas ahora.

    Me pregunto en qué está ella soñando, e inesperadamente se me concede un cuadro de ella sentada en una sala blanca, una cámara circular de altos pilares y techo en bóveda. Ella vestida de blanco y las cortinas blancas ondean al viento cálido que entra por las ventanas sin vidrio. Ella está pensando. Esta es su sala de pensar. La vista desde las ventanas está cambiando, los paisajes urbanos se transforman en montañas nevadas, azules por su inmensa distancia. Pero aquí no hay placer, no hay sensación de claridad, no hay sabiduría incomparable, solo esa misma soledad y anhelo, ese mismo dolor, salvo que aquí es abrumador. No... ¡es insoportable!

    Ella siente mi presencia y se gira, sorprendida de verme allí y soy empujado fuera de su sueño por la presión de su yo en recuperación. Me descubro reenfocando otra vez el dormitorio y su presencia física a mi lado. Creo que ha sido como sumergir el cerebro en agua tibia, pero también como una grave violación y me avergüenzo de ello.

    Ella se está agitando. Habla, su voz aún es pesada por el sueño. "¿Derek? ¿Ese eras tú?"

    "Sí. Lo siento, Sunita. Es que te estaba mirando y me pregunté qué estarías pensando, qué estarías soñando. No fue mi intención fisgonear... no esperaba que se me permitiera entrar."

    Ella me agarra del brazo y se acurruca más cerca. "Ahora silencio. No pasa nada."

    "He molestado tu sueño. En serio, lo siento."

    "No era un sueño agradable y me alegra que me hayan apartado de él. ¿Qué te he revelado?"

    "Fue como la soledad de todas las eras, como si hubieses estado en esa sala desde el principio de los tiempos."

    Se agita, se ciñe la bata, luego se acerca a la ventana y mira hacia la ciudad. "No quería que sintieras eso. Estás sintonizando más rápido de lo que pensaba."

    "¿De verdad están tan mal las cosas para ti?"

    "Es el precio que pagamos." Ella suspira. "Debo decirte que no eres el primer hombre con el que he estado. Quiero decir de esta forma, Derek."

    "No suponía que lo fuera."

    "Los otros... esperaban... no sé... encontrar algún tipo de dicha dentro de mí. Cuando notaron que no la había, tuvieron miedo; se preguntaron cuál era el sentido de todo."

    "¿Que les pasó?"

    "Me abandonaron, o los abandoné yo o algo así. Ya sabes cómo es. Tengo que preguntártelo de nuevo: ¿Tienes el valor de afrontar lo que has sentido en mí hace un momento? ¿Tienes el valor de sentirlo tú mismo?"

    Me acerco a ella en la ventana y miro hacia la ciudad. Falta una hora para del amanecer, pero la ciudad ya está despertando: cadenas de luces comienzan a fluir por las carreteras, las luces de las oficinas cobran vida.

    "Todo esto," le digo señalando la ciudad, la colmena de la actividad humana, "me parece tan poco notable ahora. No puedo volver sabiendo lo que sé."

    "Pero ¿vale la pena el precio que vas a pagar por el don de ver las cosas como las vemos?"

    "¿Precio?"

    "Eres un hombre compasivo, Derek, pero mediante este proceso de sintonía, vas a perder esa compasión. Te darás cuenta de que no puedes ayudar al mundo sin que este te consuma, por lo que te mantendrás a distancia de él. Y luego, como yo, comenzarás a preguntarse qué estás haciendo todavía en él. Te sentirás cada vez más desconectado y comenzarás a buscar la puerta que te permitirá salir. Con el tiempo, llegará un momento en que mirarás a los demás y lo único que verás serán fantasmas. Y cuando llegue ese momento, te sentirás más solo de lo que jamás creíste posible."

    Me acaricia la mejilla con la yema de sus dedos. Me siento sin afeitar, arrugado, indigno. "Estamos llegando a un punto sin retorno," me dice. "¿Deberíamos parar ahora, tú que crees?"

    Presiento que está insinuando que tenemos elección.

    "La sintonía aún no ha quedado fijada en ti," explica. "Si no nos vemos durante un tiempo, se desvanecerá y volverás a ser como eras. Volverás a la ceguera. ¿No preferirías eso?"

    "Haber visto una vez y luego quedar ciego me parece cruel, Sunita. No, no puedo volver atrás. No puedo estar sin ti, sin esta forma de ver y ser."

    "Muy bien. Haré los arreglos. Necesitamos estar solos, lejos del ruido. Pero una vez que estés en sintonía, Derek, y es solo cuestión de tiempo, no hay vuelta atrás para seres como nosotros."

    Le digo que lo entiendo y que me alegro por ello, aunque en realidad lo dudo y sé que ella puede leer esas dudas, pero no las comenta. Y he de preguntarme por qué.

Capítulo 8

    Así...

    Por la mañana devuelvo su coche al concesionario. La fachada habla de opulencia, pero bajo el brillo la sensación del lugar es de inesperado empobrecimiento. El vendedor va mejor vestido que yo, un traje muy bien ajustado, su corte de pelo es extraordinariamente fino y brilla como una estrella de cine, pero él vive pobremente, enfrenta la inminente amenaza de despido debido a su mediocre historial de ventas, y hay algo en su campo de energía que sugiere que está a poco tiempo de sufrir un ataque cardíaco. ¡Cuánto odio este conocimiento! ¿De qué sirve si se supone que no puedo hacer nada?

    Mantengo las ideas a raya, sin querer entrometerme más. Ayudarlo sería fácil. De acuerdo, puedo poner sus objetivos de ventas a cero, sería un mero ajuste administrativo y puedo plantar la idea en la cabeza de su gerente de lo buen tipo que es. Además, puedo poner mis pensamientos en su energía deformada y,... de acuerdo,... ya está hecho. Todo ello. Pero una parte de mí piensa que probablemente él va a estropearlo todo porque está en su naturaleza.

    ¿Es este el primer indicio de que mi compasión está menguando?

    El caso ds que...

    Sunita no me ha dicho qué tipo de coche quiere, así que elijo uno más o menos igual, un modelo más nuevo, pero por lo demás tan parecido al primero que no supone ninguna diferencia: negro, brillante, interior de cuero, clase, refinamiento,... dinero, dinero, dinero,... la transacción parece extravagante, derrochadora, salvo porque, por supuesto, esto no tiene ningún valor real para nosotros. Cuando la escritura está hecha, la llamo por teléfono.

    "¿Cuándo me dan mi coche nuevo?" me pregunta.

    "Unas semanas."

    "¿Me elegiste uno bueno?"

    "Asumo que guiaste mi pensamiento en eso, ya que no dijiste nada exacto esta mañana."

    Ella se ríe y luego. "Bien hecho lo que acabas de hacer."

    "¿El qué?"

    "Salvar el empleo de ese hombre y, posiblemente, su vida. Pero debes tener cuidado. Una vez que comienzas a buscar cosas que arreglar, estás perdido. Aún así,... la sintonía te endurecerá."

    "Me hace menos compasivo,... sí,... lo dijiste."

    "¿Crees que eres inmune? ¿Que eres diferente de alguna manera? ¿Que no te iba a afectar?"

    "Sospecho que puede que eso ya esté sucediendo. Pero aún así, no veo por qué no podemos dejar que los necesitados vengan a nosotros y confíen en... no sé... confíen en....".. "

    "¿Estás a punto de decir en Dios, Derek?"

    "Creo que sí. Confíar en Dios para que tomen las decisiones por nosotros."

    "¿Renunciar a la responsabilidad, en favor de una deidad, sobre a quién salvamos y a quién dejamos morir? No me pareciste un creyente."

    "No lo era. No lo soy. De acuerdo, no una deidad entonces. Al destino, al azar... al cosmos."

    ¿De verdad creo en lo que estoy diciendo? ¿Cómo puede alguien ver el sufrimiento del mundo,... sentirlo en sus huesos como Sunita y yo lo hacemos, y confiar en el poder que presidiría un caos tan rebelde? Aunque, al parecer... lo hago.

    Siento la pausa de Sunita. Ella también está perpleja, pero no cree que yo esté equivocado. Respeta mis sentimientos, pues todos los que caminamos por este camino debemos respetar los sentimientos de aquellos con quienes tratamos, y ella está... ¿intrigada?

    "Has cambiado," dice ella "¿Dónde está tu cinismo?"

    "Creo que me has curado tú de eso."

    La línea se queda en silencio un rato. Está pensando que yo sé tan bien como ella cuántos pensamientos desesperados pueden surgir en una ciudad como esta en un solo día, incluso en una sola hora. No puedes ayudarles a todos. Tienes que protegerte de alguna manera o te volverás loco, o serás descubierto y luego te destruirán.

    Pero ¿quiénes son ellos, Sunita?

    El mundo ya no es un lugar para los santos, Derek. La gente ya no cree en ellos, y cuando vean aquello en lo que no creen, ¡preferirán destrozarlo antes que aceptar su realidad! Ignorarían un millón de actos de desinteresada caridad y, en cambio, se centrarían en erradicar algún secreto oscuro de tu pasado, y si no hubiera ningún secreto oscuro, se inventarían uno.

    Pero ¿quiénes son ellos, Sunita?

    Palabras, Derek,... abre cualquier periódico,... cualquier blog, cualquier página web. Este es un mundo de palabras, incapaz de sentir, incapaz de un genuino significado, solo balbuceaos y parloteos, señalar con el dedo y poner apodos.

    ¡Ella me está dejando entrar! Siento que las puertas se abren un poco más. ¡Qué dolor! ¡Oscuridad! ¡Frustración! ¡Enfado! Sunita, ¿de verdad eres tú?

    La puerta vuelve a cerrarse.

    "Bienvenido a mi mundo, Derek." Hace una pausa y luego dice: "Es hora de que emprendamos un viaje juntos."

    "Eso suena estupendo."

    "Hmm, pero ¿tienes el valor para ello?, me pregunto."

Capítulo 9

    La encuentro en la estación de tren. Sigo conmocionado por lo que he visto en ella y cada vez tengo más miedo de que entrar en la mente de Sunita sea algo a lo que soy incapaz de sobrevivir. Pero ¿no se trata de eso? Lo que estamos intentando es hacer explotar nuestro modo normal de pensamiento, explotar nuestra consciencia, nuestras respectivas psiques, soldarlas en una. ¿Es otro plano de conciencia el que nos espera? ¿O meramente locura? ¿No estamos locos ya?

    Ella ha planeado un viaje para nosotros, al Norte, a las regiones más tranquilas donde dice que no debemos ser tan conscientes de las mentes de los demás. Me permite sentir que está preparando el terreno para dejarme entrar, sonríe con incómoda tranquilidad y no es lo baatante rápida para ocultarme su ansiedad. Mientras esperamos a que llegue el tren, pedimos café y compramos el periódico. Los periódicos están llenos de palabras, y ninguna de ellas es estrictamente cierta, no son mentiras como tales, sino imaginativamente selectivas, manipuladoras,... catalizadoras para la fabricación de un sentimiento que no es genuino. Esto me interesa. El mundo es tan diferente para mí ahora. Veo a través de él.

    Ella sonríe al recorrer mis pensamientos. Se ve tan hermosa, tan elegante en traje y un abrigo largo, su cabello es brillante y voluminoso. "¿Sin dudas, entonces?"

    "Todavía estoy aquí, ¿no?"

    Tiraría el periódico a la papelera, excepto que no hay papeleras por miedo a las bombas—y eso es lo único genuino que siento en el mundo estos días: miedo, sospecha. El mundo ha perdido su confianza y su valor en que las cosas pueden ser mejores de lo que son ahora. Es el primer paso hacia el olvido.

    Ella lee mis pensamientos: "¿Es eso lo único que sientes? ¿El miedo al mundo?"

    "No, también me siento bien por estar viajando contigo. Quizá sea la forma natural de vivir para personas como nosotros: moverse mucho."

    "Si alguna vez regresamos de este viaje, creo que encontrarás que es la única manera."

    "Regresaremos, Sunita. No tenemos elección."

    "¿No?"

    "Vas a recoger tu coche nuevo en dos semanas."

    "¡Ah! ¡Destino! Créeme Derek, es por nuestros propios pensamientos que fabricamos nuestro destino, tan seguramente como fabricamos nuestra realidad."

    "No si abdicamos conscientemente del control y confiamos simplemente en que las cosas saldrán bien."

    "Algo así, Derek, requiere más coraje del que yo poseo."

    El tren de Edimburgo entra con estruendo y ocupamos nuestros asientos en el cómodo silencio de un vagón de primera clase. La gente nos mira cuando pasamos, bueno, miran a Sunita. Ella les impresiona, los calienta, les deja hambrientos de su misterio; es la gracia en ella lo que les atrae, también la confiada autoridad que sus poderes le permiten esa autoindulgencia en ello. Eso me hace sonreír. Nunca podrán saber lo que yo sé. En realidad, nunca lo creerían.

    Así, en el tren estamos y las áreas pobladas del norte de Inglaterra se deslizan detrás de nosotros. Más adelante están las ciudades gemelas de Glasgow y Edimburgo. Forman un cinturón de poblado ruido en todo el país, y más allá de estas un vasto abismo de vacío: las Tierras Altas. Sunita es dueña de una cabaña en alguna parte de su lejanía. A nuestro modo, ella no me ha dicho esto, pero yo lo sé y ella sabe que estoy deseando verlo. Y que esté deseando llegar la hace feliz. Son cosas sencillas. Quizá tú las des por sentado, pero desde mi perspectiva te das cuenta de que son las cosas más importantes del mundo.

    Viajamos a ciento veinte kilómetros por hora; perdidos en ensoñaciones, esquivando suavemente la miríada de pensamientos de nuestros compañeros de viaje; cuando de pronto me asalta una visión peculiar: un tramo de vía de tren está roto. ¿Ensueño? Pero esto tiene una sensación: lo siento como conmoción, desastre, destrucción, metal retorcido, huesos rotos.

    Sunita me mira. Sus cejas se juntan. También puede sentirlo. Busco el cable de comunicación, pero si detengo el tren y ha sido solo un ensueño, ¿cómo lo explico? Si paro el tren y ha sido un presentimiento, de nuevo, ¿cómo lo explico? Sunita no tiene intención de agarrar el cordón y llamar la atención sobre nosotros. En cambio, ella está sintiendo a lo largo del tren con su mente, preguntándose si puede causar un mal funcionamiento que lo detenga inofensivamente, pero es una máquina demasiado compleja: no lo entiende y teme empeorar las cosas. Entonces nota que puede tirar de la cuerda con la mente, a cierta distancia al fondo del vagón donde no hay nadie sentado, no llamará la atención sobre nosotros, pero eso no importa eso: ¡hazlo, Sunita! ¡Hazlo!

    Es demasiado tarde.

    El vagón salta y se oye un rugido al abandonar las vías. Luego hay una violenta y discordante vibración que imagino que me va a romper los dientes. Sunita me toma del brazo y cierra los ojos, justo cuando la ventana a nuestro lado estalla en un millón de estrellas.

    No entramos en su sala de espera, el jardín y la casa de verano, tal vez no ha tenido tiempo de conjurarla. En cambio parecemos caer una distancia de pocos metros y aterrizar en la oscuridad sobre los durmientes de la línea ferroviaria. No lo entiendo: viajábamos a ciento veinte kilómetros por hora, pero aterrizamos en el suelo en reposo. Sunita se rompe el tacón del zapato y tiene una raya en la rodilla de la media. Esto la enoja, pero considerando el destino que hemos evitado por poco, a mí me parece insignificante. Ante nosotros, a una distancia de un centenar de metros, ahora se encuentra una montañosa ruina de luces y metal retorcido. Ella respira hondo, conmocionada, inestable, luego se agarra a mi brazo para mantener el equilibrio mientras fija el tacón en el zapato.

    "Acabas de salvarme la vida," le digo.

    "Eso no lo sé... de una lesión ciertamente. Ya me invitarás a cenar si significa tanto para ti."

    Presiiento su única frustración por el inconveniente de tener que interrumpir nuestro viaje. Ella mira a su alrededor. No tenemos ni idea de dónde estamos. El paisaje es desolado, colinas bajas, remoto,... ni una sola lámpara que indique una casa, y mucho menos un pueblo. También hace frío.

    "Creo que hay una carretera por allí," dice ella. "Debe de conducir a alguna parte."

    "Pero... ¡Sunita!"

    Lee mis pensamientos. "No hay nada que podamos hacer," dice. "Tenemos que pensar primero en nosotros mismos."

    "Puede que haya personas a las que podamos ayudar. Tenemos que ayudar. ¡Debemos!"

    Ella da un suspiro, reacia a complacerme al principio, pero yo apelo a sus sentimientos por mí y cede. "Está bien. Pero hay que tener cuidado de no llamar la atención."

    Que haya gente enredada en el caos es demasiado horrible para contemplarlo por ahora. Nunca antes me había enfrentado a algo así y no sé nada de ello, pero aunque sea solo para sujetar la mano de alguien mientras llega la ayuda, creo que debo hacerlo. Corro inseguro a lo largo de la vía, en la oscuridad total, mientras Sunita me sigue malhumorada, tomándose su tiempo para no volver a romperse el tacón.

    Hay gente junto al terraplén, algunos aún salen a rastras por las ventanas rotas. No es la carnicería que yo me esperaba, una masa de cuerpos retorcidos y ensangrentados. Los vagones de ferrocarril están inteligentemente diseñados, pero no hacen milagros. Debe de haber muchas muertes ocultas entre los restos.

    Un hombre está sentado sobre la maleta contemplando la escena. Parece más como si hubiese bajado tranquilamente del vagón que gateando a través de una ventana rota.

    "¿Cuánto tiempo desde que chocamos?" Le pregunto. Es una pregunta estúpida, por supuesto, y le desconcierta, pero tengo que reiniciar mi reloj o no sabré dónde estoy.

    "¿Qué?" me dice el hombre. Lo he pillado por sorpresa y siento una extraña energía en él. "¿No ibas tú ahí dentro?"

    "Em,... sí,... por supuesto." No seas estúpido, Derek. Ya estás llamando la atención. Estos son los pensamientos de Sunita. "Nosotros,... volvimos atrás en busca de una carretera, pero no hay nada. ¿Hay alguien gravemente herido?"

    Se encoge de hombros. "Están diciendo que hay cuerpos arriba en la línea. Seguramente habrá docenas en cuanto comiencen a desenredar las cosas."

    Él está vibrando con algo y temblando demasiado, ¿tal vez de frío?. Aunque va envuelto en un abrigo y lleva gorro. ¿Conmoción, entonces? Intento leerle y me desconcierto al detectar lo que solo puedo describir como una especie de excitación. Es casi... uf... sexual. Quizá le estoy mirando de manera extraña, pero siento un cambio en él, como si se estuviera cerrando. Como si sospechara de mí.

    Estoy a punto de decir algo más, probablemente solo para empeorar las cosas, cuando Sunita sale de la niebla que se acumula y ahora leo asombro en él. Ella nos ignora a ambos y se adentra en el caos de restos enredados. Se mueve como alguien que no forma parte de él: paso elegante, aplomo, parece alguien que camina por una alfombra roja en medio de la mirada de las cámaras, y no alguien que acaba de sobrevivir a un accidente de tren. Ella solo está haciendo esto por mí. Si hubiera estado sola en el tren, ahora estaría subiendo a un taxi, dirigiéndose al hotel más cercano, ducha y cambio de ropa.

    Me giro hacia el tipo, pero se ha ido, maleta y todo. ¡Extraño! Escucho gritos de ayuda ahora: gemidos. Sunita responde con frialdad. Respiro hondo y empiezo a seguirla. Yo era el que tenía muchas ganas de llegar aquí, pero ahora no estoy seguro de poder manejarlo: el dolor, el hedor de maquinaria traumatizada. Me está abrumando, me colma la cabeza.

    Un helicóptero ya está dando vueltas.

Capítulo 10

    Ahora estoy en el baño del hotel, limpiándome sangre imaginaria de la cara, brazos y manos. No es mía, es la sangre de las personas a las que he tocado y he tratado de ayudar; me temo que en su mayoría en vano. Luego me envuelvo en una albornoz y acomodo mi dolorido cuerpo en la cama. Sunita ha sacado una botella de brandy y me vierte una gran medida en un vaso de plástico, luego me lo pone en las manos temblorosas. Hay un boletín de noticias en la televisión, escenas dramáticas, un reconocimiento aéreo de los restos del accidente, y palabras... tonterías... tonterías... no saben nada, no sienten nada, así que toman algo que era algo, y lo están convirtiendo en nada.

    Me siento inútil. Los que murieron habrían muerto de todos modos. Los que sobrevivieron lo habrían hecho sin mi ayuda. Yo había estado buscando, oh, no sé, a alguien atrapado que pudiera haber liberado desmaterializando trozos de metal, correas o algo así. Patético. Infantil. Lo único que hice fue agarrar manos y abrazar gente angustiada... y su sufrimiento me ha enfermado. No he podido evitarlo.

    Y, ¿Sunita?

    Ella cree que no la vi, al menos hasta ahora. Pero la vi curar el brazo roto de un hombre. Estaba hecho un desastre y él yacía medio consciente, gracias a Dios, o el dolor habría sido insoportable para él. Ella lo tomó en sus manos, como si lo estuviera consolando y cuando se alejó, el brazo estaba firme, limpio y arreglado de nuevo. Pero a lo largo de todo esto ella no sintió nada de horror, no sintió... compasión. No se sintió enferma por todo el sufrimiento, como yo. Simplemente lo hizo porque podía y porque yo la había arrastrado allí.

    Ociosamente, ella apaga la televisión. Me está mirando ahora, hay algo en sus ojos. Está leyendo algo. ¿Qué? ¿Es culpa lo que ve? ¿Mi verguenza?

    "¿Derek?"

    Yo ni siquiera había sido capaz de consolarlos, así que me había dado la vuelta y sentado en el terraplén un poco apartado, con los ojos en blanco a todos los demás heridos que caminaban. Estaban aturdidos por ello, sus mentes estaban demasiado aturdidas para ver algo de eso como real, pero eso no fue suficiente para evitarme sus pensamientos inconscientes y, bajo la amortiguada envoltura de su conmoción, yo había sentido la crudeza de su angustia. Me di cuenta de que yo solo podría sobrevivir a mi transición, a lo que sea en lo que me estoy convirtiendo, aprendiendo a hacerlo.

    "¿Excluir a la gente?" me dice.

    Doy un torpe trago de brandy, farfullo y agacho la cabeza.

    "Derek, ya no eres como ellos," dice. "No tienes elección en esto."

    "Me doy cuenta de que es fácil ayudar a un puñado de personas que te encuentras por el camino, como ese tipo en el concesionario de automóviles esta mañana, pero había demasiadas esta noche. ¡Demasiadas!"

    "Sí. Como si el mundo fuese demasiado. Puede que ya no seamos completamente humanos, pero seguimos siendo carne. Y eso nos hace vulnerables. Y, como los humanos, debemos encontrar una manera de lidiar con ello. Pero ahora debemos descansar. Alquilaremos un coche mañana y seguiremos nuestro viaje hacia el Norte."

    "Pero ¿no querrán hablar con nosotros?"

    "¿Quién?"

    "Las autoridades. Fuimos testigos."

    "Oh, pero había muchos testigos, no creo que nos extrañen, ¿no? De todos modos, ya me he ocupado de eso. Nunca estuvimos en el tren. Estos días se deposita demasiada fe en los ordenadores y son las cosas más fáciles de manipular. Nuestros nombres no aparecen en ninguna parte del manifiesto. He borrado nuestra presencia."

    "Probablemente hay cámaras de seguridad con nuestras caras en ellas subiendo al tren."

    "Me he adelantado: todo ha desaparecido ahora."

    "La gente nos vio, les ayudamos."

    "Ya somos cosa de leyenda, de mito. Así debe ser para nosotros. Somos los eternamente desconectados, Derek. Lo que somos nos desconecta de todos los demás."

    Desayunamos tarde, reservamos la habitación para una noche más y salimos a la calle Princess para reemplazar las cosas de viaje que dejamos en los restos del tren. Me molesta pensar en esas cosas. Son demasiadas y están demasiado fragmentados para desmaterializarlas ahora desde esta distancia, pero Sunita me asegura que no hay nada en ellas que apunte a alguien lo bastante curioso como para hurgar en ellas en nuestra dirección. Aún así, me siento curiosamente perseguido y sé que no debo ignorar tales cosas estos días.

    Regresamos al hotel cuando Sunita consulta su teléfono y descarga las últimas noticias sobre el incidente. "Escucha esto," dice. Luego cita: "La policía está pidiendo que se presente una pareja bien vestida, un hombre caucásico, una mujer del sur de Asia, elegante, pelo largo, tacones rojos, vista en el lugar del accidente de tren. ¿Tacones rojos? Alguien estaba prestando atención."

    "¿Alguna foto de nosotros?"

    "No."

    "¿Puedo verlo?"

    Me entrega el teléfono. "No saben nada," dice, "ni siquiera saben por qué nos están buscando. Éramos inusuales, eso es todo, no muy desaliñados, aunque cómo saben que yo tenía un gran agujero en las medias me supera."

    "¿Quizá alguien te vio arreglar el brazo de ese hombre?"

    Ella suspira. "Sabía que no debería haber hecho eso, es que parecía tan... desagradable para él. Pero, no, fui muy cuidadosa."

    "Yo te vi."

    "Sólo porque leíste mi mente antes de que lo hiciera, y pensaste para ti mismo: Dios mío, ¿qué está haciendo?"

    "Sí, pero también estaba pensando que si podemos reparar los cuerpos rotos..."

    "Continúa."

    "Entonces también podemos..."

    "¿Romperlos?" Ella alza las cejas ante esto. "Podemos aplicar energía para restaurar los seres vivos a la forma en que deberían ser, como hiciste con tus problemáticos metatarsianos. Ese es el alcance de mi conocimiento y no tengo ningún deseo de explorar esas cosas. Interferir con la biología viviente en un sentido disruptivo es... "

    "¿Qué? ¿Imposible o simplemente imprudente?"

    "Es concebible que pudiéramos quitar una vida, de hecho, hacerlo con bastante facilidad, pero yo no lo haría, así como nunca pensaría en golpear a otro ser humano. Aunque pudiera entender los principios generales y, a veces, sentirme tentada, hay muchos que no pensarían igual al respecto, así que es mejor que estos dones sean raros."

    "Pero ¿cómo? ¿Cómo lo harías si no puedes alterar un sistema vivo? Quiero decir, supongo que no puedes desmaterializar a una persona."

    "No, pero podríamos manifestar algo dentro del sistema que no debería estar allí."

    "¿Como qué?"

    "Derek, estas cosas es mejor ni mencionarlas y no sé por qué estamos hablando de ellas ahora."

    "Muy bien, pero ¿como qué?"

    "Bueno, ya que preguntas ¿qué tal una piedra en tu cerebro? ¿O un cubo de hielo en tu corazón?"

    Ella ve que estoy en una especie de horrorizada perplejidad ante tal posibilidad y frunce el ceño. "Personalmente preferiría el cubo de hielo. Menos rastreable." Ahora está bromeando, pero también está preocupada. "Derek, no pienses en estas cosas."

    Me distraigo bajando el texto del parloteo en su teléfono. "Nos están convirtiendo en una especie de doble acto heroico. Que éramos... una inspiración para los demás, bueno, eso lo serías tú. Porque yo... yo fui un inútil. Aunque esto es bueno, ¿no?"

    Ella no está convencida de mi cambio de tema. "No dejes que se te suba a la cabeza. Como todas las celebridades, al momento somos héroes, luego nos están derribando. Dirán que nosotros causamos el accidente."

    "¿Qué?"

    "Ya sabes cómo van las cosas con los medios. Si no hay una historia sensacionalista adecuada, se inventarán una."

    "¿Estás segura de que no hay nada con lo que puedan rastrearnos en nuestro equipaje?"

    "No parezcas tan asustado. Aunque lo haya, eso no cambia nada."

    "Pero ¿y si hay alguien en el tren y se queda en este hotel? ¿Y si nos reconoce?"

    Hace una pausa por un momento, perpleja, como si no hubiera considerado esa posibilidad. "No presiento a nadie. El accidente aún estaría fresco en sus mentes y destacarían en el ruido. Tú también los sentirías. No hay nadie, Derek."

    "Aún así... deberíamos movernos. Salir de esta ciudad... por si acaso. ¿No crees?"

    "Cancelar nuestra reserva ahora y cambiar nuestros planes llamaría la atención: los ordenadores anotan esas cosas."

    "¿No podrías hacer que pierdan los registros, como hiciste antes?"

    "Sería imposible saber qué ordenadores recibirían alertas. Necesito detalles."

    "No, sólo es un ordenador en este momento. El de este hotel. Y estás siendo evasiva."

    "Aún así, habría demasiadas incógnitas." Ella sonríe con dulzura, pero por primera vez percibo su astucia y me pregunto por qué. "Estaremos bien," dice. "Mira, si esto alivia tus miedos, podemos quedarnos en la habitación hasta mañana. Estoy segura de que ya se nos ocurrirá algo en lo que ocuparnos." Me lanza una mirada sugerente, pero yo estoy aprendiendo a defenderme de la promesa del sexo. bueno, la mayor parte del tiempo.

    "Está bien... es obvio que sabes muy bien cómo sortearme."

    Ella sonríe. "No trates de fingir que no estás dispuesto, Derek. Una vez que estás excitado, eres un amante de lo más formal."

    "Pero mañana tenemos que irnos temprano. Sin coche de alquiler. Nada que nos amarre de vuelta a esta ciudad. Subimos a un tren. Pagamos en efectivo los billetes. Podríamos freír las cámaras de seguridad cuando lleguemos a ellas."

    Ella alza la mirada con picardía. "¿Cámaras de seguridad? ¿Te refieres a esta?"

    Por supuesto, hay cámaras en todas partes: en cada esquina de la calle, en los postes de luz, debajo del porche de entrada del hotel, y esas son solo las que podemos ver. Somos la sociedad más observada en toda la historia de la humanidad, pero paradójicamente, al parecer también somos los más vulnerables a un ataque violento.

    Soy capaz de quebrar las lentes con bastante facilidad, lo que es momentáneamente satisfactorio, ya que es la primera vez que proyecto mi mente a una distancia más allá de mis propias manos. Hago esto más bien por despecho, porque no me gustan las cámaras. Sunita la restaura, luego hace un gesto con la mirada al otro lado de la calle. "Te has olvidado de esa."

    "Está bien... está bien. Lo entiendo. Podrían señalarnos simplemente siguiendo el rastro de cámaras rotas."

    "No, quiero decir que podemos volvernos paranoicos muy rápidamente. Y no hay necesidad. De verdad que no estoy siendo evasiva. Puedo borrar el ordenador del hotel, ya está hecho, ¿me siento mejor ahora? Causará cierta confusión mañana cuando tratemos de salir, pero no importa. ¿No lo ves? Manipular la realidad es como mentir. Si mientes, es casi seguro que tendrás que mentir otra vez para cubrir la primera, y luego otra y otra. No digo que esté mal manipular la realidad, solo que debes tener muy claro cuáles serán las consecuencias de hacerlo. Y cuantas menos personas afecte, mejor para todos nosotros."

    "Lo que no entiendo es cómo puedes ser tan... tan indiferente a todo esto."

    Ella piensa durante un segundo. "Sí... buena palabra: indiferente. Soy indiferente a esto. Si quieres la pura verdad, Derek, creo que ya no estamos destinados a estar aquí. Pero no sé adónde se supone que debemos ir."

    Luego toma mi mano, súbitamente, impulsivamente. "Cuando estés completamente en sintonía—y no pasará mucho tiempo—y me abra completamente a ti y tú a mí, sucederán cosas extraordinarias. Se abrirá una puerta y entraremos hacia el tipo de vida que la gente como nosotros estamos destinados a llevar. Tú aún quieres eso, ¿no?"

    "Sí. Más que nada. Ya te lo he dicho. No puedo volver a ser como era antes. Y el único camino, tal y como yo lo veo, es hacia adelante. Contigo."

    "Me alegro." Entonces me deja entrar un poco. El interior de ella parece confiado y tranquilo; indiferente, sí, pero perfectamente seguro de nuestra invulnerabilidad, de nuestra seguridad. Ella hace esto para que yo me consuele, pero también hay un desafío en ella, siempre un desafío: ¿Tengo la firmeza que ella pide para confiar en ella? ¿Confiar en ella de verdad? Yo creo que sí. O al menos ella me llena de una audacia tan inapropiada que me digo a mí mismo que no me importa.

    Consigo esbozar una sonrisa. "Está bien. Entonces, ¿ahora qué?"

    "Almuerzo, creo."

    "¿Almuerzo? ¿Piensas en comida en un momento como este?"

    "Mi querido Derek, para personas como nosotros, los genuinos placeres son tan fugaces como escasos, pero el sabor de una buena comida es al menos uno de ellos."

    Elegimos un restaurante un poco alejado del centro de la ciudad. Es un lugar modesto, pero sentimos los pensamientos de quienes trabajan allí, lo sentimos como un lugar feliz, un lugar donde disfrutan con lo que hacen y no se me ocurre una mejor recomendación. Pero esto nos distrae, y en nuestro afán por encontrar una mesa, nos olvidamos de captar el único pensamiento perdido que podría delatarnos.

    Es alguien del tren.

Capítulo 11

    Le presiento cuando nos sentamos, luego miro con cautela en la dirección que estoy sintiendo y veo a un hombre solitario con un abrigo largo y un sombrero.

    ¡Ah, él! Ahora lo recuerdo.

    Había sido una noche confusa, angustiosa, perturbadora para mi psique, y lo había olvidado por completo, olvidado su extrañeza, pero tal como yo le reconozco ahora, sé que es probable que él me reconozca a mí, o si no a mí exactamente, al menos a Sunita, porque todos se acuerdan de Sunita.

    Irme o quedarme no importa ahora, así que esperamos a ver si nos ha reconocido, y todavía no estoy seguro. Él la está mirando, pero claro, todos lo hacen. No está mirando con los ojos, todavía no, sino con la mente, y está sintiendo... ¿qué exactamente? ¿Es solo deseo? Ya lo he sentido cien veces en su presencia, la instintiva excitación de los hombres y, sí, me incomoda, así que debo filtrar esto y sentir otra cosa, sentir lo inusual.

    Sunita, infinitamente más sensible a las sutilezas de este juego, evita mirar en su dirección y dice en voz baja, con expresión neutra: "Sí, nos reconoce."

