Créditos

    Harbor Boulevard

    (versión gratuita en español. Prohibida su venta)

    Copyright © 2021 de Mel C. Thompson. (Algunos derechos reservados. CC-BY-NC-SA)

    Publicada en Artifacs Libros

    Traducción y Edición: Artifacs, enero 2021.

    Diseño de Portada: Mel C. Thompson

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    Obra Original: Harbor Boulevard

    Copyright © 2019 de Mel C. Thompson. (Todos los derechos reservados). melvinbiography.blogspot.com

    Publicada gratuitamente por

    Mel C. Thompson Publishing

    3559 Mount Diablo Boulevard, #112

    Lafayette, CA 94549 en Smashwords

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    Muchísimas gracias a Mel C. Thompson por autorizar esta traducción al español y por compartir con el mundo Harbor Boulevard bajo Licencia CC-BY-NC-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es

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Sobre el Autor

    Mel C. Thompson es escritor de ficción y poesía. Sus historias se centran en los temas de la avaricia, el sexo, la religión, el alcohol y la historia. Mel es un relativista cultural, lo cual significa que los buenos y los malos a menudo son difíciles de encontrar en un cuento suyo. Siendo un ferviente enemigo de lo políticamente correcto y las normas tradicionales, es improbable que aparezca felizmente en sus historias un doctrinario conservativo o liberalismo ortodoxo.

    Mel es un instruído filósofo por la California State University en Fullerton, especializado en materias diversas como Religiones del Mundo y Metodología Científica. Mucha de su ficción podría llamarse «comedia teológica», aunque él se aventura ahora en temas más seculares. También es editor y ha publicado a otros autores bajo su sello Mel C. Thompson Publishing Company. Como músico aficionado y personalidad radiofónica a tiempo parcial, ha aparecido en la emisora KMEL como cultureta rapero y fisólofo geek. Ha escrito himnos budistas y normales canciones pop. Sobrevivió como guardia de seguridad y oficinista durante décadas antes de salir con una discapacidad debido a problemas físicos y mentales. En esta fase de su vida, sus estudios han gravitado hacia las matemáticas avanzadas, literatura informática y electrónica.

    Puedes saber más sobre Mel y su obra en:

    • Su Blog

    • Perfil de Smashwords

    • Facebook

Otras Obras del Autor

    Estas obras son gratuitas y puedes encontrarlas en inglés en Smashwords y en castellano en Artifacs Libros.

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    • La Segunda Oportunidad de Khrushchev (Khrushchev's Second Chance" 2017)

    • El Épico Viaje al Grandioso Palacio del No-Juicio (The Epic Journey to The Great Palace of Non-Judgment, 2017)

    • No Puedo Mantener Un Empleo Real (Can't Hold A Real Job, 2018)

    • La Historia de "e" (The Story of "e", 2018)

    • El Motel de Luz de Gas (The Gaslite Motel, 2018)

    • Diario de un Zombi Suburbano (Diary of a Suburban Zombie, 2019)

    • Harbour Boulevard (2019)

    • El Tercer Diamante (The Third Diamon, 2020)

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Dedicatoria

    Este libro está dedicado a todos los maestros, compañeros estudiantes, miembros del coro, compañeros parroquianos, ministros, doctores, psicólogos, amantes, amigos, compañeros músicos, empleados, asesores escolares, ingenieros de grabación, editores de pequeñas editoriales, promotores de poesía en directo, terapeutas, dentistas, ortodontistas, periodontistas, policías, trabajadores sociales, bomberos, profesores y demás que me rescataron tantas veces que he perdido la cuenta. Solo cuando ya era un anciano me percaté de que todos ellos estaban manteniendo con vida a un loco por ninguna otra razón que la de que creían que yo, ese mismo loco, podía traer algo de valor al mundo. Cómo todo el mundo me ha tolerado a mí y a mi completamente retorcida vida, no lo puedo ni imaginar. Pero gracias a todos vosotros por aceptarme y dedicar algunos años de vuestras vidas a un caso casi imposible. Gracias a todos vosotros, aún sigo vivo y, sin ayuda, ciertamente nunca habría conseguido llegar a la mediana edad, y no digamos ya a la tercera edad.

Harbor Boulevard

por

Mel C. Thompson

Capítulo 1

    Nunca podrás ser capaz de darle sentido a todo este trabajo que estás haciendo. ¿Cómo podría alguien recompensarte por todos tus esfuerzos? No puedes recuperar tus años con ninguna cantidad de dinero. ¿Te consolará la fama en el olvido?

    Nuestros ancestros ​​se establecieron aquí hace generaciones, pero ¿quién recuerda sus nombres? ¿Crees que serás recordado dentro de tres generaciones? No, no es la lógica lo que te impulsa hacia adelante, sino el gran imán [1] que te atrae hacia sí mismo a través de tu interminable trabajo.

    Y sin embargo, todo este tiempo, el sol, la luna y las mareas han permanecido fieles y generosos con nosotros, sin pedir ni una sola vez una recompensa ni reconocimiento. También ellos son atraídos por una fuerza irresistible que mueve todas las cosas, pero ella misma nunca se mueve. [2]

    Cual sea esta cosa incognoscible, te ha puesto en marcha desde el principio, y solo te encuentra al final del camino. [3]

    Las Analectas de Salomón Wedge [4]

***

    Nuestros amigos nos habían dicho que Salomón Wedge se había negado a recibirnos en circunstancias normales. Para encontrarnos con él tendríamos que cumplir con una cierta extraña exigencia. Tendríamos que caminar la mayor parte del camino a través del condado de Orange para encontrarnos con él.

    Debido a que el condado de Orange es un área metropolitana totalmente centrada en los automóviles, la gente de clase media generalmente se reúne simplemente subiendo a sus automóviles y conduciendo hasta las casas de los demás. Si la persona que necesita transporte es extremadamente pobre, puede verse relegada a tomar un autobús OCTA desmoralizadoramente lento durante horas y horas para visitar a alguien. Sin embargo, en este caso, Salomón nos había ordenado caminar durante días enteros, desde el principio de Harbour Boulevard hasta el final, después de lo cual seríamos libres de encontrarnos con él en Le Pain Quotidien en Fashion Island para tomar un té y pastas.

    Una vez en la presencia de Salomón, nuestros amigos nos aseguraron que se nos transmitiría una gran información, información que, según ellos, confiaban en que resultaría transformadora. Todo esto parecía no ser más que misticismo de la Nueva Era o alguna basura cultista de control mental, pero, por desgracia y puro principio, yo no quería dejar pasar el asunto, ya que, para ser honesto, soy un sabelotodo que simplemente tiene que estar a la última en cada "gran rollo en la ciudad." Tales son las extravagancias del ego humano.

    Harbor Boulevard comienza, curiosamente, justo al otro lado de la frontera con el condado de Los Ángeles, y llega hasta Costa Mesa, terminando a una milla de la frontera de Newport Beach. Para los propósitos de esta extraña búsqueda, seríamos, como solía decir Kazantzakis, "hajjis," y Newport Beach, temporalmente, serviría como nuestra ciudad sagrada. Por supuesto, la mayoría de las personas con un mínimo de autorrespeto se negarían a pasar por tal ordalía para tener lo que de otro modo iba a ser una conversación ordinaria. Pero nuestros amigos nos habían dicho repetidamente que Salomón no era un hombre común y, por tanto, nuestra curiosidad se sobrepuso a nuestro sentido común. Habíamos, como los paisanos comunes dicen, "mordido el anzuelo."

    Nuestros amigos destacan por sus manías y entusiasmos, por lo que estábamos casi seguros de que exageraban la importancia de cualquier posible encuentro con este poco conocido "fenómeno." Pero habiéndome jurrado a mí mismo que ningún "desarrollo significativo" en el condado de Orange debería nunca escapar de mi atención, me sentí obligado a cumplir con las desagradables instrucciones de Salomón.

    Preguntamos a nuestros amigos, quienes nos habían transmitido las órdenes de Salomón, cómo iba a saber Salomón si nosotros esperábamos una semana, estacionábamos nuestro coche a unas manzanas de su casa y llegábamos afirmando meramente haber caminado todo el camino por Harbor Boulevard. Nuestros amigos nos miraron de un modo perfectamente extraño y dijeron ominosamente: "Oh, créeme. Si le mientes, él lo sabrá. ¡Puedes estar seguro de eso!"

    ¿Por qué diantres podía yo sentirme intimidado por tal patentemente absurda amenaza? ¿Y por qué debería admitir estas cosas al lector ahora? Bueno, lo confieso, no siempre soy razonable, y lo admito con no poca vergüenza. Hablando en plata, sentí que me habían timado con un tipo de superstición del viejo mundo, del tipo sobre el que normalmente me avergonzaría demasiado hablar en educada compañía. No obstante, debo hablar de ello ahora, pues el editor de mi libro parece absolutamente indiferente a cualquier embarazo que yo pueda sentir cuando señala mi perfectamente miserable contrato de libro y dice: "Bueno, si vas a sacar tu próximo manuscrito a tiempo, parece que tendrás que ser con esta historia, a menos que tengas alguna obra maestra oculta de la que no nos hayas hablado."

    Y así me vi obligado, por superstición y competitividad, a emprender este bobo viaje y, para agregar a mi humillación, a convertir mis notas sobre este viaje en un libro o arriesgarme a entrar en un desagradable estado llamado "incumplimiento de contrato." Oh, qué vida tan pestilente que uno lleva a veces, incluso en el regazo del lujo, aparentemente protegido de todos los males del mundo.

Capítulo 2

    Aunque te diéramos todo lo que has estado anhelando, te quemará pronto. Podríamos pagarte el viaje a Londres, París, Montreal, Nueva York, Toronto, Bruselas, Chicago, Los Ángeles, Ámsterdam, Nueva Orleans, Berlín y Tijuana, [5] pero aún así terminarías aburrido. Los defensores de la ética laboral afirmarán que las recompensas de la vida son infinitamente mejores si te las ha ganado. Ojalá eso fuera cierto. Tus asociados siempre dirán que el reino mágico que buscas está en otra parte, pero esa artimaña solo te puede engañar ciertas veces antes de que la verdadera sabiduría se torne involuntaria. Pero aun así, te ordeno que continues el viaje, pero esta vez busca algo diferente a la victoria y solo céntrate en encontrar algo que no sabías que estabas buscando. [6]

    Las Analectas de Salomón Wedge. [7]

***

    Nuestro viaje comenzó torpemente en el condado de Los Ángeles, en la comunidad más exclusiva de Rowland Heights. Ese día había nubes ominosas en el cielo, muchas de color gris oscuro y cargadas de agua. En la distancia se podían ver nubes más blancas e hinchadas, e incluso manchas azules. El cielo mismo era confuso. ¿Iba a llover mucho o vendría un viento favorable que separaría las nubes y revelaría un brillante cielo azul?

    Había casas grandes en las colinas, pero eran intermitentes. Uno veía grandes y verdes espacios abiertos donde algunos ciervos y pumas podrían vivir en cierta simbiosis con los cóndores hambrientos de carroña que volaban en círculos por encima. Durante un rato no vimos a nadie más en la acera, así que caminé con no poca sensación de soledad. Esto era, después de todo, Harbor Boulevard, y uno espera ver que las moradas y asociada infraestructura conmensuren la presencia de cientos de miles de personas. Y no solo me sentía solo, sino que un viento inapropiadamente frío y áspero me pilló con la guardia baja. Visiones de mi insatisfactoria infancia y mi traumática vida amorosa se vertieron por mi mente, produciendo corrientes de melancólica ideación. Gigantescas líneas eléctricas cruzaban el paisaje, elevadas por imponentes torres metálicas de aspecto impersonal.

    Cada cinco minutos pasaba un coche último modelo y reducía un poco, el conductor dentro no nos miraba exactamente de una manera hostil, sino de una manera que decía: "veo que aún no lo has logrado y que yo no pertenezco aquí en realidad," después de lo cual el coche salía acelerando casi enojado, como si el conductor hubiera pisado a fondo el acelerador y revolucionado el motor para darnos una lección de algún tipo. Era perturbador que nuestra caminata hubiera comenzado de esta manera y que ni siquiera hubiéramos llegado a la línea del condado de Orange aún.

***

    Mi compañero de viaje está desanimado. Insiste en que cancelemos todo este ejercicio. Tiene frío, hambre, sed y necesita un cuarto de baño. Se queja de que nunca le entusiasmó mucho la idea de emprender esta búsqueda de todos modos. Con las dificultades que se nos allegan en los primeros pasos de esta excursión, debemos, cree él; afrontar el hecho de que podríamos no disfrutar de este estilo de vacaciones. Quizá, reflexiona, este personaje de Salomón Wedge sea un hombre perverso. Se pregunta si esta odisea no es una especie de elaborado engaño.

    No quiero decirle a mi compañero lo que realmente pienso. Mis cavilaciones son incluso peores que las suyas. El peligro, la incomodidad y la disonancia cognitiva parecen acechar bajo la superficie de todo. Me da vergüenza decirle que ya siento la calle comunicándose conmigo, no con frases o palabras, sino con sensaciones que no puedo describir. Es como si estuviéramos cerca de saber cosas que puede que no queramos saber en realidad.

    Para silenciarlo, finjo no tener ninguna duda sobre el viaje y afirmo que el aparente vacío de Rowland Heights no solo no me molesta, sino que, de hecho, parece bastante de mi agrado. Y más bien lo regaño por su ataque de debilidad. Esto parece silenciarlo, y continuamos vagando malhumorados sin que más quejas sean expresadas.

    Estoy francamente impactado de que él haya caído en mi irracional y desdeñosa defensa de esta rara empresa y de que aparentemente no se haya ofendido de haber sido espabilado para continuar con tan improbable ventura sin mucha justificación creíble tras esta. Por supuesto, no está del todo feliz de ser usado como una especie de manta de seguridad para esta vana empresa mía, pero la lealtad parece ser un factor significativo en su carácter, y esta parece haber anulado lo que de otro modo sería un razonable sentido de indignidad con respecto a mi inaceptablemente controladora naturaleza.

    Ésta es la verdad del asunto. He conseguido que mi ego entero se emocione sobre este viaje, y no voy a dar marcha atrás sin importar cómo nos sintamos ninguno de los dos. Los sentimientos no vienen al caso. Este tipo de proyecto es el tipo de cosas que o bien haces hasta el final o abandonas como un achantado de segunda categoría. No voy a volver con nuestros estúpidos amigos de la Nueva Era y afrontarlos teniendo que admitir que nos achantamos en la primera media hora. Eso simplemente no va a suceder, punto. Pero, para ser honesto, también estoy asustado, y probablemente no podría continuar sin un amigo que me respalde, así que, aunque esto es injusto con mi amigo, tengo toda la intención de culparlo tanto como tenga que hacerlo para mantenerlo en marcha. Llámame capullo, pero no soy de los que, una vez que aceptan un desafío y hacen una promesa, se echan atrás y vuelven llorando a sus interlocutores para decir: "Era demasiado difícil." No no. No debe haber nada de esas cosas, ahora no. [8]

Capítulo 3

    Podemos hacerte rey de la sabiduría e instalarte en un trono en Jerusalén [9] por todo el bien que te hará. Hay diez mil años [10] de libros para leer y otros diez mil años de libros para escribir; pero ¿serás feliz una vez que hagas todo eso? Aún así parece deshonesto aconsejaros a todos que desperdiciéis vuestra vida de una manera casual. [11] Hay un término medio entre el simplón y el nihilista, pero estoy perdido sobre cómo dirigirte a ese lugar. Este acertijo me recuerda a un nadador que flota en el agua, casi a punto de ahogarse, cuando descubre que simplemente tiene que tirar del cordón del chaleco salvavidas inflable que lleva puesto.

    Las Analectas de Salomón Wedge [12]

***

    Mientras seguíamos fatigando las interminables y poco gratificantes aceras de Rowland Heights, preguntándonos cuándo podríamos por fin llegar a la frontera de La Habra para que nuestra verdadera excursión por el condado de Orange pudiera comenzar en serio, nos encontramos con un antiguo y descompuesto Oldsmobile del tipo que nuestros padres habrían conducido en los días en que los coches de empresa, el seguro gratuito, las reparaciones gratuitas y la gasolina gratuita e ilimitada eran parte de las ventajas de ser un hombre de negocios en el apogeo de los contratos de defensa. Curiosamente, el automóvil tenía la pintura nuevecita y el interior parecía haber sido completamente renovado.

    Dentro había un hombre enojado que le gritaba por teléfono a un controlador de vehículos que se mostraba reacio a enviar un mecánico móvil o una grúa. Había alguna disputa sobre a qué tipo de servicios tenía derecho en virtud del contrato de servicios que había firmado. Cuando llegamos al coche, pudimos ver que la ventanilla del pasajero estaba bajada hasta la mitad, razón por la cual su voz había sido audible a cierta distancia. Al vernos, colgó a la persona con la que estaba hablando, salió del coche y se acercó a la acera para recibirnos.

    "Hola, tíos," dijo, "parece que estamos en el mismo barco. No estoy seguro de por qué un par de tíos se aspecto tan majo como vosotros va andando por este tramo de la carretera, pero parece que yo también iré andando. Mi mecánico habitual está demasiado ocupado para atender el teléfono, pero su taller está en La Habra, así que, si es allí adonde váis, me gustaría unirme a vosotros. Mi esposa trabaja muy lejos también para que venga hasta aquí en mitad del día. Donde necesito ir es una larga caminata y no tengo ganas de ir hasta allí yo solo. Está claro que no pienso pagar un carísimo taxi,y ni siquiera tengo la App de Uber ni de Lyft en el teléfono. Y de todos modos, estoy harto de usar teléfonos inteligentes para todo."

    Yo no estaba de humor para complacer a este alegre y presuntuoso hombre, pero mi compañero lo invitó con entusiasmo a que nos acompañara. Es cierto que nuestro viaje no había comenzado muy bien, por lo que podía entender el deseo de mi compadre de encontrar alguna fuente de diversión posible, pero yo me sentía tanto insociable como posesivo. Ha sido una manida crítica a mi personalidad que soy demasiado posesivo, prefiero estar con una sola persona a la vez siempre que sea posible. Y la gente ha notado claramente lo infeliz que me siento cuando aparece una tercera persona que desvíe la atención de mí. Esto ha llevado a muchas personas a preguntarme, en muchas ocasiones, "¿Por qué eres tan egoísta?" Y, por tanto, es lógico que, aunque mi compadre de viaje y yo estamos poco emocionados mutuamente, yo habría preferido que nuestro tedio no fuese interrumpido por una persona afable y conversadora. Llámame mezquino y pequeño, pero así son las cosas conmigo.

    Al ver que me superaban en número y que no me saldría con la mía, dije irónicamente: "Podrías ser nuestro guía turístico y darnos una pista sobre todas las maravillas de esta sección de Harbor Boulevard."

    Sin captar el indicio de burla en mi voz, nuestro nuevo compadre respondió con entusiasmo: "Una cosa que puedo decirle a un recién llegado a esta área es que debe tener cuidado con el tráfico de OVNIs a lo largo de este corredor. Así es, a los extraterrestres les gusta volar por encima de este tramo de carretera en particular. Es como si viajaran con nosotros. No les gustan las partes muy concurridas de Harbor Boulevard, por lo que frecuentan mucho este tramo. Todos estamos muertos de miedo por aquí, pero el gobierno federal y el ejército ni siquiera nos devuelven las llamadas telefónicas, así que tenemos que vivir con ello. ¿Sabes lo que es que tus hijos regresen a casa llorando de terror y sin saber qué decirles? ¿Lo sabes? Estás conduciendo a casa después de una noche en la oficina cuando, de repente, los focos llenan toda la carretera y te quedas casi ciego. Te asusta muchísimo. ¿Sabes a qué me refiero?"

    Para mi disgusto, mi compadre lo incitó a continuar, probablemente solo para matar el tiempo y hacer que la caminata fuera más rápida. Por tanto, nuestro nuevo acompañante continuó divirtiendo a mi compadre y se deleitó al detallar muchos de esos incidentes de los que había oído hablar a los habitantes de Rowland Heights. Este no era el primer chiflado de este tipo que yo me encontraba, y confieso que hallé esta forma de fe cuasirreligiosa incluso más irritante que la de los evangélicos, por quienes confieso que prácticamente no tengo piedad en absoluto en mi corazoncito enojado.

    Después de un rato de complacer a esta persona lo mejor que pude, sentí que surgía cierta tensión en mi pecho y no me quedó más remedio que dar plena voz a mi escepticismo.

    "Disculpe, señor, pero pensé que se suponía que los extraterrestres eran amistosos e iluminados y que al final marcarían el comienzo de una era de acuario o algo así."

    El desconocido respondió: "¡Uf! Sí, yo también pensaba eso, hasta que comencé a estudiar a esos gatos. No, no son agradables en absoluto, no la mayoría de ellos. Hay buenos, por supuesto, pero tendrías que tener suerte de encontrarte con alguno. La mayoría de los que están en Los Ángeles son solo unos buscalíos. Te atacan como si fueran a matarte, ¿sabes? Pero luego, en el último minuto, dejan que te vayas, pero no hasta que te hayan asustado por completo. Quiero decir, como un hombre adulto, yo puedo aceptarlo, pero los niños, no tienen derecho a aterrorizar a los niños."

    El extraño negó con la cabeza y agregó: "No está bien. De todos modos, probablemente hayas tenido suerte de encontrarte conmigo porque noto que el cielo está oscureciendo un poco y ahí es cuando vienen, cuando la bruma se vuelve densa o se pone el sol. Al menos de este modo, si algo sucediera, no te preguntarías qué te ha golpeado. Al menos de este modo, conmigo cerca, ya sabes lo que pasa. Si sucede algo malo, sienta mejor saber qué ha sucedido y por qué. Los alienígenas son en su mayoría mala gente, si se les puede llamar gente."

    "Entonces, ¿estoy entendiéndote decir..." insistí aún más, "que se divierten horrorizando a la gente y luego alejándose sin dejar evidencia y dejando a sus víctimas balbuceando como maníacos sobre naves espaciales que les toman el pelo y demás?"

    "Lo has pillado. Verás, si aterrizaran de verdad y se presentaran o si cambiaran el videocamuflaje para que pudieras filmarlos con tu teléfono móvil, eso arruinaría todo su trabajo, ¿verdad? La forma en que lo hacen ahora hace que sea una locura máxima, si ves lo que estoy diciendo. Bueno, el caso es que, de este modo, conmigo cerca, si algo sucediera, sabrías que no has perdido la cabeza. Yo podría explicártelo todo. Estos extraterrestres por aquí... van detrás de alguien casi todos los días, y estamos llegando a lo que podríamos llamar nuestra hora punta alienígena. Tienes suerte de haberte topado conmigo, porque no es bueno pasar por ese tipo de cosas solo, todo inexperto y tal. "

    Yo no estaba inicialmente feliz de tener un lunático entre nosotros, pero pensándolo bien, esto era algo antidepresivo; y no había duda de que ayudaba a aliviar la pesadez de esta parte de nuestro viaje. Si mi compadre fuera tan cruel como para presionar el asunto más tarde, me vería obligado a admitir que su instinto de invitar a este bicho raro a caminar con nosotros probablemente había sido lo mejor. Y así, tratando de superar al menos parcialmente mi compromiso con mi propia amargura, decidí presionar al hombre para que me diera más detalles.

    "Dado que el gobierno, y presumiblemente los militares, no creen a los lugareños, ¿cómo lidian con este acoso de los extraterrestres? ¿Se reúnen todos para hablar de ello? ¿Intentan consolarse unos a otros de alguna manera?"

    "¡Bingo! Sí," respondió. "Tenemos un grupo de apoyo de intimidación alienígena que se reúne cada dos semanas. Rotamos las tareas de hospedaje entre las casas de los lugareños. Estamos tratando de administrarlo utilizando los principios de los Doce Pasos, ajustando la literatura a nuestras propias necesidades. 'Llegué a la conclusión de que no podíamos controlar a los extraterrestres; pedí a nuestro poder superior que nos ayudara a lidiar con los extraterrestres; accedí a llevar un mensaje de esperanza a todos aquellos que habían sufrido como resultado de los ataques'. Todo ese tipo de cosas. Porque pasar por este tipo de cosas podría 'hacer la vida ingobernable', ¿verdad? ¡Porque te cambia cuando esas luces de posición te pasan por encima o cuando vuelan tan bajo que tú y tu coche casi os salís de la carretera!"

    Habiendo incursionado en mi juventud en la comparativa religión, sentí que era obligatorio ir a las partes de Roswell, Nuevo México, donde los ovnis constituyen la base de una religión, una religión con sus propias escrituras, ten en cuenta. Así que yo no estaba totalmente desprevenido para lo que estaba oyendo. Y así caminamos, manzana tras manzana, con él defendiendo las diversas doctrinas, sectas y nuevas revelaciones que florecían dentro del mundo del culto OVNI, cultos repletos de psíquicos, canalizadores y profetas.

    Después de un tiempo, mi resistencia a esta persona se desvaneció lentamente y me dije a mí mismo que no era del todo insatisfactorio, después de todo, encontrarme con una persona que realmente creía en algo hasta el punto de conseguir fabricar sus propios encuentros con ese otro tipo de gente humanoide de tantos mitos. Por eso me disgusté un poco cuando un coche pasó junto a nosotros y tocó la bocina. Después de haber pasado por la molestia de abrirme a esta persona, ahor vendía otra persona a perturbar nuestra intimidad.

