Créditos

    El Lago (versión gratuita en español. Prohibida su venta)

    Copyright © 2021 de Sasha McCallum. (Algunos derechos reservados. CC-BY-NC-SA)

    Publicada en Artifacs Libros

    Traducción y Edición: Artifacs, diciembre 2020.

    Diseño de Portada: Sasha McCallum.

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    Obra Original: El Lago

    Copyright © 2018 de Sasha McCallum (Todos los derechos reservados).

    ISBN: 978 1 37 009437 0

    Publicada gratuitamente en Smashwords

Licencia Creative Commons

    Muchísimas gracias a Sasha McCallum por autorizar esta traducción al español y por compartir con el mundo El Lago bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

    Si quieres hacer una obra derivada, por favor, incluye el texto de la sección de Créditos de este eBook.

Licencia CC-BY-NC-SA

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Sobre la Autora

    Comencé a escribir en junio de 2017. El plan era escribir cuatro historias, todas siguiendo temas y estilos similares. Debían ser experimentales, para ver de lo que yo era capaz y en qué dirección iría mi mente. Con la tercera historia me desvié un poco del curso, pero eso está bien, fue interesante. Creo que mis próximas cuatro probablemente seguirán más temas de misterio y terror.

    Tal vez.

    No le he mostrado estas historias a nadie antes de publicarlas en Smashwords, por lo que no he tenido aportaciones externas; por lo tanto, se agradecería cualquier comentario.

Contacto con Sasha

    Puedes contactar (en idioma inglés) con Sasha McCallum en: mccallumsasha@gmail.com

Otras Obras

    Todas estas obras son gratuitas y puedes descargarlas en inglés en el perfil de Sasha de Smashwords o en español en Artifacs Libros

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    • Cuartos de Baño y Oficinas Psiquiátricas (Bathrooms & Psychiatric Offices, 2017)

    • La Lectora y La Escritora (The Reader & The Writer, 2017)

    • Habrá Sangre (There Will Be Blood, 2017)

    • El Lago (The Lake, 2018)

    • El Arreglo (The Arrangement, 2018)

    • Hija de la Noche (Daughter of Night, 2018)

    • Dijo la Araña (Said the Spider, 2018)

    • Oculi ( 2019)

    • Lugar Bien Feo (Pretty Ugly Place, 2019)

    • Caja de Yesca (Tinderbox, 2020)

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El Lago

por

Sasha McCallum

Parte 1

    La cara de su madre estaba pálida y dibujada en la ventana de Skype, su expresión era preocupada y cautelosa. La propia Lauren había hecho un esfuerzo por estar más presentable para la llamada semanal, al haberse aplicado maquillar, arreglarse el cabello y la ropa, y modulando el tono de voz para que fuese menos mecánico, pero sin parecer forzadamente alegre. Su madre era una mujer inteligente y conocía bien a Lauren.

    "Me alegro de que estés pintando de nuevo," dijo su madre sin parecer particularmente feliz. "Es una buena terapia." Sonaba impotente, desesperada y otro giro de culpa golpeó a Lauren con plena fuerza. No le gustaba estar haciéndole esto, pero era necesario.

    "Tu aspecto es terrible, mamá. Estás peor de lo que yo me siento."

    "No. Estoy bien, me preocupo por ti ahí fuera en el fondo del más allá tú sola, eso es todo."

    Lauren lo sabía. Sabía que la única razón por la que su madre no estaba aquí ahora era porque su padre la había convencido de que lo que Lauren necesitaba era tiempo y espacio. Ella estaba agradecida con él por eso.

    "Solo quiero pintar. Hay cosas en las que tengo que trabajar," Lauren llenó el silencio con palabras innecesarias.

    "Lo sé," respondió su madre con una momentánea expresión de dolor antes de que lograra ocultarlo. "Tienes el corazón de un artista, nunca debiste haberte detenido." Una mirada de disculpa entonces, se sentía incómoda diciéndole a Lauren lo que debía o no debía haber hecho.

    "Mamá, escucha. No le des a nadie mi dirección, ¿de acuerdo? Necesito que me dejen sola un tiempo. Sin duda te harán preguntas."

    "Déjame eso a mí," asintió su madre lentamente. "Lauren..." ella pareció un cachorrito perdido,.".. no pases frío," terminó torpemente.

    Lauren sintió ganas de llorar, luchó por mantener una conducta externa apropiada.

    "Que no. Te amo, mamá."

    Lauren llevaba despierta tres días. Eran las cuatro de la madrugada y había abandonado su trabajo del día tras pintar sólidamente durante las últimas 12 horas. Se sentó en el porche trasero con las luces apagadas y observó la tormenta destellar sobre el lago. Era una noche brutal, la más brutal que jamás había visto aquí. Le entretenían los puntitos de color que circulaban en su visión periférica, el efecto de estar despierta demasiado tiempo. Una sonrisa de satisfacción jugaba en las comisuras de su boca. Haría que esto durara el mayor tiempo posible. Sin sueño para los perversos.

    Pero su cabeza pendió del respaldo de su silla y ella cayó incosciente. Supo que esto había sucedido al despertar sobresaltada por un trueno. Aún estaba oscuro y ella aún se sentía delirante, así que no podía haber estado dormida mucho tiempo. Algo le llamó la atención. En un destello de luz sobre el lago, vio una figura oscura cerca de la orilla del agua.

    Sintió al principio una oleada de miedo al verla, tal vez porque no había recuperado completamente la consciencia después de su minisiesta y se preguntó brevemente si aún estaba soñando. O alucinando. Se le ocurrió que eso no importaba mucho. Mientras observaba, su miedo fue reemplazado por una calmada y simple curiosidad.

    Ahora sabía dónde estaba y podía discernir la figura sin la ayuda de un rayo. Un ser humano ciertamente, abatido por el viento, con telas sueltas ondeando violentamente a su alrededor. Lauren observó en silenciosa fascinación hasta que llegó el momento en que estuvo segura de que no era una alucinación y que la persona podría necesitar ayuda. Lejos estaba ella de interferir con el episodio de excentricidad de alguien a las 4 de la mañana, pero una parte de ella sentía curiosidad. Quizá quería involucrarse en ello, hasta esa etapa estaba de su prolongada vigilia. Salió del resguardado porche por la puerta corredera del rancho y alzó la cara hacia el furioso cielo mojado. Sí, pensó, una buena noche para estar viva. Una noche viva si alguna vez hubo una. Caminó despacio por el sendero hacia la línea del agua, deleitándose con las gotas de lluvia, el viento y la oscuridad a su alrededor. Quizá se perdería en él o caminaría directamente dentro del agua para no volver salir nunca. La sonrisa nostálgica jugó en su boca y ella entornó los ojos ante el clima.

    Buscó y distinguió vagamente la figura aún de pie en el mismo lugar a la orilla del agua. Se detuvo y la observó desde una distancia más cercana. La ondulante oscuridad era una larga falda y largo cabello suelto. Salvaje, pensó Lauren. Una mujer salvaje. Indómita. Mientras observaba, la figura cayó a tierra, sorprendiéndola con tal súbito movimiento. Tal vez se había desmayado o muerto. Buscó en el bosque circundante y en las orillas del lago en busca de posibles compañeros, pero no encontró ninguno.

    Lauren se acercó y quedó, ligeramente preocupada, junto a ella. La mujer yacía de espaldas, ojos abiertos entornados hacia el cielo. Obviamente estaba consciente. Cuando vio a Lauren, un destello de sorpresa entró en sus ojos, que regresaron a la oscuridad sin más reacción. Tal vez ella fuese también propensa a las alucinaciones, pensó Lauren y se tumbó de espaldas a su lado intentando descubrir qué había tan interesante en la vista de arriba.

    Ah, sí. Era bastante impresionante, oblicuas gotas se movían hacia ellas, era muy parecido a estar bajo el efecto de una poderosa droga. De hecho, pensó, tal vez la mujer estuviera drogada. Eso explicaría mucho. Lauren no lo estaba, estaba tan inmersa en su estado de privación de sueño que no las necesitaba.

    Tenía la ropa empapada y ella se estaba enfriando rápido. Giró la cabeza y miró a la mujer que yacía a su lado. Debía de estar congelada, Lauren comenzó a preocuparse. ¿De dónde era? ¿Para qué estaba haciendo esto? ¿Estaba intentando suicidarse? Dadas las circunstancias, la hipotermia era una posibilidad muy real. Lauren decidió intentar ayudar. Se levantó y miró a la mujer.

    "No puede quedarse ahí así," dijo alzando la voz por encima del clima salvaje. "Suba a a la casa conmigo. Le daré algo seco que ponerse." La mujer miró arriba hacia ella, parecía estar considerando la oferta. Se levantó y siguió a Lauren en silencio de regreso a la casa.

    La casa no era visible desde el lago, pero Lauren conocía bien el camino. Encendió las luces al entrar al porche y giró para estudiar a la mujer adecuadamente. Era hermosa, de largo cabello negro despeinado y pegado a la piel resbaladiza por la lluvia. Los ojos eran de un azul profundo y la piel de alabastro. Tenía la altura de Lauren y esta supuso que tendría la misma edad. Miraba a Lauren casi inexpresiva y sin decir nada. ¿Estaba ella bajo los efectos de algo? Lauren le miró de cerca las pupilas, parecían normales. Más normales que las de Lauren probablemente.

    "¿Cuál es su nombre?" le preguntó. "¿Hay alguien más ahí fuera?" Ella preferiría no hablar, pero ciertas cosas exigían respuestas. La mujer continuaba mirando a Lauren los ojos en silencio. "¿Habla usted inglés?" Silencio. "¿Habla algo?"

    Lauren le frunció el ceño, pero probablemente lo mismo le daba que no hablara. Lauren no estaba de humor para tener una conversación ni intentar conocer a ningún extraño esta noche, de todos modos. Extendió la mano y le tocó el brazo. La mujer de córvido cabello se acobardó ligeramente, pero no reaccionó. Sus ojos parecían bastante inteligentes, pero ¿quién sabía realmente?

    "Está congelada. Venga conmigo."

    Lauren la condujo al baño en suite y le dio toallas, abrió la ducha. No quería un caso de hipotermia en sus manos. La mujer entendió, comenzó a desvestirse antes de que Lauren cerrara la puerta detrás de ella.

    Puso la tetera y comprobó que la Glock 19 del cajón de la cocina estuviera cargada y lista. La mujer parecía tener más miedo de Lauren que presentar algún tipo de amenaza, pero era mejor prevenir. Sintió una pequeña histeria aumentando dentro de ella. ¿La mujer le tenía miedo? Se rió para sí misma y se compuso rápidamente al notar que no quería ser temida. Ella no era una mala persona. No demasiado mala, al menos. Su estado actual de falta de sueño no permitía que extraños con problemas desconocidos entraran en escena y complicaran las cosas.

    Se sentó y miró la rabiosa tormenta afuera, pero dio una leve cabezada de nuevo. En minutos se recuperó y fue a su dormitorio a buscar ropa seca para la extraña y para ella. La ducha estaba cerrada, el vapor aún salía del baño, pero la mujer estaba acurrucada en la cama de Lauren, dormida. Y en desnudo integral. Lauren quedó un poco impactada.

    Siéntete como en casa, por favor... Bajó la vista hacia la extraña dormida notando su perfecta figura cuando algo llamó su atención. Una inspección más cercana reveló profundas y antiguas cicatrices a lo largo de cada uno de sus brazos. Mierda. No queriendo demorarse obscenamente sobre la forma desnuda, la cubrió con una colcha y salió de la habitación.

    Activó el sistema de alarma de la casa, se retiró a su estudio y comenzó a pintar. Se sintió muy inspirada, la combinación ideal de déficit de sueño y un encuentro inesperado con una hermosa y claramente dañada extraña.

***

    Cuando despertó, yacía de espaldas en el suelo del estudio. Debía de haberse desmayado de puro agotamiento en algún momento. Se sentó derecha lentamente y vio en pánico que la extraña de la noche anterior estaba en la habitación, de pie frente al lienzo en el que había estado trabajando.

    En el lienzo se veía a ella misma acostada en la cama de Lauren, espléndidamente desnuda. Lauren se sintió de inmediato incómoda por que ella lo viera. Aparte de la incomodidad general de alguien que observa su bebé mental, esa pintura no era inocente en absoluto. Era una deslumbrante descripción de la belleza de la extraña. Ella tenía que estar admirando eso al verla ahora a la luz del día y con la cabeza un poco más despejada. La parte desafortunada era que las cicatrices que Lauren había observado antes de dejarla la noche anterior eran heridas abiertas. La sangre goteaba de estas y manchaba las sábanas debajo. Tras su perfección física, la mujer tenía un tono azulado. La pintura era de una muerta. La escena era escalofriante y Lauren se sintió increíblemente avergonzada mientras miraba a la mujer frente a ella. Ella no debería estar aquí, pensó Lauren, no debería estar viendo eso. Ni ninguno de estos cuadros. Pero Lauren estaba paralizada. Esperó a que la mujer hiciera algo. No podía verle el rostro, estaba de espaldas a ella.

    Cuando se dio la vuelta y se fue a agacharse en el suelo junto a Lauren, su expresión no era de dolor ni disgusto como Lauren había esperado; era de interés, incluso respeto. Se miraban. La extraña pareció preocupada entonces, miraba a Lauren de arriba abajo mientras se sentaba en el suelo.

    "Estás llena de pintura," dijo. Era estadounidense. Su voz era suave y lujosa; Lauren la miró fijamente. La mujer se puso en pie y le tendió una mano para ayudarla a levantarse.

    "Así que sabes hablar," dijo Lauren inútilmente mientras se levantaba sin aceptar ayuda. Estiró el dolorido cuerpo y la mujer la observó. "Lamento que hayas visto eso," gesticuló hacia el lienzo.

    "¿Por qué? Es impresionante; deberías terminarlo. Lo que fue y lo que podría haber sido. Espero que no te importe, he tomado prestada ropa seca."

    Ella estaba descalza y vestía unos vaqueros de Lauren y una camisa de manga larga que se ceñía a sus curvas. Lauren comprobó el reloj para distraerse.

    "¡Maldición!" exclamó enojada. "He dormido demasiado." Eran más de las 4 de la tarde.

    "¿Qué le ha ocurrido a tu dedo del pie?"

    "¿Qué?" preguntó Lauren confundida y se inclinó para inspeccionar su propio pie. "Debo de haberme golpeado con algo."

    "Parece doloroso. Tal vez esté roto."

    "Está bien. Ni siquiera lo siento," dijo tocándolo con el dedo. Se dirigió a la cocina con la extraña detrás. Ella no parecía tener prisa por marcharse ni por explicarse. Lauren puso la tetera y observó a la mujer. Esta se sentó en un taburete de la barra. "¿Puedo hacerte algunas preguntas ahora?"

    "Eres una pintora con mucho talento," dijo simplemente. "No lo sabía."

    Lauren frunció el ceño, sin saber cómo responder.

    "¿Quién eres tú?" le preguntó a la mujer medio esperando una respuesta directa.

    "Mi nombre es Madeline Key. Gracias por ayudarme anoche."

    "¿Necesitabas ayuda?"

    "Quizá..." Ella sonrió misteriosamente. "O quizá fueses tú quien necesitaba ayuda."

    Una contadora de acertijos. Fíjate qué cosas.

    "¿Qué estabas haciendo allí? ¿Vives en una de las cabañas en el lago?"

    "No. Estuve conduciendo. Me quedé sin gasolina al oeste de aquí, por la Autopista 108."

    "Eso no explica por qué estabas tumbada ahí fuera en medio de una tormenta," dijo Lauren con cautela. "¿Eres suicida?"

    "No, ¿Y tú?"

    Su pensamiento inmediato fue negar esto fervientemente, pero cuando excavó en ello, la muerte no era una perspectiva que la asustara o repeliera particularmente. Se quedó en silencio y preparó té.

    "¿Y si te digo que vine aquí a buscarte? A la artista torturada," dijo Madeline.

    "Sospecho que eres una estafadora."

    "Hmm." La mujer miró por la cocina. "¿Comes alguna vez?"

    "No." Lauren se sentó. "Bébete el té. Luego te llevaré de vuelta a tu coche."

    "No tiene gasolina."

    "Sí, ya te oído. Yo tengo gasolina."

    "Vale." Pareció abatida y se acercó a Lauren. Se plantó frente a ella, extendió la mano y le tocó la cara. "Tú eres... tú no eres lo que esperaba. ¿Por qué estás aquí fuera sola?"

    Lauren hizo una mueca y le apartó la mano.

    "Estoy aquí para trabajar," respondió. La mujer volvió a entristecerse y Lauren se sintió mal por ser antipática. "¿Por qué no me hablaste anoche?"

    "Estaba muy cansada y un poco delirante, no sabía si eras real o si presentabas una amenaza."

    "Sin embargo, parecías muy relajada como para caer dormida en mi cama. Desnuda."

    Ella dio una risita, pero no de vergüenza.

    "Supongo que en el fondo sabía que eras inofensiva," dijo. "Si no me hubieras ido a buscar, podría haberme quedado dormida allí. Podría estar muerta."

    "Si." La conversación estaba yendo en círculos. "¿Debería estar preocupada por ti? ¿Debería llamar a alguien?"

    "No. Estoy a salvo ahora. Te he encontrado."

    "Aún no sabes quién soy," dijo Lauren, comenzando a cuestionar la cordura de la mujer.

    "Sí. Sí, lo sé. Eres Lauren Beaumont. Eres una buena persona, pero tienes demonios que no te quieren dejar en paz."

    Lauren pensó en esto. Los demonios debían de haber sido obvios por sus pinturas y la mujer habría visto su nombre en algo por la casa.

    "¿Qué tipo de té es este?" preguntó frunciendo el ceño.

    "Té verde con limoncillo."

    "¿Qué eres, una chiflada de la salud o algo así?" Hizo un mohín..

    "No, simplemente me gusta."

    "Jesús." Apoyó pesadamente la cabeza en una mano. "¿No tienes café?"

    Lauren tuvo que reprimir una carcajada.

    "Eres bastante exigente para ser una invitada inesperada," dijo. "Me parece muy raro que hayas visto mis pinturas. No se suponía que debías hacerlo. Nadie las ha visto. No debería haberte retratado así."

    "Está bien, sé que no pretendes causarme ninguna lesión." Hizo una pausa luciendo pensativa. "¿Cuándo empezaste a pintar? ¿Y por qué?"

    "Nueve meses, tal vez. Fue necesario."

    "¿Nunca has pintado antes de eso?"

    "No desde la facultad."

    "Necesitas inspiración. Algunos pintores carecen de dirección."

    Lauren la miró sorprendida. Qué nervios, pensó, pero estaba encantada de todas formas; la mujer era bastante fascinante.

    "El que hiciste de mí estaba mejor. ¿Te gustaría que posara para ti?"

    "En realidad yo no trabajo así."

    "Quizá deberías."

    "¿Por qué harías eso? ¿No te disgusta mi estilo?"

    "Sí. Pero eres brillante. Con la inspiración adecuada podrías traer a los demonios a la superficie más rápido."

    "¿Qué te hace pensar que tengo prisa?"

    "No duermes, no comes. Si continúas por ese camino, eres tú quien se va a matar."

    "¿Cómo sabes todo esto?"

    "Tengo ojos. Un cerebro también, lo creas o no."

    "Está bien, bastante justo."

    "Además, soy una bruja. Te vi en mi bola de cristal."

    Lauren dio una risita, pero la mujer realmente le pareció que se parecía exactamente como lo haría una bruja.

    "¿Las brujas usan bolas de cristal?"

    "No deberías estar viviendo aquí sola," dijo ignorando la pregunta. "Hay criaturas en estos bosques."

    "¿Qué tipo de criaturas?" Lauren no pensaba que se refería a la vida salvaje usual.

    "Podría mostrártelo," sonrió místicamente.

    "Mira," Lauren se dio la vuelta. "Necesito darme una ducha y luego te llevaré a tu coche. ¿Por qué no te preparas algo de comer? Hay comida ahí y, sí, café también. Sírvete tú misma." Se levantó y miró suspicazmente a la mujer, pero no recibía ninguna vibración negativa de ella, al contrario, se sentía inesperadamente tranquila con su presencia.

    Se dio una ducha larga y se vistió abrigadamente. Madeline Key, pensó, qué mujer tan extraña. Aunque no peor que yo.

    Cuando entró en la cocina, un tentador aroma estumiló su nariz. Madeline le había preparado una tortilla. Ella la probó. Era perfecta. Queso y tomate cherry y otras cosas que no podía identificar y que estaba demasiado avergonzada para preguntar. La comía tímidamente mientras Madeline recogía y cargaba el lavavajillas. Madeleine no dejaba de mirar a Lauren y parecía complacida con su apetito.

    "¿Sabes?," dijo Madeline nerviosamente, "no necesitas privarte de las necesidades básicas para producir buen arte."

    "¿Qué sabe usted al respecto?" Lauren dijo a la defensiva. "Perdón. ¿Eres artista o algo así?"

    "Ya te lo he dicho, soy bruja."

    "Cierto." Terminó la tortilla. "Gracias. Esto estaba delicioso. Bueno, ¿dónde está tu hogar?"

    "Una pregunta complicada. ¿Te importa si no la contesto?"

    "No. No me debes nada. Has respondido más preguntas de las que esperaba, considerando cómo estabas anoche." Sonrió para sí misma.

    "Necesitabas comer urgentemente, ¿eh? Tienes la sonrisa de un ángel, deberías sonreír más a menudo."

    Ella movió una mano desdeñosa y se borró la sonrisa de la cara.

    "¿Estas preparada para irnos?"

    Subieron a su automóvil y se dirigieron al Suroeste por la Autopista 108.

    "¿Está muy lejos?"

    "No estoy segura. Estuve caminando bastante tiempo anoche."

    "Estás chiflada. ¿No sabías adónde ibas? ¿No tienes teléfono?" Aunque la recepción de teléfonos móviles en estas áreas era irregular en el mejor de los casos, pensó Lauren. "Eso es comportamiento arriesgado."

    "Sabía que tú vendrías a rescatarme," dio una risita. "Y no es que tú te cuides mucho precisamente."

    "Supongo que merezco eso."

    "Así es," dijo complacida. Se detuvieron detrás de un BMW negro último modelo estacionado descuidadamente en el arcén de la carretera. "Estoy un poco sorprendida de que aún esté aquí. Y sin daños," dijo inspeccionando el vehículo.

    "Parece que esperabas quedarte atrapada aquí fuera sin él."

    "Quizá lo esperaba."

    Lauren abrió el maletero y salió del coche, igual que su compañera.

    "Tendrás las llaves, ¿no?" preguntó mientras echaba mano al contenedor de gasolina.

    "Sí, necesito sacar algo de ello. Estaba tan cansada anoche que lo dejé todo." Parecía dudosa de acercarse al coche y Lauren frunció el ceño confundida. ¿De qué estaba parloteando? ¿Sacar algo?

    "Esta cantidad de gasolina te llevará a Gilford, a unas diez millas. Allí hay una gasolinera."

    "No puedo irme," dijo en pánico y se aferró al brazo de Lauren.

    "¿Por qué no?" cuestionó Lauren a esos frenéticos ojos cerúleos. "Algo va mal. ¿Estás en problemas?"

    "No. Más o menos," tartamudeó y Lauren suspiró.

    "Está bien..." Lauren no estaba segura de qué hacer con ella y la observó en silencio mientras Madeline abría el coche y se movía por la parte de atrás. Sacó una bolsa y regresó frente a Lauren, quien esperaba al lado del BMW.

    Le lanzó a Lauren una larga y demorada mirada.

    "No puedo irme," repitió y Lauren frunció el ceño. "Fui atraída hasta aquí. Déjame quedarme contigo, solo por un par de días, hasta que descubra qué está pasando."

