Créditos

    Gracia Salvadora (versión gratuita en español. Prohibida su venta)

    Copyright © 2020 de Michael Graeme. (CC-BY-NC-SA)

    Traducción y Edición: Artifacs, noviembre 2020.

    Publicada en artifacs.webcindario.com

    Diseño de Portada: Artifacs.

    Imagen Copyright © de Michael Graeme.

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    Obra Original: Saving Grace

    Copyright © 2018 de Michael Graeme. Todos los derechos reservados. michaelgraeme.wordpress.com/

    Publicada gratuitamente en Smashwords en 2019: Saving Grace

Licencia Creative Commons

    Muchísimas gracias a Michael Graeme por autorizar esta tradución al español y por compartir con el mundo Gracia Salvadora bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

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Colección Indie Gratis

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    • V. El Precio de Estar con Sunita de Michael Graeme (The Price Of Being With Sunita)

    

    Novela de fantasía y romance paranormal que lleva la relación de pareja hacia un nuevo nivel trascendente.

    Derek es un chico de mediana edad que conoce a extraña y hermosa mujer en un espectáculo mentalista de muy mala calidad. Ella nunca ha visto a Derek antes, pero lo sabe todo de él. Derek descubre que sabe cosas de ella, aunque nunca la ha visto antes. Ella se llama Sunita y le propone un trato: que Derek pase un tiempo con ella para descubrir y desarrollar los poderes psíquicos que ambos tienen común.

    Pero hay un precio que Derek deberá pagar. Cuando Derek haya desarrollado plenamente sus poderes psíquicos, tendrá que realizar un experimento mental con ella. Un experimento que ningún hombre se ha atrevido a realizar antes.

    • IV. Los Diarios del Hongo de Dominic Lyne (The Mushroom Diaries)

    Los Diarios del Hongo es una novela corta basada en las entradas de diario y notas escritas en la época. Se inspira en seis de los viajes que el autor y su novio experimentaron mientras permitían que el Hongo Mágico indujera visiones para guiarles por las calles y pasos subterráneos de Londres.

    • III. En el Bosque Durleston de Michael Graeme (In Durleston Wood)

    Richard Hunter, romántico de mediana edad, vuelve al pueblecito inglés de su niñez para escapar de California, de una esposa infiel y de dos hijos adolescentes a los que ya apenas conoce. Perdidamente enamorado de Davinia, (la directora de la escuela primaria donde él trabaja como profesor), dedica las noches a pasear taciturno por el bosque de Durleston. El lugar que tanto frecuentaba con su padre siendo niño.

    El bosque es ahora para él un ente vivo que alberga los fantasmas del pasado, pero que también da cobijo a algo más. Una misteriosa mujer se oculta allí con la esperanza de que alguien la libere de sus cadenas, literalmente. Richard cree que liberarla podría ser lo único que pueda salvarle de la profunda depresión. Pero hacerlo puede meterle en graves problemas con los vecinos del pueblo, las autoridades y, por supuesto, el hombre que reclama a esa mujer como algo de su "propiedad".

    También sabe que su relación con Davinia solo puede ser profesional, pues si aceptara la peculiar amistad que ella le ofrece, el escándalo en un pueblo de tan anticuadas costumbres resultaría desastroso para ambos. Richard tendrá que resolver un creciente rompecabezas de sentimientos al que se añaden nuevas y extrañas piezas a medida que él resuelve los misterios del Bosque Durleston.

    • II. El Camino Desde Langholm Avenue de Michael Graeme (The Road From Langholm Avenue)

    Una historia de amor no correspondido, de amor inesperado, de amor perdido y reencontrado.

    Con el divorcio a la vista, nuestro héroe Tom Norton se enfrenta a la madurez de sus cuarenta años con la sensación de haber hecho un giro equivocado en algún lugar de su pasado. Comienzan entonces a perseguirle los recuerdos de Rachel, una chica de la que él estaba enamorado en la escuela.

    Con las emociones emergiendo a la superficie, Tom percibe que el viejo asunto con Rachel nunca ha quedado olvidado y que; antes de poder encontrar un camino para superar la crisis, tendrá que viajar en busca de su pasado más profundo.

    Tom se propone así encontrarla y hacer lo único que no se atrevió a hacer un cuarto de siglo atrás: invitarla a una cita.

    • I. La Tercera Persona de Stephanie Newell (The Third Person)

    Novela brutal, trágica y de humor oscuro sobre el crecimiento, la rivalidad entre hermanas y la familia disfuncional definitiva. En una serie de anotaciones de diario, Lizzie, de catorce años, comparte sus secretos sobre cómo aceptar la ruptura de sus padres, luchar con su hermana menor y su obsesión con el hombre con el que está destinada a casarse.

Gracia Salvadora

por

Michael Graeme

Capítulo 1

    No me lo estoy imaginando, ¿verdad? Quiero decir, cómo nos vestíamos para ir de compras a la ciudad los sábados por la tarde. Papá usaba camisa limpia y corbata, mamá un lindo vestido y lápiz de labios. Y no era una cuestión de clase. Mis padres eran pobres.

    He visto un centenar de actrices de cine de la Era Dorada de Hollywood en Main Street. Marylin Monroe, Rita Hayworth, Lauren Bacall, o eso me parecía cuando era niño, esas bellas damas todas taconeando con sus largos tacones y sus grandes melenas brillantes. Tampoco eran ricas, solo chicas normales, todas bien arregladas, dignas y orgullosas. Esto habría sido en los sesenta, supongo, quizá a principios de los setenta.

    ¿Visión teñida de rosa quizá? Claro, lo entiendo, pero no se puede negar que es diferente ahora. Miro por la ventana de esta pequeña librería y veo a un pueblo, (casi todos) despeinado, aplastado, algunos incluso un poco borrachos, aunque apenas ha pasado la hora del almuerzo.

    Ya no hay estrellas de cine en Main Street. Nuestros modelos a seguir no ofrecen magia, ningún escape, solo este mismo grunge insufrible, y a todas horas nos lo restriegan por las narices y una cínica voz en off nos dice que las cosas nunca van a ser mejores que esto.

    ¿Yo? Yo aún finjo. Lo llevo haciendo toda mi vida.

    Ahora mismo, estoy fingiendo ser este hipster en traje de lana y estudioso: pantalones chinos, chaqueta informal, camisa Oxford con botones hasta abajo y relucientes zapatos toscos de cuero. Soy Hugh Grant en Notting Hill[1] o para aquellos de ustedes un poco mayores, soy Anthony Hopkins en Charing Cross Road[2]. De cualquier forma es una actuación, no lo hago porque espere que Julia Roberts o Anne Bancroft caigan del cielo pronto. Simplemente me levanta de la cama por la mañana y es un lugar cálido para sentarme sin gastar el Calor en la camioneta.

    Un lento tambaleo de borrachos se ha vertido del pub hasta lo alto de Chapel Street, hasta lo que el Ayuntamiento ha llamado recientemente el "Distrito Norte." Lo hace sonar a lugar de moda chic parisino, pero el pub (el Malting House lo llaman ahora) es la misma cutre y vieja taberna que siempre fue, alcohol barato, alfombras pegajosas y vómito en el escalón (una cuestionable elección para la continuidad con una época pasada). Preferiría que nos hubiéramos aferrado a Woolworth"s (siempre ha habido algo acogedor en el Woollies), pero el Malting House se elige como embajador de nuestro pasado, nuestro presente y, al parecer ahora también, nuestro futuro.

    Los borrachos están gritando (todos ellos mujeres, vestidos ajustados, tetas derramándose fuera, voces de pura fatiga). Suenan agresivas, como ansiosas por una pelea, pero mientras escucho, me doy cuenta de que solo están teniendo una conversación sobre algo de reunirse de nuevo mañana.

    "Ya, hasta entonces, nos vemos, amor."

    "Nos vemos..."

    "Nos vemos..."

    Es un intercambio bastante simple, pero lleva un tiempo y maldicen un montón mientras luchan por iluminarse, dando cómicas caladas de lado a sus cigarrillos. No es bonito, ¿verdad? ¿Es esto de verdad en lo que nos hemos convertido, nosotros los denodados británicos? ¿Nosotros, los del noventa y nueve por ciento?

    Hay un "zapatón" paseando por su terreno de juego, por el mismo cuadradito de calle hora tras hora, su plañidero llanto es la banda sonora de mis días. Es un tipo nuevo, mediana edad, cara picada de viruela, su aburrimiento solo es disipado por el ocasional insulto pasajero a cuenta de su extranjería. Yo no conozco su historia, pero lo retrato como uno de esos que escapan por un pelo del desastre que hemos hecho del mundo, mientras que aquellos que remueven el desastre no tienen que mirarlo a los ojos a todas horas como yo lo hago. Calculo que gana diez peniques al día por sus molestias si es afortunado. Todavía tengo que comprarle una revista. En verdad me avergüenza que a mí me vaya ligeramente mejor.

    La suerte, estos días, es marginal y relativa.

    Enfrente, en la entrada de la tienda vacía, ha habido una persona sin hogar estas últimas semanas. Hay un par de ellos calle arriba junto a la iglesia también, y uno en el estacionamiento ahora. La persona de enfrente es informe dentro de una docena de capas, pies y piernas sumergidos en un saco de dormir que está lleno de relleno desde una esquina. No puedo decir si es un hombre o una mujer. Siempre tienes un montón de durmientes al raso en las ciudades, pero esto se está extendiendo ahora a los pueblos de mercado provincial, y cada uno, un canario que cae de su percha como advertencia.

    El perro se moría de hambre en la puerta de su amo, y todo eso. Blake (1803)

    Extraño estar citando aún a Blake. Es como si no hubiésemos aprendido nada en doscientos años. De hecho, si acaso estamos evolucionando hacia atrás hacia una edad más oscura y cruel incluso que la que él conocía. O tal vez sea cierto lo que dicen sobre la historia: que lo único que nos enseña es que nunca aprendemos de la historia.

    Maggs emerge de la trastienda, huele a perfume. Le Jardin, creo. Yo tuve una chica a la que le chiflaba eso, pero no me lo recuerdes.

    "Estoy saliendo pues, Mike."

    "Bien, Maggs. Nos vemos luego."

    Ella lleva el vestido verde hoy. Le queda bien. Presumo que está hecho a medida. Ella más bien tiene forma de pera, rellenita en el muslo, pero el vestido hace una virtud de ello. Los vaqueros ajustados no serían lo suyo en absoluto. Disculpas por la burda objetivación, pero ella es de las difíciles de saber, por tanto, me da pocas opciones y ha sido un día lento en la librería.

    "Estaría bien almorzar juntos alguna vez," dice ella. "Quiero decir, si conseguimos alguna vez que Alan aparezca para su turno cuando debería, él puede hacerse cargo por un rato. ¿Qué dices?"

    "Sí, Maggs. Eso sería encantador."

    No estoy seguro de si eso sería encantador. En realidad, probablemente yo lo encontraría incómodo, me refiero a socializar con Maggs. Y no del todo apropiado.

    "¿Seguro que te va bien atender la tienda?"

    "No hay problema. Sándwich en la mochila."

    Atender la tienda es, después de todo, lo que he venido a hacer aquí.

    Nota que no he dicho "por lo que me pagan."

    "Bien, pues... te veo luego entonces."

    Y ella se va, normalmente a por café y un Pannini en el Market Cafe. No hay gran cosa en forma de alta cocina en Middleton. Nunca la ha habido. Simplemente no ese tipo de ciudad y ahí, supongo, reside gran parte de su virtud.

    No sé mucho sobre Maggs, ella es la jefa y eso es todo. Está casada, a juzgar por los anillos, lote completo: compromiso, boda y una ostentosa eternidad que sugiere una cierta estabilidad a mayor plazo, si acaso algo exagerada. Sospecho que no tiene hijos, porque no hay nada con lo que a las mujeres les guste aburrirte más que los interminables e insignificantes logros de su descendencia, y ella nunca ha mencionado ninguno.

    Disculpas de nuevo.

    Debe, en realidad, ser bastante agradable tener hijos. Los míos ya habrían crecido a estas alturas, por supuesto, vidas propias. Un logro positivo haber creado vida, pero también, mejor un cuchillo en la garganta de uno que verlos sufrir abriéndose paso en el mundo tal como el mundo está ahora.

    A ella le gustan los tacones altos, noto yo. Inventado por un hombre, presumiblemente, para crear ese giro acentuado de las caderas, lo cual complace al ojo, pero muy fuera de lugar en Middleton estos días. Y qué decir de su pelo, enrollado como Tippi Hedren en Marnie[NUM], ella destaca más de lo que yo me sentiría cómodo destacando en una ciudad como esta.

    Las borrachas están aún dándose despedidas una a la otra. Le lanzan una mirada de reojo cuando Maggs deja su perfume al pasar.

    "¿Quién se cree ella que es?"

    En realidad, no lo dicen en voz alta, pero yo era un buen vendedor en mi época, lo cual implica un montón de lectura mental, y sé que lo están pensando.

    Observo cómo ella se aleja taconeando y la multitud se inclina hacia ella. Tan atractiva en la nuca, he notado. Sí, Maggs todavía tiene la calidad de estrella de cine, al menos la tendría en los días en que las caderas eran lo mejor.

    Una moneda se deja caer en el sombrero del sin techo. Hay un mito, perpetuado por aspirantes al uno por ciento y sus diversos ortos fétidos de la prensa, que dice que los mendigos se van al hogar cada noche a casas bonitas. Pero la verdad no es lo mismo que la creencia, y deberíamos ser cuidadosos con lo que nos conducen a creer, también atentos a quién es ese que nos conduce.

    Pienso en esto durante un momento, saco mi bloc de notas y anoto la observación. No es especialmente profunda, bastante obvia en realidad, pero las pequeñas cosas son importantes estos días.

    Verdad y creencia.

    Resuelvo meditar sobre ello.

Capítulo 2

    No recuerdo lo que solía ser esa tienda, aquella en cuya puerta se sienta la persona sin hogar todo el día. Creo que era un estanco. Ha estado vacía por un tiempo, los alquileres comerciales son tan altos que están acabando con la respetabilidad, conduciéndola todo el camino hasta los centros comerciales estilo Yankee que están royendo el cinturón verde. Los únicos locales que prosperan en Middleton ahora son tiendas de segunda mano porque obtienen una tarifa especial. A las cafeterías también les va bien, siempre y cuando no suban demasiado los precios, en cuyo caso nunca duran más de cinco minutos. Luego están los parásitos habituales que se alimentan de la pobreza: las casas de apuestas, las casas de empeño y los pubs.

    Mi librería era una zapatería. Mamá solía traerme aquí para comprar mis pequeños Startrites. Digo "librería", pero la ciudad no ha tenido una librería propiamente dicha (aparte de Smiths) en treinta años, y Smiths se mudó el invierno pasado. Es solo otra tienda de caridad, en realidad: libros antiguos. Después de veinticinco años viajando en moldes de aluminio, trabajo aquí ahora. Bueno... en realidad soy voluntario. Pasando los sesenta y sin calificaciones reconocibles como tal, soy básicamente incontratable y tengo que regalar mi tiempo a menos que prefiera desperdiciar los días en la cama.

    Maggs tiene un título en una cosa u otra, no recuerdo qué. A ella le pagan, por supuesto, pero me atrevería a decir que no es mucho porque, si eres un empleado, nunca es mucho. Con los dueños es diferente, pero ese es un club especial y generalmente solo los psicópatas son aptos. Ella no está en Middleton siempre, solo un par de días a la semana, viene a recolectar las ganancias, si es que las hay, revisa las existencias, redistribuye el excedente entre las otras librerías de la región que ella administra.

    Cree que yo soy un poco espeso, supongo, un tipo de mi edad, un poco dinosaurio que nunca ha visto un ordenador antes. Aunque a veces es ventajoso para uno actuar un poco lerdo. Abre más puertas de las que uno podría imaginar y mantiene cerradas las puertas que definitivamente no quiere que se abran. Al menos yo ya no quiero.

    Hay otros tres en la lista. Se supone que debemos hacer días enteros, pero no puedes esperar confiabilidad cuando no pagas nada. Maggs me tiene en su pequeño iPhone y me llama la mayoría de los días. Ella nunca ha sido de mucha conversación, lo hace breve, directa al grano:

    "Mike, ¿puedes venir esta mañana? Robbie está enfermo otra vez."

    Robbie está enfermo mucho. Pero claro, tiene setenta y cinco años y lucha contra la artritis. Lindsay también lucha, pero es con el alcohol. Alan lucha con sus nervios y, aunque todos hacemos nuestro mejor esfuerzo, ninguno de nosotros va a ponerse mejor. En cuanto a Maggs, nunca hay un "lo siento" por llamarme a las siete de la mañana en mis días libres. Ni un "gracias" cuando digo que me acercaré. Pero siempre lo hago. Acercarme, quiero decir, y puedes entender esto como quieras, pero si te presentas a las ocho y media (puntual como un reloj más días de los que no) para sentarte detrás de este escritorio por nada de paga, o bien te gustan los libros o algo va mal contigo.

    Supongo que ese soy yo en ambos sentidos.

    El caso es que hay un tipo que acaba de traer una bolsa de la compra llena de libros, los desparrama sobre el escritorio sin decir una palabra y sale deprisa de nuevo. Te vienen de todo tipo. A veces esperan una medalla por su generosidad, a veces solo charla y yo estoy feliz de complacerlos porque nuestros teléfonos están exterminando el arte de la conversación. Vergüenza, ese es su problema, y ​​bastante común. Vergüenza de admitir que es un lector, quizá, cierto aficionado a los libros en esta era olvidada de Dios.

    Pobrecillo.

    Tú y yo, ambos, amigo.

    "Gracias. Muy amable de tu parte."

    Hay ocho libros en la bolsa. Seis títulos genéricos para chicas, siempre los que mejor se mueven y no conseguimos suficiente de ellos. Las mujeres son de lejos las lectoras más prolíficas. Los otros dos son más literarios. Uno de ellos es Long, long way[3] de Barry. Yo mismo leeré ese antes de que salga de la estantería, llámalo ventajas del trabajo. Les costaría hasta diez libras, nuevo. Nosotros los vendemos por un par, compra uno y llévate otro gratis. Ese es el anuncio, por cierto, (Donnegans en Chapel Street, Middleton. Entre la próxima vez que pase). Todas las donaciones para una buena causa, aunque ahora olvido qué causa es esa exactamente, además de, en parte, el salario de Maggs y el de su jefe, supongo.

    Yo llevo los libros a la trastienda, les paso un trapo y un toquecillo de Mr. Limpio, no hay nada peor que la portada sucia de un libro, ¿verdad? Mucho más atractivos cuando chirrían de limpios. Maggs ha dejado un par de títulos de Dylan Thomas sobre la mesa. Me había olvidado de esos. No están en muy buenas condiciones, mucho manoseo y garabatos por generaciones de iluminados estudiantes. Sin duda, ella está pensando en tirarlos a la basura.

    De hecho, ella sería más feliz si elimináramos por completo la pequeña sección de poesía, dejando paso a más biografías de celebridades. Yo le digo que es la poesía lo que nos distingue, lo que nos convierte en una librería de verdad. Y que aún movemos algunos ejemplares, aunque ella no sabe que soy yo quien ha comprado la mayoría de ellos. En lo que a mí respecta, si la poesía muere en Middleton, bien podríamos amontonarnos en el Malting House y beber hasta una muerte prematura.

    Considéralo mi pequeño gesto de desafío en la cara de la Austeridad, hay algo silenciosamente subversivo en ello.

    Dylan Thomas va a la estantería: Miscellanies One (1963) y Miscellanies Two (1974). También había un Miscellanies Three[4], recuerdo, 1978 más o menos. Estaría bien tener los tres, pero ahí estamos. Me he sumergido en cada uno de ellos a lo largo de los años, quedé conmovido por ellos, mistificado y absolutamente perplejo también.

    No vayas suavemente en esa buena noche... rabia, rabia...[5]

    Y así en adelante.

    Miscellany One, creo.

    Pero eso está muy bien, Dylan, muchacho mío, salvo porque cuando se te acaba el tiempo, se acaba y despotricar sobre eso es, bueno, un poco indigno, me refiero a cuando no hay una condenada cosa que puedas hacer. ¿Yo? Prefiero sentarme en un sillón, poner música o ver ciclos de películas antiguas.

    Sigue trayendo, digo yo, me iré en silencio, gracias.

    Está lloviendo fuerte de repente. La persona sin hogar desaparece dentro del saco de dormir, parece una gigante oruga ahora, acurrucada allí. Dios les ayude, debe de hacer menos quince grados afuera y una helada esta mañana. Me pregunto dónde duermen. ¿Hay algún albergue en la ciudad estos días? No lo sé. He oído que son malos lugares, todo violencia, drogas y chinches.

    ¿Hace ronda de sopa el Ejército de Salvación por la noche?

    ¿En Middleton?

    ¿A lo que sea que hemos llegado?

    El "zapatón" pone una apaleada gorra de golf brolley y la estira deportivamente para sus diez libras diarias. Me imagino que él ha visto algo peor que un poco de lluvia: le sacaron del mar, quizá, familia ahogada, su casa reventada en pedazos en una guerra que nadie parece capaz de detener y que casi ni llega ya a la BBC. Puede que yo haya fallado por mucho, pero esta es la historia que invento para él.

    Estoy divagando. No tengo ni idea. Ninguna idea en absoluto.

    Al negocio, como de costumbre, entonces.

    Me enderezo los puños, saco el bloc de notas, apunto mis observaciones, mis notas... desde una pequeña librería.

    ¡Buen título, Mike!

Capítulo 3

    La casa de mi tía fue construida en 1909, villa de doble fachada de aspecto bastante noble y supongo que bastante elegante para su época. Duró hasta el primer temblor que siguió a la prueba de fracturamiento hidráulico que llevaron a cabo algunos años atrás y, a partir de entonces, el agrimensor la declaró un peligro para la vida.

    La compañía de fracturado hidráulico dice que el terremoto fue natural y todo tipo de expertos lo respaldan, por lo que no se recibió una compensación. Desafortunadamente, luego descubrí que mi tía no había pagado el seguro de la casa en años, así que la mudé a un asilo de ancianos mientras decidíamos lo que hacer. Ella resolvió el problema por sí misma al morirse allí poco después, una anciana confundida y, en última instancia, sin hogar. La ruina de la propiedad, como estaba, pasó hasta mí.

    Llegué tan lejos como hacer que la demolieran con un JCB mientras yo dormía en una caravana en el jardín, dí mi propia casa e invertí el dinero. El garaje todavía hacía servicio, así que lo dejé en pie, en alguna parte tenía que mantener seca a Mavis por la noche, era un bastante viejo y, al menos menos para mí, bastante precioso deportivito japonés, que en términos de dinero supongo que apenas vale mil libras.

    Yo había planeado reemplazar las ruinas con una de esas elegantes Casas Huff. Conseguí el permiso de obra y todo, incluso preparé los cimientos, pero luego cerraron la fundición y me dejaron en la calle. El dinero que había ganado con la venta de mi propia casa quedó comprometido en lugar de proporcionar un modesto ingreso que añadir a la bastante mezquina pensión de la compañía. Todo fue cobrado casi una década antes y, como consecuencia, yo sigo en la caravana.

    Es una parcela grande, césped bonito y bien plantado, pequeño cobertizo para la segadora y las herramientas y demás, luego está esta balsa de hormigón de forma extraña donde solía estar la casa con el garaje a un lado. Esto confundía al cartero hasta que puse un buzón al frente. Todo es un maleza ahora y el bambú por el que mi tía tenía predilección se está volviendo desenfrenado. Pronto se parecerá a Bamboo Grove en Glass Bead Game[6] de Hess (1948), menos el sabio, por supuesto, yo apenas califico como tal.

    Pero no hace falta ser un sabio para pensar que una caravana no es lugar para vivir en medio del invierno, es demasiado caliente cuando el calentador está encendido o demasiado fría cuando no lo está, y la moldura hace flaco servicio a cualquier cosa hecha de cuero: léase zapatos de cien libras el par todo despellejados después de los primeros seis meses. E imagino que es la humedad lo que hace estragos en lo que considero el comienzo de dolores reumáticos en mis articulaciones.

    Lo hago sonar más sombrío de lo que es, por supuesto. En el lado positivo, una ubicación rural, vistas a West Pennines, y la caravana es grande y bonita, descartada de un sitio de vacaciones en Lakes por haber pasado de su fecha de venta. Pero está en buen estado y es lo bastante cómoda para un único paisano sin aspiraciones y con aún menores perspectivas.

    Tengo un sistema de paneles solares para ahorrar red eléctrica, y comencé a usar una estufa de leña en lugar del Calor (recorro los pueblos en verano buscando descampados y espacios libres), se tira a la basura un montón de madera, ¿sabes? Aunque tienes que tener ojo para detectarla porque agenciarse calor gratis es un negocio competitivo en estos tiempos difíciles. Supongo que llegará un momento en que lo prohibirán, pero hasta entonces me las estoy arreglando para tener suficientes restos aserrados y apilados en otoño para pasar el invierno.

    Fuera de la red tanto como sea posible, ¡así se hace!

    ¿Solo? Sí, bastante estos días. Sin casarme, ambos padres se fueron y sin familia. Es una vida solitaria, pero estoy acostumbrado a eso, paso mucho tiempo en la carretera con el empleo, viviendo dentro de mi propia cabeza. El beneficio es la libertad que eso le brinda a uno, y no estoy ahora en posición de apoyar compañía de todos modos. De vez en cuando me despierto por la noche pensando que sería bueno tener a alguien con quien compartir la cama, acurrucarme, comprar flores, estropearlo... pero la experiencia me ha enseñado que esos lujos tienen una etiqueta con el precio muy alto, y no estoy hablando solo de dinero.

    Encuentros casuales de una noche son una opción, pero nunca han sido lo mío, ni siquiera cuando estaba en la carretera. Además, son más difíciles de encontrar e incrementalmente ridículos cuanto más viejo se hace uno. También supongo que he llegado a esa edad en la que las mujeres que encuentro atractivas son demasiado jóvenes para que me lancen un segundo vistazo y las mujeres de mi misma edad o bien se ha hablado mucho de ellas o; enfrentémoslo, en lo principal; están físicamente corriendo hacia la semilla. También he observado que las mujeres solteras de mi edad, casadas o no, generalmente buscan maridos, no amantes.

    "¿Mike? Robbie está teniendo un mal día. Necesita irse a casa. ¿Vendrías tú?"

    Maggs.

    Son las nueve y media de un sábado por la mañana y el pronóstico del tiempo es bueno. Estoy pensando en huevos con beicon en el Morrison's Cafe, y luego en ir a dar un paseo a los Dales con Mavis. Hacen un buen desayuno en Morrisons.

    "¿Lindsay?" Sugiero a medias, sabiendo lo improbable que es que podamos confiar en Lindsay, pobrecilla.

    "No consigo que me conteste al teléfono."

    El alcohol es un diablo cuando se apodera de ti, como todo lo ilegal, pero lo venden más barato que el agua. Claramente, necesitamos más gente en la lista de voluntarios.

    "¿Alan?"

    "No responde tampoco."

    No hay un «por favor», no hay dulzura persuasiva en su tono. Lo que ella busca es un directo sí o no. Muy profesional, muy, no sé, pragmática, nuestra Maggs.

    "Estaré allí en una hora. ¿Puedes mantener el fuerte hasta entonces?"

    "Supongo que tendré que hacerlo."

    No, la espera de una hora no le agrada mucho, hay algo en su tono antes de cortar la llamada. Puedo estar allí en quince minutos si lo dejo todo, pero quiero lavarme y cambiarme (no tiene sentido sacrificar las apariencias) así que, que sea una hora.

    Sin gratitud tampoco. ¿Lo has notado?

    ¡Presencia! Hemos perdido esta idea de tomarnos tiempo para anclarnos en el momento presente. Eso suena un poco extraño, lo sé. Pero cuando nos apresuramos con todo, perdemos el contacto con nosotros mismos y nuestra presencia en el mundo. Por eso me detengo y me tomo un tiempo para abrocharme un par de gemelos. No es solo por elegancia. Es por nosotros y nunca deberíamos avergonzarnos de eso.

    De todos modos, ella es una mujer guapa, bien cuidada, se podría decir, cuarentona, infeliz de alguna manera, y eso me intriga. No puedo saber con certeza cómo lo sé, a veces hay algo bastante rígido en esa máscara que usa.

    Todos lidiamos con la vida a través de un conjunto de respuestas programadas. No podemos evitarlo. Es interesante cuando te das cuenta de ello, que todos somos simples autómatas, jugando a actuar de alguna manera. Yo soy igual, supuesto, pero una cosa es saber que estás fingiendo ser algo que no eres y otra muy distinta inflarte en algo más grande de lo que eres de verdad y creértelo. Ese podría ser el problema de Magg. Ella aún no se ha enterado de la más básica de las verdades.

    O al menos esa es la historia que he escrito para ella.

    Estas son solo pequeñas vidas que estamos viviendo, ¿entiendes? Vidas de una ciudad comercial de provincias, cien mil almas por aquí, la mayoría desconocidas entre sí, y no digamos para los miles de millones de personas que viven en el mundo de hoy. Los mejores intentan marcar la diferencia, intentan hacer el mundo un poco más cómodo para los demás, en lugar de solo para ellos mismos. Hoy en día existe la creencia de que las pequeñas vidas como la nuestra no valen un bledo, pero yo tengo la teoría de que las cosas importantes son más fáciles de detectar en lugares como este, aunque solo brillen por su ausencia.

    Como iba diciendo.

    Llego a la tienda, pero en lugar despegar, Maggs se queda sentada como una mujerzuela en el sofá, se alisa el vestido como si se estuviera acomodando un rato y comienza a leer, todavía sin palabras de agradecimiento. Se está currando todo el canon de Ian McEwan últimamente: esta mañana es On Chesil Beach[7] (2007). Tiene una mirada de ligera desaprobación mientras lo hace.

    Siempre he pensado en McEwan más como una escritor para hombres, lo cual quizá lo explique, la mirada de Maggs es más bien de perplejidad ante la valoración de una desconocida y ligeramente desconcertante especie. Me temo que también la considero una feminista militante, resultado de largos años atada al hombre equivocado. Y como no conozco a Maggs ni a su hombre, no tengo idea de dónde me vienen estas ideas y, por tanto, tal vez revelen más sobre mí que sobre nadie más.

    Los sofás fueron idea mía por cierto.

    Los arrojaron a un descampado cuando estaban limpiando la peluquería de la puerta de al lado. Robbie y yo los trajimos, (Robbie en un buen día). Maggs no estaba segura, arrugó la nariz, no quería que los gandules se sentaran a leer cosas gratis y luego se fueran sin comprar nada.

    Se trata de maximizar su espacio comercial, lo entiendo, estos sofás ocupan mucho espacio y, aparentemente, no aportan nada más que comodidad. Pero las recaudaciones aumentaron un poco después de ponerlos, por lo que Maggs se alegró de dejarlos allí y que sumaran inconmensurablemente al antiguo ambiente de librería, lo cual es un engaño al que estoy bastante contento de dar indulgencia.

    El "zapatón" está en su zona de juego, el sin techo está en su puerta y hay un chaval con un banjo que no deja ni media mala impresión de George Formby. Los sábados son un poco menos deprimentes en Middleton debido a los músicos callejeros, incluso a los malos.

    Un desaliñado con pinta de profesor entra y me pregunta si le voy a encargar algún oscuro título. Le explico educadamente que somos una librería benéfica y no hacemos esa clase de cosas, pero encuentro difícil hacerme entender. ¿Lo ha intentado en Internet? No, lo ha hecho. El mundo de Internet le ha dejado atrás por completo. Me dirijo al ordenador y le busco el título en Ebay.

    Ved y contemplad, un ejemplar por treinta libras, tapa dura. «Cómprelo ahora». Le digo que si me da treinta libras, más dos libras de tarifa de transacción, se lo pediré y estará aquí en una semana. Él se horroriza, murmura oscuras maldiciones y se marcha arrastrando los pies.

    Las librerías atraen de todo, principalmente a las variedades más extrañas de la humanidad.

    Maggs está sonriendo ahora. Algo la divierte.

    "Has sido rápido pensando, Mike."

    Ah, error. No quiero que ella piense que puedo pensar rápido.

    Vestido azul hoy, bonita chaqueta. Cabello largo y suelto, para variar, que la hace parecer de unos treinta y cinco. Aroma a Le Jardin.

    No me lo recuerdes.

    Y luego, mirando por encima de su libro: "¡Cielos, es solo una chica!"

    "¿Quién, Maggs?"

    "Llevo intentando echar un vistazo toda la mañana. Es una chica. Mira."

    La persona sin hogar ha emergido de sus capas el tiempo suficiente para revelar la forma de una cara. Es más joven de lo que pensaba al principio, pero aún no podría decidir si era hombre o mujer. Después de todo, los jóvenes de pelo largo no parecen diferentes a las chicas jóvenes. Aunque la ausencia de barba sugería bastante. Doy deferencia al análisis de la jefa y admito que, de hecho, podría ser una chica.

    "Es una lástima, Maggs."

    "Oh, pero ¿es que no puede hacer algo alguien? Esto no está bien."

    Ahora esto me parece un poco sexista: la implicación de que un hombre sin techo pueda congelarse las bolas durante todo el año y, aún así, no solicitar siquiera una pizca de simpatía, mientras que la reacción de Maggs sugiere que el sexo débil se considera el más humano por ser digno de compasión instantánea. No me malinterpretes, estoy bastante conmovido por la revelación, pero está claro que la tragedia es la misma, ya sea un hombre o una mujer.

    "Yo no me preocuparía. Probablemente tiene un pequeño y elegante carro a motor estacionado en algún lugar en la otra punta de la ciudad, con apartamento de tres habitaciones al que ir y llamar hogar."

    Maggs me lanza una oscura mirada. "No te creerás de verdad toda esa basura, ¿no?"

    Esto da en el clavo y me avergüenzo de mi débil intento de humor. "Lo siento, Maggs. Por supuesto que no. Aunque debe de ser por eso que ella se esconde."

    "¿A qué te refieres?"

    "Bueno, jovencitas en la calle son mucho más, vulnerables al elemento sin escrúpulos, ¿no?"

    Parece que acabo de responder mi propia pregunta. Maggs piensa en esto por un tiempo, se siente perturbada por ello, lo cual no era mi intención. Deja el libro a un lado, parece bastante severa.

    La tienda se vuelve más concurrida de repente.

    Los sábados por la tarde es cuando hacemos más caja. Maggs no suele quedarse y yo pensaría que todo el objetivo de mi llegada ha sido para que ella no tuviera que hacerlo, habiendo ya invertido sus horas requeridas para esa semana. Pero aún así se queda, lo cual es frustrante y me da la impresión de que me está controlando, como si hubiera algo mal en mi trabajo o en mi actitud hacia los clientes, ese tipo de cosas. Totalmente ridículo. Tampoco es que me paguen, pero la tienda significa mucho más que eso para mí ahora y no me gustaría perder mi puesto, aunque no sea remunerado, en ella.

    Creo que fue Orwell quien escribió que la mayoría de quienes se sienten atraídos por las librerías tienden a ser del tipo paranoico.

    Parece que no soy una excepción.

    El caso es que acabamos de recibir una generosa donación del juego completo de misterios Cadfael Brothers[8] (Ellis Peters). Tiene sentido ponerlos juntos, pero esto requiere que se barajen un poco las existencias para dejar espacio en el estante. Estoy allí un rato, de espaldas a la tienda, pero cuando termino me doy la vuelta y ahí es cuando la veo.

    No, a Maggs no.

    A otra persona.

    Veo cabello castaño largo, vaqueros caros, camisola color crema y, sobre esta, una bonita blusa en relucientes tonos verdes. Ella está suelta y agachada en la sección literaria. Qué elegancia en su pose, brazo extendido perezosamente, dedo índice levantado para guiar su mirada mientras ella repasa los títulos.

    Mi primera impresión es que debe de ser una especie de extraterrestre o haberse perdido, para encontrarse en Middleton en una librería benéfica entre los desaliñados, los aplastados y los sin techo. Ella es simplemente demasiado elegante, demasiado hermosa para estar aquí.

    No, quiero decir, ¡en serio!

    Yo me congelo, aún con un par de Cadfaels en la mano. La sensación es casi espiritual. Estoy completamente fascinado por esta mujer y pierdo la noción del tiempo. Ella es simplemente deslumbrante y lo que siento cuando la miro es un dolor sordo, dulce pero, en última instancia, triste. ¿Triste? Bueno, de acuerdo, más bien arrepentimiento entonces. Si eso es. Es como mirar fijamente a un espantoso y onírico abismo de las cosas que nunca podrán ser.

    Pero sean lo que sean o que fueron esas cosas (y de verdad que no lo sé) estoy completamente abrumado por un inarticulado anhelo por ellas. No por ella, ¿entiendes? Por ellas, las dulzuras que ella encarna.

    "¿Mike?"

    La voz de Maggs me trae de vuelta a mí mismo, ella toma los libros de mi mano, los coloca en su lugar con una sonrisa arrogante en los labios, al menos eso es lo que yo imagino. No tengo idea de cuánto tiempo he estado ahí de pie. Me ruborizo.

    "¿Hmm? Perdón, Maggs."

    No. Esto no es lo que piensas. Después de todo, no tiene sentido sentirse atrapado por el amor a primera vista cuando eres demasiado mayor para hacer algo al respecto, ¿verdad? Más bien estoy confiando en que haya algo sobre la mujer que deje varada esta desafortunada y repentina oleada de tiernas simpatías antes de que me lleven la delantera. Ojalá ella se girara y revelara algún defecto, una imperfección.

    Se gira, pero es bastante atractiva, así que no hay escapada fácil que tomar. Ella es Marylin Monroe, ella es Rita Hayworth, ella es Julia Roberts, ella es todas en una y me sonríe directamente, plena sonrisa megavatios, como dicen, luego ella se acerca y siento el pánico aumentando como en el pecho del más humilde aldeano ante la aproximación de su reina.

    "¿Cuánto por esto, Mike?" me pregunta ella. Sostiene las Miscellanies de Dylan. ¿Le gusta la poesía? ¡Pero esto es increíble! Esto es casi como, el destino.

    Pero espera, ¿sabe mi nombre?

    Porque Maggs acaba de decirlo, so bobo.

    Maggs tiene que responder por mí. Yo todavía estoy sin palabras. Abatido. Qué hermosa sonrisa, qué voz suave, cadenciosa, delicada.

    Ella tiene tanta... ¡gracia!

    Pero más que eso noto gran parte de esa tristeza que noto que no es tanto mía como de ella. Esos sueños de cosas que no pueden ser… los suyos. O eso dice la historia que estoy escribiendo para ella.

    Ella paga con una moneda brillante de dos libras, guarda los libros en el bolso, agradece a Maggs y se marcha. Recibo una mirada sobre el hombro que podría ser explicada por una romántica curiosidad o, más probablemente, el humor ante mi estupidez. Consigo vocalizar en silencio la palabra: "Adiós," pero eso es todo.

    "¿Mike? ¿Estás bien? Estás un poco raro. ¿Por qué no sales a tomarte una taza de té? Yo me encargo un rato."

    Hay algo desaprobador en su tono, como si la hubiera decepcionado o hubiera sido antiprofesional y ella preferiría que ahora saliera de su vista. Sí, probablemente me lo estoy imaginando. No necesito más persuasión, recojo la chaqueta, salgo a la calle y miro a ver adónde ha ido esta criatura exótica. Pero la multitud de los sábados se ha desplegado encima de todo rastro y me hace preguntarme si me la he imaginado.

    Da igual.

    Regreso después de media hora de deambular por el recinto y citar todos los lugares que se me ocurren adonde podría haber ido una mujer así. ¿El Bodycare? ¿Boots? ¿Esa nueva tienda de artículos de lujo en Mill Street que no va a durar ni cinco minutos en una ciudad como esta? No está en ninguna parte. Siento su pérdida como una repentina pesadez. Entretanto el fulgor de la moneda de dos libras que ella ha dejado en la caja la hace destacar entre sus hermanas menos brillantes. Yo la reemplazo con un par de mugrientas libras y me deslizo la prístina moneda en el bolsillo del pecho. Siento su peso asentarse allí. Hay algo misterioso en ello.

    ¡Diablos! Y yo que pensaba que había terminado con todo eso.

Capítulo 4

    Había una chica en High Wycombe, otra en Middleton, ambas al mismo tiempo, me temo, pero estaban a doscientas cincuenta millas de distancia y aquellos eran los días anteriores a Internet, a las redes sociales, por lo que había pocas posibilidades de que supieran una de la otra. Sé que eso no lo hace más fácil de perdonar, pero ahí estamos.

    Eso habría sido a principios de los noventa, supongo. Para entonces yo me había alejado de la oficina técnica de la fundición y me había unido al equipo de ventas. El dinero era mejor y me dieron un BMW. Me apetecía un poco la vida de estar viajando. La mayoría de nuestros clientes estaban en el Sur, así que allí pasaba gran parte de mi tiempo. Ambas eran chicas encantadoras, animadas, guapas y muy divertidas. De las dos, Laura, mi chica de la escuela de High Wycombe, era la más excitante en la cama. Ella me enseñó la mayor parte de lo que sé sobre la vida carnal y lo erótico; lo erótico, por supuesto, es algo que va más allá del mero sexo. Sandra, mi chica de Middleton era aún más dulce por su inocencia. Laura era mi chica entre semana, Sandra en mis fines de semana. Laura era de Le Jardin, Sandra era de, ¿de qué era ella? De Clinique, creo, al menos de día, pero para nuestras citas nocturnas recuerdo algo de un buqué más oscuro y profundo.

    Estuve cinco años con Laura, seis con Sandra. Terminó a cuenta de ambas, no porque una supiera de la otra, sino más bien por el camino de la vida, creo yo. Hay una transición natural desde la atracción inicial hasta la novedad de una piel nueva, luego la comodidad y seguridad de su familiaridad, luego las semillas de la imperfección, del mal humor y finalmente de la culpa por no convertirme para ellas en lo que cada una de las dos quería que yo fuese. Lo cual supongo que era el compromiso para casarse. Y, por supuesto, querían bebés, porque eso es en última instancia lo que todas las mujeres quieren de los hombres, de igual modo que lo que todos los hombres quieren de las mujeres, más o menos es, bueno, conejo.

    Sin ofender.

    Ninguno de nosotros puede evitar estas cosas.

    Pensando en retrospectiva, cualquiera de las dos habría sido una delicia como compañera de vida, pero había algo en mí que se resistía al compromiso. Y ahora es demasiado tarde. También me sentí terriblemente culpable por todo el asunto después y, de alguna manera, indigno de la Humanidad Femenina. Sin embargo, parece que el Bienamado persiste en mí y, supongo, por la única razón de la autoburla.

    ¿El Bienamado?

    Sí, es un concepto desconocido estos días, lo explicaré más tarde.

    De todos modos, lo que sentí esa vez en la librería no era la primera vez que sucedía, una parte de mí todavía deseaba a las mujeres de la manera normal, mientras que la parte más grande, más sensible de mí, señalaba sus defectos, para empezar en este caso más reciente: yo tenía edad suficiente para ser su padre, no es que algo así hubiera disuadido a alguien del uno por ciento, pero ellos se han convertido en una raza aparte, a veces parecen bastante amorales y, por lo demás, psicológicamente confusos. Los hombres de mediana edad bien adaptados no buscan relaciones verdaderamente románticas con chicas jóvenes.

    Modales, etiqueta, política sexual y moralidad, tales sutilezas se dejan al resto de nosotros para hacer lo que podamos con ellas mientras el uno por ciento derrocha su privilegio en sórdidos excesos. Lo sé, esto suena un poco rico viniendo de un hombre que una vez hizo malabares con dos chicas, pero hasta yo reconozco que es más que el mero hecho objetivo de una mujer lo que es importante, que un hombre gana más a este respecto con una mujer de años similares a él.

    No necesarimente conejo.

    Al recordarlo, debí de haberle parecido a ella bastante tonto, tal vez incluso un poco simple. A esa chica de la tienda, quiero decir. Pero lo que más me sorprendió fue la repentina y abrumadora sensación de que mi vida hasta ese momento no había sido nada. En términos puramente materiales, por supuesto que no, pero siempre me las había arreglado para ser bastante optimista al respecto. Ahora, sin embargo, me sentía amargado y ansiaba otra cosa, tenía hambre de una especie de satisfacción que había ansiado cuando era más joven, el único ungüento por el que, más allá del sexo, era ser querido, incluido, barrido bajo el ala de alguien tan hermoso, tan elegante, tan gracioso como ella.

    Este es el mensaje de la musa: "Date forma, Mike."

    La conmoción fue durante un tiempo bastante paralizante. Pero, por experiencias pasadas, yo estaba seguro de que en los próximos días la sensación se tornaría algo más filosófico. Para ayudar en los asuntos, le dejé claro a Maggs que no estaría disponible para el servicio y me fui con Mavis a los Dales de Yorkshire. Pensé que un tiempo fuera me enderezaría.

    Por lo general lo hace.

    Mavis es quizá mi único amor perdurable. Todas las demás cosas son pasajeras. Excepto, por supuesto, que ella también muestra bastante su edad; ya está entrando en años, sigue siendo una pequeña máquina viva y aún no me ha defraudado, aunque ha superado los cien mil. Pero la última inspección técnica reveló los comienzos del gusano del estaño burbujeando y descascarando la parte trasera de los umbrales y los arcos, un defecto común de esta marca. Hace que el técnico de la ITV se lama los dientes y declare que el vehículo no está en condiciones de circular, y la soldadura es muy cara. Podría comprar un coche más nuevo por el coste de la reparación, lo cual es lo más sensato, supongo. Así que parecía que iba a ser nuestro último año juntos, pero pensar en ello, junto con mi enamoramiento más reciente y bastante desafortunado, le daba un aire de melancolía inestable al viaje. Aquello no auguraba nada bueno y más bien hablaba de un malestar más profundo que me desconcertaba.

    Claramente había más en este asunto de lo que yo pensaba.

    Hay una cabaña que alquilé junto al Wharfe, un poco más abajo de Burnsall. Es un lugar bastante peculiar, un lugar secreto bañado por el constante sonido del río y anidado en lo profundo de un cuenco de colinas. Hay algo parecido a un útero en ello, un largo y estrecho umbilical de pista llena de baches que lo conecta con una franja de carretera insignificante y sin salida que se extiende durante millas. Enfoca la mente como ningún otro lugar que conozco, tal vez sólo sea porque no hay cobertura de Internet ni televisión ni móvil.

    Hay iluminación solar y una estufa de leña, como en la caravana. A diferencia de la caravana, aunque este lugar está construido según los estándares escandinavos sigue siendo acogedor cuando hace menos treinta grados celsius afuera. También tiene escaleras y a mí me gusta dormir arriba. Hay algo primordial en escalar el camino hasta la cama: una solución perfecta para el azote de los tigres dientes de sable. En cuanto al resto, hay mantas de piel de oveja y sofás de cuero profundo, y tablas de pino de dulce aroma. Y hay paredes y paredes de libros.

    Es un engaño, por supuesto, esta sensación de lejanía: ropa de cama y materiales limpios traídos por la señora del granjero en un remolque acoplado a un pequeño quad obstinadamente asertivo, y la ciudad comercial de Grassington no está ni a veinte minutos de distancia.

    Estoy aquí para pasar una semana, pero me siento vacío y solitario el tiempo entero. Como poco, solo mordisqueo inconsecuentemente. Y paseo.

    No puedo estar enamorado, la idea es ridícula, pero está claro que algo me devora.

    A mitad de semana me he aventurado a Horton y he escalado la bien formada proa de Penyghent. Estoy usando el teléfono como ayuda para la navegación cuando suena y casi se me cae en un charco. Es Maggs preguntando si puedo ir a la librería.

    Maldición.

    "Estoy en los Dales

    "Oh. Lo había olvidado, Mike."

    Me pregunto si ella escucha algo de lo que le digo.

    "Mañana servirá," dice ella.

    A estas alturas ya estoy en la cima, a dos mil quinientos pies de altura, con el viento aullando, a millas de la carretera más cercana. Me imagino que otros excursionistas se están burlando de mí por mi uso del teléfono en la naturaleza, y normalmente eso me habría enojado, pero descubro que en realidad estoy bastante contento de escuchar la voz de Maggs, a pesar de su modales un tanto escuetos al teléfono. Su voz corta limpiamente mi soledad, me recuerda que lo que más disfruto estos días es mi tiempo en la librería y alguna que otra charla informal con los clientes. Aún así, no hay nada que yo pueda hacer al respecto ahora.

    "Lo siento Maggs, he reservado para toda la semana."

    "¿Oh, en serio?" Suena decepcionada, confundida, pero yo ya le he explicado todo esto. Pienso en sugerir a Robbie o a Alan, pero lo pienso mejor. "Bueno, que te diviertas, Mike. Y ten cuidado, ¿quieres?"

    Ella suena distante ahora, un poco perdida, y yo lamento eso, estoy desconcertado tanto por ello como por mi arrepentimiento, pero Maggs tendrá que llenar el turno ella sola o conseguir a otro en la organización o a cualquier catástrofe que esté de fachada por Donnegans para hacerlo. Está claro que el lote entero no se va a derrumbar por falta de un voluntario no remunerado, ¿verdad?

    El clima se asienta húmedo. Yo vuelvo a la cabaña y no salgo de ella durante el resto de la semana. Las nubes descienden por las laderas formando un casquete en el valle y el río adquiere un murmullo gutural más grave. No tiene sentido ahora combatir días así con impermeables completos, abrirse paso a través de la oscuridad hacia las cimas. Sigo el ejemplo de las tierras y me agacho para contemplar el río por la ventana panorámica que da a la cubierta ahora barnizada por la lluvia. El río corre negro y viscoso como el aceite.

    Encuentro el Wellbeloved[9] de Hardy (1897) en las estanterías. Es un hallazgo inusual pero oportuno, ya que te estaba hablando de eso antes, ¿no? Es una de sus novelas más misteriosas, también una de las últimas. En ella, nuestro héroe del siglo XIX, un escultor, se enamora de la "forma" de una mujer manifestada a través de tres generaciones de una sola familia: madre, hija y finalmente nieta.

    Hardy no quiere decir esto literalmente, por supuesto; que, como anciano, el escultor desea a la nieta depués de haber deseado antes a la madre en su mediana edad y a la abuela en su juventud. Tomado literalmente así, es una historia bastante tonta, por no hablar de algo pervertida. No, lo que persigue en cada mujer es su ideal, su siempre verde musa, de la misma manera que yo la persigo a través de la mujer anónima en la librería. La musa no cambia, ¿entiendes? Ella no envejece como envejece un hombre. Ella es atemporal, inmortal. Ella es de los dioses.

    Esto es lo que nos dice Hardy.

    Pienso en Laura (cielos, hace casi treinta años: gran cabello, rizos, hombreras y lápiz de labios de alto brillo) y siento nostalgia de aquellos tiempos. No la he vuelto a ver desde entonces, pero si la viera ahora como una dama de mediana edad, la musa seguramente la habría abandonado. La musa no trata de amor y procreación, ¿sabes? La musa es guiar a un hombre hacia otra cosa, pero es mejor que él tenga cuidado o puede llevarle a la ruina fácilmente si malinterpreta las señales y trata de tirarse a toda bonita bolsita de huesos que pase. Es un error que muchos de nosotros cometemos, fracasar al reconocer la llamada de la diosa en nuestro interior. Entonces ella se ofende, se convierte en una arpía y nos lleva a la ruina debido a nuestras fechorías sexuales.

    Pero en cualquier caso, su manifestación siempre nos deja sintiéndonos vacíos, insatisfechos con nuestras vidas, con nuestro destino. Y para mí al menos, encuentro que ella llega en el final de mis décadas presagiando el cambio o, al menos, exigiéndolo. Y eso me deja temiendo la vejez y la muerte como nunca antes porque, a mi edad, ¿qué más hay aparte de arrepentirme de no haber tocado ni una sola vez tal belleza? Y no podemos tocarla porque no es de este mundo, pero aún así su presencia nos llena a veces, como ahora, con la consumidora urgencia de que hemos de tenerla a cualquier precio.

    ¿Y qué otra cosa puedo hacer en mi tiempo de vida que satisfaga los deseos que ella todavía enciende en mí?

Capítulo 5

    Calculo que ha pasado un mes desde mi regreso de los Dales. En todo ese tiempo ella no ha vuelto a la librería ni una sola vez. Me digo a mí mismo que esto me alivia, que me permite racionalizar aún más mis sentimientos por ella hasta convertirlos en polvo.

    El clima no ha sido bueno, el invierno se ha endurecido, las lluvias son incesantes desde hace semanas. La tarde es tranquila, la calle reduce su multitud y los que se aventuran a salir trotan apurados para estar en otra parte, con la lluvia reluciendo sobre los hombros de sus multitudinarios y uniformemente baratos impermeables.

    Maggs lleva un traje pantalón azul y una blusa blanca de algodón hasta el cuello. Hoy luce un poco eduardiana, muy casta, muy apropiada, muy profesional. El pantalón es de buena costura y, como sus vestidos, hacen una virtud de sus caderas y muslos demasiado grandes. Pido disculpas por la objetivación algo cruda, pero no hay mucho más que ver en la tienda esta tarde, habiendo tan pocos clientes.

    Me temo que ya he usado esta excusa antes.

    El hecho de la presencia de Magg también es digno de mención y algo curioso. Hay otras tiendas en otras ciudades de las que ella es la responsable, pero se las arregla para estar siempre en esta los sábados, y demás días cuando estoy yo aquí, y yo necesito un poco de, bueno, digamos, ¿espacio?

    ¿Es que cree que soy un incompetente? Si es así, ¿por qué me convoca en marcado rápido con tanta frecuencia?

    Me acaba de preguntar qué es lo que estoy escribiendo y le digo que es una novela. Ella sonríe con indulgencia, quizá piensa que soy un tonto ingenuo y luego:

    "¡Oh, Mike, está diluviando absolutamente!"

    "¿Has dicho dilapidando, Maggs?"

    "No, he dicho diluviando."

    "Sí, una mala tarde. Malo para los clientes. Apuesto a que hoy ni siquiera hemos llegado al alquiler."

    "Y esa pobre chica."

    La mirada de Maggs está ahora fija en el rostro bastante pálido de la chica sin techo. Pálido no es la palabra adecuada, más bien ceniciento, ojos hundidos. En otra época la habrían descrito como tísica. Durante un rato, ella está bastante protegida en su puerta, pero luego el viento cambia de dirección y le va directamente a ella. Ella desaparece bajo su saco de dormir, la lluvia incesante la está calando entera.

    «Dilapidante» es casi correcto, al menos en este contexto: el contexto de la falta de vivienda, y la facilidad con que aceptamos esto como normal, la facilidad con la que descartamos a aquellos reducidos por las circunstancias a una categoría bastante inferior a la humana, incluso nos consolamos con la ilusión de que son mendigos profesionales con lindas casas y coches a los que regresar, negando así claramente la necesidad de nuestra participación y nuestra culpa.

    "Debemos hacer algo," dice ella.

    "Em, ¿debemos?"

    "Bueno... no podemos dejarla ahí fuera así. Se podría... morir, Mike."

    "Oh, yo más bien dudo que eso pase. Mira, creo que hay un paraguas en el almacén que se olvidó alguien."

    "Paraguas, sí. Ve a buscarlo. Te mantendrá seco mientras sales y la invitas a entrar."

    Yo estaba pensando más en que tal vez podríamos darle el paraguas a la chica. Invitarla a entrar me parece una falta de precaución.

    "Pero... ella podría..."

    "¿Podría qué?"

    "Bueno, oler o algo así."

    De acuerdo, lo sé, ha sido algo espantoso decirlo y en mi defensa admito que estoy avergonzado de mí mismo desde el momento en que lo he dicho. Lo que realmente quería decir era que ella podría ser peligrosa.

    "Oh, Mike, en serio... esto es una vieja librería, ya huele. Sal e invítala a entrar. Yo pondré la tetera."

    La chica retrocede visiblemente cuando yo me agacho cerca de ella bajo un paraguas roto. Por lo general, las monedas se lanzan desde una cómoda distancia con las miradas desviadas, pero aquí estoy yo aclarándome la garganta dentro de su espacio corporal y diciendo "Disculpe," como si estuviera a punto de preguntarle la hora.

    "Está... hace bastante frío. Y lloviendo. ¿No quieres entrar en la librería un rato? ¿Una taza de té? ¿Calentarte... los huesos?"

    La chica niega con la cabeza enérgica y enfáticamente, no dice nada, en lugar de eso, frunce la comisura de la boca como si estuviera a punto de gruñirme. De hecho, es muy joven, a principios de los veinte como mucho. Su pelo parece un nido de ratas y esa palidez mortal no le queda nada bien. También está penosamente delgada y desnutrida. Sin embargo, hasta donde yo sé, no huele. Por supuesto, no sabemos nada de ella, Maggs y yo. Podría ser el peor de los problemas: mentalmente trastornada, violenta, toxicómana...

    Retrocedo un poco, en realidad bastante feliz de ser rechazado con tanta firmeza. Luego miro por encima del hombro hacia Maggs, quien observa desde la librería, y me encojo de hombros, impotente, pero ella me insta a que vuelva a intentarlo: un gesto de «venga» con ojos muy abiertos. Esto me infunde la sensación de que le hago flaco servicio si no me esfuerzo un poco más.

    Quizá sea yo, mi masculinidad, el problema, y ​​la chica cree que estoy haciendo avances no deseados.

    "No hay problema, de verdad," le digo. "Mi jefa, Maggs, Margery, la de allá, me ha pedido que te invitara. Ella ya ha puesto la tetera."

    Lo intento con una sonrisa brillante y alentadora, pero la chica desvía la mirada, mira hacia un ángulo oblicuo, sacándome de su mundo. Es comprensible que alguien en su posición deba ser defensiva, pero claramente está dañada de alguna manera. Yo había estado en contra de la idea, claro, pero ahora la chica se ha vuelto humana para mí y me siento miserable por no poder ofrecerle ni una taza de té. Es peor cuando me doy la vuelta derrotado, niego con la cabeza hacia Maggs y me siento aún más desgraciado por haberla defraudado. Esto último es de lo más peculiar, de hecho, todo el día está resultando ser un mal día.

    "Esto no ha salido bien, Maggs. Ella no es de las que ceden. Lo siento."

    "No es culpa tuya, Mike. Al menos lo intentaste."

    ¿No es culpa mía? Preferiría sentir que lo era. Lanzo una solución que pudiera complacerla, a la chica no, a Maggs. "¿Quizá podríamos llevarle una taza de té?"

    Esto parece funcionar, la hace sentir más tranquila, que ella ha hecho su parte, su deber cristiano y todo eso. Ella se ilumina y que ella se ilumine me ilumina a mí. "Sí. Buena idea. ¿Quieres llevar una?"

    "Sería mejor que la llevaras tú, Maggs. Creo que ella tiene un problema con mi... masculinidad."

    "¿Eh? Oh, cielos. De acuerdo, entonces."

    Y así, Maggs prepara té en el limpio cacito que usamos habitualmente, mide una cucharada de té para cada uno y una para el cazo, sirve el té para la chica en la propia taza de Maggs que luego saca a la calle, con platito y todo. Por un lado esto parece ridículo, por el otro, hay algo innegablemente hermoso en ello, casi desafiante, esa delicada taza de té de porcelana que lleva Maggs, traje elegante y paso majestuoso. Parece una baliza de buenos modales y aplomo en medio de una granizada de barbarie.

    Es muy conmovedor.

    La chica la recibe, ojos aún apartados, deja el platito junto a su cuenco de pedir y envuelve la taza con las manos enguantadas para calentarlas.

    Cuando Maggs regresa, se retira a un pensativo silencio. Supongo que aún está pensando en cómo convencer a la chica de que entre, tal vez incluso para ir más allá, para ayudarla materialmente de alguna manera. Eso me preocupa. Parece una tontería, y lamento decir que lo único que pienso es que temo que la encantadora taza de té de Maggs se rompa o que la extraña chica escape con ella.

    Entonces tintinea la puerta y todo queda olvidado porque...

    Bueno...

    Mi corazón da un brinco.

    Hoy ella viste un abrigo largo de gamuza y un sombrero de marta que la hace parecer una princesa rusa. Y, Dios me ayude, pero nada más existe durante un rato excepto ella. Y durante todo ese tiempo, floto como en un sueño. Como una manifestación de la musa, mi Bienamada, ella es bastante... celestial.

    "Te he traído estos, Mike." dice ella. Dulce voz, amable, suave,

    Un poco triste.

    Y mi nombre. Ella ha usado mi nombre, lo ha recordado.

    Me ha traído el Miscellany One de Dylan Thomas que compró la última vez, también una copia de Four Letters of Love[10] de Niall Williams (1997).

    "Es muy amable de su parte," le digo.

    Nota: ahora al menos tengo el control de mí mismo.

    He pensado que ella iba a quedarse un rato y curiosear, pero se gira y me temo que está a punto de irse, pero luego sonríe. "Me pregunto," dice ella. "Suena un poco tonto, pero ¿escogerías alguno por mí?"

    "Em, por supuesto. ¿Cualquiera?"

    "Cualquiera, en realidad."

    Solicitud inusual. ¿Una especie de juego? Sonrío con la mejor sonrisa de dueño de una librería... de acuerdo, no, pero si yo fuese el dueño, me imagino que así es como sonreiría: amable, erudito, siempre respetuoso. Ella parece menuda cuando yo estoy de pie a su lado, como una chica, delicada. ¿Qué elegir? Ella tiene gustos literarios. The God of Small Things[11] de Arundhati Roy (1997) me llama la atención. Romántico. Exótico. Trágico. Podríamos prescindir de la tragedia, pero tal es el romance y el amor prohibido, según recuerdo, pero ahí vamos. Eso es lo que me habla en ese momento.

    "¿Ha leído este?"

    Ella niega con la cabeza: la sonrisa, la tez impecable, el fulgor invernal en sus mejillas, su aplomo, todo ello es un placer para la vista. Ella se balancea sobre una pierna, mete un pie detrás del tobillo, se balancea ahí, hay algo de chica joven en ello, algo que invita a mi indulgencia.

    "Y tal vez este, acaba de llegar esta mañana." Una colección de poemas de Heaney, The Opened Ground[12] (1998), hay algo melancólico en Heaney, me parece. Creo que ella lo apreciará. 97-98, en la época del final de mis aventuras con Laura y Sandra.

    "Oh, sí... perfecto," dice ella. "Gracias."

    Parece complacida con estas elecciones, me entrega otra moneda de dos libras y me pone las yemas de los dedos en la palma. Hay un contacto momentáneo y electrizante. Luego se marcha.

    La observo hasta que la multitud fluye sobre ella. Estoy anhelando seguirla, dar sustento al sueño, pero no puedo, o mejor dicho, gran parte de mí no quiere permitirlo y me recuerda que lo que sea que la tiene poseída y que yo quiero, no está contenido en su yo físico, sólo está simbolizado por este.

    Esto es puramente espiritual.

    Cuando recupero los sentidos, tengo The Four Letters of Love en la nariz. Es una impresión reciente, todavía tiene el aroma de la novedad, pero también de otra cosa, algo delicadamente perfumado, algo joven y juvenil en él: rosas, guisante dulce, lavanda. He leído el libro antes, hace veinte años en su primera publicación, y estoy pensando en recordarlo y leerlo de nuevo, y lentamente, tal vez buscar una clave en las palabras que ella también ha leído, mientras saboreo el aroma del perfume de esas elegantes yemas de los dedos, las yemas de los dedos que han rozado mi palma y pasado las páginas...

    ¿Four letters of love?

    ¿Cómo terminaba?

    ¿Y cuáles eran las cartas...?

    Ah...

    Estoy olvidando, entre todas estas introspectivas reflexiones, que tengo un testigo, mudo y mirando ahora: Maggs, observando. Ella no dice nada durante un rato, pero el hueco entre sus cejas se está estrechando.

    Yo finjo inocencia. "Me pregunto a qué ha venido todo eso."

    Ella suspira. "Oh, Mike," dice, su tono es más de simpatía que de censura. Es como si me hubiese sorprendido desvestido durante un momento y visto mi piel desfigurada por insospechadas cicatrices.

    Me sonrojo. "¿Maggs?"

    Ella opta por no responder y, en cambio, se pellizca la línea del pliegue de los pantalones, una meditación cuidadosa, luego toma su libro y esconde los ojos en él.

    Quizá ella ve más claramente que yo. Algo extraño ha ocurrido. Yo no sé lo que es, aunque es llano que Maggs sospecha saberlo. Y en el peor de los casos, por supuesto, puede que ella tenga razón al respecto, en cuyo caso estoy en más problemas de lo que creía.

Capítulo 6

    La gente usa todo tipo de cosas como marcapáginas ad hoc y luego se olvida de quitarlas. Tenemos una colección en la librería. Cordeles, triangulitos de papel, tarjetas de visita, postales, tarjetas de felicitación, tarjetas de condolencias, flores prensadas, fotografías, una vaina de guisante aplastada, un condón (esto último en una copia muy manoseada de The Joy of Sex[13], si no recuerdo mal), una loncha de tocino también (ambos libros hechos una ruina).

    En realidad, la variedad de elementos cotidianos que se utilizan como marcapáginas es desconcertante. Los guardamos en una latita de curiosidades, es una tradición en Donnegans. Las tradiciones son importantes. Son como raíces hundidas profundamente en la tierra que nos mantenienen erguidos. No incluyo el condón en esto, por supuesto, ni la loncha de tocino. Yo no habría ofendido los ojos de Magg con la vista del primero por nada, y tanto este como el último eran, por supuesto, absolutamente repugnantes.

    En cuanto al Four Letters of Love, el marcapáginas olvidado en él es lo que supongo que en tiempos antiguos se habría llamado una tarjeta de visita. Esta cae revoloteando en mi regazo mientras me acomodo para leer esa primera noche. Estoy en casa, la lluvia martillea en la caravana, el viento la empuja, las luces se atenúan de vez en cuando.

    Gracia Milner, Casa Hammerton, Clover Lane, Middleton Lancs. Número de teléfono. Correo electrónico.

    El lote completo.

    Y, en el reverso, a lápiz está escrito:

    «Bendíceme ahora con tus feroces lágrimas, te lo ruego.»

    Es parte de una línea del poema de Dylan Thomas, Don't be gentle, que recuerdo que está recopilado en Miscellany One, el otro libro que ella ha donado.

    Es un poema popular hoy en día desde su inclusión en la exitosa película Interstellar[14], pero aún así, es algo peculiar que me caiga en el regazo. Y me pregunto, sólo por un instante, si lo ha dejado allí a propósito para que yo lo encuentre. También hay algo erótico en esa línea sobre ser bendecido con feroces lágrimas, salvo por que lo estoy sacando de contexto, por supuesto, retorciéndolo para mis propios nefastos y románticos propósitos.

    «Te he traído estos», había dicho ella. No «aquí hay una donación» ni «estos son para caridad», sino definitivamente, «Te he traído estos.»

    Sólo es un giro de frase, Mike.

    Por supuesto, yo sé esto.

    Pero ella también usó mi nombre, como para enfatizar. «Te he traído estos, Mike.»

    Usar el nombre de alguien es un acto definitivo de extender la mano, como sus dedos cuando exploraban la estantería, buscando contacto.

    Después, la admonitoria réplica de Magg: «Oh, Mike...»

    Por la mañana me levanto hacia un amanecer más brillante, más clemente. Abro las puertas del garaje y contemplo a Mavis. Necesita un lavado, parece pequeña y vulnerable esta mañana: el carro de mis sueños, el transmisor de todas mis esperanzas, oxidado y polvoriento.

    Nos conocemos desde hace una década, así que está bastante en sintonía con la forma en que funciona mi mente, y sabe muy bien que tengo la intención de pasear por Clover Lane, examinar esta Casa Hammerton. No reconozco el nombre, pero recuerdo Clover Lane de mi niñez. Allí había canteras en desuso durante mucho tiempo y pequeños pozas para nadar, un lugar de aventuras para las vacaciones de verano.

    Esto no es acechar, me digo a mí mismo. No quiero diseñar un encuentro casual con Gracia Milner. Es más para tener una idea del tipo de casa en la que vive y, de ahí, algunas pistas sobre su situación. Casa Hammerton suena próspero, suena a uno por ciento. Me vuelvo a hacer la pregunta obvia: ¿qué demonios estaba ella haciendo en una librería benéfica?

    Entretanto, Mavis ya ha decidido que esto definitivamente es estar acechando y, para evitarme la acusación, retira su cooperación y se niega rotundamente a arrancar. Bateria muerta. Esto no es propio de ella. Aún así, le doy las gracias, pido un repuesto a un mecánico local y dispongo que la traigan al día siguiente, momento en el que le prometo a Mavis que habré recobrado el sentido y que nos lo pasaremos de maravilla en el paseo por Blackpool, por los viejos tiempos.

    Aunque resulta inconveniente no tener automóvil y también es extraño: Mavis siempre ha sido completamente fiable en el pasado. Y entonces me suena el teléfono, devolviéndome al presente y a la realidad.

    Maggs.

    Otra crisis de personal en la librería.

    "Ah, lo siento, Maggs, me ha fallado el coche, no puedo entrar en la ciudad. Estaré inmóvil por un par de días."

    Maggs piensa en esto, se pregunta si estoy poniendo excusas. "¿Quieres que te recoja, Mike?"

    ¿Me está poniendo a prueba? ¡La mejilla!

    "Em, pero ¿no implicaría eso dejar sola la tienda?"

    "No, ha llegado Alan, pero solo puede quedarse unas horas. Tiene que llevar a su madre al hospital esta tarde."

    Está bien, milady. Veré tu farol: "Bueno, si no es demasiado problema."

    En realidad no estoy de humor para ir hoy, pero es cierto que no me gusta rechazarla y sé que me sentiré mejor al llegar allí, así que le doy el código postal para su navegador por satélite y le digo que no tiene pérdida, que es la única propiedad de la calle.

    Ella es bastante educada, más tarde, mientras nos alejamos en coche. Yo no quiero mencionar el hecho de que la propiedad es una ruina y que vivo en una caravana, bueno, al principio no, pero ella está claramente pensando en eso.

    Ella tiene uno de esos VW escarabajo más nuevos, en amarillo brillante. Su coche tiene varios años, pero está bastante cuidado e impecablemente limpio por dentro, con una flor grande y de aspecto exótico colocada en un soporte en el salpicadero. El coche también porta la inconfundible fragancia de Le Jardin. Ella conduce con cuidado, con suavidad y una expresión similar a la que tiene cuando lee, es decir, cautelosamente desconcertada.

    "¿Y estás desempleado básicamente, Mike?"

    ¡Ah! Así que no está del todo desprovista de curiosidad. "Técnicamente, supongo, en el sentido de que en realidad no me pagan por nada de lo que hago estos días."

    "¿Pero no estás buscando un empleo permanente?"

    "Bueno, no quiero ser demasiado cínico al respecto, pero me hacen creer que eso no tiene sentido a mi edad. En algún momento pudo haber habido algún trabajo de almacén casual, pero ahora todo eso lo hacen robots, y mejor que así sea porque he sido un ladrón de bolígrafos toda mi vida y una semana haciendo algo extenuante seguramente me mataría."

    "Entonces, ¿reclamas beneficios de algún tipo?"

    "Señor, no. Tendría que pasar todo el día rellenando solicitudes de todo lo que hay bajo el sol solo por el privilegio de ponerme en la cola para los cupones de comida. No, ahora vivo de mis ahorros. En lo que respecta al Estado, ya no existo. Ni siquiera recibo correo basura estos días, y eso es un gran alivio, te lo aseguro."

    "¿Ahorros?" Eso suena a concepto desconocido para Maggs. "¿Y tú estás... de acuerdo con eso?"

    ¿Qué quiere decir? ¿Si tengo suficiente para ir tirando? "Oh, me irá bien siempre y cuando no viva más allá de los ochenta y cinco. Lo tengo todo resuelto en una hoja de cálculo. Mi plan es morirme con menos de cinco libras en el bolsillo y dejarle la limpieza al ayuntamiento."

    Ella sonríe, entrando en la broma, la cual, de hecho, no es una broma. De verdad que lo tengo todo en una hoja de cálculo, incluida una teórica, aunque bastante literal, fecha de caer muerto.

    "¿Y si vives más de ochenta y cinco?"

    "Oh, no, eso está fuera de discusión. Eso me arruina todos los cálculos. En ese caso, Mavis y yo emprenderemos un último viaje juntos. Suponiendo que pueda hacer que arranque."

    "¿Mavis?"

    "Mi coche."

    "¿Llamas al coche Mavis?"

    Ella está a punto de reír. Ahora que lo pienso, no me importaría oírla reír, pero se lo traga, teme que me ofenda y tiene razón, el estado de ánimo en el que estoy hoy probablemente me enfadaría.

    "¿Y un último viaje?" me pregunta. "Espera... ya veo. Oh, Mike. No hablarás en serio."

    No, no lo hago, pero en tiempos oscuros, el humor de patíbulo es, a veces y en realidad, bastante gracioso.

    Y reconfortante.

    Al llegar nos encontramos a Alan ocupado entre las estanterías. Él es obsesivo con la categorización, al igual que yo. Encuentra estresante que los clientes no vuelvan a colocar los libros en un orden estricto, ordenados alfabéticamente, por autor, como yo (es decir, ¡venga ya! ¿Tan difícil es?) Cuanto más estresado está, más obsesivo es con las cosas. Como yo. Curiosamente, no es tan exigente con su apariencia, siempre necesita un corte de pelo y un afeitado. Al menos en este sentido diferimos.

    En su treintena ahora, Alan se mantiene a un nivel de funcionamiento mediante interminables y ampliamente descuidadas prescripciones de antidepresivos. ¿Su problema? El mismo que el del resto de nosotros: atrofia total de esperanza y autonomía. Como maestro de escuela primaria, encontró su fin bajo el escrutinio de un panel de trajeados asesores e inspectores que nunca habían enseñado ni un día en todas sus vidas.

    "Buenos días, Alan."

    A veces responde, hoy no toca.

    Más tarde transpira que está avergonzado. Ha calculado el día equivocado para la cita de su madre en el hospital, está nervioso por las molestias que imagina haber causado a los demás y se pregunta cuándo es el mejor momento para reconocerlo. Cualquier otra persona simplemente se quedaría callada y se iría a casa de todos modos. Cuando por fin llega su tartamudeante admisión, Maggs me sorprende con su tono compasivo, explicándole que no importa y, dado que él ya está aquí de todos modos, que si le importaría mantener el fuerte durante la hora del almuerzo. ¡Siempre la pragmática Maggs! Pero por un instante también ha parecido bastante... maternal.

    Entretanto, yo acabo despachado al Sótano de las Gangas a por galletas extra (cerca de su fecha de caducidad y, por tanto, baratas).

    Alan se relaja a medida que va pasando la crisis en su mente, se vuelve más abierto y, cuando regreso con unas galletas «Custard Creams», me ha encontrado una colección de cuentos de Conrad y me pregunta si me gustarían. Fue Alan quien me presentó a Conrad hace algún tiempo y con mucho gusto lo agregué a mi lista de lectura. Alan, por otro lado, no lee nada más que Conrad, lo cual es un desvarío que admito encontrar incluso peculiar.

    Me ofrezco a ocuparme de la tienda durante la hora del almuerzo, ya que también estoy aquí, pero he olvidado traerme el almuerzo y Maggs me persuade para que me una a ella en el Market Cafe, como ha estado amenazando con hacer durante un tiempo. No estoy seguro de la etiqueta en esto. Parece un poco extraño, pero igualmente descortés negarse, y ella insiste gentilmente, así que me encuentro en pareja con ella mientras salimos andandos juntos.

    De hecho, disfruto de su sólida elegancia. Maggs tiene una buena postura y una tremenda presencia, y me siento bastante orgulloso de que me vean con ella. Me veo obligado a reescribir la descripción de su marido y transformarlo en un tipo apuesto, profesional, de estiloso cabello cano largo y peinado con descuidada elegancia. Golf los fines de semana. Y conduce un Jaguar. ¿Sería todo eso demasiado cliché?

    ¡No, esa clase de paisano sería perfecto para Maggs!

    El café es un lugar pequeño y austero, marginalmente calentado por encima del punto de congelación y rescatado de la absoluta miseria por mantas caseras arrojadas sobre respaldos de sillas de jardín, por lo demás, baratas. Las mesas son igualmente baratas y se tambalean y hacen que comer sopa resulte un cierto desafío. La señora del establecimiento tiene un aspecto de bien arreglado busto, también una voz agresiva y ronca de puesto de mercado, suavemente alejada de la amenaza de violencia solo por el uso liberal y algo paradójico de la palabra "amor." Me complace observar que sus cubertería y vajilla están impecablemente limpios.

    Levanto la vista de mi trémula sopa para encontrar a Maggs mirándome, frunciendo los labios y los hoyuelos, reprimiendo una sonrisa. Tiene el pelo recogido en una colmena de abejas al estilo de los sesenta, más bien como supongo que habría usado su madre. Me llega en retrospectiva una escena de la película Marnie, o podría haber sido Los pájaros y Tippi Hedren, brillante, de ojos azules, un poco altiva. Su cabello es rubio y lleno de brillo. Maggs se lleva un dedo a los labios pensativamente y percibo el fulgor de sus anillos.

    "Así que, de verdad, Mike," dice, "tu casa es una ruina y vives en una caravana."

    Yo ya me estaba preguntando cuándo iba ella a mencionar eso.

    "Sí. Aunque no es ni de lejos tan sombría como lo haces parecer, Maggs."

    "Estoy segura. Siempre me encantaron las caravanas cuando era pequeña."

    Hmm, ella no es del todo convincente.

    Intento explicarlo con precisión. "Bueno, o me gasto los ahorros en una casa adecuada y luego me muero de hambre antes de llegar a la pensión, o sigo viviendo en la caravana."

    "Lo sé... hasta que tengas ochenta y cinco, dijiste, luego tú y Mavis hacéis una especie de salida cinematográfica a lo Thelma y Louise."

    "Más o menos de ese tamaño, sí. Aunque dudo que nosotros tengamos mucha audiencia."

    "¿Dónde planeas hacerlo? ¿Quizá al final del muelle de Southport?"

    "¡Ja! ¡Eso sería espectacular! Me gusta bastante cómo suena eso, aunque quizá Blackpool sea mejor, más probabilidades de que la marea esté dentro."

    "Y eso sería en, ¿cuánto tiempo, exactamente?"

    Maggs parece juguetona de pronto, me atrevo a decir que incluso un poco coqueta. "¿Estás pescando para saber mi edad, Maggs?"

    "Sí. ¿Cuántos años tienes exactamente, Mike?"

    "Bueno, ¿cuántos años tienes tú, Maggs?"

    Ella no lo duda. "Tengo cincuenta y dos," dice. "Cincuenta y tres el mes que viene."

    Eso es increíble. "¡Anda ya! Pero, Maggs, si yo no te pondría ni un día más de los cuarenta." Lo digo sinceramente, pero me doy cuenta de que, entre mi sorpresa y prisa, puede que esto haya salido como una barata adulación.

    Ella se sonroja y yo me disculpo. "Señor... perdona."

    "Para nada. Acepto el cumplido. Aunque claramente es para no decirme cuántos años tienes. ¿Te avergüenza? Creo que sí y eso es interesante, ¿por qué ibas a avergonzarte?"

    ¿Avergonzado? Sí, creo que sí. En cuanto a por qué, no lo sé. Lo analizaré más tarde, lo agregaré a mi lista de notas desde una pequeña librería.

    "¿No puedes consultarlo?" Le pregunto. "Estoy seguro de que está en el sistema o algo así. Quiero decir, supongo que hay una especie de sistema, ¿no? No es posible que Donnegans se base en la absoluta confusión que me imagino que es."

    "Ya lo comprobé. Tu edad brillaba sólo por su ausencia, pero me arriesgué a adivinar. Calculo que te quedan unos treinta años, salvo accidentes y otras circunstancias desafortunadas."

    "Bueno, es muy amable de tu parte decirlo. Un poco menos, en realidad. Pero un poco más sería insufrible."

    "Oh, no lo sé. Claramente no has superado eso todavía."

    "¿Superado?"

    "La Vida. Vivir."

    "No lo sé. Creo que es la vida más bien lo que me ha dejado atrás, pero cuando miro lo que generalmente se ofrece para la mayoría de nosotros hoy en día, no creo que eso sea algo tan malo."

    "Tonterías, todavía te levantas de la cama por las mañanas, te encantan los libros, parece que te encanta tu coche, y estás escribiendo una novela, ¿cómo te va con ella, por cierto?"

    "Em..."

    "Y todavía tienes ojo para las damas."

    Ahora va demasiado lejos. "¡Maggs, en serio! No por mucho tiempo, te lo aseguro. Sinceramente, no te sigo."

    "Oh, venga ya. No soy ciega. Esa chica te hizo sonrojar como un colegial."

    "¿Quién?" Yo sé quién, pero no puedo evitar ser evasivo.

    "Sabes muy bien a quién me refiero."

    "Ah, bueno, eso. Pero eso es diferente. Es... es un poco como vivir en una caravana..."

    "No seas absurdo, ¿cómo es posible que sea lo mismo?"

    "Quiero decir que ambas son p... puro capricho."

    "¡Capricho de verdad! Y en cuanto a eso: elígeme algo, eso fue descarado flirteo."

    ¿Flirteo? Yo no lo leería de esa manera. "¿Eso crees?"

    Maggs se pregunta si ha ido demasiado lejos, pero luego, después de un momento, va aún más lejos: "Definitivamente ella estaba jugando contigo. No sé cómo no le di una bofetada."

    "¡No!"

    "Bueno... no es de mi incumbencia, pero, ¿sabes?, es... un poco..."

    "¿Qué? ¿Ridículo? Mira, lo malinterpretas. Puede que yo me haya... colado un poco por ella, pero no tengo ninguna ambición en ello."

    "Bueno, me alegra oír eso. Estaba un poco preocupada por ti, en realidad."

    ¿Preocupada? Yo más bien creía que Maggs no pensaba en sus voluntarios cuando ellos no estaban trabajando. O tal vez estoy siendo cruel y debo escribir una historia diferente para ella. "No tengo prisa por hacer el ridículo, si eso es lo que quieres decir." Me río ante la idea, pero solo porque la idea se acerca incómodamente a la verdad. "Pero ella no estaba coqueteando. Absolutamente no. Quiero decir, no soy tan viejo para no notar ya la diferencia."

    Al parecer, obviamente, lo soy.

    Maggs asiente, incierta, pero tomo su curiosidad como bien intencionada, incluso protectora. Parece haber algo inusualmente cálido y solícito en ella hoy, me refiero fuera de la tienda, y me descubro queriendo confiar en ella.

    "Es que..." dudo, preguntándome si estoy llevando demasiado lejos nuestra nueva relación, pero ella parece ansiosa por la confianza.

    "¿Sí?"

    "¿Sabes?, dondequiera que mires estos días, todo es gris y sin esperanza. Llevamos así una generación y todo el mundo parece completamente aplastado por eso. Pero de vez en cuando ves a alguien y destaca, te recuerda algo que alguna vez tuviste o quisiste, pero que desde entonces has perdido de vista en el camino, y piensas que si pudieras llegar a conocerle, podrías recordar lo que era."

    "¿Algo que perdiste?"

    "Una creencia en algo, algo por lo que valga la pena sacar brillo a los zapatos al menos. No es algo que te pueda indicar ahora mismo. No es dinero ni un coche nuevo ni la lotería. Es difícil de explicar, pero yo lo imagino como una luz al final del túnel. Sólo que ahora, para ahorrar dinero, la luz está apagada y lo único que hay es este túnel interminable de oscuridad."

    Ella se reclina en la silla y suspira. "Bueno, eres un compañero de almuerzo alegre, eso seguro. Pero sé lo que quieres decir."

    Intento una traviesa sonrisa a modo de disculpa. "Por cierto, esta sopa es excelente."

    Ella me devuelve la sonrisa con igual picardía, me guiña un ojo. "Ese es el espíritu."

    En el camino de regreso, entramos en la pastelería a por un pastel para la chica sin techo, pero cuando buscamos su pequeño portal, la chica no está, solo su saco de dormir, enrollado y vacío. Miramos hacia Donnegans y la vemos por la ventana, sentada con Alan en el sofá bebiendo té. Ninguno está mirando al otro, pero de todos modos hay algo de sociabilidad en ellos.

    ¡Alan! Eres un misterio.

    ¿Cómo diablos ha logrado eso?