    "¿Estás segura? Lo único que puedo sentir es ese cansino anhelo carnal que invocas en otros hombres."

    Ella me permite una breve sonrisa: modestia, vergüenza, tal vez incluso placer ante mis celos. "Perdóname Derek, pero a veces puede ser halagador para una mujer sentir esto, ¿sabes? Pero lo que él está sintiendo, lo que está pensando tiene un matiz desagradable."

    "¿Desagradable?"

    "Sí, es más lo que a él le gustaría hacerme y menos lo que podríamos hacernos el uno al otro. Este hombre es codicioso y está bastante lleno de sí mismo. Y también... agh, ¿has sentido eso?"

    Lo he sentido, sí, y dudo en compartirlo con vosotros, así de oscuro era, y si no estuviera totalmente seguro de que Sunita pudiera cuidar de sí misma en cualquier situación, yo habriía temido por ella. Aún así, soy sensible a sus sentimientos y no la expongo a nada tan bajo. "¿Nos vamos?"

    "Todavía no. Hay algo en él, algo extraño. Me pregunto cómo le hemos pasado por alto."

    "¿Importa acaso? Vámonos antes de que se pegue a nosotros como una lapa."

    "Le recuerdo del accidente," dice ella. "Estaba sentado a un lado como una especie de espectador, y lo que sentí en él entonces fue más o menos lo que estoy sintiendo ahora."

    "Ya lo sé. Yo también lo recuerdo. Pero no puedo hacer esto, Sunita. Voy a tener que filtrarlo. Esto es demasiado perturbador. Tiene que ser una especie de..."

    Sunita no está escuchando. Se muerde el labio, considera las posibilidades, luego suspira al reconocer algo repentinamente. "¿Sientes eso?"

    Intento leerle un poco más, pero ahora hay un cambio en él. Puedo verle allí sentado, pero su mente es inaccesible. Se ha vuelto opaco. "¿Qué pasa?"

    "Es uno de nosotros," dice ella.

    "¿Qué?"

    "Ha sentido que le estamos leyendo y ahora nos está bloqueando."

    "Pero si puede bloquear, sabe que podemos leerle, que estás tratando de leerle y por eso está bloqueando."

    "Por eso he parado. Puede que él no sepa que somos nosotros quienes trataban de leerle. Está escaneando la habitación, tratando de descubrir quién es. Ambos debemos bloquearle. Hazlo ya. No dejes que te lea, Derek.

    "Pero ¿no nos delatará eso también?"

    Detecto otra cosa en ella ahora, algo que debería preocuparme, pero antes de que pueda sentirlo correctamente, me cierra las contraventanas. "Tienes razón," dice ella. "Será mejor que no nos demoremos." Hay un tono en su voz que me alarma ahora. "Me hace sentir incómoda. Vámonos."

    Cuando nos vamos, trato de no hacer contacto visual con él, fallo brevemente y aparto los ojos para ponerlos a salvo. Pero lo extraño es que, mientras otros en el café están mirando a Sunita, como siempre es el caso, ahora él me está mirando a mí. Le bloqueo con todo lo que tengo, pero puedo sentirle sondeando los límites, buscando una forma de entrar. El esfuerzo me deja exhausto, me apuñala los senos nasales. Pero ¿nos delata nuestra opacidad? ¿Que no pueda leer nada en nosotros nos coloca directamente en su radar?

    En la calle dejamos que la multitud se mezcle con nosotros y la sensación de su sondeo se desvanece. Es como si imaginara el olor que siguen los perros: bastante fácil si solo hay un rastro claro, pero en una profusión de rastros, es difícil distinguir la señal del ruido. Me siento momentáneamente más seguro, pero la conducta de Sunita ha cambiado, se ha vuelto alerta, defensiva y eso me preocupa. También me preocupa que no comparta sus motivos.

    Lo único que puedo sacar de su cabeza es que está pensando que cuanto antes abandonemos la ciudad, mejor, y yo estoy de acuerdo. No sé de qué estoy huyendo ahora, pero siento que las autoridades son la menor de nuestras preocupaciones, que ahora es el hombre con sombrero quien es mucho más peligroso.

Capítulo 12

    Tomamos el primer tren que sale de Edimburgo hacia el Norte, hacia Inverness. A pesar de su confesada indiferencia hacia las autoridades, Sunita consulta periódicamente los canales de noticias. Yo pensaba que ella podía sentirlas, que la tecnología no era necesaria, pero ella dice que es más conveniente para concentrarse en los detalles. Todavía nos están buscando, pero no tienen hechos y las historias se vuelven cada vez más extrañas, aunque ahora todos están de acuerdo en que ambos estábamos conectados con el descarrilamiento de alguna manera.

    La etnia de Sunita ahora se aproxima, de manera algo inexacta, como "Oriente Medio," un término que se menciona a cada oportunidad. Ella está molesta por esto: "¿Oriente Medio?" dice con incredulidad. "¿No te advertí que pasaría esto?"

    De hecho me advirtió. Al minuto somos misteriosos héroes, al siguiente nos confunden con un amplio miasma que trama el derrocamiento del mundo occidental. Cometo el error de preguntarle de dónde es en realidad, pues yo habría dicho sur de Asia, India.

    Suspira, me mira con paciencia. "No, Derek. Soy de Coventry."

    "Me refería..."

    "Sé a lo que te referías. Aún tengo familia en Jaipur."

    "¿Y tu padre?. Mencionaste a tu padre. ¿Sigue allí?"

    "¿En Jaipur o en Coventry?"

    "Sunita, presiento tu enfado, pero no es necesario. Conmigo no. Solo estoy... indagando, y como no me dejas de otra manera, solo puedo hacerlo preguntando."

    Ella respira hondo, recupera la compostura. "Lo siento, Derek, pero el mundo me irrita. Demasiada ignorancia, tanta histeria por la más mínima cosa. Esa es otra razón por la que estoy ansiosa por encontrar formas de salir de aquí." Me deja entrar un poco. "Mi padre aún vive en Coventry. Mis abuelos son de Jaipur. ¿Crees que si le explico esto a los periódicos va a alterar las sospechas criminalmente erróneas que tienen sobre mí?"

    "Lo dudo."

    Pero a mí ya no me importan los periódicos ni sus estúpidas historias. De hecho, solo hay una cosa que me importa y, por supuesto, es Sunita. "¿Tu padre... sabe de ti?"

    "¿Quieres decir si sabe lo que soy? Sí, esto tiende a ser hereditario. Pero por ahora debemos calmar las mentes. Otros pueden estar escuchando."

    "Bueno."

    Es un tren silencioso. No muchos pasajeros. Caminamos por los pasillos después de cada parada y aspiramos las impresiones de pensamientos. No hay nada desagradable, solo las preocupaciones habituales del ser humano promedio: la necesidad de ser amado, de ser valorado, el cansancio de sentirse pequeño. Me sorprende que incluso las personas de aspecto más engreído, las de trajes caros e inmaculadamente peinadas, ocultan las inseguridades más básicas y mal fundamentadas. Me dan ganas de rodearlos con los brazos y asegurarles que las cosas no son tan malas como parecen.

    Más silencioso aún es el tren que tomamos desde Inverness, el que serpentea tranquilamente hacia el Oeste, hacia las islas. Ahora nos hemos cambiado con ropa más casual: suéteres, vaqueros y zapatillas de deporte. Sunita se ha hecho un deliberado agujero en el jersey, se ha alborotado el pelo y ha raspado las puntas de las zapatillas, una reacción a los informes de prensa, los cuales parecen obsesionados con su apariencia. Le digo que, por más que intente lo contrario, siempre destacará entre la multitud.

    Ella sonríe ante esto, posiblemente se sienta halagada, no sé. Su mente está firmemente sellada, sin pensamientos, sin escapes de ruido. No tengo forma de saber qué está pensando, qué está sintiendo. Esta defensa no está dirigida a mí en particular, me doy cuenta, sino a otros como yo, como nosotros. Y aunque seguramente le hemos dejado muy atrás ahora, ella aún está pensando en el hombre del sombrero.

    Recuerdo nuestra conversación anterior, sobre la posesión de habilidades como estas y cómo evitar un uso que dañe a los demás. Pero sospecho que ahora no todos los de nuestra clasr son tan sensibles y que podrían representar una amenaza, no solo para la gente común, sino también para nosotros. De lo contrario, ¿por qué tendría ella miedo? Seguimos siendo, después de todo, carne.

    "Sunita, ¿estamos en peligro?"

    "Oh, debería creer que no. Los servicios de seguridad están muy presionados en este momento. No actuarán a menos que nos vean como una amenaza directa. Y los periódicos nos habrán olvidado mañana."

    "No me refería a ellos ni a los servicios de seguridad, ni a la prensa."

    "Se a lo que te referías."

    Ella sonríe para tranquilizarme, me aprieta la mano sobre su muslo, pero noto que ha negado que estemos en peligro.

    El paisaje es mágico ahora, verde oscuro bajo un cielo sombrío, montañas truncadas por las nubes a nuestro alrededor y estanques plateados, ensartados como perlas, y puedo sentir los espacios entre las mentes de la gente en el tren, así que ahora puedo detectar...espera... ¿es eso... el zumbido de la tierra? ¡Guauu! Pero por encima de todo esto hay una pesadez, una atmósfera de amenaza para la que yo estaba mal preparado. Pensaba que Sunita era invencible, que nada se interponía en el camino de su propósito, pero ahora, no lo sé, y ese «no lo sé» me aterra de verdad.

    El final de la línea es Kyle of Lochalsh, luego un autobús a Broadford en la Isla de Skye, luego un largo viaje en taxi a un lugar tan lejano que tenemos que caminar la última milla de un sendero apenas transitable, hasta un cabaña solitaria. Esta se asienta en la costa oeste, con vistas a una larga y solitaria playa, y en la distancia, descansando sobre las olas de color gris acero, veo la delgada línea negra de las Hébridas. La luz es muy diferente aquí, los contrastes son más nítidos, pero la sensación es más líquida y onírica de lo que estoy acostumbrado. Y ahora puedo sentir la tierra con bastante claridad. Es fantasmal, no está viva ni nada, al menos no de una manera simple, pero hay colores, estados de ánimo y mareas... ¿Qué es eso?

    "Un reflejo," dice Sunita. "De todos los pensamientos, estados de ánimo y miedos de todas las personas del mundo."

    "¿Te refieres al estado de ánimo colectivo de la humanidad?"

    "Sí, pero no hay gran cosa que puedas aprender escuchándolo. Simplemente está ahí. A veces sentirás un cambio, algo profundo y poderoso que afecta a mucha gente, pero no hay nada que puedas hacer, no puedes cambiar nada. Si lo escuchas con atención, hay un ritmo debajo del ruido. Eso es el verdadero ritmo de la tierra."

    Ella saca una llave de debajo de una maceta y entra. Es una casita sin pretensiones al estilo de las islas occidentales, pero con un interior moderno: despojado, limpio, cómodo, cálido... sencillo.

    "¿Hemos venido aquí para estar tranquilos?" Pregunto. "¿O para ocultarnos?"

    Ella me deja entrar un poco, parece poco segura de sí misma ahora, no tan indiferente, y esto realmente me pone nervioso. "¿Sunita? Por favor..."

    "Derek, escucha, debo decirte que no creo que el accidente del tren haya sido un accidente."

Capítulo 13

    ¿No fue un accidente? Soy un poco lento para comprender esto. "Pero la vía estaba rota. Ambos lo sentimos."

    "Lo sé, y eso me confundió. A veces nuestras habilidades incluyen la presciencia, pero esta es rara y... aleatoria."

    "Pero mi billete de lotería ganador, eso fue presciente."

    "No, eso fue una manifestación de tu voluntad."

    "Está bien. Pero aún así ambos vimos la vía rota antes de tiempo."

    "No, lo que vimos fue lo que solemos ver: el interior de la cabeza de otra persona, solo que esta vez fue a manifestación de una voluntad propia."

    Por fin soy capaz de hacer la conexión: ¡El hombre del sombrero! ¡Él había estado pensando, pensando en una vía rota, pensando en hacerlo realidad! Él había roto la vía y descarrilado todo el tren, con él en él. "¡Pero eso es una locura! ¿Por qué querría él hacer eso?"

    "A veces, la sintonía puede corrompernos. Él está aburrido, como yo estoy aburrida, como lo estamos todos los que caminamos por este camino. Lo que tú y yo buscamos es algo casi espiritual. Es la única forma segura, la única forma honorable de hacer uso de los dones que tenemos. Pero otros temen esto, temen perderse en ello. Se retraen y buscan emociones más vulgares y usan sus poderes de formas más oscuras. Desmaterializa un trozo de vía para que quede abierta y luego observa cuán lejos te atreves a viajar en el tren destrozado antes de esconderte dentro de tu cabeza, como yo te he mostrado, como cuando evitamos a los ladrones de coches. ¿Recuerdas? ¿Qué mejor viaje de emociones puedes pensar que ese?"

    Recuerdo su excitación cuando le encontré sentado junto a la vía, examinando los restos como un espectador, y me estremezco. Pero ahora tiene sentido.

    Sunita capta mis pensamientos. "Exactamente," dice ella. "No se me ocurre ninguna otra explicación."

    Entonces me viene otra cosa: "¿Supiste esto cuando le vimos ayer?"

    "Sí. Lo leí en él antes de que bajara las persianas. He oído historias de personas como él. No estaba segura de si eran ciertas, y ciertamente él es el primero del lado oscuro que me encuentro, por así decirlo. Me preguntaba si eran solo cuentos de advertencia, cuentos para mantenernos en la línea recta, ¿sabes? Pero ahora estoy segura, hay personas así después de todo. Y ahora me pregunto, ¿sabe él que lo sabemos? Porque si lo sabe, entonces no sé qué hará o de qué es capaz, pero ciertamente nos hará interesantes para él."

    Estoy pensando en un hombre así suelto por el mundo, poseedor de todas nuestras habilidades, usándolas con fines destructivos. ¡Es aterrador!

    "Aquí estamos a salvo," dice ella. "Aquí sentiremos los pensamientos de cualquiera que se acerque a un kilóometro de distancia, y podemos entrar al refugio para evitarlos. Pero no tendremos que llegar a eso. Nadie nos va a encontrar aquí."

    "Yo no solo estaba pensando en nosotros. Me preguntaba de qué otra destrucción ha sido responsable en el pasado, y cuántas más podría estar planeando."

    "Es mejor que no pensemos en eso. Aquí podemos estar juntos, en un lugar tranquilo, hasta que se complete tu sintonía, y luego... luego ya veremos."

    Esa debería ser una buena noticia: completar mi sintonía, porque yo no había querido nada más que entregarme a Sunita, abrirme a ella, de mente a mente, y sentir los átomos de nuestro ser estallar cuando alcanzáramos la mutua resonancia. Pero, ¿cómo podemos hacer eso ahora?

    "Derek, ¿en qué estás pensando? Te estás cerrando, me están ocultando tus sentimientos. Déjame volver a entrar."

    "Tenemos que hacer algo con él."

    Sunita está preparada para esto: "Ya no somos de este mundo," dice. "Él no es de nuestra incumbencia."

    ¿Cómo puedo discutir en su contra cuando la respeto tanto, cuando confío tanto en ella? Pero en esto, ¡ella está equivocada!

    "Sunita, nuestras capacidades hacen que no sea prudente interferir en el mundo. Sé que aún interfiero, pero siempre es de una manera bien intencionada, y perdona mi inexperiencia, pero que alguien como él interfiera imprudente, deliberada y peligrosamente, y sin preocuparse por el sufrimiento que causará,... eso es imperdonable y tenemos que detenerle."

    Ella alza una inquisitiva ceja. "Derek, ya hemos hablado de esto antes; no podemos curar todos los males del mundo. Son demasiados."

    "Y yo creo que estoy de acuerdo contigo en parte, pero al menos deberíamos hacer algo sobre esos males que se cruzan en nuestro camino, si podemos."

    "Dame una razón, ¿por qué en este caso?"

    "Porque él es uno de nosotros y está interfiriendo de una manera malvada. Lo cual le convierte en nuestra responsabilidad."

    Ella está desgarrada. "Pero no tienes idea de lo peligroso que puede ser este hombre. ¿Te das cuenta de lo afortunados que fuimos de escapar de él? Para la gente común de este mundo, somos intocables, pero para gente como él... ¡Tú sentiste lo que había dentro de él!" "

    Lo sentí, sí, y lo que sentí fue a alguien con todos los poderes de Sunita apuntando en la dirección equivocada, así que, de hecho, tengo una idea razonable de lo peligroso que puede ser, que tuvimos suerte de escapar de él, y que sería algo increíblemente estúpido y peligroso ir a buscarlo.

    Ella niega con la cabeza, su expresión es oscura, pero ahora puedo sentir una pizca de duda en ella. "Lo que estás diciendo no es erróneo, pero eso no hace que sea fácil para mí estar de acuerdo contigo. Perdóname, pero debo pensar lo que hacer."

    Con eso, se pone a dar un paseo por la playa. Me pide que no piense en ella, diciéndome que necesitará todos sus poderes de cognición sin el inconveniente de bloquear su mente para que no indaguen los demás, que incluso podría entrar en su refugio un rato, porque no se nos puede leer cuando vivimos seguros dentro de nosotros mismos. Es, dice ella, el único lugar verdaderamente privado. "Pero recuerda que yo puedo leerte," dice. "Y no debes insistir en este asunto hasta que yo regrese. ¿Me lo prometes?"

    Siento la gravedad en su tono y sé que debo respetar su palabra. "Lo prometo."

    ¿Qué estoy haciendo? Vine aquí para elevarme al nivel más alto de la evolución humana por mi proximidad a Sunita. Tal cosa está ahora a mi alcance. Puedo dejar el mundo atrás o, al menos, vencerlo con la confianza de una habilidad que ya es sobrehumana. ¡Nunca más tendré que preocuparme por nada! Sin embargo, aquí le digo que difícilmente podemos estar tan absortos en nosotros mismos cuando hay otros como nosotros capaces de hacer tanto daño, que debemos hacer algo al respecto.

    Quería que ella no estuviera de acuerdo conmigo, que me convenciera de que estaba equivocado, como siempre hace. Este no es momento para que ella se debilite, regrese y me diga que yo tenía razón. Porque tener razón en esto será ponernos en un camino muy peligroso.

    Como no ha regresado al anochecer, empiezo a preocuparme y me dirijo a la playa para buscarla, pero no hay rastro, solo kilómetros y kilómetros de vacío, sin otras casas a las que pudiera haber ido. Estoy pensando que en verdad debe de haber entrado en su refugio un rato para pensar, así que regreso recogiendo madera de la orilla por el camino, que instalo en las dunas junto a la casa, y allí enciendo una pequeña fogata. Me acomodo junto a esta bajo un cielo glorioso y continúo mi vigilia sin pensar en ella o, al menos, no en los posibles contenidos de su mente.

    Ha sido un camino largo desde ese pequeño apartamento miserable en el que solía vivir hasta esta casa en la playa. A medida que avanza la sintonización, pasamos de los habituales sentimientos humanos de inutilidad a sentimientos de profunda calma interior. Puedo manifestar una gran riqueza, aunque noto que la diferencia entre estar cómodo en ese piso miserable y una mansión es solo un estado mental, que estar cómodo como ser humano es completamente una cuestión de cómo ves el mundo y a ti mismo.

    Sunita me ha traído en cada paso del camino, me ha transformado, cambiado mi vida, mi visión de la vida, mi visión de la realidad. Es preocupante, por supuesto, que esto todavía pueda corromperme, que este progresivo aburrimiento del que habla Sunita pueda eventualmente abrumarme o, en el caso del hombre con sombrero, convertirme en un monstruo homicida en busca de emociones baratas. ¡Incluso me pregunto, con pesar, si lo único que me separa de él es el transcurso de algunos años!

    Por fin oigo pasos y, pensando que ella ha regresado, doy la vuelta para darle la bienvenida. Pero me recibe en su lugar el hombre con sombrero y me deja entrar en su cabeza solo el tiempo suficiente para que sepa que su nombre es Saul. Por desgracia, estoy tan sorprendido de verle que no se me ocurre cerrar la mente en absoluto.

    Se pone en cuclillas junto al fuego y se calienta las manos. "Noche fría, ¿eh, Derek?"

Capítulo 14

    Le miro durante largo rato con muda sorpresa y tiene que tocarme el brazo para que vuelva a enfocarme. "Derek, amigo."

    ¿Sabe mi nombre? Bueno, por supuesto que lo sabe. Probablemente ya conozca hasta el número de zapato que uso.

    "Talla diez," dice y luego: "Bueno, ¿dónde está la guapa de tu amiga?"

    "Ya sabes que no lo sé. ¿Por qué me preguntas?"

    "Ah... esa es buena. Sí. Solo estoy conversando. Por algún lugar tengo que empezar, ¿eh?"

    ¿Cómo nos ha encontrado? Ni siquiera lo pienses. ¡Bloquea eso! ¡Bloquea, bloquea, bloquea! Descubro que una vez que controlo mi temor a él, puedo bloquearle muy bien y siento eventualmente que la presión de su sondeo se desvanece cuando él se contenta con lo que ya tiene y deja de intentar abrirse paso por más.

    "Así que su nombre es... Sunita, ¿verdad? Y pensabas que se había ido a alguna parte de la playa, pero no pudiste encontrarla. Bueno, no importa. La pillaré pronto cuando ella regrese a buscarte. Estoy deseando que presentarne. Es una gran mujer la que tienes ahí, amigo mío. Todo un descubrimiento, si no te importa que lo diga."

    "¿Cómo has sabido dónde encontrarnos? Estuvimos muy... callados."

    "Bueno, exactamente, fue cuestión de rastrear el silencio, ¿ves? Es como un aroma en sí mismo, el silencio. Una corriente más suave. ¿Sabes? Una vez que lo tienes, es bastante fácil y solo hay que seguir el olfato."

    "¿Descarrilaste tú el tren?"

    "Claro que sí."

    Él siente mi repulsión, pero se encoge de hombros: "Para ti es fácil juzgar, Derek, pero por la calma que detecto en ti, no has sido maldecido con este don durante tanto tiempo como yo. Al final todos acabamos de esta manera. "

    "Pero ¿quitar vidas? Decenas de personas murieron esa noche, cientos resultaron heridas."

    Hace una mueca, asiente brevemente en una media aceptación de su responsabilidad. "Lo sé, lo sé. Pero ellos no son como nosotros, Derek. No son dignos de compasión. No es peor que pisar una hormiga que te irrita."

    "El dolor que sentí esa noche fue insoportable, todo ese sufrimiento. Pero tú... estabas emocionado por eso. Tú... te excitabas con ello."

    "Sí, lo siento. Me pillaste por sorpresa, de lo contrario habría sido un poco más discreto al saborear el momento. Pero las personas como nosotros son tan pocas y distantes que podrías pasar años antes de detectar incluso el rastro de una. He tenido mucha suerte al descarrilar a un par de los míos también. Mira, no seas como esa, te aseguro que te saldrán callos a medida que avances y luego necesitarás más y más para excitarte. Las mujeres no lo harán por ti, bueno, muy pocas al menos y solo por primera vez. Te desconectarás tanto que querrás andar en camiseta solo para recordarte a ti mismo que aún puedes sentir algo." Se estremece un poco. "Oye, hace mucho frío aquí. ¿Por qué no me invitas a tomar una taza de café? No hay razón para que no podamos comportarnos como caballeros, ¿verdad?"

    Es confiado, pragmático, brutalmente práctico en su enfoque, como Sunita en muchos sentidos, excepto que ella no es una maníaca homicida. Por ahora, lo único en que puedo pensar es seguirle el juego, mantener su mente ocupada, mantenerla alejada de los pensamientos de Sunita mientras ella decide lo que hacer. Pero ¿qué puede ella hacer? Probablemente ni siquiera sepa que él está aquí. Quiero dar la alarma, por supuesto, advertirle, pero no puedo hacerlo sin abrir la mente a él también. Y sobre todo me pregunto qué quiere de nosotros. ¿Esto es solo por sus básicos pensamientos sobre Sunita? ¿O es porque sabe que sabemos que fue él quien destrozó el tren? No lo entiendo. También estoy siendo descuidado con mis preocupaciones, dejando que se filtren por todos lados.

    Él está divertido. "¿Crees que me importa que sepas que fui yo? ¿Qué vas a hacer tú al respecto? Me encantaría oírte explicar a las autoridades cómo lo hice. Se reirían mucho de eso y te encerrarían como a un lunático. Por supuesto, podrías desaparecer. Quiero decir, supongo que no hay un lugar que pueda retenerte por mucho tiempo, pero te vendría bien prescindir de esa publicidad y de todos esos inconvenientes, ¿verdad? Se necesita tiempo para construir una vida nueva, una identidad nueva. No, lo entendiste a la primera. Es a ella a quien quiero.

    "¿Qué quieres decir con querer?"

    "Mira, no seas estúpido. Dije que la mayoría de las mujeres ya no te sirven. Pero algunas, Derek, amigo mío... bueno, digamos que despiertan un cierto recuerdo de anhelo dentro de mí. No te pongas difícil por ello, amigo. Haré un trato contigo. Y como he dicho, probablemente solo la quiera para una vez, así que estoy seguro de que podríamos llegar a algún acuerdo. Pero hablemos dentro. Ha sido un largo camino hasta este lugar y estoy deseando una taza de café."

    No pienses en ello, Derek; sólo juega con él un poco.

    Bueno...

    No puedo creer que esté sentando tomando un café con este hombre. A diferencia de Sunita, cuya languidez puede enmudecer una habitación, Saúl está nervioso. Tamborilea silenciosamente con los dedos sobre la mesa, y cuando no habla, frunce los labios y los tensa como para sofocar el surgimiento de sus pensamientos.

    "No puedes matarme," dice. "Así que ya puedes olvidarte de eso para empezar. Ni siquiera lo pienses."

    "No estaba pensando en eso."

    "¿Hmm? Claro que no. Lo siento, amigo, estoy divagando... solo jugando con las posibilidades. Pero quizá yo sí pueda matarte, ¿sabes? Depende de quién tenga mayor poder para bloquear la influencia del otro. Quizá te pille desprevenido. Podría manifestar una pincho de metal en tu corazón o un carámbano en tu cerebro, cualquier cosa que te haga perder el conocimiento antes de tener la presencia de ánimo para desmaterializarlo y reparar el agujero. Supongo que has pensado en estas cosas tanto como yo. ¿Te importa si lo intento?"

    "¿Intentar que?"

    Siento un dolor punzante en la mano izquierda y veo una púa clavada que la atraviesa, clavándola a la mesa, por lo que no puedo moverla. La desmaterializo lo más rápido que puedo, envío una ola de energía curativa para aliviar el dolor, para curar la herida. No hay sangre, pero me deja exhausto, tambaleante, al borde de un desmayo.

    Los ojos de Derek están muy abiertos: "Caramba, amigo. Lo siento. Ha sido más fácil de lo que pensaba." Está desconcertado, parece genuinamente perplejo. "Espera, me estoy perdiendo algo aquí. ¡Por supuesto! Ahora lo entiendo. ¡Es ella! Ella es quien te está activando. ¡Y yo aquí, como chovinista desesperado que soy, pensando que era al revés! Error mío y suerte que tienes. Yo tengo a un viejo gruñón por gurú. ¡Tú tienes a Miss Mundo!" Emite un silbido. "Vaya, no me importaría trabajárnela, eso seguro." Pero mira a un lado, decepcionado. "Aunque ahora me doy cuenta de que eso es muy improbable. Alguien como ella no va a estar tan abierta a la persuasión como un mortal menos sintonizado, quiero decir, como la mayoría de las otras mujeres que me han dado caña temporalmente."

    Yo apenas escucho y solo percibo el tono general de casual y confiada amenaza. El dolor en mi mano es repugnante, pasando de una puñalada localizada a una oleada cada vez más amplia de miseria ardiente y dolorosa. Creo que Saul está realmente arrepentido por el dolor que ha causado y entre su sorpresa siento que deja caer su escudo una fracción. Lo vuelve a levantar tan pronto como lo nota, pero no antes de haber cedido un poco más de sí mismo.

    Él había imaginado que sería simple, solo cuestión de matarme, que no importaba lo sintonizado que yo estuviera, no podría ser tan poderoso como él y que podría tomarla porque creía que sus poderes eran débiles, que ella sería fácil de vencer. Hay formas, formas que dudo de contarte. Las leo en su memoria, formas de interferir en los pensamientos de los demás, de paralizarlos, hipnotizarlos a distancia, dejándolos incapaces de luchar. Este es el tipo de juegos mentales que podemos jugar, puros juegos mentales en los que el perdedor pierde el control de su propia voluntad.

    Me estremezco por lo que veo en él, me estremezco por las cosas que ha hecho, cosas que en realidad ha disfrutado.

    Pero ahora sabe que ella es la poderosa. También sabe que me acaba de clavar un alfiler y que ella no puede haber dejado de sentirlo, aunque estuviera al otro lado de la galaxia, donde sea que esté, ella sabrá que algo va mal y vendrá.

    Y él no sabe de lo que ella es capaz.

    Él acaba de leer esto en mí, está bastante quieto ahora mientras me mira y opera las permutaciones. ¿Me mata y espera a Sunita? ¿Se arriesga a poder vencer sus defensas? ¿O huye? Y si pensaba que podía matarme mientras creía que yo era el poderoso, entonces, ¿qué le impedirá lastimar también a Sunita, si es tan poderoso como le convence su fe que es?

    Durante largo rato me siento impotente, puedo mover las permutaciones tantas veces como quiera, pero básicamente, sentado aquí en presencia de un hombre como este, soy carne muerta, y él solo tiene que pensarlo. Entonces me percato de que hay algo que puedo hacer. Bajo la guardia del todo para que Sunita me lea si está cerca y sepa lo que estoy a punto de hacer, y para hacerle saber que debe mantenerse alejada de Saul, de Skye, de Escocia. Por ahora él tiene la ventaja. Si vamos a tratar con él tendrá que ser cuando tengamos la sartén por el mango.

    No es difícil, aunque nunca he hecho esto antes y no tengo idea de dónde voy a terminar. Cierro los ojos y entro en mi refugio. Por supuesto, al no tener tanta experiencia como Sunita, no he tenido tiempo para construirme una sala de espera y, para ser honesto, no estoy seguro de estar en ningún lugar ahora porque todo está negro y temo que, si abro los ojos, él seguirá ahí mirándome como si yo fuera idiota.

    ¡Qué vergüenza, Derek!

    Pero luego pienso en luz y hay luz, y luego pienso en una pared circundante, como me enseñó Sunita, y ahí está. Viene con una puertecita, aunque yo no la he pedido, pero tampoco me quejo. Creo una base de grava, pero no me gusta la sensación de esta bajo las rodillas y rápidamente la cambio a un prado. Estoy dentro. ¡He entrado!

    Pero ¿ahora que?

    Estoy agachado sobre un césped cercado, alzando la mano que todavía me duele. También me siento mal, principalmente por el hecho de que aunque he escapado de las garras de Saúl, no sé cómo volver hasta Sunita. Y no sé con certeza si Sunita ha recibido mi mensaje o si ya se ha materializado en la esfera de la vil influencia.

Capítulo 15

    Noto por algún instinto innato que el interior es un espacio personal y que solo puedes compartirlo si traes a alguien contigo, como hizo Sunita conmigo aquella vez, haciendo contacto personal primero y luego deseándolo. Pero esto no es bueno. Estoy libre de Saul, pero también muy lejos de Sunita. Intento cerrar los ojos de nuevo y pensar en mí mismo donde sea que esté, pero desearlo y creer que es posible no es suficiente para que esto suceda esta vez. He perdido el contacto con ella.

    Dado que lo único que tengo es una experiencia pasada, estoy pensando en la noche en que nos encontramos con los ladrones de coches y supongo que el único lugar al que imagino que puedo regresar, cuando salga de nuevo, es el último lugar en la tierra donde quiero estar: el mismo lugar donde Saúl todavía podría estar esperando.

    Necesito descansar, calmar un poco mi cabeza, luego podré pensar en ello. Así, manifiesto un cobertizo desvencijado en un rincón de mi espacio, como el de mi padre cuando yo era niño, y me meto dentro para cuidarme la mano, meciéndome suavemente entre el aroma de la creosota, el moho de las hojas y la hierba cortada. Sé que me lo estoy inventando, pero eso no lo hace menos real y me reconforta un poco.

    Si tienes problemas para entender algo de esto, es mejor pensar que lo que estoy describiendo es imaginario. Entonces debes atreverte a pensar en todo lo demás que conoces como imaginario también, no que no sea real, sino que lo que consideras real es solo una aproximación de cómo son las cosas en realidad.

    Materia y energía son conceptos intercambiables. Fue Einstein quien nos enseñó esto. Pero tanto la materia como la energía también son funciones de la psique. Hasta qué punto y por qué medios aún no se ha establecido, pero este es el país desconocido que Sunita y yo estamos explorando. Por lo general, nuestro acceso a la energía y la materia está cerrado por el cerebro, el cual no está equipado para tratar con el espectro completo de la realidad, solo una pequeña parte de ella, con esta ilusión de materia inmutable y la vida y muerte de todos los seres vivos clausurada en el tiempo.

    Supongo que lo que estoy tratando de decir es que no somos nuestros cerebros, que de hecho son nuestros cerebros los que limitan nuestra experiencia de la realidad. No es que mi cerebro o el de Sunita sea mejor que el tuyo— que solo es un poco menos firme en su agarre. Hemos aprendido formas de eludir las cerraduras que ordinariamente nos aprisionan.

    Intento enviar algunas sondas para Sunita, pero solo hay silencio. Ella dijo que podía leer mis pensamientos, incluso cuando ella había entrado, pero no me dijo si los demás podían escuchar tus pensamientos si estabas dentro y ellos fuera. Cuando estamos a salvo dentro, nuestros pensamientos también están protegidos. No importa dónde estés, no puedes oírme. Y yo solo puedo oírla si ella da un paso hacia fuera. Y no quiero que ella haga eso, no si es para correr el riesgo de caer en las garras de Saul. Que no pueda escuchar sus pensamientos es bueno entonces. Que no pueda encontrar un camino de regreso a ella es, por supuesto, malo.

    Eventualmente, la ilusión de mi carne se ve persuadida de que perdone el insulto de la ilusión de la púa y regrese más a la normalidad bajo la suave influencia de mi voluntad. Cuando me siento mejor, salgo del cobertizo y encuentro que el césped tiene ahora una mesita y sillas de mimbre, y una sombrilla para dar sombra, y en una de las sillas está sentada la señorita Pringle, mi maestra de la escuela primaria.