    "¿Has hecho algo malo?" Preguntó Lauren con los ojos entornados.

    "No," dijo en voz baja. "Estoy intentando hacer lo correcto respecto a algo."

    "¿Podrías abrir el tapón de gasolina, por favor?" Madeline lo hizo y Lauren contempló la situación mientras vaciaba el contenedor. "Nosotras no nos conocemos, ¿no quieres encontrar un albergue o un motel o algo así?" preguntó, aunque no se le ocurría ningún alojamiento de corto plazo en las inmediaciones.

    "No. Me mantendré fuera de tu camino. Y... podrías pintarme más si quisieras. No te haré daño." Parecía tan apesadumbrada y Lauren pensó de nuevo en las feas cicatrices en sus brazos.

    "No es a mí a quien me preocupa que lastimes..." dijo y estudió a la mujer. Aún tenía puesta la ropa de Lauren y probablemente se había dejado la suya en la casa. No le importaba especialmente la ropa, pero...

    ¿Qué daño podría esto hacer? Solo era un par de días. Y le vendría bien la inspiración, la mujer era interesante. Lauren apostaba a que tenía una historia que contar; varias probablemente. Aunque tendría que vigilarla.

    "Está bien," cedió. "Dos noches." Y Madeline le mostró una amplia sonrisa. "Tendrás que traer el coche. Tienes razón, no debería dejarse en la carretera más de lo necesario."

    Madeline la siguió de regreso a la casa y Lauren comenzó a especular sobre si había tomado la decisión correcta al permitirle quedarse. Establecería algunas reglas básicas cuando llegaran, pensó.

    "No sé lo que vas a hacer mientras estés aquí," dijo al desactivar la alarma de la casa.

    "No necesito que me entretengan," respondió Madeline. Llevaba dos bolsas con ella. "Tengo dinero si te preocupa mantenerme."

    "Eso es lo último que me preocupa, créeme. Está bien, bueno..." La llevó a la habitación de invitados. "El baño de arriba está ahí. ¿Te parece bien eso?"

    "Estupendo."

    "Puedes orientarte por la casa como lo hiciste en la cocina. Pon la ropa en la colada. Supongo que no tengo que decirte esto, pero no quiero que invites a nadie mientras estás aquí. Eso alteraría mi línea base. La gente me cabrea ahora mismo." Casi agregó que ya era bastante con tener a Madeline allí, pero se mordió la lengua. "Preferiría que no le dijeras a nadie dónde estás, no sea que alguien vaya a venir a buscarte... causando un drama..." No pudo formular bien lo que quería decir, pero Madeline pareció entender a qué se refería, pues asintió con la cabeza estando de acuerdo.

    "Gracias, Lauren."

    Lauren se retiró al porche para tomar café y fumar. No quería dormir esta noche, necesitaba recuperar su estado de privación. Cuando observó su obra a primera hora de la mañana se sintió complacida. Madeline tenía razón, era impresionante. Posiblemente su mejor obra hasta ahora. Necesitaba que la terminaran.

    Durante las siguientes 24 horas, Madeline cumplió su palabra y se mantuvo muy reservada. Lauren no la vigilaba, pero tampoco confiaba totalmente en la mujer. Madeline parecía dividir su tiempo entre caminar por los senderos del bosque alrededor del lago y meter la cabeza en su ordenador portátil. Lauren no podía evitar preguntarse qué estaba haciendo en el portátil, pero no iba a preguntar. Ella sentía que los límites eran importantes en circunstancias inusuales y, si no quería que Madeline invadiese su privacidad, tenía que darle la suya. En cualquier caso, la mujer parecía contenta y Lauren comenzó a calmarse significativamente ante su no intrusiva presencia. Si era completamente honesta consigo, casi resultaba agradable tener a otra persona en la casa, lo cual era una revelación. Pero Madeline no era una amiga o un entrometido miembro de la familia, era una extraña; y, sin embargo, la suspicacia de Lauren se derritió sorprendentemente rápido.

    Bien entrada la hora 36 despierta, ​​Lauren estaba en su estudio trabajando y se sentía bien. Una leve llamada en la puerta la sobresaltó, antes de recordar que tenía una invitada.

    "¿Si?" exclamó y la puerta fue abierta.

    "¿Tengo prohibida la entrada a esta habitación?" le preguntó Madeline tentativamente.

    "Ahora ya la has visto, no tiene mucho sentido esconderla." Lauren gesticuló para decir que no le importaba que entrara. Madeline Estudió el lienzo con interés. "¿Qué tal? ¿Estás preparada para ir a casa?"

    "No me has pedido que haga de modelo para ti aún," dijo.

    "No pasa nada," dijo Lauren tranquilamente, "no tienes que hacerlo."

    "Quiero hacerlo."

    "¿Por qué?"

    "No hemos hablado adecuadamente. Eso me dará la oportunidad de hablar contigo. Debe de haber preguntas que quieres hacer."

    "¿No te preocupan los límites?"

    "¿A mí?" ella rió. "No, entiendo que ese es más tu dominio."

    Un pensamiento se le ocurrió a Lauren mientras pincelaba el lienzo y contemplaba la posibilidad de Madeline posando para ella. Lauren había estado formulando una idea durante los últimos días e imaginaba dirigirse a la oficina de correos a recoger un paquete que usaría para esta. Un gran espejo antiguo. Si Madeline posaba para ella, sus ideas podrían fluir mejor. Podría resultar algo grandioso.

    "Lauren. ¿Hola?" Madeline movió una mano delante de su cara. "¿Estás bien?"

    "¿No tenías que marcharte? ¿Irte a casa? A alguna parte tendrás que pertenecer." Lauren la observaba.

    "No puedo marcharme. Todo estaba perfectamente programado para que yo terminase aquí."

    "Si estás en algún problema, tal vez yo pueda ayudarte."

    "Estás ayudando."

    Lauren negó con la cabeza, confundida.

    "No entiendo nada, pero lo que tú digas. Esto no ha resultado muy terrible hasta ahora, así que puedes quedarte un poco más si es lo que quieres."

    "Quiero posar para ti."

    "Tal vez podrías sentarte para mí." Lauren giró hacia su lienzo. "Hay una idea en la que podrías encajar."

    "Excelente. ¿Cuándo?"

    "No te emociones demasiado. ¿Tienes idea de lo aburrido que es hacer de modelo? Esta noche, si te parece bien. Tengo que ir a la ciudad y recoger algunas cosas."

    "¿Puedo ir contigo? Tienes una buena provisión de comida para alguien que no come nunca, pero aún te faltan algunas cosas importantes. Te prepararé algo, sé que no has comido nada más que fruta en más de 12 horas. Mírate, te estás consumiendo."

    Lauren empezó a gruñir en voz baja algo sobre su madre y Madeline, aparentemente habiendo logrado su objetivo, salió del estudio.

***

    Por razones que Lauren no pudo comprender, Madeline insistió en llevarla a la ciudad y luego cocinar para ella esa misma noche. La cena estaba deliciosa, pero era pesada y Lauren comió muy poco. Notó a Madeline mirándola mientras Lauren comía lentamente y finalmente se rendía. Lauren le mostró una mirada de disculpa.

    "Está muy bueno, es que no me cabe más," dijo.

    "No me sorprende," dijo Madeline con indiferencia, al parecer no ofendida por la incapacidad de Lauren de terminar la comida. "Probablemente te habrá encogido el estómago. Eso es lo que ocurre cuando vives de naranjas. Tenías comida abundante aquí, ¿por qué no te la comes?"

    "Eso fue cortesía de mis padres. Me enviaron un montón de cosas."

    "¿Viven ellos por aquí?"

    "No. En Nueva York."

    Después de la cena se retiraron juntas al estudio de Lauren. Lauren fue a traer el enorme espejo y, al volver, Madeline se había quitado la camisa y se estaba desabrochando el sujetador.

    "Ah, no tienes que hacer eso." dijo Lauren avergonzada. ¿Realmente había asumido que Lauren quería que ella posara desnuda? ¿Qué debía pensar ella de mí?"Esto no pretendía ser un desnudo."

    "¿No?" Casi parecía decepcionada.

    "Siento decepcionarte. No eres tímida, ¿eh? Puedes ponerte esto." Le entregó un vestido blanco y se dispuso a ajustar la luz de la habitación y colocar el espejo correctamente. Dio un paso atrás y observó el montaje desde el caballete. Madeline se sentó en una silla de terciopelo frente al espejo s esperar más instrucciones.

    "Solo voy a empezar haciendo algunos bocetos. Esto no es direccional, así que puedes moverte, haz lo que te sientas cómoda. Si veo algo que me guste, podría pedirte que te quedes donde estás o que te muevas un poco, etc., etc. ¿Te parece eso bien?"

    Lauren comenzó sus bocetos. Era notable lo que era capaz de hacer con una modelo en vivo frente a ella, especialmente una con la apariencia de Madeline. Aún se sentía un poco insegura por usarla para algo que probablemente terminaría siendo macabro. Pero Madeline había sido inflexible en que quería hacerlo, así que...

    "Tu acento, ¿de dónde es?" preguntó a Lauren.

    Oh cierto, la parte de la conversación. Casi lo olvidaba.

    "Originalmente... Bélgica."

    "¿Cuánto tiempo has vivido aquí?"

    "Nos mudamos a Nueva York cuando tenía trece años."

    "Quiero decir, ¿cuánto tiempo llevas aquí?"

    "Unos tres meses."

    "¿Cuantos años tienes?"

    "Veintisiete."

    "Debes haber tenido una vida antes de esto. La cambiaste, viniste aquí a pintar, te desarraigaste."

    "Sí," dijo Lauren innecesariamente. Madeline no lo formuló como una pregunta. "Me gusta estar aquí."

    "¿Qué eras antes?"

    "Estuve en publicidad," Lauren vaciló, pero la comunicación no inhibía su imaginación y quería hacerle preguntas a Madeline cuando llegara el momento. "Comprometida con un músico. Superficial, envuelto en imagen, zapatos, moda. Feo. Me desperté."

    "O nos despertaron..." dijo Madeline sugestivamente y Lauren la ignoró. "No tienes la intención de volver a tu antigua vida, ¿verdad?"

    "No podría," respondió ella con suavidad. "He reconocido mis defectos. No hay vuelta atrás."

    "Odias a la persona que solías ser."

    "Tienes mucha confianza en tus juicios. Pero tampoco me agrada la persona que soy ahora, así que..." Lauren se acercó y le ajustó la posición de los brazos, inclinando su rostro más hacia el espejo. "¿Cuántos años tienes y de dónde eres?"

    "Un año mayor que tú. Solo que parezco más joven porque tú nunca duermes. Conduje aquí desde Chicago."

    "Ese es un largo camino hasta aquí. ¿Estás huyendo de algo?"

    "Más bien huir hacia algo."

    "Dijiste que eras una bruja. ¿Qué quieres decir con eso?"

    "Te vi antes de conocerte," dijo. Mantuvo su posición, pero pareció tensarse cuando dijo esto, como si se estuviera preparando contra la reacción de Lauren. Lauren enarcó las cejas interrogativamente. "Quien vi no eras tú, tú. Era alguien con dos personas dentro, apiñadas y en guerra entre sí. Esta persona estaba siendo destrozada desde dentro." Lauren dejó de dibujar y la miró fijamente y Madeline continuó. "No sabía si eras vieja o joven, hombre o mujer ni en qué tipo de circunstancias te encontraría. No sabía exactamente qué significancia tendrías, solo que necesitaba encontrarte, que eras importante. He aprendido a no ignorar sensaciones como esa. Pasé la mayor parte de mi vida diciéndome que debía ignorarlas y creyéndolo. Eso no funcionó bien."

    "¿Cómo te llegó esta imagen? ¿En un sueño? ¿O hablabas en serio sobre la bola de cristal?"

    "No. Aquello no podría describirse en realidad como una imagen. Son sentimientos, destellos, sueños lúcidos; sensaciones más allá de la comprensión de alguien que no las ha experimentado. Más allá de mi comprensión incluso. Una seguridad, una certeza de que puedo ser de utilidad y una atracción en una firme dirección."

    "¿Qué quieres decir con dos personas dentro?" preguntó Lauren y pasó a una nueva página. "¿Quieres decir como una buena y una mala?"

    "No," dijo con cautela. "Dos personajes en conflicto, cada uno equipado con su propio bien y mal. A veces uno lo sientes más aceptable, a veces el otro. Ninguno de los dos ganará nunca porque... en realidad no te gusta ninguno de ellos. Sientes una innata necesidad de contradecirte a ti misma, así que los interpretas unos contra el otro constantemente."

    Eso es jodidamente extraño.

    "¿Y cómo sabes que esta persona era yo?"

    "Está aquí," dijo Madeline e hizo un gesto alrededor de la habitación, "y aquí," se puso la mano en el pecho brevemente, "y allí," señaló a Lauren. "Puedo verlo en tus ojos. Estás confundida, pero sabes exactamente de lo que estoy hablando."

    "¿Tú crees estas cosas?"

    "Creo que tu verdadera creatividad solo se revelará si aprendes a aceptar lo aparentemente irreal."

    ¿Madeline estaba proponiendo que entraran en un mundo de fantasía compartido?, se preguntó Lauren. Era una idea interesante. Quizá eso fuese más fácil, no tendría que estar despierta tanto tiempo para entrar en un estado alterado. Se le ocurrió una idea inquietante.

    "¿Mi madre te ha enviado aquí?" le preguntó.

    "No." Madeline pareció sorprendida por la pregunta. "¿Por qué? ¿Sabe tu madre que tu cabeza es una zona de guerra?"

    "Bueno... no. Dudo que usara esas palabras." Eso era cierto, su madre no podría haberle informado a Madeline de cosas que ella misma no sabía. ¿Y por qué iba a enviar a una completa extraña que puede o no estar desequilibrada para ayudar a Lauren? Eso nunca sucedería. "Entonces, crees que tengo personalidad múltiple."

    Madeline dio una carcajada.

    "No, yo no veo las cosas en términos de trastornos psiquiátricos definibles. Además, lo que te está pasando es diferente. No hay signos de disociación, tus dos grupos de guerra están siempre presentes en tu conciencia. Para bien o para mal. No es sorprendente que sientas necesidad de soledad, con toda esa actividad implacable ocurriendo en tu cabeza."

    Ciertamente, ella parecía tener una comprensión de Lauren que iba mucho más allá de lo que podría haber captado con la simple observación y deconstrucción de su arte.

    "Eres muy..." comenzó Lauren.

    "¿Perceptiva?"

    "Extraña. Y viniste aquí, ¿para qué, para ayudarme a integrar estas dos identidades?"

    "No, nunca serás capaz de hacer eso."

    "Me estoy perdiendo algo. ¿Por qué sentiste la necesidad de encontrarme?"

    "Es dificil de explicar." Parecía mucho que ella simplemente no quería. "Vi lo que podría pasarte, vi que no solo era terrible, sino también prevenible. Eres amada. Y eres importante, por ahora y para el futuro."

    "¿Te refieres a las pinturas?"

    "No son sólo las pinturas," dijo con torpeza. "Eres tú. No me pidas que trate de explicarlo, no creo que pueda."

    "¿Qué hay de las criaturas en el bosque? Corro y paseo por los senderos y el lago a menudo y nunca he visto nada. Ni siquiera de noche."

    "No deberías salir sola por la noche."

    "Tú estuviste allí sola."

    "¿Cuánto tiempo llevas despierta?"

    "No lo sé."

    "Mentirosa. ¿Ya estás teniendo micro siestas?"

    "No en este momento. Considérame atenta."

    "Te llevaré al bosque después de esto si quieres. Te los mostraré."

    "¿Por qué harías eso? ¿Si son tan peligrosos?"

    "No son peligrosos para mí. Yo sé lo que realmente son. Como sé lo que eres"

    "¿Podrías girarte un poco hacia el espejo? Gracias. Háblame de las cicatrices en tus brazos."

    Madeline parpadeó dos veces.

    "Si no te sientes cómoda con la pregunta, lo puedes decir." Claramente no estaba completamente cómoda con ella, pero parecía querer contárselo a Lauren. Quizá sentía que eso ayudaría a Lauren con su trabajo. "No deberías responder solo para estimular mi creatividad, esa idea es bastante desagradable."

    "No es eso. Quiero contártelo, pero creo que deberías mantener una mente abierta."

    "¿Algo que he hecho hasta ahora te ha dado una indicación de que tengo una mente estrecha?"

    "En realidad no," dijo con una leve sonrisa. Estudió a Lauren por un momento en silencio, luego volvió la cabeza hacia el espejo. "No tengo sensaciones como la que he tenido por ti muy a menudo. No había tenido ninguna en más de un año antes de esta ni han sido tan fuertes. La primera en hacerse notar fue cuando yo tenía seis años. No había gran cosa que pudiera hacer al respecto a esa edad, excepto contárselo a mis padres, pero me tenía tan nerviosa que me excedí intentando convencerles. Se les ocurrió la idea de que yo estaba desarrollando tendencias anormales y comenzaron a lavarme el cerebro contra eso. A los doce años reprimía mis sentimientos habitualmente. A los 16 supe lo equivocados que estaban todos. Había visto pruebas de que mis ideas eran reales. Había visto que si hubiera actuado de acuerdo con ellas, podría haber prevenido cosas terribles, o influenciado en cosas maravillosas. Estaba desgarrada, no tenía confianza en mí misma de cualquier modo que viera la situación. Decidí que quería morir, así que lo intenté," terminó abruptamente y se hizo el silencio.

    "¿Las has tenido desde los 16? Deben de haber sido profundas, ¿cómo sobreviviste?"

    "Por poco. Me encontraron inconsciente y me hospitalizaron. Me hicieron una evaluación psiquiátrica, transfusiones de sangre y me graparon, no cosieron, las heridas. Probablemente por eso las cicatrices son tan feas. Durante mucho tiempo después me avergoncé de ellas, no tanto por haberlo intentado, sino porque había fallado. Con el tiempo aprendí a aceptar mis errores, todos ellos. Ya no me avergüenzo de ellos, creo que es importante recordar lo que me pasa cuando dejo que otros dicten mi comportamiento, cuando no escucho mis sentimientos. Escucharlos me ha traído una gran felicidad."

    "'Nada más grueso que la hoja de un cuchillo separa la melancolía de la felicidad'," ofreció Lauren.

    Madeline la miró sorprendida.

    "Una cita apta," dijo sombríamente. "¿Piensas que estoy chiflada?"

    "¿Chiflada? No tengo ninguna razón para pensar tal cosa... aún. Muchas de las cosas que dices tienen importancia. Eres inusual, te lo reconozco, pero la gente común no mantiene mi fascinación por mucho tiempo. Has despertado mi imaginación. Estoy emocionada de hacerte al óleo. No he estado tan emocionada desde... no sé cuánto tiempo."

    "Supongo que será mejor que me quede un rato entonces." Había luz en sus ojos.

    "Sin presión," dijo Lauren rápidamente. "No quise insinuar eso."

    "Me quedaré aquí todo el tiempo que me lo permitas."

    "¿A qué fin?" Lauren tuvo una sensación vagamente inquietante.

    "No puedo ver tan lejos."

    Lauren sabía que estaba mintiendo. Sus implicaciones anteriores habían sido bastante explícitas.

    "Moriré, ¿verdad?" dijo arriesgándose.

    "Todos morimos," dijo Madeline mirándola con extrañeza.

    "Pronto. Moriré pronto. Planeas quedarte hasta que muera."

    "¿Quieres morir pronto?"

    "Pensaba que eso ocurriría. Tú debes de entenderlo habiendo visto lo que has visto. Llevo viviendo vida prestada durante un tiempo."

    "Quizá sí. Quizá no. Las cosas han cambiado ahora."

    Lauren estaba fuera de la profundidad de Madeline, se sintió muy cansada y confundida de pronto. No sabía a dónde iba la conversación y pensó que solo obtendría acertijos si hacía más preguntas, así que guardó silencio y se concentró en su página.

    "¿Cómo es? ¿Tu madre patria?" le preguntó Madeline después de un prolongado silencio.

    "Casi no la conozco ya, sólo he vuelto dos veces desde que nos mudamos. Para los funerales de mis abuelos. Bélgica es... lo prefiero a estar aquí."

    "¿Por qué?" preguntó y Lauren frunció el ceño hacia su dibujo.

    "En mi opinión," comenzó intentando ser diplomática. "En mi opinión, Bélgica es un país socialmente dividido y políticamente enredado. El paisaje no es interesante, las ciudades están superpobladas y la gente es estirada y temperamental."

    Madeline enarcó las cejas, divertida.

    "¿No crees que Estados Unidos está socialmente dividido?"

    "Es diferente. Las divisiones se difuminan, la gente se mezcla, se cruza, en todas partes y en todos los sentidos. Encuentran hilos en común incluso cuando apenas saben comunicarse. En Bélgica las culturas francesa y holandesa no intentan integrarse, son sus diferencias las que son reconocibles, no sus similitudes. Mantienen sus instituciones separadas, no sienten la necesidad de fusionarse plenamente."

    "Pero debe de haber sido extraño mudarse a Estados Unidos tan joven," dijo. Claramente estaba intentando hacer que Lauren hablara de sí misma y probablemente estaba confundida por su aparente indisposición para hacerlo.

    "Para nada," dijo Lauren. "Me gustaba Nueva York. Mi inglés era decente y tuve pocos problemas para adaptarme a las diferencias culturales. Extrañaba a mis abuelos, eso era todo."

    "Eeerais cercanos, ¿eh? ¿Cómo eran?"

    "Ah," Lauren sonrió al pensarlo. "Eran inmensamente ricos, eran socios en el negocio de una empresa farmacéutica que fundó mi bisabuelo. Pero no eran personas egoístas, daban mucho a organizaciones benéficas. Yo era su única nieta, me colmaban de amor. Venían para visitarnos tan a menudo como era posible."

    "¿Por qué te fuiste de Bélgica?"

    "Una larga historia." Una en la que Lauren no quería entrar. "Mis padres odiaban Europa, querían llegar lo más lejos posible. No me preguntes por qué, esa historia deberían contarla ellos. Su desagrado ha pasado a mí. Ahora que mis abuelos se han ido, no tengo ningún interés en volver."

***

    Lauren interrumpió la sesión bastante temprano esa noche, pues era la primera vez que Madeline posaba para ella y quería darle la oportunidad de optar por no participar y marcharse antes de comenzar a pintar. Probablemente comenzaría un cuadro sin Madeline, basado en los bocetos que había hecho, algunos de los cuales tenían potencial.

    Madeline se ofreció a ir con ella al bosque de nuevo. Era más de medianoche, Lauren pensó que eso era extraño y sintió en el fondo que algo andaba mal. Aunque no podía precisar lo que era y no quería perder la oportunidad de presenciar más de las peculiaridades de Madeline, así que aceptó. La noche era clara y estrellada pero fría. Se vistieron abrigadamente.

    Madeline la condujo por un sendero que Lauren nunca había tomado. Se adentraron en el bosque al norte del lago. La cabeza de Lauren empezó a dar vueltas poco después de entrar y se maldijo por haber aceptado la excursión. A pesar del frío en el aire, empezó a sudar. Su mente se llenó de pensamientos delirantes y paranoicos. Madeline podría matarla aquí fuera y nadie se enteraría. Llegó a convencerse de que por eso estaban allí.

    "Creo que me sentí más segura en los senderos por la noche yo sola," dijo sin aliento. "¿Cómo planeas matarme? ¿Va a doler esto?" Solo estaba bromeando a medias.

    Madeline, un poco más adelante, se dio la vuelta y se acercó. Se plantó frente a ella y Lauren se quedó mirando con ojos muy abiertos su oscura silueta.