    Pensándolo bien, supongo que es una cuestión de daño. A veces lucho conmigo mismo, pero aún no estoy tan destrozado para no poder lidiar con el mundo, aunque sea de formas un tanto excéntricas. Pero, ¿cómo puede alguien permanecer intacto, seguir funcionando y ser considerado digno de confianza por aquellos que están más destrozados? Pues seguramente, para sobrevivir al sistema, ¿debemos ser del sistema?

    Había pensado que una de las características redentoras de los últimos tiempos era la desestratificación de la sociedad, que el noventa y nueve por ciento consiste en las antiguas clases trabajadoras y la clase media colapsada, todos revueltos y subsistiendo ahora con los mismos salarios miserables, en las mismas condiciones miserables, trabajando para los mismos cabrones tiránicos. Pero estoy olvidando esta delimitación más sutil entre los que están rotos y los que siguen funcionando.

    Hay una distinción entre el funcionamiento de la sociedad, entre aquellos que aspiran instintivamente al uno por ciento y aquellos que antes dedicarían su tiempo a explorar formas de reparar lo que está roto. Alan, ¡Dios lo bendiga! Todavía tiene un alma que lucha, entre sus sonrojos y tartamudeos, por expresarse. Maggs también, creo. Ella tiene algo angelical bajo el brillo y esa actitud altiva.

    ¿Dónde me deja eso a mí?

    El llanto lastimero del "zapatón" atraviesa el ruido de la calle. Me siento inspirado a comprar un ejemplar de su revista y sentir así que también estoy haciendo mi parte. Me llama señor, me lo agradece como si no se lo mereciera y me avergüenzo de mis relaciones normales con un mundo que no puede permitirle una vida mejor que esta.

Capítulo 7

    Gracia Milner enseña inglés en la fábrica local de exámenes de sexto curso. Tiene veintiséis años y un Máster en Literatura de la Universidad de Oxford. Le gusta leer, viajar, bailar y dar largos paseos por el campo. Escribe poesía y, en conjunto, parece mi pareja ideal, excepto que su pareja es Melvyn Judd. Él vende superdeportivos de segunda mano en un concesionario de la era espacial en Blackpool. Le gusta la caza mayor, los viajes exóticos y el ejercicio; ah, y conduce un Maserati. Tiene treinta y tres años, un pecho impresionantemente cincelado y unas nalgas pequeñas y apretadas. Y antes de que preguntes, toda esta inteligencia se obtiene con asombrosa facilidad en las redes sociales.

    Antes que nada, fue necesario crear mis propias cuentas falsas para hacer esto. No es dificil. Tampoco es difícil crear cuentas bajo identidades falsas, lo que más bien me sugiere que la falsedad de la identidad proyectada de uno ni le va ni le viene a esta maquinaria. Lo único que importa es el perfil que creamos mediante los hábitos de navegación y que se puede vincular a nuestra conexión de red y la identidad de la máquina que nos ubica en una dirección aproximada. Por tanto, independientemente de cualquier disfraz, la máquina sabe quiénes somos, aunque a veces nosotros no lo sepamos. Al parecer esto es para poder enviarte anuncios de cosas que creen que te gustaría comprar, pero también opera, mediante un laberinto de puertas traseras, en connivencia con el aparato de seguridad del estado cuando se le solicita. También, por supuesto, puede usarse para subvertir la democracia mediante la guerra psicológica. Sí, sé cosas sobre ordenadores y redes, pero siendo un sociópata, simplemente no encuentro ningún uso para las redes sociales.

    También es interesante notar que, que yo sepa, Maggs tampoco tiene presencia en Internet, lo cual es una pena, porque después de las revelaciones del día, no me hubiera importado aprender un poco más sobre su historia también. Empiezo a sospechar que ella también es sociópata. ¿Y quien puede culparla?

    De todos modos, Gracia ha publicado fotografías de paseos que ha hecho en Western Pennines, lugares que yo conozco y amo, y quiero comentar sus fotos, decirle que yo también he estado allí, que amo tal y cual lugar, que me encantan esas vistas, etc., y que las conozco bien. Por un momento, hay algo urgente en ello, como si al no hacerlo me arriesgara a perder una conexión vital con esta mujer. Resisto la tentación, pero encuentro su urgencia interesante.

    Observo por las fotos de Gracia que su enfoque en la vida es un enfoque exterior. No hay selfis, solo su foto de perfil para confirmar su identidad. De hecho, es una mujer joven de aspecto encantador, pero no narcisista, a diferencia de Melvyn. Ella está más ligada a esta noción de que la visión del mundo a través de nuestros propios ojos contiene una pista de su importancia existencial. La opinión de Melvyn es la opuesta, que el significado de la vida está completamente ligado a él mismo y que cuanto antes se den cuenta los demás de eso, mejor. Ambos puntos de vista son quizá delirantes, el primero perdonable, el segundo no. La única conclusión firme que puedo sacar es que ambos no hacen buena pareja.

    Mientras me desplazo por las fotos de Gracia, me encuentro con una de Donnegans, fotografiada de forma atractiva bajo el sol de la tarde: #escenacalle, #librería, #caridad, #meencanta. #novayasuavemente

    ¿No vaya suavemente?[]

    De nuevo, estoy dispuesto a comentar, algo inofensivo: «gracias y bienvenido, saludos, Mike (Donnegans)», pero mi identificación es falsa y, aunque no lo fuese, no me compete comentar en nombre de la librería, siendo solo un cuidador voluntario. También es bastante obvio que habría sido poco probable que encontrara su foto si no la hubiera estado acechando. Y si evitáramos ser percibidos como extraños por los demás, haríamos bien en evitar que nos descubrieran en primer lugar.

    El último hashtag es desconcertante, una referencia a las Miscellanies de Dylan otra vez. Quiero decir, ¿por qué iba a interesar eso a otra persona en este contexto? Pero claro, gran parte del entorno de las redes sociales me desconcierta. Parecen diseñadas para aferrarse a los conceptos básicos de la inseguridad humana, proporcionarnos un medio de transmisión personal y una medida arbitraria de popularidad que se puede falsificar y jugar fácilmente y, en algunos casos, incluso comprar.

    Gracia no tiene simpatizantes ni seguidores. Está sola en su visión del mundo, y bien podría estarlo. Ni siquiera a Melvyn ha puesto un «me gusta» en sus fotos. Melvyn, observo yo, tiene muchos seguidores, todos ellos con enormes tetas y traseros demasiado inflados.

    Como iba diciendo...

    La mañana siguiente amanece inusualmente cálida y en desconcertante contraste con la amargura del día anterior. La suave luz del sol entra por la ventana de mi habitación y me levanto sudando en una caravana que se está asando por haberme dejado el quemador encendido toda la noche. Yo había pensado que eso evitaría que me muriera de frío.

    La nueva batería del coche ha llegado y me aventuro hacia el garaje para instalarla.

    Mientras trabajo, reflexiono sobre mi propio perfil en las redes sociales, es decir, si tuviera uno de verdad, y cómo podría mejorarlo para hacer que mi vida suene más interesante de lo que es en realidad. Pero las conexiones más profundas que hacemos con los demás provienen precisamente de esas banalidades intangibles que probablemente todos pasaríamos por alto. La verdad es que no sabemos por qué nos atraen los demás, qué es lo que nos mantiene unidos, solo sabemos que no son los anuncios que creamos para nosotros mismos: la caza mayor de Melvyn, por ejemplo, que sospecho que es mentira.

    Pero entre afirmaciones tan extravagantes, Melvyn se presenta a sí mismo como un aspirante al uno por ciento, al único grupo hoy en día con algún interés, por no hablar del dinero, de permitirse disparar a criaturas exóticas por diversión. Estoy seguro de que eso es perfectamente legal y a menudo justificado; paradójicamente, lo admito; por motivos de preservación de la vida silvestre y, si quieres mi opinión, eso no tiene buena pinta. Así que supongo que Melvyn no está interesado en solicitudes de amistad en Internet de personas como Mike Garatt. Por supuesto, él me desagrada inmensamente, no tanto por su pecho cincelado ni por sus pequeñas nalgas que, para ser sinceros, parecen ridículas, sino más bien por su pretensión de ser el poseedor del objeto sexual, también conocido como Gracia Milner.

    ¿Objeto sexual?

    Sí, me temo que sí, y aquí dudo en entrar por miedo a una mala interpretación.

    Es difícil describirla de otra manera, al menos cuando la ves a través de los ojos de Melvyn, como lo demuestra la cantidad de fotografías que él muestra de su premio, quien, digamos, sabe llevar muy bien un bikini. También hay un indebido énfasis en sus pechos y su trasero. Aunque ninguna de estas arriesgadas capturas al límite se acerca a dar cuenta de la profunda simplicidad de la expresiva gracia de esta joven, algo que se vislumbra fugazmente cuando pasa un dedo por los estantes de una vieja librería. También tiene una sonrisa bastante hermosa, hay algo enigmático en ella que admito que posiblemente me estoy inventando. Tales cosas hablan a lo eterno y, en última instancia, a lo inalcanzable. Tetas y trasero, por otro lado, solo le hablan al pene de un hombre.

    Conclusión: Melvyn es un capullo.

    El sexo es un tipo de placer diferente, ¿no es así? Alcanzable a veces, pero siempre fugaz y te deja queriendo más.

    Ella es licenciada en Literatura, una mujer culta y sofisticada, también un objeto sexual. Sospecho que sé cómo preferiría Gracia medir el potencial de su vida, pero también veo cómo es más probable que lo midan los demás y, en particular, los hombres.

    A la hora del almuerzo, la temperatura ha subido un poco por encima de los mágicos menos once grados; esta es la temperatura a la que he juzgado que la capota de vinilo de Mavis se puede plegar sin riesgo indebido de que se parta. Con un gorro de lana y una chaqueta gruesa, me pongo en marcha, no, me apresuro a pasar por Clover Lane. Le había prometido a Mavis un crucero por el paseo marítimo de Blackpool y soy supersticioso con estas cosas. Así que, a Blackpool que vamos, después de dejar la batería vieja y agotada en el centro de reciclaje.

    Las carreteras están secas y polvorientas, por lo que no hay mucha sal que se pegue a los bajos del coche. Estoy paranoico de que Mavis se disuelva, y la idea de esos salientes oxidados me corroe. Estoy pensando en tirar la toalla a los ochenta y cuatro, en lugar de a los ochenta y cinco, y arreglarlos correctamente, o a los ochenta y comprar otro maldito coche. De todos modos, ¿qué tiene Mavis que sea tan especial para mí?

    Blackpool es un largo viaje desde Middleton con la capota bajada en febrero, pero factible con el calentador encendido y rugiendo. Supongo que la verdad es que me hace sentir como si tuviera veinticinco años otra vez, aunque hay algo en las vulnerabilidades de Mavis que también habla de la consciencia de mi propia mortalidad progresiva.

    Me pregunto si desearía a Gracia como pasajera. Naturalmente, una tan atractiva sería un buen adorno, algo cliché, supongo, y me digo a mí mismo que lo más probable es que ella se queje de la corriente del aire antes de haber recorrido una milla. En protesta por mis pensamientos, Mavis enciende la luz del ABS, negándome la mayor seguridad del sistema de frenos antibloqueo y, por tanto, mis excesos con el acelerador. No es algo que necesite a menudo, el ABS, pero me siento debidamente castigado de igual guisa. Lo más probable es que sea un sensor defectuoso, algo con lo que me ha estado regañando durante un tiempo, y otro posible defecto para la ITV si decide ser particularmente vindicativa. Tal reparación me supera, también es cara, pero noto que hay que enfrentarse a esos asuntos eventualmente.

    Llegamos a Blackpool desde el extremo de Saint Annes, navegamos por el paseo marítimo: un mar gris y pesado, blanco espumoso en las defensas, gaviotas chillando alegremente en un aire salobre. La mayoría de nosotros, los del Norte, tenemos afecto por Blackpool, en parte es nostalgia, supongo. Puede ser a la vez sórdido y descarado, elegante y vulgar, pero nunca aburrido. Lo más probable es que sea el lugar donde hicimos nuestros primeros castillos de arena: papá supervisando desde una tumbona con camisa y corbata. Sus postales también ayudan al adolescente a sentar las bases de sus creencias de que el sexo puede ser divertido. Esto, por supuesto, es contrario a las afirmaciones de la pornografía contemporánea de que las mujeres son solo una colección de agujeros y, a menos que parezca terriblemente angustiada, que en realidad no lo está disfrutando.

    Antes de salir de los alrededores de Blackpool, reviso el navegador, hago un desvío y, antes de que Mavis pueda reaccionar a lo que estoy haciendo, he pasado por el concesionario de superdeportivos de segunda mano con el pretexto de cambiarla por... ¡un Maserati! Eso para castigarla, aunque dudo al predecir su venganza.

    Melvyn es bastante fácil de ver detrás de su escritorio con tapa de vidrio de la era espacial, rodeado de toda esa opulencia automovilística. Un embriagador aroma a caucho virgen y pulimento impregna el aire. Es bastante estimulante, algo sexual también. Él viste un traje decente, aunque de un tono de gris más brillante de lo que yo me sentiría cómodo llevando. También está demasiado arreglado y claramente se ha gastado una fortuna en blanqueo de dientes, hasta un nivel que puedo describir mejor como luminiscente. Sé que esta es la trayectoria cultural actual, pero debe de ser terriblemente inconveniente: esta sonrisa de un millón de dólares.

    La impresión general que da es la de pasar una cantidad excesiva de tiempo frente al espejo. Es un error, por supuesto, parecer que uno se está esforzando demasiado, pero lo perdono por su juventud e inexperiencia. El mejor vendedor se presenta de tal manera que da la impresión de no haber dedicado tiempo alguno a su apariencia impecable, que es más el resultado de una crianza superior, una clase inmensamente superior al cliente, pero una a la que el cliente está invitado a participar con la mera suscripción a los productos del vendedor.

    Sobre esta base, Melvyn nunca me va a vender este Maserati aunque yo lo quisiera, bueno, una parte de mí lo quiere, pero aparte de eso, nada del mundo de Melvin me atrae en absoluto. Sí, podría comprarlo, en efectivo, pero eso significaría quedarme en setenta, lo cual no me parece un cambio razonable. Soy rico en efectivo, pero incluso una posición tan afortunada como esa se vuelve rápidamente precaria cuando uno está desempleado.

    Consigo mantener la pretensión pidiéndole un precio de cambio por Mavis, mientras espero a que, a estas alturas, ella pueda leer mi mente y sepa que no hablo en serio, de lo contrario estaré en problemas de camino a casa. Aquí, él se decepciona, revelando un historial más sucio, incluso patea uno de los neumáticos de Mavis como si ella fuese una maldita anciana festera. Los neumáticos son recientes y se agarran magníficamente. Él me ofrece doscientas libras, esto por un coche en promoción por cincuenta y cinco de los grandes. Supongo que la clientela que suele frecuentar este palacio considera que los intercambios son un poco, bueno, ¿deberíamos decir de clase trabajadora?

    ¡Bastardo!

    Pero el caso es que, por lo general, a este punto el vendedor finge vergüenza ante su propia oferta necesariamente exigua y se convierte en tu mejor amigo, ofreciéndose a hablar con su jefe para ver qué se puede hacer. Después de muchos soplidos y resoplidos, podría volver con una oferta de doscientos veinte, la tomas o la dejas. Pero Melvyn no se esfuerza mucho y no me ofrece la cortés farsa de la vieja rutina de «consultar a mi jefe». Aunque me sigue marcando como interesado (los beneficios de vestir bien, supongo), pero yo rechazo una prueba de conducción, salgo sin más en buenos términos con un apretón de manos, también con su tarjeta de presentación y una promesa de pensar en ello. Claramente, todavía hay mucho dinero alrededor, pero igual que las ventanas tintadas de todos los SUV que rodean a Melvyn en esa sala de exhibición de la era espacial, es difícil ponerle rostro a nada de eso hoy en día.

    De acuerdo, yo ya había supuesto por su actividad en las redes sociales que Melvyn era un farsante y un poco idiota, pero mi visita al concesionario lo confirma. Y su sonrisa tiene una caída muy definida en las esquinas que delata una falta de sinceridad acechando muy cerca de la superficie. Ciertamente no le pienso comprar un coche usado a ese hombre.

    Sí, por supuesto que soy parcial, incluso estoy celoso; ¿No lo he admitido ya? Pero la excursión ha tenido el efecto deseado; Que Gracia Milner pueda sonreír con tanta dulzura y exhibir su cuerpo semidesnudo con tanta libertad para un idiota tan engominado y pretencioso como éste, hace que sea bastante obvio que ella no es más que un vehículo temporal para la musa, en lugar de la Musa misma, y ​​pronto me habré deshecho de ella. Pero también significa que es más o menos inevitable que Melvyn la haga daño, si es que no lo ha hecho ya.

    Y eso me entristece.

Capítulo 8

    De acuerdo, no estoy enamorado de Gracia Milner. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Y si te lo digo con suficiente frecuencia, ¿podré convencerme a mí mismo de ello? Es decir, si de verdad estuviera enamorado de ella, no podría hablar de ello de tal desapegada manera, como un desinteresado analista que investiga la neurosis de otra persona.

    ¿Podría?

    Es la edad, supongo, y la experiencia de mi vida lo que me ha enseñado a ver las emociones más profundas desde una posición algo remota de la realidad. Si estuviera enamorado de Gracia Milner, no habría nada en lo que basar ese amor, ninguna perspectiva, ni siquiera esperanza de desenlace. Y las Four Letters of Love de Williams me recuerda que un hombre verdaderamente enamorado sería ajeno a todo lo demás, hasta el punto de la enfermedad.

    Es este desapego; esta autoconsciencia restante, si quieres; lo que utilizo para protegerme del daño y la inevitable humillación de todos esos caprichos transitorios.

    No vayas suavemente.

    Dije en serio lo que le dije a Maggs durante el almuerzo esa vez. No había peligro de que yo me pusiera en ridículo, de rabiar por la muerte de la luz. Lo que siento por Gracia Milner es algo que meramente hay que resistir, pues a veces tal es la Musa y no es la primera vez que me ocurre esto ni será la última. No, no voy a delirar. De hecho, iré muy suavemente, con dignidad y, con suerte, un nudito Windsor en la corbata y unos discretos gemelos de oro para terminar el conjunto.

    Aunque su tristeza...

    Su tristeza me atormenta.

    "¿Te gustaría algo que leer, Lesley?" Pregunto.

    La chica sin techo se llama Lesley. Está sentada en el sofá de la ventana bebiendo té. He comprado una taza de té y un platito huérfanos de "Empresa de la Era," que he lavado y ahora llamo a las chicas (ella es una visitante más habitual estos días, especialmente en clima inclemente como hoy) y, por tanto, he rescatado diestramente la porcelana bastante fina de Maggs.

    Observo con cierta diversión que me estoy volviendo misteriosamente protector con Maggs.

    Hay algo en la chica, y en la compasión de Maggs por ella, que la presenta vulnerable, a la chica no, a Maggs. Estoy seguro de que la chica se puede cuidar sola, pero sospecho que solo a expensas de un calloso menosprecio por los sentimientos de los demás. Esto puede parecer soez, y tengo la esperanza de que ella demuestre que estoy equivocado.

    Es otro día horrible, el mundo parece estar convirtiéndose en agua, la calle inundada, los pequeños bordes de mi jardín en casa se llenan permanentemente, como si el nivel freático estuviera subiendo y pronto se fuese a llevar caravana flotando. Lesley lleva una hora sentada en el sofá y le pregunto si le gustaría leer algo solo porque parece aburrida, aunque creo que el aburrimiento es algo con lo que ella lidia fácilmente, al mirar al vacío todo el día así. Me pregunto a qué lugares dentro de su cabeza va ella a tomar un respiro.

    A modo de respuesta evasiva, me pregunta: "¿No está Alan hoy aquí?"

    "Vendrá a eso de las doce," le digo. O al menos ese es el plan. Con Alan nunca se sabe.

    En realidad, espero que llegue un poco antes, así puedo irme antes de que llegue Maggs, no sea que me invite a almorzar otra vez. No sé por qué eso me pone nervioso. Ella llega a las doce y cuarto. Yo hoy solo hago medio día, que es suficiente para estar en compañía de la chica. Ella solo parece cómoda con Alan, mira oblicuamente a cualquier otra persona, como fingiendo que no están allí.

    Resulta muy incómodo.

    El silencio entre nosotros es agudo e incómodo esta mañana, y ella evade todos mis esfuerzos por mantener una leve conversación. No estoy solo en esto, ella también es bastante hosca con Maggs, el problema de Maggs es su autoridad, supongo que es porque la autoridad no es de fiar a los ojos de la chica o, en cualquier caso, no se puede confiar en ella para una asistencia genuina. Cuál es su problema conmigo, no tengo idea, más allá de mi masculinidad, que parezco llevar con vergüenza cuando ella está cerca.

    El día de Maggs comenzó en nuestra tienda Clitheroe, redistribuyendo existencias y haciendo caja. Ahora está en ruta hacia Middleton. El pronóstico es que esta incesante lluvia se convierta en nieve. El cielo ha adquirido un tinte verdoso y sombrío, y espero que ella esté bien. La A59 puede ser traicionera con mal tiempo.

    Su historia es común (la de la chica, no la de Maggs). Todo esto se lo ha confiado a Alan, y Alan a mí. Recuerda, Alan no es tonto, solo sufre las secuelas de una crisis nerviosa. Es cierto que no se presenta bien, pero yo lo considero de buen carácter y un oyente astuto.

    No hay padre, me ha dicho él, y la madre es alcohólica y dependiente de una ristra de hombres manipuladores que han tenido un malsano interés sexual en la chica. Su elección era mudarse o enfrentarse a un abuso sexual sin fin. Ha estado sin hogar en Sheffield, Manchester y Preston, se mudó a las ciudades con mercados más pequeños para evitar las drogas, la casual violencia callejera y los ghouls que la querrían preparar como una prostituta.

    Hay drogas en Middleton, por supuesto, como en todas partes ahora, pero son más fáciles de evitar aquí si no estás interesado en ellas. A veces ella puede arreglárselas durmiendo con hombres de su propia elección, mudándose cuando ellos se cansan de ella. Entretanto navega por los sofás de los conocidos o los portales. Rara vez utiliza los albergues de indigentes debido a su desconfianza en la autoridad.

    Me pregunto si es esto lo que nos hace mirar con recelo a los indigentes. Solo podemos funcionar si nos convencemos de que el sórdido bajovientre del mundo no existe de verdad, y solo podemos hacer esto día a día si ignoramos a sus víctimas, como Lesley, que yacen esparcidas tan liberalmente ahora a nuestros pies.

    Entonces recuerdo que Alan también me ha dicho que la chica no sabe leer y me siento como un idiota. Ella debe de luchar terriblemente.

    "Em, es decir..."

    Soy interrumpido en mi embarazo por una llamada telefónica: Maggs.

    Un local abandonado en Market Street está en proceso de ser vaciado. Para eludir las punitivas tasas del ayuntamiento destinadas a desalentar los espacios comerciales vacíos que le dan a la ciudad un aspecto empobrecido, los propietarios lo han llenado de libros y basura y lo han llamado tienda de caridad, (una táctica un tanto cínica, pues la tienda siempre estaba cerrada y parecía un desastre de todos modos). Pero el contrato de arrendamiento será asumido en breve por una tienda de conveniencia de descuentos, por lo que hay que vaciar el espacio. Se han pedido manos.

    "Acércate con un par de cajas y recupera tanto género limpio como puedas, ¿quieres, Mike?"

    Son los modales de jefa, aunque ella agrega que se reunirá conmigo allí para ayudar. Debe de haber sabido de esto desde hace días, pero a mí me llama en el último minuto. Yo había planeado pasear esa tarde, pero el clima parece más desagradable a cada segundo y no hay nada que me divierta más que rebuscar entre libros viejos.

    Así que...

    "De acuerdo, Maggs, estaré por allí en cuanto llegue Alan."

    Alan llega a su hora sacudiéndose la lluvia del sombrero y Leslie se ilumina, parece preparada para la conversación. Me pregunto si Alan está en peligro de ser manipulado. No hay nada como un hombre herido para abrocharse a una mujer con la esperanza de una cura para lo que le aflige. Y yo debería saberlo. Tampoco hay nada como una mujer para detectarlo. En posterior vida he descubierto que hay amor romántico y luego hay pragmatismo romántico.

    Cualquiera de los dos, supongo, está bien.

    Reúno cajones de plástico del almacén y me pongo en marcha para hacer el recado de Maggs.

    "La tienda está cerrada, amigo."

    Eso dice el joven con sombrero y algo monosilábico que intenta bloquearme el acceso a la destripada caverna que será nuestro nuevo emporio presupuestario, nuestra nueva fuente de módicos garbanzos. Le explico mi misión y él se encoge de hombros. Me dice que la mitad de los libros ya los han tirado. ¿Es mi imaginación o siente un perverso placer en esto? ¿En hacerle un buen favor a la sociedad al deshacerse de los libros?

    Al menos se me permite servirme con lo que queda. Aunque la búsqueda no es prometedora, la mayoría de los escasos restos están ahora arrugados por la humedad. Rescato un ejemplar de los poemas de Heaney bajo el detrito en el suelo. Milagrosamente, aún está en buenas condiciones, un buen ejemplar de lectura y un raro hallazgo.

    ¿Espera un segundo?

    ¿Heaney?

    ¿No le di un ejemplar a Gracia Milner? No este, obviamente, pero aún así, ¿una coincidencia? ¿Un eco del universo?

    ¡Escalofriante!

    Los otros libros son, tristemente, basura, incluso los que están en buenas condiciones, desgarradores de corpiños de los últimos días, excedentes de los editores, salvados temporalmente de la pulpa. Destacan a una milla de distancia, aún así, no hay explicación para el gusto y algunos están en muy buenas condiciones de hecho, también con encuadernación atractiva. Tomo aliento y comienzo la tarea de rescatar la calidad y lo vagamente prometedor de la ejecución.

    También hay abundancia de novelas eróticas, a juzgar por su exceso, parece que el fondo de ese mercado se ha caído por completo ahora, si me perdonas el juego de palabras. Me resisto a ellas por ser algo indecorosas y, por tanto, inadecuadas para el ambiente serio de Donnegans.

    Recuerdo que en la película Charing Cross Road, el librero de Anthony Hopkins recorría las casas de campo de Inglaterra en busca de género. Mi lote es una abandonada tienda benéfica falsa, pero claro, mi vida siempre ha sido una letanía de lo absurdo.

    "Ah, Mike, bien hecho."

    Maggs está sin aliento, enrojecida, ceñida en un impermeable, barbilla enterrada en una bufanda de ganchillo. Ella ilumina de inmediato el terco interior, destierra su humedad con Le Jardin.

    Estoy a punto de disculparme y decirle que el botín es escaso, pero noto que ella tiene un ojo amoratado y esto me roba temporalmente las palabras.

    Se ha aplicado capas extra de maquillaje para atenuar el cardenal, pero este sigue siendo obvio y, al ver sus heridas, siento que el mundo conocido se tuerce sobre su eje.

    "Ah," dice ella levemente. "Me di un golpe con un armario de la cocina. Iba con prisas, ¿sabes? ¿Se nota mucho?"

    Sigo inmóvil. Ella sabe que no la creo, la pista está en la ligereza de su tono, con la que se me invita, en aras de la normalidad entre nosotros, a participar de la mentira de que ella se ha dado un golpe con un armario de la cocina.

    "¿Maggs?"

    Ella sospecha de mis preocupaciones, sospecha de mis sospechas, las rechaza todas con un endurecimiento de su mirada. "No es nada, Mike. Ahora, a ver. ¿Qué has conseguido? No será más poesía, espero, oh, de acuerdo. Nos quedaremos el Heaney. ¿No le diste un ejemplar a... cómo se llama? Probablemente te lo quedarás tú de todos modos. ¿Qué más? Oh, querido, no hay gran cosa que aprovechar ahí."

    "Em, me temo que no. El muchacho dijo que mucho ya se había tirado. Yo iba a echar un vistazo, pero seguramente ya estaba estropeado por la lluvia a esas alturas."

    "Echemos un vistazo de todos modos. Nunca se sabe. Después de todo, no hay mucho más que ver aquí, ¿verdad?"

    "¿Maggs?"

    "Nada que ver, Mike."

    "No, por supuesto que no. Em, entonces. Es por aquí."

    ¿Me equivoco? ¿No es esto lo que parece? ¿Es, después de todo, solo una tonta colisión con un armario de la cocina y no el puño de un hombre?

    Ella hace una pausa. "Ah, espera. ¿Qué hay de estos?" Se mueve para levantar un par de novelas eróticas del estante. Una portada presenta a una moza con los ojos vendados con un corsé escarlata y un látigo alrededor del cuello. Otro presenta un par de atrevidas e improbablemente neumáticas nalgas insustancialmente ataviadas, manos esposadas en la parte baja de la espalda. "Estos están en buenas condiciones, ¿no crees?"

    Me aparto cuando ella lleva las nalgas hacia mí, por así decirlo. "Em, bueno, es que pensé... ¿sabes?"

    "Pero estos se venden como churros. Píllalos."

    "Si tú lo dices, Maggs."

    "Oh, Mike, venga ya. ¡No seas tan mojigato!"

    Recojo los títulos y los dejo caer en la caja.

    Afuera, el contenedor está lleno de basura, libros desparramados sin ton ni son como confeti, todos ahora empapados y miserables y estropeados. Hurgo profundamente pensando en sacar algo que pueda haberse salvado de la humedad. Saco un puñado de Penguin Classics: Hardy, Tess of the Duberville y Jude the Obscure[15]. Curiosamente, también hay un ejemplar de Wellbeloved, no es de lo que aparece al azar y, como Heaney, hay cierta sensación de un eco extraño en ello.

    Maggs se queda a un lado, rígida, manos en los bolsillos, arruga la nariz. "Están estropeados. Y son aburridos."

    Los vuelvo a tirar. "No son las más edificantes de sus obras, de todos modos."

    "¿Es que escribió Hardy alguna vez algo edificante?"

    "Oh, ya sabes, algunos terminan bien al final."

    "Tendré que aceptar tu palabra. Bueno, tenemos poesía, BDSM blando y sentimentales baratas que ni editores con un departamento de marketing entero podrían vender."

    "Más bien, eso es."

    Este es un lado diferente de Maggs. Hay algo irónico, cínico, en su tono. No es propio de ella. El golpe en el ojo, como quiera que fue causado, también ha herido su espíritu. Ella está sangrando hoy.

    "Hace que te preguntes por qué se molestaron en publicarlo en primer lugar," sugiero. "Lástima que no tengamos DVD también, hay un montón aquí también."

    Recupero uno de los descartes, le limpio la lluvia. Nos resistimos a los DVD en Donnegans. No son lo mejor para vender: generalmente están dañados, se reproducen hasta la mitad y luego saltan al principio, lo cual requiere un reembolso. El resultado es pérdida de reputación y disculpa humillante, ambas mías, siendo la mía la cara más frecuente en Donnegans.

    Ella se ilumina por un momento. "¿Qué tienes ahí?"

    "Em, ¿Mork and Mindy?" [16]

    "Oh, me encantaba ese programa."

    "¿En serio?"

    "Sí. ¡Hola, soy Mork, de Ork! ¡Nanu, nanu!"

    Imita muy bien la graciosa voz, ella luce momentáneamente encantadora mientras lo hace, pero la sonrisa se congela cuando el recuerdo de otra cosa pasa ante ella, luego sus ojos están rojos y ella se da la vuelta. "Vamos, hace mucho frío. Volvamos a la tienda."

    Al salir del patio, ella se esfuerza por mantener su rostro alejado del mío mientras recupera la compostura. Esto tarda un poco. Yo reescribiría la historia que tengo para su marido, pero no sé por dónde empezar. Solo los monstruos lastiman a las mujeres. Pero, ¿cómo podía alguien tan elegante, encantador e inteligente como Maggs estar tan comprometido como para casarse con un monstruo? ¿Cómo podía alguien tan elegante y encantador como Gracia Milner estar tan ciego como para salir con un total mastuerzo?

    Conclusión fortuita: tanto Gracia Milner como Maggs son elegantes y encantadoras, lo cual es interesante.

    El resto es un misterio.

    "¿Ya has comido?" Le pregunto.

    "No. Todo ha sido frenético hasta ahora. Ya estoy dudando de que me alcance a mí misma hoy."

    "Entonces, ¿te apetecería una sopa para entrar en calor?"

    Ella me mira, una mirada inquisitiva, una que he visto en los ojos de una mujer bastante a menudo. No sé por qué he preguntado, pues llevo toda la mañana temiendo la posibilidad de que ella me invite. Supongo que quería animarla, por patético que eso pudiera parecer, dada su probable situación en casa.

    Oh, Maggs.

    "Eso sería encantador, Mike," dice. Se avecina un «pero». Puedo sentirlo, lo veo formándose en su mente antes de la voz dada, pero ella no necesita temer, después de todo, yo soy solo el memo que toma el relevo en la sucursal de Donnegans en Middleton. Difícilmente voy a aceptar un no como rechazo a intenciones más íntimas. Entonces la veo cambiar de opinión, veo una nueva resolución en su barbilla.

    "Sí, sería absolutamente maravilloso," dice.

    Le ofrezco el DVD. Mork and Mindy. Un regalo y digo. "Aunque yo no me haría muchas ilusiones. Ya sabes cómo son los DVD viejos. Probablemente estén dañados."

    Ella lo acepta, lo desliza dentro del bolsillo de su abrigo. Es un secreto entre nosotros. "Vale la pena intentarlo, ¿eh? Gracias."

    Sí, espero que le funcione. Parece que le vendría bien un poco de alegría y, contrariamente a ciertas opiniones, un viaje al pasado puede revelar a veces nuestros pasos en falso en el camino. Pero que podamos hacer algo al respecto después, eso es otro asunto.

Capítulo 9

    La sopa de hoy es zanahoria y cilantro. No es mi favorita.

    Maggs se ha recuperado, ha recuperado su porte, su humor, aunque no puedo imaginar lo que debe de estar pensando; me refiero al hecho de volver a casa, a él, aunque supongo que no es la primera vez que esto ha ocurrido.

    Aunque lo que es más acongojante para mí es que conozco a Maggs desde hace bastante tiempo y he estado enteramente ciego a todo esto. A pesar de todas mis supuestamente eruditas observaciones sobre el corte de sus pantalones, he pasado por alto la verdad subyacente más vital, la incomodidad con la que ella vive todos los días. O mejor dicho, no, yo la había captado pero omitido la causa, la había elevado hacia algo más existencial cuando todo el tiempo esta había sido el brutal hecho de vivir con un hombre ocasionalmente violento.

    "Dios mío, Mike. La gente va a empezar a hablar."

    "¿Hmm?"

    "Se está volviendo un hábito. Cualquiera pensaría que estamos teniendo una aventura."

    "Em, dos veces difícilmente es un hábito, Maggs."

    Me sonrojo ante la idea de una aventura con Maggs. Me refiero al pensamiento de cualquier cosa... íntima. Con Maggs.

    Ella frunce el ceño. "Verdad. Lo siento, por cierto, sobre lo de antes, por llamarte mojigato. Estoy segura de que no lo eres. Pero esos libros se venden bastante bien. Te garantizo que desaparecerán el fin de semana."

    "Oh, bastantes." Estoy perdido para conversar ahora, me siento más bien plano, pero aún así sin querer varar la súbita y vacilante ganancia en altitud de Maggs. ¿Probar un poco de descaro tal vez? ¿Ver cómo responde ella? "Sabes, encuentro que las mujeres tienen mucha más confianza en buscar ese tipo de cosas. Los hombres insistirían en que se las ponga en una bolsa de papel marrón."

    "Verdad. Excepto que las mujeres buscan erótica. Los hombres solo quieren obscenidad. La mecánica. Sin emoción."

    "¡Oh, esas tenemos! No todos somos así. Yo también soy partidario de un poco de erotismo reflexivo."

    Ella finge sorpresa. Mi artimaña está funcionando: su ánimo se está recuperando. También me gustaría disuadirla de la idea de que yo podría ser de alguna manera un mojigato.

    "¿De verdad?" dice ella. "Nombra algo apropiado de erótica entonces."

    "Bueno, em..."

    "¿No puedes, verdad?"

    "Espera, dame una oportunidad. Está la Story of O[17], por supuesto, Pauline Reage. Luego están los diversos escritos de Anais Nin."

    "¿De verdad?"

    "Luego está Lawrence and Lady Chatterly[18], una buena novela, por no hablar de ser exquisita."

    "De acuerdo, de acuerdo. Mensaje captado." Ella parece insegura ahora. "¿Y no estás casado?"

    ¿Curiosa continuación a partir de los hábitos de lectura erótica de uno? Como si uno excluyera al otro. Bueno, no tiene sentido evadir la pregunta. Solo me estoy preguntando hasta dónde desea ella llegar.

    "Nunca me he casado, no."

    "¿Alguna razón en particular?"

    Interesante pregunta. Analizo: "Pasé bastante tiempo viajando, en realidad, me refiero a profesionalmente, lo que complica bastante las cosas." Eso suena mejor que simplemente ser un cobarde cuando se trata de compromiso.

    "¿Novia?"

    "No."

    "Quiero decir, ¿alguna vez?"

    "Bueno, ha habido relaciones, pero me temo que fui bastante tonto en mi pasado y, para cuando recobré el sentido, más bien perdí el tren, por así decir."

    "¿Sin novia? Me sorprendes."

    "Bueno, es lo que hay."

    "¿Solo la desafortunada infatuación?" bromea ella.

    "Bueno, bastante, y cuanto menos se diga de eso, mejor. No es lo mismo que una relación apropiada."

    Extraño. ¿Has notado que las personas casadas asumen un aire de superioridad sobre las solteras, incluso aunque su matrimonio sea una farsa y un desastre? No, eso es injusto. No estoy seguro de cómo Maggs ve su matrimonio, y no te preocupes, no se lo preguntaré.

    "¿No se encuentra la gente en Internet estos días?" pregunta ella. "A mí me habría parecido bastante fácil encontrarme con alguien haciéndolo de esa manera."

    "Me lo imagino, pero soy feliz viviendo la vida de soltero. Sospecho que en realidad soy un poco aburrido. Un hombre de mi edad, mucho más allá de su fecha de venta. Aficionado a los libros. Intenso. Que llama Mavis a su coche. Demasiado medio ensimismado. No es un gran partido, ¿verdad? Tendría que mentir descaradamente para parecer interesante."

    "¿Tonto?"

    "¿Hmm?"

    "Fuiste algo «tonto», dijiste, antes."

    "Oh, prefiero no seguir por ahí si no te importa. No es algo de lo que esté orgulloso, y odiaría que pensaras mal de mí."

    "Bueno, ¡ahora si que me tienes curiosa!" Su expresión se oscurece. "No heriste a nadie, ¿no?"

    ¿Quiere decir físicamente? Creo que lo dice. Señor, Maggs, ¿por quién me tomas? "Oh, no, nada de eso. Fue solo un poco, indiscreción de mi parte."

    "¿Indiscreción?"

    "Em, demasiadas chicas al mismo tiempo. Pero te aseguro que nadie resultó herido. Aunque es cierto que eso fue debido a que ninguna se enteró de que existía la otra." Estoy sudando, tropezando. ¿De verdad puedo estar tan avergonzado de mí mismo después de todos estos años? Se necesita un cambio de tema. Rápido. "Bueno, ¿y qué hay de ti? ¿Casada?"

    ¡Maldición!

    Ella contempla los anillos en sus dedos. "Obviamente."

    "¿Mucho tiempo?"

    "Oh, veinte años más o menos."

    Estoy a punto de felicitarla, pero me lo recuerdo, notando también que no tiene la cantidad de años precisa, como si ella hubiera dejado de contar hace tiempo. Y luego me dice: "Mi marido bebe, Mike."

    Ella me deja escribir la historia que yo quiera sobre eso. Cubre todo tipo de pecados, cualquier cantidad de humillaciones, incluidos los ojos morados.

    "Lamento mucho oír eso."

    "No siempre lo ha hecho. Pero la vida ha sido bastante cruel con él."

    Así que ella le perdona, lo racionaliza. No es inusual. Los maltratados a menudo se culpan a sí mismos por los excesos del maltratador. El hecho de que él la lastima permanece y ​​eso me horroriza, me refiero a la idea de que alguien lastime a Maggs.

    "Em."

    "¿Mike?"

    "Mira, no es asunto mío, Maggs. Lo diré solo una vez y no quiero que lo tomes a mal."

    "Ahí estás otra vez."

    "Por favor, en serio. Si alguna vez necesitas un sofá para dormir, sabes que puedes llamarme."

    Ella no dice nada durante mucho tiempo, solo me mira fijamente. Temo haberme pasado de la raya. Quiero decir, no sería un sofá para Maggs, tengo una habitación libre que mantengo ordenada. Y cuando alguien está lo bastante borracho como para empezar a golpearte, no importa cómo lo racionalices, lo que más necesitas es estar en otra parte hasta que la persona se recupere y se calme. Eso es lo que he querido decir. Es algo puramente práctico. Por supuesto que hay complicaciones, como involucrarme a mí mismo, por no mencionar que su esposo piense que de hecho estamos teniendo una aventura y todo lo que podría resultar de un malentendido tan obvio, pero lo único que yo estoy pensando en este momento es en la necesidad de protegerla.

    Al final ella suspira y asiente. Hay un parpadeo en sus ojos que transmite su agradecimiento, pero no hay indicios de que ella vaya alguna vez a considerar aceptar la oferta. No sé si debería sentirme aliviado por ello o no.

    Me quedo en la tienda por la tarde. Entre Maggs, yo, Alan y Lesley, la atmósfera se vuelve bastante ajetreada para un lugar que proporciona una remuneración solo para uno de nosotros, y no mucho. Lesley se hace útil y prepara té. De pie noto que ella es una chica muy delgada y menuda. Maggs trae dos pasteles. Uno para Alan, otro para Lesley. Alan se niega, Lesley se come ambos.

    Siento que algo se despierta en ella, me refiero a Lesley, como si lo único que quisiera fuese un poco de alimento para echar raíces.

    La luz comienza a apagarse a las cuatro y Lesley recoge sus cosas, se prepara para irse. Le pregunto si tiene un lugar seguro para dormir y asiente, luego se marcha. ¿Por qué no le ofrezco mi sofá, como se lo he ofrecido a Maggs? Claramente le tengo más miedo a Lesley. ¿Por qué? Obviamente, ahora considero a los jóvenes más impredecibles y peligrosos para mí que los de mi quinta.

    Alan sale temprano para comprobar cómo está su madre y Maggs se sienta en la ventana leyendo. Ella ha terminado el McEwan y abierto una de las eróticas, me ve mirando y me devuelve la sonrisa.

    "¿Y qué?" dice ella.

    Esta suele ser la hora muerta, un momento de relajación en Donnegans. Saco el cuaderno, anoto mis impresiones, incluidas las de Maggs. No hay peligro en esto. Ella nunca sería tan grosera como para intentar robar un vistazo.

    "Está bien si quieres salir, Mike."

    "No es molestia. Esperaré al cierre."

    "Está bien. Gracias. Lesley parecía más amigable hoy, ¿no crees?"

    "Sí, y prepara una buena taza de té."

    "Me pregunto dónde estará durmiendo."

    Quizá sea mejor no pensar en ello. Probablemente el albergue en la carretera Deane.

    "Muy amable de tu parte haberle dado ese billete de cinco libras." Dice Maggs.

    "Oh, no te preocupes. Lo saqué de la caja."

    "¡Ja! Muy gracioso. Aún así, fue amable de tu parte."

    "Preferiría que hubiera más que pudiera hacer, pero no veo qué."

    "Lo sé. Yo siento lo mismo. Pero ella no es una chica, solo parece una."

    La veo mirando su reloj de vez en cuando durante esta última hora de trabajo, no deseando que el tiempo pase más rápido, sino deseando que pase más despacio, y yo no presumo que esto es por extender el placer de mi compañía, más bien es para posponer su viaje a casa.

    "¿Estarás bien?" Pregunto. Las palabras salen antes de poder comprobar su neutralidad, su ambigüedad. Después de todo, ¿qué puedo hacer con los arreglos domésticos de Magg? Más de lo que puedo hacer por la ausencia de ellos de Lesley.

    Ella comprende. Sonríe con valentía. "Estaré bien, Mike. Gracias."

    "En serio, Maggs, yo..."

    No sé lo que voy a decir, algo sobre lamentarlo, de nuevo, tal vez recordarle mi sofá. No lo sé. Lo que fuese habría brotado de las entrañas, incoherente y vergonzoso, pero quedo salvado por la campana.

    El timbre de la puerta.

    Suena y la habitación se oscurece cuando entra un hombre corpulento vestido de gris. Tiene la cara bastante hinchada con marcas de viruela y varios días de barba incipiente. Está goteando lluvia, le sigue una atmósfera de amenaza. Podría ser un problema, estoy pensando. Siempre hay alguien en el último minuto y tardan una eternidad como si obstruyeran deliberadamente la hora de cierre. Entonces me pregunto si es el marido de Magg, no sé de dónde saco esa idea. Pero no, noto que este es un nivel de autoridad completamente diferente cuando saca de una billetera su tarjeta de autorización.

    ¿Un policía?

    Tiene una foto para mostrarnos. "¿Ha visto a esta mujer?" Una voz suave, pero clara, y algo peligroso en ella.

    Primero se la muestra a Maggs. Ella no responde de inmediato, pero me mira con algo parecido a alarma en sus ojos. Si ella no hubiera hecho eso, nada de lo que siguió a continuación podría haber sucedido. El hecho de que el policía lea intrigas y las guarda para más tarde causa que haga llamadas telefónicas que ordinariamente no habría sentido necesarias.

    Es una foto de Gracia Milner.

Capítulo 10

    Le digo que sí, que la he visto en la tienda.

    "¿Y cuándo habría sido eso, señor? ¿La última ocasión?"

    Fue hace solo un par de semanas. Vino con una donación de libros. Y ha habido otra ocasión unas semanas antes para hacer una compra.

    El policía quizá se esté preguntando por nuestra carencia de vaguedad, preguntándose por qué Gracia Milner destaca para nosotros. Él permanece impasible, pero yo puedo leer mentes y sé que esto es lo que está pensando. Toma notas. Toma nombres. Direcciones.

    Pero yo debo preguntarle: "¿Está todo bien? ¿Está ella bien?"

    Él no puede decirlo, preguntas de rutina y todo eso, pregunta si podemos pensar en algo más que pueda ser útil, algo que ella pueda haber dicho, cómo parecía, qué vestía.

    No estoy a favor de ofrecer nada más, pero Maggs interviene: "Ella pidió, bueno..."

    "¿Pidió qué?"

    "Si Mike quería elegirle algunos libros."

    "¿Y lo hizo, señor?"

    "Bueno, sí."

    Pienso que puede interesarle cuáles eran los libros, pero él vuelve a preguntar si recordamos cómo iba vestida. Yo dejo a Maggs que complete los detalles, por temor a haber sonado ya demasiado familiarizado con Gracia Milner, si acaso porque no puedo explicar la razóon ni a mí mismo siquiera, y mucho menos a los racionales sentidos de la autoridad. Maggs recuerda el abrigo y el sombrero de marta y una chaqueta de cuero color canela debajo, bolso a juego y botas.

    "Em, God of Small Things y una colección de poemas de Seamus Heaney."

    "¿Señor?"

    "Los libros que elegí para ella."

    Me mira como si yo fuese idiota, nos da unas pacientes buenas noches y se marcha. Da la impresión de ser un hombre lento, pedante, ojos como guijarros negros, duro, irrompible. Me imagino su historia: ha visto un montón de depravación desensibilizante y cadáveres en descomposición. Su lentitud exterior es practicada, meditativa, aunque interiormente es agudo, calculador, pero también en sintonía con su instinto. Al menos esta es la historia que invento para él.

    Cuando se ha ido, Maggs y yo nos encontramos envueltos en intriga.

    "¿Mike?"

    "¿Significa eso que ella ha desparecido?"

    "Presumo que sí, o muerto."

    "¡Maggs, no!"

    "Bueno, no lo sé..."

    Ella me mira de forma extraña entonces, sólo por un instante, y ahora estoy leyendo algo en ella que me pone de los nervios.

    "Espera," le pregunto. "No creerás..."

    "¿Qué?"

    "Bueno, que yo podría haber tenido algo que ver con... lo que sea esto, ¿verdad?"

    Si. Eso se le había pasado por la mente.

    "Pues claro que no, Mike."

    Su negación llega demasiado rápido, demasiado lento, no lo sé, y sé que me estoy imaginando su cautela, pero aún así, estoy abatido, en pedazos. Necesito estar de repente en otra parte. Necesito estar solo, lejos del súbito colapso de confianza de Magg.

    Necesito tiempo para pensar en esto, tiempo para absorberlo.

    "Em, ¿quieres que venga mañana?"

    Ella está en Wigan mañana, es decir, si Alan aparece a su hora, y él parece fiable últimamente, así que no ve por qué no. Me llamará si hay algún problema con algo de eso, por lo demás, no me necesita. Lo siento por ello, me siento rechazado, me descubro anhelando que me quiera. No, eso no es verdad. Lo que quiero es que me crea, que confíe.

    La dejo cerrar, como de costumbre, y partimos en compañía. Ofrezco mi despedida usual, pero hay un tono en mi voz que sabe a suplicante; imaginario, lo sé. Sí, quiero que confíe en mí y me imagino por su tono de respuesta que ella va a tener que pensar en ello, que se está preguntando si alguna vez podría yo haber oscurecido el ojo de una mujer o algo peor. ¿Qué había hecho yo en mi pasado que era tonto? Ojalá se lo hubiera explicado mejor. La estupidez y la insensibilidad son más fáciles de perdonar que la violencia.

    Quizá ella me habría permitido eso al menos.

    Cruzo la ciudad para recuperar a Mavis del aparcamiento. Las tiendas están cerrando, hay algo alarmante en el traqueteo y el portazo cuando bajan las persianas. Los comerciantes del mercado se apresuran a pasar con cajas de apestosos repollos, hombres grandes sin afeitar con caras feroces y rubicundas. Me los imagino riéndose burlonamente de mí. Plaga sexual. Perturbado. Bicho raro. Las sombras en mi interior salen de un salto, inquietándome.

    Algo en el mundo está cambiando, girando, apuntando hacia mí. Recuerdo esos libros esta mañana, esos ecos en sus títulos: El Bienamado y los poemas de Heaney. Ahora parecen presagios de algo desagradable.

    ¿Y Maggs? Ella se está preguntando. Si es cierto que Gracia está desaparecida, entonces mi infatuación, o lo que sea, inevitablemente me convierte en sospechoso. ¿Se sentirá inclinada a hablar a la policía de ello? ¿Haría yo lo mismo si fuese ella? ¿Y cómo es posible que algo tan inocente se haya convertido en otra cosa tan repentinamente?

    ¿Desaparecida? ¿O muerta?

    Pero ella no puede estar muerta.

    ¡Melvyn! Siempre es el novio, ¿no? Pero yo lo vi hace solo unos días y parecía bastante imperturbado, difícilmente como un hombre que hubiera hecho algo terrible o que lo estuviera contemplando siquiera. Yo habría sentido eso en él, ¿no?

    ¿O estoy siendo paranoico como siempre?

    Al volver a la caravana me conecto a Internet, devoro todos los avances de prensa. No hay nada. Intento dormir, pero permanezco despierto toda la noche, atormentado por imágenes de ella, tal vez tirada en una cuneta, fría, muerta, violada. ¡Gracia! Para empeorar las cosas, este febril melodrama se ve ampliado un poco por el tronar constante de un helicóptero de la policía. ¿Es mi imaginación o pasa toda la noche sobre la caravana, golpeándola con la corriente descendente?

    Antes del amanecer suena el teléfono. Es Maggs. Estoy preparado con mis excusas. No puedo soportar la idea de quedarme sentado en la tienda hoy si le ha ocurrido algo a Gracia.

    "¿Mike? ¿Has visto las noticias? Está desaparecida. Desaparecida desde hace una semana. Debe de haber sido justo después de la última vez que la vimos en la tienda.

    Pausa.

    "Mike, ¿estás bien?"

    "Estoy... bien."

    Pausa.

    "Solo quería ver si te habías enterado. De todos modos, hablaré contigo más tarde. Cuídate."

    Vuelvo a revisar las noticias en Internet y el mundo es diferente esta mañana. El rostro de Gracia Milner adorna los tabloides nacionales. Desaparecida por una semana. Amigos y familiares cada vez más preocupados. Novio, Melvyn, de 30 años, hace una llamada emocional en la televisión para obtener información que conduzca a su paradero.

    El novio tiene 33 años. ¿En qué más se han equivocado?

    Todo esto suena un poco prematuro, como si la policía ya hubiera concluido que está muerta. ¿Quizá simplemente están torturando a Melvyn, queriendo que se rompa, que se derrumbe y confiese como lo hacen en las películas? Y si la policía no sospecha de él, sospecho que la prensa ya lo hace porque siempre es el novio o algún otro hombre conocido, ¿no? Y las historias son mitos que, aunque no sean ciertos, preferiríamos que lo sean porque encajan en el patrón de nuestra mente y lo simplifican todo. Y parece que hasta yo lo creo ahora, aunque no tengo ninguna razón lógica para hacerlo.

    Tristemente observo que la prensa no habría estado tan interesada si hubiera sido un hombre quien hubiera desaparecido. Habría logrado, en el mejor de los casos, un solo párrafo, porque no hay mitos equivalentes del hombre desaparecido. Aunque con una mujer hay salaces detalles que saborear. Hay descripciones de ropa interior. ¿Se encontró el cuerpo desnudo? ¿Hay signos de actividad sexual? Así hacemos pornografía de primera plana de la tragedia de otra persona.

    Y luego está el hombre del saco a quien perseguir y culpar por ello. La búsqueda comenzará con las primeras luces. Lagos, ríos, canales. ¡Melvyn! ¡Querido Dios! Cuando le había dado la patada a los neumáticos de Mavis esa vez, ¿estaba su memoria fresca con la violencia que le había hecho a Gracia?

    No, espera.

    Hay un martilleo sobre la caravana que lo hace temblar todo. Es el policía de nuevo y no está solo. Hay dos uniformados con él. Sin rostro, impasibles y decepcionantemente arrugados. Estoy desconcertado, pero ansioso por ayudar e invitarlos a pasar. Son hoscos y no se molestan en limpiarse los zapatos.

    ¿Cómo puedo ayudarlos?

    ¡Navegación por Internet!

    ¿Lo siento?

    No subestime lo fácil, lo barato y lo rápido con que sus detalles pueden ser interceptados ahora. Es solo un toque ocioso en un ordenador de las entrañas de la maquinaria del estado. Por tanto, ya se sabe que hice una conexión entre mí y la cuenta de redes sociales de Gracia, y que lo hice usando detalles falsos en un momento justo antes de su desaparición. Un navegador proxy habría ocultado mi interés, pero yo no había pensado en usar uno.

    Por supuesto, ahora soy mucho más cuidadoso.

    ¿Puedo explicar mi interés en Gracia Milner?

    Ésta es la primera de muchas preguntas, pero la más repetida.

    No puedo responder al principio. Estoy anonadado por su repentino e íntimo conocimiento de mis hábitos de navegación. ¿Qué más saben? Empiezo a sospechar que cualquier cosa que diga hará que las cosas suenen aún más inexplicables. O vergonzosas. Lo peor, sin embargo, está por venir; si lo he alentado yo o no, a capricho de uno. También he examinado la cuenta de redes sociales de Melvyn Judd. Las imágenes de CCTV también colocan mi vehículo en su lugar de trabajo. ¿Puedo explicar algo de eso?

    Cuando pasas la mayor parte de tu vida abrigado bajo una ilusión romántica de cómo es el mundo, puede ser una experiencia impactante cuando irrumpe la realidad fría y banal. Aún así, no puedo hablar, no puedo ordenar mis pensamientos, sino que entro en un estado de leve catatonia.

    Seamos claros: sospechan de mí, no de Melvyn. En el caso de la desparación de Gracia, ¡yo seré el elegido! Seré vilipendiado, crucificado.

    ¿Me importaría ir a la comisaría, señor, para charlar amistosamente? ¿No estoy bajo arresto? No, solo una charla amistosa, señor. ¿Y me importaría si echan un vistazo por la caravana mientras no estoy? Eso ahorra tiempo, señor. Estamos seguros de que todo esto se aclarará muy rápido. Horriblemente amable, señor.

    ¿Importarme? ¿Cómo puede a uno importarle?

    Nada de esto es legal, nada de esto es "procedimiento," como hasta una superficial familiaridad con el género me habría dicho, pero la policía está bajo la presión del tiempo y dinero y debe, supongo, emplear la astucia para atar cabos de vez en cuando. Al parecer he firmado mi propia orden de registro, debidamente atestiguada por las cámaras corporales activadas de los agentes uniformados.

    El resto de la conversación se desarrolla en un maloliente cuartito de la comisaría. No, no estoy bajo arresto, ni bajo precaución, absolutamente no, señor. Solo está ayudando con la investigación, solo una charla amistosa, señor. Absolutamente. Nada de lo que preocuparse.

    Durante el curso del registro de mi caravana, encuentran la tarjeta de visita de Gracia Milner dentro de un libro que tiene sus huellas dactilares. ¿Pueden procesar huellas dactilares tan rápido ahora? Por supuesto que pueden, la máquina lo hace por ellos. ¿El libro es suyo, señor? ¿Y cómo llego a poseerlo? ¿Conozco a Gracia Milner? ¿Cuál es la naturaleza de nuestra relación?

    En este punto hago un desganado comentario, una débil broma sobre la necesidad de un abogado, aunque no conozco ninguno. ¿No los ofrece la policía de forma gratuita? ¿Como funciona esto? Pero no se presenta ninguna oferta. De hecho, el tono se endurece un poco. Después de todo, esto es solo una charla amistosa y seguro que no quiero que esto dure todo el día haciéndolo más formal. Pero una luz roja en la caja indica la formalidad de una cinta en funcionamiento. Todas estas cosas las vislumbro ahora como a través de una niebla y de forma selectiva a medida que se ciernen sobre mí. Y me doy patadas por mi sumisión y mi ingenuidad.

    No puedo encontrarle sentido, pero todo el tiempo tengo la sensación de que me están tomando por tonto. Aparte de las multas por exceso de velocidad, este es mi primer encuentro con la policía, con el interior de su maquinaria. No sé cómo comportarme con ellos para mi propia protección. Ni siquiera me doy cuenta de que la protección sea a veces necesaria. Se trata de procesos y resultados, ya sean correctos o no, ese es el problema de otra persona (más inmediatamente el mío).

    Él no es un hombre agresivo, el policía, no un matón. Es profesionalmente cortés. Hay té, café. Yo declino ambos.

    Su nombre es Seacombe. Detective Inspector. Me imagino que un hombre de tal rango debe de tener una agenda ocupada, muchas cosas que investigar, todas al mismo tiempo, que delegará cosas de menor importancia en sus subordinados. Sobre esta base, el hecho de que me esté entrevistando no augura nada bueno.

    Así que, la tarjeta de visita con el nombre y la dirección de Gracia, Gracia, quien ahora está desaparecida... o muerta.

    ¿Puede explicarlo, señor Garrat?

    Intento controlarme, encontrar las palabras.

    Tranquilízate, Mike.

    ¡Joder, por Dios, despierta!

    Respiracion profunda.

    Yo había tomado prestado un libro de la tienda. Sí, era uno de los libros que Gracia había donado. Tengo aprecio por el autor. Sí, a menudo tomo prestados libros de la tienda. Sí, está permitido. Mientras lo estaba leyendo, la tarjeta cayó. Sentí curiosidad. No tengo presencia propia en las redes sociales, así que inventé una porque quería evitar el correo basura y la publicidad dirigida. ¿Nunca ha hecho esto él mismo? Seacombe evade la pregunta, vuelve a su línea monótona, buscando grietas en mí. Hay muchas, pero él está mirando en todos los lugares equivocados.

    No, no conozco a Gracia Milner más que como una cara ocasional en la tienda. Una mujer atractiva, ¿no cree? Si. Y soy un hombre soltero. Si. Pero también tengo edad suficiente para ser su padre. Soy consciente de que la última respuesta es ingenua, que muchos hombres de mi edad se interesan por chicas jóvenes.

    ¿Por qué no mencioné nada de esto anoche?

    Porque tenía miedo de admitir un vínculo entre mí y una mujer de la que presuponía por el tono de esto que ahora estaba desaparecida o muerta. Y yo estaba avergonzado.

    Muy bien, pasemos a la visita a su novio.

    Yo estaba en Blackpool por otros asuntos y recordé que el novio trabajaba en un concesionario. Su cuenta en las redes sociales es en parte, después de todo, publicidad propia. Así que, impulsivamente, visité la sala de ventas de superdeportivos usados ​​donde él trabaja para investigar la posibilidad de cambiar mi coche por un Maserati.

    Seacombe no está convencido de esto último, lo que más bien tomo como un insulto. Yo le aseguro que puedo pagar un Maserati, aunque dudo en agregar que requeriría el adelanto de una porción considerable de los ahorros de mi vida.

    Seacombe de nuevo, la misma línea de siempre: después de la última vez informada que la vi en la tienda, ¿había hablado alguna vez con Gracia Milner? ¿Había visitado su casa alguna vez?

    No, no lo había hecho.

    Me solicita el teléfono (ahorra tiempo señor) y mi contínua paciencia. Me pregunto si ya han encontrado el diario, si unos dedos regordetes lo siguen línea por línea, sonriendo burlonamente sobre mis secretos más íntimos. Soy protector con el diario, más protector que con mi teléfono, al que ahora renuncio fácilmente para que puedan clonarlo. Y buena suerte con eso. No tengo nada en mi teléfono y la única persona que me llama estos días es Maggs. Pero el diario contiene muchas observaciones irónicas, muchas impresiones de otras personas. Maggs. Lesley. Alan.

    La violación es una crimen terrible. Un hombre no puede imaginarlo por completo, pero yo lo he intentado: digamos que un simio de hombre me mete la polla en el ano y deposita su inmunda semilla en lo más profundo de mí. Pensar en mi diario como evidencia policial me deja tan cerca de esa contaminación como imagino. Tendré que sacar uno nuevo, contar los detalles desde el principio, aunque sólo sea para ver lo que me estoy perdiendo aquí.

    Y finalmente, después del día más largo de mi vida, el policía me libera hacia las altas horas de la noche y, sin llevarme a casa, me entrega mis pertenencias en una bolsa de plástico, me agradece mi tiempo, me dice que estará en contacto si necesita algo más.

    ¿La han encontrado?, le pregunto. ¿Ha aparecido, aturdida y confundida en alguna parte?

    No, no la han encontrado. Gracia sigue desaparecida.

    ¿Todavía sospechan de mi participación?

    No responde directamente, pero me dice que habrían retenido mi pasaporte si no hubieran notado que ha expirado. Puede que esté bromeando, no lo sé. De lo contrario, parece innecesario que me diga esto, a menos que sea una advertencia de algún tipo, que aunque mi historia está atada, los hilos son débiles y, en ausencia de otra persona más probable, aún soy sospechoso de violencia. No lo sé, gran parte de esto es vago y ambiguo. Saben dónde vivo y ahora solo están esperando que aparezca un cuerpo antes de llevar las cosas más lejos. No pueden hacer más y, en cualquier caso, están ocupados con otras cosas.

    Pienso entonces en todos los graves errores judiciales, en la ciega rapacidad de la máquina en su prisa por condenar con recursos mínimos y atención superficial a los detalles. Pienso en el hedor de esa pequeña habitación, una mezcla de sudor, flatulencia y miedo. ¿Tengo los medios para subvertir una calamidad como esa? ¿Cuánto cuestan los abogados? ¿O Mavis y yo vamos a hacer lo de Thelma y Louise ahora mismo?

    ¡Esta noche!

    ¿Debemos?

Capítulo 11

    Hay un automóvil fuera de mi casa cuando llego en taxi. Creo que es un simple coche de policía enviado para vigilarme, para pillarme tal vez con los restos de Gracia en un maletín

    No tiene gracia, Mike.

    Pero al pasar, aparece un joven con un iPad, apuntando con la cámara, su luz me duele en los ojos. Está parloteando o, al menos, estoy tan cansado y confundido por los acontecimientos del día que al principio no me doy cuenta de que me está cuestionando. ¿Él es qué? ¿Un periodista? No lo sé. Lo único que veo es la luz, el apuñalamiento, imagino mi rostro en la cámara, lo imagino en Internet más tarde, editado con perjuicio para ser recogido por los ghouls; eternos agitadores de mierda, lanzadores de dolor; mediante los cuales cualquiera puede parecer estúpido o culpable.

    No recuerdo hablar con él, solo apartar los ojos de la luz como si me avergonzara. Noto cómo el iPad le tapa la cara mientras él apunta su codiciosa ojo hacia mí. La privacidad, como en la estación de policía, es un espejo unidireccional. Me ven desnudo y retorciéndome, pero yo no los veo. Es la diferencia del poder definitiva, la violación de la dignidad definitiva.

    Me sigue por el sendero del jardín, otra violación. Cuando era niño, jugaba al cricket en estos prados con mi tía y mi tío. Los recuerdos son parte de mi barricada existencial, son la pulcra cajita con suaves incrustaciones que contiene el tesoro de mi inocencia. Ya no queda mucho de esta, lo sé, y lo poco que hay de esta criatura está contaminando.

    "Por favor, márchese. No tengo nada que decirle."

    Dentro de la caravana me dirijo a las noticias, a la televisión, a Internet, rebusco gusanos. No hay noticias de la conferencia de prensa ni del emotivo atractivo de Melvyn. En cambio, me entero de que han arrestado a un hombre en relación con la desaparición de Gracia Milner. Tiene 57 años y es un solitario desempleado con antecedentes de enfermedad mental.

    ¡Así que han atrapado a alguien! El bastardo. ¡Gracias a dios! ¿Por qué Seacombe no me lo dijo? Me pregunto quién es, qué rufián, ¡y me pregunto si habrá confesado! Pero luego me doy cuenta de que es de mí de quien están hablando y me siento culpable de cómo, por un momento, me he sentido aliviado al pensar que yo podría estar fuera de peligro, cuando el hecho es que Gracia Milner sigue desaparecida.

    Releo esa descripción de mí mismo. No es exactamente falsa, excepto en la parte de haberme detenido, que podría perdonarse como un informe meramente descuidado. Pero no es un retrato halagador, ¿verdad? Los hechos están hilados de tal manera que incluso yo me creería capaz de asesinar a una chica. Es la enfermedad mental la que lo hace, como la marca de Caín, un término general que cubre todo, desde la ansiedad leve y la depresión hasta la esquizofrenia, aunque no sé cómo se han enterado. Había pensado que la información médica era sacrosanta incluso del escrutinio policial casual.

    ¡Pero ese tipo de información solo podría provenir de la policía, filtrada por la policía! ¿La prensa también tiene mi nombre? Bueno, obviamente lo tienen si hay un reportero acampando fuera de mi casa. Supongo que no hace falta mucho para hacer que corran estas criaturas. Habrá vehículos policiales en mi puerta todo el día. Quizá cinta azul. ¿Gente con monos forenses y máscaras mortuorias husmeando entre mis cosas?

    Difícilmente discreto.

    El reportero está aporreando la puerta ahora. ¿Hay algo que quiera decirle sobre la desaparición de Gracia Milner? Sí, quiero decirle que se vaya a la mierda. Él se asoma por el buzón. Yo pego un trozo de cinta adhesiva. ¿Debería llamar a la policía para deshacerme de él? Quizá debería, pero después del día que he tenido, preferiría no volver a tratar con ellos por un tiempo. Sin embargo, me siento vulnerable en la caravana: no hay escaleras que subir para ganarme un santuario en altitud libre de depredadores. Veo su rostro en la gran ventana ahora en la parte delantera de la caravana. Su grosería es escandalosa, la luz de su iPad sondea en mi privacidad, capturando cada detalle para que otros se jacten.

    Perdedor.

    Desempleado.

    Enfermedad mental.

    Solitario.

    Corro las cortinas, intento descansar, pero me lo imagino ahí fuera toda la noche. Me recuerda una novela de William Hope Hodgeson: The House on the Borderland[19] (1906) y la vigilia nocturna solitaria del héroe en una vieja casa en el desierto. Él está al borde de algo vil, asediado por malévolas criaturas sobrenaturales a las que llama "cosas porcinas."

    Así, imagino a las cosas porcinas de Hodgeson olfateando la caravana, las imagino enviando sus pequeños hocicos, como cámaras, a través de las rendijas, buscándome. Estoy en las fronteras de la barbarie, de un mundo despojado de imaginación, de decencia, de modales, por supuesto, y de todo sentido de la gracia. Y lo único que nos queda es esta máquina rota, una cosa inmunda que tartamudea racionalidad pero que se ha dejado oxidar, sin reparar, vomitando aceite y suciedad en todas direcciones y enteramente indolente sobre a quién destroza en sus infernales y arcanos procesos.

    Está bien, lo sé. Esto es exagerado. No me tomé nada bien el despido en la fundición. El estrés desencadenará episodios de comportamiento obsesivo, también imaginaciones extrañas y paranoia límite. Puedo evitar la medicación, pero solo evitando el estrés, que es en parte por lo que elijo no volver a trabajar, por lo que me sumerjo en la realidad alternativa de los libros, porque una característica de los tiempos que vivimos es que no hay empleo en absoluto estos días libre de ultrajante indignidad y deshumanización. Todos somos víctimas del taylorismo ahora, de la máquina que quiere poseerte por el mínimo salario y; si persistimos en nuestros anhelos de gracia, amor y belleza; esto solo nos hará enfermar.

    Encontramos sus huellas solo en los libros ahora, y luego como tristes recuerdos con pilas de polvo.

    Por fin, hay una pausa en los acontecimientos más allá de la furgoneta, y puede que incluso me haya dormido un poco, pero por la mañana descubro que las cosas porcinas se han multiplicado. Hay un camión adornado con el logo de un oscuro canal de noticias por satélite, y otros vehículos variados, figuras en la puerta del jardín, vigilando, esperando. Al menos no están pegados a la caravana.

    Tengo miedo de respirar por si alborota las cortinas y el movimiento desencadena un frenesí de feroces aullidos. Temo moverme en caso de que el sonido provoque un chillido, o lo que sea que hagan los cerdos. Pero debo moverme. Necesito usar el baño. Necesito comer.

    Reúno el valor y llamo al número de la tarjeta del policía. Seacombe responde, suena cansado, suena a cansado del tipo "más le vale que esto sea bueno."

    "Hay reporteros y un equipo de televisión acampados frente a mi puerta."

    Suena divertido: "Qué inconveniente para usted, señor Garret."

    "¿Que se supone que voy a hacer?"

    Eso no es de su incumbencia, aunque es lo bastante generoso como para ofrecer garantías de que lo más probable es que se aburran y se marchen.

    Yo no comparto su optimismo.

    "¿No los pueden echar o algo así?"

    Mientras no estén causando una obstrucción o invadiendo mi propiedad, bla bla bla, él no tiene motivos para actuar. País libre y todo eso. Pero pedirá que se envíe un coche patrulla en algún momento para garantizar que se mantenga el orden. Sé por su tono que no me sería prudente contener la respiración.

    "¿Alguna noticia sobre Gracia?"

    "Me temo que no puedo decirlo, señor Garret. ¿Hay algo más que quiera contarnos?"

    "No."

    Así que. Estoy solo. Pienso en esto por un tiempo, hurgo en la memoria de mi cabeza de negocios, el antiguo corporativo Mike Garret, y preparo una declaración como si estuviera a punto de presentarle al Jefe de Ventas un informe de mis hechos. Y si podía desviarle a él, como hacía a menudo, quizá también pueda desviar a un montón de cosas porcinas.

    Pero salir para enfrentrarlos es una experiencia aterradora, consciente de que cada movimiento, cada parpadeo, cada tic facial se capturará en una batería de cámaras tartamudeantes y dispositivos móviles, para ser subidos por toda la eternidad, y mi imagen a partir de entonces quedará destruida por todas las criaturas de la sombra, los vampiros, los lobos, los banshees. Incluso antes de haber salido completamente de la caravana, hay un aullido incoherente que me tiene el corazón en la garganta.

    Hay algo irreal en ello.

    ¿He muerto y me he ido al infierno?

    Estoy bastante familiarizado con tales escenas por las noticias de televisión y los dramas, por supuesto. Reporteros aullando tras las fechorías de los políticos y demás celebridades. Pero tal recepción, tal interés de los medios en mí, y tan repentinamente, parece un poco desproporcionado. Me he convertido en un mito, supongo. Soy Deméter, ladrón y abusador de la bella Perséfone. Me he convertido en ficción. Y en la era de Internet, casi cualquier cosa puede desencadenar un frenesí y sin ninguna razón.

    En resumen, me he vuelto viral.

    Bien hecho, Mike.

    Me detengo en la puerta en medio de ellos. Parecen al menos respetuosos de la frontera entre nosotros, a diferencia de ese descarado rufián de anoche, un gacetillero local con sueños de estrellato en la prensa sensacionalista. Solo escucho frases arrancadas, un enloquecido revoltijo de sinsentidos gritados hacia mí desde un amplio arco.

    Intento una pausa larga, como un silencio de armisticio de dos minutos. Eso los calma. Finalmente se callan.

    Tengo una breve declaración para leer, luego les agradecería que se marcharan de mi casa porque encuentro su presencia aquí intimidante.

    Ayer me invitaron a responder preguntas de la policía en relación con la desaparición de Gracia Milner. No conozco a Gracia Milner, pero la policía cree que puedo tener información que pueda arrojar luz sobre sus investigaciones. Contrariamente a los informes engañosos en la prensa y en Internet de ayer, en ningún momento estuve detenido por sospecha de estar involucrado en su desaparición.

    Espero sinceramente que encuentren a Gracia viva y bien, e insto a cualquiera que tenga conocimiento de su paradero que de un paso al frente.

    Gracias.

    Respuesta:

    ¿Por qué la policía registró su caravana, Sr. Garrat?

    ¿Es cierto que encontraron pornografía en su computadora?

    ¿Es cierto que estaba acechando a Gracia Milner por Internet?

    Conclusión: a ellos no les interesan las declaraciones, la información, los hechos, solo provocar una reacción, y van a cortar al encuadre que me haga parecer más estúpido o más culpable.

    ¿Acechando? En principio, sí, supongo que sí. Un soplón de la policía debe haberles dicho eso. ¿Pornografía? Eso fue una suposición. Y no, no hay pornografía en mi computadora. Se necesitará más que eso para que me sirva en estos días. No digo nada de esto, por supuesto. Simplemente lo pienso.

    La cacofonía del sonido aumenta hasta un punto febril, las cosas porcinas novatas comienzan a empujar para posicionarse. Las más veteranas y asertivas resisten con los codos. Todo esto ejerce presión en la puerta, en los postes, en la pequeña cerca blanca que una vez pasé unas vacaciones de verano de mi niñez lijando y pintando. Esta se inclina. Se oye el crujido de la madera astillada y la cerca se derrumba, las cosas porcinas están tropezando en los bordes, pisoteando las campanillas de las nieves que mi tía plantó allí. Estoy consternado. Había estado confiando en verlas abrirse como un recordatorio de ella.

    Quizá esto sea otra clase de profecía.

    Retrocedo, me retiro a la caravana, luego tengo la desorientadora experiencia de verme desde fuera de mi cuerpo en la televisión.

    Mi aspecto es raro.

    Parezco inquieto.

    Parezco culpable.

    Parezco... estúpido.

    Hay comida en la furgoneta para unos días. Busco tapones para los oídos, me los pongo, apago la televisión, aplico cinta adhesiva en todos los huecos de las cortinas y luego hago una sopa.

Capítulo 12

    Teléfono: Maggs.

    Yo no contesto. Quiero decir, ¿cómo demonios voy a ir a la tienda hoy? No puedo salir de la caravana hasta que esta piara se vaya, no sea que me vean y lancen por Internet mi cara una vez más para ser el blanco del ridículo y la inmundicia. Me siento completamente contaminado, desconcertado, desorientado.

    Cálmate, Mike.

    Diez minutos. Teléfono de nuevo. Maggs.

    De acuerdo, maldita sea. ¡Responde!

    "Ah, Maggs. Sí, lo siento mira, estoy un poco atado en este momento."

    "Puedo ver eso. Tu pequeña caravana estaba en Noticias Desayuno y tu cara está por todo Youtube."

    "¿Qué? ¿Tan pronto?"

    "Lo único que tienes que hacer es escribir Gracia Milner en la caja de búsqueda. ¿Qué está pasando?"

    De hecho, ¿qué? ¿Le doy la respuesta existencial? ¿O la más prosaica? La prosaica es mejor, creo, sobre todo porque aún estoy intentando lidiar con la existencial.

    "Bueno, para empezar, la policía esperaba que yo pudiera ayudar con sus investigaciones, luego decidió que no podía. Entretanto, fueron un poco indiscretos con la prensa y ahora estoy asediado en la caravana por una manada de ladrantes cosas porcinas que parecen bastante más que esperanzados de extraer una confesión, o simplemente hacerme parecer idiota, lo cual, en lo que a ellos respecta, cuenta como igualmente entretenido."

    "Están diciendo que fuiste arrestado."

    "No. Fui invitado a charlar, al menos así es como lo expresó la policía. Estuve allí todo el día. Me temo que se aprovecharon de mí, Maggs. Registraron la caravana y todo mientras yo no estaba. Fue ese libro que ella trajo, con sus huellas dactilares por todas partes, y las mías, por supuesto."

    "Oh, Mike."

    "Entonces... em... ¿cómo van las cosas en la tienda?"

    "Olvida la tienda. ¿Todavía hay cámaras fuera de tu casa?"

    "La última vez que miré, sí. Corrí todas las cortinas y las precinté."

    "¿Estás sentado en la oscuridad?"

    "Tengo luz eléctrica, Maggs. La caravana no es tan básica."

    "No, por supuesto... tonto de mi parte. Aún así, suena horrible. ¿No puede la policía hacer nada?"

    "Aparentemente no. Y hablando de la policía, probablemente sea mejor asumir que están escuchando mi teléfono, o al menos grabando... o algo... tal vez la prensa también, ya que la pareja parece estar unida simbióticamente, así que tal vez sea mejor que alguien que me conozca mantenga la distancia un poco. No quieres que estos bastardos acampen fuera de tu casa también."

    Maggs da un impaciente suspiro. ¿Está enfadada conmigo?

    "No seas absurdo, Mike."

    "Bueno, nunca se sabe estos días y, quiero decir... esto es un lío tan terrible que no quisiera que... ¿sabes?... arrastrarte a ti a también o algo así."

    Arruinar tu elegancia y tu elegante postura erguida por ello, quiero decir. Entonces caigo en la cuenta: ¿estoy siendo un misógino al presentártela así? Espero que no... pero aun así la cosifico, frecuentemente, aunque esa cosa sea un símbolo de algo que toca lo espiritual.

    ¿Qué?

    Tangente inútil, Mike.

    Enfócate.

    Lo que quiero decir es que Maggs ya tiene suficientes problemas propios.

    "Creo que puedo cuidar de mí misma," dice, hay algo punzante en su tono. ¿La he ofendido? Creo que sí. Oh, Señor. Necesito todos los amigos que pueda conseguir. Y ahora mismo tengo... bueno, a Maggs.

    "Tienes que salir de ahí," dice. "¿No hay ningún otro lugar al que puedas ir? ¿Amigo? ¿Pariente?"

    "Probablemente debería quedarme, en realidad. No quiero que nadie piense que tengo algo que ocultar." Por supuesto, lo que en realidad quiero decir es que estoy demasiado asustado para moverme.

    "Ya han decidido que eres culpable. Siento tener que decírtelo, pero también estás en primera plana."

    "¿Qué?"

    Ahora sí que las puertas del Infierno se han abierto y las he cruzado en mi caída, para no volver a ser visto más.

    "No te preocupes, no es una fotografía terriblemente buena. Ni tu propia madre te reconocería en ella, y le han dejado los ojos rojos brillante, supongo que para hacerte parecer maligno."

    Disculpas de antemano: "¡Esos jodidos... bastardos!"

    Tomo la siguiente pausa para dar a entender que no aprueba mi lenguaje. "Em... lo siento, Maggs."

    "Estás perdonado, dadas las circunstancias. Mira, encuéntrame en la cafetería del Supermercado Freshways en una hora."

    "Pero... estoy atrapado. No puedo salir de aquí."

    "Sí, puedes. Es fácil. Preparas una mochila, algo de ropa y esas cosas, todo lo imprescindible. Luego pinta una sonrisa y sales. Metes la mochila en el coche y te vas. Tan rápido como quieras."

    ¿Lo imprescindible?

    "Pero simplemente me seguirán como... como una jauría de perros."

    "Pues piérdelos. Ese coche tuyo es un deportivo, ¿no? ¿Y puedes conducirlo o solo petardeas en él como un viejecito todo el tiempo?"

    "¡Claro que puedo conducirlo!"

    "Bien. Pues demuéstralo. Una hora."

    Mi respuesta es puro ego, por supuesto. No tengo ni idea de si puedo conducirlo o no y, sí, de acuerdo, por lo general simplemente petardeo por ahí como un viejecito. Todo el tiempo.

    Pero, ¿qué hay de ese tono desafiante en la voz de Magg? Me dejó sin aliento. ¿Es la novela erótica que ha estado leyendo? Pero las mujeres en esas historias son las que aceptan el látigo, no las que lo dan. ¿Maggs una dominatrix? Ella muestra ciertas tendencias, por supuesto, pero ¿se puede ser una dominatriz y una magullada sumisa al mismo tiempo?

    Podemos ser muchas cosas, Mike. Y, sí, todas al mismo tiempo. La primera es juego de roles. Esta última es una real y desafortunada circunstancia.

    Preparo una maleta y mi mochila de caminar. Descubro que tengo todo lo de valor contenido en mi billetera, mi teléfono y mi computadora portátil. El resto está en Internet y se puede acceder a él desde cualquier lugar. Decido el mediodía para mi escapada, lo que me da una hora para quitarme de encima las cosas porcinas y reunirme con Maggs en Freshways al otro lado de la ciudad, y todo sin dejar rastro de calor detrás de mí.

    ¿De calor?

    Aparentemente, Mike, sí.

Capítulo 13

    Respiro, abro chirriando la puerta de la caravana y salgo fuera. El sol está brillando. Después del lúgubre interior de la furgoneta, me duele en los ojos, me deja desorientado. Pájaros cantan. Y todas las cosas porcinas se han ido. No entiendo esto pero, naturalmente, pierdo poco tiempo pensando en ello.

    "Encontraron un cuerpo," dice ella. Maggs, quiero decir.

    Pero esto es más tarde, cuando la encuentro en la cafetería después de un viaje sin incidentes por la ciudad. No la busco de inmediato. Llego temprano, así que me dirijo directamente a la sección de telefonos y me compro uno de pago barato para quemar, como dicen en las películas. Lo uso para llamar a la granja en los Dales y reservarme un refugio para unas semanas. Luego voy a la cafetería.

    Maggs está esperando, gabardina color crema, pelo recogido como Tippi Hedren, barbilla apoyada en una mano mientras remueve el café con la otra. Ella me ve, se levanta ante mi aproximación, avanza dos pasos y me abraza.

    Estoy perdido en su jardín, quiero decir en Le Jardin, y en la calida sensación de cama limpia, estable y recién hecha de ella. (¿La cama recién hecha, Mike?) Me siento, sin palabras por tan cálida recepción, me siento lavado medio limpio y humano de nuevo, luego soy inmediatamente golpeado de lado por el periódico sobre la mesa que ella ha tomado prestado del estante, y desde el cual mi imagen contempla al mundo de afuera, ojos malignos y todo. Esto es espantoso. Y, Dios, ¿de verdad soy así de feo?

    Ella está sonriendo. "Con todo esto ocurriendo, ¿y todavía te has tomado tiempo para ponerte corbata y gemelos?"

    Mi mundo ha colapsado, mi vida se ha acabado ¿y ella se pone a bromear? Bueno, ¿por qué no? Venga ya, Mike, recupéralo: "Em, no tiene sentido abandonar las apariencias, Maggs."

    "Ordinariamente no, pero eso llama la atención hoy en día. Especialmente en Middleton. Pareces un acompañante masculino."

    "¿A mi edad?" Siento un pequeño escalofrío al pensarlo. ¿Acompañante masculino? ¿A Maggs? Aunque no es una elección de carrera para la que yo esté bien adaptado. Me quito la corbata y desabrocho el botón superior de la camisa. "Hala, ahora soy invisible."

