Créditos

    GEEK MAFIA El Blues del Black Hat

    Trilogía G33K MAFIA: Libro Tres

    Obra Original GEEK MAFIA Black Hat Blues (Copyright © 2009 by Rick Dakan. Publicada bajo Licencia CC-BY-NC-ND, Algunos derechos Reservados)

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    Traducción y Edición: Artifacs, oct-2019.

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    Diseño de Portada: Artifacs, imágenes tomadas de max pixel bajo Licencia CC-0.

Licencia Creative Commons

    Muchas gracias a Rick Dakan por autorizar esta traducción al español y por compartir con el mundo este eBook GEEK MAFIA El Blues del Black Hat: Trilogía G33K MAFIA #3 bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

    Muchas gracias a Ramsey Kanaan y a todas las personas de la editorial PM Press (pmpress.org) por autorizar la publicación de la trilogía entera en español. Sois todos geniales.

Licencia CC-BY-NC-SA

    Esto es un resumen inteligible para humanos (y no un sustituto) de la licencia, disponible en Castellano. Advertencia. Usted es libre de:

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Sobre Rick Dakan

    Vive, escribe y enseña en Sarasota, Florida, su hogar y ciudad natal. Actualmente enseña escritura creativa y la historia del arte de los videojuegos en la Facultad de Arte y Diseño de Ringling.

    Nacido en 1972, creció en Florida antes de asistir a la Universidad Americana de Washington DC (donde estudió un BA en Historia) y luego en la Universidad Estatal de Ohio (donde no consiguió un MA en Historia). Fue en aquellos descoloridos y fríos años de Ohio de mediados de los años 90 cuando empezó a escribir para ganarse la vida.

    Y no ha parado desde entonces.

    Durante los siguientes años rascó de una recompensante, si bien poco lucrativa, vida escribiendo juegos de rol para numerosas líneas de productos, Incluyendo: Wraith: El Olvido, Kult, Conspiracy X, Deadlands, Vampiro: La Mascarada y Dragones y Mazmorras.

    En el 2000 se le ocurrió una idea para un juego online que eventualmente llegó a ser el famoso City of Heroes del 2004. En equipo con un amigo de toda la vida, Michael Lewis, y una pandilla de paisanos con talento, se mudó a San Jose, California, y ayudó a fundar Cryptic Studios. Tres años después, sus socios le despidieron, pero aquello no le detuvo de seguir trabajando en el juego y escribir y publicar una serie de doce cómics basados en el mismo.

    Escribió su primera novela, Geek Mafia, publicada en 2006, seguida de sus secuelas Geek Mafia: Mile Zero en 2008 y Geek Mafia: Black Hat Blues en 2009. Su cuarta novela, The Cthulhu Cult: A Novel of Lovecraftian Obsession, se publicó en 2010.

    Escribe una columna semanal sobre videojuegos para la página web Pop Matters donde también copresenta el Podcast Moving Pixels. En 2010, completó su Master en Buenas Artes en Escritura Creativa mediante el Taller de Escritura Ranier en la Universidad Luterana del Pacífico. Continuó para fundar y trabajar como director de diseño de juegos para Mob Rules Game.

    Desde 2013 ha trabajado como escritor y constructor de niveles para Blue Mammoth Games.

Novelas del Autor

    • Geek Mafia #1: Geek Mafia (Blue King Studios, 2006)

    • Geek Mafia #2: Mile Zero (PM Press 2008)

    • Geek Mafia #3: Black Hat Blues (PM Press 2009)

    • The Cthulhu Cult: A Novel of Lovecraftian Obsession (Arcane Wisdom 2011)

Trilogía G33K Mafia en papel

    Puedes conseguir las novelas originales de la Trilogía en:

    • PM Press - Geek Mafia #1

    • ISBN: 978-1-60486-006-1

    • Páginas: 355

    • Tamaño: 8" por 5"

    • Género: Ficción, Thriller

    • PM Press - Geek Mafia #2: Mile Zero

    • ISBN: ISBN: 978-1-60486-002-3

    • Páginas: 330

    • Tamaño: 8" por 5"

    • PM Press - Geek Mafia #3: Black Hat Blues

    • ISBN: 978-1-60486-088-7

    • Páginas: 372

    • Tamaño: 8" por 5"

Prefacio

    Gracias a Todos Los Hackers.

    Esto es una obra de ficción, así que tengamos eso en mente, pero no habría sido posible escribir este libro sin la bienvenida, amigable, útil y, a veces intimidante, asistencia de numerosos hackers del mundo real de los Estados Unidos y Alemania.

    Pasé gran parte de un año viajando a convenciones hácker, entrevistando a participantes, asistiendo a charlas y tomando copiosas notas. Casi sin excepción, los organizadores, oradores y asistentes con los que hablé me dieron la bienvenida y me ayudaron, creo, a entender de verdad el mundo de los hackers. Es una comunidad que he llegado a amar y de la que ahora me considero parte.

    Así que algunos de vosotros puede que os reconozcáis en este libro, algunos de vosotros incluso puede que salgáis mencionados por el nombre real. En este último caso, los nombres reales se han usado ficticiamente y no deberían tomarse como un testimomio real. Muchos otros incidentes aquí podrían pareceros familiares a aquellos que saben quién estaba allí en los eventos del mundo real que los inspiraron y espero provocaros alguna sonrisa o sensación emocionante a partir de mis versiones ficticias.

    Para todos los demás, bienvenidos al mundo de las convenciones hácker. Si nunca habéis oído hablar de tal cosa antes (yo ciertamente no la había oído hasta un par de meses antes de asistir a mi primera), os aliento a que entréis online y averigüéis más. Mirad algunos vídeos de algunas charlas, visitad algunas páginas web y, si os parece interesante, probadlas.

    ¿Qué es lo peor que podría pasar?

    Bueno, supongo que este libro es una versión de lo peor que puede pasar, pero en serio, vosotros no estaríais tan chiflados, ¿no?

    GEEK MAFIA El Blues del Black Hat

    Trilogía G33K MAFIA #3

Capítulo 1: Paul

    —Iba a hacerlo, pero incluso en este caso, nunca entro usando conexión inalámbrica en una convención de hackers, es como un suicidio, salvo por que también te roban la colección de pornografía.

    Paul Reynolds sonrió al escuchar la conversación mientras equilibraba tres cajas de pizza y dos paquetes de seis Coca-Colas frente a él. Se abrió paso entre el grupo de tiritantes fumadores acurrucados frente a la entrada del hotel. Fue un alivio dar el incómodo giro para cruzar la puerta giratoria y entrar huyendo del frío. Nadie parecía prestarle atención a él ni a sus pizzas. Esta multitud había visto mucha pizza entregada en su vida colectiva. Recogió más fragmentos de datos audibles al moverse entre los grupos de la convención, en su mayoría masculinos, que se concentraban en el espacioso y sorprendentemente elegante vestíbulo del hotel sin otro propósito que el de reunirse, saludar y discutir los temas del día.

    —Tienen a Jason Scott hablando frente a Dan Kaminsky otra vez... ¿Cuántas bolas de Shmoo vas a comprar?... En serio, odio las fiestas en la sala ... Tienes que probar el lugar etíope este año ... Estoy pensando en no dormir en absoluto y ver si realmente empiezo a alucinar en código.

    Ciertamente era el hotel más bonito en el que Paul había asistido a una convención de piratas informáticos. Por lo general habitaban deterioradas cadenas de hostales económicos por la interestatal local, pero el recientemente remodelado Wardman Park Marriott en Washington DC atendía a hombres de negocios, políticos y cabilderos con más frecuencia que piratas informáticos. Y Paul imaginó que los organizadores de la convención probablemente la vendieron al personal del hotel como una "conferencia de seguridad informática", en lugar de una "convención de piratas informáticos". Pero al mirar a la multitud, reconoció los tipos por excelencia después de un año de moverse entre ellos.

    Eran hackers: en su mayoría hombres, vestidos casualmente, muchas camisetas negras, opciones interesantes de peinado. Menos ordenadores portátiles de lo que había previsto, pero aún había más de ellos per cápita que incluso en el vestíbulo de un hotel que atiende a ejecutivos de negocios itinerantes. Y muchas de esas máquinas tenían pegatinas que abogaban por varios sabores de Linux o BSD o proclamaban la lealtad del propietario en el gran debate piratas contra ninjas. Paul estaba firmemente del lado de los piratas, por supuesto.

    La convención aún no había comenzado y Paul sabía que llegarían cientos de hackers más en el transcurso de la noche. Y mañana temprano, los grandes salones de baile con escaleras mecánicas se llenarían con más de mil personas interesadas en hackear, en los hackers o en la cultura hácker. Habría fiestas y discusiones y debates y juegos y discursos tremendamente entretenidos mezclados con cansinas presentaciones agotamentes. Y a diferencia de las anteriores convenciones en las que había estado, esta vez se la perdería entera. Ni siquiera estaba registrado para asistir.

    Con su camisa polo, suéter de punto y pantalones caqui, parecía más un yuppie de vacaciones y padre de dos niños pequeños, que el típico asistente de convención, pero esto solo era su tapadera. De igual modo que la convención en sí misma servía para cubrir por qué estaba realmente en DC y lo que él y la Tripulación estaban planeando.

    Paul pasó por alto a la multitud que esperaba frente a la zona de ascensores y atajó por el amplio pasillo alfombrado más allá del Starbucks y el bar. Se dirigió hacia una puerta sin marcar escondida en una esquina. Balanceó una de las pizzas contra su cadera el tiempo suficiente para abrir la puerta de la escalera de incendios y se deslizó dentro con una última mirada para ver si alguien lo había notado. Nadie que él pudiera ver lo hizo. Entró y subió cinco vuelos de escalera y de nuevo, con un esfuerzo que lo habría dejado sin aliento un año o dos antes, llegó al final del pasillo y a la derecha.

    Tres silenciosos golpes en la puerta.

    Vio que la cabeza de alguien bloqueaba el delgado rayo de luz a través de la mirilla y giró la cabeza lentamente hacia la izquierda y luego hacia la derecha.

    Los pestillos se desbloquearon al otro lado y la puerta se abrió. Chloe sonrió y le hizo pasar dentro, a él y a las pizzas.

    Él examinó la suite en busca de una superficie vacía del tamaño de una caja de pizza, pero no encontró candidatos probables, por lo que las colocó encima del equipaje apilado en la esquina a su derecha. Los demás no levantaron la vista de sus diversas tareas y Paul no quería distraerlos. La comida estaría allí para ellos cuando recordaran que necesitaban comer.

    —¿Qué me he perdido?, - Le preguntó a Chloe, quien aparentemente necesitaba comer en este momento a juzgar por la forma en que pasó junto a él y abrió una caja.

    Llevaba una inteligente y elegante combinación gris de falda y traje que mostraba un poco más de muslo del que podría considerarse estrictamente profesional. Por otra parte, el cabello puntiagudo, rosado y corto, chocaba con el elegante corte de la chaqueta de manera aún menos profesional. Pero Paul sabía que había una peluca marrón con un corte conservador acostada en su cama que completaba el disfraz.

    —¿Cuál lleva champiñón?, - Preguntó Chloe.

    —La de abajo, creo.

    —No mucho. Las cosas por fin están listas y funcionando escaleras abajo, así que tenemos a c1sman de vuelta con nosotros. Su red está activa. La nuestra está activa. La conexión externa está, y cito, "mayormente activa", Dios sabe lo que eso significa.

    —¿Y la conexión del hotel?

    —Esperando a que el técnico de informática del hotel se vuelva un poco menos paranoico o mucho más cansado. ¿Estos champiñones son de lata?

    —Probablemente.

    —Esto apesta.

    Chloe tomó dos porciones de todos modos y Paul se volvió hacia el resto de la habitación, solo para asegurarse de que notaran que había comida allí.

    —Pizza, - dijo en voz alta y clara.

    En una mesa al fondo de la habitación, una mujer asiática un poco regordeta que llevaba una práctica coleta y vaqueros, se inclinó sobre un soldador y una cámara digital barata que había desarmado. Abeja no levantó la vista.

    Sandee, un hombre ágil y atlético con rasgos suaves y fuertes, llevaba un kimono de seda y maquillaje suficiente en su piel marrón como para hacerlo hermoso, se reclinó en la silla de la esquina detrás de Abeja, sonrió tras su ordenador portátil a Paul y asintió.

    Aunque Sandee nunca comía pizza.

    Repartidos en el sofá, frente a tres pantallas planas sobre la mesa de café y el estante de ordenadores en el suelo junto a él, había un hombre en forma de pera con una barba marrón claro y una camiseta negra.

    Giró los ojos hacia Paul, luego de vuelta a la pantalla, hacia Paul, de vuelta a la pantalla, hacia la pizza y por fin, descansaron en la pantalla. —Um, gracias, - dijo. —Bueno. - Tecleó. —Gracias.

    Paul pudo ver lo nervioso que estaba. Todo aquello era nuevo para él. Bueno, no del todo nuevo. La piratería era un viejo hábito. La piratería como parte de un elaborado plan para arruinar la vida de alguien era la parte nueva. Miró a Chloe y ella torció la boca para hacer un acuerdo tácito con su análisis.

    Paul se acercó y se sentó en el sofá. —Muy bien, amigo, guíame en esto. ¿Dónde estamos?

    —Estamos entre hierbas, colega, - dijo c1sman.

    Había un ligero acento sureño en su voz grave y Paul pensó haber sentido un ligero temblor. Estaba cansado, por supuesto. Probablemente no había dormido desde hacía dos, tal vez tres, días muy ocupados.

    —No serán malas hierbas, - le aseguró Paul. —Es hierba alta. Estamos en la hierba alta y no nos ven venir. Así que guíame en esto. ¿Dónde estamos?

    C1sman se pasó los dientes superiores por el labio inferior, se tiró de algunos pelos sueltos de la barba y luego se giró hacia la pantalla. —Bueno, ha llevado más tiempo poner en funcionamiento la conexión inalámbrica de la convención. Y los otros voluntarios y yo tuvimos unos pequeños forcejeos debido a algunos problemas de configuración, pero luego lo resolvimos. Como dijiste, estaban tan ocupados lidiando con todos los problemas reales de establecer una red abierta masiva en un par de días que no notaron mis pequeñas adiciones. Y en realidad estuvimos casi totalmente jodidos porque, por ejemplo, durante dos o tres horas, incluso yo no estaba seguro de que lo pondríamos en marcha. Y luego pensé que eran mis cosas, nuestras cosas, lo nuestro, quiero decir, lo que estaba arruinándolo todo, pero no fue así.

    C1sman hizo una pausa antes de continuar.

    —Era algo que debería haber sido obvio porque todos estamos cansados, ¿vale? De todos modos, no fui yo. Nosotros. Y acabo de comprobarlo y estamos funcionando con la conexión de la convención y a través de los nuevos grupos ERC que nosotros... el personal de la convención, quiero decir, ha configurado para la demostración de mañana.

    —Así que estamos preparados, - dijo Paul, queriendo asegurarse de que la configuración de El Router Cebolla (ERC) funcionaba bien, ya que era crucial para sus planes.

    Un enrutador cebolla es un grupo de ordenadores a través de los cuales los usuarios pueden conectarse a Internet, enrutando la señal de varias máquinas de una manera que hace que sea casi imposible rastrearlas hasta su origen.

    Casi imposible, pero c1sman había presentado algunas innovaciones para hacerlo aún más cercano a lo imposible, incluso si alguien monitoreaba el tráfico entrante y saliente del ERC.

    —Estamos en el frente anónimo, sí. Y tenemos casi la mitad del ancho de banda que realmente querría para distribuir un poco más que eso. Mis pequeñas bestias están en su sitio y según mi último chequeo... bueno, veamos...

    C1sman (pronunciado sisman, como en Man del Sistema) escribió en una de las ventanas de la consola abierta en la pantalla central frente a él. Recorrió una tabla alfanumérica y Paul reconoció una larga lista de direcciones IP fluyendo. Eran las direcciones de los ordenadores en la red de bots que c1sman había construido durante el último mes, ordenadores por todo el mundo con software oculto en sus directorios raíz que permitían a la Tripulación controlarlos de forma remota y usarlos sin el conocimiento de los propietarios. Junto con la nueva versión de la red anónima del Router Cebolla que se exhibía en el hotel ese fin de semana, y las otras precauciones que c1sman había tomado, sus acciones deberían quedar más que adecuadamente ocultas a cualquiera que intentase rastrearlas. Por supuesto, con un poco de suerte, nadie se daría cuenta de que había algo que debía rastrearse hasta que fuera demasiado tarde.

    —6.328 y contando, - dijo c1sman asintiendo lentamente con la cabeza. —Más que suficiente para hacer el trabajo.

    —Bueno, - dijo Paul, —Empecemos a hacer el trabajo, ¿de acuerdo?

    Paul sabía exactamente por lo que c1sman estaba pasando en ese momento, o al menos lo sospechaba. Él mismo lo había sentido con bastante frecuencia: ese estómago dando vueltas, esa creciente ola de dudas y pánico que surgía cuando él estaba a punto de hacer algo increíblemente ilegal por primera vez. O la segunda vez. O la quinta. Paul había perdido la cuenta a estas alturas y para él, el miedo ahora era menos un cambio de marea y más un hervidero intestinal la mayoría de las veces.

    En este momento estaba tan preocupado por todas las piezas complicadas que había puesto en marcha, y que se unían en sincronía, que le quedaba poca ansiedad para las posibles consecuencias legales.

    Pero él sabía que c1sman se sentía como si no hubiese violado la ley de ninguna manera seria antes. La RIAA y la MPAA sin duda diferirían si pudieran echar a un vistazo a su historial de bit-torrent, al igual que las personas cuyas máquinas poseía ahora y que él llamaba sus "bestias". Pero estas eran de corporaciones sin rostro o de ignorantes perdedores que no hacían nada más que ceder un poco de procesamiento de CPU o ganancias que nunca habían obtenido en primer lugar.

    Esta vez el objetivo era una persona real y el daño, si todo salía según lo planeado, sería realmente devastador.

    Así que Paul buscó formas de distraer al nuevo recluta de la Tripulación, manteniéndolo concentrado en el área con la que se sentía más cómodo de todo el mundo: hackear.

    Desde que había aceptado unirse como miembro de pleno derecho hace seis meses, c1sman había estado trabajando en este proyecto para ellos. Era un planificador meticuloso y muy cuidadoso en su enfoque ante cualquier problema.

    Tampoco es que Paul encontrara su estilo conservador.

    C1sman era bastante inventivo e innovador, pero siempre quería asegurarse de que cada pequeño detalle estuviera arreglado antes de continuar. Hasta ahora, ese enfoque cauteloso había servido bien a las necesidades de la Tripulación, pero ahora que había llegado el Día D, Paul dudaba de que las circunstancias permitiesen una circunspección tan consistente.

    Cuando Paul y Chloe le revelaron la verdadera identidad y los crímenes del objetivo a su compañero el otoño anterior, este se había indignado tanto como ellos habían confiado y esperado. Luego le habían dejado suelto con el tiempo y los recursos que c1sman necesitaba. Cuando volvieron a hablar con él unas semanas más tarde, les había informado que de ninguna manera iba a ser tan fácil como esperaba. Había preguntado si podría haber otro objetivo alternativo, alguien menos protegido, pero esa parte del plan no era factible.

    Tenía que ser este objetivo y tenía que suceder en febrero.

    C1sman se había quejado un poco, pero solo un poco, y había vuelto a trabajar en su exploración de reconocimiento. Paul había decidido "ayudarlo" lo mejor que podía y se tomó un par de semanas para abandonar la base de operaciones de la Tripulación en Key West para dirigirse a Atenas, Georgia, y sentarse a la derecha de c1sman a observar trabajar al maestro. Paul había terminado divirtiéndose más de lo que había imaginado y Chloe se habría horrorizado por la cantidad de juegos con los que se habían entretenido si Paul le hubiera dicho la verdad. Pero sobre todo, Paul había aprendido muchísimo sobre cómo funcionaba el pirateo de un sistema.

    Esas semanas en Georgia, en las largas y apretujadas horas que había pasado entre juegos en su pequeño segundo dormitorio, c1sman había comenzado con lo que llamaba el "Reconocimiento" del objetivo que Paul le había dado.

    —Antes de comenzar a intentar realmente entrar en un sistema, necesitamos averiguar todo lo que podamos sobre nuestro objetivo, - le había explicado c1sman a Paul entonces. —La mayoría de las personas comete el error de pensar sólo en sus archivos y en cómo mantenerlos fuera del sigiloso control de algún hácker. Esto no es pensar como un hácker. Los hackers no comienzan centrándose en los datos que buscan, sino en las aplicaciones que pueden burlar. El software es tan complicado que cuanto más tienes, más vulnerabilidades potenciales hay. Ser bueno hackeando en realidad significa descubrir cómo se burlan estas aplicaciones y explotarlas, y el Recon puede informarte sobre qué software está ejecutando la red de destino.

    C1sman había proseguido diciendo...

    —Debemos ser lo más minuciosos posible en nuestro Recon. En la mayoría de los casos, el reconocimiento debería comprender algo del orden del 70% del esfuerzo de un pirata informático, porque el hecho es que, cuanto más sepamos acerca de nuestro objetivo, menos tiempo tendremos que dedicar realmente a piratear su sistema y por tanto es menos probable que seamos localizados. Queremos responder a tantas preguntas sobre el objetivo como podamos antes de comenzar.

    A Paul siempre le parecía intrigante ver a c1sman entrar y salir en el modo enseñanza. La mayoría de las veces se comportaba como el tipo de jugador promedio. En grupo se mostraba muy callado, aunque ocasionalmente lanzaba alguna broma divertida o información útil. Cuando estaba estresado y trabajando, sonaba disperso y a menudo se repetía. Pero cuando estaba en su elemento, explicando los hechos sobre algo que sabía del revés y del derecho, era un maestro tan claro y talentoso como Paul jamás había visto.

    De acuerdo, tal vez un poco pedante a veces, pero aún así, exudaba la tranquila confianza no de alguien que se jacta de sus habilidades, sino de alguien que se toma su propio experto conocimiento como un hecho, no más notable o menos cierto que el cielo es azul o las leyes de la termodinámica.

    Cuando se trataba de hackear la seguridad de una red, el conocimiento de c1sman era inexpugnable. O eso esperaba Paul.

    El objetivo de su Misión de Reconocimiento había sido responder a tantas preguntas sobre el objetivo como pudieran, comenzando con cosas tan simples como averiguar con qué sistema operativo estaban funcionando sus servidores, en qué nivel de parche se encontraban, etc. C1sman había señalado que la mayor fuente de agujeros de seguridad son los errores humanos. Especialmente los de no mantener actualizado el software con los últimos parches de seguridad de los fabricantes. Si pudieran encontrar información sobre qué versión del software estaba utilizando el objetivo sin tener que sondear directamente la propia red del mismo, sabrían por dónde comenzar a buscar posibles vulnerabilidades.

    Paul se había sorprendido al ver que la herramienta inicial elegida por c1sman era Google. En lo que respectaba a c1sman, el mejor lugar para comenzar a buscar era Google, al cual se refería en tono de broma como una "herramienta de hackeo uber leet". Pero c1sman se refería al uso hábil de Google en toda su capacidad, no solo a lo de escribir el nombre de la empresa objetivo en la página de búsqueda principal y ver qué aparecía (aunque, de hecho, eso fue lo que había hecho para comenzar). Como le había explicado a Paul, hay una gran reserva potencial de datos útiles esperando en lugares como Grupos de Google, donde hay varios grupos de discusión de software y soporte técnico.

    Los empleados de una empresa a menudo publicaban solicitudes de ayuda para resolver problemas técnicos que tenían con sus redes y aplicaciones. Estas publicaciones a veces incluían información sobre qué versión de software estaban ejecutando, qué problemas tenían e incluso cosas como el ID de usuario y contraseñas. Google también era una fuente para localizar sucursales, información sobre los empleados y ejecutivos de la compañía y otros datos que podían llevar a un punto débil en la seguridad de la empresa. La seguridad en la sede corporativa podía ser de primera categoría, pero si el CEO estaba iniciando la sesión en la red desde su red inalámbrica doméstica no segura, un hácker informado podía aprovechar fácilmente la situación.

    C1sman no había encontrado ningún agujero obvio y fácil de explotar en la seguridad del objetivo mediante Google, pero tampoco lo había esperado. Había obtenido, mediante referencia cruzada con varias bases de datos de exploits conocidos, parte de la información que necesitaba sobre el software que ejecutaba la red de destino y alguna información especialmente jugosa sobre los parches instalados, pero no había encontrado nada de uso de inmediato.

    C1sman también había usado herramientas perfectamente legales y pasivas (y por lo tanto indetectables) para mapear el Sistema de Nombres de Dominio (DNS) de los diversos sitios web del objetivo. Al buscar en los registros corporativos, la información DNS disponible al público y el uso de herramientas como samespade.org, permitían descubrir el alcance completo de las diversas subpáginas y secciones ocultas de la página web del objetivo, que de otro modo no hubieran encontrado simplemente navegando en el sitio web de la empresa. Estos registros habían proporcionado a c1sman varias docenas de nuevos puntos de entrada posibles cuando llegara el momento de intentar finalmente el hackeo de la red.

    La búsqueda había requerido días, principalmente porque a c1sman no le gustaba dejar piedra sin remover y quería darle tiempo a su mente para refrescarse y encontrar nuevas estrategias de búsqueda, después de haber tenido tiempo de revisar los resultados que ya había reunido. Paul echaba de menos a Chloe y Key West, y le habría gustado salir a dar una vuelta al menos y ver algunos de los sitios de Atenas, Georgia, pero c1sman era más bien de quedarse en casa y beber cerveza. Así que Paul había mejorado sus habilidades en el Halo y Call of Duty y, a su vez, había introducido a c1sman en el juego online que él había ayudado a crear, Metrópolis 2. 0. Paul todavía jugaba, (a pesar de las dolorosas asociaciones que sentía), porque era un buen juego. Eso no significaba que, cuando c1sman había sugerido algunos posibles hackeos que pudieran permitirles explotar el juego, Paul no se hubiese mostrado interesado. Pero aquello lo habían dejado para más tarde y en aquel momento Paul había querido todas las habilidades de c1sman centradas en el objetivo principal.

    En la segunda semana, habían comenzado a violar las leyes. Todo hasta ahora había sido tanto pasivo como legal: no había forma de que el objetivo pudiera saber que lo habían estado investigando porque no habían hecho nada intrusivo o ilegal. Pero ahora era el momento de cruzar el Rubicón y comenzar a explorar activamente la red, y para eso Paul había pasado todo este tiempo con c1sman. Aunque c1sman había hecho esto antes, la mayoría de las veces había sido por curiosidad, sin ninguna intención malévola o, más raramente, en nombre de alguien que le había dado permiso para probar la seguridad de su red. Paul había temido que su nuevo recluta pudiera echarse atrás, pero no, se había mostrado demasiado emocionado como para seguir las pistas que había encontrado durante el Recon y había estado más que listo para comenzar a hacer algún hackeo real.

    Con todo eso acumulado, Paul se decepcionó un poco al notar lo pequeño y simple y... bueno, aburrido, que había sido ese cambio inicial en el terreno criminal. El primer paso de c1sman fue hacer un "ping" con un mensaje súper corto enviado desde un ordenador a otro para ver si un puerto en particular de esa red estaba activo. Le aseguró a Paul que el ping era "una de las herramientas más subestimadas en el arsenal del hácker". Una serie de pings les informaría sobre qué servidores estaban activos y trabajando en la red según lo previsto, pero también podría revelar datos sobre el funcionamiento, tipo de sistema, existencia de cortafuegoss y otros datos vitales.

    Un comando Traceroute (que rastrea la ruta que toma el ping a través de Internet) les había dado una idea de en qué parte de los EEUU se encontraba físicamente la red objetivo al calcular cuánto tiempo tardaron en viajar los paquetes. Aunque había muchas herramientas que le gustaban para esta tarea, c1sman se describía a sí mismo como de la vieja escuela y le gustaba usar la herramienta hácker clásica nMap para sus necesidades personales de ping.

    —Lo que sucede con el escaneo de puertos, - había explicado c1sman a Paul, —es que, dado que la meta es enviar paquetes y ver cómo responde la red objetivo, el objetivo obviamente sabe que se está haciendo ping. Una serie repentina de pings rápidos en la red es una señal segura de que algo sospechoso está llamando, y un buen administrador del sistema sabrá que pasa algo raro.

    Muchos cortafuegos y otros paquetes de software de seguridad se activan en función del tiempo en los eventos y responden automáticamente a tales escaneos. Para evitar esto, habían hecho lo que equivalía a escanear puertos furtivos. C1sman había configurado nMap para ejecutar un escaneo muy lento, permitiendo que sus pings de sondeo se perdieran en el ruido de fondo general de la actividad normal de Internet. También había coordinado su escaneo desde varios ordenadores diferentes usando diferentes técnicas de sondeo para que no hubiera un patrón que los programas de seguridad del objetivo pudiesen discernir.

    Todo este ping había llevado tiempo que puso a prueba su paciencia. Paul había quemado cuatro teléfonos desechables diferentes para mantenerse en contacto con Chloe, mientras ella y Sandee aún seguían sus propios esfuerzos de reclutamiento. Bueno, en eso y en un par de sesiones de texto-sexo. Mientras tanto, el ataque de c1sman había seguido su curso estudiando la red objetivo. El proceso de enumeración había revelado el diseño de la red destino, confirmando qué tipos de software usaban los servidores, cómo estaban configurados y, lo más importante, cómo era su cortafuegos.

    El cortafuegos era el principal bastión entre la red objetivo y el gran mundo maligno de Internet, y cuanto más lo conocieran, más fácil se tornaría su trabajo.

    El meticuloso escaneo de puertos de c1sman había logrado encontrar el punto óptimo entre la eficiencia y la velocidad (o eso afirmaba él, Paul tuvo que aceptar su palabra), produciendo eventualmente un mapa de red que no solo detallaba el cortafuegos sino que también mapeaba todos los ordenadores individuales de la red (o Cajas como c1sman se refería a ellos).

    También habían descubierto la información más importante: qué puertos aceptaban conexiones desde el exterior y para qué se usaban esos puertos.

    El objetivo particular, aunque en general bien defendido y mantenido, no había abierto nuevos caminos en lo que respecta al uso o la seguridad. Como la mayoría, estaba utilizado el Puerto 80 para servidores web y el Puerto 3306 para conexiones MySQL a sus bases de datos, junto con algunos otros puertos, algunos de los cuales c1sman estaba seguro de que les proporcionarían acceso con el que podrían lanzar un ataque.

    Sin embargo, lanzar el ataque final había tenido que esperar. Tenía que estar sincronizado con todo el resto del plan, y todo el resto del plan no estaría listo hasta que todos estuvieran en Washington DC. Quedaba una etapa antes del Día D y Paul quería asegurarse de que c1sman la cumpliera mientras le observaba. Muchos de los conceptos básicos de hackeo de red estaban disponibles gratuitamente online y Paul había hecho todo lo posible para aprovecharlos durante la preparación para su "tiempo de calidad" en Georgia. Pero aún cuando c1sman explicaba las cosas a medida que avanzaba, Paul solo tenía una vaga idea de que las cosas iban según lo planeado. Había querido saber lo suficiente para verificar el trabajo de c1sman, pero aquello había resultado ser un sueño de locos. Tendría que confiar en la palabra de c1sman de que las cosas iban a ir como se suponía que debían hacerlo, por lo que Paul había pasado de mirar por encima del hombro del hácker para darle una palmada. Había acumulado elogios y apoyo para c1sman, junto a una buena dosis de amistad y camaradería. Además, había pagado todas las facturas y había liquidado parte de la deuda más urgente de c1sman (en particular, la manutención infantil que el desempleado hácker tenía atrasada).

    Había ayudado que realmente le cayera bien el tipo, incluso aunque a veces fuese bastante aburrido. Confiaba en que todo aquello fuese suficiente para asegurar la simpatía del nuevo recluta con el plan, con Chloe y con el resto de la Tripulación.

    —La mayoría de los buenos ataques están diseñados para obtener el control de alguna manera, pero la habilidad real es tomar el control sin que los administradores de red o el software de detección de intrusiones lo noten, - había explicado c1sman al comenzar su sesión de ping. —Encontrar el punto a explotar es solo el comienzo. Recuperar algo de valor del sistema en el que hemos penetrado es la meta. Y sí, en algunos casos es posible simplemente aplastar y agarrar, colarse en el sistema y robar cualquier dato que pueda caer en tus manos. Pero no hay arte en ese tipo de ataque y, lo más importante, son menos eficientes. Idealmente, no queremos dejar rastro de que alguna vez estuvimos allí. Un fuerte ataque frontal alertaría al administrador de red, quien luego haríá todo lo que estuviese en su poder para sacarnos de ella. Pero si no activamos alarmas, podemos tomarnos nuestro tiempo y encontrar lo que queremos. Además, si el objetivo no sabe que sus datos han sido comprometidos, no tomará ninguna medida para minimizar el daño. Una vez que los propietarios de la red se den cuenta de que han perdido datos, comenzarán a cambiar contraseñas, reescribir código y, en general, cubrir sus pérdidas. Todo nuestro trabajo no habría servido de nada..

    C1sman había escrito su propio arsenal de exploits que usaban shellcode para aprovechar las vulnerabilidades específicas que había identificado en las diversas configuraciones de software y hardware de la red destino. Podría haber descargado el código "listo para usar" de lugares como metasploit.com o shellcode.org, pero prefiría usar sus propias versiones. Era menos probable que el sistema objetivo tuviese una defensa contra ellas. C1sman había identificado algunos enfoques diferentes que pensó que podrían funcionar, pero decidió optar por un ataque de desbordamiento de búfer tradicional, ya que había encontrado algunos puntos en la red de destino donde podrían tener éxito.

    —Me encantan algunos desbordamientos de búfer, - había dijo una vez al notar que podía usarlos en este caso. —Son mi ataque definitivo: puedo hacer cualquier cosa con ellos.

    Entender exactamente cómo funciona un desbordamiento de búfer había requerido varias explicaciones de c1sman, a pesar de que Paul lo había leído todo por su cuenta. Era una de esas cosas sorprendentemente difíciles de entender si ni eras programador.

    La explicación más simple de C1sman fue: —Cada programa reserva un cierto bloque de memoria para recibir una entrada de datos, ¿vale? Igual que, por ejemplo, una entrada de una base de datos puede tener una cierta cantidad de memoria reservada para contener números de seguridad social. Siempre que la cantidad de datos ingresados ​​sea igual a la cantidad de datos que el programa espera (suficiente para los nueves dígitos de un NSG), entonces todo va bien. Pero en algunos programas, si se ingresan más de nueve dígitos de datos, el programa comienza a sobrescribir el espacio de memoria normalmente reservado para otros datos. Esto puede causar algunos problemas graves en circunstancias normales. Pero cuando alguien como yo encuentra algo así, es como entregarme las llaves de la casa y el código de seguridad. ¡Puedo insertar mi shellcode directamente en el espacio y BAM! ¡Mi shellcode sobrescribe datos buenos y se ejecuta como si fuese parte del programa normal! Se ejecuta el shell, me abre una puerta desde fuera y wham, bam, gracias madam, soy el dueño de la caja.

    Cuando Paul le preguntó si era común encontrar tales vulnerabilidades de desbordamiento del búfer, c1sman había negado con la cabeza disgustado. —No debería suceder en absoluto, salvo que la gente sea perezosa. Es completamente posible escribir software que no tenga vulnerabilidades de desbordamiento de búfer. Solo requiere que los programadores sean muy conscientes de la seguridad mientras escriben el código. Pero toda la porquería de hoy es tan enorme e está tan hinchada y dirigida a la gestión, que el trabajo de múltiples ingenieros de software tratando que su código funcione en conjunto, simplemente se vuelve descuidado y desordenado. Además, la mayoría de los programadores no saben de seguridad y no escriben código bueno para la seguridad; ya es bastante complicado hacer que estas cosas funcionen sin preocuparse de dejar agujeros de desbordamiento de búfer.

    Que c1sman escribiese su código shell personalizado, le había parecido a Paul más trabajo del necesario. Había comenzado a sospechar que el hácker se estaba demorando, ya fuese porque tenía miedo de violar la ley o porque no quería que Paul se fuera a Key West.

    A medida que habían aumentado los retrasos y pasado los días, Paul se había inquietado cada vez más.

    Chloe necesitaba su ayuda con otras partes del plan y Paul se estaba hartando de Atenas y de c1sman. Necesitaban avanzar. El plan original consistía en insertar el código shell, hacerse dueños de las contraseñas del sistema y sentarse a esperar el momento de obtener los datos que necesitaban.

    La idea había sido que c1sman se quedara en Atenas mientras Paul regresaba a Key West para ayudar a hacer los preparativos finales antes de que todos viajasen a DC. Pero a aquel ritmo, Paul habría tenido que ir directamente a DC desde Atenas y sólo Dios sabía lo que se pasaría por alto si no estaba disponible para dirigir las cosas. Pero c1sman había insistido en que él no estaba perdiendo tiempo a propósito, que de verdad era un trabajo duro y que quería asegurarse de que todo funcionaba bien.

    Que Paul supiera, c1sman había dicho la verdad.

    Lo que Paul había entendido era que c1sman necesitaba algo de motivación extra.

    Entonces, durante el tiempo de inactividad, Paul había empezado a hablarle sobre Key West. Sobre las fiestas, las mujeres, el ambiente relajado, las mujeres. Si bien Paul no estaba preparado para dejar que c1sman se quedase en la casa de la Tripulación, podía encontrar fácilmente otro lugar para él allí. Quizás un pequeño bungalow con una piscina privada y un club de striptease adyacente. Y algo de dinero para sus gastos.

    C1sman había evitado las strippers, al menos en voz alta, pero las tentaciones de Paul habían tenido efecto. O tal vez c1sman había logrado de verdad escribir el código la noche después de que Paul hubiese prometido llevarlo a Key West tan pronto como hubieran descifrado la red objetivo y se hubieran hecho con el control de las cajas que necesitarían el Día D. Desde el punto de vista de Paul, ver trabajar a c1sman no había supuesto diferencia de un momento al otro. Los números y las letras habían cambiando en una pantalla y el hácker había ululado con verdadera alegría y sin reservas. Paul no había creído que estuviese fingiendo ese tipo de entusiasmo. Habían conseguido el acceso root. Estaban listos para irse cuando Paul lo dijera.

    Ahora, cuatro semanas después, estaban en una mini-suite en el Marriott y era la hora.

    —Bueno, c1s, ¿estás preparado? - Paul hundió las manos en los hombros del hácker, quitándole algo de tensión con un leve masaje..

    —Sí. Creo que lo estoy. Sí. Estamos listos... - dijo mientras escribía algunos comandos más en una de sus máquinas. —VALE. Ahora estamos listos ... preparados..

    —Es tu hora de brillar, amigo, - dijo Paul. Miró por la habitación.

    Chloe estaba mirándoles desde la esquina, limpiándose un poco de salsa de pizza de los labios. Sandee había levantado la vista de su ordenador portátil. Abeja seguía haciendo lo que fuese que estaba haciendo con su soldador, ajena a los demás, concentrada.

    Chloe sonrió y asintió, y Paul le dio a c1sman tres palmaditas en el hombro. —Empecemos.

Capítulo 2: c1sman • antes

    Chris tenía una relación de amor / odio con las convenciones de hackers, pero en aquel punto de su vida, valía la pena aferrarse con todas fuerzas a cualquier relación con algo de amor.

    Vale, las cosas no estaban tan mal en realidad. Había deseado el divorcio tanto como Jessica, si no más, y llevaban separados casi dos años. Lo que no había esperado era que ella se llevara a Shawn y se mudara a Arizona para vivir con su madre. Tampoco esperaba que Atenas sin ella y su hija fuese tan, tan vacía. Aunque antaño había anhelado constantemente un poco más de tiempo para sus proyectos, un poco más de privacidad y silencio para poder pensar en un problema, ahora aquello era lo único que tenía.

    Sus amigos de la universidad se habían graduado hace mucho tiempo y sólo ligeramente después habían desaparecido. Su familia estaba en Tennessee y, para ser sincero, lo aburría de todas formas. Después, su trabajo también se había evaporado, dejándolo en casa a solas sin nadie con quien tomar una cerveza o ver una película. Por supuesto, su círculo social primario en IRC permanecía tan cercano como siempre y c1sman estaba convencido de que sin ellos se habría vuelto loco de una manera particularmente deprimente. Tal como estaban las cosas, podía mantenerse en contacto con sus amigos, intercambiar rumores y saqueos, y encontrar algún proyecto interesante donde arrojar un poco de su experiencia programando código.

    E igual de importante, esos amigos repartidos por todo el mundo podían conseguirle trabajo independiente de vez en cuando, lo suficiente para mantenerlo a flote con burritos y cerveza.

    También lo suficiente, como había indicado una decepcionada Jessica, para hacerle pensar que no tenía que salir y encontrar un verdadero trabajo.

    Pero él tenía un plan: sus contratos por obra comenzaban a convertirse en clientes habituales y, a este ritmo, tendría su propia pequeña empresa de consultoría en seguridad informática en funcionamiento dentro de un año. Dos a lo sumo. Incluso podría contratar un poco de ayuda.

    Hasta entonces, sin embargo, el único momento de calidad que Chris probablemente tendría con cualquiera de sus pares intelectuales o sociales (es decir, piratas informáticos) era en las convenciones.

    Pero con sus reducidos fondos disponibles, no podía permitirse asistir a nada donde no pudiese acceder con una depósito de gasolina y donde no pudiese compartir la habitación del hotel con tres personas al menos. Eso le dejaba la Convención de Carolina, una de sus nuevas favoritas, y el viejo caballo de batalla, la SECZone, a la que había asistido desde su comienzo. La SECZone 5 se montaba en Atlanta, una venerable y pequeña convención de hackers en la que Chris se había ofrecido como voluntario durante los últimos dos años. Este año, él y un par de hombres más se encargaron de configurar el NOC y la red inalámbrica de la convención. Y allí había roto sus propias reglas sobre los gastos porque había requerido conducir hasta Atlanta todos los fines de semana durante el mes previo a la convención para tenerlo todo listo en el hotel. A cambio de ayudar al hotel a mejorar su propia red, los propietarios le permitieron acceso adicional, y Lor3n, el tipo que había fundado y dirigía la SECZone, le pagaba a Chris una pequeña tarifa y la habitación de hotel, lo que le permitió a Chris anotarlo todo como si fuera un gasto laboral. Tendría que acordarse de incluírlo cuando llegara la hora de declaración de impuestos. A pesar de todas las ventajas, todo este trabajo preliminar era una parte de lo él que odiaba de las convenciones de hackers. Era demasiado parecido a un trabajo real, pero sabía que tenía que hacerse y había algo interesante en los placeres de trabajar con otras personas cara a cara, como Lor3n y su viejo amigo David, o "dmap" como rezaba su apodo en IRC. Solo conocía a los dos hombres por las convenciones de hackers e IRC, pero era más que suficiente para formar un vínculo amistoso, que era lo que realmente hacía que ir a estas convenciones valiese la pena. Además, trabajar en el NOC era una excelente manera de entrar gratis a la convención. Ni de coña iba a dar una conferencia, que era la otra opción para el acceso gratuito.

    Todos los principales problemas de configuración de la red fueron, si no superados, al menos identificados. Era jueves, una noche antes de que comenzara la convención y confiaba en que él y dmap tendrían las cosas arregladas para el viernes por la mañana, tal vez por la tarde, como muy tarde. Ciertamente lo tendrían listo para cuando el orador principal de BountySploit subiera al podio a las 7:00 PM. Era probable. Aunque no pensaba que fuese el fin del mundo si la charla de BountySploit no resultaba bien.

    Dejó a Dave en la sala de almacén reconvertida que habían tomado como su centro de operaciones de red y fue a la recepción para ver si los cambios que acababa de hacer habían solucionado su última serie de problemas de red.

    El hotel Cypress Estate había sido el Radisson hasta hacía unos meses, pero el cambio a un nombre más elegante y nuevos propietarios privados no había hecho mucho por mejorar la decoración opaca de fabricación en serie. No es que a Chris le importara eso demasiado.

    El lugar estaba casi limpio, no había olores extraños y el aire acondicionado de su habitación no hacía ruido, así que estaba feliz. El tranquilo hotel se encontraba cerca de la autopista y no de mucho más: un centro comercial "Compra Mejor" al otro lado de la calle, algunos bancos y edificios de oficinas al lado de la carretera dividida en 6 carriles. Sí, técnicamente estaban en Atlanta, pero el lugar podría haber estado en cualquier tramo de carretera de circunvalación suburbana del país y Chris dudaba de haber podido notar la diferencia. Había estado en convenciones de hackers en ciudades de todo el país y no había visto nada mucho más interesante que la del Cypress Estate (a excepción de la Def Con de Las Vegas, por supuesto). De todos modos, todas las cosas emocionantes sucedían en las charlas y presentaciones, y dentro de las cabezas de las personas. La mayoría de los asistentes llegarían mañana, pero algunos llegarían esa noche. Se preguntó si Al iba a llegar desde Carolina del Norte y Skydog de Nashville.

    En la recepción vio a alguien registrándose y que se ajustaba al perfil general: treinta años, vaqueros y camiseta negra. En este caso, la camiseta tenía un descolorido y muy desgastado logotipo de Linterna Verde. El tipo tenía un desgreñado pelo castaño, no estaba afeitado y llevaba gafas con montura de acero. Miró a Chris al doblar la esquina y lo hizo con una mirada de curiosidad. Chris apartó la mirada, no le gustaba la atención, y le preguntó al gerente si todo iba bien con la red del hotel. Iba. Bien, un problema menos del que preocuparse.

    Se giró para irse, pero el tipo de Linterna Verde lo llamó. —Hey, disculpa. ¿Estás aquí para la convención de hackers? - le preguntó a Chris.—Lo he supuesto por tu camiseta.

    Chris bajó la mirada hacia su estómago, que se abultaba bajo una camiseta demasiado apretada con la palabra "AAAAAAAGH" en letras rojas y locas sobre la imagen granulada de un hombre con coleta gritando en negrita a un micrófono las palabras "Inclínate Ante Mi Firewall" con fuente de título de película de terror. El hombre era Bruce Potter, quien había dicho la memorable frase durante una conferencia en la Def Con varios años atrás. Su esposa y amigos, que lo ayudaron a dirigir la Shmoocon en DC, habían hecho las camisetas y las habían vendido en la primera Shmoocon, para su molestia duradera.

    A Chris le quedaba un poco pequeña desde que había engordado, pero él había estado entre la audiencia en esa charla cuando las distribuyeron y la camiseta uno de sus recuerdos favoritos de las convenciones hácker. Volvió a mirar al desconocido, de pie junto a su maleta púrpura.

    —Culpable de los cargos, - dijo.

    —Eso pensaba, - respondió el hombre extendiendo su mano. —Mi nombre es Alan Denkins. Estoy aquí para escribir un libro sobre hackers y, bueno, esta es mi primera convención. Así que voy un poco a ciegas.

    Chris le estrechó la mano. —¿Un libro sobre hackers? ¿Que tipo de libro?

    Había muchos libros sobre hackers. Los de hackers escritos por hackers eran bastante buenos. Los de los forasteros lo eran a medias. Las de personas que buscaban historias ridículamente sensacionalistas sobre chavalines de secundaria que supuestamente se estaban metiendo en el Pentágono eran una mierda casi total. No estaba seguro de en qué categoría encajaba este tipo.

    —En realidad no lo sé todavía. Aún estoy aprendiendo. He estado viendo videos y leyendo cosas online sobre varias convenciones hackers y el mundillo en general, y creo que es fascinante, ¿sabes? Supongo que como la mayoría de la gente, me imaginaba que los piratas informáticos eran delincuentes que atacaban los ordenadores de las personas. Pero cuanto más aprendo sobre el mundillo, sobre lo que realmente están haciendo los hackers, más interesante se vuelve todo. Así que supongo que lo que quiero hacer es disipar algunos de esos mitos mediáticos, ¿sabes? Pero todavía tengo mucho que aprender.

    Chris al menos apreciaba la perspectiva del tipo sobre las cosas. Estaba cansado de responder a todas horas preguntas como: "¿Los hackers hacen convenciones? ¿No es eso ilegal? ", de amigos y familiares. Bueno, le hartaba cuando sucedía. —Está bien, - dijo Chris al escritor, —Todo eso suena interesante. Buena suerte. Creo que aprenderás mucho aquí.

    Comenzó a darse la vuelta para irse cuando el escritor lo detuvo con otra pregunta. —¿Hay algo con lo que pueda ayudar? Llegué temprano para entender el terreno, ¿sabes? ¿Tal vez pueda invitarte una bebida más tarde o algo así?

    Chris no sabía qué decir. Normalmente, la ayuda de los asistentes a las convenciones hácker era bienvenida, tendían a operar con presupuestos muy reducidos y energía voluntaria, pero este tipo era básicamente un reportero y Chris no sabía nada de él.

    —Tendriás que hablar con Lor3n cuando regrese del aeropuerto. Es el chico al mando.

    —Genial, gracias, hombre. Soy Alan por cierto. ¿Cómo te llamas? - Extendió su mano, sonriendo.

    —Oh, perdón, sí - dijo Chris, estrechando la mano ofrecida. —Soy c1sman. Encantado de conocerte.

    —¿Eres el Man del sistema?

    —Deletreado c-1-s-m-a-n.

    —Lo pillo, bueno, te veré por ahí, ¿vale?

    Chris lo vio por ahí esa noche y al día siguiente. Al parecer se había llevado bien con Lor3n de inmediato, y esa noche se puso a ayudar a colocar sillas y mesas,y se unió al grupo de una docena de voluntarios y oradores cuando salieron a cenar a Dave & Busters esa noche. C1sman no pudo hablar mucho con él, pero escuchó mucho. El escritor también escuchó mucho, pero siempre tenía una pregunta lista para llenar cualquier indicio de calma en la conversación, y se mostró más que feliz de invitar a la mesa a varias rondas de bebidas. Parecía saber bastante sobre el tema, y a c1sman le gustaban el tipo de preguntas que hacía y las cosas que decía. Cuando saliera el libro, quizá incluso le comprara una copia.

    Al día siguiente, la convención comenzó en serio, y Chris se encontró pasando más tiempo en la CON del que había planeado. Porque, por supuesto, nada funcionaba en realidad como se suponía y la gente ya se empezaba a quejar. Instalado en su sala almacén reconvertida, no supo de la existencia de unas misteriosas octavilas que comenzaron a aparecer por el hotel. A las 4:30, se habían registrado cerca de 200 asistentes y las tres primeras sesiones de oradores se realizaron sin demasiados problemas técnicos. Chris entregó los últimos problemas a dmap y salió a buscar una Coca-Cola para ver quién estaba allí y qué estaba pasando. Sin embargo, lo primero era lo primero, necesitaba plantar un pino y no le gustaba usar baños públicos, así que decidió subir a la habitación que estaba compartiendo con dmap. Cuando se abrieron las puertas del ascensor, vio una octavila rosa brillante pegada a la pared frente a él.

    ¿Cansado de las Críticas Corporativas que dan a los Hackers un Mal Nombre?

    ¿Disgustado de los oradores de convenciones que sólo piensan en el dinero y el día de paga y no comparten el conocimiento?

    ¿Por qué pagar para apoyar a los explotadores de exploits?

    ¡¿¡¿Por qué no pruebas la NoSECZone?!?!

    Habitación 346

    Asistencia Gratis. Aprendizaje Gratis.

    Libre de Corrupción Corporativa.

    Más tarde, Chris se enteró de que unas personas habían estado dejando estas octavillas y tarjetas similares por todo el hotel, y que Lor3n y los demás voluntarios de SECZone las habían estado arrancando y tirando a la basura en cuanto las encontraban. A Chris no se le ocurrió en ese momento tirar la octavilla. Sólo sentía curiosidad. Supuso que la octavilla se basaba en algún tipo de protesta contra el hecho de que BountySploit era el principal patrocinador de la convención. No muy contento con el giro de los acontecimientos, pulsó el botón de la tercera planta en vez de la segunda.

    Los oyó por el pasillo antes de verlos. La habitación 346 era como cualquier otra habitación del hotel: dos camas de matrimonio, un televisor, una cómoda, dos mesitas de noche y lo que parecían treinta hackers ocupando cada espacio disponible. Chris escuchó la acalorada discusión a diez puertas de distancia, y cuando miró por la puerta se sorprendió al ver que el orador era H# (pronunciado h-sostenido, abreviatura de Henry Sharpe). Había sido un orador popular en el último año de la SECZone y a Chris le había gustado mucho su charla sobre vulnerabilidades de scripts de páginas web cruzadas. Era extraño ver a alguien de su calibre hablando en aquella calurosa y atestada habitación.

    —¿Qué pasa aquí? - le susurró al hombre que estaba parado en la puerta mientras trataba de averiguar sobre qué estaban discutiendo. Algo relacionado con la NSA, parecía.

    —Que yo sepa, están hackeando la convención hácker, - dijo el hombre. Era el escritor, ¿cómo se llamaba? Alan nosequé.

    —¿Qué?, - ​​Preguntó Chris.

    —Están enfadados con Lor3n por, según dicen,"entregar la convención a BountySploit", y por eso están organizando una contra-convención. - El aliento del periodista olía a Altoids. —Tienen oradores y tarjetas e incluso camisetas. Están tratando de sabotear la SECZone con todo eso de la NoSECZone. Qué loco, ¿eh?

    Chris solo asintió. Nunca había oído hablar de tal cosa, y sí, era bastante loco. Aunque también tenía mucho sentido, al menos lo tenía si pensabas con la mentalidad de un hácker. ¿No te gusta cómo funciona algo? Encuentra una manera de cambiarlo para que funcione de la manera que deseas.

    —¿Puedes explicarme por qué están tan enfadados? - Preguntó el escritor.—¿Cuál es el problema con esta empresa BountySploit?

    Varias personas en la habitación los habían visto hablar y una mujer, (de hecho, la única mujer), les lanzó una severa mirada. Chris se preguntó si era por hablar o por su camiseta del personal de SECZone. De cualquier modo, se sintió avergonzado, se apartó de la puerta y se perdió de vista. El escritor lo siguió unos pasos por el pasillo.

    —Es un tema delicado. Todo tiene que ver con la ética de la divulgación.

    —¿Te refieres al cuándo y cómo un hácker revela al mundo que ha encontrado algún tipo de agujero de seguridad? - Estaba sacando un pequeño cuaderno negro de piel de topo de su bolsillo delantero.

    El escritor sabía algunos conceptos básicos al menos. —Sí, eso ha sido un problema desde siempre. ¿Publicas el exploit a todo el mundo para que tomen las debidas precauciones o se lo dices a las personas con malware y les das tiempo a arreglarlo? Creo que se hace algo en el medio. Pero como siempre ha sido, publicar exploits es algo que los hackers hacen porque, bueno, porque eso es lo que hacemos. Encontramos vulnerabilidades y nos hablamos de ellas. De esa forma, las compañías de software deberían, en teoría, crear un software más seguro. Si no publicas los exploits, entonces debes asumir que otro payaso black hat lo ha descubierto también, pero no se lo ha dicho a nadie. En su lugar, se está aprovechando de ello para perjudicar a la gente, pero el fabricante de software no lo sabe o no le importa, por lo que no solucionan el problema.

    —Y BountySploit, - dijo el escritor anotando algo en su cuaderno, —es una compañía que hace esta divulgación para obtener ganancias de alguna manera, ¿verdad? Y eso les ayuda a vender sus servicios de seguridad a otras compañías. Al menos, eso es lo que obtuve de su sitio web.

    —Sí, es en parte eso, pero eso es lo que apesta.

    Chris estaba entusiasmado con el tema: era un problema que dividía a sus amigos y, por lo tanto, no era algo de lo que él pudiera hablar sin correr el riesgo de desencadenar una encendida guerra de algún tipo, y le gustaba la idea de exponer sus opiniones anotadas por el periodista. Estaba bien poder desahogarse con este tipo que aún no se había formado una opinión. Eso era lo que realmente odiaba del mudillo de los hackers a veces: las pequeñas disputas que se convertían en salvajes disputas.

    —BountySploit y compañías como esa han llegado para arruinar el sistema. Pagan a los hackers un buen dinero por sus exploits, pero se guardan esa información para sí mismos. Luego se dan la vuelta y le dicen a sus clientes corporativos: Oye, hemos dejado que los hackers trabajen para que encontremos las vulnerabilidades más nuevas y podamos protegerte de ellos mejor que nadie. Ahora las vulnerabilidades generalmente se publican, pero tal vez un mes o dos más tarde de lo que debería. O tal vez nunca se publican hasta que algún hácker que no trabaja para una empresa como BountySploit lo revela. O demonios, por lo que sé, tal vez algunos no se publiquen nunca.

    —Entonces, ¿cuál es exactamente el problema? - Preguntó el escritor. —Parece que al pagarles a los hackers para que encuentren estos exploits, alientan tanto a encontrar estas vulnerabilidades más de lo normal como a canalizar sus energías hacia formas legales de aprovechar su habilidades.

    —Ese es el slogan de la compañía, claro, - dijo Chris, sus labios se curvaron en lo que él consideraba una sonrisa universal. —Probablemente sea cierto, supongo. Hasta donde llega, al menos. Pero eso va totalmente en contra del espíritu hácker y de muchas personas, especialmente esas personas. - Chris señaló al pasillo hacia la puerta abierta donde continuaban los ruidos del debate.

    —Ellos piensan que compañías como BountySploit están destruyendo la escena. El asunto es que compartimos conocimiento. Esa solía ​​ser la razón por la que encontrar exploits servía para tanto alardear de ser los descubridores como para cualquier otra cosa. Para mostrar lo inteligentes que éramos. Esa era una parte. La otra era sacar a la luz a los molestos y arrogantes fabricantes de software que tienen el descaro de cobrar un montón de dinero por su cacaware y publicarlo lleno de agujeros de seguridad.

    —Y ahora todo se está cerrando, - dijo el escritor mirando hacia la puerta abierta de la anti-con. —Se comparte menos información y, por lo tanto, se está erosionando la influencia del mundillo hácker en su conjunto. Os divide y neutraliza.

    —Sí, es una forma de verlo, al menos.

    —Y parece molestarte en serio, - dijo el escritor mirando a Chris con lo que él consideró simpatía en sus ojos.

    —Sí, supongo que sí.

    Y le molestaba. Sin embargo, no le gustaba pensarlo o decirlo en voz alta, porque entonces podría verse obligado a responder algunas otras preguntas que prefería evitar.

    —Entonces, ¿por qué no estás en esa habitación con ellos en lugar de abajo?, - Dijo el escritor haciendo exactamente la pregunta que Chris no quería responder.

    El no respondió. Necesitaba plantar un pino. Necesitaba bajar las escaleras. Realmente no quería que Lor3n ni nadie más de la convención lo vieran pasando el rato aquí. —Lo siento, me tengo que ir, - dijo dándole la espalda al escritor.

    —Está bien, bueno, ¿nos vemos luego?, - Le preguntó el escritor mientras se retiraba a su habitación.

    —Ah-jah, - respondió Chris, tratando de ser lo menos comprometido posible.

    La charla principal había ido según lo predicho. Bueno, no exactamente como lo predicho. Había tenido menos personas de lo que Chris hubiera esperado, tal vez sólo una cuarta parte de los asistentes registrados como máximo. El discurso había parecido bastante pasional, BountySploit se jactaba de una combinación de sus éxitos y de lo bien que lo estaban haciendo. Y hablaba a los hackers reunidos sobre cuánto dinero podían ganar trabajando para ellos. Definitivamente, había algunas personas en la audiencia, incluidos amigos suyos, que se lo estaban creyendo todo. Chris trató de dejar que todo le resbalara. No iba a empezar a vender exploits aunque necesitara el dinero (y realmente lo necesitaba). Sencillamente, era imposible que le pareciera una buena idea. Y normalmente no le gustaba decir a otras personas lo que deberían o no deberían hacer. La piratería trataba sobre la libertad y Chris siempre prefería las cosas que maximizaban la libertad individual. Pero todo aquello le puso enfermo del estómago y no podía decir con certeza por qué.

    Salió a cenar con dmap y algunos de los otros voluntarios, yendo a comer pizza y cerveza al Champiñón Tierno en la calle de en frente, como era su tradición. Nadie habló mucho sobre la charla pricipal de BountySploit, ya que su grupo estaba dividido de manera uniforme sobre el tema y todos estaban demasiado cansados ​​para un gran debate en persona. Sin embargo, se bebió mucho y hubo quejas de aquellos tipos que habían comenzado NoSECZone.

    Aunque tenían cierta razón sobre BountySploit y toda la mierda personal que tuvieran con Lor3n, la mayoría de sus amigos estaban de acuerdo en que tener una anticonvención era una tontería barata de movimiento. Chris no estaba del todo seguro de estar de acuerdo, pero mantuvo la boca cerrada y siguió vertiendo más cerveza en su vaso.

    Cuando regresaron al hotel, esperaba que el resto de ellos no estuvieran tan borrachos como él. Alguien en el personal de convención necesitaba no estar hecho una mierda cuando estallara la inevitable idiotez en mitad de la noche y algunos asistentes trataran de hacer algo estúpido en el hotel. Mientras se levantaba lentamente del asiento trasero del coche de dmap, oyó el sonido de gritos desde el otro lado del aparcamiento. Tal vez la estúpidez no esperara hasta la mitad de la noche después de todo. La conmoción parecía estar centrada en la entrada trasera del hotel, un área refugio para fumadores para toda la jornada, además de ofrecer el acceso más fácil a la mayoría de las plazas de aparcamiento. Cuando Chris se acercó al grupo de personas junto a la puerta, vio que algunos estaban parados y fumando, pero que la mayoría estaban agrupada alrededor de un par de hombretones enojados y gritando. Chris los conocía a ambos. Alto y larguirucho, Lor3n. Grande y panzudo, Intr00d.

    Como Intr00d era uno de los tipos de la NoSECZone (a pesar de que no haber estado en la habitación cuando Chris había llegado), sabía de qué trataban los gritos.

    —No tiene nada que ver contigo, hombre, - dijo Intr00d. —Estamos haciendo lo nuestro, a nuestra manera.

    —¿Nada que ver conmigo? - La cara de Lor3n estaba roja brillante. —Puedes pensar que soy un idiota, pero ni siquiera tú puedes creer que soy tan idiota. ¿Nada que ver conmigo? ¡Tonterías!

    —Piensa lo que quieras. Sólo nos ocupamos de nuestros asuntos..

    —Y vuestros asuntos están arruinando la SECZone sólo porque estás cabreado conmigo.

    —No hemos sido nosotros quien ha arruinado la SECZone, hombre. Lo hiciste todo por tu cuenta.

    —Esa es tu opinión.

    —¡Es un hecho!

    —Que te Jodan, Intr00d. Eres un gilipollas ...

    —¡No, que te jodan a ti!

    Chris había llegado al círculo de personas alrededor de los dos hackers que gritaban. Estos continuaron en la misma línea, intercambiando insultos y maldiciones sin decir realmente nada. Todos los demás simplemente miraban y, supuso Chris, disfrutaban del deplorable espectáculo. Él, por otro lado, estaba harto de aquello. Otra pequeña discusión que se convertía en una verdadera gilipollez en directo.

    —Llevan así casi media hora, - dijo una voz detrás de Chris. Se giró para ver al escritor parado allí, de aspecto preocupado. —¿Nadie va a tratar de calmarlos?

    —Probablemente no, - dijo Chris volviéndose hacia la ridiculez.

    —Están a punto de hervir, - dijo el escritor. —Alguien va a golpear a alguien.

    —Nah. Pero Chris no estaba tan seguro.

    Demonios, quería golpearlos a ambos por ser tan estúpidos y no dejar que todos se encargaran de sus asuntos.

    Y tampoco era que Lor3n o Intr00d fuesen conocidos por su personalidad tranquila y razonable. Intr00d se estaba ahora acercando cada vez más a Lor3n con cada epíteto escupido. El asunto se estaba poniendo feo.

    —¿No deberíamos llamar a la seguridad del hotel o algo así?, - Preguntó el escritor.

    Chico, el tipo se preocupaba de cada mierdecilla por ser escritor. Pero la seguridad sería una mala idea, porque no había seguridad en el hotel, sólo el que montaba guardia en la recepción. Y este llamaría a la policía. Los policías serían unos capullos. Algo podría salir realmente mal y podrían empapelar a alguien o lo que fuera. Otro ojo morado que la foto del hácker no necesitaba. Oh, diablos…

    Lor3n también avanzaba poco a poco. No había más de diez centímetros entre las bocas que gritaban, y algunos imbéciles en la multitud comenzaron a animarlos, gritando —¡Pégale! - Y —¡Dale una!

    Idiotas.

    Chris miró a su alrededor. Nadie parecía a punto de saltar. El escritor hizo un gesto con la barbilla y alzó la ceja de tal manera que sugirió que Chris debería ser el indicado. Bueno. Daba igual. Estaba cansado de esta mierda de todos modos.

    Se abrió paso entre la multitud y se insertó justo entre los dos hombres, diciendo: —Hola, chicos, vamos a calmarnos, ¿de acuerdo?

    Pero nadie lo escuchó entre los gritos. En lugar de calmarlos, su intercesión pareció encender sus respectivos fusibles. Lor3n comenzó a empujar a Chris con el pecho por un lado e Intr00d agarró la parte superior de su brazo por el otro para tratar de sacarlo de en medio.

    Jesús, ¿qué demonios?

    Ambos eran más grandes que él, ambos llevaban gritando un rato y Chris tenía un conjunto de pulmones recién inflados de cerveza.

    —¡CALLAOS! - Gritó.

    Nadie lo hizo.

    De hecho, algunas otras personas también comenzaron a gritar, aunque no estaba seguro de si le estaban apoyando o gritando.

    —¡CALLAOS! ¡CALLAOS! ¡CALLAOS! - repitió lo suficientemente fuerte y el suficiente tiempo como para que, por más que lo intentaran, nadie pareciera capaz de ignorarlo por más tiempo.

    Las cosas se calmaron, salvo los bajos murmullos que ignoró.

    —¡Vamos chicos! Cortad el rollo. A relajarse.

    —¿Has oído lo que dicen de mí, colega?, - Le dijo Lor3n. —Me llaman de todo...

    —¡Nada que no sea cierto!, - Intervino Intr00d. —Eres un maldito ...

    —¡CALLAOS! ¿De acuerdo? Basta de este infierno. Voy a detener esto. Os odiáis el uno al otro, VALE. Todos estamos de acuerdo en eso. Y no vais a convencer al otro de nada. Deberíais manteneros alejados.

    —No vamos a parar nuestra convención solo porque nos lo pidas, - dijo Intr00d.

    —¿Qué convención? - Lor3n se burló. —Sois una jodida broma.

    Chris se rindió. Pensó en gritar de nuevo. No, no le escucharían. No les importaba. ¿Por qué debería importarle a él? Ni siquiera estaban discutiendo por los temas por los que realmente valía la pena discutir.

    Nadie hablaba sobre si BountySploit era bueno para la comunidad de hackers o sobre cómo manejar mejor la ética de la divulgación. Estos tíos simplemente se llamaban el uno al otro chupapollas.

    —¡Chupapollas!, - lanzó Intr00d.

    —¡Impostor! - replicó Lore3n.

    —¿Soy un impostor? Eso es decir mucho viniendo de ti, jodido impostor chupapollas..

    —¿Cuándo fue la última vez que escribiste algo de código? Hinchado chupapollas, sobrevalorado lacayo del soporte técnico.

    —¡Los dos sois unos jodidos IDIOTAS!, - Gritó Chris para su propia sorpresa. —¿Sabéis que? Los dos sois unos impostores. Los dos sois un par de jodidos pringados con guiones infantiles en la puta escena hácker. No podríais hackearos ni vuestros propios pantalones. Conocéis gente y habláis mucho por IRC y hacéis mucho condenado ruido, pero nunca os he visto hacer algo de lo que valga la pena hablar. Así que a la mierda todo. A la mierda con los dos. Espero que este maldito hotel se os caiga encima a los dos.

    Ahora ambos comenzaron a gritarle. La multitud comenzó a gritar también. —¡Gordito mamón!... ¡Bien dicho c1sman! ... ¡Tienes pelotas! ... ¿quién es ese tipo? ... ¡entrega tu placa! ... ¡no tienes idea de quién diablos soy! ... ¡menudo pringao! ... ¡dadle una hostia! ... ¿qué está pasando...?

    Chris pasó de todos ellos saliendo del círculo y regresando al estacionamiento. Pero las llaves del coche estaban en su habitación de hotel, junto con todas sus cosas. En lugar de volver a cruzar la multitud, que ahora se había vuelto contra sí misma, decidió rodear el exterior del hotel hacia la entrada principal. No podía creer que aquellos idiotas pudiesen estar tan atrapados en su propia estupidez para arruinarlo todo de esa forma. Todo el trabajo que había hecho, y ahora ... ahora ... ahora iba a vomitar.

    Vomitó en una plaza parking vacía junto a un contenedor de basura. Luego, unos pasos más tarde, vomitó de nuevo, esta vez en una plaza ocupada. Había bebido mucha cerveza, pero ahora gran parte de ella estaba en el capó de la camioneta de alguien. Se inclinó con las manos sobre las rodillas, respirando hondo e intentando no pensar en volver a vomitar.

    —¿Estas bien? ¿Necesitas un poco de café o agua o algo?

    Alguien preguntaba. Levantó la vista. Era el escritor.

    —No, estoy bien. Solo necesito un segundo.

    —Vamos, - dijo el escritor poniendo un brazo alrededor de su hombro y ayudándolo mientras intentaba ponerse en pie. —Vamos a por un poco de agua, ¿de acuerdo?

    Beber agua parecía buena idea. —Está bien. Gracias.

    —Y luego tal vez podamos hablar un poco. Tengo algo de lo que quiero que te encargues..

    Sorprendentemente, hablar también parecía buena idea. La única conversación inteligente que había tenido últimamente había sido con este escritor. —Está bien, - dijo.—Claro. Pero no quiero hablar de esos dos idiotas.

    —Yo tampoco. Quiero hablar sobre piratería informática.

    —Oh, gracias a Dios, por fin, - dijo Chris con un suspiro, y se apoyó en el hombro del escritor mientras este le guiaba.

Capítulo 3: Chloe

    Chloe estaba teniendo sentimientos encontrados sobre Washington D. C.

    Por un lado, estaba tan lleno de posibilidades que no podía volver la cabeza sin ver nuevos objetivos deliciosos. Por otro lado, era una zona cero para esas desagradables agencias de aplicación de la ley como el FBI y la NSA que ella había pasado la mayor parte de su vida adulta evitando a toda costa. Por otro lado, estaba a punto de timar a un jodido congresista, lo que era a la vez emocionante y aterrador como el infierno. Por supuesto, lo más extraño era que ni siquiera era la primera vez que timaba a un congresista, aunque esta vez él estaría mucho más involucrado personalmente en el caos que iban a perpretar.

    Estaba contenta de estar fuera de la habitación del hotel y en las calles, a pesar de que el clima de febrero era, siendo delicados, duro. Nunca había vivido en un lugar con inviernos reales. Había vivido mayormente en California y ahora Florida, y le había preocupado el frío de Washington. Pero Paul le había comprado unos guantes de cuero forrados de piel que combinaban bien con su traje de negocios a medida de lana oscura, y Abeja le había cosido un forro extra en la peluca para proporcionarle más calor. Los gruesos rizos marrones incluso funcionaban como orejeras. Salvo cuando soplaba el viento, que hacía mucho.

    Decidió dejar que el frío la vigorizara en lugar de refrigerarla, y marchó con paso saltarin por la concurrida calle desde la parada de metro hacia Capital Hill. Tuvo que recordarse a sí misma mantener la calma cuando dobló la esquina y vio al objetivo

    Starbucks a la vista.

    Ella era portadora de malas noticias, una mujer de negocios seria con negocios serios que hacer.

    Se quitó los guantes cerca del último bloque, queriendo que su apretón de manos fuese frío y tal vez incluso desagradable cuando él la conociera.

    Chloe entró en la cálida cafetería, un educado caballero mayor le sostuvo la puerta. El interior estaba atestado con una fila de siete clientes impacientes que esperaban para pedir y otra media docena agrupada alrededor del pasillo, esperando sus lattes o lo que fuese que habían pedido. La mayoría de las mesas y asientos estaban ocupados, algunas con ordenadores portátiles, otras con personas mirando las pequeñas pantallas de sus smartphones. Una pintoresca mujer incluso estaba leyendo el periódico, Dios la bendiga. Reconoció a dos personas en la habitación, aunque fingió no ver a ninguna de ellas cuando se unió a la fila para pedir cafeína caliente. Solo cinco minutos después, cuando recibió su café negro, comenzó a escanear la habitación de una manera obvia, como si buscara a alguien.

    Finalmente la notó. Bien, el tipo no era muy observador. Mejor dicho, no era muy observador porque había estado distraído con su Blackberry.

    Mientras él se levantaba y la sonreía, todavía seguía enviando algún correo electrónico o mensaje con su teléfono. Ella le devolvió la sonrisa y caminó hacia él, extendiendo una mano. La larga espera y el café caliente habían calentado un poco la mano, pero su firme agarre todavía llamó su atención, a juzgar por el ligero matiz de sorpresa en sus ojos.

    —¿Danny? - Dijo ella. —Encantada de conocerte en persona por fin.

    Parecía un chico de secundaria, aunque ella sabía que tenía poco más de veinte años. De cara regordeta y menos afeitada que la de un geek. Tenía el pelo castaño corto y ojeras bajo los ojos. Su traje era de una talla más pequeña y estaba deshilachado en los puños. Estaba bastante segura de que era uno de los dos que tenía, los registros de sus tarjetas de crédito mostraban que lo había comprado en los almacenes Sears el año pasado. Las pequeñas manchas de pintura roja en sus zapatos y las gotas que salpicaban sus mangas tenían sólo unas horas.

    —Sí, es genial ponerle cara a esos correos electrónicos y llamadas de teléfono por fin, - le dijo. Se sentaron y él tomó su taza medio vacía para beber. —¿Cuándo has llegado a la ciudad?

    —Esta mañana temprano, - dijo Chloe. —Tengo los ojos rojos por el LAX. Realmente necesitaba este café, lo he estado posponiendo todo el día mientras corría por Hill.

    —Muchas reuniones, ¿eh?

    —Me temo que tengo muchas malas noticias y prefiero darlas en persona. No sé si te mencioné esto, pero he dejado a todos mis otros clientes en este momento. Están pasando tantas cosas con mis clientes de la industria del entretenimiento que tuve que dejar que mis socios se encargaran de mi otro trabajo de consultoría. La industria está en caída libre aquí y estamos buscando algunas soluciones del Congreso, - Chloe suspiró y sacudió la cabeza un par de centímetros de izquierda a derecha.

    —El congresista Wolverton siempre ha apoyado las industrias del cine y la música, puedo asegurarte eso, - Danny entornó los ojos y asintió al ritmo de los temblores de Chloe.

    —Sabemos que así es y por eso quería asegurarme de tener la oportunidad de hablar contigo en persona mientras estaba en la ciudad.

    —Bueno, ¿qué tiene a tus clientes tan preocupados? Las revisiones de la DMCA están en comité y van a cumplir con todo lo que pidieron, incluido el requisito de servicio de música de la universidad del que hablamos.

    —No es eso, hay otra cosa que nos preocupa aún más. Algo que nuestros investigadores han descubrierto recientemente y que tiene a todo el mundo realmente preocupado.

    —Bueno, si estáis preocupados, estoy seguro de que mi jefe también lo estará, - Danny se recostó en la silla y levantó las palmas de las manos. —Golpéame con lo que tengas.

    —En primer lugar, tenemos números internos, y estos son números muy secretos y muy internos que no podemos dejar que escuchen los accionistas de nuestros clientes. Las ventas de música han bajado un 32% adicional sólo en el último trimestre. Eso es un 32% por encima de la disminución constante que hemos visto en los últimos años. Es un pico enorme. No es un pico, es lo contrario de un pico. Es una caída en barrena. Y estoy hablando de todas las ventas, CDs y descargas, ambas. Por primera vez, las ventas de descargas también han disminuído. La base se está desmoronando debajo de la industria. Cada vez más artistas dejan sus sellos para vender directamente a los clientes, lo cual es bastante malo, pero hay algo nuevo operando aquí.

    —Eso es malo, - le dijo el asistente a Chloe moviendo lentamente la cabeza de arriba abajo. Luego se mordió el labio inferior en lo que ella interpretó como fingida empatía.

    Dudaba de que a él realmente le importara en absoluto su pérdida ficticia de ingresos más allá de cómo afectaba esta a su capacidad para recaudar dinero y aprovechar la influencia en nombre de su jefe.—Pero no estoy seguro de qué otra cosa podemos hacer para ayudar por parte del Congreso. Hemos elevado las multas e incluso las penas de cárcel por piratería. El impuesto del iPod se está llevando al Senado en este momento, pero tiene suficientes votos, por lo que recibiréis esos ingresos de cada reproductor de música comprado. ¿Qué más necesitas?

    Chloe sabía muy bien lo que el Congreso ya estaba haciendo por la industria de la música. En parte era la causa de que hubiesen elegido a este congresista como el foco de su ataque. El hecho de que la RIAA hubiese logrado obtener una legislación tan ridícula y anti-cliente ya los convertía en la tapadera perfecta para el plan de la Tripulación. ¿Por qué no una solicitud ridícula más? Sintió que su teléfono vibró en el bolsillo de su abrigo y lo sacó.

    —Disculpa un segundo, - dijo mirando el mensaje de texto de Sacco en la pantalla. —Necesito ocuparme de esto rápidamente.

    —No hay problema, - dijo.

    Como ella esperaba, él aprovechó la oportunidad para recoger su Blackberry de la mesa y comenzar a hacer su propio trabajo. Chloe tecleó algunos mensajes benignos y esperó una de las dos respuestas preestablecidas de Sacco. No pudo evitar recordar el momento en que Paul le había enviado un correo electrónico estando ambos acostados en la cama juntos y cuánta mierda le soltado ella en ese momento por hacerlo. Sacco estaba a solo metro y medio de distancia, sentado detrás del objetivo, con los ojos fijos en su ordenador portátil. Ella sabía que él estaba tratando de acceder al teléfono del objetivo a través de su conexión Bluetooth. La mayoría de las personas no se molestaban en activar las funciones de seguridad integradas del Blackberry, e incluso esas podrían no ser suficientes para evitar que Sacco se hiciese el dueño del teléfono del tipo. Si fuese así de fácil, casi no tenía sentido que ella estuviera aquí en persona. Sabían que el tipo iba a usar su teléfono.

    No fue tan fácil. Después de todo se trataba de un teléfono emitido por el Congreso, y Sacco le hizo saber con un mensaje que los escudos del objetivo estaban a tope.

    Hora del plan A.

    Chloe guardó su teléfono y volvió a fijar su vista en el objetivo.

    —Lo siento, - dijo.

    —No hay problema. Lo entiendo perfectamente. Bueno, ¿qué puedo hacer por usted hoy, señorita Kross?

    —Mencioné que nuestros investigadores habían descubierto algo. Cuando vimos la caída repentina, buscamos causas y pusimos nuestra unidad de investigación en el tema. Nuestros agentes de campo...

    —¿Agentes de campo? - Preguntó sorprendido.

    Chloe no tenía motivos para creer que la RIAA tuviese investigadores o agentes reales entre el personal, pero no tenía motivos para creer lo contrario. De cualquier manera, sonaba aterrador e impresionante, y esas eran las impresiones que quería dejar en su mente.

    —Tenemos investigadores trabajando online y revisando los grupos de mensajes en busca de lugares donde las personas descargan música. Tenemos a otros ahí afuera en las calles revisando los mantilleros y demás. Estamos en una batalla a muerte aquí, Danny, y es ganar o morir.

    —Uau, esta bién. Bueno, ¿qué han desenterrado?

    Chloe se inclinó hacia él, bajando la voz. —Hay un nuevo software de piratería por ahí. Se llama Mobbitt y es el nuevo Napster. Tal vez incluso peor que Napster a largo plazo, porque es imposible de rastrear. Está hecho para teléfonos móviles: funciona en Iphones, Android, Blackberries, cualquier tipo de teléfono con datos, que actualmente es prácticamente cualquier teléfono. Lo instalas y transmite tu biblioteca de música y video, eliminando cualquier DRM en el proceso. Todo DRM. Y a cambio, descarga cosas de los teléfonos de otras personas cerca de ti. Es una red móvil punto a punto imposible de rastrear o detener para las compañías telefónicas. Se ha extendido por Asia durante los últimos seis meses y ahora nos está afectando aquí en los Estados Unidos y allá en Europa. Está por todo Los Ángeles. Te digo que lo instalé en mi teléfono y se llenó de música pirateada en solo unas pocas horas de manejo normal.

    —Asombroso. - dijo Danny. —¿Y simplemente elimina el DRM sin ningún problema?

    —Lo hace. Para que cualquiera pueda copiar los archivos libremente. Tienes que verlo en acción para entenderlo realmente. - miró su teléfono sobre la mesa y actuó como si se le hubiera ocurrido una idea. —Mira, déjame enviártelo para que lo puedas ver.

    Danny levantó su teléfono y sonrió. —¿No sería eso violar la DMCA? Podríamos ir a la cárcel, - bromeó. —Adelante, ¿me lo vas a enviar por correo electrónico o Bluetooth?

    —En Blackberrie se instalará directamente desde el correo electrónico.

    —Mejor no lo envíes a mi cuenta del Congreso. Envíalo a mi dirección de correo electrónico RNC. Esos tienden a tener "problemas de servidor" cuando les conviene.

    Chloe tenía ambas direcciones y el archivo adjunto ya en espera y listo para funcionar. Sacco había hecho que el programa fuese pequeño, más pequeño de lo que debería para poder hacer todo lo que Chloe había descrito, pero claro, todo el escenario que había descrito era pura ficción. Paul se había inventado la historia de portada después de leer una novela de Cory Doctorow. A ella le pareció lo bastante plausible, y ciertamente ella sabía más de tecnología que aquel tipo. Le envió el correo electrónico y le observó mientras lo abría.