    Esto es inesperado. E incómodo, porque ahora tengo la edad para apreciar de pronto su belleza. Cabello oscuro, cuarenta años, hermosos ojos brillantes y un compostura tan elegante que me pregunto si no fue entrenada en una de esas Escuelas de Acabado suizas. Recuerdo su porte y su refinada elocuencia, sin duda, que le prestaban más autoridad que a cualquier otra maestra, antes o después.

    Hasta que conocí a Sunita, por supuesto.

    "Em... ¿Señorita Pringle? Esto es una... sorpresa."

    "Hola, Derek," dice, luego sonríe como si estuviera genuinamente complacida de verme después de todo este tiempo. "¿Té?"

    Me siento, dejo escapar un suspiro y pienso por un momento. Yo estoy luchando con esto tanto como tú, estoy seguro. Bueno, déjame ayudarte: claramente esta no es la señorita Pringle.

    Ella me está mirando, tetera sobre mi taza. Asiento y ella vierte un chorro de líquido ámbar.

    "Tienes razón," dice ella. "Y tal vez, en retrospectiva, hubiera sido mejor no elegir a la señorita Pringle. Pero se necesita compañía que sea a la vez femenina, comprensiva y enciclopédica. De ahí la señorita Pringle."

    Hay libros en su codo, tapas duras, las ilustraciones son de geometrías extrañas, arcanas, desconcertantes. Ella me ve mirando. "Uno nunca debería juzgar un libro por su portada. ¿Te lo dije alguna vez? Pero con suerte encontraremos las respuestas en alguna parte de estas páginas."

    "¿Respuestas?"

    "A las preguntas que sin duda te mueres por hacerme."

    "Tales como..:"

    "¿Cómo vas a salir de aquí?"

    "Vale. Es cierto, me estaba preguntando eso."

    Ella asiente. "Primero el té. ¿Cómo está la mano?" Hace un gesto hacia esta y yo pongo la mano en la suya. La gira de un lado a otro, suavemente, la examina pensativamente. "Bueno, si acaso, al menos no volveremos a caer en ese truco, ¿verdad?"

    "Espero que no. Él no puede... ya sabes, encontrarnos aquí, ¿verdad?"

    "¿Saúl? Absolutamente no."

    "¿Y tú sabes esto porque...?"

    Señala el primer libro, titulado: Principios del ser. "Lo pone aquí. Piensa en un listín telefónico. Piensa en encontrar el número de la persona correcta cuando no sabes su nombre. Es un poco así, no del todo imposible, pero tan poco probable que no vale la pena preocuparse. Y hablando de Sunita, no puedes encontrarla por las mismas razones que acabamos de discutir."

    "¿Lo sabe todo, señorita Pringle?"

    "Por supuesto que no. Solo lo que hay en estos libros. Y lo que hay en estos libros es básicamente lo que hay dentro de tu cabeza. No los necesitarías si no estuvieras tan confuso. Siempre tuviste un cerebro espantoso, Derek. Pero te ha ido bien y estoy muy orgulloso de ti."

    "Yo no diría que me ha ido bien precisamente. Claro, lo hice lo mejor que pude, pero el mundo cambió. Ya no me quería y tuve problemas para adaptarme a ello. Todavía estoy... intentándolo. "

    "Esa es una forma de verlo. También se podría decir que fuiste liberado para perseguir otras cosas. Y que te estás adaptando muy bien a esas otras cosas."

    Pienso en ello y pienso en ella. "Eres un aspecto de mi propia personalidad, ¿no? Básicamente estoy hablando conmigo mismo."

    "Por supuesto. Pero hay tanto de tu personalidad de la que no eres consciente. Y yo no puedo parecerme a la nada. Tengo que parecerme a algo o eso sería demasiado extraño, así que aquí estoy. ¿Está bueno el té, por cierto?"

    "Oh... perfecto, gracias."

    Ella comienza a hojear las páginas de Principios del ser. "Te estás preguntando cómo regresar al mundo material, pero lo bastante lejos de Saúl para que no pueda encontrarte."

    "¿Lo estoy? Sí, me lo pregunto en realidad."

    "Bueno, podría valer la pena intentar esto. Imagínate despertar en otra parte, pero familiar para ti. ¿Tu propia cama tal vez?"

    La estoy mirando sin comprender. "¿Y?"

    "Y ahí estarás, Derek, como si despertaras de un sueño."

    Esto suena dudoso, pero no más loco que cualquier otra cosa que haya presenciado desde mi relación con Sunita. "Está bien, intentaré eso. Pero ¿luego qué? ¿No hay forma de encontrar un camino de regreso a Sunita?"

    "Bueno, si te refieres a encontrarla en su lugar interior, hay una oscura referencia, pero está apuntando a otra fuente."

    "Lo que significa..."

    "Lo que significa que la respuesta está en ti, pero aún no has hecho la conexión. Necesitas más información, ¿lo ves?"

    "¿No puedo obtenerla de ti?"

    "Yo solo sé lo que tú sabes. Preguntarme eso es como crear una referencia circular en una hoja de cálculo. Primero debes enlazar a otro lugar para que la respuesta sea evidente, o podría suceder cualquier cosa. ¡Dios mío, todo el universo podría desaparecer! Estoy bromeando, Derek. No tengo idea de lo que pasará."

    "Eso no ayuda en absoluto, señorita Pringle."

    Parece estar pensando. "Bueno, ¿quién entrenó a Sunita, crees tú? ¿Nunca ha hablado de eso?"

    "Sólo dijo que esto tiende a ser hereditario." Experimento un raro momento de iluminación. "Ah, puede ser eso entonces."

    La señorita Pringle está de acuerdo. "De hecho, sospecho que podría ser eso, Derek."

    No estoy seguro de cuánto tiempo más podré sostener esto—no sé cómo llamarlo, esta burbuja—dentro de mi propia cabeza. La periferia se desvanece, los detalles del cobertizo del jardín se difuminan. Solo la señorita Pringle permanece firme.

    "¿Señorita Pringle?"

    "¿Sí, Derek?"

    "Está muy hermosa y soy mayor que usted ahora. ¿Sería muy extraño... si la besara?"

    Ella sonríe, se ruboriza con recato, pequeños hoyuelos aparecen en sus mejillas. "No seas bobo, querido. Ahora bébete el té. Luego corre a jugar."

Capítulo 16

    Amanecer. Mi cabaña al norte de Preston. Pero ¿cuándo? Estoy solo en mi cama, el teléfono móvil en la mesita de noche se despierta con mi toque, su luz ahuyenta lo último de la oscuridad. Me da la hora y la fecha. ¡Buenas noticias! No he retrocedido en el tiempo ni nada. Eso habría sido demasiado extraño, creo que demasiado para engullir. Es meramente la mañana después de la noche con Saul en la Isla de Skye.

    Meramente.

    Por un momento, el hecho de que me haya transportado 500 millas solamente pensando en ello no me ha parecido extravagante, pero claro; somos criaturas adaptables. Por ahora esto no es nada, solo una adición más a la extrañeza de mi nueva realidad.

    Envío algunas sondas hacia Sunita. En el pasado, esto era suficiente para que ella me llamara. Pero, de nuevo, no hay nada.

    Mi primera llamada es a su apartamento, pensando que podríamos ahorrar una gran cantidad de tiempo si ella hubiera salido, pero el lugar está vacío y he desperdiciado un día esperándola. Incluso paso la noche allí, esperando que esté cuando yo despierte, cálida a mi lado, con su aroma llenando mis sentidos. Pero llega el amanecer y todavía estoy solo. O ella me está esperando en otro lugar o Saúl la tiene y ella está bloqueando sus pensamientos de mí, así que me mantendré fuera de peligro en lugar de tratar de encontrarla.

    Dejo un post-it amarillo. "Estoy bien. Buscándote. Llámame."

    Después de todo lo que hemos hecho, después de todo lo que he visto, un post-it amarillo parece lamentablemente banal, pero como todo lo demás en la vida, tiene sus usos.

    Cojo el tren, no hacia el Norte a la Isla de Skye, sino al Sur, hacia Coventry. ¿Por qué tomar el tren, te preguntas? ¿Por qué no simplemente despertarme en Coventry? Porque no conozco Coventry, no hay un entorno familiar y seguro en el que pueda despertar al no haber dormido nunca allí. Además, perturbar la realidad, como dijo Sunita, es como mentir. Dices una mentira y en poco tiempo dices otra para encubrir la primera. Sin duda hay un capítulo sobre eso en la copia de Miss Pringles de Los Principios del Ser. En mi desaparición de Skye no hay explicación que dar. En mi despertar aleatorio en Coventry, podría haberlo.

    El tren es mejor, si bien no siempre más seguro, como han demostrado los acontecimientos.

    Así, Coventry, ahora. Al final de la tarde. Excepto que no es Coventry, sino una pequeña ciudad comercial cercana a la que he viajado desde la estación, con bastante cortesía, en taxi. No hay muchos relojeros estos días, por lo que rastrear uno con el nombre de Singh en esta vecindad no es difícil. Llego cuando la ciudad se está apagando, algunas tiendas ya están cerrando las persianas, los puestecitos del mercado comienzan a vaciarse.

    La tienda se parece a tu familiar joyero habitual: relojes de cuarzo de precio medio o económico en el escaparate, una variedad de relojes de cuerda de segunda mano, también joyas y relojes de manto que hacen tictac en el interior, y un caballero de pelo blanco sentado en un banco. Está mirando el interior de un reloj de bolsillo a través de una lupa sujeta a las gafas. Hay un aire de paciencia en él, una firmeza, también un porte impresionantemente poderoso, más propio de un bruto que del sabio estético que yo había estado esperando. Si este es realmente el padre de Sunita, debe de tener al menos setenta años, pero no parece un día mayor de cincuenta.

    Me mira, mis manos se mueven nerviosamente en mis bolsillos. He viajado mucho, pero ahora que estoy aquí no sé qué decir.

    Él deja el reloj con cuidado. "¿Puedo ayudarle, señor?"

    Habla con confianza, algo amistoso, acogedor en su tono, pero me temo que todo eso está a punto de cambiar. Espero que pueda ayudarme, pero también existe el riesgo de arruinar todo lo que estoy a punto de hacer.

    "Me preguntaba," le digo, "si podría echar un vistazo a mi reloj."

    Se pone en pie, se quita la lupa de las gafas y me ilumina con su sonrisa de tendero. "Por supuesto. ¿Cuál parece ser el problema?"

    Extiendo la mano con la palma hacia arriba, como si estuviera sosteniendo algo allí, y bajo la vista a ello. El Sr. Singh hace lo mismo, pero está desconcertado por el hecho de que tengo la palma vacía.

    "¿Señor?"

    "Este reloj," le digo.

    Su expresión cambia cuando se materializa un reloj en mi palma, o más bien es un trozo básico de metal con la forma de un relojito de bolsillo. No está mal, pero definitivamente no hace tic tac.

    Él muestra una sonrisa irónica, alza una ceja, pero por lo demás mantiene la compostura. "Eso hubiera sido impresionante," dice. "Si hubieras podido materializar un reloj completamente funcional."

    "Es un pobre esfuerzo, lo admito. Estoy empezando, ¿sabe? Los ensamblajes complejos de diferentes materiales son demasiado para mí."

    "Claramente."

    Por un momento, su expresión se oscurece. Me siente leyéndole y baja las persianas. Él también lee, por supuesto, y bloquea tenazmente. Intento bloquear mis pensamientos también, porque aunque necesito la ayuda de este hombre, no estoy seguro de que debiera haber venido aquí en absoluto, ni de cuánto debería ceder, ni siquiera si debería confiar en él, a pesar de ser el padre de Sunita.

    Él no detecta ninguna amenaza en mí, asiente como hacia algo inevitable, levanta el mostrador y me invita a pasar a la trastienda. Cierra la tienda temprano y nos sentamos uno frente al otro a una mesa mientras espera mi explicación. No estoy seguro de cómo empezar, así que le muestro el anillo que hizo Sunita para que sepa que soy al menos amigo de ella y no su enemigo.

    Él lo reconoce como el trabajo mental de Sunita. "Bueno, ¿crees que Sunita está en problemas?" pregunta. La veracidad en su tono sugiere que esta no es la primera vez.

    "No lo sé, señor. Estábamos juntos, luego desapareció. Algo sucedió, algo... inesperado, y nos separamos."

    La sonrisa irónica de nuevo. Un breve suspiro, la sensación de algo derreténdose en él. "Cualquier hombre que está con Sunita suele ser el que está en problemas. Pocos tienen el coraje para la clase de cosas que ella hace, ni para lo que se propone últimamente." Asiente con mayor comprensión ahora. "Me dijo que estaba buscando a otro. Que había sentido a alguien en una ciudad del norte. «Él es el indicado esta vez, estoy segura», me dijo. Así que, ¿tú eres él?" "

    "No lo sé. De hecho, lo dudo."

    "Bueno... veo que al menos has logrado cierto nivel de sintonía, que es más de lo que muchos pueden decir. Pero ahora Sunita te ha abandonado y temes una reversión a tu anterior y anodino yo. ¿Es eso?"

    "No, no es eso."

    "Venga ya, es perfectamente comprensible y una reacción común. No eres el primero en buscarme con la esperanza de una reconciliación con mi hija y la continuación de tu viaje hacia una especie de leve divinidad. Pero deberías tomar esta oportunidad de preguntarte, en cambio, si no es mejor dejarla marchar, si no es mejor volver a ser un hombre corriente. No hay vergüenza en ello. De hecho, hay mucho que admirar. Muchos de los viejos dioses enfrentaron la misma elección, ¿sabes? Algunos nos dejaron a nuestra suerte, pero muchos se quedaron, se volvieron mortales y disfrutaron con ello."

    ¿Cree que Sunita me encontró indigno y ahora simplemente me está evitando? Cuidado con tus pensamientos, Derek. Solo quiere provocarte para que seas indiscreto. O quizá estarías mejor desprotegido. Déjale ver todo ese maldito desastre tuyo, entonces sabrá que eres sincero. Eso estaría bien, excepto que, solo porque este hombre sea el padre de Sunita, no hay garantía de que ambos tengan una buena relación. Pero, ¿no te dijo ella que quería cuidar de él? ¿Por qué no puede cuidar de sí mismo? ¿Por qué no puede materializar el dinero para su propio beneficio, como lo hacemos nosotros para liberarnos, para cuidarnos?

    ¿Me equivoco? ¿No tiene él mismo la sintonía? ¿Por qué se gana la vida en una tiendecita de relojes? ¿Fue otra persona quien entrenó a Sunita?

    Él levanta un dedo. "Un momento por favor." Sale de la trastienda brevemente y puedo oírle hurgando entre cajones y estantes. Luego regresa y deja en medio de la mesa un reloj de bolsillo de muy buen aspecto.

    "Si esta pieza estuviera funcionando," dice. "Podría valer diez mil libras para un coleccionista, y te aseguro que podría venderlo mañana. Pero por desgracia, no funciona." Lo abre. "Es el equilibrio, ¿ves? El resorte delgado está torcido y esta hermosa ruedecita está rota."

    "Vale." Y estoy pensando, ¿y qué?

    "Obviamente, las piezas para un reloj tan antiguo ya no están disponibles," prosigue. "Los registros indican que solo se fabricaron cinco piezas como esta. Es cierto, las piezas pueden existir como los restos de otro reloj similar en un cajón polvoriento, en algún lugar del mundo. Y podría encontrarlas algún día y reparar el reloj. De hecho, esta es mi esperanza, pero llevo veinte años esperando la oportunidad y aún no ha sucedido."

    "Ahora, tal vez te estés preguntando por qué no materializo las piezas que necesito. Seguro que eso haría mi trabajo como relojero mucho más fácil." Hace una pausa por un momento, concentra sus pensamientos y otro reloj, idéntico al primero, aparece sobre la mesa, pero este definitivamente hace tic tac y marca la hora correcta. "Ahí," dice. "Ahora dime, ¿el reloj que funciona vale diez mil libras o no vale nada?"

    Y con esto se me concede la idea de que hay cuatro formas de lidiar con estos dones. Uno es hacer el bien con ellos, como me gustaría hacer a mí, otro es hacer el mal, como lo haría Saúl, pero ambos son simplistas. Sunita los explora hasta el límite para alcanzar el siguiente nivel en la evolución humana, y luego hay otros, como su padre, que se pasan la vida negándolos, tratando de vivir dentro de las mismas limitaciones impuestas al resto de nosotros.

    El señor Singh me señala con el dedo. "Ah, no," dice. "Sin negar. ¿Cómo se puede negar la existencia de tales cosas? Pero uno debe hacer una elección, aceptar las reglas del mundo material o dejarlo por un lugar donde habilidades como las nuestras son más comunes. Yo no tengo el coraje de mi hija y más bien me gusta mi vida aquí. Llegaré al otro mundo muy pronto, creo. Y debes tener cuidado con estas habilidades, ya que corren el riesgo de llamar un poco la atención, y si las autoridades tomaran conciencia de algo inusual en nosotros, tendríamos que desaparecer. Nuestra vida en el mundo material sería una en constante movimiento de un lugar a otro, sin echar raíces nunca, sin disfrutar nunca de una relación profunda y significativa con nadie, excepto con los de nuestra propia clase. Por eso prefiero llevar una vida tranquila, Derek. Y tú harías bien en seguir mi ejemplo."

    Tiene mucho sentido lo que dice. Si las personas descubrieran nuestras habilidades, reaccionarían de la misma manera que reaccionaron ante Sunita y yo la noche del accidente del tren, ya sea como dioses o como demonios. Y los humanos otorgan una especie de divinidad inestable, pues tienden a retirarla por capricho. Pero nada de esto importa. A mí no me importa mucho el mundo material y preferiría dejárselo a los humanos. Lo único que quiero es encontrar el camino de regreso a Sunita. Y este hombre o bien puede ayudarme o no.

    "Si ella estuviera en peligro, querrías ayudarla, ¿no es así?" Le digo.

    Él piensa en esto por un momento, busca leerme, pero rebota en el escudo que he arrojado sobre mis pensamientos. "Obviamente tienes apego por mi hija y te estás protegiendo de miio, lo cual siempre es el camino más sabio hasta que nos conozcamos mejor, preferiblemente por nuestros hechos que por nuestras palabras y todas nuestras manifestaciones fantasiosas. Pero mientras tanto, las palabras somos todo lo que tenemos, Derek, asii... quizá haya llegado el momento de contarme lo que ha pasado."

    Entonces le hablo del accidente de tren y le hablo de Saúl. Y le hablo de las historias de los periódicos que primero nos exaltaron a Sunita ya mí y luego nos demonizaron hasta el nivel de terroristas. Luego le hablo del largo viaje a la Isla de Skye.

    El señor Singh tiene ochenta y dos años. Me deja entrar hasta ahí mientras reflexiona sobre mi historia, me deja entrar en imágenes de su esposa Indira y los recuerdos de una esbelta adolescente que yo imagino que debe ser Sunita. Otra razón para llevar una vida tranquila, piensa, requiere mucho tiempo criar a un hijo.

    "Leí los informes, por supuesto," dice. "Algo terrible. Y esas descripciones sonaban bastante a Sunita como para hacerme preguntas." Él asiente, estira la espalda, luego hace un gesto hacia mi mano. Se la ofrezco con una precaución que se derrite a medida que siento más compasión en él. Examina el área donde había penetrado la púa, frota ligeramente la bola de un pulgar calloso sobre ella. "Lo hiciste muy bien," dice. Siento que los restos del persistente dolor, los residuos del trauma se desvanecen hasta convertirse en un cosquilleo.

    "Es trabajo de los viejos, Derek, burlarse de los logros de los jóvenes," me dice. "Pero no es mala intención, más bien una forma de proteger a los jóvenes, de inculcar cautela, pero Sunita te ha llevado por un largo camino. No subestimes tus propias habilidades." Suspira. "Ay, muchos hay como Saúl y tienes razón, hay que hacer algo al respecto. Pero la pregunta es ¿hacer qué? ¿Los matamos? ¿tú que crees?"

    "Parece incorrecto matar, señor Singh. Va en contra de todo lo que yo creo y todo lo que Sunita me ha enseñado."

    "¿Y qué dice Sunita?"

    "Ella está en conflicto. ¿Por qué deberíamos preocuparnos por un mundo del que nos vamos a ir pronto? Pero, ¿cómo podemos quedarnos al margen y no hacer nada? Quiero decir, ¿qué más podría él haber planeado?"

    Él suspira. "Pero Derek, el sufrimiento del mundo es infinito. No podemos dedicar la vida a curarlo o nos consumirá."

    "Sunita me ha enseñado más o menos lo mismo, y lo lamento si parezco ingenuo, señor Singh. Debe atribuirlo a mi inexperiencia. Pero no puedo creer que sea correcto dejar a un hombre como Saul suelto en el mundo si hay algo que yo pueda hacer al respecto. ¿Qué debemos hacer? ¿Qué puedo hacer?"

    "Por ahora te sugiero que descanses. Tengo una habitación en el piso de arriba. Familiarízate con la sensación, luego, como sabes, puedes regresar cuando quieras. Y por la mañana debes pensar que estás de regreso a casa, a tu ciudad del Norte."

    "¿Y regresar a Skye?"

    "No. Te sugiero que dejes que ese lugar se enfríe por un tiempo. Dudo que Saul siga allí, pero es posible que haya dejado marcadores para poder detectar tu regreso. Cuanto más reservado seas, mejor, o la próxima vez será una púa entre tus ojos. Recuerda, aunque nuestros espíritus son inmortales, nuestros cuerpos no lo son, y deberíamos disfrutarlos durante el mayor tiempo posible. Estoy seguro de que estás de acuerdo." Singh se frota los dedos y aparece una llave. "En tu lugar de descanso hay un muro o una valla, ¿no?"

    "Si."

    "¿Y en la cerca hay una puerta y esa puerta está cerrada?"

    "Sí. Fue como Sunita me enseñó."

    "Y como yo le enseñé." Me da la llave. "Gira esta llave en la cerradura y al otro lado de la cerca encontrarás mi lugar de descanso. Gírala en la cerradura de nuevo para regresar a tu propio lugar de descanso."

    No estoy seguro de cómo va a ayudar esto y probablemente parezca desconcertado para él. "Em... gracias. Es usted muy confiado."

    "Lo malinterpretas," dice. "Esto es sólo con fines ilustrativos y no por razones sociales. También puedo desmaterializar esa llave en cualquier momento."

    "Ah..."

    "Pero creo que yo sí confío en ti, Derek. Confío en ti lo suficiente como para darte un dato más, y es esto: no puedes regresar al mundo material desde mi lugar de descanso sin mi llave. Tampoco puedes regresar a tu propio lugar de descanso sin ella. ¿Entiendes?"

    "¿Si entiendo? No."

    "Es una peculiaridad en la forma en que están ordenadas las cosas que primero regreses a tu propio lugar de descanso y, desde allí, regreses al mundo material. ¿Me entiendes ahora?"

    "Sí, señor, como ha dicho."

    "Bien. Lo repito porque esto es muy importante. No quisiera que te quedaras atrapado allí. No uso mi lugar de descanso muy a menudo y puede pasar mucho tiempo antes de que seas descubierto."

    "Entonces tendré mucho cuidado." Pero ahora mismo me pregunto por qué querría ir allí en primer lugar, y qué posible ayuda es para mí o para Sunita.

    "Y hay algo más," dice. "Hay una diferencia entre Saul y Sunita. Sunita no puede perder sus poderes. ¿Por qué? Porque, aparte de las rabietas ocasionales, está en armonía con el universo, que en sí mismo es siempre benigno, nunca intencionalmente cruel. Nunca. Tú sientes esto, creo yo, ¿no?"

    "Sí, señor, siempre lo he sentido."

    "Bien. Cuando están en armonía, todas las cosas son autosuficientes y el universo da su energía libremente. Esta es una propiedad fundamental de la realidad. ¿Alguna vez has sentido la energía de la tierra, Derek?"

    "Sí, señor. He sentido eso."

    "Bien, entonces piensa también en esto y en lo que podría significar. ¿En cuanto a Saúl? Lo que mantiene su sintonía en ausencia de su maestro, a quien supongo que Saúl ha asesinado o lo ha repudiado, es la emoción de sus fechorías. Nada se le da a quien no está en armonía con el orden natural. ¿Entiendes? ¡Nada! Para los oscuros de corazón, para los corruptos, los codiciosos, siempre debe ser robado, tomado por la fuerza. Sin sus emociones se convertiría en un hombre común, impotente como el resto, y seguro que su karma lo alcanzará en el mundo material como un alma común. Piensa también en esto."

    Miro la llave, recordando ahora la llave que me dio Sunita. La llave de su corazón, había dicho. Está en la cadena alrededor de mi cuello. Creo que también dejaré allí la llave de su padre, para mantenerla a salvo. Son de diseño similar. Cuando las veo juntas, hago la conexión, la conexión de la que la señorita Pringle estaba hablando, y que en realidad sé dónde encontrar a Sunita, en el interior, si es que Saul no la tiene aún.

    Su padre está sonriendo. "Y si no me equivoco," dice, "también sabes qué hacer con Saúl."

    Tengo un presentimiento, pero los riesgos parecen inmensos, y le miro implorante.

    Él agita el dedo en respuesta. "No dije que sería fácil, Derek."

Capítulo 17

    Los lugares por los que entramos no son fijos y no tienen una geometría real, ¿entiendes? El muro delimitador representa solo el límite de nuestra influencia, el tamaño de nuestra burbuja, si lo deseas, en el no espacio-tiempo. Pero nuestras mentes deben hacer un patrón reconocible de la condición de límite, por lo que se manifiesta en nuestra imaginación como un muro, una cerca o un seto. Pero dentro de ese límite, somos libres de hacer lo que queramos de él, cuanto más sintonizados estemos, mayor es el espacio aparente que dominamos en virtud del puro poder que ha alcanzado la mente. También hay una mayor permanencia en las cosas que creamos cuanto más experiencia tenemos.

    Al regresar a mi propio, bastante modesto, lugar de reposo, solo encuentro el césped y la pared, y noto que hay que cortar el césped. La señorita Pringle ya no está aquí, ni la mesa a la que estaba sentada, y mucho menos mi viejo cobertizo desvencijado. Espero volver a verla, me refiero a la señorita Pringle, porque aún me quedan muchas cosas por desbloquear en la cabeza y no puedo pensar en una persona mejor que ella para hacerlo. Después de todo, esta mujer pasó la mayor parte de mis años de formación haciendo exactamente eso.

    Pero por ahora debo encontrar a Sunita. Veo la puerta e inserto en la cerradura la llave que me ha dado. La puerta se abre y paso para encontrarme dentro de un jardín amurallado mucho más generoso, esta vez con una bonita casa: ladrillos amarillos, centelleantes cristales en las ventanas, románticas persianas y esporádicas rosas. Deduzco de esto que se ha mantenido ocupada en mi ausencia. Confío en que no se aburriera demasiado esperándome, porque cuando Sunita se aburre, también se muestra de lo más petulante.

    Hay una puerta azul claro entreabierta. Entro para encontrarla reclinada en un sofá en el salón, viendo la televisión. Mi alivio es inmenso, me baña como una cálida ola. Ella no falla al notar esto, pero esconde su placer detrás de un bostezo sofocado y teatral.

    "La espera se estaba volviendo tediosa," explica. Ella mira su reloj. "Pensé que no ibas a llegar nunca aquí."

    "Lo siento. Me tomó un tiempo averiguar para qué era en realidad esa llave que me diste."

    "¿Y cómo está mi padre?" Pregunta dando a entender que sabe muy bien a quién tuve que consultar para resolverlo. Noto que su ceja se arquea con aspereza, lo que me lleva a sospechar que su relación con su padre no siempre es suave.

    Yo había tenido razón al ser cauteloso con él.

    "Parecía bastante... animado."

    Ella ríe. "También te aconsejó contra mí. ¿Te dijo que lo más probable es que estuvieras en problemas tú y no yo, que de hecho yo era tu problema?"

    "Lo hizo. ¿Me estuviste leyendo todo el tiempo?"

    Ella asiente. "Sé que estabas perdido, ansioso por mí. Pero estabas usando tus habilidades sabiamente y pensé que era mejor dejarte seguir adelante. Sabía que eventualmente encontrarías tu camino."

    Ella lo había sabido... todo el tiempo, había sabido cada uno de mis movimientos, cada uno de mis pensamientos, como siempre, incluso desde este lugar interior. Me alegro mucho de verla, de estar cerca de ella de nuevo, pero ahora me pregunto si es prudente permitir este apego cada vez más profundo. Su nivel de sintonía le da poder sobre cosas como el amor humano, el poder de elegir, el poder de negar, el poder de simplemente ignorar sus sentimientos. Ella podría desaparecer de mi vida en cualquier momento y yo tendría que lidiar con ello. ¿Podría lidiar con ello?

    Se despliega del sofá y sonríe. "No, Derek," Me abraza entonces, no dice nada por un tiempo, pero me encuentro derritiéndome mientras me abre sus pensamientos. Sunita puede ser distante, a veces fría, a veces presumida, pero se preocupa por mí, creo.

    "El rumbo al que nos dirigimos," dice, "no lo puedes imaginar. Ni yo lo puedo imaginar, pero no te dejaré solo, no habiéndote traído hasta aquí. Haremos el amor más tarde y me ocuparé de que me lo perdonas todo."

    "Cuando sentí tu alarma, temí por ti, pero luego sentí que te marchabas y supe que estabas a salvo, que solo deseabas mi propia seguridad, así que me quedé aquí. Gracias, Derek. ¿Te lastimó Saúl mucho? ?"

    "Solo un poco, y no creo que fuese su intención. Pensó que yo era el que estaba en sintonía, que podría haberlo bloqueado fácilmente, cuando en realidad no tenía ninguna posibilidad."

    Ella toma mi mano y siente el dolor con la punta de sus dedos. "Lo hiciste bien."

    "Tu padre ayudó con el dolor."

    "Quiero decir que hiciste bien en ganarte la confianza de mi padre o él no te habría ayudado a encontrarme. Siéntate. Cuéntamelo todo. Veamos si mi lectura de ti coincide con los detalles."

    Miro a mi alrededor en la casa, el detalle de la misma, los colores intensos, y estoy asombrado. Lo máximo que pude conseguir yo fue un endeble cobertizo que apenas duró cinco minutos. "Sunita, ¿cuánto tiempo podemos quedarnos dentro? Quiero decir en general."

    "Depende del grado de sintonización de uno. Nunca lo he probado, días ciertamente. Pero hay un límite a lo que uno puede hacer aquí para entretenerse, por lo que generalmente es el aburrimiento lo que dicta nuestro regreso al final."

    "¿De ahí la televisión?"

    "Sí, pero he descubierto que sólo reproduce cosas que uno ya ha visto. Y eso se vuelve muy tedioso. Menos mal que llegaste a tiempo, estaba a punto de ponerme al día con las telenovelas."

    "Pero, ¿comida y similar?"

    "¿Piensas en tu estómago en un momento como este? ¿Quieres que inventemos algún lugar para almorzar?"

    Sonrío al recordar la broma entre nosotros en Edimburgo. "Es que pensaba que no podíamos pasar muchos días sin comida, ciertamente sin agua, y el reloj está corriendo aquí, en tiempo real. Un día dentro es lo mismo que un día fuera."

    "Aquí es diferente," explica. "Aquí estamos sostenidos por la pura energía de una consciencia universal. Desde aquí siempre regresamos renovados en cuerpo y mente. Por eso lo llamo mi lugar de descanso. ¿Por qué lo preguntas?"

    "Solo curiosidad. Quiero decir, tu padre me advirtió sobre confundirme con las llaves, que era fácil quedar atrapado aquí."

    "Bueno, no me gustaría poner eso a prueba, me refiero a quedar atrapada, pero puedes estar seguro de que no moriremos de hambre. Podría ser un encarcelamiento muy largo, pero nuevamente, el aburrimiento sería nuestro único enemigo." Ella me lee ahora, curiosa. "Estás ocultando algo. ¿Qué más te dijo mi padre?"

    "He estado bloqueando ciertas cosas, sí, por temor a que Saúl pueda estar escuchando."

    "Él no tiene el mismo vínculo contigo, Derek, para hacer posible esa lectura a distancia. Ahora, no me bloquees. Necesito saberlo todo y te lo sacaré tarde o temprano."

    La dejé entrar, le revelé el consejo de su padre sobre qué hacer con Saúl. Ella me mira sin comprender durante un momento, luego se muerde el labio. Me preocupa que pueda estar enojada conmigo por persistir en esto, pero eventualmente se ríe. "Vieja cabra astuta."

    "¡Sunita! Es tu padre de quien estamos hablando."

    "¿Qué? ¿Me regañas? ¿Una hora con mi padre y de repente llevas tú los pantalones?"

    Está bromeando, pero solo en parte. "No. Mi padre tiene razón," me dice. "Hay algo que podemos hacer con Saul. Podría funcionar, pero hay riesgos, Derek. Sería cambiar las tornas con Saul, pero la última vez nos pilló completamente por sorpresa. Si volviera a hacer eso, podríamos encontramos entrando en la próxima vida, mucho antes de que ninguno de los dos esté listo para ella. Y eso sería aún más tedioso que las reposiciones de una telenovela en la televisión."

    "¿No podrías bloquearlo?"

    "¿Prevenir un cubo de hielo o un pinchazo en mi corazón? Me atrevo a decir que podría si supiera que él está allí, pero Saúl ya nos ha demostrado que puede ser muy sigiloso."

    "Sin embargo, podemos rastrearle."

    "¿Oh? ¿De repente eres un experto?"

    "Es como me dijo el mismo Saúl. Solo tenemos que escuchar el silencio, como un olor."

    Ella piensa en esto por un tiempo. "Está bien, pero cuando salgamos de aquí, debe ser en un lugar que él no pueda anticipar. Lo último que queremos es encontrarlo esperándonos. Y antes de cazarlo, debemos aprender a ocultar nuestros pensamientos sin bajar del todo las persianas. Debemos generar un ruido de enmascaramiento, como él, en lugar de silencio. Debemos volvernos tan sigilosos como él, invisibles para otros como nosotros."

    De pronto ya no estoy tan seguro. "Quizá deberíamos esperar hasta que yo esté más en sintonía."