    "Difícilmente. ¿No tienes unos vaqueros?"

    "¡Ciertamente no!"

    Ella se ríe de mí riéndome de mí mismo. "¿Perdiste a las cosas porcinas, entonces?"

    "Bueno, me gustaría estar contándote una historia digna de un diablo al volante, pero en realidad, no había nadie allí a la hora del almuerzo, así que conduje como de costumbre. Petardeando hasta aquí como un viejecito."

    Y ahí es cuando ella me dice que han encontrado un cuerpo, sugiere que quizá la prensa estaba más interesada en el cuerpo que en el viejo Mike Garrat escondido en su mohosa caravana. A pesar de las apariencias, ambos estamos un poco nerviosos, agitados por la extrañeza, un poco mareados con todo. Pero, por supuesto, lo más importante en mi mente en ese momento es:

    "¿Han encontrado a Gracia?"

    "No. A alguna pobre mujer, una paseadora de perros, junto al canal. Creen que se resbaló, se ahogó. Esto es llanamente horrible."

    "Pero ¿cómo es que viajan tan rápido noticias como esa? Eso no puede ser de hace más de una hora."

    "Redes sociales. ¿Sabes? Twitter y todo eso? #Noticias #Middleton #mujerdesaparecida."

    "Ah, bien."

    "Pero, Mike, ¿estás tú bien? Déjame traerte un café."

    ¿Estoy bien? Considero la pregunta. Sentado allí, libre de la prisión de la caravana, no me siento nada mal. Bueno, Gracia sigue desaparecida y una pobre mujer se ha ahogado en el canal, lo cual no son buenas noticias, y si bien no me siento exactamente bien por nada de eso, al menos me siento más fuerte en mí mismo y más claro en mi cabeza de lo que hubiera pensado probable ayer a esta hora; me refiero a estar sentado dentro de aquella salita sudando bajo el pedante cuestionamiento de Seacombe. Es Maggs, entonces, estar con Maggs. Tiene una manera de hacer que quieras subirte los calcetines. Quieres estar a su altura. Y si eso es cosificarla, pues simplemente me da igual.

    Ella vuelve con café.

    "Toma. Muy fuerte y muy caliente, pero, por lo demás, no muy bueno, me temo."

    "Gracias. ¿Pero no deberías estar trabajando? Pensé que estabas en Wigan hoy."

    "Eso fue ayer. He estado recolectando donaciones en Southport esta mañana. Estoy de camino a la ciudad con ellas ahora."

    "¿Algo interesante?"

    "Olvídate de la tienda, necesitas concentrarte."

    "No, necesito escapar a otra cosa y dejar de pensar. Y la tienda siempre ha hecho eso por mí. Hace que deje de pensar. De rumiar. Me refiero a todos esos libros, me absorben la angustia fuera del cuerpo."

    Ah, pequeña revelación ahí mismo, Mike.

    "De acuerdo," dice ella. "Pero no. Nada interesante. Nada que tú aprobarías, al menos, pero se venderá. Mira, no puedes volver a la caravana. Los periódicos se subirán por las paredes por haberte escapado. Eres el enemigo público número uno. Si pudieran achacarte también este ahogamiento, lo harían. Volverán a aullar alrededor de tu puerta en cualquier momento.

    Dejo caer la cabeza entre las manos, me masajeo la frente, trato de unir mis fuerzas contra esta derrota columna tras columna de lo absurdo. "Estaré bien. He reservado una casita en los Dales para un tiempo. Es tranquilo allí. Me quedaré hasta que todo el alboroto se calme o Gracia aparezca, una cosa u otra."

    "Eso suena bien. Estaba preocupada. Esa caravana tuya parece terriblemente vulnerable. Ya sabes cómo es la gente una vez que llega a conocer una cara. Por ahora estás asediado por la prensa, pero lo próximo serán los trols. "

    Me estremezco de solo pensarlo. No hará falta mucho para que la mitad de los rufianes de Middleton averigüen dónde vivo ahora. Y requiere muy poco estos días que la gente se sienta justificada para arrojar piedras a los inocentes, tanto verbal como literalmente. "No me han descrito exactamente en términos brillantes, ¿verdad? Mike Garrat, desempleado solitario con brillantes ojos rojos, y un chiflado que patear. Incluso yo pensé que era culpable al leer esa descripción."

    "¿Se inventaron ellos eso?" pregunta. "Quiero decir, ¿lo de la enfermedad mental?"

    Dudo en responder. Sé que soy culpable de falsificar una identidad, pero la buena opinión de Magg es importante para mí. Y la salud mental sigue siendo un tabú, ¿no? Pero ¿qué diablos?, tampoco es que ella pudiera despedirme por eso.

    "Cuando recibí la tajada de la fundición, pasé por un período de depresión, ansiedad, ¿sabes? Yo había estado allí siglos, y es todo un impacto cuando te das cuenta de que ya nada está a salvo ni es seguro. Me afectó un poco. Por eso ahora vivo en los libros. Los encuentro calmantes. Pintan una imagen del modo como podrían ser las cosas, aunque solo describan a veces con mayor precisión cómo son realmente."

    "Lo sé. Yo me siento igual, acerca de los libros."

    "Resultó perturbador que la policía lo supiera tan rápido, lo de la depresión, quiero decir. Está en mi historial médico, supongo, aunque yo no la trabajé con el doctor. Le encontré inútil, para ser honesto. Solo me entregaba algunas píldoras. Eso no surgió en la entrevista con Seacombe, así que es aún más perturbador que se lo pasaran a esas... cosas porcinas."

    "Quizá la policía no lo sabía, quizá se lo inventaron las cosas porcinas. Muchos de nosotros tenemos problemas de salud mental estos días. Así que es fácil dar en el blanco sin intentarlo mucho." Ella saca un frasquito del bolso. Cetilopram. Malinterpreta mi sorpresa con confusión, comienza a explicar. "Son para..."

    "Sé para qué son. Eso es lo que me daba el doctor."

    "¿Ves? No eres el único Cucú por aquí."

    "Pero Maggs, lo siento mucho. No tenía ni idea. Siempre pareces tan calmada, tan confiada."

    "¿En serio? Bueno, yo solía ser así. Ahora lo soy mayormente medicada. Llevo un año tomando esto. Creo que ya estaba saliendo de ellas, pero estando las cosas como están, quiero decir, en casa, es todo un poco, ajetreado. Inquietante. ¿Sabes?"

    Hay una pausa mientras esto se asimila. Luego el silencio vira hacia lo incómodo, de modo que ella lo redirige, cambia de tema: "Bonito, por cierto. Cosas porcinas. ¿William Hope Hodgeson? ¿House on the Borderland?"

    "Sí. ¿Lo has leído?"

    "Escribí una disertación sobre el horror de principios del siglo XX. Él fue una de mis fuentes."

    "¿Hiciste literatura?" Estoy impresionado. Perplejo. ¿Por qué estoy descubriendo esto sobre ella solo ahora? Porque nunca entablas una conversación, Mike. Solo respondes preguntas. Usualmente en monosílabos.

    "Y escritura creativa," añade ella. Esto último es algo así como una ocurrencia tardía, como si se hubiera olvidado.

    "Pero, si me disculpas, Maggs, ¿qué estás haciendo administrando un ruinoso montón de tiendas de caridad?"

    "¿En lugar de escribir una novela, te refieres? ¿Como tú?"

    El sarcasmo es obvio, pero viene con un toque de humor irónico. "De acuerdo, bastante justo."

    Ella suspira. "¿Nunca has pensado que si queda algo de Romance en Inglaterra, es en lugares como Donnegans ahora? Y no me refiero por los tipos literarios, por los chaquetas de lana como tú que merodean por la sección de poesía. Yo lo dirijo para las ancianas cansadas con sus monótonos vestidos prestados y los niños con sus telas de ropa de talleres de exclavos del lejano oriente. Lo dirijo para aquellos a los que les gustan los thrillers, los chick-lit y, sí, las sórdidas eróticas también., y,.. de acuerdo, las intelectuales también, porque ¿de qué otra manera sobreviviría a la vista del público hoy en día?

    "Ya no hay biblioteca en la ciudad. Ya lo sabes. La cerraron hace años. Somos el último lugar donde la gente puede obtener lectura a bajo precio. Lo hago para las personas que pueden pagar dos libras, comprar una y recibir otra gratis, pero que ni soñarían con pagar diez libras por un libro nuevo porque necesitan ese dinero para la comida estos días. Así, que sean dos por dos libras porque quiero que lean. Si dejamos de leer, Mike, si perdemos esa conexión con las historias que nos conectan, entonces no tenemos futuro, más allá del que la máquina nos está alimentando, el cual está personificado por la sección de comentarios de cualquier fuente en Internet y los burdos titulares de los tabloides, por supuesto. Y si lo único que tengo para evitar que eso suceda es un poco fiable y en su mayoría loco ejército de voluntarios no remunerados, los heridos andantes de una sociedad de suelas desgastadas, pues que así sea."

    Tengo que pensar en todo esto. Lo que ha dicho ha sido muy elocuente, significativo y hermoso, pero, por supuesto, ahora no es el momento de entrar en ello. Cada vez más, el misterio de Maggs me intriga, pero sobre todo siento alarma por su situación, de que alguien tan valioso y motivado pueda enfrentar diariamente un riesgo para su salud y bienestar simplemente por estar atado a un hombre que la golpea.

    Pero no, no hay tiempo para rumiar sobre ello.

    Por el rabillo del ojo veo un uniforme bajo un chaleco reflectante. Policía de tráfico. Está comprando café, busca un lugar para sentarse. Me congelo. Maggs observa cómo gotas de sudor comienzan a perlarme la frente. Yo observo que entre toda la ferrerería a la que él está conectado hay una pistola Taser y una cámara corporal. ¿Está la cámara en red? ¿Está la máquina leyendo caras? ¿Pitará una alerta en su oído? ¿Autorizar el uso de la fuerza? ¿Le está diciendo ya que dispare al bastardo? Todas estas cosas son técnicamente factibles, como lo es tambíen asumir la posibilidad.

    Paranoico, lo sé. No del todo racional tampoco, ¿verdad? Pero cuando estoy bajo presión, es tan bueno prestar tanta atención al visceral instinto como a los sentidos racionales, y mis vísceras me están diciendo que desaparezca.

    Estoy a punto de retirar mi silla, preparado para escabullirme, pero Maggs me pone una mano sobre la manga y ya no siento la presencia del policía. Solo veo su mano, siento su presión gentil, su forma, los perfectos elipsoides rosa pulido de sus uñas. Es inexplicablemente calmante.

    "Tómatelo con calma. Solo está en su descanso."

    "Lo sé... y no me buscan por nada."

    Aún así, siento que es solo cuestión de tiempo antes de que vengan a por mí de nuevo. Y la próxima vez puede que no sean tan amables. La próxima vez yo podría encontrarme encerrado. Desaparecido de la faz de la tierra.

    Y nadie se daría cuenta siquiera.

    Esas cosas suceden.

Capítulo 14

    Así, esperamos un rato en silencio, esperamos que el policía tome asiento. Otra pareja se levanta y sale, la seguimos. Noto que aún estoy pegado a Maggs. Ella ha pasado su brazo por el mío, aunque no sé si esto es para estabilizarme, guiarme o hacernos parecer una pareja. La sensación es expansiva, gratificante: ¡ser pareja de Maggs!

    He sentido esto antes, creo, ¿o lo he soñado? Ella me lleva al supermercado, recoge una cesta y procedemos a pasear. Me siento seguro, invisible, pues seguramente si alguien está mirando ahora en nuestra dirección la está mirando a ella.

    "De veras no tuve nada que ver con nada de esto," le digo. "Esta infatuación con Gracia, todo esto, era más un, un recuerdo de algo hermoso, algo deseable que una vez tuve. Pero no era ella. Era, más complicado."

    Maggs toma una botella de detergente líquido, lo considera un momento y la vuelve a dejar. "Lo sé. No soy estúpida. Lo entiendo. Era romántico con R mayúscula. ¿Y qué pasó? ¿Encontraron un libro, dijiste?"

    "Me lo llevé a casa, ¿sabes? El que ella había traído, y se me cayó una tarjeta con sus detalles, y sentí curiosidad, eso es todo. La busqué en Internet. No tenía idea de que nos pudieran detectar haciendo eso tan fácilmente y, aunque aquello fue completamente inocente, supongo que dadas las circunstancias podría haber parecido sospechoso. Pero ¿tú me crees?

    "¿Estaría aquí si no lo hiciera? Te conozco, Mike. Nunca lastimarías a nadie. Si una chica te dijera buu, saldrías corriendo una milla."

    "¿Eh?"

    "Eso intentaba ser un complido. Mira, eres... bueno... eres muy sumiso. No eres un... no eres un tipo de hombre depredador. No tienes mucho de lobo, ¿verdad?"

    ¿Depredador? Me gustaría pensar que no, ídem para «lobo», pero ¿sumiso? Cielos, eso suena mucho peor.

    Ella contempla una botella de champú, arruga la nariz. "Te llamo a todas horas del día y de la noche porque hay esta u otra emergencia en nuestra pequeña librería sin valor, otro agujero que hay que tapar. ¿Por qué te llamo a ti?"

    "¿Porque soy el único que contesta el 'teléfono'?"

    "Sí. Eres el menos evasivo y el más servicial. Y totalmente fiable. El sueño de todo contratante."

    "El hecho de que no me paguen también ayuda."

    "Por supuesto. Pero pronto todos los empleados no recibirán paga. La esclavitud es el siguiente paso lógico."

    "Está bien, pero te advierto que puede haber razones para mi sumisión, cosas que se relacionan con mi enfermedad mental, y pudiera ser que alguien solo tuviera que encender mi mecha y se acabó el Sr. Buen Tipo."

    Ella resiste a mi desganado esfuerzo por desenredar el brazo del suyo, me acerca más, me da un tirón de amonestación. "¡Oh, por favor! No te hagas el tipo duro conmigo. Estoy casada con uno y puedo notar la diferencia. Pero ¿estás diciendo que Gracia Milner te dejó su dirección en ese libro?"

    "Bueno, no exactamente. No estoy seguro. Quizá fue solo una coincidencia."

    "Quizá no. Vi la forma en que te miraba. Definitivamente estaba interesada en ti de alguna manera."

    "¿Interesada? ¿Estás diciendo que a ella podrían gustarle los hombres mayores?"

    "Bueno... por muy vulgar que suene, supongo que eso es un poco mejor que el odioso farsante con el que ella estaba saliendo."

    "¿Lo conoces?"

    "Oh, encontré todas esas cosas de las redes sociales esta mañana, en cuanto su nombre apareció en mi servicio de noticias. Así que la busqué y también lo encontré a él."

    "Pareces muy buena con ese tipo de cosas, supongo que usaste un alias o algo así. ¿Una identificación falsa?"

    "Por supuesto." Ella sonríe misteriosamente. "¿Por qué? ¿Has intentado buscarme también, Mike?"

    Me estoy sonrojando. "No. Naturalmente, no tengo ninguna razón para hacer eso. Pero debes tener cuidado. Así es como me metí yo en este lío."

    "Ahora estás siendo paranoico. De todos modos, todos sus sitios han sido bloqueados ahora. Ella estaba recibiendo comentarios, cosas raras, incoherentes, sentimentales, algunos de ellos sexuales, oscuros. No sé, Mike, en Internet lees todas las cosas que salen de la cabeza de la gente y te das cuenta de que somos una especie diferente de la que siempre creí que éramos. Somos criaturas repugnantes, todos estamos pintados con una fina capa encima. En cuanto tenemos la ventaja, estamos acabados. Y ahora solo son los libros los que brindan la voz de la razón y la sabiduría, porque los libros provienen de otro lugar, de una parte diferente de nosotros."

    "Lo sé. Cuando miré, ella apenas tenía seguidores. Ahora que la gente cree que está muerta, se vuelve popular de repente. Y eso no tiene sentido. Hay un mensaje en eso para todos nosotros. Ella enseñaba literatura, ¿lo sabías?"

    "Sí, yo también, hasta hace poco."

    "¿Tú también enseñaste?"

    "Si." Ella sonríe, enigmática, deja caer un paquete de condones en la cesta, los deja a fuego lento allí un rato, sonríe ante mi vergüenza, los vuelve a sacar. "Oh, Mike, de verdad eres un mojigato."

    "No, solo me avergüenzo cuando estoy con mujeres."

    Está a punto de examinar un cepillo de dientes, pero duda. "¿Oh? Eso es interesante." Ella se sonroja. "Perdón por las bromas. Entonces, ¿te vas a ir un tiempo?"

    "Si."

    "¿Lejos?"

    "Unas pocas horas en coche. Pero me preguntaba si entrar primero en la librería, si te parece bien."

    "¿Por qué querrías hacer eso?"

    "Gracia donó otro libro. ¿Te acuerdas? Dylan Thomas. Miscellany One."

    "Creo que lo vi en la trastienda. ¿Lo quieres? ¿Por qué?"

    "Creo que pudo haber escrito algo en él."

    "Ah, ¡qué enigmático!"

    "No estoy seguro de por qué ni qué dejó exactamente, pero si lo hizo, sé dónde buscar."

    "Bueno, es un riesgo ir a la ciudad ahora mismo."

    "Llevaré un sombrero, o algo así."

    "Una barba podría ayudar, pero no un sombrero." Ella lo piensa por un momento, se anima, toma aliento. "Me ofreciste un sofá. ¿Recuerdas?"

    "Si."

    "Fue muy amable de tu parte. Yo estaba un poco distante en ese momento, y lo siento por ello. A decir verdad, eso me sorprendió un poco."

    "No quise decir nada más que..."

    "Lo sé, y me vendría bien un sofá ahora mismo. Esta noche, en realidad. El viernes por la noche, ¿ves? Los domingos son para el remordimiento. Pero los viernes y sábados se han vuelto, digamos, un poco volátiles últimamente."

    "¿Él está fuera entre semana? ¿Los fines de semana en casa? ¿Ahí es cuando bebe?"

    "Viaja con su trabajo, sí. Bebe todo el tiempo, solo que bebe más los fines de semana. Mike, por favor, no te hagas una idea equivocada. No estoy buscando una aventura ni... nada."

    "Lo sé. Ya lo dijiste. Y de verdad, Maggs, me halaga que consideres esto incluso como una remota posibilidad."

    Aparecen hoyuelos debajo de sus pómulos, pero ella se resiste a la sonrisa total, coloca un poco de crema de manos en la cesta y un poco de bálsamo labial. "Sabes, puedes ser muy encantador a veces, pero nunca estoy segura de si lo dices en serio o si simplemente estás siendo tu yo habitual, remoto e inescrutable."

    "¿Remoto? ¿Inescrutable?"

    "Es difícil conocerte."

    "Dijiste que me conocías muy bien."

    "Conozco algunas de tus máscaras, eso es todo. La mayoría de las veces te escondes detrás de esta fachada de erudición caballerosa y elegancia sartorial... y muy bien, por cierto. Intentas actuar un poco débil a veces también, pero yo puedo ver a través de eso. El Cielo sabe cómo eres en realidad."

    "¿Erudito y elegante? Me conformaré con eso. Gracias."

    "Podría ser peor, supongo. De todos modos, será solo por el fin de semana si te parece bien. Puedo ir a verte después del trabajo y llevar el libro conmigo."

    "Está bien. Hay otra habitación, en realidad. Pediré que te la arreglen. No voy a dejar que duermas en un sofá."

    "Eso es muy amable, gracias. Entonces, ¿es un sí definitivo?"

    "Por supuesto que sí."

    "Solo una cosa más." Toma una botella de whisky de malta y me muestra la etiqueta. "¿Bebes, Mike?"

    Y estoy pensando: ¿Setenta libras por una botella de malta? "¿Si bebo?" No a ese precio. Aunque tristemente, sé lo que quiere decir. "No, Maggs, no bebo."

    Ella deja la botella hacia atrás. "Eso está bien, entonces."

    "Pero soy sospechoso de violación y asesinato, que muchos considerarían mucho peores."

    "Lo sé, pero todo eso es un sinsentido."

    Su confianza se restablece entonces y eso significa mucho. Me empuja ligeramente de regreso al mundo. "Gracias."

    Es una lástima que me haya costado leer la mente de Maggs como afirmo poder leer la de todos los demás, o habría visto venir más de esto. Me doy cuenta de que tal vez ella es deliberadamente evasiva, o que su máscara es fuerte, más bien el resultado de la astucia que de la creencia inconsciente en esta. Ese es su matrimonio, supongo, veinte años más o menos fingiendo ser una cosa para comprometerse y llevarse bien con un hombre intransigente, cuando en realidad deseaba algo completamente diferente para ella.

    ¿Y yo? ¿Qué estaba queriendo yo? ¿Y qué obtuve yo salvo tratar constantemente de esconderme con este disfraz de erudición y estilo sartorial, como dijo ella? Supongo que solo es cosa mía, el único sentido de mí mismo en un mundo que ahora está completamente desprovisto de gracia. Pero para curar eso, no lo haces huyendo. Lo haces reuniendo gente contigo e involucrándote en el puro lío rebelde de estos, y eso simplemente no está en mi naturaleza, ¿verdad?

    "¿Sabes, Maggs, que podrías... dejarle."

    Me perdona con una sonrisa, cortante, cortésmente desdeñosa, suelta la mano de mi brazo, la esconde en el bolsillo, me deja a la deriva como si yo hubiera pecado.

    "Eso no es tan simple, Mike."

Capítulo 15

    Le pregunto si comprará un teléfono barato para quemar, luego le doy mi nuevo número para que lo grabe y le digo la ubicación de la granja. Le digo que no traiga su teléfono viejo porque la maquinaria puede rastrearlos y parece que esa información puede ser comprada por cualquier persona interesada y con los contactos adecuados, y especialmente las cosas porcinas. Antaño podía eliminar el riesgo quitando la batería, pero muchas baterías ahora son fijas. Dudo en sugerir el motivo del porqué. También dudo en sugerir como alternativa que use una lata de metal como jaula de Faraday, por ejemplo, una lata de pastel de menta Kendal de Romney, no sea que ella piense que estoy loco. Me dice que estoy paranoico, pero más allá de eso no discute y acepta mis términos.

    Sí, de acuerdo, guardo el mío en una lata estos días y cambio la SIM regularmente, cambio mi número. Y si eso te suena incómodo, entonces tu vida ya es demasiado complicada.

    La matrícula de Mavis, por supuesto, también se puede rastrear mediante cámaras en las rutas principales y las intersecciones más grandes, cámaras que también están conectadas a la máquina. Así que uso un rotulador para alterar la "V" en su matrícula y hacer que se vea más como una "W" y, en buena medida, entrelazo el "II" para que parezca una "H." Existe tal matrícula: el sitio web del gobierno me dice que pertenece a un Ford Escort.

    Hasta ahora, las cámaras no son lo bastante inteligentes como para notar la diferencia, como descubrí cuando me multaron por cruzar el puente de Dartford sin pagar en un día en el que yo no había estado cerca de él, y no es de extrañar, ya que eso está a unas doscientas millas de Middleton. A veces pueden ser un poco miopes, las cámaras, la maquinaria detrás de ellas es pedante en el sentido de su propia infalibilidad y tu supuesta culpa. El aviso de penalización cae por el correo y se convierte en tu problema, a pesar de que la imagen del vehículo muestra claramente que el infractor es un Ford Escort y no un pequeño Roadster japonés envejecido.

    Llámalo venganza. Mejor servir fría, por supuesto. Existe el riesgo de ser procesado, pero nada peor que el que ya estoy intentando evadir.

    El caso es que una vez que salgo de la A59, el Norte y los valles en particular siguen siendo un libro abierto. Sí, sé que Maggs tiene razón y estoy empezando a parecer paranoico, pero no puedo evitarlo. Incluso se podría decir que no tengo elección hoy en día.

    Estoy en la cabaña a media tarde. El cielo sobre el verde del valle es acerado y misterioso, se parece un poco a la nieve. Hay una sensación de haber escapado, abandonado el mundo conocido, incluso la maquinaria y sus absurdas maquinaciones, pero no tiene sentido insistir en nada de eso.

    La cabaña es tibia, pero aún así acogedora con su aroma a pino y libros. Recojo leña del refugio y enciendo el quemador.

    ¿Cuán diferentes habrían sido las cosas si me hubiera casado con Laura o Sandra? A estas alturas ya tendríamos niños, niños de veintitantos, quizá niños con sus propios niños.

    ¿Abuelo, Mike? ¡Imagina eso!

    Eso no ayuda,

    Enfoque, enfoque.

    Aún habría estado plantado en la fundición, pero estaría seguro en alguna parte con mi señora, o al menos con una de ellas, o espero que solo con una de ellas, cómodo en una casita. La librería aún podría haber aparecido en mi camino, pero yo podría haber evitado este pase en particular, esta dudosa celebridad. ¿O me habría enamorado de Gracia de todos modos? ¿No es Gracia más una patología en serie que un camino hacia la plenitud? ¿Y habría entendido Laura/Sandra tan fácilmente como Maggs parece entender que la raíz de ello yace en mi visión romántica? ¿Habría funcionado esa versión de mi vida con un dolor mayor incluso que este? Nunca se sabe y es futil superar al destino con suposiciones.

    Está nevando según avanza la luz, que es asumida dentro de la cabaña por el parpadeante ámbar del quemador. Me preocupo por Maggs en las carreteras nevadas. Habrá pulgadas de profundidad a este ritmo, mucho antes de llegada. Será mucho más seguro para ella quedarse en casa y yo le aconsejaría que cambiara sus planes, pero no llega señal aquí. El camino está marcado.

    También estoy equivocado, ella está mejor en cualquier lugar que en casa con un hombre que la golpea.

    ¿Por qué cuando una mujer contrae matrimonio, las agresiones contra ella se presentan invisibles, incontables? ¿Qué hay de la musa que atrae a un hombre hacia su pareja, luego salta hacia otra belleza élfica, dejándolo enfurecido como un tonto? No, la política de género no es lo mío. Soy demasiado anticuado para comprenderla, mejor ceñirme a la imaginada perfección y divinidad de la feminidad sin tener nada que ver con su realidad más carnal, por miedo a acabar quemado.

    Otra vez.

    Lo sé, Pigmalión hizo un espantoso potaje de todo eso, y parece que yo también estoy recibiendo mi merecido. Afrodita está muy enojada conmigo por pecados pasados. Parece inútil perseguir relaciones normales cuando encuentro a las mujeres reales tan singularmente poco atractivas estos días o, al menos, apenas dignas del esfuerzo. ¿Es posible florecer hacia la homosexualidad en la vida tardía de uno?, me pregunto. Eso podría haber sido algo digno de explorar, excepto que encuentro la compañía de los hombres, en general, igualmente cansina.

    Oh, ¿donde está ella?

    Esta parte del mundo puede ser un demonio con mal tiempo.

    Tengo una pared de libros como distracción, pero ahora todos son inútiles. Solo puedo esperar, preguntándome si Maggs está bien, preguntándome si la memoria me engaña y he entendido mal la situación, las palabras, el matiz... que ella y yo habíamos hablado en metáfora, o algo así, y que ella no está viniendo, después de todo.

    Pero luego veo la luz mientras ella navega el Escarabajo por la pista, y la confirmación de que de veras estoy a punto de pasar el fin de semana bajo el mismo techo que ella.

    ¡Maggs!

    ¿Abreviatura de qué? ¿Maggy? ¿Margery? ¿Margaret? ¿O es algo más exótico, como Imogen?

    No sé su apellido, aunque debería. Me lo ha dicho una vez, hace mucho tiempo, en nuestra primera presentación, estoy seguro, pero yo era el tipo de vendedor que tenía que escribir nombres o los olvidaba, y hace mucho que he perdido el hábito ahora.

    ¡Cooper!

    Margaret Cooper.

    Suena bastante normal, ¿no? Gracias al cielo que está bien. Por supuesto que está bien, Mike. Ella es más capaz, más confiante, más cierta de sí misma de lo que tú serás jamás, aunque resulte que gran parte de ello está asistido por Cetilopram. Quizá deberías ceder y volver a tomar eso tú también. Pero olvída eso ahora, podríamos pasarnos el fin de semana entero tomando café y discutiendo sobre... ¡libros!

    "¿Ha espacio para otro?" me pregunta ella. Esto mientras camina hacia la puerta y yo salgo a su encuentro. Estoy inexplicablemente nervioso ahora y temeroso de las palabras equivocadas.

    ¿Por qué es esto importante para mí?

    Ha conducido setenta millas en la oscuridad, en la nieve que cae, parece imperturbable, ni un pelo de esa festiva obra de colmena de abejas fuera de lugar. Estoy tan impresionado por esto que fracaso en notar al principio que Lesley se está desplegando del asiento del pasajero, un desordenado paquete de trapos de avergonzada apariencia. Cuando Maggs dice "otro," no se está refieriendo a sí misma.

    De repente me siento como si me hubieran emboscado.

    "Larga historia," dice ella con la disculpa en su tono. "Te lo contaré más tarde, pero esta noche no está segura en Middleton. Ha traído su saco de dormir. Puede usar el sofá. Es solo durante el fin de semana."

    "No seas ridícula. Yo usaré el sofá."

    Ella sonríe. Guiña el ojo. "Le dije que dirías eso."

    De acuerdo. Bueno,.. cómo explicar todo esto.

    Middleton no es famosa como sede de fútbol, ​​pero tiene una estación de tren a medio camino entre dos ciudades rivales que sí lo son. También tiene muchas tabernas con reputación de cerveza barata. En las noches de fútbol, entonces, ​​es costumbre de los aficionados hacer una parada en Middleton y "llenar el tanque," como ellos dicen. Los autómatas de la policía los encarrilan dentro y fuera de los trenes en ambas líneas, pero omiten la supervisión en el tramo medio de Middleton, cuya policía apenas puede reunir a un solo oficial.

    El bullicio resulta en ventanas rotas, en burlas racistas de los fieles fuera de la mezquita y también, esta tarde, en el incendio del refugio para personas sin hogar: alcohol blanco comprado en ruta en el Sótano de las Gangas y arrojado dentro de botellas de cerveza con servilletas encendidas embutidas. La prensa de tetas grandes y sus cosas porcinas proporcionan a los hombres del saco en sus portadas. Los trols hacen el resto. Menos mal también que yo no estoy en la ciudad esta noche. Cualquiera ganduleando en los portales también está en el juego para una buena patada mientras la rugiente melé se abre paso rompiéndolo todo. Nada de esto es noticia y es bastante común en los días de partido, excepto por el incendio del refugio para personas sin hogar, lo cual admito que es una especie de escalada de violencia.

    Maggs me cuenta todo esto mientras cocina y yo estoy sentado a la mesa, mirándola. Me pregunto en qué momento se volvió normal todo esto.

    Ella ha traído cena: todo tipo de ingredientes exóticos que ella lanza en una sartén y de lo que hace una ligera obra. Yo ya he comido, pero estoy agradecido de aceptar una pequeña porción de lo que ella prepara: una tortilla que vence a todas las tortillas y decorada hasta el alto cielo. Maggs viste una falda larga de pana y un cómodo jersey de mohair, trata de lucir informal pero no lo consigue; es fácilmente superada por el ingenio de su exquisita postura

    Hay algo más ligero en sus modales, aunque puede ser nerviosismo que ella ha subvertido en charla. Entretanto, Lesley está sentada a mi lado muda como un rehén, ojos hundidos y oscuros, manos envolviendo una taza de té. Parece que somos, los tres, refugiados en el oscuro Dales esta noche.

    "Lamento tus problemas, Lesley," le digo. "Espero que sepas que eres bienvenida aquí. Ojalá pudiéramos hacer más." No sé exactamente a qué me refiero con esto, pero sienta bien, parece apropiado y, de todos modos, lo menos que puedo hacer es que se sienta como en casa, aunque, dado lo que sé de su vida doméstica, quizá esto no sea lo que quiero decir exactamente.

    Ella permanece en silencio, parece no sentir nada de mi avergonzada angustia, parpadea como una lechuza, inescrutable, devora la comida como un lobo, luego se escabulle a su habitación.

    "Gracias, Mike. Es decir, sé que no esperabas que trajera a nadie. Esto debe de parecer un poco... atrevido."

    "Bueno, ya me conoces. Sumiso. Aguanto cualquier cosa, ¿no?"

    "Touché."

    "No te preocupes, no veo qué otra cosa podrías haber hecho. ¿Cómo la persuadiste, por cierto? Ella siempre parece un poco... no sé, hosca con todo el mundo."

    "Supongo que decidió que iba a tener que confiar en mí mientras le estaba quitando trozos de cristal roto del pelo. No debemos leer demasiado en lo que ella parece. Tampoco debemos esperar que ella esté... ya sabes, agradecida. Vamos simplemente a hacer lo que podamos y a darle algo de espacio."

    "Claro. ¿Y la librería? ¿Está eso bien?"

    Ella pone los ojos en blanco ante mi obsesión por la santidad de Donnegans. "Sí, la tienda sobrevivió a la noche de fútbol. Al menos estaba bien a la hora de cerrar cuando la cerré." Mira hacia la oscuridad, sólo se ve ella reflejada en el cristal, no está segura de que le guste lo que ve, comprueba si el ojo magullado es evidente. "¿Eso que oigo es un río?"

    "El río Wharfe. Está cerca. Se puede bajar fácilmente desde aquí."

    "Esto es tan silencioso, remoto. Caro, apuesto."

    "En realidad no. No en esta época del año."

    Ella se mueve hacia la pared de libros. Pasa el dedo por el estante y me mira juguetonamente. "Tengo curiosidad," dice. "¿Así es como ella lo hizo? ¿Así es como te enganchó?"

    "¿Quién?"

    "Oh, venga ya. Ya sabes a quién me refiero."

    "¿Soy tan transparente?"

    "Te estuve observando, ¿recuerdas? La estuve observando. No, espera. Fue más así...," se quita el broche del pelo y se sacude el cabello. Este se derrama hasta la mitad de su espalda, la transforma, al menos visualmente, en otra persona. Luego es la mano elegantemente equilibrada y el dedo erguido.

    "Sí, ahí me has pillado. Así es exactamente como lo hizo."

    "¡Lo cual me recuerda!" dice, luego saca el libro del bolsillo de su abrigo: Dylan Thomas. Miscellany One. Me lo acerca deslizándolo por la mesa, ella se sienta enfrente y me mira expectante. Pero yo no miro el libro. Aún la estoy mirando y ella lee algo en mí que la hace pausarse.

    "Ni te atrevas," dice ella.

    "¿Ni me atreva a qué?"

    "No vayas a pasarme a mí tu musa o este va a ser un fin de semana muy largo. Y yo nunca volveré a hablarte. Y también te despediré de la tienda."

    Estoy a punto de negar la idea misma, pero dudo al notar que esa es, al menos, una posibilidad teórica. "Em, está bien. Lo prometo."

    Nunca he conocido a nadie como Maggs, y algo en su historia resuena. Pero yo ya no soy un hombre interesado en... bueno, dudo en decir la palabra en este contexto, me refiero al contexto de Maggs, porque incluso pensar en ello me hace sonrojar. Así que hago un chiste de ello. "Eres demasiado mayor para mí. No te ofendas. Prefiero chicas jóvenes frescas e impresionables que no tengo esperanza alguna de conseguir, obviamente. En cuanto a una mujer real, una mujer como tú, por ejemplo, honestamente, no sabría ni por dónde empezar."

    Ella intenta leerme un poco más, pierde la página, niega con la cabeza en desconcierto. "¿Qué significa eso, mujer real?" Da golpecitos al libro, impaciente ahora. "Venga ya..."

    Bendíceme ahora con tus feroces lágrimas, te lo ruego.

    No vayas suavemente...

    De acuerdo. Página treinta y dos. El poema está muy anotado, en su mayoría lápiz desvaído, líneas arrancadas miembro a miembro en alguna clase de Literatura largo tiempo olvidada. Pero en el margen, en negrita como el bronce, escrito en un tono de lápiz más reciente, hay una dirección web.

    www.musamistika.worpress.com

    Bueno, ¿es esto a lo que Gracia Milner estaba llamando mi atención? ¿Mantiene ella un blog? ¿Se llama a sí misma en Internet: Musa Místika?

    Maggs espera mi conclusión. "¿Y bien?"

    "Creo que tenemos que ir al pub."

    "¿Pub?"

    "No para tomar una copa, por el wifi."

    "¿Ahora?"

    "No, todavía está nevando y el pub está a millas de distancia. Veamos qué tiempo hace mañana. O podemos probar en la cafetería de Grassington. Te invitaré a comer."

    Le muestro la dirección del blog. Ella parece dudosa. "¿Crees que es ella? Pero esto suena tan infantil. ¿Qué quiere decir con esto?"

    "No lo sé."

    "Tal vez estamos siendo demasiado optimistas aquí. Tal vez ella esté, después de todo, simplemente muerta."

    "Me niego a creer eso."

    "Pero, Mike, si lo único que ella ha hecho es huir, debe de haber oído que su desaparición ha puesto a todos los que conoce bajo los focos."

    "Tal vez ella necesitaba el tiempo y la confusión que esto causaría para alejarse lo más posible. Comenzar una nueva vida en alguna otra parte. Lo que no entiendo es por qué dejar un rastro hasta su escondite. Y uno tan críptico. Es como algo salido de una novela de misterio joven adulto. Todo un poco a lo Enid Blyton."

    "¿Pero es eso lo que está haciendo? Lo único que tenemos es una tarjeta de visita que se cayó de un libro y la línea del poema que puede apuntar a otra parte, no sabemos dónde. Quizá lo único que está tratando de demostrar es que está viva, para que la gente deje de buscarla."

    "Entonces, ¿por qué no publicar una foto de ella misma en un periódico, como hacen con los rehenes?"

    "Hmmm."

    "¿En qué estás pensando?"

    "En que nunca se puede saber con la gente, ¿verdad? Una joven tan bonita, elegante, graciosa. Una pensaría que no había ningún daño en ella, pero se las ha arreglado para arruinarte la vida."

    Yo tengo que pensar en eso. Es cierto, supongo. Pero la perdono. "Mi vida no era muy estupenda, Maggs."

    "¿Por qué no te olvidas de ella ahora?"

    "Porque en lo que al mundo respecta, la he matado yo y, gracias a las cosas porcinas, todo el mundo sabe dónde vivo, así que no puedo empezar de nuevo. Ni siquiera puedo ir a mi casa hasta que les haya demostrado que no soy culpable de nada."

    "Será mejor que confiemos en que ella esté viva entonces... y en que tiene la intención de demostrarlo."

Capítulo 16

    Paso la noche entrando y saliendo del sueño, pero no desagradablemente. Maggs ha traído de casa un edredón de la habitación de invitados pensando que Lesley podría necesitarlo para el sofá, pero como los arreglos se han desbaratado, soy yo quien yace debajo de él. Me resulta muy inusual dormir bajo el mismo techo con otra persona y descubro durante mis momentos de vigilia que soy consciente de que las mujeres agregan algo, una cualidad única al silencio, y no desagradable.

    Luego está el sonido del río, que es suave, tranquilizador, pero luego se levanta un viento y comienza a silbar por los aleros, y estoy imaginando cosas porcinas en la oscuridad de nuevo, algo malévolo todavía por ahí fuera, amenazador. Lo único que me protege es este edredón, el edredón de Magg, perfumado y suave junto a mi piel. Me recuerda cómo me sentí esa tarde cuando nos abrazamos brevemente, como una cama recién hecha, creo que noté en ese momento.

    Firme, tersa, fresca.

    Todo esto es absurdo y no poco incómodo.

    Me las he arreglado para evitarles la visión de mí persona en pijama, no muy seguro de cuál es la moda para estas cosas hoy en día. Sin embargo, estoy seguro de que mi parte superior e inferior de algodón; color vino a juego, perfectamente planchado, con ribete color crema y un bolsillito en el pecho; les resultaría muy divertida. Muy de los ochenta, supongo. También les quiero ahorrar el sonido de los ruidos de mi cuarto de baño, así que tengo mucho cuidado con mis usuales micciones de madrugada, asegurándome de ceñirme al borde de la porcelana.

    También tengo cuidado de estar lavado y vestido a las nueve, mucho antes de que lleguen. No me afeito, habiendo decidido cultivarme la barba como disfraz para mi regreso a la civilización, lo cual tiene la ventaja añadida de ahorrar tiempo. Solo temo que eso me haga parecer desaliñado. Luego descorro las cortinas de las cristaleras y descubro el valle bajo un metro de nieve. Esto es impresionante, por supuesto, pero también algo... inconveniente.

    El coche de Magg es solo una mancha blanca. Idem para Mavis. Ninguno de los dos irá a ninguna parte durante días, y mucho menos Mavis, que puede encontrar poca tracción en condiciones de nieve. Supongo que Lesley no tiene ningún otro lugar en el que deba estar, pero ¿Maggs? Odio ser portador de malas noticias, así que las evado preparándome gachas de avena, luego encuentro mi sombrero y mi abrigo y salgo desde la veranda hacia prado junto al muelle. Aquí me pongo a trabajar con desvergonzado gozo en un muñeco de nieve.

    Sí, un muñeco de nieve.

    Después de todo, salvo ese ubicuo saludo de Agincourt, ¿qué puede ser más desafiante para la gravedad de cualquier situación que un muñeco de nieve?

    He rodado una bola enorme para la barriga y mis manos ya están congeladas. Ahora necesito ramitas y guijarros, así que me dirijo a la orilla del río para buscarlos. La nieve llega hasta los muslos en algunas partes, polvo nieve, suave y me hace feliz con el esfuerzo. El Wharfe es negro y ancho, y helado en sus lentas orillas, corre veloz en medio de la corriente.

    Me pregunto si Seacombe me está buscando, y más bien me molesta su intromisión en mis pensamientos en este momento, así que lo despido a la fuerza con mi búsqueda de guijarros, pero luego me acuerdo de sus ojos. Él no fue de ayuda con las cosas porcinas, despreocupado, antipático, así que no me siento culpable de mi desaparición. Es algo más de lo que carecemos; supongo, aparte de Gracia; este sentido o esperanza de encontrar alguna simpatía en el mundo, alguna compasión, cualquier preocupada asistencia. En nuestra vulnerabilidad, solo estamos maduros para más pataleo.

    En la persecución de esta preciosa perdición nos hacemos enteramente solitarios y despreciables, y hacemos de todos los que no son nosotros un enemigo. Preciosa Perdición, sí, Mary Webb, Precious Bane[20] (1924). Aquí hay una copia en los estantes. Pero lo que es peor, nos hacemos enemigos incluso de nosotros mismos, nos resentimos por no haber sido más ricos más rápido, más populares, más bellos, más inteligentes. Todos estamos, hasta la raíz, locos.

    En cuanto a Seacombe, tampoco es que yo me hubiera ido del país y no creo ni por un minuto que mis aficionados intentos de evadir la red nacional de vigilancia hayan marcado una verdadera diferencia. Examino el cielo en busca de helicópteros, pero hay un manto de silencio y una capa gris a través del valle. Todo se presenta en monocromo y muy hermoso. Calma mi paranoia en proporciones manejables. Aquí fuera casi puedes volver a creer en la vida. Los Dales en invierno, bajo la nieve y el hielo, pueden ser crueles, pero no fingen lo contrario. No hay duplicidad. El Dale no te envía mensajes anónimos insultándote con viles apodos, llamándote violador y deseándote la muerte.

    Solo la gente hace eso.

    Cuando regreso a mi muñeco de nieve, veo a Lesley en su mayor ánimo hasta el momento. Está rodando una bola de nieve hacia la cabeza. Estoy desconcertado, pero también conmovido que ella quiera... ¿cuál es la mejor palabra aquí? Supongo que solo puede ser: jugar conmigo. Es una persona diferente, antes tan lastrada de languidez, cuidadosa con su energía, ahora la está gastando a espuertas con sus movimientos, y la misma incluso se escapa de lado en emocionados chillidos y gruñidos. Por un momento no sé qué pensar, me decido por fin a permitirme deleitarme con ello. Ella alza la vista cuando me acerco y yo modero mi paso, no sea que lo considere demasiado agresivo. Pero mi angustia es perforada por su sonrisa, tanto la angustia como yo parecemos patéticos.

    Ella... ¡me acepta! Confía en mí, confía en mí tanto que nos leemos la mente mutuamente y comprendemos la necesidad de trabajar juntos para levantar la bola de nieve sobre los hombros del muñeco de nieve. Ella tiene un gran sentido de la diversión, igual que yo, o eso recuerdo, y meramente ando escaso de oportunidades estos días para expresarlo.

    Él es un tipo majo, dos metros de altura, pero carente de detalles. Saco los guijarros del bolsillo, se los doy a ella y parece abrumada por esta inesperada responsabilidad como directora creativa. La observo mientras ella hunde los guijarros: botones y ojos. Pienso brevemente en Seacombe al ver esos ojos, pero lo descarto, y rápidamente, antes de que estropee el momento por completo. Ella esculpe una boca, una sonrisa torcida con dientes de conejo. Eso me hace reir. No me he reído como Dios manda en años. Entonces Maggs está en mi codo con café.

    "Me recuerda a alguien que conozco," dice ella.

    Lesley toma su taza, la envuelve con las manos, queda de pie con nosotros. Ahora ella tiene un color saludable, parece complacida con el esfuerzo, ojos chispeantes. Ella es joven, puede recuperarse rápidamente de cualquier dificultad, pero más tiempo en la calle la arruinará, y eso sería una tragedia.

    ¿No podemos hacer algo?

    Maggs desliza la mano por mi brazo como si ahora fuésemos una historia diferente, como si nos conociéramos desde siempre y Lesley fuese nuestro regalo para el mundo. Ambos sentimos la extrañeza en ello, sentimos un escalofrío que descartamos como causado por el frío y nos reímos tímidamente, nos frotamos las manos y pisoteamos con los pies de vuelta a la realidad.

    "Parece que estamos nevados pues," dice.

    "Si."

    "¿Cómo vamos de suministros? He traído un poco conmigo, pero..."

    "Vamos bien. Hay una tiendecita en la granja. Podemos caminar hasta allí."

    Detalles, practicidades, los asesinos de la fantasía.

    Lesley vuelve a su tarea, hace rodar más bolas de nieve, esta vez, dice, para que un gato haga compañía al muñeco de nieve. Maggs y yo nos retiramos al calor de la cabaña, nos acomodamos en sillones junto al ventanal. Ella está pensando en lo que acaba de suceder, como yo. Temo mencionarlo porque es incómodo e inexplicable y está envuelto en un vórtice de mitos e imaginaciones, pero Maggs no es tan reticente.

    "Ahí afuera, en ese momento."

    "¿Hmm?"

    "¿Sentiste eso? Sé que lo sentiste."

    "Sí, extraño, ¿verdad?"

    Ella me mira con intención en busca de una explicación, y yo podría proporcionar una, pero no sé si su imaginación le ha servido la misma historia que a mí. Oh, bueno: "Por un segundo sentí que hacía mucho que estábamos casados ​​y que Lesley era nuestra hija."

    "Pero... eso es ridículo."

    "Seguramente no es del todo ridículo. Eso no es verdad, ciertamente, pero en algún lugar de la extraña mezcla del destino y las circunstancias y de todos esos universos paralelos que se supone que están ahí afuera estos días, esto es al menos una hipotética posibilidad, ¿no crees?"

    "Supongo, pero esto no es más probable que tú estés casado con Marylin Monroe."

    "Cierto. O con Tippi Hedren. Por encantadora que fuese Norma Jean, me siento más atraído por Tippi, aunque ambas fantasías son igualmente atractivas para un caballero de cierta edad."

    "¿Tippi quién?"

    "Alfred Hitchcock. ¿Marnie y Los Pájaros?" Así que Maggs no es una cinéfila. "Es mejor no preocuparse por eso. No es nada, en serio."

    "Mike."

    "Maggs, por favor. No fue nada."

    "Estoy casada. Casada desde hace mucho tiempo, y yo, sé que te he dicho algunas cosas, y difícilmente es lo que yo hubiera elegido para mí el modo en que han resultado las cosas, pero yo no voy a cambiar nada a cuenta de eso. Y si lo hiciera, ciertamente no sería para... "

    ¿Para qué? ¿Enredarse en complicaciones extra con otro hombre? ¿O conmigo en particular? Espero que no. Maggs no me parece del tipo necesitada, pero sí necesita dejar a su hombre, aunque no me corresponda a mí decirle eso. Ella estaría bien viviendo sola, alimentando un círculo de amigas. Tiene mucha energía, todavía encuentra significado en su, de otro modo sin sentido, trabajo. Estaría más que bien, probablemente prosperaría.

    En cuanto a la certeza de no estar conmigo: "Bueno, claro que no."

    "No quise decir no contigo específicamente, solo."

    "No hay necesidad de explicarlo. Como he dicho, eso fue una fantasía pasajera. Algo extraño en Lesley, ¿no crees? Fuiste tú quien se sintió llamada por ella en primer lugar."

    "Cualquiera hubiera hecho lo mismo. Viéndola todo el día como la vemos por la ventana de la librería."

    "No. No creo que todo el mundo lo hiciera. Yo estaba bastante feliz de hacer la vista gorda."

    "Sé que lo estabas."

    "Vergonzoso de verdad. Era miedo, supongo. Miedo a querer involucrarme con algo o alguien que pudiera necesitar mi tiempo y mi energía. Soy muy egoísta al respecto, supongo. No es un rasgo atractivo. Estoy acostumbrado a ​​estar solo tanto tiempo que ya no me relaciono bien con los demás."

    "Lo he notado. Pero yo no me preocuparía, ella no parece necesitar gran cosa. Tiene abundante energía propia. Solo está reprimida. ¿Quizá pueda prestarnos algo de la suya?"

    Lesley está trabajando con los detallitos en el gato ahora: algunos guijarros para los ojos, algunas cañas que ha arrancado de la orilla del río para los bigotes. Es demasiado grande para un gato, pero está muy bien representado. Quizá sea una leona.

    Me pregunto. "Lo único que necesita es una oportunidad para recuperarse y mantenernos en pie."

    "¿Tú crees? Pero con el mundo tan trastornado, Mike, pocos de nosotros podemos mantenernos en pie por mucho tiempo sin que nos derriben, y cualquiera que no pueda levantarse por sí solo se queda atrás en la estampida. Le tocará luchar. Ni siquiera sabe leer ni escribir. ¿Qué tipo de futuro tiene? ¿Cómo puede alguien dejar la escuela hoy en día sin saber leer ni escribir? Esto es... indignante. ¿Cómo diantres termina alguien estos días incapaz de leer ni escribir? No es que ella no sea inteligente... Pero siempre va a necesitar a alguien que la cuide."

    "Le tocará luchar para encontrar trabajo, ¿quieres decir? Claro. Las tasas de alfabetización están cayendo en todo el mundo occidental, pero hacia donde nos dirigimos la alfabetización ya no es tan importante, ¿verdad? No tiene sentido tener un buen conocimiento del inglés cuando el mundo está parloteando en habla de máquina. Al saber leer, aprendemos cuáles son las reglas, entendemos lo que se espera. Al saber escribir, expresamos nuestros pensamientos. Pero en el futuro las máquinas simplemente dirán lo que hacer, tal vez incluso a través de voces proyectadas directamente dentro de nuestras cabezas, y entonces ya no importará un pepino lo que pensemos sobre nada."

    He ido demasiado lejos. Maggs suspira profundamente. El cínico pronto se torna compañía cansina. "Solo estás cansado y molesto, Mike. Cualquiera en tu lugar se sentiría igual. Pero las cosas no están tan mal y mejorarán."

    "¿Lo harán? ¿Puedes saber honestamente que no hemos subvertido diez mil años de evolución de la conciencia humana? ¿Que no la hemos sacrificado por esta idea de un mundo que está muerto de cuello para arriba?" Asiento hacia los libros que se alinean en la pared. "Ahí está la suma de nuestros últimos diez mil años. Se esconde en los Dales, enmohece, acumula polvo. Lo cambiamos por centavos en la tienda día a día. Y no tenemos a nadie a quien legarlo porque ya nadie lee." Sostengo el teléfono. "Aquí están los próximos diez mil, siempre suponiendo que sobrevivamos hasta el próximo siglo y no nos trague la tierra primero."

    "Bueno, yo me estaba referiendo a ti, personalmente. Recuperarás tu vida eventualmente. En cuanto al resto de nosotros, esto siempre ha sido así. Nunca hubo una edad de oro. Tú lo sabes. Todos nos sentimos más confiantes, más optimistas cuando éramos más jóvenes. Oh, vamos, Mike, anímate. Me voy mañana y no quiero pensar en ti revolcándote aquí hasta el cuello en la autocompasión."

    ¿Autocompasión? Pensé que solo estaba siendo visionario, aunque admito que eso suena más bien negro.

    Esbozo una sonrisa para tranquilizarla, pero ella no está convencida, me llama imposible, pero de una manera tierna. Aún así, no veo otro futuro, aunque para mí también puede implicar una celda de prisión y mi nombre agregado a la lista de desviados sexuales, quiero decir, supongo que el sexo está al final de esto. Por lo general lo está cuando las chicas desaparecen. Pero ese sería un final cruel e injusto para mis días, y estoy resuelto a no dejarme arrastrar por ese camino sin luchar.

    Pienso en ese momento, los tres en la nieve, lo pienso a menudo, en realidad. Pienso en la oleada de emoción, y me doy cuenta, por supuesto, de que no importan los muñecos de nieve ni los saludos de Agincourt, el amor es el mayor gesto de desafío que poseemos. Si subvertimos el amor, si lo rechazamos, si lo engañamos, si lo traicionamos,

    ... realmente no somos nada.

    Y sí, Mike Garratt ha tenido éxito en rechazar el amor durante toda su vida.

Capítulo 17

    No, no todo ello. Solo ese poco de sus largos treinta, cuando sus pseudoamores mellizos, Laura y Sandra, habían seguido adelante y lejos de él, o él de ellos, ahora olvido exactamente cuál. Eso sería hacia finales de los noventa, la angustia premilenio que se acumulaba como una fiebre entre las cosas porcinas y yo preguntándome si el mundo entero estaba loco, o si estaba loco yo por no unirme.

    Pero siempre he sido un poco distante así.

    Los noventa fueron una década dura, el negocio de hacer cosas declinaba gradualmente en todo el Oeste y todo lo rentable del mundo iba a hacerse en China. Mis días entre semana en High Wycombe eran incrementalmente interrumpidos por la desesperada ampliación de los horizontes de la fundición hacia la Europa continental. Así, llegué a conocer un poco París y Frankfurt, volando dentro y fuera de mi nido de Middleton, para mucha consternación de Laura, quien no me veía durante semanas. Me pregunto si ella sabía realmente que yo llevaba una doble vida.

    Los espías deben de ser así. He leído mucho del opus de Le Carre y reconozco en él la facilidad con la que uno puede aceptar incluso una realidad fabricada como absoluta verdad. Bueno, no todo el mundo, supongo. Solo gente como yo cuyo control sobre la realidad es habitualmente flojo.

    ¿Me preguntas cómo pude haber sido tan rudo, tan insensible en el amor?. Y en verdad no lo sé. He tratado de explicarlo y admito mirar atrás sobre ello ahora con mucho pesar, pero también a veces con una afectuosa nostalgia. Cada relación es una historia diferente. Supongo que yo meramente estaba leyendo dos libros al mismo tiempo, descubriendo algo nuevo en ambos a cada regreso del marcapáginas.

    Por supuesto estas no eran las historias que Laura o Sandra estaban leyendo por sí mismas. Fueron sus historias las que marcaron el final de todo, eventualmente, y después de eso, como te he dicho, simplemente me sentí indigno de las mujeres y las evité.

    Es interesante para mí cómo a algunos hombres les resulta imposible contemplar la vida sin las mujeres o al menos sin el siempre urgente asunto del conejo, pero en realidad esto no es tan difícil. La castración psicológica, si puedes manejarla o, al menos que te la impongan, también puede ser una experiencia muy tranquilizadora y liberadora, aunque ayuda ser un hombre mayor. Para un joven es un asunto más difícil.

    Para mí comenzó con los primeros despidos por redundancia, me refiero a la castración, cuando fui testigo de cómo hombres que se habían vuelto hábiles en la ciencia de la metalurgia y el vertido de metales se encontraban ganando mera calderilla de tiranos en inútiles empleos de almacén sin futuro. Oh, buscamos los mercados donde pudimos, reprimimos lo peor de ello por un tiempo. Incluso nos encontré un contrato en los astilleros, cambié París y Frankfurt por el Clyde. Me gusta pensar que ayudé a seguir adelante en los años noventa y que, por un tiempo, pareció que podríamos sobrevivir. Pero luego vino el colapso de 2008. Este abrió sus fauces y engulló la fundición entera. Esta es solo una ruina ahora.

    Pero ya es suficiente de eso.

    Es media tarde y he llegado a la pequeña aldea de Grassington en los Dales, una aventurerosa pero estimulante caminata río arriba por varias millas de sendero nevado, hecha ligero esfuerzo con botas y crampones. Es un lugar agradable, Grassington, mantenido a flote y con el aspecto de la prosperidad de la década de los noventa gracias al dólar de los turistas. Es como algo de la vieja Inglaterra que vemos en las tarjetas de Navidad y los puzles. Y emana toda esa patricia gracia a la que estoy seguro que la prensa derechista nos llevaría de regreso, aún cuando esta nunca existió: la parte patricia, ciertamente, y la gracia, por supuesto, es completamente imaginada ahora.

    La verdad más cercana es suya, siempre ha sido un destino cruel ser pobre, así que cuantos menos pobres haya, mejor.

    ¿Por qué el pasado es tan mentiroso?

    Estoy solo, habiendo dejado a las mujeres en la cabaña, siendo el único de nosotros equipado para tal viaje en estas condiciones, aunque ahora estoy incómodo por falta de una capa intermedia más cálida. Por debajo del punto de congelación es un diablo. Las carreteras son transitables para vehículos con tracción en las cuatro ruedas, pero por lo demás, la nieve se amontona en lugares hasta la altura de la cintura, se abren rutas con palas hasta las puertas de entrada y se salan. Mavis tendría problemas, afortunadamente, no la necesitaré hasta dentro de unas semanas.

    El café está abierto pero no esperando negocios. La dama del establecimiento levanta la vista con grata sorpresa, me ofrece un alegre buenos días. Yo sacudo a pataditas la nieve de mis botas, me las quito y dejo sobre el felpudo y entro echando un vistazo a las primeras páginas de los corteses periódicos cuando paso.

    El incendio del refugio para personas sin hogar de Middleton acapara los titulares, permitiéndome elevar mis esperanzas de haberme convertido ya en noticia de ayer. Pero yo anoto en segundo lugar: principal sospechoso de la desaparición de Gracia Milner, solitario desempleado, Michael Garratt, 57, ha eludido a la policía y se cree ha abandonado el país.

    ¿Qué?

    ¿Cómo se supone que he hecho eso con un pasaporte expirado? ¿También se sospecha de que he contratado las habilidades de un contrabandista de personas? ¿Fueron mis garabatos con un rotulador negro en la matrícula de Mavis realmente tan exitosos para llegar a todo esto? Los órganos del Estado son quizá más débiles de lo que les había dado crédito.

    ¡Espera!

    ¿Soy un fugitivo de la ley?

    ¡Mierda!

    ¿Y ahora qué? Recuerda dónde estás, Mike. Sonríe. Sacúdete la nieve del sombrero.

    "Em, Buenos días."

    Pido café y pastel por cinco libras, pago en efectivo. Todo el mundo sabe que te pueden rastrear mediante el sistema de tarjetas. Luego me siento anticipando la llegada de mis refrigerios, reflexionando en un estado de controlada alarma que podrían ser mis últimos no servidos a gusto de Su Majestad.

    El Wi Fi es lento, lo que hace del Navegador Cebolla aún más lento. ¿Navegador Cebolla? Sí, ya sabes, es eso que te permite conectarte a Internet sin revelar tu ubicación ni la identidad del dispositivo que estás usando. Hace esto retransmitiendo tus solicitudes de Internet a través de varios países diferentes y cubriendo el rastro por el medio. Es una herramienta utilizada por periodistas de investigación y soplasilbatos en partes peligrosas del mundo, que en estos días parece incluir la mayor parte, pero, por lo demás, es para paranoicos como yo y chavales pequeños en busca de porno.

    Aún así, si lo hubiera usado en primer lugar hace días, me habría ahorrado mi actual notoriedad.

    Sí, fui descuidado, pero no lo creí necesario.

    Lo uso ahora para crear otra dirección de correo electrónico falsa, uso esa dirección para enviar un mensaje a Seacombe: «¿Qué está pasando con los titulares? Si quiere que vaya, iré. Estoy evadiendo a la prensa, no a usted.»

    Un poco conciso, supongo, pero la cortesía y la boba pasividad no me han llevado a ninguna parte con las autoridades.

    Llegan el café y el pastel. Este no viene acompañado de sirenas de la policía. Supongo que lucharán como todos los demás en este clima, aunque observo que los periódicos no tuvieron problemas para cruzar.

    "Qué sorpresa toda esa nieve," dice ella. "No fue pronosticada."

    Ella es una dama matrona con una voz amable y cantarina; la placa de nombre me dice que se llama Pamela. Ella lleva el color intenso de una granjera de la colina, no me reconoce por mi granulada foto de ficha policial, una repetición de ayeres, observo. ¿Seguro que no pueden hacerlo mejor? Al menos no hay nada antinatural en su comportamiento que traicione sus sospechas, pero claro, Maggs tenía razón, ni mi propia madre, Dios le dé descanso, me habría reconocido en esa imagen.

    "Sí, lástima de aquellos que tengan que conmutar en ella."

    "¿De vacaciones, pues?" me pregunta ella. Es cortésmente curiosa y, sin duda, una terrible chismosa. Tendré que tener cuidado.

    "Paseando un poco."

    Confío en que ella no se acomode a charlar o puedo delatarme al ser cauteloso; la mayoría de las personas tienen un instinto para estas cosas que generalmente no está reconocido. Pero entonces tintinea el timbre de la puerta y quedo salvo de mayor inadvertida autorrevelación por una pareja de ancianos que viene a tomar la sopa del día. Son lugareños y entablan una conversación con Pamela, alejándola con ellos.

    Entonces, ¿qué estoy haciendo aquí de todos modos? Ah...

    ¡El blog de Musa Místika!

    ¿Qué es un blog, preguntas? Y es una buena pregunta. Es un sitio web que cualquiera puede crear y ver, un lugar para expresarte como desees. Usar como diario, usar para alardear. Es, supongo yo, una de las formas más literarias de las redes sociales, pero más usualmente es solo un vehículo para la venta de servicios que uno ni quiere ni necesita. Los blogs verdaderamente informativos son la excepción, la mayoría son basura. Los blogs usados por viejos charlatanes como yo para mostrar sus idiosincrásicos escritos sobre el estado del mundo rara vez se leen en absoluto, excepto por otros de la clase paranoica.

    La Musa Místika se carga lentamente a través de la Cebolla. Entonces, de repente, a uno se le presenta la curiosa imagen de Pítia, el Oráculo de Delfos, al menos tal como lo representa el neoclasicista victoriano, John William Godward, a saber: una joven desnuda con trenzas, enfriándose el trasero en un trono ceremonial bajo el cual se eleva una voluta de vapor psicoactivo.

    Se me recuerda que la escuela Neoclásica tenía una inclinación por los períodos romano y griego, mas a nuestros ojos ahora aparece estilísticamente y bastante singularmente victoriano: victorianos con togas, por así decirlo. Esta joven dama no está llevando una, por supuesto, mas aún así parece ser la obvia representante de un período que imita simiescamente a otro.

    ¡Válgame Dios! Algo trágico en la historia de él, recuerdo. Lo busco en Google rápidamente en otra pestaña, localizo un blog informativo sobre el tema, lo guardo para más tarde y luego vuelvo a la Musa.

    Tengo algunas opciones desde la página de encabezado: un menú simple me dirige a las entradas del blog, pero solo hay una y no hay palabras, solo otra imagen, esta vez una fotografía de un par de libros: The Opened Ground de de Seamus Heaney y The God of Small things de Arundhati Roy. Estos, recuerda, son los libros que elegí para Gracia.

    La entrada tiene fecha de esta mañana.

    "¿Todo bien, mi amor?" Pamela hace su cortés pregunta justo cuando me llega la revelación de que Gracia definitivamente está viva.

    "Oh, todo está bien, gracias. Buenísimo pastel este."

    ¡Gracias a Dios!

    Pero esta es una extraña prueba de vida, prueba suficiente para mí, sí, y bastante concluyente, pero sin sentido para nadie más. Después de todo, yo podría haber mentido sobre los libros que elegí para ella y podría haber creado el blog yo mismo. Podría ser el más furtivo de los escribas: el poco fiable narrador. Pero no te preocupes, yo no te haría eso a ti. Ya estoy metido en bastantes problemas. Más conclusivo habría sido una foto suya publicada con el periódico de hoy. ¿Demasiado burdo? ¿O no quiere ella que nadie más lo sepa?

    Bajo el encabezado de "sobre mí," donde los autores del blog tienen la oportunidad de presentarse, ella ha escrito solo y de manera algo enigmática:

    Mi nombre es Gracia y soy una mentira.

    Los comentarios están bloqueados, por lo que no puedo dejar un mensaje. Parece que se me permite, no obstante, solicitar seguir el blog. Creo una nueva identidad para ese propósito, me llamo Mike.D.Donnegan con la esperanza de que ella lo resuelva. Luego marco la casilla y espero el placer de mi musa.

    ¿Qué quiere decir ella con todo esto?

    Correo electrónico respuesta de Seacombe ahora: «Los titulares no tienen nada que ver conmigo, Sr. Garratt. No debería creer todo lo que lee en los periódicos. ¿Dónde está, por cierto? Llámeme.»

    ¿Llamarle? Buen intento.

    «Si quiere que vaya, dígalo e iré a la comisaría más cercana de inmediato. De lo contrario, mantendré la cabeza gacha. Así que, ¿quiere que vaya o no?»

    Le doy diez minutos más, tomo su falta de respuesta indicadora de que no soy, después de todo, un fugitivo de la ley, que más bien las cosas porcinas están tan desprovistas de noticias frescas que ahora se inventan historias o, más bien, repiten historias del pasado, cortándome y pegándome como la parte malévola.

    Eso no ayuda a mi situación.

    Por supuesto, ahora estoy completamente arruinado, manchado con la brocha de la criminalidad y algo peor: desviación sexual. No importa si estas cosas son falsas y Gracia está viva, activan respuestas sombrías en los demás, tocan los rasgos que todos tememos secretamente que albergamos y, por tanto, atacan a los demás.

    Ahora soy para siempre "ese tipo." Y palos de barro.

    ¿Copio un enlace de Musa Místika para Seacombe? Se podría pensar que esto es sensato, pero si ella es tan inteligente como creo que es, habrá utilizado un proxy, como el Cebolla, para crear el blog, haciendo imposible rastrear su autoría. Entonces Seacombe pensará solo en lo que algunos de vosotros estáis pensando (de aquellos que se suscriben a la teoría del poco fiable narrador) que lo creé yo mismo para cubrirme, que incluso podría estar añadiendo entradas según avanzamos para dar autenticidad a mi historia.

    No, cuanto menos contacto tenga con él, mejor.

    Le digo adiós a Pamela en plan "paisano amable e inofensivo," y me marcho. Parece imprudente mostrar la cara por el pueblo ahora, pero hasta ahora solo he recibido miradas de pasada y algún que otro «Qué tal». Soy más obviamente un turista aquí que un fugitivo mal denunciado, así que me abro paso descaradamente por la plaza, que es bastante atractiva bajo la nieve. Por supuesto, soy incapaz de resistirme a la librería. Entre otras cosas, tienen una interesante sección espiritual de segunda mano. Me he preguntado acerca de sugerirle una a Maggs, aunque parece poco probable que yo pueda volver a mostrar mi cara por Donnegans de nuevo sin causar un tumulto.

    Encuentro ejemplares del Power of Now y A New Earth[21] de Tolle por cincuenta centavos cada uno, siempre populares. Los compro; en efectivo, por supuesto; como regalo para Maggs, para la tienda. Ganaremos un par de libras con ellos. No mucho, pero las pequeñas cosas son importantes estos días. También compro, para Lesley, un bloc de dibujo y un juego de lápices del quiosco de prensa, y luego me considero un tonto por hacerlo. Solo que, incapaz de leer, temo que se vaya a volver loca en la cabaña. Quizá pueda garabatear... o algo así.

    Excepto que no es una niña, ¿verdad?

    Bueno, no sé, ¿qué habrías hecho tú?

    A continuación, pruebo la tienda de segunda mano en busca de más libros, pero aquí no hay muchas gangas. En cambio descubro una fina chaqueta Harris Tweed por diez libras. Servirá muy bien como capa intermedia para el viaje a casa y ciertamente es mucho más barata que un nuevo vellón en la tienda para caminar.

    No me importan las chaquetas de un muerto si son de una etiqueta digna, trazo la línea en sus pantalones y, por supuesto, soy supersticioso como cualquier otra persona con respecto a sus zapatos. Sí, sé que no se trata de la ropa de un muerto, más probablemente descarte de gente con guardarropas demasiado llenos. Parece que no soy tan orgulloso como antes, pero claro, como todos los demás nombres conocidos de alta calle, los verdaderos proveedores de ropa para caballero son bastante escasos en las provincias estos días.

    Quizá te estés preguntando por este desapego, dadas mis circunstancias. Yo no tengo hogar, al menos ninguno al que pueda regresar con seguridad, y las cosas porcinas han puesto en duda las mentes de todos los que me conocen, y de cualquiera que pudiera encontrarme en el futuro, al colorear todas mis relaciones con el mundo. Y a todo intento y propósito, como Gracia, yo me he desvanecido de la faz de la tierra. Esta es una experiencia verdaderamente extraordinaria. Aún así encuentro que es bastante normal buscar consuelo en lo familiar.

    Y mientras lo busco, estoy quedamente pensando que Gracia está viva en alguna parte, escondida, pero también revelando su presencia solo a mí. Ya me he hecho la pregunta obvia y que no puedo responder: ¿Por qué?

    Pero en el mismo aliento esta pregunta ruega por otra, también obvia, al menos para mí: ¿podría ser que ella quiera que yo la encuentre?

Capítulo 18

    "¿Pero por qué diantres iba ella a hacer eso?"

    La objeción de Magg es lógica, apela a lo racional y es difícil de argumentar en contra. Uno no desaparece por capricho precisamente. Tiene que haber una razón convincente, algo desesperante en ello. Y después de llegar a tales distancias, no dejas deliberadamente la puerta entornada para que un extraño la cruce al seguirte y te exponga.

    ¿No?

    "De veras que no lo sé, Maggs."

    "Si yo me escapara, sería para que nadie pudiera encontrarme."

    "Bueno, yo también. Pero claramente ella quiere decir algo con ello y yo necesito encontrarla si acaso para demostrar que no está muerta y para limpiar mi nombre."

    "Envía a la policía a esa dirección web y déjaselo a ellos."

    "Pero eso no es suficiente. Eso no es una prueba en sí misma. Podría haberla inventado yo."

    "No. Yo soy tu testigo, ¿recuerdas? Estuve allí cuando le diste esos libros."

    Pero aún así... "Es demasiado complicado para un titular. Una imagen de Gracia viva y coleando es lo único que satisfará a las cosas porcinas y me sacará del apuro."

    "Pero ella podría estar en cualquier parte del mundo."

    "No, estoy asumiendo que lo sabrían si ella hubiera usado un pasaporte. Y estoy asumiendo que ella no es una criminal con uno falso, lo que implica que ella sigue en el país."

    La luz se está desvaneciendo ahora, una bruma se eleva desde el río y desde el prado nevado. El quemador está bombeando un calor soporífero. Las sombras parpadean, prestando algo del mundo onírico a nuestro retiro. Lesley ha recibido los lápices y el papel con más entusiasmo del que yo esperaba. Ahora garabatea en su libreta sobre la mesa del comedor como un infante, cabeza inclinada estudiosamente cerca del papel, lengua ligeramente sobresaliendo. Empiezo a sospechar, entre sus otros desafíos, que también es miope. Eso explicaría su recurrente mirada vacía. Maggs tiene razón, necesita que alguien la cuide un poco, que la tome en la mano, y ella podría estar bien.

    Maggs tiene ahora otra solicitud, exploratoria, tentativa, profunda: "¿Por qué ese poema, crees tú? ¿Por qué «No vayas suavemente»?"

    De nuevo, no tengo ni idea. No había pensado mucho en ello, pero me siento obligado a intentar una respuesta. "Es popular. Supongo que hay una buena posibilidad de que hubiera oído hablar de él. No se me ocurre ningún significado en las palabras del poema en sí: el inicio de la muerte y negarse a ir en silencio. Eso no tiene ningún sentido en absoluto en este contexto, por lo que tal vez fue solo un marcador, algún lugar donde ella escribiera la dirección de su blog y llamara la atención."

    "Pero asumir que tú o cualquier otra persona sabría encontrarlo en Miscellanies One, es un poco rebuscado, ¿no? Esos dos libros podrían haber llegado a separarse fácilmente: el que tiene el poema, el que tiene la tarjeta de presentación señalando el poema. Las posibilidades de que alguien haga esa conexión son tan remotas, "

    Maggs se quita el broche y se sacude el pelo con frustración. "¿Hay alguna otra forma en que tú pudieras haberla conocido? ¿Podrías haberla encontrado y tratado con ella en el pasado sin saberlo?"

    Eso parece imposible. "Es una completa extraña para mí."

    "¿Y sigues enamorado de ella?"

    ¡Ooh! Eso ha sido un poco espinoso. Lesley hace una pausa en su dibujo. Sé que está escuchando (no estamos susurrando precisamente) y no me importa, no me importa que ninguna de estas mujeres sea testigo de mis confesiones de estupidez. Es como si me hubieran lanzado un hechizo anoche, algo mientras dormíamos, mientras soñábamos juntos.

    ¿Estoy enamorado de Gracia? No. He intentado explicarlo. "Por lo general, un hombre proyecta el mito de su musa en una mujer real. Pero aquí ha sucedido lo contrario. Gracia era real, pero de pronto es como si se hubiera convertido en un mito. En lugar de llegar desde dentro de mí y salir al mundo, se ha ido del mundo hacia un lugar dentro de mi cabeza."

    Ese es un punto interesante, creo, pero uno al que Maggs no tiene respuesta. Eso no es culpa mía, era ella quien había querido profundizar.

    No estamos llegando a ninguna parte.

    Preparo tres tazas de café y coloco una junto al codo de Lesley. Ella se ha vuelto taciturna de nuevo, absorta en sus dibujos, un breve asentimiento es el único reconocimiento de mi presencia, pero que ahora lo leo como amabilidad. A ella se le subestima en sus gestos y en sí misma. Está dibujando el muñeco de nieve y el gato, pero no como están (desapareciendo de la vista ahora a través de la ventana) más bien como ella imagina que están, quietos, y como imagina el valle bajo la nieve. Los dibujos están llenos de energía y detalle, y están exquisitamente ejecutados, como el trabajo de un savant, excepto que nada va mal en Lesley. Ella simplemente ha sido pasada por alto toda su vida.

    Los dibujos me asombran.

    No hago ningún comentario, no se me ocurre nada que pudiera decir que no suene condescendiente. Solo me pregunto si podría persuadirla de que me regale uno antes de irse.

    Probar otro rumbo tal vez, de regreso a aguas poco profundas donde todos podemos vadear con más seguridad en caso de naufragio: "¿Dónde enseñabas, Maggs?"

    "Middleton High por un tiempo. Luego estuve en sexto. ¿Por qué?"

    No sé por qué. Solo estaba dando conversación, excepto: "Ahí es donde enseña Gracia, sexto curso, enseña inglés. Quiero decir, enseñaba."

    "Bueno, si aquello se parece en algo a cuando yo estaba allí, no me extraña que se escapara."

    "¿No la reconociste entonces? Me refiero del personal."

    "No, la habría recordado, especialmente dado que estuvimos en el mismo departamento. Han pasado cinco años desde que renuncié, Mike. ¿A dónde te diriges?"

    "Aunque podría haberte reconocido ella, antiguas fotos del personal, ese tipo de cosas, y luego te vió en la librería."

    "Posible,"

    "¿Y si tal vez eras tú quien tenía que encontrar ese poema y hacer la conexión, una compañera académica y estudiante de literatura?"

    "No. Recuerda que fue a ti a quien te pidió que eligieras esos libros para ella. Eras tú quien ella quería que encontrara ese poema. A ti a quien te puso ojitos. Te quería como su testigo, su prueba de vida."

    Parece que no hay forma de escapar de mi misteriosa responsabilidad en esto, mi culpa, mi merecido. "Bueno,"

    "¿Qué piensas de esto, por cierto?" me pregunta. "De ese poema, quiero decir. ¿Qué significa para ti?"

    "¿Como poema? ​​No mucho, me parece totalmente incorrecto. Parece estar diciendo que si has vivido una gran vida no deberías aceptar tanto el final, que deberías agitar el puño ante la muerte. Me sentiré diferente cuando mi propio final esté cerca, pero ahora mismo creo que cuando sabes que tu tiempo se ha acabado, es mejor aceptar con más calma, es mejor ir en silencio a esa buena noche."

    "¿Por qué?"

    "Emprender una pelea con la muerte, es asumir que no hay nada después de esta, que estamos dando paso al olvido, como si tuviéramos alguna opción en el asunto. Pero tal vez no sea así. Tal vez haya algo. Quiero decir, después. No tiene sentido entonces aparecer en el umbral de una vida después de la muerte despotricando y delirando, ¿verdad? ¿Qué pensaría la gente? Difícilmente es el comportamiento del ser más modestamente iluminado."

    "¿De verdad crees eso? Quiero decir, ¿eres religioso?"

    "En realidad no. Pero en la muerte, al igual que en la vida, en general es mejor estar... tranquilo y digno. Hacer las cosas en silencio. Ser... optimista."

    "¿Por qué?"

    "Solo es mi estilo, Maggs."

    "¿Por qué?"

    No sé qué está ella persiguiendo aquí, arrojando la piedra del «por qué» repetidamente, tratando de sacudirme fuera de mi árbol tal vez. Empiezo a sentirme como un mono saltando de una endeble rama a la siguiente.

    "Porque aparte de ser el centro de nuestro propio universo, ninguno de nosotros es nadie en realidad, ¿verdad? No tiene sentido entonces hincharnos de orgullo."

    "Hmmm, intenta decirle eso a Melvyn." Ella sonríe, hay algo melancólico en ello. "O a Martin para el caso."

    "¿Martín?"

    "Marido."

    "Ah."

    Llegamos así al espinoso tema del marido. El marido se envanece, ¿verdad? Muy bien, vamos, Mike, sé cortés. Sea conversador. Cuestiona: "Em, ¿a qué se dedica Martin...?"

    Ella no se estaba esperando mi interés, aunque lo ha invitado claramente. Parece momentáneamente desconcertada. "Repara fotocopiadoras. Cubre todo el norte de Europa, en realidad. Pasa fuera la mayor parte de la semana. Antes había tres, ahora solo está él y nunca hay tiempo suficiente para hacer un buen trabajo, dice él. Yo odiaría eso. Nunca saber adónde irás a continuación. La semana pasada fue Edimburgo, Helsinki, Riga, luego Rochdale. Él debería salir, hacer otra cosa, algo donde las demandas no sean tan... absurdas. Pero como has dicho, ahora ni siquiera hay trabajos de almacén."

    Así surge una historia diferente para su marido. Es Martin Cooper, un técnico, un reparador de intrincada maquinaria. Pero todo el interés y el entusiasmo de juegos de mecano de su niñez le han sido exprimidos mientras su vida ahora está enganchada a una Agenda de Outlook, y la máquina dicta sus días de vigilia y dónde recuesta la cabeza por la noche. El viernes vuelve a la puerta de su casa, agotado y enojado, y entonces bebe, se envanece y saca a rugidos su desesperación por su propia castración.

    Se enfurece.

    "Lo siento, Maggs. Suena horrible para él."

    "No es culpa tuya, Mike. En realidad, tampoco la es de él."

    "¿No estará... preocupado? ¿Tú... estando fuera?"

    "¿Quieres decir enojado? Digamos que no es la primera vez que desaparezco durante el fin de semana. Yo, solía tener otro lugar. Aún lo tengo, en cierta manera. En Clitheroe. Era de mi mamá. Ella murió hace un par de años. Es solo una casita. Yo no sabía qué hacer con ella. No me gustaba la idea de venderla. A veces solía ir allí, pero ahora está alquilada: idea de Martin. Un poco de dinero extra."

    Ella queda en silencio por un tiempo, permitiendo que estas nuevas noticias de sus arreglos domésticos se asimilen. El silencio es cómodo, acompañado solo por el crepitar del quemador y el susurro del lápiz de Lesley. Y luego: "¿Sabes?, no necesitamos tomar ese poema literalmente," dice. "Thomas lo escribió mientras veía morir a su padre, como yo vi a mi madre, y sí, puedo entender tus sentimientos sobre la muerte y marcharte tranquilamente. Ella estaba tan digna, justo hasta el final y yo sentí que, si ella sólo hubiera resistido un poco más, podría haber vivido. Pero eso fue egoísta de mi parte. Ella tenía ochenta y cinco años. Era su hora. Yo intentaba evitar la aflicción de perderla, eso es todo. Eres un hombre digno, Mike. Siempre he admirado eso de ti. Pero también hay momentos en los que la muerte no es inevitable, momentos en los que estamos de pie viendo cómo algo precioso se desmorona, y tal vez entonces sea correcto hacer algo, sacudir el puño, arrancarnos el pelo, golpearnos el pecho y gritarle a eso, momentos en los que no deberíamos irnos tranquilamente. Momentos en los que no deberíamos ser tan tolerantes y... dignos."

    Me toma un momento ponerme al día con su esencia, detenido como estoy con la idea de que admira algo en mí, aunque solo sea la máscara de mi dignidad.

    Hemos vuelto a hundirnos en profundidades un poco morbosas. Podría decirle que sentí lo mismo al presenciar el declive de mi tía en el asilo de ancianos, y el de mi tío antes de eso, o que era demasiado joven para recordar la muerte de mis padres que se fueron temprano. Pero lo dejo reposar. Aunque ella tiene razón; a veces las cosas mueren en el mundo cuando no es correcto que lo hagan, pero las dejamos ir de todos modos.

    Ella se ilumina. "Entonces, háblame de ti. ¿Nunca te has casado, dijiste? Mezclado con dos mujeres, érase una vez."

    "Sí, pero no exactamente orgulloso de ello."

    "¿Cuánto tiempo?"

    "Oh, edades. ¿Seis años? Luego Laura se cansó y siguió adelante. Estuve con Sandra un poco más."

    "¿Seis años? Eso es todo un engaño."

    "Lo sé. Estaba viviendo dos vidas completamente diferentes, ¿ves? En extremos opuestos del país. Dos historias completamente separadas. Y yo creía en cada una por completo."

    "Aún así,"

    "No lo estoy excusando. Pero no me propuse engañar. Al principio solo estaba flirteando, ¿sabes? No estaba seguro de que ninguna de las dos estuviera interesada en mí o pudiera ser persuadida. Laura trabajaba en el bar del hotel donde yo solía quedarme en el Sur, un lugar cerca de High Wycombe, en Chilterns. Una parte encantadora del país. Sandra trabajaba en el supermercado de Middleton, en el Norte, donde yo hacía mi compra los sábados. Y pensé: cualquiera de ellas que se muestre más prometedora será con la que me acomode, y dejaré de flirtear con la otra. Fue Sandra quien se animó conmigo la primera, eventualmente. Salimos a comer, recuerdo, una adorable tarde de verano. Hubo una conexión inmediata. Acordamos encontrarnos de nuevo, y yo estaba deseando que llegara."

    "¿Y Laura?"

    "Al día siguiente yo viajaba hacia el Sur por trabajo, como de costumbre. Me alojé en el mismo hotel, pero evité a Laura en el bar esa noche por respeto a Sandra. Pero, al final, resultó que Laura era más atrevida, todo ese coqueteo, pensé... bueno, en realidad era un poco como azuzar a un caballo muerto, pero ello se lo tomó en serio cuando me detuve. Su reacción, bueno, me pilló completamente por sorpresa. Pero por la naturaleza misma de las cosas con Laura, no pensé que iba a durar, y que yo me conformaría con Sandra. No podría durar, excepto que lo hizo. Así que me conformé con ambas. Avariciosamente de las dos, y cobardemente."

    "Esa es exactamente la suerte de dilema con el que puedo verte luchando. Cortés hasta el extremo. Nunca queriendo causar ofensa. Cielos, qué enredo. ¿Cómo terminó?"