    —Bien, he abierto el archivo adjunto.

    —Se instalará en tu teléfono él solo. Puede llevar unos minutos. Mientras tanto, déjame decirte lo que nos gustaría que sucediera aquí. En primer lugar, a pesar de que esta cosa de Mobbitt ya viola la DMCA y una serie de otras leyes, nos gustaría una aplicación específica. Para empezar, estábamos pensando en un proyecto de ley que ordenara que los fabricantes de teléfonos móviles instalen medidas que eviten que este software funcione en sus teléfonos. En segundo lugar, queremos que supervisen el tráfico de datos entre sus teléfonos, buscando cualquier señal de que esto esté funcionando y cancelen el servicio si se detecta. Finalmente, queremos que sea delito instalar el software en el teléfono en primer lugar. - Chloe sabía que las solicitudes eran ridículas, aunque no tan ridículas como algunas de las leyes vigentes.

    —Habrá resistencia por parte de telecomunicaciones, - dijo Danny, su mirada flotó hacia el techo mientras parecía reflexionar sobre las implicaciones de sus peticiones. —Odian que les digan lo que hacer.

    —Hemos considerado eso. Creemos que podrías venderlo tanto como una medida antiterrorista como una medida antipiratería. Ya hemos mostrado cierta tracción en nuestra campaña diciendo que la piratería ayuda a financiar el terrorismo. En este caso, podríamos argumentar que este tipo de software permite que las células terroristas se comuniquen y envíen archivos en secreto sin modo alguno de que la policía los controle de manera efectiva. Pero aun así, sabemos que será una pelea cuesta arriba. Por eso te estoy hablando en persona, Danny. Hay algo que tú puedes hacer por nosotros que no puede hacer nadie más con quien trabajemos.

    —¿El qué? - Él sonrió. Este era un tipo al que le gustaba que lo necesitaran.

    —Sabemos que el congresista ha trabajado estrechamente con Ken Clover en Clover y Asociados, y en este momento no está aceptando nuevos clientes.

    Clover, claro. Juega a corta distancia. Le he visto algunas veces. Sin embargo, no sabía que no aceptaba nuevos clientes.

    —Al parecer es muy exigente para ser un cabildero. Pero mi investigación muestra que puede mover muchos hilos útiles. Además, su influencia con el presidente del Comité de Comercio podría ser crucial. ¿Crees que el congresista podría estar dispuesto a echar una mano en nuestro nombre en este asunto? Ciertamente, daremos un paso al frente con respecto a las facturas y el respaldo, por supuesto.

    —Eso podría funcionar. Clover y el congresista son íntimos. No dudes de que se lo llevaré al congresista.

    —Te lo agradezco, Danny. Obviamente, él no es la única persona con la que estamos hablando, y tengo reuniones con el personal del Senado más tarde hoy, por lo que también debería haber alguna cobertura adicional para ti allí. Esta es una prioridad para nosotros y estamos dispuestos a dar todo nuestro apoyo y recursos para respaldar el esfuerzo. Pero es importante por ahora que lo mantengamos en el más absoluto silencio. Esto de Mobbitt todavía está en manos de niñatos técnicos en este momento, no se ha generalizado. No queremos que ninguna publicidad pueda atraer a más usuarios antes de encontrar una manera de cerrarla. Estoy pensando que tal vez podamos adjuntarlo a otro proyecto de ley o agregarlo durante la conferencia. Algo así. Mantenlo en el QT, solo tu personal y tus aliados de confianza. Sé que hay personas al otro lado del pasillo que filtrarían todo esto sólo para joder a mis clientes. ¿Contamos con nuestros viejos amigos como el congresista?

    —Por supuesto, - dijo Danny. —Concuerdo completamente. Seremos dlscretos , no hay problema, - Miró su teléfono. —Bueno, ¿cómo funciona esto ahora?

    —Debería haber ahora un icono de inicio en tu menú expandido. ¿Lo ves? Pulsa en él y aparecerá la interfaz, y luego comenzará a comprobar otros teléfonos en el área. Espero que el mío sea el único.

    Por supuesto, el suyo era el único.

    El programa estaba diseñado para hacer tres cosas: conectarse al teléfono de Chloe y descargarse tres canciones de su teléfono, devolverle el favor descargando cualquier cosa de su carpeta de música al teléfono de Chloe y, por supuesto, tomar completo control del teléfono para que Sacco, sentado detrás de ella, pudiese hacerse cargo de su Blackberry, acceder a sus contraseñas y archivos, y clonar el teléfono para poder usarlo sin su conocimiento.

    Cinco minutos más tarde había hecho las tres cosas, impresionando al objetivo con las dos únicas funciones que este conocía, y convenciéndole de que Mobbitt era la mayor amenaza para la civilización occidental desde Al Quaeda.

    Cuando se pusieron de pie y se dieron la mano para separarse, Chloe miró los zapatos del objetivo.

    —¿Has pisado un poco de pintura, Danny?

    —Malditos manifestantes, - dijo inclinándose y recogiendo la pintura seca con la uña. —Ni siquiera sé por qué demonios estaban molestos esta vez, pero estaban fuera de mi edificio de apartamentos y se pusieron a gritar a todos los empleados que vivían allí cuando salimos.

    —Cretinos, - dijo Chloe. —Una pensaría que ya sabrían que ninguna de esas tonterías supone ninguna diferencia.

    —Ohhh, esos nunca aprenden. No pueden ser muy inteligentes, parados ahí fuera toda la mañana con este frío.

    Ambos se rieron y se separaron. Chloe prometió llamarle esa noche. Sacco ya se había deslizado por delante de ellos, su trabajo aquí había terminado. Ella se puso los guantes y se dirigió hacia el Metro a unas pocas manzanas de distancia.

    Todo parecía haber salido según lo planeado y, por lo tanto, estaba nerviosa. Ningún plan de batalla sobrevive al contacto con el enemigo. Al menos el Blackberry del tipo había estado protegido... de lo contario habría sido tan fácil que ella se hubiese asustado de verdad.

    Tal como estaban las cosas, los meses de correspondencia por correo electrónico, donaciones de campaña y antecedentes que habían establecido su identidad falsa como Lisa Kross, cabildera con sede en Los Ángeles para los oscuros intereses de la industria discográfica, habían dado sus frutos. Ella no había afirmado trabajar para la RIAA o la MPAA, pero en realidad había hecho algo de verdadera presión en interés de ambas. Ese hecho había causado que algunos miembros de la Tripulación, incluido Paul, se sintieran corruptos, pero a Chloe no le importó. Para ser sincera, no le suponía un gran problema: la gente pirateaba música y no había forma de detenerlo. Si la RIAA quería desperdiciar dinero luchando contra ello, ese era su problema. Ella pensaba que toda la industria estaría muerta en una década de todos modos. Mientras tanto, su táctica del toro en una tienda de porcelana cubría su agenda real. El objetivo no había parecido dudar ni por un momento que ella era quien decía que era, y una vez que se pusiera en contacto directamente con Clover, estarían en el negocio.

    Suponiendo que c1sman hiciera su parte, por supuesto, pero Paul estaba a cargo de eso.

    Chloe entró en una farmacia y encontró a Sacco en el pasillo de medicinas para el resfriado, donde podían informar rápidamente. Estaba casi demasiado guapo para este tipo de tareas encubiertas. Sandee lo había vestido literalmente con un pantalón chino ajustado, un suéter holgado y una gorra de béisbol para ocultar sus mejores rasgos. De pie allí, parecía un tipo apuesto y elegante que estaba de resaca y desaliñado, pero que podría recuperar su aspecto de rompecorazones tras 15 minutos en el baño y un cambio de ropa. Ella se colocó junto a él y comenzó a leer las etiquetas de los medicamentos para la tos.

    —Lo tengo, - le dijo él. —Tengo al caco en el saco.

    —Te gusta decir eso porque rima, - le dijo ella.

    —Rima y es cierto. Doble bonificación.

    —¿Y tus chicos están en su lugar y listos? He visto que le han pintado esta mañana.

    —Son así de buenos. Sí, están listos para la acción.

    —Y estás deseando poder estar allí con ellos. Pero no puedes. Son una distracción, necesitamos mantenerte fuera de escena.

    —Siempre prefiero estar donde está la acción..

    —Lo sé, por eso me resultó tan fácil encontrarte. - Cogió un frasco y se giró hacia la salida de la tienda. —Además, ya deberías saber que estoy donde está la acción.

    —Bueno, entonces me quedaré cerca de ti.

    Ella sonrió. —Por supuesto que lo harás.

Capítulo 4: Sacco • antes

    Sacco amaba la convención ESPERANZA. Deseaba que llegara todos los años en lugar de uvas a peras. Por mucho que odiara el centro de Manhattan y todas sus tonterías burguesas, amaba la energía creativa y anárquica de la convención, la extraña yuxtaposición de la majestuosa y desteñida elegancia del Hotel Pennsylvania mezclada con la total conexión y la desordenada organización del personal voluntario encargándose de las cosas. Todo eso combinado para proporcionar una placa de Petri social de mensajes hackers con un propósito, tecnología de vanguardia que de verdad podría dar la vangardia y una locura mental que él adoraba.

    Tampoco es que no hubiese muchas cosas que odiar. El aroma estaría listo el sábado por la noche, con los olores de los duchafóbicos hackers, potenciados ​​por el pegajoso calor de julio en el exterior. Habría idiotas haciendo estupideces, como siempre, y charlas mal preparadas que no irían a ninguna parte y no tendrían sentido. Y la falta de organización lo volvería loco a veces, como ahora. Por lo que fuese había terminado siendo la única persona responsable de descargar media tonelada de camisetas y números antiguos de 2600 Magazine para transportarlos 18 pisos por dos series diferentes de montacargas.

    O el hecho de que, incluso a estas horas, el NOC todavía no tenía la red en funcionamiento. Pero todo eso era una tontería superficial y no hablaba mal del alma del evento: rebelión, libertad y tecnología envueltos en una adorable bola anárquica. Hackers Del Planeta Tierra puede que no fuese el nombre más poético que existía, pero ESPERANZA no podría ser mejor como idea.

    Ya ni siquiera se molestaba por ir a ninguna otra convención de hackers en los Estados Unidos. Alemania era otra historia: aquellos tipos del Club de Ordenadores del Caos montaban buena mierda y tenían claras sus prioridades. Pero aquí en los Estados Unidos, una gran parte de la llamada escena hácker evitaba por completo cualquier cosa que tuviese que ver con la política, lo cual era, obviamente, una mierda total.

    La piratería era, como cualquier cosa, una acción política, y cualquiera que ignorara ese hecho vivía con la cabeza enterrada en la arena o era parte del maldito problema. La Def Con solía ser genial, pero se había convertido en su propia empresa con fines de lucro y no solo daba la bienvenida a los federales, sino que los tenía como oradores invitados. Aquello fue el límite en lo que respectaba a Sacco y muchos de sus amigos. Y la mayoría de las convenciones más pequeñas eran iguales: profesionales de seguridad corporativa, que en su mayoría ofrecían el atractivo del gran dinero para los de sangre joven que no conocían otra cosa mejor. ¿Dónde estaba la rebelión en algo así? ¿Cómo demonios hacía que el mundo fuese mejor?

    Algunos de sus amigos trataban de saltar la valla y mantener un pie en ambos mundos, y eso fue algo sobre lo que discutieron mucho. Podría funcionar para los veteranos como Simple Nomad, pero él era muy suyo en su mayor parte, y ninguno de los chicos del grupo de Sacco, Hackers de la Revolución, tenía su credibilidad o reputación o, aparte de tal vez el propio Sacco y uno o otros dos, sus habilidades. Eso dejó a Sacco en la extraña pero emocionante posición de ser el miembro más radical de un grupo autodescrito como radical.

    Bueno, alguien tenía que ser la conciencia del equipo, y nadie más estaba dispuesto a dar un paso al frente, así que lo había dado él.

    Le había llevado incontables horas en los canales IRC encriptados argumentar que, de hecho, deberían lanzar su nueva creación al público en este lugar público de hackers. Sus amigos se habían mostrado asustados, habían discutido con él, pero Sacco había tomado control del terreno moral y lo había defendido con uñas y dientes. El sábado por la noche todos verían que Sacco había tenido razón desde el principio.

    Mientras sacaba otra caja del montacargas de servicio y subía al piso dieciocho, Sacco gruñó exasperado. Ni siquiera estaba a la mitad de cajas. Acababa de ver otra carretilla en uno de los pasillos de servicio en su camino hasta allí, así que decidió que necesitaba presionar a otro voluntario para que se pusiera a trabajar de inmediato si quería terminar esta mierda a tiempo para darse una ducha antes de la ceremonia de apertura.

    Se preguntó qué demonios habían planeado hacer los organizadores con aquella porquería de carga si él no hubiese aparecido. Sin duda algún otro voluntario entusiasta lo habría hecho. Eso era precisamente lo que amaba de las convenciones de hackers, especialmente esta: la gente contribuía sin más y se hacía buena mierda, tal vez no de la manera más eficiente posible, pero se hacía.

    Tomó los ascensores públicos hasta la planta baja y giró su carretilla por el marmóleo vestíbulo del hotel lleno de multitudes vestidas con camisetas negras que esperaban en la cola de registro, dolorosamente lenta. En algún momento del pasado, el hotel había comprado los grandes almacenes de al lado y los habían convertido en un centro de convenciones, bastante lúgubre pero útil. Aquí los asistentes recogíian sus insignias, se registraban para ser voluntarios y compraban comida basura y bebidas energéticas.

    Sacco no vio ninguna mano ociosa que pudiera poner en servicio, por lo que empujó la carretilla hasta la escalera mecánica y la llevó al nivel principal de la "convención". Los suelos de hormigón desnudo, divididos a intervalos regulares por pesados ​​pilares, estaban en modo de caos total. A su izquierda, la gente estaba preparando mesas y sillas para el área de red abierta. A su derecha, estaban ajustando una pantalla gigante y colocando hamacas individuales alquiladas para el área de películas y vendedores. Más allá, vio a alguien deslizarse por el suelo en un Segway, al parecer, casi a velocidad máxima. Definitivamente tendría que pobrar eso, tal vez incluso antes de encontrar a alguien que lo ayudara con la descarga de cajas.

    Pasó por un tramo vacío, que eventualmente sería la Villa del Forzado de Cerraduras, hacia el área de vendedores. Algunos libreros y un vendedor de hardware ya se habían establecido. Y allí estaba ella, hojeando los libros. No solo hojeando los libros, sino recogiendo uno y realmente haciendo preguntas sobre él. Se acercó para ver si podía ver lo que ella estaba mirando.

    Oooh, La Conquista del Pan de Kropotkin. Chulo.

    Ella emitía la vibración de cierto tipo raro de chica hácker que él siempre buscaba, pero que rara vez encontraba. Era atractiva como el infierno, con un cuerpazo. El cabello rosado era ciertamente punk, pero los vaqueros y la camiseta negra eran lo suficientemente discretos como para hacerle pensar que el cabello no era simplemente una actitud de postureo punk, sino tal vez una verdadera elección estética. Además, parecía que se duchaba y, cuando él se acercó, ella también olía bien. Extendió la mano y golpeó la parte posterior del libro de Kropotkin mientras ella lo leía.

    —Eso es un clásico.

    Ella se apartó de él al girarse para ver quién hablaba, pero no estaba asustada. Además, tan pronto como lo vio, sonrió, lo que generalmente era una buena señal.

    —¿Ah, si? No sé cuánto tiempo tengo para los clásicos estos días.

    —Debería haber dicho, clásico atemporal, - dijo Sacco devolviéndole la sonrisa y manteniendo sus ojos centrados en los de ella. —Un gran, gran libro.

    —No creo que los anarquistas rusos del siglo XIX tengan mucho que ofrecer a los piratas informáticos. - se abanicó con el libro, su tono era desafiante pero ligero. —Todos sus modelos económicos se basaban en sistemas industriales y preindustriales y nosotros nos estamos moviendo hacia un mundo posindustrial.

    — Y tú y yo somos probablemente las únicas dos personas en esta convención que nos damos cuenta o nos preocupamos por ello, pero creo que este libro te sorprenderá. Hay algunas lecciones excelentes que aún podemos aplicar, especialmente si eres una chica de software libre.

    —Resulta que lo soy. Me gusta mi software libre, como en libertad y mi cerveza gratis como en otra persona me invita.

    Él rió. Atractiva y podía citar a Richard Stallman. Muy agradable. —Bueno, tendré que invitarte a esa cerveza más tarde.

    —Tal vez lo hagas. - Ella miró la carretilla. —¿Eres del personal de aquí?

    —No, solo estoy ayudando. No creo que quieras ayudarme a descargar un camión lleno de camisetas y subirlas al piso 18.

    —En realidad no, - dijo, sonriendo. —Pero gracias por la oferta.

    —Bueno, entonces tendrás que venir a la charla de Hackers de la Revolución el sábado por la noche, - Hizo un gesto hacia el techo y, 18 pisos más arriba, hacia las salas de charla.

    —¿Tengo que ir ?

    —Correcto. Ayuda con las cajas o acude a la charla. Esa es mi última oferta. Además, va a ser increíble. Tenemos un nuevo lanzamiento importante del que hablará toda la convención.

    —Eso suena mejor que cargar cajas. Trato hecho. Y te haré una mejor oferta. Si tu lanzamiento en realidad es tan impresionante como dices, te dejaré que me invites a esa cerveza, - le guiñó un ojo.

    Esa siempre era una buena señal.

    —Entonces despeja tu agenda, porque es un trato hecho.

    —Eso espero, - dijo dejando el libro sobre la mesa y recogiendo otro mientras se alejaba de él. —Te dejaré volver al trabajo.

    Maldición, amaba la ESPERANZA.

* * * * *

    —¡Estáis de broma, joder!ESTÁIS. DE. PUTA. BROMA.

    —Sacco, cálmate, hombre. Cálmate

    —Y lo decidisteis sin más y sin hablar conmigo siquiera.

    —Estabas ocupado y ...

    —Estaba descargando las cajas de las malditas camisetas. Llevaba el móvil. Podríais haberme llamado. Hubiera dejado lo que estaba haciendo.

    —Estábamos bastante seguros sobre cómo votarías.

    —Así que pensaste, Oye, sabemos que Sacco odia esta idea, así que ignoremos sus argumentos al respecto. Muy bonito.

    —Estamos escuchando ahora.

    Sacco miró alrededor de la habitación del hotel. El sibilante aire acondicionado estaba prestando atención a la idea de enfriamiento. Los otros miembros principales de Hackers de la Revolución estaban allí, Bryan, fawks, ck y Dex. Pero era Dex quien estaba tratando de calmarlo. Los otros tres parecían querer estar en otro lugar que no fuera allí. En este momento, Sacco sentía lo mismo: quería que el resto de estos mamones cobardes estuvieran en cualquier lugar menos allí.

    Los cinco habían comenzado Hackers de la Revolución hacía cuatro años. Inspirados por grupos hack-tivistas famosos e influyentes como El Culto de la Vaca Muerta, querían encontrar una forma de poner sus habilidades de pirateo al servicio de una buena causa, manteniendo el matiz malicioso que los había llevado a piratear en primer lugar. Sacco, Dex y fawks habían estado en un Campamento de Ordenadores del Caos en Alemania cuando se les ocurrió la idea. Y sí, las setas que se habían comido probablemente habían ayudado pero, a la sobria luz de la mañana, la idea había seguido pareciendo una buena idea. Cuando regresaron a casa, engancharon a Bryan y CK y comenzaron a ponerse a ello. Desde el principio, la mayor parte de la base ideológica para sus acciones provenía de Sacco. Los otros eran políticos a una nebulosa manera de lucha contra al Hombre, vagamente comprometida. Ante todo eran programadores de código, hackers y manitas con el hardware, que se preocupaban por la política sólo hasta el momento en que se trataba de leer o estudiar seriamente los problemas. Como anarquista devoto desde la escuela secundaria, Sacco había leído su Bakunin y su Kropotkin y su Proudhon y su Goldman de principio a fin. Rehuía de esa anarquía inspirada en los Sex Pistols igual al punk igual a la estética del caos que la mayoría de la gente asociaba con la palabra "anarquista".

    En su lugar, se centraba en los fundamentos centrales y ultrademocráticos de la teoría anarquista junto con sus profundos principios anticapitalistas y antiplutocráticos.

    También sabía que no debía poner toda esa pesada mierda de poli-ciencia encima de los otros cuatro, en lugar de ello, les alimentaba con cucharadas cuando era necesario.

    Para los demás, era suficiente sentir que estaban actuando con cierta justificación moral. Si iban a tomar atajos y violar algunas leyes por el camino, al menos podrían hacerlo con la conciencia limpia. Todos trabajaban por dinero y hackeaban para el bien. Originalmente, Sacco había discutido contra cualquier tipo de nombre o presencia pública para el grupo, esa clase de cosas sólo llamaban la atención. Pero los otros querían poder presumir un poco de algunas de las cosas que hacían (las legales, por supuesto) y ganarse los elogios de la comunidad. Entonces se decidieron por el nombre de Hackers de la Revolución y, desde el principio, más de la mitad de su tiempo se había dedicado a esfuerzos decididamente de "sombrero blanco". O en el peor, de sombrero gris. Habían reventado algunos esquemas DRM; revelado algunos exploits; creado algunas aplicaciones criptográficas de código abierto que las personas podían usar para comunicarse de forma segura entre sí. Ese era el lado público de Hackers de la Revolución, el que iba a convenciones y daba presentaciones y jugaba (a veces con éxito, a veces no) a ser estrellas del rock.

    En verdad, no eran tan rebeldes o ruidosos como sugerían sus reputaciones, pero eso a Sacco le parecía bien. Las reputaciones eran en sí mismas una especie de ingeniería social: pirateo de la comunidad del pirateo.

    Sacco, sin embargo, siempre había impuesto su agenda política desde el interior, colando trozos de ideología y educación cuando podía mientras trabajaba en sus propios proyectos no públicos. No es que los otros no ayudaran con las cosas secretas, lo hacían totalmente, y sin su experiencia probablemente él no habría conseguido terminar gran cosa. Uno de sus favoritos era un conjunto de trucos de Quickbooks que permitiían a los empleados echar un vistazo a las nóminas de sus empleadores y ver lo que se les pagaba a todos. Sacco consideraba que el estigma estadounidense que se oponía al conocimiento de los salarios de los demás por parte de los empleados era una de las grandes estafas perpetradas contra los trabajadores por la clase propietaria: mantener en secreto información como la desigualdad de ingresos desviaba directamente uno de los principales impulsos para organizarse y rebelarse. La mayoría de sus primeras operaciones había ido en esta línea... herramientas y ataques para ayudar a los trabajadores a contraatacar a sus opresores.

    El problema era que nadie en su público objetivo estaba descargando sus progamas... la mayoría de ellos no sabían cómo usarlos y había pocos que sí tenían las habilidades técnicas para usarlos adecuadamente.

    Así que Sacco había dirigido su energía hacia formas cada vez más fáciles de usar aplicaciones, cosas que cualquiera pudiese ejecutar en el ordenador de su casa o incluso en su teléfono móvil sin necesidad de ser un experto hácker. Y con mayor frecuencia, los teléfonos móviles se habían convertido en su objetivo de elección. El lanzamiento del sábado suponía la culminación de un año de pruebas y trabajo por parte de Hackers de la Revolución: EsQcha, una aplicación de hackeo fácil de ejecutar que permitía a cualquiera escuchar las conversaciones de los teléfonos móviles por Bluetooth.

    Los elementos de piratería eran bien conocidos y desarrollados por otros, y Sacco no estaba abriendo nuevos caminos allí. Su innovación hacía que fuese tan fácil de usar y desarrollar que todos los trabajadores del mundo podrían espiar a sus capullos jefes con sus auriculares a ambos lados de la cabeza. Tenían dos mil CD con EsQcha grabado en ellos, incluidas las versiones para todos los sistemas operativos principales de los teléfonos, y habían configurado una docena de servidores en siete países diferentes para que las personas pudiesen descargar el archivo. Para cuando hubieran terminado su charla, EsQcha estaría en todo el maldito lugar y ningún teléfono estaría a salvo si no estaba debidamente asegurado (y muy, muy pocos de ellos lo estaban).

    Al menos ese había sido el plan original. Ahora Dex y los demás se estaba echando atrás. Tenían miedo, temían haber ido demasiado lejos y acabar arrestados. Sacco arremetió contra su cobardía, pero se encontró con un muro de abatida y avergonzada resistencia ante sus súplicas. Los Hackers de la Revolución habían votado y decidido no liberar el EsQcha, al menos no en este momento y no de esta manera pública.

    —Bueno, que os den, chicos. Renuncio, - dijo Sacco, y se sintió muy bien. Asustado, raro, pero muy bien. Estaba harto de estos tipos, de sus quejas y preocupaciones.

    —Vamos, hombre, no seas así, - dijo Dex. —Todavía podemos publicarlo, pero lo haremos en silencio, como lo otro que hemos hecho por ti.

    —¿Para mi? Querrás decir conmigo.

    —Sí, por supuesto. Contigo. Lo haremos como todo los demás. Eso siempre ha funcionado antes.

    —¡Según tus estándares internos de mierda de béisbol tal vez, pero no por ninguna métrica racional! No ha funcionado una puta mierda. Nadie los usa porque nadie más que algunos cabrones hackers de pacotilla saben siquiera que existe. Es una jodida masturbación y nada más, hombre.

    —Esto será diferente. - El tono suplicante en la voz de Dex disgustó a Sacco. —Lo diseñamos para que fuese fácil de usar. Se darán cuenta si es tan bueno como creemos que es. Pero no hay razón para adjuntarle nuestros nombres. ¡Eso sólo es meterse en problemas!

    Sacco se tragó la réplica antes de que escapara de su boca. Ellos ya habían decidido y él no iba a cambiar de opinión. Pero claro, él aún tenía una oportunidad para cambiar el futuro si actuaba ahora.

    —Quizás tengas razón, - dijo con una voz llena de una conciliación que no sentía. —Probablemente me esté volviendo loco sin ninguna razón. Pero, ¿sabes qué?, quizá yo también tenga razón. Vamos a tomarnos un respiro. Bien, vamos a calmarnos y pensarlo durante un par de horas. Luego haremos la votación final: ni siquiera intentaré discutir contigo. Yo pensaré en lo que has dicho, tú piensa en lo que he dicho. ¿Nos vemos en dos horas?

    Algunos de ellos probablemente sospechaban algo, pero no podían negar que estaba siendo razonable y justo. Mascullaron unos minutos, pero en cuanto estuvieron de acuerdo, Sacco se excusó y bajó las escaleras. Tenía que encontrar a dos personas para liberar una caja de discos compactos.

    Le alegró que hubieran decidido no gastar tiempo y dinero en poner etiquetas personalizadas en los CD, otra discusión que había perdido por el camino y otra decisión que se volvería contra ellos para morderlos en el culo. Estaba aún más alegre de haber copiado las llaves del coche de Dex el año pasado y no haber podido decirle nada al respecto. Durante el resto del día y todo el viernes, había interpretado al compañero bueno y leal junto a los demás. Se enfurruñó, bromeó y se burló, por supuesto, si no lo hubiera hecho, definitivamente habrían sospechado algo, pero no tanto como para estar resentidos con él. Todos estaban demasiado aliviados de que no hubiese hecho nada estúpido. Pero claro, él por supuesto, lo había hecho.

    Siguieron la conferencia pricipal del sábado, que una vez más la impartió el ex líder de Difunto Kennedy, Jello Biafra. Había hablado en varias ESPERANZAS en el pasado, generalmente los domingos, pero tuvo un conflicto de horarios este año, y siempre hacía que la multitud se pusiera en marcha con su mezcla de discursos políticos, humor e ira visceral. Incluso fue lo suficientemente amable como para presentar a Hackers de la Revolución antes de abandonar el escenario. Estos entraron con su fanfarria habitual (que era muy inusual en ESPERANZA): música a todo volumen, (No Te Engañarán Otra Vez), y muchos gritos. Se habían disfrazado, por supuesto. Las variaciones en los trajes de hackers de negocios en formas casi irreconocibles mediante la adición de pantallas LED, teclados, altavoces e incluso un par de alas de ángel con cinta de datos antigua como plumas. Era todo un espectáculo y, por primera vez, Sacco fue plenamente consciente de que esta era en realidad la única razón por la que estos otros muchachos hacían esta mierda: la fama y la atención: el millar de hackers cantando a gritos frases trilladas en forma de llamada y respuesta. Lo hacían por esa mierda.

    El papel original de Sacco en la presentación quedó reducido, pero le habían arrojado un hueso y le pidieron que presentara la información sobre un pequeño estúpido exploit de Microsoft Excel que fawks habían encontrado. Fawks era el orador público menos experto de todos modos, y por eso se había puesto (como de costumbre) a cargo del material audiovisual. Sacco le sonrió al subír hacia el micrófono en el escenario y mirar a la multitud de mil o más hackers. Si hubieran retirado las cortinas, habrían disfrutado de una vista bastante impresionante del centro de Manhattan. Sacco se preguntó distraídamente cuántos de ellos realmente se habían molestado en acercarse a las pesadas cortinas y disfrutar de la vista. Sabía que nadie lo había hecho. Sin molestarse en mirar por encima del hombro hacia cualquier imagen de mierda que fawks estaría proyectando en la pantalla detrás de él, Sacco sacó el micrófono de su soporte y se subió a la mesa. La gente vitoreó. Sus camaradas en el escenario mostraron sonrisas nerviosas. Empezaban a sospechar que Sacco estaba tramando algo.

    Este miró a su izquierda y vio a un joven corpulento que sostenía una caja de cartón llena de CDs. Miró a la derecha y vio a otro chaval aún más corpulento con otra caja. Ambos asintieron hacia él, metiendo la mano en sus cajas.

    —¡Escuchad! - Gritó Sacco al micrófono. —¡Escuchad! Escuchad lo que tengo que decir. ¡Quiero que escuchéis las palabras que salen de mi boca! Deseo que escuchéis los secretos que estoy a punto de revelar. - Bajó la voz hasta un susurro, amplificada con un silbido a través del sistema de audio.

    —EssssssQcha. ¿Escucháis eso? ¿Escucháis lo que está escuchando el capuullo con el auricular de Star Trek? ¿Podéis escuchar lo que el jefe está susurrando a su café con leche? Shhhh Escuchad. ¿Qué es eso? ¿No lo oís?

    —Alguien detrás de él, en el escenario, le estaba tirando de la pierna del pantalón. Probablemente Dex. —Callad ahora, en serio. Escuchad con mucha atención ¿Podéis oírlo ahora?

    La habitación estaba en silencio, y Sacco no tuvo problemas para escuchar los susurros enojados de sus antiguos amigos. La siguiente vez que Dex tiró de su pernera, se echó hacia atrás y saltó frente a la mesa del orador, gritando: —¡DEJADME AYUDAROS!

    Sus dos cómplices pagados, los universitarios de Nueva York que adoraban a los Hackers de la Revolución desde que eran niños de quince años, comenzaron a lanzar un puñado de discos compactos al público. Sacco había robado las copias grabadas de EsQcha del coche de Dex y las había reemplazado con CD en blanco que había comprado en toda tienda de 24 horas en un radio de veinte manzanas. Había escrito etiquetas en la docena superior en cada caja por si alguien miraba. Si sus co-conspiradores online también estaban apoyando con su parte, se estarían sembrando una docena de torrents diferentes con el software en este momento. Sacó algunos discos propios del interior de su chaqueta y los hizo girar en largas parábolas flotantes hacia el centro de la audiencia. Los hackers se agacharon, saltaron y agarraron los discos plateados. Algunos se levantaron y acosaron a sus ayudantes pagados, pero en lugar de detenerlos, metieron la mano en las cajas y arrojaron aún más CDs.

    Fawks le cortó el micrófono y los idiotas en el escenario detrás de él gritaron asesinato sangriento. Sacco se echó a reír y a reír y a reir saltando del escenario al arrojar sobre su hombro el micrófono apagado.

    Se abrió paso entre la multitud hacia la salida. No iba a responder preguntas ni a pronunciar discursos. El software hablaría por sí mismo (y también escucharía). Dex le alcanzó corriendo cuando él llegó a la zona de ascensores. Comenzó a gritar todas las cosas que Sacco esperaba que gritara.

    Habían hecho un trato. Habían realizado una votación. Sacco era un jodido gilipollas. Lo estaban echando del grupo. ¿Cómo se había atrevido a entrar en el coche de Dex?

    Sacco se quedó allí y lo asimiló por un momento, dejando que Dex se desahogara y se enfureciera. Pensó que sería bueno para el chico que lo sacara todo, y no había nada que pudiera decir que afectara a Sacco en lo más mínimo. Se perdió el primer ascensor que había llegado, pero decidió subirse al siguiente. Toda una multitud acechaba sobre ellos ahora, escuchando, y Sacco quería salir. Saltó al ascensor ya lleno en el último momento, sin dejar tiempo ni espacio para que Dex se uniese a él. Agradeció a los demás por sus amables palabras y aliento en el camino. Al entrar en el vestíbulo del hotel, se tomó un momento para decidir por dónde salir, mirando a la izquierda en dirección a un bar que le gustaba, y luego a la derecha, hacia la entrada principal y ... y hacia la chica del cabello rosado.

    Ella sostenía un CD, girándolo en su dedo medio levantado y sonriéndole. Él se acercó a ella.

    —Buen discurso, - dijo ella.

    —¿Te gustó?

    —Sólo la parte final. Todo lo anterior fue bastante aburrido.

    Él asintió con la cabeza al disco giratorio en su dedo. —Y tienes uno de mis CDs.

    —Tengo dos, - dijo guiñando un ojo.

    Oh, ese guiño.—Ahora, ¿me vas a invitar a una cerveza y a explicarme cómo funciona esta cosa tuya del EsQcha?

    —Absolutamente.

    Ella se rió con un deleite tan genuino que casi pareció una persona diferente por una fracción de segundo. —Bueno, vamos entonces, vaquero, vámos.

    La siguió por la puerta principal pensando que esta ESPERANZA no había resultado tan desastrosa después de todo.

Capítulo 5: Paul

    Paul todavía no estaba acostumbrado a esta parte.

    Le emocionaba.

    Miró la lista de correos electrónicos de arriba abajo (dos años y medio de correos electrónicos) y pulsó al azar en uno de ellos. Trataba sobre una parte de la legislación de la Casa del Estado de Florida que tenía que ver con las regulaciones sobre el uso de la tierra, pero por muy aburrido que fuera, todavía le enviaba microcorrientes de emoción bajabando por la nuca. Se suponía que no debía estar leyendo eso, y sin embargo lo estaba leyendo. Junto a él en el sofá, Chloe estaba pasando por otra descarga masiva. En la mesa, Sacco y Sandee estaban pasando por otras. Su Tío de los Datos en el exterior también lo tenía todo, y estaba ejecutando sus crackers de contraseñas y su software de análisis en todo.

    El minucioso truco de c1sman había funcionado: eran dueños de la red objetivo y, lo mejor de todo, nadie parecía haberse dado cuenta.

    No había nada en ninguna de sus vidas anteriores que se comparara con estas emociones, con este nivel de excitación. Un aspirante a artista de cómics que había tenido éxito durante la primera década de su edad adulta, con su vida ahora manchada de tinta, buscaba atención en las convenciones de cómics. Hubo un tiempo en que Paul había pensado que había llegado su gran momento cuando su amigo de la infancia, convertido en millonario punto com, le había financiado su brillante idea para un videojuego. El juego había resultado bastante bien, pero Paul había resultado por su parte ser un diseñador de videojuegos bastante mediocre, principalmente en el área del trabajo en equipo en su propia compañía. Lo habían despedido y en aquel momento de ira y desesperación había conocido a una mujer loca y ardiente llamada Chloe que le había ofrecido la oportunidad de vengarse. Siempre que estuviese dispuesto a romper algunas reglas.

    Teniendo en cuenta las tramas de venganza mucho más desagradables y menos prácticas que habían estado retozando en su mente, el plan de Chloe le había parecido prácticamente razonable. Habían terminado saliendo de la reunión, donde se suponía que le iban a patear el trasero, con un cheque por 850.000 dólares. Por supuesto, las cosas se habían complicado un poco desde entonces.

    Al final había perdió el dinero, a sus amigos y le buscaban las fuerzas del orden público para ser interrogado por sospecha de fraude y secuestro.

    Pero había conseguido a la chica y eso valía algo. De hecho, eso lo valía casi todo. Chloe había sacrificado a sus todos sus amigos, exceptuando a Abeja, para quedarse con Paul y establecer una nueva vida juntos en Key West.

    Todavía robaban a la gente, pero Paul necesitaba una buena razón, una excusa moral que le permitiera dormir por la noche. Sabía que a veces se mentía a sí mismo, pero se había vuelto muy bueno mintiendo, incluso a sí mismo. Aun así, cuando había surgido esta oportunidad de atacar a un verdadero malechor en el mundo, Paul se había emocionado. A pesar de la tensión y lo peligrosas que se habían puesto las cosas, ahora dormía mejor que en años. Bueno, dormía metafóricamente. En realidad no había mucho tiempo para dormir, pero él también aceptaba eso.

    Paul abrió otro correo electrónico al azar. Una vez más, era un galimatías para él, lleno de jerga legal y conversación política interna. Era imposible que pudiera analizar algo útil en esas cosas, pero no esperaba hacerlo. Esto era puro voyeurismo hasta que los análisis llegaran desde fuera y encontraran los archivos y correos electrónicos específicos que necesitaban.

    Después de haber aumentado los privilegios al máximo y completado el volcado de datos, c1sman se había derrumbado sobre el sofá en un montón de nervios deshilachados. Paul lo había enviado escaleras abajo a la Shmoocon con Abeja para divertirse y relacionarse con los amables hackers y profesionales de la seguridad respetuosos de la ley. Quería que la mente de c1sman se concentrara en lo familiar, o mejor aún, se distrayese por el enamoramiento "secreto" que todos, excepto Abeja, sabían que tenía sobre su amiga.

    Quería dejarles que jugaran y vigilaran la red allí. Como parte del equipo de NOC, c1sman tenía acceso total. Siempre y cuando nadie notara que habían aprovechado el ancho de banda de la convención y la configuración del servidor ERC experimental, eran intocables.

    —Bueno, por fin ha comenzado. - dijo Chloe.

    Ella tenía un tercer ordenador portátil, un poco ultraportátil, apoyado en el reposabrazos. Tenía una copia de Outlook que reflejaba cada acción del sistema del objetivo. Sin embargo, otro ultaportátil idéntico al lado tenía una configuración similar para monitorar los correos electrónicos del congresista y los miembros del personal. Entre el hackeo de la Blackberry (que los había metido en el servidor de correo Exchange del personal) y el hackeo de la red de c1sman en la oficina del objetivo, no había ningún correo electrónico entre ellos que no pudiesen ver.

    Habían pasado unos momentos al prepararlo todo en los que Paul contuvo el aliento con nerviosismo mientras insertaban el resto de su código malicioso y hackeaban los ordenadores del objetivo. El malware en la Blackberry del Asistente del Congreso les había dado acceso a todos sus correos electrónicos, pero querían hacer algo más que simplemente monitorar sus mensajes: necesitaban poder escribir los suyos. Y al mismo tiempo tenían que asegurarse de que no notase que otra persona estaba enviando correos desde su cuenta, con la complicación adicional de que todo lo que enviaba se enviaba tanto a su ordenador portátil como a su teléfono.

    El primer movimiento de Sacco después de hacerse con la Blackberry fue cargar más malware en el teléfono para asegurarse de que Danny no notara los cambios. Luego enviaron un mensaje falso al congresista que incluía el mismo malware usado para infectar el primer teléfono. Hubo mucha preocupación en este punto, especialmente por si había cierta seguridad adicional que el departamento de TI de la Cámara de Representantes de los EEUU podría haber instalado, pero por lo que pudieron ver, todo salió según lo planeado. Luego instalaron las mismas puertas traseras y medidas de sigilo en las máquinas del congresista. Ahora era el momento de comenzar a usar su ventaja y su influencia en el Congreso recién robada para obtener el máximo efecto.

    Mientras esperaban el análisis externo para remover el polvo, tenían otro trabajo que hacer. Chloe movió uno de los ultraportátiles para que Paul pudiese leerlo. Habían incorporado un retraso de un minuto en ambas cuentas de correo electrónico para tener la oportunidad de leer los mensajes antes de salir y eliminarlos o cambiarlos según fuese necesario. Paul escaneó un correo electrónico de Danny al objetivo y tecleó F10, la tecla de acceso rápido que habían configurado para interceptar el correo saliente.

    El original decía:

    De: Daniel@wolvertonporamerica. org

    Para: Ken. Clover@cloveryasociados. com

    Asunto: Referencia

    Hola ken

    Estaba preguntándome si tenías algo de tiempo libre para una referencia. TC está trabajando en cierta legislación para ayudar a la industria del entretenimiento a intentar proteger su IP de una nueva amenaza de piratería y tiene algunas ideas sobre la inserción de adquisiciones para financiar nuevos esfuerzos de ley. La Ind. Ent. necesitará apoyo de múltiples C para esto, estoy seguro, ya que temen un gran golpe a sus líneas de base. Espero que puedas hacer algo de coordinación para nosotros en esto.

    Gracias,

    D

    Paul no estaba seguro de lo que quería decir TC al principio, pero claramente se refería al congresista Wolverton. El correo electrónico mostraba que Danny y el objetivo se conocían bien, y que el empleado no tenía reparos en pedir favores. Paul asumió que la línea sobre el apoyo de múltiples C (¿congresistas?), y la mención del resultado final de la industria del entretenimiento era la forma en que Danny decía que había mucho dinero para todos.

    Eso era bueno.

    Confirmaba su suposición de que el objetivo iba a obtener el dinero en primer lugar, y mientras Paul mantuviese la promesa de obtener ganancias en sus correos electrónicos falsificados, estaría hablando el idioma adecuado. Sin embargo, le preocupaba un poco que Danny y el objetivo estuviesen tan familiarizados entre sí, lo que implicaba que tenía que tener mucho cuidado con las falsificaciones para no escribir nada que el objetivo pudiera encontrar fuera de lugar. Arrastró el correo electrónico a una carpeta en su escritorio y evitó que se lo pasara a Clover. Si todo salía según lo planeado, Clover ni siquiera sabría que el asistente del congresista le había estado enviando correos electrónicos.

    Paul se reclinó en su asiento y esperó lo que pareció una cantidad de tiempo razonable antes de preparar su "respuesta" de parte de Clover. Danny enviaba muchos correos electrónicos y Paul los seguía lo mejor que podía. El objetivo también envíaba correos electrónicos, aunque no tantos. Todo lo demás parecía bastante normal, que Paul supiese: muchos problemas de programación y charlas de recaudación de fondos, pero principalmente detalles sobre reuniones, legislación pendiente y más reuniones. Minutos más tarde envió el correo electrónico haciéndose pasar por Clover.

    De: Ken. Clover@cloveryasociados.com

    Para: Daniel@wolvertonporamerica.org

    Asunto: RE: Referencia

    Danny

    Estoy ocupado más allá de lo creíble en este momento, pero debería poder echar una mano. Hablemos el lunes o martes cuando las cosas se hayan calmado un poco.

    Ken

    Unos minutos más tarde, Danny respondió que el lunes estaría bien, y Paul lo desvió a su propia máquina. Con suerte, Danny dejaría de pensar en el objetivo hasta que lo necesitaran de nuevo.

    Mientras tanto, Paul podría hacerse perfecto cargo de sus tareas de correo electrónico.

    —Todo en movimiento, - anunció Paul a la sala. Chloe, Sacco y Sandee lo miraron. —¿Sacco?

    —Todo listo para insertar la firma, - dijo Sacco con su voz un poco más fuerte de lo necesario, como siempre. —Tiene buena pinta. Demonios, incluso podría ser una legislación decente, pero con suerte, hacer algo decente no levantará ninguna alarma con estos mamones.

    —Creo que nos irá bien, - dijo Paul. —Dale una hora más o menos y luego le dispararemos el lenguaje de adquisición. Debería darle un par de horas para entenderlo, pero no el tiempo suficiente para cavar demasiado hondo.

    Sacco revisó algo en su ordenador portátil que también tenía todos los datos del teléfono del congresista. —Sí, la agenda del congresista confirma que el comité de la conferencia se reunirá toda la noche para que puedan terminar todo el fin de semana, firmar y aprobar el lunes por la mañana para la gran rueda de prensa.

    Habían conseguido la selección de facturas en las que podrían haber insertado la asignación de fondos, una partida presupuestaria dedicada que proporcionaba fondos para un programa específico. En este caso, se estaban insertando en un gran proyecto de ley de infraestructura que había estado persistiendo durante varios meses, pero que se había acelerado recientemente después de que un paso elevado en Georgia se hubiera derrumbado dos semanas antes.

    Sacco, que observaba todas las maquinaciones del Congreso para la Tripulación, decidió que esto era mejor que el proyecto de ley federal de uso de la tierra que originalmente habían planeado usar, ya que el seguimiento rápido repentino implicaría que toda suerte de fauna en el congreso insertara firmas en él y así sería más sencillo disfrazar sus actividades.

    Paul dirigió su atención a Sandee. —¿Cómo está el Sr. Datos?

    —Se está desconectando, dice que todo está funcionando como él pensaba. Debería tener algo pronto, - le dijo.

    Sandee tenía un enlace directo con el analista de datos de la Tripulación a través de un canal cifrado IRC. Tan pronto como terminara, podría lanzarles algunos nombres y podrían formular su solicitud de asignación de fondos perfectamente. El tipo había sido un verdadero hallazgo, aunque todavía sentían la necesidad de mantenerle en la oscuridad sobre la mayoría de los detalles de la estafa. Pero esto había sido en parte por su propia elección: sabía lo suficiente como para saber que no quería saber nada más.

    Paul se recostó en el sofá y extendió la mano para apretar la pierna de Chloe. Ella le sonrió. —¿Crees que deberíamos ver a Abeja y a c1sman? - Preguntó Paul.

    —Deja que se diviertan. No los necesitamos en este momento y están en su elemento. - dijo ella.

    —¿Crees que Abeja tendrá una pista alguna vez sobre que está colado por ella?

    —Tal vez, - dijo ella —Pero esta es una convención de hackers y Abeja es una mujer soltera con una mente increíble para la piratería de dispositivos y hardware, superada en un número de 5 a 1 por geeks cachondos mayormente solteros. El pobre c1sman tendrá mucha competencia allá abajo. Me sorprendería que reuniera el coraje para hacer un movimiento. Espero que lo haga, pero me sorprendería de verdad.

    —Yo también lo espero, - dijo Paul.

    Y no sólo porque le gustaría ver a Abeja finalmente con alguien. C1sman residía mentalmente en un lugar extraño y Paul no estaba del todo seguro de que se estuviera adaptando muy bien a la vida de la piratería criminal. Paul había sufrido dudas similares al comenzar, por supuesto, pero tenía muchas menos opciones y Chloe lo había arrastrando a ello. Las motivaciones de c1sman no eran tan claras y tenía muchas más opciones, aunque él todavía no las veía. Abeja lo ataría a la Tripulación, lo cual era genial. Les podría venir bien.

    Abajo era casi la hora de la conferencia principal. Supuso que Bruce Potter, uno de los fundadores de la Shmoocon, estaría en el escenario para presentar al orador, un hácker de base académica que dirigía un proyecto para exponer algunas desagradables vulnerabilidades en las máquinas de votación electrónica. Paul deseó poder estar allí, pero sabía que el video estaría online dentro de un mes o menos.

    La Shmoocon era un tipo de convención de hackers interesante, de tamaño mediano y extremadamente popular. Los asistentes y oradores constituían lo que Paul había llegado a pensar como la clase media alta de la comunidad de piratas informáticos. La mayoría de ellos eran profesionales de seguridad o de redes de algún tipo, algunos de los cuales, sin duda habían hecho muchas travesuras en sus años más jóvenes, pero se habían convertido en empleados bien remunerados y con responsabilidades familiares. También había una corriente clandestina de jóvenes: estudiantes universitarios o veinteañeros que todavía buscaban su lugar en el mundo. Los vendedores y patrocinadores solían ser compañías de seguridad y editores, todos legítimos, todos tratando de ganar dinero. A pesar de que Washington DC hospedaba la convención, la mayoría se las conferencias se mantenían alejadas de la política excepto en los casos más generales o específicos. Los derechos de privacidad y la libertad personal siempre eran grandes temas de preocupación, pero cuestiones como la justicia social o el activismo político en cuestiones no tecnológicas rara vez recibían mucha atención. Y, por supuesto, como cualquier convención, el aspecto social era tan atractivo como las conferencias, si no más.El gran bar del hotel y la sala de estar estarían llenos por las noches, y el sábado por la noche, la Shmoocon había alquilado un club nocturno en Dupont Circle para acomodar exclusivamente a los asistentes. Paul y Chloe se saltarían esos eventos, por supuesto, pero Abeja y c1sman podrían aprovechar.

    La idea de ejecutar una estafa complicada desde una convención de piratas informáticos había sido un riesgo calculado. Paul había sopesado la idea de arriba abajo, al igual que Chloe. De vez en cuando, ambos habían discutido a gritos por sus respectivos puntos de vista. Al final resultó que, la primera vez que ambos llegaron a un acuerdo sucedió al defender ambos el lado "profesional" de la discusión, por lo que se había continuado con el plan. Usar la Shmoocon como tapadera les daba muchas ventajas. Permitía que c1sman estuviese bien posicionado para aprovechar el ancho de banda de la convención, y una vez que decidieron usar la misma, este presentó sus planes para ejecutar un servidor ERC en la misma, uno modificado con nuevas mejoras de elaboración propia de c1sman. El ERC trabajaba en concierto con otros ordenadores para ayudar a que la actividad de Internet del usuario fuese anónima. Los usuarios que iniciaban sesión en el ERC tendrían sus actividades enrutadas a través de capas de servidores anónimos antes de continuar a donde fuese que se dirigieran por Internet.

    Este proceso enmascaraba la dirección IP del usuario, lo que hacía que fuese muy difícil rastrear el paquete hasta su punto original: el servidor ERC más nuevo y robusto que c1sman y sus amigos hackers habían montado en conjunto con ordenadores en todo el país y Alemania. El objetivo de la exhibición en la convención era hacer una prueba de esfuerzo acordada, por lo que alentaron a la mayor cantidad posible de asistentes a conectarse y probar la configuración. Confiaban que toda esa actividad y ancho de banda proporcionara una cobertura más que suficiente para los ataques bastante arriesgados que la Tripulación estaba lanzando ese fin de semana.

    Y si las cosas salían mal, la Shmoocon también ofrecía un camuflaje perfecto. Había más de 1300 asistentes al evento, cualquiera de los cuales era teóricamente sospechoso si la policía se involucraba de alguna manera. Paul pensó que las probabilidades de que eso ocurriera durante el fin de semana de la convención eran bastante escasas. Su plan debería cubrir muy bien sus huellas. Pero la investigación casi inevitable después del hecho era otro asunto. La gente inteligente comenzaría a indagar, tratando de descubrir qué demonios había sucedido. Si lo descubrían y lograban rastrearlo hasta la Shmoocon, todavía los dejaba con más de mil sospechosos. Más allá del hecho de que una fracción considerable de los asistentes se registraba bajo seudónimos, los verdaderos culpables, aparte de Abeja y de c1sman, ni siquiera asistían a la convención.

    Paul, Chloe, Sacco y Sandee estaban en el hotel con identidades falsas y a menudo parecían hackers, pero no se socializaban ni interactuaban con el resto de la convención. Incluso el investigador más diligente tendría dificultades para encontrar algún rastro de ellos.

    Paul observó y leyó correos electrónicos de desconocidos durante la siguiente hora y media.

    Era al mismo tiempo aburrido y emocionante. Una y otra vez, la tentación lo atraía para cambiar una o dos palabras solo porque podía, pero, por supuesto, no lo hizo. Era un verdadero éxito y se preguntó cómo las personas que trabajaban en lugares como la NSA enfrentaban las tentaciones de entrometerse en todo.

    Tal vez no lo hacían, o tal vez simplemente se acostumbraban. Tal vez ambas cosas. Todo lo que Paul sabía era que amaba el poder que le daba tener a Sacco, a c1sman y al Sr. Datos en la Tripulación.

    —¡Oooh! - Dijo Sandee. —Buenas noticias a todos. Tenemos algunos nombres del Sr. Datos. Parece muy emocionado. O eso o bien ha pulsado accidentalmente el bloqueo de mayúsculas.

    Sandee operó el teclado durante unos segundos y sacó una pequeña unidad USB del lado de su ordenador portátil. Se la llevó a Paul. Este la conectó en su propia máquina y copió la lista de nombres en su escritorio.

    —Allá vamos, - dijo Paul. —Es hora de dar al objetivo sus órdenes de marcha.

    Luego comenzó a escribir legislación.

Capítulo 6: Oliver • antes

    Oliver amaba su trabajo.

    Bueno, Oliver HABÍA amado su trabajo. Ahora estaba buscando uno nuevo, pero había muchas ofertas sobre la mesa, y cierto nivel potencial para el amor en todas ellas. Pero necesitaba aclarar su cabeza, tomarse un descanso y poner las cosas en perspectiva antes de tomar grandes decisiones. A pesar de su trabajo actual, antaño adorable, Oliver no era consciente de que el sentimiento ya no era mutuo y, por lo tanto, no sentía aún reparos en abrirse camino pagando la entrada a una convención de hackers en San Diego sólo porque dijera que tenía que ir. Ni siquiera se sentía culpable por ello. Todavía había una pequeña posibilidad de que se quedara en la compañía, aunque con sus amigos saltando del barco y los nuevos cambios obligatorios del gobierno en los procedimientos de prueba que entrarían en vigencia el próximo mes, no parecía muy probable. Aún así, había una posibilidad, y si se quedaba, las cosas que había aprendido en la Toor Con podrían ser útiles en el trabajo, teóricamente. O para el caso, en su próximo empleo.

    Ollie se estiró en su cama de matrimonio a 22 pisos de altura sobre el centro de San Diego. Acababa de mirar por la ventana hacia el campo donde jugaban los Padres. Un gran asiento si hubiese habido un partido en casa ese fin de semana. Aun así, era genial. Afuera, la tarde de septiembre era fresca, clara y ventosa, muy lejos del calor que todavía cubría St. Louis. Era bueno estar lejos, a solas. Incluso había apagado la melodía de su teléfono móvil para sólo contestar las llamadas que quería. Una siesta estaría bien, y luego tal vez, una cerveza o dos gratis en la hospitalaria suite del Marriott. Luego podría dirigirse al centro de convenciones y ver qué estaba pasando.

    Se despertó alrededor de las 7:00 p. m., se metió en la ducha y se puso una camiseta de la Toor Con del año pasado que presentaba un diseño ASCII como todos los años. Le gustaban las sensibilidades de la vieja escuela que la Toor Con defendía. A pesar de que aún no tenía treinta años, todavía sentía más conexión con los piratas informáticos originales que con el panorama hácker moderno.

    Por supuesto, la otra cara de la moneda era que el panorama moderno era lo que le proporcionaba un trabajo lucrativo y emocionante como probador de infiltración a tiempo completo, por lo que tampoco iba a quejarse. Sencillamente deseaba que la gente no se lo tomara todo tan en serio hoy en día. Parecía que ser un hácker debió de haber sido más divertido en los años 80 y principios de los 90.

    Ollie ya había estado dos veces en el centro de convenciones de San Diego. Una vez para una Toor Con y otra para la San Diego ComicCon.

    Las diferencias y similitudes entre las dos le hicieron gracia al cruzar las vías del tren y entrar por la única puerta abierta. Durante la ComicCon, el lugar se inundaba de gente. El espacio inundado ocupaba lo que parecían 10 manzanas de la ciudad, toda la planta principal del salón y más en el anexo al otro lado de la calle y, al llegar el mediodía, el lugar se llenaba de fanáticos. La Toor Con ocupaba sólo tres pequeños salones de baile en una segunda planta, con capacidad para un par de cientos de personas cada salón.

    Caminó por el ancho y blanco pasillo, que le pareció sacado de "La Fuga de Logan" o alguna otra versión de ciencia ficción de los 70. Estaba vacío, excepto por un grupo de unas pocas docenas de personas alrededor de algunas mesas y sillas a dos tercios del pasillo. Definitivamente reconoció algunas caras y pensó que podría reconocer algunas otras, pero a nadie que conociese muy bien. Sus viejos amigos de trabajo, que se suponía que iban a asistir, no iban a llegar hasta más tarde esa noche, por lo que tendría que recorrer por su cuenta el circuito de cócteles de la noche de apertura. Lo cual no le molestaba en absoluto.

    Cogió su tarjeta, usó su nombre real, nada de un bobo apodo de pirata informático, y entró en el salón de baile del centro. Este tenía alrededor de cincuenta o sesenta personas. Había un bar móvil escondido en una esquina con un barman que servía una selección limitada de bebidas y cobraba precios algo inflados. Ollie tomó una Coca-Cola y comenzó a mezclarse con la gente. Era hora de establecer una red sólida, y se guardó el colgante de la tarjeta de visita en el bolsillo de sus vaqueros para una acción de extracción rápida cuando la necesitara. Había traído algunas tarjetas de negocios, pero la mayoría de ellas eran personales, una con el correo electrónico privado y los números de teléfono no corporativos.

    A la gente generalmente le gustaba charlar. Había un par de personas que pasaban por celebridades en el panorama hácker y que siempre tenían a alguien acercándose a ellas para hablar de esto y aquello. Ollie no se molestaba en hablar con ellas. Había leído que la mejor manera de obtener algo de alguien era hacer que se sintiese especial. Esos tipos ya se sentían lo suficientemente especiales sin que él les echara humo. Repasó otra vez sus gambitos conversacionales de apertura. Los tenía en su teléfono si necesitaba verificarlos, pero los había revisado bastante en el avión y junto con el dispositivo mnemotécnico que había ideado para ayudarlo, no había forma de que los olvidara. Había hecho una lista extraída de una docena de libros diferentes que había leído sobre el arte de romper el hielo, establecer contactos, socializar y salir con gente. Esta era la primera vez que ponía tales libros en práctica y estaba ansioso por ver el resultado de tales gambitos conversacionales.

    Comenzó a moverse delante de otro chico que estaba allí solo con aspecto un poco perdido. Era fornido, con una camisa desabrochada gris y roja encima de una camiseta negra con lo que Ollie asumió que era una banda llamada "Todo el Pan de Trigo". Ollie le preguntó al hombre cómo estaba, se presentó, comentó sobre una de las personas de aspecto más interesante en la sala y le preguntó al tipo qué hacía. Y el chico se mostró feliz de hablar de sí mismo, especialmente una vez que Ollie lo puso en marcha. Era administrador del sistemas en una universidad de California. Tenía muchas opiniones que Ollie compartía principalmente. No preguntó una sola vez lo que Ollie hacía y pronto le distrajo la necesidad de otra bebida y el evidente desinterés por seguir hablando después de contar la historia de su propia vida.

    Las siguientes dos personas con las que Ollie habló se comportaron de la misma manera.

    Ninguno de los dos tenía trabajos en campos interesantes para Ollie, por lo que no sintió que hubiese perdido ninguna oportunidad cuando decidió experimentar y ver cuánto tiempo le llevaría a alguien preguntarle acerca de él mismo. Ninguno de ellos lo hizo. Curioso. Los libros habían asumido que la mayoría de la gente sería al menos lo bastante educada como para devolverle a Ollie alguno de los movimientos con algún: "¿Y tú?". Pero no, estos tipos no. ¿Era porque a los hackers sólo les interesaban ellos mismos o porque eran socialmente ineptos? Podría ser ambas cosas.

    Vio dudar su cuarto gambito conversacional, esta vez porque los amigos del chico aparecieron y este se fue a cenar antes de que Ollie pudiese preguntarle nada. Se dio la vuelta y examinó la habitación, su mirada se posó casi de inmediato en una mujer que no había notado antes. Era alta, de piel oscura y ridículamente bonita. Llevaba un conjunto de falda-traje ceñido que le pareció muy profesional y aún así bastante sexy. Le dio la impresión de que quizá fuese de la India Algúna clase de asiática, posiblemente. Estaba hablando con otra mujer que Ollie reconoció como una reportera técnica del Wired, pero la mujer de la India sorprendió a Ollie mirándola y le guiñó un ojo.

    Él le devolvió el saludo, decidiendo que guiñar un ojo era demasiado antinatural. Dos minutos después, la mujer estaba caminando hacia a él y se ofreció a traerle una bebida. Él pidió una Coca-Cola cuando ella pasó a su lado y esperó, sin saber muy bien qué, hasta que ella regresó con dos Coca-Colas un par de minutos más tarde.

    —Hola, soy Toni, - dijo ella, después de entregarle su bebida.

    —Soy Oliver. Un placer conocerte. - Se dieron la mano. Ella tenía manos suaves, por supuesto, con un agarre ligero pero firme.

    —Bueno, ¿qué haces, Oliver?, - Preguntó apoyando un brazo en la alta mesa junto a ellos y ladeando la cabeza ligeramente hacia la izquierda.

    —Soy probador de infiltración, - dijo con cierto orgullo. Pudo ver que los ojos de la mujer brillaron por un momento y su boca se torció en una media sonrisa. ¿Estaba impresionada?

    —¿En serio? Qué interesante. ¿Y pruebas para quién?

    —Oh, es para una empresa privada. Se supone que no debo decir quién por razones de seguridad. Hacemos mucho trabajo por contrato con el gobierno, ya sabes, probando instalaciones gubernamentales y lugares de alta seguridad, ese tipo de cosas.

    Ella se movió unos centímetros más cerca de él, todavía sonriendo. —Eso debe ser interesante. ¿Y vives por aquí?

    —No, no, soy de St. Louis. - Ollie resistió el impulso de retroceder unos centímetros. Los libros decían que esto era una buena señal. —He venido en avión a la convención. Lo paga la compañía, aunque en realidad no les agrada mucho que vaya a estas cosas porque temen que haga quedar mal a los auditores del gobierno o algo así, lo que ya no tiene ningún sentido. si lo piensas, porque ahora hay federales que hablan de estas cosas a todas horas.

    — Sé a lo que te refieres. Es difícil hacer que la gente entienda de qué trata realmente una convención de hackers. ¿Vas a dar una charla aquí este fin de semana?

    Negó con la cabeza. ¿Debería hacer un movimiento hacia ella ahora? No lo hizo. —No, esta vez no. Pero lo he hecho antes. He presentado en un par de convenciones. Hablé en la Def Con hace dos años y estuve en un panel en Black Hat. También hice algo en Notecon. Me gusta dar charlas, pero como no puedo hablar mucho de mi trabajo...

    —Probablemente sea difícil encontrar cosas sobre las que hablar, - dijo ella completando su pensamiento por él.

    —¡Estaba prestando atención de verdad a lo que decía!

    —Debe de ser frustrante, ¿no? Quiero decir, parte de lo bueno de las convenciones es que se supone que debemos compartir lo que sabemos entre nosotros.

    —¡Exactamente! - Ella había dado en el clavo, pulsado en el botón correcto.

    Esa era una de las razones por las que quería un nuevo empleo, para poder compartir todas sus proezas y geniales descubrimientos que de ningún modo tenía permitido contar debido a su contrato laboral.—En realidad me gustaría participar mucho más. Hay cosas que podría decirles a estos tipos que les sorprenderían, deja que te diga. En serio. Pero se supone que no debo hacerlo, así que supongo que no lo hago.

    —Aún no, al menos, - dijo Toni. —¿Algún día quizá? - Sonaba esperanzada, como si tal vez quisiera que ese algún día fuese pronto.

    Él sonrió y se sintió un poco acalorado. —Nada dura para siempre, es verdad. Algun dia tal vez.

    —Pues cuéntame algunas toscas generalidades. No me des detalles que puedan meterte en problemas ni nada de eso, solo unas buenas historias.

    —¿Qué quieres decir?

    Toni le dio unas palmaditas en el brazo.—Seguro que tienes buenas historias. Todo probador de infiltración que he conocido las tiene. Cambia los nombres para proteger al incompetente según sea necesario, pero cuéntame una historia.

    Ollie pensó por un momento. Tenía algunas buenas historias, la mayoría de las cuales nunca le había contado a nadie más que a sus compañeros de trabajo porque, bueno, aparte del hecho de que no hablaba mucho con nadie más, se suponía que todo era secreto. Pero Toni tenía razón, fácilmente podía dejar de lado los hechos delicados y contarle la esencia.

    —De acuerdo, claro, - dijo.—De hecho tengo una excelente que sucedió hace sólo un par de semanas. Espera a oír esto.

    Le contó los detalles redactados de la última asignación de su equipo rojo que trabajaba en un contrato para el Departamento de Energía. Se lo explicó a ella con más detalle del debido si hubiese seguido el acta de su contrato, pero no contó nada que pudiese identificar la instalación o al personal o incluso al tipo de base de datos que había logrado hackear con tanta eficiente facilidad. Bueno, fácil para él al menos. Como le explicó a Toni, las bases de datos eran su especialidad. Una de sus especialidades, mejor dicho.

    A ella le encantó la primera historia y le pidió una segunda y luego una tercera y, para cuando hubo terminado con esa, profundizó en su pasado en busca de algo que pensó que podría impresionarla, la hora del cóctel de la noche de apertura de la Toor Con había llegado a su fin.

    Ella se rió de su última broma, que él no creía que fuese tan graciosa, pero no iba a quejarse si ella pensaba lo contrario. Cuando salieron del pequeño salón de baile, le dijo. —Oliver, ha sido un placer conocerte. Gracias por compartir tus historias de aventura conmigo.

    —No hay problema, - dijo con mariposas en el estómago de repente.

    Parecía que ella se estaba preparando para decir adiós. Sabía que tenía que hacer algo ahora para detenerlo. Ya. ¡AHORA!

    —Oye, me preguntaba, sé que es un poco tarde, pero ¿te gustaría comer algo?

    Toni le sonrió, —Gracias, pero me temo que tengo que reunirme con algunas personas.

    —Pero, ¿puedo tener otra oportunidad? ¿Tal vez mañana por la noche o pasado mañana?

    ¿Cuándo vas a volar?

    —El lunes por la mañana.

    —Y te vas a quedar...

    —En el Marriott.

    —Bueno bueno. Eres afortunado. ¿Tienes una habitación que da al estadio?

    —¡Sí!, - Dijo, y se contuvo de invitarla a ir a verla.

    —Intercambiemos números, aunque estoy segura de que te veré en la convención aquí a primera hora de la mañana, ¿no?

    —Definitivamente.

    Intercambiaron números. Él le dio una tarjeta y ella garabateó su número en el reverso de una de ellas. Se despidieron y él fingió necesitar usar el baño para no tener que caminar con ella, o ir detrás de ella sin más, por el largo pasillo después de acabar oficialmente la conversación.

    Mientras estaba parado en el baño lavándose las mano, para que al menos no estuviera allí parado sin hacer nada, repitió toda su reunión con Toni en su mente, concentrándose principalmente en cualquier pista que le indicara que ella podía estar interesada en él realmente. Le llevó un minuto darse cuenta de que ella había roto la tendencia y le había preguntado sobre él de verdad. Le llevó otros cinco minutos darse cuenta de que él no había le preguntado nada sobre ella. ¡Bueno, eso le daría algo de qué hablar con ella la próxima vez que se viesen! Ollie salió del baño y bajó por el largo y vacío pasillo hacia las escaleras mecánicas, pensando en qué las primeras preguntas que le haría a Toni.

    Vio a Toni por la convención durante todo el día siguiente. Ella le sonreía y le decía hola cada vez que se cruzaban, pero siempre estaba en movimiento o bien conversando con alguien y Ollie no quería entrometerse en esos momentos. Ella asistió a algunas charlas en las que él estaba, pero por lo general se quedaba en la parte de atrás, llegando tarde y saliendo temprano. Durante unas horas al mediodía, no la vio por ningún lado. Él continuó con su propio experimento de conversación, conociendo gente nueva y esperando a quien le preguntara cosas sobre él. Las estadísticas comenzaron a equilibrarse un poco, pero no del todo. Dos tercios de las personas con las que hablaba seguían hablaban de sí mismas. De los que sí preguntaron por él, la mayoría fueron bastante amables, pero ninguno de ellos parecía el tipo de contactos que pudiesen ayudarlo a encontrar un nuevo trabajo. Para el sábado por la noche, comenzó a dudar de que encontrar alí nuevas oportunidades de carrera pudiese ser tan sencillo como había supuesto.

    La fiesta del sábado por la noche se llevaba a cabo fuera del centro de convenciones, en un bar del Gaslamp Quarter, un barrio turístico de San Diego. Por experiencia, Ollie llegaba temprano porque el lugar era demasiado pequeño para aforar siquiera a la mitad de los asistentes y muchas de las personas que intentaban entrar se quedaban fuera. Además, no tenía ganas de salir a cenar con nadie (no encontró a Toni por ninguna parte). Necesitaba enfriar y calmar la cabeza. No quería empezar la noche enojado.

    Un trío de completos yahoos había dado una charla antes. Ollie no los conocía, pero encontró que su descripción de la charla, (que prometía "viejos tiempos sobresalientes" y "exploits para flipar"), era hortera y probablemente ridícula. Si los chicos tenían de verdad algo que valiera la pena decir, Ollie podría ver el video de la charla más tarde. En cambio, había ido a una charla mucho más interesante sobre el desarrollo histórico de la tecnología y las convenciones de hackers. Había sido buena, y después quiso comentarlo con algunos de sus compañeros asistentes, pero en el gran pasillo, todos estaban discutiendo la charla que él se había saltado. Al parecer, los oradores habían revelado todo tipo de presuntas vulnerabilidades en Firefox y Open Office y habían criticado a los programadores de código abierto y Linux de arriba abajo por escribir código no seguro.

    Como colaborador de código abierto, Ollie se calentó, naturalmente. Y en cuanto escuchó las completas tonterías que aquellos payasos habían estado soltando, su ira aumentó aún más. Al menos la mitad de las cosas que decían no eran exploits, sino solo errores que ellos presentaban como vulnerabilidades, y Ollie no se habría sorprendido de que el resto también resultara ser falso. Decidió acercarse a uno de los oradores, un hácker llamado Rstr, y confrontarlo cortésmente sobre una de las afirmaciones más atroces que había hecho.

    Ollie trató de ser civilizado. Intentó darle al chico el beneficio de la duda. Pero Rstr no aceptó nada de eso, y en cuanto Ollie empezó a hacer preguntas, el imbécil simplemente se burló de él. Lo llamó gordo geek sabiondo que no podría entrar ni en las bragas de una stripper de Tijuana. Ollie retrocedió al principio y comenzó a darse la vuelta, pero el tipo lo siguió.

    En primer lugar, Ollie no era gordo. Estaba fornido. Era grande. También levantaba pesas en el garaje y podía correr ocho kilómetros. Rstr le siguió molestando, por lo que Ollie se detuvo, se dio la vuelta y tiró del chico por el cuello de la camisa.

    No tenía intención de golpear al tipo o lastimarlo, pero quería que le escuchara. Quería que el pequeño capullo entendiera que él no era un importante administrador de sistemas sentado todo el día comiendo donuts y borrando spam. ¡Él era un probador de infiltración para el gobierno de los EEUU que sabía la hostia!

    —Tengo autorización de alto secreto. Voy a sesiones de entrenamiento dirigidas por la NSA. Me gano la vida irrumpiendo en sistemas reforzados de grado militar. ¿Y sabes qué más sé? Reconozco a un patético crítico de errores de código cuando lo veo. Reconozco a una mente perezosa que solo puede derrumbarse y nunca levantarse cuando la veo. Y reconozco a alguien que no puede descubrir ni su propia polla dentro los pantalones en cuanto lo veo. - Ollie soltó una boba risita y se dirigió a tomar aire fresco. Detrás de él, la gente susurraba. Alguien aplaudió. Luego un grupo de personas empezó a reir. Nadie le dijo nada.

    Media hora deambulando bajo el agua, una ducha y afeitado en su habitación de hotel después, Ollie sentía que su corazón casi había vuelto a la normalidad. Odiaba perder el control así, enfrentarse a las personas así resultaba patético y tan útil como discutir con un troll online. Dudaba de que hubiese logrado algo con ese chico Rstr aparte de enojarlo, y sin duda hacer que odiara a Ollie para siempre, y Ollie odiaba que la gente le odiara. Confió en que el tipo y sus amigos no apareciesen allí en la fiesta de esa noche, pero no creía que lo hicieran. Estaba lejos de ser el único al que no le había gustado su charla.

    Ollie se sentó en el bar y observó cómo se llenaba el lugar. Era, supuso, una especie de bar oscuro, pero intentaba parecer genial con sus luces rojas y pinturas de vanguardia en las paredes. Y supuso que probablemente era genial. No era muy aficionado a los bares. Decidió tomar una cerveza, lo cual era inusual, ya que no le gustaba mucho la cerveza. Pero había descubierto que las personas en los bares se sentían más cómodas hablando con él cuando tomaba una copa, y sentía que esta era su última gran oportunidad para establecer una red real.

    El lugar se llenó bastante rápido, sin señal de los tres idiotas (¡yuju!) ni de Toni (¡buu!). Asintió y saludó a las personas que reconocía, y se encontró con algunos viejos conocidos con los que aún no había tenido la oportunidad de conversar. Pagó más que su parte de bebidas para ellos, lo cual estuvo bien ya que dos horas después estaba ya con su segunda cerveza. Todo estaba bien, aunque no era nada emocionante, y el lugar estaba lleno. Fue entonces cuando entraron los cuatro juntos.

    Toni tenía a Rstr cogido del brazo. Era más alta que él, tal vez incluso más pesada también, y él parecía bastante afortunado de estar con ella. Toni llevaba un vestido de noche que Ollie sólo podía describir como de un negro elegante. Él todavía tenía puestos la camiseta y los vaqueros que había llevado cuando dio su charla. Hubo muchas miradas cuando atravesaron la puerta, los dos amigos de Rstr seguían detrás. Ollie finalmente jadeó por aire tras notar que había estado conteniendo la respiración.

    Pues bien, si eso era en lo que ella estaba interesada. Pues bien. De acuerdo.

    Trató de ignorarlos lo mejor que pudo, pero eran ruidosos y desagradables, y terminaron abriéndose camino hacia el bar a solo dos metros de donde se había sentado Ollie desde que llegó. Si Rstr lo había notado, fingía lo contrario. Ollie decidió hacer lo mismo.

    Ahora que estaban cerca, podía escuchar su conversación, y por primera vez sonrió. Rstr intentaba impresionar a Toni; eso estaba lo suficientemente claro. Pero Ollie reconoció el plan que estaba presentando: eran el tipo de frases que había leído en libros para seducir mujeres como "El Juego". Toni no era receptiva a nada de eso, convirtiendo casi todo lo que Rstr decía en una broma, la mayor parte del tiempo a expensas del idiota. Pero se reía de todos modos, ya estuviese aquel despistado o, más probablemente, demasiado obsesionado por meterse en la cama con Toni para hacerle saber que le estaba ofendiendo.

    —Todos estos tipos de aquí se sienten intimidados por mí, - dijo Rstr apoyando la espalda en la barra y los codos en el borde de una manera que podría haber quedado genial si hubiese sido quince centímetros más alto.

    —¿Intimidados por un caramelito como tú?, - Dijo Toni tomando un trago de una copa de martini rosso. —Eso no parece posible.

    —Ya te lo he dicho, hoy hemos pateado unos cuantos traseros. Te compraré el DVD mañana.

    —¿No salen gratis online pronto? Deberías ahorrar dinero, querido.

    —Los consigo gratis porque fui un orador. Te lo puedes quedar tú.

    —Qué simpático por tu parte. Aunque siento habérmelo perdido. Todo el mundo parece estar hablando de vosotros, tíos.

    —Eso seguro, - dijo él.

    Ollie no pudo soportar la presunción en su voz. Quiso señalar que, en su mayor parte, decían incorrecciones, pero no se fiaba de no perder la calma.

    —Porque oí que casi te peleas, la gente estaba muy molesta, - dijo Toni. Más como un ronroneo.

    Ollie miró directamente a Rstr, quien estudiaba atentamente cualquier otra dirección. —No, eso no fue nada. Sólo un pequeño desacuerdo que se descontroló. Además, - dijo, inclinándose hacia Toni y tocando su hombro desnudo,—Soy un amante, no un luchador.

    Toni se echó a reír, y no de una manera que sonara particularmente complacida por la afirmación de Rstr. —No puedo creer que eso sea verdad.

    —¿Por qué no?

    —Porque te has pasado toda la tarde buscando peleas.

    —¡No es así! - Protestó Rstr. —He estado publicando exploits. Esa es una de las razones por las que tenemos estas convenciones en primer lugar, ¿no? Responsabilizo a las personas de su código de mala calidad y con fugas.

    —Ah, y yo pensando que sólo intentabas irritar a todo el mundo. Espera. ¿Me estás diciendo que hablabas en serio esta tarde?

    —Sí, por supuesto.

    Toni empezó a reír y reir. Se reía tanto que Rstr empezó a a reír con ella por incómodad.

    —Oh, querido, esto no tiene precio. Vi el video, ¿sabes?. Les juré a mis amigos que era arte performance, una broma diseñada para burlarse de los duros justicieros que vienen a estas charlas para halardear. - Rió un poco más. —¿Pero hablabas en serio? Ohh, eso es demasiado encantador.

    Ollie se rió en silencio en el taburete de su bar y observó. Rstr no tenía nada que decir, aunque la expresión de su rostro indicaba que estaba probando mentalmente toda serie de remontadas diferentes. Finalmente se rindió, le dio la espalda a Toni y comenzó a hablar con sus amigos, fingiendo que ni siquiera sabía quién era ella. Toni miró hacia otro lado, mostrando sus brillantes dientes blancos a Ollie y sonriéndole. Él asintió con la cabeza, todavía riéndose para sí mismo. Ella se acercó y se paró a su lado, de hecho bastante cerca, ya que el bar estaba muy lleno.

    —Menudo gilipollas, - dijo ella.

    —Ya te digo, - confirmó Ollie. El perfume de Toni era un poco fuerte para su gusto, pero decidió que no le importaba. Valió la pena estar tan cerca. —Realmente lo has puesto en su lugar.

    —¿Eso crees? Gracias. En realidad, estaba harta de escucharlo balbucear una y otra vez. Además, necesita una ducha.

    Ollie se alegró de haberse duchado antes de salir. Había descubierto que no ducharse durante una convención de hackers no era señal de tipo duro o dedicación, sino más bien de vago y probablemente descortés. —Bueno, - dijo abriendo mentalmente el archivo con las preguntas que había preparado para esa ocasión. —¿Lo estás pasando bien en la convención hasta ahora?

    —¡Sí!, - Respondió Toni con un entusiasmo aparentemente genuino. —He conocido a un montón de personas interesantes y tal vez hasta haya aprendido algo en el camino. ¿Y tú qué tal? - le palmeó la rodilla.—¿Lo estás pasando bien?

    —Oh, sí, por supuesto. Es una gran convención. ¿Pero qué es lo que haces? ¿Por qué estás aquí?

    —Soy consultora, - dijo Toni. —Mi empresa ofrece soluciones integradas y análisis de evaluación de riesgos para medianas empresas ligeras industriales y de servicios financieros en los Estados Unidos y el extranjero.

    —¿Y trabajas en seguridad informática?

    —Ni siquiera un poquito. Vále, quizá un poquito, pero un poquito. No, mi tarea es reclutar.

    —Entonces, ¿estás buscando reclutas? - Ollie tenía una mezcla salvaje de emoción y decepción.

    Por un lado, se sentía decepcionado de que Toni no fuese realmente una hácker. Siempre era agradable conocer chicas hackers, especialmente porque eran muy raras. Había seguido el rastro a lo largo de los años y el número de chicas en convenciones de hackers era universalmente entre un 5% y 7%, gran parte de las cuales eran las acompañantes de alguien que había venido por diversión.

    ¡Por otro lado, ella contrataba gente!

    ——¿Qué tipo de personas estás buscando?

    —Ohhh, somos bastante flexibles. No, eso no es cierto. No somos flexibles en absoluto: nuestros estándares son muy altos y solo reclutamos lo mejor de lo mejor. Pero no estamos vinculados a los "buenos currículums" tradicionales ni a los patrones de experiencia laboral. Lo más importante es el talento masivo que está firmemente guiado por un cerebro disciplinado y una ética de trabajo sólida. ¿Conoces a alguien así? - Ella le guiñó un ojo al terminar.

    —Hmmmmm. Creo que conozco a un par de personas así. Pero sólo una de ellas está pensando en cambiar de carrera. ¿Qué tipo de trabajo implica?

    —Los trabajos varían de cliente a cliente y de semana a semana. Nos especializamos en la resolución de problemas, pruebas y evaluaciones de alta calidad y alto resultado. Descubrir lo que está mal, corregirlo si podemos, o delegárselo a otra compañía si el arreglo es demasiado largo o requiere muchos recursos.

    —¿Hacéis muchas pruebas de infiltración? - Por favor, di que sí, por favor, di que sí ...

    —Bueno, muchas empresas en estos días se están alejando de las pruebas de infiltración, el argumento es que no proporcionan imágenes realistas o completas de las verdaderas vulnerabilidades de seguridad de la empresa. Pero no estamos de acuerdo. Las pruebas de infiltración son una parte clave en nuestros paquetes de consultoría. - Ella le sonrió. —Además, son muy divertidas.

    —Estoy de acuerdo con todo eso. No en lo primero, quiero decir. Sino en lo de ser útil y divertido.

    —Eso espero. Eres un probador de infiltración después de todo.

    —¿Y contratáis a tiempo completo?

    —No trabajamos de esa manera. Es un poco más complicado al principio.