    El coche estaba gobernado por un vecino de nuestro amigo creyente de "Los OVNIS son reales." [13] El vecino, que conducía un Ford sedán bastante anodino, le dijo a su amigo que se subiera al automóvil. El vecino estaría feliz de llevar a su amigo a La Habra para resolver los asuntos con el mecánico. No hace falta decir que ambos hombres insistieron en que nos subiéramos al coche, ya que estarían más que felices de llevarnos adonde fuese que fuéramos. Como yo no tenía ganas de decirles por qué no ibamos a aliviar nuestros problemas con un viaje gratis a la ciudad con ellos, expuse una excusa poco convincente sobre la necesidad de hacer más ejercicio. Nuestro peculiar acompañante, quien no se ofendió en lo más mínimo por este rechazo, saludó por la ventana y nos gritó un animado adiós mientras el sedán Ford se apresuraba hacia La Habra.

***

    Hay un patrullero de autopista parado encima de mí y de mi compadre. Me duele la cabeza y me acabo de despertar. Mi compadre también se sostiene la cabeza como si sufriera un dolor de cabeza similar. Le pregunto si ha tenido el mismo sueño que yo y él admite haberlo tenido. El sueño del que nos hemos despertado es uno en el que las nubes de repente se espesan y el cielo se oscurece. Nos sobrepasa la extraña sensación de que nos están observando. Dos grandes faros, cada uno más potente que el reflector de un estadio, caen sobre nosotros desde el cielo. Un rayo emerge del cuerpo del vehículo elíptico. Un solo pulso verde brota de ese rayo y nos derriba a ambos al suelo, a menos de una manzana de la frontera de La Habra.

    Mi hipótesis es que el traumático sueño tuvo que haber sido producto de nuestro sentido general de alienación y tal vez una credulidad infantil profundamente arraigada que no hemos podido purgar de nuestras mentes. Tengo la convicción de que cuando las personas se sienten mal, es probable que vean y oigan cualquier cosa. El patrullero de autopista, sin embargo, tiene que diferir.

***

    "¿Están bien, amigos? Parecen bastante hechos un lío. ¿Saben?, recibí una llamada de mi controlador de vehículos. La gente les vio a los dos tumbados, inconscientes, al lado de la carretera. ¿Han estado bebiendo? ¿Dónde está su coche?"

    "Lo siento, oficial," dije. "Pero tenemos una habitación de hotel reservada en La Habra y, si a usted le da igual, preferiríamos continuar nuestro camino hasta allí. No necesitaremos atención médica. No hay ningún delito que denunciar."

    "Pero me complacerá llevarles para un chequeo. De hecho, lo pagará la clínica local. Están haciendo un estudio sobre personas como ustedes, reuniendo testimonios para ver si finalmente podemos traer al estado o a los federales para asignar algunos fondos adicionales para la epidemia que tenemos por aquí."

    "¿Epidemia? ¿Qué tipo de epidemia? No estamos enfermos ni borrachos. Simplemente sufrimos una caída desagradable. Eso es todo. Preferiríamos seguir caminando."

    "¿Caminando adónde?"

    "A nuestra habitación de hotel."

    "¿Están de vacaciones?"

    "Sí, de vacaciones."

    "¿Decidieron dar un paseo por Harbor Boulevard en Rowland Heights y pasar la noche en una habitación de hotel de La Habra? Eso no me suena a unas vacaciones."

    "Llámenos turistas extravagantes. Algunas personas van a Venecia y Roma. Nosotros vamos a La Habra. Algunos pasean por los Campos Elíseos. Nosotros paseamos por Harbour Boulevard."

    El oficial negó con la cabeza como si hubiera tenido alguna súbita revelación.

    "Ah, ya entiendo. Salomón está detrás de esto."

    "¿Cómo es que sabe algo de Salomón Wedge?"

    "Todos los verdaderos conocedores saben de él desde hace un tiempo, aunque no muchos de nosotros llegamos a verlo."

    "¿Cómo puede ser eso, puesto que nosotros somos miembros de la alta sociedad de primera clase del condado de Orange y solo supimos de él hace unos días?"

    "Bueno, supongo que aún no son lo bastante de primera clase."

    "Entonces ya sabe que tenemos que caminar, así que no podemos ir en coche a ningún lado, a menos que nos deje en este lugar exacto más tarde. Debemos caminar todo el camino."

    "De acuerdo, entonces."

    "¿De acuerdo qué?"

    "Entonces tengo que dejar mi coche estacionado aquí y caminar con ustedes hasta estar seguro de que no se desmayan de nuevo. Parece que ese pulso verde os dio un buen golpe. Algunas personas enferman del estómago y comienzan a vomitar. Algunos se debilitan en las rodillas y se vuelven a caer. Alguien tiene que vigilarles durante un tiempo para asegurarse de que no recaigan. Veo que tienen un fuerte dolor de cabeza."

    "¿Quién ha dicho nada de un pulso verde?"

    "Llevo trabajando en esta carretera mucho tiempo y lo mismo ha sucedido una y otra vez. No son los primeros, ¿saben?."

    "Esto es solo el poder de la sugestión. Nos estábamos sintiendo un poco nerviosos, y uno de los lugareños nos alteró los nervios contándonos historias fantásticas. Eso es todo. Nos desmayamos de agotamiento nervioso y nada más."

    El amable oficial nos ayudó a ponernos de pie y se aseguró de que estuviéramos firmes antes de que pasáramos la frontera de La Habra y nos dirigiéramos a la ciudad. No nos acompañó hasta nuestra habitación, sino lo suficiente para asegurarse de que estábamos a salvo en nuestro camino.

    "Ey, escuchen," agregó mientras se preparaba para caminar varias manzanas de regreso a su coche. "Tenemos un grupo de apoyo para traumas a su disposición en cualquier momento que necesiten ayuda. Todos los que trabajan en ese tramo de la carretera, trabajadores de líneas, trabajadores de alcantarillado, guardabosques, todos sabemos lo que está pasando, tampoco es que nadie de fuera del área nos crea. Pero, ya saben, siempre nos tenemos los unos a los otros." [14]

    Mentí al oficial y fingí que era posible que regresara para buscar ayuda para "mi problema," porque estaba ansioso por que se fuera y por dejar atrás todo este episodio lo antes posible. (Poco sabía que mi editor no querría que dejara atrás la historia, ya que él codicia cualquier cosa sensacional. Y yo había cometido el error de darle mis notas escritas a mano antes de eliminar del texto ese desagradable malentendido OVNI.)

    Después de que el oficial estuvo a un par de docenas de metros de distancia, se volvió y dijo: "Ey, tíos."

    Nos volvimos para oír lo que tenía que decir.

    "Ese tipo de Salomón Wedge. Podéis confiar en él. Tiene el secreto."

    "¿Qué secreto?" Pregunté, ahora sintiendo una pequeña cantidad de frustración brotando de mí.

    "No puedo decirlo. Como dije, nunca encontré al hombre. Pero he encontrado gente que sí lo ha hecho; y eso los cambia, los cambia en modos que no entiendo."

    "¿De qué modos?" Inquirí con una voz bastante nerviosa.

    "Oh, ey, se me ha apagado la radio," dijo. "Necesito volver deprisa al coche. Podría meterme en problemas por demorar tanto en llamar. Nos vemos."

    El oficial comenzó a trotar lenta y torpemente calle arriba, con sus pertrechos y equipo colgando de él en ángulos incómodos. Estaba claramente fuera de forma, lo cual supongo, era de esperar por el ritmo que llevaba con una cantidad minúscula de actividad criminal.

    Le dije a mi compadre, dos veces antes de que fuéramos cada uno a nuestras habitaciones (y teníamos que tener habitaciones separadas porque yo soy, ¿no lo sabes?, un insomne ​​claustrofóbico, lo que explica por qué nunca podría casarme): "Ahora que estamos de acuerdo. Tropezamos y caímos, nos golpeamos la cabeza y tuvimos un sueño. Eso es todo, ¿verdad? No puedo dejar que corras por ahí contándole a la gente una historia de OVNIS que me involucre. ¿Entendido?

    Mi compadre accedió gentilmente a esta egoísta solicitud de mi parte, y estoy agradecido. ¿Podrías imaginarme apareciendo en una fiesta en una mansión en Irvine teniendo que contar, una y otra vez, que creí que me había frito una nave espacial? Oh, eso seguramente habría sido el final de mi ya tenue credibilidad. Seguramente mi medio exitosa escalada social llegaría a su fin por los rumores que tan fantástica historia produciría.

Capítulo 4

    Supongamos que averiguamos cuáles son las habitaciones más prestigiosas sobre la Tierra, y supongamos que se te puede otorgar acceso a esas habitaciones. ¿Qué ha estado imaginando que pasaría en esas habitaciones? ¿Hay gente de diez brazos y piel color arco iris? ¿Hay hombres con nueve penes y mujeres con seis pechos teniendo sexo desconocido por la humanidad? ¿Hay intoxicantes de los que nadie ha oído hablar? ¿Hay alimentos que te hagan brotar más lenguas y te permitan volar agitando los brazos? Si no es así, entonces debe admitir que, en realidad, no está sucediendo nada en esos lugares sagrados que no esté sucediendo en este momento aproximadamente en tu propio pequeño y poco distinguido apartamento. ¿Y si entonces, hacer que vaya un poco mejor de lo que te está yendo ahora resulta ser una meta bastante buena?

    Las Analectas de Salomón Wedge [15]

***

    Las millas están pasando y la falta absoluta de estilo arquitectónico está comenzando a volverme loco. Rowland Heights al menos tenía algo de belleza natural. Esta parte de La Habra está llena de apartamentos y tiendas, pero ninguno tiene carácter alguno. Estamos aumentando de peso, pues nos detenemos cada varias manzanas para beber más café y crema con la esperanza de que la cafeína avive la fuerza mi espíritu decaído. Como sucede a veces en viajes aparentemente mal asesorados, ahora estoy perdiendo la esperanza de encontrarme con una sola cosa divertida. La estéril uniformidad y el tedio de todo lo que nos rodea comienza a ser asombroso. ¿Cómo es que ni un solo constructor se rebeló y optó, aunque fuera solo por desafío, por construir algo con algunos toques europeos o quizá con algunos adornos asiáticos? ¿Cómo ha podido ser que nadie se ofreciera como voluntario después de mucha debida diligencia, para establecerse en La Habra? [16]

    Estamos desesperados por el calor humano. No es que mi compadre y yo no seamos buenos amigos, pero se necesita más que un amigo para alegrar la vida. En Rowland Heights, al menos la gente paraba los coches, ya fuese por sospecha o por buena voluntad, para hablar con nosotros o para procurar que nos atendieran de alguna manera. Pero aquí en La Habra, multitud de coches pasan sin que nadie nos eche una mirada de curiosidad. La sensación de aislamiento me hace volver a caer en melancólicas reminiscencias de aquello que en vida parece eternamente ausente. Este no es un buen estado de ánimo y, francamente, necesitamos algún tipo de rescate exterior. A estas alturas debería estar claro que ni yo ni mi compadre somos Budas vivientes y que simplemente "buscar nuestra felicidad en nuestro interior" no va a ser suficiente para superar este largo camino. Hablando en una luz lo más plateada posible, necesitamos algo de amor y afecto de alguien a lo largo de este camino. Si eso no sucede, temo volverme loco y terminar siendo internado en el Hospital del Estado Patton [17] por uno de esos amistosos patrulleros de carreteras.

***

    Aunque nunca me he suscrito a mucho del vudú de la Ley de Atracción de la Nueva Era, confesaré tener un puntito de acuerdo con ello. Yo, al igual que mis críticos de la Nueva Era, concuerdo en que la gente desesperada atrae a los depredadores.

    Dicho esto, nunca creí la idea de moda de que la mayoría de las personas que sufren intentan inconscientemente traer mala gente a su mundo como una forma de infligirse dolor a sí mismos y culpar a los demás por su autodestrucción. Más bien veo toda la situación como la del depredador y la presa. Los depredadores en la naturaleza, cuando tienen una opción, prefieren no ir tras los ejemplares más robustos y saludables por la sencilla razón de que podrían lastimarse al hacerlo. Además, podrían agotarse y fracasar, por lo que terminarían con menos energía y confianza para su próxima caza. ¿Por qué molestarse con presas rápidas, combativas y fuertes, cuando hay tantas criaturas casi indefensas en todo el mundo?

    Los muy viejos, los muy jóvenes, los enfermos, los solitarios: estos son el pan y la mantequilla, la comida favorita, por así decirlo, de los vendedores de alta presión del mundo, los estafadores financieros, los oportunistas atracadores y los agresivos mendigos. A los débiles no los atacan porque se odian tanto a sí mismos como para querer atraer a los depredadores hacia sí (aunque los dogmáticos del Pensamiento Positivo insinúan esto astutamente siempre que creen poder salirse con la suya sin que los denosten por su crueldad). Más bien, las personas vulnerables y con problemas son simplemente la presa más abundante y las más fáciles de someter. Son la elección clara y obvia de los depredadores, y uno puede encontrarlos en cualquier calle importante del mundo.

    Menciono todo esto porque mi compadre y yo, habiendo pasado por algún trauma y obviamente sufriendo de aburrimiento, alienación y privación sensorial, debimos de haber presentado a cualquier depredador callejero el objetivo más deliciosamente fácil de la tierra. Desde manzanas de distancia, nuestro lenguaje corporal debe haber estado gritando pidiendo rescate y, como sabemos, muy pocas personas quieren rescatar a alguien de quien puedan aprovecharse. Si bien no apruebo que nadie se entregue demasiado a la superstición psíquica, me siento obligado a decir que todos estábamos transmitiendo al planeta que nos rodea nuestra vulnerabilidad emocional y física.

    Y aunque los ambientalistas nos advierten que el mundo pronto podría quedarse sin muchos depredadores importantes, parece que la naturaleza, tras la pérdida de un depredador importante, tiende a producir otro que ocupe su lugar tan rápidamente que asombra a la mayoría de los observadores. Por tanto, la muy publicitada escasez de depredadores rara vez parece materializarse.

    Así es eminentemente razonable que un grupo de renacidos mercaderes de milagros nos detecte fácilmente y concluya que mi compadre y yo estábamos maduros para la cosecha. Y sería bastante justo preguntar: ¿Qué otras personas que vagaban por Harbor Boulevard en La Habra parecían más necesitadas de salvación y conversión que nosotros? El depredador y la presa se habían visto uno al otro, pero por desgracia, la presa estaba demasiado agotada para correr.

***

    Mi compañero de viaje se ha vuelto loco temporalmente. Esos evangelistas lo llevaron al límite y decidió arrastrarnos a los dos a la Catedral Internacional de Prosperidad y Sanación. Al principio le prohibí que fuera con ellos, pero él se rebeló y decidió ir de todos modos. Al no poder renunciar a la idea de continuar nuestro viaje, pude extraerle la promesa de que continuaría nuestro viaje después de que terminara el servicio de revivación; pero a cambio de esa promesa, me obligué a unirme a él y sus conocidos evangelistas en la megaiglesia. [18]

    Mi compadre ha respondido a una llamada al altar y ahora está deambulando con cientos de otras extasiadas personas al frente de este monolito tamaño estadio repleto de ingeniería de sonido estilo concierto, iluminación estilo Las Vegas y coreografía escénica estilo Hollywood. A medida que estas almas avanzan, una banda de rock de once integrantes, con trompetas y coros, está alzando el techo. Las máquinas de niebla y las luces estroboscópicas están creando un ambiente ultraterrenal mientras un célebre predicador los convoca hacia la experiencia espiritual de sus vidas.

    No puedo creerlo cuando veo a mi compadre levantar las manos en exaltación mientras reza bien alto con los ojos cerrados. Él está cantando alternativamente junto con la banda y soltando frases de alabanza a Dios. A su lado hay una esbelta rubia. Al otro tiene una mujer ligeramente obesa y de cabello castaño. Todos bailan emocionados y, por turnos, se abrazan. Mi compadre parece no hacer distinciones entre la delirante belleza junto a él y la matrona al otro lado de él.

    Al notar mi asombrada mirada hacia mi acompañante, un hombre a mi lado se vuelve y dice: "Todos somos uno en el Señor. No hay distinción entre ricos y pobres, no hay distinción entre lo bello y lo llano. Todos somos Sus hijos."

    El célebre ministro baja del escenario y pone las manos sobre todos los recién llegados que han respondido a su llamada, enviando ondas de choque de felicidad a sus cuerpos, a las que muchos reaccionan cayendo al suelo y retorciéndose o saltando y temblando como si la electricidad aumentara a través de sus cuerpos. Mi compadre, al recibir este toque sanador, estalla alternativamente en canciones o grita a la multitud frases de adoración. El célebre ministro parece más que satisfecho con la contribución de mi acompañante a este fantástico evento.

    Aparentemente, esta congregación también es bastante poco ortodoxa en ciertos detalles de su estilo de comunión. En lugar de repartir hostias y zumo de uva, los proveedores de catering reparten montones de chuletas de cerdo, chuletas de cordero y alitas de pollo. Están circulando pilas de servilletas para que la gente pueda lavarse las manos después de roer con entusiasmo estas viandas. A todos los adultos se les pasan botellines de vino y estos beben con vigor. Muchas personas parecen estar besándose, aunque, afortunadamente, no realizan actos sexuales. El ministro declara que estas libertades son parte de una nueva dispensación que le reveló el Todopoderoso. No estoy seguro de si estoy contento o asustado, así que sigo mirando boquiabierto casi todo el tiempo, revelando a todos los que me rodean que soy inocente en tales materias.

    Si no estuviera tan ansioso por continuar con el recorrido a pie que habíamos acordado hacer, yo mismo, aunque agnóstico, podría verme obligado a permanecer en este vecindario otra semana solo para llenarme de vicaria vida. Aunque no pueda vivir la vida de un creyente confirmado, confieso que me complace mucho observar la abierta felicidad, si bien ilusoria e impermanente en que pueda probar o no devenir la misma, de estas personas. Y aunque la parte racional de mi mente desaprueba todo esto, mentiría si dijera que no es contagiante del todo estar en presencia de esta loca escena.

***

    Debido a que mi compadre era la estrella del espectáculo, por favor, perdona mis groseras palabras, el célebre ministro nos invitó a su oficina para un evento posterior al servicio del, como él lo llamó, "superior y santo cáñamo."

    Dado el entorno multimillonario al que habíamos estado expuestos, me sorprendió ver que el célebre ministro mantenía una oficina bastante modesta para un hombre de su renombre. Se reclinó en su silla y encendió una pipa que nos pasó generosamente. A mí no me gusta fumar ni cigarrillos ni marihuana, pero hago excepciones en auspiciosas ocasiones en las que se ofrece cualquiera de los dos en un intento de fraternizar.

    No había mucho que decir que no se hubiera dicho ya durante el servicio de múltiples horas, por lo que en realidad solo tuvimos una charla trivial. Y aunque tampoco soy hombre que prefiera las charlas triviales, la seriedad y la simplista franqueza del célebre ministro y su gente hicieron que incluso esa forma de hablar fuera satisfactoria. Podríamos habernos quedado allí con él y su personal durante horas y encantados, pero supongo que sentí que me correspondía a mí ser el aguafiestas y mencionar que también éramos hombres con un deber de ver.

    Como no me atrevía a mentir ni a ser evasivo con el célebre ministro, y porque sentía que él entendería o perdonaría cualquier cosa, confesé que mi ansiedad por irme estaba relacionada con lo lejos que teníamos que caminar, siendo esa distancia, por supuesto, toda la longitud de Harbor Boulevard.

    "Ah," dijo el ministro con una sonrisa resignada pero feliz, "así que vais a ver a Salomón Wedge. Ah, sí."

    Le pregunté al predicador si tenía alguna objeción teológica a lo que fuese que enseñaba Salomón, pero me respondió: "Oh, no. Verás, aunque Salomón no comparte nuestro tipo de fe, el Señor me dejó claro hace mucho tiempo que él es de una dispensación diferente. Su tipo de camino es... algo a lo que Dios también llama a algunas personas. Y aunque eso parezca estar en conflicto con lo que enseñamos aquí, veo nuestras aparentemente contradictorias ideas y la de Salomón como si existieran juntas en una especie de misterio divino, un misterio impenetrable que quizá nunca lleguemos a comprender plenamente en esta vida."

    Comencé a presionar al ministro sobre cuáles eran exactamente esas contradicciones cuando su teléfono comenzó a sonar de pronto. Él respondió al teléfono y susurró intensamente durante unos momentos a la persona que había llamado.

    Colgó el teléfono y les dijo a todos: "Bueno, no solo es hora de que nuestros amigos de aquí vuelvan a la carretera, sino que tengo una llamada urgente del centro médico de Irvine. Una de mis feligresas está gravemente enferma y no puedo permitirme perder tiempo. Me gustaría estar al lado de su cama en una hora. Caballeros, disculpen, por favor.

    El ministro y uno o dos ayudantes principales se marcharon rápidamente antes de que mis preguntas sobre Salomón pudieran ser plenamente atendidas. Los demás en el salón no habían oído directamente nada sobre las enseñanzas de Salomón, sino que solo habían recibido opacas pistas nunca explicadas de su ministro sobre "ciertas enseñanzas." Veían a Salomón con una especie de respeto, pero no podían explicar exactamente cuáles eran realmente sus enseñanzas.

    Cuando los hermanos que inicialmente nos habían reclutado para ver el servicio nos llevaron en coche de regreso a Harbor Boulevard, dos balas impactaron en la parte trasera del coche. Hicieron un sonido fuerte, pero nadie resultó herido y el automóvil siguió funcionando normalmente. Yo nunca había estado en un coche al que le habían disparado y me alarmé bastante.

    "Oh, ey," dijo uno de los buenos paisanos que viajaban con nosotros. "Eso pasa mucho en este barrio. La policía no consigue averiguar de dónde provienen los disparos. Perdemos algunas personas al año, pero eso no nos asusta. En realidad, ni siquiera lo vemos como un asesinato. Es simplemente el camino de la naturaleza. Nuestro hogar está en el cielo de todos modos, así que no nos tomamos esas cosas personalmente."

Capítulo 5

    Has estado ocupado asegurándote a tí mismo de que si eres un hombre de sabiduría, entonces seguramente tu legado permanecerá a salvo durante las generaciones venideras. Asimismo, te has estado convenciendo de que los idiotas, los maníacos y los criminales serán olvidados y, por tanto, que se hace justicia. Pero nota que, después de todo, nadie olvida quién es Nerón. Han pasado dos mil años y aún recordamos su nombre cada semana de nuestras vidas. Y mientras digo que debes intentar, si tienes una opción en el asunto, ser el bueno, no te engañes pensando que a los buenos se les recompensa al final. Sé bueno porque te gusta serlo, no porque vayas a ganar algo con ello. Esa es la forma menos dolorosa de ocuparse de tus asuntos. Si ver a la mala gente tomar todo el botín de la vida va a herir tus sentimientos, entonces te espera un momento difícil.

    Las Analectas de Salomón Wedge [19]

***

    Hay tres coches estacionados en la frontera antes de que Harbor Boulevard llegue a Fullerton. Hay una mujer parada al lado de cada automóvil. El primer automóvil es rojo brillante, el segundo es blanquecino y el tercero es azul oscuro. Las tres mujeres visten faldas hasta la rodilla que combinan con los colores de sus respectivos coches; y cada una se ha teñido el pelo, respectivamente, de rojo, blanco y azul. Están junto a sus coches con los brazos cruzados, obsevando de reojo con expresiones provocativas y expectantes.

    No estoy contento con este desarrollo, porque estoy seguro de que traerá algún tipo de problema. Una de las críticas a mi personalidad que oigo a menudo es que mi naturaleza cínica e inherente falta de confianza son barreras para la intimidad. ¿Barreras? Pregunto. ¿Cómo puede haber una barrera para algo que uno no quiere? Una puerta cerrada no es un impedimento para quien no quiere entrar.

    Verás, yo era un niño privilegiado, aunque emocionalmente descuidado, por lo que tuve una exposición temprana a casi todo tipo de personas en la sociedad; y, ¿no lo sabrías?, al recibir toda esa variada evidencia, abracé un profundo escepticismo sobre la gente. Y así, lo que otros podrían ver como una bendición inminente, es probable que yo lo vea como una posible trampa o truco. Mi perspectiva ha llevado a muchos a tildarme de amargado y de quien tiende a la contienda, pero ningún etiquetado va a intimidarme para no ver el derecho dado por Dios de cuestionarlo todo. (Utilizo la frase "dado por Dios" con reluctancia aquí, dada mi actual escasez de convicciones religiosas.) Y así, como te puedes imaginar, estas tres mujeres cromáticamente coordinadas, con sus coches caros y de encantadoras miradas no me parecen muy creíbles ni dignas de confianza.

    Mi ensimismado compadre, sin embargo, está saliendo completamente de mi control y eso me pone furioso. A diferencia de mí, él está decidido a parar e investigar a estas personas. Me está ignorando mientras le imploro que se separe y que continúe nuestro paseo. Él está charlando y bromeando como si no hubiera un mañana mientras yo me enfado cada vez más. (Y admito libremente ahora, pues el lector lleva algunas páginas viendo como soy, que soy un poco fanático del control y un limpiador compulsivo. Sí, estoy seguro de que es una forma leve de Trastorno Obsesivo Compulsivo, pero rehuso tomar medicación alguna para eso, como tampoco pienso someterme a la patética rutina de la terapia hablada). A medida que pasan los minutos, mi compadre ahora coquetea de manera más agresiva con la mujer de blanco y casi no le presta atención a la de azul, lo cual ha molestado a la mujer de azul, quien ahora se está subiendo a su coche y se aleja con cara molesta.