    "No voy a hacerte daño. Estoy intentando ayudarte," dijo y extendió la mano para tocar el rostro de Lauren. En la oscuridad, su expresión era imposible de caracterizar. Lauren tragó. ¿Por qué siempre me está tocando?

    "No me siento muy bien," dijo. "Creo que será mejor que volvamos."

    "Sólo un poco más," insistió Madeline y dio media vuelta hacia el sendero.

    Mientras continuaban, destellos de brillo en los árboles a su derecha captaron la visión periférica de Lauren. Mierda. No debería haber aceptado esto. Luego más destellos. Eran difíciles de precisar, tan pronto aparecía a la tenue luz de las estrellas, desaparecía detrás de un árbol o arbusto. Lauren tenía alucinaciones. Tenía que volver, con Madeline o sin ella.

    "No tengas miedo," susurró Madeline, quien se había materializado cerca de Lauren de nuevo.

    "Estoy alucinando. No debería haber venido, tengo que regresar ya," dijo Lauren débilmente y el bosque pareció girar a su alrededor. Era imposible que Madeline estuviera viendo los destellos también. Lauren estaba siendo manipulada, su estado era demasiado sugestionable. Y, ¿no le había advertido Madeline que las criaturas del bosque eran peligrosas de todos modos? Lauren miró hacia la oscuridad. Se estaba cuestionando su propia cordura en ese momento, así como la de Madeline. Como para demostrar que tenía razón, un destello se adelantó y la empujó. Lauren sintió como si se estuviera ahogando, su miedo era completo. Por una fracción de segundo creyó las palabras de Madeline, aquellas cosas la iban a destruir, pero la presencia de Madeline no las detendría. Ella era una niña de nuevo. El bosque daba vueltas y la oscuridad se apoderó de ella. Perdió el conocimiento y cayó en la tierra.

Parte 2

    Lauren tropezaba entre los árboles. Parecía haber entrado en un área del bosque mucho más espesa que en la nunca había entrado antes. La luz de las estrellas y la luna no atravesaban el dosel de ramas y ella apenas podía ver perfilados en la oscuridad los troncos de los árboles y los arbustos. Sus propias pisadas por del suelo del bosque no producían ningún sonido, pero había un susurro a su alrededor: el crujido de una hoja seca, el chasquido de una ramita. Había otras cosas aquí que la aterrorizaban. Una cosas blancas y con dientes que parecían radiar luz propia. Eran humanoides, pero más altos, más delgados. Se mofaban de ella, aproximándose desde todos los ángulos mientras ella se movía entre los árboles. Tan pronto como uno se acercaba lo suficiente para asustarla, aquello retrocedía. Ella no iba por ningún sendero, no se dirigía hacia ninguna dirección. Estaba sola con las criaturas. Seguía moviéndose por miedo, no por lógica. No había nada racional aquí, estaba en problemas, en el Infierno.

    Cuando Lauren despertó, se sentía terrible. Le dolía la garganta y estaba mareada, pero estaba en su cama. Se sentó erguida rápidamente y sintió un dolor pulsante en la cabeza.

    "Acuéstate," dijo una voz a su lado. Madeline estaba sentada junto a su cama. "Te pondrás bien."

    "¿Los viste?" Su voz sonó forzada y alta, incluso para ella misma. Le zumbaban los oídos, podía oír la sangre redoblando dentro de ellos.

    "¿Ver a quién?" Madeline la miró con expresión preocupada.

    "Las cosas que me perseguían." Dolía hablar, Lauren lo dijo con voz ronca.

    "¿Qué aspecto tenían?"

    "¿No lo sabes?" La confusión de Lauren era palpable. "Tú eres quien me habló de ellos... Eran pálidos. Con grandes dientes y sin ojos."

    "Fue sólo un mal sueño. Estás a salvo."

    "Estábamos en el bosque," dijo Lauren con los pensamientos enredados. "¿Cómo volví hasta aquí?"

    "Caminaste. Con un poco de ayuda mía. Bebe esto."

    "¿Que ocurrió?" Bebió un sorbo del vaso de agua, pero era difícil tragar, le dolía todo el cuello.

    "Te desmayaste. Te agotaste hasta caer al suelo. Has dormido muy poco, no has comido suficiente. Eso iba a ocurrir eventualmente. Mejor más pronto que tarde." Su honestidad era severa, pero su voz no era cruel.

    "No me siento bien."

    "No. Tienes fiebre. Llevas seis horas inconsciente. Lo que has estado haciendo es peligroso. Probablemente solo sea una gripe, pero incluso eso puede matar a la gente. Podrías haber colapsado mientras estabas sola. Hay formas más fáciles de matarse, Lauren. Pero sé que en realidad tú no quieres hacer eso."

    Su piel estaba pegajosa; su rostro, enrojecido; el miedo acechaba amenazadoramente en su nublada mente. Sintió que se le formaban lágrimas en los ojos. Madeline le colocó un paño frío en la frente.

    "Todo está bien," trató de consolar a Lauren. "Vas a ponerte bien. Intenta relajarte, necesitas dormir."

    Pasaron dos días antes de que le bajara la fiebre. Lauren permanecía en la cama la mayor parte del tiempo, siempre al borde del delirio y preocupada porque Madeline tuviera vía libre en su casa. Pero Madeline se mantenía cerca de ella, le daba medicamentos, líquidos y ligeras comidas calientes. Lauren estaba agradecida por los cuidados, así que seguía las instrucciones de Madeline sin discutir y, poco a poco, comenzó a sentirse más lúcida.

    "¿Está todo bien en la casa?" preguntó torpemente un día. Su paranoia por Madeline había disminuido significativamente.

    "La casa está bien. No te preocupes, no he estado en tu estudio y no he robado nada," dijo Madeline con una sonrisa, y Lauren se preguntó si parte de su brujería implicaba leer la mente.

    "No he estado así de enferma en años," le dijo. "No estoy acostumbrada a esto."

    "Tienes una constitución fuerte. Pero la has llevado al límite, espero que empieces a cuidarte mejor ahora."

    "Sí. No me gusta estar en esta posición," confesó. "Gracias por tu ayuda."

    "Me permitiste entrar a tu casa, esto es lo menos que podía hacer. ¿Cómo está el dedo del pie?"

    "Mi..." Lauren estuvo momentáneamente confundida antes de recordar y esbozar una pequeña sonrisa. "¿Qué obsesión tienes con mi dedo del pie?" le preguntó.

    "Estaba hinchado y casi morado. Si necesitas un médico... ¿Me lo enseñas, por favor?"

    Lauren bajó el edredón, retiró el pie y Madeline estudió el dedo de cerca.

    "Vaya, casi de vuelta a la normalidad." Madeline pareció impresionada y Lauren volvió a meter la pierna bajo las mantas.

    "Ya te lo dije. El maldito dedo del pie es la menor de mis preocupaciones," dijo Lauren antes de toser dolorosamente.

    En la quinta noche despertó al sentir un cuerpo acostado a su lado y una mano en el hombro. Movió bruscamente la cabeza y vio a Madeline cerca. Ella ni se levantó ni apartó el brazo del hombro de Lauren siquiera.

    "Pero ¿qué...?" dijo Lauren confundida.

    "Estabas teniendo una pesadilla, estabas gritando y debatiéndote," explicó Madeline. "Lo mismo que te he oído hacer desde que llegué siempre que intentas dormir. No podía dejarte sola esta noche, y tranquilizaste cuando llegué. Quiero quedarme, necesitas dormir bien. Te recuperarás más rápido."

    "Esto es raro..." Lauren fue a apartar de un empujón la mano de Madeline de su hombro para poder moverse, pero Madeline la sujetaba con fuerza.

    "Cálmate," dijo Madeline en voz baja. "Esto es inocente." Levantó la mano y acarició la mejilla de Lauren. "Déjame acostarme contigo. Dormirás mejor si estoy aquí, yo nunca te haría daño."

    "Vas a coger mi gripe."

    "Tu fiebre ha bajado, ya no eres contagiosa. Además, mi sistema inmunológico está sano. Y tampoco puedo dormir si sigues gritando del modo en que gritabas."

    Lauren se relajó, la mano en su mejilla era cálida y cariñosa. Tenía el rostro surcado de lágrimas y aún estaba temblando por el terror nocturno.

    "¿Qué te ocurrió que te da pesadillas como estas?" Preguntó Madeline con voz tranquila.

    "Nada," dijo Lauren y cerró los ojos. Madeline no la interrogó más, sino que continuó consolándola suavemente.

    Esa noche Lauren durmió profundamente. Y también las siguientes noches, cuando Madeline desarrolló el hábito de meterse en la cama con ella. Lauren se acostumbró a esto, confiaba en que no se traspasarían los límites. Las razones de Madeline parecían bastante simples, no quería que Lauren sufriera sus terrores nocturnos, ella estaba ahí para ayudar. Sin duda para que ella también pudiera dormir sin tener que aguantar el ruido de Lauren. A diferencia de Conner, ella parecía no tener problemas para brindar consuelo emocional. Esto parecía al modo en que su madre solía tratarla cuando tenía pesadillas infantiles. Pero a Lauren le preocupaba estar acostumbrándose. Madeline se iría pronto, entonces estaría perdida.

    Una semana después de enfermar, otra clase de desagradable sensación acució a Lauren. Madeline estaba en la ciudad y Lauren se levantó y comenzó a limpiar su cuarto de baño. Había estado en ello durante dos horas cuando Madeline volvió y entró. Observó a Lauren durante un minuto completo y Lauren trató de ignorarla.

    "¿Qué estás haciendo?" preguntó finalmente.

    "¿A ti que te parece?" dijo Lauren mecánicamente.

    "Mucho me parece que estás en modo OC[1]." Madeline se acercó y se agachó junto a ella. "¿Cuál es el problema?"

    "Nada. Esta habitación estaba empezando a verse sucia."

    "No parece que te importe tener un estudio completamente desordenado."

    "El estudio es diferente. Se nutre del caos."

    "La habitación no está sucia, y creo que podrías estar desollando la materia de esas baldosas," observó y puso una mano sobre el hombro de Lauren. "Lauren. Mírame."

    Lauren no interrumpió su fregado hasta que Madeline le quitó el cepillo de la mano y le giró la barbilla para que la mirara a la cara.

    "Jesús. Estás llorando."

    "No lo estoy," dijo Lauren desafiante y trató de quitarle el cepillo, pero Madeline se mantuvo firme. Eso hizo que Lauren se enojara. ¿Por qué no puede dejarme en paz? ¿Qué le importa?"¿Por qué estás haciendo esto?" preguntó Lauren con irritación. "¿Por qué me ayudas?"

    "Me gustas," respondió Madeline modestamente

    Lauren sintió que empezaba a hiperventilar. Tenía un nudo en la garganta y trató de evitar la irritante mirada de Madeline. Estaba perdiendo los nervios.

    "No se puede hacer nada," dijo Lauren con voz ahogada. "No puedo arreglarlo, nadie puede. Es todo tan jodidamente inútil. ¿Por qué seguimos molestándonos siquiera?" Las lágrimas que se habían ido formando empezaron a caer. Madeline la atrajo hacia sí y le habló en voz baja.

    "Bien," dijo. "No sé de qué estás hablando, pero reconozco el estado al que te has llevado. Shhh," le acarició el cabello. "Hay muchas cosas que no se pueden arreglar. Te estás torturando a ti misma."

    Lauren lloró en su hombro. Eventualmente, repiró hondo por la nariz y se apartó, se secó los ojos.

    "Lo siento." El episodio se alivió al saber que estaba lastimando tanto a Madeline como a ella misma. Pero esto volverá, pensó Lauren sombríamente.

    "Está bien, a veces yo también me pongo así. Ven a cenar," le sonrió Madeline. "Si quieres limpiar de nuevo después, te ayudaré. ¿Sí?"

    Lauren asintió y enderezó los hombros.

    La cena fue tranquila. Afortunadamente, Madeline no la presionó para que hablara de nada. Lauren estuvo agradecida por eso.

***

    Otros días más y sus síntomas habían desaparecido casi por completo. Lauren estaba tranquila, contenta, mucho más de lo que había estado antes.

    "Pareces muy satisfecha contigo misma esta noche," comentó Madeline una noche mientras Lauren estaba sentada bajo una manta en el salón mirando el foro político. "La primera ministra de Nueva Zelanda parece incluso más joven que el de Canadá," agregó ella observando la pantalla del televisor.

    "Por nueve años. Jacinda Ardern, solo tiene 37. Creo que hará cosas buenas por el país, no es egoísta y no es estúpida. La última primera ministra de Nueva Zelanda es ahora un miembro de alto rango de las Naciones Unidas. El viceprimer ministro de Jacinda Adern es un hombre de 79 años. El pasado y el futuro se entrelazan maravillosamente."

    "Ella tampoco tiene mal aspecto," dijo Madeline con una sonrisa. "Parece que ella te gusta."

    "Me gusta cómo van las cosas en el mundo cuando veo salir líderes políticos más jóvenes. Harán mucho más sobre las preocupaciones ambientales y climáticas de lo que se ha hecho antes. Nueva Zelanda tiene reputación de ser limpia y ecológica, pero sus políticas no siempre lo han respaldado. Puede que sea un país pequeño, pero tiene el control en una gran área de la Antártida a la que el resto del mundo debería estar prestando atención. El Ártico casi ha desaparecido, la Antártida será la próxima. El Partido Verde tiene un papel mucho más activo en el nuevo gobierno, no está nada mal en absoluto."

    "¿Por qué sabes tanto sobre Nueva Zelanda?"

    "Es un lugar interesante," Lauren se encogió de hombros. "Sigo lo que hace, lo que dice, lo que sale de ella. Me gustan los anuncios que hacen. Atraen a la gente con humor. En mi antigua empresa siempre se trataba de sexo, eso se volvió muy irritante después de un tiempo. Supongo que idealizo el lugar."

    "¿Alguna vez has estado?"

    "No," sonrió Lauren. "La observo desde lejos. Da una impresión, incluso a esta distancia."

    "He oído que es muy hermoso, pero muchos lugares lo son. ¿Por qué allí en particular?"

    "Creo que comenzó con mis padres, originalmente querían mudarse allí, pero encontraron que era bastante difícil comprar su entrada a Nueva Zelanda."

    "¿Cuál era la atracción?"

    "No tienen los mismos problemas con el tráfico y el terrorismo que otros países debido a su aislamiento geográfico." Lauren se sintió un poco incómoda hablando de eso. "Parece que les va bien con sus cosas independientemente de lo que cualquier otro país piense de ellos. Eso es genial."

    "Me gusta cómo te interesas por la política," dijo Madeline. "¿Cuál es tu opinión sobre Donald Trump?"

    "Oh, no," Lauren puso los ojos en blanco. "¿De verdad quieres abrir esa lata de gusanos? Creo que morí un poco por dentro el día en que lo votaron."

    Madeline dio una carcajada.

    "Lo siento," dijo intentando recomponer el rostro. "No tiene ni pizca de gracia. Es por el modo en que lo has dicho. Es un alivio."

    "Bien, porque podría tener que echarte si fueses una partidaria." Lauren miró a Madeline, quien parecía estar mirándola con una sonrisa. "He notado que miras mucho mi collar."

    "Sí. Es bastante inusual, ¿dónde lo conseguiste?"

    "Me lo dio mi abuela. No sé dónde lo compró. ¿Te gusta?"

    "Es exquisito."

    Lauren se lo desenganchó del cuello y se lo entregó a Madeline.

    "Es tuyo."

    "¿Qué? ¿Por qué? No podría, no, esto es importante para ti."

    "No lo es. Te gusta y yo necesito darte las gracias de alguna manera por lo que has estado haciendo por mí."

    "Me estoy quedando en tu casa. ¿Cómo puedes ser tan generosa?"

    "Tengo un montón de joyería de mi abuela," dijo Lauren con sencillez y le complació ver a Madeline abrocharse la cadena alrededor del cuello. Aunque continuaba mirando a Lauren.

    "Aún me estás mirando. ¿Intentas leerme la mente?"

    "No," Madeline dio una risita y frunció el ceño. "La posibilidad de que pueda leer tu mente no parece molestarte tanto como podría a la persona promedio."

    "En realidad no. Solo intento descubrir qué hay tan interesante en mi cara."

    "Estás bastante radiante, no me percatado antes de lo hermosa que eres. Parecías un fantasma cuando llegué aquí por primera vez, pero estás recuperando tu apariencia."

    "Gracias," dijo Lauren con un toque de sarcasmo. "Así que estás admirando tu obra. No pretendo entender qué diablos estás haciendo aquí, pero puede que me hayas salvado el trasero."

    "Fue un trasero digno de salvar. Para ser honesta, por lo que vi antes de llegar, medio esperaba encontrar una drogadicta o una alcohólica o algo peor. Tienes una mano difícil de jugar."

    "Eso es gracioso, porque cuando te vi por primera vez, consideré la posibilidad de que estuvieras drogada."

    "Sí, bueno, ambas estábamos bastante hechas un desastre esa noche. Lo que quiero decir es que tú estabas en mala forma, pero no tan mal como podrías haber estado. Eres una persona muy resiliente."

    "Espero que no sientas la necesidad de quedarte para cuidar de mí. Soy consciente de lo que has hecho y te estoy agradecida, pero puedo cuidarme yo sola, ¿sabes?"

    "No me quedo por ti, me gusta estar aquí," dijo Madeline soñadoramente, holgazaneando en la silla frente a Lauren, con el portátil abierto ante ella. "La atmósfera es tan tranquila que debo aprovecharla durante el mayor tiempo posible. Hay algo en este lugar que me afecta."

    "Llevas aquí más de dos semanas. Supongo que no tienes a nadie dependiente esperándote en casa..."

    Madeline se limitó a sonreír con nostalgia.

    "¿No estás casada? ¿Comprometida? ¿Niños?" presionó Lauren.

    "¿Has visto un anillo en mi dedo?" Madeline la estudió. "Tú dijiste que estuviste comprometida. ¿Cómo era él?"

    "Él estaba bien," Lauren se encogió de hombros. "Un guitarrista increíble, inteligente, guapo."

    "¿Por qué le dejaste?"

    "Me di cuenta de que no quería casarme con él. No lo amaba lo suficiente."

    "¿Qué le pasaba? ¿Malo en la cama?" Preguntó Madeline y Lauren la miró con suspicacia.

    Esto se está volviendo un poco raro. Lauren ignoró la pregunta y giró hacia la televisión. Pero sentía curiosidad, quería saber más sobre Madeline.

    "¿Qué hay de la otra familia?" preguntó, tratando de sonar casual. "¿Padres, hermanos?"

    "Sí," dijo Madeline, aparentemente divertida por el esfuerzo de Lauren por parecer desinteresada. "Los tengo. Tengo una hermana mayor, no biológica, las dos fuimos adoptadas y eso resulta obvio cuando estamos todos juntos. No tenemos absolutamente nada en común."

    "¿Estáis distanciadas?"

    "Mucho. Tratamos de mantener algún contacto, pero es forzado y a menudo desagradable." Suspiró profundamente. "Mi hermana no es mala, pero no me siento a gusto con ella, somos muy diferentes. Mis padres piensan que estoy loca. No lo dicen directamente, pero sé que así es como se sienten. Yo ya no les hablo de mis sentimientos porque se impacientan y critican."

    "Qué horrible," dijo Lauren con el ceño fruncido. "Lo siento mucho."

    "No es culpa tuya," dijo Madeline encogiéndose de hombros.

    "¿Nunca has intentado averiguar sobre tus padres biológicos?"

    "No. Del modo en que lo imagino, si me llevo tan mal con los que me querían, es poco probable que sea mejor con los que me entregaron."

    "Bastante justo," dijo Lauren mirándola. Madeline parecía no querer más que cambiar de tema, por lo que Lauren la complació. "Empezaré de nuevo en mi estudio mañana. He tenido algunas ideas interesantes desde mi languidecimiento."

    "Apuesto a que sí," dijo Madeline, su rostro se iluminó de nuevo. "¿Alguno de ellas me incluye a mí?"

    "Sí," Lauren la miró con atención. "Pero no quiero empezar nada a menos que conozca tus planes."

    "Quiero quedarme aquí, contigo," dijo.

    "¿Por cuánto tiempo? ¿Hasta que tengas otra de tus sensaciones?"

    "Podría pasar mucho tiempo antes de que eso suceda. Es bueno que empieces a pintar de nuevo, pero desearía que no volvieras a caer en tus viejos hábitos. Aún no has recuperado del todo las fuerzas, quiero que sigas comiendo y durmiendo correctamente."

    "¿Así que te marchas?"

    "No. Solo quiero que te preocupes por ti misma como yo me preocupo por ti."

    A Lauren le sorprendió lo directa que podía ser Madeline con sus comentarios, pero no iba a explotar eso.

    "¿Posarás para mí de nuevo entonces?"

    "Sí," sonrió. "¿Desnuda?"

    Lauren resopló.

    "¿Qué te pasa que quieres quitarte la ropa a todas horas?"

    "El primero que hiciste de mí fue excepcional. Tal vez sea esa la dirección correcta," dijo con sinceridad. Lauren pensó en ello. Quizá tenía razón, pero aún así sería una sensación rara.

    "Como estoy mejor, puedes dormir en tu propia cama esta noche," dijo Lauren. "Eso debe de ser un alivio."

    "Si no te importa, prefiero quedarme cerca de ti."

    "Me importa. Me estoy acostumbrando demasiado. Cuando decidas marcharte, no quiero que resulte más difícil de lo necesario."

    "Está bien," dijo Madeline com desgana.

    "¿Duermes con todas las personas por las que tienes sensaciones?"

    "No. ¿Es por eso que tienes un problema con ello?" bromeó. "Tal vez no confíes en ti misma en la cama conmigo..."

    "Estás un poco preocupada por el sexo esta noche," observó Lauren.

    "Tú, por otro lado, pareces tener una aversión por el tema que encuentro curiosa. Algo hay ahí. ¿Qué es?" Estudió a Lauren y Lauren frunció el ceño hacia la televisión.

    "Tal vez por eso quieres hablar tanto de ello. Por la sencilla razón de que yo no."

    "Touché."

    "Ya que hablamos de temas no deseados, ¿qué es lo que haces en el ordenador portátil todo el rato? ¿Estás navegando en páginas de pornografía o eres una periodista espía que escribe algún blog raro sobre la chiflada en cuya casa y cama has logrado meterte como un gusano?"

    "Ah, ¿estás interesada?" ella sonrió. "Sí, escribo sobre ti. Les cuento a todo el mundo tus secretos."

    "Eso no tiene gracia."

    "Está bien, entonces, la otra. Soy adicta al porno."

    "Por la forma en que estás dispuesta a desnudarte, no me sorprendería que estuvieras en la industria."

    Madeline dio una carcajada y le entregó el portátil abierto a Lauren.

    "Yo soy una especie de artista también," dijo.

    Lauren estudió la pantalla. Había página tras página de diseños gráficos. Diagramas tridimensionales e imágenes generadas por ordenador de edificios y entornos virtuales. Intrincados e ingeniosos.

    "Maldita sea." Lauren estaba perpleja mientras hacía clic por las páginas. "¿Por qué te has estado guardando esto para ti?"

    "Nunca preguntaste."

    "En realidad, sí te pregunté, cuando llegaste por primera vez. Lo recuerdo claramente."

    "Hmm, cierto. Tu memoria es mejor de lo que pensaba, considerando el estado en el que estabas. Supongo que ahora confío más en ti." Observó mientras Lauren estudiaba las páginas. "He trabajado en ello a lo largo de los años, por lo que no tengo que estar en ningún lugar en ningún momento en particular, no estoy atada. Eso implica que no siempre recibo los mejores encargos, pero a la gente le gustan mis diseños. Se venden y aún así puedo seguir a mi aire, por así decirlo."