    —¿Como trabajáis?

    Toni miró alrededor del bar lleno. —Esto es ruidoso y lleno de gente, y Dios sabe quién está escuchando. - le tendió la mano y él la tomó, sorprendido de repente de que lo estuviera poniendo de pie. —¿Por qué no me muestras esa vista del estadio desde tu habitación para poder charlar?

    Él se rió con una mezcla embriagadora de nerviosismo, sorpresa y euforia. No estaba seguro de qué decir, así que dejó que ella lo sacara del bar de la mano. Incluso Rstr no pudo evitar notarlos.

Capítulo 7: Chloe

    Se podría pensar que un teléfono móvil de dos mil dólares era capaz de recibir una señal entrante, pero en este caso simplemente no lo era.

    Y era más fácil salir fuera que sacar el teléfono satélite. Y le daba una excusa para escapar de la habitación del hotel. No es que lo que estuviese sucediendo en la habitación de hotel no fuese emocionante, lo era, pero también era estresante. Todo parecía estar funcionando como habían esperado. Sin embargo, esto tampoco era una gran sorpresa, ya que habían probado y vuelto a probar todo lo que pudieron y c1sman en realidad era tan bueno como Paul había dicho. También era importante que la mayoría de los objetivos fuesen tan ignorantes como Chloe les había asegurado a todos que serían. Vive el tiempo suficiente con el tipo de conocimiento común en los círculos de hackers y comienzas a volverte paranoico por todos los posibles vectores de ataque. Vive en el mundo real de la política de Washington y simplemente aceptas el hecho de que tu Blackberry funciona como te dicen. En cambio, te obsesionas con los vectores de ataque políticos.

    Chloe y Paul habían descubierto una manera de no sólo explotar ese punto ciego en las defensas del objetivo, sino también (con suerte) de usar su propia paranoia política contra ellos.

    Toda esta estafa era la cosa más grande y aterradora en la que había formado parte. No en términos de peligro físico ni de riesgo de ir a la cárcel. Ella pensaba que lo habían planeado bastante bien y tenían sus salidas lo suficientemente listas para que ninguno de esos desastres fuese muy probable. Pero en términos del impacto que iba a tener, el caos que iban a provocar y la cantidad de partes móviles que de repente podrían dejar de moverse de la manera correcta, definitivamente estaba en la parte superior de la lista.

    También en términos de lo mucho, muchísimo que realmente quería ella lograr esto. Antes de conocer Paul, incluso con Winston, las estafas siempre habían sido sobre el dinero. Sí, el 85% del tiempo le quitaban ese dinero a imbéciles o corporaciones anónimas o a ambos, y algunas veces ella había ido tras alguien sólo porque no le gustaba. Pero esta vez iban detrás de personas realmente malas. Gente mala y desagradable que jodía la vida de miles de personas. Si lograban aquello, la vida de esos miles podría ser mejor, al menos por un tiempo. Ciertamente, los malditos bastardos estarían fuera de escena de todos modos.

    Eso era lo asombroso.

    También significaba que ella se sentía responsable por ellos, aunque ellos no tenían idea de quién era ella (y mejor que nunca lo supieran).

    Chloe había abandonado el papel de la típica ciudadana respetuosa de la ley cuando aún iba a la universidad, después de haber sido engañada para ayudar a lograr una estafa particularmente complicada. Todavía no tenía una idea firme de quién era el responsable de su bautismo en una vida libre de leyes, pero desde entonces no había habido ninguna vuelta atrás. La vida de la que había saltado tan rápido como pudo le había resultado lenta, frustrante, aturdidora, y el mundo al que se había abierto paso se movía rápidamente, era siempre emocionante, sobre todo lucrativo, y sí, todavía muy frustrante algunas veces, pero ella era consciente de que nunca escapabas de la frustración por completo, solo podías encontrar formas de controlar la frustración y explotarla.

    Su equipo de cohortes había operado en el norte de California durante años e incluía a Abeja y algunas otras docenas. Todos ellos estaban fuera de su vida ahora. No los echaba de menos, lo cual era bueno, porque básicamente los había cambiado por Paul en una noche muy dura en San José.

    Aquella noche, en lugar de dejar sin blanca a Paul como se pretendía originalmente, terminó peleando a su lado contra ciertos ex-amigos que tenían otras ideas sobre lo que debería sucederle a Paul y a su dinero.

    El estúpido amor te hace hacer cosas estúpidas, pero definitivamente estaba enamorada, ¿y qué se le va a hacer? Al parecer, en su caso al menos, huir a Florida e instalarte en Key West porque el amor de tu vida tiene un fetiche pirata y no puede soportar el frío.

    No era ningún secreto que a Chloe no le había gustado mucho Key West: demasiado pequeña, demasiado aislada, demasiado turística. Pero ella, Abeja y Paul habían descubierto a un artista de la estafa que vivía allí mientras construían su red de contactos, influencias y cámaras ocultas. Habían atraído a un extraordinario ejemplar de drag queen hacia su pequeño círculo, y eso les había dado algo de experiencia local, y también había hecho la vida mucho más divertida. Aún así, acabaron subiéndose por las paredes cuando su antiguo mentor Winston había llegado a la isla y les había invitado a ella y a Paul a una reunión con otras Tripulaciones de todas partes que intentaban planear un gran golpe.

    Fue entonces cuando conoció a Isaíah, el escalofriante e intimidante líder de un gran equipo de Nueva York que intentaba organizar una especie de corporación en la sombra como herramienta para luchar contra el Hombre o lo que fuera. La Tripulación de Isaíah era radicalmente antigua y estaba diabólicamente organizada, mientras que la de Chloe era reciente y en su mayoría instintiva. Pero Chloe y Paul reconocían a alguien que sabía cuidar de sus asuntos en cuanto lo veían y a ella le había interesado trabajar con Isahía. Después, alguien fue asesinado y todo se fue al infierno. Se montó una mierda realmente jodida, pero al final salieron vivos y todavía juntos.Optaron por no unirse a la corporación en la sombra de Isaíah, pero los tiempos habían cambiado y, aunque no eran exactamente miembros del grupo secreto, habían formado una especie de pacto de ayuda mutua. Ahora era el momento de entrar en contacto y asegurarse de que todos recibían la ayuda que necesitaban en la batalla real de este fin de semana.

    Fuera del hotel, Chloe sacó su teléfono especial. Vále, uno de sus muchos teléfonos especiales. El criptófono de fabricación alemana se parecía a un teléfono plegable normal, aunque relativamente sin estilo, mundano. Y funcionaba como un teléfono normal también, además de algunas características clave. Habían conseguido media docena de esos chismes, e incluso con Sacco sacando algunos favores de algunos de los fundadores de Criptofono que conoció en el panorana hácker alemán, todavía costaban cerca de $2.000 por pieza. Pero estaban operando en Washington DC y enfrentando enemigos potencialmente muy desagradables y sabidos.

    Además, tenían que coordinarse con sus amigos en Florida. Las comunicaciones seguras eran una necesidad absoluta. El criptofono utilizaba software personalizado para encriptar llamadas con intercambio de claves Diffie-Hellman de 4.096 bits y función hash SHA256 AES 256 y Twofish. Chloe sabía lo que significaban la mitad de esas palabras, y Abeja le había explicado el resto, asegurándole que era "bastante bueno". Ese nivel de cifrado aseguraba que ninguna tecnología conocida pudiera interceptar y descifrar las llamadas telefónicas.

    Aunque como Sacco y Abeja habían indicado, nunca sabías de lo que la NSA era capaz de verdad. El truco era que la conversación tenía que ser entre dos cripto teléfonos para que funcionara, por lo que establecer una configuración de comunicaciones segura era caro. Los piratas informáticos que habían comenzado la compañía se mantuvieron fieles a sus raíces al hacer que todo el software fuese de código abierto, y Abeja había afirmado que probablemente podría hacer sus propias versiones de los teléfonos con tiempo suficiente, pero necesitaban el talento de Abeja en otras cosas y, tanto Paul como Chloe, acordaron que cuando se trataba de comunicaciones seguras, preferían confiar en hardware testado y aprobado por hackers.

    Chloe estaba parada fuera de la entrada del hotel, a unos treinta metros de la acera de la entrada de coches y fuera del alcance auditivo de nadie, incluido Sacco, que estaba parado junto a la puerta fumando. Hacía frío y Chloe se había olvidado sus guantes de nuevo, por lo que quiso hacer la llamada a Florida lo más rápido posible. Había enviado un mensaje de texto encriptado hacía diez minutos para establecer la hora de la llamada, y en cuanto el reloj marcó las 3:24, ella llamó al número memorizado.

    Isaíah atendió al primer tono. —Hola, - dijo con su voz paciente usual.

    —Hola, - dijo Chloe, reprimiendo el instinto de decir algo gracioso. Isaíah no parecía apreciar las bromas graciosas. Esperó a que ella continuara. —Estamos registramos en nuestras habitaciones y todo es excelente. Es un hotel realmente agradable.

    Ese era el código, por supuesto. El hecho de que la llamada estuviera encriptada no significaba que ambos fuesen lo suficientemente locos como para decir al aire libre lo que realmente estaban haciendo.

    —Me alegra saberlo. Las cosas están ajetreadas en el Sur. Los primos están en la ciudad, así que todos se están volviendo un poco locos.

    Oh oh. Eso no estaba bien. Significaba que Isaíah y su Tripulación se habían encontrado con una resistencia inesperada o complicaciones o lo que fuese.

    —Parece una gran fiesta. ¿Tienes suficiente comida para todos ellos?

    —Oh, creo que estaremos bien.

    —Bueno, bien. Escucha, esperaba que me hicieras un favor.

    —Por supuesto.

    —¿Puedes recogerme el correo? Espero un paquete y UPS lo dejará en la puerta.

    —No hay problema, avísame cuándo se supone que debe llegar.

    —En algún momento de esta semana. Todo está empaquetado y casi listo para funcionar. Tendré un número de seguimiento para ti pronto.

    No había paquete.

    Le estaba haciendo saber a Isaíah que le enviaría algunos datos importantes del ordenador del objetivo en un futuro muy cercano.

    —Me alegra poder ayudar.

    —Sólo avísame cuando tengas tiempo para recogerlo.

    —Lo haré.

    —Vale, Adios.

    —Adiós.

    Esa era la conversación más fácil, menos argumentativa y menos condescendiente que había tenido con Isaíah. Toda preocupación de que su "tío todo sabio y tolerante" resultaría un "completo pesado" durante la operación real comenzó a evaporarse. Ella sabía intelectualmente que él y su Tripulación no habían tenido tanto éxito por ser desorganizados o ineficientes, pero las horas dedicadas a debatir en el maldito loft de Brooklyn y por IRC y en los criptófonos casi la habían hecho subirse por las paredes. Resultaba exactamente lo contrario de como habría sido trabajar con Winston, pero, por supuesto, por eso lo estaba ella haciendo precisamente. Aún así, hubo momentos en que estuvo a punto de arrancarse los pelos al lidiar con el hombre, y no tenía a nadie a quien culpar sino a sí misma. Después de todo, había sido idea suya.

    Paul había estado en contra, lo cual resultaba extraño porque en realidad le gustaba y toleraba a Isaíah más que ella. Pero Paul no había querido la carga de una pareja de baile sobre la que tenían poco o ningún control, o influencia siquiera.

    Una vez que rechazaron su oferta de unirse a su corporación en la sombra, Paul había querido cortar todos los lazos y expandirse por su cuenta, y al principio lo habían hecho.

    Pero sus experiencias con Isaíah habían dejado claro que necesitaban un hácker de primer nivel en su Tripulación, algo que no habían tenido desde que habían salido de California. Paul, Chloe y Abeja habían viajado a la convención de hackers más grande del país: la Def Con en Las Vegas. El panorama había sido abrumador: más de 8000 piratas informáticos, un mar de camisetas negras y coletas raídas, que ocuparon un hotel de Las Vegas. Había resulado un curso intensivo para todos en la cultura de los hackers (ni siquiera Chloe había estado nunca en una convención de piratas informáticos), y captaron la onda de la comunidad y el tipo de personas en ella. Paul también había decidido que la Def Con era demasiado grande, caótica e incontrolable para poder operar cómodamente, por lo que decidieron trabajar primero en algunas convenciones más pequeñas y ver si encontraban a alguien allí.

    Lo hicieron.

    Pero resultó que incluso con sus filas llenas de nuevos reclutas, atacar por su cuenta al mismo tiempo que tratar de atacar objetivos realmente malvados era difícil. Isaíah conocía los objetivos, conocía sus debilidades. Ella y Paul no. No es que el mundo careciera de malos, pero les estaba costando tanto concentrar sus esfuerzos que, de hecho, ambos se concentraron casi exclusivamente en traer a los nuevos reclutas sin tener una idea clara de a por quién iban. Solo cuando Chloe hubo traído a Sacco y él hubo comenzado a presionar para tomar una acción real contra objetivos legítimos, se vieron obligados a enfrentar su falta de dirección. Chloe todavía tenía la información de contacto de Isaíah en la cabeza y habían visto algunas señales de que él y la Tripulación de Marco estaban haciendo algo en Florida. Había intentado preguntarles qué, aunque solo fuera para no pisarse terreno. Él la había ignorado. Entonces ella había contactado con Marco y se lo había preguntado. Marco al menos había hablado con ella, pero no le había dicho nada. Isaíah le había hecho jurar silencio bajo multa. Ella se interesó aún más y comenzó a indagar por su cuenta, flexionando algunos de los nuevos músculos que le había dado c1sman, Sacco y los demás a bordo. Isaíah era cuidadoso y todavía no habían descubierto gran cosa sobre su base de poder, pero sabían que Marco trabajaba principalmente en la industria de cruceros y había comenzado a rastrear las cosas desde allí. Cuando ella apareció en un Starbucks en Miami donde Isaíah estaba sentado leyendo el periódico, el tipo se había enfadado. O al menos ella había asumido / esperado que se había enojado. Era difícil saberlo con él.

    Luego habían salido y encontrado un banco tranquilo y cálido para conversar.

    Ella le había insinuado las capacidades ampliadas de su Tripulación y el deseo de hacer algo significativo. Él había reafirmado que ella y Paul ya no estaban invitados a participar en su corporación en la sombra. Ella había dicho que estaba bien, pero que, oye, nadie puede hacerlo todo solo. Todos podrían necesitar algo de ayuda a veces. Él había aceptado pensar en ello, y ella se había marchado feliz de haber podido sorprenderle así. Cuando contactó con ella cinco días después con un aviso y una oferta, ella se había sorprendido y llevado la idea a Paul y al resto de la Tripulación.

    De acuerdo, probablemente debería haberla llevado sólo a Paul primero, pero ya estaban teniendo una reunión de planificación esa noche y el tema sobre qué hacer a continuación era lo único en la agenda.

    Sacco tenía algunas ideas sobre perseguir a grandes corporaciones o bancos, pero todo parecían ser bromitas trampa para hackers o cosas increíblemente inviables.

    La única área en la que parecía apasionado y tenía algunas ideas decentes era algo relacionado con las condiciones laborales. Isaíah le había dicho a Paul que su gran víctima malvada elegida para las maquinaciones de la corporación en la sombra estaba involucrada en la esclavitud moderna de alguna manera, y tanto Paul como Chloe habían pensado que hacer algo en ese costal parecía una gran idea, si es que podían descubrir cómo exactamente.

    A Paul se le ocurrió una simple estafa de prueba que habían probado únicamente para lograr que todos los nuevos trabajasen bien juntos. Habían pirateado los registros de nómina de varias empresas diferentes en Miami, basándose únicamente en los análisis de c1sman de los objetivos que tenían la mayor cantidad de agujeros de seguridad que pudo encontrar (principalmente en forma de servidores sin parches o firewalls). Sacaron los registros de la nómina, incluidos los salarios, los beneficios y los gastos reembolsados, y luego enviaron los datos por correo electrónico a todos los que trabajaban en las empresas y a todos en las listas de contactos de cada cuenta de correo electrónico de la empresa. Paul había escrito una carta de presentación adjunta explicando que deberían usar la información para asegurarse de que se les compensara justamente por su trabajo en comparación con sus compañeros. Al ver cómo se agitaron los correos electrónicos resultantes, lograron provocar algunas tormentas de mierda serias en al menos un par de objetivos, además de alentarlos a todos a mejorar la seguridad de su red. Pero eso fue algo pequeño, solo una prueba de concepto para ellos.

    Después de eso, todos, incluso c1sman, querían hacer algo más grande y mejor.

    Fue entonces cuando Chloe le había presentado al grupo la idea de Isaíah. A Paul le había ofendido quedar cegado por la idea y se mostró cauto. A los demás les había parecido bien. Sacco estaba entusiasmado de verdad y quería saber quién diablos era este Isaíah. Chloe no había estado preparada para decírselo, pero ese entusiasmo resultó contagioso y pronto Paul también había aceptado el plan. Especialmente en cuanto les dijo a todos quién era realmente el objetivo. Y ahora aquí estaban, profundamente inmersos en la verdadera acción después de meses y meses de planificación. Planificación que, hasta la fecha, había dado sus frutos.

    El otro teléfono de Chloe vibró en su bolsillo y ella lo sacó al tiempo que guardaba el cripto teléfono que había usado con Isaíah. Tenían sus propios criptófonos para comunicaciones internas dentro de la Tripulación; no tenía sentido dar a Isaíah demasiada información sobre su infraestructura.

    Este era un modelo de PDA / Smartphone con teclado qwerty completo.

    Vio un mensaje de Paul pidiéndole que buscara a c1sman y lo llevara arriba. Al parecer había algún tipo de problema. Casi agradeció que algo por fin saliera mal. Cuando volvió a entrar al edificio, Sacco se puso a su lado y arrojó su cigarrillo a medio terminar en los arbustos.

    —¿Cómo va todo?, - Preguntó.

    —Bien.

    —Desearía estar en Florida. - Le olía el aliento a tabaco cuando se acercó para hablar justo por encima de un susurro.

    —Pensé que querías estar aquí.

    —Quiero estar aquí. Desearía poder estar en ambos sitios a la vez. ¿Ha dicho cómo están trabajando esos tipos que les presenté?

    —No. - Sacco le había proporcionado a Isaíah algunos vínculos con organizadores laborales del sur de Florida. O más bien, se los había dado a Chloe, quien se los había pasado a Isaíah. —Estábamos comprobando cómo van las cosas.

    —¿Y van bien las cosas en el Sur?

    En realidad ella no quería tratar ese tema con Sacco. Si bien Isaíah había advertido sobre algunas complicaciones, al parecer tenía todo bien atado. Ella no quería que Sacco se obsesionara con nada más que con lo que necesitaba obsesionarse aquí en DC.

    —Dice que tiene todo bajo control. En cuanto el Sr. Datos reúna lo suyo y c1sman se asegure de cubrir nuestros rastros, le enviaremos el paquete.

    —Será increíble. Ojalá pudiese ver sus caras.

    —Será increíble, pero casi nunca puedes ver sus caras en el momento de la revelación.

    —Deberíamos haber montado una cámara, - dijo Sacco, probablemente solo medio bromeando.

    —Luego deberíamos poder leer sus correos electrónicos y mensajes de texto. Eso tendría que servir. - pensó que sonaba como una madre indulgente, que era en parte como se sentía.

    —No puedo esperar.

    —Hay mucho que hacer entre ahora y luego. ¿Cómo están tus mascotas manifestantes?

    —Odian que les llamen mascotas, - dijo Sacco con el ceño fruncido mientras cruzaban el vestíbulo,

    Chloe, por instinto, los alejaba de cualquier persona que pudiera escucharlos. —Por eso no les llamo así. ¿Cómo les va?

    —Ellos son buenos. Están montando un jodido alboroto, eso seguro. Por supuesto, nada que noten los principales medios de comunicación, pero estamos recibiendo muchos vídeos. La página web está activa y los comunicados de prensa están en los blogs. Cuando empiece, el acelerante estará allí para encenderlo a lo grande.

    Chloe asintió, sonriendo por dentro. Había descubierto que era mejor no alentar a Sacco demasiado abiertamente; solía subírsele a la cabeza. Siempre le dejaba queriendo un poco más de validación. —Necesito reunir a Abeja y a c1sman. ¿Puedes volver arriba y ver si Paul y Sandee necesitan algo?

    Se separaron, Sacco se dirigió hacia las escaleras de incendios y Chloe se dirigió hacia las escaleras mecánicas del segundo piso donde se encontraba la Shmoocon. Se detuvo para ajustarse la peluca y se desabrochó el abrigo para revelar una camisa de la Shmoocon de dos años que le había prestado c1sman y que llevaba sobre el suéter. Sacó la insignia del bolsillo interior de su abrigo y se la colgó al cuello.

    Lo bueno de las insignias de las convenciones hácker es que eran increíblemente difíciles de falsificar y, por lo tanto, a los organizadores de convenciones nunca les importaba quién las usaba, siempre y cuando llevaran una. La Tripulación había comprado tres membresías, además de la que tenían por estar entre el personal. Las insignias cambiaban cada año, y esta vez eran duros rectángulos de plástico de color claro, modelados a partir de viejas tarjetas perforadas de ordenador, con agujeros, nombre y el logotipo de Shmoocon grabados en la superficie. Como nadie aparte del personal sabía el aspecto que tenían antes del día de la convención, crear una por su cuenta, aunque no imposible, era poco práctico, y Chloe estaba dispuesta a apostar que si alguien hacía una falsificación sólida, los organizadores estarían lo suficientemente impresionados como para no preocuparse. Pero habían pagado por las suyas, y ahora Chloe llevaba una.

    Planeaba pasar el menor tiempo posible en el piso de la convención y se había disfrazado tanto como pudo. Peluca marrón cardada con algunos reflejos grises y ropa holgada que ocultaba su figura y la hacía parecer diez kilos más gorda. No llevaba maquillaje (se lo había quitado después de reunirse con Danny). Había pensado en sacar una página del libro de Sandee y travestirse, pero era más problemático de lo que valía la pena. Tal como estaba, recibía algunas miradas, pero no muchas, y no creía que la gente la recordara.

    La voluntaria que vigilaba la puerta apenas echó un vistazo a su placa al entrar al área de la Shmoocon con la cabeza gacha y los ojos en un arrugado programa de charlas que había sacado. Como estaba en medio de una de las sesiones, solo había un par de docenas de personas que se pululaban por el pasillo principal. A su derecha estaban las puertas que conducían a las salas de charlas, cada una con un centenar de personas, un podio, escenario y pantalla para que los oradores proyectasen sus presentaciones en Power Point.

    A su izquierda estaba el área de registro y el NOC, ambas de acceso prohibido a las personas con su insignia. Las mesas para los vendedores se alineaban por el pasillo, la mayoría de ellas vendían servicios de seguridad o reclutaban empleados potenciales o promocionaban un nuevo paquete de software. Había un chico solitario con la cabeza rapada que anunciaba algunas novelas que había escrito y que suponía que tenían algo que ver con los hackers. Ella ignoró todo ello y siguió por el pasillo hasta el final antes de girar a la derecha, lo que la llevó a través de un corto pasillo, que eludía las salas de charlas, y conducía al área con las cosas divertidas. Era otra sala, paralela a la que había entrado, con más vendedores y puertas que conducían a las áreas de charlas desde el otro lado de las salas. Pero había otras puertas que conducían a unas salitas, incluida la galería de hackers, los laboratorios de piratería de hardware y su destino: la Villa del Forzado de Cerraduras.

    Chloe había aprendido sola a abrir cerraduras cuando tenía poco más de veinte años. Había leído un libro y requerido mucha práctica de ensayo y error para descubrir los pequeños detalles importantes que el libro omitía. Ahora era bastante buena y podía abrir esposas o una puerta estándar o un candado en menos de un minuto. Eso no era nada comparado con lo rápidas que eran algunas de las personas que había visto en convenciones de hackers. En el panorama hácker, el forzado de cerraduras se había convertido en un deporte de competición. Una vez había visto a un chico abrir 12 cerraduras maestras en menos de dos minutos. Era un pequeño y extraño complemento a la cultura de los piratas informáticos: nada que ver con los ordenadores en realidad, no era un asunto muy técnico, pero desde el punto de vista de la seguridad, también era totalmente genial, el atractivo era comprensible.

    La Villa del Forzado de Cerraduras solo era una sala de reuniones y algunas mesas con una gran variedad de cerraduras. Había una serie de puertas parciales instaladas en los puestos junto a las mesas donde se podía practicar con cerrojos y cerraduras de varios fabricantes. También había en exhibición candados, cerraduras de combinación, cerraduras de bicicleta e incluso esposas. Detrás de las mesas estaban sentados, o de pie, voluntarios de la LOAC, La Organización Abierta De Cerrajeros, que mostraba a las personas lo básico y eran jueces en un concurso de abrir cerraduras durante el fin de semana. De pie y frente a una de las mesas estaban Abeja, c1sman y un chavalín hácker que ella no reconocía.

    Chloe se habría mostrado cautelosa de hablar con c1sman en público incluso sin nadie cerca, pero ni de coña iba siquiera a asentir en su dirección mientras aquel chaval estuviese cerca. Abeja se había girado y había visto a Chloe nada más entrar en la sala, mientras los dos hombres a su lado se concentraban en aprender a abrir las cerraduras de los pomos de las puertas. Ambos parecían estar compitiendo, y por la forma torpe de sostener las ganzúas, Chloe supuso que ninguno de los dos tenía mucha experiencia con ellas. Chloe fingió explorar distraídamente algunas de los otros puestos mientras observaba el lenguaje corporal del trío, y pronto descubrió lo que estaba sucediendo. Los dos muchachos estaban haciendo todo lo posible para impresionar a Abeja. El chaval era diez años más joven y quince kilos más liviano que c1sman, y era claramente un capullo. Pero un capullo guapo. C1sman, por otro lado, parecía bastante nervioso y el rocío de la transpiración había estallado en su frente.

    El capullo abrió primero la cerradura e hizo una broma acerca de ser bueno metiendo cosas en los agujeros. Ante lo cual, Abeja se rió. Ella claramente estaba disfrutando de la atención, y se veía terriblemente guapa con su cabello atado en coletas con cable ethernet y una favorecedora combinación de falda roja y medias negras que acentuaba y oscurecía su figura de la manera correcta. No era sutil, pero no tenía por qué serlo. El trabajo de Abeja era vigilar a c1sman e integrarse bajo el nombre hácker de EtherOr como miembro de la comunidad. El plan era que ella fuese la Cara de la Tripulación en la escena de piratas informáticos, alguien que tal vez pudiese organizar trabajos por contrato y, en general, mantener a la Tripulación al tanto de los nuevos desarrollos en la comunidad. Una linda chica asiática en esta multitud podría abrir muchas puertas si se aplicaba.

    En ese momento, sin embargo, estaba permitiendo que c1sman se acojonara por la competeción de su afecto, y eso era malo, porque le necesitaban animado y concentrado. El hecho de que, por alguna razón, no había respondido al texto de Paul significaba que ya no se estaba centrando en la tarea en cuestión. Chloe se deslizó junto al trío sin decirles nada a ninguno de ellos. Deslizó bruscamente su mano entre el capullo y Abeja y tomó una octavilla de la LOAC de la mesa.

    —¿Puedo llevar una extra para mi amiga Carolina Verde en casa?, - Le preguntó al hombre detrás de la mesa. El asintió. Esperaba que c1sman no mostrara demasiada sorpresa en su rostro ante su repentina aparición.

    Se dio la vuelta y se fue con los papeles. El código Carolina era algo que Paul había inventado desde su juventud cuando tenía un trabajo de verano en K-Mart. Era la forma en que la tienda hacía llamadas de emergencia a través del sistema de megafonía sin realmente alarmar a los clientes. Siempre decías algo sobre Carolina, pero usabas un color diferente para el apellido dependiendo del mensaje. En este caso, Verde significaba algún tipo de problema importante pero no de nivel de emergencia. Marrón habría significado un problema grave, y Rojo habría sido una emergencia total. La referencia a la casa se refería a la habitación del hotel que estaban utilizando como base de operaciones. Chloe sabía que Abeja había recibido el mensaje,

    Chloe dio un paseo sin prisas por la convención hacia las salidas. Se demoró en una de las mesas de vendedores y se aseguró de que Abeja y c1sman seguían las órdenes. Vio al trío al completo doblar la esquina y maldijo por lo bajo, pero Abeja sabía lo que estaba haciendo y le dijo algo al capullo que lo hizo dejar de pegarse como una lapa con una mirada de decepción en la cara. Chloe reprimió una sonrisa mientras lo veía maldecir a sí mismo detrás de Abeja y a sus espaldas mientras se alejaban de él. Ella los dejó pasar a su lado, escuchó durante un par de minutos más a la mujer detrás del puesto de venta de software de seguridad de la mesa y luego los siguió. Habían tomado los ascensores, ella subió por las escaleras y se encontraron en la habitación para averiguar cuál era el problema.

Capítulo 8: c1sman • antes

    Si no hubiera conocido al escritor Alan Denkins, la convención habría sido un completo desastre.

    De vuelta a casa en Atenas, Georgia, estaba pasando por su descompresión habitual después de la convención, lo que significaba descargar torrents de todos los programas de televisión que se había perdido durante el fin de semana y comerse una tarta. Pero esta vez se sentía diferente. Esta vez no tenía un trabajo al que ir el lunes por la mañana y no tenía muchos recuerdos agradables que repetir en su mente para quedarse dormido.

    Esta vez estaba de luto por la muerte de la SecZone. Las cosas habían ido de mal en peor a medida que las confrontaciones en los pasillos se volvieron más intensas y las redes de ambas convenciones se fueron desactivando. Por supuesto, nunca se llegó a los golpes, pero fue vergonzoso, incómodo, mortificante, y muchas otras palabras que no podía pronunciar en este momento. Simplemente había apestado. Quería alejarse y probablemente lo habría hecho, excepto por que la mitad del equipo en la sala de la red le pertenecía y no iba a hacer el idiota al respecto. Así que esperó e incluso se escondió en su habitación por un tiempo hasta que llegó el domingo por la mañana y pudo comenzar a sacar sus cosas para volver a casa.

    Alan había sido lo único bueno. Era genial, agradable y estaba realmente interesado en hackear. No le interesaban las políticas hácker ni las rivalidades ni las tonterías. Quería aprender a hackear el libro que estaba escribiendo, y a Chris le alegró contarle todo al respecto. Y no solo prestaba atención por cortesía, escuchaba y hacía preguntas y parecía estar absorbiendo lo que se le decía. Y también hacía buenas preguntas. Cosas que te hacían pensar. Se habían quedado despiertos hasta tarde esa noche y Alan le hizo todo tipo de preguntas acerca de cómo realmente piratearías la red de una empresa y por qué lo harías y qué podrías hacer una vez que entraras. Chris incluso le había contado algunas cosas, fuera del registro, por supuesto, sobre algunos de sus propios exploits cuando era más joven. Y luego podría haber mencionado algo sobre algunas de sus hazañas más recientes, aunque atribuyó esos logros a "amigos" y a "un tipo" que conocía. Pero hubo un guiño y un asentimiento y estaba bastante seguro de que Alan sabía qué era qué y quién era quién.

    Luego, cuando llegó ese primer correo electrónico de Alan el lunes por la mañana, Chris se alegró al verlo. El escritor había dicho que podría tener algunas preguntas más y Chris estaba ansioso por la distracción de responderlas, pero cuando abrió el correo electrónico se sorprendió al ver solo una línea: "Estoy en Atenas. ¿Puedo acercarme?" Aquello fue toda una sorpresa.

    Tal vez fue incluso un poco raro. Él fue un poco cauteloso en su respuesta, pero ambos conversaron brevemente por IRC y Alan explicó que iba a entrevistar a alguien de la Universidad de Georgia de todos modos y se preguntaba si podría ir a su casa por la noche y hacer algunas preguntas de seguimiento. Chris estuvo de acuerdo y pasó el resto de la tarde haciendo de su apartamento algo parecido al mundo exterior.

    Tres grandes bolsas de basura llenas de latas y bandejas de comida congeladas más tarde, deseó poder haber arreglado su aspiradora cuando la desmontó seis meses atrás. Ah, bueno. Si Alan había sobrevivido a una convención de hackers, probablemente podría soportar el apartamento de un hácker durante unas horas. Alan se presentó puntualmente a las 7 PM, como había prometido, y nada en su comportamiento mostró signos de reparo por la alfombra manchada o por las paredes sin decoración. Estaba mucho más interesado en ver la red doméstica y la oficina que el hácker había instalado. Chris tenía un punto abierto de acceso inalámbrico como favor para sus vecinos, pero estaba completamente oculto de todo lo que hacía online. Nunca se había aprovechado de la propiedad del punto de acceso para espiar o husmear los hábitos de Internet de sus vecinos, pero era bueno saber que podía hacerlo si lo necesitaba por alguna razón. Hacerse con todas sus máquinas era trivial. Su instalación principal ocupaba todo el segundo dormitorio, con tres ordenadores en mesas plegables y equipos de backup, herramientas y desechos electrónicos en una ferretería que cubrían todo el espacio libre. Tuvo que sacar una de las sillas de la mesa de la cocina que rara vez se usaba para que Alan tuviese un lugar donde sentarse.

    —Entonces, ¿cómo te sientes después de la convención?, - Preguntó Alan mientras se sentaba, bebiendo una Coca-Cola que Chris le había dado.

    —Bastante horrible para decirte la verdad. No estuvo bien. Es la última.

    —¿Tu último período de convenciones hácker?

    —No, solo la SecZone. Creo que he terminado con ella. Iré a otras, pero estoy cansado de trabajar en el personal. Simplemente me agota demasiado. Voy a seguir yendo sólo como asistente. O tal vez como orador ocasional.

    Nunca había dado una charla en una convención y, en general, la idea de estar detrás del podio llenaba su estómago de furiosas ardillas, pero era una forma de mantenerse involucrado y no ser sólo un asistente más.

    —Eres un buen maestro, - dijo Alan, al parecer en serio. —Creo que probablemente podrías dar algunas charlas cojonudas.

    —Veremos si se me ocurre algo de lo que valga la pena hablar. Tengo algo de tiempo libre, así que estoy seguro de que se me ocurrirá algún tipo de vulnerabilidad o debilidad interesante para una buena charla.

    —¿Estás trabajando en algo ahora?

    —En realidad no, pero como dije, tengo algo de tiempo. Voy a jugar un poco. - Chris se contuvo de desviarse a reflexionar sobre algunas de las posibles vías que podría explorar y se centró en Alan. —Pero has hecho un largo viaje y tienes preguntas. ¿Qué puedo hacer por ti?

    —Bueno, no tengo preguntas específicas en este momento. Lo que tenía en mente era algún tipo de demostración. Me preguntaba si podría mirar por encima de tu hombro mientras hacías algún hackeo. He escuchado sus explicaciones y creo que entiendo la teoría básica y la práctica de todo, pero todavía tengo detalles confusos sobre cómo es todo en realidad. Esperaba que quizá pudieras darme una demostración en directo y ayudarme a entenderlo de verdad.

    —Claro, podría hacer eso, creo. - dijo Chris, aunque no estaba seguro de si realmente podía. Le parecía que sería muy aburrido para Alan. Además, tenía otra pregunta. —Pero no sé me ocurre qué podría hackear.

    —Supongo que lo que quieras, aunque no quiero que te metas en problemas.

    —Cualquier cosa que hagas con un ordenador estos días y que valga la pena te meterá en problemas con alguien. Pero hay problemas y hay verdaderos problemas.

    —Mejor nada de verdaderos problemas.

    —Definitivamente mejor no. Pero no estoy seguro de qué puedo mostrarte sin meterme en verdaderos problemas. Quiero decir, conozco algunos sitios jugosos en los que podríamos perder el tiempo. Algunos sitios de piratas informáticos te invitan a que los ataques para probar protocolos de seguridad, pero eso no es realmente lo que estás buscando.

    Alan se sentó y pensó por un minuto. —¿Qué hay del periódico para el que hago algunos trabajos independientes? Si tuviéramos su permiso.

    —Claro, eso estaría bien. Si tuviéramos su permiso, todo sería genial.

    —Déjame hacer un par de llamadas.

    Alan salió para hacer las llamadas. Chris lo miró a través de una rendija en las persianas mientras paseaba por el estacionamiento, hablando por su teléfono móvil. Diez minutos más tarde tenía su permiso y se estaban instalando en su oficina y husmeando en la página web de la Voz Semanal con sede al sur de Florida.

    Comenzaron a indagar de verdad alrededor de las 9 PM. Como le estaba explicando todo a Alan, fue mucho, mucho más lento de lo que Chris estaba acostumbrado, pero también fue mucho más divertido. Alan hacía la cantidad justa de preguntas y nunca la misma pregunta dos veces, por lo que fue divertido enseñarle y explicarle. La red del periódico era toda estándar, lista para usar, configurada de manera competente pero con poco más que algunas capacidades que superar. Algunas búsquedas profundas en Google arrojaron una pregunta útil etiquetada con la dirección de correo electrónico del administrador del sistema del periódico en un foro de ayuda que le permitió a Chris conocer suficientes detalles sobre la configuración de su cortafuegos y poder comenzar a explorar la red de la manera correcta. Tomó las cosas con calma y cuidado, por lo que tardó hasta poco después de la una de la mañana antes de que estuvieran en la red del periódico y aumentaran sus privilegios hasta el nivel de administrador.

    —¿Entonces podemos hacer lo que queramos en su red ahora?, - Preguntó Alan.

    —Seguro. Leer y enviar correos electrónicos, leer, copiar y cambiar archivos. Veamos ... parece que este es el diseño para el artículo de la próxima semana. Podríamos cambiar un titular si quisiéramos.

    —No lo hagas. Tengo permiso para hurgar, no para hacerles perder el tiempo, - dijo Alan. No parecía cansado en absoluto. Estaba completamente fascinado por todo el proceso.

    —Si quieres puedo enviar un correo electrónico al administrador del sistema sobre los agujeros de seguridad que encontramos para que pueda taparlos.

    —¿Por qué no me envías eso y luego puedo repasarlos con él en persona? Creo que quiero darle la oportunidad de salvar el trasero un poco, antes de decirles a mis editores lo fácil que fue hacer esto.

    —Está bien, pero no dejes que sean demasiado duros con él. Está haciendo un buen trabajo, pero no lo suficientemente bueno como para detener a alguien como yo. Pero la verdad es que, si fuese lo suficientemente bueno como para detener a alguien como yo, odio decirlo, pero no estaría trabajando como TI para un periódico semanal.

    Alan se rio. —Probablemente tengas razón. - Se estiró y bostezó. —Bueno, gracias c1sman. Esto ha sido genial de tu parte. De verdad que lo aprecio, sobre todo quedar despierto hasta tan tarde y todo.

    —Oh, me habría levantado tarde y delante de estas pantallas tanto si estabas aquí como si no, así que no es gran cosa. Me divertí presumiendo.

    —Deberías estar orgulloso de esas habilidades, hombre. Es algo espeluznante. Todo esto queda fuera del artículo, por supuesto, como te dije.

    Chris se había olvidado de eso. Había asumido que, dado que tenían permiso, él y sus logros estarían en el artículo o libro que Alan estaba escribiendo. Oh, bueno, el secreto probablemente era mejor en este caso de todos modos. No es necesario llamar atención no deseada. Agradeció nuevamente a Alan por ser un tipo tan agradable en la convención, le dijo que deberían mantenerse en contacto y que se sintiese con libertad de contactar con él en cualquier momento que tuviese alguna pregunta sobre hackers. Alan prometió que haría exactamente eso y desapareció en la noche.

    Chris recibió algunos correos electrónicos de Alan durante las próximas semanas, generalmente preguntas simples pero muy específicas sobre algún aspecto de piratería o sobre lo que habían hecho aquella noche. Antes de responder a cualquiera de ellos, hizo que Alan creara una cuenta de correo electrónico encriptada PGP para que pudieran conversar en privado, y le agradó que el escritor no pareciera tener problemas para hacerlo solo. Los correos electrónicos se convertían en puntos brillantes en días aburridos, ya que buscaba algún tipo de trabajo interesante. Tenía muchas ofertas con las que mantenerse ocupado, pero todas eran aburridas y ninguna de ellas pagaba muy bien, y necesitaba dinero. Su exmujer estaba siendo amable con todo lo relacionado con la manutención de los hijos y aún no había presentado ninguna queja formal, pero debido a eso, le resultó difícil presionarla con cosas como cambiar la semana en que se suponía que Shawn vendría visitarlo desde Arizona y cancelar el viaje por completo porque aparentemente su hija preferiría ir de viaje con sus nuevos amigas a pasar el rato en el pequeño y lúgubre apartamento de su padre. Realmente no podía culparla, y comenzó a buscar vuelos a Arizona y lugares donde quedarse cuando llegara allí. La familia de su ex nunca se había preocupado mucho por él, por lo que no había forma de que se quedara allí.

    Luego, tres semanas y media después de haber estado en Atenas, Alan se conectó a IRC y comenzaron una encriptada conversación privada. Quería saber si Chris estaba libre para volar a Florida durante un fin de semana y hacer algún trabajo por contrato. Un poco de pirateo. Todos los gastos pagados. Chris ni siquiera estaba seguro de qué pensar de la solicitud al principio, y preguntó qué tipo de trabajo era. Alan fue vago y dijo que era similar a lo que había hecho con el periódico y que podía ganar $5.000 por el trabajo del fin de semana, pero que tenía que hacerlo in situ. No pudo pensar en ninguna razón para decir que no, y la idea de ese dinero superaba su pereza natural y su odio a volar. Le dijo que sí.

    Tres días después estaba bajando del avión en Miami y una hora después él y Alan estaban instalados en un apartamento de una habitación casi vacía en Miami Beach. Tenía un colchón con sábanas limpias y dos almohadas en el dormitorio y un escritorio con dos sillas en la sala de estar que contenía un módem por cable y algo de cable de Ethernet y no mucho más. Alan, que lo había recogido en el aeropuerto y mantenido un estilo constante de guía turístico por Miami durante todo el viaje al apartamento, le dijo que esta sería su oficina para el fin de semana.

    —¿De quién es esta casa?

    —Es el apartamento de una amiga. Se mudó a Ft. Lauderdale y me deja usarlo hasta que pueda alquilarlo. Agradable y tranquilo, con mucho ancho de banda y aire acondicionado. Tienes todo lo que necesitas en tu ordenador portátil, ¿verdad?

    En realidad, había traído dos ordenadores portátiles y tres discos duros, pero tenía todo lo que necesitaba, o al menos suponía que sí. —¿Qué es lo que voy a hacer exactamente?

    —Te daré todos los detalles una vez que deshagas el equipaje, te instales y estés cómodo. Hay alguien a quien quiero que conozcas antes de repasarlo todo. Y si no estás de acuerdo con eso, no hay problema. Te pagaremos y podrás pasar el fin de semana en la playa y regresar después a Georgia.

    No tardó mucho en instalarse, así que mientras esperaba a que Alan regresara con su amigo, conectó un enrutador que había traído y enchufó sus dos ordenadores. También había tres redes inalámbricas dentro del edificio, dos de ellas abiertas, por lo que jugó un rato con ellas y comenzó a husmear en la red protegida en caso de que quisiera acceder a ella por algún motivo. Media hora después, Alan regresó con dos mujeres.

    La mujer más alta, Alan la presentó como Sarah, tenía una figura increíble y, francamente, era un poco intimidante. Era una mujer dura y hermosa, pero sus ojos estaban rojos, parecía estar al borde de las lágrimas y su rimel se había manchado. Incluso en un estado tan caótico, obviamente ella estaba fuera de la liga de Chris, por lo que la descartó como posible interés amoroso / sexual y la archivó bajo "inalcanzable y, por lo tanto, A-Sexual". Quizá un poco regordeta (pero quién era él para hablar), asiática con teñidos mechones rubios en pelo negro natural hasta los hombros era otra historia. Tenía una camisa con un par de zapatillas rojas y la frase "No hay lugar como 10. 0. 0. 0." Probablemente él se enamoró en ese mismo momento y se habría reído si la otra mujer no hubiese estado llorando. Alan la presentó como Kim.

    Tuvo que concentrarse en escuchar la historia de Sarah, especialmente porque Kim estaba ocupada colocando todo tipo de hardware interesante en la mesa junto a sus ordenadores portátiles, pero era una historia convincente. Sarah era una vieja amiga de Alan (Chris supuso que era algo más que sólo una amiga), que recientemente se había visto obligada a dejar su trabajo. No solo había sido despedida, sino despedida y acusada de algunas cosas realmente desagradables, como robar fondos corporativos y vender datos de la compañía a la competencia. Ella no había hecho nada por el estilo, ni siquiera sabía cómo hacer esas cosas, pero la estaban utilizando como una especie de chivo expiatorio por su propia mala gestión o fechorías o lo que sea. Estaban "siendo amables" y decían que no iban a presentar cargos si ella admitía haber hecho las cosas que no hizo. Todo era una mierda total. Y su amigo Alan había dicho que tal vez C1sman pudiese ayudarla.

    —Pensé en ti, c1sman. Pensé que tal vez podrías ayudarnos a conseguir algo de estos tipos, alguna prueba de que Sarah es inocente o de que ellos son culpables o lo que sea. Ambas cosas, tal vez. Algo con lo que podemos luchar contra su mierda de chantaje.

    —¿Así que quieres hackear tu antigua empresa?, - Preguntó. Podía ver la apelación. Cuando lo despidieron a él, había pirateado su antigua empresa, aunque solo para confirmar que la situación financiera realmente era tan mala como habían afirmado. Lo cual había sido cierto y no le sorprendió que la compañía cerrara cuatro semanas después.

    —¿Es posible?, - Preguntó Sarah. —¿Podrías hacer algo así? ¿Tal vez encontrar un correo electrónico donde hablaran sobre el chantaje o algo así?

    —Sarah, Kim y yo hemos reunido algunos de nuestros ahorros para traerte aquí, - dijo Alan. —Es muy importante para nosotros.

    Chris miró a Kim, que estaba de espaldas a él. Estaba configurando una especie de dispositivo basado en un teléfono móvil que parecía bastante intrigante. Por supuesto que los ayudaría. Necesitaba el dinero seguro, pero ahora se sentía un poco mal por aceptar sus ahorros. Pero como no tenía ahorros propios y definitivamente parecía una buena causa, por supuesto que ayudaría.

    —Podemos hacerlo. - Kim se dio la vuelta y le sonrió justo cuando Sarah comenzó a agradecerle profusamente. —Podemos hacerlo, no hay problema en absoluto.

    La compañía, que resultó ser una especie de empresa de capital de riesgo que controlaba lo que parecían docenas (pero que luego resultaron ser cientos) de otras corporaciones, tenía bastante buena seguridad y llevaría más que todo el fin de semana. Sin embargo, Chris renunció a cualquier tarifa adicional. Ahora estaba inmerso en la caza y trabajaba codo con codo con Kim, quien pronto le dijo que la llamara Abeja después de la quinta o sexta vez que no respondió al nombre de Kim. Era un antiguo apodo de la infancia, le había dicho. Abeja conocía la parte electrónica y mecánica de arriba abajo, y era buena con los conceptos básicos sobre seguridad de red. Trabajaron principalmente juntos, con Sarah y Alan yendo y viniendo a horas extrañas, trayendo comida y, una vez, rollos de papel y discos que habían sacado de los contenedores de basura de la antigua compañía de Sarah.

    Como no tenían permiso esta vez, Alan había instado a Chris a tener mucho cuidado y no ser atrapado. Como si necesitara decirle eso, pero Chris agradeció la preocupación. Se tomaron su tiempo, encontraron un agujero y se colaron bien y fácilmente. Bueno, al principio pareció bien y fácil. Pero luego Chris tuvo problemas para aumentar sus privilegios de red más allá de un nivel de usuario básico. La seguridad interna era más estricta de lo que esperaba y no podía acceder a los archivos ejecutables ni obtener acceso root. Luego, él y Abeja idearon un plan. Pensaron en lo fácil que sería si tuviesen una máquina que controlaran en el interior. Un día después, Abeja construyó un ordenador en la carcasa de una regleta que se enchufaría a un punto de acceso de impresora que Chris había identificado. Todo lo que tenían que hacer era meterlo dentro.

    Sarah dijo que tenía una amiga que lo haría por ella. Ella y Alan desaparecieron tarde esa noche. Abeja recibió un mensaje de texto que les decía que debería poder acceder a la pequeña regleta de troyanos. Podían, él lo hizo y al final del día siguiente tenía acceso root. Sacaron todos los archivos que Sarah necesitaba para probar su versión y mucho más. Dejó a los demás clasificar los datos y encontrar las cosas útiles.

    Había hecho su parte.

    Se ofreció a llevar a Abeja a cenar para celebrarlo. Bueno, en realidad se ofreció a llevarles a todos, pero Sarah y Alan se excusaron con la intención de digerir sus datos mal obtenidos. Abeja llegó y le llevó a una elegante marisquería en la playa de South Beach. Había sido una tarde maravillosa y, si se le hubiese ocurrido, le habría pedido que pasearan por la playa y quién sabe qué habría pasado. Bueno, para ser justos, lo había pensado, pero las palabras nunca llegaron a salir de sus labios. Aún así, fue una gran noche. Se rieron y bebieron vino y se pringaron comiendo cangrejo empapado en mantequilla. Cuando regresaron al apartamento, Alan y Sarah todavía estaban allí. Se fueron con Abeja una hora más tarde, todos se lo agradecieron a Chris profusamente.

    A la mañana siguiente encontró un sobre con $10,000 en efectivo en su ordenador portátil y la copia impresa de una tarjeta de embarque en un vuelo para esa tarde a Atlanta. Había un correo electrónico de Alan, agradeciéndole nuevamente toda su ayuda, y uno de Abeja agradeciéndole una noche maravillosa. Pensó en quedarse, pero no pensó que debiera en el apartamento de este extraño. Además, tenía que depositar el dinero y pagar algunas cuentas. Envíale a Jessica algo de dinero por Shawn. Vuelve a la vida real.

    En las semanas posteriores a su regreso a casa, Chris buscó noticias sobre la compañía de inversión que había pirateado, pero no vio nada. Ni nada sobre Sarah. Alan le enviaba una nota de vez en cuando, y él y Abeja comenzaron un buen hilo de correo electrónico que se mantenía amigable y divertido, aunque ella ignoró o desvió sus pocas incursiones tentativas de coqueteo. Aun así, era agradable tener nuevos amigos, y al parecer todo le había ido bien a Sarah. Ella estaba muy feliz con los resultados.

    Bueno. Había hecho su buena acción del año.

    Cuando Alan apareció en la puerta de su casa una noche, Chris se sobresaltó, pero secretamente también se emocionó.

    —¡Alan, qué diablos, hombre! Me alegro de verte.

    —Es bueno verte también, c1sman. ¿Puedo entrar?"

    Se sentaron a la mesa de la cocina, con cervezas en la mano, intercambiaron algunas bromas. —Tengo otra oferta de trabajo para ti, c1sman, si estás interesado.

    —Seguro. - Y mucho. Había enviado la mayor parte de los 10k a Jessica y pagado las tarjetas de crédito con el resto. Y había comprado algo de RAM y dos nuevos discos duros.

    —Bien bien. Me alegra oírlo. Estuviste increíble en lo de Miami, de verdad. Pero hay algunas cosas que debes saber.

    Eso no sonó bien. —¿Que tipo de cosas?

    —Bueno, antes que nada, mi nombre no es Alan. Es Paul.

    Chris escuchó toda la conversación, que incluso resultó ser solo una quinta parte de toda la historia. Paul y Chloe y Abeja lo habían probado en secreto (¡ella realmente era Abeja!) desde el principio, y había aprobado todas las pruebas. No solo lo querían a bordo, lo necesitaban. Podría trabajar principalmente desde su casa. Podrían proporcionar documentación para hacer que el dinero pareciese legítimo. Nunca tendría que hacer nada con lo que no se sintiera cómodo. No, no todo era legal, pero no planeaban que los atraparan. Nunca les habían pillado antes tampoco.

    Primero quiso tiempo para pensarlo y Paul lo entendió, pero tenía un trabajo para él que necesitaba atender de inmediato: rastrear el punto de origen de algunos correos electrónicos que Paul había interceptado de alguna manera. ¿Podría ayudarles?

    —Por supuesto que puedo, - se escuchó decir. —Por supuesto que ayudaré.

Capítulo 9: Paul

    —¿Dónde está tu teléfono?, - Preguntó Paul en cuanto llegaron c1sman y Abeja a través de la puerta, tratando de mantener la ira fuera de su voz.

    —¿En mi bolsa? - Respondió c1sman quitándose la mochila del hombro. Rebuscó por dentro y lo sacó. —Lo tenía en vibración y supongo que no lo oí.

    —Necesito que lo tengas donde puedas oírlo, - dijo Paul. C1sman solo asintió. —Pero, bueno, ya estás aquí. Necesito que busques algo para mí. Tenemos lo que parece ser una extraña demora entre el momento en que los correos electrónicos se marcan como recibidos y cuando los vemos de verdad. Y luego otro gran retraso cuando enviamos el correo. Me preocupa que puedan pasar cosas sin que lo veamos.

    —Ya sé cuál es el problema. No te preocupes, puedo arreglarlo, no se me escapa nada.

    C1sman se sentó en el sofá donde Paul había estado encaramado y comenzó a trabajar de inmediato. Paul no necesitó darle a c1sman ninguna otra instrucción. El pirata informático era propenso a la preocupación y la distracción, y tenía dudas cuando no tenía otra cosa en que ocupar su mente, pero le dabas un objetivo bien definido y acudía a la carrera. Además, el Adderall parecía estar ayudando mucho también.

    —Paul se acercó a Abeja y le habló en voz baja. —¿Y tu teléfono?

    —No recibe ninguna señal en este hotel. Voy a cambiar a uno de los otros. Será una tontería. Reenviaré todo al nuevo. - Abeja se sentó en el escritorio al lado de Sandee y comenzó a jugar con su teléfono y otro que sacó de la caja sobre la mesa.

    Chloe llamó a la puerta y entró unos minutos más tarde. Paul supuso que, como siempre, se había movido por los pasillos y esperado hasta que no hubiese nadie más antes de entrar en su suite. Chloe se quitó la peluca al cerrar la puerta tras ella, suspirando de alivio. Él se acercó a ella y le pasó la mano por el pelo corto y rosado, y hasta la parte posterior del cuello. La acararició un rato y los dos observaron trabajar a los demás. Sandee estaba monitorando los correos electrónicos mientras Sacco miraba por encima del hombro. Abeja y c1sman estaban trabajando duro en sus proyectos. Tenían, esperaba ella, un momento para recuperar el aliento y relajarse.

    —¿Te importaría seguirme a la habitación?, - Preguntó Chloe.

    —En absoluto, - respondió Paul.

    —No os volváis demasiado locos, niños, - gritó Sandee desde el otro lado de la habitación cuando comenzaron a cerrar la puerta detrás de ellos. —Uno rapidito y de vuelta al trabajo, ¿de acuerdo?

    —Sí, mamá, - dijo Chloe antes de cerrar la puerta.

    Los dos se derrumbaron juntos en la cama y se tumbaron boca arriba.

    —¿Cómo está Isaíah?, - Preguntó Paul.

    —Parece bien. ¿Quién sabe? Parece que se encontró con cierto problemilla leve, pero se está encargando de ello. ¿Alguna noticia del señor Datos?

    —Todos vamos bien en ese camino también. Lo ha revisado todo en el frente de las cuentas y lo ha reunido todo junto con la base de datos que le envió Sacco.

    —Entonces, ¿estamos listos para empezar?

    —En cuanto c1sman resuelva ese extraño problema del retraso y me asegure que no hay problema, sí, yo diría que sí. Isaíah podría comenzar a imprimir esta noche y luego rellenar y distribuir sobres durante las próximas veinticuatro horas.

    —Y el lunes por la mañana la mierda golpea al ventilador, - dijo Chloe. Parecía cansada pero también muy complacida consigo misma, con todos ellos. —Esto es realmente grande.

    —No sabrán qué los ha golpeado, - dijo Paul. Silenciaron todas las preocupaciones sobre atacar a un objetivo tan importante, con tantas conexiones.

    No, el bastardo no tendría idea de qué lo había golpeado, pero después del golpe haría todo lo posible para descubrirlo. Y era el tipo de cosas que, si no se jugaban bien, atraerían mucha atención de las fuerzas del orden público, algo que habían sido buenos en evitar hasta ahora. Por supuesto, habían pensado en ello, lo habían planeado y vuelto a planear, tenían contingencias de emergencia planificadas desde hacía meses. Pero siempre había ... algo, si lo pensabas demasiado, te volvías loco.

    —Él pasó a otros temas. —¿Cómo va Sacco?

    —Es bueno. Muy pendiente de todo, como era de esperar. Quiere estar haciendo de todo, en todas partes, todo a la vez, también como era de esperar. Pero él es bueno. Sabe llevar su mierda. Será interesante ver a sus anarquistas en acción.

    —¿Terminaste conociendo a alguno de ellos?

    —Cambié de opinión en el último minuto. Anoche escuché la llamada telefónica de Sacco con ellos y puedo decir que algunos de esos tipos van a ser arrestados, sin duda. Lo están deseando. Decidí que era mejor que no tuvieran ni idea de que Sacco tenía una amiga que sabía lo que estaban haciendo.

    —Bien, - dijo Paul.

    Habían discutido sobre ello y Chloe había decidido encontrarse con ellos con un buen disfraz. Tenía buenas razones: revisar a las tropas, asegurarse de que conocían las reglas de enfrentamiento, detectar cualquier eslabón débil o posible encubrimiento en su medio. Pero Paul siempre prefería ser cauteloso con las personas fuera de la Tripulación, y estos gatos negros estaban muy, muy fuera.

    —Sí, sí, tenías razón, me equivoqué. Pero no estaba equivocada acerca de c1sman, ¿verdad? ¿Olvidó su teléfono en alguna parte o simplemente lo ignoró?

    —Afirma que no pudo oír la vibración en su bolsa.

    —Lo cual es sin duda el porqué lo puso en su bolsa en primer lugar. Se está volviendo un poco loco.

    —Solo un poco. Abeja lo mantiene concentrado. El trabajo lo mantiene aún más concentrado.

    —Abeja necesita concentrarse en él entonces, porque hay algunos lindos mocosos hácker allí abajo con los ojos puestos en ella.

    —¿Ah, si? Bien por ella.

    Abeja había salido bastante de su caparazón desde que se habían sumergido en su súper complejo atuendo. Parte de ello fue el tiempo y la distancia de los eventos pasados, parte de ello era su nuevo papel como tercera al mando y mentor / líder de c1sman, Sacco y el Sr.Datos. Los guapitos que la deseaban sólo hacía aumentar aún más su confianza.

    —Es bueno para ella, tal vez, pero es malo para c1sman. Probablemente sea del tipo celoso.

    —Tú ...

    —Hablaré con ella. Aunque un poco de competencia es probablemente lo que necesita c1sman. No quiero que crea que tiene a Abeja en el bote.

    —Que yo sepa, ni siquiera se han besado, dudo que c1sman esté dando nada por sentado.

    —Bueno, pues no quiero que piense que "es suya" ni tonterías de esas. Como he dicho, lo mantendré alerta y le daré algo en qué concentrarse, siempre y cuando no se desanime ni se rinda con ella.

    —Me suena a un buen plan, - dijo Paul cerrando los ojos.

    Se preguntó si habría tiempo para uno rapidito. Luego se preguntó si habría tiempo para una siesta de quince minutos. Luego c1sman llamó a la puerta y él, Abeja y Sandee entraron en tropel. El retraso se había solucionado, el teléfono de Abeja estaba funcionando, el Sr. Datos estaba listo con el paquete. Hora de volver al trabajo.

    Mientras escaleras abajo comenzaba la cena del viernes por la noche y las competiciones de hackers, en su suite todo era trabajo. Contra las caricaturas estándar de despilfarro y pereza del gobierno, Danny, el congresista y el objetivo trabajaban hasta tarde el viernes por la noche. La mayor parte tenía que ver con asuntos bastante arcanos de legislación y/o recaudación de fondos. El objetivo no intentó más contactos con el congresista o su personal esa noche, por lo que Paul se quedó haciendo de voyeur pasivo, dejando que todo el correo y los mensajes de texto pasaran por escrito. El congresista dejó de enviar correos y de hacer llamadas alrededor de las 9:00 p.m. y el cabildero interrumpió el trabajo alrededor de las 8:00. A juzgar por los datos del GPS en su Blackberry, Danny el asistente no salió de la oficina de Capital Hill hasta las 11:18. Fue solo cuando estuvo seguro de que estaba a mitad de camino a casa que Paul envió un correo electrónico totalmente falsificado a Danny.

    De: Ken.

    Clover@cloveryasociados.com

    Para: Daniel@wolvertonporamerica. org

    Asunto: Aviso

    Danny sólo quería hacerte saber que he recibido un consejo de un medio amigo que dice que algo se está gestando sobre nuestro hombre. Alguien está indagando para un artículo sobre el historial del congresista en temas de seguridad nacional. Cosas de Frontera de Seguridad. No sé exactamente qué, pero pensé que podría requerir un aviso. Estoy con mi esposa este fin de semana y no contestaré al teléfono, pero envíame un mensaje de texto o correo electrónico si tienes alguna pregunta o necesitas una mano y me pondré en contacto contigo tan pronto como lo permita el acoso conyugal.

    K

    Paul observó en su espejo remoto el teléfono de Danny mientras este abría el correo electrónico y presumiblemente lo leía. Diez minutos más tarde, cuando Paul pudo ver en el GPS que Danny había regresado a su apartamento, comenzó a enviar correos electrónicos e incluso a hacer sus propias llamadas telefónicas. Paul las dejó pasar todas tal como estaban escritas, ya que cumplían perfectamente con sus propósitos.

    Danny estaba enviando mensajes a sus propios contactos en los medios para ver si alguien por ahí había escuchado rumores sobre esta supuesta investigación sobre el historial del congresista Wolverton sobre seguridad fronteriza, que aseguraba que era impecable y fuera de cualquier reproche. Con solo hacer la pregunta, Danny estaba sentando las bases para lo que planeaban desatar al día siguiente. Cuando los periodistas escucharon rumores de una historia, se asumió que debía de haber algo ahí. Incluso si la historia resultase ser falsa, el rumor aún significaba que alguien al menos pensaba que había una historia que valía la pena investigar. Y cuando Paul, Chloe y el resto de la Tripulación les proporcionaran esa historia, ya estarían preparados para saltar sobre ella.

    Danny dejó de enviar y responder correos electrónicos a la 1:30 a.m., y no había recibido nada del congresista ni del objetivo en horas. Paul se puso en contacto con Chloe y esta confirmó que el paquete había sido enviado a Isaíah según lo planeado y que había comenzado a imprimir en Florida. También según lo planeado, Abeja y c1sman estaban en algún lugar del hotel, con suerte divirtiéndose y con sus teléfonos encendidos. Sandee se había desmayado en su cama al fondo de la suite y Sacco estaba roncando en su silla. Él y Chloe establecieron un horario de vigilancia. Ella accedió a tomar el primer turno para mirar los correos electrónicos y asegurarse de que no sucedía nada durante la noche con ninguno de los teléfonos o cuentas de e-mail intervenidos. Paul se haría cargo a las 5 AM y la dejaría dormir un poco.

    Le dio un beso de buenas noches, dejándola con un Red Bull, los ordenadores portátiles y los ronquidos de Sacco.

    Paul tomó el turno de la madrugada, sacó un Red Bull del refrigerador, lleno de agua que solía tener hielo, y comenzó a extraer los correos electrónicos que había escrito previamente para enviarlos a los medios de comunicación de Internet y blogueros. Él esperaba presionar un poco al congresista a partir de hoy, llegando a un crescendo el lunes por la mañana. La esencia de todos los correos electrónicos apuntaba a una serie de publicaciones y artículos difundidos por la Web que Paul y el Sr. Datos habían desenterrado o fabricado/mejorado en el último mes. Se basaban en un núcleo sólido de verdad, a saber, que el congresista Wolverton había sido un fuerte opositor de los cambios en las políticas laborales en las Islas Marianas controladas por los EE. UU. En realidad no había estado a la vanguardia del tema ni había aceptado ningún soborno pagado por cabilderos para jugar al golf o disfrutar de las ofertas de las islas, pero había votado directamente durante años en contra de todo tipo de endurecimiento de las restricciones o investigaciones de las condiciones laborales en las islas, y había afirmado un par de veces a los periodistas que él se oponían a tales cambios.

    Las maqunaciones se produjeron en forma de un par de rumores que la Tripulación había difundido en blogs y varias páginas web, incluido un hackeo bastante arriesgado en una de las páginas web del periódico de la ciudad natal de Wolverton en Missouri. C1sman no había tenido muchas dificultades para hacer el cambio en los archivos online del periódico, pero si alguien buscaba en los archivos físicos o en la Máquina Way Back las páginas web originales, encontraría el cambio. De todos modos, la farsa solo tenía que durar un par de días y habría suficientes otras cosas que Paul dudaba que alguien tuviese interés en verificar de inmediato.

    Incluso el congresista no tendría motivos para dudar de que había dicho la cita inventada, ya que, como Paul sospechaba basado en el historial del hombre, era totalmente consistente con sus creencias reales tal como se expresaba en los correos electrónicos privados que Paul había leído en las últimas dieciséis horas.

    Paul comenzó a publicar enlaces a algunos de los artículos en hilos de comentarios del Daily Kos, el Huffington Post y en otras webs, utilizando cuentas falsas que había configurado y mantenido durante meses. Algunas de ellas incluso desde su primera gran estafa en San José. Luego estableció una serie de publicaciones con retardo temporal para lanzarlas en el puñado de blogs que también había estado ejecutando, con alertas en su correo electrónico para recordarle que debía publicar enlaces a esas entradas de blog en esos hilos de comentarios.

    Luego comenzó a refinar los correos electrónicos que enviaría a la prensa más convencional y a los blogueros y webs de noticias más importantes. Hizo bastantes cambios, principalmente incorporando algunos hechos selectos que había recogido de los correos electrónicos del congresista sobre su oposición general a la reforma migratoria que se centraba en la aplicación local en lugar de proyectos llamativos y de trabajo, como la valla fronteriza. No había mucho en ellos, pero era suficiente para que Paul construyera un incendio retórico realmente humeante, si no muy caliente.

    Con su incendio en la web, Paul regresó al gran problema: los cambios legislativos. Él y Sacco habían trabajado arduamente, investigando y elaborando la redacción perfecta y legal para la asignación del presupuesto. Después Paul había pasado una buena parte de las primeras horas de la mañana revisando los otros correos electrónicos que el programa de búsqueda del Sr. Datos había extraído de los servidores del objetivo sobre cómo redactar exactamente tales solicitudes. Su primer borrador de la solicitud falsa de asignación usaba un lenguaje circunspecto lleno de eufemismos, por lo que se había sorprendido al ver que el objetivo tendía a ser muy directo con sus solicitudes, especialmente cuando se trataba de alguien como el Republicano Wolverton, con quien tenía una larga historia. El quid pro quo que pondría a todos en problemas nunca se había deletreado del todo, pero el camuflaje era mínimo.

    El pan y mantequilla del objetivo era un tipo de cabildeo muy específico. Fue Isaíah quien había puesto el foco desde el principio en el cabildero Ken Clover. Había trabajado en el Departamento del Interior durante el mandato del primer presidente Bush y antes había estado entre el personal de un par de congresistas republicanos. Durante los años de Clinton, había cobrado los cheques de varios grupos de expertos conservadores diferentes antes de establecerse en K Street. No tenía problemas particulares ni grandes clientes de la industria en los que se especializara. De hecho, a diferencia de muchos cabilderos, no permanecía en retención para clientes específicos. En cambio, era una especie de consultor de cabildeo contratado cuando otros no podían hacer el trabajo o necesitaban algo extra. En resumen, era un negociador que durante los últimos siete años se había hecho famoso (dentro de un círculo muy pequeño de clientes de confianza) como un comerciante de compras.

    Las adquisiciones presupuestarias, o asignaciones de fondos, como se refería más comúnmente en los medios de comunicación, eran la mejor manera para que un representante o senador llevara algo de dinero a su distrito o estado. Mientras más dinero entrara, más probabilidades tenían de ser reelegidos, o al menos esa era la sabiduría convencional. Pero la inserción de las asignaciones de los destinatarios a menudo dejaba huellas dactilares y se podían utilizar por opositores políticos o críticos de los medios de comunicación para pintar una imagen muy poco halagadora, por lo que cuantas menos asignaciones específicas se pudiesen vincular con la codicia electoral y/o los reembolsos de los cabilderos, mejor. Si un congresista como Wolverton detallaba una asignación para algo de lo que no se beneficiaría personalmente y que no aportaba ningún beneficio particular a su distrito de origen, entonces se suponía que lo estaba haciendo porque sinceramente creía que era una buena política.

    Ken Clover y su empresa ofrecían lo que Paul consideraba un servicio de lavado de dinero a los miembros del Congreso que pagaban sus bastante elevados honorarios. Chloe se había acercado al asistente del representante Wolverton con un trato clásico.

    Ella, como presunta cabildera de la industria del entretenimiento, quería una asignación para proporcionar fondos para la aplicación de nuevas medidas contra la piratería.

    Wolverton recibía una buena cantidad de dinero de los cabilderos del entretenimiento debido a las tareas de su comité, pero no quería que lo vieran tan obviamente en su bolsillo. Al mismo tiempo, había otros miembros del Congreso que no aceptaban dinero de esos cabilderos, pero que debían favores a otras industrias, como los llamados intereses agrícolas de Florida.

    Ambas partes trabajaban a través de Clover, quien se las arreglaba para que los dos representantes intercambiaran responsabilidades de asignación de fondos. Clover haría que el congresista de Florida insertara la adquisición para la medida antipiratería y a cambio el representante Wolverton insertaría la asignación para cualquier adquisición relacionada con la propiedad agrícola que Clover le dijera. Mientras tanto, Clover cobraría su dinero aplicando una tarifa a los cabilderos de cada lado del acuerdo sin tener ningún contacto monetario directo y cobrando sólo un mínimo real de los dos representantes.

    Así era como se suponía que debía funcionar, y cómo funcionó semana tras semana para Clover y Asociados. Excepto que Chloe no era realmente una cabildera y no había ningún congresista trabajando para hacer un intercambio con Wolverton. Desde el punto de vista de Wolverton, administrado por Danny, él estaba haciendo un intercambio en nombre de sus amigos de la MPAA y la RIAA. A cambio, insertaría una asignación para el representante Olivera en Florida, quien haría el trabajo sucio para él en un par de semanas. Excepto que la representante Olivera no sabía nada al respecto, ni nadie de Clover y Asociados. Debido a que la negabilidad plausible era vital para que el esquema comercial funcionase, Wolverton nunca hablaría directamente con Olivera sobre el intercambio, ciertamente no antes de que realmente se hiciera. Y dado que los dos congresistas no formaban parte de ningún comité ni tenían muchos otros puntos de contacto, las probabilidades de que Wolverton le dijera a Olivera algo que pudiera revelar el timo eran muy escasas.

    Así se habían enganchado a Wolverton y a su personal, con Chloe y los correos electrónicos falsificados de la cuenta de Clover. El proyecto de ley de agricultura estaría en conferencia este fin de semana, programado para una votación el lunes. Ahora era el momento de insertar las asignaciones, durante el último minuto, girando y negociando mientras el Senado y la Cámara resolvían sus diferencias en el proyecto de ley. Paul revisó su idioma una vez más, aún nervioso por si había cometido algún error muy obvio que hiciera sonar las alarmas en la mente del congresista cuando la viera. Paranoico, Paul había reescrito todo desde cero, eligiendo usar un correo electrónico similar de los archivos de Clover como plantilla y luego insertando su propia jerga legal donde era necesario. Le parecía apropiadamente oscuro y legislativo, pero quién sabía. Sólo había una forma de averiguarlo: envíarlo.

    Pero no podía enviarlo. Aún no. Tenía que esperar el momento adecuado: cuando los miembros del personal de la Cámara y el Senado se reunieran y comenzaran a intercambiar caballos, por lo que Danny solo tendría unas pocas horas para pasar la nueva asignación e incluirla en el proyecto de ley. Eso no ocurriría hasta esta tarde como muy pronto. Mientras tanto, todo lo que podía hacer era esperar, mirar e interceptar cualquier correo electrónico o mensaje de texto o llamada telefónica que pudiese arruinarles el plan.

    Las llamadas telefónicas eran la mayor preocupación, ya que no había forma de falsificarlas. Sin embargo, tenían una salvaguarda: cualquier llamada de Danny o el congresista o la oficina del congresista a cualquiera de los teléfonos de Clover se bloquearía automáticamente y se enviaría al buzón de voz, que luego podrían borrar. Lo mismo era cierto a la inversa. Si el objetivo intentara llamar a Danny o Wolverton, su llamada también iría directamente al buzón de voz. Sin embargo, si usaban otras líneas, o de alguna manera se toparan entre sí en las calles, las cosas podrían salir muy mal. La clave, entonces, era mantenerlos ocupados preocupándose por otras cosas.

    Llegó el sábado por la mañana, los demás se despertaron y comenzaron a hablar sobre sus tareas. Chloe se ofreció a relevarle en el turno de guardia, pero él todavía estaba revisando sus correos electrónicos y retoques, así que ella les preparó a todos el desayuno. Abeja y c1sman no habían entrado anoche y Paul asumió que se habían quedado en la habitación de c1sman. Ella apareció a media mañana más cansada y malhumorada que la mañana después de la misma, por lo que él dudaba que hubiese sucedido algo muy emocionante entre la pareja. C1sman estaba de servicio en el NOC en la planta baja y planeaba asistir a algunas charlas y, en general, se presentaba como un miembro sólido y honrado del personal de la Shmoocon. Poco después del mediodía, Sacco fue a encontrarse con sus anarquistas y coordinar el próximo asalto. Sandee había ido a correr. Danny estaba ocupado haciendo las órdenes del congresista y no pudo obtener ninguna confirmación sobre la supuesta investigación en progreso. El objetivo permanecía en gran parte tranquilo, aparentemente disfrutando de un buen fin de semana con su familia. El tiempo pareció pasar lentamente.

    Entonces, de repente, a Paul se le echó el tiempo encima. Sucedió en el espacio de unos minutos. Paul envió el correo electrónico a Danny, quien lo recibió y se puso en acción, enviándolo a su compañero de trabajo que estaba en la reunión del comité de la conferencia y diciéndole que era muy importante. El empleado respondió el mensaje de texto y dijo que no se preocupara, que era trato hecho. Fue así de fácil. Meses de planificación y miles de horas y dólares se redujeron a ese momento. Paul había logrado colar una asignación de 50 millones de dólares en el presupuesto federal.

    ¡BUM! Así sin más.

    Debería haber sentido algo, pensó. Debería sentirse diferente de alguna manera, más excitado, más recargado. Pero sólo parpadeó y se frotó los ojos. Todavía quedaba mucho por hacer. El proyecto de ley aún no se había firmado y la gran hazaña contra el verdadero objetivo aún no se había logrado. Pero bueno, acababa de gastar cincuenta millones de dólares de los contribuyentes.

    —Estamos oficialmente asignados, - avisó a la sala.

    —¿En serio?, - Dijo Chloe. —¿Así sin más?

    —Así sin más.

    —¡Eso es jodidamente increíble!, - Sonaba tan emocionada como se suponía que él debía sentirse.

    —En realidad lo es.

    —Pues es hora de que Sacco empiece la mierda en serio. - Sacó su criptófono del bolsillo y marcó. —Hola, maldita sea, que empiece la fiesta, ¿vale? - Colgó sin esperar el tiempo suficiente para que él respondiera.

    —Voy a buscar a Sandee, - dijo Paul. —Asegúrate de que las baterías de la cámara estén cargadas. No quiero perderme ningún momento del caos.

Capítulo 10: Sacco • antes

    —Ah, venga ya, ¿qué coño? ¿En serio?

    —Simplemente no es factible, Sacco. Lo siento, pero no es así.

    —De acuerdo, podemos hacer los malditos títeres más grandes si quieres. No tendrá ningún sentido, pero ...

    —No se trata de eso. Se trata de que el objetivo no nos parece una alta prioridad. Estábamos pensando en algo con un perfil mucho más alto, como el FMI o el Banco Mundial. Un enemigo digno de nuestras atenciones.

    Sacco sintió que sus ojos se hinchaban de frustración. Probablemente debería haber tratado de contenerse, pero no lo hizo en ansoluto. —¿Estás loco o es que eres un maldito idiota? ¿Qué demonios crees que puedes hacerle al FMI que les supomga una gran diferencia?

    —Aumentar la conciencia. Avergonzarlos. Llamar la atención sobre...

    ¿El hecho de que los anarquistas odian al FMI? Uau, esa sería una historia de primera plana. Uau, sí, los chiflados hippies liberales odian al FMI y al Banco Mundial, y dicen que son malvados, perversos, estúpidos y huelen raro.¿Quién no lo sabe ya? y, lo que es más importante, ¿a quién diablos le importa?

    —¡Pero con tu plan nadie sabrá que hemos logrado nada! - respondió Trevor.

    —Sí, pero de hecho, habremos logrado algo. Habremos mejorado la vida de las personas que viven en ese maldito edificio de apartamentos de barrios marginales y habremos jodido a los dueños de propiedades capitalistas de mierda en el proceso.

    —Sacco, ya hemos votado y lo siento, pero eso no es una prioridad para nosotros. Ahora bien, nos gustaría contar con vosotros en la protesta contra el G8 en otoño, pero hasta entonces no veo que haya mucho que podamos hacer juntos.

    —Ah, ¿tú también me estás echando?

    —Supongo. Asumimos que renunciarías.

    —¿Por qué asumisteis eso?

    —Bueno, anoche dijiste: si no lo hacemos, lo dejo, y te tomamos la palabra.

    Sacco tuvo que reír. No recordaba haber dicho eso, pero estaba claro que sonaba a él, y había dicho tantas cosas anoche en la sesión de planificación que podría haber dicho algo así. —Bueno, soy un hombre de palabra, joder, así que sí, lo dejo.

    Se puso de pie, arrojó un fajo de papeles al aire y salió del apartamento de Brooklyn en lo que solo podía llamarse una rabieta.

    Ese era el segundo grupo al que no lograba motivar adecuadamente con su visión, sin contar a los cobardes de los Hackers de la Revolución. En teoría no le importaba: quería ser tan selectivo con sus nuevos aliados como ellos con él. Pero había un reloj contando las horas. Los residentes del Hotel Polaris estaban siendo conducidos lenta pero inexorablemente a la indigencia con condiciones miserables y terratenientes depredadores. Había que hacer algo ahora y la autoridad de vivienda no iba a ser quien lo hiciera.

    Ya había pirateado todos los teléfonos y correos electrónicos del propietario. Sabía exactamente qué tipo de mierda estaban haciendo. Pero también eran unos cabrones de la vieja escuela. No estaban en la era digital de manera significativa y se encargaban de todo con conversaciones cara a cara y, a veces, incluso con instrucciones escritas. Derribarlos implicaba mano de obra y no la tenía. Pensó que esta último grupo de activistas de barrio negro se subiría a bordo, pero tenían visiones de la Batalla de Seattle de una década atrás danzando ante sus ojos de veintiañeros, por lo que en realidad no podían respaldar un bien real para personas reales.

    ¿Ahora qué coño iba a hacer?

    De vuelta en su propia habitación en Brooklyn, Sacco inició sesión por puro instinto y comenzó a trastear online. Había ganado mucha fama y notoriedad en los círculos de hackers por su pequeño truco en ESPERANZA, y EsQcha había sido un gran éxito. Mucha gente quería trabajar con él en muchos proyectos diferentes, ninguno de los cuales tenía mucho interés. Supuso que debería haber estado más entusiasmado con algunas de esas posibilidades, pero, francamente, la idea de esclavizarse programando código de nuevas aplicaciones y herramientas ahora lo aburría. En Hackers de la Revolución él había sido el de las ideas y los demás habían hecho una gran parte de la implementación y, si para ser honesto consigo mismo, el trabajo duro. O al menos el trabajo pesado.

    El trabajo aburrido.

    Ahora quería estar ahí afuera haciendo algo, especialmente porque todo el asunto del Edificio Polaris había llamado su atención. Había conocido a Monique, una dulce anciana puertorriqueña que trabajaba en la cafetería que él frecuentaba y que vivía con su hermana y sobrinos en El Polaris.

    Solían que hablar, sobre todo para que Sacco pudiese practicar su español, pero también porque era divertida y le gustaba hacer madre sobre lo que comía.

    Después, cuando la mujer había empezado a soltar comentarios sobre sus verdaderas condiciones de vida: los ascensores rotos, las puertas cortafuegos y las cucarachas, las ratas y el agua sucia y luego, sin nada de agua, Sacco había seguido haciendo más preguntas. Y cuando intentó pasarse por allí para verla una noche y llevarle algo de ropa para su sobrino, el corpulento guardia de seguridad atiborrado de esteroides se había negado a dejarlo entrar porque pensaba que Sacco era un defensor de los derechos de vivienda de alguna clase, el interés de Sacco realmente había calado. Cualquiera que tratara de esconder algo con tanto empeño, merecía que revelasen todos sus secretos al público.

    Habló con Monique y supo los detalles de las infracciones y las amenazas y la falta de aplicación efectiva por parte de las fuerzas del orden del ayuntamiento. Supo de los beneficios para los inspectores y las tácticas de intimidación empleadas contra los defensores de los derechos de los inquilinos. Enfrascarse contra las telecomunicaciones y los consorcios bancarios globales comenzó a parecer mucho menos interesante que asegurarse de que Monique, su familia y amigos tuviesen agua limpia y hogares libres de alimañas.

    Después de indagar en Propiedades KJL, los dueños del edificio, y descubrir que realmente eran la chusma que había sospechado que eran, y que también poseían una docena de otras propiedades de barrios marginales, Sacco procedió a colarse en todos los teléfonos y ordenadores que tenían. No fue difícil, no les importaba una mierda la seguridad informática, pero tampoco fue muy útil. Ahora, sin embargo, tenía un plan, y si bien podría no permitirle revelar secretos sucios, le permitiría obligar a los bastardos a arreglar El Polaris.