    La de rojo ahora me está lanzando algún tipo de ofensivo encanto, aleteando los párpados y, cada vez que dice algo, me toca el hombro con confianza. Al principio no estoy impresionado con todo esto y empiezo a explicar que mi compadre y yo habíamos planeado dejar atrás hoy unas cuantas millas más y que, por tanto, deberíamos irnos ya.

    Desafortunadamente, mi compadre está completamente absorbido por la chica de blanco y está siendo atraído al asiento delantero del coche de la mujer de blanco. Yo no dejo de intentar convencerlo de que no tenemos tiempo para esta clase de sinsentido, pero es en vano. Veo que la mano de la mujer ya se está acercando a la suya y puede que pronto los eventos se me escurran por completo de las manos. Además, la mera persistencia de la mujer de rojo está empezando a tener un efecto en mí, por lo que cada vez me cuesta más resistirme a sus súplicas de que nos vayamos todos en coche al Centro Comercial Intercontinental del Condado de Orange, un lugar del que nunca he oído y que probablemente habría intentado evitar si llegara a ser consciente de él.

    La mujer de blanco ya está arrancando el motor y se está preparando para salir a la carretera. Ahora la mujer de rojo me tira de la mano y yo acepto subir a su coche para ir con ella con la condición de que siga al coche blanco para que no me separe de mi compadre, fracasando así en toda mi misión..

***

    Para ser honesto contigo, lo pasamos genial. Las mujeres habían aceptado ser nuestras dulces mamás por un día. [20] Tenían, como podrá imaginar el lector, un gran apetito por la comida y la cerveza. Y muy para mi alivio, no estaban buscando ni sexo ni relaciones serias. Como resultó, simple compañía era todo lo que anhelaban, eso y ordinaria diversión materialista. El anillo de establecimientos de comida que rodeaba el centro comercial tenía unos ocho kilómetros y medio de largo, y toda suerte de especialidad culinaria de la que yo había oído hablar estaba representada en esta aparentemente interminable fila de restaurantes. Tomamos cerveza y aperitivos en una cervecería artesanal estilo belga, luego fuimos a un restaurante francés para disfrutar de nuestros platos principales con vino, y aun más tarde fuimos a una cafetería danesa para pastas y cafeína. Y todo el tiempo hablamos y hablamos y hablamos.

    Al final nos dijeron que si no habíamos visto el recorrido en tren por las galerías de tiendas, las cuales presentaban más de dos mil tiendas, entonces en realidad no habíamos visto nada de la vida. Y aunque yo no creía que eso pudiera ser cierto, tengo una debilidad por el transporte ferroviario, por lo que no pude rechazar durante mucho tiempo tal propuesta.

    Las galerías de las tiendas estaban abarrotadas de mejoras escénicas y la ruta principal del tren se había diseñado para que los turistas pudieran verlas todas con claridad. Pasamos interiores por encima de océanos y nos deslizamos a través de bosques. Nos encontramos junto a montañas rusas y pistas de coches de carreras, ambas cubiertas. Barcos piratas enteros flotaban en los lagos mientras luchaban simuladas batallas. Por debajo podías ver submarinos merodeando. Grandes tanques de agua tenían delfines saltarines y focas bramando. Nuestro tren navegó a través de aviarios inimaginablemente grandes con coloridos pájaros de todas las formas. A ambos lados nos obsequiaban con exposiciones de luz y video y simulaciones de todos los fenómenos conocidos por el hombre. Incluso se podía ver una playa nudista, con turistas de todas partes del mundo desnudos. Pasamos por alto simulaciones de canales italianos y holandeses. Vimos simulaciones de barrios europeos y asiáticos repletos de réplicas de catedrales góticas, santuarios japoneses y templos hindúes. Los miles de millones de metros cúbicos disponibles en este monolito proporcionaban un cuadro del mundo entero, e incluso del universo, pues algunas salas por las que pasabaa el tren estaban dedicadas a simular galaxias enteras, cuyas imágenes se proyectaban en paredes y techos.

    El centro comercial había contratado a miles de músicos, actores, acróbatas, payasos, DJs, magos y jaraneros, junto con modelos de vestuario con todos las clases de ropa que se podía encontrar en todos los países importantes. [21]

    Aunque rara vez me falta reluctancia a participar en tal desvergonzado turismo, simplemente no pude decir "no." Y de todos modos, era imposible salir de esta situación sin verlo todo hasta el final, pues mi compadre estaba conmigo durante el viaje entero de la atracción, por así decirlo, y no había nada que yo pudiera hacer al respecto. (Y la chica de rojo era simplemente espléndida compañía después de todo. Tampoco es que me estuviera enamorando, pero me agradaba sinceramente su compañía como un ser humano estando junto a otro; y no había fin para las cosas que decir).

    En resumen, lo vimos todo y en todo su microcósmico esplendor, durante las horas y horas que pasamos en esa casa de aventuras 24/7. Terminamos quedándonos en habitaciones de hotel proporcionadas por nuestras generosas sponsors. Nuestras maravillosas damas-patrocinadoras tenían que volver al trabajo en Newport Beach al día siguiente, por lo que nos dejaron sin presionarnos nada más que un beso en la mejilla y un fraternal abrazo, todo lo cual me pareció bastante bien.

    Mi compadre, al parecer, les había ocultado el hecho de que estar un poco decepcionado cuando se fueron. En secreto él había esperado que pudiera surgir el amor carnal, pero francamente, yo vi como una misericordia que tal cosa no se hubiera avenido. Hay veces en las que no ser atraído hacia el amor es realmente como el recibir una gran misericordia.

***

    Cuando salíamos del hotel a la mañana siguiente, una encantadora recepcionista, una joven universitaria, nos deseó un buen día y nos indicó el coche del hotel, un vehículo que había sido contratado para dejarnos en Harbor Boulevard, justo en el frontera entre La Habra y Fullerton, precisamente en el lugar desde donde nos habían alejado rápidamente el día anterior. Curiosamente, la empleada llevaba un botón en la solapa que decía "Salomón."

    Inquerí quién podría ser este Salomón.

    "Oh, ya sabes, ese tipo que le gusta mucho a mi madre, no románticamente, sino como si fuera un maestro, un gurú o un guía espiritual."

    "¿En serio?" Dije: "¿Sería ese el que operaba en el café Le Pain Quotidien en Newport Beach?"

    "¡Sí! Ese es el lugar donde hacen encuentros. No creerías cuánto ha cambiado la vida de mi madre desde que comenzó a trabajar con él."

    Presionando aún más, le pregunté: "¿Se sentiría usted incómoda si le pidiera que describiera algunas de las cosas que él enseña? He oído mucho sobre él, pero nadie ha entrado en detalles sobre qué tipo de conocimiento específico imparte. "

    "Oh, sí, estaría más que feliz de contártelo. Mi mamá me cuenta todo lo que él le dice cada vez que llega a casa."

    Pero justo cuando estaba a punto de lanzarse al meollo del asunto, su supervisora vino y le dijo: "Llegas tarde a tu descanso. Debes irte ahora para que no nos metamos en problemas con el sindicato."

    La recepcionista se volvió hacia nosotros con tristeza y dijo: "Ey, tal vez la próxima vez podamos hablar de ello. Buena suerte en vuestro viaje."

    La supervisora ​​se hizo cargo del podio y señaló con su rostro cortés y angular hacia nosotros y dijo: "¿Hay algo más en lo que podamos ayudarles, caballeros, hoy?"

***

    Mientras estábamos en el coche del hotel en camino de regreso a Harbor Boulevard, una gran piedra se estrelló y atravesó la ventana y aterrizó en el asiento junto a mí. Afortunadamente, nos nos dio a ninguno. La rotura del vidrio fue desconcertante, pero ninguno de nosotros resultó herido ni levemente siquiera.

    Yo estaba sentado en la parte de atrás y mi compadre estaba sentado al frente con el conductor. Y entonces el conductor miró hacia el asiento trasero un momento y dijo: "Esto pasa una vez al mes. Tenemos vándalos. Pero ¿qué pueden hacer? La policía ha tratado de controlar la situación, pero no pueden detener a los vándalos. Tenemos suerte de que a ninguno de nuestros conductores les haya golpeado en la cara una de esas rocas. Todos mantenemos los dedos cruzados para que siga la suerte."

Capítulo 6

    Puede que te sientas picado con el universo. Puede que pienses que estás dando vueltas sádicamente en la inútil rueda de hámster de la codicia, lujuria y envidia solo por el capricho de los dioses. Bien, digamos que tienes razón. Pero aún así, no puedes ser iluminado mientras sigas con la idea de que ser favorecido por el destino te va a ayudar. Debes dejar de lado la idea de que la buena suerte y la fortuna van a dar reposo a tu mente. Yo vivo aquí en Newport Beach, en una de las cunas de la riqueza estadounidense. Aunque vinieras aquí y te quedaras conmigo un año, ¿crees que concluirías tu visita diciendo: "Oh, qué pacífico es todo?" Quiero decir, en serio, ¿cuánta paz tiene esta gente aquí? Llevo toda mi vida caminando por estas calles y aún no he visto las ventajas. Si vives en una ruinosa aldea en un parque de casas rodantes de Arkansas, te digo que te quedes donde estás. Hagas lo que hagas, no vengas a California en busca de la felicidad.

    Las Analectas de Salomón Wedge [22]

***

    Habiendo asistido a dos universidades en Fullerton y habiendo tenido la suerte de graduarme en ambas, [23] decidí aprovechar la ocasión de esta larga excursión para comprobar el estado de mi antigua ciudad intelectual. Al no haber estado en el área por un tiempo, parece que había olvidado la ubicación exacta de esas venerables instituciones. Pero, por desgracia, después de no poca confusión, la situación se volvió clara. Ambas universidades, como las había conocido, habían desaparecido. En cambio, habían sido reemplazados por una institución tamaño ciudad que representaba la fusión de las seis universidades de Fullerton. Cómo y por qué se había logrado tal hazaña institucional y organizativa, yo no lo sabía. Pero tenía curiosidad por ver cómo sería el nuevo Departamento de Filosofía, pues ese era la materia que más me apasionaba durante mis años universitarios.

***

    Cuando entramos en el Intersectional College of The Americas, el primer edificio que encontramos fue una reaidencia de alumnos de unos cuarenta pisos de altura. Estaba construido estilo renacimiento art déco, rematado con obra de piedra en bloques y amplias ventanas de vidrio esmerilado y pesados adornos de acero en la planta baja. Si bien el edificio no tenía un letrero oficial, alguien había escrito en la plaza frente a él: "Bienvenido al Infierno de los Compañeros de Cuarto," con tiza verde Y aunque éramos un poco mayores para estar invadiendo el espacio personal de los jóvenes, no pude resistirme a vagar por los pasillos para ver cómo vivían los jóvenes paisanos estos días. Había un guardia de seguridad que nos miraba amenazadoramente, pero era demasiado vago para intentar que nos identificáramos o para pedirnos que nos registráramos siquiera, pues tuvimos el descaro de pasar junto a él como si fuera él quien estaba fuera de lugar y no nosotros, él nos dejó pasar sin más.

    Mientras deambulábamos por los pisos, quedó claro que alguien había desactivado los detectores de humo y, por tanto, los estudiantes en los pasillos fumaban marihuana y cigarrillos con entusiasmo. Muchos de ellos bebían directamente de botellas de whisky y hablaban en voz muy alta. Con torpeza, muchos de los hombres se movían con el pecho descubierto y descalzos, vestidos solo con holgados y descoloridos pantalones de pijama. Se oía música a todo volumen desde detrás de las puertas de muchas habitaciones y ocasionalmente se escuchaban los ruidosos golpes de los muebles contra las paredes. Se oían pisadas fuertes sobre nuestras cabezas mientras hombres y mujeres jóvenes se perseguían por los pasillos, chillando y riendo ruidosamente en su avance. Muchos de los moradores dejaban las puertas abiertas y se oía el sonido constante del agua corriente de las duchas y los lavabos. Esto solía ir acompañado de gente hablando a gritos entre el ruido de agua salpicando y el constante rasgueo de guitarras. Muchos estudiantes se paraban en los pasillos y charlaron incesantemente con sus teléfonos inalámbricos. La mayoría de las ciudadanas de los pasillos tenían el largo pelo enmarañado y atado con varias bandas, lazos, cuerdas y pañuelos. De vez en cuando aparecía la policía en una puerta y llamaba con fuerz;, otras veces, algún desconcertado funcionario escolar deambulaba por ahí declamando el nombre alguien.

    Nosotros no estábamos seguros de qué hacer con todo esto, pero después de un rato nos dirigimos hacia la salida, contentos de no habernos metido en problemas.

***

    Fuimos a buscar el antiguo departamento de psicología mediante el cual mi exesposa había obtenido su máster, pero había sido reemplazado por un gran edificio llamado Instituto Transatlántico de Estudios de Quejas. El edificio era un rectángulo perfecto de unas dos manzanas de largo. Sus ventanas estaban teñidas de gris y las paredes de hormigón pintadas de una especie intermitente de verde militar y molduras rojas brillantes. Había dos mesas largas a cada lado de las puertas de entrada, ambas aparentemente atendidas de manera continua, y una albergaba a estudiantes enojados que reflexionaban con miradas hostiles en la cara. Cada mesa era operada por grupos rivales que no estaban de acuerdo en prácticamente nada. Dos agentes de policía intervenían continuamente para evitar que los grupos terminaran en un altercado.

    La primera mesa estaba ocupada por una organización conocida como Los Estudiantes de California para la Preservación de los Mercados Libres, y la segunda por un grupo conocido como El Consejo del Comando Revolucionario del Pueblo.

    Los patriotas teocráticos en la primera mesa habían sido expulsados ​​del campus varias veces, pero siempre habían demandado y ganado el derecho a regresar y defender sus doctrinas.

    El segundo grupo, aunque aparentemente enseñaba el amor universal por toda la humanidad, parecía estar echando humo de odio y casi enloquecido por su frustración con el primer grupo.

    El primer grupo, aunque admitía que enseñaba una especie de darwinismo social que abogaba por permitir que murieran todas las personas que no tuvieran éxito (así como a los animales que no tuvieran éxito se les permitiría morir en la naturaleza), tenían un aspecto bastante sereno y exudaban una tranquila simpatía. Eran elocuentes y educados.

    Me acerqué a la primera mesa y le pregunté a un estudiante bastante regordete y con rizos castaños colgando por la cara: "¿Debo entender que vuestra filosofía es la de un abandono total por los menos afortunados?"

    Este tipo me miró desde detrás de unas lentes bastante gruesas y dijo: "No es que queramos abandonar a nadie. Es que una especie comienza a perder su vitalidad si no se le permite operar en un entorno donde solo los más aptos sobreviven. Si seguimos apoyando a personas que por naturaleza son demasiado débiles para vivir, eventualmente la población se volverá ineficaz e incapaz de seguir adelante. Interferir en los procesos naturales viola las leyes de la naturaleza e invita a indeseables consecuencias desastrosas. Puede parecer que estamos llenos de odio, pero de hecho, no tenemos nada más que amor por la raza humana y le deseamos lo mejor. No le estamos haciendo ningún favor al mundo promoviendo continuamente a las personas improductivas; y por eso hay que eliminar todos los programas sociales y de bienestar."

    Uno de los estudiantes en la mesa rival había escuchado esto y dijo: "¡Cierra el puto pico, cabronazo fascista! ¡Te voy a dar la paliza de tu vida ahora mismo, gilipollas nazi!"

    Y justo cuando el indignado estudiante saltó para atacar al que acababa de estar hablando, uno de los policías lo empujó de regreso a su mesa y dijo: "Ya sabes las reglas. No me obligues a arrestarte de nuevo, porque la próxima vez te acusaremos de agresión y no saldrás de la cárcel hasta dentro de mucho tiempo. ¿Lo captas?"

    El policía rápidamente recuperó la compostura y se volvió hacia mí y dijo: "Adelante, haga sus preguntas, señor. Mantendré a ese chaval alejado de esta mesa."

    Presionando más mi línea anterior de preguntas, le dije al estudiante conservador: "Pero ¿no se supone que eres cristiano? Veo una cruz en tu solapa y una Biblia allí. ¿Cómo puedes tener una actitud tan despiadada cuando las escrituras no enseñan nada más que bondad hacia los pobres?"

    "Así es como tú lees las escrituras, pero, respetuosamente, he de diferir," respondió el joven mientras sacaba un rotulador del bolsillo de su camisa blanca. “Mira aquí," dijo mientras resaltaba un pasaje de la Biblia, 2 Tesalonicenses, 3:10: «Pues aun cuando estábamos contigo, te dimos esta regla: El que no esté dispuesto a trabajar no comerá.»"

    El joven se ajustó la pajarita torcida y agregó: "Verás, hay una manera tanto liberal como conservadora de leer la Biblia, y nosotros elegimos la manera conservadora. Dicho esto, respetamos el derecho de nuestros vecinos a leer las escrituras al estilo liberal si quieren. Dejemos que cada persona aprenda su verdad y que el público lo resuelva todo. Se podría decir que nosotros creemos en el libre mercado de ideas y en el libre flujo de capital."

    "¡Eso es una sandez!" gritó una joven desde la otra mesa. La joven también tenía una cruz colgando del cuello. (La policía la miró con severidad, pero no interfirió, siempre y cuando ella se mantuviera a su lado de la puerta.) "¡Yo he leído la Biblia de principio a fin dos veces y de ningún modo hay darwinismo económico allí! ¿Y qué estás haciendo predicando el darwinismo cuando se supone que un cristiano que no cree en la evolución?"

    "Le ruego que me disculpe, mamá," respondió el joven conservador, "pero algunos protestantes evangélicos creen en la evolución. Incluso los papas católicos han enseñado durante años que el relato bíblico de la creación no debe tomarse literalmente. Me temo que tu información es antigua. Tus métodos de interpretación están desesperadamente anticuados."

    Algunos otros estudiantes pasaron por encima de este debate y uno de los hombres de ese grupo gritó: "Algún día los perseguiremos a todos vosotros, racistas cerdos sexistas hasta los agujeros oscuros y profundos de los que venís. ¡No puedo esperar hasta que acabemos con esta constitución colonialista escrita por un grupo de propietarios de plantaciones de trata de esclavos!"

    Y una joven con andrajosa minifalda en el otro grupo, voceó: "La libertad de expresión es una mierda. La libertad de expresión es un discurso de odio."

    Y una tercera persona de ese grupo concluyó: "¡Un día os desarmaremos por completo y os dejaremos fuera del negocio para siempre, cabronazos! ¡Por qué no os vais y os morís, pútrida calaña!"

    Al oír esto, los estudiantes de la mesa del Consejo del Comando Revolucionario del Pueblo estallaron en un grito: "¡Purga a todo el odio! ¡Purga a todo el odio! ¡Purga el odio!"

    Los policías se paseaban de un lado a otro entre las mesas, asegurándose de que nadie se moviera para cruzar al otro lado de la puerta.

    Mientras la gente de la segunda mesa coreaba, el joven conservador con el que yo había estado hablando me estrechó la mano y dijo por encima del estruendo: "Aquí está nuestro folleto. Hay muchos recursos y amplia información de contacto si quieres saber más sobre nosotros y nuestra misión. Ha sido un placer conocerle, señor. "

    Miré a mi alrededor y noté que mi compañero ya no estaba a mi lado. A unos quince metros de distancia, pude verlo hablando animadamente con un profesor. El profesor parecía tener unos cincuenta años, pero también extremadamente vivaz y extrovertido. Yo no sabía que mi compadre tuviera inclinación intelectual, por lo que no me explicaba cómo podía él establecer tan rápidamente puntos en común con una persona académica. Aunque sí pude, sin poco esfuerzo, lograr que se apartara de la conversación y fuera conmigo al Departamento de Filosofía.

***

    Cuando llegamos a la oficina del Departamento de Filosofía, era obvio que estaban en proceso de cerrar el lugar. Los trabajadores, bajo la dirección de los profesores que pronto quedarían desempleados, estaban ayudando a empacar cajas y transportar muebles. Todo se estaba quitando de las paredes e incluso se estaban quitando muchos accesorios. Al parecer, este edificio nunca había sido remodelado y era muy antiguo. Uno de los trabajadores, un hombre que hablaba con un fuerte acento de Europa del Este, me dijo que después de que el Departamento de Filosofía terminara de recoger, todo el lugar estaba programado para ser demolido y reemplazado por otra instalación cuya función él no tenía modo de conocer.

    Miré con consternación a mi alrededor y quizá parecía casi impotente en mi decepción. Por fin vino en nuestra ayuda una mujer delgada y de aspecto fatigado y anodina ropa desaliñada y un pañuelo gris. Se subió las gafas en la nariz y dijo: "Lo siento, caballeros, como pueden ver, estamos terminando las cosas por aquí. ¿Son ustedes alumnos en busca de información sobre la reunión del departamento?"

    "¿Qué quiere decir con 'terminar las cosas'?," Pregunté. "¿El departamento se va a mudar a otro edificio? Yo tengo un título en Filosofía en esta ciudad y estaba ansioso por ver qué estaba haciendo el departamento en estos días."

    "Oh, cielos," dijo la mujer en un tono compasivo. "Tenemos que tener una pequeña charla. ¿Le gustaría sentarse? Nos quedan algunas sillas en la oficina a la izquierda."

    Mi compadre y yo nos sentamos en un par de sillas viejas de aspecto institucional mientras la mujer, que era la jefa del Departamento de Filosofía, se acomodaba en el asiento restante.

    "Amigos míos, se acabó. No solo nos estamos mudando. Estamos cerrando. Ya no hay Departamento de Filosofía en esta ciudad."

    "¿Por qué?" Exclamé. "¿Cuál es el problema?"

    "Bueno, se trata de las ideas. A nadie le gustan las ideas ya. La filosofía, como saben, se trata de comparar y contrastar ideas. Estos estudiantes ahora se desencadenan fácilmente, se traumatizan fácilmente por cualquier idea que no se ajuste rígidamente al interseccionalismo. Si no sabe lo que es el interseccionalismo, tendrá que buscarlo por su cuenta, porque no tengo tiempo para explicárselo ahora. Solo nos quedan unas pocas horas antes de que salgamos de aquí. La universidad ahora se ve a sí misma con solo dos funciones, la primera es enseñar a los estudiantes ciencias de la computación para que puedan mudarse a Silicon Valley. Al parecer la mayor parte de la humanidad tendrá que encontrar un modo de colarse en Silicon Valley. No hay otro juego económico que importe ahora. La otra función que cumple la universidad, después de la capacitación laboral técnica, es brindar un espacio seguro para estudiantes delicados y heridos. El debate, el riguroso contrainterrogatorio de las teorías, el intento de desacreditar las malas ideas, la libertad para estar en desacuerdo, disentir, rebelarse, todo esto acaba de terminar para siempre. La universidad se está moviendo hacia dos carreras solamente, una en informática y la otra en estudios de agravios. Los que puedan manejar matemáticas y ciencias se unirán al sector tecnológico y los que estén demasiado quebrantados para enfocarse en eso estudiarán cómo propagar y reforzar el dogma antipatriarcal y anticolonial. Estudios Políticos Comparativos, Estudios Religiosos Comparativos y Filosofía Comparada: todo eso se va para no regresar. La administración está reduciendo su enfoque a dos poblaciones solamente, los que necesitan protección contra ideas inseguras y los que pueden aprender cálculo. La gente del cálculo gobernará el mundo desde el punto de vista de la ingeniería, y las personas heridas controlarán todo el lenguaje y todo el pensamiento social para que nadie esté en desacuerdo con ellos. Eso es todo. Y así, mi profesión se acabado, simplemente acabado. Y, por cierto, será mejor que guarden sus viejos archivos de libros electrónicos de Filosofía en discos DVD, y mejor que consiga pronto cualquier otro libro de Filosofía en formato de bolsillo, porque la Filosofía no se permitirá en Internet por mucho tiempo. Creo que los estudiantes aquí lo llaman, 'la apologética de la supremacía blanca' o 'el residuo del nacionalismo blanco' o algo así. Como sea que llamen a nuestra forma de arte, pronto se declarará como un discurso de odio y, tan pronto como eso suceda, se vuelve ilegal. Y su plan para cualquiera que los desafíe es perseguirlos y acosarlos hasta la muerte. Nuestros días están contados, amigo mío. Y, hablando de eso, tengo que disculparme, ya que necesitamos apresurarnos para sacar nuestras cosas de aquí antes de que estos niños vengan y nos den una paliza o encuentren algún pretexto para arrestarnos. De todos modos, lo siento. Lo siento mucho."

***

    Mientras nos alejábamos de la parte más antigua del campus para ver el nuevo Campus de Ciencias de la Computación, notamos un edificio viejo y en mal estado que parecía un proyecto de construcción sin inspiración de los años setenta ahora en mal estado. El cristal ahumado había empezado a decolorarse irremediablemente. La moldura de aluminio se estaba saliendo en algunos lugares y parecía delgada y barata. Algunos cristales del segundo piso ya habían sido rotos por vándalos arrojando proyectiles de algún tipo.