    "Bueno, seis años es mucho tiempo. Supongo que simplemente se cansaron de esperar a que me comprometiera, que creciera, que les pusiera un anillo en el dedo. Y mi trabajo estaba por todas partes para entonces. Yo las veía menos al trabajar en Europa, luego en Glasgow. Ellas pasaron página."

    "¿No las ha visto desde entonces?"

    "A Sandra a veces, en Middleton, ¿sabes? Aún nos saludamos. No he visto ni sabido de Laura, pero eso fue hace mucho tiempo. Sandra tiene hijos, una niña y un niño, ambos adultos ahora."

    "Pero esto debe haber sido en los noventa. Hace media vida, Mike. ¿Y de verdad no ha habido nadie desde entonces?"

    "En realidad no. Ya no tengo corazón para eso. Quiero decir, ya había liado las cosas antes, no parecía apropiado. Y a cualquier mujer que se enterara de esa parte de mi pasado le resultaría complicado perdonarlo, difícil confiar en mí, ¿no?"

    "Bueno, independientemente de que una mujer pueda perdonarte alguna vez, por no hablar de Laura y Sandra si alguna vez se enteraron, creo que es hora de que te perdones a ti mismo por ello."

    ¿Me perdone a mi mismo?

    De acuerdo, sí, ella ha resuelto eso, la culpa, quiero decir. En cuanto a perdonarme a mí mismo, dudo que alguna vez pueda hacer eso, y es mucho más seguro que la Musa viva en mi cabeza hoy en día. Aún así, creo que ella lo dice en serio y me conmueve el sentimiento.

    Luego pregunta: "¿Nunca pensaste en sacarte eso del pecho?"

    "¿Sacarme del pecho?"

    "¿Hablar con ellas, reconocerlo?"

    "Sí, lo he pensado. Pero solo estaría buscando mi propia redención a costa de lastimarlas a ambas, ¿no es así?"

    "Esa es una forma de verlo. Pero Mike, no estarás viendo todo esto, me refiero a la desaparición de Gracia y tu caída bajo sospecha, como una especie de retribución kármica por pecados pasados, ¿verdad?"

    "Yo... supongo que sí, Maggs."

    "Pero eso sería bastante tonto, ¿no?"

    "Sí, bastante. Pero ahí estamos."

Capítulo 19

    Es mil novecientos noventa y dos, una noche memorable. Después de ignorar minuciosamente a Laura en el bar toda la noche, ha entrado en mi habitación de hotel, habiendo robado la llave de repuesto, y está trabajando conmigo para beneficio de un conocimiento mucho más carnal de lo que jamás tendré, y ciertamente más de lo que le había dado crédito. Parece que no hay nada como ignorar a una mujer para hacer que por fin se fije en ti.

    Después de perseguirla infructuosamente durante meses, de pronto e inesperadamente nací a lo Erótico, un lugar que a su vez es suave y sedoso, luego caliente y pegajoso. Y más, en sus momentos desesperados, es la locura animal en sí misma, compulsiva como un atracón alcohólico y, en su quietud postcoital sin aliento, es absolutamente profunda.

    No esperaba que algo así durara más de una noche, que una amante tan hábil como Laura siguiera adelante en la búsqueda interminable de la variedad que su arte debía exigir. Era ingeniosa, animada, tierna y generosa, y no sé qué vio en mí ni por qué se aferró a mí.

    Pero lo hizo.

    Maggs dice que cumplo. Tal vez Laura pensaba lo mismo también, que podría moldearme en la forma del amante que más le convenía y que, al menos durante un tiempo, en ese pequeño aspecto, lograba no decepcionar. En cuanto al resto, fallé estrepitosamente, por supuesto. No debería haberlo permitido. Fue desgraciado por mi parte y la única y penosa excusa convincente que se me ocurre es que ella era condenadamente excitante.

    Ella habría tenido la misma edad que Gracia ahora. Y durante todos estos años yo no me siento diferente en mí mismo, al menos en el recuerdo de aquellos tiempos. Sin embargo, sé que soy diferente, y ciertamente ya no soy un esclavo de la urgencia del sexo como lo conocíamos entonces. Ahora puedo prescindir de él, y no logro comprender por completo a los hombres de mi edad que no pueden. Pero esto no quiere decir que no eche de menos lo Erótico, al menos en principio. Al ser esto completamente subjetivo, a diferencia del sexo, no es algo que se pueda fingir. Lo recuerdo como un regalo de aquellos tiempos, uno que nunca se repetirá.

    En cuanto a Sandra, ella siempre estuvo dispuesta, disfrutaba inmensamente de nuestros emparejamientos, pero no había nada de erótico en ella, más bien una terrenal urgencia.

    ¿Por qué estoy pensando en esto ahora? Son las cuatro de la mañana y deseo no haberme bebido ese último café. Retiro el edredón con frustración y voy de puntillas al baño.

    Acariciaría a Laura.

    Ella se paraba sobre la alfombra de piel falsa en su dormitorio, con sus bonitos dedos de los pies hundidos en esta y ella temblaba con el paso de mis dedos por su piel. Llevaba algo de encaje y satén. Y cuentas. Ella tenía un fetiche por las cuentas, recuerdo.

    Yo la acariciaba como un ciego memorizando sus curvas. Y hablando de ceguera, a veces le gustaba tener los ojos vendados, una bufanda, algo suave y sedoso y amarrado sin apretar. Por mi parte ella insistía en que llevara una camisa blanca limpia y pantalones planchados, zapatos lustrados, como un hombre de negocios, pero sin corbata. Y de alguna manera una obediencia tan simple habilitaba lo Erótico en ella, lo cual a su vez lo habilitaba en mí.

    Le compré a Sandra una línea similar en ropa interior, pero ella nunca la usó. Las guardó para una ocasión especial, decía, una ocasión que nunca llegó, y no le gustaba que la acariciaran ni le vendaran los ojos. Eso le hacía cosquillas, decía, las caricias, y sólo provocaban una risa incontrolable. En cuanto a la venda, dijo que la asustaba y que no le gustaba que el sexo fuese atemorizante. Fue así que yo descubrí la otra cara de la moneda, por así decirlo, que lo Erótico está ahí para ser explorado si podemos encontrarlo, pero tampoco debemos tomarnos nunca demasiado en serio el sexo.

    Ya no sé de qué me sirve este conocimiento.

    ¡Gracia, Gracia!

    ¿Qué diablos te ha pasado?

    Ya no tengo sueño. Saco un libro del estante, me siento a la mesa, hago clic en una lámpara. Lesley ha dejado sus dibujos y lápices, prolijamente apilados. Además del muñeco de nieve y su gato, ha dibujado a Maggs de perfil. Debe haberlo hecho mientras Maggs estaba sentada conmigo esa tarde. La semejanza es sorprendente. La elegancia, la forma recta, los ojos enfocados, inquisitivos, la curva de los labios. Yo también estoy retratado, y halagadoramente, pero esto debe de haber sido extraído de la memoria, al igual que el frontal de la librería Donnegans.

    Su habilidad con la línea y la luz y la sombra es sorprendente e impactante, su memoria, tiene un ojo tremendamente logrado, pero aparentemente inexperto. E inútil, por supuesto.

    Sé lo que estás pensando.

    ¿Estás pensando que ella podría ganarse la vida como artista, quizá, levantarse y alejarse de la calle? De la pobreza a la riqueza. Pero el arte de la representación, incluso tan logrado como este, lleva hundido desde hace mucho tiempo para ser el dominio exclusivo del aficionado desconocido. Ella necesitaría un título en bellas artes y una deuda de cincuenta de los grandes a sus espaldas antes de poder siquiera tener la temeridad de pedir que el mundo de las artes la tomara en serio. Ahora lo único que se vende son cosas similares a la explosión en una fábrica de pintura, siempre que el artista ya tenga un nombre, por supuesto, un nombre ganado por la notoriedad que consideren adecuada.

    Tener un nombre estos días ya no es lo que solía ser.

    Entonces recuerdo esa foto de Pítia en el blog de Gracia. Extraña elección. Quiero decir que Pítia era un oráculo, ¿no es así? No es una musa, aunque admito que la definición es algo vaga. Pero Godward, ¿el tipo que la pintó? Sí, recuerdo que ahora he guardado su historia en Internet, saco el teléfono y hojeo los detalles, buscando pistas para otros acertijos, porque a esta hora de la mañana, todo está relacionado, ¿no?

    Su familia quería que él fuera corredor de bolsa. Él no podía soportar esa idea, quería ser un artista y tuvo que hacerlo prácticamente solo, solo para ser completamente repudiado por todos los que amaba, a pesar de superar las dificultades y tener éxito. ¿Cómo debió de haberle hecho sentir eso?

    Se mudó a Italia con su musa, una de sus modelos de la que estaba profundamente enamorado. Pero ella no lo amaba. Y luego su arte pasó de moda y los críticos de pronto odiaron lo que una vez habían amado en él. Para colmo, su familia pensaba que él era una desgracia hasta el punto de destruir todas sus fotografías.

    Murió por su propia mano, con la cabeza dentro de un horno de gas.

    Dijo que el mundo no era lo bastante grande para él y para Picasso, lo que significa que la visión de Picasso de lo nuevo desplazaría todo favor de su propia presencia, y no se equivocó. Su soledad debió de haber sido absoluta para entonces. La Gracia siempre nos ha abandonado de esa manera.

    Él la perdió. Perdió la Gracia. Como yo también la he perdido. ¿Estoy igualmente en peligro de perder mi razón de ser? Aparte de la cobardía, ¿qué me impide adoptar su solución? Ojalá se hubiera enfurecido un poco más por la muerte de su propia luz, podría haber doblado una esquina, encontrado una nueva forma de vivir, un nuevo amor. Pero eso es como si los depresivos buscaran su propio final y lo cerraran dócilmente mucho antes de lo esperado.

    Capeamos el mundo tanto como podemos, pero no formamos realmente parte de él y preferiríamos abandonarlo por glorias pasadas. ¿Es eso lo que ha hecho Gracia? ¿Se ha negado a clausurar el destino?

    ¿Y qué destino fue ese?

    Maggs tiene razón. Necesito empezar a agitar un poco el puño o iré por el mismo camino.

    Así que, desayuno ahora, y la luz del día revela manchas de verde en el prado nevado. La neblina es pesada por el deshielo y se desplaza, permitiendo que los suaves rayos de luz solar acaricien el valle. El coche amarillo de Maggs se revela como un narciso gigante que brota de la tierra de finales del invierno. Ella está de pie junto al ventanal, observando en silencio el movimiento de la luz mientras bebe té de una taza de porcelana. Está descalza, tobillos y pantorrillas finamente pintados, pálida como el alabastro. Sus caderas, sus muslos, la caída de su cintura, todo tan bien formado como cualquier retoque por el pincel de Godward. De nuevo, disculpas por la objetivación.

    Cuando digo en mis momentos más fantasiosos que la imagino como mi esposa, no lo digo literalmente, por supuesto, ni sexualmente, Dios no lo quiera, sino más bien como imagino a los casados ​​después de largas décadas, serenos en compañía, sin quejas y completamente castos. En cuanto a lo Erótico en Maggs, a veces no puedo evitar preguntarme si ella es más Sandra que Laura. Pero en realidad, es mejor que no consideremos esto en absoluto.

    Estoy seguro de que ambos hemos pasado a salvo todo eso.

    "¿Dormiste bien, Maggs?"

    "¿Hmm? Oh, bastante mal, me temo."

    "Yo también."

    "¿Fue el sofá? Lo siento, Mike, imponiéndome así contigo."

    "No, el sofá estaba bien. Son mis pensamientos los que me mantienen despierto."

    Ella asiente, no pregunta, aunque esperaba que pudiera hacerlo. En cambio: "¿Mike?" Aún está mirando hacia el valle mientras habla, su tono tiene un gancho, algo extraño, algo que quizá no me guste. "Probablemente regrese esta tarde," dice.

    "Está bien."

    "¿Puede Lesley quedarse contigo un rato?"

    "¿Qué?"

    "Le he preguntado y le gustaría mucho."

    "Pero, ¿cuánto sabe ella de mí? Quiero decir, ¿de mi situación?"

    Ella se gira ante esto, serena, ya anticipando mis reservas y cómo suavizarlas. "Ella sabe lo que yo sé. Y confía en ti. Tiene miedo, Mike. Si regresa ahora, lo único que puedo ver para ella es ese portal otra vez. Pero las calles parecen peligrosas ahora. No puedo describir cómo estaba la ciudad la otra noche. Este es el lugar más seguro que ha conocido."

    "¿Pero estás segura de que ella está bien... quiero decir conmigo?"

    "¿Por qué no iba a estarlo?"

    "Es que, me imagino que cada hombre que ha conocido ha tenido una sola intención."

    "¿Estás diciendo que esa también es tu intención?"

    "Por supuesto que no. ¡Absolutamente no!"

    "Bueno, entonces... ya te lo he dicho, ella confía en ti."

    Esto es la cosa más loca que he oído, pero estos no son tiempos normales. "Está bien, entonces. Por supuesto. De acuerdo."

    Ella vuelve su mirada al valle, a la luz cambiante. "Gracias." Y luego otra vez: "¿Mike?..."

    "¿Hmm?"

    "De lo que hablamos anoche,."

    "¿Sí?"

    "Me refiero a tu dilema romántico."

    "¿Sobre que soy un bastardo que estuvo con dos chicas a la vez, quieres decir?"

    "He estado pensando en ello y... si vale de algo y por tonto que parezca, te perdono. Como mujer, quiero decir. Te perdono."

    "Está bien. Gracias. Pero por favor no me digas que has estado despierta toda la noche pensando en eso."

    "No del todo. Había otras cosas, hablando de eso... Me gustaría que pudieras olvidar este asunto con Gracia Milner. Encuentra a alguien, Mike, alguien real, preferiblemente más cercano a tu edad. No estés solo. Es no es bueno, ¿sabes? Estar solo."

    ¿Por eso no deja ella a su marido? ¿Por las memorias de felicidad pasada y las esperanzas de un futuro mejor? ¿Comodidad? ¿Seguridad en la vejez? Compañía, y su antítesis: ¿el miedo a la soledad? No hay un gran secreto, ningún misterio en la historia de fondo de Maggs. Como cualquiera de nosotros, lo único que ella quiere es una vida corriente y ha sido víctima de aquellos que quieren negársela.

Capítulo 20

    Las cosas porcinas han encontrado a Sandra. Ella ha estado en las redes sociales, cometió el error de defenderme, diciendo que no creía que nada de lo que había escuchado sobre mí pudiera ser verdad. Eso fue bonito de su parte y me conmueve, pero me pregunto si sentiría lo mismo si supiera la verdad. Aunque su sentimiento se ve interrumpido por las cosas porcinas al leer: «Ex de Plaga Sexual Asombrada» y lascivas variaciones del mismo.

    Como ahora soy un paria a nivel nacional (y una plaga sexual, de pronto), me pregunto si Laura también ha hecho esta conexión, me pregunto si estará en las redes sociales conectándose con Sandra. Tú ya conoces el resto de la trama, una de ellas hace los cálculos y los titulares de mañana comienzan con: «Plaga Sexual con Dos a la Vez». O quizá, en aras de la brevedad, simplemente lo resumirán a: «Demonio Bígamo». ¿O tal vez me halago a mí mismo de que tal cosa se considere digno de noticia estos días siquiera?

    Ya nada nos sorprende de verdad, ¿no?

    Aún así, no puedo preocuparme por nada de esto, aunque las cosas parecen estar cobrando un impulso un tanto perverso en mi ausencia, y me pregunto si esconderme es lo correcto. Me pregunto si esto es meramente cobardía.

    "Entonces, Mike, ¿estás enamorado de Maggs?"

    Estoy en la cafetería de Grassington, otra vez, esta vez después de haber caminado desde el río con Lesley. Le duelen los pies a causa de los dedos de los pies sobresaliendo de las botas. Le compraré botas nuevas y calcetines calientes en la tienda de senderismo cuando terminemos. Sin duda protestará, pero no puedo dejarla cojeando detrás de mí todo el tiempo, y parece que quiere acompañarme en mis salidas desde la cabaña. Me siguió un par de millas río abajo ayer después de la salida de Maggs y luego hasta Grassington esta mañana. En su mayor parte, sigue su propio consejo y, hasta ahora, no me importa su sombría y un tanto enigmática presencia.

    Me entristeció ver que Maggs se marchaba ayer, la ayudé a quitar los últimos restos de nieve de su coche, la despidí mientras conducía por la pista llena de baches de regreso a su versión de la realidad. De hecho, sentí un nudo en la garganta, sin saber cuándo o si la volvería a ver, sin saber cómo trataría a Martin a su regreso. Entonces, en cierto modo, estoy perversamente agradecido por la presencia de Lesley hoy, porque me obliga a endurecer mi labio superior.

    En realidad, ella no es una mala compañía, no es tan extraña ni amenazante de cerca, como parece desde la distancia. Empiezo a reconocer a la persona que está debajo de los harapos de su desastre personal y, en realidad, es lo que hubiéramos llamado en los viejos tiempos, más bien una "buena" chica.

    Pero a la pregunta: ¿Estoy enamorado de Maggs?

    Dormí en su cama anoche. Bueno, no en su cama exactamente, sino una en la que ella había dormido la noche anterior y dejado cargada con algo que me ha mantenido despierto y preguntándome, preguntándome sobre sexo, sobre, bueno, conejo, en realidad. No en el de Maggs. Solo en general, quiero decir. Me pregunto si al mantenerme tan casto todos estos años simplemente me estoy demostrando a mí mismo que estoy dañado sin remedio, incapaz incluso de perdonarme a mí mismo por los pecados pasados.

    ¿Tiene razón Maggs? ¿Necesito simplemente ofertarme de nuevo ahí fuera? Eso parece tan improbable ahora, me refiero a considerar lo contaminado que estaré para siempre con esto.

    Las almohadas estaban perfumadas con Le Jardin.

    Aroma de Laura. Aroma de Maggs. Aroma de mi pasado erótico.

    ¿Por qué estoy haciendo esta conexión solo ahora?

    No pienses en Maggs en la misma oración que la palabra «erótico», Mike.

    ¿Por qué no?

    "Maggs es mi jefa, Lesley."

    "Mandona, seguro."

    "Y está casada."

    "¿Aunque te gusta?"

    "En realidad no pienso en ella de esa manera. ¿Te gusta a ti Alan?"

    ¡Ah! Un rubor y un deslizamiento lateral de los ojos para excluir temporalmente mi presencia. No le gusta que la descubran. Y yo no estoy seguro de que me guste que me desafíen. Tal vez ella se sienta más relajada conmigo esta mañana. Pero debe estar preparada para los desafíos que vienen en sentido contrario o no podremos tener ninguna relación.

    "Él es simpático," dice ella. "Lo siento, tú y Maggs. ¿No es de mi incumbencia? Puedes decirlo si no lo es."

    Está bien, esto es un comienzo, y estoy a punto de decirlo, pero descubro que no puedo. Simplemente no sería cortés, ¿verdad? Y temo que al protestar demasiado le demuestre lo contrario de lo que estoy diciendo. Aunque ahora olvido lo que estoy diciendo exactamente.

    "Ella ha sido una buena amiga durante mis... em, dificultades recientes, Lesley. Y estoy agradecido, pero ciertamente ella no quiere más complicaciones en su vida en este momento."

    "¿Complicaciones?"

    "Sí, por ejemplo, por caballeros de mediana edad que albergan fantasías poco realistas sobre ella."

    "¿Eh?"

    "Quiero decir, no puedo..."

    "¿No puedes qué?"

    "Permitirme que me guste, eso es todo."

    "O bien te gusta o no te gusta," dice.

    Lo cual es verdad.

    "Entonces no me gusta. Absolutamente no. Fin de la historia." Lo cual noto que eso no es del todo cierto. Maggs es una mujer muy buena, pero admirar es una cosa, fantasear es otra muy distinta. Por tanto, conclusión intermedia y un poco preocupante: es posible que; en cierto sentido, hasta cierto punto, por leve que sea; Maggs me "guste".

    Por supuesto que me gusta.

    "Es solo que, he visto la forma en que ella es contigo. La forma en que se mueve, la forma en que te mira, la forma en que te habla."

    "En serio, Lesley."

    "Solo lo digo, eso es todo."

    "Bueno, pues no lo digas. ¿Qué tal está el café?"

    "Está muy bueno, gracias."

    "Necesito hacer algo con tus pies a continuación."

    "Estarán bien, tan pronto como se calienten un poco."

    "La congelación no es algo que obtienes solo explorando el Polo Norte, ¿sabes? Te compraremos unas mejores botas y unos bonitos calcetines ajustados, y eso es todo. Sin discusiones."

    Ella consigue esbozar una sonrisa burlona.

    "¿Qué es tan gracioso?"

    "Tú."

    "¿Yo?"

    "Hablas como si tuvieras un palo en el trasero, y no puedo entender ni la mitad de lo que dices, pero a veces sale claro, y luego eres como... una persona diferente."

    "¿Qué quieres decir con diferente?"

    "Como si fueras, tal vez, de antes."

    "¿Antes de qué?"

    "De antes de que te rompieras. ¿Qué si no? Mira, no pude evitar escuchar toda esa charla de anoche y tampoco es que ninguno de los dos fueseis discretos al respecto, ni tampoco sobre esta dudosa vida amorosa tuya. Supéralo, ¿quieres? Hay muchos que hubieran hecho y pensado eso, y no le importarían si alguien encontrara el nuestro o no. Tú no lo hiciste para ser malo, Mike. Lo hiciste para ser amable, y eso está bien, fuiste un poco gallina y un idiota con dos a la vez, pero yo también te perdono por eso, como lo hace Maggs, si eso ayuda, pero en realidad, es historia. Y no es gran cosa, así que supéralo. ¿De acuerdo?"

    Ella tiene razón. Ciertamente yo no actuaba ni me vestía de esta manera cuando era más joven. Y estoy seguro de que no siempre hablaba como alguien salido de una novela del siglo XIX, si es eso lo que ella quiere decir. Si esto no es un síntoma del daño, se puede leer, supongo, como una metáfora del atuendo que le pongo encima. Y sí, supongo que los hombres le han hecho cosas mucho peores a las mujeres, lo han hecho con creces y a posta. Pero aún así...

    ¿También ella me perdona? Dios la bendiga. Dudo que Laura o Sandra sientan lo mismo.

    "Gracias."

    "¿Crees esto que no significa nada? Viniendo de mí."

    "No; no estaba pensando en eso." Yo estaba pensando en realidad que significaba más que ella me hubiese reconocido como algo roto. Eso nos confiere un parentesco definido, como el que ella ya ha establecido con Alan. Aún así: "Si Maggs nos oyera hablar así, ¿sabes?, nos estaría diciendo que nos viniéramos arriba."

    "¿Que nos qué?"

    "Ponernos rígidos. Barbilla alta."

    "¿Lo diría? Parece que ella tiene sus propios problemas."

    "¿Cómo?"

    "Venga ya, ¿viste ese ojo morado? El esposo hizo eso, ¿no?"

    "Sí."

    Ella se muerde la palabrota, mira por la ventana, consciente de que Pamela y un puñado de lugareños nos observan y posiblemente nos escuchan en mesas distantes. Luego eso sale, mudo, casi articulado: "Bastardo."

    Y con esa única declaración, Lesley y yo estamos completamente unidos, nuestro incipiente parentesco ha quedado sellado. Somos familia. Martin es de hecho un bastardo. Un jodido bastardo.

    "Bastante."

    "¿Y ella no quiere dejarle?"

    "Ella dice que eso es... complicado."

    "No, no lo es. Si alguien te lastima, no tienes excusa para quedarte con él."

    "Bueno, estoy de acuerdo. Pero ¿y si ese alguien no tiene intención de hacerlo? Quizá también esté sufriendo, por diferentes razones, quizá esté enfermo, quizá si te quedas con él, puedes hacer que lo supere, hacerle mejor. Para bien o para mal, eso es lo que dicen cuando te casas, ¿no? De lo contrario, ¿qué sentido tiene?"

    "¿Enfermo? Más bien borracho o drogado con algo" Lesley niega con la cabeza, asombrada. "¡Con una mujer así, también!"

    "¿Mandona, quieres decir?"

    "No, con clase. Ella tiene mucha clase, Mike. La forma en que se viste, la forma en que se mueve. Como una, una..."

    "¿Estrella de cine? Muy cierto."

    "Me encantaría ser así, moverme así. Conducirme así. Pero sí, también es mandona. Y creo que eso te gusta."

    "Vamos, vamos,"

    "Solo te tomo el pelo."

    Hay un brillo travieso en sus ojos y noto que estoy sonriendo. Ella también me ha hecho defender al marido de Maggs al mismo tiempo que lo etiqueta como profano. Tal es la dualidad del hombre, y Lesley es más bien una pilluela provocadora, pero bastante adorable. Siento un peculiar tirón de afecto al pensar esto, luego la vergüenza de sentirlo. No tiene sentido formar vínculos aquí, Mike. Aún hay una buena posibilidad de que esta chica vuelva a la calle, posiblemente para morir en ella.

    "Sólo hay una razón por la que ella no le quiere dejar, Mike."

    "¿Oh? Suenas muy segura."

    "Ningún otro lugar adonde ir."

    Ella echa otros terrones de azúcar en su ya demasiado endulzado café, da un sorbo, sonríe, tímida. "Piensa en ello."

    Lo que ella quiere decir me elude. En cambio, me pregunto cuándo fue la última vez que visitó a un dentista, noto que probablemente se separó de su número de la seguridad nacional hace años, que ahora todas esas puertas están cerradas para ella. Me pregunto si puede probar su identidad. Las identidades son importantes ahora. De hecho, pronto puede ser un delito no tener una, aunque solo sea falsa; quiero decir, no quién eres de verdad en absoluto.

    El teléfono pita. Mensaje entrante. Mike.D.Donnegan es aceptado como seguidor del blog Musa Místika.

    Los comentarios aún están deshabilitados.

    Alzo la vista como si esperara ver a Gracia en la mesa de al lado, sonriendo, pero solo estamos Lesley y yo, solos en un mundo de extraños.

    "¿Va todo bien?"

    "¿Eh?" Oh, hay muchas cosas en las que puedo pensar ahora mismo que no van bien.

    Pero ¿qué hay de malo en el momento presente, Michael?

    ¿Qué?

    Esta es una línea del Power of Now de Tolle, al cual recurrí después de renunciar a mi otro material de lectura anoche.

    Viene a mí de pronto, espontáneamente, me infunde una peculiar alerta consciente. ¿El momento presente? Aroma a café. El inocente encanto de la sonrisa de Lesley. Calor. Parloteo de conversación distante. El agudo repique de una cucharadita contra el borde de una taza de porcelana. El ritmo, por lo demás tranquilo, de este antiguo pueblo de piedra, aún cubierto de nieve. ¿Te lo estoy vendiendo exagerado? Consigo respirar.

    "Todo va bien. ¿Estás preparada para seguir adelante?"

Capítulo 21

    Tiene los pies pequeños, blancos y magullados, los dedos de los pies hinchados y las uñas demasiado largas, irregulares y sangrando. No le importa que la toque mientras le estabilizo el tobillo, le coloco el pie en mi regazo y le pongo un calcetín grueso y cálido. Es como si ella aceptara que poseo una experiencia en esto similar a la de un médico, algo que cancela automáticamente la necesidad de espacio corporal y el tabú del contacto.

    "Sabes," le digo a modo de distrayente anécdota, "en el ejército británico insisten en que un soldado siempre lleve un par de calcetines limpios y secos todas las mañanas, incluso en medio de la batalla."

    "¿Estuviste en el ejército, Mike?"

    "No. Me habrían hecho picadillo, me temo. Como la mayoría de las cosas, esto solo es algo que he leído. No sé si es verdad, pero lo encuentro conmovedor, ¿sabes? Muchachos jóvenes entre el barro y las balas en alguna zona de guerra extranjera, y ponerse un par de calcetines secos todas las mañanas. Hay una especie de gracia en ello, ¿no crees? Aferrarse a algo reconfortante, algo bueno, no importa cuán sombrías sean las cosas de otra manera."

    Estoy parloteando. La tienda de senderismo no está llena y el asistente nos observa. ¿Son padre e hija? ¿Tío y sobrina? ¿Son amantes?

    Siempre el más bajo denominador de pervertido sexo. Un pervertido es cualquiera que disfruta del sexo más que tú.

    Ella está intrigada. "¿Gracia?"

    Al principio creo que está preguntando por Gracia Milner y esto, a su vez, me desconcierta. Pero, por supuesto, simplemente está pidiendo una definición de la palabra «gracia» en este ciertamente bastante complicado contexto.

    "Oh, ya sabes. Como la gracia de un bailarín. Cuando lo ves, te hace sentir algo... ¡algo edificante! Pero también puedes encontrar una especie de gracia en otras cosas. Aún cuando no sea obvio cuál es, aún puedes sentir algo. Y luego lo sabes. Es sólo una cuestión de mirar con suficiente esfuerzo."

    No estoy seguro de que ella entienda esto. Ella podría, si tan solo yo pudiera explicarlo mejor.

    "Estas botas son demasiado caras, Mike."

    "No te preocupes por eso."

    "Me quedaré unas más baratas, y gracias."

    "Pero ¿esas son cómodas?"

    "Llevo años usando botas de una talla demasiado pequeña. Créeme, cualquier otra cosa estará genial."

    "Está bien."

    "¿Mike?"

    "¿Hmmm?"

    "¿Hay algo que quieras de mí? Porque yo no tengo nada. ¿Cierto?"

    "¿Querer? Nada. Solo quiero que estés a salvo. Y cálida. Eso es todo. Maggs también. Queremos que estés segura."

    Nota cómo me cubro en el colectivo. Otra vez. Pero yo debería querer esto para todo el mundo, ¿no? Siempre. Sé que no puedo ayudar a todo el mundo, pero puedo ayudar a Lesley, así que está bien que lo haga. Pero ¿por qué ahora y de pronto, cuando estuve contento con dejarla sentada bajo la lluvia y el frío todo el invierno?

    ¿Es solo porque Maggs me lo ha dicho? ¿O más bien es que me he permitido verla ahora como humana, sentir su presencia como una persona cálida y viva con esperanzas y sueños, y por el hecho de que siempre sea tan buena dibujando? ¿Y cómo podemos esperar preservar la humanidad en nosotros mismos si se nos enseña a negar su existencia en aquellos que no son como nosotros, y de tantas formas subliminales?

    Ella no me cree y ¿quién puede culparla? Nadie ofrece nada sin esperar algo a cambio, ¿verdad? Y supongo que está en nuestra naturaleza que todas esas transacciones entre los sexos sean, en última instancia, bueno, sexuales. Pero seguramente eso ocurre solo en un mundo sin gracia, sin decencia, en un mundo corrupto, un mundo ciego al hecho de que dar desinteresadamente es la propia recompensa. Todo esto y sin embargo, ella deja su pie descansando en mi regazo con una potente quietud, dándome la extraña impresión subliminal de que, si fuese necesario, ella accedería a cualquiera de mis deseos.

    Incluso eso.

    Con cuidado, bajo su pie al suelo, me siento lejos de ella, recordando demasiado tarde cómo el pie de una mujer fue una vez algo así como un fetiche mío, recuerdo de repente hacer el amor... a los pies de Laura. No pienses demasiado en eso para que no encuentres la idea ridícula o pervertida... pero ella tenía los pies más exquisitamente atractivos. Bien formados, suave... y ella podía agarrar cosas con los dedos de los pies.

    La veo reclinada ahora, desnuda, resplandeciente con solo sus cuentas. Y me sonrojo.

    "Las más baratas entonces."

    Caminando de regreso a la cabaña, Lesley va muy por detrás y yo hago todo lo posible para fingir que la ignoro. Mis sentimientos están heridos, me refiero a que ella pensara que yo esperaba cualquier cosa, y más especialmente que incluso podría haber estado negociando, eso, y de alguien tan joven y menuda como ella, sentimientos mortificados también por que ella lo considerara como intercambio razonable incluso por un par de... j... jodidas botas.

    ¿En qué nos hemos hundido?

    Pero sobre todo es la novedad de que mis sentimientos estén heridos en absoluto. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien logró eso, y esto me intriga.

    Lo sé, está avergonzada por haberlo pensado, avergonzada por haberle dado voz. Y ahora está enfurruñada de esa manera extraña que ella tiene porque no sabe qué decir para que volvamos adonde estábamos, y yo también estoy enfurruñado porque yo tampoco lo sé.

    No es culpa suya. Esto se ha esperado de ella antes y estoy seguro de que ella hizo su papel siempre que tuvo que hacerlo, jugó a este aterrador juego de supervivencia del día a día que ella juega. ¿Por qué iba a ser diferente conmigo? Pero ¿cuánto tiempo puede aguantar ella de esta manera antes de que las depredaciones de la vida en el fondo de la cadena alimenticia la alcancen?

    Estoy esperando en el escalón de la cabaña cuando ella se acerca, reluctante, su mirada se desliza hacia los lados como si aún negara mi existencia.

    Intento aligerar la atmósfera. "Entonces, ¿las botas bien?"

    "Sip. Bien, gracias."

    "Lesley, mira..."

    "¿Sí?"

    "Voy a decir esto sólo una vez, ¿de acuerdo? Luego, con suerte podamos seguir adelante y olvidar que lo he dicho, a menos que yo esté leyendo mal las cosas, en cuyo caso estoy a punto de quedar como un completo zoquete."

    "Muuuuy... biiieeen. Creo."

    "Tal vez los tíos esperaban cosas de ti en el pasado, incluso tíos de mi edad. Personalmente, yo encuentro eso repugnante, pero sucede, lo sé, y sé que has sufrido abusos. Pero yo no quiero nada de ti, ni de nadie. Nada en absoluto. ¿De acuerdo? Eres bienvenida a quedarte conmigo. Pero yo dejé eso hace mucho tiempo, ¿de acuerdo?"

    Ella sonríe, se deja caer en los escalones a mi lado. Aún podemos ver las huellas de los neumáticos de Maggs en la pista por donde ella se ha ido. ¿Fue solo ayer? Las seguimos en la distancia, sintiendo el espacio vacío de su partida, ambos creo que deseando que aún estuviera aquí para recolocarnos en rumbo.

    A Maggs se le da bien hacer eso.

    "¿Dejar? ¿Dejar qué? ¿Qué quieres decir con dejar?"

    "Solo, la vida, ¿sabes? Me refiero a la forma en que esta se juega hoy en día."

    "Para un tipo que lee mucho, la mitad de lo que hablas es un montón de cojonadas."

    "¿Eh?"

    "No puedes renunciar a la vida y ya está. La vida no te va a dejar a ti. Te despiertas y tienes que lidiar con ella. Todos los días. No hay otra opción."

    "Bueno, está bien, entonces a la vida no. Mi vida está bien, o lo estaba hasta hace poco. Quizá me refería a otras personas. Renuncio a otras personas. Las encuentro simplemente, demasiado difíciles. "

    "Entonces, ¿por qué eres tan amable conmigo?"

    "Porque me lo dijo Maggs. Y yo no sé hacerlo de otra manera. Y porque quiero."

    "No vas a dejar a Maggs tampoco."

    "Es difícil dejar a Maggs. Ella no deja de llamarme por teléfono."

    "Sí, bueno. La razón de eso es..."

    "¿Quieres dejar ese tema?"

    "No. ¿Por qué debería? Y si no te importa que te lo diga, Mike, creo que estás siendo un poco lento con eso. Y deberías pensarlo, porque ella lo está pensando seguro. Pensándolo bien, ¿estamos?"

    "Ella es una mujer casada, Lesley. Casada a la antigua. Y ella no piensa tal cosa."

    "¡Bah!" Se queda callada por un momento, luego me dice: "Crees que es culpa nuestra, ¿no? ¿Cómo son las cosas? Me refiero a vosotros, las personas mayores. Nos culpáis por las drogas y los cuchillos y por dormir por ahí y por las pilas de mierda por todas partes y por todo el desrespeto. Y tal vez tengáis razón. Pero hay otras cosas, igual de malas, y vosotros tenéis la culpa de todas esas."

    "¿Sí? ¿Tales cómo?"

    "Aferrarse a cosas que sabes que no son buenas, solo por miedo al cambio."

    ¿Y dejar ir lo que debería ser atesorado? Lo sé. Ella tiene razón. No puedo discutir con eso, no hay terreno seguro, así que necesito distraerla de eso: "En realidad, ahora que lo pienso, hay algo que quiero de ti."

    Ella se pone rígida, se pregunta si estoy bromeando y, si no lo estoy, ¿qué es lo que podría yo querer? Parece que el conejo es fácil para ella, pero eso ya lo hemos descartado. Son otras formas de intimidad con las que tiene dificultades. "¿Sí?"

    "Uno de tus dibujos."

    Ella ríe. "¿Qué? ¿En serio?"

    "Sí. Cualquiera de ellos, eso no importa. Oh, excepto en el que probablemente estás pensando."

    Me refiero al dibujo de Maggs y ella sabe que lo digo en serio.

    "¿Cómo sabes en cuál estoy pensando?"

    "Leo mentes."

    Ella parece tímida. "Tiene que ser ese o nada entonces, ¿no?"

    Robo una respiración, al menos hemos vuelto a un lugar de confianza mutua. No, maldita sea, Mike, hemos vuelto como amigos. Habla más llanamente, ¿quieres? ¡Sácate ese palo del trasero!

    "¿Tienes hambre?"

    "Canina."

    "Está bien, vamos a ver qué hay."

Capítulo 22

    El día llega brumoso con una llovizna que barre las cimas y lava los últimos restos de nieve. Hemos tenido el mejor de los climas, acomodados dentro, preparamos juntos el almuerzo. Luego enciendo el quemador y Lesley se retira a su habitación mientras yo intento sumergirme en un libro.

    Tomo Precious Bane de nuevo, Mary Webb. Esta es una edición Sarn de 1939, tosco papel de época de guerra, un poco rugoso y con manchas de moho.

    En mi opinión es la mejor de sus obras, no es que ella tenga muchos seguidores estos días para discutir el sorteo. También estaba Gone to Earth[22], por supuesto, el cual encontré intrigante y, al menos entre líneas, sexualmente extraño. Recuerdo una película de Powell y Pressburger sobre aquella con Jennifer Jones. 1950, creo. No recuerdo ninguno de los protagonistas masculinos. Lo siento, nada de esto es relevante excepto como una ilustración de mi falta de concentración y de cómo revolotea la mente.

    En realidad, me estoy ocultando del hecho de que necesito saber más de lo que está pasando ahí fuera, más allá del valle. Necesito volver al mundo, aprender cómo se está tratando mi nombre. Y necesito saber si Gracia ha publicado algo más. Esta falta de Internet en la cabaña es, por una vez, exasperante, el valle está en peligro de convertirse en mi prisión por falta de conexión inalámbrica.

    Preciosa Perdición.

    ¿Se remonta la frase a Milton? Lo buscaría en Google si pudiera, pero estoy seguro de que sí.

    Dinero, poder, los tesoros más buscados. Perdición como en "la perdición de nuestras vidas", el archirruinador de las almas.

    ¿Es relevante algo de esto?

    Siempre es relevante, Mike.

    Trama: el dinero te hace mezquino.

    Temprano en la noche y ahí llega el sonido de un automóvil en la pista. Esto me hace entrar en pánico, me pone en pie de un salto. Pienso inmediatamente en las cosas porcinas. ¿Nos han descubierto? ¿Serían tan atrevidas? Separo un poco las cortinas y miro afuera. El crepúsculo se ha profundizado rápidamente hasta convertirse en una espesa noche aterciopelada. Lo único que puedo ver son los faros que se acercan.

    ¡Aquí no, por favor, Dios! ¡Danos algo de espacio!

    Salgo para encontrarme con ellas. Si hubiera tenido un mango de hacha conveniente, creo que lo habría llevado conmigo, porque tal es mi estado de ánimo de pronto. No para mí mismo, sino para proteger a Lesley. Quizá haya algo en nosotros que necesita proteger a los demás. No, espera... no es necesario que vaya a explorar otra tangente existencial aquí. Todo va bien.

    Es Maggs.

    Reconozco el amarillo de su escarabajo ahora que se acerca. Pero luego repaso las cosas más profundamente y me pregunto si ella está herida. Me pregunto si su marido se ha vengado de su ausencia y si ella no tiene a dónde acudir. Al salir, no puede mirarme a los ojos. Parece cansada. Esto son malas noticias, algo que ella está luchando por articular.

    "Oh, Mike."

    "¿Maggs?"

    "Han quemado tu casa."

    "¿Qué?"

    "Anoche hubo algunas conversaciones viles en Internet, vinieron de todas partes. Lo siento mucho."

    Definitivamente estamos en el exterior cuando ella comienza a contarme esto. Recuerdo la plateada llovizna posada como rocío sobre su cabello. Pero cuando vuelvo a pensar en ello, estoy sentado a la mesa en la cabaña, estremecido de frío o temblando de una especie de conmoción o de excitación nerviosa, no sé cuál. Simplemente me siento exquisitamente extraño. Lesley me ha puesto una manta sobre los hombros y una taza de té dulce junto al codo. Maggs está enfrente, en silencio ahora, leyéndome mientras calculo mis pérdidas.

    Estas son principalmente ropa y baratijas, y libros, por supuesto, pero nada insustituible. Todo lo de valor que he llevado conmigo, y dado el tamaño del maletero de Mavis, o bien es una triste acusación sobre la suma total de la estima de mi vida o me califica para entrar en un monasterio zen budista.

    Después de algunas dudas, durante las cuales tal vez ella esté juzgando mi disposición, saca su teléfono y examina las fotos que ha tomado de las humeantes secuelas: ventanas agrietadas y reventadas, manchas de hollín elevándose, la bonita pintura verde hoja pelada dejando solo la áspera hojalata debajo, a excepción de aquellas partes en las que puedo distinguir el grafiti trol: Asesino. Mierda. Pervertido. Pedo.

    "Las hice esta mañana cuando pasaba. Fui a ver si todo estaba bien. Y esto es lo que encontré."

    Nada de eso ha sido informado, al menos no esta mañana cuando revisé a los desagradables en busca de su usual veneno.

    "Esa es toda una lista," le digo. "Parece que todos los gamberros de Middleton han decidido implicarse."

    "Lo siento mucho, Mike."

    "¿Y el garaje?"

    "¿Qué? Oh, eso parecía bien. Tu pequeño cobertizo también. Ambos están algo escondidos, ¿no es así? Tras todo ese bambú."

    "Sí. Yo había tenido la intención de tener eso bajo control."

    "Menos mal que no lo hiciste entonces."

    "¿La policía estaba allí?"

    "No, solo el cuerpo de bomberos, sofocándolo."

    Hay una planta segura dispuesta dentro de un antiguo pozo de inspección en el garaje. Ahí es donde guardo ciertos papeles, escrituras de propiedad antiguas, un poco de dinero en efectivo. Está bien camuflada, además, Mavis normalmente se posa encima para mayor seguridad. Al menos eso se ha salvado.

    "Bueno, si el garaje está en pie, significa que aún tengo un techo sobre la cabeza."

    "Mike, no. No irás a dormir en ese garaje. Quiero decir, estás asegurado, ¿no?"

    "Sí."

    "Entonces te encontrarán otra casa donde vivir mientras reemplazan la caravana. No vas a dormir en ese garaje. ¿De acuerdo?"

    Pero ya no estoy seguro de querer vivir en una caravana, no después de ver cuán fácilmente pueden ser destruidas, cuán absolutamente vulnerables son a los absurdos abusos de la sociedad. Tampoco estoy seguro de querer asentar la casa de mis sueños en ese terreno ahora, dada la reputación con la que se ha pintado. El pasado ha desaparecido, está arruinado, destrozado por todos los diversos hirientes sustantivos. ¿Dónde voy a encontrar la gracia en todo eso?

    ¿Qué problema hay con el momento presente? Bueno, bastante, Eckhart, en realidad... salvo que, espera...

    La encuentro en la manta alrededor de mis hombros, supongo, y en el hecho de que Lesley la ha puesto allí. De hecho, está en la compasiva compañía de estas mujeres, y en todo a pesar de sus propias profundas dificultades. Y como siempre, está en el confiado aplomo de Maggs, que, falso o no, me hace querer estar a la altura de ese antiguo ideal que ella encarna.

    Todo es tan extraordinario en su ordinariedad.

    Porque ya nada es ordinario.

    "Supongo que será mejor que vuelva. Ver lo que puedo salvar, si es que puedo salvar algo. Solo que... esas cosas porcinas."

    "Está todo bien. Se han ido."

    "¿Ido?"

    "Ésa es la otra cosa que he venido a decirte. Arrestaron a Melvyn esta tarde. Es de él sobre quien escriben ahora. Deberían haber ido a por él en primer lugar si quieres mi opinión.

    "Pero... esto es ridículo. Gracia está viva."

    Y escondida. Y si alguien sabe por qué o la razón de ello, será él, ¿no es así? Y más concretamente, Mike, esto no tiene nada que ver contigo. Así que olvídalo ahora. Solo reconstruye tu vida."

    ¿Reconstruir mi vida? Sí, supongo que eso es posible. Depende de lo lejos que intente reconstruir.

Capítulo 23

    He leído solo un poco de lo que se ha escrito sobre mí: el impreciso y altamente emotivo periodismo de cortar y pegar, y luego, por supuesto, los comentarios adjuntos y sin censura hechos por varios voceros autoproclamados, campeones de la justicia popular y el «sentido común».

    Así, Jennywren97 dice que me castrarán y me alimentarán con mi propio pene. Blowhard567 dice que me atarán en alto y me dejarán colgando para que los cerdos se alimenten de mis entrañas. Hay un verdadero festín de la palabrería más sucia, toda la cual concluye con mi muerte, tras una prolongada y excruciante tortura. Las imágenes son medievales, aterradoras, apocalípticas. Me pregunto de dónde saca la gente estas cosas. ¿Es de películas viles? ¿O habita permanentemente en los subliminales reinos de todos los humanoides?

    La ridícula ortografía y la decepcionante gramática no restan nada al dolor, y me pregunto qué se ha roto en la máquina para permitir que tales amenazas no sean moderadas, también hasta qué punto Jennywren y Blowhard son de verdad anónimos, ya que los policías tuvieron pocos problemas para abrirse camino hasta mi puerta por haber echado una simple mirada a la cuenta de redes sociales de otra persona en un momento inoportuno.

    Todo esto me parece exagerado, y no del todo real, pero está claro que hay algo cruel en la raíz de la naturaleza humana, algo que destruiría lo anómalo en el hombre, sin importar cuál sea su descripción, para que la cohesión social y la pureza racial de la tribu se mantenga. Y eso está bien si eres de la tribu, pero el término es amplio en su ámbito y sus miras se pueden aplicar a cualquier persona y por cualquier motivo. En esos momentos descubrimos quiénes son nuestros enemigos naturales, pero también, observo, nuestros amigos.

    A mi regreso de los Dales ese día, yo estaba preparado para ver por primera vez la cargada de palabrotas carnicería que había acontecido sobre la caravana, solo para pasarme a última hora de la mañana y encontrar a Alan en acción con un pincel. Él ya había tapado las ofensivas palabras y estaba procediendo a arreglar el resto lo mejor que podía, solamente en aras de las apariencias, decía. La caravana en sí estaba destripada de proa a popa, un incinerado agujero en el techo y, por supuesto, bastante inhabitable.

    No había nada para salvar.

    "No quería que los niños vieran esas palabras desde la carretera," explicó Alan.

    "Muy bien, Alan. Muy amable de tu parte."

    Él había pensado en la inocencia, en preservar algo de lo que ya no estoy seguro de que exista, no como lo experimentamos nosotros mismos de niños. También había pensado en la amistad, en eso y en el hecho, como me enteré más tarde, de que Maggs le había pedido que lo hiciera. Él tenía curiosidad por que Lesley hubiese viajado conmigo, pero era demasiado reticente para preguntar más. Y, por supuesto, cualquier respuesta que yo pudiera haber dado habría sonado bizarra.

    Recuerdo estar sentado en el escalón entonces y esperar la llegada del hombre del seguro. Parecía que iba a llover y el viento era frío. Me apetecía una cerveza y poner los pies en alto, porque eso es lo que generalmente se hace al regresar a casa, y fue desorientador que se me negara esta simpleza, sin ningún lugar adonde ir excepto a un largo viaje de regreso a la cabaña durante el resto del alquiler.

    Solo la tranquila presencia de Lesley me rescató de la desesperación.

    Sentí mi relación con la antigua casa muy en duda en ese momento, de hecho, la habían eyectado por los aires las llamas que habían irrumpido por el techo. Lesley se sentó a mi lado, Alan dejó su cepillo por un momento, sintió algo en el aire, algo del lamento en mi mirada, y dijo: "Hermoso jardín, Mike. ¿Qué usas para el césped? El de mi madre es todo musgo en esta época del año."

    El hecho de que él no fuese un hombre de muchas palabras añadió peso al momento.

    "Oh, sólo un poco de hierba y alimento normal. Quita a rastrillo lo peor en primavera, luego corta el césped cada semana. Yo uso un cilindro viejo que perteneció a mi tío... ni de cerca de corta mente."

    Y con eso, Alan me trajo de vuelta a la tierra. Aún era mi hogar entonces, este lugar, los recuerdos regresaban, clavaban la aleteante carpa de mi inquietud, los pensamientos del césped enverdeciendo, volviéndose aterciopelado, evitando a las criaturas caídas que habían allanado aquí y literalmente se habían cagado en las fronteras, por como había quedado... y el olor. Mi hogar solo había sido temporalmente confundido. Volvería a colocar la valla en algún momento, aunque solo fuese como una declaración. Pero en lo que estaba pensando más que nada era que este jardín necesitaba una casa adecuada para restaurar completamente su dignidad.

    Y mía.

    Así que...

    Entretanto, el asegurador me ha encontrado otra caravana, y es aquí donde descanso la cabeza, desde aquí escribo ahora. La caravana está en un parque de vacaciones y es una morada bastante elegante, seis literas, tres dormitorios, cocina de la era espacial y ventanas panorámicas con vistas a una marisma de la bahía de Morecambe. Por supuesto, está completamente desprovista de libros, lo que también le da un aire bastante estéril, pero aparte de eso, me alegro de haber pagado por el seguro ahora, pues este parece haber proporcionado beneficios clase premium cuando menos me esperaba necesitarlos.

    Es tarde y Lesley está desplomada y profundamente dormida sobre la mesa, con un puñado de bocetos junto al codo. Hace veinticuatro horas estábamos en los valles. El contraste es sorprendente. Tenemos una hermosa vista hacia el Oeste, un bajo sol naranja que se desliza por las nubes color chocolate y vainilla hacia un mar de plata fundida. ¿Eso es demasiado para ti? ¿Quizá un poco exagerado? Una fuerte brisa marina hace temblar la caravana. No me gusta la idea de que Mavis esté aquí fuera en el corrosivo aire salado, pero la necesidad obliga.

    Yo no sabía qué más hacer con Lesley. Ella me acompañó sin más y ahora me he acostumbrado a su compañía, así que no lo he cuestionado. No quería que ella volviera a la calle y ahora me alegro, digamos, de haber retenido su compañía.

    Ella se agita, parece ansiosa durante un instante, recuerda dónde está, se olfatea la axila.

    "Apesto," dice.

    "¿Oh? Yo más bien pensaba que era yo, en realidad."

    "Me daré una ducha. ¿Te parece bien?"

    "Por supuesto. Mi casa es tu casa." Al menos por un tiempo, parece que esto es cierto.

    "No piensas eso," dice. "Pero gracias, por dejar que me quede."

    "Lo digo en serio. De veras no me importa que estés por aquí, Lesley."

    "Es que... estás callado. Te gusta estar solo, dijiste."

    "Tú también."

    "Cierto. Mayormente."

    "Está bien, de momento no sé qué va a pasar de un día para otro. Pero, de verdad, eres bienvenida. Quizá podamos disfrutar de estar solos, pero en el mismo lugar durante un rato."

    "Está bien, lo entiendo. ¿Vendrá Maggs, crees?"

    "Ella no tiene razón para venir. Le envié un mensaje de texto. Le dije que estábamos bien. ¿Quieres que venga?"

    "La extraño. Las cosas parecen mejor cuando está ella. Parecen... más seguras."

    "Sé lo que quieres decir, pero más bien pensé que ella te asustaba. Al menos a mí ella me asusta."

    "Bueno, me asusta un poco, pero no de mala manera. Quiere cuidarme, quiere que todos y todo sea tan inteligente y ordenado como ella."

    "¿Y tienes miedo de dejarla?"

    "Miedo de lo que ella querrá a cambio. Lo que esperará."

    "En cuanto a lo que ella quiere, lo mismo que yo, Lesley. Solo verte a salvo. En cuanto a lo que ella espera, lo mismo que yo otra vez. Nada."

    "Aunque tú nunca me has preguntado qué quiero, ninguno de los dos."

    "Cierto. ¿Pero es eso asunto nuestro?"

    "Supongo que no."

    "Bueno... ¿sabes tú lo que quieres? Si lo sabes, tal vez podamos ayudarte a conseguirlo."

    "Eso es fácil: empleo, casita propia, buen hombre con quien compartirla, cariño, vacaciones una vez al año a la orilla del mar en una caravana, como esta."

    ¡Ah! Una vez algo así habría sido posible. Bastante fácil para cualquiera. Una forma de vida natural y, por así decirlo, bastante ordinaria. Pero lo que Lesley acaba de describir ahora es imposible para la mayoría, incluso para aquellos que trabajan sesenta horas a la semana, lo cual también es la razón de tanto resentimiento y desesperación... pero no en Lesley, ella parece bastante optimista al respecto, sino en otros, como ella. ¿Qué posibilidades tiene ella? ¿Qué posibilidades tendría ahora cualquier hijo suyo de felicidad, de darle sentido a sus vidas?

    "Iré a darme una ducha entonces." Me desliza un dibujo por la mesa. Es ese dibujo de Maggs. Yo me lo he estado esperando.

    "Gracias."

    No debo dejar que Maggs lo vea ni sepa que lo tengo. Ella solo se haría una idea equivocada. ¿Qué es cuál exactamente? Que en la tragedia de la vida de Lesley, yo puedo dar la vuelta y mirar un momento a Maggs y sentirme un poco mejor de mí mismo, un poco más esperanzado de que no estamos del todo perdidos.

    Ninguno de nosotros.

    Sé que eso no tiene sentido.

    "Buenas noches entonces, Mike."

    "Buenas noches, Lesley."

    Quiero apretarle la mano, darle un abrazo. En ausencia de soluciones concretas, recuerdo que un abrazo podría al menos permitirle a uno trascender el momento durante un tiempo. Pero no hago nada, recurro a la computadora portátil en busca de respuestas a mi propio dilema, en este punto, más superficial.

    La caravana viene con wifi gratis, lo cual siempre es una ventaja. Hago clic en el acceso directo al blog de Musa Místika probablemente por décima vez desde que llegué, pero parece que Gracia no tiene nada más que decir y yo me marcho con un decepcionado clic.

    Lesley ha podido identificar muy fácilmente qué es lo que quiere de la vida. Ojalá yo pudiera hacer lo mismo. El peligro, supongo, está en pensar que Gracia, ahora tan misteriosa y mítica, sea poseedora de la respuesta. Sé que no lo es, pero a veces las respuestas provienen de estudiar a las personas, analizar sus motivaciones, en lugar de escuchar sus palabras.

Capítulo 24

    El asegurador también me concede un anticipo para reemplazar la ropa, así que me dirijo a Lancaster por la mañana para investigar las ofertas en su calle principal. Es una ciudad mucho más grande que Middleton, por lo que está mejor servida, pero también lucha contra la esclavitud de caravanas blancas aparentemente no afiliadas al servicio del emporio en Internet. A saber: encuentro el tráfico y el sistema unidireccional alrededor de la ciudad bastante desconcertante, por no hablar de enervante.

    Visito Clarkes a por un decente par de zapatos Oxford y, para lo demás, «Marks and Spencer» siempre me ha servido bien: camisas y ropa interior nuevas, calcetines para una semana, pantalones, una chaqueta decente de generosa sastrería y muchos bolsillos. Gemelos lisos. Corbata.

    Lo escencial.

    Le he dado a Lesley mi antiguo teléfono, cambié la tarjeta SIM a un nuevo número de pago, le he puesto diez libras y la llamo al mediodía para asegurarme de que está bien. Ella está paseando, me dice, observando a los pájaros. Yo los escucho, un piar estridente. Son cazadores de ostras, le digo. Ella ha ido a mirar una ruina sobre verded césped junto al mar, me dice. Y puede ver un faro no muy lejos de la costa. La marea se ha retirado y revela sus cimientos sobre un corte de roca. Ella está junto a los restos de la abadía de Cockerham y la luz de Plover Scar.

    Por supuesto, un teléfono no es un concepto desconocido para ella. Ella no sabe las letras, pero está bastante familiarizada con los números, también con la suma y resta de ellos hasta veinte; supongo que este es el billete de efectivo de mayor denominación con el que está familiarizada. Practicamos anoche con los iconos de la aplicación que ella entendió con bastante facilidad y fue competente al repasar la secuencia de dígitos para llamarme, pero no estoy seguro de que ella tenga la paciencia para ello, y menos aún que sienta la necesidad. Mi preocupación con Lesley es que, habiéndola sacado a salvo de la calle, ella pudiera parpadear y desaparecer en cualquier momento y yo no querría eso.

    Al menos puedo llamarla y ella sabe cómo responder. Naturalmente, su analfabetismo descarta que nos enviemos mensajes de texto, aunque podemos diseñar algo más adelante con un sistema de Emojis. No sé cuánto de esto es realmente necesario. He vivido la mayor parte de mi vida sin un teléfono inteligente y, por lo general, puedo encontrar el camino a casa sin uno. Estoy seguro de que Lesley puede hacer lo mismo.

    Ella es trágicamente brillante.

    Me dirijo hacia el pueblo de Scorton, una pequeña villa junto a la A6, y hacia una cafetería que una vez frecuentaba con Sandra los fines de semana. Me pregunto si debería transmitir los detalles del blog de Musa Místika a la policía, a Seacombe. Ciertamente, si han arrestado a Melvyn ahora, parece que ya no necesito hacerlo para demostrar mi propia inocencia. Pero ¿que hay de la suya?

    Aún así, algo me detiene, la sensación de que Gracia pretende que esto sea en confianza entre nosotros, dados los elaborados medios a los que recurrió para llamar mi atención sobre ello. Aunque, de nuevo, sigue siendo un misterio por qué ella haría algo de eso. También yo preferiría mantener a la policía a distancia. Mi experiencia reciente con ellos ha tambaleado mi fe. Ciertamente ya no le preguntaría la hora a un policía por temor a pillarlo en un mal día y que me aplicase la pistola Taser, un efecto secundario de la cual, me han dicho, es soltar la vejiga.

    El café es antiguo, paneles de madera, por dentro y por fuera, al estilo isabelino, aunque sospecho que hoy en días esto resulta más burlón que tradicional. Descubro que también ha sido adoptado por ciclistas veteranos, me encuentro rodeado de formas esqueléticas vestidas con colorida licra pero claramente olorosa, adornada con los logotipos de mercado de una miríada de fábricas en el extranjero. Mi tienda de segunda mano Harris Tweed, que me haría invisible en cualquier otro lugar, me presenta dolorosamente conspicuo aquí.

    Claramente, el pasado ya no es lo que era.

    ¿Cuándo se vuelve lo ordinario incómodo frente a lo inusual? ¿Qué fuerza misteriosa nos haría abandonarlo, hacernos anhelar a cambio el dudoso "otro," hasta el punto de tenerlo estampado en nuestro pecho y, dudo en notarlo, en nuestro trasero también.

    Y ahora, un mensaje de nuestros patrocinadores...

    Olvida eso, Mike. Piensa en ideas más simples, como, no sé, ¿será Americano o algo un poco menos amargo esta vez?

    Fue aquí donde me di cuenta por primera vez que Sandra tenía la intención de romper. Yo había estado leyendo sus pensamientos sobre el asunto durante muchas semanas, pero aquella era la primera vez que la decisión se había deslizado con tono firme en su voz. Ella lo había estado demorando mucho tiempo por temor a herir mis sentimientos, y sentir esto en ella había magnificado mi culpa diez veces. Por tanto, hice poco para disuadirla. Solo sentí el cobarde alivio de que nunca tendría que decirle la verdad, que durante la mayor parte del tiempo que habíamos estado juntos, ella había sido engañada, que yo había estado teniendo el sexo de mi vida con otra persona. Yo podría haberme aferrado a ella si me hubiera esforzado más, si hubiera sido un verdadero padre a estas alturas en lugar de este extraño sustituto de Lesley.

    Ella incluso podría haberme perdonado.

    O no.

    ¿Por qué viniste aquí, Mike? ¿Qué estás haciendo, persiguiendo tus recuerdos de esta manera? ¿Es la nostalgia lo que te aflige? ¿Te imaginas que el pasado fue un lugar más seguro? Quizá lo fue, pero solo a cuenta de tu propia patética ignorancia del mundo.

    Deberías irte...

    ¡Espera! Teléfono: Maggs.

    "Mike, ¿cómo están las cosas?"

    "Oh. Hola, Maggs. Todo está bien. ¿Y tú?"

    "Em, os estáis acomodando, ¿verdad?"

    Evasión debidamente anotada. "Bueno, no hay mucho en lo que acomodarse, pero tal como es, sí."

    "Está muy lejos de donde estás ahora. ¿No te podían haber encontrado un lugar más cercano?"

    "No con poca antelación. Pero esto es bastante bonito, junto al pantano. Y solo tengo que pasar una semana antes de que esté lista la nueva caravana."

    "¿Y Lesley? ¿Aún está contigo?"

    "Hasta el momento."

    "¿Os manejáis bien, entonces, vosotros dos? Siento haberte lastrado con ella."

    Sí, más bien, pero curiosamente no me importa. Parece que mi musa está cambiando de rumbo últimamente. "No es molestia. Estoy fingiendo que es mi hija. Parece estar funcionando. Bueno, ¿y tú? ¿Cómo estás?"

    "Yo estoy bien."

    Ella no suena bien. Hay algo frágil en su voz que la delata. No sé cómo se ha tomado Martin que ella estuviera fuera el fin de semana, lo que él ha dicho, lo que ha hecho. No puedo creer que él no haya querido saber dónde y con quién había ella estado.

    "¿Hablaste con la policía pues?" me pregunta.

    "¿Sobre la caravana? Sí. Tengo el número de denuncia: el asegurador lo quería. Me preocupa que piensen que la quemé yo mismo, que soy un pirómano y un estafador, así como un posible asesino de mujeres jóvenes y plaga sexual que patear."

    "Estoy segura de que no piensan nada de eso. Aquello claramente fue una panda de trastornados espoleada por la prensa sensacionalista y las redes sociales. Pero me refería a Gracia. ¿Les has hablado de que Gracia publica en ese blog y de que ella está viva?"

    "Ah, eso. Aún no. Me preguntaba si enviar la dirección a Seacombe por correo electrónico, pero..."

    "Es que Twitter dice que soltaron a Melvyn esta mañana."

    "¿En serio? ¿Twitter dijo eso?"

    En cuyo caso, espero que a él le vaya mejor que a mí después. Me imagino que no saldrá sin ser molestado. Perdido el empleo, el traje, el coche, ya no es lo correcto, amigo. También suena como si la policía estuviera disparando en la oscuridad sobre esto, mientras los tabloides de tetas grandes continúan deambulando por las calles con trabucos cebados con toda suerte de efluentes.

    "Estaba pensando...," dice Maggs.

    "¿Sí?"

    "Si está viva, y coincido contigo en que parece que lo está, ella no quiere que nadie sepa dónde está. Entonces..."

    "¿Entonces?"

    "Bueno, depende de ti lo que hagas."

    Ella suena diferente, perdida. Fue ella quien me instó a contarle a la policía lo del blog y luego seguir con mi vida. Ahora no parece tan segura, como si algún instinto la hiciera encontrar una causa común con Gracia. Ambas como mujeres oprimidas.

    "¿Dónde estás, Maggs? ¿Estás en la tienda?"

    "No, en realidad estoy en el coche, en la M6. Acabo de entrar en los servicios de Forton. Hacia el Norte. Necesitaba un descanso."

    "¿Forton? Pero, eso está en la carretera hacia mí. Mira, ¿estás segura de que estás bien? Es que tienes un gorjorito en el tono cuando estás escondiendo algo o estás molesta."

    "¿Sí? Bueno, en realidad, no me siento tan estupenda hoy. Un poco... chafada, para ser honesta."

    "¿Sí?"

    "Yo, no pude ir a la tienda esta mañana. He dicho que estoy enferma. Nunca había hecho eso antes. Significa que la tienda de Middleton y la de Clitheroe están cerradas, y me siento terriblemente culpable por eso, en realidad. Pero claro, estoy pensando en dejar Donnegans. Pasar página. Hacer otra cosa. ¿Tú qué piensas?"

    "¡Maggs, no... esa es una idea terrible! Vives y respiras en esas librerías."

    "Estaba pensando que tal vez esto se me echa una poco encima."

    "Está bien, ahora dime la verdadera razón."

    Esto es bastante atrevido de mi parte, lo sé, manejar la verdad de esta manera, pero últimamente hemos intimado más y yo confío en que ella me considerará al menos bien intencionado. Pero uno debe tener cuidado al buscar la verdad de alguien, en caso de que esté dispuesto a decírtelo más fácil y directamente de lo que esperas.

    "Martin cree que estoy teniendo una aventura."

    "Em, ¿ah, sí?"

    "Con alguien de la tienda. Dice que si no, no tengo ninguna objeción a entregar mi aviso, que de todos modos solo trabajo por dinero de garantía, lo cual es cierto, y no vale la pena el estrés... aunque las tiendas no son estresantes, el problema es estar en casa, y las tiendas me sacan de casa, "

    "¿Una aventura?"

    "No te preocupes. No contigo. Él sospecha que es Chris. Lleva sospechando desde hace años, lo menciona cada vez que se siente vulnerable. Como cuando estoy ganando una discusión."

    "¿Chris?" No conozco a ningún Chris, pero el tono de Maggs implica que yo debería conocerlo.

    ¿Chris? ¿Chris?

    "¿Chris Donnegan? Ya sabes. El sr. Donnegan. Todos trabajamos para él, Mike."

    "¿Lo hacemos?"

    "Por supuesto. Tú no lo conoces aún. Debería presentártelo. Creo que os llevaríais bien."

    "Está bien, entonces, ¿por qué estás en la autopista?"

    "Para alejarme lo más posible de Middleton. Porque si voy a casa, con el estado de ánimo en el que estoy ahora, voy a matarlo."

    "¿Martin cree que estuviste con Chris el fin de semana?"

    "No lo sé... presumiblemente. Chris es el chivo expiatorio habitual, a pesar de que ahora debe de tener casi setenta años y de ser abiertamente gay. Martin no puede imaginarse que lo único que yo hago cuando estoy fuera de casa es buscar espacio y escapar de él."

    Entonces, ahí estamos. Maggs lo confiesa todo y, al igual que los problemas de Lesley, yo no puedo hacer una condenada cosa sobre ninguno de ellos, salvo ofrecer refugio, compañía y un oído atento.

    "Entonces, ¿hasta qué parte de la M6 piensas conducir?"

    "No lo había pensado. Hasta que me sienta mejor, supongo. Todo el camino hasta Escocia si es necesario.

    "Entonces, si me perdonas un pequeño cambio de roles solo por hoy, jefa, no sea boba. Salga en el siguiente cruce. Reúnase conmigo en la caravana. Le daré la dirección."

    "De acuerdo, gracias."

    Esperaba más lucha. Esperaba estar rechazando débiles objeciones como: no estoy seguroa o no quiero molestarte ni nada. Puedo leerle la mente: ella está cerca, salió en Forton porque quería estar...

    Conmigo.

    "Entonces, Mike, no has hecho la pregunta obvia."

    "¿Que es?"

    "¿De verdad estoy teniendo una aventura con Chris Donnegan? Quiero decir, a pesar de todos sus años, y por no hablar de su orientación sexual apuntando firmemente en la otra dirección, sigue siendo muy atractivo para una mujer de cierta edad, eso es en un cierto modo una especie de zorro plateado y centelleante."

    "Bueno, por supuesto que no. Lo sé. Mira, todo esto es un terrible enredo, Maggs, y lo siento. Si puedo ayudar lo haré, pero lo mínimo que puedo hacer es escuchar, y creo que ya es hora de que compartas todo esto con alguien."

    "¿Quieres que traiga la cena? Tienen un M+S aquí."

    "Eso sería perfecto, gracias."

    "Te veré pronto entonces."

    Pronto, sí y, durante un tiempo, ya no pienso en Gracia, sino en Maggs. Por supuesto. Otra vez. Estoy hundido dentro de Mavis, toqueteando con inútil distracción en la luz del ABS, que ahora se toma metafóricamente como una señal siempre de problemas por delante. Y noto que la luz está encendida la mayoría de las veces.

    ¿Qué está tratando de decirme Mavis entonces? ¿Qué otra cosa podría representar, aparte de lo obvio? ¿ABS? (Sistema de Frenos Antibloqueo) ¿Abandonar La Tontería, quizá?[3] Sí, eso es prometedor. Nada peor que la tontería, ¿verdad? ¿Todo Comienza en Alguna Parte?[4] Hmm, obviamente cierto, o qué tal: ¿Evitar el Mal Sexo? [5] Puedr que eso sea bueno, pero en realidad es mejor evitar por completo lo malo, lo bueno y lo mediocre.

    O no.

    ¿Qué?

    No, lo que estoy pensando es que incluso cuando Maggs se haya recuperado con una taza de té y una charla, o lo que sea, ¿cómo diablos puede ella pensar en volver con Martin, ahora? Esto me suena mucho a una crisis, y a mí en medio de ella, aunque aún no como objetivo para la acusación obvia. Sin embargo, noto que es una acusación de la que con mucho gusto me declararía culpable si ella me lo pidiera y si eso ayudara, que sí, que Maggs y yo estamos teniendo una aventura.

    Cuando digo "pidiera," me refiero a si yo fingiría que estábamos teniendo una aventura para ayudar a precipitar su separación... o algo por el estilo, eso es todo. Suena peligroso, por supuesto. Peor aún, suena estúpido, y lo retracto de inmediato, excepto que queda la sensación de que estaría orgulloso de decirlo:

    Sí, estoy teniendo una aventura con Maggs, bastardo, ahora vete a la mierda y déjala en paz.

    Y luego, en una nota más egoísta, siento que la ruina del mundo conocido es casi completa, para los dos, porque si Maggs abandona la librería, entonces mi propio lugar en ella está lejos de ser seguro. No puedo decir por qué, aparte de que algo fundamental se derrumba sin su presencia, ¿ves? Ella es como la piedra angular de un frágil puente que atraviesa un abismo sin fondo entre lo imposible y lo absurdo: lo imposible son las aspiraciones de mi vida y lo absurdo es la forma en que las cosas han resultado de verdad. Ella debe dejar a su marido, sí, esto por su propia salvación. En cuanto a la mía, hay que convencerla de que se quede en la librería, porque ahora mismo eso es lo único que ambos tenemos.

Capítulo 25

    ¿Quién echa de menos a Gracia? ¿Y cómo se perdió? Estas son preguntas que solo ahora estoy meditando. Ella debe de tener una familia. Una madre, un padre. ¿Quién, exactamente, vive en Hammerton House, en Clover Lane? Me cuesta recordar algo en Clover Lane ahora, aparte de algunas viejas granjas ubicadas a un lado, y luego las canteras abandonadas entre alisos y abedules rampantes por el otro. Todo es bastante rural y ondulado, esa parte de la ciudad, que corre hacia los páramos de piedra arenisca de los Western Pennines. Yo era un niño la última vez que fui a explorar allí, escalando las caras de la cantera, nadando en las profundas y frías pozas. Probablemente fue en el verano del 77, el verano antes de que comenzara a trabajar en la fundición.

    Demonios, hace tanto tiempo.

    ¿Quién recuerda los 70 ahora?

    Eso es significativo, ¿no crees?

    No me refiero a racionalmente. No me refiero a que exista una pista lógica y racional. Esto es más existencial. Que los mitos a veces tienen una forma de unir cosas relacionadas, pero no necesariamente en el mismo tiempo y lugar. Sé que eso no tiene sentido.

    Hammerton House no se muestra siquiera en las Ordnance Surveys[5] más recientes, y las búsquedas en Google, incluido Google Maps, no arrojan nada. Sí, ya he mirado. Entonces, ¿es que es una construcción reciente? Suena elegante. Un deseo para un uno por ciento. ¿O se inventó ella la dirección? ¿Es falsa la tarjeta de visita? ¿Es un anagrama de otra cosa? He probado varias permutaciones en papel, pero no cayó ninguna ficha con ello.

    No, espera... ¿Gracia misma es descendiente de un uno por ciento? Pero si es así, ¿qué está haciendo ella enseñándole a los jóvenes condenados del noventa y nueve en una fábrica de exámenes? Recuerdo haberla visto en la librería, lo fuera de lugar que ella parecía, como si hubiera dado un giro equivocado en su camino hacia un lugar mejor, o bien eso o estaba buscando desesperadamente algo que no podía encontrar en ninguna otra parte.

    ¿Como dentro de ella, quizá?

    Por amor de Dios, Mike. ¿De qué estás hablando?

    ¿Dónde estoy ahora?

    Ah, vale. Es temprano en la tarde, el sol se pone sobre la luz de Plover Scar. La marea está alta, el mar es de un ámbar aceitoso y lento, las crestas de las olas son de un bronce bruñido, todas caen contra los guijarros. Hay cormoranes posados ​​en el borde de la luz y pescadores de ostras piando por la cena. ¿Demasiado? Lo sé, puede que pienses eso, pero en realidad solo en lugares como este encontramos quietud, y luego los detalles nos abruman, toda la vida zumbando con una alegre intrincación en lugar de, como siempre, el mismo antiguo enredo estreñido que define el mundo de los hombres.

    Había una abadía allí, una alta inmensidad en piedra arenisca roja, ahora desaparecida excepto por la sala capitular extrañamente conservada. El resto se puede ver en las piedras redondeadas por el mar, suavizadas por el tiempo, reutilizadas como defensas contra inundaciones. Hay una quietud etérea, algo sagrado aún en el silencio de la tierra alrededor de estas partes, y una sensación de que todo está prestado, yaciendo bajo, precario a la inundación.

    Maggs está en la caravana cocinando, Lesley a la mesa dibujando. Esto tenía un aspecto muy hogareño cuando me propuse venir aquí, pero llego ahora con la sensación de que nada de eso parece correcto: Maggs, el ama de casa, conforme a ese estereotipado rol de género, tal como lo definen, supongo, por anticuados hombres como yo. Lesley también, ya se ajusta a la narrativa de la chica adolescente. Incluso ha descubierto la aplicación Tetris en mi antiguo teléfono y pasa el tiempo concentrada en esa ventanita, como todos hacemos, enganchada, ocupada en una complejidad imaginada, sin lograr nada.

    ¿Yo? Yo soy el hombre que viaja al extranjero mientras esperan mi regreso. Lo hice en Dales también, ¿recuerdas? Extraño arquetipo este. Extraña narrativa: ¿el viaje del tonto? ¿O es la búsqueda del Héroe? ¿Es el acertijo que debe ser resuelto por el intelecto? Esto también me hace sentir incómodo, porque nada de eso es cierto; la verdad, si tal cosa existe, es mucho más confusa, sin embargo, queremos creer en la existencia de algo más simple por temor a lo contrario: que nada significa nada, nunca lo ha hecho y nunca lo hará.

    "Él está en Helsinki mañana."

    Por tanto, Maggs ha despachado a Martin a un lugar donde ella pudiera ignorar a salvo toda consecuencia, al menos por ahora, empujarla a un tiempo futuro. Tratar con ella más tarde. Cuanto más tarde, mejor.

    Ella había llegado a la caravana al mismo tiempo que yo. Al principio pensé en darle un abrazo de bienvenida, pues recuerdo que ella me había abrazado una vez, que ahora esta era una intimidad permitida entre nosotros, pero ella había parecido incómoda, avergonzada. La invité a tomar el té en vez de abrazarla.

    "¿Cuánto tiempo estará él fuera?"

    "Unos días."

    "¿Vuelve el fin de semana, entonces?"

    "Eso espero, sí."

    Estábamos sentados junto a la ventana de la caravana para entonces, manos envolviendo tazas de té como solíamos hacer en la librería. ¡Cómo extraño esa librería! Ella llevaba el traje pantalón azul, el pelo perfecto, el aroma de Le Jardin, parecía remilgada, sonriente, confiada, aunque posiblemente también un poco drogada de Valium o algo por el estilo.

    Era una máscara entonces. Era incongruente, desplazada ahora, agotada. Recuerdo pensar que, sin su trabajo, sin su lugar en el mundo, ella iría a por unos vaqueros, una camiseta, los sacos, los bolsos y todas las lamentables arrugas de una permanentemente jubilación prematura.

    Sí, sé que esto suena grosero... Me refiero a que lo diga yo, pero no puedo ocultar el hecho de que la idea me perturba ahora, mientras miro hacia el mar, hacia el Oeste, hacia el lugar de la muerte y la agonía. Ella estaba destinada a cosas mejores, mejor que depender de un hombre que la golpea, un hombre controlador. Y en otros veinte años todos seremos viejos.

    ¡Demonios, tendré casi ochenta!

    Había pensado de ello como la hora de retiro, de descanso, de contemplación de atardeceres como este, porque sin el vigor de la juventud, ¿para qué otra cosa estamos preparados? ¿O simplemente soy viejo antes de tiempo? Necesito hacer algo, maldita sea. Soy demasiado viejo y estoy demasiado jodido para la forma moderna de trabajar, pero aún demasiado joven para venirme abajo sin luchar.

    No vayas suavemente...

    "Maggs, si me perdonas..."

    "¿Qué, perdonarte qué?"

    "Sé que no me compete a mí decirte qué hacer o qué necesitas."

    "No, no te compete. Pero puedes decírmelo de todos modos. Depende de mí si me ofende o no. ¿Y?"

    "Que necesitas tu propia puerta de entrada. Y una llave para mantener a los demás fuera cuando no los quieras. Y necesitas la misma cama para acostarte todas las noches, segura de que puedes descansar allí hasta la mañana sin que te molesten. Ambos somos demasiado mayores para surfear en el sofá."

    Ella ha logrado mostrar una irónica sonrisa ante eso, y hoyuelos. "Te estás describiendo a ti mismo," dijo. "Eso es lo que tú necesitas."

    "¿Pero no es así con todos? Estos son los principios, Maggs. No hay nada de malo en valorar lo ordinario en la vida, quiero decir, especialmente hoy en día, cuando incluso lo ordinario se está volviendo tan raro."

    "De acuerdo. Entonces, me estás diciendo que lo deje. Pero ¿por qué debería hacerlo? Mi vida está en esa casa, Mike. Esa era mi «normalidad». ¿Por qué debería ser yo quien salga de ella?"

    Y un justo argumento, excepto que: "Me dijiste que tenías otro sitio, la casa de tu madre."

    "También te dije que está alquilada."

    "Pues avisa a tu inquilino."

    "Yo... no puedo. Esto no es tan simple."

    "¿No lo es? Mira, no sé quién es Chris Donnegan. Nunca le he visto. En lo que a mí respecta, eres tú quien mantiene en funcionamiento esas pequeñas librerías. No es un trabajo fácil, pero te las arreglas. Eres buena en eso. Ingeniosa. Puedes lograr cualquier cosa que te propongas. Lo sabes. Pero a veces, otros nos agotan, ¿no? Nos roban la energía. Nos dejan sintiéndonos tan débiles perdemos toda fe en nosotros mismos."

    Lesley, miró por encima de su juego de Tetris, impaciente, como si le estuviéramos echando a perder la concentración. Olvidamos que ella está ahí, tan callada que puede presentarse invisible.

    "Mike nunca te dirá que le dejes," dijo Lesley. "Pero lo haré yo, por lo que vale. Tienes otra casa, Maggs. Diles que quieres recuperarla. Entretanto, quédate con Mike. Ya que ambos estáis en el arroyo de mierda, mejor será que reméis en la misma canoa por un rato. Es tan jodidamente obvio, no puedo creer que aún estéis los dos mareando la perdiz."

    Maggs se enderezó ante eso, erizándose un poco por la palabra con «J», pero también preparándose para decir lo obvio, o al menos un "obvio," uno que ni Lesley ni yo podíamos ver. "Lesley, Mike y yo."

    ¿Qué? ¿Mike y yo que?

    "No nos conocemos tan bien, y Mike."

    Mike, ¿qué?

    "Mike es una persona muy privada, ¿sabes? Y yo no quiero..."

    ¿No quieres que?

    "Entrometerme,"

    "No parece que a él le importe tenerme por aquí. Y todo el respeto a Mike, y sin querer asustarlo ni nada después de que haber sido tan amable, pero se está arriesgando más conmigo de lo que nunca estaría contigo.. "

    ¿Qué?

    Vamos, Mike, di algo: "No me... importa, Maggs. Y tú no eres entrometida. Por supuesto que no. Y Lesley tiene razón. Estamos todos en un lío en este momento, así que enfrentémoslo juntos. Hay una habitación aquí. La misma que cuando reemplacen mi vieja caravana. O, aún hay una semana de alquiler de la cabaña, si prefieres algo de espacio. Ninguna opción es ideal, lo sé, pero es mejor que conducir sin rumbo por la M6, que es lo que estabas haciendo esta mañana."

    Un conejo sale disparado a través de la maleza que se oscurece. Me sobresalta, me devuelve al presente, me hace preguntarme qué estoy haciendo, aún, allá afuera, reflexionando sobre nuestra conversación de esta tarde y las extrañas e inquietantes emociones que esta ha despertado. Estoy huyendo, supongo, como el conejo. Estoy evitando la caravana, evitando el hogar, no porque yo esté desplazado, sino porque la naturaleza del hogar está cambiando. No de un modo que me desagrade, sino todo lo contrario. Pero no tiene sentido apegarse a lo que uno no puede tener.

    Hay otra apertura narrativa aquí, con respecto a Maggs. Tú también la ves, ¿no? Se llama la falacia del buen chico, y es algo como esto: yo soy el buen chico, pero solo en la medida en que creo que estoy invirtiendo en los futuros favores de Maggs. En algún momento, el buen chico espera... bueno... conejo como recompensa, y es mejor que ella lo entregue porque él ha sido muy paciente con sus modales contrarios.

    Pero no importa cuáles sean las labores del chico, un hombre no tiene derecho automático a esto. ¿Me sentiré usado cuando ella diga que no? (no es que yo vaya a preguntar nunca, ¿comprendes?) Pero si lo hago y ella se niega, ¿se acabó el «Señor buen chico»? ¿Me convertiré, Dios me ayude, en un Martín? Mis disculpas a los Martin de todo el mundo, pero ¿sabes a lo que me refiero? Tal es el peligro. Tú lo ves, ¿no?

    Por supuesto, no sé si yo soy ese tipo. Me digo a mí mismo que no lo soy, definitivamente no, pero ¿de veras me conozco tan bien como para confiar en que seré magnánimo en todas las circunstancias? Tales son las preguntas que las mujeres, las buenas mujeres, hacen que un hombre se haga.

    ¡No, yo no lo quiero!

    El conejo, quiero decir.

    Maldita sea. Te lo he dicho antes, ¿no? Pero de acuerdo, quiero una parte de ella. Quiero que ella venga a ayudarme a acondicionar la caravana nueva, elegir telas, ropa de cama, rellenar las almohadas, decirme que esta almohada es la mejor, que dormiré mejor con ella, que ella untará la novedad de todo ello con el aroma de Le Jardin, que este ahuyentará a los demonios como el incienso en un templo. ¿Y no esto otra cosa que la irrazonable exigencia de su intimidad? Y a pesar de toda mi perseverancia en el oficio de la soledad, ¿no ha de, la necesidad por una mujer, llegar a ser, furtivamente, aún más deseable?

    Maggs.

    Me siento mejor cuando ella está cerca, vacío cuando no lo está. Pero en realidad no es su conejo lo que quiero. La idea de disfrutar de nuevo las alturas del erotismo, como con Laura, me parece francamente absurda; de hecho, la idea de un amargado conejo de medio siglo me repugna tanto como estoy seguro de que una vieja polla cansada y flácida repugna a una mujer de cualquier tipo y edad, una mujer acostumbrada al duro calor de una mucho más joven. No es que esté diciendo que Maggs esté amargada, estoy hablando en general aquí. Aunque es horrible decirlo. Estoy seguro de que ella no lo es. Absolutamente no, y de que llegar a ella de esa manera sería una experiencia magnífica, no es que yo lo hiciera, o pudiera, o quisiera, eso.