    Pero Sunita es desafiante. "Debemos ocuparnos de él ahora o no ocuparnos en absoluto, sacarlo del camino. Porque, créeme, una vez que estés completamente sintonizado no perderé ni un minuto más haciendo otra cosa por si nos asaltan de nuevo eventos tan molestos como estos. Te tendré, Derek. Haremos el amor como nunca antes se había hecho. Esto te lo puedo prometer. Y cuando eso suceda, mejor será estar en un lugar muy tranquilo porque temo mucho por la seguridad de los transeúntes."

    Lo que ella quiere decir es que si hay algo que me falta ahora, se aprenderá a medida que avancemos. Sintonización, sigilo, lo que sea necesario. Y lo lograremos solo sobre esta base.

    O estaremos muertos.

Capítulo 18

    Me despierto en un continente diferente, en un hotel de Nueva York. Es una habitación, una cama que Sunita conoce. Dudo en preguntar al respecto y ella se niega a compartirlo, pero sospecho que es de alguna fallida aventura anterior. Es una sospecha que ella no hace nada por corregir y lo dejamos así. Habíamos comenzado a hacer el amor en una habitación amarillo claro en la casa dentro de su cabeza. Había una luz tenue y cortinas de encaje moviéndose con una brisa fresca, todo, presumo yo, como ella lo había imaginado, y hemos terminado aquí.

    Ahora es por la mañana y ella me sonríe mientras se cepilla el cabello que todavía está salvaje por nuestros esfuerzos.

    "¿Mejor ahora?" Me pregunta.

    Sí, de hecho, me siento mucho mejor. Ella cumplió su palabra y se ha encargado de que yo pueda perdonárselo todo. No sé cómo explicaremos nuestra ocupación a la gerencia del hotel, pero supongo que ella ya se ha ocupado de eso mediante el sistema informático de reserva, que incluso yo puedo sentir ahora.

    Saúl podría estar en cualquier parte del mundo. Pero tiene sentido que nos retiremos de la escena de nuestro último encuentro para dejar que se enfríe. También tiene sentido evitar los lugares silenciosos por ahora, porque es más fácil para una de las habilidades de Saúl esconderse en silencio, mucho más fácil detectar a cualquiera que bloquee en una multitud, tu silencio mental aparece como un agujero en la estructura normal de ruido mental que cubre toda la presencia humana.

    Creo que por eso fue tan fácil para él seguirnos antes. Leyó el patrón del silencio, incluso el zumbido de la tierra, y lo imitó como un camuflaje. Mi encuentro con él fue breve, pero instructivo cuanto más lo recuerdo.

    Pasamos varios días en la ciudad, estudiando el paisaje. Sunita me enseña a afinar mi conciencia hasta que sea un experto en detectar los senderos más tranquilos que identifican el cruce de individuos más tranquilos y conscientes de sí mismos. No esperamos encontrar a Saúl de esta manera, más bien es para perfeccionar las habilidades que podríamos necesitar en nuestra búsqueda.

    Entretanto, mi sintonía continúa.

    Pero a medida que nos instalamos, mi compasión por los demás comienza a dominarme de nuevo. Una noche estoy arrastrando a Sunita mientras sigo un sendero particularmente desesperado hacia el Puente de Brooklyn. Allí podemos hablar con una joven que de otro modo podría haber saltado. O más bien, no le hablamos mucho, pero siento que Sunita entra en su mente y controla su voluntad, así que ella se aleja de la barrera antes de notarlo siquiera. Y una vez que se aleja, parece recuperar la sobriedad, parece avergonzada, murmura disculpas y se aleja.

    Le pregunto a Sunita sobre esto, pero ella dice que es mejor no pensar en ello por ahora. Le pregunto si Saúl podría haber usado tal técnica para dejar indefensa a cualquier mujer que deseara usar para sus propios fines. Ella asiente, pero me cierra la mente y no da más detalles. Ésta es una técnica peligrosa, dice, y no estoy preparada para ello.

    En otra ocasión, sigo un rastro de dolor hasta un hombre tendido en un callejón. Ha sido asaltado y golpeado hasta dejarle sin sentido. En esta ocasión, mientras Sunita llama a los paramédicos, ella me mira y sé lo que está pensando. Es la misma vieja historia, la maldición de nuestra clase: no podemos ayudar a todo el mundo, Derek. Los problemas del mundo son infinitos y solo corremos el riesgo de llamar la atención en su búsqueda. Ella desmaterializa su teléfono para que no se pueda rastrear y manifiesta otro.

    "Hora de seguir adelante, creo."

    Seattle, Beijing, Hong Kong, Singapur, Riyadh. Pasamos una semana en cada una, comportándonos como turistas, sintiendo la textura de cada ciudad, y siempre termina igual, con algún acto de caridad de mi parte que corre el riesgo de llamar la atención. Con todo esto, Sunita me complace y, a medida que pasa el tiempo, empiezo a endurecerme como ella había dicho que haría. No es que llegue a evitar deliberadamente dar caridad, más bien empiezo a filtrar inconscientemente los gritos de ayuda. Es más fácil de lo que piensas; después de todo, en cualquier momento hay más gritos de ayuda de los que se pueden contar y, a medida que avanza la sintonización, el rango de la mente se amplía, acumulando potencialmente cada vez más angustia. Y un número incontable sigue siendo un número incontable, no importa cuán grande sea. Por tanto, el primer paso es dejar de intentar contar. El endurecimiento del corazón comienza como una necesidad de supervivencia y termina con una actitud que puede parecer cruel. Te pido que me perdones por ello. Ayudaré a todos donde pueda, pero ya no puedo buscar.

    Mientras viajamos, escuchamos los informes de noticias habituales y siempre hay historias de desastres accidentales: un tren descarrilado, un avión que se estrella, un masivo accidente automovilístico, una explosión de gas, el desastre de planta de energía nuclear. Y con noticias de cada uno, nos preguntamos: ¿fue Saúl?

    Cuando llegamos a París, ignoro firmemente los angustiados senderos que puedo sentir tendidos sobre la ciudad como una telaraña de dolor. No me contenta ignorar esos sentimientos, así que Sunita me sienta una noche junto al río y me permite sentir su simpatía.

    "Está bien," le digo. "Dijiste que pasaría esto. Si es el precio que debo pagar por estar contigo, no me importa pagarlo."

    "Pero ¿todavía le tienes miedo de ello?"

    "Tengo miedo, sí, pero no de retirar mi compasión. Encontraré un modo de vivir con ello si estoy seguro de que eso es todo lo que hay. Pero no quiero acabar como Saúl."

    "No lo harás. ¿Crees que yo no habría sentido eso en ti antes? Si por un momento hubiera detectado el más mínimo rastro de malicia en ti, te habría abandonado de inmediato. Pero no lo hice. Y nosotros no retiramos nuestra compasión, la reservamos. Yo aún siento compasión, pero es algo que debo controlar si no quiero perderme en el sufrimiento de los demás."

    "Oh, Derek, te estás volviendo tan exquisitamente sensible, capaz de captar la más mínima onda de pensamiento. No tenemos más remedio que sellarle nuestros corazones al dolor. No podemos hacer nada por los demás, sino esperar que encuentren su camino. Es su destino. Pero de lo que podemos protegerles es de aquellos como nosotros que les quieren hacer daño. He tenido mucho tiempo para pensar en ello y tenías razón. Saul es nuestra responsabilidad y es correcto que debamos lidiar con él."

    "Pero podría estar en cualquier parte. Hemos viajado por la mitad del mundo y no hemos encontrado ni rastro de él ni de nadie como nosotros. Podría llevar años encontrarlo."

    "Entonces debemos regresar al último lugar donde sabemos que estuvo."

    "¿Tu casa en Skye? Pero tu padre dijo que podría haber dejado marcadores allí."

    "Mi padre tiene razón. Es posible observar ubicaciones desde la distancia, lugares en los que hemos estado. Podemos sentir sutiles cambios en ellos que indican la presencia o movimiento de personas. Pero también existe la posibilidad si se ha abierto tal ventana, yo puedo sentir la corriente de aire y obtener una pista sobre su origen."

    La idea de volver a encontrarme con Saúl, de que se materialice ante mí, es aterradora, de modo que me pregunto qué estoy haciendo tratando de encontrarlo. No quiero dar la impresión de que tenemos un plan perfecto para lidiar con él. Hay un plan, pero dudo en compartirlo contigo porque es algo tan a medio formar que pensarás que estamos locos por intentarlo.

    "Sí, hay un peligro en esto," dice ella. "Por eso debemos ser rápidos."

    Mira a su alrededor en busca de transeúntes, pero no hay ninguno. Luego pone la mano en mi brazo y lo siguiente que sé es que me estoy despertando en el último lugar donde ambos queremos estar.

    Me despierto con un sobresalto, sintiéndome vulnerable por mi repentina e inesperada desnudez en la cama de Sunita. Es menos reticente y se pone de pie rápidamente. Ven, debemos ser rápidos.

    "Pero ¿por qué estamos desnudos?"

    "Porque, amor mío, esa es la forma en que normalmente terminamos cuando dormimos juntos, quiero decir... eventualmente."

    Ella se pone unos vaqueros y una camisa, instándome a levantarme. Mientras me visto, ella se mueve por la casa, sintiendo un residuo de la antigua presencia de Saúl, cualquier cosa que pueda delatarlo. Para cuando salgo de la habitación y busco mi otro zapato, Sunita ha terminado de recorrer la casa y me tranquiliza: "No estoy segura, pero lo siente limpio. No hay nada. No dejó nada."

    Regreso a la cocina, veo la silla en la que ella había estado sentada y la mesa en la que Saúl me inmovilizó la mano. Las tazas que usamos para el café están limpias y colocadas sobre el escurridor. Qué amable de su parte.

    "Nada excepto eso," le digo señalando una nota adhesiva amarilla fijada en medio de la mesa. En ella está escrito un código de seis dígitos, mitad números y mitad letras. Debajo está el nombre de Saul y una cara sonriente.

    Creo que sé lo que es: "Parece un número de vuelo."

    "Sí, Derek. También, creo, es una invitación."

    "¿Invitación?"

    “Cuando estamos aburridos, inventamos juegos para divertirnos. Parece que Saul está jugando con nosotros."

    "¿Juegos? No te dejes engañar. La última vez que estuve con Saul tuve la impresión de que solo quería una cosa de nosotros y eso eras tú."

Capítulo 19

    Podemos leer la mente, Sunita y yo. Podemos manifestar pequeños objetos, dispositivos, herramientas, manifestar riqueza sin límite; podemos interferir con cualquier cosa informatizada incluso a distancia al encontrar sus conexiones de red local; podemos desaparecer en el aire todo el tiempo que queramos, y podemos reaparecer más o menos en cualquier lugar que nos resulte familiar tras haber dormido allí. Es irritante entonces que si una mente se nos cierra o se vuelve inaccesible por la distancia o el diseño, estemos tan despistados como cualquier otra persona cuando intentamos predecir las intenciones de alguien. Nos quedamos adivinando.

    Consulto mi teléfono, busco el número de vuelo. "Es un servicio diario. Manchester a Frankfurt. ¿Nos está diciendo que estará en ese avión?"

    "Si es así," dice Sunita, "preferiría no volar con él."

    "¿Tiene intención de estrellarlo?"

    "¿Por qué no? Seguramente es capaz de hacerlo. Después de todo, es sólo un paso moderado desde el descarrilamiento de un tren."

    "Entonces es un reto. Quiere que tratemos de evitarlo. Nos reta a subir a ese avión."

    Ella se estremece al pensarlo. "Esa es mi primera impresión, sí. Pero no tiene sentido. Después de todo, ¿cómo podemos evitar que se estrelle? Una vez que cause un mal funcionamiento en el aire, no podemos repararlo. Terminaríamos teniendo que escapar de la misma manera que él, dejando que todos los demás perezcan. Parece que no tiene sentido."

    "Podríamos detener el avión de forma segura en el suelo, perforarlo o algo."

    "¿Pero qué día? ¿Vamos a establecer residencia en el aeropuerto de Manchester con el único objetivo de evitar que ese vuelo salga indefinidamente?"

    Admito que suena ridículo. "Pero ¿qué otra cosa nos quiere decir con esto?"

    Sunita mira a su alrededor, siente un escalofrío de repente y se abraza. Yo también estoy nervioso y lejos de sentirme cómodo estando aquí de nuevo, pero no sé cuánto de mi miedo es imaginación. "¿Sientes algo?"

    Ella se estremece. "Oh, solo me preguntaba. ¿Cómo se sentirá él cuando hayamos leído esto? Llevamos fuera más de un mes. Quizá él esté vigilando este espacio después de todo."

    "Bueno, puede ser, pero a menos que haya encontrado una forma diferente de moverse, deberíamos tener un poco de tiempo antes de que él llegue aquí. ¿Y por qué iba a venir sabiendo que probablemente ya nos habremos ido para cuando llegue?"

    "Bueno, sí, exactamente, a menos que..."

    "¿Qué?"

    "¿Y si él... tuviera el descaro de... dormir aquí?"

    Lo siento antes de verlo, como un oscurecimiento en mi cabeza y un nudo en mi estómago, una especie de autodefensa psíquica que golpea el recuerdo de alguna herida pasada. Entonces Saul aparece enmarcado en la puerta del dormitorio.

    Luego es verdad. Durmió aquí esa noche. No le tenía miedo a Sunita y era lo bastante valiente como para dormir en su cama, convirtiendo esta casa en un portal por el que podría pasar en cualquier momento.

    Instintivamente, aparto las manos de la mesa. Saúl sonríe ante esto. Obviamente, podría sujetarme fácilmente a la silla clavándome las piernas, aunque espero tener suficiente poder ahora para bloquear sus manifestaciones. Nuestras mentes están cerradas, la de Sunita y la mía, las persianas se han cerrado de golpe y, lamentablemente, también mutuamente. Necesitamos trabajar en esto, encontrar algún canal de comunicación seguro que podamos mantener abierto mientras bloqueamos otros.

    Sunita lo mira fijamente y no dice nada.

    "Este es el trato," dice. "Te abres a mí," mirando a Sunita. "O continuaré con mi emocionante búsqueda de emociones durante toda mi vida. O tal vez simplemente vea los aviones explotar en el cielo sobre mi cabeza. Increíblemente fácil de hacer, ya sabes. Mi propia exhibición personal de fuegos artificiales."

    "¿Por qué debería importarnos?" dice ella. "Sabes que la gente como nosotros no tiene compasión por los demás."

    "Bueno, buen intento, cariño, pero sé que hay compasión en los dos, porque la he sentido y me enferma. Y sé que me has estado buscando, intentando detenerme. Así que, ¿qué decides?"

    A estas alturas tengo una idea clara de lo que significa "abrirse" para él, y obviamente no estoy contento con ello, pero Sunita se encoge de hombros y sonríe informalmente. "Está bien," dice ella.

    Saúl se sorprende. "¿Qué?"

    "¿Por qué no? Eres un hombre guapo. Estoy segura de que será divertido."

    Saul piensa en esto, sospecha que hay un engaño, y tendría razón, al menos eso espero. "Estás tratando de protegerle," dice. "Bueno, eso es muy noble, Sunita, pero os querré a ambos, y de la forma que yo elija. Y podría ser duro."

    Otra vez el encogimiento de hombros. "Claro. No creas que no he sentido eso en ti. De hecho, probablemente pueda mostrarte formas en las que no has pensado en ti mismo. En cuanto a Derek, ahora está completamente sintonizado y puede cuidarse solo."

    Una punta de metal aterriza suavemente en mi muslo y hace ruido en el suelo. De hecho, Saúl había intentado clavarme a la silla con ella. Pero yo estoy bloqueando con todo lo que tengo y cualquier cosa que él intente manifestar dentro de mí es rechazada hacia el exterior de mi escudo. No estoy completamente sintonizado, Sunita está fanfarroneando en ese sentido, pero parece que soy más fuerte de lo que era. La pregunta es ¿cuánto tiempo puedo mantenerlo?

    ¿Y qué está pensando ella?

    No puedo creer lo tranquila que está, lo compuesta.

    Incluso si ella se entrega a Saul, él seguirá buscando emociones a su manera destructiva, porque esa es su naturaleza, todo esto presumiblemente después de que haya encontrado una manera de matarnos a los dos. Así que esto no es lo que ella piensa hacer, quiero decir entregarse a él. Ella quiere engañarle, burlarle de alguna manera. Me pregunto si está pensando en nuestro plan original.

    "Estamos perdiendo el tiempo, Saul," ella le tiende la mano. "¿O eres uno de estos hombres que son todo charla?" Luego a mí. "¿Derek? Un poco de privacidad si no te importa."

    Ella está, está pensando en ello.

    "No," dice Saul. "No lo entiendes, cariño. Primero te abres, mantienes tu mente abierta de par en par, ¿entiendes? Luego puedo hacer desfilar tus bonitos huesos como una marioneta. Control total. Ya sabes cómo funciona. Estás ahí, pero no hay una maldita cosa que puedas hacer. No tienes poder sobre tu cuerpo, solo el que yo permito. Lo que queda de ti es dejado en un rincón de tu cabeza, observando mientras yo deambulo tan libremente como quiero, tanto dentro y fuera."

    Sunita piensa en esto. "Bueno, claramente Saul, encuentro esa opción bastante poco atractiva, y obviamente no va a suceder. Cualquier hombre que viene a mí como amante, lo hace en igualdad de condiciones o no lo hace en absoluto, como Derek puede testificar." Nuevamente ella le ofrece la mano. "Pero aún así iré contigo en igualdad de condiciones. ¿Qué dices?"

    "Y harías eso, ¿por qué? Convénceme de por qué querrías hacerlo."

    “Porque unas pocas horas conmigo, Saul, podrían desencadenar una fase diferente de tu sintonía, una más permanente, una más sana. Podría traerte de vuelta a la luz. Apartarte de la oscuridad. Y eso nos ahorraría a Derek y a mí un montón de problemas."

    "Dudo que eso funcione," dice él.

    Pero está tentado. ¿Qué hombre no lo estaría? Pero claramente no está pensando con claridad y observo con cierta satisfacción cómo se acerca a ella y le toma la mano. No tengo miedo de que él la toque, todo lo contrario ahora. Piensas que tal vez debería volcar la mesa con indignación en este punto, cualquiera con medio ego lo haría. Pero no es así. ¿Y por qué?

    Porque en cuanto la toque ambos desaparecerán. Sunita simplemente entrará con él, lo llevará a su lugar de descanso y luego volverá a salir, dejándolo allí. Y sin la llave de su puerta, permanecerá allí todo el tiempo que ella elija. Un año podría servir. Quizá dos para estar a salvo. Y cuando ella regrese a por él, si no se ha vuelto loco por el aburrimiento en ese tiempo, ella lo traerá de regreso como un hombre común, con los poderes agotados y en su mayoría inofensivo, o al menos no letal de un modo sobrenatural.

    No estoy pensando en esto, ¿entiendes? Solo te lo digo después del hecho, que así es como irán las cosas, o más bien deberían haber ido. No cedo ninguno de estos pensamientos, pero él siente el peligro en ella al final, retira la mano y asiente. Luego señala la nota que está sobre la mesa. "El próximo vuelo es mañana," dice.

    "Ah y ¿Sunita?" Hace un gesto hacia el dormitorio. "Bonita ropa interior."

Capítulo 20

    Nos quedamos bien atrás en la playa y observamos cómo se quema la casa. Sunita ya no tiene más uso para ella ahora y ha le prendido fuego por todas partes, manifestando más donde lo considera oportuno. Yo no había pensado en esta habilidad hasta ahora, la habilidad de manifestar llamas, pero es la más fácil de todas las cosas, requiriendo solo el pensamiento de combustión y su proyección en el espacio. La llama, por supuesto, toma su propia forma. También es útil para rechazar el contacto con otra persona, no inmolarla, por supuesto, sino aplicar una descarga de calor en su dirección, aunque esto no funcionará con Saul.

    La casa la hace sentir sucia, dice ella, así la purga con una llama purificadora, pero su pérdida la entristece. Se había encariñado con ella y hay una pesadez en Sunita mientras la vemos arder. Cuando uno puede cambiar de enfoque entrando y saliendo como nosotros, es más reconfortante tener un lugar convencional en el mundo al que poder llamar hogar.

    "Te buscaremos otro lugar," le digo.

    Ella asiente, toma mi mano y a continuación... estamos despertando en su apartamento, del paseo marítimo junto a los viejos muelles.

    Pasa mucho tiempo en la ducha, hasta que el crepúsculo se convierte en una ardiente puesta de sol. Yo estoy mirando los últimos destellos cuando ella sale vestida con un albornoz y con aspecto pensativo.

    "Yo no habría ido con él," dice ella. "¿Lo sabías? Quiero decir, no de esa manera, no de la manera que él estaba sugiriendo."

    "Lo sé. Sabía lo que estabas planeando. Casi funcionó."

    Ella sonríe. "Creo que no, Derek. Fuimos torpes y descuidados. Otra vez. Pero claramente te has endurecidol y ahora puedes resistir sus intentos de lastimarte físicamente, al menos mientras no le des la espalda."

    "Eso es flaco consuelo. El sigilo de Saul me preocupa. También me preocupa esta extraña obsesión que tiene por ti."

    "Sé cuidar de mí misma, Derek."

    Estoy negando con la cabeza. “No puedes mentirme Sunita, aunque sea para proteger mis sentimientos. Sé que él te preocupa." Pero es inútil insistir en esto. "¿Qué vamos a hacer con el vuelo de mañana?"

    "Lo he cancelado," dice. "Las dificultades técnicas se enumeran en los diagnósticos informáticos. Pasarán el día desmontando ese avión y volviéndolo a montat. Lamento tener que causarles tanto trabajo. Pero nadie va a tomar ese vuelo mañana."

    Me alivia saber que tampoco nosotros subiremos a bordo. "¿Es esta la nueva Sunita compasiva?"

    Ella ríe. "No. Es la Sunita que va a atrapar a Saul, de alguna manera."

    "Él no podría,... ya sabes. No habría forma de que realmente pudiera... forzarse dentro de ti, ¿no?"

    "Ninguno de nosotros es invencible, Derek. Y tenías razón, él me preocupa. Por supuesto que sí. Un hombre como Saúl podría haber encontrado una manera de irrumpir. Pero si yo me hubiera sentido cediendo de esa manera, preferiría haber manifestado un carámbano en mi propio cerebro que dejarle triunfar."

    El sol se apaga con un último destello. "No estamos más cerca de atraparlo, ¿verdad?"

    "No te desanimes, amor mío. Mira el lado bueno, estamos al menos otro día más cerca de tu sintonía."

    "Si yo fuese más fuerte, podría ser de más ayuda para ti. Pero tengo la impresión de que, además de atrapar a Saul, tienes que vigilarme para protegerme."

    "Te falta confianza, Derek. Esa es tu única debilidad. Te olvidas de lo lejos que has llegado."

    "No tan lejos como él."

    "Pero ya has ido mucho más lejos. ¿No lo ves? Tu sintonía será permanente. La de él nunca lo será."

    Permanente o no, la pura fuerza muscular de su sintonía es como un tsunami. Sentí su presión al tratar de bloquearle, al trata de bloquear sus diabólicas manifestaciones, y no podría haber resistido por mucho tiempo. Una cosa así es como un concurso de miradas, y el primero en parpadear muere.

    "No lo entiendo, Sunita. El camino por el que él camina es insostenible. Es como nosotros intentando hacer el bien, el hambre es insaciable y nos destruirá a menos que nos retiremos de ella. Pero debe ser lo mismo para él, solo que a la inversa. Cuantas más emociones experimente, más necesitará, y cada vez deberá más grande y más peligrosa. Debe agotarse tarde o temprano."

    "Supongo que eso es cierto, pero podrían pasar décadas para eso. Imagina el daño que puede hacer en todo ese tiempo. ¿O estás sugiriendo que le dejemos en paz, como estoy segura de que le gustaría que hiciéramos?"

    De hecho, esto es exactamente lo que estoy pensando. Es extraño lo dispuesto que estoy a ayudar a los demás cuando no hay peligro para mí. Ahora prefiero esconderme y mandar al diablo mi compasión.

    Sunita sonríe al leer el conflicto en mí. "Bienvenido a mi mundo," dice.

    "¿Qué vamos a hacer?"

    "Bueno, por la mañana deberíamos recoger mi coche nuevo, luego podemos ir al aeropuerto y asegurarnos de que el avión no despega. Si Saul tiene la intención de embarcar, estará en algún lugar de su vecindad."

    "De acuerdo."

    Su teléfono emite un chirrido urgente. Lo consulta, no reconoce el tono de llamada. "Ah, qué considerado de su parte."

    "¿Que es eso?"

    "Saul. Ha encontrado mi dirección de correo electrónico. Nos ha enviado tarjetas de embarque para imprimir para mañana." Mueve la mano sobre la mesa y se manifiestan: "Veo que estamos en la misma fila de tres. A tí te toca la ventana, yo estoy en el pasillo."

    "¿Y en el medio?"

    Ella levanta las cejas. "Hay una posibilidad interesante," dice. "Me pregunto si lo dice en serio. Quizá deberíamos dejar que ese avión despegue después de todo."

    Yo me temía que ella fuese a decir eso, pero antes de que pueda leerme, su teléfono comienza a sonar. Ella no reconoce el número. Sunita frunce el ceño, lo desmaterializa.

    Observo que no hay tarjetas de embarque para volver. "En cualquier caso, no las vamos a necesitar," dice ella. "Ahora deberías hacer lo mismo con tu teléfono. Deshazte de él. Es posible que Saúl pueda rastrearlos y prefiero descansar tranquilamente esta noche. Conseguiremos unos nuevos por la mañana."

    Miro a mi alrededor y siento un escalofrío repentino. Sunita me tranquiliza: "Hasta donde yo sé, él nunca ha dormido aquí. Creo que, a este respecto, mi apartamento sigue siendo privado. ¿O prefieres que entremos al refugio hasta la mañana?."

    Sé que es una cobardía, sé que nuestro lugar es estar en el mundo, no escondernos para siempre de él dentro de nuestra imaginación, pero no puedo evitarlo. "¿Tu refugio o el mio?"

    Ella sonríe. "El mío, creo, a menos que hayas estado ocupado con la construcción por tu cuenta en mi ausencia, aunque espero que lo hagas algún día, amor mío." Ella me toma del brazo, se prepara para entrar, vacila un momento cuando siente mi miedo. "Ven, déjame distraerte con algunas de esas cosas que le estaba contando a Saúl."

    "¿Cosas?"

    "Los que le dije que él no podía imaginar, Derek."

    Le vuelvo a tomar la mano: hay momentos en los que desearía poder quedarme dentro de ella para siempre.

Capítulo 21

    A Sunita le gusta la sensación de su nuevo coche. Tiene una complejidad y una masa vertiginosa más allá de cualquier cosa que ella misma pueda manifestar. Mientras conduce, le cuento cómo su padre manifestó un reloj plenamente funcional.

    "Debemos tener un conocimiento íntimo de una cosa," explica, antes de que podamos manifestarla. "Y mi padre sabe de relojes."

    No hay nada en su tono que sugiera afecto o antagonismo cuando habla de él y, por supuesto, sus pensamientos sobre el tema están cuidadosamente guardados. Pero aún así me pregunto, y me atrevo a hacer la pregunta de manera más directa: "Sunita, ¿tú y tu padre...?"

    "Tienes razón," dice ella leyendo la parte tácita de mi pregunta. "Tenemos ciertos problemas. Pero básicamente estos se reducen al hecho de que no nos entendemos, por lo que en ese sentido no somos diferentes a la mayoría de las familias."

    Ella aún es cautelosa en su respuesta y yo no me atrevo a más, sino que introduzco en su lugar un cambio de tema poco sutil, todavía sobre el tema de la manifestación de la materia. "Tu casa, en tu lugar de descanso, manifestaste algo. Era una estructura grande y compleja."

    "El interior de nosotros es diferente. Podemos manifestar cualquier cosa allí. De hecho, como sabes, debemos manifestar todo lo que hay o no habría nada. Sólo lo físico nos restringe, como restringe el alcance de nuestras mentes."

    "Y si logramos traer a Saúl dentro, ¿no puede lastimarnos allí?"

    "No, Derek. La interacción en el interior es solo por consentimiento. Él quedará detenido allí, eso es todo. No podemos tocarle físicamente y él no puede tocarnos."

    "Pero anoche... tú y yo..."

    "¿Hacer el amor? Derek, eso fue por consentimiento mutuo. Créeme, el interior es un lugar seguro aunque pertenezca a otra persona. Sólo en el mundo material somos vulnerables al daño."

    Detecto una impaciencia en ella ahora. Está pensando en el futuro, en el aeropuerto, en lo que vamos a hacer, y mis preguntas no son útiles. Sueno como un molesto crío que no para de preguntar «¿por qué?»

    No tenemos un plan claro, excepto ocupar nuestros asientos en el avión, los asientos que Saúl ha elegido para nosotros, y esperar qué sentimos. Pero hay una creciente sensación de desesperación en ello, la esperanza de que Saúl no tenga la previsión de ver el peligro por sí mismo.

    Él se sentará entre nosotros. Sunita colocará una mano en su brazo y desparecen. Le llevará a su lugar de descanso y lo dejará allí hasta que se debilite. Sí, suena simple, ¿no? Pero estamos hablando de Saul. Así que tal vez esto sea más simplista que simple.

    El sol está bajo en la mañana por la autopista mientras nos dirigimos al Sur hacia Manchester. Ella se desliza un par de gafas, se recuesta en su asiento y, después de echar un rápido vistazo en busca de policías, planta el pie en el suelo. El vehículo da un tenue rugido y alcanza los ciento veinte en el tiempo que tardo en parpadear.

    "¿Aún te gustan algunas de las emociones del mundo material, entonces?" Pregunto con los pies ligeramente apoyados.

    "Oh si." Ella me concede una sonrisa. "Más incluso desde que te conocí, pero solo porque desde que te conocí el mundo no me ha parecido tan aburrido."

    "Será mejor que me mantengas cerca entonces."

    "Tengo esa intención, Derek. Créeme, tengo esa intención."

    Que el coche llegue a ciento veinte parece no impresionarla durante mucho tiempo y siento que ella pisa el acelerador un poco más. Hay abundancia en reserva y quedo oprimido en el asiento mientras el velocímetro se enciende brevemente en rojo. Pero hay un coche de policía más adelante y Sunita reduce la velocidad rápidamente.

    "No tiene sentido llamar la atención," dice. "Recuerda, Derek: la regla de oro de nuestra clase es la discreción en todo momento."

    Nuestro vuelo sale a las 10:00. Ahora estoy sentado en la sala del aeropuerto, pálido, me tiemblan un poco las manos. Mi vecino, un anciano alegre vestido como un médico rural con un traje de tweed, me asegura que estaremos en Frankfurt antes de que hayan tenido tiempo de servir las bebidas, y que no debería preocuparme. No comprende del todo la naturaleza de mis preocupaciones, y yo no la aclaro, pero le agradezco el consejo.

    Sunita parece sombría mientras me lee. Observo que los asientos del salón se llenan y, por cada alma que se sienta, creo que su vida está en nuestras manos esta mañana. Estoy pensando que si Saul causa un mal funcionamiento de la aeronave, tendré que escuchar sus gritos hasta el final, o al menos hasta el momento en que salga. Y luego, ¿cómo me sentiré al salvar mi propio pellejo y sabiendo que podría haber salvado el de ellos al no permitir que el vuelo abandonara el suelo?

    Estoy pensando: ¿no es demasiado tarde para detener esto, Sunita? Jugar un juego peligroso es una cosa, pero hacerlo con todas estas vidas inocentes es otra muy distinta.

    Ella responde de la misma manera: que el avión no va a despegar con nosotros a bordo. Que en cuanto Saúl se siente entre nosotros, ella le sonreirá con seductora dulzura, pondrá su mano encima de la de él y eso será todo.

    Eso esperamos.

    El fin de semana, me recuerda, estaremos explorando las Tierras Altas en busca de otro acogedor refugio para reemplazar el que hemos perdido, y donde finalmente podremos unirnos como ella pretende.

    Aunque los planes mejor trazados...

    El anciano claramente me ha adoptado por simpatía y charla conmigo tontamente, incluso después de que llaman a nuestro vuelo y nos dirigimos al embarque. Quiere dejar de pensar en el viaje y se queda pegado a mi codo. Sunita se permite una risa discreta ante su dulzura. Saulo no aparece por ninguna parte, ni lo sentimos como un rastro de silencio en medio del ruido, pese que ambos escuchamos con atención. Quizá tenga la intención de no presentarse. Quizá simplemente quiere que viajemos a Frankfurt.

    Pero entonces, ¿por qué estos asientos en particular?

    Siento que quiero caminar hacia atrás, alejarme del avión. El túnel de abordaje se vuelve aún más claustrofóbico por el anciano caballero parloteando y evitando que yo sintonice más de lo que está pensando Sunita.

    Quizá Saúl ya está a bordo.

    Estamos sentados cerca de la parte trasera del avión, pero estamos entre los últimos en embarcar, por lo que tenemos una buena oportunidad de escanear a los pasajeros mientras bajamos. Los aviones no pueden ser tan estrechos como este. ¿Y toda esta gente?

    Saul no está aquí.

    Ocupamos nuestros asientos: yo junto a la ventana, Sunita junto al pasillo, hay un asiento vacío entre nosotros. Pero ¿qué es esto? El anciano nos ha seguido y se aprieta entre nosotros. ¿No puede dejarme en paz?

    Le pregunto: "¿Estás seguro de que este es su asiento?"

    Comprueba su tarjeta de embarque, me la deja ver. Sí, está en el asiento correcto. "Aunque no me importa intercambiar con alguno de ustedes," dice. "Si desean sentarse juntos."

    No sé qué está pasando ahora. El juego se ha vuelto demasiado complejo, las posibilidades son demasiadas para predecirlas. Y yo pienso, rómpelo Sunita, rompe el maldito avión, porque no vamos a arriesguemos a despegar en él. Estábamos tan seguros de que el asiento del medio era para Saúl.

    Me siento a lo largo del avión con mi mente, a lo largo de la estructura. Siento una mezcla de paneles de aluminio alarmantemente delgados, remaches, tuberías y cables, y una loca y vibrante supernova de actividad electrónica e informática, pero interferir con algo de eso podría no afectar el avión ni ser notado hasta que estemos en el aire. ¿Los neumáticos entonces? ¡Revienta un neumático! Pero no puedo encontrarlo y ahora el avión se está moviendo y la azafata está al frente demostrando qué hacer con nuestro chaleco salvavidas. Me temo que serán de poca utilidad después de una inmersión desde diez mil metros en el Mar del Norte.