    Había una puerta abierta en el lateral del edificio donde se podía ver a la gente llevándose sus últimos efectos personales, presumiblemente temiendo el mismo destino que temían los del Departamento de Filosofía. Había un letrero descolorido que decía anteriormente Departamento de Religiones del Mundo, pero había sido vandalizado con grafitis que decían, en letras grandes, arremolinadas y azules: "La lógica y la razón son privilegios de los blancos. Muerte al privilegio de los blancos."

    Negué con la cabeza consternado. Admito que me sorprendió que prácticamente todos los temas que amaba estuvieran siendo eliminados del mundo. Pero cuando me volví para reanudar mi progreso, noté una octavilla de una sola hoja pegada a un tablero que cubría una ventana rota. La octavilla decía: "23 de febrero, 18:00, Edificio de Religiones del Mundo." Debajo anunciaba: "Seminario sobre la vida desconocida y las enseñanzas secretas de Salomón Wedge." Pero un gran sello rojo debajo que decía en letra de imprenta, "Cancelado."

***

    Llegamos a una pared hecha de arbustos altos de unos tres metros y medio de altura. No pudimos ver lo que había al otro lado. En el medio había una serie de arcos que formaban algo parecido a un tubo de vida vegetal. Después de caminar por esta notable estructura, nos encontramos con el complejo similar a un parque industrial que formaba el Campus de Ciencias de la Computación. Este campus constaba de una docena de edificios en un círculo que tenía aproximadamente dos millas de circunferencia. Los edificios estaban espaciados uniformemente y todos eran exactamente del mismo tamaño, y estaban colocados exactamente como lo estarían las doce horas en un antiguo reloj de pared analógico. Cada edificio tenía la forma de un diamante descomunal de muchas facetas. Los edificios fueron diseñados por un arquitecto que modeló cada uno a partir de un diamante hecho por un experto cortador de diamantes en Amberes. A medida que el sol brillaba sobre estos monolitos, brillaban y relucían, reflejando la luz prismática en cada faceta. Cada una de las estructuras estaba rodeada por acres de césped perfectamente cuidado y piscinas decorativas con incrustaciones de azulejos multicolores. Fuentes crecientes adornaban el centro de cada piscina. Unas cuadras adelante había una señal que indicaba que nos estábamos acercando a un vestíbulo de recepción. No parecía haber otro camino razonable que continuar hacia esos edificios.

***

    El vestíbulo era tan grandioso como el exterior de los edificios. En el vestíbulo de varios pisos colgaban enormes móviles de vidrio y acero. Los drones volaban al aire libre, algunos escaneaban a los visitantes mientras entraban y otros llevaban paquetes y papeleo por las instalaciones. Había un pianista a tiempo completo que tocaba obras de Mozart en un piano de cola de concierto. Varias pantallas de video mostraron cortometrajes sobre el avance de la tecnología y la inteligencia artificial. Había un largo escritorio de mármol verde detrás del cual estaba sentado un guardia de seguridad de aspecto concienzudo. Cada varios segundos, una o dos personas atravesaban el vestíbulo para acceder a otra parte del edificio. Más allá de eso, el lugar parecía un poco tranquilo.

    Antes de que pudiéramos llegar al mostrador de seguridad para preguntar sobre la posibilidad de hacer un recorrido por las instalaciones, un hombre que sonaba amigablemente nos llamaba por nuestro nombre y que entraba en el vestíbulo por la derecha. Nos volvimos hacia él mientras se acercaba a nosotros, extendiendo su mano para emitir un apretón de manos firme y amistoso.

    "¿Cómo supo nuestros nombres?" Pregunté.

    "Eso fue bastante fácil. Tenemos acceso a prácticamente todas las cámaras de video en el condado de Orange, por lo que nuestros sistemas de recopilación de datos siguen automáticamente a la mayoría de las personas que caminan por Harbor Boulevard. Estudiamos lo que miran y cuánto tiempo miran, entre otras cosas; y cosas así mejoran nuestros estudios de tecnología de la información de marketing. Nuestros sistemas de inteligencia artificial pueden saber por las expresiones de una persona si está involucrada en una excursión turística o no. Nuestro software de reconocimiento facial y nuestros sistemas de seguimiento sabían que se dirigía hacia aquí; y de todos modos, los drones en nuestro lobby lo miraron y verificaron su identificación en el momento en que ingresó. Créame, no hay nada aquí que no sea tecnología estándar en otros cientos de lugares alrededor del mundo. Pero nos complace recibir su visita, como parte muy pequeña de la historia de la inteligencia artificial, nada que un historiador notaría, pero nosotros, (o mejor dicho, nuestras máquinas), no le hemos olvidado." [24]

    Hablamos un poco sobre la mínima participación que tuve en mis días de estudiante con nuestros intentos de hacer que las máquinas se comunicaran con la gente de maneras que parecían naturales y conversacionales. (Para mí, las computadoras y la filosofía a menudo se han entrelazado.) Finalmente, nos invitaron a la oficina del hombre para hablar más.

    Mientras nos sentábamos en su oficina bastante anodina, le pregunté: "¿Podemos dar un paseo por los edificios?"

    "Me gustaría complacerlos, pero me temo que sería una gran decepción. Verá, no hay nada que ver en estos edificios, excepto cubículos y oficinas rectangulares. No fabricamos nada aquí, así que solo hay gente, escritorios y computadoras. Eso es todo."

    "¿Qué más sabe de nosotros?"

    "Esa es una pregunta muy interesante. Parece que su teléfono inteligente tiene todas sus configuraciones de privacidad predeterminadas, lo que significa que la mitad del mundo podría, si quisiera, ver y escuchar casi todo lo que dice y hace. Afortunadamente, no está inclinado hacia actividades ilegales o me temo que ya estaría cumpliendo cadena perpetua."

    "¿Sabes lo que estamos haciendo?"

    "Sí, justo cuando entró usted por la puerta, mi computadora portátil mostró las palabras : «Exploradores de Harbor Boulevard». Y, como ya sabe, eso me pudo dar una breve historia de su vida y obras, especialmente las de su antigua universidad, cuyos terrenos colindaban con nuestro campus aquí. Y, por cierto, debo agregar que su gusto por las mujeres era bastante espectacular cuando era joven. Oh, Dios mío, menudo emprendedor era usted, ¿no?"

    Mi cara se calentó y me di cuenta de que me estaba poniendo rojo, pero reprimí mis emociones y pregunté: "¿Viste nuestra caminata por Rowland Heights, entonces?"

    "Estoy seguro de que nuestra computadora central sabría todo al respecto."

    "Entonces, ¿podrías encontrar las imágenes de la nave espacial que nos dejó inconscientes?"

    El hombre hizo una pausa, y luego dijo con cuidado, en un tono tranquilo: "Ese es un tema controvertido sobre el cual ha intervenido el ejército de los Estados Unidos. Solo ellos, y los empleados aquí que tienen autorizaciones de seguridad, tienen acceso a esa parte particular de nuestra información en vídeo. Por tanto, no se nos permite en este momento publicar ningún metraje de esa parte bastante ominosa de nuestro mundo local."

    "¡Entonces sabes que es real!"

    "Lo siento, pero no puedo decir nada más sobre ese tema. Sin embargo, si tiene alguna otra pregunta, no dude en preguntar."

    "¿Qué hay de Salomón Wedge entonces?"

    "Vi los avisos públicos de que algunos de nuestros profesores estaban a punto de presentar un foro público sobre su vida y enseñanzas, pero parece que todos esos profesores en particular han decidido huir de sus puestos dados los peligros presentes en el campo de las Humanidades. El tema me pareció bastante curioso, pero, por desgracia, me temo que ninguno de los nosotros será capaz de aprovechar ese conocimiento arcano aún."

    Reprimiendo el deseo de soltar un suspiro de frustración y recobrando mi presencia de ánimo, dije: "Nunca llegué a conocer a mi abuelo materno. ¿Podría ayudarme con eso? Los sitios web de genealogía parecen haber llegado con muy poco sobre él. Pensé que, con todos los datos que tiene fluyendo por aquí, podría...."

    "Considérelo hecho," dijo el hombre mientras escribía la solicitud en su teclado. "La copia impresa lo estará esperando en recepción. Es una impresora ultrarrápida, una maravilla tecnológica, incluso para nosotros. El manuscrito debería estar listo para cuando llegue."

    "¿Manuscrito?" Respondí.

    "Sí, estoy mostrando alrededor de cien páginas de investigaciones disponibles sobre él. Cuando termine de leerlo, sabrá más sobre la historia de su vida que la mayoría de las personas que ha conocido."

    Cuando nos levantábamos para salir del edificio, el hombre preguntó: "¿Hay algo más que podamos hacer para ayudarles hoy?"

    "No mucho," respondí. "pero podría indicarnos la mejor manera de regresar a Harbor Boulevard desde aquí. Me temo que mi aplicación de mapas se ha vuelto defectuosa últimamente."

    "Ah," suspiró el hombre, "¿entonces no ha oído hablar de esa sección en particular de la carretera?"

    Negué con la cabeza.

    "Bueno, ha cambiado bastante en los últimos meses. ¿Cuándo fue la última vez que cubrió el tramo de Harbor Boulevard pasando por Anaheim?"

    "Unos pocos meses, supongo, quizá más. Parece que últimamente he perdido la noción del tiempo."

    El hombre señaló por la ventana hacia el extremo más alejado del complejo y agregó: "Está bien, simplemente pase el edificio más alejado del perímetro de nuestro campus. La frontera de Anaheim está justo allí. Habrá alguien allí que pueda explicarlo todo."

Capítulo 7

    Podría intentar salvar tu ego ahora mismo diciéndote que hay un gran contaje, que se avecina un recuento fenomenal, un día en el que los dioses ensalzarán tu virtud y condenarán a tus despiadados enemigos. E incluso podríamos proclamar que tu bondad elevará tu alma por encima de las del reino animal, haciendo que tu alma ascienda con rectitud, mientras que la bajeza de los brutos hace que sus almas se hundan en el fondo. Pero no estoy aquí para mentirte. Al final, supongo que tendrás que convertirte en la persona que quieres ser porque eso representa quién eres y qué quieres decir sobre tu vida. En cuanto a cómo te juzgarán la historia y los cielos, nadie lo sabe. Si hay un Dios todopoderoso, asegúrate de esto: nunca sabrá lo que Él quiere o lo que Él piensa. Si alguna persona o cualquier libro intenta decirte lo contrario, no les creas.

    Las Analectas de Salomón Wedge (25)

***

    Hemos llegado al extremo distante del campus y nos hemos encontrado con una visión extraña. Por lo que podemos ver, solo hay dunas de arena. A solo unos metros de donde comienzan las dunas de arena, un hombre está sentado en una cabina de información hecha de madera contrachapada. Está sentado en un banco largo también de madera contrachapada. La parte superior de la cabina sobre la cabeza del joven está adornada con grandes letras blancas que dicen: "Bienvenido a New Black Rock City."

    El cielo está más despejado que nunca y el sol nos golpea con bastante dureza. Me parece que empiezo a sudar. Mi compadre, por otro lado, no dice nada, pero parece estar tomando el sol con entusiasmo. Él está sonriendo relajado de un modo que yo encuentro irritante. Es como si estuviera recibiendo un gran abrazo del mundo. De repente se me ocurre que estoy harto del sol y que preferiría, perversamente, estar en las frías y neblinosas Avenidas de San Francisco.

    Como no sé por qué parece que una gran parte de la ciudad ha sido reemplazada por dunas de arena, me imagino que debo acercarme al hombre en la cabina para obtener información sobre cualquier rareza que esté sucediendo aquí.

    El hombre de la cabina tiene largas rastas envueltas en cintas multicolores. No lleva camisa y su piel parece arrugada prematuramente por la exposición excesiva al sol. Además, su piel tiene el aspecto brillante y lleno de picaduras que a veces se ve con adictos desesperados de un tipo u otro. Su cabeza mira hacia abajo, hacia una repisa construida en la cabina que sirve como una especie de escritorio. Está absorto en un libro de bolsillo titulado "Un análisis de Kafka y Fellini: contrastes y similitudes en los motivos de la alienación y la nostalgia."

***

    "Discúlpeme, señor."

    "Sí, hombre. ¿Qué pasa?"

    "¿Estamos perdidos o es Harbor Boulevard por aquí? Íbamos a caminar desde aquí a Disneylandia en Anaheim. Se podría decir que estamos en nuestra propia nostalgia."

    "Ooh. Duro. Sí. Lo siento, amigo."

    "¿Lo siente?"

    "Bien, ya ves, la cosa es que descontinuaron Disneylandia. Siguieron tratando de apuntalar el concepto, pero, al final, como arte de instalación, se volvió débil y anticuado. Solo puedes hacer un apaño en una vieja idea hasta cierto tiempo antes de que llegue el momento de hacer una demolición y pensar en algo nuevo, algo fresco, ¿sabes?"

    "Bueno, ¿qué hay de Harbor Boulevard? ¿Qué hay de Anaheim?"

    "¡Vaya, vaya! No debes leer el Registro del Condado de Orange muy a menudo, porque si lo hicieras, ya sabrías que Anaheim tampoco se mantuvo. Quiero decir, la cruda estética era, bueno, hay que admitirlo, no había nada que lo mantuviera todo en pie. No encajaba desde un punto de vista artístico. No quiero ser brutal, amigo, pero básicamente lo demolieron y se fueron con un nuevo proyecto de instalación. "

    "¿Anaheim es ahora un proyecto de instalación?"

    "Sí. Lo que hicimos fue decidir hacer que el Hombre Ardiente fuera una actividad durante todo el año. Es tan flexible que las instalaciones pueden transformarse durante todo el año. Estamos en un estado continuo de demolición y construcción. Todas las noches comenzamos de cero y vemos por dónde seguir. Y, el término "La ciudad de Anaheim" fue eliminado. Ahora lo llamamos "Nueva ciudad Black Rock." [26]. Por eso Harbor Boulevard tuvo que desaparecer. Básicamente lo cubrimos todo con varios niveles de dunas de arena, para que siempre pudiéramos estar en el desierto."

    "Pero no pueden haber destruido todo Harbor Boulevard. Yo conduje por una parte de allí la semana pasada."

    "¿Qué ciudad?"

    "En Costa Mesa."

    "Bien, por lo que solo sacaron la sección de Anaheim y dejaron todo lo demás. Una vez que cruces todas las dunas, la carretera se reanuda en Garden Grove. Si sigues hacia el centro de Hombre Ardiendo, seguirás por la antigua ruta de Harbor Boulevard. Y si sigues caminando en dirección sur, saldrás de la última duna y pondrás los pies en la acera de Garden Grove. Por cierto, se le ve un poco pálido, así que un paseo por el el sol no podría hacerle daño."

    "¿Pálido?"

    "Oh, lo siento, hombre. No quise herir tus sentimientos."

    "Está bien. Estaré bien. Gracias por la información."

    "Genial o como se diga."

***

    El sol se ha vuelto opresivo. Me siento cansado y desanimado. Nos hemos encontrado con varios otros excursionistas, todos los cuales indicaron que el centro de Hombre Ardiendo estaba solo un poco más lejos; pero, desde su punto de vista, un pequeño camino es aparentemente cinco millas en un calor que induce al sudor. Mi cara se está poniendo roja debido a un leve agotamiento por calor y mi molesta frustración.

    Lo que hace que esta parte de nuestra caminata sea aún más molesta para mí es que mi compadre está prosperando en el calor, sonriendo al sol y estirando los brazos como si estuviera enamorado de las condiciones desérticas. Por supuesto que debería estar feliz por él, pero estoy celoso de su arrebato de vibrante vivacidad. Para empeorar las cosas, se puso a cantar, cantando cada verso de "A Horse With No Name" de la antigua banda de folk-rock de los 70 America [27].

***

    La verdad del asunto es que ahora estoy solo en un primitivo tipi en el extremo más alejado del nuevo desierto de Anaheim, quizá a una milla del centro de las principales actividades de Black Rock City. Estoy pasando días aquí a solas estudiando detenidamente todo material de lectura que pueda conseguir de otros campistas cercanos. (Aunque tengo un teléfono inteligente, yo, como muchos otros en mi grupo de edad, prefiero libros y revistas impresos). Y, para mi consternación, gran parte de lo que estaba disponible por aquí es poesía. Pero no importa mucho lo que leo, pues la lectura es simplemente algún tipo de estímulo visual y mental entre siestas, y estoy durmiendo la mayor parte del día y la noche para lidiar con mi sensación de abatimiento.

    Aunque por lo general soy un insomne, descubro que duermo dieciséis horas al día entre episodios de intento de digerir estos libros de poesía y revistas literarias de segunda mano.

    A pesar de que soy demasiado viejo y demasiado pesado para esas cosas, los ponis brillantes de alma caprichosa [28] se han acercado a mí para ofrecerme todos los placeres físicos que un hombre de mi edad podría soñar. Poco saben que me he vuelto tan cínico que pasar el día haciendo el amor me suena más que un poco empalagoso. Su juventud, lejos de impresionarme, es algo desagradable. Sea como fuere, debo complacerlas y fingir que habría aceptado sus tiernas misericordias si no hubiera estado en problemas de salud en este momento. Pero, siendo las pequeñas salvadoras que son, han decidido que una generosa provisión de gomitas de opio calmaría mi desaliñada alma; y en este sentido tienen razón. Y para mantener el suministro, debo intentar ser tan coqueto y halagador como pueda sin enfermarme del todo. También está el molesto hecho de que, mientras ellas me ayudan, básicamente debo pagar yo todas sus facturas; pero no hay forma de desafiar esta situación, pues soy un invitado en esta cultura y no tengo ninguna posición para intentar cambiar las reglas.

    Algunas reflexiones sobre cómo terminé en este estado:

    En primer lugar, este intento de caminar por Harbor Boulevard es mucho más exigente de lo que jamás imaginé. Han pasado demasiadas cosas y han cambiado demasiadas cosas en lo que pensé que era un mundo bastante estable. Soy demasiado mayor para tratar de comprender la desaparición de ciudades enteras y la repentina aparición de mezquinos OVNIS. Los cambios evidentes en el orden social y político también me resultan dolorosos. Nunca en mi vida me había sentido tan descolocado.

    Además, sospecho que algunos de estos cambios en mi realidad están conectados de alguna manera con las maquinaciones de Salomón Wedge y sus amigos, aunque no tengo forma de saber cómo pudieron ejercer un control tan vasto sobre el medio ambiente. Este es el tipo de deliberaciones que podrían desencadenar una ronda de pensamiento paranoico, pero, afortunadamente, el opio parece regular esa tendencia psicológica que de otro modo sería peligrosa, al menos a corto plazo.

    Y luego está el asunto de mi compadre. La razón por la que no se queda conmigo en el tipi al borde del desierto es porque ha abrazado con entusiasmo New Black Rock City y sus formas de expresión más extremas. Una vez que vio la majestuosidad y la diversidad de instalaciones y actividades aquí, puso su pie en el suelo y declaró que no continuaría el viaje conmigo a menos que yo aceptara esperar tres días enteros mientras él observaba toda la escena y todos sus aspectos y posibilidades. Como no había forma de que me rindiera en esta caminata ahora, y como no había forma de que yo fuera a pasar tres días actuando como un estudiante universitario en algún tipo de alboroto, fui relegado a intentar pasar el período de tres días en este tipi hecho de pieles de llama y otros materiales extraños.

    Debido a que no tengo la energía para seguir a mi compadre mientras él investiga todas las peculiaridades de esta ciudad, he estado sobornando a los chispeantes ponis para que actúen como mis espías, lo cual les ha permitido sablearme aún más fondos. Pero, a pesar de su reputación de ineficacia en las tareas más difíciles, aparentemente espiar y recolectar drogas es un punto fuerte para ellos. Cada pocas horas viene uno de ellos y me informa de todo.

    Mi compadre ha estado deambulando, me dicen, por todos los campamentos e instalaciones de los alrededores. Ha estado fumando todos los porros que pudo conseguir que alguien compartiera con él, y ha estado charlando con todas las mujeres hermosas y todos los artistas de la zona. Se dice que está ingiriendo todo tipo de droga psicodélica que circula, y se dice que pasa horas y horas bailando en fiestas al raso con personas casi desnudas cuyos cuerpos van de pintura corporal de colores brillantes. Toda la noche el baile continúa bajo luces estroboscópicas con la melodía de la vibrante y casi robótica música house de cuya popularidad yo había pensado que ya había desvanecido.

    Mi compadre ha metido las manos en sacos de purpurina y se la está echando encima a él y a los demás cuando pasan. Escandalosamente, fue visto en una gran carpa haciendo el amor con tres mujeres a la vez mientras una multitud de hombres más tímidos observaba. Debido a este arrebato de extrovertida asertividad, los jóvenes lo aceptan como uno de los suyos. (Creo que la gente de nuestra época debería avergonzarse de una mezcla tan casual de generaciones. Pero aparentemente mis creencias ya no explican casi nada). Parece que nuestro tiempo ha sido auspicioso, porque, antes de irnos, toda la ciudad está esperaba ver cómo se quemaba el hombre de madera gigante.

    Los chispeantes ponis han incluido en su descripción de las escapadas de mi compadre detalles sobre cada exhibición importante visitada, los paseos en varios carros de arte, las oblaciones ofrecidas en varios de los llamados templos y la forma de los rituales realizados por los nuevos cultos que operan desde cabinitas hechas de palos delgados de madera y tela.

    Y, volviendo al tema de la poesía, parece que mi compadre tiene una propensión a la libre asociación de interferencias de poesía y la corriente de la conciencia del mundo hablado. Quizá lo consideran una especie de mezcla entre un bardo y un oráculo.

    Estos informes me llegan entre largas siestas y cenas intermitentes, que, confieso, también estoy pagando de más a los chispeantes ponis para que me procuren. Nunca antes me había sentido tan inútil y tan solo, pero debo soportar esto, especialmente porque solo quedan otras tres ciudades que ver después de esta. No hay modo de cancelar esto.

Capítulo 8

    El universo tiene un pequeño secreto: los malos casi siempre serán más fuertes que tú; y los malos continuamente cambiarán de bando. (Los buenos solo ganan cuando el universo quiere desequilibrarlos a todos). Si alguna vez te sientes invencible y fuerte, probablemente sea porque te uniste al equipo equivocado y ni siquiera lo sabías. No tenemos la intención de ser matones, pero a veces descubrimos que somos los opresores. La persona que te acosa probablemente lo esté haciendo para vengarse de personas que desaparecieron de su vida hace décadas. Casi toda la ira se desplaza, ya que casi nadie tiene el coraje de enfrentarse a las personas que los hacen sentir miserables. Lo importante es tener la humildad de saber que mañana te engañarán para que hagas exactamente lo que condenas hoy. Sería útil si tuvieras a alguien que te respalde, pero cualquier sistema de respaldo que inventes tiende a ser contraproducente. A la naturaleza no le agrada que nadie se esconda de su furia.

    Las Analectas de Salomón Wedge [29]

***

    Esta sección de Harbor Boulevard que atraviesa Garden Grove está llena de un vacío distópico y una suavidad suburbana que admito encuentrar totalmente bienvenida. Al estar densamente poblado y lleno de tráfico, su vacío no es del tipo que enfrentamos en Rowland Heights. Es una especie de vacío ocupado que probablemente molestaría a la mayoría de las personas. Sin embargo, los últimos días han sido demasiado para mí y, teniendo el tipo de ansiedad flotante que tengo, no me va bien cuando estoy sobreestimulado durante largos períodos de tiempo.

    Mi compadre no tiene ninguna enfermedad mental en particular, que yo sepa y, por tanto, experimenta el aburrimiento y la euforia libremente y sin un costo indebido. Incluso su ira y frustración tienen una sencillez y franqueza que admiro y envidio. Prácticamente nunca es su culpa cuando estoy enojado con él, ya que soy yo quien tiene un problema para procesar las emociones y luego dejarlas ir en el momento adecuado. Simplemente le disgustan las cosas y las disfruta, y lo dice directamente. A diferencia de mí, él no explica en exceso, piensa en exceso ni se involucra en una racionalización o justificación excesiva. Simplemente es quien parece ser. Nunca sabré cómo soporta toda la duplicidad y manipulación inherentes a mi conflictiva personalidad. A veces, las personas como yo tienen mejores amigos de los que se merecen.

    El misterio de la amistad y el romance es algo que supongo que me gustaría preguntarle a Salomón Wedge cuando lo vea, aunque, mientras camino por esta calle, tengo la sensación de que una pregunta tan necesitada y simplista estaría por debajo de él. Pero en serio, después de todo esto, no sé nada sobre el hombre, ¿o sí?

    Lo que he pasado últimamente me ha hecho sentir el anhelo de algo que falta en mi vida; y, lo creas o no, algo de credulidad y fe brotaban de mí mientras caminaba melancólica y silenciosamente contemplando las cosas. Es casi como si no me importara lo que diga Salomón cuando finalmente llegue a su presencia porque, en este momento, me siento ciegamente inclinado a aceptar lo que sea que diga, de la misma manera que un evangélico podría aceptar la infalibilidad de la Biblia o los creyentes católicos podrían aceptar la autoridad papal. Por alguna razón, aunque por lo general un agnosticismo de lo más duro me sienta bien, creo que necesito creer en algo ahora. Pero ¿por qué ahora? Es posible que te rías de mí por pensar esto, pero siento que esta misión de conocer a esta persona le está dando algún significado a mi vida, tampoco es que pueda comenzar a decir siquiera cuál podría ser ese significado, pero no estoy muy preocupado por estos sentimientos, ya que probablemente también sean una reacción al estrés, y mi cinismo habitual probablemente volverá más temprano que tarde.