    Lo llamó Chantaje Relámpago, y planeaba atacar a los propietarios, particularmente al dueño principal, Frank Keller, con un aluvión de problemas tan rápidos y gordos que lo pusieran metafóricamente de rodillas y le hiciera correr pidiendo auxilio. Pero necesitaba ayuda para lograrlo en el tiempo de ataque rápido necesario, y necesitaba mucha ayuda de personas no muy unidas a él. Había una posibilidad remota (tal vez mejor que simple casualidad) de que Keller tuviese algunas conexiones con la mafia, y no quería que ninguna de esas tonterías de OC se volviera contra él. Así que necesitaba dinero, equipo y operativos. No tenía nada de eso.

    Sacco recurrió a sus nuevos seguidores online enviando algunas llamadas de ayuda vagamente redactadas e insinuadas. Contactando a cada uno individualmente con cuentas de correo electrónico encriptadas y separadas y eligiendo solo aquellas que pensaba que tenían una cabeza decente sobre los hombros, les dijo que necesitaba donaciones y voluntarios para una "operación radical" para "hacer tragar mierda" a algunas personas. Nunca mencionó nada ilegal y ni siquiera insinuó el objetivo, pero cualquiera que tuviese dos dedos de frente podría adivinar que preparaba algo que estaba, al menos, fuera de la ley. Más personas respondieron positivamente de lo que había previsto, al menos al principio, pero como fue cauteloso con los detalles y exigente con sus necesidades tecnológicas y de efectivo, muchos de ellos dejaron de enviarle un correo electrónico y lo evitaron en IRC. Entonces supo de ella, la chica de la ESPERANZA.

    Le había invitado a unas cervezas la noche que había dejado Hackers de la Revolución, y le había invitado a unas cuantas más mientras le escuchaba hablar sobre el grupo y lo que había significado para él y cómo sus amigos le había fallado. La chica sabía escuchar, eso estaba claro, y parecía estar realmente interesada. Se llamaba Anne, y no paró de hacerle preguntas, interesada en saber más, y él había seguido hablando.

    Había sido genial desahogarse en un oído amable que no tenía ningún vínculo o interés con todos los demás imbéciles y odiadores en su mundo y en aquel momento, y cuanto más le había dejado, él más había hablado.

    Unas horas más tarde, él había tratado de descubrir cómo avanzar las cosas de regreso a su casa o a su habitación. Ella se había alojado en el Hotel Pennsylvania donde se realizaba la convención, y estaba mucho más cerca. Había sido coqueta toda la noche, aunque de una manera cortante que lo dejó luchando por seguirla. Y ella después había recibido una llamada en su teléfono y había salido fuera. Sólo porque estaba borracho y curioso y se sentía lleno de sí mismo, había sacado su propio teléfono e intentado ver si alguna de las herramientas que había cargado allí le permitiría oír algo de su teléfono, pero no tuvo suerte. Cuando ella regresó, dijo que tenía que irse, que se reuniría con unos amigos en la fiesta en la Hacker Halfway House. Le había preguntado si quería ir con ella, pero él sabía que los otros tipos de Hackers de la Revolución estarían allí y también estaba bastante seguro de que la anfitriona, B9 Punk, estaba enfadada con él después de lo que le había dicho en la Notacon, (que, en retrospectiva, había sido bastante estúpido). Él había presionado para convencer a Anne de que se quedara con él, pero ella no había entrado al trapo, aunque lo había rechazado con una sonrisa e intercambiado correos electrónicos y claves PGP.

    Desde entonces se habían enviado algún correo de ida y vuelta. Ella había probado EsQcha y le había gustado mucho, pero tenía algunas preguntas sobre aplicaciones particulares y él le había brindado un soporte técnico amigable. La mujer estaba ubicada en algún lugar del Sur, de lo contrario podría haber tratado de ayudarla en persona, pero las conversaciones de ida y vuelta habían sido geniales, y por lo general le preguntaba cómo estaba y qué estaba haciendo. Sacco también a ella la había incluido en la lista de personas a las que había enviado los correos electrónicos pidiendo ayuda, aunque no se sorprendió de que no le respondiera. Pero ahora, unos días después, recibió su correo electrónico ofreciéndole ayuda. Increíble. Quedaron a una hora para conversar por IRC encriptado más tarde esa misma noche.

    Sacco: ¿En qué andas, rosita?

    Ann3: Lo de siempre, tratando de dominar el mundo.

    Sacco: ¡Yo también! Qué casualidad

    Ann3: Y necesitas algo de dinero.

    Sacco: si.

    Ann3: Dinero que tengo. Equipo que tengo.

    Sacco: ¿En serio?

    Ann3: Personas que necesitas conseguir.

    Ann3: en serio.

    Sacco: K.

    Ann3: hay un pero.

    Sacco: siempre lo hay.

    Ann3: quiero ver.

    Sacco: ¿quieres ayudar?

    Ann3: probablemente no. Pero quiero mirar.

    Ann3: suponiendo que sea genial.

    Sacco: me parece genial, sí.

    Ann3: no, me refiero a asumir que lo que estás haciendo es genial.

    Sacco: oh, es jodidamente genial.

    Ann3: ?

    Sacco: ¿Qué?

    Ann3: ¿Qué es? Dime

    Ann3: Dime.

    Sacco: es un secreto.

    Ann3: como la ubicación de mi dinero y equipo.

    Sacco: es un señor de los barrios bajos aquí en Nueva York. Voy a hundirlo.

    Ann3: ¿ah, si?

    Sacco: ¿no lo has oído? La propiedad es un robo. ¿Y los propietarios? Los mayores ladrones.

    Ann3: No tiene nada de malo robarle a un ladrón.

    Sacco: Nada en absoluto. No es que yo vaya a robar nada.

    Ann3: Por supuesto que no.

    Sacco: De verdad que no.

    Ann3: vale.

    Sacco: ¡que no!

    Ann3: ¡VALE!.

    Sacco: Lo estoy haciendo para hacer el bien.

    Ann3: ?

    Sacco: para obligarlo a ser humano. Para hacer el bien.

    Ann3: ¿Funcionará eso?

    Sacco: por supuesto que lo hará. Es mi plan.

    Ann3: Ya veremos.

    Sacco: Entonces ayudarás.

    Ann3: ¿Qué más veré si ayudo?

    Ann3: Recuerda, te estaré vigilando.

    Sacco: te mostraré todo lo que quieras ver.

    Ann3: ya, apuesto a que sí.

    Sacco: :)

    Ann3: Muéstrame qué y cuánto necesitas.

    Sacco: ¿Cuánto tienes?

    Ann3: Yo pregunté primero.

    Terminó pidiendo $7.500 más algunos teléfonos, tres ordenadores y muchos micros y cámaras ocultas, cosas que Anne al parecer tenía por ahí, porque llegaron a su puerta en una caja de FedEx dos días después. Estaba impresionado. Con el dinero podía contratar a algunos hombres en los que podía confiar para hacer el trabajo, y el resto era solo una cuestión de indagar y hacerlo. Anne no quería venir hasta el día de autos en sí, lo cual a él le parecía bien. No le emocionaba demasiado la idea de tenerla mirando por encima del hombro todo el tiempo, y todavía trataba de descubrir cómo ocultarle lo mayor posible cuando apareciera. El dinero y el equipo eran geniales, pero el hecho de que hubiera estado tan dispuesta a darle todo aquello lo asustaba. Lo asustaba como lo hacía el cuero y los látigos, emocionantes y terroríficos al mismo tiempo.

    Lo que nunca admitió ante nadie era que había sacado la idea de su plan de un episodio de Veronica Mars que había visto. Tampoco es que él viera mucha televisión, pero había apreciado tanto el fetichismo tecnológico que mostraba el programa para los gadgets como el hecho de que Kristen Bell estaba súper guapa y era súper inteligente. Pero, con TV o sin ella, la teoría le parecía sólida. Encuentra a un imbécil total al que le guste ser un imbécil con otras personas y no tenga interés en tratar contigo de manera razonable (en este caso, los propietarios de Polaris). Luego lo abrumas con tanta mala mierda desde tantos ángulos diferentes que llegue a darse cuenta de que sería mejor hacer lo correcto que seguir siendo un imbécil. Originalmente, su plan había sido atacar directamente a Propiedades KJL, pero eso parecía más allá de sus capacidades, incluso con el dinero efectivo y el equipo de Anne. Esos tipos eran tan ricos que podían contratar su propia seguridad y detectives privados para volverse contra él.

    Se necesitaría a alguien para la aplicación de la ley o algún tipo de demanda colectiva para enfrentarlo de manera que fuese una amenaza se verdad. En cambio, Sacco decidió centrar su atención en los secuaces de KJL que hacían que la vida cotidiana en el Polaris fuese básicamente imposible de vivir. Eran vagos, mal pagados y pequeños tiranos, acostumbrados a recibir órdenes y ceder ante amenazas de sus superiores.

    Así que Sacco se lanzó a investigar a los tres jefes de seguridad (que básicamente dirigían el edificio, complementados por ocasionales participantes que traían para cubrir el extraño turno), y el superintendente del edificio y su hijo, que eran responsables del mantenimiento. Unos capullos, todos y cada uno de ellos, por lo que desenterrar tierra fue muy fácil. Sacco pagó a algunos de sus amigos activistas locales, en su mayoría universitarios o que deberían haber estado en la universidad, para que los siguieran con cámaras, colocaran teléfonos con GPS debajo de sus automóviles y EsQcha en sus llamadas telefónicas.

    Grabaron en video sus trapicheos de drogas y sus conexiones con prostitutas y su odio general, y Sacco aprendió sus patrones. A través de Monique, Sacco también insertó algunas de las cámaras ocultas de Anne en las áreas públicas del Polaris, donde podían captar a los bastardos en el acto del lenguaje abusivo a los residentes e intimidación a los trabajadores sociales y defensores de los derechos de vivienda que intentaban acceder al edificio, mientras permitían que los traficantes de drogas y amigos utilizaran apartamentos libres para sus diversos negocios.

    Por sí solos, los videos probablemente podrían haber despedido a los cinco mamones, pero ese no era el objetivo de Sacco. Los quería justo donde estaban, pero quería que hicieran lo que se les decía, no lo que los propietarios ordenaban. Cuando obtuvo todos los videos y la información que necesitaba y puso todo en su lugar, le envió un correo electrónico a Anne y le dijo que era hora de venir a Nueva York. Le ofreció que se quedara en su casa, pero ella se negó.

    Después, ella se reunió con él en el apartamento ocupado que había establecido como su centro de mando durante el par de días cruciales en los que planeaba poner las pelotas de los cinco mamones en un torno.

    —Bonito lugar, - dijo ella mientras la dejaba entrar por la puerta del quinto piso.

    No era un lugar agradable en absoluto y el ruinoso apartamento, polvoriento y decrépito, era inviable para vivir con un clima inclemente, principalmente porque estaba en el piso superior y el techo se estaba acercando a una división uniforme entre techo y agujeros. Tenía amigos ocupando el apartamento del piso de abajo y lo habían hecho mucho más habitable, incluido el robo de suministro eléctrico e internet del edificio de al lado. A su vez, él les estaba prestando algo de ambos.

    —Y no me estoy quejando. Lo digo en serio. Es un buen lugar desde donde llevar tus asuntos.

    Él la miró, solo para asegurarse de que no le estaba tomando en pelo. Ella tenía un aspecto estupendo, por supuesto, como la recordaba, aunque parecía haberse dejado crecer el pelo y se lo había teñido de negro. Llevaba vaqueros y botas, una camiseta y un oscuro suéter de invierno. Sin tonterías, ropa simple y común. Apenas la reconoció.

    —No necesito más, y está cerca del Polaris. Déjame mostrarte el lugar.

    Le dio el recorrido gratuito, señalando los sacos de dormir apilados en una esquina y el cubo de orina escondido en un baño que no funcionaba. En un rincón junto a ventanas tapiadas y debajo de una de las secciones más libres de agujeros del techo se encontraba su centro de mando: tres ordenadores portátiles y siete teléfonos móviles, cada uno etiquetado y conectado a uno de sus operativos en el campo. Desde aquí podía ver cómo se desarrollaba todo y dar instrucciones antes de su enfrentamiento final con el mamón.

    —Ninguna de las personas al otro extremo de esos teléfonos móviles se conoce, - explicó Sacco.—Cada uno piensa que está haciendo un acto de vandalismo o algo así, y ninguno de ellos se conoce entre sí, al menos no mucho. Los uso para una cosa, tal vez dos, y luego los suelto. Así de simple.

    —Entonces, son ayuda contratada, - dijo Anne. —Bonito, vale, sé que eso funciona. ¿Nadie aparte de ti tiene una idea general o sabe cuál es el verdadero objetivo?

    —Nadie. Algunas de las personas en Polaris saben que alguien está tratando de ayudarles, pero solo Monique, mi amiga en el interior, sabe que soy yo, y ella ni siquiera sabe quién soy ni de dónde soy.

    Anne asintió, frunciendo los labios de una manera que Sacco interpretó como una aprobación pensativa. —Entonces, ¿estás lista para poner las cosas en marcha?, - preguntó él.

    —Estoy lista para seguir la aventura y he venido aquí para recoger cualquier equipo que no consigas perder o arruinar. Es tu baile, campeón.

    Todo comenzó con el pinchado de neumáticos y la rotura de ventanillas. Le hubiera gustado ser más sutil, como robar las ruedas y dejar los coches encima de ladrillos o llenarlos con cemento, pero estaba trabajando con provocadores radicales entusiastas no entrenados. Cuanto más simple fuese la tarea, mejor. Luego, a los dos tipos de seguridad que tenían coches, los cuales estacionaban en un garaje seguro cerca, les pincharon los neumáticos. Colocaron pequeños artefactos explosivos, diseñados con petardos con forma de carga, en todas las ventanillas y explotaron con los temporizadores después de que los asalariados de Sacco hubieran salido del garaje a salvo. CRAC, CRASH, aullido de alarmas.

    Sacco se echó a reír al escuchar las llamadas telefónicas desde el garaje, informando del daño de los dos coches.

    Esto hizo que los guardias se cabrearan y los espoleara a buscar problemas, pero no podían hacer gran cosa por el momento. Mientras tanto, Sacco comenzó a hacer las cosas sencillas que podía manejar desde sus propios ordenadores: joderles las tarjetas de crédito, cancelar el suministro eléctrico, teléfono, televisión por cable y agua de sus casas, cambiar sus números PIN y sus contraseñas de correo electrónico. Nada demasiado debilitante por sí solo, pero todo extremadamente agravante, especialmente cuando se hace de golpe. Para los guardias de seguridad, envió a su segunda ola de asalariados a abordar a los traficantes de droga habituales de los guardias como si fuesen agentes de la policía secreta más cutres del mundo, dejando caer los nombres de los guardias como referencias y contándoles todo tipo de detalles sobre las pasadas transacciones de droga que no se suele compartir con otras personas. Como resultado, cuando uno de los enfurecidos guardias llegó esa tarde en busca de su paquetito para quitarse el cabreo del mediodía, le rechazaron e incluso amenazaron como un narco. El día no dejaba de empeorar para estos tíos.

    Luego, los funcionarios de procesos comenzaron a aparecer, o más bien, personas que se hacían pasar por funcionarios, con reclamos de paternidad y demandas de manutención infantil y otros reclamaciones sin fundamento, pero sin duda exasperantes. Aquello tampoco cayó muy bien. El superintendente del edificio y su hijo también los estaban recibiendo, incluso cuando trataban de descubrir por qué no tenían televisión por cable, teléfono o dinero en sus cuentas bancarias. El padre bajó al banco para quejarse, sólo para que un chico joven en la calle, con un pañuelo negro en el rostro le arrojara un globo lleno de líquido rojo antes de salir corriendo, dejándolo cubierto de pintura de látex rojo sangre. Media hora más tarde, se había cambiado y se había duchado para ser golpeado con otro globo a tres manzanas de allí, junto a su hijo que lo había acompañado. Persiguieron al agresor, pero este se metió en un automóvil sin matrícula que le esperaba. Para cuando se limpió una vez más, el banco estaba cerrado, pero el cajero automático le dijo que él y su hijo tenían la cuenta al descubierto.

    Dentro, el guardia de seguridad de la recepción estaba lidiando con un paquete de UPS que explotó en polvo blanco después de que el repartidor lo dejara. Las entregas de UPS eran desconocidas en el Polaris estos días, por lo que el guardia ya había sospechado algo. Eso no le impedió enloquecer. Si los teléfonos hubieran funcionado, probablemente habría pedido algún tipo de ayuda de sus jefes, pero no funcionaban y estaba perdido. Los inquilinos, sin saber exactamente qué estaba pasando, pero sabiendo que les gustaba ver a sus atormentadores atormentados, se rieron, se mofaron y se burlaron de aquellos mamones. Los guardias trataron de intimidarlos, gritarles y arrojarles cosas, pero estaban demasiado asustados para desahogar su ira de verdad. Si eran los inquilinos quienes iban detrás de ellos, debieron de haber comenzado a notar cuán superados en número estaban. Cuando terminaron su turno, se fueron a casa para descubrir que alguien habían cambiado las cerraduras y que no había electricidad ni agua. Sacco deseó haber visto sus reacciones, pero pudo extrapolar lo cabreados que estaban cuando aparecieron en el Polaris exigiendo ver al superintendente.

    Los cinco se apiñaron en el apartamento de la planta baja del súper para una conferencia, la cual uno de los micros de Anne colocados en la ventana les permitió escuchar. Estaban cabreados y confundidos, pero ninguno de ellos tenía un teléfono que funcionara y se vieron obligados a hablar a la luz de las velas mientras debatían si informar a los jefes o no. Fue entonces cuando Sacco llamó a Monique y le pidió que hiciera su parte. Mientras discutían dentro, ella se coló escaleras abajo y dejó un teléfono frente a la puerta del súper. Una vez que estuvo a salvo, Sacco llamó.

    Las negociaciones fueron bastante bien en ese punto. Sacco y el super conversaron. Bueno, después de maldecir, amenazar y gritar durante unos minutos, Sacco consiguió que comenzara a hablar. Hizo que el hombre viera los videos que había grabado en el teléfono: los guardias comprando drogas, al súper y a su hijo rompiendo los códigos de vivienda y salud y robando a los inquilinos. Sabían que sus trabajos y su libertad estaban en juego aquí. Y cuando Sacco les dio una salida, una forma de recuperar su dinero y sus servicios públicos de nuevo, y el fin del hostigamiento, cedieron.

    Estuvieron de acuerdo con las demandas de Sacco, que él era el nuevo jefe y que debían comenzar a arreglar el lugar, contratar unos buenos exterminadores, dejar de acosar a los residentes y permitir que los activistas de derechos de los inquilinos tuviesen libre acceso al edificio. Una vez que hubieran hecho todo eso, TODO eso, sus vidas de mierda comenzarían a volver a la normalidad. A la 1 a. m. se terminó.

    Sacco se había ganado un descanso.

    —Bueno, eso ha sido un jodido escarmiento, - dijo Anne, que había estado riéndose y animándolo todo el día. —Buen trabajo, hombre. Buen trabajo, joder.

    —Gracias, gracias. Estoy bastante contento. No podría haberlo logrado sin tu equipo y dinero.

    —Sabes que esto nunca funcionará a largo plazo, ¿verdad?

    Sacco la miró molesto y sorprendido. —Vale, no te emociones demasiado, - dijo.

    —Quiero decir, esos tipos no van a hacer lo que dices toda la vida.

    —¿Oh, en serio? ¿Cuánto tiempo crees que se portarán bien?

    —Una semana, tal vez dos como máximo. Entonces tendrás que volver a hacer esto de nuevo o los jefes habrán encontrado a alguien para reemplazarlos.

    —¿Y cuánto tiempo crees que llevará a los defensores de los derechos de arrendatario que Monique tiene en marcación rápida documentar las atrocidades allí y presentar una enorme demanda contra esos jefes? - Preguntó Sacco.

    Anne asintió con la cabeza. —Nunca se trató de hacerles tus perras.

    —No sólo de eso. Se trataba de conseguir espacio para que los activistas y los abogados obtuviesen la evidencia que necesitan sin interferencia. Probablemente podrían ganar sólo en una hora de investigación.

    —Y ahora tienen una semana.

    —Tal vez dos, - dijo Sacco, sacándole la lengua juguetonamente. —Además, ese súper realmente arreglará algo de mierda allí, tal vez.

    —Bueno, Sacco, todo esto me vale de verdad. Has montado una mierda inteligente.

    —¿Vale la pena tu inversión?

    —Definitivamente vale nuestra inversión.

    —¿Nuestra? - Sacco nunca había sabido que Anne le hubiese contado a nadie algo de la operación o de su papel en la financiación. —¿De quién estamos hablando aquí?

    —De mis amigos y yo. La gente que donó el equipo y el efectivo. No soy la única interesada.

    Sacco sintió latir su corazón. Anne estaba evocando de nuevo un aterrador ambiente.

    —¿Y podré conocer a estos amigos tuyos alguna vez? - ¿Quería conocerlos? Probablemente pensó que sí. Tal vez.

    —Ya veremos. Como te he dicho, estoy impresionada, pero tengo que presentar mi informe al grupo.

    —¿Votáis sobre cosas como esta?, - Preguntó Sacco. Eso le sonaba familiar.

    —¿Cosas como qué?, - ​​Preguntó Anne.

    —Ni siquiera yo lo sé. ¿A ayudar a tipos como yo a hacer cosas como esta? ¿Ese tipo de cosas?

    —Principalmente hacemos las "cosas" por nuestra cuenta, solo que a mayor escala. - le guiñó un ojo. El guiño no solía ser muy aterrador, aunque a menudo era muy emocionante.

    —Oooh, cuéntame más.

    —Esta noche no, campeón. Esta noche volveré a mi hotel y mañana volaré a casa. Se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta. —Te lo haré saber la próxima semana.

    —¿Hacerme saber qué?

    —Hacerte saber lo que sea que quiera decirte.

    No pudo pensar en una réplica ni en la pregunta que quería hacer a continuación antes de que ella llegara a la puerta. Todo lo que salió fue un patético, —Um, está bien, gracias...

    —De nada, - le dijo antes de salir por la puerta con un pequeño gesto amistoso. —Volveré a por el equipo en otro momento.

    Sacco sonrió, sin duda como un idiota. No podía esperar a que volviera, aun cuando en realidad daba un poco de miedo.

Capítulo 11: Chloe

    Chloe le lanzó un beso a Sandee al salír por la puerta vistiendo como la reportera más sexy que se hubiese visto. Un elegante y ajustado traje de falda gris a rayas con una blusa de seda roja y pañuelo con estampados brillantes que solo podría describirse como atrevido. Las opciones de vestuario de Chloe se habían expandido significativamente desde que Sandee se había unido a la Tripulación, no sólo porque podían compartir algo de ropa, sino porque Sandee tenía un ojo mucho mejor para la moda como disfraz que Chloe. Antes, Chloe siempre había usado cambios de ropa y diferentes pelucas como una forma de engañar a la gente a pensar que era otra persona. Sandee le había enseñado a usar atuendos como una herramienta para habitar una persona completamente nueva, de modo que no solo vistiera el papel, sino que pensara en lo que llevaba como una extensión de la vida y la mentalidad de la persona que fingía ser. Era un buen truco.

    Pero no había ningún disfraz que pudiera usar que hiciera que salir a ver las protestas fuese una buena idea. Danny podría estar allí en algún momento, y Chloe no iba a hacer nada para arriesgarse a establecer una conexión entre ella y la protesta. Además, esta era la parte del espectáculo de Sacco y él estaba al mando. No necesitaba a Chloe mirando por encima del hombro, por eso Chloe iba a dejar a Sandee mirando por encima del hombro para ella. No es que el papel de Sacco en el evento de esta tarde requierese mucha supervisión. Chloe iba allí a asegurarse de que las cosas con los manifestantes realmente se salían de control. Si esos anarquistas de su bloque negro terminaban siendo debiluchos pacifistas que blandían carteles y cantaban consignas en lugar de provocar una mierda seria, Chloe se iba a cabrear. Sacco estaría allí para alentarlos si era necesario.

    Y Sandee estaba allí para mirar y grabarlo todo, haciéndose pasar por una bloguera de un medio independiente con un teléfono Nokia que podía transmitir video en directo a la web. Paul había montado una página para hospedar la transmisión de video en directo cuando llegara y tenía su cuadro de identidades falsas online listo para comenzar a enviar el enlace a su bloguera y activista de los medios de comunicación. Desde allí, esperaban que llegara a los principales blogs liberales y, a través de ellos, a los principales medios de comunicación. El sábado era un día de noticias lento y no había nada emocionante en DC, por lo que ella podía ver, esperaban obtener verdadera tracción con su golpe.

    Chloe recibió la llamada media hora después de que Sandee se fuera. Había tomado el metro y estaba subiendo las escaleras mecánicas cuando llamó a su criptófono. Chloe sabía que tenía un auricular de manos libres colgando de su oreja izquierda, para su consternación, y no podía negar que parecía hortera, pero era necesario.

    —¿Dos manzanas al norte y luego giro a la izquierda?, - Dijo Sandee.

    —Lo tienes, cariño, - respondió Chloe con un mapa abierto en su ordenador portátil para poder confirmar las instrucciones.

    —Estoy viendo mucha ropa negra mugrienta y descolorida, y extrañas perforaciones faciales por aquí, - dijo Sandee. —Probablemente podría seguir a las multitudes reunidas.

    —Si pero…

    —No seas tan obvio, lo sé, lo sé, por supuesto que no. Pero este es un barrio muy bonito. No es bonito Georgetown, pero ya sabes, agradable. No soy yo quien atrae todas las miradas de los adinerados blancos que sacan a sus perros y pasean con sus hijos.

    —Nadie dijo que esto fuese sutil.

    —Ese nadie tenía razón, - dijo Sandee. —Es agradable salir de esa horrible habitacioncita. Sí, sí, no es muy pequeña y en realidad no es horrible, pero aún así, querida, tienes que admitir que se está llenando de gente allí.

    —No lo niego. Otro mal necesario.

    —Todos mis males necesarios solían ser beber, bailar, hombres con músculos grandes y mujeres con pollas grandes. ¿Cómo dejé que vosotros, chiflados bromistas, me sedujerais en esta vida de crimen?

    —Bueno, técnicamente...

    —Bien, sí, técnicamente yo ya llevaba una vida de crimen y fui yo quien os seduje a vosotros, pero estás eludiendo mi argumento.

    —¿Que es?

    —Que hace mucho frío aquí y sé súper seguro que en casa hace un día soleado, maravilloso y cálido.

    Chloe hizo una pausa por un momento para buscarlo. —22 grados y soleado.

    —¡Eso sí que es perverso!

    —Has dicho que lo sabías a ciencia cierta.

    —Eso no significa que quisiera que me arrojaran el hecho a la cara como un gatito libre y adorable que solo quiere un hogar.

    —Espera, ¿estamos teniendo ahora la conversación del gato otra vez? Paul es alérgico.

    —Hay medicinas para eso, ¿sabes?

    —De acuerdo, hablaremos de eso cuando lleguemos a casa, - dijo Chloe poniendo su tono de voz más maternal.

    —¡Gracias mamá! Qué buena eres conmigo. Así que escucha, los anarco-comosellamen están empezando a enguarrarse en el suelo y he descubierto algo más.

    —¿El qué?

    —Que quien dijo que estas medias que uso me mantendrían calientes las piernas era una jodida mentirosa.

    —Te dije que usaras pantalones.

    —Lo sé lo sé. ¿No acabo de admitir que soy un maldito mentiroso? Vale, oye, está pasando algo ahí delante. Voy a seguir y sacar el teléfono.

    —Genial, - dijo Chloe, alejándose del clima de Key West para regresar al plan de la Crítica Capital, el blog que Paul había creado meses atrás en preparación para este momento.

    El sitio estaba "administrado" por el personaje de Sandee durante el día, una periodista independiente de lengua ácida y olfato para asuntos sucios llamada Talia Tailes. Paul y Sacco habían hecho la mayor parte de los blogs para este momento, y habían escrito los puntos de conversación para la docena de videos anteriores, que Sandee había realizado con la cabeza retroiluminada y la imagen borrosa para preservar "su" identidad como reportera de investigación que "había trabajado para la AP" (según decía la página, al menos). Paul había mantenido sus comentarios escritos de manera imparcial en su elección de objetivos políticos de izquierda y derecha, aunque el contenido de las críticas nunca era menos que mordaz y generalmente bastante injusto.

    Mientras miraba, el video del teléfono de Sandee comenzó a transmitir imágenes en directo en la página web. Chloe le hizo saber a Paul que era hora de empezar y preparar sus bots de enlaces y títeres online para comenzar a cavar y vincular el evento una vez que este comenzara. C1sman tenía un centenar de ordenadores por todo el mundo que se había hecho cargo mediante el uso de troyanos o malware de algún tipo, y estos zombis servirían sin saberlo los comentarios y enlaces en nombre de la Tripulación. El video fue confuso y borroso al principio, cuando Sandee acercó la cámara a la escena, pero una vez que el objeto de su atención quedó en el cuadro, se estabilizó de inmediato.

    La escena era una hilera de casas adosadas, recientemente gentrificadas y restauradas, a lo largo de una calle repleta de vehículos de lujo (de precio medio a bajo), microjardines perfectamente cuidados y pendientes bien barridas. Las cosas ya comenzaban a desvanecerse un poco al sol de media tarde. Las sombras alargadas parecían frías y en algunos rincones aún conservaban hielo y nieve de una semana de antigüedad. Un grupo de personas se apiñaba alrededor de la mitad del bloque, la mayoría adolescentes o en la veintena, que usaban chaquetas o abrigos desgastados, a menudo reparados, adornados con botones, alfileres y parches de aspecto airado. Algunos tenían gorros de punto sobre las cejas, otros gruesas bufandas o pañuelos apretados sobre las barbillas. Casi todos llevaban botas gruesas y desgastadas de uno u otro tipo. No eran las prendas llamativas y cutres que los aspirantes a punks solían pillar de Hot Topic. Eran atuendos reales de segunda mano y restaurados, botas reales de trabajo y combate. Gatos serios de verdad.

    —Bueno, bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí?, - Dijo Sandee sobre el Nokia, no hablando con Chloe sino con la audiencia de Talia Tailes. —Menudos tipos desagradables, reunidos en un vecindario más típico del hogar de abogados, cabilderos, médicos de Washington y, sí, incluso los críticos del Congreso. Parece el tipo de muestra de botones que va soltar algunos gritos serios.

    El grupo de descontentos jóvenes comenzó a cohesionarse a la acción en este punto. A Chloe le alegró ver que Sacco no aparecía en ninguna parte de la imagen.

    De dentro de sus abrigos salieron pancartas de tela envueltas alrededor de varillas de plástico o madera. Nada enorme, pero había muchas. De los más o menos treinta manifestantes en la acera y que se desparramaban por la calle, un tercio de ellos tenían carteles que decían cosas como "¡Libera Las Marianas!" y "¡Termina con la Esclavitud en EEUU!" y "Fabricado por el Trabajo Esclavista Americano." Su atención estaba firmemente centrada en una casa en el centro del bloque, una con cámaras de seguridad exterior sobre la puerta y rejas en las ventanas del primer piso.

    Sandee enfocó la cámara hacia el frontal de la casa. Hasta el momento, ninguno de los manifestantes había cruzado la valla hasta la cintura ni había entrado en el césped delantero de tres metros de largo, pero la estaban presionando con fuerza. El video mostró la dirección de la casa y tuvo la suerte de captar a alguien dentro apartando a un lado una cortina lo suficiente como para mirar.

    —Ahora esto se pone interesante, interesante, interesante, - dijo Sandee / Talia. —¿Quién diantres podría estar provocando la ira de estas personas tan cabreadas? Por suerte para ustedes, Talia Tailes tiene una base de datos con las casas de las estrellas de Washington DC en su teléfono.

    La vista se inclinó violentamente, mostrando el suelo durante treinta o cuarenta segundos mientras Sandee pretendía acceder a algo, luego volvió a dirigirse a los manifestantes que estaban adquiriendo nuevos miembros desde todas direcciones. Ahora bloqueaban todo un carril de tráfico y habían obstruido la acera por completo.

    —Bien, bien, bien, según mis cálculos, este es el hogar de nada menos que el Representante Tom Wolverton, republicano de Missouri. Un hogar modesto para un modesto medioccidental. Su esposa e hijo viven en el distrito de origen si no me falla la memoria. Ahora bien, ¿qué ha podido hacer esta sal de la tierra, este hombre del corazón de América para enojar a estas aterradoras personas? Vamos a averiguarlo.

    La cámara avanzó hasta quedar justo detrás de uno de los manifestantes. —Hola, te están transmitiendo en directo por Internet, - dijo Sandee / Talia. —¿Te gustaría hacer algún comentario sobre lo que está pasando aquí?

    El manifestante, un tipo flaco con densa barba y una gorra de béisbol negra desgarrada que le bajaba hasta los ojos, se volvió hacia Sandee a mitad de grito y gritó a la cámara —¡LIBERAR A LOS ESCLAVOS!.

    —¿No hicimos eso ya en 1865?, - Preguntó Sandee.

    —¡No si eres un trabajadora textil en las Islas Marianas! Allí pueden encerrarte en sus fábricas de explitación, obligarte a tener relaciones sexuales con turistas japoneses y a abortar si te quedas embarazada. Y cada par de vaqueros que coses tiene una etiqueta que dice "fabricado en los EEUU". ¡Eso es esclavitud, y está en territorio controlado por los estadounidenses y ese congresista de mierda lo apoya al 100%! ¡LIBERA A LOS ESCLAVOS! - Gritó de nuevo, esta vez uniéndose a toda la multitud.

    Sandee retrocedió para contemplar todo el cuadro.—¡Todavía hay esclavos en territorio estadounidense! ¿Quién sabe? Según estas indignadas personas, el congresista Wolverton lo sabía. Eso no suena nada bien. - El video mostraba ahora a los enojados manifestantes levantando los puños y sacudiéndolos hacia adelante y hacia atrás como si todos estuvieran martilleando unos clavos invisibles sobre sus cabezas mientras cantaban el fin de la esclavitud en las Islas Marianas. La presión de los que estaban detrás para dar paso a un camión, que no mostró interés en reducir la velocidad, se transfirió a los de delante, de modo que las personas que estaban al frente tuvieron que trepar por la valla o ser aplastados contra ella. Una vez que los primeros cruzaron a propiedad privada, los que estaban detrás se envalentonaron y avanzaron todos de pronto. Desde algún lugar de la multitud, la gente comenzó a tirar botellas y latas.

    Chloe, ensimismada en el video frente a ella, no escuchó a Paul las dos primeras veces que le dijo algo. Al final ella lo miró.

    —¿Qué has dicho?

    —He dicho que el congresista está allí y que está llamando a Danny ahora mismo.

    Paul tenía un auricular en el oído izquierdo y podía escuchar cualquier conversación realizada en cualquiera de los teléfonos que habían pirateado.—Ya ha llamado a la policía. O ha llamado su esposa por el teléfono de la casa.

    —¿Pensé que su esposa había regresado a Missouri? - Dijo Chloe.

    —Este fin de semana no. Creo que está aquí para ir a la recaudación de fondos con él esta noche.

    Chloe asintió y volvió al video. Sandee estaba demasiado ocupado capturando toda la acción para responder a una llamada de advertencia sobre la llegada de la policía y, además, eso iba a suceder de todos modos.

    Una botella se hizo añicos contra los barrotes de una de las ventanas junto a la puerta principal. Los gritos habían pasado de ser organizados a calamitosos en este punto, y Sandee hizo una panorámica por la calle para mostrar lo grande que se había vuelto el grupo y lo asustados que parecían los pocos espectadores que quedaban en la calle. Cuando volviera y mirara los registros del video y las llamadas telefónicas, vería cuán impresionante era realmente el tiempo de respuesta de la policía de DC. El primer automóvil llegó en un par de minutos, con el segundo y el tercero no más de un minuto detrás de ellos.

    Los policías saltaron de sus vehículos con las porras mientras Sandee los grababa. Al menos tenían el buen sentido de no sacar las armas de fuego, lo que había sido un verdadero problema. Se suponía que Sacco había informado a los manifestantes que se dispersaran cuando llegara la policía, y la mayoría de ellos comenzaron a hacer eso tan pronto como los patrulleros se detuvieron. Los cinco policias (uno estaba a solas en su automóvil) no se molestaron demasiado con los primeros en huir, se concentraron en cambio en aquellos que todavía amenazaban la parte delantera de la casa del congresista.

    —Los policías han llegado ahora, - dijo Sandee por encima de los gritos. —Y no parecen contentos. Me pregunto si hay suficientes, pero apuesto a que hay muchos más en camino. Esta repentina protesta parece estar terminando tan rápido como ... ¡oh! ¡Joder! -Obtuvo un primer plano de un policía golpeando en la parte posterior de la cabeza de un manifestante mientras él a su vez golpeaba la puerta de la casa. El pobre chaval cayó en un instante, sangrando. —Las cosas estan feas aquí. Realmente feas.

    Los cinco policías se abrieron paso hasta el frontal y se subieron a los escalones antes de girarse y enfrentar a los manifestantes en una falange unificada de amenaza vestida de azul. Solo quedaba una docena de insensatos incondicionales, uno de los cuales estaba arrancando un repollo decorativo del jardín delantero y se preparaba para arrojárselo a la policía. En ese momento, uno de los manifestantes que huían golpeó a Sandee con fuerza, enviando el teléfono/cámara al suelo. —¡Hey!, - Oyó gritar a Sandee.

    Un segundo después, levantó el teléfono y otros dos manifestantes se estrellaron contra él también. El video era un borrón de movimiento oscilante al estilo La Bruja de Blair. —¡Dame eso!, - Le gritó alguien a Sandee.

    —¡Vete a la mierda!, - Gritó Sandee, y Chloe y el resto de los espectadores tuvieron una vista de cámara de un puñetazo en la garganta. El manifestante cayó y Sandee comenzó a retroceder, levantando la cámara y observando cómo llegaban más policíasvy cómo aquellos que no habían corrido al principio terminaron esposados ​​o inmovilizados por los cabreados policías. El tipo que Sandee había golpeado yacía en el suelo, agarrándose las bolas y el cuello, acurrucado en posición fetal.

    —Creo que esa es mi señal para cortar aquí, - dijo Sandee pasando la cámara de un lado a otro por toda la escena de la calle por última vez. —Esta es Talia Tailes informando en directo desde el propio partido privado de protesta del congresista Wolverton. Corto y cierro.

    El video se oscureció.

    Chloe se reclinó en el asiento y sopló un poco de aire a través de sus labios en un silbido bajo. Se volvió hacia Paul, quien seguía escuchando atentamente la parte del congresista o en el teléfono de Danny.

    —¿Todavía están hablando de eso?

    —Ahora al parecer está llamando a alguien del Servicio Secreto. Todavía está demasiado enfadado por que pisotearan su jardín delantero como para haberse dado cuenta de lo que decían las pancartas. - Paul hizo una pausa para escuchar algo. —Tal vez se esté calmando un poco ahora. Pero comenzaré a tantear a Danny con algunos consejos y preguntas de fuentes de los medios en las próximas dos horas, y eso debería hacerles pensar en la mierda adecuada para la recaudación de fondos de esta noche.

    Chloe estaba contenta de cómo habían ido las cosas, aunque un poco sorprendida de lo rápido que habían sucedido. Era el tipo de represión rápida que antes de Internet nadie hubiera visto nunca porque la televisión no habría llegado a tiempo. Ahora una drag queen solitaria con una cámara podría transmitirla en directo al mundo. Sandee llamó diez minutos más tarde para informar que había dejado la "frivolité" y que se dirigía a la base de operaciones. A Chloe le había preocupado un poco que la policía hubiese intentado detenerlo como testigo si lo hubiesen visto filmando el evento, pero obviamente habían tenido problemas mayores en que ocupar su atención.

    Una vez que el video estuviera online, no tendrían forma de rastrearlo hasta Sandee, ya que la ficticia Talia Tailes era completamente anónima, al igual que su página (hazaña nada fácil, en estos tiempos modernos).

    Regresó una hora más tarde y Sacco había llamado para informar que una docena de sus reclutas habían sido arrestados, pero no había nadie que pudiera llevar a las autoridades hasta él. Sus enlaces con los manifestantes habían sido lo suficientemente inteligentes como para separarse cuando escucharon las sirenas, según el plan, y se estaban preparando para el seguimiento más pacífico pero aún importante de esa noche. Paul informó desde el otro lado de la sala que su campaña para aumentar las visitas al video de protesta estaba dando sus frutos y que el plan de divulgación de los medios estaba llegando a su primera masa crítica en la que podían obtener una verdadera tracción en Digg, Reddit y otras noticias de redes sociales y webs. Luego llegó el mensaje de texto de emergencia de Abeja, pidiéndole a Chloe que bajara AHORA MISMO.

    —¿Qué coño?, - Dijo Chloe. —Mierda. - respondió por mensaje de texto ignorando por un momento las preguntas de Paul.

    Abeja simplemente reiteró su necesidad de ver a Chloe en el vestíbulo y envió un mensaje de texto con su palabra clave preestablecida para "no es seguro que yo regrese a casa".

    Sandee entró en ese momento, con una sonrisa en su rostro. —Bueno, eso no ha podido ser más sorprendente e impresionante, - dijo antes de ver la cara de preocupación de Chloe.

    —¿Pasa algo abajo?, - Preguntó Chloe.

    —Un montón de empollones que tienen una convención, - dijo. —Nada fuera de lo común o remotamente emocionante que yo viera.

    —¿Qué está pasando?, - preguntó Paul al otro lado de la habitación.

    —No estoy segura, - dijo Chloe recogiendo su peluca marrón de la mesa. —Pero, tíos, es posible que queráis empezar a recoger esta mierda en caso de que tengamos que irnos muy rápido. - con suerte no tendrían que bajar por la cuerda que habían sacado por la ventana, pero era bueno saber que la opción estaba allí. —Me voy abajo.

Capítulo 12: Oliver • ahora

    Oliver no estaba completamente satisfecho de cómo iba la convención hasta ahora.

    Había muchísimas cosas que hacer, pero ya no estaba seguro de por qué molestarse. Había pasado la mayor parte del viernes por la noche malhumorado porque el trabajo lo obligaba a dedicar todo el día al trabajo, a pesar de que supuestamente estaba aquí en la convención por dinero y para buscar empleo.

    Estúpido empleo.

    Así que había estado atrapado en la sala VPN de su oficina durante la primera mitad del viernes y cuando bajó las escaleras, todos los que conocía ya habían ido a cenar a algún lugar y sólo había un bar de hotel lleno de hackers. No los conocía y simplemente no tenía la energía mental para intentar presentarse a la gente. Se sentó ociosamente en uno de los puestos de internet de pago del vestíbulo y lo pirateó para que navegar gratis, preguntándose qué iba hacer el resto de la noche.

    Al final, hizo lo que la gente hace a menudo en esta situación: se quedó cerca de las conversaciones de otras personas y esperó la oportunidad de insertarse en alguna de ellas. Después de algunos intentos fallidos, incluso funcionó. Terminó hablando sobre el kernel de Linux con un grupo de chicos durante un rato, lo cual estuvo bien, pero nada que no pudiera haber hecho en un foro o en un servidor de listas desde su casa. El sábado había decidido lanzarse a las charlas, y aquello también había resultado ser mediocre. Todas parecían estúpidas y aburridas y no estaba aprendiendo nada. Al menos un par fueron divertidas, como la charla de Johnny Long de la que había visto una versión anterior, pero de todos modos sabía que al menos pasaría un buen rato. Al salir a última hora de la tarde del sábado, estaba pensando seriamente en comenzar a beber. Vale, no demasiado en serio. Decidió ir a su habitación a relajarse un poco y aliviar el estrés. Después tal vez comprara cientos de dólares en bolas de shmoo y se las arrojara a todos los que le enfadaran.

    Mientras esperaba el ascensor en el vestíbulo; la verdadera razón de su descontento, la persona que le había hecho imposible disfrutar de una convención hácker desde entonces; entró por la puerta lateral como si ella no tuviese una preocupación en el mundo. Los ojos de Ollie se abrieron de sorpresa. Esta vez iba de manera mucho más conservadora, vestida con un traje / falda y con el cabello recogido hacia atrás, pero no había duda de su rostro, uno que estaba atrapado en su imaginación y al que seguía volviendo una y otra vez, a veces en los momentos más incómodos.

    Era Toni.

    Él comenzó a moverse hacia ella, pero luego no supo qué decir.

    Quería confrontarla, por supuesto, hacerle admitir lo que había hecho y decirle quién era realmente, pero eso no iba a suceder. Aún cuando fracasó al dar ese paso mientras ella se alejaba caminando por el pasillo, sabía que tenía miedo de enfrentarla. Ella simplemente lo negaría todo, o fingiría no saber quién era, o encontraría alguna manera de humillarlo. Ollie había visto cómo podía dejar cortado a un hombre con sus palabras y percibir sus debilidades e inseguridades. Simplemente no podía enfrentar eso, no él solo.

    Sólo cuando ella desapareció al doblar la esquina, su cerebro lógico se puso en marcha nuevamente y comenzó a concentrarse en algo además de su respuesta emocional. Si ella estaba aquí en la Shmoocon, probablemente era por la misma razón por la que había estado en la Toor Con, no para aprender o establecer contactos, sino para reclutar personas para cualquier plan siniestro que tuviera esta vez.

    Ollie se dio cuenta de inmediato de lo que tenía que hacer. Tenía que advertir a alguien.

    Se dio la vuelta y fue sin trotar del todo hacia las escaleras mecánicas que conducían al área de la convención, directo hacia el mostrador de registro delantero. Con la convención en marcha, solo los que llegaban tarde y las personas que compraban camisetas necesitaban la atención del encargado del mostrador, por lo que pudo correr hasta el mismo y decir (no gritar como casi lo hizo):—Necesito hablar con ¡Heidi!

    El chico detrás del mostrador dijo: —Está por aquí en alguna parte. ¿Qué necesitas?

    —Hay una especie de ... un problema de seguridad tal vez, - dijo Ollie mirando por del mostrador para asegurarse de que Heidi no estaba allí.

    —¿Debería llamar a seguridad entonces? - Preguntó el chico, comenzando a sonar ansioso.

    —No, no es una emergencia exactamente. Es que hay una mujer... Escucha, creo que necesito explicárselo yo mismo.

    —Vale, vale, déjame encender la radio a ver dónde está. - Sacó un auricular de radio y dijo: —¿Alguien ha visto a Heidi?

    Ollie no pudo escuchar las respuestas, pero después de preguntar dos veces más, por fin hubo una. —¿Podrías enviarla a registro? Alguien necesita verla sobre algo. Vale. Sí, gracias. - Se volvió hacia Ollie. —¿Estás seguro de que esto es importante, está muy ocupada y no quiere que la molesten en este momento.

    Ollie asintió. Estaba seguro de que era importante, pero estaba menos seguro de su capacidad para convencer a alguien de ese hecho. Heidi, como todos los que sabían algo sobre la Shmoocon, estaba a cargo de la Shmoocon y era la esposa del reconocido experto en seguridad Bruce Potter. El hecho de que ella no sólo administrara la Shmoocon y de que fuese súper genial, sino que también fuese una MQMF, mitad noruega y mitad Fillipina, solo la hacía más intimidante para Ollie. La había visto, por supuesto, principalmente en el escenario durante los eventos o merodeando por los pasillos apagando incendios, pero en realidad nunca había hablado con ella. Ojalá entendiera lo importante que era lo que iba decirle.

    ¿Qué iba a decirle exactamente?

    Sabía que quería advertir a todo el mundo sobre Toni, pero no había pensado en los detalles de cómo hacer que esa advertencia tuviese sentido sin hacerlo parecer un idiota o un imbécil. Ciertamente no iba a contarle a nadie la historia completa.

    Aquella noche en la Toor Con habían vuelto a su habitación de hotel. Como nunca estaba seguro de este tipo de cosas, no había estado del todo seguro de si iba a tener suerte, pero había tenido esperanzas. Ella había admirado la vista del estadio y pedido uno de los mini-vodkas del minibar.

    Se había sentado en la cama, apoyada en la cabecera sin zapatos mientras él se había sentado en una silla y le había hablado sobre las pruebas de infiltración y el pirateo y todas las demás cosas en las que pasaba pensando la mayor parte de sus horas de vigilia. Ella había querido saber cada detalle de cómo funcionaba su trabajo, lo cual era normal para alguien que no conocía los detalles de una línea de trabajo bastante exótica. Ya había contado versiones (generalmente versiones más cortas) de todas estas historias antes. Pero Toni se había adentrado en un territorio inusual, preguntándole no solo por las cosas que hacía sino por las razones por las que las hacía y lo que él había encontrado satisfactorio en ellas. Y del tema de la satisfacción habían pasado al tema de la insatisfacción, y por qué estaba buscando un nuevo empleo (respuesta corta, estaba aburrido con el actual porque todos sus amigos se habían ido y los jefes apestaban desde la compra el año pasado).

    Toni se había bebido algunas mini botellas más e incluso las dos Heinekens que habían estado allí por Dios sabe cuánto tiempo.

    A las 4 de la madrugada él se había quedado ronco de tanto hablar y ella se había desmayado en la cama. Ollie la había metido debajo de las sábanas y había dormido a su lado con la ropa puesta encima de las sábanas. Bueno, había tratado de dormir, pero principalmente se había quedado allí acostado deseando que ella se despertara, se volviera hacia él y lo abrazara. Él se había desmayado en algún momento y se había despertado con el sonido de ella en el baño. Toni había salido con el vestido de la noche anterior, sonriente y alegre. Se había disculpado por quedarse dormida y le había agradecido su hospitalidad. Tenía que coger un avión, pero quería mantenerse en contacto y le había dado su teléfono privado y su correo electrónico personal antes de decirle que contactara con ella el lunes para poder hablar más. Él había balbueado algo al restregarse el sueño de los ojos y tragar una y otra vez para lubricar su boca, que estaba completamente seca, lo que indicaba que había estado roncando. Había estado, por supuesto, mortificado.

    Le había enviado un correo electrónico al día siguiente, sin esperar una respuesta. Pero había llegado una al cabo de una hora y los dos habían comenzado una pequeña y encantadora correspondencia por correo electrónico. Luego, después de unas semanas, Toni le había enviado una referencia de trabajo. Decía que una compañía para la que ella hacía algunas consultas estaba buscando a un probador de infiltración externo para cumplir con el seguro y pensó que le podría interesar. Técnicamente, se suponía que Ollie no debía hacer ese tipo de revelación, pero Toni había dicho que podía ocuparse de todo para que la facturación pasara por su empresa y poder pagarle como asesor para que nadie supiera que le habían pagado realmente como probador de infiltración. Pensarían que solo compartía su experiencia en asuntos de seguridad general para un caso judicial, trabajando como una especie de testigo experto, lo cual estaba permitido por su contrato.

    Aunque no se veía a sí mismo como trabajador independiente de forma regular, (prefería la estabilidad de una nómina regular y que otro encontrara trabajo para él), no veía ningún inconveniente en hacerlo de vez en cuando. Además, le alegraba hacer un favor a Toni. Llamó al número que le había dado y habló con un tipo llamado Steven de una empresa de construcción en Miami. Había consultado el sitio web de Construcción Sun State antes de llamar y no estaba muy impresionado. Era bastante simple y básico. Buscó un poco en Google y comenzó a darse cuenta de que había más de la compañía que su página comercial. Era una gran empresa, realizaban muchos trabajos minoristas e industriales en todo el sur de Florida. Propiedad y operación familiar con cientos de empleados y docenas de trabajos a la vez.

    Para él no tenía claro por qué se preocupaban tanto por la seguridad de la red para necesitar a un medidor externo, pero Steven respondió a esa pregunta por teléfono.

    —Es un asunto del seguro. El primo de mi esposa, Emmanuel, dice que puede ahorrarnos un montón de primas y conoce esta gerigonza tecnológica, por lo que convenció a mi esposa de que lo necesitamos. Así que por eso estoy hablando contigo.

    Parecía cansado y sin interés, aunque Ollie pensó que tenía una voz extraña que no coincidía con su imagen en el sitio web. —¿Pero estás diciendo que tal vez no necesito esta pueba que haces?

    —No estoy diciendo eso en absoluto, no señor, - respondió Ollie, asustado de que sus preguntas hubieran arruinado el trabajo. —No no no, nada de eso. Solo estoy tratando de tener una clara idea de qué tipo de vulnerabilidades estás buscando que pruebe.

    —Todo el paquete, supongo, inspección de arriba abajo. El mejor servicio que tengas.

    Obviamente, este era un hombre más acostumbrado a comprar equipo pesado que servicios de seguridad informática. —Um, está bien. Seguro. Entonces haré una prueba completa.

    —Suena bien, suena bien. ¿Cuánto me va a costar eso?

    —Me dijeron que la facturación se realizará a través de ...

    —Ah, sí, la amiguita consultora de mi primo. Correcto, correcto. - Ollie escuchó gritos con un fuerte acento español en el fondo.—Mi esposa me lo acaba de recordar. - Más gritos, aunque Ollie no pudo entender ninguna de las palabras.

    —Solo necesito que firme la cláusula que le envié por correo electrónico dándome...

    —Mi esposa lo está poniendo en la máquina de fax ahora mismo. Haz lo que sea necesario, pero no arruine el correo electrónico. Me colgará de las bolas y de las tuyas si no puede recibir el correo electrónico de su hermana en Caracas, y no queremos eso. - Más gritos.

    —No hay problema señor. Espero que no sepa que estuve allí hasta que reciba mi informe.

    —Si nunca sé que estuviste aquí, ¿cómo sabré si has hecho algún maldito trabajo?. - El hombre parecía realmente molesto, aunque Ollie no estaba seguro de si era por él o por el mundo en general.

    —Oh, no se preocupe por eso. Creo que cuando vea mi informe, lo sabrá con certeza.Ollie ya había hecho un poco de espionaje pasivo y no creía que tuviera muchos problemas en entrar en la red de la compañía, y la cláusula que Toni había escrito para él le daba toda la carta blanca de un verdadero equipo rojo para hacer lo que fuese necesario.

    Comenzó al día siguiente, pero pronto descubrió que era más desafiante de lo que al principio sospechaba. Comprometer la página web de la empresa era muy simple, pero también en gran medida inútil. Obviamente, la página parecía una idea de última hora y no tenía conexiones a su red más grande ni a ningún dato interesante o confidencial. Luego Ollie tuvo que trabajar a través de otros canales y comenzó a hurgar en el servidor de correo electrónico real de la compañía. Aquí el número de empleados trabajó a su favor, especialmente aquellos que revisaban el correo electrónico corporativo usando máquinas personales, menos que totalmente parcheadas y seguras. Encontró dónde engancharse y abrió una entrada para sí mismo. En una semana había comprometido todo el sistema y cumplido con todos los requisitos que Toni le había enviado para completar la prueba de inflltración.

    Sacó registros de nóminas y bancos, archivos de información de empleados, facturas de teléfonos y teléfonos móviles, e incluso algunos historiales de navegación en Internet. También obtuvo las contraseñas de todas las máquinas de la red. Escribió su informe y se lo entregó todo a Toni, quien se encargaría de facturar a Sun State. Ella le informó al día siguiente de las buenas noticias: los clientes estaban contentos pero también alarmados por lo que había encontrado. Habían pagado la tarifa completa de inmediato. Toni habían transferido el pago de Ollie a su cuenta junto con una pequeña bonificación del 10% que ella decía que era "por hacer un gran trabajo". Él le dijo lo divertido que había sido y cuando ella le preguntó, dijo que le gustaría hacer más consultas para ella en cualquier momento.

    Los dos continuaron hablando por correo electrónico, y después de demostrarle sus habilidades, creció su propia confianza en sí mismo, y la ida y vuelta se volvió más y más coqueta entre ellos. Unas semanas más tarde, estaba aburrido, aburrido, aburrido después de un largo y aburrido día de trabajo, y decidió volver a consultar Sun State y ver si habían avanzado y corregido alguna de los fallos de seguridad que había encontrado. Estaba molesto pero en realidad no demasiado sorprendido de ver que no habían hecho nada. Mientras estaba escaneando, sin ninguna intención real de espiar, honestamente, notó que algunos hilos de correo electrónico se disparaban dentro de la compañía sobre algún tipo de crisis financiera. ¿Tal vez estaban demasiado distraídos por sus problemas más grandes como para preocuparse por la seguridad? Impulsado por la curiosidad, investigó un poco más. La compañía había sido inundada por una caótica ráfaga de problemas aparentemente no relacionados. No se realizaban pedidos de materias primas, las facturas no se pagaban, se filtraba información de la nómina de los empleados.

    Oh mierda, pensó. Oh mierda, oh mierda, oh mierda. Estaba empezando a entender entonces lo que realmente había sucedido. Leyó algunos correos electrónicos más, especialmente de los propietarios de la compañía. No se mencionaba en ninguno de ellos las pruebas de infiltración, pero sí muchas quejas sobre problemas recientes, incluidos los relacionados con los ordenadores. Levantó el directorio interno de la compañía y obtuvo la oficina directa de Steven y los números de teléfono móvil. Ollie marcó y colgó tres veces antes de llamar a la oficina de Steven. Escuchó el mensaje de correo de voz y no sonaba en nada como el hombre con el que había hablado. Llamó al teléfono móvil y llamó al verdadero Steven por teléfono y lo confirmó: aquella voz áspera, vieja y acentuada no pertenecía a la persona que le había dado el visto bueno para realizar su prueba de red. Colgó.

    No había sido una prueba de infiltración, sino un truco. Había pirateado la empresa bajo falsos pretextos.

    Debería haber pensado en su próximo movimiento, pero estaba enojado e incluso asustado. Podría perder su trabajo si alguien descubría lo que había hecho. Demonios, podría ir a la cárcel. Tecleó una enojada retaila de 60 palabras por minuto dirigida a Toni, arremetiendo contra ella por absorverlo en esta locura con falsos pretextos. Exigió explicaciones, disculpas y garantías. Amenazó con represalias e insinuó que iría a la policía. Lanzó la bomba, esperó cinco minutos y luego llamó a su número de teléfono. Le atendió el buzón de voz y colgó, llamando de nuevo cada quince minutos durante el resto del día. Comenzó a rastrear la IP de los correos electrónicos que ella le había enviado, pero estaban falsificadas o terminaban en anonimizadores. El servidor de correo de su cuenta de e-mail personal no le dio pistas, ni llegó a ningún lugar rastreando los números de teléfono. Nada llevó a ninguna parte. No pudo encontrarla. El único hecho que sabía con certeza era que él había pirateado la red de Construcción Sun State y había enviado todas las pruebas que alguien necesitaría para condenarlo por ese crimen a una mujer extraña y seductora que se hacía llamar Toni.

    Ollie enfermó los dos días siguientes y sufrió tres noches de insomnio esperando algún tipo de resolución, algún tipo de consecuencias por su acción, pero no llegó ninguna. Incluso trató de que el banco rastreara de dónde provenía su pago, pero había sido un depósito en efectivo en su cuenta bancaria desde un cajero automático de Miami. Pues sí, él conocía a Toni o a alguien, ¿con quién había hablado realmente por teléfono si no fue Steven? Había estado en Miami hace unas semanas. Eso le hizo cero bien. Incluso cuando volvió a trabajar, su corazón no estaba en ello. Seguía mirando por encima del hombro, esperando a que lo despidieran o revocaran su autorización de seguridad o algo así. Un sábado por la noche, privado de sueño, sacó todos sus discos duros y perforó agujeros en todos ellos antes de llevarlos al vertedero él mismo el lunes por la mañana. Puso el dinero que le habían pagado en una cuenta de ahorros separada y lo dejó allí en caso de que alguna vez tuviera la oportunidad de devolverlo. Eventualmente comenzó a calmarse, pero la ira y el resentimiento por ser usado de tal forma nunca desaparecieron, ni siquiera retrocedieron mucho del frente de sus pensamientos.

    Se dijo a sí mismo que aquello debía de ser lo de estar conmocionado o tener un trastorno de estrés postraumático, y era una mierda.

    Cuando vio a Toni caminando por el vestíbulo de Shmoocon, todo volvió a la normalidad, pero ante la oportunidad real de vengarse de sus torturadores, quedó congelado por el miedo y la duda. ¿Qué pasaría si intentara y no lograra vengarse? ¿Qué podría hacerle ella a cambio?

    Dudas, dudas, dudas.

    Pero había otras personas aquí que podían hacer algo, personas en una posición de cierta autoridad e influencia. Advertirles podría ser suficiente.

    —¿Puedo ayudarte?, - Preguntó Heidi sonriendo, pero con un poco de cautela.—¿Hay algún tipo de emergencia?

    Todo salió en un torrente, una palabra cayó sobre la siguiente. Terminó contándoselo todo.

Capítulo 13: Chloe

    De vuelta a su personalidad de empollona anti-chic, Chloe subió las escaleras y cogió un ascensor para volver a bajar. Encontró a Abeja merodeando por la entrada del elegante restaurante del hotel y fingiendo leer detenidamente el menú. Chloe pasó a su lado, salió por la puerta y bajó por el camino inclinado hacia la calle, confiando en que Abeja la estuviese siguiendo. Giró en una farmacia y comenzó a leer tarjetas de felicitación. Abeja llegó dos minutos después y comenzó a mirar las cartas también.

    —Han visto a Sandee, - dijo Abeja.

    —¿Qué? ¿Quién?

    —Ese recluta fallido terminó apareciendo por aquí al final.

    —Oliver. Pensé que habíamos comprobado eso.

    —Lo hicimos lo mejor que pudimos, pero no ha estado online en sus lugares habituales. Publicó que probablemente no vendría.

    Chloe suspiró y tomó otra tarjeta. Quería indignarse y decirle a alguien que ella lo había avisado, pero la verdad era que no lo había hecho.

    Al igual que los demás, asumió que las probabilidades de que Oliver estuviera allí y reconociera a Sandee eran insignificantes. Todavía estaba molesta por lo mal que habían interpretado a Oliver y la probabilidad de reclutarlo en la Tripulación.

    —¿Qué ha pasado?

    —Llamó a Heidi Potter y le contó toda la historia.

    —Me estás tomando el pelo. ¿Toda?

    —Creo que sí. Sé esto de segunda mano a través de c1sman, que creo que es de tercera mano. Oliver fue a ver a Heidi y ella le escuchó y pensó que probablemente estaba un poco loco, salvo por que tenía un representante aceptable en la comunidad y se lo tomó bastante en serio como para asegurarse en lugar de lamentarlo. Heidi se lo contó a Bruce y llamaron a algunas de las otras personas del Grupo Shmoo y les hablaron sobre eso en el CON, y c1sman fue una de las personas que llamaron. Bueno, él ya estaba allí y lo dejaron quedarse.

    —¿Y le creen?

    —Parece que no se lo creen todo, pero tienen curiosidad.

    —La curiosidad es mala, - dijo Chloe. Lo último que querían eran a todos estos hackers sintiendo curiosidad por ellos.

    —Ahora tienen una descripción y están bastante seguros de que ella se hospeda en el hotel. El rumor es que es una especie de reclutadora de black hats que busca personas en el seno de la vida del crimen. Se supone que las personas deben estar atentas en las áreas de la convención y Heidi le pidió a algunos miembros del Grupo Shmoo que hicieran algunas búsquedas sutiles.

    —Bueno, ese no es el fin del mundo, supongo. Piensan que Sandee es uno de los suyos, así que podemos resolver ese problema fácilmente. Y no tienen idea de lo que realmente estamos haciendo. Pero aún así, vamos a tener que sacarlo del hotel para siempre.

    —Si se vuelven realmente curiosos, podrían ir a las cintas de seguridad, - dijo Abeja. —Heidi dijo que no iba a acudir a la seguridad del hotel a menos que sucediera algo en la parte del hotel de la que la Shmoocon era responsable, y obviamente nada de eso ha sucedido.

    —Salvo que nos apoyamos en su red para hackear la red de Clover.

    —Pero c1sman está a cargo de eso.

    —No tan a cargo como para evitar que uno de los otros hurgue por curiosidad. Y el hecho de que Heidi no vaya a acudir a seguridad no significa que uno de los otros Shmoos no vaya a hurgar en las cintas de seguridad.

    —Estás diciendo que tenemos que irnos.

    —Oh, no hay duda de que tenemos que irnos, - dijo Chloe. —La pregunta es, ¿tenemos que hacer algo más además de irnos?

    —¿Cómo explicamos que c1sman se vaya antes de tiempo? Y si se va, perdemos a nuestra persona de dentro, - dijo Abeja.

    Chloe estaba de acuerdo con ese argumento, pero sospechaba que Abeja no quería abandonar la convención o asustar demasiado a c1sman con un error de emergencia a gran escala. De todos modos, solo había medio día de convención el domingo, por lo que c1sman llamando la atención podría no ser una mala idea, y mantener a Abeja encima de él tenía todo el sentido.

    —Tú y c1s podéis escondonderos en su habitación. Los demás nos vamos. Lo único de lo que debemos asegurarnos es de que no os relacionen de alguna manera a nuestra habitación en caso de que alguna vez nos relacionen con Sandee.

    —¿Y cuál es el plan?

    —Necesito hablar con Paul y luego conseguir a una buena distracción.

    La clave para hacer que aquello funcionase era encontrar a la persona adecuada. Se las arregló para poner a c1sman en un criptofono en un lugar privado y le preguntó exactamente en cuál de los curiosos investigadores enfocar su atención. C1sman estaba nervioso y asustado por todos ellos, y al principio no fue muy útil, pero al final se recompuso para dar lo que necesitaban de él: alguien inteligente (esa parte era fácil, todos eran inteligentes) con un buen representante en la comunidad que estuviese dispuesto a encargarse de la investigación un poco, y si era del tipo que podría distraerse con un par de tetas, mucho mejor.

    Era un tipo grande, más de dos metros, y con el torso de barril con un intestino pesado y sólido. Una presencia formidable, pero una cara amigable que le sonrió y le dijo: —Sí, ¿cómo puedo ayudarla? - Cuando ella le preguntó si él formaba parte de la seguridad de la convención. Él se giró para darle la espalda y mostrarle la palabra "SEGURIDAD" estampada en la parte posterior. Buenas credenciales.

    Chloe le dedicó una sonrisa avergonzada y tímida y dijo: —Algo extraño me ha estado sucediendo y pensé que tal vez debería hablarle a alguien al respecto.

    —Definitivamente soy alguien. ¿Qué pasa?

    —Bueno, este es el asunto, y sé que suena extraño o lo que sea, pero he estado hablando con una señora que creo que podría ser una persona encubierta.

    Aunque no se jugaba oficialmente en la Shmoocon, Chloe sabía que, en otras convenciones, el juego "Encuentra al Federal" era un concurso serio con premios y camisetas especiales para quien viese con éxito al agente federal encubierto en medio de ellos. Ella apostaba a que la curiosidad del tipo de seguridad se despertaría lo suficiente como para querer investigarlo, solo por poder compartir los derechos de fanfarroneo de haber descubierto el secreto.

    —¿Ah, si? Interesante, interesante. ¿Qué te hace pensar que esta mujer es una Fed? - Miró a su alrededor para ver si la persona de la que hablaba Chloe podría estar cerca.

    —Bueno, parecía simpática y todo eso al principio, ¿sabes?, es curioso. Pensé que tal vez fuese una reportera o algo así. Supongo que podría ser una reportera, pero en realidad no capté esa vibración en ella, ¿sabes? Además, es muy inteligente al piratear cosas. Conoce cosas y términos técnicos y cosas que los periodistas no saben de verdad, ¿sabes?

    —Claro. ¿Pero crees que es una Fed por qué?

    —Bueno, anoche salí con unos amigos de la convención hasta ese bar en Adams Morgan, ¿vale?, y ella estaba allí. Un grupo de personas de la convención estaba allí. Y tomé algunas bebidas y lo que sea y creo que tal vez me puse demasiado charlatana y esas cosas. Tal vez, ya sabes, me jacté un poco.

    —Lo capto, - dijo asintiendo y sonriendo. —No me digas nada que no deba saber, ¿verdad?

    —Exacto, sí, eso. Bueno, pero la cosa es que le dije algunas cosas. No admití nada específico, ¿vale? Pero las dos sabíamos de lo que estaba hablando. Y ella seguía haciendo más preguntas y cosas, y me invitaba a bebidas y yo seguía hablando. Luego empezó a decir que tal vez pudiera contratarme o conseguirme un trabajo cuando terminara la escuela, y eso sonó genial y todo. Pero esta tarde recibí un mensaje de texto de ella y quiere reunirse conmigo y hablar sobre esas cosas, pero no quiere hacerlo aquí, sino en su habitación, que ni siquiera está en este hotel, sino al otro lado del Omni.

    —Hey, dime algo, ¿qué aspecto tiene esta mujer?, - Preguntó.

    —Es atractiva de verdad, un poco exótica, ¿sabes? Tal vez sea india, india como de la India, y viste muy bien. Traje y demás. Pero también es divertida, no del todo seria. Me sentí un poco halagada de que me hablara, ya que había muchachos por todas partes. Esa es también la razón por la que creo que podría ser una Fed o algo así, no estaba prestando atención a los otros tipos y personas una vez que me escuchó decir algunas cosas que no debería haber dicho.

    Chloe casi podía ver los pensamientos y sugerencias haciendo clic detrás de los ojos del tipo. Según c1sman, Heidi había transmitido lo básico de la advertencia de Oliver al personal de confianza de Shmoos y la descripción de Chloe coincidía con las estadísticas generales que tenían para Sandee o Toni cuando pensaban en ella.

    —Interesante, - dijo. —Y entonces piensas que podría ser una Fed, Vale, me parece que deberías evitarla.

    —Pero ella podría no ser una Fed, ¿verdad? Y si en realidad me puede conseguir un trabajo, sería increíble. Así que quiero conocerla, aunque tengo miedo, honestamente, en realidad no hice la mitad de las cosas que le insinué que hice. Así que me preguntaba si, por ejemplo, ¿los federales se comunican con vosotros o lo que sea, hay alguna forma de poder saber si es legítima?

    —No se han registrado federales, que yo sepa, - dijo. —No es que generalmente lo hagan a menos que estuvieran en un panel. Pero, ¿dijiste que se hospeda en el Omni, no aquí?

    —Eso es lo que me dijo, sí. Se supone que debo ir allí y preguntar por ella en la recepción.

    —¿Y cómo dijiste que se llamaba?

    —Terri Robinson, me dijo que es una consultora de seguridad de algún tipo, pero podría ser otra cosa.

    —Bueno, no estoy seguro de qué decirte. No tengo idea de si es una Fed o no, y hay personas raras por ahí, así que, si no te sientes cómoda, pues olvida todo eso. Si en realidad no está aquí en la convención, no creo que podamos hacer gran cosa al respecto.

    —Es que esperaba que alguien la conociera o algo así.Chloe esperaba que él sugiriera el siguiente movimiento, pero no lo hizo. Ni siquiera estaba segura de si se le había ocurrido la idea, así que trató de arrojarle una pista.

    —Me gustaría hablar con ella para estar segura, pero estoy un poco asustada de ir allí sola. - Nada obtuvo de él, solo asintió con simpatía. De acuerdo, ella le preguntó.—¿Hay alguna forma de que puedas venir conmigo?, solo para asegurarte de que no está loca o algo así. O tal vez averiguar si es una reportera o si va de secreta. Como esa mujer de la Def Con hace un par de años.

    Una periodista había tratado de hacerse pasar por una hácker registrada que asistía a la Def Con y se había jactado de hacer cosas de estilo black hat, pero había sido descubierta casi de inmediato, y de una manera tan pública y vergonzosa que estuvo en todo YouTube en cuestión de horas. Chloe esperaba que tal vez el atractivo de hacer salir a otro infiltrado pudiera atraer al hombre. Solo para ayudar, también sacó un poco el pecho y se detuvo justo antes de golpearle las pestañas.

    —Hmmm, no sé qué bien haría, pero si te hace sentir más cómoda, supongo que podría ir. Tal vez le haga una foto y vea si alguien más del personal la reconoce como una Fed.

    Chloe imaginó que esperaba mostrarle la foto a Heidi o a Oliver y ver si esta mujer misteriosa era realmente la misma que la mujer misteriosa de Oliver. Al menos eso es lo que ella esperaba que él esperara.

    Usó su radio para decirle a sus compañeros de personal de seguridad que iba a tomarse un descanso, y luego los dos caminaron por la calle hasta el Omni. Chloe mantuvo una charla amable con él a medida que avanzaban, hablando sobre la convención y Washington DC y otros temas inocuos.

    Lo llevó a la recepción y preguntó por Terri Robinson.

    La mujer detrás del mostrador regresó con un sobre con el nombre del alias de Chloe, Penny. Contenía una llave de la habitación y una hoja de papel con un número de habitación e instrucciones para subir. Ambos acordaron que este era un comportamiento bastante extraño para un federal o cualquier otra persona, pero subieron en ascensor hasta el quinto piso y fueron a la habitación.

    Chloe llamó primero, pero no obtuvo respuesta. Esperó, volvió a llamar, luego finalmente usó la tarjeta para abrir la puerta.

    En el interior encontraron una habitación de hotel de aspecto normal con una cama individual extra grande y un pequeño teléfono móvil desechable en el centro.

    Diez segundos después de cerrar la puerta, el teléfono sonó. Ambos lo miraron sorprendidos. Sonó tres veces antes de que él dijera: —¿Quizás deberías responder? - Ella lo miró nerviosamente y lo recogió a la cuarta llamada.

    —Hola, Penny, - dijo la voz al otro extremo, una voz de mujer.

    —Hola, um, Terri. ¿Cómo estás?

    —Lo siento, tuve que salir corriendo para una reunión, pero quería hablarte y tenía que estar segura, así que te dejé este teléfono. Chloe sostenía el auricular para que ambos pudieran inclinarse hacia delante y escuchar.

    —Um, está bien, - dijo Chloe: —Todo esto es muy extraño.

    —Anoche hablamos de que harías un trabajo para nosotros, ¿sigues interesada?

    —¿De qué, um, de qué tipo de trabajo estamos hablando?

    —Oh, cosas como las que estabas hablando anoche. El tipo de trabajos que dijiste ...

    Chloe apretó el botón de apagado y arrojó el teléfono sobre la cama.

    —¡Jesús!

    —¿Qué?, - ​​Preguntó él, —¿Por qué has colgado?

    —¿Hablas en serio? Todo este asunto es muy raro. Yo me voy de aquí. Tenías razón. Debería haber pasado de esto, - Se dirigió hacia la puerta y se volvió cuando vio que él no la seguía. Estaba alcanzando el teléfono.¡Déjalo!

    —¿Por qué?

    —¡Porque podría querer recuperarlo o podría haberle molestado o podría estar pinchado o quién sabe por qué! - Chloe levantó el tono de su voz, casi chillando al final. —¿No te asusta todo esto?

    —Supongo que es bastante extraño, - dijo vagando hacia la puerta donde estaba ella.

    —Pues o bien es una Federal espeluznante, o no lo es y es incluso más espeluznante. Quien sea, ya no tiene nada que ver conmigo. Vamos, vamos, vamos. - Ella extendió la mano, lo agarró por el brazo y lo sacó de la habitación con ella. Luego cerró la puerta de golpe, dejando el teléfono y la llave de la habitación dentro sobre la cama. —Nos vamos.

    —En realidad no creo que sea una Fed, - dijo mientras caminaban.

    —¿Por qué no?

    —Los federales no necesitan ser tan astutos y, bueno, tan extraños.

    —Lo serían si trataran de pillarte en un golpe o algo así. Si intentaran pillarme por todo ese hackeo y demás, podrían ser todos así de extraños.

    —Quizá, pero creo que es otra cosa. Hemos sabido de una mujer que coincidía con la descripción de esta señora que habló contigo y que ha estado abordando a los hackers e intentando engañar a la gente para que haga trabajos de estilo black hat para ella. Estoy bastante seguro de que es ella.

    —¿Vas en serio? ¿De verdad? ¿De qué demonios va todo eso?

    Le contó toda la historia, o al menos una versión de cuarta mano que omitía la mayoría de los detalles, pero que aún contenía la verdad central sobre lo que había sucedido con Oliver. Si él le contaba aquello con tanta tranquilidad, al final de la convención se difundiría toda la historia por la comunidad de hackers. Y ahora habían agregado su propio pequeño capítulo de distracción a la mezcla, con suerte dando a cualquier Shmoos curioso un montón de pistas falsas para masticar. La habitación del hotel la habían alquilado como apoyo tres noches antes en caso de que necesitaran un lugar cercano para quedarse o retirarse. Sacco se había registrado con una identificación falsa y nadie más que él y Abeja habían estado allí desde entonces, y ella sólo había estado dentro el tiempo suficiente para dejar el teléfono y la llave. No había nada que conectara con la Tripulación.

    Cuando regresaron a la entrada del hotel, Chloe le agradeció haberla acompañado y le dijo que iba a ir a un McDonald, pillar algo de comer e intentar calmarse. Él dijo que necesitaba volver a la convención, pero que le gustaría hablar con ella un poco más tarde si todavía estaba asustada. Ella dijo que podría venirle bien, luego entró en Mc D el tiempo suficiente para que él se alejara por el camino de entrada. Después se escabulló y salió por la escalera mecánica hacia la parada de metro del Parque Woodley, dejó el hotel y la Shmoocon muy, muy por detrás de ella, sin planes de volver a entrar. Con suerte, Paul habría sacado a todo el mundo y todo lo demás sin ninguna dificultad.

Capítulo 14: Paul

    Fue un mal momento para salir por patas. No el peor momento posible, pero ciertamente un mal momento. El sábado por la noche sería un período de mucho tráfico en el vestíbulo del hotel. Las últimas charlas terminaban alrededor de las 7 p. m. y la gente daba vueltas por el área del bar tratando de decidir dónde ir a cenar, qué fiestas en la sala podrían ser divertidas y si tomar un taxi o caminar hasta el club de baile de Adams Morgan, que fue anfitrión de la fiesta del sábado por la noche. Además, Sandee no pudo ayudar. En cuanto Chloe informó de lo sucedido, Sandee se puso ropa de chico, se recogió el pelo debajo de una gorra de béisbol y salió del hotel. Y como Chloe dijo que necesitaba la habitación del Omni para su plan, había tenido que ir hasta el segundo lugar, un Days Inn en Maryland.

    Eso dejó a Paul y a Sacco la tarea de tratar de limpiar sin llamar demasiada atención una habitación llena de ordenadores y otros equipos , ya que su protocolo de emergencia dictaba que nadie que hubiese tenido contacto con alguien del personal de la Shmoocon podría regresar al CG de su suite por miedo a llamar atención no deseada o consolidar alguna conexión futura entre ellos en una hipotética investigación. Eso descartaba a Abeja, a c1sman y ahora a Chloe, y Sacco solo tenía dos horas para ayudar antes de que tuviera que volver al campo para supervisar la vigilia/protesta a la luz de las velas esa noche en la recaudación de fondos de Wolverton.

    Los dos se apresuraron en la habitación. Metieron la ropa de todos en la maleta y trataron de empacar el equipo electrónico sin romperlo ni llamar la atención al atravesar el vestíbulo. Mientras tanto, Paul seguía comprobando los dos ordenadores portátiles que reflejaba el correo electrónico y los teléfonos de los objetivos para asegurarse de que no sucedía nada inesperado.

    Les llevó tres viajes cargar los coches, y sabía que había recibido al menos una mirada curiosa de un miembro del personal del hotel a pesar de haber usado una salida diferente cada vez. Pero lo empacaron todo y salieron por la puerta en menos de una hora, dándole a Sacco suficiente tiempo para ir a Georgetown.

    Mientras conducía hacia el Bethesda Days Inn para encontrarse con Sandee y esperar a Chloe, Paul siguió comprobando el ordenador portátil, mediante conexión móvil a Internet, con la esperanza de que no ocurriera nada que necesitara su atención. Pero en este punto, todas las ruedas que habían puesto en movimiento giraban por su propio impulso y la mayoría de ellas no podía pararlas aunque quisiera. Había seguido la dramática protesta de la tarde con enlaces y sugerencias por correo electrónico e incluso un par de llamadas para ayudar a agitar la trama en los medios, y la historia ahora estaba allí en lugares como Daily Kos y Firedog Lake, esperando los periódicos, programas de TV por cable y redes. Estaba listo para enpezar a buscar en Google en cuanto las protestas nocturnas llegasen a los medios. Una pandilla de jóvenes escandalosos y descontentos era un evento menor. Dos protestas obviamente coordinadas en un período de doce horas sonaba a mediación previa, planificación y una historia más grande.

    Y la historia no era nueva, solo había sido ignorada por los principales medios de comunicación. El protectorado estadounidense de las Islas Marianas era un refugio para fábricas exploradoras y trabajos forzados. Las compañías de ropa con fábricas allí operaban fuera del alcance o interés de las leyes laborales estadounidendes, pero aún así tenían que imprimir "Fabricado en los Estados Unidos" en sus etiquetas. Los propietarios no sólo mantenían a su clase trabajadora en condiciones de esclavitud, sino que a menudo los importaban de otros países, atrapándolos en la isla sin red de apoyo y sin recursos. Y trabajar en las fábricas no era el único esfuerzo deshumanizante en la isla. Muchas de las mujeres eran obligadas a prostituirse en los bares y clubes nocturnos de la isla, y si algún turista sexual dejaba embarazada a una de ellas, bueno, los abortos forzados estaban a la orden del día. Esta era una noticia horrible, pero no era una noticia nueva y el hecho había continuado no solo bajo las narices del Congreso, sino con su consentimiento y apoyo explícito. Aunque en aquellos tiempos el expulsado Tom Delay podría haber sido el principal campeón de los esclavistas, junto con el cabildero criminal Jack Abramoff, él no había sido el único que votó repetidamente en contra de cualquier tipo de cambio o aplicación de decencia y humanidad en las Marianas. El congresista Wolverton también había votado directamente a favor de la línea de presión sobre el tema.