    Hay un rugido ahogado y el avión se tambalea un poco hacia un lado, hay gritos. El avión se detiene y los motores se reducen a un silencio más reconfortante. Sunita me está mirando, ha encontrado el neumático.

    Escaneamos la cabina.

    Siento una onda de algo ahora, un olor a silencio en el tintineante paisaje psíquico que nos rodea. Entonces siento un vacío a mi lado. No es que el anciano haya desaparecido. Es más que ya no puedo sentir sus pensamientos. ¿Me está bloqueando? ¿Es este hombre también uno de los nuestros y no lo hemos reconocido? Sunita también lo siente, está perpleja. Pero los ojos del anciano están cerrados y está sentado muy quieto.

    Ella estira el brazo gentilmente y le toca la muñeca. "¿Señor?"

    Nada.

    El hombre esta muerto.

Capítulo 22

    No sentí dolor en él antes de que muriera, que es la única bendición en la que puedo pensar dadas las circunstancias. La habría sentido, estoy seguro, la alarma del dolor si él hubiera sufrido. Pero era como si se hubiera apagado o le hubieran apagado. ¿Y el propósito de Saúl en esto? No lo sé, pero un hombre muerto en un vuelo comercial causa un alboroto considerable, y los que están sentados a su lado se vuelven de gran interés para las autoridades. Una vez más, no sé por qué Saúl querría esto.

    El comandante ordena la evacuación del avión, se abren las puertas y se convocan vehículos desde la terminal para recogernos. Durante un rato, Sunita y yo nos quedamos sentados, la cabina se ha oscurecido claustrofóbicamente, hay cuerpos empujándose en busca de las salidas. Veo por la ventana un autobús que viene a sacarnos a todos. ¿Es este caos una distracción intencionada? ¿Dónde está Saul en todo esto? Seguramente incluso un hombre de sus habilidades no puede detener un corazón de cualquier parte del mundo, simplemente con pensarlo.

    Debe de estar cerca.

    Nuestro dilema es este: ¿abandonamos el avión, dejamos al hombre muerto, buscamos un lugar donde no nos vean y entramos con seguridad en nuestro interior, o nos quedamos y salimos de esta peculiar situación? ¿Qué esperaba Saúl que hiciéramos? Si supiera con seguridad que íbamos hacer lo contrario, pero como siempre, en lo que a él respecta, no puedo comprenderle en absoluto.

    A medida que el número de pasajeros disminuye, se acerca una azafata. Sunita toma la decisión de llamar su atención. "Creo que este caballero está muerto," dice.

    La azafata se pone muy pálida. Leo consternación y una incapacidad para comprender cómo va a cubrir ella esto en su papeleo y aún así mantener un horario de castigo. Definitivamente le hemos estropeado el día. Es más bien una belleza, como suelen ser las azafatas, pero detrás de esa sonrisa detecto un decepcionantemente mediocre nivel de compasión.

    Sunita consigue abandonar el asiento, mientras que yo sigo atrapado por la considerable circunferencia del caballero. Tendría que trepar literalmente por encima de él para liberarme y esto parece una falta de respeto. Me pregunto si esto es parte del plan de Saul, porque ahora estoy a más de un brazo de distancia de Sunita, es difícil escapar juntos al refugio así. Le digo a ella que se vaya, que salga del avión, que escape, que desaparezca, pero ella teme que esto sea lo que Saúl espera, así que se queda conmigo. Yo no puedo desembarcar hasta que el hombre sea retirado por los paramédicos, momento en el que nuestros rostros serán bien conocidos, nuestros nombres serán anotados, el interés de las autoridades será atraído. ¡Incluso podríamos ser recordados del incidente con el tren descarrilado!

    Quizá te estés preguntando por qué no pasamos dentro y desaparecemos allí mismo delante de todos. Pero al preguntarte esto, también te estás olvidando que Sunita y yo no debemos hacer ningún daño, y desaparecer en el aire frente a tanta gente les resultaría impactante, posiblemente perjudicial. Sí, sé que desaparecimos delante de los supuestos ladrones de coches, pero ellos nos amenazaron con violencia y obviamente eran malas personas, y se lo merecían. También es muy probable que se nos observe por cámara aquí, y tal cosa difícilmente sería discreta.

    El autobús se llena de pasajeros y parte, pero Sunita y yo quedamos atrapados a bordo por el alboroto que rodea al anciano fallecido.

    "Vete, Sunita."

    "No, Derek."

    "¿Cómo sabemos que Saúl no tiene la intención de mantenernos a los dos a bordo? ¿Y si él... prende fuego al avión o algo así?"

    "Si hubiera querido eso, el anciano caballero habría sido puesto en el asiento del pasillo, atrapándonos a los dos. Y en caso de incendio, no nos importaría quién nos viera desaparecer. Sería más bien cuestión del daño menor, más que de ningún daño. Escucha, estamos más seguros haciendo lo que él menos espera. Pero al menos el avión está seguro. Una vida a cambio de tantas no parece un mal negocio. Aunque es una pena. Parecía un buen hombre. Oh, los dilemas de la existencia, Derek. ¿No es mejor que los trascendamos?"

    Llegan los paramédicos. Se confirma la muerte y se saca al hombre en camilla de la cabina.

    Desconcertados y muy alerta ahora, Suntia y yo nos preparamos para desembarcar por fin. Al acercarnos a la salida, entran dos policías uniformados. Uno de ellos lleva una chaqueta de alta visibilidad y una ametralladora. Las azafatas parecen avergonzadas y evitan el contacto visual con nosotros. Toco el brazo de Sunita y le lanzo una mirada para transmitir mi sensación de que este podría ser el momento de desaparecer y al diablo con dañar la salud mental de cualquiera. Ella responde apartando suavemente mi brazo a un lado. Podemos manejar esto, dice. Podemos salir de esta con un farol.

    Sunita suspira, tranquila, pero cada vez más impaciente. "Probablemente nos separen para interrogarnos," transmite. "Ten cuidado con lo que dices. Pero recuerda también que no pueden hacernos daño. Lo peor que puede pasar es que descubran nuestra identidad y que tengamos el inconveniente de crear otras nuevas. Tan pronto como sea posible para ti entrar al refugio discretamente hazlo y nos volveremos a encontrar en mi casa. ¿De acuerdo?"

    "Muy bien."

    Nos privan de nuestros pasaportes y los agentes de seguridad nos invitan a una entrevista. El tono es cortés, pero puedo leer la comprensible sospecha en ellos. El policía armado ha dormido mal, se ha perdido el desayuno y está a un pelo de ponerse irritable. Un automóvil negro se acerca mientras descendemos los escalones del avión. La puerta trasera es abierta por un bruto de hombre vestido de paisano y, con un último guiño alegre hacia mí, Sunita se desliza dentro. "Te veré en el otro lado," transmite, y luego: "Entretanto, sé lo más discreto posible por tu cuenta. Yo haré lo mismo."

    Hago ademán de seguirla, pero no puedo hacerlo porque la mano del hombre me oprime con fuerza el pecho. Él se desliza al lado de Sunita y el coche se aleja a gran velocidad.

    Otro coche se detiene para mí. Y todo el tiempo me pregunto si esto es lo que pretendía Saúl, separarnos en un lugar público y bajo un mayor escrutinio. ¿O era simplemente para demostrar su destreza al despachar remotamente a un hombre inocente? ¿Qué posible emoción hay en esto para él? ¿Cómo lo acerca eso a su objetivo de llevarse a Sunita?

    Me acompaña otro bruto mientras aceleramos de regreso a la terminal. Él está callado y yo solo leo aburrimiento en él. Pasamos por la terminal y atravesamos un laberinto de otros edificios.

    "¿Adónde vamos exactamente?"

    "Solo rutina, señor. No hay nada de qué preocuparse."

    En realidad él no lo sabe, no le importa si estoy preocupado siempre y cuando sea dócil. Le siento evaluándome, su instinto lee el tono de mi voz, mi lenguaje corporal. Le preocupo un poco. Estoy sentado demasiado erguido, demasiado confiado, no lo bastante sumiso como para pasar como su habitual Juan Público arrancado de la calle. No me había dado cuenta del efecto de la sintonía en mi porte exterior y me hundo sumisamente un poco más en el asiento, adopto un tono más manso. El hombre se relaja. Luego recibe un mensaje por el auricular que lo irrita momentáneamente. Nos están dirigiendo fuera del aeropuerto hacia algún lugar de la ciudad. Comparto su irritación. Lo único que quiero es un momento a solas, luego puedo entrar discretamente y esperar a que Sunita haga lo mismo.

    Ahora estamos en un polígono industrial al norte de Manchester, un vasto complejo de oficinas y almacenes, todos prácticamente iguales. Paramos fuera de uno de ellos. El coche en el que se llevaron a Sunita no está aquí. Me acompañan a través de una serie de puertas de vidrio, cada una de las cuales requiere acceso con tarjeta, y me entregan a las entrañas de algún tipo de centro de operaciones. Es todo paredes grises y más vidrio, y una alfombra azul uniforme. Veo gente en el trabajo vestida de civil, tecleando en los orfenadores. Podría haber sido la oficina de un banco o un supermercado por lo que uno puede decir, el paisaje psíquico es una mezcla similar de industria, frustración y el constante zumbido de fondo del más arquetípico de todos los patrones mentales humanos: abyecto aburrimiento.

    Noto que probablemente hay edificios como este esparcidos por todo el país, de hecho, por todo el mundo, reuniendo inteligencia, no tanto contra las maquinaciones de cobardes potencias extranjeras, sino contra el idiota común, el idiota ideológicamente innato que se suelta en un lugar público con un machete o un Kalashnikhov. Pero los recursos son limitados, el dinero se gana con dificultad; deben priorizar, deben economizar. En resumen, deben evaluar los riesgos.

    Una sala llana ahora, mesa y dos sillas, monitores en la pared, una cámara, una sala de videoconferencia con paredes a prueba de balas. Hay un bruto junto a la pared con las manos cruzadas sobre sus vulnerabilidades, aunque sospecho que también estas están hechas de hierro. Me divierto disolviendo el alfiler que sujeta la correa de su reloj. El reloj es pesado, con múltiples diales, y cae al suelo con un sonido satisfactoriamente sólido. Lo está recogiendo cuando entra la mujer.

    Ella es la detective inspectora Miranda McWhillans, Mandy para sus compañeros cuando está fuera de servicio, pero estrictamente señora el resto del tiempo. Lleva una blusa de seda color crema, un traje de un gris fúnebre, una falda cortada por encima de la rodilla, cabello oscuro, piel de marfil. Hay un aire de quietud en ella, pero por dentro detecto una madeja de nervios. Si escucho atentamente con la mente, puedo sentir los latidos de su corazón; este es fino y rápido, como un conejo asustado. Esto es inesperado, el contrapunto de algo peligroso.

    Ella sostiene mi pasaporte entre los papeles frente al pecho. No sonríe. "Siéntate," me dice.

    Ella es cortante, todo seriedad.

    Me siento, ella se sienta frente a mí, aparentemente relajada y reclinada hacia atrás, pero por lo que he sentido en ella, sé que esto es una actuación, su casual indiferencia hacia mí es más una herramienta que la verdad. En cuanto al matón, le da vergüenza que ella le haya encontrado inclinándose por su reloj. Siente un gran deseo por ella, ¿y qué hombre no lo haría? ¡Interesante! Probablemente le agradaría saber que el deseo es mutuo, al menos de forma pasajera. Es interesante observar esto. Supongo que Sunita debe de sentir deseo por mí, pero ella lo reserva, tal vez para mi seguridad. Incluso anoche, recuerdo, en medio de prácticas sexuales como yo nunca había imaginado, mantuvo cerrados sus sentimientos.

    "Gracias por tu paciencia, Derek," dice. "¿Te importa si te llamo Derek?"

    Ella no espera mi conformidad, sino que sigue adelante. "No conoces al hombre que murió, ni cómo llegó a estar sentado entre tú y tu pareja. No sabes cómo murió." Éstas no son preguntas; lo declara todo como meros hechos, como si los estuviera leyendo en una lista.

    "Sí, es cierto. Exactamente como ha dicho usted."

    "Es extraño que hayáis elegido vuestros asientos de esa manera. Sentados separados, con un asiento entre vosotros." Hace una pausa para enfatizar y luego vuelve a decir. "Extraño, Derek."

    Ella no ha hecho una pregunta y sé que solo me está sacando del silencio, así que me atrevo a complacerla. "Sí. Los asientos eran inconvenientes. No los reservamos nosotros mismos. Supongo que el anciano tuvo un ataque al corazón o algo así. ¿Es eso cierto? Hubo un estruendo bastante fuerte antes de que el avión se detuviera."

    Pero a la detective inspectora Miranda McWhillans no le interesan mis especulaciones. Es la extrañeza lo que le preocupa, la extrañeza lo que apunta al riesgo.

    "¿Quién os reservó los asientos?"

    No se qué decir.

    Saúl los reservó.

    ¿Quién es Saul?

    ¿Distraerla quizá?"¿Puede decirme si Sunita está bien?"

    "Cuanto antes respondas a mis preguntas, antes podrás saber eso por ti mismo, Derek."

    Pero esta mujer no conoce a Sunita. Sunita ha sido llevada a otro lugar y Sunita debe de estar bloqueando porque yo no puedo sentirla. Pero, ¿por qué estaría bloqueando? ¿Ha podido entrar ya entonces? ¿Me está observando sudar y luchar una vez más desde la comodidad de su lugar de descanso? ¿Por eso no puedo sentirla?

    ¡Muy gracioso, Sunita! Envíame la historia que les has contado, así la mía puede coincidir.

    "¿Sabe adónde se han llevado a Sunita?" Pregunto.

    No. Detecto que no sabe adónde se han llevado a Sunita, no exactamente. La evaluación de riesgos de Sunita se ha subcontratado a otro departamento, otro equipo, al otro lado de la ciudad. En cuanto a la inspectora, tiene un plan de bomba que frustrar y un cargamento sospechoso que interceptar en el Mersey. Todas estas cosas la ocupan más que yo. Yo, de cuya aparición en su radar podría prescindir con mucho gusto.

    Extiende algunas fotografías sobre la mesa. Son de los restos del tren capturados por un teléfono móvil en toda su imperfección granulada. Sin embargo, yo estoy allí y soy reconocible, ayudando a la gente a salir de los escombros, Sunita también.

    "Te mueves bastante, Derek."

    Sí, los ordenadores son cosas maravillosas, encapsulan todo el ingenio del hombre. Pueden reconocer caras en imágenes, hacer referencias cruzadas con otras imágenes, detectar semejanzas del conjunto de todas las imágenes de todas las cámaras de todo el mundo. Por tanto, las autoridades saben que los Sunita y Derek que embarcaron en el avión en el que murió un hombre probablemente sean los mismos que viajaron en el tren que descarriló. Y una vez que apareces en el radar de esa manera, más escrutará la máquina sus entradas globales en busca de tu imagen.

    Sin embargo, a pesar de todo eso, las autoridades, en la persona de la detective inspectora Miranda "Mandy" McWhillans, solo buscan comprender la conexión, si es que la hay, más allá de la cruda coincidencia de que estemos en la escena de un desastre y aparecer en otra.

    "Y de nuevo," continúa. "Las autoridades estadounidenses te han visto saliendo de Los Ángeles en un vuelo a Sidney, pero sin el correspondiente registro de entrada a su país. Tampoco tenemos ningún registro de que hayas salido del nuestro."

    "Em,... sí, veo que eso puede desconcertar."

    Detecto algo más en ella ahora, algo disperso, desorganizado, ligeramente estirado. Ella no ha respondido a la pregunta anterior sobre nuestra asignación de asientos, pero ya está saltando a otra cosa. Creo que hay problemas en casa, un marido infiel, un niño molesto en la universidad del que sospecha que está experimentando con drogas duras. Todas estas cosas desafían su tranquilidad. Quizá si Saúl tuviera algo de eso con lo que lidiar, no estaría tan aburrido.

    "Lo que también nos desconcierta es este hombre, Derek." Me desliza una foto de Saul. Una vez más, está sacada de los restos del tren. "Y de nuevo aquí."

    Estoy confundido. "¿Cuándo se tomó esta otra?"

    Pero a ella no le gusta que la interroguen. Siento su impaciencia como una puñalada en el estómago. Tiene mucho que hacer y no tiene tiempo ni recursos suficientes para hacerlo. Y está perdiendo el tiempo conmigo.

    "¿Conoces a este hombre?" Me pregunta.

    "Lo conozco como Saul."

    ¿Ha sido eso demasiado? Pero debo dar un poco para recibir un poco. ¿Y supone alguna diferencia lo que diga? Si estás escuchando, Sunita y puedes ponerte en contacto, por favor ayúdame o voy a hacer el ridículo.

    "También estuvo en el aeropuerto esta mañana," dice. "Vosotros tres traéis mala suerte, Derek. ¿Quién es?"

    "En realidad no lo sé."

    Así que él estaba en el aeropuerto. ¿Dónde? Plataforma de observación en la terminal, entre los avistadores de aviones y los familiares que se despiden con la mano. Estaba viendo partir el vuelo. Quizá incluso me vio en la ventanilla del avión a través de unos binoculares.

    "¿Es amigo vuestro?"

    "Lejos de eso. Saul es un... un hombre muy peligroso. Todos haríamos bien en evitarle si podemos." Entretanto, estoy pensando al diablo con las Tierras Altas. No son lo bastante silenciosas, no están lo bastante lejos. Persuadiré a Sunita de que se traslade a una parte mucho más remota del mundo.

    "También es intrigante que hasta hace poco estuvieras viviendo la vida de un pobre desempleado, Derek. Y luego, así sin más, hay un millón de libras en tu cuenta bancaria. ¿De dónde vino eso?"

    ¿Pueden extraer mis registros bancarios tan rápido? ¿Y sin arrestarme siquiera?

    "Lo gané en la lotería."

    "¿Y esperas que nos creamos eso?"

    A pesar de todos sus problemas y confusión interior, mantiene un tono equilibrado, sereno. Encuentro eso atractivo, convincente, pero su argumento es débil.

    "Seguramente ganar la lotería es cuestión de registro," le digo. "Y puedo asegurarle que es uno de los hechos menos escandalosos de mi existencia estos días, inspectora. De hecho, hay muchas cosas que podría decirles que no creerían."

    “¿Por qué no me pones a prueba, Derek? Dímelo de todos modos, así puedo decidir por mí misma."

    Pero todo esto es inútil. Me pregunto, puesto que no estoy arrestado, si se me permitirá ir al baño. Un cubículo de baño es el único lugar donde puedo entrar sin que nadie me vea hacerlo. Estoy a punto de probar suerte cuando se abre la puerta.

    Ella mira arriba, siente un destello de molestia cuando un hombre ingresa en la habitación. Lleva una bandeja con tazas. Esto contradice sus órdenes y, según tengo entendido, una grave violación de la seguridad. Huelo el café y siento lo que ahora se está convirtiendo en una perturbación familiar en el paisaje psíquico.

    El bruto resbala por la pared para aterrizar como un saco sin vida en el suelo. Ya no puedo sentirlo y ahora sé lo que eso significa. El hombre de la bandeja se gira.

    Es Saul.

    "Lo siento, Derek, pero estaba armado y podría haberme disparado."

    De inmediato me pongo en pie, entre él y la inspectora. "Está bien, pero ella no está armada. No hay necesidad de lastimarla..."

    Saúl no escucha.

    Miranda es impulsada hacia atrás desde la silla, como empujada por un vendaval invisible, y choca contra la pared del fondo, queda físicamente inmovilizada por una púa en el hombro. Tiene los dientes apretados por el dolor y apenas es consciente del impacto. Quiero ayudarla, pero no me atrevo a bajar mis defensas o Saúl entrará y me pisoteará.

    Hay una lluvia de chispas cuando él funde la cerradura de la puerta y otra cuando hace estallar la cámara. "Eso está mejor. Un poco de privacidad, ¿no crees? Toda la habitación es a prueba de balas, insonorizada. Increíble. Igual que el otro lugar. Les llevará años entrar aquí. Eso es mucho tiempo para charlar, y luego ambos nos escabullimos, ¿eh? Nada mal para una mala mañana de trabajo. ¿Te apetece sentarte?"

    "¿Qué lugar?"

    "Oh,... el lugar donde estaban reteniendo a Sunita. Acabo de entrar allí, tal como he entrado aquí. Y allí estaba ella, ¿y sabes lo que hizo? Estaba muy contenta de verme, puso la mano en mi brazo. Me invitó a ir a su casa, ¿sabes a lo que me refiero?" Asiente con la cabeza mientras sigo su lógica. "Así es, Derek. Todo un enigma para ti, ¿eh?. Si me llevó a su casa, ¿por qué estoy aquí? Bueno, obviamente no fuimos a su casa, ¿verdad? Era demasiado obvio, amigo. Si Sunita no fuese tan buena, casi me hubiera decepcionado. Estaba preparada, ¿ves? La llevé yo a mi casa y ahí es donde está ahora. Y ahí es donde se quedará hasta que se aburra lo suficiente y se someta a todo tipo de indecencia conmigo en el mundo real."

    "Pero ella nunca se entregará a ti, Saul. Y tú no puedes obligarla. Preferirá morir primero. Tú no la conoces."

    "El aburrimiento tiene una forma de adormecer tus sentidos, Derek. Te hace ir en contra de tu naturaleza. Yo soy un hombre paciente. Y ella valdrá la pena."

    "¿Por qué arriesgar la vida y la integridad física para venir a decirme esto? Todavía somos mortales, Saul. Una bala en el cerebro sigue siendo una bala en el cerebro, incluso para nosotros."

    "Lo hice por la emoción, Derek, y para regodearme, por supuesto. Lo hice para verte la cara cuando te lo dijera. Y ha sido muy satisfactorio, gracias. Prometo cuidar de ella de todas las formas imaginables. Por supuesto, no espero que te tomes esto tranquilamente, que es más de lo que se puede decir de Sunita, por supuesto, eventualmente. De hecho, espero que trates de rescatarla, pero no hay necesidad de que te preocupes. Como sabes, eso es bastante imposible de todos modos. Pero te diré una cosa: dejaré que te la quedes cuando yo haya terminado, solo para verte la cara de nuevo, y luego os mataré a los dos, porque imagino que estaré bastante aburrido para entonces. Mientras tanto, me divertiré haciendo lo único que puedo hacerle a ella, quiero decir, en mi lugar interior. ¿Puedes adivinar qué es?"

    No, no puedo adivinarlo, pero parece estar diciéndome inadvertidamente que no puede dañarla físicamente, que es lo importante y lo único que quiero escuchar. Quizá está asumiendo que ya lo sé. ¿Qué puede hacer él? Materializar cosas ¿Desmaterializar?

    "Eso es," dice. Me muestra un guiño de complicidad. "Desmaterializaré lo que lleva puesto. Una prenda a la vez, tal vez un hilo a la vez. Me deleitaré en ello, ¿sabes?"

    "¿Y se supone que yo debo sentir qué, Saul? ¿Indignacion? ¿Crees que me duele? No nos conoces muy bien, ¿verdad? Como si nada, Sunita se desnudará solo para negarte la satisfacción."

    “Oh, puedes hablar tanto como quieras, Derek. Pero sé lo que ella significa para ti. En cuanto a ella, voy a borrarle esa expresión de superioridad de la cara."

    Él vuelve a mirar a Miranda, me deja leerle, cree que lo más limpio es despacharla.

    "No, Saul, no la lastimes más."

    "Aunque un poco desordenado, ¿no crees, dejarla allí? Después de todo, ¿cómo vas a salir sin que ella te vea desaparecer?" Lo reflexiona por un momento, luego se encoge de hombros. "No, ella tiene que irse, amigo. No estás pensando con claridad. Sunita te diría lo mismo. No podemos andar haciendo alarde de nosotros mismos."

    Y lo dice Saul, quien acaba de entrar descaradamente en dos centros de operaciones de alta seguridad y montar un espectáculo, quien tendrá a las autoridades desconcertadas durante años.

    De pronto me sobrecoge la ira. Tiene a Sunita atrapada dentro de él, ha asesinado, herido y mutilado y él no ve nada malo en nada de ello. No siente nada. Así que le pego un puñetazo satisfactoriamente fuerte en la mandíbula. Él siente eso. Le sorprende, me sorprende a mí también y se tambalea hacia atrás, sacudiendo la cabeza como si no hubiera considerado la posibilidad de ser vulnerable a algo tan banal como un puñetazo físico.

    También me da tiempo, tiempo suficiente para llegar hasta Miranda. Ni siquiera sé si esto es posible, pero pongo la mano sobre su brazo. Apenas está consciente y puede que sea demasiado tarde. Es posible que Saul ya le haya enviado un carámbano dentro del cerebro.

    Cierro los ojos y nos caemos.

    Sunita se desesperará, pero yo no podía dejar morir a esta mujer. Mi compasión siempre ha sido mi perdición. En cuanto a Sunita, a pesar de todas las siniestras fanfarronadas de Saul, sé que no puede dañarla físicamente en un lugar que no es físico. Aunque eso no altera el hecho de que está atrapada y sin la llave de su lugar de descanso en el interior de la cabeza de Saul, nadie más puede entrar y ella no puede salir. Está atrapada en un entorno de la propia creación de Saul, y pronto no estará llevando nada más que su propia piel mientras unos ojos lujuriosos se deleitan con ella.

Capítulo 23

    Noto que mi espacio interior es mucho más grande ahora. De hecho, no puedo ver el final y parece un lugar extraño, lo cual solo aumenta mi sensación de desorientación y pérdida. No puedo sentir a Sunita, pero una vez ella me dijo que podíamos leernos incluso desde dentro. ¿Es que ella está ahora dentro de Saúl y él no lo permite? ¿O me está bloqueando el horror y la humillación de su encarcelamiento?

    Mis antiguas estructuras se han convertido en polvo, dejando solo la hierba cada vez más alta entre las aleatorias ondas de la tierra. Me recuerda que aunque he progresado, todavía no estoy completamente en sintonía, que sin la presencia de Sunita, me debilitaré. Sin embargo, si quiero tener éxito en esto, debo volverme más fuerte que nunca. Esto parece poco probable, pero ¿qué voy a hacer? ¿Voy a capitular sin más y aceptar que Saúl ha ganado?

    Él tiene su premio, pero no puede tocarla. Así que, en cambio, la retiene, aprisionada como un ave del paraíso en una jaula dorada, una jaula para la que no hay llave. Quizá pueda negociar con él, pero no se me ocurre nada que le pueda dar que quiera más que desvestir y la eventual conquista carnal de Sunita.

    Por ahora mis problemas son más inmediatos.

    Miranda no es lo bastante consciente como para darle sentido a nada todavía, y sé que no importa cómo juegue yo esto, ella va a tener dificultades con lo que descubra cuando despierte. Yace en la hierba sostenida en mis brazos, como estaba en el centro de operaciones. La púa en su hombro se ve fea y su herida ha tenido tiempo suficiente para sangrar copiosamente en su blusa. La disuelvo de inmediato, pero esto parece traerle más dolor y sangrado. Puedo sentirlo en ella, sentir que marchita sus pensamientos.

    El dolor se desvanece un poco bajo mi toque y ella responde mejor al suave masaje de mi voluntad, los ultrajados tejidos de su cuerpo rechazan los patógenos invasores de la infección y poco a poco encuentran su camino de regreso a una armonía más funcional. El flujo de sangre también disminuye. En cuanto al daño cerebral, si lo hay, solo el tiempo lo dirá.

    Pero por ahora el principal problema es este: ¿qué diablos voy a hacer con ella?

    "Miranda, ¿puedes oírme? Mírame. ¿Sabes quién soy?"

    Sus ojos se enfocan lentamente y asiente, pero siente dolor por el esfuerzo. He tardado demasiado en disolver la púa, pero la prioridad en ese momento era sacarla de esa sala, alejarla de Saul.

    “Todo esto te va a parecer extraño. Es mejor no hacer demasiadas preguntas por ahora."

    Intenta sentarse pero no puede, se desmaya cuando el dolor se convierte en llamas. Vuelve una vez más, su rostro, su cuerpo rezuma sudor ahora.

    Ella recuerda algo: "¡Saul!"

    "Saul no puede llegar hasta nosotros aquí. Estamos a salvo. Completamente seguros."

    Toma una respiración entrecortada, se sienta y luego, con un monumental esfuerzo de voluntad, se pone de rodillas. Intento ayudar, pero ella me empuja. Tiene miedo, está confundida. Luego intenta correr, se rompe un tacón, se quita los zapatos y corre un poco más, pero el espacio no tiene rasgos distintivos y no sabe en qué dirección girar. Su dolor es menor ahora, pero siento un aumento de náuseas y vértigo, y un miedo paralizante... miedo a este lugar, también a mí y a mis intenciones.

    Es mejor que la deje en paz por un tiempo.

    Mientras espero a que se calme, construyo una pequeña cabaña, la modifico en la que yo pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar que sentía como el más perfecto del mundo. Hago esto aturdido, manifestando paredes, muebles, ventanas, puertas, todo de memoria, y maravillándome de que ya nada de eso me parezca notable, me refiero a poder hacer todo esto. Diseño un estudio plagado de libros, un cómodo dormitorio con telas suaves para que Miranda descanse, e instalo una estufa de leña para que crepite y nos consuele a ambos. Luego formo árboles y campanillas para rodearla. El aspecto creativo y las oportunidades que ofrece el espacio interior son uno de los grandes placeres de la sintonía. También me ayuda a pensar.

    Muy cerca está el muro y la puerta. Este corre en dos direcciones, pero los límites adicionales se pierden en las incertidumbres de mi propia mente, se desvanecen en una neblina. Ya probé la llave del lugar de Sunita en la cerradura, pero no cedió y he concluido que uno no puede entrar en la mente de otro si ese otro ya está en la mente de una tercera persona.

    Saul.

    Finalmente encuentro a Miranda un poco alejada. Está acurrucada, tumbada de lado en posición fetal, temblando. Es preocupante este conocimiento del terror de otra persona, peor incluso que el conocimiento de su dolor físico. También está extrañamente preocupada por el hecho de que ha perdido los zapatos. Su miedo aumenta a medida que me acerco, teme mi aparente poder y, una vez más, teme que yo pueda herirla. Y aún tiene dolor, se pasa el brazo por el vientre, pero al menos parece que Saúl no tuvo tiempo de dañarle el cerebro.

    Me aventuro a poner un brazo reconfortante sobre su hombro, pero ella se encoge. "El dolor se aliviará gradualmente. Siento mucho todo esto, Miranda. Pero no se me ocurrió otra forma. Iba a matarte." Le manifiesto un par de zapatos y los dejo a su lado.

    "Lo siento, no están de moda, pero deberían ser cómodos."

    Dudas ahora. Ella está en conflicto, preguntándose si quizá se puede confiar en mí después de todo.

    "Quizá es mejor pensar en todo esto como una pesadilla, que pronto te despertarás. Y lo harás, te lo prometo."

    El problema es que todavía no puedo saber con certeza dónde será eso exactamente, dónde se despertará, quiero decir.

    Entonces algo entra en acción, tal vez su entrenamiento; ella lo saca de la cabeza como una máscara y, de pronto, estoy leyendo estrategias para lidiar con una situación de secuestro: determinar demandas, establecer una relación, mostrar una confianza no amenazante, no suplicar piedad. Está recordando los detalles de la dramática entrada de Saul, asume que él y yo estamos juntos en esto, que es la liberación de Sunita en custodia lo que queremos, que hemos secuestrado a Miranda con fines de intercambio. Que somos miembros de una extraña célula anarquista aún no identificada. ¿Cómo ha podido pasar eso por alto? ¿Cómo no notó en sus evaluaciones de riesgo de todo lo que podría dañar al mundo?

    Debo distraerla de esto o nada tendrá sentido.

    Arranco un tallo de hierba, lo sostengo entre nosotros y le doy la forma a una rosa. Esto la confunde, la hace dejar de pensar, la hace dudar de su cordura, de su creencia de que está despierta. Giro la rosa entre los dedos y se convierte en un tulipán, luego en un narciso.

    Ella se pregunta por qué estoy haciendo esto y eso ralentiza sus pensamientos, los hace más fáciles de leer. Piensa en escapar, en volver a casa, excepto que a este pensamiento le sigue un sentimiento de soledad, de vacío, de desolación. He sentido esto antes en humanos, lo conozco por mi propia parte humana. Necesitamos ser amados y duele cuando sentimos que no lo somos.

    "No puedo llevarte de vuelta al centro de operaciones," le digo. "Eso podría ser peligroso para mí. Tendrá que ser en otro lugar. Tampoco en el Reino Unido. Probablemente es demasiado arriesgado para mí allí ahora mismo. Necesitarás un pasaporte. Toma, esto será suficiente. Y algo de dinero. Toma esta tarjeta de crédito. El número de PIN es el primero que se te ocurra, ¿de acuerdo? No hay límite para el dinero que puedes sacar. Es confuso, lo sé, pero acéptalo."

    Ella toma el pasaporte que acabo de manifestar. No es perfecto, pero la llevará a casa. Y la tarjeta. Estas cosas la hacen sentir más segura, como deberían, siendo las llaves del reino material, pero también siente curiosidad y se pregunta si el análisis forense de estas cosas dará pistas sobre mi identidad, mis orígenes, mis creencias, mis contratistas.

    "Nunca me comprenderás, Miranda. Nunca comprenderás a Saúl o a Sunita. Ya no formamos parte de vuestro juego. No tenemos ningún interés en él. Saúl es una amenaza, sí. Más grande de lo que puedes imaginar. Sunita y yo, sin embargo... no pretendemos hacer daño."

    Experimento una ola de arrepentimiento al escuchar el nombre de Sunita. ¿Volveré a verla alguna vez? ¿Qué le hará Saúl? ¿Qué otra cosa puede hacer sino crear el espacio más anodino posible, desmaterializar su ropa para humillarla? Solo largos meses de privación sensorial la harían rogarle que la llevara de regreso a una realidad más material, y él ya me ha dicho cuál sería el precio de tal cosa.

    ¿Podría ella, sin embargo, sentirse tentada en la remota posibilidad de que pudiera ganar la partida?

    Esto no está ayudando.