    "Eres una persona muy peculiar."

    "Sí," admitió Madeline. "¿Qué te hace decirlo ahora?"

    "Que no te importaba decirme que eras una bruja, pero no que eras un artista."

    "Hmm. No fue mi arte lo que me trajo aquí. Mirando atrás, es condenadamente inusual que me sintiera inclinada a ser tan abierta sobre por qué vine a buscarte." Lauren la miró de reojo y Madeline miró pensativa la alfombra. "Y lo que es aún más raro es que esto no resultó mal."

    "Estos diseños son increíbles. Eres bastante brillante."

    "Son de encargo. A diferencia de ti, yo soy más matemática, menos creativa."

    "Tonterías," respondió Lauren con certeza.

    "Bueno," sonrió, "viniendo de ti, tomaré eso como un gran cumplido."

    "Demasiado para tu carrera en el porno," dijo Lauren y le devolvió el portátil..

    Quedaron en silencio durante un rato. Lauren se concentraba en la televisión y Madeline miraba la pantalla de su computadora.

    "¿Qué demonios es esto?" preguntó Madeline más tarde, asintiendo hacia la televisión.

    "Blue Planet 2[2]. Esta es la vanguardia de nuestro conocimiento de los animales."

    "Jesús. Peces saltando para atrapar pájaros en el aire... eso es jodido."

    "Los peces son mucho más inteligentes de lo que creemos."

    "No te había imaginado como aficionada a este tipo de cosas."

    "No solía serlo, nunca he solido ver televisión. Ahora me aficiona todo lo que involucre información recién aprendida que contradiga lo que pensábamos originalmente. Especialmente involucrando al reino animal. Condenados humanos, siempre subestimando a nuestros compañeros terrestres. Y encuentro la voz de David Attenborough bastante relajante."

    "Si te gustan los animales, tal vez deberías tener uno. Este lugar es perfecto para las mascotas."

    "Nunca he tenido una, no estoy segura de lo que eso implicaría ni si yo podría ser lo bastante responsable."

    Madeline negó con la cabeza con una risita.

    "Eres muy graciosa."

    Pero Lauren notó que se había distraído de su computadora y estaba viendo el documental con toda la atención.

    "A ti te ha gustado también, ¿no?" Lauren sonrió burlonamente cuando llegaron los créditos finales. "Te he visto mirando."

    "Sí," respondió Madeline de mala gana. "Ha sido fascinante. Y la fotografía... Guao."

    A pesar de su discusión, Lauren despertó al sentir que Madeline se metía en la cama con ella más tarde esa noche. No sabía si había estado teniendo un terror nocturno o no, pero no pudo evitar apreciar la calidez del brazo de Madeline alrededor de ella una vez más, y volvió a dormir sin decir nada.

    Al día siguiente empezó a pintar.

    La situación era irregular, Lauren lo sabía. Supuso que Madeline se sentía cómoda con que así fuera. Debía de comprender la necesidad de la inconvencionalidad, dado que ella misma era una artista. Y parecía más feliz ahora que Lauren se estaba recuperando. No solo físicamente, sino que su estado de alerta mental y estabilidad emocional eran mucho mejores. Lauren no había comprendido en realidad el daño se había estado haciendo a sí misma. O lo había comprendido, pero, en su alterado estado, había pensado que era un precio que tenía que pagar por el bien de su arte. Con la cariñosa presencia de Madeline, ella sabía diferente y estaba proporcionando amplia inspiración para Lauren. Lauren cuestionaba los motivos de ambas cosas constantemente, pero disfrutaba demasiado de las circunstancias para abordar el tema formalmente. Se descubrió cada vez más enamorada de Madeline, de sus excentricidades, sus historias, su pasado, su franqueza. Ella se metía en la cama con Lauren todas las noches y, como todo lo demás, Lauren estaba acostumbrada a su aroma y a su suave voz en la oscuridad. Sus pesadillas se derritieron.

    Dos semanas pasaron así: Lauren pintando, Madeline posando y trabajando en su computadora. No pareció tanto tiempo a Lauren. Pasaron volando. Ambas comían juntas. Lauren pensaba que podía ser para que Madeline pudiera vigilar su dieta, pero ella era una cocinera fantástica y Lauren comenzó lentamente a aprender de ella. La mayoría de los días ella también se unía a Lauren en sus carreras vespertinas por del lago.

    "Puedes seguirme el rirmo mejor ahora," comentó Lauren cuando llegaron a casa un día. Madeline estaba doblada, resoplando.

    "Tú me presionas. Me pregunto cómo lo haces, qué diablos te impulsa a ser como eres."

    "Eres buena corredora, solo necesitabas volver a ello."

    "No he corrido con regularidad desde la escuela secundaria. Estaba en el equipo de atletismo, pero aquello no era así, eran carreras de corta distancia esprintando."

    "Podrás patearme el trasero pronto en una carrera."

    "Estuve dolorida después de las primeras veces, pero siento que mis piernas se han fortalecido mucho. Esto no es algo que pensara que haría de nuevo, pero me siento bien. Duermo mejor y puedo relajarme más cuando estoy trabajando."

    "Así que entiendes lo que me impulsa. Estoy tan acostumbrada que parece grosero si me pierdo un día ahora."

    "Es difícil creer que puedas seguir el ritmo durante tanto tiempo sin la comida y el sueño adecuados."

    Ella rara vez iba a la ciudad con Lauren, prefiriendo quedarse en casa en su aislamiento.

    Cuando Madeline posaba para ella, Lauren le hacía preguntas, eso ayudaba a su contexto creativo. Eran preguntas personales y envolventes. Lauren a veces sospechaba que Madeline no estaba siendo totalmente honesta, que se permitía cierta licencia poética para hacer las cosas interesantes. Otras veces creía cada palabra de lo que Madeline decía. En ocasiones se volvía emocional con sus palabras, pero la mayoría de sus respuestas eran algo distantes, considerando su peso y significado. Como si una espectadora neutral de su propio pasado e incluso de sus propios sentimientos. Era una criatura extraña que revoloteaba fácilmente entre la charla superficial y ligera y los temas pesados ​​y esotéricos. Lauren encontraba su rareza cautivadora y ciertamente inspiradora. Sus procesos de pensamiento indicaban que era una persona profundamente sensible. Tanto era así que no tenía otra opción que retirarse de sí misma a veces. Su pasado era oscuro y solitario, como ella misma. Lauren comenzó a hacerse un cuadro de sus "sensaciones" y de cómo los había afrontado antes. Pocas personas la habían apreciado o creído sobre ellos, y nunca se había sentido cómoda siendo completamente honesta con nadie antes de llegar al lago. Tampoco nunca se había involucrado tanto con el mundo de nadie como lo había hecho con Lauren.

    Lauren le permitía dictar sus poses hasta cierto grado y Madeline había comenzado a quitarse prendas de ropa. Esto había traído una nueva influencia a las ideas de Lauren, las cuales estaban fluyendo con facilidad, por lo que no la molestaba, aunque sentía curiosidad por la motivación de Madeline para hacerlo. ¿Era solo para estimular la creatividad de Lauren? ¿Era lesbiana, exhibicionista? ¿Ambas, quizá? Las posibilidades eran convincentes, pero Lauren no quería saberlo con certeza, por lo que se mantuvo alejada del tema.

    No tenía ninguna dificultad para creer a Madeline sobre sus "sensaciones." La evidencia estaba en todo lo que decía. Ella entendía las cosas que pasaban dentro de la cabeza de Lauren, el constante tira y afloja entre las dos mitades de su personalidad que posiblemente no podría conocer a menos que sus sentimientos fueran reales. Parecía sorprendida de que Lauren no la hubiera despedido inmediatamente ni se hubiera enojado abiertamente con ella aún. A la gente no le gustaba en gran parte lo que Madeline tenía que decirles, lo cual la había llevado a esa existencia aislada. Esto era confuso para Lauren. Madeline no la hacía enojar, ni creía que estaba chiflada. Sus palabras tenían todo el sentido.

    "Eres una persona tan rara," le dijo Madeline un día en el estudio.

    "Puedo ser común cuando quiero."

    "No mucho, espero. Probablemente reprimiste tu creatividad durante demasiado tiempo... La mayoría de la gente se sentiría violada al ser informadas sobre su mundo interior por un extraño."

    "A mí no me molesta, no de ti al menos. Encuentro especialmente reconfortante saber que alguien ha visto lo que soy por dentro y que no le tiene miedo. Quizá si me hubieras dicho algo con lo que no estoy de acuerdo, puede que eso fuese diferente. Y ya no eres exactamente una extraña, de todos modos,."

    "¿Qué te enoja, Lauren?" Parecía estar haciendo esta pregunta con mucha seriedad, pensó Lauren, al observar esa expresión y notar el tono de su voz.

    Lauren consideró su respuesta delicadamente.

    "Autocomplacencia," dijo. "Gente que se siente con derecho a cosas con las que otros no querrían soñar. El mundo está demasiado desequilibrado. Hay gente que nunca puede sentirse segura, gente que no tiene refugio o lo suficiente para comer y que no puede confiar en un gobierno que les ayude. Hay otros que tienen todo esto y aún así toman más. Dales una mano y te tomarán el brazo; dales un kilómetro y te tomarán un año luz. No porque lo merezcan, sino porque son egoístas e impúdicos. Mis adjetivos indican cuán enojada me pone esto."

    "Dame un ejemplo de esta persona de la que hablas."

    "Está bien. Por decir algo... Esos hombres de los matrimonios polígamos: tres esposas, doce hijos. La mayoría de ellos no deberían estar reproduciéndose en absoluto y mucho menos engendrar tantos. Una persona inteligente lo pensaría dos veces antes de traer siquiera una nueva vida al mundo, una persona humilde dedicaría todo su tiempo y dinero a una sola pareja e hijo si alguna vez tuvieran la suerte de encontrar uno. Lo que más me enfurece es que a las esposas ni siquiera les gusta la situación, pero se someten a ello porque creen que es la voluntad de Dios," Lauren negó con la cabeza con disgusto. "Veo que suceden cosas así y parece demasiado probable que sean las personas realmente ignorantes las que están propagando sus números vía hijos."

    Madeline asintió, pero pareció alarmada por la respuesta de Lauren.

    "Preguntaste tú," dijo Lauren.

    "Lo hice. No esperaba una respuesta tan apasionada y específica. Por la forma en que lo describes, es difícil no estar de acuerdo contigo. Nunca antes había pensado mucho en la poligamia." Su respuesta de sorpresa pareció mezclada con un confuso desencanto. Lauren detuvo sus pinceladas y se concentró en ella durante un minuto.

    "Me refiero a la autocomplacencia. La poligamia es un ejemplo excepcional que puedo utilizar porque tengo opiniones sólidas sobre la elección de traer nuevas vidas aquí cuando ya hay niños necesitados y cuando el futuro no se ve tan brillante como es. Y estamos haciendo muy poco para tratar de mejorar las perspectivas ambientales y sociológicas. Estamos tan inmersos en follar y tener bebés que no pensamos en cómo son tratados estos bebés durante sus vidas ni qué problemas van a tener que enfrentar en el futuro." Volvió a sus pinceladas, preocupada. Ella lo sabe. Ella sabe que estoy esquivando la verdadera respuesta.

    "Jesús. Tienes opiniones fuertes." Miró con curiosidad a Lauren. "¿Nunca has querido un hijo propio?"

    "¡No! Yo no digo estas cosas a la ligera, las digo porque las he pensado y porque significan algo para mí. No soy una hipócrita. Si quiero ser madre podría adoptar a alguien.... Y luego lavarles el cerebro para que nunca tuvieran hijos," añadió con una sonrisa para aligerar el ánimo.

    Madeline la estudió en silencio durante unos minutos con una expresión ilegible en el rostro. Solo estaba en ropa interior ese día, ante el espejo y Lauren pintaba, no le molestaba el acompañante silencio.

    "¿Alguna vez te has acostado con una mujer?" Preguntó Madeline eventualmente.

    Lauren se había preguntado vagamente cuándo volvería a surgir el tema del sexo.

    "Duermo contigo."

    "Ya sabes a lo que me refiero."

    "En mi vida anterior... Sí," confirmó.

    "¿De verdad? ¿Te gustó?"

    "Sí. Fue agradable. ¿Y tú?"

    "No," Madeline dio una carcajada.

    "¿Por qué es esto gracioso? Pareces muy interesada para ser alguien que no lo ha hecho."

    "Entonces, ¿te consideras bisexual?"

    "No estoy segura sobre las etiquetas, la sexualidad femenina es probablemente más fluida que la sexualidad masculina. ¿Cómo te etiquetarías tú?"

    "No tengo experiencia con mujeres."

    "Creo que tiene más que ver con los sentimientos que con las experiencias en sí mismas," afirmó Lauren.

    "¿Por qué la sexualidad femenina es más fluida que la masculina?"

    "No lo sé. Tal vez porque se trata de emoción más que de mecánica."

    "Y las emociones de las mujeres pueden ser cambiantes," asintió Madeline pensativa y continuó estudiándola en silencio. "¿Planeabas usar el espejo para un autorretrato? ¿Alguna vez te has hecho un autorretrato?"

    "No. No me encuentro particularmente inspiradora."

    "Tu cuerpo es mejor que el mío, tú no tienes cicatrices."

    "¿Cómo estás tan segura de eso?"

    "Es bastante obvio incluso con ropa. Pero aunque no lo fuera, te he visto. Te ayudé a cambiarte cuando llegamos a casa después de aquella noche en el bosque, cuando estabas enferma."

    "Te aprovechaste."

    "Sí, tal vez," sonrió con picardía. "En cualquier caso, quedarías genial en el lienzo."

    "Eso no es lo mismo. No me encuentro atractiva." Lauren notó en cuanto lo dijo que eso había sido un desafortunado desliz y se preguntó rápidamente qué podía decir para retractarse, pero ya era demasiado tarde.

    "¿Me encuentras atractiva a mí?" Madeline enarcó las cejas. "El último que hiciste dice algo bastante diferente."

    Lauren miró su último lienzo, que mostraba a Madeline como una criatura retorcida y deformada.

    "Debes de saber lo hermosa que eres," dijo con sinceridad. "Eso," asintió hacia la pintura, "no significa nada. Sólo que mi mente está hecha un lío."

    "¿Sabes lo hermosa que eres?"

    "Oh, no," suspiró Lauren. "No voy a quedarme aquí intercambiando cumplidos contigo como dos cuadrilleras perras bobas de mi vida anterior. Aprecio el sentimiento, pero lo encuentro repugnante."

    "Estoy diciendo que te encuentro atractiva, y sí, estoy interesada." Había vuelto al tema anterior y Lauren se quedó callada, tratando de concentrarse en su lienzo. "A veces sueño contigo y cuando me despierto y veo tu cara, me cuesta mantenerme neutral."

    Lauren se preguntó si estaban jugando con ella. Otra de las estratagemas de Madeline para hacer fluir su creatividad. No le importó, le permitió continuar sin interrupciones.

    "Tú también me quieres, estoy segura de eso. Aunque no quieres enfrentarlo, y no porque sea una mujer." Ella negó con la cabeza. "No, esto va más profundo."

    "Toda mi energía..." comenzó Lauren vacilante, "y mi fuerza de voluntad... debe de concentrarse en mi arte."

    "Creo que esto es más complicado. Más siniestro."

    Ella no estaba equivocada. Su poder de percepción era notable, pero Lauren no estaba lista para hablar de eso, así que permaneció callada.

    "¿Vas a mostrarle a alguien estas pinturas?"

    "Las has visto tú..." suspiró Lauren. "No hasta después de que esté muerta," agregó.

    Madeline pareció preocupada por este comentario.

    "¿Te gustaría follarme?" preguntó después de un rato y Lauren estuvo ligeramente molesta. Parecía que Madeline estaba jugando con ella de varias formas diferentes a la vez, ninguna de las cuales Lauren encontraba agradable. ¿Está tratando de hacerme rabiar? Quizá, por encima de todo lo demás, Madeline sabía la razón detrás de la aversión de Lauren al sexo sin que nadie se lo dijera.

    "Parece que eres perfectamente capaz de follarte a ti misma," dijo Lauren.

    "¿Es eso lo que quieres?" Preguntó. Y sin apartar los ojos de Lauren, comenzó a tocarse, primero solo los pechos, deslizando la mano dentro del sostén y acariciándose hasta que la dureza de su pezón fue claramente visible bajo la tela. Lauren tragó saliva pero continuó con sus pinceladas. Esto era profundamente erótico, pero ella no estaba segura del marco en el que Madeline lo estaba haciendo.

    Lauren abandonó el lienzo, tomó su cuaderno de dibujo y su lápiz al carboncillo y comenzó a dibujar inconscientemente mientras Madeline seguía tocándose. Esto debió haber durado quince minutos antes de que ella se arrancara el sujetador del cuerpo y deslizara una mano entre las piernas. No estaba siendo agresiva, se estaba tomando su tiempo, y Lauren reconoció que era puramente para su beneficio, no para el de Madeline. Su propia excitación no fue practicada pero sí irreprimible. Terminó el boceto, dejó el cuaderno y se quedó mirando a Madeline por un momento. La tentación era abrumadora, Lauren se acercó a ella lentamente, se inclinó sobre ella.

    Madeline detuvo sus movimientos y alzó la vista con los ojos muy abiertos. Lauren se inclinó tan cerca que podía sentir su aliento en los labios. Madeline estaba tan hermosa en ese momento. Estaba esperando que Lauren la besara. Estaba vulnerable. Lauren no pudo hacerlo, no pudo aprovecharse. Su deseo se llenó de pavor. No podía ceder a esto ahora, eso destruiría toda inocencia que existía entre ellas, lastimaría a Madeline y Lauren se arrepentiría.

    Ella no lo sabe. No sabe lo que soy.

    "Vuelve a ponerte la ropa," dijo Lauren en voz baja y le dio la espalda, de regreso a su caballete.

    Una breve expresión de desconcierto y, después, Madeline pareció aceptar esto sin demasiada dificultad, hizo lo que Lauren le había pedido mientras Lauren inspeccionaba el dibujo que acababa de hacer.

    Estudió el detalle del boceto con disgusto mientras Madeline se vestía. No podía creer que este hubiera salido de su mente. Un tema cuestionable, pues no recordaba haberlo pensado mientras lo estaba haciendo. Había estado preocupada por la escena que se desarrollaba frente a ella y, de una manera totalmente incongruente, con la imagen que había representado. Había dibujado a Madeline desnuda, tocándose. Hasta ahora bien. Pero la mano que había dibujado que se cernía entre sus piernas era demasiado grande, amenazante y estaba separada de su cuerpo. Cada dedo que estaba a punto de hundirse dentro de ella tenía una pequeña y malvada cara dibujada en el dorso de la mano. Los dedos parecían penes erectos. El rostro de ella estaba emborronado, como si no existiera del todo, y aun así se las había arreglado para parecer torturado. Esto era inaceptable. Lauren nunca había hecho algo así antes. Nada tan atrozmente cómico, perturbantemente desequilibrado en todos los sentidos.

    Cerró rápidamente el cuaderno cuando Madeline se acercó a ver.

    "No puedes," dijo Lauren avergonzada.

    "¿Por qué no?" Madeline pareció confundida. "Nunca antes has tenido ningún problema con que los vea."

    "Es enfermizo."

    "Todos son enfermizos." Puso una mano sobre el hombro de Lauren y le quitó el cuaderno. Lauren la dejó, pero se apresuró a salir de la habitación antes de que pudiera ver la reacción de Madeline. Dos minutos más tarde, ya estaba en el porche sacando su vaporizador cuando Madeline se unió a ella. Lauren no se atrevió a mirarla a la cara.

    "Jesús," dijo Madeline después de un largo silencio. "Eso es... um, diferente. No era el estado de ánimo que yo estaba buscando."

    Pero a Lauren no estaba divertida, para su horror se descubrió rompiendo a llorar y Madeline estuvo a su lado en un segundo. Lauren aún no podía mirarla a los ojos.

    "Lo siento. Parece que podríamos estar acercándonos al problema," dijo Madeline en voz baja y Lauren la odió un poco en ese momento.

    Madeline no dijo más sobre eso hasta más tarde esa noche, después de que hubieron comido y estuvieron sentadas en el porche de nuevo disfrutando de la vista del lago iluminado por la luna. El silencio era difícil de afrontar para Lauren con el recuerdo de las tardes pesando opresivamente en su mente. Habló en voz baja.

    "¿No tienes miedo de nada, Madeline?"

    Madeline permaneció en silencio durante un minuto, contemplando su respuesta.

    "Tengo miedo de muchas cosas. No la menor de las cuales está sentada frente a mí."

    "¿Tienes miedo de mí?" Lauren la miró sorprendida. "¿Por lo que viste dentro de mí?"

    "No," Madeline le devolvió la mirada. "Eres complicada, hermosa. Tengo miedo de perderte, de que cambies de opinión, de que pienses que estoy chiflada. Nadie me ha aceptado nunca como tú."

    "¿Estas chiflada?"

    "La verdad es subjetiva. Y tú eres complicada."

    "¿Por qué tienes miedo de perderme? No he hecho nada por ti, y tú todo por mí."

    "Te equivocas en eso." Ella dudó. "Cuando seguí la atracción en esta dirección, no tenía ni idea de que me iba a llevar a alguien como tú. Alguien que terminaría siendo tan especial para mí. Por lo general, sensaciones como esa significan que puedo ser útil, pero contigo... Me quedo aquí no para cuidarte, sino porque te amo." Lo dijo llanamente, como si fuera la cosa más natural del mundo.

    Madeline quedó en silencio, lo que le permitió a Lauren procesar esta información y cuestionar su significado.

    "Tú no me amas," dijo Lauren, quizá con demasiada dureza. "Amas que te acepte tal como eres. No permitas que eso te nuble la visión."

    Madeline pareció herida por un momento, pero esto se desvaneció rápidamente y ella dio una carcajada.

    "Lauren," negó con la cabeza con una sonrisa, "Te veo. Veo todo lo que eres y aunque no me creyeras acerca de mis malditas sensaciones, aún así te amaría. Así es como es."

    "Tú no me amas," repitió Lauren obstinadamente. "Soy mercancía dañada."

    "Esto no es una elección. Y lo que sea que puedas pensar, yo no espero nada de ti. Estoy feliz de que las cosas sigan como están. No importa lo que suceda en el estudio, no tiene por qué extenderse aquí fuera."

    "Sin embargo, ya lo ha hecho, ¿no?," Dijo retóricamente.

    "Puedes ignorarme de nuevo si quieres, pero tengo que preguntarte, ¿alguna vez vas a decirme qué te trajo aquí?"

    Lauren dio una calada a su vaporizador, la cabeza apoyada en el respaldo de su silla, las piernas dobladas frente a ella. Sí, pensó, es el momento adecuado. Echó una última mirada a Madeline, pensando que después de esto no sería la misma persona quien le devolviera la mirada.

    "Hemos llegado a ser íntimas en las últimas semanas," comenzó Lauren llentamente.

    "Sí," asintió Madeline.

    "Sabes que hay muchos temas que evito."

    "Sí."

    "Esto será difícil para mí."

    "Yo... no tienes que decírmelo. Pero tal vez lo necesites," dijo Madeline.

    Ella tiene razón. Debería saberlo. Lauren luchó por formular una forma de expresarse con precisión, luego se rindió y simplemente se lanzó a ello.