    ¿Era Wolverton el peor delincuente? De ninguna manera, lo cual era una parte de por qué Paul y la Tripulación lo habían elegido. La otra parte era su conexión con su objetivo real, la chusma de cabildero Ken Clover. El esquema de intercambio de fondos de Clover había encontrado un cliente fiable en el Wolverton Republicano, y muchos de esos intercambios habían sido por votos que incluían proteger el estado de las Marianas como un campo de trabajo forzado tropical en los Estados Unidos.

    Hasta donde Sacco y Paul sabían, no había habido contribuciones directas de ninguno de los cabilderos asociados a las Marianas y a Wolverton. En cambio, como confirmó su análisis de los correos electrónicos que c1sman había pirateado gratuitamente para ellos, había votado a cambio de otros favores de otras criaturas del Congreso. Paul dudaba de que el tipo hubiese pensado mucho en lo que estaba sucediendo en las islas, si es que lo sabía. El pecado de Wolverton era el del desprecio irreflexivo y depravado por la vida humana, lo que lo convertía en un imbécil. Pero no lo hacía tan malo como personas como Clover, que sabían exactamente lo que estaban haciendo y para quienes las Marianas eran sólo una pequeña parte de una lista de pecados mucho más grande.

    Por lo tanto, Wolverton quedaría con una salida, un camino para evitar el castigo, pero sólo para hacer más dura la caída del objetivo real cuando llegara el lunes.

    Al detenerse en el estacionamiento del hotel, Paul lamentó haber sido obligado a salir tan prematuramente de la Shmoocon. Ahora estaban más lejos de la acción y el equipo se había dividido, con c1sman teniendo que quedarse en la convención para asegurarse de que se borraban todos los rastros de su uso secreto de los recursos de la misma y para vigilar ahora a Oliver y a cualquier tormenta de mierda que este hubiese logrado levantar después de ver a Sandee.

    Y Paul había estado tan seguro de él.

    C1sman lo había señalado como un buen posible recluta, aunque los dos hombres no se conocían por más de un "hola y adios" en convenciones e intercambios irregulares online. Habían investigado al tipo y parecía el ideal: testarudo, descontento, solitario, travieso, con más de un par de hachas para moler. Y Sandee lo había enganchado perfectamente. Tal vez si hubieran tenido la oportunidad de absorberlo de la forma en que lo habían planeado, más gradualmente, podría haber funcionado, pero una vez que descubrió cómo lo habían engañado, simplemente se volvió loco (no es que Paul pudiera culparlo).

    Luego, habían sido mucho más cuidadosos con el tipo que tenían, el hácker al que llamaban Sr. Datos. Aunque el nombre era casi demasiado geek, fue elección del chico y era una descripción adecuada. Repasaba los datos de manera eficiente, a veces deslumbrante, ideando pepitas y patrones y archivos ocultos como si tuviera un sexto sentido para esa mierda. No lo hacía él, por supuesto, solo tenía un buen arsenal de algoritmos y los conocimientos para usarlos. El Sr. Datos permanecía aislado del grupo, no conocía a ninguno de ellos en persona y solo trataba directamente con Paul. Le daban datos y dinero en efectivo, lo que le ayudaba tanto con sus deudas de juego como con sus facturas médicas, y no presentaba ninguna queja ni hacía preguntas sobre el origen de los datos.

    Su distancia (estaba en Alemania) significaba que era menos probable que estuviera en condiciones de hacer daño a la Tripulación. El único problema real era que tenían que pagarle en euros.

    Paul se colgó una bolsa para ordenador portátil sobre cada hombro y atravesó la puerta trasera del hotel, subió las escaleras y llamó a la puerta de su nuevo Cuartel General. Sandee, vestido con vaqueros, sudadera y gorra de béisbol, lo dejó entrar.

    —Bienvenido a nuestro pequeño escondite, un tercio del tamaño del último, según lo ordenado. - Dos camas individuales, una mesa de tamaño medio y un tocador saludaron a Paul al entrar este y dejar caer las bolsas en la cama.

    —Es solo por un día, dos como máximo, - dijo Paul.

    —Además, - dijo Sandee, —he llamado a la recepción para pedir almohadas adicionales, así que, ya sabes, la pelea de almohadas de pijamas está en la agenda.

    —Estoy deseando que empiece. Pero no habrás ...

    —Solo estaba esperando a que llegaras, cariño. Voy a bajar a la recepción para recogerlas en este momento.

    Paul vio que el ordenador portátil de Sandee ya estaba instalado en el tocador y conectado a la red del hotel. Había dejado sabiamente la diminuta mesa para Paul, quien la ocupó de inmediato, encendiendo sus ordenadores y usando módems vía teléfono móvil para conectarse y configurar una conexión VPN a su red segura en Key West, a través de la cual podía monitorar las llamadas, correos electrónicos y todo lo demás. No había habido nada crítico en ningún frente. Danny todavía estaba trabajando duro en otros asuntos relacionados con la aprobación del proyecto de ley de la granja por parte del comité de conferencia, pero todo parecía una rutina política. Wolverton y Clover no sabiiain nada y, por un terrorífico momento, Paul imaginó que Clover podría asistir al mismo evento de recaudación fondos que el congresista. Revisó el localizador GPS del teléfono del objetivo y vio que estaba en un restaurante cerca de Dupont Circle, nada cerca de Georgetown. Suspiró aliviado y siguió deshaciendo el equipaje.

    Chloe llegó poco más de una hora después, informando del éxito. Había hablado con Abeja por el criptófono en el camino para ver cuál había sido la reacción. Según la versión de Abeja del relato de c1sman, el tipo de seguridad había informado de toda la historia al resto del grupo Shmoo. Heidi había decidido que fuera lo que fuese, no era problema de la Shmoocon y, a menos que la extraña mujer se presentara en un evento de la convenxión, no quería saber nada al respecto. El grupo quedó dividido entre los intrigados por la historia y aquellos que la consideraron como una más de esas locuras que a veces ocurrían en las convenciones hácker. Los pocos que estaban intrigados parecieron haber centrado su atención en el Omni como fuente de pistas adicionales, y la teoría general parecía ser que todo el asunto era una especie de intento fallido de una operación trampa por parte de los federales o tal vez algunos medios de comunicación. Nadie había visto a Oliver desde que había le había soltado toda la historia Heidi.

    —Creo que estamos fuera de peligro entonces, - dijo Paul después de haber escuchado el informe de Chloe.

    —Eso creo yo, sí, - coincidió Chloe. —La única pregunta es, ¿qué hacemos con Oliver?

    —Lo siento mucho, - dijo Sandee. —Siento haber reventado todo esto.

    —No es culpa tuya, San, - dijo Paul.

    —De verdad que no lo es. Verificamos lo mejor que pudimos que el tipo estuviera ahí, y para ser sincero, me sorprende que te haya recordado. Tu aspecto es totalmente diferente en tu atuendo de reportera.

    —Supongo que sí, pero no debería haber regresado entrando por el vestíbulo. Debería haberme alejado de toda el área de la convención. Sé que me lo dijisteis, pero perdí la noción de qué puerta usar y cuando y todo eso. En el fondo sólo soy una isleña, ¿sabéis? Este negocio de espionaje en la gran ciudad me supera un poco.

    —San, en serio, no te preocupes por eso. Somos buenos.

    —Definitivamente somos geniales, - acordó Chloe. —No me preocupa en absoluto quedar atrapada aquí y ahora. Lo que me preocupa es Oliver a largo plazo. Todos la jodimos, le subestimamos, le sobreestimamos o le subestimamos. Una de esas. El asunto es que él está ahí afuera, sabemos que es inteligente y que tiene dos piezas del rompecabezas, que somos nosotros.

    —¿En qué estás pensando?, - Preguntó Paul.

    Había estado esperando que Oliver desapareciera de sus vidas siempre y cuando se mantuvieran alejados de los hackers en el futuro. No se había imaginado que necesitaran hacer algo.

    —No sé, por eso pregunto. Es una situación difícil, ¿verdad? Quiero decir, él está ahí afuera y sabe que Sandee estaba operando en dos convenciones de piratas informáticos diferentes, y cree que no habla en serio sobre nada. Probablemente también sepa que Sandee no está sola, ya que habló contigo por teléfono y me escuchó interpretar a tu esposa colombiana de fondo. Lo único que digo es que tiene algunas piezas de rompecabezas. No las suficientes como para ver el panorama general. Demonios, la imagen que probablemente está tratando de montar no se parece en nada a la realidad, pero mi argumento es que esto no es algo que podamos ignorar con seguridad.

    —Pues suena bastante mal cuando lo pintas así, - dijo Sandee desanimado. —¿Pero que podemos hacer?

    —No estoy segura. Tal vez intente presionarle. Hacerle saber que tenemos sus asuntos sucios y que podríamos llevarlo a la policía si sigue hablando con la gente.

    —Pero eso no es justo, - dijo Sandee. —Quiero decir, sí, nos ha arruinado las cosas esta vez, ¡pero solo porque hacía lo correcto! Quiero decir, lo engañamos. Somos criminales, por el amor de Dios. Lo único que hizo fue avisar a las autoridades, bueno, a las autoridades de la convención al menos, de que había un criminal en el edificio. ¿Y sabes qué?, actuó correctamente. No estoy dispuesto a castigarlo por eso. Eso no está bien.

    Paul estuvo de acuerdo con Sandee. No estaba bien. Se sintió avergonzado por haber aceptado por un momento la sugerencia de Chloe de tratar de intimidar o asustar a Oliver. Viviendo en su mundo, haciendo lo que hicieron, era fácil ver a todo el mundo como parte del juego, piezas que mover. Y sí, eran parte del juego. Paul aceptaba eso, pero trataba de jugar de manera justa cuando podía, y en este caso, podía. Lo único que tuvo que hacer fue asentir levemente a Chloe y ella entendió que él estaba de acuerdo con Sandee.

    —Sí, está bien, - dijo Chloe. —Tienes razón. Sería una mierda hacerle eso al pobre chico. Ha sido error nuestro. No deberíamos hacer que pague él por ello.

    —Además, - dijo Paul, —no estoy seguro de que hiciéramos mucho bien intimidándolo. Podría provocarle más interés, no menos.

    —Oh, estoy bastante segura de que podría intimidarlo. Oliver es inteligente, pero también es cuidadoso y conservador. Hemos visto cómo reacciona bajo presión ahora: se hunde cuando hay algo serio, como su trabajo en riesgo. Pero tenéis razón, no lo averigüemos. Además, ya ha largado toda la historia a todos los miembros del personal. No podemos intimidarlos a todos.

    —No estoy seguro de que eso sea mejor, - dijo Paul. —Eso significa que las piezas están ahí para que todos las puedan hacer encajar.

    —No es mejor, no. Pero Oliver sigue siendo el único que podría reconocer a Sandee en una fila o poner una voz en una cara. Y esta noche esparcírá suficiente miedo, incertidumbre y dudas que los demás, con suerte, comenzarán a inventar sus propias piezas o trabajar con sus propias imágenes inventadas o ... joder, creo que me he cargado esa metáfora. Lo que digo es esto: probablemente nos irá bien. Eso creo yo. Quizá.

    —De cualquier forma no vamos a hacer nada al respecto ahora, - dijo Paul. —Y la luz de vela de Sacco debería estar online en la próxima hora. ¿Estáis istos para verlo?

    Chloe y Sandee se acurrucaron en una de las camas con un par de ordenadores portátiles mientras Paul se quedaba en la mesa. Esta vez, los propios manifestantes estarían transmitiendo fotos y audio a la Web, una técnica que Sacco les había enseñado. Todo lo que Paul tenía que hacer era comenzar a explotar a sus personajes marioneta online para dirigir el tráfico hacia las páginas de los manifestantes, y como esta vez (con suerte) no habría ninguna locura o violencia, podrían sentarse a mirar y esperar.

    La protesta a la luz de vela se había organizado mucho antes de casi todo lo que había sucedido ese fin de semana. La sabiduría convencional dentro de los círculos de protesta había decidido (gracias a las sugerencias de Sacco) que el asalto repentino de la muchedumbre en la casa del congresista fue simplemente obra de un grupo escindido de aquellos que habían estado involucrados en la planificación del evento nocturno más pacífico. Sacco había trabajado con varios legisladores laborales de la Costa Este y con ONG anarco-amistosas para organizar la marcha. Tomando algunas pistas de protestas anónimas contra la cienciología, todo se organizó a través de Internet, principalmente a través de la Lista de Craig y otros sitios comunitarios gratuitos. Los manifestantes llegaron armados con carteles e instrucciones explícitas sobre cómo no cruzar la línea de una manifestación pacífica hasta una reunión ilegal.

    Paul vio cómo la granulada visión nocturna mejoraba en las imágenes mientras se transmitía online. Habían reunido a unas 200 personas, la mayoría con velas, linternas o pequeñas luces eléctricas. Algunos usaban sus teléfonos móviles o ipods. Marchaban en silencio, con carteles similares a los de la protesta anterior: FIN DE LA ESCLAVITUD CORPORATIVA; EMANCIPAR LAS MARIANAS; LA VIOLACIÓN NO ES UN VALOR AMERICANO. Iban entregando folletos que explicaban todo el problema, con citas a los principales medios de comunicación que informaban sobre el tema y sitios web a los que acudir para obtener más información. Ninguno de ellos decía nada y muchos se habían puesto cinta adhesiva en la boca para simbolizar el sufrimiento silencioso de los trabajadores en las islas y su falta de representación en el Congreso. Marcharon en una sola fila más allá de la elegante casa urbana de Georgetown, formando un círculo de luz de una manzana de radio y de acusación silenciosa, sin bloquear el tráfico ni ocupar toda la acera. Los avisos de las ONG y los grupos legítimos que habían ayudado a organizar las protestas sacaron equipos de cámaras de televisión de dos de las televisiones locales, junto con un periodista del Washington Post y periodistas de algunas revistas políticas y páginas web. En combinación con la transmisión de video online, la protesta seguramente obtendrá un tiempo de transmisión sólido en las noticias locales sobre lo que, de otra manera, sería una noche de noticias del sábado.

    Como explicaban las octavillas, dentro de la casa, en el epicentro de la marcha, estaba en marcha un evento de recaudación de fondos para el representante Wolverton y varios otros congresistas republicanos. Era un asunto estándar de Washington DC y probablemente había otros dos o tres sucediendo esa misma noche en un radio de veinte manzanas. Contrastaba la difícil situación de los esclavos de la industria textil en las Marianas con el Congresista y sus partidarios de 500 dólares el cubierto, bien vestidos, bien alimentados, bebidos y cenados. No era una comparación halagadora, y el Congresista permaneció encerrado en la casa hasta mucho después de que los manifestantes se hubiesen dispersado por propia voluntad, lo que coincidió con las 11:30 y la última oportunidad para que cualquiera de los equipos de noticias locales lo emitiera. Una transmisión en directo.

    Un periodista se quedó el tiempo suficiente para grabar en cinta el "sin comentarios" oficial de Wolverton mientras se metía en una limusina que esperaba con su esposa a su lado.

    Sacco entró a trompicones en la concurrida habitación de hotel después de las 3 de la madrugada, borracho, bolinga y feliz como el infierno, despertando a los tres. Por mucho que eso molestó al resto, su entusiasmo resultó contagioso al relatar los acontecimientos de la noche. Todos estuvieron de acuerdo en que era genial que los manifestantes pudieran realmente suponer una diferencia, aun cuando su Tripulación infringiera un montón de leyes y manipulara los eventos entre bambalinas para que su trabajo realmente rentara dividendos en el mundo real. Paul se preguntó cómo se sentirían los civiles bien intencionados y de buen corazón que habían salido en una noche fría para marchar en silencio si supiesen su verdadero papel. Le gustaba pensar que si había alguna forma de hacerles saber lo que realmente estaba sucediendo (y, oh, demonios, no había forma de que eso pudiese suceder), lo aprobarían.

    La esperanza de Paul de que el domingo por la mañana los programas de noticias en directo relataran la historia no funcionó, pero hubo historias tanto en el Washington Post como en el New York Times, así como menciones en la CNN y en todos los principales blogs de noticias. Los bots Digg de c1sman también trasladaron la historia la la primera plana de las noticias. La historia estaba ganando cierta tracción real, ya que el representante Wolverton, hasta ahora poco conocido en los círculos nacionales, se había convertido en una figura muy discutida. Especialmente en cuanto los blogueros y reporteros recogieron el testigo de los hilos que Paul había presentado para conectarlo con grandes nombres de escándalos clásicos como Jack Abramoff y Tom Delay. Sus escándalos podían haber ocurrido años atrás, pero no habían quedado olvidados por los políticos y los adictos a la política.

    Paul había planeado transmitir un aviso anónimo a Danny para el Congresista, pero no había ninguna necesidad. Lo único sobre lo que hablaron la mañana siguiente en ambos correos electrónicos y en su teléfono era qué hacer con la mala prensa y lamentar que se hubiese materializado de la nada. Como Paul sospechaba, Wolverton apenas era consciente de la situación de las Marianas y de la verdadera causa por la que había votado al opunerse a los proyectos de ley y a los fondos para la reforma. Ciertamente nunca había escuchado antes las palabras "Esclavitud", "Prostitución"y "Aborto" junto a su nombre y no le gustó nada. Su instinto inicial fue negar, denunciar y desviar la atención del tema, y ​​Danny comenzó a elaborar un discurso y estrategias para hacer precisamente eso, posponiendo cualquier comentario oficial de la oficina del congresista hasta el lunes por la mañana.

    Paul no dejó que Danny se tambaleara demasiado. Usando el correo electrónico de Clover, le envió un correo electrónico al ayudante acosado:

    De: Ken. Clover@cloveryasociados.com

    Para: Daniel@wolvertonporamerica.org

    Asunto: RE: Referencia

    Danny,

    No pude evitar notar que nuestro chico está teniendo un problemilla en los periódicos de esta mañana. Sin embargo, no temas, estás de suerte. Tengo la solución para toda su mala prensa, y lo mejor de todo, no tiene que hacer nada más que alardear de lo que ya ha hecho.

    La adquisición en la Ley Agrícola incluye fondos para nuevas medidas coercitivas sobre violaciones laborales. Incluye aplicación directa de las leyes que tomarán medidas enérgicas contra prácticas laborales abusivas y todo eso. Solo haz que nuestro amigo anuncie con trompetas sus esfuerzos para luchar contra los abusos sobre los que estos yahoos están gritando. Le irá bien. Te enviaré un enlace a la página web del Departamento de Justicia que detalla los programas de adquisición de fondos.

    Espero que ayude.

    Ken Danny leyó el correo electrónico minutos después de su llegada y se lo agradeció a Ken (que Paul eliminó). Luego envió un correo electrónico al congresista, contándole la gran oportunidad que le ofrecía la asignación de fondos en el proyecto de ley agrícola. A Paul le gustó el hecho de que Danny se atribuyese todo el crédito por haber ideado esta estrategia, sin mencionar a Clover, ni siquiera de pasada.

    El congresista ordenó un documento de posición completo sobre la adquisición junto con un comunicado de prensa y puntos de discusión para presentarlos personalmente el lunes por la mañana.

    «Mierda», pensó Paul, «esta mierda va a funcionar de verdad.»

    Realmente había aprobado la legislación y engañado a un congresista de los Estados Unidos para que hiciera el trabajo sucio por él. Quería gritar de jodida alegría, excepto que Sacco y Sandee estaban desmayados en la cama junto a su mesa.

    En cambio, se puso en pie de un salto, corrió y besó a Chloe en la parte posterior del cuello mientras ella seguía inclinaba sobre su ordenador portátil, con los auriculares puestos y leyendo un hilo en el Daily Kos. Ella gritó sorprendida.

    —¿Qué? - Se rió. —¿Qué pasa?

    —Esto va a funcionar de verdad, ¿no?

    —¿Lo dudaste alguna vez?

    —Cada minuto del día.

    —Yo también, pero sí, creo que podría.

    —Eso es jodidamente loco.

    —Anoche hice los cálculos, no estoy del todo segura de que no hubiese sido más barato pagarle a un cabildero para que se aprobara y ya está.

    —Pero entonces estaríamos apoyando a algún cabildero basura, no arruinando su vida para siempre.

    —Yo me refería más a la ironía de todo, - dijo.—¿Dormiste algo anoche? Estuviste dando vueltas y vueltas.

    —No mucho, tal vez.

    —Yo tampoco. ¿Sabes qué me animaría? Una ducha -, miró el reloj en su ordenador. Eran las 12:42 p. m.—La Shmoocon está a punto de terminar, pero Abeja y c1sman no estarán aquí hasta dentro de unas horas todavía. Hay agua caliente en todo un hotel. ¿Quiere acompañarme, Congresista Reynolds?

    —Absolutamente Madame Oradora. Absolutamente.

    Se habían quitado la ropa antes de que el agua estuviese caliente. Paul salió corriendo un minuto después con una toalla húmeda envuelta y despertó a Sandee, que parecía muy sorprendido de ver a Paul casi desnudo y obviamente excitado.

    —Necesito que vigiles los correos electrónicos mientras estamos ...

    —¿Follando en la ducha? - Dijo Sandee.

    —Ven a buscarme si sucede algo emocionante.

    —Oh sí, el correo electrónico es donde sucede todo lo emocionante, estoy seguro. Bueno, si vosotros dos me váis a dejar sólo con un anarquista que ronca y un teclado mientras practicáis sexo en la ducha caliente del hotel, está bien. Pero me debéis una buena fiesta cuando volvamos a Key West.

    —¡Trato hecho!, - Dijo Paul, señalando hacia el ordenador portátil y corriendo de regreso al cálido y húmedo abrazo del baño.

Capítulo 15: Chloe

    Lenta para la ira, lenta para el perdón, así es como a Chloe le gustaba pensar de sí misma.

    De acuerdo, a veces se cabreaba muy rápido, o se molestaba o se fastidiaba, pero esas sólo eran respuestas a estímulos negativos y ella hacía un buen trabajo al nunca dejar que esos sentimientos fugaces dictaran sus acciones. Pero la verdadera y honesta ira como Dios manda, eso sí era algo que podía motivar a una mujer a que se acabasen ciertas mierdas. Estamos hablando de la furia de Aquiles aquí; profundo enfado, profundo por cómo el jodido mundo te está tratando a ti o a otro. La ira que conduce a movimientos abolicionistas, a marchas por los derechos civiles, a protestas contra la guerra, a salir y cambiar las cosas para mejor (vale, sí, o para peor, pero aquellas personas no estaban simplemente enojadas, estaban enojadas como gilipollas).

    Aparte de algunas ofensas muy notables y muy personales para ella y sus seres queridos, Chloe nunca se había enojado con las grandes grandes fuerzas laborales del mundo que constantemente molestaban a la gente. Encarrilar contra el huracán no era lo suyo... no había nada positivo, ningún ángulo que ella viera y que supusiera gran diferencia. Así que ignoraba esos problemas generales y se enfocaba en otras cosas. Luego apareció Paul y lo jodió todo con su fetichismo por Robin Hood y su insistencia en hacer algo bueno con lo malo. Y, maldito sea, funcionó: ella comenzó a preocuparse e incluso disfrutaba ayudando al desvalido; hizo que las victorias fuesen más dulces y los derribos más satisfactorios porque el jodido derribo realmente lo merecía. Vale, sus márgenes de ganancia eran más ajustados, pero todo eso a ella le parecía bien.

    Agregaron nuevos miembros de la Tripulación y acumularon algunas hazañas encantadoras contra asquerosos promotores y banqueros y similares. Después Isaíah volvió a sus vidas y lo jodió todo una vez más. Vale, garantizado que ella había sido quien le había abordado primero, pero sólo porque estaba claro que él estaba tramando algo grande y ella no podía ignorarlo. Chloe tenía claro que al menos Isaíah y cualquier otra persona con la que trabajaba habían mordido más de lo que podían masticar. Había visto ecos de sus actividades en el área metropolitana de Miami, señales de que se habían comprometido fuertemente a una zona de operaciones lejos de su Nueva York natal. Tenía que admitir que había sentido todo tipo de curiosidad sobre lo que estaba haciendo (Paul dijo que estaba obsesionada), así que cuando ella pidió una reunión cara a cara para presentar su plan, él estuvo de acuerdo, e incluso acudió a Key West para hacerlo.

    El hombre sabía hablar. No sólo hablar, sino inspirar. Y en el caso de Chloe y Paul, los inspiró al enfado. El objetivo que Isaíah tenía en mente era un conglomerado multinacional de preocupaciones agrícolas y manufactureras, que sonaba aburrido como la tierra. Pero, de hecho, esa gente eran, simplemente, esclavistas modernos. Supervisaban una red de chusma que formaba todos los eslabones de la cadena que traía al país trabajadores ilegales y sin dinero de lugares como México y China, los instalaban en campos de trabajo o en fábricas cerradas donde trabajaban por su "deuda" en condiciones no reguladas e inhumanas. Y esas eran solo sus operaciones en los Estados Unidos.

    Si se miraba hacia fuera, hacia el Caribe y África, las cosas se ponían mucho, mucho peor. Esclavitud, sin siquiera la pretensión de llamarse a sí misma otra cosa.

    Isaíah llamaba a este Nudo Gordiano de Maldad, El Enemigo, ya que no había una única corporación fácilmente identificable que pareciera controlarlo todo.

    Isaíah y su Tripulación habían pasado casi dos años desenredando las conexiones y las influencias de control hasta que identificaron al puñado de pendejos a cargo. Ahora que los tenía, ahora que podía imponer una lista de cargos con un diccionario a sus pies, ahora estaba listo para moverse, y quería caer encima de todos ellos de una sóla vez.

    Isaíah, Marco y otra personas estaban concentrando todos sus esfuerzos en los trópicos, base de operaciones para la mayoría de lo que buscaban. Pero había una pieza en el tablero instalada de forma segura en Washington DC e Isaíah necesitaba ayuda con él. Era un premio gordo, un cerdo gilipollas al que la investigación de Isaíah les daría una buena ventaja para derrotarlo.

    La forma en que lo hicieran dependía de ellos, todo lo que les pedía a cambio fue que coordinaran el tiempo con su Tripulación. Paul y Chloe se habían tomado la noche para hablar con los demás, pero no había sido difícil de vender el producto. Todos se sentían preparados para algo más grande, y los discursos de Isaíah (junto a las fotos y los videos y el resto) habían hecho su magia y los había enfurecido a todos. Estuvieron de acuerdo en ayudar, y cuando el plan se desarrolló y decidieron atacar bajo la protección de la Shmoocon, terminaron siendo ellos quienes determinaron el momento del golpe final de hoy. Y ahora había llegado el momento, y el hacha estaba cayendo rápidamente hacia un montón de cabezas.

    El lunes por la mañana, Paul los levantó de la cama temprano y los puso a vigilar los ordenadores. No había más trabajo de calle que hacer, ni más timos cara a cara que sacar. Simplemente envíar los correos electrónicos y dar pistas a las fichas de dominó y asegurse de que nada interfería con el extenso desorden que estaba a punto de caer. Sandee había salido y, maravilla de maravillas, trajo tanto bollitos como donuts. No aprobaba los donuts en absoluto, pero los demás se habían abalanzado sobre ellos. Sacco seguía con los ojos nublados pero concentrado, volviéndose aún más concentrado a medida que el café comenzó a hacer efecto. Paul estaba en el estado de trance que siempre tenía cuando las cosas se hacían engañosas y complicadas, parecía mirar con un fervor casi autista de una pantalla a la siguiente, cambiando constantemente las vistas y reorganizando las cosas en los monitores para obtener una perspectiva diferente y descubrir tal vez alguna oportunidad nunca vista antes. Chloe quería caminar, pero sabía que eso volvería locos a los demás, así que se obligó a acostarse en una de las camas y a centrar su atención en el reflejo del correo electrónico de Danny en su ordenador portátil.

    El chico comenzó temprano a contactar con sus numerosos contactos con los medios y tratando de tener una idea de lo que estaban escribiendo sobre las protestas contra el Representante Wolverton, y al mismo tiempo haciendo todo lo posible para apaciguar cualquier duda o crítica que pudieran tener. Él decía extraoficialmente una y otra vez que el Congresista tenía algo que anunciar esa mañana que aclararía todo ese sinsentido y confirmaría su compromiso con una fuerza laboral estadounidense segura, protegida y productiva.

    Mientras tanto, Paul recibió un mensaje de Isaíah que él transmitió a la habitación:—Dice que ahora están empezando a dirigirse a los bancos y a los lugares de cobro de cheques. Todo ha salido anoche de madrugada o esta mañana temprano. Así que dile a Jamie y a los demás que podemos comenzar también.

    Chloe se levantó y sacó uno de los criptófonos previamente no utilizados de su bolso y llamó a Jamie a Key West. Les ayudaba a dirigir La Fiesta para ellos, que por necesidad ya no funcionaba las 24 horas del día los 7 días a la semana, sino que aparecía en alguna parte cada semana. Como todavía no era cerca del mediodía y él respondió al primer tono, Chloe asumió que no había dormido la noche anterior. —Hola, guapetón, - le dijo. —Es día de paga. Tú y los chicos podéis comenzar a cobrar esos cheques. ¿Cómo está Miami?

    —Miami está como siempre, demasiado divertido para su propio bien. Pero tenemos los cheques en nuestras manos y un puñado de identificaciones falsas.

    —Ve a que te paguen y gasta un poco a mi salud, - dijo Chloe antes de colgar.

    Hizo varias llamadas de seguimiento a otros contactos con otros teléfonos y media hora más tarde se había retirado el tapón del desagüe de las cuentas bancarias personales y comerciales de Ken Clover.

    La gran innovación para las empresas y las personas que quieren que les roben en esta era moderna, era la capacidad de imprimir sus propios cheques. Para compañías como Clover Y Asociados que emitían muchos cheques a empleados, proveedores y, a veces, incluso a clientes, tiene sentido pedir miles de espacios en blanco y luego imprimir la información según sea necesario.

    Robar esa información de la red de la compañía había sido una prioridad en la lista cuando piratearon la red de Clover, aunque ya sabían los números de cuentas bancarias y la información de ruta antes de hacerlo. Le enviaron todos los datos a Isaíah el primer día y, desde entonces, este había estado imprimiendo y distribuyendo cheques por todo el sur de Florida.

    Casi todos los cheques se emitieron a personas con algunos de los apellidos hispanos más comunes y solo una primera inicial, por lo que había muchos cheques para J. Hernández, J. Rodríguez y P. García distribuidos casi al azar entre jornaleros y trabajadores de todo tipo. No estaba segura exactamente de cómo Isaíah estaba obteniendo los cheques, pero sabía que Sacco lo había puesto en contacto con algunos organizadores de derechos laborales de allí y que todo formaba parte de un acuerdo en una demanda colectiva de algún tipo. Eso fue ciertamente lo que Paul les había dicho a los representantes del Banco de América cuando se hizo pasar por el contable de Clover. Advertido de esta forma, el banco debería abstenerse de retener las cuentas cuando el dinero comenzara a evacuarse de ellas en un torrente de caídas de $ 2.000.

    Mientras tanto, Chloe y su Tripulación habían desviado algo de efectivo para ellos, que eran los cheques que Jaimie cobraría hoy y representarían otros $ 50.000. En total, el golpe absorbería alrededor de 1.5 millones de dólares de las cuentas, que era todo el efectivo que Clover tenía entre sus cuentas personales y comerciales. Lo maravilloso de distribuir todos esos cheques era que, una vez que se hubieran cobrado, el dinero era prácticamente imposible de rastrear.

    Las personas que los recibirían eran víctimas de los clientes de Clover, personas que probablemente estaban aquí ilegalmente y no tenían cuentas bancarias ni direcciones permanentes. Una vez que hubiesen cobrado el cheque en uno de los miles de lugares de cambio de cheques en el sur de Florida, no había forma de que Clover pudiera recuperar el dinero.

    Robar el dinero en forma de acciones, bonos y bienes raíces era más difícil para ellos. Podían ordenar algunas liquidaciones electrónicamente, y estaban haciendo exactamente eso, pero había una buena posibilidad de que Clover pudiese recuperar algunas de sus pérdidas o cancelar los intercambios. Quizá. Pero mientras tanto, transferirían fondos a cuentas electrónicas extraterritoriales que el Marco-conspirador de Isaíah les había preparado. Chloe no contaba con obtener ese dinero pronto, si es que llegaba a hacerlo, ya que Marco tendría que moverlo a través de una serie de cuentas en el Caribe y tomar su parte antes de que se convirtiese en efectivo en su bolsillo. La parte importante era que Clover tampoco tendría acceso a él y descubrir qué demonios estaba pasando con su dinero era solo uno de los problemas que enfrentaría en unas pocas horas.

    Solo para agregar un pequeño insulto al agravio, a Paul se le ocurrió la idea de pagar también toda la deuda de Clover. Clover Y Asociados tenía hipotecas en sus oficinas y varias otras propiedades, junto con arrendamientos para automóviles, varias tarjetas de crédito corporativas y varias líneas de crédito de compañías como servicios de caterin, aviones privados y servicios de transportes, e incluso cuentas de seguridad y legales. Todo esto podría pagarse electrónicamente, así que siguieron adelante e hicieron eso, costándole a Clover otros doscientos mil dólares en el proceso. Le resultaría difícil hacer que esas compañías reembolsasen los pagos aunque fuesen pagos no autorizados, y aquello continuaría agotando su activo efectivo.

    Además, aquello lo cabrearía mucho.

    Después de haber revisado todos los cobros de cheques y transferencias, Chloe se levantó de la cama y fue a mirar por encima del hombro de Paul. —Danny ha estado en llamas con el control de daños, - dijo ella. —¿Alguna señal de que Clover haya notado que está sucediendo algo?

    —Todavía no, - dijo Paul,—pero no porque la gente no esté tratando de decirle algo. Ha recibido correos electrónicos y llamadas de El Enemigo en Florida. Isaíah está llevando la calor allí abajo. Según los mensajes que atención allí abajo, hubo una serie de robos y actos de sabotaje en una docena de sitios agrícolas y cinco sitios industriales diferentes, y los trabajadores parecen haber emprendido una especie de huelga general. La mierda está ardiendo allí, literalmente en algunos casos. Están buscando ayuda de la policía o algo así, porque los policías que normalmente tienen en nómina están fuera de servicio, ya sea fuera de la ciudad o en suspensión por revelaciones repentinas de mal comportamiento. Algunos simplemente no están localizables. La Tripulación de Isaíah los está haciendo pedazos y se están acojonando. No estoy respondiendo llamadas, solo mensajes de texto y correos electrónicos. Que ellos sepan, Clover está atrapado en una audiencia del Congreso a puerta cerrada esta mañana y no puede contactar con él, pero él jura que está haciendo todo lo posible para ayudarlos. Bueno, más bien, jura que los está ayudando.

    Chloe silbó y sacudió la cabeza de lado a lado. —Isaíah debe de tener cien personas metidas en esto. Todo es tan genial que da miedo.

    —También es simplemente aterrador, - dijo Paul. —Aunque creo que tiene menos que cien. Sólo hace que parezca que tiene cien hombres. Lo cual, ahora que lo digo en voz alta, podría ser incluso más aterrador.

    —¿Cuánto crees que ganará?, - Preguntó Chloe. —¿Alrededor de tres millones?

    —Supongo. Es difícil de saber. Sé que están cobrando cheques y robando efectivo y transfiriendo mucho dinero. Pero sí, de tres a cinco millones. Pero probablemente un par de cientos de millones en daños a El Enemigo , más tiempo en la cárcel o deportación para muchos de ellos.

    —Un jodido infierno, - dijo Chloe, parpadeando un par de veces para reenfocarse en la tarea en cuestión. —Bien, entonces, ¿estamos listos para decirle a Danny las próximas líneas?

    —Tan pronto como los ataques, incendios e incursiones lleguen a los cables de la AP, - dijo Paul, tocando una pantalla en uno de los ordenadores portátiles que mostraba una fuente de noticias. —Hicieron redadas al amanecer en muchos de los campamentos que Isaíah había preparado para que los federales los derribaran, por lo que las noticias llegarán pronto.

    Eran las 10:30 antes de que los cables de noticias comenzaran a aparecer en los titulares sobre "DETENCIONES REALIZADAS EN CAMPAMENTOS DE TRABAJO ILEGALES EN FLORIDA". Los artículos, según lo previsto, se centraron más en el ángulo de que los lugares intervenidos empleaban inmigrantes ilegales, y enmarcaron la historia como parte de un debate de inmigración más amplio. Una diferencia clave con respecto a la versión normal de tales historias era que no enumeraban cuántos trabajadores inmigrantes habían reunido los federales porque no habían obtenido ninguno. Todas las redadas, según el plan de Isaíah, se centraron por una vez en los empleadores.

    Con esto como munición, Chloe lo preparó todo para enviarle a Danny la información que necesitaba para agregar un pequeño golpe a la conferencia de prensa del Representante Wolverton. Le envió el archivo a Paul, quien redactó el mensaje final:

    De: Ken. Clover@cloveryasociados.com

    Para: Daniel@wolvertonporamerica.org

    Asunto: Munición

    Danny

    Mira los enlaces de abajo. Esto es exactamente de lo que yo estaba hablando anoche. La fuerza de tarea en Florida que realiza estas redadas está utilizando fondos que la adquisición que agregó nuestro chico no solo continuará proporcionando, sino que se expandirá. Hablad sobre vigilancia mejorada, mayor cumplimiento, aseguramiento el suministro vital de alimentos de nuestra nación por amenazas terroristas, y todo lo demás. Si se basa en esto, el cogresista puede escapar de esta limpio.

    K

    A continuación se adjuntaban enlaces a las historias de AP junto con un archivo que contienía más información sobre el grupo de trabajo de Aplicación de la Ley de Trabajo Especial que Isaíah estaba manipulando para que fuera su arma involuntaria.

    Una hora después, el congresista Wolverton acudió a la rueda de prensa e incluyó una transmisión en directo de la conferencia de prensa en la página web de su campaña.

    Chloe lo observaba con los otros tres riendo, y sí, lo admitía, riéndose con gran cantidad de alegría al ver a un congresista de los Estados Unidos pronunciar sus puntos de conversación casi al pie de la letra. Allí estaba, suave, distinguido y pulido con su acento plano y paternal del medio oeste.

    —Nada me importa más que la integridad, el poder y la libertad que provienen de decentes patriotas estadounidenses dedicados a un buen día dura de trabajo,

    Pasó luego a dar una lección de cinco minutos a la clase trabajadora no inmigrante que suponía un rigistro risible de sus votantes. Esto a su vez se transformó en una corta arenga pero afilada contra las "tácticas de las fábricas explotadoras" y las "condiciones de trabajo inhumanas" de otros países (leáse China) y cómo los trabajadores estadounidenses nunca deberían ser sometidos a tales indignidades y cómo "La etiqueta Fabricado en EEUU" inspira el orgullo de la mano de obra y la promesa de libertad a todos los que la compran, Dios sabía lo que eso significaba.

    Como era de esperar, la bola de nieve se deslizó hacia una típica lucha antiinmigración, que habría enorgullecido a Lou Dobbs, antes de pasar al material que le habían dado a través de Danny.

    —Pero no necesitamos nuevas leyes y las cercas fronterizas son costosos e ineficientes desperdicios de recursos. Los ilegales no vendrían aquí si no hubiese trabajo, y no habrá trabajo si los empleadores cumplen con la ley. Es por eso que estoy orgulloso de ser un defensor del aumento de fondos para programas como la fuerza de trabajo de múltiples agencias de Aplicación Especial de la Ley Laboral, un programa que hoy ha realizado algunas incursiones impresionantes en el campo que la vil explotación de los empleadores que no sólo expulsa a los estadounidenses de los empleos, sino que también usan y abusan de los trabajadores que emplean ilegalmente. Cuando mejoremos el valor del trabajo duro de un hombre y lo tratemos con el respeto que merece, mejoramos América entera. Cuando arrestemos a los que violan la ley, los que hospedan a los ilegales y burlan nuestra seguridad nacional. Cuando pongamos a esos delincuentes tras las rejas y dejemos trabajos para ciudadanos respetuosos con la ley entonces, y sólo entonces, seremos más fuertes que nunca.

    Wolverton elogió algunos de los triunfos específicos de la aplicación de la ley contra los propietarios de granjas industriales y las fábricas, y promocionó las proyecciones del grupo de trabajo SLE que prometía resultados aún mayores si obtenía la financiación total que solicitaba, no sólo para investigar sino también para procesar empleadores que infringían la ley. Con su discurso y la declaración formal en su página web que lo acompañaba, Wolverton había recorrido un largo camino para controlar el daño de las protestas del fin de semana y comprometerse mucho para financiar el grupo de trabajo y apoyar los arrestos que Isaíah había diseñado en Florida.

    En las preguntas y respuestas de los periodistas que siguieron, Wolverton descartó hábilmente toda referencia a las protestas del fin de semana o su conexión con las Islas Marianas, prometiendo que el nuevo grupo de trabajo estaría investigando esos temas, estaba seguro.

    —No estoy al tanto de los detalles de tales abusos, pero estas son exactamente las cosas que esta fuerza de trabajo está diseñada a terminar para siempre, y eso es lo que apoyo.

    Solo al final salió una pregunta que el congresista no se había hecho. No pareció estar preparado para ella. Era una pregunta que Paul se había tomado mucho tiempo y esfuerzo en plantar. Fue un tal Kal Petersen, un periodista/bloguero de bajo nivel del Washington Post y la segunda o tercera cadena que cubría la Cámara de Representantes y buscaba un descanso.

    —Congresista, ¿qué hay de sus conexiones con el cabildero Ken Clover? ¿Conocía sus conexiones con los fabricantes de textiles de las Islas Marianas o parte de su llamado "mercado de asignación de fondos" del comercio de votos en el Congreso? ¿Alguna vez ha trabajado con el señor Clover?

    Para su crédito, la única señal de consternación de Wolverton fue un ligero estrechamiento de los ojos y los labios. —Conozco al Sr. Clover, sí, pero no estoy al tanto de lo que está usted hablando. Si tiene algunas preguntas específicas, envíelas a mi oficina y nos pondremos en contacto con usted. - Miró al resto de la audiencia. —Me espera una reunión del comité ahora, así que quiero agradecerles a todos por venir y si tienen preguntas de seguimiento, diríjanlas a mi oficina, gracias.

    La transmisión en directo de la página web se detuvo allí, cortando un intento de Kal Petersen de gritar otra pregunta.

    Solo llevó diez minutos que los rumores volverieran a Ken Clover de que algo estaba sucediendo con él y, por primera vez, su objetivo comenzó a darse cuenta de que su vida se estaba volviendo una mierda.

    —Uau, está molesto - dijo Paul al observar el flujo de mensajes de texto y correos electrónicos salientes del ordenador de Clover y escuchar sus llamadas. Desviaron todas llamadas dirigidas al congresista o a Danny al buzón de voz.

    —Realmente, realmente jodidamente molesto. Está llamando a todo el mundo. No creo que podamos controlarle por mucho tiempo.

    —Pues vamos a enviarle a Danny el resto ahora, - dijo Chloe.

    —¿No crees que lo hará sospechar?, - Preguntó Paul.

    Sabía que Paul rara vez se sentía cómodo desviándose del plan a menos que fuese necesario.

    —Es nuestro plan B. Le golpeamos con todo y lo mantenemos pensando en lo malo que sería si no fuese tan afortunado y, con suerte, nunca sospechará lo afortunado que es. Al menos de esta manera, ya no sospechará, que es lo que hará si Clover decide que está harto del buzón de voz y levanta el trasero para acercarse a ver a Wolverton en persona.

    Paul lo pensó durante lo que pareció un minuto completo, tiempo que ella había aprendido a darle en estos casos. —Sí, sí, ya veo por dónde vas. Vale. Déjame cambiar algunas cosas en el correo electrónico. - Ya estaba preparando el texto, listo para enviar. —Sí, esto podría funcionar. Absolutamente.

    Diez minutos más tarde lanzó la bomba de información cargada de archivos adjuntos desde la cuenta de correo electrónico de uno de los asistentes de la oficina de Clover, dirigida directamente a Danny. Haciéndose pasar por un empleado descontento que se había disgustado con lo que estaba haciendo su jefe y para quién estaba trabajando, el correo electrónico lo presentaba todo. Era material confidencial tomado de los ordenadores de Clover Y Asociados que detallaban las transacciones de intercambio de votos, pagos y conexiones entre Clover y los esclavistas que Isaíah había estado atacando, incluidos los enlaces a los grupos en Las Marianas. Eran muchos datos, pero Paul había redactado una carta de presentación resumida e incluía una especie de tabla de contenido que el Sr. Datos había elaborado para resumir las cositas más perjudiciales de cada uno de los documentos adjuntos.

    Paul cambió la carta para incorporar algo de material nuevo explicando que el asistente había planeado enviar los archivos a los contactos en los medios de comunicación, pero después de ver la valiente posición de Wolverton, pensó que el congresista podría hacer algo realmente bueno con los documentos. Sin embargo, por si acaso, enviaría los documentos a los medios en seis horas pasara lo que pasara.

    Las seis horas le dieron a Wolverton una salida final, un aro más para saltar. Honestamente, Chloe no creía que importara mucho si mordía el anzuelo o no. Sólo liberar todos esos datos confidenciales de los servidores de Clover causaría al cabildero una inmensa cantidad de problemas tanto para él como para sus clientes. Pero si Wolverton decidía enfrentarse al problema que se avecinaba, podría asegurarse de estar a salvo de la mayor parte de las consecuencias y ganar algunos puntos para sí mismo como una especie de cruzado por un gobierno honesto. En el proceso, también contribuiría en gran medida a sellar el destino de Clover aún más dramáticamente.

    Ninguno de sus aliados en el Congreso podría acudir públicamente en su ayuda, e incluso en privado se vería en apuros para hacerle algún favor. Cualquier asociación con él se volvería venenosa, al igual que cualquier asociación con Jack Abramoff. Y aunque los crímenes de Clover fueron más sutiles que los de Abramoff, todavía eran potencialmente radiactivos. Solo para estimular a Wolverton a tomar la decisión correcta, los archivos que Paul le había enviado no incluía nada pudiese incriminar al propio congresista. La versión que lanzarían a los medios, por otro lado, tendría más material incriminatorio. Aunque el correo electrónico de Paul no mencionaba este hecho, Chloe estaba segura de que el congresista sabía muy bien su confabulación con Clover y probablemente aprovecharía la oportunidad para saltar de un barco que se hundía.

    Las cosas se oscurecieron tanto para Wolverton como para Danny en la hora que siguió. Presumiblemente, ambos y tal vez parte del resto del personal superior, estaban discutiendo opciones. Mientras tanto, Clover se estaba volviendo cada vez más balístico.

    —¡¿Qué demonios está haciendo ese cabrón?!?!, - Gritó en su teléfono a uno de los otros congresistas en el comité de Wolverton.

    Nadie parecía saber nada, y como ninguna de sus llamadas directas o correos electrónicos llegaba al congresista, el cabildero comenzó a suponer que había sido congelado y preparado para ser arrojado debajo del autobús. Mientras tanto, los representantes de El Enemigo en Florida seguían pidiendo ayuda a Clover cuando su situación colapsó a su alrededor, pero él no estaba recibiendo ninguna de ellos, lo que hacía que sus clientes más grandes estuvieran enojados tanto con él como con Wolverton.

    Chloe estaba deleitaba por toda la ira que había ayudado a sembrar entre aquellos completos gilipollas.

    A las 3:30 se enteraron de la decisión del congresista. Danny envió un correo electrónico a Kal Petersen desde el Washington Post, ofreciéndole una ventaja exclusiva. Kal podría tener los documentos y ser quien dispusiera de ellos en toda su extensión, pero el nombre de Wolverton tenía que mantenerse al margen. En efecto, Danny se estaba convirtiendo en una fuente al estilo de garganta profunda, que nunca se revelaría. Petersen tendría toda la evidencia que necesitaba para perseguir a Clover y algunos de sus clientes con material digno de portada y muchos seguimientos a nivel de Pulitzer. Kal aceptó el trato y Danny le envió los documentos. Esa noche se burlarían de la historia en el programa Countdown de Keith Olbermann y el martes por la mañana saldría en primera plana.

    —Está tan jodido, - dijo Chloe. —Quiero decir, lo conseguimos, ¿verdad? Ganamos, joder.

    —En realidad, creo que lo conseguimos, sí, - dijo Paul. Clover se había quedado en silencio justo después de las 5:00 p. m. Sin correos electrónicos, sin teléfonos, nada. El GPS en su Blackberry mostró que se había ido a casa temprano desde la oficina. Parecía un hombre abatido. —Creo que sí.

    —Nombrad algo en que no hayamos ganado, - Dijo Sacco, quien prácticamente había estado rebotando por las paredes por la emoción durante la última hora. —¿Arruinamos sus conexiones políticas? Oh, si. ¿Le robamos un cargamento de mierda de dinero y se lo dimos a los dignos trabajadores? ¡Oh sí! ¿El puto Washington Post está investigando cada aspecto de su sucia vida? ¡Dios mío! ¿No lo hacen siempre, joder? ¿No ha hundido Isaíah y esos tipos a su mayores clientes? ¡Joder, hundidos en llamas! ¿Cómo es que no hemos ganado?

    —Eso es ganar, - dijo Chloe. —No es otra cosa que ganar.

    —En realidad, deberíamos emborracharnos, - dijo Sandee, finalmente a la altura de la situación cuando la victoria se apoderó de él.

    —Oh, sí, - dijo Paul. —Estoy preparado.

    —Deberíamos salir de esta ciudad y emborracharnos, - dijo Chloe, mirando por de la habitación del motel llena de ordenadores.—Vamos a hacer las maletas e ir a un lugar agradable. Algún lugar con sábanas de seda y bañeras de hidromasaje y servicio de habitaciones y habitaciones privadas para todos nosotros. Salgamos de este pozo negro de capital y gastemos en nosotros un poco de efectivo robado. ¡Nuestro trabajo aquí está terminado, joder!

    Paul llamó a Abeja y c1sman y les dio la señal de todo despejado. Sandee, Sacco y Chloe comenzaron a hacer las maletas. Veinte minutos después estaban en la carretera y se dirigían hacia el Sur buscando en Google el hotel más bonito que pudieron encontrar en Richmond y que no llevara el nombre de un presidente confederado (Sacco tenía sus estándares). Todos realmente pensaron que su trabajo estaba terminado.

Interludio

    —¿Hola? ¿Puedo hablar con la Sra. Marsh, por favor?

    —Habla con ella.

    —¿Sra. Marsh? Soy, um, soy Ken Clover. Mickey Walters me dio su número.

    —Sí, el embajador Walters me dijo que se pondría en contacto. ¿Como puedo ayudarle?

    —Sí, soy... Soy el Ken Clover de los periódicos. Aquí en DC. Estoy seguro de que ha visto las noticias.

    —Así es. ¿Qué espera que pueda hacer por usted? No soy publicista ni el tipo de abogado que parece que necesita.

    —Lo sé. Tengo a esos otros tipos ... tengo un abogado. No he hecho nada malo. Pero me han hecho algo muy malo. Me han tendido una trampa, creo. Ciertamente atacado.

    —¿Y no desea ir a la policía o al FBI?

    —No puedo. Quiero decir, no creo que sea una buena idea. Un conflicto de intereses para ellos, ¿verdad? Quiero decir, ya me están investigando, tampoco pueden investigar a quien me atacó sin que tenga que decirles algunas cosas que podrían, bueno, malinterpretar. En su celo, lo entiende.

    —Si. ¿Y dice que fue atacado?

    —Hackeado, creo. Alguien hackeó mis cuentas bancarias y emitió cheques por valor de un par de millones de dólares a unos pocos miles de trabajadores ilegales en Florida.

    —¿De verdad? Que extraño. ¿Por qué haría alguien eso?

    —No tengo ni idea. Pero lo hicieron y se llevaron todas mis reservas de efectivo. Tanto de mis negocios como de mis cuentas personales, todo ha desaparecido en espacio de veinticuatro horas y no recibí una advertencia. Según mi banco, yo mismo les dije que los cheques iban a salir y les advertí de que estuvieran listos.

    —Pero, por supuesto, usted no hizo tal cosa, y con tantas personas diferentes cobrando los cheques, localizar quién es el responsable será aún más difícil.

    —Estoy seguro de que quien hizo esto me ha jodi.. lo siento ... también me ha fastidiado de diferentes maneras. Hay algunas rarezas en mi cartera de acciones y con mis tarjetas de crédito.

    —¿Pero todavía es capaz de paga mi tarifa?

    —En dinero, sí. No lo consiguieron todo. Tengo la segunda casa en Martha Vineyard si se trata de eso. En cuanto a lo otro, bueno, si puede ayudarme a salir de esto otro.

    —Asumo que sus problemas recientes en la prensa y en el banco están vinculados. ¿Quién le haría esto?

    —No tengo idea. No vi venir algo así. Es una put ... es una locura.

    —Lo investigaré y veré qué puedo hacer. Uno de mis hombres irá mañana a primera hora a mirar sus ordenadores. Requerirá acceso completo e incuestionable.

    —Sí, sí, claro. Cualquier cosa que necesite.

    —Todo lo demás es asunto de mi hombre. Una vez que se resuelva, le aseguro que encontraré a quien le haya hecho esto.

    —Muchas gracias. Gracias.

    —De nada, señor Clover.

Capítulo 16: Paul

    Era TAAAAAN estupendo estar en casa. De vuelta a Key West a principios de marzo, cuando el clima era cálido y maravilloso y las hordas de Turistas de Primavera todavía estaban a una o dos semanas de distancia. Se habían quedado en casa de c1sman en Atenas durante un día, la mayor del cual Abeja lo pasó tratando de convencerlo de que viniera a Key West y la mayor del cual él lo pasó tratando de convencerla a ella de que fuese con él al Oeste a visitar a su hijo (la mera idea obviamente asustaba a Abeja). Sacco bajaba a la base de operaciones de la Tripulación por primera vez y las historias de Sandee sobre los excesos de la isla lo habían encendido y preparado para una gran diversión revienta-neuronas.

    Marco había dado noticias de que su parte del dinero se había movido a través de todos los saltos apropiados y que su entrega de efectivo llegaría con el próximo crucero que atracaría en Mallory Square. Incluso Chloe parecía emocionada de estar en casa, a juzgar por el alegre bamboleo de cabeza mientras conducía por la Autopista Uno hacia la Milla Cero, escuchando una oscura banda de ska de la que Paul no podía recordar el nombre.

    Él seguía monitorando los correos electrónicos entre Danny, Wolverton y Clover, aunque había dejado de interceptarlos y se registraba solo cada dos horas en lugar de cada pocos minutos.

    Tampoco es que el congresista o su personal quisiesen tener algo que ver con Clover, y el cabildero había renunciado a intentar ponerse en contacto con ellos. Las historias de seguimiento en el Post y en otros periódicos continuaron desentrañando los cobardes negocios del hombre, transmitiendo todo tipo de ropa sucia para que el mundo la viera. Después de unos días de enviar correos electrónicos y llamadas pidiendo ayuda, Clover había salido de la ciudad hacia lugar desconocido, dejando su teléfono apagado y sin usar ninguna de las máquinas o cuentas de correo electrónico de la compañía. Paul asumió que había descubierto que había sido pirateado de alguna manera , lo cual no era inesperado. Una vez que descubriera las pérdidas bancarias y los cheques, sería la única conclusión lógica.

    Leer los correos electrónicos del congresista seguía siendo interesante, aunque había muchos, especialmente de Danny, que por lo general solo los consultaba buscando algo relevante. Había unos pocos de parte de otros cabilderos que intentaban que Wolverton retrasara su apoyo a la financiación de la nueva fuerza de trabajo, pero lo último que un funcionario electo en apuros quería en este clima era que sus oponentes lo tildaran de chaquetero por sus oponentes. Dado que las encuestas internas (que Paul pudo ver cuando Danny se las envió a otro asistente) mostraban un fuerte apoyo en el distrito de origen a la dura postura de aplicación de la ley, no había forma de que el congresista se echara atrás. Paul sintió una punzada de culpa por haberle dado al republicano un problema de reelección ganador, pero la compensación valía la pena.

    Su casa junto al cementerio parecía exactamente como la habían dejado: tapiada y cerrada como si otro huracán pudiese venir en cualquier momento. Deshacer todas las cerraduras y sellos de la puerta principal tomó cinco minutos y abrir todas las ventanas tomó una hora (lo cual fue vital teniendo en cuenta lo congestionada que había quedado la casa en seis semanas cerrada).

    Sandee le dio a Sacco el gran tour mientras que Abeja subió a su guarida del piso superior y comenzó a encender su red de cámaras y escáneres IDRF en toda la isla. Al anochecer, Chloe y Paul habían reabastecido la cocina con comida y alcohol y todo el lugar estaba funcionando a pleno rendimiento. Por primera vez en meses, Paul se sintió tranquilo, seguro y relajado al mismo tiempo.

    La noche siguiente llevaron a Sacco a su primera fiesta. Antes de embarcarse en el trabajo de DC, La Fiesta había sido un generador de dinero las 24 horas, los 7 días de la semana, pero una vez que cambiaron su enfoque a cosas más grandes, tuvieron que reducirla a ocasiones especiales, tal vez unas pocas veces al mes. En verdad, eso había sido para mejor, ya que el mantenimiento de una fiesta clandestina de 24 horas y en constante movimiento era bastante alto. Ahora que el evento era más infrecuente, era más fácil llenarlo con personas dispuestas a gastar mucho dinero y pasar un buen y loco rato por un día o dos seguidos. Paul no había pensado detenidamente cuándo sería la próxima fiesta, pero al parecer Sandee lo había pensado mucho, ya que había estado organizando un evento en silencio durante la última semana más o menos. En cualquier caso, este era el dominio de Sandee, por lo que si se le hubiese ocurrido a Paul, probablemente le habría pedido a San que se ocupara de ello de todos modos, pero fue una agradable sorpresa tener una bacanal en vivo al estilo Key West para celebrar su éxito.

    —¿Esta es una casa vacía? - Preguntó Sacco mientras caminaban hacia la puerta principal. —No es lo que pienso cuando pienso en un lugar para ocupar.

    —No es de ninguna manera, forma o modelo un lugar para ocupar, - dijo Sandee. Iba vestido con ropa de gala: un microvestido negro ajustado, tacones de 15 centímetros y una brillante peluca pelirroja. —Esta es una casa clásica de Key West que languidece en el limbo legal, una hermosa casa señorial que se enorgullece de ser anfitriona de una gran diversión en estos tristes y recesivos días y noches.

    —Vale, vale, me doy por corregido.

    —Puedes darte, sentarte o tumbarte corregido mientras te diviertas, - dijo Sandee guiñándole un ojo. —Y si alguien pregunta, diles que estás conmigo y te tratarán mejor que bien.

    Sacco sonrió y asintió, se le iluminaron los ojos por la anticipación. Paul miró a Chloe y le apretó la mano mientras intercambiaban significativas miradas. Iba casi igual de vestida que Sandee, con pantalones de vinilo negro y corsé rojo y negro, junto con una peluca de corte rubio platino. Paul, que se sentía confiablemente ridículo en algo demasiado elegante, había optado por holgados pantalones de lino y una camiseta de seda negra. También habían intentado que Abeja viniera y Sandee casi la tenía convencida hasta que llamó c1sman. Abeja decidió que prefería conversar con él antes que ir a la fiesta. Sin embargo, dijo que los estaría observando en las cámaras, por lo que estaría allí en espíritu.

    Dentro de la casa de estilo victoriano de ochenta años en el Casco Antiguo de Key West, La Fiesta estaba en marcha. Sandee actuó como anfitriona y guía turística para Sacco, y Paul y Chloe les acompañaron para ver los lugares de interés. La gran sala de estar en la parte delantera de la casa era la pista de baile, con Jaimie girando discos en un extremo y su viejo amigo y comerciante de marihuana Bert en el otro. Había una docena de personas allí, una mezcla de géneros y antecedentes, la música golpeaba lo bastante fuerte como para hacer imposible una conversación informal. El área comedor/cocina era una especie de sala de estar, con almohadas y alfombras artísticamente tiradas por el suelo, una cachimba para cuatro personas en una esquina, una pantalla de video con una consola y un simulador de banda de rock. La cocina contigua tenía alcohol, cerveza y comida a la venta con uno de los amigos de Jaimie como barman. El antiguo porche trasero había sido cerrado para hacer una habitación de Florida, donde dos mesas albergaban una partida de póker de grandes apuestas que mostraba todas las señales de haber estado operando durante horas y horas. Arriba, las habitaciones se habían convertido en salones más privados, cada uno con su propio complemento de cojines, alfombras y condones, junto con equipos de sonido y video. Tres de las cuatro habitaciones estaban ocupadas por grupitos de personas, algunas descansando y bebiendo, un grupo cantando karaoke en topless, otro con dos parejas enfrascadas en un sexo público bastante vigoroso mientras una mujer bien vestida de unos 50 años que llevaba un vestido de noche los grababa en video.

    Terminaron su recorrido por el circuito en la sala de la planta baja, donde Sandee sacó una botella de champán y cuatro copas. Se bebieron toda la botella antes de que Sandee los arrastrara a la pista de baile durante una hora de molienda, giros y sacudidas sudorosas. Acalorados, cansados ​​y húmedos, se retiraron al piso de arriba, tomando el mando de una habitación junto con dos botellas más. Descansaron en la habitación, reviviendo sus recientes triunfos con detalles exagerados y haciendo trabajar media botella de vodka en el proceso.

    Rieron y rieron de los gritos de emoción y el chasquido de un látigo al otro lado del pasillo, luego se rieron un poco más cuando Sandee cantó una versión sorprendentemente sexy de Ina Gada Da Vida en el karaoke.

    De acuerdo, tal vez no fuese sexy, pero sus movimientos, principalmente dirigidos a Sacco, eran definitivamente sexuales. Paul no fue el único en la habitación que se puso cachondo.

    Ya podía ver a dónde iba esto, y bajó las escaleras el tiempo suficiente para conseguir más hielo y algunas golosinas de Bert. Cuando regresó, Chloe y Sandee estaban cantando a dúo "I Touch Myself" y Sacco tenía la sonrisa más estúpida que Paul había visto nunca.

    Tras el fin de la canción y después de que la risa resultante acabara en un colapso grupal en el suelo, Chloe tomó a Paul en sus brazos y lo besó mientras Sandee se sentó a horcajadas sobre Sacco junto a ellos.

    —A veces olvido que no eres una mujer.

    —A veces soy una mujer.

    —Oh, Jesús, qué bien me sienta eso.

    —Démosle al hombrecito algo de espacio para respirar ...

    —Oh sí ... te importa si yo ...

    —¿Por qué si no estaría usando una falda tan corta? Por favor.

    —Sandee, tienes un culo increíble. Desearía tener tu culo

    —Y desearía poder tener pechos como los tuyos, cariño.

    ¿Estas cosas viejas? Oye, ese pezón que estás lamiendo en mío, señor.

    —¿Para qué son los novios?

    —Oh, joder.

    —Dios mío, esto es bueno y fuerte. ¿No te importa?

    —No si no te importa esto ...

    —Para nada, cariño, para nada. ¿Ahora puedes meter la mano y ver si estoy aquí abajo?

    —Oh. De acuerdo, sí, eso funciona.

    —Mmm hmm.

    —Oh

    —Estos pantalones de vinilo son demasiado ajustados.

    —Simplemente no te estás esforzando lo suficiente. Ahí, eso es mejor.

    —Libre por fin.

    —Ahora eres el único que queda. Desnúdate marinero ...

    —Sí, señora.

    —Oh. Oh. Espera, voy a ...

    —Todavía no, nada de eso, cariño.

    —Eres increíble.

    —¿Por qué no me los quito y veo cómo eres?

    —Yo nunca…

    —Pero quieres hacerlo. Es fácil. Solo haz lo que yo hago.

    —¡Oh ... oh! Vale.

    —Ahora prueba tú. Sácalo para mí

    —No pensé que sería tan suave y blando. Y duro.

    —Pues igual que el tuyo.

    —Así que yo solo ... ¡mmp!

    —Así.

    —Verlos te hace tan ...

    —Y a ti también.

    —Oh, mierda, sí.

    —Date la vuelta. ¿Todavía puedes ver?

    —Oh si.

    —¿Y ahora?

    —Uh ... uh ...

    —¿Lo estás viendo?

    —Oh, sí…

    —Eso es, cariño. Eres tan dulce cariño, tan dulce.

    —Mmm ... ahh ... uau, qué loco. Yo nunca…

    —No te detengas ahora, eres un pequeño y rápido estudiante.

    —Sí, señora. Señor.

    —Lo que tú quieras.

    —¡Oh, joder!

    —Oh maldita sea, cariño, oh maldita sea.

    —Venga. De rodillas.

    —Tú primero…

    —Si, así. Sí ... así ... ahhhh.

    —Creo que los estamos inspirando ahora.

    —¿Por qué me haces parar?

    —Oh, es genial, cariño, lo estás haciendo genial ... pero no es esto lo que realmente quieres.

    —Dios mío, sí.

    —Ven entonces. Desliza uno y entra.

    —Sois geniales, tíos.

    —Que le follen, Sacco, vamos ...

    —Oh cariño, tienes una boca tan sucia.

    —Te encanta.

    —Eso es ... cuidado ... ohhhhh mierda ...

    —Oh joder. Uh Uh.

    —Poco a poco ahora ... eso es todo.

    —Jesús, míralos ...

    —Ahora estira la mano y ...

    —No te detengas ahora ...

    —Eso es…

    —¡Jesús!

    —¡Mierda!

    —¡O Dios mío, sí!

    —...

    —Uh ...

    —Mmm ...

    —Wuh ... wuh ... eh, eh ... wuh ... wuh. Oh!

    —Ahhh ...

    —Oh si…

    —Todavía no ... aún no ... ¡ok ahora! ¡Ahora!

    —Me gusta…?

    —¡Sí!

    —...

    —...

    —...

    —La hostia.

    Paul también llegó, con algo vibrando bajo el culo. Asumió al principio que era un vibrador de la noche anterior. Había un par de ellos flotando por ahí. Fue solo cuando comenzó a sacudirse el sueño y mirar a su alrededor que se dio cuenta de que estaba acostado desnudo sobre sus pantalones, las piernas de Chloe estaban cruzadas alrededor de su estómago mientras ella dormía perpendicular a él, también desnuda. Podía escuchar a Sacco roncando al otro lado de la habitación, y cuando se sentó vio que el tipo estaba acurrucado alrededor de una gran almohada. Sandee no se estaba por ninguna parte, lo que significaba que probablemente era bastante tarde por la mañana. No importa lo tarde que fuera la Fiesta, siempre se levantaba temprano para hacer yoga.

    El teléfono había dejado de sonar por al menos un minuto antes de que Paul estuviera lo suficientemente despierto como para extraerse de debajo de las piernas de Chloe sin despertarla y luego sacar el teléfono del bolsillo de sus pantalones. Había perdido una llamada anónima de alguien, probablemente Abeja, ya que todos salvo Sandee que conocía su número estaba en la habitación con él. También había un mensaje de texto con un enlace a una página web. Siguió el enlace hasta un blog llamado Meditada Despreocupación que le sonaba de algo. Era un blog simple, nada especial. Sólo los desvaríos de un tipo. Sin embargo, no era cualquier tipo, era Oliver. Y no sólo estaba despotricando, sino que se quejaba de la Shmoocon. Y no sólo estaba despotricando sobre la Shmoocon, sino que se quejaba de una estafadora llamada Toni y de cómo probablemente estaba conectada con otro estafador que había intentado robar dinero a un grupo de recaudadores de fondos republicanos hace un par de años en Los Gatos, California.

    Estaba despotricando sobre Paul Reynolds.

Capítulo 17: Chloe

    Paul pareció tomarse su segunda revelación como criminal mucho mejor que la primera vez. Sin ataque de pánico, sin vómitos. Sin sexo a primera hora de la mañana. Había estado contemplando adormilada cuando su teléfono había comenzado a sonar, pero no le importaba. Ella ya no estaba tan cachonda tampoco. Mientras releía la publicación del blog en su teléfono, Paul ya la había revisado dos veces llenas de maldiciones y se estaba vistiendo tratando de despertar a Sacco. Lo que molestaba a Chloe casi tanto como la crisis actual era el hecho de que Oliver fuese tan obvia y malditamente inteligente. Ellos lo sabían, por supuesto, (por eso habían tratado de reclutarlo) pero a partir de unos pocos datos de investigación, los había entrelazado no en lo que ella esperaba que sonara a la mayoría de las personas como una loca teoría de conspiración, sino de hecho en la verdad, lo que requería verdaderos cojones mentales.

    La publicación de Oliver se titulaba "Antiguo diseñador de juegos Paul Reynolds: ¿Mente Maestra Hácker Black Hat?".

    Vale, eso no era del todo correcto, pero podría haber sido así, y era un título lo suficientemente pegadizo como para llamar la atención de muchos surfistas web curiosos. Miró los enlaces de Digg y Reddit por el lateral y vio que ya estaba recopilando enlaces que lo llevarían a la página principal y, por lo tanto, a la atención de millones en pocos días, si no en horas. Justo debajo del título estaba esa estúpida imagen de Paul del sitio web de su antigua compañía, que le hacía parecer un zopenco. Agh, ese peinado.

    Había perdido peso desde entonces y su cabello era más corto y de un color diferente, pero aún era bastante igual en todo lo importante para identifícarlo puesto en fila.

    La publicación de Oliver se desplazaba hacia abajo centímetrosvy centímetros de espacio en la pantalla. Chloe supuso que tendría al menos 8000 palabras de largo. Comenzaba de manera inteligente, con una línea principal diseñada para mantener al lector interesado: "El estafador buscado y antiguo diseñador principal del exitoso MMORPG Metrópolis 2. 0 está vinculado a un círculo de hackers de sombrero negro que ha estado reclutando gente en convenciones para su conspiración criminal'".

    No solo llamativo sino completamente cierto. Después de eso, Oliver entraba en su propia historia y contaba una versión muy editada de lo que le había contado a Heidi y a los otros Grupis de la Shmoo. En esta versión pública, alguien llamado Toni se le había acercado en la Toor Con y le había ofrecido miles de dólares para usar sus habilidades de prueba de intrusión para hackear la base de datos de una empresa privada. Por supuesto, él se negó, y la misteriosa y bella mujer desapareció. Luego la volvió a ver en la Shmoocon la semana siguiente y, por supuesto, informó de ello de inmediato al personal de seguridad. Después de eso, uno de los otros asistentes informó haber sido abordado por la misma misteriosa mujer, que trató de atraer al asistente a su habitación de hotel. El asistente trajo a una persona de seguridad de la Shmoocon, y la misteriosa mujer se asustó y desapareció una vez más.

    Una vez terminada la estafa, Oliver había decidido averiguar qué había sucedido realmente. Comenzó a buscar en la web otros signos de estos estafadores, y en poco tiempo los encontró. También habían estado tratando de reclutar personas en ciertos canales IRC de hackers (Chloe se rió de esto: no era cierto, pero tal vez otra persona lo hacía), ofreciendo grandes recompensas por los sistemas de craqueo. A partir de ahí, Oliver había utilizado algunas de sus conexiones de la profesión de prueba de intrusión para conseguir que un amigo suyo de la policía retirara algunas de las cintas de seguridad del hotel de la Shmoocon. Aquí fue donde Chloe realmente comenzó a maldecir. Hicieron todo lo posible para evitar esas cámaras, siempre asegurándose de mantener las caras alejadas de ellas cuando era posible. Oliver dijo que no se le permitía verlas él mismo, pero le había dado a su amigo una descripción de Toni y este había regresado con un par de fotos tomadas de las cintas. Le mostraron que entraba y salía del hotel, pero ninguno de ellos interactuaba con los asistentes. Sin embargo, una toma clara en el vestíbulo del hotel la mostró caminando casi al lado de una figura que le parecía muy familiar a Oliver. Tomó la imagen de Toni y del tipo que parecía familiar y los examinó a través de un software de reconocimiento facial, comenzó a buscar imágenes en Flikr y Google Image usando algunas palabras clave para reducir el campo. Después de una buena parte del tiempo de procesamiento, se apareció una coincidencia: Paul Reynolds.

    Luego, Oliver contó toda la sórdida historia de la desastrosa estafa fallida que habían intentado en San José y la posterior caída. No solo rastreó toda la cobertura de los medios desde el momento en que sucedió, sino que también hizo un seguimiento, contactando con algunos de los antiguos compañeros de trabajo de Paul. Aunque el CEO de Juegos Miedo y Cargando, Greg, se negó a hacer comentarios, el CTO, Frank estaba más que feliz de despotricar sobre lo que Paul había hecho, junto con "esa perra" con quien había trabajado. Oliver asumió incorrectamente que la cohorte de Paul era la misma que la mujer que conocía como Toni, pero eso no era un consuelo. El resultado era claro: Paul era un artista de la estafa y, en general, una persona horrible que atacó a Frank e intentó robar millones de dólares de donantes conservadores.

    ¿Pero qué hacer con todo esto? Oliver dijo que iba a hacer pública esta información para que los hackers pudieran estar en guardia contra Paul y Toni y con cualquier otra persona con la que estuvieran trabajando. Animó a todos a hacer circular sus fotos y toda la historia. También creó un wiki dedicado a Caza a Paul Reynolds que podría servir como punto focal y depósito central para cualquier información que alguien descubriera sobre el misterioso grupo. Mientras tanto, a pesar de cualquier peligro personal o riesgos profesionales que pueda estar corriendo, Oliver continuará su búsqueda de estos "malhechores" que estaban dando un mal nombre a la comunidad de piratas informáticos.

    —Bueno, es una putada, - anunció Chloe a la habitación. Paul estaba hablando por teléfono con Abeja, y Sacco parecía confundido mientras se ponía los pantalones. —Pero no creo que sea el fin del mundo.

    —Espera, Abeja, - dijo Paul, cubriendo el teléfono con la mano antes de contestar. —Hay mucho espacio entre bien y el fin del mundo, y esto definitivamente está en el lado malo del espectro. Pero en este momento estoy tratando de convencer a Abeja para que no se asuste por el hecho de que c1sman al parecer está en pánico.

    «Genial», pensó Chloe escuchando cómo Paul le decía que todo iba a salir bien a Abeja.

    Sacco la miró confundida, probablemente preguntándose qué estaba pasando. O tal vez solo porque estaba varada en medio de la habitación sin la ropa puesta. Le explicó lo que estaba sucediendo mientras se vestía y luego los tres regresaron a casa. Abeja estaba arriba en su guarida con Sandee, así que los cinco se apiñaron en la sala sellada, llena de ordenadores para planear la estrategia. Además de los monitores diferentes que mostraban escenas callejeras de todo Key West cortesía de su red secreta de cámaras ocultas, Abeja había abierto el blog de Oliver y una docena de otros sitios que lo tenían como enlace o lo estaban discutiendo.

    —Soy famoso de nuevo, - dijo Paul, con voz tranquila y tranquila de una manera amarga.

    —Más famoso que nunca, - dijo Sandee. —Lo siento, Chloe, tenías razón, deberíamos haber hecho algo con Oliver.

    —No sé qué podríamos haber hecho para detener esto, - dijo. —Sucedió rápido y obviamente tiene un grano en el culo por todo el asunto. Tendríamos que haberlo asustado realmente de una manera seria, y tenías razón, no se lo merece. No ha hecho nada malo.

    —Y yo sí lo merezco, - dijo Paul.

    —No estoy diciendo eso.

    —No, lo estoy diciendo yo. De hecho, lo merezco. Todo es cierto, o al menos bastante cierto.

    Chloe pudo sentir a Paul deslizarse hacia uno de sus estados de ánimo oscuros, pero no estaba del todo segura de cómo sacarlo de allí.

    —¿Y si vamos a por la página?, - Dijo Sacco.—Tal vez no hackearlo, quiero decir que la historia está ahí afuera. Pero podríamos intentar desacreditarlo. Lanzar un poco de paja. Tal vez divulgar los detalles reales sobre lo que hizo Oliver que es ilegal. O simplemente inventar alguna mierda.

    —Va a ser difícil luchar contra la verdad con mentiras, - dijo Paul mientras se desplazaba por el hilo de comentarios sobre Digg.

    —Obviamente nunca has visto las noticias de la noche, - respondió Sacco. —Las mentiras ganan siempre. Solo tenemos que darles una mejor historia que masticar.

    —No, en realidad no, - dijo Paul.

    —¿Te estás rindiendo?, - Dijo Chloe, aunque las palabras no salieron de la manera que ella quiso.

    Paul la miró como si ella lo hubiera acusado de algo. —No, estoy siendo realista. Piénsalo por un minuto.

    —Mejor, ¿por qué no me lo dices?

    —De acuerdo. Mira, esto no cambia nada. Es incómodo y jodido y me hace quedar mal y probablemente está asustando a mi familia y viejos amigos, o lo hará si alguna vez lo ven, pero me da igual. De todos modos, no he podido hablar con ellos en un par de años, ¿verdad? Tampoco es que hubiese olvidado alguna vez que me buscaban bajo sospecha de secuestro y fraude grave. Yo lo sé. Ahora muchas otras personas también lo saben, y no hay nada que podamos hacer al respecto.

    —Algún tipo de control de daños podría venir bien, - dijo Chloe viéndolo deslizarse en lo que ella llamaba su "desánimo" justo delante de sus ojos. Cada vez que la golpeaban con un revés, su primer instinto era devolver el golpe.

    —Simplemente empeorará las cosas, - dijo Paul. —Escucha, piénsalo, ¿vale? Oliver tiene razón en cada detalle que me importa, pero está equivocado en todo lo que tiene que ver con por qué estábamos en Washington. Realmente no estábamos reclutando gente y realmente no estábamos jugando con nadie en la Shmoocon además de apoyarnos en su red y configurar el ERC. Todas estas cosas de Oliver son viejas noticias. ¿Íbamos a reclutar nuevos miembros de la Tripulación de otras convenciones de hackers? Quizá, supongo, pero no necesitábamos hacerlo. Oliver está tocando el bombo para ir a por mí, pero está mirando dónde hemos estado, no hacia donde vamos. Mientras nos mantengamos alerta (Vale, extra, súper cuidadosos) y cambiemos las cosas, no habrá ningún rastro que él pueda seguir. Es algo en Internet, un destello en la sartén. Tenemos que capearlo. Estamos llenos de dinero, así que esperemos un tiempo y dejemos que todo se resuelva.

    Chloe asintió con la cabeza. No quería discutir con él y pensó que tenía sentido, Aun cuando no era lo que ella quería hacer. Pero ella no sabía exactamente qué quería hacer. Era mejor seguir el plan de Paul hasta que a ella se le ocuriera algo mejor.

    —Bien, eso funciona. Entiendo tu argumento. Vigilaremos esta mierda muy de cerca, rastrearemos lo que sucede lo mejor que podamos, pero no tomaremos medidas activas. ¿Todos bien con eso?

    Miró alrededor de la habitación. Paul volvió a leer el hilo de comentarios, pero Abeja, Sacco y Sandee asintieron con la cabeza. Rompieron la reunión y volvieron a casa, dejando a Paul para seguir con c1sman e intentar calmarlo. Chloe notó una pequeña rareza entre Sandee y Sacco mientras bajaban las escaleras.

    A la sobria luz de la mañana, se imaginó que Sacco podría estar teniendo algunos pensamientos confusos sobre la diversión que había tenido la noche anterior, mientras que Sandee había pasado esta mañana después de las cosas con la suficiente frecuencia (incluso con Chloe y Paul) para saber que necesitaba mantenerse amigable e informal pero darle a Sacco su espacio. Ella confiaba en que eso no arruinara las cosas entre ellos. Ciertamente había sido un momento muy caliente. De vuelta abajo, preparó café y luego salió a correr, esperando que las cosas volvieran a la normalidad en los próximos días.

    Se pusieron mal antes de que otras cosas empeoraran aún más. La historia no se desvaneció en la oscuridad después de unas horas en la portada de varios sitios de noticias de redes sociales. Una serie de noticias tecnológicas y luego algunos sitios de noticias convencionales lo recogieron, al igual que la mayoría de las páginas de videojuegos. Wired también la tenía. La cara de Paul, esa misma imagen estúpida, apareció por todas partes.

    Luego, los podcasts, por supuesto, tuvieron que mencionarlo, y Paul y "Toni" se convirtieron en un tema de breve y leve curiosidad en Chismorreo En Voz Alta, TWIT y, por supuesto, en todos los podcast hácker. Paul los escuchó todos, a pesar del estímulo de Chloe para evitarlos. Al menos no parecían enojarlo o deprimirlo más, aunque hicieron un buen trabajo al mantener su sombrío estado de ánimo en su nivel actual.

    También aparecieron publicaciones defendiendo a Paul en algunas de estas historias, y cuando salieron los detalles (en su mayoría equivocados) sobre sus hazañas en San José, cierto subconjunto comenzó a verlo como una especie de figura heroica porque era un forajido que estaba intentando ser humano de alguna manera.

    A Paul tampoco le gustaron estas publicaciones por alguna razón, pero a Chloe le encantaron. Así fue hasta que descubrió a a Sacco repitiendo algunas de las alabanzas de Paul casi verbatim y le obligó a admitir que había comenzado ese cierto movimiento pro-Paul (incluyendo, de entre todas las cosas, una página de fans en Facebook).

    —Pero no le digas a Paul, ¿vale? Y deja de jugar con eso. Solo estamos mirando.

    Sacco estuvo de acuerdo, pero ambos sabían que no importaba ahora: el movimiento había cobrado vida propia. Alguien incluso comenzó a vender camisetas con una versión muy retocada de esa maldita imagen, con una boina que le hacía parecer el Che Guevara.