    Con Maggs.

    ¿Qué quiero entonces?

    ¿Qué quiero decir?

    Es claramente algo más profundo. Más como el mito que ella encarna, la dignidad, la elegancia, la gracia, porque sin ella, en lo que me he convertido últimamente es ridículo. Y Maggs es humana. Ya hemos establecido sobre todo que ella es una mujer real. Así, circulamos de vuelta al miedo: ¿y si Lesley tiene razón? ¿Cómo funciona la narrativa del buen chico cuando una mujer quiere de verdad que él quiera su conejo, cuando él dice que no, pero rechazarlo sería rechazar también el mucho más íntimo tesoro de una presencia sin la que él ya no puede vivir?

    ¿Qué tipo de historia es esa? ¿En qué lugar de los anales de la literatura y el mito encontramos tal relato, con notas de revisión? Lo más cercano que puedo entender es que cuando un mortal yace con una diosa, ella le roba su virilidad, su utilidad para las mujeres mortales. Y desde Sandra, yacer una noche con solo la diosa en mis pensamientos es lo que he estado haciendo. Está claro que ya no le sirvo a Maggs de esa manera, ¿verdad?

    ¡Ora a Dios para que ella no lo quiera!

    Quiero decir... ella no quiere, ¿o sí?

    ¡Por supuesto que no! ¡Madura!

    Y ahí, sobrecargado en el análisis del mismo, está el conflicto en el corazón de las cosas entre nosotros ahora.

    ¿Ves por qué prefiero vivir solo?

Capítulo 26

    "Me quedaré hasta el fin de semana, ¿si te parece bien? Pensaré en lo que voy a hacer."

    "Por supuesto, eres bienvenida, Maggs."

    "Gracias, Mike."

    Ella lleva un cárdigan sobre de los hombros, cachemir color crema, como un producto de la imaginación, sin una arruga. Lesley se ha retirado para darnos intimidad, aunque protestamos, quizá demasiado, por el manto de los amantes. De todos modos esto es una caravana y las conversaciones se oyen en todas las habitaciones. Tendríamos que sentarnos fuera para tener verdadera privacidad y no es la época del año para eso. Aún así, moderamos inconscientemente nuestro tono hasta los susurros, nuestras cabezas se acercan, mucho mejor para escuchar y compartir intimidades.

    "¿Cómo lo soportas, Maggs?"

    "Oh, como tú, Mike. Vístete bien, píntate una sonrisa todas las mañanas y levanta la barbilla."

    "Pero,"

    "Fingimos. Todos fingimos, ¿no es así?"

    Su teléfono suena, su antiguo teléfono, el que sigue siendo el portal a su vida real, no el que la vincula, todo sea tenuemente, hacia mí. Ella lo coge pero no busca mensajes, lo apaga. Ambos sabemos, o al menos sentimos, que es Martin quien quiere saber dónde está y qué diablos cree que está haciendo, y dónde está su cena.

    Ella se pinta la sonrisa, levanta un poco la barbilla. "Bueno, cuando reorganices tu vida, ¿has pensado en lo que piensas hacer con ella?"

    "En realidad, creo que... voy a construirme una casa. Ladrillos y cemento. Basta de caravanas para mí."

    "Bien por ti. ¿Y encontrarás a alguien con quien estar? ¿Alguien con quien compartirla?"

    "Yo... creo que he dejado atrás todo eso. Demasiado fijado en mis maneras para adaptarme a estar con otra persona, Maggs. La mantendré ordenada y cortaré el césped, y seré voluntario en la librería, por supuesto, si aún quieres que vaya."

    "Por supuesto que aún quiero que vayas. Es que no puedo imaginarme viviendo sola."

    "No es tan malo. ¿Es eso lo que te da miedo? ¿Estar sola? Pero puedes construir una nueva vida. Nuevos amigos. De la manera que quieras, dejar de lado todo lo malo que no quieres."

    "¿Como hiciste tú? ¿Nuevos amigos?"

    Una pizca de sarcasmo debidamente anotada, ¿o son imaginaciones mías?

    "Yo soy diferente, Maggs, no soy sociable, la gente no aparece mucho en mi vida. Nunca lo ha hecho. Pero lo principal es que estarás a salvo. Y de hecho, tengo amigos ahora."

    "¿Sí?"

    "Bueno, me refiero por la librería. Por supuesto que estás tú. Y Lesley y Alan..."

    "Sí, sí, por supuesto que nos tienes a nosotros. Y a la librería."

    "¿Sigues pensando en dejar el empleo?"

    "No lo sé, Mike. Si me voy a quedar con Martin, puede que tenga que hacerlo. Él siempre ha sido un poco difícil de esa manera."

    Por "difícil," empiezo a leer: "Esquizofrénico paranoico."

    Esto está pareciéndome por tanto cada vez más insostenible, que ella deba hacer eso, ridículo que deba ella tener que considerarlo siquiera, pero algo anticuado en mí me impide decirlo. No le corresponde a un hombre interferir en los procesos mentales que unen el matrimonio de una mujer, por muy tóxico que este sea. Es su cama y es ella quien debe acostarse en ella, o eso dice la opinión popular. Así, en ningún otro ámbito de la vida estamos tan condenados por la indiferencia de los infortunios presentes como resultado de elecciones pasadas hechas de buena fe.

    La luz se ha ido hace mucho, no tenemos libros que nos absorban aquí y nuestra conversación alcanza un reflujo natural. Maggs me da las buenas noches, deja caer una mano brevemente sobre la mía y envía una onda de choque que me sube por el brazo.

    "Buenas noches, Mike. Y, de nuevo, gracias."

    "Buenas noches, Maggs. Gratitud innecesaria. Pero de todos modos eres bienvenida."

    Escucho el silencio durante un rato, el clic del metal mientras la caravana se enfría con el viento que viene de la bahía. Hay algo inquietante en este, el viento no deja de crear una vibración peculiar, como una advertencia, como parece haber una advertencia en la mayoría de las cosas en este momento. Entonces siento un escalofrío, alguien pisando encima de mi tumba y decido que es hora de acostarme.

    Difícilmente espero dormir, pero parece que estoy muy cansado por el día y tieso como un palo por el aire del mar, me he dormido de inmediato, profundamente atraído por la oscuridad y el sonido del mar, y el temblor de la caravana, y la presencia silenciosa de las mujeres durmiendo conmigo, bueno, no conmigo de verdad, por supuesto, sino metafóricamente, tal vez en el mismo espacio de ensueño, y ciertamente bajo el mismo techo de hojalata imperceptiblemente resonante.

    Sueño con Lesley.

    Es su cumpleaños y la he llevado a un restaurante para celebrarlo, uno que yo solía frecuentar con Sandra en los viejos tiempos, probablemente ya no existe. ¡Sandra otra vez! Lleva un vestido de gasa con hombreras, el pelo suelto como una diva de los ochenta, pide algo francés del menú y luego me mira. Yo no sé leer francés y estoy luchando, avergonzado, el camarero está de pie junto a nosotros, esperando mi decisión.

    "Él tomará lo mismo que yo," dice ella amablemente, rescatándome de... algo, tal vez del juicio, y ciertamente del ridículo. Luego levanta una copa de vino, me mira, tan hermosa, y entonces dice: "Gracias, papá. Esto es encantador."

    Y me doy cuenta, como se hace en sueños, con absoluta certeza de que Lesley es mi amada hija. ¡Por supuesto que lo es! ¿Cómo podría no haberlo sabido antes? Laura es su madre, y todas las tribulaciones de Lesley hasta ahora han sido hitos en su épico viaje para descubrirme a través de un páramo de abandono e indiferencia. Y también, como se hace en los sueños, me despierto con una sacudida ante esta convicción totalmente falsa, sudando por la complicación añadida a un ya complicado giro de acontecimientos, y durante mucho tiempo, aún en la oscuridad y la nueva esencia de la caravana, creyendo que todo ello es verdad.

    Poco a poco me rescata el tenue aroma de Le Jardin. Me recuerda a mi aquí y ahora, y a una realidad no menos desconcertante. Son las cuatro de la mañana y estoy bien despierto. Arrastro los pies hacia la cocina en busca de un vaso de agua, encuentro a Maggs ya allí, a la mesa, con un pijama de algodón, no muy diferente al mío, pero en un tono más fresco, toda crujiente cremosidad por supuesto, apenas una arruga, a diferencia del mío, y su cabello esponjoso cae en cascada sobre los hombros, bastante como Lesley en el sueño.

    "Lo siento," dice ella. "¿Te he despertado?"

    "Para nada. Me despertó un sueño extraño."

    El embarazo del sueño regresa como una premonición: una sensación de insuficiencia, luego una sensación de desnudez, mi ridiculez en este pijama delgado, un mal disfraz de lo que realmente soy, una inadecuada armadura y todo eso, sin cremallera ni ropa interior que me evite caer inadvertidamente en completa desgracia.

    ¿Qué?

    ¿De donde ha salido eso?

    Ella lo capta: "¿Estás bien?"

    "Em... disculpas... por mi ropa de dormir algo anticuada."

    "¿Hablas en serio?"

    "Sí, eso creo. Yo, siempre prefiero vestirme apropiadamente para ti, Maggs."

    "No seas bobo, y yo sentada aquí con mis pezones sobresaliendo como los pulgares de un zapatero ciego. ¿Qué decoroso hay en eso?"

    Tiene los brazos cruzados sobre los senos, así que en realidad no puedo verlo, tampoco es que yo quiera, y ahora no sé dónde poner los ojos, así que me concentro en las burbujas en el lado del vaso que estoy girando lentamente como si volviera a atornillar la tapa a algo que estaba suelto. "Em, entonces, lo siento," le digo. "Por cierto, ¿qué te mantiene despierta?"

    "Pensar."

    "¿Sí?"

    "Pensar que tienes razón, en realidad."

    "¿Yo? ¿Razón? Oh, querida, yo no me fiaría de eso. No, definitivamente no."

    "En serio. Escucha. Ambos tenéis razón. Tú y Lesley. Debería dejarle. He pasado demasiado tiempo fingiendo que todo va bien o, al menos, que se puede arreglar, cuando en realidad está empeorando. El problema es que me conozco, así que sé que lo más probable es que necesite algo, una descarga, un despertar, quiero decir, antes de hacer algo al respecto. Algo que lo cambie todo, y a este ritmo probablemente va a ser una noche en Urgencias."

    "Oh, Maggs, eso no, por favor. No debes permitir que eso suceda."

    "Lo sé, entonces, estaba pensando en un tipo diferente de descarga, en realidad, algo que pueda controlar. Y debes perdonarme por hablarte tan claramente, Mike, pero creo que quiero sexo, de hecho, con otro hombre. Sé que no dejo de decir que no quiero una aventura y, en realidad, no la quiero. Eso me distraería demasiado ahora, pero el sexo, algo sencillo y terriblemente, terriblemente sucio y divertido. Sí. Estoy pensando que eso es exactamente lo que necesito."

    "Em, pero eso podría ser aún más peligroso, quiero decir, enredarte con otro hombre. Y difícilmente es necesario. ¿Seguro?"

    "Potencialmente peligroso, coincido. Por eso necesito un hombre en quien pueda confiar. Un hombre al que ya conozca, en realidad."

    ¿Está hablando de Chris Donnegan? Pero, ¿cómo puede estar segura de que él vaya a aceptar eso? Lo describió como un caballero, ¿o era un zorro plateado? Demonios, Maggs, ¿qué estás pensando? Por favor, no, pero ¿no dijo ella también que él era gay? ¿O tal vez le va a él en ambas direcciones?

    "Bueno... todo eso suena muy complicado. Pero, en realidad, creo que solo necesitas otro sitio donde quedarte un rato hasta que puedas volver a la casa de tu madre. Y mientras tanto, buscar un buen abogado. difícilmente serías la primera mujer en abandonar a su marido."

    "Sí, sí. Lo sé. Pero primero lo que de verdad, de verdad necesito, Mike, es romper un vaso, romper algo de vajilla, vajilla realmente valiosa. ¿Sabes a lo que me refiero?"

    "Creo que sí, pero Maggs."

    "Y me preguntaba, parte difícil esta... bueno, respiro hondo... si, después de todo, tú podrías... ¿sabes? Quiero decir, considerar la posibilidad de ayudarme a ese respecto. "

    Perdóname, sé que estoy siendo un poco lento aquí. "¿Y a qué respecto es ese, exactamente?"

    "Ya sabes..." ella pone los ojos en blanco de manera sugerente. "Conmigo. ¿Podrías encontrar ánimo, crees tú?"

Capítulo 27

    La vieja carvana tiene que ser sacada con una grúa y llevada a donde sea que vayan las carvanas viejas a morir. Mientras tanto, parece espantoso. Estoy barriendo los viejos escombros en el contenedor del constructor que llegó esta mañana, listo para la limpieza seria. Los hombres se han organizado, se ordenan las tuberías para nuevos desagües y conductos para la electricidad, listos para la nueva carvana que llega,.. bueno, que llegará en algún momento, meses probablemente. Está siendo acondicionanda en Midlands y subirá por la M6 en la parte trasera de un camión gigante con luces naranjas intermitentes y un vehículo de escolta.

    Parece un gran jaleo para algo que aún veo como temporal y la idea no me emociona en absoluto. Si estuviera construida con placa blindada de doble pared y cristales a prueba de balas, podría sentirme diferente. Sin embargo, lo que realmente quiero son unas escaleras, algo de altitud y un arco y flechas para acabar con mis torturadores. Mi lugar de residencia ha sido durante demasiado tiempo un asunto endeble. Quizá sea hora de armarse y presentar batalla.

    La cerca de estacas está apuntalada en secciones junto al garaje. No tiene sentido volver a colocarla aún, al menos no hasta que la nueva carvana esté en su sitio. Pero ahora no sé cuándo tendré la motivación para hacerlo, y parece inútil en sí mismo hasta que me haya construido esa casa adecuada, la que planeé todo el tiempo, aunque solo Dios sabe de dónde va a venir el dinero.

    Y la motivación viene en oleadas, como la marea baja por Plover Scar, a veces subiendo alto, cuando todo es posible y yo estoy navegando de nuevo por el catálogo de Huff, esbozando planes. Y luego la marea se desliza y revela esa misma llanura de deprimente lodo que me absorbe la energía.

    En lugar de eso, ahora recorto los bordes del césped, saco la podadora y comienzo la primera poda de la temporada; un poco temprano, lo sé, pero el césped está lo bastante seco y unos cinco grados más caliente que en los valles. Pero al cortar el césped, me siento consciente de mí mismo y vulnerable a cada vehículo que pasa, siento ojos sobre mí, leo mentes imaginarias.

    Temprano para cortar el césped, ¿no?

    Espera, ¿es él?

    ¿Lo hizo o no lo hizo?

    Y si no lo hizo, y el otro tampoco, ¿dónde está ella?

    ¿Dónde está Gracia Milner?

    ¡Buena pregunta!

    Me pregunto si Melvyn estará pasando por el mismo proceso esta mañana. Lo dudo. La avaricia y la dolorosa autoconciencia no son comunes compañeros de cama. Y, por supuesto, lo que más estoy evitando aquí es Maggs.

    ¡Maggs!

    Maggs, ¡por amor de Dios! ¿Qué estás pensando?

    Hay algo terapéutico en el estruendo de esta antigua podadora y el olor a hierba, pero de nuevo, una advertencia en el fuerte olor a gasolina que derramé descuidadamente alrededor del tapón de llenado. Me refiero a esto en el sentido metafórico, por supuesto. No espero que la cortadora de césped estalle en llamas y yo con ella, pero aún así, algo, como si hubiera algo repentinamente aterrador en Maggs. Por tanto, me alejo de la costa muy temprano, dejando una nota sobre la mesa de la cocina:

    «Tengo que ir a Middleton, arreglar un poco los jardines. Hablamos luego.»

    ¿Y decir qué, Mike?

    "Pero Maggs, no puedo... ¡hacer eso!"

    "¿No me encuentras atractiva?"

    "Pero ese, ese no es el problema. Quiero decir, por supuesto que sí, eres una mujer muy atractiva, pero, difícilmente podemos,.. quiero decir,... ¿Qué hay de Lesley aquí?"

    "¿Es esa tu única objeción?"

    No, pero era la única a la que podía ponerle palabras. Todas las demás eran impronunciables.

    "No me refiero a ahora," dijo ella sonrojándose. "Cielos, no. Eso sería un poco, precipitado. No, me gustaría que fuera un acto más considerado. Algo casi teatral o incluso un ritual. Estaba pensando que podríamos ir a la cabaña junto al río otra vez. ¿Mañana por la noche quizá? ¿Quedarnos hasta el viernes? Mirar cómo va. ¿Qué dices?"

    ¿Y que fue lo que dije?

    "Maggs, yo, no creo que esto pueda ser así contigo. Quiero decir, no tan casual. No he estado con ninguna mujer desde Sandra y eso fue hace una vida. Lo que trato de decir, en realidad, es que no sería una nimiedad para mí. Y contigo, especialmente, quiero decir que sería una perspectiva bastante intimidante."

    "¿Sí?"

    "Tener intimidad contigo, Maggs."

    "Sé que es mucho pedir. Y por un lado puede parecer bastante... indigno. Un poco lascivo, en realidad, pero de eso se trata para mí, ¿ves?... el asunto es que está muy fuera de lugar. Nunca he engañado a Martin, ni he soñado con hacerlo, pero ahora creo que lo necesito. Y desesperadamente."

    ¿Indigno? Sí, también yo estoy pensando en eso. Sórdido incluso si todo el asunto no fuese tan premeditado. ¿Y la premeditación lo hace qué? ¿Pervertido? ¿Excitante?

    No, excitante no, Mike. Ni siquiera lo pienses.

    "Pero por otro lado," continúa. "No tiene por qué ser así en absoluto."

    "¿No?"

    "Me gustaría que fuese... que simplemente fuese. ¿Ves?"

    "¿Que simplemente fuese? ¿Qué quieres decir?"

    "Me refiero al sexo."

    "Em."

    "Y... siento de nuevo ser tan franca al respecto, pero otro hombre podría no ser tan obediente en esto. Y a ti no parece que te importe que te diga lo que quiero."

    "¿Quieres decir, que yo soy muy sumiso y todo eso?"

    "Bueno, exactamente... no quisiera que fuera lo habitual, ¿sabes? Me refiero a un par de minutos de arf-arf mientras el hombre se encarga de su parte o cuál sea la lengua vernácula hoy en día, y yo tumbada allí en una mancha húmeda sintiéndome totalmente decepcionada mientras él se da vuelta y ronca toda la noche."

    "Em, Maggs, tal vez deberíamos..."

    "Oh, no te preocupes, Lesley ya está profundamente dormida."

    "Aún así,"

    "Quiero decir, así es como siempre ha sido para mí, ¿sabes?"

    Era como si mi amada tía, Dios la bendiga, hubiera comenzado a hablar sobre sexo oral a los ochenta años. Mi reacción habría sido la misma. Estaba casi seguro de que no deberíamos estar teniendo esa conversación.

    "Escucha, Mike, ¿nunca has leído uno de esos... ya sabes, libros eróticos? De veras son bastante chispeantes. Bueno, algunos de ellos lo son. La mayoría son bastante infantiles, por supuesto."

    "Difícilmente mi género, Maggs."

    "Lástima, pero recuerdo que dijiste que habías leído «O»?"

    "Bueno, sí, "

    "Pues lo mismo, pero un poco más ligero. No tan nihilista. Podría vestirme con una vasca de cuero, lápiz de labios rojo brillante, y tú podrías, bueno, azotarme el trasero, llamarme «sucia perra», cosas así."

    "¡Absolutamente no, Maggs! No, lo siento. Eso está completamente fuera de discusión."

    "Bueno... ¿qué tal si te azoto yo el trasero? A mí no me importa... y tú no paras de decirme que no eres un mojigato o algo así."

    "¡No! Eso es aún peor. Mira, no encuentro nada... eróticas esa clase de cosas."

    Ella ha encontrado curiosa esa admisión "¿Ni siquiera remotamente?"

    "No."

    Pero si esto era cierto, ¿por qué de pronto estaba yo tan perplejamente erecto? Peor aún, al parecer me había salido fuera del pijama con un torpedo, bajo la cubierta de la mesa, e iba a resultarme terriblemente difícil volver a metérmela sin que ella se diera cuenta. Y esto solo con escuchar a Maggs hablar con tanta franqueza sobre... bueno, cosas.

    "No voy a,. azotarte en el trasero, Maggs, ni en cualquier otra parte de ti, ya de paso. Lo siento. Y si esta es la primera vez que te rechazo algo, que así sea. Mira, lo entiendo. Tu vida íntima no suena que haya sido muy grandiosa. Pero no necesitas ir tan lejos para experimentar, bueno... ya sabes, otra cosa satisfactoria. Y en lo que a mí respecta, cuando un hombre toca a una mujer debe ser respetuoso."

    "¿Respetuoso? Sí, sé lo que quieres decir, y eso es muy tuyo, Mike. Y eso está bien en los juegos preliminares, pero una vez que empieza «el juego», seguramente todo surge."

    "Bueno, hasta cierto punto, supongo, pero tendríamos que conocernos muy bien, quiero decir antes de que nada, surja."

    "De acuerdo. Lo siento. Pero ¿estás diciendo que al menos lo pensarás?"

    ¿He dicho yo eso? ¿Cuando he dicho eso?

    Esta es la opción más fácil, Mike, decir que lo pensarás. Luego olvídalo y espera a que desaparezca. Consigo asentir a medias.

    "Gracias. Y si no eres tú, entonces supongo que tendré que buscar a otro, entrar a un bar o algo así. Estoy segura de que eso no es tan difícil, incluso para alguien de mi edad. Algunos hombres se follarían cualquier cosa, especialmente cuando están borrachos."

    Ella está jugando conmigo ahora, jugando con mis simpatías, tratando de reafirmar mi evasiva promesa en algo más concreto. "Pero Maggs, ese tipo de cosas... de las que estás hablando... pueden ser realmente peligrosas con el hombre equivocado. Prométeme que no vas a hacer eso."

    La idea de ella entrando a un bar sola, recogiendo lobos callejeros y diciéndoles que la azotaran me alarmó y eso no tenía sentido, me refiero a los azotes como el primer problema. ¿De verdad podría ella ser tan imprudente y contraria? ¿No podía yo simplemente decir que sí, está bien, Maggs, te azotaé en el trasero, haré el papel de Dominante y te llamaré sucia perra?

    "Intenta dormir, Maggs. Estoy seguro de que te sentirás diferente por la mañana."

    "Ya has hecho mucho por mí, Mike y me parece una cosa escandalosa pedirla. Pero una vez fuiste todo un... bueno todo un mujeriego... o eso estaba pensando yo... y apenas sujeto a las reglas habituales. Solo pensé que podrías, eso es todo."

    "¿Mujeriego? Pero Maggs, eso fue, eso fue una mezcla de malentendido y cobardía, mi vida amorosa fue como una Comedia de Ealing. Fue un error y he pasado toda mi vida sintiéndome culpable para ello."

    "Y yo te dije que te perdono. Pero ¿definitivamente lo pensarás? ¿Que lo consultarás con la almohada?"

    Quiere su respuesta pronto entonces, como por la mañana. "De acuerdo. Lo consultaré con la almohada. Pero tú deberías hacer lo mismo. Y estoy seguro de que te sentirás diferente."

    No oigo acercarse el coche. Llevo protectores para los oídos, aún perdido en los recuerdos de esa última y alarmante conversación con Maggs, y estoy de espaldas, pero cuando estoy a punto de hacer el corte de regreso, lo veo, audaz, negro y brillante. Ventanas negras. Un Range Rover o algo por el estilo, del tipo preferido por los gánsteres televisivos.

    No puedo ver a los ocupantes, pero supongo que me están mirando. Los ignoro, doy la vuelta a la podadora y hago el corte hacia el otro lado. Cuando doy la vuelta, aún está allí, así que dejo que el motor se apague, me apoyo en las barras y espero con los ojos sobre el cristal, ciego a estos, mis últimos opresores, pero mirándolos desafiante de todos modos. Se preguntan quizá dónde he escondido el cuerpo. Pero yo tengo otras cosas en las que pensar después de todo. Cosas en las que estoy tratando de no pensar, como la imagen de Maggs con una vasca de cuero y medias de redecilla meneando el trasero hacia mí, invitando a la palma de mi mano.

    Sí, lo sé, ella no mencionó las medias de redecilla. Tanto estas como el meneo de su trasero son de mi propia lasciva invención.

    Diablos, Maggs. ¡No quiero pensar en ti de esta manera!

    Bueno... ¿qué es ahora? Esto no parece ser una cosa porcina, ni un matón casual. ¿Es la policía, viene a invitarme a un interrogatorio de nuevo? Sale un hombre, bajo, corpulento, de unos cincuenta años, con un largo abrigo negro y una descuidada mata de pelo oscuro e irrealizable.

    "Hola, Mike."

    Creo que lo conozco. Sí, él solía supervisar a los vigilantes de la fundición, los que luego se pusieron de uniforme y llamaban "seguridad."

    ¿Cual era su nombre?

    "¿Vic? ¿Vic Bartlet?"

    ¡Sí, Vic Bartlett! Pequeño bastardo pedante, una vez me negó el acceso a la oficina porque me había olvidado la placa, aunque yo llevaba trabajando allí treinta años y presumía en aquel entonces que todos sabían quién era, que no era un ladrón ni un espía industrial. Así que me fui a casa, me perdí una teleconferencia matutina, perdí un contrato. Él consiguió un ascenso. Yo conseguí los cojones. Así que él fue para mí y para siempre un símbolo del vaciamiento de los valores, de que quizá la fundición, de hecho mi país, era una causa perdida mucho antes de que realmente dejara de ser rentable.

    Pero no quiero estar pensando en eso ahora.

    "¿Qué puedo hacer por ti, Vic?"

    "Oí algo sobre tu lugar de molestia, Mike."

    "¿Oh? Bueno, tú y la mitad del país. ¿En qué andas estos días?"

    "Trabajo para George Milner."

    "¿Lo conozco?"

    "El padre de Gracia Milner."

    "Ah."

    "Él… lamenta tus problemas, compañero."

    ¿Compañero? Nunca fuimos compañeros.«Compañero, en este contexto, es el suavizante, la distracción. Ahora estoy esperando la rodilla en las pelotas, que espero que llegue rápido porque de veras quiero terminar de cortar el césped antes de que llueva.

    "Le gustaría hablar contigo sobre Gracia."

    "Yo no sé nada, Vic."

    "Estamos intentado montar el rompecabezas, ¿sabes? Y le gustaría ver si hay algo que él pueda hacer, por ti, quiero decir, asistencia financiera. Arreglarte las cosas."

    Esto no tiene sentido. Hace poco que fui degradado como sospechoso número uno en la desaparición de Gracia Milner y su padre ya quiere ser mi amigo y benefactor. La insinuación de "asistencia financiera" entonces, en este contexto, puede interpretarse como un incentivo.

    Vic siempre tuvo un comportamiento siniestro, uno que él hacía poco por desalentar. Había rumores de que antes de que él llegara a la fundición estuvo en Irlanda, esto sería a finales de los ochenta, en la inteligencia del ejército, interrogando a los republicanos. Otros dicen que fue él quien inició esos rumores. Cualesquiera que fuesen los hechos del asunto, aún tengo el olor de la advertencia en mis fosas nasales, el olor también del engaño y las medias verdades.

    "Bueno, como puedes ver, no estoy muy dispuesto a recibir visitas estos días."

    "Aprecio eso, Mike. No, a él le gustaría que fueses a verlo. Puedo llevarte a su casa. A solo diez minutos. Te traeré de regreso."

    "¿Te refieres ahora?"

    "Si es conveniente."

    "Bueno, me gustaría ayudar, Vic. Pero le dije a la policía todo lo que sé, que no es mucho. Será mejor que él hable con ellos."

    "La cosa es que creemos que la policía está siendo un poco lenta, ¿sabes? Él está fuera de sí, Mike. No ha salido de la casa desde que sucedió, no sea que alguien llame, me refiero a quien la tenga. Y similar."

    "¿Que alguien llame? ¿Crees que ha sido secuestrada? ¿Es eso lo que dice la policía ahora?"

    "Esta es una teoría. Él es un hombre rico. No creerías lo rico que es. Tiene sentido, ¿no crees? A menos que sepas lo contrario."

    "¿Crees que yo podría haberla secuestrado?"

    "No, no seas ridículo. Te conozco. Le dije, le dije a George que eso era una tontería, que te pillaran a ti de esa manera. Le dije: conozco a Mike Garrat de los viejos tiempos. Eras una leyenda en la fundición, Mike. La policía no tiene idea, eso es lo que es tan preocupante. Y ya han pasado semanas. Han pasado página, lo han aparcado por falta de pistas, ¿sabes? Mientras tanto, Gracia sigue desaparecida.

    ¿Yo era una leyenda? Solo hay una cosa peor que un intento de soborno y es ser untado con mantequilla de manera tan transparente y espeluznante. "Si me perdonas, Vic, si sabes que no tengo nada que ver con eso, ¿por qué estás perdiendo el tiempo hablando conmigo?"

    "Nos estamos agarrando a un clavo ardiendo, Mike. Cualquier pequeña información es oro para nosotros. Solo queremos oír tu historia. Los pequeños detalles, puede que a ti no te parecezcan importantes, pero podrían significarlo todo para nosotros. ¿Quieres ayudar?"

    ¿Pequeños detalles como el hecho de que Gracia Milner tiene un blog secreto, que se hace llamar Musa Místika y que definitivamente no ha sido secuestrada?

    Debería ser más listo para meterme en ese transporte de prisioneros y dejarme llevar por un hombre que ya me ha tratado mal, un hombre que en el lapso de un momento ha tratado de comprarme y luego halagarme para que obedezca. Probablemente hay villanos esperando dentro, con corbatas, cinta adhesiva y pistolas paralizantes para dejarme sin sentido. Luego me despierto en un sótano con una sola bombilla desnuda y Vic se pone los guantes forenses antes de golpearme hasta convertirme en pulpa en busca de información que no poseo.

    Salvo que el género mafioso no es mi fuerte, así que no debes preocuparte por eso, pero tampoco lo es el bondage y el sadomasoquismo. En realidad no sabría por dónde empezar con ninguna narrativa, y menos aún con Maggs como la atada y tetona heroína de corpiño rasgado. Y estoy seguro de que ella no lo dice en serio.

    Quiero decir, no puede decirlo en serio, ¿verdad?

    Pero al menos mi desaparición hacia el mundo del género criminal me ahorraría, al menos por un tiempo, tener que escribir más sobre el otro. Todo se reduce a lo que me parezca menos vergonzoso.

    Así que,

    Allá vamos.

Capítulo 28

    Nos acercamos a Hammerton House desde la antigua carretera de la cantera, junto a Clover Lane. No gran cosa lo delata, solo un poco de pared de piedra seca recientemente reparada con una modesta placa incrustada, bastante discreta en realidad. Pero luego llegas a una puerta de malla industrial adornada con horribles letreros de «fuera de aquí»: Propiedad Privada, Se Llama a la Policía, CCTV 24 horas, ese tipo de cosas.

    La puerta da paso a una elegante plataforma de asfalto y a un edificio donde un guardia uniformado sale para inspeccionarnos antes de abrir una segunda puerta rodante y lenta, lo bastante resistente como para detener un vehículo blindado. Hay alambre de espino en la parte superior y cámaras apuntando en todas direcciones desde altos postes envueltos en alambre de espino.

    Una carretera conduce a través de antiguas canteras, que ahora se erigen como un cañón artificial, con alturas coronadas por una doble valla, el espacio entre las cuales forma una amplia tierra de nadie, patrullada, dicen los señales, por perros. Lo único que le falta son periódicas torres de vigilancia y guardias con ametralladoras. Nada de esto es visible para un escrutinio casual, y algo así es como una revelación para mí, habiendo usado esto como un lugar de aventuras en la naturaleza en mi infancia. Observo un par de drones siguiendo la línea de la valla, una especie de patrulla de robots aéreos. Todo es bastante siniestro. Me pregunto si alguna vez me volverán a ver y si debería enviar un mensaje rápido a Maggs, por si acaso.

    Quizá debería haberme ceñido a la narrativa erótica después de todo.

    Maggs tiene un buen cuerpo y te lo está ofreciendo, so cabeza de leño.

    En el fondo de un desfiladero empinado en terrazas, reconozco la antigua poza en la que solíamos nadar cuando éramos niños, ahora transformada en un lago ornamental, y a un lado de él, césped recién cubiertos recorren hasta lo que es tanto la más grande como la más imponentemente fea casa que he visto en mi vida. Su inmensidad y su ostentoso mal gusto son un asalto a los sentidos. O puede ser simplemente que, en mi opinión, incluso las moradas palaciegas modernas deben ajustarse al austinesco cliché neoclásico.

    Muy cerca hay un heliopuerto, un hangar abovedado y un garaje del tamaño de un edificio industrial. Se han plantado árboles o, más bien, se han trasplantado de otros lugares completamente desarrollados, y hay un hervidero de actividad, contratistas con JCB aún paisajando trabajosamente la roca circundante, jardineros plantando,

    Mientras navegamos hacia la casa, todo se abre y se asemeja a un gran escenario de película, como la sede de un villano de James Bond o, menos imaginativo, como la prisión autoimpuesta más grande que uno pueda imaginar.

    ¿Aquí es donde vivía Gracia?

    "Jooder..."

    Vic lo aprueba. Probablemente sea una reacción común. "Lo sé," dice. "Impresionante, ¿verdad?"

    "Es, ciertamente impresionante, Vic."

    Me refiero a impresionantemente sombrío, como la superficie de la luna es impresionante, pero incapaz de sustentar la vida. Y la seguridad abierta, los vastos recorridos de crueles cables y la amenaza de los perros, los gritantes avisos y los conjuntos de cámaras hablan de una maníaca y altamente visible paranoia.

    "¿Y tú haces qué para él, exactamente?"

    "Yo dirijo su seguridad."

    "¿Tiene lingotes de oro aquí o algo así?"

    "¿Qué? No seas membrillo. No, todo esto es solo para su seguridad personal."

    "¿Ha molestado a gente muy mala?"

    En realidad, lo que estoy pensando es: ¿es una especie de gángster o un capo de la droga? Excepto que esto es Inglaterra. No tenemos de eso aquí, ¿verdad?

    Por supuesto que sí. Y peor.

    "No, no, Él es rico, Mike, de los cien mayores del mundo."

    "¿Y tiene mayordomo y todo?" Pregunta estúpida, pero me he quedado sin cosas sensatas que decir sobre algo tan evidentemente absurdo como esto.

    "Una veintena de empleados domésticos, a tiempo completo," dice: "Chef, secretaria, limpieza, jardineros, manitas."

    "Yo solía ​​nadar en esa poza cuando era niño."

    "Yo también. Hace mucho tiempo. Peligroso en esos días también - profunda, oscura y muy fría. Uno de mis compañeros se ahogó ahí. George, lo hizo drenar, rellenar, revestir de hormigón. No hay más que dos metros de profundidad en cualquier lugar ahora y es clara como el cristal. Y el agua se calienta todo el año con una enorme bomba geotérmica. Puede hacer menos diez grados en el exterior, pero el agua siempre tiene veintidós constantes. Cuesta millones. No hay nada parecido en el mundo. "

    Hay un helicóptero en la plataforma, con librea roja y crema, un piloto uniformado baja, mandíbula de lámpara, como Dan Dare. Para un hombre que no ha salido de casa en semanas, parece tener mucho transporte en espera.

    "Viaja mucho, ¿verdad?"

    "Todo el tiempo. La mayoría de las noches vuela a la Isla de Man. Tiene otra casa como esta allí. Si se quedara aquí todo el tiempo, lo clasificarían como residente en el Reino Unido, ¿ves? Entonces el recaudador de impuestos le martíllearía."

    "¿Eso es... legal?"

    "Claro que es legal, Mike."

    De acuerdo, ha sido una pregunta estúpida. Solo los pobres pagan impuestos. "Entonces, él está fuera la mayoría de las noches, como... ¿anoche?"

    "No estoy seguro sobre anoche, pero la mayoría de las noches, sí."

    Obviamente, a Vic le importa poco si sus mentiras tienen sentido o no. George Milner no ha salido de la casa en semanas, dijo, pero vuela a su otro palacio en la tierra de Manx la mayoría de las noches. Me pregunto si estará igual de bien fortificada. Y quiénes son sus enemigos. "¿Así que ha montado todo esto y en realidad no vive aquí? ¿Solo aparece de vez en cuando?"

    "Se podría decir así. Esto es más bien para los negocios, invitados, impresionar a los clientes, ese tipo de cosas. Era Gracia quien vivía aquí la mayor parte del tiempo."

    ¿Gracia?

    "¿Sola?"

    "Bueno, excepto cuando venía ese pequeño idiota que tiene de novio. Yo sigo pensando que él tuvo algo que ver con eso. Nos confundió muchísimo cuando la policía te detuvo."

    Es extraño que a nadie le guste Melvyn. Detecto una curiosa mezcla de desprecio y celos en el tono de Vic, sospecho que no fui el único que se enamoró de ella, sospecho que puedo haber sido el único de nosotros en racionalizarlo y convertirlo en mito. Pero Vic aún alberga un apego poco saludable.

    ¿Cómo sé esto? Te lo dije, leo mentes. Eso no significa que siempre tenga razón, pero quizá debería reconsiderar mi posición con respecto a Melvyn. "Ninguna de las historias de los periódicos sobre Gracia mencionaba nada de esto."

    "Lo habrían hecho, pero a los periódicos se les dijo que lo minimizaran. También llegamos a la mayoría de las cosas de las redes sociales antes de que se saliera de control."

    "¿Se les dijo?"

    "George se lo dijo."

    "No parecía que estuvieran demasiado constreñidos cuando fueron a por mí, Vic."

    "No, lo siento, Mike. Eso fue una... distracción útil, todo eso. Por eso a George le gustaría hacer las paces, si se lo permites. Tú solo habla con él, Mike.".. "

    Esta revelación hace poco por mejorar mi estado de ánimo, también le da un giro diferente a las cosas. "Una mujer joven rica como esa, Vic. Podría estar en cualquier parte del mundo. Quizá ella solo necesitaba un poco de..."

    "¿Un poco de qué? ¿Caña? ¿Polla? ¿Qué?" Él está sensible, nervioso,

    "No, Vic. Estaba pensando en espacio. Quizá solo necesitaba un poco de espacio."

    Claramente, esta sutileza existencial se le escapa. "Vista por última vez saliendo de tu tienda, Mikey."

    Me llama Mikey. ¿Es esto para ser familiar y amistoso, o para burlarse de mí con libertades no invitadas? No importa. Aquí tenemos propósitos contradictorios. Vic se contagia de la paranoia de este lugar, de esta ostentosa riqueza, y no asume otra posibilidad que la de que se la han llevado contra su voluntad. Sospecha de violencia, aunque solo sea porque esa es la narrativa contra la que está empleado para protegerse. Pero yo miro a mi alrededor y veo a alguien en Gracia que debía de haber estado inimaginablemente sola.

    Mi nombre es Gracia y soy una mentira.

    Tiene más sentido ahora, encajar en una historia completamente diferente. Este es un mito más antiguo: la trampa de la ostentosa riqueza. Es como la pobreza, pero al revés, y es imposible escapar de ambas. La primera devora el cuerpo material, la segunda devora el alma, el ojo de una aguja[] y todo eso. Pero aunque estoy lo bastante familiarizado con un montón de inverosímiles e improbables historias de la pobreza a la riqueza, me quedo corto al tratar de pensar en cualquiera que vaya en el otro sentido, encontrando la felicidad en la pobreza, habiendo conocido una vez riquezas como esta. El dinero siempre te envenenará, minará tu coraje para abandonarlo a cambio de malas hierbas. ¿No es así?

    Y las malas hierbas no son la respuesta para los ricos. Para los ricos, la respuesta es hacer frente a la responsabilidad de la riqueza. De repente, Gracia me interesa de nuevo.

    "Trabajaba como profesora, Vic. Es un trabajo duro, estresante, ¿por qué hacer eso cuando no lo necesitaba?"

    "Porque quería hacerlo. Oh, chiflada, claro, pero es joven. Ya sabes cómo se es a esa edad, idealista, con ganas de hacer el bien. George la complació. Incluso pensaba que eso sería bueno, que ella luchara un poco, entonces apreciaría más lo que tenía. De todos modos, aquí estamos. Entrada de servicio. Espero que no te importe. Solo dinero serio puede usar la puerta principal."

    Sospecho que no está bromeando. Y no, no me importa. Cuando salgo del coche, me pregunto qué es lo que hace que el dinero fluya en vastas pilas cantidades como esta, especialmente en momentos de gran necesidad cuando otros no tienen nada y deben descartar su orgullo y suplicar por tazas de té. ¿Cómo adquirió George Milner sus billones?

    Caminamos por un pasillo, olor a yeso nuevo y abrillantador de suelos, urnas con dibujos chinos ocupan nichos cada pocos pasos, cada una de ellas iluminada, un intento de decoración clásica, pero de alguna manera poco entusiasta y frío, como gastadas exposiciones de museo. Nuestras pisadas suenan huecas. Vic se mueve poderoso, erguido como un viejo soldado y es difícil seguirle el ritmo. Parece muy seguro de sí mismo, pero si esto es cierto y está a cargo de la seguridad personal, entonces tiene serios problemas en este asunto y necesita un resultado. Necesita encontrarla rápido. Pero Gracia se esconde. Y ahora sé de quién, o más precisamente de qué. O al menos esta es la historia que escribo para ella ahora.

    "¿Cómo sabes que fue vista por última vez saliendo de la tienda?"

    "Porque teníamos ojos puestos en ella."

    "¿Quieres decir que la seguían? ¿Rutinariamente?"

    "Justamente. Middleton es un lugar muy sucio hoy en día, nunca se sabe quién anda por ahí, ¿verdad?"

    "¿Lo sabía ella?"

    "Mayormente no. De vez en cuando ella lo veía. Muy aguda es esta Gracia. Nos hizo prometer que nos mantendríamos alejados. Así que lo prometimos. Despedimos al equipo de seguridad y conseguimos otro mejor. Llevaban con ella durante meses y ella nunca se dio cuenta, nunca se quejó de ellos al menos."

    "¿Equipo?"

    "Dos o tres, en rotación. Así es como funciona, Mikey."

    Vic está hablando demasiado, alardeando, revelando su importancia, su influencia, su posición en esta jerarquía de preciosa locura y yo no entiendo por qué. Los hombres de seguridad suelen tener labios sellados sobre sus asuntos. Pero bueno, estoy perturbado por la noticia y no pensando demasiado bien. ¡Gracia Milner tenía protección encubierta! ¿Es esta una historia de espías ahora? ¿No estoy evadiendo a la policía, sino al espectro de unos imbéciles de seguridad privada bien financiados, como Vic Bartlet?

    Me llevan a una habitación con paneles, una habitación con vista al lago más caro del mundo, y Vic me dice que espere aquí, pero lo llamo, una última pregunta, como Colombo solía decir: " Espera, si ella estaba bajo vigilancia y os dio esquinazo, sabes que eso significa... "

    Noto que la magnanimidad de Vic, su jovialidad, está menguando ahora que me tiene aquí. Noto también una mirada de impaciencia ante mi continuo interrogatorio y,supongo, ante mi manifiesta exasperación. "Significa que quien lo hizo, Mikey, era bueno," dice como si se dirigiera a un niño. "Tal vez extranjero, exinteligencia. Tal vez incluso ruso."

    "¿Ruso? No seas zoquete."

    "Mira, es mejor no pensar en eso. Ya te he dicho más de lo que necesitas saber. George tiene sus teorías. Así que cuéntale tu historia como un buen chico y se acabó. ¿De acuerdo? Y te llevaré de nuevo a cortar el césped."

    Condescendiente ahora. Ah, sí. Esto es más típico del Vic que conocí.

    "¿Sabe la policía que la estaban vigilando?"

    Vic esquiva la pregunta. "Cuéntale tu historia. Luego olvida que estuviste aquí. Ah, por cierto, necesito tu teléfono."

    "¿Qué?"

    "George está paranoico con ellos. Lo siento."

    ¿Paranoico? Él y yo entonces, pero por diferentes razones. Mi teléfono está bloqueado, pero es posible que Vic tenga una forma de entrar.

    "Ni hablar de que te quedes mi teléfono, Vic."

    "Sólo es por seguridad, Mikey. Eso es todo. Créeme."

    ¿Confiar en el? Ni hablar, pero se lo entrego de todos modos. Maggs tiene razón, soy demasiado sumiso.

    No encontrará gran cosa de interés, solo el número de Magg y el de Lesley. También le he dicho al teléfono que elimine incluso estos escasos datos si falla el código PIN una vez. Pero él puede tener una forma de evitar eso y plantar algo para que le revele mi paradero todo el tiempo, tal vez incluso para escuchar a escondidas. Como es habitual con la tecnología, si es una posibilidad, es bueno asumir que ya es un hecho. ¿Es esta la verdadera razón por la que me han traído aquí? ¿Para que su gente pueda colocar algo en mi teléfono y vigilarme?

    Paranoia, Mike.

    No importa, lo descartaré más tarde. A este ritmo, me arruinaré comprando teléfonos de pago para quemar por uso.

    Vic se va con mi teléfono y me siento a esperar. Pero George Milner no tiene prisa. Estoy esperando en esa habitación durante una eternidad y, finalmente, aburrido por esa vista del lago más caro del mundo. Veintidós grados en verano o en invierno. Más interesante para mí es que hay una estantería para investigar, y ya estoy a mitad de camino cuando me doy cuenta de que no se trata de libros en absoluto, sino de alguna otra forma de gabinete disfrazado con sujetalibros genuinos. Los libros, como fueron antes, han sido sacrificados y sus cabelleras colgadas para exhibirlas.

    ¿Qué me dice esto? ¿Qué te dice a ti?

    Busco a tientas mi teléfono y me doy cuenta de que ya no lo tengo.

    "¿Sr. Garrat?"

    Es una voz de mujer, me doy la vuelta para encontrarme a una menuda y bastante bonita japonesa, traje rojo, portapapeles y expresión severa. "El señor Milner no puede hablar con usted. No le esperaba tan pronto. ¿Se sienta?"

    No estoy seguro de si sus groseros modales son un artefacto imaginado de su acento inglés. No creo que lo sea, porque los ojos no sonríen. Esta no es una mujer sonriente. Es severa, profesional y no le agrada en absoluto tener que tratar conmigo.

    "Si es un inconveniente para usted, me iré, pero tenía la impresión de que George Milner quería verme urgentemente hasta el punto de enviar un automóvil a buscarme."

    Ella evita los hechos. "Sí, pero por ahora tendré que hacerlo. Soy Melissa, su Asistente Personal."

    Responder preguntas, afrontar los hechos no es una prioridad para los habitantes de Hammerton House, ni la cortesía. Ella no ofrece una mano para estrecharla. Es poco profesional esta falta de etiqueta, al menos en la medida en que una vez entendía yo las profesiones. De cualquier manera esto es muy decepcionante. Tomo asiento. No se ofrece té. Supongo que uno no se vuelve tan rico ofreciendo té gratis.

    Ella tiene una lista de preguntas. Al principio me emocionan, es decir, ante la perspectiva de lo que podría aprender de ellas, saber cuáles son las preocupaciones subyacentes en la mente del interrogador. Pero resultan ser aburridas, faltas de imaginación, incluso sin sentido, y me quedo con la extraña sensación de que lo que preocupa al interrogador no es otra cosa que mi detención.

    En realidad, es un asunto bastante frío. Ella hace las preguntas y yo respondo, y no son ni la mitad de efectivas que las de Seacombe. ¿Cuándo vi a Gracia por última vez? ¿Habíamos hablado alguna vez antes? ¿Recuerdo cómo vestía ella ? ¿Hemos hablado desde entonces?

    Me pregunta esto de varias maneras varias veces.

    ¿Hablado?

    Por supuesto que no, le digo. Y como no me pregunta si ahora tengo una dirección web secreta que pertenece a Gracia, no se lo digo. De hecho, siento un desprecio tan profundo por todo el asunto que me complace entrar en batalla en nombre de Gracia, o al menos no traicionarla ante sus opresores.

    ¿O es la imaginación que corre libre conmigo?

    El tiempo pasa y no llegamos a ninguna parte. Mientras tanto, la historia de la vida de Gracia se está reformando en mi cabeza. Admito que esperaba lo peor de George Milner, un bastardo notablemente rico, grandilocuente, grosero e inculto. El cliché habitual, supongo. Pero ya me había reprendido por ello, estaba preparado para aceptar lo contrario, siendo un hombre sensible, tal vez corredor de bolsa, de poder, banquero, magnate naviero o algo así, hecho a sí mismo; un hombre generalmente bueno, la riqueza recae sobre él, benefactor anónimo de muchas organizaciones benéficas y todo eso, pero defectuoso de alguna manera, ya que todos somos defectuosos, todos humanos.

    Pero solo el dinero llega a conocer al hombre, así que nunca lo sabré con seguridad.

    ¿Por qué estoy aquí? En serio. ¿Qué quieren de mí?

    Hay una foto de un superyate en la pared. Parece un acorazado. Me lo imagino navegando hacia el puerto, dondequiera que estos barcos se reúnan para lucirse unos con otros. Tiene un aire de: ¡saca tu superyate del agua con este, perdedor!

    "¿Es ese el de George Milner?"

    Su introducción es muy estrecha, no permite tales desviaciones conversacionales. Me pregunto si él está mirando, tal vez escuchando en el iPhone que ella ha colocado entre nosotros en la mesa de café. Ella me permite asentir a medias a modo de confirmación. ¿Por qué sospechamos tanto del engaño todo el tiempo? Supongo que es la forma del mundo, Mikey, la forma del dinero. Es una lástima que hayas nacido ayer, de lo contrario, podrías ser capaz de seguir el ritmo.

    "¡Guau eso es increible!"

    Confío en que, si es que está escuchando, tiene oído para la ironía.

    Como en respuesta, su teléfono emite un pequeño zumbido y una sacudida. Ella lo mira, lo apaga, mira a un lado. Puedo saber por su expresión que hemos terminado ahora. Tengo una pregunta más exasperada, pero sé que es mejor no hacerla. De todos modos ya sé la respuesta. Es obvio: Gracia ha hecho esto antes.

    Esto es charla de secuestro, de violencia, de gánsteres rusos es una ficción para mi beneficio. Ella se esconde de esta casa y creen que yo sé dónde está, o que podría llevarlos hasta ella. Esta entrevista con la mujer del traje rojo ha sido un engaño; ¡Seguro que lo único que querían era tener en sus manos mi teléfono!

    Ella se levanta, aún no ofrece la mano. La puerta se abre silenciosamente y Vic espera al otro lado.

Capítulo 29

    La puerta enrollable se cierra pesadamente y la de malla se abre de golpe por un pequeño matón de rostro amargado, lo que me permite salir de este lugar misterioso, el nido de este hombre rico. Inimaginablemente rico. George Milner. Señor Milner de Middleton.

    Pero Middleton es sólo esta ciudad de provincias "ap norf," que últimamente se ha vuelto pobre, sucia, un período de declive terminal que aterriza ahora en el pozo negro de la cultura de las drogas. Sin embargo, en comparación con lo que acabo de ver más allá de esas puertas, también es un lugar lleno de vida, de vitalidad y, aunque no se haya realizado, de potencial. La revelación es casi, no sé, Bíblica. Lo único que necesita la ciudad es esperanza y propósito.

    Surge la pregunta: ¿Qué hace un hombre así construyendo su palacio aquí? Pero piénsalo, Mike: no es realmente un palacio. Es solo una propiedad cara rodeada de alambre de púas. Solo te parece palaciego porque vives en una caravana.

    Aún así, siento un inmenso alivio al quitarme de encima esta cosa, esta manta agria, pesada y terriblemente trágica con olor a vómito. Me siento aliviado de no haberle conocido, de hecho, de no haber visto su exuberantemente adinerado semblante de bronceado y cabello falso.

    Así, Gracia dejaba esta casa todas las mañanas de camino a enseñar en la universidad, un empleo que no necesitaba, pero para el que había trabajado y quería de todos modos. ¿Sentía un alivio similar mientras ella se alejaba en coche?

    Pero ella no podía escapar, no de verdad. El dinero la seguía bajo el disfraz de un destacamento de seguridad calificado por horas, uno de cuyo obscenamente voyeurista escrutinio ella había pasado la vida tratando de deshacerse, porque su padre estaba paranoico con el secuestro y el rescate. O al menos, como siempre, esta es la historia que yo invento para ella.

    Sospecho que ella logró darles esquinazo más de una vez, pero ¿por qué esta vez arriesgar su frágil libertad abriendo un conducto de precaria comunicación conmigo? ¿Con Mike Garrat, voluntario de una librería de caridad? ¿Y qué posibilidades tiene ella de todos modos, de una vida ordinaria, más allá de esas puertas blindadas? Ella nació con dinero, ya corrompida por él. Aún así, supongo, este es su objetivo.

    Una vida ordinaria.

    Interesante narrativa, de todos modos. La seguiremos por ahora, aunque resulte que no es cierta.

    Pero consideremos los aspectos prácticos: ¿transfirió ella dinero a otra cuenta que pudiera usar en el exterior? ¿Y cómo se hace eso de forma anónima con los bancos tan paranoicos hoy en día sobre el blanqueo de dinero sucio? Y entonces, ¿cuánto querrías? ¿Cuán poco arriesgarías? ¿Duplicarías eso para asegurarte? ¿Cuánto, si hubieras sido rico, considerarías que es el mínimo absoluto con el que podrías sobrevivir? ¿Cuánto si hubieras nacido pobre?

    ¿Y qué sentido tendría esto?

    Ya no puedes simplemente desaparecer en Inglaterra, a menos que sea en las calles. E incluso una vida ordinaria es luchar, es salvar en su totalidad lo que estas personas dejarían de divertirse en un solo fin de semana. Pero esto es una tontería. El dinero transferido por el banco es rastreable. A estas alturas ya la habrían encontrado, a menos que viva de una reserva de dinero en efectivo, quizá escondido desde la infancia. Lo guarda en una caja de zapatos debajo de la cama, donde sea que esté ahora su cama.

    Esto no funciona, Mike. ¡La historia se abalanza hacia la farsa!

    Vic me pasa el teléfono. Está lleno de huellas dactilares, lo que sugiere que, de hecho, ha sido muy manoseado, que mientras yo estaba detenido en la habitación con la vista por la mujer del traje rojo, él tuvo un estereotipo intento de genio súper hacker de ponerle la cola al burro. Siendo yo el burro, o el asno, la descripción que prefieras.

    "Mentiste, Vic."

    "No sé a qué te refieres, Mikey."

    "Me diste la impresión de un hombre afligido por la pérdida de su hija desaparecida, un hombre que no ha dormido en semanas, encerrado en una habitación oscura esperando llamada, un hombre desesperado por cualquier migaja de noticia."

    "¿Tu mensaje?"

    "Esto no es así en absoluto, ¿verdad? En su lugar, envió a su Asistente Personal con una lista de preguntas tontas que podrías haberme hecho tú mismo sin tener que arrastrarme fuera de mi césped."

    "Sí, mira, lamento eso. Le llamaron en el último minuto."

    Oh, ¿qué sentido tiene, Mike? Déjale pensar que eres un idiota. A veces hay mayor seguridad en ello.

    "Bueno... espero que hayas conseguido lo que querías, de todos modos."

    "Oh, seguro, seguro que sí. Gracias."

    "De acuerdo, mucha suerte entonces. Puedes dejarme aquí, en realidad. A este lado del canal."

    "¿De verdad?"

    "Sí. Un paseo me hará bien."

    Para en el borde directamente, me baja como contento de deshacerse de mí. Me las arreglo para lanzarle una mirada de despedida. No espero que un viejo profesional, un gran engañador como él parezca avergonzado, pero esperaba, no sé, algo.

    "Hasta luego, Mikey. Cuidado con cómo vas."

    "Salud, Vic. Me alegro de... em chocarme contigo."

    Cuando se ha ido, tiro el teléfono al canal.

    Paranoico. Sí, creo que ya hemos establecido eso. Pero no soy el único. De hecho, mi propia paranoia palidece ante la insignificancia. Había pensado que la riqueza extrema otorgaría una confianza infinita en uno mismo. Pero por lo que he visto y sentido en Hammerton House ha sido parecido a una enfermedad: esta necesidad de los ricos de seguir esforzándose por comprar su inmortalidad, sin darse cuenta de que, de hecho, ya están muertos.

    Esto me ha dejado una sensación de suciedad que no desaparece. Trato de pasear para quitármela de encima, para quemarla con dolor de espinillas, me encuentro en Freshways para tomar un café, donde compro otro teléfono y una tarjeta SIM. Y la primera persona a la que llamo, naturalmente, es a la única persona que puede bloquear esta experiencia enfermiza de mi mente.

    "Hola, Maggs, soy yo."

    "¿Mike?"

    "Sí, un número diferente, lo sé. Confuso. Nuevo teléfono. Larga historia. Te lo contaré cuando te vea. Bueno, ¿cómo te sientes hoy?"

    "¿En mí, o de lo que hablamos anoche?"

    "Ambos."

    "En mí mismo, estoy bien. Gracias por preguntar. En cuanto a anoche, siento lo mismo. ¿Y tú? ¿Has pensado mucho en ello?"

    Un comienzo cauteloso, un poco reservado.

    Pensado en poco más.

    Es como si estuviéramos discutiendo sobre si asistir a la feria del libro, algo sin pasión al respecto, pero encuentro esa indiferencia embriagadora, como si me desafiara a soltar un gemido de anhelo erótico, e imagino que también esta es su intención. Así somos atraídos a la perdición. Pero una feria del libro estaría bien, de hecho. Me encantaría pensar en acompañar a Maggs en uno de esos viajes ocasionales de los que habla: hotel corporativo, habitaciones separadas, por supuesto, charla de libros y, de acuerdo, un poco de coqueteo durante la cena. Me imagino que todos los ojos están puestos en ella y yo estoy satisfecho de saber que soy su compañía. Pero no de esa manera, entiendes.

    Me pregunto.

    Me pregunto si alguno de nosotros entiende el amor. ¿Existe siquiera? Quiero decir, como escribieron los grandes románticos al respecto, que para un hombre verdaderamente enamorado, el sexo es irrelevante, que la conexión es más profunda, espiritual, existencial, dura una vida entera, varias vidas tal vez, y para un hombre en ese sentido tipo de amor, una simple mujer no puede esperar responder. Sin embargo, él aún lo desea, lo ciega en anticipación a que se demuestre que está equivocado.

    Conclusión intermedia, sí, está bien, creo que estoy enamorado de Maggs.

    Pero eso solo hace que sea aún más difícil. Quiere ser promiscua conmigo, hacer estallar el globo sin aire de su matrimonio con el afilado alfiler de una transgresión única y marcadamente colorida, eso es todo: que no la trate como a mi reina, que no la llame querida. Lo sé, eso es todo un poco exagerado, supongo, y como de costumbre, posiblemente ni siquiera sea cierto. Pero quiero estar con ella, maldita sea. Quiero ser envuelto por su gracia, por su espíritu, para despertarme cada mañana con el aroma de Le Jardin. ¿Es tan difícil de entender? Lo que no quiero es estar persiguiendo un conejo, o ser perseguido por él, para el caso. ¿O no soy tanto el esteta envejecido y más bien solo me muero de miedo ante la perspectiva de no desempeñarme adecuadamente?

    Bueno...

    "¿Mike? ¿Sigues ahí?"

    "Sí."

    "¿Qué estás pensando?"

    "¿Pensando?"

    "Sobre, ya sabes, de lo que hablamos."

    "Estoy pensando, si es esto lo que quieres hacer y si no puedo persuadirte de que no lo hagas, entonces obviamente preferiría que lo hicieras conmigo que con cualquier otra persona."

    "¿Sí? Respuesta complicada, tómate un tiempo para resolver eso. Bueno, ¿es sí o no?"

    "Es un sí. Pero no puede ser como dijiste. No exactamente. No puedo hacerlo de esa manera, Maggs."

    "¿Oh? ¿Sin esposas, entonces?"

    Está jugando conmigo, tratando de aliviar mi nerviosismo. ¿Puede oír el temblor en mi voz?"No creo que hayas mencionado las esposas antes."

    "¿No lo hice?"

    "No, definitivamente no. Maggs, puede que yo sea un hombre demasiado gentil para lo que quieres. ¿Has considerado eso?"

    "De hecho, sí. Pero estoy abierta a alternativas adecuadas. ¿Puedo al menos usar mi vasco de cuero?"

    "¿Has traído uno?"

    "No, estoy bromeando. No tengo ninguno. Tampoco tengo esposas. Aunque sí tengo lápiz de labios rojo."

    Un último intento: "Maggs, ¿no podríamos simplemente dar un paseo por el río, comer juntos, hablar de... no sé... libros o algo así?"

    "Eso suena muy bien, Mike. Sí, me gustaría hacer eso contigo, pero sobre todo en este momento lo que necesito es transgredir. Transgredir en serio y sin ambigüedades. Y no sólo cinco minutos de torpeza en el almacén."

    "¿El almacén?"

    "¿Nunca has pensado en eso? ¿Esos momentos tranquilos en la tienda? Yo solía pensar mucho en eso, en realidad."

    "¿Qué?... ¿conmigo?"

    "Por supuesto que contigo. Pero son solo fantasías, no hay daño en ellas."

    Es solo una revelación tras otra, y apenas hay tiempo para recuperarse entre ellas. "Em, te veré en los Dales entonces. ¿Puedes arreglarlo con Lesley? ¿Estará ella bien?"

    "Ya lo hice. Y ella estará bien."

    "Entonces, te veré más tarde. Pero ¿Maggs?"

    "¿Sí, Mike?"

    "¿Puedes decirme exactamente qué es lo que quieres de mí?"

    "Ya lo he hecho, Mike. Quiero que vengas y me folles hasta volverme loca."

    Conclusión provisional: Maggs es definitivamente más Laura que Sandra, aunque suena melancólica, como si se tratara de una experiencia más imaginada que realizada. Sin embargo, ella habría hecho mejor en estudiar mi CV un poco más de cerca antes de invitarme a una fiesta como esa. ¡Pero que así sea! Después del café, me desvío hacia la sección de ropa de mujer. Aún me tiemblan las piernas por su confirmación de despedida. Allí compro una bufanda de algodón suave, con estampado de Paisley, con mucho rojo.

    Rojo, como su pintalabios.

    El color del sexo.

Capítulo 30

    Pero antes de apresurarnos en todo eso, aún tengo un largo camino de regreso a la caravana, o tal vez no...

    "¿Podríamos llevarle a alguna parte, señor Garrat?"

    Sedán Mazda negro, oscuros cristales tintados, Seacombe en la parte trasera, ventanilla bajada, expresión indiferente, oficial vestido de civil al volante con un enchufe Ciborg en la oreja. Sí, es un buen paseo desde el supermercado hasta la caravana, abundante tiempo, estoy pensando, para contemplar mi próxima y posiblemente autodestructiva cita con Maggs. Sin embargo, apenas he salido del estacionamiento y mi intruso ya se acerca, ofreciéndome un viaje en coche, uno que supongo que no puedo rechazar.

    ¿Qué está pasando Mike? Nunca has sido tan popular como ahora. Y te están llevando en la dirección equivocada.

    "De hecho, sería más rápido si fuésemos por allí..."

    "Oh, solo vamos a pasear un poco mientras charlamos, ¿le apetece?"

    No es una pregunta, no es una invitación, pero no me molesta mucho. La policía me asusta menos ahora que una sociedad imaginada bajo el dominio de los anuncios de Servicio Público de Vic Bartlet.

    Me acomodo. Es un coche bonito, silencioso por dentro, con un aire expansivo y caro, pero noto un rastro de barro en la alfombra, y la chaqueta del conductor es de un material barato, con hombreras arrugadas. Es una yuxtaposición curiosa. Siempre había imaginado que las funciones del Estado eran potencialmente las más opulentas, al menos en su estructura, pero el poder se ha trasladado a Milord Milner, convirtiéndonos a todos en primos pobres ahora, forraje para un monstruo de muchas cabezas que hemos de resistir por tiempo duradero. Me han dicho que los psicópatas son los hombres de dinero más persuasivos, y que el resto de nosotros somos demasiado pasivos para rechazarlos.

    El resto es inevitable.

    Me siento tentado a imaginar que Seacombe siente lo mismo, porque esta mañana tiene un aire de derrota.

    "¿Se me permite preguntar cómo sabía dónde estaba?"

    "Reconocimiento facial." dice él. "Las cámaras le captaron entrando en el supermercado."

    No sé si debería creerle. Quizá debería hacerlo, pero descubro en cambio que solo me alivia que mi teléfono actual no se haya visto comprometido, que fueron las computadoras de seguridad del supermercado las que me atraparon. Después de todo, solo he tenido el teléfono media hora.

    ¿Y ahora qué, Mike? Distracción, desvío: "Em, ¿de verdad funcionan, esas cosas?"

    "La mayoría no," admite. "Muchos falsos positivos, pero está llegando."

    "Supongo que debe."

    "¿Sabe?, actualmente están experimentando con algoritmos que afirman detectar tendencias delictivas o si es probable que uno sea un subversivo, un abusador de menores, incluso si uno está a la izquierda o a la derecha de la división política. Todo eso dependiendo de lo cerca que estén los ojos de uno. Ahorra una gran cantidad de tiempo si podemos encerrar a las personas antes de que hayan hecho algo."

    "Sí, yo mismo he leído algo por el estilo. La tecnología está superando incluso la capacidad de la ciencia ficción para mantener el ritmo en la creación de una vil distopía tras otra. ¿Y cree que eso es algo prudente?"

    "Oh, absolutamente no. Destinado a terminar en un desastre, pero parece haberle encontrado bien, a pesar de su intento con la barba."

    "Claramente tengo que esperar unas semanas más antes de que me vean en público."

    "Oh, yo no me preocuparía. Todo eso parece que se está acabando para usted ahora, pero aún así usted parece, cauteloso, Sr. Garrat."

    "¿Me culpa? Debe admitir que prefirió aprovecharse la última vez que nos vimos. Y nuestra pequeña charla, la cual se filtró a la prensa, marcó el comienzo de una cadena de eventos que culminaron con mi casa y hogar literalmente quemados. Yo diría que eso fue motivo suficiente para permanecer alerta cuando esté cerca de usted, ¿no cree?"

    "Sí, es lamentable todo eso, por supuesto. ¿Confío en que no nos responsabilice a nosotros de alguna manera?"

    "Bueno, ¿de qué otra manera obtuvo la prensa mi nombre? Por cierto, ¿es normal tener mi cara en su sistema? Me refiero a que nunca me han acusado de nada."

    "Como persona de interés, eso es bastante normal. Y la prensa tiene sus fuentes, por supuesto, pero yo desconfiaría de presentar una queja contra nosotros. No digo que no esté justificada, solo que podemos ser muy tercos, ¿sabe? Por cierto, un abogado ha estado intentando llamarle, ha dejado varios mensajes en su contestador automático."

    Me dice esto para que sepa que han estado monitoreando mi número, mi número antiguo. ¿Hace esto para intimidar? Me pregunto cuándo se dieron cuenta de que ya no lo estaba usando. "¿Es ese el abogado que debería haber tenido durante nuestra entrevista?"

    "No, por lo que parece es el que se ofrece a perseguir su afirmación de compensación contra la prensa por haberle demonizarlo tan descaradamente."

    "¿En serio? ¿Y será este un abogado del tipo que persigue ambulancias y ofrece términos si no gano no cobro?"

    "Está usted lejos del mundo, señor Garrat. Puede valer la pena hacer un seguimiento. Por lo general hay beneficios sustanciales y siempre se resuelven fuera de los tribunales; el truco es no ser demasiado codicioso."

    "Lo pensaré. Supongo que eso no es todo lo que quería decirme. Y dado que, obviamente no ha venido a disculparse ni tampoco actúa por altruismo, ¿cómo puedo ayudarle?"

    "Esto es más una advertencia."

    "¿Sí?"

    "El hecho es que ya no estamos investigando la desaparición de Gracia Milner."

    Ah, ¡pobre Gracia!"¿La ha encontrado?"

    "No. Solo que las cosas se han vuelto... algo políticas. Estábamos siguiendo ciertas líneas de investigación. Y ahora ya no las seguimos."

    "Pero ¿otros lo hacen?"

    "Posiblemente. No podría decirlo."

    "¿Porque su padre está conectado políticamente? No hay necesidad de responder eso, todos lo están, ¿no? Cielos, ¿cómo debe de ser nadar en la opulencia hasta el punto que uno puede hacer que la policía abandone la investigación de una persona desaparecida?"

    Seacombe evade la pregunta. "¿De qué conoce a George Milner?"

    "No lo sé. Me invitaron a esa espantosa casa suya en Clover Lane para charlar, pero el gran hombre no estaba allí. Extraño, ¿sabe? Si buscas en Internet, no hay mención de él. Tampoco hay mención de su casa allí, pero debe de haber causado una tormenta con permisos de planificación. Uno pensaría que un hombre tan rico habría merecido una o dos menciones en alguna parte."

    "Pero entonces un hombre tan rico y bien conectado, como usted sugiere, seguramente podría ser eliminado del registro público. ¿O de verdad es usted tan ingenuo?"

    "Bueno, él solo podría encargarse de eso si fuese dueño de Internet."

    "George Milner se ocupa de los datos, señor Garrat. Grandes datos. Internet se está volviendo cada vez más feudal, dividida entre un número cada vez menor de barones que controlan el "esto," el "aquello" y lo "otro." ¿Sabe de esas casillas que marca para decir que ha leído los términos y condiciones? Bueno, si realmente lee esos términos y condiciones, se dará cuenta de que está entregando sus datos y de que a la gente le gusta cada clic. Sé que usted sabe esto, pero tal vez lo que no se sabe tan ampliamente es lo generalizado que es el fenómeno, lo mucho que está cambiando el espíritu de la época. Hacen cosas inteligentes con esos datos, Sr. Garrat. Pueden leer su mente con ellos y también pueden hacerle cambiar de opinión, hacer que haga clic en la casilla que quieran que haga. Bueno, ¿qué quería él de usted?, me pregunto."

    "Honestamente, sospecho que fue solo una artimaña para que su gente de protección personal pudiera manipular mi «teléfono»."

    Seacombe me concede eso por un momento, la novedad de una mirada de alarma con los ojos muy abiertos. "¿Lo lleva encima?"

    "No seas zoquete. No, lo perdí... soy descuidado con los teléfonos. Debe ser de la edad o mis crecientes niveles de paranoia."

    "Buen hombre. Probablemente sabio. Cosas infernales, pero obviamente útiles en mi línea de trabajo. Y no existe tal cosa como ser demasiado paranoico cuando se trata de sospechar la potencial duplicidad de un teléfono móvil. Créame en eso."

    "Predicando a los conversos, Inspector. Ellos me estaban diciendo que ahora creen que la secuestraron para pedir rescate."

    Él permite que una risa silenciosa traicione sus sensaciones sobre la teoría del secuestro, sin embargo, hace poco estaban interrogando al novio bajo sospecha de una cosa u otra, y si no es eso, ¿entonces qué?

    "¿Y qué piensa usted, señor Garrat?"

    "Olvidemos todas estas teorías paranoicas, ¿de acuerdo? ¿La presunción de violencia contra las mujeres jóvenes? La gente tiene otros motivos para su forma de comportarse."

    "¿Tales como?"

    "¿Y si ella solo quisiera vivir una vida ordinaria?"

    Él no se ríe de eso, lo que me lleva a creer que no es una idea tan descabellada después de todo. ¿Es esta la conclusión a la que también él ha llegado?

    "¿Y si lo ha intentado antes? ¿Sabía usted que tenía un montón de gente de seguridad privada detrás de ella en todo momento? ¿Dónde estaban cuando ella desapareció? ¿Los ha interrogado usted? Sugiero humildemente que ellos estarían mucho más al tanto de cada uno de sus movimientos que yo. "

    Él considera todas estas preguntas durante un momento, decide no responder a ninguna. "Bueno, puede ser así, señor Garrat, pero como le he explicado, ya no tenemos ningún interés en el caso y punto final."

    Claro, todo el mundo sabe que no fue asesinada ni secuestrada, que de hecho se ha escapado y que se había escapado antes. Su familia ni siquiera informó de su desaparición. Que haya sido informada como desaparecida es más una vergüenza que cualquier otra cosa. Entonces, ¿quién informó? ¿Fue Melvyn, el novio preocupado?

    "Contacte con ese perseguidor de ambulancias, Sr. Garrat. Vea si puede beneficiarse de esta omnipotencia." Y luego, tangencialmente: "¿Una vida ordinaria? Yo no calificaría mucho las posibilidades de la Sra. Milner, ¿verdad?"

    "¿Qué la detiene?, quiero decir, ¿aparte de todos los que su padre puede pagar para encontrarla?"

    "Bueno, ¿por qué iba a elegir alguien eso? Me refiero a cuando lo cotidiano es tan precario en estos días. Cuando éramos niños, lo cotidiano era el bastión inexpugnable de la casa adosada. Era papá trabajando en la fábrica cuarenta horas a la semana con buen dinero, y tantas horas extras como quisiera. Era domingo de asado con Tía Dot, era un cochecito de segunda mano para los fines de semana y festivos junto al mar, era un gato acurrucado junto al fuego. Hoy en día, señor Garrat, ordinario, bueno, sólo tiene que mirar por la ventana, ¿no?"

    "No he dicho que yo entienda por qué ella lo haría, solo que es una posibilidad, dada la forma en que Gracia estaba en casa."

    "Oh, ¿y cómo estaba?"

    "A juzgar por mi breve visita a Hammerton House esta mañana, diría que era como estar en prisión."

    "Para usted quizá, pero los de esa clase están acostumbrados. Me refiero a ese nivel de seguridad. Y con su tipo de riqueza puedes comprar cualquier tipo de libertad que desees."

    "Sin embargo, es justo eso, ¿no? No puedes comprarla. No la verdadera libertad. Ella tendría que robarla. Es curioso. Conozco a una chica, nacida en la pobreza. Luego conocí a esta otra, nacida en la riqueza. Ninguna de los dos tiene elección en el asunto ni puede escapar de sus circunstancias. ¿Cuál de ellas es el más fácilmente redimible? ¿Cuál tiene más posibilidades de ser feliz?"

    Él hace una pausa, como contemplando una respuesta, y me impresiona que me tome en serio, pero elige la evasión. O quizá no haya respuesta. "Bueno, si tiene alguna información o sospechas en la línea que ha mencionado, mi consejo sería..."

    "De veras que no sé nada. Solo estoy inventando historias a medida que avanzo."

    .".. que se lo guarde para usted, eso es lo que iba a decir. Recuerde, yo ya no tengo ningún interés en el caso. Y si la escurridiza Sra. Milner está viva de verdad, manténgala a distancia. No le conviene quedar atrapado entre ella y su padre. Yo no querría que este asunto le arruinara la vida."

    "¿Más de lo que ya lo ha hecho?"

    "Usted aún respira, señor Garrat. Las personas que rodean a George Milner son de naturaleza avariciosa y de dudosa moralidad. Todo el mundo es egoísta y estúpido hasta cierto punto, pero mayormente no hace daño porque tenemos un poder limitado. Ser rico y estúpido, bueno, no dejes que tu dinero te corrompa. Últimamente parece usted un hombre decente, como muchos otros. No se deje tentar por nada que vaya en contra de su naturaleza. Reconstruya su vida lo mejor que pueda. Vuelva a su librería y sea agradecido por ello."

    No se refiere a esto último en un sentido despectivo ni implicando que mi vida es pequeña y patética, polvorienta como una vieja librería, que de hecho hay algo de valor en ella. No pensé que él viera las cosas de esa manera, dadas las cosas que probablemente ha visto a lo largo de su carrera, pero su descripción de lo ordinario me ha tocado. Él lo valora. Él también lamenta su pérdida.

    "Quiero decir, ella no ha estado en contacto, ¿verdad?" pregunta él.

    "Creí que ya no estaba usted interesado."

    "No lo estoy. Pero aún así, tendrá usted cuidado, ¿verdad?" y luego, antes de que pueda responder, estamos junto a la caravana y el conductor me abre la puerta. "Tenga cuidado, señor Garrat, y asegúrese de hablar con un abogado."

    "Em... lo haré. Gracias."

    "¿Aún tiene mi tarjeta?"

    "Creo que sí."

    "Aquí hay otra. Mándeme un mensaje si quiere, sospecho que no ha oído todo lo que hay."

    "Gracias."

    "Pero recuerde, tenga cuidado de qué bando se pone."

    "¿Bando?"

    "Todos debemos elegir bando, señor Garrat, pero solo hay un bando seguro. El otro, bueno, podría resultar lucrativo a corto plazo, pero entonces estaría usted solo."

    Así me depositan una vez más en la antigua casa, el césped a medio cortar, la caravana siempre un impacto de ruina ahora. Y Seacombe, mi antiguo némesis, ¿está ofreciendo qué? ¿Proteccion? ¿Consejo?

    ¿Qué es esto? ¿Estamos en una historia de espías ahora? ¿Un drama criminal? ¿Aspiramos a las filas de Le Carre? De veras que yo había creído que este era otro tipo de relato, prolijo, quizá excéntrico y siempre muy pseudoliterario, el tipo que comienzan meditando los ingleses de trajes de lana mientras contemplan desde las ventanas de las viejas librerías el desorden de la calle al otro lado. Yo había creído que era un canto de cisne, un canto fúnebre por la muerte del mundo occidental, algún romance conmovedor incluido, un poco de misterio e intriga literaria y, a traves de todo esto, el andar a tientas hacia algo hasta ahora no realizado e insospechado, aunque leve revelación existencial personal.

    Quiero decir,

    ¿Qué no hay de gusto sobre eso?

    Entonces, ¿cuál será? ¿Reflexionamos sobre los motivos y la historia de Gracia Milner y los miles de millones de su padre, el barón de datos de un super-yate? ¿Nos estremecemos ante sus maquinaciones, ante sus superlativas credenciales de villano Bond y sus secuaces de cara de viruela? ¿O reflexionamos más sobre el romance, el misterio y el significado de esta, nuestra propia vida ordinaria? ¿Por qué nos resulta tan difícil conformarnos con lo que tenemos?

    Otra palabra de nuestros patrocinadores...

    Termino de cortar el césped, reviso la caja fuerte del garaje y saco el dinero en efectivo. No sé cuánto tiempo estaré fuera esta vez.

Capítulo 31

    De acuerdo. Que no estropee esto. Que esta sea la noche más memorable de mi vida. Aunque no me siento preparado para esta. Hay demasiadas cosas sucediendo de fondo ahora, demasiadas voces entrometidas, tirando de mi cabeza en otras direcciones. Podría llevar todo este asunto al siguiente capítulo, supongo, hacer un colchón de espacio allí, rebotar en él desde una perspectiva diferente, pero creo que necesito enfrentarlo, esto entre Maggs y yo, esta cosa inesperada, una cosa que definitivamente no he perseguido ni soñado y que, sin embargo, me deja con la boca seca y un hormigueo con solo pensar en ello.

    ¿Debo entonces ponerlo en tiempo presente? ¿O lo deslizo hacia adelante en la memoria? Ambos creo. Primero, estabilizar el barco y luego guiarlo hacia aguas más tranquilas.

    Así que, allá vamos.

    Aún hace tres semanas más frío en los Dales que en casa, aunque no tanto como cuando salimos de aquí hace unas semanas. La nieve ha desaparecido, pero los espinos permanecen desnudos y de un color negro invernal, aún arañando un cielo amargo. La primavera está detenida, nace muerta en un período de perpetuo gris y lluvia.

    He calentado toda la cabaña con un exceso de madera en el quemador y esto debería ayudarnos hasta la mañana. Maggs yace prona sobre un tormentoso mar de sábanas, durmiendo. He deslizado un edredón sobre el gran oleaje de alabastro de su exuberante trasero y ahora me siento aquí, leyendo, mirando. No me pareció de caballero dejarla expuesta a mi ojo consciente, ni al tuyo, mientras ella dormía, aunque ahora estoy lo bastante familiarizado con cada centímetro de proporciones clásicas de ella, y ella del mío.

    No, yo no soy de proporciones clásicas. Pero a ella no pareció importarle nada de eso, a veces parecía ciertamente, ¡cielos, muy excitada! Hay algo irreal en ello, por supuesto, según recuerdo, siempre es así con el sexo y siempre la poscoital necesidad de confirmar ral realidad, haciéndolo otra vez.

    Y otra.

    Quiero estar aquí cuando ella despierte, luego haré café.

    Su clímax final vino acompañado por la petit mort, un fenómeno del que solo he leído en la literatura erótica, y también más clínica, pero con el que en la práctica no estoy familiarizado y me ha preocupado un poco, que ella no esté durmiendo ahora exactamente, más bien que se presente inconsciente, aturdida por la ferocidad de garganta profunda de ese orgasmo final.

    Me apresuro a agregar que esto no fue obra mía, no exactamente, o más bien no tuvo nada que ver con mis habilidades sexuales, que son, estoy seguro, bastante vulgares. Fue más bien el grado en el que ella estaba dispuesta a abandonarse al momento. De hecho, es justo decir que desde que llegué aquí hace unas horas, Maggs se ha abierto de par en par de forma sencilla y bastante inusual y me ha engullido entero. Sea lo que sea lo que he logrado con ella, tengo la sensación de que es precisamente lo que ella me hubiera hecho lograr. Ni mas ni menos.

    En su propio lenguaje metafórico, ahora hemos roto muchos platos. De hecho, los hemos mantenido en alto y los hemos aplastado con gusto, y confío en que este último estruendo será suficiente para marcar el comienzo del cambio que tan claramente necesita su vida, que hemos transgredido lo suficiente los límites que la contienen.

    Transgredido, ¿contra qué?

    Bueno, supongo que contra la ilusión de convencionalidad, la convención que establece que una mujer que ha hecho su cama debe acostarse en ella, una noción un tanto perversa que proviene de los tiempos dorados, tiempos que nunca existieron. Y ahora no hay convenciones, nunca las hubo en realidad. Nosotros solos, cada uno de nosotros, decidimos qué es moral, qué es lo correcto, y sospecho que somos perfectamente capaces de hacerlo si tenemos suficiente espacio y libertad para ello. Lo único que nos falta es la dignidad y la oportunidad de cosechar los beneficios de tal sabiduría nativa. Y luego, por supuesto, habiendo tomado el viaje tan lejos en una modernidad cruda, descubrimos que no tenemos el boleto de autobús que nos lleve a casa. Nuestros bolsillos han sido vaciados por gente como George Milner y su demoníaca prestidigitación.

    ¿Qué?

    Mantente enfocado, Mike. Recuerda, es Maggs quien está acostada aquí, aturdida y desnuda bajo el plumón de pato. Y la experiencia de ella fue electrizante para tus sentidos embotados. No es momento de hacer proselitismo, de quedarse dormido, de imaginar que embarcas en tu propia Jarrow March personal, pegándote a personas como Milord Milner.

    ¿Que ha sucedido aquí? Díselo a la página, ahora. Y lentamente... ¡con atención!

    De acuerdo.

    El pañuelo aún está suelto alrededor de su cuello, aunque había comenzado alrededor de los ojos, antes de que yo la desvistiera, le dije; ella estaba parada allí, inmóvil, con los pies juntos sobre la alfombra. Y se había excitado con ello por un tiempo, con el juego, con los juegos preliminares semisadomasoquistas, con las novelas eróticas de azotes, y yo también, por supuesto.

    Recuerdo muchas cosas: cosas triviales como la calidad de su ropa cuando la aflojé, la textura de la tela bajo las yemas de los dedos mientras yo operaba cremalleras y cierres. Soy mi propio snob en esto, lo sé, pero esta me recordaba a su sustancia y me dejó muy impresionado cuando me abrí camino de regreso a su ropa interior, al ubicuo sostén y los pantalones, de nuevo de calidad, tono de piel sedoso hasta la punta de mis dedos, con encaje recortado y un poco provocador.