    "Hace dos años," comenzó con aprensión, "comencé a ver a un psiquiatra. Estaba teniendo algunos problemas de insomnio y pesadillas. Al menos eso es lo que pensé que eran: problemas menores que un profesional podría arreglar sin demasiado esfuerzo. Tobta de mí. Sin darme cuenta, abrí la Caja de Pandora." Hizo una pausa y miró hacia la oscuridad más allá del porche. Madeline esperó a que continuara. "Seis meses con el doctor me dijo que creía que mis problemas eran más profundos de lo que justificaba la terapia convencional. Quería probar algo diferente. Hipnosis. Terapia de regresión. Recuperación de la memoria. Pensé que esto era una estupidez, pero la verdad es que ante la mera sugerencia de estas palabras me sentí fría e incómoda. Seguí adelante de todos modos y salieron cosas que... simplemente me dejaron boquiabierta. Cosas que nunca deberían haber sucedido." Tomó varias bocanadas de aire antes de continuar. "Unos meses después, yo era una persona completamente diferente."

    Observó que Madeline la miraba.

    "Pensé que se suponía que la recuperación de recuerdos reprimidos era una tontería," dijo Madeline con cautela.

    "En muchas situaciones, tal vez," asintió Lauren. "Peligroso, sin duda... Obtuve hechos corroborados por mi madre y los registros legales. Al principio me costó creer lo que estaba viendo. Me golpeó lenta y profundamente, me cambió de manera fundamental. Cuando cuestioné mi madre, realmente no esperaba obtener ninguna información de ella. Pero en cuanto lo mencioné, fue... Su rostro simplemente se vino abajo, su cuerpo entero cayó sobre sí mismo, y yo supe entonces que estaba a punto de oír algo que no quería. Me habían protegido de ello todo el tiempo que habían podido, incluso me habían traído a Estados Unidos. Ella no había sabido que yo estaba en terapia."

    "Fuiste abusada cuando eras niña," dijo Madeline lenta y tan suavemente que Lauren apenas la oyó.

    Lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Lauren.

    "Era joven. Tan... tan joven. Me tomó un tiempo, pero cuando lo que había sucedido realmente caló, infectó cada parte de mi vida, de mí misma. Todas mis acciones y motivos fueron puestos en duda y ya no pude funcionar como esa persona. El sexo se volvió repulsivo; un acto de agresión sin importar cómo lo mirara. Y no solo el acto, sino la idea, el pensamiento. Los impulsos se volvieron inaceptables. Traté de ocultar lo que me estaba pasando, pero no pasó mucho tiempo antes de que me derrumbara. Una persona solo puede vivir con cierto disgusto y odio a sí misma durante cierto tiempo. Dejé de hablar con el médico, dejé de ir a las citas. Compré suministros, convertí una habitación y comencé a pintar de nuevo. Eso era lo único que me hacía sentir bien. La gente estaba confundida, por supuesto, por los cambios en mi personalidad, nunca le dije a ninguno de ellos lo que había descubierto. Al final, ya no pude soportar las preguntas: compré la casa, mudé todas mis cosas, dejé el trabajo y me marché."

    "¿Cuántos años tenías?" Preguntó Madeline y Lauren frunció el ceño. "Lo siento," agregó.

    "Ahora que empezado, bien podría terminar," dijo desesperada. "Cuando tenía siete años, me secuestraron... un extraño. Me retuvieron durante cinco semanas antes de que me recuperaran en Luxemburgo. Cuando sueño, sueño que me abruman, me aplastan, es vago pero duele. No tengo control y no puedo respirar. Me están asfixiando. Cuando volví con mi familia, bloqueé los recuerdos de inmediato, fingí que no había sucedido. Los médicos le dijeron a mis padres que los problemas ocurrirían en el futuro, pero que era mejor para mí que aceptaran mi negación durante el tiempo que fuera necesario. Estas cosas no las recuerdo, solo las sé por lo que he averiguado."

    "Jesús," respiró Madeline.

    "Así que ahora sé lo que pasó, y que tuve suerte, cinco semanas no es nada. No sé hasta dónde llegaron mis abuelos para encontrarme, pero probablemente hubo algo encubierto. Algo que solo las personas con dinero pueden hacer. Otros tienen que vivir toda su vida de tal manera, la mayoría muere por ello. Y aún está sucediendo, cada día nuevas víctimas son arrastradas a ello. Niños. Un jodido millar de ellos. Por eso mis padres se fueron de Europa. Sus ojos se abrieron a la trata en esos países. Probablemente no era muy diferente a cualquier lugar al que fueran, pero ellos necesitaban poner distancia entre la experiencia personal, y mis abuelos habían estado de acuerdo con ellos." Lauren se secó las lágrimas de sus mejillas. "Tuve suerte," repitió.

    "Sí," dijo Madeline, pero no parecía convencida y Lauren podía sentir sus ojos sobre ella.

    "Eres la primera persona real con la que hablo de esto. Ojalá no me mirases de esa manera."

    "Ni siquiera sabes cómo te estoy mirando."

    Lauren se volvió hacia ella, su expresión estaba desprovista de lástima, tenía ira e indignación, pero no contra Lauren.

    "¿Crees que yo no tengo ira?" dijo Lauren. "Joder, seré honesta para matar a alguien que venga a por mí alguna vez."

    "Yo he estado aquí un tiempo, sé del arsenal que tienes en la casa. Yo puede que tenga un problema con las armas cargadas en las ciudades, pero aquí... me alegra que tengas algo de protección. Y sé no estás sumamente entusiasmada, o podrías haber usado una conmigo," dijo Madeline con una sonrisa real y Lauren se sintió tranquilizada por la ligereza de sus palabras. "¿Qué les pasó? ¿Quién te llevó?" Lauren volvió a apartar la mirada.

    "El hombre considerado responsable murió en prisión hace muchos años. Pero al leer los documentos se hizo evidente que se lo consideraba parte de algo más grande, cuyo fondo no se ha roto. Eso duele. Que aún está sucediendo, que yo fuese una de los pocos; la mayoría de estos niños desaparecen para siempre. Lo he aceptado a mi manera, pero debes ver por qué tengo algunos problemas ahora. Te cuento esto para que entiendas lo que quiero decir cuando digo que no soy buena para nadie. Deberías seguir adelante."

    "No quiero. Me gusta estar aquí. Pero sí, ahora sé por qué tienes problemas. Esta no es una historia que pudiera haber predicho o esperado escuchar. No podía comenzar a comprender lo que debe de ser encontrarte a ti misma enfrentado a un impacto como ese." Hizo una pausa pensativa. "¿Solías disfrutar del sexo antes de enterarte de esto?"

    "Sí," Lauren se encogió de hombros. "Los recuerdos han sido destruidos. Todo ha sido envenenado."

    "Podrías recuperarlo sin reprimir tus recuerdos esta vez. Sé que será difícil para ti resolverlo, pero eres adulta que consiente ahora, podrías volver a aprender la intimidad física en su forma más pura."

    "No quiero sexo. Me disgusto yo misma."

    Madeline se miró las manos.

    "No pensarás que lo que pasó fue de alguna manera culpa tuya."

    "No es culpa mía. Pero es mi problema."

    "Sí," dijo Madeline con cuidado. "Puedo ver eso. Pero esto no tiene por qué destruir por completo tus instintos naturales. Podrías apreciarlos de nuevo, esta vez más fuerte que nunca, sin mácula."

    "No sabes lo que hay dentro de mi cabeza."

    "Pero lo sé. Olvidas que te busqué precisamente por lo que vi que había en tu interior. Lo sé, y ahora has llenado algunos vacíos sobre cómo llegaste a ser de esa manera. No puedes decidir si eres una víctima o una victimizadora porque ahora, sabiendo lo que sabes, te sientes como ambas. No puedes evitarlo, tu rabia te está consumiendo, como debería ser." Madeline se arrodilló frente a ella, tomó las manos de Lauren entre las suyas y Lauren trató de no rehuir su tacto. "Pero tú no eres ninguna de las dos. Necesito que me creas cuando digo que creo que eres una persona increíblemente fuerte. Tienes un pasado traumático que estás enfrentando muy bien. Todos estamos un poco dañados, pero tú estás muy lejos de estar rota. Creo que eres hermosa, en toda tu complejidad. Estás tan lejos de producir disgusto, no está bien que debas verte de esa manera." Ahora había lágrimas en los ojos de Madeline mientras Lauren la observaba. "Gracias por confiar en mí lo bastante como para contarme tu historia. Siento mucho que esto te haya pasado a ti. A cualquiera."

    "Lo estoy afrontando, pero si no hubieras aparecido..." Dejó colgar la posibilidad y Madeline le apretó las manos. "¿No me vas a decir que encuentre un enemigo distinto de mí?"

    "¡Dios, no!" dijo Madeline con un sollozo y una risa forzada. "Quién sabe lo que vendrá del mundo a merced de esa ira." Lauren no pudo evitar una llorosa sonrisa. "Puede ser diferente para alguien sin una salida creativa, pero tú eres capaz de canalizar tu ira en un arte increíble. Estoy segura de que serás capaz de seguir adelante en tu camino. Entretanto, no te dejaré autodestruirte."

    "¿Cómo puedes seguir queriendo quedarte aquí?" le preguntó Lauren.

    "Me gusta estar aquí. El paisaje es hermoso, la casa es hermosa. Me gusta la atmósfera, me gusta la música que escuchas, la soltura de tu rutina. Nunca me he sentido más relajada o en casa en mi vida." Se secó los ojos y miró hacia la noche. "Me gusta que pongas Dixie Chicks y Five Finger Death Punch en la misma lista de reproducción. Que pintes durante nueve horas seguidas y luego veas un documental de la BBC sobre naturaleza seguido de un episodio de The Orville[3]. Pareces una persona normal cuando haces eso, pero no eres nada promedio, eres una rareza. Quiero quedarme si me dejas. Además, aún no has terminado conmigo en el estudio. Quiero seguir posando para ti, quiero que pintes las cosas horribles que necesites, sácalo todo."

    "¿Y si esto no está destinado a salir a la luz? ¿Y si solo está destinado a convertirse en una parte más grande de mí?"

    "Siempre será una parte de ti, pero también puedes mantener algo separado de eso, siempre y cuando disfrutes de cada parte tanto como sea necesario. No te convertirás en uno de tus monstruos, eso lo sé seguro. Te he visto y tienes demasiado corazón. Confío en ti, ¿crees que alguna vez encontrarás cómo confiar en mí?"

    "Puedo intentarlo," asintió Lauren mirando hacia la oscuridad.

    "¿Te arrepientes de haber descubierto lo que pasó?"

    "No," dijo con firmeza. "Empecé con el médico porque estaba empezando a quedarme dormida durante el día y porque mantenía despierto a mi ex por la noche. No tenía mucho apoyo emocional. Es mejor para mí poder afrontarlo de frente, si es que puedo. Las cosas podrían haber salido peor si no lo hubiera sabido, mi madre sabía eso al menos. Mi padre no podía hacerlo, así que ella sabía que algún día tendría que decírmelo. Aprecio que ella haya tenido la fuerza para ser honesta. "

    "Tus padres parecen gente decente... Creo que lo que pasó hoy en el estudio fue bueno para ti. Bueno para nosotras. Que hables de eso con alguien como yo es muy importante. ¿Cómo te sientes?"

    "Avergonzada. Abochornada. Asustada. Disgustada. Incómoda. Bastante cabreada también." Lauren observó la sonrisa divertida de Madeline. Se estaba tomando todo esto con calma y no parecía corresponder a ninguna de las emociones negativas de Lauren, lo cual era sorprendente.

    "Me gustaría seguir posando. Puede que haya otros hitos al acecho. Si puedes perseguirlos, deberías intentarlo."

    "¿Estás segura de que esto no está demasiado relacionado con que quieres quitarte la ropa?"

    Madeline dio una carcajada.

    "No me estoy aprovechando de ti. Esto más bien es como si estuviera tratando de permitir que te aprovecharas tú de mí..." Ella pareció momentáneamente avergonzada. "Esto ha sonado mal, quiero decir con tu arte. Tú me ves como solo un artista puede verme y mi desnudez parece estar ayudando, incluso con ese asunto de hoy. Lo que sea que puedas pensar, no soy una exhibicionista, honestamente nunca antes me había sentido tan cómoda con mi cuerpo."

    "Encuentro eso difícil de creer," sonrió Lauren.

    "Es cierto. Solía ​​usar capas adicionales de ropa solo para ocultarlo." Hizo una pausa pensativa. "La primera mañana que vi la pintura que hiciste de mí, era obvio quién era, pero pensé que me hacías quedar mucho más hermosa de lo que soy. Suena extraño, dada la naturaleza de la representación, pero me sentí realmente halagada. Ahora sé que así es como realmente me ves, tu percepción es consistente en todas tus pinturas."

    "No los monstruos," señaló Lauren.

    "Todos tenemos reflejos oscuros. Curiosamente, el monstruo no es muy diferente de cómo me veo a mí misma."

    "Hmm. Puedo identificarme con eso." Lauren la estudió. "Reflejos Oscuros sería un buen título para la serie."

    El rostro de Madeline se iluminó.

    "¿Así que planeas exibirlos?"

    "No lo sé," Lauren se encogió de hombros. "Los tengo a mano. Tengo un largo camino por recorrer y no tengo prisa." Miró por la ventana hacia el cielo estrellado, con la cabeza apoyada en el respaldo de su silla.

    No quería hablar más y Madeline pareció reconocer esto fácilmente. Lauren estaba aturdida, apenas podía creer que se lo había contado todo a Madeline. Y que Madeline había reaccionado de la forma en que lo había hecho. Tan fácilmente, como si no fuera algo de lo que tuviera que alejarse lo más rápido posible. Qué extraño, fue lo único que Lauren pudo pensar.

Parte 3

    Los siguientes días a Lauren le parecieron diferentes, como si ahora ella estuviera caminando desnuda, expuesta por la casa. Ella y Madeline hablaron de muchas cosas diferentes, pero el tema del pasado de Lauren no volvió a surgir y cuando Madeline posaba mantenía sus manos colocadas inocentemente. Aún dormía con Lauren por la noche, pero comenzó a tomarla de la mano en lugar de rodearla con el brazo. Lauren estaba lavando sus pinceles en el estudio y ponderando estos cambios cuando entró Madeline. Miró a Lauren con curiosidad.

    "Esta canción..." dijo lentamente.

    Touch Me de The Doors sonaba bastante fuerte por los altavoces.

    "Lo siento," dijo Lauren. "La apagaré pronto, ya casi ha terminado."

    "No es eso. Me gusta, es que..." aún miraba a Lauren con un brillo en los ojos.

    "¿Qué?" Preguntó Lauren.

    "A veces sospecho que tú y yo estamos más sincronizadas la una con la otra de lo que cualquiera de ambas es consciente." Le sonrió misteriosamente y la implicación envió una descarga eléctrica por la espalda de Lauren. Pero el tono de Madeline cambió entonces y pronunció las palabras que Lauren había estado temiendo durante un tiempo.

    "Tengo que volver a Chicago. Tengo que hacer una presentación. Llevo intentando evitar hacerlo en persona, pero el director está erre que erre."

    "Oh," dijo Lauren y continuó lavando sus pinceles, inexpresiva. "Te marchas." Fue una conmoción para su sistema, aunque sabía que llegaría ese día. Acababa de comenzar su último lienzo, pero podía hacerlo sin Madeline delante de ella.

    "Esta noche," dijo Madeline. "Tengo una reunión el miércoles. Estoy bastante enojada, es una tonta formalidad, una pérdida de tiempo y energía. No quiero ir."

    Pero, de pronto, Lauren se estaba sintiendo enojada por su parte. Todas esas veces había sabido que estaba equivocada al permitirse acostumbrarse a la presencia de Madeline. Se maldijo a sí misma. Y Madeline. Sabía que contarle aquello daría mal resultado. Solo han llevado unos días asimilarlo. Lauren negó lentamente con la cabeza.

    Una mano en su hombro la sacó de su ensueño y ella giró bruscamente la cabeza.

    "¿Qué? ¿Qué pasa?" Preguntó a Madeline.

    "¿Estás bien?"

    "Sí," dijo ella suavizando su voz. "Por supuesto. Solo estaba pensando. ¿Por qué me dijiste que había criaturas en el bosque?"

    "Las hay," Madeline pareció sorprendida por la pregunta. "Hay criaturas en todas partes."

    "Aquella noche me obligaste a ver algo que yo no quería ver."

    "¿Te refieres a tu propia destructividad? Yo... no creo que te obligara, solo te empujé hacia adelante."

    "Aunque tú estuviste ahí para mí. ¿Qué me hubiera pasado sin ti?" reflexionó Lauren.

    "¿Por qué no vienes conmigo?"

    "¿Adónde?"

    "A Chicago."

    Lauren dio una carcajada y se secó las manos.

    "Lo digo en serio."

    "No, gracias. Estoy bien aquí. De verdad, no te preocupes, voy a estar bien," le aseguró Lauren. "Es muy bonito de su parte ofrecerlo." Giró y se dirigió a la cocina para hacer té. Sintió que se le formaban lágrimas en los ojos y eso era intolerable, no quería que Madeline lo viera, necesitaba una distracción.

    Más tarde salió a correr sola y, al regresar, Madeline la estaba esperando para hablar con ella.

    "Necesito darme una ducha," dijo Lauren. Prefería no enfrentarse a Madeline antes de su partida. Tenía miedo de lo que pudiera decir, no quería terminar en malos términos con ella.

    Pero claro, Madeline la estaba esperando en la cocina Lauren cuando salió. Suspiró y fue hacia la tetera.

    "¿Té?" Le preguntó.

    "Cristo, no. ¿No sabes a estas alturas que odio esas cosas?" Dijo Madeline. "¿Quieres venir y sentarte, por favor? Me has estado evitando toda la tarde y me voy pronto."

    Lauren hizo lo que le pidió. No tenía muchas opciones. Miró a Madeline recelosa y esperó.

    "Te he dejado mi número en la mesita de café," dijo. "Me gustaría que lo usaras. Aunque no pase nada malo."

    Lauren asintió lentamente, daba golpecitos con los dedos el mostrador. Madeline la miró con el ceño fruncido.

    "¿Por qué?" preguntó Lauren intencionadamente.

    "Porque..." balbuceó Madeline. "Está bien, no vas a hacer esto fácil. Veamos, ¿por qué quiero que me llames? Sé que te resulta difícil de creer y que sientes que no te lo mereces, pero yo sé una cosa antes y sobre todo, me he enamorado de ti. No tengo miedo de decirlo en voz alta. Completa y desesperadamente enamorada."

    Sus palabras deberían haber sido hermosas, pero las pronunció con impaciencia y en un extremadamente inoportuno. Lauren no lo pensó demasiado ni dijo nada significativo a cambio.

    "¿Qué diferencia supone eso ahora?"

    Madeline pareció muy herida por estas palabras. Lo último que Lauren quería era lastimarla, pero lo había dicho en serio.

    "Esta es la mayor oportunidad que tendré de estar con alguien a quien amo," dijo mirando a los ojos de Lauren, con todo rastro de molestia desapareciendo de su voz. "Comenzó en el momento en que te vi desmayada en el suelo cubierta de pintura el primer día que estuve aquí. Y todo lo que has hecho desde entonces me dice que esto estaba lejos de ser solo otra de mis sensaciones. Te dije que seguirlas me han traído felicidad, pero nunca tanto. Esto es todo, te amo. No sé si alguna vez podrías corresponderme, pero no puedo descartar la posibilidad. ¿Entiendes lo que estoy diciendo?"

    "Entiendo," dijo Lauren suavemente. "Pero tú eres demasiado..."

    .".. Demasiado bien para ti," terminó Madeline por ella. "Ni siquiera aprecio la mitad de cómo puedes pensar eso, eso es completamente incierto. En todo caso, es justo al revés. Me has contado cosas terribles y si las dijiste para deshacerte de mí o no, a mí no me supone ninguna diferencia. No estoy desanimada, te adoro. Tu confianza se ha disparado, pero no voy a rendirme, significas demasiado para mí."

    Te estás rindiendo. Te marchas.

    "No debiste haberme dicho esto justo antes de marcharte, es cruel."

    "No intentes decirme que no sabías cómo me sentía, y creo que lo que estás haciendo tú es cruel."

    "¿Qué estoy haciendo yo?"

    "Me estás poniendo un muro de piedra y no entiendo por qué."

    Lauren dio una boba risita de forma inapropiada, era eso o lágrimas, y en cualquier caso iba a confundir a Madeline como el infierno.

    "Lo siento," dijo Lauren. "En serio, lo siento. Estoy de un humor raro. Usaré tu número. Lo prometo." Esto fue lo único en lo que pudo pensar que podría poner fin a esa conversación. "¿Qué es eso?" preguntó cuando vio un sobre encima del mostrador.

    "Efectivo. He estado viviendo en tu casa, usando tus instalaciones, nunca esperé hacerlo gratis."

    "Oh, Dios mío," dijo Lauren. Conmocionada y herida, estuvo muy cerca de soltar las lágrimas que estaba luchando por contener. "No quiero tu dinero. Lo que has hecho por mí vale mucho más."

    Madeline se acercó de pie frente a ella, con un afecto en sus ojos que Lauren encontró difícil de encarar. Le tocó la mandíbula, le alzó la barbilla y la besó muy suavemente en la mejilla. ¿Por qué...?, se preguntó Lauren, ¿... estaba haciendo ella esto mucho más difícil de lo necesario?. Mantuvo su expresión en blanco y hundió profundamente sus sentimientos.

    Madeline se marchó y un frío vacío llenó la casa. Lauren intentó con todas sus fuerzas ignorar la pesadez de su corazón, llenarlo de ira. Pero su ira se volvió contra sí misma después de dos días.

    Dejó los lienzos de Madeline a un lado, fuera de la vista, y pintó vistas del lago con girantes demonios en batalla sobre su rabiosa superficie. Lauren iba a la ciudad todos los días, incapaz de soportar la casa vacía durante demasiado tiempo sin un descanso. Se descubrió entablando una conversación más amigable con los lugareños, los dueños de las tiendas y la bibliotecaria. Era una sensación extraña, como si Madeline la hubiera sacado de sí misma, despertado su necesidad de interacción. Ella estaba siendo amable y la gente respondía, como si lo hubieran estado esperando todo el tiempo y ella simplemente no les hubiera dado una oportunidad. Un pequeño intercambio de palabras amistosas o incluso una sonrisa estaba levantando de pronto el ánimo de un modo que nunca antes lo había hecho. Ella postuló que esto era porque estaba desesperada por cualquier forma de comunicación, pero eso era bastante inesperado en sí mismo. Nunca había sido una persona particularmente accesible en su vida anterior y, después de mudarse aquí, su aislamiento se había vuelto patológico. Solo desde la entrada y salida de Madeline en su vida había cambiado tan drásticamente. ¿De verdad extrañaba tanto a Madeline?

    Durante los días siguientes y después de que su decepción y enfado iniciales se disiparan, pensó mucho en las palabras de Madeline. Ella le había dicho que la amaba. No. Que estaba enamorada de mí, eso es lo que había dicho.

    Era típico del estilo abierto y directo de expresarse de Madeline. Como era típico de Lauren haber estado tan cerrada, no había podido reaccionar adecuadamente hasta ahora, días después. La echaba de menos, bastante y desesperadamente. No había apreciado su presencia en la casa ni en su vida como debería. Madeline había sido un milagro, de eso estaba segura, ahora podía verlo todo desde la distancia. Había venido aquí para estar sola y ahora lo único que quería era que Madeline volviera.