    Tumbarse a observar podría haber sido el movimiento inteligente, pero Chloe se desesperó pronto por buscar alguna otra forma de distracción. Ir a la Fiesta era una mala idea según Paul, quien (probable y sabiamente) decidió que no debería ser visto en público por un tiempo a menos que estuviera muy disfrazado. Con ese fin, había comenzado a dejarse crecer la barba, que se estaba volviendo irregular y raspaba y a Chloe le molestaba como el infierno, pero ella también mantuvo la boca cerrada al respecto. Aquello dejaba la aternativa de quedarse por la casa y tratar de pensar en el próximo movimiento.

    Sin embargo, no había un próximo movimiento obvio. Habían vertido cada gramo de todo en montar el golpe de Clover y no había tenido sentido planificar mucho más allá del final del juego. En el fondo de su mente, Chloe había asumido que si las cosas iban bien con Isaíah, probablemente él querría asociarse con ellos nuevamente, lo cual a Chloe le habría parecido bien. Pero, sin duda, Isaíah seguía atando todos los cabos sueltos (ya muy quemados) de su ataque a los esclavistas, y con Paul en las noticias no estaría terriblemente inclinado a tener algo que ver con ellos. Lo mismo para Marco y su Tripulación: estaban siendo buenos al pagarle a Chloe y a la Tripulación, pero más allá de trasladar dinero, Marco afirmó que no tenía pistas sobre planes o perspectivas futuras.

    Chloe terminó desenterrando la lista de contactos que habían recibido de Winston antes de que toda su relación se fuese al infierno el año pasado. Enviaron algunas sondas a las Tripulaciones más cercanas y prometedoras, e incluso obtuvieron algunas respuestas, pero no habían hecho mucho seguimiento una vez que a Paul se le ocurrió la idea de reclutar nuevos miembros de las convenciones de piratas informáticos.

    Luego se concentraron en cubrir los eventos y buscar posibles candidatos. Mirando hacia atrás en la lista ahora, se permitió considerar algunas de las opciones más remotas, como un nombre de contacto y un buzón para alguien llamado Henrik que operaba en Suecia y en el norte de Europa en general. Aunque llegar allí podría ser difícil, dada la busca y captura de Paul, Chloe estaba bastante segura de que podrían hacerlo, especialmente con la ayuda de Marco. Tal vez una expansión al Viejo Mundo era justo lo que necesitaban, una especie de vacaciones laborales. Decidió preparar una carta para el tipo..

    Todo el proceso llevaría meses, entre el envío de cartas no rastreables de un lado a otro y luego los mensajes cifrados y cualquier otra cosa que se necesitara. Chloe no reveló desde dónde estaba operando realmente y Henrik probablemente sería igual de cauteloso sobre su situación. Tendría que haber un intercambio de favores para mostrar algo de buena fe, como reunir información sobre un objetivo estadounidense para ellos o trasladar algún artículo a través de la aduana o lo que fuese. Establecer ese tipo de confianza donde se sintieran cómodos para reunirse podría tomar un año o más, pero a Chloe le pareció un buen uso de su tiempo de inactividad y sería algo para mantenerlos ocupados.

    Cuando le había comentado la idea a Paul (como casi siempre hacía antes de presentarle algo a todo el grupo), al principio a él no le pareció bien. Pero luego se ocupó de la idea de establecer una base de operaciones en el extranjero. No estaba segura de que le gustara el hecho de que Paul estuviese tan entusiasmado con una idea que equivalía a huir. Por otra parte, si tenían que huir, también podrían tener algún objetivo hacia el cual correr en lugar de huir de lo malo. Paul incluso evitó ver su propia infamia desplegarse online el tiempo suficiente para ayudarla a componer la carta original.

    Chloe condujo hasta Miami para la entrega de una de sus cartas. Era una mujer de mediana edad llamada Ignacia que servía como una especie de buzón de correos clandestino. Había extendido a su familia por todos los Estados Unidos, y les enviaba grandes y atentos paquetes llenos de galletas y correo de otras personas, que a su vez, sus parientes enviaban desde donde vivían. Por lo tanto, Chloe podría enviarle a Henrik un mensaje que de ser rastreado terminaría en Dearborn, Michigan.

    Del mismo modo, Chloe podría recibir correo si el remitente usaba una dirección para uno de los alias de Chloe en Charleston o Austin. Recibió dos de esos mensajes, uno de los cuales era de un alias que reconoció como perteneciente a Isaíah. No contenía nada más que una simple tarjeta de felicitación firmada con un seudónimo. Esa no era una buena señal. La única razón por la que Isaíah no usaría uno de los otros medios seguros de comunicación que habían establecido era que sentía que estaban comprometidos de alguna manera. No era una buena señal en absoluto.

Capítulo 18: Paul

    Paul había tenido mejores días.

    Vale, incluso mejores semanas o meses. El sentimiento era como el horrible y aburrido vacío de pérdida que viene después de una mala ruptura con alguien a quien amas o, asumió, cuando muere un ser querido. Te absorbía toda la energía, todo el entusiasmo, y no había nada que pudieras hacer al respecto, sino quedarte allí y dejar que te inundara, que te lavara hasta que la asquerosidad comenzara a retroceder. No era raro que Paul tuviera estos momentos de memoria mensuales, más o menos, en los que recordaba algún incidente realmente vergonzoso o estúpido de su vida, como el momento en que había pensado que él y Angela Lindel estaban saliendo en décimo grado hasta ella dejó claro que absolutamente no lo estaban y nunca lo habían estado. O el momento en que había invertido todos sus ahorros en una empresa conjunta con un dudoso socio para comenzar su propia línea de cómics. O esa vez que fue despedido de su propia compañía. Estos momentos se arqueaban en su cerebro y por un instante sentíia la vergüenza, la incomodidad y el arrepentimiento, pero luego pasaban con la misma rapidez y se decía a sí mismo: "Joder, se acabó y se ha ido", y seguía con su día como de costumbre.

    Esto era diferente porque era como tener algunos de sus más grandes y épicos fracasos repitiéndose delante de él en algo equivalente a la cámara lenta. Páginas web, foros y podcasts que repetían su antiguo escándalo y especulaban sobre los actuales. No podía dejar pasar el momento porque el momento seguía y seguía y seguía. Chloe dijo que debería dejar de mirarlos. Lo mismo hicieron Sandee, Abeja e incluso Sacco. ¿Pero cómo podía dejar de verlos? ¿Qué otra cosa iba a mirar? Había correos electrónicos preocupados de sus viejos amigos y particularmente de su familia. Nunca había estado cerca de sus padres, no desde que se había graduado en la escuela secundaria.

    Pero no los odiaba ni les disgustaba ni nada de eso. No estaban de acuerdo tantas muchas cosas fundamentales (desde la religión hasta la política o lo que era divertido o interesante) que volver a casa se había convertido en un esfuerzo.

    Un esfuerzo que pronto dejó de llevar a cabo después de graduarse en la universidad. Hubo llamadas telefónicas y tarjetas en días festivos y cumpleaños, y su padre lo incluía en sus explosiones periódicas de correo electrónico en su lista de correo.

    Cuando tuvo que abandonar la sociedad educada unos años atrás, les envió una sola carta asegurándoles que estaba bien y que no creyeran en las historias. Desde entonces, no hubo contacto en absoluto.

    Renunciar a sus amigos había sido mucho más difícil. Aunque su mundo se había reducido en gran medida a Greg y a los demás de Juegos Miedo y Cargando mientras estaba en San José, todavía se mantenía en contacto con varios de sus viejos amigos de la escuela secundaria y la universidad, especialmente tipos como Conrad y Shelby e incluso Rick del viejo grupo de juegos. Se llevaba bien con su novia de primer año y hablaban una vez al mes más o menos sobre la vida y el amor y lo demás. Pero siguiendo el consejo muy sólido de Chloe, cortó todo contacto con todos ellos, y aquello resultó una mierda.

    Todos le habían escrito correos electrónicos preocupados a raíz de su repentina desaparición en San José, y aunque los había leído, no había podido responder. Ni siquiera leyó sus correos electrónicos durante meses después de hacer que Abeja lo ayudara a hackear las cuentas para poder cegar el buzón sin que nadie supiera que seguía leyendo los correos en caso de que todavía estuvieran tratando de localizarlo. Habían sido desgarradores, y deseó haber podido responder.

    La primera vez, las cosas habían salido en las noticias locales y las noticias web, pero no en las noticias nacionales. Ahora, gracias al poder frenético de los nuevos medios para llevar una historia a la conciencia de masas, su infamia se había vuelto nacional. Los blogueros de tecnología del Wired, el Engadget y el Valleywag estaban desenterrando a sus viejos amigos y familiares y los entrevistaban, preguntándoles sobre cómo era realmente Paul Reynolds y por qué podría haberse convertido en un criminal. Incluso su madre y su padre fueron rastreados por un periodista técnico del Washington Post. Paul se enteró de que siempre había sido un niño tranquilo que odiaba la autoridad y que siempre se metía en problemas. También había sido un trabajador perezoso e imprudente, un dolor en el culo con el que trabajar, un novio desatento y un liberal impío. En el lado positivo, había sido un genio creativo e increíblemente imaginativo y un artista enormemente talentoso o enormemente sobrevalorado. Era como ir a terapia de grupo, excepto que no podía hacer nada más que escuchar a otras personas hablar sobre él.

    Sacco trató de asegurarle que, en retrospectiva, disfrutaría de su creciente reputación como el nuevo Kevin Mitnick. Eso podría ser cierto siempre que no tuviera que pasar tanto tiempo en la cárcel como Kevin. O cualquier tiempo, mejor dicho. Lo de las camisetas y las páginas de los fanáticos eran uno de los pocos puntos brillantes de todo, aunque también le molestaban. Tampoco es que estuvieran alabando las cosas buenas y geniales que realmente había hecho. En cambio tomaban lo que Oliver había inventado y tiraban con eso, atribuyéndole todo tipo de crímenes y hackeos interesantes. El hecho de que él no tuviese habilidades de piratería mensurables hacía que todo fuese más irónico.

    Pero al final, Paul seguía confiando en que todo se acabaría, como había sucedido antes. A corto y mediano plazo, significaba que tendría que retirarse por completo del cara a cara de cualquier estafa que sacaran, pero eso le daba igual. Chloe, Sacco y Sandee podían encargarse de eso. Paul siempre se había sentido más cómodo en el lado de la planificación de todos modos. La idea de intentar establecer un tinglado en algún lugar de Europa era especialmente atractiva. Paul nunca había cruzado el océano, y la idea de un continente completamente nuevo donde no había cometido crímenes y no era buscado ni famoso era bastante atractiva. Había comenzado a darle vuelta a las ideas en el fondo de su mente sobre el tipo de cosas que podrían ser capaces de lograr allí.

    Sacco hablaba español y Chloe sabía un poco de francés. Tal vez él podría comenzar a aprender italiano o alemán o sueco.

    Estaba alternando pestañas en su navegador entre un hilo del foro sobre él y un artículo sobre cómo Estonia era uno de los países más conectados del mundo, cuando Chloe regresó de Miami con la carta de emergencia de Isaíah. O al menos asumieron que era una carta de emergencia. Al leerla, nunca se adivinaría que algo iba mal: "Feliz aniversario, pienso en ti y espero que tú y los tuyos estéis bien. Dios te bendiga. Jake" Isaíah estaba usando un código de emergencia que habían establecido cuando las cosas aún estaban en la etapa de planificación. El mensaje significaba que, en algún punto de la línea, las comunicaciones se habían visto comprometidas y no se podía confiar en las formas normales de comunicación, incluidos sus cripto teléfonos.

    —Seguí adelante y envié la respuesta mientras estaba allí, - dijo Chloe. —Debería llegarle en un día o dos, así que fijé la reunión en tres días a partir de ahora en la ubicación de Boca Ratón.

    —Está bien, - dijo Paul releyendo la carta por si acaso se hubiera perdido algo. Al usar "aniversario" en su mensaje, Isaíah había enviado la mitad de una lista de lugares de reunión preestablecidos sugeridos. La respuesta de Chloe incluyó la palabra "Amor", que combinado con "Aniversario" señalaba a un Starbucks en Boca Ratón. La hora fue preestablecida a las 3:00 PM.

    —¿Crees que aparecerá?, - Preguntó Paul.

    —¿Por qué no iba a hacerlo?

    —No se. ¿No crees que tal vez sólo nos está haciendo volar por todo esa atención sobre mí? Tal vez no está comprometido en absoluto. Tal vez solo asume que lo estamos nosotros.

    —Podría ser, supongo, pero entonces ¿por qué montar una reunión? Podía tirar su teléfono y no responder a los correos electrónicos. Ignorarnos unos a otros no es difícil.

    —Quizás tengas razón. Lo veremos en tres días.

    —Cuando nos encontremos con él ...

    —Cuando te encuentres con él. Yo no voy.

    —¿No quieres saber qué está pasando?

    —Sí, pero no voy a ir a ningún lado donde no tenga que ir. Puedes manejar esto. Llévate a Sacco. Debería conocer a Isaíah de todos modos. Me voy a esconder aquí, en nuestra pequeña fortaleza de la soledad.

    —¿Estas seguro?

    —Nada más tiene sentido.

    No pasó tres días antes de que Paul comenzara a sospechar que Isaíah tenía razón al presionar el botón de pánico. Habían esperado algunas consecuencias de su ataque de alta repercusión contra Clover, pero habían cubierto muy bien sus rastros y no había nada que pudiera llevarlos hasta ellos. Cuando Sacco propuso originalmente la idea de utilizar algunos de sus contactos activistas como manifestantes contra Wolverton, Paul se mostró escéptico sobre la idea.

    Había muchas piezas móviles adicionales para poner en juego, y se había sentido seguro de poder despertar suficiente interés únicamente a través de sus conexiones online.

    Pero a los demás les había gustado la idea de la protesta y cuando todo estuvo expuesto, Paul tuvo que admitir que agregaba un poderoso impacto a su ataque. Las historias de corrupción y abusos laborales sin rostro eran una cosa, pero las personas reales que gritaban y arrojaban cosas y marchaban a la luz de las velas eran carne inusual para los medios hambrientos de sensaciones.

    La consecuencia inevitable, especialmente de la primera protesta de estilo muchedumbre relámpago en la casa del congresista, era que los policías habían detenido a algunas de los suyos. Para los arrestados y detenidos ese día no dieron nada nuevo. No pudieron nombrar, ni siquiera describir, a Sacco porque nunca lo habían conocido. Habían acudido por publicaciones anónimas en la Lista de Craig y otras webs, y porque querían luchar contra la injusticia. Pagaron sus multas o registraron sus horas de servicio comunitario y tal vez pasaron algunas horas en una celda de detención. La mayoría de ellos habían estado allí antes. En cuanto a la segunda marcha, la pacífica, había un riesgo de arresto si los policías se asustaban, pero Sacco había trabajado duro con los organizadores para asegurarse de que todos mostraran su mejor comportamiento. Debería haber salido bien.

    Excepto que ahora Sacco estaba recibiendo informes de que no estaban bien. Había tres grupos activistas diferentes que habían estado involucrados en la organización de la marcha a la luz de las velas, todos ellos con registros relativamente limpios de activismo legal, y todos ellos se las arreglaron con donaciones, subvenciones y horas de trabajo voluntario. La semana pasada, el gobierno federal había atacado al trío con un asalto armado combinado. El FBI llegó haciendo preguntas, Hacienda les notificó las auditorías y estaba amenazando su status sin fines de lucro, e incluso el INS llamó para buscar extranjeros ilegales. Las agencias locales de la ciudad también participaron en el juego, con OSHA y el jefe de bomberos de DC enviando a los investigadores para verificar el cumplimiento. Fue un acoso coordinado del tipo más atroz, pero las quejas de los grupos cayeron en oídos sordos cuando los expertos forenses en informática del FBI sacaron sus ordenadores para revisarlos y los forenses contables revisaron los libros.

    Por supuesto, el acoso solo hizo que los grupos se indignaran cada vez más y se comprometieran más con sus causas. De la lectura de Paul de las quejas públicas y los mensajes privados que regresaban a Sacco, muchos de los grupos se alimentaban e incluso se deleitaban con tanta atención: confirmaba lo que ya sabían que era verdad. El gobierno estaba formado por un montón de jodidos fascistas que preferían fastidiar a los pobres e indefensos que hacer algo por la justicia social.

    Sacco compartió su indignación y Paul no se mostró indiferente, pero cuando llegaron los primeros informes no se preocupó demasiado por ellos. Se suponía que el congresista Wolverton estaba flexionando un poco sus músculos y recuperándose un poco.. Habían esperado algo de eso, aunque no a este nivel. Aún así, pasaría.

    Luego, un día después, Paul vio en las noticias que los investigadores federales habían cerrado una serie de negocios de cambio de cheques en el área del sur de Florida. Las grandes cadenas, como Amscott, lograron evitar ser cerradas, pero muchas de las pequeñas empresas no tenían la influencia suficiente. Se incautaron sus registros, se congelaron sus cuentas y sus dueños y empleados fueron interrogados. Paul sabía que solo podía ser por una razón: estaban tratando de seguir los controles. Una noticia local informó que hubo un fraude masivo de cheques y que el FBI incluso llegó a desempolvar cientos, posiblemente miles, de cheques cobrados mediante huellas digitales. Había docenas de agentes dedicados a la tarea, y por lo que Paul podía ver, nadie en los medios de comunicación estaba haciendo ninguna conexión entre las redadas en DC de los manifestantes y las redadas en los lugares de cambio de cheques, pero Paul estaba seguro de que estaban conectado. Aquí parecía que Clover estaba flexionando sus músculos, aunque dada toda la atención negativa que seguía recibiendo por sus propios escándalos, Paul estaba muy sorprendido de poder convocar la voluntad política para presionar por una represión a gran escala.

    Al día siguiente llegaron las redadas del INS contra los trabajadores agrícolas migrantes y jornaleros de toda la región. Cientos de agentes estaban barriendo y rodeando a miles de inmigrantes, legales e ilegales.

    La noticia mostró que los autobuses escolares llenos de tristes trabajadores fueron transportados a almacenes propiedad del gobierno para su procesamiento. Las noticias y cretinos como Lou Dobbs elogiaron el hecho como un paso firme y hacia adelante en el camino hacia unos Estados Unidos libres de ilegales, pero no hubo conexiones declaradas ni con la investigación de cambio de cheques ni con el acoso de DC. Pero la conexión estaba allí, y Paul comenzaba a entender por qué Isaíah habría entrado un poco en pánico. Pensaron que habían arrodillado a los esclavistas y sus conexiones políticas. Pensaban que Wolverton y Clover estarían demasiado envueltos en sus propios problemas y compromisos para contraatacar efectivamente contra un enemigo que no podían ver, ni incluso probar que existía.

    La mañana en que Chloe y Sacco planeaban conducir hasta Boca Ratón, los tres se reunieron para averiguar exactamente cuál era su situación y lo mal que estaban las cosas. Paul supo al respecto que Sacco estaba enojado, cabreado por la forma en que el gobierno estaba tomando medidas enérgicas contra los inocentes sin hacer nada sobre las personas que veía como los verdaderos villanos.

    —¿No hay alguna forma en que podamos ayudarlos?, - Preguntó.

    —No la veo, - dijo Chloe. —Ya hemos volado lo suficientemente cerca de ese sol federal, si les prestamos más atención, nos quemaremos.

    —En este momento estamos aislados del problema, - dijo Paul. —Si nos quedamos quietos, no deberían poder rastrearnos. Si intentamos interferir o hacer algo, y ni siquiera tengo idea de qué podría ser ese algo, estamos jodidos.

    —Algún tipo de táctica de diversión, - sugirió Sacco. —Establecimos un grupo de fronte o una célula activista falsa para asumir la responsabilidad de todo y apartar la atención. Dejarán de detener a trabajadores inocentes si creen que tienen un nombre para el enemigo que están buscando.

    —Para que eso realmente los engañe, tendría que ser realmente convincente, y eso significaría realmente arriesgado, - dijo Paul. —Podemos soportarlo.

    —Paul tiene razón, - dijo Chloe. —Esperemos y veamos. No deberíamos estar haciendo ninguna planificación seria hasta que escuchemos a Isaíah de todos modos. Tal vez esta reacción violenta sea el resultado de una cagada suya, no nuestra. Tal vez ya tiene un plan y quiere nuestra ayuda.

    —Entonces deberíamos ayudarle, - dijo Sacco. —Porque no creo por un minuto que no sea, al menos en parte, culpa nuestra.

    —No lo sabemos, - dijo Chloe. —Ese es mi argumento. Averigüemos más y luego actuaremos, ¿de acuerdo?

    —Si Isaíah tiene un plan, lo consideraremos, - agregó Paul queriendo que Sacco se calmara.

    En realidad, lo último que quería en este momento era dejarse atrapar por otro de los grandes planes de Isaíah. Secretamente esperaba que su aliado convocara la reunión solo para darles la vía de escape. Europa parecía cada vez más agradable.

    —Pero como dice Chloe, esperemos y veamos.

    Sacco pareció satisfecho y Paul los acompañó hasta la puerta. Estos días no le gustaba salir al frente durante el día, por si acaso. Nunca se sabía quién estaba mirando. Habían activado algunos teléfonos móviles desechables nuevos que habían pedido desde Georgia.Paul le dio unas palmaditas al suyo y dijo a Chloe: —Llámame cuando hayas terminado.

    Chloe le dio un rápido beso de despedida y le apretó el trasero. —Lo haré. Sé bueno.

    —Tú también, - dijo. —Ve por la sombra. - Volvió a subir las escaleras para ver a Abeja y ver si había más malas noticias. Por supuesto, las había.

Capítulo 19: Sacco

    Sacco todavía no había decidido si le gustaba Key West o no, pero estaba contento de que Chloe y Paul hubieran acordado dejarlo ir al viaje de Boca. La ciudad de la isla era fría, claro, pero la alta concentración de turistas y ricos ociosos le picaba la piel. Si no fuese por la increíble red de vigilancia y configuración de la Tripulación que hacía de todos unos idiotas en secreto, no creía que fuese capaz de manejarlo. Ahora bien, la escena de la fiesta fue bastante impresionante, especialmente La Fiesta que Sandee había dirigido. Y luego estaba todo el asunto con Sandee. No era la primera vez que una noche de exceso lo había llevado por ese camino en particular, aunque nunca había ido tan lejos. Pero también fue divertido, y afortunadamente Sandee estaba siendo genial al respecto y no le estaba dando mucha importancia. En todo caso, él era el único que se estaba comportando extraño al respecto, pero era una situación extraña: nunca había tenido que vivir y trabajar con uno de sus ligues al día siguiente. Seguía teniendo estos vívidos y retrospectivos recuerdos de esa noche, y no solo de él y Sandee, sino también de Chloe, ella había estado observándoles, instándolos a continuar. Y, por supuesto, había pensado que Chloe estaba buenísima desde el momento en que la vio. Ahora que conocía ese lado de su personalidad, se preguntaba a qué más podría estar abierta. Mirándola mientras se concentraba mucho en el camino delante de ellos, Sacco negó con la cabeza sin notar que lo estaba haciendo.

    «Maldición, ella era asombrosa.»

    —¿Qué?, - ​​Preguntó ella. Por supuesto que lo había notado mirándola.

    —Estaba pensando en lo jodido que está todo.

    —Parece mal, pero aún no estamos seguros. Esperemos y veamos qué dice Isaíah.

    —No importa lo que diga, los federales están jodiendo a mis contactos.

    —Y Paul los quería a todos en Internet, - dijo Chloe. —Estoy de acuerdo en que ambas cosas apestan, pero ninguna de ellas tiene precedentes o es desastrosa. Tus amigos deben de estar acostumbrados y preparados para este tipo de mierda federal.

    —Sí, supongo, tanto como cualquiera puede estarlo.

    —Y Paul ya ha lidiado con esta mierda federal antes. Lo lograremos. Hay mucho efectivo.

    Sacco solo asintió. Chloe había hablado y ya no tenía sentido debatir el tema. Ella y Paul eran tercos como el infierno cuando se decidían, especialmente cuando ambos acordaban algo. Se suponía que la Tripulación era un miembro, un voto, y lo era, pero nunca había visto a nadie votar en contra de Chloe y Paul cuando presentaban un frente unido. Eso también lo incluía a él. Cuando estaban de acuerdo en algo, parecían tan seguros, sus argumentos eran tan sólidos, que siempre terminaba votando con ellos. Nunca pareció haberle importado en el pasado, pero estaba empezando a entender cómo debían de haberse sentido sus antiguos camaradas en Hackers de la Revolución al ver que era su voz quien siempre parecía decidir las cosas.

    —Esto es lo que pasa con Isaíah, - dijo Chloe cambiando de tema. —Es un tipo realmente serio.

    —Eso es lo que pienso.

    —Quiero decir que no le gusta bromear, no le gusta la frivolidad, es todo negocios.

    —Estás diciendo que debería dejarle a él hacer toda la charla.

    —No. Si estuviera diciendo eso, te lo diría sin más. Tú habla lo que quieras, solo te digo cómo decirlo para que te escuche. Lo único que te pido es que te aferres a la línea del grupo sobre dónde estamos con el problema de publicidad de Paul.

    —No es un gran problema. Pasará. No hay que preocuparse aunque lo tenemos, totalmente.

    Ella lo miró. Él pensó que estaba enfadada, pero le dirigió la más leve curva ascendente de una sonrisa. —Totalmente no.

    —¿Por qué un Starbucks?, - Preguntó Sacco cuando entraron en el estacionamiento. —¿Por qué no un lugar independiente?

    —No fue elección mía, - dijo Chloe mientras escaneaba el estacionamiento. —A Isaíah le gusta el anonimato de esta cadena de locales. Nadie nota a los extraños porque entran extraños a todas horas. Un local tiene más probabilidades de que los locales y los trabajadores presten atención a quién ingresa. Las cadenas de locales también tienen una mayor rotación en el personal, es menos probable que algún empleado siga allí para responder preguntas si alguien viene a preguntar más tarde. Practicidad sobre política, Sacco. Tienes que aprender esa mierda.

    Conocía esa mierda, pero a veces su ética anti-corporativa controlaba su boca antes de que su cerebro pudiese ponerse al día. Golpear a Starbucks era una segunda naturaleza, pero se estaba pateando a sí mismo por jugar con las ideas preconcebidas que Chloe ya tenía sobre él.

    Entraron, pidieron dos cafés grandes (Sacco se negó a decir Venti) y se sentaron en una mesa en la esquina. Solo había otras cuatro personas en el lugar, aunque entraba un flujo constante para llevarse su cafeína. Sacco asumió que uno de los cuatro estaba con Isaíah, probablemente uno de los dos con ordenadores portátiles, pero no podía estar seguro. Estuvieron allí casi veinte minutos antes de que Isaíah apareciera.

    Isaíah se dejó caer en la cafetería, un hombre afroamericano alto y bien formado con una camisa arrugada y vaqueros viejos. Se las arreglaba para emitir un aire de abatida derrota en su postura, empujando sus gruesas gafas sobre la nariz mientras esperaba su frapuccino en la fila.

    Sacco estaba impresionado con su ausencia de impresividad. Cuando se sentó a la mesa con ellos murmurando un saludo, Sacco apenas pudo oírlo.

    —Gracias por venir, - dijo. —Es urgente.

    —¿Qué pasa?, - Preguntó Chloe.

    —Parece que hemos agitado un avispero y no estoy seguro exactamente cómo ni dónde. Nuestro objetivo, El Enemigo, está completamente derrotado y expulsado del campo de juego. Sus oficinas están cerradas, sus cuentas vacías y muchos de ellos están en la cárcel o desaparecidos. - La forma en que dijo"desaparecidos" hizo que Sacco pensara que Isaíah sabía exactamente dónde estaban, probablemente porque los había enterrado. O tal vez no. Era difícil saberlo con certeza. —No creemos que tengan forma de ganar el impulso financiero o político para ejercer una presión tan concertada.

    —Vale, - dijo Chloe. —Aceptaré tu palabra en todo eso. Pero, ¿qué te hace pensar que hay alguien ejerciendo atracción? ¿No podría ser esto una reacción natural de los federales ante toda la mierda que agitamos?

    —Eso ya no parece probable. Si bien las diversas agencias de aplicación de la ley podrían estar interesadas por sí mismas, el nivel de coordinación que muestran indica algún tipo de motor principal. Así que lo investigamos. Utilizando algunos de nuestros contactos laborales que acabaron siendo obligados a ayudar a los federales, sacamos algunos sensaciones. Varias fuentes diferentes nos lo confirmaron. Hay una presión significativa que baja desde lo alto. Alguien está pidiendo favores, exigiendo resultados rápidos y empujando el ataque.

    —¿Alguna idea de quién?

    —No, además parecen tener conexiones con Washington en muchas agencias federales.

    —Y crees que es alguien de nuestro lado, - dijo Chloe. —Clover o Wolverton.

    —Esa parece la conclusión más lógica.

    —Estamos de acuerdo, - dijo Chloe para sorpresa de Sacco. —Paul ha estado repasando estos eventos también, y es obvio que alguien está detrás de estos contratiempos. La pregunta es, ¿realmente nos importa? ¿Podemos simplemente pasarlo por debajo del radar?

    —Paul no está cerca del radar en este momento, - dijo Isaíah con voz baja y plana. —Está peligrosamente expuesto y nos pone nerviosos.

    —No es gran cosa, - insistió Chloe. —Podemos manejarlo.

    —No veo evidencia de eso.

    —Paul lo está manejando muy bien, - agregó Sacco. El tono de Isaíah le preocupaba.—Se mantiene fuera de la vista y estamos observando las cosas desde cerca. No hay peligro de que nada vuelva hasta nosotros. Este Oliver, este hácker, sólo ha hecho algunas conjeturas afortunadas, eso es todo. No le queda ningún lugar donde seguir con ellas. Chloe tiene razón, no es un gran problema.

    —Ya veremos. Y hasta que veamos, esta tiene que ser nuestra última interacción. Hay demasiado caos e imprevisibilidad en torno a vuestra Tripulación. Hasta que descubra quién está detrás de esta nueva presión y cómo detenerla o evitarla, no nos interesa. Necesitamos aislarnos completamente de vosotros.

    —Lo entiendo, - dijo Chloe. —Pero parece que llegaríamos al fondo de las cosas si uniéramos nuestros recursos.

    —Como estoy tratando de aclarar, nuestro grupo de recursos ya no está a vuestra disposición.

    —¿Nos estáis dejando tirados sin más?, - Preguntó Sacco. —Eso no tiene ningún sentido. Estamos juntos en esto, ¿no?

    —No, no lo estamos. He sufrido pérdidas en los últimos días, algunas de ellas insustituibles. Estoy harto de asumir pérdidas en vuestro nombre, es así de simple.

    —¿Qué pasa cuando lo resolvamos? ¿Entonces qué? -Preguntó Sacco. —¿Qué pasa si necesitamos vuestra ayuda para resolver el problema?

    —Necesitáis aprender a resolver los problemas sin nosotros.

    —Sí, pero, ¿y si no puedes resolver el problema sin nosotros, eh? Quiero decir, encontramos a este tipo o grupo problemático o lo que sea, y tal vez podamos eludirlos y tal vez al hacerlo lleve a esos tipos hasta vuestros. ¿Qué piensas de ese plan? -Sacco sabía que estaba dejando que su ira se apoderara de él, pero también sabía que tenía razón. Habían comenzado esto juntos. No terminarlo juntos era una jodida tontería de mierda. Sin embargo, tuvo el buen sentido de no decir eso en voz alta.

    —Todos haremos lo que tengamos que hacer, - dijo Isaíah poniéndose de pie.

    —Sin embargo, esta línea de comunicación permanecerá abierta, ¿verdad?, - Preguntó Chloe.

    Isaíah comenzó a negar con la cabeza, pero luego se detuvo. —De acuerdo. Esta vía, aunque por mi parte, agregará capas de seguridad para que los mensajes tarden más en llegar.

    —Lo mismo haremos desde nuestro lado, - dijo Chloe. —Si nos necesitas.

    —No os necesitaremos.

    —Sin embargo, si nos necesitas. Sabrás cómo encontrarnos.

    —Lo cual es, creo, la raíz de vuestros problemas, - dijo Isaíah alejándose de ellos.

    —Bueno, ha sido un poco capullo, - dijo Sacco mientras se abrían paso a través de Boca Ratón, asegurándose de que nadie los siguiera. Sacco ya había usado el dispositivo de Abeja para verificar y asegurarse de que no hubiera errores o dispositivos de rastreo en el automóvil prestado.

    —Es un capullo, pero no está equivocado, - dijo Chloe.

    —Espero no haberme pasado de la raya con él.

    —No, estuviste bien. Dijiste lo que estabas pensando, lo cual fue agradable, me hizo salir como el poli bueno y llevarme el mérito por una vez. Que es más o menos por lo que te traje.

    Sacco de repente se sintió un poco utilizado. —Podrías haberme contado la maniobra, - dijo tratando de mantener el resentimiento fuera de su voz.

    —No era una obra de teatro. Solo eras tú siendo tú, así que yo no tenía que ser yo. Le hiciste pensar dos veces y mantuvimos abierta nuestra conexión con él, al menos un poco.

    —¿Y por qué no le decimos "que te den" directamente?

    —Porque, bueno, porque él es grande, fuerte y servicial.

    —Parece que estás colada por él.

    —Me refiero a su Tripulación, zopenco.

    —Lo sé, lo sé. Era una broma. Mierda. ¿Entonces ahora tenemos que descubrir quién está detrás de toda la presión política?

    —Ese es el plan. Paul debería estar trabajando en ello ahora mismo con c1sman y el Sr. Datos.

    —Suponiendo que haya salido de su caos.

    —No está en un caos, - dijo Chloe, y Sacco detectó más que un poco de actitud defensiva en su tono. —Está cabreado. ¿No lo estarías tú?

    —No sé. No sé si realmente me llegara a importar o a preocupar. Ciertamente está haciendo maravillas por su reputación.

    —Las reputaciones apestan, al menos si son públicas y son por ser un criminal. Nos va a hacer las cosas más difíciles.

    —¿Para ti y para Paul?

    —Para todos nosotros. Sólo va a ser un dolor de cabeza. Por tanto tendrás que dar un paso adelante, Sacco. ¿Estás preparado para eso? Necesitamos que demos un paso ahora, tú y c1sman, probablemente ambos. Paul ya no puede hacer nada cara a cara.

    —Parece que él es mejor detrás de la escena y en el lado de la planificación de todos modos.

    —Lo es, pero eso es sólo porque es muy bueno en ese lado. También es genial en el cara a cara. Créeme.

    Sacco asintió y viajaron en silencio durante un rato. La verdad era que, aunque nunca lo admitiría ante nadie más, Paul lo asustaba.

    Sí, Sandee podía darle una paliza a él y a la mayoría de las personas, y, sí, Chloe era una ruda cabrona despiadada cuando lo necesitaba (o cuando quería sin más). Pero Paul tenía cierto enfado perenne y melancólico. Incluso antes de que llegara esta última ronda de tonterías, siempre había tenido esta calma bajo algo hirviendo que repelía a Sacco. Tal vez sóolo era la forma en que a veces miraba a través de Sacco, o la forma en que podía terminar una oración y resumir lo que estabas pensando antes de que lo descubrieras tú mismo siquiera. Tal vez era sólo el hecho de que Chloe estaba tan colada por él, tan respetuoso con él que sabías que había profundidades ocultas allí. Incluso después de aquella noche en La Fiesta, donde vio mucho de Paul, no sintió que supiera mucho más sobre cómo fucionaba el tipo.

    Lo que ella dijera. Era lo que era. Sacco trató de concentrarse en el problema en cuestión. ¿Cómo averiguar quién estaba detrás de los ataques contra sus amigos y contactos? Y suponiendo que lo descubrieran, ¿qué demonios podían hacer al respecto? Especialmente comparado con lo que los jodidos federales podrían hacerles, no se le ocurría gran cosa. Pero estaba seguro de que algo vendríal. Esto era de lo que se trataba después de todo, luchar contra el jodido Hombre. Y a pesar de lo cliché que sonaba, era la verdad: por eso se había metido en esta vida con estas personas aterradoras, maravillosas y sexys. No iba a dejar pasar la oportunidad de devolver el golpe.

Capítulo 20: Sandee

    Esto ya no era una fiesta.

    Sandee no se había metido en... como demonios llamara a su vida ahora... por el dinero. Ni la política. Y ciertamente no por el crimen. Se había metido por la diversión, por la emoción, por Chloe y por Paul.

    Los había conocido la primera semana en Key West (ni siquiera sabía que tenían una compañera de cuarto llamada Abeja hasta dos meses después), y los tres habían pasado momentos muy calientes y muy molestos. Lo que habían sido crímenes para ellos comenzaron como fruslerías para él. ¿Engañar a algunos pobres bobos para que creyeran que los fantasmas eran reales? ¡Qué risa! ¿Endosarle mapas del tesoro falsos a algún mico fumacigarros de Nueva Jersey? ¡El chiste era él! ¿Ofrecer viviendas gratuitas en casas de huéspedes vacías para sus amigos? Eso no fue robar, solo estaba hacer lo correcto. ¿Y comenzar una fiesta que nunca termina? ¿Una fiesta privada y exclusiva en una casa itinerante donde las drogas, el sexo y el juego no solo se permitían sino que se fomentaban? Había estado violando todas esas leyes desde que tenía catorce años. Nada de eso era una vida de delincuente estilo matón.

    Sólo era en el estilo normal de un Concha en Key West.

    Cuando las cosas comenzaron a ponerse complicadas, primero con esa mujer asesinada el año pasado y luego con todo lo que siguió, Sandee se vio arrastrado con los demás. Sí, era serio, pero hombre, oh, hombre, fue emocionante. ¿Las riesgos? Solo lo hicieron más interesante, especialmente porque Chloe y Paul siempre se las arreglaron para no pensar en ningún problema. Y cuando comenzó el viaje, ir a otras ciudades y fingir ser mujeres duras, inteligentes y sexys para una audiencia de cerebritos hambrientos de coño, bueno, eso fue como el Fantasy Fest llevado a un nivel completamente nuevo y extraño. Él no había viajado mucho, a ningún sitio realmente, más allá de Miami y un viaje a Nueva York. Un par de cruceros por el Caribe. Pero ahora tenía dispositivos de identificación y chismes de James Bond y hombres crédulos de ojos saltones que no dudaban de que él era ella ni por un momento. Había sido grandioso.

    Luego había venido todo el estúpido fiasco de Oliver, y ahora La Fiesta había terminado literalmente. Observó en la pantalla en el santuario de Abeja cómo policías y hombres extraños con el FBI detrás de sus chaquetas irrumpieron en la Casa Crawford y comenzaron a desmontarlo todo. No es que hubiera mucho que encontrar. Todos los invitados se habían ido, la fiesta que nunca terminaba se había parado hacía un par de días cuando todos los demás de la Tripulación se habían obsesionado con mayores problemas. Sandee había tenido la intención de volver hoy a recuperar las otras cámaras en algún momento, pero era una tarea tan ardua hacerlo solo que había esperado a que Abeja le acompañara. Unas horas más tarde y habrían estado ambas en esas pantallas, con esos matones desagradables y brutales y probablemente bajo arresto. Observó mientras pateaban otra puerta. Habían desenfundado las armas.

    —Dios mío, - dijo Abeja de nuevo. —Oh, oh ... oh mierda.

    —Llama a Paul.

    —Está bien, - dijo Abeja echando mano a un teléfono.

    —Yo lo haré, - dijo Sandee poniendo una mano sobre la de ella.—¡PAUL! ¡ENTRA AQUÍ! - Gritó escaleras abajo.

    No necesitó decirlo dos veces, especialmente tan nervioso como estaba. Escuchó los pasos de Paul subiendo los escalones de dos en dos. Se estrelló contra la pared en la parte superior, caminó y tropezó al entrar en la habitación de Abeja.

    —¿Qué pasa? ¿Es Chloe?

    Sandee solo señaló a la pantalla y observó cómo la revelación y el horror reptaron por las facciones de Paul. Al chico no le hacían falta arrugas de preocupación más profundas, pero las estaba recibiendo. Para su enorme crédito, Paul no entró en pánico, lo que Sandee agradeció a Dios, porque estaba muy cerca de orinarse de terror. Pero la demostración de fuerza de Paul mantuvo su creciente alarma y su vejiga bajo control.

    —Hay que salir de aquí ahora mismo.

    —Están al otro lado de la ciudad, - señaló Sandee, haciendo una mueca por lo tonto que sonaba.

    —Esta ciudad tiene solo una milla de ancho, - dijo Paul. —Si están allí, vendrán aquí. Pueden rastrearnos a través de esas cámaras, ¿verdad, Abeja?

    —Tal vez no ..., - dijo Abeja. —Son inalámbricas y está el punto ciego.

    —No. No es suficiente. Se acabó, hemos terminado aquí.

    —¿Terminado?, - dijo Abeja preguntándose claramente si "terminado" significaba lo que ella y Sandee pensaban que significaba.

    —Adiós muy buenas. Nos piramos. Llamaré a Chloe y a Sacco. Empieza a pulsar esos interruptores de apagado.

    —Oh ... - dijo Abeja. —¿Tengo que avisar a c1sman?

    Paul, que ya casi había salido por la puerta, se detuvo, dándoles la espalda mientras pensaba por un minuto.

    —No. Aún no. Lo actualizaremos cuando nos hayamos ido. En este momento tenemos que irnos. ¡Vamos!

    Corrió escaleras abajo y Sandee lo escuchó abrir la puerta de su habitación.

    —Sandee, ¿puedes ayudarme?, - Preguntó Abeja, sonando pequeña y muy lejana.

    —Claro, cariño, ¿qué necesitas?

    —Mi taladro.

    El reino de Abeja siempre era la parte del grupo que Sandee menos entendía. No es que fuera un analfabeto informático de ninguna manera, pero eso no significaba que entendiera cómo funcionaban las cosas por dentro. Y en cuanto a la electrónica, los cables, las cámaras y las placas de circuitos, nunca le había prestado mucha atención. Eso era cosa de Abeja.

    Por eso Sandee nunca había preguntado nada sobre la máquina debajo de la mesa en la esquina que siempre estaba enchufada y lista para funcionar. Era solo otra caja metálica más tarareando. Pero cuando Sandee volvió a subir las escaleras con el taladro de Abeja desde el cobertizo afuera, vio que Abeja había puesto el chisme en el centro de la habitación y estaba colocando algo del interior del ordenador que acababa de desmontar encima del chisme.

    —Voy a desmagnetizarlos, - dijo Abeja. —Necesito que luego taladres agujeros en ellos.

    —¿Qué? - Preguntó Sandee, más por reflejo que por confusión real.

    —El desmagnetizador borra las unidades y el taladro se asegura. Afortunadamente, el mes pasado me actualicé a algunas unidades de terabyte, así que tenemos menos para agujerear. - Abeja retiró el disco duro del desmagnetizador y se lo entregó. —Este ya está listo.

    Abeja comenzó a desmontar otro de los ordenadores mientras Sandee trataba de descubrir los mejores lugares para perforar agujeros con el taladro de punta de diamante.

    En las pantallas, los agentes del FBI seguían hurgando en la escena vacía de La Fiesta, cortando colchones y abriendo cojines y, en general, haciendo un desastre en el lugar. Dos de las cámaras se habían oscurecido.

    —¿De verdad pueden rastrearnos hasta aquí? - Preguntó Sandee.

    —Creo que sí. Ahora que lo pienso, sí.

    —¿Cuánto tiempo tenemos?

    —No estoy segura. Media hora parece razonable. ¿Quizás más?

    Sacó otro disco duro y comenzó a desmagnetizarlo, luego vio que Sandee aún no había perforado su primer agujero. Ella se acercó y le mostró dónde perforar. El sonido chirriante hizo imposible seguir conversando. Un par de minutos más tarde, Paul volvió a entrar con las manos llenas de ordenadores portátiles para que los borraran también.

    —Nos llevamos un ordenador portátil y las unidades de backup. ¿Todo encriptado, ¿verdad? - preguntó Paul.

    —Sí, - dijo Abeja, entregándole un disco externo que había sacado de debajo de una mesa. —Aquí está.

    —¿Cuánto tiempo?

    Abeja desmagnetizó un tercer disco mientras miraba alrededor de la habitación. —¿Diez minutos tal vez?

    —¿Y dónde está tu mochila?

    —En el armario.

    Paul fue al armario y buscó, sacando una pequeña bolsa de lona negra. —Sandee, ¿dónde está la tuya?

    —¿Mi bolsa de viaje? No tengo.

    Paul lo miró con un momento de confusión. —Mierda, está bien, bueno, echaré algo de tu ropa en una bolsa. Nos vamos en quince minutos. - Luego volvió a salir por la puerta.

    —¿Cuándo se suponía que íbamos a necesitar bolsas?, - Preguntó Sandee a Abeja.

    —Yo tengo la mía desde que nos mudamos. Bueno, supongo que desde la última vez que evacuamos.

    —¿Has hecho esto antes?

    —Una vez con Chloe. Bueno, más o menos con Chloe. Y sólo una vez. Toma, este está listo para perforar.

    Las repercusiones de lo que estaba sucediendo comenzaron a calar en Sandee.

    Iban a irse para no volver. Porque si los policías les habían seguido la pista hasta la isla y ya sabían sobre La Fiesta, tendrían mucho para continuar cuando comenzaran a hacer preguntas. Era un pueblo pequeño, una isla pequeña. Todos en la escena de La Fiesta en Key West conocían a Sandee, así fue como consguieron una asistencia tan alta y que extendió a la gente adinerada. Alguien con un cargo de venta ilícita de drogas pendiendo sobre ellos hablaría. Tendrían que irse o caer en las llamas. Sintió un pequeño alivio ante la idea de que la mayoría de esas personas lo conocían como mujer o al menos como una drag queen. Nunca había interactuado con esa multitud en su forma de chico. Pero se había acabado, eso significaba que la Sandee en forma de chica ya no podría vivir en Key West. Su corazón se entristeció y cayó profundamente, chocando contra su estómago y estallando en mariposas.

    Quería llorar, quería gritar y golpear algo, tal vez todo a la vez.

    En cambio, taladró agujeros en un puto disco duro e intentó no taladrarse uno en la mano.

    Para cuando terminaron con las unidades, Paul había hecho las maletas de todos, incluidas las de Sacco y Chloe, y los federales habían encontrado todas las cámaras en la casa de La Fiesta. Los ordenadores de Abeja ahora estaban apagados, pero todavía tenía un teléfono que podía conectarse a su red de vigilancia en toda la isla.

    Cuando ella les dijo que eso también iba a caer, Abeja ya no tenía ninguna duda de que encontrarían el camino hasta la casa. Era sólo cuestión de tiempo.

    Paul estaba en la sala de estar mirando a su alrededor con una intensidad en sus ojos apenas inferior a la demencial. Había sacado las tarjetas SIM de todos los teléfonos móviles y Abeja las había desmagnetizado antes de ponerlas en el microondas a alta potencia durante unos minutos.

    —Nuestras huellas dactilares están por todas partes, y estoy bastante seguro de que no hay nada que podamos hacer al respecto, ni con el ADN, salvo quemar la casa.

    —¡No vamos a quemarla!, - Dijo Sandee.

    Ni siquiera era su casa, por el amor de Dios. Se la alquilaban a una pareja de homosexuales que vivía en Boston y que ya no podían bajar porque uno de ellos iba en una silla de ruedas.

    —Tienes razón, eso solo llamaría más la atención y no estoy seguro de que podamos evitar que se propague a los vecinos, - dijo Paul mirando alrededor de la habitación nuevamente por centésima vez.

    Habían sacado la granada de gas lacrimógeno de la lámpara y habían desconectado todas las medidas de seguridad. Lo último que querían era freír a algunos federales y añadir aún más razones para que los policías los persiguieran.

    —Abeja, ¿cuánto tiempo crees que les llevará llegar aquí?

    —Supongo que tendán que rastrear nuestro punto ciego. Desde allí no hay una manera obvia de encontrar esta casa en particular, por lo que tendrán que ir de puerta en puerta. Sin embargo, deberíamos desmontar la antena. Es demasiado obvia, si saben lo que están buscando.El punto ciego era una casa en la manzana donde alquilaron el piso inferior. En el ático estaba el centro para todo su acceso a Internet, que luego se transmitía de forma inalámbrica hasta una antena en su techo. Por lo tanto, no había cables que entraran a su hogar real, aparte de la electricidad.

    —Buena idea. Si la ven, podrían considerar esa causa flagrante. - dijo Paul.—Voy a subiré a derribar ese chisme. Si no tienen una orden judicial y no hay nadie en casa, y no tienen una causa flagrante para entrar, podrían pasar horas o incluso días antes de que entraran.

    Esa era una buena ventaja.

    —Yo lo haré, - dijo Sandee.

    —¿Hacer qué?

    —Bajar la antena. Vamos Paul, sé que odias las alturas y puedo subir y volver por la ventana de mi habitación antes de que apoyes la escalera contra la pared.

    Paul era muchas cosas, pero no era gimnasta. Lo último que necesitaban en este momento era que se resbalara con una teja suelta en ese techo de mierda y se rompiera una pierna.

    Acordaron que Abeja haría un último pase por la casa buscando algo vital y Paul iría a buscar el coche de escape: un Honda Civic de diez años registrado con un nombre falso y pagado en efectivo, que mantenían a un par de manzanas de distancia. Parecía una tartana, pero corría de ensueño. Sandee miró el desastre que Paul había hecho en su habitación, los vestidos y las pelucas estaban esparcidos por el suelo. Suspiró. Probablemente había diez mil dólares en ropa allí, y odiaba dejarlos. Le dio un persistente último vistazo al vestido que había estado usando antes de que Sacco se lo quitara antes de deslizarse por la ventana y subir al techo. Dos o tres horas diarias de yoga y artes marciales, combinados con la dieta más saludable que alguien que bebía tanto como él, podía hacer que aquello fuese casi tan fácil como caminar. Subió la pendiente del techo hacia la cima donde la alta antena estaba asegurada a unos tres metros de distancia del pararrayos mucho más alto.

    Cuando llegó al borde, miró hacia abajo y vio a Paul caminando tan despreocupadamente como pudo hacia el coche con una de las bolsas de lona (presumiblemente la que tenía todo su efectivo) colgada sobre un hombro. Había un compartimento oculto debajo del maletero al que solo se podía acceder por debajo del automóvil, que es donde probablemente trataría de ocultar el dinero si tuvieran tiempo. Sandee tomó el destornillador donde lo había metido en la parte baja de la espalda y comenzó a desenroscar la antena. A lo lejos, oyó el leve golpeteo de un helicóptero en vuelo.

    Por supuesto, eso no era inusual: los helicópteros turísticos y de la guardia costera sobrevolaban Key West a todas horas, pero Sandee había visto muchas cosas. Levantó la vista y observó cómo la aeronave hacía círculos cerrados y lentos sobre el casco antiguo.

    Eso era inusual. Esa era una mala señal.

    Había deshecho la segunda de las tres abrazaderas cuando Paul regresó. Había movido el automóvil, probablemente en algún lugar más cerca, pero no lo había dejado frente a la casa, lo cual era bueno. Sandee saludó y siseó, tratando de llamar su atención sin atraer la atención de nadie más. Paul al final levantó la vista al cruzar la calle y Sandee hizo movimientos de cortarse la garganta y le indicó que se marchara. Paul miró casualmente hacia el helicóptero y siguió caminando por la calle. Sandee trabajó duro en el último tornillo y escuchó sonar el teléfono móvil de Abeja desde abajo. Un minuto después, Abeja salió por la puerta principal, cargada con una bolsa para ordenador portátil y dos bolsas de lona ​​en dirección opuesta a la que Paul había ido.

    La antena finalmente se soltó y Sandee simplemente la arrojó del techo, con la esperanza de que el helicóptero no lo hubiera visto. Se deslizó hacia abajo por las tejas hacia el borde y luego bajó y cruzó la ventana hacia su habitación en un suave movimiento. Echó un vistazo a su tocador y se congeló. Mierda. Paul no había abierto su escondite, lo cual tenía sentido, ya que Paul no lo conocía. Sandee corrió, apartó la cómoda y usó el destornillador para abrirl el panel. Dentro estaban sus sabores adicionales para La Fiesta: un suministro de emergencia de éxtasis, marihuana y algo de coca para esas desafortunadas noches en que Bernie no podía asistir y los invitados a La Fiesta estaban necesitados. Con los discos duros destruidos y el dinero con Paul, no había nada más incriminatorio en la casa, pero cuando los policías encontraran su alijo de drogas, sería suficiente para imponer un cargo de distribución de delito grave si querían.

    Sandee agarró las bolsas de plástico y corrió hacia el cuarto de baño. Comenzó a verter la coca, luego el ácido y luego las pastillas. Solo había una docena de porros sueltos, que guardó para el final. Le llevó cinco, tal vez diez minutos como máximo, tiempo durante el cual sabía que Paul se estaría volviendo loco.

    Dio a la descarga por última vez y sólo cuando bajaba las escaleras escuchó el sonido de los motores de los automóviles en el exterior. Múltiples motores, múltiples coches. No había sirenas ni luces intermitentes, pero él sabía lo que estaba pasando. Miró a través de la mirilla y vio a dos hombres de cabello oscuro y trajes (de apariencia bastante familiar debido las imágenes de vigilancia anteriores) que subían los escalones del porche delantero. Llamaron a la puerta con confianza y autoridad, no golpeando del todo, pero tampoco tocando el timbre. —Agentes federales, ¡abran la puerta!

    Sandee respiró hondo y soltó el aire lentamente por la nariz, la punta de la lengua tocaba el paladar. Dio dos respiraciones más antes de responder, evitando los golpes y gritos, aunque sólo fuera por un momento. —¿Quién es?, - Gritó haciendo todo lo posible para sonar duro y rudo.

    —Agentes federales, abran la puerta.

    Volvió a mirar por la mirilla y se dio cuenta de que sabían que los estaba mirando. Probablemente podría vencer a esos dos antes de que pudieran sacar sus armas, pero eso no era ningún tipo de solución. No, él sabía lo que necesitaba decir.

    —¿Dónde está vuestra orden?

    —Sólo queremos hacer algunas preguntas.

    —Escribe este número. Es de mi abogado. Hágale las preguntas que tenga y vuelva cuando tenga una orden judicial.

    Los dos hombres se miraron con evidente frustración y Sandee sonrió, aunque sólo fuera por un momento. Los había obstaculizado, les daba a los demás algo de tiempo, pero eso era todo. Los dos hombres no iban a rendirse, aunque se retiraron de la puerta principal para discutir tácticas. Uno de ellos hizo una llamada telefónica, mientras que el otro ordenó a sus compañeros agentes que rodearan la casa. No había duda en su mente de que obtendrían su orden bastante pronto. Sandee comenzó a repasar los detalles de su historia en su mente. La casa estaba vigilada por una empresa de alquiler. La Tripulación controlaba la empresa de alquiler, y Sandee era un empleado legal, con derecho a estar aquí. Tenía su propio apartamento en el Casco Nuevo donde nunca pasaba mucho tiempo, pero que era su residencia legal. Sólo era el administrador de la propiedad, diría. Eran buenos inquilinos, siempre pagaban el alquiler a tiempo, nunca causaban problemas. Y, anoche, se levantaron y se fueron, dejaron una nota en la puerta de la oficina con las llaves pegadas. Él había venido a revisar el lugar y encontró la casa en su estado actual. Esa era la historia de todos modos. Podría explicar sus huellas digitales en todas partes. Podía ser suficiente para que le serviera a su abogado.

    Sin embargo, había ADN, sobre todos esos vestidos. Tenía algo de tiempo y esperaba que la lejía y el agua borraran la evidencia microscópica.

    Ciertamente arruinaría todos sus hermosos vestidos. Subió las escaleras, contento de que las ventanas y persianas estuvieran cerradas. Si tuviera media hora, podría ser suficiente tiempo. Tal vez no pasara el resto de su vida en la cárcel. Tal vez.

Capítulo 21: Paul

    Paul se sentía aliviado. Se sentía un poco culpable de sentirse aliviado, pero lo estaba. No es que Sandee hubiera, bueno, lo que fuese que había hecho Sandee.

    O lo que había hecho con él. Probablemente lo habían arrestado, aunque en este momento no tenía forma de saberlo. Pero no había duda de que la casa estaba rodeada de federales y que Sandee se había perdido la cita en el coche. Esperar más habría sido una locura, especialmente si los federales decidían cerrar el puente. Paul y Abeja subieron al coche. El dinero y el disco duro encriptado estaban escondidos en el compartimiento debajo del maletero. Ambos se dirigieron hacia el Norte. Verificaron con un amigo que no había ningún tipo de control de carretera y Paul se quedó agachado en la parte de atrás mientras Abeja conducía hacia el Norte. Nada de atención policial o federal que ellos notaran y ninguna señal de que alguien los siguiera.

    Por si los federales estaban barriendo todo el área de tráfico de teléfonos móviles, Paul se mantuvo alejado del teléfono, incluso del cripto teléfono. Puede que no pudieran descifrarlo, pero el cifrado solo enviaría alarmas. Un par de horas más tarde dejaron el coche en Marathon Key y tomaron el barco para escapar desde allí en dirección a Miami.

    El alivio llegó por fin saliendo de la voz de la fatalidad en el fondo de su mente. Había estado convencido de que llegaría ese momento desde que había visto la publicación en el blog de Oliver, y ahora que había llegado, podía ignorar al asqueroso monstruo de la Duda, remordedor y desagradable, y concentrarse en el problema ante él. Lógicamente, las probabilidades de que la publicación de Oliver condujera a una redada del FBI en su casa eran bastante escasas. Él y Chloe habían sopesado esas probabilidades una y otra vez, y no había un camino claro de una cosa a otra. O al menos no un camino que ellos hubiesen visto. Sin embargo, ese camino claramente existía, eso era obvio. Ahora solo tenía que volver con Chloe, asegurarse de que ella estaba bien y avanzar desde allí.

    Si los federales habían encontrado la casa, entonces quién sabe qué más habían encontrado.

    En la única llamada a Chloe que Paul había arriesgado desde el criptófono, había llamado a un analógico y elegido una letra y un número al azar. Usando un código de transposición simple y un mapa AAA de Miami que ambos tenían en sus coches, nombró una coordenada del mapa en el condado de Dade y una hora. Se encontrarían en el McDonald más cercano al centro de esa cuadrícula del mapa a las 3:30 de la tarde siguiente. Hasta entonces, sin contacto, sin llamadas, sin correo electrónico, sin mensajes de texto, sin nada. Paul y Abeja dejaron el bote en un amarradero que alquilaron y tomaron un autobús hasta un motel para pasar la noche (identificación falsa, pago en efectivo). Abeja estuvo callada todo el tiempo, abrazándose a sí misma como solía hacerlo cuando se encontraban con un revés importante. Ella sabía que no debía contactar a c1sman. Paul le había enviado el código de emergencia por correo electrónico antes de salir de la casa, lo que debería haberlo sacado con rapidez de la conexión online para esconderse en su casa en Atenas.

    Mataron el tiempo del día siguiente viajando en transporte público y se dirigieron lentamente al barrio de mierda que Paul había elegido al azar para su reunión. Llegaron al McDonald una hora antes. Resultó que la única persona que vieron que se acercaba al aspecto sospechoso era Sacco, y sólo porque Paul sabía que él nunca leía el periódico mientras descansaba en una esquina. Se saltaron la reunión en McDonald y le siguieron hasta el coche donde Chloe estaba esperando.

    Chloe le dio a Paul un abrazo de pitón lleno de amor, aplastándolo cerca de su cuerpo.

    Él estaba tan aliviado de verla que podría haber llorado. Después lo hizo, pero solo un poco. Limpiándose la humedad de los ojos, la besó mientras Abeja y Sacco se estrecharon la mano. Chloe tomó el volante y Paul se deslizó a su lado, los otros dos en la parte de atrás. No había un compartimento secreto en este auto, pero lo único que tenían incriminatorio era una bolsa de lona con $ 300,000 en efectivo y algunas monedas de oro, lo cual era bastante sospechoso si alguien lo veía, pero no había razón para que ese alguien lo hiciera. Lo guardaron en el maletero. Conduciendo el límite de velocidad, se dirigieron a la carretera.

    —Sandee está bajo arresto o algo así, - dijo Chloe.

    —¿Cómo lo sabes?, - Preguntó Paul, nervioso por que se hubiese rastreado la llamada.

    —Lo creas o no, lo puso en su página de MySpace.

    —¿Qué?

    —Su página real de MySpace. La que está bajo su nombre real, con la que se mantiene en contacto con su familia y amigos de la vieja escuela y esas cosas.

    —La que está llena de mentiras, - dijo Paul.

    A Paul no le había parecido que la página pública fuese una muy buena idea, pero Sandee había insistido. Si desaparecía de su familia y amigos, se preocuparían, harían preguntas. Mantuvo la página y la actualizaba con bastante frecuencia con mentiras creíbles sobre su vida como un aburrido residente de Key West que trabajaba para una empresa de administración de propiedades y daba clases de yoga. Nada de ser una drag queen, y ciertamente de hacer nada ilegal.

    —Sí, sólo puso una breve reseña acerca de cómo algunos inquilinos estaban en problemas y él estaba siendo interrogado al respecto y que todo es un gran malentendido, pero su abogado está en el caso.

    —Hombre, eso podría funcionar, - dijo Paul, aunque tenía sus dudas.

    Todo dependía de lo quevya supieran los federales. Pero al menos Sandee había traído al abogado de Casas y Propiedades de Key West, que solo conocía a Sandee como un ciudadano recto que ocasionalmente lo enganchaba con algo de marihuana.

    —¿De verdad lo crees? - Preguntó Abeja desde atrás.

    —Tal vez, - dijo Chloe. —Quiero decir, si está actualizando su página de MySpace desde su teléfono, al menos sabemos que no está siendo interrogado en Guantánamo ni alguna mierda de esas. Esperemos que pueda retenerlos hasta que descubramos una forma de liberarlo.

    —¿Lo vamos a liberar?, - Dijo Abeja.

    —Pues claro que vamos a hacerlo, - dijo Sacco. Paul se sorprendió, pero le alegró escuchar la determinación en su voz. —Si tenemos que sacarlo de la cárcel, lo haremos.

    —Esperemos que no llegue a eso, - dijo Chloe. —Primero, nos instalamos con c1sman, nos reagrupamos y descubrimos qué demonios acaba de suceder. Luego rescatamos a Sandee.

    Rescatar a Sandee de los federales era mucho más que todo lo que habían intentado hacer antes, y Paul no tenía la menor idea de cómo podrían hacerlo. —De eso no hay duda en absoluto, - le dijo Chloe a Abeja mirando por encima del hombro. —Absoluta y jodidamente.

    Quienquiera que los persiguiera, sin embargo, aunque habían encontrado sus operaciones en Key West, no parecían saber nada sobre c1sman. Después de conducir directamente desde Miami a Atenas, los cuatro llegaron al complejo de apartamentos de c1sman, cansados y de mal humor, pero felices de salir del coche. Primero dejaron que Abeja hiciese el primer contacto y se aseguraba de que todo era seguro. Ella señaló que sí y los demás caminaron penosamente por el estacionamiento para entrar en la pequeña casa.

    Parecía que era definitivamente segura, no había signos de aplicación de la ley en ninguna parte, pero Paul tenía sus dudas sobre lo sólido que era. C1sman estaba nervioso. Y a pesar de que lo último con lo que Paul quería lidiar después de las más de doce horas en un automóvil preocupado por Sandee, era calmar las preocupaciones nerviosas del pirata informático, Paul no podía culparlo. Como no paraba de decirles, él no se había inscrito para aquello. Se suponía que era Abeja quien trataría de mantenerlo calmado, pero estaba tan cansada y agotada como todos los demás y estaba claro que tampoco quería su mierda. Fue Sacco quien dio un paso al frente, agradeciendo profusamente a c1sman por dejarlos quedarse con él y asegurándole que la ley no entraría por la puerta ni nada por el estilo. Abeja y c1sman se retiraron a su habitación, mientras que Chloe y Paul colocaron sacos de dormir en la oficina y Sacco se sentó en el único sofá de abajo. Si no hubiera estado tan agotado, las preocupaciones de Paul lo habrían mantenido despierto, pero se las arregló para caer marmota total siete horas antes de despertarse alerta y ansioso, tras un sueño lo bastante inquietante para alegrarse de dejarlo escapar de su mente.

    Las cosas estaban más tranquilas a la mañana siguiente, y por cosas, se refería a c1sman. Abeja le había contado en cada detalle, y aunque claramente todavía estaba preocupado, también entendía lo mucho más preocupados y molestos que estaban los demás por el arresto de Sandee. Hizo su mejor esfuerzo en el papel de anfitrión, salió temprano a comprar Cereales Krispy Kremes, café y algunos colchones de aire del WalMart para Chloe y Paul. Al mediodía, todos estaban listos para concentrarse en la tarea en cuestión. Paul estaba en el centro de la sala con una pequeña pizarra blanca tomada de la oficina de c1sman. Los otros se sentaron a su alrededor, c1sman, Abeja y Sacco con los ordenadores portátiles abiertos y listos.

    —Bueno, ¿qué pensamos?, - Preguntó Paul. —¿Qué demonios ha pasado?

    —Bueno, tengo una idea, - dijo c1sman, —aunque he estado bailando para confirmarlo porque no quiero caer en la misma trampa.

    —¿Qué trampa?

    —¿Conoces esa wiki que Oliver creó sobre ti? ¿La examinaste?

    —Sí, - dijo Paul viendo adónde iba c1sman. —Pero siempre estaba ejecutando un proxy ERC. No deberían haber podido rastrear mi dirección IP, ¿verdad?

    —Por lo general, no, a menos que pudieran monitorear todo el tráfico que entra y sale del proxy ERC que estaba usando. Si pudieran hacer eso y luego tuvieran un análisis decente y una visión realmente completa del tráfico que entra y sale, podrían haberlo hecho.

    —Bueno, joder. Vimos federales en nuestra puerta, ¿puede el FBI o la NSA hacer eso?

    —No me sorprendería.

    —Bueno, joder.

    —Eso no explica cómo encontraron todo lo demás, - dijo Chloe.

    —Pero eso podría llevarlos al suroeste de Florida o incluso a Key West, ¿verdad?

    —¿Pero cómo encontraron La Fiesta y luego la casa tan rápido?

    —Quién sabe, - dijo c1sman. —Tal vez haya alguna otra pista en la que no estamos pensando. Tal vez, ya sabes, sólo haya sido un buen trabajo policial o lo que sea.

    —El asunto, - dijo Paul, —es que sea lo que sea, todo se reduce al hecho de que estamos lidiando con un montón de mierda de participación policial.

    —Y eso concuerda con lo que Isaíah me dijo, - dijo Chloe. —Estaba viendo una movilización masiva de las agencias estatales, locales y federales. Creo que el consenso general es que la presión está bajando desde alguien con verdadero poder de arrastre en Washington. Wolverton o Clover son los culpables más probables allí.

    —Entonces, ¿qué sabemos sobre lo que están haciendo?

    —Wolverton ha vuelto a la normalidad por lo que podemos ver, - dijo Sacco.

    —Los enganches que teníamos en sus ordenadores y Blakberries se eliminaron durante las actualizaciones de seguridad programadas, más o menos como se esperaba. No hay señales de que se hayan dado cuenta de que estaban allí, pero hemos perdido nuestros monitores. El escándalo que creamos ya ha pasado. Incluso los bloggers lo han dejado pasar y están trabajando en otras cosas. Ahora lo de Clover es diferente. Básicamente se ha recluido en su casa en Virginia. Clover y Asociados han cerrado, declarado en bancarrota y se habla de una investigación abriéndose paso por la Cámara. Luego parece bastante jodido. Por la forma en que el Post y luego el Times y el Wall Street Journal lo echaron sobre las brasas, quiero decir, incluso el Murdoch Journal, mierda, a mí me parece que el tipo está acabado. No ha estado online, no ha estado al teléfono. No me sorprendería si se ahorca.

    —Parece que piensas que es el congresista, - dijo Chloe.

    —Él tiene el poder, sí, pero no tenemos motivos para pensar que sospeche algo. ¿Por qué traería toda esa atención, pediría todos esos favores, si no sabe que está pasando algo raro?

    —La respuesta obvia es que él piensa que algo extraño está sucediendo, - respondió Chloe. —Tal vez no fueron los barridos de seguridad de rutina los que encontraron nuestros ganchos, tal vez fue un tipo inteligente de TI de Capital Hill quien descubrió qué era qué.

    —Tal vez, - dijo Sacco. —Supongo. Pero no creo que hubiera ocultado esa información. Este es un tipo que nunca deja de interpretar a la víctima a la mínima oportunidad. He leído todas sus declaraciones públicas desde que llegó al cargo y siempre se queja de ser perseguido por ser blanco, cristiano, conservador, hombre o lo que sea. Si encontró troyanos en sus ordenadores o teléfonos, habría anunciado y culpado a todos los enemigos políticos a la vista, especialmente a los manifestantes y los blogueros que saltaron sobre él.

    —Pero no lo sabemos, ¿verdad? Tal vez fue el FBI quien los encontró o la NSA y lo hicieron callar por razones de seguridad. No podríamos saberlo.

    Paul no podía discutir con ninguna de sus posiciones. —Si es Wolverton, entonces no hay mucho que podamos hacer al respecto en realidad, - dijo. —Quiero decir, si es Wolverton, entonces creo que ambos tienen razón. Podría estar gritando al respecto si pudiera, lo que significa que, o bien no lo sabe o bien lo sabe y los federales le están haciendo callar mientras investigan. Si ese es el caso, lo están observando de cerca y no podemos hacer nada al respecto.

    —De cualquier manera nos concentramos en Clover, - dijo Chloe.

    —Ya no veo que tenga más poder, - respondió Sacco. —Está acabado.

    —Está tocado pero no hundido, - dijo Chloe. —Pero tal vez sea algo agónico.

    —Tal vez descubramos que todavía tiene algo de influencia sobre Wolverton y la está usando para obligarlo a ayudarle, - dijo Paul. —Creo que es el mejor lugar para comenzar, pase lo que pase. Vamos a guardar todos los archivos que retiramos de sus servidores antes de hacer un movimiento. Examinemos todo de nuevo y veamos si podemos encontrar algo. Y comenzar a husmear un poco más a su alrededor para ver si podemos tener alguna idea de lo que está haciendo ahora.

    —Pero con cuidado, - dijo c1sman. —Con mucho cuidado. Sin hacer nada que lo conduzca de vuelta aquí.

    —Absolutamente. Con cuidado. Pero lo más rápido que podamos. Tenemos que encontrar cierta influencia, algo que podamos usar para ayudar a Sandee, ¿de acuerdo? Recordad, lo más importante en este momento es sacarle.

    Paul y Chloe habían decidido que tenían que cortar al Sr. Datos del círculo.

    No creían que él fuese una fuga, y su contacto con él había sido sustraído de todas sus otras actividades, por lo que incluso si lo fuera, solo habría tenido un resultado horrible y no devastador. Pero él seguía fuera de su control directo y, por lo tanto, era demasiado arriesgado. Era una pena porque su datos-fu hubiera sido útil en este momento, pero tampoco es que los demás fuesen idiotas. Dividieron los archivos de Cloverfield en cinco trozos y cada uno de ellos comenzó a abrirlos. Luego, todos cambiaron fragmentos y comenzaron a revisar los archivos nuevamente para asegurarse de que nadie se perdiera nada. Llevó el resto de ese día y la mayor parte del siguiente, y a veces se parecía tan prometedor como buscar oro en una piscina, pero luego c1sman hizo la conexión.

    En su repaso, Chloe había resaltado algunos números de teléfono que aparecían en correos electrónicos pero en ninguno de los registros telefónicos de Clover. Fue c1sman quien tuvo la idea de revisar los registros nuevamente y buscar números lo suficientemente similares como para ser líneas múltiples que van a parar a la misma casa, oficina o conjunto de teléfonos móviles. Y salió una coincidencia, un número un dígito menos que el número que figuraba en el correo electrónico que Chloe había encontrado. Paul volvió a leer el correo electrónico, que era una nota de un cabildero que daba la información de contacto de "la persona de la que te hablé anoche". A primera vista, Paul sospechó que podría ser para un servicio de acompañantes o algo así, especialmente cuando c1sman comenzó a cavar y descubrió que ambos números no figuraban en la lista.

    Pero eso no iba a detener a c1sman, por supuesto, y era bastante fácil descubrir que, de hecho, pertenecía a una sociedad de cartera en el extranjero, lo cual no les decía nada más salvo que resultaba una pista intrigante.

    Al observar el momento en los correos electrónicos y registros telefónicos de Clover, no hubo una conexión obvia inmediata entre el momento de la llamada y cualquier otra cosa. Había llamado al número solo una vez, y eso fue un día y medio antes de que se desconectara por completo. Pero estaba lo suficientemente cerca como para causar y efecto que Paul revisó los correos electrónicos de los últimos dos días, mirando más de cerca los mensajes antes y después de la llamada. Había una diferencia Antes, Clover había estado en modo de control de daños de emergencia, enviando correos a todos en su lista de contactos en busca de ayuda y obteniendo muy poca respuesta. Después de la llamada, la mayoría de sus correos electrónicos eran ya sea para tratar con las respuestas de esas preguntas originales (ninguna de las cuales le ofrecía mucha esperanza) o para concluir otros asuntos comerciales al entregar clientes a otros cabilderos o abogados. Casi había dejado de pedir ayuda a nuevas personas, aunque sí envió mensajes cuando amigos y aliados preguntaron si podían hacer algo (aunque cuando se les ocurrió algo que podían hacer, todos encontraron alguna manera de decir lo siento, desearía poder pero no puedo). Pero a Paul le pareció que Clover solo estaba haciendo los movimientos con estos correos electrónicos posteriores. La estridencia y la urgencia habían desaparecido, y sus respuestas a esas negaciones fueron más agudas e incluso a veces venenosas de lo que alguien que realmente esperaba que enviara ayuda. Desde un punto de vista, podrían leerse como los escritos de un hombre amargado y enojado que había perdido la esperanza, pero Paul pensó que había algo más que eso. Para él, parecían ser de un hombre amargado y enojado que ya se había decidido por un curso de acción y solo estaba llamando a "viejos amigos" de una manera que revelaba lo poco que realmente valoraban la supuesta amistad. Estaba viendo quién lo apoyaría en una pelea, y resultó ser nadie, o al menos nadie que estuviera en condiciones de ayudarlo.

    Ese número, y quienquiera que estuviera al acecho al otro extremo, parecía ser la única pieza que no podían ubicar. Paul expuso su teoría y los demás estuvieron de acuerdo, aunque no tenía claro de si fue porque en realidad él había sido convincente o porque simplemente no había otras pistas. Era un intercambio de Washington DC, y era un teléfono móvil registrado a una empresa comercial internacional en Belice, lo que significa que era una corporación fantasma. A menos que fueran a Belice y atacaran los archivos del registro de IBC, era un callejón sin salida. Todo lo que quedaba por hacer era llamar al número. Chloe, Abeja y Sacco terminaron conduciendo a Charleston para hacer la llamada. Llevaron un ordenador portátil trucado para grabarlo todo y compraron un teléfono móvil desechable en cuanto llegaron a la ciudad. Tenían que asumir que el teléfono estaba monitorado y tenía una trampa en la línea. El número sonó y saltó directo a un buzón de voz genérico. No dejaron un mensaje y tiraron el teléfono al océano antes de regresar a Atenas. Lo intentaron nuevamente con otro teléfono al día siguiente desde Raleigh y luego al día siguiente desde Asheville. Pasó lo mismo en cada caso. Quienquiera que fuera, parecía que solo contestaba cuando conocía el número de quien llamaba, lo que no era realmente una sorpresa, pero habían esperado alguna voz o mensaje en el otro extremo que les diera una pista con la que trabajar.

    Como el equipo de teléfono regresó con las manos vacías, se reunieron nuevamente para discutir las opciones. Desde el punto de vista de Paul, en realidad no había muchas. El número era su única pista, pero no tenían forma de obtener más información al respecto a menos que piratearan los registros de la compañía telefónica y obtuvieran algunos datos de GPS sobre desde dónde se estaba usando el teléfono, pero c1sman les aseguró que eso era básicamente imposible. Eso sólo dejaba una forma de descubrir quién estaba al otro lado de ese teléfono y, por lo tanto y con suerte, quién era el que ejercía toda la presión sobre ellos:

    El mismo Clover.

    Paul admitió desde el principio que debía de ser uno de sus planes más locos. Chloe decía que definitivamente el plan tenía pelotas y que probablemente era una locura. A Sacco le encantaba. C1sman lo odiaba. Abeja votó a favor.

    Chloe negó con la cabeza y sonrió. —¿Qué otra cosa podemos hacer?

Capítulo 22: Chloe

    Chloe echaba de menos tener a Paul a su lado. Sí, él estaba en su oído al otro extremo de un teléfono a menos de una milla de distancia, pero no era lo mismo que tenerlo allí junto a ella. Para ellos, este tipo de cosas se había vuelto fácil. Tenían una relación casi telepática y podían entenderse e improvisarse mutuamente sin apenas penarlo.

    Juntos habían sido señores feudales de parejas casadas, socios comerciales con cerebro de liebre, traficantes de metanfetamina de ojos salvajes, suaves consultores de negocios, canosos cazadores de tesoros y múltiples variaciones de expertos estafadores. Paul tenía la imaginación y la habilidad antes de que se conocieran, y ella había sacado a relucir el salvaje abandono reprimido de Paul y ayudado a perfeccionar sus charlas rápidas después de conocerse. Y aunque este nuevo gambito había surgido directamente de su increíble mente febril, Paul ahora no podía desempeñar uno de los dos roles clave. Miró a Sacco, que se había arreglado. Intelectualmente, Chloe sabía que el chico estaba a la altura, pero no estaba en realidad cómoda con él. Tampoco es que fuese a hacerle saber eso.

    —Te has vestido bien, - le dijo ella.

    Conducían un Mercedes alquilado por las sinuosas y artificialmente pintorescas calles de una comunidad-dormitorio de Virginia que albergaba a cientos de viajeros adinerados de DC.

    Sacco llevaba un traje italiano nuevo, perfectamente a medida, y se había afeitado la barba habitual en un bigote delgado que flotaba sobre sus labios fruncidos. Su cabello estaba peinado hacia atrás en un look inspirado en Gordon Gekko, negro brillante y un poco ondulado. Con la sutil pero cara cruz de oro alrededor del cuello, el Rólex en la muñeca y los diamantes en los gemelos, no había ninguna señal de su verdadero y anárquico ser interno.

    —Eres muy amable, - dijo con suave acento europeo e indeterminado que podría ser español o italiano o algo más exótico. Sacco lo llamaba su voz de Euro-farfullo. —Y tú, querida, vas tan encantadora como siempre.

    —¡Pues gracias, Bernard! - dijo ella rimando su nombre tapadera con "herd" (NdT: "rebaño") en lugar de "hard" (NdT: "duro") como él lo prefería.

    Ella lo respetaba por mantener su carácter, pero ella y Paul nunca hacían eso. Ellos se alimentaban de la energía de saltar del tren de sus papeles justo en el último segundo posible. Ella y Paul también no dejaban de repasar su historia tapadera una y otra vez hasta ese último segundo, pero repetir el plan solo parecía que Sacco se sintiera más ansioso, por lo que ella se había morderse la lengua.

    Había decidido ir con un vestido en lugar de un traje. Sin embargo, era un vestido de negocios, nada con escote ridículo o que mostrara demasiada pierna, pero la tela azul se aferraba a sus caderas y pecho lo suficiente como para resultar halagador. Lo había acentuado con aretes de perlas negras y una bufanda de seda que complementaba sus zapatos ridículamente caros. Su meta era presentarse como representantes de poderosos intereses comerciales y ella creía que pasaban el examen notablemente bien. Pero estas eran exactamente el tipo de personas con las que Wolverton había tratado toda su vida profesional, y probablemente notaría cualquier error que cometieran. De modo que la clave era no cometer ningún error.

    Ja.

    Se detuvieron en el camino de entrada que coincidía con el número de la casa.

    Se habían perdido un par de veces aquí, pero c1sman los había vuelto paranoicos sobre que podría haber alguien de la NSA o de donde fuera rastreando cualquier dispositivo GPS que tuviese la casa de Clover como destino, y aunque Chloe no estaba completamente convencida de que aquello fuese posible, y mucho menos probable, habían usado buenos mapas y bolígrafos de toda la vida, en lugar de Google y GPS, para averiguar por dónde iban. Cuando entraron en el camino vacío de la multimillonaria McMansión hecha con molde, que se parecía a las que estaban a ambos lados de la acera, Chloe respiró hondo por la nariz, con la punta de la lengua en el paladar y luego dejó escapar lentamente el aire. Esperó a que Sacco saliera, diese la vuelta y le abriera la puerta, dando dos respiraciones más en el proceso antes de agarrar su maletín y salir del coche para entrar en el personaje de Maria Lanier.

    Sacco dejó que Chloe guiara el camino hacia la puerta principal, una cosa de vidrio esmerilado y biselado que era una de las pocas características distintivas de la estructura.

    Ella tocó el timbre y esperó. Podía ver una figura sombría moviéndose en el vestíbulo más allá, pero quienquiera que fuera no llegó hasta la puerta hasta la segunda vez que presionó el botón.

    —¿Quién está ahí? - gritó la misma desde dentro.

    —¿Señor Clover? - Dijo Chloe usando un acento plano y comercial que podría haber sido pulido en cualquier programa de MBA de primer nivel del país.

    —¿Quién está allí?, - Repitió la voz, indiscutiblemente molesta.

    —Mi nombre es Maria Lanier y estoy aquí con mi asociado...

    —Nada de reporteros, abogados o evangelistas. - era difícil oírle a través del cristal.

    —No somos nada de eso, señor. Nos gustaría un momento de su tiempo.

    —No les conozco, - dijo, y la figura sombría comenzó a retroceder hacia la casa.

    —Se trata de lo que le pasó, - Chloe no gritó del todo. —Sabemos que fue hackeado. Sabemos que fue estafado.