    Aunque mi compadre y yo hemos tenido algunos desacuerdos y preferencias incompatibles durante este viaje, es evidente que ambos estamos contentos de que ninguno de los dos quiera hablar durante un rato. Además, parece obvio que ninguno de nosotros tiene ninguna queja entre ambos en este momento. Cualquier desacuerdo del pasado parece haber pasado sin más. Parece más que obvio por qué lo acepto. ¿A quién le disgusta una persona tan agradable? El hecho de que él no me guarde rencor es un regalo por el que simplemente tendré que agradecer a los dioses, en caso de que llegue un momento en el que alguna vez me sienta más afectuoso hacia los dioses.

    Nos tomará un tiempo llegar a la frontera de Santa Ana, pues caminamos depacio. Después del segmento de Santa Ana de esta calle, solo quedará el tramo a lo largo de Costa Mesa. Y luego, al llegar al final de la parte de la carretera de Costa Mesa, habremos pasado esta prueba más irrazonable de caminar a lo largo de Harbor Boulevard. En este punto, no volvería atrás ni por todo el mundo.

    Una brisa inusualmente cálida nos presiona como un cálido abrazo, como si todo el condado nos estuviera abrazando. (Disculpa mi antropomorfismo. Me temo que estoy cediendo al sentimentalismo.) Esta brisa en particular no tiene toda la fuerza de los legendarios vientos de Santa Ana [30] que son algo que uno tendría que experimentar para siquiera entender o creer. Pero es similar a los vientos de Santa Ana en la forma en que le da a uno la sensación de que todo el ambiente respira aire caliente a la vez. ¿Cómo no sentirse vivo cuando todo el entorno lo sientes como una persona viva con su propio tipo de pulmones y voz? Debido a la amplitud de las corrientes de aire por aquí, se puede escuchar a todos los árboles a una milla en todas direcciones moviéndose de la misma manera a la vez. Es como si cantara un coro. Qué extraño que un fenómeno natural tan maravilloso ocurra en una parte tan anodina de esta ciudad, una parte de la ciudad que por lo demás es casi incolora y de aspecto frío.

***

    La calle estaba bloqueada y la policía de tránsito estaba dirigiendo a la gente hacia un desvío alrededor de Harbor Boulevard. Las aceras aún estaban despejadas y no hubo ningún problema en continuar nuestro viaje a pie. Quizá hubo algún tipo de evento orientado a los jóvenes, ya que en todas partes se vieron casi exclusivamente chicos. Sólo se veía deambular a algún adulto ocasional, la mayoría de los cuales parecían estar malhumorados, como si se hubieran visto obligados a estar allí contra su voluntad. Sin embargo, cuanto más caminábamos, más claro quedaba que no había ningún evento especial organizado por ninguna organización en particular. No se trataba de una función de la escuela ni de la iglesia, ni tampoco una especie de excursión. Se trataba de chicos al azar jugando o pasando el rato en grupos de aspecto problemático.

    Nos sentimos incómodos estar allí, pero continuamos adelante sin desanimarnos, ya que pensamos que en otra manzana o dos, todo terminaría y el tráfico normal se reanudaría en Harbor Boulevard. Pero éste no era el caso. En cambio, parecía que esta autocracia juvenil continuaba durante una o dos millas, tal vez hasta la frontera de Santa Ana. Debido a que esta área estaba peligrosamente cerca de donde crecí en la ciudad completamente anodina y poco distinguida de Stanton [31], comencé a temer que pudiera ver a amigos de la infancia tal vez acompañando a sus propios hijos a este evento que parecía no tener nombre. Pero claro, había tan pocos padres aquí que uno se preguntaba dónde estaban todos los padres de estos chicos y por qué a estos chicos se les permitía mezclarse para manejar sus propios asuntos. ¿Por qué la policía no patrullaba en ningún otro lugar que no fuera el perímetro?

    Ciertos recuerdos infelices me estaban llegando y esto había afectado directamente mi estado de ánimo. La vida de mi compadre era en general mucho más feliz que la mía y su infancia no fue tan problemática. Mi infancia, por otro lado, podría clasificarse como un desastre total, aunque un desastre con muchos momentos agradables.

***

    Un adolescente estaba parado frente a nosotros.

    Él dijo: "¿Queréis jugar?"

    "¿Jugar a qué?" Pregunté.

    "Al escondite."

    "¿Al escondite?"

    "Sí, ¿por qué no?"

    "¿No eres un poco mayor para jugar al escondite?"

    "Sí, pero nos gusta de todos modos."

    El chico parecía tener unos catorce años. Su cabello era rubio y sus mechones colgaban sobre su frente y cubrían levemente un ojo. Tenía las mejillas enrojecidas, como si alguna madre anglosajona de la época victoriana las hubiera frotado de rojo. Era de complexión delgada y vestía una camisa de cuadros livianos y pantalones cortos de pana.

    Quería presentarnos a sus amigos que estaban cerca de un escaparate cerrado a unos diez metros de la carretera. Uno de los amigos, también blanco, tenía mucho sobrepeso y sufría de acné severo. Ese joven tenía el pelo largo, oscuro y rizado que parecía sin lavar. Había una sonrisa sádica y siniestra en su rostro y su ropa colgaba holgada descuidadamente.

    Allí había una chica mexicana que normalmente habría sido bastante atractiva para los chicos de su edad. Sin embargo, aparentemente queriendo ser solo uno de los chicos, escondía todo rastro tradicional de feminidad, incluso yendo tan lejos como para usar un abrigo inusualmente grueso. Llevaba un viejo sombrero de los Anaheim Angels que su padre debió de haberle regalado y no tenía señales de maquillaje. Su rostro mostraba una especie de expresión de gángster hostil; pero aun así, había una calidez que irradiaba de ella y charlaba expresivamente con cada uno de los chicos de su equipo.

    Además, había un chico vietnamita que parecía tener casi diecisiete años. Su cabello oscuro estaba elegantemente recortado y tenía un aspecto casi ejecutivo. Parecía fuera de lugar con este grupo en particular porque estaba elegantemente vestido con ropa informal de negocios con un abrigo deportivo de Joseph A. Bank. Hablaba seriamente con los demás, como si les consultara sobre algún futuro negocio. Uno notó que un automóvil se detenía cerca de él de vez en cuando, y él, aunque aparentemente estaba limpio y afeitado y él mismo estaba sobrio, estaba repartiendo algún tipo de contrabando a los ocupantes de estos vehículos, una sustancia que venía en pequeños paquetes de plástico de color manilla..

    El rostro del chico rubio era a la vez sincero e insolente. Su expresión era acogedora pero también impaciente.

    "Me temo que he superado el juego del escondite, a menos que se cuente toda la trágica persecución de mujeres que he hecho como otra versión de ese juego," dije.

    "Entonces podríamos hacer otra cosa," respondió el chico. "El gordo y feo de allí es realmente genial. Siempre tiene una petaca de whisky en la chaqueta y muchos cigarrillos buenos. ¿Queréis fumar y beber con nosotros?"

    "¿Qué? ¿Estás loco? La policía y tus padres nos verían como si hubiéramos proporcionado alcohol y tabaco a personas menores de edad, y eso, amigo mío, se considera contribuir a la delincuencia de un menor."

    "No, ahora no. ¿No ves que solo hay unos pocos adultos por aquí? Son casi todos chicos porque, cuando estamos aquí, hacemos las reglas. Nosotros somos la ley hasta la medianoche. Los adultos pueden ayudar si les preguntamos, pero de lo contrario tienen que salir de nuestros asuntos."

    "¿Por qué el gobierno del condado iba a permitir tal cosa?"

    "Es parte de una tregua. Acordamos comportarnos a su manera durante toda la semana, siempre y cuando tengamos un día a la semana en el que tomemos el control de esta parte de la ciudad. Esas son las nuevas reglas."

    "Pero ¿no sería raro para los adolescentes ser amigos de viejos adultos gruñones?"

    "Nos sentimos solos."

    ¿Solos?

    "Pero uno tiene a todos los amigos alrededor, y puede hacer lo que quiera. ¿Por qué ibas a estar solo?"

    "Los adultos que pasan por aquí no quieren hablar mucho con nosotros. Están aquí para ayudar, si pueden. (A veces no pueden ayudar debido a las nuevas reglas). Pero piensan que si hablan para nosotros demasiado, sería como interferir, y el condado dice que no debe haber ninguna interferencia. Bueno, ¿queréis venir a beber y fumar con nosotros?"

    "No, me temo que no podemos unirnos para ese tipo de cosas. Y tenemos que seguir caminando. Estamos en Costa Mesa pronto."

    "¿Por qué tienes que caminar todo el camino hasta allí?"

    Sonreí irónicamente, pensando que el chico no tendría idea de lo que quería decir, y dije: "Vamos a conocer a un hombre llamado Salomón."

    "Ah, Salomón Wedge. Sí, he oído algo de ese tipo."

    "¿Quién te habló de Salomón Wedge?"

    "Mi papá. Tiene dinero y contactos, así que él puede pasar el rato con quien quiera."

    "¿Qué dijo tu papá sobre Salomón?"

    "No mucho. Me dijo que era mejor esperar a que yo saliera de la universidad y consiguiera un trabajo antes de pensar en esas cosas."

    "¿Esas cosas?"

    "No estoy seguro, pero apuesto a que son todas esas cosas raras sobre el significado de la vida y las formas del mundo, todas esas cosas que les gustan a las personas extrañas. Eso es lo que pienso de todas esos raros. Hay algo un poco extraño en ellos. No puedo indicar qué es porque mis padres no me quieren decir mucho. Pero creo que ni siquiera quiero conocer a Salomón cuando sea mayor."

    Detrás de nosotros estalló una sorprendente descarga de disparos [32]. Cuando nos volvimos a mirar, pudimos ver que se habían detenido varios coches. Pronto la calle se llenó de gángsters blancos disparando a gánsteres mexicanos. Cada pandilla era parcialmente multirracial, por lo que había chicos asiáticos y negros en la mezcla. Y así, para estos gánsteres, la lealtad aparentemente importaba más que la raza.

    El tiroteo no duró mucho. Después de que algunas personas cayeron al suelo, las personas restantes se subieron a sus coches y se fueron. Las víctimas resultaron heridas de muerte y se desangraron rápidamente. Para cuando una ambulancia se abrió paso entre la multitud de chicos autogobernados, ya fue demasiado tarde para rescatar a las víctimas. A medida que pasaban los minutos, todo el mundo simplemente se quedaba mirando y decía muy poco.

    Si bien mi compadre parecía disgustado y con náuseas por lo que había visto, no parecía completamente destrozado por ello. Yo, por otro lado, ahora era un manojo de nervios. Eso fue lo único que pude hacer para no desmayarme ni colapsar. Toda la energía parecía drenarse fuera de mí y un horror aparentemente sin fondo me llenó de pies a cabeza. Por un tiempo sentí como si yo mismo necesitara que me llevaran en una de esas ambulancias. Me tomó un tiempo sentarme en un banco de autobús y tratar de recuperar el aliento antes de poder controlarme. Mi corazón latía con tanta fuerza que me asustó.

    Los paramédicos y la policía no interactuaron con los espectadores que eran casi todos menores, ni siquiera se dijeron mucho entre ellos. Con mal humor se llevaron a los muertos mientras un equipo de limpiadores de calles se colocaba para hacerse cargo después de que las abatidas autoridades se hubieran marchado.

    Cuando las ambulancias y los coches de policía se fueron, y cuando los limpiadores de la calle comenzaron su trabajo, me volví hacia el chico que había estado hablando con nosotros, quien estaba extrañamente indiferente por el espectáculo que había tenido lugar frente a nosotros, y le dije: "¿No va la policía a interrogar a los testigos y tratar de atrapar a las personas que convirtieron esta calle en una zona de guerra?"

    "No, no hay nada que puedan hacer."

    "Pero ¿seguro que pueden buscar a los perpetradores después de que termine el día del autogobierno?"

    "Eso sería una violación de las reglas de no interferencia. No pueden detener a las pandillas aquí. No hay nada que nadie pueda hacer. Solo tenemos que tratar de vivir con eso. Eso es todo."

    Negué con la cabeza y concluí: "Escucha, todo esto ha sido demasiado para mí. Nunca he visto a personas disparando armas en público. Me temo que tendré que ir a mi habitación de hotel y dormir todo el rato." Estoy bastante conmocionado. Esta sección de Harbor Boulevard es demasiado peligrosa para mí. Tengo que salir de aquí. Ver cómo disparan a esos chicos me va a poner en la silla de la psiquiatría durante un año, Tengo miedo. Es todo lo que puedo hacer para evitar enloquecer y llorar frente a todos."

    "Lo que tú digas," dijo el chico.

    Cuando nos volvimos para irnos, el chico dijo: "Oye, señor, ¿vendrán usted y su amigo a visitarnos en algún momento cuando no estén tan ocupados?."

    "¿Por qué iba a volver aquí después de lo que he visto?"

    "Nos sentimos solos. Estamos aburridos."

    "¿Por qué vienes aquí si te hace infeliz?"

    "No lo sé. Es que todos los demás lo hacen. No quiero ser el único sentado en casa solo cuando todos los demás están aquí."

    "No puedo solucionarte eso. Tengo que irme."

    "De acuerdo, adios."

    Cuando nos dimos la vuelta para irnos, algunos de esos paquetes de plástico color manilla cayeron al suelo frente a nosotros. Miramos hacia arriba para ver al tipo de aspecto ejecutivo sonriéndonos mientras se alejaba para ver otras transacciones. Ignoré el problema que imaginaba que esos paquetes podrían traer, pero mi compadre sintió lo contrario y casualmente recogió los paquetes y se los guardó en el bolsillo. Me detuve y lo miré por un minuto como si estuviera completamente fuera de lugar, pero él solo guiñó un ojo con confianza, como si no se diera cuenta de mi censura silenciosa, y continuó caminando por Harbor Boulevard, sin siquiera volverse para mirarme. Por supuesto que lo alcancé después de un momento de estar allí, lleno de desaprobación. Ninguno de los dos habló hasta que vimos el marcador fronterizo de Santa Ana. Como quiso el destino, no cruzamos esa frontera de inmediato, pero enfrentaríamos otra demora.

***

    Mi compadre y yo hemos decidido sentarnos en la última parada de autobús en Garden Grove antes de cruzar a Santa Ana. Está, como solían decir mis amigos hippies, "entrando" en las drogas que ha tomado. Antes de que pudiera advertirle que no lo hiciera, comenzó simplemente a abrir esos paquetes sospechosos y consumir todo lo que había adentro como si fuera un caramelo. Por lo que puedo deducir de los síntomas de mi compadre, los paquetes parecían haber contenido una mezcla de alucinógenos y velocidad.

    A medida que el colocón hacía efecto a toda velocidad, la vida de mi compadre pasó como un relámpago ante él como un rollo de película pasada rápidamente en los anticuados tiempos de la preproducción digital. Estaba recordando todos los recuerdos que había tenido, llorando sentimentalmente al recordar ciertas cosas y agitándose de ira al recordar otras cosas.

    Marcando los aspectos más destacados de una historia de amor tras otra, expresó todas las emociones que sentía y dijo lo que era enamorarse de cada persona involucrada. Además de eso, también contó la verdad sobre todas las relaciones falsas que había tenido y admitió con franco detalle cómo se había enredado con personas por las que no tenía ningún afecto.

    Como estuvo involucrado en los deportes durante mucho tiempo, compartió detalles intrincados sobre sus pesadas colecciones de tarjetas deportivas, sus intentos de ser un árbitro profesional, su intento fallido de unirse a un equipo de baloncesto de secundaria, su muy breve mandato como liniero de fútbol de la escuela secundaria., la alegría de jugar hockey sobre patines en las calles, la alegría de estar en una liga de bolos, las extrañas y violentas sensaciones de participar en box, esgrima y kárate, la diversión sin fin de luchar con cualquiera de sus compadres de juego que estuvieran dispuestos.

    Todo esto condujo naturalmente a una explicación de cómo su vida de repente comenzó a girar en torno a la música, y cómo luego se abandonó el deporte en favor de las lecciones de guitarra clásica. Dio relatos detallados de su participación en bandas de garaje, su canto en el coro de conciertos, los años que pasó componiendo canciones, sus intentos de grabar música en un estudio de Hollywood y los esfuerzos infructuosos que hizo para hacerse famoso. Habló de la época surrealista en que escuchó su propia canción en la radio y estaba extasiado, a pesar de que la canción nunca se hizo popular. A continuación, un relato interminable de cada instrumento que intentó dominar y sus meticulosos esfuerzos en la transcripción de música.

    Y a partir de ahí se lanzó a relatar su amor temprano por la teología y la filosofía, y cómo todo esto lo llevó accidentalmente a estudiar ciencias, computación y matemáticas, culminando en devorar una biblioteca de novelas clásicas y poesía.

    El rollo, por así decirlo, continuó generando temporadas como pintor, artista de performance, artista de instalaciones e incluso activista político. Esto lo llevó a explorar los extremos de la vida en hogares de ancianos y guetos sin esperanza; y fue impulsado aún más a vagar por los espacios de trabajo y las casas de los ricos y glamorosos.

    Para intentar conocer el mundo entero, confesó haber tenido conversaciones con asesinos, jefes del crimen organizado, delincuentes de guante blanco y exespías.

    Por fin reveló, a una velocidad aparentemente hipersónica, prácticamente todo lo que no sabía de él, junto con casi todo lo que ya sabía. Era como si Tolstoi se hubiera sentado y resumido "Guerra y paz" en tres horas y media.

    Normalmente me habría impacientado con una persona intoxicada, especialmente si divagaba interminablemente. Pero había algo magnetizante y carismático en el estado de ensueño de mi compadre. Era como uno de esos libros que no puedes dejar de leer después de prometerte que solo leerás durante quince minutos y descubres que han pasado dos horas y que te arriesgas a llegar tarde a una reunión programada si continúas complaciéndote de esta manera. Mi sensación fue que podría haber continuado durante una media hora más, pero su exposición fue interrumpida.

***

    Una mujer soldado se nos acercó sin que la viéramos. Mi compadre había estado tan absorto en contar la historia de su vida, y yo había estado tan fascinado por ello, que ninguno de nosotros había visto a esta mujer ni a su séquito avanzar hacia nosotros. Al poco tiempo ella estaba de pie encima de nosotros. Detrás de ella se podía ver toda una tropa de soldados.

    "¿Qué estáis haciendo aún aquí? ¿No veis que las calles están casi completamente despejadas?"

    "Lo siento, pero nos habíamos enfrascado en una conversación larga y no teníamos idea. Pero, supongo, ahora que lo mencionas, todos los chicos parecen haberse ido."

    "Una parte del ejército ha desertado y donde estáis colocados es territorio principal. La facción rebelde ha dejado en claro que planean ocupar este tramo de la carretera antes del anochecer. Los civiles deben ponerse a cubierto y salir de peligro. "

    Pero antes de que pudiéramos completar esta breve discusión, un zumbido vino desde arriba y la calle, solo una manzana delante de nosotros, fue atacada por una artillería. Sucedió tan rápido que no pude decir si fue entregado por un vehículo de área en rápido movimiento o por alguna forma de fuego de mortero en la distancia. Pero pronto se oyó el fuego de una ametralladora y se dirigía hacia nosotros. Los soldados que nos rodeaban se separaron rápidamente en medio de muchos gritos y comenzaron a tomar posiciones defensivas cuando sus enemigos, también gritando y corriendo, se acercaban. No se nos ocurrió otra cosa que hacer que refugiarnos debajo del banco de la parada de autobús.

    Debo confesar morbosamente que hubo cierta belleza en la vista de todas las explosiones que siguieron. Y había pasado por tantas cosas en los últimos días que el caos y la carnicería que ocurrían a nuestro alrededor no aumentaron mi nivel de conmoción preexistente. De alguna manera extraña, casi diría que las explosiones a nuestro alrededor fueron como una especie de catarsis indirecta. Era como si cada explosión fuera un grito irracional de frustración que salía de mi pecho, si fuera capaz de un arrebato emocional tan prolongado. Era como si la batalla expresara algún tipo de hostilidad a la que yo no podía dar rienda suelta, como si algo incompleto en mí se completara con la visión de este espectáculo. No hay forma de entender por qué nosotros mismos no recibimos ninguna herida. Las explosiones y los disparos estaban lo bastante lejos como para evitar que sufrieramos daños auditivos, y fue verdaderamente milagroso que no nos alcanzara el fuego cruzado.

    La facción rebelde finalmente había tomado posesión de la calle, y uno de sus líderes vino y nos dijo que debíamos salir de debajo del banco de la parada de autobús y caminar por la calle antes de que el gobierno intentara retomar este tramo de la carretera.. Hicimos lo que nos indicaron y nos abrimos paso a través de nubes de humo y polvo. Había vehículos y edificios en llamas por todas partes, y el cielo estaba gris. Era difícil respirar y el olor a ruinas nos rodeaba. Con respecto a los heridos y los que no sobrevivieron, nos encontramos sin el nivel adecuado de empatía cuando los pasamos. Parece que las drogas que tomaba mi compadre le habían impedido tomar la destrucción de todo lo que había en su vecindario de manera muy personal o con miedo. Y, para ser franco, había captado su rumor. Estaba entusiasmado con el hecho de que mi compadre estaba drogado y, por tanto, a diferencia de los tiroteos de gángsters que habíamos presenciado antes, no estaba traumatizado por la escena de guerra que nos rodeaba. Parecía que ambos estábamos energizados por la situación. También era evidente para mí que esta sensación de invencibilidad era solo temporal y que me derrumbaría y quedaría reducido a un tembloroso desastre si alguna vez soportaba una situación de combate prolongada. Por pura suerte, hasta ahora, me las había arreglado para evadir todos los encuentros militares en mi vida ordinaria.

***

    Por fin, el humo se disipó y el sol volvió a ser visible a medida que avanzaba hacia el horizonte occidental. Y ahí, finalmente, estaba el Hotel de Suites para Ejecutivo Benito Juárez de Santa Ana donde teníamos previsto tomarnos un merecido descanso. Ambos sentimos que nos vendría bien un buen descanso de doce horas antes de intentar avanzar hasta la última ciudad en el mapa para albergar Harbor Boulevard, nuestro conocido terreno de Costa Mesa.

    Después de registrarnos en recepción y tomar el ascensor hasta el tercer piso donde estaba nuestra habitación, notamos que una señorita se nos acercaba apresuradamente. Nos quedamos quietos frente a la puerta de nuestra habitación para ver qué necesitaba.

    La mujer tenía un aire impresionante. Era decididamente de clase media y vestía impecablemente. Su cabello era castaño oscuro, casi negro, y sus ojos no solo estaban muy abiertos, sino que también tenían calidez e intensidad. Sus labios estaban ligeramente sonrientes y parecían representar tanto diversión como tolerancia, y quizá un poco de condescendencia. Al verla como una persona de mi propia especie, la saludé con cortesía y calidez, o al menos con lo que pasa por calidez proveniente de mí.

    Llevaba una falda azul hasta la rodilla que lucía una especie de bolsillo en la cadera. Hizo una pausa por un instante cuando llegó adonde estábamos, metió la mano en ese bolsillo y sacó una tarjeta amarilla pastel. La tarjeta contenía una nota escrita con una letra delicada que casi se parecía a un pincel chino. Decía:

    «Bienvenidos a Santa Ana. Se me ha informado que su llegada a Newport Beach es inevitable y que ha avanzado mucho en su viaje. Les aseguro que espero con mucha ilusión nuestro encuentro.

    Sinceramente suyo,

    Salomón Wedge.»

    Leí la nota con no poca impaciencia y le dije a la mujer con el mayor respeto posible: "No quiero ser impertinente. Parece usted una buena persona y no quiero presionarla, pero ¿podría, por favor, explicar cómo diantres sabría Salomón cómo ha ido nuestra pequeña aventura y cuánto hemos progresado exactamente."

    La mujer me sonrió encantadoramente y respondió: "¿Cómo sabe Salomón las cosas que sabe? Señor, si supiera la respuesta a esa pregunta, sería multimillonaria."

    "Ya veo," respondí, tratando de ocultar mi decepción por esta respuesta. "Bueno, entonces ¿le importaría unirse a mi compadre y a mí para tomar una copa antes de irse?"

    "Ah," dijo, ahora sonriendo más ampliamente, "Ojalá pudiera, pero ya sabe No puedo. No puedo interferir así."

    "¿Interferir con qué?"

    "Es que no puedo. Debo irme."

    Extendió la mano para estrechar la mía y, en ese momento, una lágrima asomó a su ojo derecho.

    "¿La he ofendido?" Consulté.

    "Oh, no, en absoluto. Pero hay una cosa más que tengo que decir antes de irme."

    "¿Qué es?"

    "Salomón me dijo que le dijera una cosa que prefería no escribir en esa nota."

    "¿Qué cosa?"

    "Quería que le dijera..."

    Y luego aparecieron varias lágrimas en su rostro.

    "Quería que le dijera que cree que son ustedes muy valientes."

    "¿Valientes? ¿Por qué?"

    "Él sabe..."

    "¿Sabe qué?"

    "Él sabe lo que te han enfrentado. Significa mucho para él, lo que han pasado."