    ¿Podría haber mantenido una relación física con Madeline si se hubiera quedado? No estaba segura de esto, sus inseguridades sobre su sexualidad eran abrumadoras. Lauren encontraba atractiva a Madeline en todos los sentidos de la palabra, pero otros factores la obstaculizaban: falta de confianza, paranoia sobre si podría volver a disfrutar del sexo y si podría ser deseable. Mientras Madeline había estado con ella, la inmediata preocupación de Lauren había sido no arruinar lo que ambas tenían. Ahora que no la tenía, reconocía el deseo de más. El sexo era una cosa, el amor era otra. Lauren tendría problemas a largo plazo con los que lidiar y cualquier compañera potencial también tendría que lidiar con estos. Una vocecita en su cabeza le decía que Madeline se había ido en aquel momento porque sabía que Lauren tenía serios problemas subyacentes que no quería afrontar. Otra voz preguntaba por qué insistía en subestimar a Madeline. Había escuchado a Lauren hablar sobre su pasado, se lo había tomado todo con calma y aún había confesado que la amaba después de eso. Lauren discutía consigo misma. De vez en cuando pensaba en el número sobre la mesita de café, pero rechazaba la idea de hacer la llamada telefónica tan rápido como se le ocurría. ¿Qué le iba a decir? Nada se podía hacer, eso estaba acabado. No podía pedirle a Madeline que volviera y tampoco quería ir a Chicago. Cualquier conversación simplemente revitalizaría la incomodidad de su último enfrentamiento, solo que peor porque sería por teléfono. Imaginaba un silencio prolongado, en el cual luchaba por expresarse de ese modo que Madeline encontraba tan fácil, y luego se rendía y decía algo hiriente de nuevo.

    Hundió estas cosas en el fondo de su mente y se concentró en su arte, en sus nuevas ideas. Extrañamente, su inspiración no había menguado, si acaso se había abierto la compuerta de un embalse. Ahora estaba pintando visiones extraídas puramente de su imaginación. Las criaturas del bosque eran el tema que más le divertía explorar y se preguntaba qué habría pensado su antigua compañera de su nueva línea artística. Nunca había sido tímida para decir lo que pensaba sobre la calidad del trabajo de Lauren.

    Diez días después de la partida de Madeline, fue a la ciudad para su rutina de descanso de la casa. Había desarrollado el hábito de charlar con el dueño de la cafetería.

    "¡Lauren Beaumont!" gritó el gran hombre tan pronto como ella se sentó. Él se acercó a ella con pasos cortos y oscilando el cuerpo de un lado a otro. "Bueno, estás aquí."

    "Hola, Timothy," saludó ella. Aún sorprendía a Lauren lo amable que podía ser la gente, como si ella fuese una de ellos, aunque su actitud cuando había llegado por primera vez había sido terrible. "¿Qué esta pasando?"

    "¿Sabes?, ni una sola persona en mi vida, excepto tú, me ha llamado nunca Timothy," dijo él sonriendo.

    "Nunca he sido gran aficionada a acortar nombres, te pusieron el nombre de Timothy por una razón, en lo que a mí respecta."

    "Creo que es sólo la extranjera que sale de ti. Aún así, no puedo quejarme, al menos ahora hablas." Él se inclinó hacia delante y le habló con complicidad. "Entre tú y yo, me gusta la forma en que dices Timothy. Suena profesional y sexy al mismo tiempo. No es una combinación de etiquetas que me haya encajado demasiado bien." Dió a risita para sí mismo.

    "Eres dueño de un negocio y eres un hombre atractivo, yo no veo la mala correlación," sonrió dulcemente.

    "Oh, me gusta tu forma de hablar." Su rostro se puso serio. "Ahora escucha, antes de que me desvíes por completo. ¿Has oído la advertencia del clima?"

    "No. ¿Cómo va?"

    "Las nevadas han sido débiles hasta ahora, pero estamos en esa época del año otra vez. Tendrás que cerrar las escotillas. Se pronostican fuertes vendavales y nieve esta noche y tú estarás justo en el lago. Aunque hay buena vista. Te concedo eso. "

    "Es un poco temprano, ¿no?"

    El grandullón rugió una carcajada.

    "No, desde tan al Norte no lo es. Es mejor abastecerse de todo también, las carreteras podrían estar cerradas por quién sabe cuánto tiempo, si es que se pone muy mal."

    "Ja. Tendré que desempolvar mi equipo de esquí."

    "Sip. ¿Tienes cadenas para la nieve?"

    "Tenía la intención de comprar unas."

    "Sí. Lo último que quieres es quedarte atascada en las carreteras por aquí," dijo Timothy arrastrando las palabras. "Phil, en el garaje, te las enganchará, te dará un curso intensivo sobre cómo colocarlas. Estas primeras tormentas suelen durar unos días. ¿Cómo está tu amiga estadounidense?"

    "Se fue a su casa en Chicago hace un par de semanas."

    "Lástima, vosotras dos os llevais bien juntas."

    "¿Qué?" Lauren se sorprendió. "No, no estábamos juntas."

    "¡Claro que sí!" gritó. "Las damas del lago." Un grupo de turistas entró ruidosamente en la tienda y Timothy sonrió a Lauren. "Tengo que servir a las masas. Dime, ¿tienes todos los números que necesitas si te surje algún problema?" preguntó él mientras retrocedía.

    "Sí. Gracias por la actualización, Timothy."

    "No hay de qué," exclamó él.

    Ella siguió su consejo y compró un montón de alimentos y luego fue al garaje y compró cadenas para la nieve para los neumáticos. Su coche era de tracción a las cuatro ruedas, pero pensó que era mejor prevenir que curar. Phil cumplió la palabra de Timothy, le enseñó a poner las cadenas y le dio otras indicaciones al azar. Era un hombre divertido y bien informado. Sin duda, todos estos consejos serían útiles. Pasar los meses cálidos en un lugar como este estaba fuera de la experiencia de Lauren, el invierno traería desafíos mucho mayores. Esto no la desanimaba, le encantaba el frío, la nieve, las ventiscas. Los cierres de carreteras y el aislamiento no la molestaban. Eran los cortes de energía los que le causaban cierta preocupación, dependía en gran medida de la electricidad y, aunque la casa tenía un generador de emergencia, ella nunca había aprendido cómo funcionaba ni con qué funcionaba. Hizo mucho en la ciudad ese día. Pidió que le entregaran una carga de leña y le preguntó a Phil sobre el uso del generador. Entendió la esencia y compró gasolina extra, pensando que podría investigar la operación en Internet o hacer una llamada telefónica si tenía dificultades.

    Con su coche sobrecargado de peso por todo lo que había comprado, por fin ganó velocidad en el viaje de quince minutos hasta casa. Las visiones del lago helado creaban un paisaje interesante para nuevas pinturas. Nunca había hecho gran cosa en tono blanco.

    Estaba pensando en monstruos blancos cuando llegó a casa a última hora de la tarde e inmediatamente vio un BMW negro en el camino de entrada. El BMW negro de Madeline. Su corazón casi se detuvo.

    ¿Había vuelto? ¡Mierda! Se acercó paseando y vio a Madeline dormida en el asiento del conductor, con la cabeza colgando hacia un lado del reposacabezas. Un innegable tirón en su pecho le dijo que estaba más que feliz de volver a verla. Sonrió y llamó a la ventana suavemente. Madeline despertó sobresaltada y miró aturdida a su alrededor. Cuando vio a Lauren, abrió la puerta del coche de inmediato. Ignorando la botella de agua que cayó fuera al salir, agarró a Lauren y tiró de ella hacia un abrazo, enterrando la cabeza en su hombro. Lauren estaba atónita por lo repentino del gesto y por lo bien que se sentía, dejó caer las bolsas en sus manos y apretó entre sus brazos a Madeline en respuesta.

    "Pensé que te podría haber pasado algo, o que te habías ido," murmuró Madeline en el cuello del abrigo de Lauren.

    "No, he estado en la ciudad," dijo. "Has vuelto."

    "Por supuesto que he vuelto. Llevo conduciendo desde ayer." Por fin soltó a Lauren y retrocedió. "Deja que te vea. ¿Estás bien?"

    "Lo estoy," confirmó Lauren. "No es genial cuando esperas que todo se derrumbe en el momento en que te fuiste." Sonrió a pesar de sí misma. Cobardica. Dile cómo te sientes.

    "Estás expléndida. ¿A qué viene todo ese maquillaje y ropajes? ¿Tienes novio en la ciudad ahora?"

    "Tuve una videollamada con mi madre antes, necesitaba hacer un esfuerzo. No me gusta que se preocupe por mí. Es bueno verte, tenía en la cabeza que te habías ido para siempre."

    "En primer lugar, yo no quería irme. Te he estado esperando," miró su reloj, "dos horas."

    "Y como de costumbre, en un estado altamente agitado, te quedaste dormida," rió Lauren. "Debes de tener frío. ¿Vienes dentro?"

    La expresión de Madeline se tornó nerviosa de pronto.

    "Llevo a alguien conmigo," dijo.

    "¿Qué?" Lauren miró dentro del coche, confundida. No veía a nadie. "¿Qué quieres decir?"

    Madeline dudó y luego abrió la puerta trasera, sacó una jaula de transporte y la colocó sobre el maletero.

    "Oh, guao," dijo Lauren. Dos grandes y somnolientos ojos marrones la miraban parpadeando, y la esponjosa criatura negra abrió su boquita con un bostezo y un ligero chillido. Lauren nunca había visto algo tan lindo. "¿Puedo?" gesticuló hacia los pestillos.

    "Por supuesto."

    Lauren lo sacó de la jaula y quedó mirándolo. Este le devolvió la mirada y volvió a bostezar. Tan pequeño, tan tierno. "Hola. ¿No eres precioso?"

    "Su nombre es Gemma. ¿Podemos entrar?" Preguntó Madeline y Lauren miró hacia ella.

    "Sí, puedes. No puedo creer que la dejaras aquí sin compartir tu calor corporal."

    "¡Ella esta bien!" exclamó Madeline. "Tiene una manta de abrigo. Quiero decir, si hubiera sido mucho más larga, por supuesto que lo habría hecho. Ha estado profundamente dormida todo el tiempo, apenas hizo un sonido."

    Lauren la llevó al calor de la casa y se acomodó sobre su manta en el suelo del salón.

    "Es joven, Madeline. Pero parece bastante apagada para ser un cachorro."

    "Probablemente solo esté cansada, tal vez un poco asustada. Pero sí, elegí a la más tranquila del grupo. Los perros ruidosos pueden ser un incordio."

    "¿Tienes todo lo que necesitas para cuidar de ella?"

    "Y algo más. Incluso tengo una chaqueta y botas."

    "Lindo," se rió Lauren. "Tengo muchas cosas que traer del coche. ¿Me echas una mano? Después de eso, tal vez podamos llevarla a dar un paseo, si le apetece."

    Hicieron varios viajes dentro del coche de Lauren.

    "Jesús, ¿para qué todos estos suministros? ¿Te estás preparando para hibernar?" Preguntó Madeline.

    "Cerca. Me advirtieron que se avecinaba una nevasca en los próximos días. Al parecer las carreteras podrían quedar cerradas por un tiempo." Miró a Madeline pensando que tal vez no planeaba quedarse mucho tiempo, pero su amiga no parecía molesta. "Puede que no suceda, pero quería estar preparada."

    "Son buenas noticias. Significa que no puedo irme ahora aunque tú quisieras," dijo Madeline reflejando los pensamientos de Lauren.

    Lauren cerró su coche y ayudó a Madeline a entrar con sus propias cosas. El cachorro estaba olfateando el salón con cautela cuando regresaron con ella, así que Madeline le puso la chaqueta y la bajaron al lago.

    "Pensabas que no iba a volver. ¿Por eso te cerraste a mí antes de irme?" Preguntó Madeline.

    "Sí. lo siento." Y Lauren lo sentía. Parecía natural que Madeline se estuviera marchando de forma permanente, como si su presencia hubiera sido un regalo que eventualmente sería arrebatado. Ella podía hacer su trabajo en cualquier parte, pero tenía una vida, probablemente una casa propia en Chicago. Madeline tenía una sonrisa fuera de lugar en su rostro. "¿A qué viene esa sonrisa?"

    "Me sentí herida en aquel momento, pero ahora me alegra que actuaras de esa manera," dijo.

    "¿Y eso porqué?"

    "Porque me dice que no querías que me marchara y eso significa que te importo. Puedes ser notoriamente mala verbalizando tus sentimientos, pero los muestras bastante bien mediante tus acciones. Probablemente pensaste que me estaba yendo por lo que me contaste," frunció el ceño pesativa. "Yo nunca haría eso. Debería haber dejado clara mi intención de regresar lo antes posible, pero no estaba segura en ese momento de si querías que volviera. Eras tan... Es difícil saberlo a veces. Yo tengo mis propias inseguridades." Otra sonrisa. "Ahora lo sé."

    "Sí," asintió Lauren lentamente. "¿Cuánto tiempo te vas a quedar esta vez?"

    "Tanto como me dejes," dijo Madeline y Lauren se sintió cálida. "Tienes razón sobre lo de correr. Siento las piernas flojas y descuidadas."

    "¿Cómo ha ido en Chicago?"

    "Horrible."

    "¿La presentación no salió bien?"

    "Oh, eso fue bien, aunque totalmente innecesaria. El tráfico era insufrible, las reuniones eran claustrofóbicas y el aire era casi irrespirable. Me han deteriorado allí, lo único que quería era volver."

    Gemma tiraba de su correa con entusiasmo, probablemente al descubrir una criatura entre la maleza.

    "Esta va a necesitar un montón de entrenamiento..."

    "Sí," asintió Lauren pensativamente.

    "Es un caniche, cruce de perro pastor, no será difícil de enseñar."

    "Buena elección, dos de los perros más inteligentes."

    "Es para ti," dijo Madeline ansiosamente. "Si la quieres. Es un poco presuntuoso de mi parte, lo sé. Pero será leal, te hará compañía en tus carreras cuando no me quieras cerca, claro." Lauren se detuvo en el sendero y giró para mirarla mientras su amiga balbuceaba. "Si no la quieres, me la quedaré yo. Pero recuerdo que dijiste lo interesada que estabas en el adiestramiento animal y yo quería darte algo que no tuvieras, algo que pudiera significar algo..."

    "Madeline," Lauren interrumpió su perorata y su amiga miró a Lauren con una expresión nerviosa. "La adoro. Gracias. La cuidaré muy bien. ¿De acuerdo?"

    "De acuerdo." Madeline volvió a mirar a Gemma con una sonrisita. "Sé que nunca has tenido una mascota, pero yo tuve un labrador cuando era joven. Puedo ser de ayuda."

    "Esto será una misión," asintió Lauren. "Pero ella es adorable y esto será interesante." Sonrió y decidió que podría ser un buen momento para sacar a relucir un tema delicado, su curiosidad se estaba apoderando de ella. "Bueno, ¿dónde te quedaste mientras estuviste fuera?"

    "En mi apartamento."

    "Ah, entonces tienes residencia propia, me estaba preguntando al respecto."

    "Bueno, uso el término «mi» alegremente. Es mi hermana mayor quien vive allí en este momento."

    "Pensé que vosotras dos no os llevabais bien."

    "No lo hacemos, fue una tortura. Hace seis meses su matrimonio se disolvió y fui lo bastante tonta como para ofrecerle el apartamento. Mi lógica fue que ella estaría mejor conmigo que con nuestros padres y sentí pena por ella. Le pregunté si tenía algo propio preparado y pareció sorprendida por la pregunta, como si yo no estuviera siendo razonable. Así que, parece que me ha echado de mi propia casa. ¿Por qué la traje allí?" reflexionó Madeline retóricamente y Lauren miró hacia ella.

    "Porque eres una buena persona. Piensas en los demás antes de pensar en ti misma. En cualquier caso, tienes mejores lugares donde estar," respondió.

    "¿De verdad no te importa que me quede contigo?"

    "No, yo… quiero que estés aquí," dijo Lauren y vio la sonrisa extenderse por los rasgos de Madeline.

    Esa noche la nieve empezó a caer temprano. Madeline la ayudó a entender el generador e inspeccionó sus nuevos lienzos. Gemma las seguía y exploraba la casa. Madeline era positiva con la dirección que estaba tomando Lauren al usar los paisajes circundantes, pero Lauren estaba deseando añadir a Madeline a la mezcla en cuanto tuviera la oportunidad. Lauren encendió el fuego, se estaba volviendo una experta en este estilo de vida natural del Norte, y ambas se sentaron juntas en el salón, Madeline con su computadora portátil abierta frente a ella. Lauren no se había sentido tan contenta en... no sabía cuánto tiempo. Gemma yacía en su camita entre el sofá y el fuego, tendida de espaldas y las patas en el aire. Su aspecto era hilarante, pero estaba claramente en un sueño profundo, las patas se movían esporádicamente.

    "Pareces feliz," comentó Madeline mientras Lauren miraba su tablet. "¿Qué estás mirando?"

    "Hoy es un buen día," confirmó Lauren. "Robert Mugabe por fin ha sido acusado."

    "Robert Mugabe. El nombre me suena. ¿Quién es?"

    "Oh, Madeline," Lauren negó con la cabeza. "Era el presidente criminal de guerra de Zimbabwe. Es un asesino y un tirano. Dirigió el país ilegalmente durante 37 años y lo levó a la ruina. Por fin ha sido destronado. Hoy es un buen día."

    "Hmm," dijo Madeline y comenzó a hacer teclear en su computadora. "Guao," comentó después de un rato. "Tienes razón. Las cosas que ha hecho..."

    "Sí. El hombre debería ser ejecutado. Pero es tan viejo ahora."

    "¿Crees en la pena de muerte?"

    "En casos extremos, sí," admitió Lauren, tímidamente. "No creo que los países deban gastar tiempo y recursos en mantener vivos a dictadores asesinos en masa cuando sus ciudadanos comunes están sufriendo. No soy muy políticamente correcta por mi parte, lo sé."

    "Te tomas estas cosas muy personalmente, ¿no?"

    "Hace un par de años leí una biografía de una de las familias de granjeros blancos expulsadas de su hogar por el régimen de Mugabe. Me dejó una impresión duradera. Creo que cada capítulo de ese libro me hizo llorar, fue muy difícil de leer. Aparte de eso, la gente debería preocuparse por estos temas. El mundo ya no está tan dividido, lo que sucede en un país se extiende al resto de nosotros. Enhorabuena a los zimbabuenses por haber expulsado al bastardo por fin."

    "Me encanta cuando hablas de política."

    "¿No estás cansada? Deberías acostarte temprano," dijo Lauren.

    "Quiero quedarme despierta y estar contigo un rato. He echado de menos esto." Madeline suspiró profundamente y se estiró. "Estoy bastante segura de que me llamaron a Chicago por razones no comerciales."

    "¿Qué quieres decir?" Preguntó Lauren, apartando los ojos de la pantalla.

    "El director creativo de este último proyecto quería trabajar de cerca en algunos diseños, por lo que hemos realizado muchas conferencias telefónicas durante los últimos meses. Lo cual está bien, pero luego me presionó para que hiciera la presentación con él en persona y asistiera a esas reuniones sin sentido. Y peor aún, él seguía coqueteando conmigo cada vez que le veía. Era muy jodidamente molesto, estoy segura de que ese fue su único motivo para llamarme de vuelta a la ciudad."

    "¿Qué hiciste?" preguntó Lauren consternada por la idea.

    "Hice todo lo posible para evitarle. No volveré a trabajar con él."

    "Pobre hombre."

    "¿Por qué dices eso?" preguntó Madeline con curiosidad.

    "No es divertido ser rechazado," Lauren se encogió de hombros.

    "Tú habrías hecho lo mismo. Él es uno de esos a los que les resulta difícil pillar una indirecta. Con derecho a ser uno de los rasgos de carácter menos atractivos. ¿Por qué? ¿Crees que debería haberme acostado con él?"

    "Diablos, no. Él suena a un baboso, deberías haberle dado un puñetazo. Pero a él podría haberle gustado eso," dijo Lauren y Madeline dio una risita antes de girar hacia la televisión. "Nunca has mencionado ninguna relación pasada, Madeline."

    "Nunca has preguntado. ¿Sientes curiosidad ahora?"

    "Sí. Vale, ¿quiénes fueron y por qué no duraron?"

    "En realidad solo he tenido una relación a largo plazo. Creo que haberte mencionado antes a James."

    "El ingeniero de software. No sabía que te habías acostado con él."

    "Estuvimos intermitentes durante siete años. Qué pérdida de tiempo," negó tristemente con la cabeza.

    "¿Por qué?"

    "No estábamos muy genial juntos, mi lado místico le molestaba. Yo debería haber aprendido de ello la primera vez que nos separamos, pero soy una romántica de corazón y como una tonta, volví con él una y otra vez."

    "El sexo debe de haber sido fantástico."

    Madeline la miró divertida.

    "¿Qué te hace pensar eso?"

    "Algo debe de haberte hecho volver. ¿Estás diciendo que no fue así?"

    "No lo sé, estaba bien. A veces es bueno tener a alguien con quien puedas tener una intimidad así. Le conocía muy bien y me sentía segura con él. Era conservador, leal y genuinamente «buen» chico... pero yo no le amaba. No de la manera que debería haberlo hecho. Lo dejé por última vez hace casi un año." Ella vaciló. "Tuve un aborto," agregó con inquietud.

    "Oh," dijo Lauren, mirándola. "¿Te arrepientes de ello?"

    "Me arrepiento de haber sido lo bastante tonta como para quedar embarazada en primer lugar. Pero sin eso, aún podría estar intentando que las cosas funcionaran con James. Nunca se lo dije, pero sabía que él habría querido tener el bebé. Yo sabía que si se enteraba de lo que había hecho, se indignaría. Eso me obligó a cuestionarme qué clase de futuro teníamos. El lado positivo y todo eso." Parecía estar intentando restar importancia a la situación como hacía con muchas cosas por las que claramente tenía fuertes sentimientos. Esa era la forma en que Lauren lo veía al menos. De todas las cosas tristes que Madeline le había contado sobre su pasado, había mantenido esta amordazada. Posiblemente muchas otras cosas también, pensó Lauren para sí misma.

    "¿Por qué te hiciste el aborto?"

    "No quiero tener un bebé. Tengo," frunció el ceño, "paranoia sobre que mi hijo salga igual que yo. Que tenga mis problemas."

    Lauren se sorprendió al escuchar esto.

    "¿Te refieres a tus sensaciones? ¿Cómo puedes pensar de ese modo? Tienes un don."

    "Podrías llamarlo así, pero considera cómo lo tratan los demás, lo que me hice a mí misma. No es fácil, Lauren. Tal vez conmigo como madre no lo hubiera tenido tan mal, pero James lo habría puesto muy difícil. ¿Estás intentando convencerme de tener un bebé?"

    "No, me alegra que te sientas así. Solo que creo que podría ser por las razones equivocadas."

    "Bueno," Madeline sonrió pensativa. "Mi umbral de dolor es bajo. Quizá esa sea una razón suficientemente buena."

    "Amén ​​a eso. ¿Tenía él el corazón roto cuando le dejaste?"

    "James habría asumido que esto era solo otro período de pausa, que nos conciliaríamos eventualmente. Recibí algunas llamadas y correos electrónicos de él en los últimos meses intentando reconectar. Probablemente esté molesto y confundido porque no he vuelto como todas las otras veces. Pero al menos ahora tiene la oportunidad de encontrar a alguien que pueda darle lo que quiere." Ella asintió lentamente. "Mi historia es sombría en comparación con la mayoría de la gente, no mucho de ella y de lo que sucedió fue espectacular."

    "Hmm," murmuró Lauren con ojos un poco vidriosos. "Extraño, considerando tu apariencia y lo buena persona que eres."

    "¿Crees que debería tener un pasado más colorido basado en lo atractiva que soy?" Madeline mostró una sonrió traviesa.

    "Sí," admitió Lauren. "¿Por qué no? Te mereces algo grandioso."