    Pero cuando finalmente se reveló ella completamente en todo su calor y suave carnosidad, y yo de rodillas, con una camisa y pantalones blancos y limpios, como Laura me había enseñado en los días antiguos de melenas grande y hombreras acolchadas de los ochenta, y yo preguntándome qué demonios debería hacer a continuación, ¿alguna orden severa u otra, tal vez? Perdí los nervios y me hundí en la cálida almohada de su vientre, la envolví con mis brazos en un estado de ánimo menos cargado de erotismo y más en busca de las comodidades más suaves de una Sandra.

    Ella también lo sintió, creo, lo sintió con un pequeño grito de sorpresa, se quitó el pañuelo y luego de alrededor de sus ojos con una mano, puso la otra en mi hombro y me miró. "De acuerdo," dijo con ternura. "No pensé que llegaríamos tan lejos."

    Su turno para mover pieza, pensé, y rezo a Dios para que me guíe.

    "Levántate entonces y desnúdate por mí."

    "Em, no soy gran cosa que ver, Maggs."

    "¿Es esa la verdadera razón de esta venda? ¿No puedo verte los cabellos grises, los calzoncillos de superman y delgadas piernas?"

    ¿Lo era? No lo sé. Posiblemente. Ella tiene una manera desafiante con las palabras, invitando siempre a un regreso animado. ¿A qué te refieres con los calzoncillos de Superman? Ciertamente, al verla durante aquellos primeros minutos de juego preliminar, sentí haber ganado, con mucho, mayor fin del arreglo de lo que ella ganaría nunca. Estaba alarmantemente desnuda, generosa en las caderas, por supuesto, y los muslos, pechos llenos, y la voz... la voz profundizaba de excitación hasta una ronca y entrecortada confianza.

    "No es tanto el resto de ti lo que me preocupa," dijo ella.

    Mientras yo operaba nerviosamente en los botones de mi camisa, ella se movió para abrir los pantalones, tiró del cinturón con un movimiento hábil, lo dobló y se golpeó con él la palma de la mano, una mano caliente y táctil que, luego, se deslizó hacia adentro....

    ¡Guao!

    Para una mujer que había pasado veinte años haciendo el amor con el mismo hombre, era a la vez segura y alarmantemente directa en su manejo de las cosas, por así decirlo. Yo no debería haber esperado menos.

    "Esto es lo que quiero," dijo ella.

    Yo estaba esclavizado por el toque, por supuesto, por el agarre, queriendo expandirme en él para siempre. ¡El agarre de Magg! Demonios... todas esas veces en la librería y ella sentada remilgadamente frente a mí, pellizcando los pliegues de sus pantalones mientras leía, y ella estaba pensando en... esto.

    "Entonces, ¿puedo tenerlo?"

    "Em, ¿qué?"

    Me da un tirón impaciente. "Esto, Mike. Quiero esto. Ahora mismo."

    Ella se giró, se inclinó hacia delante apoyando los codos ligeramente y con indiferencia en el respaldo de una silla; antebrazos con el aplomo de una bailarina, la curva de estos terminaba en la caída relajada de uñas puntiagudas rosadas; y ella dio un escueto e inequívoco meneo del trasero.

    El recuerdo de sus manos sobre mí esa primera ocasión aún es lo bastante vívido como para estar preparado para ella de inmediato, por no hablar del doloroso, húmedo y fresco deslizamiento de ese primer pilar glorioso, por así decirlo. Recuerdo que entonces le recogí el cabello en el puño, suave peso dorado como una rienda, luego la levanté suavemente y cabalgamos de vuelta a casa a saltarín trote.

    ¡Ojalá pudiera convencerme de que ella aún me quiere, que alguna vez me querrá así de nuevo!

    "¿Qué estás leyendo?" me pregunta ella.

    "Oh... estás despierta. Precious Bane, Mary Webb. ¡Gracias a Dios! Pensé que habías muerto. ¿Café?"

    Lo piensa por un momento. "Precísalo para mí. Una frase."

    "¿Qué?"

    "El libro, la historia."

    "Oh, em, dinero malo, amor bueno. Es curioso que todos sepamos eso desde el principio, pero siempre nos las arreglamos para estropearlo de todos modos. Entonces, ¿café?"

    "Aún no. Por amor de Dios, Mike, entra en la cama conmigo."

    "¿En serio?"

    "Sí, en serio."

    "Está bien, es que... no quería asumir que..."

    Ella suspira, juguetonamente exasperada: "El momento de no hacer presunciones es cuando los dos estamos vestidos y con las máscaras puestas. Cuando estamos desnudos y acabamos de hacer el amor con tanto... entusiasmo, no sé tú, pero yo espero que el momento sea algo enteramente diferente."

    Pienso decir que lo recordaré para la próxima vez, pero dudo, sin querer asumir, de nuevo, quiero decir, que alguna vez habrá una próxima vez, que ella ahora ha roto bien y verdaderamente los platos del matrimonio, perforado el globo sin aire de tal y que no hay necesidad, después de esta noche, de romperlos nunca más.

    Escucho el sonido de la lluvia, el crepitar de la madera quemándose, me veo ahora en tercera persona, un hombre recostado a sus anchas, su brazo colgando holgadamente sobre la cintura de una mujer, su mejilla apoyada en la pegajosa almohada de su seno, fría a primera presión, pero se calienta y humedece rápidamente. Ella medio girada hacia él, mano en su espalda, yemas de los dedos rasgueando lentamente, y el calor del cuerpo le ilumina desde adentro, de modo que, durante el tiempo de esa cercanía, el mundo está suspendido y la realidad más allá de su lugar de refugio es la misma nada, ya sea ahora o hace diez mil años. Olvidar todo menos esto, eso es lo verdadero. La verdadera riqueza es simplemente estar en estrecha relación con otro, y saber y estar dispuesto a rendirlo.

    Todo.

    Todos sabemos esto.

    Pero yo no puedo hacerlo. No puedo decirle que la amo porque puede que eso ya no sea cierto, porque un hombre tiende a confundirse con estas cosas, pero también porque no quiero distraerla de su misión, la cual es salvar su pellejo y su alma.

    "Tú llegaste." Me dice esto con un tono de absoluta certeza, como para recordarse algo de lo que había comenzado a dudar.

    "Bueno, difícilmente podría haber arreglado encontrarme contigo todo el camino hasta aquí y luego no aparecer, ¿verdad? Por supuesto que llegué."

    "No, quiero decir, llegaste. Definitivamente llegaste."

    "Em... ¿sí?," Dudo en asumir a lo que ella da significado ahora.

    "Varias veces," confirma ella.

    Ah, eso. "Ah, bueno,"

    Si ella está hablando de lo que creo que está hablando, entonces «varias» es llevarlo un poco lejos, pero dos veces ciertamente, posiblemente tres, pero parece crudo, por no decir jactancioso, registrar tales cosas al respecto. El viejo Mike Garrat lo consigue "varias" veces en el espacio de una hora. ¡Menudo semental!

    Eso ha sido una revelación de todos modos, e imposible no, llegar o correrse, casi imposible de hecho no llegar antes de lo que habría sido decente, antes de lo que ella habría querido, en realidad, haciéndolo así un mero arf-arf, como ella dijo una vez tan admirablemente, yo recostado sobre la almohada poscoital, y ella yaciendo en un charco de fría y húmeda decepción.

    "Em, sí. De hecho."

    "Martin nunca podía," me dice. "Solía ​​terminar él mismo, como si estuviera, no sé, orinándome encima o algo así. Era muy desagradable. Creo que él lo quería de esa manera, quería que fuese degradante. Al menos así lo veía yo, y yo tenía miedo de herir sus sentimientos al decírselo. Pero algunos hombres son así, supongo. Usan el sexo como arma para someter, para dominar, ¿no es así?"

    "Tristemente, sí."

    Es tentador agregar otra característica a la ya burda caricatura que estoy dibujando del misterioso Martin, pero resisto la tentación. No deberíamos estar hablando de esto de todos modos. ¿Por qué? ¿Nos conocemos y confiamos Maggs y yo el uno en el otro lo bastante bien como para compartir confidencias tan íntimas y no usarlas el uno contra el otro en el futuro? ¿O es más bien que a un hombre le gusta mantener la ilusión de que siempre es el primero en conocer a una mujer de esta manera? Aún así, esto es claramente otra fuente de dolor para Maggs, que ha sido humillada sexualmente durante mucho tiempo.

    Es extraño entonces, cómo puede ella haberse asentado en el lado equivocado de una relación abusiva, cuando para mí parece tan fuerte y segura. Y más extraño aún que si ella está tan resentida por la dominación, como bien podría estarlo, ¿por qué habría querido jugar ese juego conmigo? ¿Hacer que yo la azotara, por amor de Dios? Seguramente ella habría preferido al menos una metafórica venganza contra todos los hombres al tenerme de rodillas y lamerle las suelas de sus zapatos.

    ¡Hay tanto que no entiendo!

    "Lo... lo siento Maggs."

    "Solo es charla de almohada, Mike. Ignóralo."

    "Difícil de ignorar, más difícil saber qué puedo yo hacer."

    "Ya lo has hecho. Lo has estado haciendo desde el día en que nos conocimos, bombón. Ahora acuéstate conmigo así, ¿quieres? Hasta la mañana."

    "Por supuesto. Con mucho gusto."

    Sin discusión en ello. Acostado con ella, acostado en su calor, surge un sentimiento de trascendencia, de escape al dulce olvido. Pero ¿escape de qué? Opresión, supongo, la opresión de la inutilidad, de la nada existencial y de los sueños robados. Para escabullirse así, envuelto en dicha,

    Y no despertar nunca.

    ¡Espera! ¿A qué se refería desde el día en que nos conocimos?

    No vayas por ahí, Mike. Demasiado peligroso.

    Abrazamos el olvido de varias maneras, ¿no es así? Por supuesto, hay alcohol, nada más fino que el olvido en el fondo de una botella de whisky, al menos durante una hora más o menos, o hasta el desmaye. Sé que le dije a Maggs que no bebo, y es verdad, no lo hago, ya no. Luego están las drogas y el sexo, lo primero, no estoy familiarizado en absoluto; lo segundo, solo un poco. Pero todo eso es adictivo y dañino si se toma con el espíritu equivocado.

    Y luego está el amor.

    Mientras me sumerjo en el sueño, tengo la sensación de que definitivamente estoy enamorado de Maggs, que me aferraría a ella para siempre por la trascendencia y la libertad que ella podría concederme. ¿Libertad de qué? ¿De mi yo solitario? ¿Eso es todo? Pero este no es el camino de un final feliz. Sé lo que tienes en mente ahora mismo; ella se marchará pronto y, como de costumbre, cuando se marche será sin un acuerdo firme de que nos volveremos a encontrar.

    Ahora estamos junto al río. Hemos llevado nuestro cafés por el prado húmedo hasta las rocas. Así que aquí estamos, bien envueltos, envueltos en nuestro propio aliento, una niebla somnolienta de la madrugada que se eleva desde las aguas más lentas a orillas del Wharfe.

    "No quiero una aventura, Mike, ¿ves?"

    Yo sé eso. Sé que anoche no se trataba de embarcar en una, que fue solo para romper cosas, como dice ella, pero aún así, no me impide querer que esta mujer quiera estar conmigo, para siempre, como estuvimos anoche. Íntimos y cerca. Como uno.

    "Bueno, claro que no. Lo entiendo perfectamente. Me lo has explicado antes."

    "Fue solo para romper cosas. ¿Sabes?"

    "Absolutamente. Sí, y lo hicimos, ¿no crees? ¿Romperlas? Quiero decir, ¿lo suficiente?"

    "Oh, sí. Me siento... muy diferente esta mañana. Gracias."

    Ella no es la única que se siente diferente esta mañana, pero no debe de sentir el cambio en mí, que he pasado de la desolación al amante de ojitos estrellados en espacio de una noche. Ella solo me sermonearía sobre la estupidez de ello.

    "¿Qué vas a hacer?" Pregunto.

    "Me voy de alquiler por un tiempo. Hay un pequeño piso encima de la tienda en Clitheroe. No gran cosa, pero creo que Chris me lo dejará barato hasta que pueda volver a la casa de mi madre. Quiero ser una de esas propietarias de barrios marginales. Quiero avisarle al inquilino con la debida antelación. Un año tal vez. Mejor para mí también. No quiero que Martin sepa dónde estoy viviendo, ¿ves?"

    "¿Chris lo sabe? Quiero decir... lo de tu situación."

    Una breve negación de cabeza. Maggs está muy cerca de sus confidencias. Debería sentirme halagado. "No es necesario que él lo sepa, Mike."

    "¿Qué le dirás a Martin?"

    "Nada. ¿Por qué debería? Me escabulliré cuando él no esté. ¿Es eso cobarde, crees?"

    "No sé si es cobarde. Este es un hombre que te pega, después de todo. Suena mucho más seguro hacer lo que estás haciendo."

    "Pero lo ves, ¿no? No quiero que haya ninguna sospecha de que estoy involucrada con otra persona, eso... complicaría las cosas."

    "Lo sé. Sería más fácil para él probar que estabas teniendo una aventura, aunque no fuese cierto, que probar que él fue cruel, aunque eso sí sea cierto."

    "Exactamente. Así que no puedo mudarme a esa pequeña y dulce caravana contigo. Aunque sé que solo lo dijiste por ser amable."

    "Pero, espero poder ayudar si me necesitas. Quiero decir, con cualquier cosa Maggs. Lo que sea."

    No sé lo que estoy prometiendo, por supuesto, y ella tampoco, pero ella asiente con la cabeza, me permite estar a mi lado, por así decirlo, aunque tal vez solo para desviar la dirección de nuestra conversación, y luego se ríe. "Aunque ciertamente rompimos algunas ollas anoche, ¿no? ¿Dónde aprendiste todo eso?"

    "Oh, ya sabes... Espero que haya estado bien. Quiero decir, sonaba como si quisieras todo el libro de jugadas de las novelas eróticas de azotes, y eso me asustó hasta la muerte. En realidad no sabría por dónde empezar con nada de eso. No soy asertivo por naturaleza, como a menudo te gusta recordarme. Tendríamos... que conocernos mucho mejor para que eso sea un juego seguro."

    "Bueno, digamos que lo que se te ocurrió resultó ser una alternativa adecuada. Y gracias. ¿Fue de un libro o algo así? ¿Anais Nin, quizá? ¿O Pauline Reage?"

    "No, nada de eso. Todo lo que sé de las artes carnales proviene de El Gozo del Sexo en realidad."

    "¿En serio? Nunca he leído ese."

    "Todos los de nuestra edad han leído El Gozo del Sexo, Maggs. Alex Comfort. año 72. Un absoluto clásico. Me enseñó todo lo que sé. En serio."

    "Pensé que habían sido Laura y Sandra quienes te enseñaron todo lo que sabes." Se ríe, me concede la sonrojada intimidad de sus hoyuelos. "De todos modos, lo buscaré," dice.

    Oh, Señor, espero que al menos podamos seguir siendo amigos. Sólo... ¡no desaparezcas de mí, Maggs, o he de morir!

    Entonces se pone sobria, como si me hubiera leído la mente o la hubiera descifrado en el parpadeo de código morse de mis ojos. "Lo siento, Mike."

    "No lo sientas."

    Podría decirle que es maravillosa, que ha sido la noche más memorable de mi vida, que hacer el amor con Maggs, y simplemente, acostarme con ella, ha sido lo más reconfortante que he conocido... y lo pienso. Pienso de veras todo eso... pero estoy paralizado por no querer hacer esto más difícil para ella de lo que ya es.

    Entonces,

    "¿Cuándo te vas?" Pregunto.

    "Invítame al almuerzo," dice. "Entonces deja que me vaya."

    De acuerdo, que sea el almuerzo.

Capítulo 32

    Han pasado varias semanas y sin noticias de ella desde que nos separamos en los Dales, y hoy es mi último día en el pantano. La nueva caravana está en su sitio y lista para entrar a vivir. La vi ayer, le di el asentimiento final al inspector. Tengo las llaves en el bolsillo, una nueva morada enclavada en las fantasmales ruinas de la vieja. Su aspecto es inapropiadamente elegante y bien pulido, sus verdes pastel son una curiosa combinación con la profusión de bambú y el jardín que reverdece por todas partes para la primavera, las malezas se estaban espesando ya en los bordes.

    Ahora tengo luces de seguridad y cámaras. Estas graban en una computadora que funciona continuamente y guarda sus pequeños relatos en la nube. Agregué un letrero para el que se aproxima que advierte de CCTV las 24 horas y que probablemente sea el mayor disuasivo. Todo esto fue sorprendentemente económico y fácil de configurar. Difícilmente es el mismo nivel de paranoia que observé en Hammerton House, sede del Milord Milner, al menos cuando el hombre se digna visitar el Reino Unido, pero me preocupa sentirme igualmente oprimido por él, me preocupa que para poder vivir como la mayoría de nosotros ahora, tenga que vivir en la prisión de mi propia construcción mientras, bajo la ilusión, estoy asegurando mi libertad.

    Lesley ha estado extraña, evitando el contacto visual, respondiendo a todos los intentos de conversación con respuestas de una sola palabra, y nada me llega de su habitual y peculiar sabiduría casera. He pensado que ella extrañaba a Maggs, como yo la extraño, pero noteee que la verdad es mucho más simple y que soy un idiota por no haberme dado cuenta antes.

    Ella ha estado fuera gran parte del día. Pensé en darle espacio para recuperar su sentido del humor, y la encuentro ahora, como esperaba, sana y salva, en el verde junto al mar. El cielo se vuelve dorado mientras el sol se desliza bajo el patio de armas. Le compré algunas acuarelas y una libreta, y algunos pinceles de agua en ese último viaje de regreso desde los Dales.

    Ella está pintando el Faro de Plover Scar.

    "Los jodidos colores son una porqueriiia", dice con su humor obviamente ausente.

    Los colores no son una porqueriiia. Simplemente hay un exceso de ellos y el papel se ha hinchado por el exceso de agua. Aún así, hay algo inquietantemente perspicaz en su captura de la escena, inquietante de hecho, pero esto podría ser solo su estado de ánimo. Y el mío.

    "Las acuarelas no son un medio fácil de dominar", le digo como si lo supiera. "Para un primer intento, diría que es impresionante. Las he visto mucho peores de gente que se hace llamar artistas".

    "Aún asiii es porqueriiia."

    "No. Sé más amable contigo misma, Lesley. Lo estás haciendo bien".

    "¿Más amable?"

    "Tranquila contigo misma. ¿Sabes a qué me refiero?"

    "Sí, claro. Si hiciera eso, me quedariiia aquí. Me gusta mucho estar aquí, Mike."

    "Es un lugar bonito sin duda".

    "Nunca antes había visto el mar".

    "¿De verdad?"

    "Me encanta que puedas olerlo y los sonidos de los pájaros y que todo sea tan fresco e increíble. ¿No podemos quedarnos un poco más?"

    "La nueva caravana ya está lista. Nuestro contrato de arrendamiento se termina mañana. Tenemos que volver. Podríamos volver aquiii si quieres. En cualquier momento. No estaaa lejos en coche. Podríamos hacer un picnic".

    "El picnic suena un poco extraño".

    "¿Y eso?"

    "No como si fuera tu novia, ¿verdad?"

    "¿Importa eso?"

    "No, ... es solo, supongo, ... ambos sabemos lo que me espera en Middleton, eso es todo."

    "¿Lo que te espera?"

    "La jodida calle, ¿no?"

    "Tienes una habitación en la nueva caravana. Ya lo sabes. Te lo dije. No estaraaas pensando en volver a la calle, ¿verdad?"

    "Tengo que conseguir algo de dinero de alguna manera. No puedo seguir exprimieeendote como una esponja. Ni siquiera puedo pagar mis propias cosas cuando estoy con la mancha. Y sin desodorante ni nada. Debo apestar de verdad. Quiero decir, ¿apesto, Mike? "

    "No, no hueles. Pero, ... ¿con la mancha? Ah, ... ¿es eso? ... ¿pronto?"

    "No. Soy cortante por otra cosa."

    "Está bien, pero mira. Has aceptado la ayuda de otros antes. ¿Por qué soy yo diferente?"

    "Es que no está bien no dar nada a cambio".

    "Ya hemos hablado de esto".

    "No está bien, Mike. Quiero decir, ¿qué ganas tuuu con eso?"

    "Nada. Pero de eso se trata. ¿No lo ves? Estamos corrompidos pensando que incluso nuestras relaciones tienen que ser una serie de transacciones o intercambios, ... dame esto, yo te daré aquello. Pero los seres humanos no son así realmente. En el fondo no".

    "Los que yo conozco lo son."

    "Entonces has sido desafortunado."

    "Tuuu no eres como, ... religioso, ¿verdad?"

    "No, ¿qué te hace pensar eso?"

    "No sé. Pero los religiosos son lo jodidamente peor."

    "No estoy seguro de que eso sea cierto ... quizás en algunos casos. Pero no, no soy religioso".

    "El primer hombre que me subió las manos a la falda fue un vicario. No se puede ser más religioso que eso, ¿verdad? Supongo que pensó que no contaba porque yo era solo una niña y como pagana."

    "Em, ..."

    "No supongo que Dios tampoco lo dejará arder en el infierno por eso. Pero ¿qué hay de mí?"

    "Oh, ... Lesley, ..."

    "Siento sorprenderte, Mike. No es gran cosa. Pasa a todas horas."

    "No, ... no, no es así. Quiero decir, ... no debería."

    Me estoy recuperando un rato de eso, con la cara entre las manos, encogiéndome al pensarlo y queriendo aplastarle la cara al vicario. Pero descubro que la mejor manera de salir de esta es haciendo lo que ella ha estado haciendo toda su vida. Tomar un respiro y pasar paaagina.

    Bueno, entonces ... en su mundo debe de haber algo que yo quiero, porque aunque el altruismo del que hablo es una parte profunda de la naturaleza humana, la parte torturada de nosotros mismos niega su existencia. Quizás entonces ella se conforme con la pretensiooon de algo.

    "Está bien, escucha", le digo. "Tal vez sea porque te amo".

    "¿Qué? No, no me amas. Eso es raro. No te pongas tan raro conmigo".

    "No me refiero a eso. Quiero decir, ... tal vez quiero ser tu papá o algo así. Y si eso no te vale, entonces de acuerdo, ... digamos que es porque yo pienso que si soy amable contigo, Maggs será amable conmigo ".

    Ella se sonroja, sonríe, y yo debería leerlo como una apertura hacia la amistad, pero en cambio me siento irritado por eso. "¿Qué parte de esto encuentras gracioso?"

    "Oh, ... cállate. No significa nada. Aunque no seas mi papá. Por favor, no seas mi papá".

    "Está bien. Tío entonces, ..."

    "Eso es peor. Jesuuus. «Tío Mike». ¡Noohhh! "

    "Mira, ... no me importa cómo lo llames. O rompemos con lo convencional aquí o nos hundiremos todos. Tenemos que ser un poco radicales. El futuro ya no trata de crecer el resto de tu vida, ¿verdad? Quiero decir, no de la forma en que solíamos: matrimonio, hijos, una linda casita, trabajar hasta que te jubiles con gracia, dejar un poco de dinero para tus hijos cuando te vayas. Todo eso ha desaparecido. Se trata solo de sobrevivir ahora, y para lo previsible. Tuuu deberías saber eso mejor que nadie ".

    Ella parece regannnada, y lo siento, pero es demasiado tarde, y de todos modos no quiero retractarme porque suena como lo más cierto que he dicho hasta ahora: el futuro ya no trata de crecer.

    Trata de sobrevivir.

    Pero ¿para qué?

    ¿Qué diablos de sentido tiene eso?

    "Lo siento, Mike. Está bien. Sé amable conmigo y le diré a Maggs lo amable que eres y luego ella se enamorará de ti. Y tal vez, si eso funciona, ... entonces tal vez pueda dejar que seas mi papá. Pero no mi tío. ¿de acuerdo? "

    "Estaaa bien."

    Pues ya esta arreglado. Excepto que probablemente yo no podría manejarlo, A Maggs enamorada de mí, quiero decir. Una noche en el saco no es lo mismo que vivir juntos día tras día y hacer que eso funcione.

    ¿No?

    La mano de Lesley está ahora en mi brazo, apretándome, persuadiéndome: uñas raídas, barniz negro descascarado. "Compañeros entonces, ¿eh?"

    "Claro." Asiento y regreso al tema de la caravana. "Es más que una habitación, ¿no lo ves? Es una dirección también".

    "¿Y?"

    "Que puedes usarla para solicitar empleo. ¿Tienes un certificado de nacimiento, número de seguridad nacional?"

    "Perdí todo eso hace años. No tengo nada. Ya lo sabes. Ni siquiera puedes firmar mi nombre en ningún formulario. Y no seee leer ni escribir, así que, ¿qué tipo de empleo crees que voy a conseguir? Si es que hay alguno para gente como yo. Y aunque empezara a aprender a leer y escribir ahora, parecería estar en el grado infantil para cuando tenga tu edad. ¿Y queee jodido sentido tiene eso?"

    "Estás pensando demasiado en el futuro. No he dicho que las cosas fuesen a ser fáciles, pero tal vez sean un poco más fáciles de lo que han sido hasta ahora. Podríamos conseguir que te clasifiquen, una identificación, una dirección, una cuenta bancaria , algunos pagos de la seguridad social, anotar tu nombre para un piso del ayuntamiento. Supongo que todavía existen. Llevará siglos, probablemente años, lo sé, y nos rechazarán, pero tenemos que intentarlo. Por el amor de Dios, Lesley, tenemos que intentarlo ".

    "No, Mike. No hay nada. Todo se ha perdido".

    "Entiendo, estás asustada."

    "¿Asustada?"

    "Bueno, ¿sabes? A pertenecer, ... a estar de vuelta en el mundo".

    "¿Oh? ¿Y como si tuuu no?"

    "Bueno, supongo ..."

    Ella se inflama, retira raaapido la mano: "Oh, ... solo, ... déjame en paz, ¿quieres?"

    "Lesley, ..."

    "No. Sólo estás fingiendo ser un buen tipo. Si yo fuera un tipo viejo y costroso sin dientes, oliendo a pipí, no me habrías acogido, ¿no es así, ninguno de los dos? Me has comprado botas nuevas y ... cosas de pintura. No dirías lo mucho que me amas y que querrías ser mi papá. Me hubieras tirado unas monedas y pasado de largo, me hubieras para congelarme las tetas como todos los demás. Esto solo, ... eres un jodidamente raro Mike. Tú y Maggs y yo. Jodidamente raro es lo que es ".

    Ella tiene razón, y ya hemos mencionado la falacia del buen chico antes. Sí, supone una diferencia que ella sea joven, también es bonita cuando se lava y hay una linda vulnerabilidad en ella. ¿Ese viejo feo? Ella tiene razón, yo lo habría dejado morir. Después de todo, ¿quién lo necesita? ¿Y en qué clase de idiota me convierte eso? Y eso de la pertenencia, ... o más bien el miedo a la misma. Me rebota, con fuerza, ... hay algunas verdades caseras ahí también, Mike. Tú también tienes miedo. Te estás escondiendo. Estás tan desamparado como ella. Siempre lo has estado. ¿En cuanto a los tres siendo raros? Bueno, esta bien. Sin discusiooon ahí.

    Pero ¿a quién le importa?

    No vayas suavemente.

    Ella lee el dolor en mi silencio, suspira. "Lo siento. No sé qué me pasa estos días."

    "No, tienes razón. Te has decepcionado, quiero decir, ... en el pasado."

    "Decepcionado no es la palabra. Me han jodido una y otra vez. Y lo digo de verdad. Este es probablemente el peor momento de tu vida, con todo este malestar y todo eso, pero estar contigo y Maggs ha sido lo mejor para mí. No eres raro. No quise decir eso, en realidad no. Eres diferente, eso es todo, y la única salida para mí es confiar, ... pero es saber en quién. ¿Verdad? Y estoy muerta de miedo de que todo vuelva a salir mal ".

    "Está bien, ... mira, estaba pensando, cuando regresemos, ... yo siempre podría, ..."

    "¿Qué?"

    "Invitar a Alan a tomar té y galletas, ... o algo ..."

    "No te atrevas."

    "¿Y eso?"

    Ella niega con la cabeza, me gruñe ahora, pero sonríe al mismo tiempo y luego: "Maggs no ha estado por aquí últimamente".

    "No."

    "¿No funcionó entonces? Tenía miedo de preguntar porque no parecía ser mi problema, pero como estás metiendo la nariz en mi vida amorosa de repente, parece que lo menos que puedo hacer es interesarme en la tuya. . "

    "Nos funcionó muy bien,..."

    "Entonces, ¿dónde está? ¿Por qué no ha vuelto contigo? Han pasado semanas".

    "Maggs necesita algo de espacio ahora mismo mientras arregla su vida. Entonces, tal vez, ... no sé, ..."

    "Pero ella le está dejando, ¿verdad?"

    "Eso dice."

    "¿Y luego qué? ¿Vosotros dos, como que os enganchaaais?"

    "Oh, ... no sé. Estoy seguro de que ella no ha pensado en eso. Pero que le deje es un comienzo, ¿tuuu que dices?"

    "¿No quieres estar con ella?"

    Estoy a punto de negarlo, decirle que entre nosotros no es así, decirle que Maggs tiene suficientes problemas en este momento para enredarse en otra relación. Pero el tiempo de engañarme a mí mismo y a los demás ha terminado, y la franqueza de Lesley merece la misma sinceridad. "Sí, ... sí, en realidad. Quiero. La extraño mucho."

    "¿Y?"

    "Y supongo que solo tengo miedo de admitirlo. Primero que nada ante mí, pero sobre todo ante ella".

    Inviiitame al almuerzo y deja que me vaya.

    ¿Es este castigo por pecados pasados? ¿Enamorarme de una mujer a mi edad, una mujer que no puedo tener? Pero para que algo de eso sea cierto, primero tendría que creer en algo, en algún principio rector benigno, para el universo, incluso Dios por amor de Dios, cuando todo lo que veo en mí es esta vil lucha por el botín.

    Ah, ... Joseph Conrad, %%Heart of Darkness%#.

    Gracias, Alan.

    Y el empobrecimiento a su paso, nosotros los detritos en la sucia corriente del río, ... ¿dónde estoy ahora? Suena como un chapuzón en la distopía ballardiana. %%¿Day of Creation%#, quizás?

    Incluso me estoy expresando en citas criptoamnésicas ahora, encerrado de lleno en los libros, en un mundo de ideas y metáforas, escondido en mi caravana todos estos años. Maldita sea, podría haber hecho otra cosa, encontrar otro empleo. No todos los chicos de la fundición terminaron en el desguace y muchos de ellos eran mayores que yo. Yo tenía contactos por todas partes, cientos de ellos. Solo habría costado un poco de esfuerzo, Mike.

    Oh ... ¡tú y tu hoja de cálculo de la muerte! Lesley está mejor en la calle que desapareciendo de la vida por completo en una fina caja de hojalata con gente como tú. Tal vez que ella esté contigo asiii es incluso más repugnante que un anciano manoseándola. Vicario y todo. ¡Piénsalo! ¿No la estás degradando de otras formas, más profundas, más sutiles?

    ¡Aghh!

    "¿Mike?" Ella ha tomado mi manga de nuevo, tira de miii para enfocar la vista.

    "¿Hmm?"

    "A ella le gustas. Ya te lo dije."

    "Si."

    "Ella te ama."

    "No, ... tuuu solo quieres que ella me ame."

    Ella lo piensa un momento, se da cuenta de que es verdad. "Está bien. Pero es todo lo que hay que vale algo. ¿No? Amor, quiero decir. Y es una lástima que no podamos amar a más personas de las que amamos porque no las amamos, nos enseñan a tratarlas como una mierda . "

    ¡Ker-Ping!

    Sí, una valiosa revelación de la boca de alguien quizás no tan inocente, pero el Ker-ping también es una notificación intrusiva de mi teléfono. ¿Correo de Maggs quizás? ¿Expresando su amor o quizás solo deseándome lo mejor para mañana?

    Para volver a casa en la nueva caravana, ¿recuerdas?

    Echo un breve vistazo al teléfono y luego lo guardo en mi bolsillo. Es solo basura de un correo electrónico aleatorio: Pítia40781 en Freemail, y ahora me pregunto cómo diablos nos comprometemos tan fácilmente, absorbidos por esta enorme masa de basura de marketing publicitario dirigida. Basura, como se está convirtiendo el interior de nuestro cerebro. Había tenido mucho cuidado con este teléfono. ¿Me está escuchando la maldita cosa? Asume que siii, Mike.

    "¿No crees que es una porqueriiia entonces?"

    "¿Eh?"

    "¿Los colores?"

    "Oh, ... no, no. Para nada. Lo enmarcaremos, lo colgaremos en tu habitación, en la caravana."

    Lo piensa un momento, lo considera, arruga la nariz en rechazo. "No", dice ella. "Pero gracias de todas formas."

    "Mira, tienes razón. Me alegra que no seas un anciano costroso y desdentado, porque entonces seremos dos".

    "Tuuu no tienes costras ni desdientes".

    "Destripado entonces."

    "Esos somos tú y yo los dos."

    "No eres cobarde, Lesley. En otros tiempos serías una guerrera. Dirigirías a otros a la batalla porque ... porque eres valiente".

    "A veces no dices ni la mitad de cojonadas." Se ríe, recoge sus cosas, me muestra una especie de sonrisa triste. "De acuerdo", dice ella. "Regresemos. Hace una jodida helada aquí".

    "Está bien. Y ¿Lesley?"

    "¿Hmm?"

    "¿Tienes que maldecir tanto? Quiero decir, ... ¿todo el tiempo?"

    "No", dice ella. "No todo el tiempo. Vamos, entonces. Necesito llevarte donde estaaa cálido. Tienes que tener cuidado con los reumáticos, a tu edad".

    Ella se pone en marcha a paso rápido. Yo me quedo atrás, mirándola marchar, disfrutando lo último de la luz y el mar, y el regreso de su brillo. Tiene razón, será una pena dejar este lugar.

    Entonces me doy cuenta, la notificación, sé quién es Piiitia, en realidad. No es basura en absoluto. Recupero el aliento, cojo el teléfono de nuevo.

    Es Gracia.

    «Anota esto», dice ella. «Y luego borra».

    Pero ... esto es solo un montón de números y no tiene sentido.

    «¡Anoootalo!»

    «Borra.»

Capítulo 33

    No sé cuánta extrañeza estás deseando o cuánto puedes soportar. Es una cosa de género, supongo. Entras esperando una cosa, como este viejo y polvoriento sentado en una librería de segunda mano pontificando sobre cómo las cosas eran mucho mejores en los viejos tiempos, y aquí te está mostrando otra cosa enteramente diferente.

    Ya hemos tenido la historia de espías, el misterio de la policía, la historia de amor, un poco de thriller criminal. Quiero decir, si Milord Milner no es un estafador, ¿quién lo es? Incluso hemos tenido un poco de novelas eroooticas, aunque admito que pasé por alto gran parte del fervor animal en favor del ángulo romántico, por respeto a la privacidad de Magg, y me pareció lo más decente que hacer.

    Pero esto es algo completamente diferente y lo más probable es que lo encuentres muy extraño. Es algo que podrías pensar que está al borde de lo especulativo o que es un poco de ciencia ficción, pero no lo es. Créeme, ya estaaa obsoleto, tecnológicamente pintoresco.

    La mayoría de nosotros no queremos extrañeza, ¿verdad? Queremos que nuestros días sean predecibles, marcados por tres comidas completas. Queremos un viaje diario de treinta minutos y de nueve a cinco, luego un par de horas después de la cena, colapsados frente a una telenovela predecible mientras nos metemos patatas fritas en la boca y las lavamos con vino barato de la tienda de la esquina.

    Luego la cama y los sueños.

    Sueños que podemos hacer. Los sueños están bien, me refiero a toda su extrañeza, y principalmente es porque los olvidamos muy rápido. Pero ese es aproximadamente el tamaño de estos, ¿no? Cualquier extrañeza real en nuestras vidas de vigilia y nos tapamos los oídos diciendo: Nah, nah, nah, nah, ...

    Pero la extrañeza está en todas partes. Cada historia que se ha escrito ha salido de la cabeza de alguien. ¿Alguna vez te has parado a pensar en esto? ¿No es raro? Inventamos cosas, hacemos creer que son reales, y eso está bien: la gente todavía quiere saber qué les sucede a estas otras personas, personas como yo, que en realidad no son reales.

    Pero no toda la extrañeza es inventada.

    Estaba leyendo las noticias de izquierda esta tarde y me hablaban de una ciudad en Estados Unidos, todos los trabajos se mudaron fuera y esas personas de nueve a cinco con sus todoterrenos familiares y sus lindas casitas de madera ahora viven en tiendas de campaña a lo largo de una desolada orilla del río, a las afueras de la ciudad y pasando hambre. No más vino y patatas fritas para ellos. Esta es su nueva normalidad: desechados, como desperdicios, arrugados y arrojados a los arbustos, a sus propios Milord Milner les importa poco si viven o mueren. Pero estas no son latas de cerveza vacías. Son personas, de hecho más que personas, son, en el sentido filosófico e incluso en el existencial, solo versiones diferentes de ti y de miii.

    Esto nos matará, ¿sabes?, esto que hemos creado. Y solo aquellos de nosotros capaces de sostener a nuestros Milord Milner se nos permitiraaa sobrevivir, aunque sea apenas. En este sentido, entonces, seremos criados como vacas. Algunos para leche, otros para el matadero.

    La forma en que se fabrican los Milord Milner hoy en día está abierta a la especulación. Ya no nacen para ello como en tiempos pasados. Sospecho más bien que son simplemente psicópatas, que el sistema favorece su naturaleza emocionalmente insensible, y el resto de nosotros somos demasiado pasivos o demasiado estúpidos para evitar que ganen poder. ¿Seguiremos permitiéndolo? ¿Cooomo podemos? ¿Cómo no podemos? Quiero decir, si queremos sobrevivir.

    Pero, ¿qué es sobrevivir? Ese es un tema que necesita redefinirse. Y ya que estamos en eso, ¿qué es vivir? Me refiero a vivir de verdad.

    Ídem.

    Ahora puedes olvidar la noción de que a través de la diligencia, el sueño de los suburbios adosados ​​de clase media y 2.1 niños siempre será tuyo. Y la clase trabajadora también puede olvidar la noción de empleo significativo y tiempo de juego amplio para después. Tuuu ya lo sabes. Ambos están en el mismo barco ahora, sus jóvenes brillantes con títulos en esto y aquello, codeándose con jóvenes brillantes que no lo tienen, y todos persiguiendo nada: McEmpleos en el turbio charco infestado de tiburones del precariado, todos completando aquí y allá con salarios de pobreza hasta que se automatice y deje de existir. No posees capital, no tienes provisión para la vejez. ¿Crees que todavía puedes corretear por un almacén cuando tienes ochenta y cinco años con cataratas, artritis en las caderas y una próstata poco fiable?

    ¿Y qué estoy diciendo con esto?

    Más allá de plantear el problema, no lo sé. Depende de lo que quieras, de lo que valores o de lo que puedas reevaluar en tu vida. Ya sea que sigamos persiguiendo la emoción de esas dudosas estimulaciones prometidas por los clics del ratooon por fin vacíos de Milord Milner, o dejemos nuestros dispositivos a un lado y hagamos otra cosa, algo que no implique mirar una pantalla y agregar capas sedimentarias de datos para que otros hagan minas y saquen beneficio.

    Tengo la sensación de que la respuesta radica en redescubrir ese sentido más verdadero de lo ordinario del mundo, su tesoro más puro y, sí, su pura gracia. Solo ahí podremos recuperar nuestras almas y vivir como deberíamos. Y ser felices.

    No sé qué quiero decir con todo esto exactamente, solo que, en común con el resto de nosotros, estoy trabajando en ello, ...

    No vayas suavemente.

    Ten cuidado con lo que aceptas como normal.

    Nadie es una desperdicio de espacio.

    Como iba diciendo...

    Pasan unos días antes de que me alcance a mí mismo, por así decirlo, de que vuelva a instalarme sobre la vieja caravana, un lugar que ahora no es ni viejo ni estaaa vacío. Parece más ancho, más brillante ... y huele dulcemente a madera aceitada. La caravana está completamente equipada, por supuesto, por lo que no hay muebles que comprar, solo algunas ollas, sartenes, cuchillos y tenedores. También compro un televisor horriblemente grande para la sala de estar y uno más pequeño para que Lesley lo use en su dormitorio. Transmitiré películas antiguas en la mía. Tengo a los inadaptados alineados para esta noche, y haré creer que mi amor es todo por Marylin, como el triste saco que soy. Luego me retiraré llorando como siempre, como si me lamentara por algo perdido que nunca existiooo realmente.

    El enrutador WiFi es más nuevo y parece más rápido, así que he desechado mi vieja computadora portátil y comprado otra para aprovechar el ancho de banda adicional. Así que he nacido (parcialmente) de nuevo. Demasiado para dejar de lado todos mis dispositivos, pero te prometo que estoy decidido a descubrir una forma de usarlos con más destreza.

    Todos mis libros han desaparecido, por supuesto, incinerados, y los estantes parecen vacíos. Tendré que hacer algo al respecto, y pronto. Empiece una colección nueva, algo para quitar la falta de vida y el aire que suena hueco.

    Pero todo eso dicho, tengo la sensación de que ahora estaré bien aquí. La presencia de Lesley le da a las cosas un ambiente diferente y me siento protegido por ella, más que por las cámaras y las luces de seguridad, que están demostrando ser demasiado sensibles, parpadeando incluso con el paso de un erizo. Lesley y yo hemos discutido en varias ocasiones hasta ahora, una de esas primeras riñas chispeantes del Faro de Plover Scar, pero ninguno de nosotros ha sacado sangre. Creo que estamos evaluando las zonas seguras del otro, no porque algún día podamos transgredirlas, sino para garantizar que nunca lo hacemos.

    ¿Qué fue lo que ella dijo?

    No, Lesley no. ¡Gracia!

    «Anota esto y luego borra.»

    Bien, lo estoy mirando ahora, como lo llevo haciendo de vez en cuando desde hace semanas, preguntándome si lo escribí correctamente antes de eliminarlo:

    17/08/06

    22/03/05

    48/02/02

    56/02/01

    27/05/10

    110/02/02

    ¿Un código quizás?

    Bueno ... sí, supongo que podría serlo, pero ¿significa esto que volvemos a una historia de espías? ¿Somos Enid Blighton? ¿Somos Conan Doyle? ¿O estoy profundizando demasiado en las cosas? Gracia, a pesar de toda esa belleza y gracia, ¿está simplemente loca? ¿Es la pintura de Godward de Piiitia una obra de arte digna, o él y todos esos otros caballeros victorianos intelectuales simplemente se divertiiian mirando jóvenes desnudas?

    ¿Sabes a lo que me refiero?

    ¿Es todo un mero artificio?

    Divago otra vez.

    ¿Es un código de libro, quizás?

    Página / Línea / Palabra.

    ¿Nunca hiciste esas cosas en la escuela?

    Pero ¿qué libro?

    La "Miscelánea" de Dylan, por supuesto. ¿Qué si no? Tomo mi ejemplar bien pulido y lo pruebo:

    Entonces...

    La primera palabra está en la página diecisiete, octava línea hacia abajo, sexto lugar, contando desde el margen izquierdo. Y la palabra es: «busca»

    De acuerdo, la siguiente palabra, página veintidós, .. y así sucesivamente, ... ¿y qué tenemos?

    «me»

    «Búscame». Esto es prometedor. Y las siguientes son:

    «bien» y «en»

    "Búscame bien en"

    No puedo reprimir una creciente emoción cuando las palabras comienzan a tener sentido, ... búscame bien en ... ¿dónde? ¿Dónde debo buscarla?

    «se libre.»

    ¿Qué? No, eso no puede estar bien. «Búscame bien en ser libre»?

    ¿Me estoy perdiendo algo? Pruébalo otra vez:

    "Búscame bien en ser libre".

    Eso no tiene ninguuun sentido. Debo haber cometido un error al anotarlo.

    Demasiado tarde ahora.

    Maldición.

    El clima se asienta en húmedo.

    Usamos el tiempo para averiguar cómo solicitar el certificado de nacimiento de Lesley, cómo recuperar su número de seguridad social y las pruebas de identidad que se necesitan. La ayudo con los formularios y los enviamos, reconstruyendo lentamente los hilos de su yo documentado. Habrá una entrevista con alguien del Departamento de Trabajo y Pensiones, tal vez otras entrevistas con agencias de las que yo nunca he oído hablar. La identidad es importante en estos días posteriores al BREXIT, especialmente la raíz del propio inglés. La perspectiva la aterroriza, por lo que no puede dormir.

    Le digo que iré con ella a sus entrevistas, que me sentaré con ella.

    Ella no puede articular su miedo más allá de imaginar que será deportada, que las camionetas de "control de inmigración" que vemos tantos de estos días vendrán a arrastrarla, una moza marimacha con uniforme paramilitar, con la cara como una bolsa de llaves, tirando ella por el pelo, que será cacheada al desnudo por guardias lascivos y agresivos con voces gritonas en alguna insulsa prisión con fines de lucro, que será castigada por no ser ordinaria, y así sucesivamente, ... y así sucesivamente . Y por primera vez, a través de sus miedos, tengo la sensación real de que se está filtrando en alguna parte, y el alcance de la misma, que aunque la bondad puede ayudarla a sanar un poco, siempre necesitará que la cuiden.

    "No puedes ser deportada de tu propio país, Lesley. Quiero decir, ... ¿a dónde te iban a enviar?"

    "No sé. ¿Arrojarme al mar? Como si les importara una mierda, ... problema resuelto. ¿Y quién me iba a echar de menos?"

    "Yo te echariiia de menos. Maggs te echariiia de menos. Alan te echariiia de menos. Alan saltaría al mar y te rescataría. Nosotros somos tu país".

    Ella se sonroja ante eso, me permite una sonrisa. "Callate idiota."

    Búscame.bien.en.ser.libre

    ¿Ser.Libre?

    ¡Vamos Mike, piensa! Deberías saberlo. Suena familiar.

    Invito a Alan a tomar el té. Pienso en una excusa por la cual tendré que escabullirme un rato, dejándolo a él y a Lesley solos para charlar, o cualquier otra cosa que les apetezca hacer, aunque sospecho que Alan está pasado de moda en ese sentido, y confío en que Lesley pueda respetar eso en él. Quizás al menos la animará, el poder de un pequeño romance. Soy un cupido poco probable, por supuesto, pero no soy inmune al poder emocional de ver florecer el amor en los corazones de los demás.

    Lesley no quiere que lo haga; quiero decir, dejarlos en paz. Pero el té y las galletas están bien, dice ella, incluso se va de paseo por las tiendas de segunda mano con un billete de diez prestado para un vestido para, dice ella, parecerse más a una chica para él. Vuelve de su expedición con las manos vacías y, llorosa, me devuelve el billete de diez.

    Lo siento por ella, pero soy de poca utilidad para vestir a las chicas. Necesitamos a Maggs para eso. Ella haría un trabajo ejemplar, sacaría las mejores etiquetas de la escoria, las lavaría y plancharía, haría que Lesley luciera, me atrevo a decir respetable, en poco tiempo. Pero Maggs no está en ninguna parte. No está en la tienda. Lesley lo ha comprobado, ha interrogado al personal. Pero en su mayoría son caras nuevas incorporadas para tapar los huecos que dejamos. Ahora pienso en los estantes desordenados. Solo Alan permanece de la vieja tripulación itinerante, y me lo imagino tartamudeando de frustración por la indignación mientras su Conrad está metido junto a Wesley.

    Supongo que nunca volveré a trabajar allí. Es una lección saludable, una metáfora de la vida y todo eso, que hacemos lo que podemos mientras podemos, pero a uno nunca se le echa de menos mucho tiempo.

    Y la vida sigue,...

    "Podrías llamarla, Mike."

    "¿A quieeen?"

    "A Maggs, tontiiin."

    "No puedo. Dijo que tenía que dejar que se fuese. Llámala tuuu".

    "¿Ella dijo eso? ¡Oh, Mike! ... Pero yo tampoco puedo. Sabes que no puedo".

    "¿Por qué no? Solo sigue los números como te ensennné. Lo hicimos antes, cuando practicábamos. ¿Recuerdas?"

    "No, quiero decir que me asustaría."

    "¿Asustarte? ¿Por qué?"

    "En caso de que ella respondiera y yo no sabría qué decir".

    "Bueno, yo también estaría asustado y por la misma razón."

    Por lo tanto, estamos de acuerdo: no podemos llamar a Maggs.

    Entre las lluvias, yo trabajo en el jardín desenredando las fronteras de su sueño invernal. Lesley se une a mí, quiere saber la diferencia entre los crecimientos que se consideran malas hierbas y los que no. Ella se convierte en una mano hábil con una azada y un rastrillo, hunde su enojada energía en el suelo. Empiezo a darme cuenta de que disfruto de su compañía y, a la inversa, empiezo a sentir antipatía por la mía a medida que noto la falta de plenitud que siempre ha perseguido mis días y que Lesley, al menos por ahora, llena parcialmente.

    Los coches pasan mientras trabajamos. Agudizo el oído a cada uno, imagino que puedo distinguir cuáles son los mirones y cuáles no por su tono, cuáles son potencialmente una amenaza y cuáles son inocentes. Me gusta imaginar que la presencia de Lesley confunde a los creadores de historias, que tal vez esperan más a su único pervertido / secuestrador / asesino arquetípico de mujeres, que es el anciano genéricamente sucio que mancilla la inocencia de las chicas, o eso gritan los titulares, un tanto irónicamente a partir de los harapos que hacen una fortuna mancillando la inocencia de las chicas.

    Solo hay un incidente desafortunado.

    Estoy en la caravana preparando té cuando un tipo se invita a sí mismo por el sendero del jardín con su iPad, filmando. Cómo nos gusta filmar, enmarcarnos fuera de contexto y amenazar con el arma de la humillación a través de la exposición internacional con el clic del ratooon. Escucho el roce de las manos de Milord Milner mientras sirve sus anuncios alrededor de la inmundicia. Pero más que eso, escucho gritar a Lesley. Es un sonido aterrador, la mente abrasadora, no tanto un grito de terror sino un grito de agresión. Dejo caer una taza, la rompo y salgo en un instante para encontrarla ya tumbada sobre él con patadas y puñetazos. Es la cosa porcina local que me estuvo esperando esa primera noche después de mi liberación de la comisariiia de policía. Asiii que todavía va detrás de su primicia, su escalera mecánica a las estrelladas alturas de la sordidez de los tabloides.

    Pero ella parece estar hacieeendolo bien, así que la dejo.

    Eeel se escabulle, agarrando su dispositivo roto mientras avanza, sale corriendo en su coche, sangrando por la nariz. Lesley está pálida y temblorosa. Temo que ahora se le impute una acusación de agresión común, que será detenida y llevada a los tribunales, tal vez incluso seccionada por ser increíblemente analfabeta y vulnerable, y tener las pelotas para defenderse. Estoy seguro de que esto pasa todo el tiempo.

    "Estaba en mi cara, Mike. No dejaba de filmarme. Escondiéndose detrás de esa cosa y haciéndome preguntas estúpidas".

    "¿Preguntas?"

    "Como que quién soy y qué estoy haciendo aquí, como si fuera de su maldita incumbencia y se lo dije y le dije que se fuera al pedo, pero él no quiso irse, seguiiia con esa cosa en mi cara, así que fui por él, ... oh, ... pero, ... lo siento. He empeorado las cosas, ¿no? "

    "Em, ... no necesariamente."

    Aunque, por supuesto, ahora me pregunto cuánto tiempo pasará antes de que la nueva y bonita caravana esté rodeada de cosas porcinas lanza-excrementos de nuevo. Al menos esta vez los captaremos a todos en cámara para su propia vergüenza. Pero lo habíamos estado haciendo muy bien, recuperando incluso un sentido de normalidad.

    Ahora la maldición está sobre nosotros nuevamente.

    ¿Quizás deberíamos encender una vela perfumada?

    ¿Crees que estoy bromeando?

    Sus nudillos están doloridos y sangrando. La llevo adentro, los limpio, los parcheo con cinta adhesiva, me descubro riendo.

    "No es gracioso."

    "Por supuesto que es gracioso. El tipo parecía un idiota y tuuu luchas como un tigre".

    "¿Por qué crees que terminé en la calle?"

    "No lo sé. ¿Rabia? ¿Temperamento? ¿Por defenderte?"

    "Es más bien por clavar un cuchillo de verduras en el novio capullo de mi madre. ¿Entonces? ... ahí estás. Eso es gracioso, ¿verdad?"

    Lo admito, esta revelación es algo aleccionadora, pero aún así: "Lesley, ... no te equivocaste".

    Ella aparta los ojos. "¿No?"

    "No."

    No nos aventuramos fuera durante días, pero está bien porque la lluvia se instala una vez más. Y la policía no viene. No sé si la cara gruñona de Lesley aparece en Internet porque deliberadamente no la buscamos, pero las cosas porcinas no vuelven con fuerza y ​​tomamos esto como una señal de que las cosas pasarán. Sin embargo, eso la ha inquietado, la ha puesto nerviosa. Le aparecen ojeras alrededor de los ojos mientras ella yace despierta escuchando sonidos en la noche.

    Me pregunto si Maggs se las habrá arreglado para mudarse a ese piso encima de la tienda en Clitheroe, y si hay espacio alliii para Lesley por un tiempo.

    Hora de actuar, Mike: "Voy a llamarla".

    "Dijimos que no podíamos".

    "Lo sé. No teníamos una buena razón para hacerlo en ese momento. Pero esta es una buena razón".

    "No, yo estaré bien."

    "El cambio podría venirte bien".

    "¿Quieres deshacerte de mí? ¿Es eso?"

    "No."

    "Está bien, entonces confía en mí. Estoy bien."

    "Bueno."

    Peste-Sexual recoge a una chica sin hogar.

    Sí, me pregunto si el titular ya ha aparecido, pero sigo censurando mis comentarios y estoy decidido a no mirar. Quizás Seacombe tenía razón y las cosas se nos han estropeado. Nuestra historia parece demasiado compleja para simplificarla a meras pulgadas de columna cuando hay historias mucho más fáciles de obtener. Quiero decir, todos quieren su momento de fama, ¿no? No es difícil encontrar un titular espeluznante, o insinuar uno, y sin el riesgo adicional de tener la nariz ensangrentada. La cosa porcina estaba invadiendo. Se le pidió que se fuera. Se negó. Lesley se sintió amenazada y se defendió. Tenemos pruebas.

    En cámara.

    Respaldada en la nube.

    Así que deja de preocuparte, Mike.

    ser.libre

    ¿Qué? Oh, ... esa maldita cosa de nuevo.

    ¡No, espera! ¡Viene a mí ahora! Tengo la computadora portátil conectada a la enorme TV. He buscado "ser.libre" y ha aparecido un trillón de enlaces, pero luego escribo "SLibre" por error y me enlaza con un artículo de periódico antiguo titulado: "¿Qué pasó con SLibre?"

    Y luego todo tiene sentido: Búscame.bien.en.ser.libre.

    Gracia Milner ha desaparecido en un Juego de Rol En Línea Masivamente Multijugador llamado SLibre.

    ¿SLibre?

    Lo sé, estás confundido.

    Permíteme explicarte.

    Nuestra existencia en Internet se caracteriza por una falta de moderación. ¿Has notado? Es como si cuando se nos concediera el anonimato volviéramos a un tipo de comportamiento impulsado por las fuerzas arquetípicas más oscuras dentro de nosotros, el viejo panteón vengativo y belicoso de los dioses, susurrándonos al oído y llevándonos a la locura. Así, personas desconocidas para mí recientemente me han deseado tanto la castración como una muerte dolorosa, cuando cara a cara pueden sonreír cortésmente y decirme que hace un buen día.

    Lo vemos en las secciones de comentarios de los periódicos en línea, o incluso en los foros más inocuos. Las discusiones sobre la apicultura, digamos, todavía pueden estallar en el lenguaje más terriblemente mal considerado. El mundo en línea, el mundo cibernético, el mundo de los datos de Milord Milner, nos hace algo extraordinario. Le quita los frenos a la realidad, nos sumerge en los reinos de la fantasía infantil, y en ningún lugar más que en el entorno peculiarmente perturbador conocido como SLibre.

    ¿Estás preparado para esto?

    Vale.

Capítulo 34

    En su apogeo, alrededor de setenta millones de personas de todo el planeta jugaron a SLibre. Es un mundo generado por computadora, es decir, generado en una gran granja de servidores que se enfría naturalmente en la tundra de Alaska. En este mundo virtual estás representado por un avatar, es decir, un humanoide generado por computadora, un muñeco virtual con cuya apariencia puedes jugar sin cesar.

    Los algoritmos monitorean tus acciones y las califican en función de las habilidades que adquieres, el número de avatares que te enlista como amigo, el número que te bloquea como un indeseable malhablado. También se tiene en cuenta tu valor neto virtual, sí, hay una próspera economía aquí, y la sofisticación de tu atuendo se evalúa mediante algoritmos opacos y se califica.

    Los jugadores compran áreas del mundo, luego les proporcionan un paisaje, construyen casas en ellas y las alquilan a otros jugadores. Modelan muebles, joyas y otros adornos corporales como penes y clítoris personalizados, y los venden. La construcción de experiencia y conocimiento de la programación también aumenta la puntuación de tus hazannnas. Se dice que los jugadores más exitosos se ganan la vida en el mundo real con el juego, y cuanto más alta sea tu calificación, más fácil será progresar, ascender en la escala social y ganar más y más dinero.

    Sospecho que pronto será así en la vida real: humanoides reales puntuados y calificados por un algoritmo artificialmente inteligente. Se deducirán puntos por tendencias indeseables, según lo expuesto, supongo, por los rasgos faciales de uno. En secreto, tal vez esto ya esté sucediendo, siendo los corredores de datos, como Milord Milner, los únicos por encima del juego, como Dioses, capaces de jugar todo en su beneficio perpetuo.

    Sin embargo, a diferencia de la vida real, en SLibre puedes fingir ser quien te gusta, y a nadie le importa porque todos están haciendo lo mismo, navegando por las mareas cambiantes de su propia identidad, y la identidad es un concepto más flexible de lo que piensas. Te encuentras creando una realidad egoica completa para tu avatar y viviéndola. Puedes hacer lo que quieras y salirte con la tuya. Claro, ofende a alguien con demasiada frecuencia y seras expulsado, pero luego creas otra cuenta, eres otra persona y empiezas de cero.

    Tiene una economía que vale el equivalente a la de algunos países pequeños, y un tipo de cambio del dólar cotizado, y también rumores de lavado de dinero criminal, de hecho rumores de todo tipo de sucesos nefastos, lo que le da un nerviosismo que atrae a los jóvenes del mundo que siempre han tenido un anhelo de parecer más de mundo de lo que realmente son. Pero, sobre todo, lo que hay que tener en cuenta sobre SLibre es que no es un juego.

    Lo que SLibre es exactamente, siempre ha sido objeto de conjeturas y muchas pulgadas de columna en las revistas de tecnología y las páginas de características de lo que solían llamar periódicos. Los tabloides también han encontrado aquí abundante material para titulares histéricos. Todas las corporaciones de renombre se mudaron dentro, construyeron oficinas virtuales, lo vieron como un lugar para hacer publicidad, para hacer negocios. Es como la vida real en muchos aspectos, excepto que nadie muere aquí. Pero si se trata de una visión de la otra vida, rezo por la aniquilación cuando se acabe mi hoja de cálculo.

    De todos modos, eso fue hace mucho tiempo, en los oscuros y distantes días previos a las redes sociales, cuando entrabas y charlabas con la gente. Hoy en día, los chavales hacen eso en sus teléfonos. Facebook, Twitter e Instagram han tomado el control, pero SLibre todavía existe con unos cien mil jugadores ahora, y todavía enarbola la bandera de un Shang-ri-la consumista en gran parte distópico.

    ¿Qué demonios está haciendo Gracia allí?

    Quiero decir, ella no está realmente ahí. La máquina no se la ha tragado, obviamente. En realidad, se ha escondido en algún lugar con una conexión rápida a Internet y ha creado una cuenta en SLibre, quizás ha creado un dominio completo para ella. Y supongo que quiere que la busque, que la busque bien en SLibre.

    El problema es que recuerdo cómo era esto, los lugares oscuros a los que podría llevarte. Puede comprar cosas para que tu muñeco haga cosas con otros muñecos. Me refiero al sexo. El sexo siempre fue una parte importante del paisaje, por así decirlo. Cualquier tipo de sexo que quisieras, o al menos una simulación del mismo. Incluso podrías fingir ser una chica, hacer que otra chica te hiciera el amor, quien probablemente era un chico en la vida real. Las permutaciones eran interminables y preocupantes, la frontera entre la realidad y la imaginación estaba difuminada y era mejor no reflexionar durante mucho tiempo o te volvías loco.

    Jugué con él durante un tiempo, cuando estaba mucho en la carretera. No, el sexo no. Para entonces ya estaba cansado del sexo, no lo volví a descubrir hasta esa noche con Maggs. No sé qué estaba buscando en SLibre, quizás una revelación existencial. No la encontré. Los libros siempre fueron más seguros, más seguros y más permanentes. No regresabas, por ejemplo, al %%Rescue%# de Conrad para encontrar que se había transformado en una de las novelas eroooticas de Maggs. En SLibre no hay permanencia, ¿ves? El paisaje se puede eliminar fácilmente y reemplazar con otra cosa.

    Sí, esos fueron los días del ocaso de mi carrera, las infructuosas horas de luz del día dedicadas a perseguir pedidos menguantes, todos nosotros como peces coleteando en un charco cada vez menor, y las noches que pasamos en hoteles sin rostro a precios exorbitantes, una computadora portátil y WiFi que brinda alguna medida de escapar de la banalidad de la misma. Pero SLibre era el tipo de lugar que reflejaba a uno mismo, lo que también lo hacía vacío para mí, simbólico de una vida vivida bajo la ilusión de que alguna vez llegaría a ser algo real.

    Me pregunto si mis inicios de sesión todavía funcionan.

    "¿Mike? ¿Qué coñ...?"

    Asiii que, mis inicios de sesión todavía funcionan. Lesley entra en un momento inoportuno para que le deee mi opinión sobre su último look, me ve enfocado en la pantalla que muestra a un hombre de pie en medio de un campo de setas alucinooogenas gigantes. El munnneco lleva un jersey que no le queda bien y unos vaqueros en zigzag. Una etiqueta flotando sobre su cabeza me recuerda que yo solía usar el apodo de Rick Tuss. Debiii de haberlo encontrado divertido en aquella eeepoca, y no hay nada que pueda hacer al respecto ahora. Como compañía tiene un conejo blanco gigante de tres metros de altura. El conejo usa sostén y lleva una ametralladora, pero por lo demás parece dócil. El género del conejo no está especificado, pero se conoce con el nombre de Dylan.

    Te advertí sobre SLibre.

    ¿Continuamos?

    "Es una especie de juego, ..." explico algo avergonzado por la presencia del conejo.

    "Sé lo que es", dice. "El novio de mamá solía jugar a eso. ¿Sabes? ¿Quién es el conejo?"

    "Oh, ... no lo sé. La última vez que estuve aquí, esto era una playa con una cabaña de bambú que yo solía alquilar, y había un pequeño faro en el mar, un poco como el Faro de Plover Scar, ahora que lo pienso. Pero eso fue hace diez años. Solía ​​jugar cuando era vendedor, viajaba mucho. Era algo que hacer en el hotel por la noche, iniciar sesión, deambular un poco, encontrar alguien con quien charlar ".

    "¿Por qué no ibas a un pub?"

    "¿Eh? Oh, bien dicho. La cosa es que aquí dentro, supongo, puedes simplemente desaparecer si la conversación se vuelve difícil, o si la persona resulta ser un psicópata. Lo que demuestra que, a pesar de todas sus promesas, la tecnología no hace mucho por nuestras habilidades sociales, ¿verdad? No muchos eran psicópatas. De hecho, conocí algunos personajes decentes. Lo siento. ¿Esto te está asustando?"

    "Más o menos. Él, ... tenía este pasatiempo, ¿ves? El novio de mamá. Él tenía un burdel allí. Quería que yo hiciera el papel de una de sus chicas, que les quitara dinero a los hombres por fingir, ya sabes, y fue entonces cuando descubrió que no sabía leer ni escribir. No sirve de nada jugar ahí si no puedes leer ni escribir, ¿verdad? "

    "Bueno, en esas circunstancias, diría que no fue nada malo no poder jugar, quiero decir. Lo siento, Lesley. Eso es horrible, y lo más ... peculiar que se puede esperar de ti. ¿Quería eeel que hicieras eso? Pero no podrías haber sido muy mayor entonces."

    "Quince. Me fui de casa poco después, pero no por eso. Me fui por ... otra cosa que eeel hizo. He estado en las calles desde entonces. Era eso o llamaban a la policía por lo que yo le había hecho. . No traté de matarlo ni nada. Solo le corté las pelotas. No, ... en serio. No hice eso tampoco. Aunque lo pensé. Fue un accidente, lo que hice, de verdad. Solo lo golpeé , como, en el brazo. Pero estaba enojada. ¿Ves? "

    "Has estado en las calles, hasta ahora".

    "¿Qué?"

    "Ya no estás en la calle".

    "Está bien. Lo sé. Es que se me olvida."

    "Está bien. Mira, no tengo la intención de pasar mucho tiempo aquí. Es solo que, ..."

    ¿Solo queee?

    Estoy a punto de decirle que sospecho que aquí es donde voy a encontrar a Gracia Milner, pero el instinto me hace detenerme. Ambos tenemos teléfonos que escuchan, uno con una identificación de dispositivo que sé que ha sido comprometida por las autoridades y mi conocimiento de las contramedidas es, en el mejor de los casos, de aficionado. Los imbéciles de seguridad privada de Milord Milner también saben dónde vivo. Podrían haber plantado algo antes de que entraran mis propias cámaras de seguridad. Capas de paranoia, ¿no? Pero estos son tiempos extraños y no quiero decirle nada a Lesley sobre todo eso en caso de que le moleste, me refiero a la idea de poder estar siendo escuchados. Necesito protegerla a ella, así como a Gracia.

    Si ella está aquí de verdad, nadie puede saberlo nunca.

    "No hace falta que me lo expliques, Mike. Es solo que ... no quiero interrumpirte ... eso es todo ..."

    "¿Interrumpirme?"

    "Ya sabes, ... haciendo, ... cosas. Con el conejo. O lo que sea. Aunque, ... por lo que parece, mejor tú que yo."

    "¿Eh? Oh, ... Señor. No, ... eso no es lo que estoy haciendo. Hay más cosas que eso aquí, Lesley."

    "No por lo que recuerdo, no hay".

    Pero hay. Toda la vida está aquí, o al menos una curiosa caricatura de ella que brota de los niveles inconscientes y completamente desinhibidos de su enorme %%zeitgeist%# multijugador. Así, en cada calle virtual encontramos el equilibrio del bien y el mal, y también las fuerzas que dan forma a la sociedad.

    El conejo también me está molestando ahora, aunque parece estar dormido. Abro el mapa en pantalla, elijo un lugar al azar y me teletransporto allí, no realmente yo, ¿entiendes?, solo mi avatar, y me vuelvo a materializar en medio de un bosque de dibujos animados. Cerca hay una mansión neoclásica, césped y un poste con la bandera confederada del sur de los Estados Unidos. Sus alrededores están tachados con espantosas advertencias contra la transgresión. Me recuerda la paranoia alrededor de Hammerton House y tengo la sensación de que me pueden disparar arbitrariamente, pero la máquina me dice que no hay otros avatares en las cercanías. Y de todos modos, me recuerdo a mí mismo, uno no puede morir como avatar.

    "¿Mejor?"

    Lesley me muestra una sonrisa de complicidad, luego me deja con eso.

    Así que me acomodo en mi nuevo lugar de aterrizaje, busco en el directorio cualquier cosa que incluya la palabra Piiitia y encuentro una serie de posibilidades, la mayoría relacionadas con asuntos sexuales, pero no todas. Estas toman toda la noche para desarraigar e investigar. En el proceso descubro muchas rarezas, pero ninguna pista sobre el paradero de Gracia ni sus intenciones.

    También es principalmente un mundo vacío. Aunque el ocasional avatar con el que me encuentro parece más dispuesto a participar que hace diez años, ya sea solo para hacer comentarios irónicos sobre mi disfraz de primera generación o mi modesta puntuaciooon social. En pocas palabras: en un momento estoy cruzando una amplia plaza en una ciudad falsamente italiana cuando un hombre con la cabeza de un tigre me deja una tarjeta de notas, invitándome a participar en su club nocturno. Cuando lo ignoro, me envía un mensaje directamente, me llama novato y cabrooon.

    Nada peor que ser llamado un novato en SLibre, es decir, un ingenuo, un principiante completamente vacío de credibilidad. Le señalo que la palabra «cabrooon» ha perdido su aguijón por el uso excesivo y le sugiero que salga de su habitación, se vaya al pub y busque gente real con quien hablar o, mejor aún, que lea un libro. Responde con una furia de patadas y puñetazos a la persona de mi desventurado avatar. Esta es una característica nueva, una con la que no estoy familiarizado, esta capacidad de infligir daño. La destreza de uno en las artes pugilísticas también parece estar en proporción directa con la puntuación social de uno, lo que significa que en breve me quedo en un montón inmóvil, con el teclado congelado, estrellas virtuales dando vueltas en mi cabeza durante cinco minutos completos. Esto es muy inconveniente.

    El Hombre Tigre sigue caminando.

    Me siento ofendido. Supongo que esto es el equivalente a un comentario mal considerado dejado en las redes sociales. Es infantil, pero indudablemente hiriente e inquietante para el ego de uno, que inmediatamente busca formas de vengarse. Mi avatar por fin recupera la salud, se levanta, se cepilla y mi perspectiva normalmente distante viene a mi rescate.

    ¿Cuaaal ha sido el sentido de eso?

    Como iba diciendo...

    Busco cosas en Delfos, ya que es el hogar de Pítia en la Grecia clásica, y en este sentido varios lugares revelan un lado más ilustrado de SLibre, con representaciones arquitectónicamente precisas del templo del oráculo. Pero solo hay una con una cámara subterránea secreta cuyas paredes están adornadas en su totalidad por las obras de John William Godward, y una de estas, por supuesto, la musa de coleta, demasiado joven y completamente desnuda. Tan pronto como entro con mi avatar, sé que he llegado al lugar donde Gracia quiere que llegue.

    Sin embargo, no hay más pistas visuales sobre lo que viene a continuación, solo el supuesto trono de la iluminación suspendido sobre una hendidura rocosa, de la que surgen falsos vapores psicoactivos. Todo está muy bien hecho: las construcciones, la textura exquisita, la iluminación. Claramente ella ha pasado mucho tiempo aquí. Pero la pregunta obvia es: ¿con qué propósito?

    Al hacer clic con el botón derecho en el trono, puedo determinar su propietario, una Agnetha Godward, que es el apodo SLibre de Gracia, supongo. La busco en el directorio de avatares, el cual me dice que ella no está actualmente en línea, pero puedo dejar un mensaje, lo cual hago: Saludos de Rick. Dios de las pequeñas cosas; el %%God of Small Things%# es el libro que elegí para ella hace lo que parece ya una eternidad, y presumiblemente por el cual ella sabrá que ha atraído a la "mosca" correcta a su telaraña. También es una frase que probablemente no signifique nada para nadie más, en caso de que estén fisgoneando, lo cual es probable dada la naturaleza de cerebro de hierro de la tecnología que sustenta el mundo de SLibre. Cuando escondes agujas en un pajar, el cerebro de hierro es experto en encontrarlas porque las agujas son agujas y se pueden buscar fácilmente como elementos de datos. Entonces, si deseas esconder una aguja en un pajar en estos días, debe parecerse lo más posible a la paja y llamarse enteramente de otra manera.

    No le pregunto qué quiere. Supongo que ella llegará a eso. De hecho, no estoy seguro de que realmente me importe lo que ella quiera, en todo caso; quiero decir, estoy asumiendo que todo este subterfugio implica algún tipo de complicado plan que abarca tanto el mundo real como el ahora medio imaginado. Ayudaré si puedo, pero noto que su atracción reside en el renovado sentido de propósito y la pura animación que ella ha inyectado en la vida moribunda de este hombre.

    ¿No sabes a qué me refiero?

    Piénsalo: antes de que ella llegara, yo no tenía nada. Se podría decir que ahora tengo mucho menos, ciertamente en términos de reputación y bienes materiales, ninguno de los cuales ascendiiia a mucho de todos modos. Pero, por otro lado, desde que conocí a Gracia, he adquirido una amante y una hija, y he encontrado la resolución de construir mi casa, volver a apostar mi derecho a la vida y más, ... dejar a un lado toda conversación sobre la muerte. .

    De acuerdo, como amante puede que yo no sea correspondido, pero aún así ...

    Una vez que aceptamos ese sentido de Gracia nuevamente en nuestras vidas, nos volvemos inmortales.

Capítulo 35

    Ella fue la primera en romperlo. Maggs, quiero decir. Habíamos dejado nuestros coches en el pequeño aparcamiento junto a Linton Falls, caminamos por el estrecho puente de madera a través del barranco rompecuellos por donde el Wharfe cae con un estruendoso ultraje de negrura y espuma. El río estaba inundado de agua de deshielo y lluvias, y el puente tenía un temblor como si estuviera mareado por su propia exposición atrevida a este poder explosivo.

    El pequeño sendero al otro lado del río nos llevó entre setos hasta Grassington y a almorzar. Lo habíamos escalado a un ritmo pausado, su brazo deslizado casualmente a través del mío. Es una distancia de alrededor de media milla, mayormente cuesta arriba, y ni una sola vez me soltó, sino que me sujetó suavemente. Parecíamos encajar bien, nuestro ritmo estaba bien igualado, como si nos hubiéramos emparejado jóvenes y crecido en la idiosincrasia del otro haciiia mucho tiempo. Ella no habló y yo tampoco, contento en cambio con disfrutar de esta extraña familiaridad de sentimiento, de que sería algo muy bueno ser poseído por Maggs.

    Le había invitado al almuerzo en el pequeño café de la ciudad. Todavía estábamos casi en silencio, pero ahora era el pensamiento de nuestra despedida lo que me había quitado la lengua. Probé algunas banalidades mientras comíamos, pero sonaron forzadas, ansiosas e infantiles, revelando demasiado de mi inmadura añoranza por esto que la mezquina razón nos negaba a los dos. Maggs finalmente me calmó con su presencia, con su gracia, pero sobre todo con el cálido peso de su amigable silencio, solo una sonrisa ocasional y una mirada de complicidad para alegrarme.

    Estaba seguro de que ella sabía ...

    Lo que yo estaba pensando.

    Lo que estaba sintiendo.

    Aún así, ¿por qué no dije nada? ¿Por qué no dejé mis sentimientos claros?

    A nuestro regreso, nos detuvimos en medio del mismo puente sobre las cataratas, ella apoyada en la barandilla y mirando hacia abajo, sin miedo, mientras yo me mantenía atrás, preparándome contra el riesgo de mareo.

    "¿Cuánto tiempo crees que durariiiamos?" había dicho ella.

    Apenas podía oírla por encima del rugido del agua. Su significado era ambiguo, deliberadamente. ¿Cuánto tiempo como pareja? ¿O cuánto tiempo si saltamos?

    "¿Nos ahogaríamos primero o nos estrellaríamos contra las rocas?" había seguido ella.

    "Agua más tranquila no muy lejos río abajo", le dije. "Así que uno podría tener la tentación de arriesgarse. Pero claro, desde aquí arriba, se mire como se mire, dar el paso parecería el desastre, de una forma u otra".

    Aún hacía frío, un cielo sombrío, no había nadie alrededor, algo inusual en ese lugar, que siempre atrae a los visitantes de los Dales. Ella se estremeció, se abrazó a sí misma, me lanzó una mirada tímida. "No estarás... enamorado de mí o algo así, Mike."

    ¡Oooh, te pilleee!

    "Eso es lo último que querrías escuchar, ¿verdad?"

    "No lo sé. Siempre es halagador para una mujer cuando un hombre admite sus sentimientos por ella. Quiero decir, no importa cómo sea de ... inconveniente".

    ¿Inconveniente?

    Esa es buena.

    Confío en que estaba siendo irónica.

    ¿Quería ella que yo lo admitiera entonces? ¿Lo necesitaba para mantenerse caliente durante las noches frías y tormentosas que se avecinaban? No, ella no había querido que lo admitiera, pero de todos modos siii había querido saber si esto era cierto. Había querido saber sin que yo lo admitiera.

    Impaaas.

    "¿Cómo podría un hombre enamorarse alguna vez de una mujer como tú?"

    "Bueno, exactamente."

    "Quiero decir, fue solo sexo, ¿verdad?"

    "Solo sexo. Por supuesto. Como dijimos."

    "No es gran cosa entonces."

    "No es gran cosa, ... así que no cambia nada".

    "Por supuesto que no. ¿Cómo podría? No somos adolescentes ya. De todos modos, prefiero leer un libro estos días que todos esos ridículos resoplidos".

    Ella logró reírse ante eso, se sonrojó un poco. "Bastante", había dicho. Y luego: "Me pregunto cuántos amantes a lo largo de los tiempos se han tomado de la mano por estas cataratas".

    ¿Me estaba pidiendo que tomara su mano? No, ... borra eso, Mike. "Incontables."

    "Nunca llegó a ser mucho, ¿verdad? Me refiero a todo ese amor. Todos esos... resoplidos. Y tomados de la mano".

    "El mundo sigue siendo un lugar superficial, cruel y loco, ¿quieres decir? Seguro. El amor nunca contó mucho en el gran esquema de las cosas".

    Excepto que cuenta para todo, para todos, todo el tiempo, ¿no es así? Siempre lo ha hecho, al menos en el universo de "uno", a menos que estés corrompido por el dinero, por supuesto, y luego es el resoplido por lo que luchas, porque el único atisbo que obtendrás de tu propia inmortalidad es en ese breve momento de clímax, ... no importa lo débil que sea.

    Entonces me concedió una sonrisa, una especie de comprensión, o al menos supongo que no se había sentido amenazada por mí ni por nada de lo que yo pudiera hacer o decir ahora.

    ¿La historia de tu vida, Mike?

    "Dicho eso", había dicho ella. "Encontrarás a alguien, ¿no? Alguien con quien estar."

    "No dejas de preguntarme eso."

    "Pero ¿lo harás?"

    "No lo sé. Tal vez he puesto mi mirada demasiado alto estos días. O tal vez soy demasiado mayor para estar con alguien durante más de una noche, o una hora, o incluso almorzar, ..."

    "No me esperes, Mike."

    ¿Fue eso una advertencia? No lo sé. De todos modos, sentí una emoción al pensar en eso, quiero decir que ella podría haberlo considerado una posibilidad, a pesar de que ella lo había matado en la misma oración. "¿Por qué iba yo a hacer eso? A menos que tú quisieras."

    "Mike, ... yo, ... esto podría llevar una eternidad. Quiero decir, ..."

    "No te preocupes. Esto sigue siendo una charla de almohada, y se supone que debemos estar bien despiertos."

    "Es sólo que, ... ¿quién sabe qué va a pasar?"

    "No digas nada más. Vamos, hace mucho frío aquí. Y este puente me está asustando".

    No digas más porque, en el amor, a veces es mejor alimentar la esperanza en los silencios que atreverse a la verdad y hacer que las esperanzas se desvanezcan entre todo el ruido. Pensé que ya era mayorcito para eso. Esperaría por siempre si tuviera que hacerlo, pero no podía decírselo.

    Me alegré de sacarla de aquel puente, había algo peligroso en él, en el estado de ánimo y en el momento. Todavía no sé qué quería ella, aparte de subrayar dos veces la distancia que ahora se interpondría entre nosotros, el espacio que ella necesitaba para maniobrar para salir, habiéndome utilizado como medio para prepararse psíquicamente para ello en primer lugar.

    ¿Me usooo?

    No, no me refiero así.

    De verdad, fue un honor.

    Recuerdo haber visto nuestros coches estacionados uno al lado del otro. Eran una pareja poco probable, Mavis y el escarabajo amarillo, una envejecida e incompatible elegancia sobre ellos. Busqué mis llaves y ella hizo lo mismo.

    "Bueno, ..." dije.

    Pero cualquier otra cosa que quisiera decir se perdió cuando ella se acercó y yo, siguiendo un instinto de calidez y santuario, me acurruqué en ella, mi rostro se perdió en el calor de su mejilla y la suavidad de su cabello, y todo ello imbuido de las cálidas olas, noche perfumada, perfumada también, ... de %%Le Jardin%#.

    Yo no habría roto ese momento por nada. Habría estado todo el día con ella así, con el duro pubis con pubis, como adolescentes que han descubierto por primera vez la embriagadora carga del sexo ...

    No, como dije, fue Maggs quien fue la primera en romperlo, un beso breve, casto y siempre tan decisivo se plantó en mis labios, luego ella me sostuvo un momento con los brazos extendidos, para poder recobrar el aliento, recobrar su sonrisa.

    "Te veo en el otro lado, entonces", dijo ella.

    "Sí. Pero ¿me llamarás alguna vez?"

    Ahora te toca a ti Maggs. Estoy aquí, como siempre. A su servicio. Eso es lo que quise decir. Creo que asintió, no estoy seguro. Ella se estaba girando cuando lo dije, luego condujo y yo quedeee mirando, esperando una mirada atrás y un saludo que no llegó. Y como un amante despreciado, me imagineee a mí mismo relegado para siempre a la historia, porque las mujeres siempre han sido más fuertes en ese sentido que yo. Al separarse, quiero decir.

    Estoy reviviendo todo esto en ese estado liminal cuando salimos del sueño a la plena conciencia. Y ahora soy consciente del sonido de la lluvia en el techo de la caravana, mezclado también con el sonido de la ducha y el golpeteo de los pies de Lesley. Ella se ha vuelto fastidiosa con su higiene personal. Me preocupa que pueda ser obsesivo su constante lavado, pero he decidido darle tiempo antes de mencionarlo. Claramente siente que tiene mucho que lavar.

    Hay una pausa asustada al oír el sonido del buzón cerrándose: el cartero entrega su avalancha diaria de basura y facturas, y luego ella continúa.

    Llevo el correo para ordenarlo tomando un café. El recordatorio de seguro para Mavis, lo asigno a la pila de pendientes y de no olvidar. Un extracto bancario que asigno a la pila vagamente informativa y que se va a triturar. Actualización de inversiones: un salto irracional en los precios de las acciones ha producido una bonanza no desagradable, pero uno debe reconocer que algo así habla más de esta volatilidad perpetua en los mercados mundiales y lo más probable es que un cambio similar en la dirección opuesta lo borre mañana; información absorbida, añadido a la pila de triturar. Invitaciones para participar en seguros de vida, reclamaciones de PPI, limpieza y sellado de techos, tarjetas de crédito de platino envueltas en oro, etc., etc., y numerosas invitaciones hasta la saciedad para cambiar de proveedor de energía, proveedor de banda ancha o participar de un trillón de canales de televisión de pago, todo lo cual lo asigno a la pila "reciclar-inmediatamente-sin-abrir".

    Pero también hay una carta que sorprende por su rareza y por el hecho de que esas cosas son difíciles de clasificar en estos días. Es una carta real también, por cierto, sobre A6, dirección escrita a mano, una letra limpia, clara, incisiva. En el interior, hay una sola hoja de papel de calidad, doblada una vez. Tinta azul sobre vainilla. Y, debes perdonarme, pero mi primer pensamiento es que podría ser de Maggs:

    Sin embargo:

    %%Estimado señor Garrat:

    Respecto a Gracia Milner. Creo que tenemos mucho en común que discutir e intercambiar notas. Esperaba que me hiciera el honor de permitirme invitarle a almorzar. Viernes. Quigley Arms, Ribchester. ¿13:00?%#

    Está firmado por Melvyn Judd.

    Asiii que ... no es Maggs, entonces.

    Es del chico amante.

    Me había olvidado de él. Me lo imagino ahora despeinado y acobardado tras su tiempo con la policía, después de la parrillada, después de la humillación de esa habitación apestosa y los ojos de pedernal de Seacombe sobre él, sin parpadear durante horas y horas, hurgando en la escoria de sus cuentas de redes sociales, haciendo la misma pregunta una y otra vez.

    ¿De veras le disparó usted a este León, Sr. Judd?

    ¿Tiene licencia para esa arma?

    ¿Dooonde la guarda?

    Tal vez esto haya sido su ruina: perdido su trabajo en la sala de exhibición de súper coches, perdido a sus amigos ... perdido su traje brillante. ¿Y me escribe esta misiva desesperada vistiendo nada más que un chaleco barato y pantalones cortos? No lo sé, pero esta es la historia que estoy imaginando y me inclina hacia la simpatía. También es una carta muy cortés, una que encuentro difícil de atribuir a un joven como él. Es como si,...