    "Esto es fascinante. ¿Puede contarme más?"

    "No, no. Tengo que irme, de verdad, tengo que irme ahora. Siento no poder hacer más ahora mismo."

    Y luego se volvió abruptamente y se alejó rápidamente, desapareciendo en el neón amarillo enfermizo de la abrumadora soledad de la noche de Santa Ana. Sólo más tarde, mientras yacía yo en la cama reflexionando sobre su apariencia, me di cuenta de que llevaba el mismo vestido azul que la mujer que mi compadre había descuidado en La Habra. Se había cambiado el color del pelo y algunos otros detalles, pero sin duda era ella.

Capítulo 9

    A menudo has oído decir que debes tener cuidado con lo que deseas. Más bien yo digo que debes tener mucho más cuidado con lo que prometes. Siempre que haces una promesa, presumes cosas que no tienes por qué presumir. ¿Quién puede saber que controlas los eventos que te rodean? ¿Quién puede saber que puedes controlar las opiniones de los demás? ¿Y quién puede saber que incluso controlas tu propio cuerpo y mente? Por tanto, debes huir de todo tipo de contratos, votos, juramentos y promesas. Si un río de obligaciones está a punto de ahogarte, sálvate primero antes de intentar salvar a los demás y al mundo. Si te permites matarte trabajando, no ayudarás a nadie. Si se me pudiera acusar de codicia, tal vez solo se me pudiera acusar de codicia por la supervivencia de mis alumnos.

    Las Analectas de Salomón Wedge [33]

***

    El día siguiente había transcurrido sin problemas y habíamos caminado por la mitad del tramo de Harbor Boulevard que pasa por Santa Ana. Al anochecer, si no hubiera pasado nada, habríamos cruzado a Costa Mesa y quizá habríamos terminado todo este proyecto.

    Pero, por desgracia, dos coches de la policía derraparon y se detuvieron apresuradamente junto a nosotros y varios agentes de policía salieron apuntándonos con sus armas en la mano. [34]. Nos gritaron que nos tumbáramos en el suelo bocabajo o nos arriesgaríamos a que nos mataran a tiros. Obedecimos y se apresuraron a esposarnos las manos a la espalda antes de subirnos a sus coches patrulla. [35]

    Le supliqué a los oficiales que nos informaran de qué nos acusaban, pero ellos simplemente se rieron entre dientes y dijeron: "No os hagáis los inocentes con nosotros. Sabéis muy bien por qué os estamos arrestando; y cuanto antes ustedes y su abogado se den cuenta de que un acuerdo con la fiscalía es lo correcto, cuanto antes podamos conseguirle un trato razonable y dejar este asunto atrás."

    "Mi abogado," le respondí. "¿Por qué iba yo a necesitar un abogado? Nunca he tenido problemas legales en toda mi vida. No necesito un abogado."

    "No seas estúpido. Cuando te llevemos a la comisaría, nuestro jefe querrá interrogarte si no preguntas primero por tu abogado. Sólo un idiota hablaría con él sin un abogado. tienes que estar loco para incriminarte así cuando tu abogado puede disuadirlo a cambio de que te conviertas en testigo del estado. No seas tonto y suéltalo todo."

    "Pero no tengo nada que ocultar. No formo parte de ninguna red del crimen organizado. Soy un ciudadano honrado. Puede revisar mi historial y averiguarlo."

    "Vaya, todos dicen eso, ¿no? Bueno, no puedo decidir tu vida por ti, así que hazlo a tu manera, si esa es la forma en que quieres jugar."

    Nos ficharon y nos metieron en una celda de detención con un grupo de borrachos, algunos ladrones y un vagabundo que parecía enfermo mental. Languidecimos allí durante horas antes de que un detective nos llevara a oficinas separadas para interrogarnos. Yo no tenía idea de lo que decía mi compadre, pero veía a través de la puerta de vidrio de la oficina en la que estaba sentado que ya estaban trayendo a mi compadre de regreso a la celda de detención.

    Esperé a solas al detective en esa oficina durante quince minutos. El detective había estado interrogando a mi compadre y también se había apartado brevemente para ocuparse de otro asunto. Le tomó un tiempo llegar hasta mí.

    Se sentó en el escritorio frente a mí y me miró, luciendo cansado y frustrado. Exhaló, "Está bien, ¿entonces no quieres un abogado y estás dispuesto a hablar conmigo ahora por tu cuenta?"

    "¿Por qué no debería hacerlo? Tengo la conciencia relativamente tranquila, excepto por lo mal que manejo mis relaciones. Aparte de sentirme culpable por no mantener las relaciones con mi familia y con las mujeres, me siento como un hombre inocente. Estoy seguro de que no he infringido ninguna ley, al menos ninguna que requiera que me detengan de forma tan urgente."

    "¿Cómo puedes decir eso cuando te hemos estado siguiendo durante años? No hay forma de ocultar tu asociación con delincuentes organizados, depredadores sexuales y asesinos de todo tipo. ¿Pensabas que podrías pasar el rato con gente así durante décadas y no ser arrastrado al pozo con ellos? Deberías saber que no hay que corretear por ahí con la mafia rusa, la mafia italiana y la mafia mexicana. Esa es una forma jodida de vivir; y ahora todo lo que tienes para mí es una expresión de ciervo ante los faros?"

    "Lo siento, pero las personas que conozco son extremadamente aburridas. Suelen ser personas involucradas en ocupaciones tan mundanas como contabilidad, programación de computadoras e ingeniería química. Supongo que algunos de los biólogos con los que he salido se han descarrilado un poco. Algunos de los banqueros que conozco tienen que beber bastante para lidiar con el estrés de administrar esa cantidad de dinero; y, por supuesto, se entregan a asuntos extramatrimoniales, que, supongo, sienten que de alguna manera se les debe una indulgencia debido a lo duro que tienen que trabajar. Pero en general...."

    "¿De modo que afirmas no saber nada sobre el lavado de dinero? ¿Qué pasa con todos esos viajes a la ciudad de Panamá? ¿Qué hay de esos salones de masajes en los que invirtiste? ¿No sabías sobre todo ese tráfico de personas?"

    "¡Señor! Ya veo lo que ha sucedido aquí. Este es un caso de identidad equivocada. ¡Ha traído al hombre equivocado!"

    El detective sacudió la cabeza con exhausto disgusto y abrió una especie de álbum de fotografías. Pasó a una página cerca del medio y la abrió. Mirándome desde la foto de 20 x 25 cm estaba mi propia cara. Era mi doppelganger, mi versión de "el gemelo en algún lugar del mundo" que supuestamente, según la leyenda urbana, todo el mundo tiene. Pero había un fallo. No pude evitar sonreír.

    "Señor, perdone mi impertinencia. Ahora veo que sus oficiales hicieron bien en traerme. De hecho, parezco ser una especie de gemelo idéntico no relacionado con el sospechoso que tiene en mente."

    Luego volteé el álbum de fotos hacia el detective y agregué: "Mire aquí. ¿Ve que hay un detalle que se ha perdido?"

    El detective, ahora nervioso y perplejo, sacó una lupa y examinó detenidamente la imagen. Pero fue en vano. Luego me miró y dijo: "¿Qué? ¿Qué es?"

    Luego le pregunté si podía sostener la lupa sobre su escritorio, y aceptó de mala gana. Luego, sosteniendo la lupa sobre el labio superior del sospechoso, dije: "Ahí mismo. ¿Lo ves? Es una cicatriz en el labio leporino muy pequeña [36]. He conocido a varias personas que nacieron con labio leporino, pero algunos tenían tan buenos cirujanos que es casi imposible de detectar. (Algunos no tuvieron tanta suerte). Habiendo estado expuesto a varios de ellos, creo que estoy entrenado para notar incluso las cicatrices del labio leporino más sutiles. Pero si si miras de nuevo, lo verás y, como puedes ver, no tengo tal defecto. Si le pides a tu oficial de reservas que analice las huellas digitales que tomó cuando me contrataron, verás que las mías no coinciden del sospechoso."

***

    El detective y yo nos reímos mucho y finalmente terminamos charlando sobre muchos modales no relacionados. Resultó que el detective era un hombre afable. Todos los involucrados, con la mejor de las intenciones, simplemente cometieron un error honesto. Después de charlar un rato con el detective, me levanté para irme y le deseé la mejor de las suertes en su trabajo. Me aseguró, después de enviar un mensaje a nuestros carceleros temporales, que mi compadre me estaría esperando afuera en el pasillo cerca de las puertas de salida.

    Cuando salía de la oficina, noté, en la pared sobre el escritorio del detective, una fotografía de un hombre muy sereno, de cabello blanco, vestido con un suéter blanco de cuello alto. Sus ojos eran de un azul muy claro, casi traslúcido. Parecía ser de mediana edad, quizá incluso cincuenta. Pero su mirada era extremadamente suave, como si simpatizara con alguien. Hacia la parte inferior de la fotografía había una nota y una firma hecha por un delgado rotulador negro. Decía:

    «Siempre aquí para lo que necesites.

    Salomón.»

    "¿Entonces conoces a Solomon?" Pregunté ansiosamente.

    "Oh, no. Nunca lo he conocido. Mi antiguo jefe solía tener esta oficina y dejó esa foto cuando sacó sus cosas. Se retiró bastante repentinamente y nunca regresó a llevarse esa foto, pero yo nunca la quité. porque, no lo sé. Parece tranquilizar a la gente. El chico de la foto nos hace sentir cómodos, supongo."

Capítulo 10

    Mucha gente viene a mí en busca de la felicidad, y a cada uno de ellos le planteo estas preguntas: "¿De verdad sabes qué te hará feliz? Si te damos lo que quieres, ¿puedes prometernos ahora que serás feliz con eso? Si no es así, ¿por qué estás montando todo este alboroto? ¿Y no es esta promesa continua de felicidad futura, y todo lo que haces con la esperanza de ganarla, realmente la causa de gran parte de tu sufrimiento?" [37]

    Las Analectas de Salomón Wedge [38]

***

    Es de mañana y lo hemos pasado muy bien. Mi compadre y yo dormimos mucho tiempo en nuestras habitaciones separadas y yo decidí pagar por el lujo de una salida por la tarde para los dos. Estaba tan agotado después del encuentro con la policía el día anterior que no pude caminar más, pero decidí regresar al Hotel de Suites de Ejecutivo Benito Juárez de Santa Ana.

    Ambos estamos en nuestras habitaciones separadas. En soledad, bebo baratos cafés instantáneos de los hoteles y disfruto de reposiciones antiguas en los canales por cable. Me doy duchas largas y pausadas y me tomo mi tiempo para ponerme mi ropa de calle.

    Dado que la frontera de Costa Mesa está a solo unas millas de distancia, decidí que deberíamos acercarnos al final de nuestro viaje de una manera indolentemente mimada. Saldré de mi habitación como un hombre de negocios victorioso, dando una generosa propina a las doncellas mientras dejo mis desordenadas habitaciones; y más tarde pasaré tranquilamente por la frontera de Costa Mesa como un asistente de safari triunfante.

***

    Hubo un problema cuando fuimos a dejar las habitaciones. El cielo estaba marrón y lleno de humo. Los verdaderos vientos de Santa Ana habían llegado y traían consigo un calor opresivo y todo tipo de alérgenos. Nos costaba respirar y nos lloraban los ojos. Nos dirigimos a la recepción y preguntamos qué estaba pasando.

    El recepcionista del motel dijo: "¿No has estado viendo las noticias esta mañana? Los vientos de Santa Ana llegaban a noventa millas por hora anoche. Arrancaron cientos de líneas eléctricas y los cables con corriente estaban encendiendo chispas en todas las casas de la gente. ¿No te despertaron las sirenas anoche? La mitad de la ciudad está en llamas. No hay servicio de autobús o taxi dentro o fuera. Si tienes el dinero, puedes quedarte otra noche aquí y ver si la situación mañana está un poco más bajo control. Podrías intentar escapar de la zona, supongo, pero me parece que tendrás problemas para salir."

    "¡Absurdo!" Respondí. "No me importa si se acerca un huracán. No voy a pasar otro día lidiando con esta molesta calle. Tenemos una misión que completar, y la vamos a completar hoy, contra viento y marea." "

    El empleado me miró con una expresión seria y preocupada y dijo: "Es gracioso que mencionaras marea alta, porque ahora hay una especie de tormenta que se dirige hacia la costa. El clima a la gente le está costando saber qué es. Pero, ya que estás saliendo entre este humo, al menos llévate estas mascarillas quirúrgicas. No son tan buenas como las máscaras antigás, pero esto fue todo lo que pude encontrar cuando allané el equipo de emergencia del hotel esta mañana temprano. ¿Y por qué no te lleves este paraguas también. Algunos invitados lo dejaron y nunca regresaron por él. Eso es todo lo que puedo hacer por ti."

***

    Una milla de paseo por la calle nos ha dejado a los dos miserables, sudorosos y sin aliento. Me sentí estúpido llevando este paraguas durante una tormenta de fuego. El viento aún sopla a unos sesenta kilómetros por hora y sopla hacia el norte, haciendo que cada paso hacia el sur sea como un combate de lucha. Enormes franjas de ceniza y humo han cobrado su precio. Los camiones de bomberos gritan y el tráfico en las calles es caótico. La policía está tratando de dirigir el tráfico manualmente en las principales intersecciones ya que los semáforos se han quedado sin energía. (Por pura suerte, nuestro hotel pudo brindarnos una estadía normal, ya que tenía el lujo de un generador de respaldo de tamaño generoso). Pero una vez que dejamos la propiedad, fue como entrar en las secuelas de la guerra de Siria.

    Había gente acurrucada en las aceras llorando y chicos vagando perdidos y llorando por sus padres. Las personas atrapadas en el área habían estado acampando en sus autos y esperando no ser tragadas por el infierno circundante. Las autoridades estaban totalmente abrumadas y parecía obvio que muchas personas simplemente se quedarían sin ayuda alguna hasta que lograran escapar de la zona. Y aunque solo nos quedaba una milla más o menos, tuvimos que detenernos y descansar y tratar de calmar nuestros nervios destrozados antes de dar un último empujón para liberarnos de Santa Ana y de esta zona de desastre.

***

    Mientras estábamos sentados, con la espalda apoyada en la pared de bloques de hormigón de una estructura de estacionamiento que aún no había sido afectada por el fuego, mi compadre informó haber sentido dos gotas de agua en el antebrazo. Al principio no tomé nota de esto, pero luego varias gotas de agua también me golpearon. Miramos hacia arriba y durante los noventa minutos que nos había llevado caminar una milla y cuarto muy accidentado, las nubes se habían juntado. Debieron de haber entrado rápidamente desde la costa.

    La luz que salpica se transformó en un aguacero. Mirando hacia arriba de nuevo, vimos que nubes aún más oscuras, nubes presagiosas, se habían precipitado desde la orilla. El fuego, que parecía haber destruido la mitad de las estructuras en kilómetros a la redonda, estaba a punto de ser controlado rápidamente. Gracias a Dios había complacido al recepcionista al aceptar tomar el paraguas que me ofreció. Nos acurrucamos debajo del paraguas y avanzamos con dificultad contra el viento loco y la lluvia loca. Eventualmente, después de un progreso agotador, tal vez solo quedaban ocho o nueve manzanas para el final.

    Tiramos el paraguas a la cuneta cuando los vientos finalmente lo habían hecho pedazos, sin importar cuánto intentáramos mantenerlo de una pieza. Como el clima aún era cálido, a pesar de la tormenta, decidimos aceptar que estaríamos empapados cuando cruzáramos a Costa Mesa.

    De hecho, la tormenta se había convertido en un pequeño huracán, el primero que yo había visto en toda mi vida en el condado de Orange. Escuchamos un rugido que no se parecía en nada a lo que había escuchado antes. Parecía provenir del cercano río Sana Ana, que es extremadamente ancho y profundo. La mayor parte del tiempo está completamente seco. Resultó que una serie de perforaciones de marea se habían abierto camino tierra adentro y habían estado inundando áreas río arriba. Cuando las mareas retrocedieron, nos paramos junto a la barandilla que daba al río y vimos lo que parecía el contenido de un tsunami saliente pasando flotando:

    A medida que la corriente amplia y profunda se agitaba, vimos el fuselaje de un avión girando una y otra vez al pasar. Detrás de él vimos secciones enteras de casas que habían sido arrancadas de sus cimientos. Pasó un autobús galgo entero, seguido de cerca por un rastro acuático de sofás, armarios y aparadores. Una variedad de obras de arte rodeadas de marcos ornamentados subían y bajaban mientras la corriente los arrastraba a todos al olvido. Los vagones de pasajeros de los trenes de Amtrak, junto con los remolques de los camiones diésel, atravesaban la oleada de agua de color marrón oscuro y verde turbio. Innumerables prendas de vestir, casi como bancos de peces surfistas, se abrieron camino entre sí y pasaron junto a nosotros en el camino para unirse a todos los demás artículos perdidos en el océano. Docenas de coches se amontonaron unos sobre otros como rocas al pasar junto a nosotros. Las pantallas de ordenador y de televisión, junto con los parlantes, las lámparas y los escritorios, todos ellos formando una vasta congregación, daban vueltas y se agitaban por el río enfurecido.

    Observamos este fenómeno durante casi media hora antes de alejarnos y regresar a Harbor Boulevard. Era cierto que había una sección de Harbor Boulevard que atravesaba Costa Mesa, pero pensamos que una vez que cruzáramos los límites de la ciudad, el impulso y la ansiedad por terminar con esta tarea nos llevarían a ese centro comercial Triangular que limita con Newport Boulevard. Estábamos mojados, cansados, asustados y hambrientos, especialmente porque habíamos planeado desayunar en un restaurante en el camino, un restaurante que ya se había quemado hasta los cimientos o había sufrido daños por agua.

    Curiosamente, cuando cruzamos a Costa Mesa, el sol brillaba, el viento y las lluvias habían cesado y no había señales de trauma en ninguna parte. La gente nos miraba extrañamente porque éramos los únicos empapados. Todo a nuestro alrededor era prosperidad, paz y tranquilidad. Y ahí nos veíamos como dos locos que debían haber ido a nadar con su ropa habitual.

***

    Aunque aún no habíamos terminado con nuestra caminata, llamé a nuestros amigos, los que nos habían presentado el concepto de Salomón Wedge. Nos llevaron a nuestras casas, que no estaban muy lejos. Mi compadre se arregló y se preparó un almuerzo en su casa, y yo hice lo mismo en mi casa. Después de un par de horas del tipo de refrigerio que solo un entorno familiar puede brindar, nuestros amigos nos llevaron a los dos de regreso a la parte de Harbor Boulevard donde lo habíamos dejado y nos desearon suerte.

    Les dije a mis amigos que tendrían que esperar hasta que yo entrara en una larga narrativa sobre nuestro viaje. Había demasiada información que procesar y demasiados detalles que repasar. Les hice saber que estaba demasiado agotado emocionalmente para contar toda la historia en este momento. Ellos entendieron, diciendo: "Cada uno crece y aprende a su manera. Cada persona se abre cuando es su momento y ni un minuto antes. Respetamos el camino espiritual de todos."

    El viento ahora era suave y reconfortante, y el cielo era de un delicioso azul celeste. Llevaba mis pantalones Dockers y una camisa polo, como es típico de las personas de mi grupo de edad. Me puse un par de zapatillas Rockport más nuevas y calcetines gruesos y reconfortantes.

    En el camino, nos detuvimos en un bareto de temática hawaiana y nos dimos el capricho de unos cócteles anticuados, Bloody Marys y Tequila Sunrises. El joven hipster que atendía el bar nos miró como si fuéramos de los noventa, pero mi compadre de viaje y yo anhelamos lo familiar.

    Después de llevar un pequeña y feliz caraja, caminamos tranquilamente por las últimas manzanas de Harbor Boulevard hasta su final donde este se encuentra con Newport Boulevard. Sintiéndonos extrañamente alegres, decidimos, en principio, caminar por Newport Boulevard hasta Newport Beach, donde tomaríamos cafés en un café con vistas al agua.

    Mientras estábamos sentados a lo largo de una barandilla, viendo los barcos mecerse suavemente en el agua, esperando que la cafeína nos llevara a un estado más extático, luego, después de un largo momento de reflexión, le dije a mi compadre: "¿Crees que algo de lo que hemos pasado fue real?"

    Me miró dubitativo.

    "Esto es lo que yo creo," agregué. "Creo que el condado de Orange es como siempre. Pero nos pusieron en algún tipo de estado hipnótico, o tal vez de alguna manera simplemente caímos en ese estado por nuestra propia voluntad. Tal vez había algo en el fondo de nuestras mentes que no podíamos cara, así que inventamos algún tipo de fantasía. O tal vez ambos estábamos estresados ​​y tuvimos una especie de crisis nerviosa prolongada. Sea lo que sea, lo hemos superado ahora y podemos volver a vivir nuestras vidas como si esto nunca hubiera sucedido. Podemos dejar todo esto atrás y continuar donde lo dejamos. Eso es lo que digo."

    Mi compadre asintió de una manera agradable, incluso sonriendo un poco, mientras se volvía para ver un par de gaviotas jugando con el viento sobre el paseo marítimo.

    Mientras yo ponderaba estas cosas, tres personas muy relajadas de Newport Beach vinieron y tomaron la mesa junto a nosotros. Su lenguaje corporal era el de personas extremadamente tranquilas. Probablemente eran chicos de fondos fiduciarios que, sabiendo que siempre estarían seguros, tenían la confianza para abrirse camino en trabajos fáciles que pagaban de más. (Las personas nerviosas nunca parecen tener ese tipo de descansos porque su necesidad y su miedo son demasiado notorios. Esa es la razón por la que se necesita dinero para ganar dinero).

    Había dos mujeres vestidas con pantalones cortos de tenis, aunque parecía claro que no jugaban al tenis. La rubia llevaba un visera blanca y la otra tenía una banda turquesa en la frente que le mantenía un gran mechón de cabello castaño rojizo fuera del rostro. Las dos mujeres charlaban interminablemente sobre las universidades a las que planeaban enviar a sus hijos, a qué parte de Europa irían de vacaciones a continuación y qué tipo de inversiones estaban de moda y cuáles habían pasado su mejor momento.

    El hombre que acompañaba a estas damas las observó hablar, ocasionalmente insertando algún comentario cómico antes de reanudar su postura de escucha de nuevo. Supongo que él ganaba mucho dinero. Como también es tristemente típico de ciertos tipos absurdos de mi grupo de edad, llevaba una especie de sombrero de capitán. Las mujeres parecían ser algo más conscientes de su estatus de clase que él. Ya sea con sinceridad o no, desprendía un aire de accesibilidad.

    Queriendo poner a prueba mi teoría, le dije al hombre: "¿Podrías seguirme un minuto?"

    Mi compadre se dio la vuelta y sus ojos se animaron cuando me dirigí a estos lugareños.

    Mentí y dije: "Soy un turista aquí y creo que nuestros amigos en casa nos dieron de broma una octavilla de viaje falsa. ¿Podría enumerar varias de las atracciones y espectáculos en ese folleto? Mi compadre y yo solo estábamos pensando que la única forma de resolver esto es preguntándole a un lugareño. Estaba buscando en mi teléfono inteligente y no puedo encontrar ninguno de estos en Google. ¿Tiene un segundo?"

    El hombre asintió como si tal petición no fuera un inconveniente para él. Se inclinó hacia atrás para indicar cierta generosidad de espíritu, así que solté una lista como lo haría un poeta despotricado: "Los platillos voladores de Rowland Heights, La Catedral Internacional de Prosperidad y Sanación, El Centro Comercial Intercontinental del Condado de Orange, La Facultad Interseccional de las Américas, El Instituto Transatlántico de Estudios de Agravio, Los Estudiantes de California para la Preservación de los Mercados Libres, Los Hijos Autogobernados de Garden Grove, El Gángstee Harelip del Área de South Coast Metro, El Levantamienro Militar de la California Sureña, y Las Tormentas de Fuego, Huracanes y Mareas de Santa Ana."

    Las dos mujeres se echaron a reír y la de la visera blanca dijo: "¡Ja! Es un artista de performance de algún tipo. Muy gracioso. Muy gracioso."

    Luego inclinó la cabeza y dijo: "¿Vas a actuar en algún lugar cerca de aquí? Estaríamos felices de ir a tu espectáculo."

    Me encogí de hombros y dije: "Lo siento, desearía que eso fuera cierto, pero me temo que eso es lo que durarían mis arrebatos artísticos. Dudo que pudiera llevar a cabo una rutina completa de media hora."

    El hombre luego se inclinó hacia adelante y dijo: "¿Eso es todo?"

    "Sí," respondí. "Esta es mi pregunta principal. ¿Hay alguna de las cosas que enumeré por aquí?"

    El hombre negó con la cabeza y respondió: "No, hombre. Lo siento, pero nunca he oído hablar de ninguna de esas cosas. Si no estás de broma ni nos tomas el pelo, tengo que decirte que tus amigos os han colado una buena. "

    "Bueno, lamento molestarlos. Los dejaré volver a la conversación."

    "No hay problema," dijeron las dos mujeres.

    Pero luego me impuse a ellos por un momento más y agregué: "Oh, lo siento, solo una pregunta más muy rápida; y esta es probablemente tan tonta como la primera. Diga, ¿alguno de ustedes ha oído hablar de un chico en Newport Beach llamado Salomón Wedge o nuestros amigos nos estaban gastando otra broma?"