    "Tú eres mi algo grandioso." Lauren hizo una mueca. "Lo eres," insistió su amiga. "Me invitaste a tu casa, me diste la bienvenida a tu vida y lo aceptaste todo sobre mí. Encajamos juntas, bien podríamos estar casadas."

    "No del todo..." comenzó Lauren pensando en la naturaleza platónica de tal relación. "Has tenido un impacto único en mí, pero debes de desear algo más de lo que tenemos," terminó evasivamente, sin querer exponer sus sentimientos demasiado.

    "Sí," dijo Madeline cautamente. "¿Y qué hay de ti? ¿Echas de menos el sexo?"

    "Por supuesto que sí. Pero todo es un lío en mi cabeza. Una importante razón por la que opté que no al sexo es porque sentí que si Conner; o sea, mi ex; supiera lo de mi pasado, me odiaría. Como cualquiera que lo supiera."

    "¿Por eso le dejaste? Así que le amabas. ¿Lo extrañas?"

    "No tanto," dijo Lauren con sorprendente certeza. "Añoro oírle tocar. Cuando amas al músico en una persona, es extraordinario la mierda que aguantas. Hay muchas cosas que no añoro."

    "Tienes, como..." Madeline se calló, luciendo incómoda.

    "¿Qué?" preguntó Lauren con curiosidad.

    "Tienes, no sé, ¿raras preferencias sexuales o algo así?"

    Lauren no pudo evitarlo, rompió a reír y tardó un rato en calmarse.

    "Me alegra que lo encuentres tan divertido," dijo Madeline.

    "Perdona, es que el modo en que has preguntado. Como si estuvieras asustada de verdad por lo que te podría decir."

    "Me encanta tu risa, pero no me has dado una respuesta."

    "Hmm." Lauren contempló la pregunta con seriedad. "No, no lo creo. He sido aventurera a veces de alguna manera y cuestiono la intención que hay detrás de esas cosas ahora."

    "¿Aventurera?" Madeline aún parecía asustada.

    "Nada muy sucio," le aseguró Lauren. "Un poco de juego de roles. A Conner le iba un poco el bondage, con lo que yo no tuve ningún problema hasta después de... Pero eso era lo suyo, no lo mío. No creo tener ninguna de las llamadas perversiones. Solo que ahora que sé de mi pasado, me siento sucia, como si nadie pudiera volver a quererme y, si lo hicieran, pudiera haber algo malo en ellos."

    Madeline dejó el portátil a un lado y se sentó en el sofá junto a Lauren. La besó en la mejilla y apoyó la cabeza en su hombro.

    "Eres la persona más hermosa que he conocido," dijo Madeline en voz baja. "Hombre o mujer. Desearía poder pintar como tú para poder mostrarte la forma en que te veo. Dije en serio lo que te dije antes de irme. ¿Crees que hay algo malo en mí por encontrarte tan adorable?"

    "Tal vez," sonrió Lauren. "Entonces, ¿por qué la experiencia limitada con las relaciones? Una romántica de corazón que claramente tiene un impulso sexual saludable. ¿Cuál fue el problema?"

    "Soy tímida. También soy muy selectiva con la gente. Mi hermana dice que soy demasiado exigente, que no puedo ver las obvias deficiencias del pasado de la gente. Pero ¿quién es ella para juzgarme?, mira lo que sucedió con su matrimonio." sonrió para sí misma. "Podría haber sido exigente con los hombres porque no me gustaban tanto en primer lugar."

    "Entonces, ¿por qué no has tenido ninguna experiencia con mujeres? ¿Por qué persistir con los hombres?"

    "Como he dicho, soy tímida."

    "Pues lo escondes muy bien," dijo Lauren con la imagen desnuda de Madeline pasando por su mente.

    "Tú tienes un efecto especial en mí, me sacas de mi caparazón. Una vieja amiga coqueteó conmigo una vez. Fue horrible. De hecho, estaba tan asustada por lo mucho que me excitaba que no mordí el anzuelo. Más tarde supe que eso había sido lo mejor, no estaba interesada en ella de esa manera, pero esto me dijo una cosa: no fue porque ella fuese una mujer que yo no quise, simplemente no me sentía atraída por ella en particular. Después de eso supe que yo tenía un interés definido en las mujeres."

    "¿Es que ella era desagradable?"

    "Para nada. No físicamente al menos, pero encontré su personalidad espantosa. No sé por qué éramos amigas."

    Lauren tuvo que reírse de esto.

    "Para que conste," continuó Madeline, "yo nunca querría atarte. Tus manos deberían ser libres para hacer lo que quieran. Estás mucho más relajada hablando de sexo que antes."

    "No estoy segura de que relajada sea la palabra correcta."

    "¿Oh? ¿Cuál es la palabra correcta?"

    Lauren quiso besarla, pero simplemente negó con la cabeza sin responder. Madeline alzó la cabeza para estudiarla con curiosidad y luego la volvió a apoyar en su hombro. Lauren estaba pensando que podría funcionar algo más entre ellas, pero era agradable estar sentada así con Madeline cerca, descansando sobre ella, viendo The Walking Dead[4].

    Pasada la medianoche, Madeline, bostezando, subió las escaleras para darse una ducha. Lauren sabía que estaba exhausta, incluso Lauren estaba cansada y no había estado conduciendo durante dos días. Estaba feliz de tenerla de vuelta, de que la casa estuviera ocupada de nuevo. Acarició la forma peluda y dormida de Gemma, luego fue a su propio cuarto de baño y, poco después, se metió adormilada en la cama y abrió un libro. Una leve llamada y Madeline apareció en la puerta.

    "Puedo...?"

    No terminó la pregunta, pero Lauren sabía lo que quería decir.

    Le indicó que entrara. La familiaridad y el afecto fueron abrumadores cuando Madeline se metió en la cama junto a ella, pero había algo más dentro de Lauren, una especie de nerviosismo que no había sentido en muchos años. Quizá, pensó, no debería haber hablado antes de sexo tan abiertamente con Madeline. Quizá no debería haberla invitado tan fácilmente a su cama. Pero la quiero aquí.

    "Estoy tan feliz de estar así contigo de nuevo," dijo Madeline acostada de lado junto a Lauren.

    "Debes de estar cansada."

    "Sí, solo ese par de horas en el coche en más de 24. Aunque valió la pena, solo por regresar."

    "Deberías haber venido en avión."

    "Es un agradable viaje en coche, pero no estoy segura de querer hacerlo nunca más."

    "¿Crees que Gemma estará bien ahí fuera?"

    "Esa está dormida, está bien."

    "Supongo que encontrará su camino hasta aquí dentro si se siente sola," suspiró Lauren.

    "Lo hará," sonrió Madeline. "Estás preocupada por ella. Qué lindo." Ella se inclinó cerca. "Hueles bien. Pero siempre lo haces. ¿Dormiste bien mientras estuve fuera?"

    "Te extrañé mucho," admitió Lauren. "Pensé en ti, en todo lo que dijiste. Pensé que nunca te volvería a ver."

    "Yo no dejé de pensar en ti. No podía esperar para volver." La besó en el hombro. "Te amo. ¿No lo sabes ya?" Se inclinó para tomar un trago del vaso de agua de Lauren y mientras lo dejaba, su brazo rozó el pecho de Lauren. No pudo evitarlo, Lauren se estremeció y su pezón se endureció bajo la tela de la camisa. Sutil. Eso no podía haber sido involuntario. Era imposible que Madeline no hubiera notado su reacción, pero trató de mantener la vista en su página.

    "¿Cuánto tiempo ha pasado desde que tuviste un orgasmo?" Preguntó Madeline sonando divertida.

    "¿Perdón?" Lauren no esperaba ese nivel tan directo y no sabía qué decir. "No me acuerdo."

    Madeline se relajó apoyando la cabeza en la almohada.

    "Sí," dijo ella. "Ha pasado un tiempo para mí también." Lauren permaneció callada. "¿Qué libro es ese?"

    "Se llama Habitual Dawn."

    "¿De que trata?"

    Lauren se giró para mirarla, alzando las cejas.

    "Venga, dime. Me gusta escucharte," respondió Madeline. "¿O es vergonzoso?"

    "Está ambientada en la Irlanda de 1920," comenzó Lauren. "Una niña criada por una familia muy ortodoxa es enviada a un convento para tomar los votos." Madeline le acarició el brazo demoradamente. "Ella encuentra que el convento está embrujado y creo que se va a enamorar de una de las otras monjas novicias..." La mano de Madeline se movió hacia la cintura, el estómago, su tacto era sensual y Lauren tartamudeó su descripción hasta detenerse.

    "Sigue," dijo Madeline. "Es interesante. ¿Por qué crees que se está enamorando?"

    "Ella no está hecha para el convento, es una mala monja," continuó Lauren, la mano de Madeline causaba distracción.

    "¿Entonces es un libro sucio?"

    "¡No! Es solo, un poco… vanguardista."

    "No pasa nada por qué estés leyendo un libro sucio, ¿sabes?"

    Lauren empezó a tratar de explicar con argumentos, pero estaba claro que Madeline la estaba provocando, incluso mientras balbuceaba. Le acarició el hombro a Lauren con la nariz eventualmente, lo besó de nuevo y se movió hacia su cuello. Lauren confundió las palabras al sentir el calor que emanaba de la forma de Madeline y una fuerte sensación de excitación descendió sobre ella. Dejó de hablar.

    "Tu voz es... quiero tocarte," murmuró Madeline y le besó un lado del cuello con labios húmedos y ligeramente separados. "Deseo tanto tocarte." Mantuvo los labios acariciando la piel de Lauren.

    "Ya me estás tocando," dijo Lauren, su respiración era laboriosa. Madeline la oyó y respondió.

    "Quiero sentir tus manos sobre mí, besarte en la boca y que me devuelvas el beso, sentir tus pechos contra los míos. Quiero hacerte el amor, Lauren. Quiero que me dejes y quiero que te guste.," suspiró. Lauren tragó y cerró los ojos. "Puedes decir que no y aún así me iré a dormir feliz solo por estar contigo de nuevo. Pero debes saber cuánto lo deseo. Qué equivocada estás cuando dices que nadie podría quererte. Porque tú eres todo en lo que pienso. Y si hay una posibilidad de que quieras que vuelva... ¿Hay una posibilidad?"

    "Hay más que una posibilidad," dijo rápidamente Lauren y sintió que Madeline temblaba vagamente por sus palabras. "¿Pero y si esto nos duele?" La posibilidad goteaba con la duda.

    "Sé que estás asustada. Yo estoy asustada también, pero... no puedo evitarlo, tengo que intentarlo." Deslizó la mano arriba desde su cintura y continuó su frotamiento contra su torso, muy cerca de su pecho hinchado. Había pasado mucho tiempo desde que Lauren había sentido este tipo de contacto y era Madeline quien la estaba llevando al límite. Madeline sabía toda su historia y aún así la deseaba. Los pezones de Lauren se tensaron sensiblemente bajo la camisa. Lauren cerró el libro y lo dejó a un lado.

    "¿Estás segura? Si soy..." Asquerosa. Pero el anhelo en su pecho le impidió decirlo en voz alta.

    "Nunca había deseado nada tanto en mi vida," susurró Madeline.

    Lauren giró para encararla. Madeline estaba tan cerca, miraba a Lauren a los ojos y llevó la mano hasta el cuello y le pasó el pulgar por los labios.

    "Eres tan hermosa," susurró y besó a Lauren. Su beso fue cariñoso. Hecho con amor, pero el calor que emanaba de ella era intenso que casi sollozó cuando Lauren le devolvió el beso y llevó la mano a esa cadera que Madeline había inclinado hacia ella. Era la primera vez que tocaba a Madeline intencionalmente de esta manera. Se sentía una adolescente, inocente y nueva. El beso de Madeline se hizo más profundo y su mano se deslizó abajo desde el cuello de Lauren para coparle el pecho y escapar contra la rigidez del pezón. Ella puso la mano dentro de la camisa y, mientras le acariciaba y tiraba del pezón, Lauren tomó un aguda respiración. Esta fue la última porción de ánimo que necesitó Madeline. Casi gruñó de excitación y se acercó deslizándose, presionando la longitud de su cuerpo contra Lauren. Permaneció ella así, con su beso llegando a ser más apasionado, su cuerpo contra el de Lauren, su mano explorando. Lauren no estaba pensando mucho entonces, solo se concentraba en la electricidad de los labios y las manos de Madeline. Perdió la noción del tiempo. Finalmente, Madeline se retiró hacia atrás..

    "¿Sabes lo bueno que es sentirte?" dijo Madeline. Subió encima de Lauren y, con ambas manos bajo la camisa y acariciándole los pezones, bajó la mirada hacia esos ojos. "Pararé en cualquier momento si así lo deseas." Observó el silencio de Lauren con ojos lujuriosos y la besó de nuevo, su necesidad era obvia. Las bocas se movían juntas como hechas la una para la otra. Lauren la asió por las caderas, pasó las manos por la suave piel de su cintura. Los labios de Madeline, su lengua, sus manos, sus piernas alrededor de ella, eran lo único que Lauren podía sentir en ese momento. No se sentía mal en absoluto. Le devolvió el beso, se entregó a las manos sobre sus pechos y trazó las curvas de Madeline con los dedos. Madeline tiró las sábanas atrás haciéndolas volar y le quitó la ropa a Lauren y luego se quitó la suya. Se sentó a horcajadas sobre ella de nuevo y le presionó la boca con la suya. Su cuerpo era suave, confiado y ardiente. Por mucho que Lauren hubiera admirado la forma de Madeline, no se comparaba con la sensación de piel contra piel.

    "Dime que quieres que continúe," murmuró en la boca de Lauren. Estaba comprobando que Lauren estuviera bien.

    "Sí," susurró Lauren.

    Madeline bajó la mano, apretando entre las piernas de Lauren. Quien estaba tan mojada que sintió que sus hinchados labios se separaban fácilmente y los dedos de Madeline se deslizaban entre ellos. Los ojos de Lauren se pusieron en blanco y ella se estremeció ante la sensación, había pasado demasiado tiempo.

    "¿Te hice yo eso? Mmm," le dijo a Lauren con voz ronca.

    Lauren alzó la mano hasta la garganta de Madeline, solo sosteniéndola allí cariñosamente, se sentía algo reconfortada por ello, como si le diera cierto nivel de control.

    Los besos de Madeline indicaban que esto no le importaba, tal vez ella lo entendía. Su beso fue profundo, apasionado, interminable. Levantó la mano que había estado frotando a Lauren y la chupó.

    "Tienes un sabor sublime," murmuró. "Quiero que las dos..." Lauren pudo ver la necesidad en sus ojos cuando las palabras murieron. Madeline se reposicionó y se empujó contra Lauren con un grito ahogado. La sensibilidad de Lauren después de tanto tiempo sin tacto era inmensa, gemía mientras se tocaban, con sus copiosos fluidos mezclándose.

    Madeline se ciñó a ella, muy lentamente al principio, llegando a acostumbrarse al tacto, al ritmo, a disfrutarlo plenamente. Sus conductos lagrimales derramaban mientras los ojos vagaban sobre la forma desnuda de Lauren debajo de ella.

    "Sentir esto es tan bueno," le susurró desde arriba. Sus movimientos se aceleraron, la carne resbaladiza de sus áreas más íntimas se deslizaba una contra la otra. Madeline parecía casi tan hambrienta de sexo como ella misma. Lo cual no podía ser, pensaba Lauren mirando su forma menearse. Aún cuando habían vivido y dormido juntas, Madeline al menos debía haberse masturbado correctamente. Sin contar la anticlimática escena en el estudio, Lauren se la había imaginado culpablemente saciándose con ella en la ducha.

    Pensar en esto mientras Madeline la follaba ahora estaba llevando la experiencia a un nivel diferente. Lauren gemía y trataba de aclararse la mente. No tardaría mucho, iba a perder el control, por primera vez en meses. Aún había una parte de ella que no quería, tenía miedo. Pero los movimientos de Madeline proseguían, los ojos de Lauren se negaban a apartarse de ella y su cuerpo gritaba pidiendo liberación.

    "Está bien. Puedes dejarte ir," dijo Madeline con voz ronca, sonrojada y desesperada mientras la miraba desde arriba. "Jesús, Lauren..." se interrumpió momentáneamente con un gruñido ahogado, y ralentizó sus movimientos brevemente, se inclinó hacia abajo y la besó. Se apartó hacia atrás con los ojos pegados a Lauren e incrementó el ritmo de nuevo. Lauren sintió que se acercaba el orgasmo..".. Entrégate a ello. Quiero que lo hagas, necesito que lo hagas," jadeó Madeline.

    El clímax de Lauren empujaba, se acumulaba, se desbordaba, ola tras ola de placer, cuyo inicio fue seguido rápidamente por el de Madeline. Claramente, el que ella había acabado de estar aguantando. Chilló y se inclinó hacia abajo hasta la forma arqueada de Lauren con la tensión en sus cuerpos uniéndolos a presión. Sus orgasmos fueron largos, luego Madeline se deslizó a su lado y se yació temblando contra ella.

    Por un momento, después de que las convulsiones remitieran, Lauren pensó que iba a llorar, sintió el tirón, pero no sucedió. Madeline giró la cabeza y la besó de nuevo, suave y amorosamente. La besó en la mejilla, el cuello, el hombro, la abrazó con fuerza y ​​el impulso de llorar pasó como si nunca hubiera ocurrido. Lauren yacía respirando con dificultad, mirando al techo y dando gracias a Dios, luego se levantó para ir al baño. Se limpió y miró su rostro aún sonrojado en el espejo. Estaba bien, pensó. Estoy bien. Volvió a meterse en la cama junto a Madeline y se tumbó de lado frente a ella. Madeline la miró con los ojos muy abiertos.

    "¿Estás bien?" preguntó en voz baja.

    "Creo que sí."

    Buscó la mano de Madeline y la agarró, acariciándose el pulgar mutuamente.

    "Te amo," susurró Madeline, se llevó la mano a la boca y la besó. "Nos pertenecemos." Se quedó dormida así, labios pegados a la mano de Lauren, el aliento sobre su piel. Lauren la observó hasta que ella cayó dormida no mucho después.

    Dormía sin sueños, pero despertó poco antes de las 6 de la mañana y encontró a Gemma apoyada con las patas delanteras en la cama y gimoteando suavemente. Lauren sonrió y se soltó de los brazos dormidos de Madeline con cuidado de no despertarla. Le dio de comer a Gemma y bajó con ella al lago. Sintió un tirón irresistible hacia el estudio, así que trajo la cama del cachorro para hacerle compañía, puso un poco de música baja y recogió el carboncillo.

    Eran más de las diez cuando hubo una leve llamada a la puerta y Madeline apareció de pie en la entrada en camiseta y ropa interior, con el pelo aún enmarañado por el sueño. Lauren se sorprendió cuando las palabras tan calientes aparecieron en su cabeza, sin culpa que las acompañara.

    "¿Cuánto tiempo llevas levantada?" le preguntó.

    "Unas pocas horas," dijo Lauren y Madeline pareció molesta al oírlo.

    "Lo siento," dijo. "Siento lo de anoche."

    Lauren dejó el lápiz y se acercó a ella, pero Madeline no parecía dispuesta a mirarla a los ojos.

    "No te ha gustado," dijo Lauren frunciendo el ceño. "Te arrepientes."

    "Me encantó estar contigo así, esto es lo que siempre he querido. Pero debí haberme controlado, estaba siendo egoísta, tú no estabas preparada."

    "¿Por qué piensas eso?"

    "Me quedé dormida tan rápido," negó con la cabeza. "Entonces me desperté sola... Llevas levantada tantas horas..."

    "Estabas cansada, no quería despertarte. Ven a mirar," Lauren la llevó al frente de su caballete. "Mira lo que se me ocurrió después de anoche." Madeline miró el dibujo.

    "Es increíble," dijo maravillada. "Soy yo... y tú," entrecerró los ojos como si no pudiera creer lo que estaba viendo. "¿Cómo hiciste eso? ¿Usaste el espejo?"

    Lauren negó con la cabeza y una sonrisa y se inclinó hacia adelante para besarla tímidamente en los labios.

    "Lo siento si te dejé allí sintiéndote como si hubieras hecho algo malo. No lo hiciste."

    "¿En serio? ¿No me odias?"

    "Ven acáa." Lauren la abrazó. "Nunca podría odiarte. Eres mi musa."

    Madeline la abrazó con fuerza. "Pensé que querrías que me fuera."

    "No. Este fue un paso importante anoche, necesitaba procesarlo. Pero no me sentí mal. No me siento mal. Fuiste muy cariñosa conmigo y necesitaba saber que podía disfrutar del sexo de nuevo. que no era el fin del mundo, así que gracias."

    Madeline apartó la cabeza de su hombro, se secó los ojos y la miró con una sonrisa.

    "Ya has sido muy paciente, pero aún tendrás que ser un poco cuidadosa conmigo. Espero que lo entiendas porque realmente quiero que te quedes."

    "Cualquier cosa que necesites." Gemma pasó el hocico por las piernas de Madeline y ella la levantó y le dio un apretón. "Veo que has logrado hacerte con un lugar privilegiado para ti."

    Pasearon durante millas alrededor del lago ese día, contemplando el paisaje cubierto de nieve. Era una de las escenas más deslumbrantes que Lauren había presenciado y sintió una poderosa sensación de serenidad.

    Los senderos estaban crujientes bajo los pies y el lago estaba congelado y sólido, pero había dejado de nevar y el viento se había calmado. Hasta aquí la nevasca, pensó Lauren.

    "Esto es hermoso," dijo Madeline.

    Eres hermosa. Por mucho que Lauren admirara el escenario, seguía mirando a Madeline. Incluso envuelta en su gruesa ropa, se veía tentadora, sus mejillas sonrosadas por el frío en el aire. Definitivamente algo había cambiado después de anoche, algo grande. Ella no estaba paralizada por el miedo; Madeline le había abierto una puerta, le había mostrado la posibilidad para su futuro. Aún había advertencias en su cabeza, pero estaban siendo dominadas por una vertiginosa sensación de emoción y... amor. A pesar de lo que había dicho esa mañana, Lauren no quería que ella se mantuviera a distancia. Madeline, sin embargo, parecía decidida a prestar atención a sus palabras. Estaba siendo respetuosa. Lauren la tomó de la mano enguantada mientras paseaban hablando en voz baja.

    "¿Cómo lo hiciste?"

    "¿Hacer qué?"

    "Dibujarnos a ti y a mí así juntas. Es verdaderamente asombroso."

    "La verdad es que no lo sé. Me desperté a las seis y sentí un tirón, tal vez como uno de tus tirones. Empecé y todo pareció venir de forma natural."

    "La cosa es... esa es la forma en que te dibujaría, es como sueño contigo. Estoy luchando para entenderlo."

    Lauren se inclinó y la sorprendió con un beso en la mejilla, apártandose rápidamente antes de que Madeline pudiese reaccionar.

    "Como dije, eres mi musa. Yo solo soy un conducto," dijo.

    "No eres solo cualquier cosa."

    "Tengo una idea que me gustaría probar. Tú como un ángel con el lago de fondo. Nunca antes había hecho gran cosa en diferentes tonos de blanco. Sería muy experimental."

    "Suena interesante. ¿Un ángel desnudo?"

    "Hmm. Tal vez empezar con un vestido negro, uno que muestre tu figura. A ver adónde me lleva."

    "¿No quieres empezar a pintar el trabajo de esta mañana?"

    "Puedo hacer eso en cualquier momento." Quiero que vuelvas a posar para mí.

    Lauren comenzó con el boceto más tarde esa noche. Era bueno tener a Madeline sentada de nuevo para ella, aunque le costaba concentrarse y se preguntaba si podría haberlo aplazado hasta... ¿Hasta qué? Es poco probable que mi interés en Madeline vaya a desvanecerse pronto. Pero tenerla ante ella así la estaba preparando para algo crónico.