    ¿Alguien mayor la hubiese escrito por él?

    El hecho mismo del carácter de su papel, si existe tal palabra, me impresiona, la letra a la que me refiero, obviamente, pero también me asusta. Nadie escribe una carta estos días, pero en un mundo donde toda la comunicación electrónica se almacena a perpetuidad para futuros espías, es mucho más discreto escribir una carta. El destinatario debe memorizar el contenido y, por supuesto, quemarlo, como se indica en el propio libro de espionaje del chico, y yo lo hago, pero no antes de fotografiar tanto la nota como la tarjeta y publicarla directamente en las nubes para mi propia referencia futura si es necesario. Sí, hay cosas que me estoy ocultando, de las que no sé. Pero también es útil estar consciente de lo que es prudente no ocultar, en caso de que pueda serte útil más adelante.

    No hay fecha en la carta, ninguna indicación de qué viernes Melvyn tiene intención para nuestra cita, y esto sugiere cierta desesperación de su parte, de hecho, en la medida en que está lo suficientemente ansioso como para estar allí todos los viernes hasta que yo llegue. Yo diría que eso dice más sobre él que sobre mí, pero de repente parezco lo suficientemente ansioso como para ir, lo cual me hace parecer desesperado, lo cual significa que eeel me ha leído bien.

    ¿Desesperado por qué?

    No lo sé.

    Sé que Seacombe ya me ha aconsejado que no me involucre más en esta nefasta ducha, y si Maggs estuviera sentada frente a mí ahora, estaría muy severa, y sospecho que agregaría la carta a la pila de 'tritúrala ahora' y olvidarla por completo, pero no creo que Seacombe lo dijera en serio: habló de elegir bando y ser cuidadoso. Al menos lo que creo que quiso decir fue más simplemente esto: cuidado.

    Y, en ausencia de Maggs, he notado que mis pensamientos se vuelven más hacia Gracia. Quizás, dado mi historial pasado, nací para pasar mi vida rebotando entre dos mujeres, entre deseos contrastantes, que estoy por siempre incompleto sin alguna forma de bigamia que cometer.

    No me refiero a esto literalmente, ¿entiendes?

Capítulo 36

    De todos modos, Ribchester. Destino curioso, una ciudad romana, al menos cuando el imperio de Roma se extendía hasta el norte de Inglaterra. Algunos podrían decir que la región ha ido cuesta abajo desde que partieron los romanos. No es un lugar grande, en realidad un pueblo, bastante pintoresco en una curva del Ribble, y adormecido en una piedra arenisca, piedra vieja, una especie de camino rural. Todavía hay dinero aquí, los asientos de campo del condado escondidos detrás de árboles y largos caminos de grava; sí, incluso Lancashire tiene su conjunto de condado, o el "Condado de Lancaster", para citarlo elegante.

    Sin embargo, además de su arqueología, Ribchester es un puente sobre el río, y la taberna Toro Blanco, famosa por sus columnas romanas, remodelada a partir de las ruinas de la antigüedad. Ese fue otro de mis abrevaderos con Sandra en los viejos tiempos. El Toro Blanco. La veo sentada allí en el resplandor del verano, una gloriosa permanente de cabello largo, gafas de sol en la parte superior, un gin tonic inclinado a medias hacia los labios, y una sonrisa cuando encuentra mi mirada, ... el recuerdo repentino de ella ahora es como un gancho aferrado en mi corazón.

    Pero de todos modos, sí, parece que todos somos, ya sea temporalmente, una historia de espías de nuevo, o algo por el estilo, o tal vez peor, ¿aspiramos a ser un emocionante thriller de misterio? Si esto no es para lo que te has inscrito, te pido disculpas y te ruego que te quedes conmigo, ese servicio normal se reanudará en breve, aunque no tengo ni idea de qué constituye un servicio normal: ¿reflexiones sobre lo que puedo ver a través de un escaparate? No suena muy bien, ¿verdad? No es mucho gancho para un agente literario. Es una suerte que no me tenga que molestar. En cuanto a la intriga momentáneamente intrusiva, supongo que solo tengo curiosidad por saber cómo Melvyn llegó a saber mi dirección.

    Déjame ver: hipótesis uno: Seacombe se la dio, improbable pero no imposible. Hipótesis dos, las cosas porcinas la publicaron en alguna parte en Internet, nuevamente posible, pero no respaldado por pruebas que se inclinan en contra: no me han inundado paquetes que contengan excrementos ni animales muertos, ni ninguna de las otras tarjetas de visita de psicópatas y trols. O tres, lo ha deducido de una conversación con Vic Bartlett, siendo este último, en mi opinión, el escenario más probable y el que asumiré.

    Recuerdo que Vic no hablaba bien de Melvyn, estaba celoso de él, siendo Vic esclavo del síndrome de Peter Pan que aflige a muchos hombres de nuestra edad. Sin duda se permitió imaginaciones frecuentes de sí mismo sobre Gracia y ella suplicando por ello. Quizás se apoderó de Melvyn entonces como un idiota útil, de la misma manera que se apoderó de mí. Es de suponer que los dos todavía están motivados en aprender todo lo posible sobre la relación de Gracia con el desventurado Mike Garrat: Vic para mantener su trabajo y Melvyn para que pueda castigarla cuando la encuentre, o incluso suavizarla a besos. ¿quién sabe?

    ¿Y mis razones para estar aquí? Aparte de lo que ya he admitido, y en todo caso estoy empezando a dudar ahora, creo que podría aprender algo más sobre Gracia de él. Qué podría ser, no lo sé, pero me alegraré por cualquier cosa que eeel traicione inadvertidamente debido a su descuidada suposición de que yo ya lo sé. En cuanto a su oferta de intercambiar notas, no creo una palabra de eso, pero la duplicidad siempre ha sido el nombre del juego que rodea a Gracia. Me refiero al juego del que huyó.

    Mi nombre es Gracia y soy una mentira.

    Y para mi propio beneficio, me doy cuenta de lo que ya he aprendido de mi viñeta pasajera y algo lasciva de Vic Bartlett con estos pantalones bajados, es que encuentro la idea de las relaciones sexuales con Gracia tranquilizadoramente impropia, que el poder que ella tiene sobre mí reside únicamente en mi deseo de preservar, a toda costa, su virginidad, su inocencia, su gracia. Hablo metafóricamente, por supuesto. Me refiero a una especie de virginidad similar a la divinidad que se agita en el pecho de todo hombre, lo comprenda este o no.

    Y normalmente no lo comprendemos, quiero decir.

    Por lo general, solo queremos tiraaarnoslo.

    Pero, ni hablar ...

    ¿De acuerdo?

    Bueno, ¿por dooonde iba?

    Ah, cierto...

    Estoy llegando al aparcamiento del Quigley Arms. Mavis me advierte, cada vez con más insistencia ahora, que Evite Las Tonteriiias, el Mal Sexo, Mala Mierda o lo que sea. Pero por ahora, lo que me llama la atención de inmediato es que hay un Maseratti muy grande y muy blanco en la parrilla de salida. Lo reconozco por las redes sociales de Melvyn, cuyo recuerdo también me recuerda el hecho de que eeel es un aspirante a gran apostador y un idiota que dispara a los leones por diversión, y lo que es más, parece que no ha caído muy lejos de la gracia o, al menos no ha perdido su coche, que, como todos sabemos, es nueve décimas partes del orgullo de un hombre soltero y sirve como representante de su voluntad.

    Tengo la sensación de que mi historia para él es incorrecta.

    Pero luego me digo a mí mismo que incluso los vendedores de supercoches no ganan mucho dinero, que a pesar de todas sus pretensiones de adaptarse, es un oficio, pero a un paso del precariado, confiando como lo hace en cortar y empujar contra los colegas de uno para ganar cualquier tipo de avance contra la penuria. Y el coche no es suyo. Pertenece a la empresa. Simplemente lo utiliza como una especie de publicidad móvil. Él no es él mismo un aristócrata, entonces, quiero decir en el sentido moderno, sino un hombre que cortejaría al condado para que le abriera las puertas, ya que sus redes sociales son su cuidadosamente elaborada tarjeta de visita y su princesa Gracia, hija del inimaginablemente adinerado Milord Milner, su propio pasaporte a la riqueza adecuada.

    Asiii que, cueeentame más, Mike.

    Bueno, de acuerdo,...

    ¿Se conocieron de vacaciones, en Montecarlo, quizás? Ella acababa de salir del acorazado de su padre y Melvyn paseaba por la playa con su Speedos. Lo he visto sin camisa, y mucho más, y debo admitir que es un espécimen atractivo de cara masculinidad pulimentada, e incluso posee unos dientes extrañamente luminiscentes de los %%brillati%#. Y Gracia es joven y tal vez pensó: «No me importaría envolverme algo asiii». Y, como muchos de los de su clase a los que he tenido la desgracia de conocer a lo largo de los años, sin duda él también habla de un buen trabajo. Ciertamente eeel pasaría la reunión con los adinerados, al menos en el nivel puramente decorativo y, si pudiera serles útil también, seguramente estaría dentro. Pero la forma en que Gracia veía "hacerse útil" no era la misma que la que eeel veía.

    ¿Lo era?

    Cuando se tomaron de las manos, ella quería que él la sacara de ese mundo, mientras que él esperaba que ella le metiera.

    Bien, entonces ... mantén ese pensamiento por ahora. Volvamos al Quigley.

    No siempre se llamó Quigley. Ahora olvido lo que solía ser, pero un tipo de establecimiento menor, comida de pub simple y cervezas poco interesantes. Pero ya no. El Quigley está gentrificado, el extremo superior del mercado es el único fin en el que vale la pena invertir en estos días, mientras que el resto de nosotros debemos conformarnos con hamburguesas secas y lager genérica. Aquí hay cabinas y vino, y personal uniformado, todas ellas chicas ridículamente bonitas con cabello rubio, ojos azules y el nombre «Quigley» bordado posesivamente sobre sus senos.

    "¿Señor Garrat?"

    Ah, ... que bonito. Me reconoce. Ahorra incomodidad, supongo.

    Se ha cambiado el cabello, lo ha agitado un poco, parece más femenino en el rostro. Traje inmaculado, gris sobrio, sin brillos, pañuelo en el bolsillo superior. Ha crecido, profundizado desde la última vez que lo vi. Estoy nervioso, por supuesto, al recordar mi pequeño engaño cuando lo barbué en su guarida de la era espacial, fingí interés en un deportivo y no quiero que eso coloree las cosas entre nosotros. Pero tengo la sensación de que no es de ahí de donde me recuerda. Después de todo, ¿por qué iba a hacerlo? Yo era sólo otri desafortunado apostador más a quieeen eeel había intentado robar; aunque admitidamente, no fue muy difícil.

    ¡No, me hizo sospechar desde el principio!

    Es más probable que sea por mis diversas apariciones en los tabloides o por la fotografía que le ha mostrado Vic Bartlett, una fotografía tomada por los robots-drones que patrullan Hammerton House, y yo parado allí con la boca abierta como un tonto.

    Su detención por la policía definitivamente no lo ha manchado. De hecho, brilla, rezuma confianza y petulante encanto, ¿o se trata de un disfraz que compensa demasiado? Una mano cuidada se extiende a modo de saludo, el cual acepto, y nos sentamos como hombres de negocios a gusto, seguros en nuestra cita profesional.

    "Sr. Judd."

    "Melvyn, por favor."

    "Mike."

    Así se despachan las sutilezas, se activan las sonrisas, se calientan los escudos de defensa, los radares se activan al máximo. Pero me recuerdo a mí mismo que ya no estoy negociando otros seis meses de trabajo para la fundición. De hecho, ya no sé qué estoy negociando.

    Sí lo sabes, idiota, ... estás buscando algo.

    ¿Buscando qué?

    Bueno, me doy cuenta de que el arco de mi historia es como la trayectoria parabólica de un proyectil lanzado al vacío iniciada en ese primer capítulo, hace mucho tiempo. En algún momento necesita un eslabón, una llave, un tirón de la cadena para devolverla hacia la tierra y marcar el comienzo de una especie de conclusión. Después de todo, no puede elevarse para siempre a los cielos jabonosos, ¿qué clase de historia sería esa?

    ¿Qué es lo que nos une a todos entonces?

    Bien, de acuerdo. Es esto lo que estoy buscando. Como todo lo demás sobre mí, esta es una búsqueda existencial. Otros buscarían el misterio fáctico en esta reuniooon mientras yo busco el significado existencial.

    "Gracias por venir, Mike", dice demasiado amistoso, y luego: "Lamento tu problema. Parece que te metiste en este terrible asunto por accidente".

    "Gracias. Sí. ¿Hay alguna noticia de Gracia?"

    Me muestra una breve negaciooon de cabeza, hay algo reluctante al respecto también; eeel no está aquí para responder preguntas, pero tampoco parece abrumado por el dolor. Entonces sabe que ella no está muerta. Sabe que no la han secuestrado. Sabe que ella se ha escapado, que su pasaporte a riquezas inimaginables le ha abandonado, y lo quiere recuperar antes de que supere su fecha de caducidad.

    Pobre Gracia.

    Eso es lo que eeel esconde.

    "Saliste bastante mal", dice. "Toda esa mala cobertura de prensa. Y escuché que te quemaron la cara... quiero decir la casa."

    Ah, ... interesante. ¿Entendiste eso? Evita la palabra "caravana", la reemplaza por "casa", es sensible. Busca evitar connotaciones de pobreza y 'basura de remolque, y el riesgo de alienarme con ese hueco entre nosotros, me refiero social, monetario, pero quizás sobre todo aspiracional.

    ¿O es más bien que yo mismo soy sensible a estas cosas?

    Concluye sus primeras líneas con una floritura. "Así que, ¿cómo te las arreglas?"

    Ahora te toca a ti, Mike.

    ¡Ta Daa!

    ¿Qué es esto? ¿Finge preocupación? ¿O es genuina? Es difícil de saber. Ha ganado mucho en opacidad desde la última vez que lo vi, tal vez su barniz transparente se haya empañado por la proximidad a los vapores corrosivos de Vic Bartlet.

    "Oh, ni tan mal", le digo. "Y tú mismo apareciste en los periódicos, me di cuenta."

    Se ruboriza ante la mención de su propia breve notoriedad. "Bueno ... sí. Fui un poco una idea tardía del equipo de investigación. Salí bastante aligerado. Creo que la prensa y la policía esperaban que fueras tú, en realidad".

    "¿Siii?"

    "Yo no era una gran historia, ¿verdad? Ya sabes, ¿el novio lo hizo? ¿Qué tiene eso de novedad? Y anhelamos tanto la novedad estos días, ¿no?"

    Ah, muy buena, Melvyn. El respeto. No te había tomado por un filósofo. Además, estás bromeando. Entonces seguro que sabes que Gracia no está muerta, o no bromearías. Quiere saber dónde está y cree que podría tener una pista. Ofrece una pequeña sonrisa tensa, posiblemente de humor, pero también atenuada por el recordatorio de que en realidad extraña a su novia, que al menos se supone que fue asesinada o secuestrada o, ... algo, ... y por lo tanto debe ser visto arrepentido mientras yo sea su audiencia.

    Oh, por el amor del Cielo: "Yo no sé dónde está, Melvyn".

    "Bueno, por supuesto que no. ¿Por qué lo ibas a saber más que yo mismo?"

    Sí, parece genuino en esto, ¿quizás una vía que valga la pena explorar? Así que pregúntale: "¿Puedes decirme qué pasó? ¿Cuándo la viste por última vez?"

    Su expresión se tensa. No, no está a favor de ofrecer nada, pero luego lo veo luchar con eso. Me imagino a Vic Bartlet susurrándole oscuramente al oído, pero luego se abre una grieta y sale un poco de luz independiente, tal vez un cebo, algo que me atraiga para la chuleta más adelante.

    "Ella no volvió a casa", dice. "Dejó todas sus cosas, ... ropa, joyas, ... la cuenta bancaria no ha sido tocada, ..." Sus palabras se apagan. Hay más que podría decirme, seguro, pero el espectro de Vic Bartlet se cierne sobre su hombro de nuevo.

    "¿A casa? ¿Te refieres a Hammerton House?"

    "No, ... no a ese lugar espantoso. ¿Lo has visto? Es como una prisión abierta. No, ... ella se estaba quedando conmigo. Habíamos estado viviendo juntos, ... por un tiempo."

    "Ah." Eso es interesante. Y qué terriblemente inconveniente para Vic y su equipo de seguridad. Qué irritante tambieeen para Vic ser actualizado diariamente sobre la "intimidad" de Gracia y Melvyn.

    "Lo último que sabemos es que visitó tu tienda".

    Esta última afirmación es arrojada como una lanza, una cosa que tiene más intención de hacerme perder el equilibrio que de herir, confío, pero soy capaz de detenerla. "No es mi tienda", le recuerdo. "Solo me ofrezco voluntario allí. ¿Cómo sabes que ella entró?"

    Eeel ha dicho nosotros. ¿Entiendes? «Lo último que sabemos». Definitivamente todavía estoy hablando con la maquinaria de Hammerton House entonces. Él está aquí actuando principalmente como su instrumento, pero también hay partes de él en la mezcla. Melvyn, a pesar de sus palabras frías y consideradas, por no hablar de su elegancia sartorial, está un poco nervioso. Él todavía quiere entrar, quiere complacerlos.

    "Alguien la vio", dice.

    "¿Te refieres a la gente de Vic Bartlet? Sí, lo sé. Vic ya me ha hablado de eso. Me pregunto cuál es el precio actual para la protección personal de esa clase".

    Melvyn mira hacia otro lado, incómodo, un poco nervioso ahora. "¿Eres amigo de Vic?"

    Me pregunto; ¿Sería más productivo ser amigo de Vic o no? Elijo no, suponiendo que Vic Bartlet sea un hombre que pone de los nervios a todo el mundo, pero, de nuevo, un hombre que asusta a todo el mundo así, ... ¿no sería útil como amigo imaginario en determinadas circunstancias?

    No. No vayamos allí, Mike.

    "Difícilmente. Solía ​​dirigir la seguridad en la empresa para la que yo trabajaba. No le había visto en años y de pronto aparece preguntándome por Gracia. No pude decirle nada más de lo que le dije a la policía, pero eeel no pareciiia interesado en lo que la policía sabía ni lo que estaba haciendo. Así que todo eso me dice que hay algo raro en todo este asunto, Melvyn ".

    "¿Raro?"

    Prueba un poco de franqueza, Mike: "¿Has considerado la posibilidad de que ella se esté escondiendo?"

    Por supuesto que lo ha considerado. Todos lo han considerado a estas alturas. Y cuanto antes dejemos de andarnos por las ramas, mejor.

    "¿Escondiendo? ¿De quién?"

    "¿De su vida? ¿De su padre? ¿De la gente de protección que la sigue todo el tiempo? Eso me volvería loco. O tal vez es del dinero. O tal vez de ti. O simplemente de todo. ¿Nunca te has sentido así, deseando huir de todo?"

    No se ha movido para reír, ni siquiera risa falsa, ni la sugerencia de que eeel podría ser parte del problema solicita una gran respuesta. Pero se pregunta sobre todas estas cosas, incluido el hecho de que ella podría estar escondiéndose de él, al menos en parte. Estoy convencido de que entonces es verdad: Gracia quería salir, a través de él, mientras que él quería entrar a través de ella. Cuando se dio cuenta de su juego, supo que estaba sola y no tenía más remedio que desaparecer.

    ¡Esa es una historia interesante!

    Niega con la cabeza, un poco demasiado fuerte ahora. "¡Nah!"

    Me encojo de hombros. Lo toma como una admisión de mi falibilidad, que meramente estoy disparando a la luna, o que tal vez mi materia gris se está desintegrando mientras que la suya permanece tan firme como sus nalgas. Me perdona, aprovecha la oportunidad para recordarme que estamos aquí para almorzar, se pierde al pasar las páginas del menú.

    "Entonces, ¿qué te apetece?" él dice. "¿Una bebida? Perdóname, no te he ofrecido una bebida. ¿Eres de cerveza? Tienen una buena selección".

    "Solo agua con gas, gracias."

    Noto que Melvyn ya se siente cómodo con una gran copa de vino. Personalmente, yo estaría menos seguro de evitar la inhalación de los polis, o tal vez los sobresalientes motores como el suyo estén exentos de escrutinio, a menos que, por supuesto, tenga el color de piel incorrecto.

    "La comida aquí es muy buena", continúa. "¿Qué te gustaría? ¿Conoces este lugar?"

    Sí, definitivamente está nervioso ahora, entrecortado, tratando de mover las cosas, y lejos de la naturaleza de su relación con Gracia, de vuelta a las preguntas que se supone que debe hacerme.

    "Lo recuerdo en una encarnación anterior", le digo.

    El menú es bastante caro. Un almuerzo completo con ortografía francificada equivale a varios días de trabajo para el precariado. La sopa del día se traduce aproximadamente a brócoli y stilton con crutones y una pizca de trocitos de fantasía secos. Insisto en pagar tanto por ella como por el agua con gas. Eeel se pone un poco rígido ante este rechazo, pero esto establece el tono correcto, que no me comprarán, que no me dejarán seducir por crutones o trocitos de fantasía secos que caen de la mesa de Milord Milner.

    "Entonces ... ¿por qué la acechabas?" él dice.

    Ah, una respuesta cortante y bien hecho, Melvyn. Ya era hora también.

    "Quiero decir, lo hiciste ... la acechaste. ¿No es así, Mike?"

    Bien, estamos llegando a eso. Respiro hondo, lo aguanto un rato. Cuidado, ... deja que se cueza en el silencio un poco. Ahora, hágalo: "Es una mujer hermosa, Melvyn. Se viste bien, algo inusual en estos días, especialmente en Middleton. Ella destacó. Ahora sé por qué. Incluso sus vaqueros eran de alta costura".

    Está esperando más, parece insatisfecho cuando se da cuenta de que no hay nada. "¿Eso es todo? ¿Porque viste bien? Venga ya, Mike."

    "Bueno, como le dije a la policía, como le dije al asistente personal de George Milner, ella dejó algunos libros en la tienda. Uno de ellos tenía su tarjeta dentro. La había estado usando como marcador, supongo, y se olvidó de sacarla. Así que fui un entrometido y la busqué en línea. Facebook. Instagram. Ese tipo de cosas. Fue muy fácil de encontrar, al menos el lado de ella que quería proyectar. Su verdadera identidad, tuvo cuidado o vergüenza de no mencionarla en absoluto. No noteee que ella había desaparecido para entonces, y sus cosas estaban siendo monitoreadas (fue una gran sorpresa cuando la policía apareció en mi puerta. No sabía que podían hacer eso) significa que fue asiii de fácil".

    "¿No es un poco ... espeluznante?"

    "¿Que pueden encontrarte así, con solo unos pocos clics del ratón? Maldita sea, es espeluznante".

    "No, ... me refiero a ti. Estás buscándola. Acechándola en línea."

    "Oh, eso fue solo curiosidad ociosa. ¿Nunca has hecho algo así?"

    "Bueno, sí, pero ..."

    "¿Pero qué? Cuando lo haces tuuu eres un joven en busca de un conejo, aunque solo sea de un conejo de fantasía. Cuando lo hago yo, es repugnante. Escucha, no pierdes el ojo para una chica joven y bonita una vez cumples los cincuenta, ¿sabes? Sólo es repugnante si tienes la intención de hacer algo al respecto, lo cual yo no hice ".

    "¿Qué es lo que hay entonces, ... cuando un hombre llega a tu edad, Mike?"

    "¿En serio?"

    "Claro."

    Complaaaceme, está diciendo. Bien, esto debería ser interesante, para los dos: "Bueno, ... quiero decir, en el sentido existencial, ¿no encuentras la vida de las mujeres hermosas afirmativa?"

    "¿Vida afirmativa?"

    No. Puedo ver que no está particularmente abierto a ideas de ese tipo. Supongo que yo tampoco las tenía a su edad. Entonces, no tiene sentido profundizar más en ese liiinea.

    "Algo así, ... sí. Difícil de explicar."

    Afortunadamente, él está tan interesado en cambiar de dirección como yo. "Sabes quién es su padre, ¿no?" pregunta con amargo en su tono.

    "Sí, por supuesto. ¿Conoces bien a su familia?"

    "Mejor de lo que nunca la conoceraaas tuuu."

    Ah, ... abrasivo, ¡ahora! ¿Estoy erizando las plumas? "No los conozco en absoluto, Melvyn. Y no tengo ningún deseo de hacerlo".

    "¿No? ¿Qué significa eso?"

    Está bien, ahí va. Ahora está fuera de lugar. Los dos seguimos sonriendo, pero él como un cocodrilo, y coloreando. Supongo que tampoco está más allá de hacer una escena de gritos en público. Los adinerados y sus aspirantes tienen un sentido peculiar de derecho a sí mismos, también una falta total de respeto por la sensibilidad de los espectadores inocentes. Así que cálmale, Mike, dale un poco de sedal.

    "No sé qué esperabas ganar con nuestra reunión, pero si queremos ganar algo, debemos ser honestos el uno con el otro. Soy lo suficientemente mayor para ser el padre de Gracia, y no tengo el hábito de cortejar los favores de chicas de la mitad de mi edad ".

    "¿Cortejando al?"

    "Ambos sabemos que Gracia no ha sido secuestrada ni asesinada. Se ha escapado. ¿Por qué? Es probable que lo sepas tuuu más que yo."

    Es evasivo, un poco sorprendido de que pueda tener tanta confianza en mi interpretación de los hechos. "¿Entonces ella no ha estado en contacto?"

    No te preocupes, no le voy a revelar nada. Parece que soy un mentiroso tan competente como cualquier otra persona que he conocido hasta ahora. "¿Por qué lo haría? No soy nada para ella".

    "Eso lo dices tú."

    "Melvyn, ¿por qué iba a mentirte? Ella entró en la tienda un par de veces, buscando libros, y eso es todo".

    Eeel piensa en esto un momento, nota que tendrá que ofrecer algo sustancial a cambio de información real.

    "Entiendo, ... tuuu quieres dinero", dice.

    "¿Dinero? ¿Quieres decir que vas a abrir la billetera y qué, soltar un par de cinco o algo así?"

    "Cien mil por información que conduzca a su paradero".

    Eso me da una pausa. Bueno, es momentáneamente deslumbrante, no solo la cantidad de dinero, sino la manera casual con la que lo arroja, no literalmente, por supuesto, sino la forma en que se sienta, elegante en su apariencia y la falta de vacilación. Un gran apostador, de hecho. Aunque no es su propio dinero lo que está poniendo sobre la mesa, ¿verdad?

    Nunca lo es con personas como él.

    "Ese es un gran número". De hecho si. Sería de gran ayuda para construirme la casa. "Pero eso no altera el hecho de que yo no sé dónde está".

    Bueno, no lo seee, ¿verdad? Eeel no me escucha, pero con su tenacidad me da un bocado útil. "Eso no sería la primera vez".

    "Lo sé. Probablemente lo haya hecho antes. Lo entiendo."

    "Crees que lo entiendes, pero no es así. Eres un tipo maduro que trabaja en una librería. ¿Verdad?"

    "Concedido."

    "Eso es tiiipico de Gracia, ¿lo ves?"

    "¿Hombres mayores que trabajan en librerías? Vamos, ... ¿Qué? ¿En serio?"

    "Mira, ... yo no sabía sobre esto, ¿vale? No sabía que ella lo había hecho antes. Desaparecido, quiero decir. De lo contrario, podría no haber llamado a la policía esa segunda vez. Simplemente entré en pánico, eso es todo. Debería haber ido a hablar con su padre. No sabía que ella tenía forma ".

    "¿Forma?"

    "La última vez, la encontraron viviendo en una librería en Manchester con un viejo".

    "¡No! ¿Cuándo fue esto?"

    "Un par de años atrás."

    "Bueno, ¿has vuelto para comprobarlo? Lo siento si estoy diciendo lo obvio."

    "Ella no está allí, Mike."

    "¿Ella realmente estaba viviendo con este tipo?"

    "No en el sentido bíblico, al menos ella dijo que no. Aunque era bastardo espeluznante. Ella estaba ... trabajando allí, dijo, ... viviendo en la tienda".

    ¡Esto es interesante! Entonces, ¿Gracia estaba haciendo qué, escapando de su riqueza y sumergiéndose en la literatura? ¿Enseñando literatura, ... trabajando en una librería? Esa no es una mala historia, no es una mala moral, ¿verdad? Cuando ya puedes comprar lo que quieres, ¿qué más hay?

    Diablos, Gracia, ... estás empezando a sorprenderme.

    "Mira, realmente no entiendo esto, Melvyn. No es que sea menor de edad. Es una mujer adulta. Si quiere salir, ¿por qué no pueden dejarla en paz todo el mundo? Déjala ser lo que quiere ser".

    "Porque está enferma, Mike. Obviamente."

    "Oh, vamos, no seas tan patriarcal. Su padre suena como un maniático del control, probablemente loco de tanto ladrar, y está paranoico, su riqueza lo ha convertido en un objetivo para todo tipo de gamberros, con Vic rajando sobre los mafiosos rusos y supongo que él cree que el potencial de daño también se propaga por poder a Gracia. Eso es todo lo que hay. Ella está mejor fuera, si eso es lo que quiere, y parece que lo es. "

    "Bueno, esa es tu opinión. Pero en serio, ella no está bien, Mike. Quiero decir, ¿quién en su sano juicio querría quedarse sin todo eso?"

    Realmente no lo entiendes, ¿verdad, Melvyn? Eres tonto.

    "Bueno, ... si estás realmente decidido a encontrarla, podría valer la pena hablar con este tipo de la librería de todos modos. Él podría tener algunas pistas. Al menos más que yo. Ella podría haber estado en contacto con él. Eso tiene sentido, dado que ella lo conocía de antes ".

    "Lo intenté, Mike. No dice nada. Total voto de silencio."

    "¿Ha hablado la policía con él?"

    "No que yo sepa."

    "¿Pero tú siii?"

    "Hace un tiempp. Fui hasta allí después de que la policía me interrogara, una experiencia humillante esa, por cierto. ¿Cómo fue para ti? Me trataron como una mierda. Da igual. De todos modos, es solo un cansado viejo pedo chaqueta de lana. Tez como cera de vela. Olía a orina y mentas. Apenas pude sacarle una palabra coherente.

    ¡Ah!

    Lo veo, este viejo. Es Lao Tzu sentado en su librería, expresión inescrutable mientras Melvyn derrama aceite y %%smarm%# por todos lados.

    El hombre de lana de la librería suena muy Zen. ¿Será que mis musas me llevan al Senex, al anciano sabio que lo revelará todo? Quiero decir, así es como funciona, ¿no?, en cuentos de viajes al propio centro de uno, el centro del propio ombligo.

    Sí, claro.

    ¿Pero estamos pensando lo mismo aquí, tú y yo? ¿Podría eeel hablarme, un caballero de lana a otro? Vale la pena intentarlo, pero ¿cómo averiguo su nombre?

    "¿Quieres que yo hable con él, Melvyn?"

    "¿Por qué iba eeel a hablar contigo?"

    "No lo sé. Tenemos librerías en común. Chaquetas de lana, ... vejez, ... ¿quizás?"

    Suspira, dando la impresión de que duda de que pueda ser de alguna utilidad, pero de todos modos suelta los garbanzos, lo que no esperaba: "Donnegans - una especie de tienda de caridad. Pero como dije, el tipo perdió sus canicas".

    "¿Donnegans, has dicho?"

    Asiente.

    De acuerdo, yo tampoco esperaba eso. Pero antes de que nos dejemos llevar demasiado, debe saber que hay un Donnegans en la mayoría de las ciudades estos días. Si lo tuyo son los libros antiguos baratos, es un Donnegans que te atraerá eventualmente tanto dentro como fuera de línea.

    "Christoph."

    "¿Qué?"

    "Christoph Donnegan. Un nombre raro. Mitad griego, mitad irlandés. Dios sabe cómo se las arregla. Tiene el aspecto de alguien que ni siquiera puede atarse los cordones de los zapatos, y mucho menos dirigir una librería. Pero ya te he dicho que no sacarás nada de él ".

    "Em, ... bueno, uno puede intentarlo."

    Christoph, ... ¿Chris Donnegan?

    ¿El Chris de Maggs?

    ¿Nuestro Chris?

    Así parece, por un juego de manos, he producido el gancho que hace girar el cohete, que hace girar nuestra historia hacia su conclusión, una atadura de cabos sueltos, por poco elegante e improbable que parezca desde esta distancia. Pero no estoy pensando en nada de eso en este momento, por curioso que sea este enlace, esta genial broma de giro. Lo que estoy pensando es que esto me da una excusa para llamar a Maggs.

    ¡Sí, Maggs!

    Es una excusa para volver a verla, mientras se baila alrededor del verdadero motivo. Después de todo, una cosa es preguntar si podemos encontrarnos y hablar sobre Chris Donnegan, y otra muy distinta es preguntar si puedo simplemente ir y estar con ella por un tiempo, ¿no es así?

    Cuán totalmente enamorado estoy, transformado por el recuerdo de esa noche.

    ¿Donde estaba? ¿La tienda de Manchester? Sí, Maggs ha hablado de eso. Soy vagamente consciente de ella, como uno es vagamente consciente de Londres, pero ninguno de los dos lugares está realmente a nuestro ritmo, por así decirlo, e incluso Manchester estos días es otro país para mí.

    Melvyn da un impropio sorbo de vino, se reclina, parece tontamente satisfecho. Quiero decir, en serio, satisfecho como el gato que se quedó con la sardina, y no sé por qué. Me atrajo aquí con la promesa de un almuerzo gratis, pensando en sacarme información. Termino pagando mi propio almuerzo y obteniendo de él más de lo que pretendía dar. Mi virtud está intacta y Vic se pondrá furioso.

    A no ser que,...

    A menos que esto fuera exactamente lo que querían, darme cuerda como un ratón de relojería y apuntarme en esa dirección desde el principio. Deben de saber que trabajo para Donnegans, e incluso yo reconocería que eso es motivo suficiente para sospechar de una conspiración. Entonces, comprometen mi teléfono, luego dejan caer la indirecta bastante amplia de que Chris Donnegan puede tener información sobre Gracia, así que corro hacia allí, me siento con él, de hombre de lana a hombre de lana, los dos comenzamos a reflexionar como adolescentes enamorados y a derramar información mientras Vic registra todo lo que sabemos.

    Acerca de Gracia.

    Quizás lo que sea que hayan colocado en mi teléfono aún no se haya activado. Quizás ni siquiera sepan que lo tiré todavía.

    ¡Diablos! ¿Es eso posible?

    "Entonces, Mike, ... ¿qué coche conduces?"

    ¿Eh? ¿Coche? Suuubito cambio de tema anotado. Ah, bien. La semilla está sembrada. Ahora taaapala y aplana el terrene. Pasa a otras cosas. Despliega el humo y los espejos. De acuerdo, yo también seee jugar a ese juego.

    "Em, ... un viejo MX5."

    "¿Dos litros?"

    "Uno punto seis".

    "¿Caballos de potencia?"

    Encogimiento de hombros. No lo seee. "Aproximadamente uno veinte, supongo."

    "Le quita unas cuatrocientas cincuenta al viejo Mas."

    ¿El Mas? Ah, se refiere al Maseratti.

    Sí, Melvyn, tu pene es definitivamente mucho más grande que el mío. Siéntete contento de darle vueltas si te devuelve el orgullo. Ve a dispararle a un par de leones si eso demuestra tu hombría. Asiii, procedemos a almorzar con charlas de coches, que no están exentas de placeres, y de Melvyn, a pesar de que toda su locura aceitosa tampoco está exenta de sus encantos. Pero está claramente seducido, perdido en el encanto de la más preciosa de las pesadillas. Le aconsejo que deje caer a los Milner como una patata caliente mientras pueda, que se contente con ser un buen vendedor de supercoches de segunda mano, que cuide de sus clientes y proteja su propia virtud. Pero no lo hago.

    Debe preocuparse por su propia virtud.

    Como yo debo preocuparme de la mía.

Capítulo 37

    Ser voluntario en Donnegans era solo una forma de salir para mí y, francamente, aparte del amor por los libros, en realidad no me importaba qué caridad apoyaba. ¿Alivio de desastres? Creo que leí eso en alguna parte, recuerdo que también pensé que era futil, ¿sabes? Un tifón arranca la parte superior de una isla tropical y aquí estamos nosotros reuniendo calderilla y pensando que marcará la diferencia. Pero lo hace, un poco, y en cualquier caso es mejor que mirar para otro lado.

    Aún así, después de pagar a los leales lugartenientes como Maggs y pagar el alquiler de las tiendas, a Christoph Donnegan no le queda mucho. Hubo días en los que apenas cogíamos veinte libras en la sucursal de Middleton. Días en los que no cogíamos nada. Un libro de bolsillo con poemas de John Clare podría considerarse un tesoro en las manos adecuadas, pero en el balance general son unos cincuenta peniques, lo cual no compra mucha caridad, ¿verdad?

    Pero aquí está la cuestión: a diferencia del imperio de rastrillar dinero de Milord Milner, Donnegans es estricta y obviamente calderilla. Si no lo fuera, si estuviera recaudando millones, los Milord Milner estarían husmeando, entrando a músculo, usándolo como una evasión fiscal tan bien como señalando sus propias falsas virtudes.

    Y el propio Christoph probablemente se las arregla con una pensión o algo así. Si gana cien libras en toda la región y eso compra una caja de agua embotellada para una región desgarrada por la guerra y devastada por la fiebre tifoidea, es al menos un paso en la dirección correcta, y mejor que cien libras dejados en un restaurante, como Melvyn y yo entre nosotros, en una comida que probablemente podríamos habernos saltado de todos modos.

    De eso se trata Donnegans.

    Calderilla.

    Cosas pequeñas.

    ¿No es así?

    Como la pequeña cosa de entrar en Donnegans ese primer día cambió todo para mí. Allí estaba Maggs, sentada, mirando hacia arriba desde detrás del escritorio, un poco remilgada, un poco helada, y yo murmuro que quiero ser voluntario y me pregunto si hay una entrevista y una lista de espera, y su rostro se derrite en una media sonrisa. pero sin perder del todo su autoridad, y me pregunta si puedo empezar ahora mismo. La mayoría de la tripulación de voluntarios está enferma de gripe y lo que sea, la misma vieja historia, y ella apenas mantiene las cosas en orden... y eso fue todo.

    ¿Fue lo mismo con Gracia? ¿Entró ella un día como yo y se ofreció como voluntaria? ¿Se vio envuelta entonces en el ambiente de la librería de ensueño y se olvidó de irse a casa? Como historia, funciona, así que sigamos con ella por un tiempo al menos hasta que estemos desengañados por hechos más tangibles.

    Así que alquiló el piso encima de la tienda mientras ordenaba las ideas y se sumergía en el sueño de la libertad durante todo el tiempo que pudo. Entonces Vic la encontró, la llevó de regreso a esa vista del lago más caro del mundo.

    Se le hará mirar fijamente esa falsa promesa de lago hasta que se quede ciega, un lago lleno de hormigón hasta una profundidad segura, pero poco inspiradora.

    Debe haber habido rumores, chismes, dimes y diretes, quiero decir, de su tiempo en Donnegans. Maggs debió haber oído algo. Así que ve, Mike, llámala, pregúntale.

    ¡Está bien, lo haré!

    Pero estoy nervioso al marcar, la pifio varias veces y cuando lo hago bien, el teléfono va a contestar y no tengo la presencia de ánimo para dejar un mensaje. Pero luego pienso que es mucho más fácil presentar esto cara a cara, así que, cuando después de varios días de intentarlo, no logro conectarme con ella, decido conducir hasta Clitheroe, hacer averiguaciones en la sucursal de Donnegans allí, ya que supongo que ahí es donde ella está durmiendo ahora.

    Sí, el enigma de Gracia Milner aún me intriga, pero no he tenido nada de ella en mucho tiempo, y la verdad es que me motiva más el simple deseo de ver a Maggs, ver si está bien y si hay algo que yo pueda hacer.

    Pero si abrimos un poco más esa capa de verdad, encontramos el núcleo más profundo de la verdad, que quiero volver a sentir la emoción de su presencia y leer en ella una vez más la promesa tácita de que la última vez que hicimos el amor, no sería en realidad la última vez. Y esa es una forma peligrosa de pensar para un chico de mi edad, razón por la cual Lesley viaja conmigo, porque es menos probable que yo haga el ridículo si ella también está allí.

    Es la primera mañana cálida de primavera del año y ella pregunta si podemos viajar sin la parte de arriba. Me refiero a Mavis, por supuesto. Suelto la capota de lona. Ella viaja con el brazo sobre la puerta, ventanilla bajada y el cabello al viento. Luego, después de unas pocas millas, se declara «jodidamente congelada», sube la ventanilla y se pone de un tirón un sombrero.

    "¿Estás deseando ver a Maggs pues?" ella pregunta.

    "Lo estoy, sí."

    Estamos entrando en la calle principal de Clitheroe, con destino al aparcamiento al otro lado de la ciudad, pero al pasar tratamos de distinguir Donnegans de las filas de otras tiendas.

    "¿Quieres que me quede en el coche? No quiero estropear tu estilo ni nada."

    "¿Estilo? ¿Yo? No, necesito que seas mi acompañante."

    "¿Tu qué?"

    "Quiero decir, ¿no quieres ver a Maggs también?"

    "Claro, pero..."

    "Me gustaría que vinieras conmigo."

    Clitheroe es un ajetreado pueblo en el valle de Ribble, río arriba de Ribchester. Hay muchos negocios artesanales aquí, como los que huyeron de Middleton hace años. Hay ferreterías, panaderías, carnicerías, incluso un fabricante de candelabros. Me pregunto cuál es el secreto de este aire de ecléctica y discreta prosperidad y cómo Middleton podría tomar prestado algo. Veo Donnegans ubicado entre un café y una pastelería. Aún no es mediodía, es entre semana y las aceras ya están llenas de gente. Debe de ser una pequeña librería bastante próspera, dado el comercio pasajero.

    Sobre esta veo la única ventana del piso en el que supongo que vive ella ahora y mi corazón se hunde. La pintura se está desprendiendo del marco, una escasa y sombría intimidad la ofrece una cortina de red caída y mugrienta. No me gusta pensar en Maggs viviendo en un lugar como ese por temor a que este la empañe.

    Es un mal presagio.

    Tontería pensarlo, lo sé, pero no puedo deshacerme de la sensación y me roba la lengua. Dejamos a Mavis en el aparcamiento junto a la estación de tren y volvemos sobre nuestros pasos.

    "¿Todo bien, Mike?"

    "Oh, sí, bien."

    Mi sonrisa es forzada y ella se percata de ella. "¿No tengo mucha compañía?" dice ella.

    "¿Eh? Oh, nunca debes pensar eso. Puedes ser la compañía que quieras en mi compañía. Quiero decir, en mi compañía debes sentirte libre de simplemente... ser quien quieras ser."

    Ella se ilumina. "¿De verdad?"

    "Bueno, dentro de lo razonable. Estoy asustado, eso es todo. Tengo una extraña sensación de repente."

    Entramos en Donnegans. Hay un tintineo alegre de la campana. ¿Seguramente el toque de Maggs? Luego viene la familiar y embriagadora oleada en el aroma de los libros después de su primera descarga. Hay una dama de cabello blanco detrás de la caja. Le doy un alegre buenos días, pero sale plano desmorona. De hecho, ella parece estar chupando algo amargo.

    "¿Está Maggs hoy?" Pregunto.

    Ella no sabe quién es Maggs.

    "Gerente de área. ¿Sabes?"

    No, ella no sabe. Rara vez se ofrece como voluntaria aquí, simplemente está reemplazando a Jeremy, que llega tarde.

    "¿Margaret?" Pruebo. "¿Margaret Cooper?"

    ¿Es Margaret? ¿No es Margery o incluso Imogen? ¿No es extraño que no conozcas el nombre de tu amante, Mike? ¿No te lo ha dicho ella? ¿Ni siquiera en la almohada? Me temo que no.

    Menos mal que difícilmente es tu amante.

    Quiero decir, una noche no cierra exactamente el trato, ¿verdad?

    Una noche es, después de todo, solo una noche.

    ¿Qué?

    Oh, concéntrate, Mike, ¡Maldita sea!

    Aún no consigo resolverlo y la vieja y seca está comenzando a albergar sospechas. Y dado que evidentemente no hemos venido a comprar libros, nuestra bienvenida está caducando rápidamente.

    "Creo que ha alquilado el piso de arriba," le digo, pero esa es toda la ayuda que le estoy brindando. Ella está sola ahora. Hundirse o nadar.

    Lod dos.

    Pero el piso está vacío, o más bien está lleno de existencias por clasificar. Y ella no sabe quién es la gerente de área. Ella solo está reemplazando a Jeremy que está reemplazando a Daisy que no puede venir hoy, y si Jeremy no aparece en otra media hora para hacerse cargo, ella cerrará la tienda y eso es todo, ¿y quién va a echarla de menos de todos modos? Todos estos libros viejos. Y rompezabezas que probablemente le falten piezas. Quiero decir, ¿quién arriesgaría una libra en uno de esos?

    ¡Yo te pregunto!

    ¿Rompecabezas?

    Eso es diferente. Aunque acepto lo que dice sobre las piezas que faltan: es difícil verificar la integridad de la solución de un rompecabezas a menos que debamos dedicar nuestro tiempo a completar cada una de ellas primero. ¿Y no es mejor pasar por alto el rompecabezas por uno que sabes que se puede resolver? Porque así es la vida.

    No, tal vez los rompecabezas no sean una buena idea después de todo.

    Pero sus luchas me suenan familiares y me pregunto brevemente sobre presentarme voluntario para ayudar, pero eso abriría una lata de gusanos.

    Y estás aquí por otros asuntos, Mike, ¿recuerdas?

    "¿Jeremy conocería a Maggs?"

    Jeremy no sabría mucho de nada, siendo de una disposición bastante simple, querido. ¿Y usted era?

    "Oh, soy Mike Garrat. Trabajo en la sucursal de Middleton. Y ella es Lesley."

    Estoy pensando en involucrarla de una manera colegiada ahora, pero esto también fracasa. Ha oído hablar de todos esos problemas en Middleton, por supuesto, ventanas rotas y demás, y el ruido de la borrachera. Middleton ya no está bien pensado, si es que alguna vez lo estuvo, ni supongo que por asociación somos los Middletonianos, a pesar del hecho de que el problema fue causado por tontos del fútbol transitorios y ebrios que agitaban sus gacetillas de grandes tetas. Y luego, peor aún, creo que ella me reconoce por mi breve notoriedad entre las páginas de esas mismas gacetillas y adopta de inmediato una postura más defensiva, también está desconcertada por Lesley, quien ha sentido las vibraciones de desaprobación y me toma del brazo, me tira hacia la puerta.

    "Vamos, Mike. Vamos. Tas desperdiciando saliva."

    Ella tiene razón. Está claro que Maggs no está aquí, no lo ha estado por un tiempo. Mientras me dirijo hacia la puerta, desinflado por mi derrota, noto una copia de Slaughterhouse Five[23] colgando precariamente del estante, entre los autores listados alfabéticamente bajo la "M," lo cual es irritante, ya que por supuesto debería estar debajo de "V" por " Vonnegut." A Alan le daría un ataque.

    Sé que puede que pienses que esto es otro aparte inútil, pero yo no he leído nada de Vonnegut y, ¿conoces las librerías de segunda mano?, funcionan según el principio del impulso, de modo que los ratones de biblioteca a veces incluso pensamos que el universo nos habla a través de viejos libros mohosos que nos llegan por casualidad de esta manera.

    No, en serio.

    "Bueno, ¿cuánto por esto entonces?"

    "Como dice el letrero. Son dos noventa y nueve, querido. Compra uno y llévate otro gratis.

    Claramente, la sucursal de Clitheroe opera una línea de precios más independiente que el resto de Donnegans, que cobra una libra por libro, o dos por uno. Sin trucos ni ninguno de tus noventa y nueve peniques, si lo deseas, lo que en cualquier caso provoca un terrible problema de suministro con las monedas de un penique que se entregan como cambio.

    Me pregunto si Maggs es consciente de esta divergencia con la política de la empresa.

    "Pero yo solo quiero este."

    La mujer me mira como quien mira a un niño particularmente lento. "Bueno, ese hace dos noventa y nueve, ¿no?"

    Lesley se ofende por el tono condescendiente y por la estafa de grado mezquino, quizá llevada a ebullición más fácilmente por el principio de la avaricia que ya ha arruinado sus propias oportunidades de vida. "Joder, ni hablar, Mike. Parece que ha salido cagao del culo de un elefante. No pagues ni tres libras por eso. Debes de tener montones de libros en casa de todos modos."

    "Los tenía. Los perdí todos cuando la caravana salió por los aires."

    "Oh, sí. Lo siento."

    "Pero tienes razón. No está en buen estado. Por cierto, creo que habría sido más correcto decir «cagado», en realidad. Quiero decir «cagado» del culo de un elefante."

    Lesley lee el brillo juguetón y sonríe. "Encima del tuyo. Tonta del culo."

    Deslizo el libro de nuevo en su lugar. "Bastante. Buscaremos una copia mejor."

    Aún así, ahora estoy pensando: ¿Vonnegut? ¿Qué está él tratando de decirme?

    Doy las gracias a la buena dama por nada, la dejo con sus limones y nos dirigimos al café de al lado para tomar un sorbo de dulce y revificante Mocka y lamernos nuestras heridas, y yo para buscar subrepticiamente en Google 'Vonnegut' mientras presto solo media oreja a nuestra conversación.

    Estoy desconcertado. "Bueno… eso ha sido un poco raro."

    "Dímelo a mí. Y pa qué le das gracias. Me miraba como basura y a ti como un puro lerdo."

    "Es cierto que ella no parecía demasiado complacida de vernos. Tampoco estaba particularmente feliz de su trabajo. Sin embargo, es una tienda antigua y encantadora, ¿no crees? Maggs lo ha hecho de maravilla."

    "Como que apestaba más."

    "Sí, libros viejos, me temo. Lo mismo en todo el mundo. De hecho, me gusta bastante ese olor, creo que es mágico."

    "Supongo que debes de haberte acostumbrao a él entonces."

    Y el de Magg no está allí. Obviamente."

    "No debe de haberlo dejao aún, ¿no crees?"

    "No lo sé."

    "¿No podemos dar la vuelta a su casa y ver?"

    "Ooh... eso no es una buena idea. No es asunto nuestro. De todos modos, no sé dónde vive."

    "Yo sí."

    "¿De verdad?"

    "Ella me llevó allí esa noche después de todos esos problemas en la ciudad, ya sabes, antes de que fuéramos a encontrarte en esa cabaña en Yorkshire. ¿Recuerdas? Me limpié toda en su baño. Bonito baño también. Todo blanco y toallas rosa empeluchás. Me encanta un baño así, podría empaparpe en él durante horas y horas, "

    "Aún así no es una buena idea."

    "Bueno, podría ser que pasáramo sin más de crucero, ¿sabes? Ver si su carro está allí."

    "Mejor no, ¿eh?"

    "Tú mismo," y luego: "Me parece a mí," reflexiona, "que no tienes un buen historial con las mujeres. Primero Gracia, ahora Maggs. A ver si soy la siguiente, ¿qué crees?"

    "¿Qué? ¿Desaparecer, quieres decir? Sí, ya veo, está surgiendo un patrón." Me preocupa la idea de que Maggs pudiera haber desaparecido, como Gracia. Es lo único que puedo hacer para controlar el pánico.

    ¿Está ella bien? ¿La ha lastimado él?

    "Quizá debería tener cuidado," dice ella.

    "Oh, no dejaré que nada malo te suceda. Por encima de mi cadáver."

    "Solo estaba de broma. No voy a ningún lado. Pero gracias."

    "Bien... bien. De nada."

    "De acuerdo, mira, me estás volviendo loca. ¿No puedes sacar la cabeza de ese teléfono durante cinco minutos?"

    "Lo siento. Estaba leyendo algunas citas de Vonnegut. Invitando a la inspiración. ¿Sabes?"

    "¿Vonnegut?"

    "Él escribió ese libro que estaba viendo."

    "Oh, sigue, ¿qué tiene que decir entonces?"

    "Bueno, aquí dice: 'Los libros son sagrados para todos los hombres libres'."

    "Hombres libres que saben leer, digo yo. Así que si no sabes leer, como yo, ¿qué te hace eso? ¿Jodido?"

    "Bueno, más bien un esclavo de la ignorancia, quizá. Lo siento. Sin intención de ofender."

    "Pasa ná."

    "Lo cual podría ser esa la clave, supongo. La mejor clase de prisión es aquella en la que creemos que todos somos libres. Pero no lo somos."

    "Ya me pierdo. Lo único que sé es que cuanto más aprendo, menos me gusta. Entonces, ¿qué más dice?"

    "Aquí hay algo sobre el significado de la vida."

    "Oh, esto debería ser bueno."

    "Las artes no son una forma de ganarse la vida. Son una forma muy humana de hacer la vida más soportable."

    "¿Te refieres a pintar y dibujar y cosas?"

    "Exactamente. También escritura y poesía."

    "Vale, lo entiendo, hace la vida más soportable. Estoy con él en eso. Paisano listo."

    "Y crecer un poco de alma."

    "¿Él también dice eso?"

    "Gracia escribe poesía, ¿sabes?"

    "Ya estaba yo preguntando cuánto tiempo íbamos a estar antes de que la trajeras a la mesa."

    "Lo sé, lo siento."

    "Poesía, ¿eh? Debe de haber mucho dinero en eso para vivir como ella."

    "No, al contrario, no hay dinero en absoluto, me refiero a escribir poesía, a menos que te conviertas en una especie de poeta célebre, supongo, que saquen tu cara en la televisión y todo eso."

    "Bueno, entonces no tendrá ningún problema para publicarlo. Que empiece su propio negocio de publicar si es necesario, que se compre su entrada a la tele también. Aunque si tiene un montón de dinero en primer lugar, ¿pa qué va a desperdiciar su tiempo escribiendo poesía si no vale nada? No lo entiendo."

    "Buen argumento. No es que no valga nada, solo que no se puede medir en términos de dinero. Quiero decir, aunque consiguiera que algún manso editor lo publicara, o que lo publicara ella misma, y ​​a algunos mansos expertos que cantaran sus alabanzas, además de amigos y sicofantes, ¿quién lo iba a comprar?"

    "¿Sico qué?"

    "La cosa es... como dice Vonnegut, tal vez Gracia está tratando de que le crezca el alma. Eso es lo único que ella quiere. ¿Eso es todo? ¿De eso se trata todo esto?"

    "No sé, pero de lo que estás hablando, el dinero no puede comprarlo, ¿verdad?"

    "Justamente, no puede."

    "O sea, a mí me gusta la pintura. No soy buena en eso. Mejor dibujando. Y recuerdo que siempre me gustó hacer garabatos y dibujar cuando era niña. Es como si estuvieras sintiendo por fuera la forma de tu propio interior. Como que te estás conociendo mejor a ti misma."

    "Sí, sí. Eso es exactamente."

    "Y dentro de mí es mejor que lo que está afuera. Lo que está afuera, más o menos, bueno." hace una pausa por un momento, parece extrañamente sensiblera, incluso se seca una lágrima. "Quiero decir, un poco estropeada, ¿no?"

    "No te pongas todo sombría conmigo, Lesley. Eso es una tontería y lo sabes. Si nuestras almas se debilitan, el mundo puede desgarrarnos la piel en pedazos. Eso es cierto. Pero lo que sentimos por dentro es en lo que eventualmente llegamos a ser. Y si todos pudieramos hacer crecer un alma, el mundo no nos desgarraría tanto, ¿o sí?"

    "Suponga que no. Pero hay un montón de malos bastardos ahí fuera, Mike. Bastardos sin almas."

    "Lo sé... y tal vez no haya ayudar para ellos. Pero eso no significa que no podamos ayudarnos a nosotros mismos un poco más de lo que hacemos."

    Demonios, ¿qué estoy diciendo? Enderezar al mundo yendo de Mocka con una chica sin hogar. Una chica a la que estoy empezando a amar con una extraña intensidad asexual que me asusta. Y me asusta porque esto no tiene sentido. Pero ¿alguna vez tuvo algún sentido amar? Por supuesto que sí. Aquellos a quienes amas, es más probable que quieran sobrevivir. Nos interesa amar y ser amados, de lo contrario, nos iremos todos al infierno.

    Ella fuerza una sonrisa. Se ilumina, se endereza y yo me alegro porque una Lesley llorosa no es un fenómeno que esté listo para experimentar aún. Dios me ayude, querría abrazarla, pero tendría miedo de que ella me apuñalara.

    "Entonces." dice ella. "¿Qué hacemos ahora entonces?"

    "¿Sobre Gracia? No tengo ni idea."

    "Sobre Maggs, tontín."

    "Oh, nada. Ella estará bien. Me llamará si necesita algo."

    "¿En serio? ¿No crees que estaría muy orgullosa?"

    "Está bien... tienes razón. Definitivamente estaría demasiado orgullosa. Bebe. Vamos. Pero pasamos por su casa solo, ¿vale? Veamos si su coche está allí. Bajo ninguna circunstancia llamaremos a su puerta. "

    "Bueno."

    Ella está contenta por la distracción, y yo también.

    La pintura, el dibujo... Yo lo había alentado como una forma de simplemente darle algo que hacer diferente de insistir en su situación. Y ahora está pensando en las cosas de todos modos, pero de manera diferente. Ella está viajando hacia sí misma, y ​​ese es un viaje que ninguno de nosotros está preparado para afrontar, y estoy empezando a darme cuenta de que quizá sea ese el objetivo de estar vivo. Pero ¿podría ser también que, al no tener nada en primer lugar, sea más fácil para ella lograr eso que para Gracia, quien se crió sentada sobre una enorme pila de dinero?

    Lesley tarda un poco en orientarse en Middleton, y todo el tiempo Mavis me mira desde el salpicadero: ABS, ABS, Evita Tonterías.

    ¿Estás diciendo tonterías, Mike?

    Lo arreglaría, pero está empezando a tener más sentido que yo, al menos para mí.

    Eventualmente, la memoria de Lesley se engancha en la forma de un letrero doblado.

    "¡Aquí! ¡Entra girando aquí!"

    Entonces hay un bache particularmente profundo y tengo que desvíar a Mavis por miedo a vararla. Un par de izquierdas y derechas y me detengo en un desarrollo agradable y tranquilo, mirando un apartamento de tres habitaciones con un camino de entrada adherido con resina nueva que, como todos saben en este momento, ¡es el pináculo de la elegancia suburbana contemporánea!

    Y su coche no está ahí.

    Es una casa decente. No te equivoques, ella y Martin han tenido que esforzarse un poco para llegar tan lejos. Me pregunto cómo demonios pensé yo que podría tentarla para que se alejara de un lugar así con la vida en una caravana. Lo importante aquí es que lo estoy pensando, en lugar de pensar que ella alguna vez lo haría, si sabes lo que quiero decir, no importa, ¿verdad? Y a pesar de su respetabilidad moderna de clase media, ella ha salido de esa casa algunas mañanas con un ojo morado.

    Sin alma, sin una medida de bondad, sin amor, todo el dinero del mundo no vale un bledo. ¿Correcto? ¿Ves adónde voy con esto?

    Pero aún así, pienso, es el tipo de casa que ella se merece tanto como cualquiera de nosotros se merece algo, que toda la elegancia y aplomo de Maggs se desperdiciaría en una caravana, incluso en una nueva. Pero, por inferencia, ¿es una caravana todo lo que yo merezco? ¿Y Lesley? ¿Es todo lo que ella merece de la vida un portal vacío, una buena patada y un polvo transaccional de bastardos depredadores que no la valoran más que a un trozo de carne?

    Quizá la elegancia, quizá la elocuencia sea repulsiva cuando se la ve a la fría y dura luz de una realidad como esa.

    Y Maggs lo sabe.

    Por eso tiene una librería de segunda mano. Ella misma me lo dijo. Porque, como dice Vonnegut, los libros son sagrados para todos los hombres libres, y quizá especialmente para los hombres y mujeres que ya no pueden permitirse comprarlos. Y las bibliotecas están cerrando porque el dinero provincial se ha desvanecido en las fétidas arcas de la Ciudad hace una década, para quedarse allí sin hacer absolutamente nada. Nos queda a nosotros y a Maggs mantener el valor de un libro viejo contra viento y marea, y sin nada como recompensa más que la capacidad de retener un sentido posiblemente fuera de lugar de nuestras propias gracias, sin importar lo ridículo que parezca a los ojos. de los trols y de los ebrios y de todos los bastardos psicópatas que ahora se han levantado para gobernar el mundo.

    Pero más que eso, por supuesto, soy un hombre recientemente enamorado de la vida y de Maggs.

    Y echo de menos a Maggs.

    Un montón.

Capítulo 38

    Estoy dormitando, tanto literal como virtualmente, un hábito al que soy cada vez más propenso. He pasado algunas semanas evitando las preguntas: preguntas sobre el paradero de Maggs, el paradero de Grace y el propósito de este alegre baile al que ella me está guiando. Grace, quiero decir. Quiero decir, después de todo, Melvyn podría tener razón, podría estar enferma. He estado evitando pensar en Manchester y en esta repentina y demasiado conveniente figura del anciano sabio, el Senex, disfrazado de Christoph Donnegan.

    ¿Conveniente?

    Bueno, sí, ya que sugeriría que mi historia se ha adentrado ahora en los reinos de la autoayuda psicópata. ¿Quién o qué es el Senex? Bueno, se dice que es una de las últimas etapas en el desarrollo emocional de un hombre, que sugiere sabiduría, algo mágico también. El Gandalf de Tolkein es una figura de Senex, al igual que Merlín, un hombre al que los mortales recurrimos en busca de soluciones mágicas para las cosas que nos oprimen. Y todo ello añade peso a la idea de que se avecina algún tipo de conclusión. Pero puedes saberlo por ti mismo porque las páginas que quedan en mi historia ahora no son tantas.

    Creo que lo he resuelto ahora, de todos modos, quiero decir, aparte de los detalles. Solo espero no decepcionarte.

    He estado recorriendo las tiendas de caridad, acumulando una pequeña colección de libros con olor a humedad y bien pulidos, y he comenzado a exhibirlos alfabéticamente en los desnudos y olorosos estantes de la caravana. Sigo evitando aventurarme en Middleton, aunque sé con certeza que Donnegans me vendría bien en este sentido, quiero decir que sé de memoria la mayoría del género allí y ciertos títulos se han convertido en voces de sirena que me llevan a una posible perdición. Pero es demasiado pronto para eso.

    Muchos de los títulos que tengo ahora están disponibles como obras de dominio público y se pueden descargar gratis en mi teléfono. Pero prefiero una copia física; Los dispositivos en red distraen demasiado y, en última instancia, son peligrosos. Te pones a leer un libro y el dispositivo está plano, o necesita actualizarse solo, o buscas una palabra en línea y lo siguiente que sabes es que estás viendo videos de Gato Chiflado, y todo el tiempo los anuncios giran a tu alrededor como la nieve, dejando sus huellas subliminales en tu psique más profunda. Y mientras tanto, Milord Milner está monitoreando tus clics y averiguando qué tipo de persona eres y cómo influir en ti para que hagas exactamente lo que él quiere. Y si te resistes, tendrás un equipo SWAT derribando tu puerta porque,

    Saben donde vives.

    Milner no es una figura de Senex.

    Milner es Ego.

    Y el Ego se ha vuelto loco.

    Milord Milner es megalomanía.

    Y Maggs no está, y Grace está tratando de escapar de la vida en la que nació, y creen que está loca. Christoph Donnegan tiene respuestas sobre esto último, mientras que, en cuanto al primero, no me atrevo a imaginar los escenarios. Y los Milord Milner quieren que yo vaya a Manchester, razón suficiente para no ir aún. Y lo único que tengo que nadie más tiene en todo esto es mi extraña, juguetona y secreta conexión con la propia Grace.

    Encontré otra copia más limpia de Slaughterhouse Five, además de varias otras obras de Vonnegut. He reabastecido mi Conrad, mi Hardy, mi poesía variada, tanto antigua como contemporánea. No es que sea probable que alguna vez lea estos libros más de una vez, pues he leído al menos la mayoría de ellos, es que me gusta su compañía.

    Y, pensando en Maggs, incluso últimamente he adquirido una copia de una erótica de azotes bastante cachonda. Quizá ella ve ironía en este tipo de cosas, no lo sé. Pero al leerla me siento más cerca de ella, aunque solo sea en virtud del hecho de que sus ojos han escaneado las mismas líneas, su pulso quizá se ha acelerado por los mismos pasajes. Sin embargo, sigo siendo, firmemente, de El Gozo del Sexo en contraposición a los traseros bronceados y la sodomía. El Gozo del Sexo; recuerdo en sus últimas ediciones, contemporánea con la primera conciencia de la pandemia del SIDA; evita totalmente la sodomía.

    Pero la idea de estar con Maggs y, de acuerdo, la idea de volver a hacer el amor con ella, bueno... me persigue. Mueve algo en mi estómago. Intento no pensar en ella, ni en eso, pero eso es como intentar dejar de respirar, que es un género completamente diferente y, no temas, no te llevaré allí.

    Ahora mismo estoy leyendo a Blake, una copia bastante frágil de sus poemas. Se imprimió en el período victoriano medio, su papel era grueso, amarillo y moteado suave ahora con el paso de los siglos, y es esto a lo que me despierto, encontrándolo en mi pecho mientras yazgo en el sofá de la caravana. Es tarde, o más bien es madrugada. Y Grace está aquí en la caravana conmigo, cabello castaño largo, vaqueros azules de alta costura y una blusa de gasa verde. Y me saluda con la mano, tratando de llamar mi atención.

    ¿Qué?

    Me sobresalto en estado de shock, como uno podría. Se oye el repiqueteo de una antigua máquina de escribir. Ella está escribiendo, sus dedos hacen los movimientos en el aire.

    "¿Estás ahí, Rick?" está escribiendo.

    ¿Rick?

    Ah, En SLibre soy Rick Tuss, ¿recuerdas? Y Grace no es Grace. Ella es Agnetha Godward, y en realidad no está conmigo para nada, no físicamente, sino que parece estar mirándome desde la pantalla de mi televisor. Ella está en el Templo de Delfos, junto al trono del Oráculo, con vapores psicotrópicos que se elevan desde abajo. Se ha modelado un avatar que es una copia de sí misma tan cercana como sea imaginable, su textura facial posiblemente incluso tomada de una fotografía selfi. Es inconfundible y sorprendentemente Grace Milner.

    He tenido el hábito de iniciar sesión en SLibre una noche, de llevar a mi avatar a la cámara para esperar, pensando que como solo Grace tiene las respuestas que necesito, es mejor esperarla que hacer cualquier otra cosa por ahora. Mientras tanto, me dedico a otras tareas, principalmente a leer, a lavar, planchar o cocinar la cena. Y luego me quedo dormido. Lo he estado haciendo durante semanas, estaba perdiendo la fe en la idea, hasta el punto de fingir desinterés, pero ahora...

    Aquí está ella.

    Hago una carrera loca por el teclado: "Sí. Estoy aquí. Lo siento, dormitando."

    "Gracias por esperar," escribe ella. "¿Puedes activar el comunicador de voz?"

    El Com Voz es un medio de comunicación directa en SLibre. Simplemente hablas y es como si tu avatar estuviera hablando "en el mundo" completo con sincronización de labios. Es en realidad bastante espeluznante y generalmente le tengo miedo.

    Pero de todos modos, aquí va...

    "Hola."

    "Hola, Rick. Siento no haber estado aquí. Soy Agnetha, ¿recuerdas?"

    Su voz suena dulce y entrecortada a través del sintetizador, pero es genéricamente femenina, y no la suya, aunque sin duda modificada a su propio gusto meloso. Cualquiera que escuchara no sabría que se trata de Grace Milner, ni siquiera su propio padre, lo cual esa es la idea, supongo. Y noto cómo me recuerda que no use su nombre real. Es increíblemente ingeniosa en sus métodos de engaño, en su determinación de escapar.

    Seguramente se merece Ser Libre.

    "Encantado de conocerte al fin, Agnetha."

    "Y yo a ti, Rick. Finalmente."

    Es menos probable que la maquinaria grabe su voz pensante, menos probable que el texto, de hecho, es más probable que el texto se grabe para siempre y, por tanto, sea eternamente inseguro. Ella tiene intención de que no quede rastro de este encuentro. Pero está calculando sin el hecho de que, si bien su ubicación en el mundo real puede ser secreta y segura, la mía probablemente no lo sea, que Vic y sus compañeros idiotas pueden escuchar nuestras voces, escondidos en su búnker detrás de sus alambres de espino y las patrullas drones de Hammerton House. Por tanto, debemos tener mucho, mucho cuidado. Deberíamos hacer que parezca que estoy aquí, un viejo viejo y triste ligando en SLibre, pretendiendo ser veinticinco chicas que practican cibersexo. Y como son corruptos, mis oyentes, será fácil para ellos pensar que es verdad. Pero ¿cómo hacerle saber eso a Grace / Agnetha?

    "Aunque la voz puede no ser totalmente fiable, Agnetha. Al menos no desde mi extremo."

    "¿Oh? ¿Tienes problemas técnicos?"

    "Posibles gremlins en acción, me temo."

    "Ya veo. Qué irritante. Es una lástima. Hay tantas cosas que me gustaría decirte. Has soportado tanto a mi costa. Por favor, créeme cuando digo que nunca quise que sucediera nada de eso, y que lo lamento desesperadamente. "

    "No importa, Agnetha. Estamos aquí ahora."

    "Está bien. Seremos breves. Dime, Rick, ¿te gustan mis pendientes?"

    Lleva unos elaborados gotas de perlas enredados en un brillante remolino de plata. Están emitiendo pequeñas motas de luz. "Sí, son muy bonitas."

    "Echa un vistazo más de cerca. Acércate. ¿Ves todos los detalles intrincados?"

    Hago zoom. Oído izquierdo. Cerca. Cerca. Hay un número de cuatro dígitos escrito en negro sobre la perla, con el sufijo E. En el otro, otro número con el sufijo N.

    "¿Lo ves? Ambos pendientes. Mira de cerca. Toma nota de lo que ves."

    "Está bien. Sí, exquisito. Lo veo."

    "Bien. Gracias Rick, quiero decir por jugar conmigo. Eres muy paciente. Muy amable. No pensé ni por un momento que llevaría a nadie conmigo hasta aquí. Todo debe parecerte un poco melodramático y tonto."

    "Al contrario. Ha sido divertido."

    "Sin embargo, debes de estar preguntándote."

    "Por supuesto. Pero entiendo que estás siendo... cuidadosa. Después de todo, nadie es quien dice ser en este juego, ¿verdad?"

    "Cierto. Entonces."

    "¿Entonces?"

    "Entonces, ¿bailarás conmigo, Rick?"

    ¿Danzar?"Em, me encantaría."

    "¿Moderno o de salón?"

    "Oh, salón, creo."

    "Conozco el lugar. ¿Me sigues?"

    Ella desaparece en un remolino de estrellas, dejándome temporalmente solo. Luego, una tarjeta de notas cae en mi bandeja de entrada. Contiene un enlace en el que hago clic y luego soy transportado a un anfiteatro junto al mar. El sol se está poniendo, las linternas salpican la periferia del suelo de baldosas de terracota y una mujer con un vestido largo está esperando. Ella ha cambiado su cabello y su rostro. En cuanto a mi propio vestido, mi jersey y vaqueros no son apropiados, pero un atuendo de corbata negra está disponible haciendo clic en el cuadro de ropa formal que descansa a la sombra de un árbol de Joshua. Asumo la posición haciendo clic en la pose-bola azul junto a la cual Grace, quiero decir Agnetha, está de pie. Hace clic en la rosa y comenzamos a bailar al son de Barry White.

    Muy bien, es la una de la madrugada y "la fantasía acecha fuera de la razón," como dijo una vez Hardy. ¿Qué novela fue esa?

    El reloj dio la solemne hora de la una, esa hora en la que la fantasía acecha fuera de la razón, y las posibilidades malignas permanecen firmes como una roca como los hechos...

    The clock struck the solemn hour of one, that hour when fancy stalks outside reason, and malignant possibilities stand rock-firm as facts,

    Ah, Tess de los D'Uberville.

    Podría ser.

    Ese no terminó bien, ¿verdad? No fue su novela más calamitosa. Probablemente fue Jude, al menos si nos salimos del recuento de cadáveres y la ausencia total de esperanza, pero de todos modos, mi fantasía definitivamente está acechando fuera de la razón aquí. Realmente estoy bailando con Grace Milner, sintiéndome de nuevo con veinticinco años y en compañía de una mujer hermosa.

    Excepto que no lo estoy, ¿verdad?

    Esto es muy raro.

    Te advertí sobre SLibre.

    Te advertí sobre las historias, sobre la confusión de identidades.

    "Entonces, cuéntame sobre ti, Rick. Oooh, un buen movimiento por cierto. ¿Has hecho esto antes?"

    "Hace mucho tiempo."

    Entonces,

    Hablamos un rato, sí, sobre mí, sobre todo. En cuanto a sí misma, obviamente es cautelosa, así que tejemos una fantasía alrededor del perfil de Agnetha: se describe a sí misma como una poeta y una viajera, posiblemente la identidad que Grace habría elegido para sí misma, alguien tranquila, introspectiva, perspicaz. Así que hablamos de eso, lo hacemos real, al menos en el momento.

    Luego, poco a poco, se calla, y no me gusta perturbar la escena, sino simplemente mirarnos en tercera persona por un rato. Y luego dice: "Gracias Rick. Eres muy agradable. De veras lamento mucho todo, ¿sabes?"

    "Lo sé. Por favor, no te preocupes por nada de eso. Estoy bien. ¿Y tú, Agnetha? ¿Cómo estás?"

    "Estoy... llegando allí," dice. Luego: "Está bien, bueno... nos vemos en algún momento, espero," y luego se desvanece en una nube de estrellas. dejándome solo en la pista de baile, el sol un resplandor dorado besando el mar, el cielo profundizándose, las primeras estrellas saliendo. Y si nada de esto es real, ¿por qué siento que es casi demasiado hermoso para decirlo con palabras?

    Miro la puesta de sol por un momento, luego me devuelvo a la guarida de Pythea, pero ahora es solo un plano de hierba, hasta donde alcanza la vista. Ella borró todo. Y todo lo que tengo de la noche es mi esmoquin bastante inteligente, aunque virtual, que decido conservar de todos modos. Y, por supuesto, también hay una nota adhesiva amarilla en la que anoté los números microscópicos estampados en sus pendientes.

    Es posible que te estés preguntando acerca de ellos, como yo lo estaba en este momento, hasta que concluí que eran un Este y un Norte, lo que significa que son coordenadas para la Cuadrícula Nacional Británica, en otras palabras, una referencia de mapa. Los buscaré mañana, examinaré los mapas de papel en la tienda ambulante para encontrar una solución. De ninguna manera voy a marcar esos números en un dispositivo.

    Estoy pensando que quiere reunirse...

    Adecuadamente esta vez.

Capítulo 39

    Grace Milner vale cien millones, o eso me dicen ahora los periódicos y las noticias. Se suponía que yo debía estar censurando mis consultas, lo sé, tratando de evitar los persistentes titulares relacionados conmigo mismo, con cualquier abuso persistente que pudiera encontrar hiriente. Pero descubro que mi necesidad de cualquier bocado de información básica sobre Grace es más urgente. En resumen, espero algunas migajas, lo que sea que haya escapado al peso aplastante del embargo de Milord Milner.

    Pero sus esfuerzos parecen haber tenido solo un efecto temporal, que de hecho estoy atrapando el final de un segundo tsunami relacionado con Grace desaparecida. Observo que ya ni siquiera soy un actor secundario en el drama que ahora se representa, y tampoco Melvyn. Si bien me doy cuenta de que no tengo ningún resentimiento por mi repentina degradación, sospecho que él sí lo tiene.

    Ahora, la historia de Grace trata sobre una heredera desaparecida. Antes, se trataba puramente de sexo y de la violencia que los hombres ejercen contra las mujeres, y supongo que una chica normal es lo bastante buena para el papel protagónico en un drama como ese; de ​​hecho, cuanto más joven e inocente, mejor. La riqueza solo confunde las cosas, sugiere una historia completamente diferente, una sobre el dinero, obviamente, y el sexo, los privilegios y cómo se ve a las mujeres ricas desnudas. Se ha movido más allá de mi clase, porque ¿cómo demonios podría haber aspirado de manera plausible a entrar en un mundo como ese?

    Probablemente no sea cierto, por supuesto, quiero decir, ella vale mucho por derecho propio. Pero si lo es, ¿cuán difícil sería para ella secuestrar solo un poco de ello? Incluso con una inversión gestionada con cautela como la mía es de esperar un rendimiento del 5% en estos días. Medio millón produciría un ingreso de 25.000 libras esterlinas al año, que es aproximadamente el promedio del noventa y nueve por ciento y uno puede hacer mucho con él, si es frugal y poco ambicioso.

    Aún tendrías dificultades si estuvieras viviendo de alquiler, por lo que necesitarías otros doscientos mil para asegurar una casa, un apartamento o algo, siempre que fuera tuyo. Entonces podrías ir a los suburbios, donde ya nadie habla con sus vecinos, y desaparecer fácilmente. O podrías dirigirte al Norte, a Escocia, donde aún hay espacios abiertos que merecen ese nombre y donde las propiedades son baratas, en proporción a la ausencia de empleo. O podrías ir por los innumerables canales dentro de una casita flotante.

    Por supuesto, medio millón de libras es tan alcanzable como polvo de hadas para la mayoría, pero ¿para Grace? En su vida anterior podría haber gastado eso en un solo fin de semana. Nadie en su mundo sabría que lo había guardado en algún lugar. Sería como perder monedas en el respaldo del sofá.

    Espera... Me gusta bastante el sonido de la casa flotante.

    Entretanto la buscan aquí y allá. Ella está muerta. Ella esta viva. La retienen contra su voluntad. Hay un rescate de un millón. Diez millones. Cien millones. Su padre no paga. Ha pagado. Fue vista en Niza, en Turquía, en Cannes. Se la ha visto en la cubierta del yate de un oligarca amarrado frente a Canarias. Ha sido esclavizada en los Harenes de los reyes y príncipes orientales y nunca más se la volvió a ver.

    Así crecen y surgen las conspiraciones.

    Y todo eso es una vana especulación.

    Entretenimiento.

    Escoria.

    Al menos no están diciendo que ella haya sido asesinada ahora, o más específicamente, que la haya asesinado yo. Entonces, tal vez Seacombe tenga razón y yo estoy fuera de peligro, aunque solo sea porque la capacidad de atención es muy corta y nuestro apetito por el cambio, porque las historias sean tan voraces que lo mismo de siempre nunca será suficiente por mucho tiempo.

    Me pregunto si Vic ya ha sido despedido.

    Ninguno menciona los elementos más interesantes e importantes de la singular biografía de Grace: su empleo como profesora de literatura y su estancia en una librería de Manchester. Solo se habla de su dinero, de su belleza y del hecho de que se ha ido. Y su imagen, que ahora se habla tan descaradamente sobre el mundo, es la de una chica de pelo largo en bikini, su valor medido por las etiquetas que usa y el tamaño de su pecho.

    Está igual que siempre.

    La buscan aquí, la buscan allá.

    ¿Y yo?

    Bueno... la busco entre los mapas en la tienda ambulante, donde me conducen a la venerable hoja de SO de Yorkshire, "Sur y Oeste," y a un área no del todo en los Valles. Es más un interior entre el norte del condado de Lancaster y el oeste de Yorkshire, las rosas rojas y blancas, atadas como amantes atemporales por el omnipresente hilo del canal Leeds Liverpool.

    No, en serio.

    Este genio de un canal logra, mediante algún tortuoso milagro, visitar casi todos los pueblos, aldeas, minas, molinos, hornos y fundiciones del país del Norte. Incluido Middleton. Y aunque toda esa industria ha desaparecido ahora, el canal permanece, para ser pescado por pescadores, reparado por casas flotantes, algunos para el ocio, otros para mantener. En la década de los noventa hubo una caída en las cifras de población del Reino Unido, en respuesta al infame Poll Tax[24], que provocó la desaparición total de diez millones de personas de las propiedades imponibles. Muchos de ellas terminaron en los canales, encontraron una buena vida y no regresaron.

    Cuando Grace les dio esquinazo a sus vigilantes ese día en Middleton, ¿simplemente se subió a una casa flotante y se largó?

    Durante gran parte de su longitud errante, el Leeds Liverpool está acompañado por ferrocarril y carretera, pero de vez en cuando se aparta para seguir su camino solo a través de colinas y valles, su camino de sirga es el único medio de acceso humano a tales regiones, además del agua misma. Estos son tramos agradables para explorar, el camino de sirga es inevitablemente tranquilo y el azul del cielo se refleja en aguas tranquilas. Un tramo tan curioso sale de las ajetreadas calles cercanas al bonito pueblo de Thornton en Craven. Skipton no está lejos, un centro importante para la comunidad de botes. Pero luego hay un largo tramo en bucle lejos de cualquier lugar, y ahí es donde estoy ahora.

    "Nos vemos alguna vez, espero."

    Eso es lo que ella dijo.

    Así que, he dejado la caravana temprano, he dejado a Lesley a cargo, la he dejado lavándose el cabello, en realidad. Alan llegará ahora mismo. Me gusta el hecho de que las partes rotas de sí mismas se alinean de manera aproximada, que pueden sentarse juntas y no preocuparse por el silencio.

    Fue alentador verla tan nerviosa. Me sugirió que ella también había descubierto algo que valía la pena en la vida: su dibujo y su pintura, ciertamente, pero más que eso, también podría estar la extraña y temblorosa devoción de Alan: Alan, que encuentra algo de valor infinito en alguien a quien otros han tratado como basura. Solo está la cuestión de su madre enferma. Probablemente la matará si se entera de que está saliendo con una chica sin hogar, así que confío en que Alan no carece de sus propias habilidades en la subversión.

    Fue una puñalada en la oscuridad, esa cosa de la casa flotante, y puede que esté completamente equivocado, pero las coordenadas de mapa que me ha dado Grace, si es que son coordenadas de mapa, me indican este trozo de canal. Así espero una casa flotante pintada de colores alegres, amarrada, esperándome, una acogedora columna de humo de leña, el zumbido de una vieja locomotora. Quizá el barco se llame: ¿El Oráculo de Delfos?

    Buen toque, Grace.

    Pero todo eso parece un riesgo escandaloso. Quiero decir, podrían haberme seguido y una barcaza que despega a seis kilómetros por hora, con Vic Bartlet y compañía persiguiéndome, no es exactamente el vehículo de escape ideal. Excepto que Mavis está a kilómetros de distancia ahora y mi teléfono está en casa. Nadie puede haberme seguido hasta aquí. No hay nadie más en el camino de sirga en ninguna dirección.

    Nadie.

    Pero aún así. ¿Por qué se arriesgaría ella?

    De todos modos, no hay una casa flotante amarrada en un aislamiento romántico, solo una gran caja de plástico al lado del canal, su llamativo naranja resplandor se ha desvanecido por la luz del sol hasta un leve asalto a los sentidos. Ha sido levantada en un poste por la Waterways Authority, y contiene solo un cinturón salvavidas, también advertencias espantosas sobre nadar en los canales.

    Sigo caminando, hacia Skipton, camino una buena milla más allá de donde las coordenadas me dicen que esté, luego me desanimo y camino de regreso. Quizá fui prematuro. Quizá debería haber esperado algo más de Grace, un correo electrónico con una hora y una fecha. No lo sé.

    Grace, Grace. Por amor de Dios. ¿Que quieres de mi?

    De vuelta a la caja del cinturón salvavidas, hago una pausa y veo a los patos ir al agua. Estoy tratando de pensar en cualquier cosa que me haya perdido. Pero tampoco es que yo alguna vez hubiera tenido el control, ¿verdad? Una musa u otra me ha guiado toda mi vida. Por Laura, por Sandra, por Grace y Maggs,

    ¿Y Lesley? No, Lesley es diferente. Lesley es la persona que yo habría sido si hubiera nacido niña. Es una sensación espeluznante y, lo admito, algo un poco extraño decirlo, pero dadas las oportunidades de vida que ella ha tenido, dudo de que yo hubiera podido interpretarlas de manera diferente. Y tal vez por eso la amo de la manera en que la amo, que al amarla estoy restaurando el amor que necesito sentir por mí mismo. Y al pensar eso, siento un cambio repentino en mí mismo, como algo perdido hace mucho tiempo que vuelve a la superficie.