    Los rostros de las dos mujeres se pusieron un poco más serios y se miraron furtivamente.

    El hombre volvió a inclinarse hacia delante y dijo: "Yo soy Salomón Wedge."

Capítulo 11

    Casi todos los predicadores, si planeas permanecer en el negocio, incluyen muchas cláusulas condicionales en sus sermones. Nadie quiere que le pillen mintiendo a sus clientes. Lo que están diciendo equivale a: "Tengo la verdad absoluta, pero podría estar equivocado." Y así terminamos con una serie de audaces afirmaciones combinadas sin mojarse para nada.

    Aun así, está bien si te han engañado. No mucha gente sale de este juego sin unirse a una secta o sin que su cuenta bancaria sea asaltada. Al final sus amantes también los traicionan.

    Intenta evitar la amargura de todos modos.

    Las Analectas de Salomón Wedge [39]

***

    Salomón no tuvo tiempo de tener una reunión oficial con nosotros porque, justo cuando habíamos comenzado a conversar con él, un séquito de una docena de personas entró para llevarlo a una salida social aún más grande. Salomón y las dos damas que estaban con él solo usaban el café como punto de encuentro para todo el grupo. Resultó que estaban tomando un avión privado del aeropuerto John Wayne para asistir a un evento en el norte de California. Sin embargo, dejó en claro que se esperaba que nos reuniéramos con él y su gente en Le Pain Quotidien el siguiente evento a las 6 en punto de la tarde.

    Como aún había algo de luz del día, mi compadre y yo decidimos continuar nuestro paseo por la zona del paseo marítimo. Mientras caminábamos, pensé que era bueno habernos encontrado con Salomón. Esto me evitaría tener que molestar a nuestros amigos para concertar una reunión con él. Y, en algún momento, si no hubieran podido concertar una reunión con Salomón, me habría visto obligado a preguntarles si Salomón Wedge era real o no. Nuestro encuentro casual con Salomón me ahorraría todos esos problemas.

    Reflexioné además sobre la pregunta no resuelta de cómo pudimos haber alucinado un viaje tan fantástico y qué papel podrían haber jugado Salomón y su gente en todo eso. Quizá reunirse con Salomón finalmente aclararía esos problemas.

    Por último, estaba la cuestión de su enseñanza, cualquiera que fuera, y cómo había llegado a ocupar un lugar tan importante en la imaginación de la gente. También habría que preguntar sobre eso, especialmente porque habíamos pasado por muchos problemas para tener acceso a él.

    Yo mismo seguí siendo un devoto agnóstico, incluso después de tantos eventos y experiencias aparentemente milagrosas, por lo que no tenía esperanzas de ningún tipo de transformación importante en mi vida proveniente de lo que Salomón tuviera que decir. Además, estaba relativamente seguro de que sus enseñanzas no serían nada nuevo para mí. Probablemente todo sería una colección de cosas que eran viejas para mí. Aún así, como indiqué muchas veces antes, el asunto tenía que llevarse hasta el final, y me alegré de que toda esta aventura terminara pronto.

***

    Antes de llegar demasiado lejos a lo largo de la costa, nos encontramos cara a cara con otra persona con sombrero de capitán. Llevaba una camisa blanca de manga corta y pantalones cortos blancos, ambos de alta calidad. También llevaba gafas de sol reflectantes; y cuando le daba el sol en la cara, esta parecía casi brillar.

    "Caballeros, Salomón me pidió que les dijera que lamenta no haber tenido tiempo para tener una reunión completa con ustedes hoy, por lo que quería compensarlos con un crucero al atardecer en su barco. "

    Mi compadre se emocionó de inmediato con esta perspectiva y el clima era tan perfecto que yo tampoco dudé en aceptar la oferta.

    Cuando llegamos al barco, nos sorprendió un poco descubrir que era un yate impresionante con una tripulación de servicio completo. Algunos otros asociados de Salomón también estaban siendo tratados con este lujo de buen gusto, por lo que no debíamos estar solos en el barco.

    Traté de ignorar a las dos mujeres más jóvenes en traje de baño, sintiendo que estaba por debajo de mi dignidad comenzar a darles la murga, ya que, dado su alto estatus social y apariencia, deben haber estado enfrentando la monotonía de tener que rechazar continuamente a hombres muy por debajo de ellas. Para afectar esta evasión, pedí al camarero de a bordo que me trajera algunos cócteles y me senté en el lado opuesto de la terraza en una cómoda tumbona con una elegante mesita para bebidas al lado. El camarero también me trajo un plato de queso con algunos pequeños segmentos de fruta colocados alrededor. Estas golosinas, junto con el olor del océano y la suave brisa, serían más que suficientes para mí.

    Mi compadre, por otro lado, comenzó a intentar encantarlas y desarmarlas, y para mi asombro, lo hizo fácilmente. Tomó una tumbona y se sentó junto a ellas, charlando interminablemente sobre cosas mundanas que yo imaginé que harían a estas extremadamente elegibles mujeres llorar de aburrimiento, pero encontraron tales expresiones mundanas lo bastante convincentes como para escucharlo durante algún tiempo.

    Después de haber estado fuera del puerto un tiempo, el barco aminoró un poco la velocidad para que las dos mujeres en bikini pudieran darse un chapuzón en la corriente inusualmente cálida que aparentemente había estado fluyendo desde el sur. Uno de los miembros de la tripulación pudo conseguir un par de bañadores extra y mi compadre retozó en el agua con ellas. Para sorpresa de todos, dos delfines emergieron del agua de repente y comenzaron a chapotear alrededor del trío, creando una escena bastante memorable.

    Yo mismo detesto la pesca porque no soporto atormentar a un pobre animal que lucha por su vida. Si tuviera que creer firmemente en algún tipo de Dios, estoy seguro de que creería que una práctica tan bárbara como sofocar un pez hasta la muerte es pecado. La idea de sacar algún animal marino de su elemento para que no pueda respirar, es simplemente demasiado para que mi conciencia lo soporte. Sin embargo, dado que como pescado, confieso que alguien tiene que hacer el trabajo sucio de pescar; y hay que reconocer que si la pesca es una falta moral, yo soy parte de esa falta debido a mis hábitos carnívoros irremediables. Como resultado, nunca condeno a las personas por pescar ni les doy ningún sermón sobre mi desaprobación general de tal práctica, ya que yo mismo dependo de los pescadores para mis comidas. Por tanto, no pude objetar cuando, después de que el trío hubo completado su vigorizante baño, decidió dedicarse a la pesca deportiva.

    La tripulación tenía pesadas cañas de pescar en stock y proporcionó al trío con ellas y abundante cebo. El barco se fue a aguas más profundas y finalmente, cuando el sol comenzó a ponerse, mi compadre se enganchó, después de una batalla larga y agotadora y de muchos gritos y risas bulliciosas de la mayoría de los demás a bordo, una barracuda de tamaño mediano. Mi compadre posó con el pez mientras un miembro de la tripulación le tomaba una foto de pie entre las mujeres en bikini con su presa. Estaba quemado por el sol y mojado.

    Cuando el barco giró para hacer el largo viaje de regreso a la costa, mi compadre y las dos mujeres en bikini aparentemente se habían escapado a un camarote. Solo puedo estremecerme al imaginar lo que podría haber sucedido allí. En cualquier caso, mi compadre tuvo la amabilidad de no obsequiarme con los detalles de ese incidente cuando desembarcamos poco después del anochecer.

    Nos invitaron a pasar la noche en ese enorme barco, pero tanto mi compadre como yo estábamos ansiosos por llegar a nuestras familiares camas y descansar bien antes de nuestra velada con Salomón la noche siguiente.

Capítulo 12

    Los profetas de la antigüedad te dijeron que obedecieras a la autoridad por motivos morales. Pero ¿de verdad puedes encontrar alguna autoridad moral a tu alrededor ahora? Hay poder, seguro, pero ¿cuán moral es ese poder?

    Si debes obedecer a alguien por miedo, que así sea; pero conoce la diferencia entre el miedo y tus propias convicciones. Guarda silencio si es necesario, pero no confundas ese silencio con humildad.

    Las Analectas de Salomón Wedge [40]

***

    El café Le Pain Quotidien estaba lleno. Cerca de la parte de atrás había un elevador portátil de unos quince centímetros de alto instalado temporalmente para que todos pudieran ver a Salomón y sus invitados, siendo esos invitados mi compadre y yo. Prácticamente todos los asistentes eran alumnos de Salomón. Los forasteros y los trolls de los medios de comunicación no pudieron ingresar porque la capacidad legal de la sala ya se había excedido y la administración era estricta en cuanto a adherirse a las regulaciones del código de incendios. Por tanto, se nos presentó una habitación absolutamente llena por dentro y almas curiosas paseando de un lado a otro por fuera.

    Mientras deambulamos vacilantes a través de Fashion Island hacia la puerta principal del café, fuimos vistos de inmediato. Los ayudantes de Salomón nos apresuraron hasta el escenario y nos sentaron allí, dejando una de las tres sillas vacías, presumiblemente para que Salomón la ocupe cuando fuera el momento adecuado. Alguien había instalado focos suaves para crear un brillo cálido alrededor del escenario y, a medida que se acercaba el comienzo del evento, la iluminación de la pista alrededor del café se atenuó.

    Regularmente, me opondría a que me pusieran en un escenario y me hicieran el centro de atención en algún tipo de ceremonia que aumentaría el prestigio de algún culto. Sin embargo, estaba dispuesto a dejar de lado todos y cada uno de los escrúpulos simplemente para tener el derecho de jactarme de decir que había pasado por todas las ceremonias requeridas y me había sometido a todas las pruebas elaboradas involucradas para finalmente llegar al fondo de toda esta iniciación de Salomón Wedge. Mi actitud fue como la del estudiante universitario al que no le importa nada la academia pero quiere decir que superó el plan de estudios y obtuvo su título. Vi esto como simplemente un obstáculo social más que superar para silenciar a cualquier crítico que pudiera afirmar que no completé todo el plan de estudios del Condado de Orange. [41]

    Mientras mi compadre y yo nos quedábamos allí bajo los suaves focos sintiéndonos tontos, un locutor se acercó a un micrófono colocado en el suelo justo debajo de la plataforma. Dio la bienvenida a todos al evento esa noche y habló en términos bastante aduladores sobre las experiencias de cambio de paradigma que tantos asistentes habían informado después de interactuar con Salomón Wedge. Se mencionaron varios nombres de veteranos en referencia a ciertos actos públicos y otros logros notables. Se produjeron numerosos aplausos tras el anuncio de este o aquel servicio público realizado por varias personas del público. Y, para agregar a la naturaleza generalmente tediosa de la introducción a este evento, ciertos problemas de organización y ciertos asuntos logísticos mundanos se trataron con molestos detalles. Pero nada de esto me disuadiría, ya que me complacía estar a punto de ver otra tarea en la vida hasta su conclusión lógica. Estaba, para decirlo con bastante claridad, a punto de completar otro trabajo, otra tarea, y eso fue lo bastante bueno para mí.

    Francamente, había perdido la noción de lo que decía el orador cuando de repente se produjo una ronda de aplausos más entusiasta. Por fin se abrió una puerta del área de la cocina, y salió Salomón Wedge, vestido con el mismo suéter blanco de cuello alto con el que lo había visto cuando miré la foto enmarcada en la oficina del detective de Santa Ana. De nuevo apareció esa misma serenidad de otro mundo, ese cabello blanco, esos ojos claros y pacíficos. Finalmente, ocupó la silla junto a mí y mi compadre en el escenario.

    El aplauso se prolongó durante algún tiempo, durante el cual sonrió ampliamente a la multitud, a veces reservando una sonrisa especial y un saludo amable para ciertas personas con las que aparentemente había estado cerca durante mucho tiempo. Mientras continuaban los aplausos, varios miembros de la audiencia que aparentemente tenían más libertades que otros, se acercaron y le dieron a Salomón un cálido abrazo. Pero esta escena también pasó en el tiempo, y por fin la habitación quedó en completo silencio.

***

    A su debido tiempo, la mirada de Salomón se posó sobre mí y dijo: "Espero la enseñanza."

    Confundido por esto, respondí: "Lo siento, señor, pero tenía entendido que usted nos entregaría a todos una enseñanza que cambiaría nuestras vidas."

    "Sí, de hecho, esta noche debe suceder algo que cambie mi vida, pero esa transformación no se logrará impartiendo yo enseñanza alguna, sino instruyéndome tú. Yo soy, buenos amigos, solo un estudiante; y son los así llamados alumnos, de hecho, mis profesores. Son ellos los que emprenden accidentados viajes y vuelven a mí para informarme de cómo es realmente el mundo, cuál es la esencia de la vida. Eso es lo único que he estado viviendo porque, por el momento, cada uno de mis estudiantes completa una estadía y viene a enseñarme todas las cosas que han aprendido en ese viaje. A ellos los considero, señores, los grandes maestros. Soy yo, siempre hambriento de la enseñanza, quien envía estudiantes en grandes aventuras para que yo pueda beneficiarme de toda la sabiduría que han obtenido de sus vagabundeos. No estamos aquí esta noche para que yo imparta una enseñanza, sino que estamos aquí esta noche para que tú nos enseñes la tuya. Después de todo, sois los que han pasado por mucho más que nosotros en estos últimos días, por lo que, con razón, nos remitimos a ti para conocer las últimas novedades sobre el tejido de nuestro mundo."

    Después de un estupefacto momento de silencio, recuperé la orientación y respondí: "No soy de los que podrían pronunciar tal discurso. El papel del gurú es uno que siempre he desdeñado y evitado. Lamento decepcionarte a ti y a tu gente, pero no puedo preparar un sermón en este momento. Pero tengo una pregunta para ti."

    "Por favor, pregúntala," dijo Salomón Wedge con seriedad.

    "¿No eran la mayoría de las cosas que experimentamos en este extraño viaje una especie de alucinación, una especie de ilusión, el resultado de una sugestión hipnótica? Después de todo," dije, "si volviera por Harbor Boulevard, la mayoría de las cosas que vi no volverían a aparecer ante mí, ¿verdad? Entonces, en verdad, ¿estaría en lo cierto al concluir que lo que experimenté no fue más que una enfermedad mental temporal?"

    "Entiendo tu pregunta," dijo Salomón Wedge, "pero sinceramente no he podido responder esa pregunta, no solo en tu caso, sino en los casos de la mayoría de las personas que han emprendido ese viaje. Solo puedo decir que experiencias como la suya no son infrecuentes y que me fomo muy en serio el testimonio de todos los que se presentan ante nosotros. Hemos aprendido tanto de estos testimonios a lo largo de los años que me inclino a creer en esos testimonios, pero ten la seguridad de que no insisto en que todos estén de acuerdo con nosotros respecto a nuestra propensión de otorgar un gran respeto a cada narrador."

    "Entonces," concluí, "¿no se ofenderá si le pido que me disculpe de asumir el papel de bardo o profeta?"

    "Ciertamente," dijo Salomón con una calidez indulgente que sólo se sumó a mi culpa y vergüenza por no estar a la altura de la tarea de dar a la audiencia lo que querían.

    Salomón Wedge, entonces, con una gentileza que era casi confusa, se volvió hacia mi compadre y dijo: "A menos que tengas algo que agregar, estamos preparados para concluir nuestra reunión. No es necesario que nadie comparta ninguna parte de su historia que no quiera."

    Sin embargo, resultó que mi compadre indicó que nuestro viaje por Harbor Boulevard había solidificado muchas ideas que habían estado rumiando en el fondo de su mente durante algún tiempo, y pidió permiso para ventilarlas por completo si la audiencia, y Salomón, estaban tan inclinados a escucharlo.

    Salomón señaló: "No hay mayor propósito que tenemos aquí que aprender de los estudiantes. ¿Qué hay en el mundo que pudiera agregar a la gloriosa experiencia que has vivido?"

***

    Con respecto a la extraña experiencia de los OVNIs en Rowland Heights, mi compadre señaló que, como se afirma en el Sutra del Loto, hay innumerables billones de budas y billones de entidades en mundos más numerosos que los granos de arena del río Ganges.

    Yo no había sabido que mi compadre hubiese estudiado sutras, por lo que estaba un poco desconcertado.

    Además, señaló que sus experiencias en la vasta catedral de La Habra le recordaron las proclamas del Evangelio de Mateo en las que se decía que las almas que buscaban se elevaban a una gloria impensable si se sometían a la voluntad de Dios.

    Puesto que mi compadre nunca había indicado creer en Dios, esto me confundió mucho.

    Además, dijo que los grandes centros comerciales del condado de Orange se comparaban con la corriente continua de tentaciones materialistas que atraían a todos los seres humanos a estados de locura, y señaló que el Sutra del Diamante indica que todos los fenómenos son irreales en sí mismos pero comparados con meros nombres. que se desvanecen en el vacío.

    Yo no había tenido idea de que mi compadre hubiese contemplado alguna vez algo tan mórbido como el vacío, por lo que podrás imaginar mi sorpresa al oírle decir esas cosas.

    En cuanto a la vasta universidad que habíamos visitado, proclamó, refiriéndose a los supuestos dichos de Lao Tsu en el Tao Te Ching, que todo el aprendizaje humano no es más que trabajo, sufrimiento y complicación innecesaria.

    "¿Desde cuándo este hombre era taoísta?" fue mi pensamiento para mí mismo mientras miraba.

    Con respecto a la desaparición de Anaheim y la repentina aparición de New Black Rock City, habló elocuentemente sobre los mandatos del Buda de reconocer la naturaleza pasajera de todas las cosas compuestas y el origen interdependiente de cada forma existente.

    "¿Qué diantres?" Pensé.

    Con gran detalle, enseñó que la violencia que habíamos visto en Garden Grove, y las situaciones fuera de control que encontramos allí, recordaban las doctrinas de la impermanencia que tanto Shinran Shonin como Rennyo Shonin enseñaron extensamente. Y mi compadre divagó sobre la efervescencia de la vida humana y la necesidad de que cada uno comprenda la fragilidad de nuestra situación y reconozca el precioso don de nacer en forma humana.

    Seguí mirando en silencio.

    En referencia a que nos arrestaron y me identificaron falsamente como un criminal, mi compadre nos ordenó que no nos moviéramos por el elogio humano o la culpa social, sino que siempre tuviéramos en cuenta que los santos y los sabios de todas las religiones habían soportado una persecución injusta..

    ¿Cómo podría yo siquiera responder a algo así?

    En cuanto a los incendios e inundaciones de Santa Ana, mi compadre de viaje nos imploró, de la manera que dijo que podría haber hecho Dogen Zenji, que estuviéramos preparados para ver la pérdida de cualquier cosa en esta encarnación como el mero tirar a la basura tanta suciedad.

    El sermón continuó de esta manera durante más de media hora. El sudor me corría por la frente mientras todos me miraban como si yo fuera igualmente responsable de un discurso tan confuso. Y aunque me impresionó el discurso articulado y de gran alcance de mi compadre, mi deseo era salir de allí lo antes posible.

    Y, para mi gran alivio, después de unos treinta minutos, mi compadre concluyó su tratado entre muchos aplausos y vítores de la audiencia.

    Después de que mi compadre dejara de hablar y los aplausos se desvanecieran, Salomón nos miró a los dos en perfecto silencio durante un período de tiempo bastante inquietante, pareciendo igualmente complacido con mi silencio y la elocuencia de mi compadre. Sonrió ampliamente.

    Entonces, como movido por una fuerza invisible, Salomón se levantó con decisión y abandonó el escenario.

FIN

Notas del Autor

    1. El "gran imán" es un concepto de la canción Constant Craving por K. D. Lang.

    2. Aquí se intenta relacionar el concepto de Motor inmóvil de Aristóteles, que es lo más parecido en su filosofía a un Dios impersonal. (También creo que este es el gran imán mencionado en la nota 1.)

    3. La línea "solo te saluda al final del camino" es una paráfrasis de uno de los intentos de Nisirgaddata Maharaj de explicar la naturaleza del yo definitivo. Nunca estuvo de acuerdo con ninguna glorificación de los conceptos de Aristóteles, pero me gustó tanto la frase que la incluí, sin duda, fuera de contexto.

    4. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 1: 1-7.

    5. Esto es simplemente una lista de mis ciudades favoritas.

    6. El pasaje que se está reescribiendo, (ver nota 7), es mucho más severo que el que se presenta aquí. Es probable que esto sea siempre cierto a medida que trabajamos en nuestro camino a través de estos pasajes atribuidos al Rey Salomón.

    7. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 1: 8-11.

    8. Antes de escribir la narrativa de este capítulo, escribí una especie de poema en prosa de un solo párrafo que llega al corazón de lo que estoy tratando de comunicar sobre mis propias caminatas por la calle en cuestión:

    Harbor Boulevard siempre ganará al final porque ha vuelto a las leyes absurdas de la naturaleza, habiendo alcanzado una apoteosis inversa y abandonado el reino de la ley humana hace mucho tiempo. A los efectos de la percepción ordinaria, las personas parecen estar a cargo de lo que sucede a lo largo de Harbor Boulevard, pero no lo han estado durante décadas. Nunca podrás vencer su inhumana desolación ni sentarte a juzgar por encima de ella y declararla completamente muerta. Si intentas dominarlo, serás derrotado. Como los dragones de la mitología oriental, conserva su propia dignidad y poder. Si intentas combatirlo, solo te agotarás y exasperarás. La única forma de ser uno con él es caminar con dificultad, con los ojos bien abiertos, hasta que Harbor Boulevard le otorgue algo de gracia. No hay otra manera que dejar ir todos tus deseos y esperar hasta que llegue la revelación.

    9. Se informa que El Rey Salomón dijo en Eclesiastés 1:12: "Yo, el Maestro, fui rey sobre Israel en Jerusalén".

    10. Somerset Maugham dijo aproximadamente en una de sus historias que el protagonista tropezó con una biblioteca, "llena de libros que me gustaría leer si la vida durara diez mil años".

    11. En la canción The Dark Side of The Moon [NdT: el lado oscuro de la Luna] de Pink Floyd, aparece una línea: «Enredas y desperdicias las horas de un modo casual», que inspiró una línea similar en esta historia.

    12. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 1: 12-18.

    13. Realmente alquilé un coche y conduje hasta Roswell, Nuevo México, desde California. Al entrar a la calle principal, vi un gran cartel con letras enormes en una ventana que decía: "¡Los OVNIs son reales!" Este mismo lema se puede ver en las pegatinas de los parachoques que, incluso ahora, están a la venta en Internet. También fui a la librería y al museo que se centra en OVNIs, extraterrestres y fenómenos relacionados, la misma organización que todavía vende las pegatinas antes mencionadas. El hecho de que la "ufología" sea una religión viva en este país me quedó palpable después de ir a Roswell.

    Además, yo tenía un vecino en Fullerton que nos presentó a mí y a mi ex esposa la escritura de Urantia, un libro que aparentemente era tan largo como la Biblia. Este vecino fue uno de los primeros creyentes verdaderos que yo conocería en mi vida. Lamentablemente, mis amistades terminaron por no aceptar la religión OVNI ni mi insistencia en que la gente dejara de intentar convertirme a ella.

    A pesar de lo anterior, tuve un avistamiento inexplicable que sigue sin resolverse. Habiendo tenido graves problemas psicológicos a lo largo de mi vida, no puedo decir si ese fenómeno visual fue una especie de alucinación, una verdadera ilusión óptica o una experiencia mucho más preocupante. Siendo una persona religiosa bastante agnóstica, simplemente dejo el asunto sin resolver. Sin embargo, mi opinión principal es que, a pesar de mi experiencia, la religión OVNI es una especie de locura (esa opinión está sujeta a cambios en caso de que aparezcan más pruebas).

    14. A lo largo de mi vida, los agentes de policía a menudo han llegado al lugar de ciertas emergencias provocadas por mi mal juicio y, a menudo, han llegado antes que los trabajadores médicos de emergencia. En tales situaciones, tenían que ser, simultáneamente, personal de aplicación de la ley, trabajadores sociales psiquiátricos y diagnosticadores médicos aficionados. Sin tal versátil servicio más allá del deber, yo habría perecido en más de una ocasión. Por lo tanto, los oficiales no solo vinieron a rescatarme, sino también a sacarme a salvo de allí y asegurarse de que recibiera la atención que necesitaba. De hecho, a menudo llegaban a extremos que ponían en peligro la vida para sacarme de situaciones que podrían ser un tema para algún libro futuro.

    No soy un hombre sano y solo he dejado de lado la toma de riesgos extremos hace varios años, dándome cuenta de que ese estilo de vida simplemente no podría continuar hasta mi vejez. En estos días, no hay más episodios de este tipo, pero fueron lo suficientemente frecuentes antes de que mis psiquiatras y psicólogos pudieran convencerme de vivir de una manera más racional. Además, si todos estos oficiales no hubieran decidido ver mi caso de manera caritativa, no se puede imaginar cuántas décadas habría pasado en algún tipo de entorno institucional.

    15. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 2: 1-11.

    16. Después de revisar esta sección de la carretera en la opción de vista de la calle de Google Maps, me di cuenta de que es posible que nunca haya caminado algunas partes de Harbor Boulevard entre Rowland Heights e Imperial Highway. Recuerdo haber caminado el tramo de la carretera entre Imperial Highway y Costa Mesa, pero tal vez hubo algunas cuadras que descuidé antes de eso. Gran parte del paisaje, tal como está, me parece desconocido, lo que significa que yo mismo no estoy seguro de haber completado la búsqueda completa que describe este libro, lo que podría agregar otra capa de especulación al proyecto. Alternativamente, tal vez caminé por ese segmento de la carretera y ahora no lo reconozco debido al paisaje en constante cambio y las eternas rondas de construcción, demolición y remodelación que se llevan a cabo allí.