    Pongo fin a mis pensamientos y vuelvo mi atención a Miranda. "Mira, he construido una cabaña en el camino. Es un entorno más cómodo, más convencional, no tan... desolado y abierto como este. Puedes descansar allí o puedes quedarte aquí acurrucada en la hierba, Depende de ti. De cualquier manera, no te va a pasar nada. Cuando no sienta más dolor en ti y esté seguro de que estás bien, te llevaré a casa."

    "¿Casa?"

    “Bueno, no a casa exactamente, pero ciertamente a una realidad material más familiar. ¿Qué tal París?"

    "¿París?"

    Por un momento piensa que puede alertar a las autoridades allí. Pero su teléfono no ha llegado con ella. Todavía está sobre la mesa de la sala de interrogatorios.

    Le ofrezco el mío.

    "Nunca he intentado llamar desde aquí," le digo, "pero sospecho que encontrarás que no hay señal."

    Ella comienza a entender el asunto.

    "Sí, te estoy leyendo, Miranda. Escucha, puedes seguir asumiendo lo peor de mí. Eso es cosa tuya y al final no supone ninguna diferencia. Pero haría las cosas mucho más agradables si pudieras cree que de verdad no quiero hacerte daño, y que la única razón por la que estás aquí es que Saúl te habría matado si te hubiera dejado allí."

    Pero ¿dónde es aquí?, está pensando ella.

    "Aquí no está en ninguna parte. Nunca lo entenderás. No pierdas el tiempo intentándolo."

    Ahora está pensando en el bruto, el hombre que la deseaba esta mañana, y al que ella deseaba, al menos durante un pasajero momento en los dolores de su soledad. Había sido algo irracional nacido de la infidelidad de su marido. ¡Cómo revolotean pensamientos!

    "Sí, me temo que está muerto. No estoy seguro de cómo lo hizo Saúl. Supongo que de la misma forma que mató al pobre viejo en el avión. Sentí que se le apagaba la luz. De la misma forma que te habría matado a ti. "

    Manifiesto un cubo de hielo en mi palma. Empieza a derretirse y a gotear. "En el cerebro, pensamos, o en el corazón. Después de todo, es sólo agua, y es difícil de rastrear, difícil de determinar la causa. Y no, yo nunca pensaría en matar. Nunca te amenazaría a ti, ni a nadie, excepto a Saul. Y con respecto a este último destello de pensamiento, Mandy, aunque eres una mujer muy hermosa, Saul tiene razón al menos en este aspecto: después de un tiempo ya sirven, me refiero a las mujeres. Sunita me emociona, y de formas que no podrías imaginar. Y ahora creo que la he perdido. Saúl la tiene, ¿lo ves?" Le muestro una sonrisa. "No puedes bloquearme tus pensamientos. La única forma de mantenerlos en privado es que yo deje de leerte para darte privacidad."

    Por fin se desenrolla, se sienta más derecha, prueba el brazo. "Entonces, por favor, hazlo. Por favor, deja de leerme."

    Asiento. "Concedido. Escucha, yo estaba tratando de protegerte."

    "Te creo. Gracias."

    Le echo un último vistazo a su interior. Está desconcertada ante la idea de regresar. "¿Qué voy a decir? ¿Qué les voy a decir? Pensarán que he perdido la cabeza."

    "Lo sé, ¿no es complicado? Pensaremos en algo. Lo más fácil, supongo, es que te encuentren vagando por las calles en algún lugar, salpicada de sangre como ahora y fingiendo amnesia. Débil, lo sé, pero plausible si puedes mantenerlo Se esperará que suenes como una chiflada durante un tiempo."

    Regresamos a la cabaña, ella camina inestable y aún sigue débil. Deslizo el brazo por su cintura y ella se inclina hacia mí en busca de apoyo. Siento la confianza en ella como una cálida ola. Estoy a punto de preguntarle si tiene hambre. Ella responde que no, aunque tiene mucha sed.

    Pero yo aún no le había preguntado nada.

    "¿Qué tal una taza de té entonces?"

    Ella asiente y yo me pregunto.

    "Lamento que te hayas visto mezclada en esto," le digo. "Eres una persona importante. Tienes un trabajo importante que hacer para mantener el mundo a salvo, y ahora hemos echado a perder todo eso. Saul y sus juegos. Sunita y yo preferiríamos vivir tranquilos."

    "No importa," dice. "Soy sólo un policía más, un dedo más en la presa. Llevo como oficial de policía veinte años, Derek. No hay fin para los problemas del mundo. Pon las manos en un balde de agua, luego sácalas y el agujero que queda es una medida de cuánto me extrañarán."

    "Suenas como Sunita."

    "¿Quién es ella, Sunita?"

    "¿Estás preguntando profesionalmente?"

    "Siempre."

    "Ella no se parece a nadie que hayas conocido. Te lo puedo asegurar. Pero hay un precio por conocerla, por estar con ella. Y el precio es lo que ves cuando me miras. Escucha, intentaremos librar al mundo de Saul por ti, pero no hay garantías, y después de eso, mi querida Miranda, Sunita y yo nos vamos de aquí. "

    Llegamos a la cabaña y siento algo cayendo de ella. Ella se aparta un paso de ello y surge renovada, como si pasara de crisálida a una piel nueva. Ahora está oleosa y suave, y tranquila. Creo que eso es una buena señal. No detecto malicia en ella, sólo un deseo algo empañado de hacer el bien, de cumplir con su deber.

    Sugiero que duerma un rato.

    Dos hombres han muerto y un oficial de investigación de alto rango ha desaparecido en medio de una escena de carnicería y caos que las autoridades estarán revisando en vano durante meses. Y yo estoy implicado en su mismo centro. Será difícil para cualquiera de los involucrados volver a poner un pie en el mundo y explicarlo. Si hay un radar, metafórico o no, los tres estamos ahora en él.

Capítulo 24

    Espero hasta que se duerma antes de retirarme a otra habitación e invitar a la consejera de la señorita Pringle. No estoy seguro de cómo hacer esto, y estar seguro parece equivocado, me refiero a convocar la presencia de una mujer por la que pasé la mayor parte de mis tiernos años siendo convocado. Pero a ella no parece importarle y pronto está llamando a la ventana de manera bastante convencional.

    La dejo entrar.

    "Menos dramático, Derek," explica.

    "¿Menos que qué?"

    "Que simplemente aparecer en medio del salón como el Genio de los tres deseos. Siempre es mejor mantener la apariencia de las cosas, aunque tales apariencias nunca sean lo que parecen en la superficie."

    "Ah, pero si pudiera concederme esos tres deseos, señorita Pringle. Sé cuál sería el primero."

    Suspira y se sienta junto a la estufa de leña. "Lo sé. ¿Y el segundo deseo?"

    "Después de haber devuelto a Sunita a un lugar seguro, entonces retroceder el reloj y que nunca se suba a ese maldito tren hacia Edimburgo."

    "¿Y el tercero?"

    "Que Sunita y yo volvamos a hacer algo normal."

    "Oh, querido. Me alegro de que me hayas llamado. Las cosas no nos van del todo bien, ¿verdad?"

    "Me va mucho peor ahora que la última vez que hablamos. Tenías razón, mi cabeza está demasiado confusa. Necesito saber todo lo que sé, señorita Pringle, así como gran parte de lo que no sé, y necesito ser claro al respecto. Pero ¿qué posibilidades hay de eso?"

    Ella piensa en ello. "Bueno, el lado positivo es que parece que estás dando pasos importantes hacia la sintonía. La última vez que estuve aquí tus construcciones eran muy endebles, querido, si no te importa que lo diga. Pero esto es encantador. Muy logrado."

    "Gracias."

    Se vuelve hacia la estantería, toma los Los Principios del Ser y los coloca en el regazo. Luego se sienta inmóvil un rato, mirándome. Yo tenía la esperanza de que ella pasara directamente a la página en cuestión, la página que revelaría la peculiaridad, la grieta en la cortina que me llevaría dentro de la cabeza de Saul.

    Pero...

    "No lo sé, ¿verdad?"

    "Me temo que no, querido. Como principio, es sólido, la santidad del espacio interior. Nadie entra ni sale sin invitación de una persona, o sin el poder de la llave. No hay excepciones."

    "Eso me temía."

    "Pero esto es sólo lo que tú sabes, Derek. Estos son los hechos, los axiomas de la existencia, por así decirlo. Pero siempre hay algo incompleto. Si quieres progresar hacia nuevos conocimientos, recolectar hechos frescos de la desconocido, necesitas otro enfoque."

    "¿Y qué enfoque podría ser ese?"

    "No podemos derivar el significado de la vida, de las leyes del movimiento de Newton. Hay límites para el método analítico, para la lógica. Siempre hay brechas que deben salvarse para que se formen nuevas conexiones."

    "¿Salvarse? ¿Cómo?"

    "Por intuición, Derek. Abriendo la mente e invitando a la solución." Ella deja los principios a un lado. "Esto no nos sirven aquí."

    "¿Intuición?"

    Ella asiente. "Pero es capricho de los dioses que esto se conceda, Derek."

    "¿Por qué no puedo sentir a Sunita, señorita Pringle?"

    "O Saúl no quiere permitirlo o ella te está bloqueando. Tú ya sabes eso."

    "Pero ¿podría sentirme ella como antes, cuando ella estuvo dentro?"

    "Es una posibilidad. Admito que no estamos seguros sobre este punto, pero no deberíamos descartarlo."

    "Y la comunicación unidireccional es mejor que ninguna."

    "Eso depende de lo que se esté comunicando."

    "El conocimiento de que ella no ha sido olvidada, que estoy tratando de encontrar el camino de regreso hasta ella."

    "Pero ¿a quién le consuela más esto? ¿A ella o a ti mismo?"

    "¿Aliviar mi culpa, quieres decir?"

    "Esto no es culpa tuya, Derek."

    "Sí lo es. Fui yo quien la hizo ir tras Saúl."

    "No, fue Sunita quien hizo que Sunita fuera tras Saul."

    "Entonces debo regresar al mundo tan pronto como pueda y esperar que ella sepa lo que estoy pensando, y que lo que estoy pensando le dé esperanza."

    "¿Y qué estás pensando?"

    "Que necesito la llave de la cabeza de Saul, señorita Pringle."

    "Pero esto es algo que él debe modelar para ti, Derek. Y dártelo. Y perdóname, querido, pero tal cosa parece muy poco probable."

    "Eso estaría de acuerdo con lo que creo que sé. Sin embargo..." Saco la cadena de mi cuello. De esta cuelga la llave que me dio Sunita y la de su padre. "Estas llaves son simbólicas, ¿no? No son llaves ordinarias. La forma de ellas no importa. La huella de la llave que hace girar la cerradura está en la mente que la formó."

    "Teoría interesante y posiblemente un salto intuitivo. Pero Saúl aún debe proporcionar la huella y ¿cómo vamos a conseguirla?"

    "Eso, señorita Pringle, es uno de los hechos que admito ignorar. Pero es el comienzo de algo y ahora hay una sensación dentro de mí de que hay un modo. Si Saul no hubiera pensado en ello también, ¡incluso podría cambiar las tornas! Aunque admito que mi último intento de hacer eso no terminó bien."

    Ella sonríe, hace un gesto con los ojos en la dirección en la que Miranda está durmiendo. "No la olvides," dice ella. "También debes cuidar de tu invitada. Sunita no es tu único problema ahora."

    "Soy consciente de eso. Miranda es extraña. ¿Sabes?, casi podría ser..."

    "Oh, sí,... había un cosquilleo definido allí."

    "¿Tú también lo sentiste?"

    "Absolutamente, querido."

    "¿Qué me estoy perdiendo aquí, señorita Pringle?"

    "Bueno, es obvio: ella es capaz de sintonizar y no creo que quiera irse a casa."

    Es cierto, tengo la sensación de que la he rescatado de algo más que de Saúl. Y eso puede ser un problema en el futuro, pero por ahora...

Capítulo 25

    Entro silenciosamente y me siento junto a la cama mientras Miranda duerme. Allí leo un rato sus sueños. Son cosas espantosas, imágenes capturadas no de los eventos de hoy, sino de aventuras pasadas, tragedias, desastres y una proximidad general a toda la locura, estupidez e inmundicia del mundo. Y perdida en medio de este tormento oceánico, Miranda se ahoga, sus manos se aferran a las cuerdas engrasadas que cuelgan burlonamente de figuras macabras, su esposo y su hija, que se ríen de sus esfuerzos por mantenerse a flote. Y mientras se esfuerza por agarrarse, las cuerdas son arrebatadas.

    Esta es una mujer valiente; se merece algo mejor, merece su dignidad.

    Ella siente mi presencia y se agita.

    "Siento haberte despertado, Miranda."

    Todavía tiene sueño, un dulce sueño curativo, y ahora no siento dolor en ella. "He oído voces," dice.

    "Solo era yo hablando conmigo mismo. Estamos solos. Escucha, te prometí una taza de té y lo olvidé por completo."

    Ella asiente, lee algo en mí. Está un poco borroso, pero ella entiende bastante bien que ha llegado el momento de que la lleve de vuelta. Siento de inmediato una resistencia en ella.

    “Oh, todavía no," dice. "Por favor, déjame quedarme un poco más."

    "No estoy seguro de que eso sea prudente o bueno para ti siquiera estar cerca de mí."

    "¿No bueno para mi?"

    "Miranda, escucha, creo que eres capaz de sintonizar. Sé que no sabes lo que significa eso, así que déjame explicarte. Significa que cuanto más tiempo estés cerca de alguien como yo, más extrañas se volverán las cosas para ti. Debemos regresar." Tomo su mano gentilmente, para no alarmarla, leyéndola todo el tiempo en busca de miedo. No hay ninguno. No hay miedo, al menos de mí, pero hay una desgana casi visceral.

    Ella se aparta encogida: "No, todavía no, por favor."

    "Debemos. Cierra los ojos."

    Y entonces...

    Dejo el té junto a su cama, llevo el mío a la ventana y miro hacia abajo. Se despierta una vez más, se sienta, percibe su repentino estado de desnudez y se cubre con las mantas más recatadamente.

    "Lo siento," le digo. "Esta parece ser la forma en que funciona. Habrá ropa en el armario. Adiviné tu talla. Tu pasaporte y tarjeta de crédito están sobre la mesa. Eso puede llevarte a casa fácilmente desde aquí."

    "¿Dónde estamos?"

    "En París. Te prometí París. Sunita y yo estuvimos una vez aquí. Dormimos en esta misma habitación, en realidad. Oh, parece ya hace toda una vida."

    Le doy la espalda. Siento la vulnerabilidad en ella, el amanecer de un nuevo miedo ahora que hemos regresado. Todavía está mal formado, pero en parte ha nacido de sus sueños, y luego hay un destello de algo cuando me mira. ¿Qué es eso? ¿Deseo? Es realmente muy emocionante para un hombre sentirlo como lo siente la mujer. También es interesante cómo ella lucha con ello, lo reprime, vuelve a la vergüenza, pero por un momento, ahí ha estado definitivamente. O lo habría estado si lo hubiera querido, y podríamos haber alargado el momento un poco más.

    Ella se sonroja. Puede leerme.

    Los humanos son extraños.

    Le pregunto: "¿Has resuelto lo que vas a decir?"

    Ella niega con la cabeza, parece triste. "Amnesia, como dijiste. Débil, sí, pero nada más va a servir. No recuerdo nada."

    "Lamento todo esto. De verdad."

    "No lo lamentes. Me salvaste la vida. Te debo eso al menos."

    "Hay otra opción, por supuesto."

    Ella me vuelve a leer. "¿Desaparecer? ¿Empezar de nuevo? No me tientes." Sonríe, pero hay algo de tristeza en ello.

    "Podrías hacerlo," le digo. "Siento el ingenio en ti."

    Ella piensa en su hija, en que no puede abandonarla. Pero las hijas perdidas por las drogas son hijas perdidas por una posesión demoníaca. Ya no son quienes pensábamos que eran y es posible que nunca las recuperemos. Lo único que tenemos es el demonio, y es imposible amarlos, alimentarlos. Ella también lee esto en mí, se prueba a sí misma en busca de una reacción, se encuentra de acuerdo. Conoce bastante bien el páramo de vidas perdidas por las drogas. Una madre mortal no puede hacer ninguna diferencia en nada de eso, aunque debe intentarlo hasta la muerte de una o de la otra.

    Este es su dolor. Y la razón por la que debe regresar.

    "¿Alguna vez te veré de nuevo?" Me pregunta.

    "¿Puedo correr el riesgo de que no llames a la policía si lo haces?"

    "Por lo que he visto, la policía no te preocupa mucho."

    "Oh, eso no lo sé. Los policías juegan duro estos días. Los de nuestra clase no siempre llegan a la custodia."

    "¿Nuestra clase?"

    "Ya sabes. Amenazas no específicas pero graves a la seguridad nacional."

    "No deberías creer todo lo que lees en Internet, ¿sabes?"

    "Lo sé. Pero esto lo estoy leyendo en ti."

    "Tú no estabas en esa lista, Derek. Solo eras una persona de interés."

    "Bueno, si hay una lista, estoy en ella ahora."

    Pero estábamos hablando de ella.

    Hay otra opción, por supuesto. Si Sunita puede escuchar mis pensamientos ahora, cerrará los ojos con desesperación por mi tontería. Pero algo le está sucediendo a esta mujer. Una vibración. Un cosquilleo de conciencia. ¿Es esto lo que Sunita sintió en mí, una vez? Tal vez... tal vez sea una posibilidad, si alguna vez ella llegara a estar completamente en sintonía, podría encontrar a otros para despertar como ella. Quizá esto es lo que hace la gente como nosotros... despertar a los otros.

    "Derek... tienes razón. Intentarán encontrarte. Y a Sunita. Ahora estarás entre los más buscados del mundo. Todos los sistemas estarán configurados para buscarte, todas las cámaras intentarán reconocer tus rasgos. Y serán despiadados."

    "Sí, es desafortunado, por supuesto. Hace que sea difícil echar raíces en cualquier lugar durante un período de tiempo decente. Es difícil entablar relaciones con alguien que no sea de nuestra clase. Y estos días un cambio de papeles no es suficiente. No podemos alterar nuestro ADN ni cambiarnos las caras para que sus cámaras no nos reconozcan. Sería más fácil cuando todos estamos marcados al nacer, entonces los de nuestra clase podrían cambiar de identidad simplemente cambiando el número. En cuanto a mí, no te preocupes, para cuando creas que me has encontrado, ya me habré ido."

    "Yo no podría vivir ese tipo de vida."

    "Lo sé. Pero no todos lo hacemos, Miranda. Escucha, no digamos adiós. No sé qué va a pasar cuando salga por esa puerta, pero si alguna vez te encuentras en problemas, piensa de mí, piensa mucho en mí y, si puedo, acudiré."

    Ella respira hondo, teme por mí. "Derek, escucha. Lo que estabas diciendo, tienes razón. No todo el mundo está bajo custodia estos días. Y no tienen que atraparte, solo ubicarte en el mapa por cualquier medio. Esto no es muy conocido, pero hay una red de máquinas (drones) que patrullan la red, lanzan bombas guiadas por láser. Ha habido una serie de bombardeos inexplicables por todo el país atribuidos a los terroristas, pero son obra nuestra. Los sospechosos son clasificados. Riesgo evaluado. Cualquiera que puntúe lo suficiente alto estos días simplemente se elimina."

    La noticia es aleccionadora, pero no inesperada. "Entonces será mejor que tenga cuidado."

    Otra razón para dejar el mundo atrás.

    Hemos perdido el control del mismo.

    Hemos perdimos el control de nosotros mismos.

    Dejarla no es fácil. He enmarañado su vida de maneras que me hubiera gustado arreglar acompañándola de regreso al mundo. En cambio, la dejo desnuda en una habitación de hotel, con un pasaporte falso y una tarjeta de crédito imposible de rastrear que escupirá cantidades ilimitadas de efectivo en cualquier cajero automático del mundo. No parece nada caballeroso, pero ella tiene experiencia y es ingeniosa y yo sé que estará bien.

    Eso es cierto, por supuesto. A estas alturas, nuestras direcciones permanentes en el mundo han sido allanadas. No se ha encontrado nada, pero esos lugares se habían convertido en moradas familiares y reconfortantes para nosotros: mi casita en el campo, la de Sunita junto a los muelles. Incluso me había acostumbrado a mi nombre, pero eso ahora tendrá que cambiar. ¿Te lo he dicho ya? Me quedaré con "Derek," pero el resto es prescindible. Sí, incluso la cuenta bancaria con el millón de libras tendrá que ser entregada, pero eso no importa.

    Para cuando llego a la Gare Du Nord, he creado otra cuenta; esta vez no hay tiempo para demorarse con los premios de lotería. Diez mil son suficientes y es menos probable que aparezcan en el radar de la burocracia. Por supuesto, se reponen automáticamente y me concedo un salario de cuatro mil al mes, lo que es suficiente para cubrir la mayoría de los gastos. Por conveniencia, me pago de las propias arcas del banco. Parece una venganza bastante dulce sobre una sociedad que me repudió hace mucho tiempo.

    Tengo un pasaporte nuevo y una tarjeta de crédito que utilizo para reservar mi asiento en el Eurostar hacia Londres y luego, de nuevo desde Londres, al norte de Edimburgo y a un viaje que no querría tener que hacer nunca más.

    Especialmente solo.

Capítulo 26

    Doce horas en tren. París hasta el Kyle of Lochalsh, luego un viaje en taxi y una larga caminata, cuello vuelto contra el viento y la lluvia furiosos, hasta las ruinas aún humeantes de la cabaña de Sunita. El cielo es gris, nubes rasgadas atraviesan un mar gris, todos los colores sangran del mundo. ¿Cuánto tiempo desde la última vez que estuve aquí con Sunita? ¿Unos pocos días? ¡Cuán impermanente es la vida en el mundo material, cuán rápido puede cambiar todo y una nueva realidad se presenta, estemos listos para ella o no!

    El tejado ha desaparecido, pero los muros bajos permanecen. Todo el entramado interno se ha convertido en ceniza. Intento diferenciar lo que alguna vez fue la cocina del dormitorio y la sala de estar. Avanzando con cuidado a través de los escombros, reconozco los restos rotos de las tazas de las que Saúl y yo bebimos café, y reconozco en estos restos de la cocina: pedazos de mesa no consumida, las patas de acero de las sillas despojadas de pintura, lamidas por las llamas y que ya se están oxidando. Examino estos restos con cautela, volteo las tejas del techo, los accesorios de iluminación, hasta que por fin encuentro lo que estoy buscando.

    Había temido que no estuviera allí, y me aferro ahora a ello como mi última esperanza, por débil que sea. Me agacho y lo levanto de las ruinas, lo examino por un momento, luego lo dejo caer en una bolsa de polietileno para conservarlo.

    A partir de este momento debo bloquear mis pensamientos, incluso de Sunita. Se me ha pasado por la mente que Saúl podría interceptarlos, ya que ella está en sus dominios. Y, si quiero sorprenderle esta vez, no puedo correr riesgos. Sostengo la única carta de triunfo en mi mano, el único elemento que podría ser su perdición, pero requerirá mucho trabajo, oportunidad y suerte.

    Si puedes oírme, Sunita, mantente fuerte. Ríndete a él si eso te mantiene viva, pero no te pierdas y no desesperes. Tenemos asuntos pendientes tú y yo. Pero primero debo ocuparme de Saul. Y Saul, si puedes oírme, ten por seguro qud no te tengo miedo y que voy a por ti.

    Miro a mi alrededor en busca de intrusos, pero este es uno de los últimos páramos que quedan en la franja occidental de Europa. No hay nadie que me vea. Nadie a quien sorprender. Bajo los párpados y caigo.

    Solo queda un lugar en el país al que puedo saltar con seguridad ahora y resulta que es el único lugar en el que necesito estar.

    Me despierto en un polvoriento ático en Coventry, me quedo quieto un momento y examino el paisaje psíquico. Es posible que la policía haya establecido el vínculo de Sunita con su padre, pero no detecto nada más allá del ruido normal del pensamiento humano. El señor Singh llega a las ocho para abrir la tienda y me encuentra en la cocina preparando té. Acepta la infusión y nos sentamos.

    Él suspira. "Supongo que las cosas no salieron bien"

    "No. Saúl la tiene ahora."

    "Ah." Él se cierra con cuidado, no me permiten leerle en absoluto al respecto. Cambia de tema: "¿Has tenido tiempo de escanear las noticias?"

    "No... he estado ocupado."

    "Pues deberías saber que todo el país está en alerta buscándoos. A los tres. Están armados y son peligrosos. Son letales."

    Es cargante estar asociado con Saúl. Seguro que él es mortal, pero es una medida de la ignorancia colectiva que ninguno de nosotros necesita estar armado para eso. "¿La policía ya ha ido a verte?"

    El niega con la cabeza. “Hay poco en el dominio público que me vincule con mi hija. Bueno...” Suspira una vez más, se hunde un poco, me revela el peso de su corazón. "Saúl la tiene, dices."

    "Si."

    "¿Y pretende matarla?"

    "Aún no."

    "Entonces, ¿qué quiere?"

    Le permito ver lo suficiente en mi memoria para que no tenga ninguna duda de lo que Saúl quiere con su hija. Él alza las manos como si quisiera tocar el cielo. "Todo está perdido, Derek. No hay nada que podamos hacer. Y Sunita se lo ha buscado ella misma."

    “Yo tengo la culpa, señor. Pero creo que hay algo que sí podemos hacer."

    "Si ella está en su lugar de descanso, nadie tiene acceso sin la llave."

    "Por eso estoy aquí. Necesito que me haga esa llave."

    “Pero, ¿cómo? Solo puedo hacer una llave para mi propio lugar de descanso, como cualquier otra persona."

    "Su habilidad para manifestar es como ninguna que yo haya visto, señor. Seguro, siento que puede hacerlo."

    Él ríe. "¿Crees que ese reloj fue difícil? Pero Derek, fue fácil. Lo que estás pidiendo ahora es imposible. ¡Me decepcionas, no has entendido nada de lo que significa ser como somos! Estás perdiendo el tiempo. Es mejor que te escondas, que vayas al extranjero y reces para que nunca te encuentren."

    "¿Y si tuvieras esto?"

    Mira mientras le entrego lo que parece ser una púa de acero oxidado. Está perplejo. "¿Esto? ¿Que es esto?"

    “Saúl trató de manifestar esto atravesándome la pierna, para clavarme a una silla con ella. Yo lo bloqueé, la manifestación fue expulsada, cayó al suelo. Fue olvidada. Ahí es donde he estado estos últimos días, recuperándola."

    El señor Singh asiente ahora, sus ojos brillan, si no del todo de triunfo, al menos de interés mientras sigue el curso de mis pensamientos. "¿Saúl manifestó esto?"

    "Si."

    Lo piensa un rato, sostiene la púa en la mano, siente su peso, la pasa de una mano a la otra. "Llevará tiempo. Manipular el trabajo de otros no es como manifestar el trabajo propio."

    "Pero ¿estás de acuerdo en que vale la pena intentarlo?"

    El asiente. "Si. Debería intentarlo. Necesito espacio, Derek. Y tranquilidad. Y necesito tiempo. Voy a entrar un rato. Te llamaré cuando tenga noticias."

    Déjame explicarte: cuando manifestamos cosas dejamos un rastro de nosotros mismos dentro de ellas, el patrón de nuestros pensamientos, una huella digital, si quieres, o un rastro de nuestro ADN único. Es posible que un hombre con las habilidades únicas de creación de Sing pueda trabajar con eso.

    Como dije, el secreto de la llave no está en su forma, sino en los patrones de pensamiento que le dieron tal forma. Si Singh puede hacerme esa llave, a Saul le espera la sorpresa de su vida. Y yo podría ser capaz de liberar a Sunita de sus garras.

Capítulo 27

    Me he afeitado la cabeza, recortado las pestañas en una forma diferente y blanqueado. He adoptado anteojos y ha empezado a dejarme crecer la barba. No engañará por completo a las cámaras, pero imagino que me mantendrá un poco más abajo en la lista en sus algoritmos de reconocimiento, mantendrá mi imagen como una "posible coincidencia," en lugar de una coincidencia directa. Aún así, me pongo nervioso cada vez que escucho la sirena de la policía, aunque no creo que vayan a por mí con las sirenas encendidas. Miranda ya me advirtió que es más probable un ataque con drones quirúrgicos. Soy uno de los que nunca llegará a la custodia.

    He estado sintiendo las redes en busca de tales máquinas y he detectado al menos su posibilidad. Puedo entender cómo un dispositivo de este tipo, armado con pequeñas bombas guiadas por láser o incluso un arma precisa, sería una ayuda valiosa para la aplicación de la ley, pero también peligrosa para los transeúntes inocentes, y confío en que aún no hayamod caído tan bajo para usarlas indiscriminadamente. Por eso, supongo que estoy sentado más o menos descaradamente en una cafetería de la esquina, poniéndome al día con las noticias en mi Droide recién manifestado. Sí, puedo crearlos ahora.

    El lugar es tranquilo, no más de media docena de prójimos. Ojalá hubiera más, por temor a que tan pocos no constituyan seguridad en número. Además, en caso de que los drones sean capaces de disparar, como sospecho que lo son, he elegido una mesa bien dentro, lejos de toda ventana que dé paso a un trozo de cielo.

    Las noticias dice que me buscan para interrogarme en relación con la muerte inexplicable de un hombre en un vuelo con destino a Frankfurt desde Manchester, también la de un guardia de seguridad y el presunto secuestro de un oficial de policía. ¿Cómo he podido haber llegado a esto: de una entidad desempleada a un Paria internacional? Otra parte del precio de estar con Suita, me temo. No estoy seguro de adónde iremos desde aquí, siempre suponiendo que pueda recuperarla y desenredarnos de los diabólicos tentáculos de Saúl. Si no puedo, es poco probable que el mundo sea lo bastante grande como para ocultar incluso a alguien tan hábil en desaparecer como he llegado a serlo yo.

    Observo que no se da ningún motivo para mi extraño ascenso a la notoriedad, pero la etnia de Sunita se promociona y difumina y se usa para sugerir una vez más un vínculo oriental y, por tanto, un representante de las fuerzas de la barbarie que quieren derrocar a Occidente.

    Me pregunto por Miranda.

    Si habrá regresado ella de París y la han encontrado deambulando por las calles sufriendo de amnesia, si las autoridades lo están manteniendo en secreto. Ojalá pudiera haber hecho más por ella, haber tardado más en pensar las cosas. El daño a su cuerpo fue bastante fácil de reparar, pero el daño a su vida ha sido catastrófico. Aunque ella pueda convencer a sus colegas de que no recuerda nada de lo que le ha sucedido, esto va a afectar a su confianza sobre la solidez de su psique.

    Los agentes de policía de la edad de Miranda a menudo buscan la jubilación anticipada, y tal cosa en su caso puede serlr obligada. Aunque era su trabajo, en todo caso, el único punto de apoyo seguro que ella tenía en la vida.

    En un impulso llamo a la habitación de París. Ella responde de inmediato.

    No estoy preparado para esto.

    “¿Por qué sigues ahí? ¿Qué estás haciendo?"

    "Pensando," dice ella.

    “Miranda, te encontrarán y querrán saber por qué estás allí. Cuanto antes aparezcas vagando por las calles con amnesia, más fácil será para ti."

    "¿Y qué hay de ti? ¿Cómo estás?"

    "No te preocupes por mí. Puedo desaparecer cuando quiera."

    "No puedes si estás muerto. Estoy recordando más de ese incidente en el centro de control, lo que dijo Saul. Aún eres carne, Derek. Aún puedes morir. Si no te atrapamos nosotros, Saul lo hará."

    "Como he dicho, no te preocupes por mí."

    "Ten cuidado al llamarme. Pueden rastrearte. No necesitan tu número de teléfono móvil, solo tu huella de voz. ¿Dónde estás? No me des detalles, solo la imagen general."

    "Estoy de vuelta a Inglaterra. Sentado en un café."

    Ella lee mis pensamientos. "No creas que vas a estar más seguro entre una multitud. La máquina ya ha calculado el número que eres capaz de matar. Si el número de los que están sentados a tu alrededor es menor que eso, créeme, estás listo y se te culpará a ti de terrorismo. Un grupo u otro puede incluso ser lo bastante tonto como para atribuirse la responsabilidad. Difícilmente sería la primera vez."

    No tengo ninguna razón para dudar de ella. Puedo sentir su sinceridad, también su confusión ante la ambigüedad moral de su papel de cazadora de asesinos en masa. "Menuda época en la que vivimos, Miranda."

    "Escucha, he estado pensando. Lo que dijiste sobre la sintonía. ¿Es eso posible para mí?"

    "Eso creo, pero..."

    "He estado sintiendo cosas, escuchando pensamientos, sintiendo los estados de ánimo de los lugares. Me doy cuenta de que incluso he estado leyendo tu mente sin saberlo."

    "Así es como empieza. Llevamos juntos el tiempo suficiente para que experimentes esas cosas. Pero se desvanecerán. No te preocupes."

    "No quiero que se desvanezcan."

    "Dijiste que no podrías vivir como yo. Pero eso es lo que sucederá si seguimos adelante con esto. Todo tu mundo, toda tu vida cambiará."

    "Tendría que ser más discreta, sin duda, pero podría usar estas habilidades para crear una diferencia real, Derek."

    He tenido esta conversación antes, pero al revés. "Una vez me sentí como tú, pero ahora ya no veo este como nuestro lugar. Si estás pensando que podrías usar esto para salvar al mundo, ya estás en el camino equivocado. El sufrimiento es inmenso, las necesidades de los demás te destruirán, te vaciarán. No estamos destinados a salvar a la raza humana de sí misma, Miranda, estamos destinados a trascenderla. Debes aceptar eso antes de emprender esta senda."

    "¿Podrías tú no hacerlo?"

    "¿Hacer qué?"

    "Adiestrarme. Ayudarme a alcanzar la sintonía."

    "No. Yo no estoy en sintonía del todo. Y cuando llegue a esa etapa también habré alcanzado mis últimos días en la tierra. Debo salvar a Sunita si puedo o morir en el intento. Y luego, no sé. Como he dicho, intentaremos librar al mundo de Saúl por ti, pero después de eso, nos vamos."

    "¿No hay nadie más que pueda hacerlo?"

    Esto no está bien. Suena demasiado necesitada, demasiado hambrienta por la transformación. La sintonía solo podría corromperla, convertirla en otro Saúl.

    "Podrías empezar como yo, Miranda, queriendo curar cada herida. Estás pensando que podrías atrapar a todos los criminales, frustrar cada complot, pero te cansarías rápidamente. De hecho, ya estás harta de eso, Miranda. Lo siento en ti como un profundo dolor fatigado."