    La sombra volvió a acercarse. —Ustedes de la policía deberían hablar con mi abogado. Pueden hacerlo mejor que esto.

    —No estamos haciendo cumplir la ley, Sr. Clover. Somos víctimas compañeros. Trabajamos fuera de Florida. Y el Caribe.

    La sombra estaba allí con la mano en el pomo de la puerta. Chloe lo dejó analizar con su propio horario lo que le acababa de decir, y resultó haber tomado la decisión correcta. La figura abrió la puerta y miró a la mujer con la cara pintada de escepticismo. El verdadero Ken Clover en vivo tenía buen aspecto para alguien cuya vida se estaba desmoronando. Llevaba un polo de golf y pantalones de color caqui, iba descalzo, su rostro parecía bronceado y saludable. Probablemente tenía diez kilos de sobrepeso, pero lo llevaba bien. Su cabello oscuro estaba canoso en las sienes y bien peinado, sus gafas con montura dorada eran del tamaño perfecto para su rostro. Pero se le veía muy cansado, y no había forma de esconder las bolsas debajo de sus ojos o la caída en las comisuras de sus labios.

    —¿Quién ha dicho que es?, - Preguntó.

    —Maria Lanier, y este es mi socio, señor.

    —Esa parte ya la oí. Quiero decir quién es. Con quién está. A qué se dedica.

    —Somos consultores. Consultores para Agricultura PWS y Construcción Kore Sociedad Limitada, entre otras compañías. Estos eran los nombres que habían obtenido de los archivos informativos originales que Isaíah les había enviado cuando aún estaban en las etapas de planificación. Ambas compañías proporcionaban mano de obra y administración para sus clientes, y por mano de obra se referían a esclavos, y por administración se referían a guardias. Formaban parte del extendido imperio enemigo y habían estado entre los más afectados en el ataque de Isaíah.

    —No reconozco sus nombres, - dijo Clover.

    —Hemos sido promovidos recientemente. Trabajé en Miami y el Sr. Orozco aquí presente es de nuestra oficina europea.

    —¿Cómo está?, - Dijo Sacco. El acento le sonó bien a Chloe; toda esa práctica había valido la pena.

    Clover solo asintió hacia él y volvió a mirar a Chloe sin decir nada, pero claramente esperando más.

    —Si me permite, - dijo Chloe sosteniendo su maletín, —Tengo cartas de referencia de algunos de mis socios con quien está más familiarizado. Me doy cuenta de que está ocupado con sus propias dificultades y puede que no lo haya oído, pero nuestra organización ha sufrido algunos reveses bastante traumáticos en el último mes y muchos de nuestros ejecutivos de alto nivel están indispuestos, a manos del gobierno de los EE.UU y completamente no disponibles.

    Él pensó en lo que ella le había dicho y luego se hizo a un lado, haciéndolos pasar. —Muy bien, veamos lo que tiene.

    Solo dos grupos de personas podían saber todo lo que Chloe puso en la mesa de la cocina de Clover como evidencia de su identidad: los verdaderos esclavistas o las personas que los estafaron. Todo su plan contaba con que él nunca creyera que sus enemigos serían tan locos, estúpidos o lo suficientemente atrevidos como para venir a verlo cara a cara de ese modo. Entre los propios registros robados de su servidor y los datos que tenían de Isaíah, la Tripulación había podido reconstruir las más importantes (o al menos las más utilizados) conexiones entre Clover y sus clientes esclavistas. Con ambos bajo una gran investigación pública, las probabilidades de que se contactaran entre sí por cualquier otro medio que no fuese en persona eran bastante escasas, o al menos eso es lo que Paul razonó y con lo que todos contaban.

    —Bueno, ¿cuál es la historia con ustedes?, - Preguntó una vez que había revisado cada pieza de evidencia falsa con diligencia y cuidado. —Debo admitir que me he distraído.

    —Ha sido muy malo, - dijo Sacco siguiendo el ejemplo que estaba esperando. —Casi toda nuestra operación centrada en el Caribe está hecha jirones y existe una gran preocupación en la sede de que estos problemas también atravesarán el Atlántico. Al principio supusimos que era una desafortunada combinación de aplicación de la ley excesivamente entusiasta y sobornada, y lapsos de incompetencia y seguridad por parte de América del Norte...

    —Lo que resultó ser una suposición errónea, - interrumpió Chloe, fingiendo algo de orgullo por sus presuntos empleadores. —Nuestras medidas de seguridad cumplieron con todos los parámetros acordados.

    —Y estos parámetros resultaron ser insuficientes. Como dice María, no fue del todo culpa suya. Los protocolos se establecieron para proteger nuestros intereses de un cierto tipo de interferencia y ataque. Gobiernos, competidores, etc., ¿ve? Pero este ataque, este ataque viene de una dirección inesperada. Proviene de criminales, anarquistas.

    Esta revelación no pareció sorprender a Clover. —Si, lo se.

    —¿Lo sabe?, - Preguntó Chloe fingiendo sorpresa.

    Bueno, tal vez no la fingía del todo. Era una buena confirmación acerca de sus suposiciones de que él estaba detrás de los ataques contra su Tripulación, o al menos en contacto con los que estaban.

    —¿Qué sabe de ellos?

    —Primero muestren sus cartas. Luego lo compartiré.

    Sacco se encogió de hombros como si eso no tuviese gran importancia y continuó. —Bueno, no se trata de incompetencia habitual, sino de alguna amenaza criminal que nunca llegamos a sospechar. Tampoco creo que alguna vez llegase usted a sospecharla, ¿no? De lo contrario, no estaría tan mal como parece, creo. Al igual que usted, nuestras operaciones a este lado del océano están casi extintas

    —Todavía no estamos muertos, - dijo Chloe.

    —Muriendo, entonces.

    —Muriendo tampoco. Pero no estamos bien.

    Clover le mostró una sonrisa pálida. —Sé cómo se siente. ¿Qué demonios les pasó a todos uatedes exactamente, por cierto?

    —Fue un ataque desde varios frentes, - explicó Chloe y le lanzó a Sacco una mirada oscura. —Totalmente sin precedentes. Hubo una protesta masiva entre los principales grupos de trabajadores repartidos en una docena de clientes diferentes. Manifestantes y activistas que pudimos manejar, por supuesto, pero nunca habíamos visto algo a esa escala y esa clase de sincronización.

    —Aún así, nada que no deberíamos haber podido manejar, - dijo Sacco.

    —Nada que no pudiéramos haber manejado, se lo aseguro, excepto por que sufrimos un fallo masivo de comunicaciones en toda nuestra red. Los teléfonos móviles, los teléfonos fijos y el acceso a Internet cayeron en cuestión de horas, a veces minutos unos de otros. Nuestros clientes no pudieron contactar con nosotros y nos estábamos centrando en nuestros propios problemas, por lo que no nos dimos cuenta...

    —Trágicamente inconsciente, - dijo Sacco con una sonrisa burlona. —Háblale de los chicos de los recados de la radio.

    Chloe negó con la cabeza, mostrando molestia por Sacco y tristeza por su propia historia. —No fue hasta que uno de nuestros analistas junior regresaba con el almuerzo a la oficina y escuchó la radio que supimos que tres de nuestros clientes más importantes habían sido arrestados por el FBI, acusados ​​de albergar extranjeros ilegales y violar los estatutos antiterroristas. Debo decir que incluso la televisión por cable en nuestra oficina y en nuestros hogares había sido desconectada.

    —Bastante vergonzoso, ¿no?

    —Suena bastante grave, - dijo Clover.

    —A partir de ahí, las cosas fueron de mal en peor. Los trabajadores de muchas de las granjas incendiaron oficinas y equipos, confiscaron ordenadores y archivos privados e hicieron públicos sus contenidos. Las instalaciones industriales ligeras fueron destrozadas, los gerentes atacaron y en algunos casos golpearon. La policía que vino a investigar sólo encontró evidencias que pudieron usar contra los propietarios, ya que los trabajadores habían huído de la escena.

    —Y luego esos políticos que pagamos, personas como usted que teníamos en nuestros bolsillos, - dijo Sacco mirando a Clover, —tomaron nuestras dificultades como una excusa para resolver sus propios problemas políticos. Por supuesto, esto solo empeoró las cosas. Más arrestos, mayores investigaciones, vergüenza pública. Y lo peor está por venir. Habrá presentación de más cargos, cancelación de acuerdos y filtrado de información. Si es que queda algo por filtrar.

    —Se refiere a los archivos cifrados. Están encriptados de todos modos, pero alguien consiguió las contraseñas, y de repente hay mucha información que nunca debería haber visto la luz. Hay nombres y datos de cuentas allí que ... bueno, como dijo el Sr. Orozco, va a empeorar.

    Clover suspiró y se recostó en la silla, mordiéndose el labio superior. —Y de veras que lo siento por ustedes, amigos. Quedé atrapado en la misma red de mierda, como probablemente ya saben. Estos son algunos de los malechores que vinieron a por mí, y estoy haciendo lo que puedo, se lo aseguro.

    —¿Y qué sabe de ellos?, - Preguntó Sacco. —¿Sabe quién le atacó?

    —Hackers. Toda mi empresa fue pirateada. Revisaron mis cuentas privadas y pagaron cheques a un grupo de ilegales en Florida. Tengo que divorciarme para que algunos de mis activos estén protegidos sólo a nombre de mi esposa. No es bueno. Especialmente si terminan presentando cargos contra mí.

    —Pero ha encontrado una manera de devolver el golpe a estas personas, ¿no?, - Preguntó Sacco con una sonrisa de complicidad.

    —¿Qué le hace pensar eso?

    —Ha habido señales. No estamos inactivos. Buscamos devolver el golpe a los que nos han atacado. Hemos notamos que hay agencias federales que investigan a otros, además de nosotros: negocios de cambio de cheques, inmigrantes ilegales, etc. Vemos signos de presión desde lo alto, presión que actualmente no podemos brindar. ¿Pero tal vez lo usted sí?

    —Tal vez, tal vez, - dijo Clover tratando de ocultar una sonrisa que iluminaba sus ojos.

    ¡Lo ves, María! ¿No te lo dije ? Este hombre aún no ha sido hundido.

    —Señor. Orozco lo tiene en alta estima, Sr. Clover - dijo Chloe. —Fue sugerencia suya que viniéramos aquí.

    —Bueno, no estoy seguro de merecer todos sus elogios, pero aún estoy menos seguro de por qué han venido aquí. Sea lo que sea que yo esté haciendo, tengo que decirles que lo estoy haciendo por mí. Tengo que salvar mi propia pellejo.

    —¡Y queremos ayudarle a hacer exactamente eso!, - Dijo Sacco.Lo que es bueno para usted es bueno para nosotros. Esto siempre ha sido cierto, ¿sí?

    —Lo que dice el Sr. Orozco es que nos gustaría intentar unir nuestros recursos. Obviamente, usted conoce algunos hechos sobre quién está detrás de nuestros mutuos problemas que nosotros no. Del mismo modo, tenemos información sobre los grupos responsables de atacarnos que quizás no conozca. Estoy segura de que hay alguna conexión allí. Si compartimos datos, ambos nos beneficiamos.

    —Es posible, es posible. Tendré que pensar en ello. ¿Por qué no me dan lo que tienen y veré si hay alguna conexión?

    —Oh, venga, venga, - ronroneó Sacco. —No es así como se hacen los negocios. Ambos debemos beneficiarnos.

    —No me pueden culpar por preguntar. Pero tengo a alguien trabajando para mí en esto, y no son baratos. Pagué un buen dinero por lo que obtuve, y si lo desea, bueno, podría estar dispuesto a venderlo a un precio justo.

    —No hemos venido aquí por eso, - dijo Sacco. —No estamos aquí para pagarle por información. ¿Está tan ciego que no puede ver lo que es mejor para usted? - Chloe no estaba segura de que ese fuese el tono correcto que tomar con Clover.

    De hecho, ella podría haberle pagado muy alegremente si la información era correcta y los llevaba a lo que necesitaban para sacar a Sandee de los cargos que se le imputaban. Pero Sacco, o al menos Orozco, estaba en racha.

    —Dejemos de lado las pequeñas preocupaciones sobre el dinero y pensemos en la mejor estrategia para todos nosotros.

    —Mi preocupación por el dinero es toda, - dijo Clover, y estaba claro que estaba enojado y sin miedo de avisarles. —Y he puesto información real para ustedes y no he escuchado nada más que lloros y llantos de su parte. Así que ya me deben algo, según mis cálculos, y estoy siendo sincero con ustedes. Necesito dinero. Eso es lo que necesito estratégicamente. Y tengo mucho más información para vender. Estoy seguro de que mi contacto puede ayudarlo, pero tendrá que pasar por mí.

    —¿Qué contacto es este?, - Dijo Sacco burlándose casi audiblemente. —Me sorprendería que alguien estuviera respondiendo sus llamadas, su cara está en los periódicos.

    —Como ha dicho la señorita, todavía no estoy muerto. Tengo un as bajo la manga.

    —¿Y quién es ese as, entonces?

    —Ya se lo he dicho, ¿quiere usar mi contacto?, pues tiene que pasar por mí.

    Sacco miró a Chloe en busca de algún tipo de señal. Esperaba que Clover no pensara que era extraño, dado que habían intentado vender esta idea de que Orozco era el idiota sexista y dominante con el que Clover podía identificarse. En cualquier caso, Chloe se sintió bastante segura de que Clover había entregado su mano sobre un punto crucial: tenía un único contacto que le estaba cobrando una montaña de dinero en efectivo, pero estaba obteniendo resultados y no había forma de que fuera a revelar la identidad de esa persona. Chloe no miró a Sacco, pero siguió adelante con la jugada que este había decidido hacer y esperaba que Sacco la siguiera como lo habría hecho Paul.

    —Podríamos hacer los pagos a través de usted, por supuesto, - dijo Chloe. —Ese es un arreglo familiar para nosotros. Y naturalmente, enmascararíamos la fuente de los fondos, como siempre.

    —Suponiendo que pueda producir el tipo de resultados que justifiquen dichos pagos, - agregó Sacco. Bien, estaba diciendo las cosas correctas.

    —Oh, obtendrán resultados. Mi contacto obtiene resultados, eso seguro, - dijo Clover, y Chloe pudo verlo empezar a relajarse, sin duda veía la forma de salir del agujero financiero en el que se había encontrado. Corrección, en el que le habían puesto. Si ellos terminaban pagándole, sería con algo de su propio dinero.

    —Puedo conseguirles el archivo completo por $ 150.000. Y estoy seguro de que querrán tener un seguimiento a partir de ahí. Avísenme y les pondré en contacto con mi hombre.

    —¿Puede darnos el archivo ahora? - Preguntó Chloe.

    —¿Tiene $ 150.000 en ese maletín?

    —Podríamos taerlo aquí en menos de una hora.

    —Os doy hasta mañana y no quiero efectivo. No guardo nada aquí, ni ordenadores, ni archivos. Hay demasiadas órdenes de registro con esta dirección en ellas. No, denme un número donde pueda contactarles y haré los arreglos para que alguien haga el intercambio.

    —Seguramente sus teléfonos están intervenidos, - dijo Sacco casi olvidando su acento.

    —Quizá, pero no cuando se trata de hablar con mis abogados. No me pagarán a mí, contratarán a uno de ellos.

    —Y ellos acreditarán su cuenta, - dijo Chloe. Movimiento inteligente.

    —Mis cuentas con mis abogados son complicadas, se lo aseguro. Pero encontrará sus honorarios más que dignos. ¿Les parece bien?

    Chloe miró a Sacco como si le pidiera que confirmara el trato. Él hizo.

    Los tres intercambiaron bromas, el ánimo fue mucho más agradable ahora que se había llegado a un acuerdo de mutuo beneficio. Chloe miró el teléfono inalámbrico en la pared de la cocina y suspiró con alivio mientras se dejaba llevar hasta la puerta sin tener que hacer ningún pedido inusual para usar el baño o tomar un trago de agua o, Dios no lo quiera, hacer una llamada porque la batería de su celular estaba agotada. Afortunadamente, la casa Clover era como el 82% de las casas estadounidenses cuando se trataba de elegir juegos de mano para el hogar. Ella y Sacco se marcharon en el Mercedes, sin siquiera mirar hacia la furgoneta blanca de fontanero estacionada a una calle de distancia con Paul y Abeja en ella.

Capítulo 23: Paul

    Paul agradeció que Clover se mostrara lo bastante paranoico pero no lo bastante inteligente. Al parecer, había dejado de usar su teléfono móvil, ya que tal vez había descubierto que había sido pirateado o le había advirtió que no lo usara la misma persona que le había dicho que dejara de conectarse. Luego estaba usando su teléfono fijo, sabiendo que el gobierno no podía espiar legalmente sus conversaciones con su abogado. Por supuesto, esta era la nueva era dorada de las escuchas telefónicas ilegales, por lo que Paul no tenía muy claro por qué estaba tan seguro de su seguridad, quizá lo único que le preocupaba era qué podían usar en el juicio.

    Su "teléfono fijo" estaba conectado a la estación base de su teléfono inalámbrico. A partir de ahí se transmitía por el aire, y aunque el teléfono probablemente tenía una bonita pegatina que decía estar en el espectro de 5.8 Ghz (que era difícil de escanear sin equipo especial), la señal de la estación base seguía en el rango de los 900 MHz (que Abeja, su escáner y su gran antena podían escanear con relativa facilidad). Esperó los tres minutos después de que Chloe y Sacco se fueran para hacer la llamada.

    Abeja podía averiguar el número que estaba marcando a partir del sonido de los tonos que volaban desde la marcación rápida. Paul se apretó los auriculares cerca de los oídos y se esforzó por escuchar cada matiz de la señal cargada de estática.

    —Marsh, Dutton y Hermann, ¿cómo puedo dirigir su llamada?, - Dijo una voz joven y profesional.

    —Es Ken Clover quien llama.

    La recepcionista (o quien fuese) hizo una pausa durante un momento antes de responder. —Un momento, Sr. Clover, - y lo puso en espera.

    Paul escuchó a Vivaldi durante más de un minuto, preguntándose si tal vez este retraso estaba diseñado para agotar el tiempo necesario para que los federales lo escucharan. Sin embargo, Paul sospechaba que había visto demasiadas películas. Tendría que investigar eso. De todos modos, resultaba interesante que la recepcionista supiera con quién quería hablar Clover sin que él lo dijera.

    —Ken, ¿cómo estás?, - Dijo una mujer de repente al oído de Paul. Parecía mayor, con un tono amigable en au voz, casi maternal.

    —Estoy bien, Emily, estoy bien.

    —No sabía que teníamos una conferencia telefónica programada.

    —No la tenemos, y lamento haber llamado sin una cita, pero ha habido un avance. Creo que podría tener una referencia para ti.

    —No aceptamos nuevos clientes en este momento, Ken, lo siento mucho. Puedo darte algunos nombres si quieres.

    —No, no, lo sé. No es eso. Estas son personas que están relacionadas con mi caso. Intereses similares.

    —¿Por qué no vienes y me cuentas más sobre ellos? A ver, ¿qué tal el jueves a las 7 AM?

    —Allí estaré.

    —Maravilloso. Siempre es un placer, Ken.

    —Gracias Emily. De verdad que lo aprecio.

    Cuando Paul se quitó los auriculares, Abeja ya había sacado a Marsh, Dutton y Hermann en Google. La mayor sorpresa fue que el bufete de abogados no tenía un sitio web en absoluto. Se enumeraban en varios directorios y se mencionaban en otras páginas, pero tenían un nivel de exposición muy bajo. Lo único que Paul pudo saber de su exploración rápida fue que eran una firma de abogados con sede en Washington DC y oficinas en Georgetown. Ni siquiera había ningún indicador sobre en qué tipo de leyes se especializaban, aunque los pocos otros lugares donde surgió su nombre estaban relacionados con asuntos políticos en lugar de demandas judiciales. Con una corazonada, Paul comprobó una base de datos de grupos de presión registrados y encontró a los tres socios nombrados allí, aunque no había indicios de quiénes podrían ser sus clientes o incluso en qué tipo de problemas se especializaban. Él ya sabía que esta empresa no era la misma que defendía a Clover de todos los cargos presentados contra él, pues esta era una de las megaempresas nacionales con sede en Nueva York.

    Esto iba a requerir más investigación.

    Esperaron otra media hora para ver si Clover iba a hacer más llamadas, pero no las hizo, así que Paul se adelantó y volvió al punto de encuentro con Chloe y Sacco. Los cuatro hicieron el largo viaje de regreso a su base de operaciones en el área de DC.

    Esta vez fueron desafortunadamente, por Baltimore, donde Sacco los había alojado en un departamento vacío que normalmente usaban para vivir algunos de sus amigos, que ahora estaban en labores de ayuda en Ecuador.

    Era una especie de basurero en la forma en que a menudo lo eran los hippizados hogares grupales, pero era un basurero limpio, seguro e imposible de rastrear. Tenían vecinos con Wi-Fi que c1sman podía hackear, y eso era lo que necesitaban. Cualquier hotel que pudieran encontrar que fuera lo suficientemente tranquilo y seguro estaba en algún lugar del sistema de la información, y ​​no podían confiar en ninguna de sus líneas de crédito o identidades de nombres falsos ahora que la base de Key West había sido destruida.

    Incluso la camioneta y el viejo Corolla que estaban usando habían sido comprados con efectivo usando identificaciones falsas en Carolina del Sur e iban lo suficientemente paranoicos como para haber destruido esas identificaciones una vez que habían sacado los vehículos usados ​​del estacionamiento.

    Una vez que regresaron a la base de Baltimore, informaron sobre lo que habían descubierto y todos comenzaron a investigar a esta tal Emily Marsh de cualquier forma que se les ocurrió. Chloe incluso salió y compró un nuevo teléfono desechable, condujo a DC y fingió ser una reportera que hacía un reportaje sobre los cabilderos y que quería entrevistarla, pero nunca pasó del mantra de la recepcionista, "la Sra. Marsh no hace entrevistas".

    No, al parecer, ni siquiera con un profundo historial. Sacco sugirió llamar a sus contactos activistas del área de DC, pero esas eran las mismas personas que estaban bajo una fuerte investigación, probablemente gracias a Marsh, por lo que decidieron que cualquier contacto con ellos era un riesgo demasiado grande. Eso llevó a la búsqueda online pura y dura, pero ni eso reveló gran cosa que pudieran utilizar. Esa noche se reunieron alrededor de la mesa de madera de tercera mano de la casa para evaluar a su enemigo recién descubierto.

    —Emily Marsh, 54 años, cabildera y abogada, - dijo Paul desde un extremo de la mesa. —¿Cuál es el tema aquí?

    —El tema es, - dijo Sacco. —Que no tenemos idea de cuál es el tema. Es cabildera registrada, pero sus únicos clientes registrados son otros cabilderos. No hay vínculos directos con ningún grupo corporativo o de políticas, pero hay mucho dinero proveniente de prácticamente todas las empresas en K Street. Incluyendo, por supuesto, nuestro amigo Kenny Clover. También son un bufete de abogados, pero no pudimos encontrar ningún registro de que hayan representado a nadie en ningún caso legal, ni ningún archivo de registros públicos que podamos desenterrar. En esencia, la tipa conoce a muchísimas personas poderosas y le pagan buen dinero, pero no tiene ningún puesto firme o historial sobre servir intereses particulares a la vista. Revisar todos los formularios que presentan para informar sobre sus actividades de cabildeo es una densa mierda, y no estoy seguro de haberlo leído bien. Pero mi opinión general es que se hay una mano burocrática que opera ocultando lo que es realmente.

    Paul asintió y se volvió hacia Abeja.—Sí, vale. Pues he revisado los registros públicos y demás sobre ella. Ya sabes, finanzas y tal. Es copropietaria junto a su esposo de una casa en Georgetown por valor de más de un millón de dólares, aunque han vivido allí durante 14 años, por lo que creo que la tasación es baja. Tiene un gran crédito como te puedes imaginar. Su marido no parece tener mucho que ver, que yo sepa. No tiene registros de trabajo desde siempre, pero el tipo también era abogado. Ya no es miembro de la barra. Dos hijos. Milo, que tiene 24 años y asiste en Columbia a una escuela de posgrado en filosofía y Melinda que tiene 19 años y está en UCLA en su primer año. Tienen tres coches, todos ellos Mercedes de diferentes modelos. No hay nada criminal en ellos, ni siquiera multas de estacionamiento. No se han presentado demandas contra ellos. Parecen una familia blanca y rica y fin de la historia.

    Abeja miró a c1sman, que estaba jugando con algo en su ordenador portátil. Ella le empujó con el codo. —Sí, lo sé, espera. Tuve una idea mientras estabas... maldita sea, no importa. - Él levantó la vista.—Bien, bueno, no hay mucho que decir en realidad. No hay página web corporativa ni nada de eso. Me llevó una eternidad incluso encontrar una dirección de correo electrónico. El servidor de correo es más que seguro por lo que puedo intentar hurgar un poco. Podría meter más, pero creo que sería inútil. Si deseo leer su correo electrónico, tendría que conseguir que abriera un troyano o algo así, e incluso su sistema podría detectarlo antes de que lleguase hasta ella. Y eso es todo. No hay ninguna conexión a Internet en casa, que yo sepa. Tal vez utilizan algún servicio inalámbrico celular o algo así, pero nada que pueda encontrar en la casa. Sin embargo, tengo los correos electrónicos de sus dos hijos. Eran fáciles. Se los di a Chloe.

    Chloe asintió,—Los he revisado. No hay mucho ahí. Nada en absoluto sobre Emily Marsh. Ninguno de los dos envía correos electrónicos a sus padres ni habla mucho de ellos con sus amigos. Milo es pretencioso y bien leído y le gusta de verdad el porno latino. Melinda pasa mucho tiempo en Facebook y tiene la mala costumbre de descargar música, pero de nuevo, nada fuera de lo común. Ambos tienen muchos amigos, pero ninguno tiene a alguien significativo. Ninguno de los dos parece haber vuelto a casa desde Navidad. Mi intento de llamar a su madre en la oficina no me llevó a ninguna parte. Sólo atienden con cita previa y sólo puedes hacer una cita si tienes una recomendación personal de otro cliente o si la Sra. Marsh te ha invitado a hacerlo personalmente. Dutton y Hermann, que también tienen el nombre de la firma, están jubilados. Marsh se unió a la firma en 1982 y se hizo socia en 1991. Los otros se retiraron en el 2000. Tengo la impresión de leer entre líneas en alguna de las minúsculas coberturas que ella podría haberlos obligado a abandonar. Bueno, esos dos están fuera pescando o como se diga. Luego ella es la única en la empresa, aparte de los asociados y ayudantes y similar. Hay un total de quince personas trabajando allí.

    —Entonces, ¿qué pensamos?, - Preguntó Paul a la mesa. —¿Seguimos a Clover a la reunión y nos aseguramos de que acabamos de pasar todo este tiempo investigando a la persona adecuada?. Supongo que existe una posibilidad externa de que ella sólo sea una intermediaria entre él y otra persona, pero lo dudo.

    —Creo que eso es cierto, - dijo Chloe. —Lo seguimos y usamos una cámara o a alguien esperando cerca de su oficina para confirmalo, que está a solo cinco bloques de su casa, por cierto. Pero luego, qué. No tiene debilidades que podamos ver y estoy segura de que tiene amigos poderosos.

    Paul dejó escapar un suspiro y lo pensó por un momento. Marsh no era, por lo que podían ver, un criminal de ningún tipo. Eso no le importaba lo más mínimo: era responsable del asalto a su casa de Key West y del arresto de Sandee, o al menos estaba convencido de que así era. Teóricamente, entonces, la mujer podría tener la clave para liberar a Sandee. Pero sin vicios obvios, sin teléfonos y con ordenadores seguros, y recursos desconocidos (pero probablemente vastos) a su disposición, no había forma obvia de obtener influencia sobre ella.

    —Sí, no tengo nada, - dijo al fin. —Vamos a seguirla y veamos adónde van las cosas a partir de ahí. Tal vez se presente alguna debilidad obvia. O joder, incluso una no obvia.

    Comenzaron a planificar la vigilancia y lo tuvieron todo listo bien temprano el día de la reunión de Clover. Tenían que hacerlo, ya que estaban operando desde Baltimore y tenían que ponerse en marcha antes de las 4:00 a. m. para asegurarse de superar el tráfico del área de DC y tener sus equipos instalados en ambos extremos. Esta vez, Paul y Sacco se llevaron la camioneta, mientras que Chloe y Abeja instalaron cámaras frente a la casa y la oficina de Marsh en la ciudad. No hubo sorpresas por parte de Clover, y no parecía que hubiese notado que lo estaban persiguiendo. Una vez que Clover estacionó en Georgetown, aprovecharon la oportunidad de que su automóvil estaba en la calle para colocar un dispositivo GPS en él.

    Clover entró, tuvo su reunión y salió a la calle para comer algo en un restaurante cercano. Dos horas más tarde, lo siguieron a su casa nuevamente, luego se abrieron paso a través del tráfico para encontrarse esa noche en la casa de Baltimore.

    —Bueno, - dijo Chloe. —Todo salió según lo planeado, pero hay algunas cabos sueltos. Marsh va andando al trabajo, lo que era de esperar, pero no está sola. Pasea a su perro por la mañana y luego hace que su asistente o criada o ama de llaves se lo lleven a su casa. Al principio no los pillé, pero Abeja los vio cuando regresó a casa para almorzar. Tiene al menos dos guardaespaldas que están haciendo un buen trabajo manteniendo la discreción y la distancia. Los reemplazó otro par durante la noche cuando ella llegó a casa. Apuesto que hay tres turnos en total, protección las 24 horas. Eso es caro, así que apuesto a que no es algo normal para ella, sino más bien una nueva precaución que le hemos provocado. Eso significa que no están aburridos de la rutina ni acostumbrados a ningún problema. Están buscando jodidos problemas. Retiramos las cámaras en lugar de dejarlas toda la noche como habíamos planeado porque temía que las encontraran. Eso nos lleva a pensar que entrar físicamente en la casa o en la oficina sea mucho más grano en el culo.

    —Las cosas empeoran cada vez más, - dijo Paul, su frustración se deslizó lentamente hacia una especie de fatalismo que no hacía ningún bien a nadie.

    —Tal vez sea mejor que olvidemos todo esto sin más, - dijo c1sman. —Quiero decir, escucha, como todos vosotros, he estado siguiendo el blog de Sandee, pero he leído los cargos. En realidad no tienen pruebas y está bajo fianza de arresto domiciliario. Tal vez todo eso se derrumbará si le damos tiempo.

    —Venga ya, hombre, - dijo Sacco, —Tú eres más listo. Ambos conocemos a los hackers que los federales mantuvieron bajo custodia durante años sin cargos reales. Es lo que hacen los jodidos federales. Sinceramente, me sorprende que Sandee no esté encerrada en algún lugar.

    —Tenemos un buen abogado allí, - dijo Chloe. —Pero Sandee se quedará sin dinero para pagarle pronto, y está bajo tanto escrutinio que no sé cómo conseguirle más.

    —Mi conjetura, - dijo Paul, —es que la única razón por la que está fuera es para tendernos una trampa. Esperan atraernos a que hagamos contacto o cometer algún otro error. Pero en realidad creo que c1sman quizá tenga razón. - Chloe lo miró con curiosidad. Paul continuó —No se trata de rendirse exactamente, sino de renunciar a Marsh. Al menos directamente.

    Ella asintió. —Estás pensando en Clover. Tenemos mucha influencia sobre él.

    Paul sonrió. —Oye, funcionó una vez, no veo por qué no va volver a funcionar. Quiero decir, lo primero antes que nada es que tenemos que encontrar una manera de descubrir todo lo que Marsh sabe realemente sobre nosotros y qué tipo de hilos está moviemdo. Necesitamos saber a qué nos enfrentamos.

    Y si ella y Clover están juntos, cosa que obviamente están haciendo, él debe de tener algún tipo de relación con ella. Nos podemos colar por la puerta de esa manera.

    —Entiendo lo que dices, - dijo Chloe, —pero no estoy segura de querer probar mis alias y los de Sacco contra su seguridad. - Engañar al solitario Ken Clover era una cosa. Esta mujer es algo completamente diferente.

    —Estoy de acuerdo. Por nuestra cuenta sería difícil. Pero ella debe de confiar en Kenny, al menos hasta cierto nivel. Es su cliente de confianza. Así que sólo tenemos que engañarlo para que la engañe por nosotros. Llévadnos a la puerta y mostrarnos sus cartas. No es una solución, lo sé, pero es un paso adelante.

    —¿Y tienes un plan sobre cómo hacer eso?

    Paul miró a c1sman. —Tengo el comienzo de uno. Primero tenemos que conseguirle un traje a c1sman.

Capítulo 24: c1sman

    El cuello de la camisa le estaba demasiado apretado, pero era culpa suya por negarse a probársela antes de comprarla. Pensó que tenía un cuello de 37 centímetros, pero al parecer era más de 40. Tal vez había engordado desde que se unió a la Tripulación. Su consumo de calorías ciertamente había aumentado, aunque solo fuera por el consumo adicional de bebidas energéticas. Y todo ese azúcar no podría ser bueno para él.

    Metió el dedo en la camisa, tiró de de nuevo y encontró una solución perfecta. Podía deshacer el botón superior y aliviar la presión, pero mantener apretada la corbata y nadie se daría cuenta porque el botón desabrochado estaría detrás del nudo. Echó un vistazo para asegurarse de que Abeja no estaba mirando (ella estaba mirando por la ventana del autobús mientras pasaba Georgetown) y liberó su cuello pellizcado de agonía. Suspiró aliviado, pero luego comenzó a arrepentirse del cambio: ahora estaba libre de distracciones para mantener ocupado su cerebro y, por lo tanto, tenía que comenzar a preocuparse de todo lo demás.

    Su traje era azul y le quedaba bastante bien, pensaba él. No había tenido un traje desde la escuela secundaria. Chloe dijo que parecía "apropiadamente común", lo cual le hizo pensar que transmitía la idea de que él era un hombre que ni sabía ni le importaba mucho la moda. Al menos eso era cierto. No podía distinguir la diferencia entre un traje bueno y uno malo, excepto que los de colores extraños probablemente eran malos. El suyo era azul oscuro y pesado, casi como una armadura. Si apretaba los puños con las manos y flexionaba las muñecas, desaparecían entre las mangas de la chaqueta, lo que lo hacía parecer una especie de robot. Abeja le dijo que dejara de hacer eso.

    Abeja también llevaba un traje, y él pensó que ella estaba aún mejor. Era gris con rayas y tenía una blusa de seda amarilla debajo. Parecía incluso menos cómoda en la suya que él y seguía inquieta y tirando de la tela. Desafortunadamente para ella, no había botones que pudiera deshacer para aliviar la presión que sentía, excepto los que la harían indecente. Pensó brevemente en desabrocharlos él mismo más tarde y se preguntó si eso estaría bien. Cuando estaban solos, no podía saber ya qué y cuándo era correcto, especialmente después de Key West.

    —¿Tu traje tampoco te queda bien?, - le preguntó él.

    Ella apartó la mirada de la ventana y le sonrió. —No, no es eso. Es que desearía llevar un micro encima. Y una pistola eléctrica. Y una cámara oculta. Sólo voy con este estúpido teléfono y un ordenador portátil limpio.

    —¿De verdad? ¿Por qué?

    Chris se sintió aliviado cuando Paul y Chloe dijeron que no iban a llevar ninguno de los dispositivos espía porque no querían arriesgarse a ningún tipo de exposición, por lo que no habría dispositivos de escucha ocultos en sus personas para que los demás pudiesen escuchar desde fuera.

    —Creo que es bueno que no me escuchen haciendo el idiota, dijo tratando de hacer que la verdad pareciese una broma.

    —En primer lugar, no vamos a hacer el idiota. En segundo lugar, si estuviésemos haciendo el idiota y nos escucharan, podrían decir algo para ayudar. Pero ahora no pueden, así que todo depende de nosotros.

    Chris solo asintió y miró por la ventana más allá de Abeja.

    Todo dependía de ellos.

    Eso era lo que realmente odiaba. Pero Paul no podía hacerlo por razones obvias. Chloe y Sacco ya estaban haciendo su parte. Sandee estaba... no estaba. Eso los dejaba a él y a Abeja, las dos personas menos hábiles en lo que sea que fuese aquello. Intrusión. Ingeniería social. Embuste.

    Recorrieron el resto del camino en silencio, bajando en el centro de Georgetown y caminando las cuatro manzanas hasta la oficina de Marsh. Estaba en un edificio de aspecto antiguo situado entre otros dos edificios antiguos, casi idénticos, de ladrillo y hierro forjado. Nunca había estado en una oficina como esta. Era como la casa de alguien o algo así. Comprobó dos veces el papel con la dirección, pero era el lugar correcto. Cuando había oído "oficina" se había imaginado vidrio, aluminio, cubículos y luces fluorescentes brillando en las abarrotadas salas de conferencias. El interior de aquel lugar era tranquilo, una gruesa alfombra y paredes con paneles de madera y un guapo chico con traje detrás de la recepción.

    Dieron sus nombres falsos. Él era John Cooper y esperó en el sofá de cuero durante cinco minutos antes de ser llevado a una sala de reuniones. Más madera pesada y gruesa alfombra, sillas de cuero con ruedas y amortiguadas.

    Al menos había algo que reconoció: una gran pantalla en una pared y un proyector HD colgando del techo. Había un concentrador de puerto USB en el centro de la mesa. La recepcionista le dijo que se adelantara para organizar su presentación y que los demás llegarían pronto.

    Chris no pudo evitarlo. Mientras conectaba su ordenador portátil, decidió echar un vistazo a la red. No había ninguna conexión inalámbrica. El concentrador USB solo estaba conectado al proyector, nada más. Nada que fisgonear para él. Trató de lograr que su portátil limpio funcionase con el proyector y sacó sus diapositivas de power point. Ni él ni Abeja dijeron nada hasta que ellos entraron.

    Emily Marsh parecía un hombre. No, ese era su cerebro adelantándose a él nuevamente. Esta no era Emily Marsh, era otra persona. Era un chico más joven, tal vez de la edad de Chris. No llevaba traje, solo una camisa abotonada y pantalones negros. Tenía el pelo rojo largo y rizado recogido en una coleta y llevaba gafas redondas.

    —Hola, - dijo dirigiéndose directamente a Chris con la mano extendida y una sonrisa en su rostro, —Soy Roger Fitzpatrick.

    —Oh, mierda, - se escapó de sus labios antes de que Chris pudiera detenerlos. —Uau, hey, encantado de conocerte. He leído tus cosas. Soy John Cooper.

    —Encantado de conocerte, John, - dijo Roger. Chris lo conocía, por supuesto.

    Bueno, no personalmente. Pero había visto sus charlas en la Black Hat y la Def Con y había leído sus columnas y artículos. Era bastante famoso, al menos en los círculos hackers. Era conocido por su sinsentido, él lo veía así por su actitud y su especial cariño por perseguir las vacas sagradas de la comunidad hácker y las nociones preconcebidas de lo que estaba bien y lo que no. Su discurso en la Black Hat de hace dos años, "Por qué las reglas de Microsoft" fue increíblemente controvertido pero, una vez que ignorabas toda la política y las tonterías, fue bastante inteligente. La pregunta era, ¿por qué Roger Fitzpatrick estaba en esta habitación con él?

    —Soy Trisha Kim, - dijo Abeja. —Encantado de conocerte.Chris quedó un poco sorprendido de lo completamente diferente que sonaba Abeja, claramente alegre y emocionada, nada de lo cual había sido cierto en ella durante días.

    —Bueno, Emily me entregó esta reunión. Soy su consultor en este tipo de cosas.

    —¿Pensé que estabas con Keller, Wilson? - Preguntó Chris.Era una de esas grandes firmas de seguridad que hacía de todo, desde info de seguridad hasta guardaespaldas contratados y contratistas de inteligencia privados.

    —Me fui hace unos seis meses y establecí mi propio negocio como consultor privado, - dijo tomando asiento e indicando que hicieran lo mismo. —¿Emily me ha dicho que están vendiendo algún tipo de servicio de seguridad?

    Chris encubrió el súbito pánico al alejarse de Roger y ajustar innecesariamente su ordenador portátil. Su primer instinto fue que todo era un desastre. Habían pensado en darle a Marsh una presentación, que probablemente no era ningún tipo de persona con conocimientos en tecnología por lo que podían ver. Había estado preparado para hablar sobre ella con términos técnicos, para impresionarla con la aparente amplitud y profundidad de su conocimiento mientras Abeja traducía su charla tecnológica en conversaciones de ventas. Ese había sido el plan. Pero Roger vería cualquier mierda de inmediato. Roger conocía muy bien su mierda. Oh cristo.

    —Está bien, - susurró Abeja en su oído. —Haz la presentación como está escrita, saldrá bien. Créeme.

    —Podríamos ...

    —Confía en mí.Abeja se volvió hacia Roger y comenzó la presentación, sonando como cualquier persona de marketing que Chris había ignorado cuando estaba en el mundo corporativo. Comenzó a detallar las diapositivas a tiempo con sus palabras. Según la historia de Abeja, eran una especie de puesta en marcha, una red de cazadores de exploits y piratas informáticos que se conocieron mientras vendían exploits a Bountysploit por dinero en efectivo. Comenzaron a formar un equipo para maximizar los beneficios y descubrieron que podían ganar aún más dinero como equipo.

    No se presentaban como tales, y les gustaba referirse a sí mismos como La Posición Pos-Hoc. Originalmente porque entraron después de un nuevo lanzamiento de software y lo rastrearon desde el día cero y en busca de agujeros de seguridad, a menudo reclamando recompensas en cuestión de días, a veces incluso horas.

    —Ese es el transfondo, - dijo Abeja. —Pero en los últimos cuatro meses hemos creado una nueva alianza llamada Propter Hoc. - Señaló un símbolo con un logotipo genial de una especie de espía con sombrero negro que Paul había inventado.—Este es un nuevo servicio que estamos ofreciendo que se especializa en defensa de la red preventiva o agresiva. Lo que hemos aprendido en los últimos años es que muchas veces se pueden rastrear múltiples ataques en una red a una sola fuente. Mire lo que pasó en Estonia. Una sola fuente prácticamente eliminó la red de todo un país. ¿Cómo pudo ese ruso solitario y enojado hacer eso? Tenía un ejército de redes de bots del tamaño de la 101 División Aerotransportada. Pero hemos encontrado una manera de contraatacar. ¿Cómo? Hemos ido y reclutado a nuestro propio ejército. Dejaré que John lo explique.

    Chris respiró hondo y retiró el sudoroso puño izquierdo hacia su abrigo.

    —Gracias, Trisha. - Pasó a la siguiente diapositiva, un diagrama complicado que mostraba los enlaces entre docenas de sistemas y ordenadores. —Llamamos a nuestro ejército secreto de robots de batalla, Legión. Como la mayoría de los botnets, se ejecuta oculto en el fondo de miles de ordenadores en todo el mundo. A diferencia de la mayoría de ellos, tenemos permiso. Los bots vienen con entretenimiento para adultos, descargas de videos y algunas descargas de música, todas se venden con un descuento a cambio de permiso para instalar el cliente Legion en sus máquinas.

    —¿Y la gente está de acuerdo con esto a sabiendas?, - Preguntó Roger.

    —Lo hacen, - respondió Abeja. —Está en el EULA.

    Roger se rió de eso y asintió. Chris no estaba seguro de si era aprobación o desaprobación. —Está bien, lo capto. Dime cómo funciona.

    Chris se lanzó a su descripción con considerable detalle, tal vez incluso más detalles de los que hubiera usado con alguien diferente de Roger.

    Pero Roger podría entender de verdad lo que estaba describiendo, aun cuando no existiera en realidad. Era una idea con la que Chris había estado jugando durante varios años, no sólo la defensa agresiva, sino también la idea de botnets opcionales. Había una serie de elementos informáticos distribuidos opcionales, como un SETI en casa y el desarrollo en el hogar para estudiar el plegamiento de proteínas utilizando el exceso de potencia del procesador de la PS3. Esta era la misma idea. Por supuesto, tener el ejército sólo no era suficiente. También tenías que saber qué hacer con él.

    Le explicó a Roger que habían desarrollado un sistema para tomar huellas digitales y rastrear botnets que usaban una combinación de bases de datos masivas que habían compilado de bots conocidos y algún código patentado que les permitiría usar su ejército de bots para contraatacar contra bots enemigos y, en muchos casos, rastrearlos hasta su punto de origen.

    La Legión también podría servir para muchos otros usos, incluida la informática distribuida y, si era necesario, lanzar ataques DDOS de forma anónima en nombre de sus clientes. Y Legion era sólo una de las herramientas en el arsenal de Propter Hoc. También tenían paquetes de software personalizados diseñados para identificar, rastrear y confiscar en secreto los PCs de cualquier persona pillada husmeando en una red protegida de una manera sospechosa. ¡Ah!, y tenían un equipo forense de crackeo que era especialmente hábil diseccionando malware y recuperando datos perdidos.

    La cara de Roger era ilegible. ¿Se había creído algo de esto? Chris comenzó a tener serias dudas cuando terminó su presentación y Roger comenzó a hacer preguntas técnicas. Montones y montones de preguntas. No estaba preparado para este tipo de escrutinio y pudo sentir lo que parecían lagos de humedad acumulados en la parte baja de la espalda y debajo de los brazos.

    Tal vez por eso los hombres de negocios usaban trajes: ocultaba la vergüenza de los demás. Respondió lo mejor que pudo. Sencillamente se imaginó cuál sería la respuesta si tuvieran recursos infinitos a su disposición y, a diferencia de la mayoría de las empresas, estuvieran realmente dispuestos a hacer lo inteligente en lugar de lo barato. La compañía que describió habría sido un lugar ideal para trabajar. Chris tuvo que recordarse a sí mismo que no era real. Luego comenzó a preocuparse de que tal vez lo había hecho sonar demasiado bien.

    Roger hizo la siguiente pregunta obvia.

    —¿Cómo pagáis todo esto? ¿Cuál es vuestro flujo de ingresos?

    Chris se congeló. ¿Se suponía que debía saber esto? Al parecer no. Abeja intervino de inmediato, contando historias de inversores silenciosos y clientes bien remunerados que querían mantener la descripción. Muchas propinas de carteles tecnológicos europeos y asiáticos. No podía imaginar que Roger estuviera satisfecho con nada de eso, pero si tenía dudas, las estaba guardando para sí mismo. Terminaron la reunión y Roger los acompañó hasta la puerta.

    Inescrutable hasta el final, dijo: —Muchas gracias por venir. Hay cosas realmente interesantes. Le daré a Emily mi informe y estoy seguro de que pronto escucharéis algo.

    Cogieron un taxi en cuanto volvieron a la calle principal y se dirigieron a la Union Station, donde podían subirse al metro y encontrarse con los demás. Chris se sentía sudoroso, exhausto y abatido.

    —¡Estuviste increíble!, - Dijo Abeja en cuanto estuvieron en el vagón y fuera de vista.

    Estaba más que sorprendido de oíirla decir eso, estaba atónito. No podía saber si le estaba tomando el pelo o no. —Solo balbuceé como un idiota, - dijo.

    —No, no. ¿Qué? No, ¿estás de broma? Fue asombroso. De verdad, impresionante. Obviamente, Roger también piensa lo mismo.

    —Eso no es lo que vi en absoluto.

    Ella negó con la cabeza. —No, c1s, estuviste genial. De verdad. No estoy inventando esto, ¿de acuerdo? Lo tenías comiendo de tu mano. Disfrutó de cada minuto, lo juro. ¡Lo conseguimos!

    —Ja, - dijo Chris sin querer discutir.

    ¿Quién sabía?, tal vez tuviese razón. Estaría bien. Y demonios, tal vez tuviese razón. Ese era el mayor problema, intelectualmente hablando, de ser parte de La Tripulación: nunca podría aceptar que los planes que se les ocurrían iban a funcionar. Cuando sabías la verdad, todo parecía muy obvio. Abeja no dejó de recordarle que lo importante era que nadie sabía la verdad, por eso funcionaba. Quizás tuviese razón. Lo verían al día siguiente, de vuelta a Baltimore, parecía que las cosas habían funcionado después de todo.

    Abeja había cantado sus alabanzas a los demás, y le felicitaron, le dieron palmadas en la espalda y le aseguraron que sabían que era bueno para el cara a cara. Tenía que admitir que todos esos elogios le hacían sentirse bastante bien. Y cuando recibieron la llamada a la tarde siguiente de que Marsh quería reunirse con los alter egos de Chloe y Sacco para hablar sobre el uso de Propter Hoc, se sintió increíble. Habían establecido la mayor procedencia posible para la compañía falsa, comprando una Compañía Internacional de Negocios con sede en Belice que había existido durante más de un año (solo a la espera de que alguien la comprara). Chris utilizó algunas de las identificaciones que tenía en diferentes foros y páginas de piratas informáticos para darle algo de crédito a la cosa y publicaron algunos testimonios. Había suficiente para que una investigación casual o incluso moderadamente exhaustiva encontrara evidencia real de que una falsa camarilla de hackers había entrado en el negocio de la seguridad. Sin embargo, Paul lo puso a trabajar casi de inmediato, inventando más actividad falsa y usando guiones que escribió para discusiones en el foro sobre la nueva compañía. No hubo tiempo para frenar y disfrutar del éxito. Ni tiempo para detenerse y pensar en lo que acaba de suceder. Tenían un plan y estaban comprometidos con él al 100%, lo cual a Chris le parecía bien, especialmente porque había hecho la parte difícil. El resto era solo pirateo, no era necesario hablar.

Capítulo 25: Chloe

    Ella y Sacco impersonaban de nuevo a Maria Lanier y Bernard Orozco, y no tuvieron tiempo para bromear o emocionarse por compartir la parte de atrás de la limusina con Ken Clover.

    Ken estaba inquieto en su asiento y no dejaba de mirar el bar, pero solo eran las 10:00 de la mañana; por lo que, al parecer, al menos le quedaba algo de dignidad y autocontrol. Chloe en realidad estaba un poco decepcionada. A ella no le habría importado la excusa para echarse un trago de whisky en ese momento. En cambio, fingió jugar con su Blackberry para no tener que hablar demasiado con el hombre. Sacco se escondía detrás del escudo de su enigmática persona de Euro-farfullo, sonriendo sólo con sabia indulgencia ante todo lo que Ken decía.

    En su mayoría, Ken quería hablar sobre lo jodido que se había vuelto su vida y lo ansioso que estaba por vengarse de los jodidos mamones que lo habían jodido. A Ken realmente le gustaba la palabra joder, y ahora que sentía que conocía a María y a Bernard, se sentía libre de usarla sin cesar. Le habían pagado $ 50.000 para que les presentara a Marsh, y Chloe esperaba que eso fuera todo. Pero él había insistido en escuchar lo que iban a decirle a la mujer y cómo les iba ayudar a pillar a su "enemigo mutuo". En cuanto escuchó la explicación de Chloe sobre el ficticio ejército de ataque de bots de c1sman, lo tenía vendido, fascinado con la visión de vengarse de los jodidos hackers que se lo jodieron todo. Había insistido en asistir a la presentación final con la misma Marsh ahora que su gurú de la tecnología había firmado. A Chloe no le gustó la idea, pero Paul había señalado que tenerlo en la habitación y de su lado podría contribuir en gran medida a aliviar cualquier sospecha que Marsh pudiera tener.

    Tal vez fuese así. Sin embargo, Chloe sabía una cosa con seguridad: iba a enviar a Ken a casa solo en la limusina. Ella y Sacco podían tomar un taxi.

    —Ahora el asunto es, - dijo Ken. —Emily es la vieja escuela, ¿vale? Tienen que ser totalmente amables y deferentes con ella. ¿Esos malditos amigos que tiene? Sí, sean educados. Llámenla siempre Sra. Marsh. No intenten hablar por ella. Dejen que haga las jodidas preguntas.

    —En otras palabras, - dijo Sacco en su Euro farfullo —Cortesía común.

    Ken lo miró y Chloe pensó que estaba tratando de decidir si Sacco se estaba burlando de él o no. —Solo respétenla, ¿de acuerdo? La mujer tiene poder serio en esta ciudad.

    Recorrieron el resto del camino en relativo silencio, con apenas unas pocas instancias del jactancioso Ken hablando sobre sus antiguas conexiones con políticos y estrellas de los medios de comunicación que surgían cada vez que pasaban por algún punto o bar de DC que le recordaba "aquel momento en que..."

    La limusina se detuvo justo delante de la puerta de la oficina de Marsh, y el conductor les abrió la puerta cuando salieron. El interior estaba exactamente como Abeja se lo había descrito, solo que no tuvieron que esperar en el área de recepción o realizar la reunión en la sala de conferencias. El chico de recepción los condujo directamente escaleras arriba hasta la oficina de Marsh, que daba a la calle de abajo.

    Emily Marsh en persona le pareció a Chloe vivaz y fuerte de una manera que sus imaginación nunca podría transmitir. Era una mujer pequeña, pero no frágil ni delicada. Su traje meticulosamente confeccionado y sus joyas sutiles pero caras representaban a la mujer poderosa y medios que Chloe había estado esperando, pero el brillo en sus ojos y la forma en que parecían lanzarse a través de Chloe y Sacco como un láser era otra cosa. Chloe se sentía como una boxeadora con el campeón de peso pesado al otro lado del ring, con todas las debilidades de su juego expuestas.

    Las dos se dieron la mano sonriendo. Resultó interesante que ella saludara primero a Chloe, no a Sacco o a Ken.

    —Emily Marsh, - dijo. —Gracias por venir.

    —Maria Lanier. Y este es mi socio, el señor Bernard Orozco.

    —Un placer conocerlos a ambos. ¿Y cómo estas Ken? Un placer como siempre. Por favor tomen asiento. ¿Larry os ofreció algo de beber?

    Se acomodaron en las tres sillas de cuero dispuestas ante el escritorio de Marsh.

    Chloe sospechaba que generalmente solo había dos, y que la tercero provenía de un espacio vacío junto a una pared. Larry, el recepcionista, les trajo el café y comenzaron los negocios.

    —Bueno, - dijo Marsh inclinándose hacia adelante en su silla y mirando a cada uno de ellos por turnos. —¿Qué tienen para mí?

    —Bueno, eso depende -, dijo Chloe, —de lo que piensa usted de la presentación de Propter Hoc. Quedamos muy impresionados con lo que tenían para ofrecer. ¿Qué piensa?

    —Según mi experto, parecen interesantes. Debe de entender que no estoy muy al tanto de la tecnología, pero deduzco de su informe que esta gente de Propter Hoc bien podría ser capaz de cumplir sus promesas.

    —Esa fue nuestra evaluación también, - dijo Sacco. —Vienen altamente recomendados por algunos de nuestros asociados en Alemania.

    Marsh asintió con la cabeza. —Todos parecemos estar de acuerdo en eso entonces. El siguiente punto en la agenda es, ¿para qué proponen contratarlos?

    —Bueno, para empezar, nos gustaría ir tras las personas responsables de las, um, dificultades que mis asociados tuvieron recientemente en Florida, - dijo Chloe.

    —Que son las mismas personas que me fastidiaron, - dijo Ken. —O están relacionados con ellas.

    —¿Y cómo sabemos que los dos grupos están relacionados?, - Preguntó Marsh. —Sé que las fuerzas del orden asaltaron recientemente un escondite de algún tipo en Key West y mantienen a uno de los miembros del grupo bajo arresto domiciliario. Esas son las personas responsables de sus problemas, Ken. No sé de ninguna conexión entre ellos y los problemas que de los asociados del Sr. Orozco y la Sra. Lanier pueden haber estado teniendo. Problemas que están, debo disculparme aquí, fuera de mis intereses.

    —Creemos que hay conexiones, - dijo Chloe. —Y si solo tiene a una persona bajo custodia, seguramente hay otras aún en libertad. El daño causado a mis ... mis amigos fue el trabajo de docenas, tal vez cientos. Y el hecho de que sea cual sea el escondite que la policía allanó en el sur de la Florida debería indicarle, como a mí, que hay alguna conexión.

    —Quizá, quizá, - dijo Marsh. —Ciertamente es curioso. Pero nada de esto responde a por qué debería importarme.

    Chloe miró a Ken, asintiendo con la cabeza para que él expusiera el caso.

    Este recibió la señal.—Es así, Sra. Marsh. Necesito limpiar mi nombre. Necesito demostrar que me tendieron una trampa. Usted ya ha hecho un gran trabajo para mí en esto, un gran trabajo. Sin duda. Pero la cosa es que necesito hacer esto para terminar rápido. Todos los días estoy al margen, mi negocio sufre. Si no estoy autorizado, estoy fuera del negocio del cabildeo para siempre, garantizado. Y de nuevo, no me quejo de lo que ha hecho hasta ahora, es que si estas personas pueden ayudar a que las cosas avancen más rápido, bueno, eso es importante.

    —Entiendo tu argumento, Ken. Y después de todo, tú eres el cliente. Pero no estaría cumpliendo con mi deber si no te estuviera advertiendo contra este plan. Creo que podría terminar siendo más perjudicial para ti de lo que piensas.

    Ken comenzó a decir algo, pero Marsh habló sobre sus palabras. —Pero veo que has tomado una decisión. De acuerdo. Escuchemos la propuesta.

    —Para empezar, - dijo Sacco. —Debemos compartir información entre nuestros dos grupos. Sabemos cosas. Usted sabe cosas. Hasta que todos sepamos las mismas cosas, no podemos avanzar.

    Como Marsh no respondió de inmediato, Chloe intervino. —Si agrupamos nuestros datos y se los entregamos a los chicos de Post Hoc, pueden comenzar a investigar y, con suerte, encontrar algo nuevo. Y, por supuesto, usted y su gente pueden repasarlo todo y nosotros lo revisaremos por nuestra parte. Entre todos, deberíamos poder llegar a algo.

    —Tal vez no estoy al día con toda la tecnología en estos días, pero todavía no estoy segura de lo que esperan lograr.

    Chloe sintió que su frustración se mezclaba con el pánico y ambos crecían en su interior.

    Sacco trató de responder a su pregunta. —Dicen que dos cabezas son mejores que una, ¿no? Seguramente puede ver la ventaja de trabajar juntos.

    Marsh mostró una media sonrisa.—No estoy completamente segura de estar de acuerdo con usted en el tema de las cabezas. Pero lo que busco de usted es una especie de plan concreto. Piénselo desde mi punto de vista. Puedo o no tener información sobre las personas que les hicieron daño. Toda información que tenga, provino de fuentes privadas y / o agencias de aplicación de la ley que preferiría mantener en confidencia. Aquí está en juego mi reputación, y odio correr riesgos sin tener una idea clara de hacia dónde se dirigen.

    —Entregamos cualquier información que tengamos a la policía, - dijo Chloe.

    —No estoy completamente satisfecha de que cualquier información que obtengamos sea útil para la policía, ya que los métodos que emplea Post Hoc no son, desde mi punto de vista, claramente legales.

    —Ciertamente hay otras formas de utilizar esta información, - dijo Sacco. —Combatir el fuego con fuego, ¿no?

    —¿Se refiere a violar la ley para atacar a los infractores de la ley?

    —Eso e... - comenzó a decir Sacco, pero Chloe lo interrumpió al presentir una trampa. —Nada de eso, por supuesto que no, - dijo. —Confiamos en el estado legal de Post Hoc y, por supuesto, trabajaríamos estrictamente dentro de los límites de la ley.

    —Por supuesto. Porque sus asociados nunca violarían la ley.

    —No lo haríamos. ¿Está insinuando lo contrario?

    —Dejaré la clasificación de las insinuaciones para usted, - dijo Marsh. —Sin embargo, sería imposible para mí hacer negocios con delincuentes admitidos.

    —¿Y compartirá lo que tiene?, - Preguntó Chloe.

    —Sí, sí, veamos una pequeña muestra, por supuesto. - Marsh abrió un cajón del escritorio y colocó un archivo delante de ella. —Después de usted.

    Chloe abrió su maletín y sacó un archivo propio. Contenía una versión muy editada de todo lo que sabían sobre lo que Isaíah había hecho, además de que Paul había agregado algunas pistas falsas bastante atractivas. Según el contenido del archivo, Marsh comprendería la amplitud del daño que Isaíah había hecho a los esclavistas en el sur de Florida, desde pequeños robos y daños menores a la propiedad hasta malversación masiva y arrestos. Y, por supuesto, había una gran pieza que vinculaba a los responsables de los problemas de Clover con los que estaban detrás de los ataques contra los esclavistas: los cheques falsos de la cuenta de Clover que se extendieron entre los trabajadores inmigrantes en todo el estado. La Tripulación había debatido mucho sobre si poner esos datos en el archivo, pero aparte de la conexión firme con la Tripulación de Isaíah que su versión de la historia dejaba en claro, no era nada que Clover y Marsh ya no supieran

    —Creo que le resultará una lectura interesante, - dijo Chloe mientras le entregaba el archivo.

    Marsh tomó el archivo y le devolvió el mucho más delgado a Chloe.—Tengo más que esto, por supuesto, pero necesito un día para reunir todo lo que voy a compartir con ustedes. Mientras tanto, esto debería ayudarles a comenzar.

    Chloe abrió el sobre y sacó dos hojas de papel, una página de descripción de un "sospechoso" y la otra con una imagen granulada de Isaíah. Chloe deseó que sus ojos no se hubiesen abultado y mantuvo su respiración lenta y constante.

    —Deberías reconocerlo, - dijo Marsh.

    ¿A qué coño se refería con eso?

    —No lo reconozco, - dijo Chloe apartando la vista de la foto y mirando a Marsh a los ojos. —¿Quién es?

    —El hombre responsable de los ataques contra usted y sus amigos, - dijo. —Encuéntrelo y obtendrá su venganza.

    —¿Pero quién es? - Preguntó Chloe.

    —No lo sé todavía. Lo que sí sé está en ese archivo. Me tomaré un día para repasar lo que me ha dado aquí. Mientras tanto, ¿por qué no descubre lo que puede sobre ese hombre? Después, tal vez veamos si dos cabezas realmente son mejores que una.

    Chloe y Sacco dieron las gracias y Larry les condujo a la salida. Ella escuchó a un excitado Ken Clover parlotear sobre su venganza hasta que la limusina se detuvo frente a ellos y Chloe prácticamente lo empujó dentro y evitó por poco pillarle los dedos al dar un portazo. Después ella y Sacco comenzaron a buscar un taxi. Sacco empezó a decir algo, pero Chloe simplemente siguió adelante, obligándolo a correr casi para seguir el ritmo. Tomó el segundo taxi que se presentó y no le dijo una palabra a Sacco hasta que estuvieron en el metro en dirección a Maryland.

    —¿Y ahora qué coño hacemos?, - Preguntó ella por fin.

    Sacco no tenía ninguna respuesta.

Capítulo 26: Paul

    —No es tan malo, - dijo Paul.

    —Isaíah se va a volver loco, - dijo Sacco.

    —No si no se lo decimos, - dijo Chloe.

    —¿Cómo no vamos a decírselo? Es nuestro aliado, nuestro compañero. ¡No podemos joderle así!

    —No digo que le jodamos, solo digo que no hemos decidido decírselo.

    —¿No es eso lo mismo? Quiero decir, ella tiene su maldita foto. Si no se lo decimos, de hecho le estamos jodiendo, ¿sí o no?

    —No es tan jodidamente simple, ¿verdad?

    Paul no estaba seguro de en qué lado estaba o si Chloe y Sacco estaban en lados opuestos o solo se gritaban porque todos estaban asustados. —Está bien, está bien, hablemos de esto con cierta lógica aquí, ¿de acuerdo? - Miró alrededor de la lúgubre habitación en Baltimore.

    Había una bombilla desnuda colgando del techo y el brillo de tres monitores portátiles. C1sman bajó la cabeza y consultó una de las pantallas.

    Abeja estaba a su lado mirando al suelo. Chloe y Sacco pasearon uno al lado del otro en el centro de la habitación mientras Paul se apoyaba en pared desconchada. Si la tensión se espesaba, todos se asfixiarían.

    —Aquí hay una situación jodida, pero tenemos que solucionarlo. Necesitamos hacer algo.

    —¿Qué sugieres? - Preguntó Sacco. —Déjame adivinar, estás con ella, ¿verdad?

    —No puede estar conmigo, - espetó Chloe. —Ni siquiera he decidido dónde estoy todavía.

    —Todavía no hay nadie en ninguna parte, - dijo Paul haciendo todo lo posible para irradiar una calma que no sentía. —Hablemos de ello.

    Nadie hizo ninguna objeción, por lo que continuó.

    —Bueno, sabemos que tiene una foto de Isaíah, pero no hay nombre en ella. Al menos no uno que Marsh haya compartido con nosotros. Ahora bien, por la calidad y el ángulo de la imagen, parece que fue tomada por algún tipo de cámara de seguridad o tal vez una cámara oculta. No es de alta calidad, no hay buena iluminación. Eso significa que probablemente se pueda ubicar en un momento y lugar exactos, y ese momento y lugar es probable que tenga alguna conexión con sus operaciones en Florida, de lo contrario, a Marsh probablemente no le importaría. Pero esa foto sola no la llevará a ninguna parte cerca de Isaíah. Él está en Nueva York, no en Miami. Él no tiene antecedentes penales, que nosotros sepamos, y aunque Marsh sin duda tiene mejores conexiones en ese área que nosotros, si hubiese encontrado algo así, creo que nos lo habría dicho. En cambio, sólo nos da una foto que dice que la conecta con los ataques a los esclavistas. Así que, por ahora, Isaíah está bastante a salvo. Más a salvo que yo, por ejemplo.

    —Y luego está Sandee. Está bajo arresto domiciliario en Key West. Y eso apesta. Y creo que es bastante probable que Marsh pueda tirar de algunos hilos y liberarlo. La pregunta es, ¿cómo podemos convencerla de que haga eso? No va a hacerlo por la bondad de su corazón, va a querer algo a cambio. Y en este momento, lo único que sabemos es que quiere información sobre Isaíah.

    —Pues deberíamos dársela, - dijo Abeja. Paul la miró sorprendido. No había hablado en media hora. —Dile todo lo que sabemos sobre Isaíah para que deje ir a Sandee.

    —¿Tú vas drogada o qué? - Preguntó Sacco. —No podemos entregarle a Isaíah. Lo hará pedazos a él y a su Tripulación. Sin él no habríamos logrado nada de esto, ¿verdad? Yo no voy a traicionarle.

    —¿Pero si vas a traicionar a Sandee?, - Preguntó Abeja.

    —Encontraremos alguna otra forma de sacar a Sandee.

    —Estás demasiado avergonzado porque te acostaste con él y ahora crees que eres gay.

    Sacco abrió la boca pero no salieron palabras. Tragó y trató de nuevo. —Eso no es. No es verdad.

    —¡Vi el video de los cuatro follando!

    —¡Quiero decir que no es por eso que no quiero rescatarlo! Quiero rescatarlo. Pero no quiero fastidiar a Isaíah. Eso no está bien.

    —La Tripulación es lo primero, - dijo Abeja. —Sandee me importa un mundo e Isaíah puede irse al infierno. Él no forma parte de nosotros. Nos utilizó. Tú no estabas allí cuando lo conocimos. No sabes cómo es. No se preocupa de nosotros y ni de coña vamos a preocupemos por él. Especialmente no más de lo que nos importa Sandee.

    —No soy un traidor, - insistió Sacco.

    —¡Estás traicionando a Sandee!

    —¡Que no le traiciono, joder! ¡Tiene que haber otra forma de hacer ambas cosas!

    Paul les estaba dejando resolverlo. Había percibido la creciente tensión entre ellos y esperaba que si soltaban un poco los humos, les ayudaría. Pero Chloe al parecer había tenido suficiente.

    —Parad, los dos, - dijo Chloe.—Escucha, Sacco, creo que Abeja tiene razón. Necesitamos enfocarnos en Sandee. Está en peligro real. Lo tiene la policía, ¿vale? Y tenemos que hacer algo al respecto.

    Sacco comenzó a decir algo, pero Chloe no lo dejó.

    —Escúchame. Isaíah está libre, está bien conectado y tiene muchos recursos. Sandee sólo nos tiene a nosotros. Isaíah ya está en una posición de defensa súper paranoica, y probablemente ya esté buscando personas como Marsh. No es que lo vayan a tomar por sorpresa. Y espera, hay una cosa más. No podríamos entregar a Isaíah aunque quisiéramos. ¿Sabes dónde vive? Yo no. Ni siquiera sé su nombre real, pero te apuesto un millón de dólares que ese nombre no es Isaíah. Yo digo que le demos lo que tenemos, que no es mucho. Tal vez obtengamos algunos bits adicionales para completar el archivo. Le contamos a Marsh algunas cosas que no conoce y, a cambio, ella mueve algunos hilos por Sandee.

    Sacco no parecía contento con la opinión de Chloe, pero no tenía ninguna réplica inmediata. C1sman sin embargo, la tenía. —¿Por qué Marsh iba a mover los hilos por Sandee?, - Preguntó.

    —Para conseguir a Isaíah, - dijo Abeja.

    —No, sí, eso lo entiendo, - dijo c1sman. —Lo que quise decir es, ¿por qué nosotros como, ya sabes, representantes de los esclavistas, por qué pediríamos que liberen a Sandee? ¿Por qué nos importaría?

    Ahora tanto Sacco como Chloe parecieron abatidos. —Ese es un buen argumento, c1s, - dijo Paul. —Tendremos que pensar en algo. Pensaré en algo si eso es lo que decidimos hacer. Pero primero decidamos qué vamos a hacer con seguridad. Creo que Chloe hace algunos buenos argumentos, pero no estoy seguro de que sean suficienten. Creo que para tener suficiente influencia sobre ella para liberar a Sandee, vamos a tener que darle información que parezca reciente y lo suficientemente útil como para que encuentre a Isaíah.

    —¿Y estás dispuesto a hacer eso?, - Preguntó Sacco.

    —Si esa es la forma en que sale la votación. Si eso es lo que decidimos hacer. La pregunta es, ¿estás tú dispuesto?

    Sacco miró a cada uno de ellos y suspiró.—Sí. ¿Qué otra cosa voy a hacer?

    —Muy bien, - dijo Paul. —Vamos a votar.

* * *

    Era un acto de equilibrio cuidadoso eso de tratar de parecer que estabas buscando a alguien con todo tu esfuerzo, al mismo tiempo que esperabas no encontrarlo. Pero Paul sabía que Marsh definitivamente iba a ser una persona del tipo "muestra tu trabajo". Ella querría saber todo lo que habían hecho para encontrar a Isaíah y desearía ver algunos resultados reales. Al mismo tiempo, necesitaban construir cierta credibilidad para Post Hoc, por lo que Paul y Chloe idearon un plan que pareciera algo que Post Hoc habría ideado por su cuenta.

    Decidieron crear un tarro de miel.

    El tarro de miel era una trampa destinada a atraer a un objetivo y atraparlo. Los tarros diseñados para capturar piratas informáticos generalmente eran páginas web que parecían fáciles de hackear y que parecían contener datos interesantes o deseables. Los piratas informáticos irrumpirían en ellas sin darse cuenta de que habría una gran cantidad de procesos ocultos en ejecución listos para atraparlos y, con suerte, pillarlos en el acto. En su caso, crearon una página web creada por Post Hoc que se inspiró en gran medida en el tipo de Internet más buscado de Estados Unidos. La web presentaba descripciones de hackers buscados y luego ofrecía recompensas de decenas de miles de dólares por información que condujera a su captura. Los piratas informáticos podrían informar de los clientes potenciales a través de la web de forma anónima y también recibir el pago de forma anónima, tal como funcionaba un equipo como BountySploit.

    Por supuesto, el objetivo principal era el mismo Isaíah. Paul había debatido larga y duramente con Sacco sobre si colocar o no la foto de Isaíah en la web. Extrañamente, había sido Sacco quien quería la foto y Paul quien había querido esperar. Sacco sintió que al colocar la imagen de inmediato, indirectamente advertiría a Isaíah sobre el peligro que coría. Paul estuvo de acuerdo con esa evaluación, pero estaba más preocupado por las formas de mostrar que la web no trabajaba para generar pistas sobre Isaíah a través del tiempo. Quería guardar la imagen para más tarde y pasarla como un descubrimiento hecho por uno de sus cazarrecompensas, junto con un anuncio de que habían pagado a dicho cazarrecompensas ficticio un premio por tan valiosa información. Esa era la clave, por supuesto, hacer que Isaíah pensara que el sitio tenía información valiosa sobre él, que a su vez él trataría de robar. Al final, la posición de Paul fue aprobada y Sacco pareció resignarse al plan tal como lo habían presentado.

    La descripción del pirata informático buscado que Paul presentó no incluía información personal sobre Isaíah al principio. Sin embargo, detallaba algunos de los crímenes de los que se le acusaba haber cometido, incluidos algunos de los que Paul y el resto de la Tripulación eran realmente responsables, como cobrar los cheques falsos. También incluía una lista de algunas de las redes, páginas web y cuentas bancarias que se creía que Isaíah había comprometido. Publicaron enlaces a la web en varios foros online de piratas informáticos, y Paul y c1sman pasaron algún tiempo hablando por IRC. Obtuvieron tráfico casi de inmediato, y un flujo constante de éxitos mostró que había un interés real dentro de la comunidad, pero era de esperar que no fuera demasiado. Paul no quería que muchos turistas vinieran de Digg o Slashdot solo para husmear, por lo que alentaron a las personas a mantener la web sólo para hackers.

    Al parecer, esto se debía a que no querían que los novatos enturbiaran las aguas con pistas falsas o ridículas, pero en realidad Paul quería mantener baja la cantidad de usuarios para que tuvieran menos datos que analizar cuando buscaran víctimas en su trampa.

    Trabajaron principalmente fuera de la casa de Baltimore, aunque Sacco y Chloe tomaron coches separados y se fueron a la guerra conduciendo por la ciudad y los suburbios en busca de redes inalámbricas abiertas que pudieran asumir para mayor ancho de banda. Construyeron un mapa bastante completo después de unos días, lo que permitió a c1sman trabajar fuera de una camioneta que se movía de un lugar a otro y a sobre puntos de acceso abiertos o mal protegidos. Aunque su web estaba alojada mediante un ISP alemán y estaba fuertemente protegidq, no querían que nadie (especialmente Isaíah o Marsh) rastrearan el tráfico hasta Baltimore. Después del tercer día, Paul comenzó a agregar nueva información sobre Isaíah, simulando supuestas pistas que los cazadores de recompensas estaban entregando. La verdad era que, en realidad, nadie les estaba dando pistas útiles. Pero eso no importaba. Todo lo que tenían que hacer era dar la impresión de que se estaban acercando a Isaíah. Luego, con suerte, se sentiría lo suficientemente curioso como para intentar piratearla y dejar algunas huellas de sus actividades que ellos pudiesen seguir..

    C1sman era quien pasaba la mayor cantidad de horas, sólo superado por Paul. Chloe continuó interactuando por correo electrónico con Marsh y Clover, enviándoles informes de progreso que se suponía que eran del equipo de Post Hoc. Decidieron no contarles nada sobre el tarro directamente, con la esperanza de que su personal de seguridad no intentara piratearlo para obtener más información sobre ellos. Había una buena posibilidad de que ella lo encontrara por su cuenta, pero no tenía sentido provocar problemas innecesariamente. El trabajo principal de C1sman era analizar detenidamente los datos de tráfico de todo lo que entraba y salía del tarro de miel. Tenía una serie de herramientas de análisis de tráfico configuradas, junto con varios scripts y cookies adjuntas a la web que se aferraban a cualquiera que lo visitara. La mayoría de los piratas informáticos estaban protegidos contra la mayoría de estos ganchos, pero incluso la forma en que los desactivaban le decía a c1sman algo sobre las habilidades de quienes la visitaban. Además, había otras piezas de malware más sofisticadas que c1sman había creado y que eran mucho más difíciles de detectar (sólo un puñado de los que visitaron la web lograron eliminarlos). La suposición era que si Isaíah visitaba el sitio con regularidad, se incluiría en este último conjunto de visitantes súper hábiles que prácticamente no dejaban rastro. Por lo tanto, rastrearlos se convirtió en la prioridad uno y quizá podrían, solo quizá, encontrar alguna pista sobre la ubicación de Isaíah.

    Fue en el quinto día cuando Paul colocó la foto de Isaíah, que las cosas comenzaron a encajar. C1sman había identificado algunos patrones distinguibles en los datos de tráfico que apuntaban a alguien interesado en lo que se publicaba en la web y que había (sospechaban) intentado hackear la página en varias ocasiones. Incluso había "tenido éxito" una vez, entrando en una parte de la web llena de datos corruptos destinados a servir como troyanos para el pirata informático que se los llevara. Aunque quienquiera que fue lo descubrió casi de inmediato, y el malware se desactivó o destruyó antes de que pudiera darles información útil. Pero fue suficiente para darle a c1sman un hilo para comenzar a tejer un patrón, y finalmente los llevó de vuelta a una ubicación física.

    —Es un espacio de hackers en Nueva York, - dijo c1sman cuando todos se reunieron en la sala de Baltimore una vez más.

    Sacco y Chloe parecían tan exhaustos como Paul. Habían estado conduciendo dentro de un radio de cien millas comprando teléfonos móviles desechables, secuestrando puntos abiertos de wi-fi y obteniendo suministros y alimentos para el grupo. Paul se había ocupado de las publicaciones falsas y las actualizaciones periódicas de la web tarro de miel, mientras que Abeja y c1sman habían revisado los análisis.

    —Se llama HackNY y es una organización sin fines de lucro creada por algunos piratas informáticos de Nueva York como un lugar para que las personas trabajen en proyectos y cosas por el estilo. Es todo de sombrero blanco, mucha piratería de hardware divertida y cosas así. Estuve allí cuando se instalaron justo después de la última ESPERANZA. Es genial.

    —¿Y crees que Isaíah podría estar usándolo para conectarse a nuestro tarro de miel?, - Preguntó Paul.

    —Creo que hay alguien, sí. O si no, están utilizando la gran conexión de HackNY para conectarse a su red ERC. Pero sí, pasaron por alto uno de mis bichitos del tarro de miel y apareció dos veces en HackNY.

    —¿Cómo es este espacio de hackers?, - Preguntó Chloe. —¿Quién tiene acceso a su red?

    —De acuerdo con su sitio web, tienen alrededor de 70 miembros que pagan cuotas de $ 65 al mes. Calcular al menos el doble de eso entre curiosos o amigos de los miembros. Y tienen clases y demostraciones que están abiertas al público, por lo que cualquiera podría pasar por allí.

    —Así que probablemente podría entrar y no llamar la atención, - dijo Paul. —Eso tiene sentido. Debes imaginar que la red de un espacio de hackers es súper segura, ¿verdad? Y sabemos que está basado en Nueva York. Isaíah podría estar usando el espacio para indagar en nuestro tarro de miel. Incluso si lo rastreamos hasta HackNY, eso nos deja con docenas, tal vez cientos de posibles objetivos. Es un gran camuflaje.

    —C1sman, ¿dijiste que has estado allí?, - Preguntó Chloe.

    —Sí, la única vez que se montó.

    —¿Y ellos te conocen? ¿La gente que lo dirige?

    —Un poco. De, ya sabes, convenciones y esas cosas. No muy bien.

    —Perfecto, - dijo Chloe. —Necesitamos que vayas a Nueva York y comiences a pasar el rato allí.

    Paul vio su plan y le gustó. Todo excepto una parte.

    —No creo que pueda hacer eso, - dijo c1sman. Paul pudo ver por la forma en que se removió en su asiento y miró su teclado que no estaba contento con la idea.

    —Por supuesto que puedes, - dijo Chloe. —Estuviste genial durante la presentación con el chico de seguridad de Marsh, y esto es aún más fácil. Solo te pedimos que seas tú mismo. Entras allí, comienzas a pasar el rato y esperas a que aparezca Isaíah o alguien que puedas identificar como uno de sus seguidores. Nos coordinaremos contigo desde algún lugar cercano y te avisaremos cuando veamos a alguien hurgando en el tarro de miel. Luego identificas al tipo, a menos que sea Isaíah, en cuyo caso puedes identificarlo de inmediato. De cualquier manera, lo seguimos cuando se vaya y rastreamos la base de operaciones de Isaíah.

    —No creo que pueda hacer todo eso. De verdad que no.

    —No es peligroso, - insistió Chloe.—Pero el asunto es que eres es el único de nuestra Tripulación que no se ha encontrado con él y ni siquiera tiene una descripción de ti. Isaíah nos conoce a todos de vista y habrá informado a sus seguidores sobre nosotros con toda probabilidad. Eres el único que puede hacer esto por nosotros. ¿Lo ves?

    C1sman no respondió, solo siguió mirando su ordenador portátil. Paul le dirigió a Abeja una mirada implorante y asintió hacia él.

    Ella se acercó y le rodeó los hombros con el brazo. —Chris, cariño, por favor. Sandee necesita esto, de verdad lo necesita. Y estaremos justo ahí fuera. Lo hiciste muy bien antes. Y esto es mucho más fácil que la última vez.

    Todos esperaron en silencio durante mucho tiempo, al menos un minuto, pero a Paul le parecieron diez. Estaba preparando su propia salva de aliento cuando c1sman finalmente asintió. —Sí, vale. Lo intentaré.

Capítulo 27: Chloe

    A Chloe no le gustaba tener que ir a la guarida de Marsh una vez más, pero la mujer había insistido.

    Sus tratos por teléfono habían sido muy profesionales y sin compromiso. Chloe como Maria había afirmado haber descubierto algo nuevo sobre el objetivo (aún no le habían puesto el nombre de Isaíah) y Marsh había pedido que un mensajero de Fed Ex o privado le enviara una copia impresa. Nada de correo electrónico ni faxes. Eso significaba conducir a algún lugar lejos de su escondite de Baltimore antes de colocar un par de páginas en un sobre y pagar veinte dólares para pasar la noche en automóvil. Aún así, era más seguro que entregarlo personalmente y luego tener que pasar las siguientes horas sacudiendo las pegajosad sombras que pudiese haberle puesto. Pero hoy Marsh había pedido una reunión cara a cara, y eso significaba contratar una limusina y un conductor de nuevo para mantener las apariencias. También significaba comprar nuevos atuendos para ella y Sacco, ya que no querían parecer que solo tenían un traje cada uno (lo cual era cierto desde que se había perdido la casa de Key West). Los dólares seguían contando. Habían salido de la estafa con más de un millón en efectivo, pero habían gastado más de trescientos mil desde entonces.