    17. Patton State Hospital es el centro "casi sin esperanza" para los casos psiquiátricos más extremadamente difíciles del sur de California. Es para aquellos cuyo estado de ser es tal que ya no pueden cuidarse a sí mismos con seguridad o para aquellos que fácilmente podrían caer en la actividad delictiva por falta de la facilidad para juzgar adecuadamente en materia de interacción social. Su equivalente en Nueva York sería Bellevue; y un lugar similar en el norte de California sería la instalación en Napa.

    18. Debo confesar que yo mismo hice una excursión de cinco años al mundo del fundamentalismo, el revitalismo y el intento de hacer milagros. Si bien asistí con mayor frecuencia a iglesias protestantes pequeñas o medianas, hubo muchas incursiones a las primeras megaiglesias como Melodyland en Anaheim y Calvary Chapel en Costa Mesa. Otras grandes iglesias como la Iglesia Evangélica Libre de Fullerton y la Catedral de Cristal de Garden Grove también ejercieron una influencia sobre mi imaginación. Y además, hasta el día de hoy, a veces sigo participando en el "placer culpable" de ver videos de los servicios de la Iglesia Bethel en Redding, California y la Iglesia Hillsong en Sydney, Australia.

    19. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 2: 12-16.

    20. Las personas familiarizadas con la historia de mi vida saben muy bien que no podría haber sobrevivido sin amigas y amantes. Francamente, cualquier peso que yo mantenga por encima de la emaciación se puede atribuir a sus gracias. Solo he sido autosuficiente quizás la mitad de mi vida. La otra mitad fue financiada por clientes que creyeron en mi viaje. Si me viera obligado a enfrentar la fuerza contundente del mundo competitivo solo, seguramente habría perecido a una edad muy temprana.

    21. Estas descripciones exageradas se extrajeron de las percepciones infladas de los centros comerciales con los que crecí, y estos centros comerciales se hicieron realidad en las décadas de 1970 y 1980 en el condado de Orange. Algunos de los que me gustaron fueron The Brea Mall, en Brea, The Mall of Orange, en Orange y The City en Garden Grove, respectivamente.

    Más tarde me impresionaría Horton Plaza en San Diego, The Great Mall en Milpitas y también, en mi opinión, el centro comercial más grande del mundo, The West Edmonton Mall.

    He estado en todos los centros comerciales de arriba. Pero no vale la pena que otras ideas de este capítulo provengan de centros comerciales en los que aún no he estado, pero sobre los que he leído, como The Mall of The Americas en Minnesota y The Mall of The Emirates en Dubai. (Estos dos últimos afirman ser tan grandes, o más grandes, que el de West Edmonton, pero no estoy convencido de esto).

    En cualquier caso, la descripción del centro comercial en la historia es un intento de fusionar todo lo anterior.

    Además, inventé la ruta del tren dentro del centro comercial en la historia porque un centro comercial con una ruta circular alrededor sigue siendo una fantasía mía.

    También es relevante que Fashion Island, el centro comercial que alberga Le Pain Quotidien, en Newport Beach, California, es un centro comercial al que he pasado décadas visitando una y otra vez. Este café en Fashion Island es el telón de fondo de la última escena de la novela.

    22. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 2: 17-24.

    23. Tengo dos títulos de Filosofía. Uno es un título de asociado en artes de dos años de lo que entonces se llamaba Fullerton Junior College, y el otro es una licenciatura de la Universidad Estatal de California en Fullerton. Asistí a varias otras universidades para adquirir habilidades ocupacionales según fuera necesario, pero no obtuve ningún otro título.

    24. Uno de los intereses especiales del departamento de filosofía en el que estudié fue la Filosofía de la Mente, es decir, la discusión sobre qué es exactamente una mente y cómo se haría una mente, si pudiera hacerse artificialmente. Debido a que principios de la década de 1980 fue el comienzo de la investigación en inteligencia artificial, y debido a que la Universidad Estatal de California en Fullerton, tal vez debido a su proximidad a la industria aeroespacial, estaba investigando precisamente ese tema, nuestro departamento de filosofía a veces tenía la tarea de evaluar el progreso de la mentes que se producen en computadoras. Esto precipitó un extraño intercambio de estudiantes, los estudiantes de ingeniería fueron enviados a estudiar filosofía y los estudiantes de filosofía fueron enviados a trabajar con computadoras en el departamento de ingeniería.

    De alguna manera se decidió con razón que tenía la capacidad para trabajar tanto con computadoras como con filosofía, por lo que me vieron en los laboratorios de computación tratando de hablar con las computadoras mientras trabajaba con mis débiles habilidades de programación en las máquinas de tarjetas perforadas de Fortran. Las computadoras ya estaban sorprendentemente avanzadas; y una de esas computadoras me dijo cosas que "pensaba" sobre mi personalidad. Creo que fui una de las primeras personas en discutir con máquinas que me criticaban.

    Más adelante en la vida tuve un trabajo temporal en el que nuevamente tuve la tarea de intentar hablar con las máquinas y monitorear sus respuestas. (Corregir el mal inglés de estos programas de computadora fue mi tarea particular).

    Debido a esta exposición temprana, tenía plena confianza en que la inteligencia artificial evolucionaría más rápido de lo que pensaban la mayoría de las personas a mi alrededor.

    No vale la pena que a los estudiantes de ingeniería no les fue bien en las clases de filosofía avanzada, y varios se redujeron a lágrimas. En ese entonces, uno no podía arreglárselas en las clases de filosofía de la división superior simplemente estudiando la relatividad cultural, sino que también tenía que ser un estudiante de metodología científica de núcleo duro.

    25. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 3: 1-18.

    26. Cada pocos días de mi vida escucho de una persona que ha estado asistiendo al Hombre Ardiente (Burning Man) durante unos veinte años, y escribe poesía oral que documenta gran parte de esa experiencia durante sus dos décadas de peregrinaje allí.

    Dado que busqué una manera increíble de desplazar a Disneylandia y Anaheim, me decidí por el movimiento surrealista de simplemente borrar Anaheim y Disneylandia e incluso cortar temporalmente un segmento de la gran calle en sí, o más bien, cambiar la textura de la calle por completo. En este segmento, la calle vive conceptualmente bajo la arena.

    27. Ofrezco, como alimento para el pensamiento, algunas letras curiosas de la banda "America" ​​de su obra fundamental de pop-dadaísmo, A Horse With No Name:

    El océano es un desierto con su vida bajo tierra

    (The ocean is a desert with it's life underground)

    Debajo de las ciudades yace un corazón hecho de tierra

    (Under the cities lies a heart made of ground)

    La banda "America" ​​conocía bien el sur de California y lo recorría en coche con regularidad, como se indica en su canción Ventura Highway. No podían haber ignorado la propensión del sur de California a ser estéril, por un lado, y, cuando menos lo esperaba, cambiar la vida en su aspecto revelador.

    El líder de la banda, Dewey Bunnell, afirma no haber querido decir nada con la llamada libre asociación en sus canciones, y esto lo convierte en un poeta del lenguaje comprado autodeclaración. Pero la poesía del lenguaje siempre es sospechosa, ya que nadie que haya estado en psicoterapia durante mucho tiempo cree que incluso las llamadas cadenas de palabras "accidentales" realmente no tienen significado. (Y tener la intención de no significar nada cuando eres un letrista talentoso es como tener la intención de cantar mal si eres un cantante talentoso. No es tan fácil de hacer como parece, y generalmente algo se "traiciona" en el proceso).

    28. El Urban Dictionary online define «ponis chispeantes» como:

    "Chicas de hoy en día que se visten lindas y usan purpurina para llamar la atención. Dentro de la cultura del Hombre Ardiente (Burning Man), juegan a ser 'vulnerables' y 'sumisas' y difunden el 'amor y la luz' para ganar 'dones' y puntos de popularidad. Usan su "chispa" para evitar el trabajo forzado. Causar problemas es perjudicial para su supervivencia, por lo que evitan las tensiones sociales y se alejan al trote a los primeros signos de problemas. Obtienen lo que necesitan de quienes los rodean, por lo que no les gusta sacudir el barco. No tienen una orientación social o política. Son seguidoras, no líderes ".

    29. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 4: 1-13.

    30. Si bien siempre me han encantado los vientos de Santa Ana y me sentí regocijado por ellos, son peligrosos y a menudo se les culpa por los incendios forestales mortales y la destrucción de propiedades. Pueden representar graves riesgos para la salud en determinadas situaciones desafortunadas. Aun así, a menudo lo consideraba un día de suerte cuando podía, cuando era niño, salir y jugar en ese extraño clima.

    31. Yo vivía en Stanton y solía ir a la ciudad adyacente de Garden Grove ya los distritos centrales y occidentales de Anaheim. Mi tiempo en el oeste del condado de Orange duró aproximadamente desde 1967 hasta 1973. Probablemente también hubo un año allí donde viví en el centro de Anaheim, pero ese período de tiempo fue muy inestable y las fechas exactas de mi residencia siguen siendo inciertas.

    Durante gran parte de mi infancia, pude caminar hasta Disneylandia desde mi casa, y lo hacía a menudo. Iba con tanta frecuencia y las entradas eran tan económicas que funcionaba casi como una segunda casa.

    Gran parte de mi vida, a la edad de cinco años, fue supervisada por mí mismo, pues me daban la libertad de explorar las colinas de Corona desde la hora del desayuno hasta la hora de la cena.

    A la edad de siete años, me vi obligado a decidir con quién debía vivir. Los miembros de la familia se estaban dispersando y nadie iba a resolver el asunto por mí.

    Cuando cumplí ocho años, vivía mayoritariamente solo en una casa de tres dormitorios y deambulaba libremente por el oeste del condado de Orange. Para entonces había perdido a dos familias enteras, y mi padre estaba en gran parte ausente, quizás haciendo una breve aparición al final de la noche, o brevemente por la mañana, o algunas veces nunca. Afortunadamente, ya podía dedicarme a la preparación de alimentos rudimentarios, lavar mi propia ropa e incluso realizar tareas rudimentarias; así que básicamente viví como adulto en el verano antes de ingresar al cuarto grado.

    32. En ese momento, el centro del condado de Orange era como el salvaje oeste. El área de Garden Grove podría ser extremadamente violenta. Uno de mis amigos favoritos de la infancia fue asesinado a tiros a plena luz del día durante un robo en un supermercado frente a decenas de testigos. Mi propio campus de la Universidad Estatal de California en Fullerton tuvo un tiroteo masivo durante el día. Casi nadie se había enfrentado a personas con armas de fuego. Richard Ramírez, también conocido como el acosador nocturno, quizás uno de los asesinos en masa más famosos en la historia de Estados Unidos, también estaba acechando al Condado de Orange en ese entonces.

    Muchas personas parecían completamente compuestas durante todo esto y apenas parecían recordar la violencia con la que vivíamos, pero yo estaba cada vez más traumatizado a medida que estas cosas se desarrollaban a mi alrededor en lo que parecía ser una base continua. Muchos de nosotros llevábamos armas y yo era una de esas personas. La policía, que estaba completamente superada en número y con frecuencia en armas, estaba al borde de la indefensión, por lo que a menudo les daba a los ciudadanos comunes un pase libre por estar armados ilegalmente, ya que sabían que prácticamente no había virtualmente nadie para proteger a las personas promedio.

    33. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 5: 1-20.

    34. Tuve la desgracia, varias veces, de estar en posiciones, a veces en el trabajo, donde los policías sacaron sus armas y amenazaron con disparar y matar a un sospechoso justo delante de mí.

    Dos rivales del tráfico de drogas tuvieron una discusión justo afuera del apartamento de San Francisco en el que vivía en ese momento. Uno de ellos sacó una pistola y disparó una bala que no alcanzó a su rival, pero logró golpear la pared a solo unos metros por encima de mi cama. Mi nueva novia y yo estábamos tratando de descansar un poco cuando nuestra tranquilidad fue interrumpida por una persona gritando: "¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!" Esto fue seguido por una explosión de arma, que fue seguida por la rápida aparición de la policía.

    La violencia me siguió desde el condado de Orange hasta San Francisco, que, poco después de mudarme allí, estalló en una ola de crímenes, y esto, a su vez, resultó en que yo volviera a estar presente durante muchos incidentes en los que la policía se presentaba con armas en la mano.

    35. Nunca me han arrestado, registrado, acusado de un delito ni procesado formalmente. Esto es notable, dada mi inclinación a ser detenido, interrogado, detenido, puesto bajo custodia, terminar en la parte trasera de los coches patrulla, etc. Nunca he conocido a nadie que haya tenido tantos enfrentamientos con la ley sin que él mismo haya sido objeto de juicios civiles o enjuiciamientos penales.

    36. Habiendo nacido con paladar hendido severo y labio leporino, tuve la suerte de contar con los mejores cirujanos que tenían en ese momento. Aun así, la cicatriz de mi labio leporino todavía es muy notoria para algunas personas.

    Por el contrario, y para mi sorpresa, mucha gente me mira con extrañeza cuando hablo de las tribulaciones de vivir con las complicaciones médicas que acompañan a mi caso de paladar hendido bastante severo. Algunas personas afirman no notar nada inusual en mi rostro, y otras dicen que piensan que la cicatriz se debe a una lesión de boxeo o un accidente automovilístico o alguna otra causa común.

    37. Estas citas son una especie de pastiche de citas semiexactas tomadas de varios videos diferentes de charlas dadas por el difunto U. G. Krishnamurti (que no debe confundirse con el más serio J. Krishnamurti). Los dos Krishnamurti se conocían desde su juventud, pero U. G. Krishnamurti siempre fue escéptico de su rival y tendía a hacerle pasar un mal rato cuando se conocían.

    38. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 6: 1-12.

    39. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 7: 1-29.

    40. Mira el Libro de Eclesiastés del Rey Salomón 8: 1-16.

Comentario del Autor

    Los componentes básicos de esta historia son bastante simples y sencillos. Es abiertamente una fusión de cuatro elementos principales, los primeros tres de los cuales son: El Libro de Eclesiastés, un libro de las escrituras judías atribuido al propio El Rey Salomón; Heart of Darkness y The Secret Sharer de Joseph Conrad; y mis propias cavilaciones autobiográficas y ficticias sobre la gran calle en sí, una calle que he explorado, visitado o vivido cerca, de vez en cuando, durante medio siglo. El cuarto elemento de "construcción" que se incluyó en la construcción de este libro es la inspiración que extraje de la película Slacker, la obra maestra de Richard Linklater.

    El extenso Harbor Boulevard es un símbolo del interminable río Congo. Uno es un río de agua incomprensible, el otro un río de automóviles aparentemente inagotable.

    Salomón Wedge ocupa simbólicamente la posición de Kurtz en The Heart of Darkness, una persona con la que no es fácil reunirse, pero cuya influencia se siente todo río abajo, una persona obviamente objeto de una especie de culto a la personalidad. Desde la distancia, esta persona parece alguien que podría ser arrogante y exigente y aparentemente indigno de grados desmesurados de autoridad, pero que de alguna manera se le permite permanecer al mando de todos modos.

    Los narradores de ambas historias son agnósticos clásicos, no solo en el sentido religioso, sino en el sentido de la experiencia, personas siempre escépticas pero dispuestas a hacer todo lo posible para saberlo con certeza, personas que están más que profundamente molestas por ser sometidas a ritmos elaborados. sobre algo que probablemente no es real, pero que, al final, cumple con cualquier protocolo para llevar una tarea hasta su conclusión lógica.

    La gente a lo largo de la ruta comparte una frustrante falta de voluntad para cuestionar a Salomón. Y, a pesar de sus diferencias radicales, estas personas parecen compartir un conjunto de presunciones inconscientemente conformistas sobre Salomón a pesar del hecho de que sólo unos pocos parecen llegar a conocerlo en persona. Solo un adolescente insolente se muestra abiertamente crítico.

    Los crédulos amigos de los protagonistas se encuentran entre los pocos afortunados que afirman haber conocido al hombre. El acercamiento confiado de los amigos al asunto de Salomón juega con el ego del protagonista principal, obligándolo más o menos a emprender el viaje, ya que no ir equivaldría a negarse a actuar por un desafío.

    La historia también presenta una molesta técnica empleada tanto por Charles Schulz en los dibujos animados de Peanuts como por el equipo de redacción de Richard Levinson y William Link, los creadores del perfil del personaje del detective Colombo en la serie de televisión Colombo, interpretado por Peter Falk. Tanto en Peanuts como en Colombo, la audiencia es referida repetidamente a un personaje, o personajes, a los que nunca se nos permite oiiir directamente. Además, estos personajes ni siquiera reciben una descripción física satisfactoria. Regularmente se nos recuerda que Charlie Brown está hablando con los maestros y los padres de la escuela, pero nunca se nos permite ver a los maestros o los padres ni conocer detalles clave sobre ellos. De la misma manera, nunca se permite ver a la esposa de Columbo, aunque su existencia, e incluso su aportación a la vida de Columbo, siguen siendo una característica habitual en la historia de toda la serie.

    Por lo tanto, en Harbor Boulevard el narrador nos dice que viene un compadre, pero nunca oímos una cita directa de esa persona, y esa persona nunca entra en el proceso del verdadero diálogo. Si el compadre dice algo importante, el narrador nos lo dice, pero nunca se nos permite oiiirle a través de un comentario con citas a su alrededor. El compadre nunca llega a decir sus propias líneas y ni siquiera se nos permite saber el color de su cabello. Nos queda especular si es bajo y gordo o delgado y alto. El compadre siempre está ahí y aprendemos cosas sobre él de segunda mano, y sin embargo, nunca estamos seguros de conocerlo por completo. Incluso si el compadre rompe en un monólogo, solo se nos permite obtener un resumen del monólogo del protagonista principal.

    Los lugares de la historia y las personas en esos lugares, que sirven como faros en el camino, suelen ser lugares compuestos extraídos de múltiples lugares que cobraron gran importancia en mi autobiografía personal y en la cultura en cuestión.

    A lo largo del camino, creo lugares que son una fusión del mundo real y el mundo imaginario, pero la realidad misma, en cierto sentido, proporciona el timón. La mayoría de los elementos de este cuento no están muy lejos de la verdad desde un punto de vista emocional y experiencial, incluso si son fácticamente falsos. La fantasía pura, del tipo que se encuentra en la ficción de género, tiene poco interés para el autor como lector o escritor. La exageración se emplea, por supuesto, en la mayoría de los casos, pero el propósito no es engañar, sino exponer más profundamente.

    Los protagonistas se encuentran con hostilidad o enfrentan ataques de vez en cuando mientras continúan por Harbor Boulevard, y estos ataques se comparan con los indígenas que atacan el barco de vapor en Heart of Darkness desde las orillas del río Congo, haciendo así el intento de finalmente reunirse con Kurtz es aún más difícil. En lugar de enfrentarse a flechas o lanzas, se enfrentan a otras formas de asalto, pero todas estas cosas solo están ahí como dispositivos para aumentar las dificultades de los rigores que nuestros viajeros deben enfrentar en su terrible experiencia.

    Como se señaló anteriormente, las personas que aparecen en este cuento son, como es típico en mis obras, compuestos de personas cuyos rasgos, creencias y rarezas moldearon mi sentido deformado del viaje humano, cada uno de ellos existente más allá del alcance de nuestros juicios morales o evaluaciones psicológicas. El existencialista sartriano podría señalar que un ser humano está, por definición, en movimiento, y aunque su proyecto puede o no ser de mala fe, aún así, el proyecto en sí no puede existir nunca como un hecho completo, no durante la vida de el humano en cuestión. Y, como podría señalar Joseph Campbell, si la vida de una persona es arquetípica, la realidad de la misma nunca puede ser conocida o arreglada de manera concluyente de una manera limpia o clara. Marlowe llegó a saberlo buscando a Kurtz, quien, al final, pasó muy poco tiempo con él al igual que Salomón pasa muy poco tiempo con nuestros protagonistas. Salomón y Kurtz nos atraen, nos arrastran río abajo, incluso cuando el río mismo se vuelve absurdo. No es que Kurtz o Salomón fueran deliberadamente taciturnos o evasivos en su discurso, sino que hablaron de manera más elaborada a través de las misiones que inspiraron.

    Además, siempre he querido escribir algún tipo de tributo indirecto a Slacker de Richard Linklater. Cualquiera que hubiera estado tanto en el condado de Orange como en Texas en la década de 1980 no habriiia podido evitar ver cierta superposición cultural. Muchos de los mismos tipos de personas peculiares habitaban en ambos lugares, y muchos contaban los mismos tipos de historias y predicaban los mismos tipos de doctrinas. Y aunque este libro busca crear un desfile de personajes culturalmente simbólicos, no buscará duplicar el dispositivo magistral de Linklater de cambiar continuamente a los protagonistas dentro de la historia. Y así, en mi historia, los protagonistas siguen siendo los mismos, pero la rotación de personas arquetípicas sigue siendo una constante. Si fuera un poema, se podría considerar como una lista de poemas.

    Para reducir la naturaleza caótica de este texto, he usado asteriscos en gran medida para separar los dichos de Salomón Wedge en cursiva del texto narrativo principal; y he agregado un uso adicional de asteriscos para separar la narración en tiempo pasado del narrador de su narración en tiempo presente.

    Debido a que tomo prestado mucho de otras fuentes escritas, y debido a que mi estilo de escritura de ficción se basa tanto en elementos autobiográficos identificables (muchos de los cuales me han pedido que los discuta más a fondo), decidí incluir un conjunto de notas numeradas junto con esta franqueza. discusión de cómo este proyecto fue diseñado y construido. Y debido a que mis textos están diseñados principalmente para el consumo de libros electrónicos, he decidido usar números entre paréntesis en lugar de notas al pie de subíndice para indicar que hay información adicional disponible en la parte posterior del libro. Si bien este tipo de referenciación de notas puede parecer engorroso en el formato de un libro de bolsillo, hará que el texto fluya con mayor fluidez en todos los demás formatos. (Si las editoriales subsiguientes alguna vez emprenden el proyecto de reeditar este libro, entonces tal vez se disponga de tiempo y recursos para producir versiones más agradables a la vista en todos los formatos).

    También vale la pena señalar algo más sobre el narrador de esta historia. Si bien su personalidad obviamente se superpone con la mía, hay una cierta, como han dicho los críticos, la tendencia moralizante es mi personalidad real. No pocas personas se han confundido al conocerme al descubrir que no estoy a la altura de la imagen del hombre descarado y severo que a veces retrato en público. Mi actuación, por así decirlo, exagera, hasta cierto punto, la realidad de mi día a día. Por lo tanto, importé descaradamente algunos de los aspectos más despiadados de Charles Arrowby, el protagonista de The Sea The Sea de Iris Murdoch.

    Murdoch describió a Arrowby con ese toque extra de verdadera maldad del que admito que tengo bastante envidia. Al no haber sido capaz de liberarme, por así decirlo, del bienhechor neurótico interior, robé abiertamente rasgos que admiraba vergonzosamente en Arrowby, que llevaba a cabo cosas y tenía pensamientos, confieso que desearía tenerlos. Y también, Arrowby tiene, además de su franca culpabilidad, un grado de pura honestidad hacia el lector que a veces me falta. Así que robé un poco de su franqueza y franqueza hacia el lector, aunque a veces esa franqueza y franqueza estaban más dirigidas hacia el lector que hacia los otros personajes de la historia hacia los que a menudo podía parecer distante, arrogante o no íntimo.

    A medida que avanza la historia, el compadre resulta ser análogo al nadador fugitivo en The Secret Sharer, una novela corta que a menudo se combina con Heart of Darkness en formato de bolsillo. Realmente es un alter ego que vive las cosas que nuestro narrador es incapaz de representar. El narrador, que parece empezar a faltarle el respeto a su pareja, finalmente llega a admitir que tiene suerte de tener una compañera así; y es el compadre el que parece estar plenamente vivo, el que proporciona al narrador una ventana indirecta hacia la verdadera experiencia.

    Salomón Wedge finalmente es pintado como una persona tolerante y amorosa que, cuando te encuentras con él, no muestra nada más que gentileza. Pero dado que se sospecha que, a medida que se desarrolla la historia, es de alguna manera todopoderoso, su disposición moral final se vuelve cuestionable.

    Al igual que el Dios del judaísmo, Salomón parece presidir un mundo que continuamente atormenta y desorienta a la gente, aunque aparentemente podría hacer arreglos para que aquellos bajo su dominio lo pasen bien. Lo que el pequeño Salomón dice al final de la historia parece implicar que solo una historia llena de rigores proporciona una vida verdaderamente rica. Para volver a referirnos nuevamente a las doctrinas de Campbell: si el héroe no pasa por una prueba, ¿qué historia tiene y qué historia tiene una cultura? Si el universo, como sospecha Alan Watts, es una obra literaria escrita por Dios, entonces Él, si es algún tipo de escritor, tendrá que introducir ordalías en la trama. Y así Salomón, aunque nunca confiesa poderes sobrenaturales, debe ser sospechoso de tener esa naturaleza dual que tienen todos los dioses y semidioses, y por lo tanto, quizás tengamos justificación para amarlo y denostarlo.