    Los eventos de la vida de uno son bastante irrelevantes, me refiero a sus altibajos, sus entresijos. Son solo nuestra historia. Es el crecimiento interior, el crecimiento del alma lo que es importante. Y no somos nada si no nos amamos a nosotros mismos.

    ¿Qué quiero decir con eso?

    Bueno, hace la mitad de mi vida, yo no podría haber manejado nada de esto. Lo habría visto todo simplemente como la ruina de la estima de mi vida y me hundiría en una depresión interminable, me emborracharía hasta morir. De hecho, habría hecho una apertura sustancial en ese camino en particular. Pero en realidad, ¿sabes?, mediante algún proceso misterioso, llámalo alquimia o magia o como quieras, noto que ahora lo estoy haciendo bien y que parece que tal descubrimiento por sí solo es suficiente para atraer otras cosas que están en sí mismas, bien,

    Bueno.

    ¿Bueno?

    Entonces,.

    Aún disfrutando del resplandor de este leve descubrimiento y posiblemente confuso, estoy a punto de irme, de regresar a Mavis y conducir hasta casa, pero algo me llama la atención que me había perdido antes. Es una caja medio escondida dentro de la caja del cinturón salvavidas, una caja sellada de Tupperware que, de hecho, contiene libros. Los saco, los encuentro todos iguales y relucientes, como nuevos, las cubiertas que representan una acogedora librería con ventanales, como algo sacado de una novela de Dickens. Es una impresión de Internet, lo que significa que es autoimpresa y autoeditada. Los libros, ocho en total, se titulan: "Notas de una pequeña librería." Son una colección de poemas de Agnetha Godward.

    Gracia.

    Maldita sea... ¡me robó el título!

    También hay una nota que dice: «Mike, haz una donación a la caridad. Excepto los dos inscritos.»

    Las copias inscritas están firmadas: «Agnetha Godward», y «con amor», una «para Michael Garrat» y la otra «para Christoph Donnegan, por su apoyo, por su fe y por su confianza».

    Todo lo cual me parece bastante halagador y conmovedor, también desconcertante. Supongo que quiere que le entregue el libro de Chris Donnegan a mano.

    Grace Milner.

    Pobre niña rica. Sin nunca un amigo, ni una mano amiga que no buscara su patrocinio. Pero es mejor eso que ser pobre, podría decirse. ¿O no? ¿Y si todo lo que quisieras hacer, toda tu vida, fuera escribir poesía?

    Parece que acabo de responder mi propia pregunta.

    Por cierto, ¿mencioné que dentro de mi copia y la de Chris Donnegan había un cheque por cincuenta mil libras?

Capítulo 40

    Entonces... ¿eso es todo? preguntas. Después de todo esto, lo único que obtenemos a modo de explicación son ocho pequeños libros de poesía autoeditados que nadie va a leer nunca, y un cheque de cincuenta mil dólares.

    Bueno, en parte, sí.

    Yo hubiera preferido tener a la chica.

    A Maggs, quiero decir.

    Tenemos a Lesley, por supuesto, pero esa es un tipo diferente de chica, y si Alan juega bien sus cartas, ella seguirá adelante eventualmente, pero no demasiado pronto, espero, y ciertamente no antes de que la madre de Alan fallezca. Lesley no lo sabe aún y tendré que explicárselo, explicarle que a veces, como dicen en la ciencia, es mejor progresar un funeral a la vez. Confío en que no se lo reprochará a él, ni a mí, ni llevará a Alan a esforzarse demasiado.

    Ahí está el dinero, supongo. Eso es algo, ¿no? pero ni de cerca un "algo" como para romperlo. Lo sé, qué cosa escandalosa, pero cobrarlo habría sido a costa de otra cosa que valiera infinitamente más, y que, supongo, es de lo que trata esta historia, me refiero a reconocer lo que todos sabemos que es verdad de todos modos. Pero más que eso, se trata de actuar en consecuencia para variar.

    Así que...

    A Manchester hoy.

    Como la mayoría de las ciudades, aquí aún hay algo de dinero. Principalmente está en los rascacielos, se ve en el hormigón y el vidrio, y en quién los posee. Y está en los ruidosos motores de los superdeportivos gritando impaciencia ante el tráfico más cotidiano, pero todo y de todos modos, de punta a punta, arrojan nubes de veneno que ennegrece los ladrillos. Así, al nivel de la calle, es el mismo desastre de siempre: aceras dobladas, manchadas de goma de mascar e hiladas con detritos arrastrados por el viento, una curiosa yuxtaposición con los centelleantes cristales y el acero, como un pastel en el cielo, aparentemente desafiando la gravedad.

    Yo solía conocerlo bien hace veinte años. En aquellos días, las personas sin hogar eran legión, pero en gran parte estaban escondidas en los rincones y grietas: en los arcos de las vías del tren, los siniestros y malolientes pasadizos estrechos entre las casas y los espacios entre los contenedores de basura. Eran más fáciles de ignorar entonces, supongo que no eran tan vergonzosos para nuestra sensibilidad, quiero decir que aparentemente podríamos servir a un sistema que les hacía esto a los demás y aún así dormir por la noche. Pero mientras siguieran siendo otras personas, estaba bien.

    Ellos ni siquiera tenían nombres.

    Siguen sin tenerlos.

    Pero ahora son imposibles de evitar. Ahora están embolsados a plena vista como basura esperando el día de la recogida o que una ola de frío los lleve de la misma manera, y todo esto incluso en las partes más prósperas de la ciudad.

    ¿A dónde voy con esto? Bueno, no hemos terminado del todo, ¿verdad? Aún quedan misterios por resolver y todo eso, así que te llevo a Donnegans.

    Es una anomalía, si es que alguna vez hubo una, Donnegans, me refiero en virtud de su supervivencia, y eso se lo debe a la energía de un hombre, y ya es hora de que lo conozcamos, aunque con cautela y por razones obvias.

    No está en la parte más saludable de la ciudad, sino a un paso bastante fácil desde la estación de Oxford Road. Tuve que pararme de Middleton, hundido hasta los tobillos en la basura para llevar, un viaje tedioso y chirriante de unos cuarenta minutos en un decrépito carruaje, juro que es el mismo en el que solía montar como aprendiz en los setenta. Ahora me duele la espalda y mi humor está mellado, pero mi primera visión de Donnegans me revive.

    Lo encuentro entre los anárquicos megalitos de una tienda de cigarrillos electrónicos y un salón de tatuajes. Dos puertas más abajo hay una prometedora tienda de té llamada La Tetera Hollinosa. Donnegans en sí es un gran establecimiento con ventanales, no muy diferente al que se muestra en la portada de la poesía de Agnetha Godward, Agnetha Godward, la poetisa menos celebrada del mundo, excepto por todos los demás, por supuesto. Sin embargo, lo interesante es que la mayoría de esos otros darían cualquier cosa por una oportunidad por el dinero, mientras que Agnetha / Grace lo ha dado todo por una oportunidad de nada. Y lo que pasa al apuntar la nada es que no puedes fallar el tiro exactamente, ¿verdad?

    Esa es una idea interesante y aún estoy pensando en ello.

    Pero... respiración profunda, allá vamos.

    La campana tintinea, entro y quedo momentáneamente paralizado por la escala y el benigno silencio de esta. ¡Es una librería muy surtida! Consta de tres pisos de antiguos libros enmohecidos, mezclados y gloriosamente desconcertantes. ¡Deben de tenerlo todo aquí!

    Hay un viejo ordenando las estanterías, uno más joven detrás de la caja registradora, un joven mal definido e irregular. Este levanta la vista, me saluda con una sonrisa, de pronto parece serio y agradable en su comportamiento. El mayor lo considero el mismo Donnegan, quien hace una pausa en su tarea, mira a su alrededor, me mira por encima de la montura de sus anteojos.

    "Ah, buenos días," dice. "Entre, entre, eche un vistazo. Por favor, pregunte si no encuentra lo que busca." Voz graciosa. Genuina, creo. Sonríe juguetonamente. "O si no sabe lo que busca, pregunte de todos modos. Me enorgullezco de poder recomendar siempre algo adecuado."

    Probablemente sea un poco mayor que yo, en realidad. Chaqueta de lana por supuesto, una salvaje mata de gris descuidado, anteojos de búho, sonrisa paternal, un destello de buen humor. Gay, me dijo Maggs una vez. Y sí, puedo ver eso en él, al menos si la leve postura y la alegría nos dice algo.

    ¿O es demasiado cliché?

    De todos modos, no parece que tenga dificultades para atarse los cordones de los zapatos, quiero decir, como Melvyn me lo pintó, de hecho me parece un hombre muy astuto, y me pregunto si en realidad puede ser la misma persona que Melvyn describió.

    "¿Señor Donnegan? ¿Christoph Donnegan?"

    La sonrisa se desvanece de inmediato y se oscurece en defensa. Así que él no carece de opresores, y tengo una idea clara de quiénes son tales opresores. "Podría ser," dice. Se arrebata los anteojos y los guardan en el bolsillo superior, como si estuviera preparado para una pelea.

    "Entonces quizá pueda recomendarte algo." Le entrego Notas de una pequeña librería de Agnetha Godward.

    Tiene curiosidad, lo toma con cautela y se cambia las gafas. Pasa la palma de la mano sobre la lisa y brillante cubierta, abre el libro por la primera página, lee la inscripción allí, luego encuentra el cheque y sus cejas se elevan, como podrían haberlo las mías también.

    "¿Le conozco?" me pregunta.

    "Supongo que no. Soy Mike Garrat. Solía ​​ser voluntario en su tienda de Middleton."

    No, no espero que me conozca, pero creo que sí, tal vez por mi breve notoriedad en la prensa, a menos que Maggs me haya mencionado en algún momento.

    ¿Podría ella haberme mencionado?

    Me pregunto.

    Miro por de la tienda, todas las secciones están debidamente marcadas: biografía, viajes, ciencia ficción, arte, literatura, poesía. Todo está increíblemente bien hecho; Alan estaría en su elemento: el trabajo de una vida, clasificando y ordenando sin cesar. Sin embargo, me imagino que también debe de ser tremendamente fácil esconder un dispositivo de escucha en una librería, convertirlo en un narrador de otros tipos de cuentos. Incluso un aficionado podría hacerlo, colar el repugnante chisme detrás de algunos libros mientras finge curiosear.

    "Cómo llegué al libro es una historia bastante larga," le digo. "Y me preguntaba, esa tetería de un par de puertas más adelante, ¿es buena?"

    "¿La Tetera Hollinosa? Bueno, sí."

    "Entonces, ¿puedo invitarle a una taza de té y contarle esa historia?"

    "¿Té? Está bien. Muy amable de su parte, estoy seguro."

    No esperaba eso, nada tan fácil. Quiero decir, ¿cuántos extraños vienen de la calle, te dan un libro que contiene cincuenta mil libras y te invitan a una taza de té? Exigirías una explicación allí mismo, ¿no? Lo cual significa que él sabe más que yo, obviamente. Y él también sabe más sobre mí en relación con las cosas que yo mismo, lo cual es bueno, por supuesto, y exactamente lo que yo espero.

    Le pide al joven que se encargue de la tienda y sale a la calle conmigo. Le ofrezco mi mano y la estrechamos.

    "Perdóneme, sé que debo de sonar paranoico, Sr. Donnegan, pero ¿tiene un teléfono móvil? ¿Está encendido?"

    El sonrie. "No. Está en la tienda, durmiendo en una lata de Kendal Mint-Cake."

    "Ah, ¿encuentra eso... efectivo?"

    "Ciertamente. Una solución simple, pero bastante elegante para las escuchas."

    Ahora ya sabes de dónde saqué eso.

    Él sonríe, me calienta, creo, y yo a él. "Tiempos difíciles, Sr. Garrat. Su cautela es admirable. Pero estaremos bien charlando en privado en la Tetera Hollinosa. Bueno, ¿vamos?"

Capítulo 41

    La ceremonia del té es un asunto preciso, bueno, casi. Dos tazas y platitos de porcelana a juego, patrón de sauce. La tetera es una Wade marrón incongruente, horriblemente fea. El té, de mutuo acuerdo, es Assam. Se entrega con la sonrisa de una camarera, vestida de blanco y negro, que parece sacada de una película policíaca de los cuarenta.

    Ella le conoce. Sin duda él es un habitual.

    La precisión viene más en forma de palabras y modales. Ya hemos hablado del clima, el comercio de libros, los caprichos del sistema ferroviario que sirve a la ciudad. Incluso hemos abordado las dificultades de encontrar voluntarios adecuados para el trabajo de caridad. Pero en el fondo hemos estado preparando otras palabras, trazando rutas, midiendo los grados de confianza o engaño que podrían ser necesarios para llevar a cabo una conclusión a este peculiar negocio, o al menos para la satisfacción de nuestras mutuas curiosidades. Más que nada, quiero confiar en él, y tampoco creo que sospeche demasiado de mí. Ya me agrada, algo reconfortante y sabio bajo el barniz meloso de su encanto del viejo mundo, ligeramente femenino.

    Él tiene... tanta gracia.

    Mientras se prepara el té, abre el libro y lee el primer poema, sus labios articulan las palabras, su cabeza asiente con el sutil ritmo: [25]

    En hora última antes del amanecer,

    Clavo talooon para el tiempo detener

    Y con cada respiración medida,

    Abrazo el sueño fantasma de despedida,

    Hasta que al fin y con sonrisa triste,

    La menguante noche se desviste,

    Y sale el sol

    Enciende del diiia la primera luz,

    Y este quema en azul,

    Sonámbulas nieblas de sueño....

    Él deja el libro sobre la mesa, yo sirvo té.

    Empieza con cautela: "¿Conoció a Agnetha?"

    "Sí. Un par de veces. Pero solo brevemente, en la tienda. Como dije, solía ser voluntario allí. Ella me llevó al libro, bueno, eso ha sido una especie de búsqueda del tesoro."

    "Ah, ella puede ser juguetona."

    "De hecho. Es una maravilla que yo haya podido hacerme con él."

    Él considera esto por un momento, da vueltas pensativamente a su té, bebe sorbos, está a punto de decir algo, lo piensa dos veces, luego vuelve a pensar, suspira,

    "Sí que le conozco, señor Garrat. Quiero decir, por supuesto que sí. No quiero dar la impresión de lo contrario."

    "Ah, bueno... mientras no crea todo lo que lee en los periódicos."

    "En absoluto. Diremos que los periódicos no son mi única fuente de información. ¿Y quién compra periódicos estos días de todos modos, aparte de esos viejos ilusos que aún creen que tenemos un Imperio?"

    Está sonriendo, invitando a una confianza, pero por ahora tengo cuidado de decir demasiado. Entonces ha sido Maggs. Maggs le ha hablado de mí, quizá me ha descrito. Pero ¿se estaba ella riendo mientras lo hacía, o estaba sonriendo?

    "De hecho, es un gran placer conocerle," dice.

    "Igualmente."

    "Estaba profundamente preocupado, por supuesto, por la forma en que las cosas parecían estar saliendo para usted. Fue una locura total. Mi querido amigo, todo ha sido tu ruina... y lo siento mucho, lamento terriblemente, terriblemente todo eso. Sin embargo, parece usted bastante optimista."

    "Probablemente he ganado más de lo que he perdido."

    ¿He dicho eso antes en alguna parte? Creo que sí, debo de pensarlo entonces. Excepto que también he perdido a Maggs, y perder a Maggs duele mucho. Pero ¿por qué siente este hombre la necesidad de disculparse? Nada de eso ha sido culpa suya.

    ¿No?

    "Es muy amable de su parte tomarlo de esa manera," dice. "¡Pero su nombre! Su reputación."

    "La gente tiene poca memoria, señor Donnegan. Y tampoco es que me vaya a presentar alguna vez a un cargo público."

    Definitivamente hay algo en él, una mirada de contrición. Siente que la leo, cambia de dirección de repente, golpea la portada del libro de Grace. "Em, había otros, ¿dice?"

    "Ocho copias. Numeradas. La suya es la primera. La mía es la segunda. El resto ella quería que lo distribuyera como donaciones a tiendas benéficas."

    "Sí, por supuesto. Bendita sea. Entonces, ¿qué piensa usted de eso?"

    "¿De regalarlas? Hay un cierto romance en ello. No es algo fácil de entender en estos tiempos superficiales, sin alma y sin gracia tampoco es fácil de explicar, pero me gusta la idea. Hay algo silenciosamente subversivo en ello."

    "Sí, yo también lo creo. Pero no cree que con acceso a tanta riqueza, quiero decir con todo lo que supuestamente vale, como Grace Milner, podría haber usado su dinero, su influencia para marcar una diferencia en el mundo, para verdadero beneficio de los demás? Después de todo, ¿quién va a ser cambiado por su poesía, por buena o mala que sea? ¿Qué ha cambiado nunca la poesía?"

    Él ya conoce la respuesta a esto. Solo está probando para ver si estamos de acuerdo, y lo estamos. "Sospecho que ella decidió que la poesía era más segura, mejor, al menos para ella. Después de todo, esto no trata de salvar el mundo, ¿verdad? Que otros hagan eso. Ni siquiera trata de poesía. Se trata de la Gracia Salvadora. "

    ¿Gracia salvadora? ¡Buen título, Mike! Bueno... tal vez no tan bueno, pero al menos servicial.

    Él asiente. "Exactamente. Gracia Salvadora. Ni más, ni menos. Por supuesto, esto no cambia nada, no en el gran esquema de las cosas, ni un poco. Excepto por la única persona en todo esto que es importante, esa persona que es la misma Gracia... importante para ella, quiero decir. Ellq solía ​​enseñar los poetas, ¿sabes?"

    "Sí, y fue todo un desafío que se impuso a sí misma, tratar de ser ordinariaccuando naces ya marcada por el poder y la influencia."

    "O como un mero atractivo visual para un hombre poderoso."

    "Ah, cierto. El siempre persistente patriarcado de la riqueza extrema y cuestionable. Y nunca un amigo genuino, ¿no es eso lo que dicen de los millonarios? ¿Incluso de los buenos?"

    "Lamentablemente, sí. El dinero es una mala compañía. Y hablando de dinero, ¿le compensó ella en algo? Me refiero por sus problemas."

    "Cincuenta mil, como a usted."

    "Muy generosa."

    "No pude aceptarlo."

    "Igual que yo no puedo, por supuesto." Toma el cheque y lo rompe en dos.

    No todos los días eres testigo de eso. ¿Cien de los grandes entre nosotros? ¡Esta es una mala noche en el casino! No dudo que también había dinero real detrás del papel, que de hecho podríamos haber cobrado nuestras fichas y correr. Pero siempre presente en nuestras mentes estaba el pensamiento de que ella nos estaba probando, probando la verdad de nuestra amistad. Nuestra confiabilidad.

    "¿Cree que ella lo logrará esta vez?" Le pregunto. "Sé que ella vino a usted primero."

    Asiente. "Parece más preparada ahora. Aprendió la lección y todo eso. Creo que estará bien. Estaba en terrible confusión, ¿sabe? Le sugerí que escribiera poesía pensando que eso la ayudaría a pasar el tiempo, pero pareció revivir su ánimo, que, como quizá pueda imaginar, era algo plano. De hecho, eso se convirtió casi en su razón de ser. Tal y como están las cosas, ahora ella tiene su libertad, su serenidad y su poesía. Sin embargo, si la encuentran y la convencen de que vuelva al redil, sospecho que se enfrenta a una vida de psicoanálisis y a un matrimonio obligado con algún imbécil."

    "Ah, ya ha conocido a Melvyn. Él tampoco habló bien de usted."

    Él ríe. "Me trató como a un viejo pedo senil, así que me comporté como tal. ¿Le conoce?"

    "Cuando supo que yo estaba involucrado, trató de sacarme información. Sospecho que todos querían que yo viniera aquí y le sacara información a usted, me prometieron dinero, y en caso de que yo tuviera mis propias ideas al respecto, me piratearon el teléfono."

    "Entonces su paranoia no estaba fuera de lugar. Es bueno ver que ha elegido bando. Y el correcto, se lo aseguro. Oh, pobre Melvyn. Él iba demasiado en serio, ¿no cree?, demasiado descarado en su ambición, por supuesto, y demasiado estúpido para darse cuenta de que el padre de Gracia nunca le habría dejado casarse con ella, ni siquiera si Grace lo hubiera querido, lo cual no quería, ya no, quiero decir, cuando descubrió lo que Melvyn en realidad quería de ella. "

    "¿Que quería entrar en su forma de vida, en lugar de proporcionarle la escapada de esta?"

    "Bueno, exactamente. Son como la vieja aristocracia, estos nuevos hombres poderosos surgidos en el espacio de una sola generación. Increíble pensar en ello. Y a Melvyn; un hombre de su clase media e ideas, por no hablar de su relativa pobreza; le habrían despedido de alguna manera, comprado, o posiblemente simplemente asustado, y traído algún otro hombre más elegible. Asegurar la riqueza, ampliar la dinastía, la misma vieja historia. Así es como funcionó en tiempos antiguos. Me temo que así es como lo veo funcionando ahora en el futuro."

    "¿Cuánto tiempo estuvo ella con usted?"

    "Un año, más o menos. Ella ya había intentado enseñar. Estudió, calificó y todo. Era todo lo que quería, pero resultaba imposible caminar por ese camino con los ojos puestos en ella todo el tiempo, y tanta paranoia con respecto a un posible secuestro y rescate, y tal vez no infundado, dado el lamentable estado del mundo. Entonces, el siguiente paso lógico para ella era huir, desaparecer, pero ¿cómo hacerlo? De todos modos, de alguna manera se las arregló para darles esquinazo, ya fuese brevemente, apareció de la nada aquí, despeinada y molesta y con ganas de ser voluntaria en la tienda, luego alquiló el piso de arriba y se instaló por un tiempo.

    "Yo no tenía idea de quién era ella al principio. Nos conocimos por los libros y el té. En esta misma mesa, de hecho. Y luego lo resolví, intuición, se podría decir, pero estuve decidido a mantener el secreto, decidido a ayudarla a permanecer oculta, pero resultó en vano. Me temo que ella no fue muy hábil ocultando sus huellas: uso de tarjetas de crédito, extracción de efectivo del cajero automático que hay al final de la calle, ese tipo de cosas Y todo bastante ingenuo en realidad. Eso la señaló a aquellos que saben de estas cosas, o son lo bastante ricos como para corromper a los que lo saben."

    "Parece que usted hizo lo mejor que pudo."

    "Oh, no sé. Yo tuve mucho que ganar al conocerla. Yo también estaba pasando por una mala racha, ¿sabe? Acabo de perder a mi pareja de muchos años por una angustiosa y bastante brutal enfermedad. Quiero decir que estaba deprimido, Sr. Garrat. El peso de mi país, mi mundo, mi universo entero, por no hablar de mi propio yo arrastrándome por el desagüe, y nada más que una cadena de viejas librerías a mi nombre, y prácticamente sin hacer nada por las causas en las que se suponía que debía creer.

    "Todo parecía, francamente, absurdo. Hasta que la conocí. Y luego me di cuenta de la verdad, por supuesto. Que no encontramos nuestra voluntad de seguir adelante, nuestro propósito, nuestro significado, o como quiera llamarlo, en las cosas más grandes, sino en las más pequeñas. Lo encontramos en lo microscópico, en la inclinación de la barbilla de una joven o en el aroma de un libro antiguo. Que ella buscara tan desesperadamente la ordinariedad del mundo, los pequeños detalles de este, todas esas cosas con las que yo había perdido el contacto, pero que aún eran accesibles si podía encontrarlas de nuevo... fue una revelación. Me devolvió a mí mismo. Pero dígame, señor Garrat, no quiero saber más detalles. Si pudiera hacerme saber, ¿cree que ella está... bien?"

    "Oh, absolutamente. Lo creo, señor, sí."

    "Me alegro mucho de oír eso. Le estado dando vueltas a eso. Quiero decir, cuando oí que ella había desaparecido de nuevo, y luego todo ese alboroto por Middleton, como si todo el lugar se hubiera vuelto completamente loco, y luego los periódicos, acosándole a usted y luego a Melvyn."

    "Bueno, mi mejor suposición es que ella está viviendo tranquilamente en alguna parte, escribiendo poesía que creo que tiene la intención de distribuir de forma anónima a través de las tiendas de caridad, y sin preocuparse mucho por cómo se recibe ni si alguien la lee. Tal y como van las historias, esta no es una mala. Hay algo noble en ella, espiritual casi. Pero más, el libro,. ese libro, creo que también es su forma de hacerle saber que está bien. El cheque también tal vez, pero eso no es asunto mío."

    "Le estoy agradecido, señor Garrat."

    "Lo que no sé es por qué ella no se lo envió. Nadie habría sabido en cuanto al paradero real de Gracia. Y habría sido más seguro también. Quiero decir, yo podría haber sido demasiado estúpido para encontrarlo o, habiéndolo encontrado, poco dispuesto a entregarlo, o descuidado al dejar que alguien me siguiera hasta aquí. En realidad no sé por qué ella me involucró en esto."

    "Debe de haber causado usted una buena impresión, tal vez de alguna pequeña manera y, como hemos dicho, las pequeñas cosas a veces pueden superar a las grandes, el mundo entero gira en una sola mirada cuando la oración de una hora cae en oídos sordos. Pero comparto su perplejidad y solo puedo preguntarme si ella simplemente quería que nos conociéramos."

    "Yo también me preguntaba eso y estoy muy contento de haberle conocido, pero ¿con qué fin, señor Donnegan? Ya trabajo para usted, o al menos lo hacía. Que ella supiera, yo podría haberle conocido ya."

    Él cruza las manos sobre la mesa, cierra los ojos por un momento mientras medita sobre las cosas y, mientras lo hace, yo juro que la quietud de la librería desciende a su alrededor, y el ruido de la tetería se desvanece en un susurro. "Cierto," dice. "Pero eso al menos lo explicaría, quiero decir, si ella pensara que ya nos conocíamos, si ya sentía que se podía confiar en usted. ¿No es así?"

    "Pero ¿por qué iba ella a pensar eso? Nosotros no nos conocemos en absoluto."

    "Bueno, no..." Está a punto de decir algo más, una admisión de algo, pero rápidamente se lanza por otro camino, de nuevo. Es resbaladizo, sabe algo, pero no se atreve a decirlo.

    "Espero que podamos ser amigos, señor Garrat, aunque sólo sea porque parece que ella lo desea. Más allá de eso, tal vez no haya una respuesta simple. Tal vez fue una combinación de muchas cosas. Primero el nombre: Donnegans, por tanto, recuerdos del tiempo que ella pasó aquí conmigo. Libros viejos. El olor de ellos, ¿sabe? El santuario de ellos. Y usted..."

    "¿Yo?"

    "Un hombre mayor, chaqueta de lana, perdóneme, ella encontraría consuelo en eso como lo hizo conmigo. Una vez me dijo que yo le recordaba a un maestro que ella había tenido en la escuela, un señor mayor, un tipo decente, a quien ella había adorado y en quien había confiado, y quién no la defraudó. Dígame, ¿ha visto fotos del padre de Gracia?"

    "¿Su padre? No. Pero, espere, ¿por qué iba ella a pensar que ya nos conocíamos?"

    Él ignora la pregunta, procede a responder la suya propia: "Cuarenta y tantos años tiene su padre. Pero se viste como un adolescente y se comporta como tal en todos los sentidos. Cabello por los hombros, pendientes, tatuajes. Su novia actual es más joven que Gracia."

    "Ya veo." Excepto que no lo hago, aún... "Pero, lo que estaba diciendo, ¿antes?"

    "¿Antes? Oh, quién sabe lo que ella quiso decir con eso. Claramente, está usted buscando respuestas y ¿quién puede culparte? Pero a veces no hay respuestas simples. La verdad, creo, es más a menudo una dirección de muchas inclinaciones plausibles que una simple cuestión de hecho."

    Se ha acabado el té. Rotamos nuestras tazas en sus platitos y tengo la sensación de que él quiere terminar las cosas. Está siendo evasivo, ha dejado muchos senderos en el polvo, luego los ha barrido, poniendo a prueba mi voluntad de seguir adelante, con la esperanza de que tal vez lo sienta de alguna manera, descortés.

    ¿Por qué Grace vendría a mí, pensando que era un amigo suyo de confianza?

    Prueba un rumbo diferente, Mike: "¿Maggs, por casualidad, sería su fuente? ¿Es así como sabe usted mi nombre."

    Él asiente, reflexiona interiormente, con cautela, probando para ver si el suelo es seguro o si le he tendido una trampa. "Maggs le ha mencionado, por supuesto," dice. "De hecho, a menudo ha hablado de usted." Piensa por un momento, se pregunta cuánto decir: "Fiable," prosigue. "Eso es lo que ella siempre decía de usted. Y mucho más inteligente de lo que él aparenta, Chris. Un poco como tú, decía. Entonces, supongo, en total, más que simplemente saber su nombre, Siento que en realidad le conozco, al menos en la medida en que le conozco a través de Maggs. Y ella es un buen juez de carácter."

    Me asalta un pensamiento horrible: "¿Entonces Maggs también está involucrado en esto?"

    "¿En qué?"

    "En el secreto, la conspiración, si puedo llamarlo así. Quiero decir, con respecto a Grace Milner."

    "Oh, Dios, no. Maggs no sabe nada sobre Grace Milner, ciertamente nada del tiempo que Gracia pasó conmigo." Piensa por un momento, lee quizá la determinación en mi tono y definitivamente no quiere que piense mal de Maggs, lo cual es curioso en sí mismo.

    Él capitula, concede jaque mate: "Oh, muy bien. Lo siento mucho, Sr. Garrat. Cuando vinieron a buscar a Grace, lo único que pude hacer fue darle a ella un libro, una especie de regalo de despedida. Ni siquiera recuerdo el título ahora. Solo tuve unos momentos para pensar en ello, ¿sabe? Y, desesperado, algo me hizo escribir su nombre dentro. Donnegans. Middleton. Mike Garrat."

    "¿Yo? ¿Pero por qué no Maggs? Usted ya conoce a Maggs, sabía que podía confiar en ella. Seguramente pensaría en ella primero."

    "Pero es justo eso, ¿entiende?, la conozco. Maggs es una mujer, y por mucho que la amo, nunca le habría respondido a Grace de la misma manera que yo esperaba que podría hacer usted."

    "¿Misma forma?"

    "Me refiero a románticamente. Hay algo quijotesco en nosotros dos, señor Garrat. Algo del viejo mundo. Nos inclinamos hacia los molinos de viento como los caballeros de antaño. Si aún hubiera una moda para los sombreros, se los quitaríamos a las damas, y por completa ironía. Pero Maggs, " pone los ojos en blanco para enfatizar.

    De acuerdo, estoy de acuerdo con él en ese punto: no hay nada quijotesco en Maggs. ¿Pero quitarse los sombreros? No, sé lo que quiere decir, y tiene razón. Me ha leído bien a través de Maggs.

    "¿Por eso escribió mi nombre en un libro y se lo dio? ¿Eso es todo?"

    Él suspira. "Póngalo así, quiero decir tan llano, tal vez pueda entender por qué dudé en ser sincero con usted en primer lugar. Entonces, verá, en realidad es todo culpa mía - sus desgracias. Todo. Si yo no hubiera hecho eso, pero yo estaba intentando proteger a Gracia y me quedé sin opciones."

    Entonces, ¿qué busca él ahora? ¿Perdón? Pero eso es ridículo. No estoy seguro de que esto sea algo por lo que debe ser perdonado. Y por ahora aún me interesan las respuestas. "Ya se lo he dicho, Sr. Donnegan. Siento que ya he ganado más de lo que perdí. Así que... no se preocupe por eso. Quiero decir, de verdad. Pero, estoy en una pérdida. ¿Cómo es posible que piense que me conoces tan bien por unos pocos comentarios de pasada de Maggs?"

    "Oh, créame, señor Garrat, fueron más que unos pocos comentarios de pasada. Hubo momentos en que su único tema de conversación era Mike Garrat."

    "¿Sí? Siempre me he preguntado si ella me consideraba un tonto, en realidad. ¿Qué quiso ella decir con eso?"

    "Bueno," dice. "Siempre pensé que significaba que estaba enamorada de usted, obviamente. Lo ha estado durante años."

    "¿Ella dijo eso?"

    "No con tantas palabras, un poco como usted."

    "¿Qué?"

    "Oh, venga, Sr. Garrat. Es obvio. Usted nunca le ha negado nada."

    "Em, cierto, pero..."

    "Pero nada. Es obvio querido muchacho."

    Pensé que le había tenido a la fuga, pero ahora me ataca con otra cosa, me deja sin aliento, sudando. Mi turno para correr. "¿Está ella bien, señor Donnegan? Quiero decir, ¿está bastante... segura?"

    "¿Maggs? Sí, bastante segura."

    "¿Están ustedes en contacto? Es solo que, ya ve."

    "Llandudno."

    "¿Qué?"

    "He tenido dificultades con el norte de Gales, le pregunté a Maggs si le importaría cubrir allí por un tiempo, reunirnos algunos voluntarios fiables, ¿sabe? Ella es tremendamente buena en eso. Tengo una casita de vacaciones por ahí. Ella se hospeda allí."

    "Entonces, ¿no es el piso encima de su tienda en Clitheroe?"

    "Cielos, no. ¿Lo has visto? Demasiado pequeño. Llandudno le viene mucho mejor. Créame."

    "También está un poco más lejos del peligro."

    "Bueno, ella no fue demasiado explícita con respecto a la naturaleza de sus problemas, aparte de decir que definitivamente usted no era la causa de ellos, que por el contrario usted había sido... em, más bien un apoyo. El resto pude adivinarlo."

    "Entonces, le estoy agradecido. Ella me dijo Clitheroe para despistarme, para que dejara de rondarla, para que no hiciese las cosas... incómodas."

    Él se reclina en la silla, corteja el silencio una vez más, sonríe. "¿Ha visto nuestra tienda de Llandudno? Debería pasarse por allí."

    "Em, ella no querría eso. Fue muy explícita la última vez que la vi. Invítame al almuerzo Mike, me dijo, luego deja que me vaya."

    Él sonríe misteriosamente, un brillo juguetón en sus ojos. "Entonces es cierto lo que dicen sobre ustedes, los hombres blancos heterosexuales. Sin ofender."

    "No me ofende. ¿Qué dicen?"

    "Que tienen mucha dificultad para entender a las mujeres."

    "Bueno, eso es cierto."

    "Esto hace las cosas bastante incómodas para ella, me refiero a haberle encontrado a usted de repente en la mezcla de su vida. Pero solo tiene que admitir que está enamorado de ella y las cosas se vuelven muy simples."

    "¿Admitirlo ante usted?"

    Pone los ojos en blanco con fingida desesperación.

    "No, querido muchacho. ¡Admitirlo ante ella!"

Capítulo 42

    Así... la casa se construyó en el espacio de una semana. Esta había llegado en la parte trasera de un par de robustos camiones, junto con una camioneta cargada de constructores, desde Alemania. Luego vino la grúa, y Lesley y yo observamos con asombro cómo las secciones prefabricadas de acero y vidrio se ensamblaban en los reparados y despejados cimientos de la antigua casa de mi tía. Me han dicho que sobrevivirá a más temblores la próxima vez, pero espero que los días de terremotos en Lancashire hayan terminado.

    Es un edificio encantador, cálido y aireado, lleno de luz y, por supuesto, todo muy moderno, aunque aún no demasiado grande, aproximadamente del tamaño del edificio que reemplazaba. Es virtualmente autosuficiente en electricidad mediante una red de energía fotovoltaica, y también hay un sistema de calefacción geotérmica, cuya operación no cuesta nada, ni siquiera a la tierra. Tiene un balcón orientado al Sur, con vistas a los páramos en los que es muy agradable tomar un café por la mañana, y en el que me imagino leyendo hasta bien entrada la víspera de verano mientras salen las estrellas. También puedo subir escaleras hasta la cama, y ​​ahora duermo mucho más fácil y más profundamente de lo que solía hacerlo por ese ligero aumento de altitud.

    Sueño con mayor riqueza y color. Y sueño mucho con Maggs. Pero no tiene sentido insistir en nada de eso.

    Le he reservado una habitación a Lesley, pero por ahora ella prefiere dormir en la caravana, de la que también se ha hecho cargo en gran medida. Supongo que yo lo llamaría estudio, aunque si me atreviera a hacerlo, ella me llamaría idiota. Puede que ella cambie de opinión sobre lo de dormir en la caravana cuando llegue el invierno, cuando yo esté cómodo y ella no, pero ella no es ajena a las dificultades, y el invierno, incluso en una caravana, es positivamente lujoso en comparación con pasar el invierno en un portal.

    Pero la casa parece vacía sin cosas para llenarla y yo soy demasiado viejo para empezar a acumular mucho ahora. Un televisor enorme para mis películas granuladas, una computadora portátil y una caja de libros difícilmente la van a calentar mucho, ¿verdad? Lo que la casa necesita es alguien con quien compartirla. Sí, sé que tengo a Lesley y estoy agradecido por eso. Pero me refiero, supongo,

    A otra persona.

    Ha pasado un año desde la última vez que la vi, cuando nos separamos junto a las cataratas de Linton. He vuelto un par de veces a ese largo y estrecho tramo de puente, me atreví a asomarme al borde y, allí, contemplé el rugiente tumulto. Puse mis manos sobre la suave barandilla de liquen verde, cerré los ojos ante la temblorosa emoción e imaginé el cálido toque de otra mano sobre la mía.

    ¿Cuánto tiempo crees que duraríamos?

    No lo sé, Maggs, pero saltaría si me lo pidieras.

    ¡Así que pídemelo, maldita sea!

    Donnegan tenía razón: no entiendo a las mujeres, me refiero a no más que entiendo a cualquier hombre; en realidad, no entiendo a la gente en absoluto, pero esa es una cruz que todos los heridos misántropos llevan en silencio, y no es por falta de querer intentarlo, al contrario, me refiero a tratar de hacer funcionar a la gente. Y no puedes culparme del todo porque las personas son criaturas complicadas y eso es tanto la gloria como la maldición de todos nosotros, ¿no es así? Lo mejor que uno puede hacer, supongo, es ponerse del lado de los de buen corazón y perdonar todas las debilidades, incluida la nuestra.

    Sin embargo, entiendo una promesa y; aunque a menudo he pensado en viajar en automóvil hasta Llandudno, imaginado el tintineo de esa campanita sobre la puerta de la tienda de Donnegan cuando entro, y a Maggs viéndome allí; la naturaleza de esa promesa y la gravedad del momento en que se hizo siempre ha detenido mi mano. Aquel fue un momento importante para los dos, y si lo único que va a generar es un recuerdo de conmovedor anhelo, que así sea.

    ¿Estaba Donnegan equivocado sobre esa única cosa que ves? Quiero decir equivocado sobre Maggs: ella no es mujer que un hombre debería perseguir si le ha dicho que no lo haga, incluso si su orgullo descarta todo pensamiento de que ella le persiga, incluso si en el fondo de su corazón ella está perfectamente abierta a la idea.

    Esa es la música de fondo de mis días ahora. ¡Pero te estaba hablando de mi casa!

    ¿Abandoné mi hoja de cálculo de la muerte, preguntas? ¿Cambié mis fichas, por así decirlo, para cobrarlas? No. Fueron las cosas porcinas las que pagaron por ello. Seguí el consejo de Seacombe y contraté a un abogado cuyos ojos se iluminaron ante la perspectiva de asumir el cuarto poder por difamación de carácter o algo por el estilo. Usé la ley, y a la ley le gustan sus listas de heridas, y yo estaba convencido de que tenía muchas, quiero decir, además del asalto a mi carácter, ¡había un trauma personal!

    Se resolvieron fuera del tribunal sin mucha pelea y las ganancias me compraron la casa, bueno, la mayor parte. Ah, y conseguí arreglar a la perfección la luz ABS de Mavis y sus aleros traseros oxidados..

    Durante mis días, he vuelto a ser voluntario en la sucursal de Middleton de Donnegans, con días ocasionales en Clitheroe, y he invitado a Christoph varias veces a cenar desde que llegamos a la casa. Tanto Lesley como yo le hemos aceptado, y él a nosotros. Siempre me trae un libro viejo y mohoso y pide ver la última obra de Lesley. Él también está alentando genuinamente los esfuerzos de la chica y conmovido por su talento. En este pequeño aspecto, ella no carece de influencia como artista.

    Él fue lo bastante amable como para ofrecerme un puesto remunerado, aún anhelando hacer una reparación por haber sido la causa inadvertida de todo este loco episodio de mi vida. Sospecho que no sería un mal hombre para el que trabajar, aunque creo que no puede pagar el salario. Pero en estos días prefiero la libertad de decir que no, especialmente en esas mañanas cuando el sol brilla y Mavis tiene ganas de correr al amanecer por los lagos o valles.

    A menudo digo "no."

    Por supuesto, la única persona a la que le diría que "sí" sin reservas y repetidamente, se ha ido. Se fue a Llandudno. Aunque cuando me siento con Christoph, soy consciente de esa presencia a través de él y confío en que ella no me haya olvidado por completo, que a través de él ella aún pregunta por mí de vez en cuando.

    A veces, Lesley me acompaña en mis excursiones a las colinas, y allí asalta las tierras altas como una leona. A veces espera en casa y en esas ocasiones es bueno que me vea al otro lado del umbral con una sonrisa y una taza de té.

    Tiene una adorable sonrisa estos días.

    Bueno, hora del almuerzo ahora y le pregunto a Alan si no le importa ocuparse de la tienda mientras yo salgo a comer algo. Lesley está en la trastienda limpiando con Míster Brillo el género recién donado, antes de que Alan lo catalogue y lo distribuya. Creo que ambos están contentos de tenerme fuera por un tiempo y me dicen que no me dé prisa en volver.

    Ha sido una mañana lenta, bastante húmeda, que siempre aleja a los donantes. Hemos vendido una copia de Touch not the Cat (Mary Stewart 1976), y Saturday[26] de McEwan (2005), por lo que se recauda exactamente una libra. También hemos tenido un par de consultas sobre rompecabezas, curiosamente. Es posible que aún nos falte un truco allí, pero ya he tenido suficientes puzles para un tiempo.

    Lo que más necesito ahora es una sensación de aguas abiertas.

    Aún me impresiona que Donnegan rompiera ese cheque. Cincuenta mil habrían marcado una diferencia para su causa, el equivalente a décadas de ventas de libros en mañanas tristes como estas. Pero como he explicado, era más importante para él demostrar su lealtad y su amistad, como lo fue para mí, por supuesto, aunque en un sentido mucho más abstracto: Grace aún no es más que un Avatar en un extraño papel en un juego de Internet. Y todo el dinero del mundo no puede resolver ninguno de los problemas verdaderamente fundamentales que enfrentamos, estos tienen más relación con el alma, que siempre estamos en peligro de perder, que siempre cambiaremos el cheque para nuestra eterna disminución en lugar de honrar al alma y de ​​crecer como debemos.

    Y hablando de Grace, ella ha vuelto a estar en contacto.

    No entraré en detalles ahora, ya que estamos muy cerca del final y soy consciente de que debo acelerarte el ritmo, pero baste decir que ahora tenemos otro libro de poemas de Agnetha Godward en la estantería. Ella llama a estos Canciones de verano, y parece una pena dejarlos marchar por una libra, ya que son bastante buenos y los libros son nuevos y están bellamente encuadernados. Pero ahí estamos. En realidad, han estado allí sin tocarlos durante meses. Los compraría yo mismo, pero ya tengo un ejemplar y esos son para que vuelen, no para sentirlos.

    Mantengo los dedos cruzados para su viaje hacia los lectores.

    Bueno, almuerzo. Esquivo la lluvia, busco el pequeño café en la parte cubierta del mercado, donde me recibe la voz cruda del pecho de Maitre D. Hemos estado intercambiando una pequeña charla últimamente, ella aún me llama "amor," lo que entiendo como que no me reconoce por mi breve notoriedad, o quizá sea más bien que nadie confía en la andrajosa prensa estos días y de hecho ella cree exactamente lo contrario de lo que publican. Sospecho que han quemado el último de sus puentes ahora, que son los Milord Milner quienes de verdad toman las decisiones en este mundo nuestro cada vez más virtual, y si sus bots me han borrado de la existencia, que así sea, y con mucho gusto.

    La sopa de hoy es zanahoria y cilantro. No es mi favorita, pero me atrae de todos modos, ciertamente por nostalgia por el recuerdo de la compañía de Maggs. Viene con un panecillo integral, recién horneado y aún tibio.

    Tomando mi asiento habitual, saco la lata Romney de mi bolsillo, doy la vuelta a la tapa y descubro el teléfono, dejo que respire un poco, dejo que se recupere y, de acuerdo, haga sonar su posición a sus guardianes. No me importa dar a conocer mis lugares de descanso ocasionales. A lo que me opongo es que se conozca todos mis pasos intermedios y hagan algorítmicas suposiciones ciegas sobre estos.

    Por compañía hoy estoy leyendo Miscellany de Dylan Thomas, que supone un cambio escanearlo en busca de mensajes ocultos de mi musa, mi otra musa, quiero decir, Grace Milner. Sí, nací destinado a cometer algún tipo de bigamia, ya sea en estos días... desde lejos.

    ¡No vayas suavemente en esa buena noche!

    Pero luego el teléfono está sonando, y es más estridente de lo que recuerdo, tal vez porque no ha sonado en mucho tiempo, y... ¡maldita sea, ahora me he derramado sopa por la corbata!

    Maggs.

    Oh, espera... ¿estamos listos para esto?

    Bueno, adelante... ¡responde, idiota!

    "Em, Hola, Maggs. ¡Encantado de saber de ti!"

    Suena helada: "Mike, ¿puedes venir?, la tienda está hecha un desastre. ¿Qué has estado haciendo?"

    ¿Qué? ¿No tengo noticias de ella en todo un año y mi corazón sufre como un tonto adolescente todo el tiempo y lo primero que tiene que decirme es sobre la tienda?. ¡Y no es un desastre!

    "Em, ya estoy allí, Maggs."

    "No, no lo estás, te has ido y estás comiendo sopa."

    Espera...

    ¿Huelo Le Jardin?

Capítulo 43

    De acuerdo, lo iba a dejar así. Parecía algo artístico, pero me doy cuenta de que no llega al fondo de todo lo que quiero decir. Así que: Maggs entra al escenario por la derecha, se sienta enfrente, deja su teléfono sobre la mesa, me ofrece una servilleta para que me limpie la corbata. Viste un traje impecable, pura colmena de los sesenta, su aspecto es fresco, está magnífica, descansada. Los anillos han desaparecido. Ella está sonriendo.

    "Solo estaba de broma," me dice. "La tienda está bien." Y luego: "No me llamaste nunca. Han pasado años. Me preocupaba que pudieras haber muerto, en realidad."

    La repentina aparición de esta mujer hace que mi corazón palpite, una sensación desconocida, y me doy cuenta de que no habría sido capaz de manejar ni, de hecho, confiar en ninguno de estos sentimientos ahora, de no ser por todo lo demás de mi historia. ¿Y qué es eso? Bueno, supongo que se trata de recordar, recordar ese sentido de la gracia incluso en las cosas más pequeñas, de hecho, especialmente en las cosas más pequeñas: la inclinación de la barbilla de una chica, como dijo Christoph, o un poema escrito en tranquila soledad, luego sellado. en una botella y arrojada a los mares del destino y la suerte.

    Olvidamos el valor de esas pequeñas cosas, pero son las únicas cosas que nos definen como humanos, las únicas cosas que hacen que la vida de cualquier humanoide valga la pena. Dan color al mundo, lo hacen real para nosotros. Lo hacemos realidad para nosotros. Por otro lado, la búsqueda de cosas más materiales nos hace dormir, y cuando nos despertamos, encontramos que el mundo se ha vuelto gris y nos preguntamos por qué. Y es porque hemos perdido ese sentido de la gracia, y cada uno debe encontrar una manera de rescatarlo, de "salvarlo" para nosotros mismos.

    ¿Muerto? Sí, supongo que lo he hecho, por así decirlo, y ya he renacido.

    "Estoy seguro de que Chris te ha mantenido informada," le digo. "De todos modos, tú no querías que te llamara. Y no han pasado años. Poco más de un año, eso es todo, y no me habrías agradecido que te llamara de todos modos, incluso si hubieras querido que lo hiciera." Sin embargo, ha sido un año largo. El mas largo de mi vida. ¿Es esto demasiado fuerte? No, parece que está bien. "Estás impresionante, por cierto. Y de veras es un placer verte."

    "Gracias. Igualmente. Y tú estás, más viejo."

    "¿Más viejo?"

    "Y más sabio. Pero eso es lo que siempre me ha gustado de ti."

    "¿Sí?"

    "Sabes cómo jugar un juego largo."

    "¡Ja! Ese soy yo. Siempre pensando demasiado en las cosas en el futuro."

    "Lo digo en serio. Pero los juegos largos son los únicos que vale la pena jugar, ¿no crees? El resto son como goma de mascar."

    "¿Goma de mascar?"

    "Satisfactorios a corto plazo, pero pronto dejan mal gusto."

    Bueno. Hago una pausa para pensar, ahora. Su expresión lo exige. Maggs está hablando en serio y esa es una perspectiva aterradora, incluso más aterradora que la idea de perderla. Ella quiere saber la profundidad de las cosas entre nosotros de repente, pero sin pedirme en realidad que las aclare, o aclararlas mucho ella misma siquiera.

    ¿Cómo sé esto?

    Porque, como te dije, leo mentes y la conozco. Dios me ayude, creo que conozco a Maggs. Solo necesito que ella deslice esa máscara un poco más arriba como guía sobre cómo quiere jugar este... juego.

    "Bueno, ¿cómo ha ido en Llandudno?"

    "Preparándonos para el invierno, te lo aseguro. Todo terminado ya. La tienda está funcionando bien."

    "Bien, ¿y estás viviendo en...?"

    "De alquiler. Una casita fuera de Marsden. Al final vendí la casa de mi madre al inquilino. No tuve el corazón de echarlos. No podría ser una propietaria de un barrio pobre, quiero decir, contribuir a todo ese sórdido medio. ¿Sabes? Así que es hora de seguir adelante, pensé. Derek y yo estamos separados."

    "Ah."

    ¿Me está diciendo ella que ya no tiene complicaciones? ¿Me está diciendo que ya está lista para complicar su recién descubierta vida de soltera? No lo sé. Lo único que puedo recordar es que ella me dijo que no la esperara. También recuerdo a Christoph diciéndome que las cosas serían mucho más simples si yo le decía que la amaba, si me abría aún a riesgo de hacer el ridículo, lo cual es básicamente lo que todos tememos, pero es de Maggs de quien estamos hablando.

    Maggs, con quien estamos hablando.

    ¿Por qué no se lo dices, Mike? ¿Qué tienes que perder?

    ¿Te refieres a otra cosa que todo? Ni hablar y, de todos modos, ya es demasiado tarde.

    "Bueno," dice ella, "A Lesley le va bien."

    "¿La has visto?"

    "Justo ahora. Has hecho un buen trabajo con ella. Sé que al final estuve bastante ocupada con los eventos, ¿no? Desapareciendo de la escena y dejándote a ti con ello. Me siento terriblemente culpable por todo eso. Quiero decir, dejarte con Lesley por tu cuenta."

    "No pasa nada. Ella solo necesitaba una mano para ponerse de pie, eso es todo. Ella hizo el resto. Y eso fue gracias a ti. Yo estaba aterrorizada de ella, ¿recuerdas? Tú nos pusiste de nuevo en pie."

    "No seas bobo."

    "Es verdad." Vamos, Mike, ¡sácalo, aprovecha el día! "Mira, Maggs, hay algo que necesito decirte, algo que siento que necesito decirte."

    "¿Sí?"

    "Mentí."

    "¿En serio? ¿Sólo una vez?"

    "En serio. Cuando me preguntaste si estaba enamorado de ti y te dije que no."

    "No, según recuerdo dijiste: «¿Quién podría enamorarse de una mujer como tú?»"

    "¿Dije eso? Sí, suena a típico de mí, ambigüedad constructiva. Bueno, yo..."

    "¡No lo hagas!"

    "¿No?"

    "Decir algo. Me refiero por ahora. Solo finjamos por un tiempo que ninguno de los dos lo está."

    "¿Ninguno de los dos?" ¿Que ninguno de los dos está qué?

    ¡Vamos, Mike, despierta!

    "Aún no," dice ella. "Finjamos que es como, oh, no sé... una de esas novelas victorianas, ¿sabes? Donde los sentimientos son palpables pero rara vez se expresan."

    Está bien, lo entiendo. Creo que Maggs acaba de decirme que está enamorada de mí, pero sin decírmelo.

    "Entonces," dice ella.

    "¿Entonces?"

    "¿Has visto mucho a la pequeña Grace Milner recientemente?"

    "¿Grace? Em... nada, no."

    "Eso es otra mentira. He leído la copia de Christoph de sus «notas». Tampoco es una mala obra. ¿Y?"

    "Y me has preguntado si la había visto. Y no."

    "Pedante. Ella no durará cinco minutos ahí fuera, ¿sabes? Eso es imposible."

    "Puede que sea así, pero no seré yo quien la entregue."

    "Bueno, yo tampoco."

    Parece un poco ansiosa ahora, un poco insegura de sí misma, como si le fallaran los nervios. No ha pedido nada del mostrador. Tal vez sea solo una visita pasajera. Quizá debería preguntarle si le gustaría algo, así al menos podría tener el placer de su compañía durante la sopa.

    No desaparezcas, Maggs. No dejes esto suspendido así un año más. Trabajemos en algo.

    "Escucha," dice, "he alquilado esa cabaña en los Dales por un tiempo."

    "¿Cabaña?"

    Ya sabes, Mike. La Cabaña.

    Ella aclara: "Nuestra cabaña."

    "¿En serio?" ¿Acaba de decir "nuestra" cabaña?

    "Voy a tomarme un tiempo, relajarme, ponerme al día con mi lectura, ¿sabes?"

    "Siempre es buena idea ponerse al día con la lectura de uno, Maggs. Em, entonces, ¿qué estás leyendo exactamente estos días? ¿No será otra de esas espantosas novelas eróticas de azotes, espero?"

    Ella se ríe, se sonroja un poco. "No. Ahora mismo estoy leyendo El Gozo del Sexo."

    "¿En serio?"

    "Tenías razón, es bastante bueno."

    "Precísalo para mí. En una frase."

    "Oh, déjame ver. Tomado con el espíritu correcto, puede ser muy divertido."

    "¡Ja! Esa es buena."

    "Pues hablando de diversión, pensé que podría ser... bueno... divertido, ¿sabes?... si te unías a mí en la cabaña. Por un rato. ¿Crees que podrías... ocuparte de eso?"

    "Estoy seguro de que puedo ocuparme de eso, sí."

    Suspira, pero solo a mí se me ocurre tapar el temblor de su voz, calmarlo. "Encantador." Y luego: "Ah, he oído que por fin construiste tu casa?"

    "Sí. ¿Te gustaría verla?"

    Ella asiente, se zambulle, me roba el panecillo y le da un mordisco. "Lo siento. Hambrienta. Me gustaría mucho verla."

    Entonces, ahí estamos, un mejor lugar para dejarlo. Supongo que eventualmente le pediré que se mude, pero como seguimos fingiendo que ni siquiera estamos enamorados, puede que eso tarde un tiempo. Sin embargo, no hay prisa, ¿verdad? Juego largo y todo eso. Pero por ahora, Cabaña, Maggs, gozo del sexo,

    ¿Qué más podría pedir un hombre?

FIN

Extras

Sobre el Autor

    Michael Graeme nació en el noroeste de Inglaterra. Escribe ficción literaria, romántica, mística y especulativa.

    La siguiente entrevista fue publicada originalmente en inglés el 29 de noviembre de 2019 en Smashwords.

    Se presenta aquí en castellano con permiso de Michael Graeme.

_____oOo_____

    ¿Cuándo empezaste a escribir?

    Descubrí el poder interno de la escritura creativa cuando estaba en la escuela secundaria (así lo llamábamos a finales de los setenta). Empecé a escribir mis primeras novelas desesperadamente ingenuas y de amor abandonado a la edad de 17 o así.

    ¿Dónde creciste y cómo influyó esto en tu escritura?

    Crecí en el noroeste de Inglaterra. Me baso en mi propia experiencia cuando escribo, aunque no en un sentido autobiográfico, solo utilizo aquellos escenarios que me son familiares, por lo que las ciudades y el campo en mis novelas son la Inglaterra que conozco.

    ¿Cómo ha contribuido Smashwords a tu éxito?

    Si hablamos materialmente de fama y fortuna y todo eso, no lo ha hecho y no lo hará. Dicho esto, Smashwords es una plataforma brillante que nos permite exponer nuestro trabajo y encontrar lectores. Estirpa el inexpugnable laberinto bizantino destructor del alma de los editores y agentes. En ese sentido, Smashwords me ha salvado la vida, manteniéndome en marcha como escritor. Si te complace llamar éxito a eso, y yo lo hago, entonces ha contribuido enormemente.

    ¿Qué te motivó a convertirte en autor independiente?

    Necesidad. Tuve un pequeño éxito colocando ficción más corta en revistas, pero intentar atraer a un editor (y por lo tanto a los lectores) para mis novelas fue imposible, y lo intenté durante veinte años. Fue asfixiante. Convertirse en autor independiente y descubrir lectores en línea fue como respirar aire fresco de nuevo.

    ¿Cuál es la historia detrás de tu último libro?

    Explorar una librería benéfica en una antigua ciudad del mercado inglés, un lugar que se ha convertido en una desastre desde el colapso de 2008. Todos somos un poco pobres, desanimados, vestidos de manera barata, los más afortunados simplemente se las arreglan, el resto duerme a la intemperie y mendiga de puerta en puerta. Te giras y vislumbras a una hermosa joven, finamente vestida, elegante, la aparición de una belleza extraña. Todo eso es un hecho, lo que sucede después lo puedes leer en mi novela "Saving Grace", que por supuesto es ficción.

    ¿Cuál es la mayor alegría de escribir para ti?

    No saber nunca adónde va. Comienzo con una escena de apertura y algunos personajes, quizá también un plan aproximado para el camino a seguir, pero en cuanto esos personajes comienzan a hablar, terminan dirigiendo ellos la historia a su manera. A partir de entonces yo solo tomo notas. Y su camino siempre es más interesante. Escribo principalmente para mí, para mi propio placer. Si otros pueden disfrutarlo también, mucho mejor.

    ¿Quiénes son tus autores favoritos?

    Del pasado diría que Hardy, Orwell, Conrad y Mary Webb son los que he devorado en su totalidad. Del presente, Niall Williams, John LeCarre, Sebastian Faulks, Sebastian Barry, Louis De Bernieres, Partic Harpur, JG Ballard, Kurt Vonnegut y una docena de otros a los que aún no he conocido.

    ¿Cuál es tu lector electrónico preferido?

    Mi smartphone Android con la aplicación Moonreader. Si estoy en casa, uso el iPad por la pantalla más grande, pero el smartphone siempre está conmigo, donde quiera que vaya, lo que significa que también lo está mi biblioteca. La gente dice que el ordenador está matando la lectura, pero yo ahora leo más que nunca.

    Describe tu escritorio.

    No tengo. Compartir casa con la familia requiere cierta flexibilidad, por lo que uso un ordenador portátil y trabajo de manera itinerante, instalándome con el ordenador allá donde puedo.

    ¿Cómo abordas el diseño de la portada?

    Juego con ideas para un gráfico a medida que avanza la historia, luego pruebo cosas en Paintshop. Prefiero hacer mis propias portadas, esto está relacionado con mi amor por el dibujo y la pintura, y se suma a la experiencia creativa de mis historias.

    ¿En qué estás trabajando a continuación?

    Se llama "Inn at the Edge of Light" (Posada en el Borde de la Luz). Dije que me iba a tomar un año libre de escribir ficción después de "Saving Grace" (Salvar a Grace), pero aquí estoy ya con el primer borrador clavado y rodeado de un elenco de personajes fascinantes. Se está mostrando una vista previa en Wattpad en este momento, pero como siempre, el trabajo final pulido irá a Smashwords.

    ¿Cómo es tu proceso de escritura?

    Empiezo con una escena de apertura, un puñado de personajes y una sensación sobre hacia dónde quiero que vaya la historia. Más allá de eso, no tengo ningún plan. Luego empiezo a escribir y la historia comienza a desarrollarse por sí sola: el diálogo y las situaciones se desarrollan por sí mismos. Redacto un par de capítulos así, luego vuelvo y reescribo el borrador. Esto cobra impulso para llevar la historia un poco más lejos y volver a reescribirla después. Reescribir. Reescribir.

    ¿Qué técnicas de marketing de libros te han resultado más eficaces?

    No hago anuncios, más allá de publicar enlaces a mis cosas en mi blog. Intenté twittear y publicar en mi página de Facebook, pero descubrí que eso no es efectivo en realidad, probablemente porque no tengo muchos seguidores y la vida es demasiado corta para perseguirlos. Aún así, los lectores encuentran mis libros y, a veces, me envían correos electrónicos para decírmelo. No pretendo ser un autor de renombre con esto. Solo me gusta escribir.

    ¿Qué lees por placer?

    Tengo mucha ficción en movimiento en todo momento. Leo cualquier cosa, alta o baja. Busco en las tiendas de caridad donde los libros son baratos y los agrego a mi "pila de libros para leer" semanalmente.

    ¿Qué te inspira a levantarte de la cama todos los días?

    El grato recuerdo de la voz de mi madre diciendo: "Levántate, Michael, uno se muere en la cama". Ella tenía razón.

    ¿Cómo descubres los libros electrónicos que lees?

    Debo confesar que no leo muchos libros electrónicos originales. En su mayoría son basura autoindulgente. ;) Más a menudo busco un título oscuro del siglo XIX y descubro que lo tienen en Internet Archive como un epub o algo así.

    ¿Recuerdas la primera historia que leíste y el impacto que tuvo en ti?

    Sí. "Ivanhoe" de Sir Walter Scott. Lo gané como premio de la Escuela Dominical cuando tenía diez años (¿en qué estaban pensando?). Logré acabar algunas páginas, pero me aburrió hasta la muerte y todavía no lo he terminado medio siglo después. Lo siento, pero algunos libros tienen ese efecto en mí.

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    Puedes saber más sobre Michael y su obra en su blog: michaelgraeme.wordpress.com y twitter: @michael_graeme

Otras Obras del Autor

    Todas estas obras son gratuitas y puedes descargarlas en idioma inglés, y en varios formatos, desde el perfil de Michael en Smashwords

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    • Love is a Perfect Place, 1999

    • Lively Custard, 2004

    • The Choices, 2006

    • The Free Indie Reader #1, 2006

    • The Road From Langholm Avenue, 2007 (traducida en Artifacs Libros)

    • The Singing Loch, 2007 (traducida en Artifacs Libros)

    • The Lavender and the Rose, 2007

    • The Man Who Could Not Forget, 2008

    • Push Hands, 2008

    • Walking on the Sunny Side of Strange, 2010

    • The Last Guests of La Maison du Lac, 2011

    • In Durleston Wood, 2013 (traducida en Artifacs Libros)

    • Between the Tides, 2013

    • The Price of Being With Sunita, 2015 (traducida en Artifacs Libros)

    • Saving Grace, 2018 (traducida en Artifacs Libros)

    • Men's Mental Health, 2018

    • The Inn at the Edge of Light, 2018 (traducida en Artifacs Libros)

    • A Moth On The Moon

    • The Sea View Cafe

    • The Sea View Cafe - An unusual love

    • By Fall of Night

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Notas de esta versión

Capítulo 1

    [1] Notting Hill, Charing Cross Road:

    Notting Hill (en Hispanoamérica, Un lugar llamado Notting Hill ) es una película dirigida por Roger Michell y protagonizada por Julia Roberts y Hugh Grant. Estrenada el 28 de mayo de 1999 en Estados Unidos. Estuvo nominada al Globo de oro a la mejor película (comedia o musical).

    Cuando una famosa actriz, Ana Scott ( Julia Roberts), entra en la librería que regenta William Thacker ( Hugh Grant ) en el barrio londinense de Notting Hill, no imagina cuánto va a cambiar su vida. El hombre queda enamorado de ella solo con verla y hará todo lo posible por conquistarla, sin saber vivir rodeado de flashes, periodistas y rumores.

    84 Charing Cross Road es una película del año 1987 dirigida por David Hugh Jones y basada en el libro del mismo nombre donde Helene Hanff reproduce la correspondencia mantenida durante años con el empleado de una librería de Londres.

    Una escritora americana, Helene Hanff (Anne Bancroft), que vive en Nueva York, busca algunos libros. Entra en contacto con una librería de libros usados especializada de Londres, el número 84 de Charing Cross. Inicia así una relación epistolar de veinte años con Frank Doel (Anthony Hopkins), empleado de la librería; y que la llevará incluso a enviar comida a los empleados de la librería, cuando se entera de que Londres vive aún sumergida en una economía de posguerra. Los dos no se encontrarán nunca, pero terminaran siendo amigos, compartiendo el amor por los libros, por la literatura y por la lectura.

    [2] Marnie: (en España, Marnie, la ladrona ) es una película de suspenso psicológico y expresionismo del cine estadounidense de 1964 dirigida por Alfred Hitchcock y basada en la novela homónima de Winston Graham. Está protagonizada por Sean Connery y Tippi Hedren.

    Marnie (Tippi Hedren ) es una joven enigmática, antipática, extraña y hermosa cleptómana que en su cargo de secretaria roba en las empresas para las que trabaja y cambia de identidad en cada nuevo empleo hasta que se encuentra con Mark Rutland ( Sean Connery ), dueño de una empresa, quien interesado por su caso, la contrata como secretaria y, enamorado de ella, le cuenta que la ha descubierto y le pide que se case con él o la denunciará a la policía.

Capítulo 2

    [3] Long, long way: A Long Long Way es una novela del autor irlandés Sebastian Barry, ambientada durante la Primera Guerra Mundial. El joven protagonista Willie Dunne deja Dublín para luchar voluntariamente por los Aliados como miembro de los Royal Dublin Fusiliers, dejando atrás a su futura esposa Gretta y a su padre policía. Está atrapado entre la guerra que se desarrolla en campos extranjeros (principalmente en Flandes) y eso enconado en casa, esperando estallar con el Levantamiento de Pascua.

    La novela fue preseleccionada para el Premio Booker en 2005. En una entrevista de la Radio Pública Nacional de EE. UU. En 2009, el autor R. L. Stine declaró que A Long Long Way era uno de los libros más bellamente escritos que había leído y entregó copias de la novela a amigos y familiares para que la leyeran.

    [4] Miscellanies One, Miscellanies Two, Miscellanies Three: Dylan Marlais Thomas (Swansea, Gales, 27 de octubre de 1914 - Nueva York, 9 de noviembre de 1953) fue un poeta, escritor de cuentos y dramaturgo británico.

    En 1952 se publica una recopilación de sus poemas entre 1934 y 1952 (Collected Poems. 1934-1952 ), por la que le otorgan el premio Foyle de poesía. En la compilación está incluido uno de sus más reconocidos poemas, Do not go gentle into that good night (Nota [5]), escrito como una elegía heterodoxa ante la muerte de su padre.

    El lirismo apasionado y la musicalidad de la poesía de Thomas contrastan con el resto de la poesía de su tiempo, más preocupada por cuestiones sociales o por la mera experimentación modernista de la forma. Thomas evidencia en estos poemas la influencia del surrealismo inglés y también recoge influencias de la tradición celta, bíblicas o bien símbolos sexuales. Para Thomas “la poesía debe ser tan orgiástica y orgánica como la cópula, divisoria y unificadora, personal pero no privada, propagando al individuo en la masa y a la masa en el individuo”.

    [5] No vayas suavemente en esa buena noche... rabia, rabia...: En el original: Do not go gentle into that good night... anger, anger...

Capítulo 3

    [6] Bamboo Grove, Glass Bead Game: El Juego de Cuentas (o Abalorios) de Cristal (en alemán: Das Glasperlenspiel) es la última novela del autor alemán Hermann Hesse. Fue comenzada en 1931 y publicada en Suíza en 1943 tras ser rechazada para su publicación en Alemania debido a las ideas antifascistas de Hesse. En 1946, Hesse gabó el Premio Nobel de Literatura, donde la acamedia sueca destacó que la novela ocupa una posición especial en la obra de Hesse.

    El Juego de Cuentas de Cristal tiene lugar en una fecha no especificada del futuro. Hesse sugirió que había que imaginar al narrador del libro escribiendo a principios del siglo XXV. El escenario es una provincia ficticia de Europa central (Castalia), reservada por decisión política para la vida de la mente; la tecnología y la vida económica se reducen al mínimo estricto. Castalia es el hogar de una orden austera de intelectuales con una doble misión: dirigir internados y cultivar y jugar al juego de las cuentas de cristal, cuya naturaleza exacta sigue siendo esquiva y cuyos devotos ocupan una escuela especial conocida como Waldzell. El juego es esencialmente una síntesis abstracta de todas las artes y ciencias. Procede mediante jugadores que establecen conexiones profundas entre temas aparentemente no relacionados. La novela es un ejemplo de un Bildungsroman, siguiendo la vida de un miembro distinguido de la orden de Castalia, Joseph Knecht, cuyo apellido significa "sirviente" (y es análogo a la palabra inglesa caballero). La trama narra la educación de Knecht cuando era joven, su decisión de unirse a la orden, su dominio del juego y su avance en la jerarquía de la orden para convertirse finalmente en Magister Ludi, el oficial ejecutivo de los administradores del juego de la Orden de Castalia.

    [7] On Chesil Beach: es una novela del 2007 del escritor británico Ian McEwan.

    La novela comienza en Julio de 1962, Edward Mayhew, un estudiante graduado en Historia, y Florence Ponting, una violinista de un cuarteto de cuerda, se casan y pasan la luna de miel en un pequeño hotel en la costa de Dorset, en la playa Chesil. Ambos están muy enamorados a pesar de tener trasfondos drásticamente diferentes.

    Durante el trascurso de una velada, ambos reflexionan sobre sus planes y la perspectiva de sus futuros. Edward es sexualmente motivado y, aunque inteligente, tiene un gusto por el compartimiento apresurado. Florence está ligada al código social de otra era y, tal vez por haber sufrido abusos sexuales de su padre, le aterra la intimidad sexual. Florence intenta prepararse mentalmente para la inevitable consumación, pero la idea no deja de repelerla.

    [8] Cadfael Brothers: The Cadfael Chronicles (Las Crónicas del Hermano Cadfael) es una serie de una decena novelas de misterio medieval escritas por Ellis Peters hasta 1994. El protagonista es el Hermano Cadfael, monje herbalista de la Abadía de San Pedro y San Pablo.

Capítulo 4

    [9] Wellbeloved: La bien amada (The Well-Beloved ) es una novela de Thomas Hardy, publicada en formato libro en 1897, pero que había sido anteriormente publicada por entregas en el Illustrated London News del 1 de octubre al 17 de diciembre de 1892, con el nombre de The Pursuit of the Well-Beloved (En busca de la bien amada).

    La novela presenta a Jocelyn Pierston, quien pertenece a una de las familias más importantes de Horada, una isla dedicada a la explotación de sus canteras. Sin embargo, él desea dedicarse al arte y aspira a ser uno de los genios más reputados de Inglaterra. Romántico empedernido, cree estar bajo los efectos de una maldición que le impele a perseguir a la amada ideal. Esta atracción, a la que su voluntad no puede oponerse, será la causa de su desdicha y de una extraodinaria historia de amor que abarca cuarenta años de su vida, y que queda reflejada en la relación que mantendrá con tres generaciones de la familia Caro: la abuela, la hija y la nieta. Con una precisión psicológica admirable y una excelente descripción de las situaciones, Thomas Hardy plantea en esta novela el sometimiento de las personas a su destino implacable. Y en este caso, el destino del protagonista no es otro que una incesante búsqueda de su amada ideal.

Capítulo 5

    [10] Four Letters of Love: (Cuatro Cartas de Amor) Primera novela de Niall Williams, publicada en 1997 en más de veinte países. Niall, nacido el 8 de junio de 1958 en Dublin, empezó como escritor de no ficción y guionista, pero es más conocido como novelista y por su estilo poético e imaginario evocativo del oeste de Irlanda.

    [11] The God of Small Things: (El dios de las pequeñas cosas, 1997) es una novela escrita en lengua inglesa por la escritora india Arundhati Roy, que narra las experiencias de la infancia de dos hermanos gemelos en el estado de Kerala, esencialmente durante unos días de 1969. El libro es una descripción de cómo las pequeñas cosas de la vida se acumulan, influyen en el comportamiento de las personas y afectan a sus vidas.

    La historia tiene lugar, principalmente, en un pueblo llamado Ayemenem o Aymanam, en Kottayam, en el estado de Kerala de la India. El tiempo de la novela se mueve entre el año 1969, cuando los gemelos Rahel y Estha tienen siete años, y 1993, cuando ambos se reencuentran a los 31 años. Gran parte de la historia está escrita desde la perspectiva de los niños. Las palabras del idioma malayalam son utilizadas libre y conjuntamente con el inglés. La novela capta varios aspectos de la vida en Kerala como el comunismo, el sistema de castas y el cristianismo sirio-ortodoxo.

    [12] The Opened Ground:

Capítulo 6

    [13] The Joy of Sex: (El Gozo del Sexo, 1972) en un manual sexual ilustrado escrito por el autor británico Alex Comfort.

    La intención original fue abordar el tema igual que en los libros de cocina tales como The Joy of Cooking (El Gozo de Cocinar), con tiitulos de secciones que incluían: "entrantes" y "primeros platos". El libro presenta prácticas sexuales como sexo oral y varias posiciones sexuales, así como prácticas avanzadas como bondage sexual y enfocadas al público general.

    [14] Interstellar: Interstellar (Interestelar, en Hispanoamérica) es una película épica de ciencia ficción britanico-estadounidense de 2014, dirigida por Christopher Nolan y protagonizada por Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine y Matt Damon. Ambientada en un futuro distópico donde la humanidad está luchando por sobrevivir, la película cuenta la historia de un grupo de astronautas que viajan a través de un agujero de gusano cerca de Saturno en busca de un nuevo hogar para la humanidad.

Capítulo 8

    [15] Tess of the Duberville, Jude the Obscure:

    Tess, la de los d'Urberville, también traducida al español como Tess d' Urberville y Tess de los d'Urberville, (título original en inglés, Tess of the d'Urbervilles: A Pure Woman Faithfully Presented, literalmente "Tess de los d'Urberville: una mujer pura fielmente presentada") es una novela del autor inglés Thomas Hardy, publicada por vez primera en 1891. Inicialmente apareció en una versión censurada y por entregas, publicada por el periódico ilustrado británico,

    La novela costa de seis fases y se ambienta en el empobrecido y rural Wessex durante la Gran Depresión de 1873. Tess es la hija mayor de John y Joan Durbeyfield, campesinos rurales sin educar. En la primera fase (La Doncella) un día, Parson Tringham informa a John que él tiene sangre noble. Tringham ha descubierto que "Durbeyfield" es una corrupción de "d'Urberville", el apellido de una noble familia normanda que actualmente está extinguida. La noticia se le sube a John a la cabeza. Los padres de Tess la presionan para que ella vaya a la gran casa en la comarcan donde viven los d´Urberville ricos, para presentarse como pariente y así obtener beneficios de ellos. Sus intenciones son que su hijo Alex la tome en matrimonio. Tess se niega a hacer lo que sus padres quieren.

    Jude the Obscure (Jude, el Oscuro) es una novela de Thomas Hardy, que comenzó como una revista en serie en diciembre de 1894 y se publicó por primera vez en forma de libro en 1895. Es la última novela completa de Hardy. Su protagonista, Jude Fawley, es un joven de clase trabajadora, cantero, que sueña con convertirse en erudito. El otro personaje principal es su prima, Sue Bridehead, quien también es su principal interés amoroso. La novela se ocupa en particular de cuestiones de clase, educación, religión, moralidad y matrimonio.

    [16] Mork and Mindy: fue una comedia de situación emitida entre los años 1978 y 1982 por la cadena estadounidense ABC. Creada por Joe Glauberg, Garry Marshall y Dale McRaven. Fue protagonizada por Robin Williams y Pam Dawber.

    La serie mostraba a Mork (Robin Williams ) como un ser extraterrestre llegado del planeta "Ork" por órdenes de su líder "Orson". Mork aterriza en su nave con forma de huevo cerca del poblado "Boulder" en Colorado, donde conoce a una joven estudiante universitaria llamada Mindy ( Pam Dawber). Ella le da alojamiento en su apartamento donde Mork va aprendiendo sobre la conducta humana y da reflexiones sobre ella. Al final de todos los episodios Mork contacta a Orson para informarle sobre su aprendizaje en la Tierra.

Capítulo 9

    [17] Story of O: Historia de O (en francés: Histoire d'O ) es una novela erótica de la escritora francesa Pauline Réage (pseudónimo de Dominique Aury, nacida Anne Desclos) publicada en 1954. Intelectual francesa además de escritora, Dominique Aury no pensaba en publicar sus trabajos, los escribió como un desafío que emprendía para conquistar más a su amante, Jean Paulhan.

    Narra la historia de una fotógrafa de modas parisina, sólo conocida con la inicial O, que por amor a su "maestro" (amante), René, ingresa en una fraternidad sadomasoquista donde se convierte voluntariamente en un objeto sexual, siendo sometida a todo tipo de prácticas de sumisión (incluyendo azotes y sodomía).

    [18] Lady Chatterly: El amante de Lady Chatterley (título original: Lady Chatterley's Lover, con frecuencia mencionada de manera abreviada, Lady Chatterley) es una novela de 1928 del escritor británico David Herbert Lawrence, también con frecuencia citado de manera abreviada, D. H. Lawrence. La obra causó escándalo y fue prohibida en su época debido a las escenas donde se describen relaciones sexuales de manera explícita.

    La historia relata la vida de Constanza, quien está casada con un hombre de clase alta parapléjico y mantiene un romance con otro perteneciente a la clase obrera.

Capítulo 11

    [19] The House on the Borderland: La casa en el confín de la tierra es una novela de horror sobrenatural de 1908 del escritor británico de literatura fantástica William Hope Hodgson.

    La novela es un relato alucinante de la estancia de un recluso en una casa remota y de sus experiencias con criaturas sobrenaturales y dimensiones de otro mundo.

Capítulo 16

    [20] Precious Bane: Preciosa Perdición es una novela de Mary Webb, publicada por primera vez en 1924.

    La historia se desarrolla en la zona rural de Shropshire durante la Guerras napoleónicas . Está narrado por el personaje central, Prue Sarn, cuya vida está arruinada por tener labio leporino y paladar hendido. Solo la tejedora, Kester Woodseaves, percibe la belleza de su personaje, pero Prue no puede creerse digna de él. Su hermano Gideon es tremendamente ambicioso por obtener riqueza y poder, independientemente de quién sufra mientras lo hace. Gideon está listo para casarse con su novia Jancis, pero él incurre en la ira de su padre, el autoproclamado mago cruel e intrigante Beguildy. Un acto de venganza de Beguildy hace que Gideon rechace a Jancis y la tragedia los envuelve a ambos. Prue es acusada injustamente de asesinato y atacada por una mafia, pero Kester los desafía y se lleva a Prue a la felicidad que creía que nunca podría tener debido a su labio leporino y paladar hendido.

Capítulo 17

    [21] Power of Now, A New Earth:

    Power of Now (El poder del ahora) es un libro del escritor alemán Eckhart Tolle publicado en 1997, que consiste en ser una guía de autoindagación. Con profundidad y claridad muestra un comparativo entre el sistema de pensamiento del ego y la consciencia del observador. La no identificación con el pensamiento es el mensaje esencial de su enseñanza. Conocer la importancia de que el único tiempo que hay es el momento presente.

    A New Earth (Una nueva tierra) es un libro del escritor alemán Eckhart Tolle publicado en 2005. En el libro, Tolle afirma que todos pueden encontrar "la libertad y la alegría de la vida" si viven en el momento presente. El libro describe la disfunción humana, el egoísmo, la ansiedad y la inhumanidad que nos infligimos unos a otros, así como los intentos fallidos de la humanidad por encontrar el significado y el propósito de la vida a través de posesiones materiales y relaciones poco saludables. Afirma que los pensamientos pueden tener un "efecto poderoso y beneficioso en el proceso de curación", y propone un concepto de "transformación evolutiva de la conciencia humana" que incita al lector a participar en una "autoevaluación honesta [que] puede conducir a cambio."

Capítulo 22

    [22] Gone to Earth: Gone to Earth is based on the 1917 novel of the same name by author Mary Webb. The novel was all but ignored when it first appeared, but became better known in the 1930s, as the neo-romantic revival gathered pace.

Capítulo 37

    [23] Slaughterhouse Five: Matadero cinco o La cruzada de los niños, (1969) es una novela satírica escrita por el autor estadounidense Kurt Vonnegut acerca de las experiencias y memorias de un soldado llamado Billy Pilgrim durante el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ha sido reconocida como la principal obra de Vonnegut. El hecho de que la trama gire en torno al bombardeo aliado de Dresde hace que la obra sea semi-autobiográfica, ya que Vonnegut se encontraba en la ciudad durante la masacre.

    El título alude al local donde el protagonista, un soldado estadounidense apresado por los alemanes en la II Guerra Mundial, es encerrado junto a otros presos de guerra. A falta de instalaciones adecuadas, los alemanes habilitaron un matadero como prisión. Pero, como en El Desayuno de los Campeones, Vonnegut propone un título alternativo, La Cruzada de los Niños .Explicado en el primer capítulo, este suceso fue la venta de niños como esclavos so pretexto de participar en una cruzada.

Capítulo 39

    [24] Poll Tax: El Community Charge (Impuesto a la Comunidad) también conocido como poll tax, fue un impuesto de capitación que se estableció primero en Escocia (1989) y en Inglaterra y el País de Gales después (1990) que sustituía a los impuestos, tasas y precios públicos en la financiación de la administración local vigentes desde 1925, unos impuestos que tenían sus orígenes en los Poor Laws (Leyes de los Pobres) de comienzos de siglo XVI.

    Básicamente el nuevo tributo obligaba al pago de un importe igual a cada ciudadano con independencia de su renta o cualquier otra circunstancia personal o social, por lo que era fácil de calcular y recaudar, pero evitaba la progresividad y la proporcionalidad del sistema previo. La crítica más repetida fue que el sistema era injusto e innecesariamente gravoso con quienes menos rentas tenían. Debido a su impopularidad, precipitó la caída de la primera ministra, Margaret Thatcher y fue finalmente reemplazado en 1993 por el Council Tax, introducido por la i>Local Government Finance Act 1992.

Capítulo 41

    [25]: Poema original de Gracia que lee Donnegan.

    In this last settled hour before the dawn,

    I dig my heels to slow the flow of time,

    And with each measured breath,

    Embrace departing ghosts of dreams,

    Until at length, and with sad smiles,

    They dissolve into the thinning night.

    And the sun rises,

    Ignites first light of trembling day,

    And burns to clear blue,

    Somnambulant mists of sleep...

Capítulo 42

    [26] Touch not the Cat, Saturday:

    Touch not the Cat (No toques al gato) es una novela de Maria Steward publicada en 1976. Es una historia de aventuras moderna condimentada con romance. La historia comienza en Madeira, donde la heroína, Bryony Ashley, trabaja como recepcionista en un hotel. Presagiando lo que vendrá en la novela, Funchal se describe como una ciudad bañada por el sol con "sus mismas aceras hechas de mosaicos estampados". Bavaria se describe solo muy brevemente, en relación con la recuperación del padre de Bryony de la enfermedad y luego la muerte allí. El escenario principal es la ficticia Ashley Court en Malvern Hills en Inglaterra. Se proporciona una descripción detallada de las casas y el espacio al aire libre que componen la finca Ashley.

    Saturday (Sábado, 2005) es una novela de Ian McEwan. Está ambientado en Fitzrovia, Londres, el sábado 15 de febrero de 2003, mientras se lleva a cabo una gran manifestación contra la invasión de Irak de 2003 por parte de Estados Unidos. El protagonista, Henry Perowne, un neurocirujano de 48 años, ha planificado una serie de quehaceres y placeres que culminarán con una cena familiar por la noche. A medida que avanza en su día, reflexiona sobre el significado de la protesta y los problemas que la inspiraron; sin embargo, el día se ve interrumpido por un encuentro con un hombre violento y atribulado.