    "Eso es sólo porque me siento muy impotente."

    El droide emite un pitido con un mensaje de texto entrante. "Tengo que irme, Miranda. Salir de París. Haz tu transición de regreso al mundo lo mejor que puedas."

    Corto la llamada, reviso el texto. Pensé que podría ser de Singh, pero es de la señorita Pringle. Esto me confunde porque al parece me he enviado un mensaje de texto a mí mismo. Dice "Sal de ahí."

    Esto no es más que la manifestación de una intuición más profunda, ¿comprendes?, y un curioso eco de mis últimas palabras a Miranda. Todos recibimos estas cosas de vez en cuando, pero a menudo estamos ciegos o no las creemos. De acuerdo, ponerlas en forma de texto es bastante más literal de lo que se puede explicar fácilmente en este momento, pero confío absolutamente en la señorita Pringle, solo que no entiendo muy bien lo que está tratando de decirme. "¡Sal de ahí!"

    Ah, a veces podemos pasar tanto tiempo leyendo lo metafórico que perdemos de vista esas ocasiones en las que bastará una interpretación más literal. Ahora puedo sentir una presencia, algo que se ha infiltrado. Irradia energía, tanto en mi percepción de los campos de las redes locales como en el material. Está en el aire, cerca, apuntando. ¡Lo siento, apuntando!

    "¡Sal de ahí!"

    Salgo del café a toda prisa, derribando la silla, pensando no solo en preservarme, sino en disuadir a las autoridades de adoptar un enfoque tan utilitario y desperdiciar las vidas inocentes de quienes me rodean. Grito: "Fuego, fuego. Salgan. ¡Ahora!"

    Esparzo dinero sobre la mesa cuando me marcho, un gesto inapropiado de honestidad dadas las circunstancias. La gente alza la vista con alarma, algunos ya se están moviendo. No sé cuántos logran llegar a tiempo. Yo ya estoy fuera y a cien metros calle abajo cuando la fachada del café explota y llueven vidrios.

    Las sirenas aúllan, hay gritos, un gemido aturdido y el paisaje psíquico se llena de fragmentos de cristal que me destrozan los nervios. Al amparo de la capa de humo, me desmaterializo, entro dentro con los oídos todavía zumbando.

    La señorita Pringle está esperando en el escalón delantero de mi cabaña, teléfono en mano y expresión pensativa. "Por un minuto pensé que la habíamos liado," dice.

    "Culpa mía, me quedé demasiado tiempo al teléfono. Miranda me advirtió que tuviera cuidado."

    Me tomará un tiempo resolver esto. Por ahora lo único que sé es que me he salvado el pellejo a mí mismo, pero posiblemente a costa de muchos otros. Me apuntaban a mí, no les importaban los que estaban sentados a mi alrededor. ¡Espero que ellos hayan logrado salvarse! Pero si las autoridades estaban escuchando, si atacaron mi huella de voz, saben que estaba hablando con Miranda. Mi única esperanza es que no tuvieran una coincidencia de impresión para su voz, después de todo, ¿por qué iban a tenerla? Y que ella haya tenido el sentido común de salir del hotel, o irán a por ella también.

    "No te culpes," dice la señorita Pringle. "No sabías que eran capaces de tal cosa."

    "Ahora lo sé. Pero ¿qué hacemos? ¿Cómo se vive en un mundo como este?"

    "A menos que nos cambiemos la piel y el ADN, parece que incluso los estándares actuales de la tecnología implementada son capaces de encontrarnos una vez que estos aparecen en la red. Y su primera respuesta será matarnos. El enfoque del Sr. Singh de llevar una vida ordinaria, muy por debajo del radar, tiene más sentido ahora, ¿no? Hablamos de trascender por completo a la raza humana, Derek. Ahora podría ser el momento de hacerlo."

    "O de unirse a ellos. Como dijo Miranda, piensa en lo efectivos que podrían ser..."

    "Sí, ella presenta un caso casi convincente,"

    "¿Casi?"

    "Ya has visto de lo que son capaces. La violencia y la muerte impuestas en base a esto quizá eviten una mayor violencia y muerte en algún momento futuro. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que personas como tú y Sunita sean dejadas de lado en favor de hombres más despiadados como Saúl?"

    Siento que Singh me llama ahora, una imagen de él surge entre mis pensamientos. "Tienes razón," le digo a ella. "Escucha, tengo que irme."

    Ella asiente, me muestra una tensa sonrisa. Yo cierro los ojos y caigo.

    Parece que somos prudentes al evitar el uso del teléfono, incluso aquellos que hemos manifestado, e incluso para los que no existen números. Le preguntaré a Singh si puede producir un teléfono con un modificador de voz. A pesar de todos los peligros, para aquellos que deseen mantenerse fuera de la red del escrutinio, los teléfonos siguen siendo útiles y yo extrañaría el mío.

    Me despierto a la luz del amanecer del apartamento encima de la tienda. Singh ha predicho correctamente mi reingreso y desliza una taza de té sobre la mesita de noche. "Buenos días, Derek."

    "¿Tienes la llave?"

    Él asiente, me muestra la llave.

    No sé si esto es bueno o no. Tenemos un camino hacia la cabeza de Saúl; deberíamos estar contentos, pero ninguno de los dos está sonriendo.

    Más tarde, Singh está viendo las noticias en la televisión. Los boletines están llenos del bombardeo de café de ayer; las calles están selladas, no se permite que nadie se acerque a la escena mientras presumo que se proporcionan pruebas para apoyar la teoría del bombardeo y se eliminan todas las pruebas de lo contrario. Los boletines de noticias no dicen esto, por supuesto, pero yo lo sé de todos modos, y me pregunto una vez más por mi ascenso de entidad económica a enemigo público número uno.

    Lo que sí dicen los informes es que cuatro murieron y ocho resultaron heridos en el café, pero sé que esto es falso porque no había más de seis en el café conmigo en aquel momento.

    Como había predicho Miranda, un grupo terrorista de Oriente Medio ya se ha atribuido la responsabilidad.

    "Te tienen miedo," dice él. "Porque siempre deben temer lo que no comprenden."

    "Será mejor que me vaya," le digo.

    "Sí," responde. "He tardado mucho en construir este negocio. No quiero que se pierda en una repentina bocanada de humo. Así que vete, Derek, pero ten cuidado."

Capítulo 28

    Al volver al interior, encuentro mi espacio inalterado. La cabaña está como la dejé, también los árboles y las florecillas que había modelado. La señorita Pringle ya no está aquí, ha escapado, supongo que a un lugar más profundo dentro de mi psique. El interior de la cabaña también está como estaba. Esta aparente estabilidad es agradable e inquietante.

    Cojo la copia descartada de Los Principios del Ser y hojeo distraídamente sus páginas. El texto tiene la apariencia del libro de cocina de un alquimista, diagramas extraños y texto en su mayoría ilegible, solo alguna oración ocasional puedo comprender. Será interesante descansar un poco y estudiarlo en profundidad, aunque supongo que todo lo que me dirá el libro son esas cosas que ya he olvidado.

    Lo dejo de nuevo en el estante, aliso las mantas de la cama donde dormía Miranda y dedico un pensamiento a ella. Todavía no hay nada entre los boletines de noticias sobre su hallazgo y ahora me pregunto si ella se ha mantenido cuerpo a tierra, me pregunto sobre enviar sondas en su busca, porque seguramente ahora podría encontrarla. Pero resisto la tentación. He hecho todo lo que he podido por ella. Cualquier otra cosa solo sería sentimental.

    ¡Ja!

    Recuerdo mi insaciable deseo de usar estos poderes para ayudar a los demás, y mi reticencia ahora parece un hito más que indica lo lejos que he llegado desde mis primeros días con Sunita. Esa es otra parte del precio que pago, cuanto más la conozco y pienso en ella, más me parezco a ella.

    Y no me importa.

    Por la ventana veo ahora la puerta por la que pronto dejaré los confines de mi propia imaginación y entraré en la de Saúl. Me pregunto si volveré a ver algo de esto. Aunque esto no tiene por qué ser difícil. Estoy haciendo más de lo que debería; lo único que tengo que hacer es entrar en la cabeza de Saúl, encontrar a Sunita y llevarla de regreso a mi lugar de descanso. Él no puede detenernos, y una vez que se abra la brecha, no podrá sellarla y atraparnos a los dos dentro. En resumen, ¿qué podría salir mal?

    De acuerdo.

    La llave encaja perfectamente en la cerradura, pero eso es de esperar. Que resulta así es la prueba del éxito de Singh al crearla y, durante un largo tiempo, dudo. Dudo para calmar primero mi miedo a Saul y luego a los desconocidos demonios protectores que podría encontrar dentro de él. Es claro que es poco probable que sean tan benignos como lo es la señorita Pringle.

    Es hora. Respiro hondo.

    La cerradura hace clic, la puerta se abre y entro en el patio de un castillo.

    ¡Estoy deslumbrado! Los detalles, la escala. ¡Este es el trabajo de años!

    Hay caballeros medievales por todas partes, firmes como una gran guardia de honor. Llevan armadura de cabeza a los pies y esta reluce como peltre pulido.

    Al principio no me atrevo a respirar. ¿Son astillas de la conciencia de Saul, como la señorita Pringle lo es de la mía? Me recuerdo a mí mismo que no pueden hacerme daño, aunque van pertrechados con muchas armas horriblemente afiladas. Es como un sueño: podemos encontrarnos con muchas escenas aterradoras, pero no debemos prestarle atención a menos que queramos o nos engañen para que creeamos que forman una barrera infranqueable, cuando no lo es.

    Con todo lo impresionante que es y, como todos nuestros espacios interiores, esencialmente esto no es nada.

    Me aclaro la garganta.

    Un guardia gira en mi dirección, luego todos lo hacen, como una serie de robots, haciendo ruido y estruendo. Me mantengo firme, juego mi farol. Luego llega una ráfaga de viento, un polvo pálido se levanta del patio y las cosas comienzan a brillar fuera de foco. Los guardias se evaporan uno tras otro, aún cuando su sorpresa colectiva aumenta como un gimiente coro. Entonces las paredes del castillo comienzan a brillar y a temblar.

    Esto es aún más impresionante.

    E inesperado.

    Mi intrusión ha provocado un colapso de algún tipo.

    Y mientras los edificios se derriten, aparece en la distancia una mesa solitaria entre el polvo en la que Saúl se sienta con Sunita. Ella está elegantemente vestida con un negro vestido largo, él con esmoquin blanco. Un camarero está sirviendo vino en la copa de Saul antes de desaparecer también, dejando a Saul sorprendido y mirando a su alrededor en busca de una explicación.

    Se congela, se queda mudo cuando me ve. Creo que es la primera vez que le veo menos sereno. Es un momento satisfactorio. Me acerco tan casualmente como puedo, sin prisas, paseando. Mantenle adivinando. No sabe que tengo miedo.

    "Lo siento," le digo. "Ese castillo debe haberte llevado siglos en construir."

    Sunita me está mirando ahora y siento algo muy poderoso viniendo de ella, pero que amenaza con abrumarme, así que le hago una señal con la palma para que se cierre un poco. Con un último rubor y un cosquilleo, ella lo hace, pero sonríe su gratitud y maravilla.

    Me siento estúpidamente orgulloso por el hecho de haberles sorprendido a ambos.

    Claramente también hay un veneno dentro de ella por el daño que Saúl ha infligido. Ella toma un vaso y derrama el contenido en su dirección. Ell lo atrapa con su mente antes de que haya cruzado la mitad de la mesa, lo modela en una esfera perfecta de vino rubí, lo ralentiza, luego lo toma en sus manos, lo transforma en una paloma y la suelta hacia el cielo.

    "Temperamento," dice él, y luego: "Derek. Me tienes de los nervios, amigo. Estás aquí sin ser invitado, dentro de mi cabeza. ¿Cómo es esto posible? ¿Te estoy soñando?"

    Sunita se levanta, disuelve su fino vestido y queda en orgullosa desnudez durante un instante. Luego manifiesta vaqueros lisos y camiseta, los cuales comienza a ponerse. Saúl la mira con una especie de conmovedor anhelo. El vestido era uno que él había materializado para ella y la había obligado ponerse.

    Lo siento en él ahora, como lo sentí una vez antes, la básica excitación, y luego una sensación de pánico por la inminente partida de Sunita, pero también me siente escuchando y se cierra. No puede hacer nada para detenerla y sabe que nosotros lo sabemos. Y lo que también intenta cerrar es un sentimiento de vulnerabilidad que me desconcierta porque aquí yo no puedo hacerle nada. No puedo ponerle las manos encima. No puedo jugar nuestro juego de etiqueta psíquica y llevarlo a un lugar en el que no hay llave para su regreso. Solo puedo hacer estas cosas desde una realidad material, y es poco probable que él vuelva a caer en semejante truco. Para que pueda entrar en mi espacio desde aquí, debe aventurarse voluntariamente a través de la puerta conmigo, y tampoco va a hacer eso, así que ¿por qué tiene miedo? ¿Cuál es su debilidad?

    "No me mires así," dice, "no la he tocado. Sabes que no puedo. Aquí no. No a menos que ella me deje."

    "Lo cual, por supuesto, no he hecho," dice Sunita enfáticamente.

    Pero lo que él ha hecho; como había prometido hacer, y ahora siento esto en ella con más fuerza, como una mezcla de asco y vergüenza; es pasar el tiempo atormentándola, desmaterializando repetidamente su ropa, al principio para satisfacer su lasciva curiosidad y luego para vestirla como quisiera y volver a desnudarla. Sunita deja saber que ella se había cansado de eso y elegido cumplir con su elección de ropa, sus vestimentas de prostituta-princesa una tras otra, medias y tirantes y todo. Y en esto, a mis ojos, él la ha profanado con tanta seguridad como si hubiera podido salirse con la suya con ella físicamente.

    ¿Y qué está él pensando hacer ahora? ¿Regresar a la realidad material y comenzar todo el juego de nuevo, pero esta vez con el toque adicional de las autoridades a nuestras espaldas disparándonos desde el cielo con sus drones?

    El último de sus constructos, la mesa, se evapora ahora, no por mi presencia, sino a sus órdenes, y lo que queda es una blancura y una pálida niebla. Hace esto para negarnos cualquier punto de referencia. Y aún se burla de mí. "Es bastante guapa, Derek. ¿Quieres que la desnude otra vez para ti?"

    Quiere blandir su único poder sobre nosotros, pero yo ya siento algo patético en él que me sirve para apagar la llama de una ira al rojo vivo antes de que me abrase el corazón.

    Sigo pensando en una respuesta convenientemente ácida cuando él simplemente se aleja andando.

    Entonces Sunita viene hacia mí, me toma del brazo y se abraza próxima a mí. Lo siento en su respiración, el alivio. "Pensé que estaba atrapada para siempre," me dice.

    "Yo también. Pero, ¿estás bien?"

    "No del todo. Pero lo enmendaré."

    "Él no deja de sorprendernos, ¿eh?"

    "Y tú no dejas de sorprenderme, Derek."

    Miro a mi alrededor, tratando de distinguir formas en el remolino de niebla, pero no hay nada, y no hay modo de saber cuán grande es el espacio sin sentir cada centímetro de él, y la niebla se hace más espesa. "Nunca le encontraremos en esta niebla."

    "Y no podemos controlarla," dice. "Este es su lugar de descanso. Y está apagando las luces. Deberíamos irnos. Llévame de regreso a tu lugar. Hazlo ahora antes de que perdamos nuestro punto de referencia."

    Efectivamente, como si las nieblas no estuvieran ya bastante oscuras, se están oscureciendo más. Manifiesto una linterna. Esto parece estar permitido, pero solo ilumina mi propia forma y la de Sunita. Ella me suelta por un momento y desaparece en la oscuridad, así que me atenaza el pánico una vez más. Ella manifiesta un corto trozo de cuerda, enlaza un extremo alrededor de mi cintura y el otro alrededor de la suya. Esto nos permite cierto grado de movimiento independiente mientras permanecemos vinculados por este endeble dispositivo psíquico y visibles entre nosotros.

    Intento razonar con él, gritando a ciegas en la oscuridad: "No queremos lastimarte, Saúl."

    Las luces se vuelven a encender y la niebla se diluye hasta que le vemos no muy lejos. Ahora estamos en una sala con paneles, una habitación con muchas puertas, las paredes están decoradas con obras de todos los grandes maestros del mundo. Veo a Leonardo, Michaelangelo, Titán...

    "Está bien," dice él. "Porque sabes que no puedes, aquí no. Y eres demasiado lento en el otro lugar. Bueno, ¿cuáles son tus intenciones, Derek? No creas que no las he leído en ella. Hemos estado hablando de esto y aquello. Oh, ella es buena. Capa tras capa de ofuscación, pero sé lo que has estado pensando, que si puedes llevarme a cualquiera de tus lugares de descanso, puedes dejarme allí para que me pudra, o al menos hasta que mi sintonía sea tan débil que ni siquiera pueda manifestar los cordones de mis propios zapatos."

    "¿Por qué prolongar esto, Saúl?"

    "Por ninguna otra razón que yo, amigo, también me estaba aburriendo mucho hasta que me encontré con vosotros dos. Mantenerme un paso por delante de vosotros ha sido fácil, pero también muy divertido."

    "Tenemos una llave al interior de tu cabeza. Podemos usarla cuando queramos."

    "Sí, eso es un inconveniente, y todavía no tengo idea de cómo la has conseguido. Pero no te sirve de nada si estás muerto, Derek. Y la próxima vez que nos veamos, te mataré, porque ahora tienes esa llave y no me dejas otra opción. Entonces ella querrá su venganza y yo me divertiré muchísimo jugando al gato y al ratón. De verdad, eso me hará mucho bien. Independientemente de cómo vayan las cosas a partir de aquí, vosotros habéis sido un verdadero tónico para mi espíritu."

    "No te tengo miedo, Saúl."

    La sala adquiere un enfoque más nítido. Sunita lanza un suspiro de impaciencia. "Estamos perdiendo el tiempo, Derek. Vámonos." Nos movemos hasta una de las puertas y la abrimos. Al otro lado hay una sala muy parecida a la primera, nuevamente llena de puertas, Saúl está de pie en medio y riendo ahora. Quiere esconder la puerta para que no podamos volver a cruzarla. Y no podemos volver a la realidad desde aquí, sin él.

    "Está creando una cinta de Moibus," dice Sunita. "Todo vuelve al mismo lugar. Pero no te preocupes, no podrá mantenerla por mucho tiempo. Se está debilitando a cada segundo. Tendrá que volver pronto al mundo en busca de otra emoción."

    Saul suspira. "Eso es cierto. Sunita, eres una mujer hermosa, pero rápidamente te estás convirtiendo en más problemática de los que vales."

    "Fuiste tú quien pensó que secuestrarme sería fácil."

    "Raptarte fue fácil. También desvestirte, y varias veces, si recuerdas, y muy agradable también. Es el tenerte lo que está resultando más difícil." Él cede. "Está bien. ¿Más claro ahora?"

    Las paredes se evaporan. Estamos de pie sobre un césped bien cortado, con la pared y la puerta a nuestras espaldas. "Ahí," dice, luego asiente como diciendo touché.

    Estamos a punto de cruzar la puerta cuando dice: "Quiero esa llave, Derek."

    "Creo que me quedaré con ella por un tiempo. Tal vez modele unas cuantas y las distribuya entre nuestros amigos."

    "Temía que dijeras eso. Bueno, ¿qué tal esto? ¿Qué tal un duelo?"

    "¿Un qué?"

    "Ya sabes. Un duelo a la antigua, a muerte por supuesto. Nos vemos mañana en el mismo café donde os vi por primera vez. Nos sentaremos uno frente al otro y nos miraremos. El primero en parpadear, se lleva un pincho entre los ojos." Él ríe. "¿Qué te parece?"

    "No lo creo."

    "Jo... venga. Os aceptaré a los dos si quieres, no puedo ser más justo que eso. Dos contra uno."

    Sunita suspira. "Está bien, pero mañana es demasiado pronto. Gracias a ti, Derek y yo no tenemos casas seguras a las que regresar. Es posible que tengamos que despertarnos en cualquier parte del mundo desde aquí. Luego tendremos que viajar evitando a las autoridades que ahora estarán buscándonos. Que sea pasado mañana. Y que sea medianoche, así estaremos seguros de que el café estará vacío. Solo nosotros. Nadie más resultará herido. ¿Sí?"

    Él se encoge de hombros, un poco decepcionado por los términos, pero está de acuerdo. "Bueno."

    Y luego ella dice: "Saúl, quiero que sepas que me has hecho daño, que he sentido tus viles intenciones goteando sobre mi piel como un lodo frío. No te digo esto para aumentar cualquier gratificación que puedas sentir. Te lo digo porque no me gustaría que pensaras que voy a perdonarte alguna vez y ser misericordiosa la próxima vez que nos veamos."

    "Estaremos allí, medianoche, pasado mañana, pero si eres prudente, no acudirás. Desaparecerás, yacerás en silencio, te encerrarás hasta que la sintonía se disipe por sí sola y te haga volver a una vida ordinaria. De lo contrario, Derek y yo haremos el trabajo de nuestra vida para perseguirte. Y seremos nosotros los que no duraremos ni un segundo en matarte."

    Ella me lleva a la puerta y regresamos a la seguridad de mi lugar de descanso. A pesar de toda nuestra valentía, mi sentimiento es de inmenso alivio. ¡Hemos escapado de él! Me apoyo en la puerta, la escucho hacer clic y me siento seguro una vez más, seguro y completo en presencia de Sunita. No puedo recordar la mitad de lo que se ha dicho y eso me importa bien poco.

    "¿Ahora que?" Le pregunto.

    "No lo sé, Derek. Pero será mejor que pensemos en algo y rápido." Ella mira hacia la cabaña y hacia la variedad de hermosas flores que la rodean. Luego gira hacia mí arqueando una ceja en una agria pregunta. "Y, dime, querido, ¿quién es Miranda exactamente?"

Capítulo 29

    Aterrizamos en Nueva York, mismo hotel, misma habitación que la última vez. Sunita se levanta y se baña. Le requiere mucho tiempo sacarle de su piel, mucho tiempo bloquear sus sentimientos de mí hasta que puede confiar en sí misma para no sentir emociones. Luego visita el salón y se corta el pelo, se peina con rizos y se tiñe de rojo. El contraste con su piel marrón dorada es sorprendente, la vuelve irreconocible, un efecto que se basa en la adición de joyas doradas a un lado de la nariz, todo esto para mantener adivinando los algoritmos de reconocimiento facial. Finalmente, manifestamos pasaportes nuevos con nuevos nombres y salimos del aeropuerto JFK a media mañana con destino al Reino Unido.

    A última hora de la noche reservamos en otro hotel más oscuro, mucho menos equipado. Hemos elegido Berwick, en la salvaje costa de Northumberland. Es remoto, pero no tan silencioso para no poder escuchar a Saul venir si es necesario. Existe una sensación de haber ido al suelo, al menos en la medida en que eso es posible en la realidad material, pero también estamos a solo una hora de Edimburgo, un corto trayecto en tren. Mañana viajaremos hasta nuestro enfrentamiento con Saúl.

    Quizá te estés preguntando por qué nos hemos tomado en serio el reto de Saúl. Pero ¿y por qué no? Llegaremos a un enfrentamiento en algún momento, por lo que es mejor que sea por consentimiento mutuo en vez de este juego del gato y el ratón, y mejor más pronto que tarde. Por supuesto, somos conscientes de su astucia, pero también hay vanidad en él, una vanidad suficiente para considerarnos una muerte fácil. Lástima que haya tenido que llegar a esto. Nuestro camino era más limpia. Nuestro camino no implicaba matar, pero ahora no veo cómo podemos evitarlo.

    El día me ha dejado exhausto y desorientado y no veo cómo alguna cantidad de sueño me va a restaurar lo suficiente como para durar un par de segundos en presencia de Saul.

    Ha ocurrido algo extraño durante el viaje. Me he abierto a Sunita y ella ha combinado sus pensamientos con los míos, ha captado cosas que yo estaba pensando y las ha construido con su propio conocimiento, o descartado, ofreciendo sus pensamientos y modificándolos a partir de mis reacciones no verbalizadas. esto mientras estábamos sentados uno al lado del otro en aparente silencio en el avión, tren y taxi. No fue una apertura completa de su parte, sino específica del problema que enfrentamos al tratar con Saúl. Sin embargo, ha creado en mí un mayor anhelo por esa apertura completa que ella ha prometido.

    También quiero curar el dolor en ella, por la humillación sufrida durante su tiempo con Saúl. Intento enviar mi calidez, que ella acepta con una sonrisa y una mano sobre la mía. Pero tomará tiempo superar esto y en el fondo de mi mente siempre está el sentimiento de que ha sido culpa mía, un sentimiento por el que ella me reprende. En cuanto a Saúl, a pesar de todo nuestro pensamiento, no podemos encontrar nada que sea un medio vagamente plausible de lidiar con él, aparte de sentarnos y mirarle fijamente. Y ni siquiera Sunita confía en el resultado en esas circunstancias.

    Es un hotel antiguo, de estilo gótico victoriano y vistas al Mar del Norte. La Maître D es una agradable dama con papada, traje de tweed y caderas robustas. A veces, la etnia de Sunita causa tensiones irracionales en las partes menos cosmopolitas del país, y ahora estamos preparados para ello, pero aquí solo detectamos un aire de bienvenida y tranquilo reposo. Ella no nos reconoce por nuestras espantosas fotos policiales en las noticias de televisión, solo está agradecida por nuestro dinero ya que el negocio flaquea.

    Como escondite, Berwick servirá por ahora.

    Al registrarnos, Sunita se detiene en los detalles de su nombre y dirección inventados antes de escribirlos en el libro de visitas, y de repente me dice: "Yo no rechazaría una relación esporádica con Miranda, ¿sabes? Quiero decir, si es lo que tú quisieras."

    "Pero yo no quiero."

    "Pero la encuentras atractiva."

    "Es atractiva, sí, y tiene ciertas vulnerabilidades atractivas, pero no la deseo."

    Ella niega con la cabeza, un poco desconcertada. "Yo no pondría ninguna objeción si lo hicieras, siempre y cuando aún procuraras que una parte de ti al menos pasara tiempo conmigo."

    “Sunita, mi mente está abierta para ti, como siempre y, como siempre, la tuya está cerrada para mí. Pero aunque no tengo ni idea de a qué te refieres con esto, al menos debes saber que estoy diciendo la verdad cuando digo que no la deseo."

    Ella sonríe ante mi susceptibilidad. ¿Protesto demasiado? Pero es cierto: no deseo a Miranda.

    "Te creo," dice ella. “Pero en serio, yo no tendría ninguna objeción emocional al respecto. El mensaje es más bien este: ¿nos sería ella útil como un ser sintonizado? Somos tan pocos, Derek. Quizá nuestros problemas con Saúl son los que son porque no somos suficientes."

    "¿Útil para nosotros? No lo sé. ¿De qué uso soy yo para nosostros?"

    Ella me mira con paciencia. "Tu utilidad está en tu compatibilidad y en tu muy halagador apego hacia mí, Derek. Y es tu confianza lo que, por supuesto, yo atesoro. Pero aún así, me pregunto, tal vez sería bueno que trajeras a alguien más, como yo te traído contigo. Amplíar tu experiencia, por así decirlo."

    "¡Sunita! ¿Has olvidado nuestro propósito? En cuanto estuviera listo, dijiste que trascenderíamos todo esto. Y créeme, estoy listo cuando tú lo estés."

    “Lo sé, y lo haremos... pronto. Lo prometo."

    Estoy desconcertado por este giro en la conversación, pero luego veo un destello de algo en sus ojos. No necesito leer su mente. "Estás pensando que puede que no sobrevivas al próximo encuentro con Saul. Estás tratando de protegerme. Sunita."

    Se ve pensativa por un momento, luego me aprieta la mano. "Debemos estar preparados para todas las eventualidades," dice.

    Pero hay más en ello. "Estás pensando en enfrentarte a él sola, ¿no es así? Yo no puedo dejarte hacer eso."

    "Puede que no tengas elección, Derek."

    "¿Por qué?"

    "Porque puedo insistir en ello y serías incapaz de detenerme. Y si las cosas me salieran mal, tendría sentido que tú cuidaras de Miranda. Su posición dentro de la sociedad establecida podría ser útil para lidiar con Saul a largo plazo."

    "No estoy en sintonía, Sunita. Recuerda, sin ti mis poderes se desvanecerán. Volveré a ser normal de nuevo. Entonces no servirá de nada que me acerque a Miranda porque ella no me serviría de nada a mí."

    Ella sonríe ante eso. "Me alegra que no estés tan cegado por tu atracción como para no ver la ambición en ella."

    "Veo la ambición porque no estoy cegado por la atracción, y no estoy cegado por la atracción porque no hay atracción. Ahora, ¿podemos dejar esto, por favor?"

    Ella no responde, se protege, sonríe en secreto y luego vuelve a ocuparse de los asuntos de Saúl.

    "Debemos prepararlo," dice.

    Y prepararlo implica, a primera vista, nada más que sentarse tranquilamente en nuestra habitación, con los ojos ligeramente cerrados. Parece que dormimos, pero de hecho ahora estamos sintiendo el paisaje psíquico de la ciudad de Edimburgo. Hemos recogido las líneas de comunicación y las hemos seguido, las hemos cabalgado con el ojo de la mente. CCTV. Postes de telefonía. Ferrocarriles, cables de fibra óptica y drones.

    Desde el incidente en el café en Coventry, he desarrollado un comprensible interés en los drones armados que han comenzado a patrullar nuestros cielos. No los había visto antes, pero no me lleva mucho tiempo distinguirlos, ahora sé que están ahí. Afortunadamente, tienen una firma de energía distintiva, por lo que es poco probable que uno vuelva a sorprenderme.

    Vuelan trazando un perezoso ocho sobre la ciudad. Cuento tres y estimo que ni un centímetro cuadrada está a salvo de su artillería guiada por láser.

    Estoy mejorando en la exploración de maquinaria. Las máquinas fueron mi primer amor, por supuesto, hace mucho tiempo, y ahora solo se necesita un poco de práctica para sondear un rastro a través de ellas, con tanta seguridad como si las estuviera desarmando con las manos. Detecto pequeñas bombas, unos cuantos kilogramos de explosivo, modestos, pero suficientes para asesinar a un puñado de personas si están lo bastante juntas.

    También hay una arma guiada con láser y, supongo, capaz de gran alcance. Me imagino a gente sentada en oficinas detrás de pantallas de ordenador, como en ese centro de control, con imágenes de objetivos apareciendo para su conveniencia, invitando a la sanción. ¿O no es así en absoluto? ¿Será que una vez que se da la orden, las máquinas toman la decisión y vigilan sin cesar, incansablemente, esperando a su presa, pasando su identificación entre sus hermanos en todo el mundo? Hoy, mañana, la semana que viene, el año que viene, no hay diferencia. La máquina siempre te atrapará al final.

    El arrificio está finamente recortado, naturalmente evasiva. Las noticias de su presencia aún no han salido y habrá una protesta pública cuando lo haga. Me aseguro de que la historia se publique en el periódico de mañana, con la impresión del artista y los detalles de la ruta de vuelo.

    Sunita sonríe mientras lee esto en mí, lo aprueba, creo.

    "Vamos a tomar un poco de aire." dice.

    Así, paseamos.

    Estamos en la playa, con una fina niebla plateada que sopla desde un mar embravecido sobre amplias arenas, ella se vuelve hacia mí y me dice: "Derek, escucha, ya estás completamente en sintonía. Creí sentirlo en ti cuando viniste a por mí en el lugar de descanso de Saúl, pero ahora estoy más segura."

    "Que pudieras mantener estructuras en tu espacio interior y que tuvieras el más mínimo efecto en la psique de Miranda en tan poco tiempo es prueba suficiente, si es que se necesitaran pruebas. Has completado el viaje, amor mío. Ahora somos iguales, tú y yo."

    Siento un mareo con esta noticia. Había comenzado a preguntarme sobre ello, ya que ya era capaz de tanto, ¿qué más podía lograr? Entonces, no había vuelta atrás para mí. Pero luego me doy cuenta de lo que esto significa:

    "Sunita, ¿qué estamos haciendo contemplando siquiera enfrentarnos a Saul mañana? Abrámonos el uno al otro... aquí... ahora... Olvídalo. ¡Hagámoslo! Esto es todo por lo que hemos trabajado, todo a lo que hemos aspirado. Al infierno con Saul. Dejemos que las MIranda del mundo se ocupen de él."

    Ella levanta una mano para ralentizar mis pensamientos. "Porque no sé qué va a pasar cuando nos abramos el uno al otro. Y Saúl se ha vuelto ahora como un virus que nos contamina las cabezas. Me pone la piel de gallina. Primero debemos deshacernos de él, y luego necesitaremos un distancia de algunos días o semanas después para lavar su recuerdo. No puede quedar ningún rastro de él que perturbe nuestro propósito, Derek. Pero escucha, si algo me pasara mañana, tendrá sentido que busques a Miranda. Intenta persuadirla para que haga contigo lo que yo no pude."

    "¿Ya estamos otra vez? Sunita, no, no puedo. Si algo te pasara mañana, haría la búsqueda de mi vida para llegar hasta Saúl o moriría en el intento. Y no vas a enfrentarle sola. Tiene que haber otra manera."

    "Pero ahí lo tienes, ¿lo ves? Has demostrado mi argumento. Tiene más sentido de esta manera. Al enfrentarlo juntos, los dos podríamos morir. Pero solos, si llegara a uno de nosotros, siempre existe la posibilidad de que el otro aprenda de ello y vencerle de alguna manera en otro momento."

    "Entonces déjame a mí enfrentarme a él."

    Me hace saber que ella tiene mucha más experiencia, muchas más probabilidades de sobrevivir a un juego como el que propone Saul que yo. Puede que ahora esté completamente en sintonía, pero todavía tengo mucho que aprender. Leo todo esto en ella y me resulta difícil argumentar en su contra por motivos pragmáticos, solo tengo motivos emocionales.

    "Sunita, no voy a dejar que lo hagas."

    "No se puede evitar," dice. Y luego: "Ven, volvamos al hotel y hagamos el amor."

    Ella cree que va a distraerme con esto y, si hubieras hecho el amor con Sunita tan solo una vez, entenderías lo poderosa que podría ser esa distracción. Pero olvida cerrarse y capto las tácitas palabras en la punta de la lengua.