    Sin embargo, valía la pena si podían sacar a Sandee y Chloe haría todo lo posible para representar la obra de teatro y por la liberación de Sandee en esta reunión. Ella y Paul habían inventado una excusa que parecía bastante razonable: dirían que tenían información que vinculaba a Sandee con Isaíah. Si Marsh le liberaba, podrían seguir a Sandee hasta sus amigos y, con suerte, conocer la ubicación de Isaíah.

    ¿Cómo podrían hacer esto?

    Bueno, Post Hoc había descubierto algunas cuentas secretas de correo electrónico y tarjetas de crédito que Sandee había usado y que probablemente usaría de nuevo para contactar con Isaíah (o al menos eso es lo que iban a decirle a Marsh). Todo lo que necesitaban era que Sandee estuviera estuviesr bajo arresto domiciliario el tiempo suficiente para hacerle desaparecer y así podrían escapar con él, dejando a Marsh, a Clover y a Isaíah muy, muy por detrás de ellos.

    Chloe y Sacco tuvieron que esperar en recepción esta vez, algo que la puso aún más nerviosa respecto a aquella reunión.

    ¿Estaba Marsh jugando juegos de poder con ellos o estaba ocupada de verdad? ¿O eran las dos cosas? ¿O algo completamente diferente?

    Chloe hizo todo lo posible para parecer aburrida y despreocupada mientras hojeaba una copia del National Geographic.

    Sacco jugó al Tetris en su teléfono. Cuando Larry, el recepcionista, los hizo pasar a la oficina de Marsh veinte minutos después de la hora de comienzo de su cita, Chloe esperó disculpas o excusas. En cambio, Marsh solo les indicó que tomaran asiento.

    —¿Qué tienen para mí?, - Preguntó, barriendo su mirada sobre cada uno de ellos.

    Chloe miró a Sacco, que lanzó la gran bomba. —Hemos tenido grandes éxitos, - dijo. —Por ejemplo, hemos identificado al hombre de la fotografía que nos dio. Es Isaíah, y es el jefe de una banda de artistas de la esfafa y piratas informáticos que operan desde Nueva York. Creemos que esta es la pandilla responsable tanto de nuestros problemas como de las dificultades de su Sr. Clover.

    Independientemente de lo que pensara de esa información, Marsh no mostró ninguna reacción. —Vamos, ¿qué más?

    —Bueno, esta es una noticia importante, ¿no? Hemos podido establecer una conexión entre este tal Isaíah y uno de los estafadores con sede en Key West. Un hombre llamado Sandeep Arsani. Creemos que podría ser la clave para desentrañar el secreto de Isaíah.

    —Sí, - dijo Chloe, —creemos que Arsani es la clave. Actualmente está detenido bajo arresto domiciliario en Key West. Si fuera posible...

    —Me temo que su información está un poco desactualizada, - dijo Marsh interrumpiendo a Chloe.

    —¿Perdone?

    —El Sr. Arsani fue puesto bajo custodia federal esta mañana y actualmente se encuentra en una celda en espera de juicio.

    Marsh le pasó una hoja de papel a Chloe por encima de su escritorio. Era un fax de una sede local del FBI en Miami que alertaba a Marsh sobre el arresto.

    Chloe tomo aliento por la nariz. Sintió que Sacco se había puesto rígido a su lado. —Oh ya veo. Eso es desafortunado. Esperábamos ...

    —El Sr. Arsani es actualmente una persona de gran interés para las autoridades federales, buscado en relación con una serie de delitos graves, varios de los cuales entran en conflicto con las nuevas leyes antiterroristas. Está en una posición muy difícil, me temo. No sé qué planes tenían ustedes con respecto a él, pero creo que es hora de que los reconsideren.

    —Sí, - dijo Chloe para ganar tiempo. ¿Ahora qué? —¿Tiene alguna otra información nueva que compartir con nosotros?

    —De hecho, la tengo. - Marsh abrió un archivo frente a ella y comenzó a leerlo. —Paul Reynolds, nacido el 23 de marzo de 1975, buscado por interrogatorio en un caso de fraude en California. Hay una foto aquí, ¿te gustaría verla?

    Chloe no confiaba en su voz en ese instante, así que solo asintió. Marsh pasó una copia impresa de la vieja foto del permiso de conducir de California de Paul junto con una foto de la cámara de seguridad que Oliver había puesto en su página. «Oh mierda, mierda, mierda.»

    Chloe se concentró en mantener su rostro sereno mientras revisaba mentalmente las salidas disponibles. —¿Quién es? -preguntó Chloe pasando las fotos a Sacco.

    El rostro de Sacco no traicionaba nada, pero ella pudo notar el sudor que comenzaba a perlar en sus sienes y él tenía un tono más pálido de lo normal.

    —Es otro estafador que, según mis investigadores, tiene vínculos con el Sr. Arsani y, sospechamos, con los ataques contra Ken Clover. Esa imagen de la cámara de seguridad es de un hotel aquí en Washington durante el fin de semana en que Ken fue atacado. En realidad, fue siguiendo su rastro lo que finalmente nos llevó a Key West, donde encontramos a Arsani. Investigaciones posteriores han demostrado que los dos son parte de un equipo de estafadores que incluye al menos otros tres miembros. Hay un hombre blanco de veintitantos años con cabello oscuro y cuerpo delgado, una mujer asiática-americana de baja estatura, algo gorda, de poco más de treinta años, y una atractiva mujer caucásica de poco más de treinta años. Todavía no tenemos nombres o imágenes para estos otros tres, pero creo que es sólo cuestión de tiempo antes de que encontremos al Sr. Reynolds, o el Sr. Arsani comience a hablar. No creo que se adapte muy bien a la vida en prisión, no es para un hombre de sus inclinaciones.

    Chloe sabía que Marsh estaba equivocada sobre ese último punto (Sandee podía patearle el trasero a cualquiera), pero eso era pequeño consuelo comparado con las otras bombas que Marsh acababa de lanzar. Mierda, estaban en problemas. Chloe luchó por encontrar la respuesta correcta, pero Marsh continuó.

    —El caso contra Arsani es débil. Tiene coartadas y excusas y tiene un buen abogado, pero estoy segura de que el fiscal federal puede presentar suficientes cargos como para unos seis años en lugar de enfrentar una posible sentencia de décadas. Por supuesto, parte de dicho acuerdo de declaración de culpabilidad implicaría una divulgación completa de información sobre sus cómplices.

    —Parece que ha estado ocupada, - dijo Chloe. —Esta es enorme. ¿Tiene más?

    —No hay más detalles. Sólo que el grupo conoce muy bien la tecnología y también es propenso a usar disfraces. ¿Sabe?, pasé por la fase cuando era mucho más joven de usar una peluca con bastante frecuencia. - Marsh hizo un gesto hacia su cabello gris y marrón cuidadosamente peinado. —Era divertido disfrazarse, fingir ser otra chica. Pero al final resultó más problema de lo que valió la pena. Tenía que explicar el cambio repentino la próxima vez que salía con un joven o con nuevos amigos que sólo me conocían como rubia o pelirroja. Resultó cansino, siempre fingiendo, siempre dando explicaciones. Estoy segura de que se puede hacer una idea.

    —Sí, - dijo Chloe, dolorosamente consciente de su propia peluca. —Sin duda.

    —Me alegro de que Ken no se haya unido a nosotros esta vez, - dijo Marsh. —Nos permite hablar de negocios sin que su seria inversión emocional se interponga en el camino.

    Chloe asintió pensando con impaciemcia cuál podría ser su excusa para salir de allí de repente. Consideró buscar el teléfono en su maletín y reclamar una llamada importante. Aquello podría funcionar.

    —Ken cree que quiere venganza, - continuó Marsh. —Él piensa que lo que realmente quiere es destruir a los que han destruido su vida. Y estoy seguro de que le alegraría que eso sucediera, al menos por un corto tiempo. Pero al final, su vida aún sería destruida. No, lo que Ken quiere es recuperar su antigua vida. Él quiere que las cosas sean como eran antes de que Paul Reynolds y Sandeep Arsani y sus compañeros gángsteres se escondieran detrás de él y se lo llevaran todo. Pero Ken es un tipo inteligente, sabe que no hay vuelta atrás. No puedes cambiar el pasado. Por tanto, está a punto de darse por vencido. Si se queda fuera de la cárcel y se venga de los responsables de su destrucción, cree que estará satisfecho. Está equivocado, por supuesto. Ken es mi cliente. Sinceramente, no me preocupo por ustedes ni por quien sea exactamente a quienes representen. Por lo que puedo deducir, las víctimas de los ataques de este tal Isaíah, a quienes afirma usted representar, merecían todo lo que les sucedió. Todas las pruebas apuntan a que son gángsteres y defensores de lo que equivale a la esclavitud moderna. No me importa lo que sea de ellos. El hecho de que Ken haya tratado con ellos está en su conciencia, no en la mía. Pero mi trabajo, el trabajo para el que me contrataron, es ayudar a Ken Clover. Eso es todo. ¿Lo entiende?

    Chloe no estaba segura de entenderlo, o al menos no quería creer que lo entendía. ¿Marsh realmente estaba diciendo lo que ella pensaba que estaba diciendo? —Creo que sí, - dijo Chloe.

    —Bueno. También creo que lo entiende. Puedo mantener a Ken fuera de la cárcel. Será costoso y difícil, pero puedo hacerlo. Sin embargo, no puedo devolverle la vida. No por mi cuenta. Pero quizá pueda usted ayudarme. Verá, lo que necesito es un chivo expiatorio plausible para todas las presuntas fechorías de Ken. Necesito que alguien acepte la culpa, tanto en los tribunales como en los medios de comunicación, y alguien que pueda ser visto como una amenaza creíble. Si consigo una confesión completa o alguna otra forma de evidencia irrefutable que exonerara a Ken de los escandalosos cargos en su contra, dicha prueba de que sus correos electrónicos habían sido manipulados por un tercero, su red comprometida y las pruebas en su contra manipuladas, yo sería capaz de restaurar a Ken a una posición, al menos, comparable a su vida anterior. ¿Lo entiende?"

    —Sí, - dijo Chloe.

    —Ahora, imagino que usted me iba ofrecer algún tipo de plan que implicara liberar al Sr. Arsani y usarlo de alguna manera para encontrar a esta misterioso Isaíah. Eso no es factible en este momento, lo siento. Pero podría verlo funcionar de otra manera. No, lo que tiene que ocurrir es que yo exonere a Ken por completo antes de que pueda tener lugar cualquier acción con el Sr. Arsani. Necesito un chivo expiatorio plausible. Usaría al Sr. Arsani, pero no es adecuado para eso. Nadie creería que una drag queen de Key West orquestó la caída de un poderoso cabildero de Washington. Pero lo intentaré de todos modos si no se presentan mejores opciones. Paul Reynolds me viene a la mente como una alternativa legítima y creíble, pero como usted dice no conocerlo, le podría resultar difícil encontrarlo. O tal vez no. Pero me imagino que dado que ha estado investigando a este Isaíah, y dado el tremendo daño que causó a sus supuestos clientes en Florida, sería una alternativa muy creíble. Muy creíble Tráigame evidencias de que él está detrás de lo que le sucedió a Ken, junto con alguna forma garantizada de arrestarlo y, bueno, creo que el Sr. Arsani podría ser liberado en libertad condicional sin más problemas ni molestias. ¿Lo entiende?

    Chloe no había querido creerlo, pero era claramente cierto. Marsh lo sabía todo, o al menos todo lo importante. Lo estaba ocultando en doble conversación e insinuación, pero sabía quiénes eran realmente Chloe y Sacco, junto con Paul y Abeja. La pregunta era, ¿por qué no los arrestaba a todos aquí y ahora sin más? Si las cosas eran tan malas como parecían, ¿qué daño podría hacer preguntar?

    —Entiendo. Pero tengo una pregunta.

    —Por favor.

    —¿Por qué no ha capturado a este Paul Reynolds usted misma?

    Marsh se reclinó en su asiento y sonrió. —Usted lo entiende. Bien. La verdad es que no sé dónde está el Sr. Reynolds. Y aunque podría poner manos sobre algunos de sus compañeros con facilidad, podría no ser suficiente. En segundo lugar, una vez que pusiera a Reynolds en manos del FBI, mi habilidad para hacer tratos efectivos se desvanece. Cualquiera que sea el arreglo que Reynolds y sus amigos puedan hacer con los fiscales federales, probablemente le hará muy poco bien a Ken. Por otro lado, si puedo reunir pruebas sólidas por mi cuenta que no solo demuestren que los ordenadores de Ken fueron manipuladas, sino que también arrojan serias dudas sobre otras acciones que podría haber hecho o no en el pasado y que han salido desde entonces a la luz, bueno, mucho mejor para Ken.

    —Usted quiere el trato perfecto para Ken, uno que limpie su nombre con los federales y los medios, que no es el tipo de trato que los federales ofrecerían, - dijo Chloe. —La entiendo. Eso parece factible.

    —Me alegra que piense así. Prefiero controlar el resultado con precisión, pero también hay problemas de sincronización aquí. Necesito hacer algo pronto, ya que cuanto más persistan estos cargos, peor serán las cosas para Ken. Si no se presenta ninguna otra opción, tomaré lo que pueda conseguir. O más bien, tomaré lo que el FBI pueda conseguir con mi ayuda. ¿Lo entiende?

    Chloe asintió con la cabeza. —Si, lo entiendo. ¿De qué tipo de sincronización estamos hablando aquí?

    Marsh miró el calendario en su escritorio. —Diría que ocho días parece correcto. Después de eso, habré pasado a otras opciones.

    Chloe se puso en pie y, un momento después, un Sacco de aspecto aturdido hizo lo mismo. Ella estrechó la mano de Marsh y dijo: —Esto ha sido interesante. La informaré de lo que pensamos.

    —Por favor, - dijo Marsh. —Espero verlo. ¿Puedo mostrarte la puerta?

    —Conocemos el camino.

    Chloe puso su mejor empeño para no correr hacia la puerta, aunque Sacco chocó dos veces por detrás. Estaba claramente asustado. Ella también. La limusina estaba esperando justo delante. Subieron. El sudor se volvió frío en la parte baja de la espalda de Chloe. Incluso con el escudo de privacidad entre ellos y el conductor, Chloe no dejó hablar a Sacco. No se sabía quién podría estar escuchando ahora.

Capítulo 28: Paul

    La repentina falta de opciones puede generar pánico o concentración de la mente en la tarea en cuestión. Para Paul, que ahora se estaba acostumbrando cada vez más a tener toda su vida al revés sin previo aviso, el "trato" de Marsh colocaba la vida en el foco perfecto.

    Sabía exactamente lo que tenía que hacer, pero todavía no estaba muy seguro de cómo hacerlo. Pero ya descubriría esa parte más tarde. En este momento necesitaba dejar que su enfoque infectara a los demás y detener el creciente pánico que veía en todos ellos. Chloe y Sacco habían regresado en silencio y temblando. Cuando explicaron lo que había sucedido, que Marsh había haciendo su pequeño truco, probablemente desde el principio, Abeja y c1sman casi se habían desmayado. Sacco quería huir. C1sman ya estaba a mitad de camino de la puerta. Abeja se acurrucó en su silla y les recordó a todos que Sandee todavía estaba en la cárcel y que todo era culpa del grupo. Incluso Chloe no era ella misma, al parecer perdida en sus pensamientos.

    Paul la llevaba abrazando durante largo tiempo hasta que por fin le susurró al oído: —Tenemos que ir a Nueva York.

    En cuanto lo dijo en voz alta, ella lo entendió, y luego los dos reunieron a los otros tres, poniéndolos a trabajar para hacer las maletas con sus cosas de la casa de Baltimore y organizar el transporte, (vehículos nuevos, porque ninguno de los viejos estaba ya a salvo), y llegar a Nueva York.

    Doce horas después estaban en un Honda de diez años y una furgoneta Chevy de ocho (ambos comprados con dinero en efectivo en la Lista de Craig), viajando por carreteras en lugar de autopistas mientras se dirigían a la Gran Manzana.

    Encontraron un motel en Nueva Jersey que aceptaba efectivo y no miraba con demasiado atención su identificación falsa, y se establecieron lo mejor que pudieron. El agotamiento había superado el pánico, al menos por el momento.

    Ahora Paul y Abeja estaban en la camioneta (que no tenía aire acondicionado ni radio, y los neumáticos casi no tenían dibujo) dando a c1sman una pequeña charla.

    —Estos son tus amigos, - dijo Abeja. —Tus compadres hackers.

    —Ni siquiera los conozco, de verdad, - protestó c1sman. —Son solo personas que he conocido en convenciones.

    —Eso es mejor, - dijo Abeja.—Te dejarán en paz. Solo mantente en la historia y atento. Sigue observando cada vez que entre alguien nuevo, pero si no, mantén la cabeza baja, ¿vale?

    —Ya lo sé, lo sé. De acuerdo.

    —Recuerda, ni Isaíah te conoce. Lo único que necesitas hacer es observar.

    C1sman se mordió el labio inferior y movió la cabeza hacia arriba y hacia abajo seis o siete veces, balanceándose hacia adelante y hacia atrás mientras lo hacía. —OK OK OK.

    Abeja le dio un beso y lo envió de camino. Luego, ella y Paul miraron la transmisión de video de la cámara oculta en las gafas del hombre mientras cruzaba la calle Brooklyn y entraba en la cuarta planta y corríia por el edificio. Podían escuchar por micrófono oculto en su reproductor de MP3 conectado a su cinturón y podían hablar directamente con él cuando se colocara los auriculares. Todo lo que decía o veía también lo captaban.

    Según c1sman y su propia web, HackNY era un espacio hácker relativamente nuevo, modelado sobre lo que funcionaba mejor en espacios hácker similares en los EEUU y Alemania. Cada miembro pagaba $ 65 al mes de cuota, que se destinaban a alquileres y servicios públicos. A cambio, obtenían acceso al espacio hácker y podían participar en las diversas clases y actividades que el espacio patrocinaba. HackNY estaba en el tercer piso y ocupaba un gran espacio tipo loft. Por supuesto, tenía su propia conexión a Internet de alta velocidad junto a una red de soporte y una variedad de herramientas para uso común. No sólo los piratas informáticos de software, sino también los de hardware, artistas y entusiastas de la tecnología en general utilizaban el espacio como una combinación de club social, taller y oficina. Había gente entrando y saliendo a todas horas, y con más de cien miembros, siempre había alguien allí.

    C1sman tenía una cita para conocer a Ray Poole, uno de los fundadores, a quien conocía de las convenciones. La tapadera de c1sman era que estaba en Nueva York por un trabajo por contrato, pero que no le gustaba trabajar en la oficina del cliente porque este era demasiado agresivo y molesto. Necesitaba un lugar para trabajar durante unas semanas, un lugar donde pudiera relajarse y pensar.

    A Ray le pareció bien, especialmente cuando c1sman se ofreció a inscribirse por un año completo de membresía y afirmó: —Voy a entrar y salir de Nueva York durante los próximos ocho meses con este cliente.

    C1sman pagó en efectivo por adelantado, Ray le dio el gran tour y lo dejó acomodarse en una mesa del fondo con su ordenador portátil para tabajar un poco.

    En el exterior, Paul y Abeja se acomodaron para esperar.

    C1sman, que llevaba gafas con una cámara de video oculta y transmitía a la camioneta, permaneció en el espacio durante doce o trece horas seguidas durante los siguientes tres días, trabajando en la codificación de algún proyecto personal suyo todo el rato. Tan nervioso como podría haber estado, al menos tenía la capacidad de concentrarse en su trabajo. Todo turno en servicio de furgoneta se quedaba con solo un par de Nintendo DS, una radio portátil y una botella con olor realmente desagradable.

    A mitad del día tres, Paul comenzó a sentir un mínimo indicio de pánico. Estaba a punto de poner información realmente incriminatoria sobre Isaíah en el tarro de miel, detalles sobre lo que había hecho en el sur de Florida, cuando entró un hombre que reconoció.

    Se sentó derecho y buscó a tientas el micrófono para poder hablar con c1sman al oído. —¿Quién acaba de entrar? - C1sman susurró algo que Paul no pudo entender, pero comenzó a mirar por la habitación. —¡Ahí!, - Dijo Paul. —Aguanta a ese tipo.

    Era afroamericano, de principios a mediados de los años veinte, con una camiseta de los Transformers y vaqueros. Levantó la pantalla de un Mac en la gran mesa del centro de la habitación y comenzó a encenderlo. Paul estaba seguro de que lo conocía de alguna parte.

    —Necesito una vista más cercana, - dijo. —Ve al baño y pasa al lado a él, ¿de acuerdo?

    C1sman asintió, haciendo que la cámara se sacudiera arriba y abajo. Se puso de pie y cruzó la habitación, mirando y alejándose del recién llegado. Cuanto más se acercaba, más seguro se volvía Paul.

    —Juro que esa es una de las personas de Isaíah. Lo reconozco de Key West. Abeja, échale un vistazo.

    C1sman estaba ahora en el baño, mirándose al espejo.

    La imagen de baja calidad combinada con la iluminación fluorescente lo hacía parecer casi un cadáver. Abeja rebobinó la transmisión en directo que estaban grabando para mirar al hombre. —No lo reconozco, - dijo. —Pero no estaba contigo y con Chloe cuando conociste a la Tripulación de Isaíah.

    —Juro que es uno de ellos. Y tiene sentido, ¿verdad? Tampoco es que pensáramos que Isaíah iba a venir aquí en persona. Usaría a uno de los miembros de su Tripulación. C1sman, cuando salgas ignora al tipo, no muestres ningún interés, pero prepárate para irte tan pronto como lo haga. Queremos seguirlo.

    —Está bien, - dijo c1sman aún susurrando, pero lo suficientemente fuerte como para que Paul lo escuchara.

    Paul observó cómo el hombre daba la descarga del inodoro, se lavaba las manos y regresaba a la habitación principal. Sin mirar al objetivo ni una vez, se sentó y continuó trabajando. Paul y Abeja se sentaron y esperaron tres agonizantes horas y media mientras los dos hombres se sentaban en sus ordenadores y hacían lo que fuese que estaban haciendo.

    Por fin, c1sman se levantó. —Se va.

    —Genial, déjalo salir y prepárate para seguirlo. Estaremos vigilando afuera y te diremos en qué dirección ha ido.

    Un par de minutos después, el objetivo salió por la puerta principal del edificio y se dirigió a la izquierda. Paul dejó salir a Abeja para comenzar a seguirlo a una distancia segura. C1sman bajó un par de minutos más tarde, pero en lugar de seguir al objetivo, bajó corriendo la manzana hacia la furgoneta, arrancándose las gafas al hacerlo. Golpeó el costado de la camioneta una vez antes de que Paul abriera la puerta.

    —¿Qué estás haciendo?

    —¡No puedo hacer esto!, - Dijo c1sman en pánico.

    —¡Tienes que hacerlo! Vamos, Sandee necesita tu ayuda. Tienes que hacerlo.

    —No puedo, - repitió tratando de subir a la camioneta, pero Paul no lo dejó. —Me verá.

    —Necesitamos que los tres lo sigamos. Abeja lo tiene ahora, así que quédate atrás. Luego nos turnaremos. Si se sube a un metro, debes seguirlo, si se sube a un automóvil, lo seguiré en la camioneta. Si sigue a pie, Abeja lo seguirá. ¡Muévete!

    C1sman aspiró los dos labios y ensanchó sus fosas nasales. —Está bien, - dijo. —Lo entiendo. - Se giró y se alejó calle abajo detrás de Abeja.

    Paul los dirigió a ambos desde la camioneta, conduciendo a un par de manzanas de distancia.

    Cuando Abeja dijo que iba a entrar en una estación de metro, Paul le dijo a c1sman que se apurara y se uniera a los dos en el andén. El plan era que c1sman se quedara atrás y subiera al mismo tren que el objetivo y Abeja.

    Abeja vigilaría al objetivo y se mantendría alerta cuando se bajara, pero le diría a c1sman, que estaría en otro vagón, que saliera del tren. Paul haría todo lo posible para mantenerse al día con ellos en las calles de la superficie. Afortunadamente, esta parte de Brooklyn tenía trenes elevados, por lo que pudo mantenerse en contacto con ellos, al menos hasta que el tren pasara bajo tierra.

    Abeja informaba mientras el objetivo subía los escalones hacia la estación de tren.

    Paul encontró un lugar para estacionar ilegalmente en un muelle de carga a una manzana de distancia y escuchaba mientras Abeja narraba los eventos. El objetivo estaba inactivo, esperando el tren. C1sman llegó cinco minutos después y pasó el rato leyendo el mapa del metro. Llegó el tren y el hombre ae dirigió hacia Manhattan. Abeja se subió al mismo vagón que el objetivo. C1sman siguió mirando el mapa.

    C1sman no se movioo hacia el tren, se despidió de ella mientras el tren se alejaba rugiendo.

    «¿Qué coño?»

    Paul le dijo a Abeja que siguiera al tipo, él saltó de la camioneta y corrió hacia la estación. Avanzó, saltó el torniquete y corrió hacia el andén, pero un segundo tren ya había llegado y se había ido cuando Paul llegó allí. C1sman no estaba en ninguna parte.

    Corrió de regreso a la camioneta e intentó alcanzar el tren de Abeja, pero pronto pasó bajo tierra y Paul quedó atrapado en el tráfico tratando de cruzar el río hacia Manhattan. Todavía estaba en Brooklyn cuando Abeja volvió a ponerse en contacto. El objetivo había bajado en el Lower East Side y lo había seguido hasta un edificio de apartamentos donde había entrado.

    Estaba esperando y preocupada por lo que le había pasado a c1sman. Paul llamó a Chloe y Sacco para indicarles y los cuatro convergieron alrededor del edificio de apartamentos que Abeja había vigilado.

    Mientras Sacco vigilaba la puerta, Chloe, Abeja y Paul se acurrucaron alrededor del ordenador portátil para revisar las imágenes de c1sman en el espacio hácker.

    —No lo reconozco, - dijo Chloe.

    —Piensa en aquella vez en Key West, cuando estábamos con Isaíah y toda su Tripulación.

    —Oh, recuerdo el evento, pero te digo que no creo que este tipo estuviera allí.

    —Estoy seguro de que lo reconocí.

    —Lo siento, Paul, pero estoy segura de que no.

    —¿De Verdad? Condenado infierno.

    —¿Estás seguro de que lo reconoces?

    —Ya no, - dijo Paul maldiciéndose a sí mismo.

    Pasaron el día siguiente confirmando la identidad del objetivo y concluyendo que este diseñador de páginas web independiente y estudiante a tiempo parcial de la Universidad de Nueva York probablemente no estaba conectado a Isaíah de ninguna manera, especialmente dada la facilidad con la que Sacco había pirateado su red inalámbrica y sus cuentas de correo electrónico.

    Habían desperdiciado cuatro días en esta caza del ganso salvaje y luego estaba lo de este jodido c1sman.

    Abeja recibió un correo electrónico de c1sman al día siguiente, pero para entonces sabían lo que había sucedido. Usando su propio nombre y sus propias tarjetas de crédito, había ido directamente al JFK, comprdo un buillete de avión y regresado a Atlanta. El correo electrónico fue breve y simple: "Esto no es para mí. No puedo hacerlo. Lo siento."

    Paul había pensado que Abeja estaría molesta, pero ella estaba enojada con él, llamándolo cobarde y chaquetero. Paul no creía que eso fuese muy justo, en realidad habían exigido más de c1sman de lo que él había querido dar. El tipo había hecho lo que cualquier persona cuerda habría hecho en su posición.

    Tampoco es que Paul le dijera eso a Abeja en ese momento; ella era mucho más productiva cuando estaba cabreada que deprimida. El gran problema era que estaban con un hombre menos y no habían llegado exactamente a ninguna parte al tratar de encontrar a Isaíah.

    —Tenemos que pensar en planes alternativos, - dijo Sacco.

    —¿Cómo qué?, - ​​Preguntó Chloe. —¿Qué más hay?

    —Perseguir a Isaíah seguro como el infierno que no está funcionando, ¿verdad?

    —Nunca debí haberte llevado a conocerlo. Si hubiera sabido que desarrollarías este gran amor por el hombre, no lo habría hecho.

    —¿Qué, ahora estoy enamorado de un hombre y me comporto como un maldito niñato fanático sólo porque no quiero joder a un buen hombre?

    —¡Hey!, - Dijo Paul interrumpiéndolos.

    Llevaban discutiendo así toda la semana. —Hey, vamos a pensar, vale. O encontramos a Isaíah y lo entregamos a Marsh o le advertimos que ella lo persigue. O, supongo, hacemos las dos cosas. Pero todo eso depende de hablar con él, ¿verdad?

    —Sí, - dijo Sacco, Chloe asintió.

    —Pues vamos a encontrarlo. Envíale un mensaje a través del único canal que nos queda.

    —Eso llevará días, - dijo Chloe. —No tenemos días. Marsh nos va a apretar el gatillo pronto.

    —Pues tenemos que hacer que no lleve días. O eso, o hacer que Marsh nos dé más tiempo.

    —¿Y cómo vamos a hacer eso?, - Preguntó Sacco.

    —Dame una hora, - dijo Paul. —Creo que tengo un plan.

Capítulo 29: Chloe

    Chloe caminó calle abajo en Bethesda, buscando un lugar tranquilo para hacer su llamada telefónica.

    El resto de la Tripulación había vuelto al apartamento de Baltimore, pero ella necesitaba estar en un área metropolitana completamente diferente antes de hablar con Marsh. Tenía que asumir que se rastrearía la llamada telefónica. Encontró un edificio de oficinas con un vestíbulo vacío y algunas sillas lo suficientemente lejos de la recepción para no ser oída. Dejándose caer en la silla sorprendentemente cómoda, deslizó la batería en su teléfono móvil y marcó el número de Marsh de memoria. Llamó a la recepcionista, quien la puso en espera.

    «La espera es para rastrearme», pensó Chloe, aunque no podía estar segura.

    Pasaron cinco minutos antes de que Marsh recogiera la línea.—Sra. Lanier, ¿qué puedo hacer por usted? - Dijo ella sin un toque de ironía o amenaza en su voz.

    —Sra. Marsh, solo quería llamarla para hacerle saber que mientras avanzamos, nos hemos encontrado con algunos retrasos imprevistos y podríamos necesitar más tiempo.

    —Bueno, ciertamente me alegra que esté progresando, pero me temo que estoy operando con un horario muy estricto aquí. No creo que pueda soportar retrasos significativos.

    Eso es más o menos lo que Chloe había pensado que diría, pero había un pequeño margen de maniobra allí. —No preveo un retraso significativo, solo una cuestión de una semana como máximo.

    —Una semana. Me temo que eso no es factible. Déjeme decirle qué vamos a hacer, ¿por qué no me envía lo que tiene hasta ahora?. Si estoy de acuerdo con usted en cuanto a la calidad de su información, y estoy segura de que lo estaré, haré lo que pueda para conseguir un par de días más. ¿Qué le parece eso?

    —Me parece bien, Sra. Marsh. Aprecio el gesto.

    —Estamos juntos en esto después de todo. Ahora, si necesito comunicarme con usted, ¿es este el mejor número para usar?

    —No siempre, - dijo Chloe, quien nunca antes había usado aquell teléfono. —No siempre puedo estar segura de en qué teléfono estaré cerca.

    —Oh, eso debe ser confuso. ¿Sabes?, mi hijo tiene tres teléfonos diferentes y nunca puedo entender cómo los mantiene activos. A veces tengo que llamar a los tres antes de comunicarme con él. Escuche, dado que el tiempo es un factor importante para usted y para mí en este momento, ¿por qué no me hace un favor y se queda este teléfono? Después de recibir su actualización, le llamaré a este número para confirmar la extensión de tiempo. No quiero tener Larry buscándola por ahí. ¿Le parece bien?

    Perra astuta. —Sí, sí, - dijo Chloe. —No es un problema en absoluto.

    —Bien. ¿Y cuándo debería esperar esa actualización suya?

    —La enviaré por correo electrónico esta tarde.

    —Eso espero. Adiós, Srta Lanier.

    —Adiós, - dijo Chloe, colgando y sacando la batería de su teléfono.

    Ella ignoró la mirada curiosa del guardia de seguridad en la recepción mientras salía a la calle en busca de un autobús.

    Una hora más tarde, estaba en la biblioteca de la American University iniciando sesión con una cuenta que Sacco había estafado de un pobre estudiante por mensajería instantánea.

    Chloe solo quería usar el acceso a la red. Insertó una memoria USB en el ordenador y ejecutó una distribución de Linux sobre del sistema operativo Windows que le permitía leer y enviar mensajes cifrados sin dejar sus claves en la máquina pública. Utilizó estas cuentas para mantenerse en contacto con algunas de las otras tripulaciones en el mundo, incluida la Tripulación con base en los cruceros de Isaíah y Marco. Envió algunas sondas y pinchó a Marco para asegurarse de que aún podía comunicarse con él si era necesario. También envió un correo electrónico por el servicio de envío de cartas que usaba en Miami. No sólo estaba cifrado, sino que el contenido también requería otra forma de descifrado, una que no podía hacer online. Tomó un trozo de papel y copió la cadena de galimatías de 100 caracteres de longitud antes de cerrar sesión y subir las escaleras para encontrar un rincón tranquilo de la biblioteca donde trabajar. Sacó un cuaderno de piel de topo bien gastado y lo hojeó buscando la página correcta. Había diez claves de código únicas ocultas dentro de las divagaciones y garabatos que llenaban la mayor parte del libro. El servicio de correo en Miami tenía los diez códigos únicos correspondientes. Encontró el correcto y descifró el mensaje, revelando un número de teléfono de diez dígitos. Era una forma de enviar mensajes que requería mucho tiempo, y el servicio de correo les cobraba $ 500 cada vez que lo usaban (habían pagado por adelantado por diez mensajes), pero también era la forma más segura que sabía para mantenerse en contacto con otras personas tan conscientes de la seguridad como ella.

    Chloe volvió al campus y cruzó la calle hacia el centro de arte, donde un pequeño jardín de esculturas ofrecía protección contra el viento y algo de privacidad. Marcó el número y lo dejó sonar tres veces antes de colgar y marcar de nuevo. Dos tonos, colgar, luego uno y colgar. En la cuarta llamada, la persona del otro lado contestó antes de oírlo sonar.

    —Pensé que no íbamos a hablar, - dijo la voz al otro lado.

    —Es una emergencia.

    —Continúa.

    —Isaíah, tenemos que reunirnos, no me siento cómoda hablando de esto por teléfono.

    —No vamos a reunirnos.

    —Sé que piensas que hay atención sobre todos nosotros, y tienes razón. Pero esto es importante.

    —Lo sé.

    —Si lo supieras, te gustaría saberlo.

    —No lo creo. De hecho, la única razón por la que acepté atender esta llamada era para poder expresarte con palabras inequívocas que nuestros tratos han terminado ahora y para siempre y que os considero un enemigo.

    —¿Qué? ¿Por qué?

    —Vuestra nueva relación con Emily Marsh es un anatema para mí.

    —...

    —Sí, sé acerca de esa Marsh y sus maquinaciones y he concluido que sólo puede haber una razón para vuestro deseo de reunirte cara a cara. Estás intentando capturarme.

    —¡Isaíah, no, no! Estoy tratando de advertirte. Quería decirte lo que está sucediendo e intentar elaborar algún tipo de plan para...

    —Por favor, no te avergüences. Creo que hemos terminado aquí.

    —No puedes creer que yo haría alguna vez eso.

    —Por supuesto que puedo, por muchas razones, entre las cuales se encuentra que es cierto.

    —Isaíah

    —De hecho, hay una última cosa que puedes hacer por mí. Ya que estás en tan buenos términos con Marsh, puedes enviarle un mensaje para mí. Es algo complicado, así que espero que estés grabando esto. Marsh debe cesar inmediatamente todas las investigaciones sobre mí. De ninguna manera le servirán de algo: ella sabe incluso menos que tú, y tú, realmente, no sabes nada de mí. Será imposible para ella encontrarme, mientras que es más que simple para mí encontrarla. De hecho, ya la he encontrado. Sé de su esposo enfermo, postrado en cama en su casa de Georgetown. Sé sus patrones de trabajo, sus finanzas, sus intereses políticos. Sé cuándo duerme y cuándo se levanta. Y conozco a sus hijos. Sé de su hijo en Nueva York y su hija en California. En represalia por su interés en mi persona, los atacaré a los dos esta noche. Anímate y advierte si lo deseas, aunque no creo que les sirva de mucho. Si perdemos esta noche, siempre está mañana, o la próxima semana, o el próximo año. A menos que esté dispuesta a hacer desaparecer a sus propios hijos de alguna manera, los encontraremos y nos cobraremos nuestra venganza.

    —Isaíah, esto no está bien. Esos dos no tienen nada que ver con esto.

    —No me importa. Sin embargo, hay una manera de evitar todo esto. Si transfiere 500.000 euros a una cuenta bancaria de mi elección dentro de los treinta minutos de haberle dado la cuenta y la información de ruta, me iré sin más. Sus hijos, su esposo, su vida, los dejaré en paz. Sólo mientras que ella me deje en paz. Le enviaré la información por correo electrónico a primera hora de la mañana. Eso le da el resto del día de hoy para reunir los fondos y preparar la transferencia. Una semana después, una vez que el dinero esté seguro más allá de su considerable alcance, llamaré a mis perros. ¿Has registrado todo esto?

    —Sí, - dijo Chloe. Colgó. —Joder, - dijo en la línea muerta.

    No tenía tiempo de coger el tren. Llamó a un taxi. Necesitaba volver a Baltimore ahora mismo.

    Abrió la puerta de par en par cuando irrumpió en el apartamento de Baltimore. Abeja levantó la vista de su improvisado banco de trabajo, alarmada. Sacco estaba sentado en el viejo sofá podrido, con un ordenador portátil sobre las rodillas. Paul no estaba en ninguna parte.

    —¿Dónde está Paul?, - Preguntó ella.

    —Usando el cubo de orina, - dijo Sacco con los ojos fijos en su pantalla.

    —Tenemos que hablar, - dijo.

    —Te lo he dicho, está en el ...

    —No, tú y yo. Tenemos que hablar, joder.

    —Aún no.

    Chloe lo miró con la cabeza inclinada hacia un lado y sus labios atrapados a medio gruñido. Quería gritar en ese momento.

    Algo cambió en la pantalla que Sacco estaba mirando y él asintió, pareciendo complacido consigo mismo. Luego dejó el ordenador a un lado y la miró. —¿Qué pasa?

    —Acabo de hablar con Isaíah.

    —¿Y?

    —Y que él ya lo sabía. Lo sabía todo, joder. Sabía lo de Marsh, sabía que estábamos tratando de capturarlo, lo sabía todo.

    —¿Qué? ¿Cómo? - Dijo Sacco, sorprendido.

    —Oh, yo creo que lo sabes.

    —No tengo ni idea.

    —¿Qué está pasando?, - Preguntó Paul al salir del baño tomando una toalla húmeda.

    —Lo que está pasando es que alguien avisó a Isaíah, y estoy bastante segura de saber quién es. - miró directamente a Sacco.

    —¿Crees que hice qué?

    —Alguien se lo dijo. No fuimos Paul ni yo, y apostaría mi vida a que no fue Abeja. Pero estás tú. Nunca quisiste entregar a Isaíah y fuiste conmigo para usar el servicio de mensajería, así que podrías haberle avisado. Adelante, niégalo. Te reto, joder. Niégalo.

    Sacco se puso en pie con rostro indignado.—A la mierda, De acuerdo. Sí, se lo dije. Sabes por qué

    —¿Por qué?

    —No era una pregunta. Sabes por qué. Porque, joder, era lo correcto. Porque no vendes a tus amigos. Eso es una putada. Cuando se me reclutó en esta banda de malditos inadaptados, vosotros dos me prometisteis que no eran criminales simplemente. Me hablasteis de ideales y de hacer el bien y joder a los bastardos del mundo. Bueno, ¿pues sabes qué?, vender a Isaíah fue una jodida jugada de bastardo, y yo no iba a formar parte en ello.

    —¡Fuera! - Gritó Chloe.

    —Que te jódan. Este lugar lo encontré yo. Pertenece a mis amigos.

    —¡FUERA! - gritó Chloe de nuevo.

    —¡QUE TE JODAN!, - Gritó Sacco sacando pecho mientras se levantaba en la cara de Chloe.

    Paul dio un paso adelante antes de que ella pudiera golpearlo, separándolos a los dos. —Cálma, cálma. Sacco, ¿puedes darnos una hora? ¿Quieres ir a dar un paseo o algo así?

    —Tengo un plan mejor, - dijo Chloe. —Voy a salir a caminar. Cuando regrese, será mejor que se haya ido.

    —Chloe, - dijo Paul. —Venga ya, espera.

    —Desaparece. Llévate tu mierda y vete. Pero deja ese maldito ordenador. Eso pertenece a la Tripulación.

    —Lo que tú digas. Mejor para mí - dijo. —Pero no me arrepiento.

    —Lo harás, joder si lo harás. - dijo Chloe mientras salía por la puerta. —Te arrepentirás.

Capítulo 30: Paul

    Paul no intentó convencer a Sacco para que se quedara. En este punto, eso hubiera sido contraproducente. Le hizo prometer que se registraría tras unos días usando una dirección de correo electrónico que Paul nunca había usado antes. Sacco dejó el ordenador portátil, tal como Chloe había exigido. Paul se lo entregó a Abeja y le pidió que intentara llamar a Chloe usando una conexión cifrada de Skype. El teléfono sonó dos veces antes de que Chloe contestara.

    —Se ha ido, - dijo Paul.

    —Bien, - respondió Chloe, todavía sonaba muy cabreada.

    —Sé que lo que hizo es jodido, pero no me sorprende. Y escucha, tal vez podamos...

    —Paul, cariño, este es uno de esos momentos.

    —¿En los que debería dejar el tema?

    —Sí. Además, hay algo más de qué preocuparse.

    —¿Qué?

    —Marsh me acaba de enviar un mensaje de texto. Quiere que la llame.

    Paul casi podía sentir que su presión arterial subía veinte puntos.—Vale. Ese es un buen momento.

    —Sí, yo también estaba un poco preocupado por eso. Entonces, ¿debería advertirla?

    —Creo que tenemos que hacerlo.

    —Odio ser la maldita mensajera de Isaíah.

    —Lo sé, pero ella necesita saberlo. Quiero decir, Isaíah va a por sus hijos, por amor de Dios. Debería tomar medidas para protegerlos.

    —No, no, tienes razón. Mierda, todo esto está girando tan fuera de control. - Paul escuchó un ligero hipo de silencio que sabía que señalaba la llamada en espera de Chloe.—Cristo, creo que es ella. Espera, déjame hablar con ella.

    Paul esperó mientras Chloe cambiaba a la otra llamada. Se sentó en la mesa al lado de Abeja, donde habían instalado el ordenador portátil de Sacco. Abeja había desplegado una aplicación que combinaba información del rastreador GPS en el teléfono de Chloe con Google Maps. Mostraba que Chloe estaba en un parque a una milla de distancia del apartamento. Puso su teléfono en el altavoz, lo dejó junto al ordenador y miró el mapa.

    —¿Crees que ella estará bien?, - Preguntó Abeja.

    —Creo que sí. Ha pasado por cosas peores. Hablando de algo peor, ¿has tenido noticias de c1sman?

    —Sólo otro correo electrónico. Se ha ido al Oeste, donde está su hijo. Creo que podría intentar reconciliarse con su ex.

    —Eso apesta. Lo siento.

    —Es una mierda para él. No hay forma de que ella lo acepte de vuelta. Yo no lo haría. Él es un poco, bueno, ¿sabes?, necesitado. Clavijas muy apretadas.

    —Eso no siempre es malo.

    —¿Importa acaso?, - Preguntó Abeja. —Ya no va a volver.

    —Supongo que no.

    Se sentaron en silencio durante un minuto más o menos, mirando la pantalla y el teléfono, esperando a que Chloe volviera a la línea. Entonces su punto comenzó a moverse en la pantalla. Moviéndose rápido.

    —¿Se ha metido en un puto coche? ¿Qué demonios?

    El punto se movió rápido, y cinco minutos después, con Paul gritando al teléfono para que Chloe contestara, llegó a la carretera.

    —¡Jesús, vamos!, - Dijo Paul, sacando a Abeja de su asiento y agarrando el ordenador portátil. —¡Venga!

    Deseó haber aparcado más cerca, pero las preocupaciones de seguridad habían dictado que dejaran el coche al menos a tres manzanas de su escondite, y tanto él como Abeja resoplaban y jadeaban para cuando él forcejeó con las llaves y abrió la puerta. Paul todavía tenía la conexión telefónica abierta y no había noticias de Chloe. No fue hasta que estuvieron en la interestatal y se dirigieron hacia DC que escuchó su voz nuevamente.

    Estaba amortiguada, como si tuviera el teléfono en el bolsillo. Paul cubrió el micrófono del teléfono con el pulgar y le indicó a Abeja que se callara. Ambos se esforzaron por escuchar por encima del ruido del coche y Paul intentó concentrarse en conducir por la I-295 tan rápido como se atrevió. Según el punto en el ordenador portátil de Abeja, estaban a unos treinta kilómetros detrás de Chloe.

    —No es culpa... - oyó decir a Chloe. —Venga ya ... cabrones ... explicadme ... ¿qué demonios? ... a mí.

    Paul podía distinguir otras voces, voces masculinas, pero no podía entender lo que decían. Chloe no estaba gritando, pero estaba hablando más fuerte de lo normal, probablemente para que el teléfono la captara y alertara a Paul y Abeja. Continuó así durante otros diez minutos más o menos, pero luego una de las voces masculinas le gritó muy claramente: —¡Cállate! - Y ella lo hizo.

    Paul confió en que ella no los estuviera molestando demasiado hasta hacerles perder el control y que le hicieran algo aún peor que lo que fuese que tenían planeado hacer con ella.

    Siguieron el punto por la carretera y entraron en Washington DC, bajando en la autopista 50 / Avenida Nueva York, que ofrecía una vía directa hacia Capital Hill. Se acercaron algo cuando el coche donde iba Chloe se topó con el tráfico de la ciudad, pero luego ellos también se enredaron y las cosas se pusieron lentas. Todavía estaban a quince minutos al menos cuando el punto se detuvo.

    —Creo que ya han llegado, - dijo Abeja.

    —¿Dónde están?

    —En algún lugar del centro. Déjame acercar el mapa. Es como a medio camino entre la Casa Blanca y Capital Hill. Están cerca de cuatro paradas de metro diferentes. Hay un montón de cosas allí. Archivos Nacionales, los ingresos internos ... oh, diablos. Están a una manzana del edificio J. Edgar Hoover del FBI.

    Paul sintió que se le hinchaban los ojos y echó la cabeza hacia atrás. Parpadeó un par de veces. —Eso es ... eso no es nada bueno en absoluto. Oh, joder, oh joder, joder, joder. Esto no es lo que se suponía que iba a pasar. ¿El punto sigue moviéndose?

    Abeja, emitiendo oleadas de tensión, lo observó en silencio durante treinta segundos. —No. No. Se ha detenido. Todavía está en el edificio.

    —¿Está en el edificio del FBI?

    —No no. A una manzana de distancia. Tienes que girar a la izquierda en la Calle 6th. Esa se acerca a un cuarto de milla. El punto se mantiene estable. Sólo es un edificio. No puedo saber cuál. Está cerca como un teatro de Shakespeare y algunos restaurantes. En media milla vas a querer girar a la derecha en la Calle D y luego a la derecha en la 8th.

    Paul siguió las instrucciones de Abeja y bajó la velocidad cuando salieron a la calle. El software de rastreo GPS que estaban usando no podía obtener detalles mucho más finos que eso. No estaba seguro de lo que estaba buscando, ni siquiera en qué tipo de automóvil se habían llevado a Chloe.

    —¿Qué hay de allí?, - Dijo Abeja señalando por la ventanilla. Era un aparcamiento de varias plantas.

    Paul confió en que Chloe todavía estuviera en el estacionamiento y no en el edificio de oficinas conectado a él o, mucho, mucho peor, en el edificio del FBI a menos de una manzana de distancia. Al mirar la cabina de peaje y la disposición de la puerta que vigilaba la entrada y la salida del garaje, decidió que no quería quedar atrapado allí dentro. Pero no había estacionamiento en la calle a la vista.

    —Abeja, voy a entrar allí. Sigue dando vueltas a la manzana o encuentra un lugar para aparcar en la calle en algún lugar cercano.

    —¿Vas a hablarme por teléfono? Quiero saber qué está pasando.

    —Sin teléfonos, - dijo, señalando hacia el cielo. —Ninguno excepto el de Chloe.

    —Si no escucho algo en quince minutos, entraré.

    —Veinte.

    —Diecisiete punto cinco.

    Paul salió del coche y cruzó corriendo la calle hacia la entrada del estacionamiento. No tenía modo de saber en qué piso podría estar Chloe (o al menos su teléfono), pero dado que bajar era más fácil que subir, tomó el ascensor hasta el nivel de estacionamiento superior, con la idea de bajar. Si esperaban el ascensor allí arriba, podría estar jodido, pero se arriesgaría.

    En el nivel cuatro salió y escuchó. Había voces resonando desde algún lugar, tonos furiosos que rebotaban en el concreto hasta que el único contenido discernible era una urgencia inconfundible. Contento de llevar zapatillas con suela de goma que no resonaban contra el duro suelo, Paul avanzó lentamente. Todos los estacionamientos cerca de los ascensores estaban llenos, pero al mirar más lejos vio muchos espacios abiertos, excepto en la esquina más alejada donde estaban llenos cerca de una escalera. A la gente le gustaba agruparse cerca de las salidas, lo que tenía sentido. Paul se arrastró hacia el centro del piso, donde una grieta recorría la planta baja hasta el techo sobre la cabeza de Paul. Las voces se hicieron más fuertes. Definitivamente venían de debajo de él. Paul trotó de puntillas hacia la escalera y abrió la pesada puerta tan silenciosamente como pudo, asegurándose de que no se cerrara de golpe detrás de él. Bajó un nivel y abrió la puerta del tercer piso. No podía ver a nadie, pero aún podía escuchar algo. De nuevo salió con cuidado, cerrando la puerta detrás de él. Se agachó detrás de un Toyota cercano.

    Las voces venían del otro lado de este nivel, estaba seguro de eso. Utilizó el sonido de un automóvil o camión ruidoso que se acercaba desde el nivel inferior para cubrir su carrera a través del concreto abierto hasta un pilar que ofrecía cobertura y una mejor vista del resto del garaje. Al asomarse por la esquina vio un SUV negro a unos cincuenta pasos de distancia, dos hombres con trajes oscuros estaban parados junto a una puerta abierta, hablando con quien o lo que fuese que estuviera adentro. Un segundo SUV, gemelo al estacionado, se detuvo detrás de él. No se molestó en estacionar en un espacio, a pesar de que había espacios vacíos a cada lado. El conductor salió, otro hombre con un traje oscuro, aunque a Paul le resultó familiar. Dio la vuelta hasta la puerta del pasajero en el lado derecho, que estaba oscurecida por la posición de Paul. Oyó que se abría la puerta y luego el ruido de los tacones duros sobre el hormigón. El conductor apareció a la vista, y una vez que vio al pasajero, su identidad se le reveló a Paul. Era el asistente de Marsh, Larry, y su jefa estaba justo detrás de él.

    Uno de los trajes sin nombre metió la mano en el SUV debidamente estacionado y tiró de Chloe por un brazo. Paul contuvo un agudo silbido. Era extraño verla en público sin una peluca, su corto cabello rosado mostraba algunas raíces rubias sucias. Paul quería que ella supiera que él estaba allí, pero ni siquiera le miró. La atención de todos se centraba ahora en Marsh.

    Ella no estaba completamente frente a él y los demás estaban frente a ella, así que Paul se arriesgó a exponerse y corrió por el espacio abierto para esconderse detrás de un VW Jetta a unos quince pasos más cerca de ellos. Corrió encorvado, una incómoda acción de desequilibrio que terminó con un dolor de rodillas justo detrás del coche. Ahora podía escucharlos, incluso mientras se mordía el labio para reprimir cualquier sonido de dolor que pudiera delatarlo.

    —¿Sabes dónde estamos? - Preguntó Marsh. Su voz era tranquila e incluso, tal como Chloe la había descrito.

    —Washington D. C., - dijo Chloe, sonando como un chica lista.

    —¿Notaste el edificio al final de la manzana? ¿La sede del FBI?

    —Sí, lo reconocí por Expediente-X. ¿Tus amigos aquí presentes son agentes?

    —Son profesionales de seguridad con licencia en mi nómina. Han estado vigilándote a ti y a tus amigos por mí. No, el FBI aún no sabe de ti. Pero voy a hacer que te acompañen caminando por la calle junto a un grueso archivo lleno de pruebas en tu contra dentro de diez minutos si no haces lo que te digo.

    —Eso definitivamente apestaría. ¿Qué es lo que quieres que haga?

    —Dame a Isaíah.

    —Va a por tus hijos, - dijo Chloe con voz urgente.—Intentaba advertirte de esto cuando tus matones me metieron en su camioneta. Necesitas advertirles. Él va a...

    —Ya les he avisado.

    —¿Que has qué? ¿Cómo?

    —Te pinchamos el teléfono hace una semana. Y te hemos seguido. ¿Crees que me iba fiar de ti y de tus cómplices por un momento siquiera? Por supuesto no. Lo se todo. Y a menos que me des a Isaíah, irás al FBI.

    —Si realmente sabes todo como dices, entonces sabes que no hay forma de que pueda entregarte Isaíah. ¡Él no quiere tener nada que ver conmigo! Ha cortado todos los lazos. ¿Quieres saber lo que yo sé? Está en Nueva York. Quizá. Tiene una esposa llamada Dualla. Quizá. Es súper jodidamente inteligente, despiadado y talentoso. No hay quizá en eso. Te persigue a ti y a tu familia y no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Y a menos que estés dispuesta a poner a tus hijos en protección de testigos y rodearse de estos matones contratados en el futuro previsible, tampoco hay nada que tú puedas hacer al respecto. A menos que él la fastidie. Muy improbable. O a menos que tengas suerte. No hay grandes probabilidades. O a menos que le pagues.

    —¿Piensas que estoy faroleando? Normalmente el FBI no acepta sospechosos entregados en su sede por ciudadanos serviciales, pero te aseguro que harán una excepción por mí. Harán una excepción por ti.

    —Señora, absolutamente no quiero ir a la cárcel, pero se lo juro, no hay nada que yo pueda hacer sobre Isaíah. Polígrafo, el submarino, lo que usted quiera. ¡Estaba tratando de advertirla! No hay nada que yo pueda hacer. Métame en la cárcel, bien. Es una putada para mí. Pero Isaíah sigue ahí afuera. Pague y déjele en paz y todo le irá bien. No lo haga y no lo estará.

    —Tanto imposible como inmoral. No cederé ante tus amenazas.

    —No son MIS amenazas, - insistió Chloe. —Son las de Isaíah. Sus amenazas, Ya sabe lo que logró en Florida. ¿Qué le hace pensar que está mejor protegida que ellos?

    —Sé que él está en camino, y en breve estará en la lista de los más buscados por el FBI.

    —Y lo atraparán justo después de atrapar a Osama, estoy seguro. No sabes nada de él. Yo no sé nada ... Vale, escucha. ¿Hay algo mas? ¿Qué más puedo hacer para apaciguarte? Si quieres, te contaré todo lo que sé sobre él una y otra vez. Intentaré contactar con él de nuevo, si quieres. Lo que quieras, pero tiene que haber algo que realmente pueda hacer. Si pudiera dártelo, lo haría. Pero en serio, de verdad que no puedo.

    —Entonces no veo que haya mucho más que puedas hacer por mí además de servir como un chivo expiatorio conveniente para los problemas de Ken Clover, y no necesito tu cooperación para eso.

    Las rodillas de Paul lo estaban matando. Esto no era lo que habían planeado en absoluto, pero Cristo, necesitaba hacer algo, y necesitaba hacerlo ahora mismo. Cerró los ojos, reorganizó las palabras que había planeado decir en algo que podría salvar el trasero de Chloe en este momento y se puso de pie.

    —Pero nuestra cooperación ayudaría, - dijo en voz alta y clara que no tembló lo más mínimo. De acuerdo, tal vez un poco, pero no tanto que él creyera que hubiesen notado

    Los dos matones, Larry y Chloe se giraron para mirarlo. Uno de los matones echó mano a su chaqueta, por lo que Paul levantó las manos por encima de su cabeza. Marsh había comenzado a regresar hacia su SUV, pero se había detenido en seco cuando Paul se mostró.Sin mirarlo, le dijo: —Sr. Reynolds. - Ella se volvió y lo miró, su expresión no reveló nada. ¿Estaba sorprendida? ¿Satisfecha?

    Paul no tenía idea.

    —Estoy desarmado, - dijo caminando por la mitad del espacio entre él y ellos. El matón mantuvo su mano en el abrigo del traje, pero al menos no estaba apuntando con una pistola a Paul.

    —¿Te estás entregando a las autoridades?, - Preguntó Marsh. —Eso me facilita las cosas, entonces.

    —Podría hacer eso, sí, supongo. Sin embargo, no quiero hacerlo. Tengo una mejor oferta.

    —¿Puedes liberarme de Isaíah?

    —No puedo. No más de lo que Chloe puede. Está en la hierba alta, más allá de mi alcance, eso seguro. Si meto la nariz, me comerán.

    Paul se detuvo cuando estaba a un metro y medio de distancia. Si alguien tratara de agarrarlo, aún podría correr por su vida, aunque correr hacia dónde era una pregunta sin respuesta.

    —Pero hay otras cosas.

    La cabeza de Marsh se inclinó ligeramente hacia un lado, su barbilla se levantó lo suficiente como para que Paul supiera que quería que continuara.

    —Bien, bueno, aquí está el trato. Estás en esto por Ken Clover, ¿verdad? Él es el cliente que paga. Y estoy seguro de que le está cobrando por todo esto... la vigilancia, la seguridad, la gasolina para esos SUV. ¿Verdad? - Marsh no asintió, pero tampoco lo negó. —Así que esto es solo una factura más. Paga a Isaíah con el dinero de Clover. No te cuesta un centavo. ¡Ahora espera! Sé lo que vas a decir. Dirás que no cedes ante las amenazas y que pagar a Isaíah no hace ningún bien a Ken Clover. Pero, ¿y si así fuera?

    Marsh siguió mirándolo. Paul sintió que volvía a sus días en el negocio de los videojuegos cuando daba argumentos de riesgo a capitalistas y editoriales. La misma mirada muerta, escéptica y aburrida que implicaba que habían escuchado todo eso antes. Muy pocas de esas reuniones habían salido bien. De hecho, ninguna de ellos lo había hecho.

    —Aquí está el trato que estoy proponiendo. Te daré una confesión. Te daré pruebas sólidas e impecables de que han tendido una trampa a Ken Clover de todas las formas posibles. Registros del servidor, correos electrónicos originales falsificados, registros bancarios. Te daré todos los detalles de lo que le hicimos. Eso es lo que necesitas, ¿no? ¿No lo necesitas fuera de la soga para que pueda volver a su antigua vida? Pues bien. Me llevo toda la culpa. Soy un criminal conocido. Demonios, incluso puedo darte cosas que me relacionen con la mierda que hice en San José hace unos años. Me pones en esa lista de buscados si quieres. Usa todas esas pruebas para sacar a Clover del apuro, y con gusto pagará su tarifa normal más el dinero para pagar a Isaíah. Todos ganan.

    —Todos menos tú, - dijo Marsh.

    El estómago de Paul se revolvió, estaba muy contento de escucharla decir esas palabras. —Gano porque Chloe y yo no nos entregamos al FBI esta noche y vosotros consiguen que suelten a Sandee en Florida. Nos escapamos. Nos metemos bajo tierra. Pasamos una página. En este punto, eso es lo único que queremos. Sólo queremos que termine.

    Marsh no dijo nada durante mucho tiempo. El tiempo suficiente para que Chloe saltara a las negociaciones. —Es un comercio justo, ¿no? En principio obtienes todo lo que querías y termina costando a tu cliente un poco más de lo que podría haber pagado de otra manera. Pero recupera su vida ahora, en lugar de seis meses o un año, o nunca. He visto sus libros. Recuperará ese dinero en seis meses, fácil.

    Marsh miró a Chloe. —¿Por qué rosa?

    —¿Perdone?

    —Tu cabello es de ese tono de rosa sorprendentemente horrible. ¿Por qué?

    —Me gusta, - dijo Chloe. Señaló a Paul. —A él le gusta.

    —Es terriblemente peligroso. Muy reconocible, destaca en una multitud. Lo que supongo que por eso siempre llevas peluca. Adiviné lo de la peluca, pero nunca habría adivinado el color rosa.

    Paul y Chloe intercambiaron miradas en blanco. ¿De qué iba esta mujer?

    —Vosotros dos, - dijo Marsh. —¿Sois pareja?

    —Sí, - dijo Chloe.

    —Ya veo. Interesante. Han elegido una forma extraña de vivir. Una manera estúpida, en realidad. No creo que sean lo suficientemente feroces para ser delincuentes, de todos modos no habéis tenido éxito. Es vuestro sentimiento lo que os ha metido en tantos problemas, lo que me llevó a vosotros.

    Paul comenzó a decir algo y luego se detuvo, decidiendo que era mejor esperar y ver adónde iba con esto.

    —No me importa mucho vuestro trato, pero no estoy segura de que me importe mucho alguna de las alternativas.

    —¿Puedo decir lo que probablemente no puedes?, - Dijo Chloe. Marsh asintió con la cabeza.

    —Vamos a la cárcel, suplicamos a los federales, eso ayuda a Ken un poco. Pero tienes razón, somos sentimentales, y tal vez eso nos hace malhechores, pero también significa que no elegimos a Ken al azar. Lo elegimos porque es un malvado que hace maldades para personas aún peores. Sabes tan bien como nosotros que si se descubre toda la verdad sobre lo que realmente le hicimos a Ken, bueno, no hay vuelta atrás para él. Está jodido porque, francamente, merece estar jodido, y creo que lo sabes.

    Paul creyó, tal vez solo lo imaginó, haber visto un destello de algo en los ojos de Marsh. Quizá enfado pero, ¿en serio?, ¿quizás deleite?

    —Eso es si tenemos que llegar a un acuerdo con los federales en lugar de con ustedes, - dijo Paul. —Pero hacemos un trato con usted y usted obtiene una confesión personalizada, una con muchos detalles que exonera a su cliente de manera que una investigación oficial del FBI nunca haría. Además, desde un punto de vista puramente egoísta, no pasamos los próximos veinte años en una penitenciaría federal.

    —Necesitaría algo más que únicamente sus archivos. Necesitaría una confesión suya. Una confesión que la gente pueda creer. No por escrito, eso algo que podría haber sido falsificado. Algo en video.

    Que incluso estuviese hablando de hacer un trato emocionó a Paul. Su mente se aceleró, repasando todo lo que habían hecho para ver si había algo para ganársela. Las piezas comenzaron a encajar en su mente y dejó que las ideas brotaran.

    —Está bien, la entiendo. Una confesión creíble. Bueno, cínicos y expertos, saben que ninguna confesión obtenida bajo ninguna forma de coacción es realmente creíble. Lo que quiere no es una confesión sino una admisión.

    —Explica la diferencia en tus ojos.

    —Hago un video. Hacemos un video. Un video que exige más dinero de Ken, extorsionándolo, amenazándolo, diciendo que haremos que parezca que ha hecho cosas aún más horribles, o lo que sea. Podemos ponerle una fecha antigua y decir que haremos que parezca que ha hecho las cosas horribles, que realmente ha hecho, ¿verdad? Y uso algo para difuminar mi cara y mi voz. Pero aquí está el trato. Yo uso algo que puede ser de ingeniería inversa. ¿Esos programas que giran o difuminan caras? Existen algoritmos para deshacer el efecto borroso. Capturaron a un abusador de menores de esa manera de las fotos que publicó online. Con ese video podrás hacer que tus expertos me desenfoquen y me tendrás admitiendo que intento chantajear a Ken. Da la impresión de que me has engañado, lo que, creo, los medios y los clientes de Ken encontrarán mucho más convincente que una confesión directa. Además, oye, también te hace quedar muy inteligente, ¿no? Eso tiene que ser bueno para los negocios.

    —Tendría que ver pruebas de que esto funciona.

    —Claro que si. Podemos darle el video no borroso y usted misma puede hacer el resto por su cuenta como desee. De la forma que quiera.

    Marsh les dio la espalda y se alejó unos pasos, mirando hacia el techo mientras lo hacía. Se quedó parada en la parte trasera de su SUV durante un largo rato, allí, sólo mirando al techo. —Sigo insatisfecha por las amenazas que Isaíah le ha hecho a mi familia, - dijo al techo. —Pagarle me molesta.

    —Sé que esto no significará mucho viniendo de mí, - dijo Chloe, —pero Isaíah es un hombre de palabra. Y sabe muy bien lo conectado que estás. No quiere una guerra contigo, realmente no la quiere. Si dice que te dejará en paz cuando le paguen, te prometo que lo hará.

    —Sin embargo, sigue molestándome.

    —Lo siento, - dijo Paul, —pero no sé qué más decir.

    Marsh los miró unos segundos más antes de darse la vuelta y caminar tranquilamente hacia ellos.—Necesitaré más tranquilidad. Una forma de libertad condicional.

    —¿Y eso qué significa?

    —Durante un año, quiero saber dónde están ustedes dos en todo momento. Quiero poder atraparte de nuevo y arrastrarte a ese edificio al otro lado de la calle si algo de esto sale mal. Si ocurriera una desgracia para mi familia, culparé a Isaíah y, por ende, a vosotros.

    —Pues esperemos que vivan vidas encantadoras, - dijo Chloe.

    —Hasta ahora, lo han hecho, - dijo Marsh con una sonrisa. —Mi llamada hace una hora bien podría haber sido la primera vez en su vida adulta que realmente los ha asustado. No quiero que eso vuelva a suceder.

    —Sólo Paul y yo, - dijo Chloe. —Sandee y cualquier otra persona, quedan libres. - Marsh asintió. —¿Y cómo propones vigilarnos? No queremos ir a la cárcel.

    —La cárcel sería lo más fácil. ¿Algún cargo de hurto menor? Pero no, no podría funcionar. Reynolds no puede ser el chivo expiatorio total si ya está bajo custodia policial por algún otro cargo. Tendremos que llegar a un acuerdo. Estoy segura de que mis expertos en seguridad pueden pensar en algo. Suponiendo que todos los detalles funcionen como sugiere que lo harán, ¿tenemos un trato?

    Paul miró a Chloe. Ella frunció los labios ligeramente, sin duda preguntándose si habían cometido algún error, quizá pasado algo por alto. Paul no podía pensar en nada. Él asintió, ella le devolvió el saludo. —Trato hecho, - dijo Chloe tendiéndole la mano.

    Marsh dio un paso adelante y se la estrechó, luego estrechó la de Paul. —Todo su esfuerzo, para nada, - le dijo a Paul. —Se queda sólo con su libertad, algo que nunca hubiera estado en riesgo si hubiera concentrado en logros legales en lugar de criminales.

    Paul solo le estrechó la mano. Ella no tenía idea de lo que realmente acababa de suceder.

Capítulo 31: Chloe

    Chloe no volvió a ver a Sacco durante dos semanas, cuando regresaron a Florida para celebrar la liberación de Sandee y ayudar a planificar el funeral de Paul.

    Volver a Key West al principio parecía una idea loca. Demasiado pequeña, muy pocas salidas, eran demasiado conocidos. Pero de eso se trataba, ¿no? Marsh quería saber dónde estaban todo el tiempo. Volver al último lugar al que habían llamado hogar la tranquilizaría. En cuanto a la vieja casa, eso estaba fuera de discusión. Los federales la habían destrozado buscando pruebas y probablemente también habían encontrado una tonelada. También habían revisado los registros de Apartamentos y Propiedades de Keys con un peine de dientes finos, lo que significa que la conexión principal de la Tripulación para alojamiento gratuito ya no era una opción. Chloe llamó a uno de sus pocos contactos en la isla que no había sido interrogado por los federales, y los conectó con una casa flotante que no había salido del puerto deportivo en siete años. Sin embargo, tuvieron que pagar, lo cual apestaba.

    Sandee les contó las historias de la vida tras las rejas desde Miami. Había al menos tres compañeros delincuentes federales con las muñecas rotas y uno con la pelvis rota y un guardia que estaba enamorado de él. Jugó con su típico estilo bromista, pero Sandee estaba claramente contento de estar libre. Parecía cansado, gastado y, por primera vez, Chloe pensó que veía arrugas alrededor de sus ojos.

    No es que ella dijera nada. Abeja le había contado a Sandee todo lo demás, desde el gallina de c1sman, "nunca tuvo corte para esto", le dijo, hasta la persecución final y la negociación con Marsh que resultó en la liberación de Sandee. Los dos bromearon en el asiento trasero, absorbiendo el aire del mar mientras Chloe conducía hacia el Sur sobre el agua con las ventanillas abiertas.

    La casa flotante olía un demasiado a mar, la parte a pescado del mar para ser precisos, pero al menos estaban en casa por el momento. Una vez dentro, Chloe mostró el brazalete de tobillo con GPS que estaba sujeto a su pierna izquierda y luego se registró con el matón de seguridad de Marsh a través de la cámara web, demostrando que estaba donde decía que estaba. Abeja había descubierto en las primeras horas que la cosa no solo tenía un GPS, sino también un micrófono oculto. Básicamente un teléfono completo configurado.

    Chloe lo había sospechado. La parte realmente horrible era que su batería solo duraba 72 horas, lo que significaba que cada tres días tenía que enchufar la pierna a un enchufe durante un par de horas mientras se recargaba. Bueno, no mucho más, pensaba ella.

    Después de registrarse como se le ordenó y de saber que los matones de Marsh nunca hacían sus controles aleatorios en las próximas dos horas, le dio la señal a Abeja. Su mejor amiga experta en tecnología sacó la unidad clonada de debajo del sofá y orquestó el cambio cuidadoso del cable en su pierna al falso que la cubriría. La primera vez que probaron el truco, casi las atraparon y utilizaron todas las excusas ya preparadas con anticipación para convencer a Marsh de que no era culpa suya. Manchas solares, tormentas eléctricas, pintura con plomo en las paredes, todo. Una semana después, Abeja había perfeccionado el proceso y podían entrar y salir cuando quisieran. Chloe se quitó el brazalete esclavo y lo colocó sobre la mesa detrás del ordenador al lado de Paul, con el micrófono silenciado de manera segura.

    —¿Realmente pensó que no podrías encontrar una solución para eso?, - Preguntó Sandee.

    —No creo que lo haya hecho, - dijo Abeja. —No puede haber pensado que éramos tan estúpidos.

    —Creo que ella no se dio cuenta de que eras tan inteligente, - dijo Chloe. —Es un tema abierto a debate.

    Abrieron una botella de champán y bebieron de las copas Dixie durante la siguiente hora. Estaban a la mitad de su tercera cuando Chloe escuchó pasos familiares en el muelle fuera de la puerta. Un momento después entró Paul, con Sacco justo detrás de él.

    —Eres un pedazo de mierda, - dijo Chloe.

    —Lo siento, - dijo Sacco.

    —Dijiste que vendrías aquí ayer.

    —Me retrasaron.

    —¿Ha sido una chica?

    Sacco se sonrojó un poco. —Tal vez. Pero era una chica en un banco en Belice, así que no es que no estuviera trabajando.

    —Bien, bien, - dijo Chloe. —Dame buenas noticias y todo está perdonado.

    —Buenas noticias. El dinero logró recorrer todo el camino. 500.000 euros en la cuenta de Frankfurt, luego pasaron a la cuenta del grupo Overseas Holdings allí y luego a Belice y luego a nuestro banco en Belice y luego a nuestro otro banco en Belice. Saqué un poco de efectivo de viaje con nosotros y el resto debería estar esperándonos donde sea que vayamos después.

    —Bueno, todo de puta madre, - dijo Chloe.

    —Pero no tiene idea de cómo matarme, - dijo Paul.

    —Le dije que podíamos contratar a un asesino a sueldo, - dijo Sacco.

    —También me dijo que quería darle una parte a Isaíah.

    —¡No lo hice!

    Chloe se echó a reír y a reír y les sirvió las dos copas de champán. También hubo un debate continuo sobre si decirle o no a Isaíah cuán atrozmente habían usado su nombre y reputación en vano.

    Chloe no había hablado con él desde su última reunión cara a cara, ni Sacco tampoco. Le habían pagado a uno de los contactos de Chloe, un miembro de la Tripulación de Marco, para interpretar el papel de Isaíah en la llamada telefónica sabiendo que Marsh había intervenido la línea. Y cuando Chloe había "irrumpido" en el apartamento de Baltimore para confrontar a Sacco al respecto, esperaron hasta que Sacco detectó que la seguridad de Marsh había activado en secreto (o eso creía Marsh) el micrófono del teléfono pinchado. Por lo tanto, Sacco fue sacado de la escena sin despertar sospechas y se le dio más crédito a las amenazas inventadas de Isaíah contra la familia de Marsh.

    No habían imaginado que Marsh realmente se apoderaría de Chloe.

    Había salido del apartamento con supuesta ira, así que había una razón plausible para quitar el teléfono que estaba pinchado de la casa mientras Sacco hacía las maletas y Paul y Abeja planeaban el próximo movimiento. Tenía la intención de llamar a Marsh y luego hacer la oferta por teléfono. En cambio, la habían secuestrado. Pero el ordenador portátil de Sacco estaba conectado al teléfono de Chloe al igual que el equipo de seguridad de Marsh. Se sintió inundada de alivio cuando Paul, con las rodillas desolladas, apareció en ese garaje. A partir de ahí, las cosas habían salido casi según lo planeado, sin duda lo suficientemente cerca del plan como para que todo funcionase al final. Sacco se había quedado en su punto de encuentro para que Abeja se pusiera en contacto con él y, por lo tanto, se había perdido toda la aventura del FBI, en lugar de dedicar su tiempo a establecer el lugar que esperaban para atraer a Marsh a las negociaciones. Si se hubieran retrasado un par de horas más, Sacco se habría marchado solo, cortando todo contacto. Al menos esas habían sido sus órdenes. ¿Quién sabe lo que realmente habría hecho? Probablemente intentar sacarlos de la prisión federal por su cuenta. Afortunadamente, llegaron a un acuerdo con Marsh antes de que Sacco supiera que algo había salido mal.

    El lapsus con las pulseras de las piernas los había agitado un poco, pero Abeja lo había resuelto. Sí, Ken recuperó algo de su vida, pero recuperaron su dinero y la libertad de Sandee, que ella contaba como dos puntos para él. Todavía discutían si advertir o no a Isaíah que Marsh pensaba que él era el demonio encarnado. Chloe no quería, Sacco dijo que deberían hacerlo. Paul y Abeja acordaron que era mejor dejar esa mentira particular dormida. Dado que Paul era quien tendría su cara en todas las noticias la semana siguiente (otra vez), su voto tuvo un peso extra.

    Incluso con la barba desaliñada, la loción de bronceado y los mechones negros de su peluca, Paul seguía siendo un hombre muy buscado. Clover, en su conferencia de prensa auto justa, engreída y auto importante, ofreció una recompensa de $ 100,000 por información que condujera al arresto de Paul. Tampoco habían previsto esa pequeña arruga, pero solo confirmaba la sabiduría de su plan original: era hora de abandonar el país. Incluso el viejo Ollie había entrado en el acto, blogueando sin cesar sobre Clover, Paul, y difundiendo su deseo de formar un grupo de hackers para llevar ante la justicia el sombrero negro deshonesto. Aparentemente, Clover había contratado a Ollie como su tipo de seguridad informática a tiempo completo. Con todo esa atención allí afuera, solo tenían la palabra de Marsh de que estarían a salvo y de que no había manera de que pudieran confiar en ella más de lo que ella podía confiar en ellos.

    Y ella no podía confiar en ellos en absoluto.

    —Bueno, Paul dice que el plan es que le matemos, - dijo Sacco. —Eso parece un poco extremo.

    —No veo otra manera, - dijo Paul. —Demonios, incluso después de que piensen que estoy muerto, probablemente les llevará años eliminarme de la lista de buscados. Bien podría comenzar lo antes posible.

    —Es difícil, especialmente porque en realidad no podemos matarte.

    —Pensaremos en algo, - dijo Chloe.

    Ella y Paul ya habían lanzado algunas ideas. Ayer había recogido todo lo que necesitaban para sacar unas pintas de sangre y quitarle uno de sus dientes sin causar demasiado dolor o daño permanente. Paul incluso se había ofrecido a renunciar a un par de dedos, pero Chloe trazó la línea allí. Esa fue la otra razón para volver a Key West. La gente lo conocía aquí, gente a la que podían engañar. Lo resolverían en un par de días, tal vez tres como máximo.

    En dos semanas estaba apostando a que saldrían de aquí. —La siguiente pregunta es, ¿a dónde vamos desde aquí?

    —Belice, - dijo Sacco. —Ahí es donde está el resto del dinero.

    —¿Y luego? - Preguntó Chloe.

    —Sé a dónde no voy, chicos, - dijo Sandee. —No voy a volver a la cárcel. Os quiero. Os amo a los cuatro hasta la muerte, pero bebés, no estoy preparado para más momentos difíciles.

    —Tendremos más cuidado de ahora en adelante, - dijo Chloe. —No tienes que hacer nada con lo que no estés de acuerdo.

    —Ya he terminado, Chloe. Lo siento, pero ya he terminado. Todo fue un juego. Fue una fruslería. Fue una aventura hasta que dejó de ser alguna de esas cosas. Entonces fue más aterrador que el pecado. Lo siento, pero simplemente no funcionará.

    —No, - dijo Abeja, —No, por favor, San, no puedes.

    —Oh, cariño, nos mantendremos en contacto. Vendré de visita, si quieres. Juro que lo haré. Pero ahora me voy a quedar aquí mismo. - Miró a su alrededor con un ojo crítico. —Bueno, no aquí en este horrible barco, sino aquí en Key West por unos días más. Entonces creo que probaré LA. Llegué a California cuando estuve allí, y sabes, hay una ciudad donde una chica como yo puede perderse cómodamente. Y a pesar de la piel morena, no estoy hecho para países del tercer mundo o para la vida a la carrera.

    —Pero ... - dijo Chloe antes de que pudiera pensar en algo con lo que seguir.

    —Tiene razón, - dijo Paul. —Si él quiere quedarse, debería quedarse. Joder, si pudiera quedarme, me quedaría. Puede parecer que hemos ganado, y supongo que lo hicimos, pero ser buscado por los federales, simplemente apesta. En serio. Esta ha sido una aventura demasiado cercana. Escuchadme, ya hablo como si ya estuviéramos sanos y salvos cuando probablemente haya algún ojo privado o mercenario Blackwater espiando o jodido sentado en el muelle mirando cada uno de nuestros movimientos. Sandee debería empezar una nueva vida para él y también cualquier otro que quiera. Los demás tenemos que irnos. Pero lo que hagamos después de irnos, ya no estoy seguro.

    Esta era la primera vez que Chloe había oído estas nuevas dudas de Paul.

    Bueno, probablemente no nuevas dudas, pero no dichas en voz alta antes.

    —¿Qué estás diciendo, Paul?, - Preguntó ella, temerosa de la respuesta.

    —No sé lo que digo, Chloe, realmente no lo sé. Pero estoy con Sandee, no podemos volver a hacer esto. Esto ha estado muy cerca. Como acabo de decir, sigue estando demasiado cerca.

    —¿Qué demonios sabemos hacer aparte de esto?, - Preguntó, y se dio cuenta de la pregunta equivocada.

    Paul sabía escribir y dibujar. Sacco sabía programar. Abeja sabía construir o reparar cualquier cosa. Todo lo que Chloe sabía hacer era mentir, engañar y robar. ¿Qué demonios iba a hacer ella?

    —No tengo ninguna respuesta, - dijo Paul mirándola a los ojos.

    Él entendía lo que ella estaba pensando, sin duda. Y en ese momento, tan asustada como estaba de enfrentar sus propias limitaciones, sabía que él se quedaría con ella. Lo averiguarían juntos.

    —Sea lo que sea, será algo que todos queramos hacer, y tal vez algo que haga un poco de bien a otras personas.

    —Y que sea genial, - dijo Chloe.

    —Sí, y genial.

    —Y emocionante.

    —Emocionante, absolutamente.

    —Está bien, - dijo ella.—Lo averiguaremos. Lo haremos. Pero ahora mismo necesito otro trago. ¿Alguien me acompaña?

    Todos asintieron. Olvidó la botella de champán medio vacía y sacó el Glen Morangie. Bebieron y pensaron en formas de matar a Paul. A ella le gustó personalmente el plan del tiburón, pero algunas otras ideas tampoco eran tan malas. Cuando Sandee se ofreció como voluntario para ir a la tienda a comprar suministros frescos, preguntó si alguien tenía alguna solicitud. Abeja necesitaba algunas pilas AA. Sacco quería cerveza diferente. Paul dijo que no necesitaba nada.

    —Me he quedado sin tinte rosa, - dijo Chloe.

    —¿Tal vez es hora de un cambio de color?, - Dijo Sandee, quien había presionado durante mucho tiempo contra el rosa.

    —Oh, no, - dijo Chloe. Algunas cosas no abandonaría jamás. —Consígueme rosa.

FIN