    "No necesitas que pose para ti." Madeline asintió ante su trabajo matutino. "Esa es la perfección definida."

    "Me gusta mirarte, eres preciosa," dijo Lauren.

    "Ah, la verdad por fin sale a la luz. Y yo pensando todo este tiempo que me veías con los ojos de una artista."

    "Un artista, sí. Un ser humano también. Por tu actuación aquí dentro no parecía que quisieras que te mirara solo como un artista."

    "No pensé que mi plan hubiera funcionado," se rió Madeline. "Pensé que eras demasiado inteligente."

    "No lo bastante inteligente. Estás debajo de mi piel. Dentro de mi cabeza. Y me excitas mucho." Lauren nunca había sido tan abierta verbalmente con Madeline. Se sentía bien y la expresión de Madeline decía que a ella eso le gustaba. "¿Llevan intentando meterte en mis pantalones todo este tiempo?"

    "¡No! No solo al menos. Quería hacerlo, pero no tenía que hacerlo. Quiero decir, si estuvieras fuera de los límites, aún habría querido quedarme contigo." Madeline soltó una risa avergonzada. "No me estoy explicando muy bien."

    "Tienes perseverancia, te concederé eso," comentó Lauren y Madeline sonrió astutamente.

    "¿Alguna vez te he dicho lo sexy que es tu voz?" ella preguntó. "Pero apuesto a que has escuchado eso mucho."

    "Una o dos veces, es el acento."

    "Tal vez, y mucho más. Es tu ronquera, las palabras que usas y la forma en que las dices. Inteligente y sexy. Probablemente podrías hacer que me corriera con solo hablar conmigo."

    Lauren la miró fijamente, carboncillo en el aire.

    "¿Es eso lo que esperas que haga? Preferiría usar mi boca para otra cosa."

    "¿Oh?" Madeline hizo una pausa.

    "¿Por eso que me pediste que hablara anoche?"

    "Creo que ya sabes la respuesta a eso. Anoche fue... la más increíble que he sentido munca."

    "De verdad..."

    "Estoy tan avergonzado que me quedé dormida."

    "Estabas derrotada y yo necesitaba procesar, así que todo está bien."

    "Pero deberías saber... Nunca había sentido un beso como ese. Nunca antes había sentido unas manos tan suaves sobre mí. Nunca había tenido un orgasmo tan poderoso. Ni siquiera tengo palabras.... "

    "Te das cuenta..." Podemos hacerlo mejor. Ella no lo dijo, en su lugar se lo mostraría. Dejó el carboncillo. "Al diablo esto." Miró a Gemma, quien se había vuelto a desmayar después de caminar tanto. Miró el reloj, era temprano, solo las nueve de la noche, pero quería que los labios de Madeline volvieran a los suyos, quería mostrarle cómo se sentía. Estudió la expresión interrogante de Madeline, luego la tomó de la mano y la sacó del estudio y la llevó a su dormitorio. Ella se volvió hacia ella.

    "No llegaste muy lejos con el ángel," dijo Madeline con una sonrisita.

    "Tal vez pueda llegar más lejos con el que está justo frente a mí. No has cambiado de opinión acerca de mí, ¿verdad?" preguntó.

    "¡¿Qué?!" dijo Madeline en estado de shock, luego se rió. "Debes estar de broma. Me vuelves loca. Llevo muriéndome por besarte todo el día, pero no quería presionarte. No pasa nada porque quieras tomar las cosas con calma, tengo autocontrol. Estoy tan feliz de que nos estés dando una oportunidad."

    Lauren se acercó a ella.

    "Tal vez no tenga ganas de tomarme las cosas tan despacio esta noche. Tal vez no quiero que ejercites tu autocontrol." Estaba tan cerca que sus labios casi se tocaban.

    Madeline aún se contuvo. "¿Entonces dejarás el tuyo?"

    "Sí," murmuró Lauren y luego se encontró con los labios de Madeline en los suyos. Sus bocas y lenguas bailaron juntas y Madeline la rodeó con los brazos y la atrajo hacia sí. Sabía dulce, como la ensalada de frutas que habían comido después de la cena y Lauren sintió que el calor de su cuerpo se combinaba. Lauren le levantó sobre la cabeza el vestido que recientemente la había animado a ponerse, revelando toda la magnificencia de su figura. Se pasó el dorso de los dedos por la garganta, a lo largo de su cuerpo mientras la besaba. A Madeline se le puso la piel de gallina y le quitó la camisa a Lauren. Madeline se permitió que la empujaran hacia la cama, aparentemente feliz de que Lauren tomara el control, se contentó con explorar el cuerpo de Lauren con sus suaves manos y devolverle los besos con fervor. Lauren le acarició los pechos desnudos, sus pezones duros, se retorció bajo el toque de Lauren. Lauren se apartó de su beso y buscó su adorable rostro.

    "¿Esto es lo que quieres?" Preguntó Lauren.

    "Dios, sí," dijo efusivamente.

    Lauren se abrió camino a lametones hasta la garganta y envolvió un pezón con la boca. Ella lo chupó, se lo metió entre los labios, raspó los dientes contra su rigidez. Le dio a cada pezón la misma atención, pasando su mano por cuello, cintura y pecho desatendidos. El pecho de Madeline palpitaba, temblaba y gemía suavemente. Lauren empujó su mano dentro de su ropa interior solo para encontrarla empapada. Si tenía alguna duda sobre si Madeline la encontraba deseable, quedó destruída por completo. Ella estaba muy preparada. Lauren frotó ligeramente, provocando un fuerte gemido de Madeline, antes de retirar la mano y darle un último tirón al pezón izquierdo entre los labios.

    "Joder," jadeó Madeline. "Por favor, vuelve a poner la mano," suplicó.

    Lauren se acercó y la miró a la cara con un brillo en los ojos.

    "No," dijo y Madeline pareció torturada. Lauren la besó en el cuello, en la boca. "Quiero bajar ahí abajo," dijo en voz baja. "¿Me dejarás hacer eso?"

    "Mm," gruñó Madeline y echó la cabeza hacia atrás brevemente. Retiró el cabello de la cara de Lauren. "Puedes hacer lo que quieras. Pero prefiero correrme mirándote a los ojos."

    "Está bien. Pero por ahora, sólo relájate?"

    Madeline asintió vigorosamente y Lauren sonrió. Tenía un profundo deseo de hacer que Madeline se sintiera como la diosa que era, de expresar exactamente cuánto se preocupaba por ella. Para compensar cualquier forma en que la había infravalorado. De cualquier forma que alguien la había infravalorado. Quizá no fuese este el método definitivo, pero era una oportunidad.

    Besó todo el cuerpo de Madeline, se quitó los pantalones y pasó la lengua por el interior de cada muslo. Besó sus labios ligeramente, los lamió, pasó la lengua a lo largo de sus resbaladizos pliegues antes de deslizarla entre ellos. Empujó su lengua profundamente en su vagina y abundante fluido almizclado salió corriendo para encontrarla. Madeline gimió en voz alta, desinhibida. La sensación de los muslos de Madeline temblando y su piel sedosa entre sus labios era de un asombro inspirador. Lauren quería que esto durara el mayor tiempo posible, así que extendió su atención uniformemente sobre esas áreas sensibles, lamiéndola lenta y amorosamente. Con el tiempo sintió a Madeline girando hacia su boca y sus dedos enterrados en su cabello, así que le dio lo que más necesitaba, sondeando su punto G al ritmo que marcaban sus propias caderas. Alcanzó ruidosamente el clímax en la lengua de Lauren con un chorro de líquido tibio. Lauren estaba satisfecha con el resultado. Lamió un poco del exceso de líquido antes de acercarse a besar de nuevo el cuello y la boca de Madeline.

    "Lo lamento mucho," dijo Madeline sin aliento. "Estaba intentando no hacerlo, pero... Dios mío. Eso fue intenso."

    "No lo lamentes, esa era mi intención. Te lo merecías, y mucho más." Lauren plantó beso tras beso sobre cuello y rostro. "Te amo, es lo que estoy intentando decir."

    Cuando escuchó ser envuelta por los brazos de Madeline con tanta fuerza, pareció como si su amante quisiera fusionarse con ella. Esta tomó su rostro entre las manos y Lauren miró dentro de esos ojos cobalto. Madeline apretó la boca contra la suya con mucha pasión. Giró a Lauren y se sentó a horcajadas sobre ella, tomando su rostro entre las manos de nuevo.

    "¿Y estás cien por ciento cómoda con esto?" Vio a Lauren asentir con la cabeza y sonreír. "Porque realmente me gustaría intentar hacer lo que tú acabas de hacer."

    "No tienes que hacerlo, yo solo quería compensar lo de anoche. Debo de haberte parecido muy inhibida."

    "Yo necesito compensar lo de anoche también. De veras quiero hacerlo. Por favor."

    Lauren asintió de nuevo con la sonrisa aún plasmada en su rostro.

    Aprendieron mucho la una de la otra esa noche y cuando Lauren por fin se durmió, estaba más feliz de lo que se había sentido... Nunca, fue su último pensamiento.

    Despertó y encontró a Madeline mirándola. Esta sonrió tímidamente cuando Lauren la pilló.

    "¿Cuánto tiempo me has estado mirando?"

    "No mucho. Yo solo... Es la primera mañana que me despierto con tu brazo alrededor de mí, en lugar de al revés."

    "Esto no te molesta, ¿verdad?"

    Madeline dio una carcajada.

    "Nunca había sido tan feliz," dijo. "Me alucinas la mente."

    "¿Quién podría haber imaginado que tendríamos tanta química sexual?" Lauren sonrió.

    "Yo lo imaginaba." Señaló la parte inferior de la cama donde un bulto peludo se acurrucaba cómodamente entre las cuatro piernas. "Tenemos compañía."

***

    Pasaron dos semanas, se ciñeron a su rutina habitual y comenzaron a entrenar a Gemma correctamente. Ella era una perrita tranquila, siempre que pudiera pasear. Sus días estaban salpicados de besos y caricias, convirtiéndolo en un mundo aparte de lo que había sido antes. Lauren se sorprendió al descubrir que Madeline parecía sentir las noches en las que no quería sexo y no parecía molestarla en absoluto. Sostenía a Lauren; su intimidad no está manchada por el miedo o la presión. Esta era una sensación inesperada. Lauren nunca se había sentido tan segura y amada. Gemma también estaba saliendo de su caparazón. Había alcanzado el equilibrio en su nuevo hogar y estaba aprendiendo rápidamente lo que se le permitía hacer y lo que no. Se portaba bien para ser un perrito tan joven, pero tenía sus momentos de desobediencia. Lauren la adoraba absolutamente y estaba ganando rápidamente confianza en sí misma cuando se trataba de manejarla. La presencia de Madeline ayudaba mucho. No tenía miedo de señalar cuando Lauren estaba siendo demasiado blanda. Una noche se sentaron en el sofá, una frente a otra, con las piernas levantadas. Gemma estaba en su posición habitual en su cama y manta, dormida.

    Lauren miró el fuego sin ver y Madeline le dio un empujón en el pie descalzo con el suyo.

    "Estás dispersa. ¿En qué estás pensando?"

    "Cosas raras. ¿Por qué crees que fuiste atraída hasta aquí? ¿Hasta mí en particular?"

    "Solía ​​volverme loca pensando en el qué y el porqué de todo esto, ya no. Simplemente lo acepto."

    "Estaba pensando en mis abuelos. ¿Crees que la conciencia sigue viva después de la muerte?"

    "Me considero agnóstica, no creo que estemos en condiciones de entender tales cosas. Históricamente, intentar hacerlo ha resultado inevitablemente en alguna forma de locura." Madeline la miró fijamente. "Estás pensando que no me sacaron, sino que me enviaron..."

    "Tal vez, no lo sé," Lauren se sacudió ligeramente y decidió que Madeline tenía razón, no era un tema que se pudiera resolver. Lo cambió. "También estaba pensando en la Navidad. ¿Qué planes tienes?"

    "No tengo ninguno," respondió Madeline sin dudarlo.

    "¿Ninguno en absoluto? ¿Ni siquiera vas a ver a tus padres?"

    "Ellos no celebran la Navidad, nunca lo han hecho. Aunque lo hicieran, ya sabes que no me llevo bien con ellos."

    "¿Te criaste en un hogar sin Navidad? Y yo pensando que tu pasado no podría ser más triste de lo que era," dijo con un movimiento de cabeza. Últimamente se había sentido mucho más juguetona. Madeline hizo una mueca y le dio una patadita.

    "Lo estoy compensando ahora, al menos," dijo.

    "Mis padres lo hacen todo por Navidad," dijo Lauren con nostalgia. "Tienen el hábito de invitar a los vagabundos. Amigos, compañeros de trabajo, vecinos, gente con la que se encuentran en el supermercado, el párroco. Yo solía encontrar esto desagradable, pero este año tal vez sea capaz de apreciarlo." "

    "¿Vas a verlos? Puedo cuidarte de la casa mientras estás fuera."

    "No te voy a dejar sola en Navidad, no me parecería bien. Sé que eres un poco solitaria, pero significaría mucho si vienes conmigo, solo por un par de días. A la casa no le pasará nada."

    "¿Qué?"

    "He preguntado si vendrías conmigo a casa de mis padres en Navidad."

    "Eso es lo que pensé que habías dicho." Madeline parecía estar luchando con la pregunta. "¿Quieres que conozca a tus padres?"

    "Sí," dijo Lauren llanamente.

    "Yo... ¿Como qué?"

    "Como el amor de mi vida. ¿Qué si no?" Entornó los ojos, desafiante.

    "¿No les importaría eso?" Preguntó Madeline, parecía sorprendida.

    "Estarían encantados."

    "¿No es broma?"

    "Por supuesto que no. Llevo atormentada por la culpa desde hace tiempo. Les dejé preocupados por mí durante mucho tiempo. Pero no es solo por la culpa, quiero que te conozcan, quiero que vean lo feliz que soy y que voy en serio contigo. Y a ti te gustarán, lo sé."

    "¿Qué hay de Gem?"

    "Se vendría con nosotros, por supuesto. Una aventura, le encantará."

    La dulce sonrisa en el rostro de Madeline se oscureció después de un momento.

    "Mis padres no reaccionarían bien si yo estuviera con una mujer. Si alguna vez los conoces, tendrías que estar preparada para una actitud seria," dijo con una expresión de preocupación.

    "Considérame advertida. Los míos no tienen ningún problema con eso. A mi padre siempre le relajaba más la idea de que yo estuviera con una mujer ylen vez de con un hombre. Pero si no te sientes cómoda siendo abierta sobre nuestra relación, entonces podríamos ir como amigas. Quiero pasar la Navidad con todos vosotros. Si tú no quieres... "

    "Sí," interrumpió Madeline rápidamente con una sonrisa. "Quiero mucho. Quiero conocer a las personas responsables de hacer a alguien como tú. Deben de ser perfectas."

    "Difícilmente," se rió Lauren. "Pero son buenas personas, como tú. Estarán muy felices de ver lo bien que estoy. Te amarán para siempre." Se inclinó hacia delante y apoyó la frente en el hombro de Madeline. "Gracias. De hecho, estoy deseando que llegue."

    "Hablan inglés, ¿verdad?" Le preguntó.

    "Espera un minuto," dijo Lauren alejándose con el ceño fruncido. "¿Estás diciendo que no hablas francés? Oh, no," negó con la cabeza con tristeza. "Esto es un factor decisivo. Ahora tendrás que marcharte."

    Madeline le pinchó con un dedo en las costillas y ella chilló.

    "¡Para! Ya," jadeó. "¡Sí! Hablan inglés."

    Madeline cedió, se relajó y entrelazó su mano con la de Lauren con expresión satisfecha.

    "Si te parece bien, yo también quiero ser abierta sobre nuestra relación."

    l

    "Vaya," suspiró Lauren. "Eso es un alivio. Yo no estaría muy segura de tener mucho éxito fingiendo lo contrario."

    "¿Qué les contamos sobre cómo nos conocimos?" ella preguntó.

    "La verdad. Que te quedaste sin gasolina, te quedaste en casa un par de días y ya no te fuiste. Diremos que tomé su ejemplo al invitar a un vagabundo, que luego me puse enferma y tú me ayudaste. Empezaste a posar para mí y me seduciste tortuosamente," sonrió. "Tampoco es que vayan a necesitar todos los carnosos detalles. Mi madre se enojará porque no haberle dicho que había alguien conmigo antes. De veras quiero que lo nuestro funcione, ¿estás de acuerdo con que yo vaya en serio contigo?"

    "Llevo esperando eso desde que te conocí," dijo Madeline con una gran sonrisa.

    "Pero... Bueno, ya sabes que no siempre va a ser fácil estar conmigo."

    "¿Estás sugiriendo que es fácil a veces?" preguntó con ojos brillantes. "En serio, ni siquiera quiero pensar en lo difícil que sería estar sin ti. Me has desbloqueado."

    "¿He desbloqueado una Llave? Eso es un logro."

    "Hmm. Bueno..." Madeline pareció satisfecha. "¿Con cuántas mujeres has estado exactamente?"

    "¿Por qué lo preguntas?" Lauren dijo con interés. "¿Estás celosa?"

    "No. Pero que tus padres lo saben y... tú tienes bastante talento con la lengua."

    "Solo hubo una," admitió Lauren. "Pero fue bastante serio. Dos años, y sí, mis padres la conocieron."

    "¿Por qué os separasteis?"

    "Circunstancias," Lauren se encogió de hombros. “Nos graduamos, ella consiguió un empleo en Tokio. Un par de años después regresó a Nueva York y nos volvimos juntas de nuevo. Pero no era lo mismo, la conexión se había roto. Cortamos lazos y nos despedimos. "

    "Ahora estoy un poco celosa."

    "No lo estés. Éramos jóvenes. Lo que siento por ti es... Es completamente diferente y mucho más fuerte. No soy la misma persona que era entonces. Algo me dice que tal vez no te habría gustado mucho esa persona."

    "¿Ella eligió un trabajo en Tokio antes que a ti?"

    "Era medio japonesa, pero ella no había pasado mucho tiempo allí, quería conocer la cultura. Pero descubrió que no la apreciaba, extrañaba América."

    "¿Quieres decir que te extrañaba a ti?"

    "No. No le gustaba estar allí, era demasiado diferente. Demasiado sexista, decía, y racista. Decía que la trataban mucho mejor que a sus compañeros de trabajo solo porque era medio blanca." reflexionó Lauren y Madeline pareció confundida.

    "¿Estás hablando de racismo invertido?"

    "Supongo, en cualquier caso, no es algo a lo que ella estuviera acostumbrada o que pudiera aguantar por mucho tiempo. Yo podría haber ido con ella. Ambas tomamos nuestras decisiones, como he dicho, éramos jóvenes."

    "Yo nunca te dejaría así."

    "Tendrás que hacerlo eventualmente."

    "¿Por qué?" Madeline adoptó rápidamente una expresión de pánico.

    "Porque en algún momento tendrás otra sensación y tendrás que seguirla."

    "Ningún tirón podría ser lo bastante fuerte como para mantenerme lejos de ti por mucho tiempo, confía en mí es esto."

    "Honestamente...," comenzó Lauren pensativa, "si te fueras, puede que yo necesitara ir contigo. No deberías tener que enfrentar estas cosas sola de todos modos, tal vez yo pudiera ayudar. Podríamos ser vistas como dos chifladas juntas. "

    "Lo supe todo el tiempo, sabía que eras mi alma gemela," dijo y sacudió la cabeza lentamente con una sonrisa. Lauren la observó mientras parecía estar trabajando en algo en su cabeza. "Lo que habías preguntado antes. ¿Por qué fui atraída aquí? No puedo responder con precisión, pero... nos necesitábamos la una a la otra."

    "Venga ya," dijo Lauren alzando las cejas. "Yo te necesitaba a ti."

    "No, no. Escúchame bien. Lo único que de verdad necesitabas era alguien que te hiciera compañía, alguien que entendiera sin tener que oírlo. Cualquier número de personas podría haberte dado el cuidado que yo te di, aunque eso habría sido discutible. Tú no las habrías aceptado porque te sentías demasiada alienada. Eras muy diferente a todas mis otras sensaciones, tú tenías algo que ofrecer a cambio. Algo que yo necesitaba muchísimo: aceptación, aprecio. Éramos la pareja perfecta, es así de simple para mí." Madeline sonrió y cambió de tono. "Entonces, esta mujer, ¿era ella de verdad la adecuada?"

    "Sí. Tuve otras oportunidades que decliné."

    "¿Por qué?" Preguntó Madeline y Lauren le lanzó una mirada extraña.

    "Porque, al igual que tú, nunca he sido de las que se meten en la cama con cualquiera sin más."

    "Lo siento," se rió Madeline. "Estoy muy verde, ¿no?"

    Lauren hizo girar sus dedos alrededor de los de Madeline pensativamente, frunciendo el ceño.

    "No me gusta esa expresión. En mi opinión, la inocencia es algo bueno y el verde es el color de la envidia."

    Madeline le dirigió una mirada larga y penetrante.

    "Estoy tan jodidamente enamorada de ti," dijo.

    "¿Lo estás?" Lauren se puso la mano en el pecho con fingida sorpresa. "¡Estoy en conmoción! ¿Qué pensarían tus padres?"

    "Hmm. Tendrán que tragar porque pienso casarme contigo algún día."

    "Oh, ¿en serio? Pareces muy segura de eso."

    "Estoy segura," dijo asintiendo y mirando a Lauren. "Sólo necesito desgastarte un poco más. Sé lo bien que respondes a la perseverancia."

    "Cuidado, el exceso de confianza puede meterte en problemas," advirtió Lauren, consciente de que Madeline tenía razón. Eran la pareja perfecta. Lauren la quería con ella para siempre.

    "Ahí mi…" comenzó Madeline pero Lauren la interrumpió con la boca. Adoraba la sensación de los labios de Madeline en los suyos. Madeline había tenido razón todo el tiempo, ambas encajaban. Lauren se echó hacia atrás y la miró.

    "Entonces, ¿Navidad en Nueva York?" Observó a Madeline asentir con una sonrisa. "Esta vez, en avión," agregó antes de presionar los labios de Madeline con los suyos.

FIN

Notas de esta versión

    Fuente: Wikipedia

Parte 2

    [1] OC: siglas de Obsesivo Compulsivo.

    [2] Blue Planet 2: (Planeta Azul II) es una serie británica (2017) de documentales de naturaleza sobre la vida marina producida por la Unidad de Historia Natural de la BBC. Al igual que su predecesor, The Blue Planet (2001), está narrado y presentado por el naturalista Sir David Attenborough, mientras que la partitura principal fue compuesta por Hans Zimmer.

    [3] The Orville: es una serie de televisión estadounidense creada y protagonizada por Seth MacFarlane y estrenada el 10 de septiembre de 2017. La serie es una comedia de situación de ciencia ficción al estilo Star Trek a bordo de la nave que da nombre a la serie.

Parte 3

    [4] The Walking Dead: es una serie de televisión estadounidense de horror post-apocalíptico para AMC basada en la serie de cómics de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard . La serie presenta un gran elenco como sobrevivientes de un apocalipsis zombi que trata de mantenerse con vida bajo la amenaza casi constante de ataques de los zombis sin conciencia, coloquialmente conocidos como «caminantes». Sin embargo, con la caída de la humanidad, estos sobrevivientes también enfrentan conflictos con otros sobrevivientes que han formado grupos y comunidades con sus propios conjuntos de leyes y morales, lo que a menudo conduce a conflictos hostiles entre las comunidades humanas.