    Está pensando que esta podría ser la última vez.

Capítulo 30

    Hay muchas formas de matarle, pero parece que las he tachado todas de la lista ahora como inverosímiles. Es posible que hayas notado antes mi interés en los drones que patrullan nuestros cielos, y tendrías razón al pensar que me pregunto si puedo, de alguna manera, que identifiquen a Saul y lo despachen en una lluvia de balas o con una bomba bien apuntada. Pero no puedo pensar en hacerlo de una manera que no implique exponernos también a nosotros mismos al peligro o arriesgar la vida de los demás. Nuestros poderes son considerables, pero todavía estamos sujetos a ciertas limitaciones físicas. Necesitamos ser mucho más poderosos de lo que somos.

    Mientras nos alejamos de la playa, un sol bajo se inclina desde el Oeste y baña la escena con una luz ámbar. También tiene un beso de calidez y el viento amaina, invitándonos a hacer una pausa, a sentarnos un rato y a mirar contemplativamente a través de las olas de cobalto coronado de espuma.

    ¿Cómo matar a Saúl?

    Si queremos tener éxito en esto, nuestros poderes no deben multiplicarse por diez, sino por cien. Él ha de volverse como un niño para nosotros.

    "Sunita, creo que te equivocas."

    Ella me mira, una ceja familiar arqueada en interrogación. "¿Sí? ¿Te digo que estás en sintonía y de pronto llevas los pantalones otra vez?"

    No respondo, pero bajo mis defensas, me abro completamente a ella.

    "Derek, ¿qué es esto? ¿Qué estás haciendo? Aléjate. Esto... esto es demasiado."

    "Es la hora, Sunita."

    "No, ya te lo he dicho. Sólo podemos hacerlo después de haber lidiado con Saúl."

    "Estás equivocada. Deberíamos hacerlo ahora."

    "No. Absolutamente no. No podemos hacerlo ahora."

    Pero ella sabe que es cierto. Solo tiene miedo. Ella me ha traído, nos ha traído hasta aquí, y ahora teme dar el paso final. "Es que no sé qué va a pasar," me dice. "Podría suceder cualquier cosa. Podría matarnos a los dos. Podríamos desvanecernos en el aire, convertirnos en susurros, espíritus flotando en el universo de nuestra propia creación."

    "Estoy preparado para eso. Déjalo ir. Sunita. Ábrete."

    "Derek, como poco eso nos cambiará. Yo... puede que no te reconozca después. Y..."

    "¿Y?"

    "Oh, Derek, ¿no es obvio? Yo... me he vuelto muy apegada a ti. Creo que eres muy... dulce. Preferiría seguir conociéndote como lo hago antes de arriesgarme a perderte en el vacío."

    Si eso es lo más cerca que va estar de admitir que está enamorada de mí, tendrá que bastar. "No tengas miedo, Sunita. Deja que esos sentimientos nos guíen en lugar de nuestro miedo a Saúl. Pero, ¿no has pensado que algo como esto podría hacernos más fuertes?"

    Esto le da una pausa. "No me he atrevido a pensar en ello en esos términos," dice. "La búsqueda de este estado siempre ha sido algo puro y casi espiritual. Nunca ha parecido prudente pensar en lo que uno podría ganar personalmente, más allá de alguna forma de trascendencia."

    "¿No es trascendencia exactamente lo que necesitamos aquí?"

    "No lo entiendes, Derek."

    "Entiendo que sin alguna forma de trascendencia, o un milagro, al menos uno de nosotros va a morir mañana. Y entonces sí estaremos perdidos el uno para el otro."

    Ella piensa durante mucho tiempo en esto, luego asiente. "Está bien," dice ella. "Sí, puede que tengas razón en esto." Me toma de la mano y cierra los ojos, se prepara para abrirse. "No," dice ella, "no te prepares. Debes acercarte al borde del acantilado y saltar. Saltar dentro de mí."

    Es como levantar una persiana de acero. Al principio, solo avanzamos un poco, probando la interacción de nuestros pensamientos. Y el interior de ella es hermoso. Su mente posee una riqueza y una sabiduría más allá de su edad, y ella también encuentra en mí una belleza que no había sospechado, pero por la que siento una alegría creciente. Y sintiendo la alegría, ella también la siente.

    Comenzamos a experimentar el delicioso chillido de una resonancia psíquica, mantenida a salvo por ahora, mientras tanteamos el camino. Pero cuando el obturador se abre por completo, de repente la resonancia es cegadora, aterradora, y quiero alejarme, pero de alguna manera doy la vuelta y doy ese salto hacia las profundidades de ella.

    Lo que experimento es una explosión y una lucha, y la sensación de que no hay diferencia entre lo que soy y lo que estoy viendo. Yo soy la arena, el mar, las nubes. Soy la luz del sol y el aire ambarino, y Sunita es lo mismo. Nos hemos convertido en lo mismo. Estamos sentados en la arena, tomados de la mano, pero al mismo tiempo nos elevamos como una nube de átomos materiales dispersos en las ocho esquinas del infinito. Y la sensación es amor. Es etéreamente cálido y tan sexual como la tierra.

    Cuando me recupero, estoy boca abajo en la arena y la marea ha llegado a lamer los dedos de los pies. La ropa de Sunita está cuidadosamente doblada debajo de mi cabeza como almohada. El aroma de ella se eleva con una frescura vigorizante. Cuando miro, veo que ella se ha alejado un poco. Está oscuro ahora y una pálida brecha de luna se eleva, prestándole la apariencia de una diosa de antaño. Ella es Hera y Brigidh, ella es Sophia y ella es Beatrice, excepcional e intensamente poderosa, la exquisita perfección de su cuerpo me lanza un estremecimiento por la espalda.

    Ella se gira, me sonríe y extiende la mano. Su mente está abierta, sin fondo, perfecta, un viaje sedoso hasta el corazón donde se encuentra la verdad de ella, y la verdad de ella es esta:

    Un asombroso esplendor y una visión de cada rincón material y grieta del mundo material, sin pertenecer más a este mundo.

    Y con un «puuf» de estrellas, ella se ha ido.

    Lo último que escucho en mi mente es su risa.

    Me siento erguido preguntándome a qué está jugando. Todavía siento su presencia, así que sé que no me ha abandonado. Luego reaparece, una vez más en el mar, pero esta vez me veo a mí mismo cuando la miro, y cuando veo lo que creo que era yo mismo sentado allí en la playa, me doy cuenta de que soy ella, hasta el punto de sentir el suave y sustancial peso de su pecho y la cálida y exquisita hendidura de su feminidad. Nos hemos convertido en conceptos intercambiables.

    Encuentro esto impactante al principio, pero hago ciertos ajustes y estoy comenzando a disfrutar de esta conciencia íntima única suya cuando Sunita recupera su aparente forma material. Entonces estoy en el mar, donde ella estaba antes, con el frío impacto alrededor de mis piernas y las partes inferiores encogidas. De nuevo escucho la risa en el oído de mi mente mientras ella observa con ojos que brillan desde la playa. No estoy seguro de dónde empieza ella ni dónde termino yo.

    Y luego caigo y volvemos a mi lugar de descanso, exactamente como estábamos. Solo que también nos hemos traído el mundo con nosotros, al menos en la medida en que podemos verlo: la arena, el mar, la noche, la luna.

    Nos hemos vuelto más poderosos de lo que puedas imaginar.

Capítulo 31

    Miranda se sienta en una oficina desconocida, varios pisos más arriba, un bloque anónimo que se eleva por encima del severo techo de la ciudad de Manchester. Es tarde. La oficina está a oscuras, solo las luces de la ciudad y el resplandor de su terminal informaaatico proyecta una iluminación suave en su rostro. Ella no le presta atención y, en cambio, mira hacia la nada.

    Pasa un rato antes de que note mi presencia mientras me apoyo en la esquina con los brazos cruzados, observándola. Llevo un tiempo ahí. Ella parece pensativa, pero al menos parece haber sido aceptada de nuevo en los pasillos de la autoridad, aunque sea con cautela. Está asignada a tareas administrativas por ahora, en espera del resultado de las evaluaciones psicológicas. Su amnesia les preocupa. Creen que está mintiendo al respecto, lo cual, por supuesto, es cierto.

    "¿No tiene un hogar al que ir, inspectora?"

    Ella da un jadeo satisfactorio. "¡Derek!"

    "Pensé en pasarme y ver cómo te iba."

    Ya no necesito haber dormido en un lugar para visitarlo, al menos no así. Puedo encontrar a quien quiera, cualquiera que no me esté bloqueando, y proyectarme en ese lugar. Es una habilidad extraña, pero potencialmente útil. Este no soy yo, ¿entiendes? La parte vital de mí sigue durmiendo, acurrucada junto a Sunita; su calor es tanto una advertencia como un bálsamo. Lo que te está hablando ahora, lo que está viendo a Miranda, hablando con Miranda, es un fantasma de mí mismo. Soy real e irreal al mismo tiempo.

    Espeluznante, ¿no?

    "¿Me has estado leyendo?" Me pregunta.

    "Si."

    "Pues, por favor, para. Es... grosero. Y espeluznante."

    "Concedido. Mis disculpas."

    "Supongo que no tiene sentido preguntar cómo has entrado."

    "No. Yo mismo no estoy seguro de haberlo entendido todavía, aunque técnicamente hablando, no estoy aquiii en absoluto, al menos no en la medida en que me registro como una presencia física. Sospecho que ni siquiera el gato de la oficina sabe que estoy aquí ".

    Ella piensa en esto, lamenta haber preguntado, pero se alegra de verme. "Estoy aliviada de que estés bien. Oiii lo del atentado con bomba en el café. Yo... sentí que habías logrado salir, pero no podía estar segura".

    "Saliii de ello bien".

    "¿Y Sunita?"

    "Ella está a salvo".

    "Ambos debeeeis tener cuidado. No tienes idea del nivel de vigilancia ahora. Es global, todo en red... y las sanciones también, me refiero a los drones... todo legal ".

    "Sí, eso fue una sorpresa para nosotros, pero ahora que lo sabemos podemos encargarnos de ello ".

    "Estoy segura de que podeeeis".

    "¿Dónde resurgiste?"

    "París, como dijiste. Había pensado en ir a tierra, pero una parte de mí no ha terminado con la esperanza de poder cambiar de opinión, sobre... ya sabes, enseñarme. Necesitaré toda la ayuda posible si me destinan de nuevo a funciones activas. Una supermujer podría conseguirlo. Ciertamente no seraaa asiii. Al menos no en mi estado mental actual ".

    "Debes tener paciencia, Miranda. Te dejarán volver".

    "Nunca volverán a confiar en mí, Derek. Lo que sucedió fue demasiado extraño. Siempre ha de haber una explicación, y para esto no la hay. Desaparecí de una habitación cerrada con un sospechoso, dejando atrás a un oficial de policía muerto, y materializada en París sin saber cómo llegué allí ni qué pasó ".

    "Es incómodo, lo sé. Pero antes no confiaban en ti. No confían en nadie. Lo que sucedió no cambia nada. Todo lo que hay es el debido proceso. Simplemente debes seguirlo".

    "Está bien. Supongo que sí. Tienes un deprimente sentido comuuun."

    "Tu mundo es como una máquina, Miranda. Una máquina programada por una máquina. Ya no hay amor, ya no hay odio en él. Sólo conveniencia. Si le conviene que vuelvas a ocupar tu antiguo cargo, entonces asiii será. Pero yo no envidio tu mundo y me alegra estar fuera de él ".

    "Pues sálvame de eeel. ¿O es que... Sunita no lo aprueba?"

    "Sunita no tiene objeciones. De hecho, se pregunta si podrías sernos útil".

    "¿Has discutido esto con ella?"

    "Por supuesto. Y ahora estoy completamente en sintonía, así que podría hacerlo. Podría ... entrenarte".

    "Pero no lo vas a hacer."

    "No. Por ahora temo cómo reaccionarás. Esto podría convertirte en una diosa, como Sunita, o en otro demonio como Saul. Y tuuu serías un demonio formidable, Miranda."

    Ella se estremece, se masajea el hombro inconscientemente. "¿Saúl todavía sigue ahí fuera?"

    "Me temo que sí, pero no por mucho tiempo. Mañana. Mañana, Sunita y yo nos encargaremos de eeel".

    "¿Es eso lo que has venido a decirme?"

    "En parte. Tus drones también me preocupan, Miranda. Parecen crueles. Tendrán que desaperecer."

    "No son mis drones, Derek. Son solo una manifestación de cómo es el mundo. Como dijiste, son convenientes. Pero ¿qué puedo hacer con ellos?"

    "Nada. Eso está siendo gestionado, con suerte. Cuando empiecen a desaparecer, los drones, quiero decir, no querría que perdieras el tiempo buscando una explicación. Te enviaré una señal cuando comience. Probablemente mañana. Entonces también sabrás que Saúl no seraaa un problema".

    "¿Y si no hay ninguna señal?"

    "Significa que Sunita y yo hemos fracasado. Que hemos subestimado a Saul de nuevo. También significaraaa que Saul es problema tuyo".

    "Nunca te volveré a ver, ¿verdad?"

    "Nunca podemos decir nunca, Miranda. Ahora, cierra los ojos".

    Estoy pensando en desvanecerme sin que ella me vea, pero ella niega con la cabeza, mantiene desafiante los ojos abiertos. No es esencial que uno sea sumiso, pero en el proceso de sintonía ayuda, y dudo que incluso uno tan poderoso como Sunita encuentre fácil a Miranda.

    Ella observa cómo me desvanezco, me fundo de nuevo hacia Berwick y la cama de Sunita.

    Pero Sunita está ahora junto a la ventana bebiendo té. Observa salir el sol, se ve pensativa, serena. Ella siente que me estremezco.

    "¿Listo ahora?" Me pregunta

    "Si." Pero hay un ceño fruncido. Lo que realmente quiero decir es que estoy tan listo como siempre.

Capítulo 32

    Pasamos gran parte del día pensando, luego tomamos un tren tardío a Edimburgo. El café está cerrado, pero la cerradura cede fácilmente con un dramático florecer de chispas ante la voluntad de Sunita. Ella hace esto para divertirme. Apago la alarma de una manera más discreta antes de que tenga la oportunidad de asustar a nadie, y nos acomodamos dentro.

    Hay un aire de tranquilidad en nosotros, sin prisas y sin miedo. Sunita se sienta un rato y se divierte manifestando anillos enjoyados en sus dedos para luego disolviéndolos. También da forma a sus uñas, primero puntiagudas, luego recortadas, luego varios tonos de barniz. Yo siento una semana de barba en el rostro, la regaño dulcemente por ponerla allí y me la limpio pasando la mano.

    "Oh, pero estabas mucho más distinguido," dice ella.

    Sí, no solo podemos proyectar nuestra presencia insustancial en cualquier lugar a voluntad, también podemos manipular nuestra biología, no solo hasta el punto de repararla. También podemos darle forma.

    "¿Quieres que te agrande las caderas?," le pregunto. "¿Que te reduzca el pecho?"

    Ella piensa en ello durante un momento, curiosa. "¿Me preferirías con un busto más pequeño, Derek?"

    Me cobro mi venganza haciendo que un mechón de cabello crezca muy largo y le caiga sobre los ojos.

    Ella da una carcajada.

    Podríamos seguir en esta línea como niños, pero oímos la puerta y Saulo está allí de pie y lleva las cosas a un punto crítico, por así decirlo. Sin prisa, Sunita hace girar el mechón en un rizo alrededor del dedo y lo coloca de manera más ordenada.

    "¿Algo os divierte?" dice. él

    Ah, eso es interesante. Al leerle vemos que no está preparado para nuestra ligereza y esperaba convertir esto en un enfrentamiento más dramático. Tiene predilección tanto pot lo teatral como por lo violento.

    Sunita tensa su rostro desde la alegría hacia algo más decoroso.

    "Buenas noches, Saul," dice ella.

    Me sorprende su firmeza al venir aquí, me sorprende que no tuviera en mente algo más tortuoso, como quizá lanzarnos sus cubitos de hielo desde lugares remotos de la ciudad. Pero no, tiene mucha confianza. Y su ego exige ver la expresión en nuestros rostros mientras nos hace daño.

    Hago un gesto hacia la mesa, le invito a unirse a nosotros. Su confianza está un poco sacudida por el hecho de que no puede sentirnos bloqueando, pero tampoco puede leer nuestros pensamientos. Está pensando que podría matarnos, más o menos por capricho, en cuanto quiera. Es solo su curiosidad lo que detiene su mano. De lo que no se da cuenta es que nuestros pensamientos han cambiado de velocidad. Ahora operamos a una frecuencia mucho más alta.

    Somos como fantasmas para él.

    Él se sienta, se une al juego.

    "Bonito traje," dice Sunita. Y de hecho es un bonito traje.

    "¿Lo hiciste tu mismo?" Pregunto.

    Saul me mira con impaciencia. "¿Estás tratando de ser gracioso?"

    Sunita se esfuerza por tranquilizarle. "Estoy segura de que Derek lo ha dicho como un cumplido, Saul."

    Ahora a él le molesta nuestra alegría, se pregunta si estamos borrachos o drogados. "Bueno, sí, lo hice yo mismo, de hecho."

    "Nos halagas," dice ella. "Claramente las ocasiones significan algo para ti. Pero estoy olvidando mis modales. ¿Quieres un café antes de comenzar?" Ella manifiesta tazas llenas con granos instantáneos, luego vierte agua de una jarra. "Siempre está bien ser civilizado, ¿no crees?"

    Yo doy un sorbo. Saúl obedece a un reflejo largo tiempo integrado y hace lo mismo, compone una mueca y deja la taza en la mesa con estrépito. "Está frío," dice. "Tienes que esforzarte un poco más, amor."

    "Ah, un momento," dice y, de inmediato, el café está humeando.

    "¿Has usado tu energía para calentar el agua?" Le pregunta. "Te arrepentirás de eso. Necesitarás toda la energía que puedas reunir dentro de un momento."

    "No necesitamos tener miedo de perder energía, Saul. No somos como tú. En cualquier caso,no. No usé mi propia energía. Usé la tuya."

    Él no comprende, la ignora, piensa ociosamente en desnudarla. Sí, ambos lo sentimos. La persiana de acero de su mente se ablanda, se vuelve humo, se adelgaza y le deja completamente abierto. Incluso yo podría entrar sin hacer nada y manifestar lo que quisiera dentro de él ahora. Me pregunto qué puedo usar. ¿Un cubo de hielo? ¿Una púa? ¿Un muñeco de peluche Mr Happy? ¿Una rana? No, esta última es materia viva, todavía no puedo hacer eso. Yo nunca haria eso.

    Entonces, ¿qué haremos? Sunita responde por mí, traviesamente.

    Él pega un brinco cuando su traje desaparece. Se queda llevando solo los calcetines, se ve pálido y vulnerable, y ligeramente ridículo. Sunita da una palmada en la mesa y grita de risa. Esto no era parte del plan, pero cualquier cosa que la divierta me parece bien a mí. "Oh, Derek, vosotros los hombres no tenéis idea de lo bobos que parecéis sin ropa."

    Yo me uno en defensa de Saúl. "Para ser justos, quedamos mejor sin los calcetines, Sunita."

    "¿Eso crees?"

    Los calcetines también desaparecen. Ella niega con la cabeza. "No es una gran mejora," dice. "Quizá, mi querido Saul, necesitas preguntar sobre la membresía de un gimnasio. Ciertamente no cambiaría mi cuerpo por el tuyo."

    Saúl disimula su vergüenza. "Muy bien, muy divertido," dice.

    En este punto, o intenta manifestar un cambio de ropa, o intenta despojarnos a Sunita y a mí de las nuestros en una venganza de ojo por ojo. Siento la emoción en él, familiar de mis propios patrones mentales durante la manipulación de la materia. Pero no pasa nada, y por fin veo la expresión en el rostro de Saúl que yo tanto había deseado ver desde que me di cuenta de lo que él era capaz de hacer: desamparo.

    "¿Ves?," dice Sunita. "De verdad usé tu energía para calentar el café, y algo más. Banal, lo sé, después del dramático enfrentamiento que estabas planeando. Estábamos pensando que tendríamos que matarte. Y yo lo habría hecho, excepto por Derek aquí presente. Es a Derek a quien debes agradecerle la vida. Pero acordamos quitarte el poder. En mi opinión eso es un poco menos de lo que te mereces, pero es suficiente."

    "Lo siento, Saul, pero así están las cosas. Es una lástima que eligieras el camino que elegiste. Podríamos haber sido amigos."

    "¿Lo sientes?" Él se pone en pie abrumado por una rabia terrible, vuelca la mesa, hace llover café y tazas. "¡Yo te haré que lo sientas!" Intenta manifestar una púa, luego un cubo de hielo. En ambas ocasiones yo soy su objetivo. (Esa es la gratitud por ti) No pasa nada. Ni siquiera hay necesidad de defenderme. Está impotente, es verdaderamente inofensivo ahora.

    Casi siento tristeza por él. "Se ha terminado, Saúl."

    Sunita y yo hacemos ademán de irnos.

    Saúl está atónito y asombrado, contempla la vida que tiene por delante, su vulnerabilidad, las posibilidades de eludir la autoridad como un mortal común, luego piensa en lo práctico: "Por el amor de Dios," implora, "al menos dejadme algo de ropa."

    Estoy a favor de concederle este último pedacito de dignidad, pues la compasión siempre ha sido mi debilidad. Miro a Sunita, pero ella está recordando las humillaciones que él le infligió, y menea un poco la cabeza con firmeza.

    "Por cierto," dice ella. "He llamado a la policía. Así que vas a estar ocupado."

    Intenta dar un paso dentro de sí mismo, pero permanece exactamente donde está, atrapado en una realidad material y completamente a su merced. Sí, podríamos haberle matado fácilmente, y tal vez creas que deberíamos hacerlo, pero matar siempre es un error, un error que los poderosos cometen con demasiada frecuencia cuando dominan a los débiles, sin darse cuenta de que cuanto más poderoso se vuelve uno, menos necesidad de ella tiene.

    Ya en la calle busco a los drones, los hago explotar uno por uno. Las alarmas de los coches y las alarmas de las casas y las de las tiendas se disparan por toda la ciudad. La visión es para quitar el aliento, la onda de choque muy impresionante.

    "Muy bonito," dice ella. "¿Por qué?"

    "Porque un hombre sin pantalones se merece una oportunidad deportiva."

    "No es que él nos hubiera dado una," dice. "Además, le prometiste a Miranda una señal, ¿no es así?"

    "Lo hice."

    "Sigo pensando que deberíamos haberle matado. No estoy segura de que no pueda abrirse camino y no regrese."

    "Puede ser así. Pero cuanto mayor es el poder, Sunita, mayor es la necesidad de compasión o corremos el riesgo de convertirnos en, bueno... en él."

    "Si, Maestro."

    "¿Y ahora qué?"

    Ella me toma del brazo y nos alejamos tranquilamente, uniéndonos finalmente a la multitud que sale de los clubes nocturnos. "Tengo en mente una nueva identidad," dice ella. "La capacidad de alterar nuestra forma agrega todo tipo de nuevas posibilidades a la aventura, ¿no crees?"

    "Sí. Pero creo que deberíamos tomarnos un tiempo para aprender a usarla."

    "Está bien, entendido. ¿No te has dado cuenta de lo feliz que estoy de permitirte llevar los pantalones de vez en cuando?"

    "Sí, aprecio mucho no sentirme tan... sumiso todo el tiempo."

    Un hombre cae borracho a nuestros pies. Sunita se arrodilla y le pone una mano en la frente antes de levantarse casualmente y continuar. El hombre se levanta sobrio y desconcertado. "Tenías razón," dice ella, "Si bien no podemos reparar el mundo, no está mal echar una mano si surge la oportunidad."

    "Me alegra que pienses eso. Pero escucha, esa nueva identidad de la que estabas hablando. ¿Hay alguna forma en particular que quieras para mí?"

    "¿A qué te refieres?"

    "¿Me preferirías más musculoso, quizá?"

    Ella hace una mueca para indicar su disgusto por los hombres musculosos. "Solo le dije eso a Saúl para insultarle. No lo decía en serio."

    "Está bien, sin músculos. ¿Me preferirías tal vez como mujer?"

    Ella se ríe de esto. "Estoy empezando a sospechar que tú podrías disfrutar de eso más que yo, Derek. No, si puedes arreglarte con una barbita recortada y un cabello pelirrojo, eso podría ser divertido por un tiempo. De lo contrario, en serio, me gustas tal como estás. "

    Hago la transformación y ella se ríe una vez más. "Qué lindo," me dice.

    Las sirenas de la policía suenan y la noche se ilumina con una puñalada azul fluorescente. "¿Crees que se escapará?" Pregunto.

    "Francamente, no podría importarme menos," responde. "Ahora no puede hacer más daño que cualquier otra persona normal, lo cual significa que ya no es nuestra responsabilidad."

    "Tienes razón. ¿Sabes?, por un tiempo me tuvo preocupado."

    "A mí también. Fue inteligente de tu parte suponer que la unión de dos personas sintonizadas liberaría tal potencial."

    "No fue inteligencia, más bien fue desesperación, de verdad. Parecía nuestra única opción."

    "En efecto."

    "Por cierto, toma." Le ofrezco una pequeña manifestación.

    "¿Qué es esto?"

    "La llave de mi casa."

    "¡Ah!" Ella la toma y la guarda con cuidado. "Ya era hora también. ¿Vamos a ver si tu playa sigue allí?"

    "De acuerdo."

    "¿O preferirías ir a buscar a Miranda e impresionarla con tus nuevos poderes? No me importa esperar mientras lo haces, pero si la nuestra es una relación abierta, Derek, al menos debes brindarme las mismas libertades. "

    "Sunita, me complace descubrir que no eres perfecta."

    "¿No?"

    "A veces puedes ser muy molesta."

    "Me alegra mucho escuchar eso, amor mío."

    Encontramos una sombra en la calle y brillamos fuera de la vista. Ha sido un viaje largo y no puedo admitir que me sienta más seguro sobre las cosas ahora que en los viejos tiempos, que antes de conocer a Sunita. La vida ahora es más compleja, ciertamente, más llena de posibilidades y todas ellas desconcertantes. No tengo idea de dónde terminará todo esto, pero como no dejo de decirte, esto solo es el precio de estar con Sunita.

    Y pagado con mucho gusto.

FIN

Extras

Sobre el Autor

    Michael Graeme nació en el noroeste de Inglaterra. Escribe ficción literaria, romántica, mística y especulativa.

    La siguiente entrevista fue publicada originalmente en inglés el 29 de noviembre de 2019 en Smashwords.

    Se presenta aquí en castellano con permiso de Michael Graeme.

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    ¿Cuándo empezaste a escribir?

    Descubrí el poder interno de la escritura creativa cuando estaba en la escuela secundaria (así lo llamábamos a finales de los setenta). Empecé a escribir mis primeras novelas desesperadamente ingenuas y de amor abandonado a la edad de 17 o así.

    ¿Dónde creciste y cómo influyó esto en tu escritura?

    Crecí en el noroeste de Inglaterra. Me baso en mi propia experiencia cuando escribo, aunque no en un sentido autobiográfico, solo utilizo aquellos escenarios que me son familiares, por lo que las ciudades y el campo en mis novelas son la Inglaterra que conozco.

    ¿Cómo ha contribuido Smashwords a tu éxito?

    Si hablamos materialmente de fama y fortuna y todo eso, no lo ha hecho y no lo hará. Dicho esto, Smashwords es una plataforma brillante que nos permite exponer nuestro trabajo y encontrar lectores. Estirpa el inexpugnable laberinto bizantino destructor del alma de los editores y agentes. En ese sentido, Smashwords me ha salvado la vida, manteniéndome en marcha como escritor. Si te complace llamar éxito a eso, y yo lo hago, entonces ha contribuido enormemente.

    ¿Qué te motivó a convertirte en autor independiente?

    Necesidad. Tuve un pequeño éxito colocando ficción más corta en revistas, pero intentar atraer a un editor (y por lo tanto a los lectores) para mis novelas fue imposible, y lo intenté durante veinte años. Fue asfixiante. Convertirse en autor independiente y descubrir lectores en línea fue como respirar aire fresco de nuevo.

    ¿Cuál es la historia detrás de tu último libro?

    Explorar una librería benéfica en una antigua ciudad del mercado inglés, un lugar que se ha convertido en una desastre desde el colapso de 2008. Todos somos un poco pobres, desanimados, vestidos de manera barata, los más afortunados simplemente se las arreglan, el resto duerme a la intemperie y mendiga de puerta en puerta. Te giras y vislumbras a una hermosa joven, finamente vestida, elegante, la aparición de una belleza extraña. Todo eso es un hecho, lo que sucede después lo puedes leer en mi novela "Saving Grace", que por supuesto es ficción.

    ¿Cuál es la mayor alegría de escribir para ti?

    No saber nunca adónde va. Comienzo con una escena de apertura y algunos personajes, quizá también un plan aproximado para el camino a seguir, pero en cuanto esos personajes comienzan a hablar, terminan dirigiendo ellos la historia a su manera. A partir de entonces yo solo tomo notas. Y su camino siempre es más interesante. Escribo principalmente para mí, para mi propio placer. Si otros pueden disfrutarlo también, mucho mejor.

    ¿Quiénes son tus autores favoritos?

    Del pasado diría que Hardy, Orwell, Conrad y Mary Webb son los que he devorado en su totalidad. Del presente, Niall Williams, John LeCarre, Sebastian Faulks, Sebastian Barry, Louis De Bernieres, Partic Harpur, JG Ballard, Kurt Vonnegut y una docena de otros a los que aún no he conocido.

    ¿Cuál es tu lector electrónico preferido?

    Mi smartphone Android con la aplicación Moonreader. Si estoy en casa, uso el iPad por la pantalla más grande, pero el smartphone siempre está conmigo, donde quiera que vaya, lo que significa que también lo está mi biblioteca. La gente dice que el ordenador está matando la lectura, pero yo ahora leo más que nunca.

    Describe tu escritorio.

    No tengo. Compartir casa con la familia requiere cierta flexibilidad, por lo que uso un ordenador portátil y trabajo de manera itinerante, instalándome con el ordenador allá donde puedo.

    ¿Cómo abordas el diseño de la portada?

    Juego con ideas para un gráfico a medida que avanza la historia, luego pruebo cosas en Paintshop. Prefiero hacer mis propias portadas, esto está relacionado con mi amor por el dibujo y la pintura, y se suma a la experiencia creativa de mis historias.

    ¿En qué estás trabajando a continuación?

    Se llama "Inn at the Edge of Light" (Posada en el Borde de la Luz). Dije que me iba a tomar un año libre de escribir ficción después de "Saving Grace" (Salvar a Grace), pero aquí estoy ya con el primer borrador clavado y rodeado de un elenco de personajes fascinantes. Se está mostrando una vista previa en Wattpad en este momento, pero como siempre, el trabajo final pulido irá a Smashwords.

    ¿Cómo es tu proceso de escritura?

    Empiezo con una escena de apertura, un puñado de personajes y una sensación sobre hacia dónde quiero que vaya la historia. Más allá de eso, no tengo ningún plan. Luego empiezo a escribir y la historia comienza a desarrollarse por sí sola: el diálogo y las situaciones se desarrollan por sí mismos. Redacto un par de capítulos así, luego vuelvo y reescribo el borrador. Esto cobra impulso para llevar la historia un poco más lejos y volver a reescribirla después. Reescribir. Reescribir.

    ¿Qué técnicas de marketing de libros te han resultado más eficaces?

    No hago anuncios, más allá de publicar enlaces a mis cosas en mi blog. Intenté twittear y publicar en mi página de Facebook, pero descubrí que eso no es efectivo en realidad, probablemente porque no tengo muchos seguidores y la vida es demasiado corta para perseguirlos. Aún así, los lectores encuentran mis libros y, a veces, me envían correos electrónicos para decírmelo. No pretendo ser un autor de renombre con esto. Solo me gusta escribir.

    ¿Qué lees por placer?

    Tengo mucha ficción en movimiento en todo momento. Leo cualquier cosa, alta o baja. Busco en las tiendas de caridad donde los libros son baratos y los agrego a mi "pila de libros para leer" semanalmente.

    ¿Qué te inspira a levantarte de la cama todos los días?

    El grato recuerdo de la voz de mi madre diciendo: "Levántate, Michael, uno se muere en la cama". Ella tenía razón.

    ¿Cómo descubres los libros electrónicos que lees?

    Debo confesar que no leo muchos libros electrónicos originales. En su mayoría son basura autoindulgente. ;) Más a menudo busco un título oscuro del siglo XIX y descubro que lo tienen en Internet Archive como un epub o algo así.

    ¿Recuerdas la primera historia que leíste y el impacto que tuvo en ti?

    Sí. "Ivanhoe" de Sir Walter Scott. Lo gané como premio de la Escuela Dominical cuando tenía diez años (¿en qué estaban pensando?). Logré acabar algunas páginas, pero me aburrió hasta la muerte y todavía no lo he terminado medio siglo después. Lo siento, pero algunos libros tienen ese efecto en mí.

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    Puedes saber más sobre Michael y su obra en su blog: michaelgraeme.wordpress.com y twitter: @michael_graeme

Otras Obras del Autor

    Todas estas obras son gratuitas y puedes descargarlas en idioma inglés, y en varios formatos, desde el perfil de Michael en Smashwords

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    • Love is a Perfect Place, 1999

    • Lively Custard, 2004

    • The Choices, 2006

    • The Free Indie Reader #1, 2006

    • The Road From Langholm Avenue, 2007 (traducida en Artifacs Libros)

    • The Singing Loch, 2007 (traducida en Artifacs Libros)

    • The Lavender and the Rose, 2007

    • The Man Who Could Not Forget, 2008

    • Push Hands, 2008

    • Walking on the Sunny Side of Strange, 2010

    • The Last Guests of La Maison du Lac, 2011

    • In Durleston Wood, 2013 (traducida en Artifacs Libros)

    • Between the Tides, 2013

    • The Price of Being With Sunita, 2015 (traducida en Artifacs Libros)

    • Saving Grace, 2018 (traducida en Artifacs Libros)

    • Men's Mental Health, 2018

    • The Inn at the Edge of Light, 2018 (traducida en Artifacs Libros)

    • A Moth On The Moon

    • The Sea View Cafe

    • The Sea View Cafe - An unusual love

    • By Fall of Night

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